La Visitación

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MONICIONES – IV DOMINGO DE PASCUA, CICLO A

Monición de entrada
Queridos hermanos, una alegría especial llena hoy nuestros corazones al
recibirles en la casa de Dios para celebrar la clausura del mes mariano y
nuestra feria patronal, con la Fiesta de la Visitación de la
Bienaventurada Virgen María. Sean todos bienvenidos.
Esta fiesta nos recuerda el viaje que la Virgen María realizó al encuentro
de su prima Isabel, que estaba embarazada de un hijo en su ancianidad,
y a la que saludó. Al encontrarse gozosas las dos futuras madres, el
Redentor que venía al mundo santificó a su precursor, que aún estaba
en el seno de Isabel, y al responder María al saludo de su prima,
exultante de gozo en el Espíritu Santo, glorificó a Dios con el cántico de
alabanza del «Magníficat».
Glorifiquemos también nosotros a Dios en esta santa misa y
comencémosla con mucha alegría entonando todos el canto de entrada.
De pie, por favor.

Monición para las Lecturas


En las lecturas de hoy el profeta Sofonías invita a la alegría, al júbilo y la
confianza, sentimientos dignos de una fiesta como la de hoy, porque
ahora es María el verdadero Templo viviente, que lleva en su seno al
Mesías y va comunicando a todos su alegría. El poema de Isaías que hoy
tomamos como salmo de meditación, es una invitación a estar alegres
porque Dios es grande y hace proezas en medio de nosotros y el texto
de San Pablo a los Romanos nos da una lección moral, llamándonos a
practicar la hospitalidad y amable servicialidad que nos da María en su
visita a su prima. El texto del evangelio nos recuerda la actitud de María
de Nazaret que, después de recibir el anuncio de su maternidad, se
siente movida por el Espíritu a viajar hasta la casa de su prima,
solidarizarse con la alegría que debe tener Isabel por su esperada
maternidad. Escuchemos atentos.
(Después de la segunda lectura decir: “nos ponemos de pie” antes del
canto de aclamación).

Ofrendas
Con la alegría que nos transmite la fiesta de hoy, llevemos al
altar nuestros dones de pan y vino. Acompañemos nuestras
ofrendas manteniéndonos de pie.
Comunión
María llevaba en su seno a Jesús, salvador nuestro, alegría de las
naciones. Ahora nosotros vayamos también a recibirlo en la comunión.

Final
Queridos hermanos, la presencia salvadora del Mesías es la que produce
la alegría de todos los protagonistas de la historia de la fiesta de hoy: la
de Isabel, la de Juan en su seno, la de María que alaba a Dios y la de
cuantos vivimos esta fiesta con solemnidad. Con la presencia de Cristo
en nuestros corazones, llevemos alegría a los demás

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