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CONSIGNAS

Este documento presenta una serie de preguntas y consignas para un trabajo de aplicación sobre la historia familiar en el contexto de la inmigración a la Argentina durante el modelo agroexportador entre 1880 y 1930. Se pide a los estudiantes que investiguen el origen de su apellido y detalles sobre la inmigración de sus ancestros, así como objetos o fotos familiares. También se explican algunas de las razones por las que millones de europeos emigraron a países como la Argentina durante ese período e incluye detalles sobre el viaje de los in

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CONSIGNAS

Este documento presenta una serie de preguntas y consignas para un trabajo de aplicación sobre la historia familiar en el contexto de la inmigración a la Argentina durante el modelo agroexportador entre 1880 y 1930. Se pide a los estudiantes que investiguen el origen de su apellido y detalles sobre la inmigración de sus ancestros, así como objetos o fotos familiares. También se explican algunas de las razones por las que millones de europeos emigraron a países como la Argentina durante ese período e incluye detalles sobre el viaje de los in

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GEOGRAFÍA DE LA ARGENTINA - 3° ES - Prof.

Barrionuevo CICL LECTIVO 2023

TRABAJO DE APLICACIÓN N°6

“Una historia de vida que construyeron nuestros abuelos”

MODELO AGROEXPORTADOR (1880-1930) - III PARTE

Lee detenida la información que acompaña cada consigna y resuelve:

1) a- Investiga en tu casa y a tu familia ¿cuál es el origen de tu apellido?, ¿a qué hace referencia?

b- ¿Si posees ascendencia parental extranjera, en qué momento histórico u “oleada” inmigratoria ocurrió el arribo a

nuestro país? ¿Quién o quiénes resultaron ser los “actores sociales” representantes de tal hazaña?

c- ¿En qué ciudad o región se ubicaron al arribar a nuestro país?, ¿qué tipo de trabajos realizaron?, actualmente

continúan llevando adelante esa actividad los parientes descendientes de ellos?

d- Si no poses ascendencia parental extranjera, cita de qué sitio de la Argentina es oriunda tu familia. ¿Por qué

motivos migraron hacia la ciudad de Mar del Plata? Y si son nacidos y criados en Mar del Plata, por cuántas

generaciones?

e- Utilizando alguna herramienta digital que conozcas y sepas manejar, realiza un collage con fotos e imágenes de
objetos que pertenezcan a tu historia familiar.

*SELECCIONA UN GRUPO DE OBJETOS O FOTOGRAFÍAS DE PERSONAS CON LOS CUALES CREES QUE
TE IDENTIFICAS COMO DE TU FAMILIA.
2) Entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX más de 50 millones de europeos dejaron su lugar de origen
para buscar un futuro mejor en otras partes del mundo, en especial en América.

¿Por qué crees que tantas personas se habrán ido de sus países de origen?

Escriban al menos tres hipótesis o ideas

3) Las historias de los inmigrantes fueron tantas como personas llegaron al puerto de Buenos Aires. Sin embargo, es
posible identificar algunos rasgos típicos en el viaje de los miles y miles de inmigrantes que llegaron a la Argentina.
Diferentes personas, distintas nacionalidades, unieron sus historias en un itinerario común.

Podía tratarse de un hombre joven de alguna aldea o pequeño pueblo de España o Italia que, por los cambios
económicos que vivía Europa en esos años, tenía muy pocas posibilidades de trabajar en su región. O, tal vez, se
trataba de un joven judío del Imperio Ruso o de un muchacho sirio-libanés del Imperio Turco, cansado de las
persecuciones a las que los sometían sus gobiernos.
Fatigados por los problemas económicos o las persecuciones, estos jóvenes tomaban la decisión de buscar un futuro
mejor viajando a América. Luego, algún empresario los convencía de las bondades de una nación ubicada al sur de
Sudamérica, de la que, tal vez, nunca antes habían oído hablar. Este empresario le vendía al emigrante un pasaje
barato en la tercera clase de uno de los barcos de vapor que, desde unos años antes, cruzaban con increíble rapidez
el Atlántico. Entonces, el joven iniciaba su viaje con la ilusión de hacerse rico pronto o, como se decía en esa época,
con el deseo de "hacer la América".
Al término de su viaje que, generalmente, se hacía en muy malas condiciones, llegaba al puerto de Buenos Aires.
Aunque no faltó alguno que, confundido, bajara en Montevideo pensando que había llegado a la Argentina. En el
puerto de Buenos Aires, pasaba unos días en el Hotel de Inmigrantes, donde regularizaba su situación e intentaba
conseguir trabajo y alojamiento. Posiblemente, algún connacional o conocido, que había migrado antes que él, lo
ayudaba. Una vez que abandonaba el Hotel de Inmigrantes, los destinos posibles del recién llegado eran múltiples.
Podía ir al campo en la zona del litoral mesopotámico o en la llanura pampeana para trabajar en las cosechas o para
arrendar una parcela de tierra. O podía conseguir un trabajo en las ciudades que crecían al ritmo veloz del progreso
económico.

Volver o quedarse
Los inmigrantes, generalmente, buscaban dos objetivos bien distintos. Unos llegaban para trabajar un tiempo, juntar
dinero gracias a los sueldos altos que se pagaban en comparación con Europa, y luego regresaban a su país de
origen. Otros llegaban con la intención de radicarse definitivamente para iniciar una nueva vida. Estos últimos,
habitualmente, venían solos y trabajaban hasta ahorrar lo suficiente para pagar el pasaje de su familia. Además, las
cartas que mandaban a los parientes y amigos en Europa también solían convencer a muchos de ellos de iniciar
también la aventura de migrar.
Los primeros años del inmigrante eran siempre muy duros. Sólo con el tiempo, algunos pudieron disponer de un

modesto capital para instalar su propio taller, su comercio o su pequeña explotación rural. Otros trabajaron toda su

vida sin lograr grandes mejoras en su posición. Muchos menos fueron los que “amasaron grandes fortunas”.

¿Por qué la Argentina fue un destino atractivo para muchos?

Las actividades económicas impulsadas en la Argentina por los grupos dirigentes que gobernaron desde 1853
requerían de muchos trabajadores, más de los que había en el país. Para disponer de la mano de obra que
necesitaban, los gobernantes promovieron la inmigración europea, es decir, tomaron diferentes medidas que, con
distinto peso, contribuyeron a que muchos europeos eligieran la Argentina como lugar de destino.

A continuación les presento algunas de estas medidas. Para cada una de ellas explica por qué
favorece la inmigración (es decir, cómo influye en que las personas tomen la decisión de migrar).

La respuesta se escribirá en hoja aparte y para cada opción numerada dada en cada recuadro siguiente:
1.
La Constitución Nacional de 1853:
El artículo 25 dice que "el Estado fomentará la inmigración europea" y que no se pondrán restricciones a la entrada
de extranjeros que vengan al país a trabajar.
El artículo 20 les asegura a los extranjeros el goce de los derechos civiles del ciudadano: pueden trabajar, poseer
tierras y hacer con ellas lo que deseen, navegar los ríos y costas, ejercer libremente su religión, hacer su testamento
y casarse según las leyes.

2.
"En la década de 1850, el gobierno de la Confederación Argentina (bajo la presidencia de Urquiza) impulsó la
creación de colonias agrícolas habitadas por inmigrantes de una misma nacionalidad. Los colonos recibían una
parcela de tierra en propiedad. De este modo se formaron los pueblos de Esperanza y San Carlos, en Santa Fe, y
Colonia San José, en Entre Ríos."

3.
En 1876 se promulgó la denominada Ley Avellaneda que estableció que los inmigrantes:
- "Tenían derecho a ser alojados y mantenidos por el Estado argentino durante cinco días después de su llegada.
Para ese fin se destinó un edificio conocido como Hotel de Inmigrantes, cercano al puerto de Buenos Aires.
- Podían viajar gratis hasta el lugar donde pensaban radicarse.”

4.
"Entre 1880 y 1890 arribaron al país más de 1.000.000 de extranjeros, de los cuales aproximadamente se
establecieron alrededor de 850.000. Sin embargo, hacia fines de la década, la inmigración no bastaba para
satisfacer la demanda de brazos para las cosechas.
Entre 1888 y 1890, el Estado invirtió unos cinco millones de pesos oro para pagar los pasajes de más de 130.000
personas."

5.
"El gobierno argentino organizó en el exterior una campaña publicitaria que presentaba a la Argentina como un
lugar donde era posible encontrar trabajo y donde, incluso, existía la posibilidad de ser propietario de una parcela
de tierra."
"La campaña fue un éxito: entre 1880 y 1890 llegaron a este país, que tenía menos de dos millones de habitantes,
un millón de inmigrantes y 650.000 se radicaron definitivamente en él."

4) El apoyo que los inmigrantes recibieron de los gobiernos argentinos (anticipos para pasajes, alojamiento, en
algunos casos concesión de tierras y créditos) puede hacernos pensar que la experiencia de llegar al país, conseguir
trabajo y radicarse fue sencilla y fácil. Sin embargo, detrás de cada inmigrante solitario y de cada familia de
inmigrantes hay una historia llena de dificultades, un entrelazado de grandes ilusiones y grandes desencantos.

Los siguientes textos los ayudarán a conocer cuáles fueron las dificultades, los sentimientos que
caracterizaron esta experiencia migratoria.
Dejar Europa y llegar a Buenos Aires
Para los emigrantes, abandonar su patria era muy doloroso. Solo el hambre y la pobreza que padecían muchos
europeos los empujó a emprender la aventura de "hacer la América". En a Argentina, los esperaba un futuro
incierto, personas desconocidas y muchos temores.
En cualquier lugar de Italia, España o Rusia, un campesino decidía buscar la oportunidad para él y su familia. Quería
llegar a esa tierra que encerraba tantas promesas...
Los varones emigraban primero y enviaban dinero a la familia que permanecía en Europa. Finalmente, cuando
ahorraban lo suficiente, los familiares venían al país.
La partida
Para viajar hacia América, toda la familia tomaba un tren que la llevaba hasta alguno de los grandes puertos. Allí, el
emigrante abordaba el vapor que realizaba el cruce del Atlántico. El precio del pasaje era económico. El viajero era
despedido por su familia, entre abrazos, lágrimas y promesas de un pronto reencuentro.
En el barco, los pasajeros eran separados por sexo. Los hombres eran ubicados en grandes dormitorios comunes y
las mujeres y los niños en otros. Hasta los matrimonios dormían separados y se encontraban durante el día en la
cubierta del buque. Toda la vida a bordo estaba reglamentada. Había horarios para comer, dormir e higienizarse.
Los inmigrantes podían utilizar agua dulce para lavarse solo una vez al día y en un horario especial. En realidad, la
mayoría de-los pasajeros no usaba el agua con demasiada frecuencia.
Si a esas costumbres poco higiénicas le agregamos que muchas personas vomitaban a causa del "mal de mar", es
fácil imaginar que el olor de los dormitorios era muy desagradable.

En alta mar
Pero en el viaje también había algunas gratificaciones. Por ejemplo, los viajeros podían sacar su silla a cubierta y
disfrutar de las caricias del sol, y compartir largas charlas conversando sobre la tierra que habían dejado y el futuro
que los esperaba en la Argentina. La permanencia en cubierta era ideal para escribir a la familia cartas que enviarían
al llegar a Buenos Aires. Recién habían dejado la patria... ¡y cuánto extrañaban!
Algunos jugaban a las cartas por dinero. Los pasajeros inexpertos podían perder todos sus ahorros, ya que en los
barcos viajaban jugadores profesionales que se aprovechaban de ellos. Otros inmigrantes practicaban frases en
castellano, para hacerse entender en la Argentina.
Las mujeres trataban de hacer la travesía más entretenida haciendo calcetines y tejiendo croché. Sin embargo,
trabajo no les faltaba. Debían cuidar a los chicos, que corrían por todo el barco, preguntaban a los marineros cómo
se usaban los salvavidas y resbalaban sobre la cubierta.

La llegada a Buenos Aires


El inmigrante debía atravesar la aduana al llegar al país. El empleado le preguntaba si tenía algo que declarar. En
general, el trámite se hacía rápidamente porque los extranjeros eran muy humildes y traían pocas cosas.
A continuación, el recién llegado se alojaba en el Hotel de Inmigrantes. Era muy incómodo, no tenía colchones y los
viajeros debían dormir sobre lechos de piedra. Para estar más cómodos, los inmigrantes colocaban algo de ropa
debajo de su cuerpo y armaban una almohada.
El hospital construido junto al Hotel atendió a miles de inmigrantes que arribaron a Buenos Aires afectados, sobre
todo, por enfermedades vinculadas a las vicisitudes del viaje, la mala alimentación, las penurias.
Al inmigrante recién llegado se le presentaban dos graves problemas: el primero, subsistir el tiempo necesario hasta
encontrar trabajo; el segundo, comunicarse en un idioma que no conocía. En muchos casos, había un fuerte
contraste entre la fantasía con que venían Los inmigrantes y la realidad con la que tropezaban al llegar.

¿Cómo vivieron y qué sintieron las personas en su experiencia migratoria?

5) Testimonios de inmigrantes
A continuación, transcribo testimonios breves de dos inmigrantes que nos permiten conocer cómo se sintieron en el
Hotel de Inmigrantes y en la oficina de empleos que había allí:

I. En 1891 se publicó en el periódico El Obrero una carta que envió un inmigrante austríaco. Ésta es una copia
de un fragmento de esa carta:

"Aprovecho la ida de un amigo a la ciudad para escribirles. Sé que las cartas que mandé a mis amigos no llegaron. Es probable
que nuestros patrones, que nos explotan y nos tratan como esclavos, intercepten nuestra correspondencia para que nuestras
quejas no se conozcan.
En Buenos Aires no encontré trabajo, y en el Hotel de Inmigrantes, una inmunda cueva sucia, los empleados nos tratan como si
hubiésemos sido esclavos. Nos amenazaron con echarnos a la calle si no aceptábamos su, oferta de ir como jornaleros para el
trabajo de plantaciones en Tucumán. En fin, resolví irme a Tucumán y con unos setenta compañeros de miseria desgracia me
embarqué en el tren. El viaje duró 42 horas. Muertos de hambre llegamos a Tucumán.
Muchos iban enfermos y aquello fue un toser continuo. Hay tantísima gente aquí n busca de trabajo que por el puchero nomás se
ofrecen a trabajar, ellos deben siempre un mes de salario para tenernos atados. En la pulpería nos fían lo que necesitamos a
precios elevados y el patrón nos descuenta lo que debemos en el día de pago. Los desgraciados que tienen mujer e hijos nunca
alcanzan a recibir dinero y siempre deben."

II. Otro testimonio de un inmigrante sobre el Hotel:

"Se nos alojó en una construcción de madera con camas con tirantes atravesados que nos lastimaban las costillas, sin que nos
dieran, nada para poner encima. En cuanto a la comida, es un guiso horrible de arroz, cordero y papas en mal estado, que nos lo
tiraban como a chanchos. Además, los naturales nos tratan como a verdaderos parias."

III. El mismo hotel, distintas visiones:

En Italia se editaron guías y manuales con informaciones prácticas, consejos y advertencias para quienes estaban
pensando en emigrar hacia la Argentina. En el "Manual del Emigrante italiano", publicado en 1913, se incluía la
siguiente información sobre el Hotel de Inmigrantes:

Trato al inmigrante. Veamos ahora cuáles son las ventajas. Los primeros cinco días luego del desembarco, y tal vez algunos más
si mediara enfermedad, el inmigrante será mantenido por la Nación Argentina. (...) Será huésped del Hotel de Inmigrantes por el
lapso de cinco días. Tiene varios comedores, dormitorios para ambos sexos, enfermería, lavatorios y baños, etc. El Hotel no tiene
camas ni colchones, Le podrá parecer extraño (...) pero es mejor que no los tenga porque sería muy difícil mantener la higiene...
Cada uno con sus mantas se puede construir un buen lecho. No será la primera vez que duerma en el piso... se trata de un
sacrificio que dura poco tiempo. ¡Bien alto el buen nombre italiano!... estando en el Hotel abierto a todo tipo de nacionalidades,
allí usted se encontrará con inmigrantes españoles la mayoría de las veces, pero también con turcos y sirios. Sus maneras
educadas y respetuosas lo revelarán como un hombre digno de su condición de italiano, tanto frente a los demás como, y
fundamentalmente, frente al personal del Hotel.

Búsqueda de trabajo. En el mismo Hotel de inmigrantes encontrará una cantidad de propuestas. Las propuestas que le
presentarán serán seguramente convenientes a su interés. En el caso que no le guste ninguna, usted puede pedir ser enviado a
alguna provincia, por gusto o porque ha tenido noticias de algún paisano que se ha establecido en esa región. Si ha elegido la
Argentina, en lugar de los Estados Unidos, habrá habido alguna razón. Y también habrá pensado, antes de salir de Italia, la zona
de su preferencia en el territorio argentino. Sepa, de todas maneras, que la Oficina de Trabajo, órgano oficial argentino de
colocación para el inmigrante, controla que el lugar sea bueno y que se cumplan los pactos de trabajo.

Luego de leer el fragmento sobre el Hotel de Inmigrantes extraído del Manual del Emigrante italiano,
relean los testimonios de los inmigrantes con sus visiones sobre el Hotel y responde las siguientes
preguntas:

a- ¿Qué semejanzas y qué diferencias encuentran entre los testimonios y el fragmento del Manual sobre lo que
cuentan acerca del Hotel de Inmigrantes de su Oficina de Trabajo?

b- ¿Por qué les parece que los testimonios y el Manual dicen cosas diferentes sobre el Hotel? (Para responder,
tengan en cuenta quién es el autor de cada una de las fuentes y cuáles habrán sido sus intenciones.)

c- ¿Si uno fuera un campesino pobre de una aldea italiana de principios del siglo XX, qué habría pensado y sentido al
leer (o escuchar lo que dice) el Manual sobre el Hotel de Inmigrantes.

6) La vida en la “gran ciudad”

Buenos Aires se perfilaba como una ciudad cosmopolita, donde los sectores de altos ingresos habitaban palacios o
palacetes y su forma de vida se caracterizaba por la adopción de los usos y costumbres europeos. Sin embargo, la
mayor parte de la población vivía en condiciones precarias donde los sectores populares habitaban los conventillos.
Imágenes antiguas de los conventillos del barrio de La Boca (ciudad de Buenos Aires)

Imágenes actuales del interior de un conventillo en el barrio de San Telmo (ciudad de Buenos Aires)

“El Conventillo de los Ingleses”. En la esquina de Avenida Caseros y Defensa”.


LOS CONVENTILLOS (1870)

La ciudad de Buenos Aires vio crecer su población de 177.787 habitantes en 1869 a 950.891 en 1904. La capacidad
habitacional de la ciudad se vio rebasada y la vivienda se transformó en el principal problema de subsistencia de los
sectores populares. Sus habitaciones, pequeñas y modestas, albergaron así a los primeros europeos que se
atrevieron a cruzar el océano rumbo a la Argentina. Aquí maduraron sus sueños, sus pasiones y sus tristezas. Este
fenómeno también se dio en ciudades del interior como Rosario o Bahía Blanca, entre otras.

Los conventillos fueron una de las opciones más utilizadas. Los primeros se instalaron en las casonas y mansiones de
gente rica situadas al sur de la Plaza de Mayo, cuyos propietarios, huyendo de la epidemia de fiebre amarilla que
azotó a la ciudad en 1870, abandonaron sus propiedades y se trasladaron al norte de la ciudad. Cada habitación de
esas casas, se convirtió en el hogar de una familia. Los que se construyeron posteriormente, sin tener en cuenta
ningún criterio de salubridad, resultaron un gran negocio por la alta demanda y el elevado precio de los alquileres y
dejaron enormes ganancias a sus propietarios, que raramente hacían algún tipo de mejora. En 1904, cuando Buenos
Aires tenía una población de 138.188 habitantes, ya había 2.462 conventillos con su capacidad totalmente colmada.

Se estima que en 1907 más de 150.000 personas, el 10% de la población de la Capital, vivía en más 2.500
conventillos ubicados especialmente en San Telmo, La Boca, Barracas, Socorro y Balvanera. . Los inquilinos
compartían un solo baño y en algunos cuartos vivían hasta diez personas, en condiciones de deplorable
hacinamiento. El lujo de tener ese techo miserable costaba alrededor del 25% del salario de un obrero

Lee el testimonio de un médico sobre las condiciones de salubridad de los conventillos y a continuación el informe
del historiador Felipe Pigna, donde se relata el desarrollo de una enfermedad de afectación masiva, ocurrida en la
ciudad de Bs As hacia el año 1871.

La vida en los conventillos

“Por mi profesión, me veo obligado muchísimas veces a visitar los conventillos. Un cuarto de conventillo, como se llaman esas
casas ómnibus que albergan desde el pordiosero al pequeño industrial, tiene una puerta al patio y una ventana; es una pieza
cuadrada de cuatro metros por costado y sirve para la alcoba del marido, de la mujer y de la cría como dicen ellos en su lenguaje
expresivo; la cría son cinco o seis chicos debidamente sucios, es comedor, cocina, despensa, patio para que jueguen los niños,
sitio donde se depositan los excrementos, por lo menos temporalmente, depósito de basura, morada del perro y del gato,
depósito de agua, almacén de comestibles, sito donde arde a la noche un candil, una vela o una lámpara. Si hubiera algo hecho
con el propósito de contrariar todos los preceptos higiénicos, al hacer un conventillo, no se habría acertado mejor”

Testimonio del médico higienista Eduardo Wilde, en Wilde,E.: Obras Completas. Buenos Aires, 1895, tomo II.
(Adaptación)

La fiebre amarilla en Buenos Aires

Se venían denunciado las pésimas condiciones de vida de la mayoría de la población que carecía de agua
potable y servicios cloacales. El nombre dado a la “reina del Plata” no dejaba de asombrar a los visitantes
extranjeros que apenas se alejaban de los ricos y elegantes salones podían percibir que no eran justamente
buenos aires los que se respiraban en aquella ciudad que crecía desordenadamente y que según el censo de
1869 tenía casi doscientos mil habitantes. No había recolección de residuos y los basurales abundaban
particularmente en los “barrios bajos” que tenían el raro privilegio de acumular desechos propios y extraños.
El método para achicar los volúmenes de basura era absolutamente insalubre y consistía en pasar por encima
de los desperdicios de una gran piedra aplanadora que reducía el tamaño de los desperdicios pero no los
eliminaba sino que los dispersaba y los preparada para ser usados como relleno de terrenos bajos y
desniveles sobre los que, en el mejor de los casos se ponían adoquines. Los saladeros arrojaban
displicentemente sus desperdicios orgánicos a las aguas del Riachuelo que ya por entonces distaba mucho de
oler a extracto francés. A todo este insalubre panorama se sumaba la falta de reglamentación sobre el
entierro de los fallecidos que eran inhumados prácticamente al ras del suelo y bastaba una lluvia regular para
que los restos cadavéricos se incorporaran a los riachos que confluían al Riachuelo. Todas estas fuentes
infecciosas convivían sin ser molestadas en la gran urbe del Sur. El Estado estaba ausente con aviso y sólo
faltaba que una epidemia pusiera a prueba la eficiencia de las leyes del mercado. Y la peste llegó en enero de
1871. Todo parece indicar que los vectores de la enfermedad llegaron en un barco procedente de Asunción
del Paraguay y encontraron muchos sitios propicios para reproducirse en los innumerables charcos y
pantanos de las zonas cercanas al puerto ensañándose particularmente con las barriadas populares de San
Telmo y Monserrat. Los primeros casos se dieron en las casas de inquilinato ubicadas en Bolívar 392 y
Cochabamba 113 y casi inmediatamente el episodio dejó de ser una rareza para generalizarse. Faltaban diez
años para que el Dr. Carlos Finlay expusiera su tesis en un Congreso médico en La Habana que demostraría
que el causante de la enfermedad era un mosquito llamado Aedes aegypti y que el mal no se propagaba por
contagio. Pero por aquellos días de 1871, frente a la ignorancia, cundió la histeria y la histórica
culpabilización de la pobreza por parte de los miembros del poder, es decir de sus propios
causantes. «Fueron los conventillos los que padecieron este tipo peculiar de requisa. Los desdichados
inmigrantes, desarraigados, perdidos en medio de la locura en que se hallaban sumergidos, contemplaban
entre desolados y temerosos a esos señores que les impartían órdenes incomprensibles. Recién comenzaban
a entenderse cuando a empujones los echaban a la calle, muchas veces sin dejarles recoger sus
pertenencias. Es natural que se resistieran, que gritaran su desvalimiento, que intentaran salvar lo poco que
tenían. Pero todo cuanto había en la casa estaba condenado. Policías y comisionados recogían las míseras
camas, los tristes muebles, los pobres enseres e incluso la ropa de los inquilinos, los apilaban en el patio y
encendían una estupenda hoguera, verdadero auto de fe. El conventillo era encalado, desinfectado y
cerrado. Los comisionados y la policía se iban y quedaban los inmigrantes en la calle librados a su suerte».
Creció exponencialmente la xenofobia y la persecución contra los italianos, en particular y contra los
habitantes de los conventillos en general. La fiebre, llamada amarilla por la ictericia que viraba el color de
los enfermos, se extendió rápidamente por los barrios más populares de la Capital. El número de muertos se
fue incrementando día a día hasta llegarse el 10 de abril al récord de 563 muertos en un solo día. Los
hospitales colapsaron y hubo que fundar un nuevo cementerio que se creó en la Chacarita de los Colegiales,
aquel escenario de la Juvenilia de Cané, y como explicaba Borges: Porque la entraña del Cementerio del
Sur/fue saciada por la fiebre amarilla hasta decir basta;/porque los conventillos hondos del sur/mandaron
muerte sobre la cara de Buenos Aires y porque Buenos Aires no pudo mirar esa muerte,/ a paladas te
abrieron /en la punta perdida del oeste, detrás de las tormentas de tierra /y del barrial pesado y primitivo
que hizo a los cuarteadores. Las víctimas eran transportadas en el llamado “tren de la muerte” que tenía
como locomotora a la legendaria “Porteña”. Partía en un claro ejemplo de viaje de ida, de la actual esquina
de Jean Jaurés y Corrientes y llegaba con sus tres vagones cargados de muerte hasta la flamante necrópolis.

El presidente Sarmiento y el vice Alsina abandonaban la ciudad y a sus habitantes a la buena de Dios,
mientras “La Prensa” decía: “Hay ciertos rasgos de cobardía que dan la medida de lo que es un magistrado
y de lo que podrá dar de sí en adelante, en el alto ejercicio que le confiaron los pueblos”.

La ciudadanía se movilizó a la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) y allí unas 8.000 personas
decidieron conformar una Comisión Popular presidida por el Dr. Roque Pérez, que con notable decisión y
con acciones de notable heroísmo en medio de las cuales falleció, entre otros, el Dr. Francisco Javier Muñiz,
trató de llenar el vacío dejado por el gobierno ausente y ocuparse de la situación de emergencia. La cifra
oficial de muertos fue de 13.614. La mitad eran niños. Solo después de la tragedia comenzaron a ser
debatidos los proyectos para emprender las tareas tendientes a que los habitantes de Buenos Aires, tuvieran
agua potable y cloacas. Pero en cuanto comenzaron a quedar atrás los ecos de la fiebre amarilla, los
proyectos se fueron cajoneados y sólo se encararon los que correspondían al Barrio Norte y Recoleta, donde
moraban ahora los poderosos de Buenos Aires que habían abandonado tras la epidemia sus casonas de San
Telmo y Monserrat para convertirlas en rentables e insalubres conventillos. La peste había pasado, las
condiciones que la habían hecho posible seguían prácticamente inalteradas.
Responde

a) ¿Cómo describe el médico al conventillo?

b) ¿Qué funciones cumple una pieza en el conventillo?

c) A los conventillos se los denominó también como “casas chorizo” ¿por qué?

d) Observa el siguiente video “La vida en el conventillo” abriendo el siguiente link https://youtu.be/UJa99vmAl8k y a
continuación escribe (20) veinte palabras clave que describa la realidad observada de esa época en la ciudad de
Buenos Aires.

e) Escribe cuáles serían las ventajas y desventajas de la vida en el conventillo para un inmigrante.

f) Averigua en qué se diferencian los conventillos de los barrios de La Boca y de San Telmo, dentro de la ciudad de Bs
As. Para ello ten en cuenta: su origen, tipo de infraestructura edilicia (materiales constitutivos, función u
organización de los ambientes internos), quiénes los habitaban originalmente, características arquitectónicas,
diseños y colores de sus paredes, etc.

7) Colores del “bajo porteño”

Observa las dos primeras imágenes del barrio de La Boca del Riachuelo y las otras tres, pertenecientes a

obras del pintor argentino Benito Quinquela Martín. Ahora, reflexiona un momento y determina qué cosas tienen en

común, a qué realidad representan, y a quiénes simbolizan.

INTERIOR DE UN CONVENTILLO BOQUENSE


8) EL LUNFARDO: Jerga urbana descendiente “de los barcos”

a-Escucha los acordes y la letra de las siguientes expresiones musicales del “arrabal porteño”: “El

conventillo” y “Milonga lunfarda”.

b- ¿Qué es el lunfardo? ¿Cuál es su origen, época de nacimiento y a quién/es representa?

c- ¿Por qué crees que J.L Borges definía esta expresión cultural como “artificial”?

d-Extrae cinco vocablos de esta jerga lunfarda escuchada en las dos canciones anteriores y establece su
significado.
e- Haz lo mismo, pero ahora con los siguientes conceptos:

*Procedentes del italiano y de otras lenguas de Italia

Laburo:

Bacán:

Engrupir:

*Procedentes del francés.

Cana:

Reculé:

*Procedentes del portugués.

Tamango:

Vichar:

*Procedentes del inglés.

jalaife:

Sharap:

Bichicome:

*Procedentes del bozal afroamericano.

Quilombo:

Pucho:

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