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5.3 FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO.

LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA

Acabada la Guerra de Independencia y con el regreso de Fernando VII en 1814, permanecería abierta sin embargo la
brecha ideológica entre el liberalismo y el absolutismo. Durante el reinado podemos distinguir 3 etapas:

EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820):


Después de que Fernando VII fuera restituido como rey por el Tratado de Valençay, un grupo de absolutistas en
Valencia le pide restaurar el absolutismo, rechazar la Constitución de 1812 y cerrar las Cortes de Cádiz. El Antiguo
Régimen se restablece mediante el Decreto de Valencia, y se persigue a liberales y afrancesados utilizando la
Inquisición. Los opositores se ven obligados a exiliarse en Francia, Gran Bretaña o Iberoamérica, o a unirse a
sociedades secretas como la masonería. Sin embargo, el retorno completo al absolutismo ya no era posible, y se
instaura un despotismo ilustrado similar al existente antes de 1808. La crisis agraria y la quiebra de la Hacienda no
solo aumentan la deuda pública, sino que también retrasan la llegada de la industrialización a España. Ante la
debilidad de los liberales, buscan apoyo en el ejército para derrocar al absolutismo, lo que da inicio al
intervencionismo militar en la política nacional, una tendencia que se repetirá a lo largo del siglo XIX. Se producen
varios intentos de golpe, pero no logran restablecer el liberalismo hasta el triunfo del levantamiento de Rafael Del
Riego en 1820.

2. EL TRIENIO CONSTITUCIONAL (1820-1823):


Al frente de tropas en Cádiz destinadas a América, se levanta a favor de la Constitución de 1812, obligando al rey a
aceptarla. Desde el poder, los liberales eliminan la Inquisición y suprimen los mayorazgos, lo que genera nuevos
enfrentamientos con la Iglesia, además se restablece la libertad de prensa. Se reorganizan las Reales Academias y las
Sociedades de Amigos del País en un periodo de agitación política; Por un lado, los liberales se dividen en
moderados, quienes desean reformar la Constitución y exaltados, que defienden el sufragio universal, Cortes
unicamerales y soberanía nacional y por otro lado, los absolutistas más radicales, establecen la autoproclamada
Regencia de Urgell en Cataluña. En 1822, Fernando VII solicita ayuda a la Santa Alianza (Tratado de Verona, 1823) y
Luis XVIII envía a los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo.

3. LA DÉCADA ABSOLUTISTA-OMINOSA-(1823-1833):
Desde 1823 hasta su muerte Fernando VII gobernó como monarca absoluto. La represión fue durísima en todos los
sectores, se abolieron las libertades políticas y se cerró el país por completo a los avances del exterior. A nivel
político se repuso parcialmente el Antiguo Régimen aunque se hicieron necesarias algunas reformas, se creo un
Consejo de Ministros con carácter consultivo y se reorganizó la hacienda Pública, para abordar el problema de la
deuda publica se dio paso a una fase de autarquía económica que favoreciese el mercado interior al tiempo que se
implantó un Código de Comercio y abrieron sus puertas la Bolsa de Madrid y el Banco de San Fernando.

Sin embargo, la inestabilidad de España continuó: Por un lado, los liberales exaltados exigían reformas profundas y
alentaron levantamientos populares e intentos de golpe de estado (Torrijos, en Málaga) Por otro, los ultrarrealistas
desconfiaban de Fernando VII y le acusaban de transigir demasiado con los liberales.

En 1826 se organizó una conspiración liderada por el heredero debido a la falta de descendencia real. Los
"agraviados" se rebelaron en Cataluña y luego se extendieron a Navarra y al norte de Castilla. En 1827, redactaron
un manifiesto en el que pidieron al rey la vuelta al Antiguo Régimen, pero fueron duramente reprimidos. El malestar
aumentó cuando en 1830 nació la primera hija de Fernando y Ma Cristina de Nápoles, Isabel, lo que planteó el
problema sucesorio y la Ley Sálica. Fernando VII publicó la Pragmática Sanción para confirmar los derechos
sucesorios de su hija y se acercó a los liberales moderados. Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su viuda, Ma
Cristina de Borbón, ejerció la Regencia hasta la mayoría de edad de Isabel II, quien tuvo que enfrentar la Primera
Guerra Carlista.

La emancipación de la América española se basó en los ideales independentistas inspirados en Estados Unidos y la
Doctrina Monroe. Los criollos, descendientes de los españoles nacidos en América, encabezaron las insurrecciones
debido a las restricciones impuestas por los españoles que limitaban su ascenso social. La crisis de 1808 y el vacío de
poder en España generaron un debate sobre la soberanía y las relaciones con la metrópoli. El enfrentamiento pasó
por dos etapas:
-1ª etapa (1808-1814): Durante la Guerra de la Independencia, los territorios americanos formaron sus propias
Juntas y se negaron a reconocer a José I. Con el cambio de gobierno en España, de la Junta Central al Consejo de
Regencia, se proclamó la inexistencia de un gobierno en España y se promulgaron las primeras declaraciones de
independencia.
-2ª etapa (1814-1824): En el sur, José de San Martín logró la independencia del Virreinato Río de la Plata, Chile,
Uruguay y Paraguay. En el norte, Simón Bolívar lideró la independencia de Venezuela y buscó unir Colombia o
Ecuador para formar la Gran Colombia. Sin embargo, surgieron enfrentamientos internos y finalmente Colombia,
Ecuador y Venezuela se independizaron por separado. Posteriormente, Agustín de Iturbide encabezó la
independencia de México en 1822. La derrota final de las últimas tropas realistas ocurrió en Ayacucho (Perú) en
1824, a manos de los ejércitos de Antonio José de Sucre.

Las consecuencias fueron de todo tipo: a nivel político España sólo conservaría desde entonces Cuba, Puerto Rico
(hasta 1898) y las Filipinas en el Pacífico confirmando su decadencia a nivel internacional; a nivel económico la
pérdida del mercado colonial no hizo sino agravar la crisis y la Deuda. Respecto a los territorios americanos: se
disgregaron en frente a EEUU y Gran Bretaña, persistieron las desigualdades sociales ensalzándose los criollos y
fueron frecuentes los conflictos fronterizos y civiles. El predominio político de altos mandos del ejército desembocó
en muchas ocasiones en dictaduras que frustraron el desarrollo de las libertades y malograron el sueño liberal.

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