Pessoa - Galaxia
Pessoa - Galaxia
Pessoa - Galaxia
Fernando Pessoa
NÚMERO 70
DGBUV 2019/36
La publicación de esta obra ha sido apoyada por la Dirección General del Libro,
Archivos y Bibliotecas de la República Portuguesa.
ISBN: 978-607-502-791-3
Impreso en México
Printed in Mexico
Plural y contemporáneo
Más allá de su condición de autor atemporal, otra caracte-
rística, por la que Pessoa resulta tan atractivo para sensibi-
lidades tan diversas, radica no sólo en la intimidad que su
18 Op. cit.
Bibliografía indirecta
*
Aspectos (prefacio para la edición proyectada de sus obras).
La obra compleja, cuyo primer volumen es éste, es
de naturaleza dramática, aunque de forma diversa –acá
fragmentos en prosa; en otros, se trata de poemas o de
filosofías.
No sé si la constitución mental que la produce es un
privilegio o una enfermedad. Lo cierto, sin embargo, es
que el autor de estas líneas –no sé si se trata del autor de
estos libros– nunca tuvo una sola personalidad ni pensó ni
sintió nunca sino dramáticamente; es decir, en una perso-
na o personalidad supuesta que pudiera experimentar
estos sentimientos con más propiedad que el mismo autor.
Hay autores que escriben dramas y novelas, y en esos
dramas y en esas novelas se atribuyen sentimientos e ideas
a las figuras que los pueblan, que muchas veces se indignan
si son tomados por sentimientos suyos o ideas suyas. Aquí
la sustancia es la misma, aunque la forma sea diversa.
A cada personalidad prolongada que el autor de estos
libros consiguió vivir dentro de sí, le dio un carácter
expresivo e hizo de dicha personalidad un autor con un
libro o varios libros; con las ideas, las emociones y el arte
de los cuales él, el autor real (o tal vez aparente, porque
no sabemos quién es en realidad) nada tiene que ver, salvo
el haber sido, al escribirlas, el medium de las figuras que
él mismo creo.
Ni esta obra ni las siguientes tienen nada que ver
con quien las escribe. Ni está de acuerdo con lo que está
escrito en ellas ni tampoco en contra. Como si le fuera
dictado, escribe; y, como si le fuese dictado por un amigo
y por tanto éste con razón le hubiera pedido que escribie-
ra lo que dictaba, encuentra interesante –tal vez sólo por
amistad– lo que, dictado, va escribiendo.
Fernando Pessoa
Ingeniero naval
Otrora.
Hace frío.
Me pongo sobre los hombros el capote que me recuerda
un chal –
El chal que me ponía mi tía sobre los hombros en la
infancia.
Pero los hombros de mi infancia desaparecieron antes
dentro de mis hombros.
Y mi corazón de infancia se desvaneció antes dentro de
mi corazón.
Carnaval
Cumpleaños
Veo todo otra vez con una nitidez que me ciega para lo
que hay aquí...
La mesa puesta con más lugares, con mejores dibujos en
la vajilla, con más copas,
el trinchador con muchas cosas –dulce, frutas, el resto en
la sombra debajo del alzado–,
Las tías viejas, los primos diferentes, y todo era por mi causa
En el tiempo en que festejaban mi cumpleaños...
Apostilla
¡Aprovechar el tiempo!
Pero ¿qué es el tiempo para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo!
Ni un día sin línea…
El trabajo honesto y superior…
El trabajo para Virgilio, para Milton…
¡Pero es tan difícil ser honesto o superior!
¡Y tan poco probable ser Milton o Virgilio!
¡Aprovechar el tiempo!
Arrancar del alma los pedazos precisos –ni más ni menos–
Para ensamblar los cubos ajustados
Que hacen grabados ciertos en la historia
(Y están ciertos también del lado de abajo, que no se ve)
…
Poner las sensaciones en castillo de naipes, pobre China
de las veladas,
Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,
Y la voluntad en carambola difícil…
Imágenes de juegos o de paciencias o de pasatiempos–
Imágenes de vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.
Verbalismo…
Sí, verbalismo…
¡Aprovechar el tiempo!
No tener un minuto que el examen de conciencia
desconozca...
No tener un acto indefinido ni ficticio…
No tener un movimiento que carezca de intenciones…
Buenos modales del alma…
Elegancia de persistir…
¡Aprovechar el tiempo!
Mi corazón está cansado como un mendigo verdadero.
Mi cerebro está listo como un bulto colocado en un
rincón.
Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.
¡Aprovechar el tiempo!
Desde que comencé a escribir pasaron cinco minutos.
¿Los aproveché o no?
Si no sé si los aproveché, ¿qué sabré de otros minutos?
Opiary
Tabaquería
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que
nadie sabe
De quién es
(Y si supieran, ¿qué sabrían?),
Ventanas que dan al misterio de una calle cruzada conti-
nuamente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente
cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que pone manchas de humedad en las
paredes y blancos los
Cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por la
carretera de la nada.
Fallé en todo.
Como no tuve ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
Lo que me enseñaron,
Lo tiré por la ventana del traspatio.
Fui al campo con grandes propósitos,
Pero ahí sólo encontré hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto me es ajeno, como el mundo.)
¡Claramente no campos!
Apunte
Miran y sonríen.
Sonríen tolerantes a la criada involuntaria.
Nocturno de día
¡Paf!
Lo mejor es dormir…
Cierro la antología más cansado que el mundo.
¿Soy vulgar?
¡Hay tantos buenos poetas!
¡Santo Dios!
Rebalsó.
¡Mal sé cómo conducirme por la vida
con este malestar haciéndome dobleces en el alma!
¡Si al menos enloqueciera de veras!
Pero no: es este estar entre,
Este casi,
Este puede ser que…,
Esto.
El bibliófilo
Acelero…
Pero mi corazón se quedó en el monte de piedras, del que
me desvié sin verlo,
A la puerta de la casucha,
Mi corazón vacío,
Mi corazón insatisfecho,
Mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida.
Pero, al final,
Sólo las criaturas que nunca escribieron
Cartas de amor
He de llevarla de aquí,
He de existir independientemente de ella.
Ah, un soneto
Nota al acaso
I
Toda la gente sabe hoy, después de saberlo, que hay geo-
metrías llamadas no-euclidianas, esto es, que parten de
postulados diferentes de los de Euclides y llegan a con-
clusiones diferentes. Estas geometrías tienen cada una
un desarrollo lógico: son sistemas interpretativos inde-
pendientes, independientemente aplicables a la realidad.
Fue fecundo en matemática y más allá de la matemática
(Einstein le debe bastante) este proceso de multiplicar las
geometrías “verdaderas” y hacer, por así decirlo, abstrac-
ciones de varios tipos en la misma realidad objetiva.
Ahora, así como se pueden formar –y fue útil que
se formasen– geometrías no euclidianas, no sé qué
razón podrá esgrimirse para que no se puedan formar,
no se formen y no sea útil que se formen, estéticas
no-aristotélicas.
Hace mucho tiempo que, sin reparar en que lo hacía,
formulé una estética no-aristotélica. Quiero dejar escritos
estos apuntes sobre ella, en paralelo, no sé si modesto, con
la tesis de Riemann sobre la geometría clásica.
II
Por encima de todo, el arte es un fenómeno social. Ahora
bien, en el hombre hay dos cualidades directamente so-
ciales, esto es, que refieren directamente a su vida social:
el espíritu gregario, que lo hace sentirse igual o parecido
a los otros hombres, y por lo tanto acercarse a ellos; y el
espíritu individual o separativo, que lo hace apartarse de
ellos, colocarse en oposición a ellos, ser su competidor, su
enemigo, o su medio enemigo. Cualquier individuo es al
mismo tiempo individuo y humano: difiere de todos los
otros y se parece a todos los otros.
Una vida social sana en el individuo resulta del equi-
librio de estos dos sentimientos: una fraternidad agresiva
define al hombre social y sano. Ahora, si el arte es un
fenómeno social, en su ser social va ya el elemento grega-
rio; resta saber dónde está en él el elemento separativo.
No lo podemos buscar fuera del arte, porque entonces
sabiendo que allí debía hacerse una pausa del mismo géne-
ro de pausa con que se pausa el final de un verso, no haría
nada diferente ni establecería la confusión que estableció.
La disciplina es natural o artificial, espontánea o
reflexiva. Lo que distingue al arte clásico propiamente
dicho, el de los griegos y hasta el de los romanos, del arte
pseudoclásico, como el de los franceses en sus siglos de
fijación, es que la disciplina de una está en las mismas
emociones, con una armonía natural del alma que natu-
ralmente rechaza lo excesivo, incluso al sentirlo; y la
disciplina de la otra está en una deliberación de la mente
de no dejarse sentir por encima de cierto nivel. El arte
pseudoclásico es frío porque es una regla, el clásico tiene
emoción porque es una armonía.
Casi se concluye de lo que dice Campos que el poeta
vulgar siente espontáneamente con la amplitud que natu-
ralmente proyectaría en versos como los que él escribe;
y después, reflexionando, sujeta esta emoción a cortes y
retoques y otras mutilaciones o alteraciones obedeciendo
una regla exterior. Ningún hombre fue nunca un poeta
así. La disciplina del ritmo es aprendida hasta que llega
a ser una parte del alma: el verso que la emoción produ-
ce nace ya subordinado a esa disciplina. Una emoción
naturalmente armónica es una emoción naturalmente
ordenada; una emoción naturalmente ordenada es una
emoción naturalmente traducida en un ritmo ordenado,
pues la emoción da el ritmo y el orden que hay en ella da
el orden que hay en el ritmo.
En la palabra la inteligencia da la frase, la emoción,
el ritmo. Cuando el pensamiento del poeta es alto, eso
es, compuesto de una idea que produce una emoción, ese
pensamiento, de suyo armónico por la unión equilibrada
de idea y emoción y por la nobleza de ambas, transmite
ese equilibrio de emoción y de sentimiento a la frase y al
Álvaro de Campos:
La poesía es aquella forma de la prosa en que el ritmo es
artificial. Este artificio, que insiste en crear pausas espe-
ciales y antinaturales distintas de las que la puntuación
define, aunque a veces coincidentes con ellas, es dado por
la escritura del texto en líneas separadas, llamadas versos,
preferiblemente comenzadas con mayúsculas para indicar
que son una especie de períodos absurdos, pronunciados
separadamente. Se crean, por este proceso, dos tipos de
sugestiones que no existen en la prosa: una sugestión rít-
mica, de cada verso por sí mismo, como persona indepen-
diente, y una sugestión acentual, que incide sobre la úl-
tima palabra del verso, donde artificialmente se hace una
pausa, o sobre la única palabra, si hay una sola, que queda
así en un aislamiento que no está puesta en letra itálica.
Empero a pregunta ¿por qué ha de haber ritmo artifi-
cial?, se responde: porque la emoción intensa no cabe en
la palabra: tiene que descender al grito o elevarse al canto.
Y como decir es hablar y, si no se puede gritar hablando,
se tiene que cantar hablando, y cantar hablando es poner
música al habla; y, como la música es extraña al habla,
se pone (?) música al habla disponiendo las palabras de
modo que contengan una música que no está en ellas, que
sea pues artificial en relación a ellas. Y esto es la poesía:
cantar sin música. Por eso los grandes poetas líricos, en el
sentido más amplio del adjetivo “lírico”, no pueden ser
musicalizados. ¿Cómo habrían de serlo si son musicales?
Ricardo Reis:
Dice Campos que la poesía es una prosa en la que el ritmo
es artificial. Considera a la poesía como una prosa que
engloba a la música, de ahí el artificio. Yo, sin embargo,
diría primero que la poesía es una música que se hace con
ideas y por eso con palabras. Considerad qué será hacer
música con ideas en vez de con emociones.
Con emociones haréis sólo música. Con emociones
que caminan hacia las ideas, que se agregan ideas para
definirse, haréis el canto. Con ideas sólo, contenido sola-
mente (?) lo que de emoción hay de necesario en todas
las ideas, haréis poesía. Es así que el canto es la forma
primitiva de poesía porque es el camino hacia ella [varia-
ción: no es la primera forma de la poesía, sino el camino
hacia ella].
Cuanto más fría la poesía, más verdadera. La emoción
no debe entrar en la poesía sino como un elemento
dispositivo del ritmo, que es la supervivencia lejana de la
música en el verso. Y ese ritmo, cuando es perfecto, debe
antes surgir de la idea que da la palabra. Una idea perfec-
tamente concebida es rítmica en sí misma; las palabras
en que perfectamente se expresan no tienen poder para
apocarla. Pueden ser duras y frías: no pesan: son las únicas
y por eso son las mejores. Y, siendo las mejores, son las
más bellas.
De nada sirve el simple ritmo de las palabras si no
contienen ideas. No hay nombres bellos sino por la evoca-
ción que los hace nombres. Que alguien se encandile con
los nombres propios de Milton es justo si se conoce lo que
expresan, absurdo si se ignora, pues no hay más que un
sueño del entendimiento, del que las palabras son el sopor.
La literatura moderna
es una literatura de masturbadores
División:
1. Introducción. Razones para escribir el prefacio. Razo-
nes para hacerlo más vasto de lo que parece comportar el
asunto. Alberto Caeiro, sus relaciones personales con el
autor. Interés e importancia de su obra. Valor de su obra
como señal de la reconstrucción del paganismo.
2. El concepto del paganismo. Caracteres metafísicos
(esto es, esenciales) del paganismo grecorromano. Distinción
Ricardo Reis
Y si deseo a veces,
Por imaginar, ser un corderito
(o ser todo el rebaño
para andar desparramado por toda la ladera
siendo muchas cosas felices al mismo tiempo),
Es sólo porque siento lo que escribo a la puesta del sol,
O cuando una nube pasa la mano por encima de la luz
Y fuera corre un silencio por la hierba.
A mí me enseñó todo.
Me enseñó a mirar las cosas.
Me señala todas las cosas que hay en las flores.
Me muestra lo graciosas que son las piedras
Cuando las tenemos en la mano
Y las miramos despacio.
……
……
……
Del que los poetas dicen que las estrellas son las monjas
eternas
Y las flores las penitentes convictas de un solo día,
Pero donde al final las estrellas no son sino las estrellas
Ni las flores sino las flores
Siendo por eso que les llamamos estrellas y flores.
Es preciso no saber lo que son las flores y las piedras y los ríos
Para hablar de sus sentimientos.
Hablar del alma de las piedras, de las flores, de los ríos,
Es hablar de uno mismo y de sus falsos pensamientos.
Gracias a Dios que las piedras son sólo piedras,
Y que los ríos no son sino ríos,
Y que las flores son sólo flores.
Si yo muriera joven
Si yo muriera joven
Sin poder publicar libro alguno,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letra impresa,
Pido que, si quisieran afligirse por mi causa,
No se aflijan.
Si así sucedió, así está bien.
Acepta el universo
Acepta el universo
Como te lo dieron los dioses.
Si los dioses te hubieran querido dar otro
Te lo hubieran dado.
Si hay otras materias y otros mundos,
Que así sea.
El penúltimo poema
A Ricardo Reis
Apolo a Neptuno
Y el infinito.”
Y el poeta a quien el símbolo llegó
sintió su miseria.
¿Fraternidad?
Lo antinatural y lo extraño
Lo antinatural y lo extraño
Su propio perfume tienen
Lleno de la constancia en el azar,
de la sonrisa en el fondo de un gemido:
Su propio perfume tienen
Lo antinatural y lo extraño.
Lo antinatural y lo extraño
Su propio perfume tienen.
El de la carne humana, del cambio
Que se corrompe sin gemir:
Su propio perfume tienen
Lo antinatural y lo extraño.
Soneto de un escéptico
A un moralista
A un materialista
Una pregunta
Manía de la duda
Mi cerebro.
¿Cuán falsa es la verdad? ¿Cuánto lo parece?
Los sueños son todo y todo es sueño.
¿Piedad? ¡No!
Muerte en vida
Canción sucia
2 de octubre de 1907
Su firma
30 de octubre de 1908
2 Cfr. http://purl.pt/1000/1/cadernos/index.html
Autopsicografía
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.
Soy un evadido
Soy un evadido.
En cuanto nací
Me encerraron en mí.
Ah, pero huí.
Si la gente se cansa
De un mismo lugar,
¿De su mismo ser
no se ha de cansar?
Mi alma me busca
Pero yo ando en el monte.
Ojalá que ella
No sepa nunca dónde.
La miseria de mi ser
La miseria de mi ser,
Del ser que tengo al vivir,
Volvióse una cosa vista.
Soy en esta vida un cualquiera
Que rueda fuera de pista.
Navegar es preciso
Esto
¿Dicen?
¿Dicen?
Olvidan.
¿No dicen?
Dijeron.
¿Hacen?
Fatal.
¿No hacen?
Igual.
¿Por qué
esperar?
–Todo es
Soñar.
La borrachera a veces da
Una asombrosa lucidez,
Como siendo otro uno está.
Ebrio anduve sin beber tal vez.
No sé lo que soy.
No sé si soy el sueño
Que alguien de otro mundo esté teniendo…
Creo tal vez que estoy
Siendo un perfil casual del rey tristón
En una historia que un dios está releyendo.
Presagio
Libertad
Mi mujer, la soledad
Mi mujer, la soledad,
Consigue que yo no esté triste.
¡Ah, qué bueno es al corazón
poseer este bien que no existe!
La Otra
Extensión parada
Sin nada que hacer allí,
Arena cribada,
Voy a darle aguijonadas
De la vida que viví.
[...]
Cuerpos
[...]
¡No pertenecer ni a mí
Ir al frente, continuar
La ausencia de tener un fin,
¡y el ansia de conseguirlo!
[...]
La novela inacabada
La novela inacabada
Que mi sueño completó,
No era de reyes o hadas
Pero era de quien no soy.
Moraleja:
Fábula
El poeta y la cultura
3 Op. cit.
4 Fernando Pessoa. Uma quase autobiografía. Record, Rio de Janeiro,
2011.
Excommunicabo vos.
Ainsi-soit-il.
El epitafio de Dios
Sobre la muerte
epicúrea
Desde el gran vientre de la noche dolorida la horrible
mañana se rompió,
Lejos de la Tierra palpitante rugen los truenos,
Al fin se yergue El Titán, con la frente ensangrentada.
Con su abrupto jadeo brutal arranca el robusto roble.
Muerte
Teoría de la percepción
Señor,
Al leer el Natal Mercury he quedado sorprendido, espe-
cialmente por su columna, al percibir lo malvado, en un
sentido servil, del sarcasmo y la ironía que apilan sobre
los rusos, su ejército y su Emperador. Sé muy bien cuál
es la naturaleza de los hombres; donde no hay cultura y
dignidad, impera la risa y la miseria y el desastre cuando
son perjudiciales para los demás y no quedan implicados
de ninguna manera. Incluso cuando existe cierta conside-
ración por los límites precisos de la tragedia y la comedia,
y nada más que por esa consideración, sin ningún senti-
miento ni ningún otro pensamiento, la risa se reprime
ante aquellas cosas que se encuentran más allá de los lími-
tes de lo ridículo.
Todos los reveses y desastres del ejército o la marina
rusos se convierten en el tema de una broma entre noso-
tros, que parece que no tenemos nada más divertido en
qué ocuparnos. Algunos de los almirantes rusos, incluso
después de su muerte o su captura, nos han causado arre-
batos de risitas. El propio Zar cuando está consternado
por la revolución y por la guerra, y cuando está en apuros
y en pena por sus ejércitos, parece ser tomado por los
británicos como una broma animada de gran osadía.
Pero a nosotros, los ingleses, los más egoístas de todos
los hombres, nunca se nos ha ocurrido que la miseria y la
pena sean ennoblecedoras, despreciables y auto infligidas,
aunque lo sean. Una mujer borracha que se tambalea por
las calles es un espectáculo lamentable. La misma mujer
que cae torpemente en su embriaguez es, quizás, un
Atentamente,
Charles Robert Anon
Señor Antonio:
Usted nunca verá esta carta, ni yo la veré otra vez porque
estoy tuberculosa, pero quiero escribirle aunque usted no
lo sepa, porque si no lo hago me ahogo.
Usted no sabe quién soy yo, es decir, lo sabe pero no
muy bien. Me ha visto en la ventana cuando pasa para su
taller y yo lo miro, porque lo espero cuando llega porque
conozco su horario. No debe haberle dado importancia a
la jorobada del primer piso de la casa amarilla, pero yo no
pienso más que en usted. Sé que usted tiene una amante,
que es aquella muchacha rubia, alta y bonita; la envidio
pero no le tengo celos porque no tengo derecho a tener
nada, ni siquiera celos. Usted me gusta porque me gusta,
y tengo pena de no ser otra mujer, con otro cuerpo y
otra hechura, para poder ir a la calle y hablar con usted,
aunque no me diera la razón en nada, pero me habría
gustado conocerlo aunque sólo fuera para platicar.
Usted es todo; me ha sostenido en mi enfermedad y
le estoy agradecida sin que lo sepa. Yo nunca podría tener
a nadie a quien gustarle como se gustan las personas que
tienen el cuerpo del que gusta, pero tengo derecho a que
alguien me guste sin que yo le guste a nadie y también
tengo derecho a llorar, que no se le niega a ninguno.
Me hubiera gustado morir después de hablarle la prime-
ra vez pero nunca tendré el valor ni la forma de hacerlo.
que usted pasara y yo pudiere verlo otra vez; tal vez usted
mirara hacia mí de nuevo y yo me encontrara con sus ojos
mirando directamente a los míos.
Pero no consigo nada de lo que quiero, nací de esta
manera e incluso tengo que subirme sobre un banqui-
to para estar a la altura de la ventana. Paso todo el día
viendo ilustraciones de revistas de moda que le prestan a
mi madre y estoy siempre pensando en otra cosa, tanto
que cuando me preguntan cómo era aquella falda o quién
aparecía en la foto donde está la reina de Inglaterra,
muchas veces me avergüenzo de no saber, porque estaba
imaginándome cosas que no pueden ser y que no puedo
dejar que me entren en la cabeza y me den alegría para
que después, por si fuera poco, me den ganas de llorar.
Luego todos me disculpan y creen que soy tonta, pero
no retrasada, porque nadie cree eso, y yo al final no me
apeno por la disculpa, porque así no tengo que explicar
por qué es que estaba distraída.
Todavía me acuerdo de aquel día que usted pasó por
aquí para ir a lo de Domingo con el traje azul claro. No era
azul claro, pero era de una tela más clara que el azul oscuro
que acostumbra llevar. Iba usted que parecía el mismísimo
día, que estaba hermoso; yo nunca tuve tanta envidia de
la gente como aquel día. Sin embargo no tuve envidia de
su amiga, a no ser que no fuera ella con la que iba usted a
acostarse sino con otra cualquiera, porque yo no tuve ojos
sino para usted, y fue por eso que envidié a todo el mundo.
Lo cual no entiendo bien pero lo cierto es que es verdad.
No es por ser jorobada por lo que siempre estoy en la
ventana, es que además tengo una especie de reumatismo
en las piernas y no me puedo mover y así estoy como si
fuese paralítica, lo que es una molestia para todos aquí en
casa, usted no se imagina cómo siento que todo el mundo
tenga que soportarme y aceptarme. A veces me desespero y
María José
Firma: F. Antunes:
puede que se haya tratado (¡y espero que así haya sido!) de
un accidente, y en tal caso […]
Mi tarea sólo consiste, al indagar sobre su condición
mental, en determinar si esta catástrofe fue un crimen o
un mero accidente.
Mucho le agradeceré su pronta respuesta.
Álvaro de Campos
La metafísica es un arte
Álvaro de Campos
La I[glesia] C[atólica].
Y cuando alguien por coger aire,
Tuviera un cólico
Y sienta que hay que aliviar,
Acuérdese bien de cagar
sobre la I[iglesia] C[atólica].
8 Op. cit.
Tratado de la negación
Galería portuguesa
1. En el vagón
Yo y ella, sentados lado a lado,
En un vagón que andaba a toda prisa,
A mirarme de arriba abajo ella comienza
Con su mirada seria, recatada.
Metempsicosis
9 Op. cit.
[...]
Método Yvetot.
Método Yvetot.
Lucha.
Notas
Entre los soñadores nadie era más soñador que él. Era el
eternamente incompetente para realizar un balance de la
realidad. Su actitud ante las cosas siempre fue falsa e incó-
moda, siempre oscilando desde un punto de vista o modo
de acción de un extremo al otro. Esto afectaba tanto y tan
profundamente de sus puntos de vista fundamentales –si
podemos hablar de los puntos de vista fundamentales de
alguien que no tenía ninguno– como sus acciones más in-
significantes. Es posible considerarlo tanto un idealista (uso
la palabra en su sentido metafísico) como un materialista:
él sería el primero en preguntarse quién era. Sus opinio-
nes políticas estaban en una fluctuación perpetua entre un
anarquismo excesivo y la arrogancia de un aristócrata. En
su vida –su vida irreal como se le llamó algunas veces– es-
taba seguro de ser de una timidez infantil y morbosa o de
una audacia impetuosa y torpe. Lo peor era que ni siquiera
era consistente en la línea de acción que escogía: a veces
se encogía ante una repentina e incongruente timidez en
medio de un acto imprudentemente insano; otras, rompía
súbitamente la timidez en la forma más extraña e insana.
Mi gran y sincera amistad para él no puede impe-
dirme que me siga divirtiendo al recordar la forma en
que varias personas pobres portuguesas –la lavandera,
por ejemplo– usaron una curiosa y evidentemente
espontánea expresión popular para referirse a él cuando
Falso rumor
Soy un visual
Prólogo........................................................................ 7
Galaxia de un hombre solo
Advertencia general sobre la heteronomia................... 33
1. Poemas y ensayos de Álvaro de Campos. .............. 39
Ingeniero naval..................................................... 39
Mecanografía........................................................ 41
Cuando miro hacia mí no me percibo................... 42
Lisbon Revisited (1923)........................................ 43
¡Ah, ábranme otra realidad!................................... 44
El alma humana es cerda como un ano.................. 45
Carnaval................................................................ 46
Y yo que estoy borracho
de toda la injusticia del mundo…............................ 47
La jovencita inglesa, una rubia,
tan joven, tan buena........................................... 48
Cumpleaños.......................................................... 50
Apostilla................................................................ 52
Opiary.................................................................. 54
Tabaquería............................................................ 55
¡Cruz en la puerta de la Tabaquería!...................... 61