TEMA 15 Títulos de Valores, Letras de Cambio
TEMA 15 Títulos de Valores, Letras de Cambio
TEMA 15 Títulos de Valores, Letras de Cambio
El título valor es un documento esencialmente transmisible necesario para ejercitar el derecho literal y au-
tónomo en él mencionado.
La función esencial que desempeñan los títulos-valores en el tráfico económico es la de facilitar la transmi-
sión de los derechos de crédito (sin tener que acudir al régimen de su cesión), ya que al vincular al docu-
mento el derecho que en él se menciona, se considera como una cosa mueble especialmente apta para su
transmisión o circulación de esos derechos al aplicarse las normas más sencillas previstas en el ordena-
miento jurídico para la transmisión de los bienes muebles.
En la actualidad se ha producido una crisis de los títulos valores, en cuanto los derechos de crédito se docu-
mentan con frecuencia no en papel, sino mediante su inscripción en la contabilidad (se dice, que se “anotan
en cuenta”) y su transmisión se efectúa por medio de la transferencia de los créditos de una cuenta a otra.
2. Se lleva a cabo legitimación por la posesión de títulos. Para ejercer el derecho tiene que poseerse fí-
sicamente el título.
3. Literalidad del derecho incorporado. Es necesario pagar una cantidad de dinero. La literalidad com-
pleta se da en algunos títulos (cheque o pagaré) y en otros se da a medias.
4. La autonomía del derecho incorporado al título. Al transmitirse el título a otra persona, los dere-
chos incorporados que posee también se transmiten.
- …
De los diversos criterios existentes vamos a fijarnos únicamente en los más significativos.
Esta clasificación tiene en cuenta si la emisión del título produce el efecto de hacer nacer el derecho a él in-
corporado o no.
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- Son TÍTULOS CONSTITUTIVOS aquellos cuya emisión hace nacer el derecho que se incorpora. La
emisión de un pagaré, cumpliendo los requisitos previstos en la ley, hace nacer un derecho a favor
del tenedor del pagaré contra el firmante del mismo.
- Son TÍTULOS DECLARATIVOS aquellos que incorporan un derecho que ha nacido con anterioridad a
la emisión del título. Así, los derechos que tiene el socio en una sociedad anónima surgen una vez
constituida la sociedad o con motivo de la ampliación del capital social.
Este criterio de distinción presta atención a la forma en que son emitidos los títulos.
- Existen títulos –valores que son emitidos en FORMA AISLADA O PARTICULAR, de manera que el
emitente hace una declaración con relación a cada título. Así sucede normalmente en los títulos re-
gulados en la Ley cambiaria: letra de cambio, pagaré y cheque. El firmante del cheque lo rellena y
entrega al tenedor haciendo una declaración en el propio documento que está referida a un dere-
cho concreto y determinado.
- Otros títulos-valores se emiten como consecuencia de un negocio único (la constitución de una so-
ciedad anónima, la emisión de unas obligaciones) que da lugar a una SERIE O MASA de ellos de ca-
racterísticas iguales.
- TÍTULOS CAMBIARIOS: Conjunto de títulos que incorporan un derecho de crédito de carácter pecu-
niario.
Los títulos cambiarios más importantes son la letra de cambio, el pagaré y el cheque.
Las acciones son los títulos de participación por excelencia. La participación en una sociedad de res-
ponsabilidad limitada, no puede ser incorporada a un título negociable y no puede obtener la califi-
cación de título-valor.
Esta clasificación se basa en la forma en que se legitima el poseedor del título, lo que determina su manera
o ley de circulación. Las cédulas y los bonos del mercado hipotecario pueden emitirse, por ejemplo en cual-
quiera de estas tres formas.
- TÍTULOS NORMATIVOS: aquel que designa como titular a una persona determinada y que no pue-
de ser transmitido sin que se notifique la transmisión al deudor, siendo necesario en algunos casos,
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además, que éste colabore en cierta manera. Se habla en este caso de título normativo “directo”,
para distinguirlo del título a la orden, que también es nominativo pero que tiene un régimen diver-
so.
La primera característica fundamental de los títulos normativos es que designan como titular a una
persona determinada. Para que el poseedor del título este legitimado para solicitar la prestación
que en él se indica, no sólo es necesario la presentación del documento, sino la identificación de la
persona que lo presenta que ha de demostrar que es designada en el título o su cesionario.
b. En el caso de los títulos nominativos emitidos en serie o en masa su transmisión requiere tam-
bién la notificación al emisor y su colaboración, en el sentido de que éste ha de inscribir esa
transmisión en el libro de los títulos normativos emitidos por ella; la inscripción de la transmi-
sión en el libro de le entidad emisora no tiene efectos constitutivos para la adquisición de los
derechos por parte del nuevo titular, que adquiere esos derechos como consecuencia del nego-
cio de cesión, sino simplemente un alcance legitimador, en el sentido de que será necesaria la
inscripción en ese registro para el ejercicio de los derechos ante la entidad emisora.
- TITULO A LA ORDEN: el que designa como titular a una persona determinada o a otra que aquella o
las sucesivas poseedoras legítimas del documento designen en el propio título.
Es un título normativo, pero por medio de una cláusula de endoso, que ha de estamparse puede ser
sustituida la persona designada en él, sin permiso ni necesidad de notificarlo al deudor, emitente
del título.
Los títulos a la orden tienen una circulación más sencilla que los normativos, aunque no lleguen a la
facultad que representan el título al portador. La legitimización en los títulos a la orden se produce
por la coincidencia entre quien lo presenta y la persona que en él se designa como titular, que pue-
de ser la que primero se designó o la que ésta o las sucesivas personas poseedoras del título hayan
indicado, debiendo existir en el título una cadena regular de endoso.
Títulos a la orden por excelencia son la letra de cambio, el pagaré y el cheque, pues tienen ese ca-
rácter aun cuando en ellos nada se diga. Para perder esta condición es preciso que lleven la palabra
de “no a la orden” o una expresión equivalente.
- TÍTULO AL PORTADOR: aquellos que legitiman a su poseedor como titular del derecho incorporado
al documento. Estos documentos no designan a una persona determinada como su titular, sino
simplemente lo es la que los posee (se utiliza para ello la cláusula “al portador”).
La disciplina general de los títulos al portador puede resumirse en las siguientes notas:
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a) Dado que en esta clase de títulos se reconoce al poseedor del documento la titularidad del de-
recho al que se refiere, el ejercicio de ese derecho incorporado a título se ve facilitado extraor-
dinariamente, porque para ello basta con la presentación del documento.
b) La posición del acreedor se ve reforzada en el aspecto procesal, ya que del título al portador
deriva una acción ejecutiva contra su emisor, que puede ejercitar desde el día de su vencimien-
to, sin que se pueda oponer a ella estas excepciones que las previstas en la L.E.C.
c) El tenedor del título tiene derecho a confrontarlo con sus matrices siempre que lo crea conve-
niente; norma que, como se ha dicho, está pensando en los títulos emitidos en serie o masa.
d) Los títulos al portador son transmisibles por la simple tradición del documento, pero para que
la tradición transfiera la propiedad del título es preciso que previamente haya existido una cau-
sa adecuada.
e) La posición jurídica del poseedor de buena fe del título al portador, que lo ha admitido sin culpa
grave, es en principio prácticamente inatacable, ya que el título es irreivindicable.
La LETRA DE CAMBIO es un titulo-valor formal, literal (porque el derecho está literalmente en el propio tí-
tulo), abstracto (porque no incorpora la causa, sino la obligación de pagar una cantidad de dinero) y dotado
de eficacia ejecutiva que incorpora la orden o mandato de pago dirigida al librado, y la promesa de pagar al
poseedor del título y al vencimiento, una determinada suma de dinero vinculando solidariamente a todos
sus firmantes. La ley que regula la letra de cambio es la LEY 19/1985, DE 16 DE JULIO, CAMBIARIA Y DEL
CHEQUE.
FUNCIONES ECONÓMICAS:
La ley que regula la letra de cambio es la LEY 19/1985, DE 16 DE JULIO, CAMBIARIA Y DEL CHEQUE.
a) EL LIBRADOR: Es quien emite el documento dando la orden de pago, cuyo cumplimiento garantiza.
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b) EL LIBRADO: Es la persona a la que va dirigida esa orden de pago, pero que sólo se obligará cambia-
riamente cuando haga la declaración en la propia letra de que acepta su pago.
La letra puede recoger, además de la declaración original del librador cuando emite o gira la letra y la decla-
ración del librado de que la acepta, otras que, en cuanto se recogen en la letra, se califican como cambia-
rias: así la del ENDOSO, que se produce cuando el tendedor transmite la letra a un tercero o la del AVAL,
cuando una persona garantiza su pago.
Es importante hacer notar que la LC declara que los que hubieren librado, aceptado, endosado o avalado
una letra de cambio responden solidariamente frente al tenedor. De forma que todos los que han suscrito
una declaración en la letra son obligados cambiarios y responden solidariamente de su pago, en el sentido
de que el tenedor de la letra podrá proceder contra todas estas personas individual o conjuntamente, sin
que le sea indispensable observar el orden en que se hubiese obligado. Sin embargo, ha de advertirse que
se trata de una solidaridad especial, no ya simplemente por el hecho de que la obligación de cada uno de
los deudores cambiarios es autónoma respecto a los demás, sino porque el pago hecho por una de los obli-
gados no extingue la deuda de los demás. Porque los efectos del pago por un deudor cambiario dependen
de la posición que tengan en la letra.
Solo el pago efectuado por el aceptante libera a todos los demás obligados
El pago por uno de los obligados en vía de regreso libera a los que se obligaron con posterioridad a él, pero
no a los anteriores.
La letra de cambio recoge, como sabemos, una declaración original, la de libramiento, y otras sucesivas
(aceptación, endoso o aval). El artículo 1 trata de la declaración cambiaria original, que puede calificarse co-
mo una declaración de voluntad unilateral, que da lugar al nacimiento de una obligación que pesa sobre su
autor, en este caso el librador.
El artículo 1 de la LC enuncia ocho requisitos formales de la declaración cambiaria original. Sin embargo, co-
mo nos aclara el artículo 2, no todos son esenciales ya que la omisión de alguno de ellos se suple con crite-
rios establecidos por la propia ley. De manera que, junto a los requisitos formales que se califican como es-
enciales aparecen los llamados naturales, que pueden completarse con otras menciones facultativas.
1. La denominación de “letra de cambio” inserta en el texto mismo del título expresado en el idioma
empleado para su redacción.
3. El nombre de la persona que ha de pagar, denominada librado. El nombre de librado es una men-
ción necesaria ya que determina la persona a la que se dirige la orden de pago (dicha persona no
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está obligada cambiariamente en tanto en cuanto no acepte la letra). El librado puede ser el propio
librador.
6. Firma del que emite la letra, denominado librador. El otra mención esencial
Además de las indicaciones expresadas el artículo 1 de la LC hace alusión a otros requisitos que no se consi-
deran como esenciales, en cuanto que la ley dicta normas para suplir su falta.
Una de las menciones especiales de la letra es la fecha de su vencimiento, en cuanto que va a de-
terminar el momento de pago, ya que fija la fecha en la que el principal obligado ha de efectuar el
pago al tenedor legítimo de la letra. Ahora bien, si se omiten en la letra esa indicación, se integra
por la propia Ley esa omisión diciendo que se considera pagadera a la vista. Ciertamente también
puede tratarse de un supuesto en el que el librador ha dejado en blanco ese requisito para que sea
completado por el tenedor, de acuerdo con lo acordado en él. En tal supuesto estamos ante el caso
de una letra en blanco.
a. Ha de ser único, de manera que las letras con vencimiento sucesivo serán nulas.
c. Ha de ser posible, en cuanto que no ha de tratarse de una época o un día inexistente, impo-
sible, como puede ser una fecha anterior a la emisión de la letra o absurda.
d. Ha de atenderse a alguna de las fórmulas típicas que ofrece el legislador, que desea evitar
cualquier forma de incertidumbre sobre el momento de la exigibilidad del crédito cambia-
rio.
MODALIDADES DE VENCIMIENTO
- A un plazo contado desde la fecha, el cómputo de éste, si es por días, excluye el día de la
emisión, pero no el de los días inhábiles. Si el día de vencimiento es inhábil se entenderá
que la letra vence el primer día hábil siguiente.
- A la vista es pagadera a su presentación, lo que implica que la determinación del día del
vencimiento se deja a la voluntad del tenedor de la letra.
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- A un plazo contado desde la vista, se determinará la fecha del vencimiento de la letra co-
menzando a contar ese plazo desde la fecha de la aceptación o, a falta de ésta dado que el
librado rechace la aceptación por la del protesto.
2. Indicación del lugar de pago de la letra. Si este lugar no se indica, se entiende que el lugar desig-
nado junto al nombre del librado se considerará como lugar del pago, y al mismo tiempo como lu-
gar del domicilio del librado.
3. Indicación del lugar de emisión de la letra. Se puede omitir ya que se entenderá que lo ha sido en
el lugar designado junto al nombre del librador. Si no aparece ese lugar, el documento no servirá
como letra de cambio.
La LC permite que puedan añadirse algunas otras menciones no requeridas, siempre que no estén prohibi-
das por ella. Tienen la consideración de cláusulas potestativas:
3. CLÁUSULA DE INTERES. Ha de ser el librador quien fije los intereses que devengue el principal de la
letra.
El artículo 2 de la LC establece que “el documento que carezca de alguno de los requisitos que se indican en
el artículo precedente no se considera letra de cambio, salvo en los casos comprendidos en los párrafos si-
guientes…”. Ya ha quedado indicado que algunos de los requisitos enunciados por el artículo 1 tenían el ca-
rácter de esenciales, mientras que otros eran simplemente naturales, en cuanto que pueden suplirse en la
forma prevista por el propio art 2. Si faltan los requisitos esenciales, la consecuencia es que tal documento
no se considera como letra de cambio, lo que quiere decir que no es aplicable el régimen de la letra. Sin
embargo, ese documento puede tener el valor de una promesa ordinaria de pago, siempre que concurran
el menos los elementos de los que pueda derivarse esta promesa, cuya problemática habrá de resolverse
de acuerdo con los datos que haya sido recogido en el documento.
LETRA EN BLANCO:
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Documento que, si bien en el momento de la emisión está incompleto, quien lo entrega deja para un mo-
mento posterior el que pueda ser completado conforme al acuerdo que se haya establecido entre las par-
tes. Aparece, pues, en la letra en blanco el dato objetivo de que en el momento en que sale de las manos
del que ha efectuado su declaración cambiaria falta alguno de los elementos esenciales, lo que concurre
con la voluntad del emisor de que posteriormente sea completada por el tenedor del documento.
EL ENDOSO:
El Artículo 14 establece que la letra de cambio es un título transmisible por medio del endoso. Así pues, se
denomina ENDOSO a la declaración cambiaria contenida en la letra y suscrita por su actual tenedor llamado
ENDOSANTE, el cual transmite la letra a otra persona llamada ENDOSATARIO que adquiere todos los dere-
chos que ella contiene.
- El endoso ha de ser una declaración incondicionada, pura y simple. Si se pone alguna condición, no
se anula la declaración cambiaria sino que la condición se considera como no escrita.
- El endoso se efectúa por el tenedor de la letra mediante una cláusula escrita en ella. El requisito es
la firma del endosante sin que sea necesario poner el nombre del endosatario (endoso en blanco).
o Efecto legitimador: El endosatario que posee el título se considera como poseedor legítimo
de la letra y podrá gozar de los derechos que ésta posea.
o Efecto de garantía: cada endoso es una garantía más del pago de la letra. Cada endoso
añade un nuevo deudor a la letra. Este efecto puede eliminarse por el propio endosante
mediante una cláusula de “sin garantía” o “sin mi responsabilidad” que inserte en la letra.
o Endoso en garantía: la letra se entrega en prenda, de forma que el tenedor adquiere un de-
recho de prenda sobre el crédito cambiario y no la titularidad plena. Se trata de una garan-
tía. El endosatario como no es el titular de la letra no puede endosarla con efectos plenos,
sino transmitir la legitimación de la letra.
Endosos que apareciendo externamente como plenos, van acompañados de pactos extracambia-
rios entre el endosante y el endosatario que pretenden limitar los efectos del endoso. De manera
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que en lugar de estampar en la letra un endoso “para cobranza” o un endoso “en garantía” o “en
prenda”, aparece en la letra un endoso pleno, si bien el endosante y el endosatario pactan que la
entrega de la letra va a cumplir determinadas funciones. La posición del endosatario aparece en es-
tos supuestos reforzada, lo que puede dar lugar a graves problemas en el supuesto de incumpli-
miento por parte de éste de los pactos existentes entre las partes, que tiene su reflejo en el régi-
men de las excepciones oponibles por el deudor, que en estos casos serán de carácter personal.
La letra de cambio puede transmitirse sin endoso, como consecuencia de una cesión de los derechos del te-
nedor de la letra, que puede llevarse a efecto en varios supuestos. Si la circulación de la letra en el caso de
endoso implica la transmisión del título como una cosa mueble, de manera que el endosante con la tradi-
ción de la letra transmite los derechos resultantes de ella y el endosatario, la LC prevé unos supuestos en
los que la letra no puede transmitirse por endoso, o en otros porque el tenedor de la letra no quiere usar
tal procedimiento, en los que el cedente transmite al cesionario los derechos que él poseía; es decir, devie-
ne titular de los derechos cambiarios del cedente como consecuencia de negocio de la cesión, pero no ad-
quiere ningún derecho autónomo, sino su posición es por completo derivada de la que tenía el cedente, de
manera que podrán oponerse al cesionario todas las excepciones que se hubieran podido oponer al ceden-
te.
La letra no puede endosarse y , por consiguiente, sólo puede efectuarse la cesión de los derechos que tenga
el cedente, tanto cuando el librador haya escrito en la letra las palabras “no a la orden” o una expresión
equivalente como cuando la letra ya haya sido protestada, se haya efectuado una declaración equivalente
por falta de pago o haya vencido el plazo para el levantamiento del protesto, pues en estos casos, aun
cuando se pretenda efectuar un endoso, éste no producirá otros efectos que los de una cesión ordinaria. La
cesión de los derechos del titular de la letra en otros casos será voluntaria; es decir, será fruto de un acuer-
do entre el cedente y el cesionario, que no quieren acudir al endoso. Es más, la LC en su artículo 24.2 esta-
blece que la transmisión de la letra por cualquier otro medio distinto del endoso produce los mismos efec-
tos que la cesión ordinaria.
ACEPTACIÓN DE LA LETRA:
Según el artículo 25, es la declaración incondicionada del librado contenida en la letra por la que asume la
obligación de pagarla a su vencimiento. La aceptación debe efectuarse por el librador o por su representan-
te. Puede ocurrir que el librado acepte o no la letra, así pues:
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- Si NO ACEPTA: no está obligado cambiariamente a su pago aunque haya recibido la orden de pago
del librador. La negativa a aceptar no provoca para el librado consecuencias cambiarias por lo que
es libre para aceptar o no la letra.
La aceptación debe figurar en la letra bastando únicamente con la firma del librador; en este caso, la fecha
no es necesaria (excepto en las letras con vencimiento a un plazo desde la vista.).
La letra es un aviso de pago, por tanto, la no aceptación por parte del librado es un preaviso de que no va a
pagar; así pues, el tenedor sin esperar al vencimiento debe protestar a la falta de aceptación o de pago y
vencer la letra en ése momento (obligación al protesto).
Si el librado no acepta y el tenedor no protesta siendo la letra de presentación obligatoria, ésta se perjudi-
cará; es decir, la letra no se podrá cobrar judicialmente y el tenedor perderá sus derechos cambiarios.
Si el librado no acepta la letra, no paga y lo firma, esto evitaría el protesto salvo que el propio librador haya
establecido en la letra su protesto por falta de pago o aceptación. Contrariamente, el librador también pue-
de establecer que no se proteste la letra (cláusula sin gastos).
La aceptación puede ser parcial, por una parte del importe de la letra; el aceptante quedará obligado a pa-
gar esa parte.
PRESENTACIÓN DE LA ACEPTACIÓN:
La Ley regula la presentación de la letra a la aceptación por su tenedor o por un simple portador de la mis-
ma. Esta normativa es inaplicable cuando la letra ha sido aceptada antes de su entrega al tenedor.
La presentación a la aceptación por el tenedor puede ser necesaria o voluntaria. También es posible que la
presentación se haya prohibido.
1. La presentación a la aceptación es, en general, voluntaria, en el sentido de que es una facultad del
tenedor presentarla o no al librado para su aceptación.
ii. Esta será necesaria en las letras giradas a un plazo desde la vista, que deberán pre-
sentarse a la aceptación en el término de un año a partir de su fecha.
3. El librador podrá prohibir que la letra se presente a la aceptación o que la presentación no se haga
antes de determinada fecha. La prohibición de la presentación a la aceptación no es posible si la le-
tra se ha librado a un plazo desde la vista o es pagadera en el domicilio de un tercero o en una loca-
lidad distinta a la del domicilio librado. Si el tenedor infringe la prohibición presentando la letra a la
aceptación y el librado la acepta, la aceptación tiene todo su valor. El alcance de la prohibición se
manifiesta en que si al presentarse se produce la negativa de la aceptación, no cabe la acción de re-
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greso por este concepto. Pero si llegado el momento del vencimiento el librado que ha rechazado
la aceptación no paga, el tenedor podrá ejercitar la acción de regreso por falta de pago.
La presentación de la aceptación por el tenedor o cualquier poseedor ha de hacerse, por regla ge-
neral, en el domicilio del librado y en cualquier momento entre la emisión de la letra y su venci-
miento.
REQUISITOS DE LA ACEPTACIÓN:
L a aceptación, como toda declaración cambiaria, ha de cumplir determinados requisitos, en especial que
debe efectuarse por el librado o por su representante legal o voluntario. Ahora bien, por lo que se refiere a
los llamados requisitos de fondo, son válidas las consideraciones expuestas con relación a la declaración
cambiaria primitiva o de emisión de la letra.
La fecha de la aceptación, por regla general, no es necesaria. Sin embargo, debe ponerse la fecha en los ca-
sos de las letras pagaderas a un cierto plazo desde la vista o cuando deban presentarse a la aceptación en
un plazo fijado por estipulación especial. Si en estos casos no se pone la fecha, el tenedor debe hacer cons-
tar esa falta mediante protesto para conservar las acciones de regreso. Pero no pierde la acción directa
contra el aceptante.
La aceptación se perfecciona cuando después de escrita en la letra ésta se devuelve por el librado. Antes de
su devolución, el librado puede tachar o cancelar la aceptación.
El Aval es una declaración cambiaria que tiene por finalidad garantizar el pago de la letra. Si bien toda de-
claración cambiaria incorpora una garantía del pago, en el aval ésta constituye su finalidad típica y especial.
A diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con la emisión de la letra o su endoso, en donde la garantía del
pago de la letra que asume el librador o el endosante es una consecuencia accesoria de la función de decla-
ración realizada por uno y otro, aparece, junto a los deudores cambiarios “normales” (aceptante, librador y
endosante), un deudor por aval o por garantía.
FUNCIÓN ECONOMICA:
El aval garantiza total o parcialmente el pago de la letra, con lo que se refuerza el crédito cambiario, toda
vez que a través del aval se asume una nueva obligación cambiaria. Ciertamente, la eficacia del aval parece
mayor cuando quien garantiza “expresamente” el pago de la letra es un tercero, distinto de quienes ya lo
garantizan de forma implícita a raíz de otra declaración cambiaria precedente. El tomador de una letra ava-
lada dispone de un mayor “poder de agresión” para, llegado el vencimiento, exigir el cumplimiento de la
obligación cambiaria.
La LC señala que el avalista garantiza el pago de la totalidad o solamente de una parte del importe de la le-
tra de cambio. Admite de este modo el aval general y el aval limitado, por cuanto puede el avalista limitar la
validez de su garantía exclusivamente a una parte del importe de la obligación cambiaria que asegura.
Salvo que en la letra se indique otra cosa, se presume que el aval es general, es decir, que el avalista res-
ponde de igual manera que el avalado. Por consiguiente, la limitación del aval sólo opera si ha quedado ex-
presamente consignada dentro de la letra, admitiéndose que tal limitación se haga indicando la cantidad
concreta a la que asciende esa responsabilidad de garantía o simplemente un porcentaje de la obligación
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principal. Incluso cuando se hubiese estipulado que la letra devengaría intereses, la limitación del aval pue-
de afectar únicamente a estos.
EL AVALADO: es la persona a la que se avala. A falta de una indicación en la letra del avalado se considera
que el aval se prestó por el aceptante, y en defecto, por el librador.
Una letra de cambio se puede avalar en cualquier momento hasta el vencimiento e incluso, una vez que és-
te ha vencido.
La aceptación por intervención tiene por finalidad el evitar que el tenedor de la letra -ante la negativa del
librado de aceptarla- pueda ejercitar sus acciones contra los obligados en vía de regreso. Si tras la negativa
del librado una persona se ofrece a aceptar la letra por cuanta de algún obligado en vía de regreso, parece
lógico que el tenedor no pueda ejercitar esa acción de regreso contra el obligado antes del vencimiento.
Esta intervención tiene poca aplicación en la práctica, pero la LC siguiendo la normativa de Ginebra, la ha
regulado con detalle.
La aceptación por intervención, que se ha de hacer constar en la letra, irá firmada por la persona que inter-
venga e indicará por cuenta de quien se ha intervenido. A falta de esta última indicación, la letra se enten-
derá aceptada por cuenta del librador.
La letra de cambio contiene, como una de las menciones esenciales, la orden de pagar una suma determi-
nada, de tal manera que el régimen de la letra está dominado en gran medida por la pretensión de que,
presentada la letra al pago, éste se efectúe. Pago que ha de realizarse el día de su vencimiento o en uno de
los dos días hábiles siguientes. Nos hallamos así con el pago ordinario de la letra.
En el supuesto de que presentada la letra al pago, éste no tenga lugar en el momento indicado, el tenedor
de la letra podrá intentar un pago extraordinario dirigiéndose en vía de regreso a los demás firmantes de la
letra que han garantizado el pago, una vez cumplido el requisito del protesto de la letra por falta de pago,
salvo que se haya dispensado el levantamiento de protesto por la existencia de la cláusula “sin gastos” o
“sin protesto”.
El deudor habrá de pagar la suma indicada en la letra, que puede ser en euros o en moneda extranjera, que
la ley exige que sea convertible admitida a cotización oficial. Por consiguiente, es preciso que exista una
identidad de la suma que ha de pagarse y también una integridad de la misma.
El pago ha de ser integro, en el sentido de que el deudor ha de pagar la totalidad de la suma indicada en la
letra. No obstante, el portador no puede rechazar el pago parcial, sin duda con el fin de proteger los intere-
ses de los deudores en vía de regreso. En caso de pago parcial, el librador podrá exigir que este pago se ha-
ga constar en la letra y que se le dé recibo del mismo.
PAGO ANTICIPADO:
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El portador de la letra no podrá ser obligado a recibir el pago anticipadamente ya que el plazo se entiende
que se ha establecido en su interés.
La simple posesión de la letra después del vencimiento en manos del librado domiciliatario sirve de prueba
del pago.
Con el fin de evitar el ejercicio de la acción de regreso por parte del tenedor de la letra, la LC prevé que in-
tervenga una persona para pagar la letra. El pago habrá de comprender la cantidad total a satisfacer por el
que interviene y habrá de efectuarse, a más tardar, al día siguiente al último permitido por levantar protes-
to por falta de pago, esto es, al octavo día hábil después del vencimiento.
Si el tenedor rechaza el pago por intervención perderá sus acciones contra todos los obligados cambiarios
que habrían quedado liberados si el pago se hubiera realizado.
El pago ordinario efectuado por el librado, tanto si ha aceptado la letra o no, extingue todas las obligacio-
nes cambiarias; o si se quiere, extingue los créditos que nacen de la letra de cambio.
Si se trata de un pago efectuado por personas diversas al librado, los efectos de pago dependerán de la po-
sición que ocupe en la letra quien ha pagado. Si paga un endosante se extingue las obligaciones cambiarias
de los endosantes posteriores a él y de sus respectivos avalistas, pero permanecen las obligaciones de los
endosantes anteriores, del librador, del aceptante y de los respectivos avalistas. Si paga el librador, quedan
liberados todos los endosantes y sus avalistas, y sólo podrá proceder contra el aceptante y su avalista. En el
caso de que pague éste, podrá repetir contra el aceptante, cuyo pago, como se ha dicho, extingue todas las
obligaciones cambiarias.
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