Ciclo Vital Familiar e Individual

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Universidad Nacional de La Rioja

Enfermería Universitaria
Cátedra: Psicología
UNIDAD N° 2: EL SUJETO Y SU CICLO VITAL
EL CICLO VITAL
Sería conveniente que en primera instancia antes de abordar el ciclo vital, nos preguntemos qué
es la psicología evolutiva, qué estudia y cómo aborda lo que estudia, como condición previa a
conocer más profundamente cada una de las etapas mencionadas.

La Psicología Evolutiva es una rama de la Psicología general que tiene por objeto de estudio a los
procesos de cambios psicológicos que ocurren en las personas a lo largo de su vida.

Los estudia para describirlos, explicarlos a fin de intervenir sobre el desarrollo enriquecerlo y
optimizarlo.

Tiene dos objetivos fundamentales:

 Describir las conductas de los sujetos y la manera cómo evoluciona.


 Identificar las causas y los procesos que producen cambios en la conducta entre una época y
otra.

Palacios sostiene que la Psicología Evolutiva tiene en cuenta tres cosas:

- Las Etapas de la vida.


- El contexto.
- Las experiencias particulares de cada persona.

La Psicología Evolutiva carece de una teoría del Desarrollo Psicológico que sea global, integradora
y comprensiva. Hay una multiplicidad de teorías, cada una de las cuales da cuenta de hechos
distintos o de los mismos hechos, pero desde ópticas diferentes.

Las teorías evolutivas son los esfuerzos, ya sean de autores individuales o de escuelas de
pensamiento psicológicos, destinados a recoger hechos relacionados con el desarrollo humano y a
interpretarlos en el interior de un determinado marco conceptual propio.

Bajo la diversidad de teorías existen modelos básicos. Que tienen la ventaja de que sin anular las
diferencias que separan a unas teorías de las otras permite resaltar las grandes líneas maestras de
la investigación evolutiva.

Estos modelos básicos son: mecanicista, organísmico y contextual dialéctico.

El modelo mecanicista: Utiliza el funcionamiento de la máquina como su metáfora básica.


Presenta las siguientes concepciones:

► El universo está compuesto de partículas elementales que se relacionan entre sí y a las que
pueden reducirse otros fenómenos más complejos.
► La causalidad final se deriva de las anteriores.
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► La visión del hombre es el de un organismo reactivo ante las fuerzas externas que está
controlado por ellas.
► El comportamiento humano se explica por causas externas, negándose la actividad intrínseca
del organismo o reduciéndola a procesos dependientes de la estimulación ambiental.
► Considera al cambio evolutivo en sus componentes aislados sin que tenga que producirse una
progresión regular y homogénea en los distintos componentes del desarrollo.
► Todo cambio comportamental puede ser explicado como resultado de un proceso de
aprendizaje. Se producen a través de una programación ambiental adecuada al refuerzo.
► Supone un cambio cuantitativo.
► Ej: teoría Conductista y Neoconductista.

El modelo organísmico: presenta las siguientes concepciones

► Universo: sistema vivo, activo, organizado en forma coherente, donde el todo más que ser
una simple adición de partes aisladas, otorga significado y consistencia a las partes que la
constituyen.
► Hombre: es un organismos espontáneamente activo, propositivo, orientado por su propia
dinámica interna o por la comprensión de las metas que se han propuesto y no solamente movido
por causas externas.
► El hombre es un organismo que participa activamente en el conocimiento de la realidad,
construye su representación del mundo a partir de la continua interacción existente entre las
estructuras del sujeto y las cosas.
► Los aspectos más simples de su comportamiento adquieren su significado dentro de las
estructuras más globales en las que están inmersos.
► Cambio: es un proceso de una nueva organización de las estructuras previas. Supone un
cambio cualitativo: un nuevo sistema de organización de sus partes.
► Metáfora del Organismo Vivo: el ser humano posee una estructura determinada, diferente en
las sucesivas etapas de su evolución.
► Ej: Teoría Psicoanalítica, Teoría Psicogenética, Teoría de Walon y las Teorías Neopiagetianas.

El modelo contextual dialéctico: Aborda prioritariamente el estudio del continuo devenir de


acciones y transformaciones y su relación con los cambios situacionales más inmediatos y con los
cambios individuales y culturales que se producen a más largo plazo.

► Asume el cambio y la transformación como constitutivos de la realidad y de los seres vivos.


► La discontinuidad y el cambio no se producen solamente en el desarrollo infantil y
adolescente, sino que continua en todas las etapas de la vida, si bien los factores determinantes
son distintos en cada uno de ellos.

Las etapas del ciclo vital humano se pueden considerar desde diferentes puntos de vista:

a) Si lo hacemos desde el punto de vista individual, recurrimos a la Psicología evolutiva, y desde


ella se definen cada una de las etapas o edades (neonato, primera infancia o segunda infancia,
adolescencia, juventud, adultez, vejez), éstas comprenden: edad cronológica, evolución psico-
sexual, evolución psico-social, fuerza básica, patología básica.
b) Si pensamos al ciclo vital desde el punto de vista sistémico superando el punto de vista
individual; podemos hablar del ciclo vital familiar.
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Iniciaremos nuestro desarrollo profundizando sobre el ciclo vital familiar.

Desde este punto de vista entendemos que el termino ciclo implica la rueda de la vida familiar que
gira de manera interminable, conectando las distintas generaciones, el estrés familiar a menudo se
produce en momentos de transición de una fase del ciclo vital familiar a otra. Las dificultades,
malestares y los síntomas, es más probable que, aparezcan cuando hay un bloquo o interrupción
en el ciclo que comienza.

El ciclo vital está condicionado por la cultura, cada cultura tiene diferentes ritos de paso y aun en
la misma cultura estos difieren según la clase social.

El ciclo vital:

- Proporciona una comprensión del contexto físico, psicológico y social de los síntomas y
problemas.
- Permite al profesional generar hipótesis específicas sobre cuestiones actuales.
- Permite una orientación anticipadora.
- Inspira tratamientos prácticos.

El ciclo vital se puede explicar como un espiral en el que tienen lugar al mismo tiempo unos
cuantos acontecimientos simultáneos de diferentes generaciones, algunos dentro del espiral y
otros más cerca de la salida.

Las familias al igual que los individuos no encuentran fácil negociar el cambio: la simple idea del
cambio puede provocar una crisis con todas sus connotaciones positivas y negativas.

Puede ser una oportunidad para hacer y experimentar cosas nuevas, pero como las consecuencias
son desconocidas, suele generar miedo. Muchas veces la familia se comporta frente a los cambios
como si nada hubiera pasado. Esto es… la familia tiene tendencias homeostáticas bastantes
fuertes. Las transiciones son momentos de desafío y algunos miembros se pueden resistir al
cambio más que otros, produciendo un desequilibrio en el sistema familiar. La negociación exitosa
de cada fase del ciclo vital es necesaria, para que continúe el crecimiento de la familia y la
habilidad de ésta para negociar una fase de su desarrollo está guiada por su éxito o fracaso en
fases anteriores.

Las etapas o fases del ciclo vital familiar son las siguientes: convertirse en una pareja-ser padres-
crecimiento de los hijos-conquistar la adolescencia-ayudar a los hijos a empezar su camino-La
familia en la vida tardía.

ETAPAS DEL CICLO VITAL FAMILIAR

Convertirse en una pareja: implica que ambos negocien un gran número de cuestiones tales
cómo cuando hablar las decisiones ya no están determinadas individual sino conjuntamente.

La familia de origen, le puede haber transmitido sus recetas y consejos para sobrevivir, pero la
pareja tendrá que examinarlas, quizás liberarse de parte de este equipaje, para volver a empezar
de manera que se adapte a los dos.

La familia extensa tiene su propia manera de aprobar a la pareja de su querido hijo/a. Esto puede
provocar mucha tensión y poner a prueba la lealtad de la pareja, muchas dificultades se originan

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por interferencias de la familia de origen (no hay una separación clara con esta). También sucede,
que las parejas transfieren las peleas que solían tener con sus padres directamente al conyugue.

Es importante aceptar las diferencias como pareja y mantener al mismo tiempo identidades
separadas, estas son las tareas a las que se enfrentan las parejas y familias en esta fase.

Ser padres: Cuando la pareja se convierte en un trío el equilibrio cambia en muchas esferas
(trabajo, familia, amigos, etc.) La privacidad y la intimidad se trasladan a un segundo plano. El
nuevo bebe indica la vuelta a la vida familiar de origen. A veces la ayuda (económica) se convierte
en problema porque se percibe como un permiso para dar consejos, cuando no dictar que es
mejor para cada uno.

Muchas veces, un indicador de que la familia joven no está pudiendo adaptarse a esta etapa del
ciclo vital, son las reiteradas consultas al centro de salud por temas como llanto, sueño,
alimentación del bebe y el efector de salud, escucha que se trata de que mamá esta exhausta y
baja de ánimos y siente que el marido no la acompaña. Las depresiones posnatales son muy
comunes y hay que estar atentos. Y si el caso empeora y la madre expresa que teme hacer algo en
contra del bebe, hay que tomarlo en serio y consultar con equipo de salud.

Crecimiento de los niños: Los niños desde los dos años hasta la adolescencia hacen continuas
demandas a sus padres. Los niños parecen expertos en hacer que sus padres no estén de acuerdo
sobre lo que es “correcto”. Las consultas son por niños “fuera de control” y entonces comienzan a
decirse: “Sos demasiado blando, y vos demasiado severo”, niños que duermen con los padres, uno
de ellos se “muda” a otra habitación, peleas entre hermanos, enuresis encopresis…etc.

En esta etapa del ciclo muchas veces ambos padres tienen que salir a trabajar para hacer frente a
las demandas de comida ropa y vivienda. Tienen menos oportunidades para estar juntos.

Hijos adolescentes: Los adolescentes sufren por la crisis de identidad de forma abierta y/o
secreta, llevando a toda la familia a situaciones de estrés prolongadas. Todo oscila en los
extremos, entre demandas de autonomía a reproches porque no se los cuida lo suficiente. En esta
etapa, los adultos también pasan por situaciones de inestabilidad y responden impulsivamente
pidiendo al adolescente irse de la casa y al rato pedirle que regrese al hogar.

Las consultas suelen ser, por quejas de los adultos, de que es un irresponsable, que está fuera de
control y un ej. de ello es que no logran llevarlo a la consulta médica. Otros motivos son ausencias
prolongadas, mala conducta escolar, incluso actos delictivos, conductas sexuales exacerbadas,
autolesiones, etc.

Muchas veces, los padres de los adolescentes son los que consultan, por síntomas físicos y
emocionales, (dolores de cabeza, ataques de pánico, contracturas en la espalda, gastritis, etc.)
Esto se debe a la movilización de la historia personal de cada uno en este momento que se
reactualiza, muchas veces los adultos no poseen los recursos para sobrellevarlos.

Ayudar a los hijos a empezar su camino: No es una tarea sencilla la relación entre los adultos con
los hijos “ex -niños y adolescentes” ahora de adulto a adulto.

Desarrollarse fuera del círculo familiar permite al joven adulto descubrir cosas sobre sí mismo y en
qué aspectos se diferencia o se parece a su familia de origen, padres y hermanos. Qué
expectativas familiares podrá satisfacer y cuáles no. (ámbito de trabajo, amistades, apuros
económicos, etc.)

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Nido Vacío dependerá de las características particulares de cada familia, cómo lo vivirán. Algunas
parejas lo viven como un momento para retomar aficiones abandonadas hace tiempo y como un
momento de mayor libertad, un reencuentro, otras con angustia buscan maneras de llenar el
espacio vacío que han dejado los hijos.

La fatiga física y mental, el estrés laboral, la adicción al alcohol y nicotina son exposiciones
comunes en estos momentos.

La familia en la vida tardía: Una vez que los niños han abandonado el hogar, el círculo familiar se
amplía con las nuevas parejas y los nietos. Aquí debemos recordar que el concepto de ciclo vital de
la familia implica que las diferentes fases ocurren al mismo tiempo, mientras algunos miembros
envejecen ingresan al círculo bebes. En todas las familias se producen momentos de preocupación
por los miembros mayores de tercera edad.

Aparte de una fragilidad física creciente a menudo hay otros cambios muy importantes (perdida
de trabajo, de alguno de los conyugues u otros familiares)

El tema central en esta etapa son las perdidas y el cómo ayudar a los ancianos a ocupar su tiempo.
Aparece en los hijos adultos sentimientos de culpa, ansiedad, enfado, confusión, respecto de
cómo responder a las demandas de los padres ancianos

CICLO VITAL INDIVIDUAL


Es el proceso vital de un organismo desde su nacimiento hasta su muerte. El término ciclo
se refiere a un movimiento circular, proyectado en el tiempo, donde lo que muere sirve de
nacimiento para la repetición del mismo ciclo.

Las etapas del ciclo vital humano se pueden considerar desde diferentes puntos de vista,
cada una de las etapas o edades comprende: edad cronológica, evolución psico- sexual,
características físicas, desarrollo psicomotor, desarrollo intelectual, aspectos psicosociales.

Las etapas del ciclo vital son:

 Periodo prenatal (de la concepción al nacimiento)


 Neonato (desde el nacimiento al primer mes de vida)
 Infancia o infante (del mes de vida a los 2 años)
 Primera Infancia (de los 3 a los 5 años)
 Infancia intermedia (6 a los 8 años)
 Adolescencia/ Juventud
Adolescencia temprana
Pre pubertad (de los 8 a los 10 años)
Pubertad (de los 10 a los 14 años)
Adolescencia temprana propiamente dicha (de los 13 a los 15/16 años)
Adolescencia media (de los 15 a los 16 años)
Adolescencia tardía (de los 18 a los 28 años)
 Adultez
Adultez joven (de los 20 años a los 45 años)
Adultez media (de los 45 años a los 65 años)
Adultez mayor (de los 65 años a los 70 años)
 Vejez o tercera edad (más de 70 años)

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PERÍODO PRE- NATAL (de la concepción al nacimiento)

El desarrollo prenatal comienza con la concepción o fertilización que se produce cuando una
célula masculina, un espermatozoide, se une a una célula femenina, un óvulo, dando lugar a una
nueva célula simple que llamamos zigoto. Las células sexuales masculinas y femeninas, llamadas
gametos, contienen 23 cromosomas y se forman a través de la meiosis. De esta manera, el zigoto
recibe 23 cromosomas de la madre y 23 del padre.

El proceso por el cual la célula denominada zigoto se convierte en un nuevo ser independiente, es
decir el proceso de gestación, dura alrededor de 38 semanas y se divide en tres etapas.

Período Germinal

Esta etapa abarca desde la concepción hasta las dos primeras semanas La concepción tiene lugar
cuando uno de los millones de espermatozoides que produce normalmente una eyaculación es
capaz de penetrar un óvulo. En este momento el zigoto inicia el proceso de la división celular
mediante mitosis que acabará produciendo un cuerpo humano. El zigoto se traslada desde las
trompas de Falopio al útero y posteriormente, se instala en las paredes nutrientes del útero.
Cuando hayan pasado ya las dos primeras semanas de gestación, las células se habrán
multiplicado en gran número.

La placenta es un órgano efímero (sólo dura el tiempo que dura el embarazo) que permite la
estrecha relación existente entre el nuevo organismo y la madre y atiende las necesidades de
respiración, nutrición y excreción del feto durante su desarrollo. A partir de la placenta se
desarrolla el cordón umbilical cuya función es el traspaso de oxígeno y nutrientes de la sangre de
la madre a la del nuevo ser.

¿Cómo es posible que siendo todas las células del zigoto idénticas unas vayan destinadas a formar
el hígado, otras a constituir los pulmones, etc.? Se supone que la diferenciación de las células se
produce gracias a una sustancia llamada activina. Al cabo de estas dos semanas el futuro ser está
perfectamente anclado en el útero.

Período embrionario

Abarca desde la tercera semana hasta la octava y en la que éste se denomina embrión. En esta
etapa se desarrollan los órganos y los principales sistemas del cuerpo: nervioso, respiratorio y
digestivo. Es un periodo muy crítico en el embarazo puesto que el embrión es muy vulnerable a las
influencias del ambiente prenatal.

Existen dos principios que guían el desarrollo del embrión y que continúan actuando después del
nacimiento hasta la adolescencia: el principio proximodistal y el cefalocaudal. A finales del periodo
embrionario, todos los órganos están formados de forma muy primitiva por lo que el organismo
necesitará varios meses más para poder estar en pleno funcionamiento.

Período fetal

Abarca desde la novena semana hasta el nacimiento (38 semanas aproximadamente). En esta fase
el feto aumenta su longitud y sus proporciones cambian también drásticamente, sus órganos
rudimentarios empiezan a adquirir una estructura más precisa y compleja, también aparecen ya
las primeras células óseas.

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Un bebé que nace a tiempo, en general, mide unos 50 cm y pesa aproximadamente unos 3
kilogramos. Durante el parto, las contracciones uterinas hacen que salga el bebé y posteriormente
la placenta a través del cuello uterino y el canal vaginal.

NEONATO (desde el nacimiento al primer mes de vida)

Un neonato o recién nacido es un bebé que tiene cuatro semanas o menos desde su nacimiento. la
definición de este período es importante porque representa una etapa muy corta de la vida; sin
embargo, en ella suceden cambios muy rápidos. durante los primeros 30 días de vida, se pueden
descubrir la mayoría de los defectos congénitos y genéticos.

El crecimiento de los bebés y de los niños continúa con los patrones cefalocaudal y proximodistal
que hemos descrito en el desarrollo prenatal.

INFANCIA O INFANTE (del mes de vida hasta los dos años)

Esta etapa abarca aproximadamente desde el mes de vida hasta los 2 años.

Desarrollo físico: en cuanto a su desarrollo físico se caracteriza por el aumento de peso y tamaño,
pero el mayor cambio se produce en la forma del cuerpo: el tamaño de la cabeza comienza a ser
más proporcionado en relación al resto de su cuerpo.

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Continúa con su crecimiento con los patrones cefalocaudal y proximodistal, de esta manera, se
podría decir que el crecimiento del bebé se caracteriza fundamentalmente porque progresa de la
cabeza a los pies. El principio proximodistal hace que el desarrollo se dirija desde las partes
centrales del cuerpo hacia las externas. Así, el tronco se desarrolla antes que las extremidades; de
la misma manera, el desarrollo de los brazos y las piernas se adelanta al de los dedos de manos y
pies.

Desarrollo psicomotor: las primeras experiencias de movimiento se producen dentro del útero
materno donde el feto empieza a mover sus extremidades. El desarrollo psicomotor es de vital
importancia puesto que supone la base para el desarrollo cognitivo, del lenguaje, social y
emocional.

El desarrollo psicomotor, o la progresiva adquisición de habilidades en el niño, es la manifestación


externa de Sistema Nervioso Central (SNC). Dicho desarrollo se puede dividir en dos categorías
generales:

A) La locomoción y el desarrollo postural. Son las habilidades motoras gruesas. Durante los dos
primeros meses de existencia del bebé, se puede observar que el volumen de sus piernas aumenta
en gran medida en grasa, esto provoca que el bebé tenga una serie de movimientos
estereotipados (dar patadas sin objetivo alguno). A partir del quinto mes, el centro de gravedad se
dirige hacia abajo, que posibilita posteriormente, el gateo.

Hacia los ocho o nueve meses la mayoría de los niños pueden gatear lo que les facilita el alcance
de los objetos y una mayor proximidad a las personas que se encuentran cercanas. En el momento
en el que los bebés pueden controlar su postura, ya están capacitados para ponerse de pie y
caminar, esto les posibilita explorar mucho más su entorno y muestran conductas de
acercamiento hacia las personas —fomentando la interacción social— o de alejamiento —
fomentando su autonomía.

Esto se produce gracias, por una parte, al crecimiento del esqueleto, aumento de la musculatura,
maduración de los órganos internos y el desarrollo cerebral y, por otra, a la práctica de los
diferentes movimientos.

B) La habilidad para usar las manos. Son las habilidades motoras finas. El movimiento de las
manos del bebé se produce como un acto reflejo; es decir, son movimientos que no tienen una
voluntariedad ni están organizados. Hacia los dos meses, podemos observar que los bebés tratan
de coger los objetos con el puño en vez de con la mano abierta. A este hecho Hofsten (1982, 1983,
1984) le da una explicación: mientras que el brazo y el hombro están controlados por el cerebro, la
coordinación de las manos y los dedos están guiadas por la corteza cerebral. En torno a los cuatro
o cinco meses, el bebé ya es capaz de coger los objetos con las manos abiertas. Posteriormente,
hacia los nueve meses de edad, el bebé coge todo para llevárselo a la boca. Por último, en torno a
los doce meses, los bebés exploran todo lo que tienen a su alcance a través de la manipulación con
sus manos. Todo este proceso se rige por el principio proximodistal.

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A partir del segundo año se empieza a observar el desarrollo motor en su conjunto: es decir, las
habilidades motoras finas y gruesas. A los dos años el niño y la niña son capaces de moverse sin
problemas y manejar los objetos de manera muy eficaz.

Desarrollo intelectual: para Piaget (1936) la inteligencia sensoriomotriz se construye


progresivamente a partir de los reflejos innatos y los primeros hábitos y se alcanza cuando el bebé
es capaz ya de actuar de forma intencionada. La intencionalidad es, por tanto, para Piaget, el rasgo
característico de la inteligencia y «empieza en cuanto el niño rebasa el nivel de las actividades
corporales simples (chupar, escuchar y emitir sonidos, mirar y coger) para actuar sobre las cosas y
utilizar relaciones de los objetos entre sí». Dicha inteligencia se desarrolla, en lo que Piaget
denomina estadios.

Desarrollo psicosocial: la inmadurez del neonato se traduce en una infancia prolongada en la que
su supervivencia depende de las atenciones y cuidados de los progenitores, es la afinidad
emocional, unida a otros dispositivos de interacción tempranos y a la propia sensibilidad de los
cuidadores, permite que rápidamente se establezca entre ambos una estrecha comunicación y se
instaure un vínculo afectivo conocido como apego. La función esencial de este vínculo primigenio
es procurar la supervivencia y cuidados del bebé.

Cuando el bebe viene al mundo genera sus primeros vínculos con sus progenitores, a cargo de sus
cuidados y protección. El bebe al nacer está dotado de sistemas para manifestar su estado, gracias
a lo cual los adultos que tiene a su alrededor reciben una información muy útil para poder atender
sus necesidades. La manera que tiene de expresar su necesidad de alimento es mediante el llanto.
El llanto es una conducta que se produce como respuesta refleja a un estado de malestar.
Diferencias de temperatura, una estimulación demasiado intensa, hambre, una posición
incómoda, dolores, todo ello desencadena el llanto, que atrae la atención de los adultos y provoca
una respuesta de éstos para tratar de aliviar el malestar del niño. La llamada del sujeto no es una
llamada intencional, en realidad no es una llamada más que desde el punto de vista del que la

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escucha, pero no del que la produce, pero en el adulto tiene el efecto de provocar una respuesta
favorable.

El primer llanto del niño es el que se produce nada más nacer y es importante porque indica que el
aire ha entrado en los pulmones y el niño ha comenzado a respirar. El llanto posterior indica algún
grado de malestar, pero no siempre es posible determinar cuál es su origen.

La sonrisa aparece pronto como una especie de mueca que los adultos interpretan positivamente.
Las primeras sonrisas son puramente fisiológicas y traducen una situación de bienestar, pero en
poco tiempo la sonrisa empieza a ser una manifestación de reconocimiento de objetos y
situaciones y poco a poco va adquiriendo un valor social. Los adultos reaccionan muy
favorablemente a la sonrisa del niño, y aumentan su interacción con él, con lo que se convierte
muy pronto en un vehículo de relación social.

Las expresiones emocionales constituyen un medio muy valioso para la comunicación entre niños
y adultos, mucho antes de que empiece a aparecer el lenguaje.

La familia supone uno de los más importantes contextos de socialización y desarrollo del niño. Los
valores, los deseos, los modelos de conducta, etc. son adquiridos, inicialmente, mediante las
interacciones que los niños establecen con sus familiares más cercanos. Los padres enseñan
explícitamente aquellos conceptos sociales y normas de educación que consideran imprescindibles
para una buena adaptación de sus hijos al mundo social en el que viven.

Desarrollo psicosexual: en nuestra sociedad existe la idea generalizada "... de que la sexualidad se
manifiesta exclusivamente en la pubertad o en el inicio de la vida adulta, pues si bien se reconoce
que los seres humanos nacen y viven con un sexo, son asumidos por lo general como asexuados
durante la infancia" (Kader, Raquel y Pacheco, Gilda, 1994, p. I).

Es el Psicoanálisis, con Freud como indicador, el que ha planteado que la sexualidad aparece desde
el nacimiento y que durante las sucesivas etapas de la infancia que diferentes zonas corporales
proporcionan gratificaciones especiales al individuo, pues están dotadas de una energía que busca
placer, la libido.

La sexualidad infantil es un proceso que se desarrolla gradual y paulatinamente y no tiene las


características que le damos los adultos

La primera fase, denominada fase oral se extiende desde el nacimiento hasta el primer año de
vida aproximadamente. En esta fase el placer sexual está ligado predominantemente a la
excitación de la cavidad bucal y de los labios, que acompaña a la alimentación. Al inicio, la pulsión
sexual se satisface por medio de una función vital, la alimentación, pero posteriormente adquiere
autonomía y a través del chupeteo se satisface en forma auto erótica.

En esta etapa la fuente de satisfacción es la zona oral, el objeto de satisfacción se encuentra en


estrecha relación con el de la alimentación, el fin u objetivo de esta fase es la incorporación.

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PRIMERA INFANCIA (de los 3 a los 5 años)

Desarrollo físico: la primera Infancia se extiende de los 3 a los 5 años, generalmente los niños
adelgazan, les crece el cuerpo, los brazos y las piernas. Aunque la cabeza sigue siendo
relativamente grande en relación al resto del cuerpo, se observa que va siendo más
proporcionada.

En esta época del ciclo vital, los huesos se fortalecen lo que facilita que los niños desarrollen
muchas destrezas motrices.

Desarrollo psicomotor: a partir del segundo año se empieza a observar las habilidades motoras
finas y gruesas. A los dos años el niño y la niña son capaces de moverse sin problemas y manejar
los objetos de manera muy eficaz. El desarrollo psicomotor es el nexo privilegiado entre el
desarrollo físico e intelectual ya que la capacidad del niño para moverse le facilita no solamente
información del mundo físico y social, sino también información para conocerse y reconocerse a sí
mismo.

Desarrollo intelectual: finaliza la etapa sensorio motriz con la aparición del lenguaje. El
pensamiento es preoperacional caracterizado por el egocentrismo y el razonamiento mágico.
Predominan las preguntas del por qué.

En esta etapa del desarrollo del pensamiento, los niños se concentran en un aspecto del objeto o
de las situaciones, por lo que presenta dificultades para comprender los puntos de vista de otros;
esto también es producto de su egocentrismo y de la irreversibilidad, que es la incapacidad de
invertir la direccionalidad de una secuencia de eventos a su punto de partida.

Se caracteriza, además, por el artificialismo, que es la creencia de que todas las cosas que ven en
la naturaleza como, por ejemplo, las nubes o los árboles, son creadas por el hombre, en este
mismo sentido, el niño le otorga sentimientos e intenciones humanas a los objetos inanimados,
como juguetes u objetos cotidianos de una casa, poseen sentimientos e intenciones humanas,
esto se denomina animismo.

El pensamiento mágico es un tipo de pensamiento característico de los niños que mezcla la


realidad con la fantasía sin que haya límites, lo que además le posibilita desarrollar el juego.

Otras capacidades
Imitación Imitación en ausencia del modelo, que pone de manifiesto la
diferida existencia de modelos internos de lo que se está imitando.
Juego Se producen situaciones de una manera simbólica, dando un
simbólico significado a elementos de la situación y utilizando símbolos dentro de
ella.
Dibujo Es mucho más que una copia de la realidad, supone la utilización de
una imagen interna, de tal manera que el niño reproduce más lo que
sabe del objeto que lo que ve.
Lenguaje Consiste en la utilización de signos arbitrarios que sirven para designar
objetos o situaciones.

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Desarrollo psicosocial: comienza la socialización secundaria, vinculado con el ingreso al nivel
inicial del sistema educativo, inicio del aprendizaje de normas y reglas. Comienza a desarrollar la
conciencia moral.

Desarrollo psicosexual: al primer año de vida aproximadamente hasta los 3 años, se desarrolla la
fase anal, la zona erógena son los esfínteres. Esta etapa está relacionada con el logro de controlar
los esfínteres por parte del niño, es decir, contener sus necesidades corporales. Este aprendizaje
produce en el niño una sensación de logro y la independencia.

Según Freud, el éxito en esta etapa depende de la forma en que los padres se acercan a su hijo en
el momento del aprendizaje del control de esfínteres. Los padres pueden proporcionar el apoyo y
el estímulo que los niños necesitan durante esta etapa o algunos padres castigan, ridiculizan o
incluso avergüenzan a un niño cuando tiene accidentes.

A partir de los 3 años aproximadamente se inicia en la fase fálica, el enfoque principal de la libido
se centra en los genitales, que será la zona erógena de esta fase. A esta edad los niños empiezan a
descubrir las diferencias entre hombres y mujeres.

Freud creía que los niños comienzan a ver a sus padres como un rival por el afecto de la madre. El
complejo de Edipo describe estos sentimientos de querer poseer la madre y el deseo de
reemplazar al padre. Sin embargo, el niño también teme que será castigado por el padre por estos
sentimientos, a este miedo Freud lo llamó la angustia de castración.

INFANCIA INTERMEDIA (de los 6 a los 8 años)

Desarrollo físico: esta esta se extiende de los 6 hasta los 8 años aproximadamente, los niños en
edad escolar siguen creciendo y aumentando su peso. Las diferencias individuales empiezan a ser
muy claras.

Evidentemente, existen grandes diferencias individuales en el desarrollo físico de cada ser.


Algunos de los factores que más afectan el crecimiento, es en primer lugar, la herencia genética
desempeña un papel muy importante en el crecimiento. Asimismo, una adecuada nutrición es
fundamental para un correcto desarrollo del niño. También es beneficioso la actividad física diaria.
Otro factor que influye en el crecimiento y la madurez es la clase social, por las diversas variables
que van asociadas con ellas, por ejemplo, existen diferencias en relación a la nutrición, cuidado de
la salud, acceso a los medicamentos. Otro de los factores que quisiéramos mencionar es la
existencia de deficiencias, como por ejemplo, un mal funcionamiento del tiroides puede provocar
trastornos en el crecimiento, alteraciones metabólicas, infecciones, enfermedades en el hígado,
corazón. Por último, los traumas y abusos psicológicos pueden provocar un enlentecimiento del
crecimiento.

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Desarrollo psicomotor: se caracteriza por movimientos de locomoción más complejos, como
saltar, correr, escalar. El desarrollo psicomotor es el nexo entre el desarrollo físico e intelectual
dado que esta capacidad para moverse le facilita no solamente información del mundo físico y
social, si no también conocimiento de su propio cuerpo.

Desarrollo intelectual: se encuentra finalizando la etapa pre operacional e iniciando la de


operaciones concretas. En esta última etapa mencionada, los niños empiezan a usar la lógica para
llegar a conclusiones válidas, pero para lograrlo necesitan situaciones concretas y no abstractas.
También pueden categorizar aspectos de la realidad de una forma mucho más compleja.

Otro punto esencial es que el pensamiento deja de ser tan egocéntrico. Una señal clara de esta
etapa es cuando los niños pueden darse cuenta, por ejemplo, de que la cantidad de líquido en un
recipiente no depende de la forma que adquiere, pues éste conserva su volumen, a esto se le
denomina noción de conservación de sustancia, también pueden realizar esta operación con metal
en situaciones que empleen peso, volumen o distancia.

Desarrollo psicosocial: profundización de la socialización secundaria, las relaciones sociales se


convierten en fuente de apoyo cada vez más importantes. Amplía su radio de seres queridos y de
referentes (compañeros de colegios, docentes, amigos, vecinos, etc.)

Desarrollo psicosexual: se encuentra iniciando la fase de latencia, desde los 6 años hasta los 12
aproximadamente. Durante la fase de latencia los intereses de la libido son suprimidos
temporalmente, por lo que lo que no se destaca ninguna zona erógena. La
etapa comienza alrededor del momento en que los niños entran a la
escuela y se preocupan más por las relaciones entre iguales, juegos y otros
intereses.

El período de latencia es un tiempo de exploración en el que la energía sexual


está todavía presente, pero se dirige hacia otras áreas, tales como las
actividades intelectuales y las interacciones sociales. Esta etapa es importante en el desarrollo de
habilidades sociales y de comunicación y confianza en sí mismo.

LA ADOLESCENCIA

Según Susana Quiroga la adolescencia es un fenómeno multideterminado por variables que van
desde cambios enraizados en la biología hasta fenómenos determinados por la macro cultura. Es
así que se puede hablar de la adolescencia desde distintos puntos de vista. Estos son:

• El punto de vista cronológico: comprende las tres fases de la


adolescencia (temprana, media y tardía).

• El punto de vista biológico: incluye el crecimiento corporal y del


funcionamiento de las hormonas sexuales

• El punto de vista antropológico: muestra cómo un fenómeno


biológico universal toma distintas formas, según la cultura donde
esté inserto.

13
Definición y ubicación de la adolescencia

Como dijimos citando a Quiroga, la Adolescencia puede ser definida desde distintos puntos de
vista, según desde donde se proponga su abordaje, ya que en el ciclo vital comienza siendo un
hecho biológico pero a su vez está inmerso en un proceso psicosocial que varía según las culturas y
los momentos históricos. En nuestra cultura dura aproximadamente 20 años.

El proceso adolescente es esencialmente un proceso de cambio y, por tal razón de transición.


Tanto para el adolescente como para la familia, es el momento de la vida en que se presentan más
problemas nuevos y con menos tiempo para resolverlo que en cualquier otro periodo anterior de
la vida. Su apariencia adulta le requiere que actúe como tal, cuando aún no tiene recursos para
hacerlo.

La adolescencia impone un pasaje ineludible, biológicamente determinado desde la niñez hasta la


adultez. Cuando el desarrollo físico se torna notorio, los adultos esperan que abandone a igual
ritmo la conducta infantil y acepte responsabilidades que recién se adquirirán en la fase resolutiva
de la adolescencia.

Las conductas típicas del adolescente en la edad temprana como el desaliño, el desafío a la
autoridad de los padres, la suciedad, entre otras, abruma a los padres o a otros adultos porque no
pueden proyectar en el futuro el destino de tales comportamientos caóticos.

Este largo pasaje del adolescente desde el niño hasta ser adulto es arduo y difícil en cuanto a las
tareas que el aparato psíquico debe realizar.

Desde el Psicoanálisis, incluye el pasaje desde la endogamia, es decir desde los códigos de la
intimidad familiar, hasta la exogamia, o sea, hasta los códigos de la cultura; el logro de la madurez
sexual, es decir, la asimilación psíquica de los cambios morfológicos y fisiológicos que ocurren en
su cuerpo y que incluyen la madurez sexual genital y el estar apto para la conservación de la
especie; el encuentro (intrapsíquico y exterior) con el objeto heterosexual y, finalmente, un
desenlace eficaz del narcisismo positivo, derivado de las investiduras de objeto homosexual, que
permitan transformaciones psíquicas desplazadas hacia la realización laboral y los intereses
sociales.

Punto de vista cronológico

Desde este criterio no sólo se tendrá en cuenta el punto de vista cronológico sino también se
abordará la adolescencia desde la perspectiva lógica.

A. Adolescencia Temprana

Se extiende desde los 8 o 9 hasta los 15 años, aproximadamente y comprende las siguientes
subfases:

1. Prepubertad: 8 a 10 años.

2. Pubertad: 10 a 14 años (según los sexos)

3. Adolescencia temprana propiamente dicha: 13 a 15 años.

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Dentro de estos períodos es esperable que ocurran cambios de conducta y/o cambios físicos, en
especial en el adolescente temprano. El momento en que éstos tienen lugar depende
fundamentalmente de factores genéticos, pero también es importante destacar que existe una
influencia recíproca entre lo psíquico, lo biológico y lo social, de manera que causas de este orden
pueden alterar el ritmo cronológico, inhibiendo o apresurando los procesos fisiológicos.

El ritmo y la aparición de los caracteres primarios y secundarios en los cambios corporales


encierran un problema cronológico que está determinado por los sexos. En las niñas, el proceso de
crecimiento se inicia antes que en el varón, lo que determina problemas de relación entre ambos.
Los varones, en general, ven a las niñas muy envolventes, intrusitas, desenvueltas y por tal razón
se alejan de ellas. Estas, a su vez, perciben a los varones como huidizos, chiquilines, inmaduros.
Los acosan y los burlan como venganza, ya que ellos las humillan y desprecian como forma de
defensa. Incluso en los últimos años se ha notado un adelanto en la edad promedio en que las
niñas tienen su menarca.

1. La prepubertad es el periodo comprendido entre los 8 y 10 años. Se caracteriza porque en


ambos sexos se observa un cambio de conducta centrado en el incremento, a veces desordenado,
de la motricidad. Desde el punto de vista psicológico, se notan cambios en el tipo de juegos y en
las verbalizaciones, que se tornan de mayor contenido sexual.

La prepubertad incluye el crecimiento corporal y la puesta en marcha de las glándulas sexuales.


Estas últimas no tienen consecuencias visibles aún en el exterior, salvo el cambio en la motricidad
(producto del la mielinización completa de las vías de conducción de la corteza al tálamo a los 8
años) y en lo psicológico nombrado anteriormente.

2. La pubertad es el periodo en el que los cambios corporales iniciados en el período anterior


comienzan a tener efectos visibles. En esta subfase se produce el desarrollo de las características
sexuales primarias y las secundarias. Las primeras corresponden a los órganos sexuales masculino
y femenino relacionados con la reproducción; para las segundas, las más llamativas, corresponden
a aspectos físicos que dan apariencia masculina y femenina y cumplen una importante función en
la atracción de los sexos y la formación de parejas.

Cronológicamente la pubertad comprende el período entre los 10 y los 14 años. Más allá de las
diferencias que nombramos en cuestión de los sexos, fisiológicamente, para cada sexo, este
período abarca aproximadamente dos años.

3. La adolescencia temprana propiamente dicha abarca el último período de crecimiento


corporal. En esta etapa, que abarca alrededor de dos años, los cambios corporales que se realizan
no son tan notorios desde el exterior. Quizás haya un aumento de talla, vellosidad, asentamiento
de la voz, etc. Lo cierto es que tanto para el sujeto como para los otros, los cambios
fundamentales ya se han realizado. La apariencia corporal externa indica que aquel niño que era
ha quedado transformado en adulto. Esta etapa comprende desde los 13 a los 15 o 16 años, según
los sexos, la genética y las condiciones socioculturales.

B. Adolescencia Media

La Adolescencia media comienza entre los 15 y los 16 años y termina alrededor de los 18 años,
edad que coincide con el egreso del colegio secundario. (Momento de gran interés para mí, puesto
que es donde los alumnos deben enfrentarse con el proceso de elección vocacional)

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Durante el curso de la enseñanza Polimodal, este período queda comprendido entre el primero y
el tercer año del mismo.

El primer año del Polimodal oficia de bisagra entre la adolescencia temprana, que ya se venía
desarrollando desde los últimos años de EGB II y todo EGB III.

En cuanto al comportamiento escolar, este período muestra al adolescente con una conducta más
ordenada en cuanto al cumplimiento de normas escolares.

El adolescente medio se caracteriza por terminar de estabilizar el proceso de crecimiento. Esta


estabilidad le permite poder salir en busca del otro, mediante un proceso de desplazamiento de
investiduras libidinales desde el propio cuerpo hacia el objeto. Se trata de un objeto, ya sea de
investidura homosexual o heterosexual, en el que se busca un vínculo de intimidad. Por otra parte,
se dan vínculos de masa caracterizados por el amor y la identificación fraterna, con fidelidad a un
líder idealizado.

El desenfreno pulsional que se observaba en la adolescencia temprana y que se traducía en la


“mala conducta” (de 7º, 8º año de EGB III por ejemplo) se transforma en dos grupos de
manifestaciones:

1) la toma de contacto con el hallazgo de objeto, experiencias que se manifiestan en los primeros
noviazgos, que constituyen el acercamiento al sexo opuesto y

2) la formación de grupos en torno a una tarea, con la conducción de un líder que puede haberse
constituido en ideal, siempre y cuando ese adulto, elegido como líder iniciador, no abandone la
tarea concreta de guía, sostenimiento y conducción al grupo en la realidad.

Con la ruptura de estos vínculos de masa, propios del contexto de la escuela secundaria, que le
otorgaban una pertenencia a la manera de límite corporal y constituido como cuerpo social, el
adolescente comienza su pasaje hacia la adolescencia tardía.

C. Adolescencia tardía o fase resolutiva

Cronológicamente, se ubica entre los 18 y los 28 años. Las problemáticas que el adolescente debe
resolver en esta etapa son la inserción en el mundo vocacional y laboral y el encuentro con una
pareja estable. Dentro de las manifestaciones más frecuentes en los adolescentes tardíos, como
derivados de los conflictos a resolver en esta etapa, podemos citar:

1. Discriminación entre “quienes son los padres” y “quien soy Yo”. Una problemática alrededor
del “desasimiento de la autoridad de los padres, que se da no tanto como lucha generacional
(como en la adolescencia media), sino como delimitación de subjetividades.

2. Deseo de establecimiento de vivienda independiente.

3. Deseo de independencia económica.

4. Deseo de constituir una pareja estable.

5. Logro de la orientación vocacional y/o laboral.

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En este período se diferencian tres subfases:

La primera subfase: de los 18 a los 21 años. Se caracteriza por una gran conmoción y caos interior,
debido al sentimiento de soledad que lo domina.

La pérdida del cuerpo institucional (como antes del cuerpo somático) sume al adolescente en un
estado depresivo, que a veces no es detectado por el observador, porque dicha depresión se ha
cubierto de defensas en contra de la misma.

Los observables en esta subfase corresponden a un adolescente desorientado, confuso, a veces,


caótico. O su contrario, un adolescente ordenado y sobreadaptado, en el cual parece no haber
transcurrido un cambio.

La segunda subfase: De los 21 a los 24 años. El adolescente toma conciencia de las tareas
psíquicas a resolver, independientemente de que pueda realizarlas. Es un período de mayor
posibilidad de reflexión, donde el estado confusional se ha calmado. Si el desorden del primer
período no había ocurrido, suele encontrarse en esta segunda subfase. Se observa la inserción en
nuevos grupos sociales y de trabajo, que se saben transitorios: sus integrantes se reúnen en
función de los distintos proyectos y metas que en ese momento tienen en común, aunque se
perciben más individuales en cuanto al futuro.

La tercera subfase: de los 25 a los 28 años. Se configura como la entrada en la adultez y la


aceptación de la complejidad psíquica y social de esta larga etapa. La denominación “adolescencia
tardía” supone una capacidad de frustración para aceptar la caída de los ilusorios característicos
de la adolescencia media (el ideal de justicia, de verdad, de amor). Esta aceptación es la que le
permitirá insertarse en la sociedad adulta, compleja e incoherente.

Punto de vista biológico

La pubertad es la etapa en la cual se producen los cambios necesarios que conducirán al sujeto a la
madurez sexual.

Una de las razones de tal maduración sexual proviene del campo de la endocrinología, que ha
descubierto la relación entre la glándula pituitaria, ubicada en la base del cerebro, y las gónadas o
glándulas sexuales.

Desde este punto de vista, podría subdividirse a su vez en tres etapas:

a) Una primera etapa inmadura, en la que comienzan los cambios corporales, aunque aún no hay
función reproductora.

b) Una segunda etapa de maduración, en la que comienzan a producirse las células sexuales en los
órganos reproductores, pero en la que aún no se han completado los cambios corporales.

c) Una tercera etapa, ya madura, en la que los órganos sexuales funcionan adecuadamente y las
características sexuales secundarias ya se han desarrollado.

La función de la glándula pituitaria

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La pituitaria produce dos hormonas: la hormona del crecimiento, que influye en el tamaño del
individuo, en especial en el crecimiento de los miembros inferiores y superiores, y la hormona
gonadotrópica, que actúa estimulando la actividad de las gónadas (glándulas sexuales) para su
maduración. Durante el período prepuberal, se produce un aumento gradual de la hormona
gonadotrópica. Al mismo tiempo, las gónadas se hacen más sensibles a esta hormona. La
combinación de estas dos condiciones marca el comienzo de la pubertad.

La función de las gónadas

Las gónadas que cumplen una función activa en los cambios puberales, son las glándulas sexuales.
Las gónadas femeninas son los ovarios y las masculinas, los testículos.

Un poco antes de la pubertad, la hormona gonadotrópica de la glándula pituitaria se produce en


cantidad suficiente para permitir el crecimiento de las gónadas inmaduras y su transformación en
ovarios y testículos maduros. Junto con el crecimiento de las gónadas sobreviene la producción de
las células germinales, y las hormonas del crecimiento dan lugar al desarrollo de los órganos
genitales y de las características sexuales secundarias.

El desarrollo femenino tiene lugar cuando las gónadas femeninas u ovarios alcanzan la madurez:
producen las células germinales (óvulos), destinadas a la perpetuación de la especie, que llevarán
a la menarca. Este es el signo más visible de que en la niña ha comenzado el proceso hacia la
madurez sexual. También han crecido otros órganos de reproducción como el útero, las trompas
de Falopio y la vagina.

El desarrollo masculino tiene lugar cuando las gónadas masculinas o testículos, producen las
células germinales masculinas (espermatozoides) que dan lugar a las primeras poluciones
espermáticas, siendo la manifestación más evidente de que el varón se dirige hacia la madurez
sexual. Los testículos tienen una función doble. Además de la producción de espermatozoides,
generan otras hormonas que controlan los ajustes físicos y psicológicos requeridos para llevar a
cabo la función reproductora: el ajuste físico comprende el desarrollo de las características
sexuales secundarias, así como el posterior desarrollo de los testículos mismos, de la próstata, de
las vesículas seminales y del pene.

Generalmente, estos cambios biológicos de la pubertad se inician en ambos sexos alrededor de los
8 a 9 años, pero pueden adelantarse o retrasarse por la influencia de diversas variables: desde el
ámbito socio-cultural, la herencia, la salud, la nutrición, hasta la conformación corporal.

18
Las transformaciones físicas de la pubertad

Durante la pubertad se dan cambios en el interior y en el exterior del cuerpo. Estos cambios son
pronunciados, se producen en un lapso de 2 o 3 años, a partir de los cuales el adolescente
temprano aparece, tanto para sí como para los otros, como un desconocido.

Los cambios que se producen en el interior del cuerpo son tan importantes como los exteriores,
debido que a partir de este tiempo determinan aquellas disfunciones que pueden hacerse
enfermedades crónicas en la adultez. Estas modificaciones incluyen cuatro factores principales:

1. Aumento del tamaño corporal (estatura y peso).

2. Cambios en las proporciones del cuerpo (exterior e interior), que se realizan de manera
asincrónica y manifiesta.

3. Desarrollo de las características sexuales primarias, y

4. Desarrollo de las características sexuales secundarias.

1. El Tamaño Corporal: la estatura es regulada por la hormona de crecimiento. Cuando ésta se


produce en una proporción suficiente, permite alcanzar un tamaño normal. Si es deficiente, ocurre
el fenómeno llamado “enanismo”; producida en exceso, conduce al “gigantismo”. La aceleración
del crecimiento comienza para las niñas entre los 8 y 11 años, con un pico en los 12 y seis meses, y
declina hacia los 15 y 16 años. Para los varones se inicia más tarde, entre los 10 y 14 años, con pico
de velocidad a los 14 años y una declinación entre los 17 y 20 años.

El Peso: aumenta fundamentalmente por huesos y músculos. A veces puede presentarse un


período de obesidad, provocado, en parte, por la dislocación hormonal característica de la
pubertad y, en parte, por el aumento del apetito que acompaña al rápido crecimiento físico.

La masa corporal está en función de la estatura y el peso, y determina un número constante que
alerta sobre el sobrepeso, la obesidad, la delgadez o la desnutrición.

2. Los cambios en las proporciones del cuerpo, incluye modificaciones en el interior y en el


exterior del mismo.

Las modificaciones en el exterior se dan de forma asincrónica y se manifiestan en la cabeza, que


crece con lentitud en comparación con el resto del cuerpo. En el rostro hay un ensanchamiento de
la frente y la boca y un rápido crecimiento de la nariz. En el tronco se produce un ensanchamiento

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de hombros en el hombre y de caderas en las mujeres. Las piernas y los brazos se hacen más
largos en relación con el tronco. Las manos y los pies suelen parecer proporcionalmente más
grandes y notables, puesto que llegan a su tamaño maduro antes que brazos y piernas, y 4 o 5
años antes de alcanzar la estatura definitiva.

Las modificaciones en el interior también son asincrónicas y conduce a la inestabilidad fisiológica:


aumenta el tamaño de la mayoría de los órganos internos y se modifica el sistema respiratorio y
circulatorio.

3. Las características sexuales primarias: en el varón se agrandan paulatinamente los testículos y


el pene, aparece el vello pubiano y se producen las primeras poluciones nocturnas. En la niña, los
ovarios y el útero crecen con rapidez, hasta alcanzar el tamaño y funcionamiento maduros para
que se produzca la menarca.

Las características sexuales secundarias son las que otorgan al cuerpo de ambos sexos las
características del cuerpo masculino y femenino.

En los varones: el ensanchamiento de los hombros, dando al tronco una conformación triangular,
forma bien definida de los brazos y piernas, leves protuberancias alrededor de las tetillas, aparece
el vello púbico, en las axilas, sobre el labio superior y la barbilla. Aparece la pilosidad en los
miembros, el pecho y los hombros. Hay cambios en la voz y en el color y la textura de la piel.

Es importante destacar que todos estos cambios biológicos no comportan una significación propia,
sino aquella que le es dada a través de la cultura en la cual se insertan.

El punto de vista antropológico

El fenómeno adolescente se presenta inserto en una estructura social que pertenece a un tiempo
histórico y un espacio geográfico. Toda estructura social posee una cultura que, a su vez,
determina a aquella. La forma en que una cultura determina la estructura social se debe a que
cada cultura se ubica dentro de una cadena de significaciones, que está dada por los llamados
“mitos de origen” de esta determinada cultura.

Nuestra adolescencia, por ejemplo, está inscripta dentro de una cultura llamada occidental, pero
ella a su vez comienza a regionalizarse en la medida en que esta cultura corresponde a un
determinado continente y a una determinada nación. Dentro de ella, a su vez, existen diferencias,
como lo rural y lo urbano, Capital Federal y provincia, etc. Cada uno de estos sectores contiene sus
propios mitos de origen, que influyen en lo que se conforma como “la adolescencia”. La cultura
adolescente, además de estar ubicada en un “espacio de origen”, contiene su propia historia y
ella, a su vez va variando con las distintas épocas.

Cada cultura propone para la adolescencia, a través de formas determinadas llamadas “ritos”, un
momento de inicio, que se apoya en el hecho biológico del despertar pulsional, y un momento de
fin, que es altamente variable.

El concepto de adolescencia también dependerá de cierto cuerpo de valores, ideologías, que son
inherentes a cada cultura. Estos valores son expresados a través del mito de los orígenes y
proponen un modelo de organización estructural que le da sentido a una realidad supuestamente
objetiva, a la que llamamos “contexto”. Desde el psicoanálisis, esta realidad contextual en gran
20
medida tendrá injerencia en la conformación de la “realidad psíquica” de cada sujeto y estará
inserta en la historia de la construcción de la propia subjetividad.

La característica más importante del mito es que se presenta como si realmente hubiera existido y,
en tanto alude a los orígenes, se propone como algo acabado y es causa de una cosmovisión de
características absolutas.

Es posible que, el adolescente de todas las culturas haya sido sometido a “ritos de iniciación”, que
llamaríamos de formalización y contención, que ponen nombre al pasaje que se produce desde el
cambio biológico, cuyo significado es la pérdida de lo infantil, la familia protectora y nutricia, la
endogamia, la madre, los vínculos de intimidad, el pasado, hasta la cultura cuyo significado es el
pasaje a la adultez, el padre, los vínculos formales, la exogamia, el futuro.

El pasaje a la adultez se caracteriza por el pasaje de un desconocimiento a un conocimiento que


llamamos el saber y en el que quedan comprometidos los “procesos de pensamiento”. Este saber
se halla enlazado a la sexualidad y el trabajo, que para el mundo infantil constituyen un misterio.
Es un pasaje que se realiza durante esta transición vital llamada “época de la adolescencia” y que
involucra siempre una muerte (la de la infancia) y un renacimiento a otro lugar psíquico, la
adultez.

Cada cultura crea sus propios lugares para entender lo humano, pero ningún fenómeno queda
fuera de la cultura. En este sentido, también los adolescentes constituyen un lugar, que va
variando con el marco histórico en el que la adolescencia se va desarrollando.

En nuestra sociedad, la adolescencia ha constituido lugares que han sido otorgados por la cultura,
cuyo cumplimiento confirma, desde un punto de vista formal, la aceptación del niño al mundo
adulto. Entre ellos:

• A los ocho años, la jura de la bandera establece que el niño ha dejado de ocupar el lugar de
único y especial para su madre, para ser hijo de la patria. Su madre (ahora la bandera) coloca a
todos los hijos por igual e impone, en relación con ella, vínculos diferentes de los establecidos por
la madre. Son vínculos de respeto, cuidado, de veneración, etc, ligados a ideales y regidos por la
cultura.

• La Comunión, rito de origen católico, que se realiza alrededor de los 8-9 años, también supone
el alejamiento del padre real para acercarlo al padre ideal, elevándolo al grado de deidad, alejado
del sujeto e igual para todos, a través de un proceso de identificación, que se logra mediante el
rito de incorporación de la hostia, representante del padre.

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• La Confirmación, a los doce años, en la religión católica, que confirma lo establecido a los ocho
años y propone un padrino o una madrina, iniciadores del adolescente en la cultura.

• El “Bar Mitzvah” en la religión judía, a través de una ceremonia que se realiza a los trece años,
inicia al adolescente en su cultura y tradición, le impone fidelidad y respeto al legado de los
mayores, a través de sostener lo que sus padres le enseñaron. Constituye una forma de
compromiso con los padres mismos.

• El baile de los 15 años para la niña, en el que el padre, al bailar el primer vals con su hija, hace la
entrega oficial de ella a otros hombres, a la cultura, para que se inicie en el período de búsqueda y
de elección de un objeto exogámico. Esto luego culminará en la adolescencia tardía con la entrega
del hombre definitivo mediante el casamiento.

• En la sociedad “Guayaki”, el arco y el cesto son dos elementos que acompañan al hombre y a la
mujer durante su vida. A los ocho o nueve años, la madre hace entrega a la hija de un cesto en
miniatura y luego de su menarca ella misma lo fabricará como signo de que ya ha entrado a
formar parte del grupo de las mujeres. A los varones se les entrega un arco a los 8 o 9 años y a los
15 se les perfora el labio, como señal de que han quedado inscriptos como cazadores.

Todos estos ritos muestran que la adolescencia, y especialmente la temprana- dado que en ella se
producen los cambios corporales que signan las diferencias- marca el momento de pasaje de un
estado a otro. Este pasaje está siempre acompañado de una ceremonia importante de iniciación.

Freud en el Malestar en la cultura plantea que la relación de la familia con la cultura es conflictiva.
La familia tiende a no desprenderse de sus hijos, y cuanto mayor haya sido la unión desde la
infancia, más difícil será ingresar en la cultura. Desasirse de la autoridad de los padres es una tarea
ardua para el joven y, por tal razón, la sociedad suele dar cuenta de este pasaje a través de los
ritos de iniciación que constituyen formas de pasajes de la niñez a la adultez.

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La función materna, que ha sido de protección y contención durante la infancia, debe dar paso a la
función paterna de discriminación. El padre deberá ofrecer a su hijo la apertura al orden cultural,
la posibilidad de una inserción participativa en contextos cada vez más amplios.

La cultura limita la vida sexual entre los miembros de la familia. Desde el totemismo, impone la
prohibición del incesto entre sus miembros por medio de los tabúes, las leyes y las costumbres. De
ahí que el vínculo familia-cultura presente una paradoja difícil de resolver: el hijo ha
experimentado el placer de recibir sin dar demasiado y ha aprendido a amar sobre la base del
vínculo sensual y de ternura con la madre, pero luego la cultura le impone desprenderse de ella. Es
por eso que el tránsito a la cultura está lleno de ambivalencias mutuas, que deberán ser
elaboradas a partir de una serie de transacciones intrapsíquicas e interpersonales. La adolescencia
así realiza este tránsito en el seno de dos organizaciones grupales primarias: la familia como
agente socializador del individuo y el grupo, que conduce al pasaje hacia los primeros contactos
exogámicos, tales como las barras o los grupos de organización formal.

Estos dos grupos presentan características diferenciales, en función de la organización


preconsciente predominante. Esta organización preconsciente es impuesta por los desenlaces en
las diferentes instancias psíquicas. La aparición de estos fenómenos en el pasaje del adolescente a
la cultura se puede plantear al menos desde tres perspectivas:

• El adolescente y la familia.

• El adolescente y el grupo.

• El adolescente y los distintos grupos.

El adolescente y la familia

La irrupción del fenómeno adolescencia en la familia conlleva bastantes conflictos, ya que padres e
hijos entran en colisión por varias razones. Entre ellas, la principal es reconocer que los hijos son
seres individuales, cuya vida les pertenece.

Para la constitución del aparato psíquico, es esencial la experiencia fundante de una función
materna que se escenifica a través de una situación vincular interrelacional. En ella la madre debe
actuar de soporte afectivo y continente: es el requisito previo para el niño, para que él realice la
investidura narcisista del propio Yo, a través de un acto psíquico por el cual tiene lugar el efecto de
ligadura, que permite la identificación primaria con el otro; otro que se constituye para el Yo como
un lugar psíquico: el modelo o ideal.

A partir de esta experiencia vincular afectiva fundante con la madre, se van constituyendo
diferentes lugares psíquicos, en relación con el Otro. Primero la familia, y más tarde, los
entramados de relaciones interindividuales producen, por un proceso de desplazamiento,

23
formaciones sustitutivas de las figuras primarias, que constituyen distintos tipos de
representación-grupo y distintos tipos de líder con diferentes vínculos entre ellos.

Tanto los adolescentes como los niños son seres en crecimiento y se encuentran, respecto de las
figuras parentales, en una situación de dependencia psíquica. Por esta razón, los conflictos de los
padres inciden en forma significativa sobre los procesos de desarrollo del adolescente.

El entrecruzamiento de la conflictiva adolescente con la edad media de la vida de los padres


enfrenta a los hijos con la necesidad de la construcción de un futuro exogámico e incierto, y del
duelo por la dependencia y protección parental a la que cuesta renunciar. Los padres también
enfrentan un duelo de difícil elaboración, por varias causas: la renuncia de las propias ilusiones, el
inevitable pasaje del tiempo, la angustia por lo vivido, lo no vivido e imposible de realizar, lo
muerto y lo imposible de recuperar.

Este encuentro-desencuentro entre padres e hijos adolescentes se procesará según las


posibilidades psíquicas de salud-enfermedad y de elaboración de duelos y cambios que esas
familias hayan construido en el pasado común. El impulso hacia la progresión de los adolescentes
buscará, como recurso inevitable, el “no” como rebelión ante sus progenitores. No hay posibilidad
de duelo y separación, si ese movimiento de rebelión no se realiza. Este “no” dependerá del
decurso de las diversas tramitaciones psíquicas que los padres hagan, a partir de este
desprendimiento. El tipo de elaboración que los padres realicen de este momento vital dará paso,
en el adolescente, a una mejor o peor configuración psíquica definitiva de este futuro adulto.

El momento crucial que al adolescente le toca vivir y el lema sustentado en diferentes épocas
funcionan como un mito organizante, aunque a veces se encuentre como un telón de fondo poco
consciente. Es un proceso del cual el adolescente no puede sustraerse y que será tramitado
psíquicamente de acuerdo con las otras variables, como las ideologías y las creencias de los
subgrupos con los que interactúa, o la distribución de afecto e ideología de su grupo familiar.

Asimismo, a través de las salidas reiteradas, los adolescentes comienzan a interactuar con otros
grupos y con otras familias, otras costumbres, otros ambientes socioeconómicos. Estas
interacciones le permiten hacer comparaciones y establecer nuevos juicios acerca de su propia
familia. Estos juicios son siempre traumatizantes, decepcionantes para el hijo, pero no sólo por la
comparación real, sino también porque hasta ese momento de su desarrollo, sus padres habían
sido idealizados, modelos, garantes de su ser. En la novela familiar del neurótico, Freud plantea
que el desasimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más necesarias pero
también más dolorosas del desarrollo y que todo hombre devenido normal lo ha de llevar a cabo
en cierta medida.

El adolescente atravesará por un proceso de desprendimiento, que consiste en desinvestir


progresivamente los objetos primarios incestuosos y reinvestir otros nuevos, exogámicos. Este
proceso de diferenciación implica un duelo y éste se sucede al crecimiento del cuerpo e introduce
al púber en la problemática de la adolescencia media.

Por otra parte, el hijo se transforma, desde su adolescencia, en un motor de cambio para la
estructura familiar, y ella deberá ir accediendo a nuevas redes psicosociales y abriéndose hacia la
cultura.

24
El adolescente y el grupo

Entre la multiplicidad de grupos posibles, existe una formación bastante universal que aparece en
la adolescencia: la formación de “la barra”. Es un grupo formado en un momento crítico del
desarrollo, con el fin (generalmente inconciente) de resolver problemas comunes. Este grupo
suele aislarse del resto, pues concentra su esfuerzo en la tarea que los nuclea. Estos grupos tienen
duración limitada, pues se diluyen una vez alcanzado el fin perseguido.

La “Barra” se conforma con el fin de crear un eslabón intermedio entre el mundo familiar del que
hay que desprenderse y el mundo adulto, del que aún no se puede participar.

Las reuniones de grupo para hablar sobre deportes suelen desplazar lentamente este tema para
derivarlo hacia otras problemáticas que están relacionadas con ciertos “misterios”. Al clima de
misterio suele sumarse un espacio de misterio, un espacio y un tiempo “tabú” conocido solo por
pocos: “los elegidos”. Esto explicaría el por qué los adolescentes prefieren la noche como su
espacio preferido, ya que constituye un tiempo del cual se sienten dueños, en el que no son
desplazados por los adultos.

En el caso de los adolescentes tempranos, el espacio tabú pronto se constituye en la sede para
hablar de lo supuestamente prohibido: la sexualidad. Al promediar la adolescencia media, el tema
de sexualidad no es el único centro de interés siendo otro tema la lucha generacional (el juicio
acerca de los padres) y otros de meta inhibida: argumentaciones acerca de valores e ideales del
Yo, que pueden centrarse en los ideales de verdad, amor, justicia, orden, dignidad, belleza, o
aquellos menos abstractos, como el ideal de ganancia.

Estos ideales del Yo, que pueden arrasar con cualquier tiempo de realidad, tienen su raíz en su
incapacidad para actuar. Las dificultades para adaptarse al mundo adulto desembocan en el deseo
de cambiar los padres, primero, y luego, el mundo, cuestión que se desarrolla en largas
discusiones entre sus pares, en las que nada se salva de su crítica y de su afán de reestructuración.

El refugio en la familia que ella misma permite y la hipertrofia de la intelectualización es la defensa


con la cual el adolescente suple su imposibilidad para la ejecución.

Esta zona intermedia, transicional, que alberga un precipitado de identidades aún no diferenciadas
irá cediendo el paso hacia otro tipo de grupo, en la adolescencia tardía, más institucionalizado y
burocratizado, en la medida en que “los misterios de la vida” sean progresivamente resueltos a
través de experiencias en el contexto de pertenencia.

Las instituciones que albergan adolescentes, como las educativas, deportivas, artísticas, etc.,
tienen como fin la contención del adolescente, constituyéndose en el cuerpo social, el esqueleto
que sostiene el desarrollo de la identidad del adolescente que aún no se ha terminado de
conformar. La multiplicidad de “yoes” escindidos que el adolescente despliega en los distintos

25
roles que ejercita, en los distintos lugares en los que interactúa, tiene como continente a aquellos
“iniciadores” que el adolescente busca como transacción entre la familia y la sociedad adulta.

El desprendimiento progresivo del adolescente de su familia se realiza mediante la transición a


grupos que comienzan a tener mayor envergadura y organización estable a partir de la pubertad.
A partir de ese momento, el adolescente realiza un progresivo pasaje por organizaciones grupales
formales o informales, en función de aspectos placenteros diversos: desde practicar deportes,
desear aprender las cosas más diversas, concurrir a bailes, etc. La entrada en este primer período
encuentra a los niños latentes organizados en grupos separados por la diferencia de sexos.

Durante la prepubertad, la conclusión del desarrollo del sistema nervioso brinda al niño un manejo
de su musculatura que, unido al funcionamiento hormonal ya comenzado, permite que se
incremente el placer por el movimiento en grupos organizados, a través de la práctica de
deportes, campamentos, etc. Esta organización grupal que está dividida por sexos, va proponiendo
encuentros esporádicos y breves de comunicación entre ambos, y surgen así los primeros bailes o
reuniones donde se realizan juegos reglados con características eróticas, como por ejemplo los
juegos de verdad consecuencia, el de la botella o el semáforo. Pero el incremento de la excitación
sexual sin posibilidad de descarga suele aumentar la agresividad entre los grupos y estos
encuentros suelen terminar con descargas impulsivas o autoagresivas, roturas de vidrios o
accidentes, como prueba de que aún lo pulsional irrumpe en el Yo, sin tener suficientes controles
preconscientes. Durante esta época comienzan a funcionar los grupos organizados formalmente.

La entrada en la pubertad y los cambios corporales primarios y secundarios que se producen en el


cuerpo asustan al adolescente y recluyen a algunos en la soledad y a otros en grupos de pares del
mismo sexo. Las incursiones de uno y otro sexo se realizan a través de sus líderes, muy
ambivalentemente admiradas por el resto, que constituyen las primeras parejas herosexuales, y
son de escasa duración.

La participación en grupos de esta fase se acompaña de cambios corporales, situación que


comporta al aparato psíquico una estructura particular, donde la palabra no funciona para pensar,
sino para realizar acciones, para comunicar estados afectivos, para dar o recibir órdenes, o como
intento de categorizar los elementos de la realidad, con la lógica concreta. Hay una tendencia al
movimiento gestual o de desplazamiento motor. El deambular es una forma de descarga y ambos
sexos se unen para realizar desplazamientos espaciales rítmicos y placenteros.

Lo que no se torna concebible en la mente del adolescente temprano y medio es que todo aquello
que se ve como exitoso es producto del esfuerzo personal, pues éste es un concepto que
solamente se entiende en la adolescencia tardía. El esfuerzo, las postergaciones, las frustraciones
personales, todo aquello que pertenece al juicio de la realidad, es difícil de comprender en este
tiempo lógico. Es común que los adolescentes deseen lograr el prestigio y el dinero, cumpliendo
una fantasía diurna proveniente del YO-placer, de ser único y especial a través de la música o el
deporte. Es también una primera forma de combinar lo placentero con el tiempo y el espacio
laboral del Yo de realidad. Disc-jockeys, bailarinas, músicos, deportistas, constituyen una primera
forma de transacción entre los deseos de exhibición, la seducción entre los sexos y los deseos de
triunfo social. Este último impone las limitaciones de la realidad que exigen al aparato psíquico
mayor esfuerzo de trabajo.

En cuanto a la inserción en el ámbito laboral, existen diferencias entre la fantasía que se genera en
los varones y las que se genera en las mujeres. Mientras los primeros constituyen ideales heroicos,
ambiciosos y egoístas, con los cuales identificarse dentro de un contexto social, las segundas
constituyen un ideal más ligado al amor y a la familia. Estas son fantasías que suelen tornarse
26
preconscientes en la adolescencia media y subsistir como patológicas en los casos de adolescencia
prolongada.

Representación psíquica del grupo

La pulsión genital desorganiza al Yo, identificado durante la latencia, con el Superyo, conflicto que
debe resolverse en esta etapa. En un principio, el Yo no haya salida psíquica a este conflicto entre
las dos instancias y recurre a una defensa primaria, la proyección, de manera que el conflicto se
transforma en conflicto con el contexto. La escisión, la proyección, la desmentida y la
omnipotencia, son mecanismos que defienden al sujeto de la angustia de la castración y de la
aniquilación del sentimiento de sí. Es por esta razón que el grupo en la adolescencia temprana es
la agrupación por excelencia, ya que le permite proyectar en él partes escindidas y rechazadas de
sí en los otros miembros y defenderse de su introyección, así como identificarse con las aceptadas.

Mediante la participación en el grupo, el adolescente se defiende de ansiedades preedípicas y


edípicas que le generan el tener que aceptar diferencias (entre Yo y no-Yo, diferencias de sexos,
diferencias generacional, entre cuerpo infantil, cuerpo adulto), que no pueden ser verbalizadas
aún por vía del preconsciente verbal para nombrar estos conflictos. Predomina una comunicación
apoyada en un preconsciente cinético característico de los procesos inconscientes.

Estos procesos intrapsíquicos de escisión explican por qué la inclusión del adolescente en un grupo
supone la existencia en su mente del otro grupo. Ser miembro del grupo legal establecido, como la
escuela, el religioso, etc., supone el deseo consciente o inconsciente de participar en el grupo
rebelde y viceversa. Constituyen dos lugares psíquicos necesarios, que dan cuenta tanto de la
ambivalencia no resuelta cuando de la escisión del Yo.

El grupo como subcultura

Las subculturas significan una contracultura, aquel lugar que tanto los adultos como los
adolescentes (en tanto se sienten un grupo marginado) supieron encontrar en el marco de una
cultura determinada.

La contracultura adolescente es aquella que tiene sus normas, sus propios diálogos, sus criterios
acerca de determinados temas, un lenguaje (jerga) propio y una vestimenta (adornos, cabellos)
que caracterizan a sus miembros.

Estos grupos buscan sus espacios, lugares donde se encuentran, puntos de reunión, que van desde
la esquina del barrio, la plaza, el “pub”, hasta la cancha de fútbol. Otra forma de abrirse espacios
que los identifiquen son las inscripciones que realizan en las paredes de la ciudad, donde dejan
mensajes de rebeldía, de terror, de desesperanza, etc., firmados con un nombre que los signa con
una pertenencia. Algunos de estas leyendas hablan de un espacio siniestro generado por su
mente, relacionados con la sexualidad y la muerte.

Los espacios funcionan como mediadores, pues es allí donde el adolescente realiza aprendizajes.
Los mediadores suelen ser juegos reglados, desde el fútbol hasta las cartas, desde las bibliotecas
hasta los locales de videojuegos. Constituyen espacios transicionales que necesitan un líder real
que funciona como iniciador, donde los adolescentes aprenden el contacto con ellos y con el otro
sexo, a través de un control externo que los tranquiliza ante la posibilidad del desenfreno.

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También se encuentran los trasgresores, que buscan romper con las reglas y lucrar con los
adolescentes, por ejemplo, los que venden drogas.

Existen diferencias en la forma en que cada clase social presta su “cultura” para dar lugar al
adolescente. La expresión de la “no pertenencia2 también es una forma de pertenencia, y esta
expresión grupal se da por igual en todas las clases sociales.

La adolescencia presenta características distintivas, según la clase social en la que el adolescente


está inserto. Las urgencias económicas inducen al joven de clase baja y media baja a buscar
rápidamente el lugar laboral y, por tal motivo la elaboración de este período queda obturada por
un pasaje apresurado a una pseudo-adultez determinada por la necesidad. Este hecho coloca al
adolescente dentro de una clase que lo identifica y le da un marco de pertenencia “los que
trabajan tempranamente”.

Algunas características de los adolescentes en tiempos posmodernos

Marina Müller, en su libro “Orientar para un mundo en transformación” (Editorial Bonu. 1997.
Argentina), analiza el trabajo de dos autores como Lipovetsky y kenneth Gergen, y rescata
algunas características de los adolescentes en la época actual, realizando un parangón entre la
Modernidad y la llamada por estos autores “Posmodernidad” para el primero, y Neomodernidad
para el segundo.

Así la Modernidad reúne las siguientes características:

 Es una etapa donde la razón es la prioridad. Con acontecimientos trascendentes como la


fundación de la ciencia moderna, el creciente desarrollo técnico, la acentuación del racionalismo,
una intensa voluntad emancipatoria, mediante la práctica política de las ideologías. Se cree en la
realización de las utopías (de libertad, igualdad, fraternidad universal, sociedad sin conflictos,
soberanía política y económica, progreso incesante, bienestar general mediante la ciencia y la
técnica); un individualismo exacerbado, vinculado al desarrollo de las sociedades postindustriales
capitalistas; un fuerte avance de las ciencias exactas y de los métodos experimentales para
comprender y dominar la naturaleza.
 Sostiene un discurso racional con leyes universales que explican el mundo real. Algunos de
sus términos son: racionalidad, universalidad, progreso, ciencia, verdad, determinismo, evolución,
libertad, individualidad.
 Su valor cardinal es la igualdad de los individuos: idea de progreso indefinido, grandes
sistemas de sentido, edad democrática autoritaria, “disciplinaria”, conquistas científico- técnicas;
énfasis en la individualidad.

Las características de la Posmodernidad son:

 Surge a fines del siglo XIX y siglo XX de la crisis de la cosmovisión moderna: está hecha de
desencanto; puesto que pierde sustancia debido al fracaso para brindar un mundo ordenado,
fraterno, justo.
 Cuestiona profundamente la racionalidad.
 Finaliza la idea de progreso.
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 Sostiene al presente como lo único que puede asirse; la actitud perentoria es “querer todo, ya”.
 Se infla el yo narcisista, el “estar bien” individual y privado; no interesan los proyectos sociales,
decae la solidaridad.
 Algunos de sus términos son: pluralidad, desconstrucción, alternativas, perspectivas,
indeterminación, diferencia.
 El poder político se psicologiza, esperándose de los líderes una actitud de seducción:
cordialidad, proximidad, autenticidad, valores individualistas democráticos.
 La personalización- psicologización no tienen límites. Hay creciente respeto y tolerancia por las
diferencias. Se amplía la responsabilidad humana hacia lo social, hasta incluir lo planetario
ecológico. (Aspecto positivo)
 Existe una inflación erótica generalizada: la pornografía, el sexo máquina, el ser humano
convertido en objeto sexual.
 La mujer adquiere autonomía en la procreación, siendo el neofeminismo otra figura del proceso
de personalización. Se promueve a la mujer como individualidad completa en sí, adaptada a los
sistemas democráticos hedonistas.
 Decaen los principios. Hay una fuerte crisis laboral, familiar y axiológica.
 Se tornan muy difíciles las relaciones estables, prolongadas, capaces de afrontar los conflictos.
No pueden consolidarse los afectos, no se invisten las relaciones con otros ni los proyectos que
incluyan un “después” ni un “más allá de sí”. Esto reviste en insatisfacción y vacío, contrarrestados
con sensaciones y experiencias “fuertes”, adictivas o violentas; deriva hacia una propensión a los
grandes espectáculos (recitales, lugares nocturnos bailables con importantes escenificaciones y
efectos especiales), al cine- video pornográfico, al género de terror.
 La quiebra del culto a la razón vuelve posibles los más diversos sincretismos religiosos y la
proliferación de sectas. Se produce un cóctel individualista del sentido para todas las opciones y
gustos.
 El arte refleja la decadencia moral y estética. Se vuelven preeminentes el eclecticismo, la
heterogeneidad, la metáfora, lo lúdico, la memoria histórica.
 La crisis subjetiva se generaliza por las contradicciones que genera la socialización vigente
entre: la personalización- narcisismo, humanización- anonimato, más tolerancia- más
desconfianza, más longevidad- más miedo a envejecer, menos trabajo- menos deseo de trabajo,
más libertad- más vacío, más diálogo- más soledad, más bienestar- más depresión.
 Las sociedades del bienestar y la realización personal son comúnmente reinos pacíficos en que
se procura el hedonismo y la abundancia informativa. Sin embargo, en el orden narcisista hay
mayor violencia inmediata, por ejemplo doméstica. Hay rechazo al castigo físico y valorización del
diálogo, la participación y la demanda subjetiva, pero aumenta la violencia social y doméstica:
violaciones, maltrato, inseguridad urbana, criminalidad.
 Hay más violencia en los espectáculos, a un punto “hiperrealista” (películas de terror y de
acción). Este proceso también se incrementa en la pornografía, la información, el tráfico y el
consumo de drogas, el sonido omnipresente, la moda, el rock, el deporte, las artes marciales, el
fisicoculturismo.
 Su valor cardinal es la exaltación del individuo libre: “no hay futuro”; futuro no progresivo;
vacío de proyectos; vacío de sentido; modela las instituciones según aspiraciones individuales; alta
tecnología informativa e informática; exacerbación de la individualidad.
 Considera el papel en los cambios presentes de la comunicación, la tecnología, la informática,
establece hipótesis respecto al futuro.
 La saturación social por el avance tecnológico
 La multifrenia y sus características en el yo saturado, con la identidad cuestionada en medio de
un flujo relacional masivo.
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El posmodernismo significa el advenimiento de una cultura extremista que lleva “la lógica del
modernismo hasta sus límites más extremos”: el libertinaje se democratiza. Se produce la
atomización social, afianzando lo privado. Se liquidan las tradiciones. El consumo masivo acentúa
las singularidades, la personalización individual sin precedentes. Se hiperdiferencian los
comportamientos individuales, liberados de los papeles y las convenciones rígidas, surgiendo
abismos entre los distintos grupos sociales (culturas pob y rock, tercera edad, revolución de las
mujeres, etc).

El individuo se ve obligado a escoger permanentemente; el consumo le hace hacerse cargo de sí


mismo en una forma antes no vista.

El hombre de la Posmodernidad es el “homo psicologicus”.

El homo psicologicus vive en el presente, sin ideal, desertor de lo social, hedonista, sin sentido
histórico, cultor del deseo, de voluntad débil, singularizado, deseoso de seducir, de ser aceptado y
amado, acelerado, indiferente, temeroso del compromiso y de los sentimientos profundos,
solitario y a la vez añorante de relaciones afectivas. La afectividad asume una tonalidad indiferente
a veces fría y a veces dura.

Es un hombre que no se aferra a creencias ni ideas, carece de adhesiones estables, presentando


estados difusos depresivos con sensación de vacío, aunque en determinadas circunstancias asume
actitudes extremas que exacerban la carencia de límites (violencia, suicidio, vandalismo).

Están en alza los valores psi: la espontaneidad, la comunicación. La personalidad es tolerante, sin
gran ambición, con idea devaluada de sí, sin creencias sólidas.

Acerca del YO

Según Kenneth Gergen, el Yo se halla en crisis.

Es un yo hipertrofiado, acosado por una cultura que lo desestabiliza y desmembra, revela su


inconsistencia más que engrandecimiento. Su hipertrofia desde lo imaginario, coexiste con su
debilidad y precariedad efectivas.

“Gergen confronta el avance tecnológico de bajo nivel con el de alto nivel; analiza sus efectos
sobre el yo: creciente cantidad, variedad e intensidad en las relaciones humanas, sean personales,
o efectuadas a distancias remotas en el espacio y en el tiempo gracias a la tecnología;
multiplicación de los modelos del yo y la identidad, con influjo transtemporal de personas o
personajes vivos o desaparecidos, presentificados indefinidamente mediante testimonios
cinematográficos, videos, grabaciones.” (Pág. 55).

Hay una expansión correspondiente de múltiples opciones identificatorias; una hiperrealidad


presentada por los medios de comunicación y los simulacros que pretenden aparecer “más reales
que la realidad”; las relaciones son menos estables, más cambiantes e intensas. Esta multiplicación
desmesurada de relaciones tiende a suprimir el yo individual y ocurre una “colonización” del ser,
que Gergen denomina multifrenia.

30
La televisión y los videos permiten conocer a los niños en detalle la vida adulta pública y privada,
sus complicaciones y conflictos, de manera que no tratan con adultos idealizados, sino con seres
problemáticos, vulnerables, a quienes no se consideran distantes ni se les brinda tanto respeto.
En cambio los niños del siglo paso y de las primeras décadas del actual no tenían acceso directo a
la vida privada de los “grandes”.

La realidad o hiperrealidad de las presencias imaginarias que producen multifrenia, crea conflictos
ante valores, ideales e ideas contradictorias.

Los prejuicios se enfrentan con tendencias hacia la mayor tolerancia; el anhelo de igualdad choca
con las jerarquías; la solidaridad con el culto a la individualidad. Se cuestiona cada componente de
la identidad, con estados de crisis permanente que genera una situación de tedio generalizado.

La colonización del yo y la multifrenia resultante expanden las posibilidades de identificación pero


diluyen la identidad y dificultan el compromiso. Admitir una permanente y absoluta diversidad
conduce a relativizar todo hasta llegar a la parálisis o al desinterés.

Los procesos identificatorios por los cuales el ser humano incorpora a los otros significativos,
señalan la presencia de rasgos “ajenos” que cada sujeto vuelve propios mediante operaciones de
identificación.

La ilusión de la absoluta primacía racional humana sostenida por la ilustración, es cuestionada


desde el reconocimiento de la dinámica psíquica profunda a partir del psicoanálisis y desde el
análisis del conocimiento, que muestran las raíces emocionales del pensar, sus componentes
simbólico- míticos, sus obstáculos epistemológicos.

Se destaca el Yo como cambio y proceso (en contraposición al yo como estabilidad, como


“objeto”), con más amplitud de experiencias, más tolerancia y flexibilidad, pero esto origina un
narcisismo que busca permanente gratificación. Se cuestiona el yo autónomo, racional y se
destaca la importancia de los otros, de los rituales sociales, para desarrollar las propias
posibilidades.

Las relaciones preceden al yo, son lo fundamental. Existimos como “terminales de redes
múltiples”.

No se trataría de una “anulación del yo y la identidad, sino de un descentramiento del sujeto


psíquico, que pasa a ser construido por un sistema de relaciones, cuestionándose su supuesta
autosuficiencia.

La multiplicidad genera flexibilidad. El proyecto personal vital es el que construye la propia vida y
le da sentido, incluyendo las redes. Esto tiene importancia en el otorgamiento de sentido a las
opciones y actividades del proyecto personal.

Lo sociocultural, el momento histórico, los orígenes y expectativas familiares, el grupo de


pertenencia y de referencia, la pareja, los amigos, el contexto simbólico en el que el sujeto está
inmerso (ideales, valores y creencias, ideología, política, imaginario social cotidiano) son
profundamente significativos para el psiquismo personal y para sus elecciones vocacionales-
ocupacionales, al ser el sujeto eminentemente relacional.

En la sociedad tradicional, la personalidad era coherente: en él, las relaciones personales eran
seguras, el yo consolidado, el compromiso estable; en la modernidad, el yo era previsible,
“racional”, reconocible.

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En la Posmodernidad, todo intento de ser es una construcción. Las imágenes sociales son reflejos
de algo inexistente. Se carece de tiempo para cultivar relaciones de intimidad. Es difícil discernir
relaciones estables.

Las relaciones expresan parcialmente el yo; esto vuelve atractivos los encuentros limitados, con
vínculos parciales, intensos, rápidos y cambiantes. Los medios de comunicación proponen ese
estilo.

Se popularizaron las profesiones “psi”. Resultan más intensas y significativas las relaciones del
paciente con su terapeuta que con su propia familia.

Se disgregan las amistades profundas, la familia nuclear, la intimidad.

En el predominio del romanticismo y la modernidad la carrera profesional se veía como un


objetivo unificador. Ahora que cada cual conoce una multitud de posibilidades, ya no existe fuerte
de definirse por algo. Hay un corrimiento de roles (de actor a político, de atleta a actor, de
investigador a animador televisivo); nadie es “algo” básicamente). Las ocupaciones son
rápidamente cambiantes en una misma persona, así como en lo social. Ya no hay una “persona
esencial” sino reductos personales, construidos bajo forma de un currículo o referencias
bibliográficas.

En lo moral las anomalías ya no son estigmas ni definen la personalidad, más bien indican deslices
pasajeros, situaciones complejas o sucesos infaustos.

Las relaciones cotidianas posmodernas son problemáticas. (pág. 67).

La posmodernidad cuestiona que exista “la única opción correcta”, vuelve extraña la noción de
autenticidad y las propuestas fundadas en un “Deber ser”.

El ser humano “posmoderno”, de construido, fragmentado y multifrénico, no es necesariamente


un estadio Terminal de la humanización, sino expresión de un momento crítico que anuncia la
posibilidad de nuevas integraciones.

La edad adulta o adultez:

La adultez comienza aproximadamente a los 20 años. Usualmente


se divide en tres períodos: Adultez joven o juventud: 20 a 40-45
años. Adultez media: 45 a 65 años. Adultez mayor: 65 años en
adelante.

a) La adultez joven o juventud (de 20 a 45 años):

La juventud comienza con el término de la adolescencia. Constituye el período de mayor


fuerza, energía y resistencia física. Se producen menos enfermedades y se superan rápidamente,
en caso que éstas se presenten. Por tal motivo, el índice de mortalidad es bajo. La mantención del
estado físico depende de factores como la dieta adecuada y el ejercicio físico. En relación al
desarrollo intelectual, los adultos son capaces de considerar varios puntos de vista
simultáneamente, aceptando las contradicciones, lo que se conoce como pensamiento dialéctico.
En esta etapa lo ideal suele ser elegir una pareja, plantearse la paternidad, lograr amistades
duraderas y un trabajo estable.

32
b) La adultez media (de 35 a 45 años):

Durante esta etapa se suele dar la llamada “crisis de la mitad de la vida”, en la cual se
produciría una suerte de lucha entre la generatividad y el estancamiento, la necesidad de
reelaborar la imagen del Yo debido a los cambios corporales, a la muerte de los padres, a la
marcha de los hijos, a la evaluación de los logros y las metas conseguidas. En general, se puede
afirmar que la "crisis de la edad media" no es un acontecimiento inevitable, ya que la existencia de
buenos recursos para enfrentar las exigencias del medio y las del crecimiento personal permitiría
una buena adaptación a la edad madura. La adultez media se caracteriza por la liberación de las
grandes presiones y la búsqueda de placeres más individuales, junto a una mayor experiencia, que
será bien aprovechada si no se mantienen sueños imposibles ni se mantienen posiciones muy
rígidas. El auto-concepto, la confianza en uno mismo y el control del Yo suelen aumentar en esta
época y la salud mental dependerá del buen ajuste entre las expectativas y la realidad.

c) Adultez mayor (de 45 a 65 años)

La Adultez percibida habitualmente como el declive físico y psíquico de las personas, no


tiene por qué ser necesariamente el punto más bajo del ciclo de vida, siendo posible un
envejecimiento razonablemente satisfactorio. Debería ser la sociedad quien descubra y promueva
los valores y las capacidades vitales de las personas mayores. La principal tarea de las personas
mayores suele ser la de comprender y aceptar su propia vida y utilizar su gran experiencia para
hacer frente a los cambios personales o a las pérdidas y limitaciones de sus condiciones físicas y
psíquicas. Las personas han de adaptarse a la disminución de su fortaleza y salud física, a la
circunstancia vital de la jubilación y asumir una mayor proximidad del final de la vida. Pese a lo que
se suele pensar la salud de las personas de esta edad es bastante buena, pues el 68 % de la
población de adultos mayores está sano y sólo un 5% se encuentra en un estado de invalides o
postración, el resto tienen ciertas enfermedades o limitaciones, pero siguen siendo autosuficiente.
El problema es que muchas de las enfermedades que se asocian con la vejez son enfermedades
crónicas que han sido adquiridas aproximadamente a los treinta años, como es el caso de la
artritis, diabetes, enfermedades cardiacas, reumatismo, lesiones ortopédicas, alteraciones
mentales y nerviosas. Por lo tanto, el envejecimiento en sí mismo no es una enfermedad y la
mayor parte de las personas ancianas gozan de buena salud, aunque no se puede negar que el
envejecimiento esté acompañado de cambios físicos y que incremente la posibilidad de desarrollar
enfermedades crónicas, debido a que el equilibrio orgánico es más frágil. Algunos de los cambios
físicos son: declinación de las funciones sensoriales y perceptivas, disminución de la estatura,
propensión a la osteoporosis en las mujeres, atrofia de las glándulas sebáceas del rostro, pérdida
de la adaptación al frío y al calor, disminución de la fuerza y rapidez para realizar actividades
físicas, las paredes de las arterias se endurecen y se reduce su elasticidad, los mecanismos
inmunológicos que defienden de las infecciones y también del cáncer pierden eficiencia. El
ejercicio, una buena dieta, evitar el cigarrillo y el alcohol, pueden ayudar a las personas a ampliar
la parte activa de su vida y a que sean más resistentes a enfermedades crónicas, que pueden llegar
a ser fatales. En cuanto a la sexualidad, gracias a recientes investigaciones en el adulto mayor, se
ha dado cada vez mayor importancia a la expresión sexual, al comprobar que ésta no sólo sirve a
propósitos físicos, sino que también a asegurar a ambos miembros de la pareja el amor del otro,
así como su comprensión y la sensación de que sigue estando vigente su vitalidad, lo que en
definitiva contribuiría a elevar la autoestima de cada miembro de la pareja. De esta manera, los
estereotipos populares que plantean que los años de la vejez son asexuados, son infundados
puesto que, en la práctica, existe un número elevado de personas adultas, que después de los
sesenta y cinco años permanecen interesadas y activas sexualmente.

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La Vejez o Senectud:

Lo primero que vamos a realizar antes de entrar de


lleno en el análisis de la palabra vejez es determinar su origen
etimológico. Investigando descubrimos que aquel se encuentra
en el latín y más concretamente en el vocablo vetus, que
puede traducirse como “viejo”.

Vejez es la cualidad de viejo (alguien de edad avanzada o algo antiguo y que no es nuevo o
reciente). La vejez hace referencia a la senectud o edad senil. Aunque no existe una edad exacta a
la que se pueda considerar como el comienzo de la vejez, suele decirse que una persona es vieja
cuando supera los 70 años de vida.

La etapa de la ancianidad es séptima etapa del desarrollo de la vida. Es la continuación


de la etapa de la adultez y es la etapa final de la vida. Se inicia aproximadamente a los 70 años de
edad y tiene su evolución hasta el momento del fallecimiento.

A los seres humanos que están dentro de esta etapa del desarrollo humano los
denominamos "ancianos".

Entre los diferentes ancianos hombres o mujeres la ancianidad tiene efectos, síntomas o
evidencias visibles diferentes, ya que no sólo dependen de su sexo y estado de salud en esta
etapa, sino que también recobra mucha importancia tanto el nivel de actividad que haya
desempeñado en etapas previas de su desarrollo y el nivel de actividad que desempeñe el
"anciano" durante esa misma etapa. Se considera que, a mayor actividad física o intelectual,
menores son los efectos de esta etapa en el "anciano".

La vejez también está vinculada a la categoría social que se conoce como tercera edad. Los
integrantes de este grupo suelen estar jubilados (es decir, ya no trabajan y, por lo tanto, no
forman parte de la población económicamente activa) y, en muchos casos, se han convertido
en abuelos.

Los adultos mayores, al no trabajar, necesitan del apoyo del Estado para gozar de una
buena calidad de vida. En las naciones subdesarrolladas, dicho apoyo es precario y por eso la vejez
suele ser sinónimo de penurias. No hay que olvidar que con la vejez aparecen enfermedades y
trastornos físicos como la artrosis, la osteoporosis y el mal de Alzheimer.

Estos se topan, en muchas ocasiones, ante una realidad que no les gusta, que les oprime y
que les afecta psicológicamente. Y es que al llegar a la vejez, a la Tercera Edad, deben hacer frente
a que pierden el papel que desempeñaban en la sociedad pues dejan de trabajar, a que no tienen
las mismas cualidades físicas y mentales que tenían cuando eran jóvenes y a que se pueden
encontrar un poco perdidos a la hora de afrontar ese presente.

Por todo ello, se hace necesario que hagan caso a una serie de consejos sencillos pero muy
útiles para afrontar esa nueva etapa vital. Entre los más importantes se encuentran los siguientes:
aceptar los cambios de todo tipo que se experimentan, encontrar actividades en las que poder
relacionarse con otras personas y sentirse útil, disfrutar de todas esas experiencias que siempre se
han querido hacer, pero nunca se habían realizado.

34
CARACTERÍSTICAS DE LA ANCIANIDAD:

 Esta etapa del desarrollo humano se caracteriza por una creciente disminución de la fuerza
física.
 Dicha disminución a su vez ocasiona progresiva bajada de la actividad intelectual y mental en
general.
 A su vez el individuo va perdiendo el interés por las cosas de la vida y va viviendo más en
función del pasado, un pasado que recuerda constantemente ya que el presente y sobre todo
el futuro no le ofrecen muchas perspectivas.
 El carácter de las personas en esta etapa de ancianidad se va modificando. En los ancianos
que hayan tenido una adultez sin una personalidad muy madura se manifiesta una marcada
tendencia al egoísmo, la desconfianza, un elevado criticismo y presenta reacciones agrias
contra la sociedad y contra sus familiares o cuidadores en particular.
 Estos síntomas pueden llegar a ser muy evidentes en el caso de algunos ancianos y apenas
presentes en otros con niveles de actividad física, mental y vital mayor.

Los miedos y fantasmas del envejecer.

Los organismos internacionales encargados de la salud (OMS.), (OPS.) han emprendido en


las últimas décadas campañas en favor de la Promoción y Prevención de la salud, para reducir los
riesgos de las patologías y estimular el auto-cuidado para la obtención de mejores condiciones de
vida.

Precisamente la promoción de estos objetivos en los Adultos Mayores nos marca la


necesidad de tener en cuenta los fenómenos que acarrea una sociedad que envejece, la mayor
esperanza de vida, y fundamentalmente de qué manera entender el impacto que estos cambios
demográficos tienen en los propios Adultos Mayores.

Cambios demográficos que además ocurren en una época signada por lo vertiginoso de los
adelantos científicos y tecnológicos, pero también por una crisis de valores que determinan que lo
imprevisible, lo azaroso, lo superficial y transitorio, desplacen a los valores conocidos por nuestros
mayores.

¿Qué ocurre con estos nuevos envejescentes para los que ya el modelo tradicional de vejez no
resulta útil? ¿Cómo ir construyendo nuevos modelos que los contengan?

¿Qué hacer frente a las propias transformaciones que experimenta y a la vez adaptarse a los
incesantes cambios de la sociedad y no quedar marginados?

Tomamos en esta oportunidad uno de los problemas a enfrentar y al que llamamos los
fantasmas del envejecer. Nos referimos a los prejuicios y a los miedos, prejuicios y miedos que
atormentan muy frecuentemente a los Adultos Mayores, enfrentados como están a una etapa de
cambios, de pérdidas, de incertidumbres.

Los prejuicios y las ideas erróneas que están instalados en el Imaginario social son varios y se
ciernen sobre ellos, oprimiéndolos, ya que los lleva a tener conductas acordes a lo determinado
por ese imaginario.

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Algunos de esos prejuicios los enunciamos así:

 El envejecimiento es una enfermedad,


 El envejescente se vuelve asexuado,
 Es insano recordar el pasado,
 La pasividad es lo que caracteriza al envejecimiento,
 Ya no se tiene capacidad para aprender,
 La menopausia es una enfermedad que deja sin deseos sexuales a la mujer,
 También se da el Viejismo, que es la discriminación al viejo desde una cierta parte de la
sociedad.

Todavía se critica o no se ve bien a un adulto mayor que rehacer su vida amorosa después de
una viudez o una separación y muchas veces son los propios hijos los que desaprueban esas
decisiones.

También es común atribuir a "la edad" distintas dificultades como si fuera un sello imposible
de modificar.

Cuando los adultos mayores toman conciencia de que se puede seguir aprendiendo durante
toda la vida se sienten muy gratificados y toman con entusiasmo, actitudes creativas, de
aprendizaje, de reflexión, y esto se revierte en una mejoría de la auto-estima y un mejor disfrutar
del tiempo.

Casi una tercera parte de la vida transcurre entre el envejecimiento y la vejez: no hay duda que
hay que vivirla y lo mejor posible.

Cada día se le da mayor importancia a la influencia que una actitud positiva frente a la vida
tiene en el retardo de un mal envejecer.

La actividad corporal, intelectual, social, ayuda a esa actitud positiva redundando en el logro
de una mejor calidad de vida. Y en esto también es útil insistir en que la reminiscencia, mal vista
desde el imaginario, es una función saludable al dar continuidad e integridad a la historia personal,
reforzando la identidad y trasmitiendo a las nuevas generaciones las historias vividas. Así se
mantiene la memoria colectiva.

Comprobamos que la información posibilita el desaprender estos prejuicios y encarar este


período con una actitud de crecimiento, aprendiendo, recreándose, haciendo nuevos vínculos,
recordando, viviendo con la mayor plenitud posible.

Prejuicios, mitos e ideas erróneas acerca del envejecimiento y la vejez.

Conformando parte del imaginario colectivo, cierta cantidad de ideas erróneas acerca del
envejecer y la vejez, funcionan ya como mitos o solo como prejuicios, pero en todo caso
perjudicando el buen envejecer y dificultando una adecuada inserción del Adulto Mayor a la
sociedad.

Estos prejuicios, incorporados a la mentalidad de la gente, funcionan determinando actitudes


negativas frente al proceso del envejecer acentuándose aún más con los viejos.

Los envejescentes, participantes a su vez de estos estereotipos culturales buscan "cumplir" con
lo así predeterminado.
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Estas ideas no surgen azarosamente, sino que son producto del tipo de sociedad a la que
pertenecen: una sociedad asentada sobre la productividad y el consumo y con enormes adelantos
tecnológicos, y donde la importancia de los recursos está puesto en los jóvenes y en los adultos
que pertenecen a la rueda productiva.

La jubilación actúa como barrera demarcatoria dejando afuera de este círculo a todos aquellos
que cumpliendo 60 o 65 años engrosan las filas de los llamados "pasivos." obligándolos a
replegarse sobre sí mismos, a un reposo forzoso y así de alguna manera marginados de la
sociedad.

Y aquí, la primera idea errónea: *La pasividad

Esta concepción nacida de los ejes de la producción, necesitaba alguna teoría que la
respalde y surgen teorías del envejecimiento que hacen de éste un período de descenso, de
imposibilidad en el aprender, de desapego de los vínculos, y de auto-exclusión.

Es oportuno recordar la teoría que surgió en 1961 elaborada por dos investigadores
norteamericanos Cumming y Henry, teoría que no compartimos, muy criticada, y que sustentaba
que había una necesidad del sujeto envejescente a desvincularse, a desapegarse de los afectos y a
su vez a la sociedad a ir aislándolos.

Se la consideraba como una conducta "adaptativa", "universal", "necesaria".

Es la llamada Teoría de la desvinculación, a la que rápidamente se le opusieron las teorías


del apego y la actividad, dentro de las que ubicamos la Educación para el envejecimiento.

Que el Adulto Mayor busque el reposo, la inactividad, la soledad, la espera pasiva del final
no son sino otras ideas erróneas, ya que decir actividad no significa siempre ni trabajo
remunerado ni juventud.

Actividad significa distintas acciones, tareas, intercambios, de aprendizaje, de recreación,


de enseñanza, de uso del tiempo libre en favor de sí mismo y/o solidario con otros. Insistimos que
esta actividad tiene como meta una búsqueda de satisfacciones y de una mejor calidad de vida.

Se muestra a los Adultos Mayores con evocaciones de precariedad, de aislamiento, de


deterioro fisiológico y psicológico, casi discapacitadas y tratadas por tanto con rechazo o con
paternalismo discriminatorio. Estas actitudes son netamente culturales.

Además, la noción de vejez fue variando tanto más en los últimos años que en el curso de
toda la historia, en el siglo XIII tenían viejos a los 30 años y a principios de nuestro siglo XX, un
hombre de 40 años ya era un hombre mayor.

Tomemos la diversidad de nombres con los que se denomina a esta etapa: tercera edad,
luego se agregó la cuarta edad, vejez, ancianidad, senescencia, senilidad, gerontes, abuelos,
adultos mayores.

Algunos términos son peyorativos, otros paternalistas. No está totalmente acordada por
todos los investigadores en Gerontología, una denominación común como cuando se habla de
adolescencia o niñez.

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Bibliografía
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