C - La Aceptacion Radical de Todo Complete
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C - La Aceptacion Radical de Todo Complete
de todo
ISBN 978-987-23979-3-7
Para mis queridos padres y hermanos
Este libro es una colección de diez y nueve artículos que ya han sido publicados
(pero que hoy están, muchos de ellos, en lugares que resultan difíciles de acceder),
cuatro nuevos que escribí para este libro, y uno muy especial de Barbara McGavin.
Empecé a aprender el proceso de Focusing en 1972, y a escribir sobre él en 1983.
¿Por qué es éste el momento justo, luego de 22 años, para publicar esta colección
de artículos? ¿Y por qué tengo la esperanza de que la gente use este libro?
Kierkegaard dijo que vivimos nuestras vidas hacia delante pero que la
entendemos cuando miramos hacia atrás. Mientras sostengo este libro en mis
manos, tengo una sensación que se conecta con la vida y el trabajo que he estado
creando durante los últimos treinta y tantos años. Van surgiendo temas, y puedo
empezar a decir cuáles son algunos de ellos:
(1) Un proceso interno de aceptación radical – estar en estado de Presencia –
es un entorno sorprendentemente facilitador para la sanación emocional.
(2) Hay procesos que favorecen una relación interior entre un “yo” en
Presencia y un “algo” que necesita Presencia.
(3) Muchos de estos procesos facilitadores son lingüísticos; tienen que ver con
el uso facilitador del lenguaje.
(4) No todo lo que necesita atención está en nuestra conciencia; algunos
aspectos han sido exiliados y es necesario que los invitemos a volver. (Por lo tanto
aceptación radical de todo incluye la aceptación de aspectos que no están en la
conciencia).
(5) La experiencia de estar con una persona para ayudarla a descubrir la
relación interior de Focusing (también llamado “sentir sensaciones”) es sutil,
gratificante, humilde e infinitamente fascinante.
(6) Todos podemos ser facilitadores increíbles de una persona por el solo
hecho de estar ahí y devolver algunas de las palabras que ha dicho. Este es el
regalo de Focusing en díadas.
(7) Mi propio viaje, que aún continúa, como persona que está sanando y
despertando, está íntimamente ligado (no se puede separar) a lo que puedo dar o ser
para otros.
Estoy sentada con esta lista de siete temas, y hay, en mi interior, sensación de
inquietud. Suena muy árida y abstracta comparada con lo deliciosa y rica que ha
sido para mí vivir este trabajo. Y siento que la lista es incompleta… pero yo sé que
si agregara algo más, seguiría incompleta. Sosteniendo el libro, con sus 24 artículos
y sus introducciones, se siente más completo.
Para elegir los artículos seguí tres pautas. Era necesario (1) que interesen, (2)
que hoy sean relevantes, y (3) que sean mis favoritos. Después de haber elegido
diecinueve de ellos que estaban dentro de estos criterios, me di cuenta de que
2 La Aceptación Radical de Todo
¿Cómo se podría usar este libro? Estoy imaginando cuatro estilos de lectores –
aunque una persona podría estar en más de una categoría.
Primero, tengo la esperanza de que te sentirás atraído por este libro si estás
involucrado en tu propia sanación emocional, siguiendo algunos de los temas con
los que yo estoy comprometida: liberar bloqueos de acción, transformar la auto-
crítica y recuperar partes exiliadas de tu yo. Incluye a todos los que se sienten
movilizados por las palabras “aceptación radical de todo” y que tienen una
sensación interna de “querer más de eso”.
Segundo, espero a una audiencia de lectores que quieren ir más profundo
dentro del proceso de Focusing (sentir sensaciones) desarrollado por mi profesor
Eugene Gendlin. Casi todos mis artículos fueron escritos originalmente para
personas que se conectaban con su interior, que sabían qué era el proceso de
Focusing, y lo practicaban. Muchos de ellos salieron en el boletín The Focusing
Connection, publicado para quienes usan Focusing en su vida.
Tengo la esperanza de que este libro, constituido por artículos, resulte
accesible a toda la persona interesada en Focusing que sea nueva en el tema. He
hecho todo lo posible para clarificar, en la introducción a cada artículo, lo que
podría haber estado confuso, también incluyendo, al comienzo del libro, algunos
artículos que muestran cómo es el proceso. Pero si quisieras tener la experiencia
(¡no siempre fácil desde un libro!), la mejor manera es una sesión individual con un
profesor de Focusing. He incluido una sección de Recursos al final de este libro
para que te puedas conectar con la comunidad de Focusing en el mundo.
El tercer tipo de lector que imagino es el de profesores de Focusing como yo,
que enseñamos en sesiones individuales y en talleres, y a lo mejor también
terapeutas, coaches, counselors espirituales, terapeutas corporales, etc. que llevan
Focusing a sus sesiones. Hacia el final del libro hay una sección “Para Profesores
de Focusing” en donde están los artículos más nuevos, porque es un área que
permanece a la vanguardia de mi trabajo. Recibo con gratitud todo diálogo referido
a cómo ser facilitadores de la gran variedad de personas que encontramos, mientras
permanezcamos fieles a nosotros mismos.
Y finalmente, tengo en mente al lector académico interesado en las
contribuciones que estos artículos podrían llevar a la comprensión actual del
proceso psicológico, la sanación emocional y el lenguaje facilitador. Es una gran
empresa; estoy feliz de que estos artículos estén más accesibles, para que estas
ideas se puedan mejorar y pulir en el molino de esas discusiones.
Introducción 3
Quiero decir unas palabras sobre la contribución de Barbara McGavin en este libro.
La encontrarás entramada a lo largo de toda su lectura. Pocas personas tienen el
privilegio de una verdadera colaboración. Barbara y yo hemos trabajado tan de
cerca durante tantos años que la pregunta quién trajo qué ideas no tiene sentido (a
pesar de que siempre he sospechado que las más brillantes son de ella). Mi gratitud
y aprecio están lejos de mi habilidad para expresarlo.
Otras personas a las que quiero agradecer: Neil Friedman, porque su excelente
colección de artículos, Focusing: Selected Essays, es un modelo excelente para este
libro;
4 La Aceptación Radical de Todo
Helene Brenner y Larry Letich por su amor, brillantez y amistad, por hacerme
miembro de por vida del Club de Resultados Felices, y Joy y Maya Brenner-Letich
por ser ellos mismos ejemplo de resultados felices;
Beatrice Raue-Konietzny, por su amistad angelical;
Gisela Uhl y Rob Parker, valientes compañeros de viaje en el dominio de Un
Modelo de Proceso;
Carole Ervine, cuya consistente atención como compañera de Focusing
durante la semana de la Cumbre de 2004, en Glasgow, me preparó para un fin de
semana intensamente productivo para escribir, y a todos los filósofos que allí había,
por el inolvidable estímulo intelectual y de amistad vividos;
Sharon Zamkovitz, profesora de Focusing excelente, por mostrarme cómo
manejar un U-Haul y enseñarme a charlar como un chofer de camión, y por
aparecer cada tanto (una y otra vez) cuando yo más la necesitaba;
Judy Schavrien, por creer en mí y estar siempre a mi lado; y
Gene Gendlin, sine qua non.
Por último, mi eterna gratitud a mi hija Mika Berman, sabia e indomable,
quien nunca permite que yo salga con la mía si antes no la he escuchado, y a mi
compañero irreprimible, Joseph McBride, autor de quince libros - hasta ahora - a
quien debemos el hecho de que la mayoría de las comas en este libro están en el
lugar correcto, y quien todavía intenta hacerme escribir The Sexual Secrets of the
Focusing Masters. Lo siento, Joe, quizás la próxima vez.
Berkeley, California
Mayo 2005
6 La Aceptación Radical de Todo
La Aceptación
Radical
de Todo
están allí para ayudarte, hasta que no las necesites más. A medida que practicas,
irás dejando el libro, las tarjetas, y sólo vas a seguir las sensaciones de tu cuerpo
con atención e interés. Esto es Focusing.
Introducción a
Tres aspectos clave de Focusing
Hay tres cualidades clave o aspectos que ponen a Focusing aparte de cualquier otro
método de conocimiento interno y crecimiento personal. El primero es algo
llamado “sensación sentida”. El segundo es una cualidad especial, comprometida y
aceptadora, de atención interior. Y el tercero es una filosofía radical sobre qué es lo
que facilita el cambio. Los veremos uno por uno.
El proceso de Focusing implica entrar en el cuerpo y encontrar allí una forma
especial de sensación corporal llamada “sensación sentida”. Eugene Gendlin fue la
primera persona en señalar y poner nombre a la sensación sentida, a pesar de que
los seres humanos han tenido sensaciones sentidas desde que son humanos. Una
sensación sentida, dicho de manera simple, es una sensación corporal que tiene
significado. Sin duda has sido consciente de alguna de ellas en algún momento de
tu vida, y es posible que las sientas con frecuencia.
Imagínate hablando por teléfono con una persona querida que vive lejos, la
extrañas de verdad y te das cuenta en esta conversación de que no la verás por
mucho tiempo. Cuelgas el teléfono y sientes algo apretado en tu pecho, quizás
rodeando la zona del corazón. O digamos que estás sentado en una habitación llena
de gente y cada persona va a decir algo. A medida que se acerca tu turno, sientes
una dureza en tu estómago, como un resorte que se acorta más y más. O digamos
que estás caminando en una mañana fresca después de una lluvia, llegas a una
colina, y justo frente a ti hay un arco iris perfecto con sus dos lados tocando el
suelo. Al mirarlo, sientes que tu pecho se abre con una sensación amplia, fluida y
cálida. Son todas sensaciones sentidas.
Si estás operando sólo con tus emociones, entonces el miedo es miedo. Es
sólo miedo y nada más. Pero si estás sintiendo en el nivel de tus sensaciones
sentidas, puedes darte cuenta de que este miedo, el que estás sintiendo ahora, es
diferente del que sentiste ayer. Quizás el miedo de ayer era como una roca fría en
el estómago y el de hoy es como una sensación que tira hacia atrás, retirándose. Si
te quedas con el miedo de hoy, puedes empezar a sentir algo que es como una
criatura tímida que se mete dentro de una cueva. Tienes la sensación de que si te
sientas con eso el tiempo suficiente podrías conocer la verdadera razón de por qué
está tan asustada. Una sensación sentida muchas veces es sutil y cuando le prestas
atención descubres que es compleja. Siempre tiene algo más. Conocemos una lista
de emociones que sentimos una y otra vez, pero cada sensación sentida es
diferente. Sin embargo, tú puedes comenzar sintiendo una emoción, y luego sentir
la sensación sentida de la misma, mientras la estás sintiendo en tu cuerpo.
No hay otros métodos que enseñen a sentir sensaciones. No hay ninguno,
aparte de Focusing, que nos habla de esta dimensión de la experiencia que no es
Tres aspectos clave de Focusing 13
hay más. ¡Oh, es algo acerca de que no le creen! Cuando se da cuenta de eso, algo
acerca de que no le creen, se acuerda de todas las veces que le dijo a su amiga que
era difícil trabajar con ese jefe. “¡Es como si ella no me hubiera creído!” es la
sensación.
Ahora siente alivio en su cuerpo. Éste ha sido un paso. Que haya surgido
tristeza luego del enojo también fue un paso. El proceso de Focusing es una serie
de pasos de cambio, y cada paso trae conciencia de algo nuevo, un nuevo alivio
corporal, un ¡ahá! ¿Termina aquí? Por supuesto que podría haber terminado aquí.
Pero si ella quisiera continuar, enfocaría otra vez la sensación de “algo acerca de
que no le creen”, y le llevaría curiosidad interesada. Podría ser que hay algo
especial para ella en este “no le creen”, algo unido a su historia, y que cuando lo
escucha y comprende le trae un nuevo alivio.
Focusing trae comprensión y alivio, pero eso no es todo. También trae nuevos
comportamientos. En el caso de esta mujer, es fácil imaginar que, de ahora en
adelante, su manera de estar con su amiga será más abierta, más confiada. También
podría ser que otras áreas de su vida estuvieron ligadas a esta sensación de “no le
creen”, que también cambiarán luego de este proceso. Esta nueva manera de
comportarse sucede en forma natural, fácil, sin tener que hacer un esfuerzo o poner
voluntad. Y esto nos lleva a la tercera cualidad especial de Focusing.
La tercera cualidad o aspecto clave que diferencia a Focusing de cualquier
otro método de conciencia interior y crecimiento personal es la filosofía radical
acerca de qué facilita el cambio.
¿Cómo cambiamos? ¿Cómo no cambiamos? Si eres como muchas de las
personas que llegan a Focusing, es probable que te sientas detenido o bloqueado en
una o más áreas de tu vida. Hay algo acerca de ti, o tus circunstancias, o tus
sentimientos y reacciones a las cosas, que te gustaría cambiar. Eso es muy natural.
Pero comparemos dos maneras de aproximarnos a este deseo de cambiar.
Una forma supone que para que algo cambie, tienes que hacerlo cambiar.
Debes hacerle algo, a eso. A esta forma la podemos llamar Hacer / Corregir.
La otra forma, que podemos llamar Ser /Permitir, afirma que el cambio y el
fluir es el curso natural de las cosas, y cuando parece que algo no cambia, lo que
necesita es atención y conciencia, con una actitud de permitir que eso sea como es,
aunque abierto a dar nuevos pasos.
Nuestra vida de todos los días está profundamente impregnada por el supuesto
de que hay que Hacer / Corregir. Cuando le cuentas un problema a un amigo,
¿cuántas veces su respuesta es un consejo para solucionarlo? Muchos de nuestros
métodos terapéuticos modernos suponen lo mismo. Por ejemplo, la terapia
cognitiva se basa en cambiar las conversaciones internas. La hipnoterapia muchas
veces trae nuevas imágenes y creencias para reemplazar las viejas. La filosofía de
Ser / Permitir, encarnada en Focusing, es una filosofía radical. Da un giro a
nuestras expectativas habituales y modos de ver el mundo. Es como si yo te dijera
que la silla, sobre la que estás sentado, quiere convertirse en elefante, y que si le
prestas atención interesada comenzará a transformarse. ¡Qué idea tan disparatada!
Igual de disparatado podría sonar para alguna parte de nosotros profundamente
Tres aspectos clave de Focusing 15
arraigada, que nos digan que un miedo que tenemos se podría transformar en algo
que no es miedo en absoluto, si le prestamos atención interesada.
Cuando la gente que hace Focusing habla de la “sabiduría del cuerpo”, esto es
lo que significa: que la sensación sentida “sabe” en qué se tiene que convertir, de la
misma manera que un bebé sabe que necesita alimentación, calor y cuidado. Tan
seguro como una semilla de rabanito sabe que se convertirá en rabanito. No
tenemos que decir a la sensación sentida en qué se tiene que convertir; no tenemos
que hacer que cambie. Sólo necesitamos ofrecerle las condiciones que le permiten
cambiar, como un buen jardinero se esmera para que la planta reciba luz, tierra y
agua, pero no le dice a una planta de rabanito que se convierta en pepino.
16 La Aceptación Radical de Todo
Cómo conocí Focusing
Apareció en The Focusing Connection, Marzo 2004
Es difícil escribir sobre esa época, porque puedo decir, “estaba confundida” – y lo
estaba, muy confundida – pero suena como si yo lo hubiera sabido, y en realidad
no era así. Al mirar hacia atrás, veo a una mujer rodeada por nubecitas con
mensajes alrededor de su cabeza. Si ella los hubiera leído, le decían lo que le estaba
pasando – pero no lo hizo. Flotan a su alrededor, no los lee y nada cambia, y
cuando miro hacia atrás, los puedo ver. Ella ni siquiera se da cuenta de que están.
El día que cambiaría mi vida para siempre me senté en ese lugar – era la
biblioteca de la University Church, pero no tenía nada que ver ni con la iglesia, ni
con la universidad. Yo tenía 22 años, me había graduado en Lingüística en la
Universidad de Chicago, era razonablemente brillante si se trataba de ideas y
teorías, y deficiente total y absoluta cuando se trataba de sentimientos.
Me senté en la sala sintiendo muchas cosas y no sabía que las estaba
sintiendo. El hombre en el frente parecía casi absurdamente relajado – apacible,
como decíamos entonces. Estaba sentado sobre una mesa. Yo había conocido
profesores universitarios con actitud despreocupada, y algunos de ellos se
apoyaban en las mesas como si se quisieran sentar sobre ellas, pero nunca nadie lo
había hecho, con sus piernas cruzadas, desarmado como si no tuviera huesos,
hablándonos como si fuéramos amigos de su edad sentados en el living de su casa,
en lugar de cincuenta personas amontonadas en el espacio, cincuenta personas de
todas las edades, colores y condiciones sociales, pero en su mayoría estudiantes
como yo, esforzándonos por escuchar, queriendo comprender lo que esta persona
nos estaba diciendo. Me lo habían dicho dos amigos diferentes, que en este lugar
había que estar, esto era Lo Que Pasaba los Domingos por la noche en el barrio de
la universidad de Chicago, y yo estaba allí.
Las nubecitas con mensajes que no leí decían: Estoy nerviosa. Me pregunto si
caeré bien a la gente. Espero poder hacerlo bien. Espero poder hacer esto bien
rápido para que la gente me admire por lo buena que soy. Me siento extraña, no
encajo aquí, no encajo en ningún lugar, siento mi cuerpo demasiado grande, tengo
que saber cómo hay que estar, tengo que saber qué es lo que hace sentir bien a la
gente y hacerlo, para que me dejen estar aquí.
Su nombre era Eugene Gendlin pero todos lo llamaban “Gene”, incluidos sus
propios alumnos, ni “Señor”, ni “Doctor”, o “Profesor”. Nos dijo que
pertenecíamos a ese lugar, que esa era la primera regla: “Si están aquí, pertenecen
aquí”. Eso fue bueno para mí porque era un encuentro organizado por y para
estudiantes de psicología; si hubiera habido reglas sobre quién no pertenecía, es
probable que me hubieran excluido.
Un poco antes, una mujer muy enérgica, rubia, con cola de caballo, nos había
contado algo de la historia de esos domingos por la noche. Era el año 1972;
18 La Aceptación Radical de Todo
Nunca encajaba, y nunca comprendí porqué. Era un dolor constante, durante todos
los años de colegio, desde tercer grado hasta el octavo. No me aceptaban, no les
gustaba, y como yo era sensible e inteligente lo sabía. Recibía cada mensaje que
decía, “Eres extraña, no nos gustas”, y lo recibí bien adentro mío, como veneno,
como cuchillos.
Ese fue el recuerdo que vino a mí, entregada al sostén del piso en lo de
Danny, en ese apartamento en Chicago, y por primera vez pude sentir el anhelo por
pertenecer, por ser aceptada, la soledad, la sensación de conocer en mis huesos que
era rara, extraña, no querida. El dolor cuando me burlaban, me observaban y
ridiculizaban. Por primera vez, pude sentir todo eso, lo pude conocer. Existía. Lo
que no existe, no puede cambiar.
La sensación de ser excluida y el anhelo de pertenecer me trajeron algo, algo
viejo para lo que no había memoria, sólo una cualidad en la sensación, en mi
cuerpo. Me caí dentro de eso, dejé que me guiara. Era como… Era como… La
única manera de describirlo fue ésta: yo estaba en el umbral de la habitación de mis
padres en ese apartamento en donde vivíamos entre mis cuatro y seis años… daba
vueltas en el umbral, queriendo entrar, pero sin sentirme recibida. Dentro de la
habitación mi madre estaba parada, sosteniendo un bebé… mi hermanito. Ellos
estaban allí, el más-deseable Centro del Universo, y yo estaba afuera, en el frío,
muerta por alcanzar un espacio, una nada, anhelando ser llevada a la existencia con
una mirada, una caricia.
Y luego algo pasó. Me acerqué a mi madre, le dije, “Álzame a mí también”-
Y mi madre dijo, “No te puedo alzar, eres demasiado grande”.
Y quizás no fue hasta ese momento, que comprendí que siempre me sentía
demasiado grande en situaciones sociales en dónde no estaba segura de pertenecer.
Quizás hasta ese momento “demasiado grande” había sido una de esas nubecitas
Cómo conocí Focusing 21
con mensajes que no leí: estaba allí, sin que lo supiera. Fue increíble. Fue una
revelación. ¡Había tenido una sesión profunda!
Tiempo después, le comenté a mi madre de la sesión, de ese recuerdo, y le
pregunté si algo como eso podría haber sucedido. Dijo que sí, bien podría haber
pasado. Si sus brazos estaban ocupados por el bebé, y su hija de cuatro años le
pedía que la alzara, en lugar de decir, “Te amo”, u “Oh, mi amor, ojalá pudiera”
ella podría haberle dicho, “Eres demasiado grande”.
“Pensamos que teníamos que usar la lógica contigo,” explicó.
22 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Siento dolor
Escribí este artículo en 1988, durante una época de agitación emocional y dolorosa
confusión. De alguna manera, el artículo en sí mismo es una sesión de Focusing,
por eso lo ubiqué aquí, casi al principio de este volumen, como ilustración del tema
de este libro. Cuando lo publiqué en 2003, suprimí los detalles personales. Pero
decidí incluirlos en este libro porque le da más sentido al proceso y porque si
conoces algo de la historia que hay detrás de la sesión te ayudará a conectarte más
fácilmente.
Este artículo contiene e ilustra el mensaje más importante que quiero
comunicar en este libro: que la libertad, la fuerza y el cambio son posibles cuando
somos capaces de estar con todos los aspectos y partes de nosotros mismos. El
movimiento desde la identificación (fusión) a la Presencia es el tema fundamental
de este artículo (y de este libro) – es importante, crucial, y permite una liberación
que momentos antes se sentía imposible.
Este artículo cuenta la historia de una época en la que me sentía confundida,
enredada, inmovilizada por una especie de obsesión romántica con un hombre que
no era apropiado ni estaba disponible. A través del proceso que muestro aquí, fui
capaz de acercarme a esas partes mías que se sentían confundidas e inmovilizadas,
me interesé en ellas, y sentí, contenido bien profundo en su interior, lo que querían
para mí. Es como tocar la energía de vida presente hasta en nuestras partes más
dolorosas. Que esta energía de vida existe, también en las partes dolorosas, y cómo
la podemos alcanzar, son también partes clave del mensaje de este libro.
Como posdata, cerca de un año después de esta sesión, conocí a Joe McBride,
el actual compañero de vida, con quien la cualidad de mi conexión es tan profunda
como yo deseaba. Creo que fueron sesiones de Focusing como ésta las que me
permitieron estar presente, de manera más completa, en todas mis relaciones,
incluyendo la de Joe.
Siento dolor
Edición y material adicional de Barbara McGavin
Apareció en Junio de 2003 en el boletín ”Mapas del Tesoro del Alma”
trayendo al mundo – esta experiencia de estar en una “guerra” interna es un lugar
de gran potencial, el punto de partida para la transformación).
No se siente de esa manera. Se siente inmovilizada, enredada, desesperanzada.
¿Cómo puedo llegar a algún lado con semejantes partes tirando de mí en
direcciones opuestas? Escuché un susurro dentro mío que me decía que el camino
hacia la felicidad y la libertad es dejar los viejos dolores y seguir adelante. Me
encontré asintiendo con mi cabeza, pero la verdad es que no me siento mejor, bien
adentro. Luego comprendí que esa era la voz del segundo lado, tratando con
empeño que el dolor se vaya. Todavía estoy en la Guerra. Pero al menos me doy
cuenta.
Hay más. Comprender que hay dos partes que tiran en direcciones opuestas es
sólo el comienzo. Pero es un comienzo esencial. Sin esto, el resto del proceso no
puede empezar.
Muchas veces estamos perdidos en esta Guerra, atascados en ella, sin
conciencia. Antes de seguir adelante quiero enfatizar lo siguiente: no hay modo de
avanzar si no nos damos cuenta de que hay una Guerra. No ser conscientes de la
Guerra, es estar de lleno en la Guerra, tironeados por un lado y por el otro, a
merced de ambos – pero sin un camino hacia el cambio.
Estoy con los dos, dándome tiempo. Sé que uno de ellos tendrá que ser el
primero.
Es el que no-quiere-sentir-dolor el que insiste, atrayendo mi conciencia hacia
él. Está bien. Compruebo con el lugar del dolor. “Sí,” ofrece en silencio, “avancen,
estaré aquí cuando sea mi turno”. Yo sé que estará.
El que no-quiere-sentir-dolor
Lo siento alrededor de los hombros y el pecho, algo que tira hacia arriba,
como si dijera, “¡Vamos! ¡Vamos! ¡No tenemos que sentirnos mal! ¡Eso es algo
viejo!”
Lo reconozco. “Sí, realmente te siento ahí”. Y siento su ánimo, su emoción.
Al principio no es fácil, parece que quiere protestar, dice que no tiene una emoción,
sólo está haciendo su trabajo. Pero cuando siento debajo de eso, en su ánimo o
tono, puedo sentir cierta ansiedad alrededor de sus bordes. En esto que tira hacia
arriba hay una urgencia. Está ansioso. Está preocupado por algo.
“Quizás estás preocupado por algo”, llevo allí mi conciencia para comprobar
si es así. Hay una sensación de que eso acuerda. Está preocupado, inquieto. Está
inquieto por mí, en qué me estoy metiendo, qué pasará conmigo.
Lo invito a que me haga saber qué lo preocupa, qué es lo que no quiere que
me suceda. Y puedo sentir que no quiere que quede atrapada sintiéndome mal. Le
hago saber que escucho eso. Puedo sentir en mi cuerpo que no quiere que quede
atrapada sintiéndome mal. Sí, por supuesto.
Hay más, lo puedo decir. Lo que tira hacia arriba está tan insistente como
siempre. Lo invito a que me haga saber qué es lo que no quiere que yo tenga que
pasar, si me quedo sintiéndome mal. Siento… Ah. Es algo sobre… viene un
recuerdo, el verano después del colegio, quería a ese hombre y él no me quería a
mí. Que terrible se sentía. No quiere que tenga que pasar por eso otra vez.
Le hago saber que lo estoy escuchando. Y yo sé que siente que lo escucho,
porque lo que tira para arriba se detuvo. Ahora hay descanso ahí. Ha habido un
cambio. Está listo para que yo escuche el otro lado.
“¿Qué se supone que tengo que hacer con este querer?” lo escucho decir.
“Ah”, le digo a eso. “Sientes que es tan grande ese querer. Y estás sintiendo
que necesitas hacer algo con eso”.
Sí, hay un querer ahí. Y ese es un cambio. Lo que estaba inquieto, nervioso y
desafiante ahora está lleno de una cualidad bien diferente: este querer. Comprende:
no se siente mejor. Pero de alguna manera se siente más profundo, más verdadero.
Y me doy cuenta de que de alguna manera sí se siente mejor. Está claro que lo que
quiero no es a él, a esa persona, sino a la cualidad de conexión que tuve con él,
durante ese corto tiempo. Sí. Y no conoce ninguna otra manera de tenerla que la
esperanza de una reconciliación, por eso se siente “obsesionada” por él. Pero si
conociera una manera de tener lo mismo de otro modo, querría el otro modo. Lo
que quiere es la cualidad de la conexión.
Y puedo sentir que ahora esto se siente diferente, en todo mi cuerpo. Muy
diferente – todo eso ha cambiado.
Ahora, no siento dolor.
28 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
La Aceptación Radical de Todo
proceso que tiene seis pasos…” Y yo no podía evitar sentir, cada vez que
escuchaba esa definición, que algo se perdía y quien preguntaba se quedaba con
una información equivocada. Definir un proceso por el modo en que se enseña es
perder la esencia del proceso, que es algo que está más allá de cualquier método en
particular. Gendlin mismo, que desarrolló el método de enseñanza de los “Seis
Pasos” muchas veces decía, “Los pasos no son Focusing, son sólo una soga que
atraviesa el territorio. Cuando conoces el territorio, no necesitas la soga”. Pero
demasiadas personas, para mi gusto, han hecho de sus pasos palabra santa.
La historia de cómo cambié mis métodos de enseñanza más allá de cómo me
lo habían enseñado tiene muchas facetas. “La Aceptación Radical de Todo” cuenta
una parte de ella. Encontrarás otras partes en “Bondad Radical” y “Relación +
Distancia + Conexión”, y en especial en el artículo “Origen y Desarrollo de la
Relación Interior de Focusing”. Es una historia que trata de mi propio crecimiento
como persona, mi viaje hacia confiar en mi propia verdad y las respuestas de mis
propias sensaciones, y mi buena disposición a cambiar de camino para vivir la
verdad que estaba observando. Esto es algo que todos necesitamos hacer. Lo espero
de mis propios alumnos. Cuando me encontré con Gene Gendlin en 1998, luego de
siete años de haber desarrollado mi propia manera de enseñar, me sonrió, me dio
un gran abrazo, y dijo, “¡Sigue adelante!”
La Aceptación Radical de Todo
Apareció en The Focusing Connection, Noviembre de 1994
pregunto qué hubiera pasado si hubiera tenido el tiempo para focalizar en cada
uno!
Sin embargo, en mi trabajo conmigo misma y con clientes he descubierto que
tratar un síntoma físico como sensación sentida no siempre lleva a un alivio del
síntoma, y eso no importa. Tengo una cliente que tiene sequedad crónica en sus
ojos. Muchas veces comienza sus sesiones con la conciencia en sus ojos, y recibe
su significado. Es un área de mucha riqueza para ella, aunque el síntoma todavía no
ha cambiado. Estoy convencida de que hasta una pierna quebrada tendría una
“cualidad” o ”aspecto” de la sensación sentida si se atendiera de esta manera y
daría su significado, aunque no esperaríamos que la pierna se suelde en forma
instantánea.
Parece que tenemos arraigada la creencia de que las experiencias son o físicas
o emocionales, pero no las dos al mismo tiempo. Creo que esta creencia tiene su
origen en el trágico legado de la separación cuerpo / mente. Si miramos con nuevos
ojos ¿por qué no puede algo ser físico y emocional? ¿Por qué no puede, a través de
Focusing, tener un significado emocional, aunque haya sido bien diagnosticado
como físico?
El crítico.
¿Y qué pasaría si extendemos nuestra aceptación radical de todo al Sr.
Crítico? ¿Qué pasaría si vemos la crítica interna no como una interrupción, sino
como una parte natural del proceso?
Llevé esta nueva posibilidad en mi mente a los talleres que siguieron,
inspirada por el artículo de Barbara McGavin en el boletín The Focusing
Connection de septiembre de 1994. (“La víctima, el crítico y la Relación Interior:
Focusing con la parte que quiere morir” que aparece en este volumen). Al principio
enseñaba un acercamiento al crítico en tres partes. Primero, pedirle con amabilidad
que dé un paso al costado, segundo, si eso no funciona, preguntarle cuál es su
intensión positiva, y tercero, si tampoco funciona, pedirle al crítico que se ubique
frente al focalizador y que éste le pregunte, “¿Qué te lastima, o te preocupa o te
asusta para que me hables de esa manera? Era un conjunto de técnicas muy
elaboradas que a veces llevaba mucho tiempo.
Cuando empecé a hacer sesiones en el Focusing Center en la Haya, me di
cuenta de que cuando aparecía el crítico interno lo trataba de manera más simple,
más orgánica. Cuando el focalizador expresaba, “Ahora está llegando mi crítico”,
yo le decía, “Ah, sí. Y quizás podrías notar si hay algún sentimiento o emoción
ahí”.
¡Es difícil describir lo exitoso que fue! Podrías pensar que las personas
hablaron del enojo o del desprecio del crítico, o de la sensación de “pisoteada” de
La Aceptación Radical de Todo 37
En 1994 escribí un artículo titulado “La Aceptación Radical de Todo”. Elegí ese
título porque me di cuenta de que el camino en el que mi trabajo de Focusing se
estaba desarrollando iba en dirección a aceptar e incluir más experiencias como
legítimas para ofrecerles el tipo de atención característico de Focusing. Inclusión,
en lugar de exclusión, era el lema.
En los años que siguieron, mientras Barbara McGavin y yo desarrollábamos el
trabajo llamado Mapas del Tesoro del Alma, la frase “Aceptación Radical de
Todo” ha llegado a significar mucho más que incluir síntomas físicos, sensaciones
fuera de la zona del tronco, pensamientos que distraen, etc. Ha llegado a referirse a
toda una filosofía de inclusión de aspectos del yo que de otro modo podrían ser
ignorados, excluidos, o exiliados.
La semana pasada guié a un hombre en su primera sesión de Focusing. Como
pasa muchas veces, él pudo experienciar en su cuerpo una sensación sentida (algo
triste), pero cuando lo invité a quedarse un momento con eso expresó, “Me resulta
difícil hacerlo. Siento impaciencia hacia eso”.
Si no hubiera estado usando la filosofía de la Aceptación Radical de Todo,
podría haber intentado persuadirlo para que sea más paciente con el lugar triste.
“Fíjate si está bien para ti ser más paciente con ese lugar triste”. En otras palabras:
“No seas impaciente”. Luego su impaciencia, o como diríamos, algo en él que era
impaciente, sería separado, marginado, juzgado. Eso no es lo que queremos.
(Agregaré algo más de porqué no queremos eso, un poco más adelante).
En cambio, lo invité a reconocer “algo en ti que está sintiendo impaciencia
con ese lugar triste” y a estar con eso con interés y curiosidad. Enseguida la parte
de él que estaba impaciente comenzó a tranquilizarse, y dio paso a que una sincera
atención estuviera con la parte triste, que tenía mucho que contar y quería que él la
escuchara.
Cuando la sesión terminó, expresó, “Uhh, eso fue realmente una aceptación
radical”. Sonreí. Realmente lo fue. ¿Y por qué fue eso tan importante? Para
examinar las razones, veamos primero la esencia del proceso.
Focusing hace posible un proceso que Eugene Gendlin llama llevar adelante.
Cuando ese “llevar adelante” sucede, algo que falta se completa, algo que se
necesita se logra, algo bloqueado se libera, y el proceso que quería ocurrir, ocurre.
Experienciamos ese movimiento hacia delante todo el tiempo, en nuestra vida de
todos los días, cuando caminamos, cuando respiramos, cuando comemos. Focusing
es el movimiento hacia delante en el nivel del significado. Cuando una sensación se
siente de manera completa (“sentir sensaciones”), también puede haber una
La Aceptación Radical de Todo 39
sensación del próximo paso adecuado. Por ejemplo, un poeta tiene una sensación
sentida del poema completo, no sólo de lo que ya está escrito sino también del más-
que-las-palabras que aún no están escritas. Desde esta sensación llega el
conocimiento de la siguiente línea del poema. Focusing se puede usar de esta
manera con todas las artes creativas, con pensamientos, para construir teorías, para
reducir el estrés y tomar decisiones. La Relación Interior de Focusing (y la
Aceptación Radical de Todo) se suma a Focusing en especial en sanación
emocional.
En el mundo de Focusing y sanación emocional, ocurre algo realmente
notable. El llevar adelante ocurre cuando escuchamos algo en nosotros de manera
completa. Casi siempre, lo único que necesita nuestro lugar interno es que todo lo
que se está sintiendo sea escuchado, desde la Presencia. Esto puede significar
escuchar lo que no quiere, o lo que sí quiere, o lo que pasó en algún momento hace
mucho tiempo. No significa solucionar, mejorar o hacer.
Podemos pensar que tenemos que hacer algo, corregir lo que está equivocado,
solucionar el problema. Pero no es así – de hecho, hacer en realidad retrasa el
llevar adelante que tiene que ocurrir, porque este hacer no viene de la Presencia,
viene de otra parte de nosotros. (Es una parte de nosotros, no la Presencia, que
tiene la noción de que algo debe hacerse, muchas veces impulsado por una
sensación de urgencia. Necesita ser reconocida, no que actuemos desde ella. Por
supuesto, este es otro ejemplo de la Aceptación Radical de Todo).
¡Es importante aclarar que no estamos en contra de la acción! Hay una acción
que viene del Yo en Presencia, y que fluye, es efectiva, transformadora. El
problema surge cuando una parte intenta actuar para modificar a otra parte, desde
el miedo a los sentimientos que sentiría si no lo hiciera. Ese tipo de acción lleva a
la polarización y a la resistencia. Lo que llamamos “bloqueo” interno es, casi
siempre, una interacción entre dos partes, una que trata de que la otra se mueva o
cambie, y la segunda, que se resiste.
Si nos identificamos con alguna de estas partes, estamos inmovilizados en la
polarización, detenidos en el conflicto interno. El otro lado es empujado hacia
afuera, hacia el exilio. Y ninguno de los dos logra la atención que necesita, de la
manera que necesita, que hace posible este llevar adelante.
Entonces estás sentado ahí, siguiendo tu proceso de Focusing. Sabes que puedes
favorecer el proceso de manera significativa si eres paciente, aceptador, y recibes
lo que estás sintiendo, y así eso puede contar su historia, evolucionar, moverse
hacia delante. Notas que no te sientes paciente sino impaciente, como si estuvieras
queriendo empujar algo para que se resuelva. ¿Qué haces?
¿Por qué no cambiar la impaciencia por paciencia? ¿Por qué no cambiar
crítica y juicio por aceptación? ¿Qué hay de malo en tratar de ser fuerte en lugar de
débil, amoroso en lugar de cruel, confiado en lugar de asustado? Todo eso suena
como una orientación positiva hacia dónde ir - pero el cómo hace toda la
diferencia. Los resultados no son lo que importa. Imagina que quieres resolver el
problema de las personas sin hogar metiendo a todos ellos dentro de ómnibus y
mandándolos a otra ciudad, poniéndolos a todos en la cárcel, ¡o hasta
40 La Aceptación Radical de Todo
disparándoles! No, las calles limpias no justifican costos humanos. Lo mismo pasa
en el mundo interno. Cuando aspectos de nuestro yo son exiliados, éstos no se van
mansamente. Se resienten, se vuelven saboteadores, supuran, bloquean,
permanecen sin cambio. Y con toda razón, porque no tienen que ser tratados de esa
manera; también tienen una contribución para hacer.
Gendlin escribe: “Pensamos que podemos convertirnos en buenos si no
permitimos los sentimientos de nuestras partes negativas. Pero eso es lo que los
mantiene estáticos, lo mismo año tras año” (del libro “Deja que tu cuerpo
interprete tus sueños”). Lo que no se siente no puede evolucionar y cambiar.
Para muchos de nosotros, encontrarnos con la desaprobación de otras
personas mientras crecíamos nos trajo como consecuencia nuestro intento de
eliminar aspectos de nosotros mismos. Los padres de Amy se asustaban cuando
sentían que ella los necesitaba. No respondían a sus expresiones de necesidad, y
para Amy eso significó desaprobación y abandono. Como resultado, ella intentó no
ser “necesitada”. Trató de eliminar y de liberarse de cualquier necesidad que
tuviera de sus padres. Pero (por fortuna) no podemos deshacernos de nuestras
propias partes. Todo lo que podemos hacer es exiliarlas, mandarlas bajo tierra,
lejos de la conciencia. El resultado es que no estamos completos – y esos aspectos
exiliados no pueden tener el llevar adelante que necesitan.
Ese es el problema, exactamente. Aspectos exiliados no pueden llevar
adelante. Cuando sacamos afuera algo que sentimos, aunque sea con la mejor de
las intenciones (“Quiero ser más paciente conmigo misma”), establecemos una
situación en la que algo no puede cambiar, porque está fuera de la conciencia.
Pero, ¿no estamos moviendo la pauta a un nivel más alto? ¿En lugar de “Sé
paciente”, etc. no estamos diciendo “Sé aceptador”? ¡Sé Radicalmente Aceptador!
¡Todo el tiempo!
Comprendo que se puede entender de esta manera, pero no, no es lo mismo.
Porque Aceptación Radical no es un sentimiento que tú debes hacerte sentir. Es un
marco, y una acción. El marco dice que todo lo que no es Presencia es algo que
necesita Presencia. La acción es atender todo lo que no es Presencia, y reconocerlo.
Esto se puede hacer sin importar en qué animo estás… entonces no es una receta de
la manera adecuada de sentir. Es como darse vuelta hacia alguien que te está
tirando de la manga. “Ah, estoy sintiendo algo en mí que es impaciente. Le estoy
diciendo hola a eso…”
En cuanto más lo hacemos, más tenemos la experiencia de no tener que tratar
de ser cálido, compasivo, amable, fuerte, conectado, creativo… porque ya lo
somos. El Yo en Presencia tiene esas cualidades, y muchas más, sin tratar de, sin
hacer esfuerzos. Cuando atendemos lo que no es Presencia, lo que tú experiencias,
lo que tú eres, es Presencia.
Introducción a
Facilitar Presencia
Este “Llevar la atención hacia lo que había” no sólo era claro y delicado, me
pareció que era el corazón del proceso. Si puedo dirigir la atención hacia algo que
hay en mí, con esta cualidad en la que un “hola” es el comienzo, incluyendo llevar
mi atención hacia algo más que se interpone a esa atención, entonces tengo todo.
Eso es. Estar con, quedarse ahí con lo que hay, con interés, curiosidad,
permitiendo… eso es todo.
Me interesé más y más en este proceso de llevar la atención hacia lo que se
pone en el paso. Y lo que noté fue que sin importar cómo las personas describían lo
que venía primero, generalmente decían “Me siento” o “Estoy” acerca de lo
segundo, lo que se ponía en el paso al prestar atención a lo primero.
“No me gusta”.
“Me asusta”.
“Quiero que cambie”.
Y no me parecía adecuado reflejar, “Eso está apretado, y tú quieres que
cambie”, porque el “apretado” y el “quiero que cambie” necesitan estar uno al lado
del otro, en igualdad de condiciones. Si “yo” quiero que eso cambie, entonces
¿quién está allí para atender al “querer que cambie”? ¿Y quién está allí para
escuchar sin preferencias a lo “apretado”? Quería reservar la palabra “yo” para el
que puede prestar atención a lo que hay. Por eso empecé a decir, “Eso está
apretado, y eres consciente de un querer-que-eso-cambie”. O: “Eso está apretado, y
eres consciente de algo en ti que quiere que eso cambie”.
Cuando alguien dice “Quiero que eso cambie” en lugar de “Algo en mí quiere
que eso cambie”, hay identificación. He llegado a creer que la identificación con
partes (y la disociación que acompaña, de las otras partes) es causa de profundo
sufrimiento. Lo que quiero significar con “partes” en esa frase, es “experiencia
parcial”, “experiencia no completa”. Algo no compasivo – que no ama, no permite,
no escucha, etc. – es una parte. Podemos y debemos recibirla, y escucharla.
Identificarse con él significa que es menos probable que lo escuchemos, y más
probable que lo actuemos.
La genialidad de Focusing ha sido siempre este “Tercer modo”, ni
identificarse ni disociarse. Nuestra cultura occidental industrial conoce sólo dos
modos de estar con la experiencia: sumergidos por completo, “soy yo”, o
negándola “no soy yo”. Viajo alrededor del mundo con una lámina andrajosa a la
que le puse el nombre de “Los tres personajes”. El personaje de la izquierda tiene
una nube roja alrededor de todo su cuerpo, y dice, “¡Estoy enojado!” El personaje
de la derecha tiene una nube roja, no en su cuerpo, sino detrás de su espalda, y
dice, “¡No estoy enojado!” (Lo demuestro rechinando mis dientes, golpeando el
suelo con mi pie, y diciendo como en un gruñido “¡No estoy enojada!”). El
personaje del medio tiene una nube roja en la zona de su estómago, y dice “algo”, y
conectado con una flecha que indica relación, está la palabra “Yo”. Dice, “Estoy
sintiendo algo en mí que está enojado”. Sólo en el caso del personaje del medio “el
enojo” se podrá escuchar, acompañar, y podrá dar pasos. Porque hay alguien ahí, el
“Yo”, que le hace compañía.
Es una realidad que el problema del “Yo” es complejo. John Welwood es un
valioso defensor de Focusing en el mundo de la psicoterapia. También es conocido
Facilitar Presencia 43
F: “Estoy asustada”.
A: “Eres consciente de que ahora estás asustada”.
¿Puedes sentir la diferencia entre estas respuestas y las respuestas “desnudas”,
ejemplo, “Está apretado”, “Estás asustada”, “Es una cosa difícil de acompañar”?
44 La Aceptación Radical de Todo
Para mí, en especial cuando soy la que está haciendo Focusing y mi acompañante
lo hace de este modo, se me abre un espacio grande, como una gran inspiración de
aire. Como, “¡Oh, sí, estoy aquí!”
También me di cuenta de que cuando respondía de esta manera, y cuando
enseñaba a responder así, en general los Focalizadores no sentían abrumación. De
esta manera, Focusing se les hacía más accesible. También les traía una sensación
interior de espacio, una sensación de identificarse o ser un Yo más grande que el
usual. A veces lo he llamado el Self Grande, o el “Yo” Grande, hasta que Barbara
McGavin, con mucha lucidez, encontró la palabra “Presencia”. (En realidad lo
tomó prestado de John Welwood, pero como hemos visto, para él no significa lo
mismo).
Otra cosa que observé, que hacían mis acompañantes favoritos, fue un uso
muy interesante de la palabra “algo” para señalar el experienciar que se podría
sentir más adentro, como en “Estás sintiendo algo que está apretado”. Otras veces
decían “este lugar”, como en “Puedes notar este lugar en donde sientes…”
He notado que a veces la gente describía su experiencia como “eso” o “algo”
o “este lugar”, y otras veces lo describían como “yo”, como en “yo me siento
asustado”. Me di cuenta de que se sentía mejor cuando el acompañante lo hacía
corresponder, diciendo “eso” cuando la persona decía “eso”, y “tú” cuando la
persona decía “yo”. Lo que sigue, por ejemplo, me parecía terrible:
F: “Este lugar está asustado”.
A: “Tú estás asustado”.
Me pregunté, ¿qué tiene esta respuesta que atenta contra mi sentido de lo que
está bien? Porque el Focalizador había comenzado a diferenciar, a sentir con algo
dentro, y el “algo” se sintió “asustado”. Cuando el acompañante reflejó, “Tú estás
asustado”, toda la sutileza se perdió. Volvimos al solitario universo del “yo” a
solas, “Yo estoy asustado” sin nadie para estar con lo asustado.
Entonces empecé a probar moviéndome hacia la otra dirección. Si ir desde
“eso” o “este lugar” hacia “tú” se sintió tan terrible, ¿cómo se sentiría ir en la otra
dirección, desde “yo” hacia “eso” o “ese lugar”?
F: “Yo estoy asustado”.
A: “Algo en ti se siente asustado”.
Esto gustó a casi todos, y resultó más fácil dar el próximo paso, sentir dentro
de este “algo”. Muy pocos dirían, “No, yo estoy asustado”, que en ese caso les
respondía “Ah, tú estás asustado”, y volvíamos a la senda – a su senda.
por sentado las fascinantes transformaciones de las que soy testigo, el alivio y la
libertad que la gente empieza a sentir cuando les muestro esta manera simple y
delicada de dar apoyo y de Escuchar sus propios lugares difíciles.
Hay una brecha grande entre contar cómo es un proceso, y hacerlo. Por eso
resolví que para mostrar la Presencia en acción, podía contar historias de algunas
sesiones recientes con personas que vinieron a mí sintiéndose abrumadas o fuera de
contacto de su fuente emocional, y que haberles ayudado a encontrar Presencia les
resultó facilitador.
Estas sesiones fueron realizadas por teléfono, y por lo tanto podía tomar notas.
Pero como también recurrí a mi memoria algunas partes podrían no ser exactas.
También acorté las sesiones y cambié algunos detalles para proteger la privacidad
de los individuos. Como ejemplo de cómo trabajo estas historias son adecuadas, y
el lenguaje y el estilo son un reflejo puntual de lo que pasó.
Facilitar Presencia
Escrito recientemente para este libro
Carrie (no es su nombre real) me mandó un mail que reflejaba mucha angustia.
Había estado sintiendo niveles de miedo abrumador que iban en aumento.
“El síntoma significativo durante las dos últimas semanas ha sido despertarme
con miedo, terror y sensación de no tener esperanza. Es algo muy fuerte, que
necesita cuidado, y siento que al resistirlo lo estoy empeorando”. Acordamos en
tener la primera sesión de Focusing por teléfono esa misma noche. Cuando
hablamos del proceso, le expliqué que la Relación Interior de Focusing le puede
ofrecer alivio porque la ayuda a desarrollar una creciente capacidad para estar en
Presencia.
Facilitar Presencia 47
“Presencia”, le dije, “es, simplemente, la habilidad de estar con algo que estás
sintiendo”. Carrie dijo que eso sonaba bueno para ella.
Aun antes de comenzar la sesión estaba cerca de las lágrimas, su respiración y
los latidos de su corazón eran rápidos, especialmente cuando me contó que desde
que fue a un taller (de un método muy conocido para liberarse de recuerdos que
provocan mucha tensión) se había estado sintiendo mucho peor. “Traté de
manipular las imágenes de mi abuelo abusando de mí cuando tenía cuatro años,
pero se hicieron más fuertes”.
“Puedo escuchar las lágrimas en tu voz”, le dije, “Eso suena muy doloroso
para ti”.
“Es como si hubiera una piedra sobre mi pecho. Apenas puedo respirar”.
“Puedo escuchar que ya estás experienciando sensaciones en tu cuerpo. Pero
permíteme llevarte a través de un proceso de centramiento para empezar la sesión,
si te parece bien, porque pienso que te va a resultar más fácil encontrar Presencia
para lo que estás pasando”. Carrie consintió.
La guié para que lleve su conciencia corporal a través de su cuerpo, primero la
zona externa, brazos y manos, piernas y pies… y luego que sienta el contacto de su
cuerpo con el asiento, haciendo énfasis en sentirse sostenida y descansando sobre
ese sostén. Había aprendido de Barbara McGavin, y luego por propia experiencia,
qué importante es, para estar en Presencia, esa experiencia interna de sostén de la
parte baja del cuerpo.
Muy despacio y con voz tierna invité a Carrie a ir con su conciencia a la parte
interna de su cuerpo, dentro de la zona que incluye su garganta, pecho, estómago y
abdomen… y cualquier otro lugar que llamara su atención. Le sugerí que se haga
una invitación ahí dentro, cuidadosa, como si dijera, “¿Qué es lo que quiere
conciencia ahora? Y luego, cuando tuviera conciencia de algo, me lo hiciera saber.
“Una tensión en mi cabeza… Y algo en mi espalda”.
Esperé un momento para ver si decía algo más, y luego dije, “Entonces
podrías reconocer cada uno de esos lugares, como si a cada uno le estuvieras
diciendo, “Sí, sé que estás allí”.
Hubo un atento silencio. Luego de un momento agregué, “Y ahora podrías
darte cuenta a cuál de ellos quieres llevar tu atención primero”.
“A mi espalda”, dijo Carrie.
“Entonces te podrías tomar un momento para describir en dónde y cómo es
eso que estás sintiendo en tu espalda”.
“Lo siento abajo en mi espalda, hacia la izquierda… se siente pesado…
aturdido, y… negro”.
Le había explicado que iba a reflejar algunas de sus palabras, y cuando lo
hiciera, esperaba que ella comprobara si esas palabras coincidían con su
experiencia interna, para sentir si estaban bien, o si otras palabras podrían ir mejor.
Cuando le reflejé lentamente, “Estás sintiendo… algo en tu espalda, abajo hacia la
izquierda, que se siente pesado… aturdido… negro”, ella respondió, “Eso es así”.
Luego la invité a reconocer ese lugar, “Como diciendo: sí, sé que estás ahí”.
Ella sollozó, “¡Cuando hago eso, me viene esta sensación abrumadora en mi
pecho!”.
48 La Aceptación Radical de Todo
“Entonces podrías llevar tu conciencia hacia algo fuerte que estás sintiendo en
tu pecho, y reconócelo también… Tal vez sintiendo cómo lo describirías…”
“Estoy sintiendo mucho, mucho miedo”, dijo.
De inmediato Carrie pasó de describir su experiencia, a identificarse con ella.
La clave para darme cuenta fue que ella dijo “estoy sintiendo” en lugar de “se está
sintiendo”. A veces, cuando la gente hace esto, comienzo reflejando con exactitud
lo que dijeron. Pero en este caso sentí que Carrie estaba lista para estar de un modo
diferente con su experiencia sentida.
“Estás sintiendo algo en ti”, dije, “que tiene mucho, mucho miedo”.
“Sí”, dijo, recogiendo despacio el lenguaje de Presencia que yo estaba usando,
“y también está triste… y solo…”
“Quizás le puedes hacer saber que escuchas el miedo que tiene… lo triste que
está… lo solo que está”.
“¡Oh!” dijo Carrie. “¡Estoy haciendo eso… y me dice que es así y que tiene
mucho más para contarme! La voz de Carrie sonaba radiante y excitada por
primera vez.
Observa qué momento especial es éste. Una experiencia interna que comenzó
como algo que se describía físicamente (“sensación abrumadora”) ha cobrado vida
con su propio punto de vista, su propio significado. “Dice que tiene mucho más
para contarme”. Al estar en relación con su experiencia interna, Carrie facilitó un
cambio interno. Imagina cuánto más difícil hubiera sido si partía desde la instancia
de “Estoy sintiendo mucho, mucho miedo”.
¿Qué hice para ayudar a que suceda este movimiento? Usé lenguaje de
Presencia al reflejar lo que ella decía. Aquí está la frase nuevamente:
Carrie: “Estoy sintiendo mucho, mucho miedo”.
Ann: “Estás sintiendo algo en ti que tiene mucho, mucho miedo”.
Compáralo con reflejar sólo lo que había dicho: “Estás sintiendo mucho,
mucho miedo”. ¿No es probable que un reflejo directo, sin lenguaje de Presencia,
pondría a Carrie frente a su propia abrumación? Entonces yo tendría que intervenir
de otros modos que la podrían haber alejado de su propio proceso. Repetir sólo la
palabra “miedo” tiene el mismo problema. El lenguaje de Presencia, aunque se
necesitan más palabras, da sostén al Focalizador para que encuentre un lugar sólido
desde donde relacionarse con lo que está sintiendo, y una manera de estar con en
lugar de estar en su experiencia interna.
Se facilita la Presencia no una vez, sino a lo largo de toda la sesión. Un poco más
adelante, cuando este “algo” en ella le dijo que tenía mucho más para contar, Carrie
reaccionó desde otra parte de ella:
“Me asusta que diga que tiene más para contarme, no sé qué puede ser”.
Ahora llegamos a un punto muy importante en nuestra comprensión de
Presencia. Otra vez, Carrie está diciendo que tiene miedo. Un momento antes,
cuando dijo que tenía miedo, estaba identificada con la parte de ella ubicada en su
pecho. Al reconocerla, en lugar de identificarse, se relacionó con eso de un modo
diferente, más sanador. Ahora, está diciendo que tiene miedo de eso. Pero, ¿por qué
Facilitar Presencia 49
tenemos que creer que este “tengo miedo” es diferente al anterior? Es muy
probable que se ha identificado de nuevo – y esta vez con una parte de ella que
tiene un sentimiento acerca del sentimiento que siente en su pecho.
Esto es lo que le dije: “Ahora parece que está viniendo otra parte de ti, algo en
ti que se asusta al escuchar que el otro tiene más para contar”.
“Sí”, dijo Carrie. “Es verdad”. Y escuché un profundo suspiro de alivio.
Ann: “Quizás puedas reconocer este algo en ti que está asustado porque
escucha que el primero tiene más para contar”.
Carrie: “Sí, está bien. Ahora puedo escuchar”.
En este caso reconocer fue todo lo que se necesitó.
Ann: “Y podrías notar cómo se está sintiendo ahora todo eso en tu cuerpo”.
Carrie: “Puedo sentir otra vez ese lugar en mi espalda… Se está sintiendo
tenso y con un poco de náuseas”.
Ann: “Estás sintiendo ese lugar en tu espalda… se está sintiendo tenso… y
con un poco de náuseas…” (Cuando le reflejaba sus palabras, el tono de mi voz era
más bajo, comparado a una conversación común, y alargaba más las palabras. Es
como si estuviera diciendo, con el tono de mi voz, Por favor comprueba si esto es
así).
Lo que dijo Carrie después fue, “Debería haberme defendido”. Yo supuse que
estaba hablando del abuso de su abuelo. A través de sus palabras podemos suponer
que Carrie está identificada otra vez, pero podría no estarlo; podría estar en
Presencia y citando lo que esa parte de ella le está diciendo. De todos modos no
importa, porque mi respuesta será la misma tanto si está identificada como citando
sus palabras. La filosofía de la Presencia me dice que estas palabras vienen de algo
en ella, esté ella consciente de eso o no.
Ann: “Algo en ti dice, “debería haberlo peleado”.
Carrie: “Me odio a mí misma por no haberlo peleado”.
Ahora Carrie sí suena identificada, y le voy a ofrecer ayuda para que vuelva a
estar en Presencia con las partes con las que se ha identificado.
Ella está ahora en una situación compleja, como lo estaba antes, cuando dijo
Me asusta que diga que tiene más para contarme. Ambas situaciones ejemplifican
la experiencia interna que Barbara McGavin y yo llamamos “El sentimiento del
sentimiento”. Es cuando una parte de nosotros tiene un sentimiento (en general de
miedo, impaciencia o rechazo) relacionado con otra parte de nosotros.
Ann: Fíjate si estaría bien decirlo de esta manera, si se sentiría verdadero si
dijeras, “Estoy sintiendo algo en mí que me odia… que odia algo más en mí, por no
haberlo peleado”.
Carrie repitió las palabras de la manera en que le sugerí, y luego dijo, “Sí, es
verdad. Algo en mí odia a algo en mí… puedo sentir el odio en mi espalda”.
Ann: “Estás sintiendo que se siente como odio, ahí en tu espalda”.
Carrie: No es odiar exactamente… es más como pelear. Quiere pelear”.
Observa esta “transformación en el contenido”, familiar en Focusing –
mientras siente de modo directo lo que antes había llamado “odiar”, pasa a ser – o
quizás fue así todo el tiempo – “pelear”.
50 La Aceptación Radical de Todo
Ann: “Podrías ver si está bien estar con ese algo en ti, en tu espalda, que se
siente como pelear, y escuchar qué más está sintiendo”.
Carrie: “Está furioso. Quiere dar puñetazos y pegar”.
Ann: “Estás sintiendo que está furioso. Te está haciendo saber que quiere dar
puñetazos y pegar. Podrías hacerle saber que lo escuchas…”.
Observa cómo continúo enmarcando mis reflejos en el lenguaje de Presencia.
No es “Está furioso” sino “Estás sintiendo que se siente furioso”. No es “Quiere
dar puñetazos y pegar” sino “Te está haciendo saber que quiere dar puñetazos y
pegar”. Este modo sostiene a Carrie para estar con lo que está contactando. Luego
le hago una sugerencia para ayudarla a sostener la Presencia y la Relación Interior:
“Podrías hacerle saber que lo escuchas… ”. Es evidente, por lo que dice luego, que
Carrie sigue mi sugerencia.
Carrie: “Me está diciendo, ¿por qué nunca antes me escuchaste?”
Ann: “Suena como si hubiera querido que lo escuches antes… Podrías hacerle
saber que lo escuchaste, que hubiera querido que lo escuches, hace mucho tiempo”.
Carrie: “Sí, es así. Me está diciendo que quiere que yo conozca más cosas,
que podrían ayudarme. Hace tiempo que quería decírmelo. ¡Esto es asombroso!”
Y la sesión continuó.
Al final del proceso, Carrie se sentía profundamente relajada. Había escuchado sus
lugares emocionales al sentirlos en su cuerpo, en lugar de sacarlos del medio o de
identificarse con ellos. En lugar de permanecer atrapada en sus sentimientos y
sentir su intensidad, fue capaz de ser una testigo compasiva de sus propias
experiencias sentidas. Sus sentimientos comenzaron a aliviarse porque pudo estar
en Presencia, y comenzó a construir una relación interior confiable con sus lugares
internos que, al final, no sólo querían comunicarle su dolor, sino que además tenían
información valiosa, para sanarlo.
Al día siguiente recibí este mail: “Quiero agradecerte otra vez por la sesión de
anoche. Cuando trabajé contigo finalmente sentí que el cambio era posible, que me
puedo mover a través de cosas terriblemente dolorosas y luego encontrarme a mí
misma otra vez. Tuve esperanza. Hoy me siento horrible, me desperté con náuseas,
enferma de miedo y espanto, pero me pregunto si, al continuar trabajando, podría
aprender a escuchar eso sintiéndome segura, y sanarlo. Parte de mí se siente peor,
pero otra parte de mí se siente mejor. Estoy sorprendida porque he hecho diferentes
tipos de terapia durante mucho tiempo, y nunca me sentí tan conectada como
anoche”.
Una sesión no resolvió sus problemas, pero no podíamos esperar que así
fuera. Lo que sucedió fue que ella “finalmente sintió que el cambio era posible”. La
Presencia no es el fin del proceso, es el principio. Ser capaz de relacionarse con los
lugares emocionales en lugar de estar identificada con ellos es la condición previa
para el trabajo de sanación emocional – que necesita realizarse.
Mi rol había sido escucharla, e incluso más, ayudar a que se escuche a sí
misma. La esencia del estado de Presencia es que en Presencia, somos los que
escuchamos. En Presencia, podemos escuchar con interés y aceptación todo lo que
emerge. No tomamos partido, no hacemos que ocurra algo en particular, sólo
Facilitar Presencia 51
escuchamos. El resultado es que cada parte de nosotros siente que fue escuchada, y
el proceso que tenía que ocurrir, ocurre.
En su primera sesión Kris (no es su nombre real) expresó que le resultaba muy
difícil hacer frente a su vida. Sentía que, aunque estaba en terapia con un terapeuta
excelente, su depresión se había empeorado: “Siento que me estoy desmoronando”.
Le había dicho a su terapeuta que necesitaba sentirse sostenida entre sesiones, y él
me la había derivado para que aprendiera Focusing. Mi trabajo sería guiar a Kris
hacia la Relación Interior y mostrarle una manera de acompañar sus sentimientos.
En síntesis, le enseñaría cómo hacerlo consigo misma. (Sus sesiones con su
terapeuta continuaron al mismo tiempo).
Lo que sigue es una transcripción abreviada de su primera sesión conmigo,
realizada por teléfono. Verás que las invitaciones a estar en Presencia (en itálicas)
las ofrecí no una vez, sino muchas veces. Hay una actitud de invitación constante,
que no es forzar ni ser invasivo sino que su intención es apoyar el movimiento
hacia la conciencia, que puede no ser lo que la persona está acostumbrada a hacer.
(Puntos suspensivos… indican pausas).
Cuando invité a Kris a llevar conciencia dentro de su cuerpo (ver sesión de
Carrie más arriba), dijo que era difícil sentir su cuerpo. Me pregunté en voz alta
cuál era su experiencia en eso, y dijo, “Apurarse, estar corriendo de un lado a otro”.
Ann: Quizás puedes reconocer esa sensación de estar corriendo de un lado a
otro”.
Kris: No se queda quieto. No descanso. Entro en un juicio sobre eso”.
Ann: Entonces quizás también podrías reconocer a una parte de ti que está
juzgando, como si le dijeras, “Sí, sé que estás ahí”.
52 La Aceptación Radical de Todo
Ann: “Estás sintiendo algo en ti que se siente ansioso al estar solo con eso”.
Algo en ti quiere que eso sea tocado, abrazado… por alguien”.
Kris: “Así es”.
Ann: “Y quizás podrías estar con algo en ti que se siente ansioso al estar solo
con eso. Le puedes hacer saber que escuchas lo ansioso que está”.
Kris: “Está muy ansioso. No puede soportar verlo ahí, sin que nadie lo toque”.
Ann: Le puedes hacer saber que escuchas que está muy ansioso”.
Kris: “Y el otro todavía se sigue balanceando”.
Ann: “Y quizás se sienta bien para ti estar con los dos, uno que se balancea, el
otro que está ansioso al verlo ahí”.
Kris: “Es como si no pudiera estar con eso”.
Ann: “Y quizás podrías ser amable con eso, y reconocerlo, que a algo en ti le
resulta difícil estar con eso”.
Kris: “Eso es. Sentí que algo se relajaba cuando lo dijiste”.
La sesión continuó de esta manera, invitando a Kris a reconocer y estar con
cualquier experiencia que tuviera. Su habilidad para estar en Presencia con su
propia experiencia se estaba desarrollando de a poco.
En esta primera sesión, hice varias cosas para introducir y sostener la experiencia
de Presencia de Kris. Primero, la invité a reconocer cualquier experiencia que
surgiera, aun si (especialmente si) pareciera no ser la experiencia que habíamos
invitado. Entonces, cuando la invité a sentir dentro de su cuerpo, y en cambio ella
encontró una experiencia de “estar corriendo de un lado a otro”, la invité a
reconocerla. Enseguida dijo “me juzgo por eso”. La invité a reconocer eso también.
Este segundo reconocimiento comenzó a tener un impacto. Afirmó que se
conectaba con su cuerpo. Sonaba como una sensación placentera de mayor
conexión consigo misma, por lo tanto la invité a que se tomara un tiempo para
sentirlo. Pero de inmediato algo la sacó de ahí. Y entonces también reconocimos
eso.
La fuerza de reconocer viene de su neutralidad y de su universalidad. No
hacemos nada para que algo cambie. Sólo reconocemos. Todo se puede reconocer,
incluyendo no-ser-capaz-de-reconocer.
Luego de reconocer, pasamos a estar con la experiencia sentida. Estar con es
una forma de contacto, acompañar sin hacer nada. Cuando Kris se dio cuenta de
que había dos partes de ella en conflicto, la invité a estar con las dos. Un poco más
adelante le resultó difícil estar con algo de su experiencia interna, y entonces eso
también se convirtió en algo para reconocer. En general, el uso persistente del
lenguaje de Presencia sostiene al cliente para que esté cada vez más disponible para
escuchar su experiencia interna. Para alguien que no recibió esto durante su
crecimiento, al principio puede resultar difícil, pero cuando lo logra, es muy
reconfortante.
Con mis respuestas y mis invitaciones cuidadosas y sin juicios, fui modelando
las actitudes que espero Kris podrá comenzar a tener para sí misma. Fui
demostrando una ”Aceptación Radical de Todo” (ver ese artículo en este volumen,
en especial la segunda parte), asumiendo que cada experiencia tenía alguna buena
54 La Aceptación Radical de Todo
razón para estar allí. Si ella quiere saltar fuera de su cuerpo, yo digo, “Estás
notando algo en ti que siente la necesidad de saltar fuera de tu cuerpo”. Hasta
podría agregar las palabras “… por alguna buena razón”. Desde el estado de
Presencia, es absoluto nuestro respeto por lo que las partes de la persona necesitan
hacer. No es extraño que la palabra “resistencia”, con su juicio implícito dentro, no
se sienta facilitadora.
Espero que quede claro que, a pesar de que en esta transcripción la
descripción es corta, Kris está empezando a contactar algo poderoso e importante
dentro de ella misma. En ella hay una parte que se balancea y otra, que al verla, se
siente ansiosa. Ellas evocan en mí una suposición acerca de algo que pasó hace
mucho tiempo. (Ver “Focusing en la niñez”, en este volumen). No es que yo diga
qué podría ser, pero mi instinto me dice que éste es un lugar de mucha riqueza,
para que ella permanezca y habite con interés y curiosidad. También tiene sentido
que estar en ese lugar podría resultarle difícil, si ella se identifica con facilidad con
la parte que está ansiosa. Por eso aceptamos cuánto contacto ella quiere tener en
ese momento. Como dice Gendlin, “Incluso un momento de sentirlo en tu cuerpo
permite que eso cambie”.
Hay muchos modos de entender lo que sucede cuando alguien se está “resistiendo”,
cuando hay un “ataque del superego”, cuando es difícil el contacto interno. El
modelo que Barbara McGavin y yo hemos desarrollado comprende todos estos
fenómenos como partes o aspectos del yo, que se comportan con motivaciones de
protección (no-querer) o atracción (querer). Contrastamos identificación
(parcialidad) con Presencia, la habilidad de estar con cualquier parte con una
actitud aceptadora, que deja ser.
Cuando la Presencia es posible, el resto del proceso de Focusing es posible: es
el espacio que permite que la sensación sentida dé su próximo paso, y sienta su
propio movimiento hacia delante.
El estado de Presencia es un lugar para permanecer, para estar con
experiencias internas de todo tipo, incluyendo experiencias emocionales fuertes.
Cuando una persona dice que se está sintiendo abrumada, o teme sentirse
abrumada, es evidencia de que falta Presencia. La habilidad de estar en Presencia
con nuestras experiencias emocionales es algo que se puede construir a través del
tiempo, con práctica y paciencia, de la misma manera que se construye la confianza
en las relaciones, al comportarse de una manera confiable a través del tiempo.
Introducción a
La “víctima”, el “crítico”, y la Relación Interior –
Focusing con la parte que quiere morir
Nuestra amistad empezó en 1991 cuando Barbara McGavin me invitó a pasar por
Inglaterra en mi camino a una conferencia en Escocia, mi primera vez en Gran
Bretaña. Nos encontramos en el tren en Bath, donde vivía, y lo que sonaba en el
estéreo de su automóvil era el tema musical de mi show favorito de televisión. (La
música de Angelo Badalamenti en el Twin Peaks de David Linch, para los que les
gusta conocer todos los detalles) Resultó que nos gustaban el mismo tipo de libros
y de películas, y al mostrarme sus lugares favoritos, me di cuenta de que eran de
los que me gustaban a mí. Hacia el final de ese fin de semana de intercambio de
Focusing que Barbara había programado, estábamos en camino a convertirnos en
amigas cercanas.
Ella organizó mi primer taller en Inglaterra, un año después, en el Beacon
Centre cerca de Exeter. Fue una exploración de tres días de mis innovaciones de
Focusing, llamada “La Relación Interior”. Lo que yo había desarrollado hasta ese
momento en la Relación Interior se entramaba con la dirección que estaba tomando
la práctica de Focusing de Barbara, y las dos corrientes de enseñanza y
pensamiento bien pronto se unieron dentro de un movimiento más rico y profundo.
A los pocos años éramos socias absolutas en los talleres, y la Relación Interior de
Focusing era nuestra.
Mi plan para el final del verano de 1994 era enseñar en Holanda en el
Focusing Center de mis queridas amigas Erna de Brujin y Christine Langeveld, y
luego volver a Inglaterra para dar dos talleres con Barbara cerca de Exeter, seguido
de otro taller, también con Barbara, en Irlanda. He escrito en algún otro lugar sobre
cómo cambió mi vida este viaje, sobre lo que me pasó en Glastonbury justo antes
de estos tres talleres. (Ver “La historia de Mapas del Tesoro del Alma – hasta hoy”
en este volumen).
Pero incluso antes de subir al avión con destino a Holanda, sucedió algo que
cambió de manera profunda mi visión de Focusing con lugares difíciles y eso fue
mientras leía este artículo de Barbara. Ella me lo envió para que lo publicara en
The Focusing Connection, y por lo tanto tuve la suerte de ser su primera lectora. La
posibilidad de poder decirle a una insoportable y dolorosa parte de mí que podía
estar así como estaba para siempre, si eso era lo que necesitaba – la generosidad
radical y la gracia de esa afirmación – me impresionó enormemente, y cambiaron
cada sesión que hice, con otros y conmigo misma, de ahí en adelante.
La “víctima”, el “crítico”, y la Relación Interior –
Focusing con la parte que quiere morir
por Barbara McGavin
Apareció en The Focusing Connection, en Septiembre de 1994
La primera vez que recuerdo haber deseado morir tenía alrededor de seis años. Y
como mis intentos estaban condenados al fracaso – porque contener la respiración
o intentar ahogarse con una almohada no dan resultado, y quizás no lo quería con
todo el corazón (gracias a Dios) – había, más allá de los intentos, una sensación de
que no había esperanza de amor verdadero, o de contacto, o de comprensión de mis
padres. Había una sensación profunda de que yo no podía estar bien, y que nunca
podría estarlo. Y quería morir – parecía la única esperanza de escapar de algo que
era insoportable y continuaría para siempre.
Para sobrevivir, traté de no ser realmente yo y actuaba más y más de la
manera en que ellos querían que fuera. Me escondí, encerrando mi corazón, con mi
yo esencial siempre fuera de alcance. En los años que siguieron hubo un respiro de
esos sentimientos de desesperación sin esperanza. Me interesé en actividades que
me distrajeron; eran incluso agradables por derecho propio. Pero puedo sentir cómo
nunca estuve del todo conectada ni con montar a caballo, o pintar, o leer, o cantar,
o tocar piano. Siempre había una brecha entre el yo “real” – se siente como una
desconexión física en mi ombligo – y el yo que disfrutaba de todas esas
actividades. No me podía arriesgar exponiéndome. Si me comprometía con algo y
ponía mi corazón en eso, corría el riesgo de que mi corazón se destruyera. Si
revelaba mi entusiasmo por algo, si algo o alguien me gustaba de verdad, era
vulnerable al ataque. Y mi padre era experto en el arte de destruir una idea, un
sentimiento, o un entusiasmo con sólo una mirada o un simple comentario
desdeñoso. Yo perfeccionaba mi defensa; si nada me importaba, nada de lo que él
decía me alcanzaba de verdad y no me podía destruir. Y la vida se volvió gris. Me
ha llevado años darme cuenta de que la crisis que tuve cuando tenía quince años,
tiene sentido. No estaba loca ni era mala o inadecuada. Tomé la única elección
posible, y permanecí con vida. Puedo sentir el desprecio que mi padre sentía por
mí, durante ese tiempo. Algo andaba mal. Yo no estaba bien. Incluso a pesar de mi
visita a un psiquiatra de niños (quien era un buen hombre pero totalmente inútil –
escribir esto trae lágrimas, porque me doy cuenta de que él fue, quizás, la primera
persona en años que me dejaba ser, sin ninguna presión para hablar o explicarme o
ser diferente), estaba ese peso de mi padre que me quería cambiada, me quería
diferente, una crítica silenciosa, despectiva, un odioso empujar, empujar,
empujar…
Cuando tenía diez y ocho años fui a otro psiquiatra. Tenía pesadillas y no
podía dormir. También tenía ataques de rabia, y más de una vez ataqué a mi padre
La “víctima”, el “crítico” y la Relación Interior 57
y con mucho gusto lo hubiera matado. Todavía recuerdo el enojo extremo que sentí
cuando le dije al psiquiatra que mi madre no era feliz y él me contestó, “¿No crees
que tu madre es feliz y eres tú la que no eres feliz?” Años después descubrí que
unos meses antes mi madre había tratado de suicidarse. Me sentí muy poco
escuchada; cuestionaba hasta mi manera de comprender la realidad. Sentía mucho
miedo de estar “volviéndome loca”, y esta persona lo estaba intensificando. Mi
padre y mi madre me trataban como si estuviera enferma, como si toda yo estuviera
enferma. La sensación de basura dentro mío era muy fuerte, y mi sensación de
poder hacer frente a la vida era muy débil. Pensamientos de suicidio estaban
conmigo casi constantemente.
Cuando llegué a los 21, estaba convencida de que era una inútil y que nunca
sería capaz de lograr nada. Era débil, loca, incompetente, perezosa; desprecio era
demasiado bueno para mí. Los gusanos tenían mayor valor. Estaba inscripta en un
curso de horticultura en un colegio local. Llegar allá significaba atravesar la ciudad
todas las mañanas (dos colectivos y el subterráneo). Había un puente de ferrocarril
por el que cruzábamos y todas las veces fantaseaba con tirarme. Viajar en
subterráneo se fue haciendo cada vez más difícil. Me abrazaba a la pared, por
miedo. Tenía una fuerte sensación de que si la dejaba aunque sea por un minuto,
me encontraría bajo las ruedas del tren. La lucha entre la parte que quería morir y
la parte que quería vivir era muy intensa. Y la parte que quería morir se hacía cada
vez más fuerte. (Aunque no era como yo la experienciaba en ese momento. Sentía
que tirarme era cuestión de días). Es indudable que si no hubiese leído un pequeño
anuncio en la cartelera del colegio hoy no estaría aquí. Era de un servicio de
Counseling, abierto martes, miércoles y jueves por la tarde entre las 2 y las 4. Eran
las 2.30 de un martes por la tarde. Un hombre judío, pequeño, moreno, sonriente y
con barba se acercó cuando pregunté por Jan Shoicer, y mi viaje hacia mí misma
comenzó.
A pesar de que los cambios que vinieron con la terapia que comencé en ese
momento me ayudaron, cedieron los pensamientos de suicidio y crecieron los
buenos sentimientos por estar viva, la sensación de estar bien en mi núcleo,
permanecieron frágiles.
Luego del nacimiento de mi hija, con la relación con mi marido inmersa en
nuestra basura psicológica colectiva, el suicidio se sentía como la única manera de
liberarme de lo que sentía como un dolor insoportable, sin salida posible. No me
sentía fuerte como para perdurar en el tiempo. Por eso ignoré el futuro y me
concentré en el día a día, una hora por vez. Y dormí lo más posible. Y entonces
apareció un pequeño libro. Lo leí y una parte de mí rezaba para que lo que decía
fuera cierto. Y un montón de mí decía, “No te ilusiones. Has hecho Terapia Primal,
Gestalt, Bio-energética, Terapia de Polaridades, Pulsing, Psicodrama, Psicosíntesis,
Entrenamiento Asertivo… y ninguno ha dado en el blanco. Todas las promesas
maravillosas de esto y aquello han resultado vacías, o al menos las cosas suceden
para otros y no para ti. Estás demasiado dañada para que algún día logres estar
bien. Por lo tanto tampoco suspires por esto”. Entonces puedes imaginar mi alivio
cuando algo se movió, se movió de verdad por primera vez, cuando hice Focusing,
y me di cuenta de que me sentía más liviana, que hubo un movimiento real, y me
58 La Aceptación Radical de Todo
sentí más yo. Se sintió real todo el tiempo - ¡y me había pasado a mí! Focusing no
era un atado de falsas esperanzas y promesas vacías. Era el producto original. Y
aquí, justo aquí, casi de inmediato sentí esta sensación de una yo que estaba bien,
no era mis problemas, no era mi basura.
En los años que siguieron, y hasta recientemente, me molestaban los períodos
en donde la parte de mí que quería morir se hacía muy fuerte – cuando no podía
resolver algún problema en mi vida estaba casi convencida de que era por mi
inadecuación esencial. Me preguntaba: ¿de verdad no estoy bien? ¿Es el proceso de
Focusing? ¿Es el modo en que lo estoy haciendo?
Puede parecer obvio para muchos que mi sensación de querer morir estaba
relacionada de manera directa con estar experienciando un ataque interno, pero me
ha llevado años hacer esa conexión. Durante mucho tiempo estuve tan confundida
que no sabía cómo reconocer a mi Crítico, aun después de leer muchos artículos en
The Focusing Connection. Yo no escuchaba palabras, mi Crítico no me hablaba.
Después de muchos años de Focusing he descubierto las señales para darme cuenta
de que estoy en medio de un ataque. Es como seguir el rastro del atacante. Algunas
de ellas son: cuando me siento llena de basura en mi cuerpo sin razón aparente;
cuando empiezo a sentir que tengo que esconder mis sentimientos o comportarme
de manera diferente; cuando siento vergüenza. Estos son los tres indicadores más
claros y confiables; yo sé con seguridad que me está atacando. Además: cuando me
resulta difícil reunir fuerzas para realizar las tareas cotidianas, cuando siento que
me aparto de la gente, cuando critico a otras personas, cuando siento que mi casa
no está bien limpia, cuando siento que no le estoy prestando suficiente atención a
mi hija, cuando siento que no estoy haciendo lo que debo, cuando siento que estoy
defraudando a la gente de la British Focusing Network porque no termino el
boletín a tiempo, ¡otra vez! Todas ellas son señales que hoy me hacen chequear mi
maleza interior.
Si bien siempre he sabido que estar identificada con el Crítico o con los
sentimientos que éste despierta, ponerlos a un lado también ha sido más que inútil.
Me ha hecho quedar pegada al pasado, repitiendo viejos modelos una y otra vez, en
ocasiones con resultados casi fatales. Cuando los pongo a un lado, sin haberlos
experienciado y trabajado de verdad, vuelven sigilosamente y emergen tiempo
después. Durante años, no supe qué tenía que hacer para salir de este lugar sin
salida. Probé el proceso de tres pasos del Crítico de Ann, probé las sugerencias de
Gene, probé sintiendo lo que el Crítico estaba tratando de hacer por mí, intenté
tomar distancia y sentir la nueva vida. Pero nada sirvió.
Este próximo párrafo es el más importante de todos. Estas dos formas de
experiencia interna, estar identificada con el Crítico, o con los sentimientos que
surgen cuando nos ataca, son quizás las más difíciles para no caer en la disociación
o la identificación. La forma que impide que yo me desmorone en la experiencia o
que me aleje corriendo de ella es recurriendo a lo que me ayuda a acompañar todo
lo que viene en mi interior: la relación. Al construir una relación, puedo estar ahí y
sentir de manera directa mi cuerpo sin identificarme. Me ha quedado muy claro que
si no siento las partes de mí que me critican y me atacan, y las partes de mí que
sufren de este ataque, de la misma manera que siento todo lo que viene, con esta
La “víctima”, el “crítico” y la Relación Interior 59
forma de relación de estar con lo que hay, entonces nunca tendrán la oportunidad
de sanarse. “Las que fueron abusadas, lastimadas, violadas, rechazadas,
incomprendidas, criticadas, quieren morir” y “las que están tomadas por el miedo,
sin vida, partes no sanadas de mis padres y del mundo y me abusan” continuarán
actuando, minando mi vida y mi sensación de estar bien, hasta que sienta
directamente en mi cuerpo la cualidad de cómo es todo eso. Necesito sentir el lugar
que ha sufrido el ataque, sentir cómo lo vive esa parte, y necesito sentir el lugar que
está atacando, cómo es para esa parte. Necesitan que las escuche, que las sienta,
que permita que digan todo lo malo que hay, y cómo es para ellas eso tan malo,
con exactitud. Eso es lo que ellas quieren de mí. Luego hay un movimiento real. Y
verdadero dolor, y verdadero enojo, y verdadero pesar y pena, y miedo, y mucho,
mucho más.
Es esencial que mi relación sea verdadera, que no pretenda sentir amor
cuando una parte de mí es hostil y siente rechazo. Si yo me pregunto, “¿Cuánta
amistad estoy sintiendo hacia lo que ha venido?”, puedo sentir todos los
sentimientos complejos y ambivalentes que vienen, y todos pueden tener espacio.
Me he dado cuenta de que preguntar “¿Me estoy sintiendo amigable?” trae una
deformación implícita que sugiere que debo sentir amistad. Eso no pasa cuando lo
digo del primer modo. Me surgen sentimientos hacia la palabra Sobreviviente. Mi
interior no se quiere identificar con “sobreviviente” ni con víctima – a pesar de que
ciertamente fui abusada y sobreviví a las experiencias. Llamarme a mí misma
“Sobreviviente” se siente como retroceder hacia la estrechez del pasado,
identificándome con las experiencias de una víctima en lugar de estar con ellas. Mi
interior se opone a capitalizar Víctima y Sobreviviente. Cuando las nombro de esta
manera se solidifican en un atado de objetos con estructura estática, y dejo de
sentirlas directamente.
Lo que puedo decir con claridad y fuerza es, “He sobrevivido. Soy consciente
de la fuerza y el coraje que necesité encontrar dentro de mí para permanecer viva.
Soy consciente de lo duro que fue elegir vivir. Soy consciente de cómo algunas
veces sentí que era cobardía no quitarme la vida. Soy consciente de cuánta pena y
aislamiento soporté. Puedo sentir a esa parte, y puedo hacerle saber que siento que
fue horrible, puedo sentir cuánto deseaba morir, una y otra y otra vez”. Y le digo a
esa parte: “Esto es difícil de decir, porque a una parte de mí le gustaría que te
sientas diferente, pero te prometo que puedes estar de la manera en que estás por
tanto tiempo como necesites. No te presionaré para que cambies, o que sientas
diferente, o que seas diferente de ninguna manera. Haré lo mejor que pueda para
hacer un espacio en donde puedas cambiar, cuándo y si estás lista, de la manera
que quieras, y escuchar lo que necesites decirme, y apoyarte de la manera que
necesitas”. Cuando hago una promesa como esa a una parte de mí, entonces es más
fácil hacer ese espacio y defenderlo de algún otro ataque. Y, por supuesto, las
partes de mí que se sienten hostiles también necesitan que las escuche y las
defienda – ellas tampoco tienen que cambiar lo que sienten.
Me ha llevado años de Focusing (comencé en el 83) enraizarme en la
experiencia de ser la parte que está bien. A través de mis conflictos con hacer
distancia de mis sentimientos, mientras aprendía Despejar un Espacio, me he dado
60 La Aceptación Radical de Todo
cuenta de que tengo que respetar las necesidades de mi cuerpo cuando me pide
permanecer con algo en el momento mismo. He aprendido a ser cuidadosa y
compasiva con lo que viene, a escuchar su miedo a que lo abandone, o lo quiera
modificar y cambiar o lo niegue. He aprendido que algo viene como dolor cuando
trato de ignorarlo. He aprendido que si puedo hacerle saber que lo escucho y que
quiero que esté ahí, y que quiero conocer lo que anhela decirme, se tranquilizará y
luego podremos estar juntas tanto tiempo como necesite. Si le puedo decir que
puede estar ahí, así como es, por el resto de mi vida si lo necesitara (y, por
supuesto, sentirlo así), entonces puede confiar en mí y seguir adelante, y hacerme
saber qué necesita que escuche. Y si yo puedo realmente escuchar lo que necesita
hacerme saber, cambia y se mueve, y yo no soy más la misma.
Me ha llevado la mejor parte de veinte años hacer una separación entre mí
misma, la parte que quiere morir y la parte que quiere matarme. No las quiero
negar más, esto es importante. Y tampoco quiero estar identificada con ellas. Hasta
ahora, no he podido hablar abiertamente de mis sensaciones de querer morir. Muy
pocas personas han conocido estos sentimientos. Si bien comprendía cómo otras
personas podían querer cometer suicidio y nunca me sentí crítica hacia ellas, sentía
que todos pensarían que era débil, enferma, loca y me despreciarían por esos
sentimientos (como lo hicieron mis padres) Sentirían lástima y me mirarían con
desprecio. O peor aún, se apartarían de mí. De alguna manera me verían y me
tratarían diferente si lo supieran. Y puedo sentir que para alguna parte de mí es
todavía así. Puedo sentir el miedo tensionando mi estómago. No quiero que la
gente sienta lástima de mí, o que me vean psicológicamente frágil o dañada. No
soy frágil ni estoy dañada. En realidad soy tan fuerte ahora que puedo estar con
estas partes y amarlas así como son por tanto tiempo como necesiten. Escribir esto
me ha servido para saber en dónde estoy en este viaje – y para dar varios pasos
importantes a lo largo de este camino. Uno de los más importantes es mostrarme y
amarme a mí misma. Quizás todavía más importante, sentirme esencialmente fuerte
y entera. Quizás hasta encuentre que otros me ven fuerte y capaz y esencialmente
bien, y también me amen. Mientras escribo ahora veo las caras de mis queridos
amigos de alrededor del mundo, siento su amor y sé que me aman.
Mapas del Tesoro
del Alma
manera dio un nuevo enfoque, más completo, al trabajo interno. Ahí fue cuando
empezamos a usar la frase “mapas del tesoro del alma”.
En los meses que siguieron, de vuelta en casa, en California e Inglaterra,
empezamos a escribir el esquema de los capítulos para un libro. Fue mi colega-
poeta Barbara, como yo la llamo, quien comenzó a dar nombres metafóricos a las
áreas difíciles de la vida. La mayoría de esos nombres han sobrevivido intactos en
nuestro trabajo de hoy: El Dragón para el Crítico, Niebla para la Confusión,
Pantano para Bloqueos de Acción, y Pozo para la Depresión.
Justo en esos días New Harbinger Publications me pidió que escribiera un
libro sobre Focusing, entonces Barbara y yo dejamos en suspenso el libro de Mapas
del Tesoro mientras escribía El Poder del Focusing (con su ayuda).
En agosto de 1995, Barbara y yo pasamos nueve días juntas sin absolutamente
ninguna otra actividad aparte de hacer Focusing, pensar, hablar y trazar mapas en
la mente. En ese tiempo el área de Adicciones se llamó Zona Selvática y el Deseo
Insatisfecho se convirtió en Cima de la Montaña. Lo más importante fue que
descubrimos que subyacentes en todo el trabajo de Mapas del Tesoro ocurrían tres
fuertes procesos. Eran explicaciones de procesos propios de Focusing pero más
específicos, más directos. Los llamamos las Tres Partes de la Magia – la Relación
Interior, Permanecer, y Querer (ahora sabemos que los tres trabajan juntos y se
integran dentro de un proceso de cambio muy potente que llamamos el Casamiento
Alquímico).
Desde ese momento enseñamos Mapas del Tesoro en talleres, en diferentes
partes del mundo, juntas si es posible, separadas si es necesario. Cada vez que
enseñamos juntas, crece el material de Mapas del Tesoro. Agregamos el Río para
expresar la difícil situación de la Emoción Abrumadora, que te puede pasar por
encima. Luego nos dimos cuenta de que los ríos también se secan y que esa
Emoción Tan Pequeña es también un Mapa para llegar al Tesoro. Creamos el
Borde del Acantilado porque tenía que haber algo para el miedo y el entusiasmo, y
descubrimos que estábamos hablando de situaciones que traen sensación de sin
salida, en donde se siente que es imposible moverse hacia delante o hacia atrás –
aunque hay una urgencia, de que algo debe pasar.
Como somos muy diferentes, nuestra colaboración se apoya en nuestros roles
complementarios. Barbara tiende a ser la que capta los conceptos mucho antes de
que se puedan expresar. Yo soy más lenta; pero cuando al final lo entiendo, en
general lo puedo explicar de una manera que se pueda comprender. Por ejemplo,
cuando llegué a Inglaterra en agosto de 1996, Barbara me anunció, “El Borde del
Acantilado es parte de la Magia”. “¿Qué quieres decir?” pregunté, perpleja. “No lo
puedo explicar todavía”, dijo, “Sólo sé que es así”. Dos semanas después, en medio
de un taller en otro país, me desperté durante la noche. “¡Oh, El Borde del
Acantilado es parte de la Magia!”. Finalmente lo entendí. Ahora lo enseñamos de
esa manera – y El Borde del Acantilado continúa su evolución.
¿De qué manera Mapas del Tesoro es diferente de Focusing? Focusing
también te ayuda a encontrar el tesoro en las áreas difíciles de tu vida. Pero el
trabajo de Mapas del Tesoro lo hace explícito. Hemos identificado partes típicas en
cada una de las áreas, y desarrollado procesos (o protocolos) para trabajar con las
La historia de Mapas del Tesoro – hasta hoy 65
Al leer este artículo ahora, siete años después, se me hizo evidente la siguiente
frase: “Necesitaba ayuda para escuchar con compasión a la parte de mí que aún
quería beber – tenía tendencia a sentir vergüenza y a querer esconderlo bajo una
roca cercana”. ¿Puedes ver lo que yo veo?
Es verdad: hay una parte no reconocida. La parte de mí que aún quería beber
está reconocida, pero la parte de mí que “tenía la tendencia a sentir vergüenza y a
querer esconderlo debajo de la roca más cercana” está identificada. Estoy diciendo
“Quiero esconderlo debajo de una roca” en lugar de “Algo en mí quiere esconderlo
debajo de una roca”. A pesar de que en nuestro trabajo de Mapas del Tesoro la
desidentificación es el tema central, y que en el momento de escribir este artículo
ya habían transcurrido tres años, no la noté. Para mí ese hecho expresa hasta donde
ha llegado Mapas del Tesoro del Alma desde que escribí este artículo en 1997, y
cuánta más claridad Barbara y yo hemos ganado desde entonces. (¡También pone
de manifiesto lo difícil que puede resultar encontrar nuestras propias
identificaciones!) Hemos estado enseñando talleres de Mapas del Tesoro en retiros
de varios días tres o cuatro veces al año desde 1996, y cada vez que enseñamos, el
proceso se profundiza y aprendemos enormemente. Esperamos escribir acerca de él
algún día – ¡si el proceso se mantuviera quieto!
Quizás el salto más grande se dio en el concepto de Presencia. (Si hubiera
sabido de ella cuando escribí este artículo, dudo que hubiera pasado por alto
reconocer a esa parte que lo-quiere-esconder-debajo-de-una-roca.) Tomamos la
palabra “Presencia” de los escritos de John Welwood, y pedimos disculpas, porque
no la estamos usando del mismo modo. Cuando la Presencia se integró al trabajo
de Mapas del Tesoro, alrededor de 1998, todo el proceso se abrió, volviéndose más
fácil de hacer y más fácil de comprender.
El 1999 cambiamos algunos términos importantes. Lo que habíamos estado
llamando La Magia, cambió su nombre por Los Poderes. La Magia de la Relación
Interior pasó a ser El Poder de la Presencia. La Magia de Permanecer se convirtió
en El Poder de Y. La Magia de Querer cambió su nombre por El Poder de No-
Querer / Querer. Tener un “poder” es tener una habilidad, una habilidad que se
puede practicar y ejercitar, y puede crecer. Está más en línea con la realidad que
66 La Aceptación Radical de Todo
decirle “magia”. Los resultados pueden parecer mágicos pero las habilidades no lo
son; están dentro del rango de las posibilidades humanas.
Nuestro concepto de Crítico Interno, al que llamábamos “El Dragón”, tuvo un
gran desarrollo. Al principio no nos dimos cuenta de que El Dragón tenía una
contraparte, y que cada vez que una parte está criticando, también hay una parte
que es criticada. Lo empezamos a ver en la misma época que vimos el concepto de
Presencia, por las mismas razones. La Presencia nunca se siente criticada, aunque
el crítico interno esté atacando – no me critica a mí, sino a algo en mí. Nuestra
visión floreció desde ese momento, al empezar a hablar de “controladores” y no de
Críticos, y comprender las cualidades de esta interesante dinámica clave. (Ver
“Bondad Radical”, en este volumen, para conocer más detalles.)
El Poder de No-Querer / Querer se desarrolló mucho cuando aprendimos a
repetir la invitación de no-querer primero, y la de querer después (2001), para
facilitar, en un conflicto interno, que cada lado alcance su cualidad esencial de
sentirse vivo. Observamos cómo cada parte, en cada persona con quien
trabajábamos, sin importar lo fea o peligrosa que parecía al principio, contenía una
energía de crecimiento para contribuir en su vida. ¡Qué emocionante: esto no era
sólo teoría! Era verdad en la práctica, una y otra vez.
Quizás nuestro mayor avance estuvo al comprender que el origen de los temas
difíciles de la vida está en las raíces del trauma. En el cruzamiento de escritores
como Peter Levine con Gene Gendlin, desarrollamos un modelo de lo que pasa
cuando un organismo que crece se encuentra persistentemente con un problema
insoluble, esto es el trauma.
En 2004 descubrimos el trabajo de Richard Schwartz sobre Internal Family
Systems Therapy (Terapia de Sistemas Internos Familiares). Tenía similitudes
sorprendentes con lo que habíamos desarrollado, y sentimos que habíamos
descubierto un alma gemela. Los escritos de Schwartz nos ayudaron a distinguir
con más claridad la diferencia entre una parte reactiva a la que no parecen
importarle las consecuencias de sus acciones, y una parte traumatizada cuyo dolor
no sanado es la fuente y la razón de la conducta fuera-de-control de la parte
reactiva. Era interesante la diferencia entre su concepto del Yo y el de Presencia; lo
encontramos facilitador en aspectos significativos, y comenzamos a hablar del Yo,
en agradecimiento a él.
No obstante, no adoptamos la metodología de Schwartz, todavía hay
diferencias interesantes entre nuestra visión y la de él. El diálogo continúa. Y
también el desarrollo del trabajo llamado Mapas del Tesoro del Alma.
Introducción a
Permanecer
Como escribí este artículo en 1996, algunos de nuestros términos han cambiado.
Pero las ideas y las experiencias expresadas en él siguen siendo esenciales en
nuestro trabajo, Mapas del Tesoro del Alma y nuestro acercamiento a Focusing en
sí mismo.
El término “Permanecer” ha cambiado. Es un proceso que hoy llamamos “El
poder de Y”. Pero aún siento cariño por el nombre “Permanecer”. Esta palabra
refleja la dificultad de estar sosteniendo dos partes de nosotros en Presencia al
mismo tiempo, y expresa que es necesaria cierta forma de permanencia firme,
semejante a estar al cerca de un horno caliente en la cocina porque tienes que hacer
la comida. A veces es conveniente reconocer que los movimientos que tenemos
que hacer, para nuestra sanación, no son tan fáciles.
También encontrarás muchas veces en este artículo una expresión que ahora
usamos con menos frecuencia: “parte de mí”. Nos hemos dado cuenta de que esa
frase incomoda a mucha gente, porque tienden a resistirse a la sensación de
división interna que evoca. En todo caso, no es la mejor frase para lo que queremos
decir. Es mucho más beneficiosa la expresión de Focusing “algo en mí”, y así lo
enseñamos ahora. Usamos “parte de mí” cuando surge de modo natural, en esas
ocasiones en que se ajusta a la experiencia, pero “algo en mí” (“algo en ti” desde el
punto de vista del Compañero) es lo que ofrecemos en general.
Permanecer:
La alquimia de los sentimientos encontrados
En co-autoría con Barbara McGavin
Apareció en The Focusing Connection, Julio de 1996
necesita mi atención primero”. Con Permanecer, decimos, “Le digo hola a cada
uno y los invito a los dos a estar ahí. Estoy sintiendo cómo se siente en mi cuerpo
tener miedo y tener entusiasmo”. Luego de estar presente un tiempo con las dos
partes comenzamos a explorar una u otra. Y además esa exploración se hace dentro
de una conciencia más grande de dos partes que están ahí, en algún lugar.
Antes de seguir adelante, es necesario que situemos Permanecer en el
contexto de nuestra teoría de la Relación Interior. En la Relación Interior la
relación entre el “Yo” y el “eso” que está ahí, entre el Focalizador y su experiencia
puede ocurrir de tres modos. El primero, al que ya hemos hecho alusión, es
identificación. La identificación la expresamos como “Yo soy…”. El segundo
modo es disociación. La disociación la expresamos como “Yo no soy…”. El tercer
modo es la posición intermedia: “Parte de mí es…” En contraste con los dos
primeros, el tercer modo consiste en desidentificación y asociación. Ni “Estoy
triste” ni “No estoy triste” sino “Parte de mí está triste”, “Tengo tristeza”, “Algo en
mí está triste”, “Hay un lugar triste en mí”. Este tercer modo es la posición desde
donde Focusing ocurre. Para que Focusing ocurra, tenemos que ayudar a que la
experiencia del Focalizador se mueva de la identificación a la desidentificación, y
de la disociación a la asociación. Estos dos movimientos se logran cuando el
Focalizador puede decir, por ejemplo, “Parte de mí está entusiasmada, y parte de
mí tiene miedo”.
En situaciones de vida difíciles, inmovilizadas en forma persistente, siempre
hay una parte de nosotros fuera de la conciencia (disociada), y otra parte que se
siente como todo lo que somos (identificada). Es por eso que Permanecer es tan
potente – y también tan difícil. El lugar familiar es el lugar identificado –
disociado. “¡Estoy entusiasmado! ¿Asustado? ¡No! Me siento inmovilizado y no sé
porqué”.
El proceso de Permanecer se puede dividir en cuatro movimientos. Primero,
darse cuenta de que es necesario Permanecer – es decir, darse cuenta de que hay
dos partes, y que las dos necesitan compañía. ¡Esto puede resultar engañoso! Si el
Focalizador está identificado con una parte, entonces no lo siente como “parte”, lo
siente como “yo”. La mejor manera de reconocer esta situación es cuando notamos
que el “yo” lucha, presiona o trata de corregir o de salvar a una parte. Entonces lo
que el Focalizador siente como “yo” se puede reconocer como otra parte que
necesita compañía. “Quiero pelear con esta parte de mí. Oh, supongo que necesito
decir hola a la parte de mí que quiere pelear con eso”.
Segundo, es necesario que el Focalizador reconozca a las dos partes. “Hay una
parte de mí que quiere dejar el trabajo y hay otra parte de mí que cuestiona eso. Le
estoy diciendo hola a cada una. Están las dos aquí”.
Tercero, el Focalizador permite que ambas partes estén en su conciencia sin
preferir a ninguna de ellas y sin presionar hacia alguna decisión o resolución
prematura. Esto es difícil. Es aquí en donde el nombre Permanecer es más
relevante. Las personas que empiezan a aprender Focusing son probablemente las
que encuentran más difícil “soportar la tensión” de permitir que estén las dos
partes, y no hacer nada más. Hay una tendencia a decir “tengo que quedarme o
irme. No puedo hacer las dos cosas. Debo tomar la decisión y terminar esta
70 La Aceptación Radical de Todo
situación”. Pero cuando el Focalizador puede perseverar y estar con todo lo que
hay, esta difícil tarea de Permanecer es recompensada con una transformación que
se siente mágica, porque no se podía predecir a través de la mente lógica.
Cuarto, el Focalizador siente dentro de cada parte, con compasión y empatía,
y permite que cada una revele más sobre su punto de vista. Esto se puede hacer sin
favorecer a ninguna. El Focalizador tiene el lugar del que escucha a cada parte. En
un sentido más amplio no tiene importancia qué parte empieza primero, por cuanto
queda claro que cada una tendrá su turno. A veces, es conveniente empezar por la
parte más disociada, porque es la que probablemente ha estado esperando que la
escuchen durante más tiempo. Otras veces, podría ser importante empezar con lo
que está más evidente en la conciencia. En cualquier caso, el punto aquí es evitar
identificarse, con una parte, o con su opuesto. Por esta razón, al escuchar el punto
de vista de cualquier sensación sentida, usamos la empatía en lugar de aprobar o
cuestionar. Aprobar o cuestionar son signos de identificación.
La magia de Permanecer viene de reconocer y escuchar todo lo que hay.
Todas las partes pueden contribuir con el próximo paso adecuado sintiéndolas de
una manera corporal, sin incluir la razón lógica. Nuestra cultura aún no ha
reconocido la posibilidad de un llevar adelante a partir de opuestos, que no es un
compromiso, no es un término medio, no es una elección. Es, en realidad, un
consenso interno – un camino a seguir que se siente bien para todo. Esta magia se
puede aplicar a todo tipo de situaciones que quedan sin resolver, como el miedo /
entusiasmo por estar en un nuevo borde, quedarse / irse en una decisión, la
atracción / rechazo de una relación, el quiero / no quiero en un bloqueo de acción, y
la ansiedad / vergüenza de una adicción.
Tenemos que destacar que Permanecer es parte de un trabajo más amplio, y se
puede enriquecer con otras técnicas. Pero en sí mismo trae consigo una gracia
especial, al sentir la gratitud de las partes porque las hemos escuchado sin
presiones, y permitimos que un lugar más grande respete e incluya a todas ellas sin
negar a ninguna.
Introducción a
La historia del perro
Lo que sigue son dos versiones de “La Historia del Perro”, una mía, escrita para las
notas de Mapas del Tesoro del Alma, y otra de Barbara McGavin, que apareció en
The Focusing Connection. (Yo estoy como co-autora porque la historia es mía,
pero en esa versión las palabras son de ella). La empecé a contar en los talleres en
1993-4. Es lo que podrías llamar “un cuento didáctico”, y lo escribí después de
haber leído las siguientes palabras de Gene Gendlin en su libro Deja que tu cuerpo
interprete tus sueños:
Cierto enojo firme es algo perfectamente bueno y parte de una persona
saludable. Si se lo ha dejado de lado durante años, podría parecer muy
fuerte y violento… Cuando brota, podrías sentir que tu enojo es negativo,
resentido, viejo y corroído. Tómalo como viene, pero espera a que se
convierta en un enojo saludable o sensación de fuerza… Lo que está
separado, no sentido, permanece igual. Cuando se lo siente, cambia.
Había una vez un niño que tenía un perro. El niño y el perro se querían mucho y
jugaban felices como queridos amigos. Pero un día el perro hizo algo que disgustó
a los padres del niño y para calmarlos el niño tuvo que deshacerse de él. Los años
pasaron, y el niño olvidó que alguna vez había tenido un perro. Sin embargo, había
dentro de él un lugar en donde algo estaba faltando. Cuando se convirtió en un
hombre, ese lugar lo llamaba con tanta fuerza que tuvo que ir en busca de lo que
necesitaba. Su búsqueda lo llevó hasta el borde de un bosque.
Sin saber porqué, se encontró sentado, esperando. Lentamente, poco a poco,
dos ojos inquietos aparecieron en la oscuridad del bosque. El joven esperó.
Lentamente, poco a poco, emergió una nariz larga y puntiaguda. El joven esperó.
Finalmente salió, con mucho sigilo, un animal: flaco, lleno de cicatrices, cubierto
de barro y abrojos. Era difícil darse cuenta de que alguna vez había sido un perro.
El joven lo saludó en voz muy baja: Hola. El perro feo se detuvo frente a él,
desconfiado. El joven sintió en su cuerpo la sensación de los recuerdos de los
tiempos buenos y felices con su amigo. Entonces le dijo: quiero saber cómo han
sido para ti, todos estos años en el exilio. Y, a su modo, el perro le contó esto, y
esto otro. Triste, solo, asustado, desamparado... El joven le hizo saber que lo había
escuchado. Escuchó todo lo que le había pasado.
Y al sentirse escuchado, el perro se aflojó visiblemente, y estuvo más animado
y confiado. Pasado un tiempo, se acercó lo suficiente como para que el joven lo
tocara. Cuando el joven lo acarició, pudo sentir que ese lugar dentro de él, en
donde sentía que algo faltaba comenzaba a llenarse. Poco después de llevar al perro
a su casa, darle un baño y un lugar calentito cerca del fuego – al sentirse querido
otra vez – dejó de ser un perro feo. Era muy lindo.
La historia del perro
En co-autoría con Brabara McGavin
Apareció en The Focusing Connection,,Septiembre de 2000
Había una vez una niña que anhelaba un compañero para que juegue con ella, para
correr y saltar y rodar por el pasto. Para acurrucarse junto a él en una tarde de
invierno. Para contarle sus secretos. Y tuvo suerte porque un día, para su placer, le
regalaron un lindísimo cachorro con pelaje brillante, ojos chispeantes y una gran
sonrisa perruna.
La niña y el perro se querían mucho y eran muy felices juntos. Pero un día el
perro hizo pis en la alfombra. Los padres de la niña se enojaron mucho, retaron al
perro y le dijeron a la niña que debía controlar mejor a su perro o ¡quién sabe qué
podía pasar!
La niña hizo todo lo posible para que el perro no se metiera en las
habitaciones, pero un día en un olvido dejó abierta la puerta de entrada a la sala de
estar. Imaginen su miedo cuando entró en la habitación y vio que el perro había
masticado casi por completo la pata del sillón favorito de su madre.
El perro fue desterrado al patio y si alguna vez entraba a la casa, se tendría
que ir.
Durante horas la niña se sentaba afuera en el frío, acurrucada dentro del pelaje
suave y calentito de su perro, hasta que un día la descubrieron y le ordenaron entrar
a la casa, y dejar solo a ese perro malo.
Un día la puerta de la cocina quedó abierta y descubrieron al perro con otra
preciosa posesión en su boca. Era lo que faltaba. El padre de la niña miró enojado
al perro y se acercó para agarrarlo. La niña lloraba y le gritaba al perro. Corrió atrás
de él y lo persiguió hasta el bosque que quedaba cerca de la casa.
Al principio el perro volvía y entraba sigilosamente al jardín, pero cuando lo
descubrían los padres le gritaban al perro y a la niña, quien entonces empezó a
vigilarlo y a sacarlo del lugar antes de que sus padres lo descubrieran. Hasta que
dejó de volver.
Al principio la niña extrañaba terriblemente a su amigo, pero las semanas y
los meses pasaron, y comenzaron a desvanecerse los recuerdos de lo bien que se
había sentido cuando jugaban juntos. Hasta empezó a creer lo que sus padres
habían dicho de lo malo que había sido el perro. Otra vez llegó la primavera y otros
amigos vinieron a su casa a jugar con ella. Poco a poco empezó a olvidarlo.
Pasaron los años y se mudaron a otra parte de la ciudad. Un día la niña (que
ya había crecido mucho) estaba caminando por el borde de un gran bosque. De
repente un movimiento en la oscuridad de la maleza en el borde del sendero llamó
su atención. Fue tan sutil que ni siquiera podía asegurar que había visto algo. Pero
era curiosa y a pesar de que estaba apurada pensó que podía tomarse un par de
minutos y quedarse allí mirando. Entonces se quedó muy quieta, observando el
74 La Aceptación Radical de Todo
lugar donde había visto el movimiento. Sí, había algo pero no lo podía distinguir.
Algo justo ahí, escondido detrás de unos pastos altos, bajo los árboles.
Parte de ella empezó a sentirse un poco asustada. ¿Qué pasaría si fuera un
oso? ¿O un lobo? ¿O un dragón? (A veces, una parte de ella se sentía como una
niña pequeña) Entonces se tomó un momento para reconocer a esa sensación de
asustada que había dentro de ella y se quedó tranquila nuevamente. Llevó otra vez
su atención hacia ese lugar. Ahora pudo darse cuenta de que había dos ojos que
brillaban en la oscuridad y la miraban intensamente. Con suavidad susurró un
saludo: “Hola, puedo ver que estás ahí. No te voy a hacer daño. Sólo me quedaré
aquí”. Y muy despacio, para no asustarlo, se sentó en el suelo.
Las sombras se alargaron y se sentó quieta, inmóvil como una estatua, sólo
miraba el lugar en donde brillaban los dos ojos. Y luego su paciencia tuvo una
recompensa. Poco a poco fue apareciendo una cara peluda. Estaba tan sucia que fue
difícil darse cuenta de qué animal era. Pudo ver que estaba asustado, y que quería
acercarse a ella. Con mucho cuidado dijo, “Puedo sentir que estás asustado y que
quieres venir más cerca”, y entonces esperó para ver qué hacía después.
Arrastrándose sobre su panza, la criatura avanzó con lentitud hasta que su cabeza
casi la tocaba. Estaba muy sucio. Su pelaje estaba enredado, con barro y abrojos.
Parte de ella quería alejarse de allí, preocupada porque no quería ensuciar ni su
ropa ni sus manos. Pero al mirar en sus ojos pudo sentir que se sentía solo, y que
quería que ella lo acepte así como estaba. Ella intentó sentir de qué modo le
gustaría que lo acompañe. Parecía que quería que lo acaricie. Vacilando alargó su
mano para que él la pueda oler. Le pasó la lengua y bajó su cabeza hacia su regazo.
Ella acarició sus orejas con suavidad. Ahora que había salido de la maleza pudo ver
que era un perro – un perro flaco, sucio, asustado, solitario.
Mientras estaba sentada con él empezó a sentir que había algo que le resultaba
familiar. Familiar en la manera en que la miraba a sus ojos y apoyaba su cabeza en
su regazo. Al hacerle compañía la sensación de familiaridad creció y creció, como
algo que salía de un sueño casi olvidado. Le recordaba a… ¿qué era?... ¡Oh! Le
recordó a su lindísimo perro. El que había caído en desgracia hacía tanto tiempo.
Pero no era posible que fuera el mismo perro. Eso había sido tanto tiempo atrás.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar lo cerca que habían estado, cuanta
alegría había sentido cuando jugaba con su querido amigo. Sintió el deseo de
abrazarlo pero cuando se movió, el perro saltó hacia atrás y gruñó. Se dio vuelta y
huyó hacia la oscuridad. La niña se sobresaltó, pero recordó que estaba asustado.
Se estaba haciendo tarde y el sol comenzaba a deslizarse bajo el horizonte.
Entonces se puso de pie, y antes de irse dijo hacia la oscuridad: “Gracias por venir.
Voy a volver – si quieres estar conmigo otra vez, aquí estaré”.
Durante los meses que siguieron la niña volvió muchas veces al borde del
bosque. En ocasiones se encontraba con dos ojos que la estaban esperando. Otras
veces se acercaban luego de que ella había estado ahí un rato. Otras veces otras
criaturas vinieron al borde del bosque. Ella esperó con paciencia, relacionándose
con todo lo que venía. El perro salía del bosque con más confianza cada vez, hasta
que se formó un lazo fuerte y cálido entre ellos. Ella trajo comida y un cepillo para
peinarlo. Sacó sus abrojos con cuidado y lo cepilló hasta que su pelaje comenzó a
La historia del perro 75
brillar otra vez. Y su querido amigo surgió ante sus ojos. Volvió su sonrisa perruna.
Comenzó a saltar, a correr y a jugar. Y un día la siguió hasta su casa.
76 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Liberar Bloqueos de Acción
con Focusing
La segunda fuente de mi interés por los bloqueos de acción tenía que ver con
querer cambiar el mundo. Durante la década de los 80 yo era parte de una red
fundada por el futurista Robert Theobald llamada Action Linkage (Vínculos de
Acción). Nuestro propósito era conectar gente que veía futuros positivos, y actuar
hacia ese mundo imaginado a nivel local. Éramos conscientes de la ecología,
teníamos el apoyo de la comunidad, actuábamos por consenso, etc. Mi rol consistía
en ayudar a la gente a comunicar lo que estaba haciendo, y permanecer conectada a
través de la red. Lo que encontré, una y otra vez, fue que mucha gente estaba
bloqueada. Tenían buenas ideas, pero no lograban llevarlas a cabo. Poco a poco
empezó a crecer dentro de mí la idea de que podía contribuir mejor con el mundo
que yo quería ver ayudando a la buena gente a superar sus bloqueos.
Nota: La sección sobre el Crítico en el artículo que sigue está algo desactualizado.
Ver lo más nuevo sobre este tema clave en “Bondad Radical” en este volumen. El
resto de “Bloqueos de Acción” sigue vigente.
Además, lo que antes decíamos “disociación”, en este artículo lo llamamos
con el nombre más evocativo de exilio. A “la posición intermedia” ahora le
decimos Presencia.
Liberar Bloqueos de Acción
con Focusing
En co-autoría con Barbara McGavin
Apareció en alemán en Focusing im Prozess, 2000
Resumen
Focusing es una herramienta muy potente para liberar bloqueos de acción. Un
“bloqueo de acción” es una experiencia que se puede describir como “quiero
hacerlo, pero no lo hago”. Algunos ejemplos de bloqueos de acción son: dejar para
después, bloqueo para escribir, inhabilidad para organizarse.
Al trabajar con Focusing estos bloqueos, asumimos la existencia de dos
partes: la parte que quiere realizar la acción y la que no la quiere realizar. Guiamos
al Focalizador a escuchar con compasión a la parte que no quiere realizar la acción.
Pueden surgir tres patrones típicos, aunque una sesión puede no seguir ninguno.
Estos son: el patrón de protección, el patrón de rebelión, y el patrón de querer algo
diferente. También puede haber un Crítico Interno que necesita que lo escuchen
con compasión.
está identificado con la parte que quiere y disociado de la parte que no quiere.
Veamos estos términos con más profundidad.
En este nivel es más fácil acceder a la parte grande de ti, la que puede estar
con lo que hay. Estás identificado con el yo más grande, ese Yo que puede ser
compasivo con todo lo que necesita compasión.
Patrón de protección
Al trabajar con tantos bloqueos de acción, en mí misma y con otras personas,
empecé a notar que surgían algunos patrones. Casi todos los bloqueos de acción
siguen alguno de estos tres patrones. El primero es el patrón de protección.
Con frecuencia la parte que bloquea siente que está protegiendo de un
resultado no deseado (algo que da miedo). Muchas veces se conecta con
experiencias pasadas que tuvieron estos resultados. Por ejemplo, en una sesión de
Focusing que fue clave para mi bloqueo de escritor, me di cuenta de que la parte
que bloqueaba me quería proteger de un ataque. Si yo escribía y publicaba, me
podrían atacar. Se conectaba con recuerdos de mi infancia y con la ironía de mi
padre, que él usaba para “desinflarme” cuando parecía que me estaba haciendo
“demasiado grande”. La parte que bloqueaba me protegía de la ironía de mi padre.
En una sesión de Focusing en un taller, Juan tuvo una sensación de
“creatividad” burbujeando en su estómago, que quería salir. Pero se había detenido
por un bloque en su pecho que se sentía duro y frío, como concreto. Juan se sentó
con el bloque de concreto que había en su estómago, con curiosidad e interés. Le
llevó compasión, y sintió su punto de vista con empatía. Enseguida empezó a sentir
que eso estaba tratando de protegerlo. Le dijo que lo estaba protegiendo de exponer
su creatividad a la crítica de la gente.
Esta forma de bloqueo en general evoluciona cuando se puede escuchar y
reconocer. La tarea del guía (que es muy importante) es guiar al Focalizador para
que escuche y reconozca los sentimientos y el punto de vista de la parte que
bloquea. El lenguaje del guía incluye: “Le haces saber que lo escuchas”, y “Nota si
ahora eso se siente comprendido, o si hay algo más”. Cuando la parte siente que se
ha escuchado todo lo que quería decir, cambia.
No hay necesidad de negociación. Es evidente que hay métodos para liberar
bloqueos en los que se le pide a la persona que negocie con la parte, que le
explique que las cosas ahora son diferentes, que le pida que encuentre otro modo
de protección, etc. He notado que son muchas las personas que esperan que el paso
siguiente del proceso sea una negociación con la parte. Les explico que no es
necesario negociar, y de hecho, en mi experiencia, la negociación retrasa el cambio
porque interfiere en el proceso de la parte para sentirse escuchada en profundidad.
En su primera sesión de Focusing Mary me dijo que sentía algo como un
“sapo” en la garganta – un bloqueo persistente, físicamente sentido que se podía
84 La Aceptación Radical de Todo
escuchar en su voz cuando hablaba o cantaba. Dijo que sabía que una parte de ella
le tenía miedo a su propia manera de expresar, pero que ya había trabajado mucho
en eso y estaba lista para que cambiara. En el “describir” de lo que sentía, dijo que
tenía como un “bulto”. Luego tuvimos el siguiente diálogo:
Guía: “Puedes sentarte con ese bulto, para conocerlo mejor”.
Focalizadora: “Se siente muy resuelto”.
Guía: “Ah, estás sintiendo que se siente muy resuelto. Y puedes preguntarle,
con suavidad, de qué se siente resuelto”.
Focalizadora: “Me está diciendo que me ha salvado muchas veces, no
dejándome decir algo que me hubiera puesto en problemas. Y le estoy diciendo que
aprecio mucho eso, pero que ahora es momento de que le saque ese poder de
protegerme, y darle una tarea diferente”.
Guía: “Y puedes notar cómo se siente cuando dices eso”.
Focalizadora: “Sigue estando igual”.
Guía: “Ah, realmente es bueno que le puedas decir tus sentimientos. Pero
estoy pensando que si yo fuera ese bulto, no me sentiría muy escuchado en este
momento. Fíjate si podrías probar algo un poco diferente, sólo como un
experimento”.
Focalizadora: “¡De acuerdo!”
Guía: “Fíjate si quieres decirle, simplemente, que estás escuchando lo que está
diciendo, luego te detienes. Sin un “pero”. Dile que lo escuchas, e invítalo a decir
algo más”.
Mary siguió esta sugerencia con entusiasmo, y en los diez minutos que
siguieron la parte continuó expresándose. Estaba sorprendida por las cosas que le
dijo, incluso le mostró escenas de momentos específicos en los que le había
ayudado en el pasado. Ella sólo decía, “te escucho”, y continuaba escuchando.
Luego:
Focalizadora: “¡Se está derritiendo! ¡Estoy sintiendo que el bulto se está
derritiendo hacia los lados de mi garganta! Hay un espacio claro ahí ahora. ¡Mi
garganta no se ha sentido tan bien por años! ¡Esto es sorprendente!”
Guía: Entonces quédate un tiempo para sentir, y recibir esta forma nueva en
que se está sintiendo ahora”.
Patrón de rebelión
El segundo patrón típico de los bloqueos de acción es el de la rebelión. La
parte que bloquea es rebelde, rechaza, es un “no” interno. El Focalizador puede
describir a esta parte como “resistencia”, pero me gusta traducir esta palabra por
“la parte que no quiere”. Este rebelde interno es una parte que puede sentir que la
pasan por encima o la atropellan, y eso no le gusta. Tiene cualidad de testarudo,
decidido a no hacer nada por obligación. La parte que dice “no” en general viene
con otra parte que dice, “tú tienes que…”
Al hacer Focusing con mi bloqueo de escritor, encontré una parte como ésta,
justo antes de que se libere el bloqueo. La sentía muy testaruda y rebelde. Hasta la
describí como un “adolescente interno”. Esta parte de mí decía, “No quiero hacer
nada que tengo que hacer”. A diferencia de la parte que me protegía de la ironía de
Liberar Bloqueos de Acción 85
mi padre, ésta no tenía ninguna objeción hacia escribir en sí mismo. Su objeción era
sentirse obligada a hacerlo. Esta parte cambió luego de sentir que escuché y respeté
sus deseos. De hecho, luego de sentir que yo respetaba su punto de vista, se movió
y se convirtió en una parte de energía positiva que me ayudaba a escribir.
Otro ejemplo: Teresa estaba en un taller para bloqueos de acción, y quería
trabajar con algo “pequeño”. Eligió la parte de ella que odia escribir tarjetas de
agradecimiento. Las escribe cuando tiene que hacerlo, pero es consciente de que
una parte de ella odia escribirlas, y que otra parte la fuerza para que las haga,
pasando por encima de la primera.
Había guiado al grupo a través de un ejercicio para bloqueos de acción, y
luego Teresa expresó: “La parte que escribe tarjetas de agradecimiento, y sabe que
las tiene que hacer, dijo muchas cosas, y tuvo muchas razones. A la otra parte, no
la pude encontrar, no logré que apareciera. Cuando dijiste a la parte lo del niño
pequeño escondido detrás de la cortina, sentí adentro mío que era así, que esa parte
era realmente niña, y muy tímida. Al final apareció, pero era algo imprecisa. No
hubiera dejado que la abrace, no quería que la toque, sentía rechazo hacia mí, no
quería que yo la obligue. Se resentía si la forzaba a hacer algo, como si arrastrara
sus talones. Necesitaba más tiempo. Esa parte necesitaba más tiempo, para que yo
me pueda comunicar con ella.
En este caso algo que se sentía tan pequeño, “sólo” tarjetas de agradecimiento,
resultó ser un niña tímida que no quería sentirse forzada a hacer algo. Estaba
conectado con muchas otras partes de la vida de Teresa. A pesar de que no vi las
sesiones de Focusing posteriores, creo que la buena relación que Teresa comenzó a
establecer con esa parte habrá dado su fruto. Cuanto más pueda escuchar a esa
parte, y darle el tiempo que necesita, más posibilidades tendrá de transformarse en
un aliado dispuesto.
Partes rebeldes y testarudas necesitan que se respeten y comprendan sus
puntos de vista. Cuando hay una parte rebelde, el Focalizador está trabado dentro
del patrón identificación / disociación. Puede ser identificación con la parte que
dice “¡Tienes que!” y disociación de la parte que dice “¡No haré nada que tenga
que hacer!” La historia de Teresa suena así, ella expresa que la parte que escribe las
tarjetas de agradecimiento es fácil de encontrar y tiene mucho que decir, pero la
parte que no lo quiere hacer es imprecisa, apareciendo en un primer momento sólo
detrás de una cortina. O puede estar identificada con la parte rebelde y disociada de
la parte que dice “tú debes”. Una tercera posibilidad es que la Focalizadora vaya y
venga entre la identificación con una y la disociación de la otra, convirtiéndose en
Rebelde y Crítico alternativamente. Estos tres patrones de identificación /
disociación son tres modos de estancamiento; no hay movimiento hacia delante.
Liberar el patrón de estancamiento significa desidentificarse de cada parte. Es
decir, encontrar una posición desde donde poder escuchar con compasión a las dos,
empezando en general por la parte disociada. El rol del guía es el mismo que en el
patrón de protección: “¡Le puedes hacer saber que escuchas eso”. “Le puedes hacer
saber que escuchas que realmente no quiere!” Pero también hay una diferencia. La
existencia de una parte rebelde señala que hay un abuso de confianza en la relación
interior, con una historia larga sin considerar ni tener en cuenta que necesita
86 La Aceptación Radical de Todo
sanarse. Mientras que la parte que protege detiene una acción en particular para
defenderme de las consecuencias de esa acción, la parte rebelde detiene una acción
porque no le gusta el modo en que se le pidió que lo haga. Sanar esta relación
interior puede llevar tiempo; re-construir la confianza lleva tiempo. Sin embargo
este transcurrir es recompensado porque es muy probable que este patrón no actúe
sólo para una acción, sino que se trata de la relación del Focalizador con su
voluntad y sus acciones en todas las partes de su vida.
Por lo tanto el rol del guía incluye facilitar paciencia y cuidado hacia la parte
rebelde, y también el permiso para que la parte se tome el tiempo que necesita para
sentirse segura y confiada.
Focalizador: “No quiere que la toquen”.
Guía: “Está bien. Fíjate si le quieres agradecer por decirte eso, que no quiere
que la toquen. Y quizás encontrar la manera de que se sienta bien si te quedas ahí,
sin tocarla, pero haciéndole saber que estás ahí”.
Focalizador: “Dice que se siente un poco mejor pero que podría necesitar que
me quede con ella de este modo por un tiempo largo”.
Guía: “Entonces puedes hacerle saber que escuchas eso…”.
Gene Gendlin escribe maravillosamente sobre este modo sanador de relación
interior cuando dice (The Small Steps,1990): “El cliente y yo, le vamos a hacer
compañía, ahí dentro, del mismo modo que acompañarías a un niño asustado. No lo
empujarías, ni discutirías con él, ni lo moverías de ahí, porque está muy dolido, o
tenso o asustado. Sólo te sentarías a su lado, en calma. Si te acercas a ese lugar con
tu conciencia y te quedas, o si vuelves ahí, es todo lo que eso necesita; hará todo el
resto para ti.
Se ha descripto al Crítico como “el superego”, como una voz que viene de “la
cabeza”, como una fuerza que se instala en la energía positiva que quiere venir.
Todo eso puede ser. Pero, como mi colega Barbara McGavin y yo hemos
descubierto, el Crítico también es una parte que tiene sentimientos, que quiere
contribuir y agradece que lo escuchemos. O, como digo a veces en talleres: “¡Está
tratando de ayudar, sólo que tiene muy pocas habilidades de comunicación!”.
Nos ha resultado facilitador un proceso que tiene tres partes. La primera,
cuando el Crítico aparece, hacer que el Focalizador lo reconozca, le diga hola. Yo
no uso la palabra Crítico a menos que él / ella lo nombre de esta manera. En su
lugar, prefiero describir a esta parte según su comportamiento.
Focalizador: “Ahora estoy escuchando una voz de alguna parte que dice que
esto es estúpido”.
Guía: “Ah, entonces podrías decir hola a la voz que dice que esto es
estúpido”.
En algunas sesiones, este simple reconocimiento es suficiente para que esta
parte se calme o desaparezca. Pero cuando el Crítico es persistente, continuamos.
Focalizador: “Sí, me está diciendo que pierdo mi tiempo”.
Guía: “Fíjate si estaría bien sentarte con esa parte, la que te está diciendo que
estás perdiendo tu tiempo”.
Ahora llegamos al segundo momento del proceso, sugiriendo al Focalizador
que pregunte a la parte de qué tiene miedo. Es una invitación para que el Crítico
Interno se vuelva más vulnerable. Aquí la teoría dice que cualquier intento de
controlar viene del miedo. Es verdad que el Crítico está intentando controlar - ¡la
razón, entonces, es que tiene miedo! Pero esto no significa que hay que ganarle
probando que tiene miedo. Sino creando un clima interno suficientemente seguro
para que el Crítico comience a sentir sus miedos y a hablar de ellos. Cuando esto
sucede, la transformación ya ha comenzado.
Si el Crítico es muy duro, podría no querer decir que tiene miedo. Pero al
menos el Focalizador puede intuir que tiene miedo de algo. Yo podría decir,
“Digamos que hay una persona difícil que siempre está insultando a la gente. Es
poco probable que admita que está asustada. Pero si tú puedes empatizar o intuir
que podría tener miedo por la forma en que insulta, entonces al menos tu actitud
hacia él cambiará. Fíjate si puedes sentir que esta parte de ti tiene miedo de algo”.
Esta forma de empatía permitirá que la parte crítica se sienta más segura como para
admitir su miedo.
Una vez que la parte crítica es capaz de admitir sus miedos, el guía invita al
Focalizador a que le pregunte qué es lo que no quiere. El miedo se abre fácilmente
con un “No quiero que…”. Por ejemplo: “No quiero que me critiquen, no quiero
que me rechacen, no quiero pasar hambre…” El guía invita al Focalizador a
quedarse escuchando. “Le haces saber que escuchas que no quiere que la rechacen.
(Pausa) Y nota si se siente que te ha dicho todo lo que no quiere, o si hay algo
más”. Sólo cuando esta etapa se sienta completa será posible continuar con la
tercera.
La tercera etapa es para que el Focalizador pregunte a la parte, “¿Y qué es lo
que quieres para mí?” Lo que en realidad estamos preguntando es: “¿Qué
Liberar Bloqueos de Acción 89
Conclusión
El proceso descripto aquí para usar Focusing con bloqueos de acción está
basado en una filosofía fundamental de que cada parte o aspecto del yo tiene una
“buena razón” para estar de la manera en que está, y que cuando siente que se la ha
escuchado y se han reconocido sus sentimientos e intenciones, está libre para
cambiar.
Debo más de lo que posiblemente puedo decir a la inspiración de Eugene
Gendlin, quien escribe: “Lo que está separado, no sentido, permanece igual.
Cuando se siente, cambia. … Si hay dentro de ti algo malo, enfermo, perturbado,
déjalo ser en tu interior y respira. Es el único modo en que eso puede evolucionar y
cambiar hacia la forma que necesita”. [Let Your Body Interpret your Dreams (Deja
que tu cuerpo interprete tus sueños)]
90 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Bondad Radical:
La transformación del Crítico Interno
desesperada y desatendida), y en mayo de 1986 apareció “The Fearsome Critic is a
Panicking Child” (El temible Crítico es un niño aterrorizado) de Jane Batt. (Ver
también el artículo de Phil Levy “Is the so called Critic a Hidden Door to Our
Experience?” (Lo que llamamos Crítico, ¿es una puerta escondida hacia nuestra
experiencia?), y el de Ray Purdy “Does the Critic Exists?”, (¿Existe el Crítico?).
Pero yo todavía trataba al Crítico Interno como algo que debía ponerse a un lado,
“encerrado en un cajón a prueba de ruidos” hasta 1991 cuando escribí mi manual
Focusing Students Manual (Manual del estudiante de Focusing). Luego me volví
más tierna y en lugar de echarlo con desprecio comencé a pedirle con amabilidad
que dé un paso a un costado, tal vez reconociendo que podía tener algo importante
que decir.
Le doy el crédito a Ilehlia LeIndra, maestra de Focusing sabia y
comprometida, que enseñó conmigo en Shenoa en 1992 y 1993, por cambiar de
manera radical mi visión del Crítico. Ilehlia recomendaba ofrecerle compasión, y
empecé a preguntarme si era de verdad posible tratar a esta “voz crítica” como a
otra parte de nosotros que necesita ser contenida con amor.
Es verdad que soy bastante lenta en adoptar ideas nuevas, pero aun así es
llamativo el tiempo que me llevó aceptar la posibilidad de que el llamado Crítico
Interno no es el “mal tipo” que parece ser. Tal vez fue dentro del contexto de
trabajo de Mapas del Tesoro del Alma que esta parte que ataca y critica empezó a
entenderse como “algo en mí que está criticando en este momento”. En otras
palabras, lo que parecía ser una voz crítica inalterable es en realidad un aspecto de
nosotros como cualquier otro, en el proceso de cambio y transformación.
Una vez que comprendí, que la compasión hacia el “Crítico” era el camino
más rápido hacia su transformación, comencé a desarrollar métodos para facilitarla.
Cuando alguien se siente atacado, es difícil que sienta compasión hacia su atacante.
Recuerdo haberle dicho a una mujer que estaba en medio de un “ataque del
Crítico”: “Podrías suponer que ha tenido una infancia difícil, para estar tratándote
de ese modo”. Hasta que, finalmente, encontré un método seguro para despertar
compasión: la certeza de que algo que está criticando siempre lo hace por miedo.
Yo sabía que esto era así; lo sentía en mis huesos, como una intuición. Aprendí
que, cuando los “Críticos” niegan indignados que están asustados, invitar al
Focalizador a suponer que podrían estar preocupados o inquietos por algo, favorece
el proceso. Eso resultó.
Por último, hubo una revelación final, como un “giro” repentino en la conciencia y
que luego uno se pregunta cómo pude pasarlo por alto, y es que el Crítico no me
está criticando a “mí”, sino a “algo en mí”. Para hacer de verdad un trabajo de
transformación con este proceso, es necesario que nos desidentifiquemos, no sólo
del Crítico, sino también de su “víctima”, eso en nosotros que reacciona a la crítica.
Nuevamente, no fuimos las primeras en explorar este territorio. En noviembre
de 1994 The Focusing Connection publicó un artículo de Dieter Müller, “The
Critic as a Signpost: Changing the Focus from Criticizer to Criticized” (El Crítico
como señal: cambiando el foco del crítico al criticado). Dieter escribió, “Esta
relación interior permite al cliente cuidar eso que está recibiendo la crítica de la
Bondad Radical 93
misma manera que el terapeuta centrado en el cliente cuida al cliente”. Este es el
primer artículo que conozco que trata a quien es criticado como una parte de
nosotros que tenemos que atender, escuchar, acompañar. Dieter señala que la
aparición de un Crítico Interno es una “señal” que nos dice que esa parte criticada
existe, y necesita compañía compasiva.
Otra vez, ya que yo había leído ese artículo, no entiendo por qué me llevó
tanto tiempo “darme cuenta” – que el Crítico Interno no me está criticando a mí,
está criticando algo en mí que también necesita atención. Cuando nosotras (Barbara
McGavin y yo) tuvimos conciencia de este punto, fue el paso final que habíamos
estado esperando para comprender en profundidad el proceso de crítica interna.
Este artículo fue escrito a propósito para este volumen cuando me di cuenta de que,
para el gran interés que hay en este tema y todas las veces que Barbara y yo lo
habíamos enseñado en talleres, no había ninguno que contuviera todas nuestras
últimas reflexiones y prácticas. Aquí está.
Bondad Radical
La transformación del Crítico Interno
Escrito especialmente para este libro
quiero que arregle su cuarto – pero cambiará qué le digo, cómo se lo digo, cómo
me percibe, y por último, la cualidad de nuestra relación.
que está presionando o deteniendo, no tiene más esperanza de que cambie. Esto es
importante, y volveremos sobre este tema.
La verdad de etiquetar
Como hemos visto, el proceso de crítica interna con frecuencia se muestra a
través del lenguaje peyorativo que usamos para etiquetar nuestra experiencia. Este
proceso es, en general, difícil de reconocer, y por lo tanto difícil de abordar.
Podemos estar tan identificados con la parte de nosotros que pone etiquetas a otra
parte de nosotros que cuando las usamos no reconocemos que éstas son como
armas en un conflicto bélico. Se sienten como “la verdad”. Pero no lo son.
En una oportunidad yo era Compañera en una sesión de Focusing y la
Focalizadora acompañaba un “algo” interno que no se sentía como para hablar.
Ella describía ese “algo”, como hacemos en Focusing, diciendo, “Es pequeño y
duro, como un bulto… Quiere que me quede aquí, está agradecido porque le estoy
prestando atención… Quiere que me quede aquí, pero no me quiere hablar… Se
siente como una parte egoísta, dominadora…” Oh! ¿Has visto lo que pasó? Desde
Bondad Radical 97
una descripción simple y directa, “es pequeño y duro, como un bulto”, ha sentido
con empatía el punto de vista de ese algo (“quiere que me quede aquí…”), pero
luego empieza el lenguaje peyorativo. “Egoísta” y “dominadora” no son simples
descripciones. Son señales – mecanismos para lograr un cambio en algo que se está
resistiendo. Parten de un punto de vista – y no es el de la parte que se estaba
describiendo.
En este caso yo respondí: “Estás sintiendo algo en ti que le dice a la parte
pequeña y dura “egoísta” y “dominadora”. Podrías querer reconocer a esa parte
también”. La Focalizadora, acostumbrada a volver al estado de Presencia, dijo: “Sí,
esa parte de mí no puede entender cómo algo puede querer conciencia y no querer
hablar. Realmente sí quiere que eso hable”.
¡Qué gran diferencia! Nos movimos de “Es una parte egoísta y
dominadora…” a “(algo en mí) realmente quiere que eso hable”.
Y considera lo siguiente: cada vez que encuentres algo en un proceso interno,
en tu propio Focusing o en el de otra persona, y esa parte no quiere hablar, no
quiere salir, no quiere mostrarse a sí misma, las probabilidades son, 99 veces cada
100, que no se siente segura, y no se siente segura porque hay otra parte en el
Focalizador que está oculta, lista para criticarla.
De modo que cuando se usan etiquetas peyorativas en descripciones de
procesos internos, en general, son signos que indican que está presente otra parte,
que se esconde en la identificación, haciendo que el proceso se sienta inseguro y
además, no escuchado.
y propósito, veremos porqué, al ser rechazado tiene que volver, más fuerte que
nunca.
El segundo problema tiene que ver con la dinámica del exilio. Cuando
aspectos de nuestra experiencia interna son empujados fuera de la conciencia, en
realidad no desaparecen. Funcionan en forma implícita; es decir, sin estar en la
conciencia son muchísimo más poderosos, lo que hace que nuestra vida se sienta
aún más impredecible y fuera de control para la parte de nosotros que sí permanece
en la conciencia.
Un ejemplo: hace unos cuantos años mi buena amiga R. se me acercó muy
alterada. ¿Cómo podía haberle hecho eso? ¿Qué? le dije. No sabía de qué me
estaba hablando. Ella me lo recordó: en la conferencia, mientras guiaba a un grupo
en un ejercicio, yo le había dicho que lo hiciera de otra manera. Había sido
doloroso para ella; había escuchado crítica y enojo en mi voz. Yo sólo recordaba
que había tratado de ser “útil”. Pero, respetando su punto de vista, hice Focusing e
invité a venir a mi conciencia a algo en mí que podría haber tenido algún
sentimiento con respecto a R. En efecto, había algo en mí que tenía sentimientos
críticos hacia ella, desde hacía mucho tiempo en nuestra historia. Como no había
tenido conciencia de ellos, habían salido hacia fuera en público, y fue evidente para
ella y probablemente para algún otro, ¡pero no para mí!
Ya no quiero ser la última en saber lo que estoy sintiendo. Por eso hago
Focusing, y por eso hago Focusing poniendo énfasis en la Relación Interior –
porque invito a volver a los exiliados.
Tú no puedes “sacarte de encima” a ninguno de tus sentimientos, y no importa
cuánto, algo dentro de ti, lo quiere. Sólo los puedes mandar bajo tierra. En el exilio,
partes de nosotros se vuelven más salvajes, más oscuras, más solitarias, más
crueles. Cuando vuelven del exilio, o actúan desde el exilio, no se ven muy lindas.
(Ver “La historia del perro”, en este volumen. Es una ilustración metafórica de este
tema.)
Entonces, ¡no exiliemos el proceso de crítica interna! Rechazándolo hacemos
que sea más fácil que otras personas lo vean, y lo ponemos fuera de la esfera de la
Presencia, que es donde puede ocurrir su transformación.
tan duro conmigo”) pasó a ser una parte de él ansiosa por tener éxito. Y la parte de
él que estaba tan asustada necesitaba que le hiciera compañía, la misma que le
haríamos a un niño asustado. Cuando esa parte se sintió escuchada desde la
Presencia, y no se la presionó ni criticó, comenzó a aflojarse. Y cuando la parte
impaciente sintió que sus preocupaciones eran escuchadas, también empezó a
relajarse.
Nada de esto pudo haber pasado sin Presencia.
“Estoy sintiendo que esta parte de mí no está segura si quiere que yo esté bien.
Siente temor a que si mejoro olvide lo que aprendí en todo este tiempo. Otra parte
dice que no debo sentir de esa manera, que está mal. Mis síntomas me están
diciendo, “Si nos vamos, vas a volver a estar inconsciente”. Algo ahí piensa que
tengo que estar enferma para tener una vida sana. Y algo en mí está asustado
cuando escucha eso”.
Nota que en esas seis frases, ella está escuchando a dos partes de sí misma. He
puesto en itálicas las frases que expresan lo que la “parte crítica” está diciendo y
sintiendo. Comienza diciendo que la otra parte de ella “no debería estar sintiendo
de ese modo”. La voz crítica es así: juzgadora, usa palabras como “deberías” y
“tienes que”. Pero unas pocas frases más adelante, toma conciencia de que esta
parte de ella está asustada.
Podemos empatizar con esta parte asustada. ¡Por supuesto! Puede asustar
darse cuenta de que hay una parte que quiere los síntomas dolorosos que uno está
sintiendo. No es extraño que esta parte asustada se sienta ansiosa y trate de detener
esas experiencias de la única manera que conoce: a través del juicio y de la culpa.
Aunque nosotros (desde la Presencia) somos conscientes de que escuchar con
exactitud lo que hay dentro es la manera más rápida que permite su transformación
– y no hay que tener miedo de escuchar qué es, porque eso ya es eso – muchas
veces hay una parte, como en este caso, que tiene miedo de escuchar, y que no
quiere que eso sea verdad. Una parte de nosotros que está tratando de suprimir a
otra parte muchas veces se comporta de manera crítica. Pero su sentimiento es
preocupación, miedo. Y esto es importante: hacer la distinción entre las acciones
que una parte de nosotros está tomando o instando a tomar a otra parte de nosotros,
y los sentimientos que están detrás de su conducta. Si quedamos atrapados en la
conducta o las acciones, estamos atrapados en una lucha. Pero si podemos sentir
más allá de las acciones, a los sentimientos que manejan esas acciones, estamos
mucho más cerca del potencial de transformación.
Observé que su cuerpo se relajaba aun antes de que él dijera: “Estoy sintiendo
un gran alivio en todo mi estómago y abdomen. Se acaba de ir esa fuerte tensión”.
La frase que empieza con “no es extraño” es cálida y empática, y no ratifica
de ninguna manera la creencia limitante que contiene esa parte. Reconoce los
sentimientos (“asustado o inquieto”) y su conexión con la creencia (“si crees
que…) sin validar la creencia en sí misma. Esto suele traer un aflojamiento, una
liberación, alrededor de la creencia, que muchas veces se siente como un alivio
físico.
Lo que No-Quiere
Hay algo que esta parte de nosotros – la que en este momento está criticando
– no está queriendo. Y, paradójicamentee, muchas veces lo que no quiere es
exactamente lo que está prediciendo. Dice, “Serás un fracaso” o “Eres un fracaso”,
y que fracases resulta ser precisamente lo que no quiere para ti.
Esto puede parecer poco lógico, pero en realidad es un proceso humano muy
natural. Imagina que un niño pequeño quiere salir al jardín un día de mucho frío y
el padre le grita, “¡Te vas a morir de frío!”. ¿Por qué un padre le diría a su hijo que
podría morir? Es evidente que el padre quiere algo del niño, quizás, que se ponga
ropa de abrigo. Entonces ese enunciado no es una predicción de muerte. Es un
pedido que se expresa unido a un fuerte sentimiento: ¡Por favor abrígate, estoy muy
preocupado por ti!”. Desde esta perspectiva, entendemos que “¡Te vas a morir de
frío!” es una expresión de lo que no quiere.
Es posible que cada vez que nuestras partes críticas internas predicen nuestro
fracaso, o nuestra perdición, en realidad están hablando de lo que ellas no quieren.
¡Qué idea!
Invitar a que una parte crítica exprese lo que no quiere puede ser un proceso
de transformación muy profundo. De hecho, Barbara McGavin y yo hemos
descubierto que si la invitamos a que nos haga saber qué es lo que no quiere que
nos suceda a nosotros, el proceso se facilita. Suena así: “La estoy invitando a que
me haga saber qué es lo que no quiere que me suceda”. Si la expresamos de este
modo, esta invitación valida el carácter protector de esta parte de nosotros, y por lo
tanto, es probable que sea bien recibida.
Si te conectas primero con el miedo-como-emoción de la parte crítica (miedo,
inquietud, preocupación…), es probable que comience a hacerte saber qué es lo
que no quiere que te suceda. Sin esa conexión emocional, este paso puede resultar
muy difícil, a veces imposible. Sentir su (miedo-como) emoción es un paso clave;
luego viene sentir lo que eso no-quiere.
Sintió en su cuerpo, y vio una figura oscura escondida que la miraba furiosa.
“Me estoy preguntando si podrías estar inquieta o preocupada,” le ofreció. Hubo
una ligera sensación de asentimiento, no mucho, un poco. Empatizando con lo que
le podría estar pasando ella invitó, “Me estoy preguntando qué es lo que podrías no
querer que me suceda”. Imágenes y palabras comenzaron a fluir: abusada,
castigada, deshonrada… “Castigada” se sintió como el núcleo de todo. Le hizo
saber que la escuchó. “Realmente escucho que no quieres que yo sea castigada”.
Hubo una leve sensación de liberación… y entonces ella le ofreció empatía.
“No es extraño que te estés sintiendo angustiada”, le dijo, “si lo que no quieres es
que yo sea castigada”. Hubo un alivio en la sensación de este lugar interno, como
relajado. Thea se quedó con eso y sintió qué más había.
Lo que Sí-Quiere
Justo debajo de lo que No-Quiere está lo que Quiere, que es lo que esta parte
quiere que tú sientas o experiencies. La buena noticia sobre partes que critican es
que lo que Quiere, en general, está bastante accesible una vez que hemos
escuchado lo que No-Quiere. (Hablaremos de la excepción, en la sección “Crítica
Interna Severa”). Y en el momento en que una parte se dispone a decir al
Focalizador qué quiere, es muy poco probable que continúe siendo crítica. Muchas
veces se siente como un protector preocupado. Ésta es otra razón para dejar ir el
término “Crítico” y nombrar a esta parte según la manera en que se comporta,
cambiando su descripción a medida que cambia su conducta.
Sigamos con el ejemplo de Thea, recién narrado, en lo que sí-Quiere. Al
permanecer en contacto con la parte de ella que estaba criticando, sintiendo que no
quería que fuera castigada. Ella reconoce eso y enseguida siente alivio. Se toma un
tiempo y se da cuenta de que esa parte está dispuesta a sentir lo que Quiere. La
imagen de ser castigada está aún con ella, es lo que no quiere, y ahora, sobre esa
imagen viene otra, de ser… “abrazada con orgullo” son las palabras. “Quiere que
yo sea abrazada con orgullo”, dice Thea.
La compañera de Focusing que acompaña a Thea la invita a sentir lo que esa
parte está queriendo que ella sienta al ser abrazada con orgullo. Estar en contacto
con el Sentimiento Querido es / trae un nivel más profundo de conciencia que es
muy transformador. Thea invita a una sensación en su cuerpo de lo que esa parte
quiere que ella sienta al ser abrazada con orgullo. Hay una sensación corporal de
calor… protección… conexión… Esto es muy grato de sentir, y Thea permanece
con eso durante un tiempo.
Sí, ésta es la misma parte que Thea encontró diciendo, “Nunca llegas a ningún
lado. Deja todo”. Igual que un padre que dice, “Te vas a morir de frío”, en lugar de
decir,”Me preocupas, quiero que estés bien.” La misma parte de nosotros que
parece que nos ataca en realidad nos quiere proteger y apoyar. Pero es necesario un
proceso que permita que se muestre el lado protector.
El crítico y el criticado
En los ejemplos que siguen, te invito a preguntarte quién es ese “yo” con
quien el que habla se ha identificado. ¿Es Presencia? ¿Es la parte que critica? Y si
no es ninguna de las dos, ¿quién es?
“Me siento mal porque estoy estropeando mi vida”.
“Mi crítico interno es enorme, y yo soy tan pequeño”.
“Una voz crítica me dice que soy “estúpido” y siento que es verdad”.
“Una voz crítica me está llamando “estúpido” y le estoy diciendo que se calle
la boca y se vaya de aquí”.
“Me siento avergonzado”.
En todo lo que hemos hablado sobre una parte que critica, hemos ignorado a
otro protagonista clave del drama – la parte de nosotros que está siendo criticada.
Si yo me identifico con la Presencia, el estado que me permite estar con cada cosa
que surge, entonces queda claro que no es a mí a quien se está criticando. El
personaje de Robert De Niro en la película Taxi Driver dice, “¿Me estás hablando a
mí? ¿Me estás hablando a MÍ?” ¿A quién le está hablando la parte que critica?
¿Quién está criticando? ¿Yo?
Cuando estoy en Presencia, no me siento criticado.
Entonces, si hay una experiencia de estar sintiéndome criticado por una parte
crítica de mí, debe ser otra parte de mí que también necesita ser reconocida. Es la
que recibe la crítica y tiene sentimientos al respecto: enojo, rebeldía, culpa,
confusión, vergüenza.
Podemos estar identificados con la parte que critica, como en “Esto es
estúpido”, o podemos estar identificados con la parte criticada, como en “Me siento
un inútil”. Podemos estar identificados con la parte criticada y además tener cierta
conciencia de lo que está sucediendo, como en “Una parte crítica apareció y me
está diciendo que nunca voy a llegar a ningún lado con esto”. Es poco probable que
estemos en Presencia en este proceso de crítica. Si estuviéramos en Presencia,
diríamos algo así:
“Estoy sintiendo algo en mí que está criticando a esta otra parte de mí, y
también estoy sintiendo a la parte de mí que se siente criticada”.
Estar en Presencia es el primer paso y el más esencial para salir del punto
muerto entre el crítico y el criticado. Para encontrar Presencia cuando “tú” estás en
medio del ataque del crítico, tienes que recordar que tú no eres el objetivo, tú no
eres el criticado. Algo en ti está siendo criticado por algo en ti.
106 La Aceptación Radical de Todo
Una señal de que puedes estar identificado con la Parte Reactiva es si te resulta
difícil sentir el miedo, la preocupación o la angustia en la Parte Crítica. Si te resulta
difícil imaginar o sentir que esta parte de ti que critica está enojada, es dura o
malvada; si parece muy grande en relación a ti; si es difícil empatizar con ella – son
signos seguros de que estás identificado con el destinatario de esa crítica. Sientes
que te critica a ti. Esto significa que no estás en Presencia – lo cual es una buena
noticia, porque una vez que estás en Presencia otra vez, ¡las cosas se van a sentir
mucho mejor!
Para el Focalizador estar en Presencia es tener la posibilidad de estar con
ambas partes, la parte que está criticando y la parte que reacciona a esa crítica.
Cada lado tendrá una cualidad emocional, un no querer y un querer, que es
Bondad Radical 107
fuerte. No quiere que sea fuerte.” Sin embargo, no fue el accionar de George lo que
enfureció al dragón, sino el hecho de que su acción no logró lo esperado. “El
problema no estuvo al escribir los mails y mandarlos. Fue después, cuando no
funcionó, que empecé a escuchar que decía qué imbécil era.”
Fue insoportable para alguna parte de George que llevara a cabo acciones
fuertes y fueron rechazadas. “Es como si escuchara que murmuran, quien se cree
que es, para pensar que personas importantes como nosotros responderíamos a este
mail tonto y sin importancia”. Mientras estaba sentado con la sensación de todo eso
en su cuerpo, vino un recuerdo de sus días de colegio: Le había escrito en su
agenda a una chica muy popular, que le gustaba. Más tarde ella se le había
acercado y lo había insultado con crueldad frente a sus amigos. “Ellos la habrán
embromado por lo que le escribí” dice ahora. En ese momento, fue devastador.
George se sienta ahora con la sensación corporal que le trae el recuerdo de ese
rechazo devastador. Ese recuerdo se encuentra con otros, otros tiempos, otros
rechazos. Permanece con la sensación corporal mientras los recuerdos vienen,
logrando cierto permiso interior para sentirlo tanto como quiera. “Es como un
puñetazo en el estómago”, dice. “No… es como después del puñetazo. Con náuseas
y sin aire suficiente”. Se queda con esa sensación, reconociéndola.
“Esto es lo que ese dragón no quería que yo sintiera,” dice George. Reconoce
a ambos: a la sensación misma, así como está ahora, y a algo en él que no quiere
que él sienta eso. Poco a poco crece en su interior una sensación de calma. “No está
tan mal”, dice. “Tenía miedo de que fuera peor”.
“Sí”, reflejé, “algo en ti tenía miedo de que fuera peor”.
Siempre parece un pequeño milagro: que me siente en una clase para principiantes,
con una persona nueva que me escucha por primera vez, y tener una sesión de
Focusing excepcional. ¡Y muchas veces en sólo diez minutos! ¿No es
sorprendente? Si tratara de convencer a alguien de que hago algunas de mis
mejores sesiones frente a un grupo casi desconocido, por un Acompañante novato,
en tan poco tiempo, me mandaría a algún lugar lejano para un largo descanso.
¡Pero es verdad!
Entonces, si yo explico cómo es el proceso que me hace sentir segura para
tener una gran sesión con un Acompañante nuevo, podría ayudarnos a entender
qué tenemos que hacer para sentirnos seguros para Focalizar con casi cualquier
compañero.
Primero, tenemos el acuerdo de que él sólo responde a lo que acaba de
Escuchar; sin guiar. Esto significa que yo guío mi proceso. Sé que tengo un espacio
abierto frente a mí, sin que nada interfiera. Puedo tomar el tiempo que necesito
hasta encontrar algo, sin tener que preocuparme de que me interrumpa. Mientras
estoy en silencio, el Acompañante estará en silencio.
Sé que el Acompañante me va a seguir por donde yo vaya, no intentará
interpretar, analizar, anticipar, asociar, ni se preocupará mucho en comprender. La
simplicidad de nuestra tarea en conjunto me trae una gran paz interna. Voy a estar
conmigo, y el Acompañante va a estar conmigo.
Segundo, tenemos el acuerdo de que es mi turno, “el Focalizador es el jefe”.
Esto me recuerda que no me corresponde a mí, como Focalizador, cuidar al
Acompañante. No tengo que ser interesante ni productivo para que él esté bien.
Puedo estar en silencio la totalidad del tiempo y eso estaría bien. O puedo hablar un
kilómetro por minuto (es poco probable, pero podría), y sería su tarea resolver la
manera de seguirme. Ese es nuestro trato.
Tercero, sé que mi tarea es comprobar con mi lugar interno lo que el
Acompañante dice, y hablar o ignorarlo si no es apropiado. De este modo es
realmente el lugar interno lo que guía el proceso y no dejará que ocurra nada que
no sea seguro para mí. Algunas veces (muy pocas) tengo que decir, “Por favor
quédate más cerca de lo que voy diciendo”, o “Siento que estás haciendo una
sugerencia y necesito que sólo digas lo que dije”. Entonces aun si él olvida nuestro
primer acuerdo, este último me mantiene segura.
Cuarto, hemos convenido una señal con mi mano para detener al
Acompañante sin tener que hablar, por si comenzara a responder mientras algo
importante está viniendo en mí. Parte de este acuerdo es que no tiene que ponerse a
la defensiva, porque una posibilidad natural de cualquier sesión, es que algo surja
Focusing seguro con (casi) cualquier compañero 115
Suena tan fácil, Focusing en díadas. “Sólo tienes que intercambiar turnos de
Focalizar y Escuchar, con un amigo o con alguien que encuentres en un taller”. Se
refiere a que hacer Focusing con un compañero es gratificante y satisfactorio, y que
es más fácil hacerlo con otra persona que solo. Bueno, todo esto es verdad.
Focusing en díadas puede ser muy gratificante y satisfactorio, y mucho, mucho más
fácil que hacerlo solo. Pero también tiene sus riesgos. Lo que se sintió fácil y
seguro cuando lo practicaste en un taller, o lo leíste en un libro, puede comenzar a
sentirse como una zona de riesgo. Es cuando las pautas de seguridad que te ha
enseñado tu profesora se vuelven muy importantes. No son sólo buenas ideas – en
realidad pueden salvar tu relación de Focusing, y hasta tu práctica.
1. Nunca, nunca, nunca menciones el contenido de la sesión, aunque ya
haya terminado, a menos que lo haga el Focalizador. Es realmente importante.
Muchas díadas de Focusing han naufragado por esta razón. Un comentario que en
apariencia es inocente y bien intencionado, puede comprometer la seguridad de la
relación entre ambas personas. ¡Y es muy tentador hacerlo! Tienes que estar muy
lúcido y consciente, porque es fácil que salga de tu boca algo que puede violar esta
regla. Tenemos mucha más práctica en lo social, en un ambiente no-Focusing que
en el de Focusing. ¿Qué tiene de malo? Respuesta: mucho.
Digamos que tu compañero está Focalizando en los sentimientos relacionados
a una discusión con su esposa. Durante la sesión sigues con cuidado las reglas y
sólo reflejas sus sentimientos y puntos de vista, sin agregar nada propio. Pero
cuando la sesión termina, cuando todavía están sentados, o compartiendo una taza
de té en la cocina, o parados para irse, te encuentras diciendo, “X (la esposa) de
verdad es una persona difícil”. ¿Qué sucede entonces? La próxima vez que tu
compañero quiera focalizar en ese tema o en uno similar, ya hay un punto de vista,
una inclinación. Una parte de él piensa que te puede tener de su lado. Otra parte se
siente insegura, como si hubieras tomado partido en su contra. Te has mostrado
parcial, y la parcialidad crea un espacio inseguro.
Es aún peor si un comentario implica un juicio o una crítica hacia el
Focalizador, como en “no puedo aguantar esas cosas que aguantas de X”. Ahora la
preferencia incluye un juicio hacia el Focalizador y el espacio es menos seguro
para Focusing.
Lo peor de todo: algún consejo. Dar consejo no-pedido implica juicio y falta
de confianza. ¡Piensa en esto! Cuando dices, “Por qué no tratas…” o “¿Has
pensado en…?” o “Lo que haría si fuera tú es…”, en realidad estás diciendo que no
Los riesgos de Focusing en díadas 119
crees que pueda resolver la situación sabiamente sin tu intervención. ¿Es eso lo que
crees? Puedes querer Focalizar en eso – ¡con otro compañero!
Es diferente si te piden consejo “¿Qué piensas?” o “¿Qué harías?” son
invitaciones claras para dar tu opinión. Pienso que el problema es que mucha gente
escucha el enunciado de un problema como si fuera un pedido de consejo (y ahora
no estoy hablando sólo de Focusing en díadas). Durante una sesión de Focusing M
hablaba de un dolor en su muñeca y su escuchante Z, luego de terminada la sesión,
preguntó, “¿Has probado orthobionomía? Te puedo dar el nombre de un
profesional muy bueno”. No hay duda de que Z tuvo la mejor de las intenciones.
Pero la pérdida de seguridad por la intromisión fue un costo más grande del que
hubiera ganado por el buen consejo. M tiene muchas personas que le pueden dar
consejos, pero sólo unos pocos compañeros de Focusing.
No importa cómo conociste a tu compañero – si era un amigo que te
acompañaba a Focalizar, o alguien que conociste en un taller – esta relación
cercana comenzará a sentirse como una amistad. Y entonces puede haber
contradicción entre las reglas y costumbres de la amistad y las más estrictas de la
relación de Focusing. Podría ser bueno reconocer el potencial de conflicto que hay
dentro de ti, la parte de ti que quiere la tranquilidad y la fluidez de una amistad, la
parte de ti que quiere la seguridad de una díada de Focusing. Los amigos expresan
opiniones, dan consejos (¡es probable que muchos más de los que se necesitarían!),
comparten historias de experiencias similares. Te tienes que preguntar a ti mismo,
¿la sensación de amistad desestructurada con esta persona realmente vale la pena el
riesgo de perder al compañero de Focusing? Yo diría que no, no la arriesgues. ¡Una
buena díada de Focusing no es tan fácil de encontrar!
“¿Qué hago si mi compañero menciona el contenido de mi sesión y estoy
incómodo por eso?” Si te das cuenta en el momento en que sucede, puedes decir
algo como, “Estás hablando del contenido de mi sesión, sé que tus intensiones son
buenas, pero en mi interior se siente que necesitaría dejar un espacio alrededor de
eso”. O, “…pero ahora me gustaría dejar ese tema a un lado”.
Si como sucede muchas veces, te das cuenta pasado un tiempo, la situación es
más delicada. Te podrías preguntar, como lo hacemos en Focusing, si la sensación
que surge sobre la seguridad con tu compañero necesita que tú digas algo. Si no,
puedes elegir estar atento por si sucede otra vez. Pero si necesitas hablar de eso,
puedes decir, “¿Te acuerdas la última vez cuando conversábamos después de la
sesión, y tú dijiste, ‘no puedo aguantar esas cosas que tú aguantas de X?’ Me di
cuenta después, que sentí que estabas hablando del contenido de mi sesión. Me
gustaría pedirte que no hablemos de los contenidos de nuestras sesiones, a menos
que lo haga el que ha Focalizado. ¿Está bien para ti?” Aquí hay dos puntos que son
clave (le agradecemos a Marshall Rosenberg por su “Comunicación No-Violenta”,
aunque no estoy siguiendo su sistema con exactitud). Uno es citar, lo mejor que
puedas, lo que tu compañero ha dicho, lo opuesto a, “¿Recuerdas la última vez
cuando estábamos charlando después de la sesión, y tú criticaste mi relación?” El
otro es recordar que tu compañero es bien-intencionado y no quieres juzgar su
conducta como equivocada, sino sólo hacerle saber que te gustaría algo diferente
en el futuro.
120 La Aceptación Radical de Todo
“¿Qué pasa si el compañero se moviliza con el material del Focalizador?”
Primera respuesta: ¡Qué bueno! ¡Qué gran oportunidad!
Segunda respuesta: Como compañero, es indiscutible que eres responsable de
tus sentimientos y reacciones. Eres una persona real, sensible a sentirte
emocionado, conmovido, agitado o inquieto por lo que el Focalizador está
trabajando. Pero tus sentimientos son tuyos. Cuando surge algún sentimiento
propio mientras estás escuchando te recomendaría decir, en silencio, para ti mismo,
“Hola, yo sé que estás ahí”. Eso puede ser suficiente. No es necesario que lo
compartas. De hecho, es mejor que no lo hagas, ni cuando la sesión ha terminado.
Porque es muy probable que coincida con el contenido del Focalizador.
Si tu turno viene después, puede haber una manera de Focalizar con
sensibilidad en los temas que se manifestaron en su sesión. Si puedes apropiarte de
tus temas como tuyos, sin relacionarlos con los de tu compañero, estará bien. Si
estás en duda, se lo puedes decir describiendo en forma breve lo que quieres
trabajar y preguntarle si eso violaría su espacio. Este tipo de trabajo inspirado
mutuamente es provechoso para los dos.
Lo más peligroso en el caso de “estar movilizado” es cuando no te das cuenta
cuando ocurre, entonces, en lugar de hacerte responsable de tus reacciones, éstas
emergen como críticas, juicios (hacia el Focalizador o hacia otros en la vida de él),
consejos o conductas salvadoras. Más arriba, dije que es probable que los consejos
surgen del hábito social o porque has creído que te ha pedido ayuda. En realidad, la
urgencia de dar consejo, ayudar, salvar o juzgar también puede salir de un lugar en
ti que está pasando un momento difícil por estar con el proceso del Focalizador.
Estar alerta por la urgencia por ayudar, querer modificar o rescatar algo. Estas
urgencias pueden resultar señales valiosas de que hay algo en ti que necesita
compañía.
2. Recuerda que es la sesión del Focalizador, y no es tu responsabilidad
como Compañero / Guía / Aliado que suceda algo bueno en su Focalización, ni
de asegurarte de que está haciendo Focusing.
Esto suele suceder con bastante frecuencia. Terminamos la clase del Nivel
Uno, y el grupo se va con la intención de practicar en díadas. Entonces empiezo a
recibir llamados telefónicos diciendo: “No estoy seguro si mi compañero realmente
está haciendo Focusing. ¿Qué puedo hacer?”
Mi respuesta: “Nada. No hay nada que puedas o debas hacer. La
responsabilidad es de tu compañero. Estás allí para escuchar, sostener el espacio y
estar presente. Eso es todo”.
Como me cansé de las llamadas telefónicas, estuve astuta y ahora lo enseño en
el curso. El lugar de la responsabilidad en las díadas de Focusing es éste: cuando
alguien está haciendo Focusing, es su sesión. Es su tiempo. Período. Si quiere
usarlo para hablar de algo en lugar de sentirlo, es su problema. Si quiere usarlo
para buscar ideas o establecer metas o meditar, es su problema. Sólo le preguntas
cómo quiere que lo acompañes. Luego no te tienes que preocupar por tu rol.
“Me aburro cuando mi compañero cuenta largas historias sobre otras
personas. Me quedo esperando que logre una sensación sentida”. Aquí tenemos
una paradoja. Por un lado, enseñamos que lo que de verdad trae cambio es hacer
Los riesgos de Focusing en díadas 121
Focusing: ofrecer una conciencia interesada a una sensación sentida. Por otro lado,
decimos que la sesión es del Focalizador, sea lo que sea lo que quiera hacer, tienes
que estar con lo que él elija. ¿Cómo resolverlo? Qué opinas: ¿qué pasaría si
supieras con certeza, si confiaras de verdad, que sus historias son parte de un
proceso holístico? ¿Aun así estarías aburrido? ¿O te sentarías cómodamente y
observarías con curiosidad e interés, hacia dónde y cómo evoluciona ese proceso?
Existe un modo legítimo de influenciar a tu compañero de Focusing, cuando
llega tu turno haces un buen Focusing. Si él no está satisfecho con lo que está
haciendo, y ve cuánto logras tú en tu proceso, va a cambiar. En su momento, a su
modo.
3. Divide el tiempo en turnos iguales.
Tuve una compañera encantadora y muy querida para hacer Focusing una vez
por semana, que duró catorce años. Durante aproximadamente los primeros once,
llegaba a su casa, apagaba el motor de mi auto, y pensaba, “Qué pena que esta
noche no me va a venir nada”. Semana tras semana, sin excepción, aparecía este
pensamiento, a pesar de que semana tras semana sí vino algo y se abrió, y trajo
comprensión y alivio. (¡Aunque puedes confiar en el proceso de Focusing, puedes
no confiar en tus pensamientos antes de empezar!)
Si nosotras no hubiéramos tenido la regla “Divide el tiempo en dos turnos
iguales”, hubiera estado tentada a decir, “No necesito Focalizar esta noche, ¿por
qué no tomas tú todo el tiempo?” Y eso hubiera sido, como podrás sentir, muy
debilitador para la relación de Focusing. También hubiera sido una pena, porque
me habría perdido todas esas valiosas sesiones.
Cada persona es diferente. A algunas les pasan muchas cosas, la mayor parte
del tiempo. A eso lo llamamos “Proceso Cercano” (lo aprendí de mis primeros
maestros de Focusing, Elfie Hinterkopf y Les Brunswick). Otras personas, como
yo, en general pensamos que no vendrá nada. Lo llamamos “Proceso Distante”
Ambos tipos de personas logran mucho de Focusing. Hasta pueden lograr mucho
formando una díada entre ellas. Pero la Persona Distante no debe, repito, no debe
tentarse a dar su tiempo a la Persona Cercana porque ésta parece necesitarlo más.
No es así. Todos necesitan Focusing. (Además, una persona que está disgustada o
que está pasando por un mal momento puede obtener mucho de estar ahí siendo el
que escucha – una sensación de estar centrado, la autoestima de ser capaz de estar
ahí para otro…)
“Turnos iguales” pueden ser iguales en tiempo, o iguales en oportunidades.
Por ejemplo, si dos personas acuerdan que ambos Focalizarán tanto como quieran,
son turnos iguales, aun si una sesión dura cuarenta minutos y la otra diez. Además,
los turnos no tienen que ser al mismo tiempo: hay quienes han hecho el trato de que
una semana es el turno de una persona, y la semana siguiente es el turno de la otra.
Eso está bien. También está bien si uno de los dos siempre quiere empezar primero
y el otro quiere ser el segundo. Lo único que no está bien es dejar el turno, porque
eso modifica la relación de poder del acuerdo, y marca a una persona como
“necesitada” y a la otra como “la que da”. Dejar pasar tu turno no es algo que hace
crecer la confianza, ni en el otro, ni en tu propio proceso. Confía, y toma tu turno.
122 La Aceptación Radical de Todo
Aprendí que una herramienta nueva no reemplaza a las viejas, sino que se agrega a
la caja de herramientas.
La comunidad de Cambios que se reunía en University Church fue un
experimento social extraordinario. A veces tanto como un centenar de personas se
encontraban dentro de la cafetería (conocida en los días de semana como “The
Blue Gargoyle”, un lugar popular para almorzar a bajo costo) para escuchar a Gene
Gendlin o a algún otro orador, seguido por anuncios, interacción, y pequeños
grupos. El momento llamado “Anuncios” no era sólo la lectura aburrida de notas de
una lista. Muchas veces lo mejor de la noche era cuando el que quería podía
pararse y pedir algo. Escuché preguntar por traslados, lugares para alojarse, ayuda
para mudarse, hogares para gatitos, trabajos, abrazos, y personas dispuestas a
Escuchar. También era el momento en que se formaban grupos pequeños, a veces
improvisados (“Estoy tan disgustado con lo que está haciendo Nixon en Camboya
que necesito un grupo para hablar de posibles acciones”), a veces continuados.
Los grupos pequeños cambiaban su naturaleza y composición cada semana,
pero una constante era el “Grupo de Gente Nueva”, un grupo de orientación para
primerizos – de los cuales siempre había algunos. Después de haber asistido en
Cambios durante un mes o dos, alguien se paró en el momento de los Anuncios y
dijo que el Grupo de Gente Nueva necesitaba un facilitador para esa noche. Hubo
silencio. Nadie se ofreció. Me escuché diciendo, “Yo lo haré”.
Lo que pasaba en el Grupo de Gente Nueva era muy simple. Enseñábamos
Escuchar. Además de unos pocos principios que eran obvios para todos – que era
un grupo abierto, con poco o nada de planificación centralizada, en el que cada uno
era considerado tan capaz de dar como de recibir ayuda – Escuchar era lo que
necesitaban saber para participar en la vida de la comunidad. Interesante: no
enseñábamos Focusing. Enseñábamos Escuchar.
Esa fue mi primera actuación enseñando. Habría, cada semana, entre dos y
diez personas nuevas, de todas las edades y procedencias, interesados en aprender
lo suficiente como para participar en esta inusual comunidad. Nunca me cansé de
dar la charla sobre Escuchar. Era algo como esto:
“Este Escuchar-Focusing tiene dos lados, y los dos son importantes. La
persona que hace Focusing está a cargo del contenido de la sesión, decir mucho o
poco. Si quieres puedes Focalizar sin decir de qué se trata. El que acompaña espera
hasta que el Focalizador termina de hablar. Entonces dejas entrar lo que dijo. No
dices lo que escuchaste de inmediato, como un loro. Lo dejas entrar, y cuando lo
comprendes lo vuelves a decir. Y puedes cambiar sus palabras, en especial las que
no son importantes, mientras mantengas su significado. Vuelves a decir lo que dijo,
o la esencia de lo que dijo, y no como pregunta, sino dejando caer tu voz. Después
esperas. El Focalizador es quien hace el próximo trabajo. Comparar las palabras del
Acompañante con lo que sientes dentro. No sólo con lo que has dicho; sino con lo
que en realidad tienes dentro. Tienes que poder decir, “No, no es del todo así”, y
luego sientes qué es en realidad. (Es casi como enseño Focusing hoy, en la mañana
del domingo de mi fin de semana de los talleres de Focusing de Nivel Uno).
Luego nos movemos por la habitación y cada par de personas toma un turno
breve de Escuchar-Focusing, frente a todos. ¡Aprendimos tanto! Y como estuve allí
El poder de Escuchar 127
semana tras semana fui la que más aprendí. Aprendí algo que se grabó muy
profundo, que ha permanecido conmigo siempre – respetar el poder de Escuchar.
Una y otra vez, vi que la gente tenía momentos de comprensión, de liberación,
cambios sorprendentes, sólo porque otra persona, muchas veces un extraño, volvía
a decir con exactitud lo que había dicho. Perdí la admiración que había sentido por
el “experto” que ayuda a tener esos momentos de comprensión o de cambios,
porque vi suceder esas comprensiones y esos cambios frente a mis ojos, sin
expertos a la vista. De hecho, cuando el Acompañante se olvidaba por completo de
mis cuidadosas instrucciones y daba consejos, observaba el “cierre” del
Focalizador en el momento mismo en que sucedía, tan rápido como una puerta que
se golpea. Y yo estaba experienciando estas mismas verdades en mi hora de
intercambio de Focusing tres o cuatro veces por semana. Escuchar sin dar consejos
y sin agregar nada, trajeron los movimientos más significativos. En cambio ofrecer
algo programado llevaba a un punto muerto. No había excepciones.
Treinta y dos años más tarde sigo convencida de lo que aprendí allí. Ahora, lo
diría de este modo: si alguien está haciendo Focusing – en Presencia, contactando
una sensación sentida poco clara con curiosidad interesada – lo más facilitador que
un Compañero puede hacer es estar en Presencia también, y Escuchar. Si la
persona no está haciendo Focusing, y le gustaría que le muestren cómo hacerlo,
necesita ciertas sugerencias, “guiar”, además de Escuchar. Y si la persona estuviera
cerca de Focusing, casi haciéndolo, el Acompañante puede usar técnicas avanzadas
de Escuchar (sigue siendo Escuchar, sin agregar nada, aunque eligiendo qué volver
a decir), que invitan, sutilmente, a Focalizar. De esto se trata este artículo.
Extracto
Planteamos los propósitos de Escuchar, y comparamos el propósito del
“reflejo de sentimientos” establecido por Carl Rogers con el del reflejo dentro de
una sesión que incluye Focusing, de Gendlin. Decimos que Escuchar tiene tres
propósitos, que corresponden a tres modos diferentes de facilitar un proceso de
Focusing. Luego definimos Escuchar como volver a decir lo que otra persona
(Focalizador, cliente, acompañante) acaba de decir, de manera exacta o
parafraseando, sin intención de cambiar o agregar nada esencial, ni de hacer
cambios en su experiencia. Escuchar, como lo definimos aquí, no es preguntar ni
hacer sugerencias. Notamos que la forma lingüística de las respuestas cambia
cuando el propósito cambia. Exploramos algunas formas lingüísticas que permiten
que Escuchar logre sus tres propósitos. Concluimos afirmando que cuando se hace
de manera sensible y hábil, no es necesario guiar o sólo guiamos un poco, en
especial entre compañeros de Focusing.
Presencia
La actitud es mucho más importante que la técnica, no hay desacuerdos sobre
este conocimiento básico. Rogers sintió consternación cuando su acercamiento no-
directivo fue reducido a una técnica de reflejar sentimientos, y respondió
proponiendo la empatía como una actitud o “manera de ser” en lugar de algo que
uno “hace”. Edwin McMahon y Peter Campbell, queridos y reconocidos profesores
de Focusing, que enfatizan el aspecto sensible y cuidadoso de Focusing, dicen lo
siguiente:
Recuerda que el mejor regalo que ofrecemos cuando acompañamos a una
persona que hace Focusing es una presencia cuidadosa no-manipuladora.
La técnica puede ser muy útil, pero a la larga no es significativa si falta esta
presencia (1991).
No hay duda de que Escuchar (reflejar) no debe usarse como técnica, sino
como expresión de una actitud de presencia con y para el cliente. Además, de todos
modos, reconocemos que Escuchar es un modo inigualable de expresar la actitud
de presencia que no juzga.
Una presencia humana confiable y consistente dispuesta a estar con cada
cosa que surja en el proceso es el factor más poderoso. Si no tratamos de
mejorar o de cambiar algo, si no agregamos nada, y aunque algo esté mal
sólo decimos con exactitud lo que hemos comprendido, esa respuesta
agrega nuestra presencia y ayuda al cliente a estar con eso y a ir más
profundo, dentro de lo que está sintiendo en ese momento. Esto es quizás lo
más importante que debe saber una persona que ayuda a otros. (Gendlin;
1996).
El segundo propósito de Escuchar es expresar nuestra propia presencia que no
juzga.
La Relación Interior
Mi propio trabajo, fundamentado en el de Gendlin, ha agregado un nuevo
propósito. Además de apoyar al cliente para que compruebe en su interior, y de
expresar la presencia que no juzga del terapeuta, el tercer propósito de Escuchar es
apoyar al cliente para que facilite y mantenga una relación interior positiva con
“algo” que está allí para él.
A pesar de que Gendlin no menciona expresamente de qué manera reflejar
favorece esta relación interior, describió con elocuencia la relación en sí misma:
El cliente y yo le vamos a hacer compañía, ahí dentro, de la misma manera
que acompañarías a un niño asustado. No lo empujarías, ni discutirías con
él, ni lo moverías de ahí, porque está muy dolido, tenso o asustado. Sólo te
sentarías a su lado, en calma... Lo que ese borde necesita para producir los
pasos es cierto modo de contacto o compañía cálida y no invasora. Si te
acercas ahí con tu conciencia y te quedas, o si vuelves ahí, es todo lo que
eso necesita; hará todo el resto para ti. (1990).
Este “contacto no invasivo” que describe Gendlin ni siquiera es comprobar;; es más
simple que eso. Es mucho más “ser” que “hacer”. Si hay algo adentro que está
“demasiado dolido, demasiado tenso o asustado” para ser comprobado, puede ser
El poder de Escuchar 131
La lingüística de Escuchar
Cuando el propósito de Escuchar cambia, también cambia la forma
lingüística. Si el propósito es comprobar la comprensión del terapeuta, como lo era
para Rogers, entonces parafrasear con sensibilidad es mejor que reflejar palabra-
por-palabra.
Jan: Y la gente me dice, “¡Jan, estás en tu mejor momento. Has logrado que
todo te salga bien!”... Y no saben lo que siento por dentro.
Carl: Es así. Entonces para fuera y para quien te mira estás en tu mejor
momento y lograste que todo te salga bien. Pero ese no es Jan por dentro.
Por dentro Jan está muy diferente de eso.
Pero una vez que conocemos Focusing, hay momentos en que sentimos que está
sucediendo dentro del cliente, entonces devolver las palabras clave para que las
pueda comprobar en su interior es lo más importante. De hecho, en cuanto más en
contacto está el cliente con algo dentro de él, y en cuanto más profundo y cercano
es ese contacto, más necesita que las palabras sean exactas e incluso las reclamará
si se siente con derecho a hacerlo
C: Apenas puedo tocarlo. Hay algo y está aquí en el borde. Apenas puedo
tocarlo; es... no puedo querer a mi madre, casi no puedo decirlo.
T: No la puedes querer. (Silencio).
C: Ahí es donde siento el ruido como a dardos. (Más silencio.) Es de
verdad algo muy primario, de verdad muy primario.
T: Se siente como una experiencia muy primaria. (Silencio.)
C: No puedo querer nada. (Silencio...) Esto necesita descansar y no puede
descansar. Si se queda quieto y descansa, morirá. Necesita mantenerse en
guardia.
T: Hay tanta necesidad y anhelo de descansar, y de quedarse quieto y
dejarse llevar; pero de alguna manera tampoco esta parte de ti puede
descansar. Se siente que morirá si deja de estar en guardia. (Silencio...)
C: Quizás esta parte podría descansar, si yo pudiera confiar en algo.
T: Podría descansar, si tú pudieras confiar en algo.
C: No, no. QUIZÁS podría descansar, si yo pudiera confiar en algo.
T: Es importante decir “quizás”. “Quizás podría descansar si yo pudiera
confiar en algo”. (Gendlin, 1990).
Pero el cliente no siempre está en contacto profundo y cercano con algo
dentro de él. ¿Entonces qué hacemos? En el resto de este trabajo, exploraremos
formas lingüísticas que ayudan a que Escuchar sea eficaz y se logren los tres
propósitos. No hace falta decir que las formas lingüísticas implican una actitud de
El poder de Escuchar 133
C: Tuve un sueño... Estaba sola con él, ah, (silencio)... el sueño fue muy
agradable, era una buena relación. Cuando pensé en eso al día siguiente me
dije, ¡porqué no tengo una relación como esa en la realidad! No creo que él
vea algo malo en mí. También estuve pensando por qué estuve tan ausente
en el colegio. Cuando voy llegando al final de un trabajo algo me detiene.
Me inquieto mucho y entonces lo dejo.
T: Estás diciendo que hay algo similar en estas dos cosas.
C: Sí, tengo muchas excusas para justificar que nunca hago lo mejor que
puedo, oh...
T: Vas llegando al final y entonces algo te detiene.
134 La Aceptación Radical de Todo
Gendlin señala que el terapeuta pudo haber reflejado sin apuntar a un “algo”. En
lugar de decir “Estás diciendo que hay algo similar en estas dos cosas”, T podría
haber dicho “no entregar tus trabajos es como no llevarse bien con un hombre” –
que también es comprender lo que el cliente está diciendo. Entonces este “apuntar a
un algo” es un movimiento especial de Focusing, porque sabemos que es muy
potente estar en un borde poco claro, una experiencia borrosa-aún-no-descripta-del-
todo, que es como la puerta de entrada hacia el despliegue.
F: Vuelvo siempre hacia ese incidente con Jan.
A: Hay algo acerca de ese incidente con Jan...
F: Es extraño… fue en la reunión, cuando ella no estuvo de acuerdo, fue eso,
pero no sé porqué.
A: Hubo algo cuando ella no estuvo de acuerdo, en la reunión.
F: Se puede tocar con cuidado, pero no quiere hablar. No quiere tener que
responder.
A: Estás sintiendo algo ahí que se puede tocar, sólo eso es posible. Se puede
tocar con cuidado.
Su compañera, Chris McLean, dijo después del proceso: “elegí reflejar esa
parte – el tocar – aunque lo último que había dicho el Focalizador era “No quiere
hablar. No quiere tener que responder”. Creo que sentí un movimiento en todo eso,
un movimiento hacia delante. Ya habíamos estado con la parte que no quería
responder, y aquí estaba esto nuevo, entonces sólo reflejé eso.
Muchas veces, el “aire fresco” se puede encontrar, no tanto en las palabras
literales, sino más bien en las implicancias positivas de una frase negativa. Sería
una frase que signifique lo mismo que lo que dijo el Focalizador, parafraseando,
pero sin un “no” en ella. (Con los términos “positivo” o “negativo” sólo estoy
señalando el hecho lingüístico, haya o no un “no” en la frase. No estoy evaluando
la frase).
F: No sabe cómo tranquilizarse.
A: Eso quiere encontrar un modo de tranquilizarse.
Aquí hay otro ejemplo extraído de la sesión del Apéndice de este trabajo:
A: ...mi conciencia vuelve sobre la mujer en el campo de batalla para
invitarla a sentir qué querría ella. Y me dijo “No me apuren. Todavía no he
terminado”.
B: Sí, hay algo que ella tiene que hacer primero. No ha terminado con algo.
Esta vez la Compañera parafraseó “No me apuren. Todavía no he terminado”,
por “Hay algo que ella tiene que hacer primero”. Esta respuesta iluminó lo positivo
(no contiene un “no”) dentro de lo negativo. A continuación reflejó las palabras del
Focalizador con mayor exactitud (“No ha terminado con algo”) para asegurarse de
que esa parte se sintió escuchada.
Desidentificación
No puedo dejar de subrayar la importancia de la desidentificación. Ya hemos
hablado del poder de la Relación Interior y de la Presencia del Focalizador para
acompañar lo que está dentro de él. La desidentificación es la primera llave que
abre este gran campo de la Presencia interior.
Gendlin dice, “Focusing es esto tan deliberado en donde un “Yo” presta
atención a un “eso”. Así y todo las personas muchas veces hablan y se experiencian
a sí mismos como “Yo”.
“Yo quiero correr”.
“Yo tengo miedo de no poder olvidarlo nunca”.
“Quiero ir, y al mismo tiempo no quiero ir”.
“Me parece que no me gusta como soy”.
No hay un “eso” en ninguna de estas frases, y no sabemos si hay un “eso” no
dicho en la conciencia del Focalizador – quizás no lo hay. Sin un “eso” en la
conciencia, Focusing es más difícil, entonces el Acompañante puede facilitar el
proceso ofreciéndole la posibilidad de un “eso” para que lo considere.
136 La Aceptación Radical de Todo
Escuchar en Presencia
Hemos dicho que el tercer propósito de Escuchar es apoyar al Focalizador
para que le “haga compañía”, desde su Presencia, a algo que está dentro suyo.
Hemos hablado de la importancia de la desidentificación, y de cómo las respuestas
del Acompañante pueden apoyar al Focalizador para que recuerde que él no es su
enojo, ni su miedo, ni su tensión, ni su juicio, ni ninguno de sus estados
temporarios.
Pero ¿qué es el Focalizador, si no es alguno de sus estados temporarios? Es
Presencia. Así lo llamamos Barbara McGavin y yo: es el estado del ser capaz de
estar con cualquier cosa, sin preferencias, sin juicios, y sin nada programado de
antemano. Cualidades de Presencia incluyen: compasión, permiso, amplitud,
apertura, aceptación, paciencia, ternura...
Gendlin dice “ser amigable con la sensación sentida, y recibir de manera
sensible cada cosa que venga de ella” (1996). McMahon y Campbell lo llaman
“sensación de presencia cuidadosa”. Es algo que ayuda a que el proceso de
Focusing ocurra. ¿Cómo puede, un Acompañante, ayudar a generar Presencia?
Lo que puede hacer es reflejar lo que está diciendo el Focalizador haciendo
explícita su Presencia. Cada vez que el Focalizador describe algo de su experiencia,
se entiende que lo está sintiendo, experienciando. Al hacer explícito este sentir, el
Compañero confirma, apoya y profundiza la experiencia de Presencia del
Focalizador. Recomendamos hacerlo con las palabras “Estás sintiendo...”, y
también “Eres consciente de...”, “Estás notando...” y en algunos casos también es
útil “Te estás dando cuenta de...”
F: Este lugar en mi estómago está apretado de rabia.
A: Estás sintiendo ese lugar en tu estómago que está apretado de rabia.
F: ¡Estoy enojada!
A: Estás sintiendo algo en ti que está enojado.
140 La Aceptación Radical de Todo
F: Da miedo.
A: Estás sintiendo algo en ti que siente miedo, y también hay algo ahí que
causa ese miedo.
El poder de Escuchar
Mi creencia personal es que Escuchar se usa y se valora poco. Siento que
cuando lo hacemos con sensibilidad y habilidad, no es necesario guiar o sólo
tenemos que guiar un poco, en especial entre compañeros de Focusing (personas
que conocen Focusing). Al Escuchar, en toda la sesión o en la mayor parte de ella,
y guiamos poco o nada estamos respetando el proceso del Focalizador
quedándonos fuera de su camino, y permitiendo que aumente su sensación de
poder en su proceso. También disminuye, en el Acompañante, la sensación de
responsabilidad por la sesión, porque a pesar de los beneficios de la habilidad de
Escuchar que hemos mencionado, la sesión pertenece al Focalizador.
Hasta podríamos especular con la posibilidad de que la necesidad de guiar
indica alguna falla al Escuchar. O, para decirlo de manera positiva, cuando se hace
bien, hay menos necesidad de guiar.
Un ejemplo es lo que ocurrió hace poco tiempo en una sesión de
entrenamiento en mi Centro en Berkeley. La sesión parecía desarrollarse bien hasta
que en un momento la Focalizadora sintió un bloqueo y necesitó ayuda de su
profesor. En la discusión posterior volvimos a ese momento y nos preguntamos qué
podría haber hecho el Compañero. Lo que descubrimos fue que era poco lo que se
podría haber hecho en ese momento, una vez que el Focalizador se sintió
bloqueado. Pero cuando fuimos un poco más atrás en la sesión, al momento
anterior al bloqueo descubrimos que el Compañero había pasado por alto volver a
nombrar una sensación sentida en el cuerpo, y que el “bloqueo” sucedió justo
después de ese hecho.
Nota: Esta sesión se realizó por teléfono entre dos Focalizadores expertos y
compañeros de Focusing de mucho tiempo. De hecho, ¡A soy yo, y Barbara
McGavin es B! Cuando la compañera hace un sonido corto, como “m-mm”, eso
está indicado entre paréntesis (m-mm) dentro del párrafo de la otra persona. Las
pausas están indicadas con puntos suspensivos. No se ha omitido nada.
cosas. Tocándolas con una inocencia como si estuviera tocando flores. Como con
curiosidad.
B: La estás viendo caminar a través de este campo de batalla, tocando los
muertos, los cañones y otras cosas con una cierta inocencia como si fueran flores,
con curiosidad.
A: Me recuerda a un poema que escribí cuando tenía diez y seis años o algo
así. No lo recuerdo pero la primera línea era: Y si escogemos nuestro camino a
través de un campo de batalla...
B: Sí, eso viene allí.
A: Y hay lágrimas aquí.
B: Puedes sentir lágrimas.
A: …… Muchos de mis clientes últimamente han estado trabajando con una
parte que está aturdida de dolor y otra parte que está ansiosa por avanzar en la vida.
Y quizás por eso estoy viendo, o comenzando a tener una sensación de una
contraparte que está ansiosa.
B: Ahh, estás comenzando a sentir justo ahí una contraparte que está ansiosa.
A: Eso dice “¡Vamos, no podemos perder más tiempo con esto, tenemos que
empezar a movernos!”.
B: Sí, la estás escuchando decir, “¡Vamos. No tenemos más tiempo para esto.
Tenemos que empezar a movernos!”.
A: Y a esa mujer en el campo de batalla, no se la puede apurar. No hay
manera. Ni escucha, o escucha algo de esas urgencias a moverse, pero casi no le
llegan. Está mucho más compenetrada con lo que está haciendo.
B: Mmm, puedes sentir que no se la puede apurar. Está compenetrada con lo
que está haciendo. La otra voz es sólo... ella la escucha, pero apenas.
A: Mmm. Le estoy diciendo a la otra voz, “Sí, yo sé que estás asustada. Estás
asustada de que algo se dañe o se desintegre si no se le presta atención”.
B: Estás haciéndole saber que escuchaste que está asustada.
A: … Esa parte, sí, está comenzando a mostrarme qué quiere, al menos en un
nivel. Es como si hubiera un anhelo, se siente que esa parte está llevando eso ahora.
Un anhelo de expresar nuestros mensajes al mundo y hacerlos escuchar. Como si,
aún mientras estoy en esta sesión, hay algo en mí que dice, “¡Tú sabes que esto se
puede animar!” (risa). La tecnología ya no es tan difícil, y podemos animar muchas
de estas típicas partes y contrapartes, y todos podemos relacionarnos con eso. Y
realmente ayudaría. Y es como si (ahh) [gran suspiro] una sensación de una gran, al
menos esa parte siente, una gran brecha, una distancia entre lo que me siento capaz
de...
B: Sí, puedes sentir cómo esta parte está llevando la añoranza por todo su
potencial…
A: Sí, la brecha entre la realidad y el potencial se siente muy grande (sí)
ahora. Y esta parte siente que uno de los problemas es esta mujer de blanco que
está mirando...
B: Es como si desde su punto de vista esta mujer es el problema, o un
problema…
A: - uno de los problemas, sí –
El poder de Escuchar 143
Primera sesión
Mona tuvo quimio hoy, por lo tanto estaba cansada. Cuando la invité a llevar
su conciencia dentro de su cuerpo, notó un lugar cerca de su pecho derecho que
había traído muchos problemas – muchas veces se endurece, muchas veces duele y
también ha sido el lugar de ciertos procedimientos. “Apretado” fue su descripción.
La invité a que le diga, “Sí, sé que estás ahí”, y a que se quede sentada con
eso, con ternura, para que pueda tener la sensación de estar haciéndole compañía,
como si estuviera sentada con una amiga. Luego, a que comience a sentir su ánimo,
desde su punto de vista.
“Está muy triste. Le han hecho tantas cosas, lo han invadido. Y está triste
porque siente que nunca más va a ser el mismo”.
La invité con cariño a que le haga saber a eso que lo escuchó, que se sentía
triste porque lo habían invadido, y por la sensación de pérdida.
Luego la invité a sentir si podría haber algo más.
“Está un poco enojado”, dijo. “Pero sobretodo lastimado. Está enojado porque
lo han lastimado”.
- Y quizás le puedes hacer saber que también escuchas eso.
“Se ha calmado un poco. Le gustó escucharme decir que reconozco que está
lastimado. Supongo que he estado – no negándolo exactamente, pero tratando de
estar en el lugar en donde todo está bien”.
-Te estás dando cuenta de que lo has estado pasando por alto, tratando de estar
en el lugar en donde todo está bien.
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón 147
“Quiere que sepa que no provocó la enfermedad. Quiere que sepa que está
ahí, debajo de la enfermedad. Estaba ahí, antes de que la enfermedad viniera. Y por
eso está tan lastimado”.
-Ah, entonces podrías hacerle saber que escuchas eso, que todavía está ahí,
debajo de la enfermedad.
“Quiere que lo tranquilicen. Quiere que lo sostengan, y que lo acaricien
suavemente”.
- Ahora estás sintiendo que quiere que lo tranquilicen, que lo sostengan, y que
lo acaricien.
“Quiere que le agradezca, por esperar ahí”.
- Y estás sintiendo que quiere que le agradezcas, por esperar ahí.
Luego terminamos la sesión con mucho respeto. Más tarde, ese día, expresó
que se estaba sintiendo muy bien, más “entera”, más relajada.
Segunda sesión
Mona me dijo que tenía un turno para hacerse un escaneo CAT la próxima
semana, que le permitirá saber el resultado de su última quimioterapia. Luego
empezamos la sesión.
“Bueno, siento dolor en algunos lugares y una presión en mi plexo solar,
como un peso”.
- Entonces le tenemos que decir hola a esos lugares con dolor y también hola
a esa presión que es como un peso en tu plexo solar.
“Creo que es miedo”.
- Sí, entonces quizás podemos decir que hay un lugar en ti que está sintiendo
miedo en este momento. Comprueba con eso, con atención, si es miedo lo que
siente.
“Es como si estuviera viendo a una persona en cuclillas, esperando. Quiere
saber el resultado, con esperanza pero vacilante.
- Quizás puedes estar con esa persona, percibiendo qué más está sintiendo.
“Es como si la persona no supiera qué hacer, tal vez con sensación de
impotencia.
- Sin saber qué hacer, tal vez con sensación de impotencia, quizás puedes
fijarte si es eso, si es así como esa persona se siente ahí.
“No, no es impotente, es que ahora no puede hacer nada. Creo que es por el
escaneo de la próxima semana, y siento impotencia por el resultado. La última vez
que vi a mi médico le pregunté, ¿cuánto cáncer tengo? Antes no lo había querido
saber. Dijo que tengo cinco lugares en mi hígado, y que en mis pulmones hay
células cancerígenas diseminadas. No me alteró, es como si lo hubiera sabido”.
(Pausa) “Esa persona está esperando porque piensa que tiene que continuar su
trabajo. Está tan cansado”.
- Ah, estás sintiendo que está tan cansado. Podrías hacerle saber que lo
escuchas.
“Está cansado porque ha tenido que trabajar mucho. Quiero descansar, pero
siento que no puedo. En algún lugar dentro mío siento que tengo que mantenerme
trabajando, empujando.”
148 La Aceptación Radical de Todo
- Sí, has estado sintiendo que tienes que seguir trabajando, seguir empujando.
Y podrías estar con ese lugar, acompañándolo con ternura, abierta a sentir qué más
hay, lo que sea que quiera que tú sepas…
“Tiene miedo de que yo muera si no sigue trabajando”.
Esto tocó un lugar de lágrimas en Mona, y sollozó unos minutos. Se sentía
como un llanto sanador, de un miedo profundo que era reconocido. Yo estaba
contenta de estar sentada con ella. Mientras lloraba yo no decía nada pero
murmuraba para hacerle saber que estaba con ella. Al calmarse las lágrimas la
invité a hacerle saber al lugar que podía escuchar lo asustado que estaba, y que le
dijera, “No es extraño que estés cansado, si sientes que tienes que seguir trabajando
o moriremos.
Poco después dijo que le gustaría terminar y hacer una siesta. La insté a que lo
haga, y no intenté programar nuestro próximo encuentro telefónico: quería que se
durmiera de inmediato.
Tercera sesión
Mona empezó contándome los resultados de su escaneo. Había llamado a su
médico porque su respiración se estaba haciendo difícil, y se preguntaba qué era.
Le dijo que era probable que fuera ansiedad y algunos síntomas que comenzaban.
Entonces le comunicó los resultados del estudio.
Los pequeños cánceres (en los pulmones) están creciendo. El tumor grande en
el pulmón y los tumores en el hígado, no. Le va a cambiar el régimen de
quimioterapia (Taxol). Será más duro, tomará más tiempo de preparación, y
probablemente su cabello comenzará a hacerse más fino otra vez. Ella me dijo que
estaba preocupada por lo duro que podría ser pasar por eso.
Cuando invitamos a su conciencia adentro de su cuerpo…
“Me estoy sintiendo llena, del almuerzo… también esta dificultad para
respirar…”
- Puedes reconocer esa dificultad para respirar, y quedarte con eso, sintiendo
cómo es.
“Es como un alcanzar…”
- Sí, reconoce que es como un alcanzar. Siente dentro de eso, siente cómo
es… quizás hay una sensación de algo más, que es difícil de poner en palabras…
“Hay una sensación, que he estado teniendo, de que el tratamiento que he
recibido no fue suficiente. Este alcanzar es como eso. Como esta sensación, no ha
sido suficiente”.
- Oh, sí, has estado con la sensación de que el tratamiento no fue suficiente, y
que el alcanzar es como eso.
“También hay cierto alivio, porque yo sabía que iba a venir y ahora está aquí”.
(El resultado del escaneo).
- También estás notando cierto alivio.
“¿Recuerdas la última sesión cuando sentí a la parte de mí que pensaba que
tenía que trabajar tan duro? Bueno, ahora se está relajando. Tenía que trabajar duro
porque sabía que el tratamiento no era suficiente”.
- Puedes sentir a esa parte de ti que ahora se está relajando.
Focusing con un familiar con cáncer de pulmón 149
“Pensé que me estaba sintiendo mal por el nuevo tratamiento, pero en realidad
me estoy sintiendo bien. Porque mi fuerza de vida no va a estar tan tensa”.
- Oh, es así, tu fuerza de vida no va a estar tan tensa. ¿Quizás estás sintiendo
esa fuerza de vida ahí, en este momento?
“Sí, está mezclada. Hay una parte de mí que no está contenta, y una parte de
mí que está contenta”.
- Entonces quizás podemos reconocer a las dos, y dejar que ambas estén ahí.
“La parte de mí que no está contenta no es sólo por los efectos de la nueva
quimio, sino porque he perdido otro tratamiento. Porque no puedes volver atrás una
vez que lo has hecho. Sentimientos muy mezclados”.
- Sí. Esa parte no está contenta porque se cierra una opción, has perdido otro
tratamiento.
“Todavía me pregunto sobre la dificultad para respirar. El médico dijo que
pensaba que era ansiedad y el comienzo de síntomas. Me pregunto cuál es”.
- Eso sería algo que podrías preguntarle, dentro.
(Se toma un tiempo) “Se siente que son síntomas que comienzan y como están
comenzando, podré saber si este nuevo tratamiento es lo que tengo que hacer”.
- Entonces podrías tomarte un momento para comprobar eso en tu cuerpo,
fíjate si es así, que los síntomas están comenzando, entonces podrás saber si esto es
lo que tienes que hacer.
“Sí. Es como si mi cuerpo estuviera diciendo, sí, tú necesitas esto. Y no siento
ansiedad. Siento tristeza, y esperanza, pero no ansiedad”.
- No es ansiedad. Lo que hay ahora es tristeza y esperanza.
“Tú sabes, hay mucho cáncer. Y todos me dicen que no pueden creer lo bien
que estoy. Y creo que es mi fuerza de vida”.
- ¡Ah, tu fuerza de vida!
“Sí. Estoy en paz con muchas cosas. No quiero morir, y no creo que voy a
morir, pero no tengo miedo si muero”. (Pausa) “Además mi dificultad para respirar
me da una razón para tomarme una semana de descanso. Eso es un alivio”.
- Puedes sentir el alivio ahí.
“Eso me sorprende. Pensé que me alteraría. Pero cuando siento ahí dentro
ahora, hay alivio”.
- Sintiendo ahí, ahora, sientes el alivio. Sí.
“Y hay como un saber que esto va a funcionar, que estaré más cerca de estar
bien. Es una sensación muy cómoda y de paz”.
- Ah, entonces es muy bueno que te tomes un tiempo para sentir, este saber
que esto va a funcionar.
“¡Mi cuerpo me ama!”.
- ¡Qué bueno sentir eso!
“Estoy respirando más fácil, Anny. ¡Por lo menos por ahora!
Como último paso ella agradeció a su cuerpo, y luego me agradeció a mí, y yo
le dije que me estaba sintiendo sobrepasada de gratitud y privilegio por poder
compartir con ella en este nivel.
150 La Aceptación Radical de Todo
Reflexiones de Ann
Yo no he tenido que enfrentar una enfermedad que amenaza la vida, pero
conozco por amigos que lo han atravesado que es difícil tomar decisiones entre los
tratamientos y, muchas veces, con asesoramientos contradictorios. ¡Qué maravilla
si la gente que está en esa situación pudiera sentir qué estaría bien, dentro del nivel
del conocimiento-del-cuerpo! Puedo decir, desde la cualidad de paz que mi
hermana irradiaba al final de la tercera sesión, que estaba en contacto con un
conocimiento que sabe lo que es bueno para ella. Eso no quiere decir que la quimio
es un buen camino para todos. Lo que es maravilloso de Focusing es que permite
ponerse en contacto con lo que “es bueno para mí, en este momento” y encontrar
una sensación de equilibrio y de paz entre todos los mensajes conflictivos
exteriores.
Además, se siente muy conmovedor y al mismo tiempo alentador que Mona
pudo ponerse en contacto con su “fuerza de vida”, la sintió en su cuerpo, en la
sesión de Focusing. ¡Esto, sólo puede ser bueno!
Continuamos teniendo sesiones semanales, y surgieron todo tipo de temas,
incluido el propósito espiritual del cáncer, y el enojo de Mona hacia él (“¡Cómo te
atreves!”). Para mí, estas sesiones son doblemente satisfactorias – no sólo por la
sanación que pueden traer, desde lo emocional y (¡me atrevo a tener esperanza!)
físicamente, sino además por la cercanía que trajo entre nosotras como hermanas,
que se ha profundizado tanto al compartir a este nivel.
Reflexiones de Mona
Se siente que estoy mucho más en contacto con mis sentimientos, es más que
sentirlos solamente. No es un análisis, sino una comprensión más profunda.
Muchas veces no me siento como para hacer Focusing, pero cuando lo hago
siempre me siento mejor, más tranquila, más calma, segura y serena. Me gusta la
relajación. Me encanta la cercanía con Anny, y me gusta que me llame todas las
semanas. Su guía me ayuda mucho, y siempre parece ir en la dirección correcta. No
hay lucha o suposiciones sobre eso. Simplemente parece que yo sé, y eso se siente
bien. Gracias Anny por eso, y por amarme.
Mantenme en tus oraciones. No me olvides.
garganta… tu pecho… tu estómago… Te tomas un tiempo para que tu conciencia
permanezca ahí… Alguna parte de tu cuerpo puede estar queriendo que le lleves
conciencia y eso está bien, y empezaremos en la zona central… Y quizás puedes
hacer una invitación ahí dentro, como si dijeras, “¿Qué quiere conciencia ahora? …
¿A qué le gustaría cierta atención, cierta compañía? … y luego esperas… … “Y
cuando seas consciente de algo me lo puedes hacer saber”.
Epílogo
Estas sesiones fueron en octubre y noviembre de 1998. En el día de Navidad,
llevaron a Mona a emergencias con un dolor de cabeza agudo. Se descubrió que la
metástasis original del cáncer de pulmón incluía tumores en el cerebro. Comenzó a
recibir radiación y quimioterapia para tumores de cerebro, y a pesar de que al
principio sentimos esperanzas, en realidad Mora nunca se recuperó luego de esos
tratamientos. Se le hizo cada vez más difícil incorporarse y hablar. El 20 de marzo,
su esposo y su médico tomaron la decisión de terminar los tratamientos y pedir
ayuda al Hospicio. Cuando llamé desde Japón y me enteré de las noticias, volé
directamente a Nueva Jersey, y pasé seis días al lado de su cama, hablándole,
cantándole, y muchas veces sólo le acariciaba su cara. Mona murió en su casa, en
paz, el 7 de abril de 1999, sosteniendo la mano de su hijo.
152 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Cuestionando las preguntas
Hace poco tiempo mi madre de 81 años contaba las hazañas de una amiga. Yo no
estaba escuchando con atención (¡perdón, mamá!), y me perdí el nombre de su
amiga – aunque sabía que lo había dicho. “Discúlpame, mamá” dije. “¿De quién
estás hablando?” Se quedó en blanco. “Yo sé que dije su nombre hace un minuto”
me dijo, “pero ahora no te lo puedo decir porque no lo recuerdo.
Las personas que tienen 81 años tienden a suponer que cualquier lapso en su
memoria es un problema de la edad. Pero como he estado pensando en el efecto de
las preguntas, me di cuenta de algo más: su memoria había estado funcionando
bien hasta que le hice una pregunta directa. ¿Podría haber sido la pregunta lo que
interrumpió su proceso?
Tuve ocasión de probar esta hipótesis unas semanas después mientras hablaba
con un amigo sobre un evento musical que me había perdido. “¿Qué canciones
tocaron?”, pregunté. “Sabes”, dijo, “cuando me lo preguntas, no se me ocurre
ninguna”. “Está bien”, dije, “intentemos de otra manera. Apuesto a que tocaron
canciones lindísimas”. “Sí”, dijo – y de inmediato empezó a nombrarlas.
La pregunta es ésta: ¿Son las preguntas la mejor manera de facilitar la
experiencia interna de una persona (y de uno mismo)? Mi respuesta: en la mayoría
de los casos, no.
Muchos guías de Focusing excelentes usan preguntas, y las personas logran
sesiones maravillosas y profundas con ellos. Al cuestionar las preguntas, no estoy
cuestionando el saber y la habilidad de quienes las usan. Por el contrario, mi
admiración hacia esas personas es aún mayor (Gene Gendlin es una de ellas)
porque soy consciente de la Presencia extraordinaria que deben tener, para
contrarrestar las dificultades que traen las preguntas.
Quiero agregar que estoy profundamente convencida de que la Presencia es
más importante que cualquier técnica, incluyendo las distinciones lingüísticas que
haré en este artículo. Como Gendlin dice en su trabajo “The Small Steps…” (Los
pequeños pasos…) (1989): “Todo lo que se necesita… es ser un ser humano, que
está con otro ser humano”. Las formas más facilitadoras de la lingüística no darán
resultado si primero no estamos presentes para el otro. Estar ahí, con ganas de
seguir su proceso por donde va y confiar en él, dejando de lado movimientos
“brillantes” que a esta persona que está frente a nosotros no le resultan útiles.
Después de esta aclaración, quiero hablar de las tres razones fundamentales
por las que prefiero usar sugerencias en lugar de preguntas cuando facilito el
experienciar interno (Focusing) de otra persona (y en mí).
Para hacer una síntesis:
(1) Las preguntas son coloquialmente fuertes, es decir, exigentes. (Diré lo que
significa en un contexto sociolingüístico). Por esta razón, las preguntas (a) dan
156 La Aceptación Radical de Todo
menos alternativas, (b) son difíciles de rechazar, y (c) se pueden experienciar como
inoportunas.
(2) Las preguntas tienden a llevar la atención hacia quien pregunta y a poner
en primer plano la relación interpersonal entre el que pregunta y el que responde.
(3) Desde el punto de vista cognitivo hacer una pregunta para facilitar un
proceso es complejo, porque para contestar se necesitan más pasos internos, y por
lo tanto, el proceso que se está facilitando está menos sostenido y tiene más
probabilidades de que se interrumpa. Las formas habituales de interrupción son (a)
preguntas que se responden a través de la mente, y (b) preguntas que se responden
con “No sé”, “Nada”, etc.
Hablaré de cada una de ellas con más detalle.
La gente dice que le gusta el modo en que hago distinciones, porque les resultan
claras. Creo que este artículo es un ejemplo.
Con tanta frecuencia había escuchado expresar que la diferencia entre no-
terapeutas haciendo sesiones de Focusing y terapeutas con orientación en Focusing
haciendo terapia era confusa, que sentí que era necesaria una aclaración. Encontré
ocho diferencias entre estas dos situaciones. Tomadas todas juntas, apuntan a una
distinción muy clara: guiar a una persona a través de un proceso de Focusing, aun
si se hace por dinero y semana tras semana, no es lo mismo que terapia.
Cuando este artículo apareció en el boletín The Focusing Connection, generó
cierta controversia. La mayoría de las reacciones vinieron de terapeutas con
orientación en Focusing que no estaban de acuerdo con una u otra de las
distinciones que hice entre hacer Focusing como no-terapeuta y llevar Focusing
dentro de la terapia. Me dijeron que ellos no elegían los temas a tratar y / o que
tampoco diagnosticaban o analizaban. Puedo sentir empatía por el hecho de que su
forma de trabajar no estuvo reconocida de manera completa en mis distinciones.
Sin embargo, defiendo mi artículo. Creo que cuando tomas los ocho puntos juntos,
como totalidad, encontrarás una clara distinción entre un terapeuta y un no-
terapeuta que es guía de Focusing. El hecho de que un terapeuta en particular
pueda no coincidir con exactitud con uno o dos de los puntos no niega todo el
conjunto.
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia?
Apareció en The Focusing Connection, Marzo de 1997
Muchas veces me preguntan, “¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia?” y
siempre me sorprendo ligeramente, como si alguien me preguntara la diferencia
entre respirar y hacer un struddel de manzana. Porque esperamos que Focusing
suceda en terapia, en especial en el cliente – y también en el terapeuta.
Entonces lo pregunto, y resulta que lo que en realidad están queriendo saber
es: “¿Cuál es la diferencia entre guiar a una persona a través de un proceso de
Focusing como no-terapeuta y hacer terapia como terapeuta que usa Focusing?” Es
una cuestión que me interesa mucho y a la que he dedicado mis pensamientos a
través de los años, ya que, a pesar de que hago sesiones de Focusing uno-a-uno y
cobro por ellas, no soy terapeuta.
Si intercambias sesiones de Focusing con una persona y no las cobras, te
relacionas para hacer Focusing. Es bastante fácil de ver que el intercambio de roles
hace que sea una relación que es diferente de terapia. Entonces, si sesiones de
Focusing guiadas (pagadas, una dirección) son diferentes de las de terapia, también
es posible que algo en la relación sea diferente. Yo diría, sí y mucho.
En general, lo que distingue al Guía de Focusing del Terapeuta con
orientación en Focusing es la cualidad y el carácter de la relación. Al terapeuta
que usa Focusing le interesa el “espacio interpersonal”, como lo llama Gendlin, y
considera que la cualidad de ese espacio es parte clave del proceso terapéutico.
(Como acotación al margen, quiero agregar que hay falta de acuerdo para
nombrar al terapeuta que usa Focusing como primera modalidad. “Terapeuta en
Focusing”, “Terapeuta con orientación en Focusing”, y “Terapeuta Experiencial”
son tres posibilidades. Pido disculpas por usar la forma más corta por conveniencia
en este trabajo.)
En su trabajo “Terapia Focusing: algunos conceptos básicos”, Johannes
Wiltschko escribe: “Ahora quiero mencionar la importancia de la relación
específica entre cliente y terapeuta. Además de trabajar con la sensación sentida, la
relación es el principal aspecto de esta terapia… El espacio relacional entre el
cliente y el terapeuta es el espacio vivo dentro del cual puede ocurrir el proceso de
desarrollo del cliente”.
Hay muchas maneras diferentes de hacer Terapia Focusing, por esta razón
alguna de mis generalizaciones puede no ser aplicable a cierto terapeuta en
particular. Pero yo espero que estas distinciones hagan un conjunto que, como un
todo, distingan al Terapeuta en Focusing del Guía de Focusing.
¿Cuál es la diferencia entre Focusing y terapia? 165
acompañante y guía. No hay nuevas enseñanzas; de hecho, puede ser una persona
que ya “conoce” Focusing, porque ha estado en varios talleres. Quizás me ha
llamado para una sesión porque un tema es especialmente difícil, o tuvo la
sensación de que una sesión conmigo la ayudaría. Me hace feliz recibir una
llamada de alguien luego de varios meses, y después no saber, al finalizar la sesión,
si me llamará alguna otra vez. ¡No es para nada una actitud de terapia!
Un aspecto positivo más: como guía, no tengo la carga de las expectativas de
la sociedad sobre la relación terapéutica. Las personas no vienen a mí esperando
que les diga si están bien o son sanas. No me dan el poder de agitar la varita
mágica y analizar sus problemas. No me encuentro con la necesidad de explicar,
como los terapeutas centrados en el cliente / persona, ¡que esa varita mágica no va
a aparecer!
Siento que Terapeuta en Focusing y Guía de Focusing son dos profesiones
valiosas que se pueden apoyar una en la otra con armonía y mucho respeto. Estoy
feliz de que existan Terapeutas que usan Focusing, y de derivar a alguien que está
buscando terapia que incluye Focusing. Para mí, ¡mi propia profesión me va
perfectamente!
170 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Origen y desarrollo de la
Relación Interior de Focusing
Hay “líneas” de enseñanza de Focusing. Todo lo que vive evoluciona, y por cierto
la enseñanza de Focusing está viva. Espero que también mis alumnos cambien lo
que les he enseñado cuando se encuentren con circunstancias nuevas, y esas
circunstancias interaccionen con cada uno como persona única.
Cuando me mudé a California en 1983, por razones personales, mi línea de
enseñanza empezó a separarse de la de Gene Gendlin. No lo noté en ese momento;
sólo sabía que tenía que enseñar de acuerdo a lo que necesitaba la gente que se
acercaba a aprender.
Esta línea continuó su desarrollo dando pasos evolutivos, y en 1991 se unió a
ella Barbara McGavin. Hoy está claramente diferenciada como para tener un
nombre: “Relación Interior de Focusing”.
Como en este libro estoy contando muchas historias, también quiero contar
ésta: Cómo y por qué nació la Relación Interior de Focusing.
Origen y desarrollo de la
Relación Interior de Focusing
Escrito recientemente para este libro
hacían. Focusing como proceso fue desarrollado para enseñar a hacer esta conexión
directa a aquellas personas que no eran Focalizadores natos. Lo he visto yo misma
a través de los años, como profesora de Focusing, ¡que algunas personas
encuentran Focusing sin importar qué se les dice! Ellos son los fáciles.
Como yo no fui de los fáciles, mi pasión ha sido explorar modos de enseñar
que funcionen para “nosotros”. Estoy convencida de que Focusing es un derecho
natural, y cada persona tiene el potencial para hacerlo (a menos que exista daño
cerebral o alguna barrera similar en la función natural). El desafío es encontrar el
camino de cada uno. Ésta ha sido, en esencia, la tarea de mi vida.
Uno de mis objetivos era encontrar un modo de llevar a cada persona a través
de su proceso sin dar muchas explicaciones. Antes de la sesión no quería
mencionar los “pasos de Focusing”, ni enseñar el significado de ciertas palabras
específicas como “asidero” o “sensación sentida”. Hacerlo significaría
comprometer su intelecto, que me parecía que para comenzar sería
contraproducente. También podía predisponer, según mi experiencia, a que surjan
partes internas que dudan si lo podrán hacer, o se preguntan si lo estarán haciendo
bien. Quería llevarlos a través del proceso sin dar explicaciones para que hagan la
experiencia, antes de pensar nada. (Enseñar en pequeños segmentos ofrecidos
durante el proceso según la necesidad, parecía no compartir los inconvenientes de
las explicaciones previas.)
Quizás la razón esencial de evitar las explicaciones antes del proceso ha sido
el darme cuenta de que la gente se acerca a Focusing desde lugares diferentes,
cómoda en diferentes modalidades, con experiencia en diferentes métodos, y que la
misma explicación no funcionaría igual para todos. Y recién cuando el proceso se
inicia sabremos qué necesitan saber.
Entonces ven conmigo al lugar en donde se realizaron estas sesiones en
California desde el año 1983 en adelante. La gente se sienta a aprender Focusing,
todavía hacen todo tipo de cosas que no-son-Focusing, y las palabras facilitadoras
que yo había aprendido no las ayudaba a encontrarlo. Tenía que proponer algo
mejor. Con sus comentarios, poco a poco, lo fui haciendo – a pesar de que este
proceso todavía no ha terminado, y no pretendo haber encontrado las sugerencias
más facilitadoras para todos.
Lo más interesante y más relevante de este artículo, es que en este proceso de
aprender de mis estudiantes / clientes qué era lo que los ayudaba a encontrar
Focusing me fue llevando en una dirección coherente, hacia concebir el proceso de
Focusing como una relación interior y que a su vez dio lugar a una estructura de
apoyo, que todos pueden seguir por su cuenta, en su propio Focusing y al facilitar
el proceso de otra persona.
Voy a hablar de lo que aprendí sin seguir el orden en que lo hice, sino en una
secuencia aproximada de una sesión típica de Focusing, principio, medio, “medio
profundo” y final.
Centramiento
Descubrí que un buen contacto con el cuerpo al comienzo de la sesión es muy
facilitador. (En “¿Cuerpo? ¿Qué Cuerpo?” en este volumen, hay algunas
174 La Aceptación Radical de Todo
reflexiones sobre las personas a las que no ayuda.) Desarrollé una forma de
comenzar que con el tiempo se llamó “Centramiento”. En una oportunidad en una
sesión con Joan Lavender empezó haciéndome sentir la periferia de mi cuerpo, y
me gustó tanto que la incorporé a mi propia manera de empezar. (Aunque no uso la
palabra “periferia”, porque en principio trato de no usar palabras que un niño de 12
años no entendería.)
Fue una muy buena evolución. Antes decíamos algo como “Te tomas un
momento para acomodarte e ir adentro”, y como soy “Pensante”, no me ayudaba.
¡Había mucho “adentro” de mi cabeza! Necesitaba que alguien fuera mencionando,
una por una, las partes de mi cuerpo. Eso me ayudó enormemente. Luego de la
periferia del cuerpo (que lo necesitaba porque a veces estaba tan lejos de percibirla
que lo único que podía sentir eran mis manos) me gustaba escuchar nombrar
“garganta… pecho… estómago…” Entonces podía sentir ahí dentro. (Ver el texto
de un guión habitual de Centramiento como lo hago hoy en la pag. 209 de este
volumen.)
No Despejar un Espacio
En la etapa siguiente, habíamos estado diciendo algo así: “Pregunta en tu
interior qué hay en tu vida que no te permite sentirte bien”. Era una introducción a
Despejar un Espacio y un modo de encontrar temas de nuestra vida para mover o
sacar afuera.
Lo tuve que dejar rápidamente porque la gente que venía a verme quería pagar
una sola sesión para saber si Focusing la ayudaría. Si Despejar un Espacio llevaba
tres cuartos del tiempo, se preguntaban cuándo llegaríamos a sus cosas buenas – y
en general no volvían. Mucha gente, entre las que me incluía, no necesitaba
hacerlo. (Tiempo después descubrí que además traía otros problemas. Ver
“Relación = Distancia + Conexión” en este volumen.)
Quería encontrar otra forma de empezar. Dirigí la mirada a Focalizadores
experimentados que no hacían Despejar un Espacio. Ellos parecían estar con su
atención en su espacio interno, abiertos a sentir qué era lo que necesitaba
conciencia. Lo puse en palabras: “Entonces puedes hacerte una invitación ahí
dentro, como si dijeras, “¿Qué quiere conciencia ahora?” Y esperas.”
Algo viene
Gene Gendlin llamó a este paso “Encontrar una Sensación Sentida”. Esperar
con atención fue mi versión para eso. Si la persona quería usar la sesión para
trabajar un tema puntual que ya conocía había una variación. Yo decía: “Entonces
puedes invitar a todo ese asunto (sobre __________) a sentarse aquí contigo, y que
tu cuerpo te dé su sensación sobre eso”.
Describir
En la práctica tradicional, el paso siguiente es Encontrar un Asidero. Eso
estaba bien. Pero observé que, para casi todos, este proceso de encontrar un
“Asidero” resultaba más fácil si comenzaba con una descripción física. El beneficio
de este paso era mayor cuando permitía que la conciencia del Focalizador
Origen y desarrollo de la Relación Interior 175
permaneciera en ese lugar, para luego ir más profundo en el nivel corporal. Te daré
algunos ejemplos para mostrar lo que quiero decir:
“Estoy sintiendo algo… ahora estoy buscando un asidero… el asidero es
“rechazo”… ¡no me doy cuenta de por qué me rechazaba de ese modo!”
“Estoy sintiendo algo… ahora estoy buscando un asidero… el asidero es
“apretado”… estoy con esa sensación de apretado… Lo apretado es como una
presión… Se refiere al modo en que me trata… Hay algo en mí que quiere
proteger… para que no me sienta rechazada otra vez…”
El primer ejemplo es lo que llamo alejarse del contacto característico de
Focusing, e ir dentro de pensamientos e interpretaciones. El segundo muestra a una
persona que acompaña haciendo contacto. Mientras observaba cómo sucedía lo
primero una y otra vez, sentía la necesidad de guiar de una manera que sirviera de
sostén para hacer contacto y quedarse acompañando lo que hay adentro. Como
decía más arriba significaba, casi siempre, encontrar primero una descripción de la
sensación corporal. (Ver “¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?” en este volumen para los casos
en que no es así.) Las palabras “encuentra un asidero” no permitían que este
proceso ocurra con fluidez. Dejé de usar la palabra “asidero” porque, como nuevo
término específico, requería del Focalizador mucho pensar y recordar.
En su lugar decía, “Quizás te puedes tomar un momento para describir lo que
estás sintiendo… cómo se siente, aunque sólo sea a nivel físico…”
Comprobar la descripción
Gendlin hablaba de Resonar el Asidero, y creo que este movimiento fuerte e
importante es esencial para el proceso: es para que la simbolización de lo que se
siente continúe la interacción con la experiencia que se está sintiendo. Sólo
necesité cambiar el lenguaje para que se pueda hacer fácilmente, sin demasiada
explicación.
“Entonces lleva la palabra “apretado” a tu cuerpo otra vez y comprueba si está
bien, si “apretado” es la mejor palabra para lo que siente eso, o si otra palabra se
ajusta mejor”.
Estar en contacto
Al comparar lo que hacían Focalizadores experimentados con lo que
observaba en las personas que comenzaban a aprender, observé la diferencia entre
lo que he llamado “estar con el proceso” frente a “salir del proceso”. Los
Focalizadores con experiencia sabían cómo estar con lo que estaban sintiendo, con
una cualidad de curiosidad interesada y cuidadosa. Las personas nuevas “salían”
hacia otras opciones: especulación, análisis, rumiación, discusión, distracción…
Me di cuenta de que una de las funciones de describir lo que se está sintiendo,
y luego comprobar la descripción, era estar con la experiencia interna. Si una
persona encontraba una descripción apropiada y luego la comprobaba con lo que
sentía, no elegía ninguna de las opciones recién enumeradas.
Una vez que tenían una descripción, ¿que venía después? “Estar con lo que
había” no era un paso para Gendlin. Es posible que aunque no lo mencionara él
asumiera que se realizaba. Mi gente nueva necesitaba que lo dijera. Como no
176 La Aceptación Radical de Todo
estaban acostumbradas a la noción de que estar con algo en la conciencia era muy
potente y facilitador, “salían” hacia otras opciones a menos que tuvieran el sostén
de una invitación adecuada para ayudarlos a estar con lo que había.
Tenía que sugerirles, invitarlos, o “guiarlos” para que hicieran lo que
Focalizadores experimentados hacían, estar con el proceso. Una vez que “salían”,
era más difícil volver, por eso trataba de anticiparme (con cuidado) al momento en
que podía suceder… y los guiaba con una sugerencia antes de que ocurriera.
Les decía, “Fíjate si estaría bien estar con eso”. O, “…simplemente quédate
con eso”. O, “…quédate haciéndole compañía”. Y agregaba: …con curiosidad e
interés”.
La Relación Interior
Todo lo que expuse hasta aquí ha sido el contexto, la base, para lo que sucede
después, el corazón de la Relación Interior de Focusing. Este punto de la sesión,
cuando han llegado a hacer contacto con su cuerpo, invitaron algo, lo describieron,
comprobaron si la descripción coincidía con lo que sentían y se han quedado con
eso, con curiosidad e interés… era el punto en que algunas personas avanzaban, y
otras quedaban totalmente atascadas.
Según había aprendido de Gendlin, Preguntar era el paso siguiente para
ofrecer en este punto. Pero no era tan útil como me hubiera gustado. Como solía
suceder, ayudaba a la gente que encontraba Focusing sin dificultad. Pero quienes
no lo encontraban, quienes tenían un contacto interno tenue y salían fuera del
proceso con facilidad, las preguntas los llevaba por caminos inimaginables.
“Le estoy preguntando qué necesita… Necesita que yo sea fuerte y que le diga
lo que pienso de él… Necesita que llame a su esposa y le avise que su esposo es un
cretino… Necesita que me olvide de todas estas emociones y trate de relajarme…”
Al escuchar estas respuestas sin sentido me quedó claro que este “¿Qué es lo
que necesita?” no resultaba. Sin más ayuda, estas preguntas las llevaba directo a
sus cabezas y decían lo que estaban pensando. Hasta las instrucciones que me
habían enseñado (“Si tu cabeza contesta, deja ir la respuesta, y pregunta otra vez a
tu cuerpo) no eran tan eficaces como quería que fueran. ¿Cómo podía saber una
persona inexperta si lo que respondía era la cabeza? Y si preguntar no funcionaba
la primera vez, ¿por qué iba a funcionar la siguiente?
Entonces volví a observar a Focalizadores experimentados y puse en palabras
nuevas la esencia de lo que hacían en esta etapa. Y lo que veía con frecuencia era
que empezaban a sentir empatía hacia el “eso” que estaban contactando. Sonaba
así:
“Lo estoy sintiendo aquí… es apretado… como si tirara hacia atrás… no
quiere que lo lastimen otra vez… Lo estoy comprobando… eso es… me está
haciendo saber que ya lo han lastimado bastante… hay más… ah, sí, lo han
lastimado bastante y también siente que lo han traicionado… “traicionado” es la
palabra justa… sí… (gran suspiro)… eso es”.
Era como si se hubieran convertido en acompañantes empáticos de un “eso”
interno que había comenzado a tener sentimientos y necesidades propias. ¿Cómo
facilitar esta situación en personas que no lo hacían por sí mismas?
Origen y desarrollo de la Relación Interior 177
Encontré la respuesta un día frente a un hombre que había llegado a ese lugar
atascado. Él sintió algo en su cuerpo, lo había descripto y estaba sentado con eso,
¿y ahora qué? No pasaba nada más. Yo recordaba a Focalizadores expertos, y
buscaba palabras que lo ayudaran a hacer lo que ellos hacían, me encontré
diciendo, ”Quizás puedes sentir cómo se siente ESO desde SU punto de vista”. Eso
fue todo, y funcionó… para él, y para muchos otros las semanas que siguieron.
Aprendí que a pesar de que algunas personas encontraban de manera fácil y natural
el lugar desde donde podían escuchar con empatía al “eso” interno, otros
necesitaban que se los guiara hasta ahí. Y esta invitación a “sentir cómo se siente
ESO desde SU punto de vista” fue muy facilitadora. Se manifestaba la empatía
interna de una manera que “¿qué es lo que necesita?” no lograba. Si les preguntaba
“¿Cómo se siente?” me contestaban cómo se sentían ellos. “Es incómodo”, dijo una
mujer en una ocasión memorable cuando le pregunté cómo se sentía algo apretado
en su garganta. “Vaya”, dije para mí misma, y parafraseé la invitación para ella:
“Quizás puedes sentir cómo se siente ESO desde SU punto de vista”. Cerró sus
ojos por un momento, los volvió a abrir asombrada, y expresó, “¡Oh, ESO está
asustado!”
prepare para el próximo. Si algo que sugería no funcionaba, ese paso era tan
pequeño que resultaba fácil notar qué no había funcionado. Volver atrás e intentar
otro ángulo era apenas un pequeño contratiempo.
Descubrí que lo que distinguía lo que estaba haciendo, de la facilitación que
me habían enseñado (“guiar”), era una forma de “relación interior” que era el
referente a través de toda la sesión. El “Yo” del Focalizador estaba con un “eso”, y
era el “eso” lo que hablaba, se abría, tenía sentimientos, y revelaba sus
profundidades, sostenido por la presencia amorosa y contenedora de un “Yo” que
era curioso, interesado, aceptador, espacioso, y no juzgaba.
“Relación Interior” era una metáfora perfecta para el proceso completo,
porque podíamos hablar de las cualidades de esa relación – amorosa, aceptante,
interesada, etc. – y podíamos mostrar cómo esa relación se iba profundizando e
intensificando en cada etapa, al describir, “estar con”, sentir cómo se siente desde
su punto de vista, etc.
El Focalizador, en el rol del “Yo”, era el acompañante ideal, sólo le reflejaba
a “eso” lo que estaba diciendo. Yo podía apoyar ese rol con sugerencias de guía
como, “Le puedes hacer saber que lo escuchaste”, que además evitaba que el
Focalizador se deslizara hacia otras opciones como razonar, interpretar,
disculpar…
desarrollar un método que puedo usar con confianza con la mayoría de las
personas, que facilite experiencias de Focusing exitosas y evite las consecuencias
negativas de tomar caminos sin resultado, tuve que aceptar que a algunas personas
no las ayudaba.
No toda sesión provechosa tiene un “Eso que Vive”, ni tampoco el
centramiento en el cuerpo al comienzo del proceso lleva a todos a encontrar
Focusing. (Ver “¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?”) Para los Focalizadores con experiencia
hay muchos modos de hacer Focusing, pero si dejamos que la gente juegue en un
campo tan grande, pueden hacer demasiadas cosas “equivocadas” – y llevarlos
hacia atrás cada vez establece un escenario negativo, en donde podrían sentir que
se les dice que “no” con demasiada frecuencia. Desde la perspectiva de la
enseñanza, es más deseable ofrecer resultados positivos, y decir “sí”. Es lo que la
Relación Interior pretende hacer. Pero si al hacerlo surgen problemas, hay una
buena noticia: Focusing es mucho más grande, y hay otras posibilidades.
182 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
Relación = Distancia + Conexión
Ya he escrito sobre la inquietud que he sentido por lo que llaman el “primer paso
de Focusing”, Despejar un Espacio. Este artículo describe mi evolución en relación
a Encontrar Distancia. ¿Es Despejar un Espacio lo mismo que Encontrar Distancia?
No exactamente.
Despejar un Espacio es un proceso que busca relacionarse con cierto número
de temas o problemas diferentes sin (o antes de) ir dentro de ninguno de ellos. En
la práctica tradicional (según se lo enseña en el libro de Gendlin, Focusing),
Despejar un Espacio es “poner afuera” los temas, por ejemplo, poniéndolos sobre
un estante imaginario enfrente a uno, o “apoyar lo que uno está cargando”, como si
lo dejara en el suelo. Pero para Despejar un Espacio no es necesario poner algo
afuera, porque también se puede hacer reconociendo y diciendo hola, a cada cosa
que uno encuentra – es como estar en medio de un grupo de niños y tocar a cada
uno suavemente en la cabeza, sin pedirles que se muevan. Esta forma, que
podemos llamar Despejar un Espacio Reconociendo, es la que aún uso y enseño, y
lo que voy a decir a continuación en este artículo no se refiere a ella.
Recorrí varias etapas relacionadas con Despejar un Espacio (Encontrar
Distancia):
(1) 1972-1979: Ninguna participación en absoluto. Cuando empecé a aprender
Focusing, en 1972, no había Despejar un Espacio, al menos como parte regular del
proceso, y no recuerdo haberlo hecho, ni haberlo intentado.
(2) 1980-1982: Defensora apasionada. Cuando fue publicado el libro de
Gendlin, Focusing, yo era una de las personas que lo asistía en sus talleres. En ellos
pasábamos mucho tiempo enseñando cómo hacerlo. Ese período se podría llamar el
apogeo de Despejar un Espacio. Recuerdo que la gente afirmaba con mucho
entusiasmo que era la esencia de Focusing. En investigaciones realizadas en ese
tiempo para conocer el efecto de Focusing muchas veces participaban personas que
sólo habían aprendido Despejar un Espacio, sin el resto del proceso.
(3) 1983-84: Siendo todavía su defensora apasionada, empecé a notar que este
paso traía muchos inconvenientes. Para el primer taller de guiar, creé un apunte en
el que describía las dificultades que podían surgir al focalizar y cómo ayudar a
resolverlas. Más del 50% de ellas se referían a Despejar un Espacio.
(4) 1985-89: “Despejar un Espacio todavía es el primer paso de Focusing pero
es opcional. Facilita los Procesos Muy Cercanos, y no es útil en los Procesos Muy
Distantes”. Durante esos años yo vivía en California enseñando por mi cuenta, y no
estaba lista para cambiar el modelo de los “seis-pasos”. Creía que a personas como
yo, con dificultades para sentir (un tipo de proceso que mis profesores Elfie
Hinterkopf y Les Brunswick llamaban “Muy Distante”) Despejar un Espacio no
ayudaba, pero el tipo de proceso opuesto (“Muy Cercano”) en el cual una persona
184 La Aceptación Radical de Todo
sentía mucho y se desbordaba con facilidad, sí lo hacía. Por lo tanto, enseñaba que
se debía hacer “según necesidad”.
(5) 1990-93: En noviembre de 1989 volví de Chicago de un retiro de fin de
semana de Focusing dispuesta a cambiar mi forma de enseñar. Inspirada en la
presentación de Reva Bernstein y Lakme Elior, desarrollé un modelo de “Pasos y
Habilidades”. Despejar un Espacio ya no era un Paso. En cambio, Encontrar la
Distancia Adecuada era una Habilidad; es decir, un aspecto del proceso que se
podría necesitar en cualquier momento y/o todo el tiempo. En 1991 escribí sobre
Encontrar la Distancia Adecuada:
La habilidad de encontrar la distancia adecuada refleja el haber
comprendido que personas con procesos Muy Cercanos necesitan que la
experiencia sentida esté un poco más lejos, y las que tienen procesos Muy
Distantes, un poco más cerca. Una vez que comprenden el concepto de
encontrar la distancia adecuada, tienen una habilidad que es útil en
procesos Muy Cercanos y Muy Distantes. Si el proceso se bloquea, pueden
preguntarse, “¿Estoy a la distancia adecuada para esto?” Si la respuesta es
“No”, pueden recurrir a técnicas para alejar, o para traer algo más cerca.
Cuando escribí The Focusing Student’s Manual (Manual del Estudiante de
Focusing) y The Focusing Guide’s Manual (Manual del Guía de Focusing),yo
estaba en esta etapa. En el Manual del Guía en particular, describí con mucho
entusiasmo varios métodos de encontrar distancia, y notaba que este movimiento es
facilitador en particular para las personas que se están sintiendo abrumadas por sus
estados emocionales.
Después de haberlo enseñado durante varios años, empecé a sentir cierta
inquietud. Se hizo cada vez más evidente que Despejar un Espacio no era la única
alternativa para la gente que “sentía mucho” (“Proceso Cercano”). Había otra clase
de movimiento, que yo llamaba Relación Interior, que también era muy útil para
quienes sentían abrumación. Como ambas técnicas, tanto la de Distancia como la
de Relación Interior, facilitaban los mismos procesos, me pregunté cuales serían las
diferencias. ¿Por qué usar un método en lugar del otro?
Me di cuenta de que las técnicas de Relación lograban lo mismo que las de
Distancia, y evitaban algunos problemas evidentes. Dejé de enseñar Despejar un
Espacio. Las técnicas de Relación Interior eran más fáciles de enseñar y más fáciles
de usar porque facilitaban los dos tipos de procesos y se usaban en el mismo orden,
con sólo una excepción. En general, las personas con Procesos Cercanos se
beneficiaban del paso “Reconocer”, en cambio las que tenían Procesos Distantes,
con sensaciones sentidas imprecisas, tenían que describirlas y estar con ellas.
Reconocer no las ayudaba.
Por ese tiempo, en 1995, Johannes Witschko y Klaus Renn me invitaron a
hacer una presentación en la Primera Conferencia Internacional de Terapia
Focusing. Decidí aprovechar la oportunidad para aclarar mis pensamientos en la
comparación de estas dos técnicas.
El título de este trabajo surgió al darme cuenta de que las técnicas de Relación
Interior cumplen el mismo propósito que las de Encontrar Distancia y agregan
conexión interna.
Relación = Distancia + Conexión 185
Extracto
Despejar un Espacio y otras técnicas de Encontrar Distancia se usan, muchas
veces, para ayudar a un cliente a encontrar una forma de relación cómoda con
sentimientos abrumadores. Sin embargo, he observado que las técnicas de
Encontrar Distancia no son la mejor forma de lograr este propósito. En este artículo
exploraré técnicas de Relación Interior, que incluyen todas las ventajas de las de
Encontrar Distancia y ninguna de sus desventajas. La razón es que “relación”
incluye “distancia” y agrega “conexión”.
Esta presentación incluye: las cuatro desventajas más significativas de las
técnicas de Encontrar Distancia; técnicas de Relación Interior; implicancias del
trabajo con clientes con Procesos Cercanos (abrumadores) y Procesos Distantes
(fuera de contacto); implicancias del trabajo con sobrevivientes de abuso, trauma,
etc.: e implicancias de la relación entre el terapeuta y el cliente.
Esto lleva alrededor de cinco minutos en total, aunque haya muchos temas
presentes.
Resonar. Resonar es comprobar si una palabra u otro símbolo, o una unidad
de significado más grande, se ajusta a lo que la sensación sentida siente. Resonar
puede ser en sí misma una técnica de Relación Interior, porque para realizarla, el
Focalizador tiene que estar en contacto directo con la sensación sentida, desde la
perspectiva de un observador neutral (por ejemplo, no víctima).
Cliente: “Se siente apretado”.
Terapeuta: “Y quizás puedes tomar la palabra ‘apretado’ y ver si se siente que
es la que mejor describe esa sensación”.
Al continuar la sesión, puede ser útil la sugerencia de resonar desde el punto
de vista de “eso” y notar si se siente más comprendido.
Cliente: “Hay depresión allí y un poco de enojo”.
Terapeuta: “Quizás puedes comprobar con ese lugar y ver si ahora se siente
más comprendido, depresión y enojo”.
Desidentificación. La desidentificación es un proceso por el cual el cliente se
diferencia de la experiencia sentida (“Una parte de mí está triste”) en lugar de estar
identificada con ella (“Yo estoy triste”). Con frecuencia la desidentificación es el
primer paso para establecer la Relación Interior.
La esencia de la desidentificación es ayudar al cliente a moverse de “Yo soy
(este sentimiento)” hacia “Yo tengo (este sentimiento)”. En la mayoría de los
casos, la desidentificación se puede facilitar con escucha empática o reflejo, y el
terapeuta agrega frases como “una parte de ti” o “un lugar en ti” o “algo en ti”.
La desidentificación muchas veces viene justo antes de reconocer, o las dos se
combinan. Es difícil, casi imposible, reconocer sin desidentificación.
Cliente: “Odio ese miedo”.
Terapeuta: “Entonces, hay una parte de ti que odia ese miedo”.
Cliente: “Sí”.
Terapeuta: “Podrías notar si te gustaría decir ‘hola’ a esa parte que odia ese
miedo”.
O:
Cliente: “Odio ese miedo”.
Terapeuta: “Podrías notar si te gustaría decir ‘hola’ a esa parte de ti que odia
ese miedo”.
“Debe de haber alguna buena razón…” Cuando el cliente experiencia la
sensación sentida como una opresión o como algo hostil, resulta facilitador
proponer que eso puede tener una buena razón para estar de ese modo, al menos
desde su punto de vista. A veces agrego que esta “buena” razón puede ser una vieja
razón;; otras veces digo, “Puede pensar que tiene un propósito positivo para ti”.
Estas frases se apoyan en mi filosofía, nacida de mi experiencia, de que no hay
enemigos dentro de nosotros. Margaret Warner, en su trabajo sobre Proceso
Disociado (1998 y 2000), señala que se ha descubierto que hasta aspectos del yo
que parecen crueles y autodestructivos, como en casos de automutilación, creen
que están cumpliendo una función protectora.
Cliente: “Me está cortando la respiración”.
190 La Aceptación Radical de Todo
Terapeuta: Supongamos, sólo por un momento, que puede pensar que tiene un
propósito positivo para hacer eso”.
Cliente: “No quiere que sienta tanto”, etc.
Sentir su punto de vista. Además de su “buena razón” para estar del modo
en que está, se pueden sentir otros aspectos de la sensación sentida desde su punto
de vista. Es un movimiento potente y fortalecedor cuando el cliente cambia de
lugar, desde su punto de vista (que puede sentirse “abrumado” o “víctima”) hacia el
punto de vista de la sensación sentida. Agrega la posibilidad de sentir empatía y
compasión. El aspecto del yo que tiene la capacidad de ser empático y compasivo
no se siente víctima.
Cliente: “Tengo miedo”.
Terapeuta: “Podrías ver si te gustaría preguntarle al lugar de miedo de qué
está tan asustado, desde su punto de vista”.
Hacer que el Focalizador se convierta en acompañante de la sensación
sentida. Cuando la sensación sentida empieza a revelar su mensaje, guiar al
Focalizador para que le diga, “Te escucho”, para que no se involucre en
argumentaciones con la sensación sentida, y por el contrario, la anime a decir más.
Cliente: “Parece que está diciendo que quiere que me quede ahí un poco más”.
Terapeuta: “Entonces le haces saber que la escuchas, que quiere que te quedes
ahí un poco más”.
Observa cómo el terapeuta hace la sugerencia de “le haces saber que la
escuchas” agregando en forma de cita lo que el cliente ha dicho, para que le resulte
más fácil seguirla. No tiene que hacerse de la manera siguiente:
Cliente: “Ese lugar me está haciendo saber que ha estado trabajando duro”.
Terapeuta: “Entonces le haces saber que lo escuchas”.
Incluir al Focalizador en la respuesta. En esta técnica, el compañero
incluye en su reflejo lo que el cliente está haciendo o experienciando mientras dice
esas palabras. Primero dices “tú” para referirte al cliente, y luego agregas un verbo
para describir su experiencia. En general es algo como “sentir”, “darse cuenta”,
“notar”, “ser consciente de”, “estar sintiendo”, etc.
Cliente: “Hay tristeza en la zona de mi corazón”.
Terapeuta: “Eres consciente de una tristeza en la zona de tu corazón”.
para tener una conversación luego del “Hola”, entonces debe haber sido
abrumadora por alguna otra razón además de la de lograr la atención del
Focalizador. En sobrevivientes de abuso, en general, la sensación sentida trae una
situación que ha sido abrumadora en el pasado. Necesita estar así porque es parte
de su mensaje. Es frecuente que se afloje, cuando también ha sido escuchada esta
parte del mensaje.
Cliente: “Esta sensación tan intensa viene hacia mí como la ola de un océano.
Se siente que es mucho”.
Terapeuta: “Quizás le puedes decir que ves que es realmente mucho. Dile, “Sí,
eres muy grande”.
Cliente: “Está un poco mejor, pero todavía es difícil de soportar”.
Terapeuta: “Quizás lo que ha venido a decirte es que en algún momento hubo
algo difícil de soportar, para ti. Podrías comprobar con eso, y ver si coincide, que
es sobre algo que una vez se sintió “demasiado”, como esto ahora”.
Focusing tenemos muchos motivos para tener esta profunda confianza. Al permitir
que nuestros clientes y estudiantes de Focusing accedan a la parte de sí mismos que
es capaz de estar en una relación interior nutritiva, le estamos haciendo un espacio
que da lugar al yo sano, el que está siempre ahí, todo el tiempo.
194 La Aceptación Radical de Todo
Introducción a
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?
Cómo ayudar a encontrar y a invitar a una sensación sentida es, quizás, el área que
trae mayores desafíos a los profesores de Focusing. No me sorprende: ¡después de
33 años, siento que recién ahora estoy empezando a comprender qué es una
sensación sentida!
Precisamente anoche estuve con una persona en una sesión que me había
llamado porque no podía hacer Focusing. Había hecho un entrenamiento corto,
había leído mucho en libros, y estaba viviendo una situación que le daba un gran
incentivo para focalizar. Pero no estaba segura si lograba sensaciones sentidas.
Resultó que las tenía. Su duda surgió del hecho de que no las sentía, según
expresó, “físicamente”. Pensó que el ligero apretón en su estómago no contaba
porque no se sentía suficientemente “físico”.
He escuchado decir esto mismo a muchas personas a través de los años, y he
llegado a la conclusión de que el problema es la palabra “cuerpo”. Decimos que
Focusing sucede “en el cuerpo” y la gente, a partir de esa frase, hace diferentes
conjeturas.
Con frecuencia no se dan cuenta, o todavía no hemos logrado enseñar, que es
posible que algo esté centrado-en-el-cuerpo, y no se sienta físicamente. Peter
Afford escribió un artículo muy interesante sobre este tema en 1994, “The Felt
Sense Need Not Always Be Physically Felt” (La Sensación Sentida no siempre
necesita ser sentida físicamente):
La cualidad sentida-en-el cuerpo es, entonces, una de las muchas maneras
de explorar adentro, pero no es el sine qua non. Si se siente que es Focusing
pero no tienes un referente físico, no importa. El Focalizador puede decir si
el proceso está centrado-en-el-cuerpo y si es “real” o no, y la persona que
escucha o el guía puede buscar signos que indiquen que está centrado-en-
el-cuerpo. Esto incluye: ojos que miran hacia abajo, pausas al hablar para
comprobar internamente, y ese “sentir” característico de que el Focalizador
está conectado con algo en su interior y no está dando vueltas en su cabeza
o fuera de su cuerpo. Ese “sentir” es, sin duda, una sensación sentida.
En otras palabras, ¡si sabemos cómo tener una sensación sentida, en general
también podemos decir si una persona la está sintiendo! Aun así, quedamos con el
interrogante de cómo ayudarla a encontrar una sensación sentida si entiende la
palabra “cuerpo” de la manera acostumbrada. Ésta es la pregunta que estoy
planteando en este artículo.
Mientras lo escribía, mostré este artículo a varias personas y una de ellas pareció
sorprenderse de que me atreviera a sugerir una redefinición de la palabra “cuerpo”.
¿Las palabras no significan lo que significan? ¿No tendríamos que aceptar eso,
simplemente?
196 La Aceptación Radical de Todo
En realidad, en el proceso natural del uso del lenguaje, las palabras siempre se
van redefiniendo. El significado de las palabras se expande y se estira al encontrar
nuevas áreas sobre las que necesitamos comunicar algo. Inventar palabras nuevas
es algo poco común – con mucha más frecuencia, las personas estiran los
significados de las que ya existen. Con el tiempo, se van aceptando estos nuevos
significados y encuentran su camino hacia los diccionarios. Este proceso de cambio
de significados, acompañado por el proceso natural equivalente de cambio en el
sonido, es cómo el latín se convirtió en francés, español e italiano; cómo el inglés
antiguo se convirtió en el inglés actual; cómo todas las lenguas cambian
constantemente.
A pesar de que propuse la redefinición de la palabra “cuerpo”, el punto central
de este artículo no es qué debemos o podemos significar por cuerpo, sino qué
entendemos en realidad por esa palabra, y cómo cambia ese significado cuando
aprendemos Focusing. (Y lo que implica en cómo hablamos de Focusing y cómo lo
enseñamos.)
Una de las ideas más poderosas de la lingüística moderna es que las palabras
tienen su propio significado dentro de marcos – contextos regulares y persistentes –
y que necesitamos conocer el marco dentro del cual estamos hablando. Si estoy
hablando de un “taller”, no me comprenderás hasta tanto no te des cuenta si me
estoy refiriendo al marco del “arreglo del desperfecto de un motor” o al de un taller
de arte “en donde se enseña a pintar, a esculpir, etc.” Quizás este artículo se trata
en realidad de cómo darles a las personas el “marco” de Focusing.
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?
Escrito recientemente para este libro
Stan cierra sus ojos y se acomoda para hacer Focusing. El tema es su anhelo por
una relación íntima y duradera. Él espera, con su cabeza inclinada hacia delante, y
198 La Aceptación Radical de Todo
luego comienza a hablar. “Algo me tira hacia atrás”, dice lentamente. “Está
asustado… no, no es asustado exactamente. Vacilante… sí, “vacilante” está más
cerca. Cauteloso, eso es. Vacilante y cauteloso”. Se dispone a pasar un momento
con esta parte de él “vacilante y cautelosa”. Hacia el final de la sesión afirma: “Está
diferente. Hay una disposición ahora”.
Laurel, una persona nueva en Focusing, luego de observar esta sesión, hace
una pregunta. “¿En qué momento estuvo Stan sintiendo su cuerpo?”. Y un
Focalizador experimentado, que también observaba, no tuvo dudas de que Stan sí
había hecho Focusing. ¿Por qué?
Antes de contestar la pregunta, le preguntamos a Stan. ¿Estabas sintiendo en
tu cuerpo? “Oh, sí”, contesta. “Absolutamente, e iba describiendo lo que había
dentro de mí, y luego comprobaba con eso, toda la sesión”.
Resultó que Stan estuvo sintiendo dentro de su cuerpo – sólo que no usó
ninguna palabra corporal que le podría haber demostrado a Laurel que había sido
así. Podría haber dicho, “Estoy sintiendo algo en mi pecho. Me tira hacia atrás”.
Pero no lo hizo.
Entonces, ¿cómo supo el Focalizador experimentado que Stan había
focalizado? Hubo varias pistas, y a pesar de que alguna de ellas podría haber
faltado, todas juntas hicieron que no hubiera ninguna duda. La cabeza de Stan
estuvo inclinada hacia delante, por lo que era probable que su atención haya estado
en algún lugar por debajo de su mentón. Habló despacio, como buscando. Las
palabras que usó, aunque no fueron palabras corporales específicas (como “pecho”
o “garganta”), tenían una cualidad de conexión con el cuerpo. (Por ejemplo, “Me
tira hacia atrás” en lugar de “resistente”). Y comprobaba sus palabras con algo
dentro de él que podía decir si esas palabras se ajustaban o no.
Ahora imaginemos este escenario un poco diferente. Todo es igual excepto
que, luego de la sesión, cuando le preguntan a Stan si estuvo sintiendo en su
cuerpo, él dice, “No lo sé. No estoy seguro. ¿Fue así?”.
Y luego se podría originar el siguiente diálogo:
Ann: Bueno, Stan, me pareció que estuviste sintiendo algo con lo que tú
podías comprobar, y por eso dijiste que la palabra “asustado” no era la adecuada, y
la palabra “vacilante” estaba más cerca. ¿Sí?
Stan: Sí, es verdad.
Ann: Y me pareció, quizás por la posición de tu cabeza, que lo estabas
sintiendo en algún lugar aquí (gestos indicando el área del pecho y el estómago).
Stan: Bueno, sí. Estaba en algún lugar por aquí. Es verdad.
Ann: Entonces al escucharte decir que no estás seguro si eso estaba en tu
cuerpo, me pregunto si podrías explicar que quieres decir.
Stan: Bueno… supongo que es porque no estaba sintiendo nada en mi cuerpo
físico.
Y ésta es la brecha misteriosa. La gente puede tener experiencias que sin duda son
Focusing, y aun así, si no tienen experiencia, pueden dudar de su validez – porque
lo que entienden por “cuerpo” (o “cuerpo físico”) parece no incluir las experiencias
que están sintiendo.
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 199
Demos otro ejemplo. Barbara está Focalizando. Su mano mece el lado izquierdo de
su abdomen… “Se siente como concreto acá”, dice. “Está lleno de miedo. Estoy
sintiendo qué lo está asustando… está asustado de esta parte que está aquí…” –
señala hacia su derecha – “asustado de que se salga de control”.
Su gesto hacia su derecha está fuera del cuerpo físico, parece indicar una zona
a unos sesenta centímetros de su hombro derecho. Barbara continúa haciendo
Focusing con las dos partes, la de su abdomen y la que está por afuera de su
hombro derecho. Ambas tienen contenido emocional y algo interesante para revelar
en el resto de la sesión.
¿Puede algo estar “en” el cuerpo y al mismo tiempo a una distancia de sesenta
centímetros de él? Éste es el problema. O tenemos que decir que esta sesión no fue
Focusing – y sí lo fue – o que Focusing no sucede-en-el-cuerpo – pero es así – o
tenemos que repensar lo que queremos significar con la palabra “cuerpo”. Como
las otras dos opciones no son aceptables, vamos a tomar la tercera. Como dijo
Sherlock Holmes, “Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, aunque
improbable, debe ser el caso”.
200 La Aceptación Radical de Todo
Experiencias como éstas no son raras excepciones. Son moneda corriente, y quizás
podrían ser aún más corrientes si las personas no se detuvieran ante la creencia de
que “cuerpo” significa “lo que está dentro de la piel”. Es evidente que no podemos
usar una definición fisiológica convencional de “cuerpo” si queremos incluir estas
experiencias como legítimas de Focusing.
Tenemos que decir que Focusing puede suceder fuera del cuerpo, o tenemos
que re-definir “cuerpo” como algo más amplio que un conjunto de procesos
fisiológicos rodeados de piel. De hecho Gendlin quiere decir esto último. Las citas
que siguen son de Un Modelo de Proceso:
“Estamos estableciendo un nuevo concepto de cuerpo viviente…”
“En general consideramos el cuerpo como la materia que está contenida
dentro de la piel… Lo que llamamos “el cuerpo” es un sistema mucho más vasto.
“El cuerpo” no es sólo lo que está dentro de la piel”.
“No hay cuerpo separado del proceso”
“Algunos de los objetivos de este trabajo son: re-conceptualizar el cuerpo
para que podamos comprender cómo sucede Focusing, cómo sentimos situaciones
complejas, cómo el cuerpo puede traer una respuesta a una cuestión humana
compleja de la vida que no podemos descifrar, cómo el cuerpo y el conocimiento
no están separados. Es evidente que todo eso necesita un concepto de cuerpo
diferente del que ofrece comúnmente la fisiología”. (itálicas en el original)
Para Gendlin, hay un espacio experiencial que es más grande que el cuerpo
fisiológico (y el tamaño es sólo una de las diferencias). Es el espacio en donde
Focusing sucede, y que al mismo tiempo, se va creando al hacer Focusing. (“¿Y
dónde mira uno, y deja que algo pase? Ese espacio también es nuevo, se va
generando. Cuando uno mira, por así decirlo, en el habitual cuerpo-que-siente, esta
mirada se encuentra a sí misma llevada hacia delante por un cambio en un espacio
que está algo diferente”).
En lugar de definir Focusing como un proceso corporal, quizás sería mejor
definir el cuerpo a través de Focusing. En lugar de decir que Focusing sucede en el
cuerpo, podemos dar vuelta la definición, y decir: donde Focusing sucede, ese es
“el cuerpo”.
En 750 años, no hemos llegado más allá de la visión de cuerpo que tenía San
Francisco de Asís como “Hermano Asno”. Nuestros cuerpos todavía son bestias de
carga que nos llevan de un lado a otro. Todavía pensamos en quien somos como
separados del cuerpo, cierto espíritu no-material que llevamos sobre los hombros.
Hay un largo trecho desde esta visión al cuerpo de Focusing: lleno de
significado de vida, vivo en propósito, situado en una red de relaciones
interconectadas, sabio más allá de la lógica y la razón, inseparable de nuestra
identidad.
No es extraño que las personas se confundan y sospechen cuando les decimos,
“Tu cuerpo es sabio”. Sus cuerpos no son sabios. Más precisamente: no
comprenden ni sienten sus cuerpos de un modo que “sabio” tenga sentido para
explicar esas experiencias corporales. Y no podemos hacer que piensen a su
manera y encuentren esa clase de experiencia corporal. ¡No es extraño que sea
necesaria una experiencia de Focusing para que se pueda comprender!
Las personas que no encuentran el modo de llegar a Focusing no son todas iguales.
Más allá de su individualidad personal, me aventuro a decir que están dentro de
cuatro amplias categorías.
(1) Emocionales. Estas personas pueden sentirse en peligro de ser
sobrepasados por sus emociones, y tienden a experienciar sus sentimientos “todo
alrededor” y “por todos lados”.
(2) Pensantes: Hay personas que suelen resolver sus problemas de manera
racional o cognitiva. Cuando se las invita a sentir su interior, dirán cosas como,
“Debe ser…” o “Seguro que es…” o “Pienso que…”
(3) Imaginativos visuales. Hay personas que encuentran imágenes visuales
con facilidad, y al ser invitadas a conectarse con su interior, éstas surgen de
inmediato. Las imágenes visuales no necesariamente están conectadas con el lugar
de Focusing.
(4) Físicoanalistas. Muchas veces entrenadas para ser concientes de su cuerpo,
son personas que pueden diferenciar detalles elaborados, trazando una tensión que
recorre un deltoide y luego un trapecio… pero no comprenden cómo esto tiene que
ver con significados emocionales de sus situaciones de vida.
(Ver mi artículo “La sensación sentida completa” en este volumen, y su
introducción, para tener más información sobre imágenes, pensamientos,
emociones, y sensaciones corporales como avenidas de entrada a Focusing).
Exploremos estas diferencias encontrándonos con Camille, René, y Vicky,
tres personas (inventadas) que todavía no conocen Focusing, que tienen emociones
fácilmente (Camille), piensan fácilmente (René), o ven imágenes fácilmente
(Vicky). Describiré cómo podría ayudar a cada una de ellas a encontrar Focusing,
partiendo desde donde están. Su concepto de cuerpo todavía no coincide con el
cuerpo de Focusing, pero se las ayuda a encontrarlo si las invitamos a sentir la
conciencia del cuerpo según la entiende cada una. Este hecho – que a algunas
personas se las ayuda a encontrar Focusing cuando las invitamos a sentir dentro de
su cuerpo según cada una lo entiende antes de Focusing – parece misterioso al
202 La Aceptación Radical de Todo
principio, ahora que sabemos que el “cuerpo” de Focusing es diferente de lo que
significa para nuestra cultura.
Pero en una segunda mirada, el hecho de que la mayoría de las personas
encuentran Focusing a través del cuerpo según cada una lo comprende (y, al
hacerlo así, llegan a entender el cuerpo de una manera diferente) no es tan
misterioso, porque Gendlin deja bien claro que sólo hay un cuerpo. No hay un
cuerpo fisiológico y un cuerpo de Focusing. Cada uno de nosotros tenemos sólo un
cuerpo, y es en este cuerpo único en donde tienen lugar todos estos procesos, o
dicho de otro modo, este cuerpo único es todos estos procesos: respirar, digerir,
caminar, regenerar células, rumiar, soñar despierto, Focalizar…
“(Una sensación sentida) viene, de modo semejante a cómo vienen las
emociones, en el cuerpo, de manera espontánea, pero en un espacio en cierto modo
diferente al espacio literal. De verdad está literalmente en el cuerpo… pero está
también en su nuevo espacio propio” (Un Modelo de Proceso).
Para la cuarta categoría, los “Físicoanalistas”, volveremos más adelante, y
descubriremos un hecho interesante y sorprendente: que aquellos que tienen acceso
fácil a su cuerpo son los que tienen más dificultades para aprender esta habilidad
basada-en-el-cuerpo. ¿Cuáles son sus implicancias? Ya lo veremos. Pero primero:
Emocionales, Pensantes, e Imaginativos visuales.
Vicky tiene imágenes con facilidad. Quizás es algo natural en ella, o quizás
aprendió algún otro método, como Viaje Chamánico, con el que ha desarrollado
una habilidad para formar y seguir imágenes. (La gente aprende un nuevo método
más lentamente, si antes ha aprendido uno algo diferente).
Ha escuchado hablar de Focusing por una amiga y espera que la ayude a
resolver algunos bloqueos que registra en su vida. Tanto si elijo un “Centramiento”
general, como si le pregunto por uno de esos bloqueos y le ofrezco un
“Centramiento” adaptado a ese asunto, es muy probable que le aparezca una
imagen una vez que cierre sus ojos.
La forma en que se relacionan esas imágenes con un proceso de Focusing
depende mucho de cómo se las trata. Es necesario reconocer que las imágenes no
son todas iguales. Hace muchos años Dave Young me mostró esta diferencia. Hay
imágenes visuales e imágenes basadas-en-el-cuerpo. Las imágenes visuales
aparecen en el campo visual, frente a los ojos. Se cambian a voluntad con facilidad
(“Pienso que desataré la soga”) y tienden a moverse rápido, con una serie de
manifestaciones breves o como en un cine.
204 La Aceptación Radical de Todo
Ann: “Podrías reconocer eso, los pájaros que se van volando, y los que se
quedan”.
Vicky: “Es como si estuvieran resignados al frío, los que se quedan”.
Ann: “Estás sintiendo a los que se quedan, como si estuvieran resignados al
frío. Fíjate si está bien para ti quedarte con ellos, continuar sintiéndolos, para saber
cómo están”.
Vicky: “Están tristes”.
Ann: “Ah. Estás sintiendo que están tristes. Mmm”.
Vicky: “Esos son los que no tienen otro pájaro cerca. Están solos”.
Ann: “Y estás sintiendo que están solos, no hay otro pájaro cerca, y están
tristes”.
Vicky: “Hay uno en especial, está acurrucado, con frío, y triste”.
Ann: “Ah, estás sintiendo que hay uno en especial. Está acurrucado… tiene
frío… y está triste…”
Vicky: “No, no es exactamente triste… Es más como… difícil de ponerlo en
palabras…”
Y en algún lugar del proceso, sin una invitación a sentir en su cuerpo, Vicky
empezó a hacer Focusing.
Espero que quede claro a través de este fragmento, que lo que empezó como
una simple imagen visual se ha enriquecido y se convirtió en una experiencia más
holística, llena de emoción y significado, y sin duda conectada a la situación de
vida de Vicky.
Ahora Vicky está en el lugar en donde encontramos a Stan, Della y Barbara al
comienzo de este artículo: ella está haciendo Focusing, aunque sin una referencia
específica a su cuerpo físico. Está en contacto con algo dentro de ella que es rico e
intrincado, que tiene más que lo que se puede decir en palabras, con lo que se
puede comprobar, y que puede “dar pasos” – evoluciona y cambia hacia sus
propios pasos siguientes.
El hecho de que esto es una sesión de Focusing confunde a muchas personas
que tienen imágenes con facilidad y quieren aprender Focusing. Para comprender
lo que está pasando necesitamos recordar que el cuerpo de Focusing no es sólo el
cuerpo físico; lo incluye, y es más. En el momento en que la experiencia de Vicky,
de los pájaros sobre un cable, se ha vuelto tan rica como para incluir el sentir que
están tristes, esto es en el cuerpo. No importa si ella señala su pecho o usa palabras
como “garganta” o “estómago”. No es necesario sugerirle que sienta la tristeza de
los pájaros en su cuerpo, porque, en el sentido que tiene “cuerpo” para Focusing,
ya está ahí.
Hay un modelo espacial que viene a mí en forma persistente cuando trabajo con
gente que tiene alguno de estos tres tipos de proceso, y también el cuarto que
veremos más adelante. En este modelo, los cuatro tipos de proceso, o “puntos de
partida” para Focalizar están ubicados como si fueran los cuatro puntos de una
brújula. En el centro, entre ellos, hay un espacio en donde estas experiencias
separadas no están tan separadas. Las imágenes están en el cuerpo. Las emociones
tienen un lugar en el cuerpo. Los pensamientos tienen emociones. En el centro, hay
206 La Aceptación Radical de Todo
algo vivo, algo con ojos que puede encontrar nuestra mirada y que tiene su propio
punto de vista.
Veo a una persona que comienza en uno de los puntos de la brújula, en
emoción o pensamiento o imagen o cuerpo, y luego se mueve de ahí hacia el
centro, en contacto con algo que es los cuatro juntos… y más. Esto sucede en
Focusing todo el tiempo. Puedo empezar con una tensión en mi garganta, pero al
quedarme con eso, puedo sentir su miedo, y casi al mismo tiempo comienzo a
comprender con qué se relaciona, quizás mi relación con M. Si soy paciente y
compasivo, si yo me relaciono con eso, Eso comienza a relacionarse conmigo,
como si estuviera vivo, haciéndome saber cómo Se siente. En este momento,
llamarlo “tensión en la garganta”, o “miedo”, o “pensando en M”, sería
inadecuado, porque ya no lo experimento de ninguna de esas maneras. Es muy
probable que mi conciencia ya no esté en mi garganta, sino en un espacio que se
creó a raíz de esta atención, en donde puedo sentir “Eso”. En lugar de comenzar
con la tensión, yo podría haber empezado sintiendo miedo, o pensando en M, y
luego notando la tensión en mi garganta. Sea cual sea el lugar en donde empiece,
me moveré desde ahí hacia ese espacio (más “central” en el modelo que estoy
proponiendo) que es de alguna manera todo eso, y en donde puedo sentir el borde,
el “más” que todavía no está en palabras o símbolos. Focusing sucede allí, y “allí”
es el cuerpo.
Físicoanalistas
Si pensábamos que Focusing era sentir en el cuerpo físico según se entendía
en nuestra cultura, entonces la gente que debería ser la mejor, y que encontraría
Focusing de manera más fácil, sería la que está habituada a sentir el cuerpo;
masajistas, entrenadores, profesionales y estudiantes de cualquiera de las tantas
prácticas físicas basadas en el cuerpo, desde Tai Chi a Feldenkrais y a Movimiento
Auténtico.
De hecho, como cualquier profesor de Focusing te puede decir, cierta
familiaridad para sentir el cuerpo físico convencional en realidad puede interferir
para encontrar Focusing. Recuerdo a Ray, un médico y entrenador corporal sacro-
cranial, a quien la invitación habitual a sentir en su cuerpo no ayudó. La palabra
“estómago”, por ejemplo, le trajo una imagen anatómica gráfica de dónde y cómo
estaba su estómago.
Me doy cuenta de que estoy sentada frente a una de estas personas cuando su
primera descripción de lo que siente tiene una gran cantidad de detalles precisos
(“está a lo largo, del lado izquierdo de mi diafragma, justo debajo del bazo”), y
continua con más descripciones que vienen de la dimensión física, en lugar de
conectarse con imágenes, emociones o significados de vida: “Hay una cierta
tensión en eso, como si se estuviera estirando. Se está estirando más del lado
derecho, como si se elongara. Y hay presión, como por debajo…”
Si tengo alguna razón para suponer, antes de que empiece la sesión, de que
estoy con una de estas personas, le ofreceré un Centramiento que no mencione su
cuerpo físico (ver más abajo). Mientras aliento la conciencia física y las
descripciones físicas de la misma manera que recibo todo, invitaré a esas personas
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 207
con cuidado y en forma continua, a sentir “su emoción” y “su conexión con su
vida”. De la misma manera que sesiones que no incluyen el cuerpo físico según la
visión limitada pueden ser Focusing, sesiones que incluyen sólo el cuerpo físico
pueden no ser Focusing. Para que resulte claro: Focusing no es seguir sensaciones
físicas por tu cuerpo y nada más. Focusing es (como reiteró Gendlin hace poco
tiempo, en una teleconferencia subvencionada por el Focusing Institute) “prestar
atención a cierta sensación poco clara que sientes en tu cuerpo, que se conecta con
algo que sucede en tu vida”. Él quiere decir, por supuesto, en tu “cuerpo” como lo
entendemos en Focusing.
Por último, el recorrido para lograr que el proceso de Focusing se convierta en algo
de uso cotidiano será diferente para cada persona, y el privilegio de facilitar ese
recorrido seguirá siendo un desafío, que llama a nuestra creatividad, empatía e
improvisación.
Como profesores de Focusing no podemos descansar en ningún supuesto, y
mucho menos suponer que sabemos lo que la palabra “cuerpo” significa para cada
persona cuando la decimos.
Sentir sensaciones, traído por Gendlin a nuestra conciencia, es algo que nunca
antes se había descripto, y a nuestros lenguajes les faltan conceptos para
describirlo. No es que nosotros, como seres humanos nunca lo hemos sentido – al
menos personas creativas lo han sentido, desde que el arte y las invenciones han
existido – pero nunca lo hemos visto, nunca hemos dado un paso atrás para
comprender qué era eso que hacíamos cuando sentíamos el todo de una situación
en lugar de seguir un conjunto conocido de respuestas emocionales.
El mismo proceso de usar palabras para facilitar Focusing nos lleva al borde
de lo que Focusing nos enseña: el borde entre lo que se puede sentir y lo que se
puede decir. Si Focusing fuera fácil de encontrar – si las instrucciones que permiten
que una sensación sentida se forme fueran tan fáciles como, digamos, las
instrucciones para hervir agua – esta tarea de encontrar palabras no sería tan
compleja, pero tampoco tan interesante.
El propósito de este artículo ha sido abrir el diálogo sobre el concepto de
“cuerpo” en Focusing, y en nuestro lenguaje corriente. Si he abierto un espacio
para la curiosidad sobre qué queremos significar cuando decimos “cuerpo”, estoy
satisfecha.
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 209
Centramiento general
Te tomas un momento
para llevar tu conciencia dentro de tu cuerpo.
Quizás primero puedes ser consciente de la zona externa de tu cuerpo –
tus brazos y tus manos.
(Notando lo que tus manos están tocando y cómo se sienten)…
Puedes ser consciente también de tus pies…
Nota lo que tus pies están tocando y como se sienten…
Lleva tu conciencia a tus piernas, a tus pantorrillas, a tus muslos…
Toma conciencia del contacto de tu cuerpo con la silla (almohadón, en lo que estás
sentado)… Deja que te sostenga. Permite que tu cuerpo descanse sobre ese
sostén…
(Ahora lleva tu conciencia hacia arriba por tu espalda, sintiendo tu espalda…
Siente tus hombros, tu cuello, la cabeza sobre tu cuello… puedes moverla si
necesitas… Y siente tu cabeza y tu cara…)
Y ahora lleva tu conciencia hacia dentro, hacia toda la zona interna de tu cuerpo,
esa zona que incluye tu garganta, tu pecho, tu estómago (estómago y abdomen)
(estómago y más abajo).
Y quédate ahí, simplemente.
Te tomas un tiempo para que tu conciencia descanse tranquila en esa zona central.
(Y alguna parte de tu cuerpo puede querer que le lleves conciencia y eso está
bien… empezamos en esta zona central, garganta, pecho y estómago.)
Te tomas un momento
para llevar tu conciencia dentro de tu cuerpo.
Quizás primero puedes ser consciente de la zona externa de tu cuerpo –
tus brazos y tus manos.
(Notando lo que tus manos están tocando y cómo se sienten)…
Puedes ser consciente también de tus pies…
Nota lo que tus pies están tocando y cómo se sienten…
Lleva tu conciencia a tus piernas, a tus pantorrillas, a tus muslos…
Toma conciencia del contacto de tu cuerpo con la silla (almohadón, en lo que estás
sentado)… Deja que te sostenga. Permite que tu cuerpo descanse sobre ese
sostén…
(Ahora lleva tu conciencia hacia arriba por tu espalda, sintiendo tu espalda…
Siente tus hombros, tu cuello, la cabeza sobre tu cuello… puedes moverla si
necesitas…
Y siente tu cabeza y tu cara…)
Y ahora lleva tu conciencia hacia dentro, hacia toda la zona interna de tu cuerpo,
esa zona que incluye tu garganta, tu pecho, tu estómago (estómago y abdomen)
(estómago y más abajo).
Y quédate ahí, simplemente.
Te tomas un tiempo para que tu conciencia descanse tranquila en esa zona central.
(Y alguna parte de tu cuerpo puede querer que le lleves conciencia y eso está
bien… empezamos en esta zona central, garganta, y pecho y estómago.)
y luego esperas.
---
(y cuando te das cuenta de algo, me lo haces saber.)
¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo? 211
Te tomas un momento
para estar conciente de ti mismo ahora, mientras estás sentado aquí…
y comienzas a ir más despacio, más lento…
llevando tu conciencia hacia dentro, dentro de tu sensación interna de ti mismo…
así como estás ahora…
te tomas un momento para darte cuenta de cómo estás…
cómo te estás sintiendo ahora…
(y recuerda que tienes dentro de ti un conocimiento interno,
una sensación interna de sentirte bien…
y quizás ahora podría ser un buen momento para invitar a esa sensación interna de
conocimiento a estar aquí contigo…)
e invitar o estar con algo que esté en tu conciencia que está pidiendo atención
y luego esperas.
Creo que la idea de que una sesión de Focusing es un proceso en el que un “eso”
empieza a tener vida es muy facilitador. También es facilitador verla como proceso
de desarrollo de la sensación sentida. Lo que uno encuentra al principio de la
sesión todavía no es (en general) una sensación sentida que se revela, se comunica,
se abre y se conecta con un millón de otros hilos. O quizás ya es todo eso, y
necesita nuestra conexión para desarrollarse. En cualquier caso, tomarse un tiempo
para dar pasos hacia una forma de contacto que aumenta poco a poco permite que
la sensación sentida, y/o el contacto del Focalizador con ella, evolucionen hasta el
punto en que parece tener sus propias necesidades y deseos. Esto es algo bueno.
En El Manual de Focusing para el Estudiante y el Compañero, Barbara
McGavin y yo describimos una serie de pasos que recomendamos para este proceso
de desarrollo. Estos son: reconocer, describir, sentir cómo es el contacto que le
gustaría a eso, estar con eso, sentir cómo se siente eso desde su punto de vista, etc.
También es muy útil recordar que se necesita la paciencia de quien se encuentra
con un animal esquivo en un bosque. Cuando uno encuentra “algo” adentro por
primera vez, muchas veces es vago, borroso y poco claro, y se presenta de un modo
simple como una sensación corporal, una imagen o un pensamiento. Hay personas
que logran esto y más, relativamente rápido, pero otras necesitan apoyo para
moverse de una conciencia parcial a otra más completa.
Lo que no funciona es dar un salto, con demasiada rapidez, hacia una
conexión que es apropiada para una etapa posterior – ¡es como tratar de besar en la
primera cita! He escuchado con frecuencia lo que sigue:
Focalizador: “Estoy sintiendo algo vago y apretado en la parte alta de mi
pecho… Estoy preguntando de qué se trata… Oh, se fue”
Un contacto más profundo con ese “algo” antes de hacer la pregunta es, sin
duda, lo que hubiera beneficiado a este Focalizador. (Y quizás, en todo caso, no
hacerlo como una pregunta: ver “Cuestionando las preguntas” en este volumen.)
Probemos de otra manera:
Focalizador: “Estoy sintiendo algo vago y apretado en la parte alta de mi
pecho… Lo estoy sintiendo, simplemente… es apretado y pesado… estoy
comprobando si son éstas las palabras… sí, pesado está bien, como una presión…
Lo estoy reconociendo… se hace más liviano cuando lo hago… Me quedo sentado
con eso… Estoy sintiendo que está triste… es porque se va Mary…”
El proceso de Focusing es estar con la totalidad de una sensación de algo, en
lugar de quedar atrapado en uno de sus aspectos. Es necesario tener paciencia y
avanzar despacio, y además ir invitando otros aspectos, de manera ordenada, como
verás en el artículo que sigue. La Sensación Sentida Completa es como una tienda
de campaña con cuatro estacas que sostienen un espacio para algo que todavía no
tiene palabras – el “Eso” que Vive.
214 La Aceptación Radical de Todo
A veces sientes que el proceso de una persona está detenido, y no es porque no hay
nada – todos tienen algo – sino porque lo que tiene parece algo chato o incompleto.
La “Sensación Sentida Completa” es un modelo que te puede ayudar a traer lo que
está faltando. Lo más habitual es comprobar la presencia de la Sensación Sentida
Completa después de una descripción física (asidero) y antes de hacer la sugerencia
de “sentir cómo se siente desde su punto de vista”
Últimamente he estado imaginando la Sensación Sentida Completa con cuatro
aspectos: sensación corporal, cualidad emocional, imagen o símbolo, y conexión o
historia. He observado que, en general, una persona entra en el proceso de
Focusing a través de una de estas cuatro avenidas. Luego, cuando la sesión
progresa, la sensación sentida “se va completando” de manera que hay más
aspectos presentes. Puede empezar contando una historia sobre una situación que
está viviendo, luego empieza a sentir una emoción, y después siente algo en su
cuerpo. O quizás puede empezar con una sensación corporal, luego viene una
imagen, siente su tono emocional, y entonces lo relaciona con algo de su vida.
De esto aprendemos dos cosas. Primero, que es legítimo entrar a Focusing por
cualquiera de estos cuatro caminos. La sensación corporal no es la única manera de
empezar. Segundo, si la sesión se detiene, el guía podría notar cuáles de estos
cuatro aspectos están presentes, e invitar a los que faltan.
Los cuatro aspectos de la Sensación Sentida Completa no son todos
equivalentes. La sensación corporal es lo más importante, lo menos, las imágenes.
Algunos Focalizadores llegan a la sensación sentida a través de imágenes, pero si
no hubiera ninguna, sólo la invitaría como último recurso. Las imágenes no son
una modalidad natural para todos.
Por lo tanto, nota primero si el Focalizador tiene una sensación corporal. Si no
fuera así, la invitas: “Y quizás puedes sentir en tu cuerpo cómo está todo eso”.
Si la sensación corporal está presente, pero no hay nada más, intenta el tono
emocional. “También podrías preguntarte si tiene alguna emoción, si se está
sintiendo de alguna manera”. (Con un Focalizador nuevo, para dar una idea de lo
que queremos decir, podemos agregar: “Por ejemplo, podría ser una presión que
asusta, o una presión enojada, o una especie de presión que se esconde, o algo
así…”)
Tercero, si todavía no hubiera aparecido, le podrías preguntar por la historia, o
cómo se relaciona con su vida. Podrías decir, “¿Tienes una sensación sobre cómo
se conecta con tu vida?” O, “Quizás le puedes preguntar a ese lugar, qué hay en tu
vida que está trayendo esto ahora”. Este podría ser un buen momento para decirle
al Focalizador que no tiene que decirte de qué se trata, que él es quien debe saberlo.
216 La Aceptación Radical de Todo
Podrías decir, “Nota si tienes una sensación que te pueda mostrar con qué se
conecta, en tu vida, y no es necesario que me lo digas”.
Todo lo que surge, incluyendo pensamientos, puede ayudar en este punto del
proceso. Digamos que le preguntas al Focalizador, “¿Tienes alguna sensación sobre
cómo se relaciona eso con tu vida?”. Luego de un momento el Focalizador puede
decir, “No lo sé, pero me quedo pensando en lo difícil que ha sido mi semana”.
Para esta persona la respuesta puede venir de esta manera. Intenta diciendo, “Está
bien, comprueba con esa sensación en tu interior, si siente que es sobre lo difícil
que ha sido tu semana”.
En el centro del círculo hay una criatura que yo llamo el “Eso que Vive”. Ésta
es una representación algo humorística del hecho de que en una sesión de Focusing
que fluye hay un momento en que la sensación sentida empieza a tener vida, y tiene
deseos, necesidades y un punto de vista propio. Cuando es así, es maravilloso,
porque el proceso de Focusing ya no se detiene. La relación con el Eso que Vive
contiene todo lo que el Focalizador necesita para poder focalizar con éxito –
porque el Eso dirá lo que necesita.
En el círculo que representa a la Sensación Sentida Completa, el Eso que Vive
contiene sus cuatro aspectos. Está en el cuerpo, tiene un tono emocional, una
cualidad simbólica (muchas veces se siente como un niño, o un animal, etc.), y una
rica conexión con la vida.
El Eso puede venir a la vida en cualquier punto de la sesión. Recuerdo una
oportunidad en la que un hombre tenía una sensación en la parte izquierda de su
pecho que era como una garra. No sabía a qué se refería, no sentía ningún tono
emocional, y no se abría a pesar del tiempo que estuvo con eso. Al final, sólo por
probar algo, le pregunté si lo podía mover hacia afuera. Expresó, “No se quiere
mover”. ¡Qué emoción! Ese fue el punto de inflexión de la sesión. Le pregunté si le
gustaría sentir qué quería hacer en cambio, y empezó el proceso.
Al guiar, o también al Escuchar, estar atento a la venida del Eso que Vive,
porque fluye mucho más si es recibido. En el ejemplo que sigue el acompañante
ignoró el Eso:
218 La Aceptación Radical de Todo
¡No conviertas el “eso” en “tú”! Perderás la encantadora diferenciación que
ayudará al Focalizador a lograr una relación con la sensación en lugar de
identificarse con ella.
Introducción a
Focusing en la infancia
Esta pista fue suficiente para mí, junto con otros conocimientos que me
llegaron de otras fuentes, para construir una imagen de compañero interno, una “tía
amorosa” interior, para usar la frase de Miller, que permanezca al lado del niño y
escuche, simplemente, lo que le pasó. Es de verdad cierto que “minimizar” y
“justificar” traiciona el proceso. El compañero interno no debe decir, “Él no quería
lastimarte” o “Ella hacía lo que podía”. Tal vez esta comprensión surja más
adelante, pero mientras se está expresando el dolor y se lo está escuchando, el
proceso se puede detener, de la misma manera que alcanzar un pañuelo descartable
puede detener el llanto. Alguien tiene que escuchar lo sucedido, con todo el
sufrimiento que contiene, para que ocurra el llevar adelante o movimiento hacia el
cambio. Y ese movimiento hacia el cambio ocurrirá, y ocurre, cuando la empatía
está presente.
Focusing en la infancia
Apareció en The Focusing Connection, Julio de 1987
Mi cliente se sienta frente a mí, sintiendo una sensación de presión que empuja, en
su pecho. Ella ha estado trabajando durante cincuenta minutos, reconociéndola,
escuchándola, permitiendo que esté ahí. Pero le sigue hablando con voz crítica,
dura, le dice que tiene que ser totalmente diferente en todo. “Parece querer
eliminarme por completo”, me dice.
También yo he sido paciente con ese lugar apretado, duro, durante esos
cincuenta minutos. Estuve guardando mi sospecha en silencio, sobre el lugar desde
donde podría venir esa voz. Pero ahora siento que debo hablar, porque si lo que
creo es acertado, las posibilidades de que eso lleve a la sanación son muy altas. Le
digo que me gustaría hacer una conjetura, para que ella compruebe en su interior y
note si se siente bien. Ella está de acuerdo.
Cuando uno nace, le digo, merece que lo reciban con alegría. Pero muchas
veces eso no sucede. Quienes te recibieron tenían sus propias penas, no te pudieron
ver ni pudieron disfrutar de tu llegada como merecías. Tú no entendías porqué no
te recibieron y te amaron. Es probable que hayas sentido que había algo en ti que
no era bueno. Te habrás dicho a ti misma, “Si yo fuera diferente, me amarían”.
Yo ya sé que mi conjetura está cerca de ser cierta, por las lágrimas que
corrieron por sus mejillas. “No recuerdo nada de eso”, dijo. “Pero cuando dijiste
esas palabras, “Si yo fuera diferente” sentí algo dentro de mí que respondió”.
Los que trabajamos con el delicado proceso de Focusing muchas veces
dudamos si hacer presunciones sobre el origen del dolor de nuestros clientes. No
queremos entrometernos, ni presionar, ni apurar el proceso. Pero hay muy buenas
razones para llevar la atención de una persona hacia el origen de su dolor en su
primera infancia.
“No tengo ningún recuerdo de algo así”.
“Es probable que no tengas ningún recuerdo consciente”, le digo, “porque
algo que se siente así tiene que haber sucedido antes de que tuvieras lenguaje. Pero
tus lágrimas muestran que alguna parte de ti recuerda”.
Con frecuencia la misma persona que tiene que aprender Focusing da poco
crédito a la memoria emocional, que es opuesta a sus recuerdos lógicos y
comprensibles de situaciones que ocurrieron después de empezar a hablar. Es una
sorpresa para ellos descubrir que pueden trabajar con experiencias muy antiguas,
con Focusing. Es una de las razones de porqué menciono mis conjeturas sobre el
dolor de la infancia: muestro una puerta que muchas veces no saben que existe. Por
lo tanto pueden abrirla a su propio ritmo.
“Me siento muy esperanzada”, dice mi cliente. “Me doy cuenta de que esto
lleva a un lugar profundo. Pero también me pregunto, “¿Cómo puede cambiar algo
tan grande?
222 La Aceptación Radical de Todo
Hay otra técnica específica para usar Focusing con el dolor de la infancia
(agradecemos a Bonnie Davenport). Es similar a la pregunta de Focusing “¿Cómo
te sentirías si todo estuviera bien?”. Luego de contactarte con el modo en que
estaban tus padres, ese modo que a ti te resultaba difícil, te puedes preguntar,
“¿Cómo hubiera sido si las heridas de mis padres hubieran estado sanadas?”
Imagínalo y permanece con la sensación que viene. Si tienes dificultad en
imaginarlos así, retrocede a lo que conoces de sus infancias, e imagina a sus padres
(tus abuelos) brindándoles el apoyo que necesitaban. (Trabajar con tus abuelos
puede resultar tan eficaz como trabajar con tus padres. Ciertas situaciones de dolor
se transmiten a través de las generaciones) Además, en forma alternativa, puedes
mandar a tu yo adulto, tu mejor yo, hacia atrás a tu infancia, y ser para ti mismo el
padre que hubieras necesitado.
He descubierto que reconocer un dolor profundo nunca se siente completo, no
sana en profundidad, a menos que yo reconozca no sólo mi sufrimiento presente
sino también cómo se vincula con mi infancia. A veces paso cincuenta minutos en
alguna dificultad del presente, y sólo diez tocando lo que recuerdo de los temas con
mis padres. Pero eso puede ser suficiente para profundizar de manera notable la
sanación.
Mientras mi cliente se pone de pie para irse, mueve la cabeza tímidamente.
“Es difícil de creer… parece tan trivial…” Yo sé lo que quiere decir. Fue el
tatarabuelo Freud quien nos enseñó a mirar nuestra infancia para conocer el origen
del sufrimiento de hoy. ¡Es tan “anticuado”! ¡Pero si es verdad, si funciona…
entonces funciona! Después de todo hasta los tatarabuelos tienen algo que
enseñarnos.
La última
palabra
Era el año 1996. Nos encontramos en una sala simple con amplias ventanas,
abiertas hacia una vista maravillosa, los exuberantes campos de Bavaria con sus
profundos verdes de agosto. Los participantes eran alemanes en su mayoría, pero
uno era de Suiza, y siempre se sentaba a mi derecha. Llegaba puntualmente y
ordenaba sus materiales al comenzar la clase: un gran cuaderno sin líneas y un arco
iris de lápices de colores. Una vez que yo había hablado un rato, él nos mostraba lo
que había hecho – tomaba notas en forma de gráfico, con formas que se
transformaban en otras formas, círculos, flechas, todo en colores brillantes. Decía
llamarse Kuma, porque había vivido en Japón y era fanático de todo lo japonés.
Kuma por “oso”.
Probablemente fue Kuma quien me preguntó, “¿Por qué Focusing no es más
conocido?”. Cuando dije “¡Hay cuatro razones!” nadie se sorprendió más que yo,
porque hasta ese punto no había pensado mucho en las razones, pero ahí estaban,
listas y numeradas. Con certeza fue él quien preguntó, con un brillo incontenible en
sus ojos y sus lápices de colores suspendidos en el aire, “¿Y cuáles son?”
Desde ese entonces, Daniel Bärlocher se ha convertido en Focusing Trainer
certificado, conocido en la comunidad de Focusing por su humor particular (en la
Conferencia Internacional de Focusing, su presentación “Porqué duele el sexo” fue
un espectáculo multimedia que combinaba Focusing con música country) y su
trabajo pionero con Focusing y migrañas.
Sí, hay cinco razones (el artículo explica en dónde y cómo se añadió la quinta)
y a pesar de que Focusing es más conocido ahora que en 1996, todavía falta
recorrer un largo camino para que sea una palabra familiar. Creo que la mayoría de
las razones todavía se mantienen.
Sin embargo, hay dos actualizaciones. En el momento en que escribí el
artículo, mi tercera razón era “La enseñanza de Focusing se congeló en 1978”. Yo
no comprendía lo que ahora se me ha hecho evidente, que la enseñanza de
Focusing no está congelada. Hay cientos de profesores de Focusing, y casi todos
ellos lo enseñan de una manera algo diferente de cómo se lo han enseñado. El
Focusing Institute fomenta esta gloriosa diversidad. Puedo decir con modestia que
tal vez en esto también he tenido un papel. (Una mujer me escribió, “¡Escuché que
cambiaste los seis pasos de Gene, y me di cuenta de que puedo hacer lo mismo!”)
Para reemplazar esa tercera razón tengo otra, que me llegó mientras escribía el
artículo “¿Cuerpo? ¿Qué cuerpo?” para este volumen. Focusing es un proceso
basado-en-el-cuerpo, orientado-al-cuerpo, y sin embargo, lo que se entiende por la
palabra “cuerpo” cambia una vez que uno ha hecho Focusing. No es extraño que
hablar de Focusing sea difícil – ¡cuando lo aprendes, cambia tu lenguaje, y hablar
228 La Aceptación Radical de Todo
que les resulte más fácil comprender una herramienta que tiene un propósito
determinado. En nuestra conversación de agosto, los terapeutas del taller, que
ejercían en Alemania, Suiza y Austria recordaron que en las planillas de seguros se
pregunta sobre el propósito específico de cada proceso o técnica usada.
De todos modos sabemos que describir Focusing es difícil. La gente, cuando
escucha de su existencia, quieren saber “¿Para qué es?” y cuando no lo podemos
precisar, se les nubla la mirada. La tendencia es conectarse con métodos que
ayudan con algo que duele o molesta en este momento. Aunque Focusing podría
ayudarlos, no lo ven como algo que necesitan si su propósito es algo tan vago y
general como “ponerse en contacto con uno mismo”. Por eso me siento frustrada
cuando doy una charla introductoria a una gran audiencia. Yo sé que algunos
necesitan escuchar que se usa para destrabar bloqueos de acción, otros necesitan
escuchar de qué manera contribuye con su terapia, otros necesitan escuchar que los
ayuda a abordar sus emociones desbordantes. ¡No puedo dar una charla a medida
para cada persona! (Cuando pienso que la mayoría de la gente ha encontrado
Focusing por casualidad y guía Divina, me sorprende que se lo conozca tanto como
se lo conoce!)
Comparemos Focusing con EMDR (Movimientos Oculares de
Desensibilización y Reprocesamiento), que se ha vuelto muy conocido en pocos
años. EMDR tiene el claro propósito de recobrar y procesar recuerdos traumáticos.
La simplicidad de su propósito seguramente tiene algo que ver con su popularidad.
La tercera razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más es que los pasos
de su enseñanza se congelaron cuando se publicó el libro de Gendlin, Focusing, y
en ese momento el primer paso era Despejar un Espacio. Muchos profesores aún lo
enseñan como primer paso, lo que es un problema por una serie de razones:
(a) Despejar un Espacio no es parte de la esencia de Focusing. Sencillamente
no es estilo-Focusing. Focusing es estar un tiempo con algo poco claro,
permitiendo que sea así como es, y sintiendo cómo está. Despejar un Espacio (en
su forma clásica) mueve las cosas afuera. Entonces no es estar con esas cosas, y no
es permitirles que sean así como son. El hecho de que Despejar un Espacio no sea
algo estilo-Focusing significa que cuando las personas lo aprenden como primer
paso, tienden a confundir lo esencial de Focusing.
(b) No todos pueden hacer Despejar un Espacio. Entonces cuando una persona
se da cuenta de que es el primer paso de Focusing y no lo puede hacer, o deja
Focusing, o lo hace pero se siente avergonzado (“No lo estoy haciendo bien porque
estoy con lo que siento en lugar de moverlo hacia afuera”) y no dice a nadie lo que
está haciendo.
(c) No todos deben hacer Despejar un Espacio. Si sus sensaciones son sutiles,
difíciles de encontrar y se pierden con facilidad, no hay que ponerlas afuera.
Entonces, otra vez, o no están haciendo Focusing, o no dicen lo que están haciendo.
Es verdad que Focusing es difícil de describir, y el hecho de que su enseñanza
se congeló en 1978 ha significado que, cuando le preguntan a sus profesores,
“¿Qué es Focusing”? la respuesta muchas veces ha sido, “Focusing tiene seis
Cinco razones de porqué Focusing (todavía) no se conoce más 231
pasos”. Que tenga seis pasos no es lo que Focusing es. Esto ha llevado a una
confusión innecesaria al escuchar acerca de Focusing e intentar hablar sobre él.
Me gustaría dejar muy claro que mi objeción no se refiere al proceso de
Despejar un Espacio, que le resulta útil a mucha gente, sino a enseñar Despejar un
Espacio como primer paso de Focusing. Esto hace que parezca que para hacer
Focusing se debe empezar por Despejar un Espacio, cosa que no creo que sea una
condición necesaria para nadie.
La quinta razón de porqué Focusing (todavía) no se conoce más está muy bien
expresada en una respuesta que se dio en una charla en Nueva York. Janet van
Berger, la anfitriona de la charla, sabía poco de Focusing pero mucho sobre hablar
en público. Cuando una mujer de ojos grandes en la primera fila preguntó “¿Por
qué no escuché sobre esto antes?” y yo estaba por lanzarme a exponer mis razones,
Janet le sonrió y dijo, “No has escuchado sobre esto antes, porque ahora es el
momento”. Para cada persona que ha encontrado Focusing, o cualquier otra manera
232 La Aceptación Radical de Todo
Focusing Resources
Focusing Resources trabaja con personas que quieren liberarse de emociones
repetitivas, de la auto-crítica y la guerra interna, ayudándolos a ser proactivos en su
sanación emocional y su crecimiento personal.
Las personas que buscan nuestros servicios pueden estar luchando con alguno
o varios de los temas que siguen: bloqueos de acción, adicciones, auto-crítica,
frustración, nostalgia, insatisfacción, dificultad para tomar decisiones, emociones
abrumadoras o sensación interna de falta de vitalidad, vida que se siente
incompleta, “algo” que falta. Pueden tener sensación de que hay “más” en la vida,
que están viviendo de un modo más limitado de lo que necesitarían realmente –
pero no saben cómo cambiar.
Trabajamos con quienes quieren tener una relación más profunda y abierta con
sus emociones, que buscan claridad y perspectiva para los problemas de su vida,
que quieren confiar en que lo que saben es verdad y que los pasos que dan son los
adecuados.
Focusing Resources ofrece apoyo pleno para los que quieren aprender y usar
el proceso de Focusing en cada parte de su vida, incluyendo a los que trabajan sus
temas personales y los que quieren aprender Focusing para que le sirva de apoyo de
manera más general, y también a profesionales que quieren el proceso de Focusing
para apoyar su trabajo con clientes. Ofrecemos sesiones uno-a-uno (en Berkeley y
por teléfono), talleres presenciales, seminarios telefónicos y clases, libros,
manuales, CD y videos, boletines impresos y por correo electrónico.
También ofrecemos apoyo y entrenamiento a profesores de Focusing, y
certificaciones como “Focusing Trainers”.
Ofrecemos los cuatro niveles completos del Programa de Entrenamiento de
Focusing, disponibles en seminarios telefónicos o en talleres presenciales de fin de
semana. También hay talleres y clases para resolver bloqueos de acción, tomar
decisiones, poner buenos límites, y transformar el crítico interno con sensibilidad.
Consultar nuestra página web para conocer nuestra programación de talleres o
llamar por teléfono.
Focusing Institute
El primer recurso para Focalizadores de todo el mundo es el Focusing
Institute, una organización sin fines de lucro fundada por Eugene Gendlin. El
instituto es una matriz de apoyo que tiene el propósito de ayudar a la comunidad
humana a integrar Focusing en sus muchas formas de vida y trabajo, velar por su
continuidad, próspera evolución y enseñanza.
“Organizamos lo que ya está hecho para que sea accesible, y facilitamos los
vínculos necesarios entre personas que necesitan saber una de otra. Apoyamos a
una próspera comunidad filosófica en torno a la Filosofía de lo Implícito.
Generamos investigación permanente de Focusing.”
Ser miembro del Focusing Institute es una forma de sostener su trabajo, que
tiene muchos niveles: publicidad; archivo de los trabajos existentes; acercar
Focusing a las escuelas, a la medicina, a las parroquias, a los negocios, y otras
áreas. Sus miembros reciben un boletín cuatrimestral, Staying in Focus, así como la
revista académica de Focusing, The Focusing Folio (que se publica
ocasionalmente). Hay una animada conferencia anual organizada cada año por un
centro internacional de Focusing diferente.
El Focusing Institute es la mejor fuente de información y de acceso al trabajo
de Eugene Gendlin. Sus talleres son ocasionales y se ofrecen a través del Focusing
Institute.
Los miembros profesionales, trainers en formación, trainers certificados, y
coordinadores aparecen en el directorio anual. El Focusing Institute es una
organización sin fines de lucro, y todas las contribuciones son deducibles de
impuestos.
Afford, Peter.1994. “The Felt Sense Need Not Always Be Physically Felt”. The
Focusing Connection, XI, 1.
Batt, Jane. 1986. “The Fearsome Critic is a Panicking Child”,The Focusing
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Estudiante y el Compañero, Partes uno y dos. Ed. Micky Welsh de
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238 La Aceptación Radical de Todo
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Modelo de Proceso, Un (Gendlin) 95, Proceso Distante 121, 183, 184, 186,
178, 179, 200, 202 191
Müller, Dieter 92 Proceso emocional congelado 107
Nada, no experienciar 19 -- partes se resienten 39
“no es extraño” 102 -- recuperar partes exiliadas del yo 2
no hay enemigos en el mundo interno 37 -- es feo cuando vuelve del 71
no querer (no quiere) 39 punto de vista 70, 137, 179, 188
-- del Crítico Interno 103-104 -- sentir desde su 190
-- Poder de 65
noticias Fox 29 querer (quiere) 27, 39, 54, 180
-- del Critico Interno 104
Parker, Rob 4, 197 -- Poder de 65
Partes 24, 68, 79, 180
-- se resienten 39 rabia 56
-- identificación con 42 rebelarse 106
ver también aspectos del yo Reconocer 51, 183, 188
paso, un 14 -- Despejar un Espacio a través de 188
patrón de protección 81-82 Relación Interior 1, 43, 46, 50, 69, 130-
patrón de rebelión 82-83 131, 171-181, 184, 219
pensamientos 216 Renn, Klaus 184
-- como puntos de partida 205-206 “resistencia” 103
-- no distracciones 35 -- estar en Presencia con una 51-54
-- tratados como interrupción 35 Rogers, Carl 128-129, 132
Pensantes 201, 203 Rosenberg, Marshall 100, 119, 167
Poder de Focusing, El (Cornell) 64, 78
Polarización 39, 51 Sacks, Harvey 156
preferir 71 Schavrien, Judy 5
preguntas 153-160 Schegloff, Emanuel 156
-- Escuchar no incluye 131 Schwartz, Richard 66, 94, 108
Presencia 23, 25, 66-67, 105, 179-180, sanación emocional
202 -- uso de Focusing para 39
-- acción viene de la 39 seis pasos 31-32, 180, 227
-- como opuesto a criticar 97 sensación corporal 215
-- como posición intermedia 78 sensaciones sentidas 38
-- cuidadosa 130 -- imágenes basadas en el cuerpo 203-
-- entorno facilitador 1 204
-- Escuchar 139-140 -- descripción de 12
-- facilitar 46-54 -- proceso de desarrollo de la 178, 213
-- Lenguaje 44, 48, 67, 98-100 -- en la zona del tronco 29, 33
-- origen del concepto 41-45 -- fuera de la zona del tronco 29, 30, 33
-- todo lo que no es Presencia, necesita ver también sensación sentida
40 completa
Proceso Cercano 121, 183, 184, 186, Sensación Sentida Completa 213-218
191 Sentimiento acerca del Sentimiento, el
49
244 La Aceptación Radical de Todo