Mutaciones de La Experticia en Un Mundo
Mutaciones de La Experticia en Un Mundo
Mutaciones de La Experticia en Un Mundo
In
Eduardo Apodaka, Lucia Merino & Mikel Villarreal (eds.) (2012), Crisis y mutaciones
Zarautz, 59-71.
I. Introducción
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Estas palabras siguen en lo fundamental a Alessandro Baricco, Los bárbaros. Ensayo sobre una
mutación.
podemos denominar función experta. En numerosas ocasiones es obra de un usuario.
Aparece así la función del usuario experto: una especie de gestor de datos que pone en
movimiento datos o transfiere informaciones atrapadas en contextos particulares, de
manera que el usuario no experto pueda tener a su disposición (a mano) aquel
conocimiento (solución) que precisa.
Una de las claves para entender la experticia moderna es precisamente la
legitimación de los saberes prácticos dentro del universo social de la igualdad y de la
meritocracia y del universo cultural de la Razón Universal y del Discurso Especulativo.
La industria capitalista y lo que la separa de las industrias premodernas nos hablan de la
diferencia entre la experticia moderna y la experticia tradicional, del mismo modo los
modelos de producción, distribución y registro-uso actuales, postindustriales, nos
hablan de la diferencia entre la experticia moderna e “hipermoderna”. En síntesis, de la
acumulación como principio de valor (el valor se crea por acumulación) estamos
pasando a la circulación (el valor se crea en la circulación). Todo esto no es nuevo. El
saber y el conocimiento moderno también crecieron y adquirieron valor en la
circulación y también fueron asediados por las demandas de los legos que producían su
propio saber y que exigían paridad en los contratos de “experticia”. Lo que varia
sustancialmente es el principio de incorporación del saber, ahora entendido como mera
disponibilidad y accesibilidad a recursos. Un experto actual no es tanto alguien que ha
incorporado habilidades y conocimientos como alguien que dispone de esas habilidades
y conocimientos. Las competencias expertas se diferencian del cuerpo y de la mente,
superan el encierro cartesiano, y se abren en redes sociales o colectivas; se traducen, por
tanto, en competencias de manejo de personas, de relaciones, de datos, de aparatos, de
fármacos, etc. El experto hipermoderno es alguien o algo que “sabe disponer y servir”.
La adquisición de esa disposición básica se figura como algo producto de una mezcla
entre trabajo y esfuerzo por un lado y de diversión y afición por el otro. El creciente
ludismo de la vida escolar (incluso en la universidad se debe entretener y divertir) es un
síntoma más de la desventura de la “escolástica cartesiana”. La aventura del
sufrimiento y del esfuerzo continuado se reserva para unos pocos que se proponen como
contrapunto y modelo para la masa de usuarios, son, más que expertos, usuarios
experimentados.
VI. La mente del experto en un mundo sin hábitos
Bibliografía