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JERICO
Jericó es una antigua ciudad situada en una llanura fértil a 250 metros bajo el nivel del mar, 7 km al oeste del río Jordán. Ha sido destruida y reconstruida varias veces a lo largo de la historia, con evidencia arqueológica que data su existencia desde el año 5000 a.C. Aunque los relatos bíblicos son escasos, los arqueólogos han excavado la ciudad en varias ocasiones, encontrando evidencia de destrucciones y reconstrucciones en diferentes épocas que concuerdan par
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JERICO
Jericó es una antigua ciudad situada en una llanura fértil a 250 metros bajo el nivel del mar, 7 km al oeste del río Jordán. Ha sido destruida y reconstruida varias veces a lo largo de la historia, con evidencia arqueológica que data su existencia desde el año 5000 a.C. Aunque los relatos bíblicos son escasos, los arqueólogos han excavado la ciudad en varias ocasiones, encontrando evidencia de destrucciones y reconstrucciones en diferentes épocas que concuerdan par
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JERICÓ
(en hebreo, ciudad de la luna). Ciudad situada en
una llanura fértil, 250 m bajo el nivel del mar y 7 km al oeste del Jordán, quizás la más antigua del mundo. La han destruido varias veces y edificado de nuevo. Aunque los episodios bíblicos en que aparece Jericó son pocos, son importantes; no se menciona en fuentes extrabíblicas antiguas, de modo que es necesario depender mucho de los arqueólogos para obtener información. La ciudad ya existía antes del año 5000 a.C., en tiempos prehistóricos, y cuando más tarde la destruyeron, sobre sus ruinas se construyó ca. 2500 a.C. una nueva ciudad que los arqueólogos han llamado la ciudad A, para distinguir los diferentes estratos. A esta siguió en los 2000-1800 a.C. (Edad de Bronce) la ciudad B, que luego (1800-1750) conquistaran los hicsos, quienes la fortificaron y la agrandaron. Esta fue la ciudad C, la que no obstante, sucumbió en 1550 a.C. frente a los embates de un enemigo, probablemente un faraón de Egipto. Cuarenta años más tarde se comenzó la reconstrucción y se estableció la ciudad D, que los arqueólogos la han considerado como la Jericó de Jos 6. Sin embargo, las conclusiones referentes al tiempo de la destrucción por Josué no concuerdan entre sí. La fecha de esta hazaña que describe la Biblia es en realidad una de las más discutidas. Watzinger y Sellin, cuyas excavaciones datan de 1907-1909, fecharon la conquista de esta ciudad D en el año 1600 a.C., la conquista de esta ciudad D en el año 1600 a.C., afirmando que en el tiempo de la invasión israelita Jericó era un montón de ruinas. Según la opinión de Garstang, que en 1930 continuó las excavaciones, la destrucción de Jericó debe haberse producido entre 1400-1375 a.C. En 1952-1957 las nuevas investigaciones realizadas por Kathleen Kenyon parecen confirmar que Jericó era muy pequeña en los siglos XIV y XIII a.C. No obstante la maldición de Josué (Jos 6.26), Jericó, conocida como "la ciudad de las palmeras", todavía estaba habitada en el tiempo de los jueces y Eglón, rey de los moabitas, la conquistó (Jue 3.13). También en el tiempo de David existía allí una pequeña población (2 S 10.5), aunque ya no era más que un centro de comercio para las caravanas. Durante el reinado de Acab (874-854 a.C.), Hiel de Bet-el emprendió una nueva fundación de la ciudad y continuó con la obra aunque al echar el cimiento perdió a su primogénito y, al poner las puertas, a su hijo menor (1 R 16.34; cf. Jos 6.26). En tiempos de Elías y de Eliseo, Jericó era un centro de actividad profética (2 R 2.5); y en la época macabea fue de nuevo fortificada por Báquides. Cuando en el siglo I a.C. Herodes el Grande levantó a 2 km más al sudeste de las colinas [Ver] TELL ES-SULTÁN (niveles A-F) la nueva ciudad, y la embelleció con palacios, teatros, hipódromos, parques y acueductos, la llanura de Jericó ya era famosa por sus palmeras de dátiles, sus productos de miel, aceite y especias aromáticas. Gracias a su clima benigno en invierno, Herodes eligió este valle para su residencia invernal. De las repetidas visitas que sin duda Jesús hizo a Herodes eligió este valle para su residencia invernal. De las repetidas visitas que sin duda Jesús hizo a esta ciudad de renombre mundial, los evangelistas registran especialmente el encuentro con el publicano [Ver] ZAQUEO (Lc 19.1-10) y la curación del ciego [Ver] BARTIMEO (Mc 10.46-52//). Los arqueólogos han excavado a Jericó en varias ocasiones. La primera excavación grande la realizó una expedición conjunta austro-alemana bajo la dirección de Ernst Sellín y Carl Watzinger en 1907-1909 y otra vez en 1911. El británico John Garstang excavó también de 1930 a 1936 y creyó hallar evidencia de la destrucción de Jericó tras el ataque de Josué. Sin embargo, la también británica Kathleen Kenyon (1952-58), quien uso los métodos más avanzados de su época, halló evidencias que parecen contradecir las opiniones de Garstang. Sus hallazgos parecen indicar que quedó muy poco de la ciudad que conoció Josué. Pero quizás el hallazgo más espectacular de la Kenyon fue un sistema de defensa que incluye una torre construida allá por el 7000 a.C.