Derecho Mercantil Resumen 1-8-2023
Derecho Mercantil Resumen 1-8-2023
Derecho Mercantil Resumen 1-8-2023
CAPITALIZACIÓN DE INTERESES
Capitalizar intereses significa que cuando el deudor deja de pagarlos, la cantidad que se adeude
por ese concepto acrecienta el capital, de manera que, a partir de la capitalización los intereses
aumentan porque se elevó la suma del capital. Este fenómeno (Arto. 691) era conocido en el
negocio bancario; pero el Código de Comercio lo extendió a todo tipo de obligación mercantil,
siempre que así se pacte en el contrato y que la tasa de interés no sobrepase la máxima que
cobran los bancos. La capitalización de intereses duramente criticada por la doctrina es uno de
los aspectos negativos del actual Código de Comercio, porque va en contra de grandes masas
de población que consumen bienes y servicios.
Al relacionar las fuentes del Derecho Mercantil, se indicó que, el contrato es considerado como
fuente del Derecho, aunque no de carácter general, porque es ley únicamente entre las partes
que lo celebran. El contrato, como acto jurídico, constituye el medio para que se dé el movimiento
en el tráfico comercial, y aun cuando las obligaciones mercantiles no necesariamente devienen
de él, sigue siendo una categoría para el surgimiento de obligaciones de origen contractual.
Al tratar de establecer las especialidades que el Derecho guatemalteco le asigna a los contratos
mercantiles o a las formas de contratar, vamos a resaltar esas características propias, deducidas
del mismo contexto de la ley. Pero antes, es necesario que recordemos el artículo 1517 del
Código civil, el cual regula que:
“hay contratos cuando dos o más personas convienen en crear, modificar o extinguir una
obligación”.
En el Derecho Mercantil funciona lo que se llama la representación aparente; o sea que una
persona se manifiesta como representante de otra, sin necesidad de ostentar un mandato, como
sería necesario en el tráfico civil.
Un agente vendedor llega a una tienda y realiza un negocio de suministros de mercadería en
nombre de su principal; este envía la primera remesa o realiza otro acto que denota el
conocimiento que tiene de lo que en su nombre realiza el agente viajero. Si el principal
comerciante quisiera incumplir sus obligaciones de suministros, alegando que el agente viajero
no tenía mandato para representarlo, su argumento carecería de fundamento porque en ese caso
se dio la representación aparente, o sea, representar a otro sin mayores formalidades, siempre
y cuando, expresa o tácitamente se dé la confirmación por parte del representado. Esta
particularidad en el surgimiento del contrato mercantil se encuentra en el artículo 670 del Código
de Comercio.
En el campo civil (Arto. 1574) las personas pueden contratar y obligarse por medio de escrituras
públicas, documento privado, acta levantada ante el alcalde del lugar, por correspondencia y
verbalmente. En el campo mercantil (Arto. 671) la forma se encuentra más simplificada: los
contratos de comercio no están sujetos, para su validez, a formalidades especiales. Cualquiera
que sea forma y el idioma en que se celebren, las partes quedan vinculadas en los términos que
quisieron obligarse.
Esta libertad en el uso de la forma tiene sus excepciones, pues hay contratos en que si se exige
una solemnidad determinada tal es el caso del contrato de fideicomiso y el de sociedad, para
citar dos ejemplos, los que deben celebrarse en escritura pública.
OMISIÓN FISCAL
El hecho de que los sujetos contratantes fueran omisos en la tributación fiscal, puede ocasionar
que esos actos adolezcan de ineficacia. Sin embargo, como el tráfico mercantil puede verse
afectado en la buena fe comercial, cuando los sujetos omiten tributar con respecto a sus contratos
y obligaciones, la ley establece que ello no produce la ineficacia de los actos o contratos
mercantiles, como tampoco los libera de pagar los impuestos omitidos. En estos casos, además
de pagar la carga tributaria, se responderá de las multas que se imponen como consecuencia de
disposición del Derecho Tributario (Arto. 680 del Código de comercio).
Esta cláusula contractual, conocida como “Teoría de la imprevisión” quiere decir que el contrato
se cumple siempre y cuando las circunstancias o cosas –rebus- se mantengan –stantibus- en las
mismas condiciones o situaciones iniciales. A este respecto, y sin que varié mucho de lo que
establece la doctrina y el Código civil (Arto. 1330), el Código de comercio establece en su artículo
688 que el deudor puede demandar la terminación del contrato únicamente en los de tracto
sucesivo y en los de ejecución diferida, si sobrevienen hechos extraordinarios e imprevisibles
que hagan oneroso el cumplimiento de la prestación. Una terminación que se diera por esas
circunstancias no afectaría las obligaciones ya cumplidas ni aquellas en las que ya se ha incurrido
en mora. O sea, que se trata únicamente de obligaciones pendientes. El articulo 688 a que nos
referimos tiene una defectuosa redacción porque no era necesario decir en qué clase de
contratos puede operar la cláusula de la imprevisión, ya que únicamente puede serlo en los
contratos sucesivos y no en los instantáneos. A este respecto los tratadistas mazeaud dice: “la
teoría de la imprevisión… no se puede aplicar, por la fuerza de las cosas más que a los contratos
sucesivos”. En efecto supone que se hayan tornado en exceso gravosas las obligaciones de una
de las partes en el curso de su cumplimiento.
CONTRATO DEFINITIVO
El artículo 692 del Código de Comercio trae una particularidad del contrato mercantil; y que puede
darse debido al poco formalismo del tráfico comercial. Cuando se celebra un contrato se debe
saber de antemano quienes son las personas que lo van a concertar. Al fin y al cabo, el mismo
concepto de contrato que da el Código Civil así lo insinúa. Pero, en el mundo del comercio puede
suceder otra cosa: una persona contrata con otra un determinado negocio, pero una de ellas lo
hace como representante aparente, reservándose la facultad de designar dentro de un plazo no
superior a tres días, quien será la persona que resulta como contratante definitivo. Esta
designación, para que surta efectos y vincule al designado, depende de que efectivamente este
acepte el contrato en forma personal o por medio de representante debidamente acreditado.
Ya desde el artículo 1º. Del código de comercio, indica que cuando hay insuficiencia de la ley
mercantil, se aplicara la civil, observando siempre que por la naturaleza del tráfico comercial,
deberá tomarse en cuenta los principios que son básicos para que, tanto las relaciones objetivas
que norman, como las leyes que lo rigen, se adecuen perfectamente. El artículo 694 establece
las disposiciones del Código Civil, este artículo es innecesario. Su objetivo ya estaba previsto y
en mejor forma, en el artículo 1º. Del Código de Comercio, de todos modos es muy importante el
tema, no por la redacción de la ley sino porque es necesario conocer cómo se va a actuar en
materia de obligaciones y contratos, cuando el Código de comercio es insuficiente.
a) Contrato bilateral y unilateral. Contratos bilaterales son aquellos en que las partes se
obligan en forma recíproca (compraventa, suministros, seguro, etc.); y unilaterales
aquellos en que la obligación recae únicamente en una de las partes contratantes
(donaciones pura y simple, mandato gratuito).
e) Principales y accesorios. Cuando un contrato surte efecto por sí mismo, sin recurrir a
otro, es principal. Si los efectos jurídicos de un contrato dependen de la existencia de
otro, es accesorio.
LA COMPRAVENTA MERCANTIL
La compraventa mercantil es la figura contractual que hace efectiva la mayor parte del tráfico
comercial, ya que la actividad productiva, canalizada a través del comerciante intermediario,
desemboca en el consumidor por medio de la compraventa. Podemos considerar a este contrato
como el motor de la dinámica comercial, que a su vez genera otro tipo de vinculaciones:
bancarias, de seguros y finanzas de títulos de crédito, etc.
La compraventa mercantil se encuentra regulada del artículo 695 al 706 del Código de comercio.
Tiene este conjunto de normas la particularidad de no desarrollar el contrato con la extensión
que lo hace el Código civil particularidad que también suele observarse en la doctrina, pues los