Tarea 3 de Supervisión 1 Reconseptualización

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a) DEFINICION DE RECONCEPTUALIZAR:

La noción de reconceptualización no forma parte del diccionario de la Real


Academia Española (RAE). En cambio, sí aparece el término conceptualización,
que se refiere al proceso de conceptualizar (desarrollar conceptos sobre algún
tema).
La inclusión del prefijo re- indica, por lo tanto, que reconceptualización es el
resultado de volver a conceptualizar. Se trata de la práctica que lleva a pensar
nuevamente algo para generar conceptos diferentes sobre la temática.

b) MOVIMIENTO DE RECONSEPTUALIZACIÓN DE TRABAJO SOCIAL EN


AMERICA LATINA.
El proceso denominado “la reconceptualización” es una nueva corriente en
servicio social, difundida ya por todo el continente latinoamericano. Fruto de
condicionantes históricas muy precisas, al expandirse recibe por igual la
aprobación de los sectores de vanguardia y la juventud y el más enconado
rechazo de los conservadores, los comprometidos con el status quo y los
haraganes mentales.
El Movimiento de Reconceptualización en América Latina, entendiendo que el
mismo constituyó un momento de inflexión y ruptura en la trayectoria de la
profesión en el continente. Para ello se destacan algunas de sus características
generales y comunes, para luego iniciar el proceso de reconstrucción de este
movimiento, tendiendo a aprehender su procesualidad, dinámica y significado para
el Trabajo Social Latinoamericano.
El Movimiento de Reconceptualización en América Latina sentó las bases para
la constitución de nuevos proyectos profesionales en el Trabajo Social
contemporáneo. En este sentido, rescatando el aporte fundamental que dicho
movimiento brindó para esclarecer la dimensión ético-política de la profesión y así
poder avanzar en algunas reflexiones que nos permitan analizar y comprender la
contemporaneidad del Trabajo Social y los desafíos presentes en el ejercicio
profesional cotidiano.
¿CUÁNDO, DÓNDE Y PORQUÉ SURGIÓ?
Durante las décadas de 1960 y 1970 los fundamentos teóricos, metodológicos,
operativos e ideológicos sobre los cuales se asentaba el ejercicio profesional del
Trabajo Social Latinoamericano se vieron sacudidos con una intensidad que
resultaba inédita para la historia de la profesión en el continente. Este momento es
conocido como el Movimiento de Reconceptualización y constituyó un hito
fundamental en el desarrollo del Trabajo Social Latinoamericano, un divisor de
aguas en su historia, que se inicia a mediados de la década de 1960 en los países
del Cono Sur desde Argentina, desde México hasta Montevideo, desde Lima hasta
Río de Janeiro, Cuba, Uruguay y chile difundiéndose posteriormente por casi toda
Latinoamericana.
Aunque la Reconceptualización fue un movimiento autónomo y propio de la
categoría profesional latinoamericana, no podemos desconsiderar las profundas
transformaciones ocurridas en el ámbito mundial, latinoamericano y en cada uno
de los países de la región durante las décadas de 1960 y 1970 ya que en ese
complejo contexto se desarrolla este movimiento. Y es más, no resulta casual que
el Trabajo Social haya visto sacudidos los fundamentos en los cuales basaba su
ejercicio profesional, pues la profesión se desarrolla en la compleja trama de las
relaciones sociales y, por lo tanto, no es ajena a las características de una cierta
sociedad en un determinado momento histórico y, consecuentemente, no es ajena
al papel del Estado, a la dinámica de las políticas sociales, a las características de
las instituciones sociales y a los movimientos de la sociedad civil.
Así, la Reconceptualización buscó generar un Trabajo Social netamente
latinoamericano, que diera respuesta a las particularidades del continente en un
contexto de significativos cambios abriendo nuevas perspectivas, reflexiones,
análisis y debates sobre el quehacer profesional. Sin embargo, es necesario
realizar algunas consideraciones generales sobre este movimiento. Por un lado,
las modificaciones ocurridas durante estas décadas no son patrimonio “exclusivo”
del Trabajo Social ni tampoco del Trabajo Social Latinoamericano, aunque el
impacto recibido fue de tal magnitud que puso en jaque los sustentos teóricos,
metodológicos e ideológicos en los cuales se venía desarrollando la profesión en
el continente.
c) DESCRIBIR EL CONTEXTO HISTÓRICO EN AMERICA LATINA EN EL
CUAL OCURRE EL MOVIMIENTO 1960 -1975. MENCIONAR CUALES
FUERON SUS INFLUENCIAS PARA SU SURGIMIENTO
A partir de la década de 1960, las bases conservadoras y antimodernas que
sustentaban teórica y metodológicamente a la profesión en América Latina entran
en crisis. En este sentido, el surgimiento de este movimiento se encuentra, por un
lado, sumamente vinculado a los acontecimientos sociales, políticos, económicos
y culturales, así como por los desarrollos teóricos, ocurridos tanto en el ámbito
mundial como latinoamericano. Y en segundo lugar, más allá de la heterogeneidad
de tendencias presentes en el movimiento de renovación profesional, la
característica unificadora de las diversas perspectivas fue el cuestionamiento y la
crítica al Trabajo Social Tradicional que se había desarrollado en nuestro
continente hasta ese momento.

Claro que estas confrontaciones incluían tanto propuestas reformistas y


modernizantes de la profesión –necesario aggiornamento a los tiempos de
profundos cambios que vivía el continente- así como el más profundo rechazo a la
denominada “conservadora Asistencia Social” y sus representantes, y en algunos
casos, proponiendo una perspectiva revolucionaria del Trabajo Social. De este
modo, abriendo un amplio abanico de posturas y tendencias en el desarrollo del
Trabajo Social Latinoamericano. Desde estas diferentes posiciones, el Movimiento
de Reconceptualización impulsó, estimuló o, simplemente, permitió que se
incorporaran a la agenda de la profesión temáticas, discusiones y debates que
habían estado ausentes en el desarrollo histórico del Trabajo Social en el
continente. Sin lugar a dudas, la discusión sobre la dimensión ético-política de la
práctica profesional constituyó uno de los aportes y avances más significativos de
este movimiento. Por último, una de las características de la Reconceptualización
fueron los intensos intercambios entre los profesionales del Trabajo Social de los
países latinoamericanos y unidos en el compromiso de construir un auténtico
Trabajo Social Latinoamericano, pero esto no debe inducirnos a pensar que
consideramos a América Latina como una unidad homogénea. Evidentemente,
podemos señalar que Latinoamérica ha tenido, y tiene aún, características
sociales, económicas, políticas y culturales “similares”, lo cual no diluye las
particularidades y heterogeneidades de cada uno de los países de la región. En el
desarrollo del Movimiento de Reconceptualización en Latinoamérica podemos
distinguir tres períodos en su proceso.
Durante los años 1965-1968 podemos considerarlo como el momento
fundacional de la Reconceptualización, cuando distintos grupos de profesionales
de los países del Cono Sur, se unen en torno a la consigna de construir un
auténtico Trabajo Social Latinoamericano. El año 1965 es indicado por diversos
autores como el inicio de la Reconceptualización, anclado en Argentina, Brasil y
Uruguay y señalando tres acontecimientos ocurridos en dicho año, que marcaron
una primera inflexión en el desarrollo histórico del Trabajo Social Latinoamericano.
Esta formación intensiva, en el terreno teórico y práctico, en los métodos clásicos
del Trabajo Social, así como en los métodos propiciatorios se oponía al desarrollo
del Trabajo Social Tradicional que se realizaba en estas latitudes. En este sentido,
fue fundamental la labor desarrollada por Valentina Maidagán de Ugarte –
trabajadora social chilena y asesora de las Naciones Unidas- quien tuvo a su
cargo la evaluación y el asesoramiento técnico sobre la enseñanza del Trabajo
Social en Argentina, Uruguay, Brasil y Chile.
Kruse (1969) nos plantea que los trabajadores sociales, formados en los moldes
del Trabajo Social norteamericano, cuando se incorporaban a las instituciones
debían enfrentar serias dificultades, ya sea porque en nuestros países no existían
agencias sociales (como las existentes en Estados Unidos), por la burocracia o
por la falta de asignación de recursos.
En el mismo sentido, Barreix (1971) indica que se hacía evidente la imposibilidad
de trasladar los métodos clásicos del Trabajo Social a una realidad completamente
diferente (“métodos diseñados para países desarrollados que se aplicarían a
países subdesarrollados”) así como la imposición de neutralidad de los
profesionales al aplicar estos métodos, cuando tanto el desarrollismo como la
Alianza para el Progreso constituían respuestas políticas a problemas políticos. La
neutralidad y la ausencia de compromiso en el desempeño profesional surgieron
como cuestiones centrales en aquel momento. La fuerte crisis socioeconómica
que vivían los países del Cono Sur y la necesidad desde la profesión de dar una
respuesta –convirtiendo a los trabajadores sociales en instrumentos del desarrollo-
estuvieron presentes en diferentes grupos de profesionales que dieron lugar a la
Generación del 65, germen del Movimiento de Reconceptualización. En síntesis,
para la Generación del 65 existía una preocupación en la construcción de un
“nuevo” Trabajo Social, genuinamente latinoamericano, aunque no resultaba claro
–al menos en sus primeros años- cuales eran los fundamentos en los que se
asentaba la construcción de este “nuevo” Trabajo Social. En este proceso los
Seminarios Regionales Latinoamericanos de Servicio Social tuvieron un papel
central. En los tres primeros encuentros (Porto Alegre, Brasil en 1965; Montevideo,
Uruguay en 1966 y Gral. Roca, Argentina en 1967) se hacen evidentes cambios
sustanciales en la manera de comprender y analizar el Trabajo Social desde la
perspectiva del desarrollo y, fundamentalmente, sobre el rol del profesional en este
proceso.
Asimismo, en el año 1967 se realizó en la ciudad de Araxá, Minas Gerais (Brasil),
el primer Seminario de Teorización del Servicio Social promovido por el CBCISS
(Centro Brasileño de Cooperación e Intercambio de Servicios Sociales), conocido
posteriormente como Documento de Araxá. Este documento, más allá de su
importancia en el desarrollo de la profesión en el Brasil, tuvo un fuerte impacto en
el Trabajo Social Latinoamericano.
El período comprendido entre 1969-1972 fue, a nuestro entender, el momento de
mayor auge del Movimiento de Reconceptualización. En primer lugar, porque el
movimiento traspasa las fronteras de los países del Cono Sur extendiéndose a la
mayoría de los países de América Latina apartir de la incorporación de nuevos
actores que también asumen la tarea de difundir, debatir e investigar sobre el
Trabajo Social.
El año 1969 se inicia con el IV Seminario Regional Latinoamericano de Servicio
Social que se desarrolló en la ciudad de Concepción, Chile. Este seminario fue un
momento de inflexión en el desarrollo del movimiento, pues si bien aún presentes
algunas de las perspectivas desarrollistas, aparecerá de manera contundente la
influencia del marxismo en el Trabajo Social.

Si en Montevideo 1966, se planteaba al trabajador social como agente de cambio


–proposiciones asumidas, también, en el VI Congreso Panamericano de Caracas
en 1968 (Manrique Castro, 1982)-, en Concepción 1969 se abandona esta idea y
se propone ubicar al Trabajo Social en el proceso revolucionario con un papel de
concientizador. Para los sectores de vanguardia del Trabajo Social, las promesas
de desarrollo y bienestar social ya no eran suficientes, así Concepción 69 significó
una ruptura en el modo de comprender y analizar la realidad social y la
intervención del trabajador social en esta realidad.
Estas ideas se continuaron y profundizaron en el V Seminario Regional
Latinoamericano de Servicio Social realizado en la ciudad de Cochabamba, Bolivia
en el año 1970. Allí se señala al “imperialismo” como principal causa de la
situación de subdesarrollo, destacando la necesidad de integración
latinoamericana –a través de la concientización- y el compromiso del Trabajo
Social de construir diagnósticos sobre la realidad -rechazando los modelos
estructural y funcionalistas de la profesión, provenientes del extranjero- para que
el ejercicio profesional se encuentre dirigido al cambio de estructuras al mismo
tiempo que integrado a otras fuerzas que buscan también este objetivo.
Asimismo, a partir de 1969, el Instituto de Solidaridad Internacional (ISI) tuvo un
papel fundamental en la difusión de este movimiento de renovación profesional.
Desde el año 1965 se venía desarrollando en América Latina el Proyecto de
Trabajo Social del ISI dependiente de la Fundación Konrad Adenauer, pero
durante el período 1969-1973, haciéndose eco de la renovación profesional que
se estaba desarrollando e impulsando en el continente, se promueven seminarios
de estudios y perfeccionamiento.
Por otra parte, en el año 1970 se desarrolló en la ciudad de Teresópolis, Brasil un
seminario sobre “Metodología del Servicio Social” organizado por el CBCISS,
cuyas conclusiones son conocidas como Documento de Teresópolis. Netto (1996)
señala a este documento como la “cristalización de la perspectiva modernizadora”
pues se consolida la instrumentación de la programática desarrollista presente en
el Documento de Araxá.
En el año 1971 se profundiza el cambio de rumbo iniciado en Concepción/69 y
Cochabamba/70, en la confluencia de tres encuentros desarrollados en Ecuador:
el III Seminario de Escuelas de Servicio Social con el tema: “La
Reconceptualización del Servicio Social”; en la ciudad de Ambato, se desarrolló un
nuevo Seminario del ISI con el tema: “El trabajo de campo como fuente de la
teoría del Trabajo Social” y, por último, también en Quito, el VII Congreso
Interamericano de Bienestar Social con el tema: “La dinámica del desarrollo frente
a los problemas contemporáneos”.
El desarrollo de estos encuentros mostró tanto la extensión continental de la
Reconceptualización, asumida como proceso de renovación del Trabajo Social
Latinoamericano, al mismo tiempo que esta renovación, desde una perspectiva
crítica y revolucionaria, era considerada un imperativo para un Trabajo Social que
mirara la realidad de América Latina.
En el año 1972 se llevó a cabo el VI Seminario Regional Latinoamericano de
Servicio Social en Porto Alegre, Brasil. Si los cinco Seminarios Regionales
anteriores habían sido el germen del Movimiento de Reconceptualización en una
escalada ascendente en cuanto a las temáticas y discusiones que se abordaban,
el VI Seminario presentó un panorama distinto. Este encuentro, organizado a la luz
del Documento de Teresópolis, retornaba a las perspectivas tecnocráticas del
desarrollismo. Así, Porto Alegre/72 cerraba el ciclo iniciado por los Seminarios
Regionales en Porto Alegre/65, volviendo a sus propuestas originales.
A partir del año 1973, la universalización de la Reconceptualización –con un
sentido de fuerte “modismo”- daba lugar a que todas las posiciones existentes en
el Trabajo Social se consideraran en la línea “reconceptualizadora”, lo cual parecía
indicar que el movimiento estaba ingresando en una crisis. De hecho, durante
1974 y 1975, la sensación de crisis, -o para algunos de “estancamiento”- se
generalizaría y, para 1975, algunos autores labrarían la “acta de defunción” de la
Reconceptualización. Desde ya que no podemos ignorar la situación política que
se comenzaba a extender por toda América Latina, a través de la instalación de
terribles dictaduras militares.
Una de las características más frecuentemente mencionadas y ponderadas era el
clima de absoluta libertad de expresión que tenían los diversos encuentros y
seminarios profesionales, particularmente en países como Uruguay y Chile. Pero,
para el año 1973 la situación era muy distinta para estos países. Sin embargo, aún
se mantenía el Proyecto Trabajo Social del ISI y el cambio en la dirección de
ALAESS, a partir del año 1971 asumiendo su dirección representante de la línea
renovadora (participantes de la Reconceptualización), implicó que adquiriera un
fuerte protagonismo en la difusión de este movimiento.
En el año 1974, el ISI plantea cierto “riesgo político” en que una fundación
extranjera promoviera cambios en el Trabajo Social y, por lo tanto, proponía que
se realizará el traspaso del Proyecto Trabajo Social a una organización residente,
bajo la responsabilidad directa de los latinoamericanos. A partir de un acuerdo
entre el ISI y ALAESS nace el Centro Latinoamericano de Trabajo Social
(CELATS), con financiamiento del ISI y bajo la dirección de ALAESS. Lima Santos
resalta que el CELATS nace dentro de la perspectiva del Movimiento de
Reconceptualización, orientado a promover el conocimiento de las causas de la
“marginación” de los grupos mayoritarios de América Latina para apoyar los
cambios estructurales necesarios para modificar dicha situación y ubicando al
Trabajo Social en la contribución para crear una sociedad más justa. A inicios de
1975 comienzan las actividades del recientemente creado CELATS, siendo
designados Juan Mojica, Consuelo Quiroga y Boris Lima como coordinadores
académicos. Durante el período 1975-1977, el CELATS desarrolló numerosos
proyectos de capacitación continuada, investigaciones, así como cursos y
seminarios en distintos países de América Latina, publicándose también, a partir
de julio de 1976 la revista Acción Crítica. Asimismo, en el año 1977 con la firma de
un convenio entre el CELATS y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras,
se inicia el primer curso de la Maestría Latinoamericana de Trabajo Social, en
Tegucigalpa, Honduras.
En el año 1975 la revista Selecciones del Servicio Social publica un número
especial dedicado a analizar el Estado Actual del Movimiento de
Reconceptualización del Trabajo Social en América Latina, pues se habían
comenzado a evidenciar síntomas de inquietud y cuestionamiento a este
movimiento, presentes en expresiones tan diversas como desconcierto, angustia,
caos, ideologismo, activismo, falta de métodos, mitos, manías, etc. Es por ello que
la revista, al cumplirse una década del inicio del movimiento, publicó 27 extensos
artículos que permiten obtener un segundo balance del mismo para 1975.
La totalidad de los autores destaca la importancia de la Reconceptualización en el
cuestionamiento teórico, metodológico e ideológico de la profesión, señalándose
tanto la ruptura y crítica con el Trabajo Social Tradicional, así como la ubicación de
la profesión en el contexto de los distintos países y de Latinoamérica. En este
sentido, muchos consideran que este movimiento permitió la apertura a nuevos
interrogantes, un mayor protagonismo de la profesión, la búsqueda de la
jerarquización profesional y la innovación metodológica con un fuerte contenido
científico, si bien destacan que la Reconceptualización se desarrolló,
fundamentalmente, vinculada a los centros de formación con poca incidencia en
los profesionales insertos en las instituciones
d) PLANTEAMIENTOS BÁSICOS DEL MOVIMIENTO DE
RECONSEPTUALIZACIÓN. (POSTULADOS, IDEAS, PROPUESTAS).

Las críticas a un Trabajo Social desarrollista se pueden observar cuando en el


último tercio del siglo XX y ante la creciente complejidad de las situaciones
sociales, surge la necesidad, de acuerdo con la crítica radical a los intereses del
Estado, de crear una alternativa y novedosa forma de Trabajo Social que contara
con una perspectiva teórico-política alternativa, una fundamentación científica, una
mayor consistencia metodológica, una mayor cobertura de intervención y una
orientación crítica que permitiera penetrar en las causas provocantes de los
enormes problemas sociales, no solo en los efectos.

Esta idea de Trabajo Social conocida como Movimiento de Reconceptualización,


aparece primordialmente en los países de América del sur en la década de los
sesentas y muestra como características principales, reconocer el origen de la
desigualdad social a partir de las relaciones de explotación del sistema capitalista,
además de cuestionar fuertemente las propuestas de integración, control y
hegemonía de los individuos “disfuncionales” al orden social imperante,
concebidas por el Trabajo Social tradicional-desarrollista. Propuso reformular
radicalmente las orientaciones del Trabajo Social tradicional-desarrollista,
configurándose como “un modo de acción social que supera los enfoques y la
concepción asistencialista, y pretende ser una respuesta alternativa a la
problemática social.

De ahí que se atribuya una función de concientización, organización y movilización


de los sectores populares o marginados, que es compartida por otros ámbitos
profesionales y otras esferas de actuación. Lo especifico de este quehacer, son los
proyectos o intervenciones propias, ya sea en la prestación de servicios o en la
acción social, que pretenden generar la autogestión de individuos, grupos o
comunidades, para que insertos críticamente y, dentro de lo posible, actuando o
participando en organizaciones que contribuyan a la transformación social” (Ander
Egg; 1995, 87)

Esta orientación del Trabajo Social, surge en Latinoamérica e impacta a sus


propios países, pero va más allá de ellos, ya que generó una dinámica de
construcción teórico-metodológica basada en postulados y categorías del
paradigma crítico y buscó desentrañar las implicaciones políticas de la práctica
profesional, casi siempre orientadas al servicio y/o beneficio de los sectores
hegemónicos.
En ese sentido, dio las pautas para que el profesional del trabajo social tuviera una
perspectiva política en sus marcos teóricos, buscando por un proyecto global de
sociedad más justa, democrática y equitativa.
Utilizó la perspectiva dialéctica para proponer los análisis siguientes:
. Análisis del sustento filosófico e histórico del Trabajo Social. ∙ Análisis del cuerpo
teórico del trabajo social.

∙ Análisis de sus metodologías y finalidades.

∙ Análisis de las prácticas profesionales enmarcadas en un sistema social


excluyente y marginador.

∙ Análisis de los objetivos inmediatos y estratégicos del Trabajo Social (Corto,


mediano y largo plazo).

∙ Análisis de los alcances, productos y resultados sociales de la práctica.

En ese sentido, la reconceptualización tiene que ver con una respuesta alternativa
a las prácticas tradicionales y desarrollistas, y es “una búsqueda, una lucha por
alcanzar nuevas bases de legitimidad de la acción profesional del asistente social,
el cual, reconociendo las contradicciones sociales presentes en las condiciones
del ejercicio profesional, busca ponerse objetivamente al servicio de los intereses
de los usuarios, esto es, de los sectores dominados de la sociedad. No se reduce
a un movimiento interno de la profesión, forma parte de un movimiento social más
general, determinado por el enfrentamiento y la correlación de fuerzas entre las
clases fundamentales de la sociedad, lo que no excluye la responsabilidad del
colectivo profesional por el rumbo dado a sus actividades y por la forma de
conducirlas” (Iamamoto, 1996, 67)

Todo movimiento implica procesos, conflictos y cambios, y en ese sentido,


cuando se realizan análisis sobre el movimiento de reconceptualización
generalmente se realizan desde una óptica mecánica, esquemática y
homogénea, y en este caso podemos mencionar que dicho proceso no se
conformó como algo unitario, unívoco, único o lineal ya que evidentemente
existieron orientaciones, matices y vertientes que incluso fueron divergentes en
algún sentido.

Por eso, desde una óptica estrictamente teórico- política, se pueden identificar
cinco orientaciones que permearon el movimiento:

∙ Postura Radical que proponía un cambio estructural de los cimientos de la


sociedad de clases. En este sentido, el profesional de Trabajo Social debía
insertarse en la lucha de clases por todas las vías y ubicado profesionalmente
desde fuera del sistema generar el cambio revolucionario.
∙ Postura Militante, cuyo objetivo fue extender la militancia política de los
profesionales para preparar en el corto plazo las condiciones necesarias para
el cambio revolucionario. esta postura generalmente dio como resultado la
construcción de organizaciones de base en las que el trabajador social
generalmente acompañaba políticamente su desarrollo y movilización.

∙ Postura Autogestiva, cuya finalidad se centraba en generar procesos


educativos con los sectores populares, y con ellos y a partir de sus propios
procesos de organización y movilización social, generar en aproximaciones
sucesivas la autogestión, paso necesario para la transformación social. Esta
postura generalmente se relacionaba con el trabajo de base con pequeñas
organizaciones de colonos, o trabajadores, e implicaba una postura de
construcción social desde abajo y desde adentro.

∙ Postura Institucional, para esta postura el profesional daba preeminencia al


intento de la transformación social desde dentro del sistema. Su finalidad
consistió en que el trabajador social se insertará dentro de las instituciones del
Estado, para permear las estructuras institucionales burocráticas y desde
dentro generar cambios y reformas sociales que en el mediano plazo
aceleraran la transformación social desde dentro del sistema.

∙ Postura Académica, buscó reflexión ideológico-política y la elaboración teórica


sobre la transformación social y sobre los objetivos profesionales del Trabajo
Social desde los centros académicos, generalmente desvinculados de los
espacios laborales.

e) DESCRIBIR LOS APORTES DEL MOVIMIENTO A LA PROFESIÓN

Es importante mencionar que todas estas posturas coexistieron y se


tensionaron en la mayoría de los países latinoamericanos, lógicamente
tomando en cuenta los contextos históricos específicos de cada uno de ellos,
originó que estas tuvieran mayor o menor fuerza. Sin embargo, es claro que
algunas de estas perspectivas fueron dominantes y otras marginales, pero
todas en sí, forman parte del acervo profesional y socio-político de la profesión.
Asimismo, cuando se habla de los aportes de la reconceptualización, se habla
de que esta trajo consigo logros como la incorporación de la dimensión Política
en el quehacer profesional, entendiéndola como el arte de proyectar el futuro
tomando decisiones en el presente, siempre enmarcadas por un compromiso
social; la reformulación del cuerpo teórico del Trabajo Social; la actualización
de sus metodologías, la crítica de sus prácticas y la generación de alternativas.

Pero, consideramos necesario destacar que la reconceptualización del Trabajo


Social, en esencia constituyó un intento por romper los esquemas de los
paradigmas de la Modernidad europea y norteamericana enraizados en el
Trabajo Social, mismos que hasta la fecha predominan en el colectivo
profesional y que a su vez, se nutre de posturas alienadoras y orientadas al
control social. Por eso podemos afirmar que la reconceptualización no fue sólo
un intento contestatario y radical contra del paradigma moderno, también inició
y de alguna forma configuró los contornos de una propuesta de acción amplia,
que permitió entender la modernidad desde el paradigma del Sistema Mundo,
ubicando a América Latina como una región diferente, articulada, heterogénea,
participativa, activa, dinámica, creativa y de aporte del sistema-mundo, y al
Trabajo Social como una profesión pensada para responder a la especificidad
de esa diversa región sin dejar de tener contacto y reconocimiento a elementos
sociales y culturales de la matriz occidental que se impuso y se globalizó desde
arriba.

Por ello, aunque se afirma que la reconceptualización del Trabajo Social


terminó con la caída del socialismo real y con el supuesto “Fin de la Historia”, lo
cierto es que este profundo movimiento en realidad es un proceso permanente,
continuo e interminable de crítica y autocrítica disciplinar, teórica, metodológica
y práctica, cuyos objetivos se enmarcan en la construcción de nuevas
identidades profesionales horizontales, participativas, pluralistas, incluyentes,
liberadoras, transformadoras, basadas en utopías construidas desde abajo, es
decir en utopías locales, parciales, acumulativas y articuladas entre sí, y no en
una utopía pensada desde arriba, es decir, global, única, omnipresente,
excluyente.

Finalmente, es importante mencionar que todo Trabajo Social contiene un


significado y sentido considerado a partir del marco filosófico, ideológico y
político donde se desarrolla, por ello el Trabajo Social históricamente puede ser
ubicado dentro de perspectivas tradicionales, desarrollistas o transformadoras,
y en cada una de ellas apunta a plasmar un proyecto político, pero lo que lo
que generó una ruptura en el seno de la profesión, es que el Movimiento de
Reconceptualización que se generó y ha sido uno de los aportes esenciales de
América latina hacia el mundo del Trabajo Social, implicó la transformación de
una postura asistencialista, tradicional y desarrollista para dar paso a una
profesión y disciplina que aspira, como fin último, a crear las condiciones
objetivas para lograr una nueva realidad, más justa, participativa, igualitaria,
digna y humana. Esta perspectiva significó también la apertura de nuevos
espacios profesionales más allá de los del Estado, y por eso aparecerán
iniciativas de acción profesional autónomas, independientes, autogestivas tanto
desde las organizaciones no gubernamentales, organizaciones civiles-sociales
y en espacios de formación académica, que se van a convertir también en
alternativas laborales-profesionales en Trabajo Social.
Definición de reconceptualización:
https://definicion.de/reconceptualizacion/

MOVIMIENTO DE RECONSEPTUALIZACIÓN DE TRABAJO SOCIAL EN


AMERICA LATINA
https://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/congresos/reg/slets/slets-018-042.
Texto escrito: Aproximaciones al desarrollo del Movimiento de Reconceptualización en América
Latina.

Autor: Gustavo Parra1

Eje Temático: El nuevo contrato del Trabajo Social con la sociedad; las dimensiones ético-políticas y
ético-técnicas en la formación académica.

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