Alex McAnders - Serie Snowy Falls - Mi Tutora
Alex McAnders - Serie Snowy Falls - Mi Tutora
Alex McAnders - Serie Snowy Falls - Mi Tutora
Romance deportivo
Mi tutora
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Libros de Alex (MF) McAnders
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MI TUTORA
Alex (MF) McAnders
McAnders Books
*****
Publicadas por
McAnders Publishing
Derechos de autor © 2021
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Tabla de contenidos
Frente del libro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Epílogo
*****
Mi tutora
Mi tutora
Capítulo 1
Quin
ntras entrelazaba su
Cage
¡Vaya! Nunca había sentido algo así en mi vida. Apenas podía contenerme
mientras miraba a Quin. No podía apartar mis manos de ella. Podría haberme
quedado con ella en esa fiesta toda la noche. Por primera vez en mucho
tiempo, me sentía vivo.
Volver a la realidad fue muy duro. Cuando recibí el mensaje de Tasha, fue
como si se abriera el piso debajo de mí. Quería quedarme con Quin. Quería
ver hasta dónde llegaríamos. Pero le había prometido a Tasha que la llevaría a
cenar, sin importar si ganábamos o no el partido. Yo siempre cumplía con
mis compromisos y tenía uno con ella.
—Quería hablarte de algo —dijo Tasha, rompiendo el silencio mientras
caminábamos.
—¿De qué?
Tasha me miró entusiasmada y se sonrojó. Era inusual que exhibiera sus
emociones. Normalmente, llevaba consigo una nube tóxica, que infectaba a
todos a su alrededor.
Daba por sentado que ella no era feliz con su vida. Claramente, yo era
parte de su insatisfacción. Pero, cada vez que trataba de hablar con ella al
respecto, me acusaba de intentar arruinar la buena relación que teníamos.
¿De qué buena relación hablaba? Ella no era feliz. Yo no era feliz. Y
nunca teníamos sexo.
—¿Te acuerdas de Vi? —me preguntó, entusiasmada.
—¿Tu mejor amiga, con la que estás todo el tiempo? Sí, la recuerdo.
—No tienes que decirlo así.
—Me has preguntado si recuerdo a la chica de la que te la pasas hablando.
—¿Por qué quieres iniciar una pelea? Estoy tratando de hacer algo bonito
para ti.
Me contuve y respiré hondo. Estaba tenso. No había querido dejar a Quin,
pero lo había hecho por Tasha. De todas formas, probablemente era lo mejor.
La forma en la que me hacía sentir solo podía llevarme a tomar decisiones de
las que luego me arrepentiría.
Tenía que tener en mente las cosas que importaban. Había trabajado toda
mi vida para jugar en la Liga Nacional de Fútbol Americano. Estar con una
chica como Tasha me ayudaría a vender la imagen de tío perfecto para poder
ser el rostro de un equipo. O al menos eso decía mi padre. Él había soñado
con que yo jugara al fútbol americano desde antes que yo. No podía
defraudarlo.
—Lo siento. Creo que todavía estoy cansado por el partido. Eso me pone
as podía contenerme gruñón.
ella. Podría haberme Tasha sonrió.
mera vez en mucho —Estás perdonado —dijo, y pasó los brazos alrededor de los míos—. Y
creo que tengo algo que te va a hacer sentir mejor.
ensaje de Tasha, fue —Muy bien —dije, y logré una sonrisa—. ¿Qué es?
me con Quin. Quería —Bien, recuerdas que hemos estado hablando de subirle un poco el tono a
asha que la llevaría alas cosas… en la cama…
iempre cumplía con Miré a Tasha con sospecha. Lo de subirle el tono a las cosas era algo que
había mencionado ella y, cuando lo había hecho, me había parecido que tenía
el silencio mientrasalgo específico en mente que no había dicho.
—Lo recuerdo.
—He hablado con Vi…
al que exhibiera sus —Ajá… —dije, confundido.
xica, que infectaba a —He hablado con Vi y le he preguntado si le gustaría estar con nosotros
cuando estemos… juntos. Y me ha respondido que sí —dijo Tasha, exultante.
Claramente, yo era Me detuve y la miré. Me tomó un segundo comprender lo que estaba
de hablar con ella aldiciendo.
n que teníamos. —¿Te refieres a hacer un trío?
Yo no era feliz. Y —Sí —dijo ella, y se puso colorada como un tomate.
—¿Por qué has hecho algo así, Tasha?
—¿A qué te refieres?
Sí, la recuerdo. —¿Por qué has invitado a alguien a nuestra cama… y sin hablarlo
conmigo primero?
e la pasas hablando. —Pensé que estarías contento. ¿No es lo que todos los tíos quieren? ¿Estar
de hacer algo bonitocon dos mujeres hermosas al mismo tiempo?
—No todos los tíos. Y, si me hubieras preguntado, te habría dicho que a
querido dejar a Quin,mí me gusta estar con una sola mujer… si me hubieras preguntado.
emente era lo mejor. —Pensé que te gustaría —dijo, desconsolada.
tomar decisiones de —Bueno, no. Y ni siquiera entiendo por qué lo has sugerido.
—Tal vez sea porque ya nunca tenemos relaciones sexuales.
Había trabajado toda —¿Y eso es culpa mía? Eres tú la que está todo el día con Vi.
icano. Estar con una —¿Qué dices?
o perfecto para poder —Digo que no soy yo el que no quiere tener sexo.
dre. Él había soñado —Eso no es tan evidente.
que yo. No podía —Si eres tan infeliz, quizá no deberíamos seguir juntos.
Tasha se quedó paralizada, mirándome.
artido. Eso me pone —¿Por qué dices eso? ¡¿Por qué dices eso?!
—¿No es obvio?
—No. Estamos destinados a estar juntos. Yo seré la esposa perfecta para
or de los míos—. Yti. Lo sabes. Vas a conseguir que te recluten y te vas a convertir en el
mariscal de campo de un gran equipo de la NFL, y yo me ocuparé de la casa
y haré trabajo de caridad. Ya hemos hablado de esto, amor. Nuestro futuro
rle un poco el tono aestá decidido.
Tenía razón. Habíamos hablado del tema y eso era exactamente lo que
s cosas era algo que habíamos decidido. Pero, ahora que estaba en mi último año y no podía
ía parecido que teníapostergar más la entrada al sistema de reclutamiento de jugadores,
comenzaba a dudar. Sin embargo, no era su culpa. Y no tenía que
desquitarme con ella.
—Tienes razón. Lo siento, Tasha. Estoy de mal humor hoy. Pero, por
favor, no volvamos a hablar de tríos, ¿de acuerdo?
a estar con nosotros Apenas lo dije, vi que la luz de los ojos de Tasha se apagaba.
ijo Tasha, exultante. —De acuerdo —accedió, y continuamos la caminata hacia el restaurante
ender lo que estaba en silencio.
berían comenzar de
y partiremos desde
si quieres aprobar el
la materia y jugar al
pasar la oportunidad
onó el teléfono en su
mero de apartamento
ue podríamos ir a la
, recordándome que
Quin
¿«Nos vemos más tarde, Hoyuelos»? ¿Realmente lo había dicho? ¿En qué
había estado pensando? ¿En qué había estado pensando al aceptar su
propuesta?
No iba a poder resistirme a él y lo sabía. Cuando me miraba, me hacía
sentir como si fuera la única persona en el mundo. El tiempo se detenía
cuando hablaba con él. ¿Cómo iba a hacer para estar a solas con él el tiempo
suficiente para ayudarlo a aprobar la materia?
Debería haberme negado a ayudarlo. Pero la oferta había sido muy buena.
Había venido a la universidad en busca de algo, y ese algo no era una carrera.
Lo que quería era aprender las cosas que no sabía y que no podía aprender de
los libros. Las tensiones sutiles de las conversaciones.
Para mí, la vida sería más eficiente si todos dijeran lo que pensaran y
siguieran adelante. Pero sabía que las cosas no funcionaban así. Había una
coreografía que había que seguir, y tenía que aprenderme los pasos.
Y Cage era el mejor profesor de baile. Lo que me había ofrecido era lo
único que había ido a buscar a la universidad. No podía rechazar su oferta.
Lo único que tenía que hacer era no olvidar que tenía novia y que, sin
importar lo que yo creyera que estaba pasando, eran solo ideas mías. Él nunca
sentiría lo que yo sentía. La nuestra era una relación por conveniencia. Eso
era todo. Y, una vez que ambos obtuviéramos lo que queríamos, seguiríamos
con nuestras vidas.
Una ola de dolor me atravesó al pensar en eso. Era evidente que había sido
una mala idea. No había forma de que sobreviviera a eso en lo que me había
embarcado. Pero tampoco podía dar marcha atrás. Y tenía que admitir que me
moría de ganas de volver a verlo.
—Lou, tiene que dejarme el apartamento esta noche —le dije, cuando
regresé a casa.
—Bichito, ya te lo he dicho, si vas a besarte con un chico, pon un calcetín
en el pomo de la puerta.
—¿Qué tipo de calcetín?
Lou me miró sorprendida.
—Espera, ¿qué?
—¿Un calcetín para hacer deporte o uno de esos calcetines de tobillo?
Porque me parece que uno de los cortos será mejor para el pomo.
—Espera. ¡Detente! Era una broma pero ¿de qué estás hablando? ¿Traerás
a un chico esta noche?
—Va a venir Cage.
abía dicho? ¿En qué Lou abrió la boca, sorprendido.
ando al aceptar su —¿El chico de la foto en la que luces triste?
—Sí. Pero viene a estudiar, nada más. Voy a ayudarlo con una clase.
me miraba, me hacía —¿Compartes una clase con él? ¿Cómo es que me lo dices recién ahora?
l tiempo se detenía —Hoy ha ido por primera vez. Y estaba vestido con el uniforme de fútbol
olas con él el tiempoamericano —dije, y se me dibujó una sonrisa en el rostro.
—¿Con esas prendas muy ajustadas que usan?
bía sido muy buena. —Así es —dije, mientras sentía que me ardía el rostro.
o no era una carrera. —¡Oh! No viene solo a estudiar, ¿verdad?
no podía aprender de —Viene nada más que a estudiar —dije, y volví a la tierra—. Necesita
aprobar la clase para poder jugar al fútbol el próximo semestre, y me pidió
n lo que pensaran yque le dé clases particulares.
aban así. Había una —Entonces, ¿ha depositado toda su vida en tus irresistibles manos?
Me las miré y me pregunté qué de una mano podía ser irresistible.
había ofrecido era lo —No es tan así… Pero más o menos.
echazar su oferta. —Oh, Dios mío, se van a besar.
nía novia y que, sin —No. Tiene novia. Eso no ha cambiado.
ideas mías. Él nunca —Quizá quiere que te unas a ellos.
or conveniencia. Eso —No haría eso —dije, firme.
eríamos, seguiríamos —¿O sea que vamos a tener que hacer que se separen? —preguntó Lou,
con un destello de malicia en los ojos.
dente que había sido —¡No! Tampoco haría eso. Si él quiere estar con ella… está bien. Me
o en lo que me habíaparece bien.
a que admitir que me —¿Te ha dolido mucho decirlo?
—Muchísimo. Pero tendrá que ser verdad. No quiero estar con alguien que
e —le dije, cuandono quiere estar conmigo.
—Eres mejor persona que yo —dijo Lou, con resignación.
hico, pon un calcetín —No sé si mejor, pero mucho más solitaria.
—¡Ohhh! —exclamó Lou, mientras se levantaba y me abrazaba. Con sus
brazos todavía alrededor de mí, me dijo—: Este chico te va a destruir, ¿no es
así?
—Probablemente.
alcetines de tobillo? —No te preocupes, estaré aquí para recoger los pedazos, Bichito. Siempre
estaré aquí.
s hablando? ¿Traerás —A menos que tengas una cita con alguien sensual…
—A menos que tenga una cita con alguien sensual. Pero, cuando no sea el
caso, estaré aquí para ti —dijo. Luego se apartó y me ofreció una sonrisa
reconfortante.
la tierra—. Necesita
emestre, y me pidió
ibles manos?
Cage
Podía hacerlo. Podía pasar el rato con Quin sin enamorarme perdidamente
de ella y arruinar mi vida entera para estar juntos. Estaba seguro de que podía
hacerlo. Sin embargo, cuanto más se acercaba el momento del encuentro, más
claro se volvía que la decisión no iba a ser mía.
¿Cómo era posible que los otros chicos no vieran lo que yo veía? No lo
entendía. Era hermosa y su torpeza era adorable. Quería pasar los dedos por
su cabellera oscura y ondulada hasta perderme en ella.
Y esos ojos. Esos ojos vulnerables y sexys. De solo pensar en ellos me
ponía duro. ¿Cómo era capaz de provocarme eso?
Era como… ¿qué era los que los animales liberaban para atraer a una
pareja? ¿Feromonas? Era como si ella liberara feromonas y no hubiera nada
que yo pudiera hacer para resistirme.
No debería haberle pedido que me ayudara con la clase. Probablemente
era la última persona a la que debería habérselo pedido. ¿Cómo haría para
concentrarme teniéndola al alcance de mi mano? Había sido un grave error.
Pero no podía esperar. Y nunca en mi vida el tiempo había pasado más lento.
En lugar de conducir de ida y de vuelta a casa, esperé en la sala común
hasta la hora del encuentro. También podría haberme quedado con Tasha, ya
que vivía en el mismo edificio que Quin. Pero lo más probable era que
estuviera con Vi.
Eran inseparables. No me extrañaba que me hubiera propuesto que
tuviéramos sexo con ella. Hacían todo juntas. ¿Por qué no también follar?
Una vez que la dolorosa y larga espera terminó, me apresuré a cruzar el
patio. Me metí en el edificio mientras alguien salía, subí las escaleras de dos
en dos y llamé a la puerta. Escuché un poco de revuelo en el interior y, luego,
una voz que no conocía dijo:
—Solo quiero verlo.
La puerta se abrió.
—Hola —le dije a la chica de aspecto travieso que estaba frente a mí.
—Soy Lou, gusto en conocerte —dijo, sin estirar la mano ni invitarme a
pasar.
—Cage.
—¿La estrella del fútbol americano? —preguntó, sonriendo.
—Supongo que sí. ¿Está Quin?
—Sí. ¿Cuáles son tus intenciones con mi amiga?
—¡Lou! —gritó Quin, detrás de ella. Luego, empujó a su compañera de
cuarto y se colocó entre nosotros dos—. Lo siento —dijo—. Lou se estaba
orarme perdidamenteyendo.
seguro de que podía El cuerpo de Quin estaba muy cerca del mío.
o del encuentro, más —Está bien. Lou, te invitaría a quedarte y pasar el rato con nosotros, pero
tenemos que repasar todo lo que han visto en dos semanas… A menos que
que yo veía? No loQuin crea que podemos hacer ambas cosas…
pasar los dedos por —No podemos hacer ambas cosas, y Lou ya se estaba yendo. Adiós, Lou.
—Nos vemos —dijo Lou. Pasó a mi lado a los empujones, dejando que
pensar en ellos meQuin me invitara a entrar.
—Lo siento. Tiene buenas intenciones.
n para atraer a una —Siempre es bueno tener una amiga que te cuide.
as y no hubiera nada —Sí. Bienvenido a mi apartamento.
Miré a mi alrededor.
lase. Probablemente —¿Así es como vive la otra mitad?
o. ¿Cómo haría para —¿A qué te refieres?
sido un grave error. —Los apartamentos de Plaza Hall son bastante lujosos.
a pasado más lento. —Pero tu novia también vive en este edificio, ¿o no?
ré en la sala común —Sí, pero eso no lo hace menos lujoso. Además, ella tiene dos
edado con Tasha, yacompañeras de piso y tiene que compartir el dormitorio. Este lugar es más
ás probable era que bonito que mi casa.
—¿Vives en la casa de la fraternidad?
iera propuesto que —No. No soy miembro. Lo sé, ¿dónde se ha visto un jugador de fútbol
o también follar? americano que no pertenezca a Sigma Chi? Pero la vida de fraternidad estaba
apresuré a cruzar elfuera de mi presupuesto.
las escaleras de dos —¿Dónde vives? —me preguntó Quin, mientras me acompañaba al sofá
n el interior y, luego, de la sala de estar.
—En casa, con mi padre.
—¿Y no con tu mamá? —me preguntó. Tomó algunos libros y se sentó a
mi lado.
aba frente a mí. —Mi mamá murió cuando yo nací.
mano ni invitarme a Quin se quedó paralizado.
—Lo lamento mucho.
—No hay nada que lamentar. Fue hace mucho tiempo.
—O sea que siempre han sido solo tú y tu papá.
—Sí. Y a veces solo yo.
—¿A qué te refieres?
a su compañera de —Nada. Deberíamos empezar a estudiar. Tengo la sensación de que es
ijo—. Lou se estaba mucho material —le dije, para cambiar de tema.
Aunque no había conocido a mi madre, el tema seguía siendo delicado
para mí. Sobre todo, debido a mi padre. Nunca me lo había dicho, pero me
o con nosotros, peroparecía que haberla perdido había sido un golpe duro para él. O eso era lo que
nas… A menos queyo creía.
Lo primero que Quin hizo fue mostrarme el diagrama de actividades más
yendo. Adiós, Lou. organizado que había visto en mi vida.
ujones, dejando que —Esto es lo que vamos a tener que cubrir antes del jueves —dijo, y se
puso manos a la obra.
La seguridad con la que hablaba casi lograba sacar mi atención de su
rodilla, que se movía a centímetros de la mía, con el libro de texto encima. O
del aroma que percibía cuando se inclinaba para señalarme algo en la página
opuesta. Ese olor dulce hacía que mi polla se endureciera. Lo único que podía
hacer para ocultarlo era doblarme hacia adelante.
—Estás muy inclinado, ¿te duele la espalda?
—¿La espalda? Sí. Por eso me inclino, porque me duele la espalda.
Necesito mantenerla estirada. Por el entrenamiento, ¿sabes?
más, ella tiene dos —Si quieres, podemos pasarnos a la mesa… Las sillas tienen un poco más
o. Este lugar es más de apoyo —sugirió Quin, muy dulce.
—Sí, tal vez eso sea lo mejor.
Estaba a punto de levantarme cuando me di cuenta de que todavía tenía
un jugador de fútboluna gran erección.
de fraternidad estaba —Eh, quizás en un momento.
—Te duele mucho la espalda, ¿no?
acompañaba al sofá —Sí, me duele mucho.
—Lo siento tanto. Deberías haberlo mencionado antes. Espero que no te
suene muy raro, pero puedo hacerte unos masajes si quieres. He aprendido
os libros y se sentó a por mi cuenta hace algunos años. No he tenido muchas oportunidades de
practicar, pero creo que soy bastante buena.
—Mmm…
—Lo siento, ¿es raro? Ofrecerme a hacerte masaje es extraño, ¿verdad? —
dijo Quin, palideciendo frente a mis ojos.
—No, no es para nada raro. Me encantaría que lo hicieras. Realmente me
haría bien… a la espalda.
—¿Estás seguro?
—No sabes cuánto —le dije, con una sonrisa.
sensación de que es —Bien. Entonces…
Quin miró a su alrededor.
guía siendo delicado —Probablemente estaremos más cómodos en mi cama.
abía dicho, pero me No había forma de que me pusiera de pie.
a él. O eso era lo que —Creo que estaremos bien en el sofá.
—Muy bien.
a de actividades más Quin se levantó y comenzó a estirar los dedos.
—Quítate lo que quieras, hasta que te sientas cómodo, y acuéstate.
jueves —dijo, y se Sentí un destello de calor en las mejillas. ¿Acababa de decirme que me
desnudara? La idea de quitarme la ropa para ella me excitaba tanto que mi
r mi atención de supolla comenzó a temblar. Solo Dios sabía lo que pasaría si me quitaba los
o de texto encima. O pantalones. No podía hacerlo. Pero podía quitarme la camiseta.
me algo en la página Mientras me la sacaba lentamente, miré a Quin. La manera en la que me
. Lo único que podía estaba mirando me provocó muchas cosas. Iba a tener que pensar mucho en
béisbol para no correrme apenas me tocara. Sin embargo, valía la pena el
riesgo. Necesitaba sentir sus manos en mi piel. Cuando me acosté y ella se
e duele la espalda.subió encima de mí, fue como tocar el cielo con las manos.
Con Quin masajeando y apretando mis músculos, me perdí. ¡Joder! Qué
s tienen un poco másbien se sentía. Era mejor que tener sexo. Al menos, que el sexo que yo había
tenido. Y, después de no mucho tiempo, percibí una sensación familiar, que
comenzaba en mis bolas y subía lentamente.
de que todavía tenía ¡Oh, no! Me iba a correr.
—Necesito ir al baño —solté, mientras me sacaba de encima a la pequeña
muchacha y la arrojaba sobre el sofá.
Por suerte, sabía dónde estaba el baño, y la puerta estaba abierta. La cerré
detrás de mí, me bajé los pantalones lo más rápido que pude y exploté en un
es. Espero que no teorgasmo.
uieres. He aprendido Gemí para no gritar de placer. Atrapé casi todo el semen con la mano y
as oportunidades delogré evitar que quedara esparcido por el techo. Pero después del orgasmo,
comencé a sentirme mareado y me caí de culo. Golpeé el suelo con un ruido
sordo.
extraño, ¿verdad? —
ieras. Realmente me
de decirme que me
xcitaba tanto que mi
ía si me quitaba los
manera en la que me
ue pensar mucho en
go, valía la pena el
me acosté y ella se
encima a la pequeña
Quin
—. ¿Te gustaría ir a
eso… Y, bueno, es
pregunté, cuando me
o. Estaba tratando de
entregarme a otra persona. Yo quería que él me deseara. Quería que se
sintiera celoso de que otras personas quisieran estar conmigo.
Pero no. Había sido una tonta al fantasear con nosotros dos juntos. Él no
estaba interesado en mí de ese modo, y eso me dolía.
Capítulo 6
Cage
¿Qué estaba diciendo? No quería que Quin estuviera con Lou. No quería
que Quin estuviera con nadie. ¡Joder! No sabía lo que quería con ella, con el
fútbol americano y con mi vida. Era la última persona para dar consejos
amorosos. Cualquiera que pasara dos minutos con Tasha y conmigo lo sabría.
—Deberíamos volver al partido —me dijo Quin. Lucía mucho más triste
que cuando nos habíamos sentado.
Estaba arruinándolo todo con ella. Me había parecido que jugar al fútbol
sería algo divertido para hacer juntos, pero lo estaba arruinando.
—Sí. Deberíamos volver —repetí, dispuesto a hacer cualquier cosa con tal
de dejar de hablar.
Seguimos jugando, y me aseguré de que los niños se estuvieran
divirtiendo, incluso si la persona que más quería que se divirtiera no la estaba
pasando bien.
—¿Jugaremos de nuevo el próximo fin de semana? —me preguntó una de
las niñas, con su madre detrás de ella.
—Tengo un partido el fin de semana que viene. Y creo que vosotros
también, ¿no es así? —pregunté, mirando a la madre, que asintió con la
cabeza.
—Ah, cierto, me había olvidado —dijo la niña, con una sonrisa.
—Le avisaré a vuestro entrenador. Jugaremos de nuevo en algunas
semanas.
—Está bien, gracias, Cage —dijo, mientras me decía adiós con la mano.
Su madre articuló un «gracias» y ambas se marcharon.
—¿Hay alguien que no te quiera? —me preguntó Quin, lo que me hizo
darme la vuelta.
—A mí solo me importa el cariño de una persona —dije, sin pensar.
—¿De quién?
Solo había querido que fuera un coqueteo casual. Pero era obvio que Quin
no me lo dejaría pasar.
—De cualquier persona.
—¿De cualquiera?
—Lo que he querido decir es que sería feliz si alguien me amara.
—Tienes alguien que te ama, ¿o no?
—¿Sí? —le pregunté. No sabía de quién estaba hablando.
—Sí. Tasha.
Eso tenía que terminar. Cada vez que Quin mencionaba a Tasha, me hacía
decir algo sobre nuestra relación que no era necesariamente verdad. Sí,
con Lou. No queríaestábamos juntos y estábamos tratando de que funcionara. Pero tratarlo y
uería con ella, con ellograrlo no eran lo mismo.
a para dar consejos —Mi relación con Tasha no es lo que todos creen.
y conmigo lo sabría. —Oh —dijo Quin. De repente, toda su atención estaba en mí.
cía mucho más triste —Sí. O sea, llevamos un tiempo saliendo y hemos hablado sobre el futuro.
Pero, a veces, es como si faltara algo. En realidad, muy seguido se siente así.
o que jugar al fútbol —¿Qué es lo que sientes que falta?
—Para empezar, ella. No está nunca conmigo. Y eso funciona cuando
ualquier cosa con tal estoy en el medio de la temporada de fútbol americano y entreno dos veces
por día. Incluso podría funcionar si me reclutaran, porque pasaría cuatro
niños se estuvieranmeses al año viajando. Pero ¿no debería querer pasar más tiempo conmigo?
ivirtiera no la estaba¿No debería yo querer pasar más tiempo con ella?
—¿No quieres pasar tiempo con ella?
—me preguntó una de —No es que no quiera. Es que me da igual si estamos juntos o no. Es duro
decirlo en voz alta, pero es la verdad.
Y creo que vosotros —Si no quieres pasar tiempo con ella, ¿por qué seguís juntos?
que asintió con la —No es que no quiera pasar tiempo con ella.
—Lo entiendo. Lo entiendo. Pero me parece que, si estáis hablando de…
estar juntos por mucho tiempo, deberías desearlo.
nuevo en algunas —No puedo discutir contra ese argumento —le dije.
—¿Por qué crees que te da lo mismo estar con ella?
diós con la mano. Me quedé mirando a Quin sin saber qué decir. Quería decirle que era
porque Tasha no era ella, pero no me pareció justo.
uin, lo que me hizo —Porque no siento mariposas en el estómago cuando la veo —dije.
—Eso es importante —dijo Quin, que de repente estaba de mejor humor
je, sin pensar. —. ¿Alguna vez has sentido esas mariposas al ver a alguien?
—Sí, me ha pasado con una persona —le dije, con la esperanza de que no
o era obvio que Quinme preguntara nada más.
—¿Con quién? —me preguntó Quin, dubitativa.
Mirar esos ojos hermosos era demasiado. No podía hacerle eso, ni a ella ni
a mí mismo.
—Con una persona con la que no me debería haber pasado.
—Ah —dijo Quin, desanimada.
—¿Has cambiado de opinión acerca de comer algo? Yo quiero comer. Y
Tasha no volverá de su paseo con Vi hasta dentro de unas horas.
ba a Tasha, me hacía —No. Debería irme—dijo Quin, resignada.
iamente verdad. Sí, —Muy bien. Lo entiendo. ¿Lo has pasado bien?
nara. Pero tratarlo y —Ha habido buenos momentos —dijo, con una sonrisa.
—¿Todavía confías en mí para que te enseñe a ser el alma de la fiesta?
—En primer lugar, nunca he creído que pudieras hacer milagros.
Me eché a reír.
blado sobre el futuro. —Pero estoy dispuesta a ver lo que tienes para ofrecer —dijo Quin,
eguido se siente así. sonriendo.
Hombre, ¡cómo me gustaba esa sonrisa!
so funciona cuando —Muy bien. Por cierto, creo que he aprobado el examen.
y entreno dos veces —¡Qué bueno! Supongo que no soy tan mala tutora después de todo. Sin
orque pasaría cuatro embargo, espero que logres más que simplemente aprobarlo.
ás tiempo conmigo? —Estoy seguro de que así será. Y eres una gran tutora. No puedo esperar a
ver lo que me tienes preparado para la próxima.
—Supongo que pronto lo descubrirás —dijo Quin, con una sonrisa
juntos o no. Es duro insinuante.
Un momento, ¿estaba coqueteando conmigo? Fuera un coqueteo o no,
sentí un hormigueo por el cuerpo que me sacudió hasta el centro. Cuando
quería hacer algo, lo hacía bien.
estáis hablando de… —Ya quiero descubrirlo —le dije. Luego, la acompañé de regreso al
campus y yo regresé a mi camioneta.
Nunca en mi vida había tenido un deseo tan grande de besar a alguien.
Sabía que no podía hacerlo. Además, ni siquiera estaba seguro de si Quin
ería decirle que era querría algo así. Al menos, ya sabía que le gustaban los chicos. De momento,
era suficiente. Podía sobrevivir con esa esperanza por un tiempo.
la veo —dije. Tasha me envió un mensaje para avisarme que había tráfico y que volvería
aba de mejor humoral campus muy tarde, así que me fui a casa. Era lo mejor que podía hacer.
Después de haber pasado el día con Quin, tenía la cabeza en otro lado.
esperanza de que no Luego del viaje de cuarenta minutos, doblé en la calle vacía que conducía
a mi casa. La camioneta de mi papá estaba encendida en el camino de
entrada, con las luces prendidas.
cerle eso, ni a ella ni —Oh, no —dije. Sabía cómo sería el resto de la noche.
Aparqué al lado de la camioneta de mi padre, salí y miré por las
ventanillas. No lo veía. Que hubiera logrado entrar en la casa era peor. Si
hubiera estado desmayado, al menos la noche estaría terminada.
Yo quiero comer. Y Abrí la puerta de la camioneta, metí un brazo y la apagué. Con las llaves
en la mano, miré hacia la casa. Las luces de la cocina y de la sala de estar
iluminaban el suelo a través de las ventanas. La televisión estaba a todo
volumen. Inhalé profundo, me recompuse e hice la corta caminata hasta la
puerta principal.
lma de la fiesta? Al entrar, vi que el lugar era un desastre. No estaba como lo había dejado.
Las lámparas brillaban desde el piso, adonde habían sido arrojadas; el sofá
estaba dado vuelta; el televisor estaba de lado, tirado; y la comida que había
frecer —dijo Quin,estado en la nevera se encontraba esparcida entre las dos habitaciones.
—No quiero oírlo —se quejó mi padre, llamando mi atención hacia la
mesa de la cocina.
El hombre, pelirrojo, tenía el tono rosado de siempre. Como lo había
después de todo. Sinsospechado, tenía una botella casi vacía de whisky Lonehand aferrada en una
mano. El mejor de Tennessee.
. No puedo esperar a —Papá…
—No quiero oírlo. ¿Sabes cuánto he sacrificado por ti?
n, con una sonrisa —Lo sé, papá. Has sacrificado todo por mí —recité nuestro guion,
mientras miraba a mi alrededor para ver por dónde empezar a limpiar.
un coqueteo o no, —¡Eso es! ¡Todo! He sacrificado todo, ¡carajo! Y, ¿para qué?
a el centro. Cuando —Para que me convirtiera en una estrella —dije, adelantando algunas
páginas.
mpañé de regreso al —No se te ocurra hacer eso. ¡No se te ocurra hablarme así! —bramó—.
Debería irme. Debería subirme a mi jodida camioneta y no volver nunca más
de besar a alguien.a esta pocilga.
a seguro de si Quin Esa era la parte que más me dolía. Lo lógico sería que me hubiera
chicos. De momento,acostumbrado a que él amenazara con irse, pero no lo había hecho. Tal vez
porque sabía que su partida estaba en mis manos.
ráfico y que volvería Mi padre había sido el primero en notar lo que yo era capaz de hacer en el
jor que podía hacer.campo de fútbol. Se había dado cuenta de que yo sería uno de los mejores en
en otro lado. el sistema de selección de la NFL y que con eso vendrían millones de dólares.
e vacía que conducíaSiempre me había dejado en claro que esa era la razón por la que se quedaba.
da en el camino de No sabía qué haría una vez que obtuviera su parte, pero, hasta entonces,
estaba seguro de que no se iría a ninguna parte.
—La casa no sería una pocilga si dejaras de destrozarla.
alí y miré por las —¡Vete a la mierda!
la casa era peor. Si —¡Qué bien, papá! Qué bonita manera de dirigirte a tu hijo.
—Tú no eres mi hijo.
agué. Con las llaves —Vamos, papá. No empieces de nuevo.
y de la sala de estar Hacía poco había agregado esa subtrama nueva a nuestro guion. La
visión estaba a todo historia era que lo avergonzaba por no estar a la altura de mi potencial, por lo
ta caminata hasta laque no podía ser su hijo.
—No lo eres. Eres un bebé que robé porque creí que podía ganar algo de
omo lo había dejado. dinero…
do arrojadas; el sofá —¡Es suficiente, papá! ¡Ya no aguanto más! ¿Tanto deseas irte? ¡Aquí
la comida que había tienes!
habitaciones. Eché el brazo hacia atrás y lancé las llaves de su camioneta con tanta
mi atención hacia lafuerza que rompí el vidrio. Las llaves desaparecieron afuera.
—¿Quieres marcharte? Súbete a tu puta camioneta y márchate. ¿Quieres
pre. Como lo habíaquedarte y exprimirme por toda la eternidad? Entonces quédate. Me importa
hand aferrada en una un carajo. ¿Me oyes? Ya no aguanto esto.
Hirviendo de ira, me marché a mi habitación. La casa se sacudió cuando di
un portazo detrás de mí. Miré fijo la puerta mientras jadeaba de furia. Me
caían lágrimas de rabia por las mejillas. No lloraba por las cosas que me
ecité nuestro guion,había dicho. Lloraba porque estaba atrapado.
zar a limpiar. No tenía una madre ni otros familiares. Él era todo lo que tenía. Sin él,
estaba solo. Pero la única forma de sacarme su horrible voz de la cabeza era
adelantando algunasdejándolo ir.
A pesar de lo odioso que era, sabía que no estaría en el lugar donde estaba
me así! —bramó—. si no hubiera sido por él. Cuando estaba sobrio, me lo recordaba todos los
no volver nunca másdías. Y tenía razón.
Sí, era yo el que entrenaba a las seis de la mañana y salía a correr a las
ría que me hubiera siete de la tarde. Pero, durante dieciséis años, él no había hecho más que
había hecho. Tal vez llevarme de un lugar a otro y quedarse a verme jugar.
Sabía lo que estaba haciendo. Estaba vigilando su inversión. Cuando tenía
capaz de hacer en eldiez años, le rogaba entre lágrimas que hiciera cualquier cosa pero que no me
no de los mejores en tirara otra pelota. Él me obligaba a continuar.
millones de dólares. Realmente no hubiera tenido nada sin él. Ni la beca. Ni la novia amante
or la que se quedaba. del fútbol. Ni la oportunidad de jugar en la NFL. No sabía quién hubiera sido
ero, hasta entonces,sin todo lo él había hecho. Pero ¿no era demasiado alto el precio que tenía
que pagar?
Todos esos pensamientos cesaron cuando escuché un sonido aterrador.
—¡No! —exclamé, mientras regresaba corriendo a la sala de estar y
descubría que mi padre se había ido.
Estaba poniendo en marcha la camioneta. Lo estaba haciendo. Se estaba
marchando. No quería que se fuera.
nuestro guion. La Corrí afuera y lo vi balanceándose mientras trataba de poner la marcha
mi potencial, por loatrás. Con lo borracho que estaba, se iba a matar. Tenía que detenerlo.
—¡Papá! —grité, al tiempo que corría hacia su camioneta y abría la
podía ganar algo de puerta.
—¡Sal de aquí! —me gritó, cuando pasé por sobre él y tomé las llaves.
o deseas irte? ¡Aquí Después, no opuso mucha resistencia. Ambos estábamos aturdidos y sin
aliento.
camioneta con tanta —Realmente te ibas a ir, ¿verdad? —le pregunté, con mis ojos clavados en
los suyos, para saber la verdad.
márchate. ¿Quieres —No eres mi hijo —fue lo único que respondió.
quédate. Me importa Herirme era tan fácil para él que ni siquiera parecía enojado. Lo había
dicho como si fuera un hecho.
se sacudió cuando di —A veces desearía que eso fuera cierto, ¿sabes? Pero lo soy. Y tú eres mi
adeaba de furia. Mepadre —dije, resignado—. Vamos, te llevaré a la cama.
or las cosas que me —No quiero irme a la cama —murmuró.
—Te pondré frente al televisor. ¿Prefieres eso?
lo que tenía. Sin él, Su boca se retorció como si estuviera tratando de recordar cómo fruncirla.
voz de la cabeza era —Sí.
—Muy bien. Déjame ayudarte a entrar.
el lugar donde estaba Se inclinó hacia mí sin más resistencia, y sostuve su peso con los brazos.
recordaba todos los
Ese fue el comienzo de unas semanas muy difíciles. No estoy seguro de
y salía a correr a lascuán diferente era para mi padre. Pero yo me había dado cuenta de que, si no
abía hecho más quelo miraba cada vez que tenía la oportunidad, iba a desaparecer.
Seguí yendo a los entrenamientos, a los partidos y a clase, pero nada más
ersión. Cuando teníaque eso. Lo único que me alegraba eran las pocas horas a la semana que
cosa pero que no mepasaba con Quin. Yo no estaba cumpliendo con mi parte del trato, pero le
había explicado que estaba teniendo problemas en casa y ella lo había
Ni la novia amanteentendido.
a quién hubiera sido Creo que se daba cuenta de lo estresado que estaba. No me sentía yo
o el precio que tenía mismo. Lo extraño era que Tasha ni siquiera lo había notado. No había
notado que yo no pasaba tanto tiempo con ella ni que mi vida se estaba
sonido aterrador. desmoronando. Empezaba a preguntarme si así serían las cosas entre nosotros
la sala de estar y para siempre.
Como se acercaban los exámenes finales y terminaba el semestre, Quin me
haciendo. Se estaba sugirió que aumentamos las horas de estudio. Aunque estaba al día con todo
lo mencionado en clase desde que había comenzado a asistir, quedaba algo de
de poner la marchamaterial de las semanas anteriores que todavía no había repasado.
ue detenerlo. —El examen final cubrirá todos los temas —dijo Quin, con la expresión
amioneta y abría laseria que ponía cuando hablábamos del estudio.
—Me lo recuerdas todos los días —le dije, con una sonrisa.
tomé las llaves. —Necesitas aprobar esta materia. No es gracioso —se quejó.
mos aturdidos y sin —Lo sé.
—¿De qué te ríes, entonces?
mis ojos clavados en —De ti —le dije, provocador.
—Ah, ¡qué bien! Te ríes de la persona que quiere ayudarte.
—Vamos, sabes que no es así. Es solo que se te dibuja una pequeña arruga
a enojado. Lo habíaen la frente cuando empiezas a preocuparte por mí. Cuando aparece, sé que
voy a escuchar un sermón sobre lo importante que es que apruebe la materia.
lo soy. Y tú eres miCreo que, a esta altura, tú estás más preocupada que yo, y eso que todo mi
futuro depende de que apruebe.
Quin me miró por un segundo y luego se relajó y se echó a reír.
—Tienes razón. Puede que me haya puesto un poco intensa —admitió.
rdar cómo fruncirla. —¿Un poco?
—Solo un poco —insistió—. Pero porque quiero que te vaya bien. Has
trabajando toda tu vida para lograrlo. No quiero ser la responsable de que no
eso con los brazos. lo consigas.
Miré a los ojos preocupados de Quin y di un paso hacia ella. La tomé de
No estoy seguro delos hombros y apreté.
cuenta de que, si no —Quin, eres muy dulce. Creo que eres la persona que más se preocupa
por mí. Pero tienes que saber que, si no lo logro, no será por tu culpa. Todo lo
clase, pero nada másque hago y lo que he hecho ha sido por mi decisión. Tú no eres más que un
ras a la semana queángel, sentada en mi hombro, susurrándome al oído para que haga lo
rte del trato, pero lecorrecto. Y te lo agradezco.
asa y ella lo había —Solo quiero que logres lo que te mereces. Estás tan cerca…
Solté a Quin y examiné el patio del campus a través de la ventana de la
a. No me sentía yosala de estudio.
a notado. No había —Yo también quiero eso. Pero siento que estoy mordiendo más de lo que
e mi vida se estabapuedo masticar. Entre las clases, el fútbol y cuidar de mi papá, apenas puedo
cosas entre nosotros respirar.
—¿Qué le pasa a tu papá? —me preguntó Quin, preocupada.
el semestre, Quin me —¡Qué no le pasa…! —repliqué, mientras pensaba en qué podía decir
staba al día con todo para explicárselo—. Solo necesita que esté con él. Eso es todo.
stir, quedaba algo de —Si es mejor para ti, podríamos estudiar en tu casa —me ofreció Quin,
dudosa y con una pizca de algo más en los ojos.
uin, con la expresión Por lo general, cuando me miraba así, yo perdía toda resistencia. Pero, por
mucho que quisiera que nos juntáramos a solas, no estaba seguro de querer
mostrarle cómo vivía. Ella no hablaba mucho de su familia, pero todo lo que
la rodeaba me decía que venía de un hogar estable y con dinero. Mi vida era
exactamente lo contrario.
Me gustaba que me viera como un jugador de fútbol americano exitoso y
despreocupado. Me gustaba que todos me vieran así, porque la verdad estaba
muy lejos de esa imagen que proyectaba. No sabía si estaba listo para que
a una pequeña arrugaQuin supiera quién era realmente.
ando aparece, sé que —Lo pensaré —le dije.
e apruebe la materia. —¿Por qué no aceptas sin más? —me preguntó, en voz baja.
o, y eso que todo mi De repente, me pareció que me estaba pidiendo algo más que cambiar el
lugar de estudio. Me pareció que me estaba pidiendo que… Que la eligiera a
ella o algo así.
tensa —admitió. —Lo voy a pensar. Pero ahora estamos aquí. ¿No deberíamos ponernos a
trabajar?
e te vaya bien. Has El pedido de Quin me atormentó durante el resto de la noche. ¿Estaba
sponsable de que noleyendo demasiado entre líneas? No lo creía. Me había preguntado por qué no
había aceptado sin más. Era una muy buena pregunta.
cia ella. La tomé de Era como si estuviera entre dos mundos. El primero era el que conocía de
toda la vida. En él estaban mi papá, Tasha, la fama del fútbol americano y la
ue más se preocupapromesa de mucho dinero. En el otro estaban Quin y la posibilidad de
por tu culpa. Todo lodedicarme a algo que me hiciera feliz.
no eres más que un Al mismo tiempo, comenzaba a pensar que no tenía la posibilidad de
para que haga lo elegir. Tal vez me estuviera enamorando de Quin. Nunca me había sentido así
por nadie. No podía dejar de pensar en ella. Fantaseaba con tocarla. Quería
verla todo el tiempo.
de la ventana de la Antes, yo creía que amaba a Tasha. Realmente lo había creído. Pero había
sido porque no conocía todavía lo que era el amor ni cómo se sentía. Ese era
iendo más de lo que el sentimiento que llevaba a la gente a escribir canciones. Por fin lo entendía.
papá, apenas puedoY también entendía todas esas películas que mostraban que el amor tenía un
precio.
Tal vez yo tuviera que pagar con todo lo que tenía. Tenía la oportunidad
en qué podía decirde tener fama, una familia y estabilidad económica por primera vez en mi
vida. O podía tener amor y felicidad. Esa era la decisión que tenía que tomar.
—me ofreció Quin,
americano exitoso y
que la verdad estaba
estaba listo para que
beríamos ponernos a
e la noche. ¿Estaba
eguntado por qué no
ra el que conocía de
útbol americano y la
y la posibilidad de
ía la posibilidad de
me había sentido así
con tocarla. Quería
Tenía la oportunidad
de tener fama, una familia y estabilidad económica por primera vez en mi
vida. O podía tener amor y felicidad. Esa era la decisión que tenía que tomar.
Capítulo 7
Quin
ge, un solo corazón, Cage no había exagerado cuando había dicho que vivía lejos. Para llegar al
entrenamiento de las siete, seguro que salía de su casa a las seis y se
levantaba a las cinco y media, como tarde. Era impresionante la dedicación
que se necesitaba para hacer eso todos los días durante toda la vida.
Cuánto más me acercaba a su casa, más nerviosa me ponía. Fuera lo que
algo de acción. fuera lo que lo avergonzaba, sabía que yo podría aceptarlo. Pero lo que yo iba
a contarle podría ser demasiado para él.
Podría ser el final de lo que teníamos… aunque no sabía muy bien qué era
lo que teníamos. Tal vez esa noche sería la última vez que me mirara como si
fuera la única persona en el mundo. Sería doloroso.
Cuando el coche se detuvo frente a la casa de Cage, estaba cerca de tener
rse. Lo que sea que un ataque de pánico. Todo acerca de mí era demasiado. No podía pedirle a
alguien que estuviera conmigo. Cage tenía toda su vida por delante. Iba a ser
e dólares. Lo que meun jugador de fútbol americano famoso, con millones de seguidores. Yo sería
un ancla alrededor de su cuello.
más, ese dinero no es No sería justo pedirle que lidiara conmigo. Tenía sus propios problemas.
Si sumaba lo que fuera que le estuviera sucediendo a su padre, comenzaba a
sentir que era mejor guardarme mi historia para mí.
Y, por mucho que me Antes de que pudiera llamarlo para hacerle saber que había llegado, Cage
o era cierto. Al igual salió por la puerta principal. Le di una propina generosa al chofer, bajé del
coche y me acerqué a él. Llevaba una camisa a cuadros, pantalones cortos y
e tu familia, ¿le has nada en los pies. Nunca antes lo había visto descalzo.
o es un poco más No tenía un fetiche con los pies, pero los suyos eran anchos y fuertes. Me
hicieron pensar en otras partes de su cuerpo que sí me atraían. Rápidamente
hice a un lado ese pensamiento. No quería conocer a su padre con los pezones
sita saber con quiénmarcados a través de la camisa.
iene los cojones de —Has llegado —dijo Cage, incómodo—. ¿Te ha costado encontrar el
que puede hacerlo,lugar?
—No, ha sido bastante fácil.
—Es lejos, ¿verdad?
—No es cerca del campus. ¿Siempre has vivido aquí? —le pregunté,
mientras miraba el bosque espeso que rodeaba la cabaña.
—Desde que tengo memoria. Tú creciste en Nueva York, ¿verdad?
—Manhattan —aclaré.
—Cierto. Así que esto debe parecerte…
—¿La tierra de Pie Grande? Algo así.
Cage se echó a reír. Por primera vez, parecía relajado.
a lejos. Para llegar al —Bueno, Pie Grande vive a unos pocos kilómetros, así que no estás tan
asa a las seis y seequivocada. Es un gran tío, por cierto. Ni siquiera notas su pelaje después de
onante la dedicación un rato de hablar con él.
Me reí. Me gustaba que ambos nos sintiéramos cómodos.
ponía. Fuera lo que —¿Entramos? Tenemos mucho que estudiar —dijo Cage, llevándome
o. Pero lo que yo ibahacia la casa.
Una vez adentro, miré a mi alrededor. Después de la advertencia de Cage,
bía muy bien qué era no había sabido qué esperar. Pero era más agradable de lo que me imaginaba.
e me mirara como si Cuando era niña, había pasado mucho tiempo en las Bahamas. Mi papá
tenía una casa allí y, a menudo, íbamos a comer a lo de los vecinos. La
estaba cerca de tenercabaña de Cage era mucho más bonita que muchas de las casas de allí.
. No podía pedirle a Por supuesto que no podía decirle a Cage que su hogar era mejor que
por delante. Iba a sermuchas de las casas de las Bahamas, donde teníamos nuestra residencia de
seguidores. Yo sería invierno. Me parecía que no se lo tomaría bien. En cambio, comenté:
—Debe haber sido genial crecer aquí.
s propios problemas. —Estuvo bien. Aunque fue un poco solitario.
padre, comenzaba a —Sí, te entiendo. Mi papá tiene una isla en la que solo está su casa. Si
cambias los árboles que rodean este lugar por agua y los pájaros por
había llegado, Cage tiburones, el resultado son todos mis veranos desde los tres años —dije,
a al chofer, bajé delsonriendo.
pantalones cortos y —¿Has dicho que tu padre tiene una isla?
Al darme cuenta de lo que acababa de decir, me quedé helada. No solo
anchos y fuertes. MeCage me miraba como si fuera un bicho raro, también alguien que estaba en
atraían. Rápidamenteel sofá frente a nosotros se había dado la vuelta y me observaba. Cage siguió
adre con los pezonesmi mirada.
—Papá, ella es Quin. Es mi… —Cage hizo una pausa que me generó
costado encontrar elmucha ansiedad por saber cómo me iba a presentar—. Es una buena amiga.
Me está ayudando a estudiar para la clase de la que te hablé.
—Es un gusto conocerlo, señor —le dije al hombre pelirrojo.
El padre de Cage me miró de arriba abajo, gruñó y volvió a mirar el
quí? —le pregunté,televisor.
—Vayamos a mi habitación —me dijo Cage.
ork, ¿verdad? —Fue un gusto conocerlo, señor —dije, y no obtuve respuesta.
Entramos al dormitorio de Cage, que cerró la puerta detrás de nosotros.
—Tienes que disculparlo. Está teniendo un mal día.
—A mí me pareció que estaba bien.
—Sí, pero «bien» es relativo. Podemos sentarnos en la cama.
así que no estás tan Me quité los zapatos, vacié el contenido de mi mochila en el centro de la
su pelaje después decama y me senté con las piernas cruzadas. Cage también se sentó y me miró a
los ojos.
—¿Qué pasa?
o Cage, llevándome —¿Crees que voy a dejar pasar que acabas de decir que tu padre tiene una
isla?
advertencia de Cage, —Ah, eso.
o que me imaginaba. —Sí, eso.
Bahamas. Mi papá —Es pequeña. Todo el mundo en las Bahamas tiene una isla.
de los vecinos. La —¿Todo el mundo en las Bahamas tiene una isla? —me preguntó Cage,
casas de allí. sorprendido.
hogar era mejor que —Perdón, no es cierto. No sé por qué lo he dicho. A decir verdad, eso
nuestra residencia de tampoco es cierto. Sé por qué lo he dicho. Es porque no quiero que pienses
que somos muy distintos.
—Somos muy distintos —dijo Cage, con total naturalidad—. Pero está
bien. Me gustan tus diferencias. Solo espero que no te decepcionen las mías.
solo está su casa. Si —Te juro que no sé de qué estás hablando. Eres la persona más normal
y los pájaros por que he conocido. Es verdad que la única otra persona que he conocido aquí es
os tres años —dije,Lou, así que eso no dice mucho.
Cage se echó a reír.
—La vara está baja.
edé helada. No solo —Solo tienes que lidiar conmigo y habrás superado al 99% de la
lguien que estaba en población.
servaba. Cage siguió Cage se rio de nuevo.
—Vamos, no estás tan mal. Quizás al 95% de la población —bromeó.
ausa que me generó —Tienes razón. Ahora que lo pienso, es el 95%. Me equivoqué.
Es una buena amiga. Se rio una vez más. Me encantaba oírlo reír.
—Siempre haces eso, ¿sabes? —dijo Cage, con una sonrisa.
—¿Qué cosa?
y volvió a mirar el —Bajarte el precio.
—¿Lo hago?
—Sí.
—No me había dado cuenta de que lo hacía.
etrás de nosotros. —Lo haces. Deberías ser más amable con mi amiga. Es una tía increíble
—bromeó Cage.
—«Increíble» es relativo.
—Lo estás haciendo de nuevo. Acepta el cumplido.
la en el centro de la —Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Qué pasaría si te dijera que eres el
se sentó y me miró achico más increíble que he conocido y que cada vez que estamos juntos deseo
que el tiempo se detenga?
Cage se quedó helado.
ue tu padre tiene una —No es tan fácil aceptar un cumplido, ¿verdad?
—¿Realmente sientes eso?
—Uh, ha sido demasiado, ¿no?
—No, en serio, ¿eso es lo que sientes?
—¿Qué importa? Tienes novia.
—me preguntó Cage, —¿Qué importa que tenga novia?
—Importa porque, si yo pensara eso, querría que lo nuestro fuera más de
A decir verdad, esolo que puede ser.
o quiero que pienses —¿Y qué si fuera posible?
—¿A qué te refieres?
ralidad—. Pero está —¿Qué pasaría si yo no tuviera novia?
cepcionen las mías. Miré a Cage a los ojos. Esos hermosos ojos que me encendían el alma.
persona más normalHablaba en serio. Estaba pensando en romper con su novia por mí.
he conocido aquí es —Hay cosas sobre mí que no sabes —le dije, sin poder detenerme.
—¿Qué cosas? ¿Eres aún más adorable de lo que ya creo que eres?
—No, detente. Hay cosas que necesito decirte antes de que hagas o digas
algo de lo que no podamos regresar.
ado al 99% de la —Oh, lo dices en serio.
—Sí.
Cage se movió incómodo.
ción —bromeó. —Bien. ¿Qué sucede?
Mi corazón latía con fuerza.
—¿Por dónde empiezo? Muy bien. He mencionado que mi padre tiene una
isla.
—Recuerdo algo sobre eso, sí.
—Ha sido hace diez minutos. Espero que lo recuerdes.
Cage se rio entre dientes.
—Sí, lo recuerdo.
—Bueno, tiene una isla porque es muy rico.
Es una tía increíble —¿Qué tan rico?
—Tan rico como para tener una isla.
Cage se rio de nuevo.
—Entendido. ¿Creciste con mucho dinero?
te dijera que eres el —Sí.
estamos juntos deseo —Me lo imaginaba. ¿Eso te daba tanto miedo decirme? ¿Que creciste en
tu propia isla?
—Ni cerca.
Cage se echó hacia atrás sorprendido.
—Muy bien.
Me pasé una mano por la frente para ver si estaba sudando. Comenzaba a
hacerlo.
—Lo que sucede es lo siguiente. Mi padre es rico porque es Laine Toro.
—¿Ese no es el dueño de la compañía de autos eléctricos… y de la
nuestro fuera más decompañía espacial… y de la compañía de energía solar?
—Sí —respondí.
—¿No es una de las personas más ricas del mundo?
—Hoy no me he fijado, pero probablemente sí.
—¡Mierda! —exclamó Cage, muy sorprendido—. O sea, me imaginaba
e encendían el alma.que tu familia tenía mucho dinero, pero no que tu padre era una de las
personas más ricas del mundo.
r detenerme. —¿Gracias? —le dije. Esperaba que fuera un cumplido.
eo que eres? —Es mucha información, pero tampoco es para tanto… creo —dijo. De a
de que hagas o digas poco, lo comprendía—. Pensé que ibas a decirme algo grave. ¿Eso es todo?
—me preguntó, sin darle mucha importancia.
—Ni cerca.
—¡Oh!
—Mi madre es Jules Thunberg.
—Espera, me suena. ¿No es una activista o algo así?
—Sí, desde los trece años. ¿Has visto la cantidad de paneles solares en los
e mi padre tiene unatechos y de molinos de viento que hay?
—Sí.
—Bueno, es gracias a ella. Ella comenzó el movimiento que logró que los
países que más contaminaban hicieran un giro de ciento ochenta grados y
salvó el planeta.
—¡Joder!
—Sí, son muy famosos… Lo que hace que yo también lo sea.
—¿Qué tan famosa?
—Mi rostro ha estado en la portada de casi todas las revistas existentes.
No entiendo por qué todo el mundo está interesado en mí. Me han dicho que
es como si Michael Jackson y Elvis Presley hubieran tenido un hijo. Un poco
lo entiendo. Por eso elegí la Universidad de East Tennessee, porque esperaba
me? ¿Que creciste enque los paparazzi no me encontraran aquí. Hasta ahora ha funcionado, pero es
solo cuestión de tiempo. Tarde o temprano, van a averiguar dónde estoy.
—Es increíble.
—Si eso te ha parecido increíble, prepárate, porque hay más.
—Muy bien —dijo, ya con la boca abierta.
dando. Comenzaba a —Habrás notado que mis padres son inteligentes.
—Puedo imaginarlo —dijo, con cara de preocupado.
ue es Laine Toro. —Yo también lo soy.
eléctricos… y de la —Bueno, ya me había dado cuenta.
—Me refiero a que soy muy inteligentes.
—Pero ¿de qué nivel de inteligencia estamos hablando? ¿Puedes construir
una máquina del tiempo?
—No. La física cuántica no es mi especialidad.
sea, me imaginaba —¿Y cuál es tu especialidad?
adre era una de las —Puedo hacer relaciones que otras personas no ven.
—¿A qué te refieres?
—Observo cosas.
… creo —dijo. De a —¿Qué cosas? —me preguntó Cage, con escepticismo. No me creía.
grave. ¿Eso es todo? —Por ejemplo, sé que eres adoptado.
—¿Qué? —me preguntó, aturdido.
Había dado en el clavo.
—Sí. Y no es por el cabello rojo de tu padre. Los padres pelirrojos tienen
hijos con cabello oscuro todo el tiempo. Son los hoyuelos.
—¿A qué te refieres? —me preguntó Cage, cautivado.
aneles solares en los —Los hoyuelos son un rasgo genético, los transmiten los padres. Pero no
pertenecen al mismo grupo. Es decir, tener un hoyuelo en la barbilla no hace
que sea más probable que tengas uno en la mejilla. Eso significa que heredas
nto que logró que loscada hoyuelo por separado. Y los que tienes a ambos lados de tu labio
to ochenta grados yinferior son muy poco comunes. La probabilidad de que hayas heredado
todos tus hoyuelos de uno solo de tus padres es muy baja. Quiero decir,
extremadamente baja. Para que tu padre no tenga ningún hoyuelo y tú tengas
tantos, todos los miembros de su familia, de todas las generaciones, deberían
haber tenido hoyuelos. Y dado que eso es incluso menos probable, la
s revistas existentes.respuesta obvia tiene que ser la correcta, es decir, que eres adoptado.
í. Me han dicho que Estaba muy orgullosa de mí misma por haberme dado cuenta. Nadie
ido un hijo. Un pocohabría notado algo tan pequeño. Pero, incluso si lo notaban, nadie habría
see, porque esperabahecho las conexiones que yo había hecho. No lo creía.
a funcionado, pero es Que yo lo hubiera hecho ante el pedido de Cage tenía que haberlo
ar dónde estoy. impresionado. Tenía muchas ganas de impresionarlo. Quería que pensara que
yo era especial en el buen sentido. Deseaba que viera que lo que me hacía
distinta era algo que podía serle útil, algo que él querría en su vida. Haría
cualquier cosa para que él no me viera como una chica rara.
Mientras miraba fijo a Cage, la expresión de su rostro cambió mucho. La
mirada de asombro que había tenido al principio se había transformado en
otra cosa. No parecía feliz. Parecía que estaba luchando con algo y, antes de
que las palabras salieran de su boca, supe que había cometido un error.
—No soy adoptado —dijo Cage, con firmeza.
o? ¿Puedes construir No lo sabía. ¡Mierda!
—Tienes razón.
—¿Qué dices? —me preguntó, confundido.
—He cometido un error.
—¿Qué quieres decir con que has cometido un error?
—Estaba pensando en… ¿Cómo se llaman?
Mi mente daba vueltas tratando de pensar en algo que me creyera y que no
o. No me creía. me hiciera quedar como una completa idiota.
—Los hoyuelos del trasero.
—¿Qué?
—Estaba pensando en los hoyuelos del trasero. Ya sabes, las marcas que
dres pelirrojos tienen algunas personas tienen en las nalgas. Eso requiere que ambos padres las
tengan.
Cage me miró confundido.
n los padres. Pero no —Entonces, has dicho todo eso, pero te referías a los hoyuelos en el
n la barbilla no hace trasero.
ignifica que heredas —Sí —le dije. Quería que me creyera.
s lados de tu labio —No tengo hoyuelos en el trasero.
que hayas heredado —Ah, entonces supongo que nada de lo que dije aplica.
baja. Quiero decir, —¿Algo de lo que acabas de decirme es verdad? Quiero decir, lo de tus
hoyuelo y tú tengaspadres y todo el asunto de la inteligencia.
neraciones, deberían Me sentí aliviada de que estuviera dispuesto a dejar pasar la teoría sobre la
menos probable, la adopción, pero sentí otra vez el peso de haberle contado quién era.
—Puedes corroborarlo —confirmé.
dado cuenta. Nadie Cage me miró sin saber qué pensar. Sacó su teléfono lentamente y
otaban, nadie habríacomenzó a escribir mi nombre.
—¿Cuál es tu apellido?
e tenía que haberlo —Toro. Harlequin Toro —dije. Sentí una punzada de dolor en el pecho.
ería que pensara que — ¿Harlequin? —me preguntó, con la misma expresión que ponían todos
que lo que me hacía cuando lo escuchaban.
ía en su vida. Haría Me encogí de hombros. Le había contado quiénes eran mis padres. ¿Creía
que personas así le pondrían un nombre común y corriente a su hija?
o cambió mucho. La Cage miró el teléfono y escribió mi nombre completo. Cuando aparecieron
bía transformado en los resultados de la búsqueda, la expresión en su rostro cambió. Estaba
con algo y, antes deabrumado por lo que veía. Miró una página tras otra. Ojeaba cada artículo
etido un error. antes de pasar al siguiente.
—Es verdad. Eres muy inteligente.
—Y un bicho raro —agregué.
—No. Eres aún más increíble de lo que me podría haber imaginado —dijo
Cage, mirándome con asombro.
Una oleada de calor me invadió. Podría haber llorado. Tuve que hacer un
gran esfuerzo para no lagrimear. Venía con tanto a cuestas. Y, sin embargo,
no parecía importarle. Más que eso, lo veía como algo bueno. Nunca me
me creyera y que no había sentido más enamorada en mi vida.
—¿Por qué no me has contado nada de esto antes? Si fuera como tú, sería
lo primero que le diría a la gente.
—No lo sería.
abes, las marcas que —Yo creo que sí —dijo, con la primera sonrisa después de mucho tiempo.
ue ambos padres lasMe estaba volviendo adicta a esas sonrisas.
—No lo creo —le dije, sin poder ocultar lo triste que me ponía el tema—.
Pero gracias por decirlo. Creo que deberíamos ponernos a estudiar.
los hoyuelos en el —Ah, sí. Tenemos un examen mañana.
Cage se detuvo y me observó.
—¿Te sabes todo el libro de memoria?
—No funciona así. Por lo menos no en mí. Tengo que estudiar igual que
tú. Solo que me resulta más fácil.
uiero decir, lo de tus —Ah. Está bien —dijo Cage, y puso la atención en los libros que estaban
en la cama entre nosotros.
asar la teoría sobre la Le conté lo que se había perdido de las primeras clases, pero me resultaba
difícil mantener la concentración. De vez en cuando, levantaba la mirada. Y,
cuando lo hacía, me regalaba una de esas sonrisas que me derretían el
éfono lentamente ycorazón.
Seguía adelante porque Cage necesitaba entender todos los temas para
aprobar el examen. Pero era difícil no derretirme con su mirada. No quería
dolor en el pecho. separarme de él nunca más. Saber que no podía tenerlo me destrozaba el
ón que ponían todos corazón.
—Eso es todo. Creo que ya sabes todo lo necesario —le dije, después de
n mis padres. ¿Creía que me repitiera lo último sin tener que consultar el libro.
—Creo que sí —dijo, con orgullo—. Nos ha llevado bastante tiempo.
Cuando aparecieron —¿Sí? —le pregunté, mientras tomaba mi teléfono—. ¿La una y media?
stro cambió. Estaba —El tiempo vuela cuando te diviertes —dijo, pecaminosamente
Ojeaba cada artículoencantador.
—¿Las apps de viajes compartidos todavía funcionan a esta hora?
—En la ciudad, sí. Pero no vas a conseguir que vengan a buscarte hasta
aquí.
ber imaginado —dijo —Tal vez deba tomar un taxi.
—O podrías quedarte a dormir. Tengo que ir a entrenar mañana antes de
. Tuve que hacer un clase. Puedo llevarte de regreso al campus temprano.
tas. Y, sin embargo, —¿Quedarme a dormir? —le pregunté. Sentí cómo se me aceleraba el
o bueno. Nunca me corazón—. Supongo que podría dormir en el sofá.
—No vas a dormir en el sofá. Además, seguramente mi papá se ha
fuera como tú, sería quedado dormido ahí.
—Supongo que podría dormir en el suelo.
—No vas a dormir en el suelo. Te has tenido que quedar hasta tarde
és de mucho tiempo. porque me estabas ayudando a estudiar. En todo caso, yo dormiré en el suelo.
—No puedes dormir en el suelo. No es bueno para tu espalda. Por cierto,
me ponía el tema—.¿cómo está? —le pregunté. Recordaba que le dolía la noche que habíamos
comenzado con las clases particulares.
—¿Mi espalda?
—Sí. ¿Recuerdas que te dolía?
—¡Ah, sí! Mmm… sigue un poco dolorida, pero no tanto como ese día.
ue estudiar igual que Probablemente era por la tensión que sentía esa noche.
—¿Te daba miedo no poder jugar la próxima temporada?
os libros que estaban —Sí, algo así.
—Entonces, si ninguno de los dos va a dormir en el suelo, ¿dónde vamos a
es, pero me resultabadormir? —le pregunté, con la esperanza de que dijera lo que deseaba.
antaba la mirada. Y, —Podríamos compartir la cama.
que me derretían el —¿Estás seguro de que es una buena idea?
—¿Por qué no lo sería? Solo vamos a dormir.
odos los temas para O a no dormir, teniendo en cuenta lo fuerte que me latía el corazón de solo
u mirada. No quería pensarlo.
lo me destrozaba el —De acuerdo. Supongo que tienes razón.
—De acuerdo —dijo, con confianza.
—le dije, después de Despejamos de la cama y nos miramos fijo el uno al otro.
—¿Quieres que te preste algo para dormir? No creo que quieras acostarte
astante tiempo. con jeans.
¿La una y media? —No, estoy bien —le dije. Estaba demasiado nerviosa.
, pecaminosamente —¿Estás segura? Porque yo me voy a poner cómodo —dijo, antes de
quitarse la camiseta—. ¿Ves?
Definitivamente lo veía. El hombre era como un dios. Sus brazos
gan a buscarte hasta musculosos, su pecho marcado, todo su cuerpo me generó un cosquilleo que
terminó entre mis piernas.
—Anda. Puedes ponerte cómoda —dijo, con una sonrisa.
nar mañana antes de Tenía muchas ganas de estar desnuda junto a él. Ese era el comienzo de
todas mis fantasías. No sabía si debía hacerlo, pero ya no podía resistirme.
se me aceleraba el —De acuerdo —dije, mientras me quitaba la camisa con lentitud.
—¡Vaya! —exclamó Cage, cuando tuve la camisa en las manos.
ente mi papá se ha —¿Qué pasa?
—No llevas sujetador —dijo Cage.
—No. —Rápidamente, me cubrí los pechos con una mano—. ¿Te
quedar hasta tardemolesta?
dormiré en el suelo. Cuando era niña, usar ropa era algo opcional en mi hogar. Tal vez fuera
u espalda. Por cierto, porque mis padres eran tan raros como yo. Por eso, los pechos desnudos no
noche que habíamos eran algo por lo que me hacía problema, en especial los que eran pequeñitos,
como los míos.
—No, no me molesta —me dijo, mientras extendía una mano para evitar
que me cubriera—. Es solo que no me lo esperaba, pero no pasa nada.
tanto como ese día. —¿Estás seguro?
—Por supuestos. Quiero que te sientas cómoda —me tranquilizó, con una
sonrisa.
Despacio, bajé las manos. Cage fijó sus ojos en los míos, como si le diera
elo, ¿dónde vamos apánico bajar la mirada, lo que me pareció cómico.
—Entonces, ¿vas a dormir con esos jeans? —le pregunté, más relajada.
—¿Tú lo vas a hacer?
—No, pero no voy a ser la primera en quitármelos —le dije, sonriendo.
Cage no hizo ningún movimiento para quitárselos.
ía el corazón de solo Lo miré fijo, esperando. ¿Realmente lo iba a hacer? ¿Qué esperaba?
Cuando por fin se llevó una mano al botón de los pantalones, sentí una
oleada de calor en el rostro. Estaba segura de que me estaba poniendo roja y
no solo del cuello para arriba. Me di cuenta de que, como estaba sin camisa,
no había forma de ocultarlo.
que quieras acostarte No me miró mientras se bajaba los pantalones. Se los sacó y los hizo a un
lado, todo sin levantar la mirada. Me preguntaba por qué hasta que vi el
contorno de su gran polla a través de sus calzoncillos. ¡Mierda! Cage tenía
do —dijo, antes de una erección. Una gran erección. O al menos esperaba que fuera eso, porque
lo que veía era enorme.
n dios. Sus brazos No podía creer lo que estaba sucediendo. ¿Nos estábamos poniendo
ró un cosquilleo que cómodos para dormir o había algo más? Me deleité con su cuerpo, y sentí que
la entrepierna me latía. Finalmente, me miró a los ojos sin apartar la mirada y
dijo:
era el comienzo de —¿Qué hay de ti?
podía resistirme. Mi coño se estremeció de nuevo. Si me quitaba los pantalones, no había
forma de que pudiera ocultar lo cachonda que estaba. Sin embargo, ¿quería
ocultarlo?
Quizá no. Quería que viera todo mi cuerpo. Quería ver todo su cuerpo.
Con sus ojos todavía fijos en los míos, me bajé los pantalones de pie frente a
una mano—. ¿Te él y me quedé solo con las bragas.
Cage no hizo nada más que mirarme a los ojos hasta que, por un breve
hogar. Tal vez fuerainstante, bajó la mirada y sonrió.
pechos desnudos no —¿Nos metemos en la cama? —me preguntó.
que eran pequeñitos, —Vale —le dije. No sabía qué iba a pasar a continuación.
Nos metimos en la cama y nos tapamos con la sábana. Ambos nos
na mano para evitar tumbamos de espaldas y nos quedamos mirando el techo.
no pasa nada. —Debería apagar la luz —me dijo Cage.
—Supongo que sí —le dije. Apenas podía escucharlo, el sonido de los
tranquilizó, con unalatidos de mi corazón era ensordecedor.
Cage se levantó, fue hasta el interruptor de la luz, que estaba junto a la
íos, como si le diera puerta, la apagó y regresó a la cama en la oscuridad.
Mis ojos tardaron un poco en adaptarse a la oscuridad, pero era una noche
nté, más relajada. de luna. Aún sin saber bien qué estaba pasando, me quedé boca arriba sin
mirarlo. No se movió en ningún momento. ¿Ya se había quedado dormido?
e dije, sonriendo. ¿Podría haberse dormido tan rápido?
Nos envolvía un silencio ensordecedor. No podía soportarlo más. Cage
Qué esperaba? estaba tan cerca que era una tortura no tocarlo. Tenía que al menos ver el
antalones, sentí una hermoso cuerpo cuyo calor me consumía. Así que, como si fuera lo más
taba poniendo roja y natural del mundo, rodé y me acosté de lado.
mo estaba sin camisa, Enterrada en las sombras, abrí los ojos. Él también estaba de lado, frente a
mí. Tenía los ojos cerrados. Tal vez estuviera dormido. Si lo estaba, podía
sacó y los hizo a unmirarlo sin que nada me lo impidiera. Podía examinar el contorno de su
qué hasta que vi elrostro anguloso y masculino.
¡Mierda! Cage tenía Cage era el hombre más hermoso que hubiera visto en mi vida. El cabello
ue fuera eso, porque ondulado caía sobre su frente; los anchos hombros estaban descubiertos; el
pecho tenía algo de vello. Sentía el deseo desesperado de tocarlo. El calor de
estábamos poniendosu piel junto a la mía era suficiente para vivir por el resto de mi vida.
u cuerpo, y sentí que Necesitaba estar más cerca de él, así que moví una mano en el espacio de
n apartar la mirada yla cama que quedaba entre nosotros. Estaba a unos centímetros de su cuerpo
dormido, pero no me atrevía a acercarme más. Aunque lo deseaba… Lo
deseaba muchísimo, pero sabía que no podía… Hasta que, como si hubiera
pantalones, no había sentido mi acercamiento, Cage movió su mano a menos de dos centímetros
in embargo, ¿quería de la mía.
Podría sentir su calor en mí. Apenas podía respirar. El corazón me latía
ver todo su cuerpo.muy fuerte. Abrí la boca. No podía soportarlo más. Necesitaba estar más
lones de pie frente acerca. Estar lejos de él me dolía demasiado.
Lentamente, estiré los dedos. No eran lo suficientemente largos. Él estaba
a que, por un breveahí. Podía sentirlo. Tendría que mover toda la mano si quería tocarlo. Sin
embargo, ¿podía hacer eso? ¿Debía hacerlo?
Al final, esa vacilación no importó porque, como si él también lo
necesitara, acercó su fuerte mano a la mía y la colocó encima. Fue él quien lo
sábana. Ambos nos hizo. Podían ser los reflejos de alguien dormido, pero me pareció que no era
eso. Quería tomarme la mano y yo quería tomar la suya.
Así que moví los dedos con delicadeza y dejé que los suyos cayeran entre
lo, el sonido de loslos míos. Cuando lo hicieron, los volví a mover, para que estuvieran en
contacto. Era todo lo que había soñado. Intentaba respirar sin hacer ruido,
ue estaba junto a la pero era el momento más erótico de mi vida. Su piel era como un viento que
se arremolinaba sobre mi cálido cuerpo desnudo.
, pero era una noche Estaba enamorada de Cage. Ya no podía negarlo. Estábamos tomados de
uedé boca arriba sinla mano bajo la luz de la luna. No había otro lugar del mundo en el que
a quedado dormido?hubiera preferido estar. Quería que el momento durara para siempre. Se
extendió durante horas, pero, finalmente, mi exhausto corazón se tranquilizó
oportarlo más. Cage y me quedé dormida.
que al menos ver el
mo si fuera lo más
n mi vida. El cabello
ban descubiertos; el
e tocarlo. El calor de
ano en el espacio de
metros de su cuerpo
ue lo deseaba… Lo
ue, como si hubiera
s de dos centímetros
El corazón me latía
Necesitaba estar más
o si él también lo
cima. Fue él quien lo
e pareció que no era
tábamos tomados de
el mundo en el que
ra para siempre. Se
extendió durante horas, pero, finalmente, mi exhausto corazón se tranquilizó
y me quedé dormida.
Capítulo 8
Cage
a zona de anotación.
achos en un grupo y
o era el mariscal de
Con la pelota en la
ile de pases, la línea
a pelota, me la metí
debajo de mi brazo y comencé a correr.
Cogido por sorpresa, el otro equipo tardó en reaccionar. Abrió una brecha
en la línea lateral. Veía la zona de anotación delante de mí. Quería esa
anotación. Quería que Quin me viera haciéndolo.
El safety corría en mi dirección. Iba a llegar a mí antes de que yo llegara a
la meta. Tenía dos opciones. Podría salir de la zona de juego o podría
arriesgarlo todo y seguir corriendo.
Deseaba esa anotación. La deseaba con desesperación. Aumenté la
velocidad y tomé una decisión. Nada me iba a detener.
Cuando estábamos a un metro de distancia, el safety arremetió. En ese
momento, salté. Iba a saltar por encima de él. Lo había visto en películas y en
partidos espectaculares. Podía hacerlo.
Me alejé del suelo y vi como el safety quedaba debajo de mí. No había
logrado la altura necesaria. Iba a tener que pisarlo para adelantarme. Pero,
cuando mi pie descendía hacia su cuerpo, sentí su mano.
Era difícil saber qué había pasado después de eso. Escuché un crujido
cuando mi cuerpo golpeó el suelo.
Primero no sentí nada y luego sentí el rugido del fuego. El dolor que me
atravesaba era distinto a todo lo que había sentido antes. Venía de mi pierna
izquierda. Algo se había hecho añicos.
Me habían dicho que los atletas sabían cuando una lesión le ponía fin a su
carrera. Solía preguntarme cómo se sentiría. No tenía que preguntármelo más.
Porque, en ese momento, supe que era el final.
Capítulo 9
Quin
—¡Dios mío! ¿Qué acaba de suceder? ¿Por qué no se levanta? ¿Lou, qué
está sucediendo? ¿Lou? —le pregunté, y me giré hacia ella.
Con la cara pintada con los colores de la universidad, Lou miraba el
campo de juego con la boca abierta. Como todos los demás, se había quedado
sin palabras.
Volví a mirar hacia adelante y vi a los médicos corriendo hacia el campo.
Cage se movía con tanto dolor que apenas podían acercarse a él. No podía
creer lo que estaba viendo. Era una pesadilla.
Un momento después, un paramédico estaba acercando una camilla hacia
Cage. Se necesitaron dos hombres para subirlo. Me caían lágrimas por las
mejillas. Estaba atónita. No sabía cómo ayudar, pero tenía que hacer algo.
—Tengo que ir con él —le dije a Lou.
—Sí. Por supuesto. ¿A dónde vamos?
—No lo sé. ¿Al vestuario?
—Te sigo —me dijo, y me dejó pasar.
Mientras me dirigía a las escaleras, me di cuenta de que había un
problema: no tenía idea de a dónde iba. No solo era mi primera vez en el
estadio de la universidad; era mi primera en cualquier estadio. Apenas había
podido encontrar el baño antes.
Sin embargo, bajamos las escaleras desde el piso superior y deambulamos
por los puestos de comida.
—Disculpe, ¿dónde están los vestuarios? —le pregunté a uno de los
guardias de seguridad.
—Los visitantes no pueden acceder a los vestuarios —me respondió el
hombre corpulento.
—Pero mi amigo se lesionó. Necesito verlo.
—Los visitantes no pueden acceder —repitió, y apartó la mirada.
Nos llevó casi una hora darle la vuelta al estadio y encontrar la entrada a
los niveles inferiores. Llegamos a tiempo para ver una ambulancia que se
alejaba con la sirena encendida.
—¿Crees que ahí va Cage? —le pregunté a Lou.
—Me imagino que sí —dijo, con un tono empático.
—Probablemente lo estén llevando al hospital más cercano, ¿verdad?
—Eso tendría sentido.
—Necesitamos ir.
—Estoy en eso —dijo Lou, mientras sacaba su teléfono para pedir un
coche.
e levanta? ¿Lou, qué Entre la cantidad de gente alrededor del estadio y el tráfico, nos llevó otra
hora llegar al hospital. Para ese entonces, me estaba volviendo loca de
dad, Lou miraba elpreocupación. El conductor nos dejó en la entrada de la sala de emergencias.
ás, se había quedado Entré corriendo con Lou a cuestas.
—Estoy buscando la habitación de Cage Rucker. Lo acaban de traer.
ndo hacia el campo. Probablemente llevaba puesto el uniforme de fútbol —le dije a la mujer
carse a él. No podíacorpulenta que estaba detrás del escritorio.
—Lo he visto entrar. Creo que le están haciendo una resonancia
do una camilla hacia magnética.
ían lágrimas por las —Bien. ¿Dónde se la hacen?
a que hacer algo. —Va a pasar un rato hasta que le asignen una habitación.
—Entonces, ¿dónde lo espero?
La mujer extendió una mano para señalar los asientos frente al escritorio.
—Muy bien. ¿En cuánto debería volver a preguntar por él?
—Más o menos en una hora.
a de que había un Me ponía mal que todo llevara tanto tiempo, pero sabía que no podía
mi primera vez en elevitarlo. Lo más importante era que estaban atendiendo a Cage. Si se estaban
stadio. Apenas habíaocupando de él, estaba dispuesta a esperar toda la noche.
No necesitaba el accidente para darme cuenta de lo mucho que me
erior y deambulamospreocupaba por él. El dolor que sentía al pensar en lo que le había pasado era
insoportable. Lo único que quería hacer era abrazarlo y no soltarlo.
gunté a uno de los Lou y yo nos sentamos y esperamos. Una hora después, volvimos a
preguntar por Cage. Lo habían ubicado en una habitación en el tercer piso. La
—me respondió el señora de la recepción no estaba segura de si me dejarían verlo, pero nos
permitió subir para intentarlo.
Al salir del ascensor, vi algunas caras conocidas. En el pasillo estaban
Tasha y el padre de Cage. Ambos se voltearon hacia nosotras. No estaba
ncontrar la entrada asegura de lo que se suponía que debía hacer, pero avancé hacia ellos de todos
ambulancia que se modos.
Mientras me acercaba, el padre de Cage miró a Tasha. Cuando se volvió
hacia mía, tenía una mirada oscura. No parecía abrumado por la
preocupación, que era como me había imaginado que estaría. En cambio,
cano, ¿verdad? comenzó a avanzar en mi dirección de una manera que hizo que se me
encogiera el corazón.
—Eres la amiga de Cage, ¿verdad? ¿La tutora? —dijo, con los ojos fijos
éfono para pedir un en mí.
—Sí, señor —respondí, mientras sentía un escalofrío por la columna
ráfico, nos llevó otravertebral.
volviendo loca de —Ven aquí —me dijo, e hizo un gesto para que me alejara de Lou.
sala de emergencias. Tragué saliva. No me gustaba a dónde iba eso. Era aterrador mirar al
hombre pelirrojo y entrecano. Cuando finalmente me acerqué a él, pasó un
Lo acaban de traer.brazo por mis hombros, me tomó muy fuerte y me empujó dentro de una
—le dije a la mujerhabitación vacía.
Antes de que supiera lo que estaba sucediendo, el fornido hombre me
ndo una resonancia había inmovilizado contra la pared. Me tenía atrapada. No podía escapar. Con
su aliento caliente y cargado de alcohol en mi oreja, me dijo:
—Sé lo que estás haciendo. Le estás poniendo ideas en la cabeza. No va a
funcionar, ¿me oyes? Si vuelves a acercarte a mi muchacho… —El padre de
Cage hizo una pausa, sacó algo de su cinturón y apoyó una punta filosa
frente al escritorio. contra mi estómago— …te destriparé como a un cerdo. ¿Me oyes? Si lo
llamas, le envías un mensaje, te acercas a él de cualquier manera, te mataré y,
luego, mataré a tu amiga. Después, encontraré a tu familia y también los
sabía que no podía mataré. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
a Cage. Si se estaban Estaba atónita. No podía moverme. Como no le respondía, empujó la hoja
con más fuerza contra mi estómago. Me estaba lastimando.
lo mucho que me —Lo entendí —dije, aterrorizada.
e le había pasado era —Bien. No quiero volver a ver tu rostro. Lárgate de aquí —me ordenó,
antes de dejarme ir.
espués, volvimos a Tan pronto como me soltó, me alejé corriendo de él y salí de la habitación.
en el tercer piso. La —¿Qué ha pasado? —dijo Lou, al verme acercándome con terror en los
rían verlo, pero nosojos.
—¡Vámonos! —le dije, mientras la tomaba del brazo y la arrastraba hacia
n el pasillo estaban el ascensor.
nosotras. No estaba —¿Qué estás haciendo? Acabamos de llegar.
hacia ellos de todos —¡Vámonos! —insistí, sin atreverme a mirar atrás.
Apenas se abrieron las puertas del ascensor, me subí. Confundida, Lou me
a. Cuando se volviósiguió. Pulsé el botón del vestíbulo continuamente hasta que se cerraron las
abrumado por lapuertas. Todavía no me sentía a salvo, así que me apoyé contra la pared y
estaría. En cambio,observé cómo descendían los números en el tablero.
que hizo que se me —Quin, estás sangrando —me llamó la atención Lou.
Señalaba una mancha roja que estaba creciendo en mi camisa, en el lugar
o, con los ojos fijosdonde el padre de Cage me había apuñalado. No me dolió hasta que me
levanté la camisa y la vi.
río por la columna —No es nada. Estoy bien.
—¿Qué te ha hecho? —me preguntó Lou, horrorizada.
ejara de Lou. —No me ha hecho nada. Solo vámonos.
a aterrador mirar al —¿Quin?
cerqué a él, pasó un —¡Solo vámonos! —grité.
mpujó dentro de una Lou no dijo nada más.
Salimos del hospital lo más rápido que pudimos. De vuelta en nuestro
fornido hombre me apartamento, cerré la puerta con llave y me fui a mi habitación.
o podía escapar. Con —Quin, ¿estás bien?
No respondí. Cerré la puerta de mi dormitorio y me senté en el rincón más
n la cabeza. No va aalejado.
cho… —El padre de Iba a hacer lo que el padre de Cage me había dicho. No volvería a hablarle
yó una punta filosanunca más. Si me escribía, no le respondería.
o. ¿Me oyes? Si lo No tenía ninguna duda de que su padre me mataría. La expresión de sus
manera, te mataré y,ojos me había dicho que era capaz de asesinar a todos los que me rodeaban.
milia y también losEl padre de Cage estaba loco. Estaba enamorándome de Cage, pero ¿estaba
dispuesta a morir por él?
ndía, empujó la hoja
salí de la habitación.
me con terror en los
y la arrastraba hacia
Confundida, Lou me
a que se cerraron las
yé contra la pared y
observé cómo descendían los números en el tablero.
—Quin, estás sangrando —me llamó la atención Lou.
Señalaba una mancha roja que estaba creciendo en mi camisa, en el lugar
donde el padre de Cage me había apuñalado. No me dolió hasta que me
levanté la camisa y la vi.
—No es nada. Estoy bien.
—¿Qué te ha hecho? —me preguntó Lou, horrorizada.
—No me ha hecho nada. Solo vámonos.
—¿Quin?
—¡Solo vámonos! —grité.
Lou no dijo nada más.
Salimos del hospital lo más rápido que pudimos. De vuelta en nuestro
apartamento, cerré la puerta con llave y me fui a mi habitación.
—Quin, ¿estás bien?
No respondí. Cerré la puerta de mi dormitorio y me senté en el rincón más
alejado.
Iba a hacer lo que el padre de Cage me había dicho. No volvería a hablarle
nunca más. Si me escribía, no le respondería.
No tenía ninguna duda de que su padre me mataría. La expresión de sus
ojos me había dicho que era capaz de asesinar a todos los que me rodeaban.
El padre de Cage estaba loco. Estaba enamorándome de Cage, pero ¿estaba
dispuesta a morir por él?
Capítulo 10
Cage
o si volvía a hablar
y que finalmente iría
y se ponía de pie.
Quin
as se me rompía el
de valor hogareños
de cosas que podrían
o de la cama.
al. Por eso supe que
Cage
imulaba su lugar de
anas. Mientras tiraba
as si podía respirar.
lo que había querido
esnuda. Abrí la boca
excitó tanto como a
sensible y reservada,
a de un lado al otro.
la parte posterior de
Quin
a. ¿Dolía o se sentía
a gran polla de Cage
seguida rápidamente
en mi cadera. Estaba
xperimentando cada
momento, pero todo era demasiado. Su polla, cómo me sentía por él, los
eventos del día, todo estaba llegando a un punto crítico.
Mientras lo hacía, tomé la última bocanada de aire. La solté y mi visión se
oscureció. Estaba en la agonía del sentimiento más grande de mi vida y,
perdiéndome en él, me desmayé lentamente.
Capítulo 14
Cage
El sexo con Quin era lo que siempre había pensado que debía ser el sexo.
El sexo con Tasha y las otras tías había estado bien. No había tenido quejas.
Pero con Quin me sentí finalmente como un hombre en llamas.
Estar con Quin me hizo algo. Me sentí completo cuando estuve con ella.
Mientras la abrazaba, pensaba en un hogar y niños corriendo por el patio. Ella
era mi otra mitad. Estaba seguro. No había duda de que estaba enamorado de
ella.
La abracé toda la noche. Después de que me quedé dormido, me di la
vuelta y perdí el contacto con ella; me desperté lo suficiente para estirar la
mano en busca de su cuerpo. No pude volver a dormirme hasta que lo
encontré.
Por la mañana, abrí los ojos para encontrarla acurrucada en mis brazos.
Podía oler su cabello. Tenía un toque de fresa. Podría haberme quedado allí
para siempre y casi lo hicimos. Ni siquiera se nos ocurrió levantarnos hasta
pasadas las 11. Para entonces, ambos teníamos más ganas de comer que de
cualquier otra cosa.
—¿Qué haremos hoy? —le pregunté, mientras se alejaba de mí de mala
gana.
—¿Comer algo?
—¿Y durante las 10 horas siguientes, antes de ir al club de lectura de Nero
o lo que sea?
—No creo que sea un club de lectura —dijo Quin, tomándome en serio.
—Estoy bromeando. Sí, algo me dice que Nero no se divierte con una
oración bien construida —bromeé.
—Probablemente no —contestó Quin con una sonrisa.
Dios, me encantaba ver a esa chica sonreír.
Nos turnamos en el baño para prepararnos y luego bajamos las escaleras.
La Dra. Sonya estaba rondando.
—Bueno… ¡buenos días! —dijo, sonrojándose.
Estaba bastante claro que ella sabía lo que habíamos estado haciendo la
noche anterior. Mirándola, traté de recordar qué tanto ruido habíamos hecho.
Sin duda no me había quedado callado. Miré a mi alrededor preguntándome
qué tan gruesas eran las paredes. Probablemente no fueran muy gruesas.
¡Ups!
—Buenos días —dije, avergonzado.
—Estamos más cerca de las buenas tardes —me corrigió Quin, que no
pareció percibir la broma.
ue debía ser el sexo. —Lo sé. Y me imagino que vosotros dos debéis estar muy hambrientos.
había tenido quejas. —Tenemos muchísima hambre los dos —dijo Quin.
—¡Bien! Porque salí y os compré una selección en la panadería. Esperaba
ndo estuve con ella.que no se hayan echado a perder. Dejadme traerlos —dijo, mientras se dirigía
ndo por el patio. Ellade regreso a la cocina—. Sentaos.
estaba enamorado de Quin y yo nos sentamos a la mesa redonda en el rincón del desayuno y nos
pusimos cómodos. La Dra. Sonya regresó con un surtido de croissants
é dormido, me di ladulces y fruta. Lo único que podría haberlo mejorado todo era algo de tocino.
ciente para estirar la Pero el tocino hace que todo mejore, así que eso no dice mucho.
mirme hasta que lo —¿Qué tienen planeado para hoy? —preguntó, llenando el silencio
mientras probábamos los bollos.
cada en mis brazos. —Todavía no estamos seguros —contesté, separando un croissant
aberme quedado allí metiéndomelo en la boca—. Esto está muy rico.
ió levantarnos hasta —Son de aquí. Tenemos un futuro pastelero en nuestras manos. He estado
nas de comer que dehaciendo todo lo posible para fomentar sus intereses.
—El hojaldre está muy bueno —comentó Quin.
ejaba de mí de mala —Son excelentes —concluyó la Dra. Sonya antes de cambiar de tema—.
¿Puedo esperar vuestra maravillosa compañía otra noche? ¿O vais a regresar
hoy?
b de lectura de Nero Quin respondió:
—Nos reuniremos con Titus esta noche. Pero volveremos a casa después.
mándome en serio. Tenemos clases y él tiene que trabajar —dijo, decidiendo por los dos.
se divierte con una Era lo que habíamos hablado, pero pensé que íbamos a improvisar un poco
más. El lugar no era barato, así que podía ver por qué no quería quedarse una
noche más. Pero la forma en que lo dijo me hizo pensar que nuestro regreso
tendría más que ver conmigo que con ella.
ajamos las escaleras. Mi chica era brillante. Que se perdiera una clase o dos no afectaría en
absoluto sus calificaciones. Yo era el que tenía que hacer un esfuerzo. Estaba
bastante seguro de que ella quería que regresara para que no me retrasara.
s estado haciendo la Era muy dulce de su parte cuidarme de esa manera. Era la primera vez en
ido habíamos hecho.mi vida que alguien lo hacía. Pero, al mismo tiempo, me estaba gustando
edor preguntándomeestar allí. Había algo me hacía sentir como si perteneciera al lugar. Esperaba
ueran muy gruesas.que Quin sintiera lo mismo.
—Bueno, ha sido un placer teneros a los dos aquí. Espero volver a veros.
Cali estará decepcionado de no haberse despedido. Lo habéis cautivado
rrigió Quin, que nobastante. Le he dicho que, si quiere veros, debería aplicar a la Universidad de
East Tennessee. Ha sido muy reticente al respecto. Pero conoceros a vosotros
muy hambrientos. podría haberle dado el empujón que necesitaba.
—Es una gran universidad —dijo Quin—. Si quiere hacer un recorrido,
panadería. Esperabame alegraría mucho dárselo.
o, mientras se dirigía —Eso sería maravilloso. Se lo diré. Eso le encantaría.
No pude evitar sentir un poco de celos al escuchar a Quin ofrecer sus
n del desayuno y nos servicios de guía turística. Tal vez estaba tratando de salir de su zona de
croissants, bollosconfort, pero no pude evitar recordar lo mucho que le gustaba Quin al chaval.
o era algo de tocino. Yo se lo había dicho, así que él definitivamente estaba al tanto. ¿Ahora Quin
se iba a esforzar para ayudarlo a él?
lenando el silencio Pensándolo bien, probablemente estaba sacando demasiadas conclusiones.
Quin era una buena persona y las buenas personas hacen cosas buenas por la
croissant ygente. Ayudar a Cali a entusiasmarse con la universidad era algo bueno.
Simplemente no quería pensar en Quin con nadie más. Quería ser yo quien la
as manos. He estadocuidara por el resto de nuestras vidas.
—Sí, avisadnos. Podemos darle un recorrido —le dije, asegurándome de
que Cali supiera que no debía emocionarse demasiado.
cambiar de tema—. —¡Maravilloso! Tengo tu número, Quin. Se lo daré. Tengo que hacer
e? ¿O vais a regresaralgunos recados. Pero aquí está mi tarjeta. Sentíos libre de llamarme si
necesitáis algo más —dijo, entregándosela a Quin.
—Entonces, ¿qué vamos a hacer hasta esta tarde? —pregunté, tomando
mos a casa después.una rodaja de melón.
—Podríamos dar una vuelta en la camioneta.
a improvisar un poco —Creo que hemos visto todo lo que hay para ver. Pero, podríamos
quería quedarse unaenviarle un mensaje de texto a Titus para ver si tiene alguna sugerencia.
que nuestro regreso —¿Crees que le importará? —preguntó Quin, con una sonrisa.
—¿Por qué le importaría? —le pregunté. Saqué mi teléfono y le envié un
dos no afectaría en mensaje de texto.
un esfuerzo. Estaba Escribí: «Se te ocurre algo que podamos hacer Quin y yo hoy?» y lo envié.
no me retrasara. En menos de diez segundos, sonó mi teléfono.
Era la primera vez en —Es Titus. ¿Quién responde a un mensaje con una llamada? ―pregunté,
me estaba gustandoextrañado—. ¿Hola?
ra al lugar. Esperaba —¡Cage! ¡Esperaba tener noticias de vosotros! Recuerdas que antes dije
que el instituto de Snowy Falls tiene un muy buen equipo de fútbol
pero volver a veros. americano.
Lo habéis cautivado —Lo recuerdo.
r a la Universidad de —Bien, estaba presumiendo un poco, porque soy el entrenador.
conoceros a vosotros —¿Eres el entrenador del equipo?
—Sí. Es algo que hago para mantener el programa en marcha. El
hacer un recorrido,entrenador Thompson, el tío que dirigía nuestro equipo, falleció el año
pasado.
—Lo siento.
a Quin ofrecer sus —Gracias. Y, como no quería que el equipo se quedara sin entrenador, me
salir de su zona de ofrecí como voluntario. Pero, estaba pensando, ¿qué tan genial sería si un tipo
staba Quin al chaval. como tú con tu experiencia viniera y les diera una pequeña charla? Ya sabes,
l tanto. ¿Ahora Quinnada formal. Creo que sería emocionante para ellos. Tal vez puedas
inspirarlos a poner sus traseros en marcha. Y, honestamente, yo no sé qué
siadas conclusiones. diablos estoy haciendo. Lo estoy intentando, pero me vendrían bien algunos
cosas buenas por laconsejos. ¿Qué dices? ¿Te interesaría venir y hablar con algunos chavales
dad era algo bueno.talentosos?
uería ser yo quien la —Me encantaría —le contesté, mientras miraba a Quin—. Tendré que
hablar con Quin al respecto, pero creo que podemos pasar.
je, asegurándome de —¿Lo harías? ¡Eso sería increíble! Te enviaré la dirección. Y si llegáis
alrededor de las dos, os daré un recorrido por la escuela. Tiene una gran
é. Tengo que hacerhistoria.
bre de llamarme si —Hablaré con Quin.
—¡Genial! Os veré pronto —dijo Titus y finalizó la llamada.
—pregunté, tomando —¿Qué ha dicho? —Quin me preguntó, sin quitarme los ojos de encima.
—Quiere que vaya y hable con el equipo de fútbol americano del instituto.
—¿Has accedido?
er. Pero, podríamos —No tenemos nada más que hacer —le dije.
na sugerencia. Quin estaba de acuerdo.
Durante las siguientes horas, holgazaneamos, nos besamos un poco y le
léfono y le envié undevolvimos las muletas que me había prestado a Glen.
—¿Te han sido útiles? —preguntó Glen.
yo hoy?» y lo envié. —¡Definitivamente! —dije, aunque apenas las había usado.
—¿Cómo ha sido vuestra estancia? ¿Habéis avanzado en la resolución de
amada? ―pregunté, vuestro misterio?
—El Dr. Tom sugirió que habláramos con Nero —respondió Quin.
erdas que antes dije —¿Con Nero? —preguntó Glen, confundido.
n equipo de fútbol —Sí. ¿Sabes por qué lo haría?
—Tom no es la persona más charlatana cuando se trata de lo que sabe
sobre la gente. Eso hace que cotillear con él sea un verdadero desafío.
—¿Qué sabes sobre Nero? —preguntó Quin, poniéndose en modo
investigadora.
ama en marcha. El —No mucho. Creció aquí, asistió al instituto, jugó en el equipo de fútbol
ipo, falleció el año americano. Siempre parece un poco enojado. Lo veo de vez en cuando en su
trabajo como mesero en el restaurante.
—Lo hemos visto allí —le dije—. No le gustó vernos.
a sin entrenador, me —¿Qué quieres decir?
genial sería si un tipo —Estaba tomando la mano de Quin y él hizo un comentario.
ña charla? Ya sabes, —¿De verdad? Eso me sorprende.
os. Tal vez puedas —¿Por qué? —preguntó Quin.
mente, yo no sé qué —No lo sé. Creo que porque siempre ha sido respetuoso conmigo.
endrían bien algunosAunque, en un momento, miraba a Tom como una figura paterna, así que tal
on algunos chavales vez eso influyó en mi imagen de él.
—¿Qué le sucedió a su padre? —le pregunté a Glen.
Quin—. Tendré que —No estoy seguro. Pero creo que nunca lo conoció. Es difícil crecer sin
un padre.
rección. Y si llegáis —Puede ser difícil crecer con un padre —contesté.
ela. Tiene una gran —Sí —Glen estuvo de acuerdo—. Cuando los padres te decepcionan,
dejan una marca.
—Sé algo sobre eso —dije, volviéndome hacia Quin, quien había crecido
con una familia que la amaba. Nos miraba sin comprender.
os ojos de encima. Recogimos algunos bocadillos y nos dirigimos al instituto. Parecía un
ericano del instituto. almacén reformado. Tampoco aparecía en el mapa de mi teléfono.
Entramos al estacionamiento y vimos a Titus en su camioneta,
esperándonos. Cuando aparcamos a su lado, salió. Su amplia sonrisa era tan
grande como siempre. Sí que sabía hacer que la gente se sintiera bienvenida.
samos un poco y le El recorrido de Titus comenzó en el edificio principal de la escuela. Era
donde solían almacenar el licor después de embotellarlo. En los años 50,
habían llegado algunos niños más a la ciudad y lo habían convertido en
instituto. La superficie del edificio había ido creciendo desde entonces.
o en la resolución de Yo antes creía que el vestuario de mi instituto no era bueno. Pero resultaba
que era casi profesional en comparación con lo que tenía el equipo de Snowy
pondió Quin. Falls. El campo tampoco era mucho mejor.
—No es mucho, pero se trata del valor de los jugadores y no de la calidad
del campo. Eso es lo que siempre les digo —dijo Titus, mientras nos
trata de lo que sabe mostraba el lugar.
dero desafío. —Tienes razón —le dije, con sinceridad.
niéndose en modo —Hay muchachos en el equipo que tienen un potencial real. Si tuviéramos
mejores materiales… y un mejor entrenador —dijo con una risa autocrítica
n el equipo de fútbol—, algunos de estos chavales podrían llegar lejos. Incluso algunos podrían
vez en cuando en su ser lo suficientemente buenos como para obtener una beca para East
Tennessee. Tú debes saber algo sobre eso, ¿verdad? Tal vez podrías hablar
con ellos al respecto.
Mi corazón se derritió con su pedido.
—Me encantaría. Cualquier cosa que pueda hacer para ayudar, házmelo
saber.
La sonrisa que Titus mostró en respuesta fue genuina. Se preocupaba por
espetuoso conmigo.los niños. No había ninguna duda al respecto, era un buen tipo.
a paterna, así que tal —¿Eres Cage Rucker? —me preguntó uno de los chavales cuando llegó al
campo para practicar.
Miré a Quin. Sonrió.
Es difícil crecer sin —Sí —dije de repente. Me gustó que me reconocieran.
Me habían reconocido cientos de veces a lo largo de los años. Pero esta
era la primera vez en mucho tiempo que me afectaba. No estaba seguro de
dres te decepcionan,por qué.
—Cali, ¿estás en el equipo de fútbol? —le pregunté, cuando apareció y se
quien había crecidounió a nosotros en el campo, con el uniforme.
Se sonrojó y se quedó mirándome.
nstituto. Parecía un —Sí. Soy el pateador.
—Tiene un pie de oro —dijo Titus, con un tono alentador.
en su camioneta, Cali se puso rojo y luego miró a Quin para ver si lo había escuchado. Quin
mplia sonrisa era tan había escuchado. A Cali le gustaba muchísimo mi novia.
sintiera bienvenida. Cali era un chaval pequeño con un estilo algo emo. Me sorprendió verlo en
al de la escuela. Era el equipo.
lo. En los años 50, Cobró un poco más de sentido cuando descubrí que era el pateador. No
abían convertido entenías que tener los músculos de un apoyador para patear una pelota de fútbol
esde entonces. americano 80 yardas. Y, seguramente, para lucirse ante Quin antes de que
ueno. Pero resultabacomenzara el entrenamiento, eso fue exactamente lo que hizo Cali. Sin duda,
el equipo de Snowyera lo suficientemente bueno como para jugar en una escuela como East
Tennessee. Algunos de los niños de ahí lo eran.
es y no de la calidad Para mi sorpresa, Titus no solo me hizo hablar con ellos, sino que me hizo
Titus, mientras nospracticar con ellos. Fue divertido. Algo en todo eso se sentía bien, a pesar de
que estaba seguro de que Quin estaba muy aburrida.
—Aprecio que hayas hecho esto por los niños —dijo Titus mientras
al real. Si tuviéramosregresábamos a nuestras camionetas.
una risa autocrítica —Ha sido un placer, en serio.
uso algunos podrían —Cage estaba en su salsa —le dijo Quin.
na beca para East No pensé que Quin se daría cuenta de eso, pero tenía razón.
l vez podrías hablarDefinitivamente era lo que quería hacer con mi nueva vida.
—¿Me permitirían llevaros a cenar para agradecerles? Podríamos ir a lo de
Nero después.
ara ayudar, házmelo —Eso sería genial —dije, sin darle a Quin la oportunidad de opinar.
La verdad era que trabajar con los niños me había dado un subidón y
. Se preocupaba por todavía no estaba listo para bajar. Volvimos a ir al restaurante y tanto Quin
como yo buscamos a Nero cuando entramos.
vales cuando llegó al —No está aquí —dijo Titus—. Ayuda con las multitudes los fines de
semana —dijo Titus, burlándose de la poca gente que se necesitaba para que
se considerara «una multitud» en Snowy Falls.
—¿Conoces bien a Nero? —preguntó Quin, volviendo a ponerse en modo
e los años. Pero estadetective.
No estaba seguro de —Fuimos juntos al instituto. Él era un año menor, pero estaba en algunas
de mis clases. Pero sí jugamos juntos en el equipo.
cuando apareció y se —¿El equipo de fútbol americano? —pregunté.
—Es el único equipo que tenemos en Snowy Falls —dijo Titus, con
resignación—. Aquí solo podemos permitirnos una actividad extracurricular.
Así que espero que nadie esté interesado en el baloncesto femenino.
—¡Ah, eso es horrible! —dije, apenado por las chicas.
bía escuchado. Quin —Yo también vengo de un instituto pequeño. Los deportes tampoco eran
la gran cosa allí —contó Quin.
e sorprendió verlo en —¿Y las Olimpiadas de Matemáticas, o como se llamen? Un instituto de
genios tendría que ser capaz de ganar eso, ¿verdad? —le pregunté, tratando
era el pateador. No de que Quin se sintiera parte de la conversación.
una pelota de fútbol —No nos animaban a hacer cosas así.
e Quin antes de que —¿Por qué no? ―pregunté extrañado.
hizo Cali. Sin duda, —El lema de mi instituto era «Mientras no sea necesario, no llaméis la
escuela como Eastatención». Hacían mucho énfasis en lograr que la gente no nos odiase. Fui ahí
por iniciativa de mis padres.
os, sino que me hizo —Eso es un poco triste —le dije, imaginando cómo habría sido mi vida si
ntía bien, a pesar de me hubieran dicho que debía ocultar quién era.
—Es lo que teníamos que hacer —dijo Quin, con una sonrisa a medias.
dijo Titus mientras —Entonces, ¿no podías destacarte de ninguna manera, pero la prensa te
acosaba y siempre tenías que preocuparte por ser secuestrada?
—Sí —confirmó Quin, con tristeza en los ojos.
No lo dije, pero de repente todo sobre Quin cobró sentido. La primera vez
pero tenía razón.que habíamos salido había sido porque le había prometido enseñarle cómo ser
más social. Desde entonces, me había preguntado cómo nunca lo había
Podríamos ir a lo deaprendido antes. No tenías que ser el alma de la fiesta para saber hablar con
gente.
dad de opinar. Pero, si creces aprendiendo a temerle a todos los que están fuera de tu
dado un subidón y círculo, ¿cómo podrías ser diferente de como era Quin? Y, sinceramente, era
aurante y tanto Quinadmirable que Quin fuera tan normal.
—Tendréis que darme una pista de lo que estáis hablando —dijo Titus,
ltitudes los fines deluchando por seguir nuestra conversación.
necesitaba para que Miré a Quin. No parecía que quisiera hablar de eso.
—Quizás más tarde —le dije a Titus, antes de cambiar de tema.
o a ponerse en modo Terminamos de cenar y charlamos un poco más antes de pagar la cuenta.
Aunque Titus se había ofrecido a pagar, Quin insistió. Titus luchó con ella
ro estaba en algunas hasta que me entrometí.
—Déjala. Confía en mí.
Titus dudó, pero accedió. No podía decir en qué estaba pensando Titus,
s —dijo Titus, con pero era obvio que estaba acostumbrado a ser el hombre de la casa. Quizá
idad extracurricular.debería haberle dicho a Quin que lo dejara pagar, pero la verdad era que me
parecía injusto, considerando lo que sabía sobre la riqueza de la familia de
Quin. Además, era algo que Quin quería hacer. Me costaba mucho no darle a
portes tampoco eranmi novia lo que quería.
—Entonces, ¿qué es lo que hace Nero? —pregunté, mientras
men? Un instituto decaminábamos hacia las camionetas.
e pregunté, tratando —Sería mejor si solo lo vierais —explicó Titus.
—Vale… —dije, mirando a Quin, que estaba tomando mi mano.
Quin no dijo nada al respecto hasta que estuvimos solos en la camioneta,
siguiendo a Titus por caminos estrechos que atravesaban el bosque.
esario, no llaméis la —Sí, definitivamente esto no es un club de lectura —dijo, mientras miraba
o nos odiase. Fui ahílos árboles que pasaban por la ventana—. ¿Te parece una buena idea?
—¿Crees que deberíamos volver? Todavía podemos cambiar de dirección.
abría sido mi vida si —¿Tú crees que deberíamos volver? —me preguntó Quin—. Solo vamos
porque queremos hablar con Nero. Podríamos volver el próximo fin de
sonrisa a medias. semana o el fin de semana siguiente. Has oído a Titus: Nero trabaja los fines
ra, pero la prensa tede semana.
—¿Crees que podemos confiar en Titus? —le pregunté a Quin, dudando
de mi juicio sobre Titus.
tido. La primera vez —No parece ser un mal tipo.
o enseñarle cómo ser —¿Crees que nos llevaría al bosque para matarnos?
mo nunca lo había Lo había dicho en chiste y luego recordé la historia de Quin con el
ara saber hablar consecuestro.
—No, no lo creo. Solo se siente como el comienzo de todas las películas
ue están fuera de tude terror. Pero no creo que sea así…
Y, sinceramente, era —Probablemente tengas razón —hice una pausa—. Entonces, cuando
lleguemos, revisa el establo y yo revisaré el cobertizo. Estoy seguro de que
blando —dijo Titus,podremos encontrar un teléfono en alguna parte —dije, mirando a Quin para
ver su reacción.
Me miró sin comprender.
—¿Qué?
s de pagar la cuenta. —Es una referencia a una película de terror —expliqué.
Titus luchó con ella —Ah.
Creo que Quin no lo entendió.
—Sí, este camino me recuerda al que lleva a mi casa. Supongo que es un
aba pensando Titus,poco diferente a los que llevan al lugar donde creciste.
re de la casa. Quizá Quin volvió a mirar a su alrededor.
a verdad era que me —No se parece ni de lejos.
eza de la familia de Tenía sentido. Quin había crecido en la ciudad de Nueva York. Podía ver
ba mucho no darle a por qué conducir en una carretera como esa en la oscuridad podía asustarla.
—Quin, si pasa algo, te mantendré a salvo. Te lo prometo. ¿Vale?
pregunté, mientras Quin me miró.
—Vale.
No solo estaba diciendo que me creía; podía verlo en su cara. Había
ganado su confianza, no había forma de que la traicionara ahora. Pasara lo
los en la camioneta,que pasara, iba a proteger a Quin. Estaba dispuesto a morir en el intento si era
necesario.
dijo, mientras miraba Cuando finalmente nos detuvimos frente a un granero resplandeciente, las
buena idea? cosas no se sentían más seguras. Había varias camionetas estacionadas en
ambiar de dirección. frente y la luz del interior parpadeaba.
Quin—. Solo vamos —¿Estás seguro de que está bien que estemos aquí? —le pregunté a Titus,
el próximo fin demientras sentía la misma concentración agresiva que sentía antes de un gran
Nero trabaja los fines partido.
—Queríais verlo, ¿verdad? Estará aquí.
nté a Quin, dudando —Eso no responde mi pregunta —aclaré.
—Estoy seguro de que estaréis bien. Parece que puedes arreglártelas.
—¿Por qué Cage necesitaría arreglárselas? —preguntó Quin sacando a
relucir un buen punto.
ria de Quin con el —¿Queréis verlo o no? —preguntó Titus, mirándonos.
Miré a Quin. Sabía que pasara lo que pasara, podría luchar para salir. Pero,
e todas las películas ¿y Quin? ¿Valía la pena ponerla en peligro?
—Esta es nuestra oportunidad de hablar con él —señaló Quin—. Él podría
. Entonces, cuando tener todas las respuestas. Yo digo que nos arriesguemos.
Estoy seguro de que Sonreí. No la hubiera respetado menos si hubiera dicho que debíamos
mirando a Quin paravolver. Pero estaba pensando en mí, no en sí misma. Definitivamente me
estaba enamorando de ella, si aún no lo estaba.
—Está bien. Entremos —le dije a Quin—. Mejor que esto no se ponga feo
—dije, amenazando con destrozar a Titus si sucedía.
No sabía qué esperar, pero tan pronto como atravesamos las puertas del
granero, todo cobró sentido. Había unas 20 personas. Todos estaban mirando
hacia un círculo dibujado en el suelo donde dos tipos se golpeaban.
. Supongo que es un Era boxeo a mano limpia. Aunque llamarlo así hacía que pareciera más
respetable de lo que era. Era un club de la pelea, así de simple. La gente iba
ahí para golpearse.
En ese momento, una de las personas a las que todos estaban animando era
eva York. Podía ver Nero. Le sangraba la nariz, pero sus ojos furiosos decían que no había forma
ad podía asustarla. de que perdiera.
Sus ojos no mentían. Sus rápidos movimientos le permitieron dar un
zurdazo y un gancho a la barbilla. Mientras observábamos, tumbó a su
oponente.
o en su cara. Había No le había dado el crédito que se merecía cuando lo había desafiado en el
ara ahora. Pasara lo restaurante. No era grande, pero era rápido. Ya no estaba tan seguro de que
ir en el intento si era ganaría en caso de enfrentarme a él. Tenía un instinto asesino que yo nunca
había sentido. Eso hacía que Nero fuera peligroso.
resplandeciente, las Consideré sacar a Quin de ese lugar. Ya no estaba seguro de poder
etas estacionadas en protegerla ahí.
—¡Tú! —gritó Nero, al verme justo delante de las puertas.
—le pregunté a Titus, Era demasiado tarde para ir a cualquier parte. Íbamos a tener que dejarnos
ntía antes de un granllevar por lo que sucediera. No podría sacarnos de ahí aunque quisiera. Y no
quería hacerlo. Lo que quería era asegurarme de que Quin no saliera herida.
—¿Os conocéis? —preguntó Titus, apoyándose en mí.
—Nos hemos visto —dije, sintiendo que mi sangre comenzaba a hervir.
s arreglártelas. —¿Hay algo que no me habéis dicho? —preguntó Titus, preocupado.
ntó Quin sacando a —Sí. Bastante —dije, manteniendo mis ojos pegados al hombre que
marchaba hacia nosotros con el torso desnudo.
El cabello rubio de Nero estaba revuelto. Su rostro estaba sucio. Y su torso
char para salir. Pero, musculoso y delgado estaba magullado por los golpes. Eso me indicaba cómo
luchaba. Protegía su rostro a costa de su cuerpo. Lo recordaría si las cosas
ló Quin—. Él podríasalían mal.
—¿Qué coño haces aquí? —dijo, sin preámbulos.
dicho que debíamos —¡Ey, Nero! ¡Eso ha sido innecesario! —dijo Titus, interponiéndose entre
Definitivamente menosotros.
—¿Tú los has traído aquí? ¿Por qué coño lo has hecho?
esto no se ponga feo —Nero, sé que estás saliendo de una pelea y por eso estás lleno de
adrenalina o lo que sea. Pero ¡tienes que calmarte!
amos las puertas del —Sí, Nero, es mejor que escuches a tu amigo y te calmes —le dije,
dos estaban mirandodeseando derribarlo.
—¿Quieres decirme algo? Me has hecho perder el pago de dos días.
a que pareciera más —Tú mismo te has hecho eso, estúpido —le aclaré.
simple. La gente iba —De acuerdo. Creo que ambos necesitáis relajaros —declaró Titus.
—Tal vez lo que necesitamos es resolver esto en el ring —dijo Nero, con
staban animando eralos ojos desorbitados.
que no había forma —Sí, eso necesitamos. Señala el maldito camino —le dije, quitándome la
chaqueta y la camisa.
permitieron dar un Todo a mi alrededor se desvaneció y fue reemplazado por un fuerte
bamos, tumbó a suzumbido en mis oídos y la visión de túnel que tienes al comienzo de un
juego. Caminé hacia el círculo mal delineado y los tíos que lo rodeaban se
había desafiado en el separaron.
ba tan seguro de que Entré e inmediatamente recordé mi pierna. A esa altura, ya no sentiría
sesino que yo nuncadolor, pero no podría moverme con libertad. Luchar contra un tipo tan rápido
como Nero sería un problema. No me importaba.
ba seguro de poder —¿Estás listo para que te dé una paliza?
Nero se rio y me miró con una sonrisa demencial. Lo que fuera que iba a
hacer, iba a tener que hacerlo rápido, porque no había ninguna duda de que el
a tener que dejarnos tipo estaba loco.
unque quisiera. Y no —¡Basta! —escuché que alguien gritaba detrás de él.
n no saliera herida. Reconocí la voz. Era Quin, pero no podía dejar que me distrajera. Ya
estaba ahí. Tenía que demostrarle algo a Quin. Si no a ella, entonces a mí
menzaba a hervir. mismo… o, mejor dicho, a mi papá.
us, preocupado. Mi primer golpe aterrizó de lleno en su pecho y lo derribó. Probablemente
dos al hombre quenunca lo habían golpeado tan fuerte en toda su vida. Me di cuenta por la luz
que se apagaba en sus ojos.
aba sucio. Y su torso Fue entonces cuando entré al ataque. Esta vez se inclinó para proteger su
so me indicaba cómotorso, así que lo agarré por la muñeca y el costado de la cara. Tropezó.
cordaría si las cosas Sabía que, si le daba un segundo para respirar, me acabaría. No podía
moverme rápido. Tenía que depender de mi fuerza. Así que estaba listo para
romperme la mano cuando le pegara en la barbilla, tiré mi puño hacia atrás
nterponiéndose entrejusto a tiempo para oír:
—¡Tienes que parar! ¡Es tu hermano!
Me congelé.
eso estás lleno de —¿Qué?
En ese momento, Nero me tomó por sorpresa y me dio en la barbilla. Caí
e calmes —le dije,de rodillas. No es que me hubiera derribado. Ya no quería pelear.
Quin había gritado que Nero era mi hermano. ¿Era cierto? Tenía que
o de dos días. saberlo. De ninguna manera iba a pelear con mi familia.
—¡Basta! —dijo Quin mientras corría hacia el ring y se colocaba entre
declaró Titus. Nero y yo.
—dijo Nero, con Por un segundo, pensé que Nero iba a golpear a Quin. Si lo hacía,
hermano o no, lo iba a matar. Pero no lo hizo. Y le tomó un segundo procesar
e dije, quitándome lalas palabras de Quin, pero mientras lo hacía, dejó caer el puño y nos miró a
los dos.
zado por un fuerte —¿Mi hermano? —dijo, tranquilizándose rápidamente—. Titus, ¿quiénes
al comienzo de unson estas personas?
que lo rodeaban se Titus miró a Nero tan confundido como él.
—¿De qué estás hablando, Quin? —le pregunté, sacudiéndome y
ltura, ya no sentiríaponiéndome de pie.
ra un tipo tan rápido De pie, Quin me sacó del ring y me alejó de los espectadores.
—¿Recuerdas cómo supe que eras adoptado?
—Dijiste que mi papá no tenía hoyuelos y que las posibilidades de que
que fuera que iba auno de mis padres no los tuviera eran casi nulas.
nguna duda de que el —Míralo. Los hoyuelos en sus mejillas, los que están debajo de su labio,
los de su barbilla.
Miré a Nero. Tenía un hoyuelo en la barbilla y de ambos lados debajo del
e me distrajera. Ya labio inferior. Pero ¿y eso qué? ¿No había mucha gente que tenía hoyuelos?
ella, entonces a mí —Quin, eso no es suficiente para saberlo.
—Pero piénsalo. ¿Por qué un médico, que probablemente trabajaba en el
ribó. Probablementehospital en el que tú naciste, nos diría que hablemos con un tipo con la misma
di cuenta por la luz mezcla rara de hoyuelos que tienes tú?
Miré hacia atrás para ver a Nero. ¿Quin podía estar en lo cierto? ¿Nero
inó para proteger su podía ser mi hermano?
ara. Tropezó. —¿Qué demonios sucede? —dijo Nero, mirándonos.
acabaría. No podía ¿Cómo se suponía que tenía que manejarlo? ¿Cómo iba a decirle a ese
que estaba listo paraidiota que mi novia creía que podíamos ser hermanos porque era una experta
mi puño hacia atrásen hoyuelos? No estaba seguro, pero cuando él y Titus nos siguieron lejos de
la multitud, supe que iba a tener que ser honesto.
—En serio, ¿quién coño sois y qué coño está pasando? —dijo Nero,
mientras Titus se movía de un lado a otro.
Sabiendo que no había forma de evitarlo, eché mis hombros hacia atrás y
io en la barbilla. Caí me resigné a lo que fuera a suceder a continuación.
—Mi nombre es Cage. Ella es mi novia, Quin. Hace un par de días, me
a cierto? Tenía queenteré de que el hombre que me crio podría no ser mi padre biológico.
Creemos que podría haberme sacado del hospital en el que nací, el Hospital
y se colocaba entredel Condado de Falls. Hemos estado aquí los últimos días porque creemos
que mi madre biológica pudo haber vivido en esta ciudad. No sabemos si está
Quin. Si lo hacía, viva o muerta. No sabemos nada. Todo es solo una suposición. Pero Quin es
un segundo procesar inteligente, muy inteligente. Y dice que tú tienes un rasgo poco habitual, que
l puño y nos miró a yo también tengo. Y la única forma en que ambos podríamos tener ese rasgo
es si fuéramos hermanos.
e—. Titus, ¿quiénes Nero me miró más tranquilo de lo que hubiera imaginado. Lo que le estaba
diciendo era una locura. Sin embargo, lo único que hizo fue mirarme
inquisitivamente.
é, sacudiéndome y —¿Qué rasgo es ese? —preguntó Nero.
Respiré hondo antes de responder.
—Son tus hoyuelos.
—¿Mis hoyuelos?
posibilidades de que —Sí. Algunos hoyuelos son raros.
Nero me miró con curiosidad.
n debajo de su labio, —¿Hoyuelos? —se volteó para ver a Titus—. Titus tiene los hoyuelos más
grandes que haya visto. ¿Eso significa que también somos parientes? La
bos lados debajo delmitad de la gente en esta ciudad tiene hoyuelos.
ue tenía hoyuelos? —Es la combinación de ellos —dijo Quin, defendiéndose—. Los hoyuelos
no son raros. Pero algunos lo son, como los que están debajo de tu labio.
mente trabajaba en elSolos no son lo suficientemente raros como para que sean algo relevante.
un tipo con la mismaPero, ¿tenerlos todos al mismo tiempo…? Las probabilidades son muy bajas.
Los ojos de Nero rebotaron entre nosotros dos.
en lo cierto? ¿Nero —¿Por qué habéis venido aquí?
—Ya te lo he dicho. Hemos venido aquí porque pienso que mi madre
biológica podría ser de esta ciudad.
iba a decirle a ese —No. Me refiero a ¿por qué habéis venido aquí esta noche? ¿Intentáis
rque era una experta decirme que estáis aquí por accidente?
os siguieron lejos de —Hemos venido a buscarte —le dije.
—Lo imaginé. ¿Por qué?
ando? —dijo Nero, Miré a Quin.
—Porque después de que le pregunté por la madre de Cage, el Dr. Tom
ombros hacia atrás ynos dijo que deberíamos hablar contigo.
—¿El Dr. Tom? —dijo Nero. De repente estaba agitado.
e un par de días, me —Sí. Lo he visto ayer. Le hice la pregunta porque su esposo había dicho
mi padre biológico.que él trabajó en el hospital en la misma época en la que nació Cage. No
que nací, el Hospitalquiso decirme nada, pero sugirió que tú serías alguien en la ciudad con quien
días porque creemos podría estar interesada en hablar. Creo que dijo eso porque sabe que vosotros
. No sabemos si estádos sois familia.
sición. Pero Quin es Nero miró a Quin intensamente.
o poco habitual, que —No. No, esto es mentira. Estáis inventando todo.
amos tener ese rasgo —No es así —le dije—. Juro que no es así.
No sabía cómo formular lo que sabía que tenía que preguntarle a
ado. Lo que le estabacontinuación. Abrí la boca, esperando que salieran las palabras. Tomó un
hizo fue mirarme momento, pero lo hicieron.
—Dime, ¿tu madre está viva? —pregunté, mi corazón latía con fuerza en
mi pecho.
—Sí —dijo vacilante—. No le contaréis esta mierda, si en eso estáis
pensando.
Quin habló:
—¿Alguna vez ha hablado de algo como esto? ¿Ha mencionado que uno
de sus hijos murió después de nacer o que fue secuestrado o algo así?
ene los hoyuelos más Nero retrocedió.
omos parientes? La —No. No. ¿Quién os ha convencido de hacer esto? ¿Has sido tú, Titus?
¿Tú has organizado esta mierda?
ose—. Los hoyuelos —Los conocí haciendo un recorrido. No sabía nada sobre esto.
debajo de tu labio. Nero se volteó para mirarnos, enojado.
sean algo relevante. —¿Con quién habéis estado hablando? ¿Habéis pensado que sería
ades son muy bajas. divertido joder con la cabeza de una mujer enferma?
—¿Tu madre está enferma? —le pregunté. De repente, estaba asustado de
perderla.
enso que mi madre —No. No diré otra maldita palabra. Demostradme que esto es real.
Demostradme que sois quien decís ser.
ta noche? ¿Intentáis —¿Quieres ver nuestras identificaciones? —pregunté.
—No quiero ver vuestras malditas identificaciones. Quiero que me
demostréis que todo lo que habéis dicho es real.
—¿Cómo se supone que haremos eso? —le pregunté, esperando que fuera
razonable.
de Cage, el Dr. Tom —Sé cómo —dijo Quin, llamando nuestra atención.
—¿Sabes cómo? ¿Cómo? —pregunté.
—Podríamos analizar vuestro ADN. La prueba podría decirnos si vosotros
u esposo había dicho dos sois parientes, incluso si solo sois primos.
que nació Cage. No Nero miró a Quin con recelo.
la ciudad con quien —No. No voy a hacerlo. Vosotros estáis inventando todo. Es toda una
ue sabe que vosotrosmentira.
Titus habló:
—¿Qué pasa si no están mintiendo, Nero? He pasado los últimos dos días
con ellos y son tíos decentes. ¿Y si es tu hermano? Sé que, si yo tuviera un
hermano, querría saberlo. ¿Y si dicen la verdad, Nero? Imagínate eso.
que preguntarle a Nero se volvió hacia Titus.
palabras. Tomó un —Esto es demasiado. Es demasiado.
—Lo sé, pero ¿y qué si es cierto? ¿Cómo te sentirías si realmente tuvieras
n latía con fuerza enun hermano y lo hubieras alejado de ti? —dijo Titus, poniendo su mano sobre
el hombro de Nero.
da, si en eso estáis Nero se ablandó mientras sus pensamientos se arremolinaban. Parecía que
estaba sufriendo una tortura, hasta que se dio por vencido.
—Escucha, no quise ser un cabrón el otro día en el restaurante. Es solo
mencionado que uno que, cuando os vi a los dos sentados, tan felices, pensé: «¿Qué hay de mí?»,
¿sabes? ¿Por qué todos son felices menos yo? No quise decir nada en contra
de vosotros.
¿Has sido tú, Titus? Miré a Quin para ver su reacción. No estaba seguro de estar dispuesto a
perdonarlo.
—Está bien —dijo Quin, como la buena persona que era.
—Sí. Estás perdonado —confirmé—. Pero tienes que controlar ese enojo
pensado que sería—dije, queriendo que fuera una amenaza, aunque no estaba de humor para
hacer amenazas.
e, estaba asustado de —Lo haré. No soy así. Pregúntale a Titus.
Titus se encogió de hombros, sin tomar partido.
e que esto es real. —De todos modos, estoy trabajando en eso. Vosotros parecéis gente
decente. Pero no puedo dejar que le contéis nada de esto a mi mamá. No
hasta que haya pruebas. Ella no podría superarlo si estáis equivocados o
es. Quiero que memintiendo o algo así. Ella no es así, ¿sabes?
—Entonces, ¿te harás el análisis? —preguntó Quin.
esperando que fuera —Me haré el análisis.
Me quedé mirando al chico desaliñado y sin camisa frente a nosotros. Ya
no era el hombre salvaje y enojado del ring. Estaba vulnerable y asustado.
¿Así era siempre? ¿Este muchacho era mi hermano? No podía creer que
decirnos si vosotros después de sentirme solo durante tanto tiempo, quizá podría tener una familia
de verdad.
—¿Cómo lo hacemos, Quin? ¿Tenemos que escupir en un tubo o algo así?
o todo. Es toda una—le pregunté, pues de repente necesitaba respuestas.
—Podríamos hacer eso si quisieras hacer una de esas pruebas de
ascendencia.
los últimos dos días —¿Te refieres a las de los comerciales? —preguntó Nero.
que, si yo tuviera un —Sí. Pero tardan semanas. Si tomamos muestras de sangre, podríamos
magínate eso. tener la respuesta en un par de días.
—¿Cómo? —le pregunté.
—Mi padre tiene muchos contactos. Estoy segura de que conoce a alguien.
si realmente tuvierasPuede pedir un favor. Y, cuando él pide un favor, se lo hacen enseguida.
iendo su mano sobre —Hagamos eso, entonces —le dije.
—Sí. Unos días son mejores que unas semanas —confirmó Nero.
linaban. Parecía que —Bueno. La única pregunta es: ¿cómo conseguimos las muestras de
sangre en Snowy Falls?
restaurante. Es solo —Con el Dr. Tom —sugirió Nero.
«¿Qué hay de mí?», —¿Crees que lo hará? —preguntó Quin.
decir nada en contra —Me llevo bien con el Dr. Tom. Si yo se lo pregunto, quizá lo haga —
dijo Nero.
de estar dispuesto a —¿Cuándo? —preguntó Quin—. Porque esta noche volvemos a la
universidad.
—Quin, creo que podemos quedarnos una noche más si eso significa que
e controlar ese enojopueden tomar nuestras muestras de sangre.
staba de humor para —No, puede que lo haga esta noche —dijo Nero.
—¿De verdad? Entonces, llámalo —le dije.
—No. Si lo llamo, me dirá que vaya por la mañana. Tengo una mejor idea
—dijo Nero mientras recogía su ropa y se vestía.
otros parecéis gente Regresamos a nuestras camionetas y salimos en caravana desde la mitad
sto a mi mamá. Node la nada hacia la ciudad. Los alrededores tardaron un poco en verse
stáis equivocados o familiares. Cuando lo hicieron, estábamos llegando a la casa que habíamos
visitado el día anterior. En la parte de atrás estaba la oficina del Dr. Tom. En
el frente había una hermosa casa de dos pisos que brillaba.
—¿Todavía habrá alguien despierto? —le pregunté a Quin—. ¿Te parece
rente a nosotros. Yabuena idea?
rable y asustado. —¿Qué parte?
No podía creer que —Todas. Ninguna. No queremos cabrear a la única persona que podría
ría tener una familiatomar las muestras.
—No conocemos esta ciudad ni cómo funciona. Tal vez la gente haga esto
n un tubo o algo así?todo el tiempo aquí.
—¿Crees que la gente le toca la puerta al doctor en medio de la noche
e esas pruebas de solicitando pruebas genéticas todo el tiempo? —pregunté con una sonrisa.
—Ya sabes a qué me refiero.
—Sí, lo sé. Pero eso no era lo que preguntaba. ¿Crees que descubrir si
e sangre, podríamosNero es mi hermano es una buena idea? Es decir, el tío organiza clubes de
pelea y es evidente que tiene problemas de ira. ¿Podría terminar mal?
—Podría —admitió Quin—. Cualquier cosa podría terminar mal. Nosotros
ue conoce a alguien. podríamos terminar mal. Pero solo porque podría terminar mal no quiere
acen enseguida. decir que no sea una buena idea intentar que termine bien.
Me desconcertó que sugiriera que las cosas entre nosotros podrían
terminar mal. ¿De verdad pensaba eso? Estaba listo para estar con Quin a
mos las muestras detoda costa. No solo era la chica más sexy de la historia, sino que nadie había
hecho por mí en mi vida lo que ella había hecho en los pocos meses desde
que la había conocido. Quin era con quien quería pasar el resto de mi vida;
me aferraría a ella con todas mis fuerzas.
to, quizá lo haga — Estacionamos frente a la casa. Quin y yo seguimos a Nero y a Titus hacia
el porche. La puerta delantera se abrió antes de que llegáramos. Glen y el Dr.
che volvemos a laTom salieron en bata.
—Nero, Titus, ¿sois vosotros? —preguntó el Dr. Tom, mientras nos
si eso significa que acercábamos—. ¿Qué sucede?
No respondieron. Cuando el Dr. Tom nos vio, no tuvieron que hacerlo.
—Veo que habéis encontrado a Nero —le dijo a Quin sin inmutarse.
—Así es. Pero no antes de que ellos intentaran matarse —le dijo Quin.
engo una mejor idea —Ah. ¿Y qué estáis haciendo aquí?
—Necesitamos hacer un análisis de sangre —explicó Quin.
vana desde la mitad —Regresad por la mañana.
un poco en verse —¿Usted sabía que yo podría tener un hermano? —le preguntó Nero al
a casa que habíamosDr. Tom.
cina del Dr. Tom. En Él no respondió.
—Lo sabía —dijo Nero sorprendido—. Después de todas esas cosas que le
Quin—. ¿Te parece dije que estaban pasando, ¿no pudo decirme que mi mamá podría no estar
loca?
Por primera vez, el rostro de piedra del Dr. Tom se quebró. El
persona que podríaarrepentimiento se apoderó de él.
—Hay muchas cosas que un médico no puede revelar a nadie, sin
ez la gente haga estoimportar…
—Eso es una puta mentira —lo interrumpió Nero—. Era un chaval que
medio de la nochelloraba por toda la mierda que le sucedía y ni una vez insinuó que esa podía
con una sonrisa. ser una posibilidad.
—Eso no es cierto. Lo insinué. Te dije que a veces las cosas no son lo que
ees que descubrir siparecen.
o organiza clubes de —Y se supone que eso debía tener algún sentido para un niño de diez
años. Eso era solo un montón de basura de adultos para mí. ¿Cómo se
minar mal. Nosotrossuponía que iba a saber que me estaba diciendo que tenía un hermano y que
minar mal no quiere mi madre no estaba loca? No. Es un maldito gilipollas.
El Dr. Tom recuperó la compostura.
e nosotros podrían —Está bien. Soy un maldito gilipollas. Si eso es todo, espero que todos
ra estar con Quin atengáis una buena noche.
sino que nadie había —Espere —le dije, deteniéndolo—. No lo conozco. Pero tengo la
s pocos meses desdesensación de que usted a mí sí, al menos un poco. No sé por qué no le ha
el resto de mi vida;dicho a Nero que podría tener un hermano. No me importa. Lo que sí sé es
que durante 22 años se me ha negado tener una familia, al menos una que se
Nero y a Titus haciapreocupe por mí. Y, si se toma 20 minutos, usted podría curarme de eso. ¿No
ramos. Glen y el Dr.es eso lo que se supone que hacen los médicos, curar las enfermedades de la
gente? Bueno, esta es mi enfermedad. Ayúdeme. Solo le tomará dos minutos.
Tom, mientras nos Los ojos del Dr. Tom fueron pasando por cada uno de nuestros rostros,
pero aun así no cedió.
eron que hacerlo. —Solo hazlo, Tom —dijo Glen, conmovido.
sin inmutarse. —No entiendes lo que sucede, Glen.
e —le dijo Quin. Glen puso la mano sobre el hombro de su esposo y le habló amablemente:
—Solo hazlo.
El doctor se derritió mirando los ojos comprensivos de su amado.
—Bueno. Seguidme a mi oficina. Pero no sé dónde conseguir que hagan
le preguntó Nero al una prueba genética.
—Yo me encargaré de que hagan el análisis. Mi padre conoce a mucha
gente y…
das esas cosas que le —¡ Harlequin Toro! —El Dr. Tom se detuvo y se dio la vuelta para mirar
amá podría no estar a Quin—. Eres Harlequin Toro. No me lo puedo creer. Después de que te
fuiste, pensé que podrías haber sido tú, pero no pensé que fuera posible —
Tom se quebró. Eldijo. De repente, estaba asombrado.
Mucha gente me había reconocido por el fútbol americano, pero ninguno
evelar a nadie, sin me había mirado como el Dr. Tom la miró a Quin. Era como si el Dr. Tom
estuviera mirando a una diosa.
. Era un chaval que —¿La conoce, Doc? —preguntó Nero, confundido.
nsinuó que esa podía —Sí, sus padres están cambiando el mundo —proclamó Tom. Luego, se
giró hacia Quin—. He leído todo sobre tus padres desde antes de que
cosas no son lo que nacieras. El mundo puede ser un lugar horrible, pero ellos siempre han
tratado de mejorarlo… y lo han logrado.
ara un niño de diez »Y luego, cuando naciste, dijeron que eras incluso más inteligente que
para mí. ¿Cómo se ellos. Tu padre ha dicho que tú harías cambios en el mundo aún más
a un hermano y que profundos que los que han hecho ellos. Ha leído todo sobre ti desde entonces.
» Harlequin, tu familia le ha dado esperanzas a las personas como yo.
Gracias —dijo, casi llorando.
do, espero que todos Quin escuchó cortésmente y después se dio la vuelta para mirarme. Había
dolor en sus ojos. No lo entendía del todo. Pero comenzaba a comprender
zco. Pero tengo la algunas de las cosas que ella me había dicho sobre su vida.
sé por qué no le ha Me había dicho que sentía la presión de hacer grandes cosas. Pensé que
orta. Lo que sí sé eshablaba de la presión que todos sentimos de ser exitosos. Pero no.
al menos una que se ¿Cómo sería para Quin que la gente la mirara como lo estaba haciendo el
curarme de eso. ¿NoDr. Tom? ¿Cómo sería para ella saber que tenía que estar a la altura de eso?
enfermedades de la La presión que yo había sentido por llegar a la NFL no era nada en
tomará dos minutos. comparación. La vida de Quin no se parecía a nada que yo pudiera imaginar.
de nuestros rostros,¿Qué diablos estaba haciendo alguien como ella con un don nadie como yo?
—Lo siento —dijo el Dr. Tom, recomponiéndose—. Vamos, consigamos
lo que necesitas —le dijo a Quin.
El médico nos extrajo un tubo de sangre a Nero y a mí, los etiquetó y se
habló amablemente: los entregó a Quin.
—Esto debería ser más que suficiente —dijo, con serenidad.
—Gracias —respondió Quin.
conseguir que hagan —Sí, gracias —dije, antes de mirar a Nero. Nero miró hacia otro lado;
todavía estaba enojado con el doctor.
dre conoce a mucha De pie frente a nuestras camionetas, Quin se volvió hacia Nero.
—Te avisaremos tan pronto tengamos noticias.
la vuelta para mirar —Está bien.
. Después de que te —¿Podrías darme tu número? —le pregunté. Estaba tan nervioso como en
que fuera posible —una primera cita.
—Sí. ¿Cuál es tu número? Te lo enviaré en un mensaje.
icano, pero ninguno Le di mi número a Nero y unos segundos después sonó mi teléfono.
como si el Dr. Tom —Lo tengo —le dije.
—Genial.
—Bueno, supongo que vamos a regresar —les dije.
amó Tom. Luego, se —Está bien —dijo Nero, sin poder decidir si despedirse o no.
desde antes de que En vez de alejarse, Nero me rodeó con los brazos y me acercó a su cuerpo.
o ellos siempre hanPensé que me estaba abrazando. Pero en realidad estaba llevando mi oreja a
su boca.
más inteligente que Susurró:
el mundo aún más —De verdad lamento haberme portado tan mal. No soy así. ¿Está bien?
re ti desde entonces. —Está bien —le aseguré.
personas como yo. —No soy así —repitió.
—Todo está bien, Nero. Comencemos de cero.
para mirarme. Había Nero se separó de mí y sonrió.
nzaba a comprender —Sí. Comencemos de cero.
Lo vi. Tenía tantos hoyuelos como yo. Incluso si el Dr. Tom no lo hubiera
es cosas. Pensé que prácticamente confirmado, ahora no tendría ninguna duda. Estaba mirando a
mi hermano.
o estaba haciendo el —Quin, ha sido un gusto conocerte —dijo Nero, ofreciéndole la mano.
a la altura de eso? —Igualmente —contestó Quin cortésmente, antes de que ambos nos
FL no era nada en subiéramos a mi camioneta y nos alejáramos.
yo pudiera imaginar. Pasamos la mayor parte de las dos horas de viaje hasta la Universidad en
on nadie como yo? silencio. Los últimos tres días habían sido demasiado. No solo habían
Vamos, consigamos sucedido cosas entre Quin y yo, sino que podía haber encontrado a mi familia
y podía haberme dado cuenta de que Quin y yo no éramos el uno para el otro.
mí, los etiquetó y se Quin tenía cosas más importantes que lograr con su vida. Ahora podía
verlo. No estaba destinada a vivir la vida que yo imaginaba.
Eso no significaba que no quisiera estar con ella Me había enamorado de
ella. Pero ¿en qué momento pasaría a ser una distracción que impediría que
miró hacia otro lado; hiciera algo increíble que cambiara el mundo?
La llevé a su edificio y nos quedamos sentados en la camioneta, con el
motor en marcha.
—Este fin de semana ha sido… —comenzó Quin, pero no supo qué decir.
—Diferente —completé.
an nervioso como en Quin se rio.
—Sí.
—Ahora que he regresado, probablemente tenga que recuperar algunas
ó mi teléfono. horas en el trabajo. Pero quiero verte.
—Yo también quiero verte —respondió, con una sonrisa—. Eres mi
novio, después de todo.
—Sí, lo soy —dije. Ya lo había olvidado.
Me incliné, deslicé mi mano detrás de su cuello y acerqué sus labios a los
e acercó a su cuerpo.míos. El beso fue eléctrico. Aumentó el calor entre nosotros. Tenerla entre
llevando mi oreja amis manos de nuevo hizo que me hormigueara el cuerpo.
—¡Cage! —oí que alguien decía mi nombre.
Me aparté de donde más quería estar para ver que Tasha miraba hacia
y así. ¿Está bien? adentro de la camioneta. Estaba escandalizada. Detrás de ella estaba su mejor
amiga, Vi. Por supuesto, iban juntas a todos lados. Con la boca aún abierta,
corrió hasta la puerta de su edificio.
—¿Supongo que no lo sabía? —preguntó Quin.
—No tenía por qué saberlo. Ella rompió conmigo. Además, estoy
orgulloso de que seas mi novia. Eres demasiado buena para mí.
r. Tom no lo hubiera Quin sonrió.
da. Estaba mirando a —¿Quieres subir? —preguntó, con la sonrisa tímida más linda que hubiera
visto.
iéndole la mano. —Gracias por invitarme, pero debería volver a casa. Tengo clases por la
de que ambos nosmañana y ha sido un viaje largo.
Quin estaba decepcionada.
ta la Universidad en —Está bien. ¿Cuándo volveré a verte?
do. No solo habían Lo había pensado. Había una parte de mí que deseaba ir a su habitación y
ontrado a mi familiano volver a perderla de vista por el resto de mi vida.
s el uno para el otro. —¿Cuándo crees que tendrás los resultados de la prueba?
u vida. Ahora podía —Oh. Llamaré a mi papá mañana a primera hora. Las enviaré tan pronto
como pueda después de eso. Supongo que lo tendrá todo listo para el viernes.
había enamorado de —Vaya, eso es rápido. Es bueno tener contactos.
n que impediría que —A veces es útil. Entonces, ¿cuándo crees que te veré?
—¿Qué tal si te escribo? —le dije.
a camioneta, con el —¡Ah! Bueno. Sí, escríbeme.
Sonreí, la besé una vez más y luego la vi alejarse. Era la persona más sexy
o no supo qué decir. que jamás había visto. No podía creer que alguien como ella quisiera estar
conmigo.
Una vez que Quin estuvo fuera de mi vista, el dolor de mi pierna quebrada
se disparó por todo mi cuerpo. Me estremecí. ¿De dónde venía eso? No había
e recuperar algunassentido nada en todo el fin de semana. Pero, de pronto, el dolor era
abrumador.
sonrisa—. Eres mi Puse todo de mí para concentrarme en la carretera y no en la pierna. 40
minutos fueron suficientes para aniquilarme. Cuando llegué y encontré la
casa tan vacía como esperaba que estuviera, me arrastré hasta la cama y
rqué sus labios a loscolapsé.
sotros. Tenerla entre Le había dicho a Quin que necesitaba dormir en casa porque tenía una
clase temprano. Era cierto, pero a la mañana siguiente no pude ir. Sentía
demasiado dolor. Apenas pude llegar al baño para coger mis analgésicos.
Tasha miraba hacia Eran de los fuertes, así que hicieron efecto bastante rápido. Pero no antes de
ella estaba su mejorque faltara a mi otra clase del día y garantizara que llegaría tarde al trabajo.
la boca aún abierta, «Ya lo he enviado! No falta mucho!», me escribió Quin.
Leí el mensaje e inmediatamente después sentí una presión en el pecho.
¿Por qué estaba sintiendo eso? Sí, algo andaba mal, pero ¿qué? Quiero decir,
go. Además, estoy sabía qué andaba mal, pero ¿qué iba a hacer al respecto?
«Ya lo ha enviado», le escribí a Nero. «No falta mucho».
«Genial», me respondió unas horas más tarde. «Cuándo crees que tendrás
más linda que hubieralos resultados?».
«Quin cree que para el viernes».
Tengo clases por la No supe de él después de eso. No estaba seguro de por qué. Tampoco
sabía por qué no le respondí a Quin. Quería responderle. Quería tomarla en
mis brazos y abrazarla como lo había hecho en Snowy Falls. ¿Por qué no lo
estaba haciendo?
a ir a su habitación y Mientras lo pensaba, me pregunté si sería porque mi vida estaba en el
limbo. Quizás había cometido un error al renunciar al fútbol americano. No
me encantaba, pero ¿ser un mariscal de campo titular en la NFL no sería algo
as enviaré tan prontode lo que Quin pudiera estar orgullosa? ¿No tendría más sentido que
listo para el viernes. estuviéramos juntos de esa manera?
Nunca podría ser igual a Quin. Nadie podía serlo. Pero ¿mi fama no podría
contribuir en algo a una vida como la suya?
Por mucho sentido que tuviera, todavía estaba el problema de que no
quería hacerlo. Me había alejado del fútbol americano por una razón. Había
la persona más sexyrenunciado al dinero, al estilo de vida, incluso a mi relación con mi padre, o
mo ella quisiera estarquienquiera que él fuera, para deshacerme de todo eso. Pero ¿valía la pena
luchar para volver a eso por Quin?
e mi pierna quebrada Si fuera a hacerlo por alguien, sería por ella. Probablemente tendría que
venía eso? No había hacerlo si quería estar con ella. Definitivamente quería estar con ella. Tal vez
ronto, el dolor era no le estaba respondiendo porque no estaba listo para comprometerme a
hacerlo. Solo deseaba que hubiera otra forma de estar juntos para siempre sin
no en la pierna. 40tener que comprometerme a una vida que no quería tener.
legué y encontré la Pasó la semana sin que le escribiera, pero pensaba en ella todos los días.
tré hasta la cama yQuería verla, tenerla en mis brazos. Estar sin ella se sentía como si me
arrancaran la piel del cuerpo. Sin ella, me sentía paralizado y aun así no podía
sa porque tenía unaconvencerme a mí mismo de escribirle.
e no pude ir. Sentía Continué con mi vida con la certeza de que en algún momento tendría
ger mis analgésicos. noticias de ella. Quin y yo nos pondríamos en contacto de alguna forma para
do. Pero no antes desaber si Nero era mi hermano.
ía tarde al trabajo. El viernes me desperté, cogí mis muletas y conduje al campus. Después de
que terminaron mis clases, me dirigí al centro de actividades estudiantiles
presión en el pecho.para trabajar. Era uno de esos días en los que el dolor de la pierna se
¿qué? Quiero decir,propagaba hacia el muslo y las caderas. Ni siquiera estar sentado aliviaba el
dolor.
A pesar de que me dejaban catatónico, estaba pensando en tomarme una
do crees que tendráspastilla. Había intentado reducir la cantidad que estaba tomando. Sentía que
me estaba volviendo un poco dependiente. No solo me sacaban el dolor de la
pierna: por un rato, me dejaban olvidar cuánto necesitaba a Quin.
e por qué. Tampoco Decidí que ya no podía soportar el dolor; me acerqué a mi mochila y
e. Quería tomarla enbusqué las pastillas. Estaba jugueteando con la tapa cuando escuché el pitido
Falls. ¿Por qué no lode alguien que escaneaba su identificación para ingresar.
Mis ojos se movieron rápidamente hacia la computadora y vi una cara que
mi vida estaba en elno había visto en un tiempo. Era Lou, la compañera de cuarto de Quin. Mi
útbol americano. Nocorazón dio un vuelco, porque la última vez que se había registrado, había
la NFL no sería algosido con…
a más sentido que Miré más allá del monitor hacia la entrada. Quin estaba de pie detrás de
Lou, con la cabeza gacha. Verla hizo que mi corazón se acelerara. Me levanté
o ¿mi fama no podría de un salto sin sentir ni un poco del dolor que había sentido momentos antes.
—¡Quin!
problema de que no —Ah, ¿ahora recuerdas su nombre? —dijo Lou, enojada.
or una razón. Había —¿Qué?
ción con mi padre, o —Dices que es tu novia, le quitas la… —Lou bajó la voz—. Le quitas la
Pero ¿valía la pena virginidad ¿y luego no la contactas durante 5 días? ¿Qué coño te pasa? Si
solo querías mojarte la polla, no tenías que jugar con sus emociones para
blemente tendría queconseguirlo, ¿sabes? Los tíos como tú creen que pueden tratar a las personas
star con ella. Tal vez como quieran…
a comprometerme a —Lou, no fue así. He querido hablar con Quin todos los días.
ntos para siempre sin —Entonces, ¿por qué no lo has hecho, eh? ¿por qué no lo has hecho?
—Es complicado.
n ella todos los días. —¿Así que es complicado? A mí me parece bastante simple. O quieres
sentía como si me estar con una tía increíble, maravillosa y cariñosa como Quin, o no quieres.
do y aun así no podía —¡Sí, quiero!
Lou me miró tan confundida y frustrada como yo me sentía.
ún momento tendría —¡5 días!
de alguna forma para —¡Lo sé! Lou, ¿podrías darnos un minuto?
—Crees que voy a dejarla aquí para dejar que la lastimes de nuevo. ¡Ni
campus. Después de hablar! Todo lo que quieras decirle, lo puedes decir delante de mí.
vidades estudiantiles Quin miró hacia arriba. Tenía los ojos rojos, como si hubiera estado
lor de la pierna se llorando. ¿Yo lo había causado? Por supuesto que sí. Sentí una presión en el
r sentado aliviaba elpecho de solo pensarlo. ¿Qué diablos estaba haciendo? Tenía que resolverlo.
Quin tocó ligeramente el hombro de Lou.
ndo en tomarme una —Lou, ¿podrías darnos un minuto?
tomando. Sentía que Lou miró a Quin y se quedó paralizada.
acaban el dolor de la —¿Estás segura? Porque vas a necesitar a alguien que te defienda si no
vas a defenderte tú misma.
qué a mi mochila y —Estoy segura, Lou —dijo Quin, con dolor en los ojos.
ndo escuché el pitido Lou me miró, todavía hervía de ira. No podía culparla por eso.
Probablemente no hubiera sido tan amable si la persona que lastimaba a Quin
ora y vi una cara que no hubiera sido yo.
cuarto de Quin. Mi —Voy a estar dentro, ¿de acuerdo? Solo di mi nombre y estaré aquí.
bía registrado, había —Gracias —dijo Quin, con sinceridad.
Una vez que Lou desapareció de vista, Quin y yo nos volvimos a mirar.
aba de pie detrás deQuería abrazarla desesperadamente.
celerara. Me levanté —¿Cómo has estado? —preguntó Quin, con voz débil.
do momentos antes. —No he estado bien —le dije, con sinceridad—. La caminata del fin de
semana pasado me alcanzó tan pronto como bajaste de la camioneta. He
estado tragando estas cosas solo para evitar desmayarme —dije, mostrándole
el recipiente que aún tenía en la mano.
a voz—. Le quitas la —Lamento escucharlo. Sabía que estabas haciendo demasiado esfuerzo.
ué coño te pasa? Si —Intentaste que me detuviera. Varias veces. Pero es que cuando estoy
sus emociones paracontigo el dolor se va y creo que puedo hacer todo.
tratar a las personas —¿Por qué no me has escrito, Cage? ¿Es simplemente algo que no haces?
Recuerdo tu relación con Tasha y que vosotros no pasabais mucho tiempo
juntos. ¿Esto haces cuando estás en una relación? Porque no sé si yo puedo
o lo has hecho? hacerlo, si eso es lo que esperas. Quiero que seas mi novio. Y no sé mucho
sobre cómo funcionan estas cosas, pero no creo que pueda funcionar así.
e simple. O quieres ¡Guau! Me había olvidado de Tasha. Mientras lo pensaba, me di cuenta de
Quin, o no quieres. que esto era lo que había hecho con ella. La diferencia era que Tasha prefería
tener su espacio.
No había evitado escribirle a Quin porque no me importaba si estaba o no
con ella. No le había escrito porque estar con ella implicaba que hiciera un
compromiso que me estaba costando hacer. Mirándola en ese momento, la
times de nuevo. ¡Nidecisión era mucho más fácil.
Cuando estaba con ella, no sentía dolor. Estaba seguro que ella era la
o si hubiera estadopersona con la que debía estar. Solo tenía que aguantar y hacer mi parte para
ntí una presión en el que nuestra relación funcionara.
enía que resolverlo. —No es eso. Lo que sentía por Tasha no se compara con lo que siento por
ti.
—¿Entonces qué, Cage? Ayúdame a entender lo que está pasando —
imploró, con los ojos llenos de lágrimas.
ue te defienda si no —He tenido muchas cosas en la cabeza. Están pasando muchas cosas, ya
sabes. Podría tener un hermano que no sabía que existía. Podría tener una
madre. ¿Cómo puedo siquiera concebirlo? Y he estado pensando que… —
culparla por eso.bajé la cabeza para juntar fuerzas—. He estado pensando que debería volver a
que lastimaba a Quinjugar fútbol americano.
—¿Estás pensando en volver a jugar al fútbol americano? Pensé que
y estaré aquí. habías dicho que no lo disfrutabas.
—He estado pensando que podría ser lo mejor… para nosotros —dije, y
os volvimos a mirar.presté atención a su reacción.
—¿Para nosotros? —preguntó, sin revelar sus sentimientos al respecto.
—Sí. Sería difícil, pero aún podría llegar a la NFL. Esta herida no durará
caminata del fin depara siempre. Y es posible que no me recluten en un puesto tan alto como el
de la camioneta. He que hubiera sido antes de todo esto. Pero, con el tiempo, podría llegar a ser
—dije, mostrándole titular. Estoy seguro de que podría.
—Si eso es lo que quieres —dijo Quin.
masiado esfuerzo. —Creo que es mejor.
s que cuando estoy —¿Para nosotros?
—Sí.
e algo que no haces? —Bueno. Si eso es lo que quieres hacer, deberías hacerlo.
abais mucho tiempo —¿Qué piensas? ¿Te gustaría ser la novia de un mariscal de campo que
ue no sé si yo puedojuega en la NFL? —pregunté, esbozando una sonrisa.
vio. Y no sé mucho —Solo quiero ser tu novia. No me importa qué eres —dijo Quin, tan dulce
a funcionar así. y preocupada como siempre.
aba, me di cuenta de Aunque no lo dijo, sabía que el hecho de que yo jugara al fútbol
a que Tasha preferíaamericano hacía una diferencia. Quin necesitaba estar con alguien tan
especial como ella. Yo estaba dispuesto a ser eso.
ortaba si estaba o no —Y yo solo quiero ser tu novio. Lo quiero más que nada —le dije,
icaba que hiciera un inclinándome sobre el mostrador y tomando su mano.
en ese momento, la —Te amo, Cage —dijo, haciendo que mi corazón se disparara.
—Quin, yo también te amo —le dije, antes de mirar los labios de mi novia
guro que ella era lay perderme en su beso.
y hacer mi parte para Me separé y la miré fijamente; me sentía inundado de cariño. No podía
creer que me había mantenido alejado de ella durante tanto tiempo. Teníamos
con lo que siento por mucho de qué hablar.
—Tengo noticias del laboratorio —dijo Quin, poniendo fin a mi euforia de
ue está pasando —repente.
—¿Tienes los resultados de la prueba de ADN? —pregunté, soltándole la
do muchas cosas, yamano y alejándome.
ía. Podría tener una —Sí. ¿Quieres saber el veredicto?
pensando que… — ¿Quería saber los resultados? Por supuesto que sí…. o eso creía. ¿Qué
que debería volver acambiaría saberlo? Probablemente todo.
Ni siquiera sabía qué significaría tener una familia. El hombre que me
ericano? Pensé que había criado y luego había desaparecido no era lo que se suponía que era una
familia. Siempre lo había sabido. ¿Y si pudiera tener esa otra cosa con Nero
a nosotros —dije, yy… mi mamá?
—Quiero saber —dije, preparándome para cualquier cosa.
entos al respecto.
Esta herida no durará
esto tan alto como el
o, podría llegar a ser
yo jugara al fútbol
ar con alguien tan
os labios de mi novia
de cariño. No podía
to tiempo. Teníamos
o fin a mi euforia de
egunté, soltándole la
El hombre que me
había criado y luego había desaparecido no era lo que se suponía que era una
familia. Siempre lo había sabido. ¿Y si pudiera tener esa otra cosa con Nero
y… mi mamá?
—Quiero saber —dije, preparándome para cualquier cosa.
Capítulo 15
Quin
Los días en los que no había tenido noticias de Cage habían sido los
peores de mi vida. El único momento en que no pensaba en él era cuando
dormía e, incluso entonces, soñaba con él. Al principio, era porque no podía
esperar a tener noticias de él de nuevo. Después, era porque necesitaba
averiguar por qué no había oído de él.
Estaba hecha un desastre, y la pobre Lou había tenido que lidiar con eso.
Me había tenido que escuchar preguntándome por qué no había tenido
noticias de Cage una y otra vez. Era ella quien había sugerido que
averiguáramos cuándo era el próximo turno de Cage y que nos presentáramos
allí. El superpoder de Lou definitivamente era averiguar qué pasaba en las
relaciones con tíos. La amaba por eso.
Aunque hacerlo había sido idea de Lou, averiguarlo dependía de mí.
Cualquiera fuera la razón por la que Cage había desaparecido, sabía que tenía
que entregarle los resultados del análisis. Era demasiado importante para él.
No esperaba que él dijera todo lo que finalmente había dicho, pero me había
gustado.
Para ser sincera, incluso me había gustado que decidiera volver a jugar
fútbol americano. La vida de ensueño de la que habíamos hablado cuando
estábamos en Snowy Falls sonaba genial. Me hubiera encantado tener una
vida sencilla y una familia con él. Pero tenía otras responsabilidades. Diablos,
hasta era responsable de niños que ni siquiera habían nacido aún.
Ser la novia de un jugador de la NFL encajaba mejor con esa idea. Odiaba
pensar así, pero no podía evitarlo. La inteligencia de mis padres se basaba,
más que nada, en las relaciones públicas. La imagen era importante. No
debería serlo y, para la mayoría de las personas, no lo era. Pero, para alguien
como yo, que había nacido para cambiar el mundo, la imagen lo era todo.
Sin embargo, el problema era que ese no era el final de la historia. Había
algo que yo sabía que él no sabía. Una parte de mí deseaba que él no quisiera
saber los resultados de la prueba. En ese caso, podríamos congelar todo como
estaba y vivir así para siempre. Sin embargo, ese no era el caso. Y todo lo que
podía hacer era decirle que lo amaba.
—Quiero saber —dijo, después de separarse de mis labios.
Tragué saliva y me preparé.
—Tú y Nero sois hermanos —le dije.
—¿Somos hermanos?
Cage me miró, conmocionado.
—Sí.
age habían sido los —Eso significa que tengo una madre.
ba en él era cuando —Así es.
era porque no podía —¡Por Dios! —dijo, cayendo sobre su asiento—. ¡No puedo creerlo!
a porque necesitaba —Hay más.
—¿Qué?
o que lidiar con eso. —No solo sois hermanos. Sois hermanos completos. Compartís la misma
ué no había tenidomadre y el mismo padre.
había sugerido que Cage me miró atónito. Quedó con la boca abierta mientras intentaba
e nos presentáramos procesarlo todo.
ar qué pasaba en las —Tengo que decírselo —dijo, mientras buscaba su teléfono.
Sin poder controlar su emoción, Cage encontró el número de su hermano y
lo dependía de mí. lo llamó.
cido, sabía que tenía —Nero, tenemos los resultados… Sí. Somos… hermanos —dijo Cage con
o importante para él. lágrimas en los ojos.
dicho, pero me había Hubo una larga pausa antes de que Cage volviera a hablar. Las lágrimas le
caían por las mejillas mientras escuchaba. Cage se dio la vuelta hacia mí y
diera volver a jugar gesticuló: «Está llorando».
mos hablado cuando —Sí —dijo, volviendo su atención a la llamada—. Definitivamente me
encantado tener unagustaría conocer a nuestra madre… ¿Qué tal mañana? Podría conducir
sabilidades. Diablos,hasta… Está bien. Entonces supongo que te veré a ti y a mamá entonces… lo
sé, ¿verdad? —dijo Cage con una sonrisa.
con esa idea. Odiaba Cage terminó la llamada y miró su teléfono.
is padres se basaba, —Voy a ir mañana.
era importante. No —¿Puedo ir contigo? Es decir, si quieres que vaya. Podría conseguirnos
a. Pero, para alguienun cuarto para el fin de semana si quieres que nos quedemos —le dije.
agen lo era todo. Quería ser parte de lo que sería el momento más importante de la vida de
de la historia. HabíaCage.
ba que él no quisiera —¡Claro que puedes! Nada de esto estaría sucediendo si no fuera por ti.
congelar todo comoQuiero que vengas —dijo Cage, con sinceridad.
l caso. Y todo lo que Sentí un gran alivio al saber que él quería que fuera. Estaba segura de que
él oiría que tenía un hermano y las cosas terminarían entre nosotros. No podía
competir con eso.
—¿Quieres ir a comer algo esta noche? Yo invito. Tal vez podría
quedarme en tu casa y podríamos salir por la mañana —le sugerí, pues quería
estar con él todo el tiempo posible.
—Me gustaría hacer eso —dijo Cage, con una sonrisa.
Fue asombroso ver su sonrisa de nuevo. Era lo que más había echado de
menos de él. Bueno, tal vez no era lo que más había echado de menos. Lo que
más había echado de menos esperaba tenerlo esa noche en su casa.
puedo creerlo! Después de hacer planes con Cage, me encontré con Lou y la vi escalar el
muro durante un rato. Hice un esfuerzo poco entusiasta de unirme a ella, pero
estaba demasiado emocionada por encontrarme con Cage. Había una pizzería
Compartís la mismaa la que había querido llevarlo. Cuando habíamos ido con Lou, nos había
parecido romántica, por muy raro que hubiera sido estar ahí con ella. Pero era
mientras intentabael lugar perfecto para una cita.
Sentarme frente a Cage se sintió exactamente igual que en Snowy Falls.
Su rostro brillaba a la luz de la vela que iluminaba la mesa. Se acercó y puso
ero de su hermano y su mano sobre la mía. Mi corazón latía con fuerza cuando lo miraba a los
ojos. De verdad lo amaba. Apenas podía contener lo mucho que lo amaba.
nos —dijo Cage con —¿Todavía queda algo de helado en tu casa? —pregunté, insinuante.
—Sí —dijo con una sonrisa—. ¿Quieres ir y ver qué pasa?
blar. Las lágrimas le Cage sabía cómo hacer que me temblara el cuerpo. La sugerencia bastó
la vuelta hacia mí y para que sintiera la adrenalina.
El viaje a su casa no hizo nada para bajar el calor que corría entre
Definitivamente me nosotros. Así que, cuando llegamos a su cabaña, ni siquiera fingimos que
a? Podría conducirtomaríamos el helado. Fuimos directamente a su habitación y nos arrancamos
mamá entonces… lola ropa.
Aunque Cage había sido el que había tomado la iniciativa la vez anterior,
esta vez era yo quien estaba encima de él. Lo besé y mi lengua lo buscó. Mi
lengua daba vueltas alrededor de la suya y lo atraje más cerca de mí. Quería a
Podría conseguirnos Cage dentro de mi cuerpo, y no me importaba en qué parte.
mos —le dije. Hundí las puntas de mis dedos en su piel desnuda y me aferré a él. Cage
ortante de la vida de enloqueció. Moví una mano hacia la parte delantera de sus pantalones, estaba
duro. No había olvidado lo increíblemente grande que era, así que esta vez
do si no fuera por ti.estaba lista.
Caí de rodillas y le bajé los pantalones. Estaba cara a cara con su ropa
Estaba segura de que interior abultada. Froté la cara contra ella, quería oler su aroma masculino.
e nosotros. No podíaOlía a sexo. Me hizo anhelarlo aún más.
Le quité los calzoncillos, lo cogí con ambas manos y me lo metí en la
ito. Tal vez podríaboca. ¡Era tan grande! Tenía la boca llena. Pero babeé cada centímetro que
e sugerí, pues queríaentraba. Rodeé el contorno de su polla y moví mis manos hacia arriba y abajo
por su increíble mástil.
—¡Ahhh! —gimió, como yo lo había hecho.
más había echado de Solo pudo soportarlo durante un tiempo. Tomó la parte de atrás de mi
do de menos. Lo quecabeza con sus grandes manos, me puso de pie y me llevó a su cama. No le
tomó mucho tiempo terminar de desnudarme. Cuando los dos estábamos
Lou y la vi escalar el desnudos, Cage se subió encima de mí y puso la parte posterior de mis
e unirme a ella, pero muslos contra su pecho.
e. Había una pizzería Colocó la punta de su polla en la entrada de mi coño y se inclinó para
con Lou, nos había besarme. Mientras me besaba, se empujó hacia adentro. Entrar no le llevó
ahí con ella. Pero era tanto tiempo como la primera vez. Luego, se colocó encima de mí, se
equilibró y me folló hasta dejarme atontada.
que en Snowy Falls. Era insaciable. Cuando se cansó de esa posición, me movió para variar.
sa. Se acercó y puso Hice todo lo que él quería que hiciera y lo amé.
ndo lo miraba a los Follamos hasta que ya no tuve fuerzas para levantar los brazos. Yo era su
ho que lo amaba. muñeca de trapo. Y, cuando finalmente se vino, me tocó y me hizo venirme;
nté, insinuante. no había nada más que pudiéramos hacer salvo derrumbarnos en los brazos
del otro y quedarnos dormidos.
La sugerencia bastó Cuando me desperté a la mañana siguiente, no podía olvidar que mi
enorme novio había pasado la noche follándome. Apenas podía caminar
or que corría entrederecha. Se sentía extrañamente bien. Me gustaba recordar que había estado
quiera fingimos que con Cage y que me había manoseado. Quería una vida entera de eso, aunque
ón y nos arrancamos sabía que mi coño no iba a poder soportarlo de nuevo en el futuro cercano.
—¿Cómo te sientes esta mañana? —me preguntó Cage, con una sonrisa.
ativa la vez anterior, —Algo dolorida. Pero bien —dije, sonrojándome.
lengua lo buscó. Mi —Yo también estoy un poco cansado. Creo que mi polla ya no funciona.
cerca de mí. Quería aEstá desgastada.
—Sé lo que se siente.
me aferré a él. Cage Ambos nos reímos entre dientes.
us pantalones, estaba —Entonces, ¿estás lista para sentarte durante una hora y media en el
era, así que esta vez coche? —preguntó con tono burlón.
—¡No puedo esperar! —exclamé, preguntándome si podría aguantarlo.
a cara con su ropa Afortunadamente, no salimos de inmediato. Cage preparó el desayuno
su aroma masculino. mientras yo estaba de pie en la cocina. Y comí apoyada contra una pared.
Solo después de eso estuve lista para partir.
y me lo metí en la Mientras conducíamos hacia Snowy Falls, me di cuenta de que Cage
cada centímetro que estaba emocionado pero nervioso. Yo también estaba nerviosa. ¿Y si no le
hacia arriba y abajo agradaba a su madre? Yo era rara y torpe, y traía mucho a cuestas. No le caía
bien a todo el mundo.
Nero había sugerido que nos encontráramos en el restaurante, ya que
parte de atrás de miningún lugar de Snowy Falls aparecía en el mapa. Pasar el cartel de
vó a su cama. No lebienvenida de la ciudad me trajo muchos recuerdos. Era difícil creer que
los dos estábamoshacía una semana habíamos estado allí y que solo habíamos pasado tres días
rte posterior de mis en el lugar. Me daba la sensación de que habíamos construido recuerdos de
toda una vida en ese tiempo.
ño y se inclinó para Como venía de Nueva York, nunca había imaginado que disfrutaría pasar
o. Entrar no le llevótiempo en un lugar con un ritmo tan lento, pero así era. Casi parecía que esa
ó encima de mí, seera la velocidad a la que se suponía que debía vivir la vida.
Al acercarnos al restaurante, le pregunté si deberíamos registrarnos con la
e movió para variar.Dra. Sonya y dejar nuestras maletas antes de encontrarnos con Nero. A Cage
no le parecía que tuviera sentido. Estuve de acuerdo, así que fuimos
os brazos. Yo era su directamente.
y me hizo venirme; —¿Tenéis hambre? —preguntó Nero cuando entramos.
barnos en los brazos Parecía una persona diferente a cuando lo habíamos conocido. Para
empezar, tenía una sonrisa en su rostro. Todo en él parecía estar más
odía olvidar que mitranquilo.
enas podía caminar —¿Comerás con nosotros? —preguntó Cage, tan feliz de estar con Nero
dar que había estadocomo Nero lo estaba de estar con él.
ntera de eso, aunque —Sí, comeré con vosotros —dijo con entusiasmo.
el futuro cercano. —¡Aún no has terminado! —gritó el cocinero desde la cocina.
e, con una sonrisa. —¿Hay alguien más aquí? Volveré al trabajo cuando venga alguien —dijo
con valentía—. ¿Queréis hamburguesas? Le pediré que nos prepare un par de
olla ya no funciona.hamburguesas. Elijan una mesa —dijo antes de regresar a la cocina.
—Parece feliz de verte —le dije a Cage.
Cage parecía nervioso antes de que llegáramos. Ahora estaba radiante. Yo
era hija única, por lo que no sabía cómo se sentía. ¿Así era cuando tenías un
hora y media en el hermano? Debía ser agradable tener a alguien con quien pudieras contar y
que te apoyara. Siempre había pensado que para eso era un novio. Pero, al
odría aguantarlo. pensarlo, resolví que eso también es lo que hace la familia.
preparó el desayuno Una vez que Nero se reunió con nosotros, no pude hacer mucho más que
da contra una pared.sentarme y escucharlos hablar. De vez en cuando, Nero hacía una pregunta
para los dos. Incluso me hizo algunas preguntas a mí directamente. Sin
uenta de que Cage embargo, intenté que mis respuestas fueran breves. Sabía por qué habíamos
erviosa. ¿Y si no leido y quería que todo se tratara lo menos posible sobre mí.
a cuestas. No le caía Una vez que terminamos de almorzar, la expresión en el rostro de Nero
cambió. Se veía apesadumbrado.
restaurante, ya que —Bueno, ¿querías conocer a nuestra madre?
Pasar el cartel de —Sí —contestó Cage, con la inocencia de un niño de diez años.
Era difícil creer que Me levanté y busqué mi cartera para pagar.
mos pasado tres días —Yo pago —dijo Nero.
struido recuerdos de —Está bien. Yo pago —le dije, sin querer ponerlo en esa situación.
—No, yo pago —insistió Nero.
que disfrutaría pasar Estaba a punto de objetar cuando Cage me interrumpió.
Casi parecía que esa —¡Nero dice que él paga! —dijo abruptamente.
Me asustó. Claramente lo había afectado. Pero, al mismo tiempo, no podía
s registrarnos con la dejar que pagara por mí. Sería injusto. Quizá Nero no lo supiera. Y era
os con Nero. A Cage posible que Cage no se hubiera dado cuenta de lo injusto que habría sido.
do, así que fuimosPero yo lo sabía, así que no podía dejar que pasara.
—¿Puedo al menos dejar la propina?
—¿Propina? —preguntó Nero, confundido.
mos conocido. Para Cage gruñó. No estaba contento.
l parecía estar más —Para el cocinero —aclaré.
—Si quiere darle propina al cocinero, deja que le dé propina al cocinero
z de estar con Nero—gritó el cocinero desde la cocina.
No me había dado cuenta de que podía oírnos.
Nero se rio.
—Vale, puedes dejar la propina.
venga alguien —dijo Saqué lo suficiente para pagar la comida y lo dejé sobre la mesa. Traté de
os prepare un par dehacerlo de una forma en la que Nero no supiera cuánto estaba dejando, pero
se dio cuenta. Sus ojos me miraron, parecía divertirle lo que había hecho. Por
suerte, lo dejó ir.
a estaba radiante. Yo —¿Quieres dejar tu camioneta aquí y venir conmigo, o quieres seguirme?
era cuando tenías un—preguntó Nero.
en pudieras contar y Cage me miró.
a un novio. Pero, al —Lo que tú quieras hacer —le dije, sin querer enfadarlo más.
—Te seguiremos —dijo Cage, subiendo a su camioneta.
acer mucho más que El viaje hasta la casa de Nero resultó ser largo. Vivían a 25 minutos de la
hacía una pregunta ciudad. Estuvo bien porque me dio tiempo para hablar con Cage.
mí directamente. Sin —¿Cómo te sientes?
ía por qué habíamos —Nervioso. Asustado. ¿Y si no le agrado?
—Cage, te amará. Todo el mundo lo hace. Solo espero agradarle yo.
en el rostro de Nero Cage no respondió. ¿Eso no significaba que estaba preocupado por lo
mismo?
Probablemente no debería haber ido. Ahora podía verlo. Pero era
demasiado tarde para que me dejara en el hostal sin empeorar las cosas entre
nosotros. Así que, en cambio, opté por mantener la boca cerrada y ser tan
invisible como podía.
esa situación. Cage conocería a su madre por primera vez. Solo quería que se sintiera
cómodo. Parecía que ya lo estaba pasando bastante mal. No necesitaba todas
las complicaciones que venían conmigo con todo lo que ya le estaba pasando.
La camioneta de Nero se detuvo en un parque de casas rodantes
mo tiempo, no podíaescasamente poblado. No sabía qué había esperado, pero no era eso. Miré a
o lo supiera. Y era Cage, para juzgar su reacción. No tenía ninguna. Me daba cuenta de que
sto que habría sido. estaba nervioso, pero probablemente no tenía que ver con dónde estábamos.
Seguimos a Nero hasta una casa rodante envejecida que me recordó a la
oficina en un sitio en construcción. Estacionamos al lado de la camioneta de
Nero y nos reunimos con él frente a la casa. Nero miró a Cage con simpatía
en los ojos. Parecía que quería decirle algo a Cage antes de invitarlo a entrar.
No lo hizo.
propina al cocinero —Pasad —dijo con nerviosismo, antes de llevarnos por las escaleras
inestables hasta la puerta principal.
Mientras esperaba al pie de la escalera, puse la mano en el pasamano.
Pedacitos de pintura se pegaron a mi palma. Los sacudí disimuladamente y
esperé mi turno para subir y entrar.
bre la mesa. Traté de Por dentro, la casa parecía vieja, pero estaba ordenada. Los pisos de
estaba dejando, pero linóleo, el empapelado de flores y los gabinetes de madera de la cocina se
que había hecho. Porhabían tornado del mismo tono de beige. Todo era muy pequeño. A la
derecha de la puerta estaba la cocina. A la izquierda estaba el cuarto de la TV
o quieres seguirme? y más allá de eso había un vestíbulo pequeño con tres puertas.
Me volví hacia Cage. Sus ojos estaban pegados a la mujer sentada en el
sofá frente al televisor. Por el cabello oscuro y canoso, los rasgos angulosos y
el rostro lleno de hoyuelos, solo podía ser una persona. Claramente había sido
tan hermosa como lo era Cage. Pero el tiempo y una vida dura la habían
n a 25 minutos de la alcanzado.
No se había dado vuelta cuando entramos, así que Nero la llamó:
—¿Mamá? —dijo Nero haciendo que se diera la vuelta.
Al ver a Nero, la madre de Cage se volvió a examinarnos. Parecía
o agradarle yo. confundida.
preocupado por lo —Mamá, ¿recuerdas que dije que iba a traer a unos amigos?
No dijo nada, pero sus ojos se movieron entre los tres.
ía verlo. Pero era —Estos son Cage y su novia Quin —dijo Nero, hablando lento.
eorar las cosas entre —Encantado de conocerla —dijo Cage dando un paso hacia adelante.
ca cerrada y ser tan Levantó la mano para estrechar la de ella, pero, como ella no se movió, la
bajó.
uería que se sintiera —Encantada de conocerla —dije, preguntándome si debería estar allí.
No necesitaba todas —Mamá, he descubierto algo sobre Cage que debes saber.
ya le estaba pasando. Sus ojos se volvieron hacia Nero.
de casas rodantes —Cage es… mi hermano.
o no era eso. Miré a Su mirada cada vez más confusa decía que lo había entendido.
daba cuenta de que —¿Tu hermano? —preguntó despacio.
dónde estábamos. —Sí, mamá. Quin tomó nuestra sangre y todo. Es mi hermano.
que me recordó a la —¿Tu hermano?
o de la camioneta de —Sí. Nuestra sangre dice que compartimos padre… y madre.
a Cage con simpatía Se veía extremadamente confundida después de eso. Mientras luchaba por
de invitarlo a entrar. entender lo que Nero le decía, Cage dio un paso hacia adelante.
—Mamá, tú siempre dices que te quitaron a tu bebé y te dijeron que había
os por las escalerasmuerto. Este es tu hijo. Es tu bebé —dijo Nero emocionado—. Tenías razón.
Estaba vivo. Es él.
no en el pasamano. —Encantado de conocerla —volvió a decir Cage
í disimuladamente y Ella se quedó mirando su rostro desde el sofá.
—¿Augustus? —preguntó, entrecerrando los ojos para verlo.
nada. Los pisos de —Mi nombre es Cage —le dijo.
dera de la cocina se —Te llamé Augustus —dijo, derritiéndose en lágrimas lentamente—. Te
muy pequeño. A laarrebataron de mí y me dijeron que habías muerto. Sabía que no habías
ba el cuarto de la TVmuerto. Les dije que me mostraran tu cuerpo. Pero no pudieron. No pudieron
hacerlo —dijo, estirándose abrumada hacia Cage.
mujer sentada en el Se lanzó a los brazos de su madre y ambos se abrazaron llorando. No
s rasgos angulosos y podía imaginarme por lo que estaba pasando Cage. Pero me alegró saber que
laramente había sidohabía ayudado a lograrlo. Tenía que ser lo más gratificante que había hecho
vida dura la habíanen mi vida.
Pronto, Nero se unió a ellos en el sofá y los abrazó. Los tres lloraron y se
abrazaron sin decir una palabra. No pude escapar del momento. Las lágrimas
rodaban por mis mejillas tanto como por las suyas.
xaminarnos. Parecía Sin embargo, este era su momento privado. No debía estar ahí. Sin que
ninguno de ellos se diera cuenta, salí y me dirigí a la camioneta. Una vez
adentro, me abrigué y me puse a pensar.
Este era un mundo diferente a cualquier cosa que pudiera haber imaginado
tiempo atrás. Había crecido rodeada de multimillonarios y genios. Sabía que
paso hacia adelante.la gente tenía vidas como la de Nero y su madre, pero solo lo había visto en
ella no se movió, lapelículas y en la televisión. Era difícil verlo tan real, con esa única referencia.
Pero, mientras estaba sentada en la camioneta mirando a mi alrededor,
ebería estar allí. todo se veía muy real. No sabía qué pensar al respecto.
Pasé en la camioneta unos treinta minutos antes de que Cage saliera y se
uniera a mí.
—Te has ido —dijo.
—Quería daros un poco de privacidad.
Los ojos de Cage se hundieron, pero no respondió.
—Tú has hecho esto. Tú y tu gran cerebro han encontrado a mi madre. Lo
único que puedo decir es: gracias.
—Por supuesto —respondí, sin saber qué más decir.
Mientras luchaba por —No digas «por supuesto». Toda mi vida me he preguntado cómo se veía
y cómo sería escuchar su voz. Y tú me lo has dado. Y creo que nadie más en
te dijeron que había el mundo podría haberlo hecho.
ado—. Tenías razón. Sonreí con los labios apretados como respuesta. No sabía qué podría
responderle.
Los ojos de Cage se separaron de los míos mientras medía lo que diría a
continuación.
—Quiero pasar más tiempo con ella… con los dos. Pero no quiero que
sientas que tienes que quedarte aquí sentada. ¿Te importa si te dejo en el
as lentamente—. Tehostal? Probablemente sería más cómodo que quedarte sentada en esta fría
Sabía que no habíascamioneta. Tal vez podrías llamar a Titus. Estoy seguro de que le gustaría
udieron. No pudieronpasar el rato.
No sabía qué esperaba que dijera Cage, pero no era eso. Quizás había
azaron llorando. No pensado que me animaría a entrar. Quizás había pensado que él querría
me alegró saber queincluirme. Pero, pensándolo bien, probablemente eran solo fantasías.
nte que había hecho Cage acababa de conocer a su madre por primera vez. Tenía tantas
preguntas para ella. ¿Qué haría yo sino sentarme allí? Tenía razón, era mejor
Los tres lloraron y se que me fuera a otro lado en lugar de ser la tía incómoda sentada en el auto
mento. Las lágrimasdurante los momentos más importantes de su vida.
—No quiero que tengas que dejarme.
ía estar ahí. Sin que —Esto es Snowy Falls. No puedes pedir un Uber —dijo con una sonrisa
camioneta. Una vez—. Te dejaré y volveré.
—Vale —accedí, mientras sentía que Cage se alejaba lentamente.
era haber imaginado Cage se dirigió de nuevo a la puerta principal y Nero salió a hablar con él.
y genios. Sabía queNero me miró mientras Cage hablaba. Odiaba ser la imbécil que estaba
olo lo había visto enarruinando este increíble momento. Me sentí fatal.
esa única referencia. Tanto Cage como él regresaron a la camioneta. Cuando Cage entró, Nero
ndo a mi alrededor,se dirigió a mi puerta. Sacó la mano del bolsillo, golpeó mi puerta y dio un
paso atrás. Lo tomé como una señal de que quería que saliera. Cuando lo
ue Cage saliera y se hice, me rodeó con los brazos.
—Cage dijo que has sido tú quien nos reunió —susurró en mi oído—.
Gracias. ¡Gracias! —dijo, antes de darme una palmada en la espalda y
alejarse.
—De nada —fue lo único que pude responder.
rado a mi madre. Lo Realmente no podía entender lo que significaba este momento para ellos.
¿Cómo podría hacerlo? Había crecido con una familia y más amor del que
podía manejar. Pero el momento no se me había escapado por completo.
untado cómo se veía¿Haría algo más importante de lo que había hecho por ellos alguna vez en mi
eo que nadie más en vida? No lo sabía.
Cage y yo no hablamos mucho en el camino de regreso a la ciudad. Él
No sabía qué podría estaba sumido en sus pensamientos. La parte egoísta de mí deseaba que
algunos de esos pensamientos fueran sobre mí. Sin embargo, probablemente
medía lo que diría a era demasiado pedir.
Cuando llegamos al hostal de la Dra. Sonya, Cali salió rápidamente a
Pero no quiero quesaludarnos. De pie frente a la puerta del porche, nos miró con luz en los ojos.
orta si te dejo en elAntes de que bajara, la Dra. Sonya se unió a él.
sentada en esta fría —Parece que te dejo en buenas manos —dijo Cage, mirándolos.
o de que le gustaría —No te preocupes por mí. Ve. Pasa tiempo con tu familia. Te lo mereces.
Estaré bien —le dije.
a eso. Quizás había —Te amo —dijo Cage, se inclinó y me besó.
sado que él querría —Yo también te amo —le dije, tomé mi bolso y salí de la camioneta.
Caminé hacia el porche y Cage no esperó a que yo llegara para alejarse.
a vez. Tenía tantasMe volví para verlo irse. Tuve la sensación de que no miró hacia atrás. No
enía razón, era mejorpodía saberlo con certeza, pero ciertamente lo sentía.
a sentada en el auto —¡Bienvenida de nuevo! —dijo la Dra. Sonya con entusiasmo—. Es
bueno verte —dijo, poniendo su brazo alrededor de mí y guiándome hacia
adentro—. ¿Volverá Cage?
dijo con una sonrisa —No lo sé —contesté con sinceridad—. Encontramos a su madre.
Ella soltó un grito ahogado de alegría.
—¿De verdad? ¡Eso es maravilloso!
salió a hablar con él. —Lo es. Es bastante maravilloso.
imbécil que estaba —Bueno, tendremos que hacer algo para celebrar —concluyó,
haciéndome sentir como en casa.
do Cage entró, Nero Dejé caer mi bolso en mi habitación y me acosté en la cama pensando en
ó mi puerta y dio untodo. No pude evitar sentirme tensa. No estaba segura por qué.
e saliera. Cuando lo Tal vez tenía que ver con que no me había escrito por una semana. Eso
realmente me había lastimado. Y lo peor era que todavía no sabía por qué
surró en mi oído—. había sucedido. Si no sabía qué lo había causado, ¿cómo sabía que no lo
da en la espalda y estaba provocando de nuevo en ese momento?
Después de volverme loca pensando en eso, decidí bajar las escaleras.
—¿Tenías planes para cenar? ¿Te gustaría unirte a nosotros? —preguntó
momento para ellos.la Dra. Sonya desde la cocina.
y más amor del que —No creo que tenga planes. Pero no he hablado con Cage.
pado por completo. —Entonces, ¿qué tal si te unes a nosotros y, si tienes que irte después, lo
los alguna vez en mi haces? —sugirió con una sonrisa.
—Suena genial. Gracias —le dije, antes de unirme a Cali, que estaba en la
reso a la ciudad. Él sala de estar viendo la televisión.
de mí deseaba que Podía sentir la incomodidad de Cali cuando me senté con él. Yo siempre
argo, probablemente había sido tímida, así que sabía cómo se sentía.
—¿Cuánto tiempo llevas jugando fútbol americano? —le pregunté, y sus
salió rápidamente amejillas se pusieron de un rojo brillante.
ó con luz en los ojos. Podía ser que Cage tuviera razón. Parecía que le gustaba a Cali.
—Desde el primer año —chilló, después de unos segundos.
—Eso es genial. ¿Estás pensando en asistir a East Tennessee?
milia. Te lo mereces. —Lo estaba pensando.
—Es una buena universidad. Creo que te gustaría. Si alguna vez quieres
un recorrido, avísame.
e la camioneta. Cali no respondió, pero se puso rojo como un tomate ante mi sugerencia.
legara para alejarse.Tendría que tener cuidado con lo que le decía. Lo último que quería hacer era
miró hacia atrás. No herirlo o darle falsas esperanzas.
Pasé el resto de la noche con mis dos anfitriones y mencioné a Cage varias
n entusiasmo—. Es veces. Después de la cena, la Dra. Sonya sugirió que jugáramos Scrabble.
y guiándome hacia —Tengo que advertirte. Soy bastante buena —dijo la Dra. Sonya con
orgullo—. En la ciudad tenemos un grupo para jugar y no he perdido en dos
años.
Asentí cortésmente y luego los vencí por 50 puntos.
La Dra. Sonya se quedó mirando el tablero con sorpresa.
—Tenemos que jugar de nuevo —anunció.
lebrar —concluyó, Lo hicimos y los resultados fueron parecidos. Pero, lo que es más
importante, fue divertido. Sacó a Cage de mi mente. Así que, cuando me
a cama pensando enescribió para decir que iba a quedarse a dormir allí, me dolió menos.
Me dirigí a la cama sola, me desperté sola y traté de no dejar que mi
por una semana. Esoimaginación volara. La única razón por la que Cage no había regresado era
vía no sabía por quéporque quería pasar tiempo con su familia. Eso tenía mucho sentido. No tenía
mo sabía que no lo nada que ver conmigo o lo que él sentía por nosotros. Él necesitaba este
tiempo y yo iba a dárselo.
ar las escaleras. No supe de él hasta casi las 11 de la mañana, cuando me dijo que iría a
osotros? —preguntó buscarme alrededor de las 7 de la noche.
«Estás pasándola bien?», le respondí.
Le llevó 30 minutos contestar: «¡Definitivamente! Te contaré todo más
que irte después, lo tarde».
Lo estaba intentando, pero cada vez era más difícil no tomármelo como
Cali, que estaba en la algo personal. Sin importar lo que me dijera a mí misma, no podía
deshacerme de mis inseguridades.
con él. Yo siempre Para dejar de pensar en eso, le envié un mensaje de texto a Titus. Le tomó
menos de un minuto llamarme.
—le pregunté, y sus —¡Quin! ¿Cómo diablos estás? Justo estaba pensando en vosotros dos.
—Te he escrito porque estamos en la ciudad.
—¿De verdad? ¡Encontrémonos! ¿Cuándo estáis libres?
Le expliqué dónde estaba Cage y qué estaban haciendo, así que él sugirió
que fuéramos a pescar en el hielo.
—Ya has hecho el agujero —bromeó Titus.
i alguna vez quieres Aunque nunca había ido a pescar en el hielo antes, había ido muchas veces
a pescar en aguas poco profundas durante mis veranos en las Bahamas. La
ante mi sugerencia. mayoría de los días era lo único que se podía hacer.
que quería hacer era Después de un día en el hielo, no atrapamos nada. Titus dijo que era
porque no picaban. Yo creía que era porque no paraba de hablar.
ncioné a Cage varias Sin embargo, eso estuvo bien para mí. ¿Qué iba a hacer con un pez? Y fue
ramos Scrabble. interesante hablar con Titus… quiero decir, escucharlo. Tenía ideas sobre
la Dra. Sonya con muchas cosas, la mayoría de las cuales tenían que ver con Snowy Falls.
no he perdido en dos —¿Has pensado de nuevo sobre la posibilidad de ir a la Universidad de
East Tennessee? —le pregunté. Sabía que encajaría allí perfectamente.
—Sí, lo he hecho. Debo decir que vosotros me habéis inspirado. Voy a
completar una solicitud para el próximo semestre —dijo, con una sonrisa.
—¡Eso es asombroso!
ero, lo que es más —Sí. Y tal vez, cuando esté allí, encuentre a una buena chica, como lo ha
Así que, cuando mehecho Cage —dijo, con una sonrisa encantadora.
—No voy a poder ayudarte con eso. Pero, si vienes a East Tennessee,
de no dejar que mi tendré que presentarte a mi compañera de cuarto, Lou. Ella sabe de todos los
había regresado eralugares en los que puedes conocer gente. Esa es su especialidad.
cho sentido. No tenía —Suena como un gran recurso.
. Él necesitaba este —Es una gran persona —dije, sin poder hacerle justicia a Lou.
Pasamos el resto del día hablando acerca de cómo era la vida en la
o me dijo que iría aUniversidad de East Tennessee . Cuanto más le contaba, más ganas de ir le
daban. Ciertamente hubiera preferido pasar el día con Cage. Pero el día que
pasé con Titus fue bastante bueno.
Te contaré todo más En general, el fin de semana terminó siendo mejor de lo que habría sido si
me hubiera quedado en la escuela y hubiera dejado que Cage viniera solo.
no tomármelo comoTitus, la Dra. Sonya y Cali me caían bien. Cuando Cage vino a recogerme,
í misma, no podíales prometí que volvería a pasar el rato con ellos.
—Siempre eres bienvenida —me dijo la Dra. Sonya cuando me fui.
xto a Titus. Le tomó —¿Cómo estuvo todo con Nero y tu mamá? —le pregunté a Cage apenas
me subí a la camioneta.
o en vosotros dos. —Fue increíble —confirmó.
Cage se veía diferente. La tensión que lo había envuelto mientras
conducíamos hasta allí había desaparecido. Parecía más tranquilo y más
do, así que él sugirióasentado.
Durante la siguiente hora y media, Cage me contó lo que había aprendido
sobre el misterio que rodeaba su nacimiento.
bía ido muchas veces —No pude hacer todas las preguntas que quería hacer. Ella no está del
en las Bahamas. Latodo bien mentalmente —explicó Cage—. El Dr. Tom cree que tiene algún
tipo de demencia. Sin embargo, tiene una combinación de síntomas inusuales.
. Titus dijo que eraY, cuanto más tiempo estuve allí, mejor se puso. Nero dijo que no la había
visto con la mente tan clara en años. Por eso decidí quedarme a dormir y
er con un pez? Y fuepasar el día de hoy. Cuanto más tiempo estaba allí, más podía contarme. No
o. Tenía ideas sobrequería arriesgarme a irme y que perdiera el impulso.
n Snowy Falls. —Tiene sentido. Me alegra que hayas podido pasar tanto tiempo con ella.
a la Universidad de —Sí —dijo, y dejó que se apagara la conversación.
erfectamente. Aunque no lo estaba diciendo, estaba claro que había algo más en su
éis inspirado. Voy amente. Pensar en eso me llenaba de temor. Quería preguntarle qué había
con una sonrisa. aprendido sobre Nero y tal vez sobre su padre, pero no me atreví a
mencionarlo. A esa altura, solo quería llegar a casa sin que ocurriera un
na chica, como lo ha desastre. Pensé que lo había logrado, hasta que Cage estacionó la camioneta
frente a mi edificio y apagó el motor.
s a East Tennessee, —¿Quieres subir? —le pregunté, esperando que así fuera.
lla sabe de todos los —En realidad, tenemos que hablar.
La sangre abandonó mi cara cuando escuché esas palabras. Me sentí como
un ciervo frente a las luces de un auto.
—¿Sobre qué?
o era la vida en la —Te he dicho que, cuanto más tiempo pasaba con mi mamá, mejor estaba
, más ganas de ir le ¿verdad?
age. Pero el día que —Sí.
—Creo que me mudaré a Snowy Falls y me quedaré allí por un tiempo.
lo que habría sido si Sentí un hormigueo en los dedos y sentí un hueco en la garganta que me
e Cage viniera solo. dio ganas de vomitar.
e vino a recogerme, —¿Y qué pasa con las clases? ¿Vas a ir y venir? Es un viaje largo.
—Creo que voy a dejar la universidad por ahora.
uando me fui. —Pero te falta tan poco. ¿No es este tu último semestre?
gunté a Cage apenas —Mi madre me necesita ahora. Nero me necesita. La ha estado cuidando
solo todo este tiempo. Ha sido duro para él. Ha dicho que ella no siempre está
tan tranquila como lo ha estado este fin de semana. Él necesita ayuda y son
envuelto mientras mi familia.
más tranquilo y más Mi siguiente pregunta hizo que el calor cruzara mi rostro.
—¿Qué hay de nosotros? ¿Volverás a verme?
que había aprendido Cada segundo que Cage pasaba sin responder me sacaba más y más vida.
Pensé que eso era doloroso hasta que habló.
cer. Ella no está del —No estoy seguro de si deberíamos estar juntos.
cree que tiene algún —¿Qué? —dije empezando a sudar—. Dijiste que me amabas.
e síntomas inusuales. —Así es. No tienes que cuestionar eso. Te amo.
dijo que no la había —¿Entonces qué pasa?
uedarme a dormir y —Eres una chica increíble, la chica más increíble que he conocido. Pero
podía contarme. No no soy suficiente para ti.
—¿Qué quieres decir? ¿Que no eres suficiente? Eres todo lo que siempre
nto tiempo con ella. he querido.
—No lo soy. Pensé que podría serlo. Pero no puedo hacerlo. No quiero
bía algo más en su jugar más al fútbol americano. Sé lo mucho que te importa.
eguntarle qué había —Nunca he dicho que eso fuera importante para mí. Nunca lo he dicho.
ro no me atreví a —No hizo falta que lo hicieras. ¿Recuerdas cuando hablé de cuál era mi
in que ocurriera unsueño? ¿Que todo lo que quería era quedarme en algún lugar y formar una
tacionó la camionetafamilia? ¿Que quería una vida sencilla?
—Sí.
—Es cierto. Y no podría soportar vivir la vida de alguien más. Incluso si
esa otra vida es para ti.
bras. Me sentí como —Pero nunca te he pedido que lo hicieras.
—No, pero sé honesta. Cuando te dije que iba a volver a jugar al fútbol,
¿no sentiste alivio? ¡Sé honesta!
mamá, mejor estaba Lo pensé.
—No fue exactamente alivio —le expliqué.
—Vale. Pero, si yo me convertía en un famoso jugador de fútbol, ¿tenía
llí por un tiempo. más sentido que estuvieras conmigo?
la garganta que me Lo miré fijamente. Tenía razón. Me odiaba por sentirme así, pero no podía
hacer a un lado la forma en la que la gente me veía. Nadie cuestionaría mi
deseo de estar con el mariscal de campo de un equipo de la NFL. Y, si él
también fuera famoso, no tendría que pasarme el resto de mis días
protegiéndolo del circo que me había seguido desde que había nacido.
a ha estado cuidando —Eso pensé. No tiene sentido que estemos juntos si no juego al fútbol
ella no siempre estáamericano. Ojalá fuera diferente, pero esa es la verdad.
necesita ayuda y son —Cage, te amo —le dije, sin poder seguir conteniendo las lágrimas.
—Quin, yo también te amo. De verdad. Y si me dices que no tienes que
cambiar el mundo y que puedes imaginar una vida sencilla conmigo en
Snowy Falls, pondré todo de mí. Dime que no necesitas eso y te prometo que
aba más y más vida.pasaré el resto de mi vida contigo, sin dudarlo. Solo dime eso —suplicó.
Las lágrimas corrieron por mis mejillas al darme cuenta de lo que tenía
que decir.
—Cage, no puedes imaginar la responsabilidad que tengo. Hay gente que
depende de mí.
—Y con mi madre, no puedes imaginar la responsabilidad que tengo. Ella
e he conocido. Peroy Nero dependen de mí —dijo, con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Esto es todo? —le pregunté, esperando desesperadamente que me
todo lo que siempredijera que no.
—Supongo que sí —dijo, y me destrozó el corazón.
hacerlo. No quiero Sabía que debía decir algo después de eso. Lo que fuera. Pero no podía. El
dolor que sentía me desconectó de mi cuerpo. Flotaba por encima de nosotros
Nunca lo he dicho. dos en alguna parte, mirando hacia abajo. Estaba triste por la chica que
hablé de cuál era milloraba desconsoladamente en el asiento del acompañante de la camioneta de
lugar y formar unaCage. Pero no podía sentirlo. Habría sido demasiado.
Agradecí que ella abriera la puerta y saliera hacia el frío. Cualquier cosa
era mejor que verla sufrir. Ahora, solo necesitaba llegar a su apartamento
uien más. Incluso si antes de que le cedieran las piernas y colapsara.
Subió las escaleras mientras yo deseaba que avanzara, paso a paso. Fue
cuando sacó la llave e intento ponerla en la cerradura que no pude contenerlo
ver a jugar al fútbol,más. De pronto, me ahogaba en dolor y el mundo a mi alrededor dio un
vuelco. Por suerte, no tuve que abrir la puerta. Una cara conocida la abrió y
me estaba mirando.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Lou—. ¿Quin, estás bien?
dor de fútbol, ¿tenía Quería decirle que no lo estaba. Quería decirle que Cage y yo nos
habíamos separado y que no volveríamos a estar juntos. No pude hacerlo. Lo
me así, pero no podíaúnico que pude hacer fue dar un paso hacia ella y caer en sus brazos.
adie cuestionaría mi —Me ha lastimado —fue todo lo que pude decir—. No sé qué hacer —le
de la NFL. Y, si élexpliqué, antes de pasar el resto de la noche ahogándome en mis lágrimas.
resto de mis días
había nacido. A pesar de que me había sentido devastada cuando Cage no me había
i no juego al fútbolescrito, no se comparaba con lo que sentí las siguientes semanas. Tenía una
cosa en claro. No estaba hecha para eso.
o las lágrimas. Tal vez era más débil que todos los demás. Lou pasaba de tío en tío como
es que no tienes quesi fueran palomitas. Ninguno le había dejado siquiera mantequilla en los
sencilla conmigo endedos. Por el otro lado, yo había salido con un único tío y romper con él me
eso y te prometo quehabía dejado catatónica. Debería haber sabido que no estaba hecha para el
eso —suplicó. amor.
enta de lo que tenía En veinte años, no había encontrado a nadie que me amase. ¿Por qué?
Pensaba que era algo de lo que podría escapar en una escuela en medio de la
engo. Hay gente que nada. Pero el verdadero problema era que no importaba a dónde fuera, yo
estaba allí. Lo que nadie amaba de mí… era yo.
lidad que tengo. Ella Lou hizo todo lo posible por sacarme de la cama y hacer que, al menos,
asistiera a clases, pero tampoco pude hacer eso. Una parte de mí sabía que,
eradamente que mesin importar la clase, probablemente podría estudiar unos días antes del
examen y aprobar. La otra parte ya no veía el sentido en ir a la universidad.
Nada tenía sentido. ¿Por qué dejar la cama, salvo para comer e ir al baño?
ra. Pero no podía. ElA pesar de mi inteligencia, no podía resolver eso. Entonces, en cambio, me
r encima de nosotros quedé en la cama llorando y dejé que mis pensamientos giraran sin cesar en
te por la chica que torno a Cage.
e de la camioneta de Un momento lo amaba; al siguiente, lo odiaba. Pero en todo momento
maldecía mi defecto fatal que hacía que fuera imposible amarme.
frío. Cualquier cosa —¡Quin, tienes que levantarte de la cama! —dijo Lou, insistentemente—.
ar a su apartamentoSi no lo haces por ti, entonces hazlo por mí. Sale un olor de aquí que hace
que los tíos que traigo a casa crean que estoy utilizando el cuarto para
ra, paso a paso. Fue almacenar cadáveres.
e no pude contenerlo —Perdón —dije, pues no quería ser la carga que era.
mi alrededor dio un Lou suspiró y después se metió en la cama y envolvió sus brazos alrededor
conocida la abrió yde mí.
—Vamos, Bichito, tienes que salir de esto. Hay otros tíos en el mundo.
Créeme. Y una tía maravillosa como tú tendrá para elegir. Solo tienes que
ue Cage y yo nossalir. Bichito, ¿cómo puedo hacer para que salgas de esta habitación?
No pude hacerlo. Lo —No lo sé —le dije, con sinceridad.
—Vale, quizá eso ha sido demasiado. ¿Cómo hago para que salgas de esta
No sé qué hacer —le cama?
en mis lágrimas. No respondí.
Lou se levantó de un salto y empezó a revisar el cuarto.
Cage no me había —Suficiente. Estaba tratando de ser una buena amiga, pero no me has
semanas. Tenía unadado otra opción. ¿Dónde está?
—¿Qué cosa?
ba de tío en tío como —Tu teléfono.
mantequilla en los —No llames a Cage.
y romper con él me —¿Crees que quiero llamar a Cage, esa apestosa y sucia rata? Oh, no.
estaba hecha para elTiene que arder en el infierno por lo que te ha hecho.
—Lo estaba haciendo por su…
e amase. ¿Por qué? —Si me dices que tuvo que hacerlo por su madre enferma, juro por Dios
cuela en medio de la que perderé la paciencia. No puedes defenderlo hasta que seas capaz de estar
a a dónde fuera, yo parada el tiempo suficiente para darte una ducha. ¿Me oyes? Dije: «¿Me
oyes?».
hacer que, al menos, —Sí.
rte de mí sabía que, —Bien. Ahora, ¿dónde está tu teléfono?
unos días antes del —En el cajón.
r a la universidad. Lou miró la mesita de noche y vio que había un cable que impedía que se
a comer e ir al baño?cerrara. No tenía ganas de explicar cómo había sucedido y él no preguntó.
nces, en cambio, me En cambio, lo sacó, agarró mi dedo, lo desbloqueó y buscó en los
giraran sin cesar encontactos.
—¿A quién llamas? —le pregunté, tras darme cuenta de que había algunos
o en todo momento contactos a los que no quería que llamara.
—¿Hola, señor Toro? Hola, no me conoce, pero soy la compañera de
u, insistentemente—.cuarto de Quin… Es un placer conocerlo a usted también.
or de aquí que hace Levanté la cabeza de golpe.
ando el cuarto para —¿Has llamado a mi papá? ¡Eso es un golpe bajo! —Ni siquiera estaba en
mi radar de personas a las que no quería enfrentar. Me di la vuelta y hundí la
cabeza en la almohada.
sus brazos alrededor —Escuche. Lo llamo porque estoy teniendo un problemita con Quin…
—¿Has llamado a mi papá? —gruñí.
os tíos en el mundo. —Sí. No consigo que salga de la cama —le dijo Lou a mi padre—. ¿Por
egir. Solo tienes quequé? Porque un tío le rompió el corazón.
—¡¿Qué?! ¡Noooo! —grité, y me estiré para alcanzar el teléfono. Lou
saltó fuera de mi camino.
ra que salgas de esta —¡Lo sé! Son lo peor, ¿verdad? En fin, me preguntaba si tenía alguna
forma de hacer que se levante, por lo menos para que se dé una ducha o algo
así… Sí, huele bastante rancio aquí.
—¡Noooo! —grité, mortificada.
ga, pero no me has —Está bien. Claro que sí —dijo Lou, bajando el teléfono—. Quin, es tu
papá. Quiere hablar contigo.
—¡Te odio! —le dije, en serio.
—Pero yo te amo —dijo. Me entregó el teléfono con una sonrisa y salió
del cuarto.
sucia rata? Oh, no. Miré el teléfono y respiré profundo. No era que no quisiera hablar con
papá. Me llevaba mejor con él que con mi madre y siempre había sentido que
podía hablarle de cualquier cosa.
ferma, juro por Dios Simplemente era humillante. Yo era su niñita. Quería que estuviera
e seas capaz de estarorgulloso de mí. Pero ahora, más que en cualquier otro momento, estaba claro
e oyes? Dije: «¿Meque nadie debía estar orgulloso de mí, en especial un tipo tan increíble como
mi padre.
—¿Papi? —dije, haciendo un esfuerzo por sonar tranquila.
—Quin, lo siento. Lo siento mucho.
En ese momento, perdí los estribos. Un dolor insoportable salió de mí
e que impedía que semientras se me caían los mocos por la cara.
y él no preguntó. —Duele mucho. ¿Por qué tiene que doler tanto?
eó y buscó en los —Porque así es el amor. A veces duele.
—Pero, ¿por qué?
de que había algunos Mi padre se quedó callado al otro lado de la línea.
—Vale, es suficiente. Levántate de la cama, vístete. Estaré allí en cuatro
oy la compañera dehoras.
—¿Qué?
—Esta llamada me ha encontrado en el jet volviendo a Nueva York. Me
Ni siquiera estaba endesviaré para verte. Vamos a ir a cenar y vamos a hablar de esto.
i la vuelta y hundí la —¿De qué estás hablando?
—Lo digo en serio. Sal de la cama. Vístete. Estaré allí en cuatro horas.
mita con Quin… —¿Está mamá contigo?
—No. Está en Nueva York. Estoy solo yo. Tendremos una conversación
u a mi padre—. ¿Porde padre a hija sobre salir con tíos. Deberíamos haber tenido esta
conversación hace mucho.
zar el teléfono. Lou Por mucho que no quería, después de la llamada me arrastré fuera de la
cama y me metí en la ducha.
taba si tenía alguna —¡Aleluya! —gritó Lou desde la sala de estar.
dé una ducha o algo —Te odio —mascullé, mientras las gotas de la ducha me ahogaban.
No la odiaba. Lou era la mejor amiga que había tenido. Podría haberme
muerto de hambre si no fuera por ella, porque no había forma de que hubiera
éfono—. Quin, es tu caminado hasta la puerta principal para recibir la comida.
Además, se preocupaba por mí de la manera en la que esperaba que Cage
lo hiciera. Lou se merecía una mejor experiencia universitaria que tener que
n una sonrisa y salió cuidarme.
Al regresar limpia a mi habitación, olí lo que Lou había dicho. Mi
quisiera hablar con habitación olía como una tumba. Abrí una ventana. No quería que mi papá
pre había sentido que me viera así.
Mis padres, pero mi papá en particular, imaginaban que haría grandes
uería que estuvieracosas. Pero ahí estaba, incapaz de alimentarme después de que un tío me
omento, estaba clarohubiera roto el corazón. Yo no era tan especial como él creía.
o tan increíble como Me senté en el borde de la cama en toalla durante un buen rato. Ducharme
me había sacado mucha energía. Necesitaba descansar. Cuando recibí el
mensaje de mi papá que decía que ya había aterrizado, me obligué a vestirme.
—¡Emerge de las tinieblas! —dijo Lou, cuando entré a la sala de estar.
portable salió de mí La miré con resentimiento. Eso no le impidió correr y lanzar sus brazos
alrededor de mí.
—¡Y además hueles bien! Tenía serias dudas acerca de llamar a tu papá
por ti, pero ¡mira cómo está mi Bichito ahora!
No me resistí a su abrazo. En realidad, se sintió muy bien. Pero, cuando
sonó el timbre, me soltó para que pudiera responder.
Estaré allí en cuatro —¿Hola?
—Quin, es papá.
—Ahora bajo.
o a Nueva York. Me —¿No lo vas a hacer pasar? —me preguntó Lou.
—¿Por qué lo haría?
—Así puedo conocerlo —respondió, casi babeando.
en cuatro horas. Le demostré que me molestaba su comentario con una mirada y me dirigí
hacia la puerta. La verdad era que, además de todas las cosas que había
os una conversación logrado, tenía que escuchar los comentarios sobre lo guapo que era. No
haber tenido estanecesitaba que Lou tuviera fantasías sobre él y luego me las contara. ¡Qué
asco!
arrastré fuera de la Intenté dejar a Lou atrás, pero cuando salí del cuarto, ella también lo hizo.
—¿Qué estás haciendo?
—Solo me aseguro de que llegues bien abajo —dijo, con una sonrisa
me ahogaban. diabólica.
ido. Podría haberme —Como sea —dije, no tenía suficientes energías para pelear con ella.
orma de que hubiera Lou bajó las escaleras conmigo con una sonrisa en el rostro.
—Papá —le dije, viendo a mi padre justo detrás de la puerta.
e esperaba que Cage Lou se quedó sin aliento.
sitaria que tener que —¿Y quién es ella? —preguntó papá.
—Ella es mi compañera de cuarto, Lou.
ou había dicho. Mi —Encantado de conocerte, Lou —dijo papá, con una de sus encantadoras
quería que mi papá sonrisas. Lou soltó una risita nerviosa, se calmó y estiró la mano hacia él.
—También es un placer conocerlo, Sr. Toro.
n que haría grandes —Gracias por cuidar de mi hija. A veces necesita que la cuiden.
s de que un tío me —¡Papá!
—Por supuesto. Haría cualquier cosa por mi Bichito… es decir, Quin.
buen rato. Ducharme —Y gracias por llamarme. Parece que he llegado justo a tiempo.
r. Cuando recibí el Lo miré confundida y después miré hacia abajo. Había pensado que había
e obligué a vestirme. hecho un buen trabajo recomponiéndome.
a la sala de estar. —¿Vamos? Una vez más, ha sido un gusto conocerte, Lou. La próxima
y lanzar sus brazos vez que esté en la ciudad, saldremos a comer todos juntos.
—Lo espero con ansias, Sr. Toro —dijo Lou, sonrojándose.
de llamar a tu papá Sí, estaba segura de que lo haría.
Papá se alejó y me rodeó con el brazo. Se sentía bien sentirlo. Aunque
y bien. Pero, cuandoquizá solo lo hacía para arreglar mi cabello.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Te has mirado en el espejo antes de salir?
—La apariencia no es tan importante para todos como lo es para ti, papá.
La verdad era que me había olvidado. Y aunque había logrado vestirme,
me había olvidado completamente de peinarme. Una cosa a la vez.
Como siempre, papá me llevó al mejor restaurante que pudo encontrar.
Teniendo en cuenta que estábamos en el este de Tennessee, no era como los
a mirada y me dirigí de Nueva York o Los Ángeles, pero era agradable. Por alguna razón, apenas
las cosas que había podía saborear la comida, pero probablemente eso tenía más que ver con
guapo que era. No Cage que con el chef.
me las contara. ¡Qué —Entonces, cuéntame, ¿qué está pasando, Quin? ¿Quién es este tío que le
ha roto el corazón a mi niña?
ella también lo hizo. A pesar de los defectos que tuviera, mi papá siempre escuchaba
atentamente. Al hacerlo esta vez, pareció sentir mi dolor genuinamente.
jo, con una sonrisa —¿Sabes que tu madre una vez me dejó con el corazón roto?
—Ella no dice lo mismo. Me dijo que tú rompiste su corazón.
pelear con ella. —Supongo que es una cuestión de perspectivas. Fue un momento muy
extraño.
—¿Te refieres al huracán?
—Sí. Fue una locura. No podrías imaginarlo. Y yo era un chaval en ese
entonces. No me había dado cuenta de lo que era importante. Tu mamá era lo
importante. Lo que ella necesitaba y quería era lo importante.
de sus encantadoras —Lo importante para Cage es cuidar de su madre —le dije.
a mano hacia él. —Como debe ser.
—Pero duele. Yo lo amaba. Y él a mí. Me dijo que me amaba.
—Estoy seguro de que lo hizo y de que tú lo haces. Y eso es maravilloso
por el tiempo que dure. Pero amar a alguien a veces significa dejarlo ir.
… es decir, Quin. ¿Crees que tu madre y yo queríamos que te mudaras tan lejos? ¿No crees que
preferiríamos que vivieras con nosotros para siempre? Eres nuestra pequeña
a pensado que habíahijita… incluso si ya no eres tan pequeña —dijo papá, con una sonrisa.
—Probablemente no lo querían. Pero necesitaba alejarme para
te, Lou. La próximaencontrarme a mí misma —le contesté, aun sintiéndome culpable por irme.
—Y lo sabemos. Queremos que seas todo lo que puedes ser, no solo para
nosotros sino para todos. Entonces, puedes amar a este chico; pero, a veces,
amar a alguien significa dejarlo ir.
en sentirlo. Aunque —Duele, papi. Duele mucho.
Pude ver que había entristecido a mi papá.
—Sabes que no tienes que hacer nada de esto, ¿verdad?
—¿Qué quieres decir?
lo es para ti, papá. —Me refiero a la universidad. Probablemente ya seas más inteligente que
ía logrado vestirme,todos aquí.
—No lo soy.
que pudo encontrar. —¿Estás segura de eso? ¿Y aunque no tengas la información ahora, no
see, no era como los podrías aprenderla en una semana? Quin, has decidido venir a la universidad
alguna razón, apenas para descubrir quién eres, lo cual es admirable. Pero no es como si no
ía más que ver conpudieras resolverlo por tu cuenta. No existe una fórmula mágica que han
descubierto en las universidades para escupir personas completamente
ién es este tío que leformadas al final del camino. Quin, tienes un destino. Cambiarás el mundo.
No hay dudas de eso. Y asistir a una clase llamada «Introducción a la
siempre escuchaba Educación Infantil» no hará que lo logres. Quin, ven a casa.
genuinamente. —Papá…
—Todo el mundo sabe que vas a cambiar el mundo. ¿Quieres saber un
secreto? El secreto es que yo sé cómo lo harás. Voy a fundar una compañía
e un momento muyde capital de riego. En realidad, ya lo he hecho. Y tú, Quin, vas a trabajar
conmigo y vas a direccionar tu increíble inteligencia a un conjunto de carteras
de negocios y vas a encontrar la empresa que terminará curando el cáncer, o
era un chaval en esereciclando plásticos o lo que sea. Luego, les darás los recursos económicos
ante. Tu mamá era loque necesiten para cambiar la vida tal como la conocemos. Así es como vas a
cambiar el mundo. Estar aquí no te ayudará a hacerlo. De hecho, lo retrasa.
Vas a cambiar el mundo, Quin. Cage tiene sus responsabilidades y tú las
tuyas.
—¿Qué pasa si no quiero cambiar el mundo? Suena muy egoísta decirlo,
Y eso es maravillosopero ¿qué pasa si solo quiero casarme y tener hijos? ¿No puede eso estar bien
significa dejarlo ir. también?
lejos? ¿No crees que Mi papá me miró como si tuviera dos cabezas.
Eres nuestra pequeña —Quin, ¿es eso lo que quieres?
n una sonrisa. —No lo sé. Tal vez.
aba alejarme para Miré a papá y no pude esquivar la decepción en sus ojos. Le tomó un rato
culpable por irme. poder ocultarlo.
des ser, no solo para —Te amo. Lo que elijas hacer estará bien para mí. Pero déjame
chico; pero, a veces, preguntarte algo: si lo que te propongo no es lo que quieres, ¿por qué sigues
aquí? No puedes fingir. Y, me duele tener que decir esto, pero Cage ha
tomado su decisión. Él podría haberte elegido a ti. No lo ha hecho. Entonces,
no importa si tú lo eliges a él, porque él ha dejado en claro lo que quiere. Y,
créeme, no puedes hacer más que respetarlo.
No quería llorar delante de mi papá, pero quería hacerlo. Lo que más dolía
más inteligente que era saber que tenía razón. Cage podría haber descubierto una manera. No
tenía que dejar la universidad. No tenía que romper conmigo.
Debería habernos dado la oportunidad de arreglar las cosas. En cambio, se
formación ahora, no había alejado. Eso me decía todo lo que necesitaba saber sobre lo que él
enir a la universidadsentía por mí.
no es como si no —Tienes razón, papá. Tengo que dejarlo ir. Y cada día que paso aquí es
ula mágica que hanun día perdido, cuando podría estar haciendo lo que nací para hacer. No tiene
nas completamente sentido estar aquí. Empacaré mis cosas. Volveré a casa.
Cambiarás el mundo.
«Introducción a la
o. ¿Quieres saber un
undar una compañía
Quin, vas a trabajar
conjunto de carteras
curando el cáncer, o
ecursos económicos
s. Así es como vas a
De hecho, lo retrasa.
nsabilidades y tú las
Cage
a nada en el mundo,
Quin
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, con humildad. homme/mâle de l’histoire (Serios problemas), ou la version saine
—dijo Titus, con suhomme/femme (Enamorándome de mi tutora).
, mirando a alguien
scuro y desgreñado,
e Nero de la chica.
age, todos en nuestro
ge, se levantaron y
idad. Lo amaba más
ás feliz por él.
punto de comenzar.
día apartar los ojos?
misterio detrás del
No lo sabía. Pero sin importar qué pasara, yo estaría ahí para averiguarlo.
Cage también. Y, mientras nos tuviéramos el uno al otro, sabía que todo era
posible.
Fin.
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os a quienes les
genes inocentes son
Huracán Laine
(Romance Bisexual)
Por
mela de otros. Pero
oso jeque, está Alex McAnders
mpañante del
riqueza y lujuria que
encontrará Carla su Derechos de autor 2020 McAnders Publishing
l jeque macho alfa? All Rights Reserved
JULES
Jules recibió una propuesta de trabajo que no podría haber llegado en un
mejor momento. A pocos días de terminar en la calle, se topa con Laine, un
viejo compañero de la universidad que le hace una propuesta extraña. Si
simula ser su novia por algunas semanas, su madre y ella podrán conservar su
hogar.
REED
A diferencia de Laine, su mejor amigo de toda la vida, a Reed no podría
importarle menos el dinero. De hecho, luego de terminar la universidad,
mientras Laine se convertía en un saqueador empresarial, Reed se mudó a
una pequeña isla en las Bahamas para crear un programa educativo para
niños de bajos recursos.
La suya es una vida tranquila… excepto cuando Laine llega de visita. Cuando
lo invita a quedarse con él en su isla privada y le dice que habrá otro invitado,
Reed se imagina lo que le espera. Pero, aun preparado, nunca habría podido
adivinar lo que Laine está por hacer y cuánto cambiará los sentimientos que
tienen el uno por el otro.
*****
Nuestro beso fue algo que nunca antes había sentido. Era como caramelo
Reed no podría caliente, chorreando dentro de mi mente. Mi piel ardía. Estaba dejando que
la universidad, yo lo besara. Si el hombre que por tanto tiempo había amado me dejaba hacer
Reed se mudó a eso, ¿qué más me permitiría hacer?
educativo para
Pasando mi mano por sobre Jules, agarré a Reed por la nuca para besarlo
como siempre había soñado hacerlo. Separando mis labios, él hizo lo mismo.
ga de visita. Cuando Busqué su lengua y la encontré. Juntas, nuestras lenguas bailaron. Fue todo lo
habrá otro invitado, que había soñado, tal vez más.
unca habría podido
s sentimientos que Los dos nos besamos sin parar hasta que yo estaba duro como una piedra.
Pero no sentía la incómoda sensación que normalmente acompañaba mi
excitación. Tampoco sentía ya los brazos de Jules sobre mí. Había una razón
o de risas, giros, para ambas cosas. Mientras estaba perdido en el abrazo de Reed, Jules había
que te harán desabrochado mis pantalones y lo había sacado. Apenas pudiendo rodearlo
una satisfacción con una de sus pequeñas manos, acariciaba la cabeza con su lengua.
Sabiendo lo que había deseado hacer por tanto tiempo, aparté a Jules, tumbé a
tir la piel de Reed Reed sobre su espalda y me abalancé sobre su cuerpo perfecto.
mos niños! El silbido Leer más ahora
movimiento, acercó
*****
Subscribe to my YouTube channel ‘Bisexual Real Talk’ where I create
me dificultaba bisexual empowerment videos:
bios sobre los míos.
Era demasiado para
e rozaron por
como caramelo
staba dejando que
ado me dejaba hacer
*****
uca para besarlo Los personajes y sucesos descritos en este libro son ficticios. Cualquier
s, él hizo lo mismo. parecido con personas reales, vivas o muertas, es coincidencia y sin intención
bailaron. Fue todo lo por parte del autor. La persona o personas retratadas en la cubierta son
modelos y de ninguna forma están asociadas con la creación, el contenido o
el tema principal de este libro.
omo una piedra.
compañaba mi Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro podrá
mí. Había una razón reproducirse de forma alguna y por ningún medio electrónico o mecánico,
e Reed, Jules había incluyendo sistemas de almacenamiento de información o de recuperación,
pudiendo rodearlo sin el permiso escrito de la editorial, excepto por un revisor que pueda citar
pasajes breves en una revisión. Para obtener información, póngase en
contacto con la editorial en: [email protected]
podríamos obtener
tener a Jules. Y
a, arrancándola de
oché sus pantalones.
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