Reporte Tlaxcala Genealogías

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En Tlaxcala del siglo XVI, una cantidad aparentemente desproporcionada de genealogías

pictóricas fue elaborada por los nahuas que emplean una distintiva gramática visual,
reflejan las motivaciones de una élite tlaxcalteca acostumbrada a basar sus reclamos de
poder en su posición dentro del orden político y social local, conocido como el teccalli. En
el temprano periodo colonial, los miembros de la elite indígena del México central tenían
un gran interés en la genealogía y en la expresión de ella. Durante el primer siglo del
gobierno español, especialmente, artistas nativos elaboraron cuadros y dibujos con
información personal y genealógica que se extendía hacia tiempos anteriores en el pasado
local. El altépetl de Tlaxcala también estaba poblado de gente nahua; era una zona que
nunca formó parte del imperio mexica. Los tlaxcaltecas eran enemigos de los imperialistas
que vivían al occidente y resistieron eficazmente caer en su dominio.
Tlaxcala y su población se desarrollaron en forma independiente, en el entorno de una
creciente oposición al imperio. Entre 1519 y 1521, los tlaxcaltecas apoyaron a los
conquistadores españoles al mando de Hernán Cortés en su conquista de Tenochtitlán. A
cambio de su ayuda, los españoles les concedieron ciertos privilegios, los tlaxcaltecas
siguieron adelante y produjeron un importante número de genealogías pictóricas,
especialmente entre mediados del siglo XVI y principios del XVII. Hoy, conocemos más de
treinta genealogías tlaxcaltecas que datan de ese periodo que presentan figuras estilizadas
de hombres y mujeres ligadas por redes genealógicas que parecen telarañas. Está claro que
varios de estos documentos fueron introducidos como evidencia en disputas legales sobre
tierras o herencias, y todavía hoy hallamos en los archivos documentos de este tipo con los
textos escritos originales que los acompañaban; registros que proporcionan información de
mucha importancia para su análisis.
Algunos de estos documentos han sido tema de análisis académico y varios estudiosos han
emprendido proyectos encaminados a ampliar nuestro entendimiento de su iconografía,
contenido y contextos históricos específicos esta indagación surgió porque en términos
tanto cuantitativos como de calidad visual, los ejemplares tlaxcaltecas se destacan de entre
todos los documentos genealógicos nahuas procedentes de otros sitios del México central.
Más específicamente, estas fuentes, y otras más, reflejan la imagen de una clase élite de
gente local acostumbrada a reclamar el estatus noble con base en su posición en el
teccalli, un sistema de organización social distintivo que, históricamente hablando, era
único en la región. La consistencia formal de las genealogías refleja el grado en que las
identidades individuales fueron moldeadas por las estructuras organizativas más amplias
del altépetl.
En sus genealogías, los tlaxcaltecas encontraron un poderoso instrumento que les permitió
fortalecer su identidad noble y negociar sus posiciones sociales y políticas en un mundo
cambiante. El uso generalizado de este género pictórico por la nobleza local contribuyó a
que Tlaxcala se estableciera como un importante centro de la producción de
genealogías. No quiero sugerir que fue la única región que producía este tipo de imagen en
abundancia, ya que los códices mixtecas y los lienzos del sur de México muestran una
inversión similar en el género y también exhiben un estilo visual notablemente cohesivo
que refleja sus propios acomodos sociales locales culturalmente distintivos. Empero, está
claro que entre el pueblo nahua los habitantes de Tlaxcala tuvieron una relación especial
con la genealogía y su expresión.
Esta problemática implica cuestiones más amplias respecto de la diferenciación regional y
de las maneras particulares en que se visualiza la identidad social según las realidades
locales. En la academia moderna, la zona de Tlaxcala ha sido tratada correctamente como
representativa del área nahua más amplia y como una comunidad distintiva con sus propias
lealtades y lecciones a aprender. En términos de la genealogía, Tlaxcala claramente tiene
mucho que enseñarnos sobre su expresión más amplia entre la gente nahua, aunque la
cualidad única de las imágenes de esta región, así como su cantidad, distinguen a esta
región del resto del México central indígena. Utilizo la historia social para explicar estas
diferencias, prestando atención a los patrones de desarrollo cultural regional que
impulsaron este esfuerzo y notando que la organización social local dio forma a las
genealogías y a las identidades que enseñaban.
En realidad, la mayoría de la gente indígena más bien siguió inmiscuida en sus propios
diálogos locales. En este caso, las genealogías brindaron a los tlaxcaltecas una gramática
visual única suya, incluso mientras la Corona se esforzaba por incidir cada vez más en la
vida indígena. Las genealogías producidas incorporan configuraciones formales y una
iconografía que redifican y perpetúan estas identidades, y apoyaron al esfuerzo individual
de presentar reclamos locales a una cierta posición social, a la propiedad particular y al
poder, en un entorno cambiante.
LAS GENEALOGÍAS TLAXCALTECAS
Ningún estudio anterior de las genealogías pictóricas nahuas las ha tratado en su conjunto
como un género y, por tanto, no se han hecho observaciones más amplias y matizadas sobre
su imaginería. Hace más de un cuarto de siglo, el antropólogo John Glass lamentó que «no
ha aparecido aún una interpretación sintética de los elementos pictóricos genealógicos de
las genealogías del México central». En un intento por atender esta necesidad, primero
compilé un catálogo de todos los documentos pictóricos nahuas del centro de México que
contienen material genealógico. Parecía que ninguna otra comunidad nahua por sí sola
produjo una cantidad de ejemplares que se aproximara a los de este altépetl.
Estos ejemplares adicionales no sólo aumentan el número de genealogías procedentes de
Tlaxcala a un total record, sino que dieron apoyo a la noción de que estas representaciones
genealógicas comparten una cierta cualidad o forma visual básica que las distingue de las
genealogías pictóricas de otras zonas del México central.
Si bien no hay ningún formato constante que rija la naturaleza de las genealogías nahuas en
general, aquellas que vienen de Tlaxcala son coherentes, tanto en lo formal como en lo
estilístico. Una configuración básica que recurre con cierta variación en las imágenes
catalogadas para este estudio tipifica la genealogía tlaxcalteca. La Genealogía de Zolin
presenta una clara imagen de esta forma esta genealogía, pintada a colores en papel hecho
con fibra de maguey, inicia en la parte superior con un folio que muestra una casa
estilizada, vista de frente.
Nicholson menciona en su estudio que estableció algunos de los cimientos de mi
análisis. Interesado en la iconografía de la elite tlaxcalteca, Nicholson examinó varios
documentos pictóricos que sabía con seguridad, o que sospechaba fuertemente, provenían
de esta región. Su estudio fue tan convincente que aunque en un tiempo se ignoraba la
procedencia de la genealogía de Zolin, por ejemplo, ahora está firmemente asociada con
Tlaxcala porque, entre otras razones, muestra esta cinta en la cabeza, el icaplli, el ramo de
flores y los ladrillos descritos por Nicholson como características diagnósticas.
Otras de las genealogías de Tlaxcala revelan cómo los ejemplares de mayor complejidad
visual constituyen elaboraciones de un género básico subyacente. Mediante estas marcas, el
espacio pictórico se transforma implícitamente en un espacio físico, ya que sugieren el
movimiento a través del territorio y un desplazamiento temporal. Los que conocen las
tradiciones cartográficas nahuas notarán la conexión entre los mapas nativos y estas
genealogías. Como es bien sabido, los mapas nahuas solían estar animados por las historias
que personifican y la gente que movía sus narrativas. Desde esta perspectiva, la tierra
abunda con la vida que la atraviesa. En Tlaxcala, estos vínculos entre linaje, civilidad y
propiedad fueron expresados en términos particularmente locales, como veremos a
continuación.
Las genealogías tlaxcaltecas se caracterizan por una notable consistencia de forma, con una
estructura básica que se elabora en los ejemplares más complejos. Esta consistencia se
entiende aquí a la luz del desarrollo social de la región y del surgimiento de una comunidad
de gente que tenía un fuerte sentido de pertenencia al altépetl y sus estructuras, en cuyo
centro encontramos la prominencia del teccalli, un sistema de organización social basado
en parte en linajes. Si bien algunos estudiosos han averiguado a través de documentos
escritos que el teccalli era propio de la región de Tlaxcala, aquí utilizo las genealogías para
descubrir detalles adicionales de la forma y naturaleza de este sistema que, para los
académicos modernos, han permanecido algo misteriosos. Independientemente de su
dudosa historicidad, las genealogías reflejan una inversión estratégica en la celebración de
raíces ancestrales.
El teccalli, una subsección del altépetl que en ciertos aspectos es comparable al calpulli o
tecpan de otras regiones, es un sistema distinto y característico del área nahua
oriental, especialmente Tlaxcala. Tradicionalmente y en el fondo, se ha entendido al teccalli
–casa del señor– como un sistema basado en linajes, un grupo de parientes que se había
consolidado en una unidad corporativa. Un elemento que dio al sistema el sentir de una
organización basada en clanes es que los hijos, nietos y otra progenie del teuctli quedaban
asociados con la casa de donde provenían. Ya que aún no entendemos a fondo la naturaleza
precisa del teccalli, el historiador Lockhart lo ha llamado una institución misteriosa.
Además del teuctli y su progenie, el teccalli abarcaba un gran número de personas no-
emparentadas, algunas de las cuales se encargaban de atender las tierras propiedad de la
casa noble que constituyeron buena parte de su riqueza. En cierto sentido, el teccalli era una
institución autosuficiente cuya producción agrícola proveía una manera de ganarse la vida
que pasaba por herencia a los sucesores del teuctli. El teccalli tenía un componente
económico y un importante aspecto político, ya que su líder se unía a los teuctlis de otros
teccallis para atender los asuntos administrativos de una región mayor.
Al nivel más básico, las estructuras caseras que adornan casi todos los ejemplares
tlaxcaltecas, pintadas de frente o de perfil, demuestran esto. Tomando en cuenta que estructuras
comparables no aparecen en las genealogías provenientes de otros sitios, y que la institución del
teccalli es única en la región nahua oriental del México central, no cabe duda que las casas que
aparecen en las genealogías son un reflejo de la organización social propia de Tlaxcala. Como algo
más que simples representaciones de casas físicas, las estructuras que a menudo aparecen en la cima
de las composiciones genealógicas de estos documentos pictóricos descubren la columna vertebral
de la vida social tlaxcalteca. En algunos casosla estructura parece representar al teccalli como una
institución de amplia envergadura y enorme capacidad y poder. Si bien el sistema basado en linajes
típico de Tlaxcala y sus representaciones quizá parezca ofrecernos una vista holista de la vida en la
región, en realidad el teccalli y sus atavíos fueron la prerrogativa de una clase noble exclusiva y
nativa.
Como las genealogías ayudan a comunicar, el célebre teuctli se sentaba en el pináculo de la
sociedad tlaxcalteca El teccalli y las genealogías que reflejan su constitución reifican el grado en
que el estatus social y, más específicamente, el contraste entre los macehuallis y los
pillis, constituyó parte integral de la realidad nahua. La iconografía de las genealogías tlaxcaltecas
deja en claro que estas imágenes fueron el dominio exclusivo de las clases nobles.

CONTINUIDADES Y CAMBIOS EN LA COLONIA.


Acabamos de ver que, en cuanto a su configuración formal, estos documentos pictográficos
tlaxcaltecas comunican el poder de la población noble local, cuya identidad se basaba en el
distintivo sistema de organización social y política característica de la región. Aun cuando, sin lugar
a dudas, ese sistema tenía sus raíces en el desarrollo inicial y la evolución de Tlaxcala, su estructura
predominaba claramente en el paisaje social y político de la ciudad colonial. El hecho de que las
genealogías fueron elaboradas y empleadas durante los primeros cien años de la presencia española
en la Nueva España confirma este punto. Vistas en el contexto histórico del periodo colonial, estas
genealogías revelan el poder que aún conservaba la nobleza indígena, así como las estructuras
políticas que lo sostenían. Demuestran asimismo cómo la comunicación pictórica siguió siendo un
aspecto importante de la expresión nativa, especialmente en una época en que los asuntos de estatus
y propiedad estaban siendo impugnados cada vez más en medio de los cambios desencadenados por
la Colonia. Para el siglo XVII, las alteraciones culturales que en un primer momento quizá hayan
contribuido a estimular la producción de estos documentos pictóricos en Tlaxcala, los estaban
transformando y, a final de cuentas, condujeron a la desaparición del tipo de representación
tradicional que aquí he examinado.
A partir de la información rescatada de esta fuente, los estudiosos han averiguado que el cabildo
colonial fue erigido sobre estructuras políticas y sociales existentes, de donde tomó los
integrantes, los títulos en náhuatl y el modus operandi. El que la organización del teccalli y su
membresía elitista hayan contribuido a formar este nuevo órgano de gobierno es evidenciado por el
hecho de que algunos de los personajes que aparecen en los documentos pictóricos también
participaron en el cabildo, tal y como documentan las Actas. Las generaciones mayores, pintadas de
cuerpo entero y en la parte superior de la hoja, tienen la prioridad visual, lo que sugiere que la
nobleza propia de los ancestros era fundamental para establecer el estatus elitista de las
generaciones posteriores. Sin embargo, las Actas ayudan a demostrar que, aun cuando sólo se
retratan las cabezas de los miembros más recientes del linaje, su estatus ya estaba asegurado. Los
documentos textuales establecen con claridad que estas obras fueron usadas frecuentemente para
establecer conexiones entre algún individuo y su linaje y propiedad, generalmente en el contexto de
los tribunales.
Dado que estas dos genealogías fueron dibujadas en el mismo tipo de papel que el resto del archivo
con el cual eventualmente quedaron enmarcadas, podemos suponer con cierta seguridad que fueron
creadas explícitamente para servir como evidencia en el litigio. Así, las genealogías que se
utilizaron en los pleitos muestran la perpetuación de antiguas costumbres en el periodo colonial. El
que la acumulación de cambios durante el periodo colonial primero estimuló un aumento en la
producción de genealogías para luego conducir a su desaparición es sugerido por un examen
diacrónico de sus patrones de elaboración. Si bien los ejemplares más tempranos podrían datar de
las primeras décadas de la época colonial, y la tradición parece perder su impulso unos cien años
más tarde, existe esta interesante concentración de genealogías que corresponde a los últimos 25
años del siglo XVI, y que merece cierta consideración. Son diez las genealogías que podemos
fechar con precisión, así como varias otras cuyas fechas podemos asumir. De las primeras diez, al
menos ocho fueron producidas en el periodo entre 1562 y 1575, un lapso de sólo 14 años.
Definitivamente, varias otras son de principios del siglo XVII, pero son mucho menor en cantidad a
las que corresponden al siglo XVI tardío. Una alarma sonó a mediados del siglo XVI, cuando el
cabildo empezó a rastrear las crecientes tensiones sociales en la ciudad, causadas por la «comuna»
que, se decía, estaba rebasando sus límites tradicionales. Ciertas anotaciones de la década de 1550
mencionan, entre otras cosas, a macehuallis que se autoatribuían, falsamente, el estatus noble, gente
de la provincia que infringía el espacio de los nobles urbanos, y gente común que eludía el
trabajo. Al nivel más básico, una anotación de 1553 expresa directamente el temor de que «todo el
mundo va a volverse nobles». 43 Conforme avanzaba el siglo XVI, las Actas registraban una
creciente ansiedad frente a esta «sacudida» que sufría la jerarquía social y, más específicamente, el
sistema del teccalli, un bastión –como ya hemos visto– de la vida de Tlaxcala. Una solución a este
problema, decidió el cabildo, consistiría en dejarles a los del teccalli la responsabilidad de
comprobar su nobleza y de conservar sus propiedades.
Incluso, aquellas genealogías cuyo contexto original aún desconocemos parecen haberse dirigido a
las mismas preocupaciones mencionadas arriba, en la medida en que insisten visualmente en el
dominio del teccalli y en la afiliación de los nobles dibujados junto con el. En un tiempo en que las
distinciones entre los pillis y los macehuallis estaban experimentando una singular tensión, es
evidente que las genealogías sirvieron como una herramienta visual para aquellos que reclamaban
posiciones de mayor rango social y/o propiedades.
El hecho de que la producción de las genealogías disminuyó tan dramáticamente en el siglo XVII es
evidencia fehaciente de que los cambios suscitados por el régimen colonial agotaron la relevancia
de este género pictórico. Incluso en Tlaxcala, donde el sistema social infundía tan potente
simbolismo a la expresión visual, con el transcurso del tiempo la obra escrita llegó a sobreponerse a
la pictórica. Si bien, los documentos representan iniciativas individuales de hacer valer reclamos
personales, considerado en su conjunto, este corpus cohesivo de imágenes sostiene la noción de una
formidable identidad colectiva, incluso étnica, que empoderaba a Tlaxcala como comunidad.
Tlaxcala, por ejemplo, indudablemente llamaba a ese sentido de identidad del altépetl para repeler
las agresiones mexicas antes del periodo colonial. De la misma manera, esa comunidad
autónoma, como era definida por sus ciudadanos de la elite y sus artistas, se apoyaba cada vez más
fuertemente en las estructuras sociales y políticas existentes al tiempo que luchaba para influir en
las políticas del gobierno español.

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