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La aceptación radical

de todo

Vivir la vida a través de focusing

Por ann weiser cornell


Con Barbara McGavin

Editora: Micky Welsh de Villegas


Nota del editor
Esta publicación está diseñada para proporcionar información precisa y
fidedigna en relación al tema en cuestión. Se vende con el conocimiento
de que el editor no tiene el compromiso de prestar servicios psicológicos,
financieros, legales, u otro. Si fuera necesaria asistencia experta o
counseling, se deberá requerir los servicios de un profesional competente.

© 2005 Ann Weiser Cornell


“La   “víctima”,   el   “crítico”   y   la   Relación   Interior:   Focusing   con   la   parte   que   quiere  
morir”. © 1994 Barbara McGavin.
“Permanecer”.  ©  1996  Ann  Weiser  Cornell  y  Barbara  McGavin.  
“La  historia  del  perro”   y   “Liberar  bloqueos  de   acción”  ©  2000  Ann  Weiser  Cornell   y  
Barbara McGavin.
“Qué  es  Focusing”.  ©  2002  Ann  Weiser  Cornell  y  Barbara  McGavin

Primera edición en inglés Mayo de 2005

Primera edición en español Diciembre de 2013

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, guardada en sistema


que puede ser reintegrada en ninguna forma o por cualquier método,
electrónico, mecánico, fotocopiado, microfilmado, grabado o de otro tipo
sin permiso escrito de los titulares del copyright y del editor.

Título original: The Radical Acceptance of Everything


Título en español: La Aceptación Radical de Todo
Traducción: Micky Welsh de Villegas

Editora: Micky Welsh de Villegas


Mail: [email protected]
Tel: 011 3 642 1398

Impreso por NorthGrafic impresiones


Mail: [email protected]
Tel: (054-11) 4742 3621

Imagen de tapa: Beatriz Pittaluga de Carman

ISBN 978-987-23979-3-7
Para mis queridos padres y hermanos

Audra H. Weiser 1919-2002


David W. Weiser 1921-1988
Mark D. Weiser 1952-1999
Mona W. Holmes 1953- 1999

amor incondicional radical

y para mis sobrinos y sobrinas que llenan


mi vida de alegría

Nicole, Josh, Corinne y Christopher


LIBROS EN ESPAÑOL PUBLICADOS POR
ANN WEISER CORNELL:

El Poder del Focusing:


Guía Práctica de Autocuración Emocional

TAMBIÉN POR ANN WEISER CORNELL


Y BARBARA McGAVIN

El Manual de Focusing para el Estudiante y el Compañero,


Partes uno y dos
Indice
Introducción 1
La Aceptación Radical de Todo
Que es el Focusing ** 9
Tres aspectos clave de Focusing 11
Cómo conocí Focusing 17
Siento dolor ** 23
La Aceptación Radical de Todo 29
Facilitar Presencia * 41
La  “víctima”,  el  “crítico”  y  la  Relación  Interior:
Focusing con la parte que quiere morir *** 55
Mapas del Tesoro del Alma
La historia de Mapas del Tesoro, hasta hoy 63
Permanecer ** 67
La historia del perro ** 71
Liberar Bloqueos de Acción ** 77
Bondad Radical: la transformación del Crítico Interno * 91
Focusing en díadas
Focusing seguro con (casi) cualquier compañero 113
Los peligros de Focusing en díadas 117
El arte del lenguaje facilitador
El poder de Escuchar 125
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón 145
Cuestionando las preguntas 153
Para profesores de Focusing
Diferencia entre Focusing y terapia 163
Origen y desarrollo de la Relación Interior de Focusing * 171
Relación = Distancia + Conexión 183
Cuerpo, ¿qué cuerpo? * 195
La Sensación Sentida completa 213
Focusing en la infancia 219
La última palabra
Cinco razones de por qué Focusing (aún) no se conoce más 227
Recursos 233
Referencias 237
Índice analítico 240
Escrito recientemente para este libro *
Con Barbara McGavin como coautora **
Por Barbara McGavin ***
Introducción

Este libro es una colección de diez y nueve artículos que ya han sido publicados
(pero que hoy están, muchos de ellos, en lugares que resultan difíciles de acceder),
cuatro nuevos que escribí para este libro, y uno muy especial de Barbara McGavin.
Empecé a aprender el proceso de Focusing en 1972, y a escribir sobre él en 1983.
¿Por qué es éste el momento justo, luego de 22 años, para publicar esta colección
de artículos? ¿Y por qué tengo la esperanza de que la gente use este libro?
Kierkegaard dijo que vivimos nuestras vidas hacia delante pero que la
entendemos cuando miramos hacia atrás. Mientras sostengo este libro en mis
manos, tengo una sensación que se conecta con la vida y el trabajo que he estado
creando durante los últimos treinta y tantos años. Van surgiendo temas, y puedo
empezar a decir cuáles son algunos de ellos:
(1) Un proceso interno de aceptación radical – estar en estado de Presencia –
es un entorno sorprendentemente facilitador para la sanación emocional.
(2) Hay procesos que favorecen una relación interior entre   un   “yo”   en  
Presencia  y  un  “algo”  que  necesita  Presencia.
(3) Muchos de estos procesos facilitadores son lingüísticos; tienen que ver con
el uso facilitador del lenguaje.
(4) No todo lo que necesita atención está en nuestra conciencia; algunos
aspectos han sido exiliados y es necesario que los invitemos a volver. (Por lo tanto
aceptación radical de todo incluye la aceptación de aspectos que no están en la
conciencia).
(5) La experiencia de estar con una persona para ayudarla a descubrir la
relación interior de   Focusing   (también   llamado   “sentir   sensaciones”)   es   sutil,  
gratificante, humilde e infinitamente fascinante.
(6) Todos podemos ser facilitadores increíbles de una persona por el solo
hecho de estar ahí y devolver algunas de las palabras que ha dicho. Este es el
regalo de Focusing en díadas.
(7) Mi propio viaje, que aún continúa, como persona que está sanando y
despertando, está íntimamente ligado (no se puede separar) a lo que puedo dar o ser
para otros.
Estoy sentada con esta lista de siete temas, y hay, en mi interior, sensación de
inquietud. Suena muy árida y abstracta comparada con lo deliciosa y rica que ha
sido para mí vivir este trabajo. Y siento  que  la  lista  es  incompleta…  pero  yo  sé  que  
si agregara algo más, seguiría incompleta. Sosteniendo el libro, con sus 24 artículos
y sus introducciones, se siente más completo.
Para elegir los artículos seguí tres pautas. Era necesario (1) que interesen, (2)
que hoy sean relevantes, y (3) que sean mis favoritos. Después de haber elegido
diecinueve de ellos que estaban dentro de estos criterios, me di cuenta de que
2 La Aceptación Radical de Todo

faltaban algunas áreas importantes de mi trabajo. Entonces escribí cuatro artículos


más para llenar esos espacios. Por último, decidí incluir uno de Barbara McGavin
(con su consentimiento) porque había cambiado profundamente mi vida, y porque
desde que lo leí ha sido el fundamento de todo mi trabajo. Además, cinco de los
artículos publicados aquí fueron elaborados en conjunto con ella, y muchos de los
otros, en especial los de la sección Mapas del Tesoro del Alma (Treasure Maps to
the Soul), aunque escritos por mí, son el resultado de nuestro trabajo juntas.

¿Cómo se podría usar este libro? Estoy imaginando cuatro estilos de lectores –
aunque una persona podría estar en más de una categoría.
Primero, tengo la esperanza de que te sentirás atraído por este libro si estás
involucrado en tu propia sanación emocional, siguiendo algunos de los temas con
los que yo estoy comprometida: liberar bloqueos de acción, transformar la auto-
crítica y recuperar partes exiliadas de tu yo. Incluye a todos los que se sienten
movilizados por las   palabras   “aceptación   radical   de   todo”   y   que   tienen   una  
sensación  interna  de  “querer  más  de  eso”.
Segundo, espero a una audiencia de lectores que quieren ir más profundo
dentro del proceso de Focusing (sentir sensaciones) desarrollado por mi profesor
Eugene Gendlin. Casi todos mis artículos fueron escritos originalmente para
personas que se conectaban con su interior, que sabían qué era el proceso de
Focusing, y lo practicaban. Muchos de ellos salieron en el boletín The Focusing
Connection, publicado para quienes usan Focusing en su vida.
Tengo la esperanza de que este libro, constituido por artículos, resulte
accesible a toda la persona interesada en Focusing que sea nueva en el tema. He
hecho todo lo posible para clarificar, en la introducción a cada artículo, lo que
podría haber estado confuso, también incluyendo, al comienzo del libro, algunos
artículos que muestran cómo es el proceso. Pero si quisieras tener la experiencia
(¡no siempre fácil desde un libro!), la mejor manera es una sesión individual con un
profesor de Focusing. He incluido una sección de Recursos al final de este libro
para que te puedas conectar con la comunidad de Focusing en el mundo.
El tercer tipo de lector que imagino es el de profesores de Focusing como yo,
que enseñamos en sesiones individuales y en talleres, y a lo mejor también
terapeutas, coaches, counselors espirituales, terapeutas corporales, etc. que llevan
Focusing  a  sus  sesiones.  Hacia  el  final  del  libro  hay  una  sección  “Para  Profesores  
de   Focusing”   en   donde están los artículos más nuevos, porque es un área que
permanece a la vanguardia de mi trabajo. Recibo con gratitud todo diálogo referido
a cómo ser facilitadores de la gran variedad de personas que encontramos, mientras
permanezcamos fieles a nosotros mismos.
Y finalmente, tengo en mente al lector académico interesado en las
contribuciones que estos artículos podrían llevar a la comprensión actual del
proceso psicológico, la sanación emocional y el lenguaje facilitador. Es una gran
empresa; estoy feliz de que estos artículos estén más accesibles, para que estas
ideas se puedan mejorar y pulir en el molino de esas discusiones.
Introducción 3

¿Qué es Focusing? Es un proceso de autoconciencia, un proceso aprendido y al


mismo tiempo, natural. Significa sentir nuestro interior, en el cuerpo, cómo se
sienten las situaciones que uno vive, de manera completa. La sensación de
inquietud en la boca del estómago, por ejemplo, que nos dice que hay algo extraño,
o no del todo bien, en la habitación en la que acabo de entrar... Estamos
familiarizados con este tipo de sensación, pero hasta que no aprendemos el proceso
de  Focusing  no  sabemos  cómo  cada  situación  puede  traer  una  “sensación  sentida”  
como esa, o cómo esas sensaciones sentidas se pueden abrir, revelar información
compleja, y liberarse, relajarse, cambiar.
El Dr. Gendlin lo identificó y desarrolló como proceso enseñable, y le puso el
nombre de Focusing. Se fundamenta en la investigación que él y sus colegas
realizaron hacia fines de la década del 50 y principios del 60, y también en su
trabajo en filosofía. Su libro, Focusing, apareció en 1978, y desde ese momento
gente de todo el mundo lo ha buscado para participar en talleres y entrenamientos,
y muchos se convirtieron en Trainers (Profesionales de Focusing). Ahora el
proceso de Focusing tiene presencia en alrededor de 25 países, con las
comunidades más grandes en Estados Unidos, Canadá, Alemania, Japón, Holanda,
Gran Bretaña y Argentina. El Focusing Institute, institución sin fines de lucro
creada por Gendlin, ubicada en Nueva York, facilita la conexión con profesores de
Focusing y terapeutas que usan Focusing, y tiene un sitio en internet que ofrece
libros, cintas de audio, dvds y videocasetes. Su página www.focusing.org es
enormemente útil.

Focusing tiene una historia y también la tengo yo.


Conocí Focusing por primera vez en 1972, cuando tenía 22 años y me había
graduado en Lingüística en la Universidad de Chicago. La historia de mi propia
evolución se puede encontrar en las páginas de este libro: lo difícil que fue para mí
el comienzo, cómo me convertí en profesora de Focusing casi por accidente, cómo
y porqué mi manera de enseñar evolucionó y se transformó en algo diferente de
cómo me lo habían enseñado a mí. Encontrarás mis prejuicios y mis pasiones en
cada página, y espero que la mirada en el lado personal de mi historia te resulte
entretenida y, al mismo tiempo, te ayude a conectarte en forma personal con los
conceptos y métodos presentados.

Quiero decir unas palabras sobre la contribución de Barbara McGavin en este libro.
La encontrarás entramada a lo largo de toda su lectura. Pocas personas tienen el
privilegio de una verdadera colaboración. Barbara y yo hemos trabajado tan de
cerca durante tantos años que la pregunta quién trajo qué ideas no tiene sentido (a
pesar de que siempre he sospechado que las más brillantes son de ella). Mi gratitud
y aprecio están lejos de mi habilidad para expresarlo.

Otras personas a las que quiero agradecer: Neil Friedman, porque su excelente
colección de artículos, Focusing: Selected Essays, es un modelo excelente para este
libro;
4 La Aceptación Radical de Todo

Mis primeros profesores de Focusing, Elfie Hinterkopf y Les Brunswick; mis


primeras parejas de Focusing, Danny Massad, Jane Batt, y Judy Wyatt; Reva
Bernstein, mi primera compañera de Focusing que permaneció mucho tiempo, y
Bonnie Davenport, la segunda, a todos por la paciencia sin fin que tuvieron
conmigo;
Bebe  Simon,  la  verdadera  madre  de  la  Relación  Interior  de  Focusing  (“Quizás  
le  podrías  preguntar  adónde  le  gustaría  ir”);
Bob Foxcroft, quien vuelve eternamente a la esencia de Focusing, protege con
sensibilidad el derecho de la gente de asumir la responsabilidad por los demás, y no
permite que olvidemos la filosofía que hay detrás;
Ed McMahon y Peter Campbell, por su meritorio énfasis en la Sensación de
Presencia Cuidadora;
Margaret Warner, por invitarme a sus sesiones de terapia familiar como co-
terapeuta en 1980, por escribir conmigo, y por su extraordinario talento como
terapeuta y teórica – y amiga;
Joan Lavender, por empezar por la periferia del cuerpo ese día en Chicago al
principio de los 80, y por esas grandes conversaciones que mantuvimos desde ese
momento;
Jay Cornell, por la metáfora del animal asustadizo en el borde del bosque y
por insistir en poner mi foto en ese primer folleto;
Dave Young, por hacer la distinción entre imágenes visuales e imágenes
basadas-en-el-cuerpo, y luego asegurarse de que lo había entendido;
Kevin McEvenue, genio en Presencia, por compartir esa chispa mutua, en
1989,   que   condujo   a   ”Vivir   con   Focusing”,   y   por   decir   “cuando   una   parte   de  
nosotros  siente  que  es  querida,  se  despierta  a  su  propia  sanación”;;
Elena Frezza, mujer linda y sabia, por seguir ese impulso en 1989 que llevó a
que Focusing florezca en la Argentina, y por la amistad que dura una vida;
Mieko Osawa, viajante y conocedora del mundo, por invitarme a Japón, por
sus cuidadosas traducciones de mi trabajo, pero más que todo por tomarse su
tiempo;
Christine Langeveld y Erna Brujin, por incitarme a crear temas siempre
nuevos para los talleres, por introducirme a las delicias del Mar del Norte, y por
tener el jardín más apacible de la tierra;
Jane Bell, por ser mi pareja de Focusing mientras atravesaba las partes más
misteriosas de mi proceso, y por ser un ejemplo genial y valiente de cómo vivir la
vida que se va manifestando;
Wilja Westerhof, por su amistad, sus respuestas, y por creer en mí;
Robin Winn, por desafiarme a hacer sesiones y enseñar en talleres desde la
parte más baja de mi cuerpo (¡aunque no era así como me lo decía!);
Kohlim Jaeger, cuya pasión por la excelencia y el sorprendente nivel de sus
habilidades me convirtió en la empleadora con más suerte del mundo;
Kathryn Bader, diseñadora gráfica extraordinaria, por lograr el éxito en los
tramos finales;
Introducción 5

Helene Brenner y Larry Letich por su amor, brillantez y amistad, por hacerme
miembro de por vida del Club de Resultados Felices, y Joy y Maya Brenner-Letich
por ser ellos mismos ejemplo de resultados felices;
Beatrice Raue-Konietzny, por su amistad angelical;
Gisela Uhl y Rob Parker, valientes compañeros de viaje en el dominio de Un
Modelo de Proceso;
Carole Ervine, cuya consistente atención como compañera de Focusing
durante la semana de la Cumbre de 2004, en Glasgow, me preparó para un fin de
semana intensamente productivo para escribir, y a todos los filósofos que allí había,
por el inolvidable estímulo intelectual y de amistad vividos;
Sharon Zamkovitz, profesora de Focusing excelente, por mostrarme cómo
manejar un U-Haul y enseñarme a charlar como un chofer de camión, y por
aparecer cada tanto (una y otra vez) cuando yo más la necesitaba;
Judy Schavrien, por creer en mí y estar siempre a mi lado; y
Gene Gendlin, sine qua non.
Por último, mi eterna gratitud a mi hija Mika Berman, sabia e indomable,
quien nunca permite que yo salga con la mía si antes no la he escuchado, y a mi
compañero irreprimible, Joseph McBride, autor de quince libros - hasta ahora - a
quien debemos el hecho de que la mayoría de las comas en este libro están en el
lugar correcto, y quien todavía intenta hacerme escribir The Sexual Secrets of the
Focusing Masters. Lo siento, Joe, quizás la próxima vez.

Berkeley, California
Mayo 2005
6 La Aceptación Radical de Todo
La Aceptación
Radical
de Todo

Comenzaremos nuestro viaje hacia el interior de este


territorio con algunos artículos para introducir
Focusing, que incluye la historia de mi primera
participación dentro de él. Luego hay varios artículos
que introducen otros conceptos significativos de este
libro, como identificación, exilio, y Presencia.
El  artículo  original  “La  Aceptación  Radical  de  Todo”  
se completa aquí con su continuación, escrita diez años
después.   Aprendimos   que   “aceptación   radical”   de   todo  
lo que viene dentro de un proceso interno es muy
diferente de aceptar cada circunstancia externa, y
además establece la única condición que lleva a un
cambio positivo.
Un artículo escrito para este libro, no publicado
anteriormente,   “Facilitar   Presencia”,   muestra   de  
manera práctica cómo invitar, en los momentos que más
se necesita, a una forma de aceptación radical, llamada
“Presencia”.
Y por último, el artículo de Barbara McGavin sobre
cómo cambió su vida al ofrecer aceptación radical a una
parte que quiere morir.
8 La Aceptación Radical de Todo
¿Qué es Focusing?
En co-autoría con Barbara McGavin
De El manual de Focusing para el estudiante y el compañero, 2002

La esencia de Focusing es un proceso humano natural de sentir adentro y


resonar los símbolos que emergen de tu experiencia interna sentida.

¿Cuando fue la última vez que te sentaste y te permitiste estar un momento


tranquilo, y luego ofrecer a tu propio mundo interno cierta forma de conciencia que
escucha y quiere-conocer-lo-que-hay-allí? Si eres como la mayoría de la gente de
los países modernos y desarrollados, esos momentos son excepcionales. Pareciera
que nuestra vida se mueve cada vez más rápido, con poco tiempo para escuchar
nuestros susurros internos.
Focusing es un cambio radical de las formas habituales de vivir en nuestra
cultura. Cuando aprendes Focusing, aprendes a estar con tus sensaciones y
sentimientos, y descubres que tienen información para ti. Aprendes a ir hacia lo
que estás sintiendo con una actitud de interés y curiosidad, en lugar de quedar
envuelto en sentimientos y actuarlos directamente. Descubres cómo incluir y
aceptar toda clase de experiencias, sin necesidad de tomar partido en una guerra
interna  que  rotula  a  algunas  partes  de  ti  como  “malas”.
Para comenzar es más fácil practicar Focusing en algún momento dejado
especialmente para hacerlo, si es posible con un amigo, como te mostraremos. Pero
una vez que lo aprendes lo harás sentado, parado, caminando, manejando... Serás
capaz de vivir tu vida desde el lugar de Focusing, de la manera de Focusing.
Sabrás, momento a momento, si lo que estás haciendo viene de tu verdadera
sensación de ti mismo, y cómo se siente eso.
Focusing se usa en muchas áreas: con problemas personales, combinado con
arte, movimiento, para escribir, en el cuidado de la salud, en psicoterapia, con
niños, en el manejo del estrés, para relacionarnos, en educación, para desarrollar
nuevas ideas en filosofía, arte, arquitectura... La lista sigue y sigue. Focusing puede
estar en todos lados, en el trabajo, mientras haces tus compras, hablas con tus hijos
o compañeros, lees un libro, caminas en el bosque, escribes una poesía.
En nuestra cultura estamos acostumbrados a asociar la inteligencia con el
cerebro. Aprender y practicar Focusing te llevará a conectarte con una inteligencia
más grande que está dentro de ti, una inteligencia basada-en-el-cuerpo y que puede
sentir qué es lo que necesita atención – en ella puedes confiar y seguir lo que te
muestra.
En  estas  páginas  te  mostraremos  lo  que  consideramos  una  forma  “simple”  de  
Focusing. Aún así, tiene varias etapas y puede parecer complejo. Te invitamos a
recordar que Focusing en sí mismo es simple – más simple que las palabras que
explican qué es. Las etapas que enseñamos son como ruedas de entrenamiento:
10 La Aceptación Radical de Todo

están allí para ayudarte, hasta que no las necesites más. A medida que practicas,
irás dejando el libro, las tarjetas, y sólo vas a seguir las sensaciones de tu cuerpo
con atención e interés. Esto es Focusing.
Introducción a
Tres aspectos clave de Focusing

Este   artículo   es   un   extracto   de   una   cinta   de   audio   llamada   “Introduction   to  


Focusing”  (Introducción  a  Focusing)  (disponible  en   www.focusingresourses.com). La
creé para que la gente se familiarice con Focusing. Imaginaba que la podría dar a
mis alumnos, que ellos la podrían dar a sus familias y amigos, y también como
alternativa en lugar de las charlas introductorias. Debo haber hecho un muy buen
trabajo al esclarecer la esencia de Focusing, porque desde que lo escribí este
extracto fue elegido por el Focusing Institute para presentarlo en su página de
internet y en innumerables paquetes de la Conferencia Internacional.
Teniendo en cuenta que algunos de ustedes se están preguntando qué es
Focusing, éste es un buen lugar para ubicarlo en este libro.
Tres aspectos clave de Focusing
Apareció en The Focusing Connection, Marzo 1998

Hay tres cualidades clave o aspectos que ponen a Focusing aparte de cualquier otro
método de conocimiento interno y crecimiento personal. El primero es algo
llamado  “sensación  sentida”.  El  segundo  es  una  cualidad  especial,  comprometida  y  
aceptadora, de atención interior. Y el tercero es una filosofía radical sobre qué es lo
que facilita el cambio. Los veremos uno por uno.
El proceso de Focusing implica entrar en el cuerpo y encontrar allí una forma
especial  de  sensación  corporal  llamada  “sensación  sentida”.  Eugene  Gendlin  fue  la  
primera persona en señalar y poner nombre a la sensación sentida, a pesar de que
los seres humanos han tenido sensaciones sentidas desde que son humanos. Una
sensación sentida, dicho de manera simple, es una sensación corporal que tiene
significado. Sin duda has sido consciente de alguna de ellas en algún momento de
tu vida, y es posible que las sientas con frecuencia.
Imagínate hablando por teléfono con una persona querida que vive lejos, la
extrañas de verdad y te das cuenta en esta conversación de que no la verás por
mucho tiempo. Cuelgas el teléfono y sientes algo apretado en tu pecho, quizás
rodeando la zona del corazón. O digamos que estás sentado en una habitación llena
de gente y cada persona va a decir algo. A medida que se acerca tu turno, sientes
una dureza en tu estómago, como un resorte que se acorta más y más. O digamos
que estás caminando en una mañana fresca después de una lluvia, llegas a una
colina, y justo frente a ti hay un arco iris perfecto con sus dos lados tocando el
suelo. Al mirarlo, sientes que tu pecho se abre con una sensación amplia, fluida y
cálida. Son todas sensaciones sentidas.
Si estás operando sólo con tus emociones, entonces el miedo es miedo. Es
sólo miedo y nada más. Pero si estás sintiendo en el nivel de tus sensaciones
sentidas, puedes darte cuenta de que este miedo, el que estás sintiendo ahora, es
diferente del que sentiste ayer. Quizás el miedo de ayer era como una roca fría en
el estómago y el de hoy es como una sensación que tira hacia atrás, retirándose. Si
te quedas con el miedo de hoy, puedes empezar a sentir algo que es como una
criatura tímida que se mete dentro de una cueva. Tienes la sensación de que si te
sientas con eso el tiempo suficiente podrías conocer la verdadera razón de por qué
está tan asustada. Una sensación sentida muchas veces es sutil y cuando le prestas
atención descubres que es compleja. Siempre tiene algo más. Conocemos una lista
de emociones que sentimos una y otra vez, pero cada sensación sentida es
diferente. Sin embargo, tú puedes comenzar sintiendo una emoción, y luego sentir
la sensación sentida de la misma, mientras la estás sintiendo en tu cuerpo.
No hay otros métodos que enseñen a sentir sensaciones. No hay ninguno,
aparte de Focusing, que nos habla de esta dimensión de la experiencia que no es
Tres aspectos clave de Focusing 13

emoción ni pensamiento, que es sutil aunque concretamente sentida, absoluta y


físicamente real. Sentir sensaciones es una de las características de Focusing.
El segundo aspecto clave es esta cualidad especial de atención interior
comprometida y aceptadora.
En el proceso de Focusing, una vez que eres consciente de la sensación
sentida, le ofreces una cualidad especial de atención. Una manera de decirlo que
me gusta es: te sientas a su lado para conocerla mejor. Me gusta llamar a esta
cualidad  “curiosidad  interesada”.  Al  ofrecer  curiosidad  e  interés  a  tu  relación  con  la  
sensación sentida, estás abierto a sentir eso que está ahí pero que todavía no tiene
palabras. Este proceso de sentir lleva su tiempo, no es inmediato. Tienes la
intención de tomarte ese tiempo, esperar, con paciencia, aceptación, curiosidad y
apertura, en el borde de lo que todavía-no-se-sabe qué es. Poco a poco, sientes más.
Es como entrar en una habitación oscura y sentarse, y a medida que tus ojos se
acostumbran a esa luz tenue, sientes más que lo que sentías antes. También podrías
haber entrado en esa habitación y salido enseguida, sin preocuparte por sentir algo.
Es el cuidado, el interés, el querer conocer qué hay, lo que trae el conocimiento
más amplio.
No es intentar que algo cambie. No es hacer algo a algo. En este sentido, el
proceso es muy aceptador. Aceptamos que esta sensación sentida está allí, así
como es, en este momento. Nos interesa el cómo está. Queremos conocerla, así
como es.
Y hay algo más que sólo aceptar. En esta atención interior curiosa e
interesada, hay una espera que confía en que la sensación sentida cambiará a su
manera,  hará  algo  que  Gene  Gendlin  llama  “dar  pasos”.  ¿Qué  es  “dar  pasos”?
El mundo interno no es estático. Cuando le pones conciencia a algo, éste se
abre, se mueve, se convierte en su próximo paso.
Una mujer está focalizando en, digamos, una sensación pesada en su pecho, y
ella siente que se relaciona con una amiga. Hace poco dejó su trabajo, y acaba de
descubrir que su amiga se ofreció en su lugar. Se ha estado repitiendo a sí misma
que eso no es importante, pero la sensación de que algo estaba mal persistió. Ahora
se sentó a hacer Focusing.
Lleva conciencia al área de su garganta - pecho – estómago, y enseguida
encuentra esa sensación pesada que había estado sintiendo toda la semana. Le dice
hola   a   esa   sensación,   y   empieza   a   describirla:   “pesada…   también   apretada…   en  
especial  en  el  estómago  y  el  pecho”.  Luego  se  sienta  con  eso  para  conocerlo  más.  
Siente interés y curiosidad. Puedes darte cuenta cómo este interés y esta curiosidad
son opuestos a decirse a sí misma que esto no es importante, como lo había estado
haciendo. Ella espera, con esa atención comprometida y aceptadora.
Se  da  cuenta  de  que  esta  parte  de  ella  está  enojada:  “¿Cómo  pudo  ella?  ¿Cómo  
pudo hacer   eso?”   dice   sobre   su   amiga.   Habrá   estado   tentada   a   decirse   que   estar  
enojada  no  está  bien,  pero  esto  es  Focusing  y,  por  lo  tanto,  le  dice  a  este  lugar,  “Te  
escucho”,  y  se  queda  esperando  con  interés  y  curiosidad  qué  “más”  hay  ahí.
En un minuto empieza a sentir  que  esta  parte  suya  también  está  triste.  “Triste”  
se  sorprende,  no  se  lo  esperaba.  Entonces  se  pregunta:  “¿qué  te  pone  triste?”  Como  
respuesta siente que está relacionado con no sentirse tenida en cuenta. Ella espera,
14 La Aceptación Radical de Todo

hay más. ¡Oh, es algo acerca de que no le creen! Cuando se da cuenta de eso, algo
acerca de que no le creen, se acuerda de todas las veces que le dijo a su amiga que
era   difícil   trabajar   con   ese   jefe.   “¡Es   como   si   ella   no   me   hubiera   creído!”   es   la  
sensación.
Ahora siente alivio en su cuerpo. Éste ha sido un paso. Que haya surgido
tristeza luego del enojo también fue un paso. El proceso de Focusing es una serie
de pasos de cambio, y cada paso trae conciencia de algo nuevo, un nuevo alivio
corporal, un ¡ahá! ¿Termina aquí? Por supuesto que podría haber terminado aquí.
Pero  si  ella  quisiera  continuar,  enfocaría  otra  vez  la  sensación  de  “algo  acerca  de  
que   no   le   creen”,   y   le   llevaría   curiosidad   interesada.   Podría   ser   que   hay   algo  
especial  para  ella  en  este  “no  le  creen”,  algo  unido  a  su  historia, y que cuando lo
escucha y comprende le trae un nuevo alivio.
Focusing trae comprensión y alivio, pero eso no es todo. También trae nuevos
comportamientos. En el caso de esta mujer, es fácil imaginar que, de ahora en
adelante, su manera de estar con su amiga será más abierta, más confiada. También
podría ser que otras áreas de su vida estuvieron  ligadas  a  esta  sensación  de  “no  le  
creen”,   que   también   cambiarán   luego   de   este   proceso.   Esta   nueva   manera   de  
comportarse sucede en forma natural, fácil, sin tener que hacer un esfuerzo o poner
voluntad. Y esto nos lleva a la tercera cualidad especial de Focusing.
La tercera cualidad o aspecto clave que diferencia a Focusing de cualquier
otro método de conciencia interior y crecimiento personal es la filosofía radical
acerca de qué facilita el cambio.
¿Cómo cambiamos? ¿Cómo no cambiamos? Si eres como muchas de las
personas que llegan a Focusing, es probable que te sientas detenido o bloqueado en
una o más áreas de tu vida. Hay algo acerca de ti, o tus circunstancias, o tus
sentimientos y reacciones a las cosas, que te gustaría cambiar. Eso es muy natural.
Pero comparemos dos maneras de aproximarnos a este deseo de cambiar.
Una forma supone que para que algo cambie, tienes que hacerlo cambiar.
Debes hacerle algo, a eso. A esta forma la podemos llamar Hacer / Corregir.
La otra forma, que podemos llamar Ser /Permitir, afirma que el cambio y el
fluir es el curso natural de las cosas, y cuando parece que algo no cambia, lo que
necesita es atención y conciencia, con una actitud de permitir que eso sea como es,
aunque abierto a dar nuevos pasos.
Nuestra vida de todos los días está profundamente impregnada por el supuesto
de que hay que Hacer / Corregir. Cuando le cuentas un problema a un amigo,
¿cuántas veces su respuesta es un consejo para solucionarlo? Muchos de nuestros
métodos terapéuticos modernos suponen lo mismo. Por ejemplo, la terapia
cognitiva se basa en cambiar las conversaciones internas. La hipnoterapia muchas
veces trae nuevas imágenes y creencias para reemplazar las viejas. La filosofía de
Ser / Permitir, encarnada en Focusing, es una filosofía radical. Da un giro a
nuestras expectativas habituales y modos de ver el mundo. Es como si yo te dijera
que la silla, sobre la que estás sentado, quiere convertirse en elefante, y que si le
prestas atención interesada comenzará a transformarse. ¡Qué idea tan disparatada!
Igual de disparatado podría sonar para alguna parte de nosotros profundamente
Tres aspectos clave de Focusing 15

arraigada, que nos digan que un miedo que tenemos se podría transformar en algo
que no es miedo en absoluto, si le prestamos atención interesada.
Cuando  la  gente  que  hace  Focusing  habla  de  la  “sabiduría  del  cuerpo”,  esto  es  
lo  que  significa:  que  la  sensación  sentida  “sabe”  en  qué  se  tiene  que  convertir,  de  la  
misma manera que un bebé sabe que necesita alimentación, calor y cuidado. Tan
seguro como una semilla de rabanito sabe que se convertirá en rabanito. No
tenemos que decir a la sensación sentida en qué se tiene que convertir; no tenemos
que hacer que cambie. Sólo necesitamos ofrecerle las condiciones que le permiten
cambiar, como un buen jardinero se esmera para que la planta reciba luz, tierra y
agua, pero no le dice a una planta de rabanito que se convierta en pepino.
16 La Aceptación Radical de Todo
Cómo conocí Focusing
Apareció en The Focusing Connection, Marzo 2004

Es difícil escribir sobre esa época, porque puedo decir,  “estaba  confundida”  – y lo
estaba, muy confundida – pero suena como si yo lo hubiera sabido, y en realidad
no era así. Al mirar hacia atrás, veo a una mujer rodeada por nubecitas con
mensajes alrededor de su cabeza. Si ella los hubiera leído, le decían lo que le estaba
pasando – pero no lo hizo. Flotan a su alrededor, no los lee y nada cambia, y
cuando miro hacia atrás, los puedo ver. Ella ni siquiera se da cuenta de que están.
El día que cambiaría mi vida para siempre me senté en ese lugar – era la
biblioteca de la University Church, pero no tenía nada que ver ni con la iglesia, ni
con la universidad. Yo tenía 22 años, me había graduado en Lingüística en la
Universidad de Chicago, era razonablemente brillante si se trataba de ideas y
teorías, y deficiente total y absoluta cuando se trataba de sentimientos.
Me senté en la sala sintiendo muchas cosas y no sabía que las estaba
sintiendo. El hombre en el frente parecía casi absurdamente relajado – apacible,
como decíamos entonces. Estaba sentado sobre una mesa. Yo había conocido
profesores universitarios con actitud despreocupada, y algunos de ellos se
apoyaban en las mesas como si se quisieran sentar sobre ellas, pero nunca nadie lo
había hecho, con sus piernas cruzadas, desarmado como si no tuviera huesos,
hablándonos como si fuéramos amigos de su edad sentados en el living de su casa,
en lugar de cincuenta personas amontonadas en el espacio, cincuenta personas de
todas las edades, colores y condiciones sociales, pero en su mayoría estudiantes
como yo, esforzándonos por escuchar, queriendo comprender lo que esta persona
nos estaba diciendo. Me lo habían dicho dos amigos diferentes, que en este lugar
había que estar, esto era Lo Que Pasaba los Domingos por la noche en el barrio de
la universidad de Chicago, y yo estaba allí.
Las nubecitas con mensajes que no leí decían: Estoy nerviosa. Me pregunto si
caeré bien a la gente. Espero poder hacerlo bien. Espero poder hacer esto bien
rápido para que la gente me admire por lo buena que soy. Me siento extraña, no
encajo aquí, no encajo en ningún lugar, siento mi cuerpo demasiado grande, tengo
que saber cómo hay que estar, tengo que saber qué es lo que hace sentir bien a la
gente y hacerlo, para que me dejen estar aquí.
Su nombre era Eugene Gendlin pero todos lo llamaban  “Gene”,  incluidos  sus  
propios   alumnos,   ni   “Señor”,   ni   “Doctor”,   o   “Profesor”.   Nos   dijo   que  
pertenecíamos  a  ese  lugar,  que  esa  era  la  primera  regla:  “Si  están  aquí,  pertenecen  
aquí”.   Eso   fue   bueno   para   mí   porque   era   un   encuentro   organizado   por   y   para  
estudiantes de psicología; si hubiera habido reglas sobre quién no pertenecía, es
probable que me hubieran excluido.
Un poco antes, una mujer muy enérgica, rubia, con cola de caballo, nos había
contado algo de la historia de esos domingos por la noche. Era el año 1972;
18 La Aceptación Radical de Todo

veintinueve meses antes, luego de una década de desasosiego y de protestas


populares entre los estudiantes por la guerra que Estados Unidos mantenía en
Vietnam, se había llegado a la trágica muerte de cuatro estudiantes en el estado de
Kent, y dos en el estado de Jackson. Luego vino una ola de cierres de
universidades. En la Universidad de Chicago un grupo de estudiantes de psicología
había sentido el llamado de hacer algo, participar, ser parte de la solución, ser parte
del equipo. Pero marchar, hacer huelga o protestar se sentía muy anónimo. Querían
hacer algo que fuera a propósito para ellos. Decidieron que iniciarían una línea
telefónica para momentos de crisis, un lugar adonde se podía llamar y encontrar a
una persona que escuche, y más – en donde pudieran encontrar un lugar para
dormir, quizás algún trabajo, y hasta ayuda médica a bajo costo.
Le habían pedido a uno de sus profesores, Gene Gendlin, entrenar a los que
operaban la red en las habilidades de escuchar. Comenzaron a reunirse los
domingos   por   la   noche   para   aprender   y   practicar   Escuchar   y   “Focusing”,   una  
habilidad de autoconciencia que él había desarrollado. Los encuentros de los
domingos por la noche se convirtieron en una comunidad en sí misma. Cuando las
personas llamaban a la red, y se quejaban de estar solas, se las invitaba a acercarse
los domingos por la noche. No había distinciones entre aquellos que se acercaban a
ayudar y los que se acercaban pidiendo ayuda. Se asumía que todos necesitamos
ser escuchados, y que todos podemos escuchar. En el momento en que yo aparecí,
había estado funcionando durante más de un año, y muchas más personas venían
para  el  entrenamiento  y  la  “comunidad”  que  para  la  red.
Se  llamó  “Cambios”,  tomado  de  la  frase  “recorrer  los  cambios”.

Les he contado a mis propios alumnos de Focusing que al principio me resultó


difícil aprenderlo. Pero no se imaginaron ni la mitad de lo que fue. Intentaba
semana tras semana – y fracasaba. No lograba comprender. Estaba celosa de esas
personas, esos otros, con sus lágrimas, sus enojos y sus infancias dañadas. Sentía
que tenían lo necesario para hacer el trabajo, los sentimientos, y yo no tenía nada.
Recordaba mi infancia como normal-estuvo-bien, bastante buena la mayor parte
del tiempo, con una madre alegre y un padre que nos llevaba por viajes
emocionantes como ir a ver pasar sobre nosotros al primer Sputnik – no hubo
muertes, ni palizas, ni divorcios, nada muy malo. No me sentía triste. Nunca sentí
enojo. Me sentía grande, torpe, fuera de lugar, avergonzada – y no estaba segura de
que eso servía. Era tan fácil de ignorar que dudaba si de verdad lo sentía. Tal vez lo
estaba inventando para tener algo en qué focalizar cuando los otros hablaban de sus
enojos hacia sus padres y de su rabia hacia sus madres.
Esa primera noche, un domingo a principios de octubre de 1972, Gene nos
guió en un ejercicio. Yo no era la única principiante, pero a mí me pareció que
todos los demás cerraron sus ojos como si ya tuvieran experiencia, acomodándose
en sus lugares, como si supieran con exactitud lo que estaban haciendo, menos yo.
Gene  dijo,  “Ahora  vayan  al  lugar  en  donde  tienen  sensaciones”,  y  a  mí  me  faltaba  
la clave para comprender lo que estaba diciendo. Podría haber estado hablando de
volar a la luna.
Cómo conocí Focusing 19

Tengo el vivo recuerdo de que trataba de sentir algo, trataba de encontrar la


sensación interna de la que él hablaba. Vi mi interior como una laguna calma, nada
pasaba. Deseaba con fuerza que hubiera algo, pero no había nada. Al mismo
tiempo, cuando miro hacia atrás, veo todas esas nubecitas con mensajes que no leí,
todos esos hechos internos que estaban sucediendo pero que yo no notaba, no
contaban. ¿Puedo hacer esto? ¿Alguna vez podré hacer esto? ¿Hay algo que está
mal en mí? ¿Querrá Danny focalizar conmigo? ¿Pertenezco a este lugar? ¿Me
aceptarán? ¿Soy normal?

La vida interna de sensaciones no es un lugar tan difícil de contactar. El


entrenamiento para no-sentir tiene que empezar temprano, y ser consistente. En los
diez y seis años de mi infancia, pude ver enojada a mi madre una vez, y asustada
una vez. En ninguna de ellas reconoció sus sentimientos - esas fueron las únicas
veces que recuerdo haberlas visto en su cara y en su cuerpo. No podría haber dicho,
“¿Mamá,   estás   enojada?”  Los   sentimientos   eran  innombrables,   más  innombrables  
que las palabras relacionadas con el cuarto de baño o la sexualidad. No sientas, no
notes nada, no hables de eso.
Lo que no se nota o de lo que no se habla se vuelve irreal. El alcohol de mi
papá, sus cambios de humor, su depresión – nunca se notaron ni se habló de eso,
por lo tanto no existían. A la edad de 22 años, intentando aprender a focalizar,
intentando recordar mi infancia, literalmente no recordaba de qué manera mi Papá
castigaba con la crítica y el reproche cuando se sentía mal acerca de sí mismo. Era
como   si   hubiera   una   historia   familiar,   una   “historia   oficial”,   estábamos   “bien”.  
Éramos una familia feliz, disfrutábamos haciendo cosas juntos, nos queríamos unos
a otros. Fin de la historia.
Papá no estaba absorto en sí mismo, no era depresivo, crítico, ni sarcástico,
por lo tanto yo no tenía sentimientos que respondieran a eso. ¿Cómo podría?
¿Cómo puedes tener sentimientos acerca de algo que no está sucediendo?
Cuando tenía diez y seis años, mi familia vivió una situación difícil, dolorosa
e inquietante – de la que nadie hablaba. Durante nueve años Papá había sido
Decano de la Facultad de una pequeña universidad en el oeste-medio, reuniendo a
un grupo brillante de profesores de todo el país, atraídos por una libertad
académica sin precedentes. Ahora Papá y la facultad que él había reunido estaban
en una lucha de poder con el Presidente y con la facultad, y parecía que Papá
estaba perdiendo. Papá aceptó un puesto temporario en Cornell University, a unas
mil millas de distancia. Media facultad, nuestros amigos queridos y nuestro círculo
más cercano, se iban. Mamá no sabía qué iba a hacer con una casa y tres niños.
Nuestra vida se derrumbó estrepitosamente frente de nuestras narices. Nadie
hablaba de eso.
En medio de esa situación, le pedí a mi madre que se sentara en la mesa de la
cocina y le dije que iba a pasar ese verano con mi novio en California. En realidad,
le estaba diciendo que tenía relaciones sexuales con él. Lágrimas de miedo y de ira
impotente   llenaron   sus   ojos.   “¿No   sabes,”   dijo   con   voz   apagada,   “que   la  
fornicación  es  ilegal?”.
20 La Aceptación Radical de Todo

Estaba fastidiada y cansada de ver que todos a mi alrededor tenían sesiones de


Focusing profundas y poderosas, y yo no lo lograba. Estaba resuelta y decidida,
que esta próxima sesión iba a ser muy profunda.
La costumbre era encontrarse en parejas durante la semana, y practicar las
habilidades que aprendíamos los domingos por la noche. Esto se llamaba
“Focusing  en  díadas”.  Yo  tenía  tres  o  cuatro  compañeros,  y  uno  de  ellos  era  Danny.  
Cuando era su turno de focalizar y yo escuchaba, solía tener sesiones muy
interesantes sobre el enojo que sentía hacia su padre por prohibirle ir a una escuela
de arte. Yo estaba terriblemente celosa de esas sesiones. Fue en el camino hacia su
apartamento de estudiantes para practicar que me encontré llena de determinación:
“¡Por  Dios,  también  yo  voy  a  tener  una  sesión  muy  profunda!”
Me acosté en el piso, algo que en general no hacíamos – la costumbre era
focalizar sentados – y Danny se sentó cerca mío, tranquilo y atento. Cerré mis ojos
y me sentí descender hacia lo profundo. Tenía una idea vaga de que iba a focalizar
en esos sentimientos de sentirme tan grande, torpe, fuera de lugar en situaciones
sociales. Hubo una sensación de remolino, y luego vino un recuerdo.

Nunca encajaba, y nunca comprendí porqué. Era un dolor constante, durante todos
los años de colegio, desde tercer grado hasta el octavo. No me aceptaban, no les
gustaba, y como yo era sensible e inteligente lo sabía. Recibía cada mensaje que
decía,   “Eres   extraña,   no   nos   gustas”,   y   lo   recibí bien adentro mío, como veneno,
como cuchillos.
Ese fue el recuerdo que vino a mí, entregada al sostén del piso en lo de
Danny, en ese apartamento en Chicago, y por primera vez pude sentir el anhelo por
pertenecer, por ser aceptada, la soledad, la sensación de conocer en mis huesos que
era rara, extraña, no querida. El dolor cuando me burlaban, me observaban y
ridiculizaban. Por primera vez, pude sentir todo eso, lo pude conocer. Existía. Lo
que no existe, no puede cambiar.
La sensación de ser excluida y el anhelo de pertenecer me trajeron algo, algo
viejo para lo que no había memoria, sólo una cualidad en la sensación, en mi
cuerpo.   Me   caí   dentro   de   eso,   dejé   que   me   guiara.   Era   como…   Era   como…   La  
única manera de describirlo fue ésta: yo estaba en el umbral de la habitación de mis
padres  en  ese  apartamento  en  donde  vivíamos  entre  mis  cuatro  y  seis  años…  daba  
vueltas en el umbral, queriendo entrar, pero sin sentirme recibida. Dentro de la
habitación   mi   madre   estaba   parada,   sosteniendo   un   bebé…   mi   hermanito. Ellos
estaban allí, el más-deseable Centro del Universo, y yo estaba afuera, en el frío,
muerta por alcanzar un espacio, una nada, anhelando ser llevada a la existencia con
una mirada, una caricia.
Y  luego  algo  pasó.  Me  acerqué  a  mi  madre,  le  dije,  “Álzame  a  mí  también”-
Y  mi  madre  dijo,  “No  te  puedo  alzar,  eres  demasiado  grande”.

Y quizás no fue hasta ese momento, que comprendí que siempre me sentía
demasiado grande en situaciones sociales en dónde no estaba segura de pertenecer.
Quizás hasta ese momento “demasiado   grande”   había   sido   una   de   esas   nubecitas  
Cómo conocí Focusing 21

con mensajes que no leí: estaba allí, sin que lo supiera. Fue increíble. Fue una
revelación. ¡Había tenido una sesión profunda!
Tiempo después, le comenté a mi madre de la sesión, de ese recuerdo, y le
pregunté si algo como eso podría haber sucedido. Dijo que sí, bien podría haber
pasado. Si sus brazos estaban ocupados por el bebé, y su hija de cuatro años le
pedía  que  la  alzara,  en  lugar  de  decir,  “Te  amo”,  u  “Oh,  mi  amor,  ojalá  pudiera”  
ella podría haberle  dicho,  “Eres  demasiado  grande”.  
“Pensamos  que  teníamos  que  usar  la  lógica  contigo,”  explicó.
22 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Siento dolor

Escribí este artículo en 1988, durante una época de agitación emocional y dolorosa
confusión. De alguna manera, el artículo en sí mismo es una sesión de Focusing,
por eso lo ubiqué aquí, casi al principio de este volumen, como ilustración del tema
de este libro. Cuando lo publiqué en 2003, suprimí los detalles personales. Pero
decidí incluirlos en este libro porque le da más sentido al proceso y porque si
conoces algo de la historia que hay detrás de la sesión te ayudará a conectarte más
fácilmente.
Este artículo contiene e ilustra el mensaje más importante que quiero
comunicar en este libro: que la libertad, la fuerza y el cambio son posibles cuando
somos capaces de estar con todos los aspectos y partes de nosotros mismos. El
movimiento desde la identificación (fusión) a la Presencia es el tema fundamental
de este artículo (y de este libro) – es importante, crucial, y permite una liberación
que momentos antes se sentía imposible.
Este artículo cuenta la historia de una época en la que me sentía confundida,
enredada, inmovilizada por una especie de obsesión romántica con un hombre que
no era apropiado ni estaba disponible. A través del proceso que muestro aquí, fui
capaz de acercarme a esas partes mías que se sentían confundidas e inmovilizadas,
me interesé en ellas, y sentí, contenido bien profundo en su interior, lo que querían
para mí. Es como tocar la energía de vida presente hasta en nuestras partes más
dolorosas. Que esta energía de vida existe, también en las partes dolorosas, y cómo
la podemos alcanzar, son también partes clave del mensaje de este libro.
Como posdata, cerca de un año después de esta sesión, conocí a Joe McBride,
el actual compañero de vida, con quien la cualidad de mi conexión es tan profunda
como yo deseaba. Creo que fueron sesiones de Focusing como ésta las que me
permitieron estar presente, de manera más completa, en todas mis relaciones,
incluyendo la de Joe.
Siento dolor
Edición y material adicional de Barbara McGavin
Apareció en Junio de 2003 en el boletín ”Mapas  del  Tesoro  del  Alma”

“Siento  dolor,  y  estoy  tratando  de  no  sentirlo”.


Mientras escribo estas palabras siento un destello de esperanza. Mi esperanza
viene  de  esa  palabra  diminuta  “y”.  Con  frecuencia  siento  dolor  – dolor emocional y
también físico – y me pierdo en él, o me pierdo en la lucha por escapar de él, sin
conciencia de ninguno. Pero cuando yo sé que siento dolor “y”  que estoy tratando
de no sentirlo, estoy en un lugar nuevo, que es más que el dolor y las ganas de
escapar de él.
Siento dolor – “y”   estoy tratando de no sentirlo. Sé que mirar estos dos
aspectos como partes mías me ayudará, por lo tanto parafraseo: Algo en mí siente
dolor – ¡ah, sí, esa es una parte grande de mí! – y algo en mí se está esforzando
para no sentirlo. Ah, sí. Ahora las dos están más fuertes aquí, y queda más claro de
que están separadas – entre ellas, y de mí.
Ahora que puedo ver a estas dos partes como partes de mí, sé que ninguna
debe ganar – en realidad, ninguna puede ganar. Entonces puedo comenzar a
alejarme de esta Guerra aparentemente eterna entre ellas, cada una queriendo tomar
posesión de un lugar central en mi conciencia. Puedo recordar que la verdad está en
las dos, de algún modo, y que no podré llegar a ese lugar hasta que no haya
reconocido a cada una.
Algo  en  mí  siente  dolor,  y  le  puedo  decir,  “Hola,  siento  cuánto  dolor  hay  en  
ti”.    Hay un suspiro de alivio desde algún lugar dentro mío cuando escucho eso.
Algo en mí está tratando de no sentir ese dolor. Se empeña en alegrarme,
distraerme,  diciendo  que  tengo  que  enfrentar  la  “realidad”  y  “moverme” – todos los
trucos que conoce. Entonces  le  digo,  “Hola,  siento  que  estás  intentando  que  yo  no  
sienta  dolor”.  Otro  suspiro  de  alivio.
Estos dos reconocimientos aumentan mi contacto con las dos partes, evitando
que una eclipse a la otra, y además se siente que hay más espacio alrededor de cada
una.
Sin ignorar a la otra, voy hacia la que siente dolor. Siento dentro de ella.
Puedo sentir que sus zarcillos van hacia atrás al pasado, a mis historias de vida, a
mis   luchas   para   estar   más   íntegra.   Puedo   sentir   “de   qué   se   trata”,   los   detalles,   y  
también puedo sentir que es más que eso.
Esta vez se trata de un amor que en realidad nunca empezó. Pienso en este
hombre todo el tiempo, mucho más de lo que él piensa en mí. Parte de mí, (la otra
parte) quiere llamarlo obsesión.
(El modelo de dos lados tirando en direcciones opuestas, por ejemplo, una con
dolor y otra tratando de no sentirlo, es universal. Ésta es la esencia del trabajo
llamado   “Mapas   del   Tesoro   del   Alma”   que   Barbara   McGavin   y   yo   estamos  
Siento dolor 25

trayendo al mundo – esta  experiencia  de  estar  en  una  “guerra”  interna  es  un  lugar  
de gran potencial, el punto de partida para la transformación).
No se siente de esa manera. Se siente inmovilizada, enredada, desesperanzada.
¿Cómo puedo llegar a algún lado con semejantes partes tirando de mí en
direcciones opuestas? Escuché un susurro dentro mío que me decía que el camino
hacia la felicidad y la libertad es dejar los viejos dolores y seguir adelante. Me
encontré asintiendo con mi cabeza, pero la verdad es que no me siento mejor, bien
adentro. Luego comprendí que esa era la voz del segundo lado, tratando con
empeño que el dolor se vaya. Todavía estoy en la Guerra. Pero al menos me doy
cuenta.
Hay más. Comprender que hay dos partes que tiran en direcciones opuestas es
sólo el comienzo. Pero es un comienzo esencial. Sin esto, el resto del proceso no
puede empezar.
Muchas veces estamos perdidos en esta Guerra, atascados en ella, sin
conciencia. Antes de seguir adelante quiero enfatizar lo siguiente: no hay modo de
avanzar si no nos damos cuenta de que hay una Guerra. No ser conscientes de la
Guerra, es estar de lleno en la Guerra, tironeados por un lado y por el otro, a
merced de ambos – pero sin un camino hacia el cambio.

El camino hacia el cambio


Empiezo con el dolor por este no-tan-amor. ¿Qué lo cambiará? ¿Qué lo
liberará? ¿Qué es lo que permitirá que me mueva hacia un lugar nuevo?
Debemos empezar con una paradoja, que quizás se sienta un poco frustrante al
principio: la única forma de cambiar es no cambiando. O, para hacerlo más fácil: la
única forma de cambiar es no tratar de cambiar. Tengo que acercarme a mi dolor
desde un lugar que no necesita que el dolor cambie, que no trata de hacerlo
cambiar. Es así, esto tiene sentido. Hay que permitir que el dolor esté aquí,
completo, que tenga su propia vida, que pueda ser escuchado. Sólo así puede
cambiar. Si al mismo tiempo estoy tratando de que cambie, ¿cómo puedo
escucharlo, así como es? No puedo.
Pero sí quiero que eso cambie. ¿Debo fingir que no es así?
Ah,  pero  es  aquí  en  donde  la  idea  de  “lados  de  mí”  viene  otra  vez.  Recuerda:
algo  dentro  de  mí  siente  dolor,  y  algo  dentro  de  mí  está  tratando  de  no  sentirlo.  “Y”  
hay más de mí que estos dos lados. Cuando puedo reconocer los dos lados, estoy en
un lugar nuevo, más grande, que no es cualquiera de esos lados. Éste es el lugar en
dónde el cambio puede suceder. Lo llamamos Presencia.
Entonces siento dolor. Algo en mí siente dolor. Estoy reconociendo este lugar
dentro de mí, enojado, triste, ultrajado, desesperado. Y estoy reconociendo algo,
que está en mí, que no quiere sentir dolor, que de verdad quiere que el dolor se
vaya. Y los dos están aquí.
Estoy con los dos. Estoy sintiendo que los dos están aquí. El lugar del dolor
está en mi estómago, oscuro y nublado. El que no-quiere-sentir-dolor está más
arriba, una sensación en la zona de mis hombros como de querer despegar,
levantarse y alejarse. Los dos están aquí.
26 La Aceptación Radical de Todo

Estoy con los dos, dándome tiempo. Sé que uno de ellos tendrá que ser el
primero.
Es el que no-quiere-sentir-dolor el que insiste, atrayendo mi conciencia hacia
él. Está  bien.  Compruebo  con  el  lugar  del  dolor.  “Sí,”  ofrece  en  silencio,  “avancen,  
estaré  aquí  cuando  sea  mi  turno”.  Yo  sé  que  estará.

El que no-quiere-sentir-dolor
Lo siento alrededor de los hombros y el pecho, algo que tira hacia arriba,
como si dijera, “¡Vamos!   ¡Vamos!   ¡No   tenemos   que   sentirnos   mal!   ¡Eso   es   algo  
viejo!”
Lo  reconozco.  “Sí,  realmente  te  siento  ahí”.  Y  siento  su  ánimo,  su  emoción.  
Al principio no es fácil, parece que quiere protestar, dice que no tiene una emoción,
sólo está haciendo su trabajo. Pero cuando siento debajo de eso, en su ánimo o
tono, puedo sentir cierta ansiedad alrededor de sus bordes. En esto que tira hacia
arriba hay una urgencia. Está ansioso. Está preocupado por algo.
“Quizás  estás  preocupado  por  algo”,  llevo  allí  mi  conciencia para comprobar
si es así. Hay una sensación de que eso acuerda. Está preocupado, inquieto. Está
inquieto por mí, en qué me estoy metiendo, qué pasará conmigo.
Lo invito a que me haga saber qué lo preocupa, qué es lo que no quiere que
me suceda. Y puedo sentir que no quiere que quede atrapada sintiéndome mal. Le
hago saber que escucho eso. Puedo sentir en mi cuerpo que no quiere que quede
atrapada sintiéndome mal. Sí, por supuesto.
Hay más, lo puedo decir. Lo que tira hacia arriba está tan insistente como
siempre. Lo invito a que me haga saber qué es lo que no quiere que yo tenga que
pasar,   si   me   quedo   sintiéndome   mal.   Siento…   Ah.   Es   algo   sobre…   viene   un  
recuerdo, el verano después del colegio, quería a ese hombre y él no me quería a
mí. Que terrible se sentía. No quiere que tenga que pasar por eso otra vez.
Le hago saber que lo estoy escuchando. Y yo sé que siente que lo escucho,
porque lo que tira para arriba se detuvo. Ahora hay descanso ahí. Ha habido un
cambio. Está listo para que yo escuche el otro lado.

El dolor cuenta su historia


Lo puedo sentir en mi cuerpo, está inquieto, nervioso, desafiante. Siento cuál
es su emoción. Está enojado. No. Ahora no está enojado. Ha sido enojo en otros
tiempos, pero ahora está desconcertado. ¿Cómo pudo, nuestra conexión, sentirse
tan bien, dice eso, y ahora él no quiere estar conmigo? Le hago saber que escucho
lo desconcertado que está.
Dice que no es tan así. Sí, es desconcertado, pero esa no es la pregunta. Es
ésta: ¿Cómo pudo Dios / el Universo dejarme sentir una conexión que se sintió tan
bien, y no dejar que siga adelante? Yo soy la que Escucha. Le digo a eso: De
verdad quieres comprender como pudieron, Dios y el Universo, permitir que
suceda algo que se sintió tan bien, y no dejar que continúe.
Ahora hay quietud interna. Es como la quietud del agua. Hay sensación de
profundidad, algo más profundo. Espero con infinita paciencia, espero para sentir
qué hay, más profundo.
Siento dolor 27

“¿Qué  se  supone  que  tengo  que  hacer  con  este  querer?”  lo  escucho  decir.
“Ah”,  le  digo  a  eso.  “Sientes  que  es  tan  grande  ese querer. Y estás sintiendo
que  necesitas  hacer  algo  con  eso”.
Sí, hay un querer ahí. Y ese es un cambio. Lo que estaba inquieto, nervioso y
desafiante ahora está lleno de una cualidad bien diferente: este querer. Comprende:
no se siente mejor. Pero de alguna manera se siente más profundo, más verdadero.
Y me doy cuenta de que de alguna manera sí se siente mejor. Está claro que lo que
quiero no es a él, a esa persona, sino a la cualidad de conexión que tuve con él,
durante ese corto tiempo. Sí. Y no conoce ninguna otra manera de tenerla que la
esperanza   de   una   reconciliación,   por   eso   se   siente   “obsesionada”   por   él.   Pero   si  
conociera una manera de tener lo mismo de otro modo, querría el otro modo. Lo
que quiere es la cualidad de la conexión.
Y puedo sentir que ahora esto se siente diferente, en todo mi cuerpo. Muy
diferente – todo eso ha cambiado.
Ahora, no siento dolor.
28 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
La Aceptación Radical de Todo

La cantidad de gente que ha respondido, a través de los años, al título de este


artículo, me ha asombrado   y   emocionado.   Suena   muy   bien,   “La   Aceptación  
Radical   de   Todo”,   tal   vez   algo   idealista.   Las   reacciones   han   sido   sumamente  
positivas – sólo algunas personas lo han malinterpretado entendiendo que se debe
aceptar todo lo que viene del mundo externo: guerra, violaciones, las noticias de
Fox, etc.
Necesito aclarar que estoy escribiendo sobre la Relación Interior de Focusing,
que se refiere a la aceptación radical de todo lo que se origina en el mundo interno,
no todo lo que uno encuentra en el externo. (Si uno puede o desea aceptar las
circunstancias del mundo externo es otro asunto, pero no estoy escribiendo sobre
eso – aunque quizás los dos están relacionados).
También   está  el   concepto  de   “aceptación”.   Esta   palabra   de   uso   común   tiene  
dos  connotaciones  que  luchan  una  contra  otra.  Una  de  ellas  dice,  de  verdad,  “Está  
bien,  ahora  esto  está  acá”.  La  otra  dice,  “Está  bien,  esto  está  acá,  y  estará  siempre  –
y debería  estar  contento,  o  al  menos  no  disgustado”.  En  esta  última  postura  hay  un  
elemento de resignación, como renunciando a que algo pueda cambiar alguna vez.
Éste  sería  el  sentido  cuando  alguien  dice,  “No  puedo  cambiar  eso,  entonces  tengo  
que   aceptarlo”.   No   es ésta la aceptación que quiero señalar. Me refiero a la que
dice,  “Esto  es  así,  ahora”,  la  aceptación  que  es  opuesta  a  la  negación.
Mi vieja amiga Bebe Simon, una profesora de Focusing defensora incansable
de la autonomía, dice que no podemos obligarnos a nosotros mismos a aceptar
algo, y por supuesto que tiene razón. Podemos, sin embargo, notar si lo aceptamos.

Cuando escribí este artículo, no se trataba de la aceptación de todo lo que hay en el


mundo interno. Eso vino después. El impulso para escribirlo surgió al darme cuenta
de que mi enseñanza y mi práctica de Focusing se hacían cada vez más diferentes
de cómo me lo habían enseñado, y en todas esas diferencia había algo en común:
en cada caso, la manera nueva era aceptar las cosas tal como son, aquí y ahora, en
el proceso de Focusing, en lugar de requerir que sean de alguna otra manera.
(1) Me enseñaron que las sensaciones sentidas (sensaciones corporales con
significado) tenían que estar en el cuerpo, en la zona del tronco, entre la garganta y
la parte baja del abdomen. Si no estaban en esa zona, nos decían que no eran
sensaciones sentidas. Un dolor de cabeza, por ejemplo, o un dolor en la parte de
atrás de las piernas, no eran sensaciones sentidas y no se podía trabajar con ellas
excepto indirectamente. Era necesario que el Focalizador encuentre una sensación
a   partir   “de”   esa   sensación,   en   la   zona   media   del   cuerpo,   con   frases   como,  
“¿Puedes  llevar  eso  aquí?  (señalando  el  estómago)  o,  “¿Puedes  tener  una  sensación  
aquí (en el tronco) acerca de eso?
30 La Aceptación Radical de Todo

(2) De igual manera, me enseñaron que los síntomas físicos no eran, y no


podían ser, sensaciones sentidas. Otra vez, teníamos que invitar a que se forme una
sensación  sentida  a  partir  “de”  ese  síntoma  físico,  y  tenía  que  estar  en  la  zona  del  
tronco. En consecuencia, un dolor de cabeza tenía dos problemas para ser aceptado
como sensación sentida: estaba fuera del tronco, y era posible que fuera un síntoma
con   causa   física.   Nos   enseñaron   métodos   para   “acercarse”   a   los   dolores   físicos,  
asumiendo que no cambiarían. (“Aun  si  el  dolor  es  como  una  roca  en  medio  de  un  
campo,  puedes  caminar  alrededor  de  ella”).
(3)  Me  enseñaron  que  el  crítico  interno  era  un  “superego”  intratable  que  nunca  
sería  más  amable  de  lo  que  fue  al  aparecer,  y  debía  ser  tratado  “sin  ningún  respeto”
para no quedarnos atrapados como su víctima. Gene Gendlin agitaba su mano hacia
su   derecha   para   que   se   fuera,   y   decía   con   desdén,   “vuelve   cuando   tengas   algo  
nuevo  para  decir”.  Nosotros  siempre  nos  reíamos.
(4) Me enseñaron Despejar un Espacio. En realidad, no fue cuando empecé mi
aprendizaje porque no era parte del Procedimiento Estándar de Focusing. Pero en
1980, cuando acompañé a Gene Gendlin a enseñar en sus talleres, que la gente
pedía luego de la aparición de su libro Focusing, Despejar un Espacio se convirtió
en el primer paso de Focusing, en el cual pasábamos la mayor parte del tiempo.
Para   hacer   Focusing,   primero   tenías   que   sacar   afuera   cada   “cosa”   que   estabas  
sintiendo (ejemplo, como si lo pusieras sobre un estante fuera de ti). Muchas veces
había problemas para hacerlo, por lo tanto desarrollamos modos elaborados para
ayudar   a   lograrlo   (ejemplo,   “Si   fuera   muy   pesado   para   levantarlo,   quizás   podrías  
hacerlo   rodar”,   o   “Quizás   le   podrías   atar   pequeños   globos   para   levantarlo   y  
moverlo  hacia  fuera”).

Después de mudarme a California en 1983 y de comenzar a enseñar Focusing por


mi cuenta, fui cayendo en la cuenta de que estas cuatro enseñanzas estaban
equivocadas; es decir, la afirmación de que uno no puede hacer Focusing a menos
que…   simplemente   era  falsa. Focusing puede y sí sucede, muy bien y con éxito,
más allá de estas restricciones.
Esta elaboración sucedió poco a poco, porque tiendo a ser lenta para los
cambios y fiel a lo que me han enseñado. A veces se me acercaban profesores
compañeros de Focusing,   amigos   míos,   y   hablaban   de   romper   “reglas”   y   obtener  
mejores resultados. Y otras veces estos descubrimientos vinieron mientras estaba
sentada frente a uno de mis propios clientes.
(1) Sospecho que fue uno de mis propios clientes el que me enseñó que las
sensaciones sentidas no tienen que venir en la zona media del cuerpo. Estaba
sentada con uno de ellos, intentando mostrarle cómo hacer Focusing (es decir, lo
estaba guiando), cuando tuvo una sensación viva y significativa fuera de esa zona.
Quizás  fue  “una  dureza  en  la  parte  de  atrás  de  mi  cuello  cuando  pienso  en  mi  hija”,  
o   “un   palpitar   triste   en   mi   rodilla”.   Guiar   a   través   de   Focusing   es   un   proceso  
intuitivo, y uno puede intentar movimientos sobre la base de la sensación que uno
tiene de la persona, o de lo que necesita, que nunca le han enseñado. Sea lo que
sea, lo hice y funcionó. Después de esta experiencia, la regla de que la sensación
La Aceptación Radical de Todo 31

sentida no podía formarse en la parte de atrás del cuello, o en la rodilla, no tuvo


lugar en mí. Para probar la torta hay que comerla.
(2) Joe Tein, un profesor de Focusing que ahora vive en Bainsbridge Island,
WA, me dijo cómo, con resultados milagrosos, había roto la regla que decía que no
se podía hacer Focusing con dolores físicos ni con síntomas. La historia de Joe,
sobre el hombre cuyo dolor se fue, se publicó en The Focusing Connection. Desde
entonces otras personas han informado sobre resultados asombrosos atendiendo
síntomas como si fueran sensaciones sentidas. Recientemente Bev Stevenson
escribió   el   artículo   “A   Remarkable Focusing Session with Pain from Severe
Physical   Damage”   (Una   sesión   de   Focusing   excepcional   con   el   dolor   por   daños  
físicos  graves),  y  Barbara  McGavin  “The  Sentient  Body:  Focusing  on  the  Physical”  
(El cuerpo sensible: Focusing en el físico).
(3) Alentada por mi amiga, profesora de Focusing, Ilehlia LeIndra, empecé a
ser compasiva con el crítico. No fue la primera ni la última en recomendar cierta
bondad para esa voz dura, pero ella se llevó el crédito por ser la defensora más
clara, para mí, de la posición  que  sostengo  ahora:  que  lo  que  llamamos  “El  Crítico”  
es sólo una parte de nosotros, como cualquier otra, que necesita que la tratemos con
compasión para sentirse lo suficientemente segura como para abrirse. (Ver la
introducción  al  artículo  “Bondad  Radical”  en  este  volumen  para  conocer,  con  más  
detalles, la historia de este cambio. Incluyo el nombre de las personas que
estuvieron allí antes que yo).
(4) Otros profesores pueden haber hecho opcional Despejar un Espacio antes
de que yo lo hiciera, pero tengo el recuerdo de que, estando sentada frente a uno de
mis clientes noté que no tuvo necesidad de poner sus experiencias afuera para
hacer Focusing, entonces, ¿porqué sugerirle que lo haga? Yo vivía en California,
con la intención de crecer como profesora de Focusing, y quería mostrar en una
sola sesión, de qué manera era útil, o no volverían otra vez. Si tenía sólo una hora
con esta persona, ¿por qué hacerlo pasar media hora, o más, poniendo cosas afuera,
si él era capaz de estar con cualquier cosa que se presentara? ¡Dejar caer Despejar
un Espacio del lugar del precepto era, de hecho, una necesidad económica!

Todos estos temas son desafíos (o cambios) a lo que podemos llamar


Procedimientos Estándar de Focusing. Me gustaría decir unas palabras sobre
enseñar del mismo modo en que a uno le enseñaron.
En toda enseñanza, hay tendencias conservadoras – “Nuestros   profesores  
saben, o no serían nuestros profesores. Enseñemos como ellos lo hicieron, hasta
estar  seguros  de  que  algo  necesita  un  cambio”  – y tendencias radicalizadas – “Este  
modo de enseñar no funciona como nos gustaría. Cambiémoslo y veamos qué
sucede”.  Esto  es  natural.  A  través  del  tiempo,  es  inevitable  que  el  resultado  sea  el  
cambio. Como ser viviente y cambiante, el maestro se encuentra con alumnos que
también son seres vivientes y cambiantes y es natural que cambie sus métodos de
enseñanza. Éstos no son sagrados. Con respecto a Focusing, los métodos de
enseñanza no son lo que Focusing es.
El malentendido surgió porque Focusing era los seis pasos que Gendlin
desarrolló  para  enseñarlo.  Incluso  he  oído  decir  como  definición:  “Focusing  es  un  
32 La Aceptación Radical de Todo

proceso   que   tiene   seis   pasos…”   Y   yo   no   podía   evitar   sentir,   cada   vez   que  
escuchaba esa definición, que algo se perdía y quien preguntaba se quedaba con
una información equivocada. Definir un proceso por el modo en que se enseña es
perder la esencia del proceso, que es algo que está más allá de cualquier método en
particular.   Gendlin   mismo,   que   desarrolló   el   método   de   enseñanza   de   los   “Seis  
Pasos”   muchas   veces   decía,   “Los   pasos   no   son   Focusing,   son   sólo   una   soga   que  
atraviesa   el   territorio.   Cuando   conoces   el   territorio,   no   necesitas   la   soga”.   Pero  
demasiadas personas, para mi gusto, han hecho de sus pasos palabra santa.
La historia de cómo cambié mis métodos de enseñanza más allá de cómo me
lo  habían  enseñado  tiene  muchas  facetas.  “La  Aceptación  Radical  de  Todo”  cuenta  
una   parte   de   ella.   Encontrarás   otras   partes   en   “Bondad   Radical”   y   “Relación   +  
Distancia   +   Conexión”,   y   en   especial   en   el   artículo   “Origen   y   Desarrollo   de la
Relación  Interior  de  Focusing”.  Es  una  historia  que  trata  de  mi  propio  crecimiento  
como persona, mi viaje hacia confiar en mi propia verdad y las respuestas de mis
propias sensaciones, y mi buena disposición a cambiar de camino para vivir la
verdad que estaba observando. Esto es algo que todos necesitamos hacer. Lo espero
de mis propios alumnos. Cuando me encontré con Gene Gendlin en 1998, luego de
siete años de haber desarrollado mi propia manera de enseñar, me sonrió, me dio
un gran abrazo, y dijo, “¡Sigue  adelante!”
La Aceptación Radical de Todo
Apareció en The Focusing Connection, Noviembre de 1994

Cuando hacemos Focusing según la manera tradicional en que se enseña, es como


si estuviéramos habitando dos mundos. En uno de ellos, tenemos confianza
absoluta en el cuerpo y su proceso. En el otro, tratamos a ciertas experiencias como
aceptables y a otras como inaceptables, y tenemos que separarlas o excluirlas para
que el proceso continúe. En este segundo mundo tratamos al Crítico Interno como
interrupción, igual que a los pensamientos. Las sensaciones sentidas sólo pueden
aparecer en el cuerpo, en la zona del tronco, y los síntomas físicos crónicos no se
consideran sensaciones sentidas.
Durante los últimos años me he dado cuenta de que mi experiencia va en
contra de esta enseñanza tradicional. Por ejemplo, he encontrado que las
sensaciones   sentidas   pueden   aparecer   fuera   del   lugar   “clásico”   de   Focusing,  
garganta, pecho, abdomen. He descubierto que sentir compasión por el crítico es
más útil que sacarlo del medio. Pero hace poco tiempo se ha producido una nueva
síntesis en mi práctica, tanto para mí misma como para enseñar. Muchos hilos que
parecían desconectados se han  mostrado  como  parte  de  una  misma  “trama”.  A  esta  
nueva  integración  le  doy  el  nombre  de  “La  Aceptación  Radical  de  Todo”.
¿Qué pasaría si nos aproximamos a la enseñanza y a la práctica de Focusing
con una mente abierta y fresca? ¿Qué pasaría si dejamos de lado estrategias y
técnicas aprendidas y comenzamos con tres enunciados esenciales?
1°) Focalizar es estar un tiempo con algo que todavía no es claro, que tiene
más que lo que se puede poner en palabras en un primer momento.
2°) Hay un proceso corporal que es más que un cuerpo físico definido de un
modo limitado.
3°) El proceso corporal es digno de confianza.
Si eres alguien que cree que Focusing se puede definir por cierto número de
pasos  (“Focusing  es  un  proceso  de  ____  pasos”)  o  que  Despejar  un  Espacio es una
parte necesaria de cada proceso, es probable que no estés dispuesto a seguirme en
este camino. Propongo que comencemos acordando que la esencia de Focusing va
más allá de los pasos, y más allá de algún paso determinado, excepto quizás, el de
Estar con Lo Que Hay.
Entonces si comenzamos con la esencia de Focusing contenida en estos tres
enunciados y despejamos todo lo demás, ¿qué sigue? Veamos.

Sensaciones sentidas fuera de la zona del tronco.


Me enseñaron a guiar la conciencia de una persona hacia dentro del tronco –
garganta, pecho, abdomen – y si alguien sentía algo fuera de esa zona, que le pida
que  note  qué  siente  allí  acerca  de  eso.  Por  ejemplo,  “Podrías  notar  si  estás  sintiendo  
algo en tu garganta, pecho, estómago que se relaciona con ese dolor en tus
34 La Aceptación Radical de Todo

mandíbulas”.   De   hecho   hay   otros   modos   de   parafrasearlo.   Pero   el   criterio  


tradicional era, (1) las sensaciones sentidas aparecen sólo en el tronco o, de manera
más simpática, (2) las sensaciones sentidas pueden venir en algún otro lugar, pero
cuando se sienten en el tronco se comunican con el focalizador con mayor
facilidad.
Cuando Leonardo da Vinci era niño, le dijeron que un clavo clavado en un
árbol podría estar más alto cada año a medida que el árbol crecía. Todo el mundo
lo creía. Pero él hizo la prueba y comprobó que no era así; de hecho los árboles
crecen desde lo alto y un clavo ubicado en cierto lugar, siempre quedará a la misma
altura.
Cuando acompañé sensaciones en la periferia del cuerpo, como si fueran
sensaciones sentidas, conmigo misma y con otras personas, se comportaron como
sensaciones   sentidas.   “Dieron   pasos”,   se   abrieron,   revelaron   significados   y   al  
atenderlos hubo cambios sentidos.
Si el proceso del cuerpo es digno de confianza, entonces es probable que
ofrezca sensaciones sentidas en la zona del cuerpo en donde quieren ser sentidas.
Hacer que la sensación se mueva primero, antes de ser atendida, se siente poco
respetuoso hacia la sabiduría del cuerpo.

Síntomas físicos como sensaciones sentidas


Me enseñaron que los síntomas físicos no son sensaciones sentidas, y que si
una persona tenía un síntoma físico, tendría que sentir una sensación relacionada a
ese síntoma, y que eso era todo lo que Focusing podía hacer. Luego empecé a
escuchar experiencias de otras personas que no seguían  “las  reglas”,  y  que  lograron  
resultados maravillosos al atender a los síntomas físicos como sensaciones
sentidas.   Publiqué   dos   de   estos   resultados   en   este   boletín:   “Focusing   with   Pain”  
(Focusing   con   el   dolor),   de   Joe   Tein,   y   “And   Then   the   Pain   Went   Away” (Y
entonces el dolor se fue), de Shirley Marten.
En 1990, tuve la oportunidad de probarlo conmigo misma. Fue la noche
anterior a comenzar a enseñar en un taller de cinco días en el Omega Institute con
Kevin McEvenue, y nos habíamos encontrado para promocionar Focusing. Yo
estaba desanimada porque me dolía la garganta, síntoma familiar que siempre me
llevaba a un resfrío, y no quería estar resfriada. Se lo dije a Kevin y él, un no-
seguidor-de-reglas, dijo alegremente, ¡Focalicemos en eso! Al tratarlo como
sensación sentida, el dolor de garganta expresó su significado, algo sobre la presión
que  me  imponía  para  ser  una  “experta”.  A  la  mañana  siguiente,  el  dolor  de  garganta  
se había ido, y me sentí bien. Sin resfrío.
El mes pasado en Inglaterra hice la prueba otra vez con un resfrío que ya tenía
desde hacía unas veinticuatro horas. Había cuatro o cinco síntomas, y elegí el que
más sobresalía, la sensación de mis pulmones en carne viva. Luego de haber
escuchado su significado interno, que tenía que ver con haber tomado los
sentimientos de otra persona, tuve una de las experiencias más asombrosas de mi
vida – sentí que el síntoma dejó mi cuerpo en algo así como treinta segundos. El
resfrío quedó, y todos los otros síntomas continuaron su curso. Fue interesante ¡Me
La Aceptación Radical de Todo 35

pregunto qué hubiera pasado si hubiera tenido el tiempo para focalizar en cada
uno!
Sin embargo, en mi trabajo conmigo misma y con clientes he descubierto que
tratar un síntoma físico como sensación sentida no siempre lleva a un alivio del
síntoma, y eso no importa. Tengo una cliente que tiene sequedad crónica en sus
ojos. Muchas veces comienza sus sesiones con la conciencia en sus ojos, y recibe
su significado. Es un área de mucha riqueza para ella, aunque el síntoma todavía no
ha cambiado. Estoy convencida de que hasta una pierna quebrada tendría una
“cualidad”   o   ”aspecto”   de   la   sensación   sentida   si   se   atendiera   de   esta   manera   y  
daría su significado, aunque no esperaríamos que la pierna se suelde en forma
instantánea.
Parece que tenemos arraigada la creencia de que las experiencias son o físicas
o emocionales, pero no las dos al mismo tiempo. Creo que esta creencia tiene su
origen en el trágico legado de la separación cuerpo / mente. Si miramos con nuevos
ojos ¿por qué no puede algo ser físico y emocional? ¿Por qué no puede, a través de
Focusing, tener un significado emocional, aunque haya sido bien diagnosticado
como físico?

Pensamientos  y  otras  “distracciones”.  


Por muchos años, consideré que los pensamientos eran intrusos en el proceso
de Focusing. Cuando   un   focalizador   me   decía,   “Mi   mente   está   por   ahí”,   yo   le  
respondía:  “Quizás  le  puedes  agradecer  a  tu  mente  por  su  ayuda  y  pedirle  que  se  
aleje  por  un  rato”.  Si  un  focalizador  decía,  “Me  estoy  distrayendo”,  le  contestaba,  
“Quizás  puedas  hacer  que  la  distracción  se  vaya  y  vuelve  a  tu  cuerpo”.
Pero luego una posibilidad nueva y diferente empezó a venir a mi conciencia.
¿Qué pasa si no son distracciones? ¿Qué pasa si cada cosa que viene es, de alguna
manera, parte del proceso, y la recibimos como tal?
Observé el trabajo de un alumno mientras guiaba a una persona nueva en un
seminario de entrenamiento. El focalizador dijo que no sentía nada en su cuerpo. El
alumno lo guiaba para que pudiera sentir algo. En un momento el focalizador dijo,
“Vienen   a   mi   mente   pensamientos   de   mi   trabajo”.   De   acuerdo   a   lo   que   yo  
enseñaba, el alumno le sugirió que deje esos pensamientos de lado. Pero, mientras
observaba la sesión, tuve la impresión de que los pensamientos podrían haber sido
parte del proceso. Quizás los pensamientos eran el modo del cuerpo de introducir
contenido y significado. Me pregunté qué hubiera pasado si el guía hubiera dicho,
“Quizás   puedas   notar   cómo   te   sientes   en   tu   cuerpo   cuando   vienen   esos  
pensamientos  sobre  tu  trabajo”.
Hoy cuando un focalizador me dice que está distraído, mi respuesta es,
“Quizás  la  distracción  es  significativa”.  Si  no  lo  es,  en  seguida  lo  sabremos.  Pero  
no lo descartemos antes de comprobar si no podría ser ese el modo del cuerpo de
traer el próximo paso.
Hace un tiempo, en un taller, estaba haciendo una primera sesión. La
sensación sentida de la focalizadora era una presión en su abdomen, pero
desaparecía cada vez que ella intentaba estar con eso. Finalmente abrió los ojos y
me miró.
36 La Aceptación Radical de Todo

“No  está  resultando”,  dijo.  “Me  vuelvo  a  distraer”.


“Quizás  la  distracción  es  relevante  de  alguna  manera”,  le  sugerí.
“No  lo  creo”,  dijo  ella,  “vino  una  imagen  de  un  gato  negro  que  se  acercó  y  se  
sentó.
“Está   bien”,   dije.   Vamos   a   dejar   que   el   gato   negro   se   quede   ahí.   ¿Aún está
ahí?
Ella cerró sus ojos, chequeó y asintió.
“Fíjate  si  puedes  sentir  su  ánimo”.
Ella  sintió  y  luego  dijo,  “Está  asustado”.
“Oh,   entonces   le   puedes   hacer   saber   que   te   has   dado   cuenta   de   que   está  
asustado,  y  luego  fíjate  si  podría  querer  hacerte  saber  de  qué  está  asustado”.
“Viene   una   imagen de mi madre, y un ahogo en mi garganta. Culpa. Me
gustaría  poder  cuidar  mejor  a  mi  madre”.
Esa fue la clave de la sesión, y cuando ella la reconoció, sintió alivio y
liberación.
Luego de terminada la sesión, la focalizadora nos contó que el gato negro era
el que ella había tenido cuando era niña, y había muerto.
Una hora más tarde, cuando estábamos por ir a almorzar, un gato negro entró
a la sala como si fuera el dueño del lugar. Nos quedamos sorprendidos – ¿cómo era
posible que esto estuviera pasando? Fue el toque final para una agradable sesión.
Me dejó un renovado reconocimiento de que todo lo que viene en una sesión
es, probablemente, parte del proceso, y que nada debe ser descartado como
distracción sin antes haber resonado con cuidado.

El crítico.
¿Y qué pasaría si extendemos nuestra aceptación radical de todo al Sr.
Crítico? ¿Qué pasaría si vemos la crítica interna no como una interrupción, sino
como una parte natural del proceso?
Llevé esta nueva posibilidad en mi mente a los talleres que siguieron,
inspirada por el artículo de Barbara McGavin en el boletín The Focusing
Connection de  septiembre  de  1994.  (“La  víctima,  el  crítico  y  la  Relación  Interior:  
Focusing  con  la  parte  que  quiere  morir”  que  aparece  en  este  volumen).  Al  principio  
enseñaba un acercamiento al crítico en tres partes. Primero, pedirle con amabilidad
que dé un paso al costado, segundo, si eso no funciona, preguntarle cuál es su
intensión positiva, y tercero, si tampoco funciona, pedirle al crítico que se ubique
frente al focalizador   y   que   éste   le   pregunte,   “¿Qué   te   lastima,   o   te   preocupa   o   te  
asusta para que me hables de esa manera? Era un conjunto de técnicas muy
elaboradas que a veces llevaba mucho tiempo.
Cuando empecé a hacer sesiones en el Focusing Center en la Haya, me di
cuenta de que cuando aparecía el crítico interno lo trataba de manera más simple,
más  orgánica.  Cuando  el  focalizador  expresaba,  “Ahora  está  llegando  mi  crítico”,  
yo   le   decía,   “Ah,   sí.   Y   quizás   podrías   notar   si   hay   algún   sentimiento   o   emoción  
ahí”.
¡Es difícil describir lo exitoso que fue! Podrías pensar que las personas
hablaron  del  enojo  o  del  desprecio  del  crítico,  o  de  la  sensación  de  “pisoteada”  de  
La Aceptación Radical de Todo 37

la sensación sentida de la parte criticada. Pero lo que sucedió en realidad no fue


eso. Una y otra vez, al sentir y expresar la emoción que venía con el crítico, el
focalizador   iba  justo   al   núcleo   del   proceso.   “Es   dolor”,   expresó   una   mujer.   “Hay  
tanto   miedo   ahí”   dijo   un   hombre.   En   cada   caso,   estar   con   la   cualidad   emocional  
llevaba a un proceso profundo. El crítico no era una interrupción, era sólo el modo
que elegía alguna parte del proceso para expresarse.
Por lo tanto la aceptación radical de todo le trae, al proceso de Focusing,
posibilidad de mayor confianza, sensación de mayor integridad. Como guías ya no
somos guardianes que vigilan, y que permitimos algunas experiencias y excluimos
otras. Por el contrario, estamos para sostener un espacio abierto que incluye todo lo
que quiere venir. No tenemos miedo a lo que viene dentro del focalizador.
Sabemos que no hay enemigos en el mundo interno. Hacemos posible que el
focalizador cree una relación positiva con lo que viene, una relación para escuchar
y aceptar o, si eso no es posible, una relación con la parte que siente que es difícil
aceptar lo que hay. El espíritu es de inclusión, no de exclusión. La actitud es de
bienvenida.
La aceptación radical de todo es consistente con el espíritu de Focusing, y
funciona. Prueba tú mismo y me haces saber cómo te resulta.
La Aceptación Radical de Todo
Parte dos
Apareció en The Focusing Connection, Noviembre de 2004

En   1994   escribí   un   artículo   titulado   “La   Aceptación  Radical   de  Todo”.   Elegí   ese  
título porque me di cuenta de que el camino en el que mi trabajo de Focusing se
estaba desarrollando iba en dirección a aceptar e incluir más experiencias como
legítimas para ofrecerles el tipo de atención característico de Focusing. Inclusión,
en lugar de exclusión, era el lema.
En los años que siguieron, mientras Barbara McGavin y yo desarrollábamos el
trabajo   llamado   Mapas   del   Tesoro   del   Alma,   la   frase   “Aceptación   Radical   de  
Todo”  ha  llegado  a  significar  mucho  más  que  incluir  síntomas  físicos,  sensaciones  
fuera de la zona del tronco, pensamientos que distraen, etc. Ha llegado a referirse a
toda una filosofía de inclusión de aspectos del yo que de otro modo podrían ser
ignorados, excluidos, o exiliados.
La semana pasada guié a un hombre en su primera sesión de Focusing. Como
pasa muchas veces, él pudo experienciar en su cuerpo una sensación sentida (algo
triste),  pero  cuando  lo  invité  a  quedarse  un  momento  con  eso  expresó,  “Me  resulta  
difícil hacerlo. Siento impaciencia  hacia  eso”.
Si no hubiera estado usando la filosofía de la Aceptación Radical de Todo,
podría haber intentado persuadirlo para que sea más paciente con el lugar triste.
“Fíjate  si  está  bien  para  ti  ser  más  paciente  con  ese  lugar  triste”.  En  otras  palabras:  
“No  seas  impaciente”.  Luego  su  impaciencia,  o  como  diríamos,  algo  en  él  que  era  
impaciente, sería separado, marginado, juzgado. Eso no es lo que queremos.
(Agregaré algo más de porqué no queremos eso, un poco más adelante).
En   cambio,   lo   invité   a   reconocer   “algo   en   ti   que   está   sintiendo   impaciencia  
con  ese  lugar  triste”  y  a  estar  con  eso con interés y curiosidad. Enseguida la parte
de él que estaba impaciente comenzó a tranquilizarse, y dio paso a que una sincera
atención estuviera con la parte triste, que tenía mucho que contar y quería que él la
escuchara.
Cuando   la   sesión   terminó,   expresó,   “Uhh,   eso   fue   realmente   una   aceptación
radical”.   Sonreí.   Realmente   lo   fue.   ¿Y   por   qué   fue   eso   tan   importante?   Para  
examinar las razones, veamos primero la esencia del proceso.
Focusing hace posible un proceso que Eugene Gendlin llama llevar adelante.
Cuando   ese   “llevar   adelante”   sucede,   algo   que   falta   se   completa,   algo   que   se  
necesita se logra, algo bloqueado se libera, y el proceso que quería ocurrir, ocurre.
Experienciamos ese movimiento hacia delante todo el tiempo, en nuestra vida de
todos los días, cuando caminamos, cuando respiramos, cuando comemos. Focusing
es el movimiento hacia delante en el nivel del significado. Cuando una sensación se
siente   de   manera   completa   (“sentir   sensaciones”), también puede haber una
La Aceptación Radical de Todo 39

sensación del próximo paso adecuado. Por ejemplo, un poeta tiene una sensación
sentida del poema completo, no sólo de lo que ya está escrito sino también del más-
que-las-palabras que aún no están escritas. Desde esta sensación llega el
conocimiento de la siguiente línea del poema. Focusing se puede usar de esta
manera con todas las artes creativas, con pensamientos, para construir teorías, para
reducir el estrés y tomar decisiones. La Relación Interior de Focusing (y la
Aceptación Radical de Todo) se suma a Focusing en especial en sanación
emocional.
En el mundo de Focusing y sanación emocional, ocurre algo realmente
notable. El llevar adelante ocurre cuando escuchamos algo en nosotros de manera
completa. Casi siempre, lo único que necesita nuestro lugar interno es que todo lo
que se está sintiendo sea escuchado, desde la Presencia. Esto puede significar
escuchar lo que no quiere, o lo que sí quiere, o lo que pasó en algún momento hace
mucho tiempo. No significa solucionar, mejorar o hacer.
Podemos pensar que tenemos que hacer algo, corregir lo que está equivocado,
solucionar el problema. Pero no es así – de hecho, hacer en realidad retrasa el
llevar adelante que tiene que ocurrir, porque este hacer no viene de la Presencia,
viene de otra parte de nosotros. (Es una parte de nosotros, no la Presencia, que
tiene la noción de que algo debe hacerse, muchas veces impulsado por una
sensación de urgencia. Necesita ser reconocida, no que actuemos desde ella. Por
supuesto, este es otro ejemplo de la Aceptación Radical de Todo).
¡Es importante aclarar que no estamos en contra de la acción! Hay una acción
que viene del Yo en Presencia, y que fluye, es efectiva, transformadora. El
problema surge cuando una parte intenta actuar para modificar a otra parte, desde
el miedo a los sentimientos que sentiría si no lo hiciera. Ese tipo de acción lleva a
la polarización y a la   resistencia.   Lo   que   llamamos   “bloqueo”   interno   es,   casi  
siempre, una interacción entre dos partes, una que trata de que la otra se mueva o
cambie, y la segunda, que se resiste.
Si nos identificamos con alguna de estas partes, estamos inmovilizados en la
polarización, detenidos en el conflicto interno. El otro lado es empujado hacia
afuera, hacia el exilio. Y ninguno de los dos logra la atención que necesita, de la
manera que necesita, que hace posible este llevar adelante.

Entonces estás sentado ahí, siguiendo tu proceso de Focusing. Sabes que puedes
favorecer el proceso de manera significativa si eres paciente, aceptador, y recibes
lo que estás sintiendo, y así eso puede contar su historia, evolucionar, moverse
hacia delante. Notas que no te sientes paciente sino impaciente, como si estuvieras
queriendo empujar algo para que se resuelva. ¿Qué haces?
¿Por qué no cambiar la impaciencia por paciencia? ¿Por qué no cambiar
crítica y juicio por aceptación? ¿Qué hay de malo en tratar de ser fuerte en lugar de
débil, amoroso en lugar de cruel, confiado en lugar de asustado? Todo eso suena
como una orientación positiva hacia dónde ir - pero el cómo hace toda la
diferencia. Los resultados no son lo que importa. Imagina que quieres resolver el
problema de las personas sin hogar metiendo a todos ellos dentro de ómnibus y
mandándolos a otra ciudad, poniéndolos a todos en la cárcel, ¡o hasta
40 La Aceptación Radical de Todo

disparándoles! No, las calles limpias no justifican costos humanos. Lo mismo pasa
en el mundo interno. Cuando aspectos de nuestro yo son exiliados, éstos no se van
mansamente. Se resienten, se vuelven saboteadores, supuran, bloquean,
permanecen sin cambio. Y con toda razón, porque no tienen que ser tratados de esa
manera; también tienen una contribución para hacer.
Gendlin   escribe:   “Pensamos   que   podemos   convertirnos   en   buenos   si   no  
permitimos los sentimientos de nuestras partes negativas. Pero eso es lo que los
mantiene   estáticos,   lo   mismo   año   tras   año”   (del   libro   “Deja que tu cuerpo
interprete  tus  sueños”). Lo que no se siente no puede evolucionar y cambiar.
Para muchos de nosotros, encontrarnos con la desaprobación de otras
personas mientras crecíamos nos trajo como consecuencia nuestro intento de
eliminar aspectos de nosotros mismos. Los padres de Amy se asustaban cuando
sentían que ella los necesitaba. No respondían a sus expresiones de necesidad, y
para Amy eso significó desaprobación y abandono. Como resultado, ella intentó no
ser   “necesitada”.   Trató   de   eliminar   y   de liberarse de cualquier necesidad que
tuviera de sus padres. Pero (por fortuna) no podemos deshacernos de nuestras
propias partes. Todo lo que podemos hacer es exiliarlas, mandarlas bajo tierra,
lejos de la conciencia. El resultado es que no estamos completos – y esos aspectos
exiliados no pueden tener el llevar adelante que necesitan.
Ese es el problema, exactamente. Aspectos exiliados no pueden llevar
adelante. Cuando sacamos afuera algo que sentimos, aunque sea con la mejor de
las   intenciones   (“Quiero   ser   más   paciente   conmigo   misma”),   establecemos   una  
situación en la que algo no puede cambiar, porque está fuera de la conciencia.

Pero,   ¿no   estamos   moviendo   la   pauta   a   un   nivel   más   alto?   ¿En   lugar   de   “Sé  
paciente”,  etc.  no  estamos  diciendo  “Sé  aceptador”? ¡Sé Radicalmente Aceptador!
¡Todo el tiempo!
Comprendo que se puede entender de esta manera, pero no, no es lo mismo.
Porque Aceptación Radical no es un sentimiento que tú debes hacerte sentir. Es un
marco, y una acción. El marco dice que todo lo que no es Presencia es algo que
necesita Presencia. La acción es atender todo lo que no es Presencia, y reconocerlo.
Esto  se  puede  hacer  sin  importar  en  qué  animo  estás…  entonces  no  es  una  receta  de  
la manera adecuada de sentir. Es como darse vuelta hacia alguien que te está
tirando  de  la  manga.  “Ah,  estoy  sintiendo  algo  en  mí  que  es  impaciente.  Le  estoy  
diciendo  hola  a  eso…”
En cuanto más lo hacemos, más tenemos la experiencia de no tener que tratar
de   ser   cálido,   compasivo,   amable,   fuerte,   conectado,   creativo…   porque ya lo
somos. El Yo en Presencia tiene esas cualidades, y muchas más, sin tratar de, sin
hacer esfuerzos. Cuando atendemos lo que no es Presencia, lo que tú experiencias,
lo que tú eres, es Presencia.
Introducción a
Facilitar Presencia

La Presencia se ha convertido en el centro de la Relación Interior de Focusing, y de


la práctica de focalizar en áreas difíciles, que estamos creando Barbara McGavin y
yo, llamado Mapas del Tesoro del Alma. Si eres Focalizador, estar en Presencia
con lo que necesita atención en tu interior es la clave para que Focusing te
enriquezca en el área de crecimiento personal y sanación emocional. Si eres
acompañante de Focusing, lo más facilitador que puedes hacer es estar en
Presencia tú mismo, y en segundo lugar, ayudar a tu compañero a estar en
Presencia. Si eres un terapeuta que usa Focusing, tu Presencia para tus clientes, y
su propia Presencia para sí mismos, hacen toda la diferencia. ¿Qué es Presencia,
por qué es importante y cómo la podemos cultivar? Para contestar estas preguntas
me gustaría ir a mi propia historia y mostrarte cómo se desarrolló este concepto.
Aprendí a enseñar Focusing observando cómo lo hacía Gene Gendlin,
mientras lo asistía en talleres de fin de semana desde 1980 hasta 1983. Luego me
mudé a California y comencé a enseñar por mi cuenta. Al interactuar con mis
alumnos, expresando con mis propias palabras lo que me habían enseñado y
contestando sus preguntas como uno hace en esas situaciones, mi manera de
enseñar evolucionó. Aun así sentía que todo lo que enseñaba provenía de lo que
había aprendido de Gene Gendlin.
El  origen  de  la  Presencia  está  en  lo  que  llamábamos  “La  actitud  de  Focusing”.  
En mi enseñanza, invitaba a las personas a que se pregunten en su interior, a la
sensación  sentida  que  estaban  teniendo,  “¿Puedo  ser  amigable  con  esto?”  [Gendlin,  
Focusing,   “The   Friendly   Hearing”   (La   escucha   amigable):   “Es   importante…  
establecer esta atmósfera de escucha amigable. Estar preparado para aceptar por un
momento  todo  sentimiento  que  encuentres  dentro”].
A   veces   la   gente   me   decía,   “¿Qué   pasa   si   no   puedo   ser   amigable   con   eso?  
¿Qué  pasa  si  estoy  enojado  con  eso,  o  asustado  de  eso?”  Y  yo  les  respondía,  como  
nos decía  siempre  Gene,  “¡Fíjate  entonces  si  puedes  ser  amable  con  esto  último!”  
(Focusing,“Cuando algo se pone en el camino, focalizas en eso por un momento,
en  lugar  del  problema  o  dificultad  en  la  que  querías  focalizar”).
Me gustaba la claridad de esta afirmación: algo que no se siente amigable, es
algo que necesita amistad. Entonces yo no decía que se tenían que sentir de una
manera determinada – aceptantes, o amigables – para focalizar. Se podía focalizar
siempre. Sólo tenían que llevar la atención hacia lo que había, lo que surgió
primero o lo que se puso en el camino mientras acompañaban lo primero.
Sin   embargo,   fue   problemática   la   palabra   “amigable”,   era   demasiado   fuerte  
para  el  propósito  que  tenía.  Fue  Bebe  Simon  quien  me  convenció  que  decir  “hola”  
era una mejor   idea.   Me   dijo,   “Hola   no   significa   te   amo”.   Decir   “hola”   tiene   la  
apertura adecuada, es contacto sin apego.
42 La Aceptación Radical de Todo

Este  “Llevar  la  atención  hacia  lo  que  había”  no  sólo  era  claro  y  delicado,  me  
pareció que era el corazón del proceso. Si puedo dirigir la atención hacia algo que
hay  en  mí,  con  esta  cualidad  en  la  que  un    “hola”  es  el  comienzo,  incluyendo  llevar  
mi atención hacia algo más que se interpone a esa atención, entonces tengo todo.
Eso es. Estar con, quedarse ahí con lo que hay, con interés, curiosidad,
permitiendo…  eso  es  todo.
Me interesé más y más en este proceso de llevar la atención hacia lo que se
pone en el paso. Y lo que noté fue que sin importar cómo las personas describían lo
que   venía   primero,   generalmente   decían   “Me   siento”   o   “Estoy”   acerca   de lo
segundo, lo que se ponía en el paso al prestar atención a lo primero.
“No  me  gusta”.
“Me  asusta”.
“Quiero  que  cambie”.
Y   no   me   parecía   adecuado   reflejar,   “Eso   está   apretado,   y   tú   quieres   que  
cambie”,  porque  el  “apretado”  y  el  “quiero  que  cambie”  necesitan estar uno al lado
del   otro,   en   igualdad   de   condiciones.   Si   “yo”   quiero   que   eso   cambie,   entonces  
¿quién   está   allí   para   atender   al   “querer   que   cambie”?   ¿Y   quién   está   allí   para  
escuchar sin preferencias a  lo  “apretado”?  Quería  reservar  la  palabra  “yo”  para el
que   puede   prestar   atención   a   lo   que   hay.   Por   eso   empecé   a   decir,   “Eso   está  
apretado, y eres consciente de un querer-que-eso-cambie”.  O:  “Eso  está  apretado,  y  
eres  consciente  de  algo  en  ti  que  quiere  que  eso  cambie”.
Cuando  alguien  dice  “Quiero  que  eso  cambie”  en  lugar  de  “Algo  en  mí  quiere  
que   eso   cambie”,   hay   identificación. He llegado a creer que la identificación con
partes (y la disociación que acompaña, de las otras partes) es causa de profundo
sufrimiento.   Lo   que   quiero   significar   con   “partes”   en   esa   frase,   es   “experiencia  
parcial”,  “experiencia  no  completa”.  Algo  no  compasivo  – que no ama, no permite,
no escucha, etc. – es una parte. Podemos y debemos recibirla, y escucharla.
Identificarse con él significa que es menos probable que lo escuchemos, y más
probable que lo actuemos.
La genialidad de   Focusing   ha   sido   siempre   este   “Tercer   modo”,   ni  
identificarse ni disociarse. Nuestra cultura occidental industrial conoce sólo dos
modos   de   estar   con   la   experiencia:   sumergidos   por   completo,   “soy   yo”,   o  
negándola  “no  soy  yo”.  Viajo  alrededor  del  mundo  con  una  lámina  andrajosa  a  la  
que  le  puse  el  nombre  de  “Los  tres  personajes”.  El  personaje  de  la  izquierda  tiene  
una  nube  roja  alrededor  de  todo  su  cuerpo,  y  dice,  “¡Estoy  enojado!”  El  personaje  
de la derecha tiene una nube roja, no en su cuerpo, sino detrás de su espalda, y
dice,   “¡No   estoy   enojado!”   (Lo   demuestro   rechinando   mis   dientes,   golpeando   el  
suelo   con   mi   pie,   y   diciendo   como   en   un   gruñido   “¡No   estoy   enojada!”).   El  
personaje del medio tiene una nube roja  en  la  zona  de  su  estómago,  y  dice  “algo”,  y  
conectado  con   una   flecha  que   indica   relación,  está   la   palabra   “Yo”.   Dice,   “Estoy  
sintiendo  algo  en  mí  que  está  enojado”.  Sólo  en  el  caso  del  personaje  del  medio  “el  
enojo”  se  podrá  escuchar,  acompañar,  y  podrá dar pasos. Porque hay alguien ahí, el
“Yo”,  que  le  hace  compañía.
Es  una  realidad  que  el  problema  del  “Yo”  es  complejo.  John  Welwood  es  un  
valioso defensor de Focusing en el mundo de la psicoterapia. También es conocido
Facilitar Presencia 43

por introducir la filosofía Budista Tibetana dentro de la terapia. En un capítulo


llamado   “Reflejo   y   Presencia:   la   dialéctica   del   despertar”   se   pone   del   lado   del  
Budismo,  declarando  que  Focusing  “y  otros  métodos  en  los  que  se  usa  el  reflejo”  
no   llegan   suficientemente   lejos.   Porque   “desde   la perspectiva de la práctica
contemplativa, la fuente del sufrimiento humano es precisamente esta separación
entre “mí”   y   “mi   experiencia”.   La   causa   del   sufrimiento   no   es   más   que   el  
observador que juzga, resiste, lucha, e intenta controlar experiencias que son
dolorosas,  lo  asustan  o  lo  amenazan”  [Toward a Psychology of Awakening (Hacia
una psicología del despertar)].
Para Welwood Focusing es, en esencia, la experiencia de un observador que
está con lo que está sintiendo. Sin embargo, él asume que ese observador puede
tener   cierta   tendencia   a   “juzgar,   a   resistir,   a   luchar   y   a   intentar   controlar”.   Mi  
reacción  es  no,  ese  no  es  el  observador.  El  observador,  el  “yo”,  es  eso  que  presta  
atención al juicio, que presta atención a lo que se resiste, que presta atención a lo
que lucha e intenta controlar, y por lo tanto no es eso.
Entonces empecé a preguntarme qué es lo que podría fortalecer y sostener esta
Relación   Interior,   en   donde   un   “yo”   imparcial   esté   presente   con   un   “algo”   que  
necesita conciencia.
Lo primero que hice fue mirar a mi alrededor para ver qué es lo que estaba
dando resultado. ¿Qué es lo que ya hacía la gente, en especial quienes sabían
escuchar y que yo admiraba, que ahora podría apoyar esta Relación Interior? Mi
entrenamiento avanzado en lingüística me permitió ver cosas en la estructura de las
frases que formaban, que podrían no ser obvias para ellas.
Y noté algo maravilloso y sorprendente. Había una forma de responder que
repetían muchas veces mis acompañantes favoritos, que por lo que yo sabía, nadie
había  notado.  Esta  forma  de  responder  contenía  la  totalidad,  el  “yo”  y  el  “algo”,  el  
“experienciador”   y   el   “experienciar”.   Comencé   a   enseñarlo   a   mis   alumnos  
principiantes de Escuchar, y me di cuenta de que avanzaban muy rápido a niveles
más avanzados.
Así es como funciona: el Focalizador comunica una experiencia presente. El
acompañante   refleja,   agregándole   algunas   palabras   “por   delante”   de   lo   que   el  
Focalizador  ha  dicho.  Esas  palabras  son  “tú”,  que  se  refiere  al  Focalizador,  y  luego  
un verbo referido a la  conciencia  presente,  como  “estás  sintiendo”,  “estás  notando”,  
“eres  conciente  de”.  Y  luego  se  agrega  lo  que  el  Focalizador  dijo.  Algo  así:
F:  “Está  apretado”.
A:  “Estás  notando  que  eso  está  apretado”.

F:  “Estoy  asustada”.
A:  “Eres  consciente  de  que  ahora  estás  asustada”.

F:  “Es  una  cosa  difícil  de  acompañar”.


A:  “Te  estás  dando  cuenta  de  que  es  una  cosa  difícil  de  acompañar”.

¿Puedes  sentir  la  diferencia  entre  estas  respuestas  y  las  respuestas  “desnudas”,  
ejemplo,  “Está    apretado”,  “Estás  asustada”,  “Es  una  cosa  difícil  de  acompañar”?  
44 La Aceptación Radical de Todo

Para mí, en especial cuando soy la que está haciendo Focusing y mi acompañante
lo hace de este modo, se me abre un espacio grande, como una gran inspiración de
aire.  Como,  “¡Oh,  sí,  estoy aquí!”    
También me di cuenta de que cuando respondía de esta manera, y cuando
enseñaba a responder así, en general los Focalizadores no sentían abrumación. De
esta manera, Focusing se les hacía más accesible. También les traía una sensación
interior de espacio, una sensación de identificarse o ser un Yo más grande que el
usual.  A  veces  lo  he  llamado  el  Self  Grande,  o  el  “Yo”  Grande,  hasta  que  Barbara  
McGavin, con mucha   lucidez,   encontró   la   palabra   “Presencia”.   (En   realidad   lo  
tomó prestado de John Welwood, pero como hemos visto, para él no significa lo
mismo).
Otra cosa que observé, que hacían mis acompañantes favoritos, fue un uso
muy   interesante   de   la   palabra   “algo”   para   señalar   el   experienciar   que   se   podría  
sentir  más  adentro,  como  en  “Estás  sintiendo  algo que  está  apretado”.  Otras  veces  
decían  “este  lugar”,  como  en  “Puedes  notar  este  lugar  en  donde  sientes…”
He notado que a veces la gente describía su experiencia  como  “eso”  o  “algo”  
o   “este   lugar”,   y   otras   veces   lo   describían   como   “yo”,   como   en   “yo   me   siento  
asustado”.   Me   di   cuenta   de   que   se   sentía   mejor   cuando   el   acompañante   lo   hacía  
corresponder,   diciendo   “eso”   cuando   la   persona   decía   “eso”,   y   “tú”   cuando   la  
persona  decía  “yo”.  Lo  que  sigue,  por  ejemplo,  me  parecía  terrible:
F:  “Este  lugar  está  asustado”.
A:  “Tú  estás  asustado”.

Me pregunté, ¿qué tiene esta respuesta que atenta contra mi sentido de lo que
está bien? Porque el Focalizador había comenzado a diferenciar, a sentir con algo
dentro,  y  el  “algo”  se  sintió  “asustado”.  Cuando  el  acompañante  reflejó,  “Tú  estás  
asustado”,   toda   la   sutileza   se   perdió.   Volvimos   al   solitario   universo   del   “yo”   a  
solas,  “Yo  estoy  asustado”  sin  nadie  para  estar con lo asustado.
Entonces empecé a probar moviéndome hacia la otra dirección. Si ir desde
“eso”  o  “este  lugar”  hacia  “tú”  se  sintió  tan  terrible,  ¿cómo  se  sentiría  ir  en  la  otra  
dirección,  desde  “yo”  hacia  “eso”  o  “ese  lugar”?
F:  “Yo  estoy  asustado”.
A:  “Algo  en  ti  se  siente  asustado”.

Esto gustó a casi todos, y resultó más fácil dar el próximo paso, sentir dentro
de   este   “algo”.   Muy   pocos   dirían,   “No,   yo estoy   asustado”,   que   en   ese   caso   les  
respondía  “Ah,  tú estás  asustado”,  y  volvíamos  a  la  senda  – a su senda.

Estos dos descubrimientos   (“estás   sintiendo”   y   “algo   en   ti”)   se   combinaron   para  


formar el lenguaje que Barbara McGavin y yo llamamos Lenguaje de Presencia.
Ahora lo enseñamos en todas nuestras clases de Focusing, y ocupa un lugar
destacado en nuestro Manual de Focusing para el Estudiante y el Compañero.

Facilitar la Presencia de la gente que se acerca a hacer sesiones de Focusing se ha


convertido en segunda naturaleza para mí – pero no tanto como para que pueda dar
Facilitar Presencia 45

por sentado las fascinantes transformaciones de las que soy testigo, el alivio y la
libertad que la gente empieza a sentir cuando les muestro esta manera simple y
delicada de dar apoyo y de Escuchar sus propios lugares difíciles.
Hay una brecha grande entre contar cómo es un proceso, y hacerlo. Por eso
resolví que para mostrar la Presencia en acción, podía contar historias de algunas
sesiones recientes con personas que vinieron a mí sintiéndose abrumadas o fuera de
contacto de su fuente emocional, y que haberles ayudado a encontrar Presencia les
resultó facilitador.
Estas sesiones fueron realizadas por teléfono, y por lo tanto podía tomar notas.
Pero como también recurrí a mi memoria algunas partes podrían no ser exactas.
También acorté las sesiones y cambié algunos detalles para proteger la privacidad
de los individuos. Como ejemplo de cómo trabajo estas historias son adecuadas, y
el lenguaje y el estilo son un reflejo puntual de lo que pasó.
Facilitar Presencia
Escrito recientemente para este libro

Mientras viajo enseñando Focusing y lenguaje facilitador en talleres, una de las


preguntas que me hacen, en especial terapeutas y counselors, tiene que ver con
facilitar Focusing a personas que tienen una relación difícil con su propia
experiencia emocional. Se preguntan si mis métodos de Relación Interior sirven
cuando alguien se está sintiendo tan abrumado o asustado de su experiencia interna
que   le   resulta   difícil   estar   con   eso.   Yo   digo   que   sí…   pero   puedo   ver   que   se   lo  
siguen preguntando.
Cuando trabajamos con personas que se sienten abrumadas o asustadas de sus
experiencias emocionales, es muy tentador usar métodos que contienen o
manipulan  la  experiencia  abrumadora  (ejemplo,  “Fíjate  si  puedes  reducir  ese  enojo  
a un tamaño  que  puedas  controlar,  y  luego  lo  pones  lejos  de  ti”).  El  problema  con  
este tipo de intervención es que refuerza la identificación del cliente con la parte de
él  que  se  está  sintiendo  abrumada.  (Ver  “Relación  =  Distancia  +  Conexión”  en  este  
volumen por otros problemas y su consiguiente discusión).
En este artículo hay dos transcripciones parciales de clientes que se estaban
sintiendo abrumados emocionalmente en su primera sesión conmigo, para mostrar
como usé el lenguaje que les facilitó y los sostuvo para que encuentren la
experiencia de Presencia – la habilidad de estar con la experiencia emocional sin
sentirse abrumado por ella. Es de esperar que estos ejemplos muestren con claridad
que es muy facilitador trabajar con la Presencia, y que forma la base para continuar
el trabajo interno. Mostrar el resto del proceso una vez que el cliente logró estar en
Presencia con su experiencia emocional va más allá de este artículo. Por ahora,
espero que me acompañes en esto: una persona que puede estar en una relación
empática con su experiencia está en el camino de la sanación, aunque esta sanación
pueda llevar tiempo y la presencia sustentadora de otra persona.
Estas sesiones fueron hechas por teléfono y las descripciones que siguen están
basadas en las notas que yo tomaba durante las sesiones.

Carrie (no es su nombre real) me mandó un mail que reflejaba mucha angustia.
Había estado sintiendo niveles de miedo abrumador que iban en aumento.
“El  síntoma  significativo  durante  las  dos  últimas  semanas  ha  sido  despertarme
con miedo, terror y sensación de no tener esperanza. Es algo muy fuerte, que
necesita   cuidado,   y   siento   que   al   resistirlo   lo   estoy   empeorando”.   Acordamos   en  
tener la primera sesión de Focusing por teléfono esa misma noche. Cuando
hablamos del proceso, le expliqué que la Relación Interior de Focusing le puede
ofrecer alivio porque la ayuda a desarrollar una creciente capacidad para estar en
Presencia.
Facilitar Presencia 47

“Presencia”,   le   dije,   “es,   simplemente,   la   habilidad   de   estar con algo que estás
sintiendo”.  Carrie  dijo que eso sonaba bueno para ella.
Aun antes de comenzar la sesión estaba cerca de las lágrimas, su respiración y
los latidos de su corazón eran rápidos, especialmente cuando me contó que desde
que fue a un taller (de un método muy conocido para liberarse de recuerdos que
provocan   mucha   tensión)   se   había   estado   sintiendo   mucho   peor.   “Traté   de  
manipular las imágenes de mi abuelo abusando de mí cuando tenía cuatro años,
pero  se  hicieron  más  fuertes”.
“Puedo   escuchar   las   lágrimas   en   tu   voz”,   le   dije,   “Eso   suena   muy doloroso
para  ti”.
“Es  como  si  hubiera  una  piedra  sobre  mi  pecho.  Apenas  puedo  respirar”.
“Puedo  escuchar  que  ya  estás  experienciando  sensaciones  en  tu  cuerpo.  Pero  
permíteme llevarte a través de un proceso de centramiento para empezar la sesión,
si te parece bien, porque pienso que te va a resultar más fácil encontrar Presencia
para  lo  que  estás  pasando”.  Carrie  consintió.
La guié para que lleve su conciencia corporal a través de su cuerpo, primero la
zona  externa,  brazos  y  manos,  piernas  y  pies…  y  luego  que  sienta  el  contacto  de  su  
cuerpo con el asiento, haciendo énfasis en sentirse sostenida y descansando sobre
ese sostén. Había aprendido de Barbara McGavin, y luego por propia experiencia,
qué importante es, para estar en Presencia, esa experiencia interna de sostén de la
parte baja del cuerpo.
Muy despacio y con voz tierna invité a Carrie a ir con su conciencia a la parte
interna de su cuerpo, dentro de la zona que incluye su garganta, pecho, estómago y
abdomen…  y  cualquier  otro  lugar  que  llamara  su  atención.  Le  sugerí  que  se  haga  
una   invitación   ahí   dentro,   cuidadosa,   como   si   dijera,   “¿Qué   es   lo   que   quiere  
conciencia ahora? Y luego, cuando tuviera conciencia de algo, me lo hiciera saber.
“Una  tensión  en  mi  cabeza…  Y  algo  en  mi  espalda”.
Esperé   un   momento   para   ver   si   decía   algo   más,   y   luego   dije,   “Entonces  
podrías reconocer cada uno de esos lugares, como si a cada uno le estuvieras
diciendo,  “Sí,  sé  que  estás  allí”.
Hubo   un   atento   silencio.   Luego   de   un   momento   agregué,   “Y   ahora   podrías  
darte  cuenta  a  cuál  de  ellos  quieres  llevar  tu  atención  primero”.
“A  mi  espalda”,  dijo  Carrie.
“Entonces   te   podrías   tomar   un   momento   para   describir en dónde y cómo es
eso  que  estás  sintiendo  en  tu  espalda”.
“Lo   siento   abajo   en   mi   espalda,   hacia   la   izquierda…   se   siente   pesado…  
aturdido,  y…  negro”.
Le había explicado que iba a reflejar algunas de sus palabras, y cuando lo
hiciera, esperaba que ella comprobara si esas palabras coincidían con su
experiencia interna, para sentir si estaban bien, o si otras palabras podrían ir mejor.
Cuando  le  reflejé  lentamente,  “Estás  sintiendo…  algo  en  tu  espalda,  abajo  hacia  la  
izquierda,  que  se  siente  pesado…  aturdido…  negro”,  ella  respondió,  “Eso  es  así”.  
Luego  la  invité  a  reconocer  ese  lugar,  “Como  diciendo:  sí,  sé  que  estás  ahí”.  
Ella  sollozó,  “¡Cuando  hago  eso,  me  viene  esta  sensación  abrumadora  en  mi  
pecho!”.
48 La Aceptación Radical de Todo

“Entonces  podrías  llevar  tu  conciencia  hacia  algo  fuerte que estás sintiendo en
tu  pecho,  y  reconócelo  también…  Tal  vez  sintiendo  cómo  lo  describirías…”
“Estoy  sintiendo  mucho,  mucho  miedo”,  dijo.
De inmediato Carrie pasó de describir su experiencia, a identificarse con ella.
La clave para darme cuenta fue  que  ella  dijo  “estoy  sintiendo”  en  lugar  de  “se está
sintiendo”.  A  veces,  cuando  la  gente  hace  esto,  comienzo  reflejando  con  exactitud  
lo que dijeron. Pero en este caso sentí que Carrie estaba lista para estar de un modo
diferente con su experiencia sentida.
“Estás  sintiendo  algo en ti”, dije,  “que  tiene  mucho,  mucho  miedo”.
“Sí”,  dijo,  recogiendo  despacio  el  lenguaje  de  Presencia  que  yo  estaba  usando,  
“y  también  está  triste…  y  solo…”
“Quizás  le  puedes  hacer  saber  que  escuchas  el  miedo  que  tiene…  lo  triste que
está…  lo  solo  que  está”.  
“¡Oh!”  dijo  Carrie.  “¡Estoy  haciendo  eso…  y  me  dice  que  es  así  y  que  tiene  
mucho más para contarme! La voz de Carrie sonaba radiante y excitada por
primera vez.
Observa qué momento especial es éste. Una experiencia interna que comenzó
como  algo  que  se  describía  físicamente  (“sensación  abrumadora”)  ha  cobrado  vida  
con   su   propio   punto   de   vista,   su   propio   significado.   “Dice   que   tiene   mucho   más  
para  contarme”.  Al  estar  en relación con su experiencia interna, Carrie facilitó un
cambio interno. Imagina cuánto más difícil hubiera sido si partía desde la instancia
de  “Estoy  sintiendo  mucho,  mucho  miedo”.
¿Qué hice para ayudar a que suceda este movimiento? Usé lenguaje de
Presencia al reflejar lo que ella decía. Aquí está la frase nuevamente:
Carrie:  “Estoy  sintiendo  mucho,  mucho  miedo”.
Ann: “Estás  sintiendo  algo  en  ti que  tiene  mucho,  mucho  miedo”.

Compáralo   con   reflejar   sólo   lo   que   había   dicho:   “Estás   sintiendo   mucho,  
mucho  miedo”.  ¿No  es  probable  que  un  reflejo  directo,  sin  lenguaje de Presencia,
pondría a Carrie frente a su propia abrumación? Entonces yo tendría que intervenir
de otros modos que la podrían haber alejado de su propio proceso. Repetir sólo la
palabra   “miedo”   tiene   el   mismo   problema.   El   lenguaje   de   Presencia,   aunque   se
necesitan más palabras, da sostén al Focalizador para que encuentre un lugar sólido
desde donde relacionarse con lo que está sintiendo, y una manera de estar con en
lugar de estar en su experiencia interna.

Se facilita la Presencia no una vez, sino a lo largo de toda la sesión. Un poco más
adelante,  cuando  este  “algo”  en  ella  le  dijo  que  tenía  mucho  más  para  contar,  Carrie  
reaccionó desde otra parte de ella:
“Me  asusta  que  diga  que  tiene  más  para  contarme,  no  sé  qué  puede  ser”.
Ahora llegamos a un punto muy importante en nuestra comprensión de
Presencia. Otra vez, Carrie está diciendo que tiene miedo. Un momento antes,
cuando dijo que tenía miedo, estaba identificada con la parte de ella ubicada en su
pecho. Al reconocerla, en lugar de identificarse, se relacionó con eso de un modo
diferente, más sanador. Ahora, está diciendo que tiene miedo de eso. Pero, ¿por qué
Facilitar Presencia 49

tenemos   que   creer   que   este   “tengo   miedo”   es   diferente   al   anterior?   Es   muy  
probable que se ha identificado de nuevo – y esta vez con una parte de ella que
tiene un sentimiento acerca del sentimiento que siente en su pecho.
Esto  es  lo  que  le  dije:  “Ahora  parece  que  está  viniendo  otra  parte  de  ti,  algo  en  
ti  que  se  asusta  al  escuchar  que  el  otro  tiene  más  para  contar”.
“Sí”,  dijo  Carrie.  “Es  verdad”. Y escuché un profundo suspiro de alivio.
Ann:   “Quizás   puedas   reconocer   este   algo en ti que está asustado porque
escucha  que  el  primero  tiene  más  para  contar”.
Carrie:  “Sí,  está  bien.  Ahora  puedo  escuchar”.
En este caso reconocer fue todo lo que se necesitó.
Ann:  “Y  podrías  notar  cómo  se  está  sintiendo  ahora  todo  eso  en  tu  cuerpo”.
Carrie:   “Puedo   sentir   otra   vez   ese   lugar   en   mi   espalda…   Se   está   sintiendo  
tenso  y  con  un  poco  de  náuseas”.
Ann:   “Estás   sintiendo   ese   lugar   en   tu   espalda…   se   está   sintiendo   tenso… y
con  un  poco  de  náuseas…”  (Cuando  le  reflejaba  sus  palabras,  el  tono  de  mi  voz  era  
más bajo, comparado a una conversación común, y alargaba más las palabras. Es
como si estuviera diciendo, con el tono de mi voz, Por favor comprueba si esto es
así).
Lo que  dijo  Carrie  después  fue,  “Debería  haberme  defendido”.  Yo  supuse  que  
estaba hablando del abuso de su abuelo. A través de sus palabras podemos suponer
que Carrie está identificada otra vez, pero podría no estarlo; podría estar en
Presencia y citando lo que esa parte de ella le está diciendo. De todos modos no
importa, porque mi respuesta será la misma tanto si está identificada como citando
sus palabras. La filosofía de la Presencia me dice que estas palabras vienen de algo
en ella, esté ella consciente de eso o no.
Ann:  “Algo  en  ti  dice,  “debería  haberlo  peleado”.
Carrie:  “Me  odio  a  mí  misma  por  no  haberlo  peleado”.
Ahora Carrie sí suena identificada, y le voy a ofrecer ayuda para que vuelva a
estar en Presencia con las partes con las que se ha identificado.
Ella está ahora en una situación compleja, como lo estaba antes, cuando dijo
Me asusta que diga que tiene más para contarme. Ambas situaciones ejemplifican
la   experiencia   interna   que   Barbara   McGavin   y   yo   llamamos   “El   sentimiento   del  
sentimiento”.  Es  cuando una parte de nosotros tiene un sentimiento (en general de
miedo, impaciencia o rechazo) relacionado con otra parte de nosotros.
Ann: Fíjate si estaría bien decirlo de esta manera, si se sentiría verdadero si
dijeras,  “Estoy  sintiendo  algo  en  mí  que  me  odia…  que  odia  algo  más  en  mí,  por  no  
haberlo  peleado”.
Carrie  repitió  las  palabras  de  la  manera  en  que  le  sugerí,  y  luego  dijo,  “Sí,  es  
verdad. Algo en mí odia a algo  en  mí…  puedo  sentir  el  odio  en  mi  espalda”.
Ann:  “Estás  sintiendo  que  se  siente  como  odio,  ahí  en  tu  espalda”.
Carrie:  No  es  odiar  exactamente…  es  más  como  pelear.  Quiere  pelear”.
Observa   esta   “transformación   en   el   contenido”,   familiar   en   Focusing   –
mientras  siente  de  modo  directo  lo  que  antes  había  llamado  “odiar”,  pasa  a  ser  – o
quizás fue así todo el tiempo – “pelear”.  
50 La Aceptación Radical de Todo

Ann:  “Podrías  ver  si  está  bien  estar  con  ese   algo en ti, en tu espalda, que se
siente  como  pelear,  y  escuchar  qué  más  está  sintiendo”.
Carrie:  “Está  furioso.  Quiere  dar  puñetazos  y  pegar”.
Ann:  “Estás  sintiendo  que  está  furioso. Te está haciendo saber que quiere dar
puñetazos  y  pegar.  Podrías  hacerle  saber  que  lo  escuchas…”.
Observa cómo continúo enmarcando mis reflejos en el lenguaje de Presencia.
No   es   “Está   furioso”   sino   “Estás   sintiendo   que   se   siente   furioso”.   No   es   “Quiere
dar   puñetazos   y   pegar”   sino   “Te   está   haciendo   saber   que   quiere   dar   puñetazos   y  
pegar”.  Este  modo  sostiene  a  Carrie  para  estar con lo que está contactando. Luego
le hago una sugerencia para ayudarla a sostener la Presencia y la Relación Interior:
“Podrías  hacerle  saber  que  lo  escuchas…  ”.  Es  evidente,  por  lo  que  dice  luego,  que  
Carrie sigue mi sugerencia.
Carrie:  “Me  está  diciendo,  ¿por  qué  nunca  antes  me  escuchaste?”
Ann:  “Suena  como  si  hubiera  querido  que  lo  escuches  antes…  Podrías  hacerle  
saber que lo  escuchaste,  que  hubiera  querido  que  lo  escuches,  hace  mucho  tiempo”.  
Carrie:   “Sí,   es   así.   Me   está   diciendo   que   quiere   que   yo   conozca   más   cosas,  
que  podrían  ayudarme.  Hace  tiempo  que  quería  decírmelo.  ¡Esto  es  asombroso!”
Y la sesión continuó.

Al final del proceso, Carrie se sentía profundamente relajada. Había escuchado sus
lugares emocionales al sentirlos en su cuerpo, en lugar de sacarlos del medio o de
identificarse con ellos. En lugar de permanecer atrapada en sus sentimientos y
sentir su intensidad, fue capaz de ser una testigo compasiva de sus propias
experiencias sentidas. Sus sentimientos comenzaron a aliviarse porque pudo estar
en Presencia, y comenzó a construir una relación interior confiable con sus lugares
internos que, al final, no sólo querían comunicarle su dolor, sino que además tenían
información valiosa, para sanarlo.
Al  día  siguiente  recibí  este  mail:  “Quiero  agradecerte  otra  vez  por  la  sesión  de  
anoche. Cuando trabajé contigo finalmente sentí que el cambio era posible, que me
puedo mover a través de cosas terriblemente dolorosas y luego encontrarme a mí
misma otra vez. Tuve esperanza. Hoy me siento horrible, me desperté con náuseas,
enferma de miedo y espanto, pero me pregunto si, al continuar trabajando, podría
aprender a escuchar eso sintiéndome segura, y sanarlo. Parte de mí se siente peor,
pero otra parte de mí se siente mejor. Estoy sorprendida porque he hecho diferentes
tipos de terapia durante mucho tiempo, y nunca me sentí tan conectada como
anoche”.
Una sesión no resolvió sus problemas, pero no podíamos esperar que así
fuera.  Lo  que  sucedió  fue  que  ella  “finalmente  sintió  que  el  cambio  era  posible”.  La  
Presencia no es el fin del proceso, es el principio. Ser capaz de relacionarse con los
lugares emocionales en lugar de estar identificada con ellos es la condición previa
para el trabajo de sanación emocional – que necesita realizarse.
Mi rol había sido escucharla, e incluso más, ayudar a que se escuche a sí
misma. La esencia del estado de Presencia es que en Presencia, somos los que
escuchamos. En Presencia, podemos escuchar con interés y aceptación todo lo que
emerge. No tomamos partido, no hacemos que ocurra algo en particular, sólo
Facilitar Presencia 51

escuchamos. El resultado es que cada parte de nosotros siente que fue escuchada, y
el proceso que tenía que ocurrir, ocurre.

Estar  en  Presencia  con  una  “Resistencia”.


Carrie sintió sus experiencias emocionales en su cuerpo, con intensidad.
Nuestro segundo ejemplo ilustra otro tipo de experiencia abrumadora. A veces una
persona responde a la intensidad emocional alejándose de la experiencia, y eso
puede llevar a un proceso que parece reacio a continuar.
Conectarse con nuestro interior, cómo lo hacemos en Focusing, puede
parecerse a una danza con un compañero tímido. A veces aparece una parte de
nosotros, otras veces se mantiene apartada, se esconde, y hasta desaparece. Se le
dice   “resistencia”,   pero   dudo   de   que   esta   etiqueta   resulte   facilitadora.   Sucede   lo  
mismo que en el mundo de las relaciones interpersonales, donde etiquetar el
carácter   de   otro   (“¡Eres   egoísta!”)   puede   llevar   a   la   polarización,   en   cambio   si  
tenemos empatía por el otro se puede abrir un espacio de cooperación y cambio.
Llamar   a   algo   “resistente”   no   ayuda   a   abrir   un   canal   para   empatizar   con   lo   que  
podría estar moviéndose desde su propio punto de vista.
¿Qué pasaría si asumimos que todas nuestras partes y aspectos – y las de
nuestros clientes – tienen buenas razones para comportarse como lo hacen? Quizás
si algo en nosotros es tímido, nos está haciendo saber que necesita sentirse más
seguro. Quizás si algo en nuestros clientes desaparece cada vez, nos está
comunicando que necesita ir más despacio o sentirse más seguro.

En su primera sesión Kris (no es su nombre real) expresó que le resultaba muy
difícil hacer frente a su vida. Sentía que, aunque estaba en terapia con un terapeuta
excelente,  su  depresión  se  había  empeorado:  “Siento  que  me  estoy  desmoronando”.  
Le había dicho a su terapeuta que necesitaba sentirse sostenida entre sesiones, y él
me la había derivado para que aprendiera Focusing. Mi trabajo sería guiar a Kris
hacia la Relación Interior y mostrarle una manera de acompañar sus sentimientos.
En síntesis, le enseñaría cómo hacerlo consigo misma. (Sus sesiones con su
terapeuta continuaron al mismo tiempo).
Lo que sigue es una transcripción abreviada de su primera sesión conmigo,
realizada por teléfono. Verás que las invitaciones a estar en Presencia (en itálicas)
las ofrecí no una vez, sino muchas veces. Hay una actitud de invitación constante,
que no es forzar ni ser invasivo sino que su intención es apoyar el movimiento
hacia la conciencia, que puede no ser lo que la persona está acostumbrada a hacer.
(Puntos  suspensivos…  indican  pausas).
Cuando invité a Kris a llevar conciencia dentro de su cuerpo (ver sesión de
Carrie más arriba), dijo que era difícil sentir su cuerpo. Me pregunté en voz alta
cuál  era  su  experiencia  en  eso,  y  dijo,  “Apurarse,  estar  corriendo  de  un  lado  a  otro”.
Ann: Quizás puedes reconocer esa sensación de estar corriendo de un lado a
otro”.
Kris: No se queda quieto.  No  descanso.  Entro  en  un  juicio  sobre  eso”.
Ann: Entonces quizás también podrías reconocer a una parte de ti que está
juzgando,  como  si  le  dijeras,  “Sí,  sé  que  estás  ahí”.
52 La Aceptación Radical de Todo

Kris:   “Eso   me   tranquiliza   un   poco.   Siento   que   bajo,   me   conecto   con   mi  


cuerpo”.
Ann:  “Entonces  es  muy  bueno  que  te  tomes  un  momento  para  sentir  eso”.
Kris:  “No  lo  puedo  hacer  por  mucho  tiempo.  Comienzo  a  saltar  fuera  de  mi  
cuerpo  otra  vez”.
Ann: Entonces estás notando algo en ti que siente la necesidad de saltar fuera
de  tu  cuerpo”.
Kris:  “Sí…  no  estoy  segura  adónde  ir  con  esto”.
Ann: Quizás podrías, simplemente, reconocer algo en ti que está sintiendo la
necesidad  de  saltar  fuera  de  tu  cuerpo”.
Kris:  “No  lo  puedo  encontrar.  No  estoy  segura  de  dónde  estoy”.
Ann:   “Está   bien,   podrías   sentir esa parte media de tu cuerpo, en especial
garganta,   pecho,   estómago,   abdomen…   y   sólo   sentir   qué   es   lo   que   quiere  
conciencia  ahora”.
Kris:   “Todo   lo   que   está   pasando   es…   Empiezo   a   sentir   que   soy   realmente  
joven. No lo puedo reconocer porque siento que eso me  consume”.  
Ann:   “Sí…   Empiezas   a   sentir   que   eres   realmente   joven…   …Quizás   puedas  
sentir  en  tu  cuerpo  en  dónde  está  ubicado,  o  en  dónde  lo  estás  sintiendo  más”.
Kris:   “Eso   me   ayuda.   Ahora   tengo   una   sensación   de   estar   separada   de   eso.  
Puedo sentir todo mi cuerpo, pero también puedo sentir eso en mi garganta y en la
parte  alta  de  mi  pecho”.
Ann:  “Es  bueno  que  estés  sintiendo  todo  tu  cuerpo,  desde allí, te puedes tomar
un momento para estar con lo que estás sintiendo en tu garganta y en la parte alta
de tu pecho”.
Kris:  “Es  realmente  joven.  Como  débil  y  triste”.
Ann:  “Estás  sintiendo  que  es  realmente  joven.  Estás  sintiendo  que  es  débil…  
y  triste”.
Kris:  “Está  acurrucado.  No  va  a  ninguna  parte”.
Ann:   “Estás   sintiendo   que   está   acurrucado.   Sí…   Y   quizás   puedas   estar con
eso mientras  está  ahí,  acurrucado”.
Kris:  “Está  bien”.
Ann:  “…  le  puedes  ofrecer  tu  interés  y  tú  curiosidad…  como  si  te  sentaras  con  
eso,  interesada  en  eso…”.
Kris:  “Con  esto  también  tengo  problema.  No  parece  estar  cambiando  mucho”.
Ann:   “Ah….   Quizás puedes reconocer algo en ti que quiere o espera que
cambie  más”.
Kris:  “Es  verdad.  Hay  algo  en  mí  que  está  impaciente.  Está  ansioso”.
Ann:  “Entonces  reconoce eso, abierta a lo que eso quiere que tú sepas de  él…  
Y también quédate con ese lugar acurrucado, sintiendo cómo se siente  ahora”.
Kris:  “Hay  un  movimiento  circular,  como  una  sensación  de  balanceo”.
Ann:   “Ahora   lo   estás   sintiendo   como   un   movimiento   circular,   como   una  
sensación de balanceo…  Fíjate  si  está  bien  estar con eso,  simplemente”.
Kris:   “La   sensación de ansiedad quiere que esta parte sea tocada, abrazada.
Me  siento  ansiosa  al  estar  sola  con  eso”.
Facilitar Presencia 53

Ann:  “Estás sintiendo algo en ti que  se  siente  ansioso  al  estar  solo  con  eso”.  
Algo  en  ti  quiere  que  eso  sea  tocado,  abrazado…  por  alguien”.
Kris:  “Así  es”.
Ann:  “Y  quizás  podrías estar con algo en ti que se siente ansioso al estar solo
con  eso.  Le  puedes  hacer  saber  que  escuchas  lo  ansioso  que  está”.
Kris:  “Está  muy  ansioso.  No  puede  soportar  verlo  ahí,  sin  que  nadie  lo  toque”.
Ann: Le puedes hacer saber que escuchas que está muy ansioso”.
Kris:  “Y  el  otro  todavía  se  sigue balanceando”.
Ann:  “Y  quizás  se  sienta  bien  para  ti  estar con los dos, uno que se balancea, el
otro  que  está  ansioso  al  verlo  ahí”.
Kris:  “Es  como  si  no  pudiera  estar  con  eso”.
Ann: “Y  quizás  podrías  ser  amable  con  eso,  y  reconocerlo, que a algo en ti le
resulta  difícil  estar  con  eso”.
Kris:  “Eso  es.  Sentí  que  algo  se  relajaba  cuando  lo  dijiste”.
La sesión continuó de esta manera, invitando a Kris a reconocer y estar con
cualquier experiencia que tuviera. Su habilidad para estar en Presencia con su
propia experiencia se estaba desarrollando de a poco.

En esta primera sesión, hice varias cosas para introducir y sostener la experiencia
de Presencia de Kris. Primero, la invité a reconocer cualquier experiencia que
surgiera, aun si (especialmente si) pareciera no ser la experiencia que habíamos
invitado. Entonces, cuando la invité a sentir dentro de su cuerpo, y en cambio ella
encontró   una   experiencia   de   “estar   corriendo   de   un   lado   a   otro”,   la   invité   a  
reconocerla.  Enseguida  dijo  “me  juzgo  por  eso”.  La  invité  a  reconocer  eso  también.  
Este segundo reconocimiento comenzó a tener un impacto. Afirmó que se
conectaba con su cuerpo. Sonaba como una sensación placentera de mayor
conexión consigo misma, por lo tanto la invité a que se tomara un tiempo para
sentirlo. Pero de inmediato algo la sacó de ahí. Y entonces también reconocimos
eso.
La fuerza de reconocer viene de su neutralidad y de su universalidad. No
hacemos nada para que algo cambie. Sólo reconocemos. Todo se puede reconocer,
incluyendo no-ser-capaz-de-reconocer.
Luego de reconocer, pasamos a estar con la experiencia sentida. Estar con es
una forma de contacto, acompañar sin hacer nada. Cuando Kris se dio cuenta de
que había dos partes de ella en conflicto, la invité a estar con las dos. Un poco más
adelante le resultó difícil estar con algo de su experiencia interna, y entonces eso
también se convirtió en algo para reconocer. En general, el uso persistente del
lenguaje de Presencia sostiene al cliente para que esté cada vez más disponible para
escuchar su experiencia interna. Para alguien que no recibió esto durante su
crecimiento, al principio puede resultar difícil, pero cuando lo logra, es muy
reconfortante.
Con mis respuestas y mis invitaciones cuidadosas y sin juicios, fui modelando
las actitudes que espero Kris podrá comenzar a tener para sí misma. Fui
demostrando  una  ”Aceptación  Radical  de  Todo”  (ver  ese  artículo  en  este  volumen,  
en especial la segunda parte), asumiendo que cada experiencia tenía alguna buena
54 La Aceptación Radical de Todo

razón   para   estar   allí.   Si   ella   quiere   saltar   fuera   de   su   cuerpo,   yo   digo,   “Estás  
notando algo en ti que   siente   la   necesidad   de   saltar   fuera   de   tu   cuerpo”.   Hasta  
podría   agregar   las   palabras   “…   por   alguna   buena   razón”.   Desde   el   estado   de  
Presencia, es absoluto nuestro respeto por lo que las partes de la persona necesitan
hacer. No es extraño que la palabra  “resistencia”,  con  su  juicio  implícito  dentro,  no  
se sienta facilitadora.
Espero que quede claro que, a pesar de que en esta transcripción la
descripción es corta, Kris está empezando a contactar algo poderoso e importante
dentro de ella misma. En ella hay una parte que se balancea y otra, que al verla, se
siente ansiosa. Ellas evocan en mí una suposición acerca de algo que pasó hace
mucho  tiempo.  (Ver  “Focusing  en  la  niñez”,  en  este  volumen).  No  es  que  yo  diga  
qué podría ser, pero mi instinto me dice que éste es un lugar de mucha riqueza,
para que ella permanezca y habite con interés y curiosidad. También tiene sentido
que estar en ese lugar podría resultarle difícil, si ella se identifica con facilidad con
la parte que está ansiosa. Por eso aceptamos cuánto contacto ella quiere tener en
ese  momento.  Como  dice  Gendlin,  “Incluso  un momento de sentirlo en tu cuerpo
permite  que  eso  cambie”.

Después de un tiempo Kris me contó sobre lo que aprendió en sus sesiones


conmigo:  “Sumergirme  profundo  dentro  de  algo  para  mí  no  funciona  si  no  está  ese  
lenguaje (de Presencia), porque eso se queda atrincherado, y bien podría detener la
sesión   ahí   mismo”.   El   haber   conocido   la   fuerza   de   la   Presencia   le   resultó   muy  
valioso:  “Es  enorme  (positivo)  para  mí  no  tener  que  esperar  hasta  la  sesión  con  mi  
terapeuta, he encontrado algo que me permite estar conmigo y atender mis
emociones,  y  no  sentirme  enredada  en  ellas”.

Hay  muchos  modos  de  entender  lo  que  sucede  cuando  alguien  se  está  “resistiendo”,  
cuando   hay   un   “ataque   del   superego”,   cuando   es   difícil   el   contacto   interno.   El  
modelo que Barbara McGavin y yo hemos desarrollado comprende todos estos
fenómenos como partes o aspectos del yo, que se comportan con motivaciones de
protección (no-querer) o atracción (querer). Contrastamos identificación
(parcialidad) con Presencia, la habilidad de estar con cualquier parte con una
actitud aceptadora, que deja ser.
Cuando la Presencia es posible, el resto del proceso de Focusing es posible: es
el espacio que permite que la sensación sentida dé su próximo paso, y sienta su
propio movimiento hacia delante.
El estado de Presencia es un lugar para permanecer, para estar con
experiencias internas de todo tipo, incluyendo experiencias emocionales fuertes.
Cuando una persona dice que se está sintiendo abrumada, o teme sentirse
abrumada, es evidencia de que falta Presencia. La habilidad de estar en Presencia
con nuestras experiencias emocionales es algo que se puede construir a través del
tiempo, con práctica y paciencia, de la misma manera que se construye la confianza
en las relaciones, al comportarse de una manera confiable a través del tiempo.
Introducción a
La  “víctima”,  el  “crítico”,  y  la  Relación  Interior  –
Focusing con la parte que quiere morir

Nuestra amistad empezó en 1991 cuando Barbara McGavin me invitó a pasar por
Inglaterra en mi camino a una conferencia en Escocia, mi primera vez en Gran
Bretaña. Nos encontramos en el tren en Bath, donde vivía, y lo que sonaba en el
estéreo de su automóvil era el tema musical de mi show favorito de televisión. (La
música de Angelo Badalamenti en el Twin Peaks de David Linch, para los que les
gusta conocer todos los detalles) Resultó que nos gustaban el mismo tipo de libros
y de películas, y al mostrarme sus lugares favoritos, me di cuenta de que eran de
los que me gustaban a mí. Hacia el final de ese fin de semana de intercambio de
Focusing que Barbara había programado, estábamos en camino a convertirnos en
amigas cercanas.
Ella organizó mi primer taller en Inglaterra, un año después, en el Beacon
Centre cerca de Exeter. Fue una exploración de tres días de mis innovaciones de
Focusing,  llamada  “La  Relación  Interior”.  Lo  que  yo  había  desarrollado  hasta  ese  
momento en la Relación Interior se entramaba con la dirección que estaba tomando
la práctica de Focusing de Barbara, y las dos corrientes de enseñanza y
pensamiento bien pronto se unieron dentro de un movimiento más rico y profundo.
A los pocos años éramos socias absolutas en los talleres, y la Relación Interior de
Focusing era nuestra.
Mi plan para el final del verano de 1994 era enseñar en Holanda en el
Focusing Center de mis queridas amigas Erna de Brujin y Christine Langeveld, y
luego volver a Inglaterra para dar dos talleres con Barbara cerca de Exeter, seguido
de otro taller, también con Barbara, en Irlanda. He escrito en algún otro lugar sobre
cómo cambió mi vida este viaje, sobre lo que me pasó en Glastonbury justo antes
de  estos  tres  talleres.  (Ver  “La  historia  de  Mapas  del  Tesoro  del  Alma  – hasta  hoy”  
en este volumen).
Pero incluso antes de subir al avión con destino a Holanda, sucedió algo que
cambió de manera profunda mi visión de Focusing con lugares difíciles y eso fue
mientras leía este artículo de Barbara. Ella me lo envió para que lo publicara en
The Focusing Connection, y por lo tanto tuve la suerte de ser su primera lectora. La
posibilidad de poder decirle a una insoportable y dolorosa parte de mí que podía
estar así como estaba para siempre, si eso era lo que necesitaba – la generosidad
radical y la gracia de esa afirmación – me impresionó enormemente, y cambiaron
cada sesión que hice, con otros y conmigo misma, de ahí en adelante.
La  “víctima”,  el  “crítico”,  y  la  Relación  Interior  –
Focusing con la parte que quiere morir
por Barbara McGavin
Apareció en The Focusing Connection, en Septiembre de 1994

La primera vez que recuerdo haber deseado morir tenía alrededor de seis años. Y
como mis intentos estaban condenados al fracaso – porque contener la respiración
o intentar ahogarse con una almohada no dan resultado, y quizás no lo quería con
todo el corazón (gracias a Dios) – había, más allá de los intentos, una sensación de
que no había esperanza de amor verdadero, o de contacto, o de comprensión de mis
padres. Había una sensación profunda de que yo no podía estar bien, y que nunca
podría estarlo. Y quería morir – parecía la única esperanza de escapar de algo que
era insoportable y continuaría para siempre.
Para sobrevivir, traté de no ser realmente yo y actuaba más y más de la
manera en que ellos querían que fuera. Me escondí, encerrando mi corazón, con mi
yo esencial siempre fuera de alcance. En los años que siguieron hubo un respiro de
esos sentimientos de desesperación sin esperanza. Me interesé en actividades que
me distrajeron; eran incluso agradables por derecho propio. Pero puedo sentir cómo
nunca estuve del todo conectada ni con montar a caballo, o pintar, o leer, o cantar,
o   tocar   piano.   Siempre   había   una   brecha   entre   el   yo   “real”   – se siente como una
desconexión física en mi ombligo – y el yo que disfrutaba de todas esas
actividades. No me podía arriesgar exponiéndome. Si me comprometía con algo y
ponía mi corazón en eso, corría el riesgo de que mi corazón se destruyera. Si
revelaba mi entusiasmo por algo, si algo o alguien me gustaba de verdad, era
vulnerable al ataque. Y mi padre era experto en el arte de destruir una idea, un
sentimiento, o un entusiasmo con sólo una mirada o un simple comentario
desdeñoso. Yo perfeccionaba mi defensa; si nada me importaba, nada de lo que él
decía me alcanzaba de verdad y no me podía destruir. Y la vida se volvió gris. Me
ha llevado años darme cuenta de que la crisis que tuve cuando tenía quince años,
tiene sentido. No estaba loca ni era mala o inadecuada. Tomé la única elección
posible, y permanecí con vida. Puedo sentir el desprecio que mi padre sentía por
mí, durante ese tiempo. Algo andaba mal. Yo no estaba bien. Incluso a pesar de mi
visita a un psiquiatra de niños (quien era un buen hombre pero totalmente inútil –
escribir esto trae lágrimas, porque me doy cuenta de que él fue, quizás, la primera
persona en años que me dejaba ser, sin ninguna presión para hablar o explicarme o
ser diferente), estaba ese peso de mi padre que me quería cambiada, me quería
diferente, una crítica silenciosa, despectiva, un odioso empujar, empujar,
empujar…
Cuando tenía diez y ocho años fui a otro psiquiatra. Tenía pesadillas y no
podía dormir. También tenía ataques de rabia, y más de una vez ataqué a mi padre
La  “víctima”,  el  “crítico”  y  la  Relación  Interior      57

y con mucho gusto lo hubiera matado. Todavía recuerdo el enojo extremo que sentí
cuando  le  dije  al  psiquiatra  que  mi  madre  no  era  feliz  y  él  me  contestó,  “¿No  crees  
que   tu   madre   es  feliz   y   eres   tú   la   que   no   eres  feliz?”   Años   después   descubrí  que  
unos meses antes mi madre había tratado de suicidarse. Me sentí muy poco
escuchada; cuestionaba hasta mi manera de comprender la realidad. Sentía mucho
miedo   de   estar   “volviéndome   loca”,   y   esta   persona   lo   estaba   intensificando.   Mi  
padre y mi madre me trataban como si estuviera enferma, como si toda yo estuviera
enferma. La sensación de basura dentro mío era muy fuerte, y mi sensación de
poder hacer frente a la vida era muy débil. Pensamientos de suicidio estaban
conmigo casi constantemente.
Cuando llegué a los 21, estaba convencida de que era una inútil y que nunca
sería capaz de lograr nada. Era débil, loca, incompetente, perezosa; desprecio era
demasiado bueno para mí. Los gusanos tenían mayor valor. Estaba inscripta en un
curso de horticultura en un colegio local. Llegar allá significaba atravesar la ciudad
todas las mañanas (dos colectivos y el subterráneo). Había un puente de ferrocarril
por el que cruzábamos y todas las veces fantaseaba con tirarme. Viajar en
subterráneo se fue haciendo cada vez más difícil. Me abrazaba a la pared, por
miedo. Tenía una fuerte sensación de que si la dejaba aunque sea por un minuto,
me encontraría bajo las ruedas del tren. La lucha entre la parte que quería morir y
la parte que quería vivir era muy intensa. Y la parte que quería morir se hacía cada
vez más fuerte. (Aunque no era como yo la experienciaba en ese momento. Sentía
que tirarme era cuestión de días). Es indudable que si no hubiese leído un pequeño
anuncio en la cartelera del colegio hoy no estaría aquí. Era de un servicio de
Counseling, abierto martes, miércoles y jueves por la tarde entre las 2 y las 4. Eran
las 2.30 de un martes por la tarde. Un hombre judío, pequeño, moreno, sonriente y
con barba se acercó cuando pregunté por Jan Shoicer, y mi viaje hacia mí misma
comenzó.
A pesar de que los cambios que vinieron con la terapia que comencé en ese
momento me ayudaron, cedieron los pensamientos de suicidio y crecieron los
buenos sentimientos por estar viva, la sensación de estar bien en mi núcleo,
permanecieron frágiles.
Luego del nacimiento de mi hija, con la relación con mi marido inmersa en
nuestra basura psicológica colectiva, el suicidio se sentía como la única manera de
liberarme de lo que sentía como un dolor insoportable, sin salida posible. No me
sentía fuerte como para perdurar en el tiempo. Por eso ignoré el futuro y me
concentré en el día a día, una hora por vez. Y dormí lo más posible. Y entonces
apareció un pequeño libro. Lo leí y una parte de mí rezaba para que lo que decía
fuera  cierto.  Y  un  montón  de  mí  decía,  “No  te  ilusiones.  Has  hecho  Terapia  Primal,
Gestalt, Bio-energética, Terapia de Polaridades, Pulsing, Psicodrama, Psicosíntesis,
Entrenamiento   Asertivo…   y   ninguno   ha   dado   en   el   blanco.   Todas   las   promesas  
maravillosas de esto y aquello han resultado vacías, o al menos las cosas suceden
para otros y no para ti. Estás demasiado dañada para que algún día logres estar
bien.  Por  lo  tanto  tampoco  suspires  por  esto”.  Entonces  puedes  imaginar  mi  alivio  
cuando algo se movió, se movió de verdad por primera vez, cuando hice Focusing,
y me di cuenta de que me sentía más liviana, que hubo un movimiento real, y me
58 La Aceptación Radical de Todo

sentí más yo. Se sintió real todo el tiempo - ¡y me había pasado a mí! Focusing no
era un atado de falsas esperanzas y promesas vacías. Era el producto original. Y
aquí, justo aquí, casi de inmediato sentí esta sensación de una yo que estaba bien,
no era mis problemas, no era mi basura.
En los años que siguieron, y hasta recientemente, me molestaban los períodos
en donde la parte de mí que quería morir se hacía muy fuerte – cuando no podía
resolver algún problema en mi vida estaba casi convencida de que era por mi
inadecuación esencial. Me preguntaba: ¿de verdad no estoy bien? ¿Es el proceso de
Focusing? ¿Es el modo en que lo estoy haciendo?
Puede parecer obvio para muchos que mi sensación de querer morir estaba
relacionada de manera directa con estar experienciando un ataque interno, pero me
ha llevado años hacer esa conexión. Durante mucho tiempo estuve tan confundida
que no sabía cómo reconocer a mi Crítico, aun después de leer muchos artículos en
The Focusing Connection. Yo no escuchaba palabras, mi Crítico no me hablaba.
Después de muchos años de Focusing he descubierto las señales para darme cuenta
de que estoy en medio de un ataque. Es como seguir el rastro del atacante. Algunas
de ellas son: cuando me siento llena de basura en mi cuerpo sin razón aparente;
cuando empiezo a sentir que tengo que esconder mis sentimientos o comportarme
de manera diferente; cuando siento vergüenza. Estos son los tres indicadores más
claros y confiables; yo sé con seguridad que me está atacando. Además: cuando me
resulta difícil reunir fuerzas para realizar las tareas cotidianas, cuando siento que
me aparto de la gente, cuando critico a otras personas, cuando siento que mi casa
no está bien limpia, cuando siento que no le estoy prestando suficiente atención a
mi hija, cuando siento que no estoy haciendo lo que debo, cuando siento que estoy
defraudando a la gente de la British Focusing Network porque no termino el
boletín a tiempo, ¡otra vez! Todas ellas son señales que hoy me hacen chequear mi
maleza interior.
Si bien siempre he sabido que estar identificada con el Crítico o con los
sentimientos que éste despierta, ponerlos a un lado también ha sido más que inútil.
Me ha hecho quedar pegada al pasado, repitiendo viejos modelos una y otra vez, en
ocasiones con resultados casi fatales. Cuando los pongo a un lado, sin haberlos
experienciado y trabajado de verdad, vuelven sigilosamente y emergen tiempo
después. Durante años, no supe qué tenía que hacer para salir de este lugar sin
salida. Probé el proceso de tres pasos del Crítico de Ann, probé las sugerencias de
Gene, probé sintiendo lo que el Crítico estaba tratando de hacer por mí, intenté
tomar distancia y sentir la nueva vida. Pero nada sirvió.
Este próximo párrafo es el más importante de todos. Estas dos formas de
experiencia interna, estar identificada con el Crítico, o con los sentimientos que
surgen cuando nos ataca, son quizás las más difíciles para no caer en la disociación
o la identificación. La forma que impide que yo me desmorone en la experiencia o
que me aleje corriendo de ella es recurriendo a lo que me ayuda a acompañar todo
lo que viene en mi interior: la relación. Al construir una relación, puedo estar ahí y
sentir de manera directa mi cuerpo sin identificarme. Me ha quedado muy claro que
si no siento las partes de mí que me critican y me atacan, y las partes de mí que
sufren de este ataque, de la misma manera que siento todo lo que viene, con esta
La  “víctima”,  el  “crítico”  y  la  Relación  Interior      59

forma de relación de estar con lo que hay, entonces nunca tendrán la oportunidad
de   sanarse.   “Las   que   fueron   abusadas,   lastimadas,   violadas,   rechazadas,  
incomprendidas,  criticadas,  quieren  morir”  y  “las  que  están  tomadas  por  el  miedo,  
sin  vida,  partes  no  sanadas  de  mis  padres  y  del  mundo  y  me  abusan”  continuarán  
actuando, minando mi vida y mi sensación de estar bien, hasta que sienta
directamente en mi cuerpo la cualidad de cómo es todo eso. Necesito sentir el lugar
que ha sufrido el ataque, sentir cómo lo vive esa parte, y necesito sentir el lugar que
está atacando, cómo es para esa parte. Necesitan que las escuche, que las sienta,
que permita que digan todo lo malo que hay, y cómo es para ellas eso tan malo,
con exactitud. Eso es lo que ellas quieren de mí. Luego hay un movimiento real. Y
verdadero dolor, y verdadero enojo, y verdadero pesar y pena, y miedo, y mucho,
mucho más.
Es esencial que mi relación sea verdadera, que no pretenda sentir amor
cuando   una   parte   de   mí   es   hostil   y   siente   rechazo.   Si   yo   me   pregunto,   “¿Cuánta  
amistad estoy sintiendo hacia lo que ha venido?”, puedo sentir todos los
sentimientos complejos y ambivalentes que vienen, y todos pueden tener espacio.
Me   he   dado   cuenta   de   que   preguntar   “¿Me   estoy   sintiendo   amigable?”   trae   una  
deformación implícita que sugiere que debo sentir amistad. Eso no pasa cuando lo
digo del primer modo. Me surgen sentimientos hacia la palabra Sobreviviente. Mi
interior  no  se  quiere  identificar  con  “sobreviviente”  ni  con  víctima  – a pesar de que
ciertamente fui abusada y sobreviví a las experiencias. Llamarme a mí misma
“Sobreviviente”   se   siente   como   retroceder   hacia   la   estrechez   del   pasado,  
identificándome con las experiencias de una víctima en lugar de estar con ellas. Mi
interior se opone a capitalizar Víctima y Sobreviviente. Cuando las nombro de esta
manera se solidifican en un atado de objetos con estructura estática, y dejo de
sentirlas directamente.
Lo  que  puedo  decir  con  claridad  y  fuerza  es,  “He sobrevivido. Soy consciente
de la fuerza y el coraje que necesité encontrar dentro de mí para permanecer viva.
Soy consciente de lo duro que fue elegir vivir. Soy consciente de cómo algunas
veces sentí que era cobardía no quitarme la vida. Soy consciente de cuánta pena y
aislamiento soporté. Puedo sentir a esa parte, y puedo hacerle saber que siento que
fue horrible, puedo sentir cuánto deseaba morir, una y otra y otra vez”. Y le digo a
esa   parte:   “Esto   es   difícil   de   decir,   porque   a   una   parte   de   mí   le   gustaría   que   te  
sientas diferente, pero te prometo que puedes estar de la manera en que estás por
tanto tiempo como necesites. No te presionaré para que cambies, o que sientas
diferente, o que seas diferente de ninguna manera. Haré lo mejor que pueda para
hacer un espacio en donde puedas cambiar, cuándo y si estás lista, de la manera
que quieras, y escuchar lo que necesites decirme, y apoyarte de la manera que
necesitas”. Cuando hago una promesa como esa a una parte de mí, entonces es más
fácil hacer ese espacio y defenderlo de algún otro ataque. Y, por supuesto, las
partes de mí que se sienten hostiles también necesitan que las escuche y las
defienda – ellas tampoco tienen que cambiar lo que sienten.
Me ha llevado años de Focusing (comencé en el 83) enraizarme en la
experiencia de ser la parte que está bien. A través de mis conflictos con hacer
distancia de mis sentimientos, mientras aprendía Despejar un Espacio, me he dado
60 La Aceptación Radical de Todo

cuenta de que tengo que respetar las necesidades de mi cuerpo cuando me pide
permanecer con algo en el momento mismo. He aprendido a ser cuidadosa y
compasiva con lo que viene, a escuchar su miedo a que lo abandone, o lo quiera
modificar y cambiar o lo niegue. He aprendido que algo viene como dolor cuando
trato de ignorarlo. He aprendido que si puedo hacerle saber que lo escucho y que
quiero que esté ahí, y que quiero conocer lo que anhela decirme, se tranquilizará y
luego podremos estar juntas tanto tiempo como necesite. Si le puedo decir que
puede estar ahí, así como es, por el resto de mi vida si lo necesitara (y, por
supuesto, sentirlo así), entonces puede confiar en mí y seguir adelante, y hacerme
saber qué necesita que escuche. Y si yo puedo realmente escuchar lo que necesita
hacerme saber, cambia y se mueve, y yo no soy más la misma.
Me ha llevado la mejor parte de veinte años hacer una separación entre mí
misma, la parte que quiere morir y la parte que quiere matarme. No las quiero
negar más, esto es importante. Y tampoco quiero estar identificada con ellas. Hasta
ahora, no he podido hablar abiertamente de mis sensaciones de querer morir. Muy
pocas personas han conocido estos sentimientos. Si bien comprendía cómo otras
personas podían querer cometer suicidio y nunca me sentí crítica hacia ellas, sentía
que todos pensarían que era débil, enferma, loca y me despreciarían por esos
sentimientos (como lo hicieron mis padres) Sentirían lástima y me mirarían con
desprecio. O peor aún, se apartarían de mí. De alguna manera me verían y me
tratarían diferente si lo supieran. Y puedo sentir que para alguna parte de mí es
todavía así. Puedo sentir el miedo tensionando mi estómago. No quiero que la
gente sienta lástima de mí, o que me vean psicológicamente frágil o dañada. No
soy frágil ni estoy dañada. En realidad soy tan fuerte ahora que puedo estar con
estas partes y amarlas así como son por tanto tiempo como necesiten. Escribir esto
me ha servido para saber en dónde estoy en este viaje – y para dar varios pasos
importantes a lo largo de este camino. Uno de los más importantes es mostrarme y
amarme a mí misma. Quizás todavía más importante, sentirme esencialmente fuerte
y entera. Quizás hasta encuentre que otros me ven fuerte y capaz y esencialmente
bien, y también me amen. Mientras escribo ahora veo las caras de mis queridos
amigos de alrededor del mundo, siento su amor y sé que me aman.
Mapas del Tesoro
del Alma

Mapas del Tesoro del Alma es un acercamiento que


usa Focusing para trabajar temas difíciles de la vida,
como bloqueos de acción, adicciones, autocrítica
severa, y depresión. Barbara McGavin y yo lo hemos
estado  desarrollando  durante  más  de  diez  años,  y  “La  
historia de Mapas del Tesoro – hasta   hoy”   es   un  
breve relato de ese desarrollo.
El primer artículo que publicamos sobre Mapas
del   Tesoro   se   llamó   “Permanecer”,   y   es   una   buena  
introducción para un aspecto central de este
acercamiento   básico.   “La   historia   del   perro”   es   un  
cuento para enseñar el proceso de exilio, uno de los
conceptos fundamentales de Mapas del Tesoro.
“Liberar   Bloqueos de Acción”   y   “Bondad  
Radical”   (escritos   para   este libro) muestran cómo
aplicar Focusing en dos de las áreas difíciles de
Mapas del Tesoro: bloqueos de acción y Crítico
Interno.
62 La Aceptación Radical de Todo
La historia de Mapas del Tesoro – hasta hoy
Apareció en The Focusing Connection, Noviembre 1997

Desde septiembre de 1994, Barbara McGavin y yo hemos realizado un notable


viaje que ha incluido, en cada una de nosotras, una transformación interna muy
profunda, una comprensión teórica sorprendente, y fuertes conexiones con cientos
de personas,  cada  una  de  ellas  con  su  propio  viaje.  “Mapas  del  Tesoro  del  Alma”  es  
el nombre de este trabajo que estamos realizando.
A pesar de que las raíces vienen de muy atrás, comenzó realmente para mí en
el verano de 1994 al leer un artículo que Barbara me mandó para The Focusing
Connection llamado  “La  Víctima,  el  Crítico  y  la  Relación  Interior:  Focusing  con  la  
parte   que   quiere   morir”   (reimpreso   en   este   volumen).   Es   un   artículo   increíble, y
aunque   quizás   puedo   decir   que   ya   “sabía”   lo   que   había   en   él,   ella llevaba la
relación interior a tales extremos de profundidad y belleza que mi propio trabajo
comenzó a cambiar. Empecé a encarnar la creencia de que todo lo que hay en
nosotros se puede escuchar con compasión – y que las partes que parecen ser las
peores son las que más necesitan ser escuchadas.
Estaba lejos de imaginar que pronto iba a hacer frente a uno de los desafíos, a
mi habilidad de auto-compasión, más grande de mi vida. El 15 de septiembre de
1994, visité Glastonbury en Inglaterra y allí, en los lugares sagrados fui guiada a
reconocer, a través de una serie de aperturas, que había estado usando el alcohol de
manera adictiva, y tenía que dejarlo.
Emocionalmente fue como caer dentro de una bañera de agua helada, y sentí,
al mismo tiempo, que había perdido a mi mejor amigo. Afortunadamente, o
angélicamente, Barbara y yo íbamos a enseñar juntas una serie de talleres, por lo
tanto iba a tener a una de mis compañeras de Focusing favoritas cuando yo
necesitara. Necesitaba ayuda para escuchar con compasión a la parte de mí que aún
quería beber – tenía tendencia a sentir vergüenza y a querer esconderlo bajo una
roca cercana. Aprovechábamos cada momento libre para intercambiar momentos
de Focusing, y Barbara también trabajó áreas difíciles de su vida.
Empezó a ocurrir algo interesante – empezamos a ver patrones. Luego de cada
sesión sacábamos nuestras computadoras personales para tomar notas de las
conexiones teóricas que íbamos haciendo. Y, aunque nuestro trabajo estaba sin
pulir y era muy personal para ser compartido, las personas en los talleres de una u
otra forma hacían preguntas que sólo podíamos responder desde el caldero de ese
nuevo material que se estaba formando.
En ese punto comprendimos algo clave; áreas de la vida difíciles,
menospreciadas, como la adicción y la depresión, no son sólo problemas a resolver.
En realidad apuntan a un tesoro. Son señales, indicadoras de que algo valioso y
positivo está escondido, esperando volver a la totalidad de uno. Verlas de esta
64 La Aceptación Radical de Todo

manera dio un nuevo enfoque, más completo, al trabajo interno. Ahí fue cuando
empezamos  a  usar  la  frase  “mapas  del  tesoro  del  alma”.
En los meses que siguieron, de vuelta en casa, en California e Inglaterra,
empezamos a escribir el esquema de los capítulos para un libro. Fue mi colega-
poeta Barbara, como yo la llamo, quien comenzó a dar nombres metafóricos a las
áreas difíciles de la vida. La mayoría de esos nombres han sobrevivido intactos en
nuestro trabajo de hoy: El Dragón para el Crítico, Niebla para la Confusión,
Pantano para Bloqueos de Acción, y Pozo para la Depresión.
Justo en esos días New Harbinger Publications me pidió que escribiera un
libro sobre Focusing, entonces Barbara y yo dejamos en suspenso el libro de Mapas
del Tesoro mientras escribía El Poder del Focusing (con su ayuda).
En agosto de 1995, Barbara y yo pasamos nueve días juntas sin absolutamente
ninguna otra actividad aparte de hacer Focusing, pensar, hablar y trazar mapas en
la mente. En ese tiempo el área de Adicciones se llamó Zona Selvática y el Deseo
Insatisfecho se convirtió en Cima de la Montaña. Lo más importante fue que
descubrimos que subyacentes en todo el trabajo de Mapas del Tesoro ocurrían tres
fuertes procesos. Eran explicaciones de procesos propios de Focusing pero más
específicos, más directos. Los llamamos las Tres Partes de la Magia – la Relación
Interior, Permanecer, y Querer (ahora sabemos que los tres trabajan juntos y se
integran dentro de un proceso de cambio muy potente que llamamos el Casamiento
Alquímico).
Desde ese momento enseñamos Mapas del Tesoro en talleres, en diferentes
partes del mundo, juntas si es posible, separadas si es necesario. Cada vez que
enseñamos juntas, crece el material de Mapas del Tesoro. Agregamos el Río para
expresar la difícil situación de la Emoción Abrumadora, que te puede pasar por
encima. Luego nos dimos cuenta de que los ríos también se secan y que esa
Emoción Tan Pequeña es también un Mapa para llegar al Tesoro. Creamos el
Borde del Acantilado porque tenía que haber algo para el miedo y el entusiasmo, y
descubrimos que estábamos hablando de situaciones que traen sensación de sin
salida, en donde se siente que es imposible moverse hacia delante o hacia atrás –
aunque hay una urgencia, de que algo debe pasar.
Como somos muy diferentes, nuestra colaboración se apoya en nuestros roles
complementarios. Barbara tiende a ser la que capta los conceptos mucho antes de
que se puedan expresar. Yo soy más lenta; pero cuando al final lo entiendo, en
general lo puedo explicar de una manera que se pueda comprender. Por ejemplo,
cuando  llegué  a  Inglaterra  en  agosto  de  1996,  Barbara  me  anunció,  “El  Borde  del  
Acantilado  es  parte  de  la  Magia”.  “¿Qué  quieres  decir?”  pregunté,  perpleja.  “No  lo  
puedo  explicar  todavía”,  dijo,  “Sólo  sé  que  es  así”.  Dos  semanas después, en medio
de   un   taller   en   otro   país,   me   desperté   durante   la   noche.   “¡Oh,   El   Borde   del  
Acantilado  es  parte  de  la  Magia!”.  Finalmente  lo  entendí.  Ahora  lo  enseñamos  de  
esa manera – y El Borde del Acantilado continúa su evolución.
¿De qué manera Mapas del Tesoro es diferente de Focusing? Focusing
también te ayuda a encontrar el tesoro en las áreas difíciles de tu vida. Pero el
trabajo de Mapas del Tesoro lo hace explícito. Hemos identificado partes típicas en
cada una de las áreas, y desarrollado procesos (o protocolos) para trabajar con las
La historia de Mapas del Tesoro – hasta hoy 65

partes. Tenemos un modelo de cómo ocurren naturalmente el cambio y el


crecimiento (El Borde), y una metáfora sobre qué se interpone en el camino (La
Ameba y el Molde de Galletitas). Tenemos un método paso-a-paso para convertir
al Dragón (Crítico Interno) en un Amante Visionario. El trabajo con adicciones en
sí mismo es revolucionario. Imagínate que le preguntas a la parte de ti que quiere
beber   (fumar,   mirar   la   televisión…)   qué   sentimiento   positivo   quiere   ayudarte   a
experienciar.
Otras personas han contribuido en el desarrollo de Mapas del Tesoro. Todos
nuestros alumnos y colegas que han venido a los talleres han dejado su impacto en
nuestro pensamiento. Pero quizás quien más influyó fue Larry Letich identificando
cinco niveles en el Pozo (de Depresión) y cómo se conectan con la Zona Selvática
(de Adicciones).

Epílogo de Mapas del Tesoro del Alma – hasta hoy

Al leer este artículo ahora, siete años después, se me hizo evidente la siguiente
frase:   “Necesitaba   ayuda   para escuchar con compasión a la parte de mí que aún
quería beber – tenía tendencia a sentir vergüenza y a querer esconderlo bajo una
roca  cercana”.  ¿Puedes  ver  lo  que  yo  veo?
Es verdad: hay una parte no reconocida. La parte de mí que aún quería beber
está reconocida,  pero  la  parte  de  mí  que  “tenía  la  tendencia  a  sentir  vergüenza  y  a  
querer esconderlo debajo de la roca más cercana”  está  identificada.  Estoy  diciendo  
“Quiero  esconderlo  debajo de una  roca”  en  lugar  de  “Algo  en  mí  quiere  esconderlo
debajo de una roca”.   A   pesar   de   que   en   nuestro   trabajo   de   Mapas   del   Tesoro   la  
desidentificación es el tema central, y que en el momento de escribir este artículo
ya habían transcurrido tres años, no la noté. Para mí ese hecho expresa hasta donde
ha llegado Mapas del Tesoro del Alma desde que escribí este artículo en 1997, y
cuánta más claridad Barbara y yo hemos ganado desde entonces. (¡También pone
de manifiesto lo difícil que puede resultar encontrar nuestras propias
identificaciones!) Hemos estado enseñando talleres de Mapas del Tesoro en retiros
de varios días tres o cuatro veces al año desde 1996, y cada vez que enseñamos, el
proceso se profundiza y aprendemos enormemente. Esperamos escribir acerca de él
algún día – ¡si el proceso se mantuviera quieto!
Quizás el salto más grande se dio en el concepto de Presencia. (Si hubiera
sabido de ella cuando escribí este artículo, dudo que hubiera pasado por alto
reconocer a esa parte que lo-quiere-esconder-debajo-de-una-roca.) Tomamos la
palabra  “Presencia”  de  los  escritos  de  John Welwood, y pedimos disculpas, porque
no la estamos usando del mismo modo. Cuando la Presencia se integró al trabajo
de Mapas del Tesoro, alrededor de 1998, todo el proceso se abrió, volviéndose más
fácil de hacer y más fácil de comprender.
El 1999 cambiamos algunos términos importantes. Lo que habíamos estado
llamando La Magia, cambió su nombre por Los Poderes. La Magia de la Relación
Interior pasó a ser El Poder de la Presencia. La Magia de Permanecer se convirtió
en El Poder de Y. La Magia de Querer cambió su nombre por El Poder de No-
Querer   /   Querer.   Tener   un   “poder”   es   tener   una   habilidad,   una   habilidad   que   se  
puede practicar y ejercitar, y puede crecer. Está más en línea con la realidad que
66 La Aceptación Radical de Todo

decirle  “magia”.  Los  resultados  pueden  parecer  mágicos  pero las habilidades no lo
son; están dentro del rango de las posibilidades humanas.
Nuestro  concepto  de  Crítico  Interno,  al  que  llamábamos  “El  Dragón”,  tuvo  un  
gran desarrollo. Al principio no nos dimos cuenta de que El Dragón tenía una
contraparte, y que cada vez que una parte está criticando, también hay una parte
que es criticada. Lo empezamos a ver en la misma época que vimos el concepto de
Presencia, por las mismas razones. La Presencia nunca se siente criticada, aunque
el crítico interno esté atacando – no me critica a mí, sino a algo en mí. Nuestra
visión  floreció  desde  ese  momento,  al  empezar  a  hablar  de  “controladores”  y  no  de  
Críticos, y comprender las cualidades de esta interesante dinámica clave. (Ver
“Bondad  Radical”,  en  este  volumen,  para  conocer más detalles.)
El Poder de No-Querer / Querer se desarrolló mucho cuando aprendimos a
repetir la invitación de no-querer primero, y la de querer después (2001), para
facilitar, en un conflicto interno, que cada lado alcance su cualidad esencial de
sentirse vivo. Observamos cómo cada parte, en cada persona con quien
trabajábamos, sin importar lo fea o peligrosa que parecía al principio, contenía una
energía de crecimiento para contribuir en su vida. ¡Qué emocionante: esto no era
sólo teoría! Era verdad en la práctica, una y otra vez.
Quizás nuestro mayor avance estuvo al comprender que el origen de los temas
difíciles de la vida está en las raíces del trauma. En el cruzamiento de escritores
como Peter Levine con Gene Gendlin, desarrollamos un modelo de lo que pasa
cuando un organismo que crece se encuentra persistentemente con un problema
insoluble, esto es el trauma.
En 2004 descubrimos el trabajo de Richard Schwartz sobre Internal Family
Systems Therapy (Terapia de Sistemas Internos Familiares). Tenía similitudes
sorprendentes con lo que habíamos desarrollado, y sentimos que habíamos
descubierto un alma gemela. Los escritos de Schwartz nos ayudaron a distinguir
con más claridad la diferencia entre una parte reactiva a la que no parecen
importarle las consecuencias de sus acciones, y una parte traumatizada cuyo dolor
no sanado es la fuente y la razón de la conducta fuera-de-control de la parte
reactiva. Era interesante la diferencia entre su concepto del Yo y el de Presencia; lo
encontramos facilitador en aspectos significativos, y comenzamos a hablar del Yo,
en agradecimiento a él.
No obstante, no adoptamos la metodología de Schwartz, todavía hay
diferencias interesantes entre nuestra visión y la de él. El diálogo continúa. Y
también el desarrollo del trabajo llamado Mapas del Tesoro del Alma.
Introducción a
Permanecer

Como escribí este artículo en 1996, algunos de nuestros términos han cambiado.
Pero las ideas y las experiencias expresadas en él siguen siendo esenciales en
nuestro trabajo, Mapas del Tesoro del Alma y nuestro acercamiento a Focusing en
sí mismo.
El  término  “Permanecer”  ha  cambiado.  Es  un proceso que hoy    llamamos  “El  
poder   de   Y”.   Pero   aún   siento   cariño   por   el   nombre   “Permanecer”.   Esta   palabra  
refleja la dificultad de estar sosteniendo dos partes de nosotros en Presencia al
mismo tiempo, y expresa que es necesaria cierta forma de permanencia firme,
semejante a estar al cerca de un horno caliente en la cocina porque tienes que hacer
la comida. A veces es conveniente reconocer que los movimientos que tenemos
que hacer, para nuestra sanación, no son tan fáciles.
También encontrarás muchas veces en este artículo una expresión que ahora
usamos con menos  frecuencia:  “parte  de  mí”.  Nos  hemos  dado  cuenta  de  que  esa  
frase incomoda a mucha gente, porque tienden a resistirse a la sensación de
división interna que evoca. En todo caso, no es la mejor frase para lo que queremos
decir. Es mucho más beneficiosa  la  expresión  de  Focusing  “algo  en  mí”,  y  así  lo  
enseñamos   ahora.   Usamos   “parte   de   mí”   cuando   surge   de   modo   natural,   en   esas  
ocasiones  en  que  se  ajusta  a  la  experiencia,  pero  “algo  en  mí”  (“algo  en  ti”  desde  el  
punto de vista del Compañero) es lo que ofrecemos en general.
Permanecer:
La alquimia de los sentimientos encontrados
En co-autoría con Barbara McGavin
Apareció en The Focusing Connection, Julio de 1996

Cuando tenemos sentimientos que se oponen, cuando nos sentimos tironeados en


dos direcciones, cuando estamos comprometidos en una lucha interna, lo más
difícil es estar con las dos partes, simplemente, como hacemos al Focalizar. Sin
embargo es lo único que permitirá la resolución del conflicto en el tiempo
adecuado y con todas las partes del yo incluidas y respetadas.
En  nuestro  trabajo  llamado  “Mapas  del  Tesoro  del  Alma”,  “Permanecer”  es  el  
término que usamos para nombrar el proceso interno que hace posible que dos
partes que parecen opuestas estén en el cuerpo, y estar con las dos. Por ejemplo, si
el Focalizador está sintiendo miedo y, al mismo tiempo, entusiasmo por seguir
adelante, Permanecer significa permitir que esté el miedo y permitir que esté el
entusiasmo, y escucharlos a los dos. Si el Focalizador es consciente de una parte de
él que quiere dejar su trabajo y de otra parte de él que quiere continuar en él,
Permanecer significa dar un respiro interior a las dos, permitiendo que cada una
cuente su historia.
Permanecer es difícil. Es mucho más fácil identificarse con una de las partes
que   estar   con   las   dos.   Cuando   uno   está   identificado   con   una   parte   dice,   “tengo  
miedo”,  o  “estoy  entusiasmado”,  en  lugar  de  “parte  de  mí  tiene  miedo,  parte  de  mí  
está entusiasmada”.   Estar   identificado   con   una   parte   es   como   tomar   partido.   En  
lugar de escuchar plenamente a cada una, el Focalizador siente preferencia por una
de  ellas.  Llamamos  a  este  proceso  “caer”  a  un  lado  o  al  otro.  Si  de  verdad  tengo  
miedo y entusiasmo, y me he caído dentro del miedo, entonces sólo tengo
conciencia del miedo. Yo soy miedo. No hay lugar para el entusiasmo, ni
compañía. Y a pesar de que el miedo tiene mucho lugar, de alguna manera,
tampoco  tiene  compañía.  No  hay  un  “Yo”  interno  que  puede  decir hola al miedo y
pedirle que nos cuente qué le pasa. Mi universo es el miedo.
Afortunadamente, si el Focalizador cae fuera del punto de equilibrio de
Permanecer, en general es fácil volver a encontrarlo. Sólo tiene que reconocer a la
parte con la que está identificado, como una  parte.  “Yo  tengo  miedo…  ¡una  gran  
parte de   mí   tiene   miedo!”  Es   habitual   que   esto   dé lugar a que la otra también se
pueda reconocer.   “Y   ahora   me   estoy   dando   cuenta   de   que   otra   parte   de   mí   está  
entusiasmada”.  Ahora  el  Focalizador  elige  estar  con  las  dos.  “Voy  a  permitir  que  
las  dos  partes,  el  miedo  y  el  entusiasmo,  estén  aquí”.
En la comunidad de Focusisng, reconocer a las dos partes y luego escuchar a
cada una no es nuevo. Permanecer incluye eso y más. Antes hubiéramos dicho,
“Estoy sintiendo miedo y entusiasmo. Le digo hola a cada uno y siento cuál
Permanecer: La alquimia de los sentimientos encontrados 69

necesita   mi   atención   primero”.   Con   Permanecer,   decimos,   “Le   digo   hola   a   cada  
uno y los invito a los dos a estar ahí. Estoy sintiendo cómo se siente en mi cuerpo
tener miedo y tener entusiasmo”.   Luego   de   estar   presente   un   tiempo   con   las   dos  
partes comenzamos a explorar una u otra. Y además esa exploración se hace dentro
de una conciencia más grande de dos partes que están ahí, en algún lugar.
Antes de seguir adelante, es necesario que situemos Permanecer en el
contexto de nuestra teoría de la Relación Interior. En la Relación Interior la
relación  entre  el  “Yo”  y  el  “eso”  que  está  ahí,  entre  el  Focalizador  y  su  experiencia  
puede ocurrir de tres modos. El primero, al que ya hemos hecho alusión, es
identificación. La   identificación   la   expresamos   como   “Yo   soy…”.   El   segundo  
modo es disociación. La  disociación  la  expresamos  como  “Yo  no  soy…”.  El  tercer  
modo   es   la   posición   intermedia:   “Parte   de   mí   es…”   En   contraste   con   los   dos  
primeros, el tercer modo consiste en desidentificación y asociación.   Ni   “Estoy  
triste”  ni  “No  estoy  triste”  sino  “Parte  de  mí  está  triste”,  “Tengo  tristeza”,  “Algo  en  
mí  está  triste”,  “Hay  un  lugar  triste  en  mí”.  Este  tercer  modo  es  la  posición  desde  
donde Focusing ocurre. Para que Focusing ocurra, tenemos que ayudar a que la
experiencia del Focalizador se mueva de la identificación a la desidentificación, y
de la disociación a la asociación. Estos dos movimientos se logran cuando el
Focalizador  puede  decir,  por  ejemplo,  “Parte de mí está entusiasmada, y parte de
mí  tiene  miedo”.
En situaciones de vida difíciles, inmovilizadas en forma persistente, siempre
hay una parte de nosotros fuera de la conciencia (disociada), y otra parte que se
siente como todo lo que somos (identificada). Es por eso que Permanecer es tan
potente – y también tan difícil. El lugar familiar es el lugar identificado –
disociado.  “¡Estoy  entusiasmado!  ¿Asustado?  ¡No!  Me  siento  inmovilizado  y  no  sé  
porqué”.
El proceso de Permanecer se puede dividir en cuatro movimientos. Primero,
darse cuenta de que es necesario Permanecer – es decir, darse cuenta de que hay
dos partes, y que las dos necesitan compañía. ¡Esto puede resultar engañoso! Si el
Focalizador está identificado con una parte, entonces no lo siente como “parte”,  lo  
siente  como  “yo”.  La  mejor  manera  de  reconocer  esta  situación  es  cuando  notamos  
que  el  “yo”  lucha,  presiona  o  trata  de  corregir  o  de  salvar  a  una  parte.  Entonces  lo  
que   el   Focalizador   siente   como   “yo”   se   puede   reconocer   como   otra   parte   que  
necesita  compañía.  “Quiero  pelear  con  esta  parte  de  mí.  Oh,  supongo  que  necesito  
decir hola a la parte de  mí  que  quiere  pelear  con  eso”.
Segundo,  es  necesario  que  el  Focalizador  reconozca  a  las  dos  partes.  “Hay  una  
parte de mí que quiere dejar el trabajo y hay otra parte de mí que cuestiona eso. Le
estoy  diciendo  hola  a  cada  una.  Están  las  dos  aquí”.
Tercero, el Focalizador permite que ambas partes estén en su conciencia sin
preferir a ninguna de ellas y sin presionar hacia alguna decisión o resolución
prematura. Esto es difícil. Es aquí en donde el nombre Permanecer es más
relevante. Las personas que empiezan a aprender Focusing son probablemente las
que   encuentran   más   difícil   “soportar   la   tensión”   de   permitir   que   estén   las   dos  
partes, y no hacer nada más. Hay una   tendencia   a   decir   “tengo   que   quedarme   o  
irme. No puedo hacer las dos cosas. Debo tomar la decisión y terminar esta
70 La Aceptación Radical de Todo

situación”.   Pero   cuando   el   Focalizador   puede   perseverar   y   estar   con   todo   lo   que  
hay, esta difícil tarea de Permanecer es recompensada con una transformación que
se siente mágica, porque no se podía predecir a través de la mente lógica.
Cuarto, el Focalizador siente dentro de cada parte, con compasión y empatía,
y permite que cada una revele más sobre su punto de vista. Esto se puede hacer sin
favorecer a ninguna. El Focalizador tiene el lugar del que escucha a cada parte. En
un sentido más amplio no tiene importancia qué parte empieza primero, por cuanto
queda claro que cada una tendrá su turno. A veces, es conveniente empezar por la
parte más disociada, porque es la que probablemente ha estado esperando que la
escuchen durante más tiempo. Otras veces, podría ser importante empezar con lo
que está más evidente en la conciencia. En cualquier caso, el punto aquí es evitar
identificarse, con una parte, o con su opuesto. Por esta razón, al escuchar el punto
de vista de cualquier sensación sentida, usamos la empatía en lugar de aprobar o
cuestionar. Aprobar o cuestionar son signos de identificación.
La magia de Permanecer viene de reconocer y escuchar todo lo que hay.
Todas las partes pueden contribuir con el próximo paso adecuado sintiéndolas de
una manera corporal, sin incluir la razón lógica. Nuestra cultura aún no ha
reconocido la posibilidad de un llevar adelante a partir de opuestos, que no es un
compromiso, no es un término medio, no es una elección. Es, en realidad, un
consenso interno – un camino a seguir que se siente bien para todo. Esta magia se
puede aplicar a todo tipo de situaciones que quedan sin resolver, como el miedo /
entusiasmo por estar en un nuevo borde, quedarse / irse en una decisión, la
atracción / rechazo de una relación, el quiero / no quiero en un bloqueo de acción, y
la ansiedad / vergüenza de una adicción.
Tenemos que destacar que Permanecer es parte de un trabajo más amplio, y se
puede enriquecer con otras técnicas. Pero en sí mismo trae consigo una gracia
especial, al sentir la gratitud de las partes porque las hemos escuchado sin
presiones, y permitimos que un lugar más grande respete e incluya a todas ellas sin
negar a ninguna.
Introducción a
La historia del perro

Lo  que  sigue  son  dos  versiones  de  “La  Historia  del  Perro”,  una  mía,  escrita  para  las  
notas de Mapas del Tesoro del Alma, y otra de Barbara McGavin, que apareció en
The Focusing Connection. (Yo estoy como co-autora porque la historia es mía,
pero en esa versión las palabras son de ella). La empecé a contar en los talleres en
1993-4.   Es   lo   que   podrías   llamar   “un   cuento   didáctico”,   y   lo   escribí   después   de  
haber leído las siguientes palabras de Gene Gendlin en su libro Deja que tu cuerpo
interprete tus sueños:
Cierto enojo firme es algo perfectamente bueno y parte de una persona
saludable. Si se lo ha dejado de lado durante años, podría parecer muy
fuerte  y  violento…  Cuando  brota,  podrías  sentir  que  tu  enojo  es  negativo,  
resentido, viejo y corroído. Tómalo como viene, pero espera a que se
convierta   en   un   enojo   saludable   o   sensación   de   fuerza…   Lo   que   está  
separado, no sentido, permanece igual. Cuando se lo siente, cambia.

Me había impresionado la idea de que cuando algo vuelve del exilio a la


conciencia, al principio  es  muy  feo  (“…  negativo,  resentido,  viejo  y  corroído…”).  
Pensé, ¡bueno, si ha estado en el exilio, por supuesto que está feo! En ese lugar del
exilio, en donde quiera que esté, debe de haber chaparrones fuertes y ningún salón
de belleza.
Quería ayudar a la gente a tener compasión por la parte que ha estado en el
exilio, y a comprender que esa forma con la que aparece en un primer momento, no
es lo que es en esencia, sino el resultado de rechazos y expulsiones. No es extraño
que esté fea, si ha pasado por todo eso. Entonces imaginé a un perro, al que su
pequeño dueño ha echado de su casa – y el final feliz de la historia.
Hoy, luego de un trabajo minucioso con partes y puntos de vista que Mapas
del Tesoro hizo  posible,  diría  que  describir  algo  como  “feo”  es  un  signo  indudable  
de identificación, o al menos de preferir a otra parte, la que le tiene miedo a la parte
exiliada y que quizás fue la que la exilió en un primer momento. (Otras
descripciones semejantes son: dañado, defectuoso, demoníaco, monstruoso.) La
Historia del Perro con su invitación a sentir compasión por lo que ha sido la vida de
la parte exiliada, puede ser profundamente facilitadora para salir de la
identificación  con  “la   que ha exiliado”,   y   sostener todas las partes con cuidadosa
aceptación.
La historia del perro
Apareció en las notas de los talleres de  “Mapas  del  Tesoro  del  Alma” 1997-2003

Había una vez un niño que tenía un perro. El niño y el perro se querían mucho y
jugaban felices como queridos amigos. Pero un día el perro hizo algo que disgustó
a los padres del niño y para calmarlos el niño tuvo que deshacerse de él. Los años
pasaron, y el niño olvidó que alguna vez había tenido un perro. Sin embargo, había
dentro de él un lugar en donde algo estaba faltando. Cuando se convirtió en un
hombre, ese lugar lo llamaba con tanta fuerza que tuvo que ir en busca de lo que
necesitaba. Su búsqueda lo llevó hasta el borde de un bosque.
Sin saber porqué, se encontró sentado, esperando. Lentamente, poco a poco,
dos ojos inquietos aparecieron en la oscuridad del bosque. El joven esperó.
Lentamente, poco a poco, emergió una nariz larga y puntiaguda. El joven esperó.
Finalmente salió, con mucho sigilo, un animal: flaco, lleno de cicatrices, cubierto
de barro y abrojos. Era difícil darse cuenta de que alguna vez había sido un perro.
El joven lo saludó en voz muy baja: Hola. El perro feo se detuvo frente a él,
desconfiado. El joven sintió en su cuerpo la sensación de los recuerdos de los
tiempos buenos y felices con su amigo. Entonces le dijo: quiero saber cómo han
sido para ti, todos estos años en el exilio. Y, a su modo, el perro le contó esto, y
esto otro. Triste, solo, asustado, desamparado... El joven le hizo saber que lo había
escuchado. Escuchó todo lo que le había pasado.
Y al sentirse escuchado, el perro se aflojó visiblemente, y estuvo más animado
y confiado. Pasado un tiempo, se acercó lo suficiente como para que el joven lo
tocara. Cuando el joven lo acarició, pudo sentir que ese lugar dentro de él, en
donde sentía que algo faltaba comenzaba a llenarse. Poco después de llevar al perro
a su casa, darle un baño y un lugar calentito cerca del fuego – al sentirse querido
otra vez – dejó de ser un perro feo. Era muy lindo.
La historia del perro
En co-autoría con Brabara McGavin
Apareció en The Focusing Connection,,Septiembre de 2000

Había una vez una niña que anhelaba un compañero para que juegue con ella, para
correr y saltar y rodar por el pasto. Para acurrucarse junto a él en una tarde de
invierno. Para contarle sus secretos. Y tuvo suerte porque un día, para su placer, le
regalaron un lindísimo cachorro con pelaje brillante, ojos chispeantes y una gran
sonrisa perruna.
La niña y el perro se querían mucho y eran muy felices juntos. Pero un día el
perro hizo pis en la alfombra. Los padres de la niña se enojaron mucho, retaron al
perro y le dijeron a la niña que debía controlar mejor a su perro o ¡quién sabe qué
podía pasar!
La niña hizo todo lo posible para que el perro no se metiera en las
habitaciones, pero un día en un olvido dejó abierta la puerta de entrada a la sala de
estar. Imaginen su miedo cuando entró en la habitación y vio que el perro había
masticado casi por completo la pata del sillón favorito de su madre.
El perro fue desterrado al patio y si alguna vez entraba a la casa, se tendría
que ir.
Durante horas la niña se sentaba afuera en el frío, acurrucada dentro del pelaje
suave y calentito de su perro, hasta que un día la descubrieron y le ordenaron entrar
a la casa, y dejar solo a ese perro malo.
Un día la puerta de la cocina quedó abierta y descubrieron al perro con otra
preciosa posesión en su boca. Era lo que faltaba. El padre de la niña miró enojado
al perro y se acercó para agarrarlo. La niña lloraba y le gritaba al perro. Corrió atrás
de él y lo persiguió hasta el bosque que quedaba cerca de la casa.
Al principio el perro volvía y entraba sigilosamente al jardín, pero cuando lo
descubrían los padres le gritaban al perro y a la niña, quien entonces empezó a
vigilarlo y a sacarlo del lugar antes de que sus padres lo descubrieran. Hasta que
dejó de volver.
Al principio la niña extrañaba terriblemente a su amigo, pero las semanas y
los meses pasaron, y comenzaron a desvanecerse los recuerdos de lo bien que se
había sentido cuando jugaban juntos. Hasta empezó a creer lo que sus padres
habían dicho de lo malo que había sido el perro. Otra vez llegó la primavera y otros
amigos vinieron a su casa a jugar con ella. Poco a poco empezó a olvidarlo.
Pasaron los años y se mudaron a otra parte de la ciudad. Un día la niña (que
ya había crecido mucho) estaba caminando por el borde de un gran bosque. De
repente un movimiento en la oscuridad de la maleza en el borde del sendero llamó
su atención. Fue tan sutil que ni siquiera podía asegurar que había visto algo. Pero
era curiosa y a pesar de que estaba apurada pensó que podía tomarse un par de
minutos y quedarse allí mirando. Entonces se quedó muy quieta, observando el
74 La Aceptación Radical de Todo

lugar donde había visto el movimiento. Sí, había algo pero no lo podía distinguir.
Algo justo ahí, escondido detrás de unos pastos altos, bajo los árboles.
Parte de ella empezó a sentirse un poco asustada. ¿Qué pasaría si fuera un
oso? ¿O un lobo? ¿O un dragón? (A veces, una parte de ella se sentía como una
niña pequeña) Entonces se tomó un momento para reconocer a esa sensación de
asustada que había dentro de ella y se quedó tranquila nuevamente. Llevó otra vez
su atención hacia ese lugar. Ahora pudo darse cuenta de que había dos ojos que
brillaban en la oscuridad y la miraban intensamente. Con suavidad susurró un
saludo:  “Hola,  puedo  ver  que  estás  ahí. No te voy a hacer daño. Sólo me quedaré
aquí”.  Y  muy  despacio,  para  no  asustarlo,  se  sentó  en  el  suelo.  
Las sombras se alargaron y se sentó quieta, inmóvil como una estatua, sólo
miraba el lugar en donde brillaban los dos ojos. Y luego su paciencia tuvo una
recompensa. Poco a poco fue apareciendo una cara peluda. Estaba tan sucia que fue
difícil darse cuenta de qué animal era. Pudo ver que estaba asustado, y que quería
acercarse  a  ella.  Con  mucho  cuidado  dijo,  “Puedo  sentir  que  estás  asustado  y  que  
quieres   venir   más   cerca”,   y entonces esperó para ver qué hacía después.
Arrastrándose sobre su panza, la criatura avanzó con lentitud hasta que su cabeza
casi la tocaba. Estaba muy sucio. Su pelaje estaba enredado, con barro y abrojos.
Parte de ella quería alejarse de allí, preocupada porque no quería ensuciar ni su
ropa ni sus manos. Pero al mirar en sus ojos pudo sentir que se sentía solo, y que
quería que ella lo acepte así como estaba. Ella intentó sentir de qué modo le
gustaría que lo acompañe. Parecía que quería que lo acaricie. Vacilando alargó su
mano para que él la pueda oler. Le pasó la lengua y bajó su cabeza hacia su regazo.
Ella acarició sus orejas con suavidad. Ahora que había salido de la maleza pudo ver
que era un perro – un perro flaco, sucio, asustado, solitario.
Mientras estaba sentada con él empezó a sentir que había algo que le resultaba
familiar. Familiar en la manera en que la miraba a sus ojos y apoyaba su cabeza en
su regazo. Al hacerle compañía la sensación de familiaridad creció y creció, como
algo que salía de   un   sueño   casi   olvidado.   Le   recordaba   a…   ¿qué   era?...   ¡Oh!   Le  
recordó a su lindísimo perro. El que había caído en desgracia hacía tanto tiempo.
Pero no era posible que fuera el mismo perro. Eso había sido tanto tiempo atrás.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar lo cerca que habían estado, cuanta
alegría había sentido cuando jugaba con su querido amigo. Sintió el deseo de
abrazarlo pero cuando se movió, el perro saltó hacia atrás y gruñó. Se dio vuelta y
huyó hacia la oscuridad. La niña se sobresaltó, pero recordó que estaba asustado.
Se estaba haciendo tarde y el sol comenzaba a deslizarse bajo el horizonte.
Entonces  se  puso  de  pie,  y  antes  de  irse  dijo  hacia  la  oscuridad:  “Gracias  por  venir.  
Voy a volver – si quieres estar conmigo otra vez, aquí estaré”.
Durante los meses que siguieron la niña volvió muchas veces al borde del
bosque. En ocasiones se encontraba con dos ojos que la estaban esperando. Otras
veces se acercaban luego de que ella había estado ahí un rato. Otras veces otras
criaturas vinieron al borde del bosque. Ella esperó con paciencia, relacionándose
con todo lo que venía. El perro salía del bosque con más confianza cada vez, hasta
que se formó un lazo fuerte y cálido entre ellos. Ella trajo comida y un cepillo para
peinarlo. Sacó sus abrojos con cuidado y lo cepilló hasta que su pelaje comenzó a
La historia del perro 75

brillar otra vez. Y su querido amigo surgió ante sus ojos. Volvió su sonrisa perruna.
Comenzó a saltar, a correr y a jugar. Y un día la siguió hasta su casa.
76 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Liberar Bloqueos de Acción
con Focusing

Mi interés en los bloqueos de acción viene de hace mucho tiempo, y surge de mi


propia lucha con un bloqueo para escribir.
Desde que tengo memoria he querido ser escritora. Cuando era niña y luego
adolescente, fluían de mi interior historias y poemas. Pero el fluir se fue haciendo
más lento a medida que me acercaba a mis 20 años, y cuando tuve 30 me sentía
bloqueada: con un apasionado deseo de escribir, muchas cosas que decir, y no lo
podía hacer. Mi amiga Margaret Warner se encontraba en una situación parecida, y
durante varios   años   fuimos   “compañeras   de   escritura”.   Nos   encontrábamos   todas  
las mañanas, o dos veces por semana según la época, para hablar de lo que
queríamos escribir, y de nuestros sentimientos sobre ese proceso, y luego nos
íbamos a escribir a habitaciones separadas. Escribimos una cantidad razonable. Ella
publicó ensayos. Lo que yo estaba escribiendo (un libro popular basado en mi
disertación doctoral) nunca lo terminé (aunque ahora estoy planeando publicar la
disertación en sí misma, en su 30° aniversario de su terminación).
Pertenecíamos al personal del Chicago Counseling Center (mi presencia allí
fue, en gran medida, obra de Margaret), y ella propuso que ofreciéramos un grupo
para personas con bloqueo de escritor. Mi contribución fue Focusing; la de ella fue
una técnica de terapia Gestalt en la que se dialoga con la parte del yo que ejerce el
bloqueo. Fue una idea nueva para mí: personificar a la parte que bloquea. Algunos
miembros de nuestro grupo avanzaron. Sin embargo, la escritura me siguió
resultando tan lenta y dolorosa como siempre, sobre todo al perder a mi compañera
cuando me mudé a California.
En California mi pasión por Focusing creció, y sentí un fuerte deseo de
escribir un libro. Pensé, como Gendlin escribió uno sobre Focusing en sí mismo,
quería encontrar algún ángulo especial. Intenté con varios enfoques; con el que más
lejos llegué se titulaba Ser un Amigo Sanador y era sobre hacer Focusing con un
compañero. El proceso de completar lo suficiente como para mostrarlo a los
editores me llevó diez veces más tiempo de lo necesario, porque avanzaba como
arrastrando los pies, y además, porque iba posponiendo la tarea de contactar
editores y agentes. Pasaron unos años.
A pesar de que tenía una compañera semanal, Focusing nunca me ayudó con
mi bloqueo de escritor. Podía pasar la sesión focalizando en mi sensación de
frustración por no poder escribir, pero eso no cambió nada en mi vida. Hasta que
un día, en la desesperación, recordé la técnica de Gestalt que había aprendido de
Margaret Warner, y me di cuenta de que debía de haber una parte de mí que no
quería escribir.
78 La Aceptación Radical de Todo

Esta revelación iba a tener repercusiones-de-gran-alcance. Diría que fue la


fuente más temprana, en mi propio trabajo, de lo que al final se convirtió en Mapas
del Tesoro del Alma. Fue la noción radical de que lo que podría estar necesitando
atención es algo que no está en la conciencia, pero que lo podemos invitar a que se
haga consciente una vez que tenemos el presentimiento de que existe – por sus
efectos.
Luego siguieron una serie de sesiones de Focusing muy poderosas que
llevaron a la transformación: luego de escuchar sin juzgar a la/s parte/s de mí que
no quería/n escribir, y dispuesta a seguir escuchando, me quedé con ellas todo el
tiempo necesario para que pudieran sentir que había escuchado todo lo que querían
decir. Nunca más tuve bloqueo de escritor. Escribir fue fácil. (¡Si sientes curiosidad
sobre ese proceso, lee el próximo artículo!)
En diciembre de 1994 recibí un llamado de New Harbiner Publications,
diciendo que estaban buscando a alguien para escribir sobre Focusing. Entregué el
manuscrito completo de The Power of Focusing (El poder del Focusing) seis meses
después de firmar el contrato.

La segunda fuente de mi interés por los bloqueos de acción tenía que ver con
querer cambiar el mundo. Durante la década de los 80 yo era parte de una red
fundada por el futurista Robert Theobald llamada Action Linkage (Vínculos de
Acción). Nuestro propósito era conectar gente que veía futuros positivos, y actuar
hacia ese mundo imaginado a nivel local. Éramos conscientes de la ecología,
teníamos el apoyo de la comunidad, actuábamos por consenso, etc. Mi rol consistía
en ayudar a la gente a comunicar lo que estaba haciendo, y permanecer conectada a
través de la red. Lo que encontré, una y otra vez, fue que mucha gente estaba
bloqueada. Tenían buenas ideas, pero no lograban llevarlas a cabo. Poco a poco
empezó a crecer dentro de mí la idea de que podía contribuir mejor con el mundo
que yo quería ver ayudando a la buena gente a superar sus bloqueos.

Nota: La sección sobre el Crítico en el artículo que sigue está algo desactualizado.
Ver lo más nuevo sobre este tema  clave  en  “Bondad  Radical”  en  este  volumen.  El  
resto  de  “Bloqueos  de  Acción”  sigue  vigente.
Además,   lo   que   antes   decíamos   “disociación”,   en   este   artículo   lo   llamamos  
con el nombre más evocativo de exilio. A   “la   posición   intermedia”   ahora   le  
decimos Presencia.
Liberar Bloqueos de Acción
con Focusing
En co-autoría con Barbara McGavin
Apareció en alemán en Focusing im Prozess, 2000

Resumen
Focusing es una herramienta muy potente para liberar bloqueos de acción. Un
“bloqueo   de   acción”   es   una   experiencia   que   se   puede   describir   como   “quiero  
hacerlo,  pero  no  lo  hago”.  Algunos  ejemplos  de  bloqueos  de  acción  son:  dejar  para  
después, bloqueo para escribir, inhabilidad para organizarse.
Al trabajar con Focusing estos bloqueos, asumimos la existencia de dos
partes: la parte que quiere realizar la acción y la que no la quiere realizar. Guiamos
al Focalizador a escuchar con compasión a la parte que no quiere realizar la acción.
Pueden surgir tres patrones típicos, aunque una sesión puede no seguir ninguno.
Estos son: el patrón de protección, el patrón de rebelión, y el patrón de querer algo
diferente. También puede haber un Crítico Interno que necesita que lo escuchen
con compasión.

Características de los Bloqueos de Acción


Un bloqueo de acción es la experiencia sentida de no poder realizar una
acción.  Se  puede  poner  en  palabras  como  “quiero  hacerlo,  pero  no  lo  hago”.  Puede  
ser una sola acción, como hacer una llamada telefónica a una editorial, pero es más
frecuente   cierto   tipo   de   acción   o   actividad,   como   “hacer   llamados   telefónicos”   u  
“organizarse”,   o   “escribir”.   Si   una   persona   tiene   la   experiencia   de   que   todos   o  
muchos tipos de acción son difíciles de comenzar o de cumplimentar, lo llamamos
“dejar  para  después”  o  “estar  estancado”.
Al acompañar personas haciendo Focusing, es útil identificar si las situaciones
que están enfrentando son bloqueos de acción. Por ejemplo, un joven me dice que
se siente solo y frustrado porque no logra tener una relación satisfactoria con una
mujer. Al hablar sobre el tema queda claro que él se da cuenta de que para
encontrarse con ellas, y luego conocerlas, debería hacer algo. Entonces podemos
abordar este tema como un bloqueo de acción. Por contraste, otro hombre dice que
él ha hecho de todo, y que nada le da resultado. No hay un bloqueo para llevar
adelante la acción. Entonces para él necesitaremos un acercamiento diferente. [En
Mapas del Tesoro del Alma, este último tendría que trabajar Cima de la Montaña
(Deseos Insatisfechos) en lugar de Pantano (Bloqueos de Acción). Nota agregada
en 2005].
Una vez que determinamos que un tema es un bloqueo de acción, podemos
asumir  la  existencia  de  dos  partes  (o  “aspectos  de  la  experiencia  interna”):  la   que
quiere realizar la acción, y la que no la quiere realizar. En general, el Focalizador
80 La Aceptación Radical de Todo

está identificado con la parte que quiere y disociado de la parte que no quiere.
Veamos estos términos con más profundidad.

Identificación, disociación y el modo intermedio


Podemos describir tres maneras de relacionarnos con la experiencia interna.
La   primera,   llamada   “identificación   con   una   parte”,   es   la   experiencia   de   ser los
sentimientos   de   uno   mismo.   La   persona   dice,   “Estoy   triste”,   “Estoy   enojada”,  
”Tengo   miedo”.   Cuando   una   persona   dice   “Estoy…”   o   “Soy…”   entonces   está  
identificada con la   experiencia   de   la   cual   habla.   Cuando   la   persona   dice   “Estoy  
triste”,  está  experienciando  la  tristeza  como  idéntica a sí misma.
La verdad es, parte de ella está triste, y parte de ella es más que eso. Pero ella
se ha identificado con la parte triste. En lugar de ser consciente de su totalidad, es
consciente sólo de una parte.
La   identificación   con   una   parte   se   puede   sentir   como   “tomar   partido”  
internamente.  Esta  persona  ha  tomado  partido;;  “Necesito  sacarme  de  encima  a  esta  
parte  de  mí  que  está  tan  enojada”.  Una  persona  está  identificada  con  una  parte  si  es  
incapaz de sentir compasión hacia alguien o algo, en especial hacia otra parte de sí
mismo.   “Estoy   impaciente con mi   miedo”   necesita   convertirse   en   “Parte   de   mí  
tiene miedo y parte de mí está impaciente con eso”.
El segundo modo de relacionarnos con la experiencia interna se llama
“disociación  de  una  parte”.  Si   “identificación”  es  “yo”,  “disociación”  es  “yo-no”.  
“Yo  no  estoy  triste”.  “No  estoy  enojada”.
Por  supuesto  que  uno  podría  no  estar  triste  de  verdad.  En  ese  caso  “No  estoy  
triste”  es  simplemente  la  verdad.  Pero  si  uno  está  triste,  en  algún  lugar  – si algo allí
está triste – y no lo sabe, entonces se ha disociado de su propia tristeza.
Una parte disociada es algo que te pertenece, es tuya, aunque no la
reconozcas. No eres consciente de ella. No la sientes. O, si la sintieras un poco,
podrías sentir con mucha más fuerza el rechazo, la negación, el juicio, o el
desprecio.
Identificación y disociación muchas veces van juntas. Si sientes miedo y
entusiasmo,   y   te   identificas   con   el   miedo   (“Tengo   miedo”)   entonces   es   muy  
probable que estés disociado del entusiasmo. Sólo después de que te desidentificas
del   miedo   (“Parte   de   mí   tiene   miedo”)   tienes   el   espacio   interno   para   sentir   el  
entusiasmo  (“Y  otra  parte  de  mí  está  entusiasmada”).  O  podrías  estar  identificado  
con el Crítico, tomando partido para juzgar y criticar a alguna otra parte de ti que
ha estado disociada.
La   posición   intermedia,   ni   “yo”   ni   “yo-no”,   la   llamamos   desidentificación y
asociación,  pero   le   podemos   decir,   más   simplemente,   “estar  con”.   En  la   posición  
intermedia, yo estoy con algo que estoy sintiendo. Una parte de mí siente de esta
manera, y yo puedo reconocer eso. Hay lugar para que otras partes de mí se sientan
de otra manera.
La posición intermedia es extremadamente eficaz. Desde ese lugar, puedes
sostener todo. No estás abrumado, no niegas. Estás presente para la verdad de
cómo estás en este momento. Eres consciente de tus experiencias internas, las
reconoces, son parte de ti y tú eres más.
Liberar Bloqueos de Acción 81

En este nivel es más fácil acceder a la parte grande de ti, la que puede estar
con lo que hay. Estás identificado con el yo más grande, ese Yo que puede ser
compasivo con todo lo que necesita compasión.

El modelo de identificación / disociación en bloqueos de acción


En un bloqueo de acción, en general, una persona se identifica con la parte
que quiere realizar la acción, y se disocia de la parte que no quiere. Cuando tenía
bloqueo de escritor, decía ¡Yo quiero escribir! ¡Realmente quiero escribir! ¡No sé
porqué   no   escribo!   Nota   la   identificación:   “Yo quiero…”   Sólo   era   consciente   de  
querer escribir, y no tenía conciencia de otra parte que no quería hacerlo. Como
sucede generalmente con la disociación de una parte, sentía los efectos de la parte
que no quería – ésta es la parte que es tan fuerte desde la posición de disociación
(en   terapia   Gestalt,   “el   perro   de   abajo”).   Algunos   le   dicen   “el   saboteador”   o  
“resistencia”.   No   tiene   voz,   pero   tiene   un   poder   absoluto   para   detener   el  
espectáculo. La dinámica en los bloqueos de acción es: identificado con la parte
que quiere realizar la acción, disociado de la parte que no la quiere realizar, y
estancamiento. No hay acción.

Comenzar con la parte que no quiere


Para usar Focusing en un bloqueo de acción el primer paso es guiar al
Focalizador para que invite a una sensación sentida de la parte que no quiere
realizar la acción. Comenzamos con esta parte porque es la disociada. Cuando hay
un patrón de identificación / disociación, ambas partes se pueden acercar a una
conciencia intermedia si hacemos consciente la parte disociada. La parte disociada
se separa de la identificada, que ya no se siente como el universo completo y, por
lo tanto, se convierte en otra parte. Por esta razón, el exilio tiene el primer turno.
Trabajar  con  alguien  en  esta  primera  etapa  suena  así:  “Me  dices  que  tienes  un  
bloqueo para buscar un nuevo trabajo. Asumamos que hay una parte de ti que no
quiere buscar  un  nuevo  trabajo.  ¿Esto  tiene  sentido?”
En  general  el  Focalizador  dirá  algo  como,  “Sí,  pero  no  estoy  en  contacto  con  
esa  parte”,  o  comienza  a  dar  una  explicación  “de  la  mente”:  “Es  probable  que  esa  
parte esté deprimida porque tiene que seguir  buscando  trabajo”.
Mi  respuesta  es,  “Está  bien,  te  puedo  guiar  para  que  tengas  una  sensación  de  
esa parte en tu cuerpo, y luego te quedes con ella para conocerla mejor y escuchar
lo  que  quiere  decir.  ¿Estás  de  acuerdo?”
El Focalizador accede, y entonces   empiezo   con   las   instrucciones   de   “guiar  
hacia  dentro”  que  uso  al  comienzo  de  cada  sesión  de  Focusing  (a  menos  que  en  ese  
momento el Focalizador ya tenga una sensación sentida).
“Te   tomas   un   momento   para   llevar   tu   conciencia   dentro   de   tu   cuerpo…  
Quizás primero puedes ser consciente de la parte externa de tu cuerpo – tus brazos,
y   tus   manos…   Nota   lo   que   tus   manos   están   tocando,   y   cómo   se   sienten…   Sé  
consciente  también  de  tus  piernas,  y  tus  pies…  Nota  lo  que  tus  pies  están  tocando,  
y  cómo  se  sienten…  Nota  el contacto de tu cuerpo con la silla (almohadón) y cómo
se  siente  eso…  Luego  permite  que  tu  conciencia  vaya  hacia  dentro,  hacia  el  interior  
de tu cuerpo, dentro de toda esa zona que incluye tu garganta, tu pecho, tu
82 La Aceptación Radical de Todo

estómago   y   abdomen…   Es   estar   ahí, simplemente…   Permite   que   tu   conciencia  


descanse   tranquilamente   en   toda   esa   zona   media   del   cuerpo…   También   puedes  
notar cualquier otra parte de tu cuerpo, pero quizás empezando por la zona central,
garganta,  pecho,  estómago  y  abdomen”.
Estas son las instrucciones que doy siempre, pero a continuación, para el
proceso de bloqueos de acción, empiezo a hacer algo diferente:
“Ahora   invitas   a   esa   parte   de   ti   que   no   quiere   (por   ej.,   buscar   un   nuevo  
trabajo) a venir a la conciencia, dentro de tu cuerpo. Como si le dijeras,   “Me  
gustaría   saber   más   de   ti,   acércate   así   te   conozco.   Y   luego   esperas”.   Pausa   más  
larga.  “Y  cuando  tengas  conciencia  de  algo,  me  lo  haces  saber”.
En la mayoría de los casos, el Focalizador expresará que siente algo en su
cuerpo, como una tensión en el pecho o la garganta, una banda que atraviesa su
abdomen, miedo en el pecho, etc.
Si el Focalizador dice que no viene nada en respuesta a esa invitación interna,
yo   le   diré   algo   como   esto:   “Entonces   te   podrías   imaginar   realizando   esa   acción,  
saliendo a buscar trabajo. Imagínate que has empezado a buscar. Y nota en tu
cuerpo   qué   viene   a   decir   “no”.   Esta   sugerencia   evocativa   muchas   veces   trae   una  
sensación sentida.
Otra posibilidad es que el Focalizador sienta en su cuerpo una sensación, pero
diga,   “No   estoy   seguro   si   se   relaciona   con   el   tema   del   trabajo”.   Entonces   diré,  
“Imagina  que  estás  realizando  la  acción,  y  nota  si  esta  sensación  responde  a  eso  de  
alguna  manera”.  En  general  la  sensación  del  cuerpo  se  acentúa,  o  se  afloja,  lo  cual  
es una indicación de que está conectada con el tema. Si el Focalizador aún no sabe
si es una sensación sobre ese tema, pero no viene otra, le sugiero que sigamos con
ella y veamos qué sucede.
A veces no es fácil sentir a esta parte porque ha estado muy disociada, muy
“exiliada”  de la conciencia. Para esta situación he desarrollado una manera especial
de  guiar.  Yo  digo:  “Podría  haber  algo allí, pero que está escondido detrás de una
cortina, o detrás de una puerta. Casi como un niño, se esconde. Si estuvieras en una
habitación con un niño que se esconde detrás de una cortina, podrías ser capaz de
sentir sus sentimientos, su humor. Quizás puedas sentir si hay algo así en tu
interior,  algo  detrás  de  una  cortina”.
Una vez que hay alguna sensación corporal significativa (sensación sentida)
evocada por uno de estos medios, guío al Focalizador a través del resto del proceso
con esta parte. Para mí, esto incluye:
(1)  Reconocer.  “Podrías  decirle  hola  a  ese  lugar,  comunicarle  que  sabes  que  
está ahí.
(2)  Describir:  “Y  nota  cómo  lo  describirías”  u  “Ofrécele  esa  palabra  “tensión”  
y  fíjate  si  es  lo  que  mejor  lo  describe,  o  si  hay  otra  palabra  que  se  ajusta  mejor”.
(3)  Estar  con.  “Nota  si  está  bien  estar  con  eso,  simplemente”.
(4)  Empatía  interna.  “Te  tomas  un  tiempo  para  sentir  cómo  se siente desde su
punto  de  vista”.
El   “estar   con”   y   la   “empatía   interna”   son   realmente   la   clave,   y   los   dos  
primeros   pasos   “reconocer”   y   “describir”   ayudan   al   Focalizador   a   entrar   en  
Liberar Bloqueos de Acción 83

contacto directo con la sensación, y le permiten (a la parte) sentirse suficientemente


segura para comenzar a comunicarse.
Luego   de   que   “eso”   comienza   a   comunicarse,   la   persona   que   guía   tiene   la  
importante tarea de asegurarse de que el Focalizador permanezca en una relación
empática con la parte, sin oponerse ni aprobar, sino escuchando. Esto se hace
diciendo,   “Le   haces   saber   que   estás   escuchando   eso”   cada   vez   que   hay   una  
comunicación desde la sensación. Por ejemplo:
Focalizador:  “Dice  que  me  ha  estado  protegiendo  del  rechazo”.
Guía:  “Podrías  hacerle  saber  que  escuchas  eso,  que  te  ha  estado protegiendo
del  rechazo”.

Patrón de protección
Al trabajar con tantos bloqueos de acción, en mí misma y con otras personas,
empecé a notar que surgían algunos patrones. Casi todos los bloqueos de acción
siguen alguno de estos tres patrones. El primero es el patrón de protección.
Con frecuencia la parte que bloquea siente que está protegiendo de un
resultado no deseado (algo que da miedo). Muchas veces se conecta con
experiencias pasadas que tuvieron estos resultados. Por ejemplo, en una sesión de
Focusing que fue clave para mi bloqueo de escritor, me di cuenta de que la parte
que bloqueaba me quería proteger de un ataque. Si yo escribía y publicaba, me
podrían atacar. Se conectaba con recuerdos de mi infancia y con la ironía de mi
padre, que él usaba para   “desinflarme”   cuando   parecía   que   me   estaba   haciendo  
“demasiado  grande”.  La  parte  que  bloqueaba me protegía de la ironía de mi padre.
En una sesión de Focusing en un taller, Juan tuvo una sensación de
“creatividad”  burbujeando  en  su  estómago,  que  quería  salir. Pero se había detenido
por un bloque en su pecho que se sentía duro y frío, como concreto. Juan se sentó
con el bloque de concreto que había en su estómago, con curiosidad e interés. Le
llevó compasión, y sintió su punto de vista con empatía. Enseguida empezó a sentir
que eso estaba tratando de protegerlo. Le dijo que lo estaba protegiendo de exponer
su creatividad a la crítica de la gente.
Esta forma de bloqueo en general evoluciona cuando se puede escuchar y
reconocer. La tarea del guía (que es muy importante) es guiar al Focalizador para
que escuche y reconozca los sentimientos y el punto de vista de la parte que
bloquea.  El  lenguaje  del  guía  incluye:  “Le  haces  saber  que  lo  escuchas”,  y  “Nota  si  
ahora  eso  se  siente  comprendido,  o  si  hay  algo  más”.  Cuando la parte siente que se
ha escuchado todo lo que quería decir, cambia.
No hay necesidad de negociación. Es evidente que hay métodos para liberar
bloqueos en los que se le pide a la persona que negocie con la parte, que le
explique que las cosas ahora son diferentes, que le pida que encuentre otro modo
de protección, etc. He notado que son muchas las personas que esperan que el paso
siguiente del proceso sea una negociación con la parte. Les explico que no es
necesario negociar, y de hecho, en mi experiencia, la negociación retrasa el cambio
porque interfiere en el proceso de la parte para sentirse escuchada en profundidad.
En su primera sesión de Focusing Mary me dijo que sentía algo como un
“sapo”   en   la   garganta   – un bloqueo persistente, físicamente sentido que se podía
84 La Aceptación Radical de Todo

escuchar en su voz cuando hablaba o cantaba. Dijo que sabía que una parte de ella
le tenía miedo a su propia manera de expresar, pero que ya había trabajado mucho
en  eso  y  estaba  lista  para  que  cambiara.  En  el  “describir”  de  lo  que  sentía, dijo que
tenía  como  un  “bulto”.  Luego  tuvimos  el  siguiente  diálogo:
Guía:  “Puedes  sentarte  con  ese  bulto,  para  conocerlo  mejor”.
Focalizadora:  “Se  siente  muy  resuelto”.
Guía:  “Ah,  estás  sintiendo  que  se  siente  muy  resuelto.  Y  puedes  preguntarle,
con suavidad,  de  qué  se  siente  resuelto”.
Focalizadora:   “Me   está   diciendo   que   me   ha   salvado   muchas   veces,   no  
dejándome decir algo que me hubiera puesto en problemas. Y le estoy diciendo que
aprecio mucho eso, pero que ahora es momento de que le saque ese poder de
protegerme,  y  darle  una  tarea  diferente”.
Guía:  “Y  puedes  notar  cómo  se siente  cuando  dices  eso”.  
Focalizadora:  “Sigue  estando  igual”.
Guía:   “Ah,   realmente   es   bueno   que   le   puedas   decir   tus   sentimientos.   Pero  
estoy pensando que si yo fuera ese bulto, no me sentiría muy escuchado en este
momento. Fíjate si podrías probar algo un poco diferente, sólo como un
experimento”.
Focalizadora:  “¡De  acuerdo!”
Guía:  “Fíjate  si  quieres  decirle,  simplemente, que estás escuchando lo que está
diciendo, luego te detienes.  Sin  un  “pero”.  Dile  que  lo  escuchas,  e  invítalo  a  decir  
algo  más”.
Mary siguió esta sugerencia con entusiasmo, y en los diez minutos que
siguieron la parte continuó expresándose. Estaba sorprendida por las cosas que le
dijo, incluso le mostró escenas de momentos específicos en los que le había
ayudado   en   el   pasado.   Ella   sólo   decía,   “te   escucho”,   y   continuaba   escuchando.  
Luego:
Focalizadora:   “¡Se   está   derritiendo!   ¡Estoy   sintiendo   que   el   bulto   se   está  
derritiendo hacia los lados de mi garganta! Hay un espacio claro ahí ahora. ¡Mi
garganta  no  se  ha  sentido  tan  bien  por  años!  ¡Esto  es  sorprendente!”
Guía: Entonces quédate un tiempo para sentir, y recibir esta forma nueva en
que  se  está  sintiendo  ahora”.

Patrón de rebelión
El segundo patrón típico de los bloqueos de acción es el de la rebelión. La
parte   que   bloquea   es   rebelde,   rechaza,   es   un   “no”   interno.   El   Focalizador   puede  
describir   a   esta   parte   como   “resistencia”,   pero   me   gusta   traducir   esta   palabra   por  
“la  parte  que  no  quiere”.  Este  rebelde  interno  es una parte que puede sentir que la
pasan por encima o la atropellan, y eso no le gusta. Tiene cualidad de testarudo,
decidido  a  no  hacer  nada  por  obligación.  La  parte  que  dice  “no”  en  general  viene  
con  otra  parte  que  dice,  “tú  tienes  que…”
Al hacer Focusing con mi bloqueo de escritor, encontré una parte como ésta,
justo antes de que se libere el bloqueo. La sentía muy testaruda y rebelde. Hasta la
describí  como  un  “adolescente  interno”.  Esta  parte  de  mí  decía,  “No  quiero  hacer  
nada que tengo que hacer”.  A  diferencia de la parte que me protegía de la ironía de
Liberar Bloqueos de Acción 85

mi padre, ésta no tenía ninguna objeción hacia escribir en sí mismo. Su objeción era
sentirse obligada a hacerlo. Esta parte cambió luego de sentir que escuché y respeté
sus deseos. De hecho, luego de sentir que yo respetaba su punto de vista, se movió
y se convirtió en una parte de energía positiva que me ayudaba a escribir.
Otro ejemplo: Teresa estaba en un taller para bloqueos de acción, y quería
trabajar   con   algo   “pequeño”.   Eligió   la   parte   de   ella   que odia escribir tarjetas de
agradecimiento. Las escribe cuando tiene que hacerlo, pero es consciente de que
una parte de ella odia escribirlas, y que otra parte la fuerza para que las haga,
pasando por encima de la primera.
Había guiado al grupo a través de un ejercicio para bloqueos de acción, y
luego  Teresa  expresó:  “La  parte  que  escribe  tarjetas  de  agradecimiento,  y  sabe  que  
las tiene que hacer, dijo muchas cosas, y tuvo muchas razones. A la otra parte, no
la pude encontrar, no logré que apareciera. Cuando dijiste a la parte lo del niño
pequeño escondido detrás de la cortina, sentí adentro mío que era así, que esa parte
era realmente niña, y muy tímida. Al final apareció, pero era algo imprecisa. No
hubiera dejado que la abrace, no quería que la toque, sentía rechazo hacia mí, no
quería que yo la obligue. Se resentía si la forzaba a hacer algo, como si arrastrara
sus talones. Necesitaba más tiempo. Esa parte necesitaba más tiempo, para que yo
me pueda comunicar con ella.
En este caso algo que se sentía tan pequeño,  “sólo”  tarjetas  de  agradecimiento,  
resultó ser un niña tímida que no quería sentirse forzada a hacer algo. Estaba
conectado con muchas otras partes de la vida de Teresa. A pesar de que no vi las
sesiones de Focusing posteriores, creo que la buena relación que Teresa comenzó a
establecer con esa parte habrá dado su fruto. Cuanto más pueda escuchar a esa
parte, y darle el tiempo que necesita, más posibilidades tendrá de transformarse en
un aliado dispuesto.
Partes rebeldes y testarudas necesitan que se respeten y comprendan sus
puntos de vista. Cuando hay una parte rebelde, el Focalizador está trabado dentro
del patrón identificación / disociación. Puede ser identificación con la parte que
dice   “¡Tienes   que!”   y   disociación   de   la   parte   que   dice   “¡No   haré nada que tenga
que  hacer!”  La  historia  de  Teresa  suena  así,  ella  expresa  que  la  parte  que  escribe  las  
tarjetas de agradecimiento es fácil de encontrar y tiene mucho que decir, pero la
parte que no lo quiere hacer es imprecisa, apareciendo en un primer momento sólo
detrás de una cortina. O puede estar identificada con la parte rebelde y disociada de
la  parte  que  dice  “tú  debes”.  Una  tercera  posibilidad  es  que  la  Focalizadora  vaya  y  
venga entre la identificación con una y la disociación de la otra, convirtiéndose en
Rebelde y Crítico alternativamente. Estos tres patrones de identificación /
disociación son tres modos de estancamiento; no hay movimiento hacia delante.
Liberar el patrón de estancamiento significa desidentificarse de cada parte. Es
decir, encontrar una posición desde donde poder escuchar con compasión a las dos,
empezando en general por la parte disociada. El rol del guía es el mismo que en el
patrón  de  protección:  “¡Le  puedes  hacer  saber  que  escuchas  eso”.  “Le  puedes  hacer  
saber que escuchas que realmente no quiere!”  Pero  también  hay  una  diferencia.  La  
existencia de una parte rebelde señala que hay un abuso de confianza en la relación
interior, con una historia larga sin considerar ni tener en cuenta que necesita
86 La Aceptación Radical de Todo

sanarse. Mientras que la parte que protege detiene una acción en particular para
defenderme de las consecuencias de esa acción, la parte rebelde detiene una acción
porque no le gusta el modo en que se le pidió que lo haga. Sanar esta relación
interior puede llevar tiempo; re-construir la confianza lleva tiempo. Sin embargo
este transcurrir es recompensado porque es muy probable que este patrón no actúe
sólo para una acción, sino que se trata de la relación del Focalizador con su
voluntad y sus acciones en todas las partes de su vida.
Por lo tanto el rol del guía incluye facilitar paciencia y cuidado hacia la parte
rebelde, y también el permiso para que la parte se tome el tiempo que necesita para
sentirse segura y confiada.
Focalizador:  “No  quiere  que  la  toquen”.
Guía:  “Está  bien.  Fíjate si le quieres agradecer por decirte eso, que no quiere
que la toquen. Y quizás encontrar la manera de que se sienta bien si te quedas ahí,
sin  tocarla,  pero  haciéndole  saber  que  estás  ahí”.
Focalizador:  “Dice  que  se  siente  un  poco  mejor  pero  que  podría  necesitar que
me  quede  con  ella  de  este  modo  por  un  tiempo  largo”.
Guía:  “Entonces  puedes  hacerle  saber  que  escuchas  eso…”.
Gene Gendlin escribe maravillosamente sobre este modo sanador de relación
interior cuando dice (The Small Steps,1990):   “El   cliente   y   yo, le vamos a hacer
compañía, ahí dentro, del mismo modo que acompañarías a un niño asustado. No lo
empujarías, ni discutirías con él, ni lo moverías de ahí, porque está muy dolido, o
tenso o asustado. Sólo te sentarías a su lado, en calma. Si te acercas a ese lugar con
tu conciencia y te quedas, o si vuelves ahí, es todo lo que eso necesita; hará todo el
resto para ti.

El patrón de querer algo diferente


El tercer patrón característico de los bloqueos de acción es el de querer algo
diferente. En este patrón, la parte que bloquea se lleva cierta cantidad de energía de
vida de la persona, y detiene la acción porque siente que la está llevando en la
dirección equivocada, lejos de la dirección positiva que desea.
Tom quería usar Focusing para liberar un bloqueo que no le permitía terminar
los  proyectos  del  colegio.  “Sé  lo  que  tengo  que  hacer;;  sólo  que  no  lo  hago”  Pero  al  
hablar de su situación, surgió que no le gustaba su programa de estudios y que no
deseaba la vida para la que se estaba preparando. Había sido un escritor creativo, y
lo había dejado de lado para graduarse en escritura técnica porque creía que sería
una profesión más segura. Los proyectos en los que tenía el bloqueo eran de
escritura técnica, los cuales lo llevarían más cerca de una profesión como escritor
técnico. ¿Es una sorpresa que estuviera bloqueado?
Durante su Focalización, Tom sintió y escuchó a muchas partes, incluyendo la
que quería que tuviera un futuro financiero seguro, y la que sentía disgusto ante la
vida de escritor técnico. Cuando la sesión terminó (la primera vez que hacía
Focusing), dijo que lo más significativo había sido ponerse en contacto con su
tristeza por dejar de lado la escritura creativa. Había sentido y escuchado a la parte
de él que estaba triste por eso. Los pasos siguientes de este proceso no los
conocemos, pero mi suposición es que Tom encontrará alguna manera de mantener
Liberar Bloqueos de Acción 87

vivos   sus   dos   “quiero”:   el   deseo   de   estar   seguro   financieramente   y el deseo de


expresar su creatividad.
Al trabajar con este patrón, es necesario que el guía recuerde que no tiene que
tomar partido, para que el Focalizador tampoco tome partido. Puede ser tentador
preferir a la parte que tiene mucha energía de vida positiva, que ha sido dejada de
lado. Pero las dos partes contienen aspectos importantes de la totalidad del
Focalizador. Por ejemplo, una vida plena necesita seguridad y creatividad. Igual
que con los otros patrones, el guía ayuda al Focalizador a permanecer en una
posición de desidentificación en relación a todas las partes, para asegurarse de que
pueda escuchar a cada una de ellas.
Una consideración especial que muchas veces surge en este patrón es la
importancia de no tomar una decisión en forma prematura. Puede ser necesario que
el guía le recuerde al Focalizador que no tiene que tomar una decisión sobre una
acción hasta que el proceso de escuchar esté completo.
Focalizador:  “Esta  parte  de  mí  está  tan  triste  que  no  logra  ser  creativa”.
Guía:  “Puedes  hacerle  saber  a  esa  parte  que  la  estás  escuchando,  que  está  tan  
triste”.
Focalizador:  “Pero  siento  que  no  puedo  dejar  el  programa,  mis  padres  estarían  
muy  decepcionados”.
Guía:  “Alguna  parte  de  ti  está  diciendo  que  esto  significa  que  debes  dejar  el  
programa, y otra parte está diciendo que siente que no puede. Pero estaría bien, por
ahora, dejar ir lo que debes hacer. Que eso espere. Por ahora, simplemente escucha
a  cada  parte.  ¿Aún  sientes  esa  tristeza?”

Luego de la descripción de estos tres patrones, también es importante decir que el


trabajo de Focusing se realiza recibiendo todo lo que viene, que cada sesión o
persona en particular puede no seguir ningún patrón, y hasta si el guía reconoce
algo que podría ser un patrón, debe permanecer abierto a lo que el Focalizador está
trayendo, sabiendo que cada vez puede ser diferente a lo que espera.

Trabajar con el Crítico Interno


Trabajar con el Crítico Interno es una parte clave para la resolución de los
bloqueos de acción, porque la mayoría de la gente usa la auto-crítica para
afrontarlos. Se dicen a sí mismos palabras muy duras en el intento de superar el
bloqueo. La sofisticación psicológica no mejora las cosas, sólo cambia el lenguaje
de  “soy  perezosa”  a  “Tengo  un  crítico  interno  saboteador”.
El látigo del Crítico Interno no libera el bloqueo; lo empeora. Todo ser
humano tiene una parte que se resiste a la tiranía y a la fuerza, esté afuera o
adentro. Cuando el Crítico se hace más fuerte, también lo hace el Rebelde. Un
sistema bloqueado puede estar en un punto muerto durante años, con un Crítico
implacable, un Rebelde inamovible, y la energía de vida que quiere fluir, frustrada,
incapaz de superar esta situación.
Para liberar este sistema, lo último que debemos hacer es convertir al Crítico
en un mal tipo. El camino de salida es a través de la aceptación, la compasión, y la
escucha – comenzando por el Crítico mismo.
88 La Aceptación Radical de Todo

Se  ha  descripto  al  Crítico  como  “el  superego”,  como  una  voz  que  viene  de  “la  
cabeza”,   como   una   fuerza   que   se   instala   en   la   energía   positiva   que   quiere   venir.  
Todo eso puede ser. Pero, como mi colega Barbara McGavin y yo hemos
descubierto, el Crítico también es una parte que tiene sentimientos, que quiere
contribuir  y  agradece  que  lo  escuchemos.  O,  como  digo  a  veces  en  talleres:  “¡Está  
tratando  de  ayudar,  sólo  que  tiene  muy  pocas  habilidades  de  comunicación!”.
Nos ha resultado facilitador un proceso que tiene tres partes. La primera,
cuando el Crítico aparece, hacer que el Focalizador lo reconozca, le diga hola. Yo
no uso la palabra Crítico a menos que él / ella lo nombre de esta manera. En su
lugar, prefiero describir a esta parte según su comportamiento.
Focalizador:  “Ahora  estoy  escuchando  una  voz  de  alguna  parte  que  dice  que  
esto  es  estúpido”.
Guía:   “Ah,   entonces   podrías   decir   hola   a   la   voz   que   dice   que   esto   es  
estúpido”.
En algunas sesiones, este simple reconocimiento es suficiente para que esta
parte se calme o desaparezca. Pero cuando el Crítico es persistente, continuamos.
Focalizador:  “Sí,  me  está  diciendo  que  pierdo  mi  tiempo”.
Guía:  “Fíjate  si  estaría  bien  sentarte  con  esa  parte,  la  que  te  está  diciendo  que  
estás perdiendo tu  tiempo”.
Ahora llegamos al segundo momento del proceso, sugiriendo al Focalizador
que pregunte a la parte de qué tiene miedo. Es una invitación para que el Crítico
Interno se vuelva más vulnerable. Aquí la teoría dice que cualquier intento de
controlar viene del miedo. Es verdad que el Crítico está intentando controlar - ¡la
razón, entonces, es que tiene miedo! Pero esto no significa que hay que ganarle
probando que tiene miedo. Sino creando un clima interno suficientemente seguro
para que el Crítico comience a sentir sus miedos y a hablar de ellos. Cuando esto
sucede, la transformación ya ha comenzado.
Si el Crítico es muy duro, podría no querer decir que tiene miedo. Pero al
menos el Focalizador puede intuir que tiene miedo de algo. Yo podría decir,
“Digamos que hay una persona difícil que siempre está insultando a la gente. Es
poco probable que admita que está asustada. Pero si tú puedes empatizar o intuir
que podría tener miedo por la forma en que insulta, entonces al menos tu actitud
hacia él cambiará. Fíjate si puedes sentir que esta parte de ti tiene miedo de algo”.  
Esta forma de empatía permitirá que la parte crítica se sienta más segura como para
admitir su miedo.
Una vez que la parte crítica es capaz de admitir sus miedos, el guía invita al
Focalizador a que le pregunte qué es lo que no quiere. El miedo se abre fácilmente
con  un  “No  quiero  que…”.  Por  ejemplo:  “No  quiero  que  me  critiquen,  no  quiero  
que   me   rechacen,   no   quiero   pasar   hambre…”   El   guía   invita   al   Focalizador   a  
quedarse  escuchando.  “Le  haces saber que escuchas que no quiere que la rechacen.
(Pausa) Y nota si se siente que te ha dicho todo lo que no quiere, o si hay algo
más”.   Sólo   cuando   esta   etapa   se   sienta   completa   será   posible   continuar   con   la  
tercera.
La tercera etapa es para que el Focalizador  pregunte  a  la  parte,  “¿Y  qué  es  lo  
que   quieres   para   mí?”   Lo   que   en   realidad   estamos   preguntando   es:   “¿Qué  
Liberar Bloqueos de Acción 89

sentimiento  o  estado  positivo  quieres  ayudarme  a  experienciar?”  Otras  maneras  de  


decirlo  son:  “¿Cómo  quieres  contribuir  conmigo?”,  o  hasta:  “¿Cuál  es  tu  regalo?”
Si en la segunda etapa hemos escuchado todo lo que esta parte necesitaba
decir   (ya   no   queremos   llamarlo   “Crítico),   será   capaz   de   responder   a   esta   nueva  
pregunta, positiva, y el resultado puede ser bastante conmovedor y sorprendente. Si
no es capaz de responder la pregunta positiva, significa que necesita más tiempo en
la segunda etapa.
Este es un proceso de transmutación. En el momento en que puede responder
la   pregunta,   “¿Qué   quieres   para   mí?”   se   ha   transformado,   y   ya   no   es   más   un  
Crítico.

Conclusión
El proceso descripto aquí para usar Focusing con bloqueos de acción está
basado en una filosofía fundamental de que cada parte o aspecto del yo tiene una
“buena  razón”  para  estar  de  la  manera  en  que  está,  y  que  cuando  siente  que  se  la  ha  
escuchado y se han reconocido sus sentimientos e intenciones, está libre para
cambiar.
Debo más de lo que posiblemente puedo decir a la inspiración de Eugene
Gendlin,   quien   escribe:   “Lo   que   está   separado,   no   sentido,   permanece   igual.  
Cuando se siente, cambia.  …  Si  hay  dentro  de  ti  algo  malo,  enfermo,  perturbado,  
déjalo ser en tu interior y respira. Es el único modo en que eso puede evolucionar y
cambiar  hacia  la  forma  que  necesita”.  [Let Your Body Interpret your Dreams (Deja
que tu cuerpo interprete tus sueños)]
90 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Bondad Radical:
La transformación del Crítico Interno

Tenía 22 años, y había ido a visitar a Danny y a Jane al departamento de


estudiantes de posgrado de Danny, en Chicago. Cuando la comida estuvo servida
en una pequeña mesa en la cocina, me senté alegremente y empecé a comer. Pero
mis amigos, en lugar de comer, extendieron los brazos buscando sus manos y las
mías, para decir una bendición de la Nueva Era. Al darme cuenta de mi error, sentí
que cayó sobre mí una ola de vergüenza, y rompí a llorar. ¿Cómo podía ser tan
estúpida e insensible como para empezar a comer antes de la bendición? Ellos
escucharon mis sentimientos con mucha comprensión, antes de comer, y me
aseguraron que lo que yo había hecho estaba bien. El juicio no había venido de
ellos, sino de algo que estaba dentro de mí.
Al mirar hacia atrás ese incidente desde la perspectiva de mis 33 años y algo
más de trabajo interno, siento una inmensa compasión por el sufrimiento de esa
joven que era yo. ¡Qué dolor y qué vergüenza sentí, por equivocarme! Si algo así
me sucediera ahora, sencillamente sonreiría y buscaría sus manos con las mías. En
algún momento en los últimos 33 años, la vergüenza por este tipo de
equivocaciones se alivió, se liberó.
En esos 33 años, además de haber hecho mucho Focusing, trabajé de manera
específica  con  lo  que  llamamos  “el  Crítico  Interno”  desarrollando,  con  la  ayuda  de  
colegas y en co – creación con Barbara McGavin, un acercamiento al proceso de
crítica interna radicalmente diferente que, en el fondo, se conecta con una teoría
sobre cómo surgen nuestras partes internas y cómo las exiliamos de la conciencia.
Este viaje ha tenido muchas etapas.
En la forma tradicional de enseñar Focusing, (cómo me lo enseñó Gene
Gendlin)  el  Crítico  Interno  es  el  “superego”,  una  voz  intratable  que  avergüenza  y  
condena, que no puede escuchar ni debe ser escuchado. La técnica básica que
enseñaba Gendlin era echarlo con desprecio, diciendo,  “Vuelve  cuando  tengas  algo  
nuevo  para  decir”.  Lo  cual  significaba  que,  como  nunca  iba  a  tener  nada  nuevo  que  
decir, no debería volver más.
Gendlin  dice  (1996)  “Cuando  focusing  se  hace  habitual,  el  cliente  puede  sentir  
el superego como una subpersonalidad. Por detrás de su ataque frontal se puede
esperar   algo   como   miedo,   histeria   o   inseguridad…   Desde   esa   sensación   sentida  
podemos  trabajar  con  el  superego  como  lo  haríamos  con  cualquier  otra  sensación”.  
Pero en lugar de explorar lo que se abre, él sugiere “evitar  el  superego”  como  su  
principal recomendación.
Durante mucho tiempo creí en esta visión del Crítico Interno. Hubieron voces
tempranas   que   decían  lo   contrario:   En   marzo   de   1985   Jane   Lowell   escribió   “The  
Critic:   A   Despairing,   Unattended   Felt   Sense”   (El Crítico: una sensación sentida
92 La Aceptación Radical de Todo

desesperada  y  desatendida),  y  en  mayo  de  1986  apareció  “The  Fearsome  Critic  is  a  
Panicking   Child”   (El   temible   Crítico   es   un   niño   aterrorizado)   de   Jane   Batt.   (Ver
también   el   artículo   de   Phil   Levy   “Is   the   so   called   Critic   a   Hidden Door to Our
Experience?”   (Lo que llamamos Crítico, ¿es una puerta escondida hacia nuestra
experiencia?),   y   el  de   Ray   Purdy   “Does   the   Critic   Exists?”,   (¿Existe  el   Crítico?).  
Pero yo todavía trataba al Crítico Interno como algo que debía ponerse a un lado,
“encerrado  en  un  cajón  a  prueba  de  ruidos”  hasta  1991  cuando  escribí  mi  manual  
Focusing Students Manual (Manual del estudiante de Focusing). Luego me volví
más tierna y en lugar de echarlo con desprecio comencé a pedirle con amabilidad
que dé un paso a un costado, tal vez reconociendo que podía tener algo importante
que decir.
Le doy el crédito a Ilehlia LeIndra, maestra de Focusing sabia y
comprometida, que enseñó conmigo en Shenoa en 1992 y 1993, por cambiar de
manera radical mi visión del Crítico. Ilehlia recomendaba ofrecerle compasión, y
empecé  a  preguntarme  si  era  de  verdad  posible  tratar  a  esta  “voz  crítica”  como   a  
otra parte de nosotros que necesita ser contenida con amor.
Es verdad que soy bastante lenta en adoptar ideas nuevas, pero aun así es
llamativo el tiempo que me llevó aceptar la posibilidad de que el llamado Crítico
Interno   no   es   el   “mal   tipo”   que   parece   ser.   Tal   vez   fue   dentro   del   contexto   de  
trabajo de Mapas del Tesoro del Alma que esta parte que ataca y critica empezó a
entenderse como   “algo   en   mí   que   está   criticando   en   este   momento”.   En   otras  
palabras, lo que parecía ser una voz crítica inalterable es en realidad un aspecto de
nosotros como cualquier otro, en el proceso de cambio y transformación.
Una vez que comprendí, que la compasión   hacia   el   “Crítico”   era   el   camino  
más rápido hacia su transformación, comencé a desarrollar métodos para facilitarla.
Cuando alguien se siente atacado, es difícil que sienta compasión hacia su atacante.
Recuerdo haberle dicho a una mujer que estaba en medio   de   un   “ataque   del  
Crítico”:  “Podrías  suponer  que  ha  tenido  una  infancia  difícil,  para  estar  tratándote  
de   ese   modo”. Hasta que, finalmente, encontré un método seguro para despertar
compasión: la certeza de que algo que está criticando siempre lo hace por miedo.
Yo sabía que esto era así; lo sentía en mis huesos, como una intuición. Aprendí
que,   cuando   los   “Críticos”   niegan   indignados   que   están asustados, invitar al
Focalizador a suponer que podrían estar preocupados o inquietos por algo, favorece
el proceso. Eso resultó.

Por  último,  hubo  una  revelación  final,  como  un  “giro”  repentino  en  la  conciencia  y  
que luego uno se pregunta cómo pude pasarlo por alto, y es que el Crítico no me
está   criticando   a   “mí”,   sino   a   “algo   en   mí”.   Para   hacer   de   verdad   un   trabajo   de  
transformación con este proceso, es necesario que nos desidentifiquemos, no sólo
del  Crítico,  sino  también  de  su  “víctima”,  eso  en  nosotros que reacciona a la crítica.
Nuevamente, no fuimos las primeras en explorar este territorio. En noviembre
de 1994 The Focusing Connection publicó   un   artículo   de   Dieter   Müller,   “The  
Critic  as  a  Signpost:  Changing  the  Focus  from  Criticizer  to  Criticized”  (El Crítico
como   señal:   cambiando   el   foco   del   crítico   al   criticado).   Dieter   escribió,   “Esta  
relación interior permite al cliente cuidar eso que está recibiendo la crítica de la
Bondad Radical 93

misma  manera  que  el  terapeuta  centrado  en  el  cliente  cuida  al  cliente”.  Este  es el
primer artículo que conozco que trata a quien es criticado como una parte de
nosotros que tenemos que atender, escuchar, acompañar. Dieter señala que la
aparición  de  un  Crítico  Interno  es  una  “señal”  que  nos  dice  que  esa  parte  criticada  
existe, y necesita compañía compasiva.
Otra vez, ya que yo había leído ese artículo, no entiendo por qué me llevó
tanto  tiempo  “darme  cuenta”   – que el Crítico Interno no me está criticando a mí,
está criticando algo en mí que también necesita atención. Cuando nosotras (Barbara
McGavin y yo) tuvimos conciencia de este punto, fue el paso final que habíamos
estado esperando para comprender en profundidad el proceso de crítica interna.

Este artículo fue escrito a propósito para este volumen cuando me di cuenta de que,
para el gran interés que hay en este tema y todas las veces que Barbara y yo lo
habíamos enseñado en talleres, no había ninguno que contuviera todas nuestras
últimas reflexiones y prácticas. Aquí está.
Bondad Radical
La transformación del Crítico Interno
Escrito especialmente para este libro

“No  merezco  esta  felicidad”.


“Odio  a  esta  parte  débil,  triste,  de  mí”.
“¿Por  qué  siempre  tengo  que  ser  tan  estúpido?”.
No importa qué tipo de trabajo interno se esté haciendo, en algún punto la
gente siempre encuentra una experiencia que llamamos el Crítico Interno. Es
muchas veces (pero no siempre) una voz, muchas veces (pero no siempre) cruel y
agresiva, que parece venir cuando la persona está cerca de dar pasos positivos
nuevos, o tocando una vulnerabilidad interna. Este Crítico Interno parece disfrutar
aplastando lo pequeño, lo tierno, lo nuevo y positivo. No es extraño que casi todos
los métodos de los que he escuchado, tratan al Crítico Interno como algo que hay
que conquistar, rechazar, quizás hasta menospreciar o criticar cuando aparece.
(Internal Family Systems Therapy [Terapia de Sistemas Internos Familiares] de
Richard Schwartz es una notable excepción.)
Cuando el mundo interno incluye severidad, falta de aceptación, juicio (ser
crítico), se convierte en un lugar inseguro para que ocurra un cambio sanador
positivo. Aspectos de nosotros mismos que podrían haber florecido en lo que
necesitaban ser, al ser atacados, se esconden. De verdad, un triste estado de las
cosas. Pero aquí no hay verdaderas víctimas o villanos. Cada uno hace dentro de sí
mismo  lo  mejor  que  puede  para  ayudarse…  como  veremos.

“Una  parte  que  está  criticando  en  este  momento”.


Este  implacable  atacante  se  llama  “Crítico  Interno”,  pero  preferiría  nombrarlo  
como  “una parte  que  está  criticando  en  este  momento”.  Como  siempre,  queremos  
usar nuestro lenguaje de una manera que abra la posibilidad de cambio. Sí, las
partes que critican pueden cambiar – lo he visto suceder muchísimas veces. Por eso
le  vamos  a  decir  “una  parte  que  ahora  está  criticando”.  Una  vez  que  usamos  este  
lenguaje, podemos hasta encontrarnos sintiéndonos curiosos por saber qué la hace
tan crítica. Hemos hecho un cambio decisivo, de ver a esta parte de nosotros como
esencialmente crítica, por su propia naturaleza, a verla como un estado temporario
al que ha llegado por una buena razón.
Es semejante al cambio que hacemos cuando dejamos de etiquetar a una
persona como mala en su esencia y empezamos a ver que su conducta es
comprensible desde cierto punto de vista. Cuando veo el desorden en el dormitorio
de  mi  hija,  puedo  pensar  que  es  “perezosa”,  o  puedo  recordar  lo  difícil  que  fue  para  
mí colgar mi ropa cuando tenía su edad. Este cambio en mi modo de percibir
afectará de manera profunda mi conducta hacia ella. No significa que ahora no
Bondad Radical 95

quiero que arregle su cuarto – pero cambiará qué le digo, cómo se lo digo, cómo
me percibe, y por último, la cualidad de nuestra relación.

Una visión de proceso


Cuando las personas nos escuchan sugerir, por primera vez, a Barbara y a mí,
que sean compasivos con los Críticos que hay en su interior, dudan. Es como si
sugiriéramos que sientan amor hacia un abusador. Sentir compasión por una parte
que critica se siente que equivale a estar contento de que esté ahí, trayendo miseria
a nuestras vidas.
Pero nuevamente, esto significaría que tenemos aspectos fijos, incambiables.
“Una  vez  un  crítico,  siempre  un  crítico”.  Por  esta  razón  sugiero  la  frase:  “una  parte  
de   mí   que   está   criticando   en   este   momento”.   Este   cambio   en   el   lenguaje   trae
aparejado un profundo cambio en la conciencia. Siempre se asumió que estamos
hechos de unidades que no cambian de manera fundamental. Está incorporado en
nuestro lenguaje corriente y en nuestra visión general del mundo. Gendlin nos
enseña (ver Un Modelo de Proceso) que no tenemos que vernos a nosotros mismos
como compuestos por unidades, que luego interactúan entre sí, sino más bien como
procesos. Proceso e interacción están primero.
En el mundo interno, y desde el punto de vista de Focusing, esto es claro:
cuando te sientas con algo, eso cambia. Si te sientas con algo asustado que está
dentro de ti, cambiará a estar excitado, o preocupado, o enojado. Hay una
evolución en la vida de los sentimientos que no es predecible de antemano, pero
tiene sentido al mirar hacia atrás.
¿Por qué entonces, Focalizadores con experiencia mencionan una Crítica
Interna que parece estar igual, año tras año? ¿Todavía criticando, todavía diciendo
las mismas frases desagradables? Porque ha estado faltando algo, hasta ese
momento, en la cualidad de la atención que se le ha dado a la parte crítica.

¿Puedo confiar en mí mismo?


La experiencia de un crítico interno está profundamente enraizada en una falta
de confianza en el proceso de desarrollo natural que tiene dirección al crecimiento.
Si la gente tiene, como pensó Freud, un lado primitivo y esencialmente salvaje que
hay que mantener oculto, entonces un crítico / controlador interno es vital para
cualquier  persona  civilizada.  (Freud  llamó  a  estas  dos  partes  “Ello”  y  “Superyó”.)
Si los estados emocionales y las conductas no evolucionan de manera natural hacia
algo más positivo, entonces el cambio tiene que ser impuesto.
La tragedia del proceso de crítica interna es que una parte de nosotros ha
perdido la confianza en otra parte de  nosotros.  Como  dijo  una  joven,  “hay  una  parte  
de   mí   que   está   muy   enojada   conmigo,   con   mis   conductas,   con   mis   elecciones”.  
Dice,   “Estás   totalmente   fuera   de   control,   no   confío   en   ti   para   hacer   buenas  
elecciones”.
Y vemos una y otra vez, cuando nos asomamos con compasión dentro del
alma de una parte de nosotros que está criticando, que cree que nos está ayudando.
Tiene que ayudar a través de la crítica porque teme que la otra parte de nosotros, la
96 La Aceptación Radical de Todo

que está presionando o deteniendo, no tiene más esperanza de que cambie. Esto es
importante, y volveremos sobre este tema.

Identificar un proceso de crítica.


Podrías pensar que es fácil darse cuenta cuándo está ocurriendo un proceso de
crítica interna. Pero la mayoría de las veces estamos involucrados en este proceso
sin darnos cuenta de él como tal, porque estamos identificados con uno de los
caracteres internos del drama. Nos encontramos diciendo cosas como éstas:
“Esto  es  estúpido”.
“No  puedo  ser  tan  inútil”.
“Me  siento  inadecuado”.
“No  debería  estar  sintiendo  lo  que  siento”.
Un proceso de crítica interna está relacionado con cualquiera de las siguientes
actividades:
(1)  El  uso  de  lenguaje  peyorativo,  como  “estúpido”,  “inútil”,  “inadecuado”,  y  
etiquetas críticas similares son siempre un signo de un proceso de crítica. Ver más
sobre este punto en la siguiente sección.
(2)  El  uso  de  lenguaje  normativo  con  palabras  como  “debería”,  “tendría  que”,  
“tengo   que”,   “necesito”,   y   lo   mismo   en   negativo   – “no   debería”,   etc.   en   general  
indica un proceso de crítica.
(3) El intento de cambiar algo de ti mismo, o de una parte de ti, pueden ser
señal de un proceso de crítica interna, en especial si crees que el cambio tiene que
suceder para que seas adecuado. ¡No es extraño que el mundo de la autoayuda esté
lleno de críticas internas! Se necesita un salto grande de conciencia para
comprender que el crecimiento personal debe empezar con auto-aceptación, no con
auto-crítica.   (Para   un   abordaje   diferente   y   muy   refrescante,   ver   “I   know   I’m   in
There Somewhere”,  (Sé  que  estoy  ahí,  en  algún lugar) excelente libro, escrito por
Helene Brenner, basado en la idea de que la auto-aceptación es el camino del
cambio.)
Definición: Una parte interna crítica es toda parte de ti que cree que tú u otra
parte de ti tiene que cambiar para que seas adecuado.

La verdad de etiquetar
Como hemos visto, el proceso de crítica interna con frecuencia se muestra a
través del lenguaje peyorativo que usamos para etiquetar nuestra experiencia. Este
proceso es, en general, difícil de reconocer, y por lo tanto difícil de abordar.
Podemos estar tan identificados con la parte de nosotros que pone etiquetas a otra
parte de nosotros que cuando las usamos no reconocemos que éstas son como
armas  en  un  conflicto  bélico.  Se  sienten  como  “la  verdad”.  Pero  no  lo  son.
En una oportunidad yo era Compañera en una sesión de Focusing y la
Focalizadora   acompañaba   un   “algo”   interno   que   no   se   sentía   como   para   hablar.  
Ella   describía   ese   “algo”,   como   hacemos   en   Focusing,   diciendo,   “Es   pequeño   y  
duro,  como  un  bulto…  Quiere  que  me  quede  aquí, está agradecido porque le estoy
prestando   atención…   Quiere   que   me   quede   aquí,   pero   no   me   quiere   hablar…   Se  
siente  como  una  parte  egoísta,  dominadora…”    Oh!  ¿Has  visto  lo  que  pasó?  Desde  
Bondad Radical 97

una  descripción  simple  y  directa,  “es  pequeño  y  duro,  como  un  bulto”,  ha  sentido  
con   empatía   el   punto   de   vista   de   ese   algo   (“quiere   que   me   quede   aquí…”),   pero  
luego   empieza   el   lenguaje   peyorativo.   “Egoísta”   y   “dominadora”   no   son   simples  
descripciones. Son señales – mecanismos para lograr un cambio en algo que se está
resistiendo. Parten de un punto de vista – y no es el de la parte que se estaba
describiendo.
En   este   caso   yo   respondí:   “Estás   sintiendo   algo   en   ti   que   le   dice   a   la   parte  
pequeña   y   dura   “egoísta”   y   “dominadora”.   Podrías   querer   reconocer   a   esa parte
también”.  La  Focalizadora,  acostumbrada  a  volver  al  estado  de  Presencia,  dijo:  “Sí,  
esa parte de mí no puede entender cómo algo puede querer conciencia y no querer
hablar.  Realmente  sí  quiere  que  eso  hable”.
¡Qué   gran   diferencia!   Nos   movimos   de   “Es   una   parte   egoísta y
dominadora…”  a  “(algo  en  mí)  realmente  quiere  que  eso  hable”.
Y considera lo siguiente: cada vez que encuentres algo en un proceso interno,
en tu propio Focusing o en el de otra persona, y esa parte no quiere hablar, no
quiere salir, no quiere mostrarse a sí misma, las probabilidades son, 99 veces cada
100, que no se siente segura, y no se siente segura porque hay otra parte en el
Focalizador que está oculta, lista para criticarla.
De modo que cuando se usan etiquetas peyorativas en descripciones de
procesos internos, en general, son signos que indican que está presente otra parte,
que se esconde en la identificación, haciendo que el proceso se sienta inseguro y
además, no escuchado.

Presencia es el opuesto de criticar.


Un entorno de Presencia es lo que necesita el proceso de crítica interna para
empezar  a  transformarse.  Barbara  McGavin  y  yo  llamamos  “Presencia”  al  estado  o  
habilidad de estar con cualquier experiencia, con curiosidad interesada y sin
juicios.
Presencia es, de muchas maneras, el opuesto al proceso de crítica interna. En
Presencia somos capaces de acercarnos a cada cosa que sentimos, cada cosa que
nos sucede, con sensibilidad, con confianza en la dirección que subyace, que lleva
al crecimiento. En Presencia, no tratamos de cambiar lo que encontramos, sólo lo
escuchamos, para que pueda encontrar su propio cambio si lo necesita. (Ver la
introducción  a  “Facilitar  Presencia”  en  este  volumen.)
El proceso de crítica interna no es Presencia, pero necesita Presencia. Si
criticamos al crítico, estamos perpetuando el problema. Éste es un punto sutil y
muy importante, por esta razón lo voy a volver a decir: Si criticamos al crítico,
estamos perpetuando el problema. Censurar a esta parte de nosotros por ser como
es, significa convertirnos en su crítico – y eso pone en movimiento la misma
dinámica en otro nivel. Casi todos los enfoques que tratan al Crítico Interno son de
este tipo: marginan el aspecto crítico, lo reprenden por ser tan crítico, y por último
lo exilian.
Hay dos problemas con este tipo de enfoque. El primero es que no sirve. Si se
lo rechaza, el Crítico Interno siempre vuelve. Como luego comprendimos su origen
98 La Aceptación Radical de Todo

y propósito, veremos porqué, al ser rechazado tiene que volver, más fuerte que
nunca.
El segundo problema tiene que ver con la dinámica del exilio. Cuando
aspectos de nuestra experiencia interna son empujados fuera de la conciencia, en
realidad no desaparecen. Funcionan en forma implícita; es decir, sin estar en la
conciencia son muchísimo más poderosos, lo que hace que nuestra vida se sienta
aún más impredecible y fuera de control para la parte de nosotros que sí permanece
en la conciencia.
Un ejemplo: hace unos cuantos años mi buena amiga R. se me acercó muy
alterada. ¿Cómo podía haberle hecho eso? ¿Qué? le dije. No sabía de qué me
estaba hablando. Ella me lo recordó: en la conferencia, mientras guiaba a un grupo
en un ejercicio, yo le había dicho que lo hiciera de otra manera. Había sido
doloroso para ella; había escuchado crítica y enojo en mi voz. Yo sólo recordaba
que había tratado de  ser  “útil”.  Pero,  respetando  su  punto  de  vista,  hice  Focusing  e  
invité a venir a mi conciencia a algo en mí que podría haber tenido algún
sentimiento con respecto a R. En efecto, había algo en mí que tenía sentimientos
críticos hacia ella, desde hacía mucho tiempo en nuestra historia. Como no había
tenido conciencia de ellos, habían salido hacia fuera en público, y fue evidente para
ella y probablemente para algún otro, ¡pero no para mí!
Ya no quiero ser la última en saber lo que estoy sintiendo. Por eso hago
Focusing, y por eso hago Focusing poniendo énfasis en la Relación Interior –
porque invito a volver a los exiliados.
Tú  no  puedes  “sacarte  de  encima”  a  ninguno  de  tus  sentimientos,  y  no  importa  
cuánto, algo dentro de ti, lo quiere. Sólo los puedes mandar bajo tierra. En el exilio,
partes de nosotros se vuelven más salvajes, más oscuras, más solitarias, más
crueles. Cuando vuelven del exilio, o actúan desde el exilio, no se ven muy lindas.
(Ver  “La  historia  del  perro”,  en  este  volumen.  Es  una  ilustración metafórica de este
tema.)
Entonces, ¡no exiliemos el proceso de crítica interna! Rechazándolo hacemos
que sea más fácil que otras personas lo vean, y lo ponemos fuera de la esfera de la
Presencia, que es donde puede ocurrir su transformación.

Lenguaje de Presencia con un Proceso de Crítica Interna.


El   lenguaje   de   Presencia   comienza   con   las   palabras   “estoy   sintiendo…”   y  
continúa  con  “algo  en  mí  que…”  
Alguien   que   dice   “Esto   es   estúpido”   lo   puede   cambiar   por   “Estoy   sintiendo  
algo en mí que dice que esto es  estúpido”.
La mayor parte de la gente siente una gran diferencia entre esas dos frases.
(Podrías notar qué diferencia sientes tú). En general, la segunda trae sensación de
más espacio, más distancia sin perder conexión, una perspectiva más amplia. Me
recuerda que soy más que esto, hay más de mí además de esto. Hace posible ir
hacia la parte crítica, y hacia cualquier otra parte, con interés y curiosidad.
Focalizar en estos aspectos internos resulta posible.
Bondad Radical 99

El lenguaje de Presencia es como un recordatorio para ocupar el espacio que


da la Presencia, para recordar que somos más que esa lucha que está dentro de
nosotros.  Desde  ese  lugar  de  “más”  hay  posibilidad  de  cambio.

Lenguaje de Presencia y un Proceso de Crítica – un ejemplo


Sam tenía un bloqueo de acción. Estaba listo para seguir con su plan de
negocios pero de alguna manera nunca llegaba a hacer las llamadas telefónicas o a
terminar sus folletos. Cuando se sentó a hacer Focusing conmigo, invitó a la parte
de él que no quería seguir adelante.
“Es   como   una   tensión   en   mi   estómago…   Bueno,   en   realidad   se   siente   que  
aprieta,  comprimiendo  con  fuerza…  Y  hay  miedo…  Estoy  asustado  de  empezar”.
Para ayudar a Sam a encontrar Presencia, reflejé sus palabras usando lenguaje
de Presencia.
Ann: “Estás   sintiendo   algo en ti que aprieta, comprimiendo con fuerza,
asustado  de  empezar”.
Sam:  “Sí,  es  una  parte  de  mí  que  está  asustada  de  empezar.  Dice  que  el  mundo  
es un lugar que asusta. Se siente como cuando yo era un niño pequeño, cuando me
di cuenta de lo duro que podía ser  el  mundo”.
Nota que Sam tomó la invitación del lenguaje de Presencia; luego que reflejé,
“Estás  sintiendo  algo  en  ti…  asustado  de  empezar”,  él  dijo,  “Sí,  es  una  parte  de  mí  
que   está   asustada   de   empezar”.   Esta   perspectiva   le   permitió   sentir   más   profundo
dentro de esa parte de él, y se dio cuenta de que se sentía como cuando era un niño
pequeño.
Ann:   “Estás   sintiendo   que   se   siente   como   cuando   eras   un   niño   pequeño,  
herido  por  primera  vez”.
Sam:  “A  veces  soy  tan  duro  conmigo”.  
No estaba segura cómo se conectaba esto último con lo que Sam estaba
diciendo. Pero Focusing es así a veces; lo que viene después está conectado pero
no siempre en una secuencia lógica.
Lo  que  yo  sí  sabía  era  que  teníamos  que  trabajar  su  frase  “a  veces  soy  tan  duro  
conmigo”  – estaba identificado con los dos lados de una lucha interna, y yo quería
invitarlo a estar en Presencia con los dos.
Ann:  “Estás  sintiendo  algo  en  ti  que  es  duro  con  algo  más  dentro  de  ti”.
Sam:  “Es  como  si  yo  tuviera  una  voz  que  dice,  “Tienes  que  hacerlo.  No  tienes
otra  opción”.  Pero  empezar  se  siente  como  pararse  frente  a  un  enorme  abismo”.
Nuevamente, Sam tomó mi invitación y ahora está describiendo a estos dos
combatientes en dos frases diferentes, y siente que cada uno de ellos está más
separado de él. En lo que digo después, mi intensión es apoyar esa separación (y
conexión).
Ann:   “Estás   sintiendo   algo   dentro   de   ti   que   siente   que   comenzar   es   como  
pararse  frente  a  un  enorme  abismo.  Y  estás  sintiendo  algo  en  ti  que  dice,  “Tienes  
que  hacerlo”.  Y  están  los  dos  ahí. (Ver  en  “Permanecer”  en  este  volumen  sobre  este  
tipo de invitación y sus razones).
En el resto de su sesión Sam escuchó con compasión a cada uno de estos
lados.  Lo  que  al  principio  se  comportó  como  un  proceso  de  crítica  (“A  veces  soy  
100 La Aceptación Radical de Todo

tan  duro  conmigo”)  pasó a ser una parte de él ansiosa por tener éxito. Y la parte de
él que estaba tan asustada necesitaba que le hiciera compañía, la misma que le
haríamos a un niño asustado. Cuando esa parte se sintió escuchada desde la
Presencia, y no se la presionó ni criticó, comenzó a aflojarse. Y cuando la parte
impaciente sintió que sus preocupaciones eran escuchadas, también empezó a
relajarse.
Nada de esto pudo haber pasado sin Presencia.

Sentir cómo se siente en el cuerpo.


Sabemos que Focusing es un proceso orientado al cuerpo. Pero qué significa
eso  en  la  práctica  está  abierto  a  la  interpretación.  (Ver  “¿Cuerpo?  ¿Qué  cuerpo?  en  
este volumen). En la sesión que acabamos de relatar, Sam sentía una tensión en su
estómago   que   apretaba,   comprimiendo   con   fuerza…   Claramente una sensación
corporal. Pero ésta no era la parte crítica. En él, la parte crítica apareció como una
voz.  (“Es  como  si  yo  tuviera  una  voz  que  dice,  “Tienes  que  hacerlo.  No  tienes  otra  
opción”).
Quizás es una de las razones de por qué se creía que una parte que critica no
se   puede   focalizar,   sentir…   porque   muchas   veces   no   aparece   localizada   en   el  
cuerpo de manera clara, como otras partes de nosotros, las que esa parte crítica
trata   de   controlar   o   cambiar.   (“Tengo   esta   roca   fría   en   mi   estómago…   Y   estoy  
tratando  de  que  se  afloje  un  poco…  No  debería  estar  sintiéndome  así…”)
A veces la parte que critica se siente en el cuerpo. Cuando es así, se puede
sentir como una contracción, angostamiento o atadura de algún tipo.
“Siento  mucho  enojo,  lo  puedo  sentir  como  calor y energía que se desparrama
por mis hombros y brazos. Y también estoy sintiendo esta banda que atraviesa mi
pecho. Se siente fría, densa. Le está diciendo al enojo, vete. No puedes estar aquí.
No  es  sano”.
Para estar con partes que critican, como proponemos en Focusing, es
necesario que estemos abiertos a cualquier modalidad que éstas pudieran usar para
comunicar su presencia. Voces (auditivos) e imágenes (visuales) son tan probables,
o quizás más probables, que las sensaciones corporales (cenestésicos). Como
siempre, si experienciamos estas partes de nosotros como voces o imágenes, es
necesario que sigamos estando conscientes de la parte media del cuerpo, para que
estas experiencias permanezcan conectadas a la conciencia del momento.

Una parte que critica realmente tiene miedo


Cuando empecé a invitar a mis clientes de Focusing a que ofrezcan compasión
a sus partes críticas internas, me encontré con cierta resistencia interesante. No
querían ser compasivas, porque les parecía que esta parte de ellos era
“desconsiderada”,   “cruel”   o   estaba   “enojada”.   “Quiere   lastimarme”,   decían.  
“¿Cómo   puedo   ser   compasivo   con   eso?”.   A   partir   de   mi   experiencia   en  
Comunicación no-violenta, de Marshall Rosenberg, yo sabía que un ser humano se
podría comportar de esa manera si necesitaba satisfacer necesidades legítimas.
(Marshall diría  que  de  ese  modo  era  “trágicamente  poco  probable  que  lo  lograran”)  
Me preguntaba cómo entender el proceder de esta parte crítica de una manera que
Bondad Radical 101

despierte la comprensión compasiva del Focalizador. ¿Podríamos entender lo que


le estaba pasando si lo mirábamos desde su punto de vista? Y siempre llegaba a lo
mismo: el temible crítico tenía miedo. Atacaba con tanta violencia porque así de
violento era el miedo que sentía, a que algo salga mal, a que algo no se solucione, a
que otras personas critiquen, etc.
Comencé a preguntarme: ¿Y si todas las partes que critican de verdad tienen
miedo?
En general no se sienten, no parecen o no suenan asustadas. Parecen enojadas,
o autoritarias, muy seguras de sí mismas, seguras de que uno está equivocado y que
ellas tienen la razón. Pero, ¿qué pasa si en cuanto más seguras y autoritarias
parecen, más asustadas están, en realidad, en profundidad?
Recordé una vez cuando tenía algo más de 20 años, vivía en Chicago, y mi
compañera de cuarto y yo estábamos pintando nuestro apartamento. Había una
escalera desvencijada en la entrada, y el gato de Leone, Frostbite, decidió saltar
sobre el estante en donde estaba la pintura. Escalera, gato y todo cayó al suelo de
manera estrepitosa y se escuchó un aullido aterrador. Nos acercamos corriendo. El
pobre Frostbite quedó atrapado por la cola, bajo la escalera. Me acerqué para
liberarlo, y en lugar de estar agradecido, me atacó. ¡Ay! ¡Qué gratitud! Pero lo
perdoné de inmediato. Por supuesto que me atacó; estaba atrapado, aterrorizado,
espantado y desesperado. Todo lo que yo tenía que hacer era ver su desesperación
en lugar de su ataque, y mi compasión se abrió de inmediato, a pesar de las marcas
de sus uñas en mi mano.
Lo mismo sucedía en el proceso de crítica interna. Si quería ayudar al
Focalizador a tener compasión hacia una parte de él que criticaba, lo que tenía que
hacer era invitarlo a considerar que la parte crítica podría tener miedo. Esto
siempre funcionó. De hecho, funcionó de modo tan preciso que a través del tiempo
me he preguntado si no habría alguna ley universal en marcha. Por último, Barbara
McGavin me mostró que una parte de nosotros que está criticando necesita
controlar, y que el miedo y la necesidad de controlar son dos caras de la misma
moneda.
La parte que critica muchas veces no quiere admitir que tiene miedo. Estaría
mostrando su vulnerabilidad, y no quiere hacer eso. Pero hay una gran cantidad de
sinónimos para el miedo: desde pánico y terror, de un lado de la escala, a angustia
y preocupación, del otro. Una parte que está controlando / criticando muchas veces
está dispuesto a admitir que está angustiado o preocupado. Y decir que está
preocupado, es bien diferente de estar atacando.

El temible proceso de crítica – Un ejemplo


Este es un extracto de una sesión de una mujer con una enfermedad crónica.
Ella era muy honesta consigo misma con respecto a lo que la enfermedad le estaba
diciendo – y eso le despertó un proceso de crítica. Después de conectarse con lo
que   el   cuerpo   sentía   sobre   sus   síntomas,   y   usando   lenguaje   de   Presencia   (“Estoy  
sintiendo…   algo   en   mí…”)   para   acordarse   de   estar con en lugar de estar en los
sentimientos, dijo:
102 La Aceptación Radical de Todo

“Estoy  sintiendo  que  esta  parte  de  mí  no  está  segura  si  quiere  que  yo  esté  bien.  
Siente temor a que si mejoro olvide lo que aprendí en todo este tiempo. Otra parte
dice que no debo sentir de esa manera, que está mal. Mis síntomas me están
diciendo,  “Si   nos   vamos,   vas   a   volver   a   estar  inconsciente”.   Algo   ahí   piensa   que  
tengo que estar enferma para tener una vida sana. Y algo en mí está asustado
cuando  escucha  eso”.
Nota que en esas seis frases, ella está escuchando a dos partes de sí misma. He
puesto  en  itálicas  las  frases  que  expresan  lo  que  la  “parte  crítica”  está  diciendo  y  
sintiendo.  Comienza  diciendo  que  la  otra  parte  de  ella  “no  debería  estar  sintiendo  
de   ese   modo”.   La   voz   crítica   es   así:   juzgadora,   usa   palabras   como   “deberías”   y  
“tienes   que”.   Pero   unas   pocas   frases   más   adelante,   toma   conciencia   de   que   esta  
parte de ella está asustada.
Podemos empatizar con esta parte asustada. ¡Por supuesto! Puede asustar
darse cuenta de que hay una parte que quiere los síntomas dolorosos que uno está
sintiendo. No es extraño que esta parte asustada se sienta ansiosa y trate de detener
esas experiencias de la única manera que conoce: a través del juicio y de la culpa.
Aunque nosotros (desde la Presencia) somos conscientes de que escuchar con
exactitud lo que hay dentro es la manera más rápida que permite su transformación
– y no hay que tener miedo de escuchar qué es, porque eso ya es eso – muchas
veces hay una parte, como en este caso, que tiene miedo de escuchar, y que no
quiere que eso sea verdad. Una parte de nosotros que está tratando de suprimir a
otra parte muchas veces se comporta de manera crítica. Pero su sentimiento es
preocupación, miedo. Y esto es importante: hacer la distinción entre las acciones
que una parte de nosotros está tomando o instando a tomar a otra parte de nosotros,
y los sentimientos que están detrás de su conducta. Si quedamos atrapados en la
conducta o las acciones, estamos atrapados en una lucha. Pero si podemos sentir
más allá de las acciones, a los sentimientos que manejan esas acciones, estamos
mucho más cerca del potencial de transformación.

Empatizar con el miedo


Una   vez   que   somos   conscientes   del   miedo   (inquietud,   preocupación…)   de  
esta parte de nosotros, le ofrecemos empatía, con compasión, para sentir de qué
tiene  miedo.  La  empatía  la  podemos  expresar  con  la  ayuda  de  frases  como  “no  es  
extraño”   y   “por   supuesto”.   Esta   manera   de   hablar   lleva   y   transmite   la   actitud   de  
comprender cómo se siente eso desde su punto de vista.
Un hombre que comenzaba a enseñar meditación Focalizaba en un área difícil
de   su   vida.   De   repente   dijo:   “Esta   parte   de   mí   dice:   no   tienes   aptitudes   para   ser  
maestro   de   meditación,   ¡porque   eres   tan   complicado!”   Ya   habíamos   trabajado  
muchas veces en su proceso de crítica interna, por eso le dije: ¡Huy, algo le debe
estar asustando! Él sintió dentro de eso teniendo en cuenta la posibilidad de que
podría   estar   asustado   y   dijo:   “¡Oh…  tiene  la   creencia   de   que   si   enseño   me   tengo  
que  presentar  como  alguien  que  no  tiene  problemas!”.
Le sugerí que le diga,  con  empatía,  “No  es  extraño  que  te  sientas  asustado  o  
inquieto,  si  crees  que  para  enseñar  no  tengo  que  tener  ningún  problema.”
Bondad Radical 103

Observé  que  su  cuerpo  se  relajaba  aun  antes  de  que  él  dijera:  “Estoy  sintiendo  
un gran alivio en todo mi estómago y abdomen. Se  acaba  de  ir  esa  fuerte  tensión”.
La  frase  que  empieza  con  “no  es  extraño”  es  cálida  y  empática,  y  no  ratifica  
de ninguna manera la creencia limitante que contiene esa parte. Reconoce los
sentimientos   (“asustado   o   inquieto”)   y   su   conexión   con   la   creencia   (“si   crees  
que…)   sin   validar   la   creencia   en   sí   misma.   Esto   suele   traer   un   aflojamiento,   una  
liberación, alrededor de la creencia, que muchas veces se siente como un alivio
físico.

Lo que No-Quiere
Hay algo que esta parte de nosotros – la que en este momento está criticando
– no está queriendo. Y, paradójicamentee, muchas veces lo que no quiere es
exactamente  lo  que  está  prediciendo.  Dice,  “Serás  un  fracaso”  o  “Eres  un  fracaso”,  
y que fracases resulta ser precisamente lo que no quiere para ti.
Esto puede parecer poco lógico, pero en realidad es un proceso humano muy
natural. Imagina que un niño pequeño quiere salir al jardín un día de mucho frío y
el  padre  le  grita,  “¡Te  vas  a  morir  de  frío!”.  ¿Por  qué  un  padre  le  diría  a  su  hijo  que  
podría morir? Es evidente que el padre quiere algo del niño, quizás, que se ponga
ropa de abrigo. Entonces ese enunciado no es una predicción de muerte. Es un
pedido que se expresa unido a un fuerte sentimiento: ¡Por favor abrígate, estoy muy
preocupado  por  ti!”.  Desde  esta  perspectiva,  entendemos  que  “¡Te  vas  a  morir  de  
frío!”  es  una  expresión  de  lo  que  no quiere.
Es posible que cada vez que nuestras partes críticas internas predicen nuestro
fracaso, o nuestra perdición, en realidad están hablando de lo que ellas no quieren.
¡Qué idea!
Invitar a que una parte crítica exprese lo que no quiere puede ser un proceso
de transformación muy profundo. De hecho, Barbara McGavin y yo hemos
descubierto que si la invitamos a que nos haga saber qué es lo que no quiere que
nos suceda a nosotros,  el  proceso  se  facilita.  Suena  así:  “La  estoy  invitando  a  que  
me  haga  saber  qué  es  lo  que  no  quiere  que  me  suceda”.  Si  la  expresamos  de  este  
modo, esta invitación valida el carácter protector de esta parte de nosotros, y por lo
tanto, es probable que sea bien recibida.
Si te conectas primero con el miedo-como-emoción de la parte crítica (miedo,
inquietud,   preocupación…),   es   probable   que   comience   a   hacerte   saber   qué   es   lo  
que no quiere que te suceda. Sin esa conexión emocional, este paso puede resultar
muy difícil, a veces imposible. Sentir su (miedo-como) emoción es un paso clave;
luego viene sentir lo que eso no-quiere.

Lo que No-Quiere: un ejemplo


Thea  estaba  Focalizando  en  un  aspecto  de  sí  misma  que  llamaba  “resistente”.  
Tenía un tono duro, y cuando se conectó,  lo  escuchó  decir,  “Nunca  llegas  a  ningún  
lado.   Deja   todo”.   No   parecía   asustado,   y   al   principio   a   ella   le   resultó   difícil  
imaginar que podría tener miedo, pero asumiendo que una parte que critica debe
tener miedo decidió probar y ver qué pasaba.
104 La Aceptación Radical de Todo

Sintió en su cuerpo, y vio una figura oscura escondida que la miraba furiosa.
“Me   estoy   preguntando   si   podrías   estar   inquieta   o   preocupada,”   le   ofreció.   Hubo  
una ligera sensación de asentimiento, no mucho, un poco. Empatizando con lo que
le podría estar pasando  ella  invitó,  “Me  estoy  preguntando  qué  es  lo  que  podrías  no  
querer   que   me   suceda”.   Imágenes   y   palabras   comenzaron   a   fluir:   abusada,
castigada, deshonrada…   “Castigada”   se   sintió   como   el   núcleo   de   todo.   Le   hizo  
saber  que  la  escuchó.  “Realmente  escucho  que  no  quieres  que  yo  sea  castigada”.
Hubo  una  leve  sensación  de  liberación…  y  entonces  ella  le  ofreció  empatía.  
“No  es  extraño  que  te  estés  sintiendo  angustiada”,  le  dijo,  “si  lo  que  no  quieres  es  
que  yo  sea  castigada”.  Hubo  un  alivio  en  la  sensación  de  este lugar interno, como
relajado. Thea se quedó con eso y sintió qué más había.

Lo que Sí-Quiere
Justo debajo de lo que No-Quiere está lo que Quiere, que es lo que esta parte
quiere que tú sientas o experiencies. La buena noticia sobre partes que critican es
que lo que Quiere, en general, está bastante accesible una vez que hemos
escuchado lo que No-Quiere.  (Hablaremos  de  la  excepción,  en  la  sección  “Crítica  
Interna   Severa”).   Y   en   el   momento   en   que   una   parte   se   dispone   a   decir   al  
Focalizador qué quiere, es muy poco probable que continúe siendo crítica. Muchas
veces se siente como un protector preocupado. Ésta es otra razón para dejar ir el
término   “Crítico”   y   nombrar   a   esta   parte   según   la   manera   en   que   se   comporta,  
cambiando su descripción a medida que cambia su conducta.
Sigamos con el ejemplo de Thea, recién narrado, en lo que sí-Quiere. Al
permanecer en contacto con la parte de ella que estaba criticando, sintiendo que no
quería que fuera castigada. Ella reconoce eso y enseguida siente alivio. Se toma un
tiempo y se da cuenta de que esa parte está dispuesta a sentir lo que Quiere. La
imagen de ser castigada está aún con ella, es lo que no quiere, y ahora, sobre esa
imagen  viene  otra,  de  ser…  “abrazada  con  orgullo”  son  las  palabras.  “Quiere  que  
yo sea abrazada  con  orgullo”,  dice  Thea.
La compañera de Focusing que acompaña a Thea la invita a sentir lo que esa
parte está queriendo que ella sienta al ser abrazada con orgullo. Estar en contacto
con el Sentimiento Querido es / trae un nivel más profundo de conciencia que es
muy transformador. Thea invita a una sensación en su cuerpo de lo que esa parte
quiere que ella sienta al ser abrazada con orgullo. Hay una sensación corporal de
calor…   protección…   conexión…   Esto   es   muy   grato  de   sentir,   y  Thea   permanece  
con eso durante un tiempo.
Sí,  ésta  es  la  misma  parte  que  Thea  encontró  diciendo,  “Nunca  llegas  a  ningún  
lado.  Deja  todo”.  Igual  que  un  padre  que  dice,  “Te  vas  a  morir  de  frío”,  en  lugar  de  
decir,”Me   preocupas,   quiero   que   estés   bien.”   La   misma   parte   de   nosotros   que
parece que nos ataca en realidad nos quiere proteger y apoyar. Pero es necesario un
proceso que permita que se muestre el lado protector.

Revisión del proceso hasta aquí.


(1) Darse cuenta de que está sucediendo un proceso de crítica interna.
Bondad Radical 105

(2) Estar en Presencia con todos los aspectos de la experiencia, incluyendo el


proceso de crítica interna.
(3) Notar cómo se siente en el cuerpo el proceso de crítica interna, o cómo se
presenta, como sensación, voz o imagen.
(4) Sentir si podría estar asustado o tener alguna forma de miedo como
inquietud o preocupación.
(5) Invitarlo a que me haga saber qué no quiere que me suceda.
(6) Invitarlo a que me haga saber qué quiere que yo experiencie o sienta.

El crítico y el criticado
En los ejemplos que siguen, te invito   a   preguntarte   quién   es   ese   “yo”   con  
quien el que habla se ha identificado. ¿Es Presencia? ¿Es la parte que critica? Y si
no es ninguna de las dos, ¿quién es?
“Me  siento  mal  porque  estoy  estropeando  mi  vida”.
“Mi  crítico  interno  es  enorme,  y  yo  soy  tan  pequeño”.
“Una  voz  crítica  me  dice  que  soy  “estúpido”  y  siento  que  es  verdad”.
“Una  voz  crítica  me  está  llamando  “estúpido”  y  le  estoy  diciendo  que  se  calle  
la  boca  y  se  vaya  de  aquí”.
“Me  siento  avergonzado”.
En todo lo que hemos hablado sobre una parte que critica, hemos ignorado a
otro protagonista clave del drama – la parte de nosotros que está siendo criticada.
Si yo me identifico con la Presencia, el estado que me permite estar con cada cosa
que surge, entonces queda claro que no es a mí a quien se está criticando. El
personaje de Robert De Niro en la película Taxi Driver dice,  “¿Me  estás  hablando  a  
mí? ¿Me estás hablando a MÍ?”   ¿A   quién   le   está   hablando   la   parte   que   critica?  
¿Quién está criticando? ¿Yo?
Cuando estoy en Presencia, no me siento criticado.
Entonces, si hay una experiencia de estar sintiéndome criticado por una parte
crítica de mí, debe ser otra parte de mí que también necesita ser reconocida. Es la
que recibe la crítica y tiene sentimientos al respecto: enojo, rebeldía, culpa,
confusión, vergüenza.
Podemos estar identificados con   la   parte   que   critica,   como   en   “Esto   es  
estúpido”,  o  podemos  estar  identificados  con  la  parte  criticada,  como  en  “Me  siento  
un  inútil”.  Podemos  estar  identificados  con  la  parte  criticada  y  además  tener  cierta  
conciencia de lo que está sucediendo, como en   “Una   parte   crítica   apareció   y   me  
está  diciendo  que  nunca  voy  a  llegar  a  ningún  lado  con  esto”.  Es  poco  probable  que  
estemos en Presencia en este proceso de crítica. Si estuviéramos en Presencia,
diríamos algo así:
“Estoy   sintiendo   algo   en   mí   que   está   criticando a esta otra parte de mí, y
también  estoy  sintiendo  a  la  parte  de  mí  que  se  siente  criticada”.
Estar en Presencia es el primer paso y el más esencial para salir del punto
muerto  entre  el  crítico  y  el  criticado.  Para  encontrar  Presencia  cuando  “tú”  estás en
medio del ataque del crítico, tienes que recordar que tú no eres el objetivo, tú no
eres el criticado. Algo en ti está siendo criticado por algo en ti.
106 La Aceptación Radical de Todo

La parte que se está sintiendo criticada se puede llamar la parte reactiva.


Barbara McGavin y yo hemos identificado tres estilos o modos en que esta parte
que reacciona toma cada tanto.
(1) Desmoronarse.  Ésta  es  una  actitud  que  dice,  “Tienes  razón,  soy  un  inútil,  
y  eso  me  hace  sentir  muy  mal”.  Puede  ser  una  parte  difícil  de  detectar,  si  estamos  
identificados con ella. Se podría sentir que es verdad, sencillamente la verdad. Se
puede sentir que una sensación de vacío con náuseas en el estómago (o alguna otra
sensación corporal desagradable) es lo que yo merezco. Barbara McGavin y yo
solíamos llamar a esta   parte   la   “Víctima   del   Crítico”,   luego   decidimos   que   la  
palabra   “víctima”   era   una   etiqueta   demasiado   peyorativa.   Pero   algunas   veces  
“víctima”  es  exactamente  cómo  se  siente  esta  parte,  incluso  para  sí  misma.
La experiencia sentida de vergüenza es el territorio de esta parte que reacciona
desmoronándose. Si algo en mí siente vergüenza, con toda seguridad hay otra parte
de mí que le hace sentir esta vergüenza. Lo mismo ocurre con la culpa y la
incomodidad.   “Siento   culpa”   se   puede   convertir,   en   el   lenguaje   de la Presencia,
“Algo  en  mí  se  está  sintiendo  culpable,  y  algo  en  mí  está  diciendo  que  debo  sentir  
esta   culpa”.   Luego   sentiremos   dentro   y   escucharemos   lo   que   no-quiere y quiere
cada una.
(2) Rebelarse. Esta  parte  que  reacciona  dice,  “¡NO  soy  así!”  o  “¡No será así,
y no me puedes obligar! Muchas veces tiene una cualidad de adolescente testarudo.
De hecho, la relación de la parte que reacciona ante la parte que critica es muchas
veces como la relación de un adolescente con su padre, con toda la comicidad y el
drama que supone.
La parte que critica controla, presiona, dirige (por supuesto, como hemos
visto, tiene sus buenas razones). La parte que reacciona es algo en nosotros que no
quiere que lo controlen, presionen, o dirijan. (¿Y a quién le gustaría?) Cuando están
una  frente  a  la  otra  saltan  chispas…  y  el  cuerpo  es  el  campo  de  batalla.
(3) Escaparse. Cuando siente el ataque, algo en nosotros puede responder
corriendo, escapándose. La experiencia es como quedar en blanco, olvidar, estar
confundido, ir a dormir, etc. Desde la conducta, esta parte que reacciona
escapándose  puede  ser  la  que  se  deja  dominar  por  lo  que  llamamos  “escapes”:  ver  
televisión, jugar en la computadora, comer demasiadas galletitas, etc.

Una señal de que puedes estar identificado con la Parte Reactiva es si te resulta
difícil sentir el miedo, la preocupación o la angustia en la Parte Crítica. Si te resulta
difícil imaginar o sentir que esta parte de ti que critica está enojada, es dura o
malvada; si parece muy grande en relación a ti; si es difícil empatizar con ella – son
signos seguros de que estás identificado con el destinatario de esa crítica. Sientes
que te critica a ti. Esto significa que no estás en Presencia – lo cual es una buena
noticia, porque una vez que estás en Presencia otra vez, ¡las cosas se van a sentir
mucho mejor!
Para el Focalizador estar en Presencia es tener la posibilidad de estar con
ambas partes, la parte que está criticando y la parte que reacciona a esa crítica.
Cada lado tendrá una cualidad emocional, un no querer y un querer, que es
Bondad Radical 107

necesario que sintamos en el cuerpo, que lo reconozcamos y lo escuchemos


respetando sus tiempos. Por este camino está la sanación.

Crítica Interna Severa


Algunas experiencias de crítica interna son difíciles de comprender a través de
la analogía generosa de unos padres preocupados que expresan lo que no quieren
para   un   hijo   querido.   “Me   odia”.   “Quiere   que   me   muera”.   “Es   tan   cruel   que  
quisiera   romperme   en   pedazos”.   Sin   duda   en   estas   afirmaciones es necesario
facilitar la desidentificación   del   “me”.   Aun   así,   ¿cómo   es   posible   comprender   la  
fuerza de este aparente odio interno?
En nuestro trabajo llamado Mapas del Tesoro del Alma, Barbara McGavin y
yo hemos visto que la naturaleza del trauma puede llevar con facilidad a este tipo
de proceso de crítica severa. Dicho simplemente, cuando sucesos que traen mucho
temor o dolor abrumador ocurren en un momento cuando no hay recursos para
resolverlos, ni de adentro ni de afuera, el proceso emocional se congela – no se
procesa – y se encapsula en una parte que luego se exilia de la conciencia. Varias
otras  partes  se  encargan  de  mantener  ese  “material”  emocional  peligroso  fuera  de  la  
conciencia.
Entonces, los procesos de crítica interna tienen dos formas básicas, o dos
extremos de una misma escala, que depende del grado de severidad del trauma, o
de cuánto miedo hay en el sistema de lo que puede ser contactado o sentido. En el
extremo más leve, el menos severo, tenemos un proceso de crítica interna que se
siente como protector más fácilmente, que revela sin demasiado alboroto qué está
queriendo para nosotros. En el otro extremo de la escala, tenemos una parte que
critica de manera más dura, movida por la fuerza de un profundo miedo a lo que se
podría sentir si no hiciera su trabajo. En este caso, lo que no-quiere es más
complejo: tenemos lo que no-quiere la parte que critica, no quiere que algo se
sienta, y tenemos el sentimiento-no-querido, no quiere sentir el sentimiento que
trae. Por último es necesario contactarlas en el cuerpo de una manera sentida, pero
apurar este proceso es contraproducente porque puede ocurrir una
retraumatización. Ir despacio, respetar cualquier señal interior de las partes que
necesitan detenerse y volver al proceso en otro momento.

Crítica interna severa – Un ejemplo


George dijo que toda la semana había estado sintiendo una voz interna muy
dura  que  le  decía,  “¡Eres  un  bruto  irremediable!  ¡Nada  puedes  hacer  bien!  ¿No  lo  
sabes  hacer  mejor?  ¡Eres  poca  cosa!”
Una promoción de ventas no estaba dando resultado y por lo tanto había
decidido cambiar la situación. Redactó un mail con mucho cuidado para enviar a
una lista selecta de personas y estuvo orgulloso de sí mismo por haber actuado.
Pero no hubo respuestas al mail. En cuanto se dio cuenta, empezó el ataque interno.
Cuando George llevó su conciencia hacia dentro y reconoció a ese atacante
interno,  lo  sintió  como  una  “criatura  con  forma  de  dragón”  con  alas  grandes,  y  su  
emoción   era   enojo.   “¡Está   furioso   conmigo!”   Lo   invité   a   sentir   qué   podría   estar  
poniéndolo   tan   furioso.   “Está   furioso porque me atreví a pensar que puedo ser
108 La Aceptación Radical de Todo

fuerte.  No  quiere  que  sea  fuerte.”  Sin  embargo,  no  fue  el  accionar  de  George  lo  que  
enfureció   al   dragón,   sino   el   hecho   de   que   su   acción   no   logró   lo   esperado.   “El  
problema no estuvo al escribir los mails y mandarlos. Fue después, cuando no
funcionó,  que  empecé  a  escuchar  que  decía  qué  imbécil  era.”
Fue insoportable para alguna parte de George que llevara a cabo acciones
fuertes  y  fueron  rechazadas.  “Es  como  si  escuchara  que  murmuran,  quien  se  cree  
que es, para pensar que personas importantes como nosotros responderíamos a este
mail  tonto  y  sin  importancia”.  Mientras  estaba  sentado  con  la  sensación  de  todo  eso  
en su cuerpo, vino un recuerdo de sus días de colegio: Le había escrito en su
agenda a una chica muy popular, que le gustaba. Más tarde ella se le había
acercado   y   lo   había   insultado   con   crueldad   frente   a   sus   amigos.   “Ellos   la   habrán  
embromado  por  lo  que  le  escribí”  dice  ahora.  En  ese  momento,  fue  devastador.
George se sienta ahora con la sensación corporal que le trae el recuerdo de ese
rechazo devastador. Ese recuerdo se encuentra con otros, otros tiempos, otros
rechazos. Permanece con la sensación corporal mientras los recuerdos vienen,
logrando   cierto   permiso   interior   para   sentirlo   tanto   como   quiera.   “Es   como un
puñetazo  en  el  estómago”,  dice.  “No…  es  como  después  del  puñetazo.  Con  náuseas  
y  sin  aire  suficiente”.  Se  queda  con  esa  sensación,  reconociéndola.
“Esto  es  lo  que  ese  dragón  no  quería  que  yo  sintiera,”  dice  George.  Reconoce  
a ambos: a la sensación misma, así como está ahora, y a algo en él que no quiere
que  él  sienta  eso.  Poco  a  poco  crece  en  su  interior  una  sensación  de  calma.  “No  está  
tan  mal”,  dice.  “Tenía  miedo  de  que  fuera  peor”.    
“Sí”,  reflejé,  “algo  en  ti  tenía  miedo  de  que  fuera  peor”.

El gerente de Richard Schwartz y el controlador de Mapas del


Tesoro
Nuestro  concepto  del  proceso  crítico  es  muy  cercano  al  concepto  de  “gerente”  
del   excelente   trabajo   de   Richard   Schwartz   “Internal   Family   Systems   Therapy”  
(Terapia de Sistemas Internos Familiares). Un gerente es un tipo de parte que
“tiende   a   ser   excesivamente   protector…   y   está   interesado   en   controlar   el   entorno  
para  mantener  las  cosas  seguras”.  Las  partes  directivas  suelen  ser  perfeccionistas,  
buscar logros, señalar tareas con agudeza crítica, como centinelas, siempre
preocupados…  “Lo  que  hay  que  recordar  es  que  el  primer  propósito  de  todos  los  
gerentes   es   evitar…   que   los   sentimientos   y   pensamientos   temidos   se   desborden  
fuera de las paredes internas, para que el sistema se mantenga seguro y la persona
sea  capaz  de  funcionar  en  la  vida”.
En Mapas del Tesoro del Alma Barbara McGavin y yo llamamos
“controlador”   a   la   parte   crítica   descripta   en   este   artículo,   porque   critique   o   no,  
necesita  con  desesperación  un  control  interno.  Hay  mucho  más  en  “Internal Family
Systems Therapy”   y   Mapas   del   Tesoro   del   Alma   que   se   podría   agregar   a   este  
artículo, pero la diferencia principal está en el modo de trabajar con las partes:
Mapas del Tesoro del Alma, por ser un método basado en Focusing, usa el contacto
con la sensación sentida corporal como parte central del proceso de cambio; para
IFS la sensación corporal se usa como ancla, y el cambio viene de otras maneras.
Bondad Radical 109

Una mirada a las posibilidades


Era habitual que yo temblara cuando alguien en un taller protestaba o
mostraba desacuerdo. Como buena Nueve (del Eneagrama), amante de la paz,
quería evitar conflictos a toda costa. El enojo era la emoción más espantosa que
podía encontrar. Ahora voy al encuentro de los desacuerdos. Me estimula encontrar
a una persona real que está sintiendo enojo, y descubrir cuáles son sus necesidades.
He cambiado porque he focalizado en mis propias partes críticas.
Es posible imaginar un estado en donde no se nos critica, ni desde dentro ni
desde afuera. No estoy hablando de estar cerrados a información u opiniones.
Podemos estar abiertos a recibir información, aceptar una opinión y a hacer
cambios. Pero nada de eso nos hará sentir mal con nosotros mismos, con nuestra
esencia, con quienes somos de verdad.
Si no te puedes imaginar ese estado, no estás solo. Mucha gente que se siente
atormentada por críticas internas tiene dificultades para imaginar un momento en el
que están libres de ellas. No te preocupes; este nuevo mundo no es para pensar
cómo entrar; es el resultado de un proceso. Al hacer Focusing como está descripto
en este artículo, acercándonos con compasión a partes críticas internas cada vez
que aparecen, y cuando éstas están listas para invitar a una sensación que contenga
lo que no quieren y lo que sí quieren, te traerá cambio duradero y profundo.
110 La Aceptación Radical de Todo
Focusing en díadas

Nos vemos una vez por semana y nos decimos los


secretos más profundos, aunque no hay intercambio de
dinero.
Experienciamos cambio terapéutico profundo,
aunque ninguno de los dos tenemos título profesional.
Formamos parte de un movimiento revolucionario en
relaciones humanas, aunque todo lo que hacemos es
sentarnos uno frente a otro e intercambiar turnos para
Escuchar y Focalizar.
Ser parte en una díada de Focusing es un privilegio
y un regalo. En esta sección hay dos de los artículos que
he escrito sobre esta relación tan especial. Responden a
las preguntas de qué pautas y qué acuerdos son
necesarios para hacer de Focusing en díadas un lugar
seguro para el trabajo interno.
112 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Focusing seguro con (casi) cualquier compañero

En la comunidad de Focusing aconsejamos Focalizar en díadas. La gente aprende


Focusing no sólo para sí mismos, sino también para acompañar a otra persona
mientras hace Focusing. El Compañero usa principalmente el método de Escuchar
(ver  “El  Poder  de  Escuchar”  en  este  volumen)  para  reflejar  la  esencia  de  lo  que  el  
Focalizador dice. No da consejos ni guía; tampoco hace preguntas. Aunque – o
quizás  “por  lo  tanto”  – la presencia del Compañero es enormemente facilitadora.
Hace poco tiempo, en la lista de discusión de Focusing por correo electrónico,
alguien   preguntó,   “¿Por   qué   desaconsejan   hacer   Focusing   solo?”   Nunca   se   me  
había ocurrido que nuestro énfasis en hacer Focusing con un compañero se podría
interpretar como desalentar hacerlo con uno mismo. No es así. ¡Créanme, si
conociera un modo de enseñar a Focalizar solo, que sea fácil, lo estaría haciendo!
Es que he observado a través de los años, igual que muchos otros profesores, que
resulta difícil hacer Focusing con uno mismo, en especial al comenzar a aprender.
Hay excepciones. Hay quienes prefieren hacerlo solos, y lo logran con
facilidad. Según mi estimación informal estamos hablando del 5 – 10 % de la
gente. En lo personal estoy en la categoría del 90 – 95 %. Nunca hubiera aprendido
o continuado mi aprendizaje si no me hubiera acompañado otra persona. Por lo que
puedo recordar, mi primera experiencia satisfactoria haciendo Focusing sola, ¡vino
diez y ocho años después de haberlo aprendido! Y fue en una situación de crisis en
la cual tuve que Focalizar de manera urgente y no había ningún Compañero cerca
mío. Para mi sorpresa, funcionó. Y aun así prefiero hacer Focusing con alguien que
me acompañe.
Piensa en esto: alguien que acompaña facilita o hace posible varios procesos
que de otro modo tendríamos que hacer solos. Ofrece una cualidad de contención;
ofrece estructura para estar con el proceso; ofrece una cualidad de atención e
interés sin juicios. Es muy poderoso. Es verdad, podemos darnos todo eso a
nosotros mismos. ¡También podemos masajear nuestros propios hombros! ¿Cómo
lo pasas mejor?
Focusing seguro con (casi) cualquier compañero
Apareció en The Focusing Connection, Julio de 1992

Siempre parece un pequeño milagro: que me siente en una clase para principiantes,
con una persona nueva que me escucha por primera vez, y tener una sesión de
Focusing excepcional. ¡Y muchas veces en sólo diez minutos! ¿No es
sorprendente? Si tratara de convencer a alguien de que hago algunas de mis
mejores sesiones frente a un grupo casi desconocido, por un Acompañante novato,
en tan poco tiempo, me mandaría a algún lugar lejano para un largo descanso.
¡Pero es verdad!
Entonces, si yo explico cómo es el proceso que me hace sentir segura para
tener una gran sesión con un Acompañante nuevo, podría ayudarnos a entender
qué tenemos que hacer para sentirnos seguros para Focalizar con casi cualquier
compañero.
Primero, tenemos el acuerdo de que él sólo responde a lo que acaba de
Escuchar; sin guiar. Esto significa que yo guío mi proceso. Sé que tengo un espacio
abierto frente a mí, sin que nada interfiera. Puedo tomar el tiempo que necesito
hasta encontrar algo, sin tener que preocuparme de que me interrumpa. Mientras
estoy en silencio, el Acompañante estará en silencio.
Sé que el Acompañante me va a seguir por donde yo vaya, no intentará
interpretar, analizar, anticipar, asociar, ni se preocupará mucho en comprender. La
simplicidad de nuestra tarea en conjunto me trae una gran paz interna. Voy a estar
conmigo, y el Acompañante va a estar conmigo.
Segundo,  tenemos  el  acuerdo  de  que  es  mi  turno,  “el  Focalizador  es  el  jefe”.  
Esto me recuerda que no me corresponde a mí, como Focalizador, cuidar al
Acompañante. No tengo que ser interesante ni productivo para que él esté bien.
Puedo estar en silencio la totalidad del tiempo y eso estaría bien. O puedo hablar un
kilómetro por minuto (es poco probable, pero podría), y sería su tarea resolver la
manera de seguirme. Ese es nuestro trato.
Tercero, sé que mi tarea es comprobar con mi lugar interno lo que el
Acompañante dice, y hablar o ignorarlo si no es apropiado. De este modo es
realmente el lugar interno lo que guía el proceso y no dejará que ocurra nada que
no   sea   seguro   para   mí.   Algunas   veces   (muy   pocas)   tengo   que   decir,   “Por   favor  
quédate   más   cerca   de   lo   que   voy   diciendo”,   o   “Siento   que   estás   haciendo   una  
sugerencia  y  necesito  que  sólo  digas  lo  que  dije”.  Entonces  aun  si  él  olvida  nuestro
primer acuerdo, este último me mantiene segura.
Cuarto, hemos convenido una señal con mi mano para detener al
Acompañante sin tener que hablar, por si comenzara a responder mientras algo
importante está viniendo en mí. Parte de este acuerdo es que no tiene que ponerse a
la defensiva, porque una posibilidad natural de cualquier sesión, es que algo surja
Focusing seguro con (casi) cualquier compañero 115

en el interior del Focalizador y necesita que en este momento él esté en silencio, y


eso está bien.
Como resultado de estos acuerdos comienzo la sesión tomándome un
momento   para   estar   en   mi   interior   e   invitar   a   “algo”   que   quiere   darse   a   conocer.  
Cuando lo empiezo a sentir, en general es sutil y difícil de describir, por eso lo voy
nombrando de manera aproximada. Cuando el Acompañante vuelve a decir las
palabras que dije, las uso para llevar más atención a la sensación. Entonces vienen
palabras que se ajustan mejor, las escucho una vez más y las compruebo en mi
interior. Cada respuesta suya me va llevando más y más profundo dentro de mi
proceso.
Al finalizar, cuando comentamos la sesión, muchas veces tengo que decir, en
un sentido positivo, que apenas noté al Acompañante. Al seguir los acuerdos y ser
un espejo para mí, se convierte en transparente: bien presente como persona, pero
sin oscurecer la visión.
Existe una situación, que en general no ocurre con una persona nueva en una
clase. ¿Qué sucede si conozco a esta persona y siento algo hacia él / ella, positivo o
negativo, que podría interferir con la vivencia de espejo bueno y claro? En ese caso
es aconsejable transparentar la situación al empezar la sesión. Le preguntaría a mi
lugar interno cuánto de lo que estoy sintiendo quiero decir, y luego lo diría en voz
alta. El Acompañante reflejaría, y después podría notar si hay algo que necesita o
quiere decirme.
(Hay mucho más que se puede agregar sobre este territorio de espacio
interpersonal entre Focalizador y Acompañante, y espero que alguien lo haga, en
especial Barbara McGavin y Rob Foxcroft. Ellos me inspiraron para escribir este
artículo con sus conversaciones iluminadoras).
En la mayoría de los casos, esta aclaración interpersonal al principio de la
sesión lleva sólo unos minutos y luego le pregunto a mi lugar interno si se siente
seguro para continuar. Cuando dejo que ese lugar interno me guíe y mi
Acompañante también se guía por eso, es probable que la sesión se sienta segura y
productiva para todos.
116 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Los riesgos de Focusing en díadas

Hacer Focusing en díadas no siempre es tan fácil como suena en el artículo


anterior. ¡No nos liberamos mágicamente de nuestros temas interpersonales sólo
porque somos Focalizadores! Y algunas veces las mismas conductas que nos sirven
en otros contextos (como el de la amistad), son exactamente las que no queremos
en una relación de díada de Focusing.
Como mi misión es hacer de Focusing una práctica de conexión permanente
disponible para todos los que lo desean, siento tristeza cada vez que escucho que
alguien deja de hacer Focusing porque la relación con su compañero de práctica se
echó   a   perder.   “Dejé   de   sentirme   segura”   es   algo   que   escuché, no muchas veces,
pero más de las que me hubiera gustado. Y cuando indago con más profundidad,
resulta que a menudo esa pérdida de seguridad no viene de algo serio, sino de haber
sobrepasado el límite en expresiones que estarían muy bien en una conversación de
amistad – pero  se  sienten  “demasiado”  en  el  delicado  contexto  de  Focusing.
En consecuencia, decidí escribir otro artículo, y esta vez hice hincapié en los
“riesgos”   en   lugar   de   las   ventajas   de   hacer   Focusing   en   díadas.   He   utilizado  
lenguaje fuerte porque quería señalar la importancia de las reglas básicas. Podrías
pensar que algo tan mínimo como charlar sobre el contenido del proceso de tu
compañero de Focusing no puede lastimar a nadie. Piénsalo nuevamente.
¿Por qué es así? ¿Por qué no podemos decir lo que queremos? ¿Por qué
tenemos que ser tan cuidadosos?
El contexto de Focusing es especial porque nos damos uno al otro algo que no
recibimos en ningún otro lado: espacio con conexión. Me voy a sentar aquí y te voy
a prestar atención absoluta durante todo el tiempo que hemos acordado, y no voy a
mezclar mis cosas – mis opiniones, mis interpretaciones, mis necesidades. El
espacio es todo tuyo, y yo estoy aquí para cuidarlo.
En general, para mantener la atención de una persona tenemos que
entretenerla o complacerla o satisfacerla. Tenemos que pagar por la conexión
siendo  interesantes…  o  algo  así.  Pero  en  este  particular  acuerdo  de  turnos,  me  he  
comprometido a permanecer conectada contigo sin que tú tengas que hacer nada
para mantener mi atención, y a cambio, dentro de media hora, tú harás lo mismo
por mí.
La cualidad de esta atención, crea un entorno de enorme facilitación para dar
el mismo tipo de espacio y atención dentro de nosotros mismos. Cuando tú cuidas
mi espacio y me atiendes, le puedo ofrecer ese mismo espacio y atención a mi
interior. Esto es precioso. Vale la pena tomarse el trabajo. Vale la pena el esfuerzo
de cambiar nuestros hábitos de una charla de amistad, por esta hora por semana.
(Y  sí.  Cuando  escribí:  “Eres  una  persona  real,  sensible  a  sentirte emocionado,
conmovido,   agitado   o   inquieto   por   lo   que   el   Focalizador   está   trabajando”,   la  
referencia humorística al famoso pedido de un martini que hizo James Bond ¡fue
intencional!)
Los riesgos de Focusing en díadas
y algunas pautas de seguridad
Apareció en The Focusing Connection, Enero 2000

Suena   tan   fácil,   Focusing   en   díadas.   “Sólo   tienes   que   intercambiar   turnos   de  
Focalizar  y  Escuchar,  con  un  amigo  o  con  alguien  que  encuentres  en  un  taller”.  Se  
refiere a que hacer Focusing con un compañero es gratificante y satisfactorio, y que
es más fácil hacerlo con otra persona que solo. Bueno, todo esto es verdad.
Focusing en díadas puede ser muy gratificante y satisfactorio, y mucho, mucho más
fácil que hacerlo solo. Pero también tiene sus riesgos. Lo que se sintió fácil y
seguro cuando lo practicaste en un taller, o lo leíste en un libro, puede comenzar a
sentirse como una zona de riesgo. Es cuando las pautas de seguridad que te ha
enseñado tu profesora se vuelven muy importantes. No son sólo buenas ideas – en
realidad pueden salvar tu relación de Focusing, y hasta tu práctica.
1. Nunca, nunca, nunca menciones el contenido de la sesión, aunque ya
haya terminado, a menos que lo haga el Focalizador. Es realmente importante.
Muchas díadas de Focusing han naufragado por esta razón. Un comentario que en
apariencia es inocente y bien intencionado, puede comprometer la seguridad de la
relación entre ambas personas. ¡Y es muy tentador hacerlo! Tienes que estar muy
lúcido y consciente, porque es fácil que salga de tu boca algo que puede violar esta
regla. Tenemos mucha más práctica en lo social, en un ambiente no-Focusing que
en el de Focusing. ¿Qué tiene de malo? Respuesta: mucho.
Digamos que tu compañero está Focalizando en los sentimientos relacionados
a una discusión con su esposa. Durante la sesión sigues con cuidado las reglas y
sólo reflejas sus sentimientos y puntos de vista, sin agregar nada propio. Pero
cuando la sesión termina, cuando todavía están sentados, o compartiendo una taza
de   té   en  la   cocina,   o   parados   para   irse,   te   encuentras  diciendo,  “X  (la   esposa)   de  
verdad   es   una   persona   difícil”.   ¿Qué   sucede   entonces?   La   próxima   vez   que   tu  
compañero quiera focalizar en ese tema o en uno similar, ya hay un punto de vista,
una inclinación. Una parte de él piensa que te puede tener de su lado. Otra parte se
siente insegura, como si hubieras tomado partido en su contra. Te has mostrado
parcial, y la parcialidad crea un espacio inseguro.
Es aún peor si un comentario implica un juicio o una crítica hacia el
Focalizador,  como  en  “no  puedo  aguantar  esas  cosas  que  aguantas  de  X”.  Ahora  la  
preferencia incluye un juicio hacia el Focalizador y el espacio es menos seguro
para Focusing.
Lo peor de todo: algún consejo. Dar consejo no-pedido implica juicio y falta
de   confianza.   ¡Piensa   en   esto!   Cuando   dices,   “Por   qué   no   tratas…”   o   “¿Has  
pensado  en…?”  o  “Lo  que  haría  si  fuera  tú  es…”,  en  realidad  estás  diciendo  que  no  
Los riesgos de Focusing en díadas 119

crees que pueda resolver la situación sabiamente sin tu intervención. ¿Es eso lo que
crees? Puedes querer Focalizar en eso – ¡con otro compañero!
Es diferente si te piden consejo   “¿Qué   piensas?”   o   “¿Qué   harías?”   son  
invitaciones claras para dar tu opinión. Pienso que el problema es que mucha gente
escucha el enunciado de un problema como si fuera un pedido de consejo (y ahora
no estoy hablando sólo de Focusing en díadas). Durante una sesión de Focusing M
hablaba de un dolor en su muñeca y su escuchante Z, luego de terminada la sesión,
preguntó,   “¿Has   probado   orthobionomía?   Te   puedo   dar el nombre de un
profesional  muy  bueno”.  No  hay  duda  de  que  Z  tuvo  la  mejor  de  las  intenciones.  
Pero la pérdida de seguridad por la intromisión fue un costo más grande del que
hubiera ganado por el buen consejo. M tiene muchas personas que le pueden dar
consejos, pero sólo unos pocos compañeros de Focusing.
No importa cómo conociste a tu compañero – si era un amigo que te
acompañaba a Focalizar, o alguien que conociste en un taller – esta relación
cercana comenzará a sentirse como una amistad. Y entonces puede haber
contradicción entre las reglas y costumbres de la amistad y las más estrictas de la
relación de Focusing. Podría ser bueno reconocer el potencial de conflicto que hay
dentro de ti, la parte de ti que quiere la tranquilidad y la fluidez de una amistad, la
parte de ti que quiere la seguridad de una díada de Focusing. Los amigos expresan
opiniones, dan consejos (¡es probable que muchos más de los que se necesitarían!),
comparten historias de experiencias similares. Te tienes que preguntar a ti mismo,
¿la sensación de amistad desestructurada con esta persona realmente vale la pena el
riesgo de perder al compañero de Focusing? Yo diría que no, no la arriesgues. ¡Una
buena díada de Focusing no es tan fácil de encontrar!
“¿Qué  hago  si  mi  compañero  menciona  el  contenido  de  mi  sesión  y  estoy  
incómodo por eso?” Si te das cuenta en el momento en que sucede, puedes decir
algo  como,  “Estás  hablando  del  contenido  de  mi  sesión,  sé  que  tus  intensiones  son  
buenas, pero en mi interior se siente que necesitaría dejar un espacio alrededor de
eso”.  O,  “…pero  ahora  me  gustaría  dejar  ese  tema  a  un  lado”.  
Si como sucede muchas veces, te das cuenta pasado un tiempo, la situación es
más delicada. Te podrías preguntar, como lo hacemos en Focusing, si la sensación
que surge sobre la seguridad con tu compañero necesita que tú digas algo. Si no,
puedes elegir estar atento por si sucede otra vez. Pero si necesitas hablar de eso,
puedes   decir,   “¿Te   acuerdas   la   última   vez   cuando   conversábamos   después   de   la  
sesión,   y   tú   dijiste,   ‘no   puedo   aguantar   esas   cosas   que   tú   aguantas   de   X?’   Me   di
cuenta después, que sentí que estabas hablando del contenido de mi sesión. Me
gustaría pedirte que no hablemos de los contenidos de nuestras sesiones, a menos
que  lo  haga  el  que  ha  Focalizado.  ¿Está  bien  para  ti?”  Aquí  hay  dos  puntos  que  son  
clave (le agradecemos  a  Marshall  Rosenberg  por  su  “Comunicación  No-Violenta”,  
aunque no estoy siguiendo su sistema con exactitud). Uno es citar, lo mejor que
puedas,   lo   que   tu   compañero   ha   dicho,   lo   opuesto   a,   “¿Recuerdas   la   última   vez  
cuando estábamos charlando después  de  la  sesión,  y  tú  criticaste  mi  relación?”  El  
otro es recordar que tu compañero es bien-intencionado y no quieres juzgar su
conducta como equivocada, sino sólo hacerle saber que te gustaría algo diferente
en el futuro.
120 La Aceptación Radical de Todo

“¿Qué  pasa  si  el  compañero  se  moviliza  con  el  material  del  Focalizador?”
Primera respuesta: ¡Qué bueno! ¡Qué gran oportunidad!
Segunda respuesta: Como compañero, es indiscutible que eres responsable de
tus sentimientos y reacciones. Eres una persona real, sensible a sentirte
emocionado, conmovido, agitado o inquieto por lo que el Focalizador está
trabajando. Pero tus sentimientos son tuyos. Cuando surge algún sentimiento
propio mientras estás escuchando te recomendaría decir, en silencio, para ti mismo,
“Hola,   yo   sé   que   estás   ahí”.   Eso   puede   ser   suficiente.   No   es   necesario   que   lo  
compartas. De hecho, es mejor que no lo hagas, ni cuando la sesión ha terminado.
Porque es muy probable que coincida con el contenido del Focalizador.
Si tu turno viene después, puede haber una manera de Focalizar con
sensibilidad en los temas que se manifestaron en su sesión. Si puedes apropiarte de
tus temas como tuyos, sin relacionarlos con los de tu compañero, estará bien. Si
estás en duda, se lo puedes decir describiendo en forma breve lo que quieres
trabajar y preguntarle si eso violaría su espacio. Este tipo de trabajo inspirado
mutuamente es provechoso para los dos.
Lo  más  peligroso  en  el  caso  de  “estar  movilizado”  es  cuando  no  te  das  cuenta  
cuando ocurre, entonces, en lugar de hacerte responsable de tus reacciones, éstas
emergen como críticas, juicios (hacia el Focalizador o hacia otros en la vida de él),
consejos o conductas salvadoras. Más arriba, dije que es probable que los consejos
surgen del hábito social o porque has creído que te ha pedido ayuda. En realidad, la
urgencia de dar consejo, ayudar, salvar o juzgar también puede salir de un lugar en
ti que está pasando un momento difícil por estar con el proceso del Focalizador.
Estar alerta por la urgencia por ayudar, querer modificar o rescatar algo. Estas
urgencias pueden resultar señales valiosas de que hay algo en ti que necesita
compañía.
2. Recuerda que es la sesión del Focalizador, y no es tu responsabilidad
como Compañero / Guía / Aliado que suceda algo bueno en su Focalización, ni
de asegurarte de que está haciendo Focusing.
Esto suele suceder con bastante frecuencia. Terminamos la clase del Nivel
Uno, y el grupo se va con la intención de practicar en díadas. Entonces empiezo a
recibir  llamados  telefónicos  diciendo:  “No  estoy  seguro  si  mi  compañero  realmente  
está  haciendo  Focusing.  ¿Qué  puedo  hacer?”
Mi   respuesta:   “Nada.   No   hay   nada   que   puedas o debas hacer. La
responsabilidad es de tu compañero. Estás allí para escuchar, sostener el espacio y
estar  presente.  Eso  es  todo”.
Como me cansé de las llamadas telefónicas, estuve astuta y ahora lo enseño en
el curso. El lugar de la responsabilidad en las díadas de Focusing es éste: cuando
alguien está haciendo Focusing, es su sesión. Es su tiempo. Período. Si quiere
usarlo para hablar de algo en lugar de sentirlo, es su problema. Si quiere usarlo
para buscar ideas o establecer metas o meditar, es su problema. Sólo le preguntas
cómo quiere que lo acompañes. Luego no te tienes que preocupar por tu rol.
“Me   aburro   cuando   mi   compañero   cuenta   largas   historias   sobre   otras  
personas.  Me  quedo  esperando  que  logre  una  sensación  sentida”. Aquí tenemos
una paradoja. Por un lado, enseñamos que lo que de verdad trae cambio es hacer
Los riesgos de Focusing en díadas 121

Focusing: ofrecer una conciencia interesada a una sensación sentida. Por otro lado,
decimos que la sesión es del Focalizador, sea lo que sea lo que quiera hacer, tienes
que estar con lo que él elija. ¿Cómo resolverlo? Qué opinas: ¿qué pasaría si
supieras con certeza, si confiaras de verdad, que sus historias son parte de un
proceso holístico? ¿Aun así estarías aburrido? ¿O te sentarías cómodamente y
observarías con curiosidad e interés, hacia dónde y cómo evoluciona ese proceso?
Existe un modo legítimo de influenciar a tu compañero de Focusing, cuando
llega tu turno haces un buen Focusing. Si él no está satisfecho con lo que está
haciendo, y ve cuánto logras tú en tu proceso, va a cambiar. En su momento, a su
modo.
3. Divide el tiempo en turnos iguales.
Tuve una compañera encantadora y muy querida para hacer Focusing una vez
por semana, que duró catorce años. Durante aproximadamente los primeros once,
llegaba a su casa, apagaba el motor de mi auto,   y   pensaba,   “Qué   pena   que   esta  
noche   no   me   va   a   venir   nada”.   Semana  tras   semana,  sin   excepción,   aparecía   este  
pensamiento, a pesar de que semana tras semana sí vino algo y se abrió, y trajo
comprensión y alivio. (¡Aunque puedes confiar en el proceso de Focusing, puedes
no confiar en tus pensamientos antes de empezar!)
Si   nosotras   no   hubiéramos   tenido   la   regla   “Divide   el   tiempo   en   dos   turnos  
iguales”,   hubiera   estado   tentada   a   decir,   “No   necesito   Focalizar   esta   noche,   ¿por  
qué no tomas tú todo el tiempo?”   Y   eso   hubiera   sido,   como   podrás   sentir,   muy  
debilitador para la relación de Focusing. También hubiera sido una pena, porque
me habría perdido todas esas valiosas sesiones.
Cada persona es diferente. A algunas les pasan muchas cosas, la mayor parte
del tiempo.   A   eso   lo   llamamos   “Proceso   Cercano”   (lo   aprendí   de   mis   primeros  
maestros de Focusing, Elfie Hinterkopf y Les Brunswick). Otras personas, como
yo,   en   general   pensamos   que   no   vendrá   nada.   Lo   llamamos   “Proceso   Distante”  
Ambos tipos de personas logran mucho de Focusing. Hasta pueden lograr mucho
formando una díada entre ellas. Pero la Persona Distante no debe, repito, no debe
tentarse a dar su tiempo a la Persona Cercana porque ésta parece necesitarlo más.
No es así. Todos necesitan Focusing. (Además, una persona que está disgustada o
que está pasando por un mal momento puede obtener mucho de estar ahí siendo el
que escucha – una sensación de estar centrado, la autoestima de ser capaz de estar
ahí  para  otro…)
“Turnos   iguales”   pueden   ser   iguales   en   tiempo, o iguales en oportunidades.
Por ejemplo, si dos personas acuerdan que ambos Focalizarán tanto como quieran,
son turnos iguales, aun si una sesión dura cuarenta minutos y la otra diez. Además,
los turnos no tienen que ser al mismo tiempo: hay quienes han hecho el trato de que
una semana es el turno de una persona, y la semana siguiente es el turno de la otra.
Eso está bien. También está bien si uno de los dos siempre quiere empezar primero
y el otro quiere ser el segundo. Lo único que no está bien es dejar el turno, porque
eso modifica la relación de poder del acuerdo, y marca a una persona como
“necesitada”  y  a  la  otra  como  “la  que  da”.  Dejar  pasar  tu  turno  no  es  algo  que  hace  
crecer la confianza, ni en el otro, ni en tu propio proceso. Confía, y toma tu turno.
122 La Aceptación Radical de Todo

En la otra cara de la moneda, si eres el que tiene Proceso Cercano, sé


cuidadoso para encontrar un lugar cómodo para detener tu sesión cuando el tiempo
acordado está terminando. Si estás lleno de sensaciones puedes estar tentado a
seguir, en especial si estás disfrutando del espacio que te da tu compañero. No lo
hagas. Es una tolerancia peligrosa, porque – puede que no la primera vez, y quizás
tampoco la segunda – pero si esto sucede con frecuencia, te convertirás en el
“necesitado”   y   te   garantizo   que no te gustará cómo se siente eso. A menos que
estés muy seguro de que la otra persona está tranquila con el tiempo, como tú, es
mejor  respetar  los  horarios  según  lo  acordado.  Es  parte  del  “cuidado  y  nutrición”  
de un compañero de Focusing.
Es cierto que no somos máquinas y siempre es posible cambiar los acuerdos
de tiempo si fuera necesario. Si doy un aviso de que faltan dos minutos y mi
compañero   dice,   “Se   siente   que   esto   necesita   cinco   minutos   más,   ¿está   bien   para  
ti?”   Yo   me   siento   mucho   mejor   si   me   lo   preguntan, de esa manera, a que mi
compañero se pase del tiempo acordado sin consultar. También me siento mejor si
eso me lo preguntan alguna vez, como un pedido especial y no de manera regular.
Otros lo pueden sentir diferente. La clave es respetar las necesidades de tu
compañero – y las propias.
El arte del
lenguaje Facilitador

Siempre me ha fascinado el lenguaje. Este amor me llevó


a través de un Ph.D en Lingüística, y permaneció
conmigo cuando cambié de profesión para convertirme
en profesora y guía del proceso de Focusing. Estos dos
amores se unieron en el campo, tan particular, del
“lenguaje   facilitador”   – elegir y usar un lenguaje que
facilite el proceso interno.
Si usamos este lenguaje para nosotros mismos, o
con un compañero de Focusing, con clientes en terapia,
etc., estamos sobrevolando el enorme poder del lenguaje
para abrir e invitar la experiencia.
Aunque cada artículo de este libro se refiere de
algún modo al lenguaje facilitador, los de esta sección se
centran en él.
124 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
El poder de Escuchar

En la comunidad de Focusing, usamos la palabra “Escuchar”,   con   un   significado  


especial.  Significa  “escuchar  activamente”,  o  “responder  empáticamente”  – volver
a decir (la esencia de) lo que la otra persona está diciendo. Esto no es escuchar en
silencio. La persona que escucha habla.
Aprendí Escuchar al mismo tiempo y en el mismo lugar donde aprendí
Focusing: en la comunidad de Cambios que se reunía en University Church los
domingos por la noche, en los alrededores de Hyde Park en Chicago, en 1972.
(Tenía 22 años.) Mi primer profesor de Escuchar fue Les Brunswick. Nos hacía
sentar en círculo y cada uno por turno decía una frase a la persona de su derecha.
Ésta   persona   la   tenía   que   “llevar   adentro   y   volver   a   decir”.   No   teníamos   que   ser  
loros, no era una simple repetición. Teníamos que imaginar frente a nosotros un
remanso   de   agua   clara,   dentro   del   cual   dejábamos   caer   los   “significados”  
escuchados, que luego reflejábamos. Encontré este simple proceso tremendamente
estimulante. Era buena en eso. Me gustó.
En   Cambios,   podías   acercarte   a   alguien   y   decirle   “¿Me   Escuchas?”  
Significaba que querías que se sentara contigo un rato mientras hacías Focusing, o
explorabas algún tema de modo verbal y emocional, y te hacía compañía volviendo
a decir tus palabras, o la esencia de tus palabras, o la frase que acababas de decir.
¡Sin consejos! ¡Sin ayuda! ¡Sin intromisiones! ¡Sin juicios!
Para una persona como yo, que venía de un entorno familiar que parecía
dejarme enredada en un laberinto de expectativas y obligaciones no dichas cada
vez que interactuaba con alguien, esta manera de ser era sorprendente – y tan
bienvenida como el aire fresco. Enseguida conseguí tres o cuatro compañeros de
Focusing, personas con ganas de Escuchar-me cada semana, y todo lo que tenía
que hacer a cambio era Escuchar-los. Ambos roles, dar y recibir, se sintieron
maravillosos.
Siendo una pequeña niña buena a quien le gustaba ayudar, tuve que
desaprender algunos hábitos. Recuerdo una de las primeras sesiones de práctica
cuando escuchaba a Elfie Hinterkopf, otra de mis primeras profesoras. En lugar de
volver a decir lo que ella había dicho, iba llevando cada cosa un poco más allá,
agregando   algo,   como   si   dijera   “te   comprendo   tan   bien   que   hasta   puedo   dar   el  
próximo   paso   por   ti”.   Pero   ella   me   cortó   de   raíz   esa   tendencia,   y   comprendí:   en  
Focusing, las personas dan sus propios pasos. El Acompañante da el paso que el
Focalizador acaba de dar, y nada más.
Me gustaba tanto Escuchar que lo hacía en todos lados, lo que significaba que
a veces lo usaba de manera inapropiada. Me di cuenta de que en una conversación
común nadie quiere que le repitan sus palabras. Qué pena: ¡Mi nueva habilidad no
se  aplicaba  a  cada  momento  de  la  vida!  El  lugar  para  ese  “agregar  algo  más”  que  
no había estado bien cuando lo hice con Elfie era cuando conversaba con amigos.
126 La Aceptación Radical de Todo

Aprendí que una herramienta nueva no reemplaza a las viejas, sino que se agrega a
la caja de herramientas.
La comunidad de Cambios que se reunía en University Church fue un
experimento social extraordinario. A veces tanto como un centenar de personas se
encontraban dentro   de   la   cafetería   (conocida   en   los   días   de   semana   como   “The  
Blue  Gargoyle”,  un  lugar  popular  para  almorzar  a  bajo  costo)  para  escuchar  a  Gene  
Gendlin o a algún otro orador, seguido por anuncios, interacción, y pequeños
grupos.  El  momento  llamado  “Anuncios”  no  era  sólo  la  lectura  aburrida  de  notas  de  
una lista. Muchas veces lo mejor de la noche era cuando el que quería podía
pararse y pedir algo. Escuché preguntar por traslados, lugares para alojarse, ayuda
para mudarse, hogares para gatitos, trabajos, abrazos, y personas dispuestas a
Escuchar. También era el momento en que se formaban grupos pequeños, a veces
improvisados  (“Estoy  tan  disgustado  con  lo  que  está  haciendo  Nixon  en  Camboya  
que  necesito  un  grupo  para  hablar  de  posibles  acciones”),  a  veces  continuados.
Los grupos pequeños cambiaban su naturaleza y composición cada semana,
pero  una  constante  era  el  “Grupo  de  Gente  Nueva”,  un  grupo  de  orientación  para  
primerizos – de los cuales siempre había algunos. Después de haber asistido en
Cambios durante un mes o dos, alguien se paró en el momento de los Anuncios y
dijo que el Grupo de Gente Nueva necesitaba un facilitador para esa noche. Hubo
silencio.  Nadie  se  ofreció.  Me  escuché  diciendo,  “Yo  lo  haré”.
Lo que pasaba en el Grupo de Gente Nueva era muy simple. Enseñábamos
Escuchar. Además de unos pocos principios que eran obvios para todos – que era
un grupo abierto, con poco o nada de planificación centralizada, en el que cada uno
era considerado tan capaz de dar como de recibir ayuda – Escuchar era lo que
necesitaban saber para participar en la vida de la comunidad. Interesante: no
enseñábamos Focusing. Enseñábamos Escuchar.
Esa fue mi primera actuación enseñando. Habría, cada semana, entre dos y
diez personas nuevas, de todas las edades y procedencias, interesados en aprender
lo suficiente como para participar en esta inusual comunidad. Nunca me cansé de
dar la charla sobre Escuchar. Era algo como esto:
“Este   Escuchar-Focusing tiene dos lados, y los dos son importantes. La
persona que hace Focusing está a cargo del contenido de la sesión, decir mucho o
poco. Si quieres puedes Focalizar sin decir de qué se trata. El que acompaña espera
hasta que el Focalizador termina de hablar. Entonces dejas entrar lo que dijo. No
dices lo que escuchaste de inmediato, como un loro. Lo dejas entrar, y cuando lo
comprendes lo vuelves a decir. Y puedes cambiar sus palabras, en especial las que
no son importantes, mientras mantengas su significado. Vuelves a decir lo que dijo,
o la esencia de lo que dijo, y no como pregunta, sino dejando caer tu voz. Después
esperas. El Focalizador es quien hace el próximo trabajo. Comparar las palabras del
Acompañante con lo que sientes dentro. No sólo con lo que has dicho; sino con lo
que  en  realidad  tienes  dentro.  Tienes  que  poder  decir,  “No,  no es  del  todo  así”,  y  
luego sientes qué es en realidad. (Es casi como enseño Focusing hoy, en la mañana
del domingo de mi fin de semana de los talleres de Focusing de Nivel Uno).
Luego nos movemos por la habitación y cada par de personas toma un turno
breve de Escuchar-Focusing, frente a todos. ¡Aprendimos tanto! Y como estuve allí
El poder de Escuchar 127

semana tras semana fui la que más aprendí. Aprendí algo que se grabó muy
profundo, que ha permanecido conmigo siempre – respetar el poder de Escuchar.
Una y otra vez, vi que la gente tenía momentos de comprensión, de liberación,
cambios sorprendentes, sólo porque otra persona, muchas veces un extraño, volvía
a decir con exactitud lo que había dicho. Perdí la admiración que había sentido por
el   “experto”   que   ayuda   a   tener   esos momentos de comprensión o de cambios,
porque vi suceder esas comprensiones y esos cambios frente a mis ojos, sin
expertos a la vista. De hecho, cuando el Acompañante se olvidaba por completo de
mis   cuidadosas   instrucciones   y   daba   consejos,   observaba   el   “cierre” del
Focalizador en el momento mismo en que sucedía, tan rápido como una puerta que
se golpea. Y yo estaba experienciando estas mismas verdades en mi hora de
intercambio de Focusing tres o cuatro veces por semana. Escuchar sin dar consejos
y sin agregar nada, trajeron los movimientos más significativos. En cambio ofrecer
algo programado llevaba a un punto muerto. No había excepciones.
Treinta y dos años más tarde sigo convencida de lo que aprendí allí. Ahora, lo
diría de este modo: si alguien está haciendo Focusing – en Presencia, contactando
una sensación sentida poco clara con curiosidad interesada – lo más facilitador que
un Compañero puede hacer es estar en Presencia también, y Escuchar. Si la
persona no está haciendo Focusing, y le gustaría que le muestren cómo hacerlo,
necesita ciertas sugerencias, “guiar”,  además  de  Escuchar.  Y  si  la  persona  estuviera  
cerca de Focusing, casi haciéndolo, el Acompañante puede usar técnicas avanzadas
de Escuchar (sigue siendo Escuchar, sin agregar nada, aunque eligiendo qué volver
a decir), que invitan, sutilmente, a Focalizar. De esto se trata este artículo.

Presenté este trabajo en la 13° Conferencia Internacional de Focusing llevada a


cabo en Shannon, Irlanda, en mayo de 2001. Esa presentación fue filmada para
video y luego convertida a DVD, y está disponible como The Power of Listening,
de Nada Lou Productions, www.nadalou.com
El poder de Escuchar
Presentado en la Conferencia Internacional de Focusing
Shannon, Irlanda, Mayo de 2001

Extracto
Planteamos los propósitos de Escuchar, y comparamos el propósito del
“reflejo  de  sentimientos”  establecido por Carl Rogers con el del reflejo dentro de
una sesión que incluye Focusing, de Gendlin. Decimos que Escuchar tiene tres
propósitos, que corresponden a tres modos diferentes de facilitar un proceso de
Focusing. Luego definimos Escuchar como volver a decir lo que otra persona
(Focalizador, cliente, acompañante) acaba de decir, de manera exacta o
parafraseando, sin intención de cambiar o agregar nada esencial, ni de hacer
cambios en su experiencia. Escuchar, como lo definimos aquí, no es preguntar ni
hacer sugerencias. Notamos que la forma lingüística de las respuestas cambia
cuando el propósito cambia. Exploramos algunas formas lingüísticas que permiten
que Escuchar logre sus tres propósitos. Concluimos afirmando que cuando se hace
de manera sensible y hábil, no es necesario guiar o sólo guiamos un poco, en
especial entre compañeros de Focusing.

El  propósito  de  “Escuchar”


¿Por qué volver a decir lo que otro está diciendo? En la vida de todos los días,
repetir las palabras de otra persona podría significar o que nos mire con enojo o
con agradecimiento. Aun así, en el mundo particular de la terapia orientada al
Focusing, en el del counseling y en el mundo más reducido de Focusing en díadas,
devolver es la clave, la esencia, el sine qua non. ¿Por qué?
Carl Rogers no fue el primero en devolver las palabras del cliente, pero sí fue
quien lo convirtió en una técnica conocida, enseñada en cursos de counseling y
practicada   en   todo   el   mundo.   Durante   su   vida,   la   técnica   llamada   “reflejo   de  
sentimientos”   se   usó   tan   extensamente, y en muchos casos, sin ser comprendida,
que se creó una contracorriente y sus detractores se burlaban de los terapeutas que
repetían las palabras del cliente. Respondiendo a esta contracorriente, Rogers
(quien  escribió  en  1980  que  la  palabra  “reflejo”  había  llegado  a  hacerlo  estremecer)  
clarificó el propósito de repetir las palabras del otro:
He llegado a dos conclusiones. Desde mi punto de vista como terapeuta, no
estoy  tratando  de  “reflejar  sentimientos”.  Estoy  tratando  de  determinar  si  lo  
que comprendo del mundo interno del cliente es correcto – si lo estoy
viendo tal como él o ella lo está experienciando. Cada respuesta mía
contiene  una  pregunta  implícita,  “¿Es  ésta  la  manera  en  que  esto  es  para  ti?  
¿Estoy comprendiendo el color, la textura y el sabor del significado
El poder de Escuchar 129

personal de lo que estás experienciando ahora? Si no fuera así, me gustaría


alinear  mi  comprensión  con  la  tuya”.
Por otro lado, yo sé que desde el punto de vista del cliente estamos
sosteniendo un espejo en el que ve reflejada su experiencia presente. Los
sentimientos y significados personales parecen más nítidos cuando se ven a
través de los ojos de otro, al ser reflejados. (1986).
Entonces Rogers vio que el propósito del terapeuta al Escuchar era comprobar
si lo que había comprendido  se  ajustaba  al  “mundo  interno”  del  cliente.  Y al mismo
tiempo el cliente, por esa simple actividad de comprobar la comprensión, estaba
recibiendo algo más, al  ver  reflejados  sus  “sentimientos  y  significados  personales”.
Eugene Gendlin, que fue alumno de  Rogers,  se  interesó  en  lo  que  él  llamó  “el  
lado  del  cliente  en  el  proceso  terapéutico”  (1984).  Se  preguntó  por  qué  la  terapia  
ayudaba tanto más a algunos clientes que a otros. Una parte importante de esta
pregunta era porqué algunos de ellos obtenían más beneficios al ser reflejados sus
“sentimientos  y  significados  personales”.
¿Qué es lo que suponemos que hará el cliente con la respuesta del
terapeuta?
Esperamos y suponemos que los clientes comprobarán la respuesta, no
frente a lo que dijeron o pensaron, sino frente a su ser interno, lugar, dato...
“la  sensación  sentida”;;  no  tenemos  una  palabra  común  para  eso.
Entonces se podría sentir un efecto, un aflojar interno, algo que resuena.
Lo que parecía estar allí se expresó y fue escuchado. No es necesario
decirlo otra vez. Por un momento hay un alivio adentro. (En términos
teóricos la respuesta interpersonal ha llevado eso hacia delante). Enseguida
viene algo más. Lo que había ahí tiene más para comunicar.
Esperamos que los clientes comprueben no sólo lo que decimos, sino
también lo que ellos dicen, con eso dentro de sí mismos. (1984).
Gendlin llamó a eso con lo que el cliente debe comprobar, la   “sensación  
sentida”.   Él   fue   el   primero   en   identificar   y   nombrar   este movimiento esencial: el
cliente comprueba lo que viene con algo interno, sentido de manera directa. Su
investigación demostró que esta comprobación interna marcaba la diferencia entre
éxito y fracaso en terapia. (Que Rogers se sintió impactado por Gendlin lo
demuestra el hecho de que, escribiendo acerca de la empatía en 1980, cita el trabajo
de Gendlin para fundamentar la efectividad de la empatía).
Gendlin modificó el propósito del terapeuta. Para Rogers, Escuchar era
comprobar su comprensión. Para Gendlin, es apoyar al cliente mientras éste
comprueba   dentro,   con   ese   “algo”   interno.   Las   palabras   que   usó   Rogers   para  
expresar la actitud del terapeuta hacia el cliente, ahora se adecuan a la actitud del
cliente  al  ofrecer  palabras  e  imágenes  a  su  “sensación  sentida”.
“¿Es   ésta   la   manera   en   que   está   dentro   de   ti?   ¿Estoy   comprendiendo   el  
color, la textura y el sabor del significado personal de lo que estás
experienciando ahora? Si no fuera así, me gustaría alinear mi
comprensión  con  la  tuya”.
130 La Aceptación Radical de Todo

Presencia
La actitud es mucho más importante que la técnica, no hay desacuerdos sobre
este conocimiento básico. Rogers sintió consternación cuando su acercamiento no-
directivo fue reducido a una técnica de reflejar sentimientos, y respondió
proponiendo la empatía como una  actitud  o  “manera  de  ser”  en  lugar  de  algo  que  
uno  “hace”.  Edwin  McMahon  y  Peter  Campbell,  queridos  y  reconocidos  profesores  
de Focusing, que enfatizan el aspecto sensible y cuidadoso de Focusing, dicen lo
siguiente:
Recuerda que el mejor regalo que ofrecemos cuando acompañamos a una
persona que hace Focusing es una presencia cuidadosa no-manipuladora.
La técnica puede ser muy útil, pero a la larga no es significativa si falta esta
presencia (1991).
No hay duda de que Escuchar (reflejar) no debe usarse como técnica, sino
como expresión de una actitud de presencia con y para el cliente. Además, de todos
modos, reconocemos que Escuchar es un modo inigualable de expresar la actitud
de presencia que no juzga.
Una presencia humana confiable y consistente dispuesta a estar con cada
cosa que surja en el proceso es el factor más poderoso. Si no tratamos de
mejorar o de cambiar algo, si no agregamos nada, y aunque algo esté mal
sólo decimos con exactitud lo que hemos comprendido, esa respuesta
agrega nuestra presencia y ayuda al cliente a estar con eso y a ir más
profundo, dentro de lo que está sintiendo en ese momento. Esto es quizás lo
más importante que debe saber una persona que ayuda a otros. (Gendlin;
1996).
El segundo propósito de Escuchar es expresar nuestra propia presencia que no
juzga.

La Relación Interior
Mi propio trabajo, fundamentado en el de Gendlin, ha agregado un nuevo
propósito. Además de apoyar al cliente para que compruebe en su interior, y de
expresar la presencia que no juzga del terapeuta, el tercer propósito de Escuchar es
apoyar al cliente para que facilite y mantenga una relación interior positiva con
“algo”  que  está  allí  para  él.
A pesar de que Gendlin no menciona expresamente de qué manera reflejar
favorece esta relación interior, describió con elocuencia la relación en sí misma:
El cliente y yo le vamos a hacer compañía, ahí dentro, de la misma manera
que acompañarías a un niño asustado. No lo empujarías, ni discutirías con
él, ni lo moverías de ahí, porque está muy dolido, tenso o asustado. Sólo te
sentarías a su lado, en calma... Lo que ese borde necesita para producir los
pasos es cierto modo de contacto o compañía cálida y no invasora. Si te
acercas ahí con tu conciencia y te quedas, o si vuelves ahí, es todo lo que
eso necesita; hará todo el resto para ti. (1990).
Este  “contacto  no  invasivo”  que  describe  Gendlin  ni  siquiera  es  comprobar;;  es  más  
simple   que   eso.   Es   mucho   más   “ser”   que   “hacer”.   Si   hay   algo   adentro   que   está  
“demasiado  dolido, demasiado tenso o asustado”  para  ser  comprobado, puede ser
El poder de Escuchar 131

acompañado. Y esto no es sólo, ni fundamentalmente, la compañía del terapeuta.


Es   el   “Yo”   del   cliente   que   acompaña   a   un   “eso”   adentro   de   sí   mismo.   (Gendlin,  
1990:  Focusing  es  esto  tan  deliberado  en  donde  un  “Yo”  atiende  a  un  “eso”).
Hemos estado hablando de la presencia del terapeuta. La Presencia del cliente
es la habilidad de estar con lo que hay en su interior, sin fusionarse con su
experiencia pero Presente para eso. (Para distinguir entre ambas, voy a usar la
palabra   “Presencia”   para   referirme a la Presencia interna del cliente para lo que
está ahí para él. Barbara McGavin me enseñó a usar esta palabra de esta manera y
me mostró el valor de este concepto. Gran parte de mi trabajo con la Relación
Interior es un trabajo que compartimos.)
Apoyar esta compañía desde la Presencia es el tercer propósito de Escuchar.

Los propósitos de Escuchar: Síntesis


Podemos decir que Escuchar facilita de tres maneras el proceso de Focusing
del cliente. Estos corresponden a los tres propósitos de reflejar al Escuchar.
1. Escuchamos para apoyar al cliente mientras comprueba lo que viene con
algo interno, sentido de manera directa.
2. Escuchamos para ofrecer nuestra presencia que no juzga en el proceso del
cliente.
3.   Escuchamos   para   apoyar   al   cliente   mientras   le   “hace   compañía”   a   algo  
interno, desde su Presencia.

Definición: ¿Qué es Escuchar?


La   palabra   “Escuchar”   tiene   muchos   significados   y   muchos usos. En este
trabajo, se usa con un sentido técnico y específico de volver a decir lo que otra
persona (Focalizador, cliente, acompañante) acaba de decir, de manera exacta o
parafraseando, sin intención de cambiar o agregar nada esencial, ni de hacer
cambios en su experiencia.
El Acompañante responde  al  Focalizador  (cliente),  con  la  intención  de  “decir  
lo  que  él  acaba  de  decir”.  La  respuesta  tiene  forma  de  enunciado.  Por  lo  general  no  
son sólo las palabras exactas, sino que incluso cuando son diferentes, no lo son en
su esencia. No agrega nada, no da opiniones, no intenta cambiar nada.
Me gustaría agregar que el proceso de Escuchar no incluye hacer preguntas, ni
aun con el tono de la voz. Soy consciente de que no todos los profesores de
Focusing están de acuerdo conmigo, y yo respeto su opinión y su trabajo. Sin
embargo, mi experiencia ha sido la siguiente: cuando la respuesta incluye una
entonación de pregunta, el Focalizador tiende a interrumpir su contacto con su
proceso interno, para contactarse con quien lo acompaña. El ejemplo clásico es el
del Focalizador que tiene sus ojos cerrados hasta que escucha la pregunta, entonces
los abre y mira a su Acompañante. ¡Por supuesto, si él desea abrir sus ojos y mirar
a su compañero, no hay nada de malo en eso! Pero es una pena, si el Focalizador
está conectado con algo, que interrumpa ese contacto sólo porque el Acompañante
encuadró su reflejo como una pregunta. Esto va en contra de uno de nuestros
principales propósitos de Escuchar: el de ayudar al Focalizador a permanecer en
contacto con algo dentro de sí mismo.
132 La Aceptación Radical de Todo

Además, la naturaleza de las preguntas es tal que, a menos que estén


enmarcadas con cuidado, pueden sonar como si lo que se pregunta no es si la
palabra coincide, sino si está bien que el Focalizador sienta o piense de esa manera.
Un  ejemplo  notable  es  el  de  “Everyday Genius”  de  Kevin  Flanagan:
Paula: No, no lo puedo aceptar... parece que me doblo por dentro... ya no
tengo estómago para eso. Quizás soy una cobarde.
Acompañante: ¿una cobarde?

La lingüística de Escuchar
Cuando el propósito de Escuchar cambia, también cambia la forma
lingüística. Si el propósito es comprobar la comprensión del terapeuta, como lo era
para Rogers, entonces parafrasear con sensibilidad es mejor que reflejar palabra-
por-palabra.
Jan:  Y  la  gente  me  dice,  “¡Jan,  estás  en  tu  mejor  momento.  Has  logrado  que  
todo  te  salga  bien!”...  Y  no  saben  lo  que  siento  por  dentro.
Carl: Es así. Entonces para fuera y para quien te mira estás en tu mejor
momento y lograste que todo te salga bien. Pero ese no es Jan por dentro.
Por dentro Jan está muy diferente de eso.
Pero una vez que conocemos Focusing, hay momentos en que sentimos que está
sucediendo dentro del cliente, entonces devolver las palabras clave para que las
pueda comprobar en su interior es lo más importante. De hecho, en cuanto más en
contacto está el cliente con algo dentro de él, y en cuanto más profundo y cercano
es ese contacto, más necesita que las palabras sean exactas e incluso las reclamará
si se siente con derecho a hacerlo
C: Apenas puedo tocarlo. Hay algo y está aquí en el borde. Apenas puedo
tocarlo; es... no puedo querer a mi madre, casi no puedo decirlo.
T: No la puedes querer. (Silencio).
C: Ahí es donde siento el ruido como a dardos. (Más silencio.) Es de
verdad algo muy primario, de verdad muy primario.
T: Se siente como una experiencia muy primaria. (Silencio.)
C: No puedo querer nada. (Silencio...) Esto necesita descansar y no puede
descansar. Si se queda quieto y descansa, morirá. Necesita mantenerse en
guardia.
T: Hay tanta necesidad y anhelo de descansar, y de quedarse quieto y
dejarse llevar; pero de alguna manera tampoco esta parte de ti puede
descansar. Se siente que morirá si deja de estar en guardia. (Silencio...)
C: Quizás esta parte podría descansar, si yo pudiera confiar en algo.
T: Podría descansar, si tú pudieras confiar en algo.
C: No, no. QUIZÁS podría descansar, si yo pudiera confiar en algo.
T:   Es   importante   decir   “quizás”.   “Quizás   podría descansar si yo pudiera
confiar  en  algo”. (Gendlin, 1990).
Pero el cliente no siempre está en contacto profundo y cercano con algo
dentro de él. ¿Entonces qué hacemos? En el resto de este trabajo, exploraremos
formas lingüísticas que ayudan a que Escuchar sea eficaz y se logren los tres
propósitos. No hace falta decir que las formas lingüísticas implican una actitud de
El poder de Escuchar 133

presencia incondicional de parte del Acompañante, o al menos, de poder reconocer


cualquier parte en él o ella, que no puede estar presente incondicionalmente. Tono
de voz y ritmo / sentido de la oportunidad también son importantes, y no entran en
el ámbito de este trabajo.
Hay quienes dicen que, una vez que el Acompañante está con actitud de
incondicionalidad, no importa qué palabras usa. Yo no estoy de acuerdo. Sólo
porque la actitud y la presencia son más importantes que las palabras no quiere
decir que no son importantes. Hay quienes sienten que una atención consciente en
la elección de las palabras cambia la relación entre Focalizador y Acompañante, y
convierte a este último, de alguna manera, en inauténtico o manipulador. Con todo
respeto, no estoy de acuerdo. Puedo entender el problema, y en algunos casos lo
comparto: siento un desagrado de larga data por las técnicas de la relación (como
Programación Neuro-Lingüística) en donde, por ejemplo, el terapeuta respira al
ritmo del cliente. Creo que, en muchos casos, un tono de voz facilitador, ritmo y
sentido de la oportunidad en sus respuestas pueden surgir con naturalidad de la
Presencia del Acompañante. Pero cuando hablamos de palabras, siento que
podemos elegir con conciencia las que son facilitadoras y además, estar en actitud
de presencia con el cliente. Las sugerencias que siguen se ofrecen en este sentido.
No son de ninguna manera una lista completa de formas facilitadoras de Escuchar,
son aquellas que encuentro más interesantes desde el punto de vista lingüístico.

La fuerza de la palabra “algo”:  Apuntar  a  la  experiencia  sentida  


El Focalizador necesita sentir dentro de un lugar interno. Cuando la respuesta
del   Acompañante   incluye   la   palabra   “algo”   usada   en   forma   adecuada,   está  
ayudando a hacer un lugar interno dentro del cual el Focalizador puede sentir. La
palabra   “algo”   es   una   invitación   a   hacer   consciente   un   lugar   que   todavía   es
implícito;;   por   eso   la   frase   “hacer   un   lugar”   en   la   frase   anterior   no   es   del   todo  
correcta.   Al   mismo   tiempo,   hasta   que   la   palabra   “algo”   no   señala   ese   lugar,   de  
alguna manera no está ahí todavía. Entonces las dos son verdaderas.
¿Cómo podemos ayudar a una persona a encontrar y a atender ese borde
poco claro en la zona límite entre lo consciente y lo inconsciente? Una
forma de hacerlo es respondiendo de una manera que apunta hacia un
“algo”  poco  claro  (Gendlin,  1996).  

C: Tuve un sueño... Estaba sola con él, ah, (silencio)... el sueño fue muy
agradable, era una buena relación. Cuando pensé en eso al día siguiente me
dije, ¡porqué no tengo una relación como esa en la realidad! No creo que él
vea algo malo en mí. También estuve pensando por qué estuve tan ausente
en el colegio. Cuando voy llegando al final de un trabajo algo me detiene.
Me inquieto mucho y entonces lo dejo.
T: Estás diciendo que hay algo similar en estas dos cosas.
C: Sí, tengo muchas excusas para justificar que nunca hago lo mejor que
puedo, oh...
T: Vas llegando al final y entonces algo te detiene.
134 La Aceptación Radical de Todo

Gendlin  señala  que  el  terapeuta  pudo  haber  reflejado  sin  apuntar  a  un  “algo”.  En  
lugar  de  decir  “Estás  diciendo  que  hay   algo similar  en  estas  dos  cosas”,  T  podría  
haber  dicho  “no  entregar  tus  trabajos  es  como  no  llevarse  bien  con  un  hombre”   –
que  también  es  comprender  lo  que  el  cliente  está  diciendo.  Entonces  este  “apuntar  a  
un   algo”   es   un   movimiento   especial   de   Focusing,   porque   sabemos   que   es   muy  
potente estar en un borde poco claro, una experiencia borrosa-aún-no-descripta-del-
todo, que es como la puerta de entrada hacia el despliegue.
F: Vuelvo siempre hacia ese incidente con Jan.
A: Hay algo acerca de ese incidente con Jan...

F:  Es  extraño…  fue  en  la  reunión,  cuando  ella  no  estuvo  de  acuerdo,  fue eso,
pero no sé porqué.
A: Hubo algo cuando ella no estuvo de acuerdo, en la reunión.

Volver a decir lo que está allí; no volver a decir lo que no está


Es evidente que el Focalizador sólo puede sentir dentro de lo que está ahí para
él; no puede sentir dentro de lo que no está. Aun así las personas hablan todo el
tiempo de experiencias que no están teniendo, o que no pueden tener.
“También  hay  algo  vago.  No  puedo  captar  qué  es”.
“No  sé  de  donde  viene  esto,  pero  tengo  la  sensación  de  que  esta  parte  de  mí  
necesita  apoyo”.
“No  sé  cómo  describir  esta  sensación  en  mi  garganta”.
Sugiero que el modo de apoyar un proceso de Focusing es volver a decir lo
que hay, pero dejar de lado lo que no hay.
F: También hay algo vago. No puedo captar qué es.
A: Estás sintiendo algo que es vago.

F: No sé de dónde viene esto, pero tengo la sensación de que esta parte de mí


necesita apoyo.
A: Tienes la sensación de que esta parte de ti necesita apoyo.
Cuando el Focalizador no usa una palabra para referirse a lo que hay en su
interior, aunque es claro que hay algo, el Acompañante puede facilitar la palabra
“algo”  para  señalar  lo  que  está.
F: No sé cómo describir esta sensación en mi garganta.
A: Estás sintiendo algo ahí, en tu garganta.

Reflejar el aire fresco


Todo lo que sea fresco, nuevo, o que conmueve, siempre necesita apoyo. El
Acompañante puede dar ese apoyo volviendo a nombrar esa parte.
La secuencia que sigue es de una sesión dentro de una relación de Focusing
con experiencia:
F: (Hay algo aquí) necesita descansar. Y necesita privacidad. Eso es fuerte –
no quiere que lo vean, ni relacionarse.
A: No quiere relacionarse, ni estar relacionado.
El poder de Escuchar 135

F: Se puede tocar con cuidado, pero no quiere hablar. No quiere tener que
responder.
A: Estás sintiendo algo ahí que se puede tocar, sólo eso es posible. Se puede
tocar con cuidado.
Su   compañera,   Chris   McLean,   dijo   después   del   proceso:   “elegí   reflejar   esa  
parte – el tocar – aunque  lo  último  que  había  dicho  el  Focalizador  era  “No  quiere  
hablar.  No  quiere  tener  que  responder”.  Creo  que  sentí un movimiento en todo eso,
un movimiento hacia delante. Ya habíamos estado con la parte que no quería
responder, y aquí estaba esto nuevo, entonces sólo reflejé eso.
Muchas   veces,   el   “aire   fresco”   se   puede   encontrar,   no   tanto   en   las   palabras  
literales, sino más bien en las implicancias positivas de una frase negativa. Sería
una frase que signifique lo mismo que lo que dijo el Focalizador, parafraseando,
pero   sin   un   “no”   en   ella.   (Con   los   términos   “positivo”   o   “negativo”   sólo   estoy  
señalando el hecho lingüístico,  haya  o  no  un  “no”  en  la  frase.  No  estoy  evaluando  
la frase).
F: No sabe cómo tranquilizarse.
A: Eso quiere encontrar un modo de tranquilizarse.

Aquí hay otro ejemplo extraído de la sesión del Apéndice de este trabajo:
A: ...mi conciencia vuelve sobre la mujer en el campo de batalla para
invitarla  a  sentir  qué  querría  ella.  Y  me  dijo  “No  me  apuren.  Todavía  no  he  
terminado”.
B: Sí, hay algo que ella tiene que hacer primero. No ha terminado con algo.
Esta  vez  la  Compañera  parafraseó  “No  me  apuren.  Todavía  no  he  terminado”,  
por  “Hay  algo  que  ella  tiene  que  hacer  primero”.  Esta  respuesta  iluminó  lo  positivo  
(no  contiene  un  “no”)  dentro  de  lo  negativo.  A  continuación  reflejó  las  palabras  del  
Focalizador  con  mayor  exactitud  (“No  ha  terminado  con  algo”)  para  asegurarse  de  
que esa parte se sintió escuchada.

Desidentificación
No puedo dejar de subrayar la importancia de la desidentificación. Ya hemos
hablado del poder de la Relación Interior y de la Presencia del Focalizador para
acompañar lo que está dentro de él. La desidentificación es la primera llave que
abre este gran campo de la Presencia interior.
Gendlin   dice,   “Focusing   es   esto   tan   deliberado   en   donde   un   “Yo”   presta  
atención  a  un  “eso”.  Así  y  todo  las  personas  muchas  veces  hablan  y  se  experiencian
a  sí  mismos  como  “Yo”.  
“Yo  quiero  correr”.
“Yo  tengo  miedo  de  no  poder  olvidarlo  nunca”.  
“Quiero ir, y al mismo tiempo no  quiero  ir”.  
“Me  parece  que  no  me  gusta  como  soy”.  
No  hay  un  “eso”  en  ninguna  de  estas  frases,  y  no  sabemos  si  hay  un  “eso”  no  
dicho en la conciencia del Focalizador – quizás   no   lo   hay.   Sin   un   “eso”   en   la  
conciencia, Focusing es más difícil, entonces el Acompañante puede facilitar el
proceso  ofreciéndole  la  posibilidad  de  un  “eso”  para  que  lo  considere.
136 La Aceptación Radical de Todo

Una manera de hacerlo es la siguiente:


F: Yo quiero correr.
A: Hay un querer correr.
“Yo  quiero”  se  ha  convertido  en  “hay  un  querer...”  y  de  esta  manera  hay  un  
“eso”  para  sentir  dentro.  Nuestra  palabra  favorita,  “algo”  nos  ofrece  otro  modo:  
F: Yo tengo miedo de no poder olvidarlo nunca.
A: Algo en ti tiene miedo de no poder olvidarlo nunca.
Cuando el Focalizador está experienciando partes de manera clara, es
probable  que  valore  recibir  un  reflejo  que  dice  “una  parte  de  ti”.  
F: Yo quiero ir, y al mismo tiempo no quiero ir.
A: Una parte de ti quiere ir y otra parte de ti no quiere.
Esta separación clara de partes puede ser especialmente valiosa cuando el
Focalizador está atrapado dentro de una lucha interna.
F: Me parece que no me gusta como soy.
A: Hay algo en ti a lo cual algo de ti no le gusta demasiado.

Fritz  Perls  y  el  “eso”  vacío  


La gente que ha estudiado con Perls (padre de la terapia Gestalt) o sus
discípulos, muchas veces se sorprende por el amor de quienes practicamos
Focusing   hacia   esta   palabra   pequeña   “eso”.   Perls es famoso por insistir a sus
estudiantes  que  se  adueñen  de  sus  sentimientos  usando  la  palabra  “Yo”  en  lugares  
en   donde   antes   habían   usado   “eso”.   “Eso   es   triste”   se   convierte   en   “Yo   estoy  
triste”,  “Eso  es  deprimente”  se  convierte  en  “Yo  estoy  deprimido”,  etc.
He  tenido  gente  que  me  ha  dicho,  “Me  estoy  esforzando  para  apropiarme  de  
mis  sentimientos  y  ahora  quieres  que  yo  vuelva  a  decir  “eso”  otra  vez.  Mi  respuesta  
es que estoy contenta de que han aprendido a apropiarse de sus sentimientos – y
ahora quiero que  vayan,  no  para  atrás,  sino  aún  más  adelante.  El  “eso”  impersonal  
que  no  le  gusta  a  Perls  con  tanta  razón,  no  es  el  “eso”  de  Focusing.  
En la estructura del idioma inglés, cada frase necesita un sujeto. A las frases
que describen procesos en donde no hay  un  actor,  se  les  da  sujetos  “vacíos”:  “está
lloviendo”,  “está oscuro”.  En  este  caso, “está”,  no  significa  nada,  no  está  referido  a  
nada.   Estas   frases   sin   el   “está”   tendrían   el   mismo   significado   pero   no   sería  
gramatical.
Los que hablamos en inglés hemos usado  el  sujeto  vacío  “eso”  para  alejarnos  
de nuestros sentimientos y opiniones, haciéndolos aparecer tan impersonales como
el tiempo meteorológico.
“Es  interesante”.  
“Es  atemorizante”.  
“Es  impresionante”.
“Es  abrumador”.
“Es  deprimente”.
Da la impresión de que lo que dice cada una de estas frases no se refiere a
quien habla, sino a alguna condición externa. Puedo decir que el libro es
interesante, la película fue atemorizante, el puente era impresionante, la tarea fue
abrumadora y la pérdida resultó deprimente. Y en realidad, en cada caso, estoy
El poder de Escuchar 137

hablando de mis propios sentimientos: Soy yo quien está interesada, atemorizada,


impresionada, abrumada, deprimida.
Pero  este  “eso”  no  es  el  mismo  que  el  “eso”  de  Focusing,  porque  este  último  
se refiere a algo sentido en la experiencia interna. No está vacío. Se refiere a algo.
Entonces   si   comienzo   diciendo,   “Es   atemorizante”   me   puedo   apropiar   del  
sentimiento   y   decir   “Yo   estoy   atemorizada”.   Luego   me   movería   al   modo   de  
Focusing a sentir lo atemorizado en   mi   cuerpo   y   decir,   quizás,   “Estoy   sintiendo  
algo  apretado  en  mi  estómago.  Está  atemorizado”.  “Es  atemorizante”  – sujeto vacío
– se   ha   vuelto   “Yo   estoy   atemorizada”   – sentimiento propio – y se convierte en
“Eso  está  atemorizado”  – algo para acompañar a la manera de Focusing.
Es  cierto,  no  queremos  ir  para  atrás,  y  transformar  el  “eso”  de  quien  practica  
Focusing  en  un  “Yo”  identificado  nuevamente:  
Focalizador:  “Este  lugar  en  mi  estómago  está  enojado”.  
No recomendado:
Acompañante:  “Tú  estás  enojado”.  
Preferible:
“Ese  lugar  en  tu  estómago  está  enojado”.  

“Algo”  está  vivo  


Previamente nos hemos referido a una sesión con un cliente citada por Eugene
Gendlin (1990), como un ejemplo que muestra cómo el terapeuta sigue bien de
cerca las palabras del cliente cuando éste está en contacto muy cercano con algo en
su interior. Pero hubo un lugar en este ejemplo, en donde el terapeuta modificó las
palabras del cliente en forma mínima y significativa.
C: No puedo querer nada. (Silencio...) Esto necesita descansar y no puede
descansar. Si se queda quieto y descansa, morirá. Necesita mantenerse en
guardia.
T: Hay tanta necesidad y anhelo de descansar, y de quedarse quieto y
dejarse llevar; pero de alguna manera tampoco esta parte de ti puede
descansar. Se siente que morirá si deja de estar en guardia. (Silencio...)
Lo que ha hecho el Acompañante de algún modo es animar la parte. Cuando
el  cliente  dijo,  “morirá...”  la  respuesta  fue,  “Se  siente  que  morirá”.  “Morirá”  podría  
haber sido una descripción externa, una valoración objetiva. El Acompañante
responde  desde  el  interior  de  un  “Eso  que  vive”,  desde  el  punto  de  vista  de  “Eso”.
A  medida  que  una  sesión  avanza,  el  “algo”  en  la  conciencia  del  Focalizador  
va tomando las cualidades de estar vivo. Si el Compañero reconoce lo que está
sucediendo, responde de un modo que apoya la vida.
F: Está cansado. No quiere hablar.
A: Te está haciendo saber que está cansado y que no quiere hablar.

¿Quién lo está diciendo?


La teoría de la lingüística nos dice que cada frase que se expresa está situada
en tiempo y espacio y orientada hacia quien habla y sus oyentes. Por esta razón
podemos  usar  palabras  relacionales  como  “yo”,  “tú”,  “ahora”,  ”luego”,  “aquí”,  etc.  
y  hacer  que  se  entienda,  aún  cuando  “yo”  se  refiere  a  mí  cuando  yo  la  uso y a ti,
138 La Aceptación Radical de Todo

cuando tú la usas. Si no sabemos quién dijo la frase (o dónde o cuándo), entonces


no sabremos a qué o a quién se refieren estas palabras.
La manera más obvia de aplicarlo a la lingüística de Escuchar, es cambiando
estas palabras relacionales cuando volvemos a decir la frase del Focalizador.
F: Algo en mí está enojado.
A: Algo en ti está enojado.

F: Estoy sintiendo un peso aquí.


A: Estás sintiendo un peso allí.
No obstante, como estamos hablando al mismo tiempo que el Focalizador, no
necesitamos cambiar las palabras referidas al tiempo.
F: Ahora está comenzando a cambiar.
A: Estás sintiendo que ahora está comenzando a cambiar.
Hay algunos profesionales que no cambian las palabras del otro de ningún
modo. Para mí, suena bastante extraño, pero lo puedo comprender si imagino que
está volviendo a decir las palabras del Focalizador en forma de cita.
F: Algo en mí está enojado.
A:  “Algo  en  mí  está  enojado”.  
Es verdad que algunas veces el Focalizador dice palabras que suenan tan
potentes y significativas que dudamos si tenemos que cambiarlas, ni siquiera un
ápice. Cuando esto pasa, prefiero hacer la cita explícita, diciendo  algo  como,  “Lo  
que aparece ahí  es...”  o  “Las  palabras  que  vienen  son...”  
F: ¡No voy a soportar esa situación nunca más!
A:   Las   palabras   que   vienen   son:   “¡No   voy   a   soportar   esa   situación   nunca  
más!”.  
Cuando el Acompañante siente que podría sonar extraño repetir las palabras,
en general es porque, sin una frase previa, podría parecer que él acuerda con lo que
el Focalizador está diciendo. En lugar de expresiones de sensaciones corporales o
emociones, con frecuencia son enunciados de valor. En estos enunciados es difícil
que  haya  un  “borde”  para  sentir dentro. Muchas veces surge de una parte a la que
le gustaría cerrar una puerta en lugar de abrirla. Por eso resulta facilitador si el
Acompañante señala a esa parte, la que está hablando, usando nuestra palabra
favorita  para  señalar  bordes:  “algo”.  
F: Nada se puede hacer con gente así.
A:  Algo  en  ti  está  diciendo:  “Nada  se  puede  hacer  con  gente  así”.  
Cuando resulta claro que las palabras vienen de una parte, de algo interno, y
no  del  “Yo”  del  Focalizador,  es  conveniente  ponerlas  en  forma  de  cita  y  especificar
quien   las   dice.   Si   la   parte   no   se   puede   identificar   es   útil   decir   “Algo   en   ti   está  
diciendo…”.  Pero  a  veces  puedes  hacer  una  muy  buena  suposición  sobre  quién  está  
hablando.
F: Estoy sintiendo a esta parte mía que está tan... enojada, supongo. Como un
niño pequeño que odia a todos.
A: Esa parte tuya se siente como un niño pequeño que odia a todos.
F: ¡Déjenme solo!
A:  Es  como  si  el  niño  dijera,  “¡Déjenme  solo!”  
El poder de Escuchar 139

Escuchar en Presencia
Hemos dicho que el tercer propósito de Escuchar es apoyar al Focalizador
para   que   le   “haga   compañía”,   desde   su   Presencia,   a   algo   que   está   dentro   suyo.  
Hemos hablado de la importancia de la desidentificación, y de cómo las respuestas
del Acompañante pueden apoyar al Focalizador para que recuerde que él no es su
enojo, ni su miedo, ni su tensión, ni su juicio, ni ninguno de sus estados
temporarios.
Pero ¿qué es el Focalizador, si no es alguno de sus estados temporarios? Es
Presencia. Así lo llamamos Barbara McGavin y yo: es el estado del ser capaz de
estar con cualquier cosa, sin preferencias, sin juicios, y sin nada programado de
antemano. Cualidades de Presencia incluyen: compasión, permiso, amplitud,
apertura, aceptación, paciencia, ternura...
Gendlin   dice   “ser   amigable   con   la   sensación   sentida,   y   recibir   de   manera
sensible   cada   cosa   que   venga   de   ella”   (1996).   McMahon   y   Campbell   lo   llaman  
“sensación   de   presencia   cuidadosa”.   Es   algo   que   ayuda   a   que   el   proceso   de  
Focusing ocurra. ¿Cómo puede, un Acompañante, ayudar a generar Presencia?
Lo que puede hacer es reflejar lo que está diciendo el Focalizador haciendo
explícita su Presencia. Cada vez que el Focalizador describe algo de su experiencia,
se entiende que lo está sintiendo, experienciando. Al hacer explícito este sentir, el
Compañero confirma, apoya y profundiza la experiencia de Presencia del
Focalizador.   Recomendamos   hacerlo   con   las   palabras   “Estás   sintiendo...”,   y  
también  “Eres  consciente  de...”,  “Estás  notando...”  y  en  algunos  casos  también  es  
útil  “Te  estás  dando  cuenta  de...”  
F: Este lugar en mi estómago está apretado de rabia.
A: Estás sintiendo ese lugar en tu estómago que está apretado de rabia.

F: Tengo una banda tirante a través de mi pecho.


A: Estás sintiendo algo en tu pecho, como una banda tirante.

F: Oh, ya veo! Esta parte cree que nadie puede ayudar.


A: Te estás dando cuenta de que esa parte cree que nadie puede ayudar.

Cuando el Focalizador no siente compasión, paciencia o aceptación hacia


alguna parte de sí mismo, no está en Presencia. Sin embargo, está siempre
disponible, detrás de las identificaciones temporarias. Entonces, si el Acompañante
refleja lo que el Focalizador dice como si estuviera en Presencia, funciona como
una invitación sutil – la que, como todas las invitaciones, se puede rechazar – para
que encuentre Presencia nuevamente.
F: No me gusta esta parte pesada de mí.
A: Estás sintiendo una parte que se siente pesada, y estás sintiendo otra parte a
la que no le gusta esa parte pesada.

F: ¡Estoy enojada!
A: Estás sintiendo algo en ti que está enojado.
140 La Aceptación Radical de Todo

F: No. ¡YO ESTOY enojada!


A: Oh, ¡TÚ ESTÁS enojada!

Barbara   McGavin   y   yo   llamamos   “Escuchar   en   Presencia”   cuando  


combinamos     “estás   sintiendo”   con   “algo   en   ti”.   Muchas   veces   el   resultado   es  
iluminar que hay dos partes, y ofrecer al Focalizador la oportunidad de
reconocerlas y estar con alguna de ellas o con las dos.
F: Esta parte necesita cambiar más rápido.
A: Estás sintiendo algo en ti que necesita que esta parte cambie más rápido.

F: Da miedo.
A: Estás sintiendo algo en ti que siente miedo, y también hay algo ahí que
causa ese miedo.

El poder de Escuchar
Mi creencia personal es que Escuchar se usa y se valora poco. Siento que
cuando lo hacemos con sensibilidad y habilidad, no es necesario guiar o sólo
tenemos que guiar un poco, en especial entre compañeros de Focusing (personas
que conocen Focusing). Al Escuchar, en toda la sesión o en la mayor parte de ella,
y guiamos poco o nada estamos respetando el proceso del Focalizador
quedándonos fuera de su camino, y permitiendo que aumente su sensación de
poder en su proceso. También disminuye, en el Acompañante, la sensación de
responsabilidad por la sesión, porque a pesar de los beneficios de la habilidad de
Escuchar que hemos mencionado, la sesión pertenece al Focalizador.
Hasta podríamos especular con la posibilidad de que la necesidad de guiar
indica alguna falla al Escuchar. O, para decirlo de manera positiva, cuando se hace
bien, hay menos necesidad de guiar.
Un ejemplo es lo que ocurrió hace poco tiempo en una sesión de
entrenamiento en mi Centro en Berkeley. La sesión parecía desarrollarse bien hasta
que en un momento la Focalizadora sintió un bloqueo y necesitó ayuda de su
profesor. En la discusión posterior volvimos a ese momento y nos preguntamos qué
podría haber hecho el Compañero. Lo que descubrimos fue que era poco lo que se
podría haber hecho en ese momento, una vez que el Focalizador se sintió
bloqueado. Pero cuando fuimos un poco más atrás en la sesión, al momento
anterior al bloqueo descubrimos que el Compañero había pasado por alto volver a
nombrar   una   sensación   sentida   en   el   cuerpo,   y   que   el   “bloqueo”   sucedió   justo  
después de ese hecho.

F: Siento una pesadez en mis hombros y en mis brazos. Podría relacionarlo


con estar cargando algo, como un peso.
A: Algo en ti parece estar cargando un peso.
F: Sí, algo en mis hombros y en mis brazos, ahí es donde lo siento. Le estoy
diciendo  “hola”  a  esa  sensación  de  estar  cargando  un  peso,  y  le  estoy  pidiendo  que  
me diga algo más sobre eso, lo que se siente como un peso. (Pausa larga) Estoy
sintiendo otra parte de mí que quiere apurar este proceso... (en este punto el
El poder de Escuchar 141

profesor ofreció ayuda, invitando a la Focalizadora a quedarse con lo que había,


con curiosidad e interés, y sentir desde el punto de vista de eso antes de hacerle
alguna pregunta).

Más tarde la Focalizadora acordó que si le hubieran reflejado la frase en


itálicas - como:  “Estás  sintiendo  algo  como  una  pesadez  en  tus  hombros  y  en  tus  
brazos...”   – la hubiera ayudado a estar en contacto más directo con la sensación
sentida, en lugar de llevar su atención a lo que pensó sobre eso.
En un primer borrador del libro de Eugene Gendlin, El Focusing en
psicoterapia, hay una lindísima metáfora acerca de Escuchar. No la he podido
encontrar en el libro publicado, por eso lo estoy citando del borrador:
(Escuchar) es como sumar movimiento al desplazamiento de una rueda. La
rueda ya se está moviendo y quieres agregarle más movimiento. Para eso
no tienes que detenerla primero, para empujarla después. Le das pequeños
estímulos que se adecuan al movimiento que ya tiene.
Escuchar es como tocar una rueda que ya está en movimiento, en la misma
dirección en que se mueve. Nada espectacular parece estar sucediendo. Sin
embargo se está creando un espacio para que ocurra el más grande de todos los
milagros humanos: es mucho más lo que sucede cuando permitimos, a lo que sea,
que encuentre su propio despliegue, que cuando tratamos de hacer que algo suceda.

Apéndice: una sesión de Escuchar

Nota: Esta sesión se realizó por teléfono entre dos Focalizadores expertos y
compañeros de Focusing de mucho tiempo. De hecho, ¡A soy yo, y Barbara
McGavin   es   B!   Cuando   la   compañera   hace   un   sonido   corto,  como   “m-mm”,   eso  
está indicado entre paréntesis (m-mm) dentro del párrafo de la otra persona. Las
pausas están indicadas con puntos suspensivos. No se ha omitido nada.

A: Muy bien. Ahora estoy llevando mi conciencia dentro de mi cuerpo. Y


estoy sintiendo, como a una persona dentro mío, una parte de mí. La siento como
una  “ella”,  que  siente – la palabra es bombardeada, y también – hay una sensación
de ella volviendo, casi quizás como de un coma o saliendo de un período largo de
enfermedad (m-mm) todavía débil y luego sale a un lugar en donde, ahh, está
mirando a su alrededor y hay una sensación de algo que ni siquiera entiende.
Parece que están viniendo otras cosas hacia ella, como del dragón, como ¿porqué
no hiciste esto todavía? ¿Por qué no hiciste esto todavía? Y ohh, cierta sensación
de estar atrasada, y débil, y confundida – y ahora estoy sintiendo lo que se siente
central  en  todo  esto……  Su  – es interesante – su emoción no es miedo, o culpa, ni
ninguna de esas cosas. Está de verdad – quizás perpleja más que confundida. Como
inocente. Ella es inocente sobre sí misma (ahh).
B: Puedes sentir que hay inocencia en esta niña, mujer, persona.
A: Sí, es una mujer, no es una niña. Está caminando a través de un campo de
batalla en donde la batalla terminó. Está tocando pedazos de cañón y cuerpos y
142 La Aceptación Radical de Todo

cosas. Tocándolas con una inocencia como si estuviera tocando flores. Como con
curiosidad.
B: La estás viendo caminar a través de este campo de batalla, tocando los
muertos, los cañones y otras cosas con una cierta inocencia como si fueran flores,
con curiosidad.
A: Me recuerda a un poema que escribí cuando tenía diez y seis años o algo
así. No lo recuerdo pero la primera línea era: Y si escogemos nuestro camino a
través de un campo de batalla...
B: Sí, eso viene allí.
A: Y hay lágrimas aquí.
B: Puedes sentir lágrimas.
A:  ……  Muchos  de  mis  clientes  últimamente han estado trabajando con una
parte que está aturdida de dolor y otra parte que está ansiosa por avanzar en la vida.
Y quizás por eso estoy viendo, o comenzando a tener una sensación de una
contraparte que está ansiosa.
B: Ahh, estás comenzando a sentir justo ahí una contraparte que está ansiosa.
A:  Eso  dice  “¡Vamos,  no  podemos  perder  más  tiempo  con  esto,  tenemos  que  
empezar  a  movernos!”.  
B:  Sí,  la  estás  escuchando  decir,  “¡Vamos.  No  tenemos  más  tiempo  para  esto.  
Tenemos  que  empezar  a  movernos!”.
A: Y a esa mujer en el campo de batalla, no se la puede apurar. No hay
manera. Ni escucha, o escucha algo de esas urgencias a moverse, pero casi no le
llegan. Está mucho más compenetrada con lo que está haciendo.
B: Mmm, puedes sentir que no se la puede apurar. Está compenetrada con lo
que está haciendo. La otra voz es sólo... ella la escucha, pero apenas.
A:  Mmm.  Le  estoy  diciendo  a  la  otra  voz,  “Sí,  yo  sé  que  estás  asustada.  Estás  
asustada de que algo se dañe o se desintegre si no se le presta atención”.
B: Estás haciéndole saber que escuchaste que está asustada.
A:  …  Esa  parte,  sí,  está  comenzando  a  mostrarme  qué  quiere,  al  menos  en  un  
nivel. Es como si hubiera un anhelo, se siente que esa parte está llevando eso ahora.
Un anhelo de expresar nuestros mensajes al mundo y hacerlos escuchar. Como si,
aún  mientras  estoy  en  esta  sesión,  hay  algo  en  mí  que  dice,  “¡Tú  sabes  que  esto  se  
puede  animar!”  (risa).  La  tecnología  ya  no  es  tan  difícil,  y  podemos  animar  muchas  
de estas típicas partes y contrapartes, y todos podemos relacionarnos con eso. Y
realmente ayudaría. Y es como si (ahh) [gran suspiro] una sensación de una gran, al
menos esa parte siente, una gran brecha, una distancia entre lo que me siento capaz
de...
B: Sí, puedes sentir cómo esta parte está llevando la añoranza por todo su
potencial…
A: Sí, la brecha entre la realidad y el potencial se siente muy grande (sí)
ahora. Y esta parte siente que uno de los problemas es esta mujer de blanco que
está mirando...
B: Es como si desde su punto de vista esta mujer es el problema, o un
problema…
A: - uno de los problemas, sí –
El poder de Escuchar 143

B:  …entre  el  potencial  y  en  dónde  estás  ahora.  


A: Sí. Y quisiera reconocer la sensación de la brecha y reconocer a esa parte
que tanto quiere que eso cambie, que está tratando de averiguar cuál es el
problema.
B: Mmm. Sí, estás haciéndole saber que puedes sentir que quiere reducir esa
brecha.
A: Sí, mmm. Por la manera en que dijiste eso me hace querer preguntar cómo
se sentiría tener esa brecha reducida.
B: Mmmm.
A: Y sentí eso sólo un momento, y mi conciencia vuelve sobre la mujer en el
campo   de   batalla   para   invitarla   a   sentir   qué   querría   ella.   Y   dijo   “No   me   apuren.  
Todavía  no  he  terminado”.  
B: Sí, hay algo que ella tiene que hacer primero. No ha terminado con algo.
A: Sí. Y diciéndolo de esa manera, y escuchándote decirlo así, ella cambia un
poco. Estaba mirando aturdida y otra vez, ¿cuál fue la palabra del principio?
Bombardeada. Y ahora parece que tiene cierto propósito. (m-mm) Ella necesita
hacer algo. Eso es. (ahh) Y quiere hacerlo pero no quiere que la apuren, porque no
estaría bien apurarse. (ahh) No se puede hacer apurado.
B: Ahh, sea lo que sea lo que tiene que hacer no se puede hacer apurado y
puedes sentir que tiene un propósito para ella ahora. (sí) Suena como cierta fuerza
allí.
A: Sí, siento - bueno me estoy sintiendo muy conmovida, y no sólo por eso,
también fui hacia el otro lado (ahh) y también cambió (ah-h) porque ante la
presencia del propósito, está sintiendo que su propósito ahora es mantener la
intención y mantener la conciencia del potencial y se está sintiendo bien y
orgullosa porque tiene ese propósito.
B: Sí...
A: Todo eso me conmueve [lágrimas].
B: Puedes sentir cómo la otra parte sostiene el potencial. Es como un
contenedor para esto – o algo parecido.
A: Sí, sí.
B: Y se está sintiendo orgullosa (sí) porque tiene este propósito.
A: Sí, se está sintiendo mucho más capaz de ser paciente.
B: Mmm. Al sentir su propósito, su necesidad de hacer algo.
A: Sí, y otra vez, cuando siento sus ganas de ser paciente, siento emoción.
Vienen lágrimas. (sí) me siento conmovida por las ganas de llevar adelante los
propósitos de las dos partes. (sí) Oh, fabuloso.
B: Sí, te estás sintiendo conmovida por las ganas de llevar a cabo los
propósitos de estas dos partes.
A: Sí... estamos llegando a un buen momento para detenernos.
B: Y hay todavía dos minutos.
A: [gran suspiro]. Sí, creo que es por todo eso de sentirse escuchada que esta
parte ansiosa cambió de estar ansiosa (sí) a sentirse respetada. Su trabajo es
recordar su potencial. Eso todavía es verdad, era verdad antes. Pero, al ser
144 La Aceptación Radical de Todo

escuchada, la parte cambió de estar ansiosa por recordar el potencial (ahh) a


sentirse respetada por recordar el potencial. ¡Genial!
B: Y no tiene que presionar.
A. Sí, sí. Y no tiene que ser – hay algo como pertenecer a un equipo más
grande  y  eso  no  tiene  que  sentirse  solo  (sí)  y  la  “ansiosa”  viene  de  sentir  que  nadie  
la va a escuchar.
Introducción a
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón

La historia de la experiencia de mi hermana Mona con


cáncer de pulmón es, naturalmente, algo emocional para mí.
Murió a raíz de su cáncer, y la extraño. Sus hijos, sus
amigos y su comunidad la extrañan. Puedo sentir lágrimas
dentro mío en este momento, mientras escribo esto, a casi
seis años de su muerte. También siento paz. Están las dos
cosas aquí.
He incluido este artículo en este volumen por tres razones.
(1) Muchas personas tienen amigos y seres queridos con enfermedades
graves, y se preguntan cómo ayudarlos. Si están abiertos a Focusing, éste puede ser
un modo ideal de estar presentes para ellos, y de ayudarlos a estar presentes para sí
mismos, de un modo compasivo y sanador, sin interferencias. Mi hermana Mona
me señaló que las personas que atraviesan una enfermedad grave están muy
sensibles, con razón, a un aluvión de consejos bien intencionados y expresiones de
simpatía, que los invaden. Focusing es bien recibido precisamente porque no es así.
Pero es necesario ofrecerlo sin presiones.
Hay un muy buen artículo sobre este tema, de Judy Hart, otra amiga de
Focusing que perdimos por el cáncer. [“It   Stinks,   Doesn’t   It?:   Ways   to   Connect  
without   Fixing”   (Apesta,   no?   Formas de conectarse sin hacer cambios). Ver
también  el  artículo  de  Ellen  Kirschner  “When  a  Friend  is  Diagnosed  with  Cancer”  
(Cuando le diagnostican cáncer a un amigo)].
(2) Para aquellos que tienen interés en saber cómo uso el lenguaje de
Escuchar y guiar de un modo que ayude a estar presentes en la experiencia interna,
estas sesiones son grandes ejemplos. Aun separadas del tema, y de quien es la
Focalizadora y lo que está enfrentando, estas sesiones muestran a una persona que
hace contacto cada vez más profundo con su propio proceso implícito, trayendo
cambio, alivio y liberación.
He  puesto  este  artículo  en  este  lugar  del  libro,  justo  después  de  “El  Poder  de  
Escuchar”,  porque  es  una  demostración  de  muchos  de  los  puntos  que  especifiqué  
en él. Cuando escribí estas sesiones, no incluí todo lo que se dijo, pero están mis
respuestas tan completas cómo fue posible. Quería mostrar lo que hago, con la
esperanza de que estos ejemplos iluminen e inspiren.
Y por último, (3) Mona me pidió que no la olvidemos. Cuelga en la pared de
mi estudio una pintura que ella hizo; la veo todos los días. Siento su sonrisa dentro
mío. Es un placer incluirla dentro de este libro. Recordémosla.
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón
Apareció en The Folio: A Journal for Focusing
and Experiential Therapy, Vol. 18, 1999

En marzo de 1997 a mi hermana Mona le diagnosticaron cáncer de pulmón. En el


momento del diagnóstico se había extendido por sus pulmones y había hecho
metástasis en el hígado y en un hueso. Empezó su tratamiento con humor, coraje y
una profunda fe en Dios (como no le gustaba la palabra cáncer le decía Clarence).
En el momento de escribir esto ya ha pasado por una serie de tratamientos de
quimioterapia y lo está haciendo muy bien, pero aún no está libre del cáncer, ni
está en remisión.
En octubre de 1998 le ofrecí hacer Focusing por teléfono (vivimos en costas
opuestas). ¿Por qué no se lo ofrecí antes? ¿Por qué ella no me lo pidió, sabiendo
que esto es lo que hago? ¡Nadie lo sabe!
Las notas que siguen se hicieron después de nuestras primeras tres sesiones.
Cada una duró alrededor de una hora.

Primera sesión
Mona tuvo quimio hoy, por lo tanto estaba cansada. Cuando la invité a llevar
su conciencia dentro de su cuerpo, notó un lugar cerca de su pecho derecho que
había traído muchos problemas – muchas veces se endurece, muchas veces duele y
también  ha  sido  el  lugar  de  ciertos  procedimientos.  “Apretado”  fue  su  descripción.
La  invité  a  que  le  diga,  “Sí,  sé  que  estás  ahí”,  y  a  que  se  quede  sentada  con  
eso, con ternura, para que pueda tener la sensación de estar haciéndole compañía,
como si estuviera sentada con una amiga. Luego, a que comience a sentir su ánimo,
desde su punto de vista.
“Está   muy   triste.   Le   han   hecho   tantas   cosas,   lo   han   invadido.   Y   está   triste  
porque siente que  nunca  más  va  a  ser  el  mismo”.
La invité con cariño a que le haga saber a eso que lo escuchó, que se sentía
triste porque lo habían invadido, y por la sensación de pérdida.
Luego la invité a sentir si podría haber algo más.
“Está  un  poco  enojado”,  dijo. “Pero  sobretodo  lastimado.  Está  enojado  porque  
lo  han  lastimado”.
- Y quizás le puedes hacer saber que también escuchas eso.
“Se  ha  calmado  un  poco.  Le  gustó  escucharme  decir  que  reconozco  que  está  
lastimado. Supongo que he estado – no negándolo exactamente, pero tratando de
estar  en  el  lugar  en  donde  todo  está  bien”.
-Te estás dando cuenta de que lo has estado pasando por alto, tratando de estar
en el lugar en donde todo está bien.
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón 147

“Quiere   que   sepa   que   no   provocó   la   enfermedad.   Quiere   que   sepa   que está
ahí, debajo de la enfermedad. Estaba ahí, antes de que la enfermedad viniera. Y por
eso  está  tan  lastimado”.
-Ah, entonces podrías hacerle saber que escuchas eso, que todavía está ahí,
debajo de la enfermedad.
“Quiere   que   lo   tranquilicen.   Quiere   que lo sostengan, y que lo acaricien
suavemente”.
- Ahora estás sintiendo que quiere que lo tranquilicen, que lo sostengan, y que
lo acaricien.
“Quiere  que  le  agradezca,  por  esperar  ahí”.
- Y estás sintiendo que quiere que le agradezcas, por esperar ahí.
Luego terminamos la sesión con mucho respeto. Más tarde, ese día, expresó
que  se  estaba  sintiendo  muy  bien,  más  “entera”,  más  relajada.

Segunda sesión
Mona me dijo que tenía un turno para hacerse un escaneo CAT la próxima
semana, que le permitirá saber el resultado de su última quimioterapia. Luego
empezamos la sesión.
“Bueno,   siento   dolor   en   algunos   lugares   y   una   presión   en   mi   plexo   solar,  
como  un  peso”.
- Entonces le tenemos que decir hola a esos lugares con dolor y también hola
a esa presión que es como un peso en tu plexo solar.
“Creo  que  es  miedo”.
- Sí, entonces quizás podemos decir que hay un lugar en ti que está sintiendo
miedo en este momento. Comprueba con eso, con atención, si es miedo lo que
siente.
“Es   como   si   estuviera   viendo   a   una   persona   en   cuclillas, esperando. Quiere
saber el resultado, con esperanza pero vacilante.
- Quizás puedes estar con esa persona, percibiendo qué más está sintiendo.
“Es   como   si   la   persona   no   supiera   qué   hacer,   tal   vez   con   sensación   de  
impotencia.
- Sin saber qué hacer, tal vez con sensación de impotencia, quizás puedes
fijarte si es eso, si es así como esa persona se siente ahí.
“No,  no  es  impotente,  es  que  ahora  no  puede  hacer  nada.  Creo  que  es  por  el  
escaneo de la próxima semana, y siento impotencia por el resultado. La última vez
que vi a mi médico le pregunté, ¿cuánto cáncer tengo? Antes no lo había querido
saber. Dijo que tengo cinco lugares en mi hígado, y que en mis pulmones hay
células   cancerígenas   diseminadas.   No   me   alteró,   es   como   si   lo   hubiera   sabido”.  
(Pausa) “Esa   persona   está   esperando   porque   piensa   que   tiene   que   continuar   su  
trabajo.  Está  tan  cansado”.
- Ah, estás sintiendo que está tan cansado. Podrías hacerle saber que lo
escuchas.
“Está   cansado   porque   ha   tenido   que   trabajar   mucho.   Quiero   descansar,   pero  
siento que no puedo. En algún lugar dentro mío siento que tengo que mantenerme
trabajando,  empujando.”
148 La Aceptación Radical de Todo

- Sí, has estado sintiendo que tienes que seguir trabajando, seguir empujando.
Y podrías estar con ese lugar, acompañándolo con ternura, abierta a sentir qué más
hay,  lo  que  sea  que  quiera  que  tú  sepas…
“Tiene  miedo  de  que  yo  muera  si  no  sigue  trabajando”.
Esto tocó un lugar de lágrimas en Mona, y sollozó unos minutos. Se sentía
como un llanto sanador, de un miedo profundo que era reconocido. Yo estaba
contenta de estar sentada con ella. Mientras lloraba yo no decía nada pero
murmuraba para hacerle saber que estaba con ella. Al calmarse las lágrimas la
invité a hacerle saber al lugar que podía escuchar lo asustado que estaba, y que le
dijera,  “No  es  extraño  que estés cansado, si sientes que tienes que seguir trabajando
o moriremos.
Poco después dijo que le gustaría terminar y hacer una siesta. La insté a que lo
haga, y no intenté programar nuestro próximo encuentro telefónico: quería que se
durmiera de inmediato.

Tercera sesión
Mona empezó contándome los resultados de su escaneo. Había llamado a su
médico porque su respiración se estaba haciendo difícil, y se preguntaba qué era.
Le dijo que era probable que fuera ansiedad y algunos síntomas que comenzaban.
Entonces le comunicó los resultados del estudio.
Los pequeños cánceres (en los pulmones) están creciendo. El tumor grande en
el pulmón y los tumores en el hígado, no. Le va a cambiar el régimen de
quimioterapia (Taxol). Será más duro, tomará más tiempo de preparación, y
probablemente su cabello comenzará a hacerse más fino otra vez. Ella me dijo que
estaba preocupada por lo duro que podría ser pasar por eso.
Cuando  invitamos  a  su  conciencia  adentro  de  su  cuerpo…
“Me   estoy   sintiendo   llena,   del   almuerzo…   también esta dificultad para
respirar…”
- Puedes reconocer esa dificultad para respirar, y quedarte con eso, sintiendo
cómo es.
“Es  como  un  alcanzar…”
- Sí, reconoce que es como un alcanzar. Siente dentro de eso, siente cómo
es…  quizás  hay  una  sensación  de algo  más,  que  es  difícil  de  poner  en  palabras…
“Hay   una   sensación,   que   he   estado   teniendo,   de   que   el   tratamiento   que   he  
recibido no fue suficiente. Este alcanzar es como eso. Como esta sensación, no ha
sido  suficiente”.
- Oh, sí, has estado con la sensación de que el tratamiento no fue suficiente, y
que el alcanzar es como eso.
“También  hay  cierto  alivio,  porque  yo  sabía  que  iba  a  venir  y  ahora  está  aquí”.  
(El resultado del escaneo).
- También estás notando cierto alivio.
“¿Recuerdas  la  última  sesión cuando sentí a la parte de mí que pensaba que
tenía que trabajar tan duro? Bueno, ahora se está relajando. Tenía que trabajar duro
porque  sabía  que  el  tratamiento  no  era  suficiente”.
- Puedes sentir a esa parte de ti que ahora se está relajando.
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón 149

“Pensé  que me estaba sintiendo mal por el nuevo tratamiento, pero en realidad
me  estoy  sintiendo  bien.  Porque  mi  fuerza  de  vida  no  va  a  estar  tan  tensa”.
- Oh, es así, tu fuerza de vida no va a estar tan tensa. ¿Quizás estás sintiendo
esa fuerza de vida ahí, en este momento?
“Sí,  está  mezclada.  Hay  una  parte  de  mí  que  no  está  contenta,  y  una  parte  de  
mí  que  está  contenta”.
- Entonces quizás podemos reconocer a las dos, y dejar que ambas estén ahí.
“La   parte  de   mí   que   no   está  contenta   no   es  sólo   por  los   efectos  de  la nueva
quimio, sino porque he perdido otro tratamiento. Porque no puedes volver atrás una
vez  que  lo  has  hecho.  Sentimientos  muy  mezclados”.
- Sí. Esa parte no está contenta porque se cierra una opción, has perdido otro
tratamiento.
“Todavía   me   pregunto   sobre la dificultad para respirar. El médico dijo que
pensaba  que  era  ansiedad  y  el  comienzo  de  síntomas.  Me  pregunto  cuál  es”.
- Eso sería algo que podrías preguntarle, dentro.
(Se  toma  un  tiempo)  “Se  siente  que  son  síntomas  que  comienzan  y  como  están  
comenzando,  podré  saber  si  este  nuevo  tratamiento  es  lo  que  tengo  que  hacer”.
- Entonces podrías tomarte un momento para comprobar eso en tu cuerpo,
fíjate si es así, que los síntomas están comenzando, entonces podrás saber si esto es
lo que tienes que hacer.
“Sí.  Es  como  si  mi  cuerpo  estuviera  diciendo,  sí,  tú  necesitas  esto.  Y  no  siento  
ansiedad.  Siento  tristeza,  y  esperanza,  pero  no  ansiedad”.
- No es ansiedad. Lo que hay ahora es tristeza y esperanza.
“Tú  sabes,  hay  mucho  cáncer.  Y  todos  me  dicen  que  no  pueden creer lo bien
que  estoy.  Y  creo  que  es  mi  fuerza  de  vida”.
- ¡Ah, tu fuerza de vida!
“Sí.   Estoy   en   paz   con   muchas   cosas.   No   quiero   morir,   y   no   creo   que   voy   a  
morir,  pero  no  tengo  miedo  si  muero”.  (Pausa)  “Además  mi  dificultad  para  respirar  
me da una razón para tomarme una semana de descanso. Eso es un  alivio”.
- Puedes sentir el alivio ahí.
“Eso   me   sorprende.   Pensé   que   me   alteraría.   Pero   cuando   siento   ahí   dentro  
ahora,  hay  alivio”.
- Sintiendo ahí, ahora, sientes el alivio. Sí.
“Y  hay  como  un  saber  que  esto va a funcionar, que estaré más cerca de estar
bien.  Es  una  sensación  muy  cómoda  y  de  paz”.
- Ah, entonces es muy bueno que te tomes un tiempo para sentir, este saber
que esto va a funcionar.
“¡Mi  cuerpo  me  ama!”.
- ¡Qué bueno sentir eso!
“Estoy  respirando más fácil, Anny. ¡Por lo menos por ahora!
Como último paso ella agradeció a su cuerpo, y luego me agradeció a mí, y yo
le dije que me estaba sintiendo sobrepasada de gratitud y privilegio por poder
compartir con ella en este nivel.
150 La Aceptación Radical de Todo

Reflexiones de Ann
Yo no he tenido que enfrentar una enfermedad que amenaza la vida, pero
conozco por amigos que lo han atravesado que es difícil tomar decisiones entre los
tratamientos y, muchas veces, con asesoramientos contradictorios. ¡Qué maravilla
si la gente que está en esa situación pudiera sentir qué estaría bien, dentro del nivel
del conocimiento-del-cuerpo! Puedo decir, desde la cualidad de paz que mi
hermana irradiaba al final de la tercera sesión, que estaba en contacto con un
conocimiento que sabe lo que es bueno para ella. Eso no quiere decir que la quimio
es un buen camino para todos. Lo que es maravilloso de Focusing es que permite
ponerse  en  contacto  con  lo  que  “es  bueno  para  mí,  en  este  momento”  y  encontrar  
una sensación de equilibrio y de paz entre todos los mensajes conflictivos
exteriores.
Además, se siente muy conmovedor y al mismo tiempo alentador que Mona
pudo   ponerse   en   contacto   con   su   “fuerza   de   vida”,   la   sintió   en   su   cuerpo,   en   la  
sesión de Focusing. ¡Esto, sólo puede ser bueno!
Continuamos teniendo sesiones semanales, y surgieron todo tipo de temas,
incluido  el  propósito  espiritual  del  cáncer,  y  el  enojo  de  Mona  hacia  él  (“¡Cómo  te  
atreves!”).   Para   mí,   estas   sesiones   son   doblemente   satisfactorias   – no sólo por la
sanación que pueden traer, desde lo emocional y (¡me atrevo a tener esperanza!)
físicamente, sino además por la cercanía que trajo entre nosotras como hermanas,
que se ha profundizado tanto al compartir a este nivel.

Reflexiones de Mona
Se siente que estoy mucho más en contacto con mis sentimientos, es más que
sentirlos solamente. No es un análisis, sino una comprensión más profunda.
Muchas veces no me siento como para hacer Focusing, pero cuando lo hago
siempre me siento mejor, más tranquila, más calma, segura y serena. Me gusta la
relajación. Me encanta la cercanía con Anny, y me gusta que me llame todas las
semanas. Su guía me ayuda mucho, y siempre parece ir en la dirección correcta. No
hay lucha o suposiciones sobre eso. Simplemente parece que yo sé, y eso se siente
bien. Gracias Anny por eso, y por amarme.
Mantenme en tus oraciones. No me olvides.

Apéndice: Comenzar la sesión


Hay gente que podría estar interesada en las palabras que uso para comenzar
una  sesión.  A  ellas  nos  referimos  brevemente  más  arriba  como  “cuando  la  invité  a  
llevar   su   conciencia   dentro   de   su   cuerpo”.   (Mona   lo   llama   “la   relajación”)   En  
realidad se refiere a unos tres minutos en los que digo algo como esto (con pausas
indicadas  por  …):
- Vamos  a  empezar  a  llevar  tu  conciencia  hacia  tu  cuerpo…  Quizás  primero  a  
la zona externa  de  tu  cuerpo,  como  tus  brazos  y  tus  manos…  Nota  lo  que  tus  manos  
están  tocando  y  cómo  se  sienten…  Puedes  ser  consciente  también  de  tus  piernas,  y  
tus  pies…  Nota  lo  que  tus  pies  están  tocando  y  cómo  se  sienten…  También  puedes  
hacer consciente el contacto   de   tu   cuerpo   con   el   asiento…   Y   luego   lleva   tu  
conciencia hacia dentro, hacia toda esa zona interna de tu cuerpo, que incluye tu
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón 151

garganta…  tu  pecho…  tu  estómago…  Te    tomas  un  tiempo  para  que  tu  conciencia  
permanezca   ahí…   Alguna   parte   de   tu  cuerpo   puede estar queriendo que le lleves
conciencia  y  eso  está  bien,  y  empezaremos  en  la  zona  central…  Y  quizás  puedes  
hacer  una  invitación  ahí  dentro,  como  si  dijeras,  “¿Qué  quiere  conciencia  ahora?  …  
¿A   qué   le   gustaría   cierta   atención,   cierta   compañía?   …   y   luego esperas…   …   “Y  
cuando  seas  consciente  de  algo  me  lo  puedes  hacer  saber”.

Epílogo
Estas sesiones fueron en octubre y noviembre de 1998. En el día de Navidad,
llevaron a Mona a emergencias con un dolor de cabeza agudo. Se descubrió que la
metástasis original del cáncer de pulmón incluía tumores en el cerebro. Comenzó a
recibir radiación y quimioterapia para tumores de cerebro, y a pesar de que al
principio sentimos esperanzas, en realidad Mora nunca se recuperó luego de esos
tratamientos. Se le hizo cada vez más difícil incorporarse y hablar. El 20 de marzo,
su esposo y su médico tomaron la decisión de terminar los tratamientos y pedir
ayuda al Hospicio. Cuando llamé desde Japón y me enteré de las noticias, volé
directamente a Nueva Jersey, y pasé seis días al lado de su cama, hablándole,
cantándole, y muchas veces sólo le acariciaba su cara. Mona murió en su casa, en
paz, el 7 de abril de 1999, sosteniendo la mano de su hijo.
152 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Cuestionando las preguntas

Mi amigo Franc Depestele, terapeuta experiencial y teórico de Focusing belga,


insiste, con frecuencia, para que escriba más artículos sobre el uso del lenguaje
para facilitar procesos. Puedo entender la razón. No hay muchas personas en mi
posición: entrenada en lingüística académicamente, y con más de 24 años de
experiencia facilitando Focusing. Cuando dejé mi carrera, a los 27 años, luego de
haber trabajado dos años como profesora de lingüística en un colegio, pensé que
me alejaba de ella para siempre, y eso era triste. Me había atraído porque me
gustaba estudiar las formas del lenguaje, y la dejé porque el mundo académico, con
sus rígidas jerarquías e implacable politiquería, no me nutría. Recuerdo la alegría y
el asombro que sentí años después mientras daba una clase del Nivel Tres, al
encontrarme buscando conceptos lingüísticos: ¡Aún necesitaba mi lingüística!
Para enseñar Focusing en sí mismo la importancia de la lingüística no es tan
evidente. Pero he descubierto que para enseñar a profesores y a terapeutas – cómo
facilitar un proceso de Focusing – mi lingüística es invalorable.
En realidad, estamos hablando del uso terapéutico del lenguaje – cuando se
usa para facilitar el proceso de una persona, en psicoterapia, hipnoterapia,
meditación guiada, imaginación guiada, y en muchas otras técnicas de sanación
emocional. El área que mejor conozco es el de guía de Focusing, pero estoy
convencida de que lo que afirmamos en este artículo se puede aplicar en todos los
ámbitos, en todo uso facilitador del lenguaje.
Hay muchas, muchas prácticas terapéuticas y espirituales que incluyen las
preguntas.   Hay   métodos   llamados   de   “Indagación”.   También   hay   algo   llamado  
“iluminación  intensiva”  en  donde  se  pregunta  “¿Quién  eres?”  una  y  otra  vez. Me
han dicho que el propósito de repetir las preguntas es poner fuera-de-equilibrio, o
poner   “al  superego”   fuera-de-equilibrio. Puede ser que sea así. Para mí, hacer un
proceso que engaña o silencia alguna parte del ser está muy en contra de mis
principios.
Desafío a cualquier profesional que usa preguntas a probar este proceso más
sensible, y más pausado de proponer sugerencias. Supongo que si tú eres ese
profesional, tu primera reacción a este artículo podría ser quedarte con lo que ya
sabes hacer. ¡Las preguntas te han funcionado bien! Pero tengo la esperanza de que
tengas una segunda reacción, esta vez de curiosidad, y estés con ojos y oídos
frescos en las sesiones, para que puedas notar qué pasa con tus preguntas.
Hace un tiempo facilité un taller de Focusing a un grupo de personas, y
muchas de ellas habían tenido experiencia con otros profesores. Durante una pausa
se me acercó una joven y me dijo que estaba muy agradecida porque la había
ayudado   con   una   dificultad   que   había   tenido   al   focalizar.   “Siempre vuelvo a mi
cabeza. En mi sesión con X (una profesora de Focusing muy conocida) ella me
preguntó  cuál  era  la  cualidad  de  lo  que  estaba  sintiendo,  y  fui  directo  a  mi  cabeza”.  
154 La Aceptación Radical de Todo

Yo sonreí y le dije que me alegraba que estuviera aprendiendo a estar en su cuerpo.


Pero en mi interior pensaba: Me pregunto si X tendrá idea del efecto de su
pregunta,   “¿Cuál   es   la   cualidad   de   eso?”.   Me   pregunto   si   habrá   relacionado   la  
pérdida de contacto con su cuerpo de esta joven con el hecho de haber hecho una
pregunta, y si podría   considerar   decir,   en   una   próxima   vez,   “Podrías   tomarte   un  
momento  para  sentir  la  cualidad  de  eso”.
Todo lo que pido es esto: Cuando estás con alguien, facilitando su proceso
interno, y las cosas no salen como esperas, escucha lo que tú acabas de decir. Y si
ha sido una pregunta, ¡considera la alternativa!
Cuestionando las preguntas
Apareción en The Focusing Connection,, Marzo de 2001

Hace poco tiempo mi madre de 81 años contaba las hazañas de una amiga. Yo no
estaba escuchando con atención (¡perdón, mamá!), y me perdí el nombre de su
amiga – aunque   sabía   que  lo   había   dicho.   “Discúlpame,   mamá”   dije.   “¿De   quién  
estás  hablando?”  Se  quedó  en  blanco.  “Yo  sé  que  dije  su  nombre  hace  un  minuto”  
me  dijo,  “pero  ahora  no  te  lo  puedo decir porque no lo recuerdo.
Las personas que tienen 81 años tienden a suponer que cualquier lapso en su
memoria es un problema de la edad. Pero como he estado pensando en el efecto de
las preguntas, me di cuenta de algo más: su memoria había estado funcionando
bien hasta que le hice una pregunta directa. ¿Podría haber sido la pregunta lo que
interrumpió su proceso?
Tuve ocasión de probar esta hipótesis unas semanas después mientras hablaba
con   un   amigo   sobre   un   evento   musical   que   me   había   perdido.   “¿Qué canciones
tocaron?”,   pregunté.   “Sabes”,   dijo,   “cuando   me   lo   preguntas,   no   se   me   ocurre  
ninguna”.   “Está   bien”,   dije,   “intentemos   de   otra   manera.   Apuesto   a   que   tocaron  
canciones  lindísimas”.  “Sí”,  dijo  – y de inmediato empezó a nombrarlas.
La pregunta es ésta: ¿Son las preguntas la mejor manera de facilitar la
experiencia interna de una persona (y de uno mismo)? Mi respuesta: en la mayoría
de los casos, no.
Muchos guías de Focusing excelentes usan preguntas, y las personas logran
sesiones maravillosas y profundas con ellos. Al cuestionar las preguntas, no estoy
cuestionando el saber y la habilidad de quienes las usan. Por el contrario, mi
admiración hacia esas personas es aún mayor (Gene Gendlin es una de ellas)
porque soy consciente de la Presencia extraordinaria que deben tener, para
contrarrestar las dificultades que traen las preguntas.
Quiero agregar que estoy profundamente convencida de que la Presencia es
más importante que cualquier técnica, incluyendo las distinciones lingüísticas que
haré en este artículo.  Como  Gendlin  dice  en  su  trabajo  “The  Small  Steps…”  (Los  
pequeños  pasos…)  (1989):  “Todo  lo  que  se  necesita…  es  ser  un  ser  humano,  que  
está con  otro  ser  humano”.  Las  formas  más  facilitadoras  de  la  lingüística  no  darán  
resultado si primero no estamos presentes para el otro. Estar ahí, con ganas de
seguir su proceso por donde va y confiar en él, dejando de lado movimientos
“brillantes”  que  a  esta  persona  que  está  frente  a  nosotros  no  le  resultan  útiles.
Después de esta aclaración, quiero hablar de las tres razones fundamentales
por las que prefiero usar sugerencias en lugar de preguntas cuando facilito el
experienciar interno (Focusing) de otra persona (y en mí).
Para hacer una síntesis:
(1) Las preguntas son coloquialmente fuertes, es decir, exigentes. (Diré lo que
significa en un contexto sociolingüístico). Por esta razón, las preguntas (a) dan
156 La Aceptación Radical de Todo

menos alternativas, (b) son difíciles de rechazar, y (c) se pueden experienciar como
inoportunas.
(2) Las preguntas tienden a llevar la atención hacia quien pregunta y a poner
en primer plano la relación interpersonal entre el que pregunta y el que responde.
(3) Desde el punto de vista cognitivo hacer una pregunta para facilitar un
proceso es complejo, porque para contestar se necesitan más pasos internos, y por
lo tanto, el proceso que se está facilitando está menos sostenido y tiene más
probabilidades de que se interrumpa. Las formas habituales de interrupción son (a)
preguntas que se responden a través de la mente, y (b) preguntas que se responden
con  “No  sé”,  “Nada”,  etc.
Hablaré de cada una de ellas con más detalle.

Las  preguntas  son  coloquialmente  “fuertes”


En una oportunidad, en 1991, estuve observando una sesión entre una
estudiante de guía y un nuevo Focalizador. En varias ocasiones, la guía hizo
preguntas, y me pareció que al principiante le resultaron más difíciles y menos
facilitadoras de lo que hubieran sido las correspondientes sugerencias.
Por   ejemplo,   la   guía   preguntó:   “¿Qué   estás   sintiendo   ahí,   en   medio   de   tu  
cuerpo?”   y   “¿Cuál   es   la   cualidad   de   esa tensión?”   en   lugar   de   decir:   “Nota   qué  
estás  sintiendo  ahí,  en  medio  de  tu  cuerpo”,  y  “Quizás  puedes  sentir  la  cualidad  de  
esa  tensión”.
Después de la sesión, la invité a sentir dentro de sí misma porqué hizo
preguntas en lugar de sugerencias. Me respondió que tenía la sensación de que las
preguntas permitían una mayor exploración, y en consecuencia, ofrecían más
opciones al Focalizador. Yo sabía que no era así, las preguntas cierran las opciones.
Pero no sabía cómo lo sabía.
Luego recordé una investigación de mis días de estudiante y de profesora de
lingüística. Dos investigadores de la Universidad de California en Irving, Harvey
Sacks y Emmanual Schegloff, habían estudiado el uso de turnos en todo tipo de
conversación, desde entrevistas de trabajo hasta amigos hablando por teléfono.
Ellos   decían   que   en   una   conversación   un   movimiento   es   “fuerte”   si   condiciona  
(limita) las opciones del próximo en hablar. Descubrieron que el movimiento
coloquial  “fuerte”  por  excelencia  es  la  pregunta.
Por lo tanto, contra la creencia popular, las preguntas no ayudan a explorar ni
ofrecen más opciones. De hecho, una pregunta en cualquier punto de la
conversación reduce de manera notable las posibilidades coloquiales de la otra
parte. Tampoco es una opción no contestar, porque puede ser interpretada como
rechazo o inhabilidad para responder (dentro de un proceso Sacks y Schegloff lo
llaman  “inferencia  fuerte”) y las otras partes de la conversación sacan conclusiones
acerca del por qué.
¿Por qué es incorrecto preguntarle a una persona sobre sus hábitos sexuales o
su edad o cuánto dinero gana por su trabajo? No sólo porque no es asunto nuestro,
sino  también   porque  al   hacer   una   pregunta   lo   ponemos   “en  la   mira”,  diga   lo   que  
diga  a  continuación  entendemos  que  es  “sobre”  la  pregunta.
A:  “¿Cuántos  años  tienes?”
Cuestionando las preguntas 157

B:  “¡Qué  lindo  día!”


A:  “¡Tu  edad  no  es  para  estar  avergonzado!”
Puedes estar sintiendo que nos hemos alejado del modo cuidadoso de las
sesiones de Focusing, en donde las preguntas se hacen con voz tranquila y un tono
que permite contestar o no. Es verdad. Pero el tono y el permiso sólo atenúan el
efecto de las preguntas, no lo eliminan por completo. No es (sólo) la intención del
que habla lo que trae el efecto, es la forma de pregunta. Las preguntas tienen un
efecto de demanda porque son coloquialmente fuertes. Pone a la persona que
pregunta en una posición sutilmente superior. Disminuye las opciones de quien
contesta a lo que define la persona que pregunta.
Si éste fuera el único problema de las preguntas, seguramente podríamos
sortearlo. Pero hay más.

Las preguntas tienden a llevar la atención hacia quien pregunta y


a poner en primer plano la interacción interpersonal
Noté este efecto por primera vez mientras enseñaba Escuchar en clases de
Focusing de Nivel Uno. Siempre aliento a los principiantes a permanecer en
contacto con sus procesos internos y a resonar ahí las palabras del Acompañante.
El Focalizador habla, el Acompañante recibe, lo lleva dentro y luego refleja lo que
el Focalizador ha dicho, a veces las palabras exactas, otras veces resumiendo y
diciendo la esencia o las palabras que expresan “sentimientos”.  Pero  a  diferencia  de  
una conversación ordinaria, no se están mirando a los ojos. En general el
Focalizador cierra sus ojos para prestar atención a su interior. Es muy importante
en el comienzo del aprendizaje que los Focalizadores sepan que se pueden
concentrar en su proceso interno sin tener  que  “cuidar”  al  Acompañante.
Noté que cuando el Acompañante reflejaba las palabras del Focalizador como
afirmación, dejando caer la voz al final de la frase, la tendencia era que la atención
del Focalizador permanecía dentro, con su propio proceso. Pero, en general, los
Acompañantes que vacilaban levantaban la voz al final de la frase, como si
preguntaran  al  Focalizador  “¿Es  así?”  Cuando el Focalizador escuchaba el tono de
pregunta (aun si las palabras fueron dichas con forma de afirmación), su conciencia
se alejaba de su proceso interno para enfocarse en su Acompañante y muchas veces
el Focalizador abría sus ojos como para responderle.
Focalizador:  “Estoy  sintiendo  que  este  lugar  pesado  está  triste”.
Acompañante:  “Estás  sintiendo  que  ese  lugar  pesado  está  triste”.
Acompañante:  “¿Estás  sintiendo  que  ese  lugar  pesado  está  triste?”
Nuevas observaciones me mostraron que al guiar sucede lo mismo entre las
preguntas  y  las  sugerencias.  Cuando  se  hace  una  pregunta  (por  ejemplo,  “¿Cómo  lo  
describirías?”),  los  Focalizadores  tienden  a  responder  al guía, como si él estuviera
preguntando para su propia información. Por el contrario, una sugerencia que lleva
a   sentir   en   su   interior   (“Podrías   sentir   cómo   lo   describirías”)   ayuda   a   que   el  
Focalizador permanezca dentro.
158 La Aceptación Radical de Todo

Hacer una pregunta es cognitivamente complejo


Cuando tenía 13 años fui a cenar a la casa de una amiga cuyos padres tenían
un entorno cultural diferente al mío. En un momento el padre, sentado al final de la
mesa,  me  preguntó,  “Ann,  ¿quieres  más  fideos?”  La  fuente  de  fideos  estaba  cerca  
mío sobre la mesa. Yo no podía comer más, entonces contesté educadamente (eso
pensé),   “No,   gracias”.   Mi   amiga   me   dio   un   codazo.   “¿Qué   pasa?”,   pregunté  
desconcertada.  “Quiere  que  le  pases  los  fideos”,  susurró  ferozmente.
Esta metida de pata social ilustra lo que quiero significar cuando digo que
hacer una pregunta para facilitar un proceso es cognitivamente complejo. Porque a
mí   no   me   pidieron   de   manera   directa,   “Por   favor,   pásame   los   fideos”,   tuve   que  
pasar por una serie de pasos: (1) me está preguntando si quiero más fideos, (2) la
fuente está cerca mío, y (3) quizás él quiere más. Yo no hice esa conexión, y el
proceso se interrumpió.
En cuanto más pasos, más probabilidades hay de que se interrumpa. Que el
Focalizador acceda a su experiencia interna a través de una pregunta, es complejo
desde el punto de vista cognitivo, por lo tanto es posible que el proceso se
interrumpa  de  una  manera  similar  al  incidente  de  los  “fideos”.
Una pregunta es un pedido de información. Como tal, se asume que la
información está disponible para poder dar una respuesta. Cuando no está
disponible,  el  “interrogado”  debe  buscarla.
P:  “¿Qué  hora  es?”
R:  “Espera,  debo  encontrar  mi  reloj”.
Pero, como las preguntas son exigentes (ver más arriba) la búsqueda debe ser
lo más rápida posible. Además, si hay varios lugares en donde buscar, o varios
modos de buscar, la pregunta no muestra en qué dirección hay que hacerlo. ¿Cuál
sería la pregunta ideal para saber si un alumno ha logrado una habilidad?
P:  “¿Cuál  es  la  raíz  cuadrada  de  treinta  y  siete?”
R:  “Me  perdí  la  clase  en  la  que  lo  enseñaron”.
Entonces  una  pregunta  como,  “¿Qué  es  lo  que  esa  pesadez  quiere  que  sepas?”,  
implica un proceso, pero en realidad no lo facilita. Debe saber cómo conectarse de
manera   sensible   con   la   “pesadez”   y   sentir   dentro   de   ella.   Debe saber que es un
proceso que lleva tiempo, y debe estar dispuesto a tomárselo a pesar de la
naturaleza exigente de las preguntas. Esto significa esperar demasiado, en especial
si el Focalizador es inexperto.
En este punto hay dos corolarios. El primero es que, como muchas personas
ya lo han señalado, en general las preguntas se responden en la cabeza. Como las
preguntas son exigentes e implican que la respuesta debe estar accesible, quien
contesta tenderá a buscar en el lugar en donde las respuestas están almacenadas
cuando ya se conocen: la cabeza.
Las preguntas tienden a responderse en la cabeza porque una pregunta pide
información – no facilita el proceso de acceso a la información. La persona que
recibe la pregunta tiene que imaginar la forma de acceder a la información
requerida. Como el proceso-mental es más rápido que el proceso-corporal, la
persona intentará acceder a la información por el camino más rápido, la cabeza.
Algunos profesores de Focusing han resuelto este problema enseñando a responder
Cuestionando las preguntas 159

las preguntas desde el cuerpo y no desde la cabeza, y esto es recomendable. Sin


embargo, es un trabajo extra – es como enseñar a arreglar un desastre en lugar de
mostrar cómo no hacerlo.
El segundo corolario es que las preguntas (comparadas con las sugerencias)
traen  un  gran  porcentaje  de  respuestas  “No  sé”  o  “Nada”  dentro  del  proceso.  Esto  
es porque, otra vez, a pesar de que el guía está intentando facilitarlo, la pregunta en
realidad no sostiene un proceso que necesita más tiempo. En cambio, la forma de
pregunta implica que la respuesta ya debe estar allí, disponible para ser usada.
Cuando no está, en especial con alguien no entrenado en Focusing, se inclinará a
decir   “No   está”.   Habrá   buscado,   no   encontró   nada,   y   lo   expresa   así.   No   se   está  
resistiendo – ¡está haciendo exactamente lo que se le ha pedido!
Guía:  “¿Y  qué  estás  sintiendo  en  tu  cuerpo  cuando  piensas  en  ese  tema?”
Focalizador:  “Nada”.
Guía:  “Te  puedes  tomar  un  tiempo,  si  eso  está  bien  para  ti  – permite que ese
tema  esté  aquí…  nota  qué  viene, en tu  cuerpo…”
Focalizador:  “Comienzo  a  sentir  una  opresión…”

Acerca de las sugerencias


Si las preguntas no son el modo más elegante de facilitar un proceso, ¿cuál es,
entonces? Propongo las sugerencias.
Compara lo que sigue:
Pregunta:  “¿Qué  es  lo  que  la  pesadez  quiere  que  sepas?”
Sugerencia:  “Te  puedes  tomar  un  momento  para  estar  con  esa  pesadez  y  sentir  
qué  quiere  que  sepas”.
En   contraste   con   la   pregunta,   la   sugerencia   “Te   puedes   tomar   un   momento  
para  estar  con  esa  pesadez  y  sentir  qué  quiere  que  sepas”  tranquiliza y ofrece apoyo
porque sostiene al Focalizador en cada paso del proceso: tomarse un tiempo, estar
ahí, y sentir cuándo viene algo.
Las sugerencias son más directas y más facilitadoras, porque reducen el
trabajo extra que el Focalizador tiene que hacer. Esto es importante para la gente
que empieza a aprender. Como profesora de Focusing en tiempo-completo, doy
muchas primeras sesiones, y por esta razón los problemas con las preguntas ocupan
un lugar preponderante. Personas que guío para mostrarles qué es Focusing se
pueden sentir significativamente más sostenidos durante su proceso si reciben
sugerencias en lugar de preguntas.
La primera objeción que he escuchado respecto a las sugerencias es que
parece   que   “dan   órdenes”.   Yo   prefiero   pensar   que   son   “ofrecimientos”   o  
“invitaciones”.  Aliento  el  uso  de  “amortiguadores”,  que  son  frases  que  expresan  la  
naturaleza invitante de las sugerencias.
“Podrías…”
“Fíjate  si  estaría  bien…”
“Nota  si  se  sentiría  bien…”
“Tómate  un  momento  para…”
“Quizás…”
160 La Aceptación Radical de Todo

Recomiendo evitar, sin embargo, usar frases amortiguadoras convirtiendo la


sugerencia en pregunta, como en:
“¿Estaría  bien…?”
“¿Puedes…?”
“¿Podrías…?”
A pesar de que amortiguan, siguen siendo preguntas, y comparten los
problemas de los que hemos hablado.

Cuándo usar preguntas


¿Yo evito todas las preguntas? ¡De ningún modo! Uso preguntas cuando (1)
quiero conectarme persona a persona (en general antes o después del proceso de
Focusing), y (2) cuando creo que la información que pido está allí, lista para ser
expresada.
Focalizador:  “Esa  parte  se  siente  bien,  no  estoy  seguro  de  qué  hacer  ahora”
Guía:   “¿Estás   todavía   queriendo   explorar   la   conexión   con   tu   compañero   de  
cuarto?”
Focalizador:  “Sí,  hagamos  eso”.

Aún  quieres  hacer  preguntas…


Cuando compartí la tesis de este artículo en la lista de discusión de Focusing
por correo electrónico el año pasado, me sorprendí por la cantidad de guías de
Focusing que defendieron su práctica con preguntas. Esto me llevó a seguir
pensando.
Creo que tienen más lugar en terapia que en Focusing fuera de ella. Como las
preguntas ponen de relieve la relación interpersonal, son más apropiadas para la
relación terapeuta / cliente que para la relación que se crea al guiar (incluyendo la
relación entre pares) Quizás el hecho de que no soy terapeuta, y que mi enseñanza
está dirigida en primer lugar a favorecer encuentros entre pares para hacer
Focusing, es lo que me ha llevado a esta clara postura sobre las preguntas.
También he observado que las preguntas traen muchos más problemas a una
persona que nunca ha focalizado que a quien sabe cómo hacerlo. Si una persona
sabe hacer Focusing, entonces es probable que sus reacciones a las preguntas sean
más una cuestión de preferencia personal que una interferencia real. Pero inclusive
Focalizadores con experiencia pueden sentir que las preguntas interrumpen su
proceso. Una amiga mía, bien entrenada en Focusing, tuvo esta reacción luego de
una   sesión   con   un   guía   que   hizo   preguntas:   “Me   sentí   incómoda,   presionada   a  
responder. Como si supiera algo que yo no sé y que se supone que tengo que
saber”.
Yo tuve una terapeuta que me hacía preguntas cuando intentaba facilitar mis
procesos.   Cada   vez   que   decía   algo   como,   “¿Cómo   se   siente   eso   ahora   en   tu  
cuerpo?”   la   perdonaba,   traducía   lo   que   había   dicho,   y   sentía   en   mi   cuerpo. Pero
siempre había una pequeña puntada, un pequeño salto. Sí, lo podía hacer. Pero qué
lindo hubiera sido dejarme ir más profundo, sin distracciones, en una relación
cuidadosa e íntima con mi propio ser, invitada por las palabras de mi guía.
Para maestros de
Focusing

Siento que estos artículos serán particularmente


beneficiosos para las personas que enseñan Focusing
uno-a-uno, y además para terapeutas, coaches, para
quienes trabajan a través del cuerpo, y los que están
usando el proceso de Focusing dentro de una profesión
de ayuda.
El   primero   es   “Diferencia   entre   Focusing   y  
Terapia”   – ¡es bueno tenerlo claro! Luego, en un
artículo escrito para este libro, hablo sobre mi modo de
trabajar uno-a-uno, y cómo fue ese desarrollo en el
proceso de trabajar con la gente. Lo que sigue después es
una comparación entre técnicas de Relación Interior y
técnicas de Encontrar Distancia.
En  “Cuerpo,  ¿Qué  cuerpo?”  me  empeño  en  resolver  
el tema de las diferentes maneras de concebir el cuerpo
en Focusing, y lo que eso significa cuando se lo enseña.
Surge   una   proyección   de   cuatro   tipos   de   procesos.   “La  
sensación   sentida   completa”   ofrece   una   visión  
preliminar   de   esos   cuatro   tipos.   Y   “Focusing   en   la  
Infancia”   propone   una   concepción   de  cómo   funciona   la  
infancia en nuestro dolor presente y cómo lo ilumina.
162 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia?

La gente dice que le gusta el modo en que hago distinciones, porque les resultan
claras. Creo que este artículo es un ejemplo.
Con tanta frecuencia había escuchado expresar que la diferencia entre no-
terapeutas haciendo sesiones de Focusing y terapeutas con orientación en Focusing
haciendo terapia era confusa, que sentí que era necesaria una aclaración. Encontré
ocho diferencias entre estas dos situaciones. Tomadas todas juntas, apuntan a una
distinción muy clara: guiar a una persona a través de un proceso de Focusing, aun
si se hace por dinero y semana tras semana, no es lo mismo que terapia.
Cuando este artículo apareció en el boletín The Focusing Connection, generó
cierta controversia. La mayoría de las reacciones vinieron de terapeutas con
orientación en Focusing que no estaban de acuerdo con una u otra de las
distinciones que hice entre hacer Focusing como no-terapeuta y llevar Focusing
dentro de la terapia. Me dijeron que ellos no elegían los temas a tratar y / o que
tampoco diagnosticaban o analizaban. Puedo sentir empatía por el hecho de que su
forma de trabajar no estuvo reconocida de manera completa en mis distinciones.
Sin embargo, defiendo mi artículo. Creo que cuando tomas los ocho puntos juntos,
como totalidad, encontrarás una clara distinción entre un terapeuta y un no-
terapeuta que es guía de Focusing. El hecho de que un terapeuta en particular
pueda no coincidir con exactitud con uno o dos de los puntos no niega todo el
conjunto.
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia?
Apareció en The Focusing Connection, Marzo de 1997

Muchas  veces  me  preguntan,  “¿Cuál  es  la  diferencia  entre  Focusing  y  terapia?”  y  
siempre me sorprendo ligeramente, como si alguien me preguntara la diferencia
entre respirar y hacer un struddel de manzana. Porque esperamos que Focusing
suceda en terapia, en especial en el cliente – y también en el terapeuta.
Entonces lo pregunto, y resulta que lo que en realidad están queriendo saber
es:   “¿Cuál   es   la   diferencia   entre   guiar   a   una   persona   a través de un proceso de
Focusing como no-terapeuta  y  hacer  terapia  como  terapeuta  que  usa  Focusing?”  Es  
una cuestión que me interesa mucho y a la que he dedicado mis pensamientos a
través de los años, ya que, a pesar de que hago sesiones de Focusing uno-a-uno y
cobro por ellas, no soy terapeuta.
Si intercambias sesiones de Focusing con una persona y no las cobras, te
relacionas para hacer Focusing. Es bastante fácil de ver que el intercambio de roles
hace que sea una relación que es diferente de terapia. Entonces, si sesiones de
Focusing guiadas (pagadas, una dirección) son diferentes de las de terapia, también
es posible que algo en la relación sea diferente. Yo diría, sí y mucho.
En general, lo que distingue al Guía de Focusing del Terapeuta con
orientación en Focusing es la cualidad y el carácter de la relación. Al terapeuta
que  usa  Focusing  le  interesa  el  “espacio  interpersonal”,  como  lo  llama  Gendlin,  y  
considera que la cualidad de ese espacio es parte clave del proceso terapéutico.
(Como acotación al margen, quiero agregar que hay falta de acuerdo para
nombrar   al   terapeuta   que   usa   Focusing   como   primera   modalidad.   “Terapeuta   en  
Focusing”,   “Terapeuta   con   orientación   en   Focusing”,   y   “Terapeuta   Experiencial”  
son tres posibilidades. Pido disculpas por usar la forma más corta por conveniencia
en este trabajo.)
En   su   trabajo   “Terapia   Focusing:   algunos   conceptos   básicos”,   Johannes  
Wiltschko   escribe:   “Ahora   quiero   mencionar   la   importancia de la relación
específica entre cliente y terapeuta. Además de trabajar con la sensación sentida, la
relación   es   el   principal   aspecto   de   esta   terapia…   El   espacio   relacional   entre   el  
cliente y el terapeuta es el espacio vivo dentro del cual puede ocurrir el proceso de
desarrollo  del  cliente”.
Hay muchas maneras diferentes de hacer Terapia Focusing, por esta razón
alguna de mis generalizaciones puede no ser aplicable a cierto terapeuta en
particular. Pero yo espero que estas distinciones hagan un conjunto que, como un
todo, distingan al Terapeuta en Focusing del Guía de Focusing.
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia? 165

A. El Guía de Focusing facilita en primer lugar la Relación


Interior
La tarea del Guía de Focusing es ayudar al cliente a focalizar. Esto es
primordial. Focusing es una relación interior, por esta razón, en la consulta del
Guía de Focusing, la relación del cliente con la sensación sentida, es primordial.
El Terapeuta que usa Focusing en sus sesiones tiene una misión mayor: estar
presente para el crecimiento de esta persona en su totalidad (emocional, espiritual)
en este momento de su vida.
Para un Guía de Focusing, el proceso no sólo es más importante que el
contenido – seguramente también lo es para muchos terapeutas – el proceso es
supremo. Sería raro que un terapeuta le diga a un cliente, como lo hacen con
frecuencia  los  Guías  de  Focusing,  “No  es  necesario  que  me  digas  lo  que  aparece  en  
tu   interior.   Sólo   tienes   que   estar   seguro   de   que   tú   lo   recibes”.   En   general   el  
terapeuta considera terapéutico, parte valiosa de la relación, que el cliente comparta
lo que ha venido. En cambio para un Guía de Focusing la comunicación entre el
cliente y el guía es de relativa importancia comparada con la del cliente y su cliente
interno.

B. Los terapeutas prestan atención a cuestiones de la relación


Los terapeutas tienen que estar atentos a la transferencia y la
contratransferencia, y usarlas de manera terapéutica en su trabajo con el cliente.
Como Guía de Focusing, si encuentro transferencia y contratransferencia, éstas no
son más significativas que si sucedieran dentro de una relación estudiante-profesor.
Si las encontrara – si un cliente se disgustara o se cerrara ante la perspectiva de
que, por ejemplo, me tome vacaciones – sería necesario hablar de una derivación a
un terapeuta.
La relación terapéutica es el lugar para que surjan cuestiones relacionales,
como parte del proceso de sanación. Hace unos años empecé psicoterapia como
cliente por primera vez, luego de veintidós años de hacer Focusing en díadas. Tenía
reacciones hacia mi terapeuta que nunca había tenido con mis compañeros de
Focusing. Durante los primeros meses, no quería que ella tuviera otros clientes
aparte de mí. Sabía que los tenía, pero no quería saber de ellos. Me sentía muy
celosa si veía a alguien en su sala de espera. No decía a nadie su nombre por miedo
a que la fueran a ver. La fuerza y la irracionalidad de estos sentimientos me hacían
sentir vergüenza, y al mismo tiempo era reconfortante saber que esta relación era el
lugar en donde estaba bien que me sienta como una niña celosa de mis hermanos y
hermanas  y  explorar  esos  sentimientos  de  “nada  es  suficiente  para  mí”.

C. El Guía de Focusing no señala los temas


Un Guía de Focusing no elige los temas que el cliente tiene que trabajar.
Tampoco busca brechas en lo que trae el Focalizador, ni pregunta sobre ellas. El
Focalizador está totalmente a cargo del contenido de la exploración.
Cuando era terapeuta y hacía terapia de pareja con un co-terapeuta, en ciertos
momentos   con   algunas   parejas   traíamos   la   cuestión   de   su   vida   sexual.   “¿Cómo
están?”,   preguntábamos.   “¿Pueden   hablar   de   ella   entre   ustedes?”   Para   una   pareja  
166 La Aceptación Radical de Todo

que hace terapia no hablar de la sexualidad en su relación era una omisión


significativa, y traerlo era una parte legítima del rol del terapeuta. Pero con mis
clientes de Focusing no lo hago. Los ayudo a profundizar el tema que traen.
Trabajé con una mujer durante un año en lo que fue paradigmáticamente una
relación de guía de Focusing. Ella eligió los temas en los que trabajó, que eran
sobre la pregunta de qué quería hacer en su vida. Luego de alrededor de un año, me
dijo que estaba con un gran dolor porque estaba rompiendo su relación. En ese
momento, y no antes, descubrí el género de su pareja.
Creo que un terapeuta tendría motivo para sentir que algo falta, si al trabajar
con alguien durante mucho tiempo, nunca lo escuchó hablar de su vida amorosa /
sexual / de relación. Esto lo he chequeado con varias personas. Sería apropiado que
preguntara  algo  como,  “¿Sientes  que  esta  parte  de  tu  vida  está  bien,  o  hay  alguna  
otra razón por  la  que  no  hablas  sobre  ella?”.
Pero como Guía de Focusing, consideraba que estaba más allá de mi ámbito.
Se sobreentendía que mi cliente estaba a cargo del tema de cada sesión. Y yo
estaba dispuesta a acompañarla a lo largo de cualquier camino que ella (y sus
sensaciones sentidas) indicara.

D. Un cliente de terapia en general tiene sólo un terapeuta a la


vez
En general se considera que confunde y no ayuda a un cliente tener más de un
terapeuta al mismo tiempo, debido a las cualidades especiales de la relación de
terapia que ya hemos descripto.
Por otro lado, una persona puede tener muchos compañeros de Focusing.
Cuando empecé a aprender, era parte de una comunidad de pares (Cambios) en
Chicago. Estaba tan entusiasmada con el proceso que aprovechaba cada
oportunidad que se presentaba. Durante el primer año, no tenía menos de dos
sesiones por semana con diferentes personas – y otras veces tantas como cinco.
Cuando me sentaba a hacer Focusing, no necesitaba explicar qué había trabajado
en las otras cuatro sesiones de esa semana. Ni nadie sentía la necesidad de saberlo.
Empezaba en mi propio borde. Era la guardiana de mi proceso.
Como Guía de Focusing, no necesito saber qué otro trabajo de crecimiento
está haciendo el Focalizador en la semana. Recuerdo a un hombre que me dijo que
había trabajado con otro guía unas semanas antes, y estábamos fascinados al
descubrir que las sesiones habían sido totalmente diferentes, en tema y tono. En mi
opinión, la elección depende totalmente del Focalizador. En este sentido, siento que
guiar se asemeja más a un trabajo corporal que a una terapia. Me siento libre de
reservar turno con diferentes terapeutas corporales, e incluso varios en una semana,
sin necesidad de informar sobre los otros.

E. Un Guía de Focusing puede trabajar con un amigo


No hay ninguna dificultad en ser Guía de Focusing de una persona que
además es amigo. En cambio, sería difícil e inapropiado formar o mantener una
amistad con un cliente de terapia, o convertirse en terapeuta de un amigo. Yo
sentiría, como cliente o terapeuta, que las dos relaciones compiten entre sí. Si he
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia? 167

sentido que una persona podría convertirse en amigo, no elegiría la amistad,


porque tener amigos es más fácil. Preferiría dar lugar a la relación de terapia
mientras ésta se desarrolla.

F. Un terapeuta se compromete a largo plazo


A pesar de que puede variar en casos especiales, la mayoría de los terapeutas
se   comprometen   con   el   cliente   de   este   modo,   “Estaré   aquí   para   tu   crecimiento,  
durante  el  tiempo  que  necesites”.
Cuando decidí mudarme de Illinois a California yo era terapeuta, e informé a
mis clientes tan pronto empecé a considerarlo, alrededor de seis meses antes. Sus
reacciones a mi posible mudanza se convirtieron en uno de los temas que
exploraban en la terapia. Sentí que les debía la oportunidad de “acostumbrarse”  a  la  
idea de mi partida, y de expresar y explorar los sentimientos que asomaban. Lo
mismo pasaba cuando me iba de vacaciones. Les informaba de mis planes con
antelación, y recibía las exploraciones sobre sus sentimientos y las reacciones que
tenían en relación a mi ausencia.
Como Guía de Focusing, planeo mis viajes para momentos en que no tengo
clases programadas, pero aparte de eso, no tengo que pensar en mis alumnos. Si
alguien llama para pedir un turno cuando yo no estoy, puede esperar a que vuelva,
o llamar a otro Guía o compañero de Focusing. Es poco probable que tengan
sentimientos de enojo o que se sientan traicionados por mi ausencia.

G. Un terapeuta usa todo lo que funciona


Cuando uno se compromete con una persona para su desarrollo personal no
tendría sentido que el terapeuta no use todos los métodos que conoce para ayudarla.
Mi terapeuta usa técnicas de Focusing, Gestalt, EMDR, y una pizca de
espiritualidad basada en el Budismo / Hinduismo. En general usa su propia
presencia personal – ella está ahí.
Como Guía de Focusing, supongo que una persona ha elegido venir a verme
porque quiere que la guíe a través de un proceso. Si quisiera algo diferente, iría a
un lugar diferente. Y además, trato de dar al Focalizador mi presencia absoluta. Esa
parte no es diferente.

H. Un Guía de Focusing no diagnostica ni analiza


Sin duda, ¡tampoco lo hacen muchos terapeutas! Pero hasta terapeutas que
odian diagnosticar a veces lo tienen que hacer, al menos cuando tienen que llenar
formularios de pagos a terceros (aseguradoras). Y algunos terapeutas se encuentran
a   la   altura   de   su   formación   realizando   el   “Etiquetado   Previo”   (como   mi   amigo   y  
profesor Marshall Rosenberg le dice a los grados psicológicos) llamando a sus
clientes  “borderline”,  “disociado”,  “alexitímico”,  etc.  Los  Guías  de  Focusing  no  lo  
hacen.
168 La Aceptación Radical de Todo

Qué tienen en común


Sería bueno mencionar algunos componentes que la Terapia Focusing y Guiar
Focusing tienen en común. Ya he mencionado la presencia – estar ahí como
persona completa. También tienen en común consideraciones éticas.
La confidencialidad de lo que yo conozco del cliente o estudiante de
Focusing es una consideración ética importante. Creo que ni un Guía ni un
Terapeuta deben revelar información sin su permiso. Sobre este tema es poco
probable que un Guía de Focusing se encuentre con una situación de excepción,
cuando hay peligro para alguien, o por la propia vida del cliente, con las que un
terapeuta sí se puede encontrar.
Una situación amorosa o actividad sexual con clientes o estudiantes sería otra
área que necesita mucho cuidado. Sentimientos románticos y / o sexuales tienen tal
poder   y   fuerza,   y   pueden   estar   tan   “entretejidos”   con   necesidades   personales   y  
heridas   no   sanadas,   que   pueden   “ahogar”   (como   la   música   fuerte)   cualquier   otra
relación presente. Algunos especialistas en ética prohíben totalmente estas
relaciones. Al menos recomendaría mucho cuidado y mucho Focusing antes de que
estos sentimientos se actúen.
También hay que hacer una distinción entre clientes / estudiantes con quienes
uno ha tenido otro tipo de relación antes de la de Focusing, y clientes / estudiantes
que conocemos a través de Focusing. Uno puede ser Guía de Focusing de su
esposa, por ejemplo, o un amigo querido. Sin embargo, el intercambio de turnos
sería apropiado para mantener la simetría de la relación.

Lo que no distingue al Guía de Focusing del Terapeuta en


Focusing
A. Duración en el tiempo
He escuchado decir que si un Guía de Focusing trabaja con un cliente más de
cierto número de sesiones, digamos cuatro o cinco, el trabajo deja de ser enseñanza
de Focusing y, para llamarlo por su nombre, es terapia.
No creo que el número de sesiones defina si una relación es o no terapia. Una
relación puede ser tipo-terapia en su primera sesión. Recuerdo una primera sesión,
en la que sentí levantarse la bandera roja – ¡Esta persona está experienciando
transferencia conmigo!
Puedo comprender que alguien necesite definir una relación según la duración
en el tiempo para establecer la frontera entre Terapia Focusing y Guiar Focusing.
Pero un cierto número de sesiones no convierte una relación en relación de terapia,
del mismo modo que mantenerlas debajo de un cierto número hace que no lo sea.

B.  La  “Enseñanza”  de  Focusing  no  tiene  que  ocurrir


También he escuchado que más allá de cierto número de sesiones no se está
enseñando Focusing, porque la persona ya lo ha aprendido, en consecuencia estaría
haciendo terapia. Estoy de acuerdo con la primera mitad de la afirmación pero no
con la segunda. En mi experiencia hay una manera de relacionarse que no es
enseñando Focusing de manera explícita, y tampoco es terapia. En esta relación soy
una compañera en el proceso de otra persona, usando mi experiencia como
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia? 169

acompañante y guía. No hay nuevas enseñanzas; de hecho, puede ser una persona
que   ya   “conoce”   Focusing,   porque   ha   estado   en   varios   talleres.   Quizás   me   ha  
llamado para una sesión porque un tema es especialmente difícil, o tuvo la
sensación de que una sesión conmigo la ayudaría. Me hace feliz recibir una
llamada de alguien luego de varios meses, y después no saber, al finalizar la sesión,
si me llamará alguna otra vez. ¡No es para nada una actitud de terapia!
Un aspecto positivo más: como guía, no tengo la carga de las expectativas de
la sociedad sobre la relación terapéutica. Las personas no vienen a mí esperando
que les diga si están bien o son sanas. No me dan el poder de agitar la varita
mágica y analizar sus problemas. No me encuentro con la necesidad de explicar,
como los terapeutas centrados en el cliente / persona, ¡que esa varita mágica no va
a aparecer!
Siento que Terapeuta en Focusing y Guía de Focusing son dos profesiones
valiosas que se pueden apoyar una en la otra con armonía y mucho respeto. Estoy
feliz de que existan Terapeutas que usan Focusing, y de derivar a alguien que está
buscando terapia que incluye Focusing. Para mí, ¡mi propia profesión me va
perfectamente!
170 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Origen y desarrollo de la
Relación Interior de Focusing

Hay  “líneas”  de enseñanza de Focusing. Todo lo que vive evoluciona, y por cierto
la enseñanza de Focusing está viva. Espero que también mis alumnos cambien lo
que les he enseñado cuando se encuentren con circunstancias nuevas, y esas
circunstancias interaccionen con cada uno como persona única.
Cuando me mudé a California en 1983, por razones personales, mi línea de
enseñanza empezó a separarse de la de Gene Gendlin. No lo noté en ese momento;
sólo sabía que tenía que enseñar de acuerdo a lo que necesitaba la gente que se
acercaba a aprender.
Esta línea continuó su desarrollo dando pasos evolutivos, y en 1991 se unió a
ella Barbara McGavin. Hoy está claramente diferenciada como para tener un
nombre:  “Relación  Interior  de  Focusing”.
Como en este libro estoy contando muchas historias, también quiero contar
ésta: Cómo y por qué nació la Relación Interior de Focusing.
Origen y desarrollo de la
Relación Interior de Focusing
Escrito recientemente para este libro

Cuando me mudé a California en 1983, luego de asistir a Gene Gendlin en sus


talleres en Chicago durante tres años, quería convertirme en profesional de
Focusing. Quería ser, no terapeuta, sino una persona que enseña Focusing en
sesiones uno-a-uno y en talleres. En ese momento, era difícil que alguien lo
concibiera como profesión, pero yo tenía una sensación interna de querer hacerlo.
Como lleva tiempo reunir gente para hacer talleres, empecé enseñando Focusing en
sesiones uno-a-uno y en eso me concentré durante cierto número de años. (Aún
hago  más  “primeras”  sesiones  de  Focusing  que  ninguna  otra  persona  que  conozco,  
muchas veces dos o tres en una semana.)
Quería ofrecer experiencias de Focusing satisfactorias, en parte porque era lo
que quería para ellas y en parte porque quería ganarme la vida de esta manera, ¿y
quién me pagaría si las sesiones no traían beneficios? Esta necesidad – que fuera
eficaz con cierta rapidez – me llevó a nuevos aprendizajes. Puedo decir con
confianza que estas personas generosas que se acercaron ¡me enseñaron mucho
más a mí de lo que yo les enseñé a ellas!
Mi modo de aproximación y de enseñar el proceso de Focusing creció a partir
de  estas  “primeras”  sesiones.  Acompañar  a  alguien  de  “no  Focusing”  a  “Focusing”  
es un desafío interesante, bien diferente de las sesiones con personas que ya lo
conocen. No puede haber sólo un método, porque la gente empieza a aprender
desde distintos lugares. También aprendí que algunas sugerencias podían facilitar
el proceso a personas distintas entre sí (por ejemplo, las que tienen imágenes con
facilidad y las que tienen sensaciones corporales con facilidad), y en consecuencia
hice una recopilación de estas sugerencias que ayudaban la mayoría de las veces.
Guiar en una primera sesión ha sido siempre una danza fascinante, un
equilibrio entre encontrarme con una persona única, crear / inventar lo que necesita
en ese momento, y apoyarme en lo que había aprendido en el pasado de otras
personas a las que cierto modo de decir las cosas había resultado facilitador. Creo
que todos los profesores de Focusing pasan por este proceso, desarrollando sus
habilidades en su trabajo con cada persona. Pero para mí, aterrizando en California
con el sueño de ganarme la vida enseñando Focusing, lo primero que tenía que
hacer  era  “des-aprender”  algunas  cosas  que me habían enseñado. Cómo sucedió, y
qué aprendí en su lugar, es el tema de este artículo.

En la investigación que llevó al desarrollo de Focusing (Gendlin, et al., 1968),


algunos clientes de terapia hacían algo de manera natural que los conectaba
directamente con su experiencia sentida de ese momento, y otros clientes no lo
Origen y desarrollo de la Relación Interior 173

hacían. Focusing como proceso fue desarrollado para enseñar a hacer esta conexión
directa a aquellas personas que no eran Focalizadores natos. Lo he visto yo misma
a través de los años, como profesora de Focusing, ¡que algunas personas
encuentran Focusing sin importar qué se les dice! Ellos son los fáciles.
Como yo no fui de los fáciles, mi pasión ha sido explorar modos de enseñar
que   funcionen   para   “nosotros”.   Estoy   convencida   de  que Focusing es un derecho
natural, y cada persona tiene el potencial para hacerlo (a menos que exista daño
cerebral o alguna barrera similar en la función natural). El desafío es encontrar el
camino de cada uno. Ésta ha sido, en esencia, la tarea de mi vida.
Uno de mis objetivos era encontrar un modo de llevar a cada persona a través
de su proceso sin dar muchas explicaciones. Antes de la sesión no quería
mencionar   los   “pasos   de   Focusing”,   ni   enseñar   el   significado   de   ciertas   palabras  
específicas   como   “asidero”   o   “sensación   sentida”.   Hacerlo   significaría  
comprometer su intelecto, que me parecía que para comenzar sería
contraproducente. También podía predisponer, según mi experiencia, a que surjan
partes internas que dudan si lo podrán hacer, o se preguntan si lo estarán haciendo
bien. Quería llevarlos a través del proceso sin dar explicaciones para que hagan la
experiencia, antes de pensar nada. (Enseñar en pequeños segmentos ofrecidos
durante el proceso según la necesidad, parecía no compartir los inconvenientes de
las explicaciones previas.)
Quizás la razón esencial de evitar las explicaciones antes del proceso ha sido
el darme cuenta de que la gente se acerca a Focusing desde lugares diferentes,
cómoda en diferentes modalidades, con experiencia en diferentes métodos, y que la
misma explicación no funcionaría igual para todos. Y recién cuando el proceso se
inicia sabremos qué necesitan saber.
Entonces ven conmigo al lugar en donde se realizaron estas sesiones en
California desde el año 1983 en adelante. La gente se sienta a aprender Focusing,
todavía hacen todo tipo de cosas que no-son-Focusing, y las palabras facilitadoras
que yo había aprendido no las ayudaba a encontrarlo. Tenía que proponer algo
mejor. Con sus comentarios, poco a poco, lo fui haciendo – a pesar de que este
proceso todavía no ha terminado, y no pretendo haber encontrado las sugerencias
más facilitadoras para todos.
Lo más interesante y más relevante de este artículo, es que en este proceso de
aprender de mis estudiantes / clientes qué era lo que los ayudaba a encontrar
Focusing me fue llevando en una dirección coherente, hacia concebir el proceso de
Focusing como una relación interior y que a su vez dio lugar a una estructura de
apoyo, que todos pueden seguir por su cuenta, en su propio Focusing y al facilitar
el proceso de otra persona.
Voy a hablar de lo que aprendí sin seguir el orden en que lo hice, sino en una
secuencia  aproximada  de  una  sesión  típica  de  Focusing,  principio,  medio,  “medio  
profundo”  y  final.

Centramiento
Descubrí que un buen contacto con el cuerpo al comienzo de la sesión es muy
facilitador.   (En   “¿Cuerpo?   ¿Qué   Cuerpo?”   en   este   volumen,   hay   algunas  
174 La Aceptación Radical de Todo

reflexiones sobre las personas a las que no ayuda.) Desarrollé una forma de
comenzar que con el tiempo se llamó  “Centramiento”.  En  una  oportunidad  en  una  
sesión con Joan Lavender empezó haciéndome sentir la periferia de mi cuerpo, y
me gustó tanto que la incorporé a mi propia manera de empezar. (Aunque no uso la
palabra  “periferia”,  porque  en  principio  trato  de  no usar palabras que un niño de 12
años no entendería.)
Fue   una   muy   buena   evolución.   Antes   decíamos   algo   como   “Te   tomas   un  
momento  para  acomodarte  e  ir  adentro”,  y  como  soy  “Pensante”,  no  me  ayudaba.  
¡Había  mucho  “adentro”  de  mi  cabeza!  Necesitaba  que  alguien fuera mencionando,
una por una, las partes de mi cuerpo. Eso me ayudó enormemente. Luego de la
periferia del cuerpo (que lo necesitaba porque a veces estaba tan lejos de percibirla
que lo único que podía sentir eran mis manos) me gustaba escuchar nombrar
“garganta…  pecho…  estómago…”  Entonces  podía  sentir  ahí  dentro.  (Ver  el  texto  
de un guión habitual de Centramiento como lo hago hoy en la pag. 209 de este
volumen.)

No Despejar un Espacio
En   la   etapa   siguiente,   habíamos   estado   diciendo   algo   así:   “Pregunta en tu
interior  qué  hay  en  tu  vida  que  no  te  permite  sentirte  bien”.  Era  una  introducción  a  
Despejar un Espacio y un modo de encontrar temas de nuestra vida para mover o
sacar afuera.
Lo tuve que dejar rápidamente porque la gente que venía a verme quería pagar
una sola sesión para saber si Focusing la ayudaría. Si Despejar un Espacio llevaba
tres cuartos del tiempo, se preguntaban cuándo llegaríamos a sus cosas buenas – y
en general no volvían. Mucha gente, entre las que me incluía, no necesitaba
hacerlo. (Tiempo después descubrí que además traía otros problemas. Ver
“Relación  =  Distancia  +  Conexión”  en  este  volumen.)
Quería encontrar otra forma de empezar. Dirigí la mirada a Focalizadores
experimentados que no hacían Despejar un Espacio. Ellos parecían estar con su
atención en su espacio interno, abiertos a sentir qué era lo que necesitaba
conciencia.   Lo   puse   en   palabras:   “Entonces   puedes   hacerte   una   invitación   ahí
dentro,  como  si  dijeras,  “¿Qué  quiere  conciencia  ahora?”  Y  esperas.”  

Algo viene
Gene Gendlin  llamó  a  este  paso  “Encontrar  una  Sensación  Sentida”.  Esperar  
con atención fue mi versión para eso. Si la persona quería usar la sesión para
trabajar  un  tema  puntual  que  ya  conocía  había  una  variación.  Yo  decía:  “Entonces  
puedes invitar a todo ese asunto (sobre __________) a sentarse aquí contigo, y que
tu  cuerpo  te  dé  su  sensación  sobre  eso”.

Describir
En la práctica tradicional, el paso siguiente es Encontrar un Asidero. Eso
estaba bien. Pero observé que, para casi todos, este proceso de encontrar un
“Asidero”  resultaba  más  fácil  si  comenzaba  con  una  descripción  física.  El  beneficio
de este paso era mayor cuando permitía que la conciencia del Focalizador
Origen y desarrollo de la Relación Interior 175

permaneciera en ese lugar, para luego ir más profundo en el nivel corporal. Te daré
algunos ejemplos para mostrar lo que quiero decir:
“Estoy   sintiendo   algo…   ahora   estoy   buscando   un   asidero…   el   asidero   es  
“rechazo”…  ¡no  me  doy  cuenta  de  por  qué  me  rechazaba  de  ese  modo!”
“Estoy   sintiendo   algo…   ahora   estoy   buscando   un   asidero…   el   asidero   es  
“apretado”…   estoy   con   esa   sensación   de   apretado…   Lo   apretado   es   como   una  
presión…   Se   refiere   al   modo   en   que   me   trata…   Hay   algo   en   mí   que   quiere  
proteger…  para  que  no  me  sienta  rechazada  otra  vez…”
El primer ejemplo es lo que llamo alejarse del contacto característico de
Focusing, e ir dentro de pensamientos e interpretaciones. El segundo muestra a una
persona que acompaña haciendo contacto. Mientras observaba cómo sucedía lo
primero una y otra vez, sentía la necesidad de guiar de una manera que sirviera de
sostén para hacer contacto y quedarse acompañando lo que hay adentro. Como
decía más arriba significaba, casi siempre, encontrar primero una descripción de la
sensación  corporal.  (Ver  “¿Cuerpo?  ¿Qué  cuerpo?”  en  este  volumen  para  los  casos  
en que no es así.) Las palabras “encuentra   un   asidero”   no   permitían   que   este  
proceso  ocurra  con  fluidez.  Dejé  de  usar  la  palabra  “asidero”  porque,  como  nuevo  
término específico, requería del Focalizador mucho pensar y recordar.
En  su  lugar  decía,  “Quizás  te  puedes  tomar  un  momento  para  describir lo que
estás  sintiendo…  cómo  se  siente,  aunque  sólo  sea  a  nivel  físico…”

Comprobar la descripción
Gendlin hablaba de Resonar el Asidero, y creo que este movimiento fuerte e
importante es esencial para el proceso: es para que la simbolización de lo que se
siente continúe la interacción con la experiencia que se está sintiendo. Sólo
necesité cambiar el lenguaje para que se pueda hacer fácilmente, sin demasiada
explicación.
“Entonces  lleva  la  palabra  “apretado”  a  tu  cuerpo  otra  vez  y  comprueba  si  está
bien,  si  “apretado”  es  la  mejor  palabra  para  lo  que  siente  eso,  o  si  otra  palabra  se  
ajusta  mejor”.  

Estar en contacto
Al comparar lo que hacían Focalizadores experimentados con lo que
observaba en las personas que comenzaban a aprender, observé la diferencia entre
lo   que   he   llamado   “estar   con   el   proceso”   frente   a   “salir   del   proceso”.   Los  
Focalizadores con experiencia sabían cómo estar con lo que estaban sintiendo, con
una   cualidad   de   curiosidad   interesada   y   cuidadosa.   Las   personas   nuevas   “salían”  
hacia otras  opciones:  especulación,  análisis,  rumiación,  discusión,  distracción…
Me di cuenta de que una de las funciones de describir lo que se está sintiendo,
y luego comprobar la descripción, era estar con la experiencia interna. Si una
persona encontraba una descripción apropiada y luego la comprobaba con lo que
sentía, no elegía ninguna de las opciones recién enumeradas.
Una   vez   que   tenían   una   descripción,   ¿que   venía   después?   “Estar   con   lo   que  
había”   no   era   un   paso   para   Gendlin.   Es   posible   que   aunque   no   lo   mencionara él
asumiera que se realizaba. Mi gente nueva necesitaba que lo dijera. Como no
176 La Aceptación Radical de Todo

estaban acostumbradas a la noción de que estar con algo en la conciencia era muy
potente  y  facilitador,  “salían”  hacia  otras  opciones  a  menos  que  tuvieran  el  sostén  
de una invitación adecuada para ayudarlos a estar con lo que había.
Tenía   que   sugerirles,   invitarlos,   o   “guiarlos”   para   que   hicieran   lo   que  
Focalizadores  experimentados  hacían,  estar  con  el  proceso.  Una  vez  que  “salían”,  
era más difícil volver, por eso trataba de anticiparme (con cuidado) al momento en
que  podía  suceder…  y  los  guiaba  con  una  sugerencia  antes  de  que  ocurriera.
Les   decía,   “Fíjate   si   estaría   bien   estar  con  eso”.   O,   “…simplemente   quédate  
con   eso”.   O,   “…quédate   haciéndole   compañía”.   Y   agregaba:   …con   curiosidad   e  
interés”.

La Relación Interior
Todo lo que expuse hasta aquí ha sido el contexto, la base, para lo que sucede
después, el corazón de la Relación Interior de Focusing. Este punto de la sesión,
cuando han llegado a hacer contacto con su cuerpo, invitaron algo, lo describieron,
comprobaron si la descripción coincidía con lo que sentían y se han quedado con
eso,  con  curiosidad  e  interés…  era  el  punto  en  que  algunas  personas  avanzaban,  y  
otras quedaban totalmente atascadas.
Según había aprendido de Gendlin, Preguntar era el paso siguiente para
ofrecer en este punto. Pero no era tan útil como me hubiera gustado. Como solía
suceder, ayudaba a la gente que encontraba Focusing sin dificultad. Pero quienes
no lo encontraban, quienes tenían un contacto interno tenue y salían fuera del
proceso con facilidad, las preguntas los llevaba por caminos inimaginables.
“Le  estoy  preguntando  qué  necesita…  Necesita  que  yo  sea  fuerte  y  que  le  diga  
lo  que  pienso  de  él…  Necesita  que  llame  a  su  esposa  y  le  avise  que  su esposo es un
cretino…  Necesita  que  me  olvide  de  todas  estas  emociones  y  trate  de  relajarme…”
Al  escuchar  estas  respuestas  sin  sentido  me  quedó  claro  que  este  “¿Qué  es  lo  
que   necesita?”   no   resultaba.   Sin   más   ayuda,   estas   preguntas   las   llevaba   directo   a  
sus cabezas y decían lo que estaban pensando. Hasta las instrucciones que me
habían  enseñado  (“Si  tu  cabeza  contesta,  deja  ir  la  respuesta,  y  pregunta  otra  vez  a  
tu cuerpo) no eran tan eficaces como quería que fueran. ¿Cómo podía saber una
persona inexperta si lo que respondía era la cabeza? Y si preguntar no funcionaba
la primera vez, ¿por qué iba a funcionar la siguiente?
Entonces volví a observar a Focalizadores experimentados y puse en palabras
nuevas la esencia de lo que hacían en esta etapa. Y lo que veía con frecuencia era
que   empezaban   a   sentir   empatía   hacia   el   “eso”   que   estaban   contactando.   Sonaba  
así:
“Lo   estoy   sintiendo   aquí…   es   apretado…   como   si   tirara   hacia   atrás…   no  
quiere   que   lo   lastimen   otra   vez…   Lo   estoy   comprobando…   eso   es…   me   está  
haciendo saber   que   ya   lo   han   lastimado   bastante…   hay   más…   ah,   sí,   lo   han  
lastimado   bastante   y   también   siente   que   lo   han   traicionado…   “traicionado”   es   la  
palabra  justa…  sí…  (gran  suspiro)…  eso  es”.
Era  como  si  se  hubieran  convertido  en  acompañantes  empáticos  de  un  “eso”  
interno que había comenzado a tener sentimientos y necesidades propias. ¿Cómo
facilitar esta situación en personas que no lo hacían por sí mismas?
Origen y desarrollo de la Relación Interior 177

Encontré la respuesta un día frente a un hombre que había llegado a ese lugar
atascado. Él sintió algo en su cuerpo, lo había descripto y estaba sentado con eso,
¿y ahora qué? No pasaba nada más. Yo recordaba a Focalizadores expertos, y
buscaba palabras que lo ayudaran a hacer lo que ellos hacían, me encontré
diciendo,  ”Quizás  puedes  sentir  cómo  se  siente  ESO  desde  SU  punto  de  vista”.  Eso  
fue   todo,   y   funcionó…   para   él,   y   para   muchos   otros   las   semanas   que   siguieron.  
Aprendí que a pesar de que algunas personas encontraban de manera fácil y natural
el   lugar   desde   donde   podían   escuchar   con   empatía   al   “eso”   interno, otros
necesitaban  que  se  los  guiara  hasta  ahí.  Y  esta  invitación  a  “sentir  cómo  se  siente  
ESO   desde   SU   punto   de   vista”   fue   muy   facilitadora.   Se   manifestaba   la   empatía  
interna  de  una  manera  que  “¿qué  es  lo  que  necesita?”  no  lograba.  Si  les  preguntaba  
“¿Cómo  se  siente?”  me  contestaban  cómo  se  sentían  ellos.  “Es  incómodo”,  dijo  una  
mujer en una ocasión memorable cuando le pregunté cómo se sentía algo apretado
en   su   garganta.   “Vaya”,   dije   para   mí   misma,   y   parafraseé   la   invitación   para   ella:  
“Quizás   puedes   sentir   cómo   se   siente   ESO   desde   SU   punto   de   vista”.   Cerró   sus  
ojos   por   un   momento,   los   volvió   a   abrir   asombrada,   y   expresó,   “¡Oh,   ESO   está  
asustado!”

Llegué a la conclusión de que había desarrollado una forma de guiar que no


permitía apartarse del camino. Focalizadores experimentados no necesitaban esta
guía, ni tampoco algunas personas nuevas – Escuchar reflejando los llevaba bien
adentro, y ellos hacían el resto. Pero para quienes sí lo necesitaban, por lo que
puedo contar, resultó muy facilitador. Cuando la gente se interesó en aprender
cómo hacer lo que yo hacía – “guiar”  – empecé a encontrar la forma de enseñarlo
también.
Apoyaba mi forma de guiar en procesos de Focalizadores experimentados,
aunque esta empatía interna cercana no era lo único que hacían. Otros daban saltos,
por ejemplo, de una conciencia holística a la comprensión de que todo el problema
era muy diferente de lo que habían pensado. Pero esta forma de proceso era más
difícil de facilitar en alguien que recién comienza. Había muchas otras cosas que
tendrían que hacer.
Una analogía: Imagina un pequeño valle, y tú quieres ir al otro lado. La gente
que sabe cómo llegar puede usar dos caminos diferentes. Unos caminan paso a
paso bajando por una ladera y subiendo por la otra. Otros dan un salto y se
encuentran del otro lado. Tu tarea es llevar a una persona al otro lado por primera
vez.  La  puedes  llevar  a  la  parte  superior  de  la  colina  cercana  y  decir,  “¡Salta!”  Pero  
hay niebla y el otro lado no está visible. Si salta, es muy probable que termine en el
lugar equivocado, y habrá que llevarlo a que pruebe otra vez. Quizás se sienta
desilusionado o avergonzado porque falló en su intento y luego de varios saltos
erróneos hasta puede que desista. También puedes elegir mostrar el método paso-a-
paso. No es la única manera de ir, es verdad, pero es la más confiable – y una vez
que conoce el camino, quizás él elija saltar.
Yo estaba desarrollando una manera de llevar a la gente a través del proceso
“sobre   el   terreno”,   por   decirlo   de   alguna   manera.   Los   guiaba para que den
pequeños pasos, y permitía así que cada pequeña profundización en el contacto los
178 La Aceptación Radical de Todo

prepare para el próximo. Si algo que sugería no funcionaba, ese paso era tan
pequeño que resultaba fácil notar qué no había funcionado. Volver atrás e intentar
otro ángulo era apenas un pequeño contratiempo.
Descubrí que lo que distinguía lo que estaba haciendo, de la facilitación que
me   habían   enseñado   (“guiar”),   era   una   forma   de   “relación   interior”   que   era   el  
referente  a  través  de  toda  la  sesión.  El  “Yo”  del  Focalizador  estaba  con  un  “eso”,  y  
era   el   “eso”   lo   que   hablaba,   se   abría,   tenía   sentimientos,   y   revelaba   sus  
profundidades,  sostenido  por  la  presencia  amorosa  y  contenedora  de  un  “Yo”  que  
era curioso, interesado, aceptador, espacioso, y no juzgaba.
“Relación Interior”   era   una   metáfora   perfecta   para   el   proceso   completo,  
porque podíamos hablar de las cualidades de esa relación – amorosa, aceptante,
interesada, etc. – y podíamos mostrar cómo esa relación se iba profundizando e
intensificando en cada etapa, al describir,  “estar  con”,  sentir  cómo  se  siente  desde  
su punto de vista, etc.
El  Focalizador,  en  el  rol  del  “Yo”,  era  el  acompañante  ideal,  sólo  le  reflejaba  
a   “eso”   lo   que   estaba   diciendo.   Yo   podía   apoyar   ese   rol   con   sugerencias   de   guía  
como,   “Le   puedes   hacer saber   que   lo   escuchaste”,   que   además   evitaba   que   el  
Focalizador se deslizara hacia otras opciones como razonar, interpretar,
disculpar…

El  “Eso”  que  vive


Al observar muy de cerca muchas sesiones de Focusing con buenos
resultados, en las que había contacto   con   un   proceso  profundo,   veía   que   el  “eso”  
con lo que el Focalizador se conectaba parecía estar vivo, o venir a la vida en el
curso  de  la  sesión.  El  Focalizador  decía  cosas  como,  “Quiere…”  o,  “Necesita…”  o,  
Dice…”   o,   “No   quiere…”   De   hecho,   muchas   veces   se notaba el proceso de
desarrollo del   “eso”   (la   sensación   sentida)   en   el   curso   de   la   sesión,   en   el   que   al  
principio era más bien simple y se describía simplemente desde un punto de vista
externo y luego, al haber conexión con empatía y sentirlo internamente como
complejo,  parecía  que  cobraba  vida.  Llamé  a  este  fenómeno  “El  Eso  que  Vive”.  Me  
interesaba facilitar esta venida a la vida, que tantas veces parecía conectarse con la
capacidad del Focalizador de escuchar en profundidad lo que la sensación sentida
necesitaba expresar.
En Un Modelo de Proceso,  Gendlin  escribe  sobre  un  “proceso  en  el  que  las  
partes   se   afectan   entre   sí”   y   en   el   que   “(El   Focalizador)   interacciona con cierta
“sensación”  aun  antes  de  que  esté  ahí del todo. La busca, la espera, deja que venga,
la   sigue   y   apunta   a   lo   que   ha   venido…   En   general   la   interacción   (según   lo  
planteado  hasta  ahora)  está  relacionada  a  una  persona  o  una  cosa…  Entonces,  algo  
como esas interacciones (están) ocurriendo en un espacio nuevo hecho por esas
actividades…”  (en Un Modelo de Proceso). En términos de su Modelo de Proceso,
no podemos decir que la sensación sentida ya está viva, ni que el Focalizador hace
que viva. Más bien, se convierte en algo que puede estar vivo en la interacción. Se
lo trata como vivo, y en realidad  está  vivo…  pero  no  de  una  manera  causal.
Origen y desarrollo de la Relación Interior 179

Cualidad emocional – “Su  ánimo”  – y sus situaciones


Descubrí  que  para  el  Focalizador  que  todavía  no  sentía  un  “Eso  que  Vive”,  la  
manera   más   confiable   de   traerlo   era   invitar   a   sentir   la   emoción   de   “eso”   en   ese
momento.  La  emoción  (el  “yo”  sintiendo  con  empatía  “su”  emoción)  parecía  ser  la  
clave que abría la puerta para profundizar los procesos.
Un   ejemplo:   “Tengo   una   presión   en   mi   pecho…   se   hace   más   fuerte   cuando  
pienso   en   el   proyecto…   algo   en   mí   siente   ese   proyecto   como   una   presión…   lo  
estoy  reconociendo…  estoy  sentado  con  eso…  estoy  sintiendo  cómo  se  siente  esa  
presión   desde   su   punto   de   vista…   está   resentido…   oh,   ya   veo…   está   resentido  
porque   no   puede   seguir   su   propio   ritmo…   le   estoy   haciendo   saber   que   escucho
eso…  Ah,  se  está  sintiendo  más  relajado…”
Otro   ejemplo:   “Hay   una   opresión   en   mi   pecho…   lo   estoy   reconociendo…  
estoy   sintiendo   si   “opresión”   es   la   palabra   apropiada…   es   como   si   hubiera   un  
cinturón  atado  alrededor  de  mi  pecho…  estoy  sentado  con  eso…  estoy  sintiendo su
emoción…  el  cinturón  está  asustado…  le  hago  saber  que  puedo  sentir  lo  asustado  
que   está…   está   asustado   de   que   algo   se   pueda   soltar,   desenfrenarse…   estoy  
reconociendo  eso…  sí,  se  está  aflojando  un  poco  al  sentirse  comprendido…”
(A propósito, este proceso se puede detener con facilidad si no hay conciencia
de  que  el  “cinturón”  está  potencialmente  vivo.  “Quiero  desatar  el  cinturón”  es  muy  
común, pero desafortunadamente no ayuda nada, porque hay identificación con
otra parte en lugar de Presencia para ésta.)
En Un Modelo de Proceso,   Gendlin   define   una   “situación”   como   algo   que  
sólo   puede   experienciar   un   ser   humano.   Los   animales   tienen   “contextos  
conductuales”,  pero  sólo  los  hombres,  que  viven  en  un  mundo  de  símbolos,  tienen  
los hechos externos junto a los significados internos. (No quiere decir que los seres
humanos   son   “mejores”   que   los   animales,   es   simplemente   para   explicar   las  
diferencias en la manera de procesar nuestra vida.)
“Las   personas   viven   y   actúan   en   situaciones…   Las   situaciones   no   son   los  
actos físicos externos, sino el contexto de sus interacciones con otros, lo que
también determina cómo se definen estos hechos. (Una puerta trabada es una cosa
si me estoy escondiendo de alguien; si estoy tratando de salir, es otra bien
distinta)”.
Cuando leí este párrafo hace poco tiempo, me di cuenta de por qué es tan
beneficioso para un Focalizador sentir su punto de vista, su ánimo. Un punto de
vista en este sentido situacional es algo que un ser humano puede tener, e invitar a
una sensación de ese punto de vista es alentarlo a sentir dentro de la complejidad
de una perspectiva humana. En el mundo externo, los cinturones no tienen cualidad
emocional.   En   el   mundo   interno   sí,   o  pueden   tenerla…   y   lo   tienen   cuando  se  los  
trata como si lo tuvieran.

Desarrollos posteriores de la Relación Interior de Focusing


La Relación Interior había empezado para mostrar a la gente un modo
confiable de encontrar Focusing – y luego se siguió desarrollando. Empecé a
enseñar   mi   método   de   guiar   “sobre   el   terreno”   a   estudiantes   avanzados   y   los  
apuntes de estos talleres se convirtieron en mi Manual del Guía en 1990.
180 La Aceptación Radical de Todo

El   concepto   de   “desidentificación”   se   desarrolló   al   comprender   que   las  


personas necesitaban estar con lo que sentían, y que si estaban identificados con el
sentimiento, no lo podían hacer. Acuñé el término  “esotificación”  para  referirme  al  
proceso   de   una   experiencia   sentida   que   evoluciona   hacia   un   “eso”   que   se   puede  
acompañar.
En   1992,   ofrecí   talleres   de   “Relación   Interior”   a   grupos   de   Focusing   en  
Alemania, Gran Bretaña, Japón, y otros lugares. Reconociendo que yo estaba
haciendo algo con lo que ella había empezado a trabajar, Barbara McGavin se unió
a mí en el desarrollo de la Relación Interior, y comenzamos a enseñar juntas.
Como   la   relación   “yo-eso”   era   tan   crucial   para   nuestro   trabajo,   la   Relación
Interior  nos  llevó  a  trabajar  con  “partes”  de  una  manera  más  específica  y  explícita  
que la de Gendlin al enseñar los seis-pasos – a pesar de que, como muestran estas
dos citas de un trabajo de Gendlin, mi favorito, él no es ajeno a esta perspectiva.
“Focusing  es  esto  deliberado  en  donde  un  “yo”  atiende  a  un  “eso”.  [The  Small  
Steps  in  the  Focusing  Process”(Los  pequeños  pasos  en  el  proceso  de  Focusing)]
“El  cliente  y  yo,  le  vamos  a  hacer  compañía,  ahí  dentro,  de  la  misma  manera  
que tú le harías compañía a un niño asustado. No lo empujarías, ni discutirías con
él…  ni  lo  moverías  de  ahí…  Si  te  acercas  a  ese  lugar  con  tu  conciencia  y  te  quedas,  
o  si  vuelves  ahí,  es  todo  lo  que  eso  necesita;;  hará  todo  el  resto  para  ti.”  (pag.  216).
El trabajo con las partes floreció en 1994 cuando Barbara y yo nos dimos
cuenta de que para trabajar con nuestras propias áreas difíciles necesitábamos el
concepto de que algunas partes están fuera de la conciencia – “exiliadas”.  En  una  
adicción al alcohol era la parte que quería beber, en la depresión, la que quería
sentirse   mal,   en   el   bloqueo   del   escritor,   la   que   no   quería   escribir…   Estaban   en  
tensión dinámica con otras partes, una tensión tan violenta que hasta podría
llamarse guerra. En medio de este lugar sin salida en nuestros temas dolorosos,
estábamos identificadas con una parte y disociadas de la otra, aunque ambas
operaban con fuerza en nosotras. Muchas veces las exiliadas, a pesar de estar fuera
de la conciencia, ¡parecían tener mayor poder!
Frente a esta guerra interna, era esencial  encontrar  un  “yo”  que  no  fuera  ni  un  
lado   ni   el   otro,   y   en   1998   empezamos   a   llamarlo   “Presencia”.   A   pesar   de   que   la  
Presencia fue presentada primero en un taller de Mapas del Tesoro del Alma, ahora
Barbara y yo lo enseñamos en nuestros talleres de Focusing Nivel Uno. Es muy
claro, Mapas del Tesoro del Alma y Relación Interior de Focusing se han
desarrollado al mismo tiempo, y son semejantes.
Otro desarrollo ha sido el método de invitar a ser empático con los   “no  
quiero”  y  los  “quiero”.  Al  sentir  su emoción, la empatía vivificadora los lleva hacia
delante. Nuevamente, esto fue desarrollado primero como parte de Mapas del
Tesoro, y es algo que ahora usamos en todas nuestras enseñanzas. (En   “Bondad  
Radical”  en  este  volumen  está  la  aplicación  de  este  método.)

Una subdivisión de Focusing


Hay muchas maneras de hacer Focusing. La Relación Interior es sólo una de
ellas. Y no es la mejor para todos. Volviendo a nuestra analogía del cruce del
pequeño valle – hay quienes necesitan saltar, y no les sirve ir paso a paso. Al
Origen y desarrollo de la Relación Interior 181

desarrollar un método que puedo usar con confianza con la mayoría de las
personas, que facilite experiencias de Focusing exitosas y evite las consecuencias
negativas de tomar caminos sin resultado, tuve que aceptar que a algunas personas
no las ayudaba.
No   toda   sesión   provechosa   tiene   un   “Eso   que   Vive”,   ni   tampoco   el  
centramiento en el cuerpo al comienzo del proceso lleva a todos a encontrar
Focusing.  (Ver  “¿Cuerpo?  ¿Qué  cuerpo?”)  Para  los  Focalizadores  con  experiencia  
hay muchos modos de hacer Focusing, pero si dejamos que la gente juegue en un
campo   tan   grande,   pueden   hacer   demasiadas   cosas   “equivocadas”   – y llevarlos
hacia atrás cada vez establece un escenario negativo, en donde podrían sentir que
se   les   dice   que   “no”   con   demasiada   frecuencia. Desde la perspectiva de la
enseñanza,  es  más  deseable  ofrecer  resultados  positivos,  y  decir  “sí”.  Es  lo  que  la  
Relación Interior pretende hacer. Pero si al hacerlo surgen problemas, hay una
buena noticia: Focusing es mucho más grande, y hay otras posibilidades.
182 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Relación = Distancia + Conexión

Ya he escrito sobre la inquietud que he sentido por lo que llaman el “primer  paso  
de  Focusing”,  Despejar  un  Espacio.  Este  artículo  describe  mi  evolución  en  relación  
a Encontrar Distancia. ¿Es Despejar un Espacio lo mismo que Encontrar Distancia?
No exactamente.
Despejar un Espacio es un proceso que busca relacionarse con cierto número
de temas o problemas diferentes sin (o antes de) ir dentro de ninguno de ellos. En
la práctica tradicional (según se lo enseña en el libro de Gendlin, Focusing),
Despejar  un  Espacio  es  “poner afuera”  los  temas,  por  ejemplo,  poniéndolos  sobre  
un  estante  imaginario  enfrente  a  uno,  o  “apoyar  lo  que  uno  está  cargando”,  como  si  
lo dejara en el suelo. Pero para Despejar un Espacio no es necesario poner algo
afuera, porque también se puede hacer reconociendo y diciendo hola, a cada cosa
que uno encuentra – es como estar en medio de un grupo de niños y tocar a cada
uno suavemente en la cabeza, sin pedirles que se muevan. Esta forma, que
podemos llamar Despejar un Espacio Reconociendo, es la que aún uso y enseño, y
lo que voy a decir a continuación en este artículo no se refiere a ella.
Recorrí varias etapas relacionadas con Despejar un Espacio (Encontrar
Distancia):
(1) 1972-1979: Ninguna participación en absoluto. Cuando empecé a aprender
Focusing, en 1972, no había Despejar un Espacio, al menos como parte regular del
proceso, y no recuerdo haberlo hecho, ni haberlo intentado.
(2) 1980-1982: Defensora apasionada. Cuando fue publicado el libro de
Gendlin, Focusing, yo era una de las personas que lo asistía en sus talleres. En ellos
pasábamos mucho tiempo enseñando cómo hacerlo. Ese período se podría llamar el
apogeo de Despejar un Espacio. Recuerdo que la gente afirmaba con mucho
entusiasmo que era la esencia de Focusing. En investigaciones realizadas en ese
tiempo para conocer el efecto de Focusing muchas veces participaban personas que
sólo habían aprendido Despejar un Espacio, sin el resto del proceso.
(3) 1983-84: Siendo todavía su defensora apasionada, empecé a notar que este
paso traía muchos inconvenientes. Para el primer taller de guiar, creé un apunte en
el que describía las dificultades que podían surgir al focalizar y cómo ayudar a
resolverlas. Más del 50% de ellas se referían a Despejar un Espacio.
(4) 1985-89:  “Despejar un Espacio todavía es el primer paso de Focusing pero
es opcional. Facilita los Procesos Muy Cercanos, y no es útil en los Procesos Muy
Distantes”.  Durante  esos  años  yo  vivía  en  California  enseñando  por  mi  cuenta,  y  no  
estaba lista para cambiar el modelo  de  los  “seis-pasos”.  Creía  que  a  personas  como  
yo, con dificultades para sentir (un tipo de proceso que mis profesores Elfie
Hinterkopf   y   Les   Brunswick   llamaban   “Muy   Distante”)   Despejar   un   Espacio   no  
ayudaba,  pero  el  tipo  de  proceso  opuesto  (“Muy  Cercano”)  en  el  cual  una  persona  
184 La Aceptación Radical de Todo

sentía mucho y se desbordaba con facilidad, sí lo hacía. Por lo tanto, enseñaba que
se  debía  hacer  “según  necesidad”.
(5) 1990-93: En noviembre de 1989 volví de Chicago de un retiro de fin de
semana de Focusing dispuesta a cambiar mi forma de enseñar. Inspirada en la
presentación  de  Reva  Bernstein  y  Lakme  Elior,  desarrollé  un  modelo  de  “Pasos  y  
Habilidades”.   Despejar   un   Espacio   ya   no   era   un   Paso.   En   cambio,   Encontrar   la  
Distancia Adecuada era una Habilidad; es decir, un aspecto del proceso que se
podría necesitar en cualquier momento y/o todo el tiempo. En 1991 escribí sobre
Encontrar la Distancia Adecuada:
La habilidad de encontrar la distancia adecuada refleja el haber
comprendido que personas con procesos Muy Cercanos necesitan que la
experiencia sentida esté un poco más lejos, y las que tienen procesos Muy
Distantes, un poco más cerca. Una vez que comprenden el concepto de
encontrar la distancia adecuada, tienen una habilidad que es útil en
procesos Muy Cercanos y Muy Distantes. Si el proceso se bloquea, pueden
preguntarse,  “¿Estoy  a  la  distancia  adecuada  para  esto?”  Si  la  respuesta  es  
“No”,  pueden  recurrir  a  técnicas  para  alejar,  o  para  traer  algo  más  cerca.  
Cuando escribí The   Focusing   Student’s   Manual   (Manual del Estudiante de
Focusing) y The   Focusing   Guide’s   Manual   (Manual del Guía de Focusing),yo
estaba en esta etapa. En el Manual del Guía en particular, describí con mucho
entusiasmo varios métodos de encontrar distancia, y notaba que este movimiento es
facilitador en particular para las personas que se están sintiendo abrumadas por sus
estados emocionales.
Después de haberlo enseñado durante varios años, empecé a sentir cierta
inquietud. Se hizo cada vez más evidente que Despejar un Espacio no era la única
alternativa para la  gente  que  “sentía  mucho”  (“Proceso  Cercano”).  Había  otra  clase  
de movimiento, que yo llamaba Relación Interior, que también era muy útil para
quienes sentían abrumación. Como ambas técnicas, tanto la de Distancia como la
de Relación Interior, facilitaban los mismos procesos, me pregunté cuales serían las
diferencias. ¿Por qué usar un método en lugar del otro?
Me di cuenta de que las técnicas de Relación lograban lo mismo que las de
Distancia, y evitaban algunos problemas evidentes. Dejé de enseñar Despejar un
Espacio. Las técnicas de Relación Interior eran más fáciles de enseñar y más fáciles
de usar porque facilitaban los dos tipos de procesos y se usaban en el mismo orden,
con sólo una excepción. En general, las personas con Procesos Cercanos se
beneficiaban  del  paso  “Reconocer”,  en  cambio  las  que  tenían  Procesos  Distantes,  
con sensaciones sentidas imprecisas, tenían que describirlas y estar con ellas.
Reconocer no las ayudaba.
Por ese tiempo, en 1995, Johannes Witschko y Klaus Renn me invitaron a
hacer una presentación en la Primera Conferencia Internacional de Terapia
Focusing. Decidí aprovechar la oportunidad para aclarar mis pensamientos en la
comparación de estas dos técnicas.
El título de este trabajo surgió al darme cuenta de que las técnicas de Relación
Interior cumplen el mismo propósito que las de Encontrar Distancia y agregan
conexión interna.
Relación = Distancia + Conexión 185

Quizás el aspecto más controvertido de este trabajo es haber sugerido que


terapeutas y guías de Focusing que usan técnicas de Encontrar Distancia con sus
clientes  refuerzan  de  modo  sutil  un  lugar  de  “víctima”  en  relación  a  su  experiencia  
emocional. Puedo imaginar que si fuera un guía que ha usado técnicas de Encontrar
Distancia con clientes, y he visto en ellos resultados positivos, podría sentirme
molesta al escuchar esta afirmación.
Desde luego, no estoy diciendo que alguien que usa técnicas de Encontrar
Distancia no tiene en su corazón la mejor de las intenciones para sus clientes.
También comprendo ahora, quizás más que cuando escribí el trabajo, que ofrecer
ayuda  y  apoyo  no  es  lo  mismo  que  reforzar  una  posición  de  “víctima”.  Sé  que  hay  
momentos en el camino de sanación emocional en los que es necesario y
conveniente apoyarse en otra persona. La autosuficiencia no es la mejor meta, ni
siquiera como ideal.
A pesar de que soy consciente de que la situación es compleja, sostengo la
esencia de lo que escribí: que las técnicas de Relación Interior ofrecen los mismos
beneficios que las de Encontrar Distancia, y no tienen sus problemas. Para conocer
algo más sobre mi modo alternativo de trabajar con clientes con sentimientos
abrumadores,  ver  “Facilitar  Presencia”  en  este  volumen.
Nota: Como este artículo fue escrito para una conferencia de terapia, he usado
los   términos   “terapeuta”   y   “cliente”   en   donde   podría   haber   escrito   “guía”   y  
“Focalizador”.
Relación = Distancia + Conexión
Una comparación entre técnicas de Relación Interior
y técnicas de Encontrar Distancia en Focusing

Presentada como taller en la Primera Conferencia de Terapia Focusing,


Lindau-Bodensee, Alemania, Agosto de 1995

Extracto
Despejar un Espacio y otras técnicas de Encontrar Distancia se usan, muchas
veces, para ayudar a un cliente a encontrar una forma de relación cómoda con
sentimientos abrumadores. Sin embargo, he observado que las técnicas de
Encontrar Distancia no son la mejor forma de lograr este propósito. En este artículo
exploraré técnicas de Relación Interior, que incluyen todas las ventajas de las de
Encontrar Distancia y ninguna de sus desventajas.   La   razón   es   que   “relación”  
incluye  “distancia”  y  agrega  “conexión”.
Esta presentación incluye: las cuatro desventajas más significativas de las
técnicas de Encontrar Distancia; técnicas de Relación Interior; implicancias del
trabajo con clientes con Procesos Cercanos (abrumadores) y Procesos Distantes
(fuera de contacto); implicancias del trabajo con sobrevivientes de abuso, trauma,
etc.: e implicancias de la relación entre el terapeuta y el cliente.

1. Las cuatro desventajas más significativas de la s técnicas de


Encontrar Distancia
Encontrar Distancia es un movimiento en el que el cliente encuentra
“distancia”  experiencial  de  un  tema  o  emoción  moviéndolo  lejos,  o  alejándose  de  
él. Despejar un Espacio es una forma especial de Encontrar Distancia en la que el
cliente encuentra distancia de una serie de cuestiones / emociones antes de (o sin) ir
dentro de alguna de ellas. (Ver más adelante, en donde describo una forma de
Despejar un Espacio que no implica encontrar distancia.)
Muchos terapeutas y guías usan técnicas de Encontrar Distancia con clientes
que  se  sienten  abrumados  (procesos  “Muy  Cercanos”).  Lo  que  sigue  es  un  ejemplo  
de una situación en la cual, según la práctica de Focusing tradicional, se usaría una
técnica de Encontrar Distancia:
Cliente:  “Hay  un  pozo  de  dolor  en  mi  estómago.  Es  muy  intenso”.
Terapeuta:  “Hay  un  intenso  pozo  de  dolor  en  tu  estómago”.
Cliente:  “Da  miedo.  No  me  gusta  estar  cerca  de  él”.
Terapeuta:  (técnica  de  Encontrar  Distancia)  “Quizás  podrías  ver  si  lo  puedes  
poner lejos de ti”.
Al usar una técnica de Encontrar Distancia, el terapeuta está respondiendo a lo
que  podría  ser  un  pedido  de  ayuda.  Es  como  si  el  cliente  dijera,  “Esto  es  demasiado  
para  mí.  Ayúdame  por  favor”.  Entonces  el  terapeuta  interviene  ayudando  al  cliente  
Relación = Distancia + Conexión 187

a alejar   el   sentimiento   “amenazador”.   Más   adelante   comentaré   sobre   las  


implicancias de la interacción en esta situación.
Las técnicas de Encontrar Distancia usadas como intervención de Focusing
cuando el cliente se siente abrumado tienen cuatro desventajas. En la próxima
sección, propondré un método alternativo, el uso de técnicas de Relación Interior,
que no tienen estas desventajas.
La primera desventaja es que, cuando se usa esta técnica, el cliente tiende a
tener una relación de víctima con la sensación, con acuerdo implícito del terapeuta.
Lo  que  quiero  significar  con  “relación  de  víctima”  está  ejemplificado  en  el  diálogo  
anterior   cuando   el   cliente   dice,   “Da   miedo.   No   me   gusta   estar   cerca   de   él”.   El  
cliente se convierte en víctima de su experiencia cuando siente que está a su
merced, que no la puede controlar y que le está haciendo algo. Otros ejemplos:
“Me   está   cortando   la   respiración”.   “Me   está   empujando”.   “La   tristeza   me   está  
inundando”.   Al   introducir   una   técnica   de   Encontrar   Distancia,   es   como   si   el  
terapeuta   dijera,   de   manera   implícita,   “Estoy   de   acuerdo,   esta   sensación   es  
demasiado  para  ti”.  Hasta  podría  haber  una  implicancia  de  que  también  él  está  un  
poco asustado de eso.
La segunda desventaja es que a veces el cliente no puede seguir la sugerencia
de mover la sensación, o la sigue con dificultad. Al principio de los ochenta en
Chicago, cuando trabajábamos con Despejar un Espacio, usándolo al principio de
cada sesión, desarrollábamos técnicas elaboradas que ayudaban a resolver las
dificultades que la gente encontraba para mover la sensación. La complejidad de
estas técnicas es evidencia de que con frecuencia los Focalizadores no podían
mover la sensación sentida con facilidad. Muchas veces se sentían frustrados, y la
parte de la sesión que necesitaban para Despejar un Espacio era demasiado larga.
Barbara   McGavin   expresa,   “La   creencia   de   que   tenía   que   hacer   Despejar   un  
Espacio todas las veces hizo que dejara Focusing durante dos años, porque era
demasiado frustrante. Despejar un Espacio podía llevar cuarenta y cinco minutos, y
no  dejaba  tiempo  para  Focusing”.
La tercera desventaja es que la misma sensación sentida puede sentir
abandono cuando se le pide que se aleje, quizás porque rememora abandonos
anteriores en la vida del cliente. Focusing es una relación interior, y las cualidades
de esa relación contribuyen de modo esencial con el proceso de sanación. Incluso si
el  cliente  “aleja”  los  temas  con  cuidado,  ¡la  sensación  sentida  misma  puede  sentir  
que se la saca del medio!
La cuarta desventaja es que el cliente puede perder contacto con la sensación
sentida durante el proceso de Encontrar Distancia.

2. Técnicas de Relación Interior


La razón por la que la Relación Interior no comparte las desventajas de
Encontrar Distancia es porque (como dice el título de esta presentación) la relación
contiene distancia con conexión. Si me estoy relacionando contigo, yo no soy tú.
Esa   es   la   distancia:   experienciar   “tú”   y   “yo”   como   seres   diferentes.   Y   además,  
estamos conectados.
188 La Aceptación Radical de Todo

En consecuencia si el Focalizador es consciente de su relación con la


sensación sentida, es decir, de su separación de eso, y de su conexión con eso al
mismo tiempo, se cumple el propósito de las técnicas de Encontrar Distancia,
aunque sin las desventajas.
Veamos de qué manera el ejemplo anterior sería diferente con una técnica de
Relación Interior:
Cliente:  “Hay  un  pozo  de  dolor  en  mi  estómago.  Es  muy  intenso”.
Terapeuta:  “Eres  consciente  de  un  intenso  pozo  de  dolor  en  tu  estómago”.
Cliente:  “Da  miedo”.
Terapeuta:  “Fíjate  si  estaría  bien  reconocer  a  la parte de ti que tiene miedo, y
quédate  con  esa  sensación  de  miedo”.
Ahora   el   cliente   se   puede   relacionar   con   la   sensación   de   miedo   (“miedo   al  
pozo   de   dolor”)   al   crearse   de   manera   automática   cierta   distancia   de   la   sensación  
original, sin necesidad de alejarla.
Cada vez tengo más confianza en que la sensación sentida viene de la manera,
en el lugar y con la intensidad que necesita. Poder ayudar al cliente a relacionarse
con la sensación sentida así como está, sin cambiarla, es un acto muy fuerte de
aceptación.

Reconocer. Reconocer es la técnica de Relación Interior por excelencia.


Muchas veces la manera más fácil de reconocer es decir “Hola”.  El  terapeuta  dice,  
“Quizás  puedes  decir  ‘Hola’  a  la  parte  de  ti  que  tiene  tanto  miedo”.  Otra  manera  de  
decirlo  es  “Yo  sé  que  estás  ahí”,  como  en  “Le  puedes  decir  a  esa  sensación  pesada,  
yo  sé  que  estás  ahí”.
Lo he visto una y otra vez: el Focalizador dice que tiene una sensación de
miedo o que siente abrumación que crece en intensidad; lo invito a que le diga
“Hola”;;   y   luego   expresa   con   sorpresa,   “¡Disminuyó!   ¡Es   casi   como   si   le   hubiera  
gustado   ser   reconocida!”   Yo   diría   que   sí le gustó. De hecho, si Focusing es un
proceso de relación interior, podemos decir que fue intensa justamente para pedir
atención; y cuando fue reconocida, se pudo relajar, al menos un poco. Ya no
necesitaba saltar de arriba abajo y gritar, porque se dio cuenta de que la iban a
escuchar.
Cada vez que es posible me gusta ver las cosas desde el punto de vista de la
sensación sentida. Me pregunto ¿Por qué siente eso la necesidad de ser tan
abrumador? En la mayoría de los casos tiene sentido, porque durante mucho
tiempo ha estado tratando de llamar la atención del Focalizador, y siente que tiene
que recurrir a tácticas fuertes para que la escuche. (Ver otra razón de por qué
podría necesitar ser abrumadora en la sección 4 más abajo.)
Despejar un Espacio Reconociendo. He citado la frustración que sintió
Barbara McGavin con Despejar un Espacio, que con frecuencia tomaba cuarenta y
cinco minutos de cada sesión. Ahora que Barbara usa técnicas de Relación Interior,
cada vez que comienza a focalizar hace una versión de Despejar un Espacio y se da
cuenta de que hay más de una cosa pidiendo atención.  Se  podría  llamar  “Despejar  
un  Espacio  Reconociendo”,  y  su  intención no es Encontrar Distancia. En cambio,
le  dice  “Hola”  a  cada  cosa  que  encuentra,  y  comienza  a  relacionarse  con  cada  una.  
Relación = Distancia + Conexión 189

Esto lleva alrededor de cinco minutos en total, aunque haya muchos temas
presentes.
Resonar. Resonar es comprobar si una palabra u otro símbolo, o una unidad
de significado más grande, se ajusta a lo que la sensación sentida siente. Resonar
puede ser en sí misma una técnica de Relación Interior, porque para realizarla, el
Focalizador tiene que estar en contacto directo con la sensación sentida, desde la
perspectiva de un observador neutral (por ejemplo, no víctima).
Cliente:  “Se  siente  apretado”.
Terapeuta:  “Y  quizás  puedes  tomar  la  palabra  ‘apretado’  y  ver  si  se  siente  que  
es  la  que  mejor  describe  esa  sensación”.
Al continuar la sesión, puede ser útil la sugerencia de resonar desde el punto
de  vista  de  “eso”  y  notar  si  se  siente  más  comprendido.
Cliente:  “Hay  depresión  allí  y  un  poco  de  enojo”.
Terapeuta:  “Quizás  puedes  comprobar  con  ese  lugar  y   ver  si  ahora   se siente
más comprendido, depresión  y  enojo”.
Desidentificación. La desidentificación es un proceso por el cual el cliente se
diferencia  de  la  experiencia  sentida  (“Una  parte  de  mí  está  triste”)  en  lugar  de  estar  
identificada  con  ella  (“Yo  estoy  triste”).  Con  frecuencia  la  desidentificación es el
primer paso para establecer la Relación Interior.
La  esencia  de  la  desidentificación  es  ayudar  al  cliente  a  moverse  de  “Yo  soy
(este   sentimiento)”   hacia   “Yo   tengo (este   sentimiento)”.   En   la   mayoría   de   los  
casos, la desidentificación se puede facilitar con escucha empática o reflejo, y el
terapeuta agrega  frases  como  “una  parte  de  ti”  o  “un  lugar  en  ti”  o  “algo  en  ti”.
La desidentificación muchas veces viene justo antes de reconocer, o las dos se
combinan. Es difícil, casi imposible, reconocer sin desidentificación.
Cliente:  “Odio  ese  miedo”.
Terapeuta:  “Entonces,  hay  una  parte  de  ti  que  odia  ese  miedo”.
Cliente:  “Sí”.
Terapeuta:  “Podrías  notar  si  te  gustaría  decir  ‘hola’  a  esa  parte  que  odia  ese  
miedo”.
O:
Cliente:  “Odio  ese  miedo”.
Terapeuta:  “Podrías  notar  si  te  gustaría  decir  ‘hola’  a  esa  parte  de  ti  que  odia  
ese  miedo”.
“Debe   de   haber   alguna   buena   razón…” Cuando el cliente experiencia la
sensación sentida como una opresión o como algo hostil, resulta facilitador
proponer que eso puede tener una buena razón para estar de ese modo, al menos
desde su punto  de  vista.  A  veces  agrego  que  esta  “buena”  razón  puede  ser  una  vieja  
razón;;   otras   veces   digo,   “Puede   pensar   que   tiene   un   propósito   positivo   para   ti”.  
Estas frases se apoyan en mi filosofía, nacida de mi experiencia, de que no hay
enemigos dentro de nosotros. Margaret Warner, en su trabajo sobre Proceso
Disociado (1998 y 2000), señala que se ha descubierto que hasta aspectos del yo
que parecen crueles y autodestructivos, como en casos de automutilación, creen
que están cumpliendo una función protectora.
Cliente:  “Me  está  cortando  la  respiración”.
190 La Aceptación Radical de Todo

Terapeuta: Supongamos, sólo por un momento, que puede pensar que tiene un
propósito  positivo  para  hacer  eso”.
Cliente:  “No  quiere  que  sienta  tanto”,  etc.
Sentir su punto de vista.  Además  de  su  “buena  razón”  para  estar  del  modo  
en que está, se pueden sentir otros aspectos de la sensación sentida desde su punto
de vista. Es un movimiento potente y fortalecedor cuando el cliente cambia de
lugar, desde su punto  de  vista  (que  puede  sentirse  “abrumado”  o  “víctima”)  hacia  el  
punto de vista de la sensación sentida. Agrega la posibilidad de sentir empatía y
compasión. El aspecto del yo que tiene la capacidad de ser empático y compasivo
no se siente víctima.
Cliente:  “Tengo  miedo”.
Terapeuta:   “Podrías   ver   si   te   gustaría   preguntarle   al   lugar   de   miedo   de   qué  
está tan asustado,  desde  su  punto  de  vista”.
Hacer que el Focalizador se convierta en acompañante de la sensación
sentida. Cuando la sensación sentida empieza a revelar su mensaje, guiar al
Focalizador   para   que   le   diga,   “Te   escucho”,   para   que   no   se   involucre   en  
argumentaciones con la sensación sentida, y por el contrario, la anime a decir más.
Cliente:  “Parece  que  está  diciendo  que  quiere  que  me  quede  ahí  un  poco  más”.
Terapeuta:  “Entonces  le  haces  saber  que  la  escuchas,  que  quiere  que  te  quedes  
ahí  un  poco  más”.
Observa   cómo   el   terapeuta   hace   la   sugerencia   de   “le   haces   saber   que   la  
escuchas”  agregando  en  forma  de  cita  lo  que  el cliente ha dicho, para que le resulte
más fácil seguirla. No tiene que hacerse de la manera siguiente:
Cliente:  “Ese  lugar  me  está  haciendo  saber  que  ha  estado  trabajando  duro”.
Terapeuta:  “Entonces  le  haces  saber  que  lo  escuchas”.
Incluir al Focalizador en la respuesta. En esta técnica, el compañero
incluye en su reflejo lo que el cliente está haciendo o experienciando mientras dice
esas  palabras.  Primero  dices  “tú”  para  referirte  al  cliente,  y  luego  agregas  un  verbo  
para describir su experiencia. En general   es   algo   como   “sentir”,   “darse   cuenta”,  
“notar”,  “ser  consciente  de”,  “estar  sintiendo”,  etc.
Cliente:  “Hay  tristeza  en  la  zona  de  mi  corazón”.
Terapeuta:  “Eres  consciente  de  una  tristeza  en  la  zona  de  tu  corazón”.

Cliente:  “Es  oscuro  y  pesado”.  


Terapeuta:  “Estás  notando  que  es  oscuro  y  pesado”.
Este tipo de respuesta que surge de la escucha del terapeuta es muy
beneficiosa para ayudar al Cliente a estar separado de su experiencia, y en relación
con ella, en lugar de identificarse con ella.
Cliente:  “Hay  una  oscuridad  que  quiere  tirarme  abajo”.
Terapeuta:  “Estás  sintiendo  una  oscuridad  que  quiere  tirarte  abajo”.
Ahora este cliente se da cuenta, no sólo de la oscuridad, sino también de su
propia conciencia de oscuridad. Esto le da un lugar para posicionarse, para estar
con la oscuridad.
Relación = Distancia + Conexión 191

Incluir al focalizador / cliente es una técnica sumamente fuerte y facilitadora


por varias razones. Ayuda al cliente a sentirse más escuchado – porque escucha
toda su experiencia, no sólo las palabras sino también su relación con sus palabras.

3. Implicancias del trabajo con clientes con Procesos Cercanos


(abrumadores) y Procesos Distantes (fuera de contacto)
Basándonos en las enseñanzas de Elfie Hinterkopf y Les Brunswick
(Hinterkopf, 1983), podemos describir un continuo de procesos del cliente, entre
Proceso Cercano (abrumador) y Proceso Distante (fuera de contacto), con Proceso
Medio,   la   distancia   ideal   de   Focusing,   en   el   centro.   (Un   “Proceso   Cercano”  
describe la experiencia del cliente de sentirse abrumado. No es lo mismo que
proceso catártico. Kathy McGuire   lo   señala   en   su   artículo   “Los   Desarrollos  
Catárticos  no  son  Procesos  muy  Cercanos”).
Las técnicas de Encontrar Distancia tienen impactos muy diferentes en
clientes con Proceso Cercano y clientes con Proceso Distante. Durante muchos
años recomendé usar técnicas de Encontrar Distancia para quienes tienen Proceso
Cercano.  El  modelo  en  sí  mismo  implica  que  si  algo  está  “demasiado  cerca”,  lo  que  
necesita es distancia. Estas técnicas están contraindicadas para clientes con Proceso
Distante. Es muy fácil para nosotros (yo tengo Proceso Distante característico) y
muy frustrante, perder la sensación sentida porque la alejamos, ¿y por qué tenemos
que alejarla?
Pero las técnicas de Relación Interior son valiosas para las dos clases de
proceso (de hecho para todos los procesos). Cuando un cliente en un Proceso
Distante  dice  “Hola”  a  una  sensación  sentida  tenue,  elusiva,  ésta  tiende  a  hacerse  
más  clara,  más  concreta.  Cuando  un  cliente  en  un  Proceso  Cercano  dice  “Hola”  a  
una sensación sentida intensa, abrumadora, ésta tiende a relajarse ligeramente,
mientras se mantiene en la conciencia. Lo que podemos decir de ambos casos es
que cuando uno encuentra la sensación sentida, así como es, dentro del contexto de
una relación interior, ésta responde acomodándose a la situación de la
comunicación, al volverse más definida o más relajada, según lo que necesita.

4. Implicancias del trabajo con sobrevivientes de abuso y trauma


He observado algunos casos en los que, habiendo dicho “Hola”   a   una
sensación sentida abrumadora (o usa alguna otra técnica de Relación Interior ya
descripta), no ha llevado a un aflojamiento de la sensación sentida como para que
el cliente se sienta cómodo con ella. Invariablemente son personas con historia de
abuso o trauma en su infancia. Estos clientes están trabajando con temas dolorosos
que cambian de manera lenta, en los que cualquier momento de alivio o aire fresco
tiene que celebrarse.
En general no son situaciones en las que las técnicas de Encontrar Distancia
funcionan mejor, aunque puede haber algún cliente que logra un poco de respiro
interior, y es bueno tener varias posibilidades para ofrecer.
Sin embargo, probaría primero otra versión de técnicas de Relación Interior
algo diferente que describiré ahora. Mantenemos la intención de ver las cosas
desde   el   punto   de   vista   de   la   sensación   sentida,   y   si   “eso”   no   se   acomoda   como  
192 La Aceptación Radical de Todo

para   tener   una   conversación   luego   del   “Hola”,   entonces   debe   haber   sido  
abrumadora por alguna otra razón además de la de lograr la atención del
Focalizador. En sobrevivientes de abuso, en general, la sensación sentida trae una
situación que ha sido abrumadora en el pasado. Necesita estar así porque es parte
de su mensaje. Es frecuente que se afloje, cuando también ha sido escuchada esta
parte del mensaje.
Cliente:  “Esta  sensación  tan  intensa  viene  hacia  mí  como  la  ola  de  un  océano.  
Se  siente  que  es  mucho”.  
Terapeuta:  “Quizás  le  puedes  decir  que  ves  que  es  realmente  mucho.  Dile,  “Sí,  
eres  muy  grande”.
Cliente:  “Está  un  poco  mejor,  pero  todavía  es  difícil  de  soportar”.
Terapeuta:  “Quizás  lo  que  ha  venido  a  decirte  es  que  en  algún  momento  hubo  
algo difícil de soportar, para ti. Podrías comprobar con eso, y ver si coincide, que
es  sobre  algo  que  una  vez  se  sintió  “demasiado”,  como  esto  ahora”.

5. Implicancias de la relación entre terapeuta y cliente


En la sección 1, cité una interacción entre un terapeuta y un cliente en la que
el terapeuta usó una técnica de Encontrar Distancia:
Cliente:  “Da  miedo.  No  me  gusta  estar  cerca  de  él”.
Terapeuta: (técnica  de  Encontrar  Distancia)  “Quizás  podrías  ver  si  lo  puedes  
mover  lejos  de  ti”.  
Decía que usar una técnica de Encontrar Distancia es como si el terapeuta
respondiera  a  un  pedido  de  ayuda.  En  algún  nivel  el  cliente  está  diciendo,  “Esto  es  
demasiado para mí.  Por  favor  ayúdame”.  Cuando  el  terapeuta  interviene  ayudando  
al   cliente   a   alejar   la   sensación   “amenazante”,   es   casi   como   si   el   terapeuta  
contestara,  implícitamente,  “Estoy  de  acuerdo  en  que  está  sensación  es  demasiado  
para  ti”.
Y por supuesto que es correcto. Si el cliente necesita ayuda, está bien que el
terapeuta se la brinde, y le ofrezca las herramientas que conoce. Además es ideal
que el cliente aprenda de este modelo para usarlo consigo mismo.
Sin embargo, nos tenemos que preguntar si la ayuda era realmente necesaria.
Si no lo era, y había una posibilidad de que el cliente encuentre su camino en la
sesión, es preferible evitar una intervención en la que el terapeuta juega el papel de
salvador.
Pido disculpas por el modo en que este análisis simplifica el asunto, pero en
esencia es como si el terapeuta que usa técnicas de Encontrar Distancia dijera,
“Esta   experiencia   emocional   es   demasiado   para   que   tú   la   resuelvas.   Necesitas  
ayuda  y  yo  te  la  puedo  dar”.  El  terapeuta  que  usa  técnicas  de  Relación  Interior dice,
“Tú  eres  capaz  de  darte  a  ti  mismo  atención  nutritiva,  así  como  eres”.
La paradoja es que a pesar de que nos sentamos con nuestros clientes para
ayudarlos, muchas veces ayudamos más observando y conectándonos con las
partes de ellos que no necesitan ayuda. No es para negar a las que sí la necesitan,
sino  decir,  “…y  hay  más”
Mi trabajo se ha ido centrando más y más en la Relación Interior porque lleva
implícito una profunda confianza en el proceso del cuerpo. Los que hacemos
Relación = Distancia + Conexión 193

Focusing tenemos muchos motivos para tener esta profunda confianza. Al permitir
que nuestros clientes y estudiantes de Focusing accedan a la parte de sí mismos que
es capaz de estar en una relación interior nutritiva, le estamos haciendo un espacio
que da lugar al yo sano, el que está siempre ahí, todo el tiempo.
194 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?

Cómo ayudar a encontrar y a invitar a una sensación sentida es, quizás, el área que
trae mayores desafíos a los profesores de Focusing. No me sorprende: ¡después de
33 años, siento que recién ahora estoy empezando a comprender qué es una
sensación sentida!
Precisamente anoche estuve con una persona en una sesión que me había
llamado porque no podía hacer Focusing. Había hecho un entrenamiento corto,
había leído mucho en libros, y estaba viviendo una situación que le daba un gran
incentivo para focalizar. Pero no estaba segura si lograba sensaciones sentidas.
Resultó que las tenía. Su duda surgió del hecho de que no las sentía, según
expresó,   “físicamente”.   Pensó   que   el   ligero   apretón   en   su   estómago   no   contaba  
porque  no  se  sentía  suficientemente  “físico”.
He escuchado decir esto mismo a muchas personas a través de los años, y he
llegado   a   la   conclusión   de   que   el   problema   es   la   palabra   “cuerpo”.   Decimos   que  
Focusing   sucede   “en   el   cuerpo”   y   la   gente,   a   partir   de   esa   frase,   hace   diferentes  
conjeturas.
Con frecuencia no se dan cuenta, o todavía no hemos logrado enseñar, que es
posible que algo esté centrado-en-el-cuerpo, y no se sienta físicamente. Peter
Afford   escribió   un   artículo   muy   interesante   sobre   este   tema   en   1994,   “The   Felt  
Sense   Need   Not   Always   Be   Physically   Felt”   (La   Sensación Sentida no siempre
necesita ser sentida físicamente):
La cualidad sentida-en-el cuerpo es, entonces, una de las muchas maneras
de explorar adentro, pero no es el sine qua non. Si se siente que es Focusing
pero no tienes un referente físico, no importa. El Focalizador puede decir si
el proceso está centrado-en-el-cuerpo  y  si  es  “real”  o  no,  y  la  persona  que  
escucha o el guía puede buscar signos que indiquen que está centrado-en-
el-cuerpo. Esto incluye: ojos que miran hacia abajo, pausas al hablar para
comprobar  internamente,  y  ese  “sentir”  característico  de  que  el  Focalizador  
está conectado con algo en su interior y no está dando vueltas en su cabeza
o  fuera  de  su  cuerpo.  Ese  “sentir”  es,  sin  duda,  una  sensación  sentida.
En otras palabras, ¡si sabemos cómo tener una sensación sentida, en general
también podemos decir si una persona la está sintiendo! Aun así, quedamos con el
interrogante de cómo ayudarla a encontrar una sensación sentida si entiende la
palabra   “cuerpo”   de   la   manera   acostumbrada.   Ésta   es la pregunta que estoy
planteando en este artículo.

Mientras lo escribía, mostré este artículo a varias personas y una de ellas pareció
sorprenderse  de  que  me  atreviera  a  sugerir  una  redefinición  de  la  palabra  “cuerpo”.  
¿Las palabras no significan lo que significan? ¿No tendríamos que aceptar eso,
simplemente?
196 La Aceptación Radical de Todo

En realidad, en el proceso natural del uso del lenguaje, las palabras siempre se
van redefiniendo. El significado de las palabras se expande y se estira al encontrar
nuevas áreas sobre las que necesitamos comunicar algo. Inventar palabras nuevas
es algo poco común – con mucha más frecuencia, las personas estiran los
significados de las que ya existen. Con el tiempo, se van aceptando estos nuevos
significados y encuentran su camino hacia los diccionarios. Este proceso de cambio
de significados, acompañado por el proceso natural equivalente de cambio en el
sonido, es cómo el latín se convirtió en francés, español e italiano; cómo el inglés
antiguo se convirtió en el inglés actual; cómo todas las lenguas cambian
constantemente.
A  pesar  de  que  propuse  la  redefinición  de  la  palabra  “cuerpo”,  el  punto  central  
de este artículo no es qué debemos o podemos significar por cuerpo, sino qué
entendemos en realidad por esa palabra, y cómo cambia ese significado cuando
aprendemos Focusing. (Y lo que implica en cómo hablamos de Focusing y cómo lo
enseñamos.)
Una de las ideas más poderosas de la lingüística moderna es que las palabras
tienen su propio significado dentro de marcos – contextos regulares y persistentes –
y que necesitamos conocer el marco dentro del cual estamos hablando. Si estoy
hablando   de   un   “taller”,   no   me   comprenderás   hasta   tanto   no   te   des   cuenta   si   me  
estoy  refiriendo  al  marco  del  “arreglo  del  desperfecto  de  un  motor”  o  al  de  un  taller  
de  arte  “en  donde  se  enseña  a  pintar,  a  esculpir,  etc.”  Quizás este artículo se trata
en  realidad  de  cómo  darles  a  las  personas  el  “marco”  de  Focusing.  
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?
Escrito recientemente para este libro

Focusing es un proceso que se apoya-en-el-cuerpo. Sucede, decimos, en el cuerpo.


Y esta afirmación da lugar a muchos inconvenientes, porque de hecho, la palabra
“cuerpo”  no  significa  lo  mismo  para  todos.  Lo  que  es  aún  más  problemático  es  que  
quienes conocemos Focusing le damos un significado diferente del que le dan las
personas que no lo conocen, porque hemos tenido experiencias que han
transformado lo que significa para nosotros. En consecuencia estamos tratando de
comunicarnos entre dos lados de algo dividido, de un lado Focalizadores que dicen
“Permite  que  tu  cuerpo  te  muestre…”,  y  del  otro  no-Focalizadores desconcertados,
confundidos, que no comprenden de qué estamos hablando. Esta brecha debe
resolverse, porque podría ser una de las principales razones de por qué Focusing no
ha llegado a conocerse y a usarse de manera mucho más amplia.
Como mi amigo Rob Parker me señaló, desde la visión tradicional el cuerpo
es sólo un objeto en un mundo de objetos. Esto significa que está normalmente
muerto; para hacerlo   vivir   uno   tiene   que   agregarle   algo   llamado   “vida”   – y está
separado del mundo, como cada objeto está separado de todos los otros objetos. La
visión de cuerpo de Gendlin como proceso de interconexión es bastante diferente.
Nuestros pulmones implican aire, nuestros huesos implican gravedad, nuestros
estómagos implican comida, nuestros ojos implican luz del sol, y así todo. Es la
separación lo que es artificial; nuestros cuerpos son interacción viva sucediendo
con el entorno.
Con estas dos visiones de cuerpo tan diferentes, no es extraño que nosotros
como profesores encontremos algunos diferencias para comunicarnos cuando
intentamos invitar experiencias de Focusing en quienes empiezan a aprender. En
algunos ejemplos de Focusing, es obvio para todos – principiante o Focalizador
con experiencia – que algo está pasando en el cuerpo – el  “cuerpo”  como  todos  lo  
comprendemos. Pero en otras sesiones, los principiantes se desconciertan: ¿Esto es
el cuerpo?
En este artículo ofreceré tres ejemplos de sesiones que son Focusing para
Focalizadores, aunque desconciertan a no-Focalizadores que quieren comprender
cómo   Focusing   sucede   “en   el   cuerpo”.   Luego   intentaré   articular   la   definición   de  
“cuerpo”  de  los  que  hacen  Focusing.  A  continuación  delimitaré  cuatro  posiciones  
desde donde se acerca la gente, y cómo cada posición puede ser un lugar desde
donde  encontrar  el  “cuerpo”  del  Focalizador.  Y  por  último,  daré  algunos  ejemplos  
de  sesiones  de  personas  a  quienes  la  palabra  “cuerpo”  no  facilita  el  aprendizaje  y  
qué podemos decir en su lugar.

Stan cierra sus ojos y se acomoda para hacer Focusing. El tema es su anhelo por
una relación íntima y duradera. Él espera, con su cabeza inclinada hacia delante, y
198 La Aceptación Radical de Todo

luego   comienza   a   hablar.   “Algo   me   tira   hacia   atrás”,   dice   lentamente.   “Está  
asustado…   no,   no   es   asustado   exactamente.   Vacilante…   sí,   “vacilante”   está   más  
cerca.  Cauteloso,  eso  es.  Vacilante  y  cauteloso”.  Se  dispone  a  pasar  un  momento  
con  esta  parte  de  él  “vacilante  y  cautelosa”.  Hacia  el  final  de  la  sesión  afirma:  “Está  
diferente. Hay  una  disposición  ahora”.
Laurel, una persona nueva en Focusing, luego de observar esta sesión, hace
una   pregunta.   “¿En   qué   momento   estuvo   Stan   sintiendo   su   cuerpo?”.   Y   un  
Focalizador experimentado, que también observaba, no tuvo dudas de que Stan sí
había hecho Focusing. ¿Por qué?
Antes de contestar la pregunta, le preguntamos a Stan. ¿Estabas sintiendo en
tu   cuerpo?   “Oh,   sí”,   contesta.   “Absolutamente,   e   iba   describiendo   lo   que   había  
dentro  de  mí,  y  luego  comprobaba  con  eso,  toda  la  sesión”.
Resultó que Stan estuvo sintiendo dentro de su cuerpo – sólo que no usó
ninguna palabra corporal que le podría haber demostrado a Laurel que había sido
así.   Podría   haber   dicho,   “Estoy   sintiendo   algo   en   mi   pecho.   Me   tira   hacia   atrás”.  
Pero no lo hizo.
Entonces, ¿cómo supo el Focalizador experimentado que Stan había
focalizado? Hubo varias pistas, y a pesar de que alguna de ellas podría haber
faltado, todas juntas hicieron que no hubiera ninguna duda. La cabeza de Stan
estuvo inclinada hacia delante, por lo que era probable que su atención haya estado
en algún lugar por debajo de su mentón. Habló despacio, como buscando. Las
palabras  que  usó,  aunque  no  fueron  palabras  corporales  específicas  (como  “pecho”  
o  “garganta”),  tenían  una  cualidad  de  conexión  con  el  cuerpo.  (Por  ejemplo,  “Me  
tira   hacia   atrás”   en   lugar   de   “resistente”).   Y   comprobaba   sus   palabras   con   algo  
dentro de él que podía decir si esas palabras se ajustaban o no.
Ahora imaginemos este escenario un poco diferente. Todo es igual excepto
que, luego de la sesión, cuando le preguntan a Stan si estuvo sintiendo en su
cuerpo,  él  dice,  “No  lo  sé.  No  estoy  seguro.  ¿Fue  así?”.
Y luego se podría originar el siguiente diálogo:
Ann: Bueno, Stan, me pareció que estuviste sintiendo algo con lo que tú
podías comprobar, y por eso dijiste  que  la  palabra  “asustado”  no  era  la  adecuada,  y  
la  palabra  “vacilante”  estaba  más  cerca.  ¿Sí?
Stan: Sí, es verdad.
Ann: Y me pareció, quizás por la posición de tu cabeza, que lo estabas
sintiendo en algún lugar aquí (gestos indicando el área del pecho y el estómago).
Stan: Bueno, sí. Estaba en algún lugar por aquí. Es verdad.
Ann: Entonces al escucharte decir que no estás seguro si eso estaba en tu
cuerpo, me pregunto si podrías explicar que quieres decir.
Stan:  Bueno…  supongo  que  es  porque  no  estaba sintiendo nada en mi cuerpo
físico.

Y ésta es la brecha misteriosa. La gente puede tener experiencias que sin duda son
Focusing, y aun así, si no tienen experiencia, pueden dudar de su validez – porque
lo  que  entienden  por  “cuerpo”  (o  “cuerpo  físico”) parece no incluir las experiencias
que están sintiendo.
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 199

Tomemos otro ejemplo.


Della comienza su sesión de Focusing con ganas de saber más acerca de una
situación en su trabajo en la que le resultó difícil hablar por sí misma. Lleva
conciencia adentro de su cuerpo, y enseguida encuentra una tensión en su
mandíbula, en especial del lado izquierdo. Pone su mano allí con la intensión de
acompañar y prestar atención a algo que siente en su mandíbula. Mientras le presta
atención,  ella  comienza  a  hablar:  “Está  apretado.  Estoy  comprobando  con  eso  si  es  
esa   palabra…   sí,   está   apretado,   y   está   preocupado.   Le   estoy   haciendo   saber   que  
puedo sentir que está preocupado. Hay como un perro que pasea, se pasea de un
lado a otro,   aullando”.   Mientras   lo   dice,   su   mano   empieza   a   alejarse   de   su  
mandíbula y se detiene a unos quince centímetros de su cara.
“Está  aullando.  Algo  lo  está  preocupando.  Le  estoy  haciendo  saber  que  lo  veo,  
y que escucho que está preocupado. Se parece a un lobo, peludo. No parece un
perro  hogareño.  ¿Es  un  lobo?  No…  es  un  perro  que  se  parece  a  un  lobo.  Lo  estoy  
invitando a que me haga saber de qué está preocupado. Ahora vuelve a pasear. Es
como si me estuviera cuidando, preocupado de que algo me pueda suceder…”  Y  
continúa su sesión.
Della comenzó con una sensación corporal, pero al estar con eso, se
transformó  en  una  imagen  con  vida,  viva  emocionalmente,  un  “alguien”  en  lugar  de  
un   “algo”.   ¿Estaba   ella   Focalizando?   Por   supuesto   que   sí,   por   razones   parecidas  
dijimos que Stan hizo Focusing. Tenía algo con qué comprobar, sentir dentro, y
estar   con…   y   hasta   tenía   un   lugar   en   su   cuerpo.   Esa   mano   sostenida   a   quince  
centímetros   de   su   cara   lo   dice…   aunque   si   la   hubiera   dejado   caer,   podría   haber  
tenido las mismas experiencias internas. Pero ¿estaba su experiencia en su cuerpo,
su   cuerpo   “físico”?   Eso   depende   de   cómo   defines   “cuerpo”,   ¿no   es   así?   Cuando  
decimos que Focusing sucede en el cuerpo, ¿de qué cuerpo estamos hablando?

Demos otro ejemplo. Barbara está Focalizando. Su mano mece el lado izquierdo de
su   abdomen…   “Se   siente   como   concreto   acá”,   dice.   “Está   lleno   de   miedo.   Estoy  
sintiendo   qué   lo   está   asustando…   está   asustado   de   esta   parte   que   está   aquí…”   –
señala hacia su derecha – “asustado  de  que  se  salga  de  control”.
Su gesto hacia su derecha está fuera del cuerpo físico, parece indicar una zona
a unos sesenta centímetros de su hombro derecho. Barbara continúa haciendo
Focusing con las dos partes, la de su abdomen y la que está por afuera de su
hombro derecho. Ambas tienen contenido emocional y algo interesante para revelar
en el resto de la sesión.
¿Puede  algo  estar  “en”  el  cuerpo  y  al  mismo  tiempo  a  una  distancia  de  sesenta  
centímetros de él? Éste es el problema. O tenemos que decir que esta sesión no fue
Focusing – y sí lo fue – o que Focusing no sucede-en-el-cuerpo – pero es así – o
tenemos   que   repensar   lo   que   queremos   significar   con   la   palabra   “cuerpo”.   Como  
las otras dos opciones no son aceptables, vamos a tomar la tercera. Como dijo
Sherlock   Holmes,   “Cuando   has   eliminado lo imposible, lo que queda, aunque
improbable,  debe  ser  el  caso”.
200 La Aceptación Radical de Todo

Experiencias como éstas no son raras excepciones. Son moneda corriente, y quizás
podrían ser aún más corrientes si las personas no se detuvieran ante la creencia de
que  “cuerpo”  significa  “lo  que  está  dentro  de  la  piel”.  Es  evidente  que  no  podemos  
usar  una  definición  fisiológica  convencional  de  “cuerpo”  si  queremos  incluir  estas  
experiencias como legítimas de Focusing.
Tenemos que decir que Focusing puede suceder fuera del cuerpo, o tenemos
que re-definir   “cuerpo”   como   algo   más   amplio   que   un   conjunto   de   procesos  
fisiológicos rodeados de piel. De hecho Gendlin quiere decir esto último. Las citas
que siguen son de Un Modelo de Proceso:
“Estamos  estableciendo  un  nuevo  concepto  de  cuerpo viviente…”
“En   general   consideramos   el   cuerpo   como   la   materia   que   está   contenida  
dentro  de  la  piel…  Lo  que  llamamos  “el  cuerpo”  es  un  sistema  mucho  más  vasto.  
“El  cuerpo”  no  es  sólo  lo  que  está  dentro  de  la  piel”.
“No  hay  cuerpo  separado  del  proceso”
“Algunos de los objetivos de este trabajo son: re-conceptualizar el cuerpo
para que podamos comprender cómo sucede Focusing, cómo sentimos situaciones
complejas, cómo el cuerpo puede traer una respuesta a una cuestión humana
compleja de la vida que no podemos descifrar, cómo el cuerpo y el conocimiento
no están separados. Es evidente que todo eso necesita un concepto de cuerpo
diferente  del  que  ofrece  comúnmente  la  fisiología”.  (itálicas  en  el  original)
Para Gendlin, hay un espacio experiencial que es más grande que el cuerpo
fisiológico (y el tamaño es sólo una de las diferencias). Es el espacio en donde
Focusing sucede, y que al mismo tiempo, se va creando al hacer Focusing.   (“¿Y  
dónde mira uno, y deja que algo pase? Ese espacio también es nuevo, se va
generando. Cuando uno mira, por así decirlo, en el habitual cuerpo-que-siente, esta
mirada se encuentra a sí misma llevada hacia delante por un cambio en un espacio
que  está  algo  diferente”).  
En lugar de definir Focusing como un proceso corporal, quizás sería mejor
definir el cuerpo a través de Focusing. En lugar de decir que Focusing sucede en el
cuerpo, podemos dar vuelta la definición, y decir: donde Focusing sucede, ese es
“el  cuerpo”.

¿Cómo hace alguien que no conoce Focusing para aprender a encontrar la


experiencia de este cuerpo concebido de manera diferente? Al no haber tenido una
experiencia de Focusing, sólo podrá tener el concepto habitual de cuerpo tal como
se lo conoce en nuestra cultura. Como es natural, no es el mismo para todos. Una
persona que practica un deporte regular e intensamente tiene una experiencia de su
cuerpo diferente a la de alguien cuya idea de ejercicio es abrir la puerta de la
heladera. Una persona que ha estudiado anatomía y fisiología tiene una imagen del
cuerpo más específica y elaborada que quien no lo ha hecho. Todas estas personas,
antes   de   Focusing,   tienen   la   visión   de   “cuerpo”   habitual   de   la   cultura.   En   la  
sociedad industrial occidental, en general es cuerpo como materia, como cosa,
desprovisto de significado, en el mejor de los casos una máquina compleja, con
muchos detalles.
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 201

En 750 años, no hemos llegado más allá de la visión de cuerpo que tenía San
Francisco  de  Asís  como  “Hermano  Asno”.  Nuestros  cuerpos  todavía  son  bestias  de  
carga que nos llevan de un lado a otro. Todavía pensamos en quien somos como
separados del cuerpo, cierto espíritu no-material que llevamos sobre los hombros.
Hay un largo trecho desde esta visión al cuerpo de Focusing: lleno de
significado de vida, vivo en propósito, situado en una red de relaciones
interconectadas, sabio más allá de la lógica y la razón, inseparable de nuestra
identidad.
No es extraño que las personas se confundan y sospechen cuando les decimos,
“Tu   cuerpo   es   sabio”.   Sus   cuerpos   no son sabios. Más precisamente: no
comprenden ni sienten   sus   cuerpos   de   un   modo   que   “sabio”   tenga   sentido   para  
explicar esas experiencias corporales. Y no podemos hacer que piensen a su
manera y encuentren esa clase de experiencia corporal. ¡No es extraño que sea
necesaria una experiencia de Focusing para que se pueda comprender!

Las personas que no encuentran el modo de llegar a Focusing no son todas iguales.
Más allá de su individualidad personal, me aventuro a decir que están dentro de
cuatro amplias categorías.
(1) Emocionales. Estas personas pueden sentirse en peligro de ser
sobrepasados   por   sus   emociones,   y   tienden   a   experienciar   sus   sentimientos   “todo  
alrededor”  y  “por  todos  lados”.
(2) Pensantes: Hay personas que suelen resolver sus problemas de manera
racional o cognitiva. Cuando se las invita a sentir su interior, dirán cosas como,
“Debe  ser…”  o  “Seguro  que  es…”  o  “Pienso  que…”
(3) Imaginativos visuales. Hay personas que encuentran imágenes visuales
con facilidad, y al ser invitadas a conectarse con su interior, éstas surgen de
inmediato. Las imágenes visuales no necesariamente están conectadas con el lugar
de Focusing.
(4) Físicoanalistas. Muchas veces entrenadas para ser concientes de su cuerpo,
son personas que pueden diferenciar detalles elaborados, trazando una tensión que
recorre un deltoide y luego  un  trapecio…  pero  no  comprenden  cómo  esto  tiene  que  
ver con significados emocionales de sus situaciones de vida.
(Ver   mi   artículo   “La   sensación   sentida   completa”   en   este   volumen,   y   su  
introducción, para tener más información sobre imágenes, pensamientos,
emociones, y sensaciones corporales como avenidas de entrada a Focusing).
Exploremos estas diferencias encontrándonos con Camille, René, y Vicky,
tres personas (inventadas) que todavía no conocen Focusing, que tienen emociones
fácilmente (Camille), piensan fácilmente (René), o ven imágenes fácilmente
(Vicky). Describiré cómo podría ayudar a cada una de ellas a encontrar Focusing,
partiendo desde donde están. Su concepto de cuerpo todavía no coincide con el
cuerpo de Focusing, pero se las ayuda a encontrarlo si las invitamos a sentir la
conciencia del cuerpo según la entiende cada una. Este hecho – que a algunas
personas se las ayuda a encontrar Focusing cuando las invitamos a sentir dentro de
su cuerpo según cada una lo entiende antes de Focusing – parece misterioso al
202 La Aceptación Radical de Todo

principio,  ahora  que  sabemos  que  el  “cuerpo”  de  Focusing  es  diferente  de  lo  que  
significa para nuestra cultura.
Pero en una segunda mirada, el hecho de que la mayoría de las personas
encuentran Focusing a través del cuerpo según cada una lo comprende (y, al
hacerlo así, llegan a entender el cuerpo de una manera diferente) no es tan
misterioso, porque Gendlin deja bien claro que sólo hay un cuerpo. No hay un
cuerpo fisiológico y un cuerpo de Focusing. Cada uno de nosotros tenemos sólo un
cuerpo, y es en este cuerpo único en donde tienen lugar todos estos procesos, o
dicho de otro modo, este cuerpo único es todos estos procesos: respirar, digerir,
caminar,  regenerar  células,  rumiar,  soñar  despierto,  Focalizar…
“(Una   sensación   sentida)   viene,   de modo semejante a cómo vienen las
emociones, en el cuerpo, de manera espontánea, pero en un espacio en cierto modo
diferente   al   espacio   literal.   De   verdad   está   literalmente   en   el   cuerpo…   pero   está  
también  en  su  nuevo  espacio  propio”  (Un Modelo de Proceso).
Para   la   cuarta   categoría,   los   “Físicoanalistas”,   volveremos   más   adelante,   y  
descubriremos un hecho interesante y sorprendente: que aquellos que tienen acceso
fácil a su cuerpo son los que tienen más dificultades para aprender esta habilidad
basada-en-el-cuerpo. ¿Cuáles son sus implicancias? Ya lo veremos. Pero primero:
Emocionales, Pensantes, e Imaginativos visuales.

Camille se acomoda para su primera sesión. Había elegido Focusing con la


esperanza de que la ayude a traspasar un momento de estrés y crisis en su vida.
Mientras me cuenta algo sobre la situación, empieza a llorar, busca un pañuelo
descartable,  y  se  disculpa  por  sus  lágrimas.  “Algunas  veces  me  pregunto  si  no  es  
demasiado  para  mí”,  confiesa.  
Si sólo reflejo lo que ella está diciendo – y por un momento eso es lo que
hago – me cuenta en su mayor parte lo que ha estado sintiendo, lo que está
sintiendo  ahora,  y  los  pensamientos  repetitivos  que  vienen  con  eso.  “Decidí  que  es  
pena lo que estoy sintiendo. No puedo estar sin él y él ya no está más. Es  pena”.  
Más lágrimas. A pesar de que éste es un proceso emocional, no es un proceso de
Focusing – no la está ayudando mucho y no tiene que ver con la sensibilidad de
quien la está escuchando.
Para invitarla a que lleve su conciencia hacia un lugar de Focusing tengo dos
opciones. Puedo hacer que note qué está sintiendo en su cuerpo mientras está
diciendo   estas   cosas,   o   puedo,   con   su   consentimiento,   hacer   un   “Centramiento”  
más prolongado que la ayudará a encontrar algo de Presencia en su cuerpo y la
sensación  sentida  de  su  problema.  (Ver  “Facilitar  Presencia”  en  este  volumen.)  En  
ambos casos es probable que Camille logre una sensación sentida. Una vez que
lleva su atención a sentir su cuerpo tendrá, casi con seguridad, una sensación
corporal conectada con lo que le está pasando. Está tan consciente de la conexión
con su vida y del contenido emocional de su proceso que llevar conciencia hacia
dentro de su cuerpo será todo lo que necesita para encontrar Focusing – eso, y una
facilitación sensible que la ayude a permanecer en Presencia con lo que está
sintiendo. Personas con procesos como el de Camille tienden a identificarse con
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 203

sus emociones – pero si se las ayuda a estar en Presencia, no es difícil que


encuentren Focusing.

Con René el trabajo de un profesor de Focusing es un poco más arduo. Él es


pensante; algunas veces hasta se identifica a sí mismo con sus pensamientos. Vino
a aprender Focusing porque le gustaría tomar mejores decisiones y no dudar tanto.
Tiende a dudar y a volver a pensar decisiones ya tomadas. Al escucharlo sé que no
va a llorar (como Camille), y si lo invito a sentir en su cuerpo lo que acaba de
decir, me va a mirar perplejo.
Pero   si   llevo   a   René   a   través   de   un   “Centramiento”,   que comienza en sus
brazos y manos - que probablemente podrá sentir - luego por sus piernas y pies, y
después  por  cualquier  parte  de  su  cuerpo  que  está  en  contacto  con  algo…  lo  podrá  
hacer, y como no está pensando, está en un estado diferente al habitual, un estado
de mayor receptividad del que él podría esperar. Luego lo invito a sentir en el área
central  de  su  cuerpo,  el  área  que  incluye  su  garganta…  su  pecho…  su  estómago  y  
su   abdomen…   y   a   invitar   a una sensación de cómo se está sintiendo ahí dentro
mientras se pregunta cómo se siente con su vida.
Es muy probable que en este punto René sienta algo en su cuerpo, y hasta
pueda sentir de qué se trata. La sensación puede ser vaga y elusiva, y por
momentos puede preguntarse si estará logrando hacer Focusing, pero una
facilitación paciente lo puede llevar otra vez adonde estaba. Será de gran ayuda
guiarlo a describir lo que está sintiendo y luego a comprobar con su cuerpo la
descripción. Es probable que por momentos se encuentre en su proceso mental,
porque   eso   es  lo   que   conoce   bien,   y   diga   cosas  como,   “Pienso  que   está   triste”,   o  
“Debe  ser  por…”,  pero  todo  lo  que  yo  tengo  que  hacer  es  escuchar  esos  signos  que  
indican que se apartó de su conexión directa con algo interno, e invitarlo a hacer
contacto   otra   vez.   (“Entonces   quizás   puedes   comprobar   con   eso, si es así, que se
está sintiendo  triste”).

Vicky tiene imágenes con facilidad. Quizás es algo natural en ella, o quizás
aprendió algún otro método, como Viaje Chamánico, con el que ha desarrollado
una habilidad para formar y seguir imágenes. (La gente aprende un nuevo método
más lentamente, si antes ha aprendido uno algo diferente).
Ha escuchado hablar de Focusing por una amiga y espera que la ayude a
resolver  algunos  bloqueos  que  registra  en  su  vida.  Tanto  si  elijo  un  “Centramiento”  
general, como si le pregunto por uno de esos bloqueos y le ofrezco un
“Centramiento”   adaptado   a   ese   asunto,   es   muy   probable   que   le   aparezca   una  
imagen una vez que cierre sus ojos.
La forma en que se relacionan esas imágenes con un proceso de Focusing
depende mucho de cómo se las trata. Es necesario reconocer que las imágenes no
son todas iguales. Hace muchos años Dave Young me mostró esta diferencia. Hay
imágenes visuales e imágenes basadas-en-el-cuerpo. Las imágenes visuales
aparecen en el campo visual, frente a los ojos. Se cambian a voluntad con facilidad
(“Pienso   que   desataré   la   soga”)   y   tienden   a   moverse   rápido,   con   una   serie   de  
manifestaciones breves o como en un cine.
204 La Aceptación Radical de Todo

Las imágenes basadas-en-el-cuerpo están en el cuerpo. La persona señala su


pecho  y  dice,  “Hay  una  pared  aquí”.  Además  no  cambian  a voluntad. Si yo dijera,
“Reemplázala  por  algo  diferente,  que  no  sea  una  pared”,  la  persona  de  inmediato  
pensará que estoy loca. Es una pared. Tampoco cambia rápido. Si cambia, y es
posible, el cambio vendrá como resultado de haberse quedado acompañando eso, la
pared, así como es. En otras palabras, estas imágenes basadas-en-el-cuerpo se
comportan en forma similar a una sensación sentida – y eso es lo que son.
Pero Vicky no tiene imágenes basadas-en-el-cuerpo, sino imágenes visuales, y
mi trabajo es ayudarla a encontrar Focusing desde allí. ¿Cómo lo hago?
La invito a llevar su conciencia adentro de su cuerpo, lo mismo que hice con
Camille   y   René.   De   esta   manera   establecemos   un   “ahí”,   un   lugar   para   sentir  
adentro. Si es una imaginativa visual persistente es probable que pase lo siguiente.
Luego   de   decir,   “Cuando   seas   conciente   de   algo,   podrías   hacérmelo   saber”   (ver  
“Centramiento”,   más   abajo),   ella   dirá   (por   ejemplo),  “Estoy   viendo   una   hilera   de  
mirlos  sobre  un  cable”.  La  frase  “Estoy  viendo”  me  dice  que  es  muy posible que
sea  una  imagen  visual,  pero  lo  corroboro  para  estar  segura:  “Podrías  notar  en  qué  
lugar  de  tu  cuerpo  estás  sintiendo  eso,  una  hilera  de  mirlos  sobre  un  cable”.  Si  es  
una imagen visual Vicky me  dirá,  “No  está  en  ningún  lugar  de  mi  cuerpo”.
Ahora mi primer pensamiento es: Quiero respetar esa imagen. Ha venido por
alguna buena razón. No quiero dar el mensaje de que debería irse, que la sensación
corporal es mejor que una imagen. Al mismo tiempo, necesitamos algo más que
imaginación visual, o no estaremos haciendo Focusing.
Hay muchas maneras de seguir. Puedo invitarla a relacionarse con lo que hay
en   la   imagen.   Para   esto,   evito   la   palabra   “imagen”,   porque   crea   distancia.   En   su  
lugar  me  refiero  en  forma  directa  al  contenido:  “Podrías  reconocer  (o decir hola a)
esos  pájaros  sobre  un  cable”.  A  partir  de  este  reconocimiento  puede  sentir  alguna  
emoción:  “Me  siento  triste  cuando  los  miro”.  Luego  que  reflejo  (“Estás  sintiendo  
algo  en  ti  que  es  triste,  mientras  los  miras”)  estamos  casi  con  seguridad  dentro del
territorio de Focusing. O, luego de decir hola, puede sentir que ellos están tristes.
Mismo resultado.
O la puedo invitar a sentir una sensación corporal de esa   imagen.   “Quizás  
podrías invitar a una sensación corporal de esos pájaros sobre un cable, qué viene
en tu cuerpo cuando  los  ves  allí”.  Si  Vicky todavía no conoce Focusing, podría no
darse cuenta de lo que significa esto, pero vale la pena probar – algo puede venir.
O podemos continuar con la imagen, permitir que se mueva, quizás hacerle
algunas invitaciones a Focalizar, con sensibilidad, y notar si el proceso pasa a ser
un proceso de Focusing. ¿Qué significa esto? Daré un ejemplo.
Vicky:  “No  está  en  ningún  lugar  en  mi  cuerpo”.
Ann:  “Y  hay  una  hilera  de  pájaros  sobre  un  cable”.
Vicky:  “Así  es. Están  todos  acurrucados,  parece  que  hay  viento  frío”.
Ann:  “Están  todos  acurrucados.  Estás  sintiendo  que  quizás  tienen  frío”.
Vicky:  “Hay  viento  frío”.
Ann:  “Estás  sintiendo  que  ahí  hay  viento  frío”.
Vicky:  “Algunos  de  ellos  se  van  volando,  pero  otros  se  quedan”.  
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 205

Ann:   “Podrías   reconocer   eso,   los   pájaros   que   se   van   volando,   y   los   que   se  
quedan”.
Vicky:  “Es  como  si  estuvieran  resignados  al  frío,  los  que  se  quedan”.
Ann:  “Estás  sintiendo  a  los  que  se  quedan,   como si estuvieran resignados al
frío. Fíjate si está bien para ti quedarte con ellos, continuar sintiéndolos, para saber
cómo  están”.
Vicky:  “Están  tristes”.
Ann:  “Ah.  Estás  sintiendo  que  están  tristes.  Mmm”.
Vicky:  “Esos  son  los  que  no  tienen  otro  pájaro cerca.  Están  solos”.
Ann:   “Y   estás   sintiendo   que   están   solos,   no   hay   otro   pájaro   cerca,   y   están  
tristes”.
Vicky:  “Hay  uno  en  especial,  está  acurrucado,  con  frío,  y  triste”.
Ann:   “Ah,   estás   sintiendo   que   hay   uno   en   especial.   Está   acurrucado…   tiene  
frío…  y  está  triste…”
Vicky:  “No,  no  es  exactamente  triste…  Es  más  como…  difícil  de  ponerlo  en  
palabras…”
Y en algún lugar del proceso, sin una invitación a sentir en su cuerpo, Vicky
empezó a hacer Focusing.
Espero que quede claro a través de este fragmento, que lo que empezó como
una simple imagen visual se ha enriquecido y se convirtió en una experiencia más
holística, llena de emoción y significado, y sin duda conectada a la situación de
vida de Vicky.
Ahora Vicky está en el lugar en donde encontramos a Stan, Della y Barbara al
comienzo de este artículo: ella está haciendo Focusing, aunque sin una referencia
específica a su cuerpo físico. Está en contacto con algo dentro de ella que es rico e
intrincado, que tiene más que lo que se puede decir en palabras, con lo que se
puede comprobar, y que puede “dar pasos”   – evoluciona y cambia hacia sus
propios pasos siguientes.
El hecho de que esto es una sesión de Focusing confunde a muchas personas
que tienen imágenes con facilidad y quieren aprender Focusing. Para comprender
lo que está pasando necesitamos recordar que el cuerpo de Focusing no es sólo el
cuerpo físico; lo incluye, y es más. En el momento en que la experiencia de Vicky,
de los pájaros sobre un cable, se ha vuelto tan rica como para incluir el sentir que
están tristes, esto es en el cuerpo. No importa si ella señala su pecho o usa palabras
como  “garganta”  o  “estómago”.  No  es  necesario  sugerirle  que  sienta  la  tristeza  de  
los  pájaros  en  su  cuerpo,  porque,  en  el  sentido  que  tiene  “cuerpo”  para  Focusing,  
ya está ahí.

Hay un modelo espacial que viene a mí en forma persistente cuando trabajo con
gente que tiene alguno de estos tres tipos de proceso, y también el cuarto que
veremos   más  adelante.  En  este  modelo,  los  cuatro  tipos  de  proceso,  o  “puntos  de  
partida”   para Focalizar están ubicados como si fueran los cuatro puntos de una
brújula. En el centro, entre ellos, hay un espacio en donde estas experiencias
separadas no están tan separadas. Las imágenes están en el cuerpo. Las emociones
tienen un lugar en el cuerpo. Los pensamientos tienen emociones. En el centro, hay
206 La Aceptación Radical de Todo

algo vivo, algo con ojos que puede encontrar nuestra mirada y que tiene su propio
punto de vista.
Veo a una persona que comienza en uno de los puntos de la brújula, en
emoción o pensamiento o imagen o cuerpo, y luego se mueve de ahí hacia el
centro,   en   contacto   con   algo   que   es   los   cuatro   juntos…   y   más.   Esto sucede en
Focusing todo el tiempo. Puedo empezar con una tensión en mi garganta, pero al
quedarme con eso, puedo sentir su miedo, y casi al mismo tiempo comienzo a
comprender con qué se relaciona, quizás mi relación con M. Si soy paciente y
compasivo, si yo me relaciono con eso, Eso comienza a relacionarse conmigo,
como si estuviera vivo, haciéndome saber cómo Se siente. En este momento,
llamarlo   “tensión   en   la   garganta”,   o   “miedo”,   o   “pensando   en   M”,   sería  
inadecuado, porque ya no lo experimento de ninguna de esas maneras. Es muy
probable que mi conciencia ya no esté en mi garganta, sino en un espacio que se
creó a raíz de esta atención, en donde puedo  sentir   “Eso”.   En  lugar   de   comenzar  
con la tensión, yo podría haber empezado sintiendo miedo, o pensando en M, y
luego notando la tensión en mi garganta. Sea cual sea el lugar en donde empiece,
me   moveré   desde   ahí   hacia   ese   espacio   (más   “central”   en   el   modelo que estoy
proponiendo) que es de alguna manera todo eso, y en donde puedo sentir el borde,
el  “más”  que  todavía  no  está  en  palabras  o  símbolos.  Focusing  sucede  allí,  y  “allí”  
es el cuerpo.

Físicoanalistas
Si pensábamos que Focusing era sentir en el cuerpo físico según se entendía
en nuestra cultura, entonces la gente que debería ser la mejor, y que encontraría
Focusing de manera más fácil, sería la que está habituada a sentir el cuerpo;
masajistas, entrenadores, profesionales y estudiantes de cualquiera de las tantas
prácticas físicas basadas en el cuerpo, desde Tai Chi a Feldenkrais y a Movimiento
Auténtico.
De hecho, como cualquier profesor de Focusing te puede decir, cierta
familiaridad para sentir el cuerpo físico convencional en realidad puede interferir
para encontrar Focusing. Recuerdo a Ray, un médico y entrenador corporal sacro-
cranial, a quien la invitación habitual a sentir en su cuerpo no ayudó. La palabra
“estómago”,  por  ejemplo,  le  trajo  una  imagen  anatómica  gráfica  de  dónde  y  cómo  
estaba su estómago.
Me doy cuenta de que estoy sentada frente a una de estas personas cuando su
primera descripción de lo que siente tiene una gran cantidad de detalles precisos
(“está   a   lo   largo,   del   lado   izquierdo   de   mi   diafragma,   justo   debajo   del   bazo”),   y  
continua con más descripciones que vienen de la dimensión física, en lugar de
conectarse   con   imágenes,   emociones   o   significados   de   vida:   “Hay   una   cierta  
tensión en eso, como si se estuviera estirando. Se está estirando más del lado
derecho, como si se elongara.  Y  hay  presión,  como  por  debajo…”
Si tengo alguna razón para suponer, antes de que empiece la sesión, de que
estoy con una de estas personas, le ofreceré un Centramiento que no mencione su
cuerpo físico (ver más abajo). Mientras aliento la conciencia física y las
descripciones físicas de la misma manera que recibo todo, invitaré a esas personas
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 207

con   cuidado   y   en   forma   continua,   a   sentir   “su   emoción”   y   “su   conexión   con   su  
vida”.  De  la  misma  manera  que  sesiones  que  no  incluyen  el  cuerpo  físico  según  la  
visión limitada pueden ser Focusing, sesiones que incluyen sólo el cuerpo físico
pueden no ser Focusing. Para que resulte claro: Focusing no es seguir sensaciones
físicas por tu cuerpo y nada más. Focusing es (como reiteró Gendlin hace poco
tiempo, en una teleconferencia   subvencionada   por   el   Focusing   Institute)   “prestar  
atención a cierta sensación poco clara que sientes en tu cuerpo, que se conecta con
algo  que  sucede  en  tu  vida”.  Él  quiere  decir,  por  supuesto,  en  tu  “cuerpo”  como  lo  
entendemos en Focusing.

Cuando  la  palabra  “cuerpo”  no  ayuda


Además de los Físicoanalistas hay otras personas a las que no ayuda el
lenguaje que señala el cuerpo de modo específico. ¿Volvemos a insistir que
primero aprendan a sentir en su cuerpo físico, y luego los ayudamos a encontrar
Focusing? ¿O, sabiendo que la experiencia de Focusing no tiene que suceder en el
cuerpo puramente físico, podemos encontrar una manera de ayudarlos a llegar a
Focusing  de  manera  directa,  sin  la  interferencia  de  la  palabra  “cuerpo”  según  ellas  
lo entienden?

Brenda está en su primera sesión. Fue derivada por un terapeuta con


orientación en Focusing, quien sintió que Focusing la podría ayudar, pero observó
que las invitaciones usuales a sentir en el cuerpo parecían no tener el efecto
esperado. La primera impresión que tengo de Brenda es la de una mujer inteligente
y sensible con una conciencia muy elevada del lenguaje. Al estar prevenida, decidí
ayudarla a encontrar Focusing sin mencionar su cuerpo.
Mientras hablamos sobre qué quiere de la sesión, Brenda me dice que quiere
ser capaz de escucharse y confiar en su propio conocimiento interno. Le pregunto
si le resulta familiar la experiencia de tener conciencia de que ciertas palabras no se
ajustan, no son adecuadas, para describir lo que es verdadero para ella. De
inmediato sus ojos se llenan de lágrimas; está profundamente movilizada por mi
pregunta.   “¡Sí!”   dijo.   “¡Las   palabras   justas   son   tan   importantes   para   mí.   Por   eso  
mucha gente piensa que soy rara!
Tengo la sensación de que Brenda ya tiene experiencias de Focusing, y esta
susceptibilidad a que las palabras se ajusten con exactitud apunta a esas
experiencias. Lo que no apunta  a  esas  experiencias  es  la  palabra  “cuerpo”.  Cuando  
la  invito  a  sentir  cómo  “las  palabras  adecuadas”  se  sienten  en  su  cuerpo,  hay  una
expresión de desconcierto en su cara. ¿Qué tiene que ver eso con su cuerpo? No
ayudaríamos a Brenda si esperamos que siga una sugerencia convencional como
“Nota   cómo   se   siente   eso   en   tu   cuerpo”.   En   cambio,   fui   haciendo   invitaciones  
como   “Nota   si   eso   se siente bien para   ti”.   “Nota   si   se   siente   que   eso   coincide”.  
Ahora Brenda está gesticulando hacia su pecho – a pesar de que no tiene
conciencia de lo que hace, y se distraería si se lo señalara. En un momento me
olvido, y le sugiero que sienta cómo se siente   la   “tristeza”   en   su   cuerpo.   Una  
mirada  de  confusión  cruzó  su  cara.  “No  lo  sé”,  dice.  Me  disculpo,  y  lo  digo  de  otra  
manera.
208 La Aceptación Radical de Todo

Te podrías estar preguntando como clasificaría a Brenda. Es evidente que no


está dentro de los Físicoanalistas ni de los Imaginativos. ¿Podría ser Pensante?
Quizás – pero en su caso dudo que importe. Tenemos que saber que nuestras cuatro
categorías, que son facilitadoras algunas veces, no siempre nos ayudan a
comprender el proceso de la persona que está sentada frente a nosotros. Las
categorías son inherentemente limitadas, y nunca tan complejas y sutiles como la
persona real. Lo que sabemos es: a Brenda,   la   palabra   “cuerpo”   no   la   ayuda   a  
encontrar Focusing – y es necesario que estemos listos para encontrar otras
palabras que faciliten el proceso.

Por último, el recorrido para lograr que el proceso de Focusing se convierta en algo
de uso cotidiano será diferente para cada persona, y el privilegio de facilitar ese
recorrido seguirá siendo un desafío, que llama a nuestra creatividad, empatía e
improvisación.
Como profesores de Focusing no podemos descansar en ningún supuesto, y
mucho  menos  suponer  que  sabemos  lo  que  la  palabra  “cuerpo”  significa  para  cada  
persona cuando la decimos.
Sentir sensaciones, traído por Gendlin a nuestra conciencia, es algo que nunca
antes se había descripto, y a nuestros lenguajes les faltan conceptos para
describirlo. No es que nosotros, como seres humanos nunca lo hemos sentido – al
menos personas creativas lo han sentido, desde que el arte y las invenciones han
existido – pero nunca lo hemos visto, nunca hemos dado un paso atrás para
comprender qué era eso que hacíamos cuando sentíamos el todo de una situación
en lugar de seguir un conjunto conocido de respuestas emocionales.
El mismo proceso de usar palabras para facilitar Focusing nos lleva al borde
de lo que Focusing nos enseña: el borde entre lo que se puede sentir y lo que se
puede decir. Si Focusing fuera fácil de encontrar – si las instrucciones que permiten
que una sensación sentida se forme fueran tan fáciles como, digamos, las
instrucciones para hervir agua – esta tarea de encontrar palabras no sería tan
compleja, pero tampoco tan interesante.
El propósito de este artículo ha sido abrir el diálogo sobre el concepto de
“cuerpo”   en   Focusing,   y   en   nuestro lenguaje corriente. Si he abierto un espacio
para  la  curiosidad  sobre  qué  queremos  significar  cuando  decimos  “cuerpo”,  estoy  
satisfecha.
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 209

Centramiento general

Te tomas un momento
para llevar tu conciencia dentro de tu cuerpo.
Quizás primero puedes ser consciente de la zona externa de tu cuerpo –
tus brazos y tus manos.
(Notando  lo  que  tus  manos  están  tocando  y  cómo  se  sienten)…
Puedes  ser  consciente  también  de  tus  pies…
Nota  lo  que  tus  pies  están  tocando  y  como  se  sienten…
Lleva tu conciencia a tus piernas,  a  tus  pantorrillas,  a  tus  muslos…
Toma conciencia del contacto de tu cuerpo con la silla (almohadón, en lo que estás
sentado)…   Deja   que   te   sostenga.   Permite   que   tu   cuerpo   descanse   sobre   ese  
sostén…  
(Ahora lleva tu conciencia hacia arriba por tu espalda,   sintiendo   tu   espalda…  
Siente   tus   hombros,   tu   cuello,   la   cabeza   sobre   tu   cuello…   puedes   moverla   si  
necesitas…  Y  siente  tu  cabeza  y  tu  cara…)

Y ahora lleva tu conciencia hacia dentro, hacia toda la zona interna de tu cuerpo,
esa zona que incluye tu garganta, tu pecho, tu estómago (estómago y abdomen)
(estómago y más abajo).
Y quédate ahí, simplemente.
Te tomas un tiempo para que tu conciencia descanse tranquila en esa zona central.
(Y alguna parte de tu cuerpo puede querer que le lleves conciencia y eso está
bien…   empezamos en esta zona central, garganta, pecho y estómago.)

Y quizás te puedes hacer una invitación, cuidadosa, como si dijeras,


¿Qué quiere conciencia, ahora?
O ¿Qué quiere venir y darse a conocer?
Y luego esperas.

(Y cuando te das cuenta de algo, me lo haces saber.)


210 La Aceptación Radical de Todo

Centramiento hecho especialmente para un tema

Te tomas un momento
para llevar tu conciencia dentro de tu cuerpo.
Quizás primero puedes ser consciente de la zona externa de tu cuerpo –
tus brazos y tus manos.
(Notando  lo  que  tus  manos  están  tocando  y  cómo  se  sienten)…
Puedes  ser  consciente  también  de  tus  pies…
Nota  lo  que  tus  pies  están  tocando  y  cómo  se  sienten…
Lleva  tu  conciencia  a  tus  piernas,  a  tus  pantorrillas,  a  tus  muslos…
Toma conciencia del contacto de tu cuerpo con la silla (almohadón, en lo que estás
sentado)…   Deja   que   te   sostenga.   Permite   que   tu   cuerpo   descanse   sobre   ese  
sostén…  
(Ahora   lleva   tu   conciencia   hacia   arriba   por   tu   espalda,   sintiendo   tu   espalda…  
Siente tus hombros, tu cuello, la cabeza sobre   tu   cuello…   puedes   moverla   si  
necesitas…  
Y  siente  tu  cabeza  y  tu  cara…)

Y ahora lleva tu conciencia hacia dentro, hacia toda la zona interna de tu cuerpo,
esa zona que incluye tu garganta, tu pecho, tu estómago (estómago y abdomen)
(estómago y más abajo).
Y quédate ahí, simplemente.
Te tomas un tiempo para que tu conciencia descanse tranquila en esa zona central.
(Y alguna parte de tu cuerpo puede querer que le lleves conciencia y eso está
bien…  empezamos  en esta zona central, garganta, y pecho y estómago.)

Y recuerda ese tema, (todo ese tema acerca de ______,)


(como si le dijeras que entre en esta habitación a sentarse contigo)
e invitas a tu cuerpo a que te muestre su sensación acerca de todo ese tema, ahora.
(y te tomas un momento para sentir cómo se siente tu cuerpo con todo ese tema,
ahora)
(Te tomas un momento para invitar a la sensación de tu cuerpo sobre todo eso de
______.)

y luego esperas.
---
(y cuando te das cuenta de algo, me lo haces saber.)
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 211

Centramiento sin mencionar el cuerpo físico

Te tomas un momento
para  estar  conciente  de  ti  mismo  ahora,  mientras  estás  sentado  aquí…
y  comienzas  a  ir  más  despacio,  más  lento…
llevando  tu  conciencia  hacia  dentro,  dentro  de  tu  sensación  interna  de  ti  mismo…
así  como  estás  ahora…
te tomas  un  momento  para  darte  cuenta  de  cómo  estás…
cómo  te  estás  sintiendo  ahora…
(y recuerda que tienes dentro de ti un conocimiento interno,
una  sensación  interna  de  sentirte  bien…
y quizás ahora podría ser un buen momento para invitar a esa sensación interna de
conocimiento  a  estar  aquí  contigo…)
e invitar o estar con algo que esté en tu conciencia que está pidiendo atención

y luego esperas.

(y cuando te das cuenta de algo, me lo haces saber).


212 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
La Sensación Sentida completa

Creo  que  la  idea  de  que  una  sesión  de  Focusing  es  un  proceso  en  el  que  un  “eso”  
empieza a tener vida es muy facilitador. También es facilitador verla como proceso
de desarrollo de la sensación sentida. Lo que uno encuentra al principio de la
sesión todavía no es (en general) una sensación sentida que se revela, se comunica,
se abre y se conecta con un millón de otros hilos. O quizás ya es todo eso, y
necesita nuestra conexión para desarrollarse. En cualquier caso, tomarse un tiempo
para dar pasos hacia una forma de contacto que aumenta poco a poco permite que
la sensación sentida, y/o el contacto del Focalizador con ella, evolucionen hasta el
punto en que parece tener sus propias necesidades y deseos. Esto es algo bueno.
En El Manual de Focusing para el Estudiante y el Compañero, Barbara
McGavin y yo describimos una serie de pasos que recomendamos para este proceso
de desarrollo. Estos son: reconocer, describir, sentir cómo es el contacto que le
gustaría a eso, estar con eso, sentir cómo se siente eso desde su punto de vista, etc.
También es muy útil recordar que se necesita la paciencia de quien se encuentra
con un animal esquivo en un bosque. Cuando uno encuentra “algo”   adentro   por  
primera vez, muchas veces es vago, borroso y poco claro, y se presenta de un modo
simple como una sensación corporal, una imagen o un pensamiento. Hay personas
que logran esto y más, relativamente rápido, pero otras necesitan apoyo para
moverse de una conciencia parcial a otra más completa.
Lo que no funciona es dar un salto, con demasiada rapidez, hacia una
conexión que es apropiada para una etapa posterior – ¡es como tratar de besar en la
primera cita! He escuchado con frecuencia lo que sigue:
Focalizador:   “Estoy   sintiendo   algo   vago   y   apretado   en   la   parte   alta   de   mi  
pecho…  Estoy  preguntando  de  qué  se  trata…  Oh,  se  fue”
Un  contacto  más  profundo  con  ese  “algo”  antes  de  hacer  la  pregunta  es,  sin  
duda, lo que hubiera beneficiado a este Focalizador. (Y quizás, en todo caso, no
hacerlo   como   una   pregunta:   ver   “Cuestionando   las   preguntas”   en este volumen.)
Probemos de otra manera:
Focalizador:   “Estoy   sintiendo   algo   vago   y   apretado   en   la   parte   alta   de   mi  
pecho…   Lo   estoy   sintiendo,   simplemente…   es   apretado   y   pesado…   estoy  
comprobando  si  son  éstas  las  palabras…  sí,  pesado  está  bien,  como  una  presión…  
Lo  estoy  reconociendo…  se  hace  más  liviano  cuando  lo  hago…  Me  quedo  sentado  
con  eso…  Estoy  sintiendo  que  está  triste…  es  porque  se  va  Mary…”
El proceso de Focusing es estar con la totalidad de una sensación de algo, en
lugar de quedar atrapado en uno de sus aspectos. Es necesario tener paciencia y
avanzar despacio, y además ir invitando otros aspectos, de manera ordenada, como
verás en el artículo que sigue. La Sensación Sentida Completa es como una tienda
de campaña con cuatro estacas que sostienen un espacio para algo que todavía no
tiene palabras – el  “Eso”  que  Vive.
214 La Aceptación Radical de Todo

Este escrito apareció como capítulo en mi manual de 1991, The Focusing


Guide’s  Manual  (El Manual del Guía de Focusing). Ya no publico más ese manual,
porque no practico ni recomiendo algunas de sus partes significativas (en particular
Encontrar Distancia cuando el Focalizador se siente abrumado por sus experiencias
emocionales). Gran parte del material que aún sostengo de él ha sido incorporado
al que escribí con Barbara McGavin en 2002, Manual de Focusing para el
Estudiante y el Compañero, Parte dos.
Sin embargo, este escrito sobre la Sensación Sentida Completa no está en el
nuevo manual. No porque no estoy de acuerdo con lo que dice, sino porque
Barbara y yo estábamos concentradas en desarrollar habilidades para guiar dentro
de una relación de díada de Focusing. El modelo de la Sensación Sentida Completa
es muy valioso en una primera sesión. Algún día espero hacer un manual completo
para guiar a los que empiezan a hacer Focusing, pero hasta ese día, me gustaría que
este escrito esté en el mundo otra vez.
Otras personas han señalado los cuatro aspectos de la experiencia. Mientras se
desarrollaba este modelo yo me he beneficiado de las discusiones con Rob
Foxcroft, Peter Afford, Barbara McGavin y Jay Shaffer.
Puesta  al  día:  Este  artículo  ofrece  tres  modos  de  “Invitar a la historia, o cómo
se  conecta  con  la  vida  del  Focalizador”,  que  incluye,  “¿Se  sentiría  bien  preguntarle,  
qué  hay  en  tu  vida  que  trae  esto  ahora?”  Pocos  años  después  descubrí una manera
mucho  más  simple.  Una  vez  que  hay  una  emoción,  por  ejemplo,  “Está  enojado”,  se  
puede   hacer   esta   sugerencia:   “Podrías   sentir   qué   lo   enoja  tanto”.   Luego,   hubo   un  
desarrollo  posterior  que  vino  de  Mapas  del  Tesoro  del  Alma:  “Podrías  sentir  qué  es  
lo  que  no  quiere”.  Los  alumnos  de  mi  trabajo  (y  de  Barbara)  están  familiarizados  
con estas invitaciones. De lo que podrían no haberse dado cuenta es que también
son modos de hacer la conexión con su vida o con aspectos de su historia.
También podrán notar que muchas de estas invitaciones recomendadas tienen
forma de pregunta. En 1991, el problema con las preguntas todavía no estaba tan
claro   para   mí   como   lo   está   ahora;;   ver   en   “Cuestionando   las   Preguntas”   de   este  
volumen un listado de estos problemas, y algunos métodos prácticos para convertir
preguntas en sugerencias.
Puedes  ver,  también  en  este  volumen  “¿Cuerpo?  ¿Qué  cuerpo?”  en  donde  me  
refiero a estas cuatro avenidas como caminos de entrada a Focusing, y lo que esto
nos  dice  del  “cuerpo”  que  nos  da  Focusing.  En  “Origen  y  Desarrollo  de  la  Relación  
Interior  de  Focusing  está  “El  Eso  que  Vive”  y  el  desarrollo  de  ese  proceso  que  trae  
vida, que sucede dentro de la sesión de Focusing.
La Sensación Sentida completa
Extraído de The Focusing  Guide’s  Manual, 1991

A veces sientes que el proceso de una persona está detenido, y no es porque no hay
nada – todos tienen algo – sino porque lo que tiene parece algo chato o incompleto.
La  “Sensación  Sentida  Completa”  es  un  modelo  que  te  puede ayudar a traer lo que
está faltando. Lo más habitual es comprobar la presencia de la Sensación Sentida
Completa después de una descripción física (asidero) y antes de hacer la sugerencia
de  “sentir  cómo  se siente desde su punto  de  vista”
Últimamente he estado imaginando la Sensación Sentida Completa con cuatro
aspectos: sensación corporal, cualidad emocional, imagen o símbolo, y conexión o
historia. He observado que, en general, una persona entra en el proceso de
Focusing a través de una de estas cuatro avenidas. Luego, cuando la sesión
progresa,   la   sensación   sentida   “se   va   completando”   de   manera   que   hay   más  
aspectos presentes. Puede empezar contando una historia sobre una situación que
está viviendo, luego empieza a sentir una emoción, y después siente algo en su
cuerpo. O quizás puede empezar con una sensación corporal, luego viene una
imagen, siente su tono emocional, y entonces lo relaciona con algo de su vida.
De esto aprendemos dos cosas. Primero, que es legítimo entrar a Focusing por
cualquiera de estos cuatro caminos. La sensación corporal no es la única manera de
empezar. Segundo, si la sesión se detiene, el guía podría notar cuáles de estos
cuatro aspectos están presentes, e invitar a los que faltan.
Los cuatro aspectos de la Sensación Sentida Completa no son todos
equivalentes. La sensación corporal es lo más importante, lo menos, las imágenes.
Algunos Focalizadores llegan a la sensación sentida a través de imágenes, pero si
no hubiera ninguna, sólo la invitaría como último recurso. Las imágenes no son
una modalidad natural para todos.
Por lo tanto, nota primero si el Focalizador tiene una sensación corporal. Si no
fuera  así,  la  invitas:  “Y  quizás  puedes  sentir  en  tu  cuerpo  cómo  está  todo  eso”.
Si la sensación corporal está presente, pero no hay nada más, intenta el tono
emocional.   “También   podrías   preguntarte   si   tiene   alguna   emoción,   si   se   está  
sintiendo  de  alguna  manera”.  (Con  un  Focalizador  nuevo,  para  dar  una  idea  de  lo  
que   queremos   decir,   podemos   agregar:   “Por   ejemplo,   podría   ser   una   presión   que
asusta, o una presión enojada, o una especie de presión que se esconde, o algo
así…”)
Tercero, si todavía no hubiera aparecido, le podrías preguntar por la historia, o
cómo  se  relaciona  con  su  vida.  Podrías  decir,  “¿Tienes  una  sensación  sobre  cómo  
se conecta  con  tu  vida?”  O,  “Quizás  le  puedes  preguntar  a  ese  lugar,  qué  hay  en  tu  
vida  que  está  trayendo  esto  ahora”.  Este  podría  ser  un  buen  momento  para  decirle  
al Focalizador que no tiene que decirte de qué se trata, que él es quien debe saberlo.
216 La Aceptación Radical de Todo

Podrías decir,   “Nota   si   tienes   una   sensación   que   te   pueda   mostrar   con   qué   se  
conecta,  en  tu  vida,  y  no  es  necesario  que  me  lo  digas”.
Todo lo que surge, incluyendo pensamientos, puede ayudar en este punto del
proceso.  Digamos  que  le  preguntas  al  Focalizador,  “¿Tienes alguna sensación sobre
cómo  se  relaciona  eso  con  tu  vida?”.  Luego  de  un  momento  el  Focalizador  puede  
decir,   “No   lo   sé,   pero   me   quedo   pensando   en   lo   difícil   que   ha   sido   mi   semana”.  
Para esta persona la respuesta puede venir de esta manera. Intenta diciendo,  “Está  
bien, comprueba con esa sensación en tu interior, si siente que es sobre lo difícil
que  ha  sido  tu  semana”.

Sugerencias para invitar aspectos faltantes

Invitar la sensación corporal:


“Quizás  puedes  sentir  en  tu  cuerpo  cómo  se  siente  todo  eso”.
“¿Estaría  bien  notar  cómo  se  siente  esa  tristeza  en  tu  cuerpo?”.
“Fíjate   si   te   gustaría   que   tu   cuerpo   te   dé   una   sensación   de   ese   escritorio  
desordenado  y  qué  te  impide  ordenarlo”.

Invitar el tono emocional:


“También  podrías  preguntarte  si  eso  está  sintiendo  alguna  emoción”.      
“Quizás  podrías  notar  cómo  se  está  sintiendo,  desde  su  punto  de  vista”.

Invitar la historia, o cómo se conecta con la vida del Focalizador:


“¿Estaría  bien  preguntarle,  qué  hay  en  tu  vida  que  trae  esto  ahora?”.
“Nota   si   te   gustaría   preguntar,   ¿qué   hay   en   tu   vida   que   se   siente   de   esta  
manera?”
“Siente  si  hay  alguna  sensación  de  que  esto  se  conecta  con  tu  vida,  aunque  no  
supieras  cómo”.

Invitar imagen o símbolo:


“Podrías  notar  si  hay  una  imagen  que  se  conecta  con  eso”.

Si una persona estuviera sintiendo algo definido, pensamientos e imágenes la


podrían distraer, sin embargo, también pueden ser modos del cuerpo de traer lo que
está faltando.
Una persona puede no saber con exactitud con qué está conectada una
sensación, y eso está bien. Estamos buscando un sentimiento que surge acerca de
algo. Tu   pregunta   ayuda   a   sentir   “de   qué   se   trata”   la   sensación,   que   hace   que   el  
resto de la sesión sea más completa y rica – aun  si  ese  “de  qué  se  trata”  no se puede
explicar. Sin esta conexión con la vida, la sesión se puede reducir a seguir
sensaciones que no tienen significado. Si comienzas a sentir que está sucediendo
esto, sin duda es una señal de que debes preguntar sobre su vida.
La Sensación Sentida completa 217

Cuando  el  “eso”  empieza a tener vida

En  el  centro  del  círculo  hay  una  criatura  que  yo  llamo  el  “Eso  que  Vive”.  Ésta  
es una representación algo humorística del hecho de que en una sesión de Focusing
que fluye hay un momento en que la sensación sentida empieza a tener vida, y tiene
deseos, necesidades y un punto de vista propio. Cuando es así, es maravilloso,
porque el proceso de Focusing ya no se detiene. La relación con el Eso que Vive
contiene todo lo que el Focalizador necesita para poder focalizar con éxito –
porque el Eso dirá lo que necesita.
En el círculo que representa a la Sensación Sentida Completa, el Eso que Vive
contiene sus cuatro aspectos. Está en el cuerpo, tiene un tono emocional, una
cualidad simbólica (muchas veces se siente como un niño, o un animal, etc.), y una
rica conexión con la vida.
El Eso puede venir a la vida en cualquier punto de la sesión. Recuerdo una
oportunidad en la que un hombre tenía una sensación en la parte izquierda de su
pecho que era como una garra. No sabía a qué se refería, no sentía ningún tono
emocional, y no se abría a pesar del tiempo que estuvo con eso. Al final, sólo por
probar   algo,   le   pregunté   si   lo   podía   mover   hacia   afuera.   Expresó,   “No   se   quiere  
mover”.  ¡Qué  emoción!  Ese  fue  el  punto  de  inflexión  de  la  sesión.  Le  pregunté si le
gustaría sentir qué quería hacer en cambio, y empezó el proceso.
Al guiar, o también al Escuchar, estar atento a la venida del Eso que Vive,
porque fluye mucho más si es recibido. En el ejemplo que sigue el acompañante
ignoró el Eso:
218 La Aceptación Radical de Todo

Focalizador:  “Estoy  sintiendo  una  oscuridad  en  mi  estómago”.


Acompañante:  “Tienes  una  oscuridad  allí”.
Focalizador:  “Está  asustado  por  algo”.
Acompañante:  “Tú  te  estás  sintiendo  asustado”.

¡No  conviertas  el  “eso”  en  “tú”!    Perderás  la  encantadora  diferenciación  que  
ayudará al Focalizador a lograr una relación con la sensación en lugar de
identificarse con ella.
Introducción a
Focusing en la infancia

Practiqué psicoterapia durante un tiempo (1981-83), con el aval del Chicago


Counseling Center, estuve profundamente influenciada por el trabajo de la
psicóloga suiza Alice Miller, en especial “El   drama   del   niño   dotado”, en donde
demuestra de qué manera elogios selectivos de los padres pueden ser una forma de
abandono, y en ”Por   tu   propio   bien” - escalofriante retrato en tres partes, de un
adicto a la heroína, un asesino de niños, y un déspota asesino de masas - muestra de
qué manera sus conductas como adultos reflejaron las privaciones y abusos de su
infancia. Después de leer “Por  tu  propio bien”, sentí que estaba viendo el mundo
entero de manera diferente, significativamente más conectada. Como digo en el
artículo,   “Ningún   dolor   queda   enterrado   en   la   infancia.   Toda   tu   vida   presente  
encarna el dolor, lo expresa de la misma manera que los símbolos de los sueños
esperan  ser  comprendidos”.
No hay pronósticos para el trauma y el abuso. Dos personas pueden tener
experiencias similares pero procesarlas y significarlas en la vida de diferente
manera. Nadie puede predecir qué impacto va a tener en la adultez un evento
traumático o una infancia en la que existió el abuso para quien lo sobrevive. Pero
podemos mirar las dificultades de la actualidad, las circunstancias de la vida y los
síntomas, y comprenderlos como espejos de situaciones pasadas que todavía están
procesando su camino hacia la resolución.
Miller ofrecía esperanzas: desde su punto de vista, la expresión de lo que uno
ha sufrido – y ser escuchado – era la clave para sanar.
Teóricamente un niño golpeado por su padre puede llorar en los brazos de
una tía amorosa y contarle lo sucedido; ella no tratará de minimizar el dolor
del niño ni de justificar la acción del padre sino que le dará a la experiencia
la importancia que merece (Por tu propio bien).
Coincido con ella. Entrenada como terapeuta centrada en el cliente y guía de
Focusing, era bien consciente del poder de la empatía. Pero empecé a tener, por
primera vez, este marco conceptual, este convencimiento de que la empatía hacia lo
ocurrido en ese entonces, cómo se sintió y qué significado tuvo, tiene fuerza
transformadora y sanadora.
Cuando escribí este artículo, estaba trabajando en un acercamiento a Focusing
que luego se llamaría Relación Interior. La visión de Miller del poder sanador de
escuchar lo sucedido sería una de las piedras angulares de ese acercamiento. Miller
da a entender que es posible que una persona que está sanando un trauma de
infancia dé empatía interna, empatía al niño interior que sufrió ese dolor.
…ella   está   sola   con   su   sufrimiento,   no   sólo   dentro   de   su   familia   sino  
también dentro de sí misma. Y como no puede compartir su dolor con
nadie, tampoco puede crear un lugar en su propia alma para escuchar el
“grito  de  su  corazón”.
220 La Aceptación Radical de Todo

Esta pista fue suficiente para mí, junto con otros conocimientos que me
llegaron de otras fuentes,  para  construir  una  imagen  de  compañero  interno,  una  “tía  
amorosa”  interior,  para  usar  la  frase  de  Miller,  que  permanezca  al  lado  del  niño  y  
escuche,   simplemente,   lo   que   le   pasó.   Es   de   verdad   cierto   que   “minimizar”   y  
“justificar”  traiciona  el  proceso.  El compañero  interno  no  debe  decir,  “Él  no  quería  
lastimarte”   o   “Ella   hacía   lo   que   podía”.   Tal   vez   esta   comprensión   surja   más  
adelante, pero mientras se está expresando el dolor y se lo está escuchando, el
proceso se puede detener, de la misma manera que alcanzar un pañuelo descartable
puede detener el llanto. Alguien tiene que escuchar lo sucedido, con todo el
sufrimiento que contiene, para que ocurra el llevar adelante o movimiento hacia el
cambio. Y ese movimiento hacia el cambio ocurrirá, y ocurre, cuando la empatía
está presente.
Focusing en la infancia
Apareció en The Focusing Connection, Julio de 1987

Mi cliente se sienta frente a mí, sintiendo una sensación de presión que empuja, en
su pecho. Ella ha estado trabajando durante cincuenta minutos, reconociéndola,
escuchándola, permitiendo que esté ahí. Pero le sigue hablando con voz crítica,
dura,   le   dice   que   tiene   que   ser   totalmente   diferente   en   todo.   “Parece   querer
eliminarme  por  completo”,  me  dice.
También yo he sido paciente con ese lugar apretado, duro, durante esos
cincuenta minutos. Estuve guardando mi sospecha en silencio, sobre el lugar desde
donde podría venir esa voz. Pero ahora siento que debo hablar, porque si lo que
creo es acertado, las posibilidades de que eso lleve a la sanación son muy altas. Le
digo que me gustaría hacer una conjetura, para que ella compruebe en su interior y
note si se siente bien. Ella está de acuerdo.
Cuando uno nace, le digo, merece que lo reciban con alegría. Pero muchas
veces eso no sucede. Quienes te recibieron tenían sus propias penas, no te pudieron
ver ni pudieron disfrutar de tu llegada como merecías. Tú no entendías porqué no
te recibieron y te amaron. Es probable que hayas sentido que había algo en ti que
no  era  bueno.  Te  habrás  dicho  a  ti  misma,  “Si  yo  fuera  diferente,  me  amarían”.
Yo ya sé que mi conjetura está cerca de ser cierta, por las lágrimas que
corrieron   por   sus   mejillas.  “No   recuerdo   nada   de   eso”,   dijo.   “Pero   cuando dijiste
esas  palabras,  “Si  yo  fuera  diferente”  sentí  algo  dentro  de  mí  que  respondió”.  
Los que trabajamos con el delicado proceso de Focusing muchas veces
dudamos si hacer presunciones sobre el origen del dolor de nuestros clientes. No
queremos entrometernos, ni presionar, ni apurar el proceso. Pero hay muy buenas
razones para llevar la atención de una persona hacia el origen de su dolor en su
primera infancia.
“No  tengo  ningún  recuerdo  de  algo  así”.
“Es   probable   que   no   tengas   ningún   recuerdo   consciente”,   le   digo,   “porque  
algo que se siente así tiene que haber sucedido antes de que tuvieras lenguaje. Pero
tus  lágrimas  muestran  que  alguna  parte  de  ti  recuerda”.
Con frecuencia la misma persona que tiene que aprender Focusing da poco
crédito a la memoria emocional, que es opuesta a sus recuerdos lógicos y
comprensibles de situaciones que ocurrieron después de empezar a hablar. Es una
sorpresa para ellos descubrir que pueden trabajar con experiencias muy antiguas,
con Focusing. Es una de las razones de porqué menciono mis conjeturas sobre el
dolor de la infancia: muestro una puerta que muchas veces no saben que existe. Por
lo tanto pueden abrirla a su propio ritmo.
“Me   siento   muy   esperanzada”,   dice   mi   cliente.   “Me   doy   cuenta   de   que   esto  
lleva  a  un  lugar  profundo.  Pero  también  me  pregunto,  “¿Cómo  puede  cambiar  algo  
tan grande?
222 La Aceptación Radical de Todo

“Este   es   el   lugar   en   donde   empieza   el   cambio”,   le   aseguro. La próxima vez


miras ahí  y  reconoces  lo  grande  que  es”.
La razón fundamental de dirigir la atención hacia la infancia es que he visto,
una y otra vez, que el dolor más profundo, más grande, viene de ahí. El niño
proyecta una gran sombra en el adulto. Y al mismo tiempo, trabajar en forma
directa con el origen del dolor trae más sanación, más alivio, más esperanza.
Trabajar en el presente sólo sana el presente – muchas veces muy despacio. Pero
trabajar con el pasado sana el presente y el pasado.
Mis conjeturas acerca de la infancia de las personas se han vuelto más certeras
y más facilitadoras desde que leí el trabajo de la psiquiatra suiza Alice Miller, en
especial sus dos primeros libros, El drama del niño dotado, y Por tu propio bien:
raíces de la violencia en la educación del niño.
Luego de leer esos libros, sentí que se habían abierto ventanas hacia mi propia
infancia y la de las personas con las que trabajo. Una vez que vi que la gente
reacciona con comprensión a lo que sucede en la infancia, empecé a confiar en mis
sensaciones sobre mi infancia en lugar de mis recuerdos conscientes o las historias
de mi familia.
La esencia de la visión de Miller es que un niño necesita, sobre todo, ser
mirado   y   considerado   como   ser   único,   especial.   El   anhelo   de   esta   forma   de   “ser  
visto”   es   muy   fuerte,   y   es   una   necesidad   muy   legítima, perfectamente
comprensible. Pero cuando has nacido de padres que tienen dolor emocional sin
sanar, con frecuencia no te pueden ver. Por el contrario, se ven sólo a sí mismos,
reflejados en ti. Recuerdan sus fracasos, carencias y pérdidas de cuando eran niños,
que les trae sentimientos que nunca han reconocido o aprendido a aceptar. Niegan,
critican o rechazan al niño, quien les recuerda mucho a sus sí mismos heridos.
Cuando esta negación / rechazo es evidente, se convierte en abuso físico o
verbal. Pero cuando es más sutil, también es profundamente doloroso. A veces los
padres hacen frente al dolor de su propia infancia mediante la creación de una
imagen   de   Niño   Ideal,   haciéndote   representar   ese   papel.   Te   alaban   y   te   “ven”  
cuando  eres  “bueno”,  y  te  ignoran en otros momentos. Les gusta que tengas altas
calificaciones en la escuela pero no parecen darse cuenta de tus otras partes menos
pulcras, más complicadas. Es posible recordar de los padres sólo elogios y buen
trato, y aun así haber sido heridos por ellos de manera muy profunda.
Hay muchos padres crueles (la mayoría de los abusadores de niños tuvieron al
menos uno), pero también hay muchos bien intencionados, que sólo quieren tratar
bien a sus hijos y ser buenos padres. Pero la misma intensidad del deseo de ser
buenos padres puede impedir que vean sus propios errores. A veces no pueden
darse cuenta cuándo el niño tiene necesidades que ellos no lograron satisfacer para
sí mismos.
Mi   cliente   dice,   “No   recuerdo   haberme   sentido   herida   por   mis   padres.   Eran
muy  cariñosos  conmigo”.  Pero  luego  dijo,  “Incluso  hoy  no  puedo  hablar  con  ellos  
de  mis  sentimientos:  Siempre  cambian  de  tema”.  Es  decir,  ¡eran  muy  cariñosos  con  
ella pero no con sus sentimientos! Ahora es hasta más fácil comprender que ella
quiera desaparecer. Parte de ella fue eliminada.
Focusing en la infancia 223

La ventana más clara hacia nuestra infancia es la siguiente: repetimos lo que


nos sucedió. Si quieres saber cómo fue tu infancia, mira tu vida presente. Es
probable que ahora estés repitiendo los aspectos clave, dolorosos de ese momento.
Si no tienes amigos que de verdad te escuchan, si tu relación más cercana es fría,
desigual o abusiva, si siempre estás cuidando a otras personas y nunca llegas a
cuidarte a ti mismo, son sin duda aspectos de ese tiempo que puedes tocar a través
de Focusing, y empezar a sanar. Ningún dolor queda enterrado en la infancia. En tu
vida presente está encarnado tu dolor, se expresa como un símbolo de un sueño que
espera ser comprendido.
Otro cliente vivía con la sensación de que las cosas buenas eran temporarias,
que algo maravilloso siempre iba a desaparecer. Sentía una ansiedad generalizada,
miedo a cometer un error simple, inocuo, que haría volar su felicidad para siempre.
Mientras lo escuchaba, empezó a formarse una conjetura acerca de su infancia.
Presentí que podría sentir de esta manera si hubiera tenido experiencias de
“prendido  - apagado”  por  parte  de  la  persona  que  lo  cuidó  en  su  primera  infancia,  
bien presente con mucho amor, y de repente desconectado, otra vez presente y
luego ausente nuevamente. Él podría asumir que era él quien causaba la ausencia,
que lo que sea que había hecho último era el error que causaba la catástrofe.
Cuando lo compartí con mi cliente, empezó a llorar. Una vez más, no recordaba
nada, pero se sentía en su interior que era así – aunque una parte de él aún dudaba.
Con el tiempo, pudo confirmar que este patrón particular de dolor temprano había
afectado muchas partes de su vida presente, y comenzó a sanarla.
Alice Miller dice que el dolor de la infancia se repite a sí mismo en la vida
presente porque necesita mostrarse, y se repetirá, como alguien que golpea a tu
puerta, hasta que lo escuchas y lo dejas entrar. El dolor queda inmovilizado y se
repite mientras esté separado y excluido de la sensación de quien eres en realidad.
Por lo tanto, reconocer el dolor es la esencia para sanar. A menudo sugiero que se
imaginen  sosteniendo  el  dolor  en  sus  brazos,  acunándolo  como  a  un  niño.  “Imagina  
que puedes caminar con el dolor todo el día, sosteniéndolo con ternura, cuidándolo.
No  importa  qué  estás  haciendo,  eso  puede  estar  contigo  también”.
Me ayuda imaginarme a mí misma como niña, ver a esa niña dentro mío,
sentir el dolor que no fue posible sentir cuando se producía la herida. Si me lo
permite, la consuelo. A veces está enojada o siente timidez, y sólo puedo estar
cerca de ella, sin tocarla, haciéndole saber que estoy ahí y que soy capaz de ser
muy paciente. Como niños muchas veces no nos permiten sentir dolor o enojo, en
especial hacia nuestros padres. Ese dolor y ese enojo aún están ahí, esperando ser
reconocidos a través de Focusing y poder verlos por fin.
No haber sido visto como niño es un dolor grande, profundo. Está relacionado
al miedo a la muerte, porque para el niño si tus padres no te ven, no te cuidarán; y
por lo tanto podrías morir. Cuando comprendemos esto, nos damos cuenta de por
qué ese dolor temprano es tan terrible, tan terrible que muchas personas hacen
cualquier cosa para no sentirlo: estar inmovilizado, sufrir una adicción, herir a otras
personas. Pero con Focusing hay esperanzas, porque es un método excelente para
lidiar con el dolor abrumador. Focusing permite tocar el dolor de a poco; si el dolor
es un océano, puedes permanecer en la costa.
224 La Aceptación Radical de Todo

Hay otra técnica específica para usar Focusing con el dolor de la infancia
(agradecemos  a  Bonnie  Davenport).  Es  similar  a  la  pregunta  de  Focusing  “¿Cómo  
te   sentirías   si   todo   estuviera   bien?”.   Luego   de   contactarte   con   el   modo   en   que  
estaban tus padres, ese modo que a ti te resultaba difícil, te puedes preguntar,
“¿Cómo   hubiera   sido   si   las   heridas   de   mis   padres   hubieran   estado   sanadas?”  
Imagínalo y permanece con la sensación que viene. Si tienes dificultad en
imaginarlos así, retrocede a lo que conoces de sus infancias, e imagina a sus padres
(tus abuelos) brindándoles el apoyo que necesitaban. (Trabajar con tus abuelos
puede resultar tan eficaz como trabajar con tus padres. Ciertas situaciones de dolor
se transmiten a través de las generaciones) Además, en forma alternativa, puedes
mandar a tu yo adulto, tu mejor yo, hacia atrás a tu infancia, y ser para ti mismo el
padre que hubieras necesitado.
He descubierto que reconocer un dolor profundo nunca se siente completo, no
sana en profundidad, a menos que yo reconozca no sólo mi sufrimiento presente
sino también cómo se vincula con mi infancia. A veces paso cincuenta minutos en
alguna dificultad del presente, y sólo diez tocando lo que recuerdo de los temas con
mis padres. Pero eso puede ser suficiente para profundizar de manera notable la
sanación.
Mientras mi cliente se pone de pie para irse, mueve la cabeza tímidamente.
“Es   difícil   de   creer…   parece   tan   trivial…”   Yo   sé   lo   que   quiere   decir.   Fue   el  
tatarabuelo Freud quien nos enseñó a mirar nuestra infancia para conocer el origen
del   sufrimiento   de   hoy.   ¡Es   tan   “anticuado”!   ¡Pero   si   es   verdad,   si   funciona…  
entonces funciona! Después de todo hasta los tatarabuelos tienen algo que
enseñarnos.
La última
palabra

Siempre hay algo más para agregar…   y   sin   embargo,  


como me gusta decir al final de una sesión de Focusing,
es necesario que ahora encontremos un lugar cómodo
para finalizar. Quizás una última palabra apropiada es
este artículo sobre si Focusing es tan conocido como
podría ser – y porqué no lo es. Como todo buen final,
también nos señala el futuro. Sin duda Focusing
todavía no ha cumplido con su destino como método de
apoyo en la vida de cada uno y la sociedad en la que
nos movemos a través de estos tiempos cambiantes,
incluso  radicales.  Hay  más…
226 La Aceptación Radical de Todo
Introducción
Cinco razones de porqué
Focusing (todavía) no se conoce más

Era el año 1996. Nos encontramos en una sala simple con amplias ventanas,
abiertas hacia una vista maravillosa, los exuberantes campos de Bavaria con sus
profundos verdes de agosto. Los participantes eran alemanes en su mayoría, pero
uno era de Suiza, y siempre se sentaba a mi derecha. Llegaba puntualmente y
ordenaba sus materiales al comenzar la clase: un gran cuaderno sin líneas y un arco
iris de lápices de colores. Una vez que yo había hablado un rato, él nos mostraba lo
que había hecho – tomaba notas en forma de gráfico, con formas que se
transformaban en otras formas, círculos, flechas, todo en colores brillantes. Decía
llamarse Kuma, porque había vivido en Japón y era fanático de todo lo japonés.
Kuma  por  “oso”.
Probablemente fue Kuma quien me preguntó,  “¿Por  qué  Focusing  no  es  más  
conocido?”.  Cuando  dije  “¡Hay  cuatro  razones!”  nadie  se  sorprendió  más  que  yo,  
porque hasta ese punto no había pensado mucho en las razones, pero ahí estaban,
listas y numeradas. Con certeza fue él quien preguntó, con un brillo incontenible en
sus  ojos  y  sus  lápices  de  colores  suspendidos  en  el  aire,  “¿Y  cuáles  son?”
Desde ese entonces, Daniel Bärlocher se ha convertido en Focusing Trainer
certificado, conocido en la comunidad de Focusing por su humor particular (en la
Conferencia  Internacional  de  Focusing,  su  presentación  “Porqué  duele  el  sexo”  fue  
un espectáculo multimedia que combinaba Focusing con música country) y su
trabajo pionero con Focusing y migrañas.
Sí, hay cinco razones (el artículo explica en dónde y cómo se añadió la quinta)
y a pesar de que Focusing es más conocido ahora que en 1996, todavía falta
recorrer un largo camino para que sea una palabra familiar. Creo que la mayoría de
las razones todavía se mantienen.
Sin embargo, hay dos actualizaciones. En el momento en que escribí el
artículo,  mi  tercera  razón  era  “La  enseñanza  de  Focusing  se  congeló  en  1978”.  Yo  
no comprendía lo que ahora se me ha hecho evidente, que la enseñanza de
Focusing no está congelada. Hay cientos de profesores de Focusing, y casi todos
ellos lo enseñan de una manera algo diferente de cómo se lo han enseñado. El
Focusing Institute fomenta esta gloriosa diversidad. Puedo decir con modestia que
tal  vez  en  esto  también  he  tenido  un  papel.  (Una  mujer  me  escribió,  “¡Escuché  que  
cambiaste  los  seis  pasos  de  Gene,  y  me  di  cuenta  de  que  puedo  hacer  lo  mismo!”)
Para reemplazar esa tercera razón tengo otra, que me llegó mientras escribía el
artículo   “¿Cuerpo?   ¿Qué   cuerpo?”   para   este   volumen.   Focusing   es   un   proceso  
basado-en-el-cuerpo, orientado-al-cuerpo, y sin embargo, lo que se entiende por la
palabra  “cuerpo”  cambia  una  vez  que  uno  ha  hecho  Focusing.  No  es  extraño  que  
hablar de Focusing sea difícil – ¡cuando lo aprendes, cambia tu lenguaje, y hablar
228 La Aceptación Radical de Todo

de él con personas que todavía no lo han aprendido es arduo! Mi esperanza es que


ahora, al haber tomado conciencia de este tema, lo podamos abordar.
Es necesario que Focusing se conozca más, porque nos muestra quienes
somos de verdad: seres multifacéticos viviendo en un universo intrincado e
interconectado.   Es   una   de   las   “maneras   de   ser”   esenciales   que   necesitamos   para  
resolver los desafíos de los tiempos que vivimos con empatía y compasión, y
también con inteligencia y visión. Resolver los problemas de la comunidad de la
vida en este planeta significa que incluyamos todas las voces y todas las partes.
Focusing es un recurso clave para lograrlo – transmítelo.
Cinco razones de porqué
Focusing (todavía) no se conoce más
Apareció en The Focusing Connection, Noviembre de 1996

Siempre que la gente se entusiasma con Focusing, o cuando vuelve después de un


taller con la intención de mostrarlo a sus amigos y colegas, inevitablemente surge
la   pregunta:   “¿Por   qué   Focusing   no   es   más   conocido?”   O   como   escuché   en   una  
charla  que  ofrecí  en  Nueva  York  hace  un  tiempo:  “¿Por  qué  nunca  escuché  hablar  
de  Focusing?”
Cuando esta pregunta surgió en un taller que di en Alemania en agosto, me
encontré  contestando,  “Bueno,  existen  como  mínimo  cinco  razones…”.  Son  éstas:

La primera razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más es que no es muy


espectacular o llamativo, para ver y experienciar. Un terapeuta o profesional que
usa Focusing no impresiona. No parecemos expertos, haciendo magia. Parece que
no estamos haciendo gran cosa (¡y eso es verdad!). Por eso los profesionales que
necesitan estímulos para su ego no se sienten atraídos por Focusing.
Algunos métodos populares son muy impresionantes. Hay gente que pasa un
fin de semana acostada de espalda, respirando y sollozando. Sienten que ese trabajo
es   muy   “profundo”.   (Muchas   veces  el  cliente  cree   que   los   métodos  catárticos,  en  
los que experiencia llanto  y  cólera,  son  “profundos”)  ¿Han  cambiado  realmente?  Es  
posible que no – ¡pero después de todo ese llanto sienten que han cambiado! O
quizás  los  profesionales  instrumentan  el  drama,  hablando  con  las  “partes”  de  una  
persona, moviéndolas por diferentes sillas, haciéndolas responder. No sólo el
cliente, también los que observan se sienten impresionados. ¡Algo sucedió!
Focusing, por el contrario, es muy sutil. Mirar una sesión de Focusing, en especial
si no sabes qué estás buscando, es como observar crecer el césped. Incluso es poco
probable que quienes lo hacen vuelvan corriendo a sus casas a contarlo a sus
amigos.

La segunda razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más es que su


propósito es muy general, y en consecuencia, difícil de comprender y de ofrecer.
En los primeros tiempos de la colonización europea en América del Norte gente de
una muestra ambulante de medicina ofrecía un elixir que era aclamado como
remedio   para   “cualquier  cosa   que  te  pasa”.   Se   suponía   que  esta   medicina   mágica  
curaba todo, desde una pierna quebrada hasta dolores menstruales. Cuando fue
analizada, se descubrió que era alcohol y agua.
En los tiempos modernos, cuando se presenta un método que sirve para tantos
propósitos, desde mejorar en terapia a tomar decisiones, desarrollar la
espiritualidad, sanar el abuso sexual infantil, la gente se desconcierta. Es probable
230 La Aceptación Radical de Todo

que les resulte más fácil comprender una herramienta que tiene un propósito
determinado. En nuestra conversación de agosto, los terapeutas del taller, que
ejercían en Alemania, Suiza y Austria recordaron que en las planillas de seguros se
pregunta sobre el propósito específico de cada proceso o técnica usada.
De todos modos sabemos que describir Focusing es difícil. La gente, cuando
escucha de su existencia, quieren saber  “¿Para  qué  es?”  y  cuando  no  lo  podemos  
precisar, se les nubla la mirada. La tendencia es conectarse con métodos que
ayudan con algo que duele o molesta en este momento. Aunque Focusing podría
ayudarlos, no lo ven como algo que necesitan si su propósito es algo tan vago y
general  como  “ponerse  en  contacto  con  uno  mismo”.  Por  eso  me  siento  frustrada  
cuando doy una charla introductoria a una gran audiencia. Yo sé que algunos
necesitan escuchar que se usa para destrabar bloqueos de acción, otros necesitan
escuchar de qué manera contribuye con su terapia, otros necesitan escuchar que los
ayuda a abordar sus emociones desbordantes. ¡No puedo dar una charla a medida
para cada persona! (Cuando pienso que la mayoría de la gente ha encontrado
Focusing por casualidad y guía Divina, me sorprende que se lo conozca tanto como
se lo conoce!)
Comparemos Focusing con EMDR (Movimientos Oculares de
Desensibilización y Reprocesamiento), que se ha vuelto muy conocido en pocos
años. EMDR tiene el claro propósito de recobrar y procesar recuerdos traumáticos.
La simplicidad de su propósito seguramente tiene algo que ver con su popularidad.

La tercera razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más es que los pasos
de su enseñanza se congelaron cuando se publicó el libro de Gendlin, Focusing, y
en ese momento el primer paso era Despejar un Espacio. Muchos profesores aún lo
enseñan como primer paso, lo que es un problema por una serie de razones:
(a) Despejar un Espacio no es parte de la esencia de Focusing. Sencillamente
no es estilo-Focusing. Focusing es estar un tiempo con algo poco claro,
permitiendo que sea así como es, y sintiendo cómo está. Despejar un Espacio (en
su forma clásica) mueve las cosas afuera. Entonces no es estar con esas cosas, y no
es permitirles que sean así como son. El hecho de que Despejar un Espacio no sea
algo estilo-Focusing significa que cuando las personas lo aprenden como primer
paso, tienden a confundir lo esencial de Focusing.
(b) No todos pueden hacer Despejar un Espacio. Entonces cuando una persona
se da cuenta de que es el primer paso de Focusing y no lo puede hacer, o deja
Focusing,  o  lo  hace  pero  se  siente  avergonzado  (“No  lo  estoy  haciendo  bien  porque  
estoy  con  lo  que  siento  en  lugar  de  moverlo  hacia  afuera”)  y  no  dice  a  nadie  lo  que  
está haciendo.
(c) No todos deben hacer Despejar un Espacio. Si sus sensaciones son sutiles,
difíciles de encontrar y se pierden con facilidad, no hay que ponerlas afuera.
Entonces, otra vez, o no están haciendo Focusing, o no dicen lo que están haciendo.
Es verdad que Focusing es difícil de describir, y el hecho de que su enseñanza
se congeló en 1978 ha significado que, cuando le preguntan a sus profesores,
“¿Qué   es   Focusing”?   la   respuesta   muchas   veces   ha   sido,   “Focusing   tiene   seis  
Cinco razones de porqué Focusing (todavía) no se conoce más 231

pasos”.   Que   tenga   seis   pasos no es lo que Focusing es. Esto ha llevado a una
confusión innecesaria al escuchar acerca de Focusing e intentar hablar sobre él.
Me gustaría dejar muy claro que mi objeción no se refiere al proceso de
Despejar un Espacio, que le resulta útil a mucha gente, sino a enseñar Despejar un
Espacio como primer paso de Focusing. Esto hace que parezca que para hacer
Focusing se debe empezar por Despejar un Espacio, cosa que no creo que sea una
condición necesaria para nadie.

La cuarta razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más es que es radical.


Va en contra de las tendencias y temas de nuestra sociedad. Vivimos en un mundo
que enfatiza la racionalidad, la velocidad y la claridad. Focusing trae un modo de
conocimiento holístico e intuitivo en lugar de uno puramente racional y lógico.
Privilegia lo que es vago y todavía-poco-claro, y lo no inmediato.
Hace muchos años planeábamos con un amigo enseñar Focusing en el ámbito
de  los  negocios,  y  nos  dijeron  que  la  gente  de  ese  ambiente  no  lo  toleraría  “porque  
no  es  rápido”.  Si  era  cierto  o  no,  estábamos  tan  desalentados  que  dejamos  de  lado  
nuestros planes. La percepción es que, en general, todos quieren que sea rápido.
Del mismo modo, Focusing no es objetivo ni orientado a los resultados.
Recuerdo que una vez hice una demostración frente a una audiencia abierta. El
focalizador era un profesor amigo, que dijo que iba a usar la sesión para trabajar en
una decisión. Llevó su conciencia a su cuerpo y sintió sobre la decisión. Encontró a
una parte de él que todavía no quería tomar la decisión. Al quedarse acompañando
a esta parte, surgió un sentimiento profundo, que se refería a muchas partes de su
vida. Fue una gran sesión. Cuando abrió sus ojos e invitamos a hacer preguntas,
una  mujer  levantó  su  mano  y  dijo,  “¿Pero  cuándo  toma  su  decisión?”.
Mucha gente se siente atraída por Focusing porque se dan cuenta de que las
puede ayudar a cambiar de manera profunda su vida. Sospecho que, como muchas
personas lo evitan, podrían estar reconociendo que si escuchan la voz de su propia
verdad   interna,   tendrían   que   cambiar   muchas   cosas.   “Si   escucho   mi   sabiduría  
profunda, tendré que dejar ese trabajo, o cortar mi relación, o abandonar mi
adicción. ¡Y no quiero! La sociedad apoya el adormecimiento del yo verdadero.
Dice,   “Toma   otro   trago,   otro   cigarrillo,   otro   ansiolítico”.   Cuando   nos   abrimos   a  
nuestra guía interior, no sólo nos arriesgamos a perder el apoyo cómodo de la
sociedad, lo perderemos seguro. Nuestros amigos serán otros. Despertaremos. Esto
no es tan fácil. Y sin embargo hay algo dentro de nosotros – me gusta decirle alma
– que no va a descansar hasta que esto suceda.

La quinta razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más está muy bien
expresada en una respuesta que se dio en una charla en Nueva York. Janet van
Berger, la anfitriona de la charla, sabía poco de Focusing pero mucho sobre hablar
en   público.   Cuando   una   mujer   de   ojos   grandes   en   la   primera   fila   preguntó   “¿Por  
qué  no  escuché  sobre  esto  antes?”  y  yo  estaba  por  lanzarme  a  exponer  mis  razones,  
Janet le sonrió y dijo,   “No   has   escuchado   sobre   esto   antes, porque ahora es el
momento”.  Para  cada  persona  que  ha  encontrado  Focusing,  o  cualquier  otra  manera  
232 La Aceptación Radical de Todo

de cambiar la forma de ser en la vida, hay un momento adecuado. Quizás ahora


estamos alcanzando este momento para Focusing y el mundo. Que así sea.
Recursos

Focusing Resources
Focusing Resources trabaja con personas que quieren liberarse de emociones
repetitivas, de la auto-crítica y la guerra interna, ayudándolos a ser proactivos en su
sanación emocional y su crecimiento personal.
Las personas que buscan nuestros servicios pueden estar luchando con alguno
o varios de los temas que siguen: bloqueos de acción, adicciones, auto-crítica,
frustración, nostalgia, insatisfacción, dificultad para tomar decisiones, emociones
abrumadoras o sensación interna de falta de vitalidad, vida que se siente
incompleta,  “algo”  que  falta.  Pueden  tener  sensación  de  que  hay  “más”  en  la  vida,  
que están viviendo de un modo más limitado de lo que necesitarían realmente –
pero no saben cómo cambiar.
Trabajamos con quienes quieren tener una relación más profunda y abierta con
sus emociones, que buscan claridad y perspectiva para los problemas de su vida,
que quieren confiar en que lo que saben es verdad y que los pasos que dan son los
adecuados.
Focusing Resources ofrece apoyo pleno para los que quieren aprender y usar
el proceso de Focusing en cada parte de su vida, incluyendo a los que trabajan sus
temas personales y los que quieren aprender Focusing para que le sirva de apoyo de
manera más general, y también a profesionales que quieren el proceso de Focusing
para apoyar su trabajo con clientes. Ofrecemos sesiones uno-a-uno (en Berkeley y
por teléfono), talleres presenciales, seminarios telefónicos y clases, libros,
manuales, CD y videos, boletines impresos y por correo electrónico.
También ofrecemos apoyo y entrenamiento a profesores de Focusing, y
certificaciones  como  “Focusing  Trainers”.
Ofrecemos los cuatro niveles completos del Programa de Entrenamiento de
Focusing, disponibles en seminarios telefónicos o en talleres presenciales de fin de
semana. También hay talleres y clases para resolver bloqueos de acción, tomar
decisiones, poner buenos límites, y transformar el crítico interno con sensibilidad.
Consultar nuestra página web para conocer nuestra programación de talleres o
llamar por teléfono.

Ann Weiser Cornell PhD


Focusing Resources
2560 Ninth Street, Suite 315-A
Berkeley CA 94705
Teléfono: 510-225-0690
[email protected]
www.focusingresources.com
234 La Aceptación Radical de Todo

Bath Focusing Centre


El Centro de Focusing de Bath ayuda a la gente que desea hacerse responsable
de su bienestar interno y de su desenvolvimiento en la vida. Los que se sienten
limitados, insatisfechos y confundidos acerca de cómo seguir adelante en su vida
pueden experienciar un mayor fluir y un profundo sentimiento de riqueza interior,
satisfacción y claridad. Para los que tienen conflictos y sufren estrés puede ser una
oportunidad para lograr una mayor conciencia y desarrollar sus recursos internos.
Las personas que luchan con su auto-crítica se dan cuenta de que ésta se puede
transformar en una fuente de fortaleza y de sostén. Los que se sienten
desconectados de sus sentimientos y de sus cuerpos pueden aprender a contactarse
con la fuerza y la sabiduría contenidos dentro de sí mismos. Los que se sienten
abrumados por sus sentimientos aprenden cómo escuchar lo que está dentro de esas
emociones, liberando en forma segura la vitalidad contenida dentro de ellos. Los
que sienten que su creatividad está bloqueada, sofocada, fuera de ritmo aprenden a
profundizar en sus propios procesos creativos únicos. Al volver su flujo creativo se
sienten más libres y más confiados. Los que sienten dificultad en conectarse con
otras personas aprenden a expresarse con autenticidad y creciente vitalidad, para
estar cada vez más conectadas con ellas desde el corazón al estar en contacto con
su experiencia interna y sus necesidades.
Si alguien tiene un tema en particular en el que quiere focalizar, o si quiere
aprender Focusing para que les sirva de apoyo en su vida o para mejorar sus
habilidades profesionales, The Bath Focusing Centre ofrece una gama completa de
sesiones individuales y talleres grupales para principiantes, que conducen a la
formación para profesional o profesor de Focusing reconocido por The British
Focusing Teachers Association y/o The Focusing Institute. También ofrecemos
talleres especiales de Focusing y creatividad, sueños, bloqueos de acción y auto-
crítica.
Ayudamos a crear un ambiente interno óptimo para lograr un cambio
holístico, natural en cualquier área de la vida que necesite atención. Muchas
personas han expresado que están sorprendidas porque este trabajo es sutil, y al
mismo tiempo, profundo y potente. Los cambios que ocurren espontánea y
naturalmente vienen de lo profundo de la persona y siempre van en dirección del
alivio.
Barbara McGavin
The Bath Focusing Centre
46 Chilton Road - Camden
Bath. BA1 6DR United Kingdom
+44-(0)1125-311 062
W: 916-745-8424 Sacramento
Mail: [email protected]
Recursos 235

Focusing Institute
El primer recurso para Focalizadores de todo el mundo es el Focusing
Institute, una organización sin fines de lucro fundada por Eugene Gendlin. El
instituto es una matriz de apoyo que tiene el propósito de ayudar a la comunidad
humana a integrar Focusing en sus muchas formas de vida y trabajo, velar por su
continuidad, próspera evolución y enseñanza.
“Organizamos  lo  que  ya  está  hecho  para  que  sea  accesible,  y  facilitamos  los  
vínculos necesarios entre personas que necesitan saber una de otra. Apoyamos a
una próspera comunidad filosófica en torno a la Filosofía de lo Implícito.
Generamos  investigación  permanente  de  Focusing.”
Ser miembro del Focusing Institute es una forma de sostener su trabajo, que
tiene muchos niveles: publicidad; archivo de los trabajos existentes; acercar
Focusing a las escuelas, a la medicina, a las parroquias, a los negocios, y otras
áreas. Sus miembros reciben un boletín cuatrimestral, Staying in Focus, así como la
revista académica de Focusing, The Focusing Folio (que se publica
ocasionalmente). Hay una animada conferencia anual organizada cada año por un
centro internacional de Focusing diferente.
El Focusing Institute es la mejor fuente de información y de acceso al trabajo
de Eugene Gendlin. Sus talleres son ocasionales y se ofrecen a través del Focusing
Institute.
Los miembros profesionales, trainers en formación, trainers certificados, y
coordinadores aparecen en el directorio anual. El Focusing Institute es una
organización sin fines de lucro, y todas las contribuciones son deducibles de
impuestos.

The Focusing Institute


P.O. Box 539, Spring Valley, NY 10977, USA
+1-845-362 5222
www.focusing.org
236 La Aceptación Radical de Todo

Mapas del Tesoro del Alma


Mapas del Tesoro del Alma es un proceso que se ha ido desarrollando a partir
de nuestras luchas con nuestras propias adicciones, depresión, auto-crítica,
bloqueos de acción y deseo insatisfecho. Está diseñado para ayudar a la gente que
se siente bloqueada, atrapada dentro una lucha interna que se siente como una
guerra, los hace sentir impotentes, frustrados e incluso desesperados. Con
frecuencia piensan que el problema son ellos mismos – quizás que son perezosos,
no del todo buenos, demasiado ansiosos, saboteadores de sí mismos...
Personas que sienten que quieren eliminar o sacarse de encima alguna parte de
ellos pueden darse cuenta, a través de Mapas del Tesoro del Alma, que esas
mismas partes contienen la clave para desbloquear su potencial único, dando lugar
a un resurgimiento del flujo vital y de un mayor sentido de totalidad.
Mapas del Tesoro del Alma es un poderoso medio para transformar cualquier
área detenida de la vida, cualquier lucha interna, cualquier lugar en donde la
energía está inmovilizada, por el miedo, la vergüenza, la auto-crítica, la
desesperanza, la desesperación. Más que una técnica, Mapas del Tesoro del Alma
es la expresión de una filosofía sobre la importancia radical de cada parte, cómo
hasta  la  crítica  más  “crítica”  y  el  “rebelde”  más  rebelde  contienen  aspectos  vitales  
importantes de la esencia de cada uno. Nuestras pautas de trabajo han servido de
ayuda para que cientos de personas encuentren su camino a través de los laberintos
de su mundo interno, con un espíritu renovado, más ligero, y un sentido de sí
mismo más profundo.
Ofrecemos retiros intensivos de seis días, tres veces por año, en lindísimos
lugares del mundo, para personas que quieren experienciar este proceso. Más que
dar teoría, los talleres dan la oportunidad de construir las habilidades prácticas que
llamamos Poderes. Las personas cambian profundamente, tanto por el taller en sí
mismo como por los recursos que llevan a casa. También ofrecemos seminarios
telefónicos de Mapas del Tesoro del Alma y consultas individuales. El mejor modo
de encontrar más información es a través del boletín por correo electrónico en
www.focusingresources.com.

Barbara McGavin &


Ann Weiser Cornell
Mapas del Tesoro del Alma
(Treasure Maps to the Soul)
www.focusingresources.com
Referencias

Afford,  Peter.1994.  “The  Felt  Sense  Need  Not  Always  Be  Physically  Felt”. The
Focusing Connection, XI, 1.
Batt,   Jane.   1986.   “The   Fearsome   Critic   is   a   Panicking   Child”,The Focusing
Connection, III, 3.
Brenner Helene. 2003. I Know I´m in There Somewhere. New York: Gotham
Books.
Cornell, Ann Weiser. 1991. “Enseñar Focusing utilizando cinco pasos y cuatro
destrezas”,   presentado   en   la   Segunda   Conferencia   Internacional de
Psicoterapia Experiencial Centrada en el Cliente, realizada en la
Universidad de Stirling, Escocia. En Más allá de Carl Rogers,ed. Desclée.
Cornell, Ann Weiser y Barbara McGavin. 2002. Manual de Focusing para el
Estudiante y el Compañero, Partes uno y dos. Ed. Micky Welsh de
Villegas, Buenos Aires.
Feuerstein, Heinz-Joachim, Dieter Müller, Ann Weiser Cornell, eds. 2000.
Focusing im Prozess, Ein Lesenbuch. Köln, GwG-Verlag.
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Intelligence. Dublin: Marino Books.
Friedman, Neil. 2000. Focusing Selected Essays, 1974-1999. Xlibris
Corporation. www.xlibris.com
Gendlin,   E.  T.,   Beebe,  J.  Cassens,   M.  Klein   y   M.   Oberlander.   1968.   “Focusing  
ability   in   psychotherapy,   personality   and   creativity”.   En   J.M.Shlien   ed.,
Research in psychotherapy. Vol. III, Washington, D.C. APA
Gendlin,   Eugene.   1984.   “The   Client’s   Client”,  en   Client-Centered Therapy and
The Person-Centered Approach, eds. Levant and Shlien. New York:
Praeger.
Gendlin, Eugene. 1986. Let Your Body Interpret Your Dreams. Wilmette, IL:
Chiron Publications.
Gendlin,   Eugene.   1990.   “The   Small   Steps   of   the   Therapy   Process:   How   They  
Come   and   How   to   Help   Them   Come”.   En   Client-Centered and
Experiential Psychotherapy in the Nineties, G. Lieter, J. Rombauts, R. van
Balen, Leuven (eds.), Bélgica: Leuven University Press.
Gendlin, Eugene. No date. Experiential Psychotherapy. Draft, distribuido por
The Focusing Institute.
Gendlin, Eugene. 1996. El Focusing en psicoterapia. Ed. Paidós Buenos Aires.
Gendlin, Eugene. 1997. Un Modelo de Proceso. Distribuido por el Focusing
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Journal of Humanistic Psychology, 23.
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Levy,   Phil.   1989.   “Is   the   So-Called Critic a Hidden Door to Our Experience?”  
The Focusing Connection, VI, 3.
Lowell,   Jane.   1985.   “The   Critic:   A   Despairing   Unattended   Felt   Sense”,   The
Focusing Connection, II, 2.
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Connection,IV, 5.
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Focusing  Does  Not  Encourage  Dissociation”,  Focusing News, III, 4.
McGavin,   Barbara.   1996.     “Disarming   the   Critic”,   The Focusing Connection,
XIII, 1.
McGavin,   Barbara.   1997.   “Focusing   with   Small   Physical   Ailments”   The
Focusing Connection, XIV, 5.
McGavin,   Barbara.   1999.   “The   Sentient   Body:   Focusing   on   the   Physical”,   The
Focusing Folio.
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Miller, Alice. 1983.  “Por  tu  propio  bien:  Raíces  de  la  violencia  en  la  educación  
del niño”. Ed. Tusquets. España.
Müller, Dieter.   1994.   “The   Critic   as   Signposts:   Changing   the   Focus   from  
Criticizer  to  Criticized”,  The Focusing Connection, XI, 6.
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Rogers, Carl. 1980. “El  camino  del  ser”. Ed. Kairós. Buenos Aires.
Rogers,  Carl.  1986.  “A  Client-Centered/Person-Centered  Approach  to  Therapy”,  
en Psychotherapy’s   Casebook:   Theory   and   Technique   in   Practice, eds.
Kutash and Wolf. Reprinted en The Carl Rogers Reader. Boston:
Houghton Mifflin, 1989.
Rogers,   Carl.   1986.   “Reflection   of   Feelings”,   Person-Centered Rewiew, vol. 1,
n°4. Reimpreso en The Carl Rogers Reader. Boston: Houghton Mifflin,
1989.
Rosemberg, Marshall, 2003. “Comunicación no violenta:El lenguaje de la
compasión”. Ed. Urano. Barcelora.
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Guilford Press.
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Physical  Damage”.  The Focusing Connection, XV, 3.
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Client-Centered Theraphy: Practice with Difficult Client Populations
(Monograph Series 1). Chicago Counseling and Psychotherapy Center.
Available at www.focusingresources.com
Warner,  Margaret.  1998.  “A  Client.Centered  Approach  to  therapeutic  Work  with  
Dissociated  and  Fragile  Process”.  En  Foundations of Experiential Theory
and Practice: Differential Treatment Approaches, L. Greenberg, J.
Watson, and G. Lietaer (eds). New York: Guilford Press.
Warner,  Margaret.  2000.  “Client-Centered Therapy at the Difficult Edge: Work
with   Fragile   and   Dissociated   Process”.   En   Person-Centered Therapy
Today: New Frontiers in Theory and Practice, Dave Mearns and Brian
Thorne, eds. Thousand Oaks, California: Sage.
Welwood,   John.   1996.   “Reflection   and   Presence:   The   Dialectic   of  
SelfKnowledge”.   En The Journal of Transpersonal Psychology, Vol. 28,
N°2. Reimpreso en “Hacia  una  psicología  del  despertar” Ed.Kairós.
Wiltschko,   Johannes.   1995.   “Focusing   Theraphy:   Some   Basic   Statements”,   The
Focusing Folio, 14, 3. Available at www.focusing.org

Boletines anteriores de The Focusing Connection están disponibles en


http://www.focusingresources.com/tfcbackissues.html
Indice Analítico

Abrumación 44, 48, 186 -- ayuda a Pensantes 203


abuso 47, 49, 222 -- general 209
ver también trauma -- especial para un tema 210
abusada por un familiar -- sin el cuerpo físico 211
aceptación Chicago Counseling Center 77
-- como cualidad de Focusing 13 compasión 40, 42, 63, 70
-- concepto de 29 -- con lo que viene 60
aceptación radical 1 -- por la parte exiliada 71
acción Comunicación No-Violenta 100, 119
-- desde el Yo en Presencia 39 Confidencialidad 118-119, 168
actitud de Focusing 41 Controlador 108
adicción 63, 70 Crítico Interno 91-109
-- apuntan a un tesoro 63 -- y bloqueos de acción 87-89
Afford, Peter 195, 214 -- como  “superego”    30
“aire  fresco” 134, 135 -- El Dragón 66
Alcohol 19 -- tratar con compasión 31
“algo”    133-134, 136, 138 -- definición de 96
“amortiguadores”    159 -- no es una interrupción 37
aspectos del yo 38 -- severo 107-108
atrapado 14 -- tratado como interrupción 33
auditivos 100 ver también auto-crítica
auto-crítica 2, 96 criticado 105-107
-- Dieter Müller 92-93
Bärlocher, Daniel 227 cualidad emocional 215
Batt, Jane 4, 92 “cuerpo”  concepto  de 197-208
Bell, Jane 4 -- Físico 207
Berman, Mika 5 -- sólo hay uno 202
Bernstein, Reva 4, 184 -- la palabra no ayuda 207-208
bloqueado 14 curiosidad interesada 9, 13, 38, 42, 98,
bloqueos de acción 70, 77-89 175, 127,
-- liberar 79, 86
bloqueo de escritor 77, 78, 83, 84 dar pasos 13, 34, 42, 205
borde 70, 208 -- definición 13
Brenner, Helene 5, 96 -- como cualidad de la sensación sentida
-- y Larry Letich 5, 65 34
Brunswick, Les 2, 121, 125, 183, 191 ver también paso
Davenport, Bonnie 4, 224
cambio sentido 34, 48 de Brujin, Erna 55
Campbell, Peter 4, 130, 139 decisión 69
Catártico 191, 229 -- no tomar en forma prematura 87
causa de profundo sufrimiento 42 dejar para después 79
Centramiento 150-151, 173-174, 209- depresión 51
211 -- apunta a un tesoro 63
Indice Analítico 241

-- suicidio 56-60 -- todos los aspectos del yo 23


desidentificación 65, 69, 135-136, 182, -- como un paso 33
189 -- como Presencia 97
Desmoronarse 106 estructura estática 59
Despejar un Espacio 30, 183-185, 230 exilio 1, 38, 39, 98 180
-- apogeo 183 -- como disociación 78
-- conflictos con 59 -- conectado con el Crítico Interno 98
-- en lugar de 176-177
-- opcional 31 filosofía radical sobre qué facilita el
-- no necesario 33 cambio 14
ver también Encontrar Distancia Físicoanalistas 206
difícil de sentir en el cuerpo 51-52 Flanagan, Kevin 132
dirección al crecimiento 95 focalizador es el jefe 114
distracciones 35 Focusing (Gendlin) 3, 30, 41, 183, 230
dolor 30, 223 Focusing 9-10
-- tratar de ignorarlo 60 -- Ann empezó a aprender 1
-- de cabeza 29 -- aspectos clave 12-15
-- emocional 24 -- esencia de 33
-- definición 3
Elior, Lakme 184 -- difícil de aprender 18-19
EMDR 167 -- Mapas del Tesoro diferente de 64
Emocionales 201, 202 Focusing Connection, The 2
Empatía 51, 70, 219 Focusing Institute, The 3
-- con el miedo del crítico 102-103 Focusing en díadas 1, 20, 113, 114-115,
Encontrar Distancia 183-193 117, 118-122, 164
energía de crecimiento 66 -- cuidado y nutrición 122
energía de vida 23 -- no es necesario guiar 140
-- parte que bloquea se lleva 86 -- turnos iguales 121
enfermedad crónica 101, 145, 146-151 Foxcroft, Rob 4, 114
enojo 105 Freud, Sigmund 95
-- como algo bueno 71 Friedman, Niel 4
-- como un Nueve 109 fusion
Ervine, Carol 5 ver identificación
Escaparse 106
Escuchar 113, 114, 125-144, 145, 177 Gendlin, Eugene 5, 54, 71, 86, 89, 91,
-- definición 131 95, 129, 139, 141, 171, 172,178, 179,
-- metáfora de Gendlin sobre 141 180, 200, 202
-- para mejorar 139-140 -- “algo” 133
-- propósitos 131 -- enseñar Focusing 41
-- técnicas avanzadas 127 -- Focusing desarrollado por 3
“Eso   que   Vive”,   el     137,   178,   179,   181,   -- primer encuentro con 17
217 -- propósitos de Escuchar 131
-- diagrama 217 -- tratamiento del Crítico Interno 30
“esotificación”    48,  180 -- visión del cuerpo 197
estar con 42, 46, 50, 80, 175 Glastonbury 55, 63
242 La Aceptación Radical de Todo

grupo Cambios 166 Lavender, Joan 4, 174


-- como experimento social 126 LeIndra, Ilehlia 31, 92
-- aprendiendo Escuchar 226-227 lenguaje
-- Grupo de Gente Nueva 126 -- formas que ayudan a Escuchar 132
-- origen 18 -- implicancias positivas en lo negativo
guerra 24, 25, 180 135
guerra interna 9, 25 -- normativo 96
-- lugar de gran potencial 25 -- peyorativo 96
-- lucha interna 79 -- Presencia 44, 48, 67, 98-100, 139-
guiar 30, 127, 128, 172-181 140
-- con Escuchar no es necesario 140 -- uso terapéutico del 153
llevar adelante 38-40, 220
Hacer / Corregir 14 -- aspectos exiliados no pueden 40
Hart, Judy 145 Levine, Peter 66
Hinterkopf, Elfie 4, 121, 125, 183, 191 lingüística 1, 17, 43, 153, 196
historia, o conexión con la vida 215-216 Lowell, Jane 91
Holmes, Mona Weiser 145-151 lucha interna 136
ver también guerra interna
Identificación 23, 42, 69, 80, 179, 202, lugar sin salida 180
203
-- con una parte que se siente abrumada Massad, Danny 4, 20, 91
46 Mapas del Tesoro del Alma 2, 38, 41,
-- con una parte 68 78, 92, 180, 214
-- con una parte que critica 105 -- notas 71
-- con una parte criticada 105 -- Crítico Interno 107
-- en lugar de describir 48 -- esencia de 24
-- trabado dentro 85 -- historia de 63-66
-- signo de 71 McBride, Joseph 5
-- y disociación 69, 80 McEvenue, Kevin 4, 34
I  know  I’m  in  There  Somewhere   (Sé que McGavin, Barbara 1, 2, 24, 38, 41, 44,
estoy ahí, en algún lugar) 96 47, 63, 71, 91, 101, 107, 115, 131, 171,
imágenes 215, 216 180, 187, 213
-- basadas en el cuerpo 204-205 -- artículo escrito por 56-60
imaginativos visuales 201, 203-205 -- artículo sobre el cuerpo que siente 31
impaciencia 49 -- comienzo de la amistad con 55
infancia 219-224 -- contribución a este libro 3
Internal Family Systems Therapy McGuire Bouwman, Kathy 191
(Terapia de sistemas internos familiares) McLean, Chris 135
94 McMahon, Edwin 4, 130, 139
miedo 49
Jaeger, Kohlim 4 y entusiasmo 68
Miller, Alice 219-224
Kirschner, Ellen 145 modalidad cenestésica 100
modalidad visual 100
Lageveld, Christine 55
Indice Analítico 243

Modelo de Proceso, Un (Gendlin) 95, Proceso Distante 121, 183, 184, 186,
178, 179, 200, 202 191
Müller, Dieter 92 Proceso emocional congelado 107
Nada, no experienciar 19 -- partes se resienten 39
“no  es  extraño”    102 -- recuperar partes exiliadas del yo 2
no hay enemigos en el mundo interno 37 -- es feo cuando vuelve del 71
no querer (no quiere) 39 punto de vista 70, 137, 179, 188
-- del Crítico Interno 103-104 -- sentir desde su 190
-- Poder de 65
noticias Fox 29 querer (quiere) 27, 39, 54, 180
-- del Critico Interno 104
Parker, Rob 4, 197 -- Poder de 65
Partes 24, 68, 79, 180
-- se resienten 39 rabia 56
-- identificación con 42 rebelarse 106
ver también aspectos del yo Reconocer 51, 183, 188
paso, un 14 -- Despejar un Espacio a través de 188
patrón de protección 81-82 Relación Interior 1, 43, 46, 50, 69, 130-
patrón de rebelión 82-83 131, 171-181, 184, 219
pensamientos 216 Renn, Klaus 184
-- como puntos de partida 205-206 “resistencia”    103
-- no distracciones 35 -- estar en Presencia con una 51-54
-- tratados como interrupción 35 Rogers, Carl 128-129, 132
Pensantes 201, 203 Rosenberg, Marshall 100, 119, 167
Poder de Focusing, El (Cornell) 64, 78
Polarización 39, 51 Sacks, Harvey 156
preferir 71 Schavrien, Judy 5
preguntas 153-160 Schegloff, Emanuel 156
-- Escuchar no incluye 131 Schwartz, Richard 66, 94, 108
Presencia 23, 25, 66-67, 105, 179-180, sanación emocional
202 -- uso de Focusing para 39
-- acción viene de la 39 seis pasos 31-32, 180, 227
-- como opuesto a criticar 97 sensación corporal 215
-- como posición intermedia 78 sensaciones sentidas 38
-- cuidadosa 130 -- imágenes basadas en el cuerpo 203-
-- entorno facilitador 1 204
-- Escuchar 139-140 -- descripción de 12
-- facilitar 46-54 -- proceso de desarrollo de la 178, 213
-- Lenguaje 44, 48, 67, 98-100 -- en la zona del tronco 29, 33
-- origen del concepto 41-45 -- fuera de la zona del tronco 29, 30, 33
-- todo lo que no es Presencia, necesita ver también sensación sentida
40 completa
Proceso Cercano 121, 183, 184, 186, Sensación Sentida Completa 213-218
191 Sentimiento acerca del Sentimiento, el
49
244 La Aceptación Radical de Todo

sentimientos innombrables 19 transferencia 165, 168


sentir sensaciones 1, 2, 38 tratar con compasión 36-37
separación cuerpo / mente 35 trauma 107, 186, 191-192, 219-224
Ser / Permitir 14
Sexual Secrets of the Focusing Masters vergüenza 63, 105, 106
5 -- como signo del Crítico Interno 58
Shaffer, Jay 214 Vínculos de Acción 78
Simon, Bebe 4 Visuales 100
-- sobre  “aceptación” 29
-- decir  “hola” 41 Uhl, Gisela 4
síntomas físicos 30, 34 uso facilitador del lenguaje 1, 46
-- como sensaciones sentidas 34
-- no consideradas sensaciones sentidas “víctima”    92,  106,  185,  187
33 Warner, Margaret 4, 77
“situación”    179 Welwood, John 42-43, 44, 65
Stevenson, Bev 31 Westerhof, Wilja 5
sugerencias 159 Wiltchko, Johannes 164, 184
superego 30, 88, 91, 95, 153 Winn, Robin 4
Wyatt, Judy 4
Tein, Joe 31
Terapeuta en Focusing 41 Yo 66
Terapia 164-169, 186, 191-192 Young, David 4, 203
Terapia Cognitiva 14
Terapia Gestalt 81, 77, 167 Zamkovitz, Sharon 5
-- el  “eso”  vacío  de  Perls    136-137
testigo compasiva 50
tímido
-- animal 213
-- algo en nosotros es 51
Indice Analítico 245

ANN WEISER CORNELL aprendió Focusing en 1972 con Eugene Gendlin, el


creador del proceso, y lo ha estado enseñando desde 1980. En 1972 también se
graduó en Lingüística en la Universided de Chicago en el Woodrow Wilson
Fellowship de la National Science Foundation. Obtuvo un Ph. D. en Lingüística en
1975 y enseñó en Purdue University desde 1975 a 1977. También enseñó Focusing
con Eugene Gendlin desde 1980 a 1983, y se convirtió en la primera profesora de
Focusing de tiempo completo.

Hoy se la conoce internacionalmente entre los principales teóricos, profesores e


innovadores de Focusing. Su libro anterior, El Poder de Focusing (New Harbinger,
1996), ha sido traducido al japonés, español, holandés, hebreo, alemán, y dari. Ann
ha enseñado Focusing y otros temas avanzados de Focusing en diez y siete países
en cinco continentes.

Ann Weiser Cornell y BARBARA McGAVIN son


cocreadoras de Mapas del Tesoro del Alma, un
proceso para usar Focusing en temas difíciles de
conflicto interno, y también de la Relación Interior de
Focusing. Son co-autoras del Manual de Focusing
para Estudiantes y Compañeros, Partes Uno y Dos.
También son muy buenas amigas.

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