Benitez Martos Angel

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UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

FACULTAD DE MEDICINA

GRADO EN MEDICINA

TRABAJO DE FIN DE GRADO

Parámetros analíticos para la detección de


complicaciones post-quirúrgicas en el
paciente anciano.
Analytical parameters for the detection of
post-surgical complications in the elderly
patient.

Autor: Ángel Benítez Martos

Director: Manuel Gómez Fleitas


Codirector: Carmen Cagigas Fernández

Santander, Junio 2019


ÍNDICE

RESUMEN ...................................................................................................................................... 4
ABSTRACT ...................................................................................................................................... 4
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 6
Dehiscencia de la anastomosis.................................................................................................. 9
Fuga de la anastomosis. .......................................................................................................... 10
Íleo prolongado. ...................................................................................................................... 12
Infección del sitio quirúrgico. .................................................................................................. 12
Sepsis. ...................................................................................................................................... 13
OBJETIVOS ................................................................................................................................... 15
PACIENTES Y MÉTODOS .............................................................................................................. 16
Definiciones: ............................................................................................................................ 16
Criterios de inclusión ............................................................................................................... 17
Criterios de exclusión .............................................................................................................. 17
Variables .................................................................................................................................. 17
ANÁLISIS DE DATOS ..................................................................................................................... 18
Primer día postoperatorio....................................................................................................... 20
Tercer día postoperatorio. ...................................................................................................... 21
Prueba U de Mann-Whitney. .................................................................................................. 21
Análisis de la curva ROC. ......................................................................................................... 22
DISCUSIÓN................................................................................................................................... 25
CONCLUSIONES: .......................................................................................................................... 28
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 29
RESUMEN
Introducción: Las complicaciones sépticas tras la cirugía colorrectal puede
afectar seriamente a la salud de los pacientes, por lo que su detección
temprana es uno de los puntos clave para su tratamiento. La menor capacidad
de respuesta del sistema inmunológico de los pacientes de mayor edad
empeora el pronóstico, a la vez que hace que sea más complicado detectarlas
a tiempo. Este problema plantea la duda de si podemos emplear los
marcadores de infección clásicos como método de detección precoz.

Pacientes y métodos: Estudio observacional retrospectivo en el que se evalúa


la respuesta de leucocitos, proteína C reactiva ( PCR), procalcitonina ( PCT) y
lactato en pacientes sometidos a cirugía colorrectal programada, comparando
la respuesta entre los que presenten complicaciones sépticas y aquellos que
no.

Resultados: Se evalúan 302 pacientes mayores de 75 años. La elevación de


PCR y leucocitos en sangre en el tercer día postoperatorio muestran mayor
sensibilidad y especificidad para su detección precoz de complicaciones
infecciosas.

Conclusión: La proteína C reactiva seguida del recuento leucocitario es un


marcador biológico que resulta más sensible y especifico en la detección de
complicaciones infecciosas en el postoperatorio inmediato de cirugía colorrectal
programada en el paciente anciano. Pese a esta relación, no pueden ser
utilizados por sí solos para determinar qué pacientes van a complicarse con
total seguridad. La edad de los pacientes no altera los resultados sobre PCR y
leucocitos.

ABSTRACT
Introduction: Septic complications after colorectal surgery can seriously affect the
health of patients, so their early detection is one of the key points for their
treatment. The lower response capacity of the immune system of older patients
worsens the prognosis, while making it more difficult to detect them in time. This
problem raises the question of whether we can use classical infection markers as
an early detection method.

Patients and methods: Retrospective observational study in which the response


of leukocytes, C-reactive protein (CRP), procalcitonin (PCT) and lactate in
patients undergoing scheduled colorectal surgery is evaluated, comparing the
response between those presenting septic complications and those who do not.

Results: 302 patients older than 75 years were evaluated. Elevation of CRP and
leukocytes in the blood on the third postoperative day show greater sensitivity
and specificity for early detection of infectious complications.

Conclusion: C-reactive protein followed by leukocyte count is a biological marker


that is more sensitive and specific in the detection of infectious complications in
the immediate postoperative period of programmed colorectal surgery in the
elderly patient. Despite this relationship, they can not be used alone to determine
which patients are going to be completely safe. The age of the patients does not
alter the results on CRP and leukocytes.
INTRODUCCIÓN.
La aparición de complicaciones en el postoperatorio pone en peligro la situación
del paciente, pudiendo incluso provocar su muerte. Se ha investigado mucho
sobre el tema para evitar esto: se han desarrollado técnicas quirúrgicas, como la
laparoscopia, que disminuyen el trauma que supone una cirugía importante para
el organismo y se han desarrollado protocolos (como el Enhanced Recovery
After Surgery ( ERAS)) destinados a reducir este estrés fisiológico producido por
la intervención. Gracias a esto, se ha conseguido disminuir la tasa de incidencia
de estas complicaciones a la vez que se reducen tanto la estancia hospitalaria
como los costes derivados de los tratamientos y la reintervención.

Aun así, la cirugía colorrectal sigue presentando complicaciones asociadas en


un porcentaje nada desestimable de las intervenciones realizadas. De todas las
posibles complicaciones, las más prevalentes son la dehiscencia de la
anastomosis (y su consecuente fuga del contenido), íleo prolongado, infección
del sitio quirúrgico y el desarrollo de sepsis.

Se han identificado diversos factores de riesgo asociados al desarrollo de estas


complicaciones tras la cirugía colorrectal: el género masculino (la estrechez de
su pelvis hace que sea más difícil realizar una correcta anastomosis del tubo
digestivo y su revisión), el tabaquismo, la conversión de una cirugía por
laparoscopia a una cirugía abierta, la presencia de comorbilidades como la
hipertensión y la diabetes mellitus 1, ser intervenido por una enfermedad
maligna2, la técnica anastomótica utilizada 3 y la realización de la intervención en
régimen de urgencia4. También se ha visto que situaciones como la anemia y la
malnutrición (tanto pacientes desnutridos en situación de hipoalbuminemia como
obesos) se relaciona con una mayor tasa de pacientes que desarrollan patología
tras la intervención quirúrgica. Además, se ha visto que los pacientes desarrollan
menos complicaciones cuando se inicia la tolerancia oral de forma temprana y
con el soporte nutricional previo a la cirugía mayor abdominal 2.

La gravedad potencial de las complicaciones asociadas a la cirugía colorrectal


hace que su diagnóstico temprano sea fundamental para instaurar un tratamiento
antes de que ponga en peligro la integridad física del paciente. Sin embargo, los
síntomas de estas complicaciones son muy inespecíficos y no son clínicamente
visibles hasta que las complicaciones están bastante desarrolladas y la situación
del paciente ya ha empeorado 5. El diagnóstico tardío (y las complicaciones que
acarrea) nos llevan a un aumento de la estancia hospitalaria, la posible
necesidad de reintervención del paciente y un aumento de la mortalidad (que
puede llegar hasta un 22% dependiendo de la gravedad del cuadro) 1.

Hasta ahora, la detección de estas complicaciones ha realizado


fundamentalmente mediante sospecha clínica, identificando distintos signos y
síntomas: dolor intenso, cambios en las características del drenaje, mala
tolerancia oral, fiebre, taquicardia1. También se han intentado usar algunas
técnicas de imagen como pueden ser el TC; sin embargo, su sensibilidad y
especificidad es muy baja como para que sea una buena forma para diagnosticar
complicaciones con garantías, razón por la cual varios estudios han descrito que
no es una forma útil de realizar el diagnóstico de forma temprana 4.
Si este diagnóstico precoz ya nos plantea un reto, se ve dificultado en el caso
del paciente anciano. A medida que vamos envejeciendo se producen cambios
fisiológicos en nuestro organismo que tienen consecuencias sobre la
recuperación postoperatoria y los síntomas y signos que presenta el paciente
anciano. En general, el anciano tiene una pérdida de masa muscular esquelética
y capacidad de termorregulación; esto produce cambios en el volumen de
distribución, aumenta el riesgo de toxicidad por fármacos y disminuye la
capacidad de recuperación funcional tras la intervención, generando una
situación de fragilidad que no vemos en el adulto menos añoso. Además de esto,
también se producen cambios en sistemas concretos del organismo:

 Piel: disminuye el árbol vascular de la dermis y la capacidad de


reepitelización, lo que dificulta la curación de heridas.
 Sistema cardiovascular: se producen un gran numero de cambios, como
el aumento de la rigidez vascular y ventricular, degeneración del sistema
conductor y de las válvulas cardiacas, disminución de la frecuencia
cardiaca máxima, aumento de la patología coronaria… todo esto lleva a
una situación de hipertensión arteria e hipertrofia ventricular, además de
aumentar la sensibilidad del paciente a los cambios de volumen y
aumenta el riesgo de sufrir isquemia del miocardio y desarrollar trastornos
de la conducción.
 Pulmón: disminuye la elasticidad pulmonar y las protecciones naturales
de la vía aérea, además de aumentar la rigidez de la pared pulmonar y las
alteraciones de la ventilación/perfusión. Todo esto aumenta el riesgo de
broncoaspiración (con las complicaciones que esto acarrea, como el
aumento de la predisposición a sufrir infecciones respiratorias) y de fallo
respiratorio.
 Renal: los cambios que observamos en el anciano son la disminución de
nefronas funcionantes y alteraciones en el manejo de volumen,
electrolitos, vesicales y prostáticas. Esto aumenta el riesgo de sobrecarga
de volumen, retención urinaria y desarrollo de infecciones.
 Sistema inmune: se produce una disminución de la función inmune en
general, lo que aumenta el riesgo de infecciones y disminuye la aparición
de signos como la fiebre o la respuesta linfocitaria.
 Hepático: disminuye el flujo del que dispone el hígado y su capacidad de
metabolización, aumentando la semivida de eliminación de algunos
fármacos y puede llevar a intoxicaciones.
 Endocrino: disminuye la secreción de insulina y aumenta su resistencia
periférica en los tejidos, dado lugar a un estado de hiperglicemia.

Todo esto hace que el paciente anciano tenga una situación basal más delicada,
con mayor predisposición a sufrir desajustes de su homeostasis que facilitan la
aparición de complicaciones, menos frecuentes en un adulto de menor edad.
Además de la mayor predisposición a complicarse, los síntomas y signos
relacionados no se presenten de la misma forma que en individuos más jóvenes,
lo que complica aún más el diagnóstico precoz 6.

El envejecimiento de la población en nuestro entorno hace que la cantidad de


pacientes añosos que se someten a cirugía colorrectal crezca cada vez más. De
ahí la importancia de conocer cuáles son los síntomas que van a mostrar y cuáles
no, ya que suponen un porcentaje importante de las cirugías programadas de
esta índole.

La inespecificidad de los síntomas asociados a estas complicaciones, junto a las


características especiales del paciente anciano, hacen necesaria la búsqueda e
implantación de marcadores analíticos en el diagnóstico de complicaciones,
tanto para poder instaurar un tratamiento precoz que no empeore el pronóstico
como para poder reducir la estancia hospitalaria de aquellos pacientes que no
van a desarrollar ninguna complicación que ponga en peligro la vida del paciente.

Debido a esto, una gran cantidad de estudios se han centrado en buscar


parámetros analíticos para detectar a los pacientes con una mayor probabilidad
de desarrollar complicaciones. Con ello se intenta que el diagnóstico se base en
parámetros objetivos y específicos, y no en síntomas (como la fiebre, taquicardia,
dolor, leucocitosis…) que pueden aparecer como consecuencia del estrés
corporal que representa una cirugía en pacientes que no van a complicarse o
como en otros muchos cuadros no relacionados directamente con la cirugía.

Tras analizar la bibliografía disponible sobre este tema encontramos que se han
estudiado infinidad de posibles marcadores para detectar distintas
complicaciones, siendo estos los más estudiados por diversos autores:

 Proteína-C reactiva (PCR): reactante de fase aguda que podemos


encontrar elevado en situaciones de inflamación, tanto de etiología
infecciosa como no.
 Procalcitonina (PCT): es la prohormona de la calcitonina, producida por
las células C del tiroides. Sus niveles basales en sangre son muy bajos
(menores de 0’05ng/ml), viéndose aumentados en situaciones de
infección bacteriana.
 Ratio neutrófilos-linfocitos.
 Il-6: glucoproteína secretada por macrófagos, linfocitos T, células
epiteliales y fibroblastos en respuesta al TNFα en situaciones de
inflamación.
 Lactato.
 Proteína de unión a ácidos grasos (I-FABP): Se expresada en el citosol
de los enterocitos, por lo que se ha propuesto como marcador de
complicaciones relacionadas con la isquemia intestinal (como la
dehiscencia de la anastomosis).
 Proteína de unión a ácidos biliares (L-FABP): se expresa en el enterocito
y puede ser detectado en plasma en situaciones de daño intestinal.
 Calprotectina: péptido que se encuentra en grandes cantidades en el
interior del neutrófilo, que podemos encontrar aumentado en situaciones
que desencadenan la activación de linfocitos.
 Albúmina sérica.
 Albúmina modificada por isquemia.
 Leucocitosis.
 Niveles de plaquetas.
 sTREM-1: forma soluble del TREM-1, receptores de la familia de las
gammaglobulinas, presente en la membrana celular de neutrófilos y
monocitos maduros. Los niveles de sTREM-1 se encuentran elevados en
los líquidos biológicos de pacientes que sufren infecciones o
enfermedades inflamatorias de otro tipo.
 Concentraciones plasmáticas de citrulina.

La variación en la respuesta de estos parámetros no es la misma en cada una


de las distintas complicaciones asociadas a la cirugía, por lo que analizaremos
como varían en cada una de las principales complicaciones.

Dehiscencia de la anastomosis.
Consiste en una pérdida de la hermeticidad en la anastomosis, o muy cercana a
la línea de sutura, comunicando el interior del tubo digestivo con el espacio
extraluminal.

Se trata de una de las complicaciones más frecuentes y temidas en la cirugía


colorrectal, con una incidencia de entre el 2 y el 22%, aunque la mayoría de los
artículos consultados registran una incidencia en torno al 6-7%.

Se han identificado factores de riesgo relacionados con el desarrollo de una


dehiscencia tras la cirugía colorrectal, como el estado nutricional previo a la
cirugía que presente el paciente (aumenta el riesgo en desnutridos y obesos) o
la técnica de grapado empleada 7.

Varios estudios apoyan el uso de la PCR como marcador precoz de esta


complicación, observando niveles más elevados en el grupo que desarrolló
dehiscencia de la anastomosis. Los valores alcanzados en estos sujetos se han
mostrado significativamente elevados durante los 5 primeros días del
postoperatorio, observando un mayor poder predictivo en el día 4.

Además de la PCR, se han estudiado otros parámetros que nos pueden ayudar
con el diagnóstico temprano. En el artículo de Walker et al. vemos que el ratio
neutrófilos-linfocitos se encuentra aumentado en los pacientes que desarrollaban
dehiscencia de la anastomosis en los cinco primeros días, aunque la diferencia
con el grupo sin complicaciones sólo es estadísticamente significativa en los días
3 y 4. Como muestra este artículo, los niveles de estos dos marcadores
aumentan de forma más importante en los pacientes operados de urgencia que
en los que se someten a una cirugía programada: obtenemos valores
aumentados de PCR sólo en los días 1 y 2, mientras que el ratio neutrófilos-
linfocitos se veía aumentado en los días 1, 2, 4 y 5 del postoperatorio 8.

El último marcador que se muestra eficaz detectando a los pacientes con


dehiscencia es la albúmina modificada por isquemia en los días 3 y 4 tras la
intervención, obteniendo unos valores de sensibilidad y VPP del 100% en el
artículo de Hyspler et al., lo cual permitiría seleccionar a pacientes que no van a
desarrollar la complicación de cara a poder dar el alta de forma más temprana.

Con respecto a esta complicación, con estos marcadores también se estudiaron


otros que resultaron no ser útiles para identificar complicaciones de forma
precoz. Es el caso del lactato y la I-FABP, que no mostraron una diferencia
estadísticamente significativa entre el grupo de pacientes con complicaciones y
el que no las desarrolló.
Un caso a parte es el de la PCT. El estudio de Walker et al. obtuvo niveles de
PCT aumentados en el grupo que desarrolló la dehiscencia respecto al que no;
sin embargo, esta diferencia no llega a ser estadísticamente significativa,
además de que las determinaciones más elevadas correspondían a pacientes
que finalmente no desarrollaron ningún tipo de complicación tras la cirugía.

En cambio, el estudio de Giaccaglia et al. concluye dos cosas: que los valores
aumentados de PCT en los días 3 y 5 tras la cirugía son un buen predictor del
desarrollo de la dehiscencia y que los valores de PCT más bajos se
corresponden con los pacientes que no acaban desarrollando ninguna
complicación (obteniendo un VPN del 96’7% y una especificidad del 95’7%), lo
que nos permite usar este descenso de la PCT en los días 3 y 5 tras el
procedimiento, junto con otros criterios, para valorar dar el alta al paciente de
forma temprana. Además del estudio estadístico, también argumenta que la PCT
se eleva antes de que aparezcan otros síntomas y que, a diferencia de la PCR,
no sufre unos aumentos con el proceso inflamatorio fisiológico desencadenado
por el procedimiento quirúrgico 3.

Fuga de la anastomosis.
La fuga del contenido intestinal tras la realización de una anastomosis en el tubo
digestivo es una de las complicaciones más frecuentes tras la cirugía colorrectal,
con una incidencia de hasta el 25% (aunque en la mayoría de los estudios
consultados se encuentra en torno al 6-7%) y representando la principal causa
de muerte tras cirugía colorrectal. Pese a la evolución de la técnica quirúrgica y
el acceso menos invasivo al abdomen que supone la laparoscopia, sigue siendo
una complicación que no es infrecuente tras la cirugía 9.

Se han visto factores de riesgo que predisponen al desarrollo de la fuga: la edad


avanzada, tratamiento con corticoides, hipoalbuminemia, anemia, historia de
enfermedad inflamatoria intestinal y la distancia entre la anastomosis y el borde
anal (aumenta el riesgo cuanto menor es la distancia).

El retraso en el diagnóstico es muy frecuente, detectándose normalmente a partir


del 5 día tras la cirugía, pero pudiendo demorarse hasta incluso el día 20. Esto
se debe a que los síntomas asociados son muy raros antes del día 5 y no suelen
expresarse hasta varios días después (en torno al día 8). La inespecificidad de
la sintomatología acompañante también dificulta el diagnóstico 9, ya que
síntomas comunes como la fiebre, dolor o el íleo aparecen también en el
síndrome de respuesta inflamatoria sistémica que aparece en el paciente tras la
cirugía.

El TC se ha usado para el diagnóstico durante mucho tiempo. Sin embargo, tiene


un escaso poder de discriminación durante los primeros días de desarrollo de la
complicación como para usarse como único método para el diagnóstico precoz.
Sólo nos permite ver la fuga cuando el cuadro está ya instaurado, momento en
el que vemos aumentada la morbilidad asociada a la complicación. Su utilidad
real está más enfocada al drenaje percutáneo de los abscesos que puedan
formarse en pelvis o abdomen como consecuencia de la fuga. Por lo tanto, si
queremos detectar esta complicación a tiempo, necesitamos otro método
diagnóstico que nos identifique precozmente al paciente con riesgo de
desarrollarla para tratarlo antes de que su situación se vea comprometida.

Todos los artículos consultados sobre esta complicación coinciden en que la


PCR se encuentra elevada en los días posteriores a la cirugía en los pacientes
que acaban desarrollando una fuga de la anastomosis, encontrando niveles
significativamente mayores en el grupo que desarrolla la complicación desde el
día 3 postcirugía hasta el día 9, Se trata de un marcador con bajo VPP, que no
solo predice el desarrollo de la fuga sino que también se eleva en otras
complicaciones (como las de etiología infecciosa). No obstante, su elevado VPN
hace que este marcador sea muy útil para seleccionar al grupo de pacientes que
no va a desarrollar complicaciones y así poder dar el alta de forma temprana con
un bajo riesgo de complicarse. Por esto, el estudio de Daams et al apoya la
introducción de la determinación de PCR en los días 3 y 4 tras la intervención en
los sistemas de score utilizados para identificar al grupo de pacientes con mayor
riesgo de sufrir complicaciones tras la cirugía.

Sin embargo, la detección puntual de una PCR elevada en los primeros días no
nos asegura el futuro desarrollo de la fuga. Para ello, varios artículos han
analizado el uso de otros marcadores, tanto combinados como sustituyendo a la
PCR. Es el caso de la determinación de la PCT, que también se eleva en los días
siguientes a la cirugía en pacientes que más tarde se complican y además
presenta la ventaja de que no se eleva en procesos inflamatorios de etiología
infecciosa. El estudio de Muñoz et al. concluye que la combinación de PCR y
PCT es un buen método para detectar la fuga, viendo un aumento significativo
de los valores de ambos marcadores en el grupo que desarrolla la complicación
a partir del tercer día tras la cirugía y concluyendo que se puede dar el alta al
paciente si los valores de PCR y PCT se encuentran dentro del rango normal en
el día 3 post-operatorio con una bajo riesgo de complicación 9.

Otro de los marcadores estudiados es la determinación de calprotectina en


sangre. La ventaja que presenta con respecto a la PCR es que vemos valores
aumentados antes que en esta, concretamente a partir del segundo día
postoperatorio y con una especificidad también mayor en el día en que se la
elevación de la PCR tiene un mayor valor diagnóstico (día 4). El artículo de
Reisinger et al. estudia también la combinación de PCR y calprotectina para
identificar a los pacientes que van a desarrollar una fuga, obteniendo buenos
resultados en el tercer día tras la cirugía y mejorando la capacidad de
discriminación que tienen tanto la PCR como la calprotectina estudiadas de
forma aislada 4.

El estudio de Shimura et al. analiza también el uso de la determinación de


albúmina en sangre como marcador precoz de fuga. determina que la
hipoalbuminemia en el postoperatorio es un buen marcador de fuga a través de
la anastomosis y que se correlaciona con un estado de malnutrición que favorece
el desarrollo de esta complicación. Estudiada junto a los niveles de leucocitos, la
hipoalbuminemia y la leucocitosis predicen el desarrollo de fuga en los días 1 y
3 tras la cirugía, además de que el hallazgo de niveles disminuidos de albúmina
al día siguiente de la intervención ya constituye un factor de riesgo independiente
10.
El último marcador analizado es la I-FABP. En cuanto a este marcador, el estudio
de Reisinger et al. determina que los pacientes que desarrollaron la complicación
en el postoperatorio tenían niveles de I-FABP antes de la cirugía, manteniéndose
elevados en el postoperatorio. No obstante, este aumento sólo era significativo
en el día postoperatorio 3.

El resto de los marcadores analizados, como los niveles de IL-6 y L-FABP no


muestran diferencias estadísticamente significativas entre el grupo que
desarrolló complicaciones y el que no 4.

Íleo prolongado.
Se trata del cese temporal de la motilidad intestinal, impidiendo el tránsito
efectivo del contenido intestinal y la tolerancia de la alimentación oral.

Como consecuencia de la cirugía sobre el aparato digestivo, es una situación


normal derivada del daño quirúrgico sobre el intestino, que no tiene por qué
comprometer la situación del paciente. No obstante, cuando esta situación se
alarga más de 72 horas plantea un problema para el paciente, ya que altera su
correcta nutrición.

En el estudio de Radomir et al. se comprobó la utilidad del aminoácido citrulina


como marcador para la identificación de pacientes con mayor riesgo para
generar un íleo paralítico postoperatorio. Los datos obtenidos en el estudio
estadístico apoyan el uso de la citrulina como marcador analítico, observando
que los pacientes que desarrollaron el íleo habían presentado unos niveles
superiores a 20 µmol/L en los días 3 y 4 tras la cirugía, con una sensibilidad del
75% y una especificidad del 76% 11.

Infección del sitio quirúrgico.


Con una tasa de incidencia similar a la de la dehiscencia de la anastomosis,
supone una complicación muy importante (y una de las causas más frecuentes
de infección intrahospitalaria) por su posible evolución a peritonitis o incluso
sepsis, situaciones que pueden poner en grave peligro al paciente.

Varios estudios revisados apoyan el uso de la determinación de PCR y PCT en


los días post-cirugía para detectar esta complicación, aunque algunos como el
artículo de Derek et al. consideran más apropiado determinar la PCT por
alcanzar valores máximos de forma más precoz. A pesar de que la PCR y la PCT
se elevan en todos los pacientes en el postoperatorio inmediato, los pacientes
que acaban desarrollando la complicación muestran valores más aumentados
(especialmente a partir del tercer día tras la intervención).

Además de estos dos marcadores, el estudio de Wierdak et al. concluye que una
concentración elevada de IL-6 en los días posteriores a la cirugía son un
indicativo precoz de infección, especialmente en el segundo día post-quirúrgico.
Además, su sensibilidad y especificidad pueden aumentar hasta el 100% y el
81% respectivamente si se combina con la determinación de PCR y PCT (a partir
del día 3 tras la cirugía). No obstante, la corta vida media de la IL-6 presenta una
seria dificultad para su determinación, lo que supone un contratiempo para usarla
como marcador de complicación post-quirúrgica 12.

Por otro lado, hay estudios que, aunque también avalan el uso de la PCT como
marcador, no apoyan el uso de la PCR. El estudio de Takatura et al. concluye
que los niveles de PCT en el grupo que desarrolla infección son más elevados
que en el grupo que no, desde el día uno tras la cirugía, y observando los niveles
de PCT más elevados en los pacientes que desarrollaron la infección en un
órgano interno que en los que la infección se asentaba en alguna de las
incisiones de la cirugía. En cambio, no ocurre lo mismo con la PCR: aunque
también se encuentra elevada en pacientes que desarrollan infección, tras el
análisis multivariable se determina que tiene una especificidad demasiado baja
para usarla como marcador. Este artículo también estudia el uso del recuento de
linfocitos, obteniendo los mismos resultados que en el caso de la PCR y
considerando que tampoco es un marcador suficientemente específico como
para discriminar a los pacientes que se complican tras la cirugía.

También se ha estudiado el uso de sTREM-1. Aunque existen artículos que lo


consideran un buen marcador, el estudio de Derek et al. no observa cambios
estadísticamente significativos entre los pacientes que desarrollan infección y los
que no. Además de esto, presenta otros inconvenientes: la determinación de
sTREM-1 tiene que hacerse de una muestra del sitio de la infección (en plasma
o suero muestra niveles mucho menores) y el ELISA para su determinación es
muy susceptible de sufrir interferencias endógenas y exógenas.

Sepsis.
El término sepsis define una respuesta inflamatoria sistémica frente a la infección
que puede generar una reacción inflamatoria generalizada que a la larga puede
inducir disfunción orgánica múltiple

Se ha estudiado el uso de la determinación de PCR y PCT como método


predictor del desarrollo de sepsis tras la cirugía colorrectal. La concentración de
ambas en plasma aumenta tras la cirugía por el proceso inflamatorio que se
desencadena, por lo que se verá aumentado en el postoperatorio inmediato de
todos los pacientes, aunque estos no desarrollen ningún tipo de complicación.

El análisis estadístico realizado en el artículo de Silvestre et al. concluye que sólo


la PCR medida en los días 6 y 7 tras la cirugía es un buen parámetro para
diferenciar al grupo de pacientes que desarrolla complicaciones infecciosas del
que no. Por otro lado, la diferencia en los valores de PCT en el grupo que
desarrolla la complicación no es tan alta como para discriminar con seguridad a
estos pacientes del grupo que no va a desarrollar sepsis. A pesar de este
resultado, os autores hacen mención a que otros trabajos sí que apoyan la
determinación de la PCT como marcador útil en la detección temprana de
pacientes predispuestos a desarrollar sepsis.

Otros marcadores (como los niveles de leucocitos, IL-6, plaquetas o la aparición


de fiebre en el postoperatorio) también han sido estudiados, pero no se han
encontrado niveles significativamente mayores con respecto al grupo sin
complicaciones que justifique su uso como marcador precoz de sepsis tras la
cirugía.

Por todo esto y una vez revisada la literatura anterior sobre el tema, el objetivo
de este trabajo es identificar qué marcadores analíticos pueden ser utilizados en
ancianos para el diagnóstico precoz de complicaciones tras la cirugía colorrectal,
y cómo varían estos en el grupo de pacientes que acaba desarrollándolas y en
los que no.
OBJETIVOS.
Teniendo en cuenta lo observado en la literatura previa sobre el tema, nuestro
objetivo principal será estudiar si la determinación de parámetros biológicos en
el postoperatorio del paciente anciano (niveles de PCR, PCT, leucocitos y
lactato en los días 1 y 3 tras la intervención quirúrgica) es un método útil para
evaluar la aparición de complicaciones relacionadas con la cirugía.
Además de este, también planteamos varios objetivos secundarios:
 Evaluar si estos parámetros pueden ser utilizados para dar altas más
tempranas (si no aumentan sus niveles en los primeros días del
postoperatorio) con la seguridad de que el paciente no va a sufrir
ninguna complicación que ponga en peligro su estado de salud.
 Determinar si estos parámetros tienen el mismo valor predictivo para
detectar el desarrollo de complicaciones en el paciente anciano con
respecto al adulto no añoso (menor de 75 años).
 De los parámetros que demuestren su eficacia para detectar
complicaciones post-quirúrgicas, determinar si alguno de ellos tiene
mayor sensibilidad o especificidad en el anciano con respecto al
paciente adulto menor de 75 años.
 Estudiar si los pacientes con una elevación mayor de los parámetros
estudiados en sangre se corresponden con aquellos que sufren
complicaciones de mayor gravedad con respecto a los que experimentan
un aumento menos marcado.
 Determinar si la elevación de los reactantes de fase aguda en pacientes
que desarrollan complicaciones post-quirúrgicas varía en los pacientes
operados de urgencia con respecto a los que se someten a cirugía
programada
PACIENTES Y MÉTODOS.
Para investigar la literatura previa sobre el tema he empleado el motor de
búsqueda PubMed para seleccionar estudios y artículos con la misma temática
que este trabajo. De entre toda la literatura existente, he desarrollado una
introducción teórica sobre el tema seleccionando artículos y ensayos clínicos
con una antigüedad inferior a 5 años (con la excepción de un artículo de 2012
que explica cuáles son las diferencias fisiológicas entre el paciente adulto
menor de 65 años y el paciente anciano, justificando las diferencias que
pueden observarse entre los dos grupos en cuanto a la elevación de reactantes
de fase aguda en situación de complicación en uno y otro grupo). El resto de
los artículos y estudios consultados (en su mayoría estudios sobre la utilización
de marcadores analíticos para detectar distintas complicaciones post-
quirúrgicas) no tienen una antigüedad superior a 5 años, no habiendo
consultando ninguno anterior a 2013.
Se trata de un estudio observacional retrospectivo sobre base de datos
recogida prospectivamente que compara pacientes intervenidos por cirugía
colorrectal mayor programada (desde el año 2010 hasta el 2018), comparando
aquellos que presentan complicaciones sépticas postoperatorias con aquellos
pacientes que no.
Además de esto, hemos observado si los pacientes han presentado
complicaciones antes del alta hospitalaria, si han reingresado en los primeros
30 días tras el alta por algún motivo relacionado con la intervención quirúrgica y
si el paciente ha fallecido en los 90 primeros días tras el alta de cirugía general
(además de recoger la causa de la muerte).

Definiciones.
 Infección del sitio quirúrgico: proceso infeccioso que se asienta sobre
una herida quirúrgica tras la intervención, siendo los síntomas más
comunes la fiebre, el drenaje de líquido purulento a través de la herida
quirúrgica y el dolor y enrojecimiento del tejido circundante a la herida.
 Dehiscencia de la anastomosis: complicación post-quiúrgica consistente
en la separación de los bordes de una línea de sutura. Existen muchas
posibles causas para una dehiscencia, siendo las más comunes la
infección del sitio quirúrgico, una excesiva tensión de los planos
anastomosados, la debilidad del plano sobre el que se asiente la sutura
o el uso de algunos fármacos como los corticoides.
 Íleo paralítico: situación en la cual la capa muscular del intestino no
desempeña correctamente su función de propulsión del contenido
intestinal, dando lugar a un cuadro de obstrucción intestinal.
Tras la realización de una cirugía colorrectal, es común que exista un
breve periodo de tiempo en el que se produzca esta situación. No
obstante, si esta situación se mantiene en el tiempo representa una
complicación post-quirúrgica que debe tratarse para permitir la correcta
nutrición del paciente.
 Sepsis: se trata de una disfunción orgánica provocada por una respuesta
anómala del enfermo ante una infección, amenazando la vida del
paciente. Es una complicación grave a tener en cuenta en cualquier
cirugía, provocada por contaminación de la herida quirúrgica por parte
de cualquier tipo de microorganismo.

Criterios de inclusión.
Para la realización del estudio experimental hemos empleado una base de
datos de 302 pacientes sometidos a cirugía colorrectal durante el año 2018,
con una edad comprendida entre los 75 y los 94 años. Dentro del campo de la
cirugía colorrectal, hemos incluido en el estudio pacientes sometidos a varios
tipos distintos de procedimientos, de forma que los resultados obtenidos
puedan aplicarse al paciente tratado en cirugía colorrectal en general y no sólo
a los que se someten a un determinado procedimiento; de esta forma hemos
incluido en el estudio pacientes sometidos a hemicolectomía derecha,
hemicolectomía izquierda, sigmoidectomía, resección anterior de recto,
resección anterior baja de recto, reconstrucción del tránsito, segmentectomía,
cierre de ileostomía, resección y la colectomía subtotal.
En la base de datos se incluyen tanto pacientes sometidos a cirugía
programada como pacientes operados de urgencia. Además, en el estudio
podemos encontrar pacientes intervenidos tanto por laparotomía, laparoscopia,
cirugía robótica o combinaciones de las mismas.
Criterios de exclusión
El único criterio de exclusión que se ha llevado a cabo es la selección de
pacientes según la edad, no incluyéndose en la base de datos en caso de que
el paciente tenga una edad inferior a 75 AÑOS.
En cuanto al registro de reingresos durante los 30 primeros días tras la cirugía,
no hemos tenido en cuenta los casos en los que el paciente acudió a urgencias
por motivos ajenos a la cirugía o que no se puedan relacionar con esta.

Variables.
Las variables analizadas en el estudio estadístico son distintos reactantes de
fase aguda usados en la práctica clínica habitual para detectar, especialmente,
procesos infecciosos. Los 4 que hemos incluido en el estudio son los niveles de
PCR, PCT, leucocitos y lactato.
El estudio de estos supuestos marcadores de complicación se ha realizado
obteniendo muestras de (una muestra de X ml de sangre por paciente y día) en
los días 1 y 3 tras la intervención quirúrgica.
La determinación de los parámetros analíticos PCR, PCT, lactato y leucocitos
se ha realizado mediante el método XXXX.
ANÁLISIS DE DATOS
El estudio ha empleado un base de datos de 302 pacientes, de los cuales 177
son hombres y 124 son mujeres.
Para estimar el riesgo que plantea la anestesia general en cada paciente se ha
empleado el sistema de clasificación de la American Society of Anestesiologists
(ASA), que clasifica a los pacientes en 4 grupos (siendo el grupo I el que mayor
riesgo tiene y IV el que más). De los 302 pacientes, el 96,64% estaban
clasificados dentro de las clases II y III (167 y 124 pacientes respectivamente).
El 2,3% de los pacientes pertenecían a la clase I y el 1% al IV.
Del número total pacientes estudiados, sólo el 2,3% de los pacientes se
encontraban en situación de inmunosupresión (pacientes
inmunocomprometidos o en tratamiento con fármacos inmunosupresores o

inmunomoduladores).
No todos los procedimientos se han hecho mediante el mismo abordaje: en 85
pacientes realizó una cirugía abierta, 104 fueron intervenidos mediante cirugía
laparoscópica y en 111 se utilizó cirugía robótica.
El estudio ha analizado la aparición de complicaciones en un amplio abanico de
cirugías dentro de la cirugía de intestino delgado, intestino grueso y recto, en
lugar de centrarse en un tipo concreto de patología. El procedimiento quirúrgico
que aparece con mayor frecuencia en el estudio es la hemicolectomía derecha,
suponiendo el 32,8% de las intervenciones analizadas. Otros procesos con una
aparición significativa en el estudio son la resección anterior baja (16,9% del
total de intervenciones), resección anterior (16,6%), sigmoidectomía (12,9%) y
la hemicolectomía izquierda (7%). El resto de procedimientos (AAP, cierre de
ileostomía, colectomía subtotal, Hartmann, segmentectomía y TEO) suponen el
12,9% de las intervenciones analizadas.
Del número total de intervenciones, fueron 182 pacientes (39,4% del total) los
que desarrollaron algún tipo de complicación en el periodo postoperatorio antes
de recibir el alta por parte del equipo de cirugía.
El estudio ha empleado la clasificación de Clavien-Dindo para determinar “la
gravedad de las complicaciones post-quirúrgicas en los pacientes que las
acabaron presentando en los 30 primeros días tras la cirugía. De los 118
pacientes que presentaron complicaciones, 18 quedan clasificados dentro del
grupo I, 62 en el II y 7 pacientes en el IIIA, encontrando al 10,26% restante de
los pacientes agrupados dentro de los tres grupos (IIIB, IV y V) con
complicaciones de mayor gravedad.

La edad media de los pacientes incluidos en el estudio fue de 81,19 años, con
una mediana de 81 años. El estudio incluye pacientes con edades desde los 75
años hasta los 95, encontrando al 78,1 % de los pacientes en un grupo de edad
comprendido desde los 75 a los 84 años.
La estancia media de los pacientes tras la intervención fue de 9,69 días, con
una mediana de 7 días. Los días de estancia hospitalaria van desde los 2 días
en el caso del paciente que más rápido recibió el alta y 67 el paciente que tuvo
un ingreso más largo. En el 60,8% de los pacientes, la duración del ingreso
hospitalario tras la intervención fue inferior a los 8 días.

Para evaluar la posibilidad de supervivencia de los pacientes a los 10 años tras


la intervención se ha empleado el índice de Charlson (que se basa en la edad
del paciente y de 19 items relativos a antecedentes médicos del paciente
relacionados directamente con su esperanza de vida). El índice de Charlson
medio de los pacientes incluidos en el estudio es de 6,66, con una mediana de
6. Del total de pacientes estudiados, el 79,13% se encuentran distribuidos entre
los grupos 4 y 8.
El estudio ha analizado las determinaciones de PCR, PCT, leucocitos y lactato
de todos los pacientes en los días 1 y 3 tras la cirugía, tanto en el grupo que no
desarrolla complicaciones como en el que sí que aparecen. Tras el análisis de
la curva ROC, el estudio observa diferente relación entre la elevación de los
distintos marcadores empleados y la futura aparición de complicaciones
sépticas.
Primer día postoperatorio.
Los niveles de leucocitos en el grupo sin complicaciones son de 9,16 de media,
con un intervalo de confianza de 8,72 y 9,59 y una mediana de 8,5. En el grupo
de pacientes que acabó presentando complicaciones vemos que la media se
sitúa en 10,114, con un intervalo de confianza de 9,3 y 10,92 y con una
mediana de 9,7.
En cuanto a la PCR, en el grupo sin complicaciones encontramos un valor
medio de 9,17, con un intervalo de confianza que va desde 8,59 hasta 9,76 y
con una mediana de 8,8. En los pacientes que acabaron desarrollando algún
tipo de complicación, el valor medio de PCR en el día 1 post-quirúrgico era de
10,93 (intervalo de confianza 9,96-11,89) y la mediana era de 10,2.

Los valores de PCT medios en el grupo que no desarrollo complicaciones fue


de 1,73, situándose el intervalo de confianza entre 0,93 y 2,53, y con una
mediana de 0,43. En el grupo que desarrolló complicaciones vemos un valor
medio de PCT de 1,96 (intervalo de confianza entre 1,08 y 2,85) y una mediana
de 0,81.
El valor medio de lactato obtenido en los pacientes que no desarrollaron
complicaciones fue de 8,95, con un intervalo de confianza situado entre 8,22 y
9,67, y una mediana de 7,6. En el grupo que presentó complicaciones, el
lactato medio fue de 9,64 (intervalo de confianza situado entre 8,33 y 10,94) y
la mediana fue de 8,7.
Tercer día postoperatorio.
Los niveles medios de leucocitos en el grupo que no desarrolló complicaciones
por la cirugía fueron de 7´65, con un intervalo de confianza de 7,32-7,99 y una
mediana de 7,3. En los pacientes que sí desarrollaron alguna complicación se
obtuvo un valor medio de 9,53 (intervalo de confianza 8,71-10,34) y una
mediana de 8,65.
En cuanto a la PCR, el valor medio en el grupo que no presentó
complicaciones fue de 11,23, con un intervalo de confianza de 10,42-12,04 y
una mediana de 10. En el grupo que sí presentó complicaciones observamos
una PCR media de 16,78, con un intervalo de confianza de 14,89-18,68 y una
mediana de 15,3.

El valor medio de PCT en los que no presentaron complicaciones fue de 2,03,


con un intervalo de confianza de 1,25-2,81 y una mediana de 0,35. En los
pacientes que sí presentaron complicaciones post-quirúrgicas vemos una PCT
media de 2,57, con un intervalo de confianza 1,54-3,6 y una mediana de 0,65.
En cuanto al lactato, el grupo sin complicaciones presentó un valor medio de
7,14, con un intervalo de confianza de 6,69-7,6 y una mediana de 6,5. El grupo
que presentó algún tipo de complicación tiene un valor medio de lactato de 8,3
con un intervalo de confianza de 7,54-9,93 y una mediana de 7.
Prueba U de Mann-Whitney.
Al realizar la prueba U de Mann-Whitney para muestras independientes sobre
los parámetros biológicos estudiados en el primer día tras la cirugía obtenemos
una significación estadística mayor de 0,05 con el lactato, lo que hace
conservar la hipótesis nula (los niveles de lactato no son distintos en los
pacientes que presentan complicaciones tras la cirugía con respecto a los
pacientes en los que no aparecen). Con el resto de parámetros obtenemos una
significación estadística menor de 0,05 (obteniendo valores de 0,005 con los
niveles de leucocitos, 0,003 con la PCT y 0,001 con los niveles de PCR), lo
rechaza la hipótesis nula mostrando que la diferencia que encontramos en los
niveles de estos parámetros en el grupo sin complicaciones y el que sí las
presenta no se debe al azar.
En el día postoperatorio 3, los cuatro parámetros estudiados presentan una
significación estadística menor de 0,05 (0,016 con el lactato, 0,002 para la PCT
y menos de 0,001 tanto para la PCR como para los niveles de leucocitos en
sangre), mostrando que los diferentes valores obtenidos en el grupo con
complicaciones y en el que no las presenta no se deben al azar, sino que son
realmente distintos.
Análisis de la curva ROC.
Para evaluar si la elevación de los distintos parámetros biológicos se debe a la
aparición de complicaciones post-quirúrgicas o al azar se han empleado dos
curvas ROC (una para los valores de PCR, PCT, leucocitos y lactato obtenidos
en el día 1 tras la cirugía y otra para los resultados de las determinaciones del
día 3.

Tomado como 0,5 la relación a partir de la cual el modelo es mejor que la


predicción aleatoria, vemos que uno de los parámetros analizados (el lactato)
no llega a ese nivel (0,46). Por otro lado, los otros 3 parámetros muestran una
relación superior, aunque ninguno presenta una relación sensibilidad/1-
especificidad que alcance el 0,6: 0,53 los niveles de leucocitos, 0,55 la
procalcitonina y 0,57 para la determinación de PCR.
En el día 3 tras la cirugía, encontramos que los cuatro parámetros tienen una
relación superior al 0,5, indicando que la predicción estimada por el modelo es
mejor que la predicción aleatoria. El aumento de la PCR es el marcador que ha
mostrado una mejor relación con la aparición de complicaciones post-
quirúrgicas (0,62), seguido por la elevación de los niveles de leucocitos en
sangre (0,60). Tanto los niveles de PCT como los de lactato tienen una relación
inferior a 0,60 (0,55 y 0,52 respectivamente), aunque por encima de la relación
atribuida al azar.
El estudio ha analizado detenidamente la curva ROC correspondiente al día 3
tras la cirugía para determinar los valores de sensibilidad y especificidad
correspondientes a la elevación de los marcadores biológicos estudiados:
Para un nivel de leucocitos en sangre de 7,55 obtenemos una sensibilidad del
67% y una especificidad del 57,8%.
Para una determinación de PCR de 11,35, vemos una sensibilidad del 69,3% y
una especificidad del 57,3%.
Para una determinación de PCT de 0,49 la sensibilidad obtenida es del 61,4% y
la especificidad del 57,8%.
En cuanto al lactato, para una determinación de 6,65 tenemos una sensibilidad
del 61,4% y una especificidad del 52,1%.
Tomando la determinación de PCR como marcador predictivo de la aparición
de complicaciones tras la cirugía (por ser la determinación que se relaciona
mejor con la aparición de complicaciones) obtenemos un VPN del 61% y un
VPP del 65,9%, confirmando mediante la prueba de chi-cuadrado que los
resultados obtenidos no se deben al azar.
DISCUSIÓN.
Durante la revisión bibliográfica previa a la realización del estudio se ha visto
que la mayoría de artículos analizados, aunque suelen analizar los mismos
marcadores biológicos, obtienen resultados diferentes sobre cuál o cuáles son
los parámetros que predicen más fielmente la aparición de complicaciones
post-quirúrgicas.
Los resultados obtenidos por este estudio muestran que tanto la PCR, la PCT y
los niveles de leucocitos en sangre en el tercer día postoperatorio pueden ser
empleados para detectar pacientes con mayor riesgo de desarrollar
complicaciones infecciosas en el postoperatorio. De estos 3 marcadores, tanto
la PCR como los niveles de leucocitos en sangre han mostrado un área bajo la
curva ROC superior a 0,6, siendo la elevación de la PCR la que muestra una
mejor relación con la aparición de complicaciones (0,62).
El estudio de Giaccaglia et al. de 2014 concluye que la PCT predice la
aparición de dehiscencia de la anastomosis con una mayor sensibilidad y de
forma más temprana que la elevación de los valores de PCR y leucocitos en
sangre (3). Los resultados obtenidos por nuestro estudio muestran que estos 3
marcadores se encuentran elevados en los pacientes con complicaciones
sépticas, aunque es la PCT el que obtiene un peor resultado predictivo, siendo
la PCR el marcador que obtiene un mejor resultado a la hora de predecir la
aparición de complicaciones.
En el artículo de Reisinger et al. de 2014 ha empleado las proteínas de unión a
ácidos grasos para detectar complicaciones previamente a la aparición de los
síntomas, obteniendo mejores métodos cuando combina este marcador con las
determinaciones de PCR y calprotectina (4). Este estudio coincide con el
nuestro en la utilidad de la PCR para predecir la aparición de complicaciones,
aunque no hemos estudiado la utilidad de procalcitonina y calprotectina en el
diagnóstico precoz.
El artículo de Walker et al. de 2018 concluyó que el ratio neutrófilos/linfocitos
medido al cuarto día tras la cirugía tiene potencial para ser usado como
predictor del desarrollo de dehiscencias de la anastomosis, aunque los
resultados indican que el diagnóstico no puede basarse sólo en esta
determinación (8). En nuestro estudio obtenemos resultados similares,
concluyendo que la elevación de leucocitos en sangre (especialmente en el
tercer día post-quirúrgico).
Los resultados expuestos en el artículo de Guevara-Morales et al. de 2018
concluyen que la elevación de los niveles de PCR al tercer día tras la cirugía
colorrectal realizada de forma programada es un marcador útil a la hora de
detectar complicaciones sépticas durante el postoperatorio (9), resultados que
concuerdan con los obtenidos de este estudio.
En el estudio de Hyspler et al. de 2015 se concluye que el lactato no es un
predictor fiable de complicaciones infecciosas tras la cirugía colorrectal (11).
Estos resultados concuerdan con nuestro estudio, cuyos resultados muestran
que la elevación del lactato en el primer día tras la cirugía no muestra mayor
relación que la atribuida al azar y que en el tercer día no la supera de forma
suficiente como para usarse por sí sola como marcador precoz de
complicaciones sépticas.
El estudio de Wierdak et al. de 2018 concluye que los niveles elevados de
PCR, PCT e IL-6 medidos en el tercer día postoperatorio pueden ser utilizados
para detectar complicaciones tras la cirugía colorrectal (12). Al igual que en
nuestro estudio, la elevación de PCR tras la cirugía tiene una mayor
sensibilidad, aunque nuestros resultados muestran también una mayor
especificidad. Nuestro estudio no ha analizado el uso de la elevación de IL-6 en
la detección precoz de complicaciones, por lo que no podemos comprar ambos
estudios en este aspecto.
El estudio de Silvestre et al. de 2014 concluye que el incremento de los niveles
de PCR en suero en los días siguientes a la intervención son útiles a la hora de
detectar complicaciones post-quirúrgicas (aunque en el postoperatorio
inmediato la elevación de la PCR carece de valor pronóstico fiable), lo cual no
es aplicable a los resultados obtenidos al analizar los valores de PCT (13).
Estos resultados concuerdan bastante con nuestro estudio, ya que los niveles
aumentados de PCR en el primer día tras la cirugía no muestran ser un
marcador fiable de futura aparición de complicaciones (aunque muestra una
asociación mayor de la esperada aleatoriamente), mientras que su elevación
mantenida a los pocos días sí que puede ser usada para detectar
complicaciones de forma precoz.
El artículo de Muñoz et al. de 2018 llega a la conclusión de que tanto la PCR
como la PCT muestran ser marcadores eficaces a la hora de detectar
complicaciones sépticas tras la cirugía colorrectal (14). En cambio, en nuestro
estudio el análisis de la curva ROC muestra una mayor asociación entre la
aparición de complicaciones y la elevación de la PCR que de PCT, además de
obtener un mejor resultado pronóstico al encontrar elevación de los niveles de
leucocitos en sangre con respecto a la PCT.
En el estudio de Lovorka et al. de 2017 llega a la conclusión de que la
elevación de la PCR, IL-6 y PCT es un método fiable para monitorizar la
aparición de complicaciones post-quirúrgicas tras la cirugía colorrectal (15).
Nuestro estudio muestra que los niveles aumentados de PCT en sangre, tanto
en el primer como en el tercer día post-quirúrgico, muestra una relación muy
poco superior a la atribuible al azar en cuanto al diagnóstico de complicaciones
sépticas, por lo que no podría ser utilizada en los primeros días tras la cirugía
para detectar qué pacientes acabarán desarrollándolas. En cambio, la
elevación de la PCR ha obtenido mejores resultados a la hora de detectar
pacientes con mayor riesgo de desarrollar alguna complicación, especialmente
a partir del tercer día tras la cirugía.
El estudio de Takakura et al. de 2013 estudia el uso de PCT y PCR en los días
1 y 3 tras la cirugía, concluyendo que, pese a que ambos marcadores se
muestran significativamente elevados en los pacientes que acaban
desarrollando complicaciones, se obtuvieron mejores resultados con la
determinación de PCT. Nuestro estudio, aunque concluye que ambos
marcadores se elevan en pacientes que desarrollan complicaciones tras la
cirugía con respecto a los que no se complican, la PCR tiene un mayor valor a
la hora de identificarlos.
Los distintos estudios consultados difieren en cuanto al valor pronóstico de
cada marcador para detectar de forma temprana la aparición de
complicaciones post-quirúrgicas, aunque la mayoría de los que han estudiado
el uso de la PCR coinciden en que puede ser un marcador útil durante el
diagnóstico.
Al analizar los resultados de este estudio, encontramos que en el primer día
tras la cirugía ninguno de los 4 marcadores estudiados se eleva de forma
específica en los pacientes que más tarde acabarán desarrollando
complicaciones: la relación entre la elevación del lactato y la aparición de
complicaciones no supera la relación debida al azar, mientras que en el resto
de complicaciones la relación entre la elevación de estos parámetros y la
aparición de complicaciones no es lo suficientemente fuerte como para ser
usados de forma fiable para determinar qué pacientes van a complicarse. Aún
así, la elevación de PCR y PCT son los parámetros que presentan una mejor
relación en con la aparición de complicaciones post-quirúrgicas.
Por otro lado, en el tercer día postoperatorio sí que obtenemos resultados más
prometedores. La elevación de la PCR por encima de 11,35 mg/L es el
parámetro que presenta una mejor relación con la aparición de complicaciones
sépticas, con un área bajo la curva ROC de 0,62. La elevación de leucocitos en
sangre periférica también ha obtenido unos resultados prometedores al analizar
la curva ROC (0,6), en contra de los resultados obtenidos en el primer día que
mostraban una mejor relación con la elevación de la PCT. Esto muestra que
existe una relación entre la elevación de PCR y leucocitos en sangre con la
aparición de complicaciones sépticas. Por último, ni el aumento de PCT como
de los niveles de lactato han mostrado unos resultados lo suficientemente
buenos como para utilizarse en el diagnóstico precoz.
CONCLUSIONES.
La proteína C reactiva seguida del recuento leucocitario es un marcador
biológico que resulta más sensible y especifico en la detección de
complicaciones infecciosas en el postoperatorio inmediato de cirugía colorrectal
programada en el paciente anciano.

La edad de los pacientes no altera los resultados sobre PCR y leucocitos.

La PCT y el Lactato no han resultado marcadores óptimos en este grupo de


paciente, para la detección temprana de complicaciones infecciosas.

Nuevos estudios son necesarios para identificar el marcador o combinación de


marcadores mas sensibles y específicos, en el diagnostico temprano de
complicaciones infecciosas del paciente anciano.
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