Perseverancia y Resiliencia en El Porvenir. Eustory2022

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Perseverancia y resiliencia

en El Porvenir
David Müller-Plantenberg XV Edición
Baniandrés
Tutora: 2022
Alexandra Álvaro Cortés

Un colegio protestante en la
España católica
Albert Camus

Me gustan las causas perdidas : éstas exigen el


alma entera, igual en su derrota como en sus
victorias pasajeras.

- El mito de Sísifo-
Índice de contenidos
Introducción: 7 Capítulo VI: 93
Capítulo I: 10 Capítulo VII 103
Capítulo II: 29 Capítulo VIII: 121
Capítulo III: 42 Conclusión 131
Capítulo IV: 59 Referencias 137
Capítulo V: 68 Bibliografía 139
Agradecimientos
Esta investigación ha supuesto todo un reto para mí. No hubiese sido posible sin la ayuda de muchos

profesionales que me han brindado su valioso apoyo. Agradezco en primer lugar, la paciencia y la

seriedad con la que Alexandra, mi mentora, ha dirigido mi trabajo; sus conocimientos y dedicación
han sido de incalculable valor.

Estoy muy agradecido a mi profesora Laly, a mis padres, a la archivera de la Fundación Fliedner, Toñi,

y al profesor de religión Joaquín; todos ellos me han ayudado con la investigación, sea a través de
testimonios, conocimientos o documentos con los que investigar. En especial quiero agradecer a los

ex alumnos y ex profesores, como Daniel Casado, que me han dado acceso a sus experiencias y
conocimientos en una época tan convulsa como fue el franquismo, época muy importante para mi
investigación.
EL PORVENIR
1869 1897 1901 1936
Primer viaje de los Inauguracón del Muerte de Federico Comienzo de la
Fliedner a España colegio El Porvenir Fliedner guerra civil

1939 1956 1975


Comienzo de la
Clausura temporal Llegada de la
dictadura
del centro democracia y fin
de la represión
Introducción
PREÁMBULO
La elección del nombre del centro escolar en el que se centra esta investigación, “El Porvenir”, no fue

fortuita; nos invita a pensar que lo que importa no es el edificio histórico en sí, sino la labor que desde

sus inicios hasta la actualidad pretendía y se pretende llevar a cabo; nos referimos a encaminar la vida y

el futuro de quienes pisaron y pisan, como nosotros, estas aulas hacia su personal “porvenir”,

dotándolos de herramientas de preparación para la vida. Por tanto, “El Porvenir” es una historia que

sigue viva, la historia de todos y cada unos los que han pasado por él, y que son pruebas vivientes de la

dedicación, voluntad y perseverancia de quienes crearon este particular microuniverso y lucharon por

él.

Finalizar mi etapa de Bachillerato iniciándome en la investigación histórica significa para mí cerrar un

ciclo en mi vida importante: dieciocho años formándome en el Colegio el Porvenir. La historia de esta

institución encaja a la perfección con el lema de la edición 2022 del concurso Eustory, Trabajo y Crisis,

puesto que la obra Fliedner nació y pasó la mayoría de su existencia en crisis.


Lo que comenzó como una misión evangélica, terminó en más de cien años de lucha por la supervivencia

de una educación universal y de calidad. El colegio fue fundado en un momento de crisis tras el Sexenio

democrático y sus primeros años estuvieron marcados por una oposición severa por parte de una sociedad

ultracatólica y conservadora, es decir los últimos coletazos del Antiguo Régimen en España. La crisis fue

una constante en todo el recorrido que hizo el centro. Pervivió a la monarquía constitucional, la dictadura

de Primo de Rivera, la Segunda República y la dura represión franquista. Logró superar las adversidades de

la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial.

Los Fliedner, los fundadores de este centro, se encontraron con una España reacia a todo lo nuevo, una

España xenófoba y ultracatólica. La historia de los Fliedner es por ello, una historia de un incesante intento

de integración, de aceptación social.

En el presente trabajo proponemos dar a conocer la historia de un colegio de la calle Bravo Murillo número

185 en Madrid, El Porvenir, y a una comunidad, protagonista más o menos silenciosa, y hasta ahora ausente

en la historiografía, en la conquista del reconocimiento del derecho a la libertad de conciencia en nuestro

país: la fundación Fliedner.


A pesar de haber estado implicados en la historia de este centro personajes tan ilustres como Giner de los

ríos, el alcalde Romanones, Cánovas del Castillo e Indalecio Prieto por nombrar algunos, la labor de esta

fundación y del colegio ha pasado inadvertida incluso en la acera de enfrente. En Alemania en cambio, el

nombre Fliedner es más conocido, entre otros, por las labores sociales y filantrópicas que realizaron y entre

los donantes evangélicos.

Esta investigación es, de cierta manera, un intento de rescatar del olvido a ciertos grupos sociales que han

gozado de una menor atención en la historiografía contemporánea.


DIMENSIÓN RELIGIOSA:
Protestantismo en España en
el siglo xix
CAPÍTULO I
Para tratar de comprender por qué el Colegio El Porvenir nació en crisis, tal vez, tendríamos que

comenzar por analizar cómo se introdujo el protestantismo en España, que, a diferencia de otros países

próximos como Francia, Bélgica o Italia, era una corriente relativamente joven y que afrontó los mismos

retos que nuestro objeto de investigación.

España, en el siglo XVI, fue escenario de la magnitud del poder que la Inquisición tuvo, y un siglo que

estereotipó a España con una imagen un tanto negativa. Individuos como Juan de Valdés o Antonio del

Corro nos han legado testimonios desde el exilio sobre ello, y desde entonces, los españoles protestantes

no pudieron hacer confesión pública de su fe protestante, salvo desde el exilio.

Historiadores posteriores, ya del siglo XIX, interpretaron esta época y la calificaron de «primera Reforma

española*» aún sin protestantes, por la persecución que estos vivieron sobre todo durante el reinado de

Felipe II. Es por ello que denominamos Segunda Reforma protestante al intento de propagar la doctrina

evangélica desde 1868, año de la Gloriosa, hasta el comienzo de la Guerra Civil de 1936.
En el contexto europeo, el resurgimiento protestante en España concurrió con la reanimación religiosa del

mundo anglosajón a principios del siglo XIX. Desde el siglo XVII Gibraltar se convertiría en cabeza de puente

para el protestantismo en España, asentándose inicialmente en la zona catalana y los territorios de la baja

Andalucía bajo la influencia de la colonia británica; es allí donde proliferaron y alcanzaron más éxito dichas

misiones evangélicas. Ya a mediados del XIX, y gracias a la ayuda de Gran Bretaña, se formaría la Iglesia

Reformada Española. Previamente en este país se había dado un potente movimiento de renovación

espiritual que había comenzado a hacer proliferar diferentes grupos evangélicos con una fuerte voluntad de

fortalecer los lazos de unión entre protestantes, lo que les llevaría a establecer como actividad fundamental

la defensa mutua de los evangélicos, sobre todo en aquellos países en los que no existía la libertad de culto

como derecho reconocido legalmente, siendo el caso de España. Es aquí cuando nace lo que podemos

denominar como una sociabilidad protestante transnacional.


A pesar de ello, España siempre ha sido símbolo del catolicismo, por

lo que durante estos años hubo persecuciones y discriminaciones

hacia protestantes y Gibraltar se convirtió consecuentemente en

refugio para estos. Un ejemplo de ello sería Fracisco de Paula Ruet,

uno de los padres de la II Reforma en España* y fundador en el exilio

gibraltareño, antes del 68, de la Iglesia Española Reformada, Manuel

Hernández, José Alhama o Juan Bautista Cabrera, primer obispo en

España de la Iglesia Española Reformada Episcopal.

Estas persecuciones de protestantes tuvieron repercusión en el

extranjero europeo, sobre todo en Inglaterra. Juan Bautista Cabrera, primer obispo
en España de la Iglesia Española
Reformada Episcopal y célebre escritor.
*Segunda Reforma Española
Fue en buena medida el resultado del impulso institucional y apostólico que
recibieron las iniciativas misioneras por parte de la iglesia anglicana, de otras
denominaciones protestantes y de iniciativas privadas.
Con el reinado de Isabel II se instauró en España la tan esperada

monarquía liberal, pero con reservas en el campo religioso; en

febrero de 1863 la Alianza Evangélica en Gran Bretaña, junto con

Prusia, Baviera y Austria, decidió organizar una delegación

internacional que intercediera ante la reina Isabel II a favor del

destino de los protestantes perseguidos y encarcelados.

Se dice que la reina contestó haber recibido la petición entregada

pero que prefería cortarse la mano derecha antes que firmar un

indulto para los protestantes. En base a esta libertad religiosa con

limitaciones, muchos protestantes vuelven a España, entre estos,

Ruet.
Isabel II, reina de España (1833-1868)
Cuando en septiembre de 1868 ocurre la revolución de la Gloriosa - tal

vez el acontecimiento histórico español de máxima repercusión

internacional en el siglo XIX - se abren las puertas a la libertad religiosa

y con ello se constituirán casi de inmediato entre los evangélicos

europeos comités para difundir la fe protestante en España; es aquí

donde comienza la historia de la familia Fliedner en territorio español.

Federico Fliedner pertenecía a una distinguida familia luterana

alemana; hijo del famoso teólogo Teodoro Fliedner (1803-1864), nació en

Kaiserswerth, cerca de Düsseldorf, el año 1845, en el seno de una larga

dinastía pastoral; heredó de su padre el ser un educador nato que se

preocupaba por la enseñanza de los más pequeños, pero que sobre


Alegoría revolucionaria de la Gloriosa
todo mostraba gran interés por aquellos que estaban más necesitados.
Trabajó entre reclusos de forma dedicada y filantrópica. Introdujo un

ministerio de diaconisas y fundó un hospital, siendo este el trabajo

más destacable y por lo que más se le conoció. En cuanto a sus

primeros años, se educó en el Gymnasium de Gütersloh y estudió

Teología en la universidad de Halle (1864). Se hizo célebre a nivel

internacional por su labor caritativa y filantrópica en favor de la niñez

desvalida, enfermos, ancianos y otros desasistidos. En 1866 servirá

como enfermero en la Guerra Austro-Prusiana; fue también

alrededor de estos años [1] cuando empezó a mostrar un creciente

interés por la situación de los evangélicos en España.

Federico Fliedner
FEDERICO
FLIEDNER CON SUS
COMPAÑEROS
Fotografía de estudio, realizada en
Alemania, 1867 (albuminado).
ARCHIVO FLIEDNER: 000331
Federico Fliedner es el primero por la
izquierda, y todos portan el brazalete de la
Cruz Roja, ya que trabajaron como
«diáconos de campaña» durante la Guerra
de Prusia y Austria en el verano de 1866.
El 23 de septiembre de 1868, poco antes de la victoria del general Serrano en

Alcolea (Córdoba), el general Prim recibió en audiencia a Juan Bautista

Cabrera, José Alhama y Manuel Hernández, según sus palabras,

Sean ustedes bienvenidos. Desde hoy en adelante habrá libertad en nuestra

patria, verdadera libertad, y concluyó la tiranía. Cada hombre será dueño de

su conciencia, y podrá profesar la fe que mejor le parezca. Ustedes (...) están

en libertad de entrar en España con la Biblia bajo el brazo, y predicar las

doctrinas en ella contenidas.[2]

Ya en noviembre de 1868 crea, junto con otros evangélicos, el Comité

Evangélico Español de Madrid, siendo su presidente Julio Vizcarrondo.

Inmediatamente redactaron un Llamamiento a los cristianos de Europa y

América, solicitando ayuda para la construcción de una iglesia en Madrid; se


General Prim
inauguró el 24 de enero de 1869.
La asistencia de público fue descomunal. El anhelo de libertad de conciencia y de culto de amplios sectores

de la sociedad y la oposición de conservadores vinculados a la Iglesia Católica hicieron que la asistencia del

siguiente domingo fuese aún mayor; tanto, que ante la posibilidad de que se produjeran altercados, los

dueños del local rescindieron el contrato de alquiler que habían firmado con el Comité evangélico de

Madrid. Poco después se inaugurará la iglesia de El Redentor, considerada como primera iglesia evangélica

de Madrid, donde predicaron tanto Ruet como Carrasco.

En este contexto Fliedner realizó su primer viaje a España, en la primavera de 1869, atraído por esa

revolución libertadora, cuando solo era un estudiante de teología; recién llegado de Alemania, Federico

Fliedner asistió al primer culto en El Redentor. Durante el viaje tuvo tiempo de aprender español, sobre todo

para empaparse de la situación política española. Véase un ejemplo. El 11 de febrero se abrían las Cortes

constituyentes, eligiéndose la Comisión Constitucional que presentaría el proyecto de la futura carta magna,

cuando Federico estaba en Madrid.[3]


Entre los primeros temas a debatir se encontraba el derecho a la libertad de conciencia y de culto, siendo

este el más polémico que polarizó tanto a las Cortes como a la sociedad española. El 12 de abril, con

Federico aún en España, se dio el famoso debate entre Vicente Manterola, canónigo de Victoria elegido

diputado por Guipúzcoa, y Emilio Castelar. El primero defendía la unidad religiosa en España y el segundo la

libertad de conciencia y culto y la separación entre Iglesia y Estado.[4] Federico seguiría vivamente el

debate institucional.

La Constitución de 1869 se orientó a la segunda de las opciones. Se reconoció y respetó la existencia de

españoles que profesaban una fe distinta de la oficial. El texto de esta Constitución no contemplaba todavía

un Estado laico - lo que habría sido demasiado provocador para las fuerzas conservadoras - pero sí reconocía

los derechos de los españoles disidentes del catolicismo romano. El tema religioso de esta Constitución se

redacta de la siguiente manera en el artículo 21:


La nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica. El ejercicio público o privado

de cualquier otro culto queda garantizado a todos los extranjeros residentes en España, sin más

limitaciones que las reglas universales de la moral y del derecho. Si algunos españoles profesaban otra

religión que la católica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el párrafo anterior.

De acuerdo con Juan David Hughey,[5] hubo distintas opiniones de los políticos de la época; un ejemplo sería

el republicano Figueras, que mostró su disconformidad con el artículo 21, ya que entendió que se daba más

importancia a los extranjeros que a los españoles. Precisamente es en esta época cuando el protestantismo

comienza a ser una realidad histórica en España; con cierto margen de libertad, se comienzan a abrir iglesias

y colegios de forma paulatina, llegando misioneros de todas las nacionalidades y tendencias protestantes

como presbiterianos, metodistas, congregacionalistas, luteranos, anglicanos o bautistas, entre otros.


Federico fue ordenado en Dusseldorf en 1870, y en representación del comité berlinés protestante, llega a

España para analizar de primera mano la situación sociopolítica del país, concretamente la situación de los

núcleos evangélicos que empezaban a emerger.[6] Debía dedicarse al avivamiento completo en España, a ser

posible en todo el país. El mandato básico del comité berlinés quedó expedido en 14 capítulos, en el último se

lee,

“El predicador Fliedner mantendrá correspondencia viva y regular con el comité de Berlin para España, y al

cabo de cada mes enviará un bosquejo claro y verídico de sus impresiones y avances, y también para

actividades importantes, casos dudosos y decisiones relevantes solicitará el consejo y la decisión previa del

comité”. Berlín, a 15 de febrero de 1871.


Las posibilidades por tanto eran extraordinarias e ilimitadas, sobre todo en

el ámbito educativo como se verá en el próximo capítulo. Se encontró con

una España en una situación convulsa. En el centro de Madrid se

encontraría con Ruet, entablando contacto con otros evangélicos y

ayudando a fundar la primera capilla evangélica en Madrid, concretamente

en la calle Calatrava, el 8 de enero de 1871. Desarrollaron también una

destacable labor filantrópica y educativa en ambientes populares que tuvo

como punto de partida la iglesia de Jesús y sus escuelas dependientes

(cerca de la ermita de la Paloma y del templo de San Francisco el Grande),

centro al que se le unieron otros situados en los barrios más pobres y

marginados de la capital. En 1872, en uno de sus primeros viajes por

Alemania, Escocia e Inglaterra para dar a conocer la obra en España y


Federico Fliedner y Juana, su
esposa. recabar apoyo económico, se casaría con Juana Erskine Brown.
Un nuevo golpe de Estado pondría fin a la I República Española (1873-1874), y con el amplio margen de

libertad que se había abierto. Desde 1874 y hasta finales del siglo, Cánovas del Castillo sería el político

conservador más destacado. Muy interesante son las conexiones del propio Fliedner con los intelectuales

de la época, como el propio Cánovas, Sagasta o incluso Castelar, políticos que creían en Institución Libre de

Enseñanza, con quienes compartió muchos de sus puntos de vista. Ya en enero de 1875, sólo siete años

después de la revolución de 1868, la República se había derrumbado nuevamente. La restauración

borbónica se estableció con el monarca Alfonso XII. Este prometió a la Iglesia católica su protección

especial. La constitución de 1869 se modificó, dando paso a la de 1876. Ahora, el artículo en cuestión decía:

La Iglesia católica apostólica romana es el Estado. La nación se compromete a apoyar su culto y sus

ministros. En territorio español nadie será molestado por sus opiniones religiosas o el ejercicio de su culto,

bajo la condición que respete la moral cristiana. A pesar de ello, no se permitirán otras ceremonias o

manifestaciones públicas que las de la religión del Estado.[7;8]


“Sevilla en aquellos días

Si bien seguiría dando cierta tolerancia religiosa, por otro era un profundo vivero

de comicios populares
lado no permitiría ninguna ceremonia ni manifestación
y de oradores ingenuos.

pública que no fuese la católica. Aquellas experiencias las Una noche y otra noche,

en varios sitios a un tiempo,


resume Cabrera en el siguiente poema:
para tratar de política

congregábase el buen pueblo.

Ya en los altos de un café,

que ad hoc cedía su dueño,

bien en la vasta nave

de algún suprimido templo…

En una de estas secciones

grité: ¡Pido la palabra!

¿Quién la pide? –Un forastero.

Todos somos aquí iguales,

para nadie hay privilegio.

Venga arriba el ciudadano,

Juan Bautista Cabrera háblenos y escucharemos”.


Tras la muerte de Ruet en 1878, Fliedner le reemplazaría como dirigente nato de la Iglesia Evangélica

Española, encargándose asimismo de la pequeña congregación de Calatrava (iglesia, residencia, escuelas,

dispensario y oficinas). Lo primero que haría sería convertir la capilla en un lugar digno de culto, y al lado

construye una escuela elemental, un pequeño orfanato y una enfermería. El protestantismo aterrizaba así

en Madrid; se iría asentando paulatinamente. Un nuevo reto comenzaba el joven Fliedner: acercar el

Evangelio a los españoles desde la propia cultura española, y sobre todo cambiar el país a través de la

educación; su objetivo principal sería instaurar una educación de calidad tratando de solventar otro de los

graves problemas en España: el analfabetismo y la educación.

Porque el alemán, y en esto también difiere de la mayoría de sus asalariados colegas, no vino a España de

paso ni a hacer méritos para luego situarse en la carrera eclesiástica en su país de origen, sino a trabajar

por los olvidados, participar en el esfuerzo colectivo llamado a situar en vías de modernización y progreso

un país con el que terminó identificándose, y para quedarse para siempre, como así fue en efecto.
Fondo bibliográfico del Archivo: una
postal del Palacio de Éboli, donde vivió
Federico Fliedner antes de trasladarse a
El Porvenir (calle Almudena, 3).
Se ubica perfectamente, con el Palacio
Real al fondo.
DIMENSIÓN TEOLÓGICO-
EDUCATIVA y CONTEXTO DE
FUNDACIÓN DEL CENTRO
CAPÍTULO II
Para entender por qué Fliedner optó por una educación secular y liberal hay que analizar el contexto

histórico de la reforma protestante y su desarrollo. También habría que fijarse en la naturaleza

intrínsecamente alfabetizadora del protestantismo, es decir, su dimensión teológico-educativa.

El protestantismo, surgió en el contexto del auge de las ideas del Renacimiento: el

humanismo/antropocentrismo más el pensamiento matemático. La reforma protestante se vió

empapada notablemente por estas nuevas ideas, siendo el antropocentrismo más que una influencia

incluso un causante de la reforma. Esto es visible en el énfasis que pondrán los protestantes en el

individuo y su relación con Dios. Producto de estas teorías humanistas, el protestantismo también

influirá en la Ilustración, siendo este un elemento clave para entender a ilustrados como Locke

(anglicano) o Rousseau (calvinista durante un largo periodo de su vida). Gracias a la labor de

traducción de la biblia a lenguas vernáculas, sentará además la base en parte al surgimiento de ideas

como la nación y el papel moderno del Estado.


También ayudó el protestantismo al capitalismo arcaico, véanse los

calvinistas en el norte europeo.[9] No es mi intención dar la impresión

de que todas las corrientes protestantes siguieron este camino

ilustrado, muchas de estas ramas tomaron este camino sobre todo para

dotar de una estructura opresora a monarquías como la sueca del rey

Gustavo III o la de Prusia más que por amor a los ideales ilustrados,

otras directamente rechazaron al igual que muchos católicos los

conceptos liberales. Sin embargo Federico Fliedner, elemento central

de nuestra investigación, sí perteneció a una rama liberal-ilustrada del

protestantismo. En el norte de Alemania, lugar de donde provenía

Fliedner, el protestantismo tomó un aspecto muy nacional, estatal y


John Locke
secular.
Lo último influenció notablemente a Federico Fliedner, quién adoptará

estas posiciones de su padre Teodoro Fliedner como se mencionó en el

primer capítulo. Este concepto de la secularización impulsará en

algunos casos el avance de la educación liberal (Pestalozzi).[10] Debido

a esta convergencia entre el protestantismo y la mentalidad liberal,

humanista, gran parte de los esfuerzos pedagógico-misioneros en

España, entre ellos también los esfuerzos de los Fliedner, pusieron gran

cuidado en proveer a la población de una educación laica, con un

enfoque misionero, pero no proselitista.[10:44-49, 76, 80]

En cuanto a la dimensión teológico-educativa, el interés de expandir la

religión y el afán alfabetizador de los primeros protestantes en España

no resulta de una influencia externa o como coincidencia casual en el


Teodoro Fliedner, padre de Federico
comportamiento de los evangélicos españoles.
Encuentra su origen en la propia esencia del protestantismo, concretamente se podría considerar un

producto de la estructura teológica del evangelismo. Para los protestantes, la relación con Dios no

debe estar atada a una institución como la iglesia. Este pensamiento se deja resumir con los

postulados base o los principales principios de la reforma: Sola Scripte (la biblia recibe la última

palabra), Sola Fide (el perdón de Dios para los pecadores culpables se concede y recibe a través de la

fe sola), Sola Gratia (la salvación solo viene por parte de la gracia de Dios),Solus Christus (Jesús es el

único camino a la salvación), Soli Deo Gloria (todo lo que hacemos debe ser para la gloria de Dios).

El evangelismo, subcorriente del protestantismo y rama protestante a la que pertenecían la mayoría

de los misioneros en España, pondrá un especial énfasis en la Sola Scripte, teniendo por ende como

dice el profesor Samuel Escobar una "teología contextual de fundamento evangélico". [10]
Es decir, para los evangélicos toda verdad teológica reside en la biblia,

y todo acto de fé en sus ojos es válido, siempre que se origine de una

interpretación propia de la biblia, siendo la iglesia para ellos más que

una entidad fija una institución que debe reformarse de forma

constante "Ecclesia Reformata Semper reformanda " .[10:44] Al residir

el acto de fe en la interpretación de la biblia, para los evangélicos será

crucial la alfabetización para que los individuos puedan lograr su

relación personal con Dios al leer la biblia. Como producto de estos

esfuerzos de alfabetización, surgirá la "Pedagogía de la Reforma"

siendo Lutero uno de los fundadores. Lutero, padre del protestantismo.


Por esta base teológica, el protestantismo tendrá una esencia pedagógica y un afán alfabetizador innato.

Esta naturaleza será uno de los motivos principales que motivaron a los misioneros, entre ellos Fliedner, a

fundar escuelas en España ("por cada nueva iglesia los evangélicos fundaron una escuela al lado").[10]

Contexto de fundación del centro y primeros pasos de los Fliedner:

Respecto al contexto social y educativo español, España, en tiempos de la llegada de Fliedner, se

encontraba con unas élites políticas muy conservadoras junto con una burguesía débil y subdesarrollada

en comparación a las burguesías europeas. Quien controlaba la educación era laIglesia católica, protegida

por la derecha política. Con una izquierda agnóstica y una derecha ultracatólica, Fliedner optó por orientar

sus esfuerzos evangelizadores y alfabetizadores hacia la clase popular tradicionalmente desfavorecida por

los gobernantes españoles y la Iglesia católica. Su objetivo con la alfabetización fue misionero, según los

evangélicos la verdad se encuentra sola y únicamente en los textos bíblicos siendo consecuentemente

necesario para convertir a alguien al protestantismo evangelista enseñarle a leer por su cuenta.
El panorama al que Fliedner se tendría que enfrentar en su misión evangelizadora, alfabetizadora, era

un alto analfabetismo (alrededor del 75% de la población general, casi al 100% en la población femenina

a principios del siglo XIX).[11:56;12] En cuanto al marco educativo, seguía vigente la “Ley Moyano”

(aprobada con Narváez en 1857 y activa hasta 1970 con la “Ley general de educación”) que dividía la

educación en tres etapas:

Primera enseñanza dividida en elemental y superior.

Segunda enseñanza que comprendía los estudios generales (divididos también en dos periodos) al

igual que los estudios aplicados a las profesiones industriales.

Enseñanza universitaria, que comprendía las facultades, la enseñanza superior y profesional. [11]
Analfabetismo
en europa hacia
1850
Analfabetismo provincial en
españa hacia 1877
Aún constituyendo un avance muy significativo, dicha ley no ayudó a reducir el analfabetismo ya

que no preveía la obligatoriedad de la educación primaria.[6:65-66] Habría que mencionar también

la situación en la cual se encontraban los centros educativos, los cuales no eran suficientes en

cantidad para la población que necesitaba el acceso a ellas. La mayoría de escuelas contaban solo

con la educación primaria, repartían en muchos casos las clases de forma unitaria, no

diferenciando entre edades y solían contar con pocos profesores, mal pagados por la falta de

inversión del Estado en la educación.


La forma de enseñanza era memorística, atrasada y dogmática. Esto último se puede atribuir en parte

a la estrecha relación del estado español con la Santa Sede - Concordato de 1851- que proporcionaba a

la iglesia una alta influencia dogmática en el temario y en la impartición en las aulas. La financiación

de las iglesias católicas por parte del Estado[11:55-56;13:3] fue determinada en la constitución de 1845,

en ella se recogió el compromiso del Estado de sufragar los gastos del culto y el clero. La alta

confesionalidad en las instituciones y el de ahí surgido conservadurismo radical tuvieron como

consecuencia el atraso intelectual, industrial y económico de España. No es de extrañar que con este

panorama, no fuera posible el testimonio evangélico y menos aún el levantamiento de escuelas, como

se puso de manifiesto con la escuela fundada por el pastor William H. Rule en 1837, cuyo cierre fue

decretado por el gobernador, Pedro de Urquinaona, en 1839, a pesar del apoyo de la Embajada

Británica.
En este contexto histórico, Fliedner fundó la Casa de Paz de El Escorial (colegio de huérfanos y

residencia veraniega de niños); una editorial-librería “Librería Nacional y extranjera” (hoy librería

Calatrava) en la que editará revistas como El Cristiano o Revista Cristiana, cuya labor editorial y

difusora es difícil de calcular, así como su labor como periodista y editor de prensa, que posibilitaron

colaboraciones en la revista con Unamuno, Ortega o Azorín, entre otros; tradujo himnarios al español,

sirvió también como capellán de la embajada alemana en Madrid[13:7] y como vimos en el capítulo

anterior, asumió las labores de Ruet en la pequeña congregación de Calatrava (1878).

Con el tiempo, confrontado con la realidad social, decidió enfocar sus esfuerzos en la educación.

Tuvo especial interés en proveer a la población de una educación secular, no dogmática moderna y

liberal. Con esta nueva meta, nos acercamos algo más a la fundación de nuestro centro. Sin embargo

comienza aquí el primer de los numerosos periodos de crisis con los cuales se verá enfrentado el

proyecto Fliedner y luego también el centro “El Porvenir”.


LABORES PREVIAS A LA
FUNDACIÓN DEL PORVENIR Y
TÉCNICAS PEDAGÓGICAS (1870 -
1897)
CAPÍTULO III
Aparte de querer anunciar el evangelio y potenciar el

protestantismo en España, desde un inicio los protestantes

detectaron la necesidad de proveer a la población de

educación básica, secular y de calidad. En primer lugar

querían reducir el analfabetismo para poder acercar los textos

evangélicos a la población, [11:68] sin embargo en algunos

casos, como lo sería en el caso de Federico Fliedner, las

motivaciones acabarían teniendo un trasfondo más bien

humanista o incluso social.

Federico Fliedner
Fuente: Memorias de la Familia
Fliedner Fliedner
Como consecuencia de los primeros años de esfuerzos misioneros en España, en el año 1872 se

reconocían como protestantes alrededor de 3623 madrileños, distribuidos en alrededor de 9 iglesias

evangélicas las cuales contaban con alrededor de 7 escuelas de enseñanza primaria propias. Estas

escuelas sólo impartían la primera enseñanza, lo hicieron a través de nuevas técnicas pedagógicas,

como el Krausismo o los métodos inventados por el pedagogo Pestalozzi.

Estas nuevas técnicas, diferenciaron notablemente a la enseñanza evangélica de la predominante

educación católico-estatal, por lo cual deben ser tomadas en cuenta para entender a estas escuelas

protestantes. Los misioneros evangélicos, en su labor pedagógica, se inspiraron en autores como

Pestalozzi, un filántropo político pedagogo protestante suizo quien dirigió sus esfuerzos hacia la

perfección de la enseñanza muy condicionado siempre por su concepción de la educación como

medio para la democracia.[10:73] Inspirado entre otros por Rousseau y su naturalismo, reivindicará la

importancia de la naturaleza en el desarrollo del niño e investigará la importancia del desarrollo

físico en el desarrollo infantil.


Incentivado por Locke y su empirismo rechazará la

concepción de ideas innatas lo que le hará investigar la

forma a través de la cual los niños aprenden los diferentes

conceptos. A causa de esta investigación desarrollará una

concepción pedagógica no basada en la formación

enciclopedista sino en una formación útil para el

individuo y para la vida. Pestalozzi asumirá numerosos

conceptos ilustrados, defenderá la libertad religiosa y la

separación entre iglesia y estado, conceptos que se verán

reflejados en las teorías pedagógicas en las cuales se

inspirarán los misioneros evangélicos en España.

Pestalozzi
El otro gran autor en el que se inspiraron los misioneros, fue Krause.

Krause fue un filósofo postkantiano alemán y masón, cuya filosofía (el

Krausismo) llegó a tener en España un alto grado de popularidad

debido a la introducción y propagación de esta doctrina filosófica en

España por parte de Francisco Giner de los Ríos (director de la

institución de libre enseñanza) y Julián Sanz del río. Su filosofía dotó a

numerosos liberales españoles de una justificación política, ya que

entre otros el krausismo defendía la libertad académica y de cátedra

frente al dogmatismo. El pensamiento krausista aplicado a la

pedagogía implicará una mayor importancia dada al contacto directo

del alumno con la naturaleza y con cualquier elemento que se estudie

en el aula (por eso los seguidores de estas ideas propondrán la


Krause
implementación de experimentos y excursiones).
También influenciará en la pedagogía en el aspecto del gradualismo, donde propondrá un aumento

gradual desde las bases teóricas hasta los conceptos más complejos y las interrelaciones entre

asignaturas. Por otra parte, es fundamental en el krausismo la laicidad y la creencia antidogmática

en un dios ajeno a estructuras reglamentarias de ningún tipo, lo cual lo convirtió en una doctrina

muy atractiva para el mundo liberal español.

Con el fin del Sexenio democrático, el derecho a la libertad religiosa pasó a mera tolerancia, sin

embargo las actividades evangélicas no cesaron.


Aún enfrentándose a estas dificultades, gracias a los ahorros personales de los misioneros y al

apoyo financiero de instituciones extranjeras (sobre todo desde Alemania e Inglaterra) se pudo

seguir con las actividades. Uno de los donantes más renombrados será el príncipe Guillermo

(futuro emperador Guillermo II) quien en un viaje a España visitará los centros evangélicos

españoles, reuniéndose entre otros con Federico Fliedner y donando a su causa 1000 francos.

[5:257] En este contexto Fliedner fundará varios colegios primarios entre ellos el colegio La

Esperanza, un colegio de primera enseñanza, localizado en la calle Calatrava. Una vez en

funcionamiento este centro, Federico Fliedner tomará conciencia de la situación de la educación

en nuestro país, de la falta de buenas escuelas elementales y de la escasa formación de los

maestros. Para una educación de calidad era necesario una persona capacitada; y desde Berlín

enviaron al maestro Enrique Ruppert.


Un dato destacable es que Federico organizó una especie de formación continua del profesorado que

se conocía como “la clase modelo”, que se impartía los sábados por la tarde durante la conferencia de

profesores en su casa. Asimismo, determinó que no bastaba con establecer colegios elementales, sino

que había que preocuparse por fundar centros de segunda enseñanza, ya que muchos de sus alumnos

una vez terminados los estudios primarios querían seguir estudiando.

``Nos dimos cuenta que no había más posibilidad que la de fundar por nuestra parte un instituto evangélico´´. [14]

Tras determinar esto, Federico ampliará la oferta educativa del centro, incluyendo la oferta de los estudios

superiores. En 1880 inaugurará el centro de estudios superiores con dos o tres estudiantes en las

instalaciones de la iglesia de la calle Calatrava;[15] el 9 de junio de 1883, Federico Larrañaga, su primer

alumno, terminó con éxito el bachillerato lo que reafirmará al fundador en su rumbo. Este sencillo hecho

supuso para Federico la confirmación del camino emprendido: la posibilidad de ofrecer al pueblo español

una nueva opción educativa. Debido a este logro inscribirá al centro con el nombre de El Porvenir en el año

1885.
A medida que avanzaron los años, se hizo patente la

incapacidad de las instalaciones del centro para albergar

a todo los alumnos que querían cursar la segunda

enseñanza. Para poder garantizar el avance de este

proyecto, Fliedner tendría que construir un edificio

nuevo, diseñado e ideado para servir como colegio

evangélico. En los años siguientes Federico buscará un

terreno sobre el cual edificar esta escuela. Resultaría esto

una tarea ardua ya que Fliedner se tuvo que enfrentar a

la oposición de la iglesia católica más la de los

ultramontanos y a una gran carencia de fondos

monetarios.[11:68-69]
10 de Agosto de 1935. Calle
Calatrava en fiestas
Para poder comprender el sistema educativo español más a fondo y con ello ejercer su labor

con más precisión, Federico cursó el bachillerato español y se doctoró en medicina en la

Universidad de Madrid (1885) centrando su trabajo doctoral alrededor de la higiene escolar y

los ejercicios corporales en la cual obtuvo la máxima calificación por parte del tribunal,

dirigido por Santiago Ramón y Cajal. En esta tesis advierte de los riesgos del trabajo

intelectual excesivo y propone incluir en el programa escolar la realización de marchas

prolongadas, carreras, juegos y marchas por parajes naturales para aumentar la observación y

la capacidad de reconocimiento de accidentes y fenómenos geográficos, geológicos y

naturales de los alumnos. [15]


Portada y última página
de la tesis doctoral de
Federico Fliedner
Fuente: Madrid,
Universidad Central de
Madrid, 1894. ARCHIVO
FLIEDNER, 1924. [UCM: Ca
2557(379-380)].
Gracias a la amistad establecida con el portero de la casa en el barrio de la Latina en la que se alojaban

los Fliedner, Federico obtuvo el contacto de tres herederos de una finca en el Norte de Madrid, “En el

alto de la Noria” como se llamaba por entonces, los cuales deseaban venderla.

Hallar el solar adecuado no era un empeño fácil"... porque la gran mayoría de los propietarios y

especialmente sus esposas -"referida luego en sus memorias"- no estaban dispuestos a vender el

terreno a los protestantes". De otro lado tampoco era sencillo conjugar solar adecuado y precio

conveniente, dada la elevada cotización en Madrid del suelo edificable, y por cuanto el alemán no

andaba precisamente sobrado de dinero.[16:1]

Una vez comprada la finca y algunas parcelas adyacentes a este terreno, la tarea consistió en encontrar

un arquitecto que quisiera diseñar el colegio evangélico.


Esta tarea constituía otra crisis en el proyecto del teólogo ya que al buscar un arquitecto para este

proyecto se encontró con la negativa de la mayoría de arquitectos madrileños debido a que estos

estaban en contra de la expansión del protestantismo. La solución se presentó finalmente de forma

inesperada en una conferencia en la pequeña localidad de Barr (Alsacia) dónde Fliedner había sido

invitado para hablar y describir sus esfuerzos misioneros en España. A lo largo del discurso mencionó

numerosas veces los problemas que tenía para encontrar un arquitecto para su proyecto. Entre el

público se encontraba el arquitecto D. Joachim Kramer, este una vez terminado el discurso se acercó a

Federico y le ofreció sus servicios para el proyecto.[15:16]

Antes de poder comenzar con la construcción del centro, Fliedner tuvo que solucionar los problemas

de la financiación y el problema de la oposición de la iglesia católica y las élites políticas. Consiguió

superar el primer problema a través de un trabajo exhaustivo en el extranjero, recogiendo donaciones y

estableciendo contactos.
Fachada sur del colegio El
Porvenir (inicio del
levantamiento de la segunda
planta; ca.1895).

A la derecha, Federico Fliedner


y su mujer Juana Brown.
Foto: Archivo Fliedner.
Para superar los obstáculos que ponían las clases políticas, recurrió a su estrecha relación con el primer

ministro e iniciador de la restauración Cánovas del Castillo y a la ayuda del Alcalde madrileño

Romanones. Gracias a la esfera de influencia de estos personajes fue capaz de iniciar las obras en 1892,

obras que terminarán en 1897.[16]

Una vez permitida la construcción del edificio, Kramer iniciará la elaboración de planos. Terminará en

1894. Kramer tenía gran experiencia en la edificación de colegios evangélicos (había construido ya 20

colegios de este tipo) lo cual le ayudó en la planificación de nuestro centro. Debido a las indicaciones

explícitas de las esferas políticas, se evitó otorgar al edificio una apariencia demasiado religiosa. El estilo

elegido fue ecléctico y estuvo inspirado ligeramente en el estilo palaciego continental europeo, véase la

disposición escalonada de las fachadas o los elementos neogóticos.[17]

Una vez terminada la construcción del centro en 1897, Federico no esperará a la demorada cédula de

habitabilidad, la cual llegaría muchos meses más tarde.


Inaugurará el colegio el 31 de Octubre de ese

mismo año. Fliedner eligió esa fecha por su

significado simbólico, ya que el 31 de Octubre

es el día de la reforma.

Con esto nace el colegio El Porvenir. Pero

aunque ya fundarlo supuso un gran sacrificio

y un trabajo duro, mantenerlo en pie a través

de las distintas crisis que se le vendrán

encima en las décadas venideras, será tarea

más ardua aún.


EL PORVENIR HASTA LA MUERTE
DE FEDERICO FLIEDNER (1897 a
1901)
CAPÍTULO IV
En los primeros años, acudieron numerosos niños al recién fundado centro (se llegaron a tener entre 250 y 300

alumnos), atraídos en parte por las instalaciones y la pedagogía moderna y en parte por la gratuidad y el

aspecto social de la obra. Los alumnos pertenecían en su mayoría a los barrios más desfavorecidos de Madrid.

A menudo a los padres les faltaban los recursos para poder alimentar a sus hijos, consiguientemente el centro

no contaba con las aportaciones económicas de los parientes. Acogían a parte del alumnado en el propio

centro, sirviendo por ende como internado. La mayoría de alumnos venían de familias católicas, esto sin

embargo no supuso gran problema, ya que aunque el centro se daba una base cristiana, no practicaba en

ninguna forma el proselitismo agresivo.

El plan impartido era el oficial, para que los alumnos pudieran superar los exámenes de Bachillerato. No

obstante la metodología tradicional se modificó drásticamente ya que Federico consideraba la forma de

impartir clase clásica como ineficiente y memorística, dejando al alumno a menudo sin capacidad de criterio

ni razonamiento crítico y científico.[11:70] Federico implementó en sus centros una metodología inspirada en

la pedagogía de Krauze y Pestalozzi (con cuyos descendientes mantuvo una relación estrecha).
En esa época en España era predominante la enseñanza secuencial, el alumnado estudiaba una o dos materias

al año y una vez terminada no se enfrentaba a ellas hasta la llegada de los exámenes finales del bachillerato.

Según F .Fliedner esto provocaba que el alumno tuviera que estudiar temarios para los cuales todavía no poseía

suficiente madurez. Criticaba que de esta forma se perjudicaba la comprensión y la capacidad creativa del

alumnado, calificaba por ende al sistema educativo como memorístico, aburrido e ineficaz. Federico

implementó en su lugar el sistema cíclico el cual hoy en día sigue vigente en la mayoría de instituciones

educativas. Este sistema reparte el temario de las asignaturas a lo largo de los cursos, adaptando así el temario

dado a la madurez del alumnado y combatiendo así la monotonía de las jornadas educativas.

A la implementación de este sistema habría que sumar la innovadora orientación a la enseñanza en cuanto a las

distintas asignaturas impartidas. La forma en las que estas fueron impartidas se puede encontrar también en las

"Instrucciones para el profesorado en general'', de Jorge Fliedner, datables más o menos en la segunda mitad

del siglo XX. En este texto se observa como fue el contenido de las clases en el centro. Destaca por su alto grado

de innovación y modernidad.[11:70-71]
Muy innovador para la época también fue el rechazo a la violencia en el aulario, este rechazo se ve muy

claro en las instrucciones para el profesorado en general de Jorge Fliedner donde está escrito que “para

mantener la disciplina en clase debe bastar la voz y la mirada”. Finalmente habría que resaltar la

implementación del sistema de la coeducación. Esto fue debido a la concepción pedagógica moderna de

Fliedner, en la cual no cabía hacer diferencias entre niñas y niños.

En cuanto al material escolar:

Federico y, después, sus hijos Teodoro y Jorge dotaron al colegio de los mejores medios

pedagógicos de la época, casi todos adquiridos en el extranjero: medios audiovisuales (mapas,

proyectores de diapositivas, visores estereoscópicos, láminas de botánica, preparaciones

microscópicas, etc.).[13]
También abrieron un pequeño museo y un laboratorio con el fin de abrir el horizonte de los alumnos y en

caso del laboratorio enseñarles más contenidos prácticos. Se dió además menos importancia a los libros

de texto por el alto grado de propaganda y carácter doctrinario del contenido de estos. Los libros de texto

eran concebidos como una herramienta complementaria más que un elemento esencial.

Pequeño museo de El Porvenir


Fuente: Archivo Fliedner
El periodo de 1897 a 1901 también se vio acompañado de numerosas crisis para el centro, tanto internas

(escasez de fondos) como externas (muerte de Cánovas de Castillo y el desastre del 98). En cuanto a la

carencia de fondos, fue combatida en parte a través de viajes de colectas, las muy reducidas

mensualidades de aquellos padres que podían pagar y las ayudas económicas de las asociaciones y los

donantes alemanes y suizos.

Como recordará el amigo lector, cuando mi padre aún era candidato, hablaba ya en público allegando

recursos para la obra en España, siempre que se permitía su trabajo, y por su actividad incansable, sus

hermanos ya solían decir en aquellos tiempos: <<Su marchar es como el marchar de Jehú, hijo de Nimsi,

que viene impetuosamente>>. El objeto de estos viajes, conferencias y colectas, era despertar y mantener

vivo el interés por este ramo de la obra cristiana: la causa motiva especialmente más adelante, la

extensión de la obra en España que obligaba, no solo a estimular la espontaneidad de los evangélicos en

España misma, sino allegar continuamente nuevos recursos.


La muerte de Cánovas en 1897 constituyó la pérdida de uno de los

principales aliados de Fliedner. Un aliado que un año más tarde con el

desastre del 98 hubiera venido muy bien ya que con esta pérdida de las

colonias se produjo una mayor crispación social y por ende un descenso en

la tolerancia, buscándose como en toda época de crisis un chivo expiatorio,

fácilmente encontrado, entre otros, en los protestantes.

Los enormes esfuerzos realizados para poder mantener esta obra en pie, la

carencia de fondos y las de ahí resultantes colectas y viajes para obtener

financiación, más la lucha contra la oposición católica tuvieron como

resultado un deterioro en la salud de Federico. Cánovas del Castillo, padre de la


restauración

<<Tu padre siempre vivió con moderación, pero trabajó inmoderadamente>>[14]

Juana brown, esposa de Federico, Memorias de la familia Fliedner


El 25 de abril de 1901, Federico Fliedner, fallecerá con tan solo 56 años.[15:20;11:76] Su hijo y sucesor,

Tedoro Fliedner Brown, describe en Blätter aus Spanien, una revista de los Fliedner para informar a

interesados y donantes alemanes sobre la obra evangélica en España, los últimos momentos de su

padre:

En la mañana del 25 los chicos cantaron “A la luz, a la luz al encuentro de Jesús”. Su faz tenía un

brillo sobrenatural (...) a las 7 horas y 7 minutos se paró su corazón que había latido tan

cálidamente por las personas con las que entraba en contacto. Una paz santa posaba sobre toda

la casa.[18 num. 91-92]

Comienza aquí la segunda etapa del proyecto, con ella llegan a la administración los hijos de

Fliedner, los cuales criados en España ya no serán forasteros sino españoles, arraigados a la tierra y

al centro que fundó su padre.


EL PORVENIR ENTRE 1901
y 1936
CAPÍTULO V
La muerte de Federico no fue sólo lamentada entre los círculos protestantes. Debido a la personalidad

de Federico, sus amigos fuera de los círculos evangélicos eran muchos, consecuentemente fueron

también muchos los que fuera de los muros de las iglesias y las escuelas protestantes lamentaron su

ida, véase este texto de 1904 de Teodoro Fliedner:

Como recordará el amable lector, nuestro padre siempre buscaba la conversación de diversas

maneras, o sea, en el despacho de los ministros, en las casas de los pobres, en los clubes de los

académicos, como también en la tercera clase del tren, para hablarles sobre el Evangelio. Y no sólo

no les obligaba nunca a escucharle, sino que hablaba con un corazón lleno de amor. Algunas veces

me encuentro con sus huellas todavía. El otro día me preguntó el empleado de Correos en la

ventanilla de certificados: <<¿Dónde está el señor mayor tan amable que siempre recogía la

correspondencia?>>. Cuando le contesté que había fallecido mostró sincera tristeza y respondió:

<<Le conocía mucho>>.[18 num. 96-97 (mayo de 1904)]


Tras la muerte de Federico, sus hijos tomaron el relevo. Teodoro, el hijo mayor, quedó a la dirección de la

Obra de Ayuda al Evangelio en España o la Obra Fliedner. Obra que comenzó en 1870. Continuó, además, con

la edición de los Blätter aus Spanien, aunque de forma diferente a la de su padre. Este había informado con

detalle sobre las distintas labores en España. Su hijo, en cambio, se centra en la situación del protestantismo

en España, los cambios políticos y sociales, las diferencias con el catolicismo, algo que en la España de

principios de siglo XX fue de gran interés. Jorge tomó el cargo de director y profesor en el colegio El

Porvenir, los demás hermanos en su mayoría de una u otra forma participaron en la obra, sea como

profesoras, pastores o cargos administrativos. Esta nueva generación se distinguió de la de Federico en el

hecho de que mientras que Fliedner y sus compañeros eran forasteros, la segunda generación ya era

indudablemente española, habiéndose criado todos los hijos de Federico en Madrid.


Teodoro
Fliedner
Brown
(1873-
1938)y
Jorge
Fliedner
Brown
(1875-1966)
La nueva generación sin embargo

tenía una identidad doble. Mientras

que por una lado su identidad estaba

fuertemente ligada a la tierra donde

se criaron, la procedencia alemana y

la fé protestante hicieron que nunca

se vieran integrados plenamente en la

sociedad. Como se verá a lo largo de

las siguientes décadas la lucha

principal de los Fliedner será la de

integrarse a ellos y a su obra en la Fotografía en la terraza principal del colegio El Porvenir en Madrid, ca. 1922.
ARCHIVO FLIEDNER: 09455
sociedad española.
A comienzos del siglo XX, y hasta la Segunda República (1931), los evangélicos siguieron asentándose

poco a poco en España, y dependiendo de la etapa recibieron más o menos tolerancia por parte de los

gobernadores. En los primeros años también se observaría un vivo debate, primero clandestino y luego

ya público, entre las fuerzas clericales conservadoras y liberales. Un debate que Teodoro siguió

fervientemente, así nos lo cuenta en sus boletines. En noviembre de 1906 el líder liberal de la Cámara de

los Diputados, Moret, declaraba: “La única base para un progreso verdadero y para la libertad es la

libertad de conciencia”.

En este mismo año, publicó también el final del discurso del rector de la Universidad de Salamanca,

Miguel de Unamuno:
Finalmente quisiera decir algo respecto al punto culminante de la mentira cultural, es decir sobre la mentira

religiosa. Quizás la mayoría de mis oyentes no compartan mi opinión. No soy adepto de la religión del

Estado; pero soy cristiano señores, y lo que más me duele es tener que observar que aquí en España, en gran

parte es precisamente el catolicismo el elemento más activo de la descristianización del pueblo. (...) y soy de

los que se comunican con Dios sin necesidad de acudir a unos revendedores de la gracia divina; yo me

comunico directamente (...) ¿me preguntáis por los remedios?... Yo solo creo en la revolución interior,

personal, en la adoración de la verdad…No sé si aquí se puede conseguir una unión social de todas las gentes

que tienen espíritu sincero, para sobre todo y por encima de todo defender la verdad que es

extremadamente amenazada; (...) porque la verdad nos hará libres. He dicho.

Teodoro nunca dejaría de publicar y exponer sus propias opiniones sobre el debate de la tolerancia religiosa y la

libertad de culto. Se arriesgó a publicar sobre la defensa de la verdad en detrimento de los católicos,

tildándoles de medievales.
mapa de las
congregaciones
Puntos de misión y grupos evangélicos en España (1909)
Los primeros años se verán marcados por significativos avances y una agradable estabilidad. Se llegó a

perfeccionar aquí las labores educativas y se proporcionó un hogar a muchos de los internados, en su gran

mayoría huérfanos. En esta época los intentos de integración de los Fliedner en la sociedad dieron sus frutos y

se dieron acontecimientos muy favorables a la causa evangélica. En el párrafo siguiente se ilustran algunos

ejemplos.

Un acontecimiento que ayudó a la imagen de los protestantes fue la boda de Alfonso XII con la inglesa Victoria

Eugenia en 1906. Aunque la reina tuvo que convertirse al catolicismo para poder casarse, sus familiares,

concretamente su tía la condesa de Erbach-Schönbach, como también el príncipe Alberto y su hijo el príncipe

Federico Enrique participaron en el culto evangélico alemán. La princesa de Erbach visitaría también la capilla

y el colegio de primera enseñanza al mando de los Fliedner lo cual provocó que un periódico escribiera que la

madre de la reina había visitado ese colegio protestante y que había dejado como donación una suma notable

(mentira que se inventó el periódico).


Este acontecimiento más la visita del alcalde, al

orfanato protestante de El Escorial en abril,

subió levemente la reputación de los

protestantes y redujo durante un corto periodo

la ofensiva de los periódicos contra las

instituciones evangélicas. Los actos caritativos

y de ayuda de los centros protestantes también

aportaron en numerosas ocasiones a una

integración de la comunidad protestante en


Convento de Felipe II, una vez reconstruido, con el nombre Casa de
Paz (1887)
España, un ejemplo muy claro sería la sucesión Fuente: Memorias de la familia Fliedner página 93

de eventos narrados en el siguiente texto por

Teodoro Fliedner:
El 5 de abril hubo una desgracia grande en el depósito de agua cerca de nuestro colegio. Todo un depósito

se había hundido y había enterrado a unos 160 trabajadores. En nuestro colegio preparamos rápidamente

camillas y colchones para los heridos; algunos de los chicos mayores fueron al lugar de la catástrofe para

ayudar a rescatarlos. Llegaron los primeros heridos a nuestra casa, pero dos monjas quisieron prohibirles la

entrada por nuestras puertas. En esto llegué yo, mandé pasar a los heridos para adentro y pedí a las

monjas que pasaran a vendarlos. En poco tiempo teníamos 15 heridos en casa. Fui a decir al médico, que

con gran dedicación se ocupaba de los heridos, que teníamos otras 24 camas preparadas, y en seguida

mandó más heridos a casa. Pronto llegaron también médicos a casa para ayudar, y el gobernador civil

declaró nuestro colegio como ambulatorio de urgencias. A las dos monjas pronto siguieron otras, y su

postura hostil del principio pronto se volvió en lo contrario. Incluso invitaron a mi hermana y a mi cuñada a

su convento.

El Congreso de Madrid nos dió oficialmente las gracias. Un diputado propuso dar públicamente las gracias

al director, a los profesores y alumnos del Instituto de Enseñanza en Bravo Murillo 61 por los servicios

prestados ante la catástrofe ocurrida.[18:num. 99 (febrero de 1905)]


Se hace aquí evidente como en algunos casos a través de la buena obra y el acto caritativo las comunidades

protestante obtuvieron más aceptación hasta en los sectores más católicos de la sociedad.

Aún dándose estos acontecimientos tan favorables, los Fliedner tuvieron que seguir enfrentándose a

numerosos problemas económicos. Como describe Teodoro Fliedner en el Blätter aus Spanien conmemorativo

de la muerte de Federico en 1901, a la muerte de Federico, el colegio, en el cual ya vivían 70 personas, generaba

100.000 marcos de gastos anuales . A ello se sumaba una deuda donde quedaban por amortizar 90.000 marcos.

[18:num. 91-92] La precariedad de las familias de los alumnos hacía necesaria una financiación ajena para la que

había que motivar constantemente a los donantes a seguir aportando a la obra. Para ello al igual que su padre,

Teodoro realizaba viajes de colectas, establecía contactos en todos los lados y realizaba proyectos como Blätter

aus Spanien (papeles de España), una publicación enviada a Alemania para describir el día a día de la obra y

para pedir nuevas donaciones, así como informar y de mantener unidos a los círculos de amigos. La dedicación

fue tal que Teodoro utilizó incluso su viaje de novios para realizar colectas. Aun haciendo estos esfuerzos la

situación era a menudo frágil, como muestra el siguiente texto de 1904:


Ya en primavera tuve que combinar mi viaje de novios con un recorrido para reunir colectas, y en los

meses de mi enfermedad sólo pudimos pasar las dificultades sólo por medio de un préstamo importante

que nos dio un buen amigo.[14]

La situación económica se deja resumir en un altibajo constante, con pequeños suspiros y con momentos

duros. Una situación especialmente dura se dió en 1903. De 1893 a 1903, el gobierno pagaba un plazo anual

de 8000.- ptas para compensar la expropiación de un terreno del colegio en 1881 destinado luego a la

construcción de un depósito de agua. El fin de estos pagos supuso un esfuerzo incluso mayor para poder

mantener la Obra en pie. En 1914, Teodoro Fliedner viaja a Alemania en busca de donativos y financiación.

De este país procedía la mayor parte del dinero para el mantenimiento del centro. Sin embargo, ese mismo

año comienza la I Guerra Mundial, y con ella, una gran crisis para la Obra Fliedner y El Porvenir. Teodoro,

que se encontraba en Alemania en el comienzo del conflicto, no pudo regresar a España hasta 1919, pues,

pese a no ser reclutado por su avanzada edad, no tenía permiso para cruzar la frontera, que se mantuvo

cerrada hasta el fin de la Guerra. Hasta entonces Jorge Fliedner y su esposa Ana, se hicieron cargo de todo.

[15:21]
Al inicio de la guerra, el mayor problema fue la incomunicación entre Jorge y Teodoro debida al revuelo y el

caos que trae todo inicio de una guerra.[18:num. 130 (diciembre de 1914)] El fin de llegada de ingresos de

Alemania, se hizo notar duramente. Como consecuencia de estas penurias económicas, el colegio tuvo que

hacer recortes drásticos para poder seguir con el trabajo. Los sueldos se redujeron en 1915 de 250 a 50 ptas, de

325 a 250, de 225 a 175 de 125 a 100 de 25 a 20 y una maestra de 50 a nada.[18: num. 132 (mayo de 1915)] A lo

largo del conflicto la subida de precios y el bloqueo de transferencias monetarias entre Alemania y España

complicó el día a día de la institución. Más o menos Jorge pudo defender la Obra, aún con los escasos

recursos que tenía. Se complicaron las cosas en 1916 cuando tuvo que levantar una hipoteca de 150.000 ptas.-

principalmente para poder pagar la reconstrucción del orfanato en El Escorial, cuyo estado necesitaba una

intervención inmediata. Aún sin tener ningún capital con el cual ir pagando los plazos de la hipoteca,

consiguió recibirla. Unos meses después le hizo llegar Teodoro 75.000 ptas.- recolectadas en Alemania para

poder afrontar esta nueva carga económica.[18: num. 136-137 (junio y septiembre de 1916)] También hubo

pérdidas humanas, el cuñado de Teodoro Fliedner murió en el campo de batalla, Walter, y el hermano propio

de Teodoro, Martín, murió en el segundo regimiento de guardia. [18]


La guerra finalizó el 11 de noviembre de 1918. Poco antes,

en septiembre, Juana Brown, la madre de Teodoro, Jorge

y sus hermanos había sufrido un derrame cerebral lo cual

llevó a su muerte meses más tarde el 5 de febrero de

1919, antes de que pudieran regresar de Alemania y

despedirse de ella los 3 hijos que durante 4 años habían

estado atrapados en Alemania por la guerra. La muerte

de Juana fue un golpe duro para la comunidad

protestante, fue un modelo a seguir junto con su ya

fallecido esposo Federico, y una de las más vigorosas

luchadoras por la Obra evangélica en España. [18:num.

145 (marzo de 1919)]


Juana Brown con sus hijos Jorge (Sentado)
y Juan
Los problemas no fueron a menos al final del conflicto. Alemania, que fue derrotada, quedó

arruinada y endeudada. Las ayudas y financiaciones dejaron de llegar del país y el colegio adquirió

su mayor deuda hasta la fecha. Nada más de vuelta Teodoro en España, se tuvo que enfrentar al

primer desafío. Así lo muestra en en Blätter aus Spanien de 1919,

La primera noticia de la que me enteré era que la condesa Canalejas, viuda del anterior

presidente del gobierno, nos había echado de los locales que teníamos alquilados desde hacía

26 años para nuestro colegio de niños y niñas con parvulario, en la calle Mesón de Paredes.

Según dijo, necesitaba los locales para otro fin, y debíamos salir de ellos en los ocho días que

indica el contrato. Era un pretexto, porque es sabido que la señora Canalejas es muy clerical. Mi

hermano Jorge y el maestro Aranda buscaron un local en las afueras y, finalmente unos días

antes de mi regreso a Madrid, encontraron uno que había servido antes de colegio público.

[18:num. 147 (octubre de 1919)]


En 1918 El Porvenir se encontraba en una situación crítica económicamente, lo que llevó a los Fliedner a

movilizarse para conseguir ingresos. El pastor D. Agustín Arenales y Teodoro Fliedner ya de vuelta en

España en 1919 marcharán aparte de los lugares habituales a América del Sur. Allí lograrán encontrar

financiación, suficiente para paliar la deuda acumulada. En España, los profesores y antiguos alumnos,

dieron clases particulares, tradujeron libros del alemán y buscaron segundos trabajos para ayudar. Para

los niños y los profesores estas medidas supusieron unas condiciones muy difíciles durante unos años,

algunas aulas llegaron a tener hasta 100 alumnos, reduciéndose así la eficacia de las clases. Los

profesores, los cuales seguían recibiendo sueldos similares a los pagados 20 años atrás, tuvieron que

afrontar unos costes de vida dos veces más altos, lo cual supuso para ellos una situación de gran

inestabilidad.[18:num.152 (octubre de 1921)]

Con la llegada de nuevos ingresos y gracias al trabajo y la paciencia de profesores y alumnos, se llegó a lo

justo para no tener que declarar la bancarrota. Los años de posguerra en Europa que siguieron,

económicamente no supusieron ningún alivio. Escribe Jorge Fliedner:


<<Cinco años después de terminar la Guerra Mundial estábamos al borde de la bancarrota, con una hipoteca de

150.000 ptas. que vencía el 31 de diciembre de 1924. Nuestros amigos saben que la continuidad de la Obra en

España fue posible, en estos 5 años difíciles de posguerra, gracias a viajes de colectas a Holanda, América, Suiza y

Suecia y a la venta de solares en España, pero eso no podía seguir mucho tiempo así. La primera mitad del año

1924 fui repetidas veces de viaje para reunir colectas.>>[18: num. 155 (febrero de 1925)]

El fin abrupto de los debates sobre la libertad de religión y conciencia llegó con la Dictadura de Primo de Rivera

(1923-1930) en la década de los 20. Ahora, de la Constitución de 1876 sólo valdría la primera frase “La religión católica

es la del Estado”. Esto significó el comienzo de una situación extremadamente crítica, no solo económicamente, sino

también para el protestantismo español. A pesar de ello, fue un periodo relativamente estable y pacífico para el

centro. El colegio se adaptó al nuevo plan de bachiller de Primo de Rivera, que consistía en hacer del Bachillerato una

etapa de 6 años dividida en una etapa superior y otra inferior, las dos de la misma duración. Teodoro Fliedner y su

mujer Catalina se volvieron en este periodo una familia para los internados del centro entre los cuales durante estos

años se sumaron algunos huérfanos de Guinea Ecuatorial.[15:23;14:311]


Finalmente fue en esta época también cuando se

recogieron algunos de los frutos de los 30 años

de esfuerzo en España. La cantidad de exalumnos

que se habían formado en alguna institución de

los Fliedner era cuantiosa. Estos exalumnos

fueron una bendición para la Obra la cual recibía

numerosas donaciones por su parte al igual que

maestros y mano de obra. En 1930 la Obra

Fliedner contaba con 53 colaboradores fijos, de

los cuales 27 se formaron en sus instituciones, Imagen de la calle Bravo Murillo, con el tranvía, en dirección a Cuatro
Caminos. Se ve el edificio y el recinto del colegio
El Porvenir y detrás la Iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles (de 1909). ca.
entre ellos nada menos que 10 en el colegio El 1920.
Foto: Archivo Fliedner.

Porvenir.[18:num. 168 (febrero de 1929)]


Las elecciones de abril de 1931 darían la victoria a los

republicanos y socialistas, teniendo que salir de España Alfonso

XIII. El ministro de Guerra, Manuel Azaña, quien poco después

sería presidente del Gobierno, proclamaría un provocativo

discurso, que España había dejado de ser católica.[19] La

Constitución de 1931 sería la primera que daría una libertad

religiosa real y amplia, considerando que el Estado español no

tenía ninguna religión oficial. Esto levantaría reacciones muy

fuertes en contra del Gobierno, tanto de la Iglesia católica, como

de los conservadores. Se entendía que se estaba mancillando la

tradición española, y por lo tanto a la misma patria.


Manuel Azaña Díaz
La llegada de la República fue celebrada por los Fliedner y

por muchos protestantes tanto en España como en el

extranjero, concretamente por los comités internacionales

que apoyaban a los Fliedner, por el carácter reformista del

nuevo gobierno y por la llegada de la tan esperada libertad

religiosa, ratificada por el artículo 27 de la nueva

Constitución de 1931. Pero realmente este júbilo

incondicional escondía una diferente visión sobre la llegada

de la República en 1931, sobre todo en Alemania. Teodoro se

posicionó a favor del gobierno de Azaña de 1931 a 1933, cosa

que disgustó a donantes en Alemania, en los cuales ya había

hecho raíces el nazismo, viendo a Hitler como el Cid alemán.


Portada de la Constitución Española de
1931.
Deberíamos de hacer un inciso en esta cuestión; esta segunda generación Fliedner, en esta situación

tuvo que lidiar con una dualidad interna: los Fliedner eran alemanes, pero también se sentían

españoles; esto es algo de que desde Alemania no entenderían, puesto que comenzaron a ver a la II

República como una amenaza, relacionándola con el bolcheviquismo. Los Fliedner en cambio, vieron el

primer gobierno de la II República como un nuevo comienzo para España y como el fin de las

persecuciones religiosas contra protestantes. Teodoro veía la religión como una cuestión prioritaria y la

política como secundaria, en Alemania en cambio, lo comenzaron a ver al contrario. Con su apoyo a la

República y su posicionamiento público a favor de ésta en la guerra Civil, Teodoro padre enfureció a los

donantes y a las autoridades alemanas. El régimen nazi, acabaría siendo unos años más tarde aliado de

Franco, provocando así un nuevo problema para los Fliedner, la compatibilidad de sus valores con sus

interés de persistir como Obra escolar y caritativa. Tiempos complicados se avecinaban para la Obra, la

mayor de las crisis en la historia de El Porvenir, pero no nos adelantemos.


Teodoro también celebrará las reformas en el ámbito educativo, como lo muestra el siguiente extracto de

texto:

La República que ya gobierna durante casi dos años, ha adoptado muchas de las medidas

implementadas hace años por mi padre, en parte consciente en parte inconscientemente. Se abrieron 141

colegios sólo en Madrid, se escolarizaron 400.000 niños en los últimos años en toda España. El ministro

de Educación, Fernando de los Ríos, espera proporcionar suficientes colegios y profesores para todos los

niños españoles en un plazo de ocho años. Su plan educativo para la Segunda Enseñanza está en gran

parte fundado en las bases educativas que Fliedner ya había aplicado hace cincuenta años, a pesar de

los impedimentos por parte de la Iglesia y del Estado.[18:num. 184 (marzo de 1933)]
En 1933 las elecciones darían a luz un gobierno de centro-derecha

bajo el liderazgo de Gil Robles, alumno de los jesuitas. Los

retrocesos que supuso este bienio radical-cedista también lo

notaron los colegios protestantes ya que en sus dos años de

gobierno revocaron la reforma educativa del gobierno anterior e

intentaron abolir la aconfesionalidad del Estado. Las disposiciones

básicas de la Constitución eran prácticamente papel mojado.

En diciembre de 1935, Teodoro Fliedner Brown se retira como

director de la Obra de Ayuda al Evangelio en España tras 34 años

de labor para la Obra. Estuvo en este puesto dos años más que su

padre Federico, y al igual que él, pasará el puesto a su hijo, Alejandro Lerroux presidente del consejo
de ministros del 4 de octubre de 1934-25
de septiembre de 1935
Teodoro Fliedner Funcke.
En febrero de 1936 se producen unas nuevas elecciones, pero España estaba polarizada, y los enfrentamientos

y convulsiones eran comunes. Salió victorioso el frente popular, una coalición de izquierdas, dirigida por

Manuel Azaña. El nuevo director de la Obra en España, Teodoro hijo, acogió este cambio de gobierno con

alegría, desmintiendo las mentiras de que España fuera presa del comunismo. Fue el segundo episodio en el

que la perspectiva de España y Alemania se enfrentaron. De hecho, en su último boletín de Blätter aus

Spanien, antes de la guerra, describió la situación de España y trazó una visión completamente diferente de la

propaganda alemana, llena de mentiras. Los días posteriores a las elecciones las calles de Madrid se

encontraban tranquilas, en orden; sin tiros, sin violencia y sin iglesias quemadas, únicamente episodios

esporádicos y tardíos. Todas estas barbaridades era lo que se vendía en el extranjero, especialmente desde

Alemania. Junto con el comienzo de uno de los episodios más cruentos de nuestra historia nacional, la Guerra

civil española, se habría para los Fliedner y El Porvenir otro capítulo aún más oscuro que estuvo caracterizado

por sus constantes intentos de mantenerse a flote, de no sucumbir a la crisis que significaba sacar adelante a

un colegio protestante en plena guerra y sobre todo durante el franquismo.


EL PORVENIR DURANTE LA
GUERRA CIVIL
CAPÍTULO VI
El 19 de Julio nos despertaron los cañonazos. Todo el día se oyeron las detonaciones de los cañones

alrededor de Madrid donde están los cuarteles. [18:num. 197(septiembre de 1936)]

El 18 de julio de 1936 comenzó un alzamiento militar contra el gobierno republicano en Melilla. Este alzamiento

resultó ser el comienzo de la Guerra civil española, guerra que se extendería tres años (1936-1939). Y con ello, las

diferencias de opinión entre la sede en Alemania y España no hicieron más que aumentar. En los informes de

Teodoro se nota claramente la visión tan distinta de los que viven y trabajan por la Iglesia allí, de la situación

interna de España desde la perspectiva alemana, fuertemente influenciada por la propaganda nacionalsocialista.

En junio de 1937, se realiza el debate entre ambos escenarios. Teodoro escribe al pastor Conrad, presidente de la

asociación alemana, conocida como el Verband; sitiado por las tropas de Franco, informa también de

persecuciones de protestantes en la zona franquista. Conrad no le creyó. Esta valoración diferente de la situación

en España se hizo notoria en la junta de miembros del Verband de septiembre de 1936. De ella se confiscaron los

Blätter aus Spanien de Fliedner, instándole a que no se posicionarse políticamente. Una crisis interna en el

Verband comenzaba a la par que la guerra.


españa, julio 1936
El estallido de la Guerra civil fue durante el periodo de vacaciones escolares, por lo que solo se encontraban

en el centro educativo algunos internos, los cuales pudieron volver con sus respectivas familias. Pocos meses

después, el 2 de diciembre de 1936 el edificio fue ocupado por milicianos de Almería, los cuales dejaron solo

unas habitaciones para Teodoro Fliedner y sus familiares. En este periodo hubo varios enfrentamientos entre

los Fliedner y los milicianos ya que estos eran contrarios a las actividades religiosas de los Fliedner. Cuenta

Elfriede en su diario:

Un día registrando la casa entraron en la habitación de Teodoro, en el último piso. Detrás de la puerta

vieron colgada su toga. Se fueron corriendo a por él y le dijeron: <<¡Tienes a un cura escondido! ¡Eres un

facineroso! ¡Entréganoslo, ahora mismo vamos a fusilarle!>>. (...)Le cogieron, le bajaron por las escaleras y

se lo llevaron al jardín.<< Ahí en esa tapia le vamos a fusilar>>. Teodoro fue con ellos. Tenía un temple

grandísimo. Dios quiso que en ese momento entrara el capitán; cuando preguntó qué iban a hacer y le

dijeron que iban a fusilar a Teodoro porque creía en Dios y era fascista, pudo impedirlo.
Algún tiempo después, Teodoro habló con Indalecio Prieto, alto cargo del PSOE y antiguo alumno de una

escuela evangélica de Bilbao, quien inició el desalojó de los milicianos del edificio de El Porvenir. [15:33]

Desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1939, Madrid quedó sitiada por las fuerzas sublevadas. El Porvenir

estuvo a través de todo este periodo a poco más de un kilómetro de la línea de combate, que se quedó

estancada en la ciudad universitaria. Era la última casa habitable antes del frente y los milicianos habían

construido las trincheras a ras del edificio.[20] Debido a la cercanía al frente, fueron frecuentes los impactos

de fusiles y cañones en el jardín. Aún así el daño fue reducido, siendo el mayor desperfecto causado por un

obús, el cual dañó sólo ligeramente el edificio, sin causar ningún daño humano[15] y una bala que en el jardín

lastimó a un niño en noviembre de 1937.[21 (noviembre de 1936)] Teodoro nos describe las noticias sobre la

persecución de pastores, maestros y congregaciones evangélicas en la zona del gobierno nacional; se

demostraba así que el sistema de triunfo por violencia de la Iglesia católica española seguía funcionando, a

diferencia de la zona republicana.


El 2 de julio de 1937 Teodoro Fliedner padre y su esposa Catalina, para informar en el extranjero sobre la

situación española, viajaron a la conferencia de <<Fe y Orden>> en Oxford. Esto tuvo como consecuencia que

la pareja no pudiera volver a Madrid por el bloqueo que había impuesto la sociedad de naciones. En frente de

los delegados de las Iglesias Protestantes y Ortodoxas de diferentes países, en un discurso pasional

,entusiasta y ferviente defendió la República Española, y dentro de ella a la Obra evangélica.[22;21 (julio de

1937)] Después de la conferencia viajaron a Alemania, donde fueron víctimas del régimen nazi. Tras enfermar

gravemente en la cárcel, Teodoro padre fallecerá el 5 de marzo de 1938. En este mismo año se disolvieron

todas las asociaciones evangélicas, Verband entre ellas, por decreto del Führer del Reich. Cualquier actividad

tuvo que ceder inmediatamente.

Paralelamente el Porvenir sufría su propia crisis de abastecimiento debido al Madrid sitiado y ahora sin

ninguna conexión con el Verband. Sustituyendo a Catalina en sus labores de cuidado de la economía

doméstica estaría Elfriede Fliedner, prima de Teodoro hijo y futura esposa de éste.
Teodoro y
catalita
Poco antes de la Guerra civil
española
Fuente: Memorias de la familia Fliedner
Elfriede, junto con Jorge Fliedner y su mujer Ana, se quedaron durante todo lo que duró la guerra trabajando

en El Porvenir. En los primeros meses se dedicaron a acoger a refugiados ya que no había niños a los que

enseñar, compartiendo con ellos lo poco que tenían de las cartillas de abastecimiento.

Durante el asedio sólo quedó una carretera de acceso, la de Valencia, la cual suministraba a la ciudad víveres

y munición. Por el desabastecimiento y la situación humanitaria penosa en la que se encontraba Madrid, El

Porvenir empezó a desempeñar la función de centro caritativo y humanitario. Colaboró con la asociación

suiza de "ayuda a los niños de España” a partir de la llegada de esta a España en 1938. La familia Fliedner puso

entonces a disposición de la organización los edificios del colegio La Esperanza y el colegio El Porvenir.

Gracias a ello, a lo largo del último año de la guerra, el más duro de toda la guerra, El Porvenir pudo ofrecer a

diario un desayuno compuesto de ovomaltina y pan blanco a 600 niños más una merienda igual a otros 600

niños por la tarde. Aparte de esto, cuatro veces al día el Porvenir ofrecía además una comida compuesta de

100 g de pan blanco y una taza de compota a 100 ancianos mayores de 75 años en cada turno. De esta forma

el centro proveyó de alimento hasta 1600 personas al día.


Foto de un comedor social de la
ayuda suiza en Sevilla
"Comité de refugiados en Alcázar de Cervantes"
Gracias a su sótano, El Porvenir también sirvió como refugio antiaéreo. A lo largo del pasillo del sótano del

colegio los vecinos colocaron sus camas para protegerse del peligro.[15] También en medida de lo posible

se siguió impartiendo clases, véase la mención a esto que le hace Elfriede en su diario:

Eran los profesores de los otros colegios nuestros los cuales siguieron funcionando con los niños del

barrio. Cuando empezó la guerra era verano y los niños de provincias que estudiaban en El Porvenir ya

se habían marchado de vacaciones y no regresaron hasta pasado el periodo que duró la contienda.[21

(27 de diciembre de 1937)]

Con las fallidas negociaciones de Casado tras su alzamiento y la toma de Madrid por los sublevados,

termina una etapa de crisis y de muchos esfuerzos y sacrificios para los Fliedner. Ansiosos por la llegada de

la tan esperada paz y la tranquilidad, no serán conscientes de que comienza aquí el periodo más crítico

para La Obra Fliedner y El Porvenir. El franquismo será una nueva prueba de resiliencia, ya que serán en

estos 40 años de dictadura cuando la represión de las minorías religiosas será la más dura.
DIMENSIÓN POLÍTICA: EL
PORVENIR DURANTE EL
FRANQUISMO MANTENIÉNDOSE A
FLOTE
CAPÍTULO VII
“Por la mañana se empiezan a colocar banderas nacionales. La gente chilla como si estuviera loca”

29 de marzo de 1939 [21]

Con el franquismo se volvería a lo que se ha llamado el «nacional-catolicismo», —aunque este sea un nombre

discutido. Los sublevados vieron este triunfo, en términos religiosos, como la victoria de una cruzada religiosa.

La imposición de la dictadura, significó la anulación de todo tipo de libertades y derechos que tanto había

costado adquirir a los españoles y, entre ellos, el de libertad de conciencia. El mismo papa Pío XII, sería el

primero en legitimar el nuevo gobierno, cuando dirigiéndose a Franco, le manifestará su satisfacción por la

nueva situación. Un nuevo Concordato se firmaría con la Santa Sede en 1953, dando lugar a una nueva

relación de Iglesia-Estado.
¿Qué significó esto para el protestantismo en España? las actividades protestantes se restringieron

radicalmente. La básica tolerancia que tendrían los protestantes en otras épocas coercitivas, no sería como la

que se iniciaría con el franquismo, que aún cuando se entendía que se permitiría el culto sin manifestaciones

exteriores, la mayoría de los templos serían cerrados, así como los colegios evangélicos que se habían creado,

y el culto privado sería incluso prohibido de forma aleatoria, según criterios y pareceres del que tuviese las

competencias para ello en cada momento.

El trato a los alumnos de todos estos colegios fue vejatorio e injusto desde todo punto de vista. Se dieron

burlas, agresiones y odio hacia el protestantismo. En algunos lugares como Utrera, Camuñas y Sevilla,

donde reconociendo la labor de los maestros protestantes se les habían dado nombres en las calles, los

letreros fueron sustituidos. Incluso se destituirían a los maestros que estuviesen en escuelas seculares, por

el hecho de ser evangélicos. En esta difícil coyuntura la Alianza Evangélica Española tuvo que ser disuelta.
Los primeros días de la victoria sublevada se vivieron en El Porvenir con mucha agitación. El día

tras la toma de Madrid, aparece un alto cargo nazi en la puerta de El Porvenir, sin dar ninguna

explicación; cuando se la piden exige que se le guie al último piso. Elfriede sorprendida le

acompañará a dicho piso, una vez ahí se dirigió al balcón de la fachada dónde sacará y abrirá un

paquete dónde resultaría estar envuelta una bandera nazi. Feliz y sin dar explicaciones de lo que

está haciendo, el alto cargo nazi cuelga la bandera para que sea visible desde la calle.

Después de cumplida su misión se marchó despidiéndose con lo que sonó como un terrible << Ya

oirán de mí >>. [21 (29 de marzo de 1939)]


Pronto entenderán la intención de esa visita, la bandera había sido

colocada para evitar un asalto o un acto violento a El Porvenir por

ser protestante y para ser excluido de todo tipo de medida de

registro o expropiación por parte del nuevo régimen. Era vital

mostrar puertas afueras el hecho de que eran alemanes ya que

Franco estaba aliado con estos y mostrar una actitud apolítica

para poder seguir repartiendo comida a la población madrileña, la

cual se moría de hambre. Para obtener el apoyo de la embajada

alemana, Elfriede narra en su diario, como tuvieron que

demostrarles que eran ``alemanes puros ́ ́ en el sentido

ideológico nazi ya que al haberse quedado en España habían

caído en sospecha de simpatizar con la República.


Todos los alemanes que nos habíamos quedado en Madrid

durante la guerra teníamos que presentarnos ante la

embajada alemana. Debíamos ser ́ p urificados ́ porque en

aquel momento éramos considerados rojos. Habíamos

desobedecido una orden de Hitler y eso no era algo que la

Gestapo olvidará fácilmente. Primero pasó Teodoro al

despacho del señor Winzer, y tuvo ciertas dificultades ...

Luego tenía que entrar yo. Se me quedó mirando y al

saber que era otra Fliedner se empezó a cansar; le parecía

que éramos muchos, tal vez demasiados ... Este oficial,

Winzer, nos hizo la vida imposible hasta el punto que

Teodoro tuvo que tomar una decisión que puso su vida en

grave peligro.[21 (25 de abril de 1939)] Antigua embajada alemana en el paseo de la castellana
Esta decisión de la que habla a posteriori Elfriede en su diario, fue la de viajar a Alemania dos años más

tarde, en 1941, para arreglar los asuntos en la sede de la Gestapo. Una vez en Berlín, puso mucho esfuerzo

en demostrar que los Fliedner se quedaron en Madrid por motivos religiosos y sociales y no por una

afinidad política con la República. Tras varias complicaciones y la orden de enviar informes periódicos a

Alemania, Teodoro volvió a España, ahora sí, habiendo solucionado de completo los problemas con la

embajada alemana.[21 (6 de mayo de 1941)]

Mientras que muchos edificios protestantes fueron clausurados de inmediato y se vieron expuestos a una

violencia casi sin precedentes desde la época isabelina, la Obra Fliedner por su condición alemana y con

ello el colegio El Porvenir gozaron de ciertos privilegios, siendo para ellos los primeros años de represión

duros, pero menos que para los demás.


Estos primeros años del periodo de posguerra tras la Guerra civil fue un periodo complicado para los

integrantes de El Porvenir. Tras la expulsión de la asociación benéfica suiza de Madrid, dejaron de poder

repartir alimentos a la población, el hambre que reinaba en España tras el fin de la guerra, también lo

sintieron los Fliedner.

"Nosotros teníamos cuatro cartillas de racionamiento, pero cómo acogíamos a gente que estaba

perseguida, nos juntábamos hasta 15 personas y teníamos que apañarnos. Los primeros días tras la

guerra sobrevivimos gracias a la librería. Los soldados de Franco no compraban libros, pero sí cientos de

tarjetas postales como recuerdo de la victoria".[20]

El régimen de Franco prohibió todo tipo de actividad de los evangélicos menos en la capital, donde el

régimen intentaba mantener buenas apariencias frente a los embajadores extranjeros. Fue aquí donde

Juan Fliedner, hermano de Teodoro padre y Jorge Fliedner, logró obtener el permiso para celebrar el culto.

[15]
Teodoro hijo, el nuevo director de la obra solicitó un permiso de trabajo, algo que nunca obtendrá debido a

que las autoridades argumentaban que no existía la profesión de pastor protestante en España. Elfriede, nieta

de Federico, había nacido en Madrid y contaba por ello con el derecho de la nacionalidad española, sin

embargo su confesión lo convirtió en tarea imposible, provocando que tuviera que renovar el permiso de

residencia cada 5 años. El 23 de octubre de 1939 en el contexto de la represión de minorías, se obligó a los

Fliedner cerrar la librería evangélica.

También se obstruyó por parte del nuevo régimen la reapertura de los colegios evangélicos. Teodoro, presentó

una instancia para la apertura de los colegios “La Esperanza” y “El Porvenir”. La respuesta fue el silencio,

durante las cuatro décadas que duró la dictadura, el colegio no recibió respuesta. Aún así, con mucha cautela y

cuidado, en las navidades de 1939 El Porvenir reanudó su labor docente y asistencial, pero de forma reducida y

clandestinamente, con niños de familias protestantes de provincias, donde la represión de los nacionales fue

mucho más dura. Todos los niños figuraban como ahijados de Teodoro y Elfriede. Comenzaron con dos niñas y

un niño de Extremadura, pero con el tiempo el número de internos volvería a crecer.[20;15: 38-40]
academia el
porvenir
El cartel de “Academia El Porvenir”; en él
están pintadas a mano las letras
capitales; no debió llegar a utilizarse,
porque no está deteriorado ni tiene
huellas de uso (polvo, chinchetas, no ha
estado enmarcado…)
No denominar a El Porvenir como
“colegio” solo se produjo en un
momento histórico: después de la
Guerra Civil Española, así que se trata de
un cartel que se hizo para esos años y se
descartó su utilización quedando en
algún cajón olvidado.
Es otro documento interesante que
considerar.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, y la destitución como primer ministro de Serrano Suñer, el ser

alemán dejó de ayudar a los Fliedner para evitar la persecución. A esto se sumó la publicación de una

nueva carta otorgada, el Fuero de los españoles de 1945, dónde se establecieron los derechos y las

libertades del español. Con el Fuero, asimismo, quedó restaurada legalmente la confesionalidad católica

del Estado español y se aisló, de nuevo, a la más estricta privacidad cualquier otra creencia religiosa,

situación que estas comunidades tuvieron que resistir durante años. Se abría un nuevo periodo de crisis

para los Fliedner caracterizado por la intolerancia religiosa, demasiada restrictiva en sus leyes, pero que

permitiría que se reanudasen ciertas actividades, a través de la recién organizada Comisión de Defensa,

vista con recelo por el régimen franquista.


El fuero, aún teniendo la apariencia de una carta magna, limitó más a los protestantes ya que “El ejercicio

de estos derechos no podrá atentar contra la unidad espiritual, nacional y social de España”, cosa que

hacían al ejercer el culto protestante. Como desde su llegada a España los Fliedner habían entendido la

importancia de mantener y establecer contactos en todas la instituciones, véase la cercanía entre

Federico y Cánovas del Castillo, los Fliedner consiguieron evitar el cierre o por lo menos aplazarlo,

consiguiendo que las autoridades hicieran la vista gorda ante el impartimiento de las clases y la

continuidad de las actividades religiosas.

La década de los 50 fue especialmente complicada para los Fliedner debido a su politica gubernamental

en materia de pluralidad religiosa, demasiado agresiva; la firma del Concordato con la Santa Sede en 1953

significó el control absoluto de cualquier tipo de actividad protestante; ejemplo de ello sería el recuento

de número de asistentes a reuniones o los sermones revisados meticulosamente.


Finalmente, como consecuencia del concilio Vaticano II, el

gobierno franquista tuvo que revisar su política en materia

religiosa. Las conclusiones del concilio obligaban al respeto

y a la convivencia entre todos los cristianos, por lo que se

revisaron los términos del fuero en materia religiosa,

concretamente el artículo 6: "Nadie será molestado por sus

creencias religiosas ni el ejercicio de su culto. No se

permitirán otras ceremonias ni manifestaciones que las de

la Religión Católica" quedó modificada en 1966 como: "EI

Estado asumirá la protección de la libertad religiosa, que

sera garantizada por una eficaz tutela jurídica que, a la vez


Presbiterio con la cátedra de San Pedro en la basílica
homónima, durante el Concilio Vaticano II. Foto de
salvaguarde la moral y el orden público."
Lothar Wolleh.
El 23 de enero de 1956, había 40 niños internos y 12 estudiantes de teología en El Porvenir cuando se dió el

momento de mayor crisis dentro del periodo franquista. Fue en esa fecha cuando la policía clausuró el

seminario y también la labor entre los niños que había sido tolerada hasta entonces. Debido a esto, el

seminario fue trasladado a Barcelona. Para poder seguir impartiendo clases a los alumnos, se requirió de

mucho trabajo y grandes esfuerzos. El asunto consiguió llegar al consejo de ministros el 24 de febrero del

mismo año. Explica Elfriede Fliedner en la entrevista que le hará El País en 1998 que debido al miedo de

provocar un escándalo a nivel internacional al cerrar el último colegio protestante español que pudiera

empeorar las relaciones con EE.UU y los países de Europa occidental de cuyos recursos España era tan

dependiente para abandonar la autarquía, se decidió de nuevo pasar por alto las actividades del colegio. El

28 de marzo de 1956, se retiraron los precintos de las habitaciones y de las clases clausuradas y se volvió a

esa tolerancia tácita, con la cual era posible impartir clases de forma clandestina a los niños protestantes,

los cuales llegaron pronto a ser 79.[15: 39;20]


De forma discreta, a estos 79 internos, se les pudieron unir los niños protestantes de Madrid, los cuales para

no provocar el enfado de los vecinos y las autoridades entraban al colegio sin libros y salían sin ellos,

evitando así la impresión de que iban ahí a aprender y a estudiar. Habría que mencionar el hecho de que se

acogían también alumnos católicos, sin embargo al poder estos acceder a las escuelas nacionales, fueron

casi 0 los alumnos que accedieron a este centro.[13] En 1958, fue posible reanudar la actividad de la “Casa de

Paz” en el Escorial, con un hogar para internos y clases para ellos.

No fue hasta el 1969, que habría un reconocimiento de algunos cursos de Primaria, y esto gracias a las

continuas diligencias que hicieron posible que un Colegio Nacional próximo a El Porvenir lo tutelase como

«extensión domiciliaria». También a este logro habría que añadir La «Ley Reguladora del Ejercicio del

Derecho Civil a la Libertad en Materia Religiosa» que se aprobaría en 1967.


En cuanto a las asignaturas impartidas, eran las del plan de estudios oficial y los libros de texto eran

los que estaban sujetos a la autorización administrativa correspondiente. Al no estar reconocido el

centro, los alumnos eran preparados en el El Porvenir para luego presentarse individualmente a los

exámenes oficiales, los llamados “exámenes libres”. A los 10 años los alumnos se presentaban a

examen de ingreso, con lo cual accedían al Bachillerato Elemental. Debían entonces matricularse los

alumnos en la Secretaría única de alumnos libres y a través de esta matriculación debían presentarse

a las asignaturas correspondientes a los cursos primero a cuarto de Bachillerato y el último de estos

años a la llamada Reválida o Grado Elemental. A partir de 1971, Humberto Capó, nuevo director de la

Obra Fliedner, introdujo el bachillerato superior, también en régimen de enseñanza libre.

Debido a las numerosas restricciones que ponía el régimen, el sistema utilizado en las aulas era

parecido a la enseñanza domiciliaria, haciendo así imposible la coordinación entre profesores y la

implementación de las técnicas pedagógicas modernas, que habían caracterizado al centro en los

años previos a la guerra civil.


Los esfuerzos y el trabajo para poder entrar en la

legalidad y de alguna forma integrarse en la

sociedad tuvo como fruto que en 1969, se

reconocieran los primeros cursos de primaria, como

extensión domiciliaria de un colegio nacional que se

encontraba en la cercanías. Tras 30 años de lucha

parecía por fin haber un avance en dirección a la

legalidad. Constituyó esta victoria, el colofón de la

vida de Teodoro, quién morirá un año más tarde, el 13

de Noviembre de 1970. Al no haber tenido hijos, le

sucedió el pastor Humberto Capó.

Teodoro Fliedner Funcke (Teodoro hijo), con una de


las “ahijadas”
En consecuencia a los esfuerzos de este nuevo

director, sumados al trabajo realizado en los 30 años

previos por Teodoro hijo, en 1973 se consiguió el

reconocimiento de toda la primaria y finalmente con la

muerte de Franco en 1975 la del bachillerato.

Terminará entonces la clandestinidad del centro con la

caída de la dictadura. Pero aunque esta crisis había

sido superada, todavía quedaba mucho trabajo por

delante, había que integrar a la comunidad

protestante y al colegio El Porvenir en la sociedad.

Foto de Humberto Capó, nuevo director de


la Obra a partir de 1970
EL PORVENIR DURANTE LA
TRANSICIÓN HASTA LA
ACTUALIDAD
CAPÍTULO VIII
En los últimos años del franquismo y a lo largo de la transición, el colegio El Porvenir logró llegar a la

legalidad. Para obtener esta normalidad, se tuvieron que dar muchas reformas y concesiones, entre ellas

destacan en especial dos leyes: la Ley Reguladora del Ejercicio del Derecho Civil a la Libertad en Materia

Religiosa de 1969 y la Ley General de Educación de 1970. Llegaron a aprobarse incluso antes de la muerte

de Franco. Se dieron antes incluso de la caída de la dictadura por las políticas aperturistas de esos años

más la presión del exterior (segundo concilio vaticano) y del comité de Defensa Evangélica (fundado en

1956).

La Ley Reguladora del Ejercicio del Derecho Civil a la Libertad en Materia Religiosa más que otorgar la

libertad de culto consistió en una bajada de la regulación de los grupos no católicos.


Con esta ley, el colegio pudo comenzar a impartir clases de forma legal en 1969 como extensión domiciliaria del

Colegio Nacional Cervantes.

La otra gran ley que tuvo mucha influencia en el reconocimiento legal del centro fue la ley general de

educación de 1970. Esta ley estableció el derecho y la obligación de todo ciudadano a una educación básica y

gratuita. Esta ley se convirtió en el desencadenante de una política de creación de puestos escolares, de mejora

de la calidad de la enseñanza y la colaboración con los centros privados. En este contexto, se consiguió que El

Porvenir fuera reconocido como colegio no católico para Párvulos (de 4 a 6 años) más la Educación General

Básica (de 6 a 14 años) en marzo de 1973. Dos años más tarde, en el mismo mes de la muerte de Franco se

reconoció el Bachillerato Unificado y Polivalente (de 14 a 17 años). En 1977 se acogerá el centro en el programa

de subvenciones estatales.
Don Daniel Vidal con Doña
Elfriede
Delante de la placa conmemorativa
de su abuelo en 1974
En 1978 con la aprobación de la constitución, se aprobará por fin la tan esperada libertad religiosa (Art.16),

además del derecho a crear centros docentes por las personas físicas y jurídicas, cualquiera que sean su

ideología y convicciones políticas. (Art. 27).[15:52]

El reconocimiento de las distintas etapas educativas trajo la necesidad de ampliar y acondicionar los

espacios destinados al uso del colegio, dotando a éste de nuevas aulas, material y otras dependencias para

poder cumplir la normativa legal. Este proceso de integración a la legalidad, se vió acompañado también de

un gran trabajo para lograr la integración en la sociedad, véanse los esfuerzos para la obtención de la

función de colegio electoral o los esfuerzos realizados para conseguir alumnos de la zona. Debido a la

legalización del centro y los esfuerzos para abrirse al exterior, cambió significativamente el lugar de origen

social de los alumnos. Hasta la transición, el colegio sirvió como lugar de acogida para alumnos

protestantes que por la discriminación no podían estudiar en su lugar de procedencia. A partir de su

legalización El Porvenir empezó a acoger a alumnos sobre todo de las cercanías del centro y

consecuentemente en su mayoría no protestantes.


Debido a esta integración de El porvenir en el panorama escolar de su zona, la afluencia creció rápidamente. En

pocos años el centro pasó de tener una media de 125-150 alumnos a tener una matrícula de 450 a 500

estudiantes. Gracias a las reformas, al poder estudiar en sus lugares de origen, se redujo drásticamente el

número de internos. Pasaron de suponer el 50% a ser entre el 5% y el 10%.[15:52]

También habría que mencionar el gran cambio que supuso el relevo de dirección de El Porvenir. Mientras hasta

1969 El Porvenir había estado presidido por la familia Fliedner, tras la muerte de Teodoro y la ausencia de hijos

de este con su mujer Elfriede, sumado a una institucionalización del centro, la dirección pasó a tener una

estructura compleja, típica de un centro escolar moderno. La dirección que habían hasta ahora llevado a cabo

los Fliedner, pasó en 1987 a manos de la Fundación Federico Fliedner, fundada ese mismo año. Esta Fundación

está formada, por dos colegios, El Porvenir y Juan de Valdés (fundado en 1963 por los pastores Alberto Araujo y

Luis Ruiz Poveda e incorporado a la Fundación en 1996), el Seminario Evangélico Unido de Teología que hoy es

la Facultad de Teología, la librería que reabierta en 1972 fue llamada Librería Calatrava y el Hogar Casa de Paz,

antes colegio de huérfanos y residencia veraniega de niños y hoy centro de encuentros y casa espiritual con el

nombre de Monasterio de Prestado.[13]


juan valdés

Foto del curso 1982-83


Fuente: https://www.juandevaldes.es/es/historia-colegio
Aún ya no estando el centro dirigido por la familia del fundador y

al cambiar de un alumnado de procedencia exclusivamente

protestante a un alumnado más diverso, El Porvenir mantuvo

algunas características muy suyas. Hasta la actualidad, se define

como colegio protestante evangélico, aún así acoge a alumnos y

profesores de cualquier filiación religiosa. La asignatura de

religión, la cual es optativa y es elegida aproximadamente por un

tercio de los matriculados, y las actividades no obligatorias

confesionales, últimas reminiscencias del origen protestante,

ponen el énfasis en el estudio bíblico y la ética cristiana.[13]


Fachada del colegio El Porvenir a la calle Bravo
Además se desarrollan hasta el día de hoy actividades que Murillo. Década de los 80 del siglo XX.
Foto: Asociación de Antiguos Alumnos del
intentan promover los valores éticos humanistas por los que se colegio El Porvenir.

caracterizaron las tres generaciones de la familia Fliedner.


Desde los años 80 hasta la actualidad caben destacar varios

sucesos. En primer lugar el centro pasó de ser puramente

privado a constituir un centro concertado de los 3 a los 16

años.[23] También dejó de ser un internado debido a la falta

de demanda. El 27 de mayo de 1998, Elfriede recibió por

parte del Director General de Asuntos Religiosos, Alberto de

la Hera Pérez-Cuesta en nombre de la Casa de S.M. el Rey, el

Lazo al Mérito Civil. A esta distinción se sumará la distinción

"Cruz Diacónica" y la "Cruz al Mérito Civil", la cual le

otorgará el estado alemán. Aún recibiendo tan grandes

honores, Elfriede recibió las distinciones de forma humilde,

como muestra el fragmento de una entrevista con ella: Elfriede Fliedner Klingender (sentada), con dos de sus
colaboradoras y Mariano Blázquez Burgo, en la inauguración de la
calle rotulado a su abuelo, Federico Fliedner, en El Escorial (Madrid)
"En el fondo, yo considero este acto una distinción o una especie de honrar una labor de muchísimos

años. No la mía, sino la que Dios ha puesto en nuestras manos. En las de mi abuelo, de sus hijos y de

sus nietos. Si lo hemos podido hacer fue solamente por la misericordia, paciencia, bondad y ayuda del

Señor"

Elfriede y con ella el último miembro de la familia Fliedner activa en la Obra de Federico, murió en 2005

con 93 años. Termina aquí la historia de los Fliedner, pero su legado sigue presente hasta la actualidad.

Cabe destacar en los últimos 15 años, la indemnización que recibió el colegio por las expropiaciones

ocurridas en la época del franquismo y la construcción de un nuevo edificio para poder tener más aulas y

ampliar la oferta educativa. A este edificio, terminado en 2014-15 se le sumaría la introducción de un

bachillerato privado (17-18 años).


Conclusiones
CAPÍTULO XI
En la mitología griega, Sísifo es un personaje eternamente condenado a empujar una roca a la cima

de una montaña, que nada más llegar a la cima vuelve a caer, teniendo que empezar otra vez. El

castigo de este personaje mitológico es un ciclo constante de trabajo-avance-retroceso, trabajo-

avance-retroceso.

El objetivo de esta investigación ha sido mostrar la tarea de Sísifo que constituyó mantener una

educación moderna y con una confesión no católica en España desde finales del siglo XIX. Se ha

intentado con este trabajo ilustrar la historia de un pequeño colegio protestante y de la familia que

lo mantuvo en pie, una familia que a través del esfuerzo tuvo que afrontar una crisis constante y

enfrentarse a unas élites políticas que desde el comienzo quisieron bloquear las actividades del

colegio. Además tuvo que sobrevivir a una constante carencia de fondos que llevó al centro a lo

largo de su historia en numerosas ocasiones al borde de la bancarrota.


El colegio El Porvenir sobrevivió su primer siglo de vida sólo gracias a la astucia, a los contactos

políticos y a una gran capacidad de adaptación de los Fliedner. La fundación misma del centro

constituyó un gran esfuerzo y los años que siguieron hasta la guerra civil fueron un constante tira y

afloja con los diferentes gobiernos. En época de guerra, aún no pudiendo dar clases, mantuvo una

importante función social. En el franquismo resistió al nacional-catolicismo en un régimen de

semiclandestinidad, llegando a ser durante un periodo el único colegio protestante activo en España.

Antes de enfrentarme a esta investigación, intuía que los Fliedner habían sido un grupo de misioneros

extranjeros que intentaban traer su fe a España y que su trabajo se centraba solamente en los

miembros de su comunidad. Sin embargo, como espero que se haya podido apreciar en el trabajo,

descubrí que estos religiosos, aparte de realizar una labor misionera, realizaron una labor filantrópica

para la sociedad en general y para unos niños que habían sido olvidados y oprimidos por la sociedad

española.
Investigar la historia de mi colegio, ha supuesto una visión más amplia de los valores que se me

han transmitido y un nuevo enfoque sobre la importancia de resistir y mantenerse firme antes tus

principios.

«Lo que yo destacaría, más que la defensa de su fe minoritaria, sería el respeto y la tolerancia con la

que se ha acogido a todos los que han venido fuera cual fuera su procedencia, su religión, etc. Por

otro lado, desde el momento de su fundación, el colegio nace con la vocación de dar acceso a la

educación secundaria a alumnos con dificultades económicas.»[13]

David Figueira (Promoción 2010)


- Quotes -

El Porvenir
(2022)
GRACIAS
REFERENCIAS
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7. Schreiber, A. W., Deutschlands Anteil an der Evangelischen Bewegung in Spanien. Ein Gruß an die Leser der ‘Blätter aus Spanien’ (Berlin, 1924)
8. Constitución española de 1876
9. Weber, Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (Barcelona: Península, 2008)
10. Quero Moreno, Juan Manuel, Enseñar para la vida: el protestantismo en Pestalozzi y en el krausismo español, 1a edición (Madrid: Consejo
Evangélico de Madrid, 2009)
11. Fliedner Ediciones and Evangelische Kirche in Madrid, eds., 1517-2017: Rescatando un tesoro protestante?: exposición conmemorativa del
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