Articles-135106 Recurso PDF
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Objetivos de Aprendizaje
OA 3 Investigar la interacción entre consumidores y productores en el mercado considerando
factores como la oferta, la demanda, la elasticidad y la fijación de precios evaluando el rol regulador
del Estado.
OA 5 Analizar críticamente las imperfecciones inherentes del mercado como monopolios,
oligopolios, colusión, competencia monopolística y externalidades negativas considerando su
impacto social y las normativas vigentes.
OA a Investigar sobre la realidad considerando:
- levantamiento de información a partir de métodos y técnicas propias de historia, geografía,
economía y otras ciencias sociales;
- análisis crítico de las evidencias y evaluación de su validez, considerando su uso ético para
respaldar opiniones;
OA c Elaborar interpretaciones y argumentos, basados en fuentes variadas y pertinentes, haciendo
uso ético de la información.
OA d Analizar interpretaciones y perspectivas de diversas fuentes, considerando propósito,
intencionalidad, enfoque y contexto del autor, y las preguntas que intenta responder.
OA f Elaborar juicios éticos de manera rigurosa y basados en conocimiento disciplinar sobre hitos,
fenómenos, procesos, ideas, acciones de personas, entre otros.
DESARROLLO
Caso de colusión:
Empresas involucradas
Duración de la colusión
*Denuncia o acusación que hace una persona a cambio de un beneficio consistente en la reducción o exención de la multa.
Texto 1:
Monopolios: el orgullo ajeno ante lo grande
No todos estamos convencidos de que los monopolios son dañinos para las familias y
para un modelo de economía equitativa y libre. Después de todo, hemos crecido y la
historia del desarrollo está repleta de anécdotas de desbordes aventureros y de
pequeñas empresas que evolucionaron, saludablemente, al monopolio. Google, Amazon
y los ejemplos recientes que se quiera, son la demostración de un camino que va del
emprendimiento al monopolio. Nuestro problema es que los monopolios y los carteles
de la plaza no aportan ni a la innovación ni al emprendimiento ni a la calidad ni a buenos
precios; más bien ahogan esos valores, obnubilándonos con el espectáculo de su tamaño.
La economía chilena no mide la extensión y la profundidad del daño causado por las
colusiones. La suma de sobre-cobros ilegales por remedios, papel “confort”, transporte,
servicios básicos de agua, electricidad y gas, telecomunicaciones, comisiones por
servicios financieros, pollos, pasajes de avión, buses y carreteras pueden llegar a
representar un 15% o más de los ingresos de familias vulnerables.
Los monopolios afectan a las familias en las que los gastos pesan, no afectan
necesariamente a la economía. La economía es un sistema de estadísticas que, en la
teoría, chorrea cifras de los más grandes a los pequeños, pero que, en la realidad, se
conforma con el crecimiento de los grandes números.
Es cierto que en la canasta familiar hay bienes que se favorecen de la libre competencia.
La ropa, la tecnología y aparentemente las hortalizas obedecen a precios de mercado. No
estamos completamente sumergidos por los monopolios.
innovación, con las empresas emergentes, con los consumidores y con un desarrollo
inmanente de las buenas prácticas –no dictadas desde afuera, sino desde adentro– de
las empresas. El “otro modelo” no está en las mesas de diseño de las universidades, sino
en las mesas de los directorios, en los consejos de las instituciones públicas y en los
movimientos sociales. Esto puede parecer un trabalenguas, pero es un conjunto de
caminos trenzados que, mientras perdemos el tiempo, todavía nos espera.
Adam Smith sabía que la tendencia de las empresas no es la libre competencia, sino el
monopolio. Creía que se podía moderar esa tendencia con una educación moral
conveniente. Carlos Marx, que también lo sabía, creía en cambio que la competencia no
era más que un efecto luminoso y una falsificación ideológica de los monopolios.
Nos hemos pasado una vida oponiendo al Estado y el mercado. No hemos visto que los
mercados son condiciones de producción e intercambio creadas por el Estado. Cuando
el Estado se retira o fracasa, lo que queda son monopolios moviéndose en una estructura
mafiosa. El Estado subsidiario que tenemos está a medio camino entre una policía moral
ineficaz y una complacencia activa con el monopolio.
Si lo que falta en Chile es mercado, es el “otro” en el mercado que hace sentir su ausencia;
el que calibra la oferta, pone los estándares de calidad, sanciona a los que no dan el ancho
y aporta texturas y diferencias a la curva de la demanda. Lo que nos falta es organización
de los consumidores en una escala acorde a las complejidades de la economía.
Necesitamos un consumidor crítico y organizado que eleve las exigencias de
transparencia, calidad y eficiencia en la economía.
El Estado (los funcionarios, las regulaciones y las instituciones) realmente cree que la
fortaleza de Aguas Andinas, por ejemplo, coincide con el “interés general”; por eso se
tolera ganancias por integraciones empresariales anticompetitivas y se le acepta
compensar a hogares que estuvieron tres días sin agua, con dos pasajes en el
Los empresarios que padecen a los monopolios y a los carteles no denuncian. Los centros
de estudios de economía están cooptados por los gremios y las grandes empresas y no
investigan. Los círculos viciosos de la cartelización incluyen entrelazamientos
clandestinos, complicidades pasivas, miedos, sobornos y protecciones cruzadas entre las
policías y los ladrones. Esto vale para narcóticos y toallas higiénicas. La razón de Estado
se confunde con la racionalidad monopólica hasta volverse indiferente.
Esta es una muy buena ocasión para definir como sociedad esa irresolución histórica, esa
timidez flagrante que nos ha llevado a escindir nuestras conductas. Entre el
sometimiento a los monopolios y la declamación de discursos en favor de la libre
competencia, dejamos un vacío que se llena de inercia. La responsabilidad ciudadana es
ayudar a ventilar las empresas y las instituciones, sacando a la luz los viejos reflejos del
clandestinaje que todavía se usan entre nosotros.
Fernando Balcells, Los monopolios y el mundo de los economistas. Disponible en:
https://www.curriculumnacional.cl/link/https://ellibero.cl/opinion/los-monopolios-y-el-mundo-de-los-
economistas/
Texto 2:
Nota técnica sobre colusión y regulación
Es probablemente Smith (1776) el primero que menciona lo que hoy conocemos como
colusión, a través de dos intervenciones.
La primera dice relación con el salario real y el poder que tenían los patrones sobre los
obreros, indicando que, al ser los patrones menos en número, pueden asociarse con más
facilidad. Además, la ley de la época autorizaba o al menos no impedía dicha asociación,
pero sí prohibía la de los trabajadores. Al respecto, Smith indica que no existen leyes que
impidan rebajar el precio del trabajo, además de que los patrones pueden resistir por
mucho más tiempo, a pesar de que a largo plazo los obreros sean tan necesarios para los
patrones como los patrones para los obreros.
En cuanto a la colusión, se indica que se considerará como tal cualquier hecho, acto o
convención que impida, restrinja o entorpezca la libre competencia o que tienda a
producir dichos efectos en los acuerdos expresos o tácitos entre competidores, o las
prácticas concertadas entre ellos que confieran poder de mercado y consistan en fijar
precios de venta, de compra u otras condiciones de comercialización, limitar la
producción, asignarse zonas o cuotas de mercado, excluir competidores o afectar el
resultado de procesos de licitación.
El TDLC y la FNE han realizado un trabajo que muchas veces es silencioso, poco conocido,
con una gran cantidad de casos que no provocan conmoción pública. Por ejemplo,
podemos mencionar que, de las causas contenciosas con sentencia, solo el 20%
corresponde a colusión, mientras que el 41% corresponde a precios predatorios.
Episodios, por supuesto, sin tanta prensa como el caso de las farmacias, pollos y el último
de connotación nacional que involucra el mercado del papel higiénico.
Piense usted, por ejemplo, en el caso de un narcotraficante que desea dejar dicha
actividad, pero no puede por las amenazas de muerte que recaen sobre él o su familia,
sin posibilidad de realizar un cambio en su conducta. Surge, entonces, la necesidad de
abrir un espacio para que el individuo pueda cooperar y, además, el Estado pueda
proteger su integridad, lo que se conoce como dilema del prisionero, en que la mejor
opción es cooperar. Este es solo uno de los tantos ejemplos que nos permiten
comprender la necesidad de abrir espacios que permitan la cooperación de las empresas
para desbaratar acuerdos colusivos que luego constituyen los llamados cárteles.
Dado que, en la mayoría de las legislaciones, los acuerdos colusivos tácitos son ilegales,
estos acuerdos no pueden hacerse cumplir. Entonces, la posibilidad de obtener
beneficios adicionales es lo que permite sostener un acuerdo. También se debe tener
presente que la fuerza principal que lleva al colapso de un cártel es la rentabilidad de una
desviación unilateral.
Las empresas tienen incentivos para coludirse. Sin embargo, también tienen incentivos
para desviarse de los acuerdos colusivos por el mismo motivo que tuvieron para
coludirse, lo que permite que estos pactos sean inestables en el tiempo. La detección es
difícil y, la mayor parte de las veces, los casos descubiertos obedecen a autodenuncias,
ya sea porque una de las partes está descontenta con el acuerdo o porque ha sido
excluida.
Finalmente, se puede apreciar que nuestro país enfrenta una alta concentración en
muchos mercados, lo que facilita la colusión. Restringir la producción tiene efectos
negativos sobre los mercados laborales, los salarios reales y la eficiencia de los mercados,
afectando el crecimiento del país y la capacidad de innovación.
Roberto Contreras Marín, en Revista Chilena de Economía y Sociedad, Volumen 10, Nº1, 2016:
https://www.curriculumnacional.cl/link/https://rches.utem.cl/articulos/nota-tecnica-sobre-
colusion-y-regulacion/