Ficha Análisis Jurisprudencial
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1. IDENTIFICACIÓN
2. NORMA DEMANDADA
Declarar la EXEQUIBILIDAD de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979 de
2005, en el entendido que el régimen de protección en ella contenido se aplica también a las
parejas homosexuales.
6. ARGUMENTOS DE LA DECISIÓN
7. RATIO DECIDENDI
En primer momento la Corte reconoce que tal como se plantea en la demanda y en varias de las
intervenciones, los homosexuales que cohabitan se encuentran desprotegidos
patrimonialmente, porque al terminarse la cohabitación no tienen herramientas jurídicas para
reclamar de su pareja la parte que les corresponde en el capital que conformaron durante el
tiempo de convivencia, desprotección que es también evidente en el evento de muerte de uno
de los integrantes de la pareja, caso en el cual, por virtud de las normas imperativas del derecho
de sucesiones, el integrante supérstite podría ser excluido de la titularidad de los bienes que
conforman ese patrimonio, por el derecho de los herederos del causante.
condiciones materiales de existencia, o como expresión de la intangibilidad de la integridad
física y moral.
En ese contexto, la previsión constitucional conforme a la cual el Estado se encuentra fundado
en el respeto a la dignidad humana (C.P. art. 1.), impone a las autoridades públicas el deber de
adoptar las medidas de protección indispensables para salvaguardar los bienes jurídicos que
definen al hombre como persona, y entre los cuales se cuentan, la libertad, la autonomía, la
integridad física y moral, la exclusión de tratos degradantes, la intimidad personal y familiar, y
ciertas condiciones materiales de existencia.
Por otro lado, la Corte ha entendido que el derecho al libre desarrollo de la personalidad
consagra una protección general de la capacidad que la Constitución reconoce a las personas
para autodeterminarse, esto es, a darse sus propias normas y desarrollar planes propios de
vida, siempre y cuando no se afecten derechos de terceros o el orden jurídico. Para la Corte,
este derecho se vulnera “cuando a la persona se le impide, en forma irrazonable, alcanzar o
perseguir aspiraciones legítimas de su vida o valorar y escoger libremente las opciones y
circunstancias que le dan sentido a su existencia y permiten su realización como ser humano”,
y, por consiguiente, “…las restricciones de las autoridades al artículo 16, para ser legítimas, no
sólo deben tener sustento constitucional y ser proporcionadas sino que, además, no pueden
llegar a anular la posibilidad que tienen las personas de construir autónomamente un modelo de
realización personal, por cuanto estarían desconociendo el núcleo esencial de este derecho.”
, resulta claro que la falta de reconocimiento jurídico de la realidad conformada por las parejas
homosexuales es un atentado contra la dignidad de sus integrantes porque lesiona su
autonomía y capacidad de autodeterminación al impedir que su decisión de conformar un
proyecto de vida en común produzca efectos jurídico patrimoniales, lo cual significa que, dado
un régimen imperativo del derecho civil, quedan en una situación de desprotección que no están
en capacidad de afrontar. No hay razón que justifique someter a las parejas homosexuales a un
régimen que resulta incompatible con una opción vital a la que han accedido en ejercicio de su
derecho al libre desarrollo de la personalidad, ni resulta de recibo que la decisión legislativa de
establecer un régimen para regular la situación patrimonial entre compañeros permanentes, sea
indiferente ante los eventos de desprotección a los que puede dar lugar tratándose de parejas
homosexuales.
La Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979 de 2005, en la medida en que se
aplica exclusivamente a las parejas heterosexuales y excluye de su ámbito a las pareja
homosexuales, resulta discriminatorio. Así, no obstante las diferencias objetivas que existen
entre los dos tipos de pareja, y las específicas consideraciones que llevaron al legislador del
año 1990 a establecer este régimen de protección, fundadas en la necesidad de proteger a la
mujer y a la familia, no es menos cierto que hoy por hoy puede advertirse que la parejas
homosexuales presentan requerimientos análogos de protección y que no existen razones
objetivas que justifiquen un tratamiento diferenciado.
No puede perderse de vista que el objeto de la ley es atender a la disposición del patrimonio
conformado durante el tiempo de cohabitación en los eventos en los que la misma termine por
cualquier causa. En ese contexto, el régimen legal tiene dos manifestaciones centrales: Por un
lado, se establece la presunción sobre la existencia de una sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes, y por otro, aunque concebida desde una perspectiva probatoria, se
contempla la posibilidad que tienen los integrantes de la pareja, a partir de la convivencia
mantenida por un período de al menos dos años, de acceder voluntariamente a ese régimen
mediante declaración ante notario o en el escenario de una conciliación. Independientemente de
la motivación original de la ley, es claro que hoy la misma tiene una clara dimensión protectora
de la pareja, tanto en el ámbito de la autonomía de sus integrantes, como en el de las hipótesis
de desamparo que en materia patrimonial puedan surgir cuando termine la cohabitación. En esa
perspectiva, se reitera, mantener ese régimen de protección exclusivamente para las parejas
heterosexuales e ignorar la realidad constituida por las parejas homosexuales, resulta
discriminatorio. Por tanto se declara la exquebilidad de la ley pero integrando el hecho que la
pareja homosexual que cumpla con las condiciones previstas en la ley para las uniones
maritales de hecho, esto es la comunidad de vida permanente y singular, mantenida por un
periodo de al menos dos años, accede al régimen de protección allí dispuesto, de manera que
queda amparada por la presunción de sociedad patrimonial y sus integrantes pueden, de
manera individual o conjunta, acudir a los medios previstos en la ley para establecerla cuando
así lo consideren adecuado.
8. INTERVENCIONES
9. SALVAMENTO DE VOTO
10. COMENTARIO