Tema 11 Internacional

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

TEMA 11

LOS BIENES Y LA FORMA DE LOS ACTOS EN EL MARCO DEL DERECHO INTERNACIONAL


PRIVADO

Los Bienes: Ley Aplicable y Conflictos Móviles

Los bienes admiten, entre otras, la clasificación entre bienes inmuebles y bienes
muebles. Con relación a los inmuebles no presentan dificultad alguna, su situación es
algo simple y fácil de determinar. En general, existe un principio cuando se trata de
bienes inmuebles, que es el llamado lex rei sitae, es decir, se rigen por la ley del lugar
donde se encuentran. El problema se presenta en relación con los bienes muebles
porque pueden ser trasladados de un lugar a otro, esto es, de un Estado a otro, en
consecuencia, pueden estar sometidos a varias legislaciones. En general, los bienes
muebles pueden ser corporales e incorporales.

Los artículos 27 y 28 de la Ley de DIP están referidos a los bienes recogiéndose el


principio lex rei sitae, según el cual, tratándose de bienes, debe aplicarse la ley que rige
en el lugar donde ellos se encuentran. Así, el Artículo 27 establece: “La constitución, el
contenido y la extensión de los derechos reales sobre los bienes, se rigen por el
Derecho del lugar de la situación”. El legislador no distingue la naturaleza, cantidad o
valor económico de los bienes, solamente se refiere a ellos en plural. Bastará que se
encuentren ubicados en Venezuela.

El Conflicto Móvil

Los bienes muebles corporales, pareciera en principio que no presentan dificultades,


porque en principio están regulados por el derecho del domicilio, sin embargo, ellos
ofrecen muchos problemas por el hecho de que su situación está sujeta a cambios o
pueden ser llevados a lugares en los que es dudosa la ley que rige.

La Ley de DIP contiene la solución de los conflictos móviles en materia de bienes


muebles. Artículo 28: “El desplazamiento de bienes muebles no influye sobre los
derechos que hubieren sido válidamente constituidos bajo el imperio del Derecho
anterior. No obstante, tales derechos sólo pueden ser opuestos a terceros, después de
cumplidos los requisitos que establezca al respecto el Derecho de la nueva situación.”

De manera que el conflicto móvil se presenta cuando tratándose de bienes muebles


corporales, este cambia de lugar quedando sometido a legislaciones distintas. En la
doctrina predominante, se asimila el conflicto móvil a un conflicto de leyes. La solución
de la Ley de DIP es que si bajo la ley del primer Estado nació respecto de la cosa un
derecho, este derecho, nacido bajo la ley del Estado en cuyo territorio se hallaba
entonces, debe tener valor para toda la comunidad internacional. La idea es que todo
derecho regularmente adquirido sobre la cosa según la ley del país en que ésta se
encontraba, debe ser respetado por otros países a los cuales sea llevada la cosa.
Aplicado esto a los conflictos móviles, el resultado es que la ley del país adonde el
mueble es llevado puede regir sobre el contenido del derecho, esto es, sobre las
facultades de uso, goce y disposición de la que el bien puede ser objeto, pero no sobre
la existencia misma del dominio, si éste se originó en el lugar de donde la cosa provino;
pues el dominio se rige en cuanto a su adquisición por la ley del lugar en que entonces
se encontraba la cosa y no desaparece por el hecho de que éste cambie.

De manera que un derecho adquirido conforme a la ley del lugar del bien, no puede
ser afectado por el traslado material de éste, ni alterar la situación jurídica, ya creada,
en. cuanto a los derechos reales constituidos sobre ella, pero sí puede afectar el
ejercicio de las facultades que ellos otorgan a su titular.

En cuanto a los bienes incorporales se deben atender criterios, que en materia de


Derecho aplicable, se prevén en el sistema venezolano. En esta determinación se
puede acudir a las previsiones del Código Bustamante, en materia de bienes
individualmente considerados, según las cuales los títulos representativos de créditos
(créditos civiles), se entenderán ubicados en el lugar de su situación ordinaria y normal
(Art. 106); los créditos cambiarios, en el lugar donde deben hacerse efectivos, y en su
defecto en el domicilio del deudor (Art. 107); las propiedades especiales (industrial,
intelectual, artística, literaria) en el lugar de registro (Art. 108); las concesiones, en el
lugar donde se han obtenido legalmente (Art. 109); los casos no previstos como, por
ejemplo, los bienes en tránsito, se entenderán ubicados en el domicilio del propietario
y, en su defecto, en el domicilio del tenedor (Art. 110). Por último, las cosas dadas en
prenda se entenderán ubicadas en el domicilio de la persona en cuya posesión se
hayan puesto (Art. 111).

Los bienes incorporales como los derechos de propiedad industrial, ya consistan ellos
en marcas, patentes de invención o modelos industriales, quedan regidos por la ley del
lugar en que están registrados o protegidos, puesto que su nacimiento supone su
registro ante una autoridad pública o la obtención de una patente que es emitida en
un lugar determinado.

Los créditos contractuales deben entenderse localizados en el lugar que indique el


respectivo contrato y, a falta de acuerdo expreso de las partes, en el domicilio del
deudor, regla ésta que concuerda con la sumisión general de las obligaciones
convencionales a la ley del lugar de su ejecución.

En términos generales, las naves y aeronaves se rigen, según una tendencia muy
general, por la llamada "ley del pabellón", o sea por la legislación del país en el cual
obtuvieron su patente de navegación y registro, por estimárseles parte integrante de
la soberanía del Estado cuyo pabellón portan.

Para las mercaderías en transporte, cuyo caso puede ser el de los productos de
empresas nacionalizadas, algunos autores recomiendan la aplicación de la ley de su
destino en los casos en que se trata de operaciones relativas a ellas que han sido
celebradas durante el transporte y desde larga distancia, pero esta solución puede ser
aplicada solamente al caso de transportes terrestres, porque en otro debe
considerarse que la mercadería se halla en el lugar del pabellón. Esto tiene el
inconveniente de que muchas veces ocurre que el destino sea cambiado durante la
ruta. Los bienes transportados que se hallan en alta mar o en espacio aéreo no
sometido a soberanía de un Estado, se rigen siempre por la ley del pabellón.

La Forma de Los Actos

La forma de los actos está referida al conjunto de elementos o requisitos que se


requieren para que un acto sea válido, por ejemplo, las formalidades del testamento,
del poder, de un acta de matrimonio. En estos casos, el derecho aplicable está previsto
en el artículo 37 de la Ley de DIP, a través de tres factores de conexión que pueden
emplearse en forma facultativa. El primero de ellos, corresponde a la regla locus regit
actum, es decir, el derecho que rige en el lugar, el segundo somete la forma de los
actos a la ley que rige el contenido del acto y el tercero, al domicilio del otorgante o
domicilio común de sus otorgantes. La regla locus regit actum de Derecho
Internacional Privado prevé que la ley del Estado en que un acto se lleva a cabo,
determina la forma de ese acto.

Según el criterio expuesto por la autora Maekelt (2002): “Con ello se prevé una
solución novedosa que ha tenido considerable relevancia en el Derecho comparado.
Con regulaciones como estas, al flexibilizarse el criterio para determinar el derecho
aplicable a la forma de los actos y ampliar las posibilidades con factores de conexión
aplicables en forma facultativa, se favorece la validez del mismo”. Asimismo ha
señalado la citada autora:

…se ha verificado una reforma sustancial en materia de forma de los actos,


otorgando un carácter facultativo a la regla locus regit actum (artículo 37)
y reduciendo, por lo tanto, en las relaciones jurídico-privadas
internacionales, la posibilidad de nulidad de los actos por simples razones
de carácter formal. Así se recogen también las orientaciones dominantes
en la doctrina y en la legislación comparada, tanto internacional como
interna. Por lo demás, la norma está formulada con suficiente amplitud, a
fin de que el criterio resulte aplicable a los requisitos formales de los actos
de última voluntad, del matrimonio y de la adopción, lo cual implica una
clara modificación de las disposiciones legales vigentes. (pp. 79-80)

Sobre la forma de los Actos ha dicho la jurisprudencia venezolana que de la


interpretación literal del artículo precitado se desprende que la validez de los actos
jurídicos depende del cumplimiento de algunos de los numerales previstos en el
artículo 37 de la Ley de Derecho Internacional Privado, por cuanto la propia norma
expresa “si cumplen los requisitos exigidos en cualquiera”, es decir, ya sea que se
verifiquen las formalidades del lugar de celebración del acto o con el que rige el
contenido del acto o con el que tutela el domicilio de su otorgante o el común de sus
otorgantes.

Legalización y Apostilla: El Convenio de la Haya

Los documentos públicos, tales como un acta de nacimiento, una sentencia o un título
universitario, con frecuencia necesitan ser utilizados en el extranjero. Sin embargo,
antes de que tal documento pueda ser utilizado en un país diferente a aquel en el cual
ha sido emitido, debe autenticar su origen.

El método tradicional para autenticar documentos públicos que deban surtir efectos
en el extranjero es llamado “Legalización” y, consiste en un proceso de certificación en
cadena que involucra a funcionarios públicos del país donde el documento fue emitido
y a la Embajada o Consulado del país donde será utilizado. Ello, evidentemente, hace
que el trámite sea más lento y complicado.

Por ello, la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado elaboró el


“Convenio de La Haya de 5 de octubre de 1961” (aprobado en todas sus partes por
Venezuela, según Gaceta Oficial Nº 36.446 de fecha 5 de mayo de 1998) que suprime
“la Exigencia de Legalización de los Documentos Públicos Extranjeros”, comúnmente
conocido como “Convenio sobre Apostilla”, instrumento que reduce el proceso de
autenticación a una sola formalidad: la emisión de un certificado de autenticidad por
una autoridad designada por el país en el cual se emitió el documento. Este certificado
es denominado “Apostilla”. El artículo 1 de dicho Convenio expresa lo siguiente:

Artículo 1.- El presente convenio se aplicará a los documentos públicos que


hayan sido autorizados en el territorio de un Estado Contratante y que
deban ser presentados en el territorio de otro Estado Contratante.
A los efectos del presente Convenio se considerarán como documentos
públicos los siguientes:
a) los documentos que emanen de una autoridad o funcionario vinculado
a cortes o tribunales del Estado, incluyendo los provenientes del Ministerio
Público, o de un secretario, oficial o agente judicial;
b) los documentos administrativos;
c) los documentos notariales...”

Una apostilla es un sello especial que estampa una autoridad para certificar que un
documento público es una copia verdadera de un original, cuyo propósito es su
utilización en el extranjero. Por ejemplo: un certificado de nacimiento, matrimonio o
defunción, una sentencia, una constancia de un registro o una certificación notarial.

Las apostillas sólo pueden ser expedidas para documentos emitidos en un país parte
del Convenio sobre Apostilla que vayan a ser utilizados en otro país parte del
Convenio. En consecuencia, sí un documento público fue emitido o será utilizado en un
país en el cual no se aplica el Convenio sobre Apostilla deberá utilizarse el método
tradicional de la Legalización.

Se puede utilizar una apostilla siempre que sea necesaria una copia de un documento
oficial de otro país. Las Apostillas son expedidas para documentos de naturaleza
administrativa, como actas de nacimiento, matrimonio y defunción; documentos
provenientes de una autoridad o un funcionario vinculado a una corte, tribunal o
comisión; constancia de registros comerciales y otros registros; patentes; actas y
certificaciones notariales de firmas; colegios, universidades y otros diplomas
académicos expedidos por instituciones públicas.
Cada país parte del Convenio debe designar una o varias autoridades habilitadas para
expedir Apostillas. Estas Autoridades son llamadas Autoridades Competentes, sólo
ellas están autorizadas a expedir Apostillas. En Venezuela, la Autoridad Competente es
la Oficina de Relaciones Consulares del Ministerio del Poder Popular para Relaciones
Exteriores

La Apostilla solo certifica el origen del documento público al cual se refiere: certifica la
autenticidad de la firma o sello de la persona o autoridad que firmó o selló el
documento público y la capacidad que tenía para hacerlo. La Apostilla no certifica el
contenido del documento público al cual se refiere.

También podría gustarte