La Bohemia de Mi Tiempo

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UNIVERSIDAD DE AU~ALA

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RE rER
DE

p
PRECEDIDOS DE

POR

RI C A R D O PALMA

LIMA
-
PRE. TT LA I~DUSTRIA

-
1899

BUAH
BUAH
AGOT_\DO' lo ejemplares de La Bohemia de mi
tiempo y de Recuerdos de España, el autor reune
ambo libritos en e te volumen ó . egunda edición
de ello I con ligeras alteracione en el texto.
LiI1)a, Enero de 189<J.

BUAH
BUAH
LA B0HEl1IA BE 111 TIEl1P0
+\ 8 4 8 á \ 60 +
- ;,vl-·( C O N F I D E N' C I A S), . ~-

BUAH
BUAH
F 1'T 1 7 dí á la estampa un volumen de ver os, á
C los que sirvió de proemio un omero bo quejo
de la hi toria (que, por la fecha, va picando en tra-
dicional) de los primero doce mio de mi exi tencia
literaria, y en lo que fui bohemio matriculado.
Quizá, lo que ahora lean e. tr mi . confidenci
vean en u párrafo ólo un de. ho o de fatuidad
in u tancíal : pero é que. cuando el presente ea
lejano pa ado, e ta pá eina erán e timada por lo
de mpolvadore de antigualla. , tanto como yo apre-
r-ío y aquilato hogaño la charla anecdótica de lo
viej cronis ta de convento.

1
rroll ó en el P rú, la filox ra

BUAH
4 LA BOHKIJA

San Carlos, bajo la sabia dirección de don Bartola-


rné Herrera, reconquistaba su antiguo esplendor.
Por entonces llegaba de España don Sebastián Lo-
rente, era nombrado rector del Golegío de Guadalu-
pe, y ante un crecido concurso daba lecciones orales
de Hi toria y Literatura. Lorente era un innovador
de gran talento. y la victoria fué suya en la lucha
con los rutinarios. La nueva generación lo seguía
y escuchaba como á un apóstol. (1)
Abríanse, pues, para la juventud, nuevos y esplén-
dido horizonte, Arnaldo Márquez, Nicolás Corpan-
cho, Adolfo García, Numa Pompilio Llona, Clemen-
te Althaus, Lui Ci nero ,CarIo Augu to alave-
rry, Enrique Alvarado, José Antonio Lavalle, Mn-
riano Amézaga, F'rancí co Lazo, Juan Arguedas,
Trinidad Fernández, Toribio Mansilla, Melchor Pas-
tor, Benito Bonifaz, Juan Sánchez Sil va, Pedro Paz-
oldán y Unánue. Con tantino Carra co, Aci. clo
Villarán, Juan de los Heros, los hermanos Pérez,
1....arci o Aré tegui, y dos ó tres nombres más, que

por el momento se me escapan, hacían sus prime-


ros versos y borroneaban su primera prosa, desde
los claustros del colegio. Por entonces, fuera de esa
bohemia estudiantil, no hr bía en Lima sino litera-
to que empezaban á peinar cana, yeso en redu-
cídacifra-don Felipe Pardo y Alía a, don )1, nuel
A cencio gura, don Ianuel Ferrey ro , don J a
.le é

1 Don Sebastián Lorente, español, y decano de la Fa-


cultad de Letr en la Universidad de n ..Iarco , mu-
rió . fines de 1 . Entre ot ob e - de mérito, dió á la
pre una Hi toria de la. conqui a . y otra de u época
colonial

BUAH
DE III TIE::IIPO 5

María Seguín (1) don Manuel Castillo, don Ignacio


1 ~ ovoa y don :)Iiguel del Carpio.
Tosotros, los de la nueva generación. arrastrados
por lo novedoso del libérrimo romanticismo, en bo-
ga á la sazón, desdeñábamos todo lo que á c1acicis-
mo tiránico apestara, y nos dábamos un hartazgo
de Rugo y Byron, Espronceda, García, Tas ara y
Enrique Gil.-~Iárqllezse sabía de coro á Lamartine;
Corpancho no equivocaba letra de Zorrilla; para
Adolfo Garcí: m: allá de Arolas no había poeta;
Llona se entu iasmaba con Leopardi; Fernández,
ha ta en sueños, recitaba las doloras de Campoamor ;
y así cada cual tenía su vate predilecto entre los de
la pléyade revolucionaria del mundo viejo. De mí
recuerdo que hablarme del Macia» ele Larra ó ele las
Capilladae de Fray Gerundio, era darme por la ve-
na del gusto.

II

Gran Capitán de la bohemia limeña era un poeta


español, oriundo de las montaña de Santander,
mancebo de robu ta y ardoro a fanta ía, cuyas

1 Regresando de una misión diplomática á E .tados


Unidos, pereci ó Seguin en el naufragio del vapor Central
AlIlé¡'ica. La mayor parte de su ' poesias se encu ent ra n
en el "Comercio," diario del que fué, por vario años, re-
dactor principal. Un hijo de 'cg uín , joven que e inicia-
ba con brillo en el t erren o literario. murió en la batalla
de ~Iiraflore . Ante ' de h guerra con Chile había de em-
peñado algunas ecretaria de Prefectura y dos Con ,sula-
dos, En el "Correo del Perú" publicó un notable tra-
bajo titulado Americanismo en literatura.

BUAH
6 LA BOHE:UA

compo icione no cautivaban por lo mu ical de ellas


y por la elevación, un tanto apocalíptica, de las imá-
genes. En lo fiuído y armonio o. ver o de Fer-
nando Velarde, encontrábamo un vago perfume
de ideali mo y de mi terio. .Para no otro , no era
un poeta di cutible ino un poeta que e imponía.
Lo admirábamo ..... por que í .... razón magna J-
contra la cual e e trella toda crítica. En u ver o
había mucho de e truendo o, como en la mú ica de
"\ erdi. Cuando declamábamo e¡ te ramito de inco-
herencias:
~n ecovago,
fugaz retumba,
de tumba en tumba
zumbando vá ....
parecíano que entonabamo el coro de 1 JIa adieri
con acompañamiento de bombo y trombón. Y nada
digo de e te pareado:
que tu entraño de granito roa
el férreo nudo con trictor del boa.
con que lo bobemi ,águi a de maldición gitane ca,
a el ajábamo á toda muchacha bonita que tuviera
el mal gu to de ponder á nu tra an ia amero-
~ con calabaza de á libra.
Está dicho que Velarde no f cinaba con u e-
nio, á pe r de lo infinito defecto de forma que
caracterizaban u poe ía. Al lado de una e trofa de -
cuidada, pueril y e trava ante, como e te :
ublime Teide! tu grandeza admiro
m no por la c rvíz pro. terno
que ·0 también, aunque p queño, a. piro
á conqui r un por zenir terno.
Yo te mbién, Teid, yo también delir
con lo furor de un volcán interno.

BUAH
DE:m TIEMPO 7

que mi existencia borrascosa absorbe


y la arrebata más allá del orbe,
¡ pura música de Verdi ! ponía octavas ricas, de orien-
talismo y belleza descriptiva, como esta:
Risueñas vencen mi genial tristeza,
brindando flores y arrancando abrojos,
esas tus hadas de oriental belleza,
de grandes, negros y rasgados ojos;
de inmaculada, virginal pureza,
de labios suaves, cual la grana rojos,
de talle esbelto, de turgente seno,
lleno de gracias y de amores lleno.
A veces en la lira de Velarde, había notas de en-
cantadora sencillez, de ternura casi infantil. Véase .
una muestra:
Ayer me dijeron que luego partías
á climas remotos, muy lejos de aquí; .
y entonces, mi vida, sentí tanta pena,
al ver que tan lejos te vas para siempre,
pensando que acaso te olvides de mí.
En fin, que no me he propuesto escribir un ensa-
yo de crítica literaria, Velarde era, en Lima, el poe-
ta á la moda, y no había frescos labios de rosa que
no recitasen sus versos, ni estudiante que, leyéndo-
los, no se sintiese arrebatado de entusiasmo.
Velarde publicó un semanario (que tuvo gran bo-
ga y dos años de existencia) titulado el Talismán;
y más tarde, coleccionó sus poe ías en un libro, Flores
del desierto. Entonces aparecieron, en un diario, va-
rios artículos de hermosillesca y superficial crítica.
Palabrería, hojarasca, relumbrón! Tratándose de te-
jer corona para la frente de un poeta, habrá siempre
manos más listas para poner en ella espinas que no
laureles.

BUAH
LA BOHE1IU

Entre los bohemio. de mi tiempo, poco Ó nada


fructificaba la envidia. Estábamos convencido de
que el camino no era e trecho como el del paraíso,
ino ancho, muy ancho: y abíamos, que, con per e-
verancio, llegaría á la meta todo el que hubiera ido
favorecido por Dio con algun dote de ingenio.
Leja de no otro el poner piedrecillas para hacer
tropezar al que nos llevara un pa o de ventajn. La
bohemia entera alió, pues, en defen a del poeta e -
p< ñol, que i no acataba mucho la gramática ni la
forma , por lo menos rendía siempre culto á la be-
lleza. ~ [o tengo pres ente cual de no otro', ( ospecho
que Llana) fué el autor de e ito magi trale verso
-o te amedrente el ponzoños o dardo
.l-

de turba vil que, con rencor ba tardo.


te provoca y te in ulta .... ; firme lidia ~
porque jamá vió el mundo. noble bardo,
fuezo in humo, gloria in envidia.
...-0 obstante, Velarde cometió la niñada de amo -
cal' e; de un tra tazo le rompió la cabeza al critica -
tro, y te cante tó con otro varapalo que le des-
é

compuso un brazo al poeta.


De pué de 1 55 \-elarde salió del Perú. recorrió
la república de Colombia y Centro América, fijan-
do por algún tiempo. u re ídencia en _ lleva York
T

donde, en 1 61, dió á luz un nuevo tomo de bellí si-


ma ~ campo icione . Presumo que ; Velarde le e -
cocía aún el garrotazo del crítico i pue. tu \'0 la in-
. en atez de execrar, no á u enemigo. ino á la na-
ción á que e te pertenecía. Velarde, á quien tanto
hr bís di tin uido 1. buena ociedad de Lima, y á
qui n tanto habír mo amado lo bohemios, re. pe-
tándolo y admirándolo como á mae tro, nos corre -

BUAH
DE:llI TIE ¡PO 9

pendía, en su nuevo libro, con este sinapismo capaz


de levantar roncha á un cadáver.
Maldita seas, sociedad inculta,
ruín y mezquina cual roño, o cobre;
no comprendi te la aflicción oculta
del peregrino infortunado y pobre.
E cupe al genio y la de gracia in uIta,
mientras bastarda corrupción te obre,
porque mañana yacerás hollada.
de tu miseria en la espanto a nada.
Los que íntimamente conocíamos á Velarde no
empeñamo , entonces, en o tener que la in ultado-
ra octava r flejaba sólo la exentrici lad del carácter
del poeta; y el tiempo vino á probar que tuvimo ra-
zón al juz ar a í. Cuando onó para el Perú la hora
de lo grande. infortunio', Fernando Velarde envió,
dende Londres, su ofrenda para la. corona fúnebre
de Miguel Gran, el bravo marino que ucumbió he-
roicamente en el combate naval de Angamos ; y, con
ella, palabras de aliento y de con uelo que revelan
que, en su e píritu, hallaban eco la angu tia y des-
ventura de Ion peruano. Aquella agre íva octava
no pudo brotar del corazón, ino de lo exaltado de
u 1. tema nervio o. Fué un arranque de mal hu-
mor. un delirio de febricitante, y... nada má .
En 1 71, Velarde publicó en Londres, u tercer
tomo de ver os, notables, más que por la exhuberan-
cía de entimiento poético en ello encerrada, por el
súbito cambio de sus ideas filosóficas y religio sas,
A Velarde lo habíamo tenido por ortodoxo, tan á
macha-martillo que picaba en fanátic con ribetes
de O'ilito de calzo. En u último libro e exhibió ra-
cionali ta o ado, furio o enemico de la frailería y de

BUAH
10 LA BOHEMIA

lo, jesuitas, inclinado á las prácticas de la iglesia


é

anzlicana. Pero siempre poeta, y poeta admirable,


á pesar de que el hielo de los años pesaba sobre su
cerebro.
En 1 1 murió en Londres, á los cincuenta y seis
año de edad, el cántabro poeta que tanta influencia
ejerciera en el movimiento literario que se inició
en Lima, por los años de 1848.

III
La última carta que de Velarde recibí fué en 1 71,
conte tandoá una en que le pedía me remitiese al-
guna de us poe. ías inédi ta , para engalanar con
ella las páginas de mi album de autógrafos. Hé
aquí la, bajo vario aspectos originalísima, composi-
ción de nue tro amigo, y á la cual doy lugar en es-
tas confidencias, así por la circunstancia de no ha-
ber e publicado antes como para que los pocos, de
entre mis lectore , para quienes sea desconocido el
poeta de las Flores del desierto, puedan formarse
idea de u manera de ver iñcar y de la entonación
caracterí tica de su armoniosa lira.

A UNA BELLEZA AMERICA.-A

alud, mil vece, niña poética.


gloria inefable de la Américas!
Tu acento e grato como las mú icas
de la cele. te arpa querúbicas.
Ere e beltn como la palmas
que blando mecen h hri vagas.
Hay en tu ojos, cuando t in pira ,
glorias, mi terio y profecía .

BUAH
DE MI TIEMPO

Tus ojos negros como la muerte,


hieren las almas íntimamente.
Como tus ojos son mis memorias,
dulces y tiernas y melancólicas.
Tu seno tiene deliquios suaves
de voluptuosas felicidades.
Entre tus labios, dulces y tenues,
bullen los ríos de los deleites.
En todo tienes tan dulce magia
que, al verte, aplauden todas las almas.
Si fuera joven como la aurora,
yo te brindara perlas y rosas.
Si fuera hermoso como los ángeles
i alma de mi alma! yo osara amarte.
Mas ¡ ay! la cólera de mi destino
entre nosotros puso un abismo.
Mi amor, profundo como los mares,
gime en desiertas inmensidades.
Mi pensamiento, triste y sombrío,
surca del éter el grande abismo.
De mis verdugos el odio negro
borra los astros del firmamento.
Pilatos viles y horrendos Judas,
abren sangrientos mi sepultura.
Mis huesos roen como antropófagos,
esos e birros de los demonios.
Ay! en mis rotas entrañas llevo
el buitre horrible de Prometeo!
y tú, radiante de amor y vida,
eres un mundo de poesía.

BUAH
12 LA BOHE HA

Ere el tipo más rico en magia


de la beldade americana .
Tu voz, má vaca que el arpa eólica,
e. una amant , dulce salmodia.
Cuando onríes, cándida niña,
ere la gloria de la alegría.
Cuando entre muda ombra fatídica
tal vez soñando, tierna. u pira ,
el sciende entonce del alto empíreo
In eterna mú ica de lo infini "
Del univ r o solloza el alma,
cuando en tu. ojo brilla una lágrima.
• i tú cantaras de amor un himno,
de amor temblaran mundo y abismos.
Ere má bells que la . peranzr
de una alma virz n y enarn rada.
El' má pura que la inocencia ....
; alma del alma: bendita a:

~ '0 me a trex..eré á decidir i la


era m' ó men . ilu trad. que la d
ue e tirnul, ha e n u aplr u o á
leír u ver o" . que ocupaba d
oc iones má, , como de la política . .1.·uma Pornpilio
Llona, nacido en Guayaquil en 1 32, que, e educab:
n . n e rlos, publicó una compo ición rótíca ti-
uladr Libertinoje. El Fi cal e e candalizó con u
I -tura, "h acu: Ó ante el Jurado. m' ndando reco-
r pre i· ment el núm r del di¡ rio en que corría
impre 'lo • qu 110 rué un. nt cimiento' hizo más
ruido qu un t mblor. La beata " 1 hipócrita y

BUAH
DE .11 TIE.ll 13

lo tonto se declararon por el Fiscal: e pagaba. :


buen precio, una copia de lo ver, o ; lo cole iale
y la colegialas, á quiene co taba t r bajo ret ner
en la memoria el texto de Hi t ri sagrada, e
bían al dedillo la anatematizada poesír ; y el nombre
de Llona volaba de boca en boca, y u f ma poético
oe dilataba. fé ma que. haciéndole jus ticía, él hr . -
bid o d pués robu tecer. La acu ación fi scal no tu-
vo consecuencia; pue el Jurado manife tó 1, sufí-
cien te Hu tración para echar tierra obre ella. Llona
o

no es de lo poetas llamados á morir junto con lo.


hombres de u generación. Literato, en la más am-
plia acepción de la palé bra, es merado en la forma,
dí icamente correcto, vigoroso en 1 expre ión y
levantado en idea aunque lijeramente peca á y -
1

ce. de ongórico, ... 'uma Pompilio Llona. ocupar'


. iempre culminante lugar en el Parna ameríca-
no. (1)
C i á la vez que la compo IClOn Libertinaje pro-
ducía uru tormenta, no menor era la que levantaba
una novela que apareció en el folletín de (El Comer-
cios. u autora era una dr ma al' entins -la ~ ñor
Juana _Ianuela Gorriti - y la no,' la titulába La
Quena, producción inmorr lí im . ' juicio de lo mo-
ji ato ; per . al nu tro, d . pu . de e idilio de
Jorge 1 aac que e llama J[(lJ ta, la m: bella nov -
o

h que ha e crito en la América l, tina. 121 La Go-

BUAH
14 LA llORE.lIA

rriti, sin e cribir verso , era una organizacíó alta-


mente poética. Lo bohemios la tratábarno la
mi ma llaneza que á un compañero, y u casa era
para nosotros un centro de reunión.

El doctor don. Iieuel del Carpio, magi trado, es-


tadi ta y literato, era el Mecenas de la bohemia. El
no' repetía iempre, con diver as palabra, esto
alentadores concepto que hace poco oí tarn ién, en
la tribuna del Ateneo, á Manuel González Prada, jo-
ven literato llamado á conqui tarse gran renombre:
- • Acusar á u paí de ingratitud, ha ido, e v será
• recurso de inepto y de preten ios os in mérito
• real. Hoy todo pueden e cribir y hablar. exhi-
• biéndo e tale como on. i hay sabio oculto, que
• no descubran u. abíduría ; si hay literato emi-
• nente , que no. en eñen us producciones. En el
• gran certamen del iglo, el que no alza la voz e por
• que nada tiene que decir. Dudemos de los genios
• mudos. El reinado de la inteligencia se afirma en
• el mundo. y el hombre de verdadero talento pasa el
• Rubicón, dejando atrá á la aristocracia de la san -
• gre y la arí tocracía del dinero.v->
Carpio se complacía en que asistiéramo á su ter-
tulia nocturna, en la ual no aga ajaba con e quí-
ito Ioka, deli .ío chocolate de Apolobamba, y ri-
quí irnos habano. Corpnncho, :;\lan illa, García,

d la guerra con hile. u. novelas forman tr vol ú-


mene. ímpres en Bu no Air . por el editor e, sav: -
He. ..Iurió n Bueno' íres. fin d 1 92.

BUAH
DE .11 TIE)lPO 15

Camacho, Arguedas, Bonifaz, Fernández, Pastor,


ánchez Silva y yo éramo de los más a iduo .
Allí conocimos y tratamos á Ignacio ~ ovoa, ilu -
T

tradí imo literato que murió en Chile, en 1 ¡5, de. -


empeñando la Legación del Perú y que, en la admi-
nistración Pezet, sirvió la cartera de Hacienda (1);
á Manuel Ca tillo, un vate tan incorrecto como n-
timental (2); Y á Aníbal Víctor de la .Torre, Minis-
tro de Relacione Exteriores en la época de la pre i-
dencia de Manuel Pardo, poeta de la mi ma con-
diciones que Ca. tillo, y que, en 1 1. abatido por las
fune tas noticia que sobr la suerte de su patria le
llegaban, se suicidó en la ciudad de Buenos Aire ,
donde estaba en mi ión diplomática del gobierno
peruano. un Corno Carpio, Bonifaz y Fernández,
lo tre eran arequipeño , y hacía tiempo que, para
ello, e había pue to el dorado 01 de la juventud.
in embargo de la de igualdad de edades y de po i-
cíón ocial, fraternizaban con no otro ,y e entían
como remozado con nue tra fe ti va y un tanto pe-
dante ca cháchara e tudianti1. Omito recordar aquí
el nombre de otros jóvenes concurrentes á la tertu-

1 En la "Rev} ta de Lima", y en el' Correo del Perú"


e encuentran la principal s produccion de ... ovoa
T

2 e tillo murió en 1 69. pocos me~ . d spué que


Carpio. us poesi e encuentran dispe en "El Co-
mercio" y otr periódic de la época.
3 De La Torre b y un cuadernito d ve impr
en Arequipa en 1 6. Y una leyendita- Lacruz de Lima-
tambo - impresr en Lima en 1 "32. Lo curio que
aqu 1 cuadernit principia < con un net titulado. .
'dio, sinie tro pI' ntimi nto qu . en 1 dí juveniles.
tuv el de venturado poeta.

BUAH
16 L. BOllE HA

lía, que después han figurado ventajo: amente en la


política, en el foro, en el magi terio y en la tribuna
parlamentaria, Cinco sei , de entre ello, llegaron
ó

á el' ha. ta ~ Iinistro de Estado,


Carpío prefería u di cutible reputación de poeta
y lit rato, ~ 1 merecido renombre que u acierto en
el manejo de lo a untos públicos, y. u honorabili-
dad é ilu tración jurídica le habír n conqui tado ,
A í somo los hombres! Desdeñamos lo conseguido,
y rremos afano o tras lo que e nos resiste. El
bagaje p ético de don Migue! e reducía á media do-
cena de anacreóntícs á lo . . Ieléndez Valdez. muy
limada en la forma. pero muy pobre! en el fondo;
otra' tanta ilva ame toria , en la que la imáce-
nes mitolócica abunde. ban ; y una oda al ~li ti que,
in valer ran cosa, era la obra mae tra de nues-
tro anciano amigo. Arnaldo ~rárquez la juzgaba
a sí:
Carpio escribió como una e pecie de oda
á un cerro de Arequipa. En ella aca o
e con umió su poesía toda;
pero e tu obr ervación no viene al caso.
Como la oda ya no e ti' n de moda,
le han perdonado todo te n mal pe o;
Y e a, ademá , se abona en rande cala
con r y. tan. ntigua como mala.
1 ro i don . . ligu 1 del arpio, en le apas ionada
rítica, no p aba de afi íonado ó amaiei r de la.
mu ,en cambio po..eía un corazón de oro para
amar .' lo pta. Su Ce , u me '1 ibaríti -a, u.
libro, u influencia, y pe .ho qu ha ta u boj i-
11, ran nu tro. Cuando él era Mini tro d ta-
d 1 11 mi e tábam de pláceme : podíamo

BUAH
DE nt TIE. ¡PO 17

a pirar á todo y alcanzarlo todo. Por fortuna para


el ~ Iinistro, sus bohemio no eran pedigüeño ni
pretencío o en política. L: juventud de entonce
no tenía la petulancia de creer e en aptitud de im-
poner á lo gobiernos un plan de conducta adminis-
trativa. ni se imaginaba que lo clau tro del cole-
gio podían convertirse en centro clubs revolucio-
ó

narios.
A do ó tre de nosotro no ob equió don Mi.. . uel
del Carpio, y sin que lo solicitáramos, que en e o
e tá el realce de su acción, una canongía de mer-
ced, que no otra co a eran lo título nombramien-
ó

tos de oficiale del Cuerpo político de la Armada.-


Conviene, decía Carpio, que la nación favorezca á
e to muchachos, que son Ce i pobre de olernní-
dad, con un sueldecito que les permita eguir e tu-
diando in el' gravo o. á su famílir : yen efecto.
recíbíamo men ualmente treinta :r do pe os ( que
eran la mitad del haber íntegro de e os canónigos)
y teníamo derecho para usar el bonito uniforme de
ofíciale de marina. El gobierno no ocupaba en el
servicio activo sino á lo que a sí lo pretendían; y lo
favorecido bohemio eguíamo nue tro tudio
en el cole cr io, muy contento con comer de la pr
boba del presupue to, lejo del mar y de lo buque
de guerra.
Era el 7 de Febrero de 1 52, día de mi cumple-
año . y don Miguel me había invitado á su m. .
.Tunto: mi ubierto, ví un pliego la cra 1 y con e-
llo mini t rial. Don Iiguel abí dí r e t< orpre-
con una delicadeza que ya no e u . El por qué
un año m' tarde ( y , 1 veint d mi dad ) aban-
don' el col io y, haciendo u del títul encerrado

BUAH
18 LA nOIIEl\lIA

en aquel pliego, serví activamente en la Escuadra,


resignándome á ser presupuestívoro, no es para re-
ferido en estas páginas. Eso no se relaciona con la
literatura, sino con el corazón y las calaveradas de
la mocedad. Además, no me he propuesto hacer to-
davía confesión general de mis culpas, aunque ten-
ga segura la absolución plenaria por parte del lec-
tor, que de pecadillos como el mío tendrá henchida
la conciencia. Al apuntar este episodio, que me es
personal, he querido sólo tributar público homenaje
de gratitud al venerable anciano á quien debí estí-
mulo Y protección.

VI

No siempre era don Miguel del Carpio Ministro,


Consejero de Estado ó Vocal de la Excelentísima
Corte Suprema; pero siempre era Censor de teatros.
Los otros dos censores eran Ignacio Novoa y un
viejecito antediluviano, notable por lo descomunal de
su nariz y por su ignorancia en materia de letras;
pero que calzaba muchos puntos en punto á presun-
ción. Puedo afirmar que ninguno de los bohemios
de mi comunión sometió jamás obra á su censura.
Para los escritores noveles no hay aplausos más
codiciados que los obtenidos sobre el escenario tea-
tral. Aquello de oír, en todos los tonos, el grito de
-¡ el autor! el autor! que salga el autor !-repetido,
á la vez, por mil. bocas, e para enloquecer á todo
muchacho aspirante á sentar plaza de hijo mimado
de las musas.
Arnaldo Márquez fué el primero de los bohemios
que, sin encomendarse á Dios ni al diablo, se lanzó

BUAH
DE .11 TIKIPO I!l

á e cribir para el teatro. Empezó con algo que él


llamaba drama patriótico, y que yo no sé como lla-
marlo. 'I'itulábase La bandera de Auacucho. Los
ver o de .Iárquez que e , como alaverry, Althau
y García, uno de los má notables líricos contempo-
ráneos, en tu iasmaron al público; pero argumento,
caractere y ituacione dramática no había en La
bandera de Ayacucho. Pocos me e de pués dió á
la e cena Pablo ó la familia del mendigo y La car-
tera del ~Iinistro, drama no meno de venturados
que el anterior en cuanto á condicione de arte; pe-
ro bellísimamente versificados. Márquez, mozo de
muy claro talento, llegó á convencer e de que, con
us producciones teatrales, no alcanzaría ino lo
aplau o de una noche, que en u lira no tenían re-
onancia h trr jedia, el drama. ni la comedia, y no
volvió á reincidir en el pecado. Oyó con docilidad
lo con ejos de Ignacio . . ovoa ; y á fe que u nom-
T

bre literario ganó en ello. (1)


[icolás Corpancho invadió la e cena con El poe-
ta cruzado, drama de zorrillesca ver ificación. Exí-
to y ovación más e pléndida no ha alcazando ni al-
canzará quizá poeta alguno, en Lima. El drama de
orpancho . e repitió durante varia. noche, y i m-
pre con entu ia ta aceptación; pero no era
d rama, ni con mucho. A lo urno, era una leyenda
oriental escrita en ver os más ó menos armonio os,

1 Con el título de 1 íota, perdidas llegó il.publicar Már-


quez, en 1 62. dos tomíto de poe. ias. Ha escrito, en
verso. mucho y muy bueno; pero us mejores comj i-
cione andan di. perss en 1 s periódic . Recientem n-
te ha publicado, en Barcelona. do volumen . cont nien-
do . u . trnduccione del teatro de. hake. pea re.

BUAH
20 L. BOn~IL

Tampo-

BUAH
DE :"11 TIEl\IPO 21

YIl

_Iuy poco antes de que Márquez y Corpancho e


lanzaran á escribir para el teatro, un ingenio (de
cuyo nombre no quiero acordarme ) exhibió una fe-
nomenal comedia política titulada-El barbero sal-
cador la Confederación -en la cual el ari tocrá-
ó

tico general Santa-Oruz descendía del olio pre i-


dencial para echar, en plena barbería, una mano de
palique con el rapi tao Recuerdo que la comedia ter-
minaba con esta ramplona redondilla:
i algo vale en este día
un barbero alvador,
perdónelo u rted, señor,
y déjelo para cría.
El público e negó á dejar al autor para cría de
malo poetas y. al caer el telón, e talló una ilbatina
que convirtió el teatro en plaza de toro .
Idéntica uerte tuvo, por aquellos día, un drama
indije to - La decapitación de Luis XlTI - en la
cual el verdadero decapitado fué 1 ntido común.
Imaefncn e ustedes que. en e. e mamarracho, se ha-
blaba de un mundo de cuatro polo : que ~ Iaria . n-
toni ta vomitaba chi t ~ de manola: y que el C. -
peto hacía una alusión á Bolívar - á la batalla de
Junín.
P: reja con to en" ndr ~ e rri 'ron una ome-
dia, cuyo título he olvidado. ~ crita, en col. bora-
ción. por un Ce ballero d l. ari tocracia cuzqueñr y
'1 . nciller de la 1 zación fr ..nce en Lima. 01 -'.
dia en la que aparecía en la e. cene un burro. el

BUAH
22 LA BOBE.'!IA

cual fué saludado por el público con los grito de


i el autor! el autor!; los Misterios de Lima, desdi-
chada producción de un italiano Ro etti; Clemen-
cia la desenterrada, aborto de un eñor Rodríguez
Gutiérrez, hijo de Guayaquil; y El in. urgente, de -
papucho de don An elmo Yáñez, notable pintor qui-
teño avecindado en el Perú, pero infelicísimo dra-
maturgo,
y ya que de disparates escénicos me ocupo. no de-
bo dejar en el fondo del tintero - El puñal de Ba-
yaceto - de 1 idro ~ Iariano Pér z, muve timable co-
mo poeta lírico. Era eso un de atino en cuatro jor-
nadas, con moro y cristianos, ultán y odali ca .
El drarnita era una filigrana..... de cobre. De de el
título hallaron los bohemio tela en qué cortar.
Juan de Io Heros improvi ó e te epigrama:
Al autor de e a obra zaina
le preguntaba un alférez;
dígame u ted, eñor Pérez,
¿e e puñr 1 tiene vaina?
y Trinidad Fernández, criticando un di curso par-
lamentario, decía, refiriéndo e al diputado orador:
Tal me fe stidió el ujeto
que lo hubiera as inado,
i á mano hubiera encontrado
el puñal de Bayaceto .

VIII

Lo triunf e e m . de ..Iá rqu z y Corpancho


del'pert ron en mí el de de en yar mi fuerzr en
el drama, uce ívamente dí al teatr tre mons-

BUAH
l>E sn TIE:\lPO 23

truo id. de . Yo militaba. por entonce , en la fila


del romanticí mo. y era de lo poeta que encienden
el cigarrillo en una e trella del cielo. La hermana del
cerduqo, abominación patibularia en cuatro acto ,
fué mi obra de e treno. El protagoni ta era Juan En-
ríquez, el verdugo real del Cuzco, aquel que de p•.
chó al otro barrio á Gonzalo Piz 1'1'0 y á Franci co
de Carbajal; pero mi Juan Enríquez se parecía al d >
la. hi toria como una góndola de pe cador á un na-
vío de tre puente. Argumento y caractere eran
de. atinado ha ta dejarlo de obra. Pero lo verso
gustr ron al público, arrancaron aplau o ,y 1 au-
torcillo fué llamado á la e cena. Tenía yo di ci i t
año, y aquella noche crecí un geme en e tatura .
otro g me en presunción.

BUAH
24 LA BOHEl\llA

yeso que había en él párrafos


de partir el corazón,
como dijo Bretón de los Herreros; pero, en el segun-
do, ponía yo en boca del galán alusiones políticas de
actualidad, zurraba la badana al ministerio, y decía
pestes contra la ley de represión dictada, no cuando
Rodil comía pan en el Callao, sino pocos días antes
de salir á luz ese precioso fruto de mi numen: y cata
que el entusiasmo rayó en frenesí, y me llamaron
tres veces á la escena, y la gratitud del beneficiado
hizo caer, no de las nubes sino de las bambalinas ó
del techo, sobre mi cabeza coronitas de laurel hechi-
zo. Qué noche aquella! Víctor Hugo me la habría
envidiado. Para colmo de venturanza mía, la auto-
ridad prohibió (é hizo bien) que volviera á represen-
tarse el drama, salvo que me aviniese á suprimir al-
gunas redondillas. Pero ¡ quiá: i Era yo bobo para re-
nunciar á la dicha de repetir, á grito herido, que era
un mártir más de la buena causa y una nueva vícti-
ma de la tiranía?
A Dios gracias, ocupaciones prosaicas me alejaron
por entonces de Lima, dando tiempo á que me con-
venciese de que para dramaturgo me faltaban dotes y
e tudio. Hice un auto de fe con mis tonterías escé-
nica y c'est fini, no volví á e eribir dramas.
Tómeme Dio en cuenta, yen descargo de mi cul-
pas, lo sincero de mi arrepentimiento y la franque-
za. con que confie o, urbi el orbi. mi pecado mortal
contra las letra .

BUAH
DE II TIEMPO 25

IX

Lui. Benjamín Cír nero . nacido en Lima en lL :Ji,


con tagió con el mal ejemplo que le dimo . - . cri-
bió un. alegoría patriótica, en un acto - El pabe-
llón per llano - que, francamente, e bellí ima - le
mereció ju ta ovación. Alzuno m . m' tarde pro-
dujo u muss un drama, en cuatro acto - Alfredo el
secillano -que, en medio de grande defecto, tiene
situaciones de interé dramático. Hay poca origina-
lidad en el argumento, que parece calcado. obre la
es ena del alfiler en l. Marqarita de Borqoña de Du-
ma. y Gaillardet, y obre uno de lo Cuentos de la
reina de ~ ~aml'Ta. Alfredo e un Don Juan de paco-
tilla: pero n cambio, h. - un tipo de beata, que e la
Brfgidr de Zorrilla, mejorad. en ter .io y quint . La
virreina que no pre entr Ci neros una virreina
de fanta ía, ;) la CO tumbre que pinto e tán en lu-
cha abierta con la verdad tradicional hi tórica. A
ó

p sar de todos su lunar .• lfredo e , entre lo dra-


ma que produjo la boh mi •. el que m jore ( ndi-
cion d tal reune. En ·u. nto á l. v ifi ación. :.
. sab qu Ci nero h. . ido iempr mimarlo por
Apolo, Y que tan elezante poet corno culto y deli-
ado nov li tao ti Julia. m" que su Edqardo. . ,:
mi juicio, una novela de la que puede enorzull ('PI'. ' (>
la literr tur, nacional.
.\ la y z que Ci snero . .l. Tarci o :\1", t ui ( 1autor
del Padr Hortin, noveln ). C]11 no sup hac r v r
dió un drama n pro. a. titulado La tenqan.za de tui
ma ridn, u obtuvo m diano ixito. Tambi 'n
•I 1<'1101' Pa toro otro bah mi mal ave ni lo con 1:1.

BUAH
26 L. BOHE:llIA

mu , y que era un jorobadito de inagotable y agu-


do chis te, hizo repr entar u drama, en pro a, Ro-
qerio Ó la Fatalidad que. p < en ayo, no e del to-
do malejo.

BUAH
DE MI TIE)lPO 27

contrariar la voluntad del cielo? Debilidades y capri-


chos humanos!
Hoy Salaverry reside en Europa, atacado de gra-
vísima dolencia, que lo imposibilita para toda labor
literaria. (1)
Pero si el drama no ha lozrado aclimatarse entre
nosotros, puede sostenerse que en la comedia de cos-
tumbres, de que tan bella muestra nos legó don Fe-
lipe Pardo en su Don Leocadio, nuestro teatro cómi-
co no tiene rival en América. Dejando para párrafo
aparte hablar de Manuel Segura, el Bretón de los He-
rreros peruano, pasemos rápida revista sobre las co-
medias á que dió vida la bohemia de mi tiempo.
La Beata, se tituló una comedia de don Manuel
Ortiz de Zevallos. El autor procuró imitar, en el diá-
logo, á Moratín ; pero quedó rezagado. Al poeta le
faltaba espontaneidad, y á la comedia argumento.
Toribio Mansilla hizo representar una traducción,
en verso, de la Mari/ni Delorme de Víctor Hugo, tra-
ducción acogida con frialdad, sin embargo de ser bue-
na. Los profanos negaban todo mérito al traductor,
creyéndolo incapaz de producir algo de su co echa.
Man illa probó con El prisionero en Bolivia, come-
dia en dos actos, que si traducía bien, escribía mejor.
Tal vez en la comedia de Mansilla se inspiró el autor
del Po. tillón de la Rioja, pue el arzurnento e idén-
tico en ambas producciones.
Pedro Paz Soldán y Unánue (Juan de Arena) el
m' jov Il de pué de Con tantino Carrasco, de lo
bohemios, compuso otra comedir en do acto - El
il triqante castigado - que abunda en ítuacione

1 'alaverr)" murió en París por lo' añ de 1 90.

BUAH
2 L.\ BOHE)UA

cómicas. en e cene bien dialogadas, y en versiflca-


ción fácil y acentuada de criolli mo. (1)
Bu carle tre pie al gato. comedia en tre acto
de .Tuan Vicente Camacho, ciertamente que no e tá
; la altura de 1. anteriores. ,-,u tipo son más ma-
drileño que limeño. principalmente el do don Pe -
dro Advíncula de Albornoz, que no e ni m' ni me-
no que el capitán hr blador de J[arcela. A pe al' de
su lunares la comedia u tó infinito, y con razón.
Camncho no upo hacer malo verso, y todo cuanto
alió de u pluma reviste corrección, y forma, y aqui-
latado buen gusto, (2)

XI

BUAH
DE .Il TIE;\lPO 2f1

sin preocu par e poco ni mucho del arte poética. En


él todo era genial y e pontáneo. En u redondillas
hay e . difícil facilidad que no e obra del arte ino
de la naturaleza.
El sarjenio Canuto fué, en ] H9, • u primer ensa-
yo. i Cuánto chiste! Y á la vez ; cuánto descuido rít-
mico! Pero de ]842 á L 45, en que escribió La aya
1/ manto y La moza mal a, el poeta mejoró infinito.
Fué en 1 55 cuando los bohemio lo e timulamos
para que acudiese la pereza. En e año dió tÍ. la e -
cena El resignado y Nadie me la pega; en 1 56 ila
Catita, esa admirable comedia cuya paternidad no
desdeñaría el gran Moliére : en ] 5 , Un juguete y
Percances de un remitido: y po teriorrnente, Lances
de Amancaes, El cacliarpari y Las tre viuda..
En la edición que de lo artículo , póe ía ~ come-
dia' de gura ha dado á luz, en 1 6, el editor Prin-
ce, hay una pieza en tre acto - El santo de Pan-
chita - que aparece e crita en colaboración conmigo.
Pue de confidencias e trata, quiero . el' ex pan ivo
y dar á conocer la in ignificante participación que
tuve en e gracio íma comedia de gura.
Una noche me leyó te u obra. y aplaudiendo yo
é

('1 tipo de doña Feliciana, como perfecta copie de ori-


g-inalpor ambo conocido, me p rmití decir! qu ha-
bír n el argumento campo para exhibir á otra vie-
ja, que no era ieualmente familiar. Di currimo
lar o, terminando ezura por dejarme el manu cri-
t , pe r. que yo viera cómo y donde podría ncua-
dr el nu \"0 p r sonnje, al que .on ven im or en
bautizar con 1 nombre d d fía eh rnbita. 1
cen a VIII, IX y X del egundo acto, y poquí imo
ver o en el r .ito de la pieza, cuanto de mi pluma

BUAH
L nOIlE.HA

hay en el Santo de Panchita, -y, aun ene a e cenas,


mi amigo añadió varia redondillas.
Al César lo que es del César. Defraudaría el méri-
to de egura i creye e que la insignificante colabo-
ración mía aumentó en un quilate el valor de esta
comedia, que e repre entó, por primera vez, en el
beneficio de una buena característica, yen una noche
de conmoción popular. Recuerdo que, á 1, hora en
que se levantó el telón, npimos que el pueblo estaba
batiéndose en el Callao, á dos leguas de Lima, con-
tra una parte del ejército, á la cabeza del cual se en-
contraba el Presidente de la República don Ramón
Castilla. Aquel día tuvo principio el famoso bochin-
che conocido por el de las puertas y uentanas, que
no fué sino una prote ta, nada pacífica. de lo artesa-
no contra undecreto gubernativo, que acordaba cier-
ta franquicia aduaneras á los artefacto venidos
del extranjero. A pe al' de lo poco propicio de la no-
che, la beneficiada tuvo teatro lleno, y la comedia fué
caluro amente aplaudida. Llamado lo autore á la
e cena, ésto se hicieron ardo. Jamá epudo con-
eguir que egura e pre ntara obre el pro cenio,
por más que el público y u amigos lo exigieran. En
una de la repre entacione de ~T a Catita, teníamo
lo ~ bohemio preparada una gran ovación al poeta.
o pechólo é te ó úpolo con certeza y emigró
ha ta Chorrillo. En egura la modestia igualaba al
mérito.
egura murió en Lima, á fine de 1 71. Do de
. u comedia (Percances de un remitido y Las
tres viuda) on l. única que, por extravío del ma-
nu crito, no e encuentran impre. as en la colección

BUAH
DE .H TIE:\IPO

completa que, de las obra. del vate limeño, ha publi-


cado el editor Prince. (1)

XII
Repito que pecaríamo de ingrato. lo bohemios
si dijéramo que la ociedad limeña, de 1 -1 á 1 60,
no e es eó e tímulo y aplr u o. Lo' homhre de
E itado, las eminencias en toda la carrera públi-
ca ,'se impu ieron el deber de alentarnos. Voy á
comprobarlo refiriendo algo que me es personal.
Rice yo en 1 59, la traducción de un capítulo- La
Conciencia- de la Leyenda de los. iqlo« de Víctor
Rugo. Don Felipe Pardo que, corno Bello y Olmedo,
e una de la imperecedera' gloria literaria de la
América latina, qui o que le fue pr entado para
felicitarme. ~ ~ada hay que halague tanto al oldado
ra o como alcanzar, en el campo de batalla, una di -
tinción enhorabuena del general.
ó

Aunque la parálisi tenía po trado su cuerpo, el


eerebro del egrejio literato con ervaba toda u luci-
dez. ~ unca habría yo podido ima o-inarme que mi
T

trr duccíón, que es ca i lit 1', 1, realzara. la grandezr


del original francés, mérito que aca o no debo con i-
derar corno exclu ivo de mi ingenio, ino que t ca
en mucho á la índole d la len na. El monótono mar-
tilleo del alejandrino gálico, no al -anza á rey tir

(1) Ha poco hemo visto el manu criro de amb com-


di. ~ en po r del ilustrr do e te rático de l. Univer id: d
de Lima. Dr. D. Javier Pn 10 y Uzart che, quien ti .n
el propó ito de publicarlr . muy en hr '-P..

BUAH
LA BüHE:mA

la idea de la solemnidad que la pre tan el endecasí-


labo y el eptasíl, bo castellano. Hoy mismo sigo cre-
yendo, como don Felipe Pardo, que mi traducción
de La Conciencia es de lo mejor que, en ver o, ha
salido de mi pluma.
y á propósito de traducciones. En mi tomito,
A¡'monías, que publiqué en París en 1864, hay una
composición que, andando los tiempos, fué traduci-
da al alemán por el poeta Luis Darapsky, en su libro
Andina, yal portugué por el poeta bra: ileño Joa-
quin erra, en u libro Cuadros. ¿Por qué no habré
de confe arlo? En amba traducciones mi poesía está
mejorada.
Un crítico brasileño, Luir GuimaraesJunior, aplau-
de la finura, la melodía, la caprichosa sencillez de
la traduccíón de erra i y yo, á quien el amor de pa-
dre noofu ca, tratándo e de mi. verso, me apresu-
ro á declarar también, franca y lealmente, que el va-
t del J aneiro ha sabido embellecer mi pensamiento.
us cuatro versos finales, sobre todo, tienen un per-
fume de resignación cristiana que en los míos ape-
nas e deja sentir. Si caen bajo de sus ojos estas con-
fidencia , acepte el bardo maranhen e mi más cor-
dial y fraterno abrazo.

XIII
Tuvo nuestra bohemia una condición que la ca -
racterizó hizo temible: - el buen humor de los bo-
é

hemio que, acatando la honra ajena, ere; n implaca-


bles para burlarse de lo disparates con que alguno
benditos, sin aplicación al estudio y sin lr menor

BUAH
DE .11 TIE1IPO

dote literaria, ennearecían 1 columna de lo día-


rio . La bohemia fundó un periodiquito semanal ti-
tulado - El Diablo - en el que zurramo lindamen-
t ¿' un ñor Portillo, autor de La novena de 1
Mercede: ,Lo a» ore de un 11 ari io y Lin de qui
d cien. ((,¡10 , t r pecado ordos que él be utizó con
el nombre de novela . El Diablo, aunque no zó de
lar 'a vida, fué verdaderamente diabólico, :f dió n
poco: malo rato á lo hijastro de Apelo.
L' en aladas y puchero> d J mm de lo Hero , el
bohemio mát rebelde para acatar la. forma o téticr ,
pero. después de egura ' de Ramón Roja y Caña ,
( 1) el limeño de má al criolla que he conocido, oca-
ion, ron, n indige tienes, ino dolore de cabeza á
tont ensrreído y pretencio o . .l. TU tro cocinero
," lpimentaba, en pr a y ver o, gra io í ima ace-
tilla.' ó revi te . emanal . Recuerdo que un día,
entre lo avi o oficiale del -Comercío-, apareció 1
iguiente: - .En la calle de O¿ lonje e ha encontra-
• do vazando un burro hechor. u dueño puede o u-
• rrir á re larnarlo en e ta Int ndencia de Policía,
• donde le rá devuelto, previo el • bono del a to
• qu u manutención hubiera oc¿ ionado.• -La a -
He de alonje, zec in al e nvent d 1 Irail
tino qne ent nc e , como en 1 ti mpo de Lope d
O'uirre, eran de lo qu e p r cili cio. r zalo p ni-
ten la, mantenían mancel» , era call habitada por

BUAH
LA TI HE HA

mujerzuela' de vids alegre y par aporte sucio. .luan


de lo Heros, d pués de comentar larznmente. y en
pro chispean el aví de la autoridad, t rrnina-
ba a í:
Pero en eso no e tá la pelotilla.
ni la cor e la octava maravilla:
lo que encuentro de grave y climatéríco
y q le tiene á mi coima con hi térico,
e. el haberse hallado al tal borrico,
mucho má, die tro picarón que Quieo
y mucho m' hipócrita que un monje,
pas ándo e en la calle de Calonge;
porque burro, y hechor, y en calle tal,
prueban que e delincuente el animal.
Por aquello dír un di tinzuido critor chileno,
Franci co Bilbao, publicó una rida de uta Ro. a.
opús ulo criticado por Hero en una redondilk .
La polémica enfra có.hubo tiroteo lar o entre lo
bohemio de antir go y lo de Lima, y, á le po tre,
fuimo no otro lo vencidos; porque nue tro riva-
le n probaron por a+ b que ntr Ro nació ....
no recuerdo i en Limache en Quillota. • . .0 tenía-
ó

m ,pu ,para qu ' zuir plumeando. ni • tal' el


hierro d la an r ni el fó foro d 1c r bro en de-
f n a de nta ajen•. j Ojr lá qu , cuando lo d An-
tofr ta y el ca us ftederi , hubieran nu tro hom-
br del obierno imitado á lo bohemio, en la po-
lé mica int rnaci nr 1 promovida por Bilbao y Juan
d 1 ~H r
H

BUAH
DI': l'Il TIE.1PO 35

ta pública de pollinos, y en verso e formulaban la


propuesta y las adjudicacione al mejor postor, y
el público reía; todo reír. i Cuánt ingenio o y cáu -
tico varapalo á ministro y diputado. ! i Cuánto ga -
to de agudeza epigra mática ~ He 01vidado cual de
no otro fué el autor de e t pareado, que vive hoy
mi mo en boca de todo limeño, y con el cual inmor-
tnlizamo á tres coplero infelices:
Fuente .10I'ante, Iturrino:
Suma total: un pollino.
alaverry publicaba también us eh irigota ó tun-
da . á malo cómico y peores poeta tros. r; no de
ello dió á la pren a una ver aina qu concluía con
e te de papucho:
No hay en el mundo quien mi cuelo a. ombre.
Claro e que ni el autor entendió lo que e crito de-
jaba, ni no otro tampoco. A alr verry se le atra-
gantó el pícaro endecasílabo, y exclamó cálamo eu-
Trente:
• Iiren al candidón de pi rnas flaca.
como no encuentra quien 'u vuelo a ombr ~!!
...-" alza apena del uelo en do e taca ,
y ya juzga u talle la de un hombre!
y porque n: arta berza y . pina e
quiere, el vate raquítico, renombre,
- e orprende, al derramar 'u acíbr 1',
de no ver e ya en bu to cu 1 Bolívar.
Líbrame i padre Adán! de tanto burro,
d t:: nt vile literario cuervo !
Ya de cucharle u graznar me aburro
y uf 1'0 rato de martirio ac rbos:
L

BUAH
36 LA BOHKtIA

Vanamente á los médicos ocurro .....


me matan, me a esinan los protervos !
Padre Adán! i e ta cría multiplicas
¿médico para qué y á qué botícas?
También por e o tiempos como en lo. actuales,
había en el Congre o repre entantes que pronuncia-
ban di cur o que no tenían desperdicio en punto á
disparates. La pren a se en añó contra uno de esos
infelices; pero los bohemio altamos en su defensa
con do ó tre cornpo icione , fu tigando en ella á
10 crítico, de una manera aparente; i bien conclu-
yendo iempr por darle la razón en el último ver-
so. Recuerdo el fraemento final de una ilva :
Honra á la patria dan lo Cicerone,
y al mortal que á hablar sube á la tribuna
yo lo pongo en lo cuerno de la luna.
• ofarse; vive Dio ! no e dar razones
aquí, ni en China, ni en nación al una.
~o! no entra en mi honr das conviccione
(aunque paso por mozo de la tuna)
de un Diputado hacer chickirimico . . . .
; ¡ i Pero también qué hacer i e tan borrico l l l
Fué. igualmente, de aquello día de juvenil fo fo-
re encia, e te oneto que e hizo mu . popular:
Hr blaba un Diputado en el Con re o,
en Lima, uito, Bo otá ó antia o,
pue fiel memoria de lu are no hago,
y nadr importo el itio del suce o.
- i quer 1 loria lib rtad, pro r o.
á R roa con mpl d : _ ir d que tra o
11 e el puñal de un Brut , á qui n halnzo
del patrioti mo díó 'lo el e. c o.

BUAH
DE 1I TIEMPO 37

y Roma e alvó:- ~I un tunante,


de aquello que en la be rra echan venablo ,
le gritó, con alcohólico eruto :
- Esa e teta, fiar preopinante!
i un bruto 1\'Ó á Roma; eómo diablo
no salvan á esta patria tanto bruto?

XIV

El párrnfo anterior e habría hecho interminable,


si hubi 1'<1 con ignado en él toda la trave uras ge-
níales ' poética de mi. camarad '. Pero no d bo ni
quiero pa al' por alto un, quintill á 1 que tengo
ley. porque me pu ieron n peli ro de ufrir un man-
teamiento que habrír eclips do la memoria del de
ncho Panza.
Entró de moda en lo col zio celebrar el cumple-
año del rector el término d 1 exámen con la
ó

repre ntación de un drama; y el repertorio de Zorri-


Be era iempre el ele ido p re víctima de la afición
d clamatori. de lo e tudíante . Una noche apar -
ció en 1 .Comerci »e sta

CAI{TA DE QGEYEDO \. ZORRILLA.

Querido P P : te e cribo
d de el rincé n inf mal
d nde por mi chí t vivo,
qu . al no h e 1'10, fu ra squivo
con b rdo U: 11 inmortal.

BUAH
3 LA BOHEl'nA.

Con los diablicos me estaba


durmiendo muy sosegado,
cuando escucho que estallaba
tal gresca que enojos daba
al diablo más endiablado.
Era que, entre bastidores
pintados á mamarrachos,
con músicos rascadores,
con recios apuntadores,
farsa hacían los muchachos.
Juan Tenorio dan aquí;
acá El rey y el zapatero;
un papa moscas ví allí;
acá rey de turbio cuero:
y triste lloré por tí.
A un monago con cerquillo
lo ví de Alcalde Ronq'ltUlo;
y ví, Pepe, de igual modo
á una pava con moquillo
luciendo El puñal del godo.
Representa al Intendente:
no te quedes, Pepe, ledo,
y en este mundo caliente
quemaremos á esa gente. -
15 de Agosto. - QUEYEDO.
Dios de Israel, y la polvareda que levantaron las
condenadas quintillas! Los estudiantes se echaron á
averiguar cuyo era el padre de ellas. -Antojósele á
alguno adjudicarme la paternidad, y creo que no
me calumnió, y cata que tuve que vivir tres días sin
darme á luz por esas calles. Don J'uan Tenorio acom-
pañado de Ciuti; Don Pedro el Cruel con su capítán

BUAH
DE II TIEMPO 39

zapatero; el alcalde Ronquillo con u jauría de al-


guaciles; y el rey Don Rodrigo con un pelotón de
godos, no dejaban, ni á sol ni á ombra, lo alrede-
dore de mi casa. Habían jurado, no darme paliza
que me rompiera hue o, ino mant arme, lvo que
yo me aviniera á e cribir otra ei quintilla can-
tando la palinodia y ati faciéndolo cumplidamen-
te. Y mi amigo parlamentalx n con ello , y no ha-
bía forma de avenimiento. Al fin, lo rectores de los
colegios tuvieron que intervenir, y manejaron los
bolo tan acertadamente q ue, ~ in el cacareo de la re-
ciente intervención Hulburt-Blaine, llegamos á un
tratado de paz, amistad y comercio.
Ca, ¿ del tiempo: En 1 6 era yo nador por el
Departamento de Loreto : y tanto Don Juan Tenorio
como el l' y Don Rodrigo ocupaban un illón entre
mi compañeros de tarea legislativas. El alcalde
R nquillo había c' mbiado la. toga por la p, da, y
era ya coronel con mando de batallón. En cuanto á
Don Pedro de Castilla, era un acaudalado azucare-
ro que nos oh equiaba con opíparos almuerzo, en
lo que, ellos . yo brindábamor lar o por la quinti-
llas de marra.

xv
Voy á con ( rur párrafo apart á alguno' de lo
bohemios.
Hablando con propiedad, Jo. é Antonio de I......avr lle
no era un b hemio. Perteneciente á la ari tocracia
le 1 pergamino. hijo único y h redero de gran
fortuna, si e cierto que no vagamundeaba y era

BUAH
40 L.\ nOHE.IIA

actor en nue tra broma, no por eso dejaba de fe -


tejarla , de de u encierro en el colegio de Guada-
lupe, y de estar íntimamente ligado con mucho de
no otros. No era, á fe, voluntad para ser bohemio lo
que le faltaba!
La valle e dió á conocer con un buen libro - Don
Pablo de Olaride. . u rida y su. obras- intere ante
estudio histórico biográfico obre el tan e clarecido,
como infortunado. limeño, autor del Evangelio en
triunfo. En eguida fundó con Toribio Pacheco,
e regio publici ta arequipeño, la Recista de Lima,
publicación quincenal de 4 páginas, y que, .omo el
anti ruo Mercurio peruano, e CO:'1 iderada hoy como
la iniciadora del ran movimiento intelectual que e
h. de rrollado en el país. ~ Ianuel Pardo. deudo de
Lavalle, y m:' tarde Pre idente de la República. se
dió á conocer como e critor en la. páginr de la
Rerista.
Lavalle publicó en ella mucho y excelente: traba-
jo de interé hi tórico, como los titulado O' Hiq-
gin ,.A.nfequera, Valdés. Abascal y la Perricholi,
De de esa época empezó á figurar en nue tror Con-
gre os y en la carrera diplomática, en que tanto ha
obresalido; ma no por e o ha de deñado un 010
in tante el cultivo de la hi toría y de la Iiterntura.
. lucho y bueno ha dado á luz en lo año. pos terío-
re á aquello á que e ta confidencia. e refieren .. u
e tilo e castizo, elegante y obrio, cualidade en que
ninzuno de nue tras e. critore lo aventaja.
La Reci fa habría alcanzado á tener larga vida si
I ...a valle, forzado á erv ir á la patria en el extranjero,
n hubiera tenido que abandonar u dir ccióu, de 1.
cual e eneal' Ó J . Ca. irniro Ulloa, un bohemio
que abunde lx en dot de 1eriodi ta político. L'1 po-

BUAH
DE MI TIE.IPO 41

lítica obligó á Ulloa á poner, mi' tarde, la dirección


de la Revista en mano de Camncho y mías: y tuvi-
mo la mala uerte de el' lo epultureros de publi-
cación tan valio a en mérito, y tan ávidamente 0-
licitada hoy por la importancia de lo artículo con-
tenido en. u iete tomo . Carpio, .. ovoa, lo Par-
?

do ( don Felipe.don Jo. y don. 1" nuel ), • Iariano Ál-


é

varez, Pacheco, Tejeda, aldaña, la eñora Gorriti,


Fruncí co Lazo, cuanto, en fin, manejaban con al-
gún brillo la pluma del pro ador del poeta, enga-
ó

lanaron con sus producciones la publicación funda-


da por Lavalle. De pué" óloel Correo del Perlé, en
la inmen idad de periódico literario que han. al ido
en Lima, podría, por u ei año de duración y por
el mérito de lo artículo, rivalizar con la. Recista
de Li na. (1)

XYI

Lo bohemio e van :
Cumple á nue tra pluma tributar en e te párrafo
un homenaje de cariño á h memoria del que fué
nue~troíntimo amigo, en lo ya lejano día de l( ju-
ventud. y depo itario de nue tra primera confiden-
cia en 1. ruda batalla de la vida. Junto, ca i, en-
tramo en la vida literaria hicimo nue tro en 'a-
é

yos en la nbrasada arena de la pren a política. 1.<1.


caracterL ti a mode tia de nues tro amigo ha impedi-
do que u nombre ten a en el paí . la re onancía á que,

1 Lavalle murió en Lima. en 1 93.

BUAH
42 LA BOHE~IA

como e critor culto y pen ador juicioso, tuvo con-


quistado derecho.
E bocemos á la ligera, y antes de ocuparnos del
bohemio, la vida pública del hombre.
Juan áncbez Silva, nacido en la ciudad de Caja-
mares el12 de .la '0 de 1 26, vino á Lima, apenas
concluída u educación en el colegio de u paí na-
tal, por lo año de 1 49. A la azón, en competen-
cia con f'l decano de nue trs prensa, acababa de
fundar e un diario - El Correo peruano- redac-
tad por Lazo (don Benito), Vigil, ~ Iariátezui y otros
prohombres de la época. ánchez ilva encontró allí
ocupación como corrector de prueba ; tuvo de pués
la ección de crónica: m' tarde la admini tración
del diario: y por fin, á Ir muerte de Lazo, fué re-
dactor principal. La energía. de u pluma para com-
b tir la admini trr ción que ucumbió en lo campo
de la Palma, le e carreó ría persecuciones, que
terminaron con un de tierro [ Chile. Triunfante la.
revolución, en Enero de 1 55, ánchez 'iln volvió
á la patria, y mereció del mari cal Ca ·tilla el empleo
de oficial auxiliar del Ministerio de Ju .ticia. Allí
u ~ ptitude , su ilu tracíón, u prodigio a memo-
ria, u con tanci. en el de empeño de la labores ad-
mini tri tiva " y u acri ola ls honorabilidad, le fue-
r n apto nd genere I apr cio : - en grado tal que,
cinco mio d 1 u' , alcr nzaba título de ofi .inl ma-
y l' m propi d. d. cal' o que h. ti s mpeñado hasta
el dÍ< 1" su f. II -imi nto Diciembre d' 1 9:i). La
Ire -uen ' 1 rtur • clones polític: que, en e o
- -inticinc años, he ufri lo nu itra patria, pa aban
in que lo' Gobierno que e ...uc dían, ni lo a rpiran-
t á emple . de Ir nación, le inquieta' n en lo me-
nor. i hay hombr ' ne e::;' rio , incue .tíonable

BUAH
DE 1I TIE~PO 43

BUAH
44 L. BOHElIIA

esgrimía sin piedad el látigo, tratando á sus autores


como á mercadere que profanan el templo del arte.
In juicio de ánchez Silva sobre Antoni], Teresa
y La. señoritas de 8aint-CY1' motivó una larga, de-
coro a )~ bien o tenida polémica con José María Se-
guín, literato tan notable como infortunado. Dicho-
o tiempos! Entonces los hombres de letras esgri-
mían solo la arma del talento. La personalidad era
para ellos agrada. eguín y Sánchez Sil va fueron dos
adversario que, sin alardear de ello, calzaban guan-
te blanco.
Como egura, Corpancho, Salaverry, los Pérez
)" demá bohemio de mi tiempo, Sánchez 'ilnt vi-
vía íntimamente entre bastidores, mimado por los
cómico y por la actrices, siempre recelosos de
lo alfilerazo del crítico. Emilia Hernández, To·
ríbia ~ Iiranda, las hermanas Fedriani y la Podio;
O'Loghlin, Manuel Dench, Pepe Alom o, Rendón y
demás artista de mérito que pisaban el escenario de
Lima, en aquella época le debieron críticas que, si
bien producían una eqraiiqnure en la epidermi de
la vanidad. dicámo lo a í, en cambio no la timaban
la honra ni ridiculizaban la personalidad del ar-
ti tao
Corriendo lo. tiemp . ánchez ilva fué nombra-
d cen '01' del teatro, y en el de empeño de ese cal"
go siguió ostentando el mismo atinado criterio de
que tan clara prueba diera en los días de la bo-
hernia.
En u pluma hr bía mucho de la de J ovellanos, que
h

era u ídolo en mr teria de bien decir y de galano es-


ribir. L: memoris de nue tro ami o err prodigio-
a, - tant que e nbír de coro 1 Pan y toros del

BUAH
DE .11 TIEMPO 45

admirable prosista e pañol. y página' entera de sus


demá libro.
Otra particularidad capricho, a de nues tro bohe-
mio. Daba preferencia á don Modesto de La Fuente
sobre Larra, lo que ocasionaba frecuente di putas
entre los gel'undisfas , que éramos lo meno, y lo
figari fas que éramo lo m: .
Entrado. ánehez Sil va en la carrera pública, se
alejó de la bohemia: y aunque de pué escribiera
mucho, y notable, obre política y admini tración,
juzgar lag producciones del hombre serio no entra en
el plan ni en la índole de e te trabajo.

XVII
En puridad de verdad, Mariano Amézaga no fué
un bohemio. Era un muchacho que llevaba adentro
un viejo cejijunto, pues rehuía tomar participación
en nue tras aventura. y calaveradas de mozo ale-
gre y travie o . Vivía ligado á mucho de no tro
ólo por el vínculo del compañeri mo de colegio y
por el de la aficione literarias.
Amézaga fué iempre un pen . dor, un doctrina-
rio, ca i un apó tol. Fué un propagandi ta del credo
radical, y el entusía mo qu de pl zó en defen a de
u idea le atrajo, como al bio Vi il, el odio im-
placable de lo j uitas y de la gen de acri tía.
u folleto en favor del matrimonio civil y en con-
tra de 1, conf ión auricular, le produjeron nada
ro n que una excomunión. Lógica con uenci
d lla fué el que mucho de u cIien ,que lo ocu-
paban como abogado le retiraran la defe de u

BUAH
4li LA B( HE lIA

cau a , fieles á la prescripción romana de no dar pan


ni agua á un hereje vitando. Aunque sitiado por
hambre, el filó ofo no abjuró de us ideas ni el lucha-
dar cedió un palmo de terreno.
La policía autorizaba, por aquello tiempos, una
farsa y robo públicos con. L tentes en que tunos,
vestido con hábito penitencial, y beata de correa
al cinto recorrieran las calle :r penetraran en la
cr solicitando limo. nas para el culto idolátrico
de tal cual imazen. Aquella ocaliña e caudalosa,
ó

e a explotación de las ricr veta del fanati. mo y la


ignorancia, ejercida por una vieja que cargaba pe-
sada efigie del Nazareno coronado de espinas, irritó
al iconoclr ta • mézag a inspirándole una terrible
campo íción, que alborotó el gallinero. De ella re-
cuerdo e to apó: trofe :
Mujer que, por vil rutina,
va confundiendo, men !?U a ela ,
la mi serir de tu nada
con la grandeza divina,
Dio no ha de bajar al lodo
á mendigar compasiones,
ni ha de oprimir tu pulmones
de tan repu nante modo.
\.mézaO"a, comoe critorpolítico, se di. tinguió bas -
t nt n el perlo i uno, u rá ter, como u pluma,
fu r n i mpr el acero, y ji. m entró en compo-
n ndr que, n 1 m nor, pudi ran e u r en de acu 1'-
do n u íntim y honrada conviccion . Tran -
p r ntábs ,en 1 al" tico de u e tilo al o de la
amargura y d lá hiel que l. dec ep iones habían
apo entado en u alma.
mézaga murió en 1 94.

BUAH
DE JI TIE~lPO 47

XVIII
Manuel Trinidad Pérez, nacido en Trujillo el 30 de
layo de lu32, era en esa falange de aficionado á la
letras y calaveras del arte, el repre entante del vi-
gor fí ico. alaverry y Luí Ci nero lo bautizaron
con el apodo de Porthos, nombre de uno de lo mos-
queteros inmortalizado por Duma ; y á fe que el
Porthos peruano, cuando era asunto de andar á tra -
tazo y mojicones, no le iba en zaga al francé .
Pérez vino á Lima por lo año de 1 51 y, á poco
meses, los bohemios lo dimos de alta en nuestro
campo. Era un muchachote llano como camino real,
iempre alegre, y bravo in fanfarronería. u color
moreno, y su negro y poblado bigote; su alta e. ta-
tura , el cabal desarrollo de su cuerpo y . n fuerza
mu cular, imprimían en u per ona algo del tipo
árabe.
Contraste curioso! Los hombre de letras casi
iempre tienen infame carácter de letra. Trinidad
Pérez era, como Fernando Velarde, unr lujo a ex-
cepción de la reela. En la sala de sesiones de la
Municipalidad de Lima, se exhibió un precio o cua-
dro caligráfico trabe jado por Pérez.
Do. comedia en pro a. - El emigrado y La In-
dustria y el Poder - fueron u produccion de
bohemio, acogíds ambs con aplau o. ~i quiero
ni debo en ta leyenda de la bohemír nacional, en
estos mis recuerdo de cincuentón, manejar el escal-
pelo de la críti a. .Ie esfuerzo por entir y por
pen r como ntía y pen ba en , ya par íem-
pre d vaneeíd ,horas de mi vida de bohemio, ho-

BUAH
4 L.\ BOHE:'tIIA

ras de ilusión y de poesía. Recuerdo que La Itulus-


tria y el Poda me pareció, por entonce, un feliz
en ayo; hoy, no lo reelería por miedo de cambiar de
concepto. Con los años me he vuelto muy exigente
en materia de literatura dramática. Tri ste cosa es
envejecer!
Mariano Isidro Pérez, hermano de Trinidad, muy
estimable como poeta lírico, escribió y dió á la es-
e cena media docena de dramas ba tante desdicha-
dos. Era un excelente camarada que murió, en
1 0, por consecuencia de una afección pulmonar.
Entrados los bohemios en la edad del juicio, Ma-
nuel Trinidad empezó por establecer un colegio de
instruccion preparatoria. . é hizo luego un viaje á
Europa, de donde regresó trayendo las prensas y
tipo de la. mejor imprenta que, ha ta 1 71, se hu-
biere conocido en Lima. En materia de tipografía,
el antiguo bohemio era un art.i tao Dígalo «El Co-
rreo del Perú-, semanario de literatura fundado por
Pérez en 1 71, Y que, por la limpieza de impre ión
y buen gu to en el formato, mereció premio en las
ex posicione de Parí , Filadelfia, Am terdarn, Lima
y antiago.
Débele la tipografía nacional las mejores y más
elegantes edicione , salidas hasta hoy de nue tras
prensa. Lo número de prima anual que el pro-
pietario del -Correo del Perú. ofrecía á su su crito-
res, y en los que colaboró cuanta pluma notable po-
seía el paí , bastan para inmortalizar el nombre de
nue tro amigo, como hombre de letras y como sol-
dado del trabajo,
Habiendo adquirido en 1 7' , por muerte del padre
de u e po a, la propiedad de le hacienda an An-

BUAH
DE 1'11 TIEl\IPO 49

tonio de Chaucay, en la provincia de Chota, Pérez


se vió forzado á entrar de lleno en la existencia del
agricultor, dando de mano á sus gustos literarios.
A í desa pareció el .Correo del Perú-, desaparición
con la que han perdido no poco las letras nacionale .
Innumera bIes semanarios de literatura se han exhi-
bido después, sin alcanzar los eis años de vida que
tuvo el fundado por nuestro amigo.
Pérez fué asesinado, el 9 de Setiembre de 1 79, por
un grupo de bandidos, en una de las pampa de u
hacienda.

XIX
Clemente Althau , nacido en Lima en 1835, vivió
en plena bohemia, y fué activísimo colaborador en
todas las publicaciones literarias de su época. AI-
thaus, como poeta, se distingue por la corrección de
la forma, llegando hasta á sacrificar ante ella la cla-
ridad del concepto. Para mí, Althaus fué el má
académico de nuestros literatos.
En 1872 coleccionó, en nn volumen de 600 página
en 4.°, las poe ía que e cribiera en los veinte años an-
teriores, volumen que honra al fecundo poeta, á la
vez que á la literatura nacional. Encuéntranse en
e e tomo compo icione e pléndidas.
También, en sus últimos tiempo, cultivó Althaus
la poe ía dramática. u Antioco, drama deriguro o
cla ici mo, e más para leído que para repre entado.
Como individuo, Althau rayaba en excéntrico ó
extravagante, y u pulcritud en afeminamiento. Era
4

BUAH
;;0 L. B HE 11.

un romántico ]J1l1' ang que vrvia en lucha con el


pro aísmo ocial. había creado para un mundo
í

ideal. fantá tico, y. naturalmente, mortifícábanlo


infinito la realidade de e te mundo n ual 7¡ ma-
terializado.
En 1 i6. atacado de grado ima enfermedad cere-
bral, marchó. lthau á Parí . donde e ometió á
lo cuidado de un célebre médico alíení tao Lo re·
curso de la ciencia fueron e térile , y el má culto
de 1 poeta peruano de mi tiempo, murió , com-
pletamente loco, en 1 1. u re. too reposan en el
e menterio del Padr Lachai 'e.

BUAH
DE . 11 TIE.IPO

ra

BUAH
LA BOHEl'IIA

y tu sonoras orque tas


las mú icas militare .
Lo Ande, e as montañas
que con su pie las entrañas
del globo ra gando van,
páginas son donde están
bien escritas tus hazañas.
Leo allí toda tu hi toria,
donde dejaste memoria
de que tu constancia pudo
dejar de palmas desnudo
todo el árbol de la gloria.
En pocos hombres de mérito he visto cebarse, más
tenaz y cruelmente, la de gracia como en Adolfo
García. Agoviado desde 1 1 por todo linaje de in-
fortunios, entre los que no fueron los menores la mi-
eria extrema á que e vió reducido, durante los ne-
fastos años de la ocupación chilena, y el suicidio de
su hija Cristina, tuvo el poeta ataques de furiosa
locura, y murió el 15 de Octubre de 1 3, debiendo
á la caridad pública un nicho en el campo santo.
Recientemente se trasladó el cadáver á nicho perpe-
tuo, por iniciativa del Municipio.
Además de las composiciones que dió á luz en el
(Correo del Perú" y entre las que se encuentran dos
muy bellas tituladas Luz y A mi hija, Cristina, en su
matrimonio, dejó inéditos tres libros de verso. Gar-
cía versificaba con la facilidad de un Lope de Vega.

BUAH
DE .11 TIJWIPO 53

Aunque Con tantino Carrs ca, hijo del Contralmi-


rante don Eduardo Carra: ca, nació en 1 41, Y< en
1 55 era guardia-marina, y e relacionaba íntima-
mente con los bohemio, Datan dee a época u pri-
meros yero os.
Con agrado al e tudio de lengua , era mediana-
mente conocedor del latín, griego, hebreo y quechua;
el italiano, francé é ínglé le eran también familia-
re . Poco jóvene he conocido má e tudio o que
Con tan tino ; y e ta dedicación, en un hombre de dé-
bil organí mo tí ico. de arrolló en él la ti is. Carra -
co tuvo riempre un aspecto infantil y delicado, en
armonía con su carácter dócil y mode too
El americani mo en la poe ía era u ideal litera-
rio; y dan te timonio elocuente de e ta a piración
del poetr u inspirad. ílva Al árbol de la qUÍ1 a, en
l' que hay trozo digno del cantor A la agricultura
de la zona tórrida, y u galana traducción del Ollan-
ta (dra ma originariamente e. crito en quechua. ) que
le mereció entu iasta ovaci ón en el Club Literario, .
donde dió lectura públics á u trabajo.
La ví . pers de u fallecimiento, el I. v de Mayo de
1 77, Con tantino Curra co llamó á . u amigo el lite-
rato don Eugenio Larrabur y Unánue, y le entregó
lo. originales de sus poe ías. Cuatro me es má tar-
de, Larrabure la dió á luz en un volumen de 560
páginr n 4°, volumen qu e timamo como una jo-
ya literaria.

BUAH
54 LA BOHEl\nA

Sabido es que los enfermos del mal que arrebató á


Carrasco conservan, hasta en su agonía, la lucidez
intelectual, 'sr fué, en esos angustio os momentos,
cuando el moribundo poeta improvisó este soneto.
Ay 1valle es este de perpetuo llanto!
¿ quién se entrega á dormir en blando lecho
mientras oye, en el fondo de su pecho,
del ajeno infortunio el eco santo?
t Quién eximirse puede del quebranto
al ver, del mundo en el turbión deshecho,
la virtud sucumbiendo sin provecho,
y sordo el cielo á sacrificio tanto!
Cuando veo i oh dolor! que mis hermanos
son vil presa de bárbaros tiranos
Ó e clavos gimen de destino adverso,
ni paz encuentro ni placer di viso ....
Para ser yo feliz, era preciso
que lo fuese también el Universo!
Con un cariño intenso, que no es de estos tiempos,
amaba el poeta á la humanidad, y no podía ser indi-
ferente á sus reve es y sufrimientos. Si debiera ha-
cer )'0 la inscripción funeraria de Carrasco (añade
Larrabure en el conceptuoso prólogo del libro) me
limitaría á grabar, en letra' de Ol'O, ese soneto sobre
u lo a. ería el epitafio más sencillo y, acaso, el
máa elocuente.

XXII
.Iosé Toribio Mansilla, nacido en Lima en 1823, fué
enviado, á la edad de once años, ti.educarse en Fran-
cia en el liceo de Enrique 1V', Y regresó á su patria

BUAH
DE :\11 TIE IPO

en 1 ·H. Mancebo de carácter exaltado y romances-


co, se entu ia mó ante el propó ito de ser uno de los
vengadore de nue. tro de astre bélico en Ingavi, y
entó plaza de oficial en el ejército que e ali taba
para abrir nuevr campaña obre Bolivia, En 1 45 se
. eparó del ervicio militar, en la clase de capitán, y
entró de lleno en la vida de bohemio. Fundó un dia-
rio - «El Album» - que tu \-0 poco m' de un año de
exi tencía. y en él se dió á conocer como poeta y co-
mo polemi tao
Pero si bien en Mnn illa hay que reconocer talen-
t é ilustre ión, para s r verace ,debemo confe ar
que u poe ía pecaba de ampulo a y su artículo.. . de
gálico Ó afrance ado . Era natural e ha bía fami-
liarizado poco con e critore y libro ca tellanos.
He ta 1 60 fué Ian ílla obligado colaborador en
¿

cuanto periódico, político ó literario, aliern en Li-


ma, y como camarada fué el má ~ bohemio de lo bo-
hemio . Aunque hijo único, u anciana )T acaudala-
da madre tenía el capricho de mezquinarle r cursos,
obligándolo á pa al' por toda. la. e trecheces . opor-
tada íempre con buen humor por lo bohemio que
no teníamos padre ó madre con caudal. Y. Ians illa
era, entonces, muy feliz en u forzada pobreza.
De ernciadarnente para él y para la . letra nacio-
nales. el bohemio se di pertó una mañana heredero
de una fortuna que excedía de un cuarto d millón.
'on la riqu zn brotaron en u alma cierto. humillos,
que obligar u lo ¡ lti vo: boh mio á alejar. e de él;
á

Y Mansilla se echó en brazos de ami O' nuev . que


lo arra traron al juego y otro xcesos. nte de
tre año, 1; mi ería to 'lb, á la puerta del derro-
chador.

BUAH
56 LA BOHE.IIA

Fortuna, alud y hasta el talento se evaporaron


en nuestro compañero. Hace veinte años que su ce-
rebro se ha e terilizado, que su pluma nada produce.
Hoy .... es un anciano que arrastra un cuerpo acha-
co o y un e píritu hebeté. (1)

XXIII
Aci clo Villarán nació en Lima, por Diciembre de
1 41.
Fué bohemio, es bohemio y morirá bohemio.
Hoy u orgullo e cifra en el' el decano y el porta.
e tandarte de la bohemia nueva.
Todo us compañeros, de pué de cumplir lo que
Espronceda llama malditos treinta mios, se pasaron
al campo de la gente seria. Aci. clo es refractario á
la formalidad.
Lo año vuelan, y Víllarán no envejece. Para él
nunca llegan los malditos treinta diciembre , yeso
que ya en u cabeza lucen canas no pocas.
Ha escrito cosa muy gracío a , muy bonitas; pe-
ro nada en forma. Chi pazos de ingenio y de agu-
deza. ... Ji iquiera ha coleccionado u epigramas,
entre lo que hay alguno ba tante felice .
Tiene, desde hace diez año , terminado ca i un li-
bro obre el origen de lo nombre de la calle d
Lima, libro que podría rivalizar con el Madrid riejo
d le onero Romano. á juz al' por lo poco capí-
tulo ue publicó en La Bron a. Para concluirlo, no
tendría Ací clo má que trabajar con ahinco por
1 l\fansilla murió en 1" 9.

BUAH
DE I TIEMPO 57

dos ó tres semanas. Pero ¡ quiá ! Él terminará


su libro el año en que escupan las gallinas.
Si ha e Grito dos ó tres piecesitas cómicas, en un
acto, llenas de chi te, y otros tanto artículos ática-
mente travíe o é intencionados, ha sido porque no
le exigieron más de un par de horas de trabajo. Ver-
sifica con soltura, y la composición que no termina
en ese lapso de tiempo .... ahí se queda para que la
rematen sus choznos.
Aci clo e mucha pereza y mucho bohemio!

XXIV
En el diccionario biográfico de Cortés e, cribimos
el iguiente artículo, cuya reproducción e aquí opor-
tuna:
Franci co Lazo nació en Tacna en 1 23. De de muy
joven manifestó entusia mo por la pintura; y su pa-
dre, don Benito Lazo, maeístrado di tinguido y emi-
nente hombre de Estado, se sobrepuso á la ridícula
ideas de un falso entimiento de orgullo que ha anu-
lado tantos talento en el Perú, y comprendió que, u
hijo, como arti ta podría honrar u nombre. El jo-
ven Lazo fué enviado á Europa, y tuvo por primer
mae tro al célebre Paul Delaroche. En la Expo ición
de París de 1 55, fué premiado un cuadro de nue tro
compatriota - El habitante de la Cordillera.
De regreso al Perú el pincel de Lazo dió vid, á
mucho lienzo ma nífico , entre lo que u anta
Ro ha merecido juicio muy ventajo: de lo in-
teligent ".

BUAH
5 LA BOHE)IIA.

Diputado á la Asamblea l [acional de 1 (;6, nuestro


amigo se di tinguió por su independencia, tanto co-
mo por la energía de su palabra.
us artículos en la Recista de Lima e tán llenos
de arranques vigorosos, sensatez y erudición. Como
e. critor, Lazo es notable por el atici mo de u e tilo.
. Lazo murió en 1 69, en viaje para Jauja, á donde
se dirigía en busca de alivio para us enfermo órga-
no respiratorios.
En Lazo, el arti sta y el hombre de letra estaban
en admirable consorcio.

xxv
De 1 46 á 1 50 no tenía Lima, después del de don
Miguel del Carpio, otro centro ó círculo literario que
la librería de Pérez, situada en mitad de la calle de
las Manta s. Era Pérez un gallego locuaz, cbi to o,
gran tañedor de guitarra, al compás de la cual can-
taba zorcico , seguidillas y coplas, llenas siempre de
picaresca intención, y verdes como ramita de ver-
bena.
Desde las cinco de la tarde invadían la librería los
literatazos de aquella época. Allí con urrían don
Francisco Miranda y Vengoa, periodi ta español, au-
tor de muy abro a letrillas: . . Ianuel gura, nues-
tro original poeta cómico; el satírico don Buenaven-
tura oane ; el e piritual cojo Flore. ; Ancelito Ql1i-
1'070, el Diógene de la poe. ía : el oldado de los Andes,
coronel don Juan Espinoza , do canónigo de cam-
panillas y cuatro ó seis prógimos más , gente toda de

BUAH
DE MI TIEMPO 59

talento, salivazo y empuje. Para que nada faltase á


tan escogida sociedad, había en ella hasta un corre-
veidile. Era este don José Ramírez, conocido, más
que por su apellido, por su apodo de Cacaseno, ven-
dedor ambulante de libros en pergamino.
El que arranca hoy estas páginas al libro de los re-
cuerdos de su juventud, iba muchas tardes y dete-
níase largo rato en la tienda, con el pretexto de cam-
biar las obras que algunos de sus compañeros de co-
legio ~e encomendaban. En la librería de Pérez ha-
bía lectura por suscrición á domicilio.
ó

Recuerdo, con profunda melancolía, que han desa-


parecido de la haz de la.tierra todos los que, hace un
tercio de siglo, cruzaban, alegres y respirando ju-
ventud y vigor, por este valle de lágrimas y desen-
gaños, dándose cita para la librería de Cuatro ojos,
que así llamaban á Pérez, aludiendo á los espejuelos
que usaba.
A esa cita risueña ha sucedido otra fúnebre. so-
lemne, misteriosa -la de la eternidad. .
En aquel areópago se politiqueaba que era un pri-
mor. Hacíase picadillo de don Ramón Castilla y de
su Ministro de Hacienda el zonzo Río; y leíanse el Co-
rreo Peruano, diario que editaba un santo varón co-
nocido por Chasqui-puiuto, y el Zurriago, períodi-
quito de oposición furibunda, en el que Espinoza
escribía los famosos diálogos del padre Anselmo y
su lego Tifas. i Quién les hubiera dicho, á los poli ti-
queros de la librería, que este Perú no admite com-
postura y que, comparados con los que después ven-
drían, los tiempos de Don por lo mismo fueron de
gloria, papilla yagua bendita!

BUAH
60 LA BOHEMIA

Cuando se agotaban los tópicos de política, litera-


tura y t-eatro, á falta de mejor plato, se descuartiza-
ba al prógimo; tanto que la tertulia de Pérez llegó á
tener fama en Lima, y gente hubo que, por miedo
de un tijeretazo, no se atrevía á pasar por la calle
de las Mantas, antes de las siete de la noche.
Llegó una tarde don Pepe Pardo (el sordito ) con
su melena romántica á lo Zorrilla, y Cacaseno le en-
tregó una esquela. Era ta una de esas invitaciones
é

que la gente de bastidores reparte para las noches


de gracia ó beneficio. Un cantante, barítono ó tenor,
quería codear á Pardo lo cuatro ó cinco pesos con
que se pagan tales preferencias que, de paso sea di-
cho, son preferencia que halagan como un lobanillo
en la nariz.
Apenas se impuso Pardo de la misiva cuando, co-
giendo pluma y- papel, e cribió rápidamente:
Es una atroz irrír ión,
una torpe cuchufleta,
enviarme á mí una luneta,
convidarme á su función.
¿Cuándo he dado á usté ocasión
para soplarme ese dardo?
¿. T O sabe u té que oy tardo?
Sí eñor; sépalo usté;
por con iguiente, no iré.
Febrero 10 - José Pardo.
y de pué de leer, en voz alta, la improvisada y
gracia a décima, que e no quedó impresa en la me-
moria, la metió bajo un sobre, en viándola con Caca-
eno á la boletería. del teatro.
i la Bohemia de e quello días hubiera elegido un
rey, nadie habría di putada la elección á don Pepe

BUAH
DE JII TIEJIPO 61

Pardo. Corriendo los años, lo tratarnos íntimamen-


te, cuando su carácter de Mini tro del Perú en Chi-
le, le daba ínfulas de hombre grave. Y sin embargo,
en el poeta laureado, en 1 59, por su magnífica oda
ll~~ la independencia de Américas, en el diplomático
severo, vivía siempre el bohemio.
Estaba á la moda ese purgatorio de los poetas lla-
mado cAlbum-, y un caballero atosigaba diariamen-
te á don Pepe, Ministro del Perú á la sazón, para que
borronease algo en una de las hojas del terrible y lu-
josamente encuadernado libro. Una noche, aburrió-
se Pardo improvisó este soneto:
é

Versos, tenaz, de mi amistad reclama


el señor don José Pérez Anguíta,
en homenaje á cierta eñorita
de quien pretende eternizar la fama.
Pero calla las dotes de la dama; .
no me dice si e alta, i es chiquita;
i es morena, si e rubia, si e bonita;
yo ni siquiera sé corno se llama.
y no obstante de el' terrible aprieto,
digno del Cid y digno de Bernardo,
el de cantar á incógnito sujeto,
j loca temeridad! no me acobardo
y, bien ó mal, hilvano e te soneto -
3 1 de Enero-José Pardo.
Don José Pardo, nacido en 1 20, se educó, como su
hermano don Felipe, en Madrid, en el famoso cole-
gio de San Mateo que dirigía don Alberto Lista. Los
dos Pardo, don Juan de la Pezuela y Manuel María
del Mazo, otro bohemio que pintaba admirablemen-
te y que ha e crito con mucha galanura verdades
como un templo, bajo el eudónimo Ibrahim Ciare-

BUAH
62 LA BOIlE:\lIA

te, fueron los cuatro únicos limeños educados por


Li ta, que figuraron en esa bohemia española, á la
que pertenecieron Espronceda, Vega, Ochoa, Rome-
ro-Larrañaga. Roca de Togore y otro nombres ilus-
tres en la letra castellanas.
Cuéntase que, de regreso á la patria, enamoróse
Pepe Pardo de una graciosa limeña, y que ya los
amores andaban nada menos que en vía de noviaz-
go' pero asegúranme que la boda se deshizo porque
una noche improvi ó el galán. en el album de su
amada. e tas preciosas quintillas:
Bendíznte el cielo, Rosa;
Bendiga Dios de ese talle
la oscilación magestuo. a
<'011 que, andando por la losa,
ob: truye toda la calle.
En romántica canción
te dirán - j angel de luz ~
trayéndote á colación
herética maldición,
una tumba y una cruz.
Yo no, chica; pues confieso,
aunque inocentada tal
pueda co tarme un proce o,
que mm 'a con buen suce o
he sido entirnental.
Yo no te diré iracundo,
con ro tro grave y mohino:
me aqueja pe al' profundo!
onozco que e mi de! tino
padecer en e te mundo ~
.:. Ti te diré: - i no e sucha
tu corazón mi us piro.

BUAH
DE :MI TIK IPO 63

por término de la lucha,


ó me planto la' capucha
ó me de cerrajo un tiro.
Que si bien me de pepito
por tí, no me lo reproche ,
( cada cual igue su rito)
yo conservo el apetito
y duermo todas las noches.
Ancho e el mundo. ~ T O temas,
i calabaza me diere ,
que te fulmine anatema ,
ni maldiga á las mujeres
ni me entretenga en pamema
T O me oirá reconvención
sobre la cruel estocada
" que me parta el corazón:
yo tocaré retirada
en complete formación.
T O me exponga á un quid ])1"0 quó
onri a, dengue ó eña j •
lo que nece ito yo
e redondo un sí ó nó,
como Cri to no. en eña.
La niña era poética y romántica, y encontró de-
ma iado pro aico y clá ico al poeta. La con ecuen-
cías de las quintilla fueron unas calabazas mayús-
culas.
Pepe Pardo, cuya alud estaba lijerr mente que-
brantada, re 01vió en Enero de 1 73, venir á Lima á
hacer una vi ita á u sobrino ~Ianuel PL rdo qu , ha-
cír pocos me. e , había ce do de ejercer la pI' i-
encía de la R pública. El clima ns tal, del que por
mas de veinte años había vivido ausente, le fu' fa-

BUAH
64 LA BOHEMIA

tal. A los dos meses de llegado el poeta á la patria,


murió en la villa de Chorrillos.
En 1885, un periódico literario de Chile publicó una
letrilla atribuyéndola á don Felipe Pardo. • Si mi vo-
c to, decía el redactor de la Revista chilena, no fuera
11bastante para asignar al poeta limeño este hijo que

• no reconoció que 01 vidó reconocer, quede al me-


ó

a nos planteada la cuestión: dén la solución otros más


• entendidos en la literatura peruana. »
Confesamos ingenuamente que nosotros, al hacer
reproducir en las columnas de a El Comercio 1I de Li-
ma esa bellísima letrilla, también incurrimos en el
error de adjudicar á don Felipe Pardo la paternidad
de ella. Posteriores investigaciones, y hasta la cir-
cunstancia de que el poeta, en uno de los versos, ha-
bla de su sordera, nos han convencido de nuestra
equivocación. Por eso, y como quien honradamente
canta la palinodia devolviendo el hijo á su verdade-
ro padre, copiamos aquí la inimitable letrilla de Pe-
pe Pardo, titulada La Carta.

De padecer y sufrir
mi mente cansada y harta,
me he decidido á escribir
esta carta.
Trabajillo me ha costado!
Hablando á usted con franqueza
he sudado:
la cabeza
la tengo como un tambor.
Ya me acos aba el temor
de un prudente - Dios le guarde-
ó de un - beso á usted la mano -

BUAH
DE l\II TIEMPO 65

ó - ha llegado usted muy tarde-


ó-viene usted muy temprano-
y aun pensé, tal vez me espete
mi billete
sin abrirlo.
A más de eso, yo no osaba
dirigirlo;
la vergüenza me abrumaba.
Al fin y al cabo, vencí;
lo que ahora falta es un sí.
He escrito, sin ponderar,
la carta décimo- exta,
sin poderme contentar
ni con ta:
é

pero ya me duele el brazo


yel negro fa tidio asoma;
ya no trazo
ni una coma;
bien ó mal, tal como e tá,
señora mía, allá va.
y no tome usted á afrenta
si la epístola dirijo
por la vía de la imprenta.
Lo hago a Í, porque colijo
que es un medio sin apuro,
y seguro,
de que vea
u too mi pas ión escrita,
y la lea
en el di rio á que u crita
e tá u ted, según é yo.
No me diga u ted que no.
5

BUAH
66 LA BOHE HA

Empiezo, pue. eré breve,


que ya mi cachaza irrita.
Hoy, sábado veintinueve-
eñorita:
apena la divi é

enti en mi interior ( no embromo)


no é qué,
é ni cómo;
ma 10 cierto es qUA estoy sordo,
que va ni duermo ni engordo,
por más que procure yo
un con uelo á mi destino
con fricasé y fricandó,
con cerveza y con buen vino.
Ay! in que nadie me atrape,
al e cape,
mi eñora,
al otro mundo me largo.
~Ie devora
un pe al' negro y amargo . . . .
... ~ o
é qué erá de mi
~ i u ted no conte ta un sí.
.L lis día huyen, corriendo
en continua agitación,
y 10 pa o repitiendo
i maldición!
y otra. palabras grosera .
y otro voto indi creto .
Ce lavera ,
e queleto ,
duende , y brujas precita .
y vi iones infinitas
agitan mi triste mente,
la conmueven in cesar,

BUAH
DE .11 TI~IPO 67

como el agua de un torrente


al precipitarse al mar.
Velada el alma de luto,
ni un minuto,
ni un egundo,
paso tranquilo y contento
en el mundo ... .
T o tengo ya ufrimiento!
¿En qué vendré á parar yo
i usted sale con un no ?

Si usted á tanto ~ u piro


no encuentra de alivio un medio,
mañana me pego un tiro
sin remedio;
que ya el pe al' me derrumba
y ya aborrezco la luz . . ..
Una tumba
y una cruz ' '
"C na tumba, vida mía,
e lo que mi mente an ía!
Una cruz triste y encilla
y ( en obsequio del afeite )
una lámpara amarilla
con u mecha y con su aceite.
y sólo de e te hombre pulcro
un . epulcro
quedará!
¿ y quién obre el mármol yerto
verterá
II lágrima. por el muerto?
Paloma, y tu ir: allí ?
Por la Virgen, di que si.

BUAH
G LA BOHEMIA

Mas no, tórtola; mejor


es que oigas mis tiernas quejas,
7l que tiendas á mi amor
tu orejas;
que, escuchando mi reclamo
y apiadándote mi lloro,
un-yo te amo-
ó-yo te adoro-
contestes á mi delirio.
Dará fin á mi martirio;
nos colmará de placer
el lazo más bendecido;
yo, te llamaré mujer,
tú, me llamarás marido.
Si Dios no no es adu to,
bien robusto,
rozagante,
nue tra dicha colmará
un infante,
otro y otro, otro vendrá
que, si el cielo nos oyó,
no ha de decirnos que no.
Recoja gozo ó dolor
por fruto mi loco amor,
soy ahora y soy después
tu eguro ervidor
que atento be tus pié.
Sen ible es que, en periódicos de Chile y del Perú,
anden di persa l. poe. ía del rey de lo bohemio .
Tarea digna del amor filial ería reunirla en un vo-
lumen.

BUAH
DE :m TIE:\IPO 69

XXYI

De pués de 1860 desapareció la bohemia: porque


todo principiaron á hacerse hombres serios, ó por-
que la guadaña de la muerte empezó á segar-entre
nosotros.
Márquez, Llona, Cisneros y Arguedas Prada, ser-
vían al país como eón ule en el extranjero. (1)
Yo peregrinaba por Chile, á consecuencia de una
aventura revolucionaria en que anduve comprome-
tido.
Benito Bonifáz, nacido en Arequipa en 1 29~ había
encontrado honrosa tumba de soldado defendiendo,
en 185 , una trinchera de su ciudad natal.
Dos años antes. la muerte nos había arrebatado á
Enrique Alvarado, una de las inteligencias más cla-
ras que he conocido, y que e taba llamado á brillar,
y mucho, como orador, periodista y literato. (2)
Como Corpancho, Tarciso Aré tegui pereció en
1 69, ahogado en el lago Titicaca. Era, entonce , co-
ronel de ejército y prefecto de Puno.
La tisis concluyó en 1873 con Trinidad Fernández,
que había empezado irvíendo en la marina yen el

1 Arguedas Prada publicó, tre año ant de u muer-


te, 1 70,un volumen de poe ias.
2 Enrique Ah-arado, hijo del último conde de Carta o,
nació en Lima en 1 3:>, y murió en 1 56. En la corona
fúnebr que, en 1 57, le consagramos lo bohemio, se
encuentra~ compiladas sus principales produccione .

BUAH
70 LA BOHElUA

ejército, y que term inó de empleado subalterno en


un ministerio. (1)

La eñora Gorrití, Llona, Márquez, Lavalle, Ci -


nero , Paz Soldán, y yo, somos de la antigua bohe-
mia, lo que aun peleamos la batalla de las letras y
permanecemos firmes en la brecha, alentando á la
juventud llamada á relevarnos, y dándola por toda
con igna e ta pala bra : - PER EVERA~-CIA.
La letras no han sido ingrata para con nosotros.
los ex-bohemio. Llona, Lavalle, Camacho, Paz 0]-
dán, Cisnero y el que e ta línea e cribe, han me-
recido de la Real Academia Espa ñola la más hono-
rífica di stincíon á que, en América, puede pirar el
que e consagra á la literatura.
y á propósito de la Academia. No creo fuera de
lugar consignar aquí, por orden de antigüedad, los
nombres de lo escritore peruanos que, hasta hoy,
han alcanzado la honra de ser nombrado corres-
pondiente de tan re petable como Hu. trada corp o-
ración.
t D. Felipe Pardo y Aliaga. (2 )
General D. Manuel l. de Vivanco.
+ Dr. D. Pedro J. Tordoya, obispo de Teberiópolis.

1 Trinidad Fernandez. nacido en Arequipa en 1 80.


publicó en 1 70, una colección de 'su versos con el títu-
lo .Margarita. silcestres.
2 Los ID. rcad con este izno t han fallecido.

BUAH
DE MI TIE. P 71

t D. Juan Vicente Camacho.


t D. anuel Pardo.
Dr. D. Ricardo Palma.
t D. Pedro Paz Soldán y Unánue.
t General D. Manuel de Iendiburu.
Dr. D. Franci co García alderón.
t D. Jo Antonio de Lavalle.
é

D. Eugenio Larrabure y Unánue.


•Ion eñor Jo Antonio Roca.
é

t Dr. D. Juan Antonio Ribeyro.


Monseñor Manuel Tovar. (1)
D. Luis Benjamín Cisnero .
D. Emilio Gutiérrez Quintanilla.
D. Ricardo Rosell.
D. Cé r Goycochea.
t Dr. D. Félix Cipriano Coronel Ze arra.
En cuanto á D. Turna Pompilio Llena, electo po-
co me de pués que Camacho, e... considerado en-
tre lo corre pondientes del Ecuador, república á la
que ha representado en 1 6, como Iínístro en el ex-
tranjero.
Timbre es también, para el Perú, y para la Amé-
rica que un día fué española, que dos limeño - Car-
vajal y Vargas, duque de an Carlo 1 y D. Juan de
la Pezuela, conde de Ch - hayan ido Directo-
r per uitam de la Real • cademia.

XXIII
Tocóme pertenecer al pequeño grupo literario del
Perú, d pué de u Independencia, .,.acido bajo
1 En 1 ha ido electo rzobí po de Lima.

BUAH
72 LA BOHEMIA

la sombra del pabellón de la República, cumplíanos


romper con el amaneramiento de lo e critores de la
época del coloniaje, y nos lanzamos audazmente á
la empre a. Y, oldados de una nueva y ardoro a
generación, lo revolucionarios bohemio de 1 4 á
1 60 luchamos con fe, y el éxito no fué de deñoso pa-
ra con no otros.
Por poco, pue , en que hoy los valorice, con Yer-
os me inicié en la vida literaria, y no tengo el de-
recho de renegar de ello. o son mi propiedad. Per-
tenecen á una época determinada de la literatura
nacional y, relegándolo al olvido, negaría un con-
tingente, necesario acaso en el porvenir, para todo
el que se proponga estudiar el desenvolvimiento gra-
dual de las bella letras en la patria de Caviede , Pe-
ralta, Olavide, Valdés y Felipe Pardo.
Además, yo creo que lo poetas y rimadore que,
merecida ó inmerecidamente, han logrado la buena
uerte de llamar la atención sobre u nombre, deben
también t-ener el buen sentido de saber retirarse á
tiempo, y no e perar á que la vejez, y con ella la
debilidad del cerebro, lo jubile ó baga caer de ridí-
cula manera. Para mí, juzgo onada la hora de de-
clararme cesante, en e to de alambicar con onante .
Rompo el e cudo, y arrojo en la arena la arma
del combate. ¡ Pa o á la nueva generación!

Lima, Diciembre de 1

BUAH
~€~H€~B0S B€ €5PAÑA
+\ 92 á \ 93+

BUAH
EGUNDA EDICIÓN
Corregida y aumenta da

BUAH
BUAH
BUAH
RECTERDO DE E
POR

RICARDO PA.L.IA (1)

El libro viene de Buenos Aires, la Cosmópolis de


ud-América, yen u portada trae el retrato del
poeta de la andaluza Lima.
Pocas veces he imaginado una efigie que me haya
alido exacta. Arrebujado Ricardo Palma en su abo-
tonado macferland, con quevedos que atenúan el
brillo inten o de sus ojo, aparece tal como mi ju-
ventud, ávida de imaginarse á los que admiro, me
lo había presentado. Un buen camarada 1 i bien un
re petabilí imo mae tro en letras, ante el que hay
que llegar -la bullicio juventud de América, en-
tre la cual tengo á orgullo florecer - con el ombre-
ro bohemio en la mano, con la jubilosa confianza del
muchacho para con el viejo ..Ientor, retozona en le
1 De entre los divers y muy benévolo' juicios bi-
bliográficos que la primera edición de mis Recuerdos de
España, impresa en Buenos Aír ~. mere iera de L'\ pren-
., latino-americana, he cogido el pr nte articulo que
apareció, en el diario La Pat ia. d México, para que. i
guis de prólogo, patrocine .ta egund edición.

BUAH
76 RE CERDO DE ESPA:A

boca la pregunta impertinente, y el oído pre rto á de-


leitar e en una di ertación impregnada en la lectura
de lo sabio libraco que forman la Biblioteca virrei-
nal del Perú.
¿Cómo un viejo amizo que no cautivó, de de que
contábamo doce año . con u primoro o cuentos
ca cabeleante ,con u batir flamenco de ca tañue-
la , habíase de mos trar e...quivo y huraño?
A Ricardo Palma hay que leerlo una vez soja, pa-
ra aber como e , en cuerpo y alma. El ingeni mtí-
rico delatado en la mirada aguda; el poder ari t· r-
quino de la vida humana vi ta al través de un t m-
peramento ano, e tereotipado en u onri a entre
ardónica y amable; la luz de u frente por la que
apenas han rozado la fune ta ala de la duda, dán-
le heráldica magi. terial ;' y e aprende con delecta-
ción lo bueno y lo nuevo que, en lingüí tica, en ob-
rvación y en arte, traen iempre us delicio
tradicione peruan, .
y una vez delineado el Mentor, viajemo en tan
buena compañía por Españr _
laro tá que un artí ta DO iba á afocar su análi-
i en lo que con titu 'e lo problemr de lo hom-
br práctico. d lo p n dore y de lo utopi ta _
ics rdo Palma ibr á ver lo bueno que, en art , tiene
palia, u medi vale pal cio, u e tillo mile-
nari ,la rrnazón port nto a de lo arab co de
u mezquit tra formada en catedrale, u em-
polvad rin .one donde meditan lo cartujo, lo
mona terio donde 1 i lo han acumulado. u orín
y u creaci ón de arte, u cielo vi to á travé de
alada y lo ajimece rnuzárab " u ar-
ien n 1, an o ta bóveda bajo

BUAH
RECUERDO DE ESPA:'A 77

las que re onaron las plegarias de los muezzines y


las oracíone de los monje, su basílicas, la E paña
visigoda, la España gótica, la España del renaci-
miento, la E paña monumental que todo los ameri-
canos conocemos vagamente por lo que de ella ha-
cinaron nue tros abuelo ,en las soberbias arquitectu-
ras que no legaron, y en la apolilladas bibliotecas
fundadas por lo cruzados de las órdenes monásti-
ca que vinieron á América.
La Odisea es breve. El voluble Palma no quiere
mpaparnos en la nomenclatura de lo códice que
ha leído y archivado en su memoria. Palma e tá
nervio o por echar una mano de palique con su
grandes amigo intelectuales, con lo hombre. de le-
tras que mantienen la grandeza de E pafia.
Hélo ya en Madrid, radiante al e trechar las ma-
nos que han producido tantos primores de arte; fes-
tivo y alegre, como el que e halla en plena po e íón

de lo soñado; orgulloso de recibir por respue ta á


una tarjeta de salutación dos brazo , los de Zorri-
na, que vienen abiertos á buscarlo. Aquí Ricardo
Palma ha vuelto á el' el regocijado platicador de
las cosas de Lima; el narrador ri ueño qne nos pre-
senta á los blasonado literato de España con la
franqueza de un republicano de Américr dotado de
una educación exqui ita, delineando con su claro
in enio lo perfile literarios de su amigo lo gran-
d escritore, agrupado en con telacione , sin hie-
ratio mo ni cábalas, viviendo entre u contemporá-
neos, iguale al que pasa por la vía bajo la lluvia Ó
bajo el 01.
A Ricardo Palma le debemo los americano el
que no haya dado á cono el' á lo e pañole ilu tr

BUAH
7 RE l;ERDO DE E PA':A

con el único bla ón del talento que re petamo , co-


mo imples mortale .. in ditirámbico arranque lí-
rico ,sin ubirlo á l. nube, que no . e ube hoy
tan fácilmente in Pega. o á lo Olimpo.
i Qué llaneza en la pintura de Valera, de la Pardo
Bazán, del tribuno Castelar y de u reverendí imo
compatriota Pezuela : e goza ampliamente de sus
con versacíones familiares, de us opinione franca,
de sus ideas expue tas in el atildamiento de sus
obra de arte. Aparecen tal como on, y como no
lo habíamos imaginado 10 demócrata americanos,
sin que por eso pierdan la justa y grande estimación
que e han conquistado con sus obras.
Difícilmente pueden hr llarse perfiles de contem-
poráneo mejor trazado , con la magi tral obriedad
del arti ta que. con un ra go, delínea un contorno
de pensador de frente plegada y meditativa en u
ab tracione ge tatorn ,pero de saladísimo ingenio
en la plática jovial de la tertulia hebdomadaria.
i Con qué sagrado cariño no pinta á Zorrilla el le-
yendí ta de 1 viej tradicione pañola , el vie-
jo declinante que se apareció alleyendi ta peruano
como un fantasma del romantici mo que e hunde!
El delicio o viejo Campoamor aparece con su me-
rídionali mo de real cepa, con el dejo amargo de su
copla retrechera que habría regocijado á Anacreonte.
El homérico ~ úñez de Arce pe ea u caudalo gran-
deza con encillez, y u nervio idad libra electrizada
al travé de la página del peruano. El atildado don
Juan Valera va caballere camente pue. to, con el
ambiente de xqui sita elezancia que le da u título
de primer pro ador e pañol. La eñora Pardo Ba-
zán de lumbra en . u otoñal hermo ura de e tili. ta

BUAH
RECUERDOS DE E PA":A 79

magnífica y exuberante. Salvador Rueda a oma


apenas su rostro sonrosado de juventud -la encar-
nación española de la moderna literatura hispano-
americana - pletórico, audaz y libre. El sapientísi-
mo • Ienéndez y Pelayo es apenas entrevisto, flanean-
do en la Puerta del Sol embozado en la capa; pero su
silueta queda imborrable. Don José Echegaray se
condensa brillantemente en sus prodigiosas faculta-
des de dramaturgo. A Cánovas y Castelar, literatos
y políticos, se les ve retratados de cuerpo entero; y
don Víctor Balaguer está fotograbado con el habano
que envuelve en nube de humo su sueños de poeta.
y multitud de artistas de la pluma desfilan por el
vitascopio del poderoso retentivo peruano, cuya me-
moria briosa de juventud, á pesar del tiempo, vigo-
riza su nervioso temperamento de americano.
Hermoso libro éste, sabrosa plática que se paladea
con delicia, que huele á fruta sazonadas de Lima,
que tiene la tenaz vida de nuestras cácteas, que
alienta salud y juventud, frescura y amor.
Palma es uno de los poquísimos que nos quedan
de los antiguos prosadore , vigoro os y anos. ue _
T

tra floración contemporánea está gastada y hastia-


da; producimos poco; producimo con dolor: pro-
ducimos con incurable mal de ha tío. No poseemo
el dón de deleitar, de arrullar, de hacer reir y go-
zar. Para vivir necesitamos herir, y herir hondo,
en el corazón, con nue tras vaguedades enfermas
. que no tienen m' verdad que la del dolor, el dolor
que grita, el dolor que bla fema, la rebelión satáni-
ca, incurable y perdurable.
Por eso cuando urje un libro no y alegre como
é te que paladeo con fruición, me iento refre ado

BUAH
so RECUERDOS DE ESPAÑA

y bueno como en mi perdida adolescencia, me sien-


to niño para el idilio, para la vida contemplativa y
soñadora, para las obras que perfuman toda una
existencia. Despierto del horrible batallar diario, y
bebo las frescas brisas peruanas que me traen can-
ciones limeñas, canciones de bocas frescas y tenta-
doras, canciones que son bambucos sud-americanos.
y es que Ricardo Palma personifica la alegría
criolla hija de Andalucía, la gloria y orgullo de los
cuentistas que escriben en español, y si algún lunar
tuvieran sus RECUERDOS DE ESPAÑA, apenas sería.
un pequeño lunar en tan nítidas y deleitosas pá-
ginas, el haber solfeado al pobre Carulla.
México, 1898.
RUBÉN 1\1. CAl\IPOS.

BUAH
E~ TA paginas no on más que rápido apunta-
mientos y apreciacíone no meno sintéticas. El au-
tor no ha pretendido e críbír lo que e entiende por
un libro de críptivo de viaje. Alguno amigo le
pidieron que die e forma á us impre ione en Espa-
fin, y los complace. El librejo e , pue, ólo para los
de casa, que el lector penin ular nada encontrará en
él que, por la novedad, de pierte u interé .
Este es un librito íntimo, individual: y por e o ha
vacilado el autor más de do afio para con ntir en
que se imprima. No hay libros más peligro os que
aquello en los que, por algo, entra la personalidad del
escritor; pues saldría bien librado i sólo co echa re-
putación de vanido o. En fin, á Roma por bular .

En la primera parte - . íota, de maje, obs rvará


el lector que nada e cribo obre el Escorial, Toledo,
.Iálaga, Cádiz y otra poblacion de menor impor-
tancia en la que e tuve por brev ima hora. Mi
í

apunt eran muy deficient .


En la unda part - E. bozos, he preferido á ha-
blar de ~ Iadrid, ocuparm en dar á mi 1 ctor . de
mérica noticir pe ~ nal . no ólo e. cribiendo
aprecír cione. y dato mío, ino u ilizando aj nos,
obr lo. literato con qui n ,en e a capital, man-
o

BUAH
2 RECUERDO. DE E PA':A

tuve cordiales relaciones. é que eso interesaba á la


curiosidad de mis lectore más que descripciones de
an Franci co el Grande, del palacio en que se efec-
tuó la Expo ícíón colombina, de los suntuo os edi-
ficio de la Equitativa y el Banco, del Real, del Alcá-
zar de la plaza de Oriente, del tan ju tamente famo-
o ~ u eo de Pinturas, de la Puerta del 01, de la
plaza de toro , de la Cibeles, del Retiro y del paseo
de ls Ca tellana.
ólo la tercera parte, en que defiendo el u. o de
mucho de nue tro neoloeí mo y americaní mos,
de deñado h ta ahora por la Real Academia Es-
pañola, puede ofrecer relativo interé , aquende y
allende.

y como el libro e pequeño pongo punto no ea


que, por alargarme en el preludio, diga algún prógi-
mo que imito al guitarrero del Tajamar, á quien to-
do el tiempo e le fué en templar y templar.
RIC. RDO P AL.'\IA
Lima. Julio le 1 95.

BUAH
... ~OTA'-.; DE ~L JE

A la' iete de la noche del 12 de tiembre de 1 92


pi tierra e pañola. La formalidade aduanera
é

de Irún son para hacer perder lo e tribo de la pa-


ciencia al hombre má cachazudo. A todo el que lle-
ga á Irún le hallan lo empleado aire de centraban-
di ta, lo que e nada halaz doro El re tro de equi-
í

paje e de lo más engorro o que cabe, y si en l.


rnaletr encuentran prenda que p rezca no haber i-
do aún u ada, e amenaza al propietario con deco-
mi , i re i te á pagar lo derecho fijado por el
arancel. Como el pa port oficial, que me in. tía
de fuero diplomático, me libert ba de p qui que yo
timé vejatoria, r lví dejar depo it do en aduana
mi equipaje, ha ta que de Iadrid e envía e (como
ucedió i día d pué ) ord n para el libr tri' n-
ito.
Confi o que e ta pequeñr contrariedad me fa. ti-
dió ba t< nte. En Francia m habír atado e. hibir
ant 1 aduanero mi pa porte, p 1'< no r mortifí-
c' do con el re i tro de b úle. En E p ña me v í,
en 1 mi ima e ndición d 1 qu , invitado á ir á una
ce a, ncuentra con que el 1 rt ro, á pe al' de qu

BUAH
84 REOUERDOS DE E PA':A

le mostramos la tarjeta de invitación, nos pone difi-


cultades para pasar adelante.
De pués de las nueve de la noche, tomaba aloja-
miento en uno de los mucho bueno hoteles que "un
ebastián po ee.
Puede decirse que el actual an Sebastián sólo da-
ta desde 1 14, pues el antiguo fué incendiado en la
guerra de independencia.
La Casa Iunícipal me pareció uno de su má no-
tables edificios.
n eba tián, en mi concepto, es uperior á Bia-
rritz en perspectiva y en animación; y en cuanto á
lujo y elegancia, la villa balnearia de los parisiense
no upera á la de Guipúzcoa.
La reina, y la corte por supue to, se encontraba
veraneando en San Sebastián. Entre las mucha ca-
seta , di eminada en la playa, había una con el e -
tandarte real. A ella, de pué de las diez de la ma-
ñana hora del baño, ví llegar á la regente acompa-
ñada del rey niño y de las infanta .
Vi íté las tre iglesias que me indicaron, y á fe
que nada encontré en ella que llamase la atención.
Viajando en ferrocarril urbano e tuvirno en Pa-
aj ,pintore co lugar poetizado por Bretón de lo
Herrer en u comedia La Batelera, y en Rentería.
que e una alegre aldehuela.
T, mbién hicimo una e cursión por Hernani, pue-
bl famo por la virilidad de u habitante, que tan
bravamen e br ti ron en 1, guerra carli 'tao
El Ca ino, ó Club d n ba tián e edificio mo -
derno ,en u énero, uno de lo m' lujo de Eu-
rop . como qu en la fábrica y ornamentación

BUAH
5

ga tó medio millón de duro. Parece que en los úl-


timos mios se jugaba fuerte, y muy fuerte, durante
lo me es veraniegos, lo que motivó riguro a medi-
das por parte de la autoridad.
Los socios se encapricharon en no ceder; y hoy el
Ca ino está cerrado, permitiéndo e vi itarlo á los
viajeros.
En an ebastián no hay vecino que vi va en la.
holganza. Todo el mundo come el pan ganado con 'u
trabajo.
El pueblo, en su mayoría, e carlista. Así lo de-
duje de la charla que tuve con vario labradore en
Rentería y Pasajes.
Hay que confe al' que, en E paña, e di. frute de
má libertad política que en el re to de Europa, y
que en muchas de nues trs Repúblicas.
El derecho de al ciación no tiene trabas; lo par-
tidos evolucionan sin ob táculos, y todos tienen, en
la pren '1, órgano que defiendan y hagan propagan-
da de sus ideas y aspiraciones. En el terreno electo-
ral, el sufragio libre e impone: y ólo a pude ex-
í

plicarme que, en la capital mi ma de la monarquía,


en la eleccione para la Cort de 1 93, hubieran
tenido lo republicano triunfo compl to bre lo
c¿ ndidatos del gobierno.

BUAH
EN BURGO

Preví to de una es rta de recomendación que el Ge-


neral Azcárraga, Ministro de Guerra, me dió en San
ba tián para don Carlos Cri tal'. gobernador de
Burg ,llegué á la legendaria ciudad del Cid. El e-
ñor Cri tar, tratándome con exqui ita corte ía, or-
denó á uno de us ayudante que me acompaña e á
vi itar los principales monumento .
Exceptuando su calle y paseo del E polón, Burgos
e una ciudad por la que no ha pasado el soplo del
iglo XIX. En Burgo e vive en pleno iglo XIV.
La piqueta demoledora poco ha trabajado allí.
Tri tí ima impresión me produjo la abundancia de
mendigos. ólo pude olvidarla cuando, en Madrid,
encontré que no puede el viajero tran itar por l.
He de Alcalá, Carreta, Carrera de . n Jerónimo
ó Puerta del 01, in r, en un cuarto de hora. cin-
o ó i vec detenido por pedigüeño ó pedigüe-
ñas. ro e diría ino que, en España. la mendici-
d d e ha elevado á la ca oría de indu tri, lícita y
lucrativa. l rá 1 obi rno impotente, y téril la
a i . n municipal, p ra extirpe r d la vía pública e
1 pra? "'010 ~ ni he querido averiguarlo. En cam-
bio, • ea dicho en encomio del pueblo, la pla a de
borre cho no e. i te en España.

BUAH
EN BURGO 87

Lo eh upinq-houses (1) no abundan en Madrid, por


ejemplo,tanto como en mi tierra. No diré que no e
beba en E paña , pero sí que no son mucho lo que
beben hasta embriagarse, y, lo que es peor, lucir la
mona.
Tocóme visitar la maje tuo a catedral de Burgos
en momentos que en ella e celebraba una fíer ta 0-
lemne, á la que asistieron los cabildantes, precedido.
de timbalero y maceros.
Tienen razón los burgale es en vivir orgullo o de
u monumental b ílica, en la que el arte ha reali-
zado prodigio .
La forma del templo es la de una cruz, y con ta
de tr ~ espacio a nave. La linterna del crucero,
1 capilla del Conde table, del anto Cri to y de
lo Lerrna, y la illería del coro de canónigo, on
notabilísimas. En cada illa se ve tallada la imagen
de un anto.
Entre las curiosidades que no roo traron, e en-
cuentra el e tandarte que el rey llevaba en la an-
grienta batalla de las ..Iavas de Tolo a, y el baúl ó

cofre del Cid. En uno de lo claustro no d igna-


ron el itio en que, no ha mucho año, fué e • ina-
do el gobernador de la ciudad, por con. ecuencia de
un motín.
Como ver o gracío ameate intencionado , no cr o
que e tarán fuera de lugar en e tas mi remini cen-
cía de viajero, lo que, cálamo currenie, e cribió el

(1) iupin -hou . borracheri y bebedero son 1,


palabr con que, en Lima. e conocen 1 1u r en qu
h y mta d licor n tres Iimeñii mos qu no car -
cen d gra ia.

BUAH
RECUERDO DE ESPA':A

joven poeta español don Carlos Cuenca, que viaja-


ba por Burgos en los mismos días que yo.

h ·VESTIGACIÓ. T

(En la Catedral de Burgos)


En célebre iglesia, ya casi arruinada,
siguiendo del c1áustro la gótica arcada,
se encuentra un sepulcro (digá moslo así)
que, al ver deficiencias en el epitafio,
¿quién sabe si es tumba ni si es cenotafio,
según que el difunto repose no allí?
ó

***
De piedra el sarcófago, de aspecto severo,
y encima la e tatua de un noble guerrero,
que vivo trasunto de un muerto será.
No tiene narices, como es consiguiente;
nariz esculpida de estatua yacente,
yen templo de España ¿quién sabe do vá?
***
El traje, las armas, la misma figura,
nos prueban ser obra la tal escultura,
del siglo duodécimo, ni un año después.
ujetan al pecho sus manos cruzadas
un largo montante, como un as de espadas,
y un feto de perros se encoge á sus piés.
***
¿Quién era aquel noble de faz peregrina?
Mi ciencia epigráfica en vano examina
un trozo de lápida que incólume e tá.
Tan solo Aqui yace Don Pero está entero:
se sabe que el noble llamába e Pero;
empero e ignora qué Pero erá.

BUAH
E...• BCRGl 9

En vano he revuelto legr jo y archivo ;


no hay datos de Pero ni muerto ni vivo ,
y no lo menciona ni un mal cronicón.
Mas tengo un e píritu que nunca tran ige
con tale ob táculo . y al punto me dije:-
¿ ~ T o hay datos hi tórico ? Habrá tradición.
***
Bu qué los recuerdo de viejo vecinos,
contáronme todo cien mil. de atino ,
mas nada del héroe aber con eguí.
Allí no conocen del nombre de Pero
mas que á Pero Grullo y á Pero Botero ....
¡ y ea u. té arqueólogo en un pueblo así!
***
Volvírne á la igle ia con an ia creciente,
y punto por punto miré nuevamente
la cara y exorno de aquel panteón:
mirando en lo claro, palpando en lo obscuro,
y ya ... en las moldura que tocan al muro,
tacté caractere de extraña inscripción.
***
iguiendo el adorno de dicha moldura
hallé doce iglas (v ul o abreviatura )
labor de algún monje que allí la grabó.
O. L. y E. L., el grupo primero,
A. G. A., el egundo, R. T. el terc ro ,
1. J., era el cuarto, y el último O.

***
Tre hora eguidas pen é • • • • pero en vano...
i cuán ciega mi vi ta! i cuán mudo el arcano!
; qué torpe mi ciencia! i qué inútil mi afán!

BUAH
90 RECUERDO' DE ESPAl"<A

Llegóse á mí un viejo, miróme y me dijo:


-¿Verdad que está claro? OLÉ, LAGARTIJO .... !
Lo ha pue to mi yerno que fué sacristán.
Estar en la catedral y no ver al Papamo cas de
Burgos habría sido imperdonable. Estuve, pues, á
las diez en punto de la mañana, debajo del reloj, pa-
ra ver al grotesco muñeco abrir y cerrar la boca á
cada campanada. Este reloj es obra de la primera
mitad del siglo XVII.
En la casa del Ayuntamiento, en sarcófago de cris-
tal, están los cuerpos, en buen estado de conserva-
ción, del Cid y de doña Jimena, su mujer, y la pri-
mera vara de medir que se adoptó en Castilla.
Vi itada la tumba del Cid y el arco de Santa Ma-
ría, sobre el cual hay un pequeño mu ea, que, en las
hornacinas exteriore , luce las estatuas de Laín Cal-
vo, Fernán González, uño Rasura, Carlos V y el
Campeador, recorrimos las igle ias de San Gil y San
"'icolás, que son también clásicos monumentos, á los
que da mayor sello de vetustez el polvo de que están
cubierto los altares y molduras. ospecho que, en
Burgos, los acristanes no conocen el u o del plu-
mero.
La ca a de Miranda e un destartalado palacio cu-
yo mérito e striba en no haberse aún derrumbado,
pue ha tres iglo que no se cambia en él una bal-
do a, ni se compone un tramo de e calera, ni se re-
emplaza una puerta, ni se enluce una pared. A lo
sumo se barren patio y corredores una vez al año.
irve actualmente de ha picio á un centenar de men-
digos, Parece que lo burgale e e proponen ver
cuánto iglo e mantiene obre u ba e el edificio.

BUAH
E.- BURGOS 91

Dirigíme después á la Gran Cartuja de Miraflores,


á la que llegué en momentos que un lego repartía
pan y comida á muchísimos pobres. Reina allí el i-
lencio de un cementerio, como que la Cartuja tiene
la forma de una tumba rodeada de blandone de
piedra.
La e tatua de an Bruno, primorosamente tallada,
e ve sobre un altar. Cuentan que, vi itando el tem-
plo un rey de España, dijo uno de sus corte ano
que á esa imagen no le faltaba más que hablar.-
Pues no lo necesita, contestó el rey, porque es car-
tujo.
En la Cartuja me esperaba una gran orpresa. En-
tre sus treinta moradores había tre ud-americano.
Rogué al prior que me permitiera vi itarlo , y me
dijo que en cuanto á un novicio, joven bogotano,
apellidado Urdaneta, no podía acceder á· mi preten-
ión ; pero que me acordaba un cuarto de hora para
conversar con los que él estimaba como compatrio-
tas míos.
Después he sabido que otro colombiano, don Emi-
lio Quijano, maestro de capilla en la catedral de Bo-
gotá, se ha encerrado en la Cartuja.
Cada fraile vive ecue trado en u celda, y la lla-
ve e tá en poder del uperior. La celdas on e pa-
cío a , y tienen un jardinillo de diez metro cuadra-
do ,cuyo cultivo es la única distracción del reclu o.
Lo frailes á quienes vi ité son do, hermano na-
cido en Sucre, y llevaban más de quince años de vi-
da conventual.
• u apellido e Huerta. El mayor tenía 41 año, y
el egundo 3. El primero de. empeñaba el cargo de
ub-prior.

BUAH
92 RECUERDOS DE ESPAKA

El noviciado entre los cartujos dura siete años,


tiempo más que suficiente para que entre el arrepen-
timiento en quien no tenga flrmísima decisión de se-
pultarse en vida.
Los dos frailes apenas si vivían en este mundo.
La lectura de periódicos está prohibida á los hijos
de San Bruno. De la guerra del Pacífico no tenían
otra noticia sino la de que bolivianos y peruanos fui-
mos vencidos. Ignoraban hasta el nombre de los Pre-
sidentes de su país, después de Belzu, Córdoba y
Melgarejo.
Eran dos cadáveres; pero el sentimiento de la pa-
tria no estaba aún del todo muerto en ellos; porque
al hablarles yo de América, de Bolivia, del Perú, de
nuestros infortunios bélicos, de nuestra fe en el ma-
ñana, algo como vislumbre de entusiasmo asomó en
sus pupilas. Seguramente que después pidieron per-
dón á Dios y á San Bruno por haber olvidado, du-
rante breves instantes, que babían abdicado de toda
pasión humana, inclusive la del patriotismo. Para
ellos fuí el maligno tentador.'
'Me despedí conmovido. j Qué drama tan sombrío
debe esconderse en la existencia de esos dos hombres
que, en la edad de las risueñas ilusiones, casi en la
plenitud de la vida, abandonan patria y bogar para
soterrarse, á tres mil legnas de distancia, en una
tumba, que no otra cosa es la Cartuja de San Bruno!
Con ánimo melancolizado visité luego el aristocrá-
tico monasterio de las Huelgas del Rey, de la orden
bernarda del Cister, habitado actualmente por solo
quince monjas, casi todas título de Castilla, marque-
sas y condesas. ólo el rey y lo nobles que lo acom-
pañan, pueden penetrar en el monasterio por una

BUAH
EX BURGOS 93

puerta que está tapiada con ladrillos, y que se quitan


un cuarto de hora antes de llegar el monarca, vol-
viéndose á levantar la tapia inmediatamente des-
pués de salido éste. Contáronme que el rey don Al-
fonso VIII erigió e te suntuo o monasterio, corno
pública mue tra de arrepentimiento por los e canda-
lo os amores que mantuvo con la judía toledana do-
ña Raquel. Dijéronme también que cada monja (á la
que se da el tratamiento de señora y no de madre,
como en los demás monasterios del mundo católico)
tiene por celda, para ella y su servidumbre, un pe-
queño palacio con jardin, fuentes y cuanta comodi-
dad sibarítica pueda desearse. ¡ Qué contra te con la
humildad y pobreza de los cartujo !
i un Concilio decidiera que el Papa dejara de el'
célibe, si anhelaba e po a digna de él, tendría que
e. cogerla entre las huelgas.
Tal es la fra 'e con que el pueblo e pañol pinta grá-
ficamente los humos aristocráticos de las orgullo as
bernardas burgalesas.
La iglesia es un crucero, maravilla arquitectónica,
y la ornamentación de coro y altares bastante rica.
Entre otras tumbas de reyes y prince as, guardan
las huelgas la. que contiene los re to de don Alfon o
el abio.
Olvidaba apuntar que en la Cartuja llama la aten-
ción la illa del preste oficiante; pue e a orden tie-
ne el privilegio de que sea un 010 sacerdote. sin
auxilio de diácono y subdiácono, quien celebra la
mi a mayor. E a silla e capricho o trabajo de arte.
Hay también un retablo, dorado con el primer oro
que Colón llevó á España.

BUAH
EN HUELYA y LA RÁBIDA

Huel va, elevada en este siglo por don Alfonso XII


á la categoría de ciudad, no ofrece á la avidez del
viajero monumento notable por su antigüedad ó mé-
rito artístico. Todo lo que en Huelva llama la aten-
ción es contemporáneo, como su estación del ferro-
carril, su muelle y depósito de metales de Río Tinto,
y su hotel Colón que ocupa dos hectáreas de terre-
no, con bonitos parques y jardines, y un comedor
que mide cuarenta metros de longitud por doce y
medio de anche, con doscientas luces de gas. Asistí
en él á un banquete en que éramos cerca de cuatro-
cientos los comensales, y bien pudieron hallar holga-
da colocación otros cien.
De lo antiguo, sólo la iglesia de la Merced, con su
fachada de orden mixto y sus tres naves interiores,
vale la pena de verse. Siento no haber visitado, á
corta distancia de Huelva, el santuario de Nuestra
Señora de la Cinta, fábrica de que me hablaron con
elogio.
La explotación de las minas de cobre de Rio Tinto
por una compañía inglesa, ha traído á Huelva vida
mercantil, á la vez que crecimiento de población.
En la mañana del 6 de Octubre, después de vein-
tidós fatigosas horas de tren, llegamos á Huelva los

BUAH
E.' HVELy A Y LA R ' BIDA

dele' do de las Repúblicas al Congre o de Ameri-


cani ta .
El secretario de éste, señor don Justo Zaragoza,
había cuidado de contratarnos alojamiento en diver-
sos hoteles; pues Huelva, población que no alcanza
á 25,000 almas, aumentó en un diez .por ciento en lo
días de las fiestas colombinas. En solo el hotel Colón
hubo má de trescientos huéspede . La vida era ca-
rí ima, pues todo co taba triple precio del normal.
. . [ada má justo que, pues éramo aves de pa o lo
americani tas, sacase algún provecho de nosotro el
vecindario onubense.
En la tarde del día de mi llegada fuí á visitar las
carabelas de Colón. La nueva Santa María mide
veinticuatro varas castellanas de e. lora, por ocho de
manga y cinco de puntal en el ca tillo; carga ciento
veintiocho toneladas.
La Pinta es de dieciocho' varas de largo; y la Ni-
¡la, e i un juguete, mediría de once á doce vara .
Increíble parece que, en tan pequeña embarcacio-
nes, se hubiera acometido por el nauta genovés y u.
no meno heróicos compañeros, la aventurada em-
presa de echarse á buscar un mundo surcando mares
procelosos ignoto . Las carabelas actuales son per-
é

fecta copia de las primitivas.


Vi itamo también, en el fondeadero de la ría de
Huelva, una embarcación norte-americana bautiza-
da con el nombre de e apolio-, y que es símbolo ge-
nuino del carácter y audacia del pueblo yankee.
El e polio» tiene 1 forma de una boya, y u diá-
metro apenas alcanza á dos metro . Es tripulado y
manejado por un solo hombre ( Ii ter Andrew )
quien hizo la arrie gada trave ía de Nueva York á

BUAH
96 RECUERDOS DE ESPA: A

Europa, únicamente por razón de mercantilismo -


anunciar la venta de un jabón para lavar el piso. El
cSapoliol>, al lado de una fragata de línea, es como
un dije en la cadena del reloj.
A las nueve de la mañana del día 7 nos reunimos
los delegados oficiales en uno de los salones del
Círculo Mercantil, bajo la presidencia del académico
señor Fabié, y se acordó que en el acto inaugural del
Congreso, ceremonia que tres horas más tarde se
efectuaría en la Rábida, tomaran la palabra los se-
ñores Adam y Arny en nombre de Francia, el señor
Cora en nombre de Italia, y el autor de estas pági-
nas en nombre de las Repúblicas americanas. Se
convino también en que los discursos fueran muy
breves, á fin de que toda la ceremonia no excediese
de media hora, pue la una del día era la de ignada
para el almuerzo oficial.
A las diez de la mañana, más de tre cientos ame-
ricanistas y doble número de personas notables, se
embarcaban en los vapores Pinzón, Piélago y Co-
codrilo. La trave ía, de de el muelle de la ciudad
onubense hasta la Rábida, fué viaje de etenta mi-
nutos.
Allí no esperaban coches que nos trasportaron á
la pequeña eminencia sobre la que se alza el conven-
to franci cano. Los congresistas mostráronse con-
movidos y llenos de religioso respeto al trasponer
los umbrales de la portería; yen tanto llegaba la ho-
ra de comenzar la sesión, nos ocupamos en recorrer
la iglesia y clau tro recientemente restaurados.
La iglesia es pequeña y muy parecida á la de los
franci cano de calzo' en Lima. Dáse en ella culto á
una imagen de ue tra ñora de lo . Iilagros que.
>..;

BUAH
E. HUELYA:Y LA R~\.BIDA

ezún la tradición. e obra escultural del evan reli -


ta an Lucas, ob equíada por el Papa _Iacario, i
principio del siglo IV, al mona terio de la Rábida.
La efigie e de mármol blanco, y repre enta la Vir-
á

gen con el. Tiño en el brazo derecho.


Juzgándolo por esta obra. an Luca , como e cul-
tor. debió el' pobrí ima ca a.
Pa amos luego á conocer la celda del ilu tre fray
Juan Pérez, guardián del convento y entu ic ta pa-
trocinador de Colón. La fantasía encuentra en e a
celda ancho campo para volar, de deñando verla co-
mo hoy e exhibe para recom truírla como debió ser
en la po trimerías del iglo XV.
Al alir del Perú no pidió un ami o [ Róm ulo CÍ¡-
neo Vidal ] que le trujé. em o , por vía de recuerdo, un
tr ozo de madera de alguna celda ó árbol de la huer-
ta. Con ver ando con el inceni ro encargado de lo
trah, jo de restauración, no acordamo del encar-
go. y lo manifesta mo con toda llaneza al afectuoso
cicerone, quien tUYO la amabilidad de complacernos
enviá ndon o á Huelva un trozo de umbralada y un
tronco de pino, con la i cuí nte carts :
e Provincia de Huelva. - In eniero Jefe. - Señor
e don Ricardo Palma. - • Iuv di stinzuido eñor mío:
e Tengo el gusto de remitir á. Ud. el tronco de un pi-
e no ~ piñonero ) arrancado del itio que hoy ocupa el
e nu e'-o monum nto erigido en la Rábida. Dicho ar-
e bolito e tra plantó á la margen de la carretera de
e Palo , con la e peranza de que arraigara, y en ella
• se ha con servado ha. ta ayer mi. mo, aunque ya . e ·
e CO. El otro trozo de madera e del umbral de una
• puerta anti ua del hi. tórico m ona. terio. Res ndo,

BUAH
• pue , de la autenticidad, y i Ud. queda complací-
e do tendría gran atisfacción u atento •. S. q. b...
• m. -José Rubio. - Huelva, 9 de Octubre de 1 \)2.'
Del tronco de pino hice tre pedazo' iguale . Uno
para ob equiarlo al pre idente de la ociedad Geo-
gráfica de Lima: otro para el amigo, quien ha hecho
de él un alegórico juguete; y yo con ervo el tercer
fragmento ir viendo de ba e á un busto de Colón.
obra del escultor peruano Suárez. Igual di tribución
hice del trozo de umbralada.
Volvamo á la Rábida. En el patio del clau tro
mudéjar, generalmente llamado Patio de 1 abel la
Católica, que mide quince vara cuadrada, e ha-
bían colocado cuatrocient illa • para lo congre-
i t ,y un do el con la arma de E pañ: .
Lo corredores, alto y bajo, e taban de tinados pa -
ra el público.
Las eñora con re i t. . entre las que ólo e en-
contraba una ud-americana (doña oledad Aco tu
de mper) e taban ve tidr con severa elegancia:
y lo hijos de Adán todo de rigurosa etiqueta.
Por la variedad de idiomas en que e con ver aba.
podría decir e que el Congre o, momento antes de
principiarse la e ión, ere una Babel.
A la doce y cuarto, lo. acorde de la marcha real
anunciaron la entrad. del eñor Cánova en el claus-
tro. Vestía de frac el jefe del gobierno. llevando por
tod condecoración ( él, que tanta pOMe) la meda-
11, de académico de la Hi toria.
upado el illón pI' idencíal, tomaron a iento ú
. u derechs é izqui rda, lo eñor obí po de Bada -
joz, académico Fabié. eneral Primo de Ri vera y
Id. na, lo alcs lde de Huel va y de Palo ," Ir. ~ darn.

BUAH
E.' Hl:ELV.A Y LA R_.\.BID. 99

fundador del Congreso Americani t· del. ~ancy, ~Ir.


Amy, director del ~Iuseo del Trocadero, en Parí, el
comendador ignor Cora, delegado de Italia, y el
que e ta páginas e cribe, delegado del Perú. L e-
ñore Zaragoza y Eduardo Toda funcionaron como
secretario .
El acta de la solemne e ión y lo discurso en ella
pronunciado , los encontrará, quien curio idad por
conocerlo, abrigue, en el grue o volumen en que e
han compilado las trabajos del Congreso. (1)
A la una del día, lo americanistas empezaron á
saborear un abundante )- bien ervido almuerzo en
que lo brindis e sucedían in de canso. Uno de lo
más notables, en mi concepto, fué el del poeta ale-
mán Fa stenrath, que terminó con e ta palabra : -
"C" n 010 Colón, una sola Rábida y una sola España.
De pué de las tre de la tarde, lo' congre i ta fue-
ron conducido en carruaje al puerto de Palo , que
di ta má: de un kilómetro de la Rábida, Es Palo un
pueblecito de mil quinientas alma , en el que no hay
de notable má que la capilla ó parroquia de an Jor-
ge. donde Colón y us compañeros oyeron misa an-
te de hacerse á la mar, en po de lo que se creía qui-
mérica fant ía de un marinero loco. El lienzo, en
que ve la imagen de la Virgen á quien invocaron
lo navegantes, e con, erva cuidado amente en el
altar.
A las sei de la tarde desembarcábamos en Huel,
va, ati fecho y ha ta orgullo o de haber vi itado
lo sitio en que aún nos parecía que va ara el e. pí-
ritu del inmortal aventur ro.
1 Por fallecimiento del eñor Z, ragoza. . ti aún iné-
dito pi p~lIndo volumen.

BUAH
10 RECCERDO . DE E P.\:'.\

En la noche hubo gran baile en el hotel Colón. To-


da la eñorita lucían mantilla y una flor en el pei-
nado, pues a í e previno en la!'; esqueh de im-ita-
ción. La mujer onuben e tiene toda la sal de Anda-
lucía, si he de juzgarla por la gracia con que la ví
bailar sevillanas.
Desde el 8 funcionó el Congreso, de nueve á doce
de la mañana, y de do á cinco de la tarde, en uno de
lo e pacíosos salone del Colón. Ademá de la eño-
ra de amper, ocupaban a iento entre lo congresís-
tas Zelia Nuthal, norte-americana, que dió lectura
á un original trabajo sobre el calendario azteca; la
condesa rusa Paulina Ouvaroff, directora de la so-
ciedad arqueológicr de .1.10 cow, y su hermana la
conde a Catalina; la ~ eñorr Kunne y eler. delega-
da de la . ociedade etnográfica y . geográfica de
Berlín: Lui a Goldman, la impática ilustrada e -
é

po a de Fa. tcnrath; Víctorina Drapeyron, redacto-


ra de una Reví ta geográfica de Francia; la eñorita
- Iaría Lecog, di tinguida institutriz frunce a: la.
ñora de Cordier y de Cetre , e critora france
la eñora de Gullick, inglesa: la señora Fanny Hale
Gardiner y ei ú ocho señoras más. en su mayoría
e pañola .
La pre idencia de 1< e ione matinale e acordó
iempre á un hi pano-americano, di pen .' ndo em e
tal distinción en la del día 9. Ii amigo el delega-
do arzentiuo D. Angel J u tiniano Carranza leyó un
intere antí imo trabajo obre lo viaje realizados
por Juan Diaz de olí, el de eubridor del Río de la
Plata, y tuve el placer, e nte de levantar l. e ión.
de felicitarlo en nombre del Congre: o, que caluro-

BUAH
E.- H"GEL Y.\ Y LA R.\B

=-
samente había aplaudido al e ñor ,
la lectura de u notable e tudio hi t _CI.l""....Y"~
_ _ i_ .,.;

En la noche del 9 Iué el gran banqii 4'-¡i; - -- - .., ,.

ciento cubiertos, pre idido por el e ñor ~


el ex ten. o y bien decorado comedor del ho e, .. ..~
Que. usó ( y aún e abu ó) de la palabra. está
de rná decirlo, cuando e habla de fíe ta en pue-
blo de raza latina, También el Club de Comercio
oh equió, en esa noche, con un baile á los america-
nistas.
En la mañana del 10, de pué. de la junta matinal
en que se de ignó á Stockolmo para l. reunión del
próximo Congreso americanista, rechazando e una
moción para que te e celebrase en México, lo con-
é

gre ista se dirigieron al muelle para pre enciar la


llegad. de 1.. reina regente,
• 1 pas al' el Venadito. vapor de guerra en que -e·
nía la real familia. por en medio d 1< e..cuadras, no
fué poca la pólvora que se con muió en salva ,
El e trépito de lo ca ñonazo afectó seriamente la
delicada alud del rey ni ño , La serenatas, fuego
nrtiñcialc é iluminación, en la ciudad yen lo bu-
que. fueron maznifico y la animación inmensa.
A la. cuatro de la tarde del 11. la reina ocupó el
a iento de honor en el Congreso, al que declaró clau-
,"(rado de. pué de un discurso del e ñor Fabié,
En esn noche dió la re ente un té á lo amei-ica-
ni itas. El número de tarjetas de invitación ascendió
á mil cuatrocíenta , Era difícil abrir. e pa o en lo
e. pncio o salone del hotel.
DOña rístina vestía un elezante y encillo traje
de. da color violeta; sólo lucía un riquísimo brillan-

BUAH
102 RECUERDO DE E PAXA

te en el cuello; y en su peinado no había interveni-


do la mano del peluquero. Está muy lejos de el' una
belleza; pero es impática, á pesar de su glacíalidnd
semi-alemana ó emi-austriaca. Rodéala una au-
reola que vale más que la corona regia: la aureola de
buena y abnegada madre.
Recorrió por tres veces los salones, pa ando entre
filas de señoras y caballeros, é inclinando ligeramen-
te la cabeza en contestación á los saludos.
Allí admiramos, los republicanos de América, la
flexibilidad de la espina dorsal en los súbditos de
una monarquía.
Muy desmañados debimos parecer los que nos in-
clinamos ceremonio amente ante la dignísima seño-
ra, por ser mujer, no por ser reina; por ser la dama
que hace 10 honores de su casa, á los invitados, y no
por ser una oberana.
Al día siguiente debía efectuarse, en la Rábida, la
inauguración del monumento conmemorativo del
cuarto centenario, ceremonia á la que asi tirlan la
reina, el cuerpo diplomático y los americanistas:
pero yo, que evito ocasiones de hacer gimna in. con
la cintura, tomé el tren para Sevilla, cumplida como
quedaba la mi ión con que, para el Congre o de
Huelva, me honrara el gobierno de mi patria.

BUAH
EN "EYILLA

evilla de pertó, en mí y en mis hijos. el recuerdo


de Lima. En el v íaje de Mad rid á Huelva habíamo
pasado una noche en la regocijada ciudad andaluza;
y apenas si recorrimos su angosta y larga calle de
la ierpe, que e , lo que, para Lima, las calle de
Espaderos y Mercaderes, el centro má animado del
comercio y el pecadero obligado para el bol illo, que
no re i te á la tentación que ofrecen las tela á la
moda y los objeto de fanta ía. Como en Lima, por
la tarde, de cuatro á seis, las elegantes, bonitas y
salerosa evillana recorren, de ocho á diez de la
noche, la bien alumbrada calle de la ierpe, maripo
seando de almacén en almacén.
Mi permanencia en Sevilla debía ser muy corta,
pue tenía obligación de encontrarme en Madrid pa-
ra a ístir al Congreso Geográfico que e inauguraría
el 21. En nueve días me había propue to vi. itar o-
villa, Granada y Córdova,
Fatalmente, para mí, lo tre día que permanecí
en ~evilla fueron de huelga para la ciudad entrete-
nida en la fíe ta con que se aga ajó á la familia
real.
.1i primera vi ita fué para la Catedral, que no pu-
de apreciar en toda u solemne grandeza por hallar-

BUAH
104 RECUERDOS DE ESPA':A

se en reparaeion. Todo era andamios y escombros.


Dijóseme que hay obra para quince años por lo me-
nos, y que actualmente se ocupaban en ella cuatro-
cientos trabajadores.
La primitiva Catedral, allá en la primera década
del siglo XV, amenazaba ruina; y reunidos los ca-
nónigos y vecinos principales acordaron levantar
una Catedral tan grande que la posteridad nos ten,
ga pOJ' locos. Las familias acaudaladas de Sevilla
tomaron, de padres á hijos y nietos, á punto de hon-
ra, la fábrica qne se terminó en ciento veinte años,
conservando de la antigua sólo el morisco patio de
los Naranjos y la Giralda, gigantesco atalaya de
donde se contempla el precioso panorama de la ciu-
dad, y á cuya eminencia se llega por más de treinta
rampas planos inclinados. Desde la altura de la
ó

Giralda siente uno vértigo al mirar hacia abajo.


Imposible era, pues, recorrer las cinco naves, ni
visitar las capillas, ni ver las ciento quince sillas del
coro de canónigos, ni hacerse enseñar por los sacris-
tanes las joyas, tapices y ornamentos sacerdotales,
ni los cuadros de grandes artistas, y ni siquiera, en-
tre otras curiosidades que describen con entusiasmo
los viajeros, contemplar las quince estatuas que for-
man el tenebrario. La Catedral estaba cerrada para
el público, y sólo como una muestra de personal de-
ferencia, que agradecemos al canónigo para quien
llevábamos una carta de recomendación, se nos per-
mitió la entrada. Era imposible formarse cabal con-
cepto de nada, pues hasta en algunas capillas un
lienzo cubría los altares para resguardarlos del
polvo.

BUAH
E.- SEYILLA 105

De zraciado igualmente e. tuvimos en nue tra vi-


sita. al Alcázar. Eran las diez de la mañana, y par..
las once, hora en que llegaría el tren de Huelva, se
e peraba á la reina regente con el real niño, que ve-
nía muy enfermo inspirando eria alarma u do-
é

lencia.
Ti en Madrid se permite visitar el palacio de la
plaza de Oriente cuando la familia real lo ocupa.
Sin embargo, por consideración al carácter oficial
que investía, se me concedió media hora para reco-
rrer el vasto palado construido por los moros y e111-
bellecido más tarde por don Pedro el Cruel, que hizo
del Alcázar su residencia favorita.
Apenas pudimos, pues, admirar el famoso Salón
de Embajadores y el oriental patio de las Doncellas
que , egún la tradición, tomó e e nombre porque en
él e hacía la entrega de las cien muchacha que e-
villa daba por tributo al Califa de Córdoba. Vi ita-
mo también el patio de la Jlufiecas, en el que don
Pedro hizo matar por un macero de la guardia á su
hermano don Fadrique, y el bien cuidado Jardín de
la Danza, en el que e encuentra el suntuoso Baño
de la ultana. que e conoce generalmente con el
nombre de Baño de la Padilla.
y á propó ita de este baño, contáronme que tanto
el rey como su corte..anos, olían beber del agua en
que e había bañado la f..rvor'ita, y que ob ervando
don Pedro que uno de los maznater no los imitaba,
le dijo: cProbad de e tu agua, y veréis cuan fresc..
y "a bro a es.• - e No lo haré. . eñor , contestó el ca-
be llero, porque temo que, i llego á encontrar abro-
'o el e Ido, de . eg uro o m e antoja comerme la per-
diz .•

BUAH
106 REC('ERDO. DE E. PA:'A

En la fábrica de tabacos recorrí varios patios y


muchí imo talleres. )le quedé con las ganas de ver
trabajando á las eis mil )? pico de cigarreras que el
e tablecimiento o tiene. Aquello días eran de huel-
ga para el pueblo. edilano.
La Casa de Pilatos e un palacio cuya construc-
ción data de hace cuatro iglos.
Principió u fábrica el marqués de Tarifa, en con-
memoración del tiempo en que estuvo peregrinando
por Jern alem. La, arquitectura es mezcla de morís-
Ce z cr'i tiana ; y ciertamente que no encontré el pa-
re 'ido que nues tro abuelo la daban con la llama-
da, en Lima, ca a de Pilatos, antes de que su actual
propietario la modernizara. En eñan á los viajero
una columna. que dicen er copia fiel de aquella en
que lo judío ataron á Cri too
La Casa de Contratacion es contemporánea del
de. cubrimiento de América, y servía de lo que e
llamaba Lonja, y hoy Bol a ó centro de comercian-
te . Consta de do pi o ; el alto de orden jónico y el
bajo pertenece al dórico. El patio de la Biblioteca
de Lima, la arquería y corredore ,el aspecto gene-
ral del edificio se parece al de la que fué Ce a de
e ntratacíón, y en la que e encuentra hoy e table-
cido el ...A rchivo de India. Gracia á la amabilidad
del úni '0 emplee do que en él encontré huyendo de
le bullicio a fie ta . pude pa . r do horr hojean-
do un ¡ tálo o, tomando apunte. en mi cartera, y
viendo alguno autógrafo•.
P re iórn todo crupulo amente arre "lado, y el
e tálo o que tuv entr mano ba tante minucio o.
omo la hu 1 e am nazaba prolongar. e por tr ó
cuatro días, mal podía vi itar en ello otro e table-

BUAH
El.~ EVILLA lDi

cimientos oficiales; y después ele ir á la Torre del


Oro, que no es más que un torreón circular á orillas
del Guadalquivir, vagar por el barrio de Triana, uni-
do á la ciudad por un puente que recuerda el de Li-
ma, y de recorrer en carruaje la bonita y muy ex-
tensa Alameda pa eo de la Delicias, continué via-
ó

je para Granada.

BUAH
EN GRANADA

i Quién, en la juventud, no ha soñado con la orien-


tal Granada, sobre todo si ha leído el precioso libro
de Washington Irving y el inmortal poema de Zo-
rrilla!
Llegué á la ciudad de Boabdil en la noche: y tan-
to por la fatiga del viaje como por la di tanela que
hay del botel Roma ó Siete suelo al centro de la ciu-
dad, preferí no ulir del alojamiento. Además, el de-
eo de vi itar la Alhambra se impone, en el e píritu
del viajero, con tal fuerza que no deja campo para
otros anhelos.
.A las ocho de la mañana penetraba en esa antesa-
la de la Alhambr: que e llama Palacio de Carlos Y,
edificio muy descuidado y que, como obra arquitec-
tónica, apena si interesa.
De. cribir la Alhambra después de Washington Ir-
ving sería una profanación, amén de que yo no en-
contraría en mi pluma la suficiente poesía y vigor
para hablar del patio de los Arrauanes con sus co-
lumna de mármol. u ajimece y alhamíes : ni de
u maje tuo o . alón d Embajadores; ni de la bóve-
da e talnctítica de la sala de lar Dos Hermanas: ni
del capricho o salón de lo Abencerrajes, en que la

BUAH
EN GRANADA 109

imaginación nos hace descubrir huella de sangre;


ni del alicatado mirador de Lindaraja, ni de tanto
y tanto sorprendente detalle.
Lo que en la Alhambra cautiva más al viajer-o es
el patio de los Leones con sus glorietas afiligrana-
das, sus arcos festonados, sus estucos, molduras,
ara bese os y calados, sus mo aicos y azulejos, y so-
bre todo, su cuadrado templete y u fantástica fuen-
te o tenida por doce leones que, allá en los dias del
esplendor morisco, debieron arrojar de sus fauces
raudales de agua. Sin embargo, lo leoncitos, como
obra de arte, son pobrísima cosa.
En la Alhambra no di curre el espíritu; no hace
más que extasiarse. La Alhambra se impone á la ad-
miración entusiasta. del viajero. como e impone to-
do lo que, á más de ser bello, olemne y grandio: o,
e tá poetizado por la hi toria.
Cuatro horas que, para mí, pasaron con la fugaci-
dad de gratísimo ensueño, apenas son suficientes
para formarse embrionario concepto de las magnifi-
cencias de la Alhambra.
Los jardines del Generalife, que distan muchas
cuadras de la Alhambra, y á los que se llega por una
larga y pintore ca eue ta, conservan entero u ca-
rácter morisco; y quizá por el' propiedad de un par-
ticular, y no del E tado, se encuentran esmerada-
mente atendidos. Bellí imo es, desde la altura del
Generalife, el panorama que Granada presenta.
La real capilla, con el soberbio túmulo en que re-
posan lo católico reye don Fernando y doña 1 a-
bel ; la capilla de Gonzalo de Córdoba, en la iglesia de
an Jerónirno ; la Catedr.. 1 que. aunque una de la
m: mod rna de E paña, pue sólo cuenta do i-

BUAH
110 RECUERDOS DE ESPA':A

glos y medio, e ba tante notable; y la Cartuja, en


la. que hay una capilla. admirable por la riqueza y
v ariedad de lo granito y mármole en ella emplea-
dos, e. cuanto, verdaderamente digno de el' conoci-
do por el viajero, ofrece Granada.
Granada e una ciudad que tiene mucho de la cal-
ma de un cementerio.
Apena si e siente en ella ruido. Hay que imagi-
narse lo que fué, y no con. iderarla como es hoy.
Al recorrer su espacio o barrio del Albaicin, con ca-
lles deshabitadas, con casas cerradas que amenazan
derrumbarse por falta de moradores, barrio habita-
do ahora por gitanos desarrapados, un sentimiento
de honda tristeza. se apodera del alma. Granada di-
fícilmente tendrá la quinta parte de la población
que albergara antes de la expulsión de los moriscos.
E una ciudad que sufre lenta y ya muy larga ago-
nía.

BUAH
E.T CÓRDOBA

Wilfredo de la Puente, hoy conde del Portillo, nos


e, peraba á las dos de la tarde, en la estación de Cór-
doba. Hijo de padre peruano y de ari tocrática da-
ma e pañola, vivió en Lima desde los catorce ha ta
lo veintiocho año, y fué oficial en la marina de
guerra del Perú, allá en lo tiempo en que yo dra-
goneaba de contador y comisario en la e cuadra.
Pero obrevino aquello de 1< toma de las i la de
Chincha y 10 de la reivindicación ó amenaza de re-
conqui ta, y Wilfredo, que no podía combatir con-
tra la patria donde naciera ni contra u compañe-
ros y deudo del Perú, olicitó yobtuvo epa ración
del servicio, yendo á domiciliar e en Córdoba, don-
de encontré, al cabo ca i de un cuarto de siglo, al
que yo conociera gallardo y alborotador mance-
bo, convertido en todo lo que hay que el' de tran-
quilo pater familias.
ólo hasta el iguiente día podía yo permanecer
en la ciudad donde César pa ó á cuchillo á veinte
mil partidarios de Pompeyo, y do suyo se adivina
que no pude encontrar mejor cicerone que Wilfredo.
Córdobr que, en lo tiempo del califato de Abdel-
rhaman, lle ró á tener do ciento mil vecino, h Y

BUAH
112 RECUERDOS DE ESP.\:'A

esca amente tendrá treinta mil. Es, como Granada,


una ciudad enferma con la nostalgia de su pasado.
Los dioses del Olimpo, dice Pi y Margall, no pudie-
ron salvarla del furor de César: el Profeta no quiso
tenderla una m no desde su epulcro; y Cristo la
dejó aniquilar por la tropas francesas al mando de
Dupont.
Lo primero que se anhela visitar en Córdoba es su
renombrada mezquita, principiada en el siglo XIII
por Abdelrhaman y concluída bajo el gobierno de su
hijo Hixern, sobre terreno que fué templo cri tíano.
Yo no me propongo de cribir, ni aunque me lo pro-
pu iera atinaría, lo que tantos viajero han descrito
con brillantez y superabundancia de detalles.
Penetramos por la puerta del Perdón al patio de
los [aranjos, donde aún existe la fuente destinada
á las ablusione ; y tres minutos despué nos hallá-
bamos en la Catedral. que parece un bosque artifi-
cial, de columnas labradas con los mármoles, ja pe
y granitos más preciados. )Ie dijeron que, en la épo-
ca primitiva, las columnas excedían de mil cuatro-
cientas; pero que, para formar el coro de la Catedral
cristiana, hubo que eliminar muchísimas, siendo
hoy sólo ochocientas esenta las que forman las vein-
te nave principales y la treinta y cinco laterales.
En el e pacio que ocuparon quinientas cuarenta co-
lumnas, e tá hoy la Catedral católica con sus capi-
lla ,que on má de treinta.
Díga. e 10 que se quiera. Esa Catedral no es Cate-
dral. En ella el alma se remonta más á Mahoma qlle
á Cri too
Cuénta e que, en lo primero mio de fundada.
la golondrinas, que anida ban en lo techos, tur a-

BUAH
EN CÓRDOBA 113 .

ban con su canto el rezo de los fieles. Para libertar-


se de ellas no se encontró más remedio que el de
acudir á las armas espirituales, y después de una
procesión en forma se pronunció sentencia, no sin
que el abogado del diablo, á quien, por prescripción
canónica, se encomendó la defensa de las golondri-
nas, hubiese agotado su arsenal de argumentos para
probar que las aves cantaban en ejercicio de un le-
gítimo del' cho. No valieron razones ni citas legales,
y las golondrinas fueron comminadas, bajo pena de
excomunión mayor, á no cantar ni revolotear en el
templo durante las horas destinadas al culto. Y
i cosa rara! desde que se las leyó la sentencia no han
vuelto á ser indiscretas.
De una capilla que se llama de _La Sangres, refié-
rese que tomó tal nombre porque un judío e condió
en uno de sus zapatos una hostia consagrada, des-
cubriéndose el sacrilegio por la huella roja que, al
caminar, dejaba.
Jo vi itar la capilla de _Las Animas- habría sido
indí culpable en un peruano. Esta capilla la fundó,
en la primera década del iglo XVII, nue tro com-
patriota el Inca-hi toriador Garcila o de la Vega.
En una lápida de mármol negro se lee esta in crip-
cíón .
e El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, dig-
_no de perpetua memoria, ilu tre en sangre, perito
q en letras, valiente en armas, hijo de Garcilaso de

_la Vega, de la casa de los duques de Feria Infan-


é

e tado, y de Elizabeth Palla, hermana de Huayna-


_Capae, último emperador de las India ,comentó la
e Florida, tradujo á León Hebreo. y compu o lo

BUAH
114 REOUERDOS DE ESPAXA

Cl Comentarios Reales. Vivió en Córdoba con mucha


e religión y murió ejemplar. Dotó esta capilla y en-
e terróse en ella. Vinculó sus bienes al sufragio de las
\( ánimas. Sus patrones perpetuos, los señores Deán
e y Cabildo de esta Santa Iglesia. Falleció á 22 de
e Abril de 1616. Rueguen á Dios por su ánima.»
Todas las capillas que, como he dicho, pasan de
treinta, tienen su historia más ó menos curiosa y
singular. A poca distancia de la de Garcilaso de la
Vega se ve, en una columna, una imagen de Cristo
en la cruz que, dice la tradición, fué labrada sobre
el mármol en tiempo de la dominación morisca, por
un cautivo cristiano, sin otro buril que la uña, y du-
rante año y años de pacienzuda labor. ¡ Valiente
uña! De acero debió ser la de ese prójimo! A este
prodigio aluden unos versos latinos que se leen en
JlU cuadrito, con la traducción que copiamos:
El cautivo con gran fe - en aqueste duro mármol
- con la uña dibujó - á Cristo crucificado - sien-
do esta iglesia mezquita - donde lo martirizaron.-
Tres horas pasé en la monumental mezquita, ho-
ras en las que mi espíritu estuvo abrumado por la
admiración de tanta y tanta maravilla.
Cuando después recorrí la ciudad deteniéndome
en el famo o puente romano, visitando el espacio o
y elegante Club ó Casino de construcción moderna,
y hasta el muy bonito paseo del Gran Capitán, nada
encontré que fijase mi atención.
En la mañana volví á pa al' otra do ' horas en la
atedral para con el ánimo más sereno, a cabar de
formarme idea de un monumento en que las cívili-
zacione eri tiana y mori ca parecen competir in
gran ventaja para la primera.

BUAH
E~ T BARCELOl T ~

La antigua Barcino tiene un sello particular, un


cachet, como dicen lo gali-parli tas, que la di tin-
gue del re to de España. De las poca grandes ciu-
dade. que he visitado en la madre patria, Burgo ,
Toledo, Granada y Córdoba, digo que en toda he
hallado algo de cementerio. Hablan al e píritu con
el encanto misterioso del pasado, como que cada
piedra trae á la memoria una tradición. Se ve bien
que la ola del progre o no ha pasado sobre ellas.
Viven, en las postrimerías de nue tro gran siglo, en
pleno siglo XV. Son ciudades que cautivan al poeta
yal arti ta, cuando tos buscan la fuente de in -
é

piración en el ayer henchido de fábulas teogónica


y de fantá sticas patraña.
Yo creo que el poeta y el artí ta han de r, ant
todo, hombre de la época en que le. cupo en u rt
vivir. Bello e oñar, imaginar lo que fué : pero
mm: bello e aún extasiar e en las conqui tu del pre-
sente, para deducir la maravilla que lo porv nir
encierra.
Barceloni , como ciudad, poco ó ns da tiene qu en-
vidiar: la capital de pi ña... Iadrid tiene 1 fau ..
to de una ciudad COI' na, en le que. como na-

BUAH
116 RECUERDOS DE ESPAÑA

tural, no escasea la miseria dorada, que es la más


terrible de las miserias. El pobre de levita y guante,
e el más infortunado de los pobres. Madrid es la vi-
lla que consume y no produce, la villa de la holgan-
za y del goce. En Barcelona, ciudad rica por su in-
du tria y comercio, sólidas fuentes de social rique-
za, hay más actividad, más animación, más holgu-
ra. En Barcelona se siente palpitar la vida. Hasta.
la naturaleza es alegre, porque la tierra produce flo-
re , y lo árboles verdean, robusto y no enfermizos
como lo del paseo de la Ca tellana en Madrid, don-
de los jardines no merecen nombre de tales.
La acción municipal es más fructuosa en Barcelo-
na que en el resto de la Península, donde parece que
todo bien, todo progre o, todo embellecimiento de-
ben venir de arriba, de la iniciativa gubernamental.
Lo que no hace el gobierno, con el dinero del erario
público, difícilmente lo realizan los vecinos con los
recursos, grandes ó exíguos, de que el ayuntamien-
to dispone. En esto, americanos y españoles, justo es
decirlo, nos parecemos como dos gotas de agua.
Pero en ello, teniendo las generosas y heroicas vir-
tudes, a como los grande defectos yaún vicio
í

(·por qué no con fe arlo?) de la raza latina, es Bar-


celona excepcional. Barcelona ha producido en mi
ánimo la impresión de una mujer bellísima que, pa-
ra embellecerse más, no de cuida la adquisición de
joyas, in reparar en el precio que el mercader exija.
·0 la ba taba su e pacio a y elegante Rambla, con
u delicio o Mercado de la flores. A piró á má pa-
o centrale, y la Gran Via, el Parque, la Avem:-
da de Colón y el caprichoso Acuario ~ urgieron má-
icamente. ¿Era pobre su teatro principal? Pues

BUAH
E.' BARCELO~'"A 117

con. truyarnos, dijeron lo entu ia ta catalane, el


Liceo, al lado del que ciertamente, mucho de los
de l. grandes capitale europea no pueden aspirar
á uperioridad. ¿Convenía un monumento colosal?
El del glorio o de cubridor de un mundo deja ma-
ravillado al viajero más exigente en prodigio del
arte.
En Barcelona no es todo mercantili mo, ni el bu-
llicio y actividad de lo negocio absorben por com-
pleto la existencia. También el arte y las letras en-
cuentran ancho campo de expan ión.
Al no el' así, no tendría Cataluña crítico como
ardá y como Ixart, el digno pre idente del. ten '0;
ni lírico como Balaguer y el cantor de la Atlántida:
ni dramaturgo. como Federico ler y Angel Gui-
merá; ni noveli. tas como Narci o OIler: ni periodis-
t~ como Mañé Flaquer y •liquel y Badia.
Diputación provincial que compra en diez mil du-
ro el gran lienzo del catalán Fortuny - La batalla
de Tetuán - en que el inmortal pintor e prometía
dar aún pinceladas eomplementaris : que paga D
T

cuatro mil pe o el Spoliariuni de Luna, no e cor-


poración ajena á e timar y aquilatar la creacíone
del arte.
Catalane on los do lápice más populare en
• mérica.•le refiero á Apele • le tre . envidiable
pe onalidad, en la que no . i dar preferencia tí.. u
portentosas dotes de poeta.lírico. ó á su ingenio, tra-
ve ura y vigor de lápiz; y á Pellícer, dibujante no
meno e piritual y correcto.
aliendo de vi itar los magníficos tallere tipográ-
fico de imón y Montanel', feliz circunstancia me
detuvo en la puerta de Campeny, de cendiente de

BUAH
11 RE UERDO DE PA:'A

e cultor tan ilu tre como el que dió vida á la e. ta-


tua de Lucrecia, quien con exquisita corte ía me in-
vitó á recorrer u e tudio.
i Cuántas y cuántas precio idade escultóricas pu-
de admirar allí :
; Qué valentía de cincel :
y más tarde, recorriendo e tablecimiento oficia-
le , mal pude dejar de entirme entu ia mado con-
templando la magis rales creacione de lo Vall-
mitjana, Fuxá, uñol, Querol y tanto otro, .
Cariño invitación me llevó á vi itar, en Villa-
nueva y Geltrú, la Bíblíoteca-l Iuseo Balaguer, don-
de rarezas bibliozráfíc . cuadro. de eximio pinto-
re . precio idad numi mátic y curio idad et-
nolózí .y arque lózicr o tentan con profu ión.
En mi concepto, la pe everante acción de mi noble
ami o y egregio compañero en la Real. endemia ha-
bría ido téril. i u audaz iniciativa no hubiera
encontrado impáti . r onancia en lo hijo de Ca-
luña, Ella debe estar 01' ullosa de poseer la prime-
ra de 1 biblioteca p pulare de España, bibl ioteca
que también la lorifícación en vida del ilu tre
literato que la fundara.
Pu blo que, ante todo. rinde culto al trabajo, r

que ama el arte y I letra, e árbitro del porvenir.


Depé lo Dio al pu blo catalán tan e pléndido co-
mo á él le dan dere ho 1 conqui ta que ha re, Ji-
zado 11 1 1'1' no de l. civilización y del bien.

BUAH
El'" LA. HABA. A

De pués' de cuatro hora de permanencia en an


Juan de Puerto Rico, ciudad de aspecto triste y n
que ólo la Catedral me pareció notable edificio, re-
gresé al Santander que, á poco minuto de pisar u
cubierta, zarpó con rumbo á la Habana. Fué en una
serena tarde de ~Iayo, cuando, de pué de pasar fren-
te á 10 bien artillado castillo del Morro y la a-
baña, ancló el vapor en la e pacio a y no muy abri-
gada bahía.
La Habana, fundada en 1519, esto es, dieciseis años
ante que Lima, ocupa una área doble á la de ta, é

y ca i la duplica en población. La parte nueva e


formada por calle ancha y rectas; pero la antigua,
en la que se encuentran la", calle del Obi po, de
O'Reilly y otras de animación comercial, es de ca-
llejuela mori cas y mal delineadas.
En la Plaza de Arma , que e pequeña irregulr r,
é

e encuentra el Palacio que, aunque ca tó un millón


de duro y veinte año de fábrica, val poco como
edificio; y frente á él e tá ituado el T mplete, ca pi-

BUAH
120 RECUERDO DE ESPA':- A.

llita de cinco metros cuadrados, levantada en el lu-


gar en que, según la tradición, se celebró por los
conquistadores la primera misa. Es algo así como
nuestra capillita del Puente, si bien la de la Habana
está mejor cuidada, y luce tres lienzos de algún mé-
rito artístico.
El Palacio se ha construido en el sitio que ocupó la
primitiva Catedral. En 1741, un rayo produjo el in-
cendio del navío Invencible, y la explo ión del pul-
vorín motivó el derrumbamiento del techo y de uno
de los muros, á la vez que la destrucción de varios
altares.
La actual Catedral data sólo de 1788, y es muy in-
ferior á la de Puerto Rico, excepto en la magnificen-
cia del altar mayor. Mide se enta y cinco varas cas-
tellanas de fondo, por cuarenta de latitud y veinte
de elevación. Las do torre no salen de la e fera co-
rriente, y la plazuela en que e tá el edificio raya en
mezquina.
Aunque Colón nunca e tUYO en la Habana, us
resto, cuya autenticidad niegan lo dominicano,
reposan en un nicho (con lápida de mármol yel bu -
to del gran marino) abierto en uno de lo muro, á
la izquierda del altar mayor. En la lápida se lee es-
te ramplón epitafio:
Oh restos é imagen del grande Colón.'
Mil iqlo d rad guardado en la urna
Yen la remembranza de nue sira nación.

Cuando vi ité la Cat dral, e taba con truyéndo e


monumental túmulo digno del D cubridor de un
mundo.

BUAH
E. LA HABA.'. 121

El P o de 1 bel egunda, con parque , fuente ,


e tatuas, glorietas y alamedas, e hermo o y alegre.
En uno de u e tado se encuentran el teatro Albi-
zu y el Ca ino ó Centro turíano, fumo o por el lu-
jo de NU salones y por el crecido número de io
que contribuyen á u fomento. La noche en qu Eva
Canel me llevó á visitarlo, díjome el amable presi-
dente que excedían de iete mil lo in. ·ripto. Otra
noche vi ité el ntro galle o que e , en muy poco,
inferior al a turiano.
El renombrado teatro Tacón. con truído en el de-
cenio de 1 O á 1 OY bautizado con el apellido del
general que á la zón obernaba la 1 la, tiene po-
brí ima fachada; pero en lo int rior e tan ele ant
como el Real, y admite con holzura má, de tr mil
e pectadores. Hoy e propiedad de uru Compañír
que pagó por él eteciento mil po.
A. no mucha di tanela de e te teatro encuentra
el de Payret, nombre del arquitecto que lo con tru-
yó hace un cuarto de igío. Admite. obre poco m:
ó meno , el mi mo número de e pectador . qll el
de Tacón y parecióme uperior á . te en condicío-
n acú ticas.
Indudablemente que la Habana, á ar de u
grandes calore , de u cielo no siempre apacible, y de
la in lubridad de u clima p. ra el extranj ro,
una de la ciudad animad. r bullicio de
América. Allí vive n con tante fie ta ; Y 1 ha-
bits nt , aún lo que llezan de Esp ña n bu e, de
la m. dre g. llega, . hac n e tadore ha ta 1 de-
rroche. La vida. n l. Habr na. e e i t n c' ra co-
m en. ueva York. "erdad qu
T oc n i t
la i la de uba brinda facilidade

BUAH
122 RECUERDOS DE ESPA':-A

al hombre que tiene voluntad para el trabajo, y, más


que voluntad, perseverancia. A cada paso me seña-
laban, en el paseo de Isabel segunda, millonarios ga-
llegos, asturiano , montañeses y catalanes, que ha-
bían desembarcado en la Habana sin un ochavo mo-
runo, y que alcanzaron á labrarse la holgadísima
po ición de que hoy disfrutan.
o e recomienda la Habana por la limpieza de
sus calles, sobre todo en lo barrios de la ciudad an -
tigua; yen el centro mismo hay angosturas en las
que perennes lodazales dificultan el tránsito. Pare-
ce que la autoridad, en materia de higiene y buena
policía, no e muy escrupulosa.

II

LITERA TO CUBA.'OS

No olvidaré jamás. que de agradecido blasono, las


atenciones que de la gente de letras merecí en los do-
ce día de mi permanencia en la Habana. La pren
a toda me honró con cariñoso saludo. Yo creía ser
casi un desconocido en esa Antilla; pues, personal-
mente, sólo había tratado en Lima á Joaquín Pal -
ma, el caballera co poeta que ha re uelto vivir y
morir lejo de . u patria, mientras ésta no sea una
nacionalidad en la comunión de los pueblos america-
nos. Otro do literato cubanos, Pedro Santacilia y
Rafael ~ Iaría Merchán, también voluntariamente
pro cripto ,el primero en . léxico y el otro en Bogotá,

BUAH
E.' LA HABA.·A 123

mantenían antigua corre pondencia epi tolar conmi-


go. Al pisar la Habana únicamente contaba en ella
con dos ami "os: Eva Canel y Manuel de la Cruz.
Eva Canel re idió, por alguno año, en Lima con
u e poso, Eloy Buxó, e critor humorí tico de prodi-
gio chi pa, comparable sólo á la de mi viejo cama-
rada Juan Martínez Villergi . Eva ama al Perú.
porque en él corrió, durante la ocupación chilena,
muy peligro aventuras en unión de u marido; y
ama á los peruanos porque su hijo único, inteligen-
tísimo muchacho que se educa en Nueva York, se
ob tina en no tener otra patria que la peruana. Eva,
en la labor literaria, es tesonera como buena a tu-
riana, y cuanto lucra lo consagra á la educación del
niño. Vive rodeada de privacione para que el án-
gel de u amor di frute, en el extranjero, aca o ha -
ta de lo uperfluo. - Ya que él no quiere ser e pañol
como sus padre , no omitiré e fuerzo ni sacrificio
que contribuyan á hacer de él un hombre útil para
el Perú - nos dijo, una tarde, la buena y abnegada
madre.
Eva ha publicado en la Habana varias novelas,
entre las que do ,titulada Manolín y Oremus, on
notable ; ha dado á la e cena un drama que la hizo
merecedora de gran ovación : y últimamente realizó
vi. je á la K-po ición de bicago como corre pon 1
de uno de lo diarios de la 1 la. Redactaba, en lo
día en que no vimos, un periodiquín emanal-
La Cotorra - periodiquín de combate que llevaba
do. año de vida. Este e , para mí, 1 lado fiaco, el
lunar de la literata. No oy devoto de la mujer po-
Uiiquera. l Qué nos queda á lo hombre . i la .. fal -
das e echan á abrir cét dra, y á dictar r uel a

BUAH
124 REOUERDO DE E PA.i"A

mente leccione de gobierno, parlamentarismo, fi -


nanza ~ y con veniencias políticas para los pueblos ?
Mujer en cuyo cerebro e agita el microbio pol i-
tiquero, y hombre que hace calceta, allá e van. El
cordial y antiguo afecto que á Eva profeso me hace
aconsejarla que no sea periodista de partido, que no
moje su pluma en la tinta de los odios y de las pa-
ione banderiza. que no sea más que literata, que
dote la ha concedido Dios para brillar en el campo
de las letra .
Manuel de la Cruz, jo-
ven muy correcto, de
aspecto delicado, y de
fácil y culta palabra.
fué, de pué de Eva Ca-
nel, el primero en vi i-
tarme. Hacía tre ó cua -
tro año que cambíába-
mo cartas, y con fre-
cuencia me enviaba á
Lima libros cubanos con
de tino á la Biblioteca
[acíonal. Es IDI literato
batallador, y us polém i-
"'AHUEL DE LA CRUZ cas más reñidas han sido
sobre estética y sobr e
his toria patria. Ha publicado dos libros delício-
- romiio cubanos y Episodios de la guerra,
llen de atici roo en el lenguaje y de criterio r ecto
n las aprecia íone . (1)

1 .l.1i inolvidabl ami o Manuel de la Cruz falleció en


ueva York, en 1 96. Había ido, pocos mes antes, ex-

BUAH
EN LA HABA.'A 125

Ianuel de la Cruz, fué, para conmigo, amabilí i-


mo cicerone que me hizo conocer los principale edi-
ficio y establecimiento de la Habana, á la vez que
se impu o la obligación de llevar al hotel y pre n-
tarme á lo e critores más di tinguido de su país.
Recuerdo, entre otros, á Julián del Casal, Ramón
Meza, Enrique Collazo, Alfredo Zaya y André Cle-
mente Vásquez. Rápidamente expre ré el con-
cepto en que tengo á cada uno de ello .
J ulián del Casal, para
quien tan prematura-
mente se abrió la tumba.
fué uno de lo poetas que
m' honra dan á la lite-
ratura cubana. Aunque
con tendencias al mo-
derni mo, como lo prue-
ban u do lindísimo
libro - Nieve y Hojas
(ti 'viento - no entró de
lleno en esa e cuela. Sus
verso , siempre mu ica-
le y e pontáneo , se im-
ponen por la elevación JULIAH DEL CASAL

del pen miento y por lo


'a lano de la forma. Fué, como born bre de letras,
todo lo que e entiende por un espíritu uperior i y
en la intimidad prosaica de la vida, un joven que en-
eant, ba por u llaneza y u mode tia. Él, fanta íu
soñadora y corazón sin hiel, llevaba:

pulsado de Cuba, por adepto a la causa de la Independen-


cia antillana.

BUAH
126 RECUERDO DE ESPA:"A

la e peranza del cielo en la mirada


y el perdón genero o entre los labios.
Ramón ~reza e un ameno cultivador de la novela.
y tiene el mérito de desarrollar iempre. en estilo
muy castizo, argumentos nacionale . De Meza, dice
el autor de los Cromitos, «que e así, por u elevación
«moral como por sus facultades intelectuales, una
«de la figuras más interesantes de la nueva gene-
«ración, de e generación que poblaba las escuelas
• cuando la guerra, á la vez que arrasaba la Isla; apor-
• taba elementos nuevos para.la formación de los ca-
e racteres.« En efecto, Meza, aunque ba tante joven,
tiene la seriedad del hombre que aspira á dejar hue-
lla lumino a de II tránsito por e te valle de mez-
quindade y de grandezas,
Enrique Collazo e un bizarro caballero, que figu -
ró b tan te en la de trosa guerra á que pu o tér-
mino el pacto del Zanj ón, pacto sobre el cual ha pu-
blicado un intere antísimo libro. Es un literato in -
gerto en laborante ó parati ta, entu i ta y entu-
sia mador, que hoy vive, consagrado á la agricultu-
ra, en un pintore co fundo (Ar royo Taranjo) á dos
ó tr millas de la ciudad. Es de lo e cogido , de
lo hombre que no de peran de ver realizado su
ideal; yestoy guro de que, i alborean nuevo día s
de combate por la libertad, será Collazo uno de los
primero en cambiar el h ha del labrador por el
machete d 1mambi in urgente. (1)
Alfredo Zay un inteligente y muy ilustrado
juri con ulto, con aficiones bibliográfica ', que diri-

1 En efe to: figura hoy como brigadier en el ejército


de ..1". imoGóm z,

BUAH
127

ge y redacta una notable publicación forense; y An-


drés Clemente Vásquez, autor de una novela histó-
rica contemporánea en que la protagonista corre,
en el siglo XIX, aventuras que traen á la memoria
la de la monja alférez en el siglo XVI, es el prínci-
pe del ajedrez en América, el hombre para quien,
en e e intrincado juego, no hay problema cuya o-
lución escape á su ingenio y práctica. Ha publica-
do un libro que los ajedrecietas entendido e timan
en mucho.
Aurelia Castillo de
González me envió, por
intermedio de •Ianuel de
la. Cruz, tarjeta de salu-
do; r como no residía en
la Habana ino en Gua-
nabacoa, población itua-
da en la margen opuesta,
tomé una tarde el vapor-
cito y, después de diez
minutos de ferrocarril
estuve en la elegante ca~
a de campo que habita
la entil escritora. Es
Aurelia un tipo de belle- AUREL'A CASTILLO OE QCNZALEZ

za tropical, una dama de


exquí ita cultura, y una literata que ha leído mu-
cho y aprovechado no poco. Entre otro de u
libros, el con agrado á su impre iones de viaje por
Europa me deleitó infinito. Aurelia astillo de
Ctonzález e un a tro que luce con luz propia, en 1
letras antillana, en las que, como e ritora en pro-
. . la estimo en tanto como á Lola Rodrí iez d

BUAH
12 RE UERDO DE E PA~A

Tió, la poeti a de siempre fre ca y delicada inspira-


ción. (1) •
Lola no es cubana ino portorriqueña. La oleada
revolucionaria la llevó en un tiempo á Venezuela, y
vivió con su e poso, su e piritual hija Patria y su
impátíca obrina Laura, por dos ó tres año en Ca-
racas. De de entonces e
apasionada po la Repú-
blica, como forma de go-
bierno, yen su lira hay
siempre una nota para la
libertad antillana. Gra-
ta , inolvidables noches
para mí, las que p éen
la tertulia de Lola, don-
de todo era amenidad y
cultura. (2) Allí conocí,
entre otro literato á 1

Juan Gualberto Gómez,


Fernán ánchez y á Ma-
LOLA RODRIGUEZ DE TIO nuel Pichardo, director
del Fígaro, el más dis-
creto y artístico de lo semanarios Hu trados que, en
la América latina, e publican. Es Pichardo un poeta
muy galante y jovial.
Bonifacio Byrne no e encontraba por entonce en
la Habana; pero me envió, con e quela de aludo.
un tomo de poesía que acababa de dar á luz con el

1 urelia tillo rué d terrada á Tenerife en 1 96.


porque impatizaba con la revolución.
2 Lola de Tió r id ahora en ~ -neva York 1 pr erita
duba.

BUAH
E.- LA HABA.'A 129

título de E céntricas. E. Byrne un imboli ta qn


lee má á Richepín que á Víctor Hu o, y que canta
Al diablo. A las brujas, A Luzbel, A los buitres
y Al carro de los muertos en verso robu to y ma-
gistralmente con truído . - Wen Gálvez, el entendi-
do crítico del Fígaro, decía en la tertulia <le Lola: -
~ le re i to á creer que Byrne a decadente y parna-
íano de gítima cepa - ¿Por qué? - Porque e lla-
ma Bonífacio, y el nombre e demasiado clásico. (1)
1Iercedes Matamoros, poetis a entimental, que
tampoco se encontraba en la Habana, me envió su
.libr o. T O hay en sus versos la vigoro a entonación
que caracteriza á lo de la Avellaneda, sino la femenil
ternura que e desprende de lo eleCarolina Corona-
do, poeti á la que cantó E pronceda, y que aún vi-
ve, no recuerdo si en E. trernadura ó Portugal; pero
que, de de hace muchos años, sólo e cribe ver os
para sus nietecitos.
T~ o conocí. y lo lamento, que la culpa fué mí, _ tí
•Tieve Xenes, cuyos ver os había leído iempre con
placer en lo periódicos. A mi amigo antacilía 1
chocó, como á mí, el nombre de la poetisa, y en una
carta, que apareció en la pren a de México, decía:
.¿Porqué "e llama u ted Nieve ? Y no como quie-
<ra , ino en plural, como i adrede hubiera queri-
• do exagerar la frialdad t nómala de u nombre, p: -
• ra hacer re altar el contra te con el fuego de u in -
• píracíón y la vehemencia de su temperamento.
( ¿ i [ieve en Cuba, y u ted nieve? Hay en México

1 Bonifacio Byrne e encuentra hoy en las filas re-


'-olucionari. ' .

BUAH
130 REC"cERDO' DE F.sPA:'A

e una montaña que e levanta ha. ta las nubes y que,


e en todas las e. taciones del año, tiene cubierta de
e nieve su alterosa cumbre. ¿Y sabe u ted lo que en-
e cubre e a eterna nieve? El cráter de un volcán. ólo
e a í comprendo que e llame u ted 1 [ieves. U ted,
e como el Popocatepelt, encubre bajo la nieve de . 11
e nombre el fuezo de u corazón .•
D. Eugenio ánchez Fuente, poeta y abogado es-
pañol, con más de veinte años de re idencia en la
Habana, corre pondiente de la Academia de la Len-
gua, me visitó in encontrarme en el hotel, igual
é

mala suerte tuve al corre. ponderle u vi ita. Idénti-


ca fatalidad me privó de conocer pei onalmente á
Enrique Hernández • Iiyare , el hábil director de La
Habana elegante: á Manuel anguily, una de la plu -
mas m' ilu trada y fecundas. un gran patriota y
uno de lo caractere má al ti YO de la 1 1a; á Val -
dívía, el literato de guante blanco que e e. conde ba
jo el eudónimo de Conde Kostia; y á Federico Vi-
lloch que, con el título A la diabla, ha coleccionado
ver o que hacen meditar y onreír.
E tudiosamente he re. ervado para el fin hablar de
tre eminencias en l letras y el periodi mo: - Ri-
cardo Delmonte, Enrique Jo Varona y Rafael. Ion-
é

toro. - A lo tre tuve la ati 'facción de tratar.


A poco de dar Cé pede , en Yara, el grito de. Inde-
pendencia, gobierno y pueblo peruano dieron pal -
maria prueba de u impatía por tan noble cau a,
con el hecho de reconocer el primero la beligerancia
de lo cubano , y el ezundo con enviar á lo patrio-
ti de 1<. Gran • ntilla nada mezquino óbolo de di -
nero. El inju tiñes bl fu ilamiento del poeta Juan
lemente Zenea arrr ncó indiznado lamento á la ju-

BUAH
EN LA HABANA 131

ventud de mi país, y cúpome en uerte escribir, por


entonces, un artículo que alguien quiso, pudo y su-
po popularizar. ¿Qué mucho, pues, que lo literatos
separatistas y autonomistas, á mi paso por la Haba-
na, me tratasen con el afecto que e dispensa á los
que, por la idea y el sentimiento, están ligados á la
mi ma comunión? De la autonomía la independen-
á

cia no hay gran trecho de camino. Por algo se em-


pieza. e' est le premier pas qui coute.
Hay en Cuba un partido, pequeño es cierto, pero
que hace activo trabajo de zapa -el anexionista.
Antes de convenir lo cubano en que la e trella so-
litaria se confunda en la constelación de es trellas,
deben preferir su manera de el' actual. Yugo por
yugo, yo, cubano, al de España me atendría, que tal
re ignación no implica dese peral' del mañana. El
anexionismo mata la esperanza. Pueblo que aspira
á la libertad, á tener vida propia, á dejar de vivir
mendigando derecho, e hace. impático para los
que di frutamos de aquello biene ; pero las simpa-
tías se convertirían en de dén ~ i e e pueblo e lan-
zara á la lucha sólo por cambiar de dueño. Cuba es
el punto donde converjen las miradas de todos los
que creemos que la patria es un culto y la libertad
un derecho.
Rafael Montoro, Enrique José Varona y Ricardo
Delmonte, en lo diarios que redactan, tienen toda
la energía que inspira la fe en las convicciones, y
defienden con calor u bandera. La propaganda de
idea la ejercen con la au teridad de un acerdocio,
mejor dicho, de un apo tolado. Montoro y Delmon-
te on autonomi ta . Varona filósofo, ociólogo, edu-
cacioni sta, e un e píritu sereno que irradi claridn-

BUAH
132 RECL"ERDOS DE E PA~A

de de ideal. Antes de conocerlo personalmente me


era conocida una fra e uya, cuando, diputado por
el Camagüey, dijo en las
Cortes de Madrid, con-
testando á un Ministro
que creía no eran aún
llegados los tiempo en
que á la colonia se con
cedie en derechos auto-
nómicos.
- Pues, entonces, Es-
paña tendrá que llevar á
rastras su colonia anti-
llana, como el cautivo
cuyo compañero de ca-
dena ha muerto, y tiene
ENR 'CiUE JOSE VARONA
que arra trar de un lado
á otro u cadá ver ha '-
ta que el hacha rompa lo lazo de hierro que los
unen. - De de e día dejó Varona de figurar en-
tre lo autonomi taso (1)
Delmonte es la per everancía hecha hombre, ei
p nadar en toda su madurez. Su e tilo, decía Mn-
nuel de la Cruz, e mármol de Carrara labrado por
el cincel de Praxitele .
En cuanto á Rafael Montoro, u fama, como
orador, es inmen a en la América latina. Amigos
y enemigo me hablaron con entusia ta encomio
de su elocuencia. Juzgándolo como orador, dice
el galano e critor de los Cromitos: - <( Más que

1 Hoy Varona y • anguily se encuentran proscrito en


x uevrYork.

BUAH
133

e hombre de nue tra edad parece un antiguo vi to (


e la luz indecisa de la hi toria, que es luminar de
e apoteó is. A su lado, Ca telar parece un trovador
e napolitano parodiando un mi erere ; Martes, el
e acróbata japonés de la in taxi , un romano de la
e decadencia que se produce en castellano con los
e circunloquios de la con trucción latina; Cánovas
) un godo moderno, iracundo Y verboso, y con arran-
e ques de tribuno selvático; Moret, un torbellino de
e hojas secas y pétalos de rosa; Salmerón, la efigie
e de la metafísica, calva y marmórea, tronando en-
e tre nubarrones; Silvela, frío como un témpano
e y torturado por el método argucíoso del orador
e foren e.)
l\Iontoro e , hoy por
hoy, la personalidad más
querida y respetada en-
tre lo autonomi ta , y
la única aca o que, con
el fuego de u palabra,
arrr traría las muche-
dumbre á la barricada
ó á la manigua. Hasta
u fin-ura, gallardamente
varonil.Ie da un no sé qué
de caudillo, y de caudi-
llo pre tigio o. Tal fué,
por lo menos, la impre-
. ión que en mi espíritu RAFAEL MONTORO

produjo.
Alzuien dijo ( creo que Raimundo Cabrera, el au-
tor de un precioso libro - Cuba y sus jueces, un
cparatt ta, m: que autonomi ta, df' gran corazón

BUAH
134 RE UERDO DE E 'PA:'.A

y podero O cerebro) y dijo bien, que Montoro e


el verbo de una generación y de una idea, y que
cuando, en la polémica de prensa ó en la arena tri-
bunicia' hiere á u adve ario, 10 hiere con lanza
de oro y como el rayo que mata iluminando.

BUAH
ESBOZOS

ZORRILLA

Pisaba yo aún los claustros del colegio, allá por


los años de 1848 á 1850, cuando los versos de Espron-
ceda, Arolas y Zorrilla, entre los españoles, Lamar-
tine, Musset y Víctor Hu-
go, entre los franceses,
eran manjar delicioso
para la juventud latino-
americana. Contrayén-
dome sólo al cantor de
Granada, diré que tan
grande era el culto que
le tributábamos, los por
entonces bumildísimos
e tudiantes, que toda
nue tra estética. e redu- ..,- I -.

cía á imitarlo, no sólo en .~~ --,'-;:;: .. :::::


las bellezas sino ha ta en
las extravagancias de su mu a juvenil, extrava-
gancias que el gran poeta, ha reconocido de pué ,
y confesado de plano. como pecados gordos, por los

BUAH
136 RECUERDOS DE ESPA'&A

que solicitaba. absolución mísericordios a. Toledo, á


cuyo pueblo llamó imbécil, porque así lo pedía la
sonoridad campanuda de un endecasílabo, y Larra,
á quien calificó de malvado, acaso por exigencia de
aciago consonante, se la habrán de buen grado con-
cedido, en gracia á la sinceridad del arrepenti-
miento.
Eran aquellos los días en que el romanticismo, co-
mo escuela literaria, campaba ufano, y á Zorrilla se
le e timaba como á uno de sus primeros y má es-
forzados mantenedores. ¿Qué mucho, pues, que, en-
tre nosotros, hubiera jóvenes que aspiraran á imi-
tarlo, no sólo en la forma poética sino hasta en los
detalles pequeñece individuales? En los retratos
ó

que de nuestro ídolo conocíamos, aparecía éste ende-


ble de cuerpo; con rostro ca i infantil, cuidada peri-
lla, y profusa y suelta cabellera, que descansaba so-
bre los hombros. En la Bohemia de mi tiempo he
apuntado que Nicolás Corpancho, el más aventajado
entre lo imitadores de Zorrilla y que, fí icamente,
tenía también gran parecido con el bardo vallisole-
tano, dió en usar idéntico peinado. Día que mi ma-
logrado colega marcó con piedra blanca entre los de
su corta existencia, fué aquel en que recibió la pri-
mera carta de Zorrilla, agradeciéndole la dedicato-
ria del poema JIagallanes. E a carta corrió de mano
en mano entre los bohemios, llamándonos no poco
la atención el carácter de letra. La de Zorrilla era.
clara, de limpios perfiles, bien redondeada y eJegan-
te ; letra clá íca, á lo Palomares y Torío de la Ri va.
y no otro que no imaginábamos que lo románti-
cos e cribían patas de mo ca garrapato ininteligi-
ó

bles, dimo en mejorar reformar nuestra escritura.


ó

BUAH
ZORRILLA. 13i

De mí é de -ir que debo á Zorrilla el beneficio de po-


eer letra le rible sin esfuerzo. ~ Ii amigo el general
argentino Lucio .lan illa hizo en cierta oca íón re-
producir, en un diario de Bueno Aires, una e que-
lita mía, á propó ito de la cual dijo al periodi ta:-
e Te regalo el original. La letra material, verdadera
plana, modelo de caligrafía, da envidia. Otro y no -
otro podemos mirarno en e e espejo, y convencer-
se todo de que es deber de cultura e cribir con cla-
ridad. » - Gracias á Zorrilla, que no á mí, por el cul-
to pir po del amable polemista.
Ií relaciones epi tolare con Zorrilla empezaron
con motivo de un libro mío, del que le remitiera
ejemplar. Avi óme recibo con halagadora fra e , y
solicitó le indica e la fuente donde había bebido cier-
to dato . De de entonces cambíábamo , por lo me-
nos, un par de epí tola al año.
atural era, pue~, que al día siguiente de mi lle-
.... ?

gada .• Iadríd, me encaminase á la calle de anta


Tere ,número 4, donde en el último pi o, e decir,
vecino al cielo, habitaba don Jo . Zorrilla, en unión
de u egunda e po a doña Juana Pacheco, granadi-
na, que, antes de ufrir la mortal dolencia que hace
año la aqueja, debió ser dama de fa cínadora be-
lleza.
Confie o que, al tomar el cordón de la campani-
lla, sentí la emoción del niño, yo que nunca he pe-
cado por cortedad de genio. Era que el nombre y la
per ona del poeta despertaban en mi e píritu un
mundo d recuerdo, y que Zorrilla contínuabs pa-
ra mí tan pre tigio. o y querido como en lo día de
1 juv n ud. Ca i tuve u to al aber, por la criada,
que 1 ñor encontraba en una c a vecina' pero

BUAH
13

que iría á llamarle si yo tenía urgencia de hablar


con él. No acepté la buena voluntad de la mucha-
cha, y la entregué una tarjeta, prometiéndome vol-
ver á subir el día siguiente la fatigo a e calera.
Eran las diez de la mañana, y me preparaba á dar
con mis hijo un pa eo matinal, cuando el criado
del hotel me anunció una visita. Entró un anciano
que, sin quitar e el sombrero ni pronunciar palabra.
empezó por darme un abrazo.
- Zorrilla ll l exclamé, adivinándolo por una de
esas misteriosas intuicione tan comunes en la vida.
- El mi mo, mi querido Ricardo, el mismo. Re-
cibí ayer su tarjeta, y aunque olvidó usted anotar
en ella su dirección, la hice preguntar á Tamayo.
Gran prueba de cariño doy á usted viniendo á verlo.
Vivo lejo de todos y de todo, á nadie vi ito y ni i-
quiera a i to á teatro alguno verdad que tam-
poco me mandan ya billetes. Tengo la apren ión de
que e to bultos y lacra de la cabeza no son para lu-
cidos - y volviéndose á mi Angélica añadió - Ex-
cu a, hijita, que con en-e el sombrero y que te ba-
ble de tú, como si fuera tu abuelo.
Eran para mi noble amigo motivo de tri teza fre-
cuente lo tumore del cráneo, que lo impo ibilita-
ban para de cubrir e. A í lo expre sa en e to ver-
,;: de una compo ición escrita veinte día. ante del
d u muerte:
Enfermedad ridícula, nativa. hereditaria,
no meno dolorosa rid ícula por er,
condéname ha tre año tÍ vida olitaria :
tal vez á vivir mucho. ai lado como un paria.
el 1 mundo á no ver nada. .: no dejarme yero
Yo ya ni y o ni oi o lo que en el mundo pasa:

BUAH
ZORRILLA. 139

los que con un estigma marcado cual yo e tán


en sociedad no viven, y gozan en u casa
lo que gozar le dejan ó u ambición e ca .
ó u feliz carácter por todo in afán.
; Qué do' horas de más abro a plática las que pa-
mo ! Zorrilla era un conver ador muy entreteni-
do, y hablaba con benevolencia h ta de u enemi-
go.. Del Perú ólo le eran conocido ver o de I Iár-
quez. Salaverry, Llona y Cisnero . )Ie pidió y le dí
noticia obre ello . de manife tó u predilección
por Arnaldo ~ Iárquez, de quien con ervaba en la
memoria un- e trofa .
Declaro que yo oía como embele ado el elogio de
mi compatriota en boca del gran poeta. Hablaba
de ello con la ternura con que un padre hable de
1 graci de u hijo, y con el afecto del mae tro
para con lo di cípulo más aventajado .
Cuando en mi primer viaje á Europa, cediendo á
petulante empeño mío, mi amigo el poeta argentino
Hilario A ca ubi me llevó, en Parí, á casa de La-
martine, á pe al' de que e taba yo aún en plena mo-
cedad, no experimenté emoción igual á la que ante
Zorrilla entía. En Lamartine, el hombre me d n-
cantó á 1 cinco minuto. )le pareció IDl imple
mortal, con levita negra y corbatín de cerd , uno
de tanto que p can el boulevard de la Iagdalena.
~ o correspondió á mi ideal lo confie o.
T

En cambio, Zorrilla uperó mi ide 1. "o lo cu -


chaba con verdadero arrobamiento, y mi e píritu
te ba u p n O de. u palabra. D de niño alimen-
té 1d o d cono 1'10' tr h r u mano, r pa-
r í me oñación verlo r lizado. llí, en mi ur r-
to de hot L á pul ad de di stanci , e taba 1 poeta

BUAH
140 HECt"ERDO DE ESP -A': A

á cuyo genio tributé iempre culto entu ia ta, y al


abrazarme había sentido palpitar su corazón cerca
del mío.
A las doce se de pidió, negándose á almorzar con-
migo.v-Me e. pera la dieta del enfermo, dijo.- Estas
palabras impo ibilitaban toda insi tencia por mi
parte. Entonce contraje el compromi o de hacerle
una vi ita semanal. - í, í, repuso el ilu tre ancia-
no, cumpla religio mente con el precepto de con ' 0 -
lar al enfermo. lucho amigo tengo, pero on po-
ca lo que e acuerdan de vi itarme.
y besando paternalmente en la cabeza á mi hi-
jo , se d pidió d no tro en el pa illo de la e ca-
lera.

*'"*
Llenando mi compromi o. iba cada ocho día á la
calle de nta Tere a. En una de mi primera vi-
itas me acompañó mi hija que llevaba, aparte del
afecto por la per ona del enfermo, el intere ado pro-
pó ito de arrancarle un autógrafo. Apena formuló
Angélica u d ea, cuando el galante Zorrilla e apo-
deró del album, y en una de u página del centro.
cribíó, en tre ó cur tro minuto, e te delicado ro-
mance:

BUAH
ZORRILLA 1 1

:lIas ya me h vi to y te he vi to,
y i oh peruano querubín!
ya has vi to bien que no ay
lo que te han dicho que fuí,
ni más que un viejo ya inútil
que, hoy, e tiene por feliz
de abrazarte y bendecirte
un día ante de morir.

Zorrilla, como lector de ver o , no ha tenido rival


entre us contemporáneo. Favorecido por la limpie-
zt de u órgano vocal, acaba gran partido de las
onomatopeya y del eufoni mo de las palabra . Era
oirlo decir ver o como escuchar una delicia a me-
lopea. Para él lo verso. eran como el teclado de un
piano. y á los eptasílabo y endecr Habas 1 daba
cierto mi terio o ritmo mu ícal que deleitaba infi-
nito. Yo le rogaba iempre, ante' de de pedirme.
que me pag e la vi ita con la lectura de al una
compo ición, y á pe al' de que u voz e taba ya de-
bilitada y u facultade en decadencia, lo que de
la dote del lector quedaba era lo uficiente para
adivinar la fascinación que, en u oyente, debió
ejercer, allá en lo días de entero vi 0'01' fí ico. Zo-
rrill< nació en 1 17.
- i la muerte me da tiempo - me dijo en una tar-
d de Diciembre, de pué. de haber ·0 admirado la
modulaciones que ólo u gar anta bía dar á la
m gi tral octave que irven d introducción al
p ma Granada - quizá e ríba un librito obre el
arte de leer ve o. Entre tanto doy. de vez en cuan-
d , al mas reglas á mi paí no Emilio Ferrari, qu
ti n . e lente facultade pan 1 t r.

BUAH
142 RECUERDOS DE ESPA~A

Ferrari era, por entonces, el único poeta español


que veía con frecuencia á Zorrilla. y á fe que me
pareció digno di cípulo del insigne maestro, la no-
che en que lo oí leer unas quintillas en la tertulia de
Concepción J'imeno, tertulia á la que concurrían.
entre otros literato, Teodoro Guerrero, Rafael Gar-
cía antistevan, Luis Yidart, Julia Asensi, Lasso de
la Vega, Giner de los Ríos, Melohor de Palau y Nar-
ci o Campillo.
El librito quedó en proyecto, pues la muerte ea-
minaba de prisa.

Por mucho que, en ti Recuerdos del f lempo viejo.


se esfuerza por presentar e como hombre que de las
upersticiones e burla, tengo para mí que D. José
Zorrilla, el inmortal poeta de la leyenda y de la tra-
dición, llevaba encarnada en su e píritu supersti-
ciosa creencia . Él no. cuenta que la rotura de un
e pejo fué para él iempre precur ora de un gran
infortunio domé tico, el augurio de la muerte de sus
padre , entre otro .
e Estoy felizmente libre de toda uper tíción : las
conozco toda ; de toda me he valido en mis e critos
para hacer efecto obre la imaginación de mi lee-
tore ; pero de todas me río y me in piran eompn -
• ión lo que creen ó temen los agüero y hechice-
ría •. ~ Esto e cribía Zorrilla en uno de sus libros ,
á propó ito de un amorío romántico que, en sus mo-
cedades, tuvo en Parí , con una dama chilena casa -
da con un rico caballero inglé .

BUAH
ZORHILLA

En una de mi visita qui e oir de la propia boca


del galán la historia de e e amorío juvenil, no man-
chado por la impureza de lo' entidos, y el honda-
do o Zorrilla me hizo, con melancólico acento, el
mi. mo relato que. sobre poco m' ó meno. me era
conocido.
Zorrilla que, en u pubertad. fué onámbulo y que.
en u juventud, tomó ca. i á lo serio la quiromancia
y la cartomancia, adquirió, en la tertulia que fre-
cuentaba la señora de u pen amientos, fama de
nigromántico y taumaturgo. Una noche, la gentil
dama, tendiéndole la mano izquierda desnuda del
guante, le dijo: - A ver, Zorrilla, ¿qué encuentra
usted en mi mano?-EI poeta, tomando la manode
la eñora, la conte tó: - Aquí no hay m' qu lo
que mi de o pone en e te culo re petuoso: larga
ó

vida, ventura y alud bajo la bendición de Dio .


Cedamo. 1, palabra á Zorrilh : - «Amohinó un
tantico la voluntario chilena. :r empeñaron e to-
L

do en que satisficiera u capricho de echarla la


cart . Barajé onriendo, díla á cortar el naip cor-
tó. reo que temblando, tendí iet carta t. pada
obr la me a. y la mandé volter r una. Volvió un
: de copa . Y tornando yo á mezclar la i e rta
aun no vista , volví á tenderla d cubierta alre-
el dor d 1 a , e pareciend en. qu U. combina ión
un • O'Ü ro tan terribl como inv rosímil. • otó Ha
T

. in duda, l, mala impre ión que aqu Ha ombina-


ción me habí producido, y p niénclom n el hombro
1< di tra, me dijo: - ¡ ~uidado qu quiero 1,
dad !-Pu bi n re pondí TO, e mo la co e
: b. urda. 1, carta die n que en t .. iet dí
trr rá la ju ticia en e a d u. t 1 p r una mu rt

BUAH
144 RECUERDOS DE ESP_.\ÑA

se disol verá una familia. - Quedóse la dama un tan-


to pensativa, y echándose á reir, reimos todos. -
El sabado siguiente, á las diez, viendo que la dueña
de casa llevaba á una señora al piano, pregunté; -
¿ No esperamos á nuestra hermosa chilena? - Mi-
ráronme todos con asombro, y la señora exclamó r->
1, Pero no sabe usted nada? - Nada; ¿ qué hay ?-
Que su marido resbaló el miércoles al entrar en su
casa, cayó de espaldas perdiendo el sentido, yespi-
ró á las dos horas sin poder hablar ni hacer testa-
mento. Y como la fortuna del marido está sujeta tí
no sé qué leyes inglesas, es la hija del primer ma-
trimoniola que todo lo hereda-No quise oir más.
Una pesadumbre inmensa se apoderó de mi espíritu
al conocer la desdicha de la mujer á quien yo ama-
ba, y por quien concurría á la tertulia, y salí de la
casa, y pasé aquella noche insomne, y pocos días
después salí de París para no encontrarme con la
que debía unir para siempre mi recuerdo al de su
desventura. Yo no creo más que en Dios, y soy cris -
tiano por convicción; pero la imagen de aquella
hermosa chilena se conserva poética y melancólica
en mi memoria.s

***
El filio nu evo de 1 93 fué saludado por Zorrill a
con unos alejandrinos, de aquellos que sólo él acer-
taba á escribir, y en los que pasaba revista á las
fiestas y congresos con que fué celebrado, en Espa
ña, el cuarto centenario del descubrimiento de Amé-
rica. De ese último canto del cisne recuerdo est os
versos:

BUAH
ZORHILLA 145

Tal como el año venga le aguardaré, in miedo,


umiso, resignado, con el emblante ledo,
y mientras tenga fuerzas le aguardaré de pie;
ni lo que fué me angustia ni el porvenir me es panta,
no é más que hacer ver os, y porque má no é,
mientras en pie me tenga con yOZ en la garganta,
mis ver os á mi patria y á Dios con agraré.

Visité á Zorrilla el 5 de Enero, y lo encontré bas-


tante agobiado por la enfermedad. Escribía, en e e
momento. para un periódico literario de Madrid
(creo que el Blanco y Neqro¡ la siguiente confe ión :
Rasgo principal de mi carácter -- Haber llegado
á viejo sin dejar de ser muchacho.
Cualidad que prefiero en el hombre - La firmeza
para sufrir el dolor fí ico y para perdonar á lo ene-
migos.
Mi principal defecto - El no saber hacer más
queyerso.
Mi sueño dorado - Borrar mi nombre en la nue-
ve décimas parte de lo que he e, crito.
Lo que con. tituiria mi de ujracia - Vivir al ru-
nos año más.
Color que prefiero - El blanco, porque no tiene
ninguno y los ufre todo .
Mi pro itas favorito - Quevedo y ~ Ianzoni en
1 promes i sposi.
JIi poeta favorito - Todo y ninguno.
Mi compositores favoritos - Escucho música de
todo. lo mae.. tro . y no los juz o. ¿ A qu . amargar-
lo placere puro?
10

BUAH
146 RECUERDO DE ESPA;-A

Manjares y bebidas que prefiero - Las ostra: de


Ostende, los solomillos de ternera, el queso de Bur-
go , el vino de Chianti y el café de Bolivia,
Lo que más detesto - Las mujeres literata desd e
afo hasta ( aquí un nombre ).
El don de naturaleza que deseada tener - Una
memoria como la de Menéndez Pelayo.
To seré yo quien formule el más leve comentario
sobre esta confe ión, que es la de un moribundo, y
en la que Zorrilla se exhibe con toda la candoro a
ingenuidad del niño.

La última vez que visité á Zorrilla fué el 20 de


Enero. - Esto se vá, mi querido Palma, esto se vá -
me dijo con fatigoso acento, y me dió un abrazo: el
de la de pedida eterna. Zorrilla murió en la maña-
na del 23.
Pocos días antes, en el saloneito que le servía de
e criterio y cuya paredes e taban adornada con
tarjeta fotográficas, entre las que ví una de Don Al·
fonso XII con cariñosa dedicatoria autógrafa al poe-
ta, y mucha corona, con las cinta empol vadas ,
ob equio de las municipalidades de Valladolid, Gra
nada, Barcelona, Valencia y otras ciudades, al ver
que yo desprendía una para examinarla más de cer-
ca, me la quitó para limpiarla con un plumerillo, y
me dijo con aire melancólico: - Ya lo ve usted, Ri-
cardo, e to es la gloria del poeta .... polvo. Eso será
pronto también el dueño de la corona. - de esforc é
por di traerlo, y llevé la con ver ación á otro terreo
no: - al recuerdo de us buenos tiempos de tirador
de pi tola. Zorrilla tUYO, en u juventud, la de. tre-

BUAH
ZORRILLA 147

za de no errar blanco, á treinta pasos de distancia,


siendo el blanco monedas pendientes de un hilo. El
tema, ya en su vejez, lo rejuvenecía y alegraba.
Gracias á Oastelar que arrancó á las Cortes espa-
ñolas una ley en favor del poeta, no fueron sus últi-
mos años de abrumadora miseria. Zorrilla disfrutó
de una pensión que alcanzaba á 7,500 pesetas al año,
esto es, la mitad de la cesantía que España paga á
quien ha sido Ministro siquiera por veinticuatro
horas.
El 25 fué el entierro solemne del gran poeta que
encarnó todo un romántico pasado, presidiendo el
duelo la Academia Española, en cuya sala de sesio-
nes estuvo el cadáver en capilla ardiente. Desde la
calle de Val verde hasta la Puerta del Sol. y atrave-
sando desde ésta por la Cuesta de la Vega hasta el
cementerio de San J usto, era inmenso el gentío. Allí
estaba todo Madrid, pagando su último tributo de
lágrimas
al que mató á don Pedro, al que salvó á don Juan:
al poeta legendario que mejor supo comprender é
interpretar el carácter romancesco de su pueblo.
Oon Zorrilla no ha desaparecido un hombre, sino
una generación á la que él sirvió de símbolo en los
ideales del arte y de lo bello.

BUAH
BUAH
II

CANOVAS DEL CA TILLO

IrO he conocido, en el extranjero, peruano más


cumplido, afectuoso y servicial para con sus compa-
triotas, que el señor don Joaquín José de Osma,
marqués de la Puente y
Sotomayor. Sus padres
lo enviaron á educarse
en España, y volvió á
Lima en la admini tra-
ción del general Echeni-
que, durante la cual de -
empeñó la presidencia de
la Cámara de Diputado
y un Minister-io de Esta-
do, terminando por ir de
Plenipotenciario á Lan-
dre. Desde aquella épo-
ca fijó su re idencia en
l[adrid. J. JOSE DE OSMA

En la última matrícula ó padrón de los abogado


peruano , ocupa el señor de O.una, por antigüedad,
el segundo lugar. Es, pues, el sub-decano de nues-
tro foro.
Con motivo de haberme encomendado, en 1, 3, el
Gobierno del Perú, l¡ reor aniz.. ción de la Bibli te-

BUAH
150 RECUERDO DE ESPA:-A

ca .1.~ acional, entré en relacione epistolare con el


compatriota, y quiero dejar aquí constancia de que,
entre lo peruano re idente en Europa, fué el e-
ñor de O ma quien atendió mi empeño con mayor
contingente de libros notable y valio o .
Poca hora de pué de mi llegada á. Iadrid, fuí
á bu. cal' al amigo y pai ano en u precio o chalet
del pa eo de la Ca tellana, y sólo encontré al conde
de Cc - Valencia, hijo político de don .T oaquín. y
con quien, por razone de compañeri mo en h Aca-
demia E pañola, había cambiado carta .
Al día iguiente, á primera hora. recibí la amable
e quela que copio:
ábad o 1i
Muy timado ami o:-Por Ca a-Valenci• . upe
anoche la lle ada de u ted. Tenga u ted la bondad
de venir a almorzar conmi o, á la once y m día, y
de traer á u hija. en ca o de que á ella no le f. ti -
die e tal' entre viejo .
i u ted quiere hoy comer con Cánova , que vie-
n todo lo sabados, contaré con u ted para las
ocho de la noche.
perando tener el gusto de abrazarlo luezo. que-
do u aftrn. " . . -J. J. de O ma.
Aqu U. no h fuí presentado á don Antonio Ca -
nova del a tillo, por entonce la má encumbrada
p r. m lid: d política de España. y hombre de ame-
ní im tr too : nova nació en . . Iála a. n f brero
d 1..,2.
l. ublancero de la. orte de
vez fu' don _ ntonio di-
ánova r v le nadr de

BUAH
lo que e.. El pícaro lo di imula much~~~\Jln,l·1}
co á cualquiera. Parece un hombre ~.
contemplai in aber quien e , como
transeunte que pa por la calle. • ~ o tiene la~~~~~;::
de Dantón, la ti onornía arro ante de Mírabeau.
frente iluminada de Ca -
telar, la nariz revolu-
cionaria de ,- oltaire, el
atolondramiento e t u-
diado de Bi marck, el
a pecto evero de al-
merón, ni la voz de ire-
na de don Cristino . lar
to . •·ada de e o tiene:
pero vale tanto como
ellos, mucho má. que
alguno de ello. He di-
cho que parece un hom-
bre vulgar, i lo con-
templái in prevención : pue bien. parece lo qu
no e. 11 e tética no dice nada. Cálase lo. lent
con cierto garbo, guiña que e una compa: ión,
tuerce la boca y e abre la raya á un lado. u gran
mérito e tríba. para mí y para todo lo hijo del
trabajo y la contrariedades. en que de la nada. de
una e cuela de provincia.. e ha elevr do por su: pro-
pio. mérito á}¿ altura de lo más grande hornbn s.
P ibr y descono ido. todo lo que e... todo lo que ni-
k-, todo lo que ignifica, 'e lo debe á • mi. mo- .
í

• ·0 be emblanza m;' encomiá tica, y ju sticierr


; I( y z, d 1 emin nte hombre público.
• endémico de toda le a'( demias. pre: id n 1
too. la. juntas. . rl ii ector de toda. la. sociedades.

BUAH
152 RECUERDOS DE ESPAÑA

donde e tá Cánovas, cualquiera que sea el lugar que


se le de tine, allí estará la cabecera. Este concepto
de Conrado Solsona lo encontré, esa noche, de pas-
mosa exactitud.
Dos días después la gallardísima y discreta se-
ñora de Cánovas, hija de mi compatriota el se-
ñor de Osma, tuvo la amabilidad de invitarme,
en su nombre yen el de su esposo, á comer en su
casa, que es una morada regia, donde el lujo, el ar-
te y el buen gusto campean.
Después de comer fuimo á fumar un cigarro en
la biblioteca de nuestro espléndido anfitrión, que,
tambíén, dicho sea de paso, es, como Castelar, ene-
migo del tabaco, si bien ambos son muy tolerantes
con lo que pagamo tributo á este pequeño vicio.
Forman la librería personal del señor Cánovas tres
vastos alones alumbrados con luz eléctrica, conte-
niendo más de veinte mil volúmenes, encuaderna-
do con primor y en e tantería elegantísima. Abun-
dan en ella los libro raro, las ediciones primitivas,
los incunables y los elzevires. Joya caligráfica es
un pliego de papel marquilla en el que el pendolista,
con letra microscópica, ha copiado íntegro el poema
del Dante. De mí sé decir que experimenté verda-
dero a ombro ante tanta riqueza bibliográfica, pro-
piedad exclu ivt de un hombre de gran talento y de
ilu tración va tí ima. Cánovas no es el bibliótafo
que coloca los libros en un nicho, poniendo sobre
é te la lápida del olvido. Él ha hojeado, ó por lo me-
no ojeado, todo lo volúmene que po ee, y no on
poco 10 que comprueban e ta afirmación mír con
apo tilla marginales de letra del lector.

BUAH
el.'OYA DEL eA TILLO 153

Hablando de obra rars en América, mencioné la


Ocandina, cuya edición fué recogida y quemada
por la Inqui ición de Lima, librando de las llama
poquísimos ejemplares. Pue bien, el señor Cáno-
vas no ólo po eía esa curiosidad bibliográfica, sino
que había tenido tiempo y voluntad para leerla.
Al cuidado de la biblioteca de don Antonio e tá un
joven tan inteligente como mode to, quien, día por
día, le da, en juicio intético, noticia obre cada
nuevo libro. i la opinión sumaria de pierta interés
en Cánovas, ordena la adquisición y lee el libro, ó
mejor dicho, lo devora con aquella práctica del bi-
bliómano á quien bastan quince minutos para cien
pagina en 4.°
Cuando Cánovas tiene que con agrar e á e cribir
algo de aliento, empieza por prevenir á su bibliote-
cario, que le separe los libro pertinentes que le con-
viene con ultar. Hojea y toma nota en un par de
día: , y a í preparado entinta la pluma, y con rapi-
dez cr i taquigráfica con un carácter de letra de di-
ficulto de cifración, vierte u idee obre el papel.
Le indiferente trabajar en el día como en la no-
che: pero nunca con. agra tre hora seguidas á la
fatigo a labor cerebral.
Lo maravillo o para mí e la actividad, a í fí íca
COmo intelectual. en un hombre de es nta y i in-
vierno , Y cuya juventud e fama que fué un mucho
borra cosa. R tarían la complicada y múltiple
atencion . de la política para ab orber todas la' ho-
ra del jefe de una nación. Pero á Cánovas le obre
ti mpo para todo. e le ve en el paseo, en el teatro,
en t rtulia , en el Ateneo, en banquete, de contí-
nuas fiesta y recepcione en u ca a, y. por fin, lo

BUAH
154 RECUERDOS DE ESPA':A

viernes, es en la Academia de la Hi toria el más pun-


tual de los asistentes. Parece que el Director tuvie-
ra á puntillo ser él, y no otro, quien abra la e ión .
Algunos jueves concurre también á la Academia Es-
pañola, en la que ocupa desde 1 Gi, el sillón que per-
teneciera al Duque de Rivas.
El señor Cánovas es todo 10 que se llama un buen
conversador, causell1' que dicen los franceses. Pasa
con rapidez de maripos a de un asunto á otro. Habla
con suma corrección, y esforzándose por disimular
el ligero ceceo andaluz de su palabra.
Como orador tuve la sati facción de oirlo en 10
discursos con que inauguró el Congreso americanis-
ta, en la Rábida, y los Congre os geográfico, jurídico
y literario, en ladrido u palabra es repo ada y ra -
zonadora. No cautiva ni entusiasma por la forma al"
tí tica y el lujo de imágenes como la de Castelar; ni
e tan afluente y rápida como la de Moret, para
quien no hay taquígrafo que 10 alcance despué de
cinco minutos; ni tan culta, conci a y elegante co-
mo la de Canalejas; ni e impone como la de Salme-
rón; ni hiere la conciencia con la frialdad del acero
como la de Pí y Margall ; ni seduce con el poético de-
saliño de la de Echegaray,
Como orador político le oí en el Congreso de Dipu
tados, en la e ión de Diciembre, que terminó con In
caída del mini terío conservador y la. elevación (I!'
agasta con 10 liberale . Cuando Sil vela, la segun
da per onalidad de 10' con ervadore , y cuya ornto
ria e Ir de la e. tocada que va recta al pecho, al tra-
tar de la di ciplina de 10 partidos, dijo: - . i alg'un n
dice píen a del jefe que ha tenido un momento dt'
ó

('1'1'01', que tiene una debilidad en esteúotro . en t ido.

BUAH
C.,iNOV AS DEL CASTILLO 155

que ha tomado una dirección más ó menos equivo-


cada en tal asunto, no olvidemos que el deber supre-
mo que tenernos todos es el de soportarlo» - cuando
Silvela, repito, lanzó este dardo envenenado sobre
su jefe, ví al eñor Cánovas, como león herido, le-
vantarse del banco azul, caer como un alud sobre su
ex-correligionario, refutarlo con pa masa elocuen-
cia, y rechazar con olímpico de dén el apoyo mi e-
ricordioso que e le brindaba. - «Yo no e toy aquí
- fué una. de las fra es más arrogantes del orador
-- para que nadie e imponga sacrificio, y menos
. acrífícios públicos . á todos los viento, implemen-
te por cumplir debere de di. ciplina para con mi per-
. Olla. Yo no estoy aquí, señores, para que me so-
porte nadie.s - La palabra de Cánovas, en esa se-
sión. fué una de e as notas valientes á la que re -
ponden . iempre vibraciones impátícas. Y es que,
ante todo, el organi mo de Cánovas es el del lucha-
dor que se retempla, y crece, y se agiganta en el
combate. Por eso, en las tormentosas lides parla-
mentaria se encuentra Cánova más en u terreno
que en las pacíficas di cusiones académicas. ó pro-
nunciando ceremoniosos discursos como el de la
Rábida.
.l. o tuve oportunidad
T para volver á oír al eñor
Cáno\-as en el Congreso; pero ésta me bastó para
Convencerme de que, como orador político y parla-
mentario, es uno de lo má notable, quizá el pri-
mero que po ee E paña. En esa e ión conocí á don
Cri tino Martes, de quien, amigo y adversario , me
repetían encomio sobre su portento a cualidade
oratoria . Aun e afirmaba que hablaría e. a tarde.
Quince día de pué falleció el eñor ~Iarto .

BUAH
156 RECCERDOS DE E PA:-A

Contáronme de Cánovas - orador que, en ocasio-


nes, sabía emplear con éxito la nota aguda. como
cuando, contestando al diputado León del Castillo.
dijo: - e Su señoría es un león en el ataque y un cas-
tillo en la defensa» - ó cuando dirigiéndose á un mi-
nistro, dijo: - e Su señoría trabaja bien en la oposi-
ción, pero cuando llega al poder se retira á la vida
privada,»
No cabe mayor causticidad que la que respira es-
.ta frase con que pulverizó Cánovas á un periodista
adocenado: - ¿Tan mal le ha ido á ese hombre de vi-
llano, que quiere ya meterse á caballero?
Para concluír e ta silueta, ahí va una anecdotílla
referida por Conrado olsona:
Una aristocrática dama que no armonizaba con
los conservadores, acusaba á Cánovas de nepotismo
por haber conferido un ascenso á uno de sus deudos:
- e eñora - contestó don Antonio - he hecho por
mi pariente menos de lo que hizo Jesucristo por los
suyos: á todos los hizo santo . Cuente usted por tos
dedos: San José, uno; Santa Ana, dos; San Joaquín,
tres; Santa Isabel cuatro; San Juan, cinco; Santia-
go seis .. y no sigo por no fatigarla con la cuenta.>
Para mí, Cánovas e ***
( como su rival aga tu) el
más demócrata de los monarquistas. El hombre que
tiene poder para improvisar de cualquier Juan de
las Viñas un conde ó un marqués, no quiere el' ni
será más que don Antonio, como todo hijo de Adán;
y pudiendo lucir sobre su pecho casi todas las con-
decoracione europeas, apenas i, en actos de cere-
monja, o tenta la medalla de académico. En esto da
una lección á mucho republicano de América, que
mendigan en Europa crucecita. y cintaja .

BUAH
III

CA TELAR

Tre hora despué de haber e tado á vi itarlo, y


dejarle tarjeta, en su ca a de la calle de errano, vi-
no C, telar á verme. T O nece itó de .ir me ~U nom-
bre para que yo recono-
cie e, en la persona que
me honrabr con u vi-
ita, al gran orador del
i lo, al monarca de la
palabra. Verdad que el
retrato de don Emilio
me era familiar.
Ca telar, nacido en Cá-
diz en 1 32, apena re-
pre enta cincuenta afio.
u ca tidad, proverbial
ya, pue nadie le ha co-
nocido amorío alguno,
aca o le ha valido la fre cura fí icr que o ten-
ta; y lo que e verdaderamente pa mo o que u
memoria in pire, como la de ~Jenéndez Pelayo,
uni\'er al envidia. . Iás e to que a telar, ni san

BUAH
15 RECuERDO' DE E PAXA

Antonio: y luego, lo que una vez ha leído no hay


probabilidad de que lo olvide.
En Ca telar hay un algo que choca en los prime-
ro momentos, y e e algo es su voz poco robu tao un
tanto aflautada, casi femenina. Trabajo cue ta ex-
plicar e el fenómeno que realiza el orador cuya larin-
ge, al pronunciar un di cur o, es susceptible de dar
á su palabra todas las inflexiones po ible , desde las
más grave hasta las más hu mildes. Castelar, duran-
te 10 primero minuto, parece una medianía orato-
ria, á quien ni iquiera el acento favorece; pero oidlo
cuando u garganta ha entrado ya en calor, y admi -
raréi en él al arti ta inspirado y grandilocuente :
en una palabra, al príncipe de 10' oradores e pañales
como 10 llamaba su adversario político don Cri tino
Marta , otro gigante en la oratoria. La elocuencia
habita en Ca telar como la perla en u concha, di-
cen ha ta lo adversarios de don Emilio. Hablando
Marta de u do rivales, de cía: - Quiero á Cáno-
va como á hermano gemelo, y á Ca telar como 11
hermano menor. El cariño que desciende es el más
grande, pues á un tiempo ama y protege.• - in ern-
bargo, fué de don Cri tino e ta fra e que tanta reso
nancia tuvo en E. paña y que, en América, repiten
10 que. admirando el talento de don Emilio, creen
al hombre el ulfato de la vanidad - . El señor Cas-
telar no se aviene con desempeñar en la vida real
otro papel que no ea el primero. i concurre á un
bautizo, querría el' el infante: i va á un entierro.
de aria r el muerto; en un banquete, le gu. tarÍ a
. r el anfitrión: yen una boda , la novia.•
Confie o que aquella tarde. en que por primera WZ
e trechaba h mr no del zran tribuno, vino á mi me

BUAH
CASTELAR 159

moría la cáustica semblanza. Díme, pues, la enho-


rabuena al encontraren el ilustre orador un caba-
llero todo llaneza, y ajeno á ínfulas de superiori-
dad.
'" **
Después lo traté más íntimamente en las sesiones
de la Academia Española, á las que con puntualidad
concurre, yen las que, desde la primera junta á que
asistí, la casualidad me designó asiento inmediato
al que ocupa Castelar desde 18 U, á pesar de haber
ido electo nueve años antes. Aunque combatiéndo-
me en mis afirmaciones sobre intransigencia de la
corporación para con los neologismos usados por los
cincuenta millones de seres que, en la América lati-
na, hablarnos la lengua de Castilla, defendió con ca-
lor la admisión de los verbos presupuestar, dictami-
nar y muchas otras voces por mí propuesta. En la
consulta que formulé sobre si debían nó coexi tir
ó

en el léxico español los adjetivos incásico incáico,


é

Castelar opinaba muy juiciosamente, por las sub is-


tencia del primero, no sólo por ser el de uso más ge-
neralizado en América, sino porque impuestas por
España, desde los días de la conquista, en plural,
las locuciones - imperio de los Incas, pueblo ele 10,<;
Incas, ciudad de los Incas, etc., etc., era lógico que,
también excepcionalmente, no e formase el adjeti-
vo del singular inca.
Yo quiero consignar aquí mi gratitud por el espí-
ritu verdaderamente americano que animaba al se-
ñor Castelar al declararse patrocinador de nues tros
neologismos, muchos de 10 cuales e han abierto pa-
so en España, sin re peto al rigorismo de la intran-
sigente mayoría académica.

BUAH
160 RE CUERDO DE E PA:'A

y sea dich también en elogio de Castelar, que es


el académico meno académico entre los que compo-
nen la doct corporación. Ca telar e refractario á
la iranías, inclu ive la del Diccionario. iempre
que le conviene crea una palabra. j Qué le impor-
ta que no e tén en el léxico las voce antoctonia,
uoluptuosismo, republicanear, atávico, in luctable.
irredentor, añoranza, inania, teurqa, y tantas
otras que en us libros e encuentran? A don Emi -
lio le basta con que una palabra irva para dar cla-
ridad á . u pen amiento e crito, evitándole rodeos
que ca i íempre on ampulosos; y la crea y defien-
de como á hija uya, con amor de padre, y se pon e
en mal predicamento con sus colega ,lo rigoristas
rancio, que todo lo acrifican ante el convenciona-
li mo, no tanto de la intaxi, cuanto de la voz
mi ma, por. nticuada que ella ea y por mucho qu e,
en nue tro i lo, no responda ya á la idea ó á la co-
sa que le dió vida.
Leye que nadie acata ce. an de . el' leyes. ~ o . a-
ber tran igír á tiempo e - condenar e á perder pr e -
tigio y autoridad.

Faltábame conocer á Ca telar en su vida dom és-


tica, cuando una tarde encontré, en mi hotel, este
billete e crito con la letra mal perfilada que carac-
teriza u autógrafo .
e Querido Palma: Le hablé anoche de un nlmuer
• zo en ca . Hélo fijado para el Domingo, á la ]2
• Y media de la mañana. Lo aguarda u amigo y
• compañero. - Emilio Castelar.•

BUAH
CA TELAR 161

Inútil e decir que fuí puntual á la cita' que al-


morzamo opíparamente; que don Emilio e trata á
cuerpo de rey' que, como Cánovas, Balaguer, Pe-
zuela, Valera, [úñez d Arce y Campoamor, e ama-
bilísimo y obsequioso en su hogar; y que la do ho-
ra que pasé en su compañía fueron, para mí y lo
demás comensale , ba tante sati factorias.
Entre los temas de que se habló en el almuerzo fué
el más importante el relativo á la última revolución
de Chile. Ca telar era partidario de la cau a del
Congreso, si bien de conocía muchos detalle de que
yo lo informé, y que aca o lo hicieran modificar u
juicio obre la per onalidad política de Balmaceda.
- i fuera u ted ud-americano, ñor don Emilio,
e stoy guro de que bajaría en algunos quilate u
amor por lo. parlamento. En muchas de nu tra
repúblicas, se ha mecido en lo Congre o la cuna
de e a revoluciones de a tro a que tanto no de-
pre. tigian ante u ted .
El almirante norte-americano Luce, que era otro
de lo comensale , opinaba como yo, agregando que
la intranquilidad de 1 república latina, m' que
de lo Congreso, venía de la manera como é to e
forman. En unas república , dijo, la libertad elec-
toral e una mentira, ye el gobierno quien en rea-
lidad eli e á lo repre ntante ; y en otr e una
oligarquía e la clase rica del paí ,con exclu ión d
la demás, on lo caciques ó eñore feudale 1
dueño de las curules. - Ca telar encontraba iem-
pre hábile argumento para refutarno , y hubo in -
tante n que me pareció ha ta creyente en la omnipo-
tencia de 1 Congre o . á mí que no creo en otra
omnipote ncia que en la de Dio.
11

BUAH
162 RECUERDO DE ESP.-\~A

Castelar no tiene fondos en el Banco. Vive, y viv e


bien, de su pluma. Él y Pi Margall son los únicos
ex-ministro que han renunciado á los mil quinien-
tos duros de la cesantía.
Recuerdo que, estando yo en Madrid, se encomen-
dó á un caballero el despacho de una cartera el día
27 de Noviembre, y que el ministerio cayó el 5 de
Diciembre. Una semana, en la que su señoría no tu -
vo tiempo para revelar competencia ni incompeten-
cia, ba tó para asegurarle decente retiro. le parece
que la monarquía sale un poco carita para el pueblo
contribuyente!
Ca telar es republicano y demócrata con gustos
sibarítico , á juzgarlo por el lujo o mobiliario de su
casa y por el menú de sus almuerzos. No lo critico,
pues soy de los que creen que la democracia no e tá
reñida con el confort.
En su dormitorio hay un gran cuadro en el qu e,
al través del cristal, se leen autógrafos de Thiers,
Víctor Rugo, Cé al' Cantú, Pío IX, León XIII, Bis-
marck, Gambetta, Garibaldi, Mazzini, Cavour y
otras muchas eminencias políticas y literarias con
quiene Castelar ha mantenido cambio de ideas.
En ca i todo los cuarto se ve, sobre un mueble,
papel, pluma y tintero. Don Emilio despacha u co-
rre pondencía y hace apuntamiento á medida que
le ocurren, y en la habitación donde se encuentra.
u e criterio, obre el que se ve el tintero de plata
le ado de u agradecido amigo el poeta Zorrilla, y su
biblioteca, e tán en el pi o uperior. Trabaja de nu e-
ve á doce de la mañana, y de do á cuatro ó cinco de
la tarde. Escribe como habla. En su originales, so-

BUAH
CASTELAR 163

bre todo cuando son para el periódico, rarisnna vez


hace una corrección. Quizá en el libro sea más es-
crupuloso.
En los tres ó cuatro mil volúmenes que forman su
biblioteca apenas habrá la octava parte empastados,
yesos, seguramente, son obsequio de los autores.
Él no da á ganar dinero á los encuadernadores. Tiene
capricho por los tomos á la rústica, como si no qui-
siera que, después de él, otro gozara con lo que él
ha gozado. Libro á la rústica, á poco que se maneje,
van sus hojas al capricho del viento ó de la escoba.
Después de las cinco de la tarde, se entrega
don Emilio por completo á la vida social. Pasea, vi-
sita, rara vez come en su casa, va á los teatros, á la
Academia, al Ateneo. Se le encuentra por las calles,
pocas veces en coche, muchas á pie, sólo ó con un
amigo, cambiando saludo con pobres y ricos.
Los domingos oye misa en las Calatravas (á las
dos de la tarde) y después se encanalla, como dijo
un periodista aristócrata. Castelar visita, en esa
tarde, hasta las cinco, á los artesanos y jornaleros,
sus correligionarios en la República, en esa Repúbli-
ca por cuyo advenimiento inmediato ya no trabaja,
pero en cuyo triunfo dice que confía, cuando ya no
existan ni él, ni Pi y Margall, ni Salmerón, ni Ruiz
Zorrllla. Hoy por hoy, el credo de Castelar, y así se
lo oí decir en otro de los espansivos almuerzos á que
me invitara, es transigir con el presente como medio
de afianzar la República, cuando ella rompa la losa
tumularia bajo la cual se agita con epilépticas con-
vulsiones. El momento psicológico del surge et am-
bula cree don Emilio que no es llegado. aún ¡pero
que él vendrá á medida que, bajo la monarquía cons-

BUAH
164 RECUERDOS DE E'PAXA

titucional, gane terreno el liberalismo. Castelar se


ha declarado obrero del mañana, labrador que siem-
bra y cultiva la semilla para que otros vean la flo-
re cencía de la planta y saboreen el fruto.
Sin embargo, en el acento de Oastelar, cuando ha-
bla. de los republicano , hay un no sé qué como nota
de de pecho ó desencanto, á la que hace contraste
la benevolencia con que se expresa al hablar de
los realistas liberales. En este terreno me pareció
don Emilio un amante á quien ya cautivan poco los
hechizos de la dama de su pensamiento, y que está
en camino de enamorarse de otra dulcinea.
Yo admiro y aplaudo, en Ca telar, al orador, al li-
terato, al amigo caballere co ; pero no acato en él al
hombre de doctrina. En política lo encuentro iem-
pre acomodaticio y sin la firmeza del peñón de Gi-
braltar. Y que su liberali mo es liberalismo de em-
budo lo comprobó cuando, llevado por el oleaje re-
volucionario á la eminencia del poder, declaró,
tratándose de la libertad de Cuba, que ante su es-
pañolismo intransigente enmudecían sus convíccio-
Hes democráticas y liberales. Liberalismo de distin-
gos es liberalismo hechizo y de mala ley.
Síntesis - Don Emilio Castelar vale mucho y es
un gran conqui tador de simpatías en todo terreno,
meno en el de la política.
Castelar, político, e , como dijera un compatriota
mío, 'Una ilustre calamidad.
...
**
omprobando que Ca telar e de 'prendido y ha ta
poco ordenado en u vida íntima, dice uno de us
biógrafo - • Emilio tiene un amigo, banquero ó edi.

BUAH
CASTELAR 165

«tor, que le guarda lo que él gana con la pluma. Le


«pide dinero cuando le dicen que hace falta, y ya no
« sabe más, ni se echa á comprobar cuentas, ni á ave-
<riguar de qué paño es ni cuanto ha costado la leví-
«ta que lleva. No usa bastón porque lo pierde, ni
e guantes que, sin romperlos, le duren veinticuatro
«horas J.
Castelar, ha muchos años que fué electo para ocu-
par un sillón en la Academia de la Historia; pero,
probablemente espera, para tomar posesión, á que
trascurran tantos como los que dejó pasar para in-
corporarse en la Española.

***
.Mi querido amigo el ingenioso colorista Rubén Da -
río, en un espiritual artículo que, sobre Castelar,
publicó en Madrid, lo hace aparecer en Roma, en los
albores del siglo XX, cautivando al mundo corno
orador sagrado, tanto como lo entusiasmara desde
la cátedra universitaria ó con el fuego de su palabra
tribunicia. .
Para mí anda equivocado Conrado Solsona, cuan-
do dice: «Castelar cree en Dios, pero sólo en Dios.
«Cree en las siete palabras del Calvario, pero no cree
«en los rayos del Sinaí. Cree en el Dios Padre, pero
«no en el Dios Juez. Cree en la infinita misericordia,
«y lo que sabe de Dios es que existe y que todo se lo
«perdonar á .. y no quiere saber otra cosa J.
No es cierto. Desde que perdió su entusiasmo por
la lucha política, desde que ha cesado de ser el aban-
derado y el vocero de un partido, hay en la pluma
de Castelar pronunciada tendencia al misticismo. El
púlpito reclama las últimas llamaradas de su genio

BUAH
166 RECUERDOS DE E.,c;PAÑA

oratorio. Hoy Castelar cree en Roma: sólo no cree


en los jesuitas, que continúan para él siendo lo que
estampó en su libro la. Reoolución. 'religiosa --« ár-
bol de muerte que tiende ponzoñosa sombra. en In
conciencia humana. »
Creo que dice bien Rubén Daría, y me asocio á su
poético augurio.
Castelar predicará en San Pedro.
Castelar morirá fraile.

BUAH
IY

Al sieuíente día de mi llegada á Madrid Cuí á vis i-


tar á mi compatriota el limeño don Juan de la Pe-
zuela, en su elegante, á la vez que evero, domicilio
de la calle de Pizarro,
El con erje me informó
que u eñoría e taba
aún veraneando en
govia, donde e dueño
de valió as po e ion .
Dejé tarjet y retiréme,
olvidando preguntar i
. e e peraba próxima-
m nte u regr o.
Cuando. en la última
quincenr de O tubre, lle-
gué de Andalucía, fuí
im-itado á una de la
v ladr de la unión ibe- JUAN DE LA PEZU<LA

ro-americana en la que,
de. pué del obligado di . cur o inau iral por el pr -
. id nte de la ociedad, leyó Ianuel d 1 Palacio uno.
int n .iona do chi ipazos. - onch Jimen d Ji I -
quer un erudito trabaj his tórico o re doñr • Inri-

BUAH
RECUF.RDOS DE F.SPA:'A

na, la predilecta del conquistador Hernán Cortés.


Púsose luego de pié un caballero que vestía el lu-
jo o uniforme de Capitán General, sobre el que relu-
cía la medalla de académico de la Española.
Yo había llegado á la lbero-americana cuando la
sesión principiaba, y casi todos los asientos estaban
ocupados por señoras y socios. Protasio Solís, mí
amigo y secretario de la asociación, logró sitio para
mí al lado de Antonio Flores, ministro del Ecuador,
á quien acompañaban sus amables hijas Elvira y
Leonor.
Una salva de aplausos acogió al nuevo lector, y
mientras ella resonaba pregunté á Zorrflla de San
Martín, que era otro de mis vecino :
-¿ Quién es e te caballero ?
- i Hombre !-me contestó el cantor de Tabaré-«
¿no le dice el corazón que es un paisano suyo?
Era, pues, el Conde de Cheste ese gallardo viejo,
que inviste la más alta jerarquía á que se puede as-
pirar en la milicia de España, que sólo reconoce cin-
co Capitanes Generales, como quien dice cinco Ma-
ri cales de Francia.
En los hombres de alta estatura hay, como en los
árboles, tendencia á encorvarse bajo el peso de los
año . Don Juan de la Pezuela es una feliz excepción,
pues e mantiene erguido como en lo días de la ju-
ventud, y con el mismo vigor que cuando ecundaba
al malogrado conde de Bela coaín en u tan heroica
como infortunada revolución.
El Conde de Che te sabe leer versos, i bien SUR
dote poéticas no son de las más culminante . En la
com po ición que leyó e. noche tributó cariñoso re-

BUAH
EL CONDE DE CHE TE 169

cuerdo á Lima, su ciudad natal, recuerdo que termi-


naba con e te delicadísimo pareado:
........ ". No es digno de la vida
quien la memoria de la patria olvida.
Cuando concluyó el poeta no fué aplauso sino ova-
ción la que, e pañoles y americanos congregado en
los elegantes salones, le tributaron.
Después de la velada, cuando los concurrente
e parcían, unos en pos de los dulces y refre co , y
otro departían en animados grupos, me acerqué al
Conde, que conver aba en e e momento con una se-
ñora amiga mía.
-Permita usted, señor Conde -le dije - que un
paisano suyo lo felicite y pre ente us respeto .
-"Es usted Ricardo Palma?
- í, eñor General.
El noble anciano me e trechó entonce entre us
brazo , y durante media hora formamo lo que
llama rancho aparte. [ue tra conver ación fué o-
bre el Perú, sobre Lima, trasparentándo e en 1 fra-
se de Pezuela filial cariño para con ta tierra de la
que e alejó á los ocho año de edad. yen la que e
ca i de conocido.
***
De. de esa noche frecuenté ami to a charla con 1
compatriota. Entre los académicos de la E pañola
Pezuela es hoy el más antiguo, pue su elección da-
ta d de 1 5, Y ejerce de de 1 75 el honorífi o car-
go de Director. En las junta rnanale de la Aca-
demia, á la que jarná deja de concurrir lo jueve
Con militar regularidad, á la ocho en punto de la
no h , ni de levantar la ión con la primera am-

BUAH
170 RECUERDOS DE ESPA:KA

panada de las diez, casi siempre armonizo conmigo


al tratarse de neologismos generalizados en Améri-
ca.
En una de las conversaciones que con él tuve, qui -
se oir de su boca el relato de la famosa revolución
que terminó con el fusilamiento del bravo don Die-
go de León; pues lo que de ella refiere en sus Memo-
rias el general Córdova, natural de Buenos Aires, me
pareció siempre muy sumario. Pezuela fué uno de
los tres principales jefes en la insurrección contra
la autocracia de Espartero, y me refirió los suceso s
con vivo colorido y abundancia de pormenores. Te-
la para un romance entretenido dan, no sólo los su -
ce os históricos de esa revolución, sino las peripecias
personales del, por entonces, brigadier de caballería
que, herido y abandonado en un monte, logra asilar-
se en el extranjero.
Pezuela es un narrador de correcta palabra, y
cuando se entusiasma hace sentir á quien lo escu -
cha. u acento es, por completo, americano: el lime-
ño habla cuando él habla. Además es un arti ta en
lo de redondear bien una frase.

En otra ocasión le pedí que satisficiera mi curio-


sidad contándome el por qué de su de afío con Es-
pronceda y, pue tal relato entra en la índole litera-
ria de e te librejo, no pecaré de indiscreto al con ig-
narlo á vuela-pluma.
En 1 32 publicábase en Madrid el cGuirigap, pe-
riódico de cáu tica oposición al Minis terio y, por
con iguiente, de mucha popularidad. González Bra-
vo era u redactor principal, y bajo el seud ónim v

BUAH
EL CONDE DE OHESTE li!

Ibraliim Clarete, daba á luz artículos que siempre


levantaban polvareda. Un ataque al director del
~Correo Nacionab, obligó á éste á desafiar á González
Bravo, quien nombró por padrino á Espronceda pa-
ra que se entendiese con el brigadier Pezuela, que
era el representante del agraviado.
Ya sobre el terreno los combatiente , Pezuela pre-
sentó las mismas pistolas que en 1 36 sirvieron para
el desafío entre el ministro Mendizábal y el diputado
Istúriz, pistolas que Espronceda rechazó. Se convi-
no entonces en que la suerte decidiera las armas que
habían de emplear e y el aplazar el duelo para la
mañana del día siguiente, pues ya el crepús culo de
la tarde empezaba á confundirse con las ombras de
la noche. González Bravo había llegado con media
hora de atraso, porque en esa época andaba á salto
de mata y de escondite en escondite, habiéndole cos-
tado mucha fatiga el despistar aquella tarde á la po-
licía.
Al regre al' á la casa que le servía de as ilo, supo
que ésta acababa de ser registrada, que la persecu-
ción contra él arreciaba y que, para librar la exis-
tencia, no le quedaba otro camino que el de escapar
de Madrid y refugiarse en Lisboa. deci ión que lle-
vó á cabo sin pérdida de minuto.
Algunas horas después, charlábase en un círculo
de amigos obre la fuga del periodista, y E pronce-
da lanzó una frase que hirió la susceptibilidad de
Pezuela. Causa fué ella de que. al despuntar la ma-
ñana, en vez del duelo entre lo redactare del _Gu i-
ri gay» y del -c;orreo.. e batie en, á able, E pronce-
da y Pezuela, resultando el cantor del Diablo JIll1ldo
con una cuchillada en el cráneo. Lo original del de-

BUAH
172 REC{;ERDO~ DE ESPA."'A

afío es que en él no hubo más que un padrino ó tes-


tigo, siendo éste el poeta don Antonio Ro de Olano,
nacido como Pezuela en América (Venezu ela) y que
murió en 1 90 invistiendo la alta clase de Teniente
General, en el ejército español. El prólogo del Dia-
blo iIundo está firmado por Ros de Olano, cuyo
nombre vivirá en la milicia española y en la ameri-
cana, mientras el soldado u e la prenda de equipo
llamada el ros.
El 28 de Diciembre de ***
1 92 invitó el de Cheste,
en su carácter de Director de la Academia Españo-
la, á los académicos de número y á los correspon-
dientes americanos que nos encontrábamos en Ma-
drid: - Riva Palacio (mexica no), Peralta (ca ta -ri-
c nse), Zorrilla de an Martín (ur ugua yo), Flores
(ecuatoriano), Que da (a rgent ino), o a (m exica no)
y el peruano que e ta páginas e cribe. Ese banque-
te anual e de rito ú obligatorio para el Director.
El banquete fué de lo más e pléndido y cordial, y
el Conde hizo lo honore de su ca a con exqui ita
di tinción. En la expansión propia de toda comida
bien sazonada y mejor humedecida con superiores
vino, alguno de lo comensales dijo afectuo men-
te al decano de la corporación que lo encontraba
muy remozado.-Eso con i te, amigo mío, cante. tó
don Juan,-en que yo he abido compartir bien y
por igual la carga de los años: cuarenta y uno de la
intura para arriba, y cuarenta y uno de la cintura
para abajo.
Yen verdad que nunca he encontrado ochents r
d año más arrogantemente llevados. Don J uan
de la Pezuels nació en Lima ellO de . . Iayo de 1 10:
y en 1 1 u padre. virrey del Perú. 10 envió á . In-

BUAH
EL ca. -DE DE CHESTE 173

drid como alumno del Colegio de San Mateo, que


dirigían Lista y Hermosilla. En 1 30 entró al servi-
cio en la clase de capitán, privilegio de que disfruta-
ban los hijos de virreyes. Como no me propongo his-
toriar la. carrera del soldado, básteme apuntar que,
ocho años depués, mereció el ascenso á brigadier y
el título de Conde, por la victoria que, en el pueblo
de Cheste, alcanzara contra una gruesa división car-
lista.
***
El Conde de Cheste abriga. por el Perú un amor
que tiene no poco de romántico. Recuerda á Lima
como un lejano sueño color de rosa. Se resiste á creer
que no es ya la ciudad de moriscas celosías, de orien-
tales pebetes y de misterio as tapadas.
Nada de lo que se refiera á nue tra tierra le es in-
diferente, y reclama siempre u parte de peruano en
nue tras alegrías y en nue tros infortunios nacio-
nales.
Ningún literato peruano, joven viejo, que algún
ó

mérito revista, le es desconocido, y es inagotable el


raudal de benevolencia que para juzgarlos trae en
el alma. Prueba al canto.
Acababa yo de hacer la. edición, que me fué enco-
mendada por su autora, del libro Lucecitas, para el
que mi hija Angélica solicitó un prólogo de mi bue-
na amiga Emilia Pardo Bazán. La ilustre literata
gallega, aunque aplaudiendo mucho las buenas do-
tes de la modesta escritora peruana, la calificó -de
pacata en el terreno de las ideas prácticas. Yo me
ali taba para una escursión de pocos días por el Es-
corial y Toledo, circunstancia que me impidió entre-
gar personalmente al de Cheste un ejemplar de Lu-

BUAH
174 RECUERDO DE ESPA:'A

cecitas. A. mi recre o encontré una carta, e pecie de


galante anticipo á la defen a que más tarde hiciera,
en la prensa de Lima, la compatriota tildada de tí-
mida y atra ada por una eminencia de uni versal re-
nombre. Dice a la carta:
í

Mi e timado amigo y pai ano:


Ando intercadente y e toy para poco; pero tengo
una deuda para con u ted y para con la distinguida
e critora eñora de Fanning, que, por conducto de
u ted, ha tenido la bondad de enviarme su intere-
sante libro Lucecitas. o quiero, pues, que pa e de
hoy el pagar á aquella, rogando á usted la ofrezca
mis respetos y lo sentimientos de adhe ión que me
ha producido la lectura de esas páginas inpregnadas
de patrioti mo, religio idad y ternura conmovedo-
ra. Así que la aludo, la felicito y concuerdo con la
condesa de Pardo Bazán en el aprecio de muy lin-
dos é interesantes que hace de sus cuento y nove-
las. aunque no en encontrar ella, e critora del .Iun-
do Viejo, pacata en demasía á la del Mundo ~ 'uevo.
Yo, por el contrario. hallo las idea que expone en
el capítulo La8 Literatas. la m: moderad ,di-
cretas y morales en 1 que. como yo, no podemor
timar como adelanto de la civilización lo vuelo
filo ófico moderno. que se apartan de lo funda-
mentale principio del catolici mo, á lo que tan
adherida -e mue tra en cuanto e cribe nue, tra Hu -
trada compatriota.
El destino más natural y más noble de la mujer
e el' madre, y la madre cri: tiana sin perder, ante
ganando, puede er literata y sabia.
u afectí imo ami o y paisano Q. . ..L B.-Juan
de la Pezuela.

BUAH
175

En literatura, el Conde de Cheste es hoy el único


e critor que permanece fiel á la escuela romántica.
Tiene la lealtad del soldado á su bandera; y no bay
forma de convencerlo de que el romantici mo mu-
rió ya, y lo enterraron. i soldado tránsfuga, ni lite-
rato tránsfuga, se ha dicho probablemente mi que-
ridísimo compatriota, olvidando que el pabellón de
las letras es uno, cualesquiera que sean los matices.
Con don Juan de la Pezuela morirá, en España,
el último representante del romanticismo.

BUAH
De pie, en actitud reverente y ombrero en mano,
debe hablar e del hombre que encarna en sí la doble
realeza maznifícencia del saber y del talento.
ó

Cuando llegué á Ia-


drid e hallaba don Iar-
celino Menéndez y Pela-
yo, el cerebro más enci-
clopédico de la España
contemporánea, vera-
neando en ntander.
Lo treo ó cuatro me e
del año que pa en u
tierra natal, on para él
los días felices de u exis-
L.-----''--_ _-=~IC '___".;.,.=
· tencia. Allí tiene u casa
y u biblioteca, á la que,
gún afirman lo. que la han vi" itado, ólo la de
ánovas puede a pirar á entablarla competencia.
antander el tónico que el podero o cerebro de
don ..1 rcelino n ita para trabajar, durante lo
ocho me que e tá obli ado á re idir en la capital
del reino.

BUAH
E.'É.'DEZ y PELAYO 177

Que nuestro amigo, en Madrid, no e tiene por un


vecino sino por un huésped, lo prueba el que habita
en una mode ta fonda de la calle del Arenal.
Difícilmente e encontrará literato más laborioso
que . . Ienéndez y Pelayo. E cribe cada año, por lo
menos, un libro; redacta ex ten o informes sobre
a unto que le son encomendado por las cuatro Aca-
demias á que pertenece; de leccione en la Univer-
sitiad; concurre á la esione del enado ; ya e1 tes -
tro, á tertulias, á paseo j á todo atiende y para todo
tiene tiempo, hasta para leer cuanto, de nuevo in-
é

teresante, e publica en Europa y América. El hom-


bre es de una actividad que parece invero ímil.
Físicamente no luce una organizacíón robut ta y
á prueba de fatiga ; pero, bajo apariencias delica-
das, su organismo e tan privilegiado como su in-
teligencia. De mediana e tatura, delgado, pálido,
en us ojo , que son hermo o , y en la erenidad de
su mirada se refleja u gran e píritu. Cuando yo lo
conocí, acababa de cumplir treinta y eí años, re-
pre ntando edad inferior á la que le asigna u fe de
bauti mo. ~ [ació en ntander en 1 56.
Ina cualidad que embele a en . . Ienéndez y Pelayo
es su modestia, no diré i real ó ..imulada. De de 01
primer momento en que conver 'i con él o trata
con llaneza, o in pira confianza, di cute tranquila-
mente y in dogmatizar, y dista mucho de acalorar-
e, omo Tamayo y Baus, cuando e le contradic .
I TO pertenece don Marcelino á la ecta de los ínfali-
bl , Y abe r tol n nte on lo hombre: - con u
doctrina y opini n , por ab urd que ella
Él no habría condenado á alil o.
1'2

BUAH
17 RECUERDO' DE E 'PA':A

Menéndez y Pelayo ocupa en la Academia Espa-


ñola el sillón que perteneció á Hartzenbusch. No
pudo este in igne literato tener sucesor más meri-
torio.
{ro creo á l\Ienéndez y Pelayo po eedor de gran-
des cualidades oratorias. Más que hombre de fanta-
sía es hombre de criterio claro y sereno, y sobre to-
do de muy singular y admirable percepción es tétiea.
Una tarde de invierno encontré á don Marcelino,
embozado en su capa, paseando de la Puerta del 01
á la plaza de la Cibeles. Llevaba yo la misma direc-
ción, y no recuerdo á propósito de qué nombré á
Fernando Velarde, comprovincíano de Menéndez y
Pelayo, el poeta que, en varia de la. repúblicas am e-
ricana , dejó tan lumino a huella de u pa o. j Qué
galano y qué justiciero juicio el que brotó de los la-
bios de mi compañero de paseo! - En los versos
de Velarde, me dijo. hay toda las caprichosas y
deslumbradoras fo fore cencias del genio, y toda.
las extravagancia' del que carece de ideal fijo en el
arte. - ¿Por qué no escribe usted un estudio sobr e
las poesías de Velarde y sobre su brusco trán ito de
creyente á racionali ta? le pregunté. -- Algo, me con-
te tó, tengo pensado escribir, no precisamente sobr e
ólo Velarde, sino obre lo poeta. de Cantabria en-
tre lo que, in duda, es él uno de lo rná notables.
Tan-luego como tenga un poco de tiempo, sin labor
premio a, e cribiré e. e libro. - ITO lo olvide usted.
don .Iarcelino, ye té eguro de que, en mucha.. re-
pública de América. 1 remo u libro con deleit e.
En 10' do afio tra curridos de pué: de es ta plá -
tica, ha dado á luz Menéndez y Pelayo los cuatro vo-
lúmcnes de u Antoloijia de poetas nmericunos. en

BUAH
:lJE. -É. -DF.Z y PEL.\YO 179

la que, incidentalmente y muy á la li era, encomi.


á Velarde. Yo é que don Marcelino e cumplidor, y
tengo por eso fe en que no pe sará mucho tiempo in
que no orprenda con la publicación del libro que,
ha ta ahora, tiene en proyecto.
Como rebu cador de archivo . on también porten-
to.·a. la facultade del es critor santanderino, <-
quien dotó el cielo de una memoria que maraville y
que no hay hombre de letrs que no envidie.
En política, es don ~ Iurcelino monarqui ta ob rti-
nado. ~ ntes que republicano erá carli tao E 'a u
intransiaeucia para con la república, unida á la exa-
jeración de u españoli mo fué la que, en uno de u
libro, , lo impul ó á e tampar fra e hiriente contri
lo: pueblo que e independizaron de España, Ce m-
Liando el dictado de úbditos por el de ciudadanos.
Entretanto, lo americano arnamo á Menéndez
y Pela -o, porque con u portento inteligencia e
ha impue to á nue tro amor, y en su antiameríca-
ni. mo no queremos ver má que una genialidad in
importancia grave.
y tributado el homenaje de mi respetuo a adrni-
ración por el talento y per one de don Marcelino )Ie-
néndoz r Pelavo me inclino ceremonio amente,
vuelvo á cubrir~ mi cabeza con. el ombrero, y pro i-
g-o mi peregrinación por el YHIle. no muy florido, de
la existencia.

BUAH
.• IPüAMüR

uien pn ndo por l. arrera de ,-,an Jerónimo,


en la últimas hora de una tarde de invierno, entre
en la librería de Fernando Fé, no podrá meno de
fijm e en un anciano de
ojo azules y cab 1I0 ca-
no, cara ancha y rezoci-
jada encerrada entre pa-
tilla blanca, g rdura
de canónigo, que vi. te
gabán de piele , y á quien
rodean, re petándolo y
mimándolo acas o más
que á un monarca lo cor-
te anos, mucho de los
literato que hoy dan
honra á la. letra: e. pa-
ñola . Ese tan v n rable
~T querido anciano e. don Ramón
nacido en • ~ avír (. turias) á ñnes

de los que f rmr n I tertu -


. dor de la Dolora.'. > ve tÍ

BUAH
CAl\IPOAlUOR 181

Manuel del Palacio, el poeta de las chispeantes agu-


dezas; á Eugenio Sellés, el aplaudido autor del N'Z(,-
do Gordiano, cuya candidatura para la vacante de
Zorrilla en la Academia patrocinaron, con calor á
que no correspondió el éxito, Nuñez de Arce, Cas-
tro Serrano, Tamayo y Campoamor; á José Alcalá
Galiano, el escritor que, en los .versos de su libro
Kaleidoscopio y en sus artículos en prosa, sobre to-
do, luce por la especialidad de la forma humorísti-
ca, y de quien Valera aspira á hacer un académico;
á Ricardo de la Vega, el tan justamente popular sai-
netero; á Peña y Goñi, Vicente Colorado, Navarrete,
Pina Domínguez, Joaquín Dicenta, los Sepúlveda,
el conde de las Navas y diez ó doce escritores más.
Nuñez de Arce no desdeña ir, de vez en cuando, á
solazarse en la librería de Fé, oyendo contar chas-
carrillos á don Ramón, que es el regocijo hecho
hombre. Por Campoamor parece que no pasan pe-
nas.
La librería de Murillo, en la calle de Alcalá, es
también, después de las cinco de la tarde, otro cen-
tro de gente de letras. Menéndez y Pelayo, Barbíe-
ri, Catalina, Zaragoza, Colmeiro, el padre Fita, Ji-
ménez de la Espada, Fernández Duro y otros aca-
démicos de la Historia departen allí reposadamente,
sin la animación y hasta el bullicio de los tertulios
de la Carrera de San Jerónimo. No es raro encon-
trar en ese círculo de gente grave á Cánovas, á Sil-
vela, á Pidal y al marqués de la Vega de Armijo.
Campoamor (dice uno de sus biógrafos) hizo sus
primeros estudios en un colegio de jesuitas; pero se
di gustó de ellos porque en un examen, en el que el
alumno soñaba lucir por sus adelantos en latín y

BUAH
RECTER!> .' DE ESP.\.....\

griego, lo examinadore se ocuparon en elogiar 'u


robu tez. u perspicacia de vista y u agudeza de
oído. Refiriéndo e á este examen decía don Ramón .
- Los je uita bu. caban ante todo el hombre. De-
pué , si les convenía, harían el sabio. el soldado. el
predicador ó el comediante.
Tratándose de la exi tencia de Dio, a. egurn Cam-
poamor que él no can a u cerebro bu cando razone.
ni argumento ; que él cree en Dio, porque ,'í. E~o
de di cutir á Dio hizo para los holgazaue qu e
no tienen en qué ocupar. e.
E tudió dos afio medicina y la dejó. porque no
a ertaba á e. pl ícar e la teorir del e tornudo.• :> (k-
di ó otro do añ á la jurisprudencia. y la . Pan -
dectar lo hicieron bo stezar y aburrir e.
~ O aviníéndo
T á l' teólogo. médico ni abo ndo,
tv

rué poeta y grr n poeta.


Hablando del eran lírico a turiano decía don Juan
Vnlera . - Campoamor, á pe al' de todo lo diere-
teo y utileza con que adorna u ver o de am or.
o e revela siempre materiali ta : e un furibundo pa-
gano, y "e podría poner en duda u alvacíón •i no
. e arrepintie e. de vez en cuando, de u extravíos
y pidiese á Dio . humildemente, perdón de ellos:
ma . por una ingular anomalía. cuando hace por
zanar la gloria del cielo con e to acto de contri
cíón, e cuando meno loria poética adquiere.
-r otro crítico (Clr rín) no meno aventajado qu e
alera, h< . crito: - Campoamor, nue tro mejor
T

poeta lírico. bajr á lo abi mo de la ociedad á con-


ve al' como Cri to, con lo public no , con 1 pI' :>"
i liari . y con la r ID ro ; y t in mengua M

BUAH
C'.\ IPO• • IOR

lo anto fuero de 1 verdad y in mengua de la.


inmaculada alas de la po ía .
•Tin uno de esto do juicio me ti face por com-
pleto. Yo creo, con León Que nel, que Campoamor
un e céptico, no á la manera d Vol taire ó de Ius-
. et, sino con un esceptici mo lleno de dulzure .
~ To el uyo el esceptící mo de un e píritu en con -
tante rebelión, e ceptici mo que e manifie ta con
carcajadas arcástica, e pa mo de cólera. maldí-
.ione yapóstrofe revolucionario.
Campos mor po ee una Iortunr que le permite vi-
vir con holgura y in preocupar e del mañana. Le
(' del todo indiferente el qu 'e celebren ó nó trs ta-
do." obre propiedad literaria, entre E paña y la
república americ nas ; pu ' '1 no e cuida de red. .
m, r de lo editore de u obra. dere ho de autor.
u amigos pueden reimprimir cu: nto él ha e.. . crito,
in que e enoje porque hayan olvidt do olicitar . u
aquie cencía. Colabora en la E.:jJ'lij,o moderna, con
su HUJ1 orada, nad má qu por cari ño : Pepe
Lázaro. En una palabrt , e el úní o e critor de f -
ma á quien pluma no produce dinero.
Hoy don Ramón tributa culto á la pereza. Ya no
lee ni e tudía, Dice que á ~I néndez y Pelo yo le tie-
ne en omendado que lec y e tudie por lo . do . Lo
que en E palia ignore • Iarcelino. añade, d u r o
que no hay e pañol que lo pa.; ~ qué fati arme?
Cuando me hace falta aprender al o e lo pregunto
al abio por exc lencia, y trabajo hecho. - Por I-
n 'ndez y Pelayo tiene Carnpoamor adoración.
y e conve ador, tan plé cid o y vs riado en la ter-
tulia d 1, Carrera de n J rónimo otro hombr
PIl l. s : . ione de la . endemia E: pañola,T o abr 1,

BUAH
RECCERDO DE E PA:-.\

boca ino para decir sí ó nó, cuando en una votación


e interrogado. Parece que hubiera -hech o voto de si-
lencio. i por enfermedad del conde de Che te ó de
don Aureliano Fernández Guerra, á quien sigue en
antigüedad, pues cuenta má de treinta años de asi-
duo concurrente á la casa de la calle de Val verde, se
ve obligado á pre idir una junta, e. Tamayo y Baus,
el ecretario perpetuo de la Corporación, quien, por
lo bajo, le indica las prácticas reglamentarias á que
ha de ceñir e.
Campoamor e de lo pocos hombre que vi ven
contentos con ser lo que on y que nada ambicionan.
Recuerdo que cuando rehu ó el título de Castilla,
.on grandeza de E paña, con que el gobierno creyó
honrar al poeta, dijo, ju ticieramente, un diario de
Madrid r-i-x No explicamos que para honrar á un
erande e le dieran los títulos de Campoamor; pero
darle á Camponmor el título de grande ría un ver-
dadero colmo. Campoamor está por encima de todo
10 grande, y todo se puede engrandecer menos u
zloria, ,
Ruiz Zorrilla, el perseverante batallador republi-
cano al hacer u testamento, fué preguntado por el
notario: ¿qué profe ión le pongo ? ¿abogado ó ren-
ti ta ?- ninzuna de las do , cante tó el moribundo :
ponga u ted revolucionario.
En el te tamento de Campoamor e leerá: profe-
ión, po eta. Él e tima tal nombre en más, aca o, qu e
. u cargo oficial de senador vits licio.
o ha falt< do quien pretendiera crear algo a í co-
mo antr eoní mo entre ~ úñez de Arce y Campoamor.
como i , llámese rivalidad ó antagoni mo fuera
posible entre do a tros que brillan con luz propia y

BUAH
CA.IPOAJIOR 1 ;;

que giran en órbita distinta. Don Ramón encontró,


recientemente, la oportunidad de aplastar á los que
10 consideraban capaz de mezquindad envidio a, es-
cribiendo este precioso autógrafo en el álbum con
que los literatos españoles agasajaron, en el día de
su último cumpleaño , al poeta del Vértigo y de Rai-
mundo Lullio:
Tanto aumenta la gloria su e tatura
que, á e e genio gigante,
le llamarán el grande, allá en la altura,
Bhakespeare, Ariosto, Calderón y Dante.

BUAH
YII

Valladolid, en Ca. tilla, es la patria de los dos líri-


cos españole cuyos versos han alcanzado mayor re-
onancia en nue tro siglo - Zorrrlla y N úñez de Ar-
ce. - ~ ~ acíó el primero en 1 17, Y el egundo en 1 ~H.
Don Ga par y yo éra-
mo antiguo camarada :
habíamos cambiado mu-
cha carta .... re prepara-
br á bu carla cuando, al
tercer día de mi llegada
á ~ Iadrid, recibí u vi i-
ta. impática, muy sim-
pática ti onomía la del
poeta. Pequeño y débil
de cuerpo; barbs recor-
tada que empieza ya á
blanquear, ojo' vivace ,
lleno de expre ión, y
NUÑEZ DE ARCE voz en la que e adivinn
temperamento extrema-
dnmente nervioso, tal e don Ga par Núñez de Arce.
1 tan ju tamente admirado cantor de Raimul1dv
Lullio, de la Lamrniación de Buron y de lo Gl·ito.~

BUAH
187

del combate; el autor del delicadísimo Idilio tan


recitado en América por virginales y frescos labios
de rosa. Al verlo por primera vez, encontré de indis-
putable exactitud estos conceptos de Revilla: - cEl
espíritu de Núñez de Arce habita, como el de Napo-
león, en pequeño y endeble cuerpo, pues sin duda
la naturaleza gastó tanta cantidad de fuerza en pro-
ducir el organismo psíquico que no le quedó la sufi-
ciente para lo demás."
Una espiritual limeña, de diecisiete primaveras,
me escribió á Madrid pidiéndome que la enviase un
ejemplar del Idilio con autógrafo del poeta. i Capri-
chito femenil! Leí á don Gaspar la esquela de su le-
jana admiradora, y tu \'0 la amabilidad de darme el
librito con sencilla y cortés dedicatoria á la solicitan-
te. Apunto este pequeño incidente para comprobar
el entusiasmo que al bello sexo americano ha alcan-
zado á inspirar nuestro egregio amigo.
Núñez de Arce no es orador ni pretende serlo j por-
que sabe que, aunque su palabra es fácil y correcta,
la irritabilidad de sus nervios lo colocaría en terreno
desventajoso para la réplica. Aunque ha sido dipu-
tado, y senador, y ministro, es demasiado gran poe-
ta para vivir en la política militante. Hoy politiquea
entre los sagastinos j pero sólo como aficionado; que
dejaría de ser español si renunciara por completo á
la olla podrida de la política.
Don Gaspar, en literatura y en política, es un po-
quito intransigente con las ideas opuestas á las su-
yas, yeso que es liberal. Cuando oye una alusión
desfavorable, por insignificante y embozada que sea,
contra la Academia Española, que, en verdad, no es
corporación impecable, su intolerancia desaparece

BUAH
1 RECCERDO DE E PA:'A

para convertirse en fanatismo de sectario. El poeta


tiene la sangre caliente.
[úñez de Arce tuvo por predecesore , en el sillón
académico que hoy ocupa, al filósofo Balmes y al
poeta don Jo Joaquín de Mora.
é

Hay en España un escritor de brillantísimas dotes,


de frase humorística á la vez que sentida, el cual, en
las sesiones del Congreso Literario, no desperdiciaba
oportunidad para zarandear, más que á la Acade-
mia, á media docena de académico que él estima co-
mo entrados por la ventana en la casa de la calle de
Valverde. Ese literato y tribuno con aspecto de ca-
becilla carlista, pero con ideas y hechos de exaltado
radical, es Pepe Zahonero. Apenas lanzaba un dar-
do, cuando sobreexitado don Gaspar se apre taba á
romper lanzas. Trabajillo le costaba á Zahonero tran-
quilizarlo, prodigándole frases justicieras á la vez
que cariñosas. Véanse algunas muestras.
Pidiendo la palabra el capitán de la bohemia ma-
drileña, el señor Echegaray, que pre idía la sesión,
le previno que sólo podría hablar durante veinte mi-
nutos, según artículo reglamentario.' «Siento, seño-
res, (dijo Zahonero), que la grande y elevada figura
del señor Echegaray tenga en e tos momentos, má s
que la campanilla pre idencial, una campanilla tan
apremiante como la del jefe de estación, y que, se-
ñalando breve tiempo para nuestros discursos, diga
co a parecida á e ta: - viajeros al tren, que el tren
va á ms rchar ~ e apoya su señoría en el reglamen-
to; sí, un reglamento autocrática obra del ilu tre don
Gaspar Núñez de Arce, hombre dulce, eminentí ímo
poeta, y que, por lo tanto, no puede salir muy airo-
so con un papel de tirano. (Aquí hizo don Gaspar

BUAH
1 9

un movimiento como para interrumpir al orador,


y te, dirigiéndose á él continuó) : Hu tre señor K
é ú-

ñez de Arce, á quien yo llamo el único viviente re-


pre ntante de la lira épica en España, el poeta de
m' profundo concepto y m' grande fantasía, pa
vue tra poética maje, tad que, para ocuparno del te-
ma en di cusión, son mezquinos los veinte minutos
que marca ese reglamento que, obra de la mi ma
pluma que e cribió La Visión de fray Martin, e
hermano bastardo de ta.» é

y el poeta sonrió, y u nervios e calmaron. E


Zahonero diestro en administrar valeriana.
En otra se ión dijo Zahonero que, i por voto de
lo hombre de letras hiciera la elección de aca-
démico , no f' tarían en la Academia mucho de lo
quee. tán. (El eñor -úñezde Arce murmura ), Tran-
J..

quilíce e u eñoría, que con u eñoría no va nada.


--ole habrían de faltar voto , pue ademá del de
lo hombre tendría el de la mujer .
(Cómo con rvs r arru ado el entrecejo de 'pué de
e cuchar tal piropo? El académico e humanizó.
Hablando siempre contra la Academia, que pare-
ce el' la gran p adilk de Zahonero, decía é te:-
«Lo. académico afamado han valido mucho ante
de erlo; pero de pué ( j Eso e angriento!
• o. o interrumpió don Ga par) ¿ angriento,
•••••••

señor Túiiez de Arce? - continuó el orador, - Cuan-


do más erá la anzre que produce en la epidermi
la picadurr de un alfiler. 11 eñoría, por ejemplo,
era poeta y e po tao ant de entrar á la • endemia,
en la Academia, y á pe. al' de 1:. Acr d mia. Que con -
te que me ha azarado bastant la interrupcíón del
eñor _' úñez de Arce; porque cuand u cñoría in-

BUAH
190 REUUERDO -' DE E PA.:'.\

terrumpe, como no ea con un apóstrofe épico, no


e po ible conte tarle.
En ínte is, i ( n :t< par , Túñez de Arce el gran
poeta, en relación n el mundo externo, goza en vi-
da de anticipada inmortalidad literaria, no e menos
fa cinador en u trato íntimo. Vi itar á.l. úñez de
Arce y no entir e cautivado por u expan iva lla-
neza y por su exqui ita amabilidad, e punto menos
que impo ible. Es de los hombres que se imponen al
cariño univer al.

***
Tres ó cuatro vi 'ita hice á .1.[ úñez de Arce en su
ca a, calle del aoramento, hogar mode to y elegan -
te, en que abundan objeto de arte, escultura y cua-
dros debido á notable arti tas contemporáneo , y
que repre entan e. cena de critas por el ilu tre poeta
en u poema. Una e cultura. de La Visión de fmlj
Martin me pareció portentosa.
En el tranquilo hozar de .1.Túñez de Arce, no hay
má, niño que un obrino de su excelente e po a, a l
cual mimr don Gas par con extremo de padre. Lo '
randes literato, en España, son ere nada repro-
luctivo : no dan . úbdito á 1, monarquía. • Tol o
dieo por C< telar ni por _Ienéndez y Pelayo, do'
olterone recalcitrantes: dí 010 por Zorrilla, por
ánova , por C< mpoamor, por 'l'c mayo y por Ba-
1- uer, que no tienen á quien le al' u zlorio o ap e-
llido. Ello dirán quizá que á harto hijo' han dad o
vida con la produccione de u cerebro, y que val ga
lo uno por lo tro,
En lo primero momento que He trata tÍ don G¿,,-
par parece hombre de carácter adu to; pero. á poco

BUAH
un

que intiméis con él, la incerid d y la llaneza expan-


siva del castellano viejo en. i e tan in embozo.
i e una inteligencia pod mbíén un cora-
zón de oro. En u alma n . m zquindad algu-
na, ni iquiera la del desdén. ... rdad que no hay n
E paña, ni en América, quien no rinda pleito home-
naje al gran poeta.
Tal. n trovador, enriqueció el album de mi hija
con e. te delicado romance:

Flor del Perú que desplega .


tu. uave corola al viento,
o hoy blandamente perfumé s
la tierra de tu abu 10':
'i cuando vuelv á Lima,
tri te de verte tan lejos,
la patria de tu ma rores
te in pira grato re -uerdo '.
. en tu corazón la uardas
filial cariño, venciendo
la pre ión olvidadizr
de la di. tancii y el tiempo,
colme Dios, hermosr niña,
de tu. memoria: en premio,
tu juventud de ilusione',
tu . noche de ale r '. ueños,
tu vid, de terna el ichru ,
tu hogar de dulce' r .uerdos .
1

de .• nta p. z tu conci..JH'ü
, de luz tu pen: amiento.

BUAH
192 RE UERDOS DE ESPA5'A

En política, como ya lo he apuntado, no e hoy un


luchador, y e o que lo fué y de lo ardoro o. u
Gritos del combate lo comprueban ..Aún hay en Ia-
drid mucha gente que recuerda lo oberbio ende-
casílabo á la muerte de Ríos Ro as, endecs ílabo
que tienen el temple del acero toledano y que pro-
dujeron un popular tumulto. Don Ga par fué go-
bierno revolucionario y triunfador en Barcelona, fué
diputado, fué ministro, cuya cesantía disfruta j fué,
en fin, en política, todo lo que qui o ser. Hoy, con
salud quebradiza, y acaso desencantado de lo hom-
bres y de los ideales políticos, es el caballero leal pa-
ra con el amigo, más que el correligionario de Sa-
gasta.

BUAH
YIlI

BAL.-\GrER

Antes de conocerle personalmente, lo que ucedió


en la primera semana de mi llegada á Madrid, hacía
afias que me ligaba amistad epistolar con el poeta.
lírico, cuyos canto pa-
triótico on el orgullo
del habla. catalana. Yo
abía de don Víctor Ba -
laguer que nació en 1 25;
que enviudó en 1 1, á
lo pocos afias de matri- --<
monío , y que si otro, en
manifestación de duelo
por la difunta, se hubie-
ra metido fraile cartujo,
él optó por eterna viu-
dedad, con agrando t o-
da. las energía de . u
(l. píritu y lo «unrenta V,C TOR B A LAO UER

mil duros de u fortuna


tí la fundación de la Biblioteca-Museo de Villanueva
y Geltrú, dándola por ba e los diez mil volúmenes
de u librería per anal. Hasta antes de llegar al
rango de enador vitalicio, iempre que fué cues tión
(le elecciones. Villanueva y G ltrú favor ció á
13

BUAH
RFX'LF.RDOS DE ESP.\;-.\

don Víctor con el acta de diputado. La gratitud no


fué para Balaguer palabra hueca.
Fí icamente con iderado, e don Víctor un 'Viejo
muy buen mozo y que 'Vi te con atildada corrección.
Ojo grande y lumino o ; ancha la frente; cabelle-
ra e pe a y blanca con la blancura lustro a de las
me rgarita . Cabeza impátíca, por mi fe! Trabajo
cue ta convencer e de que esas canas, tan altiva-
mente llevadas y tan artf ticamente cuidadas, co-
rre ponden á un hombre que ha vivido ya setenta
año.
Una ob ervación ouriosa. Don Víctor Balaguer es
un fumador incansable. 1 ro e diría sino que un haba-.
no complementa u per onalidad, Y fuma, de 10 bue-
no 10 mejor. El fuma por Pezuela, por Cánovas, por
Ca telar. por )Ienéndez Pelayo, por Campoamor,
por Tamayo, por Madrazo, por "Manuel del Palacio,
por el marqué de Valmar y por el duque de Rívas.
que ni por broma encienden un pitillo. Tampoco fu-
maba mi queridí imo Zorrilla.
Moralrnente, es don Vfctor un hombre encanta-
dor. En u alma no hay hiel para nadie, y. todo en
él e amabilidad para con el prójimo. Cuando criti-
ca, a en el terreno literario como en el político. 10
í

hace in acritud: y cuando emite una opinión, e..tá


muy 1 jo. de a. pirar á imponerla. La tolerancia
con tituye el fondo d u carácter.
~o veíamo con frecuencia en 10 lune de la Par-
.1.

do R zán, en lo almuerzo de Ca telar ó en la 'c-


ion de la Acadern ia, en la que ocupa la vacante
que dejó. elga•.• iempre e tuvo por la adrní ión de
1 neologu mos y contra la intransigencia de la ma-
yo ríe . - Toe ésta. me decía una noche el buen

BUAH
R\LA .rF.R Hl;¡

don Víctor, la manera de que no acerquemo y con-


fundamo americano. y e pafiole. i lo mexíca-
no que on lo dueño de la palabra, e criben .lIé-
XlCO con x ; por qué le. hemo de reprochar que no
e criban .lléjico conj! i entre u tede ,lo ameríca-
no ,no e conoce no e emplea la voz ponencia
ó

¿por qué la hemo. de imponer? Del u tantivo dic-


tamen han cado u tede el verbo dictaminar, cu-
ya formación nada tiene de violenta. Pues hacen
u, tedes bien, y e tán en u derecho. Lo que hace-
mos mal somos no otro, lo que todavía no quere-
mos convencernos de que ya pa el tiempo en que
ó

el 01 no e ponía en lo dominio de E pe ña.


A í, con e a llaneza de e. rpre ión, con e e fondo
de liberali mo y de ju tícia, me hablaba don Víctor
al retirarno de una junta en l. que, de pué de rp -

tt r mucha aliva, con e uí que, e reconociere 1 ne-


ce id. d de incluir en el nuevo Diccionario el v rbo
e culpar y el adjetivo plebiscitario y que, recha-
za e el verbo dictaminar, no por r de impropia
formación ino porque no hacía falta en E pa-
ña. Razón deegoi mo y no de lingüí tica. En justicir
quiero apuntar aquí qu lo vot fa vorable fu ron
lo de Cánov , C telr r, Campoamor.... Túñez de
Arce, Yalera, Balaguer, Fabié, y no recu rdo i el
otro voto fué el del duque de Rivas, el del conde de
a a-Valencia, el de Ca tro rrr no. Fu' e.' . pa .
ó

1\ mí, una derrota n buenr compañía.

*
"* * ya en viaje d r re-
uando llecué Barc lona.
á

. o para mérica, encontrab: don Víctor n 11


Tú culo. Vino de de Villanueva y Geltrú pare ll-
varme á almorzar n • nta Tere. a. n mbre con

BUAH
196 RECuERDOS DE ESPA;-A

que ha bautizado al precioso chalet de su propiedad


colindante con la Biblioteca-Mu eo por él fundada.
r ~ o hay detalle que no llame la atención en el e .
tablecimiento. La librería con más de treinta mil
volúmene , pacientemente acopiados, y entre los
que la mitad, por lo menos, llevan el autógrafo del
autor ó del donante, está arreglada con buen crite-
rio Los catálogos honran la ilustración bibliográfi-
ca de don .Juan Oli va Iilá, caballero tan e tudioso
como entu in. tao á cuyo cargo corre la dirección
efectiva. .
En otros alones.Ja pintura y la e cultura tienen
su templo. La mayoría de cuadros y estatuas es
obra de arti. tas catalanes, y ciertamente que los
hay muy notable. En el centro de e o salone e
hallan mucha vitrina con antigüedade y objetos
m' ó meno raro. E una precio a pinacotea en
la que, como e natural, hay de todo: cosa buena
y merítoris al lado de insignificancias.
En un aloncito de desean o, ornado con mano-
plia y armaduras antiguas, se ve sobre un pupitre
un album mono truo en el que, al pie de algún pen a-
mi nto, e tampan u firma lo vi itantes. Aunque,
por ahora, no cabe comparación entre e e album y
el de la Alhr mbra de Granada, donde vi autógrafos
de altí inu celebridades, no por e o deja de el' rico
en buena firmas el de la Biblioteca-Mu eo Balaguer.
D m' e decir que sentí hala ada mi vanidad
cuando me exi ió que escribie e al o. Borronée
tr ren 1 n -firm'-¡"CnJuan Garcia m' en
el álbum ~
y no in tri teza dí el abrazo de de. pedida al ca-
ball ros poeta y al cumplido amigo.

BUAH
ECHI..X.:i-AHA y

De trán rito para Hueh'a y la R{ biela, alojéme por


t lguna horas en Sevilla, en el hotel Madrid. A la .
iete de la noche He marón á comer. y poco má d
treinta hué pede ocu-
pamo a iento en la me-
a redonda, cUF redon-
dez e mentira de hote-
lero .
e si frente á mí tomó
a iento un caballero que.
de de el primer instante.
llamó mi atención por la
e. pecialidad de la forme
de u cabeza. Generaliza-
da la conversación. inte-
re. óme también la palr -
brr del comen '11 á quien
to 1 pre taban defer n- ~05E ECHEGARAY
te atención, principal-
m nte la ñoras para con 1< .' qu no ca . ó ra-
e zalant .
Intri zado e, tábamos doña Sole lad . costa el
. am¡ r v yo por . aber qui in ra <'1 írnpático 'aba-

BUAH
198 REÓUERDOS DE ESPAÑA

llero, y nos levantamos de la mesa sin saber otra


cosa sino que se llamaba don José, pues así lo nom-
bró una señora al darle las gracias por una atención
que con ella tuvo.
Ojeaba yo periódicos en uno de l~s saloncitos,
cuando entró en él nuestro comensal, y á poco se
entabló entre los dos este dialoguillo de preguntas
cortas y de respuestas idem :
-iEs usted americano?
-Sí, señor.
-AViene usted al Congreso?
-Si; señor.
-¿Es usted escritor?
-Por tal me tiene la Academia-y le pasé mi tar-
jeta.
-¡Hombre! Vea usted en qué puede serie útil
·.José Echegaray.
Y desde ese momento nos tratamos con llaneza, y
charlamos largo y menudo de todas y otras muchas
cosas más, como de~ía un novelista. Él estaba de
viaje para Madrid al día siguiente, y yo me apresta-
ba á continuar para la Rábida.
Un mes después nos veíamos con frecuencia en la
villa del oso y del madroño, y tuve el gusto de pre-
senciar uno de sus triunfos escénicos, en la prime-
ra representación de ...lfar-iana, y de aplaudir á An-
tonio Vico en De mala 'r aza que es, en mi concepto,
una de las producciones que mejor caract-eriza el ge-
nio dramático de Echegaray.
A. egúrase que hasta 1 73 jamá había escrito ver-
os, y que fué en ese año cuando, encontrándose
emigrado en Francia, cayó en la cuenta de que no
necesitaba de llave falsa ó de ganzúa para penetrar

BUAH
ECHEGARAY 199

en el Parnaso; y se ensayó con El libro talonario,


producción teatral en que, defectos á un lado, se re-
velaron muchas de sus altas dotes de dramaturgo.
Lo que se llama teatro de Echegaray no ha usur-
pado el nombre. No entro en si ese teatro es moral
ó inmoral, ni en si el autor pinta mal ó bien la ma-
nera de ser social en nuestra época, ni en si los ca-
racteres son ó no verosímiles, ni en si los personajes
son copiados de la vida real ó tipos de - fantasía. Lo
que sí sostengo es que las obras dramáticas de Eche-
garay llevan el sello personal de su talento, y que no
necesita firmarlas para que su paternidad se revele
y reconozca.
El teatro ha hecho casi rico á Echegaray. Desde
1880 es mal año aquel en que, por derechos de autor,
no entran en su c_a ja seis mil duros, por lo menos.
La reputación de Echegaray principió como mate-
mático. Hay mucho de maravilloso en que en un
cerebro que parecía organizado para brillar sólo en
las ciencias exactas, resolviendo complicados proble-
mas de cálculo, puedan haberse desarrollado en tan
alto grado las facultades imaginati vas. Por eso decía,
y con sobra de razón, un crítico, que Dios hizo el ce-
rebro de E_c hegaray y, en seguida, rompió el molde.
Las dotes del ingeniero y matemático, y el pres-
tigio de que ellas lo rodearon entre la juventud uni-
versitaria, más que sus cualidades de hombre políti-
co, llevaron á Echegaray desde el sillón de diputado
á Cortes al despacho de una cartera de Ministro. No
funcionó como tal sino pocos meses, pues parece que
don José no toma con calor las cosas de la vida po-
lítica, y sin prescindir por completo de ella, apenas
si se mezcla en la lucha de los partidos. Dejaría 'de

BUAH
200 REO ERDOS DE ESPA':A

ser español'sl.tcomo [úñez de Arce, no politiqueara


á ratos perdidos.
Hemos consignado el cómo se inició Echegaray en
el campo de la poesía. No es menos original y cu-
riosa su iniciación en el terreno parlamentario.
Fué esto en 1 69. Refiere el galano historiador de
las Cortes de aquel a110, que en una sesión muy bo-
rrascosa, en la que se discutía el artículo constitu-
cional sobre libertad de cultos, y en la que oradores
como Martes, Castelar, Cánovas, Moret, Pí y Iar-
gall y Olózaga, parecían haber agotado la discusión,
pidió la palabra un diputado novel, hombre como de
treinta y cinco años, que lucia. quevedos de oro, fla-
co, pálido. de irregular y cal va cabeza difícil de des-
cribir, suelto, ágil, desembarazado en sus movimien-
tos. - .Pocos saben quien es, cómo se llama, cuánto
• vale. El asunto, agotado en anteriores luminosos
e debates, parece ofrecer pocas ventajas al descono-
• cido y audaz orador. A los cinco minutos se le oye
• con gusto mezclado de sorpresa; después lo aplau-
e den i luego le admiran; y por fin, cuando concluye,
e le colman de felicitaciones. Ya saben todos lo que
e e y cómo e llama: es un gran orador, se llama
• Echegaray.•
Muchos biógrafos de Echegaray lo creen murcia-
no. La verdad es que nació en. Iadrid, en Iarzo de
1 33, Y que muy niño fué llevado por u padre á
Murcia,
De u facilidad para versificar me dió una tarde
prueba concluyente, improvi ando en el album de
mi hija e te par de zalana e trofa :

BUAH
ECHEGARAY

Como orador, cúpome en suerte escucharle en el


discurso de clausura del Congre o Literario, discur-
o que fué una verdadera improvisación, por ina is-
tencia del personaje político que debió presidir el
acto. Parecióme Echegaray un tanto descuidado en
la forma; pero mU)7 concept uoso y asaz poético en
el fondo. Su voz es llena )7 sabe manejarla, )7 su ac-
ción abunda en naturalidad.
Desde Junio de 18 2 fué Echegaray electo para ocu-
par en la Academia Española el sillón que dejó va-
cante ~esonero Romanos, y del que doce años des-
pués ha tomado posesión. La culpa no ha ido de don
J osé, sino del académico á quien se encomendó la
respue ta al discur o de entrada, retardo que dió an-
cho campo á murmuraciones de que no debo ni quie-
ro acordarme.
Creo que mi lectore agradecerán que le dé á co-
nocer el sintético retrato que de nuestro bondado o
amigo hizo el escritor andaluz don Franci co Caña-
maqu.
e Eche arar pa rece un pobre enfermo, y di fruta
e de cabal alud; parece un -cualquiera, y es un sao
e bio ; parece tímido, y es o ado; parece que no pue-
• da e har la palabra del cuerpo, y habla de perlr ;

BUAH
202 RECUERDOS DE ESPA':A

e parece creerlo todo, tener grandes tragadera: , y no


e cree en nada ni en nadie; parece que no e capaz de
e atreverse con una mosca, y al mismo don Juan de
e Byron le mete una e tocada que lo parte; parece
e uno de tantos, y es uno de los primero matemátí-
e cos de Europa; parece una egunda edición del cas-
e to José y .. _. .. . tiene una de las rnujeres más her-
e mo as que pasean por •Iadrid.•

Amén de la del teatro, la gran pasión que ab sorbe


ahora á don Jo es la de correr en velocípedo: ypa-
é

rece que debe ser muy die tro, pues el círculo de ci-
cli tas (no sé si el vocablo e castellano) madrile-
ño lo acaba de elegir por presidente. En el banque-
te con que e festejó la elección, tuvo Echegaray que
pronunciar un brindi , di creto y e pirítual, como
uyo. Fatalmente el orador e taba ligeramente afó-
nico ese día, y su voz no alcanzaba á el' oída en el
extremo del salón con gran pena de uno de lo ad-
miradores del poeta que, no re ignándose á quedar
ayuno del di curso, exclamó: - Más alto! - Amigo
mío, conte tó el orador, como yoy en bicicleta me
alejo rápido, y por e o no me oye. Espéreme á la lle-
gada.
"'0 es de temer que caiga el ñor Echeharay, ni
de la bicicleta, como desearía algún émulo ó envi-
dio o.
Echegaray ingeniero, poeta, dramaturgo, orador,
a adémíco y h ta cicli t , marcha por endr de flo-
r y acompañado de universal impatía.

BUAH
x

LOS LU1TES DE LA PARDO BAZA ~

La inmortal autora de San Francisco de Asís re-


cibe á sus amigos los lunes, de cinco á siete de la no-
che. A poco de mi llegada á Madrid, me envió doña
Emilia una tarjeta invi-
tándome á concurrir á
su tertulia; y bien se _ .-J, ."--'

adivina que no dejé pa-


sar ·el primer lunes sin
ir á presentarla mis res-
petos.
La señora Pardo Ba-
zán de Quiroga nació
en Galicia por los años
de 1 51. Sin el' un tipo
de femenil hermosura,
como debió erlo en u
juventud O la condesa de
Pardo Bazárr, madre de EMILIA PARDO BAZAN

la escritora ilustre y en
cuya compañía recibe los lunes, no e la puede tam-
poco de deñar abiertamente. Hay mucho, muchí i-
mo de varonil, no ólo en el talento sino en la
condicione fí ieas y basta morale de la mujer.

BUAH
204 RECUERDOS DE ESPA':A

D." Emilia, más que la amiga, es el camarada con


quien platicamos sin convencionales ó estudiadas
reservas.
Desde el primer momentome trató con la llaneza
de antiguo conocido, presentándome á sus tertulios,
que eran aquella tarde: -la duquesa de Osuna, Blan-
ca de los Ríos, los académicos de la Española Menén -
dez Pelayo y Castro Serrano, el de la Historia Luis
Vídart, el novelista griego Bikelas, Rafael Altamira,
Rubio y Lluch y Melchor del Palau, literatos cata-
lanes, y media docena más de escritores, casi todos
jóvenes y periodistas.
Acompañaban á doña Emilia, en sus recepciones,
atendiendo á los tertulios con refrescos, pastas y dul-
ces, sus tres hijos: -Jaime, simpático y jovial mu-
chacho de dieciocho años; Blanca, e. piritual niña de
quince primaveras, de elegante talle y delicada belle-
za; y Carmen, traviesa chiquitina, de diez años,
bastante agraciada de rostro.
La conversación giraba siempre sobre literatura y
novedade teatrales; pero una tarde, la charla que
mi llegada interrumpió por un par de minutos, era
obre política, Jaime, ahijado de bautismo de don
Carlos de Borbón, abogaba entusiasta por la causa
de su padrino, apoyándolo dos ó tres de los presen-
tes. Yo oía impasible los encontrados juicios cuando
doña Emilia, que en un tiempo fué carli ta y hasta
desempeñó en Inglaterra misión en servicio de la
causa, me dijo:
ted debe haber conocido á don Cario , porque
entiendo que, hace poco, visitó el Perú.
- í, eñora ; lo tuve de visita en la Biblioteca de
Lima,

BUAH
PARDO BAZÁ.- 205

-¿Y qué impre ión le produj á u ted?- interro-


g' uno de los tertulios.
- La de un hombre muy ilustrado y muy conoce-
dor del mundo, que no e. tá lejo de transigir con
mucha de las ideas modernas que la marcha pro-
gresíva de la humanidad ha impue too
- Ah! E u too de lo nue tro ! -exclamó uno
de lo amigos de Jaime.
- T O tanto, caballerito. :Mi credo político es el ra-

dical, y en mi condición de extranjero no lo predico


. ino en mi parroquia.
- Por lo mismo, arguyó Jaime -la opinión de
u ted e ladel imparcial. Vamos, díganos con fran-
queza u opinión.
- Por lo poco que hasta ahora he conocido de Es-
paña, veo que lo carlistas, aunque on minoría, con -
tituyen el único partido compacto, excepción hecha
del grupo nocedali ta desautorizado ya por don Car-
lo . Ello no di cuten la jefatura del marqués de Ce-
rralvo, y no e permiten hacer ob ervacione á una
con igna. El carli mo, má que un partido, es una
ecta. La divi ión en que viven conservadore y li-
bert le , con má de un pontífice para cada comunión
ó partido político, me parece que e ]0 que vigoriza.
y mantiene en pie al carli. mo, cuya victoria no la.
creo improbable si continúan anarquizándo e u.
adver ario. Preferible e disponer, en un momento
dado, de pocos, umi os á una orden, á contar con
muchos, i to se echan á deliberar sobre el man-
é

dato, perdiendo tiempo en di cutir.


En cuanto á lo republicano, uno, con Pi y ... lar-
gall, quieren la república f deral, dando la omnipo-
t ncia r 1 municipio: otr .. con. almerón, l. bu. an

BUAH
206 RE CCERDOS DE ESPA~A

fragio popular; uno , con


Ruiz Zorrilla, pir n á ue la revolución, más ó me-
nos sangrienta, traiga la república; y otros, que
son lo poeta ,10 posibilistas de Castelar, la e peran
como fruto de contemporizaciones con la monarquía,
creyendo que cada reforma liberal que de ella alcan-
zan, es un peldaño para llegar á la eminencia, á la
república. De e 'a falta de unidad, de esa anarquía
en el procedimiento, ha surgido el cao . Por eso 10
republicano , en España, no se en tienden ni hay
quien lo entienda. Son un logogrifo, de difícil
descífración. He aquí, por qué, creyéndolos, como
los creo, mayoría, parécenme más débiles que el car-
li mo, que siquiera es minoría compacta. Hay uni-
dad en u credo y en la acción: y en e a unidad veo
yo u fuerza.-
y tras largo di currir todos obre mis palabra..
a intiendo unos y refutando otro , sucedió que, a i
en 10 lune de doña Emilia como lo jueves, en la
tertulia de Lui Vidart, me llamaban el carlis fón:
y Rafael de Altarnira, joven de clarísimo talento y
redactor principal de la Justicia, diario republica-
no, en un benévolo juicio que sobre mi persona y li-
bro publicara, declaró que lamentaba el que yo fue-
se carli tao
y he aquí el cómo y el por qué, yo, viejo radical
n mi patria. pa '. en España, por ab oluti ta ran-
cio.

Ha muchos años que doña Emilia llegó á eonven-


el' e de que u ideales políticos, religio o y ocio -
lógico no armonizaban con la causa carli ta, v ab-
juró de ella, con grando su talento y u pluma; la

BUAH
PARDO BAZ:N 207

defensa de la monarquía cou . ucional, por mucho


que tal cambio de bandera parezca contradictorio en
quien e cribiera un día ~ to conceptos: -.Las mu-
e jere somo, en política, ba tante consecuentes: na-
• da ganaríamos con ser voluble . ¿Qué estímulo no
ti había de empujar á la de erción? ITO nos e dado
e aspirar á más pue to oficiale que al de estanque-
• ras ó al de reinas; y para mí, ya e deja entender
« que ni tanto acá ni tanto allá. J
Realmente, doña Emilia, en el carlismo, era una
planta exótica, como lo sería mañana en el campo de
los republicanos. Para carli ta le faltan fanati mo
religio o y amor al pasado con todos sus errores y
ñoñería. ; y pe ra republicana le falta la fe de la cr en-
cía en el dogma democrático.

***
He citado entre lo tertulio' de lo lune á Blanca
de los Ríos de Lampérez, á la que conocí en plena lu-
na de miel, pues contaba poco me s de unión con
un e timable joven ingeniero. Blanca de lo Río tie-
ne el a pecto de una chiquilla á la que hay que mi-
m¿ r. Pequeñita, delgada, agraciada, in ser tipo de
belleza e. renta de gazmoñeríar , e piritual y con voz
dulcí ima, al hablar con ella e oh-ida uno de la li-
terata para atender sólo á la mujer. Y Blanca de lo
Río ha e. crito prosa muy deli cada y ver os precio-
· o , entre lo que su libro Romancero de Alfonso
Onceno mereció cumplido elogio de la Academia Es-
pañola. Es una escritora hija de Eva, y e to hace
que un cuarto de hora de couver ación con ella, a
verdaderamente delicio o. u e~ tudio obre el
QI(Untp de Arellaneda son notabilí ima producción.

BUAH
20 RECUERDOS DE ESPAÑA

**",
Pedí una tarde á doña Emilia órdenes para el Es-
corial, el famo o gigante de piedra qne hizo con s-
truírel sombrío descendiente de Carlos V, y mi bue-
na amiga tuvo la amabilidad de darme una tarjeta
para el padre Blanco García, tarjeta en la que, con
lápiz, escribió breves líneas de recomendación.
El agustiniano Blanco García es autor de dos inte-
resantes volúmenes sobre la historia de la literatura
castellana, obra que, en la prensa madrileña, moti-
vaba, por esos días, alguna controversia.
El padre Blanco García está en plena juventud, y
su fisonomía revela al hombre estudioso. Es alto,
delgado y de animadísimos ojos. A juzgarlo por su
facilidad de palabra y lo correcto de su dicción, de-
be ser un notable orador sagrado. Aunque regenta
una cátedra en el colegio del Escorial, no hay en él
la gravedad dogmatizadora del catedrático fincha-
do. 1 T o sé por qué se me ha c1avado entre ceja y ceja
que el padre Blanco García, en lo moral y en lo físi-
co, tiene mucho de parecido con otro agustiniano
ilustre, con fray Luis de León.
.rfás que en la larga visita que le hice en el mona: -
terio, pude apreciar el talento ilu tración del padre
é

Blanco García, en el trayecto del E corial á Madrid ,


pue fuimo compañero de viaje. El impático frai-
le había leído no poco de lo que en nue tro continen-
te . e ha e crito sobre literatura hi toria, y me ha-
é

bló con afecto de mucho autore americano. Dijo -


me que proponía e cribir un libro juzgando á los
literato. de la América latina, libro que él e timaba
como complementario de su obra sobre la literatura
ca tellana.

BUAH
P.\RDO R\ZÁ.· 20!)

uy juzgada, y por plum eminentes, ha sido la


e ñora Pardo Bazán, para que yo repita lo que sobre
su ya indiscutible talento se ha e crito; ó que, por
echarla de novedoso, dijera que no está su mérito á
la altura de su fama, con lo que conquistaría repu-
tación de malévolo y envidioso. Lejos de eso: mi
convicción sincera es que doña Emilia constituye una
de las más altas glorias literarias de España y de
nue tro siglo, y que esa gloria sería tanto mayor
cuanto menores fueran las a piraciones varoniles de
la escritora. ¿A qué pretender que en homenaje á
eUa, á u ilustración, á su inteligencia, que nadie ha
osado negar, rompa la Academia E pañola con se-
culares tradiciones, abriéndola de par en par sus
puertas? ¿La académica aumentaría, por ser tal, en
un quilate la bien conquistada reputación de la lite-
rata ? Con érvese mi amiga doña Emilia siempre
mujer, y no renuncie á las prerogativas de su exo,
que la severidad autoritaria del académico cuadra
mal en boca que habla de traje y modistas. A la
madre Eva, con ser quien dicen que fué y un tanto
parienta nuestra, le negaría yo asiento en la casa de
la calle de Valverde, igual falta de galantería o -
é

tentara con doña Emilia, por lo mi mo que la quie-


ro con cariño de viejo.

BUAH
XI

LOS ABADOS DE D01T .TUA ' VALERA

[ombre más popular, en los paí es donde se habla


y cultiva la lengua de Cervantes, que el del autor
de Pepifa Jiménez, difícilmente podrá citarse. Alar-
cón, Pérez Galdós y Pe-
reda quedan rezagado
cuando e nombra á don
Juan Valera.
Ligábame á él una deu-
da de gratitud; pues, en
el egundo tomo de ~ u.
Cartas americanas, me
había honrado con juicio
a az encomiái tico sobre
uno de mi . libro. de Tra-
dicione. Vi itando :í
Valera, á poco de mi lle-
gada á ! ladrido llenaba
J UAN VALERA más que un deb r social
y de Iiterarin corte. ín,
una exie n-ir" del corazón.
Vnlera que, .unndo lo conocí. barben La ya con
10.. tonta, pue: nac-ió en 1 24. en un pueblo de la
provincia de 'órdobn, P. hombre lleno ,1 vigor Iísi-

BUAH
.JUAN VALERA 211

ca y en quien el gracejo andaluz, unido á un trato


llano como camino real, hace una personalidad muy
simpática. Recuerdo que Zorrilla no podía conven-
cerse de que ya don Juan lleva á cuestas recia carga
de años; porque, al hablar de él, llamábalo siempre
Juanito Valera. ¿Será que los viejos nos sentimos
rejuvenecidos cuando remozamos con el diminutivo
á los seres que, en la juventud, tratáramos con inti-
midad? Para Zorrilla, Madrazo era siempre Pedrito
Madrazo, y don Miguel de los Santos Alvarez, Mi-
guelito.
Cuanto yo pudiera decir á mis lectores en justi-
ciero encomio de don Juan, sería pálido ante estas
palabras de don Manuel de Revilla: - eValera es la
ciencia con corbata blanca, y la erudición vestida
de limpios.
Valera recibía los sábados á sus amigos. Su ter-
tulia principiaba entre nueve y diez de la noche,
concluyendo á las dos de la mañana. Los escritores
americanos que, por delegación de sus respectivos
gobiernos, nos hallábamos á la sazón en Madrid,
éramos solícitamente invitados. Zorrílla de San
Martín, el cantor de americanistas ideales; Rubén
Darío, el parnasíano de fantasía deslumbradora;
Juan Ferraz, el modesto bardo de Tristes y Colom-
binas; Leonidas Pallares Arteta, que en su pequeño
poema Idioma sin traducción rivalizara con Cam-
poamor, con el maestro inmortal; Pancho Sosa, el
benévolo crítico mexicano; Quijano Wallís, el sim-
pático jurista de Colombia: y tantos otros del mundo
republicano, fraternizábamos en esas deliciosas ve.
ladas con los más encumbrados literatos españoles.
corno Menéndez r Pelayo, Núñez de Arce'. Manuel

BUAH
212 RECUERDOS DE ESPAÑA

del Palacio y José Alcalá Galiano. Prosa ó verso,


todos leíamos algo.

***
Sólo una noche vi en la tertulia al octogenario don
Nemesio Fernández Cuesta, el patriarca de los es-
critores españoles; pues Martínez Villergas, residen-
te"en Zamora, no alcanzaba á contar los años del di-
rector del Diario de Sesiones del Congreso. (1) Fer-
nández Cuesta era poco conversador, y apenas per-
maneció una bora en los salones. Ya en el Perú, su-
pe, por la prensa madrileña, el fallecimiento del ve-
nerable anciano, á fines de 1893, y á pocos días de
la repentina muerte de Rafael Gareía Santisteban,
poeta de buen humor y de finísimo porte, con quien
intimé algo en casa de Concepción Jimeno, á cuya
tertulia concurrían también Teodoro Guerrero y Ri-
cardo Sepúlveda, dos escritores á quienes tanto re-
nombre ha conquistado el espiritual libro Pleito so-
bre el matrimonio. r

Allá, en mis ahora muy remotos días de colegio,


era el Canto á Teresa, de Espronceda, la poesía es-

1 En 1864, tuve por compañero de viaje, de Saint-


Thomas á Londres. al festivo Villergas, intimándose
más nuestra amistad doce años después, cuando residió
por algunos meses en Lima. Durante mi permanencia
en E paña cambiamos varias cartas. no habiéndome si-
do posible cumplir la promesa que. en una de ellas, le
hice. de ir ú. visitarlo en Zamora. Ha muerto en "Mayo de
1894. •

BUAH
JGAN VALERA 213

pañola más leída y recitada en América, aca o tan-


to como hoy el Idilio de I J úñez de Arce y la dolora
de Campoamor Quién upiera e cribir!
Encabezaba Espronceda su romántica campo i-
ción con e ta octava de Iiguel de los Santos Al-
varez, en su inconcluso poemita l\1aría:
i Bueno es el mundo! Bueno! Bueno! Bueno!
como de Dios, al fin, obra maestra:
por todas parte de delicias lleno,
de que Dios ama al hombre hermosa muestra.
Salga In. voz alegre de mi seno
á celebrar esta vivienda nue tra .....
Paz á los hombres! Gloria en las altura
Cantad en vue tra jaula, criaturs !
Tan unido vivieron iempre Alvarez y Espron-
cede . que te murió en ..layo de 1 42, iendo hué -
é

ped de don . . Iiguel de 10 antos, que habitaba en la


calle de la Greda.
Cuando yo lo conoci, era Alvarez un viejecito lle-
no de vivacidad, que pen aba poquísimo en la le-
tras y meno en la diplomacia, que fué u carrera
pública. e con ideraba ya jubilado en política y
en literatura. [adie abrá decir si fué optimi ta 6
fatali ta: su filo ofía no era en él un si tema.
alimo juntos de una de las velada , á las dos de
la mañana, llevando la mi ma dirección, y al de -
pedirme en la puerta de mi hotel, le dije: - tardeci-
ta vamos á la cama, señor don l\1iguel.- Pues para
mí e temprano, me cante tó, porque nunca me
acue to ante de las eL de la mañana.
y decía mucha verdad. Cuando e retiraba de vi-
ita ó de tertulie s iba á un ca ino café, se engol-
ó

BUAH
214 RECUERDOS DE ESP_-\':A

faba en la lectura de periódicos, en charla con los


amigos, ó en las peripecias del tre illo, y ólo cuan-
do lo rayos del sol aparecían se encaminaba á u
ca a, de pué de apurar una taza de chocolate con
mojicón.
Un sábado, en el mes de Noviembre, dejó de con-
currir don Miguel de lo ' anto á la velada de "' ale-
ra. Allí supe que acababa de fallecer, después de
do Ó tres días de enfermedad.
Sus funerale fueron muy modestos, y apenas una
comitiva de cien amigos, en su mayoría escritores,
presidida por el poeta Angel María Dacarrete, deu-
do del finado, acompañó al cementerio los restos
del que fué el más íntimo camarada de E pronceda,
y don Iiguel de lo anto Alvarez murió ..in ob-
tener a iento entre los académicos! Verdad que
tampoco lo e (ni lo será) don Franci co Pi y Mar-
gall, por grande que ean lo primores de e tilo y
de lenguaje que abrillantan su pro a.

***
~t rci o del Campillo, cuyo en ayo literario
on contemporáneos con lo de Valera, e un poeta
andaluz con todo el gr cejo del profe 01' de cante
flamenco . . . ~o tiene gravedad pretensiosa, ye o que
Campillo de empeña cátedra en la Universidad de
Madrid, ino toda la genial trave ura del estudian-
te. ampillo es un espíritu siempre fresco, un hom-
bre que sólo e viejo por las canas y por las arrugas.
i e cue tión de dirigir una galantería á una her-
mosa, pocos jóvene superarían á don Narciso en
.piritualidad y buen tono. Campillo es de lo pocos
hombre de talento á qui n todo quieren , y que no

BUAH
.TUAX YALERA 215

tiene envidiosos que lo denigren, porque á nadie ha-


ce sombra ni se atraviesa en el camino de nadie. Él
ni avanza ni retrocede un paso, en el puesto en que
sus buenas dotes literarias lo han colocado. Ni si-
quiera ha soñado con ser académico. A él le basta
ser quien es: ilustrado, inteligente, benévolo, y so-
bre todo muy conocedor del mundo y de sus vani·
dades y miserias.
***
Al duque de Rívas, don Enrique de Saavedra, pa-
riente político de Valera é hijo del autor del Moro
expósito y del Don Álvaro, sólo lo encontré en una
velada y en poquísimas juntas de la Academia Es-
pañola, á la que pertenece desde 1 63, en la vacan-
te que dejó don Agustín Durán. Disfrutando de sa-
lud delicadísima, poco, muy poco puede ocuparse
en la labor literaria. Conozco de él algunas novelí-
tas muy morales yescritas en correcta prosa, así
como versos líricos en que campean buenos concep-
tos. Es todavía un romántico fiel ti la bandera que
enarbolara su egregio padre, bandera que tantos y
tantos desertores ha tenido.
En su trato personal es tan franco y afectuoso co-
mo su hermano político el marqués de Valmar, don
Leopoldo Augusto de Cueto, también académico
desde 1857, en la vacante que dejó el laureado Quin-
tana. Hoy, después de Pezuela y Guerra y Orbe,
(1) e don Leopoldo el más antiguo en la docta cor-
poración.
1 Don Aureliano Fernández Guerra y Orbe, ha fa-
llecido recientemente. Para ocupar la vacante que de-
jara. ha ido electo don Eugenio elles, el poeta del • -u-
do (jordiano.

BUAH
216 RECUERDO::; DE ESPA:'A

Hace años que al marqués de Valmar lo inhabili-


ta una fatal dolencia para salir de su casa. Pasa
sus horas en un sillón, leyendo ó consagrado á tra-
bajos que, como sus juicios críticos sobre los líricos
del siglo XVIII, reclaman erudición y paciencia de
benedictino. 1"o quise alejarme de España sin cono-
cerlo, y le escribí pidiéndole hora en que le fuese po-
ible recibir mi visita, en su casa de la calle de Cer-
vantes. No se hizo esperar la respuesta:

2< de Febrero de 189.:1.


Muy distinguido compañero: Cordialmente agra-
dezco á usted que me proporcione la satisfacción de
conocerlo personalmente, ya que lo conocía y esti-
maba por sus obras. Ii achacosa ancianidad me
obliga á vivir completamente retirado del mundo, y
consagrado á la familia y á las letras. Con e pecial
complacencia recibiré á usted el día que guste, á las
tre de ta tarde.
Suyo, con sentimientos de . impatía, atento y afec-
tísimo compañero Q. B. S. M.
El marqués de ValmUl·.

Don Leopoldo Augu to de Cueto, á pesar de la


cruel enfermedad que le impone forzado retraimien-
to, e un viejo bien con ervado y que apenas repre-
enta setenta año. Trabaja en su bufete cuatro ó
cinco horas diaria , por lo menos, en una ' obra que
le ha encomendado 1 Academia y que, egún me
dijo en la primera visita que le hice, e taba ya en
vía de concluir. Es don Leopoldo el único académi-
co que goza la prerogatí va de ser considerado co-
mo pre ente en las esiones.

BUAH
JUAN VALERA. 217

El marqués de Valmar, como literato, vale por su


erudición, su aquilatado gusto y su forma netamen-
te clásica.

Salvador Rueda era uno de los invitados á la ter-


tulia; pero no concurría. Rubén Dario lo llevó una
tarde á casa, y quedé encantado de su trato. Es
Salvador Rueda un joven andaluz, pequeño, de ojos
vivaces, bigotillo negro, elegante y simpático. Su
aspecto personal, la cultura de sus modales, y sus
dotes de poeta coloris-
ta, deben cautivarle mu-
chas voluntades entre
las desterradas del Pa-
raíso. Por dicha para él,
si bien tiene siempre en
los labios y en la pluma
una fina galantería para
toda belleza, no paga
gran tributo á devaneos
amorosos. La literatura
es la pasión que absorbe
todas las energías de su
espíritu. Escribe prosa SALVADOR RUEDA

poética, y muy inspi-


rada; y, cuando se echa á versificar, es portentosa
la riqueza rítmica de su musa. T O es, porla forma,
•un poeta español, sino, un parnasiano francés (y
eso que ni 10habla ni 10 traduce) de los que hacenñ-

ligrana con el oro de la palabra. En cuestión de es-


,cuela literaria, no entro ni salgo. Mi estética es la
de Boileau:

BUAH
218 RECUERDOS DE ESPAÑA

Tous les qenres sont bons hors le genre ennuueuo:


Si todos los jóvenes de la nueva escuela. se llama-
ran Salvador Rueda, Rubén Darío, Manuel Gutié-
rrez Nájera ó Julián del Casal, sin duda. que rom-
pería yo, sin escrúpulo, un par de guantes aplau-
diéndolos. Lo que en ellos es genial, propio, carac-
terístico, se me hace insoportable en el cardumen
de sus imitadores que, en América sobre todo, han
surgido, y á los que hay que espantar á plumerazos
como á los mosquitos de trompetilla.

En don Juan Valera se encuentran reunidas todas


las condiciones precisas para ser, en España, algo
así como el Mecenas de los literatos. Sobre lo fino
y contemporizador de su trato, cualidades no sé si
geniales ó adquiridas en su ya larga carrera de di-
plomático, hay que agregar el afecto, respetuoso á
la vez que íntimo, que sabe inspirar á cuantos con
él cultivan relaciones. En la boca de Valera hay
siempre un mohín risueño, que tampoco sabré decir
si es inofensivo ó encarna algo de burla. Ese mohín
sabe trasladarlo, á veces, á los puntos de su pluma,
y tanto que, en muchas de sus críticas, queda el
lector en duda sobre la sinceridad del encomio.
Don Juan Valera comparte, con Menéndez y Pe-:
layo y con don Federico Balart, la reyecía de la crí-
tica seria y trascendental en literatura.

BUAH
XII

CARULLA

Lo periódicos españole..., que por América circu-


lan, nos habían dado á conocer como un tipo extra-
vagante. entre loco y memo, á D, Jo María Caru-
é

lla, caballero que tuvo el candoro o coraje de pro-


ponerse traducir en verso la Biblia y que, por vía
de ensayo, dió á la estampa dos libros - El Géne i
y el Exodo - en un volumen de 650páginas en cuar-
to, y con un caudal de 21,000 ver o ,singulare por
la atrocidad de ellos, Como para mue. tra ba ta un
botón, ahí va la primera e trofa del Géne i
Cuando nada exi tía
el cielo Dios creó: creó la tierra
que hallábase vacía
de todo cuanto encierra
en singular ob curidad que aterra.
Por upue too que ni Cristo pa ó de la cruz ni lec-
tor alguno irá adelante en la lectura del Géne i .
Lo mi mo digo del Exodo, que principia peor i ca-
be, Prueba al canto:

BUAH
220 RECUERDOS DE ESPAXA

De los insignes hombres


que, con Jacob, en el Egipto entraron
aquí daré los nombres:
con lo que procrearon
en el país insano penetraron.
Aquí viene bien lo de apaga y vámonos.
Los que han hojeado una traducción del Dante
que, con alevosía y premeditación, perpetró el señor
Carulla, me aseguran que es superior á la de los dos
libros de la Biblia . . . . . . en lo mala.
Una tarde fuí al número 54 de la calle de Ferraz,
á corresponder la amable visita del señor Santiago
Vandervalle, con quien había yo intimado en la
Academia de la Historia, y que es un caballero de
las Canarias muy decidor y campechano. No re-
cuerdo á propósito de qué recayó la conversación
sobre las familias que habitaban la vecindad, y su-
pe que en el piso superior al que ocupaba mi amigo
residía el señor D. José . . Iaría Carulla, sin más fa-
milia que una hermana-e- ¿Carulla t i El traductor
de la Biblia? pregunté - El mismo, amigo mío, me
contestó D. Santiago. '
y desde ese momento comenzó á escarabajearme
el deseo de conocer al originalísimo escritor, á quien
mi fanta ía imaginaba un viejo atacado de reuma,
envuelto en hopalanda de sacristán, oliendo á cera
é incien o, y con cara de e panta-muchachos· y
tanto fué el comején de la curiosidad, que, al salir
de casa de Vandervalle, subí á la de Carulla. La
oportunidad no fué propicia para mí, porque mi
hombre e hallaba en la calle y tuve que dejar tar-
jeta, prometiéndome repetir la' visita.

BUAH
CARUl.LA 221

Dos días después vino Carulla á verme. Era un


caballero agradable de fisonomía, pequeño de cuer-
po, de aire modesto, de complexión delicada como
un adolescente, correcto de modales y atildado en
el vestir. Su acento nada tenía de robusto: era co-
mo el de las personas enfermizas. Vamos, que no
era el coco que mi mente se había creado, sino per-
sona muy simpática y muy cortés.
Entramos en larga conversación. Carulla, nacido
en un pueblo de Cataluña por los años de 1839, es
bachiller en sagrada Teología, abogado en el ilustre
Colegio de Madrid, director de la Cioilización, pe-
riódico ultramontano que cuenta ya larga fecha de
vida, y acérrimo partidario de don Carlos de Bor-
bón, á quien sirvió como Auditor de Guerra en la
última guerra ci vil. Carulla había militado antes en
Roma, entre los zuavos pontificios de Pio IX.
Cuestión de bandería política y de doctrina reli-
gio a á un lado, Carulla es un buen prosador, y co-
mo latinista y helenista pocos habrá en España
que lo igualen.
¿ Cómo diablos un caballero, verdaderamente ilus-
trado y que discurre con claridad de inteligencia,
pudo caer en la tentación de escribir versos tan sin
coteja por lo malos? Flaquezas humanas ó picardi-
güelas del demonio.
León XIII, que lo favorece (á Carulla, se entien-
de, y no al demonio) constantemente con su bendi-
ción papal y hasta con paternales consejos, tiene un
al tar en el corazón de don José María.
Parece que. cediendo á in inuación de Su anti-
dad, ha desistido de continuar mechlficando Ó versi-
ficando la Biblia. En ello han ganado la. letras. y

BUAH
222 RE CUERDOS DE ESPAÑA

Carulla también. Pero, en cambio, ha publicado una


traducción de los versos latinos de Joaquín Pecci,
por la que dudo que el Padre Santo le haya queda-
do agradecido. Yo, en el lugar de León XIII, exco-
mulgaba al traductor.
Cuando Carulla, en la conversación, habla sobre
clásicos españoles y latinos, es el hombre que ha leí-
do mucho y bien. Se olvida uno de que está oyendo
al, en mala hora, bíblico versista.
Cuando Vico representaba Sancho Ortiz de las
Roelas, La vida es sueño ó Traidor, inconfeso y
mártir, habría faltado la luz eléctrica en el teatro
antes que Carulla en una butaca. Los dramas de
Echegaray, que tan magistralmente representó Vico
en esa temporada, no contaron á don José María
entre los expectadores. Para él, Echegaray es un
heresiarca condenado, después de esta vida, á arder
en vivas llamas.
Sinteticemos: el señor Carulla, literariamente, va-
le más que su reputación y que don Francisco Corn-
melerán y Gómez.

BUAH
BUAH
BUAH
1
Generalizada creencia es, en América, l. de que
España no nos perdona el que hayamos pue to ca '1,
aparte, de prendiéndonos de su maternal regazo.
Viene de aquí el que, en la crecida colonia de ameri-
canos viajeros que regresa á nuestro continente, no
llegue á un diez por ciento el número de los que se
decidieron á dar un paseo por España, después de
haber visitado París, Londres, Berlín, Viena y las
principales ciudades de Italia. Hay Exposición en
alguna de esas grandes capitales, y todo latino-ame-
ricano que di pone de recursos, emprende viaje. Pe-
ro e trató de una E. 'posición en Madrid, para cele-
brar el cuarto centenario del descubrimiento de Amé-
rica; y á pe r del motivo, que de uyo era alborota-
dor, y de la buena voluntad de los gobierno republi-
'anos, que e apre uraron á re ponder á la invita-
ción oficial nombrando delegado que los repre en-
t n, apenas si, de Octubre á Diciembre, pudimos
contarno en Madrid tr cientos americano ,de lo
que la mitad, por lo meno, inve tía carácter diplo-
m{ ti o ó el d del ~(do.. ; ómo expli ar U frial-
1:='

BUAH
226 RECUERDO' DE ESPA':A

dad nuestra, tratándo e de la nación á la que tanto


vínculos debieran ligarno , pues, poca mucha, to-
ó

dos traemos en las venas sangre e pañola, y españo-


les son nue tros apellidos, y española la lengua en
que nos expresamos, y heredadas de España nue -
tras creencias religio a , nuestras co tumbres, nue -
tra virtudes y nue tras flaquezas? En E paña debe-
riamo los americanos encontrarnos como en nues-
tra casa solariega, casi como en el propio hogar.
La principal causa del indiferentismo ó alejamien-
to nuestro se debe á la errada política del gobierno
peninsular, que tardó muchos años en convencerse
de que América estaba definitivamente perdida pa-
ra España. Si, de pué de Ayacucho, lo hombres de
la política se hubieran dicho lo que el vulgo - lo per-
dido, perdido, y ojo al ganar - no retardando el re-
conocimiento de las repúblicas independiente , - ni
el comercio inglé , ni el comercio francé , ni el co-
mercio alemán, se habrían adueñado por completo de
lo mercados americano . Por lo meno habría con e-
guido España que no adquiriésemo el perver o gu. to
de envenenarnos consumiendo los malo vino fran-
cese , ya que la península es productora de lo mejo-
re del mundo.• Iercantílmente no era el provecho
para de deñado.
Pero E paña dejó correr ca i un cuarto de siglo
in amainar en u preten ione de oberan ía obre
un mundo que e le había escapado de entre la ma-
no ,no in revelar, de vez en cuando, ho tilidad de
propó ito como la que encarnaban la expedición
floreana, la intervención en México. y la aventura
d la i 'la de Chincha.

BUAH
NEOLOGIS.IOS y AMERICA..''HSl\IOS 22'7

El reconocimiento de la Independencia se impuso á


España por la fuerza del hecho .consumado, por la
impotencia material para emprender la reconquista,
y sobre todo como conveniencia.
A estos errores de política se debe el que España
no ocupe hoy, en nuestros afectos, el lugar preferen-
te. Los que vinimos á la vida en los albores de la
República, oíamos á nuestros padres relatar los he-
chos de la gran epopeya; y, en sus relatos, á pesar de
la pasión, había mucho de cariño para aquellos á
quienes lealmente vencieron en Junín y en Ayacucho.
Nos llegó el turno de reemplazar á nuestros mayores
en el escenario social, y la juventud á que yo perte-
necí fué altamente hispanófila. El nombre de Espa-
ña, aunque no siempre para ensalzarlo, estaba cons·
tantemente en nuestros labios; y en las representa-
ciones del Pelayo aplaudiamos con delirio los versos
del gran Quintana, como si fuesen nuestros el prota-
gonista y el poeta, y nuestra la patria en que se de-
sarrolla la tragedia. La vida colonial estaba toda-
vía demasiado cerca de nosotros, y sólo el correr del
tiempo conseguiría destruír la influencia y el presti-
gio que sobre el espíritu ejerce la tradición. Yo al-
cancé días en los que, á los republicanos nuevos, no
chocaba oir en la calle e te saludo. - Adiós, señor
marqués - Abur, señor conde.
La generación llamada á reemplazarnos no abriga
amor ni odio por España: la es indiferente. Apenas
si ha leído á Cervantes. Su nutrición intelectual la
busca en lecturas francesas y alemanas. Díganlo los
modernistas, decadente, parnasianos y demái añ-
liados en las nuevas e cuele literaria.

BUAH
22 RECl'"ERDO DE E PA.!A

Los americano de la generación que se va, vivía-


mos (principalmente los de las repúblicas de Colom-
bia, Centro-América y el Perú) enamorado de la
lengua de Ca tilla. Eramos más papí ta que el P,-
pa, i cabe en eue tión de idioma la frase. Lo tra-
bajos más serio ,que obre la lengua e han e crito
en nuestro iglo,. on fruto de pluma americana.
Baste nombrar á Bello, Irisarri, Baralt, los Cuervo
y, como estilista, á Juan Iontalvo.
El lazo más fuerte, el único quizá que, hoy por
hoy, nos une con España, es el del idioma. Y sin em-
bargo, es España la que se empeña en romperlo, has-
ta hiriendo susceptibilidades de nacionalismo. Si los
mexicano (y no mejicanos como impone la Acade-
mia) escriben léxico y no Méjico, ello, los dueños
de la palabra ¿qué explicación benévola admite la ne-
gativa oficial ó académica para consignar en el Léxi-
co voz sancionada por lo . doce ó más millones de ha-
bitantes que e a república tiene? La Academia ad-
mite provincialismos de Badajoz, Albacete, Zamora,
Teruel, etc., etc., voces usadas sólo por tre ciento ó
cuatrociento mil penin ulares, y es intran igente
con neologi m y americanismo aceptado. por más
de cincuenta millones de seres que, en el mundo nue-
vo, no expre amo en ca tellano. Estuvo franco el
e critor e pañol don Jacinto Bonilk al e tampar en
la ... Iemoria que, en 1 92, remitiera al Congre o Lite-
rario, que lo académicos y los puristas han empo-
brecido siempre el caudal de las lenguas.
e Trívir 1 argumento e (dice Alberto Liptay en u
e entretenido libro La Lengua Católica) el de que
e lo americano no t nemo por qué afanarno por
1 progre de un len uaj que, originalmente. no

BUAH
NEOLOGIS.IOS y AMERICA.'IS.IOS 229

e nos pertenece, como si la lengua no fuera tanto de


l{los hijos como de los padres. Si los padres no fue-
e sen, á veces, aventajados por los hijos, toda proba-
e bilidad de progreso sería ilusoria. Hay también que
e tener presente que los americanos triplicamos en
e número á los peninsulares, y que no son siempre
e las minorías las llamadas á imponer la lepo
Acaso tuvo razón el ilustre argentino don Juan Ma-
ría Gutiérrez, escritor tan culto y castizo como sus
contemporáneos Bello y Pardo, cuando nombrado,
casi á la vez que éstos, académico correspondiente,
renunció á tal honra porque, en su concepto, mal se
avenía la independencia política con la subordina-
ción á España en materia de lenguaje.

JI

España nos trajo al Perú las locuciones (siempre


en plural ) imperio de los incas, patria de los incas,
ciudad de los incas, etc., etc., y en la necesidad de
crear un adjetivo, preciso para no otros, creamos los
adjetivos incásico incáico. El primero lo emplea-
é

mos en la acepción de lo que, en general, se refiere á


los antiguos soberanos; y el segundo, al tratar de de-
terminado inca. Así llamamos al Cuzco la ciudad
de los incas, porque fué la residencia oficial de ellos;
y á Cajamarca la ciudad del inca, porque en ella, ciu-
dad hasta entonces de segundo orden en la monar-
quía, se desarrolló el episodio más tra cendental de la
conquista con la prisión y muerte de un rey. F'iloló-
gicamente e tá bien estudiada la. formación de am-

BUAH
230 RECUERDOS DE ESPA5'A

bos adjetivos, y al aceptarlos habría procedido la


Academia con acierto, no sólo lingüístico sino políti-
co. y que tales adjetivos eran imprescindibles en el
lenguaje lo comprueba el que los eminentes e crito-
res españoles don Marcos Jiménez de la Espada y
don .Tusto Zaragoza, que en asuntos historiales de
América se ocupan, crearon las voces inqueño in- é

cano, nunca empleadas en el Perú.


La autoridad indiscutible é inapelable en la cues-
tión era la del .uso generalizado en América, y esta
autoridad imponía la aceptación de incásico incái-
é

CO, voces ambas de correcta formación, esencialmen-


te la primera. La Real Academia, en la que ninguno
de sus miembro ha visitado el Perú, decidió que só-
lo era admisible el adjetivo incásico, lo que implica-
ba una decisión caprichosamente autoritaria, que
nos ha hecho sonreir á los peruanos como cuando, en
la última edición del Diccionario, vimos consignado
el peruanismo cachazpari en vez de cacharpari, y
sora, en lugar dejora, resultando dos hijos descono-
cidos para sus legítimos padres. Ser académico, no
es ",er infalible ni omnisciente.
Pero en el seno mi mo de la Academia, ha encon-
trado el adjetivo incáico un rebelde en don Marceli-
no Menéndez y Pelayo que, en el tomo tercero de la
Antologia, publicado un año después de la autocrá-
tica decisión, escribe incásico, en la página 163 del
prólogo. Lástima que don Marcelino hubiera empe-
ñosamente combatido la admisión de lo verbos dic-
taminar y clausurar, en homenaje á la intran igen-
cía de su eepañolismot
e La ley de la mayoría ó sea el criterio democrá-
e tico (dice don [ícanor Bolet Peraza ) debe domí-

BUAH
NEOLOGISMOS Y AMERICANISMOS 231

II nar también en la república de las letras. La sobe-


e ranía de un idioma no reside sino en la totalidad
\Í misma de los que se sirven de él como de lengua
e propia. Las Academias equivalen á los Congresos,
« y deben dictar sus constituciones y leyes ( digo sus
e diccionarios y gramáticas) teniendo en cuenta las
e costumbres del pueblo, el natural espíritu de pro-
c greso, y sobre todo el uso general. De lo contrario,
f( las Academias hablarán un idioma yel pueblo otro,
t! viniendo á par ár todo en el triunfo de las mayorías

c habladoras•.
La Academia, con su procedimiento, ha justifica-
do á Zahonero que, en el Congreso Literario, dijo:
c Tengamos en cuenta que el pueblo americano se
l( ocupa de nosotros, pero que, desgraciadamente,
c nosotros no 110S ocupamos de él; que no nos conoce-
« mos, y es necesario que nos conozcamos-o

III

Las fiestas del Centenario colombino han dado el


tristísimo fruto de entibiar relaciones. Los america-
nos hicimos todo lo posible, en la esfera de la cor-
dialidad, porque España, si no se unificaba con nos-
otros en lenguaje, por lo menos nos considerara co-
mo á los habitantes de Badajos de Teruel, cuyos
ó

neologismos hallaron cabida en el Léxico. Ya que


otros vínculos nonos unen, robustezcamos los del
lenguaje. A eso, y nada más aspirábamos los hispa-
nófilos del nuevo mundo; pero el rechazo sistemáti-
co de las palabras que, doctos indoctos, usamos en
é

BUAH
232 RECUERDOS DE ESPA.":A

América, palabras que, en su mayor parte, se en-


cuentran en nuestro cuerpo de leyes, implicaba desaí-
roso reproche.
-¿ No encuentran ustedes de correcta formación
los verbos dictaminar y clausurar 1- pregunté una
noche.- Sí, me contestó un académico; pero esos
verbos no los usamos, en España, los dieciocho mi-
llones de españoles que poblamos la Península: no
nos hacen falta.- Es decir que, para mi amigo el
académico, más de cincuenta millones de america-
nos nada pesamos en la balanza del idioma. Bien
pude contestarle con estas palabras de Zahonero, en
el Congreso Literario:
e Parece que la lengua castellana, en doncellez, es
e una virgen cuya virtud estamos obligados todos á
e guardar ; virtud frfa, virtud que resulta por nega-
e ción, virtud de solterona. No, mil veces no. Las
e lenguas no son vírgenes: son madres, y madres fe-
I cundas que siempre están dando del claustro ma-

«terno del cerebro, por la abertura de los labios,


e nuevos hijos al mundo del amor y de las relacio-
e nes humanas.'
El espíritu, el alma de los idiomas, está en su sin-
taxis más que en su vocabulario. Enriquézcase éste
y acátese aquella, tales nuestra doctrina. Si _el uso
generalizado ha impuesto tal ó cual verbo, tal ó cual
adjetivo, hay falta de sensatez ó sobra de tiranía
autoritaria en la Corporación que se encapricha en
ir contra la corriente. Siempre fué la intransigencia
semilla que produjo mala cosecha.

BUAH
NEOLOGIS lOS Y.á.IERICANIS.fOS 233

IV

Recuerdo que sostu ve una noche en la Academia


qne figurando en el Diccionario el sustantivo presu-
puesto, nada de irregular habría en admitir el ver-
bo presupuestar, de que tanto gasto hacen periodis-
tas y oradores parlamentarios. En esta discusión
que se acaloró un tantico y en la que un intolerante
académico olvidó hasta formas de social cortesía,
leyóse un romance que, hace medio siglo, escribió
Ventura de la Vega contra el verbo presupuestar,
lectura con la que mi contradictor no probó más sino
que el tal verbo ha llegado á imponerse en el len-
guaje, para evitar el rodeo de formar presupuesto,
consignar en el presupuesto, etcétera. Pobre, esta-
cionaria lengua sería la castellana si, en estos tiem-
pos de comunicación telegráfica, tuviésemos que re-
currir á tres ó cuatro palabra para expresar lo que
sólo con una puede decirse. Don I J emesio Fernández
Cuesta dijo en el Congreso Literario. y dijo bien:-
« no son los sabios los que forman las lenguas: son
el los pueblos, la multitud, el instinto popular.•

La intransigencia del académico á quien he aludi-


do para con el verbo presupuestar, e parece mucho
á la de don Rafael María Baralt, con el vocablo gu-
bernamental.
« Todo se intente, todo se haga, menos e cribir se-
«mejante vocablo, menos pronunciarle, menos in-
« cluirle en el Diccionario de la Academia. Ante
«perezca éste, y perezca la lengua, y perezcamo
« todos.•

BUAH
234 RECUERDOS DE ESPAÑA

Pues poquita cosa le pedía el gusto. i Así son los


odios académicos para con las pobres palabras? Mal
consejero y peor juez es el odio.
Pues, á pesar del anatema, la voz gubernamental
se impuso, y ahí la tienen ustedes, en la última edi-
ción del Diccionario. tan campante y frescachona.
y á pesar de la inquina de Baralt, no nos ha llevado
todavía la trampa y el mundo sigue rodando
por el piélago inmenso del vacío.
Que haya un vocablo más ¿qué importa al mun-
do?
y aquí viene, como anillo al dedo, algo que Porn-
peyo Gener escribe en su interesante libro Literatu-
ras malsanas, y que copio para que el lector ameri-
cano sepa que, en España misma, abundan comba-
tientes contra las intransigencias académicas:
« La. lengua es un órgano viviente que evoluciona,
<ly en cualquier momento de su historia se halla en
e estado de equilibrio entre dos fuerzas opuestas: -
e la una, conservatriz ó tradicional, y la otra revo-
e lucíonaria é innovadora. La fuerza revolucionaria,
e Ó que obra por alteraciones fonéticas y por neolo-
e gismos, es necesaria á la vida del lenguaje, para
e que éste no muera falto de sentido y de flexibilí-
e dad. La vida del idioma consiste en el equilibrio
e de conservar lo antiguo que corresponda á las ideas
«cuyo uso sea lógico y adecuado, y de enriquecer-
e le con nuevas significaciones, lluevas palabras y
e nuevos giros creados siempre conforme al genio de
e la lengua. Hay quienes creen que la lengua vive por
e sí propia, que desde que la fijaron los clásicos es per-

BUAH
NEOLOGISMOS Y _.\. ERICAj, ~ISllOS 235

( fectaper ine ternum, y se les figura un sacrilegio to-


e da innovación, y toda alteración un atentado. Y así
e pasan horas, y días, y años, convirtiendo al castella-
e no de lengua viva en lengua muerta. Les sucede lo
e que á los romanos de la decadencia que, á fuerza
Cl de aferrarse á su latín, se les quedó una lengua lí-

e túrgica, incomprensible, en frente de las lenguas po-


ol pulares, fecundas y poéticas, que dieron lugar á las

e neo-latinas. No ven que el mundo marcha, y con él


e las expresiones escritas. i Ay del que de un nom-
e bre haga un verbo, de un verbo un nombre, de un
e sustantivo un adjetivo! Lo tendrán esos creyen-
« tes por reo de mayor crimen que el de haber faltado
e á la mora] ó á la conciencia. Y i cosa rara! por
e causa de esta ceguera intensa redactan diccíona-
e rios, que pretenden imponer como códigos de la
e lengua! Pero, contra todos e to p eudogramático ,
e el lenguaje continúa siendo un organí mo sonoro
e que la mente humana crea y transforma de una
« manera. sensible indefinida. Y las obras del genio
é

e siguen produciéndose y dando lugar á nuevas e. té-


e ticas. Y los estímulos nuevos surgen con los nuevos
e temperamentos, independientes de todas las regla .
e y el hombre continúa produciendo éinnovando, en
c las letras como en todo, pudiendo decir, á pesar de
e los académicos, e pur si muove.»

Don César Nicolás Pensón, literato español no me-


nos distinguido que Gener, refiriéndose á lo que él
calificó de rigorismo esterilizaute en la Academia,
escribió en la Memoria que remitiera al Congreso de
1 92 e ta axiomática verdad: - e el amor propio y
e las preocupacione han hecho inmenso daño al

BUAH
236 RECUERDOS DE ESPAJ.~A

« idioma, proclamando que el castellano es tan rico


l(que se basta y se sobra, . . . . . yeso está muy lejos
« de ser así.s

v
No se diría sino que se pretende que seamos súb-
ditos, no voluntarios, sino forzados, del idioma, y
que la autoridad del Diccionario sea, para nosotros,
tan indiscutible como el Syllabus romano para el
cúmulo de fanáticos, Hablemos y escribamos en
americano; es decir, en lenguaje para el que cree-
mas las voces que estimemos apropiadas á nuestra
manera de ser social, á nuestras instituciones demo-
cráticas, á nuestra naturaleza física. Llamemos, sin
temor de hablar ó de escribir mal, pampero al hu-
racán de las pampas, y conjuguemos sin escrúpulo
empamparse, asorocliarse, apunarse, desbarrancar-
se y qaruar, verbos que en España no se conocen,
porque no son precisos en país en que no hay pam-
pas, ni soroche, ni punas, ni barrancos sin peñas, ni
qarúa. El escritor que, por prurito de purismo, es-
criba afta en vez de paco, divieso en lugar de chu-
po, adehala por yapa y colilla por pucho, será com-
prend ido en España, pero no en el pueblo america-
no para el cual escribe. Debe tenernos sin cuidado el
que la docta corporación nos declare monederos falo
sos en materia de voces, seguros de que esa moneda
circulará como de bu ena ley en nuestro mercado
americano. Nuestro vocabulario no será para la
exportación, pero sí para el consumo de cincuenta
millones de seres, en la Am érica latina, Creemos

BUAH
NEOLOGISMOS Y AMERlCANISl\IOS 237

los vocablos que necesitemos crear, sin pedir á na-


die permiso y sin escrúpulos de impropiedad en el
término. Como tenemos pabellón propio y moneda
propia, seamos también propietarios de nuestro crio-
llo lenguaje.
Los viejos que, aunque sin la intolerancia acadé-
mica, hemos desempeñado el papel de Quijotes apa-
sionados de esa Dulcinea que se llama el habla cas-
tellana, nos vamos á prisa dejando el campo libre
de mantenedores. La generación que nos reempla-
zará se cuida poco ó nada de hojear el Diccionario,
para averiguar si tal ó cual palabra es genuinamen-
te española. El del Léxico de la calle Valverde es
cartabón demasiado estrecho, y la nueva genera-
ción ama la independencia acaso más de lo que la
hemos amado los hombres de la generación que
se va.
Los viejos, inclinados á acatar siempre algo de
autoritario, perseguíamos el purismo en la forma, y
ante el fetiche del purismo, sacrificábamos, con fre-
cuencia, la claridad del pensamiento. Los jóvenes
creen que á nuevos ideales corresponde también no-
vedad en la expresión y en la forma; y hé ahí por
qué encuentran fósil la autoridad de la Academia,
siempre aferrada á un tradicionalismo conservador,
á un pasado que ya agoniza.
Discurriendo sobre el injustificable rechazo que
de la Academia merecieron los verbos clausurar,
dictaminar y presupuestar, el distinguido periodis-
ta don Modesto Sánchez Ortiz, director de La Van-
guardia, diario barcelonés, se expresó así:
e Eso de considerar tales verbos como subversivos
« y bárbaros, á pesar de ser de uso corriente en Amé-

BUAH
23. RECUERDO DE ESPA:-A

• rica y hasta en España, vale tanto como decir que


• allá no se escribe castellano, lo cual desmienten
• con sus obras muy insignes autores. Creo, por mi
• parte, que la Academia de la lengua, asaz apegada
" á ciertas preocupaciones rancias, no se muestra to-
do lo dúctil que debiera, para conservar su hege-
• monía literaria en aquellas vastas regiones, hijas
• emancipadas de la madre España, unidas empero
• á ella por el vínculo del idioma, y que suman jun-
• tas un número de habitantes superior en muchísi-
u mo al de la Metrópoli. En todas esas regiones se
• presupuesta, y nosotros mismos, aquí, en España,
e presupuestamos á todo trapo, si bien, casi siempre,
• con escasa sinceridad. Si la palabra es viva, y su
• aire no difiere del de otras muchas parecidas, ¿ por
1( qué se le ha de negar la inscripción en el registro
• civil del Diccionario? Mal anda la docta corpora
« ción con sus remilgos; pues bien pudiera ocurrir
• que, interpretándolos torcidamente, provocaran
e sensibles enfriamientos y dieran al traste, por al-
e gún tiempo, con los proyectados tratados de pro-
• piedad intelectual entre España y las repúblicas,
• gracias á lo cual muchos de nuestros escritores, al
• acar sus cuentas, se verán imposibilitados de pre-
e supuestar el producto de sus obras en el mercado
• de América, aunque en rigor no resulte perjuicio
• á algunos académicos cuyos libros, si los produ-
• cen, rara vez logran pasar el charco.s

VI
Propó ito muy hispanófilo fué, pues, el que me
animó cuando en las juntas académica á que con-

BUAH
NEüLOGIS)lOS y A.IERICANI8.IOS 23H

currí, empecé proponiendo la admisión de una


docena de vocablos de general uso en América.
Yo anhelaba que las fiestas del Centenario tuvie-
ran significación práctica, revelando que España ar-
monizaba tanto con nosotros que, si no admitía co-
mo suyos nuestros neologismos, por lo menos no los
despreciaba como argentinismos, colombianismos,
chilenismos, peruanismos, etc., etc.
Cuando se crearon las correspondientes en Amé-
rica, todos presumimos que la Academia madre se
proponía asociarnos á su labor, para que contribuyé-
ramos con el caudal de voces que, suficientemente
estudiadas por nosotros, estimáramos de precisa ó
conveniente admisión. El desengaño ha sido tosco;
y para no continuar siendo corporaciones decorati-
vas ó de relumbrón, dos de las Academias america-
nas, sin ruido, cambio de notas, ni alharacas, se han
declarado cesantes.
• E empresa poco menos que imposible (dice el
« académico señor García Ayuso, en su di curso de
• incorporación) desterrar las voces que han recibi-
• do la sanción del pueblo soberano».
Y tan fundada es la afirmación del señor García
Ayuso que aunque la Academia, en la última edi-
ción de su Diccionario, ha eliminado una de las acep-
ciones de la palabra jesuita, no por eso ha consegui-
do, ni conseguirá desterrarla del uso. La razón es
que el pueblo soberano no hace política cuando ha-
bla, ni entiende de contemporizaciones partidaris-
taso
y ya que he citado en apoyo de mis ideas la auto-
ridad de un académico, no quiero concluir sin co-
piar palabras de otro ilustradí. imo lingüi ta, tarn-

BUAH
240 RECL"ERDO DE ESPA':A

bién académico de la E pañola, don Eduardo Be-


not, que en su libro Acenfnación Castellana. es-
cribe:
La Academia tiene que obedecer á una autoridad
1(

1(inapelable, que es la del uso, supremo legi lador


" en materia de lenguaje; y yo no creo que exi ta
«en la Academia autoridad bastante para dar ó qui-
« tal' la ciudadanía á las voces y á las locucione -o

VII

Eran poco má de tre cientas cincuenta la' pala-


bra anotadas en mi cartera, las que intentaba ir.
poco á poco, proponiendo para discusión. Esa rela-
ción se limitaba á apuntar las voces y definirla muy
á la ligera, advirtiendo que no con ideraba voz al-
guna que no fuera de u o generalizado en tres repú-
blicas, por lo meno o

Hoy, al publicarla, he añadido rápidas apreciacio-


nes, y aun más de cien vocablos, teniendo á la vista
el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodrí-
guez, el de peruanismos por Juan de Arona, el río-
pl aten e de Daniel Grr nada, y los trabajos lingüísti-
co de los Cuervo, Baralt, Iri arri, eijas, Armas,
Batre Jáuregui, PaLIo Herrera, Pedro Fermín Ce-
vallo, Amunátegui Reyes, Eduardo de le Barra,
Tomás Guevars Membreño, Gagini, Ramo Duar-
te Washington Bermúdez y otros mucho filológo
americano.
y qué razone , Dio de I rael, las que oí alegar
ontrs la e dmis ión d alguna voce ~

BUAH
Las razones más culminantes eran - ese vocablo
no hace falta Ó ese vocablo no lo usamos en España
- como si porque en América no se han aclimatado
el sustantivo ponencia ni el verbo empecer, palabras
muy castizas y de las que gran derroche hicieron
los oradores en los congresos Colombinos, debiéra-
mos nosotros condenarlas.
Después del rechazo de una docena de voces por
mí propuestas, me abstuve de continuar, convenci-
do de que el rechazo era sistemático en la corpora-
ción, excepción hecha de Castelar, Campoamor, Cá-
novas, Valera, Castro Serrano, Balaguer, Fabié y
Núñez de Arce, que fué el paladín que más ardoro-
samente defendió la casticidad del verbo dictarni-
nar.
Así, por razón de capricho erigido en sistema ó
por espíritu anti-americano, he llegado á explicarme
el por qué nunca la Academia tornara en seria con-
sideración los diccionarios de Zorobabel Rodríguez,
Juan de Arena y Daniel Granada.
Ese exclusivismo de la mayoría académica impor-
ta tanto como decirnos:
Señores americanos, el Diccionario no es para us-
tedes. El Diccionario es un cordón sanitario entre
España y América. No queremos contagio ameri-
cano.
y tiene razón la Real Academia.
Cada cual en su casa y Dios en la de todo .
Lima. Febrero ele 1 9ii.

16

BUAH
T
ALGU. "OC' DEL LE.TGrA.JE AJEHlCA:O
QUE NO SE ENCUENTRA...-

E EL DICCIOi ARIO DE LA AC \DE~IIA

A
ABARRAJARSE - Re balar y caer de bruces - Lan-
zarse en la vida airada,
ABARRAJADO, A - Cuando decimos fulano es 1Il
aborrajado e.tpresamo que e un hombre carga-
do de vicio, un "truhán - Fulana es una abarra-
jada, entiénd e una meretriz.
~ BRACAR - Lo que el Diccionario llama abrahonar.
Tenemo el refrán quién mucho abraca ni ucho
aprieta, cuya ignífícación e distinta de la del re-
frán e pe ñol- abarcar mucho y apretar poco.
ABSOL,~TTE - En nue tro lenguaje jurídico de ig-
namos con e ta voz al que ab uelve po...icione....
La Academia trae, como anticuado, el vocablo
absoloiente, y ha olvidado considerar absolvente.
ACAPARAR - Tener el monopolio de algo Ó, por lo
meno , reunir la ro yor cantidad po ible de un ar-
tículo. Te mbién u mos el • u tantivo acapara-
miento.
ACAP.\R.,\OOR, A - La persone que acapara.

BUAH
NEOLOGIS;\IOS y Al\IERICANIS;\IOS 2,13

AcApITE - Decimos, en todas las repúblicas de Amé-


rica, por lo que los españoles llaman punto y apar-
fe. Sería imposible desterrar del uso esta voz, so-
bre todo entre tipógrafos y periodistas.
AC..\SERARSE - Encariñarse, acostumbrarse á ser pa-
rroquiano ó comprador en determinado estableci-
miento.
ACASERADO, A -Parroquiano habitual.
ACCIDENTADO, A - La Academia no admite, entre
las acepciones de esta voz, el que se aplique á los
terrenos sinuosos de variada formación geológi-
ó

ca. y sin embargo, en muchos escritores españoles


contemporáneos, principalmente cuando tratan de
campañas militares discurren sobre temas dein-
ó

geniatura y geografía, encontramos la locución fe-


rreno accidentado, de general uso en América. El
académico conde de Casa-Valencia, en su librito
de Viaje por J.léxico, escribe: - e el territorio ocu-
e pado por los rebeldes era muy accidentado ... . t
ACOMEDIDO A, - El que hace un servicio antes que
se lo pidan.
ACOMEDIRSE - Adelantarse á prestar un servicio,
ACRIOLLARSE - Adquirir un extranjero los hábitos
de la gente del país, convertirse en criollo.
ACRIOLLADO, A - El que ha llegado á apropiarse las
costumbres criollas.
AOEITILLO - El aceite perfumado que sirve para
usos de tocador. En América, dejamos el aceite
para la cocina.
ACHOLADO, A - El que tiene color de indio (cholo,
en el Perú, Bolivia, Ecuador, Chile :r Paraguay.)
-El que se corre, intimida ó avergüenza.
ACJIOLARSE - Correrse, avergonzarse.

BUAH
244 RECUERDOS DE ESPAÑA

ADEFESIERO, A - Persona que dice ó hace dispara-


tes y tonterías - También se aplica á las que visten
exajerando la moda ó apartándose mucho de ella.
ADJUNTAR - Si adjunto, según la Academia, es lo
que va ó está unido á otra cosa, así como la perso-
na que acompaña á otra, no encuentro 10 que ten-
ga de impropio y de forzado el verbo de tan gene -
ral uso en el estilo de oficinas. Es un verbo que se
ha impuesto en nuestro lenguaje. Juan Montalvo,
en su capítulo 25 del Quijote, dice: - " puede su se-
c ñoría adjuntar á su séquito á mi sobrino -
ADULÓN, A - En el adulador cabe algo de lisonjero
y cortesano. En el adulón hay sólo bajeza. Amu -
nátegui Reyes exhibe una cita de Pereda, para
comprobar que el vocablo se conoce también en
España.
ADULETE - El adulón, sobre ruin, ridículo.
AGIGANTAR - N úñez de Arce ha usado este verbo
en su Visión de fray Martín, y, según citas de
Amunátegui Reyes, también lo han empleado Be-
llo, Revilla y Pérez Galdós.
AGREDIR - Acometer, atacar. A pesar de que no
contraría la índole de la lengua, como que la voz
nene del agred 're "la tino, la Academia rechaza
este verbo de uso constante en la jurisprudencia
americana.
~ JEDRECI TA - El que juega ajedrez. También e
adjetivo.
ALBAZO - aludo matinal que, con música, vivas y
cohetes, e bace á una persona en el día de su
cumpleaño , ó á un santo en la puerta del templo
en que ha de celebrarse . u fie tao
LTERNABTLIDAD - La acción de alternar.

BUAH
~TEOLOlHS)lOS y A IEItlCAN'1~3IO~ 245

ALTER.·ABLE - Lo que admite alternabilídad. Esta


voz, aunque de saborcito francés, se encuentra en
la real cédula llamada de la Alternativa sobre
elección de prelados.
A A~ 'CAy - (Del quechua) Flor amarilla, parecida
á la azucena, que se produce en algunos cerro del
Perú.
AMERICANIZAR - Este verbo reune las mismas con-
diciones que el españolizar que trae el Dicciona-
rio. Vale algo más que éste, pues representa un
continentalismo. Y á propósito. Trayendo el Dic-
cionario la voz americanismo, aunque con defini-
ción deficiente ¿por qué han de continuar excluí-
do los vocablos centroamericanismo, arqentinis-
mo, colombianismo, chilenismo, bolicianismo, cu-
banismo, peruanismo, etc., etc., que aplicamos no
sólo á las palabras de uso privativo sino también al
e píritu ó sentimiento nacional que no impulsa á
determinado actos?
A .IOUR - En la acepción de fastidiar ó de ocs ío-
nar perjuicio - ¡Qué amolar! No amuele la pa-
ciencia ¡.:.lIe amoló! son locuciones que, aunque
vulgar ,están generalizadas.
AJroRDAZAR - Poner mordaza. Figuradamente de-
cimos amordazar la prensa, cuando lo gobier-
nos ponen trabas á la libertad de e cribir. - Zoro-
babel Rodríguez opina, por razones de analogía,
que debe decirse enmordazar; pero el uso cons-
tante ha impuesto amordazar, como, tratándo e
de buques, acorazado y no encorozado.
Al A O - (Del quechua) La Academia dice que e un
peinado de la india de ud América. La defini-
ción académica es errónea. El anacQ es la pollera

BUAH
246 RECUERDOS DE ESPAÑA

ó falda que usan las indias - Cusma, es la cami-


sa - iueu« es la manta.
A~DINO, A - Lo que se refiere á la cordillera de los
Andes, como volcán andino, nieves andinas, etcé-
tera. También los adjetivos cisandino y trasan-
dino son de uso generalizado en América,
ANEXIONISTA - Partidario de la anexión.
A~IEGO - La Academia admite solo anegación y
anegamiento. En América decimos aniego y ane-
go, que es más correcto.
ANTE - Bebida alimenticia y muy refrigerante, he-
cha con frutas, vino, canela, azúcar, nuez:mosca-
da y otros apéndices.
APABULLO - La acción de apabullar, que el Diccio-
nario acepta.
APACHETA - (Del quechua) Montón de piedras que
colocan los indios en las altiplanicies andinas co-
mo ofrenda gratulatoria á la divinidad. Por va-
rios cronistas d.e Indias se encuentra empleada la
voz.
APERO - El conjunto de prendas que sirven para
ensillar un caballo.
APLOl\lO - Serenidad, sangre fría.
APROYISIO..:AR - En el sentido de proveer de víveres
un buque, un ejército ó una plaza, es verbo de uso
constante en América.
APROVISIOKA)lIENTO - Repito lo que acabo de apun-
tar.
ApL':.\.RSE- ufrir el fatigo o male tal' propio delas
frigidí imn punas de los Andes, dolencir que,
en oca iones, produce la muerte del viajero.

BUAH
NEOLOGlS.1O y ÁMERICA~T'JIO 247

ARRANQUITIS - La pobreza extrema, la miseria - Pa-


decer de arranquit is crónica díce e por quien no
tiene probabilidad de mejorar su mala situación,
ARE.'ILLERO - Lo que llaman salbadera en Espa-
ñt , voz no u ada en América.
ARREADOR - _Toes ólo el que arree el ganado i-
no también el látigo, fu ta ó luui ca que emplea.
ARIRU.IBA - (Del quechua) Una flor que los indio'
estiman como propia de los cementerios.
ASOROCHAR E - Sufrir del soroche en las cordilleras
andinas. Es dolencia tan grave como la de apu-
narse, siendo distinta la causa que las origina.
ATRENZO - Conflicto, apuro, embarazo, dificultad.
Este vocablo lo encontramos en e critores america-
nos del siglo XVII. Quizá es voz ca tellana olvi-
dada en E paña, y que no otro hemo con er-
vado.
ATÁVICO, A - Trayendo el Diccionario el u tanti-
yo atavismo, no hay por qué excluir adjetivo
tan usado.
AUTOCTO,'ÍA - Muiati« mutandis. repetimos el con-
cepto anterior. El Diccionario ólo trae autóctono.
~ -TODIDAXIA - La. facultad de aprender algo in
mae tro, por í. 010.
~-\ UTO.'OMI TA - Partidario de la autonomía. Probr ..
blemente por oh-ido no e. tá Ir palabra en el Léxí-
ca, pue oradore y periodi ta e pnñole la u an
un día í, y otro también.
AVI.'CA - (Del quechua) Zapallifo más fino y e ti-
mado que el grande y, en la forma, parecido á la
calabaza.
~ YRA.IPO - (Del quechua) Planta tintórea origina-
ria de América.

BUAH
24 RECUERDOS DE ESPA¿A

BACHICHA - Llamamos así al italiano de baja ralea,


como gringo al inglés, qacacho al francés y chá-
piro chapetón al español.
ó

BARCHILÓN, A- Persona contratada para cuidar en-


fermos en los hospitales. Esta palabra es hija del
agradecimiento popular, pues se ha querido perpe-
tuar con ella el recuerdo de un caritativo español,
apellidado Barchilón, que vivió en el Perú en el si-
glo XVI. La palabrita tiene ya fecha de existencia
y se ha generalizado en América, con tanta mayor
razón cuanto que, en el Diccionario, no hay vo-
cablo para designar á los enfermeros de hospital.
BADTILACADA - Acción propia de un badulaque.
BADULAQ -BAR - Hacer badulacadas.
BAGRE - Pez que se encuentra en algunos ríos de
. América. Figuradamente se aplica este nombre á
la mujer fea y despreciable.
BALOTAJE - La votación, por balotas blancas y ne-
gras, usada en los Congresos, U ni versidades y otras
corporaciones. Este su tanti vo es de uso general en
nuestras Repúblicas. Frase de fórmula en la redac-
ción de actas es: - el balofaje dió el siguiente re-
sultado: balotas blancas, tantas; balota negras,
cuanto .
BAQUIA. O - Conocedor, práctico, guía que contra-
tan los viajeros. L'\ voz la traen historiadores
de India.
BENEFICE.TTE - El Diccionario ólo admite el up r-
lativo - ~ o iempre hay propiedad en llamar bené-
fica á la Sociedad de Beneficencia. U na píldora pue-

BUAH
NEOLOGISMOS Y .A11ERICANISMOS 249

de ser benéfica. pero no beneficente ni beneficen-


tisima
BIENINTENCIONADO, A - Hallándose en el Dicciona-
rio malintencionado (dice el ingenioso doctor Te-
bussem) no alcanzo razón para haber omitido este
adjetivo. En una cita, que del Quijote hace, figura
bienintencionadamente.
BOLETO - Lo que la Academia llama boleta - Tam-
bién damos el nombre de boleto á una excepción,
firmada por la autoridad, para libertarse del ser-
vicio militar. .
BOLETERÍA - Lugar donde se venden los boletos pa-
ra ocupar asiento en un tren, teatro, plaza de to-
ros, etc.
BOLETERO, A - La persona que vende los boletos.
BO.IBONAJE - La paja especial que se encuentra en
muchos afluentes del Amazonas, y que sirve para
la fabricación de los sombreros llamados de jipi-
japa, sombreros, hasta hace poco, muy estimados
y valiosos.
BRAGUETA - Hablar como el gigante por la brague-
ta, decimos por el que desatinadamente repite
conceptos ajenos. La locución nació de que, en la
festividad de Corpus, se exhibían figurones de
más de tres varas de altura, y la voz del hombre
que iba dentro del muñeco salía por la bragueta.
Aunque el Diccionario trae la palabra, falta la fra-
se popular muy generalizada.
BREQUERO - El empleado del ferrocarril conocido
en España por quarda-frenos.
BRI - Tela gruesa y fuerte que, entre otros usos,
se emplea para pantalones de marineros y sol-
dados.

BUAH
250 RECUERDO DE ESP.A:'A

BUROCRACI.\. - La colect ioitkul de empleados en las


oficinas.
BrROCRÁTICO, A - Oficinesco - Admitida sin gran
necesidad, como lo prueba Baralt, la palabra buró,
- no hay por qué rechazar sus derivada. En Espa-
ña las empleó, en uno de sus discursos en el Con-
gre o Literario, el notable orador Canalejas y
Méndez. También hay que convenir en que hoy,
sólo la gente que hojea libros viejos tiene noticia
de los vocablos covachuela y cooachuelista. Tal
es el desuso en que han caído.

e
CABALLA DA - Admitidos por la Academia nombres
colectivos como cocada, boyada y ha ta yeguada,
no hay por qué excluir la voz caballada tan de
precis o empleo en la milicia - Oficial de caballa-
da, el que en la vida de guarnición cuida de lo
caballos del regimiento.
CABILDA.-TE - En lo libro del Cabildo de Lima,
de de lo tiempo de Pizarro se llamó cabildantes
á lo miembros del Ayuntamiento. En las des-
cripcione de fiesta r ale, en la de auto de fe
y en todos lo documentos impresos de la época
colonial, figuran 10 eñores cabildantes, vocablo
cuya formación nada tiene de violenta.
C \BLF.GRA~JA-Tele<Yrama trasmitido por el cable ma-
rítimo - Lo nuevo reclama la formación de la pa-
labra que lo expre e, aparte deque entre cablegra-
ma y telegrama e obvia la diferencia. El primero
e el de pacho que e tra mite por el cable marítimo,

BUAH
y el segundo el que se hace por 1
tres. Así cuando decimos: - hei
grama damos, á la vez, la noticia ..~~~
gado por vía marítima - También
gunos periódicos kaloqrama, forman ~lit!ltl~mtilfJ~
de raíz griega. Indudablemente que es m~.""'''''~
ñol cablegrama, y el uso lo ha generalizado.
CABLEGRAFIAR - Transmitir un despacho por el ca-
ble. La Academia ha admitido telegrafiar.
CABLEGRÁFICO, A - Lo relativo á la cablegrafía,
voz que también debe ser admitida.
CABLEGRAFISTA - Admitida la palabra telegrafista,
no hay por qué excluir este vocablo.
CÁBULA - laña, ardid, abusión. El sentido e dis-
tinto del cábala que trae el Diccionario.
CABULISTA - Mañoso, supersticioso.
CACHET.mA-Golpe que, con la mano abierta, e da
en la mej illa,
CACHARPARI - (Delquechua ) La Academia, en la ú l-
ma edición del Diccionario, ha admitido la voz;
pero figura. mal escrita. La palabra no es cachaz-
pari sino cacharpari. Véase la comedia de Ma-
nuel egura, el Bretón limeño, titulada El cachar-
parlo
CACHARPA - ( Del quechua) Trebejos, co a u a-
das y de poco valor. No e emplea la voz en in-
gular,
CACHUA - (Del quechua) Bailoteo de los indios en
el Perú, Bolivia. y otras repúblicas.
CACHUAR - Bailar cacli uü,
CACHI IBO - Palabrs de preciativa con que la solda-
de c. ha bautizado al ch-ico guardia nacional.
ó

BUAH
252 RECUERDOS DE El:'PAÑA

CACHUCHO - Damos este nombre á una canoa ó pe-


queña embarcación, generalmente usada por los
pescadores. La Academia la llama cachucha.
CALlCHE - Aunque la voz está en el Diccionario no
trae éste la acepción, que en toda América tiene,
de nitrato de sosa.
CAL! HERA - El terreno que se explota por los co-
merciantes en nitrato de sosa. Este vocablo, como
el de cobadera, que damos al lote de terreno que
contiene guano, no tiene equivalente en el idioma
español.
CAMAL - Lo que en España se conoce por Rastro
ó Matadero de reses. Aunque el Diccionario trae
el vocablo no con idera esta acepción.
CAMALERO, A - El empleado en el camal y el nego-
ciante en ganado para el matadero.
CAMARETA - Especie de petardo que queman los in-
dios en las fiestas.
CAMARETAZO - Explosión de la camareta.
CAl"CHA - (Del quechua) Iaíz tostado y no habas
to tadas, como dice el Diccionario - También lla-
mamos cancha al local donde se lidian gallos y al
de tinado para carreras hípicas.
CA~·CHÓ.T- Corral grande ó espacio cercado que sir-
ve para depósito de metales, posada. de peones ó
de desahogo en lo cuarteles.
CANDELEJÓN, A - Persona tonta, cándida.
CANDELEJO~TADA- Tontera, insulsez, necedad.
CAN LLERO - Ladrón de metale en las minas,
vendedor de objeto por poco precio.
CA.ITALETE R - Repetir hasta el fa tidio. Viene de
cantaleta y aún de cantilena.

BUAH
NEOLOGIR~IOS y AMERICANISMOS 253

CANTllIPLORA - En los ejércitos sudamericanos es


una prenda de equipo, por lo regular de hoja de
lata, que sirve al soldado para llevar consigo, en
las marchas, un litro de agua ó de aguardiente.
La palabra está en el Léxico: pero falta esta acep-
ción.
CAPITULEAR - Formar capítulo, intrigar ó conquis-
tar votos para una elección. La Academia llama á
esto cabildear.
CAPITULERO - El individuo que se ocupa en intrigar
Ó buscar votos. La Academia lo llama cabildero.
CARACHA - La sarna.
CARACHOSO, A - Persona que tiene sarna.
CARÁTULA - La Academia. no trae la única acepción
que, para los americanos, tiene esta voz. La apli-
camos á la primera página en que está el título de
un libro.
CARNAVALESCO, A - Lo propio ó digno del carnaval.
CARICATURAR - Hacer una caricatura.
CARICATURISTA - El que hace caricaturas.
CARAY! - Interjección tan generalizada como el
tcarambal ue trae el Léxico.
CARllIBA - Marca que, con hierro encendido, ponían
los amos á los criados. En dos reales cédulas del
siglo pasado, prohibitorias de la carimba, se en-
cuentra la palabra.
CARI~AR-Marcar á los esclavos.
CARTmIANcIA - Adivinación por medio de los naipes
ó cartas de la baraja. Atribuimos á distracción la
no existencia de la voz en el Diccionario.
CASTICIDAD - Tanto monta decir lo castizo de la
frase como escribir la casticidad del estilo. Un
escritor, en la Eepona Moderna. habla del casticis-

BUAH
254 RE GERDO DE E PA':A

mo de Pérez Galdó. T O me dísgu ta el vocablo.


CATE.-\R - En Bolivia, Chile, México r el Perú, que
on países minero por excelencia, e indi pen a-
ble el empleo de este verbo que significa expedicio-
nar buscando mina .
CATEO - La acción de bu cal' minas.
CATEADOR - El que busca minas. ~ tas tres voces
se conocen en América, y son de uso constante,
de. de los primitivos tiempos de la conquista.
CAUDILLAJE - A propósito de esta palabra, dice Juan
de Arona: - I Los españoles no han tenido necesi-
I dad de las voces caudillaje, coloniaje, ni escla-

I oatura, porque no han tenido en casa, en forma

I e pecial ó hi tórica, un i tema de gobierno colo-


I nial que dura tres siglo ; ni una dotación ó enco-
I mienda de negros e. clavo ; ni por último, una pla-

I ga de caudillo y caudillejo • -El Diccionario trae

ólo el ustantivo caudillo.- Cuando lo caudillos


organizan un istema, como sucedió en la Argen-
tina durante la tiranía de Rosas, entone e tá en
u apogeo el caudillaje gobierno ó de tiranuelo .
QU;DILLEJO - Caudillo de poco más ó meno .
CE.·OBIARe.-\. - El uperior de los cenovít .
IGARRERÍA - La tienda. de tinada á la venta de ci-
garro. En España, donde el Estado acapara el
tabaco, se llamr e tanco á lo que no otro ciqcu re-
ría.
LAC URAR - Entre las acepciones del u tantívo
da llSllra trae e ta el Diccionario: - Acto olemne
con el que e terminan las deliberacione de un
ongre o, etc.-.l. T O hay república de América en
la queno e clau !tren lo Tribunale de Ju. ticia,
1 Congreso y el año nivel' itario. Por clau. urat

BUAH
NEOLOGlS3IOS y A.IERICAr"ISl\IOS 255

entendemos poner término á una serie de sesiones


ó juntas oficiales. Quizá nos ha parecido á los re-
publicanos algo chabacano el verbo cerrar, tra-
tándose de corporaciones tan respetables, y hemos
dado existencia al verbo clausurar, cuya forma-
ción, pues viene del claudere latino, no riñe con la
índole del idioma. En cambio, luce en el Dicciona-
rio un verbo clausular ( cerrar un período ó poner
fin á lo que se estaba diciendo) que ni pizca de fal-
ta hace en el lenguaje, pues rarísimo será el escri-
tor que haya tenido oportunidad para usarlo.
El verbo clausurar es (dice el quisquilloso Baralt,
y perdóneme mi amigo Castelar que tan opuesto
se manifestó á la admisión de tal verbo) ne esario
y propio, y hay que adoptarle. En la di j , is re-
públicas de América lo conjugamos por activa y
por pasiva.
COALICIO.:I TA - Partidario de la coalición. He aquí
una palabra que, en los años de 1 94 Y 1 95, hemos
estado pronunciando cada cinco minutos lo pe-
ruanos, sin haberno cuidado de buscarla en el
Diccionario. Los poliiiqueros puristas se caerán
de e paldas con la noticia que les doy de que el
coalicionista no ha entrado en el reino de la Real
Academia. Es verdad que, en España, todos ha-
blande autonomistas y ane xionistas, menos el Dic-
cionario.
COALIGADO, A- El caudillo, partido ó rama de par-
tido que entra en la coalición.
COBADERA - Lote de terreno del que se extrae guano
para la agricultura.

BUAH
256 RECU¡'~RDOS n

COCACHO - Golpe que se da con el puño en la cabe-


za.- Frejol cocacho, el frijol que conserva alguna
dureza por mal cocido. .
COCADA - Dulce que se hace de cocos. - También
llamamos cocada á los cuadritos que, en heráldi-
ca, se conocen con el nombre de escaques.
COCAÍNA - Poderoso anestésico extraído de la coca.
COCAví - (Del quechua) Pequeña provisión de ví-
veres' principalmente de coca, que hacen los in-
dios para un viaje. Dar el cocaví es dar dinero á
un individuo, cuando se le manda en comision "le-
jo del pueblo, para que compre lo que necesite
para mantenerse durante el viaje.
OOHAYUYO -.- (Del quechua) Cierta alga marina
muy usada en la cocina americana.
CODEAR - Falta en el Diccionario la acepción que le
damos en América: - comprometer á una perso-
na para que nos haga un regalo.
CODEO - El codeo se codea con 10 que, en España,
llaman sablazo.
CODEADOR - La persona que tiene hábito de co-
dear.
COGOTUDO, A - Personaje del pueblo, ricacho.
COLECTIVIDAD - Admitida indioidualidad, no hay
por qué rechazar á la colectividad ó conjunto de
individ ualidades.
COLONIAJE - No siempre la voz colonial tiene el al-
cance de ésta. Por coloniaje entendemos todo
un sistema de gobierno, mientras que el adjetivo
colonial lo empleamos sólo como calificativo.
COMUNA - Falta la acepción, hoy tan generalizada,
de Municipio.

BUAH
NEOLOGISMOS Y A1UERICANlSlUOS 257

CONCIE~ZUDO, A - La persona que no procede de li-


gero, sino después de estudiar reposadamente un
asunto.
CONCHO - (Del quechua) Restos, heces, sedimento.
Beber hasta el concho es como beber hasta verte,
Cristo mío, ó corno al diablo dejarlo en seco.
Co 'FIANZUDO, A - El que abusa. de la confianza pa-
ra tomarse libertades.
Co xDOLENCIA - La expresión de nuestro pe ar por
algún sufrimiento ó desgracia de un amigo.
CO.·TRAPROBAR - El Diccionario trae el su tantivo
contraprueba, desdeñando el verbo que es de cons-
tante uso en tipografía. En estilo jurídico tam-
bién se emplea en la acepción de presentar prue-
bas en contrario de las exhibidas.
CONTRABANDEAR - Hacer contrabando.
COTÍ~ - Tela á la que el Diccionario da el nombre
de coti,
CORONTA - (Del quechua) El corazón del choclo.
COSTEO - Burlarse de una persona. Por amplia-
ción se dice costeársela de ó con fulano.
COTO - (Del quechua) Un grueso tumor ó bulto
que se desarrolla en el pescuezo. Hay, en Amé-
rica, pueblos donde la mayoría de los vecinos
tiene esta deformidad. La. voz está en el Dic-
cionario, pero no trae la ac epción que apunta-
rnos.
COTUDO, A - La persona que tiene coto.
COROJ:EL"ATO - Así llamamos al empleo de coronel,
como generalato al de general. La Academia exi-
ge que se diga coronelía.
CRIOLLADA - Acción propia de criollos.
17

BUAH
25 RECUERDOS DE ESPÁ.~A

CRIOLLI :U0 - Di po íción para acriollarse. Menén-


dez Pelayo ha u ado la voz en su Antoloqia.
CUBILETEAR - Intrigar, maromear.
GL""BILETERO, A - Intrigante, maromero.
Ct"CUFATO, A - Lo que, en España, se entiende por
santurrón ó santurrona.
CUECA - Baile popular. Véase Zamacueca.
Cuí - ( u plural cuyes) Un conejo originario del
Perú - Parir como una cuí, ser muy fecunda.
CL""ERIZA -- La zurra de látigos que se aplica á al-
guno.
CUl'IDA - Persona alegre, ingenio a, traviesa, jara-
nista.
C .IDERÍA - Acción de mozo cundas.
URACA - Cacique, potentado ó gobernador de un
pueblo. La voz la han empleado hí toriadore de
Indias.
CL""RCU.·CHO - (Del quechua) Jorobado torcido.

CH
MELI O - Objeto' de poca importancia, tra to
de pobr . La voz no e emplea en ingular.
lUMIC - (D 1que hua) Yerba que admini tran los
indio para entontecer á una persona. También
l. u n como afrod i iaco.
H .. IBO..l E R - Hacer .hambonada en el juego.
"HAFAL • Ü - La plata ú oro que e empler para
labrar vajilh . hacer cucharas y otra pieza .
H .cn - El r lo, 1 marrano. - Qu el r como
n chancho, e mp r <. e ruinmente.

BUAH
NE LOGIS O Y AMERICA.'1 110S 259

CHARA~OO - (Del quechua) La Academia trae cha-


ranga, como voz de 11 o reciente, aplicándola á las
bandas militares de caso in trumental. El cha-
rango de nuestros indios es una e pecie de peque-
ña bandurria de cinco cuerdas que ' producen so-
nidos muy agudos. Probablemente la voz pa ó de
A mérica á España, y en la trave ía cambió la le-
tra final. En cuanto á la pobreza de armonías
. mu icales, allá e van la charanga y el charango.
CH.\RA. IU CA - Ti culto ni inculto llamamo, en
A mérica, chamarasca, como el Léxico previene,
á la virut ,briznas rams secas. r ue tra voz
ó

charamu ca es más apropiada, porque encarna


algo de chamuscar, quemar ligeramente, to taro
CHARQUI - (Del quechua) Carne eca en lonjs del-
gadas.
CHAR UICÁN - Gui ado que se hace con el charqui.
CHAQmR. - (Del quechua) Cuenta de vidrio ó de me-
tal. E ta voz, como chamico, charqui, choclo, chu-
fío, chupo y charango e encuentra u ada por r -
ni ta de Indir .
CHE UE- Papel de giro contra ca bancaria ú ofi-
cina pagadora.
HI HERO - La per ona que v nde chicha en la
chiche "a, vocablo que trae el Léxico.
HI HIRLII o - Hacer chichirimico de una for una
quivale á de1'rocha1'la.- Ha l' cliichiri ico d
un, p 1 n, burla e de lh.- Ha r cl ichi-
rini 'co d 1, honra, da t nto com per er 1. ver-
"enza inf mar .
HI.-O D " - dj tív qu, en • Ié: ico y 1 repú-
blicas e ntro-am rican ,equi,ale al chiflado de

BUAH
260 RECUERDO DE ESP A:'A

España. También usamos el verbo ch.inqarse en


la acepción de de acertar, 'llevarse chasco.
CHINGA.." A - (Del quechua) Pulpería de poca impor-
tancia. ,
CHI1-GA.. ERO, A - El ó la que admini tra una chin-
T

gana.
CHICA.~A - Sofistería, embrollo de abogado.
CHICA.."ERO, A - ofístico, rebuscado. Aunque Ba-
ralt rechaza estas dos voces, ellas han alcanzado á
imponerse en el lenguaje.
CHIVATEO - Mezcla de gritos y ahullidos que lisa la
caballería araucana al embestir - Edad del chica-
teo, la pubertad.
CHOCLO - (Del quechua) Ls mazorca de maíz coci-
da en agua hirviendo.
CHOCLÓ..- - Pequeño agujero hecho en el uelo para
un juego que, con bolita ó coco , tienen lo niño .
CH '·CARO, A- Animal ari co. e dice, por ejemplo,
caballo chúcaro, yegua eh lícara.
CHUCHOCA-(Del quechua) Maíz tostado y molido.
HUCHU)fECO, A - La ramera ó mujer de vida ale-
gre - El que frecuenta trato con ch uch.umecas.
CH"C"ECO, A -- Patizambo.
CHc:o-lDel quechua) Harina de papa con la que
e bace un alimento muy nutritivo para lo niños
y para lo enfermo..
CHCPATOl\IATE - Llamamos así al adulador grosero.
CH PE- ( Del quechua) Gui ado muy abro o en el
que entran leche, papas amarillas, camarones.
huevos, aceituna y otros condimento .
CHUPO - (Del quechua) Divieso.

BUAH
.TEOLOGI xo y A IERICAI TISlIO 261

CHURU.1BELA - La bombilla de paja, caña, madera,


latón, plata ú oro usada en América para tomar
el mate ó yerba del Paraguay.
CHURRASCO - Carne asada sobre las brasas.
CHURRA QUIAR - Convidar á comer churrasco,
CHUQ1:I A- ( Del quechua) Moza alegre.

D
DEFECCIO.TARSE - Trae el Diccionario el sustantivo
defección, del cual los americanos hemos formado
este verbo tan usado.
DEl\IOCRATIZAR - Hasta el escrupuloso Baralt en-
cuentra aceptable e te verbo.
DEPRECUR- La Academia admite depreciación (di-
minución de valor), pero no el verbo que e de
con tante uso en el comercio, obre todo tratándo-
se de acciones y de papel de crédito público.
DERRUMBE - J adie dice, en América, den umba-
miento de un cerro, de una mina, de un puente,
etcétera, sino derrumbe; pero decimos derrumba-
í

miento de edificio, de casa, de techo, etc. ¿Por


que no habrían de coexistir las do voces? En todo
caso derrumbe no es más que íncopa de derrum-
bamiento.
DESAPERCIBIDO, A- En la acepción de inadvertido,
a, se ha impuesto tanto en España como en Amé-
rica. Un amigo, hoy ausente del Perú, á quien
censuraron en cierta ocasión el uso de desaperci-
bido, con. agró alguno me es á recopilar citas de
e critore penin ulare (entre lo que habís tre ó
cuatro académico ) que favorecían su lap II
plumee. Recuerdo que pasaban d do lentas le.

BUAH
262 RECUERDOS DE ESPAÑA

citas, y presumo que, á la fecha, habrá aumenta-


do la cifra. El criticado se proponía publicar un
opúsculo sobre este tema. Si doctos indoctos di-
é

cen y escriben desapercibido por inadvertido, pa-


réceme que no ha de desplomarse sobre la Acade-
mia la bóveda celeste, por añadir esta acepción á
la que consigna el Léxico. Aquí cabe lo de Pompe-
yo Gener sobre enriquecimiento del idioma con
nuevas significaciones de las palabras.- Quizá lle-
gue á pasar con este adjetivo lo que con el verbo
verificar, al que la Academia, en el último Diccio-
nario, le da las acepciones de efectuar, realizar,
acontecer, transigiendo con el uso generalizado.
DE BARRANCARSE - Rodar por un barranco, lo que es
distinto de despeñarse. No siempre en los barran-
cos de América, se encuentran peñas.
DE PAPUCHO - Sandez, disparate, tontería.
DESDORO O, A- Lo que mansilla la honra.
DESPELLEJADURA - . Venís con la cara llena de ara-
• ñazos y las manos con despellejaduras .-leemos
en los cuentecillos de Zahonero. Prueba esto que
también en España se emplea el vocablo.
DESENTENDE.. TClA - Prescindencia, desapego.
DE~ TINATARIO, A- El doctor Thebussem que, como
de cendiente de un hermano del gran Cervantes,
trae en la sangre condiciones de buen hablista,
o tiene la conveniencia de admitir este vocablo
tan usado en el tecnicismo postal y telegráfico.
DE VE. TIR E - Diga lo que quiera la Academia son
accione di tinta la de de. vestir e y deenudarse.
El que . e de nuda . e despoja ha ta de la ropa in-
terior. A propó ito de e te vocablo, el r. R. Mon-
ner San ha publicado, en Buenos Aires, 1895, un

BUAH
NEOLOGISMO Y AMERICA.'ISMOS 263

opúsculo titulado: - Con motivo del verbo desves-


tirse.
DUGNOSTlCAR - La misma razón que tuvo la Acade-
mia para sacar de pronóstico, pronosticar, existe
para admitir diagnosticar.
DICT.uII.'A.R - Dar dictamen. En la legislación de
nuestras repúblicas se conjuga por mayor este
verbo, cuya formación es tan correcta como la de
decretar, orde nm', informar, etc. ¿Por qué de
dictamen no ha de salir dictaminar? Salvá lo trae .
en su Diccionario; pero cuando lo propuse á la
Academia, ésta lo rechazó por once votos contra
nueve.
DDIISIONARIO, A. - La persona que hace dimisión de
un cargo ó empleo.
DL-A lITERO, A. - El anarquista que emplea la dina-
mita en daño social. En cuanto al verbo dinami-
tar, u ado en la prensa europea, no lo emple ámo
en América.
DIPSOMA.-'lA - Delirio con sed.
DISÉPTICO, A- Que exita la sed.
DI PARATERO, A. - La persona que disparata. En
América no decimos disparatador.
DI FUERZO - Algo así como remilgo, monada, en-
greimiento. Es un limeñismo que no tiene equiva-
lente en el Léxico español. El disfuerzo e mi"
propio en la mujer que en el hombre.
DI FORZADO, A - La per ona que se disfuerza ó hace
rogar para complacer en lo que e le pide, y qu
e. tá entre si quiero ó no quiero.
DI FORZAR E- Este e un verbo que morirá junto
con la última limeña. Contra el disfuerzo y sus
derivado son impotente la pre cripcione aea-

BUAH
264 RECUERDOS DE ESPArA

démieas, como lo fueron los virreyes y do Conci-


lio para abolir el uso de la saya y manto.
DRAGO."EA.R-De empeñar accidentalmente un car-
go. Probablemente viene e te neologismo ameri-
cano de que el dragón es soldado que unas veces
hace el servicio á pie y otras á caballo. Dragonear
de abogado decimos por el que, sin título de tal y por
especiales circunstancias, defiende una causa-
Dragonear de párroco decimos por el lego que, á
falta de sacerdote, bautiza en lance extremo á un
recién nacido - Dragonear de comadrona, deci-
mos por la que, sin ser obstetriz, asiste á una par-
turienta en su desembarazo - y basta de ejem-
plos.
DOMINGtiEJO - Lo que, en España, e dominguillo.

E
EDITAR - Publicar, por u cuenta, un libro, periódi-
co ógrabado. Poco verbos más generalizado
que éste.
EDITORIAL - En la prensa, in excepción, de nue -
tras repúblicas, llamamo editorial al que, en Es-
paña, se conoce por artículo de fondo - Ca a edi-
torial, la que comercia en la publicación de libro ,
como casa editora puede ser la librería que, inci-
dentalmente, publica un libro.
EGOTI .10 - lanía de hablar siempre de sí mi mo.
EGOTISTA - El que iempre trae á cuento 'U yo, RU
persona.
ELOGIOSO, A - Ierecedor de elogio. La Pardo Ba-
zán ha u ado también este adjeti \-0.

BUAH
xsor.oorsaos y A:UERICANIS)IOS 265

El\ffiRlOKARIO, A- Lo que está todavía informe, en


embrión, por ordenar arreglar.
ó

~PACARSE- No ir ni atrás ni adelante. atascar e,


encapricharse. Propiamente no es un neologismo,
pues el padre Acosta, en su Historia de Indias,
conjugó el-verbo.
KIPACÓlT, A- El caballo ó la yegua que, para avan-
zar retroceder, se resiste al jinete.
ó

EMPAJAR - Rellenar de paja un objeto, disecar un


animal.
K"UPAQUE-Tenerempaque es ser persona que no se
corre, que gasta prosopopeya, que habla con aplo-
mo de lo que no sabe.
EMPAQUETARSE - Ponerse el vestido dominguero.
E:UPAMPARSE - Extraviarse ó perderse en la inmen i-
dad de alguna pampa de América.
EMPAvAR-Burlarse de una persona.
E2\IPAVAR E - Correrse, no tener flema para sopor-
tar una broma - Comerse un pavo con plumas,
empavarse muchísimo.
EMPAVÓN, A - Persona que fácilmente se corre.
EMPECINADO, A - Obstinado, terco, encaprichado.
EMPLUMAR - Además de las acepciones que la Aca-
demia da á este verbo, tiene, en América, la de es-
caparse, evadirse, desaparecer, alzar el vuelo.
ENCARPETAR - Verbo usado en nue tras oficinas pa-
ra significar que á un expediente no se le da tra-
mitación, mejor dicho, se le ha encarpetado, e -
ó

to es, guardado entre carpetas.


K TFLAUTADA - Extravagancia, necedad - Salir con
una enflautada, - es decir hacer un di parate
ó

cuando se e. peraba concepto ó acción juicio a.

BUAH
266 RECUERDOS DE ESP~~A

ENFOCAR - Concentrar el foco, verbo generalizado


en óptica, fotografía y otros ramos del saber hu-
mano.
E...nIONAR - Emborrachar.
E~MONARSE - Emborracharse, tener una mona (bo-
rrachera) de padre 'y muy señor mío.
ERPETOLOGÍA - Estudio y descripción de los repti-
les.
ESCLAVATURA - El conjunto ó colectividad de escla-
vos que! en América, poseían los acaudalados. En
la definición que de esclavitud da la Academia no
cabe la de esclacatura.
ESCLAVÓCRATA - Defensor ó partidario del sistema
de esclavatura. En España hay una sociedad ti-
tulada Anti-eeclacócrata de la que es protector
nato el señor Cánovas, académico de la lengua.
ESCOBILLAR - Entiendo que la escobilla sirve para
escobillar. El Diccionario no trae el verbo.
E TAMPILL-\. - En toda América damos este nombre
á los sellos de correos. Falta esta acepción en el
Léxico.
ESTERO - Terreno bajo, pantanoso, en el que se de-
sarrollan plantas acuáticas.
EsTIVAR - Acomodar proporcionalmente la carga
en la bodega de un buque.
ESTIVA - El acto de acomodar la carga.
EXCULPAR - Libertar de culpa, verbo generalizado
en la jurisprudencia americana. En la causa que
se siguió, en Madrid, al regicida presbítero Me-
rino, encontramos empleado este verbo por el acu-
sador fiscal.
EXCULPACióN - Liberación de culpa.

BUAH
NEOLOGIS31OS y AJIERICANIS3IOS 267

EXCULPADOR, A - Decimos alegato exculpador, de-


claracién. exculpadora, etc., etc.
EVOLUCIONAR y EVOLVCIONISTA - Como derivados
de evolución, que el Diccionario admite, son vo-
ces generalizadas en la prensa americana, y has-
ta en la española.
EQUIS - Víbora que se encuentra en América, y cu-
ya picadura rara vez deja de ser mortal.

FACHENDA - Fatuidad, prosopopeya.


F.UITLIS3IO - Apego ó afecto exajerado por la fami-
lia. El Diccionario trae familiaridad, que cierta-
tamente no entraña la idea defamilismo.
FACHENDOSO, A - Fátuo, vanidoso, presuntuoso.
FERÓSTICO, A - Don Carlos Gagini, en su Dicciona-
rio de provincialismos costarricenses (y no costa-
rriqueños, que es el vocablo que la Academia im-
pone, por mucho que en toda América llamemos,
desde hace siglos, costarricense al natural de Cos-
ta-Rica) dice, y es verdad, que en nue tras repú-
blicas llamamos ferósUca á la persona de un feo
superlativo. Yen prueba de que la voz es también
conocida en España exhibe citas de Pérez Galdós
y de Fernán Caballero.
FINANZAS - La hacienda pública en lo relativo á
rentas. Diga lo que dijere en contrario el señor
Baralt, este galici mo se ha impuesto en Améri-
ca y ha ta en España. No se le podrá echar de
casa .

BUAH
26 RECUERDOS DE ESPA':A

FL"A.-CISTA - El que la Academia define hacendis-


ta. Ni á San Ibo lo pudieron echar del cielo ni á
este galicismo proscribirlo.
FINAJ.~ClERO, A - Lo relativo á la Hacienda pública.
Hay que transigir y darle lugarcito en la familia.
FOTOGRABADO - El diccionario sólo trae foto-lito-
grafía.
lfoTOTIPIA - Hasta en España se usa la voz.
FRANGOLLO - 'Mescolanza , revoltijo, comida .mal
guisada y hecha de prisa. Esta acepción america-
na no está en el Léxico. .
FREGAR - Entre las acepciones de este verbo falta
la americana de fastidiar, Decimos no nw frie-
gue usted (ó no me amuele usted la paciencia,)
por no me canse, no me aburra, no me fastidie-
Friéquese, es otra locución popular que equivale
á decir fastídiese, amuélese .
FREGADl:RA - Fastidio, perjuicio - Hasta hace po-
co fué muy popular, en el Perú, el autor de un
opúsculo político titulado - El libro de las frega-
duras,
FREGADO, A - Decimos fulano es '1t1l fregado, por
el que tiene alguna gracia ó habilidad para fasti-
diar al prójimo -Estar fregado ó amolado equi-
vale á estar arruinado, perdido.
FRITANGA - Lo que, en España. llaman fritada.
FOR 1 'LlSMO - Sujeción á fórmulas.
l!'ORlIIULI TA - El que se ciñe á fórmulas. Hasta Ba-
ralt defiende la necesidad del vocablo.
Fu IONAR - Unificar intereses, ideas pnrtidos .
ó

Fu 10.-1 TA - El partidario de la fu iión .


Fe. ION BLE - Lo uceptible de fusión .

BUAH
.'EOLOGI81l0S y A:\IERICA..T.IO~ 269

Fu lLA.nE~TO - El acto de fusilar. Muchí irnos es-


critores peninsulares, desde Mora, el académico, y
el General García Camba, han u ado el vocablo.
FUSlLADOR - El que fusila ó manda fusilar.

G
GALIQUIE"'TO - La persona atacada de gálico. De
uso más popular es e te adjetivo que su equiva-
lente sifilítico. .
GALPÓN - El departamento que, en las haciendas
de América, habitaban lo esclavo..
GA.IO. AL - El ricacho, el cacique del pueblo. Este
acepción americana no la trae el Diccionario.
GAR' A - (Del quechua) Ligerí ima lluvia peculiar
á alguno pueblos en donde, como en Lima, nun-
ca hay aguacero ni se conoce el u o del paragua .
GARtAR - Lloviznar.
GAUCHAJE - Agrupación de gaucho en las repú-
blica del Plata, como indiada en el Ecuador, Pe-
rú, Bolivia, etc. Y á propó ito: la. definición de
gaucho, que trae el Diccionario, no es la ' que lo
argentinos dan á e e vocablo. La. Academia, en
cosas de América, de barra ca i s iempre. Ni el
gaucho e hombre de color, ni puede llamar e vida
errante la de quien tiene por hogar el pago.
GRA:\IALOTE - Yerba que, ha ta in nece idad de
cultivo, crece en nue tros campo, y que irv e de
pa to para el ganado.
GuA! - (Del quechua) Interj cción del que teme Ó
admira, egún el vocabulario del Padre Bertonio.
Este interjección, dice don Pablo Herrera, e u a
en todo 1 antiguo virreinato del Perú, j" e' pro-

BUAH
270 RECUERDOS DE ESPASA

pia de mujeres .. No hay limeña sin guá, reza un


refrán.
GUAGUA - (Del quechua) El niño en estado de lac-
tancia. Las mujeres del pueblo nunca dicen mi
hijo, sino mi guagua.
GUARAGUA - Contoneo, movimiento lascivo, gracia
en el andar, sandunga, rodeo para contar algo ó
practicar una acción.
GUARAGÜERO, A - Sandunguero ó que no va dere-
cho al asunto.
GURRUPIÉ - El auxiliar del banquero en lo garitos
- el que acompaña al rico sirviéndole en comisio-
nes indecorosas.

H
HL.-CAR E - Decimos por arrodillarse; :r la Acade-
mia misma, al definir arrodillar, dice - hacer
que uno hinque la rodilla ambas rodillas.
ó

HISTORIETISTA - Decimos, en América, por el que


relata historietas y por el escritor que falsea la
Historia.
Ho:'ORABILIDAD - Lo honorable, la honradez.
Ho PITALIZAR - In cribir en un ho pital á un en-
fermo.
HO~PITALIZARSE - Hacerse inscribir.
Ho TIGAR - Ha ti al', empalagar, per eguir, fa ti-
dial'.
HUACA - Del quechua) Cementerio de lo antiguo
peruano . De 1. h llacas e extraen hoy objeto
curio de la celo;micr incásica. En mucha cró-
nicas de India e halla la voz.

BUAH
NEOLOGISMOS Y A. fERICANI :\IOS 271

HUACO - Curioso trabajo de la cerámica americana


extraído de las huacas. En todos los mu eos del
mundo se exhiben hoy huacos. La palabra es
usual en España, y atribuyo á distracción de aca-
démicos el que no se la haya puesto en el Léxico.
La. voz es quechua.
HUAICO - (Del quechua) Colosal masa de peñas
que las lluvias torrenciales desprenden de las al-
turas de los Andes y que, cayendo en los ríos,
produce el desbordamiento de las aguas.
HUARO - (Del quechua) Aparato aéreo que sirve en
lugar de puente, en varios lugares del Perú.
HUACATAY - (Del quechua) Especie de yerbabuena
americana que se emplea en el condimento de al-
gunos guisos.
HUA CA - (Del quechua) Fusta, azote - ' Dale huas-
ca! equivale á ¡ dale látigo!
HU.\SCAZO - Golpe de hua ca.
HmIlTA - (Del quechua) E pecie de tamal ó bollo
dulce hecho de maíz - Estar como 'una humita,
dócil á todo, muy enamorado ó muy borracho.
HUMITERO, A - La per ona que vende humita .

ICTIOLOGÍA - Estudio y de cri pción de los peces.


IMBEBIBLE - Lo que no puede beber e.
!.IPAGO - Lo que no está pagado.
I.IPAGABLE - Lo que nunca ha de pagarse.
I IPEDDIErTA - Da e e te nombre, en la milicia, á
lo carro ó acémilas que, en campaña, conducen
lr provi iones, equipaje y hru ta pertrecho .

BUAH
272 REERD'DEE.. PA

Ixcároo, A - Lo que e refiere á determinado Inca


- La ciudad incaica, Cajamarca.
Ixc.i ICO, A - Lo que, en general, e refiere á los In-
cas - L\ ciudad incásica, el Cuzco.
1.-COIDBLE - Lo que no se puede comer. En defensa
de este vocablo. añade don Pablo Herrera, que así
como, e dice incobrable, impracticable. etcétera,
no hay por qué no llamar imcomible á lo de agra-
dable al paladar.
INDIADA - Reunión. colectividad d i dios.
I...·DEPE..."iDIZAR - De de que nos independizamos de
España tiene vi a este verbo insurjente, así co-
mo su reflexivo independizarse, sin que america-
no alguno, docto ó indocto. se cuide de averi lar
i esté ó no en el Diccionario. La Academia o tie-
ne que tal verbo no e necesario, pue ba ta con el
verbo emancipar; y lo americano decimo que
se emancipa el e clavo y se emancipa el hijo de
familia, pero que lo pueblos se independizan. To-
davía otra acepción. Diariamente oímos decir, y
aún se dice en España: - fulano ha independiza-
do el salón de u casa del r to de habitacione .
¿Habrá quien dio-a - he emancipado el alón de
mi ca a? El académico conde de la Viñaza ha
empleado nue..· tro verbo, egún cita de .Ionner
ans.
L:TRAGABLF. - Lo que e resiste á . . er tragado. El
in igne cervanti ta doctor Thebu m emplea
el vocablo en . u delicio a. Cartas de Paca
Pérez.
L TRA.· nr . BLE - En América decimo indi tin -
mente íniran iferible ó intran m ísible - De tan
castiza e pa es un vocablo como el otr .

BUAH
NEOLOGI' O' y A lERH.a~ '1 ')lO 273

IRRIGAR - Falta este verbo en el Diccionario.


lRRlGACIÓ~ - El sistema de regadío en los cam-
. pos.
IRRIGADOR - El aparato que sirve para irrigar.
INSOLUTO, A - No pagado. El adjetivo está en la
Codificación de m chas repúblicas. Lo trae Do-
mínguez, en su Diccionario, y Amunátegui Reyes
añade que en todos los vocabulario latinos se en-
cuent insolutus, a, mn.
INVERNAR - E iccionario no trae la acepción ame-
ricana - Enviar el ganado al invernadero.

J
JABA - El ce to en que e guarda la loza.
JALAR - A propósito de e te verbo, u. ado en toda
la América, en vez de halar que trae el Dicciona-
rio, dice Febres Cordero: - « ~ ~ o hay razón para
e que al vocablo haca e le permita convertir la h
e en j y decir jaca, y e de deñe la voz jalar que
e no procede ciertamente de una sola provincia
e Ó nación, sino de todo un mundo: es un confinen-
« talismo, si vale la palabra. Haya pues un lu-
« garcito en el Diccionario para jalar, que bien 10
e merece, porque abogan en su favor dieci éi na-
e cione t. - El último argumento dudo que p e
para los eñores académicos. Dieci éis nacione
( bogan en favor de dictaminar y clausurar, y
Academia de e timó el argumento. - Estar ja-
lado e dice, caritativamente, por e tal' borracho.
JEBE- En a la América se da e te nombre á 1,

BUAH
274 RECUERDO DE ESPA':A

goma elástica. El Diccionario trae la voz, pero


en otra acepción.
JESl7ITISMO - Este vocablo exi tió en el Dicciona-
rio. ¿Porqué e le habrá eliminado? También nues-
tros periodistas emplean el verbo jesuiti ar, que
no ha admitido la Academia. - .Nuestro pueblo
se [esuiiisa» es el título de un folleto impreso en el
Ecuador.
JIPIJAPA - Esta voz viene de la lengua Yltnga, y
significa sombrero fabricado con la paja conocida
por bombonaje.
JORA - (Del quechua) El maíz preparado para ha-
cer chicha. - El Diccionario trae, en tal acepción,
la palabra sora tan de conocida, en América, co-
mo el cachazpari de que ya hemos hablado.
JULEPE - Apuro, prisa - .Iiedo, su too
JUSTICIABLE - Aquello en que la justicia debe inter-
venir para absolver ó penar.

L
LARGONA - Dar largona es demorar la re olución
de un asunto. o decimos en América dar largas
á un negocio.
LATINISTA - Viene del latinizar y del latinismo,
que acepta la Academia, más que del vocablo la-
tino. En América decimos - fulano e un gran la-
tinista - por el que abu a de la citas latina .
LmREcA IBI T - Partidario del libre cambio.
LINCHAR - plicar á un delincuente lo que, en Amé-
rica, e conoce por ley Lynch.

BUAH
~TEOLOGIS~OS y AMERIC.An MOS 275

U .. CHA::\IIE.TTO - El acto de linchar al criminal.


UPE - El Diccionario llama piedra lipis al sulfa-
to de cobre del que, en el siglo XVI, e de cu-
brieron abundante mina en el Alto-Perú (hoy
Bolivia), en la provincia de Lipes. egún el padre
Alon 'o Barba, en su importante obra de .J:Ietalur-
gia, se llevaron á España m uestras, dándose á. la
piedra el nombre de lipes (y no lipi, como quiere
la Academia, ni lipez, como escriben mucho pe-
ninsulare ) en memoria de la provincia. En Amé-
rica decimos y escribimos, con sobra de funda-
mento, piedra lipes.
LISO, A - A las acepciones del Diccionario añadi-
mos la de fresco, descocado, atrevido. La Acade-
mia admite la de desvergonzado, pero ólo como
término de Germanía - No ea u ted li o! dicen
nu tras paisanas al galán que empieza á propa-
sarse deslizarse.
ó

LI 'URA - Palabra acción irre petuo a. La Acade-


ó

mia da á la voz lisura solo las acepciones de inge-


nuidad y sinceridad - Decirle á un prójimo lisura
y media es hartarlo á de vergiienzr .
LITERATEAR - Ensayarse en escribir para el públi-
co, ocupar e en literatura in gran competencia
para ello.
LoGO::\IAQUIA - Disputa sobre palabras ó ideas de
poca importancia .
LozTDONE.'l" E - El nacido en Londres (London). En
buena filología no se le puede llamar londro-
n ense ni londrinense.

BUAH
276 RECUERDOS DE ESP~'" A

M
MACHETEAR - Dar golpes ó herir con el machete.
También usamos el sustantivo macheteo:
MÁCHICA - (Del quechua) La harina de maíz tosta-
tado que, á puñados, comen nuestros indios, mez-
clándola con azúcar y canela. También se hace
máchica del maní ó cacahuete tostado.
MAJADEREAR - Porfiar con mucha obstinación.
MALÓN - Algarada, ataque sorpresivo de tribus sal-
vajes sobre poblaciones civilizadas.
~1AMADA - A la acepción del Diccionario agrega -
mos la de ganga ó ventaja con eguida á poco pre-
cio ó con pequeño trabajo. Fernández Cuesta trae
este neologismo.
MAMANDURRIA - El sueldo que se disfruta sin mere-
cerIo: el provecho que e obtiene con poco ó nin-
gún esfuerzo.
MA.m>UESTO - Disparar á mampuesto es apoyar so-
bre una tapia, ventana ú objeto sólido el arcabuz
ó fusil, á fin de tener puntería fija. Garcilaso, en
sus Comentarios Reales, emplea la frase .
.lUNCARRÓN - Caballo inservible. También llama-
mos mancarrón á una empalizada para desviar,
por corto trecho, el curso de un riachuelo de un
ó

arroyo.
MAro JO - De garbado, de aseado, hombre sin vo-
luntad para nada y del que se hace lo que. e
quiere.
~'TEQUIr.LERA - La vasija en que se sirve la man-
tequilla.

BUAH
x EOLOGI )10 y AJIERICA¡'IS)IO 277

MARACA - Un juego popular y de suerte.


MARITATAS - Trebejos, objetos de poco valor.
• !.ARGE Í - Relación ó inventario de los biene de
alguna corporación moná tica ó civil. La palabra
es de uso oficial en América. Se dice y escribe
marqesi de la Sociedad de Beneficencia, marge í
de la Municipalidad, marge í del monasterio del
ó

con ven to tal, etc., etc.


l\!.AROlUEAR- Vacilar para resolverse; inclinarse se-
gún los sucesos, á uno otro bando; estar á la de
ú

viva quien venza.


MARO:uERO - Más que al que baila sobre la cuerda,
llamamos maromero al que, en política, contempo-
riza con todos los partidos.
Y. ACOTE - Toda masa mal preparada. La Acade-
mia e cribe mazacote ¿Por qué?
YA ACOTUDO, A - Se aplica al pan, bizcocho gui a-
do ó p ta en que la masa está pegajosa y mal
preparada.
M ATO - Fernández Cuesta trae este americanis-
mo. El masato es una e pecie de mazamorra que
de plátano ó yucas condimente n nuestros indio ,
principalmente los salvajes.
11ATAPERREAR - Hacer trave ura , e tal' de juerga,
hacer novillos los e colares.
MATAPERROS - Granuja. La voz no se usa en ~ in-
gular - Por un perro que maté me llaman el ma-
taperros, refrán que en E pafia hemo también
oído, y con el que e expre a que basta haber co-
metido una falta para que e no atribuyan otra
p. recida .
I.\TCRRA~GO - [al jinet .

BUAH
27 RECUERDOS DE EPA:'A

[EDIOEVAL - Muchos académico han u, ado e te


vocablo que no e tá en el Diccionario.
MECHA - Chanza, burla, broma, chi me, mortifica-
ción - Fernández Cuesta trae la voz - No es ma-
la mecha la que tengo en el cuerpo decimos para
expresar que no sentimos mortificados por algún
chísme-e--Esc es mecha, equivale á decir filfa,
mentira, cuchufleta, broma.
IECHIFIfl:tR - Burlarse del prójimo, fastidiarlo.
IELOPEA. - Recitado con música.
IICROGRAFÍA - Descripción de objeto vistos con el
micro copio.
rINGA (Del quechua) Faena voluntaria de pocas
hora que, en día fe tivo, hacen lo peone en las
haciendas, in más recompensa que la de un poco
de chicha ó de aguardiente. La minga e siempre
pretexto para jolgorio en el campo.
• fa. 'TO.-ERA - La definición académica de e. te ame-
ricanismo e : - pelotón de tropa irregular de ca-
ballería compuesta exclusivamente de salvajes.
La montonera se compone de guerrillero más ó
menos civilizados y más ó menos morale , como
los franco-tíradore en Europa. T o hay tale e-
mi alvaje , ve tido de plumas, en la montonera
americana.
[O.-TUBIO, - Pe ona del monte, ordinaria, gro e-
ra, in modale ,que no pierde el pelo de la dehe a.
.l [OTINI '"TA - El que toma participación en un mo -
ín. La Academia admite 010 amotinador, nomo
bre que, en mi concepto, corre ponde m' al ca-
b cilla d 1 motín que á lo ecuace.

BUAH
NEOLOGISllOS y AMERICANIS~IOS 279

MOZÓN, A- Dícese por la persona que tiene gracia


para hacer una burla.
MOZONADA - Burla graciosa.
MUCAJ\IO, A- Tan generalizada se halla esta voz,
en las repúblicas del Plata, en la acepción de
criado ó sirviente doméstico, que sería imposible
excluirla del lenguaje.
MUCHITANGA - La muchedumbre populachera.
MULTÍPEDO - Animal de muchos pies.
Mma>oLOGÍA - Experiencia, práctica de la vida so-
cial. Equivale á la locución: tener mundo. Más
que por americanos, hemos encontrado usada por
escritores españoles la palabra mundología.
MUTIs~IO-En la acepción de mudez no sólo se usa
en América sino en España. Pereda, en su novela
Nubes de estío, ha empleado la voz. El mutismo
no es cualidad de los mudos sino de los que tene-
mos la lengua expedita,

N
NACIONALIZAR-La Academia no acepta este verbo
y exige que se diga naturalizar, vocablo en el que
no entra la idea de nación, sino la de naturaleza
- Nadie dice ni escribe, por el acto de cambiar
una nave mercante de bandera, que se naturcliza
sino que se nacionaliza.
NACIONALIZACIÓN. - No está en el Léxico, por mu-
cho que la voz se lea en la Constitución de varias
repúblicas.
•\.R OTIZ.\R- Administrar un narcótico.

BUAH
2 O RECUERDO DE ESP.A1~ A

. . .E OLOGÍA.- El
ramo ó parte de la gramática gene-
ral que trata del empleo de vocablos y giros nue-
vos.
r.. . Q 1ISJIATOGRAFÍA. - Ramo de la numi mátíca rela-
tivo á la de cripción de medallas antigua .

Ñ
: Á~IGO -
El perteneciente á una asociación secreta
que, en la isla de Cuba, han formado los negros.
ÑATO, A - Equivale al chato, a, de España - La
Ñata, en América, es la Muerte.
EQUE - Brío, potencia, coraje, vigor, fuerza, ro-
bustez, consistencia - Tener mucho ñeque es ser
muy hombre, muy fuerte, muy guapo, muy enér-
gico . .
~IZCA - (Del quechua) Partícula, pedacito.

o
OBJETA.-TE - Admitida por la Academia la voz pre-
guntante, no hay razón para excluír objetante,
vocablo muy u ual en nuestras . . .n iversidades.
OB TRUCCIO.ü TA - Llamamos así al que, en los
cuerpos colegiado , bu ca iempre inconvenientes
para la realización de un propó ito. Al i tema
de poner dificultade lo llamamo obstruccio-
nismo.
OCLOCRACIA - Gobierno formado por la ínfima ola-
e popular. Y aquí nos vienen á la pluma dos ,0-
cablos que olvidamo apuntar en la letra e, y
que son muy u ad por los periodi tr - Cana-

BUAH
NEOLOGIS.IOS y AMERICANIS.IOS 2 1

llocracia y canallócrata, que expresan lo contrario


de aristocracia y aristócrata.
OCUPARSE DE -Nosiempre hallamos que sea de co-
rrección castiza el decir ó escribir ocuparse en, co-
mo impone la Academia. En la conversación fa-
miliar sed ice : - hombre, llega usted á tiempo; pre-
cisamente nos estábamos ocupando de Vd. Aun-
que la Academia se oponga, nos parecería cho-
cante decir: nos estábamos ocupando en Vd. - He-
mos citado en las páginas preliminares del presen-
te estudio, un discurso de Zahonero, que es un me-
diano hablista, en el cual por dos veces emplea el
ocuparse de, y en nue stro pobre juicio con mucha
propiedad. El doctor Thebussem, cuya competen-
cia lingüística no puede ponerse en tela de juicio,
usa constante mente en sus libros la locución ocu-
parse de. Pasa con esta locución lo mismo que con
desde el punto de vista y bajo el punto de vista.
Mucha tinta se ha consumido en defensa de ambas
frases. Los argumentos de nuestro amigo el cu-
bano D. Rafael Merehán nos parecen incontes-
tables.
OCOSUL - (Del quechua) Terreno húmedo que se
deprime y en el que hay alguna vegetación.
OMÓFAGO - El que se alimenta de carne cruda.
OPORTUNISMO - Partido político formado por los
maromeros, vi "idores, equilibristas, tejedores y
cubileteros.
OPORTUNISTA - Llamamos así al que espera el triun-
fo de una causa para exhibir e como apó tol de
ella, y hasta como mártir, aunque ni con u ora-
ciones hubiera contribuído al resultado,

BUAH
2 2 RECUERDO DE ESPAf'A

ORFEBRE - Trayendo el Diccionario orfebrería, no


hay por qué excluir al artífice.
ORFELINATO - Ca a de huérfanos en América. A pe-
sar de su saborcito francés, la palabra sati face
una exigencia del lenguaje. El orfelinato e de la
mi ma familia que el manicomio y el panóptico,
consignado en el Diccionario.
ORIFICAR - Llenar con oro la picadura de una mue-
la ó diente.
ORIFICACIÓN - La acción de orificar.
ORIFICAOOR - Pequeña herramienta que sin-e para
orificar.
OROGRAFíA - De crípción de montaña .

PACO - (Del quechua) La enfermedad á que la


ciencia da el nombre de afta, enfermedad que, ge-
neralmente, sufren los niños en lactancia - En al-
gunas repúblicas se llama paco al gendarme-
Paco-oicuña, animal que se encuentra en las re-
giones más frígidas del Perú y de Bolivia, y cuya
lana es muy estimada para tejidos.
PAJO..YAL - Terreno en que abunda la paja.
P ALANGAJ."\A - Pedante, fanfarrón. Estas acepciones
no las trae el Léxico.
PALA 'GANADA - Pedantería, fanfarronada.
PALArGA.. m R. - Alardear de saber lo que se ignora,
ó de po eer cualidades de que se carece.
PALIYOE..:E. lA - Renacimiento, renovación.
P LI A..rnno Ó JACARAND' - Con ambo nombre e
onoce. en toda mérica, una madera muy apre-

BUAH
NEOLOGIR~IOS y AMERIO~'IlIS. lOS 283

ciada para la fabricación de muebles. Ninguna de


las dos palabras está en el Diccionario.
PANCA - (Del quechua) La hoja amarilla que en-
vuelve la mazorca de maíz y que, entre otros usos,
se emplea en lugar de papel, para los cigarrillos
llamados de panca.
PANCISTA - Partidario de su panza. Decimos por
el que no rasga sangre en defensa de ningún go-
bierno ni de idea alguna. También se le llama
tronchista .
PA_ OFOBIA - Estado del ánimo en que predominan
la melancolía y el terror.
PANEGIRIZAR - Verbo de frecuente u o en nue tra
oratoria sagrada. Juan de Arona no lo considera
como neologismo, pues el padre Isla lo empleó en
el capítulo IX de su Fray Gerundio. Admitido
está el verbo historiar, y de historiar á panegiri-
zar (hacer el elogio ó panegírico) no hay gran tre-
cho de camino. Si el padre Isla, en materia de
lenguaje, es autoridad reconocida y recomendada
por la misma Academia, no hay motivo para til-
dar de malos hablistas á los americanos que, en el
púlpito, panegirizan.
PANTORRILLA - Tener pantorrilla es fincar presun-
ción en algo, y conquistarse fama de cándido-
Acariciar la pantorrilla de fulano, es halagar su
vanidad - Tener muy gorda la pantorrilla, es
ser tonto de capirote.
PANTORRILLUDO, A- Presumido, cándido. Tantoes-
te vocablo como el anterior, no tienen en el Dic-
cionario la acepción que, en América, les damo .
PAMPERO - Huracán de las pampa . El Diccionario
llamapampero sólo al habitante de las pampas. El

BUAH
2 -1 RECUERDO DE ESP,,~'"<A

poeta Zorrilla ha usado la voz en la acepción que


aquí le damos, y que es la generalizada.
PAPORRETA - Hablar de paporreta es la locución
que aplicamo á lo que hablan de corrido, con la
elocuencia del chorro de agua, y con poca ó nin-
guna conciencia de lo que dicen.
PATRIOTERÍA - Exageración ridícula de amor á la
patria.
PATRIOTERI 10 - Lo mismo que patriotería.
PATRIOTERO, A - Decimos artículo patriotero, mani-
fe tación patriotera, y hasta fulano es 'Un patriota
muupatriotero. Excusamos la definición.
PATULECO, A - La Academia trae patojo, voz que
no u mo. en América.
PAQUETE - A las acepciones de la Academia añadi-
mos la de llamar paquete al que vi te con lujo un
tanto cursi - Ponerse paquete, e ve tir la ropa
dominguera.
PARADOJAL - Lo altamente paradógico.
PAVDIE~-TAR- Hacerel pavimento de un edificio,
calle, etc.
PAVnIE.TTACIÓN - Lo mismo que pavimento, en
acepción más lata.
PEDÍ:U:A "O - Cuadrúpedo, que, en lo pie tiene el
pulgar separado, lo que le permite servir e de
aquello como. i fueran manos.
PECHUGA - Exceso de confianza. E ta acepción
falte en el Léxico. Decir ¡Qué pecluuja! equivnle
á i qué llaneza! i qué confianza!
PE nuoóx A - P rsona conflanzudn. de poca deli-
Ce deza.

BUAH
2 5

PELLÓ~
- Especie de almohadilla que, en toda Amé-
rica, coloca el ginete obre la montura para amor-
tiguar la dureza de ta ,
é

PELICHE - Petardo, pedir dinero con ánimo de no


pagarlo - Pegar un peZiche e dar un sablazo á la
bol a del prójimo.
PEPA - El hueso de algunas fruta como la palta, el
mango, el melocotón, etc. La Academia trae sólo
pepita.
PERICOTE - Ratón americano más pequeño que la
rata.
PERSONALIDAD - Cuando decirnos, escribe Amu-
nátegui Reyes, que fulano es una personalidad,
queremos significar que es sujeto de prestigio é
influencia. La Academia no trne esta acepción
admitida por D. Y íctor Balaguer, en su libro ¡bio-
ranzas.
PER. O.'ERÍ.A - En lo tribunale americano no h y
per onalidad jurídica ino personería. El Diccio-
nario no trae esta acepción.
PETROLERO. A - Este voc. blo nació con lo exce os
de la Comuna, en Francia, y nadie rehuye pro-
nunciarlo óescribirlo, pues la YOZ incendiario
no tiene por completo la significación de petro-
lero.
PICAFLOR - E pecie de colibrí originario de Améri-
ca. En toda las república e le conoce con e te
nombre.
PICANTE - Ciertos gui o en lo que domina el ají.
PICA.ITERÍA. - El e ta blecimiento ó fondín donde e
vende el picante.
PIC.LITERO, .\ - Propietario de una picantería.
PiCA E.'iA - Enojo, di gu to, de azón, retraimiento,

BUAH
286 RECUERDOS DE ESPAÑA

PIRCA - (Del quechua) Pared hecha sin argamasa.


Este americanismo lo trae Salvá.
PIRCAR - Hacer pared de pirca.
PISCO - La tinajuela de barro en que el productor
vende el aguardiente.
PITAR - Fumar pitillos ó cigarrillos.
PIQUE -- En pocas repúblicas se llama niqua al
pique.
PIQUÍN - El novio, el galancete de una joven.
PIQUINEAR - Equivale á galantear.
PL.'\NAZO - En el sentido de cintarazo, voz no usa-
da en América. .
PL.L~CHADO, A - Estar planchado es no tener ni un
centavo en el bolsillo. Falta en el Diccionario esta
locución americana,
PLATUDO, A - La, persona que abunda en monedas,
que tiene monis, palabra criolla que tampoco está
en el Léxico.
PLEBISCITARIO, A - Lo que se refiere al plebiscito.
En las demoracias no se puede hablar ni escribir
prescindiendo de este adjetivo. A cada paso trope-
zamos con las actas plebiscitarias ó el mandato
plebiscitario.
PRECIOSURA - Distinguimos entre preciosura y pre-
ciosidad que es la palabra del Léxico. Una ma-
dre, en América, nunca llama á su hijo precio-
sidad sino preciosura, Sólo tratándose de obje-
tos que tienen precio metálico decimos preciosi-
dad.
PRESTIGIO o, .A - La Academia sólo acepta este ad-
jetivo en la acepción de prestigiador Ó jugador de
cubiletes, y no en la de persona influyente, nota-
ble, distinguida, que goza de gran prestigio - Go-

BUAH
NEOLOGIS:lIOS y A.IERICANIS:\IOS 287

bernante prestigioso, caudillo prestigioso y auto-


ridad prestigiosa, son locuciones de consumo dia-
rio en América, Y á propósito, ¿por qué no se ha-
brá dado un lugarcito en el Diccionario al sustan-
tivo desprestigio ni al verbo desprestiqiar, voces
muy castizas y de constante empleo?
PRESUPUESTAR - Formar presupuesto. Desde ha
medio siglo está la Academia haciendo de este
verbo cuestión batallona, y el tal verbo erre que
erre obstinado en vivir. Lo que es en América,
tiene ya carta de ciudadanía expedida por los in-
doctos y refrendada por los doctos. El verbo pre-
suponer, en América, lo usamos sólo en la acep-
cinn de dar por cierta, notoria y constante una
cosa para pasar á tratar de otra; pero no encarna
ni despierta en el espíritu la idea de numeración ó
de cifras, como quiere la Academia, la que estima
el vocablo presuposición como sinónimo de presu-
puesto. Gracioso sería que un ministro purista,
apoyándose en la autoridad de la Academia, "nos
saliera con Presuposición de gastos del Ministerio
de Guerra, pongo por caso.
Tendencia natural de todo idioma es la de enri-
quecer su vocabulario. El Léxico inglés, por ejem-
plo, en el primer cuarto de nuestro siglo, era muy
poquita cosa, y hoyes verdaderamente numeroso
en vocablos y acepciones. Pero la Real Acade-
mia, por mucho limpiar y mucho fijar, está ha-
ciendo del habla castellana una lengua pobre,
ca i litúrgica. Jo creo que la intran igencia . i te-
mática dé esplendor al idioma. Con sobra de ra-
zón dijo uno de mis compañero. en la Corre pon-
diente de Lima, hojeando un ejemplar de la duo-

BUAH
RECUERDOS DE E PAi"A

décima edición del Diccionario, que el Léxico e -


p:: 1 se parece á las cami as de algodón. fíen-
, se lavan más e encogen.
I LA. - El agente subalterno de la policía. La
oz es de preciativa.
Po EAR - Manía de hablar de política entre
1 d escaleras abajo.
POLITIQUERÍA - Yéa e politiquear.
POLITIQUERO, A - Persona que politiquea.
POLIPÉTALO - Flor que tiene muchos pétalo.
POTRERO - Terreno cercado y sembrado, regular-
mente de poca extensión.
PRIYADOR, _ - Per ona que, con facilidad, cambia
de predilección en 'u amigos.
PROYI ORlO, A - La. Academia exige que se e criba
y diga procii ional. En América el adjetivo pro 'i-
sorio tiene ya carácter hi tórico, pue han abun-
dado la junta. proui orias, etc. [adie ha querido
jamás intitula! e Alcalde procisional. por ejem-
plo. Para lo americano. la 'Voz provisional tiene
honore de arcaí mo. ¿Por qué no han de coexi tir
ambos 'Vocablo en el Léxico.
P1:CHO - (Del qu chua) Lo que, en España, e llama
colilla ó punta de cigarro. En Américr , nadie arro-
ja la colilla ino el pucho - No cale un pucho, lo-
cución desprecie ti va tan generalizada, como e ta
otra - me importa un pucho,
PUCHUELA - Co l de poca importancia, ob equio de
pequeño valor.
PULGUERO - Habitación en que, bundan 1, pulga.
En alguno puebl ~ llaman el pulquero á la cárcel.
Pt'LGnErTO, A - P r ona animal á quien per
ó í-

guen 1 pulgas.

BUAH
NEOLOGIS 10 Y A, tERI Al. TI. YO 2 9

PuNA - (Del quechua) Dáse este nombre á 1'\ i-


planicies más frígidas de lo Ande .
PUQUIO - (Del quechua) Fuente natural
muy cristalina, y que llega á formar un e tan
ó pozo poco profundo.

Q
QUENA - (Del quechua) E pecie de flauta con que
los indios del Perú, Bolivia y Ecuador se acompa-
ñan para cantar un yarav'Í.
QUORU.I- El número de miembros de una corpora-
ción indispensable para sesionar. En todos lo Con-
greso de América se emplea el vocablo.
QUINCHAR - (Del quechua) Levantar paredes de
quincha. El Diccionario trae e. te ustantivo, pe-
ro no con igna el verbo.
Qtn roA - (Del quechua) imiente lenticular con la
que e hace un guiso muy sano y alimenticio.
QUIPE - (Del quechua) Lío atado que cargan
ó

las india á las e paldas, en el que llevan ro-


pa, come tibIes y, á vece" h ta al hijo en lac-
tancia.
QUIPUCAlIAYO - (Del quechua) El de cifrador de
quipus ó quipos, como dice el Diccionario. El
vocablo lo traen Garcilaso y otro. hi toría-
dores.
QUIRQUINCHO - (Del quechua) Animalito de la e -
pecie del armadillo, muy abundante en Bolivia,
que tiene un carapacho como la tortuga, capara-
zón que lo indio utilizan para el charango, in -
trumento parecido á le bandurria. - Hombr de
19

BUAH
290 RRCUERDOS DE ESPAXA

mal genio. - Cigarrillo que se labora con tabaco


del Beni.

R
R. BONA - La mujer que, en muchas de nuestras
repúblicas, acompaña al soldado en us m. rchas
y hasta en el campo de batalla. - Hacer la rabo-
na, hacer novillo un escolar.
RABUDO, A - Lo que tiene gran rabo - Lo mojiga-
tos llaman rabudos á los pecados mortales - El
Rabudo, el Diablo - 8ó cabello rubio buen piojo
rabudo, se lee en un antiguo refranero español.
Tome parece neologi mo nuestro, sino palabra
que nos trajeron lo. conquistadores y qne hemos
con serrado.
RAPTAR - Este verbo lo usamos, en lenguaje jurídi-
co, en la acepción de llevarse por fuerza ó con en-
gaños á una mujer honesta.
REALIZACIÓN - Falta e] vocablo en el Léxico.
REFACCIÓ~ - lucho nos resistimos los americanos
á llamar refección al hecho de restaurar ó com-
poner un edificio. Y creo que tenemos razón,
pues refacción viene del refacere latino, rehaceró

refacer.
REFRACTARIO. A - Rebelde, negativo, re i tente.
¿Por qué no ha de agregarse esta acepción, tan
generalizada, á 1. que el Diccionario trae? El
u o, mal que pes á Baralt, ha irnpue to la que
aquí apuntam .
REFR .IER - Libro en que se han cale cionado lo.
l' frane - L'\ voz, aunque u.. . ada por e critorer
muy cult . no. halla en el Diccionario.

BUAH
~EOLOGI :\10. Y A1IERI ·.\~IS:\IO. 291

REMOLER - Estar de jarana.


RE1IOLEDOR, A - Jaranista.
REPUBLICA.TEAR - Alardear de republicano.
REPUBLICANIS:UO - Tener palabras y accione de re-
publicano, tratar á los demá de igual á igual.
RETOBAR - Forrar en cuero un objeto.
RETOBO - La acción de retobar.
RES01-DRAR - Dirigir á una persona palabras inju-
ríos, s. L , mujeres son las que más conjugan el
verbo.
REvA.. CHA - En la acepción de desquite se ha u a-
do, en España, por buenos hablistas como Ventu-
ra de la Vega, Mora y Ochoa. Es galicismo tan
generalizado que ya no admite rechazo, tanto m'
cuanto que, en español, no tiene verdadero equi-
valente.
RIFLE - Fu il moderno, aunque la palabra no lo
sea mucho, pues e tuvo en boga, en Colombia, Pe-
rú y Bolivia, durante la guerra de Independencir .
En la batalla de Ayacucho, el batallón Rifles com-
batió con gran bizarría.
RIFLERO - Soldado que maneja el rifle. O hay
T

impropiedad en la voz de de que la Academia


llama fusilero al que maneja el fusil.
RINOPLA! TIA - El Léxico trae solo rinoscopia,
ROCA !BOR - En toda la América se conoce con e .
te nombre el juego de tresillo.
R A.IBOREAR - Jugar tre illo.
ROCA tROIU8T - Jugador de tresillo,

BUAH
292 RECUERDOS DE E.'lPAÑ"A

s
• 'ABLEADOR - Así llamamos, en América, al militar
que no tiene otro mérito que el de ser bravucón ó
comedor de carne cruda. En España oí que los
llamaban espadones, y, por cierto, no en el senti-
do de eunucos, que es el que el Diccionario da al
vocablo espadón - También, como allá, llamamos
sableador al petardista,
SABLEAR - Dar sablazos y petardear.
SALVAJISlIO - El señor Batres Jáuregui defiende la
palabra salvajez, que nadie usa en América, por
mucho que la traiga el Diccionario, Entre noso-
tros no se dice, por ejemplo, actos de salvajez sino
actos de saloojiemo.
T
Un baile popular - Dejarse de san -
SAI G UAIti1-"A -
quarañae es dejarse de rodeos é ir al grano.
SANGUARAÑERO, A - Persona que baila sanguaraña,
la que anda con remilgos para referir algo.
SECAr-TE - El Diccionario bautiza con el nombre de
teleta á lo que, cultos é incultos, llamamos papel
secante ó simplemente secante.
SECRETEO - Hablar bajo y al oído de otra per-
sona.
SECRETEAR E - El secreteo mutuo.
E. DOS Y S&"iDAS - El Diccionario dice que este ad -
jetivo' usado siempre en plural, significa uno ó
una para cada cual; pero es el ca o que todo el
mundo, así en España como en América, lo em-
plea en la acepción de muy grandes. Escriba us-
ted esta frase: - entramos al salón tres amigos y
encontramos sendas muchachas con las que liba-

BUAH
NEOLOGISMO' y AlIERlUA.l. 1 MOS 293

mo sendos vasos de vino. - Sólo los muy leídos


y escribidoe traducirán que lo encontrado fué pa-
reja para cada galán, y que ella y ellos bebieron
á la vez, cada cual en su re pectivo vaso.
SE~' IBILIZAR - e Ni lo quebranto de tu eñor
compañero te ensibilizan,s e cribe Montalvo en el
capítulo 31 de su QZlljote. Creo que Cervantes
no habría desdeñado el verbo.
SE IO~ AR - Celebrar e ión. He aquí un verbo de
consumo diario en la prensa americana.
SIETECUEROS - Tumor doloro í imo que se forma en
algún dedo de la mano y que, con frecuencia, exí-
ge lo cuidados del cirujano.
IG.'ATARIO, A - La por ona que firma un docu-
mento. La voz e muy u ada por los diplomá-
tico .
1. DIC. TO - Corporación elegida de entre lo ac-
cionistas de una empre a. Hay diferencia, y mu-
cha, entre sindicato y ge1"fmcia, que es la voz que
el Diccionario trae. En el Congre o Literario de
Iadrid, á propósito del comercio de libro, dos ó
tre de los oradores hablaron obre la convenien-
cia de establecer un sindicato de libreros y edito-
re ; yen el Congre o Mercantil oí también la pa-
labra. á don $egism undo Moret, gran orador y
académico de la E pañola.
I.'YERGÜENZA - El que carece de dignidad ó de
vergüenza. El doctor Thebu em diserta muy
atinadamente sobre la nece idad de admitir el
vocablo.
I:'VERGÜE.'CERÍA - Falta de decoro ó d ver-
güenza.

BUAH
294 RECUERDOS DE ESPAÑA

SOLUCIONAR - Empleamos este verbo, que la Aca-


demia no admite, en el sentido de poner término
ó resolver una cuestión, un problema. un conflic-
to, un litigio. El uso ha hecho que, en América,
demos idéntico significado á los verbos solucio-
nar y resolver, y á los sustantivos solución y re-
solución.
SOROCHE - (Del quechua) Dolencia, á veces mor-
tal, que acomete á los viajeros en la cordillera
andina.
SUBVENCIONAR - A. cada paso se lee la frase subcen-
cionar la prensa, esto es, favorecer á un periódi-
co con una subvención oficial ó de alguna empre-
sa. Nada de forzado tiene el verbo.
SUCUCHO - Chiribitil, habitación pequeña, incómo-
da y sucia.
SUERTERO, A - En el Perú y otras repúblicas no se
venden billetes de loteria sino de suertes, y al
vendedor vendedora de ellas se llama suertero Ó
ó

suertera. Por mucho que, en rigor gramatical'


debiera decirse sortero, el gremio de suerteros
protestaría, y con derecho, pues ha más de un si-
glo que, en el Perú, se halla en posesión pacífica
y nunca discutida del vocablo. El virrey Gil y
Lemus, en una pragmática ó reglamento que pro-
mulgó en 1792, los llamó también suerteros. En
cuanto á la voz sortero, bien se está con sus acep-
ciones de agorero y adivino que el Diccionario le
acuerda. •
SUPERYI lENTE - La voz jurídica, en América, no
es sobreoiniente, como exige la Academia, á pe al'
de admitir el vocablo superoicencia.

BUAH
NEOLOGIS:\IOS y AMERICANISl\IOS 295

SUSCEPTIBLE - Delicado, quisquilloso, fácil en darse


por ofendido. La Academia no trae esta acep-
ción.
SUSCEPTIBILIDAD - Disposición del ánimo para ofen-
derse por nimiedades. El vocablo es muy usado,
pero no se halla en el Diccionario.

T
T.HIBARRIA - Jarana, parranda escandalosa que tie-
ne la gente más ruín del populacho.
TATUAR - En Occeanía y en algunas tribus salva-
jes de América acostumbran los indios pintarse,
con colores Imborrables, el rostro, brazos pe-ó

cho, dibujando animales, jeroglíficos y otros em-


blemas.
TATUAJE - La acción de tatuarse. El tatuaje es hoy
frecuente entre marineros.
TRADICIONISTA - El que relata escribe tradicio-
ó

nes populares, cosa muy distinta del tradicio-


nalista que la Academia define. Y no me digan
que abogo en causa propia al apuntar el vocablo,
A nadie. que yo sepa, se le ha ocurrido hasta
ahora decir ó escribir el tradicionalista Ricardo
Palma.
TR.\MITAR - El verbo es de uso burocrático, en
América, tratándose de expedientes. Tramitar un _
asunto, tramitar una solicitud, tramitar un re-
curso, son frases que todos, doctos é indoctos,
empleamos con frecuencia sin acordarnos de que
tal verbo no lo time el Léxico.

BUAH
296 RECUERDOS DE ESPA':A

TEJEDOR - Falta en el Diccionario la acepción que,


en 1540, díó á este vocablo el Demonio de los- An-
des. Véanse maromero, cubiletero, oportunista y
vividor.
TEMBLADERA - Damos, en América, este nombre á
lo que el Diccionario llama tremedal.
TESONERO, A - Persona perseverante, incansable pa-
ra realizar un propósito.
TETELEMEl\IE - Tonto - Hacerse el tetelememe, si-
mular tontería.
TmBIRIMBEAR - Jugar en las casas de juego mal
afamadas.
TIl\IBIJffi\lBERO - El que concurre á las timbas tim-
ó

birimbas.
TUITF.RILLO - Picapleitos, charlatán, y pillete en
una pieza.
Toouvo - Tela burda de algodón que, por lo bara-
ta, tiene gran consumo.
TOLDERÍAS - Llamamos tolderías ( siem pre en plu-
ral ) á los ranchos ó tiendas que los salvajes le-
vantan en sus excursiones por las pampas.
TOTORAL - Sitio pantanoso en que abunda la toto-
ra, vocablo mal definido por la Academia, pues
la totora no es solo de la laguna de Chucuito sino
de mucho otros lugares de América. - Subirse
á lo totorales es una frase profundamente iróni-
ca que aplicamos á lo que, habiendo sin mérito
para ello subido á gran altura, e tán en riesgo de
caer por haberse elevado sobre base tan débil co-
mo la totora.
TL"TU_I - La cabeza - Ser duro de tutuma, er
torpe, in entendederas.

BUAH
NEOLOGIS~IOS y AMERICANISlIOS 297

u
Y Especie de mazamorra hecha de trigo de
LP O - ó

maíz, con la que se alimentan los indios en mu-


chos pueblos de América.
USUAL - Entre otras acepciones de esta voz, trae el
Diccionario la de - aplícase al sujeto sociable y
de buen genio - Perdone la Academia; pero nun-
ca hemos oído decir: - don fulano es un caballe-
ro muy usual.

v
VIATICAR - Administrar el viático. Este verbo, de
uso frecuente en la prensa de Madrid, en la que
diariamente se lée « ha sido ayer confesado y cia-
tieado don fulano de tal» - principia á aclimatar-
se en América, lo mi mo que lo verbos obstaculi-
zar, silenciar (ca lla r.) y sesionar (celebra r e ión.)
YICTIlIAR -- acrificar, matar.
VIGErCIA - Las leyes en ciqeucia es locución de uso
diario.
VIVA! - Exclamación de aplau o. El vocablo citor
ha pasado al panteón de lo arcaí mo .
VIVAR - En la época colonial iempre que se trata-
ba de elección de abade a ó de prior de conven-
to, de colación de grado universitario, de algo,
en fin, que significa e lucha y la consiguiente
victoria, lo americano oictoriábamo ó victo-
reábamos al vencedor. Con la Independencia mu-
rieron los vítores, pue y< ni entre monjas e oye
la palabra. Hoy se cica á todos y por todo: an-

BUAH
298 RECUERDOS DE ESPAÑA

tes del triunfo, en el trinnfo y después del triun-


fo. Los eitores eran hijos del éxito. ¿Hay ho-
gaño un bochinche popular? Lo primero que
pregunta el curioso es ¿á quién »ioans Y des-
pués los vivas se encargan de decirnos por
quién quedó el campo. El verbo 'vivar es repu-
blicano por excelencia, y en América vivimos
conjugándolo siempre. Y no me digan que es des-
usado en España, pues lo he oído nada menos que
de boca del ilustre académico don Gaspar Núñez
de Arce quien, al clausurar el Congreso Literario,
terminó su discurso con estas palabras - i Vi va
España! i Vivan las repúblicas hispano-ameri-
canas!
VIVIDOR - Dícese por la persona amoldable á todo,
y que así está bien con San Miguel como con el
diablo.
VOLUPTUOSISMO - No es lo mismo que voluptuosi-
dad. Castelar, en su Nerón, hace resaltar la di-
ferencia.
VELODROMO - El local destinado 'para que hagan
ejercicio los ciclistas. No hallo. razón para que
muchos conviertan en voces esdrújulas al hipo-
dromo, alvelodromo y al hipogrifo.

y
y ACI:MIE.i.~TO - Criadero de algunas sustancias. Así
decimos, yacilnienfos de salitre, etc.
YARAvi - (Del quechua) Canción amorosa y me-
lancólica de nue tros indios. La voz la usaron
muchos historiadores.

BUAH
NEOLOGISlIOS y .A.1ERIC.ANISl\IOS 299

Y.APA - (Del quechua) Lo que el Diccionario llama


adehala, vocablo desconocido en América.
Y.APAR - Darla yapa.
YAN.ACO...·.A - (Del quechua) El individuo á. quien
el propietario de un fundo rústico arrienda, para
que lo culti ve, un lote de terreno.
y .ANACONIZAR - Di vidir un fundo en lotes y distri-
buir éstos entre yanaconas.
YEGUARIZO - Decir que fulano tiene un yeguarizo
equivale á decir que tiene gran cantidad de ye-
guas para mejoramiento del ganado caballar. Es-
ta es la única acepción que, en América, damos
al vocablo. La que le da el Diccionario no la
usamos.

z
ZACUARA - L~ espiga de la caña brava. Según Juan
de Arena, la voz procede del guaraní tacuari, y
alega razones para preferir que se escriba zacua-
ra, y no tacuara ni sacuara.
ZAFACOCA - Pendencia, desorden, revoltijo.
ZAFADO, A - Descocado, ligero de cascos, libre en
sus palabras y acciones.
Z .UNE - Obsequio de frutas, pa tas, dulces, pañue-
los, objetos de briscado y otros de poco precio
que, en azafate cubierto por un paño, acostum-
braban hacer las monjas á. sus confe ores, y las
personas de la cla e media á. su amigo parien-
ó

tes, en el día ele cumpleaños.


ZAlIACUECA - Baile popular del Perú y Chile.
Z LIACUEQUERO, A - Persona die tra en ese baile.

BUAH
300

ZA.IARRADA - ~ cción propia de un zamarro.


ZAPALLO - (Del quechua) Calabaza americana cu-
ya pulpa es amarilla - Sembrar zapallo, díce e
por el que tropieza y cae.
ZARAGATE - Persona de. preciable, un quidam-
También decimo zaramullo.

NOTA - No pretendo haber atinado siempre en


la definición de vocablos, y creo que no serán po-
cos los que reclamen modificación ó ampliación.
Omnia ub correctione, etc.

BUAH
APENDICES
FJ:U:~:eO

El señor Monner Sans, escritor español residente


en Bueno Aires, dice á propó ito de los vocablos
desaba tecer y desabastecimiento: - (lJada diría á
( la Real Academia, por la omisión de e tas pala-
( bras, si hubiese aceptado la norma de suprí-
( mir los ustantivo y adverbios de modo deriva-
( dos de los verbos que regi tra en su léxico; pero la
( circunstancia de dar cabida á muchos de e os vo-
( cablo , me obliga á fuer de lógico, á con ignarlos
( todo .JI
Del número de voce (100) apuntadas por el se-
ñor Ionner Sans en su notable trabajo lexicográ-
fico, merecen el' tomadas en consideración 1, gene-
ralizadas ya en todas las repúblicas.
En este caso se hallan las siguientes:
Desabollador y de abolladura - desbotonar
desacantonar y desacantonamiento - des acuarte-
lar y desacuartelamiento - desalinear y desali-
neamiento - desarticular y de articulación - des-
amojonar y desamojonamiento - de acuñar y des-
acuñación - desadoquinar - de:afilar - de afor-
tunadamente - de comprometer e - de aclimatar

BUAH
302 RECUERDOS DE ESPAÑA

- desaconsejar - desafianzar - desalmacenar :-:


desamontonar, desamonedar, y desamonedación-
desbridar - desalojo y desborde (por desalojamien-
to y desbordamiento) - desamortizable deeapro-
-s

pio - desapadrinado - desaforado (privado de fue-


ro) - desautorización - descentralizar y descentra-
lización - desapreiinar - desorientación - despa-
churramiento - despancar - desparpajado - des-
prendimiento y despercudido - destripamiento -
desplazamiento - destaponar, desconsiderar y des-
consideración - desempernar - desembrutecm'-
desenfurruñarse - desenganchar y desenganche-
desenladrillamiemto - desenroscar - desensortijar
- desentornar - desentortar - deseniumecimiento
- deshipotecar y deshipoteca - desnuca miento -
desyerbar - desgaste - desnivelación - destitu-
lar :- descatolizar y descatolización - desfa-
matizar y desfanatización - desnacionalizar y
desnacionalización - desmonetizar y desmoneti-
zación - desprestigiar y desprestigio - desopilación
- desmenuzamiento - despanezar ~ descifra-
miento - descoloración - descorchetar - desem-
baldosar -s-desempaetelar (en tipografía) - desenlo-
dar - desenfangar - desentoblillar - desilusión y
desilusionarse - desencarcelar - deseniramparse -
deshilvanar-descuartizamiento -e-descopar - des-
cuajaringado - deschavetado - descristianizarse
-s-deeemplumar (se despluma una ave; se desemplu-
m un sombrero, por ejemplo.

BUAH
SEa-~O

Mi querido colega: He leído y e tudiado la colec-


ción de papeletas, que hoy le devuelvo. Tal vez no
lleguen á media docena los vocablos cuya admisión
no estimo necesaria. En cambio, y por si usted qui-
siere utilizarla, le acompaño una relación de pala-
bras de frecuente uso, y que, á pesar-de ser castella-
nas, no están en el Diccionario.
Muy cordialmente suyo,
J. A. DE LA v ALLE.
Lima, Julio 1 de 1 92.

Autoritativo, a Iniciativn
Bicicleta Intransigible
Ciclismo Locatario, a
Ciclista Iercantilísrno
Comprovinciano, a •Iíriada
Centralista -otabilidad
Comité Ob curantismo
Con vencionalismo Ob curantista
Copartidario, a Parlamentari mo
Educacionista Po itivi ta
Eleccionario, a Propagandista
Espécimen Reaparecer
Equilibri ta Recipiendario
Federalista Reformista
Humorismo Reprobable
Humori ta Rudimentario, a
Humorístico, a Jnitari ta
I1 i iador. a Velocipedi ta

BUAH
304 RE CUERDOS DE ESPA.'A

Mi distinguido amigo: Doy á usted las gracias por


haberme favorecido con un ejemplar de su fascículo
sobre neologismos' y americanismos. Ya supondrá
usted, conocidas como le son mis aficiones filológi-
cas' que devoré más que leí su trabajo. Habría que-
rido que lo hubiera usted ampliado con el estudio
de las voces que le acompaño, la mayor parte de las
cuales han sido comentadas por D. Baldomero Ri-
vodó en su libro Voces nuevas en la lengua castella-
na, publicado en 18 9 por la casa Garniel' de París.
Le apunto sólo las palabras que, en las ocho repú-
blicas de América que he visitado, son de uso co -
rriente en sociedad yen la prensa. Me parece que
la circunstancia de estar tan generalizadas, es título
más que suficiente para que merezcan lugar en el
Diccionario de la lengua, pues no pocos de esos vo-
cablos se encuentran usados por notables literatos
españoles, y sólo por distracción han podido pasar
inadvertidos ó desapercibidos para la Academia.
Con el afecto de siempre, le estrecha la mano su
compañero y amigo,
F.C . C. Z.
Lima, Julio de 1 96.

Algunas voces usuales que no estan en el Diccionario

Aserruchar (que no es lo mismo que aserrarr>«


Ameritar - Altiplanicie - Ascensor (por elevador)
Aristocratizar - Alarmi ta - Anarqui ador, a -
Acreencia - Asfixie nte - Altrui mo y altruista -

BUAH
... 'EOLOGI8:UOS y _ fERlC_L '18)10 • 305

Androginismo - Ametralladora - Ai lamiento (por


asilo).
Bidel bidet (especie de lavabo) - Biciclo ó bici-
ó

cleta - Bosta - Bombástico, a - Bimetalismo y


bimetali tao
Control - Constatar y con tatación - Coto-
rrón, a - Comprimaría - Confort, confortable-
mente y confortable - Cortapapel - Competente
(en el sentido de apto, idóneo) - Contractivo, a-
Calembour (en el sentido de fra e ó palabra equívo-
ca, no tiene correspondiente en ce stellano.)
Dimisionario, a. - Delegatario, a - De gt 1'1' nte
- Diluitivo, a - De pacio o, a - De uetud (de u '0)
- Deprimente - Dramatización - Diaboli mo.
Exteriorizar y exteriorización (1) - Empecinar e,
empecinado y empecinamiento - Empozarse (el
agua) - E petaperros - Endo atarío, a - Eufoni-
zar y eufonización - Excur ioni ta - Enmendr tu-
ra - Esbozar - Embochinchar - Electrizante -
Experimentación - E tacíonamiento.
Fraccionamiento - Fatigante - Finalización-
Fifirriche (persona enclenque) - Florecimiento-
Fe tinar y fe tinación - Fa. cículo - Filotelia (gu -
to por coleccionar sellos de correo) filoteli ta y filo-
télico, a - Fototipía.
Ga ógeno (distinto de gasómetro) - Gaguear.
Influenciar (Rivodó comprueba que e te verbo
tiene ignificación distinta á la de inftulr¡ - Impre-

(1) El verbo exteriorizar lo encontramos u ado por á-


nov. del e tillo en un di 'curso que pronunció en la
nión ib ro-americana, di ' cu rso publicado por D. Je üs
P. ndo y Valle en u libro sobre el Cent nario colombino.
-o

BUAH
306 RECUERDOS DE ESPAÑA

sionable impresionabilidad - Idealizar idealiza-


é é

ción - Inexorabilidad - Insectología , insecticidaé

insectívoro - Ilusionarse - Interpositívo, a - Im-


plantar (por establecer ó fundar) - implantación é
implantador.
Hiriente - Hermanamiento - Hipnotismo, hip-
notizar hipnotización.
é

Jefatura.
Lija (papel de) - Limpiabotas.
Modernizar, modernismo, modernización - Ma-
cadam y macadamizar - Mormón y mormonismo
- Martilleo - Meeting (lo generalizado de la pala-
bra, hasta en España, impone ya su admisíón.)
Neurópata - Neurótico, a - Notarial.
Odalisca - Obituario - Obertura - Obstaculizar.
Padrazo (á la madre muy condescendiente para
con sus hijos la llama el Diccionario madraza) -
Panfleto - Panqueque - Pretensioso, a (no es lo
mismo que presuntuoso) - ,Previsible - Pormeno-
rizar - Pasable é impasable - Papillota - Porta-
voz - Portapluma - Parecimiento - Primaveral
- Previsivo, a - Primadona - Penique (moneda
inglesa).
Rompeolas - Retalíación - Reformista - Reco-
mendaticio, a - Rotulación.
Subsuelo - obrexcitar y sobrexcitación - Sub-
jetivar y subjetivo, a- Sonriente - Superficialidad
- Sumariar - Se ionar - Satanismo --- Silenciar.
Tendente.
nitari mo.
Vitrina (escaparate con cristales) - Volapuk,
Yankee (por purista que S&1. un escritor se halla,
á veces, forzado {lo emplear este vocablo.)

BUAH
...-EOLOGIS)lO y nsnos
~RICA .. 307

EL HERALDO, diario de Madrid, juzgando lo ~ íeo-


loqismos y Americaniemos que, en 1 96, publica-
mo en un folleto, se expresa en los siguient tér-
mino:

El título que á su folleto ha dado el Sr. Palma,


indica que en él trata dos cuestiones distintas in-é

dependientes una de otra.


La que se refiere á los neologi mo y á su acepte .
ción por el Diccionario de nue tra Academia de la
Lengua, ac o no tenga sino muy relativo interé .
De de luego, nada más que el puramente literario, y
aun te no muy grande, dado el poco respeto que,
é

en este punto, se guarda á las prohibiciones de 1


Academia. Pero íntere importa mucho ID' al
é

tratar de los americanismo , elegir entre el e pí-


ritu amplio y liberal que ha de abrirles camino ha .
ta l. páginas de nue ro Diccionario, y hermanar-
la en ellas con las palabras de abolengo castizo, y
el criterio cerrado que prefiere el aislamiento, la
pérdida de toda relación con naciones independien-
te , en política, de nue tra patria, pero hasta ahorr
unida á ella por el lazo de un idioma común.
El r. Palma se dirige, tanto ó más que á la Acade-
mia Española, á los americanos que . ienten aún e -
erúpulo para abandonar lt tut la de la lenzua ma-
dre. [o plantea la cue tión para re lverl d pué.
de detenido e tudio. El e tudio está ya hecho. 1:
aún: ha pue to de su p rte fuerzo y voluntad, a u-
diendo á 1, . íone d 1 Congr Ji rario dun nte

BUAH
30S RECUERDOS DE ESPAÑA

las fiestas del Centenario Colombino, en ayuda de


los enemigos del exclusivismo académico, y conven-
cido de que su afán y su tarea son inútiles, dice á los
americanos: e Puesto que la mayoría académica
e quiere hacer del Diccionario un cordón sanitario
e entre España y América, aceptémoslo así. Cada
1(cual en su casa, y Dios con todos»
Importándonos ahora tanto lo que directamente
se refiere. á nuestras relaciones con las repúblicas
americanas, los señores académicos que, segura-
mente, habrán leído el folleto del Sr. Palma, pensa-
lim en lo que significa y en la responsabilidad moral
que les corresponde. Para todos podrá carecer de
importancia este disgusto y apartamiento de los
americanos, menos para la Academia. Si los que á
ella pertenecen no sienten ahora la conciencia de su
misión, creo que nunca encontrarán proporcionali-
dad entre los muchos méritos y los generosos es-
fuerzos necesarios para llegar al puesto, y la im-
portancia de los trabajos, la influencia y las respon-
sabilidades que con ocuparle se adquieren.
El Sr. Palma cita como mantenedores del criterio
liberal nombres como los de Castelar, Campoamor,
Cánovas, Valera, Balaguer, Fabié, Núñez de Arce y
Castro Serrano. Los demás tendrán su criterio, y al -
gunos arraigado por la convicción firmísima de que
e inútil aplazar un hecho que forzosamente ha de
venir, tarde ó temprano. Acaso crean que es muy
grande el sacrificio de llenar el Diccionario con pa-
labras extrañas á nue tra lengua, para que, al fin,
sea tal la avalancha que sobre él caiga que obligue
tí .erra r definitivamente la entrada, abandonando la

BUAH
NEOLOGIS.IO y A)fERIC.A.l.~ISMOS 309

tarea de recoger nuevos americanismos á los diccio-


narios que en América se formen.
Pero una regla de conducta menos pesimista, y
más confiada en sus propias fuerzas, tendería sólo á
impedir que esto sucediera. Para que el caso llegue
es necesario mucho tiempo, una plétora de vida pro-
pia que no se consigue sino con siglos. Y como nues-
tra lengua tampoco se estanca, y la Academia no ha
de ser una vestal encargada de velar como de su
propia virginidad de la pureza del idioma, las nece-
sidades que la vida moderna habría de crear en las
naciones americanas, nuestro idioma las satisfaría
también. Entiendo que no es pensar inocentemente
creer que la Academia se decidirá un día á seguir
este camino.
Pero, aun suponiendo que la independencia sea
forzosa en plazo largo, preferible es para la Acade-
mia que se realice sin que á nadie, y menos á ella,
pueda achacarse la responsabilidad. Los sacrificios
no son ahora muy penosos. ¿Por qué no hacerlos en
beneficio de un lazo de unión, el más íntimo, si no .el
único, que guardamos con naciones donde tantos
recuerdos nos llaman ?
Para muchos, ca i para todo, las relaciones polí-
ticas y comerciales importarán más que las litera-
rias creadas por la unidad de idioma. Pero no olvi-
demos que aquellas hemos de empezar á formarlas,
y éstas nos la dft. hechas nue tro glorio o pasado,
sin dejarnos otro cuidado que el de no perderlas.
A. DE TOR_IK.

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