La Democracia Una Guia para Dahl

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TEXTOS DE DERECHO
FICHA DEL TEXTO

Número de identificación del texto en clasificación derecho: 1344


Número del texto en clasificación por autores: 6981
Título del libro: La democracia una guía para los ciudadanos
Título Original: On Democracy
Autor(es): Robert A. Dahl
Traductor: Fernando Vallespín
Editor: Editora Aguilar. Altea, Taurus, Alfaguma S.A.
Registro de propiedad: Depósito Legal: M-3.911-1999; ISBN: 84-306-0342-5
Imprenta: Talleres Gráficos Printing Book
Año: 1999
Ciudad y país: Bogotá - Colombia
Número total de páginas: 127
Fuente: https://es.scribd.com/doc/165208611/Robert-Dahl-La-Democracia-Una-Guia-Para-Los-
Ciudadanos
Temática: Democracia
ROBERT A. DAHL

LA DEMOCRACIA
UNA GUÍA PARA LOS CIUDADANOS

Traducción de Fernando Vallespín

TAURUS

PENSAMIENTO
Tí[Ulo original: On Democracy "
~ l 99 , b)• Ya le University
INDICE
@ De esta edición:
Grupo San tilla na ele Edicion es, S. A., 1999
T orre lagu na, 60. 28043 Madrid
T eléfon o 91 744 90 60
T elefax 91 744 92 24

• Aguilar, Altea, Taurus, Alfag uara, S. A.


Bea1Jey, 3860. 1437 Buenos Aires
• Ag uilar, Altea, T aurus, Alfagu ara, S. A. d e C. V.
Avda. Universidad , 767, Col. del Valle,
México. D.F. C. P. 03100
• Distribuidor a y Ed itora Aguilar. Altea, Taurus, Alfagum·a. S. A.
Calle 80, n. 0 1()..23 I. ¿Necesitamos realmente una guía? . . . . . ..... . .. . . . . . . 7
Teléfono: 635 12 00
Samafé de Bogotá, Colombia PARTE:
EL COM IENZO
Diseño de cubierta: Pep Can·ió y Son ia S5nchcz
ISB:-.1: 84-306-0342-5
Dep. Legal: M-3.911-1999
fl. ¿Dónde y cómo se inició el desarrollo de la democracia?
Printed in Spa in- Impreso en España Una breve historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
11 I. ¿Qué queda por deJan te? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

Todos los derechos reservado~.


SEGU 1DA PARTE
Est<l publicación no pu~dc ser
rcpwducida, ni en todo n i en panc. DEMOCRACIA IDEAL
ni rcgistn\Cta en o Lransmitida p01 ,
un sistcrnn d.; recuperación
IV. ¿Qué es la democracia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
de información, en ninguna fl>rma
ni por nin¡:-Lan rTlcdio, sea mecánico. V. ¿Por qué la democracia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
fotoquímíw, clectr{mico. magnético, V:!. ¿Por qué la igualdad política? l. Igualdad intrínseca. . . . 73
e leCLroóptko, por fotocopia.
VU. ¿Por qu é la igualdad política? 11. Compe tencia cívica . . . 81
o cualquier otro, sin el pemliso previo
por escrito de la editorial.
TERCERA PARTE
D EMOCRACIA REAL

\'1[[. ¿Qué institu ciones políticas requiere


un a democracia a gran escala? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
IX. Variedades I: Democracia a distintas escalas ..... . . .. . . 117
X. Variedades TI: Constituciones ......... . . . ............ 139
XI. Variedades Ill . Partidos y sistemas electorales . ...... . . 151
CAPíTULO 1
CUARTA P ARTE
CONDJCIOKES FAVORI\BLES Y OES FAVORA.I3LES
NECESITAMOS REALMENTE UN GUÍA

XII. ¿Qué condiciones de fondo favorecen la democracia? 165


XIII. ¿Por qué el capitalismo de mercado favorece a la
democracia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
XIV. ¿Por qué e l capitalismo de me rcado daiia a
la democracia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
XV. El vi,Yc inacabado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203

Apén d ice A. Sobre siste mas electorales .. . .... . .. .. . .. . . . . . 213


Apéndice B. Acomodación política en países
}~ lo largo de la segunda mitad del siglo XX, el mundo fue
testigo de un cambio político extraordinario y sin preceden-
divid idos cultural y étnicamen te ... .. . . .. . . . .. ... ..... 217
tes. Todas las principales alternativas a la democracia, o bien
Apéndice C. Una relación de países democráticos .. . . . ..... 221
desaparecieron, o se transformaron en residuos exóticos, o se
retiraron de la palestra para encerrarse en sus úl timos baluar-
OlaS .. .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ...... .. .. . . .. 225
te:>. En anteriores períodos del siglo, los enemigos premoder-
n<>S de la democracia - la monarquía cen tralizada, la aris-
Lecturas adicionales .. . ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ...... . . . 235
tocracia hereditaria, la oligarquía apoyada en el sufragio
restrictivo o exclusivista- ya habían perdido su legitimidad a
Reconocimientos . . . . . ... . . ... . . . ............ ..... . . . . . . 241
los ojos de gran parte de la humanidad. Los principales regí-
menes antidemocráticos del siglo - el comunismo, fascismo ,
Índice 243 nazismo- desaparecieron en las ruinas de una guerra cala-
mitosa o, como la Unión Soviética, colapsaron desde dentro.
Las dictaduras militares habían sido bastante desacreditadas
por sus fracasos, particularmente en América Latina; allí don-
de consiguieron sobrevivir, adoptaron una fachada pseudode-
mocrática.
¿Había al fin ganado la democracia la disputa por el apoyo
del pueblo a lo largo y ancho del mundo? Dificilmente. Los va-
lores y movimientos antidemocráticos continuaron existiendo,
frecuentemen te asociados al nacionalismo fanático o al funda-
m•entalismo religioso. Los gobiernos democráticos (con dife-
rentes grados de "democracia") existían en menos de la mitad
de-lo países del mundo, y abarcaban a menos de la mitad de la
P9blación mundial. Un quinto de la población del mundo vi-
\Í<t en China, que en sus cuatro mil años de eminente historia

- 7
LA DE~10CRAL1A RO IIERT A. D AII I.

jamás había experimentado un gobierno democrático. En Sobre la democracia se ha discutido una y otra vez a lo lar-
Rusia, que sólo había hecho la transición al gobierno democrá- go de los últimos dos mil quinientos años, tiempo suficiente
tico durante la última década del siglo, la democracia era frágil para aportar un ordenado conjunto de ideas sobre la misma
y gozaba de un débil apoyo. Incluso en países en los que la de- en .el que todos, o casi todos, podrían estar de acuerdo. El que
mocracia había sido establecida hacía tiempo y parecía asegu- sea para bien o para mal es ya otra cosa.
rada, algunos observadores pensaron que estaba en crisis, o al .Los veinticinco siglos a lo largo de los cuales la democracia
menos severamente afectada por una d isminución de la con- ha .sido discutida, debatida, defendida, atacada, ignorada, es-
fianza de los ciudadanos e n que sus líderes electos, los partidos tablecida, practicada, destruida, y después reinstaurada, no
políticos y los cargos públicos, pudieran combatir adecuada y han conseguido, o así parece, generar un acuerdo sobre algu-
eficazmente cuestiones como el persistente desempleo, la po- nas de sus cuestiones fundamentales.
breza, la delincuencia, los programas del bienestar, la inmigra- Irónicamente, el mismo hecho de que la democracia po-
ción, la política fiscal y la corrupción. sea una historia tan dilatada, ha contribuido a la confusión y
Supongamos que dividimos los casi doscientos países del al desacuerdo, pues "democracia" ha significado muchas co-
mundo entre aquellos con gobierno no democrático, aquellos sas distintas para gente diferente en diversas épocas y lugares.
con gobierno democrático reciente, y aquellos con gobierno En efecto, durante largos períodos de tiempo de la historia
democrático antiguo y relativamente bien establecido. Cierta- humana, la democracia desapareció en la práctica, sobrevi-
mente, cada grupo contendrá un conjunto de países de gran viendo apenas como una idea o una memoria entre unos po-
diversidad. Aun así, nuestra triple simplificación nos permite cos distinguidos. Hasta hace tan sólo un par de siglos -diez
comprobar cómo vistos desde una perspectiva democrática generaciones, digamos- la historia de auténticos ejemplos
cada uno de los grupos afronta un desafio diferente. Desde la de democracia era muy breve . La democracia fue más un ob-
perspectiva de los países no democráticos, el desafio consiste en j eto de debate filosófico que un sistema político real que pu-
ver si pueden realizar la transición a la democracia y cómo han diera ser adoptado y practicado por la gente. E incluso en los
de hacerlo. Para los nuevos países democráticos, el reto es ver si extJraños casos en los que realmente existió una "democra-
y cómo pueden ser reforzadas las nuevas instituciones y prácti- cia" o una "república", la mayoría de los adultos no estaban
cas democráticas o, como dirían algunos politólogos, si pueden autorizados a participar en la vida política.
ser consolidadas, de terma que puedan pasar la prueba del tiem- Aunque, en su sentido más general, la democracia es anti-
po, el conflicto político y la crisis. Para las viejas democracias, el gua., la forma de democracia de la que principalmente voy a
reto estriba en perfeccionar y profundizarla democracia. OCUlparme en este libro es un producto del siglo x.x. Hoy he-
En este punto, sin embargo, bie n cabría pregun tar: Pero, mos llegado a presuponer que la democracia debe garantizar
¿qué es lo que entendemos por democracia? ¿Qué distingue a el derecho de voto a prácticamente cualquier ciudadano adul-
un gobierno democrático de otro no democrático? Si un go- to. Aun así, hasta hace unas cuatro generaciones --en torno a
bierno no democrátioo hace la transición a la democracia, ¿ha- 1918, o al final de la 1 Guerra Mundial- en toda dem ocracia
cia dónde se dirige la transición? ¿Cuándo podemos saber si la o república independiente que había existido hasta en tonces,
ha efectuado o no? En lo referente a las democracias en proce- una buena mitad de todos los adultos había sido excluida del
so de consolidación, ¿qué es exactan1ente lo que se consolida? pleno derecho de ciudadanía. Eran, desde luego , las muj eres.
Y ¿qué significa hablar de profundizar la democracia en un Aquí hay, entonces, una cuestión llamativa: si aceptamos
país democrático? Si un país es ya democrático, ¿cómo puede el sufragio universal de los adultos como requisito de la de-
llegar a ser más democrático todavía? Yasí sucesivamente. mocracia, en prácticamente todos los países democráticos

9
LA OEMOCIV\C:IA

habrá algunas per onas que tendrán más años que su sistema PRIMERA PARTE
de gobierno democrático. La democracia en nuestro sentido
moderno puede no ser exactamente joven, pero casi no tiene
nada de antigua.
Inmediatamente podrá objetar e: ¿Acaso no eran los Esta-
dos Unidos una democracia desde la Revolución Americana
en adelante -una "democracia en una república", como Abra-
ham Lincoln la denominara? El ilustre escritor francés Alexis
de Tocqueville, después de visitar los Estados Unidos en 1830,
¿acaso no tituló su conocida obra como De la democracia. en
i lmérica? Y, en el siglo v a.C. ¿no llamaron los atenienses a su
sistema político "democracia"? ¿Qué fue la república romana EL COMIENZO
sino una forma de democracia? Si "democracia" ha significa-
do cosas diferentes en épocas distintas, ¿cómo podemos lle-
gar a estar de acuerdo sobre lo que hoy en día significa?
Podemos proseguir con otras cuestiones: ¿Por qué, en
todo caso, es deseable la democracia? Y, ¿cuán democrática es
la '·democracia" en países que hoy calificamos como demo-
cráticos: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Noruega,
Australia, y muchos otros? Más at:m, ¿es posible explicar por
qué estos países son democráticos y otros no? Las preguntas
podrían seguir y seguir.
La respuesta al interrogante del título de este capítulo es,
entonces, bastante clara. Si está interesado en buscar res-
puestas a algunas de las preguntas más básicas sobre la demo-
cracia, una guía puede ayudar.
De de luego, a lo largo de este corto periplo no encontra-
remos respuestas a todas las cuestiones que podríamos que-
rer plantear. Para que nuestro viaje sea relativamente breve y
manejable, tendremos que evitar innumerables caminos que
quizá pensara debieran ser explorados. Puede que sea así, y
espero que al final de nuesu·o recorrido u ted decida em-
prender esta tarea por sí mismo. Para ayudarle, al final del li-
bro encontrará una breve lista de obras relevantes para faci-
litarle lecturas sucesivas.
Nuestra travesía se inicia en el principio: los 01igenes de la
democracia.

lO
PRIMERA PARTE

EL COMIENZO
CAPÍTULO II
¿DóNDE Y CÓMO SE INICIÓ EL DESARROLLO
DE LA DEMOCRACIA?

U NA BREVE HISTORIA

Como se recordará, comencé diciendo que la democracia


ha sido discutida una y otra vez durante dos mil quinientos
años. Podríamos preguntarnos si la democracia es realmente
tan antigua. Muchos estadou nidenses, y probablemente mu-
chos que no lo son, pueden pensar que la democracia comen-
zó hace doscien tos años en los Estados Unidos. Otros, cons-
cientes de sus raíces clásicas, podrán reivindicar la Grecia
antigua o Roma. ¿Dónde se inició exactamente y cómo fue
evolucion ando?
Podría agradarnos contemplar la democracia avanzando
de forma más o menos continua desde su invención, por así
decir, en la Grecia antigua hace veinticinco siglos, y exten-
diéndose gradualmente desde tan minúsculo origen hasta el
día actual, cuando ha llegado a cualq uier continente y a una
porción sustancial de la h umanidad.
Una bonita imagen, pero falsa por dos razones.
En primer lugar, porque como bien sabe cualquiera que
conozca la historia e uropea, después de sus primeros siglos en
G~ecia y Roma, el progreso del gobierno popular derivó en su
cruda y desaparición. Incluso aunque nos permitiéramos una
considerable laxitud a la hora de decidir qué gobiernos pode-
m?s con idcrar como "populares", "democráticos", o "repu-
blicanos", su avance y caída no podría ser descrita como una
constante subida ascendente hacia la distante cima, sólo in te-

13
L\ IU\10( ll\( 1\ RORtXI A. 0 \111

rrumpida por breves descensos aquí y allá. La dirección de la


historia democráúca, por el contrario, se parecería al camino
o"' de un viajero que atraviesa un desierto llano y casi infinito, in-
~ u
-'
•:<l
1-.
(..¡
"'
V
\~
terrumpido sólo por unas pocas colinas hasta que el sendero
~
o c..(<:
inicia la larga ascensión hasta las alturas actuales (cuadro 1)
e> E En segundo lugar, sería un error presuponer que la de-
¡¡;
"O .52
"'
mocracia fue inventada de una vez por todas, como ocurrie-
u·: ,.,,_
o "'u o"'"O ra, por ejemplo, con la máquina de vapor. Cuando los antro-
O>
O>
"' o
'i<i
(:l., ¡.....
~

6 pólogos y los· historiadores descubren que instrumentos y


.n ,.,g
co
11 prácúcas similares han aparecido en diferentes tiempos y lu-
~ares, generalmente d esean saber por qué se producen estas
e.....,z ,.,o
l~ aparicione separadas. ¿Se extendieron estos instrumentos y
:::l prácticas por su difusión a ou·os grupos desde sus inventores
v:ll
-:; S: originales, o, por el contrario, fueron inventadas indepen-
~
;.
dientemente por grupos diferentes? A veces e difícil e ncon-
o
e u-ar una respuesta, quizá imposible. Lo mismo ocurre con el
~ ""
:: de arrollo de la democracia en el mundo. ¿Qué parte de u
ee::: 5: propagación puede explicarse simplemente por su difusión
z
:::l ~
desde sus fuentes tempranas y qué parte, si es que la hay, pro-
~ o "' viene de haberse inventado de forma independiente en dis-
::J G
u ~ e
Cl
tintos tiempos y lugares?
""
:::>
Vl A pesar de que, e n lo relativo a la democracia, la respuesta
V)
%
o § o
•e:
está rodeada de gran incerúdumbre, mi lectura de su origen
.S < histórico es, en esencia, la siguien te: parte de la ex pan ión de
<ll

~ la democracia -quizá una buena parte de ella- puede expli-


......
1""
carse fundamentalmente por la difu ión de ideas y prácticas
:2
u democráticas, pero esto no puede agotar toda la explicación.
o
:::< Como el fuego, la pintura o la escritura, la democracia pare-
o"" ce haber sido inven tada má de una vez, y en más de un lugar.

.~
-:;
Después de todo, si las condiciones fueron favorables para la
(:l., invención de la democracia en un tiempo y lugar concretos
(:'-tenas, digamos, en torno al 500 a.C.), ¿pueden haber exis-
lldo parecidas condiciones favorables en alguna otra parte?
I?O) por supuesto que la democracia puede ser inventada
Yremvcntada de manera independiente dondequiera que se
den las condiciones adecuadas. Y las condiciones adecuadas
han existido, creo, en tiempo distintos)' en lugares diferen-
tes. Del mismo modo que la provisión de tierra culth·able y la

1-1 !:>
existencia de precipitaciones adecuadas han favorecido ge- dicándose primariamente a la agricultura y el comercio, el
neralmente la aparición de la agricultura, así también algu- tipo de circunstancias favorables a_la parti~ipac~ón popular
nas condiciones propicias han reforzado siempre la tenden- en el gobierno que acabo de menciOnar -tdenudad de gru-
cia al desarrollo del gobierno democrático. Por ejemplo, po, pequeña interferencia exterior, un presupuesto_ de igu~l­
debido a estas condiciones favorables, probablemente exis- dad- parece que empezaron a escasear. Formas deJerarqllla
tió alguna forma de democracia en los gobiernos tribales v dominación devinieron más "naturales". Su resultado fue
mucho antes del período histórico documentado. que los gobiernos populares desaparecieron entre los pue-
Consideremos esta posibilidad: Supongamos que un con- blos sedentarios durante miles de años. Fueron reemplazados
junto de personas constituye un grupo bien unificado - "no- por monarqLiías, despotismos, aristocracias u oligarquías, to-
sotros" y "ellos", los nuestros y los de ellos, mi tribu y otras tri- das ellas basadas en alguna forma de gradación o j erarquía.
bus-. Asumamos, además, que el grupo -la tribu, por así En torno al año 500 a.C., volvieron a aparecer en algunos
decir- es bastante independiente del control por parte de lugares ciertas condiciones favorables y unos cuantos peque-
extraños; los miembros de la tribu pueden organizar su pro- ños grupos de personas comenzaron a desarrollar sistemas de
pio funcionamiento -por utilizar este símil - sin ninguna gobierno que ofrecieron oportunidades bastante cxten as
interferencia por parte de otros. Presupongamos, por últi- de participación en las decisione · del grupo. La democracia
mo, que un considerable número de los miembros del grupo primitiva, cabe decir, fue rcinventada en una forma más avan-
-los ancianos de la tribu, quizá- e consideran a sí mismos nda. Los desarrollos más cruciales e produjeron en Europa,
igualmente cualificados en la práctica para inter venir en el u·es en el Mediterrán eo, otros en el norte del continente.
gobierno del grupo. Creo que en estas circunstancias las ten-
dencias democráticas tienden a aparecer. Un avance hacia la
participación democrática se desarrolla desde lo que pode- EL MEDTTERRÁ."fEO
mos denominar la lógica de la igualdad.
Durante el largo período en el que los humanos cohabita- Fue en la Grecia y Roma clásicas, en torno al año 500 a.C.,
ron en grupos pequeños y sobrevivieron mediante la caza y la donde se establecieron por vez primera sistemas de gobierno
recolección de raíces, frutas, bayas y otros dones de la naturale- que permi tieron la participación popular de un sustancial
za, sin duda llegaron a desarrollar a vece , quizá habitualmen- número de ciudadanos sobre bases tan sólidas que, con cam-
te, un sistema en el que un buen número de sus miembros, bios ocasionales, pervivieron durante siglos.
animados por la lógica de la igualdad -Los más ancianos y
experimentados, en todo caso-, participaban en cuale quie-
ra de las decisiones que habían de adoptar como tal grupo. Grecia
Que e to tuvo que haber sido así lo atestiguan convincente-
mente estudios de sociedades tribale no alfabetizada . Du- La Grecia Antigua no fue un país en el sentido moderno
ran te muchos miles de años, pues, alguna forma de demo- del término, un lugar en el que todos los griegos vivieran
cracia primitiva bien pudo haber sido el sistema político más dentro de un único Estado con un gobierno único. Por el
"natural". ~ontrario, Grecia se componía de varios cientos de ciudades
Sabemos, sin embargo, que tan largo período de tiempo Independientes, cada una con sus tierras circundantes. Con-
llegó a su fin. Cuando los humanos comenzaron a asentarse traiiamente a los Estados Unidos, Francia,.Japón) otros paí-
durante extensos lapsos de tiempo en comunidades fijas. de- ses lllodemos - Estados--nación o Estados nacionales que rn

16 17
LA DEMOC'RACJA Rost:RT A. 0 \111

gran medida han dominado e l mundo moderno-, los Esta- maciones, un ciudadano corriente tenía una razonable po-
dos soberanos de Grecia fueron ciudades-Estado. La ciudad- ibilidad de ser elegido por sorteo al menos una vez a lo lar-
Estado más famosa, tanto en la época clásica como en épocas go de su \'ida para servir en el más importante cargo presi-
posteriores, fue Atenas. En el año 507 a.C., los atenienses dencial en el gobierno.
adoptaron un sistema de gobierno popular que perduró du- Aunque algunas ciudades griegas se unieron para formar
rante casi dos siglos hasta que la ciudad fue sometida por su rudimentarios gobiernos representativos en alianzas, ligas y
más poderoso vecino del norte, Macedonia. (Después del confederaciones (principalmente dirigidas a la defensa co-
321 a.C., el gobierno ateniense fue sobreviviendo a duras pe- mún), se sabe poco de estos sistemas representativos. Prácti-
nas bajo control macedonio durante generaciones; luego la camente no dejaron ninguna huella sobre las ideas y prácticas
ciudad fue sometida de nuevo, esta vez por los romanos.) democráticas y, desde luego, ninguna sobre la posterior for-
Fueron los griegos -probablemente los atenienses- ma de democracia representativa. Tampoco el sistema ate-
quienes acuñaron el término democracia, o demokratia, de las niense de selección de cargos públicos por sorteo se convirtió
palabras griegas demos, el pueblo, y kmtos, gobierno. Es inte- nunca en una alternativa aceptable a las elecciones como for-
resante, por cierto, que mientras que en Atenas la palabra de- ma de selección de representantes.
uws se refería usualmente a todo el pueblo ateniense, en oca- De este modo, las instituciones políticas de la democracia
siones sólo aludía a la gente corriente o incluso a los pobres. griega, por muy innovadoras que fueran en su tiempo, fue-
La palabra democracia parece que fue utilizada a veces por sus ron ignoradas o inclu o directamcnle rechazadas duran le el
críticos aristocráticos como una especie de epíteto, paramos- desarrollo de la democracia representativa moderna.
trar su desprecio por la gente común que había arrebatado a
la aristocracia su anterior control sobre el gobierno. En cual-
quier caso, demohratia se aplicó específicamente por los ate- Roma
nienses y otros griegos al gobierno de Atenas y también de
otras muchas ciudades de Grecia 1• . Aproximadamente en el mismo período en el que el go-
Enu·e las democracias griegas, la de Atenas fue con mu- bierno popular fuera introducido en Grecia, hizo también su
cho la más importante, la más conocida en su época y en la aparición en la península italiana, en la ciudad de Roma. Los
actualidad, con una incomparable influencia sobre la filoso- romanos, sin embargo, decidieron designar a su sistema con
fía política, y con posterioridad ha sido considerada a menu- el nombre de república, de res, que en !aún significa cosa o
do como ejemplo de participación cívica o, como algunos di- asu~to: y publicus, público: referido de forma imprecisa, una
rían, de democracia participativa. n;pubhca era la cosa que pertenecía al pueblo. (Luego volve-
El gobierno de Atenas era complejo, demasiado comple- re obre estas palabras, democracia y república.)
jo para ser adecuadamente descrito aquí. En u núcleo y a la El derecho a participar en el gobierno de la República es-
cabeza había una asamblea en laque podían partid par todos taba resuingido en sus comienzos a los patricios o aristócra-
los ciudadanos. La asamblea elegía a unos pocos cargos cla- tas. Pero, siguiendo unas pautas que volveremos a encontrar-
ve -los generales, por ejemplo, por muy extraño que nos nos, tras muchas luchas por parte de la gente común (la plebs,
pueda parecer-. Pero el principal método de selección de ~plebeyos) éstos también consiguieron su integración en el
los ciudadanos que debían ocupar otros cargos cívicos fue Slste 1· Al.
. ~ _a. 1gual que en Atenas, el derecho a participar se res-
el sorteo, al que ciudadanos elegibles se sometían para ser tnngJO a los hombres, tal y como ocurrió en todas las demás
seleccionados en régimen de igualdad. Según algunas esti- democracias y repúblicas hasta el siglo xx.

18
L\ I)(\10CKACIA ROBlRT A. DAJII

Desde sus orígenes como una ciudad de tamal1o muy mo- cordemos que las innovaciones e invenciones a las que he-
desto, la República romana se expandió mediante la anexión mos llegado a estar acostumbrados, muchas veces nos pare-
y conquista de territorios mucho más allá de las fronteras de cen tan obvias que con frecuencia nos preguntamos cómo es
la ciudad antigua. Como consecuencia de ello, la República posible que nuestros predecesores no las inventaran con an-
llegó a dominar sobre toda Italia y mucho más allá. Además, terioridad. Muchos de nosotros pronto damos por supuestas
la República a menudo otorgó la ciudadanía romana, que era cosas que en un tiempo an terior aún tuvieron que ser descu-
muy valorada, a los pueblos conquistados, que así no sólo lle- biertas. Así, generaciones posteriores se preguntarán como
garon a ser meros súbditos, sino ciudadanos romanos auto- es posible que nosotros hubiéramos pasado por alto algunas
rizados a gozar de todos los privilegios y derechos de la ciu- innovaciones que ellos darán por supuestas. Debido a lo que
dadanía. tomamos por evidente, ¿no podría ser que nosotros, como los
Sabia y generosa como era esta concesión, si juzgamos a romanos, seamos insuficientemente creativos a la hora de re-
Roma desde la perspectiva actual, descubrimos un defecto organizar nuestras instituciones políticas?
enorme: Roma nunca adaptó adecuadamente sus institucio- Aunque la República romana duró considerablemente
nes d e gobierno popular al inmenso aumento del número de más que la democracia ateniense, y durante más tiempo del
ciudadanos y de las grandes distancias geográficas de Roma. que ha perdurado cualquier democracia moderna, aproxima-
Visto desde nuestros días, resulta curio o que las asambleas damente en torno al año 130 a.C. comenzó a verse afectada
en las que estaban autorizados a participar los ciudadanos ro- por agitaciones civiles, guerras, la mili.tarización, corrupción,
manos siguieran celebrándose, como en sus orígen es, dentro y un debilitamiento del robusto espíritu cívico que previa-
de la ciudad de Roma --en el mismo Foro que, en t·uinas, to- mente había existido entre sus ciudadanos. Lo poco que h a-
davía hoy pueden visitar los turistas-. Pero para la mayoría bía quedado de las auténticas prácticas republicanas pereció
de lo ciudadanos romanos que habitaban en los extensos te- con la dictadura de julio César. Tras su asesinato en el 44a.C.,
rritorios de la República, la ciudad estaba demasiado lejana w1a república que antes era dirigida por sus ciudadan os se
para poder asistir, al menos sin un extraordinario gasto y es- convirtió en un imperio gobernado por sus emperadores.
fuerzo. En consecuencia, a un creciente y en último término Con la caída de la República, el gobierno popular desapa-
abrumador número de ciudadano les era negada, de hecho, reció completamente en el sur de Europa. Excepto en los sis-
la oportunidad de participar en las asambleas ciudadanas en temas políticos de pequeñas y dispersas tribus, se esfumó de
el centro del sistema de gobierno romano. Era como si la ciu- la superficie de la tierra durante casi un millar de al1os.
dadanía estadounidense se hubiera otorgado a los ciudada-
nos de los distintos Estados a medida que el país iba expan-
diéndose, pero los pobladores de los nuevos Estados sólo Italia
pudieran ejercer su derecho al voto en las elecciones nacio-
nales presentándose en Washington, D.C. . C~mo una especie extinta que resurge después de un cam-
Un pueblo altan1cnte creativo y práctico en muchos aspec- bto chmático masivo, el gobierno popular comenzó a reapare-
to , los romanos nunca inventaron o adoptat·on una solución cer en muchas de las ciudades del norte de Italia en torno al
que hoy nos parece obvia: un sistema factible de gobierno re- 1_100 d .C. Una vez más, el gobierno popular se desarrolló en
fJtesentativo basarlo en representantes elegidos dernorrálicamentr. c~udades-Estado relativan1ente pequeñas, no en grandes re-
Antes de que podamos llegar a la conclusión de que los giones o países. Siguiendo una pauta ya familiar en Roma y
romanos eran menos creativos o capaces que nosotros, re- que luego se repetiría durante la aparición de los modernos

20 21
ROBf.RT A. 0AJIL
l.\ D~MO<.RAClA

sistemas de gobierno representativo, la participación en los a incorporarse a esta entidad más amplia y poderosa, convir-
cuer~os ?"~bername~tales de las ciudades-Estado se restringió úéndose así, como mucho, en un idades subordinadas de go-
en pnnop10 a los m1embros de las familias de las clases altas: bierno.
nobles, grandes terratenientes y similares. Pero, a su debido Gloriosa como fue, la ciudad-Estado era obsoleta.
tiempo, residentes urbanos de menor nivel socio-económico
comenzaron a reclamar el derecho a participar. Grupos de lo
que _hoy llamaríamos clases medias -los nuevos ricos, pe- Palabras sobre palabras
q~enos mercaderes y banqueros, artesanos cualüicados orga-
mzados e n gremios, los miembros de la infantería bajo el Como habrán visto, me he referido al "gobierno popular"
mando de caballeros- no sólo eran más numerosos que los en Grecia, Roma e Italia. Para designar su gobierno popa-
d~ las clases altas dominantes, sino también capaces de orga- lar, los griegos, como vimos, inventaron el término de de-
mzarse a sí mismos. Aún más, eran capaces de amenazar con mocracia. Los romanos se apoyaron en su lengua naúva, el
rebeliones violentas y, si fuera necesaTio, llevarlas a la prácti- !aún, para calificar a su gobierno como "república", y des-
ca. Como consecuencia, estos grupos -el pojJolo, como a ve- pués, los italianos utilizaron ese mismo término para de-
ces se le d enominaba- obtuvieron el derecho de participar nominar a los gobiernos populares de algunas de sus ciu-
en el gobierno de la ciudad. dades-Estado. Cabe preguntarse si democracia y ,-epública se
Estas repúblicas florecieron durante más de dos sicrlos en refieren a modelos de sistemas constitucionales esencial-
b
algunas ciudades italianas. Muchas de ellas fueron, como Flo- mente diferentes. O, por el contrario, si las dos palabras
rencia y Venecia, centros de extraordinaria prosperidad, con sólo reflejan diferencias derivadas de las lenguas de la
una esmerada anesarlÍa, arte y arquitectura soberbias, insu- que originariamente provienen.
~e~ables diseños urbanos, magníficas música y poesía, y par- La respuesta correcta fue oscurecida por James Madi-
UCJparon de un entusiasta redescubrimiento del mtmdo an- son en 1787 en un influyente escrito que redactó para con-
tiguo de Grecia y Roma. Lo que las generaciones posteriores seguir apoyo a la recién propuesta constitución estadouni-
llegaron a denominar como la Edad Media llegó a su fin, y dense. Madison -uno de los principales arquitectos de
apareció el Renacimiento, esa increíble explosión de brillan- dicha constitución y hombre de Estarlo excepcionalmente
te creatividad. informado en la ciencia política de su tiempo--, distin-
Pero, desafortunadamente para el desarrollo de la demo- guió entre "una democracia pura, por la que entiendo
cracia, a partir más o menos de mediados del sicrlo XIV el rro- una sociedad integrada por un reducido número de ciu-
b ' b
bierno republicano de algunas de las principales ciudades dadanos, que se reúnen en asamblea y administran perso-
comenzó a dar paso a los perennes enemigos del gobierno nalmente el gobierno", y una "república, por la que en-
popul~r: declive económico, corrupción, oligarquía, guerra, tiendo un gobierno en el que tiene efecto el sistema de la
co~qUlsta, y toma del poder por parte de gobernantes autori- representación" 2.
tanos, ya fueran príncipes, monarcas o jefes militares. Esto Esta distinción no tenía fundamento en la historia ante-
no fue todo. Vista desde la perspectiva más amplia de las ten- rior: ni en Roma ni, por ejemplo, en Venecia hubo un "sis-
dencias históricas, la ciudad-Estado estuvo condenada como tema de representación". De hecho, las primeras repúbli-
~ndamento del ?'obierno popular por la emergencia de un cas encajan bastante en la definición de Madison de
nval con fuerzas mmensamente superiores: el Estado-nación "democracia". Aún más, ambos términos fueron utilizados
o país. Las ciudades y otras poblaciones quedaron destinadas indistintamente en los Estados Unidos durante el siglo XVIII.

22 23
ROBEIO A. 0\111

Si bien las pautas d el desarrollo politico divergieron mu-


La distinción de Madison tampoco se encuentra en ningu- cho enu·e estas regiones, una \'Ísión altamente simplificada
na obra de Momesquieu, el conocido filósofo político fran- se parecería a algo como lo siguiente. ~n diferen.t~s loca~ida­
cés a quien Madison tanto admiraba y tan frecuentemente des, hombres libres y nobles comenzanan a paruCJpar direc-
ensalzaba. Madison mismo debió saber q ue la distinción tamente en asambleas locales. A éstas se sum arían asambleas
que proponía no gozaba de una base histótica firme, y, en regionales y nacionales compuestas de representantes, de los
consecuencia, hemos de concluir que la introdujo para que algunos o todos ellos llegarían a ser electos.
desacreditar a los críticos que afirmaban que la constitu-
ción propuesta no era suficientemente democrática.
Como quiera que fuera (la cuestión no está clara), el Asambleas locales
hecho cierto es que las palabras democracia y 1-epública no
designaban -a pesar de Madison- diferencias entre ti- Comienzo con los vikingos, no sólo por razones sentimen-
pos de gobierno popular. Lo que reflejaban, al coste de tma tales, sino porque su experiencia e poco conocida, aunque
ulterior confusión, era una diferencia entre el griego y el muy relevante. Algunas veces he visitado la granja noruega a
laún, las lenguas de las que provenían. unas 80 millas al noreste de Trondheim desde donde emigró
mi abuelo paterno (y que, para mi satisfacción, todavía se de-
nomina Dahl Vestre o Dahl Oeste). En la cercana ciudad de
EUROPA DEL t-:ORTE ~teinkjer aún puede ,·erse un anillo hecho con grande pie-
dras y forma de barco donde los hombres libres vikingos se
Ya e llamaran democracias o repúblicas, los sistemas de reunían regularmente desde el 600 al 1.000 d.C. en una
gobierno popular en Grecia, Roma e Italia, carecían todos asamblea decisoria que en noruego se llama Ting. (Por cier-
ellos de algunas de las características cruciales de los gobier- to, la palabra inglesa thingproviene de un antiguo vocablo in-
nos representativos modernos. La Grecia clásica, así como la glés que significaba a la vez cosa y asamblea.) En los alrede-
Italia medieval y renacentista, e componían de gobiernos dores pueden encontrarse lugares similares, algunos incluso
populares locales, pero no po eían un gobierno nacional más antiguos.
efectivo. Roma sólo tenía, por así decir, un gobierno local Hacia el año 900 d.C., las asambleas de vikingos libres no
apoyado sobre la participación popular, pero no un parla- sólo se reunían en la región de Trondheim, sino también en
mento popular de representantes electos. otros muchos lugare de Escandinavia. Como en Steinkjer, el
Desde la perspectiva de nuestros días, de esto tres sistemas Ting e celebraba habitualmente en un campo abierto mar-
estaban visiblemente ausentes tres instituciones políticas bási- cado por grandes piedras verticales. En las reuniones del
cas: un parlamento nacional compuesto de representantes electos, y Ting, los hombres libres dirimían disputas; discuúan, acepta-
gobiernos locales elegidosporelpu.ebloque en última instancia esta- ban}' rechazaban leyes; adoptaban o rehusaban propuestas
ban subordinados al gobierno nacional. Un sistema que com- de cambio de religión (como hicieron cuando adoptaron el
binara la democracia al nivel local con un parlamento elegido cristianismo en lugar de la ,'ieja religión noruega); e incluso
por el pueblo al nivel supel-ior aún tenía que ser inventado. e!c~an o daban su consentimiento a un rey - a quien se ha-
Esta combinación de instituciones políticas se originó en CiaJUrar fidelidad a las leyes aprobadas por el Ting.
Gran Bretaña, Escandinavia, los Países Bajos, Suiza, y otros Los \~kingos sabían poco o nada, ni tampoco les importó
lugares al norte del Mediterráneo. lo más mínimo, de las prácticas políticas democráticas o re-

24 23
LA DDIOCRACJA ROIIl'Rr A. Oi\111

publicanas h abidas mil años antes en Grecia y Roma. Partien- deras. Así describe Raetia (luego cantón suizo de Graubün-
do de la lógica de la igualdad que aplicaban a los hombres li- den) en torno al 800 d .C un escritor actual: "Los campesinos
bres, parece que crearon asambleas por iniciativa propia. libres... se encontraron en una situación igualitaria única.
Que la idea de igualdad estaba vh·a y segura entre los hom- Unidos por su común condición ... y por su común derecho
bres libres vikingos lo atestigua la respuesta dada por algunos de uso sobre los pastos de montaña, desarrollaron un sentido
vikingos daneses cuando, mientras viajaban río arriba en de la igualdad completamente opuesto al impulso jerárquico,
Francia, fueron preguntados desde la orilla por un mensaje- consciente de los rangos, del feudalismo medieval. Este espí-
ro, "¿cómo se llama vuesu·o eñor?". "No tiene nombre", res- ritu distintivo acabaría dominando la posterior aparición de
pondieron, "somos todos iguales" 3 . la democracia en la República de Raetia" 4 .
Pe ro debemos resistir la te ntación de exagerar. La igual-
dad de la que presumían lo vikingos sólo se aplicaba a los
hombres libres, e incluso éstos diferían en riqueza y condi- De las asambleas a los parlamentos
ción. Por de bajo de los hombre ' libre e taban los esclavos.
Al igual que los griegos y romanos, o incluso los europeos y Cuando los vikingos se aventuraron hacia el oeste y llega-
estadounide nses siglos después, Los vikingos po eían escla- ron a Islandia, trasplantaron sus prácticas políticas y en diver-
vos: enemigos capturados en la batalla, o las desdichadas víc- sas localidades recrearon un Ting. Pero hicieron algo más:
tima de ataques por sorpresa sobre pueblos vecinos, o sim- anticiparon la posterior aparición de los parlamentos nacio-
plemente personas compradas en el antiguo y omnipresente nales en otros lugares; en el 930 d.C. crearon una especie de
mercado ele esclavos. Y, contrariamente a los hombres Libres, supra-Ting, el Allhingo Asamblea Nacional, que durante tres
cuando los esclavos eran liberados permanecían en relación siglos siguió siendo la fuente del derecho islandés hasta qu!-!
de dependencia respecto a su antiguo propietario. Si los es- los islandeses fueron finalmente subyugados por Noruega".
clavos constiluían una casta por debajo ele los hombres li- Entre tanto se desarrollaron asambleas regionales en No-
bres, por encima se en contraba una aristocracia de familias ruega, Dinamarca y Suecia y después, como en Islandia, asam-
con riqueza , generalmente en tierras, y condición hcredita- bleas nacionales. Aunque el crecimiento subsiguiente del
tia. En el vértice había un rey cuyo poder estaba limitado por poder del rey y de las burocracias cenu·alizadas bajo su con-
su elección, su obligación de obedecer las leyes, y por la ne- trol redujo la importancia de estas a ambleas nacionales, de-
ce idad ele mantener la lealtad de los nobles y el apoyo de los jaron su huella sobre desarrollo po teriores.
hombres libres. En Suecia, por ejemplo, la u-adición de participación po-
A pe ·arde estos everos límites a la igualdad, la clase de pular en las asambleas del período vikingo condujo en el si-
los hombres libres -campesinos autónomos, minifundistas. glo >.'V a un precursor del parlamento representativo moderno
gra~eros- era lo suficientemente grande como para impo- cuando el rey comenzó a convocar reuniones de representan-
ner una perdurable influencia democrática sobre las institu- tes de lo diferentes sectore de la sociedad sueca: nobleza,
ciones políticas y las tradiciones. clero, habitantes de los burgos y gente común. Estas asam-
En algunas otras partes de Europa, las condiciones locale bleas se convertirían eventualmente en el Riksdagsueco o par-
también favorecieron a ,·eces la aparición de la participación lamemo6.
popular en el gobierno. Lo valles de alta mont.aña de los Al- En el ambiente radicalmente di tinto de los Países Bajos y
pes, por ejemplo, dotaron de un cierto nivel de protección Y Flandes, la expansión de la manufactura, el comercio y las fi-
aut.onomía a los hombres libres dedicados a actividades gana- nanzas contribuyó a crear clases medias urbanas compuestas

2() 27
ROBFJtT A. 0AJIL

por per onas que controlaban considerable recur os econó- · ma 1·nglés sin los vicios de la, monarquía. .La república
S!Sle
micos. Los gobernantes, perpeluamente hambrientos de in- que contribuyeron a formar habna de proporCionar, a su de-
gresos, no podían ignorar e te rico filón, ni gravarlo sin con- bido tiempo, algo así como un modelo para muchas otras re-
tar con el consentimiento de sus poseedores. Pa1a obtener el públicas.
consentimiento, los gobernantes convocaron asambleas de
representantes provenientes de las ciudades y de las clases so-
ciales más importantes. Aunque estas asambleas, parlamen- DEMOCRATI ZACIÓN El\' CA.M INO, PERO Ó LO E CAMI O
tos o "estados", como fueron denominadas a veces, no evolu-
cionaron directamente hasta las legislaluras nacionales de Mirando atrás desde la ventaja que ofrece la percepción
hoy, sí establecieron tradiciones, prácticas e ideas que favore- reu·ospectiva, podemos ver con facilidad cóm~ a comie1~zo.s
cieron profundamente tal impulso. del siglo xvm habían aparecido en E_u ropa l~ 1deas y pracu-
Entretanto, desde comienzos oscuros empezaba a ver la cas políticas que habria~ de. co~verurse en '";~ortantes e.le-
luz gradualmen te un parlamento que en los siglos Yenideros mentos de las visiones e msntucJOnes democraucas posteno-
ejercería con mucho la mayor influencia sobre la idea y la re . Valiéndonos de un lenguaje que es más moderno y
práctica del gobierno representativo. Era el parlamento de abstracto del que la gente de aquel tiempo hubiera utilizado.
la Inglaterra medieval. Un producto de evolución ciega más permítanme resumir cuáles eran e os elementos..
que de intención y diseño, el parlamento surgió de asambleas Favorecidos por condiciones políticas y oportumdades pre-
convocadas esporádicamente, y bajo la pre ión de la necesi- sentes en algunos lugares de Europa -en especial ~n Esca~d~­
dad, durante e l reinado de Eduardo I desde el 1272 al 1307. navia, Flandes, los Países Bajos, Suiza y Gran Bretana-la log¡-
Cómo evolucionó el parlamento desde estos comienzos ca de la igualdad estimuló la creación de asambleas locales en
es una hisLOria demasiado larga y compleja para resumirla las que los hombres libres podían participar en el gobierno, al
aquí. Hacia e l siglo xvm, sin embargo, tal evolución había menos hasta cierto punto. La idea de que el gobierno reque-
conducido a un sistema constitucional en el que el rey y el ría el consentimiento de los gobernados, una pretensión que ini-
parlamento estaban cada uno limitado por la autoridad del cialmente afectaba a la exacción de impuestos, fue creciendo
otro; dentro del parlamento, el poder de la ari tocracia here- gradualmente hasta abarcar a las leyes en general. En un te-
ditaria en la Cámara de los Lores estaba compensado por el nitorio demasiado extenso para la celebración de asambleas
poder del pueblo en la Cámara de los Comunes; y las leyes primaJias de hombres libres, como en una extensa ciudad, re-
promulgadas por el rey y el parlamento eran interpretadas gión o país, el consentimiento precisaba de una ,-epresentació11
por jueces que la mayoría de las veces, aunque no siempre, en la institución que imponía tributos y hacía leyes. En claro
eran independientes del rey y del parlamento. conuaste con la práctica ateniense, la representación debía
Durante el siglo XVIII , este aparentemente maravilloso sis- ser asegurada, no mediante el sorteo o el azaJ·, ·ino mediante
tema de frenos y contrapesos entre las principales fuerzas so- la elrrción. Para asegurar el consentimiento de lo ciudadaJlOS
ciales del país y la separación de poderes dentro del Estado libres en un país, nación, o Estado-nación, baJ·íaJ1 falta legisla-
fueron ampliamente admirados en Europa. Fue enaltecido, turas o parlamentos de representación electoral a distintos
enu·e ou·os, por Montesquieu, el famoso filósofo político niveles: local, nacional, o quizá también provincial, regional o
francés, y admirado en Norteamérica por los Padres de la de otros niveles intermedios.
Constitución, muchos de los cuales confiaron en crear en su Esla idea y prácticas políticas europeas proporcionaron
país una república que fuera capaz de retener las virtudes del una base a partir de la cual pudo desplegarse la democratiza-

28
L~ o~ \tO<:RAcr,, ROBERT A. DAIII

ción. Los ejemplos del gobie rno popular en Grecia, Roma y un presidente ocupara el l~g~r ~el rey. ~os mismos parla-
la ciudades italianas, consiguieron dotar a veces de mayor mentos e ran bastion es d e pnVIlegtOs, parucularmente en las
credibilidad a las propuestas de quienes abogaban po r una cámaras reser vadas a la aristocracia y al alto cle ro. Los repre-
mayor d emocratización. Estas experie ncias h istóricas h abían sentantes elegidos por "el pueblo" tenían como mucho una
demostrado que los gobiernos st~jetos a la voluntad del p ue- intervenció n parcial e n la creación de la ley.
blo e ran algo más que esperanzas ilu orias. En alguna é poca En tercer lugar, los representantes d el "pueblo" no repre-
lejana habían existido efectivamente, y, antes de d esaparecer, sentaban realmente a todo el pueblo. Prime ro, porque los
habían sobrevivido durante siglos. hombres libres eran, después d e todo, varones. Excep tuando
a alguna reiná ocasion:~· la mitad d e l~_roblación adulta era
excluida de la vida pohuca. Pero tambte n lo eran muchos va-
Lo que no se consiguió rones d e hecho, la mayor parte de ellos. En la tardía fecha
de J8S2 el derecho a voto en Gran Bretañ a se extendía úni-
Si las ideas, tradiciones, hi toria y prácticas que acabamos camente al 5% de la població n mayor de veinte años. ¡En ese
de describir contenían una promesa de democratización, mismo año costó una luch a tempestuosa conseguir expand ir
era, e n el mejor de los ca'ios, una mera promesa. Tod avía fal- el sufragio hasta poco más del 7 % (cuadro 2)! En Noruega,
taban piezas cruciales.
Primero, incluso en paises con lo comienzos más audaces, CUADR02
las fu ertes desigualdade oponían enormes obstáculos a la de-
mocracia: diferencias en derechos, deberes, influe ncia y po- ELECTORADO DE GRA.\1 B RETA..;¡A, 1831-1931
der entre e clavos y hombres libres, ricos y pobres, propieta- (OA10 DF lA E~CICLOPI:J)IA BRJ"l: \1"1<:\ [ 1970]. \'OZ ""PAR!! \.\tf:-.'1"")
rios de tierras y no propietarios, amos y siervos, hombres y
mt~jeres,jornaleros y aprendices, artesanos cualificados y pro-
97
pietarios, b urgueses y banqueros, señores feudales y feudata-
"'o 100
rios, nobles y hombres comunes, monarcas y sus súbditos, los •C
~

altos cargos del rey y aquellos sobre los que imponían sus o 90
CN
mandatos. Incluso los hombres libres eran muy desig uales V
-o... 80
enu·e sí en condición, riq ueza, trabajo, obligaciones, cono- o>.. 70
cimiento, libertad, influencia y poder. Y en muchos lugares, (11

E 60
la esposa de un hombre libre era considerada por la ley, la
co tumbre y la p ráctica como algo de su propiedad. Enton- •o
"ü 50
«:
ce , como ha ocurrido iempre y en todas partes, la lógica :0 40
o
de la igualdad se estrellaba contra el obstinado hecho de la 0..
V 30
desigualdad. -o
~
En egundo lugar, inclu o allí donde existían asambleas Y -~ 20
parlamentos, éstos e taban lejos de reunir condiciones de- e
V lO
mocráticas mín imas. Los parlamentos a menudo no podían ...uo
competir con el monarca; llevaría siglos hasta que el control Q.. o
1831 1832 186·1 1868 18!!:1 IBAn 19 14 1921 19:1 1
sobre los ministros del rey pasara de éste al parlamento o que

30 31
ROilF.RT A. 0AHt
Ll llEMOCR.ICIA

a pesar de la prometedora aparición de la participación po- Volviendo la vista atrás obre el ascenso y caída de la de-
pular en el Tm? de los tiempos vikingos, el porcentaje sólo mocracia, está claro que no podemos contar con que las
era un poco meJor7 . fuerzas sociales aseguren que la democracia siga siempre
. En cuarto lugar, hasta el siglo XVIII y con posterioridad, las avanzando -o que incluso sobreviva, tal y como nos recuer-
t?eas y_v~lor~s de~ocráticos no fueron ampliamente compar- dan los largos intervalos en los que los gobiernos populares
u?os m st~mera bten comprendidos. En todos los países, la Jó- desaparecieron de la faz de la tierra.
gtca de la tgu~~ad ~ólo era efectiva entre unos pocos, y unos La democracia, tal parece, es un tanto incierta. Pero sus
poc~s muy pnvtlegtados además. Incluso era prácticamente
posibilidades dependen también de lo que nosotros haga-
me~tSL~nte la comprensión de lo que habría de requetir una
mos. Incluso aunque no podamos contar con impulsos histó-
r_epubhca democrática en lo referente a sus instituciones po- ricos benignos que la favorezcan, no somos meras víctimas de
l~ucas. En lo referente a las libertades de prensa y opinión, la fuerzas ciegas sobre las que no tenemos ningún control. Con
libertad de expresión estaba seriamente limitada, particular- una adecuada comprensión de lo que exige la democracia y
~~nte si se_ejercía pru:-a criticar al monarca. La oposición po-
la voluntad de satisfacer sus requerimientos, podemos actuar
huca care~1a el~. legahdad_ y legitimi~ad. La "Leal oposición para preservar las ideas y prácticas democráticas y, aún más,
de Su M_aJeStad -~ra una tdea que aun no había aparecido. avanzar en ellas.
Los partidos pohucos eran ampliamente condenados como
peligrosos e indeseables. Las elecciones sufi·ían de una noto-
ria corrupción por parte de los agentes de la Corona.
?e
El av_ance las !deas y prácticas democráticas dependía
de_la_ ex1ste~CJa de C_tertas condiciones favorables que aún no
ex1suan. ~!entras solo unos pocos creían en la democracia y
estaban dtspuestos a luchar por ella, los privilegios existentes
se manteman con la ayuda de gobiernos no democráticos.
Aun cuando mucha más gen te llegara a creer en las ideas y fi-
nes democráticos, seguirían precis{mdose otras condiciones
para alcanzar una ulterior democratización. Más adelante,
en la parte IV, describiré algunas de estas condiciones, las más
importantes.
E_ntre tanto, debemos recordar que, tras los prometedores
comtenzos esquematizados en este capítulo, la democratiza-
ción no evolucionó siguiendo un camino ascendente hasta
nuc tros días. Hubo subidas y caídas, movimientos de resisten-
c_ia, rebclione , guerras civiles, revoluciones. Durante algunos
s1glos, el ascenso de las monarquías centralizadas inYirtió algu-
nos de los ~v-dnces anteriores -incluso aunque, irónicamen-
te, estas mtsmas monarquías pudieran haber contribuido a
crear algunas ele las condiciones que serían favorables a la de-
mocratización a largo plazo.

-32 33
CAPÍTULO III
¿QUÉ QUEDA POR DELANTE?

C uando discutimos sobre la democracia, quizá nada induz-


ca más a la confusión que el simple hecho de que "democra-
cia" se refiere tanto a un ideal como a una realidad. Muchas
veces somos incapaces de aclarar esta distinción. Por ejemplo:
Alan dice, "creo que la democracia es la mejor forma de
gobierno posible".
Beth replica, "¡debes estar loco al pensar que el así llama-
do gobierno democrático de este país es el mejor que poda-
mos tener! Va) a, ni siquiera pienso que tenga mucho de de-
mocrático".
Alan se refiere, desde luego, a la democracia como un ideal,
mientras que Beth alude a un gobierno efectivo general-
mente llamado democracia. A menos que Allan y Beth dejen
claro cuál es el significado al que cada uno de ellos se reflere,
acabarán enredándose en un diálogo de sordos. Por mi lar-
ga experiencia sé lo fácil que es caer en esto -incluso, lamen-
to d~cirlo-, entre colegas con profundos conocimientos so-
bre tdeales y prácticas democráticas.
Para evitar este tipo de confusión basta generalmente con
que dejemos claro cuál es el signmcado al que nos referimos:
. Alan continúa, "Oh, no me refería a nuesrro gobierno efec-
b.vamcnte existente. Respecto de él estaría inclinado a estar
de acuerdo contigo."
. Beth contesta, "Bien, si estás hablando de gobiernos ideales,
plenso que tienes toda la razón. Creo que como ideal, la de-
mocracia es la mejor forma de gobierno. Por eso me gustaría

35
!..A DD10CRI\CIA ROBERT A. DAHl.

que nuesu·o propio gobierno fuera mucho más democrático re con juicios sobre políticas públicas. Por ejemplo, al-
de lo que realmente es." ~en que dice, "El gobier.no de~ería_ es~?Iccer un progra-
Los filósofos se han enredado en interminables debates so- ma de seguro médico umversal esta diCiendo, en efecto,
bre las diferencias que existen entre nuestros juicios sobre fi- que (1) la salud es un bu~n.fin, (2) que el gobierno _d~be
nes, objetivos, valores y otros de esta naturaleza, y nue trosjui- aspirar a conseguir ese obj~Uvo, y (~) que el seguro medtco
cios sobre la realidad, lo efectivo. Emitimos juicios del primer universal constituye el meJor medto para alcanzar ese fin.
tipo en respuesta a cuestiones como "¿Qué debo hacer? ¿Cuál Además, hacemos un gran número de juicios empíticos,
es la cosa correcta que he de hacer?". Hacemos juicios del se- como en (3), que representan el mejor juicio que pode-
gundo tipo cuando respondemo a cuestiones como "¿Qué mos hacer ante grandes incertidumbres. Estas no son con-
jmedo hacer? ¿Qué opciones se abren ante mí? ¿Cuáles son las clusiones "científicas" en sentido estricto. Muchas veces se
consecuencias previsibles derivadas de mi elección x en vez apoyan sobre una amalgama de evidencia fu ene, e'~dencia
de y?" Una etiqueta conveniente para referirse a los primeros débil, evidencia nula e incertidumbre.Juicios como éstos a
es la de juicios de valor (o juicios morales) , para los segundos, veces se llaman "prácticos" o "prudenciales". Finalmente,
la de juicios empíricos. un importante tipo de juicio práctico consiste en ponderar
\'Cntajas para un valor, persona, o grupo frente a los costes
inducidos a otro valor, persona o grupo. Para describir si-
Paü:zbras sobre palabras tuaciones de esta naturaleza algunas veces tomo prestada
una expresión utilizada a menudo por los economistas y
A pesar de que los filósofos se han enzarzado en intermina- digo que debemos elegir entre varias transacciones de al-
bles debates sobre la naturaleza de los juicios de valor y los ternativas posibles en nuestros fines. A medida que vaya-
juicios empíricos y las diferencias entre un tipo de juicios y mos progresando, nos encontraremos con todas estas va-
otro, no hemos de preocuparnos aquí por estas cuestiones riantes de juicios de valor yjuicios empíricos.
filosóficas, ya que en la vida cotidiana estamos bastante acos-
tumbrados a distinguir entre cosas reales y cosas ideales.
Aun así, debemos tener en cuenta que la distinción entre fJ:-.JES DEMOCRÁTICOS Y REALIDADES EFECI'fVAS
juicios de valor yjuicios empíricos es útil, siempre que no la
llevemos demasiado lejos. Si afirmamos, "Un gobierno Aunque es útil distinguir entre ideales y realidad, es preci-
debe dotar de igual consideración al bien y a los intereses so comprender también cómo se conectan los fines o ideales
de cualquier persona vinculada por sus decisiones", o "la democráticos a la realidad democrática. En capítulos sucesi-
felicidad es el bien superior", estamos cerca de emitir los \'OS habré de ir explicando con mayor profundidad estas co-
juicios de valor más "puros" posibles. Un ejemplo en el ex- nexiones. Entre tanto, permítanme utilizar este mapa como
tremo opuesto, una proposición estrictamente empírica. una burda guía sobre lo que queda por delante.
es la famosa ley de la gravitación universal de Newton, que Cada una de las cuatro variable bajo Ideal y Real se rcfic-
establece que la fuerza entre dos cuerpos es directamente r{' a una cuestión fundamental.
proporcional al producto de sus masas e inversamente pro-
porcional al cuadrado de la distancia entre ellas. En la prác- ¿ {bté l'!> la democracia? ¿Qué significa la demorraria? En otras pala-
Lica, muchas afirmaciones contienen o implican elementos bras.' ¿qué criterios deberíamos utilizar para poder determinar si un
de ambos tipos de juicios. Esto es lo que ocurre casi siem- gob1emo es democrático y hasta qué punto IJJ es?

37
LA OE\IOCIV.CI \ ROBF.RT A. OA!II

el pasado, o cómo han llegado a aparecer los gobiernos de-


CUADR03 mocráticos. Las personas pueden favorecer la democracia
LOS ELEMENTOS PRJNCIPALES por muchas razones. Algunos, por <Yemplo, favorece_rán la
democracia sin apenas pensar por que lo hacen; en su uempo
IDEAL RL\L
y Jugar, fingir estar de acuerdo con la democracia puede ser
Fmes ideales Gobiernos democráticos reales ¡0 que convencional o tradicionalmente se hace. Algunos po-
drán aceptar la democracia porque piensen que con un go-
¿Qué es la democracia? ¿Qué iustitudonc:. requiere
bierno democrático tendrán mayores posibilidades de h a-
la democracia? cerse ricos, o porque la política democrática les abre una
(Capítulo IV) (Pune 111) prometedora carrera política, o porque alguien a quien ad-
miran les dice que lo hagan, etcétera.
¿Por qué la democracia? ¿Qué condiciones fa\•orccc na
la democracia?
¿Hay razones para apoyar la democracia que sean de ma-
(Capítulo V-VII) (Parte f\') yor relevancia general, quizá incluso de relevancia universal?
Creo que las hay. Las discutiremos en los capítulos V a Vll.

Dados los limites y posibilidades del mundo real, ¿qué instituciones


Creo que un sistema democrático debe satisfacer cinco políticas son necesarias para satisfacer los estándares ideales de la
criterios y que un sistema que incorpore estos criterios se1ia mejor manera posible?
plenamente democrático. En el capítulo IV describo cuatro
de estos criterios, y en los capítulos V1 y VII muestro por qué Como veremos en el capítulo siguiente, en distintos tiempos
necesitamos un quinto. Recordemos, sin embargo, que los cri- y lugares se han llamado democracias o repúblicas a sistemas
terios describen un sistema democrático ideal o perfecto. 1 in- con instituciones políticas significativamente diferentes. En el
guno de nosotros, supongo, piensa que podamos realmente último capítulo encontramos una razón por la cual se diferen-
alcanzar un sistema perfectamente democrático, dada la cian las instituciones democráticas: han sido adaptadas a enor-
cantidad de limitaciones que se nos imponen en el mundo mes diferencias en el tamaño o la escala de las unidades políti-
real. Aun así, los criterios nos dotan de estándares frente a cas -en población, territorio o ambos-. Algunas unidades
los cuales podemos comparar los logros y las imperfecciones políticas, como un pueblo inglés, por ejemplo, son minúsculas
que todavía perduran en los sistemas políticos efectivos y en en territorio y población; otros, como China, Brasil o los Esta-
sus instituciones, y pueden guiarnos para alcanzar solucio- d_os Unidos, son gigantes en ambas dimensiones. Una pequeña
nes que nos acerquen al ideal. Ciudad o población puede satisfacer razonablemente bien los
~rit~rios democráticos sin necesidad de poseer algunas de las
¿Por qué la democracia?¿ Qué razones podemos aportar para msutuciones que se requerirían en, digamos, un extenso país.
creer que la democracia es el mejor sistema político?¿ Qu,é valores Desd~ el siglo XVIli, sin embargo, la idea de la democracia
están mejoT atendidos jJor la democracia? se ha aplicado a países enteros: Estados Unidos, Francia, Gran
Breta~a, Noruega, japón, India ... Instituciones políticas que
Al contestar a estas preguntas es esencial tener en cuenta pare_c1an necesarias o deseables para la democracia a la pe-
que no sólo estamos inquiriendo sobre el por qué las perso- quena escala de una población o una ciudad, resultaron ser
nas apoyan hoy a la democracia, o por qué la han apoyado en completamente inadecuadas para la escala considerable-

38 39
L~ DDIOCRACIA ROBF.RT A. 0AIII

me~ t~ superior de un país moderno. Las instituciones políti- Desde luego, las respuestas que poseemos no pueden, en
cas tdoneas para una cmdad no lo selian en absoluto incluso odo alguno, liberarse de la incertidumbre. Aun así, nos
para países pequeños en una escala global, como Dinamarca :Crecen el punto de partida más firme para bu car solucio-
o los Países Bajos. En consecuencia, en los siglos XlX y xx se nes que hayamos tenido nunca.
des~rolló un nuevo conjun to de instituciones, en parte pa-
rectdas a la~ de las democracias y repúblicas más tempranas,
pero que, vtstas en su conjunto, constituyen un sistema políti- D EJ L'IC!OS DE VALOR A JUICIOS EMPÍRICOS
co enteramente nuevo.
El capítulo II ofrece un breve esbozo de este desarrollo Antes de abandonar el mapa, deseo llamar la atención so-
h istórico. En la parte III describo más en profundidad las ins- bre un importante cambio a medida que pasamos de izquier-
tituciones políLicas de las democracias reate y cómo se dife- da a derecha. Al preguntar "¿qué es la democracia?" hace-
rencian en aspectos importantes. mos juicios que dependen casi exclu ivamente de nuestros
Una cautela: decir que cier tas instituciones son necesarias valores, o de lo que creemos que es un fin bueno, justo o de-
no equivale a decir que basten para alcanzar la democracia seable. Cuando pasamos a la pregunta "¿por qué la democra-
perfecta. En todo país democrático existe un desfase sustan- cia?" nuestros juicios dependen todavía en gran medida de
cial entre democracia ideal y democracia real. Este con u-aste valores ideales, pero también de nuestro valore · sobre cone-
nos plantea un de afio: ¿podemos encontrar formas de ha- xiones causales, límite y posibilidades en el mundo real que
cer más democráticos a los paí ·es "democráticos"? nos rodea --es decir, de juicios empíricos-. Aquí comenza-
Si incluso los países "democráticos" no lo son plenamente, mos a apoyarnos más profundamente en interpretaciones
¿qué podemos decir de aquellos países que carecen de algu- de evidencias, hechos y hechos supuestos. Cuando u-atamos de
nas o de todas las instituciones políticas principales de la de- decidir qué instituciones políticas requiere realmente la
mocracia moderna, de los países no democráticos? ¿Cómo, y democracia, nos apoyamos más en evidencia yjuicios empí-
si acaso, pueden hacerse más democráticos? En efecto, ¿a ricos. Pero, aquí también, lo que nos importa depende en
qué se debe que algunos países hayan llegado a ser relativa- parte de nuestros juicios previos sobre el significado y el valor
mente más democráticos que otros? Estas preguntas nos con- de la democracia. En efecto, la razón por la que nos puede
ducen a otras más. ¿Qué condiciones de un país (o de cual- preocupar la naturaleza de las instituciones políticas en el
quier otra unidad política) favorecen el desarrollo y la mundo real es que los valores de la democracia y sus criterios
estabilidad de las instituciones democráticas? Y, a la inversa, son importantes para nosotros.
¿qué condiciones son propensas a prevenir o impedir <;U de- Cuando alcanzamos la parte derecha del mapa y nos pro-
sarrollo o estabilidad? ponemos determinar qué condiciones favorccen el desarrollo
En el mundo de hoy estas preguntas son de una impor- Yla estabilidad de las institucione · democráticas, nuestros jui-
tancia extraordinaria. Afortunadamente, a finales del siglo xx cios son directamente empíricos; dependen completamente
tenemos respuestas mucho mejores que las que se podían d~ cómo interpretamo la evidencia a nucsu-a disposición. Por
obtener hace sólo unas pocas generaciones y mucho mejores ejemplo, ¿contribuyen o no significativamente los \'alares de-
que las de cualquier tiempo anterior en la historia conocida. mocrático a la supervivencia de las instituciones políticas
En la parte IV presento las respuestas que podemos ofrecer a dcn:o.cJ."áticas? Pero aquí, una vez más, la razón por la que es-
estas preguntas cruciales ahora que el siglo xx esrá llegando lOS.JlliCJOS empíricos son importantes y relevantes para noso-
a su fin. tros es que nos preocupan la democracia y sus \ello res.

-lO 41
L\ DE~OCRACIA

Nuestro camino, pues, nos conducirá de la exploración SEGUNDA PARTE


de ideales, tines y valores en la parte II a las descripciones
mucho más empíricas de las instituciones democráticas en la
parte III. Entonces estaremos en condiciones de continuar
en la parte IV con una descripción de las condiciones que
son favorables o desfavorables para las instituciones políticas
democráticas, donde nuestros juicios serán de natu¡·aleza
casi exclusivamen te empírica. Finalmente, en el último capí-
tulo describiré algunos de los desafíos a los que la democra-
cia se enfrenta en los años venideros.
DEMOCRACIA IDEAL

42
CAPíTULO IV
¿QUÉ ES LA DEMOCRACIA?

Todos tenemos fines que no podemos conseguir por noso-


tros mismos. Pero algunos de ellos los podemos alcanzar coo-
perando con otros que compar ten fines similares.
Supongamos, entonces, que para alcanzar determinados
objetivos comunes, algunos cientos de personas acuerdan
constituir una asociación . Podemos dejar de lado cuáles sean
los fines concretos de la asociación para centrarnos estricta-
mente en la cuestión que lleva el útulo de este capítulo: ¿Qué
es la democracia?
En la primera reunión, sigamos suponiendo, algunos miem-
bros sugieren que su asociación necesita una constitución.
Su postura es recibida favorablemente. Al suponerse que al-
guien posee alguna habilidad en estas cuestiones, un miem-
bro propone que dicha persona sea invitada a elaborar una
constitución, que luego presentará en una reunión posterior
para ser sometida a la consideración de otros miembros. Esta
propuesta es adoptada por aclamación.
Al aceptar esta tarea, la persona encargada de elaborar la
constitución puede decir algo similar a lo que sigue:
• ~reo que comprendo los fmes que compartimos, pero no
~ ~omo hemos de proceder a la hora de adoptar nuestras de-
Cisiones. Por ejemplo, ¿queremos una constitución que con-
fie a algunos de los más capaces y mejor informados de entre
nosotros la autoridad de adoptar todas nuestras decisiones
más.
Importantes? Este arreglo no sólo puede asegurar deci-

43
L\ J)t:\tOCRA< tA RORERT A. DAHL

ione más sabias, sino también ahorrarnos al resto una gran . n pr;mer ministro, es elegido por el parlamento. Po-
cantidad de tiempo y esfuerzo." ovo, u difi . .
drí señalarse fácilmente muchas otras erenc1as Importan-
Los miembros rechazan abrumadoramente una solución teS ~o hay, al parecer, una única constitución "democrática"
en estos términos. Un miembro, a quien calificaré como el ( ~estión a la que volveré en el capítulo X).
Hablante Principal, arguye: e Nuestro redactor constitucional comenzará a preguntar-
"Respecto a las cuestiones más importantes sobre las que ahora si estas consútuciones tienen algo en común que
ha de pronunciarse esta asociación, nadie entre nosotros es ~stifique su pretensión de ser "democráticas". Y, ¿son algu-
más sabio que el resto en el sentido de que sus decisiones de- Jnas qui7 á más democrá~cas que o~as? ¿Qué signif1ca e~o d~
ban prevalecer automáticamente. Incluso aunque algunos democracia? Por desgraCia, en segmda aprende que el termi-
miembros puedan tener más conocimientos sobre alguna no se usa en un número sorprendentemente amplio de sen-
cuestión en un determinado momento, todos somos capaces tidos. Sabiamente decide ignorar esta desesperanzadora va-
de aprender lo que necesitamos saber. Desde luego, habre- riedad de definiciones, ya que su tarea es más específica:
mos de discutir lo asuntos y deliberar entre nosotros antes de diseñar un conjunto de reglas y principios, una constitución,
alcanzar una decisión. Una de las razones por las que consti- que determinará cómo habrán de adoptarse las decisi~ne.s
tuimos esta asociación es para deliberar y discutir y decidir de la asociación. Y su constitución debe ajustarse a un pnnCI-
después sobre políticas. Pero todos estamos cualificados por pio elemental: que todos los miembros deben ser tratados
igual para participar en la discusión de las cuestiones y decidir (bajo la constitución) como si estuvieran igualmente cualifi-
después sobre las políticas que debe seguir nuestra asocia- cados para participar en el proceso de toma de decisiones so-
ción. Por consiguiente, nuestra constitución debería apoyar e bre las políticas que vaya a seguir la asociación. Con indepen-
sobre tal presupuesto. Debería garantizarnos a todos nosotros dencia de lo que se decida para otras cuestiones, en el
el derecho a participar en las decisiones de la asociación. Por gobierno de esta asociación todos los miembros deben de
decirlo claramente, dado que todos estamos igual de cualifica- considerarse como políticamente iguales.
dos, deberíamos gobernarnos democráticamente."
La ulterior discusión revela que los puntos de vista esta-
blecidos por el Hablante Principal se ajustan al punto de vis- CRITERIOS DE UN GOBIERNO DEMOCRÁTICO
ta predominante. Entonces acuerdan elaborar una constitu-
ción acorde con esos supuestos. Den u·o de la enorme y a m en u do im peneu·able maleza de
Pero quien emprende tal tarea descubre rápidamente que ideas que existen sobre la democracia, ¿es posible identificar
di tintas asociaciones y organizaciones que e califican a sí algunos criterios que deban ser atisfechos por el proceso de
mismas como ''democráticas" han adoptado muchas constinl- gobierno de una asociación para cumplir la exigencia de que
ciones distintas. Inclu o entre países "democráticos", encuen- sus miembros tienen el mismo derecho a participar en las de-
Ua que las constituciones e diferencian en aspectos impor- cisiones políticas de la asociación? Hay, creo, al menos cinco
tantes. Por poner un ejemplo, la con titución de los E tados de esos criterios:
Unidos asegura un ejecutivo poderoso en la Presidencia y al Participación efectiva. Antes de que se adopte una política
mismo tiempo un fuerte legislativo en el Congreso; y cada por la asociación, todos los miembros deben tener oportuni-
uno de ellos es relativamente independiente del otro. Como dades iguales y efectivas para hacer que sus puntos de vista
contraste, la mayoría de los paises europeos han preferido sobre cómo haya de ser la política sean conocidos por los
un sistema parlamentario en el que la cabeza del poder ejecu- otros miembros.

4G 47
LA DEMOCRACIA Ront.RT A. DAIIl

Igualdad de voto. Cuando llegue el momento en el que sea ~~ m uchas posibilidades. ¿Tenemos buenas razones para
. .
a~optada finalmente la decisión sobre la política, todo tar estos criterios en parucular para estar en prcsenoa
adop , .
miembro debe tener una igual y efectiva oportunidad de vo- de un proceso democrauco.1
tar, y todos los votos deben contarse como iguales.
Comprensión ilustrada. Denu·o de límites razonables en lo
relativo al tiempo, todo miembro debe tener oportunidades ·POR QUÉ ESTOS CRJTERJOS?
iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternati- e
vas relevan tes y sus consecuencias posibles. La respuesta breve es simplemente és~: cada un~ de ellos
es necesario si lo miembros de la comumdad (con mdeyen-
CUADR04 dencia de cuál sea su número) han ~e. ser tguales P?h~:a­
¿QUÉ ES lA DEMOCRACIA? mente a la hora de determinar las poliUcas de la asoctaoon.
Por decirlo con otras palabras, desde el momento en que se
IJ\ Ot:MOCHACIA OnU;CE 0 1'0RTVN1DADES PARA:
incumple cualquiera de estos requisitos, los miembros no se-
l . Participación efectiva rán iguales políticamente.
2. Igualdad de ,·oto Por ejemplo, si a algunos miembros se les dan may~res
3. Alcanzar una comprensión ilustrada oportunidades que a otros para expresar sus puntos de vtsta,
4. Ejercitar el control final sobre b agenda sus políticas tendrán mayores posibilidades de prevalecer.
5. Inclusión de los adultos En el caso extremo, al reducir oportunidades para discutir las
propuestas de la agenda, una exigua minoría de los miembros
puede, en efecto, determinar las políticas de la asociación. El
Control de la agenda. Los miembros deben tener la oportu- criterio de La participación efectiva está destinado a evitar este
nidad exclusiva de decidir cómo y, si así lo eligen, qué asun- resultado.
tos deben ser incorporados a la agenda. De esta forma, el O, supongamos que los votos de los distintos miembros se
proceso democrático exigido por los tres criterios preceden- cuentan de forma desigual. Imaginemos, por cje~plo, que
tes no se cierra nunca. Las políticas de la asociación están se atribuye a los votos un peso distinto en función de la can ti-
siempre abiertas a cambios introducidos por sus miembros, dad de propiedades de cada miembro, y que hay grandes di-
si éstos así lo deciden. ferencias entre ellos en las propiedades que poseen. Si cree-
Inclusión de los adultos. Todos o, al menos, la mayoría de los mos que todos los miembros están igual de bien cualificados
adultos que son residentes permanentes, deben tener los para participar en las decisiones de la asociación, ¿por qué
plenos derechos de ciudadanía que están implícitos en los han de contar bastante más los votos de unos que los de
cuatro criterios anteriores. Antes del siglo xx este criterio era otros?
inaceptable para la mayoría de los defensores de la democra- Aunque los primeros dos critetios parecen casi evidentes
cia. Para justificarlo habremos de examinar por qué debemos en sí mismos, podría ponerse en cuestión que sea necesario o
tratar a los ou·os como a nuestros iguales políticos. Después apropiado el criterio de la comprensión ilustrada. Si los miem-
de haber explorado esta cuestión en los capítulos VI y VII, bros están igualmente cualificados, ¿por qué pensamos que es
volveré al criterio de la inclusión. nec~sario e te criterio? Y si los miembros no están igualmente
Entre tanto, podremos preguntarnos si los cuatro prime- cuahficados, ¿por qué diseñar entonces una constitución bajo
ros criterios no son más que meras selecciones arbitrarias de el presupuesto de que sí lo están?

48 49
Ll l)f \l()(J(¡\(;1¡\ ROBF RT A. DAIII

Sin embargo, como dijera el Hablante Principal, el princi- · ·o'n no actuará nunca en contra. de us intereses, por-
asooact
pio de la igualdad política presupone la idea de que todos Jo · nas' autorizará que e avance nmguna propuesta que
queJal
miembros están igual de bien cualificados para participar en pueda hacerlo. .
las decisiones siernpn! que tengan adecuadas oportunidade Trtl!i una reflexión, nuestro constituyente rechaza su pro-
de instruirse sobre las cuestiones relativas a la asociación me- pues·ta, porque viola el principio de la igualdad
. política
. . que ,
diante la indagación, discusión y deliberación. El tercer cri- le han encargado mantener. Por el con~·ano, e me1mara~
terio está dirigido a asegurar que cada miembro posee estas
bu.scar arreglos constitucionales que sausfagan.
el cuarto en-
1 .
oportunidades. Su núcleo fue establecido en el ru1o 431 a.C. terio \ aseguren así que el control final reca1ga en os miem-
por Pericles, el líder ateniense, en una famosa oración que bros como un tódo.
conmemoraba a los muertos de la ciudad en la guerra: "Nues- Para que los miembros sean iguales políticos en el gobier-
tros ciudadanos corrientes, si bien dedicados a otras activida- no ele lo asuntos de la asociación deben satisfacer e, pues,
des, entienden no menos de los asuntos públicos ... y en vez todos y cada uno de los cuatro criteri~s. Hemos descu~ie~·~o,
de considerar la deliberación como un perjuicio para la ac- parece, Jos criterios que deben cumphrse por una asocJaCJOn
ción, la con ideramos como un preliminar antes de pasar de si ha de gobernarse por un proceso democrático.
hecho a ejecutar lo que es preciso" 1•
Puede parecer suficiente con :1doptar los tre primeros
criterios en su conjunto. Pero supongamos que unos pocos Al GC:-\AS CUESTIO'lES CRCCIALES
miembros se oponen ecretamente a la idea de que todos de-
ban ser tratados como iguales políticamente en el gobierno ¿Hcmo contestado ya a la pregunta sobre "qué es la de-
de los asuntos de la asociación. En realidad dicen que los in- mocracia"? ¡Como si esta pregunta wviera una respuesta tan
tereses de los grandes propietarios son más importantes que sencilla! A pesar de que la respuesta que acabo de ofrecer
los intereses de los ou·os. Aunque, arguyen, Jo mejor sería constituye un buen punto de partida, sugiere muchas más
que se dotara a los votos de los grandes propietarios de un preguntas.
peso superior que les permitiera ganar siempre, esto parece Por empezar, aun cuando los criterios se pudieran aplicar
estar fuera de lugru·. Lo que se precisa, en consecuencia, es provecho amente al gobierno de una mU}' pequeña asocia-
una provisión que les permita pre\'alecer con independencia ción voluntaria, ¿son realmente aplicable· al gobierno de un
de lo que una mayoría de miembros pueda adoptar en una Estmlo?
votación libre y equitativa.
Valiéndose de una solución ingenio a, proponen una Palabras sobre palabras
constitución que satisfaga adecuadamente los u·e primeros
criterios y que en ese entido pareciera er plenamente de- Dado que el término Estado se usa a menudo de forma im-
mocrática. Pero para anular dichos criterios proponen el re- precisa y ambigua, permítanme decir brevemente lo que
quisito de que en las asambleas generales los miembros sólo e~tiendo por tal. Por Estado entiendo un tipo muy espe-
puedan discutir y votar sobre asuntos que han sido previa- ctal de asociación que se distingue por la extensión en la
mente introducidos en la agenda por parte de un comité eje- q_ue_~_mre todos aquello sobre lo que rei\'indica su ju-
cutivo; y la pertenencia a dicho comité ejecutivo se reduce nschcnon- puede aseo-urar la obediencia de sus reglas
sólo a los grandes propietarios. Al controlar la agenda, esta por medio de sus super~ res medios de coerción. Cuando
minúscula camarilla puede estttr bastante segura de que la la gente habla del "gobierno", generalmente hace refe-

30 51
L\ DE.\tOCRAUA ROIIf.RT A. 0AHt

renda al gobierno del Estado bajo cuya jurisdicción vive.


- . · real llegar a ser plenamente
cton . democrática?. ¿Es.• posible
e en e1 mundo real todo miembro de una asoc1ac10n tenga
Con raras excepciones, a lo largo de la historia los Estados qdu erdad iguales posibilidades de participar, de obtener una
han ejercido su jurisdicción sobre un pueblo que ocupa- ev
comprensión informada de los asuntos, y de m · f1 wr
· en 1a
ba un cierto territorio (aunque este territorio estu,~era a agenda? _. .
veces poco delimitado o fuera discutido). Podemos pen- Probablemente no. Pero en e e caso, ¿son uules estos cn-
sar así el Estado como una entidad territorial. Aunque en terios? ¿O son meras ilusiones, esperanzas utó~icas de lo im-
algunas épocas y lugares el territorio del Estado no ha posible? La r~spuesta, formulada de. mod~ s1m~ le, es que
sido mayor que una ciudad, en siglos recientes los Estados son tan útiles como pueda serlo cualqmer estandar tdeal, y son
han reivindicado su jurisdicción sobre países enteros. más relevantes y eficaces que muchos de ellos. Nos ofrecen
una medida a partir de la cual podemos evaluar las actuacio-
Podrían ponerse muchas pegas a mi conciso intento por nes de asociaciones reales que se pretenden democráticas.
expresar el significado de la palabra Estado. Los escritos so- Pueden sen~r como g uías para conformar y reajustar deter-
bre el E tado de los filósofo· políticos y del derecho proba- minados arreglos, constituciones, prácticas e instituciones
blemente requerirían una cantidad de papel suficiente como política . Para todos aquellos que aspiran a la democracia
para consumir un pequeño bosque. Pero lo que he dicho pueden suscitar también cuestiones relevantes y ayudar en la
creo que ervirá a nuestros propósitos 2. húsqueda de respuestas.
Volvamos, entonces, a nuestra pregunta. ¿Podemos aplicar Como nunca se sabe si algo es bueno hasta que se pone a
nuestros criterios al gobierno de un Estado? ¡Desde luego prueba, en los capítulos siguientes espero poder mostrar
que podemos! De hecho, el Estado ha constituido el foco pri- como pueden contribuir estos criterios a orientarnos en las
mario de las ideas democráticas. Si bien ou·o tipo de asocia- soluciones de algunos de los problemas cen u·ales de la teoría
ciones, en particular algunas asociaciones religiosas, han ju- y práctica democráticas.
gado un papel en la reciente historia de las ideas y prácticas Una tercera cuestión: Partiendo de la base de que los cri-
democráticas, desde el comienzo de la democracia en la Gre- terios pueden servirnos como una orientación útil, ¿hay algo
cia y Roma antiguas, las instituciones políticas que general- más aparte de ellos que podamos necesitar a la hora de dise-
mente pensamos como características ele la democracia fue- ñar instituciones políticas democráticas? Si, como imaginé
ron de arrolladas fundamentalmente para democratizar el arriba, habíamos encargado a alguien la tarea de diseñar una
gobierno de lo Estados. constitución democrática y de proponer las instituciones
Quizá merezca la pena repetir que, como cualquier ou-a efectivas de un gobierno democrático, ¿podría pasar esta
asociación, ningún Estado ha poseído jamás un gobierno persona directamente de los criterios al diseño? Obviamente
que haya estado completamente a la altura de los criterios de no. Un arquitecto armado únicamente con los criterios a por-
un proceso democrático. No parece que ninguno lo consiga. lados por el cliente -en lo relativo a ubicación, tamaño, esti-
Aun así, como espero mostrar, los criterios aportan un están- 1~ general, número y tipo de habitaciones, costes, plazos, et-
dar muy útil para medir los logros y las posibilidades del go- cet~ra- sólo podría dibujar los planos después de haber
bierno democrático. temdo en cuenta un gran número de factores concretos. Así
Una segunda cuestión: ¿Es realista pensar que una asocia- ocur~c también con las instituciones políticas.
ción pueda llegar alguna vez a satisfacer plenamente est~s Como hayamos de interpretar meior nuestros estándares
democraucos,
-· · :.~
criterios? Por decirlo con otras palabras, ¿puede una asoc1a- aphcarlos a asociaciones concretas, y crear las

52 53
prácticas e instituciones políticas que requieren no es, de de
luego, una tarea sencilla. Para hacerlo hemos de ir directa-
CAPÍTULO V
mente a las realidades política efectivas, donde nuestras ¿POR QUÉ LA DEMOCRACIA?
elecciones precisarán de innumerables juicios teóricos }'
prácticos. Entre otras dificultades, cuando tratamos de apli-
car varios criterios --en este caso, cuatro al menos-, proba-
blemente descubrire mos que a veces u nos entran en conflic-
to con o tros, y habrem os de saber e njuiciar transacciones
alternativas sobre valores en conilicto. Esto lo descubriremos
e n nuestro análisis de las constiwcioncs democráticas en el
capítulo X.
Finalmente, una cuestión más importante todavía: los
puntos de vista del Hablante Principal fueron aceptados, pa- ¿Por qué hemos d e apoyar la democracia? Má~ específi ca-
rece, sin que nadie los desafiara. Pero ¿por qué habrían de mente, ¿por qué hemos de apoyar la democrac1a en el go-
erlo? ¿Por qué deberíamos creer que la democracia es desea- bierno del Estado? El Estado, recuerde, es una asociación
ble, particularmente en el gobierno de una asociación tan única cuyo gobierno posee una exu-aordinaria capacidad
importante como el Estado? Y i la conveniencia de la demo- para obtener la obediencia d e sus reglas mediante (entre
cracia presupone la conveniencia de la igualdad política, otros medios) la fuerza, la coerción y la violencia. ¿Hay algu-
¿por qué habríamos de creer en algo que, bien mirado, pare- na forma mejor de gobernar el Estado? ¿Sería mejor un siste-
ce bastante ridículo? Pero, si no creemos en la igualdad polí- ma de gobierno no democrático?
tica, ¿cómo podemos apoyar la democracia? Si, por el contra-
rio, creemos en la igualdad política e ntre los ciudadanos de
un Estado, ¿no nos exig iría esto que adoptáramos algo pare- Palabras sobre palabras
cido al quimo criterio -la ciudadanía inclusiva?
Ahora nos ocuparemos de estas inquietantes cuestiones. A lo largo de este capítulo utilizaré el término democracia
de modo impreciso para referirme a gobiernos reales, no
ideales, que satisfacen los criterios establecidos en el últi-
mo capítulo en una extensión significativa, pero en abso-
luto plena. Algunas veces me valdré también de gobiemo
Pofmlnrcomo un término comprehensivo que no sólo in-
c.luyc los sistemas democráticos del siglo xx, sino también
51 temas que son asimismo democráticos en otros aspec-

tos, pero en los que una parte sustancial de la población


a~ul~_es excluida del sufragio o de ou·as formas de parti-
ctpaCJon política.

H;~<;t<~ el iglo xx la mayor parte del mundo proclamaba la


upcnondacl de los sistemas no democráticos, tanto en la tco-

3-t 33
LA Df\I()(RACI.\ RORfRT A. DAIII

ría como en la práctica. Hasta muy recientemente, una ma- do que cualquier alternativa no democrática? Permítanme
yoría preponderante de seres humanos -todos, en algunas aportar las razones. . . .
épocas- han estado sometidos a gobernantes no democráti- En comparación con cualqUier alternattva factible, la de-
cos. Y los líderes de los regímenes no democráticos general- mocracia posee al menos diez ventajas (cuadro 5).
mente han tratado de justificar su dominación invocando la
antigu~ y persistente pretensión de que la mayoría de las per- 1. La dmwcmria ayuda a evitar el gobierno df au Lécratas
sonas Simplemente no son competentes para participar en el rrueles )' depravados
gobierno del Estado. La mayoría de las personas saldría ga-
nando, según este argumento, si se limitaran a confiar la com- El problema qUizá más persistente y fundamental de la polí-
plicada tarea del gobierno a aquellos que son más abios que úca es el de evitar el gobierno autocrático. Durante toda la his-
ellos -como mucho a una minoría, quizá a una única perso- toria conocida, incluyendo nuestra propia época, los líderes
na-. En la práctica, estas racionalizacione nunca resulta- guiados por megalomanía, paranoia, interés propio, ideolo-
ron ser del todo eficaces, así que, cuando no bastaron lo ar- gía, nacionali mo, creencias religiosas. com~cciones de supe-
gumentos, se recurrió a la coerción. La mayoría de la gente rioridad innata, o puro impulso y sentimiento, han explotado
nunca consintió en ser gobernada por quienes se pretendían las excepcionales capacidades del Estado para la coerción y la
sus superiores; fue forzada a serlo. Esta concepción y práctica violencia con el objetivo de ponerlas al servicio de sus propios
más antigua de ninguna manera ha desaparecido, ni siquiera fines. Los co tes humanos del gobierno despótico rivalizan con
en nuesu·os días. De una u otra forma, la disputa sobre el go- los de la enfermedad, la hambruna y la guerra.
bierno de "uno, unos pocos, o muchos" está aún con nosotros. Veamos unos cuantos ejemplos del siglo xx. Bajo el gobier-
no de José Stalin en la Unión Soviética (1929-1953), muchos
CUADROS millones de personas fueron encarceladas por razones políti-
¿POR QUf: U\ DEMOCRACL\? cas, a menudo por el miedo paranoico de Stalin a conspira-
ciones en su contra. Se estima que veinte millones de fJersonas
LA Ot:MOCRAUA I'RODl:CE CONSH.LFSC.IAS OP•V.BJ E!.:
murieron en campos de trabajo, fueron ejecutadas por razo-
1. Evita la tiranía
nes políticas o perecieron durante la hambruna (1932-33)
2. Derechos esenciales
3. Libertad general que se produjo cuando Stalin obligó a los campesinos a incor-
4. Autodeterminación porarse a granjas de pmpiedad estatal. Aunque ou·os veint~
5. Autonomía moral millones de víctimas del gobierno de Stalin consiguieran o-
6. Desarrollo humano bre\ivir, tuvieron que soportar crueles suf6micntos 1• O tome-
7. Protección de intereses personales esencial e mos el caso de Adolfo Hitler, el dirigente autocrático de la
8. Igualdad política
Alemania nazi ( 1933-1945). Sin contar las decenas de millones
AoE~IAS.LA 01:..\JOCR.ICl\ MOilHI,, 1 l'IIOJ)L U
de; bajas militares y civiles producto de la 11 Guerra Mundial,
9. Búsqueda de la p:v. ~tler fue responsable directo de la muerte de seis millones de
1O. Prosperidad JUdíos en campos de concentración, así como de numerosos
oponentes, polacos, gitanos, homosexuales y miembros de
otros grupos sociales que se propuso exterminar. Bajo el lide-
A la vista de toda esta historia, ¿por qué deberíamo creer razgo despótico de Poi Poten Camboya ( 1975-l 979), losje-
que la democracia es una mejor forma de gobierno del Esta- meres Rojos asesinaron a un cuarto de la población de su

57
L\ I)F\ICKRt\1 lA RORF.Rr A. 0\111

pai ·: un caso, podría decirse, de genocidio autoiníligido. El poseen derecho al voto, pero que sistemáticamente pierden
temor de Poi Pota las clases instruidas era tal que fueron casi en las elecciones a favor de una mayoría? ¿1 o es eso a lo que
exterminadas: lle\a.r gafas o no tener manos callosas equivalía nos referimos cuando habla.Jnos de la "tiranía de la mayoría"?
casi literalmente a una pena de mue ·te. Desearía que la r espuesta fuera sencilla. Por desgracia, es
A decir verdad, la historia del gobierno popular no carece mucho más complicada de lo que pueda imaginar. La com-
de sus propias y erias sombras. Como todos los gobiernos, el plicaciones obedecen al hecho de que prácticamente toda
gobierno popular ha aclUado a veces injusta y crue lmente ha- ley o política pública, ya sea adoptada por una mayoría de-
cia personas de fuera de sus fronteras, gentes de otros Estados mocrática, una minoría oligárquica o un dictador benigno,
--cxu·a.njeros, habitantes de las colonias y otros-. A este res- está llamada a provocar algún daño a algunas personas. Di-
pecto, los gobiernos populares no se comportaron peor hacia cho llanamente, la cuestión no es si un gobierno puede dise-
los cxu·años d e lo que lo hicieran los gobiernos no democráti- ñar todas sus leyes de forma que ninguna de ellas lesione los
cos, y a vece se comportaron mejor. En algunos casos, como intereses de algún ciudadano. Ningún gobierno, ni siquiera
en la India, las potencias coloniales conu·ibuyeron, conscien- un gobierno democrático, puede estar a la altura de tal pre-
te o incon cientemcnte, a la creación de valores e institucio- ten ión. La cuestión es si, a largo plazo, un proceso democráti-
nes democráticas. Pero no deberíamos condonar las injusti- co tenderá a producir menos daño a los derecho e intereses
cias mo u·adas por paí es democráticos hacia los extra1'ios, de su ciudadano que cualquier ou·a alternativa no demo-
pues al hacerlo contradicen un prin cipio moral fundamental, crática. Aunque sólo ea porque los gobiernos democráticos
que -como veremos en el capítulo iguiente- ayuda a justi- impiden que lleguen a gobernar autocracia abusiva , satisfa-
ficar la igualdad política entre los ciudadanos de una d emo- cen e te requisito mejor que los gobiernos no democráticos.
cracia. La única solución a esta contradicción puede que con- Pero, precisamente porque las democracias son mucho
sista en imponer un código universal de derechos humanos menos tiránicas que los gobiernos no democráticos, los ciu-
que de hecho sea efectivamente respetado en todo el mundo. dadanos democráticos apenas pueden permitirse ser com-
Por muy importante que sea este problema y su solución, está, placientes. No podemos justificar razonablemente la comi-
sin embargo, fuera del ámbito de este pequei1o libro. sión de un crimen menor porque otros cometan crímenes
Un ele ·afio más directo a las ideas y prácticas democráticas mayores. Incluso cuando un país democrático, siguiendo
es el daño infligido por gobiernos populares a personas que vi- procedimientos democráticos, crea una injusticia, el resulta-
ven dentro de su jurisdicción y que están obligadas a obedecer do ... sigue siendo una injusticia. El poder de la mayorfa no se
sus leyes, pero que carecen de los derechos a participar en el convierte en el derecho de la mayoría3 .
gobierno. A pesar de que estas personas son gobernadas, no go- Con todo, hay otras razones para creer que las democra-
biernan. Afortunadamente, la solución a e te problema es ob- cias tienden a er más justas y respetuosas de los intere ·es hu-
via, aunque no sea iempre fácil de poner en práctica: los dere- manos básicos que las no democracias.
chos democráticos deben extenderse a los miembros de los
grupo excluidos. De hecho, e ta olución fue ampliamente 2. La democracia garantiza a sus ciudadanos ww cantidad
adoptada en los siglos XJX y x:< cuando fueron abolidos los lími- dP derechos fundamentales que los gobiemos no dmwrráliros
tes anteriores al derecho de stúragio y el ufragio adulto uni- no gamntizan ni puedmgarantizar
versal devino en la pauta básica del gobierno democrático2 .
¡Espere!, podremos decir. ¿Acaso los gobierno democráti- La democracia no e únicamente un procedimiento de
cos no pueden infligir druios a una minoría de ciudadru1os que gobierno. Dado que los derechos son elementos necesarios

5H
RORERJ A. D AIII

de las instituciones políticas democráticas, la democracia es nos llegan a conseguir disponer de alguna forma, por hablar
también inu·ínsecamente un sistema de derechos. Los dere- con realismo, de todos los derechos necesarios para la demo-
chos se encuentran entre lo pilares esenciales de un proceso cracia. El país ha hecho entonces una transición a la demo-
de gobierno democrático. cracia -como ha ocurrido con gran frecuencia a lo largo de
Consideremos por un momento los criterios democráticos la segunda mitad del siglo xx.
descritos en el último capítulo. ¿No es evidente que para sati~ Llegados a este punto, podría objetarse que la libertad de
facer esos cri eiios un sistema político habría de asegurar ne- palabra, digamos, no existirá simplemente por e l mero he-
cesariamente a sus ciudadanos algunos derechos? Tomemos cho de ser una parte de la definición misma de democracia.
la participaci .in efecti\·a: para satisfacer ese criterio, ¿no debe- ¿A quién le importan las definiciones? Seguramente diría-
rían poseer sus ciudadanos necesariamente un derecho a parti- mos que la conexión debe estar en algo que se encuentra
cipar y un derecho a expresar sus puntos de vista obre asuntos más allá de la definición. Y, desde luego, estaríamos en lo
políticos, a escuchar lo que otros ciudadanos tengan que de- cierto. Las instituciones que otorgan y protegen los derechos
cir, a discutir asuntos políticos con otros ciudadanos? O ten- y oportunidades democráticos básicos son necesarias para la
gamos en_ cuenta lo que exige el criterio de la igualdad de democracia: no simplemente como una condición lógica-
voto: los ciudadanos deben tener derecho a votar y a que sus vo- mente necesaria, sino como una condición empíricamente
tos cuenten equitativamente. Y así con otro criterios demo- necesaria para que exi ta la democracia.
cráticos: claramente, los ciudadanos deben tener un derecho a Aun a í podríamos preguntarno , ¿acaso no estamos aqui
investigar las alternativas, un derecho a participar a la hora de ante pura teoría, abstracciones, ante eljuego de teóricos, fi-
decidir cómo y qué debe ir en la agenda, etcétera. lósofos y otros intelectuales? Sin duda, podríamos ai1adir, se-
Por definición, ningún sistema no democrático otorga a ría demencial pensar que el apoyo de unos cuantos filósofos
sus ciudadanos (o súbditos) este amplio elenco de derechos ba tapara crear y sustentar la democracia. Y, desde Juego, es-
políticos. Si algún sistema político Jo hiciera, ¡se convertiría, taríamos en lo cierto. En la parte IV examinaremos algunas
por definición, en un sistema democrático! de las condiciones que aumentan las posibilidades de que la
Con todo, la diferencia no es una mera cuestión de defi- democracia sea mantenida. Enu·e ellas está la existencia de
niciones. Para satisfacer las exigencias de la democracia, los de- una amplia presencia de los valores democráticos entre Jos
rechos que le son inherentes deben estar efectivamente a di~ ciudadanos y líderes políticos, incluidos los relativo a los de-
posición de sus ciudadanos. No basta con prometer derechos rechos y oportunidades necesarios para la democracia.
democráticos en textos escritos, en la ley, o incluso en un docu- Afortunadamente, la necesidad de estos derechos} opor-
mento constitucional. Los derechos deben hacerse verdadera- tunidade no e algo tan ininteligible como para que no pue-
mente efectivos y estar efectivamente a disposición de los ciuda- da er comprendido por los ciudadanos corrientes y sus líde-
danos en la práctica. Si no lo están, entonces el sistema político re políticos. Para los estadounidense totalmente corriente
no es, a estos efectos, democrático, con independencia de lo de finale del siglo X\'111, por ejemplo, era bastante ob\-io que
que el gobernante pretenda; los adornos de "democracia" son no podían tener una república democrática sin libertad de
una mera fachada para un gobierno no democrático. expresión. Una de las primeras decisiones de Tomásjeffer-
Ante la atracción de las ideas democráticas, en el siglo xx on cle.s pué de haber accedido a la presidencia en 1800 fue
los gobernantes despóticos han encubierto muchas veces su la de abolir la infamante Ley de Extranjería y Sedición, apro-
dominio bajo un espectáculo de "democracia" y "eleccio- bada b~jo su antecesor,John Adams, que hubiera sofocado la
nes". Imaginemos, sin embargo, que en tal país los ciudada- expresión política. AJ hacerlo,Jefferson no sólo respo11día a

60 61
L\ OEMOCRJ\C:IA R08ERT A. 0AIIL

sus propias convicciones, sino también, según parece, a las na: "La libertad de que disfrutamos en nuesu·o gobierno se
opiniones ampliamente sostenidas por los estadounidenses extiende también a nuesu·a vida corriente" 4 .
corrientes de su tiempo. Si muchos ciudadanos son incapa- Indudablemente, la aseveración de que el Estado demo-
ces de comprender que la democracia exige ciertos derechos crático confiere una libertad má~ amplia que cualquier otra
fundamentales, o si dejan de apoyar a las instituciones políti- alternativa factible siempre se podría desafiar por quien creye-
cas, administrativas y j udiciales que protegen esos derechos, ra que todos alcanzaríamos una mayor libertad si el Estado
la democracia está en peligro. fuera abolido en su totalidad: la audaz pretensión de los anar-
Afortunadamente, este peligro disminuye bastante gra- quistaS 5 . Pero si tratamos de imaginar un mundo sin ningún
cias a una tercera virtud de los sistemas democráticos. Estado en absoluto, donde cada persona respetara los dere-
chos fundamentales de todas las demás personas y todas las
3. La democracia asegura a sus ciudadanos tm mayor ámbito de cuestiones que exigieran una decisión colectiva se adoptaran
libertad personal que cualquier alternativa factible a la misma pacíficamente mediante acuerdo unánime, seguramente con-
cluiríamos, como la mayoría de las personas, que eso es impo-
Además de todos los derechos, libertades y oportunida- sible. La coerción sobre algunas personas por parte de otras
des que son esu·ictamcnte necesatios para que un gobierno personas, grupos u organizaciones, sería demasiado proba-
sea democrático, los ciudadanos de una democracia tienen ble: por ejemplo, por personas, grupos u organizaciones que
la seguridad de gozar de una colección de libertades aún trataran de robar a otras los frutos de su trabajo, de esclavizar
más extensa. U na opinión sobre la conveniencia de la demo- o domin ar a los más débiles, de imponer su dominación sobre
cracia no puede existir con independencia de ou·as convic- otros o, sin abolición del Estado producirla una insoportable
ciones. En este conj unto se incluye la idea de que la libertad violencia y desorden - la "anarquía" en su sentido popular-
de expresión, por ejemplo, es deseable en sí misma. En el un buen Estado sería entonces superior al mal Estado que
universo de los valores o bienes, la democracia ocupa un pa- probablemente emanaría desde los cimientos de la anarquía.
pel crucial Pero no es el único bien. Como todos los demás Si rechazamos el anarquismo y suponemos la necesidad
derechos esenciales para el proceso democrático, la libertad d: l Estado, un Estado con un gobierno democrático asegura-
de expresión posee su propio valor, porque es insu·umental ra entonces un mayor grado de libertad que cualquier otro.
para la autonomía moral, el juicio moral y la vida buena.
Aún más, la democracia no sobreviviría durante mucho 4. ~a democracia ayuda a las personas a proteger sus propios
tiempo a menos que sus ciudadanos fueran capaces de crear Interesesfundamentales
y mantener una cultura política de apoyo, una cultura gene-
ral que efectivamente sustentara estas prácticas e ideales. La Todo , o casi todos, deseamos ciertos bienes: sobrevivir,
relación entre un sistema democrático de gobierno y la cul- estar protegidos, alimentos, salud, amor, respeto seguridad
tura democrática que lo sustenta es compleja, y volveremos famT

1 ·
la, am1gos, trabajo satisfactorio, ocio, y otros. La' pauta espe-'
sobre este punto en el capítulo XII. Baste con decir aquí, qu: ~fica de lo deseos de una persona seguramente se diferencia-
una cultura democrática con casi total seguridad subrayara ~ de.la gue gobierna a ou·a. La mayoría de las per o na~ desean
el valor de la libertad personal, y asi dotará de apoyo a dere- e~:;cttar algún control sobre los factores que condicionan, par-
0
chos y libertades adicionales. Lo que Pericles, el gran hom- Cl completamente, la satisfacción de sus deseos -alguna li-
bertadde 1 ·•
bre de Estado griego d~jera de la democracia ateniense en el e ecc1on, una oportunidad de conformar su vida de
acuerdo a .
431 a.C., puede igualmente aplicarse a la democracia moder- sus proptos fines, preferencia<;, gustos, valores, com-

62 63
ROBERT A. DAIII

promisos, creencias-. La democracia protege esta libertad y se aprende un hecho básico de la vida: aquello que uno desea
oportunidad mejor que ningún otro sistema político alternati- hacer entra en conflicto a veces con lo que otros quieren ha-
vo que haya sido diseñado jamás. 1adie ha presentado el argu- cer. Se aprende también que el grupo o los grupos a los que se
mento tan convincentemente comojohn StuartMill. quiere pertenecer siguen ciertas reglas o prácticas a las que
Un principio "tan universalmente aplicable y verdadero uno, como miembro del mismo, debe obedecer. Consecuen~
como cualquier otra proposición general, susceptible de ser temente, si uno simplemente no puede imponer sus deseos
emitida sobre los asuntos humanos", escribió, "... es que los por la fuerza, deberá encontrar entonces una manera de resol-
derechos e intereses de toda o cualquier persona únicamen- ver sus diferencias pacíficamente, quizás mediante acuerdos.
te no corren el riesgo de ser descuidados cuando las perso- Surge así una cuestión que ha resultado ser un profundo
nas a que ataj'ien se encargan de su dirección y defensa ... Los motivo de perplejidad tanto en la teoría como en la práctica.
seres humanos no tienen más seguridad contra el mal obrar ¿Cómo pueden elegirse las reglas que el grupo nos obliga a
de sus semejantes que la jJrolerción de sí mismo por sí mismo". obedecer? Dada la excepcional capacidad del Estado para ha-
Podrán proteger sus derechos e intereses frente a los abusos cer efectivas sus leyes mediante la coerción, la cuestión es parti-
del gobierno, y de aquellos que influyen )' controlan el go- cularmente relevante para nuestra posición como ciudadanos
bierno -prosigue- , únicamente i pueden participar ple- (o súbditos) de un Estado. ¿Cómo podemos ser a la vez libres
namente en la determinación ele la conducta del gobierno. de elegir las leyes que han de hacerse efectivas por parte del Es-
Por tanto, concluye, "finalmente, no puede exigirse menos tado y aun así, una vez elegidas, no ser libre de desobedecerlas?
que la admisión de todos a una parte en el poder soberano Si yo y mis conciudadanos siempre estuviéramos de acuer-
del Estado", esto es, un gobierno democrático 6 . do, la solución sería sencilla: nos limitaríamos a llegar a un
Mili eguramente tenía razón. lncludablcmentc, quien acuerdo unánime sobre las leyes. De hecho, bajo estas cir-
e ·tá incluido en el electorado ele un Estado democrático, no cunstancias quizá no tuviéramos necesidad de leyes, salvo
puede lCner ninguna certeza de que sus imerescs serán ade- quizá como recordatorio; al obedecer las normas estaríamos
cuadamcn te protegidos; pero si está excluido, puede estar obedeciéndonos a nosotros mismos. En efecto, el problema
perfectamente seguro de que sus interese serán seriamente desaparecería, y la completa armonía entre mis socios y yo
vulnerados por negligencia o por daño directo. ¡Mejor será haría que el sueño del anarquismo se hiciera realidad. Por
la inclusión que la exclusión! desgracia, la experiencia enseña que la unanimidad genui-
La democracia está particularmente vinculada a la liber- na, libre y per istente es excepcional en los asuntos huma-
tad de otra manera adicional. nos; un consenso continuo y perfecto es un fin inalcanzable.
Por tanto, nuestra diñcil cuestión permanece.
5. Sólo un gobierno democrático puedeprojJorcionaruna Si no podemos confiar sensatamente en vivir en perfecta
oj;ortunidad máxima para que las personas ejercilm la libertad armonía con todos nuestros congéneres, podemos intentar la
de aulodetenninarse --es decir, que vivan bajo Ú')'l'S de su propia creación de un proceso para acceder a decisiones sobre reglas
elección y leyes que pudieran satisfacer ciertos criterios razonables.

Ningún ser humano normal puede gozar de una vida satis- • El proceso aseguraría que, antes de que la ley fuera pro-
factoria si no e \~viendo en comunidad con otras personas. mulgada, yo y todos los demás ciudadanos tuviéramos
Pero vivir en asociación con otros tiene un precio: no siempre una oportunidad de que nuestros puntos de vista fueran
se puede hacer lo que se desea. Cuando se cl<;ja atrás la niñez, conocidos.

65
L\ I)E.\IOCMCJA ROIIFRT A. D \111

• Se nos garan tizarían oportunidades para la d iscusión, nosotros mismos. ¿Cómo podemos ser respo nsables de deci-
deliberación, negociación y compro miso que, en las me- siones que no po dem os conu·olar? Si no podemos influir en
jores condiciones, pudieran conducir a una ley que to- la conducta de los cargos del gobierno, ¿cómo podemos res-
dos consideraran satisfactoria. ponsabilizarnos de sus actos? Si estamos sujetos a decisiones
• Ante el supuesto más probable de que la unanimidad no colectivas, como cier tamente e tamos, y si el proceso demo-
pudiera ser alcanzada, se promulgará aquella ley que crático maximiza nuestra oportunidad de vivir bajo leyes pro-
cu ente con el mayor número de apoyos. ducto de nuestra propia elección, entonces -en una exten-
sión inalcan zable por ninguna alternativa no democrática-
Como habrán obser vado, estos criterios son parte del aquél nos faculta también para actuar como personas moral-
proceso democrático ideal descrito en el capítulo anterio r. mente respo nsables.
Aunque ese proceso no puede garantizar q ue todos los
miembros vayan a vivir estrictamente baj o leyes que sean el 7. La democracia fJmmueue el desarrollo humano más
producto de su pro pia elección, sí sirve para expandi r la au- plenamente que cualquier allemativa factible
todeterminació n hasta sus máximo límites posibles. Aun
cuando alguien se encontrara entre los miembros que q ue- Esta es una pretensión atrevida y considerablemente más
dan en mino ría, cuya opción escogida es rechazada p or la controvertida que cu alquiera de las otra . Es, como se obser-
mayoría de sus conciudadanos, decid iría, a pesar de todo, vará, una aseveración empírica, una pretensión sobre he-
que el proceso es más equitativo que cualquier otro que ra- chos. En principio, deberíamo ser capaces de poner a prue-
zonablemente pudiera esperar alcanzar. Al elegir vivir libre- ba esta pretensión al diseñar una adecuada forma de medir
mente baj o una constitución democrática más que baj o una el "desarrollo humano" y comparar el desarrollo humano en-
alternativa no democrática, está ejercitando su libertad de tre personas que viven en regímenes democráticos y no de-
au tode terminación. mocráticos. Pero esta labor es de una dificultad asombrosa.
Por tanto, aunque la evidencia que existe apoya la proposi-
6. Solamente un gobierno democrático puede proporcionar una ción que presentamos, probablemente deberíamos contem-
oportunidad máxima para ljercitar la responsabilidad moral plarla como una aseveración que es altamente plausible,
pero no probada.
¿Qué significa decir que e ejercita la responsabilidad Prácticamente todo el mundo tiene una visión de las cua-
moral? Sign ifica, creo, que se adoptan los principios morales lidades humanas que son adecuadas e inadecuadas, cualida-
y sólo se toman decisiones en función de esos principios des- des que deberían ser desarrolladas si son convenientes y evi-
pués de haber en trado en un profundo proceso de reflexió n, tadas si son indeseables. Entre las cualidades deseables que la
deliberación, escrutinio y consideración de las posibles alter- mayoría de nosotros desearía promover e tán la honestidad,
nativas y de sus consecuencias. Ser moralmente responsable la equidad, el valor y el amor. Muchos de nosotros pensamos
equivale a ser autónomo en el ámbito de las elecciones mo- también que la persona adultas plenamente desarrolladas
ralmente releYante . deben po eer la capacidad de \'alerse por sí mismas, de ac-
Esto crea una exigencia que la mayoría de nosotros no so- tuar en defensa de sus intereses sin tener que contar con
mos capaces de satisfacer la mayor parte de la<> veces. Aun así, otros para hacerlo. Es deseable, pensamos muchos de noso-
el margen de nuestra responsabilidad moral está tan limita- tros, que los adultos actúen responsablemente, que ponde-
do como nuestra oportunidad de vivir bajo leyes elegidas por ren los cursos de acción alternativos lo m~jor que puedan,

()() ()7
L\ 01,\IOCRAC:IA ROB~Rf A. DAIII.

consideren las consecuencias, y todo ello teniendo en cuenta como vimos en el capítulo JI, algunas de las instituciones polí-
los derechos y obligaciones de otros además de los suyos pro- ticas de los sistemas democráticos con los que estarnos familia-
pios. Y deberían poseer la habilidad de enu·ar con otros en rizados hoy, son el producto de siglos recientes; de hecho, una
discusiones libres y abiertas sobre los problemas que han de de ellas, el sufragio adulto universal, se ha dado principalmen-
afrontar cor~juntamente. te en el siglo xx. Estos sistemas representativos modernos con
La mayoría de los seres humanos poseen al nacer la poten- sufragio universal para los adultos parecen tener dos ventajas
cialidad de desarrollar estas cualidades. El que de hecho las adicionales que no pueden ser necesariamente reivindicadas
desarrollen y cómo lo hagan depende de muchas circunstan- de todas las democracias y repúblicas anteriores.
cias, entre las cuales se encuentra la naturaleza del sistema
político en el que vivan. Sólo los sistemas políticos democráti- 9. Las democracias representativas modernas no se hacen
cos proporcionan las condiciones bajo las que pueden desa- la guerm entre sí.
rrollarse plenamente las condiciones que he mencionado.
Todos los demás regímenes reducen, a menudo drásticamen- Esta extraordinaria cualidad de los gobiernos democráti-
te, el margen dentro del cual los adultos pueden proteger sus cos fue en gran medida impredecible e inesperada. Pero al
propios intereses, considerar los intereses de ou·os, asumir la llegar a la última década del siglo xx la evidencia se ha hecho
responsabilidad por decisiones importantes, y comprometer- abrumadora. De treinta y cuatro guerras internacionales en-
se libremente con otros en la búsqueda de la mejor decisión. tre 1945 y 1989, ninguna tuvo lugar entre países democráti-
Un gobierno democrático no constituye una condición sufi- cos. Aún más, "tampoco ha habido apenas una expectativa o
ciente para asegurar que las personas vayan a desarrollar es- preparación para la guerra entre ellos" 7 • La ob ervación es
tas cualidades, pero es esencial para ello. cierta incluso para antes de 1945. Desde bastante au·ás en el
siglo XIX, países con gobiernos representativos y otras institu-
8. Sólo un gollierno democrático puedeJonumtar un grado ciones democráticas, en los que una parte sustancial de la po-
relativamente aLto de igualdad política blación masculina gozaba del derecho de sufragio, no se hi-
cieron la guerra entre sí.
Una de las razones más importantes para preferir un go- Desde luego, los gobiernos democráticos modernos hi-
bierno democrático es que puede conseguir la igualdad polí- cieron la guerra a países no democráticos, como en la 1 y JI
tica entre ciudadanos en una medida muy superior que cual- Guerras Mundiales. Impusieron también el dominio colo-
quier alternativa factible. Pero, ¿por qué habríamos de dotar nial mediante la fuerza militar a pueblos conquistados. Algu-
de valor a la igualdad política? Dado que la respuesta está le- nas veces han interferido en la vida política de otros países,
jos de ser evidente, en los dos capítulos siguientes explicaré desgastando o con tribuyendo al derrocamiento de algún go-
por qué es deseable la igualdad política, por qué, en efecto, bierno débil. Hasta 1980, por ejemplo, los Estados Unidos tu-
se deriva necesariamente de la aceptación de varios supues- vieron un pésimo historial de apoyos a dictaduras militares
tos razonables en los que probablemente creemos casi todos en América Latina; en 1954 coadyuvaron al golpe militar que
nosotros. Mostraré también que si aceptarno la igualdad po- derrocó al gobierno recién electo de Guatemala.
lítica, debernos incorporar entonces el quinto criterio demo- A pesar de todo, el hecho destacable es que las democra-
crático contenido en el cuadro 4. cias representativas modernas no se hacen la guerra mtre sí.
Las ventajas de la democracia que he discutido hasta ahora Las razones no están del todo claras. Probablemente, los al-
tienden a aplicarse a las democracias pasadas y presentes. Pero to niveles de comercio internacional entre las democracias

68 69
LA DD10CRM 1\ Ros~:RT A. DAIII

modernas las predisponen a la cordialidad más que a la gue- máxima. Dado que todos los paises democráticos modernos
rra8. Pero es cierto también que los ciudadanos y líderes de- tienen economías de mercado, y un país con una economía
mocráticos aprenden las artes del compromiso. Están inclina- de mercado tiende a prosperar, un país democrático moder-
dos, además, a ver a las personas de otros paí es democráticos no probablemente sea también un país rico.
como menos amenazadoras, más como ellos mismos, más Las democracias poseen también por lo general otra ven-
dignas de confianza. Finalmente, la práctica e historia de pa- tajas económicas sobre la mayoría de los países no democrá-
cíficas negociaciones, tratados, alianzas y defensa común fren- ticos. En primer lugar, los paises democráticos promueven la
te a enem igos no democráticos refuerzan la predisposición a educación de sus pueblos; y una fuerza de trabajo instruida
buscar la paz má que a hacer la guerra. conu·ibuye a la innovación y al crecimiento económico. Ade-
Así, un mundo más democrático promete ser también un más, el respeto a la ley generalmente se implanta con mayor
mundo más pacífico. fuerza en los países democráticos; los tribunales son má in-
dependientes; los derechos de propiedad gozan de mayor
1O. Los paises con gobiernos democráticos Limdt>n a ser más protección; los acuerdos contractuale e hacen respetar más
jJrósperos que los países con gobiernos no demorrálicos eficazmente; y es me nos probable la intervención arbitraria
en la vida económica por parte del gobierno y los político .
Hasta hace dos siglos más o menos, un pre u puesto com- Por último, las economías modernas dependen de la comu-
partido por los filósofos políticos era que la democracia se nicación, y en los países democráticos las barreras a la comu-
adaptaba mejor a gentes frugales: la prosperidad, se pensa- nicación son mucho menores. Buscar e intercambiar infor-
ba, era un rasgo de las a1;stocracias, oligarquías)' monarquías, mación es más fácil y mucho menos peligroso que en la
pero no de la democracia. Sin embargo, la experiencia de los mayoría de los regímenes no democráticos.
siglos XJX y xx demo tró precisamente lo contrario. Las de- Con todo, si la relación entre la democracia moderna y las
mocracias eran prósperas, y en comparación , los países no economías de mercado tiene ventajas para ambas, no pode-
democráticos eran generalmente pobres. mos ignorar un coste importante que la economía de merca-
La relación entre prosperidad y democracia fu e particular- do impone a la democracia. Al crear desigualdades, la econo-
mente notable en la segunda parte del siglo XIX. La explica- mía de mercado puede disminuir también las po ibilidades
ción puede enconu·arse en parte en la afinidad entre la demo- de alcanzar una igualdad política plena entre los ciudadanos
cracia representativa y una economía de mercado en la que de un país democrático. Volveremos a este problema en el
los mercados no están por lo general altamente regulados, los capítulo XIV.
trabajadores on libres de moverse de un lugar o u·abajo a
otro, las empresas de propiedad privada compiten por ventas
y recurso , )' los con umidores pueden elegir entre bienes y L\s VJ-: 1'\TAJAS DEL\ DF.~IOCRACIA: RESU:'\1E:-<
servicios ofrecidos por proveedores en competencia. A finale
del siglo xx, si bien no todos lo países con economías de mer- Sería un grave error esperar demasiado de cualquier go-
cado eran democrático , todos los países con sistemas políti- bierno, incluso de un gobierno democrático. La democracia
cos democráticos tenían también economías de mercado. no puede garantizar que sus ciudadanos serán felices, prós-
En los dos últimos siglo , una economía de mercado ge- peros, saludables, sabios, pacíficos o justos. Alcanzar estos fi-
neralmente ha producido mayor prosperidad que cualquier nes está más allá de la capacidad de cualquier gobierno, in-
ou·a alternativa a la misma. Se ha dado la vuelta así a la antigua cluido un gobierno democrático. Es más, en la práctica la

70 71
LA Df\l(lCRACIA

democracia nunca ha llegado a alcanzar sus ideales. Como CAPÍTULO VI


todos los anteriores intentos por conseguir un gobierno más
democrático, las democracias modernas sufren también de ¿POR QUÉ LA IGUALDAD POLÍTICA?
muchos defectos. l. IGUALDAD 1 TRÍr SECA
A pesar de sus imperfecciones, sin embargo, nunca pode-
mos perder de vista los beneficios que hacen a la democracia
más deseable que cualquier alternativa factible a la misma:

l. La democracia ayuda a evitar el gobierno de autócra-


tas crueles y depravados.
2. La democracia garantiza a sus ciudadanos una canti-
dad de derechos fundamentales que los gobiernos no
democráticos no garantizan ni pueden garantizar. Muchas personas concluirán que las ventaj as de la demo-
3. La de mocracia asegura a sus ciudadanos un ámbito de cracia discutidas en el último capítulo pueden ser uficien-
libertad personal mayor que cualquier alternativa fac- tes -quizá más que suficientes- parajustificar la creencia
tible a la misma. de que el gobierno democrático es superior a cualesquiera
4. La democracia ayuda a las personas a proteger sus otras alternativas que realmente puedan er alcanzadas.
propios intereses fundamentales. Y aun así, cabría preguntarse si e razonable presuponer,
5. Sólo un gobierno democrático puede proporcionar como parece implicar la creencia en la democracia, que los
una oportunidad máxima para que las personas ejer- ciudadanos deben ser u·atados como iguales cuando partici-
citen la libertad de autodcterminarse, es decir, que vi- pan en el gobierno. ¿Por qué los derechos necesarios para
van baJo las leyes de su propia elección. el proceso democrático deben extenderse parigual entre los
6. Solamente un gobierno democrático pu ede p ropor- ciudadanos?
cionar una oportunidad máxima para ejercitar la res- La respu est.:1., aunque crucial para creer en la democracia,
ponsabilidad moral. dista de ser obvia.
7. La democracia promueve el desarrollo humano más
plenamente que cualquier alternativa factible.
8. Sólo un gobierno democrático puede fomentar un ¿E LA IGUALDAD EVIDE:--1E E.\1 SÍ :VIIS:'\IA?
grado relativamente alto de igualdad política.
9. Las democracias representativas modernas no se ha- En palabras que llegarían a ser famosas a lo largo y ancho
cen la guerra entre sí. del mundo, en 1776 los autores de la Declaración de Inde-
1O. Los países con gobiernos democráticos tienden a ser pendencia Americana anunciaron: "Sostenemos como evi-
más prósperos que los países con gobiernos no demo- dentes estas verdades: que todos los hombres son creados
cráticos. iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos
inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la bús-
Gozando de todas estas ventajas, la democracia constituye queda de la felicidad". Si la igualdad es evidente en sí misma,
para la mayoría de nosotros una apuesta mucho mejor que entonces no se precisa una justificación ulterior. En la Decla-
cualguier alternativa equiparable a la misma. ración no se encuentra ninguna. Con todo, para la mayoría

72 73
L\ DEMOCRACIA

democracia nunca ha llegado a alcanzar su ideales. Como CAPíTULO VI


todos los anteriores intentos por conseguir un gobierno más
democrático, las democracias modernas sufren también de ¿POR QUÉ LA IGUALDAD POLÍTICA?
muchos defectos. l. IGUALDAD I:\fTRÍNSECA
A pesar de sus imperfecciones, sin embargo, nunca pode-
mos perder de vista los beneficios que hacen a la democracia
más deseable que cualquier alternativa factible a la misma:

1. La democracia ayuda a evitar el gobierno de autócra-


tas crueles y depravados.
2. La democracia garantiza a sus ciudadanos una canti-
dad de derechos fundamentales que los gobiernos no
democráticos no garantizan ni pueden garantizar. Mucha personas concluirán que las ventajas de la demo-
3. La democracia asegura a sus ciudadanos un ámbito de cracia discutidas en el último capítulo pueden ser suficien-
libertad personal mayor que cualquier alternativa fac- te -quizá más que suficientes- para justificar la creencia
tible a la misma. de que el gobierno democrático es superior a cualesquiera
4. La democracia ayuda a las personas a proteger sus otras alternativas que realmente puedan ser alcanzadas.
propios intereses fundamentales. Y aun así, cabría preguntarse si es razonable presuponer,
5. Sólo un gobierno democrático puede proporcionar como parece implicar la creencia en la democracia, que los
una oportunidad máxima para que las personas ejer- ciudadanos deben ser tratados corno iguales cuando partici-
citen la libertad de autodeterminarse, es decir, que vi- pan en el gobierno. ¿Por qué los derechos necesarios para
van bajo las leyes de su propia elección. el proceso democrático deben extenderse porigualentre los
6. Solamente un gobierno democrático puede propor- ciudadanos?
cionar una oportunidad máxima para ejercitar la res- La respuesta, aunque crucial para creer en la democracia,
ponsabilidad moral. dista de ser obvia.
7. La democracia promueve el desarrollo humano más
plenamente que cualquier alternativa factible.
8. Sólo un gobierno democrático puede fomentar un ¿Es LA IGUALDAD EVIDE:--'TE EN SÍ ~115:-.tA?
grado relativ-amente alto de igualdad política.
9. Las democracias representativas modernas no se ha- En palabras que llegarían a ser famosas a lo largo y ancho
cen la guerra entre sí. del mundo, en 1776 los autores de la Declaración de Inde-
10. Los países con gobiernos democráticos tienden a ser pendencia Americana anunciaron: "Sostenemos como evi-
más prósperos que los países con gobiernos no demo- dentes estas verdades: que todos los hombres son creados
cráticos. iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos
inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la bús-
Gotando de todas esta ventajas, la democracia constituye queda de la felicidad". Si la igualdad es cvidenre en sí misma,
para la mayoría de nosotros una apuesta mucho mejor que entonces no se precisa una justificación ulterior. En la Decla-
cualguier alternativa equiparable a la misma. ración no se encuentra ninguna. Con todo, para la mayoría

72
L\ ODIOCRA(JA ROBERT A. 0\111

de nosotros está lej os de ser evidente que todos los hombres Aunque muchas desigualdades han disminuido desde
-y mLueres- han sido creados iguale·. Si el presupuesto no 1776, muchas otras permanecen. Basta con que miremos a
es verdadero como una evidencia en sí mismo, ¿podemos ra- n uesu·o alrededor para ver dcsigualdade por todas partes.
zonablemente j ustificar su adopción? Y si no podemos, La desigualdad, no la igualdad, parece ser la condición natu-
¿cómo vamos a defender un proceso de gobierno que parece ral de la humanidad.
asumir que es cierto? T homasJefferson tenía demasiada experiencia en lo asun-
Lo críticos han rechazado a menudo aseveraciones como tos humanos como para ignorar el hecho palpable de que en
la contenida en la Declaración de Independencia alegando muchos aspectos importantes las capacidades, ventajas y opor-
que no es más que retórica vacía. Si - insisten- una preten- tunidade · hwnanas no se distribuían igualmente por el naci-
sión así se supone que establece un hecho sobre la naturale~ miento, y mucho menos después de que la educación, las cir-
za humana, esto es evidentemente falso. cunstancias y el azar hubieran acrecentado las diferencias
A la acu ación de fal edad los críticos a vece añaden la de iniciales. Es difícil presuponer que los cincuenta y cinco hom-
hipocresía. Como ejemplo señalan que los autores de la De- bres que firmaron la Declaración de Independencia -hom-
claración ignoraron el hecho incómodo de que en los nuevos bres de experiencia práctica, abogados, comerciantes, hacen-
Estados que ahora se estaban proclamando independientes, dados- fueran ingf'nuos en su comprensión de los seres
una mayoría preponderante era excluida de disfrutar los de- humanos. Si aseguramos que no ignoraban la realidad ni eran
rechos inalienables de los que habían sido dotados por nada simplemente hipócritaS, ¿qué pudieron haber entendido por la
menos que su Creador. En esa época, y todavía durante mu- audaz aseveración de que todos hombre son creados iguale ?
cho tiempo después, las mujere , los esclavos, los negros libe~ A pesar de tanta evidencia en contrario, la idea de que los
rados, y los pueblos nativos fueron privados no sólo de sus de- seres humanos son fundamentalmente iguales tuvo mucho
rechos políticos, sino también de muchos otros "derecho sentido para Jefferson, igual que lo había tenido para ou·os
inalienables" esenciales para la vida, la libertad y la per ecu- ames que él, como los filósofos ingleses Thomas Hobbes y
ción de la felicidad. En efecto, la propiedad era también un John Locke 1• Desde los tiempos de Jefferson, muchas otras
derecho "inalienable", y los esclavos eran propiedad de sus personas de todo el mundo han venido a aceptar, en alguna
amos. El mismo Thomasjefferson, d principal autor de la De- torma, la idea de la igualdad humana. Para muchos, la igual-
claración, poseía esclavos. En aspectos importantes, las muje- dad es simplemente un hecho. Ac;í, para Alexis de TocqucYi-
res también eran propiedad de sus maridos. Ya un importan- lle en 1835, la creciente "igualdad de condiciones" que obser-
te número de hombres libres -según algunas estimaciones vaba en Europa y en Amér·ica era tan orprendente, que
en torno al 40 %- les era negado el derecho de voto; en t~ constituía un "hecho providencial, )' poseía todas las caract~
dos los nuevos Estados americanos el derecho de voto e res- rísticas de un decreto di\'ino: durable, constantemente elude
tringió a los propietarios hasta bien entrado el iglo XIX. toda interferencia humana, y todos Jos acontecimiento así
1 i en aquella época ni con posterioridad, fue la desigual- como todos los hombres contribuyen a su progreso " 2 .
dad algo peculiar de los Estados Unidos. Má bien al contra-
rio. En los ar1os treinta del siglo XIX, el escritor francés Alexis
de Tocqueville concluyó que, en comparación con Europa, ICt'Al.OAD 1:'\ rRÍ:."SE<.:A: Li:'\JUlClO ~!ORAL
una de las características distintiva de los Estados Unidos era
su extraordinario nivel de igualdad social entre los ciudada- La igualdad y las desigualdades pueden adoptar una casi in-
nos del país. finita variedad de formas. Desigualdad en la habilidad de ga-

7-l
LA onJOCRACIA R OBERT A. 0AJ11.

nar una carrera de maratón o un concurso de ortografia es nal suplementaria. Como con los juicios de hecho, así también
una cosa; desigualdad en oportunidades de votar, hablar y par- ocurre con los juicios morales: si se persigue un aserto hasta lle-
ticipar en el gobierno de otras formas es otra cosa bien distinta. gar lo suficientemente cerca de su fundamentación, al final se
Para comprender por qué es razonable que nos compro- acaban encontrando límites más allá de los cuales la argumenta-
metamos con la igualdad política entre ciudadanos de un Es- ción racional impide que se siga avanzando. En las memorables
tado democrático, necesitarnos reconocer que cuando algu- palabras de Martín Lutero en 1521: ''No es seguro ni prudente
nas veces hablamos de igualdad no hacemos referencia o hacer algo en contra de la conciencia. Aqui estoy -no puedo
expresamos un juicio de hecho. No intentamos describir lo hacer otra cosa- . Dios me ayude. Amén".
que creemos que es o será cierto, como cuando hacemos afrr- Aunque el principio de la igualdad intrínseca está próxi-
maciones sobre los vencedores de las carreras de maratón o mo a estos límites últimos, todavía no los hemos alcanzado
los concursos de ortografía. AJ contrario, pretendemos expre- del todo. Por distintas razones, la igualdad intrínseca es,
sar un juicio moral sobre los seres hu manos; pretendemos de- creo, un principio razonable sobre el que fundamentar el go-
cir algo sobre lo que pensamos que debe ser. Un juicio moral bierno de un Estado.
de este tipo puede formularse de la forma siguiente: "Debe-
mos contemplar el bien de cada er humano como intrinseca-
menle igual al de cualquier otro··. Por valernos de las palabras ¿POR QUÉ HEMOS DE ADOPTAR EL PRI:--:CIPIO?
de la Declaración, en aplicación de un juicio rnoral insistimos
en que la vida, la libertad y la felicidad de una persona no es Razones éticas)' religiosas
intrínsecamente superior o inferior a la vida, libertad o felici-
dad de cualquier otra. Consecuentemente decimos que debe- En primer lugar, para una gran cantidad de personas a lo
mos tratar a todas las personas como si poseyesen una igual largo y ancho del mundo, el principio es consistente con sus
pretensión a la vida, libertad, felicidad, y otros bienes e intere- creencias y principios éticos más fundamentales. Que todos
ses fundamentales. Permítanme calificar este juicio moral somos por igual hijos de Dios es un principio del judaísmo, el
como el principio de igualdad intrinseca. cristianismo y el islam; el budismo incorpora una perspectiva
El principio no nos permite avanzar demasiado, y para apli- algo parecida (entre las principales religiones del mundo,
carlo al gobierno de un Estado, nos ayudaría añadir un princi- sólo el hinduismo puede ser una excepción) . La mayoría de
pio suplementario, que parece implicar lo siguiente: "AJ adoptar los razonamientos morales, la mayoría de los sistemas de éti-
las decisiones, el gobierno debe dotar de una igual considera- ca, explícit:l o implícitamente asumen tal principio.
ción al bien )'a los intereses de cada persona vinculada por tales
decisiones". ¿Pero por qué habriamos de aplicar el principio de
la igualdad intl'Ínseca al gobierno de un Estado y obligarlo a do- Las debilidades de un jnincipio alternativo
tar de igual consideración a los intereses de todos? Contraria-
mente a los autores de la Declaración, la pretensión de que la En segundo Jugar, con independencia de lo que ocurra
verdad de la igualdad intrínseca es evidente en sí misma me re- en otras asociaciones, para gobernar un Estado muchos de
sulta, como sin duda también a muchos otros, altamente impro- nosou·os consideramos cualquier alternativa general al prin-
bable. Aun así, la igualdad intrínseca incorpora una perspectiva cipio de la igualdad intrínseca como no plausible y no con-
tan fundamcmal sobre el valor de los seres humanos, que está vincente. Supongamos que el ciudadanojones propusiera la
próxima a los límites de lo que requiere una justificación racio- siguiente alternativa como un principio válido para el go-

7G 77
1-\ OF\IOCRACI1\ ROBERT A. 0AIIL.

bierno del Estado: "Al adoptar sus decisiones, el gobierno Prudencia


dehc tratar siempre mi bien y mis intereses como superiores
a los de cualquier otro". Rechazando implícitamente el prin- Las dos razones precedentes a favor de la adopción de un
cipio de la igualdad intrínseca,jones sostiene lo que podría principio de igualdad intrínseca como fundamento del go-
calificar e como un principio de la superioridad intrín eca bierno de un Estado sugieren una tercera: la prudencia.
-o, al menos, de la superioridad intrínseca de Jones-. La Dado que el gobierno de un Estado no ólo proporciona
aspiración a la superioridad inu·ínseca puede hacerse, d esde grandes beneficios, sino que también puede infligir grandes
luego, más inclusiva, y generalmente lo es: "El bien y los inte- daños, la prudencia dicta una cautelosa preocupación por la
reses de mi grupo (la famil ia, clase, casta, raza o lo que sea, forma en la que su s in usuales capacidades vayan a ser utiliza-
dejones) son superiores a los de todos los otros". das. Un proceso gubernamental que definitiva y permanen-
No e · nada sorprendeme reconocer en este punto que los temente privilegia un bien e interés propio sobre los de los
seres humanos somos algo más que un poco egoístas: tende- otros puede ser atrayente si tuviéramos la seguridad de que
mos, en distintos grados, a estar más preocupados por nues- nosotros o nuestro grupo siempre acabara prevaleciendo.
tro propio interés que por el ele los demás. Consecuente- Pero para muchas personas ese re ultado e tan improbable,
mente, muchos de nosotros podemos estar muy tentados de o tan incierto al menos, que es más seguro insistir en la idea
afirmar esa pretensión para nosou·os mi ·mos y para aquellos de que nuesu·os intereses tendrán igual consideración que
con los que estamos más unidos. Pero, a menos que poda- los de los demás.
mos confiar en conu·olar e l gobierno del Estado por nues-
tros propios medios, ¿por qué habríamos de aceptar la supe-
rioridad intrínseca de otros como un prin cipio político Aceptabilidad
fundamental?
Sin duda, una persona o grupo que gozara del poder sufi- Un principio que considere prudente aceptar, será acep-
ciente puede hacer efectiva la pretensión de su uperioridad tado también por otros. Así, un proceso que garantice una
inu·ínseca a pesar de las objeciones de ou·os-literalmente, so- igual consideración para todos podemos concluir razonable-
bre sus cadáveres-. A lo largo de la historia humana, muchos men te que será más capaz de asegurar el consentimiento de
grupos e individuos han hecho uso -o, más bien, abuso-- de todos aquellos cuya cooperación necesitamos para conseguir
su poder por estos mismos medio . Pero, precisamente porque nuestros fines. Desde esta per pectiva, el principio de la
la fuerza bruta tiene sus límites, aquellos que han pretendido igualdad intrínseca tiene mucho sentido.
encarnar su superioridad intrínseca sobre lo demás, im-aria- Con todo, a pesar de la pretensión en contra de la Decla-
blemente han tenido que encubrir su, por otra parte, débil as- ración de Independencia, está lejos de ser evidente que de-
piración bajo el manto del mito, la religión, el misterio, la tra- bamos sostener el principio de la igualdad intrínseca y dotar
dición, la ideología, y la pompa y las circunstancias. de igual consideración a lo intereses de todos en el gobier-
Pero, si no perteneciéramos al grupo privilegiado y pudié- no del Estado.
ramos permitirnos rechazar sin riesgo la pretensión a la su- Pero si interprctamo la igualdad intrínseca como un
perioridad intrínseca, ¿con entiríamos libre v consciente- principio de gobierno que se justifica sobre la base de lamo-
mente en un principio tan absurdo? Tengo gra~des dudas. ralidad, la prudencia y la aceptabilidad, me parece que tiene
mucho más sentido que cualquier alternati\'a al mismo.
CAPÍTULO VII
¿POR QUÉ LA IGUALDAD POLÍTICA?
II. COMPETENCIA CÍVICA

P uede resultar ahora una sorpresa poco agradable enterar-


nos que incluso aunque aceptemos la igualdad intrínseca y la
igual consideración de intereses como juicios morales razo-
nables, ello no nos lleva necesariamente a aceptar la demo-
cracia como el mejor sistema de gobierno.

EL CONTRA-ARGUMENTO DE lA TUTElA

Para ver por qué esto es así, imaginemos que tm pequeño


número de conciudadanos nos dicen a algunos de nosotros:
"Al igual que vosotros, nosotros también creemos firmemente
en la igualdad. Pero n o sólo estamos proftmdamente dedica-
dos al bien público; sabemos también mejor que la mayoría
cómo puede llegar a alcanzarse. En consecuencia, estamos
mucho mejor capacitados para gobernar que la inmensa ma-
yoría del pueblo. Por tanto, si solamente nos concedierais au-
toridad exclusiva sobre el gobierno, dedicaríamos nuestra sa-
biduría y nuesu·o esfuerzo a ser vir al bien común; y al
hacerlo dotaríamos de igual consideración al bien y los inte-
reses de todos".
La pretensión de que el gobierno debe remitirse a exper-
tos profundamente comprometidos con el gobierno dirigido
al bienestar general y que son superiores a otros en su conoci-
miento de los medios necesarios para alcanzarlo - Platón los
denominó guardianes- ha sido siempre el principal rival de

81
l.\ Df \IQCR,\UA ROBfJIT A. 0\111

las ideas democráticas. Los defensores del gobierno de la tu- sino también, en nuestra sociedad compleja, en una miríada
tela atacan a la democracia en un punto aparentemente \UI- de ou·os especialistas. Si dejamos que expertos tomen decisio-
nerable: se limitan a negar que las personas corrientes sean nes sobre cuestione importantes como éstas, ¿por qué no de-
competente para gobernarse a sí mismas. No niegan necesa- bemos entonces u~asladar el gobierno a Jos expertos?
riamente que las persona sean intrínsecamente iguales en el Por muy atractivo que pudiera parecer a veces, el argu-
sentido que ames exploramos. Como en la República ideal mento que favorece la tutela en vez de la democracia fracasa
de Platón, los guardianes pueden estar entregado al ervicio a la hora de tener suficientemente en cuenta algunos de los
del bien de todos y, al menos por implicación, pueden soste- defectos fundamentales de la analogía.
ner que bajo su tutela todos son intrínsecamente iguales en
su bien e intereses. Los defensores de la tutela en el sentido Delegar en exjNrtos algunas decisiones secundarias no equivale
de Platón no pretenden que lo intereses de las personas ele- a ceder el control.final sobre las decisiones fundamentales
gidas como guardianes ean intrínsecamente superiores a los
intere es de ou·os. Afirman que los expertos en el gobierno, Como dice un antiguo adagio, los expertos deben estar a
los tutores, etian uperiores en su conocimiento del bienestar mano, no con la mano en el mando. Los expertos pueden
general y de los medios necesarios para alcanzarlo. poseer conocimientos que sean superiores al nuesu·o en al-
El argumento a favor de la tutela política hace un uso per- gunos aspecto importantes. Un buen médico puede saber
sua ivo de las analogías, particularmente de las analogías que mejor que no ou·os cómo diagnosticar alguna enfermedad,
incorporan conocimiento experto y competencia: el supe- el rumbo que ésta probablemente vaya a seguir, lo seria que
rior conocimiento del médico sobre cuestiones que tienen vaya a ser, cómo tratarla mejor, y si es, en efecto, tratable. Ra-
que ver con la salud y la enfermedad, por ejemplo, o la supe- zonablemente, podremos decidir seguir las recomendacio-
rior competencia del piloto para guiarnos sin peligro a nue - nes de nuestro médico. Pero ello no significa que debamos
tro destino. ¿Por qué no permitir, pues, que aquellos con su- cederle el poder de decidir si debemos o no seguir el trata-
perior competencia en el gobierno adopten las decisiones miento que recomienda. De la misma manera, una cosa es
cruciales sobre la salud del Estado; que piloten el gobierno que los cargos públicos busquen la ayuda de expertos; pero
hacia su destino adecuado, el bien común? Desde luego, no ou·a completamente distinta es que una elite política posea
podemos presumir que todas las personas sean invariable- el poder de decidir sobre las leyes y las políticas que estare-
mente los mejores jueces de sus propios intereses. Obviamen- mos obligados a obedecer.
te lo niños no lo son; otros, generalmente los padres, deben
actuar como sus tutores hasta que estén capacitados para Las decisiones políticas hechas pur individuos no son equivalentes
cuidar de sí mismos. Que los adultos también pueden estar a las tkcisiones adoptadas y hechas efectivas por parte
equivocado respecto a sus intereses, sobre la mejor manera del gobierno de un Estado
de satisfacer sus fines, es algo que demuesu·a la experiencia
común: la mayoría de no otros llega a lamentar alguna de La cuestión fundamental en el debate de la tutela frente a
nuesu·as decisiones pasadas. Admitimos que estábamos equi- la democracia no es si los individuos deben algunas veces
vocados. Aún más, casi todos nos apoyamos en expertos para confiar en expertos. La cuestión es quién o qué grupo debe
adoptar decisiones cruciales que afectan directa y decisiva- tener la última palabra en las decisiones hechas por el go-
mente a nuestro bienestar, felicidad, salud, futuro, incluso a bierno ele un Estado. Podremos desear razonablemente tras-
nuestra supervivencia; no sólo en médicos, cin~anos, pilotos, ladar algunas decisiones personales a alguien que sea más ex-

82 83
LA DB10CRACIA ROBERTA. 0\111

perto que nosotros en esos asuntos, como nuestro médico, bastante más allá de lo que el conocimiento estrictamente
contable, abogado, piloto de avión, u otros. Pero de ahí no se científico es capaz de proporcionarnos.
deduce automáticamente que sea razonable para no otros Hay una razón ulterior relativa a por qué las decisiones so-
trasladar a una elite política la autoridad de controlar las de- bre políticas exigen juicios que no son estrictamente "científi-
cisiones fundamentales del Estado, decisiones que se harían cos". Incluso aunque los fines de las decisiones sobre políticas
ejecutivas, si fuera necesario, mediante la coerción, el encar- pudieran contar con un asentimiento general, casi siempre
celamiento, quizá incluso la muerte. no encontramos con una considerable incertidumbre y con-
flicto sobre los medios: sobre cómo puedan ser alcanzados
Pam gobernar bien un Estado se requiere mucho más mejor los objetivos, la conveniencia, viabilidad, aceptabilidad
que un conocimiento estrictamente cientijico y consecuencias posibles de los medio alternativos. ¿Cuáles
son los mejores medios para hacerse cargo de los pobre·, los
La acción de gobierno no es una ciencia en el sentido en desempleados, los sin techo? ¿Cómo se protegen y promocio-
el que lo son la ffsica, la química o incluso, en algunos aspec- nan mejor lo intere es de los niños? ¿A cuánto ha de ascen-
tos, la medicina. Esto es así por distinta razones. De entrada, der el pre u puesto necesario para la defensa militar y con qué
prácticamente todas las decisiones importantes obre políti- propósito? Creo que es imposible demostrar que exista un
ca , ya sean personales o gubernamentales, exigen juicios éti- grupo, o que éste pueda ser creado, que posea un conoci-
cos. Adoptar una decisión sobre los fines que las políticas del miento "científico" o "experto" capaz de proporcionar res-
gobierno deben intentar alcanzar Uusticia, equidad, impar- puestas definitivas a cuestiones como éstas. ¿Prefe1;ríamos en-
cialidad, felicidad, salud, supervivencia, seguridad, bienes- cargar la reparación de nuestro coche a un ffsico teórico o a
tar, igualdad, y cualesquiera otros) significa aplicar un juicio un buen mecánico de automóviles?
ético. Losjuicios éticos no son juicios "científicos" en el senti-
do habitual 1• Pam gobernar bien un Estado hace falta algo ·más que conocimiento
Asimismo, los buenos juicios entran a menudo en colisión
unos con otros y los recursos son limitados. Consecuentemen- Hace falta también incorruptibilidad, una firme resisten-
te, las decisiones sobre políticas, ya sean per ·onales o guber- cia a todas las enormes tentaciones del poder, una continua e
namentales, requieren casi siempre juicios sobre transaccio- inflexible dedicación al bien público más que a los benefi-
nes alternativas, la ponderación de fines distintos. Alcanzar la cios para uno mismo o para el propio grupo.
igualdad económica, por ejemplo, puede disminuir los incen- El que los expertos puedan estar cualificados para servir
tivos económicos; los costes de los beneficios sociales para las como agentes nuestros no quiere decir que estén cualifica-
personas mayores pueden imponerse sobre los jóYenes; gas- dos para hacerlo como nuestros superiore . Lo defensores
tos de las generaciones actuales pueden imponer costes a las de la tutela no elevan una pretensión única, sino dos. Se pue-
generaciones venideras; preservar un área alvaje puede con- de crear una elite dirigente- ostienen- cuyos miembros
seguirse al precio de la pérdida de empleos de mineros y ma- sean a la vc7 definitivamente superiores a los ou·os en su co-
dereros. Los juicios sobre transacciones alternativas entre fi- nocimiento de los fines que debería bu car un buen gobier-
nes diferentes no son "científicos". La evidencia empírica es no y en los mejores medios para alcanzar esos fines y estén
importante y necesaria, pero nunca es suficiente. El decidir tan profundamente dedicados a la consecución del bienes-
cuánto hemos de sacrificar de un objetivo, bien o fin para tar público, que les puede ser encomendada sin peligro la
conseguir alguna medida de otro, necesariamente nos ubica autoridad soberana para gobernar el Estado.

84 83
ROLIFRT A. 0 \111

Como acabamo de ver, la primera pretensión es altamen- Finalmente, diseñar una utopía es una cosa, y otra bien distinta
te dudosa. Pero incluso si pudiera cierno ·trarse q ue está justi- es realizarla
ficada, esto no serviría po r sí mismo para ostener la segun-
da. El conocimiento es una cosa; el poder es o tra . Los Cualq uier defensor de un régimen tutelar e enfre nta a
probables efectos del poder sobre aquellos q ue lo ej e rcen un conj unto de fo rmidables problemas prácticos: ¿Cómo
fueron sucintam ente presentados e n 1887 po r un baró n in- debe instaurarse la tutela? ¿Quién va, por decirlo así, a dise-
glés, Lord Acton, en un famoso aserto: "El poder tiende a co- ñar la Constitución , y qu ién va a ponerla en prácúca? ¿Cómo
rr·omper; el poder absoluto corrompe absolutamente". Un se van a elegir los primeros tutores? Si un régimen tutelar ha
siglo antes, William Pitt, un ho mbre de Estado inglés de am- de depender de alguna fo rma en el consentimiento de los
plia experiencia, había h echo una observación similar: "El gobern ados y no en mera coerción , ¿cómo habrá de o btener-
poder ilimitado", dijo en un'Eliscurso en el parlamento, "es se ese consentimiento? Como quiera que se elija a los tuto-
pro5=live a corromper las mentes de quiene lo poseen ". re , ¿elegirán ellos después a sus sucesores, como los miem-
Esta fue también la perspectiva general adoptada entre bros de un club? Si así fuera, ¿no correría el riesgo de
los miembros ele la Convenció n Constitucional americana de degenerar desde una aristocracia del talento a una aristocra-
1787, a quienes no les fa ltaba experiencia a este resp ecto: cia del nacimiento? Pero, si no son los tutores quienes eligen
"Seño r, hay dos pasiones que tienen una poderosa influ encia a sus uce ore , ¿quié n lo hará? ¿Cómo pueden rechazarse
obre lo asunto de los ho!llbres", d!jo el delegado de más lo tuto re abusivos y explotadores? Yasí sucesivamente.
edad, Benjamín Franklin. "Estas on la avaricia y la ambició n;
el amor al pod er y el amor al d inero". Uno de los delegados
más jóvenes, Alexander Hamil ton, coincidió en la idea: "Los L\ COMPETE:-.:CL\ DE LOS CIUDADANOS PARA COBER."'AR
hombres aman el poder". Yotro de los delegados más experi-
mentados e influyentes, Gcorge Mason , puntualizó: "Dada la A menos que los defensores del régimen de la tutela pue-
naturaleza de l hombre, podemos estar seguros ele que aque- dan aportar soluciones convincentes a los problemas tal y
llos que tienen el poder en sus manos ... siempre ... en cuanto como los acabo de presentar, la prudencia y la razón exigen,
puedan ... lo acrecentarán"2. a mi juicio, que rechacemos su posibilidad. Al rechazar lapo-
Por muy sabios y d ignos que sean los miembros de una sibilidad ele la tutela concluimos, en efecto, lo iguicn te: En-
elite gobernante dotada del poder de gobernar el Estado tre adultos, ninguna persona está tan definitivamente mejor cu.alifi-
cuando acceden a él por primera vez, es posible que en unos cada que otras jJam gobernar romo para dotar a cualquiera de ellas
poco años o en unas pocas generaciones acaben abusando de autoridad completa y final sobrP el gobierno del Estado.
de él. Si la hi toria h umana nos proporciona alguna lección, Pero, si no debemos ser gobernados por tutores, ¿por
una de ellas e seguramente q ue lo· guardianes ele un Esta- quién hemo de ser gobernados? Por nosotros mismos.
do tenderán a com·ertirse en déspotas valiéndo e de la co- Sobre la mayoría d e los asuntos tendemos a pensar que, a
rrupción, el nepotismo, la promoción del interés individual meno · q ue pueda presentarse un caso altamente convincen-
o de grupo, y mediante el abuso de su monopolio sobre el te, toda persona adulta debe poder enjuiciar lo que sea me-
poder coercitivo del Estado para eliminar la crítica, extraer jor para su propio bien e interés. Esta presunción a favor de
riqueza de sus súbditos,) asegurar la obediencia mediante la autonomía personal únicamente la aplicamos, sin embar-
la coerción. go, a los adultos, no a los ni1ios. Por experiencia asumimos,
por el contrario, que los padres deben actuar como tutores

87
ROR~.RT A. DAIIL

para proteger los intereses de sus hijos. Si los padres no lo ha- otras? ¿Por qué no deberían e tar a la disposición de todos
cen, otros, quizá el gobierno. deberá hacerlo. los adultos?
Algunas veces rechazamos también la presunción aplica- Si un gobierno debe otorgar igual consideración al bien
ble a personas de edad adulta, a las que se juzga carentes de de cada persona, ¿no deberían todos los adultos tener el de-
una capacidad normal para ocupar e de sí mismas. Como los recho de participar en la decisión obre qué leyes y políticas
niños, pueden precisar también de tutores. Pero, conu·aria- permitirían alcanzar mejor los fines que buscan, tanto si sus
mente a aquéllos, para quienes la presunción ha sido invali- fines se resu·ingen estrechamente a su propio bien como si
dada por la ley y la convención, con los adultos la presunción incluyen e l bienestar de todos?
no puede ser anulada a la ligera. El potencial para el abuso es Si ninguna·persona está tan definitivamente mejor cualifi-
demasiado obvio. Consecuentemente, exigimos una indaga- cada para gobernar como para serie encomendada la autori-
ción independiente, un proceso judicial de algún tipo. dad completa y final sobre el gobierno del Estado, ¿quién
Si asumimos que, con pocas excepciones, los adultos de- está entonces mejor cualificado para participar que todos los
ben ser dotados del derecho de tomar decisiones personales adultos que se someten a las leyes?
sobre aquello que e corresponda a su mejor interés, ¿por De las conclusiones que se extraen de estas observacio-
qué hemos de rechazar esta perspectiva en el gobierno del nes, surge ou·a que yo formularía de la siguiente manera: Ex-
Estado? Aquí la cuestión central ya no es si los adultos son cepto bajo una convincente demostración en contrario, en circuns-
generalmente competentes para tomar las decisiones perso- tancias singulares, todo adulto, protegido por el derecho, que esté
nales a las que han de enfrentarse todos los días. Ahora la sometido a las leyes del Estado, debe ser considerado lo suficientemen-
cuestión consiste en si la mayoría de los adultos son suficien- te IJi.en cualificado como para participar en el proceso democrático de
temente competentes como para participar en el gobierno gobierno del Estado.
del Estado. ¿Lo son?
Para llegar a una respuesta, consideremos una vez más al-
gunas de las conclusiones a las que hemos llegado en algu- U QUI:-JTO CRITERIO DEMOCRÍ\T!CO: L\ INCLUSIÓ 1

nos de los últimos capítulos.


La democracia confiere muchas ventajas a sus ciudada- La conclusión a la que ahora apunta el argumento de este
nos. Los ciudadanos están fuertemente protegidos frente a capítulo es que si se nos priva de una voz igual en el gobier-
gobernantes de póticos; poseen derecho políticos funda- no del Estado, hay posibilidades muy altas de que no se dote
mentales; además, disfrutan también de una esfera más am- de la misma atención a nuestro intereses que a los de aque-
plia de libertad; en tanto que ciudadanos, adquieren medios llos que sí tienen voz. Si no tengo voz, ¿quién va a hablar por
para proteger y avanzar sus intereses per onales más impor- mí? ¿Quién defenderá mis intereses si yo no puedo hacerlo?
tantes; asimismo pueden participar en la decisión obre las Y no sólo mis intereses como individuo. Si resultara ser el
leyes bajo las que han de vivir; pueden ejercitar una amplia miembro de un grupo entero excluido de la participación,
dimensión de autonomía moral; )' poseen inusuales oportu- ¿cómo podrían protegerse los intereses fundamentales de
nidades para el desarrollo personal. dicho grupo?
Si concluimos que la democracia proporciona estas venta- La respuesta es clara. Los intereses fundamentales de los
jas sobre los sistemas de gobierno no democráticos, se susci- adultos a los que se niega la oportunidad de participar en el
tan algunas cuestiones fundamentales: ¿Por qué deben res- gobierno no estarán adecuadamente protegidos y promovi-
tringirse las ventajas de la democracia a unas personas y no a dos por aquellos que gobiernan. La evidencia histórica al res-

SR
L\ llt' \I()(:R.\( l\ ROBFRT ¡\. 0\111.

pecto es abrumadora . Como vimos en nuestro breve análisis Recordaremos que cuando discutí los criterios de la de-
ele la evolución de la democracia, los nobles y burgueses en mocracia en el capítulo IV, po ·puse una discusión sobre el
Inglaterra, desconten tos con la forma arbitraria con la que el quin to criterio: la inclusión de los adultos (véase cuadro 4,
monarca . .
les imponía cargas sin su c< n entimiento, exio-ieron
o
p. 48). Este capítulo y el anterio_r no· proporcionan, cre~, _im­
y cons•gmeron el derecho ele participar en el gobierno. Siglos portantes razones para conclUir, que para ser democrauco,
después, las clases medias, crey(·n do que sus intereses funda- el gobierno de un Estado debe satisfacer dicho criterio. Per-
mentales eran ignorados, demandaron y obtuvieron a su vez mítanme fo rmularlo de esta manera: Inclusión /Jlnw. EL cue~po
ese derecho. Allí y en ou·os Jugares, la continua exclusión, le- dP la áudadanía dP un Estado gobe~·nado democrátirammiP debe in-
gal o liktica, de mujeres, esclavos, pobres y trabaj adores ma- dui1· a todas las personas sujetas a las leyes dP dicho l~stado, exce-j;to a
nuales enu·e otros, dejó a los miembros ele estos grupos esca- los transníntes y a aquellas que han denwstrado ser intafXtCPS de cui-
samente protegidos frente a la explotación y el abuso incluso dar dP sí rn ismas.
en países como Gran Bretaiia )' los Estados Unidos, donde el
gobierno, por lo demás, era ampliamente democrático.
En 186l ,John Stetart Mili argumemó que, dado que a la PROBLEMAS 1\0 RESUELTOS
cla es u·abajacloras se les negaba el derecho ele sufragio, na-
die en el gobierno hablaba a favor ele sus intereses. A pesar Rechazar el argumento de la tutela y adoptru· la igualdad po-
de que manifestara no creer que quicnc participaban en el lítica como ideal aún deja abiertaS algunas cuestione difíciles.
gobierno bu caran deliberadamente sacrificar los intereses ¿Acaso no necesitan los ciudadanos )' los cargos públicos
de las clases trab~jadoras a favor de los suyos propios, se hizo ayuda de los expertos? ¡Claro que sí! La importancia de los
la pregunta siguiente: "¿Acaso el parlamemo, o alguno de los expertos y del conocimiento especializado para que el go-
miembros que lo componen, se detiene por un instante a bierno democrático funcione bien es innegable.
contemplar cualquier cuestión con los ojos de un trabaja- Las políticas públicas son a veces tan complejas (y su com-
dor? Cuando se discute un asumo en el q ue los trabajadores plejidad quizá vaya en aumemo), que ningún gobierno podría
como tales poseen un interés, ¿es visto acaso desde cualquier adoptar deci ·iones satisfactorias sin la ayuda de especialistas
perspectiva que no sea la de los patronos?" :l. La misma cues- informado . Del mismo modo que todo nosotros necesita-
tión podía haberse suscitado re pecto de los cscla\'os en las mos a veces recurrir a expertos en nuesuas decisiones perso-
repúblicas antiguas y moderna ; re pecto de muchas perso- nales para que nos asesoren y debemos delegar en ellos deci-
na formalmente libres, pero privada de hecho de derechos siones importantes, así ocurre también con los gobiernos,
democráticos, tales como los negros en los Estados sureños incluso con los o-obiernos
o democráticos. Cómo atisfacer me-
de los Estados Unido hasta lo ai1o ·esenta y en Sudáfrica jor los criterio· democráticos, mantener un adecuado nivel de
hasta los ru1os noventa, y en otra parte . igualdad política, y atm así apoyarse en expertos y en el conoci-
Sí, algunas veces individuos y grupos pueden estar equivo- miento especializado a la hora de tomar decisiones públicas
cados re pecto a cuál sea su propio bien. Cicrtruncntc, algunas representa un problema serio que ·ería insensato ignorar por
veces pueden no percibir cuáles sean sus auténticos intereses. parte de los defensores del gobierno democrático. Pero ten-
Pero el grueso de la experiencia humana nos inf()rma que nin- dré que ignorru·lo aquí.
gún grupo de adultos puede aportar garamías a los otros sobre Si los ciudadanos han ele ser competentes, ¿no precisarán
el poder de que disponen para gobernar sobre ellos. Esto nos de instituciones sociales y políticas que les trammitan esas ca-
conduce a una conclusión de importaucia crucial. pacidades? Indudablemente. Las oportunidades para obte-

DO
Ron~.RT A. 0.\111.
(.-\ DDIOCRACI\

ner ~na .comprensión ilustrada sobre las cuestiones públicas para que los ciudadanos puedan adquirir la competencia que
no olo forman parte de la definición de democracia. Consti- precisan.
tuyen un requisito de la democracia. Las instituciones que se crearon en los países democráticos
Nada de cuanto he dicho implica que una mayoría de los durante los siglos XIX y xx dirigidas a promover la educación
ciudadanos no pueda cometer errores. Puede cometerlos y cívica quizá no sean ya adecuadas. Si esto es así, los países de-
los comete. Esto es precisamente por lo que los defensores mocráticos deberán entonces crear nuevas instituciones o
de la democncia han dotado de un alto valor a la educación . completar las antiguas.
Y la edu cació 1 cívica no sólo requiere una escolarizació n for-
mal, sino dis•:usión, deliberación, debate y controversia pú-
?lic~s, ~isponibilidad efectiva de información fiable y otras COMENTARIOS Flt>:ALES y Al\rflCIPO
msutuc10nes de una sociedad libre.
. Pero supongamos que las instituciones para desarrollar Hemos explorado cerca de la mitad del territorio presen-
cmdadanos competentes son débiles, y que muchos ciudada- tado en el cuadro 3 (p. 38). Pero apenas nos hemos a omado
?os no saben lo suficiente como para proteger sus valores e a la otra mitad: las instituciones básicas que son nece arias
mtereses fundamentale . ¿Qué hemos de hacer? Para buscar para promover lo fines de la democracia y las condiciones
una respuesta puede ser útil resumir la conclu iones a la sociales, económicas y de otro tipo, que favorecen el desarro-
que hemo llegado hasta aquí. llo y el mantenimiento de estas instituciones políticas demo-
Hemos adoptado el principio de la igualdad intrínseca: cráticas. Éstas las exploraremos en los capítulos iguientes.
Debemos contemplar el bien de cada ser humano como in- Pasamos, pues, de los fines a las realidades concretas.
trínsecamente igual al de cualquier otro.
Hemos aplicado ese principio al gobierno de un Estado:
Al a~optar. ~as dec.isiones, el gobierno debe dotar de igual
c?ns1deraC1on al b1en y a los interese de cualquier persona
vmculada por sus decisiones.
Hemos rechazado la tutela como una forma satisfactoria
de aplicar el principio: Entre adultos, nadie e tá tan definiti-
\'amcnte mejor cualificado que otros para gobernar como
para que deba confiársele la autoridad completa y final obre
el gobierno del Estado.
En ~u lugar, _hemos aceptado la inclusión plena: el cuerpo
de la cmdadama de un Estado gobernado democráticamen-
te debe incluir a todas las personas sujetas a las leyes de dicho
Estado, ex.cepto a los tran eúntes y a aquellas que se han de-
mostrado m capaces de cuidar de sí mismas.
En con ·ecuencia, si las instituciones encargadas de promo-
ver la educación cívica son débiles, sólo queda una única solu-
ción satisfactoria. Deben ser fortalecidas. Quienes creemos en
los fin<>s democráticos estamos obligado a buscar fórmulas
TERCERA PARTE

DEMOCRACIA REAL
CAPÍTULO VIII
¿QUÉ INSTITUCIONES POLÍTICAS REQUIERE
UNA DEMOCRACIA A GRAN ESCAlA?

¿Qué significa decir que un país está gobernado demo-


craucamente?
En este capítulo nos centraremos sobre las instituciones
políticas de la democracia a gran escala, es decir, las institucio-
nes políticas necesarias para un país democrático. No nos pre-
ocupará aquí, entonces, qué es lo que pueda requerir la de-
mocracia en un grupo muy pequeño, como un comité.
Debemos conservar también en mente nuestra reiterada
advertencia: toda democracia real no ha alcanzado nunca
los criterios democráticos descritos e n la parte II y reco-
gidos en e l cuadro 4 (p. 48). Finalmente, deberíamos ser
conscientes, en este capítulo y a lo largo de todo. el libro,
que en el lenguaje corriente ulilinmos la palabra democra-
cia para referirnos tanto a un ideal como a una realidad
efectiva, que sólo es una realización parcial del objetivo.
Por ahora, pues, cuento con el lector a la hora de hacer las
necesarias distinciones cuando utilice palabras como demo-
cracia, democráticamente, gobierno democrático, país democrático,
yotra.
Si un país ha de gobernarse democráticamente, ¿qué se-
. ría nece ario? Como mínimo, debería poseer ciertos arre-
glos, prácticas e instituciones polílicas, que significaran un
importante avance, aunque no completo, hacia la consecu-
ción de los criterios democráticos ideales.

97
LA llE\1()( R.\C.I \ ROIIlRT A. lhlll

palabras, en el lenguaje corriente y en la di cusión académi-


Palabras soúre palabras ca, dicho país es calificado de democracia.
En tercer lugar, podríamos reflexionar ·obre un país espe-
Arreglos políticos suena a algo más bien provisional, que cífico, o sobre un grupo de países, o quizá incluso sobre un
bien pod1ian darse en un país que acaba de abandonar el país hipotético, para imaginar, lo más reali~ramente posible,
gobierno no democrático. Tendemos a pensar en las prácti- qué instituciones políticas se precisarían para alcanzar los fi-
cas como algo más habitual y, por tanto, más duradero. Ge- nes democráticos hasta un nivel sustancial. Emprenderíamos,
neralmente pensamos en las instituciones como algo que se por así decirlo, un experimento mental, en el que reflexiona-
ha asentado después un largo itinerario, que pasan de una ríamos cuidado amente obre las experiencias, tendencias,
generación a la otra. Cuando un país avanza desde un go- posibilidades y limitaciones humanas, y diseñaríamos un con-
bierno no democrático a otro democrático, los tempranos junto de institucionc · política'i que serían necesarias para que
arreglos democráticos se convierten gradualmente en prác- pudiera. existir una democracia a gran escala y aun así fuera
ticas, que a su debido tiempo desembocan en instituciones factible y realizable dentro de los límites de las capacidades
asentadas. A pesar de lo útiles que pueden ser estas distin- humanas.
ciones, a nuestros efectos será más com·eniente, sin embar- Afortunadamente, estos tres métodos convergen sobre el
go, dejarlas de lado y decidirnos por el término instituciones. mismo conjunto de institucione políticas democráticas. És-
ta constituyen, pues, los requerimientos mínimos para un
paí democrático (cuadro 6)

¿Có~IO PODEMOS ABER? CUADR06


¿QL' E 1:\STITUCIO"ES I'OLÍTTC\S REQCIFR~:
¿Cómo podemos determinar razonablemente qué institu- 'A DE:\10CR:\CIA A CRA,'\' ESCALA?
ciones son necesarias para una democracia a gran escala? Po-
demos examinar la historia de los países que han cambiado l.\.~ llf\1()\R,\( 1\S A GRA.\1 f'><:AL, \ R.lQl lf Rl -..:
sus instituciones políticas en respue ta, al meno· en parte, a l. Cargo' pú bliws electos
demandas en favor de una mayor inclusión popular y partici- 2. Elcccione' libres, imparcialco,) frccuemc>
pación efectiva en el gobierno y la \'ida política. Aunque aque- 3. Liberu1d de expresión
llos que en tiempos anteriores bu caron alcanzar la inclusión -1. Fuentes altnnati\'as de informac-ión
y la participación no estu\~eran necesariamente in pirados f>. \utouomía de la~ asociaciones
por ideas democráticas, aproximadamente desde el siglo >.'VIII 6. Ciudadanía inclu,im
en adelante, tendieron a ju tificar sus objetivos apelando a de-
mandas democráticas y republicanas. ¿Qué instituciones polí-
tica perseguían, y cuáles fueron efecti,-amentc adoptadas en
esos países? L\S l~STIT CIO:-\ES POÚTTCA
Alternati,·amente, podríamos examinar países cuyo go- DE lA DEMOCRACIA REPR.ESEi\''1:\TIVA i>IODERNi\
bierno es considerado generalmente como democrático por
la mayoría de su población, por muchas personas de otros Esquemáticamente, las instituciones políticas del gobier-
países, y por estudiosos, periodistas} gente similar. En otras no democrático reprc cntativo moderno son las siguientes:

98
LA OE~IOC:R.\C:IA R06ERT A. 0AIIl.

de sufragio; a concurrir a cargos electos; a la libertad de


1. Cargos públicos electos. El control de las decisiones políti- expresión; a formar y participar en organizaciones po-
co-administrativas gubernamentales está investido en líticas independientes; a tener acceso a fuentes inde-
cargos públicos elegidos por los ciudadanos. Los go- pendientes de información; y derechos a otras liberta-
biernos democráticos modernos a gran escala son, así, des y oportunidades que puedan ser necesarias para el
representativos. funcionamiento efectivo de las instituciones políticas
2. Elecciones lifrres, imparciales y frecuentes. Los cargos públi- de la democracia a gran escala.
cos son elegidos en elecciones frecuentes conducidas
con imparcialidad en las que, en términos comparati-
vos, hay poca coerción. LAs l STITUCIO ES POLÍTIC..AS E . PERSPECTIVA
3. Libertad de expresión. Los ciudadanos tienen derecho a
expresarse, sin peligro a un castigo severo, sobre asun- Generalmente, estas instituciones no aparecen de golpe
tos políticos, definidos en sentido amplio, incluyendo en un país. Como vimos en nuestra breve historia de la de-
la crítica de los cargos públicos, el gobierno, el régimen mocracia (cap. II), las dos últimas son claramente tardías.
político, e l orden socio-económico, y la ideología pre- Hasta el siglo XX, se negó el sufragio universal, tanto en la teo-
valeciente. ria como en la práctica del gobierno democrático y republi-
4. Acceso a fuentes a!Jernativas ele información. Los ciudadanos cano. Más que cualquier otro rasgo individual, el sufragio
tienen el derecho de solicitar fuentes de información al- universal distingue a la democracia representativa moderna
ternativas e independientes de otros ciudadanos, exper- de todas las demás formas anteriores de democracia.
tos, periódicos, revistas, libros, telecomunicaciones y El momento de aparición y la secuencia en que las institu-
similares. Además, existen efectivamente fuentes de in- ciones iban in u-oduciéndose ha variado tremendamente. En
formación alternativas que no están bajo el control del aquellos países, las democracias "más antiguas", en los que el
gobierno ni de cualquier otro grupo político individual conjunto completo de instituciones hizo su aparición con
que intente influir sobre los valores y las actitudes políti- anterioridad y ha perdurado hasta el presente, emergen ele-
cas públicas, y estas fuentes alternativas están efectiva- mentos de una pauta en común. Las elecciones a un cuerpo
mente protegidas por la ley. legislativo aparecieron bastante pronto -en Inglaterra, ya
5. Autonomía de las asociaciones. Para alcanzar sus distintos desde el siglo xm, en los Estados Unidos durante su período
derechos, incluyendo aquellos requeridos para la efecti- colonial en los siglos XVII y >..'VIII. La práctica de elegir a los al-
va operación de las instituciones políticas democráticas, tos cargos encargados de dictar las leyes fue seguida de una
los ciudadanos tienen también el derecho de constituir expansión gradual de los derechos de los ciudadanos a ex-
asociaciones u organizaciones relativamente indepen- presarse sobre asuntos políticos e intercambiarse informa-
dientes, incluyendo partidos políticos y grupos de inte- ción. El derecho de formar asociaciones con objetivos políti-
rés independientes. cos explícitos tendió a producirse más adelante. "Facciones"
6. Ciudadanía inclusiva. A ningún adulto que resida perma- políticas y organizaciones partidistas se consideraron, por lo
nentemente en el país y esté sujeto a sus leyes le pueden general, peligrosas, susceptibles de generar divisiones, de
ser negados los derechos de que disfruten otros y que subvertir el orden y la estabilidad políticas, y de atentar con-
sean necesarios para estas cinco instituciones políticas tra el bienestar público. Con todo, dado que las asociaciones
que acabamos de presentar. Éstos incluyen el derecho políticas no podían suprimirse sin un grado de coerción que

100 101
l.\ OF\1()(.11.\( 1 \ ROBERT t\. !) \111

un grupo de ciudadanos cada vez más numero o e influyente organizado ramificándose hasta las más pequeñas circuns-
hubiera considerado inaceptable, consiguieron subsisrit- - a cripciones, distritos y municipalidades electorales; una orga-
menudo como asociaciones más o menos clandestinas- has- nización que debía reforzar la lealtad de sus seguidores du-
ta que lograron salir de la sombras a la plena luz de l día. En rante y entre la campai'ias electorales y debía asegurarse que
los cue rpos legislativos, lo que en su día fueran "facciones" se ésto acudieran a las elecciones. Su partido Republicano (en
convirtieron en partidos políticos. Los de "de ntro", quienes seguida bautizado de nuevo como Democrático Republicano
ervían en el gobierno del momento, se diferenciaron de lo y una generación después como Democrático) se convirtió en
de "fuera", a los que en Gran Bretaiia se calificó como la Leal el primer partido electaral de apoyo popular del mundo. Como
Oposición de Su Ma¡'estad.
. En el sirrlo
o XVIII británico la fac-
'
resultado, una de las instituciones más fundamentales y de-
ción que apoyaba al monarca y la facción opuesta, ostcnida cisivas de la democracia moderna, el partido político, había
por gran parte de la gn7try en el mundo rural, fueron trans- irrumpido más allá de sus confines en parlamentos y legis-
formándose gradualmente en ToriPs y WhigJ *. Durante ese laturas para organizar a los pro pios ciudadanos y movilizar
mi mo siglo, en Suecia, de manera u n tanto burlesca, se lla- el apoyo de los seguidores del partido en las elecciones na-
mó a los do adver arios particli ·tasen el parlamen to sombre- cionales.
1'05 y gon-os 1• Cuando el j oven ari tócrata francés Alexis de Tocqueville
Durante los ai'io fi nales del siglo X\'111, en la recién consti- visitó los E tados Unidos en los at1os treinta del siglo pasado,
tuida r~pública de los Estados Unido·, Tomás.Jeffer on, el vi- ya habían aparecido en este país las cinco primeras institu-
cepresidente, y .James Madison , el líder de la Cámara de Re- cion es democráticas d escritas ar riba. Estas instituciones le
presentan tes, organizaron a sus seguidores en el Congreso parecieron tan profundamente implantadas y omnipresen-
para oponerse a las políticas del Presidente federal i ta,John tes, que no tuvo ninguna duda en referirse a los Estados Uni-
Adams, y de su secretario del Te ·oro, Alexander Hamilton. dos como una democracia. En ese país, dUo, el pueblo era so-
Para t~ne r éxito en su oposición, percibieron en seguida que beran o, la "sociedad se gobierna a sí misma por sí misma", y
tencln an que hacer algo más que enfrentar e a los federalis- el poder de la mayoría era ilimitado 2. Se asombró ele la multi-
tas en e l Congreso y el gobierno: tendrían que desplazar a plicidad de asociacion es en las que e organizaban los esta-
su opo_nen tes del poder. Para ello debían ganar las eleccio- doun idenses, parecía que para cualquier propósito. Y entre
nes nacionales, y para ganar las elecciones nacionales debían e tas asociaciones sobresalían los dos principales partidos
organ izar a su· eguidores a lo largo y ancho del país. En me- políticos. A Tocqueville le pareció que en los Estados Unidos
nos de una década,jeffer on, Madison , y otros que simpati- la democracia era ya casi tan completa como cabía imaginar
zaban con su ideas crearon un partido político que estaba que alguna vez pudiera llegar a cr.
Durante el siglo iguien te, las cinco instituciones demo-
cráticas básicas que Tocqueville observara durante u viaje a
La genlly ~e correspondía originariameme a la pcqut·ria noble1a. general- América, se consolidaron en más ele una docena de países
mente de extracción ruml, aunque el thmino acabó por abM>rbcr wm- distintos. Mucho observadore en Europa y en los Estados
bién a la alta burguesía. 1'01yfue el ralificati\'o que originariamente se d io a Unidos llegaron a la conclusión de que cualquier país que a'i-
los defensores de la primacía de la Corona ctt 'u lucha contra('( Parlamen-
le>, guc con d paso del tiempo conwn1.6 a identificar tambi(·n al partido
pirara a ser ci,~ lizado y progresista necesariamente habría de
c?nscrvador; .1171igalude, por el contrario, al gtupo contrario a los priYilc- adoptar una forma de gobierno democrática.
gtos n·alt•s) favorable a la soberanía plena dd Parlamento; <'n el ~iglo XI' Con todo, en todos ellos faltaba la sexta institución funda-
dio origen al partido liberal. (.V. rM 1:¡ mental-la ciudadanía inclusiva-. Aunque Tocqueville afir-

102 103
LA DE..\10<:RACIA ROBERT A. DAHI

mara que "el Estado de Maryland, que había sido fw1dado "democracia" que nunca existió durante los veinticinco si-
por hombres de rango, fue el primero en proclamar el sufra- glos de experiencia desde la aparición de la democracia en
gio universal", como casi todos los otros hombres (y muchas Atenas y de una "república" en Roma. Dado que las institu-
mujeres) de su tiempo, asumió tácitamente que "universal" ciones del gobierno democrático representativo moderno,
no incluía a las mujeres 3 . Ni, desde luego, a algunos hombres. tomadas en su co~unto, son históricamente únicas, es con-
El "sufragio universal" de Maryland resultó que también ex- veniente dotarlas de un nombre propio. Este tipo de gobier-
cluía a la mayoría de los afroamericanos. En otros lugares, en no democrático moderno se denomina a veces democracia
paises que en otros aspectos eran más o menos democráti- poliarcal.
cos, la mitad de Lodos los adultos fue, al igual que en Améri-
ca, completamente excluida de la vida política nacional sim-
plemente por su condición de mujeres; además, a grandes Palabras sobre palabras
grupos de hombres se les denegó el sufragio porque no po-
dían satisfacer los requisitos de la alfabetización o de la pro- Poliarquía se deriva de las palabras griegas que significan
piedad, una exclusión que fue apoyada por muchas personas "muchos" y "gobierno"; se distingue así el "gobierno de
que se consideraban defensoras del gobierno democrático o los muchos" del gobierno de uno o monarquía, o del go-
republicano. A pesar de que Nueva Zelanda extendió el de- bierno de los pocos, aristocracia u oligarquía. A pesar de
recho de sufragio a las mujeres en 1893 y Australia en 1903, que dicho término apenas había sido usado, un colega y
en otros países democráticos las mujeres no alcanzaron el de- yo lo introdujimos en 1953 como una adecuada forma
recho a voto en las elecciones nacionales hasta l 920 aproxi- para referirnos a una democracia representativa moder-
madameme; en Bélgica, Francia y Suiza, países que la mayo- na con sufragio universal. A partir de ahora lo utilizaré en
ría de las personas calificaría como altamente democráticos, este sentido. Más específicamente, una democr<lcia po-
las mujeres no pudieron votar hasta después de la 11 Guerra liárquica es un sistema político dotado de las seis institu-
Mundial. ciones democráticas contenidas en la lista de arriba. La
Dado que para muchos es dificil comprender qué signifi- democracia poliárquica es, pues, distinta de la democra-
caba "la democracia" para nuestros predecesores, permitan- cia representativa con sufragio resu·ingido, como la del si-
me volver a subrayar la diferencia: en todas las democracias y glo xrx. Es también diferente a las democracias y repúbli-
repúblicas a lo largo de veinticinco siglos, el derecho de par- cas más antiguas, que no sólo tenían sufragio restringido,
ticipar plenameme en la vida política se restringió a una mi- sino que carecían de muchas de las otras características
noría de adultos. Gobierno "democrático" equivalía a un go- cruciales de la democracia poliárquica, tales como parti-
bierno ejercido únicamente por los hombres -y no por dos políticos, derecho a formar organizaciones políticas
todos ellos-. No fue hasta el siglo X-'< que, tanto en la teoría para influir en u oponerse a los gobiernos existen tes, gru-
como en la práctica, la democracia vino a exigir que el dere- pos de interés organizados, etcétera. Es también distinta
cho a participar plenamente en la vida política debía ser ex- de las prácticas democráticas propias de unidades tan pe-
tendido, si acaso con unas pocas excepciones, a toda la po- queñas que permiten el establecimiento de una asamblea
blación adulta que residía permanentemente en un país. directa de sus miembros y su decisión (o recomendación)
Tomadas en su conjunto, entonces, estas seis instituciones directa de las políticas o leyes. (VolYeré sobre esta diferen-
políticas no sólo constituyen tm nuevo tipo de sistema políti- cia en un momento.)
co, sino una nueva forma de gobierno popular, un tipo de

104 105
L\ llf\I<X K.\11\ Rost.Rr A. O \111

CUADRO?
Aunque a menudo operaban ou·os factores, la<; seis institu-
POR Q ÉSO:-: NECES.\RL\!> u\S I~STil t.:CIO:\ES
cione políticas de la democracia poliárquica se deben, en parte
al meno , a las demandas a favor de la inclusión y la participa-
ción e n la vida política. En aquellos paíse que hoy habitual- En una unidad dt·la amplitud de un país, e ''~~ in-;titucione> demorr;'uira~
men te se consideran democráticos, existen e Las seis institu- dt' una poliarquía cl<·mocráúca son necesarias para sati;faccr lo; ,iguientes
c.:t;tcrio, democrático~:
ciones. Pero bien cabría pregun tar e: ¿Acaso no son algunas
de estas instituciones el producto de luchas históricas? ¿Siguen l . Rcprc~cntantcs electos... l'artidpnción di.•cti\'a
siendo necesarias para el gobierno democrático? Ysi son n ece- Control de la agenda
sarias todavía para el gobierno democrático, ¿por qué lo son?
2. Elcccione> libres, lgtmldad de \Oto
cc¡uitati\'a~ )' frecuentes ... Control ck la agenda

EL FACTOR DFL TA:\(A:\:0 3. Libcnacl de expresión ... J'artiripación efct:ti\01


Cornprcn<;ión ilu<;tracla
Conu·ol de la agt·nda
Antes de contestar a e ras cuestiones, debo llamar la aten-
ción sobre una importante cualificación. Como ya adverú al 4. Información alternati\'a... Participación ch:cth<~
comienzo de este capítulo, estamos considerando las institu- Comprcn•ión ilu,trada
cionc necc arias para el gobierno de un país democrático. Control de la agenda

¿Por qué "país"? Porque todas las instituciones necesmias jJam un ;). 1\utonun1ía a.o;;ociacional... l'anicip;tción t-fcui'~'
país demorrálico no siemjJre serán precisas en unidades mucho más Compren-;ión ilu<;U'acla
/H'querias que un país. Control de la agenda
Consideremos el gobierno democrático de un comi té, o
Ji. (.iudaclania inclusiva .. .
un club, o una ciudad mu)' pequeiia. Aunque la igualdad de
voto puede parecer necesaria, unidades pequeñas como és-
tas pueden oper;,u· sin la necesidad de muchos cargos electi-
vo : basta quizá con un moderador que presida la· reunio- pequet1as, las ·•facciones" organiLadas no sólo s~n innecesa-
nes, un secrrta•·io-tesorero que levante actas y atienda a las rias, ino directamente dañinas. En ,·e¿ ele conOtctos exacer-
cuentas. Los mismos participantes podrían decidir práctica- bado por el f~tccionalismo, lo comités, los partidos políticos
mente todo durante sus reuniones, dejando lo · detalles al e- )' ou·os, podemos preferir la unidad, el consenso, e l acuerdo
cretario-te'orero. Los gobiernos de pequetia organizacio- alcamado mediante la discusión y el respeto mutuo.
nes no uecesitarían ser gobierno 1'Pjn·r.senlalivos en toda la Las in tituciones política csuictamcnte requeridas para
extensión del término, en los que los ciudadanos eligen a los el gobierno democrático dependen, por tanto, de~ tamalio
representantes encargados de dictar las leyes} la políticas. de la unidad. Las eis instituciones enumeradas arnba se de-
Pero estos gobiernos podñan ser democráticos, puede que sarrollaron porque eran necesarias para gobernar paísf's, no
altamente democráticos. Qui7á, también, aunque carecieran unidades más pcqueiias. La democracia poliárquica es go-
de partidos político o de otras asociacione · políticas inde- bierno democrático a escala del Estado-nación o país.
pendientes, podrían ser sumamente democráticos. De he- Por volver a nuestra pregunta: ¿Son realmente necesarias
cho, podemos coincidir con el punto de vista democrático las instituciones políticas de la democracia poliárquica para
clásico y la perspecti,·a republicana en que, en asociaciones la democracia bajo la amplia escala de un país? Si es así, ¿por

10() 101
L\ DEMOCRACIA ROBERT A. DAIII

qué? Para contestar a estas preguntas gemelas, recordemos cuente, tanto en la teoría como en la práctica de la democra-
lo que requiere un proceso democrático (cuadro 7) . cia. Como vimos también, la elección de los representantes
se fue desarrollando principalmente a lo largo de la Edad
Media, cuando los monarcas hubieron de admitir que, para
¿POR Q É (Y CUÁNDO) EXIGE LA DEMOCRACIA imponer tributos, sostener un ejército, y hacer las leyes, de-
REPRESENTM"TES ELECTOS? bían contar con el consen timiento de la nobleza, el alto cle-
ro, y de algunos hombres comunes - no tan comunes- en
Cuando la atención sobre el gobierno democrático se tras- las más grandes poblaciones y ciudades.
ladó a unidades a gran escala, tales como naciones o países, Hasta el siglo XVIII, por tanto, la perspectiva común era
se suscitó la siguiente pregunta: ¿Cómo pueden los ciudada- que gobierno democrático y republicano equivalía al go-
nos pm·ticipar efectivarnente si el número de ciudadanos llega a bierno del pueblo, y si el pueblo había de gobernar, debía
ser tan gran de o a estar geográficamente tan disperso (o am- reu nirse en asamblea en algún lugar y votar sobre decretos,
bos casos, como en un país) como para que puedan partici- leyes o políticas. La democracia debía ser democracia de
par convenientemente y dictar leyes en asambleas que se reú- asamblea de ciudad*; la democracia representativa era una
nan en un mismo lugar? ¿Y cómo pueden asegurarse que los contradicción en los términos. Consecuentemente, ya sea
asuntos que más les conciernen son adecuadamente atendi- de forma implícita o explícita, una república o una demo-
dos por los cargos públicos, es deci1~ cómo pueden los ciuda- cracia sólo podía existir en una pequei1a unidad, como una
danos controlar la agenda de las decisiones gubernamentales? ciudad u otra población. Los escritores que sostuvieron esta
Satisfacer estas exigencias democráticas en una unidad idea, como Montesquieu o Jean:Jacques Rousseau, eran per-
política de la extensión de un país es, desde luego, enorme- fectamente conscientes de las desventajas de un pequeño
mente difícil; es, de hecho, casi inalcanzable. Pero, al igual Estado, particularmente cuando había de enfrentarse a la
que ocurre con los otros criterios democráticos de gran exi- superioridad militar de un Estado mucho más amplio, y
gencia, puede servi r~ también aquí, como baremo para eva- eran, por tanto, extremadamente pesimistas respecto a las
luar posibilidades y soluciones alternativas. Claramente, los perspectivas futuras de la democracia genuina.
requisitos no podrían ser satisfechos si los más altos cargos Pero la perspectiva convencional fue rápidamente supe-
del gobierno pudieran fijar la agenda y adoptar políticas con rada y abandonada por los fuertes embates del Estado nacio-
independencia de los deseos de los ciudadanos. La única so- nal. El mismo Rousseau comprendió claramente que el go-
lución factible, aunque es muy imperfecta, es que los ciuda- bierno de un país del tamaño de Polonia (para el que diseñó
danos elijan a los cargos más importantes y los sometan a una una constitución), exigiría necesariamente la representa-
rendición de cuentas más o menos eficaz a través de las elec- ción. Y, poco después, con la llegada de la democracia a
ciones, despidiéndoles, por así decir, en elecciones sucesivas. América, la concepción convencional desapareció ya del es-
Esta solución nos parece obvia. Pero lo que a nosotros cenario de la historia.
puede parecernos evidente no lo era tanto para nuestro pre- Todavía en 1787, cuando la Convención Constitucional se
decesores. reunió en Filadelfia para diseñar una constitución apropiada
Como vimos en el capítulo Il, hasta hace bien poco lapo-
sibilidad de que los ciudadanos pudieran designar y rechazar
a los representantes dotados de la autoridad de hacer las le- • En la tradición española, castellana más específicamente, estas asam-
yes a través de las elecciones siguió siendo bastante infre- bleas ciudadanas recibían el nombre de "conCl;jo abierto". (N. dfl T.)

108 109
Ll l>t \IO(;RAfll RoR~ Kl i\. O 1111

para un exten o país con una población en creciente aumen- dale . ¡Imaginemos la elección d e representante por un pe-
to. los delegados e ran plenamente consciente de la tradi- ríodo de, digamos, Ye inte años! Si los ciudadanos han de
ción histórica. ¿Acaso podía existir una república a la inmen- conservar el controlfinal de la agenda, las elecciones han de ser
sa escala que ya habían desarrollado lo Estados Unidos, sin también frecuentes.
contar el aún mayor tamaño que habían previsto los d e lega- Cómo llevar a la práctica elecciones libres e imparciales no
dos? 1• Con todo, nadie cuestionaba que si habría de e xistir e algo obvio. A finales d el siglo XIX, la votación secreta comen-
una república en América, tendría la forma de una ¡·epública zó a reemplazar a la pública •·a mano alzada". Aunque la vota-
1-ejtresmtativa. Debido a la larga experie ncia de la representa- ción pública L.i ene todavía algunos defensores, el voto secreto
ción en los cuerpos legislativos coloniales, en los de los Esta- se ha convenido en el criterio general; un país en el que sea
dos y en el Congreso Continental, la viabilidad del gobierno ampliamente vulnerado sería enjuiciado como carente de
representativo e ra algo que estaba fuera de duda. elecciones libres e imparciales. Pero el debate conL.inúa en lo
Hacia mediados del siglo XIX, la concepción tradicional f1.1e relativo a la naturaleza del i tema electoral que mejor satisface
ignorada, olvidada o, si acaso era recordada, e consid eraba los criterios de la imparcialidad. ¿Es más imparcial un sistema
irrelevante. "Es C\~dente", escribiójohn Stuart Ylill e n 1861, de representación proporcional (RP), como el utilizado en la
mayoría de los países democráticos, que el si tema Finl-Past-the-
que el único gobierno que puede satisfacer plenamente todas Post ~' aplicado en Gran Bretaña'! los E ·tado Unidos? Puede n
las exigencia<; del Estado ocia! es aquel en el que participa todo ofrecer e argumentos razonables a favor de uno u otro, como
el pueblo; que cualquier participación, incluso e n las m ás ni- veremos cuando volvamos obre esta cuestión e n el capítulo
mias funciones públicas, es útil; que la participación debe ser XI. En las discusio nes sobre los distinto istemas electorales, se
tan amplia en todas panes como permita el nivel general de asume, in e mbargo, la necesidad del rasgo de la imparciali-
mejoramiemo d e la comunidad; y que nada puede ser tan de- dad; la forma mejor d e alcanzar la imparcialidad y otros objeti-
seable en último término como la admisión de todos a compar- vos razonables es simplemente una cuesL.ión técnica.
tir el poder soberano del Estado. Pero dado q ue, en una comu- ¿Con qué frecuencia d e be n celebrarse las elecciones? A
nidad que exceda el tamailo de una pequeüa población, Lodos juzgar por las prácticas e n los países democráticos durante el
no pueden participar personalmente sino en alguna porción siglo XIX, una tosca respuesta podría ser que las elecciones
mínima de la acción pública. el resultado es que el tipo ideal de anuales para los representante del poder legislativo cría de-
un gobierno perfecto debe ser el rcpre entativo f>. masiado frecuente, y LOdo lo que excediera los cinco años se-
ría dema iado largo. Obviamente, sin embargo, los demócra-
tas pueden tener un desacuerdo razonable sobre el intervalo
¿POR QUÉ REQUIERE L\ DD10CR.:\CIA específico y obre cómo haya de variar en función de los dis-
El.ECCIO:-:ES UBRES, I~PARCL\LES Y FRECUE:'\'TES? tintos cargos y las diferente prácticas tradicionales. La cues-
tión e que sin elecciones frecuemes, los ciudadanos perde-
Como hemos \'isto, i aceptamos la conveniencia de la rían un ustancial grado de control sobre sus cargos electos.
igualdad política, entonces todo ciudadano debe tener una
oportunidad igual y efectiva de volar,)' Lodos los votos deben contarse Ténnino imraducibk que pro1'ieue de la jerga ele las carreras de caba-
tOmo iguales. Si ha de realizarse la igualdad de voto, la conse- llos. En castellano equi\·aldría a algo así como "d primero gana". Térni-
cuencia es que las elecciones deben ser libres e imparciales. carneme recibe el nombre ele sistema mayoritario un inominal a una vuel-
Con todo, no basta con que las elecciones sean libres e impar- ta. (N. clrt T.)

110 11 1
LA OF.\10\RACIA ROII~RT A. 0.\111

ble por algunos de los criterios democráticos básicos; tome-


mos la necesidad de la comprensión ilustrada. ¿Cómo es posible
¿POR QUÉ REQUfERf.lA DD10CRAClA lA LIBERTAD DE EXPRf.SIÓ. ? que los ciudadanos adquieran la información que precisan
para comprender los diferentes asuntos si el gobierno con-
La libertad de expresión se requiere, en primer lugar, trola todas las fuentes importantes de información; o, lo que
para que los ciudadanos puedan particijJar efectivamente en es lo mismo, si un único grupo goza de un monopolio infor-
la vida política. ¿Cómo pueden los ciudadanos hacer que sus mativo? Los ciudadanos deben, pues, tener acceso a fuentes
distintas perspectivas sean conocidas y persuadir a sus conciu- de información alternativas que no estén bajo el conu·ol del
dadanos y a sus representantes de que las adopten si no pue- gobierno o dominadas por cualquier otro grupo o concep-
den expresarse libremente sobre todas las cuestiones que ción política específica.
afectan a la dirección del gobierno? Ysi han de tomar en con- O consideremos los requisitos de la participación efectiva y
ideración los puntos de vista de los otros, deben estar en la posibilidad de injlttir en la agmda. ¿Cómo podrían lo ciuda-
condiciones de escuchar lo que otro tengan que decir. La li- danos participar efectivamente en la vida política si toda la
bertad de expresión no sólo significa que alguien tenga el de- información que pueden obtener proviene de una única
recho a ser oído. Presupone también que alguien tiene el de- fuente, el gobierno, por ejemplo, o, para el caso, un partido,
recho a escuchar lo que otros tengan que decir. facción , o interés único?
Adquirir una compnmsión ilustrada de las acciones y políti-
cas gubernamentales posibles también exige la libertad de
expresión. Para acceder a la competencia cívica, los ciudada- ¿POR QUÉ RF.QlJIERE LA DEMOCRACIA
nos precisan de oportunidades para expresar sus propios ASOClACIOl':E.S INDEPE 'DIENTES?
puntos de vista; para aprender unos de otros; para entablar
discusiones y deliberaciones; para leer, escuchar e inquirir a Como ya hemos visto, aceptar la necesidad de las asocia-
los expertos, a los candidatos políticos y a las personas en ciones políticas -grupos de interés, grupos de presión, parti-
cuyo juicio confían; y para aprender por otros medios que se dos políticos- supuso un giro radical en las formas de pensa-
sustentan sobre la libertad de expresión. miento convencionales. Si las grandes repúblicas exigen que
Finalmente, sin la libertad de expresión los ciudadanos haya representantes electos, ¿cómo ha de organizarse la com-
en seguida acabarían perdiendo su capacidad de influir en la petición electoral? Crear una organización como, por ejem-
agmda de las decisiones política . Los ciudadanos silenciosos plo, un partido político, dota de una \'entaja electoral obvia a
pueden ser súbditos perfectos de un gobernante autoritario; un grupo político. Y si un grupo trata de hacerse con esa ven-
serían un desastre para la democracia. taja, ¿no lo harán también otros que están en desacuerdo con
su políticas? ¿Y por qué ha de cesar la actividad política entre
las elecciones? Puede influenciarse a los legisladores; se
¿POR Ql' É REQUIERE LA DEMOCRACIA pueden avan1.ar causas, promover políticas, buscar designa-
lA DISPO:"\IBILIDAD DE FUE~'TES DE I~FOR.MACIÓX ciones. Así, contrariamente a lo que ocurre en una ciudad o
ALTER.'lATI VAS E INDEPENDIE:--ITES? población pequeña, la gran escala de la democracia en un
país hace que las asociaciones políticas sean a la ve7 necesarias
Al igual que la libertad de expresión, la disponibilidad de y deseables. En todo caso, ¿cómo se puede evitar que interfie-
fuentes de información alternativas e independientes es exigí- ran en el derecho fundamental de los ciudadanos de partici-

112 1 13
l.\ 1>1 \101 RA< 1 \ Ron~RT A Ü \111

par efecú,·amentc en el gobierno? Así pue ·,en una república zando el rasero de dichos criterios? A mí, como a tantos otros,
exten a, no sólo son necesarias y deseables ino inevitables. me resulta evidente que, vistas a partir de los criterios de la de-
Las a ociaciones independiente· on también una fuente de moet·acia, nuestras instituciones políticas concretas exhiben
l'ducoción cívica e ilustración. Dotan a los ciudadanos de infor- mucha insuficiencias.
mación, y también de oportunidade para la discusión, la de- C:onsecuentememe, del mismo modo que preci amos ele
liberación, y la adquisición de habilidades políticas. esu·ategias para llevar a cabo una transición a la democracia y
para consolidar las instituciones democráticas en países de-
mocráticos recientes, en los países democráticos más anti-
¿POR QUlt REQUIERE lA DEI\IOCRJ\ClA guo · debemos plantearnos i hemos de avanzar más allá de
U\ CIL1Di\DA:-.:ÍA 1:-.:Cu.:. IVA? nuestro actual nivel de democracia y cómo hacerlo.
Permítanme formularlo de la siguiente manera. En mu-
La respuesta se encuentra, desde luego, en las razones chos países la tarea consiste en alcanzar la democratización
que nos condujeron a las conclusiones del último capítulo. hasta el ni,·el de la democracia poli[lrquica. Pero el desafío
Apena neccsitamo repetirla aquí. para los ciudadano en las democracia. más antiguas reside
Podemos analizar de distintas maneras las instituciones en de cubrir cómo pueden llegar a conseguir un nivel de de-
políticas de critas en e te capítulo y sintetizadas en el cuadro mocratización más allá de la democracia poliárq 11ica.
6. Para un pais que carezca de una o varias de estas institucio-
nes -y en e ta medida no está suficientemente democratiza-
do-, el conocimiento de las instituciones políticas básicas
puede ayudarnos a diseñar una estrategia para llevar a cabo
una transición plena a una democracia representativa moder-
na. Para aquel país que haya acabado rcciememente de ha-
cer la transición, este conocimiento puede servirnos de in-
formación sobre las instituciones cruciales que deben ser
fortalecidas, profundizadas)' consolidadas. Al ser todas ellas ne-
cc ·arias para una democracia repre entativa moderna (de-
mocracia poliárquica), podemos contemplarlas también
como constiLUyendo un nivel de democratización minimo.
Quienes \ri\~mos en democracias más an liguas, en las que
la u-an ·ición a la democracia ocurrió hace ya alguna genera-
ciones y las instituciones sei'talada ·en el cuadro 6 están ya ·óli-
damente establecidas, nos enfrentamos a un desafío diferen-
te e igual de difícil. Pues aunque dicha in tit1.1ciones sean
necesarias para la democratización, no son de ningún modo
suficientes para conseguir la plena realización de los criterios
democráticos que figuran en el cuadro 6 y !\.teron descritos en
el capítulo IV. ¿Acaso no estamos capacitados, e incluso obli-
gados, a enjuiciar nuestras instituciones democráticas utili-

1 14 1 1:>
CAPíTULO IX
VARIEDADES!
DEMOCRACIA A DISTINTAS ESCALAS

distintas variedades de democracia? Si es así, ¿cuáles


éstaS? Porque las palabras democracia y democrático son ma-
indi criminadamente, y es tentador adoptar la postu-
Humpty Dumpty en A través del espejo:

"Cuando uso una palabra", dijo Humpty Dumpty, en un


má~ bien desdci1oso, ·'significa sólo lo que yo decido que
'"'llllluauulnu.:-ni más ni menos-".
"La cuestión es", dijo Alicia, ''si tú fJuedes hacer que las pala-
signifiquen tantas cosas distintas".
"La cuestión es", dijo Humpty Durnpty, "quién es el que
illllan<ta-cso e todo--".

aceptamos el punto de vista de Alicia, cualquiera es capa7


democracia a cualquier gobierno, incluso a un go-
despótico. Esto ocurre más a menudo de lo que puede
Los hderes autoritarios pretenden a veces que su
es realmente un tipo especial de "democracia" supe-
especies de la misma. V. l. Lenin, por ejemplo, llegó
lo_ siguiente: "La democracia proletaria es un miJión
~as democrática que cualquier democracia burgue-
gobierno soviético es un millón de veces más democráti-
la m~ democrática de las repúblicas burguesas" 1. Esto

117
L\ llf\f(X K\< 1\ RORFRl A. 0 \111

lo d\jo el hombre que fue el principal arquitecto en la con - democracia. Sí, un sistema político dotado de estas insti-
trucción de lo fundamento· dd régimen totalitario que go- tuciones realizará los criterios democráticos descritos en
bernó la Unión Soviética durante más de sesenta años. el capítulo IV de manera más o meno satisfactoria. ¿Pero
Ficciones como ést.:< se adoptaron 1ambién por los líderes y no c. posible aca o que otras instituciones, adicionales
propagandistaS en las sumamcme autoritarias "repúblicas po- quizá, puedan permitir que un país alcance más plena-
pulares" creadas en Europa central)' oriental en países q uc ca- menLc alguno u otro de estos criterios?
yeron b<~o la dominación soviética después de la II Guerra
Mundial.
¿Pero por qué hemos ele aceptar cobardemente las preten- 0EMOCRACI,\ CI~IECA
siones de déspotas que ·e presentan como realmente demo- FRE:>."TE t\ DD10CRACIA ~IODERi'\A
cr-áticos? Una cobra no se conviene en una paloma porque así
lo diga su dueilo. Con independencia ele lo que sostengan su Si las instituciones políticas que se requieren para la de-
propagandistas y líderes, estamos capacitados para juzgar que mocracia deben incluir a representante electos, ¿qué pode-
un país es una democracia sólo i posee todas las instituciones mos decir de los grieg9s, que fueron los primeros en utilizar
políticas propias de una democracia. la palabra democracia para referirse al gobierno de sus ciuda-
¿Significa esto, sin embargo, que los criterios democráti- des-Estado? ¿No llevaríamos nuestra perspectiva actual hasta
cos sólo pueden ser satisfechos cuando estamos en presencia un punto de absurdo anacronismo si concluyéramos, como
de todo el conjumo de las instituciones política de la demo- Len in , Mussolini y otros antidemócratas del siglo xx, que los
<;:racia poliárquica descritas en el último capítulo? 1o necesa- griego se limitaron a utilizar el término incorrectamente?
riamente. Después de todo, fueron ellos, y no nosotros, quienes crearon
y utilizaron primero la palabra dnnocracia. Negar que Atenas
• Las instituciones de la democracia poliárquica son nece- füe una democracia equivaldría más bien a decir que lo que
sarias para democratizar el gobierno de un Estado en un los hermanos Wright inventaron no era un avión porque su
sistema a gran escala, en un país, más específicamente. maquinaria primitiva apenas se parece a las nuestras de hoy
Pero pueden ser innecesarias o directamente inadecua- en día.
das para la democracia en unidades a una escala menor Si tratamos con el debido respeto la forma en la que fue
(¿o mayor?), o en asociaciones menores que on inde- utilizada en el pasado, quil.á podamos aprender algo sobre la
pendiente del Estado y contribuyen a sostener la -ocie- democracia del pueblo que no sólo nos legó el término, sino
dad civil (en seguida volvemos sobre e to). que nos aportó ejemplos concretos de lo que entendía por
• En el capítulo precedente se describieron las instiLUcio- tal. Si examinamos el ejemplo mejor conocido de la demo-
nes de la democracia poliárquica en términos genera- cracia griega, el de Atenas, en eguida percibimos do impor-
les. ¿Pero acaso no pueden \'ariar considerablemente tantes diferencias respecto a nuestra visión presente. Porra-
los paí es democráúcos, )' ele iorma importante, en ·us .wnes que hemos analizado, la mayoría de los demócratas
institucione políticas específica·: arreglos electorales, insistirían hoy en que un sistema democrático aceptable
·istemas de partidos, ) otros? Consideraremo- algunas debe satisfacer un criterio democrático que hubiera sido ina-
de estas variaciones en los capítulos iguientes. ceptable para los griegos: la inclusión. Hemos añadido tam-
• El que las instituciones de la democracia poliárquica bién una institución política que los griegos no sólo vieron
sean necesarias no significa que sean suficientes para la como innecesaria para sus democracias. sino directamente

ll H l 1D
L' Df.\ltx:R.'n' ROBfKT A. 0\111

indeseable: la elección de representantes con la capacidad presentación no fue, por tanto, democrática; fue una institu-
de dictar leyes. Podemos decir que el sistema político que ción no democrática que después se injertaría en la teoría y
crearon fue una democracia primaria, una democracia de práctica democráticas.
asamblea, o una democracia de concejo abierto. Pero, definiti- Más allá de sus bien justificadas sospechas sobre esta ins-
vamente, no crearon la democracia representativa tal y como titución que carece de credenciales democráticas, lo críti-
hoy La concebimos 2 . cos de la representación sostenían un argumento aún más
básico. En una unidad política pequeña, como una ciudad,
la democracia de asamblea permite que los ciudadanos mis-
DE~IOCRAC I!\ DE ASA.MBLEA mos puedan gozar de oportunidades para incorporarse al
VJ:'RSL'S DEMOCR.\ ClA Rf.PRESE:--..'TATJVA proceso de gobierno, algo que la democracia representativa
en una unidad amplia simplemente no e capaz de propor-
Acostumbrados como estamos a aceptar la legitimidad de cionar.
la democracia representativa, nos puede resultar difícil de Con ideremos uno de los cuatro ctiterios de la democra-
comprender por qué los griego estaban tan apasionada- cia descritos en el capítulo IV: las oportunidades para partici-
mente vinculados a la democracia de asamblea. Con todo, la par efectivamente en las decisiones. En una pequeña unidad
mayoría de los demás defensore de la democracia compar- gobernada por sus ciudadanos reunido en una asamblea
tía este sentimiento, hasta Jean:Jacque · Rousseau en 1762, popular, los participantes pueden discutir y debatir las cues-
cuando e publicó Del Contrato Social. O aún más tarde, hasta tiones que consideran importantes; después ele e cuchar las
llegar a los Anti-Federalistas que se opusieron a la constitu- posiciones a favor y en contra, pueden llegar a una opinión
ción americana porque pen aron que bajo un gobierno Jede- propia; pueden votar directamente sobre los asuntos que tie-
ratra no serían capaces de practicar el autogobierne; y a los nen ame ellos; y, como consecuencia de ello, no tienen que
ci udadanos d e los cantones suizos y las ciudades de Ver- delegar las decisiones cruciales en representantes, que bien
mont, que han seguido consen~ando hasta hoy sus asambleas pueden estar influidos por sus propios empeños e interese
ciudadanas; y a los estudiantes americanos de los ati.os sesen- más que por aquellos de sus representados.
ta y setenta, quienes fervientemente exigieron que la "demo- Ante estas claras ventajas, ¿por qué tuvo que ser reconsti-
cracia participativa" sustituyera a la "democracia representa- tuida esta más antigua concepción de la democracia para
tiva"; y a muchos ou·os que siguen subrayando las virtudes acomodar una institución política que tuvo un origen no de-
del gobierno democrático constituido por asambleas de ciu- mocrático?
dadanos.
Quienes defienden la democracia de asamblea y cono-
cen la historia de la representación, ·on conscientes de que, L\ REPRESE'\T\CIÓ:\ \i\. EXISTÍ.\
como tal instrumento democrático, tiene un pasado som-
brío. Como vimos en el capítulo II, el gobierno reprc enta- Como suele ocurrir, la historia nos proporciona parte de
tivo no se originó como una práctica democrática, in o como la respuesta. En países en los que ya existía la práctica de ele-
un instrumento a u·avés del cual gobiernos no democráti- gir representantes, los reformistas democráticos encontra-
cos -principalmente en manos de monarcas- podían ha- ron una oportunidad deslumbrante. ro vieron la necesidad
cerse con \'aliosos ingresos y otros recursos que deseaban, de prescindir del sistema representativo, no obstante su du-
particularmente para hacer la guerra. En sus orígenes, la re- doso origen y el estrecho y excluyente sufragio sobre el que

120 121
L' m \tO! R.\f 1' R011m1 A 0\111

se apoyaba. Cr·eyeron que al ampliar la base electoral, el par- U:\.\ \ 'EZ ~lAS: SOBRE T.-\.\IA.-\:0 \' DE:\IOCRACI \
lamento o la legislatura podía convertir e en un cuerpo más
auténticamente representativo que habría de servir a fines El tamai'lo importa. Tanto el número de per ·onas en una
democráticos. Algunos consideraron la representación como unidad política como la extensión de su territorio tienen
una profunda y brillante alteración de las po ibilidades de la consecuencias para la forma de democracia. Imaginemos
democracia. Un pensador francés del siglo X\'111, Destuu de por un momento un reformador democrático en un país
Tracy, cura crítica de su precle.:esor Montesquieu, tuvo una con un gobierno no democrático que espera democrauzar.
gran influencia sobre Thomas .Jcfferson, observó de forma 1 o querría disolver su país en docenas o quizá cientos ele
triun(~liista: "La representación, o el gobierno reprcsentat.i- mini-Estados, incluso aunque cada uno de éstos pudiera ser
,·o, puede considerarse como una nueva invención, descono- lo suficientemente pequeño como para que sus ciudadanos
cida en los tiempos de Montesquieu ... La democracia repre- se reunieran con frecuencia para ejercer su soberanía en una
sentativa ... es democracia que se hace practicable durante un asamblea. Lo ciudadanos de su país serían demasiado nu-
gran e pacio de tiempo y sobre un territorio de gran exten- merosos para congregarse y, aún más, se extenderían sobre
sión":1. un territorio demasiado amplio como para que pudieran
En 1829,John Stuan Mili de cribió ··eJ sistema de repre- reunirse sin tener que hacer frente a enormes dificultades.
sentación" como "el gran descubrimiento de lo tiempos mo- ¿Qué habría de hacer?
1
derno " • Nueva invención, gran de cubrimiento -e ·tas pa- Qui.t.á pudiera hoy, y sobre Lodo en el futuro, resolver el
labras nos permiten recobrar parte de la excitación que problema territorial uúlizando medios de comunicación
intieron los reformi tas democráticos cuando eliminaron elecu·ónicos, que permitirían que lo ciudadano· se exten-
las ameqjeras del pensamiento democrático tradicional y vie- dieran a lo largo de una amplia área y se "reunieran", discu-
ron que podía crearse una nueva especie de democracia a.l tieran asuntos y votaran. Pero una cosa es penniúr que los
iqjcrtar la práctica medieval de la representación en el anti- ciudadanos se "encuentren ·• elecu·ónicamente y otra bien
guo árbol de la democracia. distinta resolver el problema derivado del gran número ele
Estaban en lo cierto. En esencia, el proceso de ampliación ciudadanos. Más allá de cierto límite, un intento por conse-
condLtio finalmente a un gobierno representativo apoyado guir que se reúnan y embarquen en una discusión fructífera,
sobre un demos inclusivo, permitiendo así que se alcanzara incluso eleCLrónicamente, resulta ridículo.
nuestra moderna concepción de la democracia. ¿Qué es "demasiado grande" para la democracia de asam-
Con todo, dadas las desven~as comparativas de la repre- blea? ¿Qué lo "suficientemente pequer1o"? egún alguna es-
sentación, ¿por qué no la rechazaron los reformadore en su úmaciones recientes de lo estudio os, en las ciudade ·-Esta-
totalidad y optaron en su lugar por la democracia directa a la do griegas el cuerpo de ciudadano· compuesto de varones
manera de, digamo , el est.ilo griego de asambleas popula- adulto · o cilaba habitualmente enu·c dos mil y diez mil perso-
res? A pe arde que e La idea tuvo algunos dcfen ore , lama- nas, aproximadamente el número justo, según algunos teóri-
yoría de los promotores de la democracia concluyó, al igual cos políticos griegos, para constituir la polis buena, la ciudad-
que los creadores de la constitución americana, que la uni- E tado dotada de autogobicrno. En Atenas, sin embargo, el
dad polít.ica que querían democratizar era demasiado exten- cuerpo ele ciudadanos era mucho más amplio -quizá en tor-
sa para la democracia de a<5amblea. no a los st'smla mil durante el punto álgido ele la democracia
ateniense en el 450 a.C. "El resultado", como ha escrito un es-
peciali.ta, '"fue que Atenas sencillamente tenía demasiados ciu-

122
l.,\ l)t\IO<.RA< 1.\ ROBtRI A. DAIII.

TABL\ l
dadanos para funcionar de forma adecuada como una polis".
EL ALTO PRECIO DE LA DE~IOCRACIA PAR f!CII\\TI\'A
Un iglo después, como consecuencia de la emigración, las
muertes por la guerra y la enfermedad, y de restricciones adi- Tiempo total requerido si cada persona dispone de
Número
cionales a la ciudadanía, el número puede haberse reducido de personas ! Ominutos 30 minutos
a la mitad, lo que aún era excesivo para que su asamblea pu-
diera hospedar a más de u na peque1ia fi·acción de los ciuda- Minutos Horas Oías Mlnucos Horns D•a~

danos varones atenienses s. deShoras deS horas

Un poco de sencilla aritmética revela en seguida las ine- 10 100 2 300 5


xorables consecuencias del tiempo y el número de personas. JO
20 200 3 600
Supongamos que comenzamos con una unidad mínima, un
comité, por ejemplo, de tan sólo diez miembros. Pensamos 50 500 8 1.500 25 3
que puede ser razonable dejar d iez minutos a cada miembro 500 5.000 83 10 15.000 250 31
para discutir el asunto de que e trate. Consumiriamos así en
1.000 10.000 167 21 30.000 500 63
torno a una hora y cuarenta minutos en nuestra reunión,
que no es ciertamente una cantidad de tiempo desorbitante 5.000 50.000 833 104 150.000 2.500 313
para que los miembros de nuestro comité dediquen a la reu- 10.000 100.000 1.667 208 300.000 5.000 625
nión. Pero imaginemo que el tema es tan importante, que
cada miembro del comité puede precisar de media hora. De-
berán planificar entonces una se ión de cinco horas o quizá Suponer que cada ciudadano deseará tomar la palabra es,
dos esiones, un tiempo que sigue siendo aceptable. desde luego, ab urdo, como sabe cualquiera que esté míni-
Pero comités bastante más amplios resultarían ser una pe- mamente familiarizado con las reuniones de asamblea de
quei'í.a asamblea de ciudadanos. Consideremos, por ejemplo, ciudad. Lo úpico es que sean unas pocas personas las que ha-
un pueblo de doscientas personas, donde toda la población blen. El resto se inhibe por alguna de las diferentes razones
adulta asciende a un centenar de persona , todas las cuales siguientes: porque lo que pretenden decir ya ha sido cubier-
asisten a las reuniones de una asamblea. Supongamos que to adecuadamente; o porque ya han aclarado sus ideas; o
cada uno dispone de un total de diez minutos. Esta modesta porque SLÚren de miedo escénico, un entido de incompe-
cantidad requeriría dos días de ocho horas -no es imposi- tencia, la falta de un verdadero interés en la cuestión u·atada,
ble, pero sí es eguramente dificil de realinr-. Permanezca- de conocimiento incompleto, etcétera. Así pues, mientras
mos por un momento en nuestro presupue to de sólo die7 unos pocos llevan la discusión los demás escuchan (o no),
minutos para la participación de cada ciudadano. A medida y cuando llega el momento de votar, votan (o no).
que los números suben, la situación deviene má y más absur- Además, muchas discusiones y clarificaciones pueden te-
da. En una ··polis ideal" de diez mil ciudadanos plenos, el ner lugar en ou·o sitio. Yluchas de las horas sei1aladas en lata-
tiempo requerido está más allá de cualquier límite tolerable. bla l pueden de hecho er consumida en la di cusión de
Los diez minutos otorgados a cada ciudadano requerirían asuntos públicos en situaciones informales de todo tipo. No
más de do cientos días de ocho horas. ¡Disponiendo de me- deberíamos leer así la tabla 1 en un ·entido excesivamente
dia hora nos pondríamos en casi dos ai1os de reuniones per- simplificado. Pero, a pesar de todas estas razonables matiza-
manentes (tabla l)! ciones, la democracia de asamblea tiene algunos graves pro-
blemas:

12-J 125
l.1 m 11C>CR.IC.J 1 R OBfRr i\. L)\JII

nes práctica . Supongamos que la circun cripción acoge a


• Las oportunidades de panicipación disminuyen rápida- diez mil ciudadano· adultos, el número más cxt.enso de la ta-
mente con el t.a mario del cuerpo de ciudadanos. bla l. El resultado es que el representante ¡tendría que dedi-
• Aunque muchos más pueden parl.icipar escuchando a car más de la mitad de los días del ali.o para enconu·arse con
los intervinientes, el número máximo de participantes sus con l.ituyentcs~ En lo Estados Unidos, los representantes
en una única reunión que podrían ser capaces ele cx- del Congreso provienen de dist.ritos que tienen una media
pre arse tomando la palabra es muy pequerio, proba- de más de cuatrocientos mil ciudadanos adulto . Un miem-
blemente ba~tantc menos ele un centenar. bro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos
• Estos miembros plenamente panicipat.ivos llegan a con- que descara dedicar nada más que diez minutos a cada uno
venirse, en efecto, en representantes de Jos ou·o , excep- de los ciudadanos de su disu·ito no tendría tiempo para nin-
to en las votaciones (esta excepción es, sin embargo, im- guna ou·a cosa. Si wviera que dedicar ocho horas al día a esta
portante,)' volveré sobre ella en seguida). tarea durante todos los días del año, necesitaría más de vein-
• Así, incluso en una unidad gobernada por democracia te arios, o veinte legislaturas, más de lo que cualquier repre-
de asamblea, es posible que exista un sistema represen- cntante permanece jamás en el Congreso.
tativo deJacto. ¿Democracia de asamblea o democracia representativa?
• Pero nada a ·egura que lo miembro plenamente repre- ¿Democracia a gran escala o democracia a pequeña escala?
sentativos sean represellt.antes del resto. ¿Cuál es la mejor? ¿Cuál la más dcmocrálica? Cada una de
• Para inslituir un satisfactorio sistema de elección ele re- ellas liene apasionados defensores. Como acabamos de ver,
presentantes, los ciudadanos pueden preferir razona- pueden aportarse fuenes ruoues a favor de una u otra.
1uesu·os ejercicios aritméticos, más bien anificiales )" absur-
blememe elegir a su representantes en elecciones libre
e imparciales. do , han revelado, sin embargo, límites inexorables a la parti-
cipación cívica que cabe aplicar con cruel indiferencia a am-
bos ·istemas. Pues ninguno de ellos puede escaparse a lo ·
LO. LÍ~IJTES DL\IOCR.\TICOS DEL. GORIEIU\0 REPRESE~T.\rl\'0 infra nqueables límites impuest.os por el tiempo requerido
para un acto de participación y el número de ciudadanos ca-
Parece, puc ·, que la representación goza de una illlación pacitados para parlicipar.
de ventaja. ¿O no es así? La ironía de la combinación de tiem- La LP)' deltiemjJo y t'lnúmem: Cuantos más tiudarfanos contenga
po y número es que actúa imparcialmemc en los dos sentidos: una unidad democrática, tanto mmos pod1·án j)(lr/iápar los ciuda-
rápidamente revela un gran defecto democrático del gobier- danos direclam{'n/e en las decisiones jJolítiras J tanto más tendrán
no representativo. Volviendo a la tabla 1 )'a nuestro ejercicio que delegar su autoridad sobre otros.
aritmélico, upongamos que ahora calculáramos el tiempo
que se precisaría para que cada ciudadano pudiera encon-
ll"éll'"e brevemente con u rcprc entantc. La tabla 1 nos pro- UN DII.D1A DE~OCRt\TICO Fl'i'JDA,\ 1ENTAL
porciona un <;.jemplo de\-astador sobre las posibilidades par-
ticipati'a.s del gobierno representativo. Imaginemos que un Un dilema democrático fundamental acecha en el f(mdo
representante electo descara dedicar diez minutos para dis- de esta discusión. Si nuestro oqjetivo consiste en establecer
cutir los asunto!> con cada ciudadano adulto de su distrito. Ig- un sistema de gobierno democrático que proporcione un
norarcmo el tiempo de los desplazamientos) ou·as cuestio- máximo de oportunidades para que los ciudadanos partid-

12()
ROJ\fRT A. DAIII

pen en las decisiones políticas, la ventaja reside claramente breviven dignamente e n el Estado predominantemente ru-
en la democracia de asamblea de un sistema político a peque- ral de Vermont.
ña escala. Pero si nuestra meta es establecer un sistema de go- Un participante y favorable observador que estudió las
bierno democrático que proporcione el margen más amplio asambleas de ciudad de Vermont verificó que, entre 1970 y
para abordar del modo má efectivo los problemas de los ciu- 1994, 1.215 de estas asambleas tuvieron lugar en 210 pobla-
dadanos, la ventaja residirá entonces a menudo en una uni- ciones de Vermont de menos de cuatro mil quinientos habi-
dad tan amplia que será preciso establecer en ella un sistema tantes. De los registros de 1.129 de estas asambleas concluyó
representativo. Este es el dilema entre participación ciudada- que
na frente a eficacia del sistema:
Cuanto menor sea una unidad democrática, tanto mayor será el El número medio de asistente en los cómputos de mayor
potencial de la participación ciudadana y tanto menor la necesidad nivel de asistencia a cada reunión era de 139. De enu·e ellos,
de que los ciudadanos deleguen las decisiones políticas en represen- una media de 45 participaban al menos una vez... Por término
tantes. Cuanto mayor sea la unidad, tanto mayor será la capacidad medio, un 19% de los votantes elegibles del pueblo estarán pre-
de éstos pam lidiar con los problemas importantes de sus ciudaaanos sentes en la asamblea de la ciudad y un 7% de los votantes elegi-
y tanto mayor será la necesidad de que los ciudadanos deleguen deci- bles del pueblo (el 37 % de los asistentes) hablarán al menos
siones en sus representantes. una vez ... La gran mayoría de quienes toma n la palabra lo hace
No acierto a ver cómo podemos escapar de este dilema. más de una vez ... Por término medio, cada reunión supone casi
Pero inclu o aunque no podamos escapar de él, sí podemos cuau·o horas... de tiempo de deliberación. Dura lo suficiente
afrontarlo. como para que cada uno de sus asistentes pueda disponer de
dos minutos y catorce segundos para hablar. Dado que, desde
luego, son muchos me nos los que hablan que los que asiste n, el
LO PEQUEÑO ES BELLO, A VECES tiempo medio disponible para cada orador es de casi exacta-
mente cinco minutos... A la inversa. al haber unas cuatro veces
Como en cualquier otra acti,idad humana, los sistemas má5 participaciones que participantes, la asamblea de ciudad
políticos no necesariamente de ·arrollan su posibilidades. El sólo permite, por término medio. un minuto y veinte segundos
útulo de un libro capta la esencia de un punto de vista: Lo pe- para cada acto participativo i.
queño es bello 6• lncuestionablemente, en teoría es posible que
un sistema político muy pequeño con siga un nivel muy alto Las asambleas de ciudad, tal parece, no son exactamente
de participación ciudadana, nivel que los sistemas más gran- ejemplos de democracia participativa. Pero aquí no acaba la
des nunca podrán igualar. Pero a menudo, quizá con frecuen- historia. Cuando Jos ciudadanos saben que las cuestiones de
cia, están bastante lejos de conseguir realizar su potencia las que se va a tratar son triviale y no controvertidas, deciden
lidad. quedarse en ca a -¿y por qué no habrían de hacerlo?-. Las
Las asambleas de ciudad de algunas de las más pequeñas cue tiones controvertidas. por el contrat;o, les impulsan asa-
poblacione de , ue\'a Inglaterra ofrecen un buen ejemplo lir. Si bien mi propia ciudad de Connecticut ha abandonado
sobre lo l.í mites y las po ibilidades de la democracia. Aun- )'a en gran medida su asamblea u-adicional, puedo recordar
que en la mayor parte de Nueva Inglaterra las asambleas de cuestiones en las que la población estuvo tan intensamente
ciudad tradicionales han sido reemplazadas principalmente dividida y acudió en tal cantidad, que desbordó el auditorio
por un cuerpo legislativo de representantes electos. aún so- de la escuela secundaria; una segunda reunión ruada para

128 129
LA OF\10<-'RACIA R O BF.Rl A. DAIIL

acoger a quienes no consiguieron entrar en la primera resultó desaparecido para ser reemplazadas completmnmlepor unida-
igualmente concurrida. Como en Vermont, las discusiones de eles políticas totalmente independientes con una población
la asamblea de la ciudad no están dominadas por quienes tie- tan pequeña (de, digamos, cincuenta mil personas como má-
nen dinero e instrucción. Las creencias fuertes y la determi- ximo) que permitiera que sus ciudadanos se autogoberna-
nación para hacerse oír no están en manera alguna monopo- ran , y que eligieran autogobernarse, exclusivamente por una
lizadas por un único grupo económico. democracia ele asamblea. Para empeorar las cosas, un mundo
Con todas sus limitaciones, la democracia de asamblea constituido de unidades pequeñas y completamente indepen-
tiene mucho a su favor. dientes sería, casi con toda seguridad, inestable. Bastaría con
que algunas ele estas unidades se unieran, emprendieran
agresiones militares, tomaran una pequeña unidad tras otra,
PERO LO MÁS GRAI'\DE ES ~~IEJOR, A VECES y crearan asi un istema demasiado grande para el gobierno
de asamblea. Para democratizar esta unidad nueva más am-
Como vimos en el capítulo II, los griegos no consiguieron plia, los reformadores (o revolucionarios) democráticos ten-
escapar al dilema. Fueron conscientes de que el talón de drían que reinventar la democracia representativa.
Aquiles del Estado pequeño era su debilidad militar frente a
un gran Estado. A pesar de lo ingeniosos y valientes que fue-
ron los atenienses a la hora de preservar su independencia, El lADO O C RO: El. Rf.G.\TEO E~TRE ELITES
no pudieron evitar su derrota por las uperiores fuerzas de
Filipo de Macedonia en el 322 a.C., ni lo siglos de domina- PesC' a todas us ventajas, el gobierno representativo tiene
ción exu·anjera que siguieron. Una vez que comenzó a surgir un lacio oscuro. La mayoría de los ciudadanos de los paíse de-
el Estado nadonal cenu·alizado, las ciudades-Estado que so- mocráticos son conscientes de él; en su mayor parte lo acep-
brevivían quedaron sentenciadas. Venecia, la última gran re- tan como el precio a pagar por la representación.
pública y ciudad-Estado, cayó sin resistencia ante las fuerzas El lado oscuro es el siguiente: bajo un gobierno represen-
de Napoleón Bonaparte en 1797 y desde entonces nunca re- tativo, los ciudadanos delegan a menudo una autoridad enor-
cuperó la independencia. memente discrecional en decisiones de extraordinaria im-
En siglos recientes, sobre todo en el xx, la limitaciones portancia. Delegan autoridad no sólo en su representantes
de las unidades de autogobierne lo suficientemente pcque- electos, sino también, por un camino aún más indirecto e in-
i'ias para la democracia de asamblea se han puesto de mani- u·incado, en aclminisu·adores, burócratas, funcionarios, jue-
fiesto una y otra vez; no sólo en cuestione· militare , sino en ces, y organizaciones internacionales, que son todavía más
relación con a untos económicos, r:r""afico, tran porte , comu- lejanas. JuntO a las instituciones de la democracia poliárqui-
nicaciones, movimientos de personas y bienes, salud, planifi- ca que ayudan a los ciudadano a influir en la conducta y las
cación familiar, agricultura, alimentación, delincuencia, edu- decisiones de su gobierno e da un proceso no democráLico:
cación, derechos humanos, civiles y políticos, y gran cantidad el regateo mire elites políticas)' !Jurorrálicas.
de otra cuestiones fundamentales. En principio, la negociación entre elites tiene lugar den-
Prescindiendo de un cataclismo mundial, que redLúera tro de límites establecidos mediante instituciones y procesos
drástica y permanentemente la población mundial y destru- democráticos. Pero estos límites son muchas veces bastante
yera su avanzada tecnología, es imposible imaginar un mun- amplios, la participación y el control popular no son siempre
do en el que todas las grandes unidades políticas hubieran robu tos, y las elites políticas y burocráticas poseen gran dis-

130 1 ~3 1
RORFRT A. DAIII
LA I)F\IOCRACIA

crecionalidad. A pesar de los límites sobre el control popu- tado. Pero las ciudades-Estado no pudieron resistir el poder
lar, las elites políticas en Jos países democráticos no son des- de los Estados nacionales. Las ciudades-Estado, o bien deja-
póticas, no están fuera de control. Ni mucho menos. Las elec- ron de existir como entidades reconocibles, o, como Atenas
ciones periódicas les obligan a tener en cuenta la opinión o Venecia, se convirtieron en gobiernos locales subordina-
popular. Además, cuando han de adoptar decisiones, las eli- dos al gobierno del país. Entonces, en el siglo XXI, ¿podrán
tes política y burocráticas se controlan e influyen mutua- los gobiernos nacionales convertirse simplemente en algo
mente. El regateo entre elites tiene su propio sistema de pe- parecido a gobiernos locales que dependen de gobiernos in-
sos y contrapesos. En la medida en que los representantes ternacionales?
electos participan en el proceso de negociación , constituyen Puede decirse que, después de todo, la subordinación de
un canal a travé del cual los deseos, fines y valores del pueblo gobiernos locales más pequeños a un gobierno nacional no
penetran en las decisiones gubernamentales. Las elites polí- supuso el fin de la democracia. Por el contrario, la democra-
ticas y burocráticas de los países democráticos son poderosas, tización de los gobiernos nacionales no sólo amplió conside-
mucho más de lo que puedan serlo los ciudadanos corrien- rablemente el ámbito de la democracia, sino que permitió
tes; pero no son despóticas. establecer un importante espacio para los procesos democrá-
ticos en las unidades subordinadas -pueblos, ciudades, can-
tones, estados federados, provincias, regiones y otras-. Así,
¿PlJEDEN SER DD10CRÁTICA desde este punto de vista, el de afio no consiste en detener el
U\S ORGfu"llZACIO:XES 1:-..'TER.."lACIO:XALES? despliegue de la internacionalización - algo que es imposi-
ble-, in o en democratizar las Org'anizaciones internacionales.
Hasta ahora nos hemos ocupado de las posibilidades de Por atractiva que parezca e ta visión a cualquiera que valo-
las unidades democráticas de escala inferior a un paí ·o Esta- re la democracia, siento verme en la obligación de concluir
do-nación. ¿Pero que ocurre con las unidades a mayor esca- que es excesivamente optimista. Incluso en aquellos países
la, o al menos a una escala muy diferente: las organi7.aciones en los que las instituciones y prácticas democráticas han exis-
internacionales? tido desde hace tiempo y están bien establecidas, es extrema-
A finales del siglo xx, los países democráticos han ,·eniclo damente dificil para sus ciudadanos ejercitar un control
sintiendo de forma creciente las consecuencias de la interna- efectivo sobre muchas decisiones clave en asuntos interna-
cionalización -económica, cultural, social, política, buro- cionales. E mucho más complicado todavía que lo puedan
crática, milhar-. ¿Qué le e pera en el futuro a la democra- hacer en las organizaciones internacionales.
cia? Incluso si los gobiernos de países imerdependientes La Unión Europea ofrece una evidencia reveladora. En
ceden gran parte de su poder a organizaciones in ternaciona- ella se dan esu·ucturas nominalmente democráticas, como
les de un tipo u otro, ¿se de plazará simplemente el proceso elecciones populares y un parlamento. Pero, en la práctica,
democrático hacia arriba, hacia el nivel internacional? De todos los observadores están de acuerdo en que sigue ha-
ser a í, a medida que los gobiernos internacionales e vayan biendo un "déficit democrático". Las decisiones cruciale se
democratizando, los \'alores democráticos no se verán afecta- adoptan principalmente a través de negociaciones entre eli-
dos e incluso e podrá profundizar en ellos. tes políticas y burocráticas. Los límites no se establecen por
Poclemo recurrir a la historia para buscar una analogía. procesos democráticos, sino por lo que los negociadores son
Como vimos en el capítulo II, el lugar original donde se esta- capaces ele conseguir que otros acepten y por la ponderación
bleció la idea y la práctica de la democracia fue la ciudad-Es- de las posibles consecuencias de cada decisión en los merca-

133
ROBERT A. DAIII.

dos nacional e internacional. Regateo, jerarquía, y mercados ción que sea aceptable para las pequeñas democracias de-
determinan los resultados. Los proceso· democráticos ape- negará la igualdad política entre los miembros de los demos
nas juegan un papel excepto para ratificar los resultados. más grandes. Como ocurre en los Estados Unidos y en otras
Si las instituciones democráticas son en gran medida ine- democracias federales, puede arreglarse una solución satis-
ficaces en el gobierno de la Unión Europea, las perspectivas factoria, como la que se ha encontrado para la Unión Euro-
para democratizar otros sistemas internacionales parecen pea. Pero cualquie ra que sea el compromiso a que se llegue,
aún más remotas. Para conseguir un nivel de control popular facilmente puede con vertirse en una fuente de tensiones,
mín iman1ente aproximado al del que ya existe en los países particularmen te en a usencia de una fuerte identidad co-
democráticos, las instituciones internacionales deberían ser mún.
capaces de resolver algunos problemas al menos tan eficaz- La tensión es tanto más probable porque, como acabo de
mente como los países democráticos. Los líderes políticos decir, si en las democracias nacionales la mayoría de las deci-
habrían de crear instituciones capaces de dotar a los ciudada- siones suelen percibirse como causa de la lesión de intereses
nos de oportunidades para la participación política, la in- de algunas personas, lo mismo ocurre en las organizaciones
fluencia y el control, y que fueran aproximadamente tan efica- internacionales. La carga mayor de algunas decisiones pesaría
ces como aquellas que ya existen en los países democráticos. más sobre determinados grupos, regiones o países. A superar
Para aprovechar estas oportunidades, los ciudadanos debe- estas tensiones podría ayudar -o incluso ser necesa1ia- una
rían estar tan preocupados e informado sobre las decisiones cultura política que apoyara estas instituciones específicas.
políticas de la organización internacional como hoy lo están Pero el desarrollo de una cultura política lleva su tiempo, mu-
respecto de las decisiones públicas en sus propios países. chas generaciones quizá. Además, si las decisiones políticas
Para ello las e lites políticas y de la comunicación deberían han de ser ampliamente aceptables y susceptibles de ser apli-
entrar en debate y discusión pública sobre las alternativas de cables a los perdedores, probablemente habría de desarrollar-
modo que pudieran captar el interés y las emociones del pú- se algún tipo de identidad común, equivalente a la que existe
blico. Para asegurar el debate público, sería necesario crear en los países democráticos.
un equivalente internacional a la competición política nacio- Me parece altamente improbable que todos estos requisi-
nal mediante partidos e individuos que aspiraran a los car- tos cruciales para la democratización de las instituciones in-
gos. Representantes electos, o su equivalentes funcionales ternacionales puedan ser satisfechos. Pero si no lo son, ¿por
(corno quiera que fueran) deberían ejercer un control sobre qué procedimientos se adoptarán las decisiones internacio-
importantes burocracias internacionales que fuera tan eficaz nales? Principalmente, pienso, por la negociación entre eli-
al menos como el de los legislativos y los ejecutivos en lo paí- tes políticas y burocráticas -jefes de Estado, ministros, di-
ses democráticos. plomático , miembros de burocracias gubernamentales y no
La forma de distribución de los representantes de un hi- gubernamentales, líderes empresariales, y otros similares-.
potético cuerpo ciudadano imernacional entre los pueblos Aunque los procesos democráticos puedan establecer los lí-
de diferentes países crea un problema adicional. Dadas las mites externos denu·o de los cuales las elites realicen sus ne-
inmensas diferencias en la magnitud de cada uno de ellos, gociaciones, llamar a las prácticas políticas de los sistemas in-
ningún sistema de representación podría proporcionar un ternacionales "democráticas" equivaldría a privar al término
peso igual al voto de cada ciudadano y aun así prevenir que de toda significación.
los países pequeños queden sistemáticamente en minoría
de votos frente a los grandes; de este modo, cualquier sol u-

13-! 133
L~ Dl.\l(}(;RACIA R OBERr A . 01111

UNA ROBUSTA SOCIEDAD PLURALISTA ciación tratar a cada uno de us miembros como políti-
DE :TRO DE LOS PAÍSES DEY!OCRÁTICOS camente iguales?
• Si los miembros son políticamente iguales, el gobierno
Si bien no es probable que la democracia ascienda al nivel de la asociación ¿no debería atisfacer criterios democrá-
internacional, es importante no perder de vista que todo ticos? Si es así, ¿en qué medida la a ociación proporciona
país democrático precisa de unidades más pequeñas. En un oportunidades a sus miembros para la participación
país moderno, éstas son de una variedad pasmosa. Incluso efectiva, la igualdad de voto, la capacidad de obtener una
los más pequeños países democráticos requieren de gobier- comprensión ilustrada y el ejercicio de un control linal
nos municipales. Países más grandes pueden precisar otros: sobre la agenda?
distritos, condados, estados federados, provincias, regiones,
etcétera. Con independencia de Jo pequeño que sea un país En casi todas, quizá en todas, la organizaciones de cual-
a escala mundial, exigirá una rica variedad de asociaciones y quier parte hay lugar para algo de democracia; )' en casi to-
organizaciones independientes -esto es, de una sociedad ci- dos lo países democráticos hay espacio suficiente para más
vil pluralista. democracia.
Cómo gobernar mejor las asociaciones menores del Esta-
do y la sociedad - sindicatos, empresas, grupos de interé es-
pecializado , organizaciones educativas, y ou·as tantas- no
admite una solución única. El gobierno democrático puede
no estar justificado en todas las asociaciones; importante di-
ferencias en su competencia pueden imponer límites legíti-
mos a la extensión en la que hayan de ser satisfechos los crite-
rios democráticos. E incluso allí donde la democracia esté
justificada, ninguna forma específica es necesariamente la
mejor.
Con todo, no se debe dejar de cuestionar ningún aspecto
no democrático de los gobiernos, sean del Estado o de cual-
quiera de sus unidades o de las asociaciones inde pendientes
de una sociedad pluralista. Los principios democrático su-
gieren algunas cuestione que podemo inquirir respecto al
gobierno de cualquier asociación.

• En la toma de decisiones, ¿asegura el gobierno de la aso-


ciación igual trato al bien y a los intereses de cualquier
persona vinculada por tales decisiones?
• ¿Están algunos de los miembros de la asociación tan pre-
parados para gobernar que se les haya de o to rgar una
autoridad definitiva y total para el gobierno de la asocia-
ción? De no ser así, ¿debemos en e l gobierno de la aso-

13() 1 ~37
CAPÍTULOX
VARIEDADES Il
CONSTITUCIONES

mismo modo que la democracia admite diferentes ta-


las constituciones asumen también una variedad de
y formas. Pero, podríamos preguntarnos, ¿importan
.,...,,,.,.,,._ las diferencias en las constituciones de los países
Parece que la respuesta es sí, no y depende.
explicar por qué, comenzaré apoyándome principal-
en la experiencia de las democracias más antiguas, paí-
Jos que las instituciones democráticas básicas han existi-
ÍI terrupción desde 1950, aproximadamente veintidós
{ \Jcmania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Costa
Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Irlanda,
Israel, Italia, Japón, Lu.xemburgo, Noruega, Nueva
Países Bc:yos, Reino Unido, Suecia y Suiza) 1.
variaciones entre ellas bastan para darnos una acle-
idea de la diversidad de posibilidades. Los arreglos
de los países rcciemcmentc democratizados
sin embargo, menos importantes. De hecho, pueden
aún más, porque pueden ser esenciales para el éxito de

describir constituciones

y arre<rlos
l:>
constitucionales' pretendo
USO extenso de estos términos capaz de incluir prácti-
...
~:~~~,""" •"·-
que pueden no estar especificada<; en la consti-
como los sistemas electorales y de partidos. La razón
que lo hago resultará más clara en el capítulo siguiente.
son, entonces, las variaciones significativas en las
PlltU<:ior1 ~"" democráticas, y cuál es su importancia?

139
L\ m 'HX.RAUA
R O BF.RT A. DAJII.

Canadá, Estados Unidos y Suiza). En cada uno de estos seis


países, el federalismo es el resultado de circunstancias histó-
V.\Rl.\CIO;-\ES COl\"STITUCIONALES
ricas especiales 4 • .
·Legislatura unicameral o bicameral? Si bien predomma el
¿Esnifas y no emilas?Una constitución no escrita puede pa- bic!meralismo, Israel nunca ha tenido una segunda cámara y,
recer una contradicción en los términos, pero en unos pocos desde 1950, los cuatro paises escandinavos, Finlandia)' 1 ueva
países algunas instituciones y prácticas bien establecida · se en- Zelanda han abolido sus cámaras altas.
tiende que constituyen el sistema constitucional, aunque no ¿Revisión constitucional? ¿Pu ede un tribunal ~upremo o
estén prescritas en ningún documento adoptado como "la" constitucional declarar inconstitucionales leyes dtctadas por
constitución del país. Entre las democracias más antiguas (y su legislatura nacional siguiendo los ~r~cedimie_nto~ ordina-
segu ramente entre las más recientes), una constitución no es- rios? Esta práctica, conocida como rev1Slon consutuciOnal, ha
crita es el resultado de circunstancias históricas insólitas, sido un rasgo típico de los países con sistemas.fed~~a.les, ~n los
como lo fueron los u·es casos excepcionales de Gran Bretaña, que se considera necesaria para que la consutuCton nactonal
Israel 2 y 'ueva Zelanda. La adopción de constituciones escri- prevalezca sobre la legislación emanada por los estad?s, pr':
tas se ha convertido, sin embargo, en la práctica habitual. vincias o cantones. Pero la cuestión más relevante es st un tn-
¿Declaraciones de derechos? ¿Incluye la constitución una de- bunal puede declarar inconstitucional una ley dictada por el
claración de derechos explícita? Una vez más, aunque una parlamento nacionaL Suiza, de hecho, lirni~ el ~?der de la re-
explícita declaración constitucional de derechos no está ge- visión con titucional únicamente a la legtslaCton can tonal.
neralizada entre las democracias más antiguas, es hoy una Como acabamos de ver, sin embargo, la mayoría de los países
práctica común. Por razones histórica<;, y por la ausencia de democráticos no son federales, y entre los sistemas unitarios
una consti tución escrita, Gran Bretaña es una notable excep- sólo la mitad de ellos aproximadamente tienen alguna forma
ción (donde, no obstame, hay un apoyo significativo a favor de revisión constitucional. Por otra parte, incluso entre los paí-
de esta idea). ses en los que existe la revisión constitucional, la extensión en
¿Derechos sociales)' Pconómicos? Las democracias más an ti- la que los tribunales pueden intentar eje~citar este poder ~~ía
guas -la constitución americana o las que obre\~ve n desde desde el caso extremo de los Estados Umdos, donde el Tnbu-
el siglo xrx- por lo general dicen poco explícitamente sobre nal Supremo a veces ejerce un poder extraordinario, a p~~es
derechos sociales y económicos 3; en cambio, las constitucio- donde el poder judicial es altamente respetu~so de las ?ectst_o-
nes adoptadas después de la II Guerra Mundial habitual- nes del parlamento. Canadá ofrece una vartante de tnteres.
mente los incluyen. Algunas veces, ·in embargo, los derechos Siendo un sistema federal, posee un Tribunal Supremo dota-
económico }'sociales que se establecen, en muchos casos do de autoridad para declarar inconstitucionale · tanto la le-
con gran detalle. son prácticamente simbólicos. yes federales como las prO\inciales. Las Iegi slatu~ pro~~ncia­
¿Fedrral o unitaria? En un sistema federal, e l gobierno de les y el parlamento federal pueden, in embargo, uwal ~~ar la
ciertas unidades territoriales más pequei1as -<!Stados, pro- decisión del t.ribunal al votar una segunda vez la aprobaCion de
vincia<;, regiones- tiene garantizada su permanencia y un la ley en cuestión. , . .
significativo ámbito de autoridad; en istemas unitarios, su ¿Cargo 11italicio de los jueces o por u11 jJmodo .hm~t~do? En los
existencia y autoridad depende de decisiones del gobierno Estados Unidos, los miembros del poder .JUcltctal federal
nacional. Entre los veintidós países democráticos más anti- (esto cs. nacional) poseen, por mandato constitucional, un
guos, sólo eis son federales (Alemania, Australia, Austria, cargo \'italicio. La utilidad del cargo vitalicio reside en ascgu-

1-10 1-l 1
LA DY\IOCRACL\ RourRT A. 0 .\JIL

rar a los jueces una mayor independencia frente a las presio- y un ej ecutivo (la monarquía) , inde pendiente del legi laLivo.
nes políLicas. Pero si también poseen el poder de la revisión Aunque los delegados trataro n de emular las virtudes de la
judicial, su juicio puede reflej ar la influencia de una ideolo- constitución británica, la m onarquía quedaba to talmente
gía anterio r que ya no es defendida por las mayorías popula- fuera de consideración ; así q ue no supieron qué h acer con el
res y legi slativas y pueden, en co nsecuencia, emplear la revi- ejecutivo. Al carecer de modelos histó ricos relevantes, estu-
sión judicial para impedir reformas, como ya hicieran en los vieron dándo le vueltas a la cuesLión durante casi dos m eses
Estados Unidos, no tablemente durante el gran período de hasta llegar a una solución.
reformas de 1933 a 1937 bajo el liderazgo ele Franklin D. A pesar de que la convención acogía a una extraordinaria
Roosevelt. To mando la exped encia americana como punto asamblea de taléntos constitucionales, el paso del tiempo ha
de referencia, algunos países democráticos que han adop tado dotado a los delegados de una capacidad de previsión muy su-
explícitamente la revisión constitucio nal en us constitucio- perior a la que nos revelan lo documentos históricos o a la
nes poste d o res a la II Guerra Mundial, rechazaron los cargos que cabría esperar de la falibi lidad humana. Como ocurre con
vitalicios y optaron por mandatos exten os, pero limitados, muchas invenciones, los creadores del sistema presidencial
como en Alemania, Italia yj apó n. americano (o, mej or, del sistema presidenciak ongresional)
¿RPJerendos? ¿Son posible los referendos nacio nales o, en no pudiero n prever cómo iba a evolucionar a lo largo de los
lo upue tos de reforma constitucional, quizá obligato rios? dos siglos siguientes, ni anticipar que el gobierno parlamen ta-
Suiza ofrece el caso extremo: aqu í, los referendos sobre cues- rio estuviera a punto de desarrollarse como una solución alter-
tio nes nacionales, además de e tar permitidos, son o bligato- nativa que sería adoptada de forma más generalizada.
rio para refo rmas consLitucionales )' frecuentes. En el o tro Si bien el sistema parlam entario es hoy po r hoy inconcebi-
extremo, la constitució n de los Estados Unidos no establece ble entre Jos estadounidenses, si su Convención Constitucio-
ninguna d isposición para referendos (y no se ha cele brado nal se hubiera celebrado unos treinta años después, es muy
nunca ningún referéndum nacional), aun que son muy co- probable que sus delegados hubieran propuesto un sistema
mune en much os Estados. En contra te con los Estados U ni- parlamentario. Pues lo que ellos no acertaron a comprender
dos, sin embargo, en más ele la mitad de las democracias m ás (como tampoco, por cierto, los propios observadores en Gran
an tiguas se ha celebrado algún referéndum al menos una vez. Bretaña) era que el mismo sistema constitucional británico es-
¿Presidencial ofJarlammlario?En un sistema presiden cial, el taba sufriendo una ua.nsformación acelerada, evolucionan-
jefe. del poder ejecutivo se elige con iudependencia del lerris-
o
do, en suma, hacia un sistema parlamentario en el que el po-
1auvo y está dotado por la constitución de importantes pode- der ejecutivo acabaría residiendo efeclÍ\tllnen te en el primer
re . En un sistema parlamentatio o de gabinete, el ejecutivo m inistro y en el gabinete, no en el monarca. Y aunque nomi-
se elige }' puede ser destituido por el parlamento. El clásico nalmente fuera nombta.do por el monarca, el primer ministro
ejemplo de gobierno presidencial son los E tados Unidos, y el sería elegido en realidad por la mayoría del parlamento (a su
clá ico ejemplo de gobierno parlamentario es Gran Bretaña. debido Liempo, por la Cámara de los Comunes), y sólo se
El gobierno presidencial fue inventado por los delegados mantendría en el cargo graciac; al apoyo de una mayoría parla-
a la Convención Constitucional Americana en 1787. Lama- mentaria. El primer ministro, a su \'CZ, elegiría a los otros
yoría de los delegado· admiraban la consLitución (no escrita) miembros del gabinete. Este sistema estaba ya instaurado en
britán ica por su "separación de poderes" entre un poder ju- torno a 1810.
dicial, independiente tanto del ~jec utivo como del legislati- Con el tiempo, la mayoría de los países democráLicos más
vo; un legislativo (parlamento), independiente del ejecutivo; antiguos y estables de hoy en día, donde la<i instituciones de-

l42
ROnfRT A. 0 ,\111
L\ llHIOCRACI \

mocráticas evolucionaron a lo largo del siglo X IX y comienzos democrático de gobierno, sino asegunr también todos los
del. XX, acabaron ~ceptando arreglos constitucionales que eran derechos}' garanúas necesarios que requieren las institucio-
van~tes del gobierno parlamentario, no del presidencialista. nes políticas básicas.
¿Szstema elec~oral? ¿Cuál e la precisión con la que se distri- Derechos Jundammtales. Una constitución debe proteger
buyen los esca?os en el parlamento nacional en proporción lo derechos ele las mayorías y minorías. Incluso aunque este
a las preferen~Ias de lo ~'Otantes en las elecciones? Por ejem- criterio esté implícitamente incluido en el primero, dadas
plo, ¿obtendra un partido CU}'OS candidatos reciben, diga- las variaciones enu·e constituciones democráticas, es útil do-
mos, el 30 % de los votos en unas elecciones cerca del 30 % tar de atención especial a los derechos y deberes básicos q a e
de los escaños? ¿O sólo ganarán el 15 % o una cifra similar? A proporcionan garantías tanto a las mayorías como a las mi-
pesar de que no es preciso que el istema electoral se especifi- norías.
qu~ en la "co~sti~ución" en un sentido estricto, como ya su- Neutralidad. Una constitución puede mantener la neutra-
gen con an~en~ndad es útil considerarlo como parte del sis- lidad entre lo ciudadanos del país. Habiendo asegurado los
tema con Utue~onal, dada la rorma en la que los sistemas derecho y debere fundamentalc , los arreglos consti tucio-
electorales se imbrican con otras panes de la constitución. nales pueden asegurat· también que el proce o de creación
En el próximo capítulo volveremos sobre este a unto. de la ley no se destina a favorecer ni a penalizar las perspecti-
Aunque la lista de alternativas se podría ampliar aún más, vas o los legítimos intereses ele ningún ciudadano o grupo de
segur~m~nte basta para mostrar cómo varían los arreglos ciudadanos.
co~stitucio?aJ~s entre las democracias más antiguas. Acle- Responsabilidad. La constitución puede di eñarse de modo
mas, l~ vanac10~es que he mencionado son más bien gene- que lo· ciudadanos puedan exigir responsabilidad a lo líde-
rales; s1 descendiéramos a un nivel más concreto ele observa- res políticos por su· decisiones, accione , y conductas dentro
ción descubiiríamos diferencias mucho más importantes. de un inten·alo de tiempo "razonable".
Podemos_ c_oncluir, ~ues, que las constituciones de los paí- Representación equilaliva. Qué constituya la "representa-
ses democraucos se diferencian en a pectos importantes. ción equitativa" en una democracia constituye el objeto de
Pero, ¿hacen estas variaciones que algunas constiwciones una comrover ia sin fin, en parte porque remite a los dos cri-
sean meJr:res .~'quizá, m~s.demorráticas? ¿Existe aca ·o un tipo terios iguientc .
de constitucion democrauca que sea el mejor? Cousenso infomuulo. Una constitución puede contribuir a
Estas cue tiones suscitan aún otra pregunta: ¿Cómo hemos que los ciudadanos) los lídere desarrollen un consenso in-
de evaluar la conveniencia relativa de las diferentes con titu- formado sobre las lcye · y políticas. Para alcanzarlo deben
ciones? Evidentemente, necesitamos algunos criterios. crearse oportun idades e incentivo para que los líderes polí-
ticos enrren en negociaciones, compromisos y acuerdos de
coaliciones que faciliten la conciliación ele los diversos inte-
Có:-.to 1 'FLun:~ l_-\5 co:-.'srnTCIO:\ES re es. (Mfu obre e toen capítulos siguientes.)
Gobierno efica::.. Por eficacia entiendo la capacidad de un
Lao; constituciones influyen en la democracia de un país gobierno para actuar siguiendo lo que sus ciudadano en-
de mucha<; maneras. tienden que son los asuntos y problemas principales que les
. Eslabili~lrul._ Una constitución debería proporcionar estabi- afectan)' re pecto ele los que creen que e necesaria la acción
lzdad a las msutuciones políticas democrátiras básicas descri- del gobierno. El gobierno cíicaz es particularmente importan-
tas en el capítulo VIII. 1 o sólo puede establecer un marco te en tiempos de grandes emergencias provocados porgue-

144 143
L\ DEMOCRACIA R Ollt:RT A. DAIIL

nas, amenaza de guerra, tensiones internacionales agudas, cri- Pero en algún país concreto, algunos arreglos constitucionales
sis económica severa y otras crisis similares. Pero es también pueden ser más compatibles que otros respecto de normas de
relevante en Liempos normales, cuando los asuntos principa- legitimidad tradicionales más generalizadas. Por ejemplo, por
les dictan la agenda de los ciudadanos y de los líderes. Efecti- m ucho que les parezca paradój ico a muchos republicanos,
vamente, a corto plazo un gobierno no democrático puede a mantener a un monarca como j efe del Estado y aun así adaptar
veces satisfacer este criterio mejor que un gobierno demo- la monarquía a las instituciones de la poliarquía, ha dotado de
crático; que lo siga haciendo en el largo plazo parece, sin em- legitimidad adicional a las constituciones democráticas de los
bargo, más dudoso. En cualquier caso, nos interesan los go- países escandinavos, lo Países Bajos, Bélgica, japón, España y
biernos que actúan bajo límites democrático . Dentro de Gran Bretaña. En la mayoría de los países democráticos, por el
dichos límites parece razonable preferir un sistema constitu- con n-ario, un intento por introducir un rey como jefe del Esta-
cional capaz de estimular la acción dirigida a resolver las do chocaría con los valores republicanos generalizados. Así, la
cuestiones principales y dotado de procedimientos para de- propuesta de Alexander Hamilton en la Convención Constitu-
salentar estancamientos, atrasos o evasiones prolongadas a la cional de 1787 que propugnaba un ejecutivo vitalicio -una
hora de afrontar la resolución de las mismas. "monarquía electiva"- fue rechazada sin apenas discusión .
Decisiones competentes. Con todo lo deseable que pueda ser Como subrayara otro delegado, Elbridge Gerry, " o había ni
el gobierno eficaz, difícilmente admiraríamos una constitu- l/1 000 parte ele nuestros conciudadanos que no estuvieran en
ción que facilitara la acción decidida y resolutoria, pero que contra de cualquier acercamiento a la monarquía"'> .
dificultara que el gobierno tuviera acceso al mejor conoci-
miento disponible para resolver los problemas urgentes en la
agenda del país. La acción decidida no es una alternativa a la ¿CUÁl 'TA DIFERENCIA SE DEBE A L<\S DJFERE:-.JClAS?
política ·ensata.
Transparencia y comprensibilidad. Por este par de conceptos ¿Importan de verdad estas diferencias?
entiendo que las operaciones del gobierno están suficiente- Para contestar a esta pregunta necesitamos añadir dos
mente abiertas al escrutinio público y son lo suficientemente cuerpos de evidencia al que proporcionan los veintidós paí-
simples como para que sus rasgos esenciales puedan ser com- ses democráticos más antiguos. Una fuente de experiencias
prensibles para los ciudadanos en lo relativo a qué es lo que se puede extraerse de las democracias "más recientes", países
hace y cómo. No deben e¡aborarse de forma tan compleja que en los que las instituciones democráticas básicas fueron esta-
impidan a los ciudadanos saber lo que pasa pues, si no entien- blecidas y mantenidas duran te la segunda mitad del siglo xx.
den lo que hacen sus gobiernos, no pueden someter a respon- Otra proviene de la historia, trágica pero iluminadora, de
sabilidad a sus líderes, particularmente en períodos electorales. aquellos países en los que las instituciones democráticas fue-
Flexibilidad. Un sistema constitucional no precisa estar tan ron establecidas en algún momento del siglo xx, pero que-
rígidamente construido o tan inmutablemente establecido braron)' cedieron el paso, al menos durante algún tiempo,
en el texto o la tradición como para no poder adaptarse a las a un régimen autoritario.
nuevas circunstancias. Aunque estas tres inmensas fuentes de evidencia están le-
Legitimidad. Si se satisfacen los diez criterios anteriores ya se jos de haber sido expuestas y analizadas en su totalidad, creo
ha avanzado un buen trecho a la hora de proporcionar una que permiten llegar a algunas conclusiones importantes.
constitución con la suficiente legiúmidad y lealtad entre Jos En primer lugar, cada una de las alternativas constitucio-
ciudadanos y las elites políticas que asegure su supervivencia. nales mencionadas con anterioridad ha existido en, al me-

146 147
L\ lll-..\10< llACI 1
ROilt' RT A. 0 .1111

nos, una democracia estable. Consecuentemente, e perfec- mal disniada puede contribuir a la quiebra de las instituciones de-
tamente razonable, de hecho lógicamente necesario, con- mocrátieas.
cluir que m.uchos arreglo constJtucionalcs diferentes son Finalmente, a pesar de ser crucial, la estabilidad no es el
compatibles con las instituciones políticas bá icas de la de- único criterio relevante. Si tuviéramos que enjuiciar lo arre-
mocracia poliarcal descritas en el capítulo VIII. Las Ü1stitu- <rlos constitucionales siguiendo ou·os criterios, podrían te-
ciones políticas de la democracia poliarcal pueden adoptar, ~cr importantes consecuencias incluso en países donde las
tal parece, muchas formas específicas. condiciones son altamente favorables para la estabilidad de-
¿Por qué es esto así? Ciertas condiciones de fondo que mocrática. Y de hecho las tienen. Conforman las institucio-
son altamente favorables para la estabilidad de las institucio- nes políticas éspecíficas de los paíse democráticos: ejecuti-
ne democráticas básicas (que se discuten en el capítulo XII) vos, legislativos, tribunales, ·istemas de partidos, gobiernos
han prevalecido en todas estas democracias más antiguas y locale , etcétera. La conformación de e tas instituciones pue-
muy estables. Dadas estas condicione favorables, variaciones de tener a su vez efectos importantes sobre la equidad de la
constitucionales como las que he descrito no tienen un efec- repre entación en el legislativo, o sobre la eficacia del g~~ie~­
to importante sobre la estabilidad de la in ·tituciones demo- no, y, en consecuencia, pueden incluso afectar a la legltlml-
cráticas básicas. Enjuiciadas únicamente por este criterio, las dad de éste. En paí es donde las condiciones ele fondo son
variaciones que he descrito no parecen importar. Dentro ele mixtas )' algo inseguras las perspectivas de estabilidad demo-
amplios límite , por tanto, los paíse democrático tienen una crática, estas yariaciones pueden llegar a er excepcionalmen-
cxten a selección de constituciones. te impo rtantes.
Por el contrario, allí donde las condiciones de fondo son De hecho, así parece er, por razones que analizamos en
altamente desfavorables, es improbable que pueda ·er pre- el capítulo siguiente.
servada la democracia cualquiera que sea su diseño constitu-
cional.
Con una leve exageración podríamos resumi r los dos pri-
meros puntos de la siguiente forma:
Si las condiciones de fondo son altamente favorables, e
posible la estabilidad con casi cualquier constitución que el
paí · pueda adoptar. Si las condiciones de fondo son suma-
mente de ·favorable , ninguna constitución podrá salvar a la
democracia.
Hay, sin embargo, una tercera posibilidad má interesan-
te: en un país en el que las condiciones no son ni altamente
favorables ni altamente desfavorables, sino mixtas, ele forma
que la democracia es in ·egura pero de ninguna ele las mane-
ras imposible, la elección del di eño constitucional puede te-
ner importancia. En resumen: si en un país las condiciones
de fondo on mixtas, y algunas son favorables y otras desfavo-
rables, una ronstituri6n bien diseriada puede ayudar a que sobrevi-
van las instituciones dnnorrátiras, mientras que una roustiturión

1-lH 149
CAPÍTULO XI
VARIEDADES III
PARTIDOS Y SISTEMAS ELECTORALES

P robablemente n inguna institución política conforma tan-


to el paisaje político de un país democrático como su sistema
electoral y sus partidos políticos. Y ninguna despliega tanta
variedad.
En efecto, las variaciones son tan grandes, que un ciuda-
dano únicamente familiarizado con los arreglos constitu-
cionales y el sistema de partidos de su propio país probable-
mente consideraría incomprensible el paisfl:je político de
otro país, o, aun comprendiéndolo, lo v~ría poco atrayente.
Para el ciudadano de un país donde sólo dos grandes parti-
dos políticos se disputan las elecciones, un país con una
multiplicidad de partidos puede parecerle un caos político.
Al ciudadano de un país multipartidista, el tener que limi-
tarse a elegir ún icamente entre dos partidos políticos puede
resultarlc como una camisa de fuerza política. Si cualquiera
de ellos tuviera que examinar el sistema de partidos del
otro, posiblemente encontraría las diferencias entre ellos
aún más confusas.
¿Cómo podemos dar cuenta de esas variaciones? ¿Son al-
gunos sistema electorales o de partido más democráticos
que otros o mejores en algún otro aspecto?
Comencemos con las ,·ariaciones fundamentales en los
sistemas electorales.

131
ROIIlR r A. OAIII

SISTD'lAS ELECTORAl-ES
Palabras sobre palabras
Los i tema electorales ofrecen variaciones in fin 1• Una
razón por la que difieren tanto es que ningún i tema electo- En los Estados nidos, tal arreglo ·e califica a menudo
ral puede atisfacer los criterios de ct~uiciam iento a Jos que como sistema pluralisla, porque el candidato con una piura-
razonablemen te podríamos someterle. Hay, como siempre, lidad (no necesariamente una mayoría) de votos es el ga-
una transacción ele alternativas. Si elegimos un sistema, al- nador. Los científicos de la política a menudo se refieren a
canzamos algunos valores a expensas de otros. él como un sistema de "circunscripciones uninominale
¿Por qué es esto así? Para aportar una respuesta tolerable- con elecciones de pluralidad", que es una designación más
mente breve, permítanme reducir su desconcertante canti- literal pero excesivamente exten a. Los términos FirstJpast-
dad a solamente dos. the1Jost se corresponden al u o generalizado en Gran Bre-
Representación Proparcional (RP). Entre las democracias taña y yo los adoptaré aquí.
más antiguas, el sistema electoral más común es aquel dise-
ñado deliberadamente para producir una correspondencia
fiel entre la proporción del número total ele voto atribuidos R.Pver us FP'TP. Como ya señalé con anterioridad, todavía
a un partido en las elecciones y la proporción de escai1os que sigue vivo el debate sobre la cue tión relativa a qué tipo de
obtiene el partido en la legislatura. Por ejemplo, un partido sistema electoral satisface mejor la exigencia de que la elec-
con el 53 % de los votos obtiene el 53 % de los escaño . Un cione · deban ser a la vez li&res y equitativas. Pero los críticos
arreglo como éste se conoce generalmente como un sistema del FPTP sostienen que éste, por lo general, no supera la
de rt>presenlación propon:ional o RP. prueba de la representación equitativa, y que algunas veces
li'f-rstpast-lhe1Jost (FPTP). Si los sistemas ele RP están destina- fracasa estrepitosamente. Por ejemplo, en las elecciones par-
do a satisfacer la prueba de la equidad, podríamos suponer que lamentarias británicas de 1997, el partido laborista obtuvo el
todos los países democráticos los habrían adoptado. Pero algu- 64 % de los escai1os en el parlamento -la mayoría más am-
nos no lo han hecho. Han elegido, por el con u-ario, mantener plia de la historia parlamentaria moderna-; pero lo consi-
los arreglos constitucionales que tienden a incrementar consi- guió con sólo el 44% de los votos emitidos. El partido con-
derablemente la proporción de escaños obtenidos por el parti- servador, con el 31 % d e los votos, únicamente obtuvo el25%
do que recoge el mayor número de votos. Por ejemplo, un parti- de los escai1os, y los desafortunados demócrata -liberales,
do con, digamos, el 53 % de los votos puede obtener el 60 % de apoyados por el 17 % de los votos, ¡sólo consiguieron el 7 %
los escaños. En la variante de e te sistema que se utiliza en Gran de los escaños!
Bretaña y en los Estados Unidos, se elige a un único candidato ¿Cómo se producen estas diferencias enu·e el porcentaje
de cada circunscripción y vence el candidato con el mayor nú- de los votos emitidos a favor de un partido y el porcentaje de
mero de votos. Por su analogía con las carreras de caballos, a ,·e- los escaños que obtiene? Imaginemos un minúsculo sistema
ces se denomina first.past-tht-posl system * democrático de únicamente cien miembros, que e dividen
entre diez circunscripciones iguales, por cada una de las cua-
No hay una traducción correcta al castellano de esta expresión , que ge-
neralmente se reproduce en su versión original. Una Lraducción aproxi- mayoritarios, técnicamente recibe el nombre de "~istema mayoritario
mada, que refleja la idea, pero no la literalidad de la~ palabras, es algo así uninominal a tma vuelta", cuyas características principales se explican en
como "el primero gana". Este sistema, propio ele la familia ck los ~istema~ el texto. ,\quí mantendremos el acrónimo en ingU~s. (,\'. lM T.).

133
RO!lERT A. 0AIII

le los votantes sólo eligen a un represen tante para la cám ara nuestra mini-democracia: cada una de las diez circunscrip-
legi lativa. Supongamos que en n ue u·a minúscula democra- ciones acaba contenie ndo 51 votos azules y 49 votos colOJ-a-
cia 510 votantes (o el 51 %) votan a favor del partido Azul y dos. ¿Cuál sería el resultado de la elección? ¡El partido Azul
490 (o 49 %) a favor del partido Colorado . Imaginemos ahora vence en todo las circunscripciones y obtiene así ell 00 %de
(con todo lo improbable que pueda ser ), que el apoyo para los escaños y una "mayoría" en el parlamento de diez a cero
cada uno de ellos es perfectamente uniforme a lo largo de (tabla 2, ej emplo 1)! Podríamos expandir el tamaño del siste-
TABIA2 ma para incluir a un país entero y aumentar considerable-
!LUSTRACIÓN HIPOTÉTI('.A DEL FPTP men te e l número de circunscripciones. El resultado seguiría
siendo el mismo.
Hay die? circunscripciones, cada una con cien votantes, que dh~.den sus voto5 Podemos estar razonablemente seguros de que ningún
entre dos panidos (azul y colorado) de la manera siguiente:
país mantendría el FPTP baj o estas condiciones. Lo que evita
EJEMPLO 1. El apoyo a los partidos es uniforme este resul tado singular - y completamente antidemocráti-
Circunscripción Votos a favor de Escaños obtenidos por co- es que el apoyo a los partidos no se extiende uniforme-
Azul Colorado Azul Colorado mente a lo largo de un país: en algunas circunscripciones los
(número) (número) Azules pueden obtene r el 65 % de los votos, digamos, mien-
1 51 49 o tras que en otras sólo tendrán el 40 %, y los Colorados obtie-
2 51 49 o nen el restante 60 %. O sea, que las circunscripciones varían
3 51 49 o en torno a la media n acional. Para una ilustración hipotéti-
1 51 49 o ca, véase tabla 2, ejem plo 2.
5 51 49 o
6 51 49 o Es obvio, pues, que para que el FPTP proporcione una re-
7 51 49 o presentación aceptablemente equitativa, el apoyo a los parti-
8 51 49 o-- dos no debe distribuirse de manera uniforme por todo el
9 51 49 o país. A la inversa, cuanto más uniformemente se distribuya el
10 51 49 6
Total 510 490 o apoyo electoral, tanto mayor será la divergencia e ntre votos y
escaños. De este modo, si las diferencias regionales disminu-
~JE.\1PLO 2. El a poro a los partidos no es uuifonm:. yen en un país, como parece haber sido el caso ele Gran Bre-
CircwlScripción Votos a favor de Escaños obtenidos po r taña en las elecciones de 1997, aumentan las distorsiones
Azul Colorado Azul Colorado producidas por el FPTP.
(número) (número) Si esto es así, ¿por qué no cambian entonces lo países de-
55 45 1 o mocráticos con FPTP a la RP? En primer lugar, porque no
2 60 40 1 o podemos ignorar el fuerte peso de la historia y la tradición
3 40 60 o 1 en países como Gran Bretaña y los Estado Unidos, donde
4 45 55 () l
e te sistema ha prevalecido desde los comienzos del sistema
5 52 48 o representativo . Los Estados Unidos proporcionan un ejem-
6 51 49 1 o
7 33 47 1 o plo excelente. El sistema americano de FPTP puede tener el
8 4!} 55 o 1 efecto de privar de una representación equitativa a una mi-
9 46 54 o l noría sustancial de afroamericanos en las asambleas legislati-
10 :)j 45 1 o vas de los Estados y en la Cámara de Representantes nacio-
Tot.'ll 502 198 (i 4

13-l 135
ROilERT A . DAHI

defenso res, la tendencia de los FPTP a ampliar la mayoría


nal. Para ase~m.·ar que los votantes afroamericanos puedan
obtener un mmm1o de representantes en legislaturas de Esta- legislativa del panido ganador tiene dos consecuencias de-
do yen el Congreso, las legislatura y losjueces han dibujado seables.
Sistemas úij;artidistas versus sistemas rnultipartidistas. El
dehberadame?te las fronteras de algunas circunscripcion es
FPTP se defiende a menudo precisamente porque supone
de forma que Incorporaran áreas con mayoría de afroameri-
canos. La forma de la circunscripción resultante a veces no un handicap para terceros partidos, y de e a manera contri-
tenía ninguna relación con la geografia, la economía o la his- buye a establecer un sistema bipartidista. El resultado usual
de la RP es, por el contrario, un sistema m ultipanid.ista. Par-
toria. Baj o un sistema de RP, si los afroamericanos decidieran
elegir a candidatos afroamericanos, estarían representados ticularmente en la democracia an glosajona, son muy admi-
rados los sistemas bipartidist.:'1S y, correlativamente, los siste-
en proporción a su número: en un Estado donde, digamos, el
20 %_de los votantes fueran negros, tendrían la seguridad de mas multipartidistas disgustan y son de nigrados. ¿Cuál es
cubnr en torno al 20 % de los escaños con af"roamericanos si mejor?
así lo desearan. ' Hay un debate eno rme en torno a las virtudes re pect.ivas
de Jos sistemas bipartidistas y multiparticlistas. En términos
P~r_o, si e~to ~ así, ¿por qué no se ha adoptado la RP como
soluClon? Pnnctpalmente porque está tan extendida la hosti- generales, las ventajas de cada uno de ellos reflejan sus cles-
ve n t~j as. Por ejem plo, una ventaj a del sistema biparticlista es-
lidad a la RP que ni los cuerpos legislativos ni los jueces le
otorgan una consideració n seria como alternativa posible al u·iba en que impone una menor carga sobre los \'Otantcs al
gerrymandering racial. reducir sus o pciones a dos. Pero de de el punto de vista de
un defen ·or ele la RP, esta drástica reducción de las alternati-
vas disponibles reduce seriamente la libertad de elección del
Pak1bras sobre palabras
votante. Podría decirse que las elecciones son perfectamente
libres, pero dado que niegan la representación de las mino-
Gen·ymandering~ o man ipulación ele circunscripcione
rías, es bien cieno que n o son equitativas.
clect~r~les ~a1:a alcanzar fines estrictamcme políticos, es
Cobif'rno eficaz. Los defensores de los sistemas bipartidistas
una vieJa pracuca en los Estados Unidos. Toma su nombre
apoyan también el FPTP porque tiene una consecuencia ul-
de Elbridge Gerry, a quien antes nos encontramos como
terior. Al ampliar la mayoría legislativa del partido gobernan-
delegado a la Com·ención Con stitucional Americana. Go-
te, el FPTP entorpece la posibilidad de que el partido mino-
?_ernador electo por Massachusctts, en 1812 Gerry redibu-
ritario pueda formar una coalición capaz de prevenir que el
JO las fr_o nteras de las circunscripciones de representantes
partido mayoritario pueda realizar su programa -o, como
a la legtslatura del Estado para permitir que los demócra-
dirían los líderes de la mayoría-, su "mandato popular".
tas mantu_vicran una mayoría. Cuando alguien percibió
Con una mayoría ampliada de miembros del partido en la le-
que una Circunscripción tenía la imao-en de una salaman-
dra, un ~rítico _obs~rvó que parecía ~ás bien una "Gerry-
gislatura, a los líderes del partido generalmente les sobrarán
votos suficientes, incluso si alguno ele sus miembros se pasa a
mander . El termmo gerrymander, incluyendo su forma
la oposición. Así, se arguye, el FPTP permite a los gobiernos
verbal, entraría después en el vocabulario americano.
satisfacer el criterio ele la eficacia. Por contra, en algunos paí-
se , la RP ha contribuido a producir tal cantidad de partidos
y alianzas parlan1cntarias contendientes)' en conflicto, que
Los prejuicios históricos a favor del FPTP se ven reforza-
es extremadamente difícil constituir coaliciones de mayoría
dos, sin embargo, por argumentos más rawnables. Para sus

137
156
L\ 1)1 \lOCHA( 1\ ROBfRT A. 0\111

y é ta son altamente inestables. Como consecuencia, la efi- La opción eumpea continental: gobierno parlamentario con eleccio-
cacia del gobierno se reduce considerablemente. Italia se nes mediante RP. El gobierno parlamentario constituye la elec-
cita a menudo como ejemplo a este respecto. ción abrumadora de las democracias más antiguas, y, contan-
Lo que los d efensores del FPTP muchas veces ignoran, sin do a todas las democracias, generalmente predomina sobre
embargo, es que en algunos países con RP se han aprobado los gobiernos presidencialistas 2 . La combinación más favore-
extensos programas de reformas por parte de mayorías par- cida entre las democracias más antiguas es, como hemos visto,
lamentaria estables, que a menudo estaban integradas por un sistema parlan1entario en el que sus miembros son elegidos
una coalición d e dos o tres partidos. De hecho, varias demo- mediante algún sistema de RP. Dado que esta combinación es
cracias con sistemas de RP, como los Países Bajos o los países la predominante en Europa, donde las nuevas democracias
escandinavos, constituyen un verdadero modelo de reformas han seguido también el camino europeo estándar, denomina-
pragmáticas combinadas a la estabilidad. ré a esta combinación la opción europea continental.
La opción británica (o de Westminste~]: gobie~·no parlamentario
con elecciones medianteFPTP. Por su origen y su predominio en
Al.CL'~AS OPCIO'\ES BÁ ICAS democracias de lengua inglesa distintas a los E tados Unidos,
PARA LAS IN TITL'C10~ES Dt~ I OCRÁTICAS la denominaré la opción británica. (Se ha llamado también a
veces el modelo de Westminster por el lugar de la sede del
Ahora veremos por qué la tarea de diseiiar una nueva cons- gobierno británico) . Sólo cuatro de las democracias más anti-
titución o rediseñar la ya exi tente no debe tomarse a la lige- guas han mantenido esta solución durante un largo período
ra. Esta tarea es tan dificil y compleja como diseñar una n ave de tiempo: no sorprende que sean el Reino Unido, Canadá,
espacial ~ipulada para investigar el espacio . Del mismo modo Ausu·alia y Nueva Zelanda (que, sin embargo, lo abandonó
que a ninguna persona razonable se le ocurriría atribuir la en 1993) 3 .
tarea de diseñar una nave espacial a un amatew; elaborar una La opción deEstados Unidos: sistema presidencialista con eleccio-
constitución requiere también de los mejores talen tos de un nes medianteFPTP. Dado que los Estados Un idos son los úni-
país. Pero, a diferencia de las naves espaciales, para permitir cos que emplean esta combinación en u·e las democracias
que las importantes innovaciones constitucionales perduren más antiguas, podemos calificarla como la opción de los Esta-
es nece ario contar también con el consemimicnto y el bene- do Unidos. Una media docena de nuevas democracias han
plácito de los gobernados. adoptarlo también este arreglo.
Las principales opciones constitucionale )' las distinta La opción latinoamericana: gobierno p1·esidencia/ista con elecci<r
formas en las que pueden combinarse presentan un formi- nes mediante RP. En su intensa preferencia por el gobierno
dable número de alternativas. A e tas alturas apenas necesito presidencialista, los países latinoamericanos han seguido el
repetir mi advertencia anterior de que toda alternativa gene- mismo camino que Estados Unidos. Pero en su elección de
ral permite una casi ilimitada variedad de opciones más espe- sistemas electorales, y a finales del siglo xx, han seguido por lo
cíficas. general la práctica europea. Consecuentemente, en los quin-
Con todo, teniendo firmemente en cuenta esta adverten- ce países latinoamericanos donde las instituciones democráti-
cia, permítanme ofrecer algunas direcrrices para pensar en cas e taban más o menos en funcionamiento a comienzos de
las alternativas constitucionales. los años noventa, la combinación constitucional básica et·a
Una buena forma de empezar es con cinco posibles com- una conjunción de gobierno presidencial con RP 4• A esta op-
binaciones de sistemas electorales yjefes del ejecutivo. ción la podemos calificar así como opciót 1 latinoamericana.

138 li>9
L\ lll\1()( 1\.\! lA RoRrRT A. D.\111

Llama la atenc10n que - alvo una excepción, Costa riodo de cuatro años. El ej ecutivo plural suizo sigue sie ndo
Rica- ninguna de las dem ocracias más amiguas ha o ptado único entre las dem ocracias más antig uas 5 .
por esta combinació n. A pe arde que las democracias más
antigua están fuertemente predispuesta a la RP, hemos vis-
to cómo habían rechazado abrumado rame nte el gobierno P EN AR lAS CONSTITCCJO:\ES DEMOCRÁTICAS:
presidencial. Costa Rica sobresale como la única excepció n. ALCC1'\AS DIRECTRICES
Debido a que Costa Rica, contrariamente a cualquier otro
país en Latinoamérica, ha sido ininterrumpiclamem e demo- Apoyándome en la experiencia de las democracias más
crático desde cerca de 1950, lo incorporo entre las democra- antiguas mencionada e n los dos últimos capítulos, ofrecería
cias antiguas. Contrariamem e a las o tras, ·in em bargo, com- las siguiente conclusio nes:
bina presidencialismo y RP.
La opción mixta: otras combinaciones.Junto a esto· tipos m ás o • La ma)'oria de los problemas fundamentales de un país no
meno· "puros", algunas democracias an tiguas han creado pueden resolverse mediante el d iseño constitucional.
arreglo con titucionales que ·e separan en aspectos impor- Ninguna constitución conseguirá preservar la democra-
tante ele los tipos puros. Lo hicieron en un esfuerzo por m ini- cia en un país en e l que las condiciones de fon do sean
mizar las consecuencias no de ·eadas de lo tipos puros a la vez altament<' dcsfavora bles. Un país en el que las co ndicio-
que intentaban mantener u · vcnt:~as. Aleman ia, Fran cia y nes de fondo sean muy favorables puede preservar sus
Suiza conslimyen bueno ejemplos de ingenio constitucional. instituciones dem ocráticas básicas mediante una gran
La constitución de la Q uima República Francc a estable- variedad ck arreglos constitucionales. El diseño con ti-
ce a la vez un presidente electo dotado de considerables po- tucional cuidadosamente realizado puede a)'Ltdar, sin
deres y un primer min istro dependiente del parlamento. embargo, a preservar las instituciones democráticas bá-
Francia ha modificado también el sistema electoral mayori- sicas de países en los que las condicio nes de fondo son
tario a una vuelta. En aq uella circunscripción en la que nin- mixtas, tanto favorables como desfavorables. (Volvere-
gún cand idato a la Asamblea 'acional con iga la mayoria de mos sobre esto en el próximo capítulo .)
votos, se celebra una cgunda vuelta. A é ·ta puede concurrir • El mantenimiento de la estabilidad democrática funda-
cualquier cand idato que haya obtenido más del 12,5 % de mental, con ser esencial, no es el único criterio relevante
los votos emitidos en la primC'ra \'ttelta. Los pequeño parti- para una buena constitución. Equidad en la represen-
dos tienen así la posibilidad de conseguit un escat"1o en un i- tación, transparencia, comprensibilidad, receptividad
tio u otro en la primera \'Ltclta; pero en la segunda, pue den y gobierno clicaz son también, entre otros, importantes
decidi r jugársela con algunos de los dos can d idatos m ej or atributos. Arreglos constitucionales específicos pueden
colocado . tener consecuencias para valores de esta naturaleza y pro-
En Aleman ia, la mitad ele los miembros del Bunclc tag bablemente la· tendrán.
on e legidos mediante FPTP y la otra mitad por RP. Ver iones • Todos lo · arreglo, con titucionale tienen algunas clcs-
de la ·olución alemana han sido adoptada también en Italia \'Cntajac;; ninguno satisface todos los criterios razona-
}'en ~ue\'a Zelanda. bles. Desde un punto de 'ista democrático, nu hay nin-
Para adaptar u sistema político a su heterogénea pobla- guna con titución perfecta. Además, las consecuencias
ción , los sui1os han creado un <:iecutivo plural integrado por dcri,-adas de inu,oducir cambios en una constitución es-
siete consejeros elegidos por el parlamento d urante..· un pe- tán llamadas a ser algo inseguras. En consecuencia, el

IGO l(il
L~ onto<:RACIA

diseño o la reforma constitucional exigen inu·oducir j ui- CUARTA PARTE


cios sobre transacciones aceptables de alternativas entre
distintos objetivos y las incertidumbres derivadas del
cambio.
• Durante más de dos siglos, los estadounidenses pare-
cen haber de arrollado una cultura política, habilidades
y prácticas, que permiten que su sistema de Presidente y
Congreso con FPTP, federalismo y fuerte revisión judi-
cial funcione satisfactoriamente. Pero el sistema america-
no es extremadamente complicado}' es vero ímil que no
pueda funcionar tan bien en ningún ou·o país. En todo
caso, no ha sido ampliamente copiado. Probablemente CONDICIONES FAVORABLES
no lo deba ser. Y DESFAVORABLES
• Algunos expertos sostienen que la combinación de go-
bierno presidencial.ista con RP que se da en Latinoamé-
rica ha favorecido el derrumbamiento de la democracia
tan frecuente entre las repúblicas de América Central y
del Sur 6 . A pesar de que es difícil diferenciar los efecto
ele la formas constitucionales de las causas que subya-
cen a la polarización y la crisis polltica, los paí es demo-
cráticos probablemente sean sabios si evitan la opción
latinoamericana.

Movido por su optimismo sobre las Revoluciones Ameri-


cana y Francesa, Thomas Jcfferson afirmó que emprender
una revolución en cada generación sería una buena cosa.
Esta idea romántica se derrumbó a lo largo del siglo xx a la
'~Sta de las numerosas revoluciones que fracasaron trágica o
patéticamente, o que, aún peor, acabaron produciendo regí-
menes despóticos. Pero puede que no sea una mala idea que
un país democrático, una vez cada veinte años o algo así, reú-
na a un grupo de expertos con titucionalistas, líderes políti-
cos y ciudadanos informados para evaluar su constitución a
la vi ta no sólo de su propia experiencia, ino también del
cuerpo de conocimientos en continua expansión que obte-
nemos de la experiencia de otro países democráticos.

IG2
CAPíTULO XII
CONDICIONES DE FONDO FAVORECEN
LA DEMOCRACIA?

siglo xx ha sido una época de frecuente fracaso cierno-


En más de setenta ocasiones colapsó la democracia y
paso a un régimen autoritario 1. Pero ha sido también
época de extraordinario éxito democrático. Antes de su
el siglo xx se ha convertido en la era de un éxito cierno-
extraordinario. Con mucho la extensión e influencia
de las ideas, instituciones y prácticas democráticas
convertido a este siglo en el período más próspero para la
IINr'""''""'r;·a de toda la historia de la humanidad.
os enfrentamos así a dos preguntas - o, más bien, a la
cuestión form ulada de formas distintas-. ¿Cómo po-
dar cuenta del establecimiento de las instituciones de-
en tantos países de tantas partes del mundo? Y.
podemos explicar su fracaso? Aunque sería imposible
una respue ta completa, dos conjuntos de factores
ID"'-r,. "'r;'onado son sin duda de importancia crucial.
11

DE lAS ALTER."JATIVAS

primer lugar, las principales alternativas perdieron gran


de terreno en su competencia con la democracia. In-
a finales del primer cuarto del siglo, las formas de go-
no democráticas que desde tiempo inmemorial habían
c-a•H<ll un los valores y las prácticas en la mayor parte del
- monarquía, aristocracia hereditaria, y abierta oligar-

165
l.~ Of' \1()( RJ\1 1\
ROBERT A. 0AIII

quía- habían caido fatalmente en su legitit~dad y fuerza ideo- son favorables para la estabilidad de la democracia y que allí
lógica. A pesar de que fueron reemplazadas por alternativas donde estas <;ondiciones son débile o están totalmente au-
antidemocráticas más claramente populares en la forma de sentes, la dcn1ocracia tiene poca posibilidades de existir o,
fasci m o, nazismo, leninismo, y otras creencias)' gobiernos au- en todo caso, su existencia será precaria.
tOJ-itarios, sólo florecieron durante un bre\'C período. El fascis--
CUADROS
mo y el nazismo fueron mortalmente heridos por la derrota
¿QUÉ CO:-:OICTONES F.\VORF.CIC:-.1 lAS l i\~1 1 TUCIONES
de las potencias del eje en la U Guerra Mundial. Má avanzado DEMOCRATI<..:AS?
el siglo, dictaduras militares, particularmente en América La-
tina, cayeron bajo el peso de sus fracasos económicos, diplo- Cond iciones esenciales para la democracia
máticos e incluso militares (Argentina). Cuando comenzaba a
aproximarse la última década del siglo, el úllimo y 1mís impor- l. Control del poder militar y de la poi iría por parte de cargos electos.
tan te rival totalitario de la democracia, el leninismo encarna- 2. \'a lores dcmocr:íticos )' cultura política.
do en el comunismo soviético, colap ó abruptamente, debili- 3. Inexistencia de un control exterior hostil a la democracia.
tado por la descomposición interna y las presiones exteriore .
¿Estaba ya asegurada la democracia en todo el mundo? Condiciones favorables para la democracia
Como con optimismo proclamara el presidente americano
Woodrow Wilson (erróneamente. como en seguida ·e vería) 4. Economía de mercado~ !>Ocicdad lllodél"n:t\
en 1919 tras la 1 Guerra Mundial, ¿está ya por fin '·cJ mundo 5. Débil pluralismo subcultural.

seguro para la democracia"?


Desafortunadamente, no. 1 o se había conseguido una
victoria final de la democracia, ni estaba cercana. El país más Ya es tiempo de preguntar: ¿cuáles son esas condiciones?
poblado de la tierra, China, aún no se había democratizado. Para responder, podemos apoyarnos en un amplio cuerpo
Durante sus CLtatro mil años ele eminente civilización, el pue- de experiencias relevantes que nos proporciona el siglo xx:
blo chino no ha disfrutado nunca de la democracia; y las países que han emprendido una transición a la democracia,
perspectivas de que China promo se convertiría en democrá- han consolidado sus instituciones democráticas y las han mant~
tica eran altamente dudosas. Regímenes no democráúcos nido a lo largo de varias décadas; paises en los que la n-a.nsición
persistieron también en ou-as partes del mundo, en Africa, en ha ido seguida del colapso; y paises que nunca han emprendido
el sudeste de Asia, en Oriente :vtedio, en algunos de los paí- la transición. E tas instancias de transición, consolidación y
ses de la antigua Unión Soviética. En la ma)oría de estos paí- quiebra de la democracia indican que cinco condiciones (y pro-
se · las condiciones para la democracia no fueron muy fa,·ora- bablemente haya más) afectan ignilicativamente a las posibili-
bles; en consecuencia, no estaba muy claro si iban a hacer la dades de la democracia en un pais (cuadro ) .
tran ·ición y cómo. Por último, en bastantes países que habían
hecho la tran ición y habían introducido las in tituciones po-
líticas básicas de la democracia, las condiciones de fondo no 1:-.."TERVE:'\CIÓ~ EXTR\N.]ERA

eran lo suficientemente favorables corno para garautiza¡· que


la democracia fuera a sobrevivir indclinidamente. Las instituciones democráticas tienen menos posibilidades
¿Condiciones de fondo? Ya he sugerido alguna otra vez de desarrollarse en un pais sujeto a la intervención de OO'O Es-
que ciertas condiciones subyacentes o de !ando en un país tado qur es hostil al gobierno democrático en aquel país.

1(}() 1()7
U Dt.\fOCRACIA ROBfR"f A. 0 .\J 11

Esta condición e suficiente a veces para explicar por qué


las instituciones democráticas no consiguieron desarrollarse
o subsistir en un país donde ou-as condiciones eran conside- COYfROL SOBRE EL EJÉRCITO Y LA POLICÍA
rablemente más favorables. Por ejemplo, si no fuera por la
intervención de la Unión Soviética después de la li Guerra A menos que el <';jército y la policía estén bajo el pleno con-
Mundial, Checoslovaquia podría contarse hoy entre las de- trol de cargos elegidos democráticamente, las instituciones
mocracias más antiguas. La intervención soviética impidió po líticas democráticas difícilmente conseguirán de arrollar-
también que Polonia y Hungría desarrollaran instituciones se o subsistir.
democráticas. Contrariamente a la amenaza externa de intervención ex-
Más sorprendentemente, hasta la última década del siglo xx, u·anjera, la amenaza interna para la democracia que quizás
los E tados Unidos habían acumulado un sombrío h:storial sea más peligrosa proviene de los líderes que tienen acceso a
de intervenciones en Latinoamérica, donde algunas veces de- los principales medios de la coacción física: el ejército y lapo-
rrumbaron alg(m gobierno de elección popular al intervenir licía. Si los cargos elegidos democráticamente han de ejercer
contra él para proteger los interese económicos estadouni- y mantener un con u·ol efectivo obre las fuer;.as del ejército y
den ·es o (según la versión oficial) su seguridad nacional. Aun- la policía, los miembros de la policía y el ejército, en particu-
que estos países latinoamericanos donde la democracia fue lar Jos oficiales, deben someterse a ello·. Y ·u !.Ometimiento
cortada en sus brotes no fueran necesariamente de democra- al control ele los líderes electos debe llegar a estar tan profun-
cia plena, si se hubieran librado de la intervención estadouni- damente arraigado que no pueda deshacer e. El por qué se
dense -o, aún mejor, si ésta les hubiera ayudado en sus pasos haya desarrollado el control civil en algunos países y no en
iniciales hacia la democratización- las instituciones democrá- ou·os es algo demasiado complejo como para ser descrito aquí.
ticas bien podrían haber evolucionado con el tiempo. Un Pero a nucsu·os efectos el punto e encial es que sin él las
ejemplo particularmente atroz fue la imervención clandestina perspectivas de la democracia son sombrías.
de las agencias d e inteligencia de Estados Un idos en Guatema- Consideremo la infeliz historia de América Central. De
la en 1964, dirigida a subvertir el gobierno electo del presiden- los cuarenta y iete gobiernos en Guatemala, El Salvador,
te populista, y con inclinaciones izquierdistas,J acobo Arbenz. Honduras y Nicaragua entre 1948 y 1982, más de dos tercios
Con el colapso de la Unión Soviética, los países de Europa alcanLaron el poder por medios distintos a las elecciones li-
Central y del Báltico se aprestaron a instaurar instituciones bres e imparciales -mediante un golpe de Estado la mayoría
democráticas. Además, los Estados Unidos y la comunidad de las veces 2 .
internacional en general comemaron a oponerse a las dicta- Costa Rica, por el con u-ario, ha sido un modelo de democra-
duras en Latinoamérica y en cualquier ou·o lugar}' a apoyar cia en la región desde 1950. ¿Por qué lograron los costari;censes
el desarrollo de las instituciones democráticas en gran parte desarrollar y mantener las instituciones democráticas cuando
del mundo. Nunca antes en la historia de la humanidad las sus vecinos no lo consiguieron? En parte, la respuesta hay que ir
fue¡-;.as internacio nales -políticas, económicas y cultura- a buscarla en la exi ·tencia de otrtlS condiciones favorables. Pero
les- habían apoyado tanto las ideas e instituciones demo- incluso éstas no hubieran podido sostener un gobierno demo-
CJ·áticas. Así pues, durante las últimas décadas del ·iglo xx, crático ante un golpe militar, como tantas veces ocurriera en el
tuvo lugar un cambio que marca un hito en el clima político resto de Amética Latina. Sin embargo, en 1950, Costa Rica eli-
del mundo e incrementó considerablemente las perspectivas minó la amenaza de forma dramática: en una decisión (tnica
para el desarrollo democrático. y audaz, ¡el presidente democrático abolió el <¿jércita!

16H lGD
L\ Of\IOCRAUA ROBfRT A. 0AIII

Ningún ou-o país ha seguido el ejemplo de Co ta Rica, ni para aju tar e a los derechos y las demandas del grupo. Y así
parece que muchos lo vayan a hacer. Pero nada puede ilus- un largo etcétera.
trar más gráficamente lo crucial que es para los cargos elec- Cuestiones como éstas crean un gran problema a la de-
tos el instituir y mantener un control sobre el ejército y lapo- mocracia. Los componentes de una determinada cultura
licía si las instituciones democráticas han de ser establecidas perciben muchas veces sus demandas políticas como cues-
y pre ·ervadas. tiones de principio, pmfundas conviccione religiosas o cua-
si-religiosas, la preservación cultural, o la supervivencia del
grupo. Consecuentemente, consideran sus demandas dema-
D~:B il.ES o 1:"--F.XISTE:>;TES COi\'FLICTOS CU I l"üRJ\I.CS siado cruciales 'c omo para entrar en compromisos. Son inne-
gociables. Pero bajo un pacífico proceso democrático, resolver
Las instituciones políticas democráticas tendrán más posi- conflictos por lo general requiere ele negociación, concilia-
bilidades de desarrollarse y de perdurar en un país que sea ción y compromiso.
bastante homogéneo culturalmente, y menos en otro con No sorprende de ·cubrir, por tanto, que los países demo-
ubculturas claramente diferenciadas ven conflicto. crático más antiguos y políticamente estables han sabido e\'Í-
Las culturas distintivas se suelen formar a menudo a par- tar los conflictos culturales everos. Inclu o existiendo igni-
tir de diferencia en lengua, religión, raza, identidad émica, ficativa diferencias culturales entre los ciudadanos, han
regional, y a veces por la ideología. Sus componentes com- conserruído
o
que la vida política est(· dom inada la mayor parte
.
parten una identidad común y vínculos emocionale ; distin- del tiempo por diferencias más negociables (sobre cuesuo-
guen nítidamente entre un "nosotros" y un ''ellos". Se diri- nes económicas, por ejemplo).
gen hacia miembros de su propio grupo para establecer ¿Hay algunas excepciones a esta situación aparentemente
relaciones personales: amigos, compañeros, cónyuges, veci- feliz? Unas cuantas. La diversidad cultural ha sido particular-
nos, huéspedes. Muchas veces se implican en ceremonias y mente significativa en los Estados Unidos, Suiza, Bélgica, Paí-
rilltales que, entre otras cosas, definen las fronteras del gru- ses Bajos y Canadá. Pero si la diversidad amenaza con generar
po. De estas y otras maneras, una cultura puede llegar a ser conflictos culturales inabordables, ¿cómo es que las institucio-
virtualmente una "forma de vida" para sus componentes, un ne democráticas han logrado mantenerse en estos países?
país dentro de un país, una nación dentro de una nación. En Sus experiencias, i bien muy distinta·, muestran cómo en
este caso, la sociedad está, por así decir, estratificada vertical- un país donde todas las demá condiciones son favorables
mente. para la democracia, puede conseguirse hacer más maneja-
Los conflictos culturale pueden irrumpir en la arena po- bles las consecuencias políticamente ad\·ersas de la diversi-
lítica, y habitualmente lo hacen: en tema') de religión, len- dad cultural.
gua, y códigos de ,·estimenta en la escuela!.. por ejemplo; o
por igualdad de acceso a la educación; o por prácticas disct;-
minatorias de un grupo hacia otros; o porque el gobierno Asimilación
deba apoyar la religión o las instituciones religiosas, y, en su
caso, cuáJes y por qué medios; o por prácticas de un grupo Ésta fue la solución estadounidense. Desde l 840 has1a los
que otro considera ofensiva y desea prohibir, como el abor- aúos veinte de este siglo, la cultura dominante, que durante
to, la matanra de vacas, o la vestimenta "indecente"; o por- dos siglos de dominio colonial e independencia había sido
que las fronteras territoriales y políticas deben ser adaptadas sólidamente establecida por colonindores blancos, que prin-

170 171
L\ Ot' \1(){;1(,\( lA Ros~ Rr A. 0 .\111

cipalmcme procedían de Gran Bretaña, tuvo que afrontar dad principal. La sociedad estadounidense tampoco pudo
olas de inmigrantes no británicos provenientes de Irlanda, asimilar a los esclavos afroamerican os y a sus descendientes,
E ,candinavia, Alemania, Polonia, Italia y de otras partes - in- quienes, irónicamente, junto con lo indios, habían estado
m¡g,~antes que a menudo podían ser distinguidos por dife- habitando en Estados Unidos mucho antes de que llegara la
rencJas.cn la lengua (excepto los irlandeses), religión, comi- mayoría de los otros inmigrantes. Las barreras de casta apO)"ci-
da, vesumenta, costumbre , maneras, cultura de vecindario y das en la raza e impuestas de modo coercitivo, efectivamente
orras características-. Hacia 191 Ocasi uno de cada cinco re- impidieron la asimilación. Un fracaso similar ocurrió tam-
siden tes blancos en los Estados Unidos había nacido en ou·o bién a finales del siglo XIX, cuando llegaron inmigran te de
lugar; además, los padres de más ele uno entre cuatro de los Asia para trabajar en el rendirlo del ferrocarril o en granjas.
blancos nativos habían nacido fuera del país. Pero al cabo de Hubo una gran divisoria ulterior que la asimilación no
un par de generaciones desde que los inmigrantes se hubie- pudo sortear. Duran te comienzos del iglo xrx, se desarrolló
ran establecido en los Estados Unidos, sus descendientes ya en los Estados del sur una subcultura, economía y sociedad
estaban asimilados en la cultura dominante, tan plenamen- distintivas apoyada en la esclavitud. Los estadounidenses que
te, de hecho, que aunque mucho estadounidenses retienen habitaban en los Estados del sur y sus compatriotas de los Es-
(o cte~arro ll an) hoy un cieno vínculo hacia su país o cu ltura tados del norte y el oeste estuvieron divididos por dos formas
de ongen , su lealtad e identidad política dominante e esta- de vida esencialmente incompatibles. El resultado final fue
dounidense. un "conflicto irreprimible" que, a pesar de grandes esfuer-
A pesar del impresionante éxito de la asimilación a la hora zos, no pudo ser re uelto mediante la negociación pacífica y
de reducir el conflicto cultural que podía haber producido la el compromiso 4 . La guerra civil resultante dw·ó cuatro altos y
inmi~ación masiva en los Estados Unidos, la experiencia esta- tuvo un enorme coste en \ida· humana . El conflicto tampo-
doumdense revela algunos defectos de tal solución. co finalizó después de la derrota del sur y la abolición de la
En primer 1ugar, el desafio de la asimilación fue aliviado esclavitud. Surgieron entonces una subcultura y estructura
en gran medida porque gran pane de los inmigrantes adul- social distintivas en las que el sometimiento de los ciudada-
tos .que vinieron a los Estados Unidos para conseguir la vida nos afroamericanos fue hecho efectivo por la amenan y la
meJor que se les prometía estaban ansiosos por asimilarse, realidad de la violencia y el terror.
por "com·ertir e en auténtico e!>tadounidenses". Sus descen- Esto en lo referente a los fracac;os pasados de la asimila-
d.ientes todavía lo estmieron má . La asimilación fue así prin- ción. A finales del iglo xx. no era seguro que la histó1;ca
Cipalmente voluntaria o reforzada por mecanismos sociales práctica e tadounidense de la asimilación pudiera lidiar con
(como la vergüenza) que minimizaron la nece idad de coer- éxito con la siempre creciente minoría hispánica y con ou·as
ción por pane del E tado 3 . minorías con ·cicntes de í mismas. ¿Evolucionarán los Esta-
Si una inmensa población de inmigrantes fue, en térmi- dos Unidos hacia una sociedad multicultural en la que la asi-
nos genentles, asimilada con éxito, cuando la ocicdad esta- milación ya no garantiza que los conflicto culturale puedan
dounidense e enfrentó a diferencias raciales y culturales más ser re uelto · de forma pacífica bajo procedimientos demo-
profundas, comenzaron a revelarse en seguida los límite· de cráticos? ¿o se convertirá en una sociedad en la que las dife-
ese enfoque. En los encuenu·os enu·e la población blanca y rencias culturalc producen un nivel más elevado de com-
los ~ueblos nativos que habían ocupado desde tiempo in me· prensión m ulua, tolerancia y acuerdos? 5 .
mona) el Nuevo Mundo, la asimilación se tornó en coerción,
asenr..·unicntos forzados. y ai lanliento respecto de la socie-
L\ 1\t\l(lt RAI 1\ ROIIF.RT A. DAIII.

Dl'cisiones por consrmso el u·ágico ejemplo del Líbano. Descrita en su momento por
los politólogos como una exitosa "democracia e?~ ociati~",
ubculturas propias y potencialmente conflictivas han exis- el Líbano se sumergió en una larga guerra Civtl en 19:)8,
tido en Suiza, Bélgica y los Países Bajos. ¿Qué podemos apren- cuando las tensiones internas resultaron ser demasiado fuer-
der de las experiencias de estos tres países democráticos? tes para su sistema consensual.
Cada uno ele ellos creó arreglos políticos que exigían la
unanimidad o un amplio consenso para las decisiones adop-
tadas por el gobierno y el parlamento. El principio de la re-- Sistemas elEctorales
gla ele la mayoría cedió (en distinto grado) al principio ele la
unanimidad. Así, cualquier decisión gubernamental que afec- Las diferencias culturales se enconan a menudo al ser
tara significativamente a los in te reses de una u otra subcultu- azuzadas por políticos que compiten por apoyos. Los regíme-
ra sólo podría adoptarse con el acuerdo explícito de los re- nes autoritarios consiguen utilizar a veces su inmenso poder
presentantes de tal grupo en el gobierno y el parlamento. coercitivo para aplastar y suprimir los conflictos culturales,
E ta solución se vio facilitada por la RP, que aseguraba que que estallan después a medida que la coerción disminuye al
los representante de cada uno de los grupos estarían equita- ir dándose pasos hacia la democratización. Tentados por las
tivamente representados en el parlamento, como también fáciles ganancias que les proporcionan las identidade cultu-
en el gobierno. Y bajo las prácticas conscnsualc adoptadas rales, los político pueden apelar deliberadamente a los
en esto países, los miembros del gobierno de cada subcultu- miembros de su grupo cultural y de este modo transformar
ra podían ejercer el derecho de veto sobre cualquier política las animosidades latentes en odios que culminan en la "lim-
con la que no estuvieran de acuerdo. (Esto acuerdos, a los pieza étnica". .
que los politólogos se refieren con el nombre de '·democra- Para evitar este resultado, los politólogos han sugendo
cia consociativa", varían considerablemente en us detalles que los sistemas electorales deban diseñarse de forma que
entre los tres países. Para má detalles, véase Apéndice B.) cambien los incentivos ele los políticos para hacer que la con-
Claramente, sistemas consensuales como éstos no pueden ciliación sea más rentable que el conflicto. Bajo los arreglos
crearse ni pueden funcionar con éxito si no es bajo condicio- que proponen, ningún candidato podría ser elegido con el
nes muy especiales. Entre ésta'i se inclU)'e un cieno talento apoyo de un único grupo cultural; necesitarían o?tener vo-
para la conciliación; alta tolerancia para el compromiso; lí- tos de varios grupos principales. El problema consiste, desde
deres fiables que puedan negociar solucione a conflictos luego, en persuadir a los líderes políticos en una fase tempra-
que obtengan el asentimiento de sus seguidores; un con en- na del proceso democratizador para q~e ado.pten arre?los
o sobre fines y valores básico· que sea lo suficientemente de este tipo. Una vez que entra en funCionamiento un stste-
amplio como para alcanzar acuerdos; una identidad nacio- ma electoral más divisorio, la espiral hacia el conflicto cultu-
nal que desaliente las exigencias de la separación directa; y ral puede ser ya irreversible .
un compromiso con los procedimientos democráticos, que
excluya los medios violentos y re' olucionarios.
Estas condiciones son poco comune . Allí donde no están Separación
presentes, los arreglos consensuales serán poco probables.
E incluso si se consiguen incorporar, pueden llegar a colapsar Cuando las fracturas culturales son demasiado profundas
bajo la presión de un agudo conflicto cultural, como indica como para evitarse por cualesquiera de las soluciones pre-

174 173
LA nntO< RA( lA ROBF..RT A. 0AHI

\~as, la única solución que queda puede ser la separación de vez su· propias preten iones de o bien obtener la indepen-
lo grupo culturales en diferentes unidades políticas en las dencia o de permanecer de alguna manera dentro del país
~ue ~osean autonomía política uficiente para mantener su de origen. Este problema ha complicado la cuestión de la in-
1denudad y lograr la mayoría de sus principales metas cultu- dependencia de la provincia de Quebec respecto de Canadá.
ralc . En algunas situaciones, la solución puede ser un siste- A pesar de que muchos ciudadanos francófonos de Quebec
ma federal en el que las unidades -estados, provincias, can- de ean obtener la independencia plena, esta provincia inclu-
~ones- sean ~o suficientemente autónomos como para ye también un considerable número de grupos que no son
mtegrar a los diferentes grupo . Su sistema federal es un ele- francófonos -anglófonos, grupos aborígenes, e inmigran-
mento decisivo en la notable y armónica sociedad multicul- tes- que desean seguir siendo ciudadanos canadienses.
tural creada por los suizos. La mayoría de los cantones son Aunque es teóricamente posible establecer una complicada
c~tlturalmente bastante homogéneos; por ejemplo, un can- solución territorial que permitiera seguir en Canadá a la ma-
ton puede ser francófono y católico y otro de lengua alema- yoría de quienes así lo descaran, no está claro que llegue a ser
na y prote tan te. Y los poderes de los cantones se adecuan a sus políticamente viablé
necesidades culturales. El hecho descorazonador es, pues, que todas las solucione
Al igual que las otras soluciones democrática al proble- que he descrito al problema potencial del multiculturalismo
ma del multicuituralismo, el sistema suizo requiere también en un país democrático -y puede haber otras-- dependen
condiciones poco usuales -en este caso, al meno do - . para su éxito de condiciones especiale que probablemente
Primero, los ciudadanos de las distinta subculturas deben can excepcionales. Dado que la mayoría de los países demo-
estar previamente separados por líneas territoriales, de for- et·áticos más antiguos han sido sólo moderadamente hetero-
ma que la solución no imponga sacrificios severos. Y, en se- géneos, en gran medida han evitado los conflicto culturales
gundo lugar, aunque divididos a algunos efectos en unidades severos. Pero hacia finales del siglo xx comenzaron a apare-
autónomas, los ciudadanos deben poseer una identidad na- cer transformaciones que casi con toda certeza acabarán con
cional )' objetivos y valores comunes que sean lo suficiente- este afortunado estado de cosas a lo largo del siglo XXI.
mente fuertes como para sostener la unión federal. A pesar
de que ambas condiciones rigen en Suiza, ninguna de las dos
está en absoluto generalizada. VALORES Y CULTURA DEMOCRÁTICO
D.onde existe la primera condición pero no la segunda,
las. diferencias c~Ilturales tienden a producir demandas para Más pronto o más tarde, prácticamente todos lo países
la mdependenCia plena. Si un país democrático se convierte afrontan crisi ba tante profundas -políticas, ideológicas,
en do~ separándo~e pacíficamente, la solución parece impe- económicas, militares, imernacionales-. En consecuencia,
cable .JUzgada desde criterios puramente democrático . Por si un si tema político democrático ha de persistir, debe ser
ejcm~lo, después de estar casi un siglo como país semiinde- capat. de sobrevivir a los desafios y la agitación que presentan
pendicntc dentro de una unión con S\lCcia, en 1905 ~oruc­ crisis como éstas. Conseguir la estabilidad de la democracia
ga alcant.ó pacíficamente la independencia plena. no equivale sólo a navegar con buen tiempo; a veces presu-
Pero si la primera condición sólo se da parcialmente por- pone también navegar con tiempo borrascoso y peligroso.
que:. los grupos están entremeí'clados, la independencia pue- Durante una crisis severa y prolongada, aumentan las pro-
de 1mp~ner severos costes a la mi1~10ría (o minorías) que babilidade" de que la democracia sea derribada por líderes
haya de mcorporarse al nuevo país. Esta puedejustificat· a su autoritarios que prometen acabar con la crisis mediante vigo-

17Ei 177
L\ OH10C..RACIA ROIIf. RT ¡\, 0 .\111

rosos métodos dictatoriales. Éstos requieren , naturalmente, crática y apoye a los líderes políticos que sostienen las prácti-
que las instituciones y procedimientos democráticos básicos cas democráticas, la democracia difícilmente sobrevivirá a
sean dejados de lado . sus ine\~tables crisis. De hecho, incluso probablemente basta-
Durante el siglo xx, el colapso de la democracia fu e un ría con una amplia minoría de antidemócratas violentos y
hecho frecuente, como atestiguan los setenta casos de quie- militantes para destruir la capacidad de un país para mante-
bras de la democracia que se mencionaron al comienzo de ner sus insti luciones democráticas.
este capítulo. Pero algunas democracias consiguieron capear ¿Cómo llega a creer el pueblo de un país en las ideas y
sus vendavales y huracanes, no sólo una, sino muchas veces. prácticas democráticas? ¿Cómo llegan a convertirse las ideas
Como vimos, algunas incluso superaron los peligros deriva- y prácticas democráticas en una parte intrínseca de la cultura
dos de las agudas diferencias culturales. Y otras resurgieron de un país? Cualquier intento por responder a estas pregun-
con la nave democrática del Estado todavía más sólida que taS exigiría ahondar profundamente en desarrollos históri-
antes. Los super vivientes de estos períodos tormentosos son cos, algunos generale , ou-os más específicos, de cada país
precisamente aquello· países que hoy caliJi.camos como las particular, una tarea que está bastante más allá de los límites
democracias más antiguas. de este libro. Permítanme decir nada más que esto: ¡Afortlt-
¿Por qué en algunos países consiguieron las instituciones nado es el país cuya historia ha conducido a estos felices re-
democráticas capear las ct·isis y en otros no? A las condicio- sultados!
nes favorables que ya he descrito hemos ele añadir una más. Pero, por supuesto, la historia no es siempre generosa.
Las perspectivas de una democracia cstablé en un país se ven Por el conu·ario, dota a muchos países de una cultura políti-
potenciadas si sus ciudadanos y líderes defienden con fuerza ca que, en el mejor de los casos, sólo apoya débilmente las
las ideas, valores y prácticas democráticas. El apoyo más fia- instituciones e ideas democráticas, y en el peor, favorece
ble se produce cuando estos valores y predisposiciones están fuertemente el gobierno autoritario .
arraigados en la cultura del país y se transmiten, en gran par-
te , de una generación a otra. En otras palabras, si el país po-
see una cu ltura política democrática. CREC:nHE:"\'TO ECO~Ó~UCO CON ECO, OMÍA DE ~tERCADO
Una cultura política democrática contribuye a formar ciuda-
danos que creen lo siguiente: que la democracia y la igualdad Históricamente, el d esarrollo de los valores democráticos
política son fines deseables; que el control sobre el ejército y la y de li:! cultura democrática ha estado estrechamente asocia-
policía debe estar completamente en manos de líderes elec- do a lo que en términos generales podemos calilicar como
tos; que las instituciones democráticas básicas descritas en el una economía de mercado. Más específicamente, una condi-
capítulo VIII deben ser preservadas; y que las diferenc ias y ción altamente favorable para las instituciones democráticas
desacuerdos entre los ciudadanos deben ser tolerados y pro- es una economía de mercado en la que las empresas econó-
tegidos. micas están principalmente en manos privadas, y no en las
No pre tendo sugelir que toda persona e n un país demo- del Estado, esto es, en una economía capitalista más que en
crático debe ser formada como un perfecto ciudadano de- una socialista o estatista. Pero el estrecho vínculo entre de-
mocrático. Afortunadamente no, porque así ¡seguro que no mocracia y capitalismo de mercado esconde una paradoja:
existiría jamás ninguna democracia! Pero, a menos que una una economía de mercado capitalista inevitablemente gene-
mayoría sustancial de los ciudadanos prefiera la democraci<t ra desigualdad en los recursos políticos de los que pueden
y sus instituciones políticas a cualquier alternativa no dcmo- di poner los distintos ciudadanos. Así, una economía capita-

178 t7D
lA Df\!OCRA\IA
R OBERT A. DAIII

lista de mercado daña seriamente la igualdad política: los


ciudadanos que son desiguales en bienes económicos dificil- LA INDIA: U:>JA DEMOCRACIA IMPROBABLE
mente serán iguales políticamente. Parece que en un país
con una economía de mercado capitalista la igualdad políti- Probablemente haya comenzado ya a preguntarse por la
ca plena es imposible de realizar. Consecuentemente, hay India. ¿Acaso no carece de todas las condiciones favorab.les?
una permanente tensión entre la democracia y la economía Si es así, ¿no está en contradicción palpable con toda m1 ar-
de mercado capitalista. ¿Existe alguna alternativa factible al gumentación? Bueno, no del todo. .
capitalismo de mercado que fuera menos dañina para la Que la India haya podido sostener durante largo uempo
igualdad política? Volveré sobre esta cuestión y, más general- las instituciones democráticas parece, bien mirado, altamen-
mente, sobre la relación entre democracia y economía de te improbable. Con una población qu: se ap:oxi~~ ~ los mil
mercado en los dos próximos capítulos. millones al final del siglo xx, los hindues estan d1V1d1dos en-
Enu·e tanto, empero, no podemos dejar de concluir que u·e sí por, más líneas divisorias que cualqu_ie.r_otro pa~~ en el
una economía capitalista de mercado, la sociedad que pro- mundo. Estas incluyen la lengua, casta, rehg10n, y reg10n -e
duce y el crecimiento económico que típicamente compor- infinitas subdivisiones dentro de cada una de ellas-7 . Consi-
ta, con tituyen todas ellas condiciones altamente favorables deremos los datos siguientes:
pat·a desarrollat· y mantener instituciones políticas democrá- La India carece de lengua nacional. La constitución de la
ticas. India reconoce oficialmente quince lenguas. Pero esto inclu-
o minimiza la magnitud del problema lingüístico: al menos
un millón de hindúes hablan una de entre treinta y cinco
UI"A SÍNTESIS
lenguas distintas. Aún más, los hindúes hablan unos veinti-
dós mil dialectos diferentes.
Probablemente sean necesarias también otras condicio- A pesar de que cl80 % de la población es hinduista (el res-
nes -el Estado de derecho, paz prolongada, y otras más sin to son principalmente musulmanes, aunque un .estado, Kera-
duda-. Pero las cinco condiciones que acabo de describir la contiene muchos cristianos), los efectos umficadores de
están , a mi juicio, entre las más decisivas. e;ta religión están severamen te compro~etidos por el ~iste­
Podemos re umir el argumento de este capítulo en tres ma de castas que el hinduismo ha presen to desde a~roxim.a­
proposiciones generales: Primero, un país que disfruta de to- damente el año 1500 a.C. Al igual que la lengua, el mismo SIS-
das estas cinco condiciones casi con toda seguridad desarro- tema de castas es infmitamente d ivisorio. En primer lugar,
llará y pre ervará las instituciones democráticas. Segundo, un enorme número de personas están excluidas de las cuatro
un país que carece de todas e tas cinco condiciones dificil- castas hereditarias prescritas: son los "parias" y los "intoca-
mente desarrollará instituciones democráticas o, si al fin bles", cuyo contacto es profanador. Pero además, cada casta se
con igue obten erlas por algún medio, no erá capaz de man- divide en innumerables subcastas hereditarias que encierran
tenerlas. ¿Qué ocurre con un país donde estas condiciones rígidamenre a sus miembros dentro de fronteras sociale , re-
son mixtas --donde algunas son favorables y otra desfavora- sidenciales y a menudo ocupacionales.
bles-? Pospondré la respuesta, y la tercera proposición ge- La India es uno de los países más pobres del mundo. Los
neral, hasta que hayamos considerado el extraño caso de la números cantan: De 1981 a 1995, alrededor de la mitad de la
India. población vivía con el equivalente a menos de ;tn dó~ar al
día. Siguiendo este criterio, sólo había cuatro pa1scs mas po-

180 181
l.\ llf.\llX R.\t.l \ ROBfRT \. 1) \1 11

bres. Entre 1993-1994, má de un tercio de la población de río indio debe ser tentativa. Pero, por muy sorprendente que
la India -más ele u·esciento millones de personas- dvían parezca, algunos rasgos de la India conu·ibuycn a explicar
oficialmente en la pobreza, sobre todo f'n pueblos pequei'tos por qué consigue mantener sus institucione democráticas.
y dedicados a la agricultura. En 1996, entre setenta y ocho Para empezar, algunas de las condiciones favorables que
países en desarrollo, la India se ubicó en el número cuaren- he de crito sí se dan en la India. aciendo de su pasado como
ta y siete en el índice de pobreza humana, cerca de Ruanda, colonia británica, el ejército hindú desarrolló y ha manteni-
en el n úmero cuarenta y ocho. Además, alrededor de la mi- do un código de obediencia a los líderes civiles electos. La In-
tad de todos los hindúes mayores de quince año·, y más del dia ha est.aclo así libre de la principal amenaza al gobierno
60 % de todas las mujeres mayores de seis años, eran analfa- democrático en la mayoría de los países en de arrollo. Con-
betos. trariamente a Latinoamérica, por e;jemplo, las tradiciones
A pesar de que la India obtuvo la independencia en 1947 militares indias dotan de poco apoyo a un golpe militar o a
)' adoptó una constitución democrática en 1950, dadas las d ictaduras militares. La policía, aunque muy corrupta, no
condiciones que acabo de describir no debe sorprender a constituye una fuerza política independiente capaz de dar
nadie que las prácticas políticas de la India hayan desplegado un golpe.
alguna· notables deficiencias de de un punto de ,·ista demo- Además, los fundadores de la India moderna, que la con-
crático. Ha sufrido repetidas ,·iolaciones de los derechos hu- dt~eron a la independencia y contribuyeron a conformar su
manos8. La India es considerada por los hombre· de nego- constitución e instituciones políticas, participaban todos de
cios como uno de los diez países más corrupto del mundo9 . las valore democráticos. Los movimientos políticos que diri-
Peor aún, en 1975 las instituciones democráticas de la India gieron defendieron fuertemente las ideas e instituciones de-
fueron derrumbadas y reempla.r.aclas por una dictadura mocráticas. La democracia, podría decirse, es la ideología
cuando la primera ministra, lndira Gandhi, dio un golpe de national de la India. No hay otra. Con todo lo débil que pue-
Estado, declaró el estado de emergencia, suspendió los dere- da ser el sentido de nacionalidad de la India, está tan íntima-
chos civiles, y encarceló a miles ele líderes opositores. mente vinculado a ideas y valores democráticos, que pocos
Con todo, la mayoría de los hindúes aporan las institucio- hindúes defienden una alternativa no democrática.
nes democráticas. En una acción que no hubiera sido em- Asimismo, aunque la India es culturalmente diversa, es el
prendida por un pueblo no cualificado para la democ¡·acia, único paí ·del mundo donde las creencias y prácticas del hin-
dos años de pués de la toma del poder por parte de Indira duismo están ampliamente compartidas. Después de todo,
Gandhi, los votos la expulsaron del gobierno en unas elec- ocho de cada diez hindúes e ad criben a dicha religión. A pe-
ciones razonablemente imparciales. Parecía que no sólo las arde que el sistema de castas genera divisiones, y de que el
elites políticas, sino el pueblo indio en su conjunto, e taban nacionalismo hindú es un peligro con tante para la minoría
más vinculados a lac; instituciones y prácticas democráticas de musulmana, el hinduismo proporciona a la mayoría de los
lo que ella había supuesto y no estaban dispuestos a permitir hindúe de algo similar a una identidad común.
que les gobernara por métodos autoritarios. Pero aunque e ras condiciones doten de apoyo a las insti-
Aunque la \'ida política india c. altamente turbulenLa y a tuciones democráticas, la extendida pobreza de la India, jun-
veces violenta, de alguna forma las instituciones democráti- to a sus agudas divisiones multiculturales, parecería que
cas básicas, con todas sus deficiencias, continúan funcionan- constituyen un suelo fCrtil pat-a que crezcan rápidamente mo-
do. Esta observación parece desbaratar todas las expectath·as vimientos antidemocráticos lo suficientememe poderosos
razonables. ¿Cómo explicarlo? Cualquier respuesta al miste- como para derrumbar la democracia e instalar una dictadu-

1H2
~ OE.\10CAAGIA ROB~RT A. 0 .\111

ra autoritaria. ¿Por qué no ha ocurrido? Una mirada más cer- tes prometiera. En un país que carece de alguna o algunas de
cana revela algunas sorpresas. las cinco condiciones que favorecen la democracia, pero no
En primer lugar, todo hindú es miembro de una minoría de todas, la democracia es arriesgada, quizá improbable, pero
cultural tan pequeña, que sus miembros de ninguna de las no necesariamente imposible.
maneras pueden gobernar la India por sí mismos. El mismo
número de fragmentos culturales en los que está dividida la
India significa que cada uno de ellos es pequeño, no sólo por P OR QUÉ SE liA EXTE DIDO LA DE~10CRACIA POR TODO EL MUNDO
estar muy por debajo de una mayoría, sino por ser excesiva-
mente pequeño para gobernar tan vasto y variado subconti- Comencé este capítulo mencionando cuántas veces había
nente. Ninguna minoría hindú podría gobernar sin h acer colapsado la democracia a lo largo del siglo xx y, sin embar-
un uso excesivo de la coerción por parte de las fuerzas del go, lo mucho que se había extendido al final del siglo. Ahora
ejército y la policía. Pero el ejército y la policía, como hemos podemos explicar este triunfo: las condiciones favorables que
observado, no están disponibles para tal empeño. he descrito llegaron a estar mucho más extendidas entre los
En segundo lugar, con pocas excepciones, los miembros países del mundo.
de una minoría cultural no habitan juntos en un mismo terri-
torio sino que, por el contrario, tienden a extenderse por dife- • Los peligros de la intervención de una potencia exte-
rentes regiones de la India. En consecuencia, la mayoría de rior hostil a la democratización d isminuyeron a medi-
los grupos minoritarios no pueden aspirar a conseguir formar da que los imperios coloniales se disolvían, los pueblos
un país separado fuera de las fronteras de la India. Lo quieran comenzaban a obtener su independencia, colapsaban
o no, la mayoría de los hindúes están destinados a permane- los principales regímenes totalitarios, y la comunidad
cer como ciudadanos de la India. Dado que la desunión es im- internacional como un todo apoyaba ampliamente la
posible, la única alternativa es la unión, con la India10. democratización.
Finalmente, para la mayoría de los hindúes, no hay ningu- • La atracción de las dictaduras militares descendió al lle-
na alternativa realista a la democracia. Ninguna de las mino- gar a ser evidente, no sólo para los civiles, sino para los
rías de la India puede, por sí misma, derrocar las institucio- mismos líderes militares, que éstos no eran por lo gene-
nes democráticas y establecer un régimen autoritario, contar ral capaces de enfrentarse a los desafíos de una socie-
con el apoyo del ejército y la policía que necesitaría para sos- dad moderna. De hecho, muchas veces demostraron
tener un régimen autoritario, confiar en establecer un país ser cxu·emadamente incompetentes. De esta forma, en
separado o proponer una atrayente alternativa institucional muchos países se eliminó o redujo considerablemente
e ideológica a la democracia. La experiencia demuestra que una de las amenazas a la democracia más antiguas y po-
cualquier coalición de diferentes minorías de un cierto ta- derosa .
maño estará demasiado dividida como para sostener una • Muchos países en los que se produjo la democratización
toma del poder, y mucho meno todavía un gobierno autori- eran lo uficientemente homogéneos como para conse-
tario. La democracia, tal parece, es la única opción factible guir evitar serios conflictos culturales. Se trató a menudo
para la mayoría de los hindúes. de pequeños países, no de grandes aglomeraciones de
La historia completa de la democracia en la India es más culturas distintas. En los que estaban mác; divididos cul-
compleja, como está destinada a serlo ia de cualquier país. turalmente. funcionaron los arreglos consensuales. En
Pero al final, la India confirma la tercera proposición que an- al menos uno -la India-, ninguna minoría cultural era

18-t 18;)
L\ ()f\I(X R.\( 1\

lo suficientemente amplia como para gobernar. Por el


conu·ario, allí donde lo conflicto· culturales fueron mu-
CAPÍTULO XIII
cho más agudos, como en zonas de África y en la ex \1.¡- POR QUÉ EL CAPITALISMO DE MERCADO
goslavia, la democratización fue bastante desastrosa. FAVORECE A LA DEMOCRACIA
• Ante el fracaso visible de lo · regímenes totalitario , las
dictaduras militares y de muchos otros regímenes auto-
ritarios, los valores e idc()logías antidemocráticas per-
dieron su atracción amerior en buena parte del mundo.
un ca antes en la historia humana habían apoyado tan-
tos pueblos las ideas e instituciones democráticas.
• Las instituciones del capitalismo de mercado ·e extendie-
ron de un país a otro. El capitalismo ele mercado no sólo
provocó un mayor crecimiento económico y biene tar L a democracia y el capitalismo de mercado son como dos
general, ino que también alteró fundamentalmente la personas unidas en un tempe tuoso matrimonio dividido
ociedad de cada paí al crear una amplia e influyente por el conflicto, pero que aún así perdura porque ninguna
clase media que simpatizaba con las ideas e institucione de las dos de ea eparar e de la otra. Por cambiar el símil al
democráticas. mundo de la botánica, los dos existen en una especie ele sim-
biosis antagónica.
Por e as razones, pues, y por ou·as quizás, el siglo xx re ·ul- A pesar de que la relación es exu-aordinariamente com-
tó ser e l Siglo del Triunfo Democrático. Pero, aun así, debe- plicada, del profuso y creciente conjun to de experiencias
mos contemp lar tal triunfo con cautela. En primer lugar, con sistemas políticos y económicos podemos, a mi juicio, ex-
porque en muchos países "democráticos" las instituciones traer cinco conclusiones important('S. Ofretco dos en este
políticas eran débiles o defectuosas. En el cuadro l (p. 14), capítulo y u·es en el siguiente.
incluí sesenta y cinco países entre los democráticos. Pero po-
demos d ividirlos razonablemente en tres grupos: lo· más de- l. La demormria ¡;oliá1quira sólo ha sollrevivido m paísPs
mocrático , 35; bastante democráticos, 7; y marginalmente con predominio d~ una economía rfp mercado raj;ilalista;
democráticos, 23 (véase Apéndice C para la fuentes) 11 • El y nunca lw sol1revivido en un país ron jJredominio de una
'"triunfo de la democracia" ha sido a í considerablemente economía que no fitPra de IT!Rrrado
menos completo de Jo que a veces se ha presentado.
E razonable preguntar e, además, si los éxito democráti- A pesar de que he limitado esta conclusión a la democracia
cos se mantendrán en el siglo XXI. La respuesta depende de poliárquica, puede aplicarse también con bastante holgura a
cómo consigan los países democráticos enfrentarse a sus desa- los gobiernos populares de las ciudades-Estado de Grecia,
fios. Uno de ellos, como ya ugctí, deriva directamente de las Roma y la Italia medieval y a la evolución de las instituciones
consecuencias conu-aclictorias del capitalismo de mercado: en representativas y el aumento de la participación ciudadana en
algunos aspectos es favorable a la democracia, pero en ou·os e · el norte de Europa. Pero evitaré esa historia, parte de la cual
desfa\'orable. Veremos por qué en los dos capítulos siguientes. ya contemplamos en el capítulo II, para centrarme exclusiva-
mente en las instituciones de la democracia representativa
moderna -esto es, en la democracia poliárquica.

1H7
ROSER r A. DAIII

En consecuencia, a larO'o
O plazo el capitali
. .
mo ha conduci-
, .
La experiencia es aquí extremadamente inequívoca. La
do al crecimiento económico; y el crectmtento economtco e
democracia poliárquica sólo ha existido en países con predo-
favorable a la democracia. En primer lugar, al cortar la pobre-
minio de economías de mercado capitalista y nunca (o como
za aguda y mejorar las condiciones .de vida,. el crecin:i~nto
mucho brevemente) en países con predominio de econo- económico ayuda a reducir los conihctos soCiales y pohttcos.
mías que no eran de mercado. ¿Por qué?
Además, cuando surgen conflictos económicos, el crecimie~­
to proporciona más recursos disponibles para un comprmm-
2. Esta est1ictrt relación existepoTque ciertos rasgos básicos so mutuamente satisfactorio en el que cada una de las partes
del capilali nno de mercado lo hacen favorable fJm·a
tiene algo que. ganar. (En ausencia de crecimiento, l.os con-
las institw ones democráticas. A la inversa, algunos
flictos econó micos se convien en, por usar el lenguaje de la
de los rasgos básicos de una economía que no es de m,ercado
teoría de los juegos, en juegos de "suma cero": lo que yo gano
la hacen pe1judicial a efectos demoa-áticos
tú pierdes, lo que yo pierdo tú ganas. La coopera~iór: ~s, así,
inútil.) El crecimiento también proporciona a los mdlVlduos,
En una economía de mercado capitalista, las entidade eco-
grupos y gobiernos de un excedente de r.ecursos para. apoyar
nómicas son o individuos o empresas (empresas comerciales, la educación y, de este modo, permite estimular una ctudada-
granjas, o lo que sean) propiedad de individuos y grupos, y no,
nía educada y culta.
en su mayor parte, del Estado. El objetivo principal de estas en-
El capitalismo de mercado también e favorable a la de-
tidades es el beneficio económico en la forma de salarios, be- mocracia por sus con ecuencias sociale y políticas. Crea un
neficios, intereses y rentas. Aquellos que gestionan las empre-
amplio estrato intermedio de propietarios que por lo gene-
sas no tienen la necesidad de aspirar a obj etivos amplios,
ral buscan educación, autonomía. libertad personal, dere-
nobles y ambiguos como el bienestar general o el bien públi-
chos de propiedad, así como el Estado de derecho y la parti-
co. Pueden dejarse guiar exclusivamente por los incentivos del
cipación en el gobierno. Las clases medias, como Aristóteles
interés propio. Y, dado que los mercados proporcionan a los fuera el primero en advertir, son los aliados naturales de las
propietarios, administradores, trabajadores y a otros de gran
ideas e instituciones democráticas. Por ú ltimo, y puede que
parte de las informaciones cruciale que precisan, éstos pue- esto sea lo más importante, al descentralizar muchas decisio-
den adoptar sus decisiones sin necesidad de una dirección nes económicas en in di\~duo y empresas relativamente in-
central. (Esto no significa que puedan operar sin leyes y regu-
dependientes, una economía de mercado ~api.tal ista ~lude
laciones, algo sobre lo que volveré en el próximo capítulo.) la necesidad de un poderoso, incluso autontano, gobJCrno
Contrariamente a lo que nos pueda decir la intuición, los
central.
mercados sirven para controlar y coordinar las decisiones de Una economía que no es de mercado puede existir don-
las entidades económicas. La experiencia histórica muestra, de de lo rccur os son escaso y las decisione económicas ean
forma bastante concluyente, que aquel sistema en el que incon-
pocas y evidente . Pero en una ociedad más compleja, para
tables decisiones económicas se toman por innumerables acto- evitar el caos económico y proporcionar al menos un mode-
res independiente y en competencia, todos ellos actuando rado nivel de \ida, e necesario un sustitutivo de la coordina-
desde un interés propio bastante estrecho y guiados por la in- ción y control aportados por el mercado. El único sustituto
formación que proporciona el mercado, es un sistema que pro- factible es e l gobierno del Estado. Ac;í, cualquiera que sea ~a
duce bienes y servicios de forma mucho más eficiente que cual- forma legal de propiedad de las empresas de una cconomta
quier otra alternativa conocida. Aún más, lo hace con una no de mercado, sus decisiones son, en efecto, adoptadas y
regula ti dad y orden que es auténticamente sorprendente.

189
188
L\ Uf \1()( 11.\U \ Ro11~.Rl A. lh111

controladas por el gobierno. Sin la coordinación del merca- elucido con iderablemente más malc que bienes-. En todo
do, necesariamente e convierte en tarea del Estado la asig- caso, las economías de planificación central se han asociado
nación de todo los recursos escasos: capital, trabajo, maqui- siempre con los regímenes autOlitarios.
naria, tierras, edificios, bienes de consumo, viviendas, y todo
los demás. Para ello, el gobierno nece ita un plan central deta-
llado y comprehensivo, y asimismo de cargo públicos encar- ALcu:--:As ,\LVEDADES
gado de hacer el plan, aplicarlo y velar porque ·ca ejecutado.
Estas son tareas titánicas, que requieren de una asombrosa A pesar de que ambas conclusiones son válidas, exigen al-
cantidad de información fiable. Para conseguir d cumpli- gunas matizaciones.
miento de sus d irectrices, los cargos públicos deben descu- En primer lugar, el crecimiento económico no es exclusi-
brir y aplicar incentivos apropiados. Éstos pueden ir de de ,·o de los países democráticos, ni el estancamiento económi-
las recompensas, tanto legales (como salarios y bonificacio- co es exclusivo de las naciones no democráticas. En efecto,
nes) como ilegales (el soborno, por ejemplo), hasta la coer- no parece haber una correlación entre crecimiento econó-
ción y el castigo (como la ejecución por "delitos económi- mico y el tipo de régimen o gobierno de un país 1•
cos"). Excepto bajo condiciones cxcepcionalc y u·ansitorias, Además, si bien la d emocracia ha existido únicamente en
sobre las que Yolveré en seguida, ningún gobierno ha estado países con economía de mercado capitali ·ta, el capitalismo
a la altura de e tatarea. de mercado ha e tado presente en países no democráticos.
No son, sin embargo, las ineficiencias de una economía En algunos de ellos -Taiwan y Corea del Sur, en particu-
p lanificada lo que es más lesivo para las perspectivas demo- lar- los factores que antes vimos que acompai1aban al creci-
cráticas. Son las consecuencias sociales y políticas de dicha miento económico y a la economía de mercado propiciaron
economía. Una economía de planificación central pone los a su yez el establecimiento de la democratiLación. En estos
recursos de toda la econo mía a disposición ele los titulares do· países, los líderes auto ritarios, cuyas políticas contribuye-
del poder del Estado. Para pre,·cr las posibles consecuencias ron a estimular el desarrollo de una Iloreciente economía de
de tan fantástica ganancia po lítica, podemos recordar el afo- mercado, industrias de exportación, crecimiento económi-
rismo ele que "el poder corrompe y el poder absoluto co- co, y una amplia)' bien insu·uida clase media, plantaron sin
rrompe absolutamente". Una economía de planificación cen- saberlo la semilla de su propia desu·ucción. Así, aunque el ca-
tral envía la siguiente invitación directa, escrita en letras bien pit:llismo ele mercado y el crecimiento económico son favora-
marcadas, a los líe!ere del gobierno: iSois libre!> de utilizar todos ble a la democracia, a largo pl<Uo pueden ser bastante menos
estos rerursos económicos para consolidar y manlt!lu>r vuestro poder! propicios, de hecho, clanunente clat'iinos, para lo regímenes
Lo líderes políticos habrían de tener poderes sobrehu- no democráticos. En consecuencia, el de enlace ele un me-
mano~ de autorre tricción para resi tir esta tentación. Por morable drama histórico que habrá de representarse duran-
desgracia, la melancólica experiencia histórica está clant: los te el siglo XXI revelará i el régimen no democrático de China
dirigentes con acceso a los enormes recur os proporciona- puede resistir las fuerzas democrati1.aclora. liberadas por el
dos por una economía de planificación central han confir- capitalismo de mercado.
mado todos la sabiduría de ese aforismo. Evidentemente, los Una economía ele mercado capitalista puede no existir,
líderes pueden utilizar su despotismo con fines buenos o ma- sin embargo, en la fonna industrial o postindmu·ial urbana
los. La historia presenta a repre emantes de ambos -aun- que nos es fami liar en el siglo xx. Puede ser tambi('n agrícola
que, en términos generales, creo que los dé'ipotas han pro- -como de hecho lo fuera en el pasado-. Como \'imos en d

IHO 191
U Df\IOCRACL\ ROIIfKI .\. 0\HI

capítulo II, durante el siglo XIX en alguno paí es -Estados todavía más importante, los gobiernos eran democráticos~ Se
Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia- que eran pre- trata de los gobiernos de tiempo de guerra de Gran Bretana y
dominantemente agrícolas se desarrollaron las instituciones los Estados Unidos durante la I Guerra Mundial y, de forma
democráticas básicas, con la excepción del sufragio femeni- aún má clara, durante la II Guerra Mundial. Pero en estos
no. En 1790, el primer año de la República americana bajo ca ·o ,la planificación y asignación de recursos tenía ya un o?-
su nueva (y aún vigente) constitución, de una población de jetivo bien definido, consisteme en asegurar que ~~c;ran sa~s­
casi cuatro millones de habitames, sólo un 5 % vivía en po- fechas la necesidades militares junto con la proVI 10n de btc-
blaciones de má de dos mil quinientas almas; el95% r estan- nes y servicios básicos para la población civil. Los obj etivos de
te habitaba en zonas rurales, principalmente en granjas. Ha- la guerra contaban con un amplio apoyo. Aunque hubo al-
cia 1820, cuando las instituciones políticas de la democracia gún desarrollo del mercado negro, no fiJe ta~ extenso c.omo
poliarcal (blanca y masculina) estaban ya sólidamente estable- para disminuir la eficacia del sistema centrahzado de ~stgna­
cidas, en una población inferior a diez millones de personas, ción de recur os y control de precio . Finalmente, el SIStema
más de nueve de cada diez habitaban todavía en áreas rurales. fue desmantelado una vez restablecida la paz. Por tanto, los lí-
Los Estados Unidos que Alexi de Tocque,~lle describiera en deres políticos perdieron la oportunidad de explotar ~~. dis-
De la democracia en Amirica eran agrarios, no industriales. Las frute de su papel económico dominante a efectos pohucos.
empresas económicas de esa sociedad agraria eran, desde Si dejamo a un lado los sistemas de tiem p.o ~e guerra~ las
luego, en su mayor parte granjas, po eídas y administrada economías de dirección central sólo han ex1sudo en pa1ses
por granj eros individuale y fami lias. Gran parte de lo que donde sus líderes eran fundamentalmente antidemocráticos.
producían era de con umo propio. Así no podemos de ligar fácilmen te las consecuencias ~o de-
El punto importante, sin embargo, es que la economía mocráticas del orden económico ele las consecuencias no
era altamente descentralizada (más, en efecto, de Jo que ha- democráticas ele las creencias de los propios líderes. Lenin y
bría de serlo con la industrialización); dotaba a los líderes po- Stalin fueron tan hostiles a la democracia que, con o sin eco-
líticos ele poca capacidad de acceso a estos recursos; y creó nomía de dirección cenu·al, habrían impedido que se desen-
una amplia clase media de granjeros libres. De hecho, en la \'Olvieran instituciones democráticas. La economía de direc-
visión de la República ele Thomasjeffer on , el fundamento ción central sólo contribuyó a hacer más fácil su tarea al
necesario de la democracia era una sociedad agraria integra- proporcionarles mayores recursos para poder imponer su
da por granj eros libres. \'Oluntad sobre otros.
¿Son irrelevantes estos orígenes preinclu trialcs de a lgu- En sentido estricto, pues, el experimento histórico que
nas de las democracia más antiguas para países en la era post- combina instituciones democráticas con una economía de
industrial? No. Este conjunto de experiencias refuerza un dirección central en tiempos de pa1., no se ha intentado nun-
aspecto crucial: cualquiera que sea su acti,idad dominante, ca. Por lo pronto, espero que nunca lo sea. Las consecuen-
una economía descentralizada que contribuye a crear una cias probables son, creo, completamente pre,~sible . Y no au-
nación de ciudadanos independientes es altamente favora- guran nada bueno para la democracia. .
ble para el desarrollo }' mantenimiento de las institucione Pero aunque el capitalismo de mercado sea mucho mas
democráticas. favorable para las instituciones democráticas que cualqui~r
Hace un momento mencioné la "condiciones excepcio- economía no ele mercado que haya exisLido hasta ahora, ue-
nales y transitorias" b~jo las cuales ciertos gobiernos han ad- ne también algunas consecuencias profundamente desfavo-
ministrado eficientemente la planificación central. Lo que es rables. Las examinaremos en el próximo capítulo.

IH2
CAPíTULO XIV
¿POR QUÉ EL CAPITALISMO DE MERCADO
DAÑA A LA DEMOCRACIA?

si nos aproximamos al capitalismo de mercado desde un pun-


to de vista democrático, descubrimos que, visto de cerca, tiene
dos caras. Como el emblema de Jano, el dios griego, apuntan
en direcciones opuestas. Una, su cara amable, apunta en direc-
ción a la democracia. La Otl'a, hostil, apunta aliado contrario.

3. La democracia y et capitalismo de mercado están encerrados


en un conflicto permanente en el que se modifican y limitan
mutuamente

En torno a 1840, una economía de mercado con merca-


dos autorregulados en trabajo, tierra, y dinero se había insta-
lado plenamente en Inglaterra. El capitalismo de mercado
había 11·iunfado sobre todos sus enemigos en todos los fren-
tes: no sólo en la teoría y práctica económicas, sino también
en la política, el derecho, las ideas, la filosofía y la ideología.
Sus oponentes parecían estar totalmente derrotados. Pero en
un país en el que el p ueblo gozaba de voz propia, como ocu-
rría en Inglaterra incluso en esos tiempos pre-democráticos,
una victoria tan completa no podía durarl. Como siempre
ocurre, el capitalismo de mercado benefició a algunos; pero,
como siempre suele suceder, también perjudicó a otros.
A pesar de que el sufragio estaba muy restringido, las otras
instituciones políticas del gobierno representativo estaban ya
prácticamente asentadas. Y, a su debido tiempo -en 1867 y
de nuevo e1~ 1884-, se expandió el sufragio; después de 1884

193
L\ Dl\lOCRACJ.\ ROBlRT A 0 AIII

la mayoría de los varones podía votar. El sistema político dotó dos o pueden llegar a serlo exigirán una intervención estatal.
así de oportunidades para que pudiera expresarse eficazmen- Los actores económicos movidos por el interés propio tienen
te la oposición al capitalismo de mercado no regulado. Bus- pocos incentivos para tener en cuenta el bienestar de otros;
cando la ayuda de líderes políticos y gubernamentale , quie- tienen, por el conu·ario, poderosos incentivos para ignorar el
nes se sentían lesionados por los mercados no regulados bienestar de los demás si al hacerlo se ven beneficiados. La
desearon ser protegidos. Los oponentes a la economía del conciencia se ve fácilmente aliviada por la siguiente y seduc-
laisser-Jaireencontraron una expresión efectiva de sus quejas a tora justificación a la hora de perjudicar a los otros: "Si yo no
u·avés de líderes políticos, movimientos, partidos, programas, lo h ago, otros lo harán. Si yo no autorizo que mi fábrica vier-
ideas, filosofias, ideologías, libros, revistas y, esto es lo más im- ta sus de ·echos en el río y sus humos al aire, otros lo harán. Si
portante, mediante los votos y las elecciones. El recién consti- yo no vendo mis productos, incluso aunque no sean saluda-
tuido Partido Laborista se centró en defender la menestero i- bles, otros lo harán. Si yo no ... , otros lo harán". En una econo-
dad de las clases trabaj adoras. mía más o menos competitiva es prácticamente cierto que,
Algunos oponentes propusieron una mera regulación del de hecho, ou·os lo harán.
capitalismo de mercado, pero otros abogaron por abolirlo Cuando el daño se produce como consecuencia de decisio-
directamente. Yaún otros bu caron entrar en un compromi- nes determinadas por la competencia y los mercados no regu-
so: regulémoslo ahora, afirmaban, y procedamos a eliminar- lados, se suscitan toda una serie de preguntas. ¿Puede eliminar-
lo más adelante. Quienes se manifestaron a favor de abolir el se o reducirse el daño? En este caso, ¿puede con eguirse sin un
capitalismo nunca consiguieron u objetivo. Pero í lo consi- excesivo coste para los beneficios? Si los perjuicios afectan a de-
guieron aquellos que exigieron una intervención guberna- terminadas personas, como suele ser el caso habitual, ¿cómo
mental y regulaciones específicas. hemos de enjuiciar lo que sea deseable? ¿Cuál es la mejor solu-
En Europa Occidental y en ou·os países de habla inc:rJesa ción; o, si no la mejor, al menos la más aceptable? ¿Cómo han
ocurrió lo mismo que en Inglaterra. En cualquier país ~n el de adoptarse dichas soluciones, y por quién? ¿Cómo y por qué
que el gobierno pudiera verse influido por los movimientos de medios han de hacerse ejecutivas las decisiones?
descontento popular, no pudo sustentarse ellaisser-Jaire. El ca- Es obvio que no se trata de meras cuestiones económicas.
pitali mo de mercado sin intervención y regulación estatal fue Son también cuestiones morales y políticas. En un pais de-
imposible e n un pai democrático por do razones al menos. mocrático, los ciudadanos que buscan una respuesta ten-
Primero, las instituciones bá icas del mismo capitalismo drán que acudir a la política y al gobierno. El candidato más
de mercado exigen una extensa regulación e intervención fácilmente accesible para intervenir en una economía de
estatal. Mercado competitivo , propiedad de las unidades mercado con el fin de alterar el resultado inevitablemente
económ icas, ejecución de los contratos, prevención de mo- dañino cs... el gobierno del Estado.
nopolios, protección de derechos de propiedad, c. tos y otros El que los ciudadanos descontentos consigan que el go-
aspecto· del capitalismo de mercado dependen totalmente bierno intervenga depende, desde luego, de muchos facto-
ele leyes, políticas, decretos y otro tipo ele acciones emprendi- res, incluyendo la fuerza política relativa de los antagonistas.
das por el Estado. Una economía de mercado no es comple- La experiencia histórica es, sin embargo, clara: en todos los
tamente autorregulada, ni puede llegar a serlo. paises democráticos*, los perjuicios producidos, o que cabe
Segundo, sin la intervención y regulación estatal, una
economía de mercado inc,itabkmente produce serios da- Y también en muchos países no clemocr:hicos. Pero lo que aquí nos inte-
iios a d<"tcrminadas personas; y aquellos que son pe~judica- resa es la relación entre democracia y capitalismo de mercado.

1~)( ¡ 197
L\ DF.~IOCRAC:IA ROBERr A. 0 ."-111.

esperar que se ocasionen por la acción de los mercados no Resumiendo: En ningún país democrático existe una eco-
regulados, ha inducido a los gobiernos a intervenir para alte- nomía de mercado (ni con toda probabilidad seguirá existien-
rar un resultado que de no hacerlo acarrearía un daño a al- do durante mucho tiempo) sin extensa regulación e interven-
gunos ciudadanos. ción estatal dirigida a disminuir sus efectos perjudiciales.
En un país famoso por su compromiso con el capitalismo Pero si la existencia en un país de instituciones políticas
de mercado, los Estados Unidos, los gobiernos nacionales, democráticas afecta significativamente al funcionamiento de
estatales y locales intervienen en la economía de forma de- las operaciones del capitalismo de mercado, la existencia del
masiado extensa como para especificarla con detalle . He capitalismo de mercado en un país afecta considerablemen-
aquí algunos ejemplos: te al funcionamiento de las instituciones políticas democráti-
cas. La flecha causal, por así decir, gira en ambas direcciones:
• seguro de desempleo; de la política a la economía, y de la economía a la política.
• política fiscal dirigida a evitar la inflación y la recesión
económica; 4. Dado que el capitalismo de mercado inevitablemente genera
• seguridad: alimentos, medicinas, líneas aéreas, trenes, desigualdad, limita el potencial democrático al crear
autopistas, carreteras; desigualdades en la distrilntción de los 1-ecunos políticos
• salud pública, control de enfermedades infecciosas, va-
cunación obligatoria de niños en edad escolar;
• seguro médico; Palabras sobre palabras
• educación;
• venta de acciones, bonos y otros útulos valores; Recursos políticos incluye todo a lo que tenga acceso una per-
• planificación urbana: áreas empresariales, residenciales, sona o grupo y de lo que puedan valerse para influencias di-
etcétera; recta o indirectamente la conducta de otras personas. De-
• establecimiento de regulaciones de edificabilidad; pendiendo del tiempo y lugar, gran cantidad de aspectos
• medidas para asegurar la competitividad del mercado, de la sociedad humana pueden convertirse en recw·sos po-
prevenir monopolios y ou·as restricciones al comercio; líticos: fuerza física, armamento, dinero, riqueza, bienes y
• imposición y reducción de aranceles y cuotas a las im- servicios, recursos productivo , ingresos, status, honor, res-
portaciones; peto, afecto, carisma, prestigio, información, conocimien-
• licencias oficiales de médico , dentistas, abogados, conta- to, educación, comunicación, medios de comunicación,
bles y otros profesionales; organizaciones, posición, orden legal, conu·ol sobre doctri-
• establecimiento y mantenimiento de parques estatales y nas y valores, votos, y muchos más. En uno de sus extremos
nacionales, áreas recreativas y áreas salvajes; teóricos, un recurso político puede distribuirse según crite-
• regulación de las empre ·as de negocios para pre,·enir o rios de igualdad, como ocurre con los votos en un país de-
enmendar daños ambientales; y, con cieno retraso, mocrático. En el otro extremo teórico, puede conccnuarse
• regulación de la venta de productos de tabaco para redu- en las manos de tma persona o grupo. Y las distribuciones
cir la frecuencia de la adicción, el cáncer y otros efectos posibles enu·e igualdad y concenu-ación total son infinitas.
malignos. La mayoría de los recursos que acabo de presentar se
distribuyen en Ladas partes de forma muy desigual. El ca-
Etcétera, etcétera. pitalismo de mercado no es la única causa, pero es im-
L\ DF\IOCRA<:IA
ROBlRT t\. 0 \111.

economías en desarrollo, sirve como vehículo para una trans-


portante a la hora de provocar una distribución desigual formación reYolucionaria de la sociedad y la política.
de muchos recursos clave: riqueza, ingre os, status, pres- Cuando los gobiernos autoritarios en países menos mo-
tigio, información, organización, educación, conoci- dernizados se disponen a desarrollar una dinámica econo-
m iento ... mía de mercado, probablemente estén plantando así las se-
millas de su propia destrucción definitiva.
Pero una vez que la sociedad )' la política han sido trans-
Debido a la desigualdad en recursos sociales, algunos ciu- formadas por el capitalismo de mercado, y están presentes
dadanos obtienen una influencia significativamente mayor las instituciones democráticas, la perspectiva cambia drásti-
que otros sobre las decisiones, políticas y las acciones del go- camente. Ahora, la desigualdad en los recursos que estimula
bierno. Estas asimetrías no son, por desgracia, triviales. El re- el capitalismo produce serias desigualdades políticas entre
sultado es que los ciudadanos no son iguales políticamente los ciudadanos.
- ni mucho menos- y así, la fundamentación moral de la Cómo hacer que el matrimonio de la democracia poliár-
democracia, la igualdad política enu·e ciudadanos, e ve se- quica con el capitalismo de mercado sea más beneficioso
riamente vulnerada. para alcanzar una mayor democratización de la poliarquía es
una cuestión verdaderamente difícil para la cual no hay res-
5. El capitalisnw de mercado en gran medidaJavorect el desan·ollo puestas fáciles, y sin duda ning\ma breve. La relación entre el
de la democracia hasta el nivel dP la democracia poliárquica. sistema político democrático de un país y su sistema económi-
Pero, dadas sus adversas circunstancias pam la igualdad co no democrático ha supuesto un formidable y persistente
política, es desfavo-rable para el desarrollo de la democracia desafio para los fines y prácticas democráticos a lo largo del si-
más allá del nivel de la poliarquía glo xx. Este desafio seguramente proseguirá en el siglo XXI.

Por las razones mencionadas arriba, el capitalismo de mer-


cado es un poderoso disolvente de los regímenes autoritarios.
Cuando transforma una sociedad de terratenientes y campesi-
nos en empleados, empresarios y trabajadores; de masas rura-
les sin educación y apenas capaces de sobrevivir, y muchas ve-
ces ni siquiera esto, en un país de habitante con educación,
moderadamente seguro y urbanizado; de la monopolización
de casi todos los recur os por parte de una pequeña elite, oli-
garquía, o clase dominante, en una más amplia distribución
de los recursos; de un sistema en el que los muchos apenas
pueden hacer algo para evitar el control del poder por parte
de unos pocos, en un sistema en el que los muchos pueden
combinar sus recursos eficientemente (por no decir sus vo-
tos) e iníluir con ello para que el gobierno actúe a su favor
cuando contribuye a introducir estos cambios, como ha he-
cho a menudo y seguirá haciéndolo en muchos países con

200 201
CAPíTULO XV
EL VIAJE INACABADO

¿Qué queda por delante? Como vimos, el siglo X)<, que oca-
sionalmente muchos contemporáneos consideraron que po-
dría convertirse en un periodo oscuro y trágico para la de-
mocracia, resultó ser, por el contrario, la era en la que ésta
consiguió un triunfo sin parangón. Aunque podamos encon-
trar consuelo en pensar que el siglo XXl será tan generoso
con la democracia como lo fuera el siglo xx, los datos históri-
cos nos recuerdan que la democracia ha sido algo infrecuen-
te en la experiencia humana. ¿Está una vez más destinada a
ser reemplazada por sistemas no democráticos, quizá por al-
guna versión nueva, propia del siglo XXI, de la tutela ejercida
por elites políticas y burocráticas? ¿O podrá, por el conu·ario,
continuar su expansión mundial? O, en un nuevo giro adi-
cional, ¿se convertirá eso que llamarnos "democracia" en
algo que tenga a la vez un alcance más amplio pero una me-
nor profundidad extendiéndose a más países cada vez mien-
tras que sus cualidades democráticas se ven crecientemente
debilitadas?
El futuro es, creo, demasiado incierto para poder transmi-
tirnos respuestas firmes. Habiendo completado nucsu·a ex-
ploración de las cuestiones ruadas en el capÍLulo Ill, ya nos he-
mos salido del mapa. El mundo conocido reflejado en los
mapas de la experiencia debe dejar paso a un futuro en el
que los mapas son, cuando menos, poco fiables -meros bo-
cetos hechos por cartógrafos sobre una tierra lejana sin nin-
gún apoyo sólido-. A pesar de todo, me parece que podemos
ROBfKT A. D AIIL

predecir, con considerable confianza, que persistirán algu- alimentaron vi iones e n las que los mercados crían amplia y
nos de los problemas que afrontan hoy los países democráti- permanentemente reemplazados -o al menos e~o creían-
cos, y que éstos serán incluso más intensos. por procesos más justos, mejor ordenados y plan ~~cados, de
En este capítulo final presentaré un pequeño esbozo de toma de decisio nes económicas sobre la produccJOn, el esta-
algunos desafíos. Me concentraré principalmente ·obre las blecimiento de los precios, y la distribución de biene y ervi-
democracias más antiguas, en parte para hacer que mi tarea cios. Estas visiones práctican1ente se han de vanecido en el
sea más manejable, pero también porque creo que, más o lvido. Con independencia de los defectos que pueda tener
pronto o más tarde -probablemente antes que después- una economía de mercado, parece ser la única opción para
los países recientemente democratizados, o que aún están en los países democráticos en el nuevo siglo.
fase de transición, tendrán que afrontar problemas como los El que una economía que ·e apoye fundamentalmente en
que las democracias más antiguas tienen ante sí. el mercado requiera que las empre as se rijan por el sistema
Después de lo que hemos ,.¡sto con anterioridad, ninguno de propiedad y conu·ol propio de las formas capitalistas pre-
de los problemas que mencionaré deberían sorprendernos dominantes es, por el con t1t1rio, mucho menos evidente. Los
demasiado. Desgraciadamente, no puedo aspirar a ofrecer "gobiernos" internos de las empresas capitalistas son _típica-
aquí las soluciones, porque ello nos exigiría un nuevo libro mente no democráticos; de hecho, algunas veces consutuyen
-o. más bien, muchos libros- . De algo sí podemos, sin em- un virtual de potismo de gestión. Además, la propiedad de
bargo, tener una certeza razonable: la naturaleza y la calidad las empresas y los beneficios y o u-as ganancias derivadas de ella
de la democracia dependerán en gran medida de la capaci- se disu·ibuyen de forma muy desigualitaria. Propiedad y con-
dad que tengan los ciudadanos y líderes democrático de trol desigual de las principales empresa~ económicas contri-
afrontar con éxito los desafío!. que voy a describir. buyen a su vez abrumadoramente a la destgualdad en recu~sos
políticos mencionada en el capítulo >a;'. y, en con ecu~ncta, a
amplias violaciones de la igualdad pohuca enu·e los ctudada-
DESAFÍO 1: EL O RDEN ECO, ÓMJCO nos democráticos.
A pe ·arde estas deficiencias, la alternati~s históricas a la
Es poco probable que la economía de mercado sea des- propiedad y control capitalista a finales del st~lo xx h~1 per-
plazada de los países democráticos. En con ecuencia, la co- dido casi todos sus apoyos. Los partido labonstas, socmltstas
habitación antago nista descrita en los capítulos XIII y XIV se- y socialdemócratas han abandonado ya hace tiempo el ob)~­
guramente persistirá de una u otra fo rma. th•o de la nacionalización de la industria. Los gobternos chn-
En ninguna parte hay a la vista alternativa alguna a una gidos po•· estos partidos, o aquellos que los _inc~uyen co~?
economía que ·e apoye predominantemente en el mercado. ansiosos compañeros de coalición, fueron pnvat1zando rapt-
En un cambio de perspectiva radical, a finales del siglo xx po- damente las empresas de propiedad estatal existentes. La
cos ciudadanos de los países democráticos tienen alguna única experiencia importante de economía de mercado so-
confianza en la posibilidad de descubrir e introducir un siste- cialista, en la cual las empre as de "propiedad ·ocia!'' que ope-
ma que prescinda del mercado y que sea más favorable a la raban en un contexto de mercado y estaban sometida a un
democracia y a la igualdad política y aun así sea lo suficiente- gobierno interno por parte de representantes de los tra?aja-
mente eficiente como para producir bienes y servicios en dores (al meno· en principio), murieron cuando se desmte-
condiciones igual de aceptables. Durante los dos últimos si- gró Yugoslavia y su gobierno comunista hegemó~1ico. Evi-
glos, socialistas, planificadores, tecnócratas, y muchos otros dentemente, en los países democráticos más anuguos, no

20-t 203
L\ DDIOCRACIA ROBERT A. DAIII

sólo existieron algunas empresas de propiedad de los traba- contribuido a incrementar la diversidad cultural. Ambos pa-
jadores, sino que llegaron a prosperar. Pero los movimientos rece probable que continúen durante el siglo XXL
sindicales, los partidos laboristas, y los trabajadores en gene- En primer lugar, algunos ciudadanos que habitualmente
ral no defienden en serio un orden económico integrado pre- habían estado sometidos a discriminación, se unieron a otros
dominantemente por empresas de propiedad y control de como ellos en movimientos de identidad cultural que busca-
sus empleados y trabaJadores. ban proteger sus derechos e intereses. Estos movimientos in-
En conclusión, la tensión entre fines democráticos y una cluían a gente de color, mujeres, gays y lesbianas, minorías
economía capitalista de mercado continuará, casi con toda se- lingüísticas, grupos étnicos que habitaban sus regiones histó-
guridad, de modo indefinido. ¿Hay mejores medios de pre- ricas, como los escoceses y los galeses en Gran Bretaña y los
servar las ven tajas del capitalismo de mercado a la vez que se francófonos en Quebec, y otros.
reducen sus costes para la igualdad política? Las respuestas En segundo lugar, la diversidad cultural en los países de-
aportadas por los ciudadanos y los líderes en los países demo- mocráticos más antiguos se ha visto potenciada por un cre-
cráticos determinarán decisivamente la naturaleza y la cali- ciente número de inmigrantes, que generalmente estaban
dad de la democracia en el siglo que viene. marcados por diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas y
culturales que los diferenciaban de la población dominante.
Por muchas razones, la inmigración, tanto la legal como la
DESAFÍO 2: l!\'TER. ACIO~ALIZACIÓ:-.! ilegal, tenderá a contribuir indefinidamente a un aumento
significativo en la diversidad cultural dentro de las democra-
Ya hemos visto por qué la internacionalización tiende a cias más antiguas. Por ejemplo, las diferencias económicas
expandir el dominio de las decisiones adoptadas por las eli- entre los países democráticos ricos y los países más pobres
tes políticas y burocráticas a costa de los controles democráti- alientan a las gentes de estos últimos a trasladarse a los más
cos. Como sugerí en el capítulo IX, desde una perspectiva de- ricos con la esperanza de poder escapar de la pobreza. Otros
mocrática, el desafio suscitado por la internacionalización simplemente desean mejorar su calidad de vida al emigrar a
consiste en asegurar que sus costes para la democracia pue- un país con mayores oportunidades. El número de personas
dan ser evaluados en su totalidad cuando las decisiones se que tratan de emigrar a las democracias más antiguas ha cre-
trasladan a los niveles internacionales, y se refuercen los me- cido aún más durante las últimas décadas del siglo XX por la
dios para que las elites burocráticas tengan que dar cuenta aparición de una avalancha de refugiados que desesperada-
de sus decisiones. El que vaya a ser posible hacerlo, y por qué mente intentan escapar a la violencia, represión, terror ge-
medios, es algo que, por desgracia, está lejos de ser evidente. nocida, "limpieza émica", hambre y otros horrores que tuvie-
ron que afrontar en sus países de procedencia.
A las presiones del exterior se suman presiones desde el
DESAFÍO 3: DIVERSIDAD CULTURAL interior. Los empresarios confian en emplear a los inmigran-
tes con niveles salariales y bajo condiciones de trabajo que ya
Como vimos en el capítulo XJI , un moderado nivel de ho- no atraen a sus compatriotas. Los inmigrantes recientes de-
mogeneidad cultural era favorable para el desarrollo y la es- sean que sus parientes en el exterior se reúnan con ellos. Los
tabilidad de la democracia en muchos de los países democrá- ciudadanos afectados por consideraciones de humanidad y
ticos más antiguos. Durante las últimas décadas del siglo xx, pura justicia no están dispuestos a forzar a los refugiados a
in embargo, dos desarrollos producidos en estos países han permanecer para siempre en campos de refugiados o a tener

206 207
ROill RT /\. DAlll.
L\ ll~~IOC:RA<.IA

que enfrentarse a la miseria, el terror y a la posibilidad de la zación. Su comprensión política aumenta aún más por la dis-
muerte directa que les espera en su país de origen. ponibilidad de extendida información relevante que pueden
Enfrentados a las presiones externas e internas, los países adquirir a bajo coste a través de lo medios de comunicación.
democrático descubrieron que sus fronteras eran más poro- La competición política entre los aspirantes a cargos que se or-
sas de lo que habían supuesto. La entrada ilegal por tierra o ganiza mediante los partidos políticos se suma a la oferta, ya
por mar parecía imposible de evitar sin importantes gastos que los partidos y los candidatos proporcionan gustosamente
en el control de las fronteras lo que, con independencia de información (algunas veces rociada con desinformación) so-
su coste, era visto por muchos ciudadanos como desagrada- bre sus logros e intenciones. Gracias a los partidos políticos y a
ble o intolerablemente inhumano. los grupos de interés, la cantidad de información que los ciu-
Me parece poco probable que la diversidad cultural y el dadanos neresitan para estar adecuadamente informados, im-
desafio que suscita vayan a decrecer a lo largo del próximo si- plicados activamente en la política y ser políticamente eficaces,
glo. En todo caso, la diversidad tenderá a aumentar. ·e reduce en realidad a niveles más fácilmente alcanzables. Un
Si, en el pasado, los países democráticos no han sabido li- partido político normalmente tiene una historia que es cono-
diar con la diversidad cultural de forma consistente con la cida por los votantes en términos generales, una dirección ac-
práctica y los valores democráticos, ¿podrán y querrán hacer- tual que habitualmente se extiende desde su pasado, y un fum-
lo m~jor en el futuro? Los distintos arreglos dcscJitos en el ro más o menos predecible. En consecu encia, lo votantes
capítulo XII y en el apéndice B ofrecen posibles soluciones tienen menos necesidad de conocer cualquier asunto público
que van desde la asimilación en un extremo a la independen- importante. Por el conu·ario, pueden limitarse a votar por can-
cia en otro. Puede haber otros. En todo caso, la naturaleza y didatos del partido de su elección con alguna confianza en
la calidad de la democracia dependerán aquí también de los que, una vez elegidos, sus representantes por lo general segui-
arreglos que los países democráticos desarrollen para operar rán políticas que a grandes rasgos se ajusten a sus intereses.
con la diver idad cultural de sus pueblos. Muchos ciudadanos pertenecen también a asociaciones
organizadas para proteger )' promover sus preocupacione
específicas -grupos de interés, lobbies, grupos de presión- .
DESAFÍO 4.: EDUC'..ACIÓ~ CÍVICA Los recursos, habilidades políticas y conocimiento experto
del que disponen los grupos de interés organizados propor-
Si bien no he dicho mucho sobre la educación cívica en cionan a los ciudadanos un tipo de representación en la vida
las páginas anteriores, podremos recordar que uno de los cri- política que muchas veces es u·emendamcnte eficaz.
terios básicos de un proceso democrático es la comprensión Debido a la competencia interpartidista, la influencia de
ilustrada: dentro ele razonables límites de tiempo, todo miem- lo grupos de interés y las elecciones competitivas, los líderes
bro (ciudadano) debe tener oportunidades efectiYas e igua- políticos generalmente asumen que tendrán que dar cuenta
les de llegar a conocer las políticas alternativas y sus posibles de haber aplicado, o de haberlo intentado al menos, su pro-
consecuencias. grama de partido y us promesas electorales. Es más, contra-
En la práctica, ¿cómo hauu los ciudadanos para adquilir su riamente a lo que es una opinión generalizada, en los países
educación cívica? Los países democráticos más antiguos han democráticos más antiguos es lo que, de hecho, se ha produ-
ideado cmninos distintos para acceder a la comprensión políti- cido habitualmente!.
ca. En primer lugar, la mayoría de los ciudadanos reciben un Por último, importantes decisiones gubernamentales se
nivel de educación formal que basta para asegurar la alfabeti- adoptan por lo general de forma incremental, no mediante

20H 20H
ROBt RT A 1) \111

saltos en lo desconocido. Por su tendencia a discurrir paso a n iveles de educación. Aproximadamente a lo largo de la mi-
paso, los cambios incrementales tienden a evitar consecuen- tad del siglo pasado ha aumentado en todos los países demo-
cias desastrosa . Los ciudadanos, los expertos y los líderes cráticos el número de asuntos diferentes que son relevantes
aprenden de sus errores, se dan cuenta de las correcciones para la política, el gobierno y el Estado. Evidentemente, na-
necesarias, modifican la política, etcétera. Si es preci o, el die puede ser experto en todos ellos --en más de unos pocos,
proceso se repite una y otra vez. Aunque cada paso pueda pa- de hecho-. Finalmente, lo juicios sobre políticas no ·ólo es-
recer dccepcionantementc pequeño, los pa os graduales tán cargados de incertidumbre, sino que generalmente exi-
pueden producir, con el tiempo, transformaciones profun- gen difícilesjuicios sobre la compensación de alternativas.
das, cabria decir incluso que revolucionarias. Pero e ·tos cam- Comunicaciones. Durante el siglo xx, en los países d esarro-
bios graduales se producen pacíficamente y obtienen un llados el marco social y técnico de la comunicación humana
apoyo público tan an1plio, que consiguen perdw·ar. sufrió cambios extraordinarios: teléfono, radio, televisión,
A pesar de que para muchos obsen-adores este "ir abrién- fax, TV interactiva, Internet, encuestas de opinión casi si-
dose paso" de modo incremental parece desesperantemente multáneas a los acontecimientos, grupos focale , etcétera.
irracional, visto con detenimiento parece una forma bastan- Dado el coste relativamente bajo de la información y las co-
te racional de introducir cambios importantes en un mundo municaciones, ha aumentado exponencialmente la canti-
stueto a gran incertidumbre:!. Las decisiones más desa trosa dad de información sobre asuntos políticos a todos los nive-
del iglo xx resultaron ser aquellas adoptadas por líderes au- les de complejidad 4 . Pero esta creciente disponibilidad de la
toritarios no sl!jctos a con treñimientos democráticos. Mien- información puede no traducirse en una mayor competencia
tra las democracias iban "abriéndo e paso", los líderes des- o en una superior compren ión: e cala, complejidad, y mayor
póticos, atrapados en sus estrechas visione del mundo, cantidad de información imponen demandas cada vez más
seguían ciegamente políticas de autodestrucción. fuertes a las capacidades de los ciudadanos.
Por tanto, con todas sus imperfecciones, esta solución con- Como con ecuencia de ello, una de las necesidades impe-
vencional para alcanzar un nivel adecuado de competencia rativas de los países democráticos consiste e n potenciar las
cÍ\ ica tiene mucho a su favor 3. capacidades de los ciudadanos para que puedan implicarse
Pero temo que no seguirá siendo satisfactoria en e l futuro. in teligentemente en la vida política. No trato de sugerir que
Pic11so que tres desarrollos interrelacionado pueden conu·i- las instituciones de la educación política de arrolladas en los
buir a que la solución convencional llegue a ser seriamente siglos XIX y xx hayan de ser abandonadas. Pero sí creo que en
deficiente. los ai1os venideros estas instituciones más antiguas deben ser
Cambios en la escala. Debido a la creciente intcrnacionali- mejoradas por nuevos medios dirigido a la educación cívica,
zación, las acc iones que afectan significativamente a la vida participación política, información y deliberación, que se
de los ciudadanos tienen lugar en áreas cada ve7 más exten- apoyen de forma creativa e n el conjunto de técnicas y tec-
sas, que incluyen dentro de sus fronteras a más)' más perso- nologías disponibles en el siglo XXI. Apenas hemo comen-
nas cada vez. zado a pensar seriamente en estas posibilidades, mucho me-
ComfJl~idad. A pesar de que el nivel medio de educación nos a ponerlas a prueba en experimentos a pequeña escala.
formal ha crecido en todo los países democráticos, y proba-
blemente continuará creciendo, ha aumentado también la ¿Conseguirán los países democráticos, viejos, nuevos, o
dificultad de comprensión de los asuntos públicos y puede en transición, estar a la altura ele estos desafios y de otros que
haber sobrepasado los beneficios derivados de los mayores seguramente tench·án que arrontar? Si no lo consiguen, la

210 211
brecha entre ideales y realidades democráticos, que ya es APÉNDICE A
grande, e abrirá aún más, y la era del triunfo democrático
erá seguida por otra de deterioro y decadencia democrática. SOBRE SISTEMAS ELECTORALES
Durante el siglo xx, lo países democrático nunca estuvie-
ron faltos de críticos que confiadamente anunciaron que la
democracia estaba en crisis, en grave peligro, incluso senten-
ciada. Bueno, puede que estuviera, a veces, en grave peligro.
Pero, después de todo, no estuvo sentenciada. Los pesimistas,
como se vería, estuvieron demasiado d ispuestos a renunciar a
la democracia. Desbaratando sus lúgubres predicciones, la ex-
periencia mostró que w1a vez que las institucione democráti-
cas estaban firmemente establecidas en un país, resultaban
ser sorprendentemente firmes y robustas. Las democracias re- si desea aumentar sus conocimientos sobre los sistemas
velaron una ine perada capacidad para lidiar con los proble- electorales, un buen lugar para empezar es The Jnternational
n~as a los que tuvieron que hacer frente, con poca elegancia
IDEA 1landbook ofElectoral S)'stem Design, editado por Andrew
e Imperfectamente, e cierto, pero de forma satisfactoria. Reynolds y Ben Reilly (Estocolmo: International lnstitute for
Si las democracias más antiguas afrontan y superan sus de- DemocraC)' and Electoral Assi tance, 1997).
afias en el siglo X>.1, al fin podrán transformarse a sí mismas Aquí e divide el "mundo de los sistemas electorales" en
en auténticas democracias avanzadas. El éxito de las demc:r tres familias principales: istemas mayoritarios plurali ·tas, sis-
eradas avanzadas constituiría entonce un faro para todos los temas de representación proporcional (RP), y sistemas semi-
que, a lo largo y ancho del mundo, creen en la democracia. proporcionales. El sistema first1Jast-the-post (FPTP) o mayori-
tario uninominal a una vuelta (que comparé al sistema de
RP en el capítulo XI) es sólo uno de los cuatro tipos de siste-
mas mayoritarios. Otros son el sistema de Voto Alternativo
(llamado también de Voto Preferencial) y el sistema mayori-
tario a dos vueltas utilizado en Francia.
A pesar de que el sistema de Voto Alternativo sólo se utili-
La en Australia (y en una versión modificada en la isla del Pa-
cífico de Nauru), cuenta con el apoyo decidido de algunos
politólogo . Bajo este sistema, los candidato pueden elegir-
se según la forma uninominal (de un único candidato por
circunscripción), como en el FPTP. Pero contrariamente a
e te último, los votantes jerarquizan a los candidatos -uno
para ·u primera elección, dos para la segunda, tres para la
tercera, y así sucesivamente- . Si ningún candidato obtiene
la mayoría de los votos, se elimina la candidatura que haya
obtenido el menor número de votos y se cuentan entonces
las segundas preferencias de dicha canclidawra. Esto conti-

212
L1 Uf 1101 K.IU 1 ROL\lltf . \ . D 1t 1t

núa hasta que un candidato obtiene el 50% de los votos. El set1aclores de sistemas electorales". Algunos de los preceptos
·istema francés a dos vueltas pretende conseguir resultados que ofrece (seguidos de pequeñas explicaciones) son:
imilares. Ambos evitan el efecto potencial del FPTP: si más
de dos candidato concurren por un escalio, el esca11o pue- • Manténlo ·imple.
de obtenerlo aquel candidato a quien rechazaría una mayo- • l o temas innovar.
ría de votantes si se les diera tal oportunidad. En efecto, el • Equivócatc en la parte de la inclusión.
voto alternativo les da tal oportunidad. • Construye legitimidad y aceptación por parte de todos
La RP se divide e n tres grupo . El más común con mucha los actores clave.
difer~ncia es el sistema de lista, bajo el cual los votantes eli- • Trata ele maximizar la influencia de los votantes.
gen a los candidatos de enu·e una lista ofrecida por los parti- • Pero pondéralo con la potenciación de partidos políti-
dos políticos; e l número de candidatos e legidos está en re- cos coherentes.
lación esu·icta a la proporción de los votos emitidos a favor
de la candidatura del partido. Bajo el sistema Proporcional ele Que exista un número bastante extenso de sistemas electo-
Candidatura Mixta utilizado en Alemania, Italia, y más re- rales sugiere u·es observacione . Primero, si un país democrá-
cientemente en , ueva Zelanda, algunos candidatos, la mi- tico resulta tener un istema electoral que no está a la altura
tad, por ejemplo, son elegidos de entre una Ji ta nacional de de sus nece idades, el país debería reemplazarlo. Segundo,
RP )' los otros por circunscripciones uninominales. De este el sistema electoral de un país probablemente pueda er
modo, afirman us defensores, el sistema de lista otorga par- adaptado a sus rasgos particulares -históricos, o·adicionales,
te de la proporcionalidad de la RP, pero, como en el FPTP, culturales, etcétera- . Tercero, ante de que un país adopte
favorece las probabilidades de producir una mayoría parla- un nuevo sistema electoral (o decida mantener el acrual-
mentaria. mcnte existente), las alternativas deben ser cuidadosame nte
Un sistema de RP que es a menudo clefcncliclo por los po- explorada con la ayuda de expertos competentes en siste-
litólogos, pero que se utiliza pocas veces (la excepción es Ir- mas electorales.
landa, donde ha sido utilit.ado desde 1921) es el sistema de
Voto Único T1·ansferible (VUT). Como en el sistema de Voto
Alternativo descriw arriba, los votantesjerarquit.an a los can-
didatos. Pero, conu·ariamente al VA, el V T se utiliza en nr-
runsrrijJnones fJlurinominales. Siguiendo un método de re-
cuento de votos que es demasiado complejo para ser descrito
aquí, el VUT asegura que lo escalios en la circun cripcio-
nes plurinominales serán obtenidos por los candidatos orde-
nado en los Jugare má altos y produce una disu·ibución de
escalios aproximadamente proporcional entre lo partidos
políticos. A pesa, de que los Yotantes en Irlanda parecen sa-
ti ·fechas con VUT, su complejidad probablemente ha desin-
centivado su utilit.ación en otras partes.
El mauual de cribe nueve sistemas } sw; consecuencias.
Además, proporciona también sabios "Consejos para los di-

214
APÉNDICE B
ACOMODACIÓN POÚT ICA EN PAÍSES
DIVIDIDOS CU LTURAL Y ÉTNICAMENTE

L os arreglos de países democráticos destinados a asegurar


un nivel satisfactorio de acomodación política entre subcul-
turas diferentes se reducen a grandes rasgos a dos tipos, "de-
mocracia consociativa" y arreglos electorales.
Las democracias consociativas confluyen en la formación
de grandes coaliciones de líderes políticos después de las eleccio-
nes celebra das bajo sistemas electorales de RP, que aseguran
que cada subcultura obtendrá una parte de los e caño en la
legislatura aproximadamen te proporcional al tamañ o relati-
vo de sus votos. La mayor autoridad obre este tema es Arend
Lijphart, que presenta u na visión general del mismo en Dnno-
cracy in Plural Societies: A Comparativa Exploration ( ew Haven y
Londres: Vale University Press, 1977, cap. 3, pp. 53-103) .
Los sistemas de democracia consociativa han existido en
Suiza, en Bélgica, en los Paises Bajos desde alrededor de 1917
a los años setenta, y en Austria desde 1945 a 1966. Las pautas
subculturales y los arreglos políticos dirigido a alcanzar el
consenso son (fueron) diferentes en cada país. Los suizos se
diferencia n en tre sí en lengua nativa (alemán , francés, italia-
no y romanche), religión (protestante, católica), y cantón.
Las diferencias en lengua y religión se enu·ecruzan en cierta
medida: algunos germanohablantes son protestantes y otros
católicos, mientras que algunos francófonos son católicos y
otros protestantes. Estas diferencias entrecruzadas han miti-
gado los conOictos sobre lengua y religión, que prácticamen-
te no han existido en la Suiza moderna. Los pequeños canto-

2 17
L\ 1H \10< K.\< 1' Ron~Rr A. Ll \111

ncs, sin embargo, son por lo general bastante homogéneo los Paí es Bajos continuarían estando integrados por coalicio-
en lo referente a lengua y religión. Esto se ha producido tan- nes de ,~arios partidos.
to por la histo1ia como por diseño. Si bien los arreglos consti- Democracias consociati,~as que tengan éxito no son muy
tucionales con ensuales de Suiza están establecidos princi- habituales, in duda porque las condiciones que contribuyen
palmente por la constitución de la ( onfederación Helvética, a hacerlas factible · son excepcionales (en Democracy in Plural
parece que e ·ustentan también fuertemente sobre las acti- Socielies, Lijphart describe nuc\'e de e tas condiciones fa\'o-
tudes y la cultura política suiza. rablcs). La conveniencia de la solución consociati va para so-
Los beLgas ·e diferencian en :engua (ri·ancés, Oamenco), re- ciedades divididas ha sido pue ta en cuestión por diversas ra-
ligión (protestante, católica) y región. Las dos provincias son zones: (1) el'l m uchos países d ivididos culturalmente, las
má bien homogéneas. Una, vecina de Fnmcia, es predomi- condiciones favorables (quizá incluso necesarias) para su éxi-
nantemente francófona )'protestante o no religiosa; la otra, tO son demasiado frágiles o no se dan; (2) los arreglos conso-
\'ecina de Holanda, e de lengua flamenca )' católica; en el ciativos en gran medida reducen el importante papel de la
centro, Bruselas es mixta. El sistema político con ·ensual con- oposición en el gobierno democrático (en defensa de esta
siste en gobiernos multiparticlistas )'de coalición, que gene- crítica, véase Courney Jung e lan Shapiro, "South Africa's
ralmente incluyen r.:!presentantcs del segmento francófono 1egotiated Transition: Democracy, Opposition, and the 'cw
)' protestame y del segmento de lengua flamenca y católico. Con ·titutional Order", en Shapiro, Democrary's Pl<Lre [Ithaca,
Los holandeses estuvieron di\·ididos durante muchas gene- Corncll Univcrsity Press, 1996], 175-219); y (3) algunos críticos
raciones en cuatro '·pilares" distinto ·: católicos, protestantes, temen que los vetos m muos y la necesidad de alcanzar con en-
socialistas y liberales. Esta diferencias penetraron en p rác- sos pueda conducir a nn excesiYo imjJasseo punto muerto. En
ticamente todas las relaciones y actividades, desde la política Jos Países Bajos, por ejemplo, hacían falta a veces vario meses
al matrimonio, vecindario, clubes, sindicatos, periódicos, )' para crear un gobierno multipartidista accpta.ble para todo.s
ou·os. Un conflicto que surgió como consecuencia de la edu- los "pilares". Una vez que se aprobaba el gob1erno ele coali-
cación religiosa en escuelas estatales, en el que los represen- ción, el imjJasseno parecía ser ya ningún problema.
tantes de cada uno de los "pilares" religiosos se enfrentaron a Algunos politólogos sostienen que una posible altern.ativa
los defensores de los dos grupos seculares, resultó ser tan ame- residiría en construir arreglos electorales que proporciOna-
naí'ador para la democracia holandesa que después de 1917 ran fuertes incenti\'OS a los líderes políticos para construir
se desarrolló un sistema "consociati\'o·· en el que los cuatro duraderas coaliciones electorales antes y durantf' las elecciones
grupos estaban repre entados en el gobierno y las decisiones parlamentarias o presidenciales (véase, por ejemplo, Donald
requerían el con entimicnto de cada llltO de ellos. (Véase L. Horowitz, Etlmir CroujJs in Conjlíct [Bcrkcley, I.JniYersity of
Arend Lijphart, Tlze Polilics ofAccomodalion: Plumlism andDnno- California Press, 1985] , y A Democratíc South Afríra? Constilu-
rracy in !he Netlzerlands [Berkele)', Univer ity ofCaJifornia Pre s. tional Engmming in a Divided Soriety [Berkeley, l!niYer it)' ?f
1968] .) Por cierto, la olución holandesa al conflicto obre la California Press, 1991]). Cómo haya de consegUirse esto dis-
enseñanza consistió en dotar de apoyo estatal a la~ escuelas se- ta, sin embargo, de ser evidente. El istema de FPTP es el me-
paradas de cada uno de los cuau·o "pilares". Cuando, raen los nos deseable de todos, ya que puede permitir que un grupo
ai1os setenta, declinó la inten ·idad de las diferencias religio- obtenga una mayoría de ,·otos tan aplastante que haga in.r~e­
sas, di mintt)'Ó la necesidad ele coaliciones gubc·rnamentales ccsario todo tipo de negociación, compromiso )' formac1_01.1
que incluyeran a los cuau·o partidos. Pero el si!'>tema multipar- de coaliciones. Alrrunos observadores encuentran sus mcn-
Lidista y la RP aseguraban virtualmente que los gobiernos en tos al sistema de VoLO Alternativo descrito en el apéndice A.

219
[ , 1 Of. II()(:R ICI 1

Exigencias distributivas pueden oblígar a los candidatos para el


cargo presidencial a obtener un porcentaje mínimo de votos APÉNDicE e
mayor que el d e ou·a subcultura o grupo étnico principal. UNA RELACIÓN DE PAÍSES
(En Kenia, sin embargo, a pesar del requisito de que "para
DEMOCRÁTICOS
ser elegido presidente, un candidato ha de obtener al menos
e l 25 % de los votos en al menos cinco de las ocho provin-
cias ..., en 1992 una oposición dividida permitió a Daniel
Arap Moi convertirse en presiden te con sólo el 35 % de los
votos" [The b ternational IDEA Handbook ofElectora1 SystemDe-
sign, editado por Andrew Reynolds y Ben Reilly (Estocolmo,
International lnstitute for Democracy ancl Electoral Assis-
tance, 1997), 1090] . O cargos principales pueden ser disuibui-
dos enu·e los principale grupos étnicos según una fórmula ¿Cuántos paíse democráticos hay? ¿Dónde encajaría un
fija sobre la que todos se hayan puesto de acuerdo. Sin em- determinado país, como el suyo, dentro de una escala que
bargo, ninguna de éstas garantizan un fin permanente a los vaya, digamos, de la "democrac1a · " a 1a " au t ocraCJ·a··;:¡·. .
divisorios con flictos culturales. Los ingeniosos arreglos que A pesar de que, supongo, pocos lec~?res de ~ste h?ro _senu-
proporcionaron durante un tiempo la estabilidad en Líba- rán una gran necesidad de una relaC1on prec1 a, ?!_en mfor-
no, Nigcria }' Sri Lanka se derrumbaron todos hajo la tensión mada y puesta al día del número de países democraucos en el
del conflicto émico y dieron paso a la guerra civil o al gobier- mundo, algunos segm-amente deseen aber la respuesta a la
no autoritario. segunda pregunta. Pero buscar tal resp~esta proba?_lemente
Una conclusión parece ineludible: no hay soluciones gene- nos exija encontrar una respuesta a la pnrnera ~uesuon. _
rales a los problemas de los países divididos culturalmcnte. y esto no es en cilio, pues una cosa es dec1r que un pa1s
Toda solución deberá ser adaptada a las características de debe contar con todas las instituciones de la poliarquía des-
cada país. critas en el capítulo VIII, y ou·a bien distinta es enjuiciar si és~s
existen de hecho en un país concreto. Para poder conclwr
que un país es democrático, en el ~entid~ _de q_ue posee toc_las
las instituciones de la democrac1a poharqutca, es preCJso
que tengamos en cuenta al menos dos criterio :que las i~sti­
tuciones existen Teabnenteen el país, y que operan por enc1ma
de alrrún límite o umb-ral míninw por debajo del cual nos vería-
mos ~bligados a rlecir que dicho país no es democrático. La
enorme cantidad de información sobre los países del mun-
do que proporcionan los observador~s inde~en?ientes con-
tribuye mucho a poder accede~· al ~nmer cnten~. El seg~m­
do ya es más esquivo y algo arbttrano. Una solu~10n cons~ste
en suponer que el umbral a grandes rasgos esta estableCido
por el nivel que existe en los países europeo~): los de le1;~a
inglesa, las democracias más antiguas. Imphc1ta o exphC!ta-

220 221
l.\ 111 \tCX"R \( 1\ ROHfRI A. 0\111

mente, creo que ésta es la solución convencional. Sólo enjui- larsky [Cambridge, Cambridge Un iversity Press, 1997].
ciamos a un país como "democrático" si sus instituciones po- 177-201.)
lítica democrática existen a un ni,·el comparable a las de Una fuente distinta y útil, que está fácilmente disponible y
aquéllos. puesta al día, es la publicación anual de la organización inde-
En lo últimos años, mucho· especialistas y centros de in- pendiente Freedom H ouse, FrePdom in Lhe Wodd: The Annual
vestigación han LT·atado de llegar a juicios razonablemente Survey of Polilical Rights and Civil Libn·ties, 1996-1997. Acce-
bien fundados sobre los paí es que cumplen o no de modo diendo a Internet se puede encontrar su lista de países en:
satisfactorio los criterios democráticos. Para hacerlo se han h ttp:/ /www.freedomhouse.org/political/ Ji·table l. hun. Los
valido a menudo de crite rios similares, aunque no idénticos. valores de Freedorn H ouse clasifican los países dentro de dos
Afortunadamente, los re ultados tienden a coincidir, a pesar escalas, una de ellas va de los más libres (1) a los menos libres
de que trazar la línea entre "democrático" y "no democráti- (7), y ou·a distingue enu·e "derechos políticos" y "libertades ci-
co" es un poco arbitrario. \iles". Cuando conté todos los paí es que estaban clasili.cados
Corno ilustración mencionaré tres de estos esfuerzos. Una en 1, o los más libres en "derechos políticos", y 1, 2 )' 3 en "li-
tabla en mi libro Democra0· and lts C1itirs (New Haven y Lon- bertades ci,iles", enconLT·é que 56 paí es ati facían ambo cri-
dres, Yale University Pre~s)* mue tra el crecimiento <.le las terios, y todos, creo, encajan bien con otras evaluaciones de
democracias poliárquica desde 1850 a 1979, y me he apo- in. tituciones democráticas en estos países. Pero, ni la India,
yado en ella para elaborar el cuadro 1 (p. 14). Otra tabla de Brasil o Rusia alcanzaron estos nh·eles: Freedom House clasifi-
esa misma obra (tabla 17.3, p. 241) clasifica 168 países, cina ca a la India bajo 2 en derechos políticos y 4 en libertades ci\~­
1981-1985, en siete categorías, que van desde las poliarquías le ·, a Ru ia bajo 3 en derechos políticos y 4 en libenadc ci-
plenas, donde existen cuatro de las principales institucione viles. Si los incluyéramos, el total ascendería a 58 países.
políticas democráticas, hasta los regímenes autoritarios ex- Otra fuente es un análisis hecho en 1994 por la Universi-
tremo·, en los que no existe ninguna de ellas. Ambas tablas dad de Colorado sobre 157 países, qur se contiene en el estu-
estaban basada en un trabajo de Michael Coppedge y Wolf~ dio Polity Ill y está disponible en la siguiente dirección de In-
gang Reinecke, quienes usaron la mejor in formación dispo- ternet: http://isere.colorado.edu/pub/ dataseL<;/politv3.
nible para enjuiciar el nivel relativo en cada país de cada una Los 157 países se clasifican sobre una escala de l O punto
de las cuatro instituciones básicas: elecciones libres e impar- (O= b;~jo, 1O= alto). De éstos, a 6.) países se les asigna un rango
ciales, libertad de expresión, fuentes de información alter- Oen "autocracia" y un, .9. o lO en "democracia". Este total e
nativas e independiente·, )'autonomía de las asociaciones. el que . e mue trabajo 1995 en el cuadro 1 (p. 14). Con todo,
El método utiliLado lo explican en Studies in Comparalive ln- aunque razonablemente podamos calificar como '"democráti-
ltrnationalDroelopmen/25, 1 (primavera 1990), pp. 51-72; in- cos" a todos estos países, cabe e'1juiciarlos como '·democrá-
corpora una enorme cantidad de cuidadosa investigación y tico "en distintos grados, por así decir. Podríamos clasificar,
aún no ha sido igualado. (Coppedge, ·in embargo, describe por tanto, a los 35 paísec; que puntúan 1O en la e cala de de-
brevemente la escala y emplea eficazmente las anteriores mocracia como los "más democráticos", a los 7 que puntúan 9
clasificaciones en "Modernization and Thresholds of Demo- corno "ba tante democráticos", y a los 23 que puntúan 8 como
cracy: Evidence for a Common Path ", en lnequalities, Dnrur "marginalmente democráticos··.
crac;•, and Eronomic Droelopmenl, editado por Manus l. Mid- Polity Ill omite, sin embargo, a la mayoría de los micro-Es-
tados, países diminutos como San Marino (24.000 habitan-
1ht\ traducción c'paliola en fiare<"! o na, Paidcís, 1991. tes) o a pequeñas islas en el Caribe,. el Pacífico, como Barba-

222
L1 DEI IO< 1\ACI 1

dos (256.000 habitantes) y Micronesia (123.000 habitantes) . NOTAS


Pero en la escala ele Freeclom House, San Marino, Barbados
y Yficronesia se ubican en lo más alto ele la escala ele dere-
chos políticos y libertades civiles y merecen , pues, conside-
rarse entre los países "más democráticos".
En resumen: a pesar de que una relación completa, fiable
y puesta al día de todos los países democráticos del mundo
parece no estar a nuestra disposición, las dos fuentes aludi-
das permiten hacer estimaciones bastante buenas. Lo que
quizá sea más importante para la mayoría de los lectores de
este libro es que estas dos fu en tes les permitirán ver la forma
en la que los expertos independientes clasifican a un país
concreto de nu-o de medidas que tiene n una relevancia di- CAPiTULO II
recta para la democracia. ¿DÓ:'\DE Y CÓiiiO S~ INICIÓ EL DESARROLLO DE LA DE:\10CRACIA?
U:\A BRE\'E 111 TORIA

1 Para una extensa descripción de democracia en Atenas, véase


\llogcns H erman Hansen, The Allumian Dnnorracy in the Age of De-
mostht•nes: Structure, Principies, and ldeolop;j, Oxford, Blackwe ll, 1991
(edición inglesa u-aducida porJ. A. Croo k) .
2 James Madison, The PedPralist: A Commentmy on the Constitution

ojlheUnitedStates... (! ueva York, Modcrn Library [1937?]), núm. 10,


59. Hay u·aducción española en .México, Fondo de Culwra Econó-
mica, J 943 (l." cd.).
3 Jobanncs 13rondstcd, 711l' \'iking, J\'ucva York, Pcnguiu, 1960,

241.
4 Bcnjarnin R. Barbcr, The Deat!t oJCommunal Uberty: A Histmy of

Treedmn in a Swiss Mmmtain Cantan, Princcton, PrincetoJl Univcrsit)'


Prcss, 1974 ,11 5.
:. Gwyn Jo ncs, A Histmy ofthr Vikings, 2:' ed. Oxford, Oxford Uni-
vcrsity Prcss,l985, 150, 152,282-284.
fi Frankli n D. Scott, Swl'dm: ThP Nation 's History, Minneapolis,
Univcrsity of Minnesota Press. 1977, 111-112.
7 Dolf Stcrnberger y Bernhard Yogel, cds., Dil' Wahl dcr Parla-

rnentl', vol. 1: Europa, Bcrlin, Waltcr de Gruyter, 1969, parte l, tabla


Al , 632: parte 2, 895, }' tablaA2. 913.

224 225
LA 1}[\IOCR \C:L\ ROII~RT A. 0\111

7
C APÍTULO N Este importante hallazgo es justifi cado por Bruce Ru seL,
¿Q UÉ ES LA DE.I\IOCRACIA? Controlling the Sword: The Demacra tic Covemance of ational Securit y.
Cambridge, Harvard Univer ity Press, 1990, cap. 5, 119-145. En lo
1
Th ucydides, Complete Writings: Tite Peloponesian War, traduc- que igue hago un uso libre de la d iscusió n d e Russet. La obsetva-
ción comple ta de Crawley con introducción de j o hn H . Fin ley,Jr., ció n también pa rece ser cier ta pa ra democracias y repú blicas an-
r ueva York, Random House, 1951, p . 105. Hay traducción españ o- teriores. Véase Spe ncer vVeart, Never aL War: Why Democracies Will
la de Antonio Guzmán Guer ra en Madrid , Alianza, 1989. .Vroer Fight One Another, New Haven y Londres, Yalc niversity
2
Los lectores estadou nidenses, acostumbrados a aplicar el té nn ino P ress, 1998.
8 Alto nivele de comercio intem acional parecen predisponer
Estado a los estados que conforman el sistema federal de los Estados Uni-
dos, podrán encontrar a veces que este uso ind uce a la confusión. Pero a los países a relaciones pacíficas con inde pe nde ncia de que sean
el término es ampliamente utilizado en e l derecho intern acional, la de mocráticos o n o democráticos. j ohn O neal y Bruce Russctt,
ciencia política, la filosofía, y se usa en ou·os países, incluyendo algunos 'T hc Classical Liberals Were Right: Democracy, Inte rdepcndcnce
países con sistema federal, donde las parte· con titutivas pueden deno- and Conilict, 1950-1 985", lntemational Studies Quarterly 41, 2 (junio
minarse provincias (C.:madá), cantones (Sui7a), l iindPr(Aiemania), etc. de 1997), 267-294.

CAPÍTULO V CAPÍTULO VI
¿POR QUÉ Lo\ DEMOCRACIA? ¿POR QUÉ l.A IGUALDAD POLÍTICA? l. I GUALDAD 1 TRÍ:"'SECA

1 1 Para un mayor abundamiento sobre e ta cuestión, véase Carry


E~tas cifras son de Roben Conquest, Tltr C~·eaL TnTm; Stalin 's
Purg<' ofthe ThiTLies, Nueva York, Ylacmillan , 1968, 525 y ss., y de una Will, lnventing America:Jefferson sDeclaration ofIndej;endence, Carden
com p ilació n de 1989 del eminente histor iado r ruso Roy Medvedev City, Nueva York, Doubleday, 1978, 167-228.
2 Alexis de Tocqueville, Democmcy inAmerica, vol. 1, ueva York,
(New York Times, 4 de feb rero, 1989, 1).
2
Una importan te excepción fueron los E ·tactos Unidos, donde Scbocken Books, 1961, p. lxxt. (Hay u-aducción española en Ma-
en los estados sureños se impusieron límites de hecho al ejercicio del drid, AlianLa, 1985) .
sufr,tgio por parte de lo· ciudadanos uegros hasta la aprobación y cn-
UC\da en vigor efectiva de las Leye de Derechos Civiles de 1964-196.?.
3
Pm<l una más profunda discusión del problema, véase j ames S. CAPÍTL' LO VII
Fishkin, Tyranny rmd Legitima()·:.\ Critiqur ofPolitiml 17!rories, Balti- ¿POR QlJÉ I.A IGUALDAD POÚTI CA? Il. COMPETE:"/Cl·\ CÍ\'ICA
more,.Joh n Hopkins ni\'ersit:y Press. 1979.
1 1 El status filosófico de los enunciados ético y cómo se diferen-
Tucídides, op.cit., p. 105.
'' La palabra anarquía prm iene de la palabra griega anarchos, cian de los enunciados en la ciencias empíricas como la fisica, la
que significa sin gobernante. de nn + arrlws, gobername. Anarquis- quím ica y ou·as, ha sido objeto de un amplio debate. Aquí no pue-
mo se refiere a una teoría políLica que sostic·ne que un Estado es in- do aspirar a hacerj u úcia a estas cuestiones. Sin embargo, para una
necesario e inde cable. excelente discusión sobre la importancia del argumento moral en
ti .John Stuart Mili, Comidn·ations fm Rt'j1rrsenlalit'e Got~ernmmt, las decisiones públicas, véase Amy Gutmann y Dennis Thomson,
Nucv.1 York, Liberal ArL~ Prcss, 1958 [ 1861], 43, 55. 1 Iav traducción Drmocrary ancl Disagreemml, Cambridge, Belknap Press of Harvard
cspailola en Madrid, Tecnos. 1985. ' Universit; Pres~. 1996.

22() 227
L\ ll~\I()(.R \( 1\ ROIU KT ¡\, 1)\JII

!! Sobre estas citas de la Convención Con 'titucional. véase ~lax con tituidos por algunas ciudades para alcanzar la dcfcn a común,
Farrand, ed., The Records of the Federal Conwntion of 1787, 4 Yols., que en todo caso fueron irrelevante para los desarrollos posterio-
1'\ew HaYen , Ya le Uni,·ersity Press, 1966, 1:82, 281-, 57 . res de la democracia representati\"a.
1
~ John Swan Mili, Considnatiom on RejJresentative C:ovemment : Destutt de Tracy, A Commentmy all(/ Rroier.u ofi\lontesquiPu :S Spi-

[ 1861], 'ueva York, Liberal Ans Pre s, 1958, 44. (JIay trad ucción rit of l.aws, Filadelfia, \\'illiam Duane, 18 11, 19, citado en Aclriennc
espat1ola en Mad rid, Tecnos, 1985.) Koch, ThePhilosophyoJTiwma:.jejferson, Chicago, 1984, 152, 157.
1 Citado en Gcorge H. Sabine, A HisLOI)' oJ Politiral Them)', 3." ed.,

Nueva York, Holt, Rinehan and Winston, 1961, 695. (1lay traducción
CAPÍTULO VI li espat1ola en México, Fondo de Cultura Económica, 1945, L. 3 ed.)
¿Quf: INSTITUCI01'\ES POLÍTICAS REQI.JJERE :; La cita )' los cálculos del número ele ciudadanos atenienses
LA DE:\IOCRACIA A GRA:-\ ESCAL \? provienen de M01·gen s Herman Hanscn, The Atheniau Demacra()' iu
Llu• Age of Demoslhenes: Struclure, Principl~ tmd ldeology, traducida al
1
"Lo· Sombreros recibieron este nombre por comportarse como inglé por J. A. Crook, Oxforcl, Bac;il Blackwcll, 199 1, 53-54. Las es-
los e legames portadore del tricornio de la época ... Los Corros de- timacione · de la otraS ciudades son de J o hu V. Fine, '111e ¡\ ncient
ben su apodo al acusárscles de ser tímidos como Yicjas en gorro de Gref'ks: A Critiml l fislmy, Cambridge, B<:lknap Press o!' Har-;ard ¡_;ni-
dormir" (Franklin D. cott, Sweden: The Nation ~!fistOl)', l\linncapo- ,·ersity Prcss, 1983.
lis, niversily of :vtinnesota Pre . , 1977, 24~). " E. F. Schumach cr, Small is beautijul: ti Study of Economin a~ lf
2 Alexis de Tocque\ille, Dmwcrru:y in tlnwrim, \OI. J, :\ueva York, Pt•ojJle ¡\falln'l'd, Londre . Blond all(l Briggs, J 973.
Schocken Books, 1961, 51. (Hay u·aducción espai'lola en :\1adrid, i Frank :\1. Bryanl, "Dircct Democraq ancl Ch·ic Competencc",

Alianza, 1985.) CondSncirlJ5. J (Fall, l 995),36-4l.


:l Alexis de Tocqueville, Democmcy in Amerim, p. ;)0.
1 Unos pocos delegados pred!jeron osadameme c¡ uc los Estados

Unidos podrían llegar a alcanzar hasta cien millonc·\ de habitanle~ . CAPÍTLL.O X


Esta cifra fue alean Lada en 1915. V.\RI ED \[)ES ll: CO:'\STI'I l CI01'\ES
,; john tuan ~Iill, Cumidemtiom 011 Rejn'f'srntalÍTII' Govrrnmenl
[ 1861], Nueva York, Liberal Ans Press, 195S, 33. (I !ay traducción 1Véase Arenclt LUphard, /)¡•nwtmrif'~: l'allf'nH ofMajmitmian and
espai'tola en ~ladrid, Tccnos, 1985.) Consen~us Covcrmnmt in Twmty-One Counllies, :\e\\ lla\'en ) Lon-
dres, Vale l.Jniversity Press, 1984, tabla 3.1, ~8. He añadido Costa
Rica a esta lista. (Hay traducción cspai'tola en Barcelona, Aricl,
C.\l'ÍTI.JLO IX 19 i, con introducción de.Joan Bott·lla.)
VARJEDADES I: DDIOCR.\CL\ !\ Dl'i 11:'\'I A..'i E~(' \I.AS :! :\1ediante una serie de dispo:.icioncs del parlamento constitui-
do como órgano constitucional. 1srael ha ido cotwirticndo sus arre-
1 glos constitucionales en una constitución escrita.
Lcnin, Thr Proletmi.an Rroolulion mul thr RnZPgarlr 1\.aulsily, cita-
1 Algunos ele re<. hos ~ocia les y econ6mico~ han sido aliad idos di-
do en Jens A. Christophersen, Tlzf' Mermiugnj "Dt'mocrta)' "a:. Uferl in
¡~·uro¡Jran /dl'ologiesJrom th" Frenc/1 lo the Ru:.sian Rroolutiun, Os! o . C ni- rectamente a la ccm..,titución de los E~tado-, L nidos, como cuando
versi tetsmrlaget, 1966. 260. se abole la csclaYitud mediante la Decimowrct·nl Enmicncla, o mc-
~ Como mencioné en el capítulo ll, los griego'- no concibieron clialllc la interpretación judicial y del Congreso de las Enmiendas
como "democráticos" los rudimentarios gobiernos rl'¡>n'\elll..alivos Quinta' Dccimocua na.

22H
L\ llEMOC.:RACI \ R OIWRl' A . 0 AI I I.

4
L!jpharl, Democracies, tabla 10.1 y 10.2, 174, 178. Por su descen- ta. En el referéndum vinculante de 1993 una mayoría adoptó un
u·alización regional, Bélgica podría aüadirse razonablcmeme a la sistema que combina la proporcionalidad con la elección de a lgu-
lista. Como con otros arreglos constitucionales, las categorías "fe- nos miembros del parlamento por circunscripciones y otros por lis-
deral" y "unitario " incluyen variaciones significaLivas. ta de partidos.
ij Según la notas de Madison, en un extenso di ·curso del 18 ele 4
Para más detalles, véase Die ter Nohlen, "Sistemas electorales y
julio de 1787, Ha milton obsen'Ó: "Respecto al ejeculÍ\'O, parece es- gobernabilidad ",en Die ter Nohlcn, e d ., Eleccione.s )'sistemas de parti-
tar admilido que ninguno que sea buuw puede ser e tablecido dos en América Lal,nll. San José. Costa Rica, lnstitulo Interamerica-
bajo principios republicanos ... El modelo iuglés era el único ade- no de Derechos Humanos, 1993, 39 1-424. Véase también, Dieter
cuado a este respecto ... Dejemos que una pane dellegislaLivo con- Nohlen, ed'. , EnrirlvjH'dta electoral latinoamericana y del Caribe, San
erve sus escal'ios de por vida, al menos mientras muestren buena J osé, Costa Rica, Instituto Interamericano de Derechos Humanos,
conducta. Dejemos que e l c:jecuLivo sea tambié n vitalicio". Véase 1993. Sin ninguna excepción, todos los recienremente independi-
Ma.x Farrand. e d., The Records oflhe Ft'dl'l·al Convenlion of 1787, vol. 1, zados países isleiíos del Caribe que fueron colonias británicas
1
ew Haven, Yalc Unive rsi ty Press, 1966 289. El comentario de adoptaron el mode lo británico (o de Wcstminstcr).
Get ty del 26 d e junio está en la p. 425. 5 Durante algunos a1ios Uruguay tuvo un ejecutivo plural que,
sin embargo, acabó abandonando.
6 Véase Juan Li nz y Arturo Valenzuela, eds., The Failure of Presi-
CAPÍTULO XI dential Democra9, Ba llimore, j ohn Hopkin Universi ty Press, 1994.
VARJEOADES lll. PARTIDOS Y JSTI:.iiiJ\S ELECTORALES Hay traducción e paño la en Madrid, Alianza, 1998, 2 vols.
1 Las variacioue · son, como se sCI'iala en un excelente csLUdio,
'·incontables''. Este mismo estudio sugiere que "esencia lmente pue- CAPÍTULO XII
d en dividirse en nueve si 'temas principales quc se incorpora n a tres ¿Qt.:É CONDICIONES DE FONDO FAVORECE:--I l A DEMOCRACIA?
am plias famil ias". Andrcw Reynolds y Ben Re ill)'. eds., The lnternati(}-
nal fDEA /Jandbook ofl\'lecloral S)'stem Design, 2." ecl., Estocolmo, Inter- 1 He e laborado esta estimación combin ando listas(}' evitando
nationallnstitute for Democracy and Electoral Assi tance, 1997, 17. solapamientos) contenidas e n dos estudios que utilizan criterios
Las "tres amplias familias" ·on mayorit.:1.rio-pluralista, ele representa- algo distintos: Frank Bealey, "Stabili ty a nd Crisis: Fears About
ció n semiproporcional y de representación proporcional. Para uu Thrcats to Democracy", European j ournal of Polilical Researrh 15,
mayor detalle véase apéndice A. 1987, 687-715, y Anfred S(Cpan y Cindy Skatch, "Presidentialism
2
Incidentalmente, el que un país sea federal o tutitario no tiene and Parlamen tarianism in Comparativc Perspective", en Juan Linz
ninguna relación panicular sobre su opción a (~wor de un sistema y Arturo Valenzucla, eds., The Failure ofPresidmtial Covernmenl, Bal-
parlamentario o presidencialista. Entre los sistemas federales de las timore, J ohn H opkins niversity Press, 1994, 11 9-136. Hay traduc-
democracias más antiguas, cuatro on parlamen tarios (Alemania, ción espa1iola en Madrid , Alian¿a, 1998, 2 vols.
Australia, Austria)' Canadá), miemras que sólo los Estados Unidos 2 Mark Rosenbe1-g, "Poliúcal Obslacle to Dcmocracy in Centriil
son presidcnc.:ialistas, y SuiL.a es un híbrido único. Podemos de car- America", en James M. Malloy y Mitchell Seligson, eds., 11uthorita-
tar así el federalismo como un factor que determine la elección en- rian and Demorratir Regi.me Transilion in Latin Amerira, Pittsburgh,
tre parlamentarismo}' pre ·idenciali ·m o. UniversityofPiusburgh Press, 1987,119-136.
:lEn rcfcrcndos celebrados en 1992 y 1993, los neozelandeses 3 Contrariamente a lo que se piensa, la coerción no fue inexis-
abandonarou el istcma de representación uninominal a una vuel- tente. Los niii.os fueron obligados uniformemen te a aprender in-

231
L\ Of.\10('11,\U.\ ROBFRT A. DAJII.

glés en la escuela. Rápidamente perdieron capacidad en su antigua dia. Hay varias minorías en esta situación, siendo la principal la de
lengua. Y íi.lera de la casa y en el vecindario, el inglé era u ti lindo Cachemira, cuyos intentos por conseguir la independencia han
casi exclusivamente -y pobre de aquél que no pudiera compren- sido frustrados por el gobierno de la India mediante la utilización
der o responde¡· en inglés, por muy mal que lo hiciera. de la fuerza militar.
1 11 Los criterios para establecer las u·es categorías se describen
Se han escrito mucho volúmenes sobre las causas de la Gue-
tTa Civil americana. Yli breve referencia no puede, desde luego, ha- en el apéndice C.
cer justicia a los complejos acontecimientos)' causas que conduje-
ron a dicho conflicto.
5
Para un excelente análisis comparativo, véase Michael Walzcr, CAPíTULO XIII
On Tolrmlion, 1ew Haven )' Londres, Yalc Unive rsity Pre ·s, 1997. ¿POR QUÉ FAVORECE EL CAPITALJSMO DE MERCADO
(J Iay traducción espaii o la en Barcelona, Paidós, 1998. En un epílo- A LA DEMOCRACIA?
go ofrece el trabaj o '·Reflexiones ·obre el multiculwralismo esta-
douniden e·· pp. 93-112.) 1 Para una impresionante evidencia sobre este punto, véase
fi ScouJ. Re id describe un proceso electoral en dos vueltas, que Bmce Russe tt., "A eo-Kantian Perspective: Democracy, Interde-
permitiría a la mayoría, aunque no a todas las persona~ de Quebec, pcndence, and lnternational Organizations in Building Securit.y
permanecer en Canadá o en un Quebec indepenclieme. Reconoce Communities", en Emanuel Adler y Michael Barnett, eds., Securit)'
que . u '"propuesta y otras como ésta pueden ser práctica o no··. Communilies in Comparative and Historical Perspectives, Cambridge,
('The Borders of an lndependem Quebec: A Thought Experi- Cambridge University Press, 1998; y Adam Przeworski y Fernando
ment", Good SociPf)•7, inviento 1997, 11-15.) Limongi, "Political Regimes and Economic Growth ",journal ojEco-
7
Los datos que iguen están extraídos principalmcme de The nomicPerspeclives 7, 3, Verano 1993,51-70.
f:"mnomisf. 2 de ago ·to, 1997,52, 90; Programa de Desarrollo de las
, aciones Unidas, Human DrvrlofJmmt RPfmrl, Nueva York, Oxford
Univcrsity Press, 1997, 5 1; ·'Jndia's Fivc Dccadcs of Progrcss and CAPíTULO XIV
Pain ", ,\lf!lv York Times, 14 de agosto, 1997;} Shashi Tharoor, "'Jn- ¿POR QUÉ DA,- A EL CAPITALISMO DE MERCADO
dia's Odd, Enduring Patchwork", .\'pw Yor/1 Timrs, 8 ele agostO, A LA DEMOCRACIA?
1997.
1 La referencia clásica al respecto es Karl Polanyi, The Great
RTras ·u derrota electoral en 1977, Jndira Gandhi volvió a set· clc-
gida como primcrd ministra en 1980. En 1984 ordenó a las tropas Transfomwtion, ueva York, Farrar and Rinehart, 1944. Hay traduc-
hindúes que atacanm el má-; sagrado templo musulmán en la India, ción espal'iola e n Madrid, Ed. La Piqueta, 1989. Polanyi era un exi-
que había sido ocupado por miembros de la cela religiosa Sikj. liado de Austria y Hungría que se trasladó a Inglaterra y después
Poco después fue asesinada por dos de sus guardae paldas Sikj . Los en ci'ió en lo Estados Unidos.
hindúes se lenmtaron después y mataron a ntilcs de Si~s. En 1987,
<;u h!jo R;~jiv Gandhi, que se había convenido en primer ministro,
~uprimió el modmiento independentista de la minotia regional ta- CAPÍTULO XV
mil. En 1991 fue asesinado por un tamil. EL Vlr\JE INACABADO
a Tltl' Ermwmist, 2 de agosto de 1997, 52.
10 1 Éstas
Esto no es cieno si miembros de una minoría cultural distinti- son en esencia las conclusiones de algunos cuidadosos
va \·ivcn juntos en alguna región en los límites fronterizos de la In- estudios. Compárese el estudio de trece países democráticos por

233
L\ DlMOCRACIA

Hans-Dieter Klingemann, Richard Hofferbert, e Tan Budge et aL,


LECTURAS ADICIONALES
Parlies, Policies and DenwcraC)', Boulder, Westview, 1994. Un estudio
de treinta y ocho gobiernos en doce paises democráticos también
encontró una considerable congruencia entre las perspectivas de
los ciudadanos y las de quienes decidían Las políticas, aunque la
congruencia era supe rior en países con sistemas clecwrales de RP
que en países con sistema mayoritario uninominal;John D. Huber
y G. Binham Poweli,Jr., "Congruence Between Citizens and Policy
Makers in Two Visions of Liberal Democracy", Worl Politics 46, 3,
abril de 1994, 29 y ss.
2 Charles E. Lindblom mostró la racionalidad de "ir abriéndose

paso" a través de métodos incrementales en un artículo seminal,


'The Science of MuddJing Through ", Public Adminislration Reuiew 19 El número de libros y artículos que se ocupan directa o indirec-
( 1959): 78-88. Véase también Lindblom, "Still Mudling, Not Yet tamente de la democracia es enorme. Se extienden desde el siglo IV
Through ",en su Denwcracy and the Market System, O lo, orwegian a.C., con las obras d e Platón y Aristóteles, hasta no menos de cien-
University Press, 237-262. Lindblom también utilizó la expresión tos de trabajos, más o menos, publicados durante el año pasado.
"incrememalismo inconexo" (disjointed incrementalism) sobre La que Por tanto, la breve lista que sigue es, como es obvio, incompleta, y
escribió extensamente. Véase su The fntelligenre ofDenwcracy: Decision la selección puede ser bastante arbitraria. Pero creo que estas obras
Making Through MutualAdjuslmenl, Nueva York, Free Press, 1965. pueden ayudar en el caso de que usted desee seguir ocupándose de
3 Benjamín I. Page, por ejemplo, llega a un veredicto favorable algún tema de forma más extensa de lo que ha permitido mi breve
sobre los votantes americanos en ChoiCPs and Echoes in Presidential ocupación con ellos, o en el caso de que desee explorar la demo-
é'lections: Rational Man and Electo·ral Denwcmcy, Chicago, University cracia desde una perspectiva d istinta a la mía. Alguno de ellos ya
ofChicago Press. 1978, Michael X. Delli Carpini y Scott Keller opi- han sido citados en las notas.
nan, sin embargo, que "una de la conclusiones centrales - y más
inquietantes- de nuestra investigación es el considerable desfase
en conocimientos que existe entre los grupos socioeconómica- LOS OR.ÍCEN ES Y EL DESARROLLO DE LA DEMOCRACIA
mentc desfavorecidos y los más aventajados" ( What Americans Know
About Politics and Why Jt Matters [ ew Haven y Londres, Yale U niver- AococK, F. E., RomanPoliticalfdeas nndPraclice, Ann Arbor, Uni-
sity Press, 1989], 287). versity of Michigan Press, 1959.
Una crítica más severa, con la recomendación de inu·oducir AC.\RD, Walter R., What Denwcracy Meant to the Greeks, Madison,
nuevas institucio nes que ayuden a superar las dificultades de com- University ofWisconsin Press, 1965.
prensión, se contiene en James Fishkin, The Voice ofthe People, Public l-L\J sw, Mogens Herman, TM Athenian Democracy in the Age of
Opinion andDtmwcrac)', ew Haven y Londres, Yate Univer ity Press, Demosthene.s: Strncture, Principies, and fdf'olog;y. Traducción inglesa en
1995. Oxford, Blackwell, 1991.
4 En 1930, una llamada telefónica de tres minutos entre Nueva Hur...'T!NC.'TON, Samuel P., Tl~e Third Wave: Demorratization in the Late
York y Londres costaba trescientos dólares (en dólares de 1996); Twentieth Centwy, Norman, University ofOklal1oma Press, 1991. (Hay
en 1996 costaba alrededor de un dolar ( The Economist, 18 de octu- traducción española en Barcelona, Paidós, 1994.)
bre, 1997, 79). ]ON&., A. H. M., Athenian Dmwcracy, Oxford, Blackwell, 1957.

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238 239
RECONOCIMIENTOS

Según recuerdo, fue a mi mujer, A.nn Sale Dahl, a quien prime-


ro mencioné que me gustarla escribir otro libro más sobre teoría y
práctica democrática. El libro que tenía en mente esta vez, le dije,
sería menos académico que la mayoría de los que había escrito. o
escribiría el libro pri mariamente para otros expertos o académicos,
ni siquiera específicamente para americanos. Desearía que fuese
útil para cualquier persona, en cualquier parte, que pudiera estar
interesada en aprender más sobre un tema tan amplio, que fficil-
mente puede llegar a ser tan complicado, que las únicas personas
dispuestas a seguirlo en profundidad son los teóricos políticos, los
filósofos y ou·os expertos. Encontrar exactameme el estilo adecua-
do, confesé, sería un desafio sobrecogedor. La entusiasta respuesta
de A.nn me animó a ponerme manos a la obra. Ella fue también la
primerd lectord de un borrador casi terminado, y sus hábiles suge-
rencias editoriales mejoraron mis presentaciones.
Dos compañeros académicos muy ocupados, James Fishkin y
Michael Walzer, me proporcionaron generosos comentarios a mi
borrador final-bueno, como luego se vería, no estaba tan finaliza-
do-. Sus críticas }'sugerencias fueron tan relevantes y útiles que
adopté casi todas ellas, ignorando con pesar aquellas que me pare-
ció que exigirían un libro más extenso del que tenía en mente.
Estoy agradecido a Charles Hill, David Myhem, Ian Shapiro y
orma Thompson por responder a mi petición de recoger· referen-
cias de obras que fue ran útiles para aquellos lectores que desearan
seguir desarrollando el tema. Sus propuestas han enriquecido la lista
tiwlada "Lecturas adicionales".

24 1
L~ DEMOCRACIA

Considerablemente antes de q ue hubiera completado e l ma- "'


lNDICE
nuscrito, se lo mencioné a John Covcll, editor principal de Yale
University Press, que inmediatamente expresó su enorme interés
en él. Después de que le presentara una copia del manuscrito, las
preguntas y propuestas que me ofreció me ayudaron a mejorarlo
en numerosos aspectos.
Estoy feliz de haber continuado con este libro una larga rela-
ción con Yale University Press. Me es parlicularme nte gratiftcador
que se esté publicando aquí, porque al escribir el libro me he apo-
yado sin dudarlo en obras mías anteriores que esta editorial ha ve-
nido publicando a lo largo de muchos años. También estoy encan-
tado de que el director .John Ryden, la directora asociada T ina
Weiner y la editora ejecutiva Maryl Lanning no sólo expresaran su Abolición de la ti ranía: como Comprensión ilustrada: como
entusiasmo por publicar el libro, sino que refrendaran fuertemen- ventaja democrática, critcdo democrático, 48
te mi propuesta de que fuera rápidamente traducido y publicado 57-59 Condiciones para la democracia:
en el extranjero para hace rlo accesible a lectores en otras partes Agenda, con trol de: como criterio efectos negativos de la
dél mundo. democrático, 48 intervención exu·anjcra, 167-
Finalm ente, la edición de Laurajohnes Dooley, editora asisten- Asambleas. Véase Representación, 168; control sobre el ejercito y
te, fue a la vez rápida y soberbia. Aunque su contribución es invi- gobiernos represen tativos la policía, 169-170; débiles o
sible para el lector, el autor sabe que el libro ha mejorado gracias Asambleas locales: Dinamarca, inexistentes conflictos
a ello. Espero que ella también lo sepa. Islandia, Noruega, Suecia, 25 culturales, 170-177; valores y
Asociaciones, necesidad de, 113 cultura democráticos, 177-
Atenas: democracia en, 15; 179; crecimiento económico y
adopción de un gobierno economía de mercado, 179-
democráúco,18; gobierno de, 180. Véase también Conflictos
18-19; Pericles, 50 culturales, Capitalismo de
Autodetermi nación: como ventaja mercado
democrática, 64-66 Conflictos culturales: como
problema de las democracias,
Buscar la paz: entre democracias, 170-171; asimilación, 171-173;
69-70 decisiones por consenso, 174;
sistemas electorales, 175;
Capitalismo de mercado: separación, 175-177;
asociación con la democracia, Apéndice B, 217
187-188; efectos dailinos para Consolidación de las instituciones
la democracia, 195-200 democráticas, 8
Cazadores y recolectores, Constituciones: variaciones
sociedades de, 16 constitucionales, 139-144;

242 243
ROR!;RT A. 0 ,\lll.

in flue ncia de las Divisio n es cultu rales, soluciones Inclusión de los adultos: como Mill,John Stuart: sobre el
constitu ciones, 144-147; a: Suiza, 217; Bélgica, 218; cri terio democrático, 48. Véase sufragio, 90; necesidad de un
algun as o pciones básicas para Países B<~ os, 218 también Igualdad política gobierno representa tivo, 11 O;
las institucio nes democráticas, Jndia : aclaraciones ace rca de la sobre el sistema de
158-161; algu nas directrices, Elecciones. Véase Represe n tación, d emocracia, 181-185 representación, 122
161-1 62 gobiernos representativos In formación: n ecesidad de Mo ntesqu ieu, 28; sobre
Criterio s d e un proceso Elecciones libres: necesidad d e, fuentes alternati,ras, 112-1 13 representación, 122
dem ocrático, 4 7 110-111 Inglaterra. Véase Gra n Breta1ia
Estado : definición , 51-52 1nstitucioncs democráticas: O rganizaciones internacionales,
Declaraciones de d erech os: en las Europa: orígenes de las p rofundizar las ' 'iej as aspectos n o democrático· de,
constituciones d e países insti tuciones d emocráticas, democracias, 8; e l 129-135
d emocráticos, 140 17-29 Mediterráneo, J 7; Europa del Orígenes d e la d emocracia, 13-33
Dem ocracia: o rige n del término: one, 24
17; y república, 23; elementos Flandes: comienzo del d esarrollo intereses persona les: protección Paí ·es Bajos, democratización en
prin cipales, cuadro 3, 38; democrá tico, 29 por la democracia, 64 camino, 29
criterios de un gobierno Florencia: como repú blica, 22 Island ia: orígene · d emocráticos, Paíse democráticos: número de,
d emocráti co, 47-49; ven tajas, 27-28 14; Apéndice C, 221
56-72; po r qué se ha extendido Gobierno parlamentario: Italia: gobierno popu lar en las Pan icipación : como criterio
la democracia, 185-186 o rígenes d el, 142-144 ciudades-Estado, 21 democrático, 47; precio de,
Democracia a gran escala : Gobierno presidencial: orígenes, tabla l, 124-126
institucio nes po líticas que 142; versus sistema Juicios d e valor y empíricos, 36- Participación democrática. Véase
requieren u na, 97-115; parlamentario en países 37, 41-42; u·ansaccio nes, 37 tam!Jién Rep1·e entación,
sumario de, cuadro 6, 99; democráticos, 142 J u icios éticos: d iferencia con los gobiernos re presentativos
orígenes y desarrollo, 101; Gran Bretaña: evolución del juicios cien tíficos, 84 Partidos pollticos, orígenes de los,
necesidad de representantes Parlamento, 28-33; electorado 101 -106: en los países
electos, 108-110 1831- 1931 . cuadro 2, 31 l.egislawr<l u nicameral o democráticos, 15 1-158;
Derech os: co mo ventaja Grecia: ciudades-Estado, 18 bicameral en países sistema bipartidista versus
democrática, 59-61 democráticos, 141 sistema multipanidista, 157
Derech os sociales y económicos: Igualdad: lógica de la, 16; Liber tad: como ventaja Poder: tendencia a la corrupción.
en constitucion es rle países lím ites, 32; igualdad de voto. democrática, 62-63 85-86
d emocráticos, 140 48. Véase taml!iérllgualdad l.ijphan, Are nd: sobre Poliarquía, democracia
Desafíos de la democracia: e l política consolidación d e la poliárquica: definición, 105; y
o rden econ óm ico. 204-206; Igualdad política,justificación de: democracia, 218-219 criterios democráticos, cuadro
internacionalización, 206; igualdad intrínseca, 75-77; 7, l 07; y escala, 11 S
diversidad cultural, 206; competencia de los Madison,James: definiciones de Prosperidad: como característica
educación cívica. 208-212 ciudadanos, 87-89; inclusión democracia )' república, 23-24 ele países democráticos
Desarrollo humano: como ventaja de los adultos como criterio Mandato de los jueces en modernos, 70-72
democrática: 67-68 democrático, 89-91 democracia, 141-142

244 243
L\ Dt:MOCR.ACIA

Referendos en países Sistemas federales versus


democráticos, 142 unit<U·ios en los países
Regímenes antidemocráticos, democráticos, 140-141
desapm·ición de, 7 Sufragio un iversal: como
Representación, gobiernos requisito democrático, 9, 90,
representativos: cargos 113; exclusiones del: 104.
públicos electos como Véase tamliién Igualdad política
requerimiento democrático, Suiza: orígenes d emocráticos, 26-
100; o r ígenes no 29
democráticos, 101-106, 121;
necesidad de elecciones T ama1'lo d el sistema político:
libres, imparciales y consecuencias par a las
frecuentes, 110-lll ; instituciones democrálicas, Este libro
se terminó de imprimir
democracia griega frente a 106; variaciones en la en los Talleres Gr.ificos
democracia representativa, d emocracia dependi.endo del Printing Book
119-121; en j ean:Jacques tamaño, 117-118; ley d el Madrid, Espa1ia,
Rousscau, 120; en el mes de febrero de 1999
tiempo y el número, 127;
en Ami-federalistas, 120; dilema democrático, 127
límites d e las asambleas Tocqueville, Alexis de: De w
democráticas, 128 democracia en A rnériw, 1O
Responsabilidad m oral: Tracy, Destutt de, sobre
como ventaja democrática, representación, 104
66 Transacciones. Véase juicios de
Revisión constitucion al en paises valor y empíricos
d emocráticos, 141 Transició n a la democracia, 8
Roma, democracia en, 10; Tutela: contra-argume nto de la
república, 19: gobierno, d emocracia, 81; debilidades,
19-20 83
Rousseau,J ean:Jacques, sobre
representación , 120 Unión Soviética, 7

Sistema electoral: variedades en, Venecia: como república, 22


151-162; como solución a los Ventajas de la democracia, 57-72
conflictos culturales, 175; Vikingos: igualdad y desigualdad
Apéndice A, 213 enu·e, 25-26

246
TAURUS

~rt h
La democracia
Uutl gufa para los ciudadanos

urante la segunda mitad del siglo xx estamos asistiendo a

D un auténtico triunfo de la democracia. Los principales re-


glmenes antidemocráticos -comunista, fascista, nazi- han
desaparecido, y en todo el mundo surgen, con mayor o
menor pujanza, nuevos gobiernos democráticos. En La democracia,
Robert A. Dahl, uno de los más destacados teóricos pollticos de
nuestro tiempo, pone a disposición del lector una «gula» accesible
y completa de la democracia, en la que esclarece su significado,
determinando la medida de su valor y haciéndonos ver cómo
funciona y los retos con que habrá de enfrentarse en el futuro.
Robert Dahl comienza trazando un panorama de los orlgenes
históricos de la democracia para analizar después las diferencias
entre las democracias, los criterios necesarios para llevar a cabo
el proceso democrático, las instituciones Imprescindibles para
alcanzar los objetivos de la democracia, a si como las condiciones
sociales y económicas que favorecen el desarrollo y el manteni-
miento de dichas instituciones. Da respuesta a cuestiones tan
enigmáticas como por qué el capitalismo de mercado puede fa-
vorecer y, al tiempo, dañar a la democracia y concluye con un
examen de los principales problemas a que habrán de enfrentarse
los paises democráticos en el siglo xx1: la creciente complejidad
del orden económico, la intemacionalización, la diversidad cultural
y la dificultad de alcanzar un nivel adecuado de competencia
ciudadana.
Un libro que no debe faltar en la biblioteca de ningún ciudadano
que se Interese mlnimamente en la polltlca de su tiempo.

«Una imprescindible gula de la democracia que todo el mundo


deberla leer. El mejor Dahl.»
MICHAEL WALZER
lnstltute for Advanced Study

ISBN : 84-306-0342-5

9 788430 603428

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