Diaz, Nicolas - Trabajo Practico 3

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Instituto de Formación Docente de Chajarí

Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura

Literatura Universal I

Trabajo Práctico Nº 3: Sobre mí

Estudiante: Díaz, Nicolás

Docentes: Skittberj, Gladys

Curso y división: 1º año “B”

Ciclo lectivo: 2023

Fecha de entrega: 4 de Agosto


Texto elegido:

Novela décima: Alibech se hace ermitaña, y el monje Rústico le enseña


a meter al diablo en el infierno, después, llevada de allí, se convierte en la
mujer de Neerbale.

Este cuento pertenece al libro “El Decamerón” del Giovanni Boccaccio


publicado en el año 1353. Del mismo tomaremos como objeto la “yacija de
hojas de palmera” (Boccaccio):

El cual, por querer poner su firmeza a una fuerte prueba, no como los
demás la mandó irse, o seguir más adelante, sino que la retuvo en su celda; y
llegada la noche, una yacija de hojas de palmera le hizo en un lugar, y sobre
ella le dijo que se acostase.
Sobre mí

La luz entraba por los agujeros que quedaban al descubierto por el techo
de paja: ese era mi mundo, la horizontalidad. A veces, durante el día, lo veía
venir con hojas nuevas y colocaba un par sobre las aberturas: la oscuridad y el
silencio –decía él– son los mandamientos del Señor. Era una persona
admirable. Cuando se acostaba yo trataba de asemejarme a un colchón de
lana, hacía mi mejor esfuerzo por no ser sólo palmera y trataba de dar calor
como una piel de cabra. En mi fantasía era así, y yo creo que él lo notaba,
puesto que no dormía en otro lugar.

Rústico tenía facciones agraciadas por la naturaleza: la barba recorría


siempre regular de lado a lado, sus ojos se proyectaban como diamantes,
como si fueran dos oasis juntos en un gran desierto. Vestía siempre de algodón
suave y marrón: los tonos tierra –repetía- reflejan el cuerpo terrenal.

Cuando alguien, muy de vez en cuando, se acercaba para intercambiar


algunas palabras, traer alimento o saber si Rústico aún seguía con vida, yo
escuchaba el sabio consejo de Jesús escrito por Mateo: “si quieres ser
perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los
cielos; y ven, y sígueme” 1.

Pasaba mucho tiempo recorriendo la arena, meditando, orando y cuando


el sol daba paso a la luna venía conmigo. Las noches eran largas y
oscurísimas. Estábamos demasiado alejados de los pueblos. Pero las noches
nunca eran silenciosas. Rústico roncaba como si tuviera dentro a la quimera:
sonidos guturales mitad león y mitad cabra.

Siempre imaginé que en cada ronquido expelía fuera de su cuerpo algún


pecado mortal de los seres humanos: pecados que llevaban las distintas
formas y nombres del demonio: Diablo, Lucifer, Satanás, Belial, Samael,
Mandinga, Belcebú, Asmodeo, Leviatán, Mammona, Berith, Belphegor,
Astaroth, Abaddon, Acusador, Apostata, Ave, Asisiriose, Asmodeo, Aspid.

No advertí que, entre tanto nombre demoniaco e imaginería, el ángel


caído vendría envuelto en nombre femenino: Alibech.
1
Mateo 19:21.
Una tarde como todas las tardes que se venían sucediendo
cotidianamente, el viento norte no sólo trajo los clásicos arenales viajeros que
se paseaban por toda la hondonada, también arrastró hasta la gruta a una
mujer.

¡La primera mujer que vi en toda mi vida! Llevaba una corona en la


cabeza y el pelo largo ondulado de colores marrones claros, sus ojos eran
perfectos, parecía que en ellos uno pudiese hundirse y ser llevado a cualquier
extremo de los cielos de Dante; la piel blanca pura como las nubes, sus piernas
largas y finas y sus brazos decantaban de la forma justa ante sus manos
pequeñas.

La escuché decir que venía encomendada a Dios, que su propósito de


vida era meter al Diablo nuevamente en el infierno ¡Y qué ingenuo fue Rústico
al creer aquellas palabras! Quedó completamente envilecido y atolondrado:
Alibech lo había cautivado de pies a cabeza, así es como los malignos
consiguen su cometido.

Los miraba y escuchaba a los dos y parecía un gran circo, un gran


espectáculo, un teatro tragicómico muy bien guionado e interpretado: Rústico le
comenzó a indicar cómo se debe meter al Diablo en el infierno ¡Como si ella ya
no lo supiera Rústico! ¡Es Lilith!

¡No se atrevan a subirse encima! Vi a Alibech desnudarse, su cuerpo era


un brillo cegador. Rústico hizo lo mismo. Ambos se abalanzaron sobre mis
pobres hojas de palmera que crujieron por el peso. ¿Dónde quedaron, Rústico,
las palabras de Mateo, el despojo y la sencillez? Día tras día repetían las
mismas acciones: se desnudaban, se abalanzaban y trataban de que el Diablo
se guarde en las heladas profundidades de Judoca. Comencé a pensar que
Alibech nunca tuvo malas intenciones, que ella era la inocente.

Cuando Alibech se fue en contra de su voluntad y quedamos


nuevamente solos con Rústico. Las noches ya no eran agradables: quizás
siempre he vivido con el Diablo, él siempre se ha acostado sobre mí.
Referencias bibliográficas

BOCCACCIO, G. (2014). El Decamerón

BIDILAFRAGUA. Un ser muy nombrado. Los nombres del diablo. Disponible


en:https://bidilafragua.buap.mx/expo-virtuales/exhibits/show/el-angel-mas-bello-
/nombres-del-diablo

MAURO. J.P. (16 de Octubre, 2018). ¿Por qué los frailes franciscanos se visten
de marrón? En Aleteia. Disponible en: https://es.aleteia.org/2018/10/16/por-
que-los-frailes-franciscanos-se-visten-de-marron/

BIBLIAPARALELA. Mateo 19. Disponible en:


https://bibliaparalela.com/lbla/matthew/19.htm

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