FUEGO

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Este monográfico ha sido refundido y


editado en su totalidad por Juan Durán
Postigo. El presente es propiedad de
Pure Survival S.L. CIF B72306921

Se prohíbe la reproducción total o


parcial del mismo sin autorización
expresa y por escrito de Pure Survival
S.L.

Abril 2016

© Pure Survival S.L.


All Rights Reserved

2
A mi gran amigo Antonio López
Una fuente inagotable de
conocimientos

3
El fuego, mi refugio, en el me
escondo, ardiente pasión que fluye por
mis venas consumiendo mi existencia

Jordán Cortés

4
El fuego

5
Nota del autor

Este monográfico nace con la idea


de recopilar y difundir tanto los
conocimientos propios como los de
diversos autores. La importancia del
fuego, sobradamente conocida, sin el
que apenas podremos sobrevivir es
otro factor fundamental en
supervivencia.

El fuego, uno de nuestros mejores


aliados, nos proporcionará no solo
calor y compañía. Es necesario conocer
todas las maneras posibles de poder
hacerlo de una manera efectiva.

Aprende a conocerlo, a usarlo, a


prepararlo y sobre todo, mantenlo
siempre.
Juan Durán

6
Generalidades

El fuego es uno de los mayores


logros del ser humano. Puede
salvarnos la vida, puede secarnos si
estamos mojados antes de entrar en
hipotermia, podemos cocinar, ahumar,
realizar señales de noche y de día,
ahuyenta a animales y mosquitos,
esteriliza instrumentos y el agua,
transforma y moldea metales, barro,
plásticos, etc., endurece, corta y afila
madera, incluso se puede usar como
armas ofensiva frente un enemigo,
7
etc., como vemos algo más que
indispensable en la supervivencia.

El fuego puede parecer algo simple


para el hombre moderno, pero para
nuestros ancestros prehistóricos fue la
fuente sobre la cual su civilización se
construyó.

Su descubrimiento está rodeado


por en el misterio, pero usando la
lógica y el análisis de restos fósiles
podemos inferir con relativa exactitud
cuando su uso se esparció en el
hombre primitivo.

Si bien, no existe ninguna clase de


registro histórico acerca de cómo se
descubrió el fuego, podemos asumir
que fue el rayo el cual enseño al homo
erectus la existencia de ese tipo de
combustión al impactar en la tierra
incendiando la vegetación a su
alrededor.

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Se asume que el fuego se produjo
de manera natural desde hace al
menos 5-6 millones de años, cuando la
vida vegetal y la atmósfera de nuestro
planeta se volvieron adecuadas para
permitir que ocurriera.

La evidencia fósil muestra que el


fuego se empleó para cocinar
alimentos hasta 1.9 millones de años
atrás aunque el homo erectus no lo
convirtió en un elemento de uso
común hasta hace 400.000 años
aproximadamente.

Aun así luego de observarlo en su


estado natural, el homo erectus
aprendió a reproducir el fenómeno del
fuego empleando distintas técnicas,
tales como la fricción de piezas de
madera, el arco de fricción, crear
chispas empleando piedras, etc.

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Dominar el fuego cambió
notablemente su dieta, permitiendo
que se cocinasen los alimentos al igual
que extendió las horas productivas del
día al proporcionar una fuente
controlable de luz.

Es por eso que el fuego, dio inicio


al progreso que nos llevaría a lograr
más avances tecnológicos que ninguna
otra especie en el planeta.

El control del fuego por los


primeros homínidos fue un punto de
inflexión en su evolución cultural y
permitió que proliferaran debido a la
mejora en la absorción de proteínas e
hidratos de carbono que
proporcionaba la cocción, permitió la
actividad en horas nocturnas y
proporcionó protección ante los
depredadores.

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El control del fuego y la luz que
genera, produjeron cambios
importantes en el comportamiento de
los humanos. La actividad ya no
quedaba restringida a las horas
diurnas. Además, algunos mamíferos e
insectos evitaban el fuego y el humo.
El fuego también produjo una mejora
en la nutrición al incorporarse
proteínas cocidas a la dieta alimenticia.

Ciertas partes de las plantas tales


como tallos, hojas maduras, raíces
gruesas, y tubérculos no habrían
formado parte de la dieta de los
homínidos antes de que estos
controlaran el fuego, ello se debe a los
componentes no digeribles que
contienen las plantas, tales como
celulosa en bruto y almidón. Por ello, la
dieta consistía principalmente, de
aquellas partes de las plantas que
estaban conformadas por azúcares
simples y carbohidratos, tales como

11
semillas, flores y frutos carnosos. La
existencia de toxinas en las semillas y
fuentes similares de carbohidratos
también influenciaban la dieta, tales
como los glucósidos cianogénicos que
se encuentran en las semillas de lino y
mandioca que se transforman en
alimentos no tóxicos mediante la
cocción. La estructura y el desgaste de
los dientes del homo erectus son
evidencia del consumo de alimentos
tales como carnes duras y raíces
vegetales.

La cocción de la carne, de la cual


quedan rastros en los huesos de
mamíferos quemados o ennegrecidos,
facilita la ingesta de carnes y la
incorporación de proteínas al facilitar
la digestión de la carne. La cantidad de
energía necesaria para digerir una
porción de carne cocida es menor que
la energía necesaria para digerir un
trozo similar de carne cruda, y además

12
la cocción gelatiniza el colágeno y otros
tejidos conectivos, abriendo moléculas
de carbohidratos fuertemente
entrelazadas y facilitándose el proceso
de absorción de nutrientes.

La cocción también mata a los


parásitos y a las bacterias que
envenenan la comida.

Todas estas “mejoras” fueron


introducidas o adoptadas por el
hombre, haciendo que el fuego pase
hoy en día a ser un elemento vital.

Hubo vida antes de descubrirlo,


mucha vida, por el contrario, hoy en
día si no tenemos fuego moriremos,
eso pone de manifiesto la necesidad,
una necesidad creada por nosotros , de
saber hacer fuego con todos los
medios que podamos tener a nuestro
alcance.

13
Realmente, que es el fuego?

Se llama fuego al conjunto de


partículas o moléculas incandescentes
de materia combustible, capaces de
emitir luz visible, producto de una
reacción química de oxidación violenta.
Las llamas son las partes del fuego que
emiten luz visible, mientras que el
humo son físicamente las mismas pero
que ya no la emiten.

El triángulo de fuego o triángulo


de combustión es un modelo que
describe los tres elementos necesarios
para generar la mayor parte de los
fuegos: un combustible, un
comburente (un agente oxidante como
el oxígeno) y energía de activación.
Cuando estos factores se combinan en
la proporción adecuada, el fuego se
desencadena. Por otra parte, es
igualmente posible prevenir o atacar
un fuego eliminando uno de ellos.

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Sin el calor suficiente, el fuego no
puede ni comenzar ni propagarse.
Puede eliminarse introduciendo un
compuesto que tome una parte del
calor disponible para la reacción.
Habitualmente se emplea agua, que
toma la energía para pasar a estado
gaseoso. También son efectivos polvos
o gases con la misma función.

Sin el combustible el fuego se


detiene. Puede eliminarse
naturalmente, consumido por las
llamas, o artificialmente, mediante
procesos químicos y físicos que
impiden al fuego acceder al
combustible.

Este aspecto es muy importante


en la extinción de incendios, mediante
cortafuegos, así como en los incendios
controlados. La insuficiencia de
oxígeno impide al fuego comenzar y
propagarse.

15
La Madera

En nuestra imperiosa necesidad de


encender fuego la búsqueda y acopio
de madera, es una parte esencial.

Aunque por todos es conocido que


toda madera arde, no toda madera es
buena para iniciar el fuego. Hemos de
diferenciar por tanto, en cuanto a las
maderas como materia fundamental
para el fuego, aquellas que son para
iniciarlos y aquellas que por el
contrario son para mantenerlo.

16
Conocemos como leña, la madera
habitual para alimentar el fuego y es
una de las formas más simples del uso
de la biomasa.

Antes de empezar a profundizar en


su uso para el fuego, ya sea como
yesca o bien como leña, hemos de
saber que las maderas tienen distintas
durezas, algo fundamental, por
ejemplo, para el fuego por fricción.

Conocemos como maderas duras,


son aquellas que proceden de árboles
de un crecimiento lento, por lo que son

17
más densas y soportan mejor las
inclemencias del tiempo que las
blandas.

Estas maderas proceden, por lo


general, de árboles de hoja caduca,
pero también pueden ser de hoja
perenne, que tardan décadas, e incluso
siglos, en alcanzar el grado de madurez
suficiente para ser cortadas y poder ser
empleadas, haya, castaño, roble, etc.

Dan poca llama, pero su calor


lento y prolongado las hace excelentes
para la cocina y la calefacción.

Por el contario, la madera blanda,


engloba a la madera de los árboles
pertenecientes a la orden de las
coníferas y otros de crecimiento
rápido.

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Una gran ventaja que tienen,
respecto a las maderas duras, es su
ligereza. No tiene una vida tan larga
como las duras. La manipulación de las
maderas blandas es mucho más
sencilla, aunque para nosotros,
tratándose de fuego, tiene la ventaja
de producir mayor cantidad de astillas,
pino, balso, olmo, etc.

Se consumen rápidamente con


llamas continuas; resultan, por lo

19
tanto, excelentes maderas para
encender o iluminar.

La yesca

Se denomina yesca a cualquier


material muy seco, algodón
carbonizado, virutas de madera
blanda, cardo u hongos secos, etc., y
preparado para que cualquier chispa
prenda fuego al hacer o ponerse en
contacto con él.
La yesca, es el paso intermedio
entre la creación de una chispa o llama

20
hasta el momento en que conseguimos
un fuego, una hoguera.

La yesca está formada por


materiales fácilmente inflamables que
mantendrá una pequeña combustión,
que debe durar lo suficiente para que
el combustible que usemos alcance su
temperatura de ignición.

Todos los manuales de


supervivencia nos mencionan que
podemos usar hojarasca, plumas,
pelusa de diente de león o ramitas
para hacer esa función. Pero también
conocemos numerosos métodos para
conseguir yesca, sin lugar a dudas.

Lo más habitual es rascar con el


filo de nuestro cuchillo o herramienta
de corte, después de haber quitado la
corteza, una rama, para obtener
pequeñas virutas que iremos
prensando a modo de “bolita” donde

21
depositaremos la brasa encendida de
la madera, cuando usamos el método
de fricción.

La yesca ha de estar siempre seca


y bien prensada, lo ideal es hacer una
bola del tamaño de una pelota de
pingpong e intentar mantenerla
siempre a una temperatura cálida,
esto, sin lugar a dudas nos facilitará el
encendido, dentro del nido.

Son muchos los elementos que


podemos usar para hacer yesca,

22
independientemente de los que ya
podemos encontrar en el mercado.

Como todos sabemos, una


situación de supervivencia se nos
puede plantear, con nuestro equipo o
sin él, si es supervivencia real, casi
seguro, se nos presentará cuando no
estemos preparados como es lógico.

Tenemos dos maneras de


confeccionar yesca bien usando
medios naturales o bien usando
material sintético.

23
Romper o desprender pedazos de
corteza de árbol, puede ser un buen
método, pero recuerda, el tipo de
árbol puede variar dependiendo de
dónde te encuentres pero la
característica más importante de la
corteza, es que esté seca.

Sea cual sea el tipo de corteza que


usemos, debemos desechar la exterior
y desgarrar en tiras o pequeñas astillas
la interior, incluso deshilacharla en
pequeñas hebras, todo lo que
podamos. Contra más fina sea la
corteza mayor probabilidad de que
inicie el tren de fuego tendremos.

Si estamos en zonas de corrientes


lentas o próximas a estanques y
pantanos, una yesca sensacional será la
espadaña.

24
Debemos usar el material tupido
con aspecto de algodón que está en el
tope del tallo, que florece en el otoño
cuando la planta va a dar la semilla,
solo tenemos que despréndelo del
tallo y encenderlo.

A mediados y finales del verano,


las espadañas, producen una sustancia
parda con forma de salchicha en la
parte de arriba. Esta parte de la planta
también sirve de yesca.

25
Podemos localizar árboles con
parches de hongo yesquero, un tipo de
hongo que funciona perfectamente
como yesca. Lo mejor es cortar un
pedazo grande y rómpelo en trozos
más pequeños si está lo
suficientemente seco.

El hongo yesquero crece


principalmente en abedules, que se
pueden identificar por su corteza
blanca, y tiene la apariencia de un

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pedazo de corteza crujiente
ennegrecida o quemada. Si el material
está húmedo, puedes dejar secar el
hongo lentamente al aire para utilizarlo
más adelante.

Tallar troncos o ramas de árboles,


una vez retirada la corteza, para
producir virutas, es otra opción.
Tomando un cuchillo en ángulo recto
con la hoja apuntando en sentido
contrario a nuestro cuerpo, deslizamos

27
la hoja hacia adelante y hacia atrás
creando pequeñas virutas.

En una situación real, casi


cualquier material vegetal seco se
puede usar como yesca. Esto incluye
pasto seco, hojas, tallos, piñas de pino
secas, tela de algodón, o incluso
cordeles o cuerdas naturales. Quizás
no sean los materiales más fáciles de
encender, pero ofrecerán fuego en
situaciones desesperadas.

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Por último es bueno saber que
podemos obtener yesca de tres
fuentes diferentes, de origen animal,
vegetal o artificial.

Dentro de las de origen animal


podemos encontrarla en los
excrementos de algunos animales, han
de estar muy secos, de camello, de
vaca, de caballo, nos pueden valer los
pelos de algunos animales y por
supuesto las plumas de los pájaros.

29
Algunos ejemplos de origen
vegetal, pueden ser la hierba fina y
seca, las agujas de pinos, hojarasca
seca, virutas o serrín, madera podrida
o atacada por la carcoma, estando muy
seca, algodón natural, cardos, hongos
yesqueros, etc.

En cuanto a las de origen artificial,


desde las pelusas de algodón,
obtenidas de nuestra ropa con un buen
filo hasta las tradicionales pastillas de
encendido, un amplio abanico que
tenemos en el mercado de suministros
para la supervivencia.

El nido

Sin lugar a dudas, es la parte


fundamental a la hora de encender un
fuego, sobre todo cuando hablamos de
fuego por fricción.

30
A veces confundimos la yesca con
el nido, no es lo mismo. El nido es la
disposición en la que ponemos la yesca
para alojar la brasa obtenida mediante
la fricción o al que transmitir la chispa
producida por nuestros iniciador de
fuego.

Es donde se empezará a crear el


tren de juego que nos hará posible la
aparición de la llama.Si no hacemos un
buen nido con yesca, por mucho que

31
consigamos una brasa, no seremos
capaces de hacer fuego.

Hemos de dedicar especial


atención a preparar un nido efectivo,
con la yesca necesaria, una yesca
blanda inicial que ayudará a la brasa a
prender y una más gruesa que vaya
generando la combustión necesaria
para el encendido. Es fundamental
conseguir un buen nido de fibras
vegetales o artificiales, según sea
nuestro método usado para encender
fuego.

32
El nido que tenemos que lograr ha
de ser similar al de las aves, de hecho
es el mejor nido que podemos
encontrar en un ambiente natural.

Hemos de mantenerlo lo más seco


y caliente posible, el calor
proporcionado por nuestro cuerpo,
bajo la ropa, e incluso los cálidos rayos
del sol, nos ayudarán a que el nido
llegue a arder, sin lugar a dudas.

El combustible

Por su propia definición


consideramos como combustible
cualquier cosa que pueda arder, pero
hemos de aprender a diferenciar en
aquellos que nos ayudan a iniciar el
fuego, los llamados activadores y
aquellos otros, los mantenedores, que
como su propio nombre indica, nos
mantendrán el fuego encendido.

33
Por norma general cualquier
madera una vez iniciado el fuego te
valdrá para mantenerlo. Hemos de ser
conscientes que un excesivo apilado de
madera, por muy buena que sea,
puede ahogar el fuego.

Siempre a la hora de buscar leña


para el fuego, hemos de hacerlo
usando maderas muertas, la naturaleza
nos proporciona numerosos restos,
bien sean de árboles caídos o árboles
muertos. Evita en lo posible, siempre,
talar innecesariamente árboles.

34
El tema de la madera lo
trataremos más a fondo a la hora de
hablar de los distintos tipos de
hogueras.

Métodos de encendido

Existen multitud de métodos de


encendido de manera artificial, desde
el clásico mechero hasta una pila
eléctrica. De todos ellos intentaremos
hablar en este monográfico, sino en su
totalidad, en su mayoría.

35
Pero hemos de ser conscientes de
que cuando nos veamos envueltos en
una situación de supervivencia real,
probablemente, o casi seguro,
tendremos que hacer fuego con
procedimientos naturales o técnicas
primitivas.

Si bien todas las maderas, como


hemos visto, valen para mantener el
fuego, no todas valen para iniciarlo,
por lo que comenzaremos en cada
técnica hablando de las maderas
propicias para ello.

36
Técnica de fricción manual

Es sin lugar a dudas el método más


antiguo de recolección del fuego. Nos
remontamos a la era paleolítica para
sus orígenes.

Para conseguir el fuego mediante


esta técnica necesitaremos una base y
un taladro.

Para este método, se aconseja


siempre que la base sea de menor
dureza que el taladro, aunque si bien,
pueden ser de la misma dureza, no se
obtendrán los mismos resultados.

Podemos romper el taladro si la


base es demasiado dura, o por el
contrario podemos perforar la base si
es excesivamente blanda. Se trata de
buscar un equilibrio de durezas, sin
llegar a obtener una desigualdad
excesiva.

37
Hemos de procurar que la base
tenga una longitud mínima aproximada
de 25 cm y una anchura de 4cm, en
cuanto a su grosor, si es de madera
blanda con 12 mm nos bastará y por el
contrario si es más dura,
disminuiremos a 10 mm
aproximadamente. Estas medidas no
implican que sea mejor o menos o más
rápido el encendido de la brasa.

Se han tomado estas medidas en


referencia a la posibilidad de que la

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madera esté húmeda y haya que
secarla. Si la madera se ha recolectado
de una zona húmeda, con las medidas
anteriores, nos bastaría solo con
ponerla al sol o calentarla con el calor
de nuestra ropa. Si excedemos de las
anteriores medidas nos imposibilita
notablemente el secado.

Nuestro taladro ha de medir


aproximadamente 45 cm, con lo cual
mantendremos el giro durante más

39
tiempo a medida que nuestras manos
van bajando al realizar la fricción
continua.

En cuanto a su grosor, si la madera


es blanda nos bastaran entre 12 y 16
mm de diámetro y si es más dura será
mejor no superar los 12 mm de
diámetro.

Nuestro siguiente paso será


preparar la yesca, que como ya
sabemos podemos conseguir con el
raspado de un palo, una vez quitada la
corteza, hasta conseguir dos bolas del
tamaño de un huevo de gallina.

Una vez obtenidas estas fibras, las


guardaremos en un bolsillo, en lugar
seco, para evitar que concentren
cualquier tipo de humedad, mientras
preparamos nuestros elementos de
fuego.

40
Prepararemos nuestro nido de
fibras vegetales, igual al de las aves, si
es un nido ya recolectado, mejor aún,
parte de nuestro trabajo ya está hecho.

En caso de que no estén lo


bastante secas procederemos de igual
manera que lo hicimos con la yesca,
secándola en nuestro bolsillo o con el
calor entre nuestras capas de ropa.

Ya tenemos todos los elementos,


ya estamos en disposición de empezar
la técnica.

41
En primer lugar en nuestra base a
un cm aproximado del borde,
realizaremos un pequeño agujero con
nuestro filo o con una piedra, donde
apoyará nuestro taladro.

Con centro en este orificio y con


dirección al lateral más cercano,
tallaremos un triángulo, con doble
función, por un lado permitirá que el
oxígeno entre y por otro que la brasa o
ceniza incandescente caiga sobre el
nido, o en su defecto sobre el
recolector.

42
Colocamos nuestra yesca bajo el
centro del orificio de la base y del corte
en “V”, aplastándola con la misma.

Nuestro taladro, sobre el orificio


de la base, formando una “T” y
empezamos a girarlo de forma lenta y
suave, con las palmas de nuestras
manos, al mismo tiempo que lo vamos
presionando ligeramente contra la
base.

43
Empezaremos a crear un serrín
humeante de color café claro, tan solo
llevamos girando 90 segundos.

Poco a poco este serrín se va


oscureciendo hasta llegar a negro y el
humo aumenta de intensidad, es el
momento de girar a mayor velocidad y
presionar más fuerte, ya hemos llegado
a los 400 º, temperatura de
combustión de la madera, nuestro
serrín ahora es una brasa
incandescente, en tan solo 120
segundos.

Una vez llegados a este punto,


apartamos cuidadosamente el taladro,
para que nuestro brasa no se
desparrame y la colocamos sobre la
yesca, retirando la base
cuidadosamente. Seguimos aireando
con la mano para que siga humeando.

44
Cogemos nuestro nido, ya con la
yesca y la brasa incandescente en su
interior, lo compactamos ligeramente y
empezamos a soplar de manera
continua y suave.

A medida que vamos soplando,


vamos elevando el nido humeante
sobre nuestra cabeza, para que el
humo no nos impida respirar. Nuestro
soplido continuo, siempre de manera
suave, como si sopláramos por una
cañita de beber, hará que la brasa
combustione y finalmente arda el nido.
45
Combinaciones de maderas

A continuación, proporcionamos
un listado de maderas propicias para la
obtención de fuego por fricción
manual.

Para el taladro podemos usar


Sauce llorón, Laurel, Adelfa, Granado,
Conyza Canadensis, Gamón, Pino
gallego, Chopo, Arce, canadienses,
Avellano, Hiedra, Tallo de anea.

46
Para la base, Pita, Ricino, Abeto,
Tilo, Hiedra, Avellano, Abedul, Pino
gallego, Aguacate, Eucalipto, Chopo.

Técnica de fricción con arco

En el continuo avance evolutivo


del hombre y el constante
perfeccionamiento de técnicas, surge
el fuego por fricción con arco. Siendo el
procedimiento el mismo, la fricción de
dos maderas, se le añade un
empujador y se disminuye el tamaño
del taladro. Para disminuir el desgaste
físico y poder intervenir dos personas,
se le añade un arco de madera con una
cuerda, que proporcionará la rotación
del taladro.

Para esta técnica la preparación de


la base es la misma que la anterior, al
igual que la del nido. Para ejercer
presión del taladro sobre la base,
usaremos un empujador. No nos

47
extenderemos en este método ya que
es una variante del anterior.

El taladro lo podemos hacer con


Higuera, Chopo, Almez, Clemátide,
Retama, Acacia blanca.

Para la base podemos usar


Higuera, Chopo, Almez, Clemátide,
Retama.

En cualquier técnica de fricción,


hemos de tener presente, que si el

48
taladro emite un sonido chirriante
cuando gira sobre la base, algo no
estamos haciendo bien. Ese sonido,
nos está indicando que la madera se ha
cristalizado, lo cual impedirá que
formemos la brasa. En caso de ocurrir,
hemos de limpiar nuestro taladro y la
base con nuestro filo o con una piedra
y posteriormente comenzar de nuevo.

Técnica de la sierra

Hablamos en este caso del fuego


por rozamiento. Es un método propio

49
de la jungla, y consiste en usar una
madera blanda, normalmente bambú
para serrar otra dura, frecuentemente
cáscara de coco.

Este método, como es lógico no se


usa en España, pero realizamos uno
muy similar.

Para ello usaremos dos trozos de


caña común Arundo donax, de la
misma manera.

Con este serrado iremos


consiguiendo un serrín que culminará

50
con un abrasa incandescente al
aumentar la velocidad de serrado.

Existe una variante de este


método, que consiste en hacer una
muesca en una tabla o madera seca de
unos 30 cm de largo.

Sobre esta muesca frotaremos un


palo seco de madera más dura, de
modo que en un extremo de la
muesca, se vayan acumulando virutas
que se irán calentando cada vez más
hasta que se inicie la combustión. En
cuanto se produzca una brasa, la

51
pondremos sobre la yesca, en el
interior del y soplaremos al igual que
en los métodos anteriores hasta
conseguir la ignición.

Fuego con pedernal y eslabón

Para producir chispas, hay que


entrechocar una piedra dura como el
llamado pedernal o sílex, con otra roca
en hierro, como la pirita o la marcasita,
el eslabón.

52
Al producir estas chispas se crea
algo llamado producción de energía
física en contacto.

El choque de dos piedras de sílex


entre sí, no permite encender un
fuego, pues no produce proyecciones
incandescentes suficientemente
calientes y duraderas.

La chispa producida por el choque


del pedernal contra el eslabón, es una

53
partícula incandescente, de mineral de
hierro.

Hay que destacar que los


modernos aceros inoxidables no son
adecuados para su empleo como
eslabón. Las chispas obtenidas por
percusión deben entrar
inmediatamente en contacto con
alguna materia altamente combustible,
por ejemplo, cabellos, hojas secas,
viruta de madera, paja o algún tipo de
yesca natural, como el hongo
yesquero.

Método de la correa

Para hacer fuego con este método,


necesitaremos una cuerda, cordón de
bota, cordino, paracord o similar y una
rama o troco seco. Elevaremos la rama
o el tronco con una piedra y pasamos
por debajo nuestro cordón.

54
Bajo la rama colocamos nuestra
yesca, o nuestro nido completo,
ligeramente abierto para que el serrín
y la posterior brasa caiga dentro de él.

Comenzamos a tirar con fuerza


alternativamente de un extremo y del
otro para producir la fricción.

Una vez que las brasa


incandescentes producidas por el
rozamiento caen en el nido,
procederemos al igual que en los
métodos de fricción manual.

55
Otros métodos

Cualquier batería de móvil, pila de


linterna, etc., nos valdrá para producir
fuego mediante un cortocircuito o
denominado fuego eléctrico.

Podemos hacer fuego fabricando


una lente o lupa con un trozo de hielo,
labrándolo con el cuchillo y dándole
forma con nuestras manos.

56
Como sabemos, también podemos
hacer fuego con un preservativo, lleno
de agua, que usaremos a modo de
lupa, un sinfín de formas de hacer
fuego, que si no practicamos
continuamente, por mucho que las
conozcamos, no nos valdrán
absolutamente para nada.

Todas parecen fáciles, pero


ninguna lo es, confundimos el dominio
de la técnica con la facilidad y en una
situación real serán muchos los
57
factores que nos influirán y los que
determinaran si podemos hacer fuego
o no.

Las fogatas o fuegos de vivac

Por todos es conocido el


acompañamiento que aporta un buen
fuego en la zona de vivac. Largas y frías
noches en las que el calor del fuego
nos da cobijo, anécdotas, historias y un
sinfín de secretos que desaparecen con
el humo.

58
El fuego, recurso vital en la
supervivencia es un compañero muy
apreciado e imprescindible, pero a su
vez muy peligroso y temido.

A la hora de realizar un fuego de


campamento o fogata, necesitamos
cumplir unas normas mínimas de
seguridad, hemos de ser conscientes
de que por una negligencia podemos
producir daños irreparables en la
naturaleza y llegar a poner incluso
nuestra vida en peligro. A menudo
59
cometemos ciertas temeridades como
hacer fuego dentro de una tienda de
campaña, o bajo arboles cargados de
resina que con solo una chispa
incandescente, arrastrada por el
viento, arderán de una manera
vertiginosa.

Trataremos de darte a conocer las


principales precauciones que hemos
de seguir a la hora de realizar un fuego.

Estas fogatas pueden ser


puntuales, perennes, para cocinar,
para calentarnos, para darnos
seguridad en la soledad de la noche,
pero sea cual sea su misión, siempre ha
de ser segura.

La distancia

Siempre que vayamos a encender


un fuego, lo haremos a una distancia
prudencial de la zona donde tenemos

60
instalado nuestro refugio, nunca
dentro de él. Cualquier chispa puede
originar un incendio en el refugio o
quemar parte de nuestro equipo.

Nos aseguraremos de hacerlo en


un área plana, preferiblemente
excavaremos un pequeño hoyo, de
pocos centímetros, lo bastante para
contener el fuego.

Es fundamental observar algo que


nunca hacemos, hemos de comprobar

61
que no lo hacemos encima de raíces, es
poco conocido, que las raíces
transmiten el fuego bajo tierra,
pudiendo llegar a declararse un
incendio a varios metros de donde
hemos realizado la fogata,
simplemente por la transmisión de
este a través de la raíz.

La limpieza de la zona

Cuando empezamos a preparar


una fogata, tenemos que tener en
cuenta que hemos de limpiar la zona
donde vamos a iniciarla, hojas secas,
ramas, etc., todo ello ha de ser

62
apartado en la medida de lo posible y
dejar la zona lo más baldía posible.
Si el terreno esta nevado,
podemos despejar la zona de nieve
apartándola, tratando de que no quede
un charco.

Si por el contrario hacer calor y


estamos rodeados de pinos, lo
haremos en un claro bastante grande,
ya que los pinos verdes son
extremadamente inflamables y su
resina muy volátil.

63
Las medidas de contención

Para contener el fuego y prevenir


un incendio, haremos un círculo o
anillo con piedras grandes, que nos
delimitaran la expansión del fuego en
dirección horizontal.

No debemos de construir nunca


una fogata junto a una gran roca o
pared de piedra ya que dejaremos una
gran mancha negra del humo y con ello
estamos estropeando el entorno.

Evitaremos usar rocas que puedan


absorber agua, ya que al calentarse la
humedad interior se convertirá en
vapor y pueden estallar, cualquier
fragmento puede ocasionarnos una
importante lesión, para ello coger las
piedras de un lugar seco, no las
cogeremos por el contrario de un lecho
del río.

64
El control de la situación

Tenemos que tener previsto, algo


que no hacemos nunca, tener sistemas
de extinción cercanos y preparados en
caso de propagación, no se trata de
una vez ocasionado accidentalmente
el incendio, de salir corriendo a
buscar agua, mantas o arena, sino de
tenerlo preparado por si el fuego “se
nos va de las manos”.

65
De igual manera no hacer una
fogata más grande de lo necesario, no
se trata de quemar madera a diestro y
siniestro, sino de que el fuego cumpla
su labor, ya sea cocinar, calentar o
cualquier otra de por las que se hace.

El material

Siempre tenemos que tener claro


que hemos de aprovechar el material
que la naturaleza nos ofrece, ramas
rotas, arboles ya caídos, etc., en todo
bosque hay madera muerta, esa es la
que debemos usar, no se trata de talar
medio bosque para tener un buen
fuego, solo cortaremos madera,
cuando sea extremadamente necesario
y sin ocasionar graves daños.

Hemos de saber seleccionar varios


tipos de leña para la fogata, por un
lado pequeños trozos o “ramitas”, no
deberían ser más gruesas que el dedo

66
meñique, que serán las primeras que
echaremos en el nido una vez que la
yesca ha prendido.

Por otro lado recolectaremos


ramas que no excedan del grosor de
nuestro pulgar, que son las que le irán
dando consistencia al fuego.

Por ultimo ramas gruesas del


diámetro aproximado de la muñeca o
más gruesas que serán las que
mantengan la hoguera encendida.

67
La leña para combustible ha de
estar lo más seca posible. Busca bajo
refugios o tejados para encontrar
madera seca.

También puedes buscar madera


muerta que haya caído y ya esté seca
bajo los árboles o entre sus ramas. El
pino de tea y la corteza seca son
buenos para encender el fuego. La
corteza de abedul prende bien incluso
en húmedo y arde por un buen rato
debido a su sabia resinosa.

68
Si tienes sierra o hacha, las astillas
secas se pueden colocar bajo la
madera muerta puesta de pie para
secarla en condiciones de mucha
humedad. Ten en cuenta que en
muchos parques y áreas silvestres está
prohibido recoger materia orgánica
caída, ya que juega un importante
papel en el ecosistema.

La recolección

Junta bastantes hojas u otras


plantas similares que encuentres, a la
69
vez que limpias el área alrededor de tu
fogata para evitar incendios. La clave
es tener material para prender que sea
muy fino y con gran superficie y
densidad. También puedes tener papel
cortado en tiras finas y largas o plantas
resinosas verdes que prendan bien.

Asegúrate de que el combustible


esté bien seco. Si tienes problemas
para juntar material seco, junta
bastante material aunque sea húmedo
para secarlo cuando hayas encendido
el fuego y tenerlo preparado para más
tarde.

Si tratas de encender fuego en


condiciones de lluvia, cualquier
material de la zona estará húmedo.
Busca leña seca en sitios a resguardo,
bajo rocas, troncos, en agujeros, etc. La
tea, el abedul o incluso plantas verdes
como el pino arden incluso cuando
están mojadas.

70
La preparación

No coloques la leña de cualquier


manera, apilada de una manera
desordenada, ya que eso imposibilitará
el fuego.

Para ello forma dentro del anillo


de piedras que habías hecho
previamente, una pila de leña menuda,
dejando hueco para meter el nido,
construye sobre la pila una pirámide
con los troncos más grueso, de menor
a mayor grosor, dejando un espacio

71
abierto para que pueda entrar el aire y
el fuego no se ahogue.

Ve añadiendo ramas cada vez más


y más gruesas a medida que el fuego
incremente su fuerza. Recuerda dejar
espacio entre los troncos para que la
fogata respire.

No aplastes la leña. Al ir poniendo


ramas más grandes usa el sentido
común para que queden de tal forma
que no aplasten el corazón de la
fogata, sino que se vayan quemando
paulatinamente dejando siempre que
el fuego tenga una entrada de aire. Por
ejemplo, puedes cruzar las ramas en
forma de “Y” para que queden sobre la
llama sin mover el resto de leña
ardiendo, o dar estabilidad a un tronco
grande apoyándolo en otro.

Recuerda que cuando te vayas a


marchar tienes que cerciorarte de que

72
está perfectamente apagado, incluso
habiéndolo enterrado en el hoyo que
hiciste, las brasas se pueden mantener
encendidas y por acción del viento,
avivar de nuevo la hoguera cuando tú
ya no estés para apagarla. Hemos de
ser conscientes de su utilidad y de sus
consecuencias.

Tipos de fuegos

El conocer las formas más usuales


de hacer nuestro fuego, nos ayudará

73
notablemente a la hora de hacerlos,
eligiendo así el más apropiado en
función al uso que vayamos a darle

El fuego en pirámide o en tipi, es


la forma más básica de construir un
buen fuego. Para ello apilaremos el
fuego, a modo de pirámide, rodeada
de una barrera de piedras, para evitar
que el fuego salga fuera del perímetro.

El fuego en pagoda es una gran


fogata que proporciona grandes
cantidades de calor y su duración es

74
larga debido a la gran cantidad de
yesca y madera. Se construye en varios
pisos por troncos paralelos y en el
centro una gran cantidad de yesca.

El fuego en estrella es una fogata


con doble función. Por un lado evitar la
gran cantidad de humo y por otro,
facilitar es poderla extinguir
rápidamente al retirar los troncos, o lo
contrario, avivarla al juntar los troncos
al centro. Se construye una fogata en
pirámide como iniciador del fuego.

75
Fuego en reflector, su función,
como indica su nombre, es reflejar el
calor hacia un punto específico. Se
usan troncos gruesos como pared del
reflector. En su centro se crea una
fogata de pirámide. Se suele emplear
cuando hace mucho viento.

76
Fuego en zanja, este fuego se
empleará en lugares con vientos
cambiantes o cuando queramos captar
el viento en un punto particular.

Para ello cavaremos una trinchera


con forma de cruz o en línea recta. En
su parte central su profundidad será
mayor. Sigue el mismo patrón que un
fuego en estrella, es el sistema más útil
en superficies húmedas.

77
Fuego polinesio, es el menos
conocido de todos. Para ello
cavaremos un agujero el cual
bordearemos con troncos. En su
interior hacemos un fuego en
pirámide.

El objetivo es concentrar gran


cantidad de calor que podemos usar
como horno, ya que los troncos que lo
rodean funcionan como reflectores. Es
el mejor sistema en nieve.

78
Fuego en corredor, se hace, como
su propio nombre indica, haciendo un
corredor con piedras o con dos troncos
en paralelo, en dirección a favor del
viento.

Las piedras, al calentarse nos


proporcionan una gran fuente de calor
para poder cocinar. Cuando usemos
piedras, como ya hemos visto antes, no
usaremos piedras de rio o piedras

79
húmedas, ya que estas pueden
explotar con el calor.

Hemos intentado recoger en este


manual, tanto los sistemas de
encendidos, como todo aquello que
consideramos importante a la hora de
hablar del fuego.

No hemos hablado de las maneras


de encendido tradicionales ya que
consideramos que no requieren ni una
aclaración especial, ni una atención
especial.

80
Medidas de prevención

Como norma general, en caso de


condiciones meteorológicas que
favorezcan la propagación de incendios
(días de elevadas temperaturas, sequía
prolongada y viento) hay que
abstenerse de encender fuego con
cualquier finalidad.

Además hay que tener en cuenta


las prohibiciones en cuanto al uso del
fuego que establezca la Consejería
competente en materia de incendios
forestales.

Entre las medidas de prevención


que se pueden adoptar, conviene
recordar algunas que, aunque parezcan
conocidas, tienden a olvidarse con
frecuencia.

No encender hogueras para


ningún uso (cocinar, calentarse, etc.).

81
Tenga en cuenta que, en general, está
prohibido el uso del fuego en cualquier
zona forestal.

Solamente se autoriza su uso en


zonas y épocas muy determinadas
(áreas recreativas acondicionadas
específicamente para ello y fuera de la
época de peligro que varía según las
condiciones meteorológicas).

Aún en zonas autorizadas,


asegúrese de que está permitido y, en
caso positivo, tenga un cuidado
especial al apagarlo, asegurándose que
no quede ningún rescoldo que lo
pueda reavivar y con ello iniciar un
incendio.

Apagar bien las cerillas y


cigarrillos, no abandonar en el campo
botellas, objetos de cristal o basuras
que puedan provocar o favorecer el
incendio.

82
Encender fuego sólo en los lugares
autorizados y acondicionados para ello
y en las épocas autorizadas.

Tener un cuidado especial al


apagar un fuego, asegurándose de que
no queda ningún rescoldo que lo
pueda reavivar.

 No utilizar el fuego en el medio


natural en la época
comprendida entre el 1 de
Junio y el 30 de Septiembre.
 Fuera de esta época, realizarlo
únicamente en las zonas
habilitadas para tal fin.

 No dejar abandonada una


hoguera y tener a mano una
provisión de agua en
prevención de un incendio
forestal.

83
 No hacer fuego en días de
fuerte viento. El fuego ha de
mantenerse en unas
dimensiones que lo hagan
controlable en todo momento.
Una vez finalizado el uso del
mismo, proceder a apagarlo
totalmente. Los útiles de
cocina, al ser retirados, déjalos
en zonas sin vegetación hasta
que se enfríen.

 No fumar en el monte.
 No dejar abandonadas colillas
ni tirar las mismas desde el
interior de los vehículos.

 No dejar abandonados vidrios o


sustancias inflamables.

 Cuando se utilicen elementos


que producen calor o luz por
medio de fluidos inflamables
(camping-gas o similar), se
84
cuidará de colgarlos en puntos
que no ofrezcan peligro o de
apoyarlos sobre una base
horizontal.

 Los vehículos a motor que


circulan por el monte, han de
estar dotados con dispositivos
de seguridad que eviten la
proyección de partículas
incandescentes o el
recalentamiento de elementos
que puedan ponerse en
contacto con la vegetación.

 En caso de producirse un
incendio o si observas una
situación negligente de terceras
personas, comunícalo al Centro
de Emergencias 112.

85
Bibliografía

1. Estado Mayor del Ejército. ME6-003.


Manual de Enseñanza. Supervivencia.
Tomo 2.

2. Headquarters Department of the


Army. U.S. Army Survival Manual, FM
21-76.

3. Estado Mayor del Ejército. M17-002.


Manual de Instrucción. Supervivencia.

4. Escuela de Supervivencia Anaconda I

5. La Vida Autosuficiente - Ed. Blume

6. Paleoforo

7. Vive la naturaleza

8. Emergencias 112

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Notas de aprovechamiento

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Notas de aprovechamiento

88
Notas de aprovechamiento

89
Notas de aprovechamiento

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