Alex McAnders - Serie Snowy Falls - Mi Tutora

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Libros de Alex (MF) McAnders

Romance deportivo

Mi tutora

*****
Libros de Alex (MF) McAnders

Romance deportivo

Mi tutora

*****
Libros de Alex Anders

BDSM

Lo Que El Jeque Quiere


Descendiente Para el Heredero del Multimillonario
Descendiente Para el Heredero del Jeque; Libro 2; Libro 3
Descendiente Para el Heredero del Dictador
Complacer al millonario
A las órdenes de dos amos

Mujeres Hermosas Grandes

Emparejada con el Jeque; Libro 2

*****

MI TUTORA
Alex (MF) McAnders

McAnders Books

*****

Publicadas por
McAnders Publishing
Derechos de autor © 2021

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*****
*****
Tabla de contenidos
Frente del libro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Epílogo

*****
Tabla de contenidos
Frente del libro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Epílogo

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Mi tutora
Mi tutora
Capítulo 1

Quin

No podía creer que Lou me hubiera convencido de hacerlo. Me esta


diciendo que se me secarían mis partes íntimas si no las usaba y, de repente,
había comenzado a gritarle que el objetivo de ir a la universidad no era tener
sexo. A lo que ella me había respondido que ese era exactamente el objetivo
de ir a la universidad. Lo que era aún peor era que tenía razón. Al menos para
mí.
Me había llevado mucho tiempo decidirme a ir a la universidad. No
porque no creyera que la educación superior fuera necesaria. Estaba muy a
favor de estudiar. Pero no había ido a un instituto tradicional. En nuestro
instituto, explorábamos nuestros intereses, los devorábamos como galletas de
chocolate y luego los presentábamos en clase para los que no estaban tan
fascinados con ese tema.
Nadie termina de comprender el sistema cuando se los explico. Pero, en
mi instituto, funcionaba. Era una escuela especial, para niños que entendían
muy rápido, y yo era la mejor de la clase. Cuando cumplí dieciocho años,
tenía el equivalente a un título avanzado en varias especialidades, así que, ¿de
qué me serviría ir a la universidad?
Después de graduarme, me tomé un año sabático en el que leí todo lo que
encontré acerca de todo lo que me interesaba. Cuando me di cuenta de que
me estaba convirtiendo en un ratón de biblioteca, pasé unas semanas en
África y otras en Asia y, luego, terminé el viaje de mochilera por Europa.
El viaje me ayudó a poner las cosas en perspectiva. Sí, sabía mucho sobre
muchos temas. Pero, en el momento en el que hubo más inscripci
instituto tenía solo cincuenta alumnos. Y, además, eran todos como yo. Todos
aprendíamos muy rápido y todos habíamos crecido en los mismos pisos
lujosos de Nueva York.
Yo era inteligente y, por eso, me daba cuenta de que había más en la vida.
Los tres meses que había pasado viajando por el mundo me habían dado
cierta perspectiva. Pero la perspectiva era que no sabía nada sobre lo que
realmente importaba y que no era buena en lo relacionado con las personas
Nunca me había enamorado. Nunca había tenido sexo. Ni siquiera había
tenido una mejor amiga. Y no sabía cómo hablar con las personas para tener
algunas de esas cosas. ¿Qué tipo de vida había estado llevando?
Entonces, en lugar de pensar que podía reinventar la rueda, hice lo mismo
que todos los chicos de mi edad: busqué una universidad que fuera lo más
distinta a mi instituto posible y me inscribí. No hay lugar más diferente a
Nueva York que Tennessee. Y, para contrastar con los rascacielos y la jungla
e estabade cemento, elegí la Universidad de East Tennessee, donde caminar por el
usaba y, de repente,campus era casi lo mismo que caminar por la naturaleza.
versidad no era tener Completé el cuestionario de compatibilidad para encontrar una compañera
ctamente el objetivode cuarto y me tocó Louise, que prefería que le dijeran Lou y era la chica a la
l menos paraque más le gustaban los chicos que hubiera visto en mi vida. Había tenido
más citas con chicos que con el médico. No sabía cómo lo hacía. Lou podía
la universidad. Noconseguir una cita en un bar gay.
saria. Estaba muy a Sin embargo, yo llevaba meses en la Universidad de East Tennessee
dicional. En nuestronadie me había pedido mi teléfono. Cuando Lou me dijo que era porque
galletas denunca salía del apartamento, le solté que estaba intentando hacerme sali
que no estaban tanpara poder llevar chicos en mi ausencia. A lo que me respondió:
—Por supuesto —y luego me echó a la cara la razón por la que estaba ahí
os explico. Pero, en—. No puedes conocer gente nueva encerrada en esta habitación. Y, por
niños que entendíanmucho que te quiera, Quin, no obtendrás lo que buscas conmigo. No me
mplí dieciocho años,malinterpretes, si me gustaran las chica, estaría feliz de colocarte un anillo en
alidades, así que, ¿deel anular. Pero no me gustan. Lo que significa que el lugar en el que pasas
cada minuto de tu vida es el único lugar en el que no deberías estar.
l que leí todo lo que —Me voy a clase —le respondí.
me di cuenta de que —¡Uf! No importa. Mira, ¿quieres demostrar que no has venido aquí para
sé unas semanas enobservar a la gente común hasta que tu padre te dé un trabajo en su compañía
lera por Europa. millonaria de autos eléctricos o su compañía millonaria de cohetes espaciales
í, sabía mucho sobre o alguna otra? Entonces, sal por esa puerta y te diviértete, jovencita —dijo,
más inscripciones, elseñalando la salida.
odos como yo. Todos —Eso dolió, Lou.
n los mismos pisos —Si no es cierto, hazlo. Mézclate con la gente.
—¡Basta!
había más en la vida. —¡Demuéstrame que estoy equivocada! Deja de decir que quiere
do me habían dadouna vida y ve a conseguirla.
a nada sobre lo que —¡Lo haré! —le dije, furiosa.
o con las personas. —¡Bien!
o. Ni siquiera había —¡Bien!
s personas para tener —Y quiero pruebas. Cuando regrese esta noche, quiero ver a un chico
desnudo en esa cama y quiero ver vergüenza, jovencita. Mucha vergüenza.
ueda, hice lo mismo —¡Habrá mucha vergüenza! Habrá mucha vergüenza para ti. Por lo
ad que fuera lo más equivocada que estás … y eso.
ugar más diferente a —Bien.
scacielos y la jungla —Bien.
onde caminar por el —Lo digo en serio, Quin.
—Yo también.
compañera Así que ahí estaba, avanzando por el campus hacia la única fiesta que
ou y era la chica a la había encontrado en mi investigación de último minuto. Ese día, el equipo de
i vida. Había tenidofútbol americano de la Universidad de East Tennessee le había ganado al de
lo hacía. Lou podía la Universidad de West Tennessee, su rival del estado, y la fraternidad de
fútbol estaba dando una fiesta. Nada de eso sonaba divertido, pero estaba
East Tennessee yyendo porque … porque Lou me había engañado para que lo hiciera. Y eso
que era porqueque se suponía que yo era la inteligente.
o hacerme salir solo Muy bien. Iría a la fiesta. Conseguiría pruebas de que había ido. Y luego
me sentaría en una cafetería a leer un libro en mi teléfono.
por la que estaba ahí Sabía que Lou había dicho que quería encontrar a alguien desnudo en mi
a habitación. Y, por cama, pero no había forma de que eso sucediera. No podría perder mi
as conmigo. No mevirginidad ni en una piscina llena de pollas. ¡Y eso que lo había intentado
olocarte un anillo en sabía por qué nadie quería estar conmigo, pero nadie quería.
ugar en el que pasas Además, solían gustarme los tíos más grandes , y no iba a encontrar a uno
en el campus. A menos que considerara a los profesores, y no quería hacerlo.
No. Parecía que tendría que pasar el resto de mi vida triste, sola y virgen.
has venido aquí para ¿Acababa de bajarme el ánimo? Sí, lo había hecho. Definitivamente y
bajo en su compañíaestaba de humor para ir a una fiesta.
de cohetes espaciales Al doblar la esquina, llegó a mis oídos la música antes de que la casa de la
te, jovencita —dijo, fraternidad apareciera a la vista. Era intimidante. Tuve que pensar en lo
enojada que estaba con Lou por lo que me había dicho para poder seguir
adelante.
Cara a cara con mi inminente perdición, casi me quedo paralizada.
Simplemente no era buena para ese tipo de cosas. No había forma de que
ir que quiere s tenerpudiera mezclarme o agruparme o lo que fuera que hicieran las personas de
mi edad.
Nuevo plan. No entraría. Sin embargo, obtendría una prueba de que había
estado ahí. Iba a acercarme a alguna de las seis personas que estaban afuera,
le iba a pedir que nos sacáramos una selfie y luego me iría lo más rápido
iero ver a un chico posible.
Mucha vergüenza. Miré a mi alrededor y vi algunas personas fumando, un grupo hablando en
nza para ti. Por loun círculo con vasos rojos y un tío parado solo. Eso facilitó la elección. Todo
lo que tenía que hacer era acercarme a él, pedirle que nos tomáramos una
selfie, hacerlo, agradecerle y marcharme. Podía hacerlo. No era tan rara
Podía hablar con una persona.
Apreté los labios, me resolví a hacerlo y avancé. No tenía que pensarlo
demasiado. Tenía que hacerlo y terminar con eso.
la única fiesta que —Disculpa, ¿puedo tomarme una selfie contigo? —le pregunté al chico,
Ese día, el equipo de que me estaba dando la espalda.
e había ganado al de —¿Quieres una foto conmigo? ¿Por qué? —me preguntó el chico, con un
y la fraternidad de leve tono de enojo, mientras se giraba.
vertido, pero estaba ¡Vaya!
que lo hiciera. Y eso ¿Conoces esa sensación, cuando ves a alguien que te deja sin aliento?
calor comienza en el dorso de las manos y se dispara hacia los brazos, por
e había ido. Y luegodonde sube hasta el rostro y hace que te sientas mareada. Eso fue lo que
sucedió cuando nuestros ojos se encontraron. El muchacho era hermoso.
guien desnudo en mi Su piel clara contrastaba con el cabello negro azabache y sus ojos azules.
o podría perder mi Su mandíbula estaba tallada en mármol. Tenía hoyuelos, tantos hoyuelos, en
había intentado! Nolas mejillas, debajo del labio inferior, en la punta de la barbilla, en todas
partes.
ba a encontrar a uno Y, además, era grande. Era varios centímetros más alto que yo y el doble
y no quería hacerlo. de ancho. Eso no d ecía mucho, considerando lo pequeña que soy. Y ni
e, sola y virgen. hablemos de lo tacaña que fue conmigo el hada de los pechos. Pero él parecía
efinitivamente ya no tener músculos hasta en los músculos. ¡Joder! Era hermoso.
No podía hablar y, claramente, él estaba esperando que lo hiciera. Me
s de que la casa de lahabía preguntado algo. ¿Qué había sido? ¡Ah, cierto! Me había preguntado
e que pensar en lo por qué quería una selfie con él, y parecía molesto.
o para poder seguir ¿Lo había hecho enfadar? ¿No era normal pedirle una selfie
desconocido? Probablemente no. ¡Mierda! ¿En qué carajo estaba pasando?
e quedo paralizada. —Lo siento —balbuceé, antes de obligar a mis piernas a moverse en la
había forma de que dirección contraria.
eran las personas de Me había alejado dos pasos, cuando él volvió a hablar.
—¡Espera! No te vayas.
prueba de que había Me detuve.
s que estaban afuera, —Lo siento. No quise ser grosero. Si quieres una selfie, me tomaré una
e iría lo más rápido contigo.
—No, está bien —le dije, con ganas de mirarlo de nuevo, pero con miedo
n grupo hablando ende que, si lo hacía, no sería capaz de respirar.
itó la elección. Todo —No, en serio. Está bien. Podemos tomarnos una. No sé por qué alguien
nos tomáramos una querría una. Pero está bien. Me encantaría tomarme una foto contigo.
tan rara. Entonces lo miré de nuevo y reconocí lo que estaba diciendo. Hablaba
como alguien acostumbrado a que la gente le pida tomarse fotos con él. Yo
o tenía que pensarlo conocía un poco de eso. Era por eso, en parte, que había elegido una
universidad en el medio de la nada. Quería estar en un lugar donde nadie me
e pregunté al chico,reconociera como Harlequin Toro, la hija rara de dos de los genios más
famosos del mundo.
untó el chico, con un Sin embargo, esa era yo. ¿A él por qué la gente le pediría selfies
tipo más buen mozo en la historia de la humanidad. Tal vez se le acerca
desconocidos deslumbrados por su belleza. No me hubiera sorprendido si
deja sin aliento? El hubiera sido así.
hacia los brazos, por —Yo, mmm … no te he pedido una selfie porque sé quién eres. No te
. Eso fue lo quereconozco. No sé quién eres —le expliqué.
o era hermoso. El chico echó la cabeza hacia atrás, sorprendido. Mientras lo miraba, su
ojos azules.piel clara se tornó rosada.
tantos hoyuelos, en —¡Oh! Bien. Entonces… —movió la cabeza como si tratara de
la barbilla, en todas comprender algo—. Lo siento, ¿por qué quieres una selfie conmigo?
—No era específicamente contigo. Era con cualquiera —le dije.
to que yo y el doble —¿Querías una selfie con cualquier persona? ¿Por qué?
ueña que soy. Y ni Resoplé al recordar mi situación.
chos. Pero él parecía —Es para mi compañera de cuarto. Me ha dicho que tenía que salir y
divertirme. Y me ha dicho que quiere pruebas…
que lo hiciera. Me —¿Y la selfie iba a ser la prueba?
Me había preguntado —Sí.
—Entonces, después de tomarte la foto… ¿qué? ¿Ibas a irte?
selfie a un —Sí.
o estaba pasando? El hermoso chico me miró como el bicho raro que yo efectivamente
nas a moverse en laSe le dibujó una sonrisa en el rostro. Me hubiera hecho sentir mal conmigo
misma de no ser porque yo estaba por derretirme y convertirme en un charco
en el pasto.
—Esto te va a parecer una locura, pero … ya estás aquí. ¿Por qué no
entras y te diviertes?
, me tomaré una —No soy buena con estas cosas. Con lo social, ¿sabes?
—Por suerte, eso es algo en lo que yo soy muy bueno. ¿Qué te parece si
evo, pero con miedohacemos un trato? Nos sacaremos la selfie para tu compañera de cuarto, pero
tienes que entrar e intentar pasar un buen rato. Te presentaré a algunas
o sé por qué alguien personas. Y así, cuando tu compañera te pregunte cómo ha estado la noche,
no tendrás que mentirle —dijo, y su rostro se llenó de hoyuelos.
a diciendo. Hablaba Lo miré fijo.
rse fotos con él. Yo —¿Por qué harías algo así?
había elegido una Me miró y torció la cabeza, confundido.
ugar donde nadie me —Quizás solo quiero ser amable. Quizás creo que eres genial y que sería
de los genios más divertido pasar el rato contigo. Quizás estoy coqueteando.
Un escalofrío me atravesó al escuchar la palabra «coqueteando». ¿Qué
selfies? Era elestaba pasando? ¿Es e chico gustaba de mí? ¿Estaba sucediendo algo entre
l vez se le acercarannosotros? ¿Iba a haber un chico desnudo en mi cama y mucha vergüenza
biera sorprendido sicuando Lou regresara al apartamento?
—Mmm, está bien —acepté, segura de que me estaba poniendo roja como
sé quién eres. No teun tomate.
—Cage, por cierto …
entras lo miraba, su —¿Cómo?
—Mi nombre —Me miró fijo—. ¿Y tu nombre es…?
omo si tratara de —Ah. Quin.
—Genial. Me gusta ese nombre.
—Gracias. Me lo pusieron mis padres —le dije, porque había perdido el
control de mi boca.
Cage se echó a reír—. Quiero decir, es obvio que me lo pusieron mis
ue tenía que salir ypadres.
—No es tan obvio. Mis padres no eligieron el nombre «Cage».
—¿Quién lo hizo? ¿Un tío o alguien así?
—No, yo mismo.
—Entonces, ¿cuál es tu verdadero nombre?
Cage me miró y se notó que tenía muchas cosas en la cabeza.
efectivamente era. —¿Qué te parece si vamos adentro y te muestro el lugar?
sentir mal conmigo —Entonces, supongo que no vas a responder esa pregunta …
ertirme en un charco Cage se rio entre dientes, un poco incómodo.
—No tienes filtro, ¿verdad?
. ¿Por qué no Me quedé paralizada. Esa no era la primera vez que alguien me lo decía.
La vez anterior había sido el último tío del que me había enamorado.
—Supongo que no. ¿Es algo malo?
o. ¿Qué te parece si —A decir verdad, es algo refrescante.
añera de cuarto, pero —Oh. Bien —dije, y me enamoré un poco más de él.
presentaré a algunas —Tu sonrisa es muy bonita.
la noche, —No me di cuenta de que estaba sonriendo —le dije.
—Estás sonriendo —me dijo, sonriendo él también.
—Tú también. Y también es muy bonita —le dije, mientras sentía que el
corazón me explotaba en el pecho, sin saber qué hacer al respecto.
Cage me llevó por las escalinatas, pasamos por el porche e ingresamos
es genial y que sería casa de la fraternidad. Me era difícil apartar los ojos de él; pero, cuando lo
hice, me sorprendí con lo que vi. No sabía qué debía esperar, pero
coqueteando». ¿Qué definitivamente no esperaba eso. La gran sala de estar tenía pocos muebles
ucediendo algo entreestaba llena de gente. Todos sostenían vasos rojos y hablaban entre sí como si
y mucha vergüenzafueran amigos.
—Todavía es bastante temprano —me dijo Cage.
poniendo roja como —¿A qué te refieres? —le pregunté, levantando mi voz sobre la música
country pop.
—Habrá más gente en un rato.
—¿Más de la que hay ahora? —le pregunté, mientras miraba a mi
alrededor y pensaba que ya había muchísima gente.
Cage se rio entre dientes.
—Sí.
que había perdido el —¡Cage! —dijo un tío grandote. Pasó un brazo alrededor de los hombros
de Cage y le derramó un poco de su bebida en la camisa—. Oh, ¿te
me lo pusieron mis manchado?
—No pasa nada —dijo Cage, sin preocuparse—. Dan, ella es Quin.
Dan se volvió hacia mí y me miró fijo.
—¡Quin! —dijo, por fin, para terminar con el momento incómodo—.
¿Está tratando de reclutarte?
—¿Qué cosa? —le pregunté, confundida.
— Que si está tratando de que seas parte del equipo de fútbol americano
Lo miré sin entender qué estaba pasando. ¿Estaba hablando en serio?
¿Creía que era un tío? No era la primera vez que me confundían con un chico.
Pero, incluso si se había confundido, yo no tenía el cuerpo de un tío que
choca a toda velocidad con hombres de cien kilos.
alguien me lo decía. —¿El equipo de fútbol americano?
Confundida, me volví hacia Cage, que me sonrió.
—No le prestes atención a Dan. Ha recibido demasiados golpes.
—Eres bienvenida, por cierto —dijo Dan, a la defensiva.
—¿Jugáis en el equipo de fútbol americano? —les pregunté, hilando lo
que habían dicho.
Dan dejó de hacerse el despistado y pasó un brazo alrededor de Cage.
—Yo juego en el equipo. Éste tío es el equipo.
ientras sentía que el Miré a Cage en busca de una explicación. Sonrió con humildad.
—Soy el mariscal de campo.
e ingresamos a la —No es solo el mariscal de campo —dijo Dan, burlón—. Es el tío que nos
pero, cuando lollevará a competir en un campeonato nacional y que luego se convertirá en
debía esperar, pero jugador profesional.
nía pocos muebles y —¡Ahhhh! Ahora entiendo. La selfie. Creíste que te estaba pidiendo una
aban entre sí como sifoto porque eres un jugador de fútbol americano famoso.
—No soy famoso —negó rápidamente.
—¡Joder que sí! Es famoso. No hay nadie que no sepa quién es —dijo
voz sobre la músicaDan, con orgullo.
Miré a Cage para ver cómo reaccionaba. Me devolvió la mirada y se rio
entre dientes, incómodo.
entras miraba a mi —No todos saben quién soy.
—Nómbrame a una persona que no lo sepa —lo desafió Dan.
Cage me sonrío con complicidad.
—¿Quieres algo de beber? Creo que necesitas beber algo. Ven conmigo.
edor de los hombros —Un placer conocerte, Quin —dijo Dan, antes de alejarse.
amisa—. Oh, ¿te he —Así que eres el mariscal de campo …
—¿No te has enterado? No soy solo el mariscal de campo, soy el equipo
ella es Quin. —dijo Cage, con algo de autodesprecio.
Me eché a reír.
mento incómodo—. — Sí, me he enterado. ¿Quieres ser un jugador profesional?.
—Sí —dijo Cage, sin entusiasmo, antes de darse la vuelta para servir
cerveza en dos vasos rojos.
fútbol americano. —No suenas muy emocionado.
hablando en serio? —No. Estoy entusiasmado. No puedo esperar a jugar en la NFL. Es, eh,
undían con un chico.todo por lo que he estado trabajando —dijo. Me entregó un vaso y levantó el
uerpo de un tío que suyo para brindar—. Por los nuevos amigos.
Choqué mi vaso contra el suyo y tomé un trago.
—Esta cerveza es horrible —dije, mirando mi vaso.
Cage se echó a reír.
—Por favor, dime lo que piensas realmente.
— No es muy rica —le expliqué.
pregunté, hilando lo Cage se rio más fuerte. Luego, dejó de reír y me miró a los ojos. Tenía
muchas ganas de besarlo.
dedor de Cage. —Supongo que, si te pregunto si te estás divirtiendo, me dirás la verdad.
—Me estoy divirtiendo —le dije, y me acerqué más, por si me
besar.
Cage me miró con un brillo diabólico en los ojos. Podría haber jurado que
—. Es el tío que nosestaba a punto de acercar sus labios a los míos, pero, en lugar de eso, dijo:
ego se convertirá en —¿Por qué no te presento a algunas personas más?
—¿Más personas? Ya he conocido a dos. ¿A cuántas personas se puede
estaba pidiendo unaconocer en una noche?
—Jaja. Varias más que dos —dijo. Pasó una mano alrededor de mis
hombros y nos pusimos en marcha.
epa quién es —dijo Ese contacto hizo que todo mi cuerpo se estremeciera. Me sentía muy
pequeña entre sus brazos. Él era tan grande y tan fuerte… No podía creer que
ó la mirada y se rio había conocido a alguien así. No podía creer que estuviera actuando como si
tuviera interés en mí. ¿Era posible que a un chico como él le gustaran las
chicas como yo? Pensar en eso me hizo sentir una presión en el pecho.
Cage me llevó por la fiesta y me presentó a una persona tras otra. Era
verdad eso de que era un tío sociable. Todas las personas que me presentó
go. Ven conmigo. estaban pendientes de cada una de sus palabras. Y, cuando me tocaba hablar a
mí, estaban pendientes de cada una de las mías.
No sabía si solo estaban siendo amables o si, al estar con Cage, me había
soy el equipoconvertido en una versión más interesante de mí misma. Fuera lo que fuera,
me encantaba cómo se sentía. Ese tipo de interacciones siempre me habían
resultado muy difíciles; pero, al lado de Cage, yo era otra persona.
Lo mejor de todo era que él aprovechaba cada oportunidad que tenía para
a vuelta para servirtocarme. Me apoyaba una mano en el hombro cuando me presentaba a
alguien. Su dedo índice tocaba ligeramente mi antebrazo cuando hacía
hincapié en algo. Y, cuando estábamos de pie uno al lado del otro, como si
r en la NFL. Es, eh,fuéramos una pareja, su hombro chocaba contra el mío cuando él se reía.
un vaso y levantó el Cuando Cage terminó conmigo, yo era una bola de arcilla en sus manos y
no podía dejar de pensar en la otra cosa que Lou me había sugerido. ¿Cómo
se vería Cage desnudo en mi cama?
Uno de sus compañeros de equipo agitaba los brazos mientras contaba una
historia, pero yo no podía apartar los ojos de Cage. Con toda su atención en
su amigo, Cage sacó sutilmente el teléfono de su bolsillo y lo miró. Lo volvió
a guardar muy rápido, esperó a que los brazos se quedaran quietos y luego me
ró a los ojos. Tenía miró a mí y a sus amigos.
—Odio tener que deciros esto, pero tengo que irme —dijo, mientras
me dirás la verdad. colocaba su gran mano en la parte de atrás de mi brazo.
por si me quería —Sí, yo también —dije, rápidamente.
—¿Sí? ¿Adónde vas? —me preguntó, con entusiasmo.
ría haber jurado que —A mi apartamento.
ugar de eso, dijo: —¿Dónde queda?
—En el edificio Plaza Hall…
s personas se puede —¿En serio? Te acompaño —dijo, y me apretó el brazo.
Mi corazón se detuvo. ¿Venía conmigo? ¿Había llegado el momento? No
o alrededor de mispodía creer que finalmente fuera a suceder. Tragué saliva y me forcé a decir
algo.
era. Me sentía muy —Genial.
… No podía creer que Después de despedirnos de algunas personas, salimos hacia la noche. Me
ra actuando como si sentía mareada por el miedo y la excitación. El silencio entre nosotros se
mo él le gustaran las prolongaba, y yo me preguntaba por qué no me decía nada. ¿No se suponía
n en el pecho. que él era bueno con esas cosas? Estaba a punto de mascullar algo cuando,
ersona tras otra. Erapor fin, él dijo algo.
nas que me presentó —La noche está despejada.
o me tocaba hablar a —¿Qué cosa?
—Se ven muchas estrellas —dijo, y se volvió hacia mí—. ¿Tienes frío?
con Cage, me había —¿Qué?
. Fuera lo que fuera, —Estás temblando.
siempre me habían Estaba temblando.
—Creo que estoy nerviosa —admití.
nidad que tenía para —¿Por qué estás nerviosa?
do me presentaba a Sentí calor en la cara.
brazo cuando hacía —No lo sé.
do del otro, como si Cage me miró fijo.
uando él se reía. —Eres muy bonita. ¿Lo sabes?
cilla en sus manos y —Tú también. O sea, eres guapo, no bonito —le dije. Temblaba cada vez
bía sugerido. ¿Cómomás.
Cage se rio entre dientes.
mientras contaba una —Gracias. ¿Estás contenta de haber salido?
toda su atención en —Sí, claro que sí —le dije, y bajé los ojos al suelo.
y lo miró. Lo volvió —Hemos llegado —dijo, cuando nos acercamos a la puerta de mi edificio.
n quietos y luego me —Hemos llegado —repetí, con el corazón latiendo muy fuerte—.
¿Quieres pasar?
me —dijo, mientras —¿Pasar? —me preguntó Cage, que no se lo esperaba.
—Sí —contesté, tímida.
—Ehhhh —balbuceó, antes de que la puerta se abriera y saliera una
muchacha.
—¡Cage! —exclamó, y luego lo rodeó con los brazos, se puso en puntas
de pie y lo besó en los labios.
Mi boca se abrió de la sorpresa. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Quién era esa
chica?
ado el momento? No La muchacha, que era pequeña y rubia y tenía rasgos angulosos, se dio la
a y me forcé a decir vuelta hacia mí.
—¿Quién es ella?
—Ah, ella es Quin. Quin, ella es Tasha.
s hacia la noche. Me Tasha me miró con sospecha. Se notaba que Cage estaba incómodo.
io entre nosotros se —Tasha es mi novia.
ada. ¿No se suponía —¿De dónde conoces a Cage? —me preguntó Tasha.
scullar algo cuando, Estaba muy impactada y no podía hablar.
—Quin me ha pedido un selfie.
Sorprendida, Tasha se giró hacia Cage.
—Ah. ¿Y se tomaron una?
í—. ¿Tienes frío? —Todavía no —dijo Cage, con una sonrisa.
—Puedo hacerlo yo —se ofreció Tasha—. Dame tu teléfono —me dijo,
mientras se acercaba a mí con una mano extendida.
Aún sin palabras, le di mi teléfono y me paré junto a Cage.
—¡Sonreíd! —dijo.
Cage sonrió, mientras yo lo miraba atónita.
—Aquí tienes —dijo, y me devolvió el teléfono—. Mírala.
Bajé los ojos y vi la captura de mi humillación.
—Sí.
—Bien. Vámonos. Tengo hambre —dijo Tasha, mientras entrelazaba su
. Temblaba cada vezcuerpo con el de Cage y lo alejaba.
—Ha sido un placer conocerte, Quin —dijo él, mirándome mientras se iba.
—Sí. Ha sido un placer conocerte… a ti también —murmuré, segura de
que ya no podía oírme.
Observé a la pareja perfecta mientras se alejaban. Por supuesto que tenía
puerta de mi edificio.novia. Y por supuesto que ella lucía así. Verlos alejarse me hizo sentir un
ndo muy fuerte—. dolor en el pecho.
No podía creer que hubiera pensado que estaba interesado en mí. Nadie
nunca se había interesado en mí. ¿Por qué había podido ser tan estúpida?
¿Por qué había pensado que un tío como él podría estar interesado en una
briera y saliera unachica como yo?
Cuando la pareja se perdió de vista en la oscuridad, entré al edificio. Subí
s, se puso en puntaslas escaleras aturdida y con ganas de llorar. ¿Por qué no le gustaba a nadie?
—No me digas que has ido a una cafetería a leer un libro —me dijo Lou, y
ndo? ¿Quién era esa me sacó de mi desconcierto.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté. No esperaba verla.
angulosos, se dio la —¡Uf! La cita no valía la pena. Pero no cambies de tema. No veo a ningún
hombre desnudo en tu brazo. No veo nada de vergüenza.
Saqué mi teléfono, busqué la foto con Cage y se la mostré a Lou.
—¿Quién es él?
ba incómodo. —Cage.
—¿Por qué estás tan afligida, Bichito?
—Tiene novia —le dije, antes de mirarla a los ojos y largarme a llorar.
—Ohhh —dijo Lou, mientras me rodeaba con los brazos y me sostenía
con fuerza.
—¿Cuál es mi problema, Lou? —le pregunté. Lou me llevó a mi cama, se
acostó a mi lado y me abrazó mientras yo lloraba.

teléfono —me dijo,

ntras entrelazaba su

ome mientras se iba.


murmuré, segura de

r supuesto que tenía


e me hizo sentir un
No podía creer que hubiera pensado que estaba interesado en mí. Nadie
nunca se había interesado en mí. ¿Por qué había podido ser tan estúpida?
¿Por qué había pensado que un tío como él podría estar interesado en una
chica como yo?
Cuando la pareja se perdió de vista en la oscuridad, entré al edificio. Subí
las escaleras aturdida y con ganas de llorar. ¿Por qué no le gustaba a nadie?
—No me digas que has ido a una cafetería a leer un libro —me dijo Lou, y
me sacó de mi desconcierto.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté. No esperaba verla.
—¡Uf! La cita no valía la pena. Pero no cambies de tema. No veo a ningún
hombre desnudo en tu brazo. No veo nada de vergüenza.
Saqué mi teléfono, busqué la foto con Cage y se la mostré a Lou.
—¿Quién es él?
—Cage.
—¿Por qué estás tan afligida, Bichito?
—Tiene novia —le dije, antes de mirarla a los ojos y largarme a llorar.
—Ohhh —dijo Lou, mientras me rodeaba con los brazos y me sostenía
con fuerza.
—¿Cuál es mi problema, Lou? —le pregunté. Lou me llevó a mi cama, se
acostó a mi lado y me abrazó mientras yo lloraba.
Capítulo 2

Cage

¡Vaya! Nunca había sentido algo así en mi vida. Apenas podía contenerme
mientras miraba a Quin. No podía apartar mis manos de ella. Podría haberme
quedado con ella en esa fiesta toda la noche. Por primera vez en mucho
tiempo, me sentía vivo.
Volver a la realidad fue muy duro. Cuando recibí el mensaje de Tasha, fue
como si se abriera el piso debajo de mí. Quería quedarme con Quin. Quería
ver hasta dónde llegaríamos. Pero le había prometido a Tasha que la llevaría a
cenar, sin importar si ganábamos o no el partido. Yo siempre cumplía con
mis compromisos y tenía uno con ella.
—Quería hablarte de algo —dijo Tasha, rompiendo el silencio mientras
caminábamos.
—¿De qué?
Tasha me miró entusiasmada y se sonrojó. Era inusual que exhibiera sus
emociones. Normalmente, llevaba consigo una nube tóxica, que infectaba a
todos a su alrededor.
Daba por sentado que ella no era feliz con su vida. Claramente, yo era
parte de su insatisfacción. Pero, cada vez que trataba de hablar con ella al
respecto, me acusaba de intentar arruinar la buena relación que teníamos.
¿De qué buena relación hablaba? Ella no era feliz. Yo no era feliz. Y
nunca teníamos sexo.
—¿Te acuerdas de Vi? —me preguntó, entusiasmada.
—¿Tu mejor amiga, con la que estás todo el tiempo? Sí, la recuerdo.
—No tienes que decirlo así.
—Me has preguntado si recuerdo a la chica de la que te la pasas hablando.
—¿Por qué quieres iniciar una pelea? Estoy tratando de hacer algo bonito
para ti.
Me contuve y respiré hondo. Estaba tenso. No había querido dejar a Quin,
pero lo había hecho por Tasha. De todas formas, probablemente era lo mejor.
La forma en la que me hacía sentir solo podía llevarme a tomar decisiones de
las que luego me arrepentiría.
Tenía que tener en mente las cosas que importaban. Había trabajado toda
mi vida para jugar en la Liga Nacional de Fútbol Americano. Estar con una
chica como Tasha me ayudaría a vender la imagen de tío perfecto para poder
ser el rostro de un equipo. O al menos eso decía mi padre. Él había soñado
con que yo jugara al fútbol americano desde antes que yo. No podía
defraudarlo.
—Lo siento. Creo que todavía estoy cansado por el partido. Eso me pone
as podía contenerme gruñón.
ella. Podría haberme Tasha sonrió.
mera vez en mucho —Estás perdonado —dijo, y pasó los brazos alrededor de los míos—. Y
creo que tengo algo que te va a hacer sentir mejor.
ensaje de Tasha, fue —Muy bien —dije, y logré una sonrisa—. ¿Qué es?
me con Quin. Quería —Bien, recuerdas que hemos estado hablando de subirle un poco el tono a
asha que la llevaría alas cosas… en la cama…
iempre cumplía con Miré a Tasha con sospecha. Lo de subirle el tono a las cosas era algo que
había mencionado ella y, cuando lo había hecho, me había parecido que tenía
el silencio mientrasalgo específico en mente que no había dicho.
—Lo recuerdo.
—He hablado con Vi…
al que exhibiera sus —Ajá… —dije, confundido.
xica, que infectaba a —He hablado con Vi y le he preguntado si le gustaría estar con nosotros
cuando estemos… juntos. Y me ha respondido que sí —dijo Tasha, exultante.
Claramente, yo era Me detuve y la miré. Me tomó un segundo comprender lo que estaba
de hablar con ella aldiciendo.
n que teníamos. —¿Te refieres a hacer un trío?
Yo no era feliz. Y —Sí —dijo ella, y se puso colorada como un tomate.
—¿Por qué has hecho algo así, Tasha?
—¿A qué te refieres?
Sí, la recuerdo. —¿Por qué has invitado a alguien a nuestra cama… y sin hablarlo
conmigo primero?
e la pasas hablando. —Pensé que estarías contento. ¿No es lo que todos los tíos quieren? ¿Estar
de hacer algo bonitocon dos mujeres hermosas al mismo tiempo?
—No todos los tíos. Y, si me hubieras preguntado, te habría dicho que a
querido dejar a Quin,mí me gusta estar con una sola mujer… si me hubieras preguntado.
emente era lo mejor. —Pensé que te gustaría —dijo, desconsolada.
tomar decisiones de —Bueno, no. Y ni siquiera entiendo por qué lo has sugerido.
—Tal vez sea porque ya nunca tenemos relaciones sexuales.
Había trabajado toda —¿Y eso es culpa mía? Eres tú la que está todo el día con Vi.
icano. Estar con una —¿Qué dices?
o perfecto para poder —Digo que no soy yo el que no quiere tener sexo.
dre. Él había soñado —Eso no es tan evidente.
que yo. No podía —Si eres tan infeliz, quizá no deberíamos seguir juntos.
Tasha se quedó paralizada, mirándome.
artido. Eso me pone —¿Por qué dices eso? ¡¿Por qué dices eso?!
—¿No es obvio?
—No. Estamos destinados a estar juntos. Yo seré la esposa perfecta para
or de los míos—. Yti. Lo sabes. Vas a conseguir que te recluten y te vas a convertir en el
mariscal de campo de un gran equipo de la NFL, y yo me ocuparé de la casa
y haré trabajo de caridad. Ya hemos hablado de esto, amor. Nuestro futuro
rle un poco el tono aestá decidido.
Tenía razón. Habíamos hablado del tema y eso era exactamente lo que
s cosas era algo que habíamos decidido. Pero, ahora que estaba en mi último año y no podía
ía parecido que teníapostergar más la entrada al sistema de reclutamiento de jugadores,
comenzaba a dudar. Sin embargo, no era su culpa. Y no tenía que
desquitarme con ella.
—Tienes razón. Lo siento, Tasha. Estoy de mal humor hoy. Pero, por
favor, no volvamos a hablar de tríos, ¿de acuerdo?
a estar con nosotros Apenas lo dije, vi que la luz de los ojos de Tasha se apagaba.
ijo Tasha, exultante. —De acuerdo —accedió, y continuamos la caminata hacia el restaurante
ender lo que estaba en silencio.

—Te dije que no tomaras esa clase, Rucker.


—Pero es un tema que me interesa, entrenador —intenté explicarle por
milésima vez.
—¿Introducción a la Educación Infantil? ¿Para qué necesita el mariscal de
a… y sin hablarlo campo de los Dallas Cowboys o los L. A. Rams una clase sobre educación
infantil? —me preguntó el entrenador, muy enojado.
tíos quieren? ¿Estar —Mire —le dije, cuando finalmente perdí la calma—. Me he anotado en
todas las clases que me ha indicado, sin importar si quería hacerlo o no. He
e habría dicho que a asistido a todos los entrenamientos que ha programado, y he trabajado hasta
vomitar…
—Y mira dónde estás gracias a eso. Tienes una gran posibilidad en un año
en el que el reclutamiento es muy competitivo. Deberías agradecerme lo
mucho que te he presionado.
Me contuve y respiré hondo.
—Y se lo agradezco. Pero necesito tomar al menos una clase para mí.
—Pero ¿por qué esa?
—Es algo que me interesa.
—Y, sin embargo, no has asistido a una sola clase desde el comienzo del
año…
—Porque comienza veinte minutos después de que finaliza el
entrenamiento. Pensé que podría ir corriendo cuando terminara de entrenar.
esposa perfecta para Pero, a veces, la práctica se extiende, o tengo que tomar un baño de hielo. A
as a convertir en elveces estoy demasiado cansado.
e ocuparé de la casa —Bueno, deberías haberlo pensado antes de elegir esa clase, porque esa
mor. Nuestro futuroprofesora no es muy comprensiva con los desafíos de los atletas. Esa
profesora cree que debes asistir a clase y pasar los exámenes para aprobar. Y,
exactamente lo quesi no apruebas esa clase, no podrás jugar en la primavera. Y, si no juegas, el
mo año y no podíaequipo no ganará y nadie te reclutará.
ento de jugadores, —Ya lo he entendido. Comenzaré a ir a clase.
a. Y no tenía que —Eso no es todo. Vas a tener un tutor. Te buscaremos a alguien. ¿Cuándo
es tu próxima clase?
mor hoy. Pero, por Levanté los ojos hacia el reloj en la pared de la oficina del entrenador.
—Ahora mismo.
—Entonces mueve tu culo y ve.
hacia el restaurante —Es en el otro extremo del campus. Para cuando llegue, solo quedarán
cinco minutos de clase.
—Supongo que tendrás que correr, ¿no?
—Pero acabamos de hacer veinte minutos de carreras en velocidad.
ntenté explicarle por —No contestes, solo corre. Lo digo en serio. ¡Vamos, vamos, vamos!
Cuando salí de la oficina, hice lo que me había dicho y comencé a correr.
cesita el mariscal de Me había quitado las hombreras, pero todavía llevaba los botines, la camiseta
ase sobre educaciónde compresión y los pantalones acolchados. La clase era en el tercer piso de
un edificio al otro lado del campus. No tenía tiempo para cambiarme.
—. Me he anotado en No sabía cómo había hecho para meterme en ese lío. En realidad, sí lo
ría hacerlo o no. Hesabía. Había sido mi acto de rebeldía. Sabía que la clase estaba muy pegada al
y he trabajado hastaentrenamiento, pero había creído que me daría una excusa para irme
temprano. Me había equivocado. Y ahora todo mi futuro dependía de esa
osibilidad en un año clase.
rías agradecerme lo Entré al edificio y subí las escaleras casi sin aliento. Por suerte, el
estruendo de mis botines metálicos contra el concreto tapaba el sonido de mis
jadeos. No había manera de que me colara silenciosamente en la parte de
a clase para mí. atrás de la clase. Cuando abrí la puerta del salón, todos se dieron vuelta para
mirarme. Tenía clavados los ojos de cincuenta estudiantes y una profesora
enojada.
esde el comienzo del —Lo siento. Continúe, por favor —dije, entre la dificultad para respirar y
la humillación.
e que finaliza el Me senté en el primer lugar disponible y apoyé mi cabeza en el escritorio
rminara de entrenar.para recuperar el aliento. Tenía ganas de vomitar de nuevo, pero no iba a
un baño de hielo. A dejar que eso sucediera.
Cuando me recuperé, me senté y me di cuenta de que no había tomado mi
sa clase, porque esa mochila del casillero. Tampoco tenía un cuaderno para esa clase. Hacía
de los atletas. Esamucho que había renunciado a la idea de asistir. Pero me hubiera gustado
enes para aprobar. Y,tener algo delante de mí para no parecer un idiota.
a. Y, si no juegas, el Saqué el teléfono e hice lo que pude para que pareciera que estaba
tomando notas. No lo estaba haciendo, porque no entendía nada de lo que la
profesora decía. Sin embargo, parecía que el resto sí entendía. Todos estaban
s a alguien. ¿Cuándo enfocados en la mujer que estaba de pie frente a la clase. Es decir, todos
estaban prestando atención, excepto una persona. Y, cuando la vi, me quedé
del entrenador. sin aliento.
Era Quin y me estaba mirando. Nuestras miradas se cruzaron un segundo,
pero ella apartó los ojos. Sentí un hormigueo que me recorría el cuerpo. Pude
egue, solo quedarán escuchar cómo se aceleraba mi respiración.
Solo verla me generaba algo. Tenía una segunda oportunidad con ella y no
iba a dejar que se escurriera de mi vida otra vez.
en velocidad. —Eso es todo por hoy. La clase que viene tomaré un examen sobre lo que
vamos, vamos! vimos en las últimas dos semanas. Estudien —dijo la profesora, antes de
y comencé a correr. poner su atención en mí—. Señor Rucker, ¿puede acercarse un momento?
botines, la camiseta No me lo esperaba. Peor aún, Quin estaba sentada en el lado opuesto del
en el tercer piso de salón, que tenía otra salida. No me estaba mirando y se iría antes de que
pudiera pedirle que me esperara.
o. En realidad, sí lo —Señor Rucker —me volvió a llamar la mujer de rasgos asiáticos y
estaba muy pegada alcabello gris.
excusa para irme —Ya voy —le dije, sin perder de vista a Quin, que se acercaba a la salida.
uro dependía de esa Avancé rápido en contra de la corriente de alumnos y me acerqué a la
profesora mientras borraba la pizarra. Se tomaba su tiempo y me estaba
ento. Por suerte, el matando. Cuando Quin desapareció al otro lado de la puerta, mi corazón se
aba el sonido de mishundió. La había perdido de nuevo y me sentí como una mierda.
mente en la parte de —Llegar cinco minutos antes del final de la clase no se considera asistir.
se dieron vuelta paraAl menos no según mis reglas.
ntes y una profesora —Lo sé. Y lo siento mucho. Vine corriendo después del entrenamiento.
Pero le prometo que, de ahora en adelante, no llegaré tarde.
ultad para respirar y —Me han dicho que debe aprobar esta clase para poder jugar la próxima
temporada.
beza en el escritorio —Es así, profesora.
uevo, pero no iba a —Entonces debería tomarse la clase un poco más en serio.
—Le prometo que lo haré… de ahora en adelante.
no había tomado mi —Si no quiere estar aquí…
ra esa clase. Hacía —Quiero estar aquí.
me hubiera gustado —¿Por qué? —me preguntó, con sinceridad.
—Porque es una materia que me interesa mucho. Siempre he querido
areciera que estabaenseñar a niños.
día nada de lo que la —¿Y el fútbol americano? Me han dicho que tiene una carrera profesional
endía. Todos estaban prometedora.
ase. Es decir, todos —El fútbol es algo en lo que soy bueno. Es una bendición. Pero no es…
ando la vi, me quedé No terminé la oración. Las repercusiones que tendría eran más de lo que
podía comprender en ese momento.
ruzaron un segundo, —Bueno, si se va a tomar en serio esta clase, tiene mucho con lo que
orría el cuerpo. Pudeponerse al día.
—Me doy cuenta de eso y estoy dispuesto a trabajar muy duro. Voy a
unidad con ella y notener un tutor.
—¿Sí?
examen sobre lo que —Sí. De hecho… —comencé. Había tenido una idea—. ¿Podríamos
profesora, antes de retomar esta conversación la próxima clase? Le prometo que llegaré a
se un momento? horario.
n el lado opuesto del —Espero que así sea. Recuerde que la asistencia es un requisito.
se iría antes de que —Lo sé. Lo tengo presente. Aquí estaré. Lo prometo —le dije, mientras
trotaba hacia la puerta haciendo mucho ruido con mis botines contra la
e rasgos asiáticos yalfombra.
Cuando salí al pasillo, miré en ambas direcciones en busca de ella. No la
acercaba a la salida. veía. ¿Adónde habría ido tan rápido?
s y me acerqué a la La mayoría de los estudiantes estaban bajando por las escaleras. Troté en
iempo y me estabaesa dirección y me uní a ellos. Estiré el cuello, pero no la veía. Cuando
uerta, mi corazón seempezaba a odiarme por no haberme marchado antes, vi una espalda que solo
podía ser la de Quin. Estaba saliendo de las escaleras en la planta principal.
se considera asistir. —Disculpa. Lo siento —dije, mientras me abría paso a los empujones.
Solo logré adelantarme unos pocos metros y, para cuando llegué, de nuevo
s del entrenamiento.no se la veía por ningún lado.
Miré en todos los salones de clases mientras pasaba corriendo, pero no la
der jugar la próximavi. Estaba a punto de darme por vencido, pero, cuando abrí la puerta del
edificio, vi su figura sexy alejándose. Me inundó una ola de calor. Se sintió
como un rayo de sol en un día nublado.
Me acerqué trotando y reduje la velocidad cuando estaba a unos metros de
distancia. No podía perder la calma solo porque estaba a punto de hablar con
la chica más guapa que había visto en mi vida. Tenía que al menos fingir que
darle un beso no era lo único en lo que había estado pensando desde el
momento en que nos habíamos conocido.
Siempre he querido —¿Quin? —dije, lo más relajado que pude.
Se detuvo y se dio la vuelta. No parecía tan feliz de verme como yo de
a carrera profesionalverlo a ella. Me provocó una punzada en el pecho, pero la hice a un lado.
—Me parecía que eras tú. ¿Cómo has estado? ¿Has ido a alguna buena
ción. Pero no es… fiesta desde la última vez que nos vimos? —le pregunté, con una sonrisa.
eran más de lo que Como no contestaba, agregué:
—Soy Cage. Cage Rucker. Nos conocimos en la fiesta de la fraternidad
e mucho con lo queSigma Chi.
—Sé quién eres —me dijo, nada feliz de verme. ¡Ay! De vuelta esa la
ar muy duro. Voy apunzada de dolor—. ¿Cómo está Tasha? Así se llama tu novia, ¿verdad?
—¿Tasha? Ah, sí. Bien. Ella está bien. Eh… ¿he hecho algo que te haya
molestado? Si lo he hecho, lo siento —dije. Estaba desesperado por verla
idea—. ¿Podríamos sonreír.
meto que llegaré a Quin me observó con una mirada de frustración, y luego cedió.
—No. No has hecho nada mal. No me hagas caso. Solo soy una tonta.
—¿Tú? ¿Una tonta? No me lo creo —le dije, con una sonrisa.
o —le dije, mientras Me miró fijo de nuevo. Sentía que estaba examinándome el alma.
is botines contra la —¿Por qué has dicho eso?
—No lo sé. Supongo que porque pareces muy inteligente.
busca de ella. No la Suavizó la intensidad de su mirada.
—No soy inteligente para las cosas que importan —dijo, y retomó el paso.
s escaleras. Troté en La alcancé.
no la veía. Cuando —No creo que eso sea verdad. De hecho, apuesto a que sabes mucho de
una espalda que solo Introducción a la Educación Infantil. Apuesto a que eres de las mejores de la
a planta principal. clase.
a los empujones. Al escucharlo, Quin me miró.
ndo llegué, de nuevo —Lo eres, ¿verdad?
Luego, apartó la mirada.
corriendo, pero no la —Pero mira nada más. Muy bien. Entonces lo que diré a continuación será
o abrí la puerta del menos incómodo. Resulta que necesito que me vaya bien en esa clase para
a de calor. Se sintiópoder seguir jugando al fútbol americano y, en última instancia, entrar al
sistema de selección de la NFL. Pero, como no he asistido a clase, estoy un
aba a unos metros de poco atrasado. Necesito una tutora. El equipo te pagará por hacerlo.
punto de hablar con —No puedo ser tu tutora —dijo, con desdén.
e al menos fingir que —¿Por qué no?
pensando desde el —Simplemente no puedo. Lo siento.
—Bueno. ¿Y si hago que la oferta sea un poco más tentadora?
—¿A qué te refieres?
verme como yo de —Cuando estábamos en la fiesta, me dijiste que no eras muy sociable, lo
a hice a un lado. que me cuesta creer, porque parecías muy cómoda hablando con mis amigos.
ido a alguna buena —Solo estaba cómoda porque…
con una sonrisa. —¿Por qué? —le pregunté, deseando que dijera que porque estaba
conmigo.
sta de la fraternidad —Por nada.
—Bueno, si estás dispuesta a ayudarme con lo que se te da bien, yo podría
Ay! De vuelta esa la ayudarte con lo que se me da bien a mí.
novia, ¿verdad? —¿Ser una estrella de fútbol americana que todos quieren?
cho algo que te haya —En primer lugar, ¡ay! Y, en segundo lugar, soy un poco más que eso.
esesperado por verla —Lo sé. Lo siento. ¿Ves? No soy buena para esto —exclamó Quin.
Tomé su mano, intentando lucir relajado. Traté de fingir que era algo que
hacía siempre que hablaba con otra persona, pero la verdad era que me moría
o soy una tonta. de ganas de tocarla.
—Sí que eres buena. O puedes serlo. Déjame ayudarte. Sé que puedo. Y,
una vez que hayamos terminado, serás una estrella del fútbol que todos
quieran, como yo —le dije, con una sonrisa.
Quin se echó a reír. Sentí un cosquilleo tan fuerte que pensé que se me
caerían los dientes.
jo, y retomó el paso. —¿Qué dices?
Quin apartó su mano de la mía. Y no de manera sutil. Me pareció que
que sabes mucho deestaba tratando de marcar los límites. Muy bien, yo podía respetarlos.
de las mejores de la —De acuerdo —dijo, con una sonrisa.
—¿De acuerdo? —repetí. Sentía que me derretía ante ella.
—Está bien —confirmó, y me sentí completamente feliz.
—Escuché que hay un examen pronto.
—Es en dos días y cubre lo que hemos visto en las últimas dos semanas.
é a continuación será —Suena a que es mucho.
en en esa clase para —Lo es —me confirmó.
instancia, entrar al —Me parece que nuestras clases particulares deberían comenzar de
do a clase, estoy un inmediato —sugerí, porque quería pasar cada segundo con ella.
—¿Qué tal esta noche? Prepararé un plan de estudio y partiremos desde
ahí.
—¿Un plan de estudio? Eso suena muy serio.
—Lo es. Y tú también deberías tomártelo en serio si quieres aprobar el
examen.
—Lo haré.
ras muy sociable, lo Quin vaciló.
ndo con mis amigos. —¿No tienes planes con tu novia o algo de eso?
Que me recordara a Tasha fue como un baldazo de agua fría para el
que porque estabaentusiasmo desenfrenado que me generaba la idea de pasar la noche con ella.
Mi sonrisa se apagó.
—Aunque tuviera algún plan, lo cancelaría. Aprobar la materia y jugar al
te da bien, yo podría fútbol americano son mis prioridades. Ella lo entendería.
—Bueno. Te veré esta noche, entonces.
—¿Me das tu número? —le pregunté. No iba a dejar pasar la oportunidad
oco más que eso. de nuevo.
xclamó Quin. —Sí. Dame tu teléfono.
gir que era algo que Se lo di y él marcó su número. Un segundo después, sonó el teléfono en su
ad era que me moría mochila.
—Sabes dónde vivo. Te enviaré un mensaje con el número de apartamento
te. Sé que puedo. Y,y la hora —dijo Quin, muy profesional.
el fútbol que todos —¿Entonces lo haremos en tu apartamento?
—A menos que tengas un lugar mejor. Supongo que podríamos ir a la
ue pensé que se mebiblioteca, pero no nos van a permitir hablar mucho.
—No, tu apartamento será perfecto. No puedo esperar.
—¿No puedes esperar para estudiar? —me preguntó, recordándome que
util. Me pareció que no era una cita.
—Por supuesto. Me apasiona la Introducción a la Educación Infantil. Todo
el mundo lo sabe.
Quin se echó a reír e hizo que se me derritiera el corazón.
—Nos vemos más tarde, Hoyuelos —dijo, con una sonrisa, antes de darse
la vuelta y alejarse. ¡Joder! Estaba en problemas.
mas dos semanas.

berían comenzar de

y partiremos desde

si quieres aprobar el

de agua fría para el


ar la noche con ella.

la materia y jugar al

pasar la oportunidad

onó el teléfono en su

mero de apartamento

ue podríamos ir a la

, recordándome que

cación Infantil. Todo

nrisa, antes de darse


la vuelta y alejarse. ¡Joder! Estaba en problemas.
Capítulo 3

Quin

¿«Nos vemos más tarde, Hoyuelos»? ¿Realmente lo había dicho? ¿En qué
había estado pensando? ¿En qué había estado pensando al aceptar su
propuesta?
No iba a poder resistirme a él y lo sabía. Cuando me miraba, me hacía
sentir como si fuera la única persona en el mundo. El tiempo se detenía
cuando hablaba con él. ¿Cómo iba a hacer para estar a solas con él el tiempo
suficiente para ayudarlo a aprobar la materia?
Debería haberme negado a ayudarlo. Pero la oferta había sido muy buena.
Había venido a la universidad en busca de algo, y ese algo no era una carrera.
Lo que quería era aprender las cosas que no sabía y que no podía aprender de
los libros. Las tensiones sutiles de las conversaciones.
Para mí, la vida sería más eficiente si todos dijeran lo que pensaran y
siguieran adelante. Pero sabía que las cosas no funcionaban así. Había una
coreografía que había que seguir, y tenía que aprenderme los pasos.
Y Cage era el mejor profesor de baile. Lo que me había ofrecido era lo
único que había ido a buscar a la universidad. No podía rechazar su oferta.
Lo único que tenía que hacer era no olvidar que tenía novia y que, sin
importar lo que yo creyera que estaba pasando, eran solo ideas mías. Él nunca
sentiría lo que yo sentía. La nuestra era una relación por conveniencia. Eso
era todo. Y, una vez que ambos obtuviéramos lo que queríamos, seguiríamos
con nuestras vidas.
Una ola de dolor me atravesó al pensar en eso. Era evidente que había sido
una mala idea. No había forma de que sobreviviera a eso en lo que me había
embarcado. Pero tampoco podía dar marcha atrás. Y tenía que admitir que me
moría de ganas de volver a verlo.
—Lou, tiene que dejarme el apartamento esta noche —le dije, cuando
regresé a casa.
—Bichito, ya te lo he dicho, si vas a besarte con un chico, pon un calcetín
en el pomo de la puerta.
—¿Qué tipo de calcetín?
Lou me miró sorprendida.
—Espera, ¿qué?
—¿Un calcetín para hacer deporte o uno de esos calcetines de tobillo?
Porque me parece que uno de los cortos será mejor para el pomo.
—Espera. ¡Detente! Era una broma pero ¿de qué estás hablando? ¿Traerás
a un chico esta noche?
—Va a venir Cage.
abía dicho? ¿En qué Lou abrió la boca, sorprendido.
ando al aceptar su —¿El chico de la foto en la que luces triste?
—Sí. Pero viene a estudiar, nada más. Voy a ayudarlo con una clase.
me miraba, me hacía —¿Compartes una clase con él? ¿Cómo es que me lo dices recién ahora?
l tiempo se detenía —Hoy ha ido por primera vez. Y estaba vestido con el uniforme de fútbol
olas con él el tiempoamericano —dije, y se me dibujó una sonrisa en el rostro.
—¿Con esas prendas muy ajustadas que usan?
bía sido muy buena. —Así es —dije, mientras sentía que me ardía el rostro.
o no era una carrera. —¡Oh! No viene solo a estudiar, ¿verdad?
no podía aprender de —Viene nada más que a estudiar —dije, y volví a la tierra—. Necesita
aprobar la clase para poder jugar al fútbol el próximo semestre, y me pidió
n lo que pensaran yque le dé clases particulares.
aban así. Había una —Entonces, ¿ha depositado toda su vida en tus irresistibles manos?
Me las miré y me pregunté qué de una mano podía ser irresistible.
había ofrecido era lo —No es tan así… Pero más o menos.
echazar su oferta. —Oh, Dios mío, se van a besar.
nía novia y que, sin —No. Tiene novia. Eso no ha cambiado.
ideas mías. Él nunca —Quizá quiere que te unas a ellos.
or conveniencia. Eso —No haría eso —dije, firme.
eríamos, seguiríamos —¿O sea que vamos a tener que hacer que se separen? —preguntó Lou,
con un destello de malicia en los ojos.
dente que había sido —¡No! Tampoco haría eso. Si él quiere estar con ella… está bien. Me
o en lo que me habíaparece bien.
a que admitir que me —¿Te ha dolido mucho decirlo?
—Muchísimo. Pero tendrá que ser verdad. No quiero estar con alguien que
e —le dije, cuandono quiere estar conmigo.
—Eres mejor persona que yo —dijo Lou, con resignación.
hico, pon un calcetín —No sé si mejor, pero mucho más solitaria.
—¡Ohhh! —exclamó Lou, mientras se levantaba y me abrazaba. Con sus
brazos todavía alrededor de mí, me dijo—: Este chico te va a destruir, ¿no es
así?
—Probablemente.
alcetines de tobillo? —No te preocupes, estaré aquí para recoger los pedazos, Bichito. Siempre
estaré aquí.
s hablando? ¿Traerás —A menos que tengas una cita con alguien sensual…
—A menos que tenga una cita con alguien sensual. Pero, cuando no sea el
caso, estaré aquí para ti —dijo. Luego se apartó y me ofreció una sonrisa
reconfortante.

con una clase.


dices recién ahora?
el uniforme de fútbol

la tierra—. Necesita
emestre, y me pidió

ibles manos?

en? —preguntó Lou,

ella… está bien. Me

estar con alguien que

e abrazaba. Con sus


va a destruir, ¿no es
—Probablemente.
—No te preocupes, estaré aquí para recoger los pedazos, Bichito. Siempre
estaré aquí.
—A menos que tengas una cita con alguien sensual…
—A menos que tenga una cita con alguien sensual. Pero, cuando no sea el
caso, estaré aquí para ti —dijo. Luego se apartó y me ofreció una sonrisa
reconfortante.
Capítulo 4

Cage

Podía hacerlo. Podía pasar el rato con Quin sin enamorarme perdidamente
de ella y arruinar mi vida entera para estar juntos. Estaba seguro de que podía
hacerlo. Sin embargo, cuanto más se acercaba el momento del encuentro, más
claro se volvía que la decisión no iba a ser mía.
¿Cómo era posible que los otros chicos no vieran lo que yo veía? No lo
entendía. Era hermosa y su torpeza era adorable. Quería pasar los dedos por
su cabellera oscura y ondulada hasta perderme en ella.
Y esos ojos. Esos ojos vulnerables y sexys. De solo pensar en ellos me
ponía duro. ¿Cómo era capaz de provocarme eso?
Era como… ¿qué era los que los animales liberaban para atraer a una
pareja? ¿Feromonas? Era como si ella liberara feromonas y no hubiera nada
que yo pudiera hacer para resistirme.
No debería haberle pedido que me ayudara con la clase. Probablemente
era la última persona a la que debería habérselo pedido. ¿Cómo haría para
concentrarme teniéndola al alcance de mi mano? Había sido un grave error.
Pero no podía esperar. Y nunca en mi vida el tiempo había pasado más lento.
En lugar de conducir de ida y de vuelta a casa, esperé en la sala común
hasta la hora del encuentro. También podría haberme quedado con Tasha, ya
que vivía en el mismo edificio que Quin. Pero lo más probable era que
estuviera con Vi.
Eran inseparables. No me extrañaba que me hubiera propuesto que
tuviéramos sexo con ella. Hacían todo juntas. ¿Por qué no también follar?
Una vez que la dolorosa y larga espera terminó, me apresuré a cruzar el
patio. Me metí en el edificio mientras alguien salía, subí las escaleras de dos
en dos y llamé a la puerta. Escuché un poco de revuelo en el interior y, luego,
una voz que no conocía dijo:
—Solo quiero verlo.
La puerta se abrió.
—Hola —le dije a la chica de aspecto travieso que estaba frente a mí.
—Soy Lou, gusto en conocerte —dijo, sin estirar la mano ni invitarme a
pasar.
—Cage.
—¿La estrella del fútbol americano? —preguntó, sonriendo.
—Supongo que sí. ¿Está Quin?
—Sí. ¿Cuáles son tus intenciones con mi amiga?
—¡Lou! —gritó Quin, detrás de ella. Luego, empujó a su compañera de
cuarto y se colocó entre nosotros dos—. Lo siento —dijo—. Lou se estaba
orarme perdidamenteyendo.
seguro de que podía El cuerpo de Quin estaba muy cerca del mío.
o del encuentro, más —Está bien. Lou, te invitaría a quedarte y pasar el rato con nosotros, pero
tenemos que repasar todo lo que han visto en dos semanas… A menos que
que yo veía? No loQuin crea que podemos hacer ambas cosas…
pasar los dedos por —No podemos hacer ambas cosas, y Lou ya se estaba yendo. Adiós, Lou.
—Nos vemos —dijo Lou. Pasó a mi lado a los empujones, dejando que
pensar en ellos meQuin me invitara a entrar.
—Lo siento. Tiene buenas intenciones.
n para atraer a una —Siempre es bueno tener una amiga que te cuide.
as y no hubiera nada —Sí. Bienvenido a mi apartamento.
Miré a mi alrededor.
lase. Probablemente —¿Así es como vive la otra mitad?
o. ¿Cómo haría para —¿A qué te refieres?
sido un grave error. —Los apartamentos de Plaza Hall son bastante lujosos.
a pasado más lento. —Pero tu novia también vive en este edificio, ¿o no?
ré en la sala común —Sí, pero eso no lo hace menos lujoso. Además, ella tiene dos
edado con Tasha, yacompañeras de piso y tiene que compartir el dormitorio. Este lugar es más
ás probable era que bonito que mi casa.
—¿Vives en la casa de la fraternidad?
iera propuesto que —No. No soy miembro. Lo sé, ¿dónde se ha visto un jugador de fútbol
o también follar? americano que no pertenezca a Sigma Chi? Pero la vida de fraternidad estaba
apresuré a cruzar elfuera de mi presupuesto.
las escaleras de dos —¿Dónde vives? —me preguntó Quin, mientras me acompañaba al sofá
n el interior y, luego, de la sala de estar.
—En casa, con mi padre.
—¿Y no con tu mamá? —me preguntó. Tomó algunos libros y se sentó a
mi lado.
aba frente a mí. —Mi mamá murió cuando yo nací.
mano ni invitarme a Quin se quedó paralizado.
—Lo lamento mucho.
—No hay nada que lamentar. Fue hace mucho tiempo.
—O sea que siempre han sido solo tú y tu papá.
—Sí. Y a veces solo yo.
—¿A qué te refieres?
a su compañera de —Nada. Deberíamos empezar a estudiar. Tengo la sensación de que es
ijo—. Lou se estaba mucho material —le dije, para cambiar de tema.
Aunque no había conocido a mi madre, el tema seguía siendo delicado
para mí. Sobre todo, debido a mi padre. Nunca me lo había dicho, pero me
o con nosotros, peroparecía que haberla perdido había sido un golpe duro para él. O eso era lo que
nas… A menos queyo creía.
Lo primero que Quin hizo fue mostrarme el diagrama de actividades más
yendo. Adiós, Lou. organizado que había visto en mi vida.
ujones, dejando que —Esto es lo que vamos a tener que cubrir antes del jueves —dijo, y se
puso manos a la obra.
La seguridad con la que hablaba casi lograba sacar mi atención de su
rodilla, que se movía a centímetros de la mía, con el libro de texto encima. O
del aroma que percibía cuando se inclinaba para señalarme algo en la página
opuesta. Ese olor dulce hacía que mi polla se endureciera. Lo único que podía
hacer para ocultarlo era doblarme hacia adelante.
—Estás muy inclinado, ¿te duele la espalda?
—¿La espalda? Sí. Por eso me inclino, porque me duele la espalda.
Necesito mantenerla estirada. Por el entrenamiento, ¿sabes?
más, ella tiene dos —Si quieres, podemos pasarnos a la mesa… Las sillas tienen un poco más
o. Este lugar es más de apoyo —sugirió Quin, muy dulce.
—Sí, tal vez eso sea lo mejor.
Estaba a punto de levantarme cuando me di cuenta de que todavía tenía
un jugador de fútboluna gran erección.
de fraternidad estaba —Eh, quizás en un momento.
—Te duele mucho la espalda, ¿no?
acompañaba al sofá —Sí, me duele mucho.
—Lo siento tanto. Deberías haberlo mencionado antes. Espero que no te
suene muy raro, pero puedo hacerte unos masajes si quieres. He aprendido
os libros y se sentó a por mi cuenta hace algunos años. No he tenido muchas oportunidades de
practicar, pero creo que soy bastante buena.
—Mmm…
—Lo siento, ¿es raro? Ofrecerme a hacerte masaje es extraño, ¿verdad? —
dijo Quin, palideciendo frente a mis ojos.
—No, no es para nada raro. Me encantaría que lo hicieras. Realmente me
haría bien… a la espalda.
—¿Estás seguro?
—No sabes cuánto —le dije, con una sonrisa.
sensación de que es —Bien. Entonces…
Quin miró a su alrededor.
guía siendo delicado —Probablemente estaremos más cómodos en mi cama.
abía dicho, pero me No había forma de que me pusiera de pie.
a él. O eso era lo que —Creo que estaremos bien en el sofá.
—Muy bien.
a de actividades más Quin se levantó y comenzó a estirar los dedos.
—Quítate lo que quieras, hasta que te sientas cómodo, y acuéstate.
jueves —dijo, y se Sentí un destello de calor en las mejillas. ¿Acababa de decirme que me
desnudara? La idea de quitarme la ropa para ella me excitaba tanto que mi
r mi atención de supolla comenzó a temblar. Solo Dios sabía lo que pasaría si me quitaba los
o de texto encima. O pantalones. No podía hacerlo. Pero podía quitarme la camiseta.
me algo en la página Mientras me la sacaba lentamente, miré a Quin. La manera en la que me
. Lo único que podía estaba mirando me provocó muchas cosas. Iba a tener que pensar mucho en
béisbol para no correrme apenas me tocara. Sin embargo, valía la pena el
riesgo. Necesitaba sentir sus manos en mi piel. Cuando me acosté y ella se
e duele la espalda.subió encima de mí, fue como tocar el cielo con las manos.
Con Quin masajeando y apretando mis músculos, me perdí. ¡Joder! Qué
s tienen un poco másbien se sentía. Era mejor que tener sexo. Al menos, que el sexo que yo había
tenido. Y, después de no mucho tiempo, percibí una sensación familiar, que
comenzaba en mis bolas y subía lentamente.
de que todavía tenía ¡Oh, no! Me iba a correr.
—Necesito ir al baño —solté, mientras me sacaba de encima a la pequeña
muchacha y la arrojaba sobre el sofá.
Por suerte, sabía dónde estaba el baño, y la puerta estaba abierta. La cerré
detrás de mí, me bajé los pantalones lo más rápido que pude y exploté en un
es. Espero que no teorgasmo.
uieres. He aprendido Gemí para no gritar de placer. Atrapé casi todo el semen con la mano y
as oportunidades delogré evitar que quedara esparcido por el techo. Pero después del orgasmo,
comencé a sentirme mareado y me caí de culo. Golpeé el suelo con un ruido
sordo.
extraño, ¿verdad? —
ieras. Realmente me

de decirme que me
xcitaba tanto que mi
ía si me quitaba los

manera en la que me
ue pensar mucho en
go, valía la pena el
me acosté y ella se

e perdí. ¡Joder! Qué


el sexo que yo había
nsación familiar, que

encima a la pequeña

aba abierta. La cerré


pude y exploté en un

emen con la mano y


espués del orgasmo,
l suelo con un ruido
Capítulo 5

Quin

—¿Estás bien? —pregunté, luego de escuchar lo que sonó como si el


toallero se hubiera roto y alguien hubiera caído al suelo.
—¡Estoy bien! —gritó Cage—. Pero creo que rompí algo. Lo siento.
—No te preocupes, sea lo que sea. ¿Estás seguro de que te encuentras
bien?
—Sí. Solo necesito un momento.
Lo había asustado al sentarme encima de él. Sabía que lo había hecho.. Por
eso me había apartado y había salido corriendo al baño como si su cabeza
estuviera en llamas.
¿Por qué me había ofrecido a darle un masaje? Había sido muy extraño.
Lo estaba arruinando todo.
Pero me había dicho que le dolía la espalda, y las palabras simplemente
habían salido de mi boca. Si alguien comenta que le duele la espalda, lo
correcto es ofrecerle un masaje, ¿no?
¡Uf! No lo sabía. No sabía nada. ¿Por qué me costaba tanto relacionarme
con otras personas?
—¿Estás seguro de que no necesitas ayuda?
—No necesito nada —dijo Cage. Luego abrió el grifo y, finalmente, salió.
¡Joder! Se veía muy bien de pie, sin camiseta, en la puerta del baño. Sus
hombros eran musculosos y abultados. Sus pectorales y sus abdominales
estaban marcados. ¿Cómo era posible que se vieran sus abdominales si no
estaba haciendo fuerza? Solo estaba de pie. ¿Cómo era posible?
Me miró con cara de perro mojado y dijo:
—Lo siento…
—No, yo lo siento —respondí. Me sentía mal por haber cruzado un límite.
—¿Por qué me pides disculpas? —me preguntó, como si no lo supiera.
—Ya sabes, porque…
—Tú estás dispuesta a ser mi tutora en una clase que necesito aprobar para
tener la vida que soñé, y yo he hecho que las cosas se pongan raras.
—He sido yo quien ha hecho que la situación se ponga rara. No tú.
—Puede que seas muy buena en lo que haces, pero lo que ha pasado ha
sido culpa mía. Volvamos al estudio, ¿vale?
—¿Cómo está tu espalda?
—Mucho mejor, gracias —dijo, mientras tomaba su camiseta y se la ponía
—. Has sido de mucha ayuda. Ahora me puedo concentrar. Tengo un poco de
sueño, pero me puedo concentrar.
Seguimos desde donde nos habíamos quedado y, para cuando volvió Lou,
ue sonó como si elhabíamos avanzado bastante.
—¿Todavía seguís? No os cansáis, ¿eh? —bromeó Lou, lo que hizo que
lgo. Lo siento. Cage se sintiera incómodo.
e que te encuentras —Debería irme.
—No quiero interrumpir —dijo Lou—. Ni siquiera notaréis que estoy
aquí.
lo había hecho.. Por —O podríamos ir a mi habitación —sugerí.
o como si su cabeza —¡No! —dijo Cage, cortante—. Quiero decir, tal vez sea mejor que
sigamos mañana. Tengo muchas cosas dando vueltas en la cabeza y necesito
a sido muy extraño.procesarlas —dijo, mientras dibujaba círculos con las manos alrededor de su
cabeza.
alabras simplemente —Por supuesto. Dormir te ayudará a retener la información. Seguiremos
duele la espalda, lomañana. Mi última clase termina a las cuatro, por si quieres empezar más
temprano.
a tanto relacionarme —Genial. ¿Qué te parece si nos reunimos en la sala de estudio? Así no la
molestaremos a Lou.
—No os preocupéis por mí. Podéis hacerlo donde queráis —agregó Lou, y
y, finalmente, salió. se quedó mirándonos a los dos.
puerta del baño. Sus —Sí, no hay problema con que estudiemos aquí —confirmé.
y sus abdominales Cage titubeó.
s abdominales si no —Creo que será mejor en la sala de estudio. Si a ti te parece bien.
Me frustraba que hubiera estropeado tanto las cosas como para que él ya
no quisiera volver a mi habitación, pero lo entendía.
—Sí, está bien. Tenemos que terminar con todo lo que nos queda. Tal vez
er cruzado un límite. quieras llevar algo para comer.
si no lo supiera. Lou agregó:
—Parece que será una noche larga y dura. A ti te gusta así, ¿verdad, Quin?
necesito aprobar para —Bien, me voy a ir. Escríbeme —me dijo Cage, mirando a Lou antes de
escapar.
a rara. No tú. —¿Por qué has dicho eso? ¿Que me gustan las noches largas y duras? —le
lo que ha pasado ha pregunté a Lou, enojada.
—Muy largas —dijo, con una sonrisa.
—¿Por qué lo has hecho?
amiseta y se la ponía — Tú no has visto lo que yo vi cuando se puso de pie, ¿verdad?
ar. Tengo un poco de —¿Cuando se puso de pie? ¿Qué has visto?
Lou me miró con una sonrisa en el rostro.
cuando volvió Lou, —¿Has dicho que está de novio?
—Sí. Tiene novia.
Lou, lo que hizo que —Qué interesante —me dijo. Sonreía como si ella supiera todo y yo no
supiera nada—. Muy interesante —repitió. Luego, entró en su dormitorio y
no regresó.
notaréis que estoy Esa noche, no pude dormir. Mientras trataba de entender qué era lo que
Lou había visto y yo no, pensaba en cómo había hecho que las cosas con
Cage se pusieran raras, o me imaginaba cómo sería volver a ver su cuerpo
vez sea mejor quedesnudo. Mi cabeza era un lío. Ese tío me generaba cosas. Y, después de
la cabeza y necesitohaberlo visto solo tres veces, no podía sacarlo de mi mente.
anos alrededor de su ¿Por qué tenía que estar de novio? ¿Por qué tenía que ser tan perfecto? Y,
¿por qué tenía esos hoyuelos? Necesitaba que alguien me explicara por qué
mación. Seguiremos tenía que tener tantos y tan bonitos hoyuelos.
uieres empezar más Al día siguiente, en la sala de estudio, las cosas fueron menos extrañas que
la noche anterior. Nos ceñimos al estudio y solo cambiamos de tema cuando
de estudio? Así no latomamos un descanso para cenar.
—He traído un sándwich de más, si quieres… —le dije, mientras lo sacaba
ráis —agregó Lou, yde mi mochila.
—¿Has traído un sándwich de más? —me preguntó, más sorprendido de lo
que me hubiera imaginado.
—Sí. ¿Lo quieres? Me imaginé que tendrías muchas preocupaciones y que
tal vez te olvidarías de traer algo para comer.
como para que él ya —¡Guau! No estoy acostumbrado a que la gente sea tan considerada.
—¿Qué dices? Vamos. Eres un famoso jugador de fútbol americano. Estoy
e nos queda. Tal vezsegura de que la gente hace cosas por ti todo el tiempo.
—No es lo mismo —dijo, y tomó el sándwich—. Gracias. Hay una
diferencia entre las personas que hacen algo por ti porque quieren algo a
a así, ¿verdad, Quin? cambio y las que lo hacen solo para ser amables.
ando a Lou antes de —Lo entiendo. Muchas personas te ven como un trampolín para conseguir
lo que quieren. Eres solo un objeto para ellos. Se olvidan de que tú también
largas y duras? —le tienes sentimientos. Y de que, tal vez, lo que tú quieres no está en línea con lo
que todos esperan de ti.
—¡Vaya! Eso es exactamente lo que siento —dijo, y me miró fijo. Una
vez más, quedé tendida a sus pies.
—¿Qué? —le pregunté, cuando su intensa mirada se volvió demasiado
para mí.
—¿Por qué conoces tan bien cómo me siento?
¿Qué se suponía que debía decirle? Me gustaba Cage. Me gustaba mucho,
tal vez más de lo que debería. No quería asustarlo. Por lo menos no todavía.
upiera todo y yo no Además, había elegido ir a una universidad en medio de la nada por una
ó en su dormitorio y razón. Era mi oportunidad de confundirme con el resto. Solo quería que, por
primera vez, alguien me viera como una chica normal. ¿Estaba mal? No lo
nder qué era lo quesabía.
o que las cosas con —Lo supuse.
lver a ver su cuerpo —¿Lo supusiste? Eres muy inteligente, ¿verdad? Quiero decir, más
osas. Y, después de inteligente de lo que te muestras —dijo Cage, con otra de sus encantadoras
sonrisas.
ser tan perfecto? Y, Me encogí de hombros. ¿Cómo se respondía a una pregunta así? Por
me explicara por qué suerte, cambió de tema antes de que tuviera que decidirlo.
Terminamos los sándwiches y volvimos al estudio. Antes de la
menos extrañas quemedianoche, habíamos cubierto todos los temas.
mos de tema cuando —Entonces, ¿eso es todo? —me preguntó Cage.
—Es todo lo que entra en el examen de mañana, sí. ¿Crees que lo has
e, mientras lo sacabacomprendido?
—Eres una muy buena tutora. Si no he comprendido algo, no será por tu
más sorprendido de loculpa. Por cierto, he hablado con mi entrenador, y me dijo que tienes que
contactarte con su oficina para que te paguen.
reocupaciones y que —Ah. No te preocupes por eso —le dije.
—Te has esforzado mucho para ayudarme. Nadie podría habérmelo
n considerada. explicado mejor que tú. Ni siquiera la profesora. Mereces que te paguen por
bol americano. Estoytu trabajo.
—Está bien —cedí.
. Gracias. Hay una Cage me miró con extrañeza, pero no pude entender por qué.
rque quieren algo a —Ya que no estás emocionada con que te paguen, ¿qué tal lo otro que te
he prometido?
polín para conseguir —Ah, sí, las clases de «Cómo no ser tan torpe».
n de que tú también Cage se echó a reír.
o está en línea con lo —¿Qué te parece si jugamos flag football en el parque?
—¿Quieres jugar al fútbol en tu tiempo libre? Te debe gustar mucho.
y me miró fijo. Una Cage me ofreció una sonrisa apagada.
—Sería lo más normal.
e volvió demasiado —Ya que eres el experto en el tema, dime una cosa. ¿Cómo se supone que
jugar al fútbol en el parque me ayudará a no sentirme como una chica rara en
una fiesta?
Me gustaba mucho, Cage se quedó pensativo.
menos no todavía. —Lo he estado pensando. La razón por la que me siento cómodo en
o de la nada por una reuniones sociales es porque sé que, pase lo que pase, podré manejarlo.
Solo quería que, por También sé que, si digo algo estúpido, lo cual hago a menudo, todo estará
¿Estaba mal? No lo bien. El mundo no va a estallar. No me van a enviar a vivir solo en el
desierto. Lo más probable es que mi vida continúe sin cambios. Y llegué a
darme cuenta de eso luego de haber estado en muchas situaciones sociales,
Quiero decir, máscómodas e incómodas, en las que logré desenvolverme. Necesitas estar en
de sus encantadoras esas situaciones. Tienes que tener la oportunidad de desenvolverte en ellas.
Cuando te hayas familiarizado con todas las situaciones que puedan surgir y
a pregunta así? Porhayas descubierto qué hacer y qué decir —levantó las manos—, habré
terminado.
udio. Antes de la Me quedé mirando a Cage, alucinada.
—Eso es muy inteligente. Tienes toda la razón. Sentirse cómoda en
sociedad se basa en la experiencia. La familiaridad genera comodidad.
. ¿Crees que lo has Entonces, la respuesta es estar dispuesta a sentirse incómoda. ¡Nunca se me
hubiera ocurrido!
algo, no será por tu —Se ve que, después de todo, soy bueno en algo —dijo Cage, con orgullo.
dijo que tienes que —Aunque no soy exactamente buena jugando al fútbol americano. No
estoy segura de que quedar atrapada debajo de una estampida de deportistas
me llene de la confianza que crees.
e podría habérmelo —Supongo que tendrás que confiar en mí —dijo Cage, y me guiñó un ojo.
es que te paguen por ¿Por qué hizo eso? ¿No se daba cuenta de que estaba haciendo todo lo
posible por verlo como un amigo? ¿Por qué tenía que recordarme lo sexy que
era?
Luego de nuestra despedida, que se estiró y se convirtió en un abrazo
qué tal lo otro que te incómodo, regresé a mi habitación y me metí en la cama. Escuché que Lou
entraba al apartamento y se acercaba a la puerta de mi dormitorio.
—Sé que no estás dormida —dijo, sin llamar—. Sé que te estás
escondiendo porque no quieres contarme cómo te fue. ¿O está ahí contigo?
¿Lo están haciendo? ¡Dios mío, están teniendo sexo!
gustar mucho. —¡Buenas noches, Lou! —exclamé. Necesitaba que dejara de burlarse.
—Buenas noches, Bichito —respondió, sonriendo mientras se iba.
La imagen de Cage y yo desnudos y juntos se quedó en mi cabeza las tres
Cómo se supone que horas siguientes. Culpé a Lou por eso. Cuando me desperté, ya estaba
mo una chica rara enretrasada para la clase. Mientras corría por el campus y atravesaba las puertas
del auditorio, comprendí cómo se había sentido Cage.
Todos se volvían para mirarme, pero a mí solo me importaba una persona.
e siento cómodo en¿Estaba ahí? ¿Había llegado?
e, podré manejarlo. Cuando lo vi, mi corazón se aceleró. Me estaba sonriendo. Fue como
menudo, todo estarábeber cinco tazas de café.
r a vivir solo en el La profesora Nakamura me entregó un examen y me señaló un asiento
cambios. Y llegué avacío. Era al otro lado del salón de donde estaba Cage. Tal vez fuera lo
situaciones sociales,mejor. No estaba segura de poder mirarlo a los ojos después de todas las
e. Necesitas estar encosas que le había hecho en mis fantasías la noche anterior.
senvolverte en ellas. Mi cerebro se movía lento debido a la falta de sueño, así que, cuando
que puedan surgir y terminó la clase, no estaba ni cerca de haber completado el examen. Mi plan
las manos—, habré era seguir respondiendo preguntas hasta que me dijeran que me detuviera.
Mantenía un ojo en la profesora, así que vi a Cage entregar su examen y
decirle algo. Luego, ella me miró, y Cage me volvió a guiñar un ojo mientras
Sentirse cómoda ensalía.
genera comodidad. Cuando era la única que quedaba, la profesora Nakamura me dijo:
moda. ¡Nunca se me —Cage me ha comentado que te has quedado despierta hasta tarde para
ayudarlo a estudiar, así que te daré veinte minutos más.
o Cage, con orgullo. —Gracias, profesora —le dije, agradecida.
útbol americano. No Los veinte minutos fueron apenas suficientes. Sin embargo, gracias a
mpida de deportistasCage, pude terminar. Ese tío me estaba generando algo de lo que no iba a
poder regresar. Apenas podía esperar al día en que jugáramos flag football
, y me guiñó un ojo. para verlo de nuevo. Era lo único en lo que podía pensar.
ba haciendo todo lo Cuando lo vi aparcar su camioneta y acercarse a mí en la entrada del
ordarme lo sexy que parque, no pude evitar sonreír. Él también sonreía. Me encantaba la forma en
que lo hacía. Casi compensaba los nervios que sentía por lo que iba a suceder
nvirtió en un abrazoa continuación.
a. Escuché que Lou —¿Estás lista? —me preguntó. Lucía confiado y hermoso.
—No.
—. Sé que te estás —¿Estás nerviosa?
¿O está ahí contigo? —Petrificada, para ser más exacta.
—No tienes nada de qué preocuparte. Sé tú misma. Si dices algo y luego
ejara de burlarse. te sientes incómoda, hazlo a un lado. Recuerda que el mundo no se va a
acabar y que nadie es menos torpe que tú.
en mi cabeza las tres —Tengo serias dudas al respecto. Y tus compañeros de equipo me van a
desperté, ya estabademoler. No sé si te has dado cuenta, pero soy una tía pequeña.
travesaba las puertas —Todo es relativo —dijo Cage, con una sonrisa.
—¿A qué te refieres?
portaba una persona. —¡Cage! —dijo una voz, que llamó mi atención. Me di la vuelta para
mirar. La voz venía de un niño. Parecía tener unos diez años. Había alrededor
onriendo. Fue comode quince niños de la misma edad.
—¿Estáis listos para jugar al fútbol? —les gritó Cage, con entusiasmo.
me señaló un asiento —¡Síííí! —gritaron todos.
ge. Tal vez fuera lo —¿Vamos a jugar con niños? —le pregunté, confundida.
después de todas las —Organizo encuentros con los niños de la liga infantil. Cuando no
tenemos partidos, paso tiempo con ellos, afinando sus habilidades. El hierro
ño, así que, cuandose afila con el hierro —dijo, sonriendo.
el examen. Mi plan —¿Voy a practicar ser más sociable con niños? —le pregunté, confundida.
n que me detuviera. —No es un nivel demasiado difícil para ti, ¿verdad?
ntregar su examen y Me eché a reír.
uiñar un ojo mientras —No, creo que puedo manejarlo.
—Esa es la confianza que esperaba ver —dijo, y se acercó corriendo al
grupo.
erta hasta tarde para Cage tenía un talento natural con los niños. Los trataba como adultos, pero
sin olvidarse de su edad.
—¿En qué equipo va a jugar la grandota? —preguntó uno de los niños,
embargo, gracias arefiriéndose a mí.
de lo que no iba a —No lo sé —respondió Cage, echándome un vistazo rápido—. Quin,
flag football ¿para qué equipo quieres jugar?
—¿Cuál es el que siempre gana? —les pregunté.
mí en la entrada del Cage miró a los niños, que estaban separados por los colores de sus
ncantaba la forma encamisetas: rojas y azules.
lo que iba a suceder —En general, gana el equipo rojo.
—¡Eso no es cierto! —protestó un niño del equipo azul—. La última vez
ganamos nosotros.
—Pero ¿no fue suerte?
—¡No! —volvió a protestar.
—Entonces veamos si podéis hacerlo de nuevo. Tenéis a la grandota.
Si dices algo y luego —¡Sí! —exclamó, celebrando con el puño.
mundo no se va a Era solo un niño, pero se sintió bien que me quisiera en su equipo.
Me había equivocado al pensar que sería pan comido. Ser mucho más
de equipo me van a grande que los demás resultó una desventaja. El objetivo del juego era sacarle
la bandera del cinturón a la persona que tenía la pelota. Sin embargo, para mi
sorpresa, descubrí que la cintura de un niño de diez años estaba muy cerca del
suelo. Lo único que podía hacer era bloquearlos para que no escaparan
Me di la vuelta para mientras uno de mis compañeros les robaba la bandera.
ños. Había alrededor Cage era el mariscal de campo. Sin importar qué equipo estuviera
recibiendo, él lanzaba la pelota. Sus lanzamientos eran muy precisos y,
con entusiasmo. además, los niños podían atraparlos.
—Veo algunas futuras estrellas de la NFL —me dijo Cage, en el
entretiempo, mientras los niños comían naranjas.
infantil. Cuando no —Lo disfrutas, ¿verdad?
abilidades. El hierro —Muchísimo —dijo, con una sonrisa.
—¿Por eso te has anotado en Introducción a la Educación Infantil?
regunté, confundida. Apretó los labios y asintió con la cabeza.
—¿Alguna vez has pensado en enseñar en lugar de entrar al sistema de
selección?
—Muchas veces. Pero no puedo. Demasiadas personas cuentan conmigo.
acercó corriendo al —Te entiendo.
—¿En serio?
a como adultos, pero —Sí —le dije, pensando en el mundo que había dejado atrás.
Cada vez me costaba más pensar en él como solo un chico que me gustaba
tó uno de los niños, o al que le estaba dando clases particulares. Comenzaba a sentirlo como un
amigo. Estaba segura de que era alguien en quien podía confiar. Comenzaban
azo rápido—. Quin, a pesarme las cosas que le estaba ocultando sobre mi vida.
—Me da la sensación de que no eres el tipo de persona a quien le gusta
hablar de sí misma —me dijo Cage, que había notado mis dudas.
los colores de sus —No sé qué tipo de persona soy.
—Conozco ese sentimiento —me dijo, con una sonrisa triste.
—Yo sé qué tipo de persona eres.
zul—. La última vez —¿Ah, sí? ¿Qué tipo de persona soy?
—Eres un jugador de fútbol atractivo que está de novio y se está
preparando para jugar en la NFL.
—¿Crees que soy atractivo?
s a la grandota. —Mierda, ¿he dicho eso?
—Sí —dijo Cage, divertido.
—He querido decir que eres popular. Que estás a la moda. Que eres
do. Ser mucho másatractivo en ese sentido.
del juego era sacarle —No estoy seguro de que hayas querido decir eso —soltó, engreído.
Sin embargo, para mi La verdad era que yo tampoco estaba segura. El tío era increíblemente
estaba muy cerca delsexy, y eso no se podía negar.
a que no escaparan —Bueno, de todas formas, no importa. Lo otro que he dicho es que tienes
novia. Sobre eso no hay dudas.
ué equipo estuviera La sonrisa de Cage desapareció.
an muy precisos y, —Sí, lo has dicho.
—Por cierto, ¿cómo está Tasha? —le pregunté. No quería saber, pero
e dijo Cage, en el necesitaba que él la tuviera en mente antes de mostrarme otra de sus sonrisas
irresistibles.
—Está bien —dijo, con seriedad—. Está con su mejor amiga este fin de
semana. Creo que se han ido a hacer una caminata o algo así.
ión Infantil? —¿Y tú no has ido con ellas?
—No. Me siento el tercero en discordia con ellas dos. Oye, tal vez
entrar al sistema de podríamos salir los cuatro.
—Esa es la peor idea que he oído —le dije, sincera.
s cuentan conmigo. —Sí, probablemente tengas razón —dijo, pensativo—. ¿Te gustaría ir a
comer algo cuando terminemos aquí?
Miré los ojos amables y claros de Cage. Quería pasar cada momento del
resto de mi vida con él. Por supuesto que quería ir a comer algo con él
hico que me gustaba después del partido.
a a sentirlo como un —No puedo —le dije, aunque lo que quería decirle era «no debo».
onfiar. Comenzaban —Ah, está bien. ¿Tienes planes con Lou?
—¿Con Lou?
ona a quien le gusta —Me ha parecido que sois muy cercanas. Casi parecía que estaba celosa
cuando me vio.
—¿Celosa? ¿Lou? No, creo que es solo que le gusta cuidarme.
—¿Estás segura? Porque se sintió un poco más que eso… Y, bueno, es
muy bonita. No sé si te gustan las chicas o no, pero…
—No. Solo me gustan los tíos —le dije. Quería que quedara claro.
de novio y se está Se le escapó una sonrisa.
—Espera, ¿creías que no me gustaban los tíos? —le pregunté, cuando me
di cuenta de lo que había dicho.
—No creía nada. Solo que eres una chica increíble. Mereces estar con
alguien que te haga feliz. Si Lou podía hacerlo, ¿por qué no?
la moda. Que eres Miré a Cage mientras el dolor me atravesaba el pecho. Estaba tratando de
entregarme a otra persona. Yo quería que él me deseara. Quería que se
oltó, engreído. sintiera celoso de que otras personas quisieran estar conmigo.
o era increíblemente Pero no. Había sido una tonta al fantasear con nosotros dos juntos. Él no
estaba interesado en mí de ese modo, y eso me dolía.
e dicho es que tienes

o quería saber, pero


otra de sus sonrisas

or amiga este fin de

s dos. Oye, tal vez

—. ¿Te gustaría ir a

r cada momento del


comer algo con él

ía que estaba celosa

eso… Y, bueno, es

pregunté, cuando me

. Mereces estar con

o. Estaba tratando de
entregarme a otra persona. Yo quería que él me deseara. Quería que se
sintiera celoso de que otras personas quisieran estar conmigo.
Pero no. Había sido una tonta al fantasear con nosotros dos juntos. Él no
estaba interesado en mí de ese modo, y eso me dolía.
Capítulo 6

Cage

¿Qué estaba diciendo? No quería que Quin estuviera con Lou. No quería
que Quin estuviera con nadie. ¡Joder! No sabía lo que quería con ella, con el
fútbol americano y con mi vida. Era la última persona para dar consejos
amorosos. Cualquiera que pasara dos minutos con Tasha y conmigo lo sabría.
—Deberíamos volver al partido —me dijo Quin. Lucía mucho más triste
que cuando nos habíamos sentado.
Estaba arruinándolo todo con ella. Me había parecido que jugar al fútbol
sería algo divertido para hacer juntos, pero lo estaba arruinando.
—Sí. Deberíamos volver —repetí, dispuesto a hacer cualquier cosa con tal
de dejar de hablar.
Seguimos jugando, y me aseguré de que los niños se estuvieran
divirtiendo, incluso si la persona que más quería que se divirtiera no la estaba
pasando bien.
—¿Jugaremos de nuevo el próximo fin de semana? —me preguntó una de
las niñas, con su madre detrás de ella.
—Tengo un partido el fin de semana que viene. Y creo que vosotros
también, ¿no es así? —pregunté, mirando a la madre, que asintió con la
cabeza.
—Ah, cierto, me había olvidado —dijo la niña, con una sonrisa.
—Le avisaré a vuestro entrenador. Jugaremos de nuevo en algunas
semanas.
—Está bien, gracias, Cage —dijo, mientras me decía adiós con la mano.
Su madre articuló un «gracias» y ambas se marcharon.
—¿Hay alguien que no te quiera? —me preguntó Quin, lo que me hizo
darme la vuelta.
—A mí solo me importa el cariño de una persona —dije, sin pensar.
—¿De quién?
Solo había querido que fuera un coqueteo casual. Pero era obvio que Quin
no me lo dejaría pasar.
—De cualquier persona.
—¿De cualquiera?
—Lo que he querido decir es que sería feliz si alguien me amara.
—Tienes alguien que te ama, ¿o no?
—¿Sí? —le pregunté. No sabía de quién estaba hablando.
—Sí. Tasha.
Eso tenía que terminar. Cada vez que Quin mencionaba a Tasha, me hacía
decir algo sobre nuestra relación que no era necesariamente verdad. Sí,
con Lou. No queríaestábamos juntos y estábamos tratando de que funcionara. Pero tratarlo y
uería con ella, con ellograrlo no eran lo mismo.
a para dar consejos —Mi relación con Tasha no es lo que todos creen.
y conmigo lo sabría. —Oh —dijo Quin. De repente, toda su atención estaba en mí.
cía mucho más triste —Sí. O sea, llevamos un tiempo saliendo y hemos hablado sobre el futuro.
Pero, a veces, es como si faltara algo. En realidad, muy seguido se siente así.
o que jugar al fútbol —¿Qué es lo que sientes que falta?
—Para empezar, ella. No está nunca conmigo. Y eso funciona cuando
ualquier cosa con tal estoy en el medio de la temporada de fútbol americano y entreno dos veces
por día. Incluso podría funcionar si me reclutaran, porque pasaría cuatro
niños se estuvieranmeses al año viajando. Pero ¿no debería querer pasar más tiempo conmigo?
ivirtiera no la estaba¿No debería yo querer pasar más tiempo con ella?
—¿No quieres pasar tiempo con ella?
—me preguntó una de —No es que no quiera. Es que me da igual si estamos juntos o no. Es duro
decirlo en voz alta, pero es la verdad.
Y creo que vosotros —Si no quieres pasar tiempo con ella, ¿por qué seguís juntos?
que asintió con la —No es que no quiera pasar tiempo con ella.
—Lo entiendo. Lo entiendo. Pero me parece que, si estáis hablando de…
estar juntos por mucho tiempo, deberías desearlo.
nuevo en algunas —No puedo discutir contra ese argumento —le dije.
—¿Por qué crees que te da lo mismo estar con ella?
diós con la mano. Me quedé mirando a Quin sin saber qué decir. Quería decirle que era
porque Tasha no era ella, pero no me pareció justo.
uin, lo que me hizo —Porque no siento mariposas en el estómago cuando la veo —dije.
—Eso es importante —dijo Quin, que de repente estaba de mejor humor
je, sin pensar. —. ¿Alguna vez has sentido esas mariposas al ver a alguien?
—Sí, me ha pasado con una persona —le dije, con la esperanza de que no
o era obvio que Quinme preguntara nada más.
—¿Con quién? —me preguntó Quin, dubitativa.
Mirar esos ojos hermosos era demasiado. No podía hacerle eso, ni a ella ni
a mí mismo.
—Con una persona con la que no me debería haber pasado.
—Ah —dijo Quin, desanimada.
—¿Has cambiado de opinión acerca de comer algo? Yo quiero comer. Y
Tasha no volverá de su paseo con Vi hasta dentro de unas horas.
ba a Tasha, me hacía —No. Debería irme—dijo Quin, resignada.
iamente verdad. Sí, —Muy bien. Lo entiendo. ¿Lo has pasado bien?
nara. Pero tratarlo y —Ha habido buenos momentos —dijo, con una sonrisa.
—¿Todavía confías en mí para que te enseñe a ser el alma de la fiesta?
—En primer lugar, nunca he creído que pudieras hacer milagros.
Me eché a reír.
blado sobre el futuro. —Pero estoy dispuesta a ver lo que tienes para ofrecer —dijo Quin,
eguido se siente así. sonriendo.
Hombre, ¡cómo me gustaba esa sonrisa!
so funciona cuando —Muy bien. Por cierto, creo que he aprobado el examen.
y entreno dos veces —¡Qué bueno! Supongo que no soy tan mala tutora después de todo. Sin
orque pasaría cuatro embargo, espero que logres más que simplemente aprobarlo.
ás tiempo conmigo? —Estoy seguro de que así será. Y eres una gran tutora. No puedo esperar a
ver lo que me tienes preparado para la próxima.
—Supongo que pronto lo descubrirás —dijo Quin, con una sonrisa
juntos o no. Es duro insinuante.
Un momento, ¿estaba coqueteando conmigo? Fuera un coqueteo o no,
sentí un hormigueo por el cuerpo que me sacudió hasta el centro. Cuando
quería hacer algo, lo hacía bien.
estáis hablando de… —Ya quiero descubrirlo —le dije. Luego, la acompañé de regreso al
campus y yo regresé a mi camioneta.
Nunca en mi vida había tenido un deseo tan grande de besar a alguien.
Sabía que no podía hacerlo. Además, ni siquiera estaba seguro de si Quin
ería decirle que era querría algo así. Al menos, ya sabía que le gustaban los chicos. De momento,
era suficiente. Podía sobrevivir con esa esperanza por un tiempo.
la veo —dije. Tasha me envió un mensaje para avisarme que había tráfico y que volvería
aba de mejor humoral campus muy tarde, así que me fui a casa. Era lo mejor que podía hacer.
Después de haber pasado el día con Quin, tenía la cabeza en otro lado.
esperanza de que no Luego del viaje de cuarenta minutos, doblé en la calle vacía que conducía
a mi casa. La camioneta de mi papá estaba encendida en el camino de
entrada, con las luces prendidas.
cerle eso, ni a ella ni —Oh, no —dije. Sabía cómo sería el resto de la noche.
Aparqué al lado de la camioneta de mi padre, salí y miré por las
ventanillas. No lo veía. Que hubiera logrado entrar en la casa era peor. Si
hubiera estado desmayado, al menos la noche estaría terminada.
Yo quiero comer. Y Abrí la puerta de la camioneta, metí un brazo y la apagué. Con las llaves
en la mano, miré hacia la casa. Las luces de la cocina y de la sala de estar
iluminaban el suelo a través de las ventanas. La televisión estaba a todo
volumen. Inhalé profundo, me recompuse e hice la corta caminata hasta la
puerta principal.
lma de la fiesta? Al entrar, vi que el lugar era un desastre. No estaba como lo había dejado.
Las lámparas brillaban desde el piso, adonde habían sido arrojadas; el sofá
estaba dado vuelta; el televisor estaba de lado, tirado; y la comida que había
frecer —dijo Quin,estado en la nevera se encontraba esparcida entre las dos habitaciones.
—No quiero oírlo —se quejó mi padre, llamando mi atención hacia la
mesa de la cocina.
El hombre, pelirrojo, tenía el tono rosado de siempre. Como lo había
después de todo. Sinsospechado, tenía una botella casi vacía de whisky Lonehand aferrada en una
mano. El mejor de Tennessee.
. No puedo esperar a —Papá…
—No quiero oírlo. ¿Sabes cuánto he sacrificado por ti?
n, con una sonrisa —Lo sé, papá. Has sacrificado todo por mí —recité nuestro guion,
mientras miraba a mi alrededor para ver por dónde empezar a limpiar.
un coqueteo o no, —¡Eso es! ¡Todo! He sacrificado todo, ¡carajo! Y, ¿para qué?
a el centro. Cuando —Para que me convirtiera en una estrella —dije, adelantando algunas
páginas.
mpañé de regreso al —No se te ocurra hacer eso. ¡No se te ocurra hablarme así! —bramó—.
Debería irme. Debería subirme a mi jodida camioneta y no volver nunca más
de besar a alguien.a esta pocilga.
a seguro de si Quin Esa era la parte que más me dolía. Lo lógico sería que me hubiera
chicos. De momento,acostumbrado a que él amenazara con irse, pero no lo había hecho. Tal vez
porque sabía que su partida estaba en mis manos.
ráfico y que volvería Mi padre había sido el primero en notar lo que yo era capaz de hacer en el
jor que podía hacer.campo de fútbol. Se había dado cuenta de que yo sería uno de los mejores en
en otro lado. el sistema de selección de la NFL y que con eso vendrían millones de dólares.
e vacía que conducíaSiempre me había dejado en claro que esa era la razón por la que se quedaba.
da en el camino de No sabía qué haría una vez que obtuviera su parte, pero, hasta entonces,
estaba seguro de que no se iría a ninguna parte.
—La casa no sería una pocilga si dejaras de destrozarla.
alí y miré por las —¡Vete a la mierda!
la casa era peor. Si —¡Qué bien, papá! Qué bonita manera de dirigirte a tu hijo.
—Tú no eres mi hijo.
agué. Con las llaves —Vamos, papá. No empieces de nuevo.
y de la sala de estar Hacía poco había agregado esa subtrama nueva a nuestro guion. La
visión estaba a todo historia era que lo avergonzaba por no estar a la altura de mi potencial, por lo
ta caminata hasta laque no podía ser su hijo.
—No lo eres. Eres un bebé que robé porque creí que podía ganar algo de
omo lo había dejado. dinero…
do arrojadas; el sofá —¡Es suficiente, papá! ¡Ya no aguanto más! ¿Tanto deseas irte? ¡Aquí
la comida que había tienes!
habitaciones. Eché el brazo hacia atrás y lancé las llaves de su camioneta con tanta
mi atención hacia lafuerza que rompí el vidrio. Las llaves desaparecieron afuera.
—¿Quieres marcharte? Súbete a tu puta camioneta y márchate. ¿Quieres
pre. Como lo habíaquedarte y exprimirme por toda la eternidad? Entonces quédate. Me importa
hand aferrada en una un carajo. ¿Me oyes? Ya no aguanto esto.
Hirviendo de ira, me marché a mi habitación. La casa se sacudió cuando di
un portazo detrás de mí. Miré fijo la puerta mientras jadeaba de furia. Me
caían lágrimas de rabia por las mejillas. No lloraba por las cosas que me
ecité nuestro guion,había dicho. Lloraba porque estaba atrapado.
zar a limpiar. No tenía una madre ni otros familiares. Él era todo lo que tenía. Sin él,
estaba solo. Pero la única forma de sacarme su horrible voz de la cabeza era
adelantando algunasdejándolo ir.
A pesar de lo odioso que era, sabía que no estaría en el lugar donde estaba
me así! —bramó—. si no hubiera sido por él. Cuando estaba sobrio, me lo recordaba todos los
no volver nunca másdías. Y tenía razón.
Sí, era yo el que entrenaba a las seis de la mañana y salía a correr a las
ría que me hubiera siete de la tarde. Pero, durante dieciséis años, él no había hecho más que
había hecho. Tal vez llevarme de un lugar a otro y quedarse a verme jugar.
Sabía lo que estaba haciendo. Estaba vigilando su inversión. Cuando tenía
capaz de hacer en eldiez años, le rogaba entre lágrimas que hiciera cualquier cosa pero que no me
no de los mejores en tirara otra pelota. Él me obligaba a continuar.
millones de dólares. Realmente no hubiera tenido nada sin él. Ni la beca. Ni la novia amante
or la que se quedaba. del fútbol. Ni la oportunidad de jugar en la NFL. No sabía quién hubiera sido
ero, hasta entonces,sin todo lo él había hecho. Pero ¿no era demasiado alto el precio que tenía
que pagar?
Todos esos pensamientos cesaron cuando escuché un sonido aterrador.
—¡No! —exclamé, mientras regresaba corriendo a la sala de estar y
descubría que mi padre se había ido.
Estaba poniendo en marcha la camioneta. Lo estaba haciendo. Se estaba
marchando. No quería que se fuera.
nuestro guion. La Corrí afuera y lo vi balanceándose mientras trataba de poner la marcha
mi potencial, por loatrás. Con lo borracho que estaba, se iba a matar. Tenía que detenerlo.
—¡Papá! —grité, al tiempo que corría hacia su camioneta y abría la
podía ganar algo de puerta.
—¡Sal de aquí! —me gritó, cuando pasé por sobre él y tomé las llaves.
o deseas irte? ¡Aquí Después, no opuso mucha resistencia. Ambos estábamos aturdidos y sin
aliento.
camioneta con tanta —Realmente te ibas a ir, ¿verdad? —le pregunté, con mis ojos clavados en
los suyos, para saber la verdad.
márchate. ¿Quieres —No eres mi hijo —fue lo único que respondió.
quédate. Me importa Herirme era tan fácil para él que ni siquiera parecía enojado. Lo había
dicho como si fuera un hecho.
se sacudió cuando di —A veces desearía que eso fuera cierto, ¿sabes? Pero lo soy. Y tú eres mi
adeaba de furia. Mepadre —dije, resignado—. Vamos, te llevaré a la cama.
or las cosas que me —No quiero irme a la cama —murmuró.
—Te pondré frente al televisor. ¿Prefieres eso?
lo que tenía. Sin él, Su boca se retorció como si estuviera tratando de recordar cómo fruncirla.
voz de la cabeza era —Sí.
—Muy bien. Déjame ayudarte a entrar.
el lugar donde estaba Se inclinó hacia mí sin más resistencia, y sostuve su peso con los brazos.
recordaba todos los
Ese fue el comienzo de unas semanas muy difíciles. No estoy seguro de
y salía a correr a lascuán diferente era para mi padre. Pero yo me había dado cuenta de que, si no
abía hecho más quelo miraba cada vez que tenía la oportunidad, iba a desaparecer.
Seguí yendo a los entrenamientos, a los partidos y a clase, pero nada más
ersión. Cuando teníaque eso. Lo único que me alegraba eran las pocas horas a la semana que
cosa pero que no mepasaba con Quin. Yo no estaba cumpliendo con mi parte del trato, pero le
había explicado que estaba teniendo problemas en casa y ella lo había
Ni la novia amanteentendido.
a quién hubiera sido Creo que se daba cuenta de lo estresado que estaba. No me sentía yo
o el precio que tenía mismo. Lo extraño era que Tasha ni siquiera lo había notado. No había
notado que yo no pasaba tanto tiempo con ella ni que mi vida se estaba
sonido aterrador. desmoronando. Empezaba a preguntarme si así serían las cosas entre nosotros
la sala de estar y para siempre.
Como se acercaban los exámenes finales y terminaba el semestre, Quin me
haciendo. Se estaba sugirió que aumentamos las horas de estudio. Aunque estaba al día con todo
lo mencionado en clase desde que había comenzado a asistir, quedaba algo de
de poner la marchamaterial de las semanas anteriores que todavía no había repasado.
ue detenerlo. —El examen final cubrirá todos los temas —dijo Quin, con la expresión
amioneta y abría laseria que ponía cuando hablábamos del estudio.
—Me lo recuerdas todos los días —le dije, con una sonrisa.
tomé las llaves. —Necesitas aprobar esta materia. No es gracioso —se quejó.
mos aturdidos y sin —Lo sé.
—¿De qué te ríes, entonces?
mis ojos clavados en —De ti —le dije, provocador.
—Ah, ¡qué bien! Te ríes de la persona que quiere ayudarte.
—Vamos, sabes que no es así. Es solo que se te dibuja una pequeña arruga
a enojado. Lo habíaen la frente cuando empiezas a preocuparte por mí. Cuando aparece, sé que
voy a escuchar un sermón sobre lo importante que es que apruebe la materia.
lo soy. Y tú eres miCreo que, a esta altura, tú estás más preocupada que yo, y eso que todo mi
futuro depende de que apruebe.
Quin me miró por un segundo y luego se relajó y se echó a reír.
—Tienes razón. Puede que me haya puesto un poco intensa —admitió.
rdar cómo fruncirla. —¿Un poco?
—Solo un poco —insistió—. Pero porque quiero que te vaya bien. Has
trabajando toda tu vida para lograrlo. No quiero ser la responsable de que no
eso con los brazos. lo consigas.
Miré a los ojos preocupados de Quin y di un paso hacia ella. La tomé de
No estoy seguro delos hombros y apreté.
cuenta de que, si no —Quin, eres muy dulce. Creo que eres la persona que más se preocupa
por mí. Pero tienes que saber que, si no lo logro, no será por tu culpa. Todo lo
clase, pero nada másque hago y lo que he hecho ha sido por mi decisión. Tú no eres más que un
ras a la semana queángel, sentada en mi hombro, susurrándome al oído para que haga lo
rte del trato, pero lecorrecto. Y te lo agradezco.
asa y ella lo había —Solo quiero que logres lo que te mereces. Estás tan cerca…
Solté a Quin y examiné el patio del campus a través de la ventana de la
a. No me sentía yosala de estudio.
a notado. No había —Yo también quiero eso. Pero siento que estoy mordiendo más de lo que
e mi vida se estabapuedo masticar. Entre las clases, el fútbol y cuidar de mi papá, apenas puedo
cosas entre nosotros respirar.
—¿Qué le pasa a tu papá? —me preguntó Quin, preocupada.
el semestre, Quin me —¡Qué no le pasa…! —repliqué, mientras pensaba en qué podía decir
staba al día con todo para explicárselo—. Solo necesita que esté con él. Eso es todo.
stir, quedaba algo de —Si es mejor para ti, podríamos estudiar en tu casa —me ofreció Quin,
dudosa y con una pizca de algo más en los ojos.
uin, con la expresión Por lo general, cuando me miraba así, yo perdía toda resistencia. Pero, por
mucho que quisiera que nos juntáramos a solas, no estaba seguro de querer
mostrarle cómo vivía. Ella no hablaba mucho de su familia, pero todo lo que
la rodeaba me decía que venía de un hogar estable y con dinero. Mi vida era
exactamente lo contrario.
Me gustaba que me viera como un jugador de fútbol americano exitoso y
despreocupado. Me gustaba que todos me vieran así, porque la verdad estaba
muy lejos de esa imagen que proyectaba. No sabía si estaba listo para que
a una pequeña arrugaQuin supiera quién era realmente.
ando aparece, sé que —Lo pensaré —le dije.
e apruebe la materia. —¿Por qué no aceptas sin más? —me preguntó, en voz baja.
o, y eso que todo mi De repente, me pareció que me estaba pidiendo algo más que cambiar el
lugar de estudio. Me pareció que me estaba pidiendo que… Que la eligiera a
ella o algo así.
tensa —admitió. —Lo voy a pensar. Pero ahora estamos aquí. ¿No deberíamos ponernos a
trabajar?
e te vaya bien. Has El pedido de Quin me atormentó durante el resto de la noche. ¿Estaba
sponsable de que noleyendo demasiado entre líneas? No lo creía. Me había preguntado por qué no
había aceptado sin más. Era una muy buena pregunta.
cia ella. La tomé de Era como si estuviera entre dos mundos. El primero era el que conocía de
toda la vida. En él estaban mi papá, Tasha, la fama del fútbol americano y la
ue más se preocupapromesa de mucho dinero. En el otro estaban Quin y la posibilidad de
por tu culpa. Todo lodedicarme a algo que me hiciera feliz.
no eres más que un Al mismo tiempo, comenzaba a pensar que no tenía la posibilidad de
para que haga lo elegir. Tal vez me estuviera enamorando de Quin. Nunca me había sentido así
por nadie. No podía dejar de pensar en ella. Fantaseaba con tocarla. Quería
verla todo el tiempo.
de la ventana de la Antes, yo creía que amaba a Tasha. Realmente lo había creído. Pero había
sido porque no conocía todavía lo que era el amor ni cómo se sentía. Ese era
iendo más de lo que el sentimiento que llevaba a la gente a escribir canciones. Por fin lo entendía.
papá, apenas puedoY también entendía todas esas películas que mostraban que el amor tenía un
precio.
Tal vez yo tuviera que pagar con todo lo que tenía. Tenía la oportunidad
en qué podía decirde tener fama, una familia y estabilidad económica por primera vez en mi
vida. O podía tener amor y felicidad. Esa era la decisión que tenía que tomar.
—me ofreció Quin,

resistencia. Pero, por


ba seguro de querer
lia, pero todo lo que
n dinero. Mi vida era

americano exitoso y
que la verdad estaba
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ía la posibilidad de
me había sentido así
con tocarla. Quería

ía creído. Pero había


mo se sentía. Ese era
. Por fin lo entendía.
que el amor tenía un

Tenía la oportunidad
de tener fama, una familia y estabilidad económica por primera vez en mi
vida. O podía tener amor y felicidad. Esa era la decisión que tenía que tomar.
Capítulo 7

Quin

—Sabes que eventualmente tendrás que dar el primer paso, ¿verdad? —


dijo Lou, con los codos sobre la mesa y un bocado colgando del tenedor.
—No lo sé —protesté.
—No esperas que lo haga él, ¿verdad?
—No espero que nadie haga nada. No espero nada.
—Ahh, Bichito, a veces me pones tan triste.
—No hay por qué entristecerse. No pasa nada entre nosotros.
—Eso es lo que me pone tan triste. Por un lado, estás tú, una chica muy
inteligente e increíblemente hermosa que no puede perder la virginidad…
—Tú también eres virgen —le recordé.
Se llevó una mano al pecho y me miró con tristeza.
—Pero en mi caso, es por elección. Me estoy reservando para el hombre
correcto. ¿Tú? Tú quieres deshacerte de tu virginidad como si fuera una
enfermedad. Y estás enganchada con un chico que claramente está
enamorado de ti, pero que no puede ver más allá del noviazgo falso en el que
se encuentra. ¡Es trágico!
Como yo no respondía, Lou me preguntó:
—¿No vas a decir nada?
—No. Creo que ya has dicho todo. Soy un poco triste.
—Espera, no he querido decir que tú eres triste. Tú eres genial. Eres sexy
y maravillosa. Y vienes de una buena familia…
—¿Qué tiene que ver mi familia?
—¡Eres un gran partido! Alguien tiene que poner un anillo en ese dedo.
—¡Guau! Eso ha escalado rápido.
—A eso voy. Estás yendo demasiado lento. Súbete a ese tío. Él acostado
boca arriba y tú montándolo como a un caballo. ¿O prefieres la posición del
misionero? No puedo decidirme contigo. ¿Qué te gusta? ¿Te gusta ser el
Llanero Solitario o la silla de montar?
—¿Cuál es cuál? —le pregunté, confundida.
—No importa. ¿Te gusta arriba o abajo?
—No lo sé. Ambos, tal vez.
—Entiendo…
Sonó mi teléfono y no pude seguir hablando con Lou acerca de sus
confusos nombres para las posiciones sexuales. Cuando lo tomé, me
sorprendió ver el nombre de Cage.
Levanté un dedo para pedirle a Lou que hiciera silencio.
—Cage, ¿estás bien? Nunca me has llamado.
er paso, ¿verdad? — Lou reaccionó con alegría infantil. La ignoré.
ndo del tenedor. —¿Crees que podríamos estudiar en mi casa esta noche? —me preguntó
Cage, que sonaba angustiado—. No te lo pediría si el examen final no fuera
mañana. Pero…
—Por supuesto. ¿Le sucede algo a tu padre?
—Mmm… sí. Está teniendo un mal día, y creo que lo mejor es no dejarlo
solo.
ás tú, una chica muy —Lo lamento mucho. No tengo problema en ir. Solo dime a qué hora.
r la virginidad… El teléfono se quedó en silencio.
—¿Cage?
—Estoy aquí. Eh, antes de que vengas, hay algo que probablemente
ando para el hombredeberías saber.
como si fuera una —Bien.
ue claramente está —No tenemos mucho.
iazgo falso en el que —¿A qué te refieres?
—A que tengo una beca para ir a la universidad y mi padre no está
trabajando en este momento. Hace un tiempo que no trabaja.
—¿Debería llevar algo para comer… u otra cosa?
—Sí, si quieres. Pero no es eso lo que te estoy tratando de decir. No debes
res genial. Eres sexy esperar mucho. No soy…. Solo… no esperes mucho.
—¿Estarás tú? —le pregunté.
—Sí, claro.
nillo en ese dedo. —Entonces, tu casa tendrá todo lo que necesito.
Cage volvió a guardar silencio.
ese tío. Él acostado —¿Cage?
ieres la posición del —Estoy aquí. Te enviaré mi dirección en un mensaje. Me ofrecería a
a? ¿Te gusta ser elrecogerte, pero…
—No te preocupes. Pediré un aventón o algo así.
—Vivo un poco lejos. Si presentas las horas de clases particulares, estoy
seguro de que el equipo de fútbol americano te reembolsará el dinero.
—A menos que vivas en Florida, creo que estaré bien.
—Bien. Hasta luego.
Lou acerca de sus —Hasta luego.
ando lo tomé, me Terminé la llamada y miré el teléfono.
—¡Sííííííí! —exclamó Lou, emocionada—. Quin y Cage, un solo corazón,
se dan un besito y…
—¡Cállate!
Lou abrió la boca e imitó un beso con lengua.
che? —me preguntó —Eres desagradable —le dije, con una sonrisa.
xamen final no fuera —Solo estoy orgullosa de que mi Bichito vaya a tener algo de acción.
—Eres ridícula —le dije, sin dejar de mirar mi teléfono.
—¿Qué sucede?
o mejor es no dejarlo —A Cage le da vergüenza que conozca su casa.
—Lo entiendo.
dime a qué hora. Miré sorprendida a Lou.
—¿Por qué le da vergüenza? No debería avergonzarse. Lo que sea que
haya en esa casa lo ha hecho quién es, y él me gusta… mucho.
que probablemente —Dice la tía con una familia que tiene mil millones de dólares. Lo que me
recuerda, ¿han hablado del tema?
—No quería que se convirtiera en un problema. Además, ese dinero no es
mío, es de mis padres.
—Claro, y tú solo puedes usar lo que quieras cuando quieras.
y mi padre no está Las palabras de Lou me dolieron. No se equivocaba. Y, por mucho que me
hubiera gustado creer que eso no me había moldeado, no era cierto. Al igual
que la realidad de Cage lo había moldeado a él.
o de decir. No debes —Y, lo que es aún más importante que la riqueza de tu familia, ¿le has
contado a Cage sobre lo otro? Porque, para mí, eso es un poco más
importante que poder comprar un avión con la tarjeta de crédito.
—No ha surgido todavía —admití. Sabía que Lou tenía razón.
—Entonces, tal vez deberías contarle. Porque él necesita saber con quién
se está involucrando… Bueno, si es que algún día tiene los cojones de
invitarte a salir. O si tú lo invitas a salir a él. Sabes que puede hacerlo,
aje. Me ofrecería a ¿verdad?
—Tiene novia.
—Por lo que me has contado, necesito preguntar: ¿Tiene novia?
es particulares, estoy —Sí.
Lou se reclinó y se cruzó de brazos.
—Bien.
—Pero tienes razón. Creo que merece saber.
—Así me gusta, Bichito —dijo Lou, con una sonrisa confianzuda.

ge, un solo corazón, Cage no había exagerado cuando había dicho que vivía lejos. Para llegar al
entrenamiento de las siete, seguro que salía de su casa a las seis y se
levantaba a las cinco y media, como tarde. Era impresionante la dedicación
que se necesitaba para hacer eso todos los días durante toda la vida.
Cuánto más me acercaba a su casa, más nerviosa me ponía. Fuera lo que
algo de acción. fuera lo que lo avergonzaba, sabía que yo podría aceptarlo. Pero lo que yo iba
a contarle podría ser demasiado para él.
Podría ser el final de lo que teníamos… aunque no sabía muy bien qué era
lo que teníamos. Tal vez esa noche sería la última vez que me mirara como si
fuera la única persona en el mundo. Sería doloroso.
Cuando el coche se detuvo frente a la casa de Cage, estaba cerca de tener
rse. Lo que sea que un ataque de pánico. Todo acerca de mí era demasiado. No podía pedirle a
alguien que estuviera conmigo. Cage tenía toda su vida por delante. Iba a ser
e dólares. Lo que meun jugador de fútbol americano famoso, con millones de seguidores. Yo sería
un ancla alrededor de su cuello.
más, ese dinero no es No sería justo pedirle que lidiara conmigo. Tenía sus propios problemas.
Si sumaba lo que fuera que le estuviera sucediendo a su padre, comenzaba a
sentir que era mejor guardarme mi historia para mí.
Y, por mucho que me Antes de que pudiera llamarlo para hacerle saber que había llegado, Cage
o era cierto. Al igual salió por la puerta principal. Le di una propina generosa al chofer, bajé del
coche y me acerqué a él. Llevaba una camisa a cuadros, pantalones cortos y
e tu familia, ¿le has nada en los pies. Nunca antes lo había visto descalzo.
o es un poco más No tenía un fetiche con los pies, pero los suyos eran anchos y fuertes. Me
hicieron pensar en otras partes de su cuerpo que sí me atraían. Rápidamente
hice a un lado ese pensamiento. No quería conocer a su padre con los pezones
sita saber con quiénmarcados a través de la camisa.
iene los cojones de —Has llegado —dijo Cage, incómodo—. ¿Te ha costado encontrar el
que puede hacerlo,lugar?
—No, ha sido bastante fácil.
—Es lejos, ¿verdad?
—No es cerca del campus. ¿Siempre has vivido aquí? —le pregunté,
mientras miraba el bosque espeso que rodeaba la cabaña.
—Desde que tengo memoria. Tú creciste en Nueva York, ¿verdad?
—Manhattan —aclaré.
—Cierto. Así que esto debe parecerte…
—¿La tierra de Pie Grande? Algo así.
Cage se echó a reír. Por primera vez, parecía relajado.
a lejos. Para llegar al —Bueno, Pie Grande vive a unos pocos kilómetros, así que no estás tan
asa a las seis y seequivocada. Es un gran tío, por cierto. Ni siquiera notas su pelaje después de
onante la dedicación un rato de hablar con él.
Me reí. Me gustaba que ambos nos sintiéramos cómodos.
ponía. Fuera lo que —¿Entramos? Tenemos mucho que estudiar —dijo Cage, llevándome
o. Pero lo que yo ibahacia la casa.
Una vez adentro, miré a mi alrededor. Después de la advertencia de Cage,
bía muy bien qué era no había sabido qué esperar. Pero era más agradable de lo que me imaginaba.
e me mirara como si Cuando era niña, había pasado mucho tiempo en las Bahamas. Mi papá
tenía una casa allí y, a menudo, íbamos a comer a lo de los vecinos. La
estaba cerca de tenercabaña de Cage era mucho más bonita que muchas de las casas de allí.
. No podía pedirle a Por supuesto que no podía decirle a Cage que su hogar era mejor que
por delante. Iba a sermuchas de las casas de las Bahamas, donde teníamos nuestra residencia de
seguidores. Yo sería invierno. Me parecía que no se lo tomaría bien. En cambio, comenté:
—Debe haber sido genial crecer aquí.
s propios problemas. —Estuvo bien. Aunque fue un poco solitario.
padre, comenzaba a —Sí, te entiendo. Mi papá tiene una isla en la que solo está su casa. Si
cambias los árboles que rodean este lugar por agua y los pájaros por
había llegado, Cage tiburones, el resultado son todos mis veranos desde los tres años —dije,
a al chofer, bajé delsonriendo.
pantalones cortos y —¿Has dicho que tu padre tiene una isla?
Al darme cuenta de lo que acababa de decir, me quedé helada. No solo
anchos y fuertes. MeCage me miraba como si fuera un bicho raro, también alguien que estaba en
atraían. Rápidamenteel sofá frente a nosotros se había dado la vuelta y me observaba. Cage siguió
adre con los pezonesmi mirada.
—Papá, ella es Quin. Es mi… —Cage hizo una pausa que me generó
costado encontrar elmucha ansiedad por saber cómo me iba a presentar—. Es una buena amiga.
Me está ayudando a estudiar para la clase de la que te hablé.
—Es un gusto conocerlo, señor —le dije al hombre pelirrojo.
El padre de Cage me miró de arriba abajo, gruñó y volvió a mirar el
quí? —le pregunté,televisor.
—Vayamos a mi habitación —me dijo Cage.
ork, ¿verdad? —Fue un gusto conocerlo, señor —dije, y no obtuve respuesta.
Entramos al dormitorio de Cage, que cerró la puerta detrás de nosotros.
—Tienes que disculparlo. Está teniendo un mal día.
—A mí me pareció que estaba bien.
—Sí, pero «bien» es relativo. Podemos sentarnos en la cama.
así que no estás tan Me quité los zapatos, vacié el contenido de mi mochila en el centro de la
su pelaje después decama y me senté con las piernas cruzadas. Cage también se sentó y me miró a
los ojos.
—¿Qué pasa?
o Cage, llevándome —¿Crees que voy a dejar pasar que acabas de decir que tu padre tiene una
isla?
advertencia de Cage, —Ah, eso.
o que me imaginaba. —Sí, eso.
Bahamas. Mi papá —Es pequeña. Todo el mundo en las Bahamas tiene una isla.
de los vecinos. La —¿Todo el mundo en las Bahamas tiene una isla? —me preguntó Cage,
casas de allí. sorprendido.
hogar era mejor que —Perdón, no es cierto. No sé por qué lo he dicho. A decir verdad, eso
nuestra residencia de tampoco es cierto. Sé por qué lo he dicho. Es porque no quiero que pienses
que somos muy distintos.
—Somos muy distintos —dijo Cage, con total naturalidad—. Pero está
bien. Me gustan tus diferencias. Solo espero que no te decepcionen las mías.
solo está su casa. Si —Te juro que no sé de qué estás hablando. Eres la persona más normal
y los pájaros por que he conocido. Es verdad que la única otra persona que he conocido aquí es
os tres años —dije,Lou, así que eso no dice mucho.
Cage se echó a reír.
—La vara está baja.
edé helada. No solo —Solo tienes que lidiar conmigo y habrás superado al 99% de la
lguien que estaba en población.
servaba. Cage siguió Cage se rio de nuevo.
—Vamos, no estás tan mal. Quizás al 95% de la población —bromeó.
ausa que me generó —Tienes razón. Ahora que lo pienso, es el 95%. Me equivoqué.
Es una buena amiga. Se rio una vez más. Me encantaba oírlo reír.
—Siempre haces eso, ¿sabes? —dijo Cage, con una sonrisa.
—¿Qué cosa?
y volvió a mirar el —Bajarte el precio.
—¿Lo hago?
—Sí.
—No me había dado cuenta de que lo hacía.
etrás de nosotros. —Lo haces. Deberías ser más amable con mi amiga. Es una tía increíble
—bromeó Cage.
—«Increíble» es relativo.
—Lo estás haciendo de nuevo. Acepta el cumplido.
la en el centro de la —Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Qué pasaría si te dijera que eres el
se sentó y me miró achico más increíble que he conocido y que cada vez que estamos juntos deseo
que el tiempo se detenga?
Cage se quedó helado.
ue tu padre tiene una —No es tan fácil aceptar un cumplido, ¿verdad?
—¿Realmente sientes eso?
—Uh, ha sido demasiado, ¿no?
—No, en serio, ¿eso es lo que sientes?
—¿Qué importa? Tienes novia.
—me preguntó Cage, —¿Qué importa que tenga novia?
—Importa porque, si yo pensara eso, querría que lo nuestro fuera más de
A decir verdad, esolo que puede ser.
o quiero que pienses —¿Y qué si fuera posible?
—¿A qué te refieres?
ralidad—. Pero está —¿Qué pasaría si yo no tuviera novia?
cepcionen las mías. Miré a Cage a los ojos. Esos hermosos ojos que me encendían el alma.
persona más normalHablaba en serio. Estaba pensando en romper con su novia por mí.
he conocido aquí es —Hay cosas sobre mí que no sabes —le dije, sin poder detenerme.
—¿Qué cosas? ¿Eres aún más adorable de lo que ya creo que eres?
—No, detente. Hay cosas que necesito decirte antes de que hagas o digas
algo de lo que no podamos regresar.
ado al 99% de la —Oh, lo dices en serio.
—Sí.
Cage se movió incómodo.
ción —bromeó. —Bien. ¿Qué sucede?
Mi corazón latía con fuerza.
—¿Por dónde empiezo? Muy bien. He mencionado que mi padre tiene una
isla.
—Recuerdo algo sobre eso, sí.
—Ha sido hace diez minutos. Espero que lo recuerdes.
Cage se rio entre dientes.
—Sí, lo recuerdo.
—Bueno, tiene una isla porque es muy rico.
Es una tía increíble —¿Qué tan rico?
—Tan rico como para tener una isla.
Cage se rio de nuevo.
—Entendido. ¿Creciste con mucho dinero?
te dijera que eres el —Sí.
estamos juntos deseo —Me lo imaginaba. ¿Eso te daba tanto miedo decirme? ¿Que creciste en
tu propia isla?
—Ni cerca.
Cage se echó hacia atrás sorprendido.
—Muy bien.
Me pasé una mano por la frente para ver si estaba sudando. Comenzaba a
hacerlo.
—Lo que sucede es lo siguiente. Mi padre es rico porque es Laine Toro.
—¿Ese no es el dueño de la compañía de autos eléctricos… y de la
nuestro fuera más decompañía espacial… y de la compañía de energía solar?
—Sí —respondí.
—¿No es una de las personas más ricas del mundo?
—Hoy no me he fijado, pero probablemente sí.
—¡Mierda! —exclamó Cage, muy sorprendido—. O sea, me imaginaba
e encendían el alma.que tu familia tenía mucho dinero, pero no que tu padre era una de las
personas más ricas del mundo.
r detenerme. —¿Gracias? —le dije. Esperaba que fuera un cumplido.
eo que eres? —Es mucha información, pero tampoco es para tanto… creo —dijo. De a
de que hagas o digas poco, lo comprendía—. Pensé que ibas a decirme algo grave. ¿Eso es todo?
—me preguntó, sin darle mucha importancia.
—Ni cerca.
—¡Oh!
—Mi madre es Jules Thunberg.
—Espera, me suena. ¿No es una activista o algo así?
—Sí, desde los trece años. ¿Has visto la cantidad de paneles solares en los
e mi padre tiene unatechos y de molinos de viento que hay?
—Sí.
—Bueno, es gracias a ella. Ella comenzó el movimiento que logró que los
países que más contaminaban hicieran un giro de ciento ochenta grados y
salvó el planeta.
—¡Joder!
—Sí, son muy famosos… Lo que hace que yo también lo sea.
—¿Qué tan famosa?
—Mi rostro ha estado en la portada de casi todas las revistas existentes.
No entiendo por qué todo el mundo está interesado en mí. Me han dicho que
es como si Michael Jackson y Elvis Presley hubieran tenido un hijo. Un poco
lo entiendo. Por eso elegí la Universidad de East Tennessee, porque esperaba
me? ¿Que creciste enque los paparazzi no me encontraran aquí. Hasta ahora ha funcionado, pero es
solo cuestión de tiempo. Tarde o temprano, van a averiguar dónde estoy.
—Es increíble.
—Si eso te ha parecido increíble, prepárate, porque hay más.
—Muy bien —dijo, ya con la boca abierta.
dando. Comenzaba a —Habrás notado que mis padres son inteligentes.
—Puedo imaginarlo —dijo, con cara de preocupado.
ue es Laine Toro. —Yo también lo soy.
eléctricos… y de la —Bueno, ya me había dado cuenta.
—Me refiero a que soy muy inteligentes.
—Pero ¿de qué nivel de inteligencia estamos hablando? ¿Puedes construir
una máquina del tiempo?
—No. La física cuántica no es mi especialidad.
sea, me imaginaba —¿Y cuál es tu especialidad?
adre era una de las —Puedo hacer relaciones que otras personas no ven.
—¿A qué te refieres?
—Observo cosas.
… creo —dijo. De a —¿Qué cosas? —me preguntó Cage, con escepticismo. No me creía.
grave. ¿Eso es todo? —Por ejemplo, sé que eres adoptado.
—¿Qué? —me preguntó, aturdido.
Había dado en el clavo.
—Sí. Y no es por el cabello rojo de tu padre. Los padres pelirrojos tienen
hijos con cabello oscuro todo el tiempo. Son los hoyuelos.
—¿A qué te refieres? —me preguntó Cage, cautivado.
aneles solares en los —Los hoyuelos son un rasgo genético, los transmiten los padres. Pero no
pertenecen al mismo grupo. Es decir, tener un hoyuelo en la barbilla no hace
que sea más probable que tengas uno en la mejilla. Eso significa que heredas
nto que logró que loscada hoyuelo por separado. Y los que tienes a ambos lados de tu labio
to ochenta grados yinferior son muy poco comunes. La probabilidad de que hayas heredado
todos tus hoyuelos de uno solo de tus padres es muy baja. Quiero decir,
extremadamente baja. Para que tu padre no tenga ningún hoyuelo y tú tengas
tantos, todos los miembros de su familia, de todas las generaciones, deberían
haber tenido hoyuelos. Y dado que eso es incluso menos probable, la
s revistas existentes.respuesta obvia tiene que ser la correcta, es decir, que eres adoptado.
í. Me han dicho que Estaba muy orgullosa de mí misma por haberme dado cuenta. Nadie
ido un hijo. Un pocohabría notado algo tan pequeño. Pero, incluso si lo notaban, nadie habría
see, porque esperabahecho las conexiones que yo había hecho. No lo creía.
a funcionado, pero es Que yo lo hubiera hecho ante el pedido de Cage tenía que haberlo
ar dónde estoy. impresionado. Tenía muchas ganas de impresionarlo. Quería que pensara que
yo era especial en el buen sentido. Deseaba que viera que lo que me hacía
distinta era algo que podía serle útil, algo que él querría en su vida. Haría
cualquier cosa para que él no me viera como una chica rara.
Mientras miraba fijo a Cage, la expresión de su rostro cambió mucho. La
mirada de asombro que había tenido al principio se había transformado en
otra cosa. No parecía feliz. Parecía que estaba luchando con algo y, antes de
que las palabras salieran de su boca, supe que había cometido un error.
—No soy adoptado —dijo Cage, con firmeza.
o? ¿Puedes construir No lo sabía. ¡Mierda!
—Tienes razón.
—¿Qué dices? —me preguntó, confundido.
—He cometido un error.
—¿Qué quieres decir con que has cometido un error?
—Estaba pensando en… ¿Cómo se llaman?
Mi mente daba vueltas tratando de pensar en algo que me creyera y que no
o. No me creía. me hiciera quedar como una completa idiota.
—Los hoyuelos del trasero.
—¿Qué?
—Estaba pensando en los hoyuelos del trasero. Ya sabes, las marcas que
dres pelirrojos tienen algunas personas tienen en las nalgas. Eso requiere que ambos padres las
tengan.
Cage me miró confundido.
n los padres. Pero no —Entonces, has dicho todo eso, pero te referías a los hoyuelos en el
n la barbilla no hace trasero.
ignifica que heredas —Sí —le dije. Quería que me creyera.
s lados de tu labio —No tengo hoyuelos en el trasero.
que hayas heredado —Ah, entonces supongo que nada de lo que dije aplica.
baja. Quiero decir, —¿Algo de lo que acabas de decirme es verdad? Quiero decir, lo de tus
hoyuelo y tú tengaspadres y todo el asunto de la inteligencia.
neraciones, deberían Me sentí aliviada de que estuviera dispuesto a dejar pasar la teoría sobre la
menos probable, la adopción, pero sentí otra vez el peso de haberle contado quién era.
—Puedes corroborarlo —confirmé.
dado cuenta. Nadie Cage me miró sin saber qué pensar. Sacó su teléfono lentamente y
otaban, nadie habríacomenzó a escribir mi nombre.
—¿Cuál es tu apellido?
e tenía que haberlo —Toro. Harlequin Toro —dije. Sentí una punzada de dolor en el pecho.
ería que pensara que — ¿Harlequin? —me preguntó, con la misma expresión que ponían todos
que lo que me hacía cuando lo escuchaban.
ía en su vida. Haría Me encogí de hombros. Le había contado quiénes eran mis padres. ¿Creía
que personas así le pondrían un nombre común y corriente a su hija?
o cambió mucho. La Cage miró el teléfono y escribió mi nombre completo. Cuando aparecieron
bía transformado en los resultados de la búsqueda, la expresión en su rostro cambió. Estaba
con algo y, antes deabrumado por lo que veía. Miró una página tras otra. Ojeaba cada artículo
etido un error. antes de pasar al siguiente.
—Es verdad. Eres muy inteligente.
—Y un bicho raro —agregué.
—No. Eres aún más increíble de lo que me podría haber imaginado —dijo
Cage, mirándome con asombro.
Una oleada de calor me invadió. Podría haber llorado. Tuve que hacer un
gran esfuerzo para no lagrimear. Venía con tanto a cuestas. Y, sin embargo,
no parecía importarle. Más que eso, lo veía como algo bueno. Nunca me
me creyera y que no había sentido más enamorada en mi vida.
—¿Por qué no me has contado nada de esto antes? Si fuera como tú, sería
lo primero que le diría a la gente.
—No lo sería.
abes, las marcas que —Yo creo que sí —dijo, con la primera sonrisa después de mucho tiempo.
ue ambos padres lasMe estaba volviendo adicta a esas sonrisas.
—No lo creo —le dije, sin poder ocultar lo triste que me ponía el tema—.
Pero gracias por decirlo. Creo que deberíamos ponernos a estudiar.
los hoyuelos en el —Ah, sí. Tenemos un examen mañana.
Cage se detuvo y me observó.
—¿Te sabes todo el libro de memoria?
—No funciona así. Por lo menos no en mí. Tengo que estudiar igual que
tú. Solo que me resulta más fácil.
uiero decir, lo de tus —Ah. Está bien —dijo Cage, y puso la atención en los libros que estaban
en la cama entre nosotros.
asar la teoría sobre la Le conté lo que se había perdido de las primeras clases, pero me resultaba
difícil mantener la concentración. De vez en cuando, levantaba la mirada. Y,
cuando lo hacía, me regalaba una de esas sonrisas que me derretían el
éfono lentamente ycorazón.
Seguía adelante porque Cage necesitaba entender todos los temas para
aprobar el examen. Pero era difícil no derretirme con su mirada. No quería
dolor en el pecho. separarme de él nunca más. Saber que no podía tenerlo me destrozaba el
ón que ponían todos corazón.
—Eso es todo. Creo que ya sabes todo lo necesario —le dije, después de
n mis padres. ¿Creía que me repitiera lo último sin tener que consultar el libro.
—Creo que sí —dijo, con orgullo—. Nos ha llevado bastante tiempo.
Cuando aparecieron —¿Sí? —le pregunté, mientras tomaba mi teléfono—. ¿La una y media?
stro cambió. Estaba —El tiempo vuela cuando te diviertes —dijo, pecaminosamente
Ojeaba cada artículoencantador.
—¿Las apps de viajes compartidos todavía funcionan a esta hora?
—En la ciudad, sí. Pero no vas a conseguir que vengan a buscarte hasta
aquí.
ber imaginado —dijo —Tal vez deba tomar un taxi.
—O podrías quedarte a dormir. Tengo que ir a entrenar mañana antes de
. Tuve que hacer un clase. Puedo llevarte de regreso al campus temprano.
tas. Y, sin embargo, —¿Quedarme a dormir? —le pregunté. Sentí cómo se me aceleraba el
o bueno. Nunca me corazón—. Supongo que podría dormir en el sofá.
—No vas a dormir en el sofá. Además, seguramente mi papá se ha
fuera como tú, sería quedado dormido ahí.
—Supongo que podría dormir en el suelo.
—No vas a dormir en el suelo. Te has tenido que quedar hasta tarde
és de mucho tiempo. porque me estabas ayudando a estudiar. En todo caso, yo dormiré en el suelo.
—No puedes dormir en el suelo. No es bueno para tu espalda. Por cierto,
me ponía el tema—.¿cómo está? —le pregunté. Recordaba que le dolía la noche que habíamos
comenzado con las clases particulares.
—¿Mi espalda?
—Sí. ¿Recuerdas que te dolía?
—¡Ah, sí! Mmm… sigue un poco dolorida, pero no tanto como ese día.
ue estudiar igual que Probablemente era por la tensión que sentía esa noche.
—¿Te daba miedo no poder jugar la próxima temporada?
os libros que estaban —Sí, algo así.
—Entonces, si ninguno de los dos va a dormir en el suelo, ¿dónde vamos a
es, pero me resultabadormir? —le pregunté, con la esperanza de que dijera lo que deseaba.
antaba la mirada. Y, —Podríamos compartir la cama.
que me derretían el —¿Estás seguro de que es una buena idea?
—¿Por qué no lo sería? Solo vamos a dormir.
odos los temas para O a no dormir, teniendo en cuenta lo fuerte que me latía el corazón de solo
u mirada. No quería pensarlo.
lo me destrozaba el —De acuerdo. Supongo que tienes razón.
—De acuerdo —dijo, con confianza.
—le dije, después de Despejamos de la cama y nos miramos fijo el uno al otro.
—¿Quieres que te preste algo para dormir? No creo que quieras acostarte
astante tiempo. con jeans.
¿La una y media? —No, estoy bien —le dije. Estaba demasiado nerviosa.
, pecaminosamente —¿Estás segura? Porque yo me voy a poner cómodo —dijo, antes de
quitarse la camiseta—. ¿Ves?
Definitivamente lo veía. El hombre era como un dios. Sus brazos
gan a buscarte hasta musculosos, su pecho marcado, todo su cuerpo me generó un cosquilleo que
terminó entre mis piernas.
—Anda. Puedes ponerte cómoda —dijo, con una sonrisa.
nar mañana antes de Tenía muchas ganas de estar desnuda junto a él. Ese era el comienzo de
todas mis fantasías. No sabía si debía hacerlo, pero ya no podía resistirme.
se me aceleraba el —De acuerdo —dije, mientras me quitaba la camisa con lentitud.
—¡Vaya! —exclamó Cage, cuando tuve la camisa en las manos.
ente mi papá se ha —¿Qué pasa?
—No llevas sujetador —dijo Cage.
—No. —Rápidamente, me cubrí los pechos con una mano—. ¿Te
quedar hasta tardemolesta?
dormiré en el suelo. Cuando era niña, usar ropa era algo opcional en mi hogar. Tal vez fuera
u espalda. Por cierto, porque mis padres eran tan raros como yo. Por eso, los pechos desnudos no
noche que habíamos eran algo por lo que me hacía problema, en especial los que eran pequeñitos,
como los míos.
—No, no me molesta —me dijo, mientras extendía una mano para evitar
que me cubriera—. Es solo que no me lo esperaba, pero no pasa nada.
tanto como ese día. —¿Estás seguro?
—Por supuestos. Quiero que te sientas cómoda —me tranquilizó, con una
sonrisa.
Despacio, bajé las manos. Cage fijó sus ojos en los míos, como si le diera
elo, ¿dónde vamos apánico bajar la mirada, lo que me pareció cómico.
—Entonces, ¿vas a dormir con esos jeans? —le pregunté, más relajada.
—¿Tú lo vas a hacer?
—No, pero no voy a ser la primera en quitármelos —le dije, sonriendo.
Cage no hizo ningún movimiento para quitárselos.
ía el corazón de solo Lo miré fijo, esperando. ¿Realmente lo iba a hacer? ¿Qué esperaba?
Cuando por fin se llevó una mano al botón de los pantalones, sentí una
oleada de calor en el rostro. Estaba segura de que me estaba poniendo roja y
no solo del cuello para arriba. Me di cuenta de que, como estaba sin camisa,
no había forma de ocultarlo.
que quieras acostarte No me miró mientras se bajaba los pantalones. Se los sacó y los hizo a un
lado, todo sin levantar la mirada. Me preguntaba por qué hasta que vi el
contorno de su gran polla a través de sus calzoncillos. ¡Mierda! Cage tenía
do —dijo, antes de una erección. Una gran erección. O al menos esperaba que fuera eso, porque
lo que veía era enorme.
n dios. Sus brazos No podía creer lo que estaba sucediendo. ¿Nos estábamos poniendo
ró un cosquilleo que cómodos para dormir o había algo más? Me deleité con su cuerpo, y sentí que
la entrepierna me latía. Finalmente, me miró a los ojos sin apartar la mirada y
dijo:
era el comienzo de —¿Qué hay de ti?
podía resistirme. Mi coño se estremeció de nuevo. Si me quitaba los pantalones, no había
forma de que pudiera ocultar lo cachonda que estaba. Sin embargo, ¿quería
ocultarlo?
Quizá no. Quería que viera todo mi cuerpo. Quería ver todo su cuerpo.
Con sus ojos todavía fijos en los míos, me bajé los pantalones de pie frente a
una mano—. ¿Te él y me quedé solo con las bragas.
Cage no hizo nada más que mirarme a los ojos hasta que, por un breve
hogar. Tal vez fuerainstante, bajó la mirada y sonrió.
pechos desnudos no —¿Nos metemos en la cama? —me preguntó.
que eran pequeñitos, —Vale —le dije. No sabía qué iba a pasar a continuación.
Nos metimos en la cama y nos tapamos con la sábana. Ambos nos
na mano para evitar tumbamos de espaldas y nos quedamos mirando el techo.
no pasa nada. —Debería apagar la luz —me dijo Cage.
—Supongo que sí —le dije. Apenas podía escucharlo, el sonido de los
tranquilizó, con unalatidos de mi corazón era ensordecedor.
Cage se levantó, fue hasta el interruptor de la luz, que estaba junto a la
íos, como si le diera puerta, la apagó y regresó a la cama en la oscuridad.
Mis ojos tardaron un poco en adaptarse a la oscuridad, pero era una noche
nté, más relajada. de luna. Aún sin saber bien qué estaba pasando, me quedé boca arriba sin
mirarlo. No se movió en ningún momento. ¿Ya se había quedado dormido?
e dije, sonriendo. ¿Podría haberse dormido tan rápido?
Nos envolvía un silencio ensordecedor. No podía soportarlo más. Cage
Qué esperaba? estaba tan cerca que era una tortura no tocarlo. Tenía que al menos ver el
antalones, sentí una hermoso cuerpo cuyo calor me consumía. Así que, como si fuera lo más
taba poniendo roja y natural del mundo, rodé y me acosté de lado.
mo estaba sin camisa, Enterrada en las sombras, abrí los ojos. Él también estaba de lado, frente a
mí. Tenía los ojos cerrados. Tal vez estuviera dormido. Si lo estaba, podía
sacó y los hizo a unmirarlo sin que nada me lo impidiera. Podía examinar el contorno de su
qué hasta que vi elrostro anguloso y masculino.
¡Mierda! Cage tenía Cage era el hombre más hermoso que hubiera visto en mi vida. El cabello
ue fuera eso, porque ondulado caía sobre su frente; los anchos hombros estaban descubiertos; el
pecho tenía algo de vello. Sentía el deseo desesperado de tocarlo. El calor de
estábamos poniendosu piel junto a la mía era suficiente para vivir por el resto de mi vida.
u cuerpo, y sentí que Necesitaba estar más cerca de él, así que moví una mano en el espacio de
n apartar la mirada yla cama que quedaba entre nosotros. Estaba a unos centímetros de su cuerpo
dormido, pero no me atrevía a acercarme más. Aunque lo deseaba… Lo
deseaba muchísimo, pero sabía que no podía… Hasta que, como si hubiera
pantalones, no había sentido mi acercamiento, Cage movió su mano a menos de dos centímetros
in embargo, ¿quería de la mía.
Podría sentir su calor en mí. Apenas podía respirar. El corazón me latía
ver todo su cuerpo.muy fuerte. Abrí la boca. No podía soportarlo más. Necesitaba estar más
lones de pie frente acerca. Estar lejos de él me dolía demasiado.
Lentamente, estiré los dedos. No eran lo suficientemente largos. Él estaba
a que, por un breveahí. Podía sentirlo. Tendría que mover toda la mano si quería tocarlo. Sin
embargo, ¿podía hacer eso? ¿Debía hacerlo?
Al final, esa vacilación no importó porque, como si él también lo
necesitara, acercó su fuerte mano a la mía y la colocó encima. Fue él quien lo
sábana. Ambos nos hizo. Podían ser los reflejos de alguien dormido, pero me pareció que no era
eso. Quería tomarme la mano y yo quería tomar la suya.
Así que moví los dedos con delicadeza y dejé que los suyos cayeran entre
lo, el sonido de loslos míos. Cuando lo hicieron, los volví a mover, para que estuvieran en
contacto. Era todo lo que había soñado. Intentaba respirar sin hacer ruido,
ue estaba junto a la pero era el momento más erótico de mi vida. Su piel era como un viento que
se arremolinaba sobre mi cálido cuerpo desnudo.
, pero era una noche Estaba enamorada de Cage. Ya no podía negarlo. Estábamos tomados de
uedé boca arriba sinla mano bajo la luz de la luna. No había otro lugar del mundo en el que
a quedado dormido?hubiera preferido estar. Quería que el momento durara para siempre. Se
extendió durante horas, pero, finalmente, mi exhausto corazón se tranquilizó
oportarlo más. Cage y me quedé dormida.
que al menos ver el
mo si fuera lo más

aba de lado, frente a


. Si lo estaba, podía
r el contorno de su

n mi vida. El cabello
ban descubiertos; el
e tocarlo. El calor de

ano en el espacio de
metros de su cuerpo
ue lo deseaba… Lo
ue, como si hubiera
s de dos centímetros

El corazón me latía
Necesitaba estar más

nte largos. Él estaba


i quería tocarlo. Sin

o si él también lo
cima. Fue él quien lo
e pareció que no era

suyos cayeran entre


a que estuvieran en
irar sin hacer ruido,
como un viento que

tábamos tomados de
el mundo en el que
ra para siempre. Se
extendió durante horas, pero, finalmente, mi exhausto corazón se tranquilizó
y me quedé dormida.
Capítulo 8

Cage

Me estaba enamorando de Quin. No podía negarlo. Mientras yacía en la


luz de la mañana, habiendo dormido casi nada, lo único en lo que podía
pensar era en cómo haría para tocarla de nuevo.
Cuando la había oído poner una mano en la cama entre nosotros, había
adelantado mi mano en busca de la suya. No sabía si debía hacerlo o si ella
quería que lo hiciera, pero no había podido detenerme. Necesitaba a Quin.
Me moría de ganas de estar con ella. Sentía que me iba a volver loco sin ella.
Y estar tan cerca sin poder abrazarla era una tortura.
Estaba a punto de terminar con esa dolorosa agonía cuando me moví y
algo comenzó a sonar. Cuando sucedió, me di cuenta de que seguía medio
dormido, porque me terminó de despertar. Conocía ese sonido. Era mi
despertador. Me había olvidado de desactivarlo.
O, probablemente, no había sido tan tonto como para desactivarlo. Desde
que había conocido a Quin, dormir ocho horas era imposible. Incluso si me
acostaba temprano, cuando estaba solo y a oscuras era cuando más pensaba
en ella. Tenerla ahí en ese momento era como un sueño hecho realidad.
La alarma volvió a sonar. Cierto, la alarma. No quería que despertara a
Quin.
En lugar de dejar que sonara como hacía siempre, abrí los ojos para ver
dónde estaba. Yo estaba del lado derecho de la cama. El despertador estaba
del lado izquierdo. Tenía que pasar por encima de Quin para apagarla.
Sin pensarlo, me subí a horcajadas de ella y presioné el botón para apagar
el despertador. Cuando dejó de sonar, me di cuenta de dónde estaba. Aunque
nuestros cuerpos no se tocaban, estaba encima de ella. Me quedé helado y
miré hacia abajo. Quin estaba acostada boca arriba.
¡Joder! Deseaba inclinarme y besarla. Estaba ahí. Tan cerca. En ese
instante, abrió los ojos.
La miré. Me había atrapado. Ella sonrió, ¿o se ruborizó?
—Buenos días —dijo, con la voz ronca por el sueño.
Mirándola, me relajé.
—Buenos días —le dije. Le eché una buena mirada y luego volví a mi
lado de la cama—. Lo siento.
—No. Me gustó —dijo, con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Te gustó la alarma?
—Oh, pensé que te referías a… —Se sonrojó de nuevo— No me molestó.
¿Eso significa que tenemos que levantarnos? Es muy temprano.
—Tengo que ir a entrenar. El viaje es largo.
Mientras yacía en la —De acuerdo —dijo, retorciéndose de manera adorable.
ico en lo que podía La observé mientras se terminaba de despertar. Estaba a punto de
levantarme cuando noté algo. Tenía un grave caso de erección matutina. Sí, la
ntre nosotros, habíanoche anterior no me había molestado mostrarle mi polla dura. Pero había
ebía hacerlo o si ellasido porque estaba tan cachondo por la situación que había perdido toda
Necesitaba a Quin.inhibición.
volver loco sin ella. Después de unas horas de sueño, aunque hubieran sido pocas, no me sentía
tan atrevido. Sí, todavía estaba muy excitado. Pero no nos estábamos por
cuando me moví y meter en la cama. Estábamos por levantarnos. Había una gran diferencia.
de que seguía medio —Podemos dormir un ratito más, ¿o no? —me preguntó Quin. Sus
ese sonido. Era mi hermosos ojos me pedían que la abrazara.
—Tú sí, pero yo tengo que levantarme. El partido de postemporada es el
desactivarlo. Desdesábado. Hoy es el último entrenamiento antes del juego. No puedo llegar
osible. Incluso si metarde.
cuando más pensaba —De acuerdo —dijo Quin, decepcionada.
echo realidad. La miré a los ojos y traté de pensar en la próxima vez que podría llevarla a
ría que despertara ami cama.
—¿Te gustaría ir al partido? ¿Has ido alguna vez?
brí los ojos para ver —¿Quieres que vaya a tu partido? —me preguntó, con una sonrisa.
El despertador estaba —Sí. ¿Por qué no querría?
ara apagarla. —No lo sé. Me pareció que era tu espacio personal o algo así.
el botón para apagar —¿Espacio personal?
ónde estaba. Aunque —Ya sabes, la actividad que compartes con tu novia y esas cosas —me
Me quedé helado ydijo, dudosa.
—En primer lugar, el estadio tiene capacidad para veinte mil personas.
Tan cerca. En ese Hay sitio para todos. En segundo lugar, no sé hace cuánto que Tasha no va a
verme jugar. Deberías ir. Así verás a qué se debe todo el alboroto.
—Puedo ver a qué se debe el alboroto desde aquí —dijo, y mi corazón se
derritió.
—Me refiero a por qué es tan importante para mí aprobar esa clase para la
y luego volví a mique nos quedamos estudiando toda la noche.
—Ah, muy bien. Vale.
—Te conseguiré un par de entradas. Puedes llevar a Lou.
—No sé si le gusta mucho el fútbol americano.
o— No me molestó. —¿Le gustan los jugadores de fútbol? —le pregunté, con una sonrisa.
—Le gusta cualquiera que tenga un pene.
—Entonces dile que le garantizo que todos en el campo tienen uno —le
dije, con una sonrisa.
Estaba a punto de Quin se rio entre dientes. Me encantaba su risa.
cción matutina. Sí, la —Ya veremos.
lla dura. Pero había —Genial.
había perdido toda —¿Vas a ganar?
—¿Por ti? Cualquier cosa. No habría aprobado la clase sin ti.
o pocas, no me sentía —Todavía no la has aprobado —me recordó.
nos estábamos por —Pero lo haré. Me tengo confianza. Eres una buena tutora. Gracias.
gran diferencia. —¿Eso significa que se han acabado nuestras clases particulares?
preguntó Quin. Sus La miré mientras caía en la cuenta de que así era.
—Supongo que sí.
postemporada es el La idea de no tener una excusa para estar con ella me rompió el corazón.
go. No puedo llegar —Tienes que ir al partido. Lo digo en serio. Prométeme que irás, incluso
si Lou no te acompaña.
Quin me miró a los ojos y sonrió.
que podría llevarla a —Iré. Te lo prometo.
—Bien. Y ahora tengo que levantarme.
Disimuladamente, toqué mi polla y comprobé que estaba solo un poco
una sonrisa. erecta. Eso significaba que se vería grande para Quin sin hacer que las cosas
fueran demasiado incómodas durante los cuarenta minutos de viaje al
campus.
Al salir de la cama, me aseguré de ponerme de perfil a ella mientras me
a y esas cosas —me acomodaba los pantalones cortos. Le di el tiempo suficiente para que me
viera bien antes de darme la vuelta y dirigirme al baño. Había solo uno, del
veinte mil personas. otro lado de mi puerta. Dejé a Quin, cerré la puerta del dormitorio detrás de
o que Tasha no va a mí y comencé a prepararme para el día.
Cuando regresé a la habitación, Quin estaba vestida y lista para partir.
dijo, y mi corazón seMientras ella se arreglaba, hice un batido para desayunar y preparé mi
mochila.
obar esa clase para la En el viaje de regreso a la ciudad, Quin siguió tomándome lección.
Gracias a ella, realmente me sentía preparado para el examen. Nadie podría
haberme ayudado más que ella. Tenía muchas ganas de que me fuera bien en
el examen.
Resultó ser un genio. Yo no estaba ni cerca de serlo. Pero al menos quería
on una sonrisa. demostrarle que no era un tonto. Quería ser digno de estar con alguien como
ella, aunque no pudiéramos estar juntos.
mpo tienen uno —le Le había mencionado la idea de romper con Tasha, pero no había obtenido
la respuesta que esperaba. Creo que esperaba un poco más de entusiasmo de
su parte. Si iba a desarmar mi mundo para estar con ella, necesitaba saber que
no iba a ser en vano.
Su respuesta había sido positiva, pero no motivadora. Eso dejaba las cosas
en mis manos. Tenía mucho en qué pensar. Pero, antes de eso, tenía un
entrenamiento, un examen y el que probablemente sería el partido más
importante de mi vida.
utora. Gracias. Los equipos de la NFL suelen pedir videos de los candidatos para que
entren a jugar en la liga a comienzos del año escolar. Luego de ver los miles
de horas de grabación que reciben de todo el país, los equipos eligen a dónde
enviarán a los reclutadores.
rompió el corazón. Los cazatalentos van a verlos jugar en persona en los partidos de
me que irás, incluso postemporada. En las vacaciones de invierno, muchas personas concurren a
los partidos de fútbol universitario de postemporada, y muchas otras los ven
por televisión. De esa manera, los reclutadores pueden ver cómo juegan bajo
presión. Cuando terminan los partidos de postemporada, la mayoría de los
equipos saben a qué jugador pondrán en el sistema de selección. Es el
estaba solo un pocomomento en el que los jugadores pueden convertirse en profesionales.
n hacer que las cosas Yo era un estudiante del último año, así que ese sería mi último partido de
minutos de viaje alpostemporada. Tenía que hacerlo bien. De lo contrario, todo lo que todos
habían sacrificado para que yo llegara hasta ahí habría sido en vano. Pero no,
l a ella mientras me la relación con mi padre no estaba en juego y yo no sentía el peso del mundo
iciente para que mesobre mis hombros. ¡Para nada!
Había solo uno, del —¡Suerte en el entrenamiento! —me deseó Quin, cuando la dejé en su
dormitorio detrás deapartamento.
—Gracias.
a y lista para partir. —Nos vemos en el examen. Y no te preocupes, para eso no necesitas
yunar y preparé misuerte. Te irá bien —dijo, con una sonrisa.
—Gracias… por todo —dije, completamente cautivado.
tomándome lección. La observé mientras se alejaba. Qué bien se veía su culo. Se volvió una
xamen. Nadie podría última vez antes de desaparecer por la puerta.
que me fuera bien en Sentado en mi camioneta, lo que quería se volvió claro. No podía
imaginarme un futuro sin Quin. En muy poco tiempo, se había convertido en
Pero al menos queríatodo para mí. Pero ¿qué coño se suponía que hiciera?
ar con alguien como Por suerte, no tenía tiempo de pensar en ello. Si no me dirigía al
entrenamiento en ese instante, llegaría tarde.
ro no había obtenido —¡Llegas tarde!
ás de entusiasmo de —Lo siento, entrenador. Me he quedado despierto toda la noche
necesitaba saber queestudiando —me excusé, mientras pasaba corriendo junto a él de camino al
vestuario, para cambiarme.
Eso dejaba las cosas Me siguió.
es de eso, tenía un —Estudiar, ¿eh? Es curioso que lo estés haciendo sin un tutor. Será mejor
ería el partido másque no me estés mintiendo, Rucker. Si no apruebas esa materia, te
suspenderán. Y no habrá nada que pueda hacer para ayudarte.
candidatos para que —Le juro que tengo una tutora. Le he dicho mil veces que se contacte con
ego de ver los milessu oficina, pero me parece que no necesita el dinero. De cualquier forma,
uipos eligen a dóndeaprobaré la materia. Es muy buena profesora. Me ha preparado muy bien.
—Será mejor que estés preparado.
en los partidos de —Entrenador, estoy preparado.
ersonas concurren a —Mmm… —masculló, y me miró con sospecha.
muchas otras los ven No sabía qué estaría pasando por su cabeza ni qué significaría eso, así que
er cómo juegan bajome lo quité de la mente dándolo todo en el entrenamiento. Cuando
a, la mayoría de losterminamos, estaba al borde del vómito.
de selección. Es el —Tengo que irme, entrenador. Tengo el examen final —le dije, con los
rofesionales. ojos fijos en el reloj gigante al otro lado del estadio.
mi último partido de —¡Haz el examen y regresa! Tenemos que practicar más jugadas.
, todo lo que todos —Entendido.
do en vano. Pero no, Antes de cruzar el campus, me quité el casco y las hombreras. A
a el peso del mundo diferencia de la primera vez, llegué al comienzo de la clase. No quedaban
asientos libres cerca de Quin, así que me senté al frente.
uando la dejé en su —Buena suerte, señor Rucker —me dijo la profesora, al entregarme el
examen.
—Gracias —le respondí. Luego, miré hacia atrás en busca del único
ara eso no necesitas aliento que me importaba.
Quin me sonrió y movió los labios:
—Lo tienes —articuló.
culo. Se volvió una Yo le respondí con un «Gracias».
Resultó que Quin tenía razón. Era el examen más fácil que hubiera hecho
ió claro. No podíaen mi vida. Sabía que era solo gracias a la preparación de Quin. Era como si
había convertido en hubiera sabido lo que iban a tomar en el examen. La chica era increíble.
Me preocupé un poco al ver que era el primero en terminar. Entregué el
i no me dirigía alexamen incluso antes que Quin. No era posible que eso estuviera bien.
Probablemente no había revisado las respuestas lo suficiente. Pero ya era
tarde. Tenía que volver al entrenamiento.
erto toda la noche Cuando le entregué el examen a la profesora, ella me miró sorprendida.
to a él de camino alNo iba a hacer nada que indicara que me había resultado fácil. Sabía que eso
sería tentar mi suerte.
Pero sí hice contacto visual con Quin al salir. La miré con arrogancia, para
un tutor. Será mejorhacerle saber que había sido pan comido. Hizo un esfuerzo para no reír y
bas esa materia, tevolvió a su examen.
Al salir del salón, pensé en esperarla. No podía faltar mucho para que
que se contacte conterminara. Pero le había dicho al entrenador que regresaría tan pronto como
De cualquier forma,terminara. Además, no quería ser el gilipollas que andaba por el pasillo
arado muy bien. vestido con su uniforme de fútbol americano.
Atravesé el campus corriendo y llegué a tiempo para los videos. Había
mucho que repasar. Después de eso, volvimos a repasar las jugadas. El
entrenador nos estaba preparando como Quin me había preparado para el
nificaría eso, así queexamen. Cuando pude tomar mi teléfono, estaba exhausto y listo para irme a
enamiento. Cuandocasa.
Lo encendí y encontré un mensaje de Quin.
al —le dije, con los «¿Qué te pareció?».
«Muy fácil», respondí. «Menos mal que te habías robado las preguntas del
examen. Si no, no podría haber aprobado».
Era una broma, pero Quin no respondió.
y las hombreras. A «Irás el sábado, ¿verdad?».
clase. No quedaban «Por supuesto», respondió de inmediato.
«Dejaré las entradas a tu nombre en la boletería».
ra, al entregarme el «Genial. Gracias».
«No, ¡gracias a ti!». No sabía cómo expresarle lo agradecido que estaba.
en busca del único No merecía tener a alguien como Quin en mi vida. Mi vida era un lío.
Estaba de novio con una chica a la que no amaba. Tenía miedo de salir de
casa y que, al volver, mi padre no estuviera. Y mi carrera sin duda me iba a
alejar de ella.
Quin era demasiado asombrosa y merecía a alguien mucho mejor que yo.
il que hubiera hechoDe seguro ella pasaría a la historia. Y, además, era dulce, atenta y brillante.
e Quin. Era como si ¿Quién era yo al lado de todo eso?
a era increíble. —Irás al partido del sábado, ¿verdad, papá? —le pregunté, cuando lo
erminar. Entregué elencontré bebiendo frente al televisor.
eso estuviera bien. —Sí —dijo, sin mirarme.
iciente. Pero ya era No le quité los ojos de encima. Había intentado ignorar lo que Quin había
dicho, pero sus palabras me daban vueltas en la cabeza. Sin saber acerca de
me miró sorprendida. las cosas que mi padre decía, borracho, acerca de que yo no era su hijo, Quin
fácil. Sabía que eso había llegado a la conclusión de que era adoptado.
No podía ser una coincidencia. Quin era extremadamente inteligente.
con arrogancia, paraSabía todo eso sobre los hoyuelos. No era posible que se hubiera confundido
uerzo para no reír ycon los hoyuelos del trasero. No era posible.
Y, más allá de los hoyuelos, había otras cosas que no eran tan difíciles de
tar mucho para que ver. Mi padre era un hombre pelirrojo, que iba del rosa pálido al rosa pecoso.
aría tan pronto comoQuin me había dicho que era normal que los pelirrojos tuvieran hijos de
ndaba por el pasillo cabello oscuro. Y eso era lo que me decía a mí mismo cuando era un niño.
Pero, además de eso, mi papá era zurdo y yo era diestro. Le gustaban
ra los videos. Había comidas que a mí me parecían repugnantes. Él era muy peludo, mientras que,
asar las jugadas. El a mí, a los veintiuno, todavía me costaba mucho que me creciera la barba. Y
a preparado para el estaba bastante seguro de que él era daltónico. Era eso o rechazaba el
o y listo para irme amandato social de ponerse medias del mismo color
Ninguna de esas cosas significaba nada por sí sola. Pero si las sumaba
todas… Siempre me habían hecho pensar. Ahora tenía que agregar las cosas
que me decía mi padre borracho y lo que Quin había dicho sobre los
ado las preguntas delhoyuelos. Ya no podía seguir mirando para otro lado.
—¿Qué? —preguntó mi padre, que sentía mi mirada.
¿Debía preguntárselo mientras todavía estaba sobrio? ¿Sería mi pregunta
lo que lo haría marcharse? No podía lidiar con eso. Al menos, no en ese
momento.
—¿Qué? —preguntó de nuevo, ya un poco molesto.
—La entrada estará a tu nombre en la boletería —le dije. Aparté la mirada
decido que estaba. y me dirigí a mi habitación.
Mi vida era un lío. Su respuesta fue un gruñido.
ía miedo de salir de —Muchacho…
ra sin duda me iba a —Sabes que no me gusta que me llames así —le dije.
—Sabes que habrá reclutadores el sábado, ¿verdad?
mucho mejor que yo. —Lo sé.
e, atenta y brillante. —¿Estás listo?
—El entrenador nos ha preparado.
pregunté, cuando lo —Bien. ¿Quién era esa chica que vino anoche?
Dejé de caminar cuando nombró a Quin. Si quería que Quin fuera parte de
mi vida, iba a tener que hablar con mi padre sobre ella en algún momento.
ar lo que Quin había —Te lo dije. Es mi tutora.
Sin saber acerca de —Se quedó a dormir.
no era su hijo, Quin —Estábamos estudiando para el examen que tenía hoy, y se nos hizo
tarde.
damente inteligente. Gruñó sin apartar los ojos de mí.
hubiera confundido —Por cierto —le dije—, sé que ella te cae bien, pero no creo que las cosas
estén funcionando con Tasha.
eran tan difíciles de —Haz que funcionen. Es buena para ti. A los equipos les gustará.
álido al rosa pecoso. —No puedo estar con alguien porque tal vez a algún equipo le guste cómo
os tuvieran hijos de nos vemos juntos. La vida es más que eso.
ando era un niño. —¿Sabes cuánto he sacrificado para que estés donde estás? No podrías ni
diestro. Le gustabanimaginarlo.
eludo, mientras que, —Y te lo agradezco, papá. Pero no veo qué relación tiene eso con mi
creciera la barba. Y pareja.
eso o rechazaba el —No vayas a arruinarlo ahora, muchacho.
—No estoy arruinando nada. Solo te estoy diciendo que puede que ella no
Pero si las sumaba sea la indicada.
ue agregar las cosas —¿Y quién lo es?
bía dicho sobre los —No lo sé. Pero hay muchos peces en el océano.
—Y ninguno de ellos hará lo que ella puede hacer por ti.
—¿Te refieres a estar a mi lado el día de la selección y lucir bonita? No
? ¿Sería mi preguntapuedo basar mi vida en un momento que tendrá más que ver con la forma en
Al menos, no en ese la que juegue el sábado que con la persona con quien follo.
—No vayas a arruinarlo, muchacho.
—Te he dicho que no me llames así.
ije. Aparté la mirada —Te llamaré como me salga de los cojones, muchacho.
—Bien, se acabó —le dije, al ver hacia dónde se dirigía la conversación.
—No me dejes hablando solo —exclamó, cuando me marché a mi
habitación y cerré la puerta.
—Más te vale que no la cagues. Más te vale que no la cagues, muchacho.
Es lo mejor que te puede pasar. No lo arruines por un culo.
Me había escuchado. Había entendido lo que había insinuado con Quin, y
estaba claro que no lo aprobaba. De todas formas, no importaba. Me estaba
enamorando de ella, y no había nada que mi padre pudiera hacer para
impedirlo.
e Quin fuera parte de Si Quin me lo permitía, sería mi novia. A otros podía parecerles que tenía
algún momento. otras opciones, pero no las tenía realmente. No podía estar lejos de ella ni
aunque lo intentara. Me había atrapado, y nada de lo que sucediera iba a
cambiar eso.
hoy, y se nos hizo
«¿Tienes las entradas?», le escribí en un mensaje a Quin, mientras estaba
sentado en el vestuario esperando a que comenzara el partido.
no creo que las cosas —Guarda ese teléfono, Rucker. Concéntrate en el juego —me dijo el
entrenador, y me obligó a guardarlo antes de recibir una respuesta de Quin.
Aguanté lo más que pude, con los ojos fijos en pantalla, hasta que el
equipo le guste cómoteléfono estuvo de vuelta en mi mochila. Y nada. Le había escrito el día
anterior, y me había dicho que ella y Lou irían al partido. Le dije que me
estás? No podrías niaseguraría de ganar para que se divirtieran. Me había dicho que le hacía
ilusión, pero nada más.
ón tiene eso con mi Esperaba más de ella. La verdad era que me estaba costando relacionarme
con ella desde que había terminado la clase. Estudiar había sido nuestra
excusa para pasar tiempo juntos. Sin eso, lo único que quedaba era lo que
ue puede que ella nosentía por ella. Pero no me parecía correcto decirle lo que sentía mientras
todavía estuviera en una relación con Tasha.
Por otro lado, Tasha no estaba a la vista. Le había dejado entradas a su
nombre en la boletería como siempre, pero hacía días que no hablábamos.
Habría dicho que nuestra relación estaba terminada. Pero, siempre que
n y lucir bonita? No desaparecía así, volvía y me recordaba el sueño que habíamos tenido en el
ver con la forma en que yo viajaba por el país jugando para la NFL y ella trabajaba en alguna
organización benéfica.
No sabía por qué ese sueño siempre me hacía hacer la vista gorda sobre lo
mala que era nuestra relación. Pero no podíamos seguir así. No sabía cómo
quería que fuera mi vida, pero cada vez estaba más seguro de que no quería
a la conversación. que fuera de ese modo.
o me marché a mi ¿Cómo haría para decírselo a Tasha? ¿Cómo haría para decírselo a mi
padre?
a cagues, muchacho. Entré al campo de juego y miré las gradas. Estaban atiborradas de gente.
Sabía cuáles eran los asientos de Quin, pero no había forma de distinguirla
sinuado con Quin, y desde donde estaba. Pasada la primera fila, el estadio se convertía en una
mportaba. Me estaba mancha de puntos coloridos y vítores. Por lo general, me gustaba que fuera
pudiera hacer paraasí. Pero, ese día, deseaba poder ver al menos a una persona.
¿Habría ido? En cualquier caso, iba a jugar como si lo estuviera haciendo
parecerles que tenía solo para ella. Quería que estuviera orgullosa de mí. Quería que creyera que
estar lejos de ella niyo era digno de alguien tan especial como ella.
que sucediera iba a Nuestro equipo ofensivo salió al campo para comenzar el partido. Como
mariscal de campo, examiné la línea defensiva en busca de todas las
debilidades que el entrenador nos había enseñado a detectar. No vi nada hasta
Quin, mientras estabaque el último hombre en la línea ofensiva, el ala cerrada, se movió, lo que
indicaba que creía que podía hacerle un hueco a nuestro corredor.
juego —me dijo el Habíamos ejecutado esa jugada en más de diez partidos. El otro equipo lo
espuesta de Quin. sabía. Eso significaba que buscarían adaptarse tan pronto como
antalla, hasta que elcomenzáramos con la jugada. Entonces, si llamaba la jugada y esperaba a que
había escrito el díala defensa se comprometiera…
ido. Le dije que me —Naranja, cincuenta y dos, verano, caminata —le dije el plan a mi
dicho que le hacíaequipo.
Como era de esperarse, nuestro ala cerrada abrió un agujero en su línea
ostando relacionarmedefensiva. Tan pronto como lo hizo, nuestro corredor salió disparado detrás
había sido nuestrade mí en busca de un pase. Envolvió sus brazos alrededor del aire y cargó
quedaba era lo quecontra la línea, lo que hizo que la defensa colapsara en su posición. El
que sentía mientrasderecho se puso en su lugar para detener a nuestro corredor si lograba pasar.
Y el jugador que estaba marcando a nuestro receptor abierto también se
dejado entradas a su movió para respaldar al safety.
que no hablábamos. Fue entonces cuando nuestro receptor se abrió y corrió por el campo.
Pero, siempre queHabía llegado el momento. Estaba libre. Solo tenía que permanecer de pie el
bíamos tenido en eltiempo suficiente para que él alcanzara la línea de diez yardas.
trabajaba en alguna Los gruñidos de esos hombres de más de ciento treinta kilos resonaban en
mis oídos. Se estaban acercando. Mi corazón latía con fuerza.
vista gorda sobre lo «No pierdas la calma. Espera», me dije a mí mismo.
así. No sabía cómo Cuando mis compañeros no pudieron contener más su línea, su apoyador
uro de que no queríasalió disparado como una bala. Venía por mí. Tenía que lanzar la pelota. Eché
el brazo hacia atrás y la solté. En el momento en que la pelota salió de mis
para decírselo a midedos, un tren de carga me golpeó y me tiró al suelo.
Tumbado, escuché el asombro de la multitud. Todos miraban algo. Era mi
atiborradas de gente.pase. Había logrado hacerlo a tiempo. La pelota pasaba las cuarenta yardas.
orma de distinguirlaLe tomó un tiempo llegar. Pero, cuando lo hizo, los gritos de la multitud
se convertía en unafueron ensordecedores.
me gustaba que fuera —¡Anotación! —gritó el presentador.
Veinte mil personas se pusieron de pie de un salto. Celebración. Agonía.
o estuviera haciendoLa emoción que me generaba todo eso era asombrosa. Dan corrió hacia mí y
ería que creyera que me ayudó a levantarme.
—¡Joder, tío! —gritó, y me dio una palmada en la espalda.
zar el partido. Como Mientras trotaba por el campo y observaba a los espectadores
busca de todas las enloquecidos, había una sola persona a la que quería ver. Volví a mirar hacia
tar. No vi nada hasta su sección. Había demasiada gente y estaba demasiado lejos. No la vi. Me
da, se movió, lo que hacía doler el pecho pensar que tal vez no estuviera.
Estuve encendido durante el resto de la primera mitad. Nunca en mi vida
os. El otro equipo lo había jugado mejor. Tenía que agradecérselo a mi línea ofensiva, por
tan pronto comosupuesto. Y no importaba lo bueno que fuera el lanzamiento si mis receptores
ada y esperaba a queno atrapaban la pelota. Pero era mi nombre el que la multitud coreaba
mientras abandonábamos el campo de juego en el entretiempo.
e dije el plan a mi Corrí hasta mi casillero. Lo único que me importaba era revisar mis
mensajes. Hubiera dado cualquier cosa por ver el nombre de Quin en la
agujero en su línea pantalla. Me arranqué el guante para desbloquear el teléfono, lo arrojé a un
alió disparado detrás lado y miré la pantalla.
dor del aire y cargó Había dos mensajes de ella. Uno decía: «Tengo las entradas. ¡Estoy
u posición. El safetyentrando al estadio!». Y el otro decía: «¡¡¡GUAU!!!». Eso era todo, pero era
dor si lograba pasar.suficiente.
abierto también se Estaba tan feliz que me sentí borracho. Me había visto hacer lo que mejor
sabía hacer. Nada podía hacerme sentir mejor.
orrió por el campo. Cuando entré al campo para la segunda mitad, estaba fuera de mí. Sentía
permanecer de pie elque resplandecía. Me sentía intoxicado. Por suerte, empezábamos el segundo
tiempo jugando a la defensiva. Me dio unos minutos para recomponerme.
a kilos resonaban en Por mucho que trataba de concentrarme, no podía evitar buscarla entre la
multitud. Estaba ahí, en alguna parte. Sentía su mirada sobre mí. Quería
presumir para ella. De regreso al campo, con el casco en la mano, convoqué
u línea, su apoyadoruna serie de jugadas que nos garantizarían el triunfo.
anzar la pelota. Eché Comenzamos con unos pases que nos acercaron a la zona de anotación.
a pelota salió de misSolo necesitaba estar a treinta yardas. Eso era todo.
Cuando mi último pase nos dejó ahí, reuní a los muchachos en un grupo y
miraban algo. Era miles indiqué la gran jugada. Me miraron dudosos, pero yo era el mariscal de
las cuarenta yardas.campo. Así que me escucharon.
gritos de la multitud En la línea, grité para que hicieran el saque inicial. Con la pelota en la
mano, estiré el brazo para lanzarla. Después de un desfile de pases, la línea
defensiva dio un paso atrás. Fue entonces cuando bajé la pelota, me la metí
Celebración. Agonía.debajo de mi brazo y comencé a correr.
an corrió hacia mí y Cogido por sorpresa, el otro equipo tardó en reaccionar. Abrió una brecha
en la línea lateral. Veía la zona de anotación delante de mí. Quería esa
anotación. Quería que Quin me viera haciéndolo.
a los espectadores El safety corría en mi dirección. Iba a llegar a mí antes de que yo llegara a
Volví a mirar haciala meta. Tenía dos opciones. Podría salir de la zona de juego o podría
lejos. No la vi. Me arriesgarlo todo y seguir corriendo.
Deseaba esa anotación. La deseaba con desesperación. Aumenté la
d. Nunca en mi vida velocidad y tomé una decisión. Nada me iba a detener.
línea ofensiva, por Cuando estábamos a un metro de distancia, el safety arremetió. En ese
nto si mis receptores momento, salté. Iba a saltar por encima de él. Lo había visto en películas y en
la multitud coreabapartidos espectaculares. Podía hacerlo.
Me alejé del suelo y vi como el safety quedaba debajo de mí. No había
aba era revisar mislogrado la altura necesaria. Iba a tener que pisarlo para adelantarme. Pero,
mbre de Quin en la cuando mi pie descendía hacia su cuerpo, sentí su mano.
éfono, lo arrojé a un Era difícil saber qué había pasado después de eso. Escuché un crujido
cuando mi cuerpo golpeó el suelo.
las entradas. ¡Estoy Primero no sentí nada y luego sentí el rugido del fuego. El dolor que me
so era todo, pero eraatravesaba era distinto a todo lo que había sentido antes. Venía de mi pierna
izquierda. Algo se había hecho añicos.
o hacer lo que mejor Me habían dicho que los atletas sabían cuando una lesión le ponía fin a su
carrera. Solía preguntarme cómo se sentiría. No tenía que preguntármelo más.
a fuera de mí. SentíaPorque, en ese momento, supe que era el final.
zábamos el segundo
recomponerme.
itar buscarla entre la
da sobre mí. Quería
n la mano, convoqué

a zona de anotación.

achos en un grupo y
o era el mariscal de

Con la pelota en la
ile de pases, la línea
a pelota, me la metí
debajo de mi brazo y comencé a correr.
Cogido por sorpresa, el otro equipo tardó en reaccionar. Abrió una brecha
en la línea lateral. Veía la zona de anotación delante de mí. Quería esa
anotación. Quería que Quin me viera haciéndolo.
El safety corría en mi dirección. Iba a llegar a mí antes de que yo llegara a
la meta. Tenía dos opciones. Podría salir de la zona de juego o podría
arriesgarlo todo y seguir corriendo.
Deseaba esa anotación. La deseaba con desesperación. Aumenté la
velocidad y tomé una decisión. Nada me iba a detener.
Cuando estábamos a un metro de distancia, el safety arremetió. En ese
momento, salté. Iba a saltar por encima de él. Lo había visto en películas y en
partidos espectaculares. Podía hacerlo.
Me alejé del suelo y vi como el safety quedaba debajo de mí. No había
logrado la altura necesaria. Iba a tener que pisarlo para adelantarme. Pero,
cuando mi pie descendía hacia su cuerpo, sentí su mano.
Era difícil saber qué había pasado después de eso. Escuché un crujido
cuando mi cuerpo golpeó el suelo.
Primero no sentí nada y luego sentí el rugido del fuego. El dolor que me
atravesaba era distinto a todo lo que había sentido antes. Venía de mi pierna
izquierda. Algo se había hecho añicos.
Me habían dicho que los atletas sabían cuando una lesión le ponía fin a su
carrera. Solía preguntarme cómo se sentiría. No tenía que preguntármelo más.
Porque, en ese momento, supe que era el final.
Capítulo 9

Quin

—¡Dios mío! ¿Qué acaba de suceder? ¿Por qué no se levanta? ¿Lou, qué
está sucediendo? ¿Lou? —le pregunté, y me giré hacia ella.
Con la cara pintada con los colores de la universidad, Lou miraba el
campo de juego con la boca abierta. Como todos los demás, se había quedado
sin palabras.
Volví a mirar hacia adelante y vi a los médicos corriendo hacia el campo.
Cage se movía con tanto dolor que apenas podían acercarse a él. No podía
creer lo que estaba viendo. Era una pesadilla.
Un momento después, un paramédico estaba acercando una camilla hacia
Cage. Se necesitaron dos hombres para subirlo. Me caían lágrimas por las
mejillas. Estaba atónita. No sabía cómo ayudar, pero tenía que hacer algo.
—Tengo que ir con él —le dije a Lou.
—Sí. Por supuesto. ¿A dónde vamos?
—No lo sé. ¿Al vestuario?
—Te sigo —me dijo, y me dejó pasar.
Mientras me dirigía a las escaleras, me di cuenta de que había un
problema: no tenía idea de a dónde iba. No solo era mi primera vez en el
estadio de la universidad; era mi primera en cualquier estadio. Apenas había
podido encontrar el baño antes.
Sin embargo, bajamos las escaleras desde el piso superior y deambulamos
por los puestos de comida.
—Disculpe, ¿dónde están los vestuarios? —le pregunté a uno de los
guardias de seguridad.
—Los visitantes no pueden acceder a los vestuarios —me respondió el
hombre corpulento.
—Pero mi amigo se lesionó. Necesito verlo.
—Los visitantes no pueden acceder —repitió, y apartó la mirada.
Nos llevó casi una hora darle la vuelta al estadio y encontrar la entrada a
los niveles inferiores. Llegamos a tiempo para ver una ambulancia que se
alejaba con la sirena encendida.
—¿Crees que ahí va Cage? —le pregunté a Lou.
—Me imagino que sí —dijo, con un tono empático.
—Probablemente lo estén llevando al hospital más cercano, ¿verdad?
—Eso tendría sentido.
—Necesitamos ir.
—Estoy en eso —dijo Lou, mientras sacaba su teléfono para pedir un
coche.
e levanta? ¿Lou, qué Entre la cantidad de gente alrededor del estadio y el tráfico, nos llevó otra
hora llegar al hospital. Para ese entonces, me estaba volviendo loca de
dad, Lou miraba elpreocupación. El conductor nos dejó en la entrada de la sala de emergencias.
ás, se había quedado Entré corriendo con Lou a cuestas.
—Estoy buscando la habitación de Cage Rucker. Lo acaban de traer.
ndo hacia el campo. Probablemente llevaba puesto el uniforme de fútbol —le dije a la mujer
carse a él. No podíacorpulenta que estaba detrás del escritorio.
—Lo he visto entrar. Creo que le están haciendo una resonancia
do una camilla hacia magnética.
ían lágrimas por las —Bien. ¿Dónde se la hacen?
a que hacer algo. —Va a pasar un rato hasta que le asignen una habitación.
—Entonces, ¿dónde lo espero?
La mujer extendió una mano para señalar los asientos frente al escritorio.
—Muy bien. ¿En cuánto debería volver a preguntar por él?
—Más o menos en una hora.
a de que había un Me ponía mal que todo llevara tanto tiempo, pero sabía que no podía
mi primera vez en elevitarlo. Lo más importante era que estaban atendiendo a Cage. Si se estaban
stadio. Apenas habíaocupando de él, estaba dispuesta a esperar toda la noche.
No necesitaba el accidente para darme cuenta de lo mucho que me
erior y deambulamospreocupaba por él. El dolor que sentía al pensar en lo que le había pasado era
insoportable. Lo único que quería hacer era abrazarlo y no soltarlo.
gunté a uno de los Lou y yo nos sentamos y esperamos. Una hora después, volvimos a
preguntar por Cage. Lo habían ubicado en una habitación en el tercer piso. La
—me respondió el señora de la recepción no estaba segura de si me dejarían verlo, pero nos
permitió subir para intentarlo.
Al salir del ascensor, vi algunas caras conocidas. En el pasillo estaban
Tasha y el padre de Cage. Ambos se voltearon hacia nosotras. No estaba
ncontrar la entrada asegura de lo que se suponía que debía hacer, pero avancé hacia ellos de todos
ambulancia que se modos.
Mientras me acercaba, el padre de Cage miró a Tasha. Cuando se volvió
hacia mía, tenía una mirada oscura. No parecía abrumado por la
preocupación, que era como me había imaginado que estaría. En cambio,
cano, ¿verdad? comenzó a avanzar en mi dirección de una manera que hizo que se me
encogiera el corazón.
—Eres la amiga de Cage, ¿verdad? ¿La tutora? —dijo, con los ojos fijos
éfono para pedir un en mí.
—Sí, señor —respondí, mientras sentía un escalofrío por la columna
ráfico, nos llevó otravertebral.
volviendo loca de —Ven aquí —me dijo, e hizo un gesto para que me alejara de Lou.
sala de emergencias. Tragué saliva. No me gustaba a dónde iba eso. Era aterrador mirar al
hombre pelirrojo y entrecano. Cuando finalmente me acerqué a él, pasó un
Lo acaban de traer.brazo por mis hombros, me tomó muy fuerte y me empujó dentro de una
—le dije a la mujerhabitación vacía.
Antes de que supiera lo que estaba sucediendo, el fornido hombre me
ndo una resonancia había inmovilizado contra la pared. Me tenía atrapada. No podía escapar. Con
su aliento caliente y cargado de alcohol en mi oreja, me dijo:
—Sé lo que estás haciendo. Le estás poniendo ideas en la cabeza. No va a
funcionar, ¿me oyes? Si vuelves a acercarte a mi muchacho… —El padre de
Cage hizo una pausa, sacó algo de su cinturón y apoyó una punta filosa
frente al escritorio. contra mi estómago— …te destriparé como a un cerdo. ¿Me oyes? Si lo
llamas, le envías un mensaje, te acercas a él de cualquier manera, te mataré y,
luego, mataré a tu amiga. Después, encontraré a tu familia y también los
sabía que no podía mataré. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
a Cage. Si se estaban Estaba atónita. No podía moverme. Como no le respondía, empujó la hoja
con más fuerza contra mi estómago. Me estaba lastimando.
lo mucho que me —Lo entendí —dije, aterrorizada.
e le había pasado era —Bien. No quiero volver a ver tu rostro. Lárgate de aquí —me ordenó,
antes de dejarme ir.
espués, volvimos a Tan pronto como me soltó, me alejé corriendo de él y salí de la habitación.
en el tercer piso. La —¿Qué ha pasado? —dijo Lou, al verme acercándome con terror en los
rían verlo, pero nosojos.
—¡Vámonos! —le dije, mientras la tomaba del brazo y la arrastraba hacia
n el pasillo estaban el ascensor.
nosotras. No estaba —¿Qué estás haciendo? Acabamos de llegar.
hacia ellos de todos —¡Vámonos! —insistí, sin atreverme a mirar atrás.
Apenas se abrieron las puertas del ascensor, me subí. Confundida, Lou me
a. Cuando se volviósiguió. Pulsé el botón del vestíbulo continuamente hasta que se cerraron las
abrumado por lapuertas. Todavía no me sentía a salvo, así que me apoyé contra la pared y
estaría. En cambio,observé cómo descendían los números en el tablero.
que hizo que se me —Quin, estás sangrando —me llamó la atención Lou.
Señalaba una mancha roja que estaba creciendo en mi camisa, en el lugar
o, con los ojos fijosdonde el padre de Cage me había apuñalado. No me dolió hasta que me
levanté la camisa y la vi.
río por la columna —No es nada. Estoy bien.
—¿Qué te ha hecho? —me preguntó Lou, horrorizada.
ejara de Lou. —No me ha hecho nada. Solo vámonos.
a aterrador mirar al —¿Quin?
cerqué a él, pasó un —¡Solo vámonos! —grité.
mpujó dentro de una Lou no dijo nada más.
Salimos del hospital lo más rápido que pudimos. De vuelta en nuestro
fornido hombre me apartamento, cerré la puerta con llave y me fui a mi habitación.
o podía escapar. Con —Quin, ¿estás bien?
No respondí. Cerré la puerta de mi dormitorio y me senté en el rincón más
n la cabeza. No va aalejado.
cho… —El padre de Iba a hacer lo que el padre de Cage me había dicho. No volvería a hablarle
yó una punta filosanunca más. Si me escribía, no le respondería.
o. ¿Me oyes? Si lo No tenía ninguna duda de que su padre me mataría. La expresión de sus
manera, te mataré y,ojos me había dicho que era capaz de asesinar a todos los que me rodeaban.
milia y también losEl padre de Cage estaba loco. Estaba enamorándome de Cage, pero ¿estaba
dispuesta a morir por él?
ndía, empujó la hoja

e aquí —me ordenó,

salí de la habitación.
me con terror en los

y la arrastraba hacia

Confundida, Lou me
a que se cerraron las
yé contra la pared y
observé cómo descendían los números en el tablero.
—Quin, estás sangrando —me llamó la atención Lou.
Señalaba una mancha roja que estaba creciendo en mi camisa, en el lugar
donde el padre de Cage me había apuñalado. No me dolió hasta que me
levanté la camisa y la vi.
—No es nada. Estoy bien.
—¿Qué te ha hecho? —me preguntó Lou, horrorizada.
—No me ha hecho nada. Solo vámonos.
—¿Quin?
—¡Solo vámonos! —grité.
Lou no dijo nada más.
Salimos del hospital lo más rápido que pudimos. De vuelta en nuestro
apartamento, cerré la puerta con llave y me fui a mi habitación.
—Quin, ¿estás bien?
No respondí. Cerré la puerta de mi dormitorio y me senté en el rincón más
alejado.
Iba a hacer lo que el padre de Cage me había dicho. No volvería a hablarle
nunca más. Si me escribía, no le respondería.
No tenía ninguna duda de que su padre me mataría. La expresión de sus
ojos me había dicho que era capaz de asesinar a todos los que me rodeaban.
El padre de Cage estaba loco. Estaba enamorándome de Cage, pero ¿estaba
dispuesta a morir por él?
Capítulo 10

Cage

—La buena noticia es que eres joven, Cage. Después de la recuperación,


podrás volver a jugar al fútbol —dijo el médico, con un tono tranquilizador.
—¡Qué bueno! —dijo mi padre, más feliz que yo.
—La mala noticia es que la rehabilitación llevará tiempo. No podrás jugar
esta temporada.
—Es su último año. Es la última oportunidad que tiene de mostrarse y
entrar al sistema de selección. No. Tiene que volver a jugar antes de que
termine la temporada. No me importa lo que tenga que hacer.
—La recuperación no funciona así —intentó explicarle el médico a mi
padre—. Lleva tiempo. Ni aunque quisiera podría volver antes del fin de la
temporada.
—Pero puede jugar, ¿o no? Solo le dolerá un poco. Mi muchacho ya ha
jugado con dolor. Es resistente.
El médico miró a mi padre con compasión.
—Entiendo su pasión por la carrera de su hijo. Pero, si vuelve a jugar
antes de estar listo, el regreso será corto y podría generarle una lesión que no
solo amenazaría sus perspectivas a largo plazo, sino que podría comprometer
su movilidad por el resto de su vida.
—No me importa. Cúrelo. Vuelva a ponerlo en el campo de juego.
—¡Papá!
—Tienes que entrar en el sistema de selección. He sacrificado demasiado.
No puedes fracasar ahora.
—Está diciendo que puedo perder la habilidad de caminar —le aclaré.
—Sabía que deberías haber entrado el año pasado —me dijo, con
desprecio en los ojos—. Te lo dije. No me escuchaste. Y mírate ahora.
Discapacitado. Inservible. Un gran saco de nada.
—Señor Rucker, quisiera recordarle que su hijo podrá volver a jugar al
fútbol americano. Se recuperará por completo.
—¿Y a quién le va a importar? —le espetó mi padre.
El médico estaba probando un poco de lo que yo había aguantado toda mi
vida. Fue reconfortante ver la expresión de horror en su rostro. Me ayudó a
entender que había tenido un buen motivo para odiar a mi padre en los
momentos en los que lo había hecho.
—No te preocupes, muchacho. Te recuperarás rápido. Siempre lo has
hecho. Estarás jugando antes de que acabe la temporada. Créeme.
—No lo haré —solté, antes de darme cuenta de lo que estaba diciendo.
—Sí, lo harás.
s de la recuperación, —Te estoy diciendo que no. No me importa si no me duele. No me
ono tranquilizador. importa si puedo saltar en ese pie durante horas. No volveré a jugar este año.
Puede que nunca vuelva a jugar.
mpo. No podrás jugar —Vas a volver a jugar —insistió mi padre.
—¿Alguna vez me has preguntado si quería jugar al fútbol?
iene de mostrarse y —No importa lo que quieres. Eres bueno jugando.
jugar antes de que —Sí importa, papá. Importa lo que quiero.
—Te he visto lanzar esos pases hoy. Ningún mariscal de campo sale del
arle el médico a mi área de protección y corre la pelota para lograr una anotación si no ama lo
r antes del fin de laque hace.
—Bueno, supongo que estás equivocado, porque hay una parte de mí que
Mi muchacho ya ha se siente aliviada de no tener que volver a jugar nunca más.
—Jugarás de nuevo. Te lo garantizo —dijo mi padre, mirándome con los
ojos entrecerrados.
o, si vuelve a jugar —No, papá. No lo haré —dije. Era la primera vez en mi vida que lo
rle una lesión que noenfrentaba—. Se acabó. Me has obligado a hacerlo toda mi vida, pero has
podría comprometerescuchado al médico. Se acabó.
—Ese hombre no sabe quién eres. Yo sí.
—No, papá. No lo sabes. Nunca lo has sabido. No volveré a jugar. Se
acabó.
crificado demasiado. Después de veintidós años, no sabía de dónde estaba sacando el valor para
decirle todo eso. Tal vez fuera gracias a haber conocido a Quin y a haberme
inar —le aclaré. dado cuenta de que podía tener una vida más allá del fútbol. Antes, todos mis
do —me dijo, conamigos y todas las chicas con las que había salido estaban conmigo solo
te. Y mírate ahora.porque era Cage Rucker, estrella del fútbol y candidato de la NFL. Quin era
la chica más considerada y maravillosa que había conocido, y no le importaba
rá volver a jugar alquién era. Además, ella ya cubría la cuota de fama de ambos.
A pesar del dolor, tal vez la lesión fuera una bendición. Era mi
oportunidad de dejarlo. El médico había sido muy claro, estaría fuera del
a aguantado toda mi campo de juego por el resto de la temporada. El entrenador y mis compañeros
rostro. Me ayudó a de equipo lo entenderían. Los medios dirían que era una desgracia y se
a mi padre en losolvidarían de mí. Y yo tendría la libertad de hacer lo que realmente deseaba
hacer. Todavía no estaba seguro de qué quería. Pero estaba seguro de que,
do. Siempre lo has fuera lo que fuera, Quin sería parte de ello.
Mi padre abandonó la habitación sin decir una palabra más. No había
estaba diciendo. dudas de que se iba para emborracharse. Sin embargo, volvería. Lo conocía.
No renunciaría a su fuente de ingresos tan rápidamente. Yo había tomado una
o me duele. No medecisión al respecto, pero a él nunca le había importado lo que yo quería. No
veré a jugar este año. se daría por vencido.
—Lo siento —dijo el médico, con compasión.
—Las lesiones son cosas que pasan —le dije, para ocultar el alivio que me
daba que mi carrera futbolística se terminara.
—Me refería a tu padre.
—Ah. Sí —le dije. Por fin ya no me afectaba su maltrato—. Gracias.
al de campo sale del —¿Tienes alguna otra pregunta?
otación si no ama lo —Sí. ¿Ha venido alguien más a verme? ¿Tal vez una chica de cabello
oscuro y con rulos, demasiado guapa?
una parte de mí que —Puedo averiguar. Pero tus visitas no están restringidas. Si hubiera
venido, la habrías visto.
mirándome con los —Bien. Gracias —dije, decepcionado.
Sin embargo, lo entendía. Estábamos comenzando algo. Pero todavía no
en mi vida que loestábamos en la etapa de ir corriendo al hospital por el otro.
a mi vida, pero has No había dudas de que quería verla. Era la única persona que quería que
fuera a verme. Estaba agradecido con todos los que habían ido. Pero mirar
esos ojos hermosos siempre me alegraba el día. Era lo que necesitaba para
volveré a jugar. Se sentir que todo iba a estar bien.
Al terminar el partido, inició un desfile interminable de compañeros de
acando el valor paraequipo y entrenadores que entraban y salían de la habitación constantemente.
a Quin y a habermeTodos me miraban como si estuviera en mi lecho de muerte. Era obvio que
bol. Antes, todos misme había quedado fuera de la temporada. Se daban cuenta de lo que
taban conmigo solo significaba para mis posibilidades de entrar en la NFL.
de la NFL. Quin era Yo les seguía el juego y me comportaba como si estuviera devastado.
do, y no le importabaPero, cada vez que alguien llamaba a la puerta, tenía que ocultar la ilusión de
que fuera Quin y de que pudiéramos comenzar una nueva vida juntos.
bendición. Era mi No supe nada de Quin el primer día, pero estaba seguro de que aparecería
ro, estaría fuera del al día siguiente. No lo hizo. De hecho, muchas de las personas que pensé que
or y mis compañerosestarían no lo hicieron. Sabía que en parte se debía a que las vacaciones de
una desgracia y seinvierno habían comenzado y que muchos se habían ido a casa.
e realmente deseaba Dan no podía costear el pasaje para volver a su hogar, así que me visitó un
staba seguro de que,par de veces. Al igual que Tasha, que vivía a una hora de distancia del
campus. Después del primer día, mi padre no regresó. Y Quin nunca
abra más. No había apareció, lo que me resultaba muy confuso.
olvería. Lo conocía. Intenté no afligirme. Era una buena persona. Seguro que tenía una buena
Yo había tomado una razón para no visitarme.
lo que yo quería. No Por mucho que lo pensaba, no sabía cuál era. Lo único que se me ocurría
que tenía sentido era que hubiera comprado un pasaje para volver a su casa
inmediatamente después del partido. Si fuera así, no habría tenido tiempo.
ultar el alivio que me Pero ¿por qué tampoco me había escrito?
Cuando me di cuenta de que no iba a hacerlo, decidí escribirle yo.
«Te había prometido un juego inolvidable, ¿verdad?», escribí.
ato—. Gracias. Me quedé mirando el teléfono mientras esperaba la respuesta. Pasó un día
y no me llegó nada. Estaba a punto de enviarle otro mensaje, pero llegó
na chica de cabelloTasha para llevarme a casa.
Se lo habría pedido a mi padre, pero él tampoco me contestaba los
ringidas. Si hubieramensajes. No quería pensar en lo que eso significaba. No podía estar
enojado conmigo, ¿verdad?
Tenía que haber escuchado lo que había dicho el médico. Regresar esa
go. Pero todavía notemporada podría causarme daños permanentes. Si no hubiera sido por la
lesión, probablemente habría jugado en la NFL durante diez años, no porque
sona que quería que yo quisiera, sino porque él quería que lo hiciera.
bían ido. Pero mirar Era un buen hijo. Eso tenía que alcanzar. ¿Cómo podía no ser suficiente
que necesitaba parapara él?
—¿Estás listo? —me preguntó Tasha, en un tono sombrío.
e de compañeros de Me daba la sensación de que le pasaba algo.
ción constantemente. —Sí. Gracias por recogerme. No sé qué le pasa a mi papá.
uerte. Era obvio que —Por supuesto —dijo. Tomó mi bolso mientras yo maniobraba con las
cuenta de lo quemuletas.
El viaje de regreso a casa fue largo y silencioso. No estaba seguro de qué
estuviera devastado. se suponía que debía decirle. Mi carrera como jugador de fútbol americano
ocultar la ilusión de era el corazón del sueño que nos había mantenido juntos.
vida juntos. Ella no había estado en la habitación cuando había hablado con mi padre.
ro de que apareceríaSin embargo, sabía que no volvería a jugar esa temporada. Y se daba cuenta
sonas que pensé quede que eso significaba que ya no tenía el pase asegurado a la NFL.
ue las vacaciones de ¿Qué nos quedaba? Tenía que ponerle fin a la relación. No podía hacerlo
en ese momento porque me estaba haciendo un favor. Pero iba a tener que
así que me visitó un hacerlo, sin importar si volvía a tener noticias de Quin o no.
ora de distancia del Cuando llegamos a casa, vi que la camioneta de mi padre no estaba
esó. Y Quin nuncaaparcada en la entrada. Sentí un dolor en la boca del estómago. Pero me dije a
mí mismo que seguramente estaría emborrachándose en algún bar y no le di
que tenía una buena importancia.
Estaba a punto de salir del coche, cuando Tasha me detuvo.
co que se me ocurría —¿Podemos hablar?
ara volver a su casa —Claro. ¿Qué sucede?
abría tenido tiempo. —Siento que no es el mejor momento para hacerlo, pero da igual. Creo
que debemos terminar.
No sabía si estaba aliviado o alterado. Sí, la relación iba a terminar, y que
ella lo dijera significaba que yo no tenía que hacerlo. Pero mi vida estaba
spuesta. Pasó un díacambiando, y Quin seguía sin aparecer, por lo que esperaba tener esa charla
mensaje, pero llegó un poco más adelante.
—Estoy de acuerdo —le dije.
me contestaba los —¿Estás de acuerdo? —me preguntó, como si lo hubiera dicho para
No podía estar tanponerme a prueba.
—Por supuesto. Estabas conmigo porque querías ser la esposa de un
médico. Regresar esa jugador de fútbol. No te importo. O no actúas como si te importara.
hubiera sido por la —¿Crees que no me importas?
diez años, no porque —Si tuvieras que elegir entre Vi o yo, ¿a quién elegirías?
—Vi es mi mejor amiga.
día no ser suficiente —Exactamente. Siento que yo debería haber sido tu mejor amigo. O,
mejor dicho, siento que la persona con la que vaya a pasar el resto de mi vida
debería ser mi mejor amigo. Y yo debería ser el suyo. Tú ya tienes a esa
persona, y no soy yo.
—Entonces, ¿me estás echando la culpa?
maniobraba con las —No estoy echándole la culpa a nadie. Probablemente hay cosas que
podría haber hecho para ser un mejor novio.
estaba seguro de qué —Sí, las hay. ¡Tantas cosas!
de fútbol americano —Lo entiendo. Pero no sé si esas cosas hubieran hecho la diferencia. Creo
que has encontrado a alguien a quien amas más que a mí, y… Yo he
ablado con mi padre.encontrado a alguien a quien amo más que a ti.
da. Y se daba cuenta —¿Estás interesado en otra persona?
—Sí, lo estoy. Y tú también.
ón. No podía hacerlo —¿Crees que quiero salir con Vi?
Pero iba a tener que —Creo que estás enamorada de ella. Y me pone feliz por ti. Creo que
podéis ser muy felices juntas.
mi padre no estaba —¿Estás diciendo que soy lesbiana? ¡Vete a la mierda, Cage! —exclamó.
mago. Pero me dije aSe negaba a considerar la idea.
algún bar y no le di Hice un movimiento para bajarme del coche, pero me detuve.
—Mira. Sé lo difícil que es escapar de la estructura en la que ponemos a
nuestras vidas. Cuando somos niños, pensamos que sabemos lo que
queremos. Y seguimos persiguiéndolo incluso cuando nos damos cuenta de
que ya no es así. Pero te sientes libre cuando ya no permites que los sueños
pero da igual. Creode los demás te definan… Incluso cuando la otra persona no te responde —
dije, solemnemente.
iba a terminar, y que —Adiós, Cage —dijo Tasha, sin ceder.
Pero mi vida estaba —Adiós, Tasha. Gracias por traerme —le dije, mientras me colgaba el
raba tener esa charla bolso del hombro y bajaba apoyándome en las muletas.
Tasha no esperó a que llegara a la puerta para arrancar. La entendía.
Probablemente no estaba lista para aceptar lo que sentía por su mejor amiga,
hubiera dicho paray yo la había obligado a enfrentarlo. Pero no había dudas de que estaba
enamorada de Vi. Hasta que lo dije, no me había dado cuenta, pero todo tenía
er la esposa de unsentido.
Tasha se había sentido desconsolada cuando me había negado a hacer un
trío con ellas dos. No sabía si era lesbiana o bisexual, pero Tasha tenía cosas
sin resolver y necesitaba que termináramos la relación tanto como yo.
El único problema era que la persona de la que yo estaba enamorado no
tu mejor amigo. O, sentía lo mismo por mí. Habían pasado varios días desde el partido, y Quin
ar el resto de mi vidano había aparecido. ¿Por qué? No lo entendía. ¿Qué había cambiado?
Tú ya tienes a esa Lo único que se me ocurría era el hecho de que ya no era mi tutora. ¿Sería
eso? ¿Podía ser que todo lo que creía que pasaba estuviera solo en mi cabeza?
¿Había sido solo un perro callejero para ella y, cuando me había encontrado
ente hay cosas queun hogar, todo había terminado?
En ese momento, no quería pensar en eso. Tenía cosas más urgentes con
las que lidiar. Por ejemplo, tenía que resolver cómo iba a arreglar las cosas
o la diferencia. Creo con mi padre. Era evidente que estaba muy enojado. No había ido a visitar a
e a mí, y… Yo hesu único hijo mientras estaba en el hospital. Eso me habría molestado si no
hubiera ya hecho las paces con quien él era. La vara estaba tan baja que lo
único que tenía que hacer era volver a casa. Eso sería suficiente.
Haciendo equilibrio sobre mi pie sano, encontré las llaves y entré. Me
sorprendió lo que encontré. Esperaba que la casa fuera un desastre. Pero no.
liz por ti. Creo queCasi parecía más limpia que la última vez que había estado ahí. Lo que era
extraño, porque mi padre no había limpiado en años.
a, Cage! —exclamó. Sin embargo, cuando atravesé la cocina para llegar a la sala de estar, me di
cuenta de que no había limpiado: faltaban cosas. Habían desaparecido las
botellas de bebidas alcohólicas que solían estar en la mesa de vidrio al lado
en la que ponemos adel sofá. Tampoco estaban la taza de café y el vaso favorito de mi padre.
e sabemos lo que El terror se apoderó de mí cuando, lentamente, me di cuenta de lo que
os damos cuenta de estaba sucediendo. Dejé caer el bolso y me dirigí velozmente a la habitación
mites que los sueñosde mi padre. Hacía mucho tiempo, había puesto una cerradura en la puerta. Se
na no te responde —aseguraba de cerrarla con llave cada vez que se iba. No sabía qué guardaba
allí y no quería saberlo. Pero, cuando giré la perilla, se abrió.
La habitación estaba hecha un desastre. Había papeles y adornos por todas
ntras me colgaba elpartes. ¿Por qué tenía todas esas cosas? ¿Y por qué guardaba los adornos en
su habitación?
rancar. La entendía. Dejé atrás el desastre y crucé hacia lo que realmente quería ver.
por su mejor amiga, —Está vacío —dije, con los ojos clavados en el armario—. Falta toda su
dudas de que estabaropa.
enta, pero todo tenía Rápidamente, me volví hacia la cama. Una de las razones por las que
había puesto una cerradura en la puerta era porque se había dado cuenta de
a negado a hacer unque yo había encontrado el escondite que tenía debajo de la cama. Era una
ro Tasha tenía cosascaja de metal debajo de unas tablas de madera sueltas. Ahí, tenía más dinero
nto como yo. en efectivo del que debería haber tenido un hombre desempleado. Y, encima
staba enamorado nodel efectivo, había un arma.
de el partido, y Quin Tiré mis muletas a un lado, me dejé caer al suelo y me abrí paso entre los
trastos, debajo de su cama. Si el dinero y su arma se habían ido, él también.
era mi tutora. ¿SeríaEl corazón me latía con fuerza mientras me acercaba. ¿Había llegado el
a solo en mi cabeza?momento? ¿Había hecho lo que amenazaba con hacer?
me había encontrado Retiré las tablas y encontré la caja de metal. Ahí estaba. No quería abrirla,
pero tenía que hacerlo. Le pedí a Dios que todo estuviera dentro. Pero, al
as más urgentes conabrir la tapa, vi que no era así. Faltaban el arma y el dinero. Lo único que
a arreglar las cosasquedaba era una identificación con la foto de mi padre.
había ido a visitar a Me había dejado. Realmente se había ido. Salí de debajo de la cama y
bría molestado si notomé mi teléfono. Lo primero que pensé fue en llamar a Quin. Estaba
taba tan baja que lodesesperado por hablar con ella. Necesitaba hablar con ella.
«No sé por qué no he tenido noticias tuyas, pero me encantaría hablar
llaves y entré. Me contigo», le escribí en un mensaje, con mi última ilusión de obtener
un desastre. Pero no.respuesta.
tado ahí. Lo que era No la obtuve. Ni ese día ni el siguiente. Estaba solo en el mundo. No tenía
a nadie ni nada.
a sala de estar, me di La angustia me abrumó y me hundió en la oscuridad. Unos días atrás, lo
an desaparecido lastenía todo, incluso una chica a la que amaba. Lo había perdido todo y apenas
esa de vidrio al lado podía mantener la cordura.
to de mi padre. Probablemente me hubiera revolcado en la desesperanza para siempre si
di cuenta de lo que no hubiera sido por una cosa: el hambre. No tenía dinero para comprar nada,
mente a la habitación así que lo único que podía comer era lo que había en las alacenas. Una
dura en la puerta. Sesemana y media después, ya no quedaba nada.
sabía qué guardaba Por suerte, el semestre de primavera estaba a punto de comenzar. No iba a
perder la beca en la mitad del año escolar, ni siquiera por una lesión. Y, con
y adornos por todas la beca, venía el dinero para la comida.
rdaba los adornos en Estaría bien siempre que asistiera a clases y encontrara un trabajo. Ambas
cosas implicaban que tenía que volver a participar de la vida cotidiana. No
estaba preparado, pero no importaba. El objetivo era sobrevivir.
ario—. Falta toda su —Dan, ¿podrías llevarme? Necesito volver al campus para recoger mi
camioneta —le dije. Había decidido llamarlo en vez de enviarle un mensaje.
razones por las que —Por supuesto, tío. Lo que necesites. Solo avísame.
abía dado cuenta de Se sentía bien escuchar la voz de otra persona. Me estaba volviendo loco
de la cama. Era una solo en el bosque. Había tenido mis dudas, pero hablar con Dan me recordó
Ahí, tenía más dinero que todavía tenía amigos.
mpleado. Y, encima —¿Ya te anotaste en las clases de este semestre? —me preguntó, en el
largo viaje al campus.
e abrí paso entre los —Todavía no.
bían ido, él también. —Tienes que hacerlo.
. ¿Había llegado el —Lo sé. Lo que me recuerda: ¿sabes de algún trabajo en el campus? Estoy
un poco corto de efectivo.
ba. No quería abrirla, —Por supuesto. Están buscando a alguien donde yo trabajo. Podría
iera dentro. Pero, alconseguirte el puesto sin ningún problema. Y ni siquiera tienes que estar de
inero. Lo único quepie para hacerlo.
Había dudado mucho en llamar a Dan, pero me bajé de su coche con una
debajo de la cama ynueva oportunidad en la vida. Al pasarme a mi camioneta, recordé lo
mar a Quin. Estaba afortunado que había sido de haberme roto la pierna izquierda y no la
derecha. Conducir no sería divertido, pero al menos sería posible.
me encantaría hablar Lo seguí a Dan desde el estacionamiento del estadio hasta el centro de
ilusión de obtener actividades estudiantiles. Ahí nos reunimos con su jefe. Como Dan me había
dicho, había una vacante para un trabajo en la recepción. Como era un
n el mundo. No tenía fanático del fútbol americano, el encargado me ofreció el trabajo ahí mismo.
—¿Cuándo te gustaría comenzar? —me preguntó.
. Unos días atrás, lo —¿Mañana es demasiado pronto?
erdido todo y apenas —No. Mañana está perfecto.
—¿Qué tan rápido me pueden pagar? Necesitaré cargar gasolina para
anza para siempre sivenir.
o para comprar nada, —Trataré de que el primer pago sea enseguida. Después, será cada dos
n las alacenas. Unasemanas.
—¡Gracias! —le dije, abrumado por el alivio—. No sabes lo que significa
e comenzar. No iba apara mí.
or una lesión. Y, con Al día siguiente, fui para que me capacitaran. El trabajo resultó incluso
más fácil de lo que Dan me había dicho. Lo único que tenía que hacer era
a un trabajo. Ambasmirar a la gente cuando pasaban sus identificaciones de estudiantes por el
a vida cotidiana. Noescáner y luego comparar la imagen del monitor con el rostro de la persona
que ingresaba. El trabajo era aburridísimo, pero lo necesitaba.
pus para recoger mi Los primeros días, como muchos estudiantes seguían de vacaciones, no
nviarle un mensaje. entraba casi nadie. Una vez que comenzó el semestre, las cosas cambiaron.
Yo también comencé las clases. Me había apuntado a más materias
staba volviendo loco relacionadas con educación. Era demasiado tarde para cambiar mi
con Dan me recordóespecialización de Atletismo a Educación, pero esas clases me darían algunas
opciones más.
—me preguntó, en el Cuando entraba en las aulas por primera vez, siempre buscaba a Quin con
la mirada. Había hecho una materia de Educación Infantil, tal vez hiciera
otra. Si era así, no era ninguna de las que estaba haciendo yo. Y, en un
campus con treinta mil estudiantes, las probabilidades de cruzármela eran
en el campus? Estoymuy bajas.
¿Querría siquiera volver a verme? Suponía que no. Si lo hubiera querido,
yo trabajo. Podríahabría respondido a alguno de los varios mensajes que le había enviado. Me
a tienes que estar decostaba creer que lo nuestro hubiera terminado así. Quin era la única persona
a la que creía que no le importaría que yo no pudiera jugar más al fútbol. Sin
de su coche con unaembargo, había desaparecido en el mismo momento en que todos los demás.
mioneta, recordé lo Hacía todo lo posible para sacármela de la cabeza y concentrarme en las
a izquierda y no la clases. Pero, cada vez que lo hacía, recordaba que Quin me había ayudado a
mejorar la forma en la que tomaba notas y estudiaba. Recordaba lo mucho
o hasta el centro deque le gustaba estudiar y cómo me hacía reír. Y luego me hundía en el otro
Como Dan me habíamillón de cosas que extrañaba de ella. Lo único que me traía de vuelta a la
ción. Como era unrealidad era el hambre o el sonido del escáner en el trabajo.
trabajo ahí mismo. Estaba absorto pensando en Quin cuando ese pitido me trajo de vuelta. Al
recordar dónde estaba, hice mi trabajo y miré el monitor. La foto que
apareció era de alguien llamado Louise Armoury. Me hizo pensar en Lou, la
amiga de Quin.
cargar gasolina para No me molesté en mirar; pero, inmediatamente después, apareció otro
nombre: Harlequin Toro. Mi corazón se detuvo. Sentí calor en el rostro y,
spués, será cada dosrápidamente, levanté la mirada.
Era ella. No podía respirar. Ella y Lou estaban a tres metros de donde yo
abes lo que significa estaba y ninguna de las dos miraba en mi dirección.
Me quedé helado, sin saber qué hacer. No había muerto ni había dejado la
abajo resultó inclusouniversidad. Ahí estaba. Aunque hubiera perdido el teléfono, podría haber
tenía que hacer era encontrado alguna manera de contactarse conmigo. Yo me había lesionado.
e estudiantes por elEra su deber como amiga hacerlo.
rostro de la persona ¿Debía hablarle?
Pasaron por al lado mío, y Lou parecía tener la misma energía de siempre.
n de vacaciones, no Movía los brazos por todos lados mientras hablaba. En cambio, Quin parecía
as cosas cambiaron.llevar el peso del mundo sobre los hombros. Parecía dolorosamente triste.
do a más materiasSentí una presión en el pecho al ver su dolor. ¿Por qué estaría tan triste mi
para cambiar miQuin?
es me darían algunas —¡Quin! —exclamé, incapaz de contenerme.
Ambas se volvieron y me miraron. Quin tenía una expresión de sorpresa
buscaba a Quin con que se convirtió en júbilo, para luego transformarse en angustia y, finalmente,
antil, tal vez hiciera en pánico. Retrocedió como si hubiera visto un fantasma y luego se echó a
iendo yo. Y, en uncorrer. ¿Cuál era su problema?
de cruzármela eran —¡Aléjate de ella! —me dijo Lou, como si le hubiera arruinado la vida.
Estaba pasmado. ¿Qué se suponía que debía responder?
i lo hubiera querido, —¡Espera! No lo entiendo. ¿Qué he hecho?
e había enviado. Me —Solo aléjate de ella —dijo Lou, antes de alejarse por el pasillo e ingresar
era la única personaal edificio.
ar más al fútbol. Sin Me quedé paralizado y estupefacto. ¿Qué había hecho para provocar esa
ue todos los demás. reacción en Quin? ¿Había quedado traumada luego de ver cómo me había
concentrarme en las roto la pierna? Era ridículo, pero era lo único que se me ocurría.
me había ayudado a Con todo lo que había sucedido entre nosotros, sabía que no podía dejar
Recordaba lo muchoque las cosas terminaran así, viéndola huir de mí de esa manera. Me merecía
me hundía en el otroal menos una explicación. Si le había hecho algo, necesitaba saber qué era.
e traía de vuelta a la Tomé las muletas, dejé la recepción sin supervisión y corrí tras ellas. El
pasillo desembocaba en el salón de usos múltiples. Había una tienda de jugos
me trajo de vuelta. Al a la derecha, un área con pesas en el medio y una pared de escalada a la
onitor. La foto queizquierda. No podía abandonar mi puesto de trabajo mucho tiempo, así que
zo pensar en Lou, laelegí una dirección y me arriesgué.
Me dirigía a la pared de escalada. Mi mirada pasó por todos los que
spués, apareció otro estaban ahí. Creía que había elegido mal hasta que vi a mi chica sentada en
calor en el rostro y, una colchoneta con la cara entre las manos. Lou estaba consolándola.
Necesitaba saber por qué estaba tan triste. Necesitaba salvarla de lo que fuera.
metros de donde yo —¡Quin!
Quin levantó la mirada presa del pánico, a punto de huir.
to ni había dejado la —Por favor, no corras. No puedo moverme muy rápido y no puedo
léfono, podría haberquedarme mucho tiempo. Pero necesito saber. ¿Qué te he hecho? ¿Por qué
me había lesionado.me odias tanto? Pensé que teníamos algo bueno. Pero luego me lastimé y
desapareciste. Y ahora huyes de mí como si temieras por tu vida. Nada tiene
sentido. Solías ser lo único en mi vida que tenía sentido. Ayúdame a entender
a energía de siempre.qué ha cambiado. Me lo merezco. ¡Por favor!
ambio, Quin parecía Tanto Quin como Lou me miraban como si tuviera tres cabezas. ¿Por qué
dolorosamente triste.nadie decía nada?
estaría tan triste mi —Es tu padre —largó Quin.
Me sobresalté. De todas las cosas que podría haber dicho, esa era la última
que me hubiera imaginado.
xpresión de sorpresa —¿Qué pasa con mi padre?
gustia y, finalmente, Quin no respondió.
ma y luego se echó a —Amenazó con destripar a Quin como a un cerdo si volvía a hablar
contigo. Dijo que la mataría, que luego me mataría a mí y que finalmente iría
arruinado la vida. tras la familia de Quin.
Las palabras me golpearon como un puñetazo en la nariz. Tuve que
obligarme a decir algo.
r el pasillo e ingresar —¿Que dijo qué? ¿Cuándo?
—En el hospital —dijo Quin, mientras se recomponía y se ponía de pie.
ho para provocar esa —Fuiste al hospital. Creí que no había ido.
ver cómo me había —Por supuesto que fui.
Lou agregó:
a que no podía dejar —Aguardamos en la sala de espera dos horas para verte.
manera. Me merecía —Y, ¿qué pasó? —dije, pasando la mirada entre ambas.
aba saber qué era. —Tu padre me llevó a una habitación, me clavó lo que creo que era un
y corrí tras ellas. Elcuchillo de caza en el estómago y me dijo que te estaba poniendo ideas en la
a una tienda de jugoscabeza.
red de escalada a la —¡No lo puedo creer! —exclamé. La mente me daba vueltas.
ucho tiempo, así que —No puedes decirle que hemos hablado. Dijo que, si se enteraba, nos
mataría —me explicó Quin.
ó por todos los que —Mi padre se ha ido.
mi chica sentada en Quin me miró confundida.
staba consolándola. —¿A qué te refieres con que se ha ido?
varla de lo que fuera. —Cuando volví a casa del hospital, me encontré con que faltaban todas
sus cosas. Hacía años que amenazaba con irse. Finalmente lo ha hecho. No
creo que vuelva. No creo que tengas que preocuparte por él.
rápido y no puedo —¡Cage! —me llamó una voz detrás de mí.
he hecho? ¿Por qué Me di la vuelta. Era mi jefe.
luego me lastimé y —No puedes dejar tu puesto sin supervisión.
r tu vida. Nada tiene —Lo siento. En seguida regreso.
Ayúdame a entender Me volví hacia Quin.
—No sé qué decirte sobre lo que te sucedió. Lo que os sucedió a ambas.
es cabezas. ¿Por quéTodo lo que puedo deciros es que lo siento. No era mi intención ponerte en
peligro, Quin. Si no quieres volver a hablarme nunca más, lo entiendo. Pero
me gustaría que lo hicieras. ¿Quizás podríamos juntarnos a hablar?
cho, esa era la última —¡Cage!
—¡En seguida! Por favor, Quin. Por favor —supliqué. No quería dejar de
mirar sus ojos suaves y vulnerables, pero sabía que tenía que hacerlo.

o si volvía a hablar
y que finalmente iría

la nariz. Tuve que

y se ponía de pie.

que creo que era un


poniendo ideas en la
—No puedes decirle que hemos hablado. Dijo que, si se enteraba, nos
mataría —me explicó Quin.
—Mi padre se ha ido.
Quin me miró confundida.
—¿A qué te refieres con que se ha ido?
—Cuando volví a casa del hospital, me encontré con que faltaban todas
sus cosas. Hacía años que amenazaba con irse. Finalmente lo ha hecho. No
creo que vuelva. No creo que tengas que preocuparte por él.
—¡Cage! —me llamó una voz detrás de mí.
Me di la vuelta. Era mi jefe.
—No puedes dejar tu puesto sin supervisión.
—Lo siento. En seguida regreso.
Me volví hacia Quin.
—No sé qué decirte sobre lo que te sucedió. Lo que os sucedió a ambas.
Todo lo que puedo deciros es que lo siento. No era mi intención ponerte en
peligro, Quin. Si no quieres volver a hablarme nunca más, lo entiendo. Pero
me gustaría que lo hicieras. ¿Quizás podríamos juntarnos a hablar?
—¡Cage!
—¡En seguida! Por favor, Quin. Por favor —supliqué. No quería dejar de
mirar sus ojos suaves y vulnerables, pero sabía que tenía que hacerlo.
Capítulo 11

Quin

—Sabes que, si hablas con él y su padre se entera, pones en riesgo a todos


los que conoces, ¿verdad? Incluyéndome a mí —me dijo Lou.
Lou tenía razón, y esa era la razón por la que no había respondido ninguno
de los mensajes de Cage. Aunque lo deseaba. Cuando me llegaba uno, me
destrozaba. Quería estar con él. Quería cuidarlo y relajarme en sus brazos.
Pero no podía.
Su padre me había clavado un cuchillo en el estómago dentro de un
hospital. Me había traspasado la piel. Seguía sangrando cuando había llegado
a casa. Sabía que sería capaz de empujar con un poco más de fuerza y
cortarme. Y aunque estaba dispuesta a arriesgar mi vida para estar con Cage,
no estaba dispuesta a poner en riesgo la vida de Lou ni la de mis padres.
—Dijo que su padre se había marchado —le recordé a Lou.
—¿Qué significa eso? ¿Se ha marchado por el fin de semana? ¿Se ha ido
de vacaciones? ¿Regresará la semana que viene o en un mes?
—Si no quieres que hable con él, no lo haré. No te voy a poner en peligro.
Si me dices que no lo haga, saldremos por la puerta trasera ahora mismo.
Traté de no parecer desesperada por su aprobación, pero no podía evitarlo.
Todo en mí le suplicaba que me lo permitiera. Necesitaba hablar con Cage. El
dolor de estar lejos de él me impedía comer y dormir. Lou me había dicho de
ir al centro de actividades porque solo tenía fuerzas para quedarme en la
cama, y estaba preocupada por mí.
—Bichito, no puedes dejar de verlo por mí. Sabes que no te haría algo así.
—Tengo una idea. ¿Qué te parece si hablo con él y averiguo si su padre
realmente se ha marchado? Si me da la sensación de que volverá o de que
podría regresar en cualquier momento, me iré. En ese caso, no sería por ti.
Sería porque no puedo confiar en él. Y, si no puedo confiar en él, no tendría
sentido que estemos juntos, ¿no?
Lou sonrió.
—Bueno, estar con alguien se trata de un poco más que de confianza. Pero
te agradezco lo que dices. —Cerró los ojos y suspiró con resignación—
Confío en ti, Bichito. Ve a hablar con él. Sé que no me pondrías a mí ni a
ninguna de las personas que quieres en peligro. Y, por si sirve de algo,
tampoco creo que Cage sería capaz de ponerte en esa situación.
—¿Estás segura, Lou? Porque no tengo que hacerlo.
Lou rio entre dientes.
—Tienes que hacerlo. No finjas que no. Ve. Estaré aquí, escalando la
pared por mi cuenta. —Lou miró a su alrededor y vio a un chico guapo de
nes en riesgo a todospiel oscura que se estaba poniendo las zapatillas de escalada— A menos que
consiga que ese delicioso trozo de carne me ate con la cuerda de escalada.
respondido ninguno —¿Que te de cuerda, quieres decir?
me llegaba uno, me —Oíste lo que he dicho. Ve. Tengo muchas cosas que hacer con esta
arme en sus brazos.cuerda.
Observé a Lou mientras se acercaba y entablaba una conversación con el
mago dentro de unchico. Inmediatamente después, Lou comenzó a estirar frente a él, que estaba
cuando había llegadointeresado.
co más de fuerza y Me asombraba la facilidad que tenía Lou para hablar con tíos. No sabía si
para estar con Cage,gustarían de ella o no. Solo hacía lo que quería hacer y, de alguna manera,
de mis padres. siempre le salía bien. Era como un superpoder. Como si pudiera leerles la
mente a todos los chicos.
semana? ¿Se ha ido Se suponía que yo era muy inteligente, pero nunca sabía lo que los demás
estaban pensando. Por eso me sentía tan incómoda en las fiestas. Cuando era
y a poner en peligro.capaz de predecir el comportamiento de las personas, podía relajarme.
a ahora mismo. Pero, para mí, las personas eran puro azar. Rara vez cumplían con lo que
ro no podía evitarlo.decían que querían, lo que hacía que me fuera difícil entender cuándo estaban
hablar con Cage. Elbromeando. ¿Por qué no podían simplemente decir lo que pensaban y hacer
u me había dicho de lo que decían que querían hacer?
ara quedarme en la Esa era una de las razones por las que me gustaba estar cerca de Cage. Sí,
era el chico más sexy del mundo. Pero, además, era fácil estar con él. Hacía
no te haría algo así. lo que decía que haría.
averiguo si su padre Había compartido cosas sobre él que me dejaban saber quién era. Era
ue volverá o de queexactamente la persona que decía ser. Era el tipo de chico con el que podía
caso, no sería por ti.desconectar mi cerebro y relajarme. Siempre me sentía a salvo cuando estaba
fiar en él, no tendríacerca de él. Entonces, ¿por qué dudaba de su capacidad de cuidarme?
Al darme cuenta de que no tenía motivos para dudar, me giré hacia el
pasillo que iba a la recepción y me dirigí de regreso a Cage. Cuando apareció
ue de confianza. Peroa la vista, nuestras miradas se encontraron. Me hacía derretirme. El
ó con resignación—hormigueo había vuelto.
e pondrías a mí ni a —Has venido —dijo Cage, en un tono que me expresaba lo mucho que me
or si sirve de algo, quería ahí.
—Antes de que digas algo, necesito estar segura. ¿Volverá tu padre?
Cage abrió la boca para decir algo, pero luego bajó la cabeza.
—No lo sé.
é aquí, escalando la —¿No has dicho que se ha ido?
a un chico guapo de —Sí. Y se ha ido. Y podría matarlo por lo que te ha hecho… Pero sigue
lada— A menos quesiendo mi padre. No deseo que eso sea verdad.
erda de escalada. —¿Sabes adónde ha ido?
—No. Nunca sé dónde está cuando se va de casa. Hace mucho tiempo
que hacer con estaaprendí que no debo preguntar. Sé que hay un bar al que va a beber. Pero
fuera de eso… —Cage se encogió de hombros.
conversación con el —Entonces, ¿cómo sé que no aparecerá un día, nos verá juntos y se
ente a él, que estaba convertirá en el coronel Kurtz?
—¿Qué?
con tíos. No sabía si —Apocalipsis Now.
y, de alguna manera, Cage me miró confundido.
si pudiera leerles la —¿Estás convocando el apocalipsis?
No me reí, pero quería hacerlo.
bía lo que los demás —No. Es una película que he visto con mis padres. No era muy apropiada
s fiestas. Cuando erapara mi edad.
día relajarme. —Bueno. Para responder a tu pregunta, no lo sé. Pero creo que sé por qué
cumplían con lo quete amenazó.
nder cuándo estaban —¿Por qué?
ue pensaban y hacer —Creyó que te interpondrías en mi camino para convertirme en un
jugador de fútbol millonario.
ar cerca de Cage. Sí, —¿De qué manera haría eso?
l estar con él. Hacía —Creo que se dio cuenta de lo mucho que me gustabas. Y pensó que estar
contigo me haría renunciar al fútbol americano.
aber quién era. Era —¡Eso es ridículo! ¿Por qué pensaría algo así?
co con el que podía —Porque tal vez era cierto —admitió Cage—. Pero —hizo un gesto hacia
salvo cuando estaba su pierna—, debido a esto, ya no importa.
Me quedé mirando el yeso.
ar, me giré hacia el —No tuve la oportunidad de decirte cuánto lamento lo que te ha sucedido.
ge. Cuando apareció —No te preocupes. No me pone tan triste. O sea, me pone triste que no
acía derretirme. Eltuvieras la oportunidad de decírmelo. Pero no me apena haberme lesionado.
—Pero he oído que te has quedado fuera de la temporada y que no
aba lo mucho que meingresarás al sistema de selección. ¿Qué hay de tu sueño?
—No era mi sueño. Estaba viviendo los sueños que los demás tenían para
verá tu padre? mí, y la lesión me ha permitido descubrir el mío.
—Vaya. ¿Cuál es el tuyo?
Cage se rio entre dientes.
—Todavía estoy trabajando en eso. Ahora estoy concentrado en resolver
hecho… Pero siguecómo sobrevivir sin el fútbol y sin mi papá… y sin Tasha.
Sentí un dolor punzante en el pecho al oír el nombre de su novia.
—¿Qué ha pasado con Tasha?
Hace mucho tiempo —Hemos terminado.
ue va a beber. Pero Sentí otra punzada de dolor, pero esa vez fue por la ola de esperanza me
inundó.
os verá juntos y se —Lo lamento mucho.
—No lo lamentes. Debería haber pasado hace mucho tiempo. Creo que
está enamorada de su mejor amiga.
—¿En serio?
—Sí. Me tomó un tiempo darme cuenta, y ella todavía no lo ha aceptado,
pero sí.
—¡Vaya! Bien.
o era muy apropiada —Hay algo que deseo que sí he descubierto —dijo Cage, con una sonrisa.
—¿Qué cosa?
creo que sé por qué —A ti. Porque, cuando sueño, sueño contigo.
Me quedé helada, con la mirada fija en él. No podía hablar, pero mi
cuerpo reaccionó a sus palabras, anhelaba más.
convertirme en un —Lo siento, ha sido demasiado —dijo, bajando la mirada.
—No, ha sido la cantidad justa.
Sabía que debía decirle algo más, debía expresarle lo mucho que
as. Y pensó que estarsignificaba para mí, pero no lo hice. No sabía por qué.
Cage apartó la mirada.
—Hay algo que necesito preguntarte.
—hizo un gesto hacia —¿Qué cosa?
—Se trata de mi padre.
—Ah. Muy bien. Pregúntame.
que te ha sucedido. —Sé que dijiste que estabas bromeando o equivocada después. Pero ¿era
e pone triste que no verdad?
aberme lesionado. —¿Lo de que él no es tu padre biológico?
emporada y que no —Sí —respondió, todavía sin mirarme.
—Creo que sí. Siempre existe la posibilidad de que tu genética se haya
os demás tenían para combinado exactamente de la manera correcta. Pero la mayoría de las veces,
la explicación más simple es la acertada.
Cage me miró triste.
—Si no es él, ¿quién es mi padre? ¿Y qué le pasó a mi madre? ¿Murió
centrado en resolvercuando nací? ¿O podría estar viva?
Miré a Cage sin saber qué responderle.
—Lo siento, no sé por qué te estoy preguntando todo esto.
—Podríamos averiguarlo.
—¿Qué cosa?
ola de esperanza me —Te dije que hay ciertas cosas en las que soy buena. Podría ayudarte a
averiguarlo.
—¿Lo dices en serio?
o tiempo. Creo que —Sí. Pero no puedo hacer nada que ponga en peligro a las personas que
quiero.
—¿Te refieres a mi padre, o quienquiera que sea?
a no lo ha aceptado, —Sí.
—Yo te protegeré. Te mantendré a salvo. No permitiré que él ni nadie te
hagan daño —dijo, e hizo que el corazón me latiera con fuerza.
ge, con una sonrisa. —Te creo.
—¿Por dónde comenzamos?
—Por la escena del crimen.
día hablar, pero mi
Tenía muchas ganas de estar cerca de él, pero necesitaba tiempo para
procesar todo. Así que, en vez de seguir hablando del tema en su lugar de
trabajo, arreglamos para encontrarnos en su casa al día siguiente. Era sábado,
arle lo mucho quepor lo que podría ir temprano.
Cage había terminado la conversación con un: «Es una cita». ¿Lo era? ¿O
lo había dicho por decir? Yo quería que fuera una cita. Quería que cada
momento que pasáramos juntos fuera un paso que nos acercara más.
Sin embargo, era un lugar extraño para una primera cita. Y averiguar
quién era su padre y si su madre estaba viva era un plan extraño para una
primera cita. La mayoría de las parejas iba a tomar un helado.
a después. Pero ¿era —He traído helado —le dije, al día siguiente, cuando llegué a su casa.
—¿Has traído helado?
—Y algunas cosas más. Leche, jugo, algunas pizzas y cenas congeladas…
y helado.
tu genética se haya —Entonces, ¿has hecho las compras?
mayoría de las veces, —Has dicho que tu padre se ha ido. No sabía quién te hacía las compras.
Y como ya estaba en la tienda…
—Comprando helado…
a mi madre? ¿Murió —Claro. Pensé: «¿Por qué no compro algunas cosas más?». Puedes meter
todo en el congelador si no lo quieres.
Cage se rio entre dientes.
—Gracias. Vas a hacer que me resulte muy difícil dejar de soñar contigo.
—¿Quién dice que quiero que dejes de hacerlo? —le pregunté, con las
mejillas rojas.
a. Podría ayudarte a —Buen punto —dijo. Me miraba como si quisiera besarme.
No sabía qué hacer. Yo también quería besarlo. Pero ¿cómo hacía un tío
con muletas para besar a una chica que llevaba dos pesadas bolsas de la
o a las personas que compra?
En lugar de cumplirme el deseo y besarme, me acompañó adentro.
—Guardaré esto —le dije, mientras me dirigía a la cocina.
—Como la has llamado «la escena del crimen», no he limpiado. Quería
ré que él ni nadie te hacerlo, pero no quería tocar algo que la detective Quin pudiera necesitar
para resolver el caso —dijo, burlón.
—Has hecho bien.
—¿Por dónde comenzamos?
—Por el principio. ¿Qué sabes de tu madre?
—Nada.
esitaba tiempo para —¿Tienes alguna foto suya o sabes su nombre? —le pregunté, y me uní a
tema en su lugar deél en la anticuada sala de estar.
guiente. Era sábado, —Nada de nada.
—¿Y tu certificado de nacimiento?
a cita». ¿Lo era? ¿O —Eso sí. Déjame buscarlo.
ta. Quería que cada Cuando me abrió la puerta, usaba una muleta. Pero, adentro, la había
dejado a un lado y caminaba cojeando.
ra cita. Y averiguar Volvió a entrar en la habitación con un papel en la mano, y le pregunté:
an extraño para una —¿Cómo está tu pierna?
—Mejor cuando estás cerca —dijo, con una sonrisa.
legué a su casa. —¿No te duele?
—No tanto. Creo que estoy bien.
cenas congeladas… Lo miré inquisitivamente, pero no dije nada. Tomé el papel y lo observé.
—Es falso —le dije, sin tener que pensarlo.
—¿Qué dices?
e hacía las compras. —Este no es tu certificado de nacimiento. ¿De dónde lo has sacado?
—Mi padre me dijo que se lo dieron en el hospital donde nací. ¿Por qué
crees que es falso?
más?». Puedes meter —Cuando algo me interesa, suelo dedicarle mucho tiempo. Cuando
presenté el mío para inscribirme en la universidad, busqué y miré muchos en
línea. Este no está bien —dije, con su certificado en la mano.
ar de soñar contigo. —¿Por qué?
le pregunté, con las —Por todo. Donde debería ir el nombre de tu madre dice N. N., y el
nombre de tu padre es Joe Rucker…
—Sí. Como no sabían el nombre de mi madre, pusieron N. N.
¿cómo hacía un tío —¿No sabían el nombre de ella, pero sí el de tu padre? ¿Cómo puede ser?
pesadas bolsas de la¿Él estaba ahí el día que naciste, pero no sabía el nombre de tu madre?
—Nunca se lo pregunté.
—¿Nunca se lo preguntaste? —lo interrogué, escéptica.
—A mi padre no le gustaban mucho las preguntas.
he limpiado. Quería Volví a mirar el certificado.
in pudiera necesitar —Aquí dice que tu nombre es «Muchacho».
—Sí, mi padre dijo que no se había molestado en ponerme un nombre —
dijo Cage, con la cabeza baja.
—Cage, tú tienes nombre.
—Me lo inventé yo.
—Eso no es lo que quise decir. Quiero decir que alguien te dio un nombre.
pregunté, y me uní aTienes nombre. Y también tu madre.
—Por supuesto que se llamaba de alguna manera, pero no sé cómo.
—No me refiero a eso. Algo me dice que no está muerta. Este certificado
es falso.
—Si no está muerta, ¿quién es? ¿Dónde está? ¿Cómo he llegado aquí? —
o, adentro, la había preguntó desesperadamente.
Mientras pensaba en sus preguntas, contemplé la desordenada habitación
no, y le pregunté: llena de muebles gastados.
—¿A qué se dedicaba tu padre?
—No lo sé. No le gustaban las preguntas.
—¿Nunca le preguntaste qué hacía todos los días?
—Creo que tuvimos infancias muy distintas. Lo que mi padre hacía todos
papel y lo observé. los días era beber. Bueno, supongo que no todos los días. Me enseñó mucho
sobre fútbol americano. Al menos cuando era niño. Pero, cuando no estaba
desaparecido, por lo general hacía lo que lo viste hacer cuando estuviste aquí.
o has sacado? Pensé en el hombre frío y pelirrojo que había visto mirándome por encima
onde nací. ¿Por quédel hombro desde el sofá. La televisión había estado encendida, y había
habido algo en él que me había dicho que estaba borracho.
ho tiempo. Cuando —Lamento que hayas crecido así —le dije, mientras se me rompía el
ué y miré muchos encorazón por Cage.
—Era lo único que conocía —dijo, sin darle importancia—. ¿Sabes qué?
Tengo algo para mostrarte —dijo, y me llevó hasta la puerta enfrente de la de
dre dice N. N., y el su dormitorio—. Tampoco he tocado nada en esta habitación.
Entré en la habitación desordenada, donde objetos de valor hogareños
rodeaban una gran cama. Más exactamente, estaba lleno de cosas que podrían
? ¿Cómo puede ser? haber parecido valiosas, pero que no lo eran.
de tu madre? —Tu padre robaba casas —dije, apenas me di cuenta. Miré a Cage, que
había vuelto a bajar la cabeza—. ¿Lo sabías? —le pregunté, sorprendida.
—Lo sospechaba. Por eso no le preguntaba nada. De niño, encontré un
montón de dinero en efectivo y un arma. Algo me dijo que no se lo había
ganado de forma legal.
—¿Dónde lo encontraste?
nerme un nombre — —Hay una caja de metal escondida en el piso, debajo de la cama.
Encendí la linterna de mi teléfono y me arrastré debajo de la cama.
—Está vacía. Lo comprobé cuando llegué del hospital. Por eso supe que
no volvería.
en te dio un nombre. Había muchas cosas debajo de la cama. Sobre todo, más de lo mismo que
había en el resto del dormitorio. Pero había un camino despejado hacia unos
o no sé cómo. tablones de madera. Al retirarlos, se me llenaron los pulmones de polvo.
erta. Este certificadoEncontré la caja de metal y la abrí. No estaba vacía. ¿Era una identificación?
—¿Qué es esto?
he llegado aquí? — —Ah, cierto. La identificación. Sí, la he visto. No lo sé. Creí que era la
tarjeta de acceso a algún lugar donde trabajaba cuando era más joven.
ordenada habitación Me quedé mirando la foto. Lucía veinte años más joven que cuando me
había apuñalado con el cuchillo de cazador. Salí reptando de debajo de la
cama y se la mostré a Cage.
—Trabajaba en un hospital.
—¿Y?
mi padre hacía todos —Es donde las personas suelen tener a sus hijos.
s. Me enseñó mucho —¿Qué estás diciendo?
o, cuando no estaba —Estoy diciendo que creo que sabemos en qué hospital naciste.
uando estuviste aquí.
rándome por encima
encendida, y había

as se me rompía el

ncia—. ¿Sabes qué?


erta enfrente de la de

de valor hogareños
de cosas que podrían

a. Miré a Cage, que


té, sorprendida.
De niño, encontré un
que no se lo había

o de la cama.
al. Por eso supe que

más de lo mismo que


espejado hacia unos
pulmones de polvo.
una identificación?

o sé. Creí que era la

oven que cuando me


ndo de debajo de la
Capítulo 12

Cage

Sentí cómo se me hundía el corazón. En menos de una hora de


investigación, Quin había descubierto dónde había nacido. No sabía qué
pensar. Por un lado, la piel me escocía al pensar en lo que encontraríamos si
seguíamos investigando. Por otro lado, Quin había dicho que mi madre
podría estar viva. ¿Y si lo estaba?
—¿Qué crees que sucedió? ¿Cómo crees que terminé viviendo aquí
con…? —Le quité la identificación a Quin—. Con este hombre.
—Es posible que tu madre haya ido al hospital sin identificación y que
haya muerto al dar a luz —dijo Quin.
—Pero no crees que haya sido así —afirmé.
—Tu padre entraba en casas y robaba objetos de valor. Puede deducirse
que también te robó a ti.
—¿Por qué lo habría hecho?
—¿Porque te vio como algo valioso? No lo sé.
—Pero ¿por qué yo?
—Tal vez porque eras el único disponible. Tal vez porque vio algo en ti y
supo en quién te convertirías…
—¿Crees que vio que podría hacerme jugar en la NFL y convertirme en su
fuente de ingresos?
—Tal vez.
—No tiene sentido. Era un bebé. ¿Cómo podría haberlo sabido?
—Quizás no eras un bebé cuando te robó. Quizás eras más grande, pero
todavía demasiado pequeño para recordar tu vida anterior. Son solo
especulaciones —admitió Quin, avergonzada.
—¿Y cómo podemos hacer para saberlo con certeza? —le pregunté.
Necesitaba que averiguara más sobre mis orígenes.
Quin se quedó pensativa un segundo y luego se volvió hacia mí con los
ojos brillantes.
—Hay varias cosas. La primera es averiguar si alguna vez desapareció un
niño que coincida con tu edad y tu descripción.
—¿Cuál es la segunda?
—Tenemos que encontrar ese hospital —dijo Quin, con una intensidad
que nunca le había visto.
La mujer a la que estaba viendo armar el rompecabezas no era la misma
chica insegura que había arrastrado a la fiesta la noche en que nos habíamos
conocido, ni tampoco la que jugaba fútbol americano con niños de diez años.
Me había parecido atractiva antes, pero en ese momento era demasiado sexy.
s de una hora de ¡Joder! Estaba enamorado de ella. Si no hubiera creído que la distraería de la
cido. No sabía quétarea de descubrir los secretos de mi pasado, la hubiera besado con fuerza.
ue encontraríamos si Observarla mientras su increíble cerebro se enfocaba en mí me demostraba
icho que mi madreun nivel de afecto que me hacía sentir más importante de lo que me había
sentido lanzando pases. ¿Cómo podría dejarla ir? Ni siquiera sabía si podría
miné viviendo aquí soportar verla alejarse de mí por una noche. Estaba locamente enamorado y
no quería volver a separarme de ella nunca más.
identificación y que —La señal de mi teléfono es muy mala aquí. ¿Tienes un ordenador que
pueda usar?
—No.
lor. Puede deducirse —¿No tienes ordenador?
—Había una sala de computación en el instituto. Y también hay una en la
universidad. —Quin me miró atónita— Mi padre prefería no tener conexión.
—Teniendo en cuenta lo que hizo, entiendo el motivo.
—Si necesitas buscar algo, puedes usar mi teléfono. Es lento, pero tiene
rque vio algo en ti y conexión a internet.
—Bien. Hay un par de bases de datos de niños desaparecidos donde puedo
y convertirme en subuscar.
—¿Por qué conoces las bases de datos de niños desaparecidos? —le
pregunté, un poco preocupado.
—Mis padres son escandalosamente ricos y de las personas que más
as más grande, pero generan divisiones en el mundo. Cuando creces sabiendo eso, te preguntas
anterior. Son solocómo es una base de datos de niños desaparecidos —me respondió, con una
sonrisa dolorosa.
eza? —le pregunté. —¡Joder! O sea que has crecido con miedo a que te secuestren.
—Y a que posiblemente me maten. Sí —dijo, ya sin sonreír.
vió hacia mí con los —¡Vaya! Lamento mucho que hayas tenido que crecer así —le dije. Sentía
que mi corazón se rompía por ella.
a vez desapareció un —Era lo único que conocía —dijo. Eso me sonó familiar.
Al darme cuenta de que había repetido mis palabras a propósito, la tensión
se rompió. Solté una risita.
con una intensidad —Bien, veamos si me tocó vivir tu pesadilla —le dije, y le di mi teléfono.
—No toda mi pesadilla.
zas no era la misma —Cierto. Porque no me han asesinado.
en que nos habíamos —Hablaba de llegar a clase y darme cuenta de que estaba desnuda. Pero
n niños de diez años. supongo que eso también —dijo, sonriendo.
era demasiado sexy. —Supongo que es cierto eso de que la pesadilla de una persona es la
ue la distraería de lafantasía de otra. Porque que tú llegaras desnuda a clase sería el comienzo de
esado con fuerza. un muy buen día para mí.
n mí me demostraba Quin levantó la vista de mi teléfono y se sonrojó. ¡Dios mío! Que adorable
de lo que me había era.
uiera sabía si podría —Te estoy distrayendo. Lo siento. Te dejaré trabajar. Calentaré unas
amente enamorado ypizzas para el almuerzo. ¿Tienes hambre?
—Hay cosas que quiero meterme en la boca, pero no sé si la pizza es una
es un ordenador que de ellas —dijo Quin e, inmediatamente después, se arrepintió—. Lo siento,
no soy muy buena coqueteando. Supongo que me gustas tanto que a veces me
olvido de cómo hablar.
—¿Acabas de decir que te gusto? —le pregunté, mientras sentía que sus
mbién hay una en lapalabras cubrían mi interior como caramelo caliente.
no tener conexión. —Por supuesto que me gustas. Me gustas desde el momento en que te vi
en la fiesta. La noche en que nos conocimos tenía la ilusión de que me
Es lento, pero tiene llevaras a casa y me hicieras cosas. Apenas he podido respirar estas semanas
en las que hemos estado alejados. Yo…
recidos donde puedo Y ahí fue cuando la besé.
Sus labios eran como un melocotón suave presionado contra los míos. Al
desaparecidos? —le principio estaban tensos, pero se fueron relajando lentamente. Mientras lo
hacían, deslicé una mano alrededor de su nuca y pasé los dedos por su cabello
s personas que más oscuro y rizado. Su cabeza se relajó en mis manos.
do eso, te preguntas Abrí despacio la boca, y ella hizo lo mismo. Mientras inclinaba la cabeza,
e respondió, con unami lengua entró en su boca en busca de la suya. Cuando se tocaron, sentí un
chispazo.
Curvé la punta de mi lengua para invitar a la suya, y ambas lenguas
bailaron juntas. Mientras la tenía en mis brazos, un hormigueo me recorrió el
r así —le dije. Sentíacuerpo. La polla se me puso dura y me perdí en ese beso.
Pero, como no sabía si era lo que Quin quería, aflojé mi abrazo y estuve a
punto de soltarla. En ese momento, Quin pasó sus manos por mi costado,
propósito, la tensiónhacia mi espalda. Acercó mi pecho a los suyos, eliminando el espacio que
había entre nosotros. Cuando lo hizo, mi polla dura se apretó contra su
y le di mi teléfono. estómago.
La sangre se me subió a la cabeza y me mareó. Tenía tantas ganas de estar
con ella que me dolía. Y, cuando sentí sus senos contra mi pecho, casi pierdo
estaba desnuda. Perola cabeza.
Aparté mis labios de los suyos y enterré mi rostro en su cabello
e una persona es la despeinado.
sería el comienzo de —No te detengas —susurró, lo que hizo que fuera aún más difícil
alejarme.
s mío! Que adorable —No quiero distraerte. Esto es importante para mí —le dije, aunque no
sabía si era más importante que besarla.
ajar. Calentaré unas Quin no respondió ni se movió. Seguíamos abrazados, con nuestros
cuerpos uno contra el otro. Mientras la tenía en mis brazos, me pregunté
sé si la pizza es una cómo se sentirían esos suaves labios alrededor de mi pene. De solo pensarlo,
epintió—. Lo siento,mi polla se estremeció. Quin lo sintió y me abrazó más fuerte en respuesta.
tanto que a veces me ¡Joder, cuánto la deseaba! Quería tenerla. Pero quería que la primera vez
que estuviéramos juntos fuera en un lugar especial y significativo. No quería
entras sentía que sus que fuera mientras revisábamos registros de niños secuestrados. Y no quería
que fuera en la escena de un crimen.
omento en que te vi —Te quiero mucho —susurré, con mis labios justo encima de su oreja.
ilusión de que me —Yo también te quiero —me dijo Quin, antes de aflojar levemente
spirar estas semanas nuestro abrazo.
Nos separamos despacio y con dolor. Me costó muchísimo despegarme de
ella.
o contra los míos. Al —Si tu madre todavía vive, la encontraremos. Te lo prometo —me dijo.
amente. Mientras lo Le creía. Si había alguien en el mundo que podía resolverlo, era Quin.
dedos por su cabello —Gracias —le dije, mientras luchaba por apartar mis ojos de ella—.
Calentaré la pizza.
inclinaba la cabeza, —Gracias. Seguiré con la búsqueda.
se tocaron, sentí un Nos quedamos en silencio por un rato después de eso. Yo estaba callado
porque la cabeza me daba vueltas. No estaba seguro de por qué ella tampoco
a, y ambas lenguashablaba. Pero, cada tanto, levantaba la mirada y me sorprendía mirándola. No
igueo me recorrió el sabía por qué no podía sostenerle la mirada.
Me sentía como un adolescente nervioso cuando estaba con ella. ¿Qué era
mi abrazo y estuve a lo que me hacía? Fuera lo que fuera, no quería que se detuviera.
nos por mi costado, Apoyé la pizza en la mesa en la que Quin estaba sentada, metida en mi
ando el espacio queteléfono. Cuando la olió, miró hacia arriba.
se apretó contra su —No apareces en ninguno de estos registros —dijo, decepcionada.
—¿Estás segura?
tantas ganas de estar —Bueno, no del todo. Pero tienes una característica distintiva que debería
mi pecho, casi pierdohaber sido evidente, incluso cuando eras bebé.
—¿Cuál?
stro en su cabello —Tus hoyuelos —dijo Quin, con una sonrisa—. Tal vez no los tenías
todos. Pero los del mentón suelen estar presentes a lo largo de toda la vida de
era aún más difícil una persona.
—Veo que sabes mucho acerca de hoyuelos —le dije, bromeando.
—le dije, aunque no —Tengo una debilidad —me respondió.
—¿Por los hoyuelos?
zados, con nuestros —No. Por ti —dijo, y logró que me temblaran las piernas.
brazos, me pregunté —Creo que no eres consciente de las habilidades que tienes para
ne. De solo pensarlo,coquetear.
erte en respuesta. —Tal vez solo necesitaba inspiración —dijo. Era exactamente lo que
a que la primera vez necesitaba oír para querer besarla de nuevo.
nificativo. No quería —Entonces… ¿qué hacemos ahora? —le pregunté. Estaba abierto a todo.
strados. Y no quería —Lo mejor sería que fuéramos al hospital, pero hay un problema.
—¿Cuál?
cima de su oreja. —Que no existe.
e aflojar levemente La miré confundido.
—Entonces, ¿la identificación de mi padre era falsa?
simo despegarme de —No lo creo, porque el hospital existió. Hay registros del lugar en línea.
Solo que ya no está. He mirado varios mapas y no aparece en ninguno de
ometo —me dijo. ellos.
verlo, era Quin. —¿Has encontrado la dirección?
mis ojos de ella—. —Sí.
—Deberíamos ir. Aunque sea veré el lugar donde nací. ¿Está cerca?
—¿Una hora y media de viaje te parece cerca?
o. Yo estaba callado Miré el reloj de la cocina.
por qué ella tampoco —Llegaríamos alrededor de las cuatro de la tarde.
endía mirándola. No —Si iremos, deberíamos salir ahora. ¿Vamos a hacerlo?
—No hay ningún motivo para detenernos ahora.
ba con ella. ¿Qué era —¿Crees que existe la posibilidad de que encontremos a tu padre en el
camino? —me preguntó Quin, dubitativa.
ntada, metida en mi —Honestamente, no creo que vuelva a ver a ese hombre, quien quiera que
sea.
ecepcionada. —¿Cómo te hace sentir eso? —me preguntó Quin, con los ojos fijos en mí
—. O sea, sé que no era tu padre biológico, pero de todas formas es quien te
istintiva que deberíacrio.
—Pero tal vez me robó de alguien que me hubiera amado como él no
podía… o no quería.
al vez no los tenías Quin no respondió.
go de toda la vida de —Lo que sé, Quin, es que, si tengo que elegir entre él o ti, te elijo a ti.
Fue difícil escucharme decir eso. Quin tenía razón. Él me había criado. Y,
hasta el momento en que finalmente se había ido, mi peor pesadilla había
sido que se marchara.
Pero luego lo había hecho. Y Quin me había confirmado todo lo que
llevaba mucho tiempo sospechando de él. No sabía quién era el hombre que
es que tienes para había fingido ser mi padre. Mientras permitía que esa idea diera vueltas en mi
cabeza, tuve que preguntarme si alguna vez me había amado.
exactamente lo que Por otro lado, tampoco sabía lo que Quin sentía por mí, pero estaba
bastante seguro de que yo la amaba. Aún más, la necesitaba. Quin era la
taba abierto a todo. persona sin la que no podía vivir, no la que me había hecho sentir que no
valía nada.
Terminamos la pizza, nos subimos a mi camioneta y partimos.
—¿Cómo es posible que no sepas conducir? —le pregunté, para
molestarla.
—Crecí en Manhattan. Nadie necesita un coche allí.
os del lugar en línea. —¿No dijiste que habías pasado los veranos en una isla en las Bahamas?
arece en ninguno de —Sí. Y si esto fuera un carrito de golf, no habría ningún problema. Pero,
como probablemente quieras sobrevivir al viaje, deberías conducir tú. Si eso
no te interesa mucho, podría conducir sin ningún problema.
—No, no. Sobrevivir a un viaje en coche es algo que siempre está entre
. ¿Está cerca? mis deseos.
—Ahí lo tienes. Pero no vayas a decir que no me he ofrecido —dijo,
mirándome con una de sus adorables sonrisas.
Durante la hora y media de viaje en coche, le hice muchas de las preguntas
que antes no había podido hacerle.
—¿Alguna vez has tenido un novio?
mos a tu padre en el —No. ¿Qué hay de ti? ¿Saliste con alguien antes de Tasha?
—Con algunas. Salí con una chica en mi primer año de universidad. No
bre, quien quiera que duramos mucho. Y en el instituto estuve con un par de chicas, pero nada muy
serio.
n los ojos fijos en mí —¿Te has enamorado alguna vez? —me preguntó Quin, sacando la
as formas es quien teartillería pesada.
—Creía que estaba enamorado de Tasha. Y tal vez lo estuve en algún
amado como él nomomento. Ahora me resulta difícil verlo. Definitivamente sentía algo por ella.
Pero me pregunto si lo que sentía por ella califica…
—¿Si califica como amor?
o ti, te elijo a ti. —Claro. O sea, algo sentía, pero no sé si… Digamos que tengo razones
me había criado. Y,para reconsiderar las cosas.
peor pesadilla había —Entiendo —dijo Quin, sin preguntar más.
—¿Qué hay de ti? ¿Te has enamorado alguna vez?
irmado todo lo que —Creía que sí.
n era el hombre que —¿En serio? —le pregunté, sorprendido.
a diera vueltas en mi —Era un verdadero príncipe.
—Era un buen tío, ¿eh?
por mí, pero estaba —No. Quiero decir que era un príncipe, uno de verdad. Sin embargo, creo
. Quin era laque él no me veía de esa manera. Y era mucho mayor que yo.
hecho sentir que no —¿Cuántos años mayor? —le pregunté. No me lo esperaba.
—No lo sé.
—Dime. ¿Era diez años mayor o algo así?
—le pregunté, para —Probablemente alrededor de quince años mayor. Era un gran tipo. Me
parecía que teníamos mucho en común.
—¿Te parecía que tenías mucho en común con un príncipe?
a en las Bahamas? —Algunas cosas.
gún problema. Pero, Luego de eso, cambié de tema. Quin creía que tenía mucho en común con
s conducir tú. Si esoun príncipe… ¿Qué significaba eso para nosotros? Yo estaba muy lejos de ser
un príncipe.
e siempre está entre Había crecido en una cabaña pequeña, en el medio de la nada, me había
criado un tío que probablemente me había secuestrado y ahora apenas me
he ofrecido —dijo, alcanzaba para comprar comida. ¿Teníamos alguna oportunidad de que las
cosas funcionaran entre nosotros? Comenzaba a pensar que no muchas.
chas de las preguntas —Nos estamos acercando —dijo Quin, que miraba los árboles mientras
pasaban por la ventanilla.
—¿Cómo lo sabes? ¿Es uno de tus superpoderes?
—No. Por los carteles de kilometraje. Se corresponden con las
de universidad. No direcciones.
hicas, pero nada muy —No lo sabía.
—No pasa en todos los estados, y a veces tampoco es constante a lo largo
ó Quin, sacando lade un mismo estado.
—No pareciera haber mucho aquí —dije, mientras observaba la carretera
lo estuve en algúnvacía bordeada de árboles que tenía delante.
e sentía algo por ella. —Estamos cerca. Espera, dobla ahí —dijo Quin, y me señaló una apertura
entre los árboles que apenas podría considerarse un camino.
Giré y, no mucho después, un edificio deteriorado de dos plantas apareció
s que tengo razonesa la vista. Era de color blanco grisáceo y parecía una escuela. Las ventanas,
que eran muchas, estaban tapiadas y más de una tenía pintadas.
—«Hospital del Condado de Falls». —Quin leyó el cartel sobre la entrada
principal— Aquí es donde trabajaba.
—Y podría ser el lugar donde nací.
—Es una posibilidad.
—Entonces, ¿por qué hemos venido aquí, detective?
—No lo sé. Pensé que, de pie frente a él, sabríamos qué hacer a
d. Sin embargo, creocontinuación.
Quin y yo bajamos de la camioneta y miramos el edificio.
—No debe quedar ningún registro dentro, ¿verdad? —le pregunté.
—No. Los expedientes médicos son información sensible. Debe haber
sido lo primero que se llevaron.
ra un gran tipo. Me —Entonces no sé qué podemos encontrar aquí —le dije.
—Yo tampoco. Pero supongamos que este es el lugar donde naciste. Lo
más probable es que fuera el hospital más cercano a la casa de tu madre,
¿verdad?
mucho en común con —Tal vez estaba de viaje y se cruzó con este hospital cuando comenzó
aba muy lejos de sercon el trabajo de parto. Esa podría ser la razón por la que no sabían su
nombre.
de la nada, me había —Es una posibilidad. Pero la mayoría de las mujeres, cuando están al final
y ahora apenas medel tercer trimestre del embarazo, no tienen muchas ganas de salir de viaje.
ortunidad de que las Creo que lo más probable es que este haya sido el hospital más cercano a su
ue no muchas. hogar.
los árboles mientras —Muy bien. ¿Y qué significa eso?
—Significa que vino de alguno de los pueblos cercanos.
—Has visto el mapa. Aquí no hay nada más que extensas carreteras y
responden con las árboles.
Quin me miró.
—Deberíamos dar una vuelta.
constante a lo largo —Bien —le dije, porque no quería contradecirla.
Los ojos de Quin se movían como si su cerebro estuviera funcionando a
bservaba la carretera toda marcha. Regresamos a la camioneta y dimos la vuelta en el camino de
entrada hacia la carretera vacía.
e señaló una apertura —¿Para qué lado vamos? —le pregunté.
—De camino aquí, ya hemos visto lo que hay. Sigamos avanzando por
dos plantas apareció esta ruta —dijo Quin, totalmente absorta en sus pensamientos.
cuela. Las ventanas, Hasta ese momento, no me había dado cuenta de lo interesante que podría
ser ver a alguien pensar. La observaba cada vez que podía, y la veía
artel sobre la entradaescudriñar cada árbol y cada curva del camino en busca de pruebas. Era mi
chica la que lo estaba haciendo. Sabía que no podía llamarla «mi chica» de
manera oficial, pero me excitaba pensarlo.
Cuando nos acercamos a una carretera que salía a la izquierda, la miró
intensamente.
íamos qué hacer a —¿Qué sucede?
—¿A dónde crees que va? ¿Por qué el condado abriría una carretera ahí?
No es lo suficientemente grande para ser un camino directo a una autopista.
El condado tuvo que poner el dinero, lo que significa que hubo una buena
ensible. Debe haberrazón que convenció a los miembros del comité de presupuesto. Vayamos por
ahí —decidió.
Hice lo que me dijo. Por un largo tramo, la carretera era idéntica a la que
ar donde naciste. Lohabíamos dejado atrás. Sin embargo, estábamos subiendo. Y, muy pronto,
a casa de tu madre,ambos deseábamos haber traído nuestras chaquetas.
Cuando vimos nieve en el suelo, supimos que habíamos llegado a las
tal cuando comenzó Grandes Montañas Humeantes.
a que no sabían su —Es hermoso —dije, asombrado por cómo el sol del atardecer proyectaba
sombras detrás de los árboles cubiertos de nieve que se extendían como olas a
cuando están al finallo lejos.
nas de salir de viaje. —¿Qué cosa? Ah, sí —dijo Quin, mientras observaba por un instante el
tal más cercano a subosque en lugar de los árboles.
—¿Te imaginas ver esto todos los días? Sería increíble, ¿o no? —
pregunté. Creía que estaba hablando con Quin, pero me di cuenta de que
hablaba solo.
xtensas carreteras y —¡Ahí! ¡Mira!
—¿«Bienvenido a Snowy Falls»? Eso sí que es estar fuera del mapa. Este
lugar literalmente no aparece en ningún lado. ¿Crees que todavía vive alguien
ahí?
—Hay una sola forma de averiguarlo —dijo Quin, con una sonrisa.
viera funcionando a Continuamos por la carretera durante un kilómetro más y nos acercamos a
elta en el camino delo que parecía ser un muro deteriorado a ambos lados del camino.
—¿Es un muro? ¿Crees que es propiedad privada?
—Existe la posibilidad de que haya sido propiedad privada. Pero, si
amos avanzando portodavía lo es, no se están ocupando de la seguridad. El muro solo se extiende
por tres metros.
teresante que podría —Pareciera que solía ser más largo.
ue podía, y la veía —Mira todos esos escombros. Pareciera que nadie lo ha reparado en la
a de pruebas. Era miúltima década.
marla «mi chica» de —¿Crees que deberíamos continuar? —le pregunté. Dudaba de nuestra
decisión.
a izquierda, la miró —Si no quisieran que estuviéramos aquí, ¿por qué pondrían un cartel de
bienvenida?
—Buen punto —dije, y aceleré. En seguida vimos los primeros edificios.
ía una carretera ahí? Era un verdadero pueblo en funcionamiento. Y había más señales de vida
ecto a una autopista.de las que me hubiera imaginado. Aunque el pueblo era pequeño, había una
que hubo una buenagasolinera, un restaurante y lo que parecía una tienda atendida por sus
puesto. Vayamos pordueños.
—¿Qué hacemos? —le pregunté a la detective, que estaba escudriñando la
era idéntica a la que ciudad con la misma intensidad que todo lo anterior.
ndo. Y, muy pronto, —¿Entramos y saludamos?
—¿Quieres socializar? ¿Tú? ¿La tía a la que tuve que obligar a ir a una
íamos llegado a lasfiesta? —dije, divertido.
—Aquí, en alguna parte, podrían estar las respuestas a los interrogantes
atardecer proyectabasobre tu pasado. No quiero crearte expectativas irreales. Pero puede que tu
xtendían como olas amadre haya vivido en este pueblo. Es posible que todavía lo haga.
El dolor se apoderó de mi pecho al escuchar las palabras de Quin. Tenía
ba por un instante elrazón. Si mi padre trabajaba en el hospital, y ese hospital era el más cercano,
existía la posibilidad de que ella viviera ahí. Mi corazón latía con fuerza ante
ncreíble, ¿o no? — la posibilidad.
me di cuenta de que —¿A dónde vamos?
—¿Qué te parece si vemos si en la tienda venden abrigos?
Aparqué la camioneta frente al pintoresco edificio de madera y tomé un
fuera del mapa. Esterespiro.
todavía vive alguien —¿Te encuentras bien? —me preguntó Quin, mientras me observaba
mirando fijo el edificio.
una sonrisa. —Es un poco abrumador.
ás y nos acercamos a —No quiero que te hagas ilusiones. Podría ser solo otro pueblo en el
medio de la nada.
—Sí. O podría ser el lugar donde descubra lo que llevo toda la vida
ad privada. Pero, sipreguntándome.
muro solo se extiende —También podría ser eso. Pero no debemos esperar que lo sea.
—Tienes razón. Necesito controlarme. Vale, estoy bien.
Cuando abandonamos la comodidad de la camioneta calefaccionada, nos
o ha reparado en la golpeó el frío de la tarde. Yo tenía un poco de músculo que me mantenía
caliente, pero podía ver que el aire frío atravesaba a Quin como un cuchillo.
Dudaba de nuestraLa puerta estaba a unos pocos metros, pero rápidamente pasé mis brazos
alrededor de ella para abrigarla. Era la primera vez que la sostenía así. Me
ondrían un cartel deexcité de inmediato.
Al entrar en la tienda, no me apresuré a soltarla. Sonó una campana
primeros edificios. cuando cruzamos la puerta. Mientras yo seguía abrazando a Quin, se acercó
más señales de vidaun hombre corpulento, de piel oscura y rostro amable.
pequeño, había una —¿Cómo puedo ayudaros? —nos preguntó. La manera en la que lo dijo
da atendida por susme hizo preguntarme si era gay.
—Hola. ¿Vende chaquetas? —le pregunté, sin pensar en que Quin todavía
taba escudriñando laestaba en mis brazos y que había algo inusual en ello.
—Tenemos algunas. Están por aquí —dijo, y nos guio hasta un extremo de
la pequeña tienda—. ¿Habéis venido a ver las cascadas?
ue obligar a ir a una —¿Las cascadas? —preguntó Quin, mientras sostenía mis brazos y no me
permitía soltarla.
s a los interrogantes —Claro. Hay unas cascadas a unos kilómetros de distancia. Ofrecen una
. Pero puede que tuvista increíble en esta época del año.
—Apuesto a que sí —respondí—. Quin, eso suena increíble.
bras de Quin. Tenía —Deberíais echarles un vistazo. Desafortunadamente, está oscureciendo,
l era el más cercano,por lo que no creo que queráis ir esta noche.
latía con fuerza ante —Suena muy bien. Pero solo estamos de paso. Y tenemos un largo viaje
de regreso —dijo Quin, como si tuviera un plan.
—Podéis quedaros a pasar la noche. Hay un hostal cerca.
—Tal vez vayamos a verlo. Pero, en realidad, queríamos saber sobre la
e madera y tomé unhistoria del pueblo. ¿Hace cuánto que existe? —le preguntó Quin, de forma
casual.
ntras me observaba —¿El pueblo? Desde los años veinte. Comenzó como un centro donde se
destilaba whisky ilegalmente durante la Ley Seca.
—¿En serio? —le pregunté, intrigado.
o otro pueblo en el —Sí, la historia es muy interesante. Pero Sonya les puede contar más. Es
la encargada del hostal y es la historiadora no oficial del pueblo. Mi esposo
e llevo toda la vidatambién sabe bastante, pero Sonya disfruta hablando del tema. Tom puede ser
un poco gruñón a veces. ¿Estáis casados?
En ese momento, solté a Quin. No sabía por qué. La idea del matrimonio
no me asustaba. Y podía considera la idea de pasar la vida con Quin. Pero tal
calefaccionada, nos vez no estaba listo para que me preguntaran algo así, ya que Quin y yo
lo que me mantenía todavía estábamos viendo qué sucedía entre nosotros.
in como un cuchillo. —No —dije, para que Quin no tuviera que hacerlo—. Somos amigos.
nte pasé mis brazos —Buenos amigos —agregó Quin, lo que me hizo sentir un cosquilleo.
e la sostenía así. Me —¿Cómo os habéis conocido?
—Ambos vamos a la Universidad de East Tennessee. Ella es la tutora
Sonó una campanabrillante. Yo soy el atleta tonto —dije, con una sonrisa.
do a Quin, se acercó —Lo entiendo. En nuestro matrimonio, Tom es el brillante. Es médico.
Creo que es importante encontrar a alguien que esté fuera de tu alcance —
era en la que lo dijo dijo, y me guiñó un ojo.
Me eché a reír.
en que Quin todavía —Definitivamente Quin está fuera de mi alcance.
—Eso no es cierto —objetó Quin—. Tú estás fuera de mi alcance. Eres el
hasta un extremo demariscal de campo estrella…
—Ya no más —le dije a nuestro nuevo amigo, mientras señalaba mi
mis brazos y no me pierna enyesada.
—Oh… —exclamó, mirándola—. Creo que tenemos unas muletas por
stancia. Ofrecen unaaquí en alguna parte. Si las necesita, las buscaré. Me las puede devolver antes
de irte.
—¡Vaya! Gracias. Creo que está empezando a dolerme un poco.
e, está oscureciendo, —Iré a buscarlas —dijo en seguida, y se dirigió a la parte trasera de la
tienda.
nemos un largo viaje —Es muy amable —le dije a Quin.
—Sí, lo es. ¿Crees que deberíamos quedarnos?
—¿No has dicho que deberíamos regresar?
amos saber sobre la —Solo quería ver qué información nos daba. Claramente quiere que nos
untó Quin, de formaquedemos.
—Aquí están —dijo el hombre enseguida, acercándose a nosotros.
o un centro donde se —¡Gracias! —le dije, mientras tomaba las muleta y me apoyaba en ellas.
—Nos llevaremos estas chaquetas —dijo Quin, y se las entregó a nuestro
amigo.
uede contar más. Es —¡Oh! Creo que no puedo…
el pueblo. Mi esposo Quin me interrumpió:
ema. Tom puede ser —Yo me encargo.
—¿Estás segura?
idea del matrimonio —Por supuesto. No te preocupes. Tal vez se te ocurra alguna forma de
da con Quin. Pero talcompensarme —dijo, sonriendo.
ya que Quin y yo —Tal vez —respondí.
Sí, estaba coqueteando bien. Tuve que meterme la mano en el bolsillo para
Somos amigos. ocultar lo bien que lo estaba haciendo.
ir un cosquilleo. —Lo siento, ¿cuál es tu nombre? —le preguntó Quin, mientras se
acercaba a la caja registradora.
ee. Ella es la tutora —Glen
—Glen de la tienda. Muy bien.
brillante. Es médico. —¿Y vosotros sois…? —nos preguntó Glen.
era de tu alcance — —Yo soy Quin y él es Cage.
—Encantado de conoceros.
—De hecho, creemos que Cage tiene familia cerca de aquí.
—¿En serio? ¿En dónde?
e mi alcance. Eres el —No estamos seguros —respondió Quin.
—Es un muy buen lugar para tener familia —dijo Glen, con una sonrisa.
ientras señalaba mi —¿Hay alguien de apellido Rucker en el pueblo?
—¿Rucker? No que yo sepa. ¿Es el apellido de casada de alguien?
os unas muletas por —Es el apellido de su padre. Su padre adoptivo. Creemos que Cage nació
puede devolver antesen el Hospital del Condado de Falls.
—Claro. Ese lugar cerró hace unos diez años. Fue una pena. Ahora, Tom
es el único médico en ochenta kilómetros a la redonda.
a parte trasera de la —¡Vaya! No puedo imaginarlo —dijo Quin, con sinceridad.
—Lo mantiene ocupado. Entonces, ¿queréis las indicaciones para llegar al
hostal?
Quin me miró como si todavía estuviera considerándolo. Sabía que no
dependía de mí. Aunque quisiera, no podría pagarlo.
mente quiere que nos —Seguro, ¿por qué no? —dijo, con una sonrisa.
—¡Perfecto! Sonya es la encargada del lugar. Le gusta que la llamen
«doctora Sonya», probablemente porque Tom lo odia. No es doctora en
e apoyaba en ellas. medicina —nos aclaró—. Y yo le repito una y otra vez que no hace falta que
as entregó a nuestro lo seas para que te llamen «doctor». Pero es un cascarrabias —dijo Glen, con
una sonrisa.
Nos pusimos las chaquetas y regresamos a la camioneta, sintiéndonos muy
bien acerca del pueblo. Glen nos había causado una gran primera impresión.
El hostal estaba a un poco menos de un kilómetro. Era fácil imaginar que
un paseo por el pueblo sería una experiencia relajante. Ya era de noche, pero,
rra alguna forma de incluso en la oscuridad, parecía una postal.
El hostal era claramente uno de los lugares destacados. Estaba en una
granja restaurada y parecía costoso. Una gran galería rodeaba el exterior
no en el bolsillo pararecubierto con tejas de color marrón oscuro. Unos pocos escalones conducían
a la entrada.
Quin, mientras se De pie frente a la puerta principal había una mujer menuda de unos
sesenta años que no llevaba chaqueta. Tenía que estar helada y se abrazaba a
sí misma en busca de calor.
—¡Bienvenidos! —nos dijo la mujer, con una sonrisa encantadora.
—Hola —le respondí, mientras esperaba que Quin descendiera para
pasarle un brazo alrededor de los hombros y acercarnos. Si todos iban a creer
que éramos una pareja y Quin iba a seguirles el juego, yo lo aprovecharía al
máximo.
—Glen me avisó que vendríais. ¡Entrad, entrad! Hace frío fuera.
Al ingresar, el interior no me decepcionó. Era pintoresco, estaba limpio y
n, con una sonrisa. muy bien organizado. Los pisos y las paredes de la entrada eran de madera
del color de la miel oscura. Los sofás de la sala eran de color beige con
estampado floral y parecían cómodos. Y las pequeñas mesas alineadas en la
mos que Cage nacióhabitación eran de madera oscura y elegantes.
—Este lugar está fuera de nuestro presupuesto —le susurré a Quin, antes
a pena. Ahora, Tom de recordar que veraneaba en una isla privada—. Bueno, fuera de
presupuesto.
—No te preocupes —me respondió, y lo decía en serio—. Esta es la
aciones para llegar alventaja de haberme pasado la vida con miedo a que me secuestraran. Déjame
compartirla contigo —dijo, con una sonrisa.
ndolo. Sabía que no Me puso incómodo que pagara por la habitación sin que yo pudiera
ayudar. Pero sabía que las alternativas que teníamos eran conducir dos horas
de regreso o dormir en mi camioneta. No quería que Quin sufriera para no
gusta que la llamenherir mi orgullo.
. No es doctora en —Está bien —le dije, porque sabía que los problemas estaban solo en mi
que no hace falta quecabeza.
bias —dijo Glen, con —Glen me ha dicho que habéis venido a ver las cascadas —dijo la
enérgica mujer, que tenía un leve acento jamaicano.
ta, sintiéndonos muy —¿Quin? —dije. No estaba seguro de qué diría.
primera impresión. —En realidad, estamos investigando sobre la familia de Cage.
a fácil imaginar que —¿En serio? ¿Tienes familia en la zona? —me preguntó, con los ojos
a era de noche, pero,verdes enfocados en mí.
—No lo sabemos. Creemos que sí, pero no sabemos casi nada.
ados. Estaba en una —Bueno, ¿sabéis que este pueblo solía ser una guarida de piratas?
rodeaba el exterior —¿Piratas? —le pregunté.
escalones conducían —No de los que navegaban por el mar, sino de los que andaban por tierra.
Un hombre fundó el pueblo y luego invitó a sus amigos, con los que destilaba
er menuda de unos whisky ilegalmente, a instalarse para reducir el costo de distribución. Y fue
lada y se abrazaba aun éxito.
—¿En serio? ¡Vaya! —exclamé, fascinado.
encantadora. —¿Habéis visto el muro al ingresar al pueblo?
n descendiera para —Sí, lo hemos visto —respondí.
Si todos iban a creer —Solía rodearlo todo. La escuela funcionaba como destilería y almacén.
yo lo aprovecharía alEn la tienda de Glen estaba la oficina financiera. Podría pedirle a Titus que os
haga un recorrido por la mañana si queréis.
—¿Titus? —preguntó Quin.
sco, estaba limpio y —Tiene vuestra edad. Es un gran chico. Os va a encantar. Le avisaré.
rada eran de madera En ese momento, apareció alguien bajando por las escaleras. Tenía el
de color beige conmismo cabello oscuro y brillante que la doctora Sonya y su complexión
mesas alineadas en la pequeña. Parecía tener diecisiete años, o tal vez menos. Y no tenía nada de la
energía y la chispa de Sonya.
usurré a Quin, antes —Mamá, ¿sabes dónde están mis tenis? No los encuentro —dijo,
Bueno, fuera de mimirándonos intensamente a nosotros.
—Si cuando te los quitas, los guardas en el mismo lugar, no tendrás que
serio—. Esta es la buscarlos día por medio —dijo Sonya, con un cansancio típico de madre en
ecuestraran. Déjamesu voz.
—¡Mamá! —dijo, avergonzado.
sin que yo pudiera —Te ayudaré a buscarlos más tarde. ¿Por qué no preparas la habitación
n conducir dos horasnúmero 2 para nuestros huéspedes? Lo siento, ¿cómo os llamáis?
uin sufriera para no —Yo soy Cage y ella es Quin.
—Ya sabéis mi nombre. Y él es Cali, mi hijo.
s estaban solo en mi —Hola —dijo, con una sonrisa tímida. El chico nos miraba fascinado. Me
parecía que su intención no era ser grosero.
cascadas —dijo la —¿Cali? Ahora —dijo su madre, y lo envió de regreso al piso de arriba.
Sonya puso los ojos en blanco como diciendo: «Adolescentes, ¿verdad?».
—Todos sois muy amables aquí —le dije y, finalmente, solté a Quin.
—Es un pueblo muy amigable —confirmó la doctora Sonya.
eguntó, con los ojos —¿Llevas mucho tiempo viviendo en el pueblo? —le preguntó Quin, de
nuevo en modo detective.
—Llegué aquí tres años antes de que naciera Cali. Me fascinaba la
historia.
—Entonces, ¿hace unos veinte años?
e andaban por tierra. —En junio serán veinte —dijo Sonya, con una sonrisa—. El tiempo vuela,
con los que destilaba ¿verdad?
e distribución. Y fue —No sabes nada acerca de una madre que haya muerto durante el parto o
algún bebé que haya desaparecido hace veintiún o veintidós años, ¿verdad?
—Oh, Dios mío, no. Eso fue antes de que yo llegara, pero es un pueblo
pequeño. Los chismes perduran. Sin embargo, no he escuchado nada de eso.
¿Es lo que estáis buscando?
destilería y almacén. —Es una teoría sobre la que estamos trabajando —dijo Quin, muy
edirle a Titus que os profesional.
—¿Una teoría sobre la que estáis trabajando? ¡Estáis tratando de resolver
un misterio! —dijo Sonya, entusiasmada.
tar. Le avisaré. —Es la idea —agregó Quin.
escaleras. Tenía el —¡Qué emocionante! No es el tipo de cosas que una suele preguntarle a la
ya y su complexióngente, pero veré qué puedo averiguar.
Y no tenía nada de la —¿Podrías hacerlo? Sería maravilloso. Creemos que dio a luz en el
Hospital del Condado de Falls.
s encuentro —dijo, —Estaré atenta —dijo, encantada.
—La habitación está lista —dijo Cali, de nuevo en las escaleras.
ugar, no tendrás que —Cali os llevará a vuestra habitación. No sé si habréis comido, pero el
o típico de madre enrestaurante que está al lado de la tienda de Glen está abierto hasta las nueve.
—Gracias. Daremos una vuelta por ahí —le dije. Me sentía como en casa.
Cuando estaba al pie de las escaleras, me detuve.
eparas la habitación —Me acabo de dar cuenta de que me he dejado las muletas en la
camioneta.
—¿Quieres que vaya a buscarlas? —se ofreció Quin.
—Creo que estoy bien —le dije. Extendí una mano hacia Quin y me tomé
miraba fascinado. Mede la barandilla con la otra.
Cali nos esperaba al final de las escaleras. Tan pronto como llegamos, nos
o al piso de arriba. preguntó:
scentes, ¿verdad?». —¿De dónde sois?
e, solté a Quin. —Vamos a la Universidad de East Tennessee —le dije.
—Pensaba inscribirme ahí.
e preguntó Quin, de —Deberías. ¿Estás en el último año del instituto? ¿O en el anteúltimo?
—En el anteúltimo —dijo, mirándonos con un gesto travieso.
li. Me fascinaba la —Es una buena universidad —le dije, en un intento de librarme de su
mirada, que nuevamente se había fijado en nosotros—. ¿Esta es la
habitación?
—. El tiempo vuela, —Sí. Si necesitáis algo, hacédmelo saber —dijo, con torpeza.
—Creo que Titus nos va a hacer un recorrido por el pueblo mañana —le
to durante el parto odije.
ós años, ¿verdad? —Ah —dijo, decepcionado.
a, pero es un pueblo —¿Hay algo en particular que debamos ver?
uchado nada de eso. —Las cascadas son geniales —dijo, sonriendo de nuevo.
—Las visitaremos.
—dijo Quin, muy Cali no se marchaba.
—Vale. Gracias por mostrarnos la habitación.
tratando de resolver —Sí. Estoy al final del pasillo si necesitáis algo.
—Entendido —le agradecí, con una sonrisa.
Cuando se alejó, entramos y cerramos la puerta detrás de nosotros.
uele preguntarle a la —Creo que alguien está enamorado —le dije a Quin, que me miró
divertida.
ue dio a luz en el —Sí, no podía dejar de mirarte.
—¿Estás celosa?
—¿Debería estarlo? —me preguntó, con una sonrisa.
—Nunca tendrás que preocuparte de que yo quiera estar con alguien que
réis comido, pero elno seas tú —le dije. Quin sonrió—. Además, lo que quería decir era que está
rto hasta las nueve. enamorado de ti.
entía como en casa. —¿Qué dices? —me preguntó Quin, que no se lo esperaba.
—¿No te has dado cuenta? Me miraba a mí porque, cada vez que te
las muletas en lamiraba a ti, se sonrojaba.
—¿En serio?
—Quin, ¿cómo no te has dado cuenta? Eres la persona más observadora
acia Quin y me toméque conozco.
—Supongo que no capto esas cosas —me dijo, como si se estuviera dando
como llegamos, noscuenta.
—¿Qué te parece? ¿Crees que es posible que mi madre sea de aquí?
—Todavía no lo sé. Es posible.
Nos quedamos en silencio y ambos dirigimos la atención a la única cama
que había, que era grande.
en el anteúltimo? —Todo el mundo cree que somos novios —le dije, para romper el
momento incómodo.
o de librarme de su —¿Y lo somos?
ros—. ¿Esta es la Me quedé mirando a Quin.
—¿Quieres que lo seamos?
—Te he dicho lo que siento por ti —dijo Quin, tímida.
pueblo mañana —le —Y he sido quien te ha besado —le recordé.
—Entonces, ¿lo somos? —me preguntó de nuevo.
—Yo quiero ser tu novio.
No aclaré que quería serlo por el resto de mi vida.
—Yo también quiero ser tu novia.
Sonreí al escuchar sus palabras.
—Entonces, supongo que somos novios.
—Supongo que sí —dijo Quin, y me ofreció una sonrisa que me hizo
sentir muy bien—. ¿Qué hacemos ahora?
—¿Qué te parece si comemos algo? Ha pasado bastante desde la pizza.
—Vale. Y luego, ¿qué haremos? —me preguntó, levemente sonrojada.
Quin, que me miró —¿Qué quieres hacer después?
—No lo sé. Lo que tú quieras —dijo Quin, e hizo que se me pusiera dura
de nuevo.
Sabía lo que quería hacer. Pero no estaba seguro de si ella estaría lista para
eso.
star con alguien que —Improvisaremos —le dije. Me sentía borracho de excitación.
ría decir era que está —Vale —dijo, roja como un tomate.
Salimos de la habitación, nos subimos a la camioneta y nos dirigimos al
restaurante. Yo temblaba con la excitación de pensar en lo que tal vez
ue, cada vez que teharíamos al regresar.
Aparcamos frente al negocio y miramos por las grandes ventanas mientras
nos acercábamos. Era como todos los restaurantes de pueblos pequeños.
na más observadora Había muestras del paso del tiempo, pero el lugar estaba limpio. Por la
decoración, parecía que funcionaba desde los años sesenta. Y no había otros
si se estuviera dandocomensales dentro.
—Podéis sentaros donde queráis. Estaré con vosotros en un segundo —
e sea de aquí? nos gritó un hombre corpulento desde la cocina cuando entramos.
—Supongo que podemos sentarnos en cualquier lado —repetí. Tomé a
ción a la única cama Quin de la mano y la llevé a una mesa contra la pared, perpendicular a las
ventanas.
ije, para romper el —Nunca te he preguntado si comes de todo. Creo que es algo que tu novio
debería saber —dije. Me encantaba cómo sonaba.
—Trato de comer sano, pero recuerda que he llenado tu congelador con
pizzas congeladas y helado. Y la mayor parte de eso en verdad era para mí.
Así que…
Me eché a reír.
—Entendido.
Quin tenía los brazos relajados sobre la mesa frente a nosotros y se
inclinaba hacia mí. Me incliné hacia delante y envolví sus manos con las
mías. Me encantaba sostener sus suaves manos. Eran bastante más pequeñas
que las mías.
Mi mente se disparó a las otras partes de su cuerpo que tal vez acariciaría
más tarde. Estaba a punto de decirle lo que estaba pensando cuando el
onrisa que me hizohombre corpulento de la cocina apareció frente a nosotros y nos entregó los
menús. Solté las manos de Quin y tomé la carta plastificada.
te desde la pizza. —Se nos acabó todo menos el pollo frito, las hamburguesas y los
mente sonrojada. sándwiches. Puede que tampoco tengamos jamón, tendría que corroborarlo
—dijo, y se quedó por si teníamos preguntas.
e se me pusiera dura —Si estás lista para ordenar, yo ya sé lo que quiero. Me muero de hambre.
—Una hamburguesa con papas fritas, por favor —pidió Quin,
ella estaría lista paradevolviéndole el menú al hombre corpulento con una barba de cuatro días.
—Lo mismo para mí —le dije, y también le entregué la carta. Quería
continuar donde lo había dejado—. Me has dicho que no has tenido novio.
¿Has hecho algo con un chico alguna vez? —le pregunté, y sentí que mi polla
a y nos dirigimos aldura latía.
en lo que tal vez —Nada —respondió Quin, resplandeciente.
—¿Nada de nada?
es ventanas mientras —No. ¿Estás decepcionado?
pueblos pequeños. —¿Por qué estaría decepcionado?
taba limpio. Por la —No lo sé. Porque tal vez las cosas serían más fáciles si lo hubiera hecho.
ta. Y no había otros —Bueno, yo tampoco he hecho nada con un chico, por si te hace sentir
mejor —bromeé.
s en un segundo — —No sé si me hace sentir mejor —me respondió, divertida.
—Nunca he pensado en hacer algo con un tío, pero sí he pensado en hacer
do —repetí. Tomé a cosas contigo.
perpendicular a las Quin se sonrojó.
—¿Qué te has imaginado?
es algo que tu novio Tomé sus manos de nuevo.
—Déjame pensar… He fantaseado con besarte.
o tu congelador con —Yo también he fantaseado con eso —dijo, con una sonrisa.
verdad era para mí. —He fantaseado con desnudarte lentamente y besarte… ahí —dije,
sugerente.
—¿En dónde?
—Ya sabes dónde. He fantaseado con bajar mi mano por tu cuerpo y
nte a nosotros y se agarrarte —dije, inclinándome hacia adelante—. He fantaseado con meterte
sus manos con las en mi boca. He fantaseado con pasar mi lengua por tu coño y con hacerte
stante más pequeñasestremecer.
—Yo también.
ue tal vez acariciaría Quin me miraba fijo. Sus mejillas estaban rojas. Yo la miraba a los ojos y
pensando cuando el no quería volver a mirar ninguna otra cosa. Cuando no pude seguir
os y nos entregó los resistiéndome, me incliné más sobre la mesa y la besé. Nuestras bocas se
posaron una en la otra, y sentí un escalofrío en la columna vertebral. El beso
hamburguesas y loscontinuó hasta que el gruñido de disgusto de alguien arruinó el momento.
ría que corroborarlo Al escucharlo, me volví a sentar sin saber qué sentir. Seguía mirando a
Quin, que supo lo que estaba pensando antes de que dijera nada.
Me muero de hambre. —No hagas nada —me pidió Quin.
vor —pidió Quin, Sabía que tenía razón, pero no soportaba que ella tuviera que pasar por
ba de cuatro días. eso. Y, mientras estuviera cerca de Quin, nadie le faltaría el respeto a ella ni a
gué la carta. Queríanuestra relación.
no has tenido novio. Me volví lentamente, buscando a la persona que había hecho el sonido. El
y sentí que mi polla cocinero estaba de vuelta en la cocina preparando las hamburguesas. Si
hubiera sido él, no hubiéramos podido escucharlo por encima del
chisporroteo de la plancha. Y la única otra persona en el lugar era un chico
joven, con uniforme de ayudante.
Lo miré y me pregunté cuánto tiempo me tomaría molerlo a golpes. No
parecía tener más de veinte años y claramente estaba molesto. Su despeinado
si lo hubiera hecho. cabello rubio oscuro resaltaba su mandíbula increíblemente cuadrada. Esos
por si te hace sentir rasgos angulosos eran un signo de lo delgado y musculoso que era. Y, más
que nada, parecía estar en busca de una pelea. Daba la sensación de que la
había encontrado.
he pensado en hacer —¿Tienes algún problema? —le dije, haciendo que levantara la cabeza y
me mirara.
—¿Qué? —preguntó, y lo usó como excusa para acercarse un poco con su
bandeja.
—Te he preguntado si tienes algún problema —repetí, mientras me
alejaba de la mesa y le mostraba con quién estaba hablando.
Por donde me miraran, yo era un tío grande. Los únicos más grandes que
esarte… ahí —dije,yo eran los jugadores de ciento treinta kilos que se lanzaban sobre mí en el
campo de fútbol. Ni mojado ese niño superaba los ochenta kilos. Sin
embargo, seguía avanzando como si tuviera algo que demostrar.
no por tu cuerpo y —Sí, tengo un problema. Tengo un problema con vosotros.
taseado con meterte —¿Tienes un problema con nosotros? Me encantaría saber cuál es —le
coño y con hacertedije, mientras daba un paso hacia él.
—Cage, no lo hagas.
—Eso, Cage, no lo hagas —se burló, lo que hizo que me hirviera la sangre
a miraba a los ojos y—. La gente como vosotros venís a este pueblo y os creéis que sois los
do no pude seguir dueños del lugar. Creéis que podéis hacer lo que queráis donde queráis.
é. Nuestras bocas seEstamos cansados de sus faltas de respeto.
na vertebral. El beso —Tienes un grave problema mental, ¿sabes? —le dije. Estaba listo para
inó el momento. darle lo que estaba buscando.
r. Seguía mirando a —¿Eso crees? ¡Dilo de nuevo! —soltó, acercando su pecho a pocos
centímetros del mío.
—¡Nero! ¡Ven aquí! —le gritó el cocinero, desde la cocina.
uviera que pasar por El chico dio un paso atrás, pero no apartó la mirada.
el respeto a ella ni a —Te he dicho que traigas tu culo aquí. ¡Ya mismo!
Estaba listo para limpiarle los mocos de un puñetazo. Pero, en lugar de
a hecho el sonido. Elhacer el último movimiento, el chico bajó la mirada y se arrastró de regreso a
s hamburguesas. Si la cocina. Permanecí de pie mientras observaba.
o por encima del —¿Qué haces hablándole así a mis clientes? ¡Te he preguntado qué haces
el lugar era un chicohablándole así a mis clientes! ¡Respóndeme!
—No lo sé —dijo, sin mirar al cocinero a los ojos.
molerlo a golpes. No —Con que no sabes, ¿eh? Entonces saca tu culo de aquí y no regreses
lesto. Su despeinado hasta que lo sepas. ¡Vete! Y te voy a quitar un día de la paga por la escena
ente cuadrada. Esos que has montado.
oso que era. Y, más —¡No he hecho nada! —suplicó el muchacho.
sensación de que la —Has hecho suficiente. Ahora vete antes de que cambie de opinión y te
despida.
evantara la cabeza y El tipo se arrancó el delantal y lo arrojó sobre una mesa antes de clavarme
la mirada mientras se escurría hacía la puerta. Estaba dispuesto a terminar de
carse un poco con sucenar con Quin y encontrármelo fuera si me esperaba. Sin embargo, no lo
hizo. No mucho después, lo vimos desaparecer en la oscuridad de la noche.
repetí, mientras me —Lo siento mucho. Ese chico tiene algunos problemas. Su madre es
complicada. Sigue aquí por ella. Pero quiero aseguraros que todo el mundo es
cos más grandes quebienvenido aquí en Snowy Falls. De hecho, su cena es cortesía de la casa. Y,
aban sobre mí en el de nuevo, os pido disculpas. Lo siento —dijo el cocinero, antes de regresar la
ochenta kilos. Sin atención a nuestra cena.
Me tranquilicé y regresé a la mesa, donde me encontré con la mirada de
Quin.
a saber cuál es —le —¿Cuál era su problema? —le pregunté. Quin me miraba con una
expresión que no podía descifrar. ¿Estaba molesta? ¿Enojaba? No me daba
cuenta.
me hirviera la sangre —Ibas a golpearlo —dijo.
creéis que sois los —Si hubiera sido necesario, sí. No me ha gustado la manera en la que nos
eráis donde queráis. ha hablado —le dije, aunque me daba cuenta de que tal vez había asustado a
la chica que había crecido en un piso de lujo en Nueva York.
je. Estaba listo para Cuando me calmé, estaba a punto de pedirle disculpas por mi reacción,
pero vi una sonrisa que se dibujaba en el rostro de Quin. Me tomó de la mano
su pecho a pocos y me miró a los ojos. No sabía en qué estaba pensando, pero la manera en la
que me miraba me hacía desearla. Quería desnudarla y poseerla en esa misma
mesa. Tuve que hacer un esfuerzo muy grande para no seguir mi impulso.
No mucho después, el cocinero nos trajo la comida y volvió a disculparse.
Las hamburguesas eran exactamente lo que necesitábamos y estaban
o. Pero, en lugar de buenísimas. Luego de haber terminado de cenar, solo podía pensar en lo que
arrastró de regreso aíbamos a hacer a continuación.
—Buenas noches. Espero volver a veros —dijo el cocinero, mientras nos
reguntado qué haces levantábamos para irnos.
—¿Qué haces? —le susurré a Quin, que había sacado un billete de veinte
dólares de la billetera y lo dejaba sobre la mesa—. Ha dicho que las
e aquí y no regreseshamburguesas eran cortesía de la casa.
a paga por la escena —Lo sé, pero somos los únicos clientes. Es una mala noche. No te
preocupes, Cage. Vámonos —me dijo. Dejó el dinero y me guio fuera.
De vuelta en la camioneta, me volví hacia ella.
mbie de opinión y te —Realmente eres una gran chica.
Quin me sonrió tímida y adorable, y me puse a pensar en todas las cosas
sa antes de clavarmeque le iba a hacer. Volví al hostal tan rápido como pude. Por suerte, no había
puesto a terminar desemáforos ni señales de alto en el pueblo. Luego de descender de la
Sin embargo, no locamioneta, cuando estuvimos detrás de la puerta cerrada de nuestra
ridad de la noche. habitación, me quedé mirando a la hermosísima chica que tenía frente a mí y,
emas. Su madre espor fin, me dejé ir.
que todo el mundo es La miré fijo a los ojos y crucé la habitación hacia ella. Con una furia
ortesía de la casa. Y,efervescente, envolví los brazos alrededor de su cuerpo y tomé la parte
, antes de regresar laposterior de su cabeza. Al encontrarme con sus labios, me sentí mareado.
Quería besarla para siempre. Cuando abrió la boca y nuestras lenguas se
tré con la mirada de encontraron, mi cuerpo ardió. La necesitaba.
Rápidamente, le quité la camisa, y mis labios volvieron a acercarse y se
me miraba con una encontraron con su lóbulo. Con los brazos alrededor de su cuerpo, le quité el
nojaba? No me daba sujetador. Mientras pasaba mi lengua por el borde de su oreja, Quin gimió.
Cuando la introduje y toqué la parte exterior de su oído, lanzó una risita.
Volví a mordisquearle el lóbulo y luego lamí el lugar donde su barbilla se
manera en la que nosencontraba con su cuello. Quería probar cada parte de ella. Besé su piel suave
vez había asustado a para conseguirlo. Quería conocer cada centímetro de su cuerpo. Me detuve en
su clavícula marcada, me agaché, la tomé en mis brazos y la llevé a la cama.
pas por mi reacción, Me encantaba tenerla en mis brazos. De esa forma la llevaría a través del
Me tomó de la mano umbral cuando llegara el momento. No quería estar lejos de ella nunca más.
pero la manera en laLa acosté en el centro de la cama y me subí encima de ella. Mis muslos
oseerla en esa misma cubrían sus piernas. Se extendió y me quitó la camisa.
guir mi impulso. —¡Guau! —gimió Quin, mirándome.
volvió a disculparse. Que dijera eso de mi cuerpo me volvió loco. Junté sus muñecas y las
tábamos y estabansujeté por encima de su cabeza. Me incliné hacia adelante y la besé. Fue
día pensar en lo queelectrizante. Hizo que cada parte de mí se estremeciera. Me habría quedado
besándola así el resto de la noche si sus pechos suaves y sus pezones erectos
cinero, mientras nos no me hubieran llamado.
Quería abrazar cada parte de ella. Quería saber cómo se sentía acariciarle
o un billete de veintetodo el cuerpo con las yemas de los dedos. Así que terminé ese beso que me
Ha dicho que lashacía temblar las rodillas, me senté y envolví su estrecho tórax con mis
grandes manos.
mala noche. No te Cuando la tomé por los costados, mis pulgares quedaron a unos pocos
me guio fuera. centímetros. Esa sensación me hizo querer protegerla. Hizo que deseara pasar
mi lengua por su areola. Ella gimió mientras lo hacía, así que lo llevé más
lejos y tomé su pezón erecto entre los dientes.
ar en todas las cosas Se volvió loca. Yo la provocaba, y su pecho se elevaba. Cuando pasé al
Por suerte, no había otro pezón, su cuerpo bailó de placer.
de descender de la Bajé las rodillas por el costado de sus piernas y tuve que extender la
cerrada de nuestra barbilla para besar el hueco que se dibujaba debajo de su pecho. Tenía las
e tenía frente a mí y,manos a ambos lados de sus caderas. La tomé con fuerza, y sus jeans se
presionaron contra su piel.
ella. Con una furia Aunque lentamente bajaba besando el estómago de Quin, tenía la cabeza
po y tomé la parte puesta en mis manos. Despacio, rodeé sus curvas y me dirigí hacia la
, me sentí mareado. cremallera. Tenía que tocar su cálida piel. Necesitaba verla. Entonces,
nuestras lenguas se acerqué las manos al botón, lo desabroché, le bajé la cremallera y le quité los
pantalones.
ron a acercarse y se Arrodillado a los pies de la cama, miré a la chica hermosa que yacía en
su cuerpo, le quité elropa interior frente a mí. Me miró, anhelando mis caricias. Su pecho subía y
u oreja, Quin gimió.bajaba a la espera de mi regreso. Cuando me vio posar los ojos en sus bragas,
anzó una risita. se le aceleró la respiración. Era ahí donde me deseaba, y yo le di lo que
donde su barbilla se quería.
a. Besé su piel suave Pasé la mano sobre su coño todavía cubierto una última vez, tomé el
uerpo. Me detuve en elástico de sus bragas y se las bajé. Cuando la vi completamente desnuda,
y la llevé a la cama. perdí el control. Pasé las manos por sus muslos y luego las usé para separarle
llevaría a través dellas piernas. Vi su parte más íntima expuesta y, con la punta de la lengua, le
s de ella nunca más. toqué el clítoris. Cuando sintió el contacto, inhaló.
de ella. Mis muslos No le di la oportunidad de relajarse. Mientras yo estimulaba su lugar de
placer, Quin bajó rápidamente las manos y asió las sábanas. Mientras tiraba
de ellas, yo movía la lengua, haciéndole cosquillas. Apenas si podía respirar.
sus muñecas y las Cuando estuvo lista para trepar por las paredes, hice lo que había querido
lante y la besé. Fuehacer desde la primera vez que me la había imaginado desnuda. Abrí la boca
Me habría quedado y me metí su coño dentro. Sentí el sabor de sus jugos. Me excitó tanto como a
sus pezones erectosella. Tenía el coño de Quin en la boca. Era su parte más sensible y reservada,
y se la estaba masajeando con la lengua.
se sentía acariciarle Yo hacía cada vez más presión, y ella movía la cabeza de un lado al otro.
iné ese beso que meCuando la liberé para cambiar de posición, me tomó de la parte posterior de
echo tórax con mis la cabeza.
—No te detengas —gimió, casi sin aliento.
daron a unos pocos Continué. Hacía presión y sacudía la cabeza mientras sus piernas
zo que deseara pasardanzaban. Ella era una bola de movimientos frenéticos. Le lamí el clítoris
así que lo llevé máshasta que no pudo soportarlo más. Me cogió del cabello y empujó mi rostro
hacia su coño. Tenía los músculos tan tensos que parecía que iban a
aba. Cuando pasé alromperse. El tiempo se detuvo mientras ella se perdía en un orgasmo.
Fue la sensación más maravillosa que había tenido. Yo le había dado eso.
uve que extender laO, al menos, la había ayudado a sentirlo. Su cuerpo se relajó y colapsó,
su pecho. Tenía lasentregado sobre la cama. Yo me alejé y respiré.
erza, y sus jeans se Cuando vi a esa hermosa mujer respirando agitada, sentí que necesitaba
abrazarla. Trepé por su cuerpo y la tomé en mis brazos. Su calor me
Quin, tenía la cabeza acariciaba el pecho. Era increíble tener su cuerpo desnudo entre mis brazos.
me dirigí hacia la La abracé hasta que, sin poder evitarlo, se quedó dormida. La amaba tanto.
ba verla. Entonces, Mientras la miraba, me preguntaba qué había hecho para tener tanta suerte.
mallera y le quité los Quin era el amor de mi vida. No tenía ninguna duda. Y no quería volver a
estar lejos de ella.
ermosa que yacía en
as. Su pecho subía y
s ojos en sus bragas,
a, y yo le di lo que

última vez, tomé el


pletamente desnuda,
as usé para separarle
unta de la lengua, le

imulaba su lugar de
anas. Mientras tiraba
as si podía respirar.
lo que había querido
esnuda. Abrí la boca
excitó tanto como a
sensible y reservada,

a de un lado al otro.
la parte posterior de

ientras sus piernas


. Le lamí el clítoris
y empujó mi rostro
parecía que iban a

Yo le había dado eso.


se relajó y colapsó,
Cuando vi a esa hermosa mujer respirando agitada, sentí que necesitaba
abrazarla. Trepé por su cuerpo y la tomé en mis brazos. Su calor me
acariciaba el pecho. Era increíble tener su cuerpo desnudo entre mis brazos.
La abracé hasta que, sin poder evitarlo, se quedó dormida. La amaba tanto.
Mientras la miraba, me preguntaba qué había hecho para tener tanta suerte.
Quin era el amor de mi vida. No tenía ninguna duda. Y no quería volver a
estar lejos de ella.
Capítulo 13

Quin

Soñé cosas maravillosas después de quedarme dormida en los brazos de


Cage. No había tenido la intención de quedarme dormida. Mientras él me
daba la experiencia sexual más increíble de mi vida, yo pensaba en lo mucho
que quería ver a mi novio desnudo. Deseaba tocar un pene por primera vez.
Pero, más que eso, deseaba sentir esa proximidad con Cage.
Eso no sucedió, por supuesto, porque él había sido demasiado bueno con
la lengua. No, eso sería injusto. La verdad era que había sido demasiado
bueno con todo. Nunca me habían besado así ni en ninguno de todos esos
lugares. Había estado lista para explotar muchísimas veces mientras sus
grandes manos se movían sobre mí. Creo que no haberlo hecho fue el logro
más grande de mi vida.
Sin embargo, sabía lo que quería a continuación. Quería darle una
fracción del placer que él me había dado. Lo quería dentro de mí. Quería que
los dos nos convirtiéramos en uno. No me importaba el cómo. Pero, si que
me comiera el coño podía sentirse tan bien, lo mejor que podía hacer era
darle una mamada.
De solo pensarlo sentí que el calor se propagaba por todo mi cuerpo.
¿Cómo se sentiría sostener su parte más íntima en mis manos? Quería
saberlo.
La idea terminó de despertarme e hice un plan. Quizá lo despertaría
poniendo mis labios alrededor de su erección matutina. Eso es lo que haría
una persona no virgen, ¿verdad? Tenía que serlo.
Ya no sentía sus brazos alrededor de mí y estaba a punto de abrir los ojos e
ir en busca de su cuerpo cuando un golpe en la puerta me despertó
bruscamente. Recordé dónde estaba y mis ojos se abrieron al instante. Miré a
la izquierda y luego encontré a Cage a mi derecha. Él también tenía la cabeza
levantada.
Bueno, ya no podría despertarlo con una mamada. Y, mientras pensaba en
un nuevo plan, oí que un papel crujía. Miré hacia la puerta. Venía de allí.
Alguien estaba deslizando una nota por debajo.
Cage sintió que me movía y giró la cabeza para mirarme.
—Buenos días —le dije, con una sonrisa.
Sus ojos cansados se arrugaron cuando me sonrió a modo de respuesta.
—Buenos días. ¿Cómo has dormido?
—Como un tronco. ¿Y tú?
—He estado un poco inquieto.
—Ha sido porque no te he dado placer, ¿verdad? Me quedé dormida. Iba a
ida en los brazos de despertarte con una mamada. Tenía todo un plan.
ida. Mientras él me Cage rio entre dientes.
pensaba en lo mucho —Está bien. Tenemos tiempo de sobra para eso.
ene por primera vez. —Tenemos tiempo ahora mismo —dije, con una sonrisa pícara.
—Así es. Pero, ¿no tienes un poco de curiosidad por saber qué acaban de
bueno condeslizar bajo nuestra puerta?
abía sido demasiado Tenía razón. En el fondo, la intriga me mataba. Nunca me había sentido
nguno de todos esostan viva como cuando desentrañaba los misterios del pasado de Cage. Sentía
veces mientras sus que mi cerebro trabajaba a la velocidad de la luz.
o hecho fue el logro No solo sentía que estaba sacando provecho de todo en lo que siempre
había sido buena, sino que también era algo que estaba haciendo por Cage.
n. Quería darle unaHacerlo por él lo hacía diez veces más motivador.
ro de mí. Quería que Estaba resolviendo algo que cambiaría la vida de Cage para siempre.
l cómo. Pero, si que Estaba investigando algo sobre lo que se había preguntado toda su vida.
que podía hacer eraHacer esto por él sería la mejor manera de demostrarle cuánto me importaba.
De modo que sí, sentía más que «un poco de curiosidad» por saber qué decía
por todo mi cuerpo. la nota que habían deslizado bajo nuestra puerta.
mis manos? Quería —Supongo —le dije, pues no quería que pensara que yo no deseaba tocar
todo su cuerpo.
Quizá lo despertaría —Yo también. Iría a buscarla, pero mis movimientos están limitados —
Eso es lo que haríadijo, con una sonrisa.
—¡Cierto! Siempre olvido que tienes una pierna quebrada.
to de abrir los ojos e —Yo también —dijo, soltando una risita.
puerta me despertó —¿No te duele? —le pregunté. Estaba a punto de buscar la nota, pero me
on al instante. Miré a di cuenta de que estaba desnuda.
mbién tenía la cabeza —No estaba bromeando cuando te decía que me duele menos cuando
estoy contigo.
mientras pensaba en —¿Crees que le estás haciendo más daño caminando sobre ella?
uerta. Venía de allí. —Esa es una buena pregunta. Pero creo que mi cuerpo me lo haría saber si
necesitara que me relaje. Anoche, cuando estaba arrodillado frente a ti, no la
sentía para nada. Y esta mañana no se siente genial, pero no diría que duele.
—¿Quizás estás impulsado por la adrenalina? Eso puede reducir el dolor
odo de respuesta. —sugerí.
—Quizá. Pero hasta que mi cuerpo no me diga que me detenga, ¿por qué
no continuar?
—¿Quizá porque sabes que debes descansar?
quedé dormida. Iba a —Descansaré el lunes cuando volvamos a la universidad.
—Con suerte, podremos averiguar algo hoy —le dije.
—Con suerte. Todo esto hace que me pregunte qué dice la nota.
—Eh… Saldría de la cama y la cogería yo, pero estoy desnudo —admití.
—¿Se supone que eso es algo malo? —me preguntó Cage, con una sonrisa
saber qué acaban de—. Espero el espectáculo con ansias.
Cage sabía cómo hacerme sentir cómoda. Así que levanté las sábanas, salí
ca me había sentidode la cama y me detuve para dejar que le echara un buen vistazo a mi cuerpo.
sado de Cage. Sentía —¡Joder, eres sexy! —dijo, haciendo que me sintiera bien sobre mi
misma.
o en lo que siempre Cuando me di la vuelta, me agaché, asegurándome de que tuviera una
haciendo por Cage.vista de mi coño.
—¿Intentas darme ideas?
Cage para siempre. Me levanté y lo miré.
ntado toda su vida. —Esperaba que ya tuvieras algunas ideas.
uánto me importaba. —Apenas puedo pensar en otra cosa.
» por saber qué decía Era bueno saberlo. Sin pensar si debía volver a la cama para reclamar mi
pago por el espectáculo que acababa de ofrecer, abrí la nota y la leí.
yo no deseaba tocar —¿Qué dice?
—Dice que Titus está abajo, cuando estemos listos para el recorrido.
s están limitados — —¿Titus?
—La Dra. Sonya insinuó que conseguiría a alguien llamado Titus para
enseñarnos la ciudad. Creo que nos está esperando aquí. ¿Qué hora es?
Ambos miramos alrededor, buscando un reloj. Cuando ninguno encontró
scar la nota, pero meuno, cogí el teléfono de mis pantalones, que estaban tirados y arrugados al pie
de la cama.
duele menos cuando —Mi teléfono está muerto —dijo Cage, mirando el suyo.
—Aún queda algo de batería en el mío, y son las 11:05 de la mañana —
contesté, sorprendida.
o me lo haría saber si —¡Mierda! ¿Hace cuánto tiempo estará esperando?
ado frente a ti, no la —No lo sé. Pero, ¿hemos confirmado con la Dra. Sonya que queríamos
no diría que duele. hacer un recorrido?
uede reducir el dolor —¿No queremos uno, de todas formas?
—Claro. Solo digo que no es nuestra culpa que esté esperando.
me detenga, ¿por qué —Probablemente deberíamos bajar, ¿verdad?
—Probablemente —reconocí.
—¿Pero podrías venir aquí un segundo?
Caminé hasta su lado de la cama.
—Un poco más cerca.
Me acerqué lo suficiente para que tomara mi mano. No lo hizo.
desnudo —admití. —Más cerca —dijo, con una sonrisa pícara.
Cage, con una sonrisa Me acerqué lo más que pude a su cabeza. En ese momento, colocó un
dedo en mi clítoris y comenzó a masajearlo. La sensación podría haberme
anté las sábanas, salípuesto en coma. La noche anterior, había podido aguantarme, pero esa
vistazo a mi cuerpo. mañana no tenía tantas fuerzas. Me vine en tiempo récord. Mientras lo hacía,
tiera bien sobre mipuse mi mano sobre su cabeza para no caerme.
—Eso es todo —dijo Cage, mientras me dejaba ir, con una sonrisa enorme
de que tuviera unaen su rostro.
Me tomó un momento recuperar la orientación.
—Podría haberte hecho eso a ti —le dije, al ver que había perdido mi
oportunidad de ponerle las manos encima.
—Pero yo te lo he hecho a ti —contestó, con una sonrisa—. Estabas
completamente desnuda y ardiente, ¿cómo se supone que podría haberlo
ma para reclamar mievitado? De todos modos, es hora de nuestro recorrido —dijo, mientras salía
de la cama, consciente de que había ganado.
Lo miré mientras pensaba en lo injusto que era que él me hubiera dado
a el recorrido. placer dos veces cuando yo aún no había podido ni siquiera tocarlo. Tenía
que pensar cómo haría para ponerle las manos encima. Después de que
llamado Titus paraencontró su camisa y se vistió, cubrió el bulto enorme en el frente de sus
¿Qué hora es? pantalones.
do ninguno encontró —¡Guau! —exclamé, dejándole saber lo que pensaba.
os y arrugados al pie —¿Ves algo que te guste?
—Sí, muchísimo —le dije e, instintivamente, me llevé una mano al
clítoris. Cage me observó tocándome.
:05 de la mañana — —No me hagas ir hasta ahí.
—¿Se supone que eso es una amenaza? Porque yo… eh… —Realmente
no era buena en eso de coquetear—. No importa. Deberíamos irnos.
onya que queríamos Cage se rio entre dientes.
—Sí, deberíamos.
Después de que nos vistiéramos, nos turnamos en el baño y luego
bajamos. Un tipo estaba sentado en el sofá en la sala de estar. Era alto, con
mucho pelo castaño, una cara amable y una sonrisa hermosa y grande.
Parecía que tenía veintiuno o veintidós años. De cualquier forma, parecía
mayor que yo; podría haber estado en el mismo año que Cage.
—Hola —dijo. Se levantó y nos encontró al final de la escalera. Su sonrisa
brillaba—. La Dra. Sonya me llamó ayer y me dijo que queréis hacer un
recorrido por nuestra bella ciudad.
—Sí, queremos aprender más sobre ella —le contesté, tomando la
momento, colocó uniniciativa.
ción podría haberme —Supongo que queréis ver las cataratas.
guantarme, pero esa —Eso y otras cosas —dije, mirando a Cage.
d. Mientras lo hacía, —¿Estáis listos para salir, o necesitáis más tiempo? La Dra. Sonya nos
preparó un pequeño brunch ya que se perdieron el desayuno. ¿Imagino que
n una sonrisa enorme habéis estado un poco ocupados esta mañana? —insinuó Titus—. Solo
bromeo. No necesito adivinar qué hacían dos jóvenes guapos como vosotros
—dijo, con una risa cómplice—. En fin, ¿queréis salir?
ue había perdido mi Todo eso me dejó anonadada y sin palabras. Básicamente, había dicho que
sabía que estábamos teniendo sexo. Yo ya era mala de por sí con las
a sonrisa—. Estabas interacciones sociales, pero realmente no sabía cómo se suponía que debía
que podría haberloresponder a eso.
—dijo, mientras salía —Estamos listos —intervino Cage—. Estamos ansiosos por el recorrido.
—Las cataratas son hermosas. Las puntas están blancas… si me disculpáis
él me hubiera dadola expresión. Es lo que le dio el nombre a la ciudad, ya que «Snowy Falls»
quiera tocarlo. Tenía significa «cataratas nevadas». En realidad, el consejo de la ciudad le dio el
ma. Después de quenombre a la ciudad. Pensaron que sería mejor para el turismo. ¿Qué creéis?
en el frente de sus ¿Funciona? ¿Ha sido el nombre lo que los ha traído a vosotros?
—No. Hemos venido porque creemos que podría tener familia aquí.
—Bueno, la población no es tan grande. ¿A quién buscáis? Quizá los
conozca.
llevé una mano al —Mi apellido es Rucker. Pero no creo que mis padres tengan el mismo
nombre.
—Sí, no conozco a nadie con ese apellido.
… eh… —Realmente —La Dra. Sonya dijo que preguntaría.
—Ella es bastante buena para eso. ¿Qué pensáis? ¿Deberíamos salir?
Tengo los preparativos aquí —dijo, agachándose y recogiendo una canasta de
picnic de mimbre.
n el baño y luego —Sí, vámonos.
e estar. Era alto, con Titus se dio vuelta y nos guio hasta la salida.
hermosa y grande. —Espero que no os importe ir en mi camioneta. Es bastante cómoda para
quier forma, parecía tres personas.
—No, está bien.
a escalera. Su sonrisa —¿Qué te parece…? ¿Tú eras… Cage o Quin? ¿Quién es quién?
ue queréis hacer un —Yo soy Cage y ella es Quin.
—¿Qué te parece, Quin? ¿Quieres sentarte en el asiento trasero? Podrías
ontesté, tomando lasentarte adelante, con nosotros. Después de todo, es un asiento largo. Pero
supongo que estarás más cómoda en la parte de atrás.
—La parte de atrás está bien —contesté.
—Muy bien. Entonces, salgamos.
La Dra. Sonya nos Titus nos llevó a la ciudad, mientras repetía algunas de las cosas que ya
yuno. ¿Imagino quehabíamos escuchado. La escuela solía ser un almacén de alcohol ilegal. La
sinuó Titus—. Solo tienda de Glen solía ser la oficina principal del corredor de licor ilegal más
uapos como vosotros importante, y solía haber un muro que rodeaba la ciudad. Desde allí, hizo un
giro en U y nos llevó más allá del hostal.
ente, había dicho que —La prohibición del alcohol terminó a fines de la década de 1920,
de por sí con las ¿verdad? —pregunté, porque no había aprendido sobre esa época de la
e suponía que debíahistoria estadounidense en mi instituto.
—En 1933 —corrigió Titus—. Entre 1920 y 1933, esta ciudad fue el
os por el recorrido. pueblo más rico de Tennessee. La riqueza concentrada aquí competía con la
as… si me disculpáisde Beverly Hills o la del centro de Manhattan.
que «Snowy Falls» —¿Y luego qué pasó? —preguntó Cage.
e la ciudad le dio el —Lo mismo que les pasa a la mayoría de las ideas cuando su tiempo ha
urismo. ¿Qué creéis?pasado. La gente siguió con su vida y se mudó a otros sitios. Algunos se
quedaron. Mantuvieron a la comunidad a flote durante los tiempos de sequía.
r familia aquí. No hablo de los tiempos de sequía del alcohol. En comparación,
buscáis? Quizá losprobablemente serían los tiempos «mojados». Pero la gente hizo lo que pudo.
Por un tiempo, pensaron que este lugar podría convertirse en una destilería de
res tengan el mismo whisky de Tennessee. Pero no duró.
—¿Qué cambió?
—El ecoturismo —explicó Titus—. Al menos así lo llama la Dra. Sonya.
Dice que vino aquí porque pensó que sería un lugar hermoso para sentar
¿Deberíamos salir?cabeza. Tenemos más cascadas que cualquier otra parte de Tennessee. Y,
iendo una canasta de como el senderismo y la escalada han hecho furor, convenció a la gente de
cambiarle el nombre a la ciudad por uno que se enfocara en eso. Dijo que el
dinero entraría a montones.
—¿Ha funcionado? —preguntó Cage.
astante cómoda para —Es difícil de decir. La población ha aumentado. De vez en cuando, llega
gente como vosotros dos, que vienen para ver las cataratas. Pero ha sido
difícil ponernos en el mapa.
—Promocionar un lugar como este debe ser difícil —reflexioné.
—No. Quiero decir que ha sido difícil ponernos en el mapa. Literalmente.
ento trasero? PodríasSi sacas tu teléfono y nos buscas, no podrías encontrarnos, aunque quisieras
n asiento largo. Perohacerlo. Tiene que ver con el cambio de nombre, creo. Por lo menos, eso es
lo que me han dicho. Y no tenemos estatuto legal. Son muchas cosas
pequeñas que se suman. Pero es una ciudad hermosa. Hay mucha gente
amigable. Todos son muy hospitalarios. Solo necesitamos que la gente se
de las cosas que yaentere de nosotros. Lo que quiero decir es que, cuando volváis a vuestros
de alcohol ilegal. Lahogares, debéis contarles a otras personas sobre este lugar —dijo, con una
r de licor ilegal másamplia sonrisa.
. Desde allí, hizo un —Definitivamente lo haremos —contestó Cage, con entusiasmo—. Por
cierto, quizá seas muy joven para saberlo, pero ¿alguna vez has escuchado
la década de 1920, hablar de alguien que haya muerto aquí dando a luz? Probablemente haya
re esa época de lasido cerca de la época en que naciste.
—No tengo recuerdos de esa época —dijo Titus, con una sonrisa rápida.
esta ciudad fue el —Por supuesto. ¿Y de algún bebé que haya desaparecido?
aquí competía con la —¿Quieres decir, como… secuestrado?
—Sí.
—No. Nunca he oído hablar de algo así por aquí. ¿Esa es la persona a la
cuando su tiempo ha que buscas?
s sitios. Algunos se —No lo sabemos —dije, interviniendo—. Simplemente sospechamos que
s tiempos de sequía.fue en una ciudad cercana al Hospital del Condado de Falls.
En comparación, —Ah, recuerdo ese lugar. Yo nací ahí. Por supuesto, no recuerdo mi
nte hizo lo que pudo. nacimiento. Pero solía ir allí para cualquier asunto médico antes de que el Dr.
e en una destilería de Tom se radicara aquí. Habéis conocido a Glen, ¿verdad? Eso me dijo la Dra.
Sonya.
—Así es. Es agradable. Nos dio mis muletas, que he olvidado, de nuevo
llama la Dra. Sonya. —dijo Cage, percatándose de eso por primera vez.
hermoso para sentar —He notado que tienes una pierna coja. ¿Qué pasó? ¿Es una lesión
te de Tennessee. Y,deportiva? Tienes cara de jugar al fútbol.
venció a la gente de —Sí, me lastimé jugando al fútbol americano.
a en eso. Dijo que el —Yo jugaba en el instituto. Tenemos un programa de fútbol americano
bastante bueno. No tenemos muchas oportunidades de viajar para jugar. Los
fondos en esta ciudad siempre son un poco ajustados. Pero tiene potencial.
vez en cuando, llega¿Juegas en East Tennessee?
aratas. Pero ha sido —Lo hacía. Pero mi momento ya pasó.
—Lamento oír eso. Siempre pensé en ir allí.
—¿Por qué no lo haces? —pregunté.
mapa. Literalmente. —Dinero. Tiempo. Motivación. O todas esas. Puedes escoger. He pensado
os, aunque quisierasque podría estudiar algo que pueda luego traer aquí.
Por lo menos, eso es —Esa es una gran idea —comenté, valorando su lealtad a la ciudad.
Son muchas cosas —Lo es, pero luego me atasco pensando en qué debería estudiar.
. Hay mucha gente —Para eso está la universidad, para ayudarte a averiguar qué es lo que
mos que la gente se quieres hacer.
o volváis a vuestros —Sí, tienes razón. Necesito pensarlo un poco más. Ahora que tengo dos
gar —dijo, con unaamigos que estudian allí, podría considerarlo —dijo Titus con otra sonrisa
amable.
n entusiasmo—. Por Cuando ya estábamos unos veinte minutos fuera de la ciudad,
a vez has escuchadocomenzamos nuestro recorrido por las cataratas congeladas. No había
Probablemente haya exagerado. Se veían maravillosas. Todas parecían estar congeladas en medio
de la caída, lo que formaba carámbanos de hasta seis metros de largo.
una sonrisa rápida. —Mis amigos y yo solíamos nadar desnudos aquí cuando éramos
pequeños —nos contó Titus, mientras mirábamos una de las cascadas desde
la camioneta—. Cuando no estaba congelado, por supuesto. Sí, aunque son
hermosas en invierno, son mucho más hermosas en verano. Son tesoros
sa es la persona a laocultos.
—Tienes razón. Nunca había visto algo igual —dije.
nte sospechamos que —Bueno, eso no es mucho decir, porque vienes de la ciudad —bromeó
Cage.
sto, no recuerdo mi —Ah, ¿de qué ciudad? —preguntó Titus.
o antes de que el Dr. —De la Gran Manzana —contestó Cage por mí.
Eso me dijo la Dra. —¡Guau! ¿Cómo es vivir ahí?
Me congelé, sin saber cuánto debía contarle. Mi niñez no se podía
olvidado, de nuevo comparar con lo que podría haber tenido alguien que había crecido en ese
lugar.
só? ¿Es una lesión —Es… diferente —le dije.
—Seguro que lo es. ¿Solo se escuchan coches?
—Depende de donde te encuentres.
de fútbol americano —Ni siquiera puedo imaginarlo. ¿Escuchas esto? Es el dulce sonido de la
iajar para jugar. Losnada. No tiene comparación.
Pero tiene potencial. —Yo crecí a un kilómetro y medio de nuestro vecino más cercano —
comentó Cage.
—Entonces, vosotros sois los dos extremos —dijo Titus, con una sonrisa.
—Está claro que tuvimos experiencias diferentes —dijo Cage.
—No somos tan diferentes —lo corregí, pues no me gustaba la distancia
escoger. He pensado que estaba poniendo entre nosotros.
—Vamos. Ni siquiera puedo imaginar el mundo en el que creciste. O qué
d a la ciudad. se siente estar en tu situación.
—¿Qué situación? —preguntó Titus, inocentemente.
iguar qué es lo que Cage y yo nos miramos. Era bueno saber que él no iba a soltar
abruptamente algo que pudiera incomodarme.
Ahora que tengo dos —Crecí con la presión de tener que hacer algo especial —resumí.
tus con otra sonrisa —Nunca me habías dicho eso —dijo Cage, pensando.
—Creía que te lo había dicho cuando hablamos de… otras cosas.
era de la ciudad, —No. Recuerdo muy bien esa conversación. No lo mencionaste.
ngeladas. No había Suspiré.
congeladas en medio —Bueno, así es. No puedo simplemente hacer lo que quiera con mi vida.
Creo que todo el mundo espera que haga algo que cambie el mundo.
quí cuando éramos —¿Que cambies el mundo? —preguntó Titus, sorprendido—. ¡Guau! Eso
e las cascadas desdees un poco de presión.
esto. Sí, aunque son —Más que un poco —aclaré.
verano. Son tesoros —¿Y cómo vas a hacerlo? ¿Cuáles son tus planes para cambiar el mundo?
—preguntó Titus.
—No tengo idea. Pensé que lo averiguaría por mi cuenta. Después pensé
la ciudad —bromeó que lo averiguaría si viajaba por Europa como mochilera. No. Aún no lo sé.
—¿Viajaste como mochilera por Europa? —preguntó Titus,
desconcertado.
—Sí.
—¡Guau! ¿Tú también? —preguntó, mirando a Cage.
niñez no se podía —No. Esa nunca ha sido realmente una opción para mí.
había crecido en ese —Cage estaba demasiado ocupado perfeccionando sus habilidades para
jugar en la NFL.
—¿Jugarás en la NFL?
—Ya no. Esa parte de mi vida ha terminado.
—Lamento oír eso. ¡De verdad! —dijo Titus, en tono comprensivo.
el dulce sonido de la —No lo lamentes. Nunca fue mi sueño.
—¿Cuál es tu sueño?
ino más cercano — —Casarme… tener una familia… tener hijos… Quizá podría enseñar
fútbol americano en algún lugar —dijo Cage, mirándome.
us, con una sonrisa. Aunque su sueño sonaba bien, tenía que admitir que no encajaba con lo
que sabía que debía hacer con mi vida. Había crecido observando a mis
gustaba la distanciapadres y sabía que tenía que hacer algo que cambiara el mundo. Había
recibido demasiadas cosas como para no hacerlo. No podía escaparme y vivir
que creciste. O qué una vida tranquila con el dinero de mi familia. Tenía que usar mi inteligencia
y mi fama para hacer del mundo un lugar mejor, como lo habían hecho mis
padres.
él no iba a soltar Cuando no respondí, Titus rompió la tensión, recordándonos la comida
que la Dra. Sonya nos había preparado. Nos había preparado sándwiches de
huevo frito con queso derretido y jamón entre rebanadas de pan tostado. Una
mermelada agria mezclada con miel resaltaba los sabores.
—Están buenos —dijo Titus, probando uno de los emparedados—. No
cocina a menudo, pero siempre que llevaba algo a una feria o función escolar,
su comida era la primera en la que me fijaba. Es del Caribe, ¿sabéis? Jamaica,
quiera con mi vida.creo. Su pollo jerk es increíble.
—¿Es jamaiquina? Yo soy de las Bahamas —dije, feliz de que alguien
ndido—. ¡Guau! Esoviniera de un lugar cercano.
—¿No habías dicho que eres de Nueva York? —preguntó Titus.
—Solía pasar sus veranos en las Bahamas —explicó Cage.
a cambiar el mundo? Después de eso, Titus comenzó a mirarme fijo desde el espejo retrovisor.
No sabía lo que pensaba, pero podía sentir cómo se dibujaba el camino que lo
enta. Después pensé llevaría a pensar que era el bicho raro que todos creían que era.
No. Aún no lo sé. —¿Hemos visto todas las cataratas? —pregunté, con ganas de cambiar de
—preguntó Titus, tema.
—Ni siquiera estamos cerca. Os he llevado solo a las que se pueden
acceder sin caminar demasiado.
—No tienes que preocuparte por mí. Puedo caminar un poco —aclaró
Cage.
sus habilidades para —¿Estás seguro? —quiso confirmar Titus.
—No creo que pueda hacer una caminata de tres kilómetros, pero
podríamos ir más lejos de lo que hemos ido.
—Muy bien. Hagámoslo —dijo Titus, mientras volvía a encender la
comprensivo. camioneta.
Titus condujo por otros veinte minutos y después estacionó la camioneta
al lado de la carretera.
uizá podría enseñar —¿Cuán larga es la caminata? —le pregunté.
—Es de un kilómetro, más o menos. Quizá un poco menos.
no encajaba con lo —¿Está seguro de que quieres hacer esto? No tenemos que hacerlo —dije,
o observando a mis asegurándome de que Cage estuviera bien.
ra el mundo. Había —Estoy bien. De verdad.
ía escaparme y vivir No quería decirle a Cage que no podía o que no debía hacerlo, si él decía
usar mi inteligencia que estaba bien. Pero me costaba creer que una persona con una lesión como
lo habían hecho mis esa pudiera caminar un kilómetro. Parecía una locura. Pero tenía que confiar
en Cage. Nadie más que él sabía cómo se sentía.
dándonos la comida La caminata hacia el río fue a través de un paraíso nevado. Nieva bastante
arado sándwiches deen Nueva York y el Central Park siempre es bello en invierno, pero nunca
de pan tostado. Unahabía visto nada como esto.
Cuanto más nos adentrábamos en el bosque, más cubiertos de nieve
emparedados—. Noestaban los árboles. Era hermoso. No me había imaginado que lugares como
ria o función escolar, ese existieran en la vida real.
be, ¿sabéis? Jamaica, Lo único que escuchaba era el crujido de la nieve bajo nuestros pies. Más
allá de eso, solo oíamos un ligero zumbido cuando la brisa atravesaba los
feliz de que alguien árboles. Tenía que ser una de las experiencias más relajantes de mi vida. No
sabía que la vida podía ser tan pacífica.
Titus nos guiaba y yo miraba hacia atrás continuamente para ver cómo
estaba Cage. Parecía estar bien, como él había dicho que estaría. No
el espejo retrovisor.comprendía cómo. Estaba segura de que ayudaba el hecho de que no hubiera
aba el camino que lo colinas ni zonas irregulares. Pero, de todas formas, Cage me había
sorprendido. Sabía que no había forma de que pudiera hacer lo que él estaba
ganas de cambiar de haciendo. Eso hizo que deseara estar con él incluso más que antes.
—Llegamos —dijo Titus, guiándonos hasta un claro.
las que se pueden Admiré la vista delante de nosotros. A quince metros había un lago
congelado de treinta metros de ancho. En el extremo más lejano había una
ar un poco —aclaró pared rocosa de 10 metros de alto. Desde la punta hasta la base estaba lleno
de carámbanos. Parecía una cortina hecha de hielo. Era increíble.
—¡Guau! —dije, incapaz de comprender tanta belleza.
es kilómetros, pero —Esto es increíble —dijo Cage, tan asombrado como yo.
—Vamos. Os mostraré algo —dijo Titus, llevándonos hacia adelante.
olvía a encender la Titus se acercó al borde del lago congelado y nosotros lo seguimos en fila.
—¿Esto es seguro? —pregunté, pues nunca antes había caminado sobre el
acionó la camionetahielo.
—Claro que sí. Estará congelado durante toda la temporada. Tienes que
tener cuidado con el hielo gris. Cuando es azul, está sólido. Cuando está
cubierto de nieve de esta forma, tienes que tener cuidado; pero, en general,
s que hacerlo —dije, estarás bien.
Me tranquilizó que Titus supiera tanto sobre lagos congelados. Era algo
que probablemente sabía cada chaval que crecía en ese lugar. No podía
a hacerlo, si él decíaimaginar todas las formas en las que su educación era diferente de la mía. ¿La
con una lesión como educación de Cage habría sido similar a la de Titus?
ero tenía que confiar Todo lo que sabía sobre Cage cuando lo había conocido y me había
enamorado de él era que era un jugador estrella del fútbol americano. Pero
vado. Nieva bastanteCage era más que eso. Era un chico que había crecido en medio de la nada,
nvierno, pero nuncarodeado de árboles y con un padre que lo trataba como si solo sirviera para
jugar al fútbol americano. Eso no podía estar más lejos de mis experiencias.
cubiertos de nieve Pero claro, ¿quién podía tener una vida similar a la mía? Supongo que los
do que lugares como otros niños de mi pequeño instituto privado podrían haber experimentado
algo parecido. Pero, ¿podría tener una vida feliz solamente con alguien así?
o nuestros pies. Más No me parecía bien. Así que, si no podía ser feliz con ellos, ¿por qué no
brisa atravesaba lospodría serlo con un tío de un mundo completamente diferente, como Cage?
antes de mi vida. No Miré a Cage para ver si estaba en desacuerdo con la evaluación sobre el
hielo de Titus. Como no reaccionó, asumí que lo que había dicho Titus era un
mente para ver cómohecho. Seguí los pasos de Titus sobre el hielo y, a unos pocos metros, miró
ho que estaría. No hacia atrás y me corrigió.
ho de que no hubiera —No deberíais caminar en fila sobre el hielo. Separaos. Reduce el riesgo
s, Cage me había —dijo.
acer lo que él estaba No entendía cuál era la lógica, pero le hice caso y me alejé de su sendero.
Para mí, el hecho de que Titus caminara sobre él era prueba de que el lugar
era lo suficientemente fuerte para sostenernos. Pero él había crecido en el
etros había un lagolugar, mientras que yo había pasado mis inviernos en una isla tropical. ¿Qué
más lejano había unasabía yo?
la base estaba lleno Cuanto más avanzábamos sobre el lago, más notaba que la cortina del
hielo delante de nosotros no era una pared. Era un grupo de carámbanos
escalonados que, desde la distancia, parecían una sola pieza. Más asombroso
que eso era la cueva que se escondía detrás.
hacia adelante. —Es una experiencia diferente en verano, cuando el agua fluye. Pero me
lo seguimos en fila. parece algo especial cuando todo se congela de esta forma —dijo Titus,
ía caminado sobre elconduciéndonos hacia la cueva a través de un hueco entre los carámbanos.
Me paré dentro de la cueva de 3 metros de profundidad, miré a mi
mporada. Tienes que alrededor y me quedé estupefacta. La vista era cautivadora y hermosa.
sólido. Cuando está —Es como si estuviéramos en una de esas películas de supervivencia —
do; pero, en general,dije, tratando de entender lo que estaba viendo.
—Es cierto —aceptó Titus—. ¿Imagináis que Hollywood viniera a filmar
ongelados. Era algouna película aquí? Sería increíble, ¿verdad? Snowy Falls tiene muchísimo
ese lugar. No podíapotencial. Solo necesita que alguien lo vea y nos dé una oportunidad.
erente de la mía. ¿La —Quizá podrías estudiar Marketing en la universidad —le dije—.
Definitivamente tienes la personalidad indicada. Nos estás vendiendo lo
onocido y me habíaincreíble que es este lugar.
bol americano. Pero —Podría considerarlo —dijo Titus, con una sonrisa—. Nunca lo había
n medio de la nada, pensado.
si solo sirviera para —Deberías escuchar a Quin. Es bastante inteligente —dijo Cage,
e mis experiencias. llamando mi atención.
ía? Supongo que los Se sintió bien que mi novio dijera cosas buenas sobre mí. ¡Qué suerte
haber experimentadotenía! Todo lo que sabía sobre él me decía que era un gran tipo. Es decir,
e con alguien así? pasaba su tiempo libre jugando fútbol en el parque con niños de 10 años.
n ellos, ¿por qué no ¿Quién hacía algo así?
ente, como Cage? Le sonreí a Cage y me estiré para tomar su mano. Él tomó la mía y me
evaluación sobre eldevolvió la sonrisa. No fue una sonrisa sonrojada. Era una que me dejó saber
ía dicho Titus era unque estaba contento. Me gustó ver esa sonrisa. Siempre tenía tantas cosas en
pocos metros, miró mi cabeza que me costaba encontrar momentos de paz.
Nos sentamos en la cueva y disfrutamos del paisaje durante más de una
os. Reduce el riesgohora. La mitad del tiempo, Titus lo pasó respondiendo mis preguntas sobre
cómo había sido crecer allí. Le gustaba hablar. Era algo bueno: era una
alejé de su sendero.persona interesante.
ueba de que el lugar Por la forma en que describió su infancia, se parecía mucho a la mía, pero
había crecido en el sin el dinero y los viajes. Había asistido a un pequeño instituto. Había llegado
a isla tropical. ¿Quéa conocer muy bien a sus compañeros de clase. Hacían todo juntos.
La gran diferencia entre nuestras experiencias era que, después de la
a que la cortina delgraduación, los niños de mi escuela podían tomar caminos separados. Podían
rupo de carámbanosconocer gente nueva y explorar el mundo. Allí, nadie salía de la ciudad. Si no
eza. Más asombrosote agradaba alguien del instituto, tenías que lidiar con ellos por el resto de tu
vida.
agua fluye. Pero me —Se está haciendo tarde. Debéis estar muy hambrientos —dijo Titus,
forma —dijo Titus,cuando finalmente se quedó sin cosas para contar.
e los carámbanos. —Podríamos regresar —dijo Cage, comprobando que yo estuviera de
undidad, miré a miacuerdo.
a y hermosa. Mientras estábamos sentados, me había rodeado con sus brazos. Habría
de supervivencia — podido quedarme así para siempre. Pero lo único que habíamos comido en
todo el día habían sido los sándwiches de la Dra. Sonya. Yo no tenía
wood viniera a filmarinconvenientes con eso, pero Cage era un tío grande.
lls tiene muchísimo —Sí, regresemos —accedí—. Pero este recorrido ha sido increíble. La
ciudad es impresionante.
rsidad —le dije—. —¡Gracias! Me alegra que os haya gustado. Recordad, contadles a otras
estás vendiendo lopersonas —bromeó Titus, mientras se levantaba.
—O, puedes contarles tú mismo cuando asistas a East Tennessee el
—. Nunca lo habíapróximo semestre —le recordé.
Titus rio.
gente —dijo Cage, —Cierto.
Titus nos volvió a guiar, yo seguí tomando la mano de Cage y seguí al
bre mí. ¡Qué suertegrupo. Seguía preguntándome cómo sería caminar en los zapatos de Cage, así
gran tipo. Es decir, que hice lo mejor que podía hacer.
n niños de 10 años. Encontré sus huellas en la nieve e imité sus pasos. Él era más de veinte
centímetros más alto que yo, por lo que sus pasos eran más largos. Debía
Él tomó la mía y mebrincar un poco para seguirle el ritmo. Salté para emparejar su zancada, me
na que me dejó sabertropecé y resbalé. Me solté de la mano de Cage y rápidamente caí sobre el
tenía tantas cosas enhielo. Golpeé el suelo y escuché un crujido.
En un segundo, entré en shock y mi cuerpo se congeló. El crujido que
durante más de unahabía escuchado era del hielo que se rompía. Estaba rodeada de agua helada y
mis preguntas sobreme hundía como una roca.
algo bueno: era una No podía respirar. El agua estaba demasiado fría. Mi cara se estaba
hundiendo. Sucedía todo demasiado rápido. Comencé a entrar en pánico.
mucho a la mía, pero No sabía qué lado era arriba, así que agité los brazos hasta que mi frente
tituto. Había llegado golpeó algo duro. Era la capa de hielo. Había nadado más allá de donde me
había caído. Hacía tanto frío. Mi corazón latía incontrolablemente.
que, después de laNecesitaba calmarme. ¿Pero cómo podría hacerlo? Todo mi cuerpo gritaba
os separados. Podían que tenía que respirar.
a de la ciudad. Si no Me obligué a tranquilizarme y escuché algo. Alguien gritaba. No podía
os por el resto de tu entender lo que decían, pero miré hacia arriba y podía ver sus contornos
borrosos. Uno de ellos señalaba lejos de mí. ¿Había algo en el agua de lo que
ientos —dijo Titus,me estaba advirtiendo? Por lo general, cuando alguien apunta hacia algo
desde un bote eso es lo que quiere decir.
que yo estuviera de No, no era eso. Querían que volviera a donde había caído. Me señalaban la
abertura.
n sus brazos. Habría Di la vuelta, mis extremidades se congelaban rápidamente, pero las
habíamos comido en obligué a empujarme hacia el agujero en el hielo. Las sombras se hacían más
Sonya. Yo no tenía grandes. Algo entró al agua frente a mí. Era la mano de alguien, tenía que
tomarla. No podía controlar mi ángulo ni ninguna otra cosa, pero me tiraron
a sido increíble. Lade la mano hacia la abertura.
Con la mano que tenía libre, encontré el borde del hielo y la saqué fuera
ad, contadles a otras del agua y hacia el aire. Giré, me tomé del hielo y saqué la cabeza. Cage era
quien me tomaba de la mano. Estaba acostado boca abajo y me estaba
East Tennessee elsacando.
Trabado en esa posición, no había mucho que él pudiera hacer después de
que había sacado mi cabeza por encima de la superficie. Así que, después de
respirar profundo, hice el resto.
de Cage y seguí al —Tienes que impulsarte con las piernas. ¡Patalea! —insistió Titus.
zapatos de Cage, así Sin pensarlo, lo hice. Me ayudó. Lo que me ayudó más fue tirar del cuerpo
de Cage y arrastrarme hacia arriba. Entonces, me di cuenta de que cuanto más
Él era más de veintehorizontal estaba mi cuerpo, más ascendía cuando pataleaba.
n más largos. Debía Tomé el brazo de Cage, luego el costado de su torso, luego sus pantalones.
rejar su zancada, meMi cuerpo salió del agua helada. Me acosté en el hielo al lado de mi salvador.
damente caí sobre el Estaba exhausta y traumatizada, pero estaba viva y, aparentemente, a salvo.
—Cage, gatea hasta aquí. Quin, tienes que rodar lejos del agujero —nos
geló. El crujido queinstruyó Titus, desde la distancia.
ada de agua helada y Los dos hicimos lo que nos dijo y, finalmente, estuvimos en lo que parecía
hielo sólido. Me levanté. Solo quería salir del lago. Avancé a gatas sobre mis
Mi cara se estabamanos y rodillas; esta vez, mirando hacia abajo a cada paso.
ntrar en pánico. Cuando nos acercábamos al borde y ya no sentía los golpes intensos de mi
hasta que mi frentepulso en los oídos, me puse de pie. Me moví de forma lenta y constante hasta
ás allá de donde mellegar a la orilla. Estaba aliviada y agitada. Miré a mi alrededor para
incontrolablemente.orientarme y vi a Cage corriendo hacia mí. Me miró a los ojos y me sujetó
o mi cuerpo gritaba por los brazos.
—¿Estás bien? ¿Te has lastimado?
n gritaba. No podía Era una buena pregunta. ¿Estaba lastimada? El crujido cuando había
a ver sus contornosgolpeado el hielo volvió a mi mente. Sentía dolor en la parte posterior de la
en el agua de lo quecabeza, donde había hecho contacto con el suelo.
n apunta hacia algo —Creo que sí —le dije, tocándome el golpe de la cabeza.
—Déjame ver. ¿Estás sangrando?
ído. Me señalaban la Retiré la mano y la miré. Cage se movió a mi alrededor para verlo por sí
mismo.
pidamente, pero las —Creo que no. Creo que estoy bien.
mbras se hacían más —Por Dios, Quin —dijo, mirándome de nuevo a los ojos y poniendo sus
e alguien, tenía que brazos alrededor de mí.
osa, pero me tiraron —Estoy bien —le aseguré, no muy convencida.
—Joder, Titus ¿por qué carajo nos llevabas por hielo delgado? —le gritó
ielo y la saqué fueraCage, girando hacia él.
la cabeza. Cage era —Lo siento. No pensé que fuera delgado. Ha estado congelado todo el
abajo y me estaba invierno. ¿No te dije que no caminaras en línea? —me gritó.
—No la culpes a ella.
era hacer después de —Solo digo que, si ella hubiera seguido mis instrucciones, esto no habría
Así que, después de sucedido.
—Estoy bien, Cage. No es su culpa. Él tiene razón. Me dijo que no
nsistió Titus. caminara detrás de otra persona y yo lo hice. Pero, todo ha terminado bien.
s fue tirar del cuerpoSolo quiero irme.
ta de que cuanto más —¿Podemos irnos? —Cage le preguntó a Titus, enojado.
—Por supuesto. Seguidme.
uego sus pantalones. Titus guio el camino y nosotros nos quedamos callados detrás. Cuanto más
lado de mi salvador. lejos caminábamos, más me preguntaba si estaba bien. Paré para volver a
ntemente, a salvo. centrarme.
os del agujero —nos —¿Qué pasa?
—Me duele la cabeza —admití.
mos en lo que parecía Cage volvió a mirar la parte posterior de mi cabeza.
ncé a gatas sobre mis —Quizá tengas una contusión. Tu cabeza golpeó el hielo bastante fuerte.
—Puedo llevaros a lo del Dr. Tom para que te revise, si queréis.
olpes intensos de mi —Sí, probablemente sea lo mejor —reconoció Cage.
nta y constante hasta —¿El Dr. Tom? Ese es marido de Glen, ¿verdad? —pregunté.
mi alrededor para —Sí —confirmó Titus.
los ojos y me sujetó —Deberíamos ir a verlo —dije, pensando menos en mí y más en la razón
por la que habíamos ido a Snowy Falls.
Continuamos el camino de regreso a la camioneta y, cuando llegamos, me
ujido cuando había castañeaban los dientes. Mi ropa mojada se congelaba rápidamente.
parte posterior de la —Encenderé la calefacción. Lo mejor sería que te quites lo que está
mojado —dijo Titus, abriendo la camioneta.
—No puedo mover los brazos. Están tan fríos —les dije, comenzando a
sentirme entumecida.
dor para verlo por sí —Yo te ayudo. Siéntate en la parte delantera, cerca de la calefacción —
dijo Cage dirigiéndome a la puerta del acompañante y sacándome la chaqueta
y la camisa.
ojos y poniendo sus Sin nada en el torso, tenía tanto frío como con la chaqueta congelada. Pero
cuando Cage deslizó su chaqueta sobre mí, inmediatamente me envolvió el
calor de su cuerpo. Se sentía muy bien.
delgado? —le gritó —Lo mejor sería que también te quites los pantalones. Solo hasta que se
sequen —dijo Titus, con la camioneta en marcha.
o congelado todo el Miré a Cage esperando una confirmación.
—Sí, será lo mejor —aceptó.
Moví mi mano para desabrocharlos, pero no tenía suficiente control en los
iones, esto no habríadedos como para hacerlo.
—Déjame hacerlo —se ofreció Cage, antes de mover su mano hacia mis
ón. Me dijo que nopantalones.
o ha terminado bien. Hacía demasiado frío y era demasiado incómodo como para que hiciera
mucho efecto. Pero que él me desnudara me hizo entrar en calor.
Sin pantalones, zapatos ni calcetines, me subí del lado del acompañante de
la camioneta. Me moví al centro del banco con la esperanza de que Cage se
s detrás. Cuanto másuniera a nosotros. No era solo porque quería acurrucarme contra él por su
Paré para volver acalor corporal, sino que me sentía mejor cuando estaba en sus brazos.
Necesitaba un poco de eso en ese momento.
Después de que él colocara mi ropa mojada delante de la calefacción en la
parte trasera, se deslizó a mi lado en el asiento y salimos. Su abrazo fue
automático. Me arrastré a su lado, sintiéndome muy agradecida de tenerlo
elo bastante fuerte. allí.
No estaba segura de si me había quedado dormida en el camino de regreso
o no. No me sentía perfecta después de golpearme la cabeza, pero ya no
sentía náuseas. Esa era la típica señal de una contusión. Así que, por lo
menos, eso no sería un problema.
mí y más en la razón Cuando giramos a la derecha después de la tienda de Glen, me sentía algo
mejor. No iba a decirle eso a ninguno de los otros dos. Quería una excusa
cuando llegamos, me para hablar con el doctor de la ciudad a solas.
Aparcamos frente a una casa de dos pisos con revestimiento blanco. Si
quites lo que estáhubiera tenido que imaginar la casa del doctor de una ciudad pequeña, habría
imaginado exactamente esa casa. Su consultorio era un edificio independiente
dije, comenzando ade aspecto similar, ubicado a la izquierda de la casa principal, pero más atrás.
Volví a ponerme los pantalones y los zapatos, y rápidamente volví a sentir
de la calefacción — el frío del agua. Pero, gracias a la calefacción de la camioneta, no me afectó
cándome la chaqueta tanto. A pesar de que había una ligera brisa, llegué al consultorio sin que se
me congelaran las partes íntimas. Eso me ponía feliz. Apenas había
ueta congelada. Perocomenzado a usarlas para su propósito previsto. ¡No quería perderlas!
ente me envolvió el —¿Dr. Tom? —llamó Titus, y un hombre latino entró en la sala de espera.
El hombre parecía más serio que su marido. También tenía una contextura
s. Solo hasta que se diferente. Mientras que Glen tenía la contextura de un oso de peluche, el
torso del Dr. Tom se asemejaba más bien a un tonel. Ambos parecían el tipo
de persona que sabe disfrutar de una buena comida. Así debían verse años de
felicidad marital en un pueblo como ese.
ciente control en los —Titus, ¿qué pasa? ¿Quién es ella? —preguntó el hombre, que tenía un
leve acento latino.
r su mano hacia mis —Les estaba dando un recorrido por las cataratas y Quin cayó a través del
hielo. Se golpeó la cabeza, así que pensé en traerla para que la revisara.
mo para que hiciera El Dr. Tom se volvió hacia mí.
—Quin, ¿verdad?
del acompañante de —Sí.
anza de que Cage se —¿Por qué no entras conmigo al consultorio? —dijo, señalándome el
me contra él por sucamino.
aba en sus brazos. Detrás de la puerta cerrada, el médico me señaló la cama de metal en el
medio de la habitación.
e la calefacción en la —Siéntate. Déjeme examinarte. ¿Sientes náuseas o dolor de cabeza? —me
mos. Su abrazo fuepreguntó, mientras se sentaba frente a mí y me alumbraba los ojos con una
gradecida de tenerlolinterna.
—No siento náuseas. Me dolía un poco la cabeza, pero ya casi no lo
el camino de regresosiento.
cabeza, pero ya no —Bien. ¿Sientes algún cosquilleo en las extremidades? ¿Dedos de las
ón. Así que, por lo manos? ¿Dedos de los pies? —preguntó, apretándome los dedos.
—Estuve en el agua menos de un minuto. Cage fue rápido en rescatarme.
Glen, me sentía algo —¿Cage? ¿Ese es tu amigo? ¿El que está afuera?
. Quería una excusa —Sí.
—¿Habéis venido a la ciudad para ver las cataratas congeladas?
stimiento blanco. Si —En realidad, no.
udad pequeña, habría —¿Qué os ha traído aquí?
dificio independiente —Estamos buscando a los padres de Cage.
ipal, pero más atrás. —Oh —dijo el médico, cruzando los brazos y reclinándose.
amente volví a sentir —¿Cuáles son sus nombres?
ioneta, no me afectó —No lo sabemos. Su madre figura como NN en su partida de nacimiento.
onsultorio sin que se —Eso es inusual.
eliz. Apenas había —Eso es lo que pensé.
ía perderlas! —Pero, ¿por qué la buscáis aquí?
en la sala de espera. —Porque el padre de Cage… o al menos, el hombre que lo crio, tenía una
tenía una contextura identificación del Hospital del Condado de Falls. Eso me ha llevado a pensar
oso de peluche, elque trabajaba ahí cuando Cage nació. Si él no era su padre biológico y
mbos parecían el tipotrabajaba en el hospital, solo hay una manera de que pudiera conseguir un
debían verse años de bebé.
—Estás haciendo una acusación seria. Y eso aún no explica por qué habéis
ombre, que tenía unvenido aquí.
—Hemos ido al hospital…
uin cayó a través del —Está cerrado.
ue la revisara. —Sí. Imaginé que, si su madre estuvo en ese hospital, probablemente
vivía cerca. Su marido dijo que usted trabajaba allí.
El Dr. Tom se movió, incómodo.
—Así es. Fue hace algunos años.
ijo, señalándome el —¿Trabajaba ahí hace veinte años?
El doctor se tocó la barba entrecana instintivamente.
cama de metal en el —Así es.
—¿Ha oído hablar de algún niño desaparecido o de alguna madre que
lor de cabeza? —memurió dando a luz? Esa es la historia que el padre le contó a Cage. Dijo que
aba los ojos con una su madre murió.
—¿Cómo se llama el padre de tu amigo?
pero ya casi no lo —La identificación decía: «Joe Rucker».
Estuve atenta a cualquier reacción que pudiera provocar la mención del
des? ¿Dedos de lasnombre. No hubo ninguna. No lo confirmó ni lo negó. Estaba en blanco. ¿Por
qué no reaccionaba? Si el nombre no significaba nada para él, ¿no lo dejaría
pido en rescatarme. de lado automáticamente?
—Ya veo.
—¿Lo conocía?
—No creo haberlo conocido —dijo, con una expresión de piedra.
—¿Sabe de algo que pudiera indicar que el nacimiento de Cage
efectivamente fue ahí?
—Debes comprender que no podría decírtelo aunque lo supiera. Existe
algo que se llama confidencialidad y secreto médico.
—Sí. Lo sé. Pero si hubiera un niño que desapareció, ¿no lo está buscando
rtida de nacimiento. alguien?
El doctor me miró fijamente. ¿Se suponía que su reacción me estaba
diciendo algo? ¿Me estaba perdiendo de algo que alguien que fuera mejor
leyendo a la gente podría captar?
que lo crio, tenía una —Por mucho que me gustaría ayudaros, este no es un tema que pueda
e ha llevado a pensardiscutir con alguien que acaba de venir de la calle. ¿De verdad caíste en el
u padre biológico yhielo?
udiera conseguir un —Sí. ¿Por qué mentiría sobre eso?
—Hay todo tipo de gente en este mundo.
xplica por qué habéis —¿Está sugiriendo que hay algo de cierto en lo que he dicho?
—No estoy diciendo si lo hay o no. Yo no soy quién para hacerlo.
Miré al Dr. Tom, segura de que estaba esperando que le hiciera otra
pregunta. Me tomó un momento descubrir qué era.
pital, probablemente —Entonces, ¿quién podría hacerlo?
El médico soltó los brazos y comenzó hacer el papeleo como si yo no
hubiera hecho la pregunta.
—¿Has tenido la oportunidad de conocer a mucha gente en la ciudad?
—Hemos conocido a algunas personas. ¿Hay alguien a quien deberíamos
conocer?
—No sé si hay alguien que debas conocer, pero hay algunos personajes
e alguna madre queinteresantes. Nero es alguien que podría resultarte interesante. No es perfecto,
ntó a Cage. Dijo quepero es un buen chico.
—¿Nero?
—Sí. ¿Hay algún otro asunto médico con el que pueda ayudarte? —me
preguntó, acompañándome a la salida.
ocar la mención del —No. Gracias. ¿A quién debo pagarle por la consulta?
taba en blanco. ¿Por —No te preocupes por eso. No tenías nada. Es una invitación —dijo,
ara él, ¿no lo dejaríaforzando una sonrisa.
—Gracias —le dije—. Nero, ¿verdad?
El médico me sonrió con los labios apretados.
—Tomaré eso como un «sí».
Dejé el consultorio y me uní a los dos chicos.
acimiento de Cage —¿Está todo bien? —preguntó Cage, preocupado.
—Sí, claro. Es solo un golpe en la cabeza. Estoy bien. ¿Crees que debería
e lo supiera. Existe echarle un vistazo a tu yeso?
—No veo por qué —dijo Cage, rotundamente.
¿no lo está buscando —Porque acabas de caminar un kilómetro y medio con él. Está quebrado,
¿no?
reacción me estaba —Creo que mi papá tenía razón. Sí que me curo rápidamente.
ien que fuera mejor No quise discutir con Cage sobre cómo se sentía, así que dejé el asunto y
regresamos a la camioneta de Titus. Cuando llegamos al hostal, Titus dejó en
un tema que pueda claro que no vendría con nosotros.
e verdad caíste en el —Lamento que todo haya terminado así —dijo Titus, genuinamente
decepcionado.
—Estoy bien, de verdad. Simplemente fue algo que sucedió. Por cierto,
¿conoces a alguien que se llame Nero?
—Sí, claro. ¿Qué pasa con él?
—¿Dónde lo encontraríamos, si estuviéramos buscándolo?
que le hiciera otra —Creo que trabaja un par de turnos en el restaurante.
—Espera, ¿como mesero?
—Sí. ¿Por qué?
eleo como si yo no Miré a Cage, quien me miraba con tanta curiosidad como Titus.
—Solo tenía curiosidad. Oye, gracias por mostrarnos los alrededores.
te en la ciudad? Saqué mi billetera y le entregué dos billetes de veinte dólares.
a quien deberíamos —No, no tienes que hacerlo. Especialmente después de lo que pasó…
—Estoy bien. De verdad. Fue un gran recorrido. Estamos agradecidos de
y algunos personajeshaberlo hecho. Insisto.
ante. No es perfecto, —Bueno, si insistes —dijo, mostrando su brillante sonrisa.
—Y, si necesitamos saber un poco más de la historia de la ciudad,
¿podríamos llamarte?
eda ayudarte? —me —Claro. Hacédmelo saber.
—Gracias, que tengas un buen día —le dije, antes de bajar con Cage de la
camioneta y entrar en el hostal.
a invitación —dijo, —¿Por qué le has preguntado por el mesero de la otra noche? —me
preguntó, mientras cruzábamos la sala de estar.
—¿Cómo ha estado el recorrido? —preguntó la Dra. Sonya, caminando
desde la cocina.
—Ha sido muy largo.
—Ha estado… muy bien, gracias —dijo Cage, quitándome la presión de
tener que ser cortés.
. ¿Crees que debería —¿Habéis visto muchas cataratas?
—Así es. Son hermosas.
—Ah, ¡qué bien! Me alegra que os hayan gustado.
on él. Está quebrado, —Una pregunta relacionada con eso, ¿tienes alguna forma de secar esta
ropa mojada? —preguntó Cage, sosteniendo la ropa mojada que había cogido
de la camioneta de Titus.
que dejé el asunto y La Dra. Sonya estaba sorprendida, pero de buena manera.
hostal, Titus dejó en —Supongo que el recorrido ha estado lleno de acontecimientos —bromeó.
Ambos soltamos una risa.
Titus, genuinamente —Así fue.
—Nadie resultó herido, ¿verdad?
sucedió. Por cierto, —Estoy bien —le dije.
—Bien. Puedo ocuparme de esto —dijo, mientras cogía mi camisa,
chaqueta y calcetines mojados.
Miró mis pantalones.
—¿Quieres darme esos?
—Estoy bien, gracias.
—Como tú quieras. Cali y yo estamos a punto de cenar. ¿Queréis comer
con nosotros?
os alrededores. —Gracias, pero tenemos planes —le dije, interviniendo.
Cage me miró confundido. Seguramente estaba bastante hambriento, así
e lo que pasó… que yo estaba prácticamente quitándole la comida de la boca.
amos agradecidos de —Sí, desafortunadamente, tenemos planes —confirmó Cage.
—¡Ah! ¿Qué harán?
—Eh… —dijo Cage, mirándome.
storia de la ciudad, —Nos besaremos —dije, porque fue lo primero que se me vino a la
cabeza.
La Dra. Sonya miró hacia otro lado mientras intentaba no reír.
bajar con Cage de la —Id —dijo, alejándose sin decir una palabra más.
Cage se volvió hacia mí.
a otra noche? —me —Aprecio tu entusiasmo, pero realmente necesito comer algo primero.
—Lo haremos. Solo que iremos a hacerlo al restaurante.
. Sonya, caminando Le expliqué a Cage lo que me había dicho el Dr. Tom y lo que pensaba
que eso significaba.
—Entonces, ¿crees que ese cabrón tiene información que podría
ndome la presión deayudarnos?
—Eso es lo que insinuó.
—Estoy seguro de que tendrá ganas de hablarnos después de que
hiciéramos que le quitaran el salario de un día.
—No le hemos hecho nada. Él ha sido quien nos ha dicho algo a nosotros.
forma de secar esta —Y estoy seguro de que lo verá de esa manera.
ada que había cogido —¿Sarcasmo? —confirmé.
—Sí, sarcasmo. No querrá hablar con nosotros. Y no estoy seguro de
querer hablar con él.
cimientos —bromeó. —Entonces hablaré yo.
—No creo que él quiera hablar contigo tampoco.
—Esperemos que quiera, porque creo que podría saber lo que le sucedió a
tu madre.
Cage no siguió discutiendo después de eso. Nos tomamos unos minutos
s cogía mi camisa,para descansar en nuestra habitación, nos dirigimos a la camioneta de Cage y
regresamos al restaurante. Al entrar, notamos que no estaba tan vacío como la
noche anterior. Había una pareja de cabello blanco en una de las mesas, y un
hombre calvo y de aspecto espeluznante sentado en un rincón, tocando su
comida con los dedos.
nar. ¿Queréis comer —Enseguida os atiendo —dijo el corpulento cocinero desde la cocina.
Nos sentamos en la misma mesa que la vez anterior e inspeccionamos el
lugar, buscando al mesero. Ninguno de los dos lo encontró. Parecía que el
ante hambriento, asícocinero estaba haciendo todo solo. Cuando nos entregó nuestros menús,
agregó:
—Esta noche no nos queda nada más que el pollo, la hamburguesa, los
perritos calientes y quedó un poco de tarta.
—Yo quiero el pollo —dijo Cage, sin mirar el menú.
ue se me vino a la —¿Frito o al horno?
—Al horno.
—¿Patatas fritas o en puré?
—Puré. Y una Coca-Cola.
—Yo quiero lo mismo, pero con las patatas fritas. Gracias —le dije.
mer algo primero. El hombre tomó nuestros menús y nos trajo nuestros vasos de Coca-Cola.
Después, se dirigió a la cocina y comenzó a preparar todo.
m y lo que pensaba —¿Para qué nos ha dado los menús si no tiene la mitad de las cosas? —me
preguntó Cage, con una sonrisa.
mación que podría —Quizá sea un hábito —contesté, preguntándome lo mismo.
—Supongo. Aunque parece que este lugar ha estado aquí por un buen
tiempo y es la única opción de la ciudad. No creo que nadie más necesite el
os después de quemenú para saber lo que quiere —señaló Cage.
—Es cierto —reconocí—. No lo sé.
cho algo a nosotros. —Por cierto, ¿cómo te sientes? —preguntó Cage, entrecerrando los ojos.
—Me siento bien. Pero todavía tengo un poco de frío.
—¿De verdad? —preguntó Cage, tomando mis manos por encima de la
no estoy seguro demesa.
Gruñí, para demostrar mi reticencia a tomarnos las manos en ese lugar
después de lo que había sucedido la noche anterior.
—No. No dejaré que te avergüences de que demostremos afecto en
r lo que le sucedió apúblico —insistió.
No le costó mucho convencerme. Quería tocarlo, así que relajé mis brazos
mamos unos minutoscruzados y él tomó mi mano.
camioneta de Cage y —Quin, estoy orgulloso de estar contigo. Quiero que todos aquí sepan que
ba tan vacío como late tengo y ellos no —dijo, llevándose mis manos a los labios y besándolas.
na de las mesas, y un Mi corazón dio un vuelco al escuchar su declaración. Él era todo lo que
n rincón, tocando supodía desear en un tío. Estar con él no cambiaba mi historia ni lo que sabía
que tenía que lograr con mi vida. Pero tal vez hubiera una manera de tener
desde la cocina. ambas cosas.
e inspeccionamos el ¿Realmente solo quería sentar cabeza en algún lugar y formar una familia?
ontró. Parecía que el Quiero decir, eso sonaba increíble. Y la idea de tener una familia con él se
gó nuestros menús,sentía maravillosa.
Pero yo no podía tener una vida privada. Tenía que estar a la altura de mis
la hamburguesa, los responsabilidades. No podía hacer eso viviendo en un lugar tan aislado como
Snowy Falls.
Saqué eso de mi mente y me centré en algo más inmediato.
—No creo que Nero esté aquí esta noche —le dije a Cage.
—Creo que no.
—¿Qué hacemos?
—¿Con qué?
cias —le dije. —Mañana es lunes. Tenemos clase por la mañana —señalé.
vasos de Coca-Cola. —¿Quieres regresar?
—¿No deberíamos? ¿No tienes que trabajar?
d de las cosas? —me —Puedo pedirle a alguien que cubra mis turnos.
—¿No necesitas trabajar? Siempre existe la posibilidad de volver el fin de
semana que viene.
o aquí por un buen Cage miró hacia otro lado, con tristeza.
adie más necesite el —Tienes razón, como siempre. Es solo que las respuestas por fin
comenzaban a sentirse cercanas. ¿Qué crees que sabe Nero?
—Ni siquiera puedo aventurar una respuesta. Podría ser cualquier cosa.
ecerrando los ojos. Pero no está aquí y no sabemos si volverá mañana o en algún momento.
—Tienes razón. Deberíamos irnos. Después de que comamos, por
os por encima de la supuesto —dijo firmemente.
—Por supuesto —dije, con una sonrisa—. Creo que te he hecho sufrir de
manos en ese lugarhambre lo suficiente por un día.
Lo miré a los ojos y comencé a perderme. Tenía que tocarlo. Entonces,
mostremos afecto enliberando una de mis manos, rocé su mejilla con mi pulgar. Era tan hermoso
y perfecto. Quería ser suya. Quería que los dos fuéramos uno.
que relajé mis brazos Cuando llegó la cena, comimos, Cage un poco más rápido que yo. El
grandulón apenas había comido nada en todo el día.
todos aquí sepan que —¿Os gustaría una pequeña porción de tarta? —preguntó el cocinero,
ios y besándolas. cuando recogió nuestros platos.
. Él era todo lo que Cage me miró, claramente quería que dijera que sí.
toria ni lo que sabía —Claro, ¿de qué tipo? —pregunté.
una manera de tener —Es de arándanos. ¿Dos rebanadas o una?
—Solo una. Yo solo necesito un bocado —le dije a Cage.
formar una familia? —Solo una, gracias —le dijo Cage al cocinero.
na familia con él se —¿La queréis caliente?
Cage me miró y asentí.
tar a la altura de mis —Claro.
gar tan aislado como —¿Con helado?
—Por supuesto —dijo Cage, sin necesidad de consultarme.
El cocinero nos llevó el pastel humeante con dos tenedores y lo comimos
en silencio. Yo no hablaba, porque lo único en lo que podía pensar era en
trepar desnuda a los brazos de Cage. Había visto el contorno de su virilidad.
Era grande. ¿Cómo se sentiría si metiera eso dentro de mí?
Tenía que suceder en algún momento, ¿verdad? Tal vez me quedara en su
casa esa noche. Tal vez me acompañaría a mi habitación cuando
regresáramos a la universidad y luego entraría conmigo. Me vibró la piel por
la expectación. Sentía que me estaba volviendo loca pensando en ello.
—¿Vamos? —preguntó Cage, cuando se acabó la tarta.
d de volver el fin de —Sí —le dije con una sonrisa. Todavía pensaba en lo que podría pasar a
continuación.
Fui a la caja registradora, pagué la cuenta y luego me uní a Cage mientras
respuestas por fincaminaba hacia la puerta. Estiró la mano y yo deslicé la mía dentro de la
suya. Se sentía tan bien. Estábamos a punto de soltarnos y subirnos a la
ser cualquier cosa. camioneta, cuando alguien llamó nuestra atención.
gún momento. —¡Cage! ¡Quin!
que comamos, por Nos volvimos y vimos a Titus. Estaba con una mujer que parecía una
versión femenina y mayor de él mismo. Sin embargo, tenía aspecto de que se
e he hecho sufrir de tomaba la vida más en serio que él.
—Titus —dijo Cage, aferrando mi mano para asegurarse de que no lo
e tocarlo. Entonces,soltara por vergüenza.
gar. Era tan hermoso Titus se acercó con la mujer. Parecía realmente feliz de vernos.
—Cage, Quin, esta es mi mamá. Mamá, esta es la pareja a la que le he
s rápido que yo. El hecho el recorrido hoy.
—Encantado de conocerla —dijimos los dos.
reguntó el cocinero, —Encantada. Titus no ha podido dejar de hablar de vosotros dos. Me ha
dicho que irá a la Universidad de East Tennessee.
Vimos cómo Titus se ponía rojo.
—Vamos, mamá. Solo he mencionado que os he dado un recorrido y he
dicho que voy a analizar la posibilidad de asistir a algunas clases. Quin me ha
dicho que podría ser bueno para la ciudad.
—La ciudad está perfecta tal como es —dijo su madre, con firmeza—. No
sé por qué piensas que las cosas mejorarían si fuéramos invadidos por turistas
—nos miró—. Sin ofender.
—No nos ofende —contestó Cage, educadamente.
—Sería difícil que fuéramos invadidos por turistas. Solo creo que a la
ciudad le iría mejor si hubiera un mayor flujo de dinero.
edores y lo comimos —Tu generación y su enfoque en el dinero…
podía pensar era en Titus se rio.
orno de su virilidad. —No creo que el deseo de tener éxito haya comenzado con mi generación.
¿Has oído hablar de la Revolución Industrial? ¿Los «barones ladrones»? Creo
ez me quedara en su que la gente ha tenido ambiciones desde antes de que yo llegara.
habitación cuando Su madre resopló. Titus nos miró y se encogió de hombros, confundido
Me vibró la piel porpero divertido.
ando en ello. —En fin, ¿vosotros acabáis de cenar?
Cage contestó:
o que podría pasar a —Sí. Hemos comido el pollo.
—Es domingo; es lo que hay en el menú. Y otra cosa, mamá, si hubiera
uní a Cage mientras más gente pasando por la ciudad, tal vez Bill podría tener más de una opción
la mía dentro de lalos domingos.
nos y subirnos a la —Nunca te había oído quejarte del menú de los domingos.
—Bueno, toma esto como mi queja oficial.
—Anotado —dijo su madre, disgustada.
jer que parecía una —Bueno, ¿están yendo de vuelta al hostal?
nía aspecto de que se —Sí. Y luego volveremos a casa —explicó Cage.
—¡Oh! Porque iba a deciros que sé dónde podéis encontrar a Nero
urarse de que no lomañana, si todavía lo estáis buscando.
—¿Ah, sí? —pregunté, con ilusión.
—Sí. —Titus miró a su madre, que nos observaba mientras hablábamos—.
pareja a la que le he Los lunes por la noche, es el anfitrión de un evento. Es solo un pequeño
evento del club social. Nada especial. Pero iba a deciros que podría llevaros
si quisierais ir.
vosotros dos. Me ha —¡Oh! —dijo Cage, mirándome.
No sabía qué decirle. Estaba tan interesada en hablar con Nero como él, tal
vez incluso más que él. Pero ambos teníamos clases y él tenía que trabajar.
do un recorrido y he —¿Podrías darnos tu número para que te escribamos para avisarte? —le
s clases. Quin me ha pregunté. Sabía que Cage y yo teníamos que charlarlo.
—Claro —dijo Titus, antes de que intercambiáramos números y cada uno
e, con firmeza—. No partiera por su lado.
nvadidos por turistas Ya dentro de la camioneta, vimos que Titus entró y se sentó en una mesa
con su madre. Ella sonrió por primera vez cuando el cocinero se acercó a la
mesa. Los dos estaban sonriendo. Estaba claro que había algo más entre los
Solo creo que a lados.
—Entonces, ¿qué piensas? ¿Nos quedamos y tratamos de hablar con Nero
mañana en su «evento»? —me preguntó Cage, volviéndose hacia mí.
—También podríamos ir a casa y volver mañana después de que termines
o con mi generación.de trabajar.
ones ladrones»? Creo —Podríamos hacer eso. Pero son dos horas hasta allí, dos horas hasta aquí
y luego dos horas más para regresar a casa. Se me ocurren algunas formas
ombros, confundidomejores de pasar nuestro tiempo —dijo, con una sonrisa.
Sentí una oleada de calor cuando lo dijo. Tenía razón. Yo también podía
pensar en varias cosas mejores que podríamos hacer con nuestro tiempo.
—Decide tú, Quin. Es tu dinero. Pero si quisieras quedarte otra noche,
quizá pueda hacer que valga la pena —dijo, y eso envió un hormigueo a
sa, mamá, si hubieratravés de mi cuerpo.
r más de una opción —¿Ah, sí? ¿Cómo?
Cage deslizó su mano detrás de mi cuello y acercó mis labios a los suyos.
Cuando él me tomaba, me sentía débil. El calor de sus labios derritió
cualquier argumento que pudiera tener respecto a quedarnos. Sus labios se
movían sobre los míos. Abrí los míos e invité a su lengua a pasar.
Nuestras lenguas danzaban y mi cabeza estaba extasiada. Su beso era
como una brisa cálida en un día frío. Todo se sentía tan bien. Y, cuando me
s encontrar a Nero liberó de mi trance, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para empezar de
nuevo.
—Creo que valdría la pena quedarse —le dije, haciendo todo lo posible
ntras hablábamos—. para no subirme encima de él ahí mismo.
Es solo un pequeño Cage sonrió.
que podría llevaros —Bien. Me alegra que pienses eso —dijo, con un brillo en los ojos.
No pude evitar tocarlo mientras íbamos de regreso al hostal. Deslicé mi
mano sobre su muslo y comencé a frotar sus músculos. Todo en él era tan
on Nero como él, talgrande. No tardé mucho en deslizar mi mano hacia arriba, hasta su
enía que trabajar. entrepierna. Su polla fue lo primero que toqué. No pude evitarlo. Era enorme.
s para avisarte? —le Sus pantalones no ocultaban nada. No podía esperar más. Tenía que verlo.
Necesitaba sostenerlo en mis manos. Entonces, mientras conducía, me incliné
números y cada uno sobre su regazo, tomé el elástico de sus pantalones y se los bajé.
Cage me ayudó, moviéndose hacia arriba, lo que permitió que sus
e sentó en una mesapantalones y su ropa interior se deslizaran hasta el muslo. Su polla era tan
cinero se acercó a lagrande que quedó atrapada cuando sus pantalones bajaron. El tronco grueso
a algo más entre losfue lo primero que vi. Pero, a medida que deslicé mi mano sobre ella y
continué por toda su extensión, pude verla por completo cuando salió del
s de hablar con Neropantalón, a pocos centímetros de mis labios.
Nunca había sostenido una polla antes; la sensación me aceleró el corazón.
pués de que termines No podía rodearla con la mano. Lo mejor que pude hacer fue sostenerla
mientras bajaba la cabeza y deslizaba la punta dentro de mi boca.
dos horas hasta aquí Gimió tan pronto como mi aliento caliente lo envolvió. Nunca había hecho
rren algunas formaseso antes, pero aprendía rápido. Puse mi lengua a trabajar en la cima de su
punta y sentí cómo la camioneta bajaba la velocidad.
n. Yo también podía Aparcó la camioneta sin apagarla y estiró las piernas para facilitarme el
nuestro tiempo. acceso. Cuando lo hizo, reveló parte de su longitud antes oculta. ¡Guau!
quedarte otra noche, Envolví una segunda mano debajo de la primera y aún quedaba espacio
vió un hormigueo a para una tercera. Podía sentir las abultadas venas presionando contra mis
palmas y empujé su punta dentro de mi garganta, tan lejos como pude. No era
muy lejos.
is labios a los suyos. Él estaba muy excitado. Giré la cabeza y tiré de ella hacia atrás antes de
sus labios derritióregresar su polla a los límites de mi garganta. Mientras lo hacía, lo tocaba con
arnos. Sus labios seambas manos. Sus piernas se retorcieron.
Cuando puso su mano sobre mi cabeza, supe que estaba cerca.
asiada. Su beso era —¡Aaah! —gimió, moviéndose en su asiento.
bien. Y, cuando me Al escuchar eso, hice más. Golpeé la lengua de un lado a otro por su
osa para empezar decabeza, le apreté la polla aún más fuerte. Deslicé la lengua por la parte curva
y finalmente la apreté contra la base de la cabeza e hice que explotara.
endo todo lo posible Sin sacarla de mi interior, atrapé todo en mi garganta. No sabía si él quería
que lo hiciera o no, pero yo quería saber todo sobre él, incluso cómo sabía su
semen.
o en los ojos. Lo tragué todo, estaba sabroso. Él se quedó callado mientras seguía
al hostal. Deslicé misaliendo. Recién cuando se detuvo, luchó por recuperar el aliento e inhaló.
. Todo en él era tan —Por Dios, eres muy buena. ¿Cómo puede ser que seas tan buena? —me
ia arriba, hasta supreguntó, lo que me inspiró a sentarme y soltarlo.
evitarlo. Era enorme. No quería dejar ir su robusta virilidad. Podría haberme aferrado a ella para
más. Tenía que verlo. siempre. Era más grueso e impresionante que la palanca de cambios de la
conducía, me inclinécamioneta, que estaba a pocos centímetros de distancia.
No podía superar el hecho de que estaba frente a la polla de Cage. Era la
e permitió que sus polla de mi novio y era la cosa más hermosa que había visto en mi vida.
slo. Su polla era tan Se acercó y posó su dedo bajo mi barbilla. Se inclinó hacia adelante y me
on. El tronco gruesobesó los labios.
mano sobre ella y —En serio, ¿cómo eres tan buena en esto?
eto cuando salió del —Creo que estaba inspirada —le dije, orgullosa de haber podido brindarle
tanta alegría.
e aceleró el corazón. Cage bajó su mano y se reclinó.
hacer fue sostenerla —No creo que pueda moverme. En serio, creo que tengo las piernas
paralizadas —bromeó—. Puede que nunca vuelva a caminar.
. Nunca había hecho —¡Oh, no! ¡Tu carrera como jugador de fútbol americano!
jar en la cima de su Cage rio.
—Eso haré. Culparé a las mamadas de mi novia por mi renuncia. Son tan
s para facilitarme el buenas que ya no puedo usar las piernas. Estoy seguro de que los medios
oculta. ¡Guau! deportivos lo entenderán.
aún quedaba espacio —Yo lo entendería —confirmé, con una sonrisa.
sionando contra mis Ambos nos sentamos en silencio mientras Cage reunía fuerzas. Estábamos
s como pude. No eraa menos de 20 segundos del hostal. Estacionamos en frente y entramos a paso
lento. Yo todavía llevaba la chaqueta de Cage, así que él se cruzó de brazos
hacia atrás antes detratando de soportar el frío.
hacía, lo tocaba con Al entrar, miramos a nuestro alrededor con la esperanza de no tener que
decirle a nadie dónde habíamos estado. No había nadie. En cambio,
encontramos mi ropa seca y doblada en la mesa baja de la sala que estaba
frente a nosotros. Al lado estaba colgada mi chaqueta. Había una nota sujeta a
lado a otro por su ella: «No sé si os quedáis otra noche. Así que ha sido un gusto conoceros y
ua por la parte curvaespero volver a veros. O quizá os veré por la mañana en el desayuno».
ue explotara. —Deberíamos dejarle una nota para avisarle que nos quedaremos, ¿no? —
No sabía si él quería pregunté, insegura.
ncluso cómo sabía su —Sí, o simplemente verá mi camioneta.
Miré por la ventana y vi que la camioneta estaba iluminada por las luces
ado mientras seguíade la sala.
l aliento e inhaló. —Sí, supongo que tienes razón. Y ella tiene mi número de tarjeta de
eas tan buena? —mecrédito. No es necesario dejar una nota.
Cogí mi ropa, subimos las escaleras y nos fuimos a nuestra habitación. La
e aferrado a ella paracama estaba hecha. No podía esperar a desarmarla de nuevo.
ca de cambios de la —Creo que necesito una ducha —dijo Cage. Parecía muy relajado.
—¿Debería unirme a ti? —le pregunté, sin saber si era parte de mis
polla de Cage. Era ladeberes de novia.
sto en mi vida. —No. Con esta cosa es más trabajo que diversión —dijo, refiriéndose a su
hacia adelante y meyeso.
—Entonces, podría lavarte la espalda.
—Gracias, pero yo puedo. ¿Quieres ducharte primero? Seguramente estaré
ber podido brindarleun buen rato.
—Supongo que sí —dije. Todavía quería envolver mis manos alrededor de
él. Pero, en vez de eso, cogí mi camisa doblada y entré en el cuarto de baño,
e tengo las piernascerré la puerta detrás de mí.
Me desnudé sin dejar de pensar en cómo se había sentido la polla dura de
Cage en mis manos. Había empezado a pensar que nunca tocaría a un hombre
desnudo. Pero que fuera Cage me hacía temblar de emoción.
mi renuncia. Son tan Mientras me duchaba, no hubo un solo momento en que no estuviera tan
o de que los medios excitada que me sentía mareada. Pensé en volver a ponerme la ropa, pero
¿para qué? En cambio, me envolví con una toalla y me reuní con Cage.
—Dios, no puedo dejar de mirarte —dijo, pasando su mirada sobre mí.
a fuerzas. Estábamos Amaba sentir su atención.
te y entramos a paso —Ya regreso —dijo, desapareciendo detrás de la puerta del baño.
l se cruzó de brazos No sabía qué hacer mientras esperaba. Aunque no hacía frío en la
habitación, no hacía tanto calor como para que me sentara desnuda. Eso era
nza de no tener queun problema, porque no quería vestirme.
nadie. En cambio, Además de eso, no sabía cuánto tiempo tardaría Cage. La mejor opción era
e la sala que estaba acomodarme debajo de las sábanas. Apagué todas las luces menos la de la
bía una nota sujeta amesa de noche y me metí en la cama.
n gusto conoceros y Los minutos parecían horas mientras esperaba que saliera. Estaba segura
el desayuno». de que estaba a punto quebrarme por la tensión cuando, para mi alivio,
quedaremos, ¿no? —escuché que la ducha se apagaba y él volvía a la habitación.
Se acercó a la cama como un hombre salido de las sombras. La forma en
que la toalla le rodeaba la cadera le resaltaba la cintura estrecha y el torso
minada por las lucesdesnudo. Parecía un superhéroe. Podía ver cada ondulación de sus músculos
abultados. Pero había solamente un bulto que me importaba. Ese era
úmero de tarjeta de particularmente increíble.
Su polla se ocultaba en las ondas del pliegue de la toalla. No podía esperar
uestra habitación. Laa verla de nuevo. La espera no fue larga porque, cuando se acercó al borde de
la cama, dejó caer la toalla. Su cuerpo era magnífico.
muy relajado. Se unió a mí debajo de las sábanas. Presioné mis antebrazos contra mi
si era parte de mispecho y me deslicé hacia él, de cara hacia su pecho. Con sus brazos alrededor
de mí, el calor de su cuerpo me mareó.
ijo, refiriéndose a su —¿Cómo lo haremos? —preguntó Cage.
—Como tú quieras —contesté, temblando.
—Estás helada —me dijo, abrazándome.
? Seguramente estaré Me encantaba estar entre sus brazos. La sensación me embriagó.
Necesitaba besarlo, así que tiré la cabeza hacia atrás y lo miré. Él había
s manos alrededor de estado esperándolo porque, tan pronto como lo hice, él se inclinó y encontró
en el cuarto de baño,mis labios.
Una vez frente a frente, su polla dura se apretó contra mí. Podía sentir
tido la polla dura de cómo latía. Mientras, él me besaba con más fuerza.
tocaría a un hombre Pasé una pierna por encima de las suyas y apreté mi coño contra su muslo.
Al sentir su calor, froté con fuerza mi entrepierna hinchada sobre él. Cage
que no estuviera tan hizo lo mismo con su polla contra mi vientre. Nunca me había imaginado lo
nerme la ropa, pero bien que se sentiría hacer eso.
uní con Cage. Movió su mano hacia mis nalgas y hundió sus dedos entre mis piernas.
su mirada sobre mí.Mis caderas comenzaron a moverse sin control. Quería tenerlo dentro de mí.
Necesitaba que supiera que lo quería.
Mientras me besaba, Cage empujaba sus dedos dentro de mi coño. Se
no hacía frío en la sentía tan bien que dejé de besarlo y gemí.
ara desnuda. Eso era Pero había algo que quería aún más. Así que, con la esperanza de que no
tuviera la impresión equivocada, me aparté y me giré. Él no sacó los dedos
La mejor opción erahasta que me di la vuelta por completo. Cuando los sacó, contoneé mi culo en
uces menos la de la busca de su polla. Cuando la encontré, la presioné contra mi vulva, que latía.
Sabía que solo tocarlo no sería suficiente ahora que sabía cómo se sentía
aliera. Estaba seguratenerlo dentro de mí. Mientras yo me frotaba contra él, Cage me tomó de las
ndo, para mi alivio, caderas. Con la cabeza de su polla en mi coño, él se hizo cargo.
Hizo presión con la punta para probar mi agujero. Mientras lo hacía, yo
ombras. La forma en sentía que la presión aumentaba. Estaba entregada a lo que él quisiera
a estrecha y el torso hacerme. Sabía lo que vendría, así que inhalé y me prepararé para recibir lo
ión de sus músculosque había soñado por tanto tiempo.
importaba. Ese era A diferencia de sus dedos, la cabeza de su polla era abrumadora. Aunque
me sentía preparada para él, cuando empujó hacia adelante, me di cuenta de
lla. No podía esperarque no lo estaba.
se acercó al borde de Siguió poniéndome a prueba, empujando más fuerte. Cada vez me
estremecía más, y luego me relajaba rápidamente. Me di cuenta de que estaba
ntebrazos contra mi avanzando más lejos con cada impulso. Finalmente, Cage puso su gran mano
sus brazos alrededoralrededor de mi cadera y me inmovilizó, antes de empujar su polla sin
contenerse.
A pesar de que sentía dolor, no quería que se detuviera. ¿Dolía o se sentía
bien? No podía saberlo. Lo que sí sabía era que quería la gran polla de Cage
en mí. Él se metió y me dio una ola de agonía que fue seguida rápidamente
ción me embriagó.por un mar de placer.
y lo miré. Él había —¡Sí! —gemí. Necesitaba más.
e inclinó y encontró Tan pronto como lo dije, empujó más fuerte.
—¡Aah! —gruñí.
ntra mí. Podía sentir Era demasiado, pero quería más. Quería que siguiera empujando hasta que
los dos fuéramos uno. Hasta que llegó a un punto en el que no pudo meterla
oño contra su muslo.más. Fue entonces cuando se retiró y luego volvió a empujar. Su polla me
hada sobre él. Cagetocaba como un violín. Mientras lo hacía, mi vista se oscureció y mis piernas
e había imaginado lose aflojaron.
Si me hubieran dado cien años, no me hubiera podido imaginar lo bien que
os entre mis piernas.se sentiría la polla de Cage. La cabeza me daba vueltas. Me estaba follando.
enerlo dentro de mí. La polla de Cage Rucker estaba dentro de mí. Y a medida que empujaba
dentro de mí más rápido y más fuerte, sentía cómo se formaba un nudo en el
ntro de mi coño. Seinterior de mi muslo que lentamente subía hasta mi sexo.
Me estaba viniendo. Se me tensó la mandíbula. Se me enrularon los dedos
esperanza de que node los pies. Mis músculos sintieron la tensión de una fuerza imparable, algo
Él no sacó los dedosparecido al dolor se apoderó de mí y exploté en un orgasmo.
contoneé mi culo en Gruñí mientras lo hacía, pero el sonido se ahogó cuando Cage gimió.
mi vulva, que latía. Gimió más fuerte de lo que jamás había escuchado a nadie en mi vida. Los
sabía cómo se sentíados nos veníamos juntos.
Cage me tomó de las Moví mi mano sobre la suya mientras él se hundía en mi cadera. Estaba
cada vez más mareada. Quería quedarme con él, experimentando cada
Mientras lo hacía, yomomento, pero todo era demasiado. Su polla, cómo me sentía por él, los
lo que él quisiera eventos del día, todo estaba llegando a un punto crítico.
pararé para recibir lo Mientras lo hacía, tomé la última bocanada de aire. La solté y mi visión se
oscureció. Estaba en la agonía del sentimiento más grande de mi vida y,
abrumadora. Aunque perdiéndome en él, me desmayé lentamente.
nte, me di cuenta de

erte. Cada vez me


cuenta de que estaba
e puso su gran mano
mpujar su polla sin

a. ¿Dolía o se sentía
a gran polla de Cage
seguida rápidamente

empujando hasta que


que no pudo meterla
mpujar. Su polla me
ureció y mis piernas

imaginar lo bien que


Me estaba follando.
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enrularon los dedos


erza imparable, algo

cuando Cage gimió.


adie en mi vida. Los

en mi cadera. Estaba
xperimentando cada
momento, pero todo era demasiado. Su polla, cómo me sentía por él, los
eventos del día, todo estaba llegando a un punto crítico.
Mientras lo hacía, tomé la última bocanada de aire. La solté y mi visión se
oscureció. Estaba en la agonía del sentimiento más grande de mi vida y,
perdiéndome en él, me desmayé lentamente.
Capítulo 14

Cage

El sexo con Quin era lo que siempre había pensado que debía ser el sexo.
El sexo con Tasha y las otras tías había estado bien. No había tenido quejas.
Pero con Quin me sentí finalmente como un hombre en llamas.
Estar con Quin me hizo algo. Me sentí completo cuando estuve con ella.
Mientras la abrazaba, pensaba en un hogar y niños corriendo por el patio. Ella
era mi otra mitad. Estaba seguro. No había duda de que estaba enamorado de
ella.
La abracé toda la noche. Después de que me quedé dormido, me di la
vuelta y perdí el contacto con ella; me desperté lo suficiente para estirar la
mano en busca de su cuerpo. No pude volver a dormirme hasta que lo
encontré.
Por la mañana, abrí los ojos para encontrarla acurrucada en mis brazos.
Podía oler su cabello. Tenía un toque de fresa. Podría haberme quedado allí
para siempre y casi lo hicimos. Ni siquiera se nos ocurrió levantarnos hasta
pasadas las 11. Para entonces, ambos teníamos más ganas de comer que de
cualquier otra cosa.
—¿Qué haremos hoy? —le pregunté, mientras se alejaba de mí de mala
gana.
—¿Comer algo?
—¿Y durante las 10 horas siguientes, antes de ir al club de lectura de Nero
o lo que sea?
—No creo que sea un club de lectura —dijo Quin, tomándome en serio.
—Estoy bromeando. Sí, algo me dice que Nero no se divierte con una
oración bien construida —bromeé.
—Probablemente no —contestó Quin con una sonrisa.
Dios, me encantaba ver a esa chica sonreír.
Nos turnamos en el baño para prepararnos y luego bajamos las escaleras.
La Dra. Sonya estaba rondando.
—Bueno… ¡buenos días! —dijo, sonrojándose.
Estaba bastante claro que ella sabía lo que habíamos estado haciendo la
noche anterior. Mirándola, traté de recordar qué tanto ruido habíamos hecho.
Sin duda no me había quedado callado. Miré a mi alrededor preguntándome
qué tan gruesas eran las paredes. Probablemente no fueran muy gruesas.
¡Ups!
—Buenos días —dije, avergonzado.
—Estamos más cerca de las buenas tardes —me corrigió Quin, que no
pareció percibir la broma.
ue debía ser el sexo. —Lo sé. Y me imagino que vosotros dos debéis estar muy hambrientos.
había tenido quejas. —Tenemos muchísima hambre los dos —dijo Quin.
—¡Bien! Porque salí y os compré una selección en la panadería. Esperaba
ndo estuve con ella.que no se hayan echado a perder. Dejadme traerlos —dijo, mientras se dirigía
ndo por el patio. Ellade regreso a la cocina—. Sentaos.
estaba enamorado de Quin y yo nos sentamos a la mesa redonda en el rincón del desayuno y nos
pusimos cómodos. La Dra. Sonya regresó con un surtido de croissants
é dormido, me di ladulces y fruta. Lo único que podría haberlo mejorado todo era algo de tocino.
ciente para estirar la Pero el tocino hace que todo mejore, así que eso no dice mucho.
mirme hasta que lo —¿Qué tienen planeado para hoy? —preguntó, llenando el silencio
mientras probábamos los bollos.
cada en mis brazos. —Todavía no estamos seguros —contesté, separando un croissant
aberme quedado allí metiéndomelo en la boca—. Esto está muy rico.
ió levantarnos hasta —Son de aquí. Tenemos un futuro pastelero en nuestras manos. He estado
nas de comer que dehaciendo todo lo posible para fomentar sus intereses.
—El hojaldre está muy bueno —comentó Quin.
ejaba de mí de mala —Son excelentes —concluyó la Dra. Sonya antes de cambiar de tema—.
¿Puedo esperar vuestra maravillosa compañía otra noche? ¿O vais a regresar
hoy?
b de lectura de Nero Quin respondió:
—Nos reuniremos con Titus esta noche. Pero volveremos a casa después.
mándome en serio. Tenemos clases y él tiene que trabajar —dijo, decidiendo por los dos.
se divierte con una Era lo que habíamos hablado, pero pensé que íbamos a improvisar un poco
más. El lugar no era barato, así que podía ver por qué no quería quedarse una
noche más. Pero la forma en que lo dijo me hizo pensar que nuestro regreso
tendría más que ver conmigo que con ella.
ajamos las escaleras. Mi chica era brillante. Que se perdiera una clase o dos no afectaría en
absoluto sus calificaciones. Yo era el que tenía que hacer un esfuerzo. Estaba
bastante seguro de que ella quería que regresara para que no me retrasara.
s estado haciendo la Era muy dulce de su parte cuidarme de esa manera. Era la primera vez en
ido habíamos hecho.mi vida que alguien lo hacía. Pero, al mismo tiempo, me estaba gustando
edor preguntándomeestar allí. Había algo me hacía sentir como si perteneciera al lugar. Esperaba
ueran muy gruesas.que Quin sintiera lo mismo.
—Bueno, ha sido un placer teneros a los dos aquí. Espero volver a veros.
Cali estará decepcionado de no haberse despedido. Lo habéis cautivado
rrigió Quin, que nobastante. Le he dicho que, si quiere veros, debería aplicar a la Universidad de
East Tennessee. Ha sido muy reticente al respecto. Pero conoceros a vosotros
muy hambrientos. podría haberle dado el empujón que necesitaba.
—Es una gran universidad —dijo Quin—. Si quiere hacer un recorrido,
panadería. Esperabame alegraría mucho dárselo.
o, mientras se dirigía —Eso sería maravilloso. Se lo diré. Eso le encantaría.
No pude evitar sentir un poco de celos al escuchar a Quin ofrecer sus
n del desayuno y nos servicios de guía turística. Tal vez estaba tratando de salir de su zona de
croissants, bollosconfort, pero no pude evitar recordar lo mucho que le gustaba Quin al chaval.
o era algo de tocino. Yo se lo había dicho, así que él definitivamente estaba al tanto. ¿Ahora Quin
se iba a esforzar para ayudarlo a él?
lenando el silencio Pensándolo bien, probablemente estaba sacando demasiadas conclusiones.
Quin era una buena persona y las buenas personas hacen cosas buenas por la
croissant ygente. Ayudar a Cali a entusiasmarse con la universidad era algo bueno.
Simplemente no quería pensar en Quin con nadie más. Quería ser yo quien la
as manos. He estadocuidara por el resto de nuestras vidas.
—Sí, avisadnos. Podemos darle un recorrido —le dije, asegurándome de
que Cali supiera que no debía emocionarse demasiado.
cambiar de tema—. —¡Maravilloso! Tengo tu número, Quin. Se lo daré. Tengo que hacer
e? ¿O vais a regresaralgunos recados. Pero aquí está mi tarjeta. Sentíos libre de llamarme si
necesitáis algo más —dijo, entregándosela a Quin.
—Entonces, ¿qué vamos a hacer hasta esta tarde? —pregunté, tomando
mos a casa después.una rodaja de melón.
—Podríamos dar una vuelta en la camioneta.
a improvisar un poco —Creo que hemos visto todo lo que hay para ver. Pero, podríamos
quería quedarse unaenviarle un mensaje de texto a Titus para ver si tiene alguna sugerencia.
que nuestro regreso —¿Crees que le importará? —preguntó Quin, con una sonrisa.
—¿Por qué le importaría? —le pregunté. Saqué mi teléfono y le envié un
dos no afectaría en mensaje de texto.
un esfuerzo. Estaba Escribí: «Se te ocurre algo que podamos hacer Quin y yo hoy?» y lo envié.
no me retrasara. En menos de diez segundos, sonó mi teléfono.
Era la primera vez en —Es Titus. ¿Quién responde a un mensaje con una llamada? ―pregunté,
me estaba gustandoextrañado—. ¿Hola?
ra al lugar. Esperaba —¡Cage! ¡Esperaba tener noticias de vosotros! Recuerdas que antes dije
que el instituto de Snowy Falls tiene un muy buen equipo de fútbol
pero volver a veros. americano.
Lo habéis cautivado —Lo recuerdo.
r a la Universidad de —Bien, estaba presumiendo un poco, porque soy el entrenador.
conoceros a vosotros —¿Eres el entrenador del equipo?
—Sí. Es algo que hago para mantener el programa en marcha. El
hacer un recorrido,entrenador Thompson, el tío que dirigía nuestro equipo, falleció el año
pasado.
—Lo siento.
a Quin ofrecer sus —Gracias. Y, como no quería que el equipo se quedara sin entrenador, me
salir de su zona de ofrecí como voluntario. Pero, estaba pensando, ¿qué tan genial sería si un tipo
staba Quin al chaval. como tú con tu experiencia viniera y les diera una pequeña charla? Ya sabes,
l tanto. ¿Ahora Quinnada formal. Creo que sería emocionante para ellos. Tal vez puedas
inspirarlos a poner sus traseros en marcha. Y, honestamente, yo no sé qué
siadas conclusiones. diablos estoy haciendo. Lo estoy intentando, pero me vendrían bien algunos
cosas buenas por laconsejos. ¿Qué dices? ¿Te interesaría venir y hablar con algunos chavales
dad era algo bueno.talentosos?
uería ser yo quien la —Me encantaría —le contesté, mientras miraba a Quin—. Tendré que
hablar con Quin al respecto, pero creo que podemos pasar.
je, asegurándome de —¿Lo harías? ¡Eso sería increíble! Te enviaré la dirección. Y si llegáis
alrededor de las dos, os daré un recorrido por la escuela. Tiene una gran
é. Tengo que hacerhistoria.
bre de llamarme si —Hablaré con Quin.
—¡Genial! Os veré pronto —dijo Titus y finalizó la llamada.
—pregunté, tomando —¿Qué ha dicho? —Quin me preguntó, sin quitarme los ojos de encima.
—Quiere que vaya y hable con el equipo de fútbol americano del instituto.
—¿Has accedido?
er. Pero, podríamos —No tenemos nada más que hacer —le dije.
na sugerencia. Quin estaba de acuerdo.
Durante las siguientes horas, holgazaneamos, nos besamos un poco y le
léfono y le envié undevolvimos las muletas que me había prestado a Glen.
—¿Te han sido útiles? —preguntó Glen.
yo hoy?» y lo envié. —¡Definitivamente! —dije, aunque apenas las había usado.
—¿Cómo ha sido vuestra estancia? ¿Habéis avanzado en la resolución de
amada? ―pregunté, vuestro misterio?
—El Dr. Tom sugirió que habláramos con Nero —respondió Quin.
erdas que antes dije —¿Con Nero? —preguntó Glen, confundido.
n equipo de fútbol —Sí. ¿Sabes por qué lo haría?
—Tom no es la persona más charlatana cuando se trata de lo que sabe
sobre la gente. Eso hace que cotillear con él sea un verdadero desafío.
—¿Qué sabes sobre Nero? —preguntó Quin, poniéndose en modo
investigadora.
ama en marcha. El —No mucho. Creció aquí, asistió al instituto, jugó en el equipo de fútbol
ipo, falleció el año americano. Siempre parece un poco enojado. Lo veo de vez en cuando en su
trabajo como mesero en el restaurante.
—Lo hemos visto allí —le dije—. No le gustó vernos.
a sin entrenador, me —¿Qué quieres decir?
genial sería si un tipo —Estaba tomando la mano de Quin y él hizo un comentario.
ña charla? Ya sabes, —¿De verdad? Eso me sorprende.
os. Tal vez puedas —¿Por qué? —preguntó Quin.
mente, yo no sé qué —No lo sé. Creo que porque siempre ha sido respetuoso conmigo.
endrían bien algunosAunque, en un momento, miraba a Tom como una figura paterna, así que tal
on algunos chavales vez eso influyó en mi imagen de él.
—¿Qué le sucedió a su padre? —le pregunté a Glen.
Quin—. Tendré que —No estoy seguro. Pero creo que nunca lo conoció. Es difícil crecer sin
un padre.
rección. Y si llegáis —Puede ser difícil crecer con un padre —contesté.
ela. Tiene una gran —Sí —Glen estuvo de acuerdo—. Cuando los padres te decepcionan,
dejan una marca.
—Sé algo sobre eso —dije, volviéndome hacia Quin, quien había crecido
con una familia que la amaba. Nos miraba sin comprender.
os ojos de encima. Recogimos algunos bocadillos y nos dirigimos al instituto. Parecía un
ericano del instituto. almacén reformado. Tampoco aparecía en el mapa de mi teléfono.
Entramos al estacionamiento y vimos a Titus en su camioneta,
esperándonos. Cuando aparcamos a su lado, salió. Su amplia sonrisa era tan
grande como siempre. Sí que sabía hacer que la gente se sintiera bienvenida.
samos un poco y le El recorrido de Titus comenzó en el edificio principal de la escuela. Era
donde solían almacenar el licor después de embotellarlo. En los años 50,
habían llegado algunos niños más a la ciudad y lo habían convertido en
instituto. La superficie del edificio había ido creciendo desde entonces.
o en la resolución de Yo antes creía que el vestuario de mi instituto no era bueno. Pero resultaba
que era casi profesional en comparación con lo que tenía el equipo de Snowy
pondió Quin. Falls. El campo tampoco era mucho mejor.
—No es mucho, pero se trata del valor de los jugadores y no de la calidad
del campo. Eso es lo que siempre les digo —dijo Titus, mientras nos
trata de lo que sabe mostraba el lugar.
dero desafío. —Tienes razón —le dije, con sinceridad.
niéndose en modo —Hay muchachos en el equipo que tienen un potencial real. Si tuviéramos
mejores materiales… y un mejor entrenador —dijo con una risa autocrítica
n el equipo de fútbol—, algunos de estos chavales podrían llegar lejos. Incluso algunos podrían
vez en cuando en su ser lo suficientemente buenos como para obtener una beca para East
Tennessee. Tú debes saber algo sobre eso, ¿verdad? Tal vez podrías hablar
con ellos al respecto.
Mi corazón se derritió con su pedido.
—Me encantaría. Cualquier cosa que pueda hacer para ayudar, házmelo
saber.
La sonrisa que Titus mostró en respuesta fue genuina. Se preocupaba por
espetuoso conmigo.los niños. No había ninguna duda al respecto, era un buen tipo.
a paterna, así que tal —¿Eres Cage Rucker? —me preguntó uno de los chavales cuando llegó al
campo para practicar.
Miré a Quin. Sonrió.
Es difícil crecer sin —Sí —dije de repente. Me gustó que me reconocieran.
Me habían reconocido cientos de veces a lo largo de los años. Pero esta
era la primera vez en mucho tiempo que me afectaba. No estaba seguro de
dres te decepcionan,por qué.
—Cali, ¿estás en el equipo de fútbol? —le pregunté, cuando apareció y se
quien había crecidounió a nosotros en el campo, con el uniforme.
Se sonrojó y se quedó mirándome.
nstituto. Parecía un —Sí. Soy el pateador.
—Tiene un pie de oro —dijo Titus, con un tono alentador.
en su camioneta, Cali se puso rojo y luego miró a Quin para ver si lo había escuchado. Quin
mplia sonrisa era tan había escuchado. A Cali le gustaba muchísimo mi novia.
sintiera bienvenida. Cali era un chaval pequeño con un estilo algo emo. Me sorprendió verlo en
al de la escuela. Era el equipo.
lo. En los años 50, Cobró un poco más de sentido cuando descubrí que era el pateador. No
abían convertido entenías que tener los músculos de un apoyador para patear una pelota de fútbol
esde entonces. americano 80 yardas. Y, seguramente, para lucirse ante Quin antes de que
ueno. Pero resultabacomenzara el entrenamiento, eso fue exactamente lo que hizo Cali. Sin duda,
el equipo de Snowyera lo suficientemente bueno como para jugar en una escuela como East
Tennessee. Algunos de los niños de ahí lo eran.
es y no de la calidad Para mi sorpresa, Titus no solo me hizo hablar con ellos, sino que me hizo
Titus, mientras nospracticar con ellos. Fue divertido. Algo en todo eso se sentía bien, a pesar de
que estaba seguro de que Quin estaba muy aburrida.
—Aprecio que hayas hecho esto por los niños —dijo Titus mientras
al real. Si tuviéramosregresábamos a nuestras camionetas.
una risa autocrítica —Ha sido un placer, en serio.
uso algunos podrían —Cage estaba en su salsa —le dijo Quin.
na beca para East No pensé que Quin se daría cuenta de eso, pero tenía razón.
l vez podrías hablarDefinitivamente era lo que quería hacer con mi nueva vida.
—¿Me permitirían llevaros a cenar para agradecerles? Podríamos ir a lo de
Nero después.
ara ayudar, házmelo —Eso sería genial —dije, sin darle a Quin la oportunidad de opinar.
La verdad era que trabajar con los niños me había dado un subidón y
. Se preocupaba por todavía no estaba listo para bajar. Volvimos a ir al restaurante y tanto Quin
como yo buscamos a Nero cuando entramos.
vales cuando llegó al —No está aquí —dijo Titus—. Ayuda con las multitudes los fines de
semana —dijo Titus, burlándose de la poca gente que se necesitaba para que
se considerara «una multitud» en Snowy Falls.
—¿Conoces bien a Nero? —preguntó Quin, volviendo a ponerse en modo
e los años. Pero estadetective.
No estaba seguro de —Fuimos juntos al instituto. Él era un año menor, pero estaba en algunas
de mis clases. Pero sí jugamos juntos en el equipo.
cuando apareció y se —¿El equipo de fútbol americano? —pregunté.
—Es el único equipo que tenemos en Snowy Falls —dijo Titus, con
resignación—. Aquí solo podemos permitirnos una actividad extracurricular.
Así que espero que nadie esté interesado en el baloncesto femenino.
—¡Ah, eso es horrible! —dije, apenado por las chicas.
bía escuchado. Quin —Yo también vengo de un instituto pequeño. Los deportes tampoco eran
la gran cosa allí —contó Quin.
e sorprendió verlo en —¿Y las Olimpiadas de Matemáticas, o como se llamen? Un instituto de
genios tendría que ser capaz de ganar eso, ¿verdad? —le pregunté, tratando
era el pateador. No de que Quin se sintiera parte de la conversación.
una pelota de fútbol —No nos animaban a hacer cosas así.
e Quin antes de que —¿Por qué no? ―pregunté extrañado.
hizo Cali. Sin duda, —El lema de mi instituto era «Mientras no sea necesario, no llaméis la
escuela como Eastatención». Hacían mucho énfasis en lograr que la gente no nos odiase. Fui ahí
por iniciativa de mis padres.
os, sino que me hizo —Eso es un poco triste —le dije, imaginando cómo habría sido mi vida si
ntía bien, a pesar de me hubieran dicho que debía ocultar quién era.
—Es lo que teníamos que hacer —dijo Quin, con una sonrisa a medias.
dijo Titus mientras —Entonces, ¿no podías destacarte de ninguna manera, pero la prensa te
acosaba y siempre tenías que preocuparte por ser secuestrada?
—Sí —confirmó Quin, con tristeza en los ojos.
No lo dije, pero de repente todo sobre Quin cobró sentido. La primera vez
pero tenía razón.que habíamos salido había sido porque le había prometido enseñarle cómo ser
más social. Desde entonces, me había preguntado cómo nunca lo había
Podríamos ir a lo deaprendido antes. No tenías que ser el alma de la fiesta para saber hablar con
gente.
dad de opinar. Pero, si creces aprendiendo a temerle a todos los que están fuera de tu
dado un subidón y círculo, ¿cómo podrías ser diferente de como era Quin? Y, sinceramente, era
aurante y tanto Quinadmirable que Quin fuera tan normal.
—Tendréis que darme una pista de lo que estáis hablando —dijo Titus,
ltitudes los fines deluchando por seguir nuestra conversación.
necesitaba para que Miré a Quin. No parecía que quisiera hablar de eso.
—Quizás más tarde —le dije a Titus, antes de cambiar de tema.
o a ponerse en modo Terminamos de cenar y charlamos un poco más antes de pagar la cuenta.
Aunque Titus se había ofrecido a pagar, Quin insistió. Titus luchó con ella
ro estaba en algunas hasta que me entrometí.
—Déjala. Confía en mí.
Titus dudó, pero accedió. No podía decir en qué estaba pensando Titus,
s —dijo Titus, con pero era obvio que estaba acostumbrado a ser el hombre de la casa. Quizá
idad extracurricular.debería haberle dicho a Quin que lo dejara pagar, pero la verdad era que me
parecía injusto, considerando lo que sabía sobre la riqueza de la familia de
Quin. Además, era algo que Quin quería hacer. Me costaba mucho no darle a
portes tampoco eranmi novia lo que quería.
—Entonces, ¿qué es lo que hace Nero? —pregunté, mientras
men? Un instituto decaminábamos hacia las camionetas.
e pregunté, tratando —Sería mejor si solo lo vierais —explicó Titus.
—Vale… —dije, mirando a Quin, que estaba tomando mi mano.
Quin no dijo nada al respecto hasta que estuvimos solos en la camioneta,
siguiendo a Titus por caminos estrechos que atravesaban el bosque.
esario, no llaméis la —Sí, definitivamente esto no es un club de lectura —dijo, mientras miraba
o nos odiase. Fui ahílos árboles que pasaban por la ventana—. ¿Te parece una buena idea?
—¿Crees que deberíamos volver? Todavía podemos cambiar de dirección.
abría sido mi vida si —¿Tú crees que deberíamos volver? —me preguntó Quin—. Solo vamos
porque queremos hablar con Nero. Podríamos volver el próximo fin de
sonrisa a medias. semana o el fin de semana siguiente. Has oído a Titus: Nero trabaja los fines
ra, pero la prensa tede semana.
—¿Crees que podemos confiar en Titus? —le pregunté a Quin, dudando
de mi juicio sobre Titus.
tido. La primera vez —No parece ser un mal tipo.
o enseñarle cómo ser —¿Crees que nos llevaría al bosque para matarnos?
mo nunca lo había Lo había dicho en chiste y luego recordé la historia de Quin con el
ara saber hablar consecuestro.
—No, no lo creo. Solo se siente como el comienzo de todas las películas
ue están fuera de tude terror. Pero no creo que sea así…
Y, sinceramente, era —Probablemente tengas razón —hice una pausa—. Entonces, cuando
lleguemos, revisa el establo y yo revisaré el cobertizo. Estoy seguro de que
blando —dijo Titus,podremos encontrar un teléfono en alguna parte —dije, mirando a Quin para
ver su reacción.
Me miró sin comprender.
—¿Qué?
s de pagar la cuenta. —Es una referencia a una película de terror —expliqué.
Titus luchó con ella —Ah.
Creo que Quin no lo entendió.
—Sí, este camino me recuerda al que lleva a mi casa. Supongo que es un
aba pensando Titus,poco diferente a los que llevan al lugar donde creciste.
re de la casa. Quizá Quin volvió a mirar a su alrededor.
a verdad era que me —No se parece ni de lejos.
eza de la familia de Tenía sentido. Quin había crecido en la ciudad de Nueva York. Podía ver
ba mucho no darle a por qué conducir en una carretera como esa en la oscuridad podía asustarla.
—Quin, si pasa algo, te mantendré a salvo. Te lo prometo. ¿Vale?
pregunté, mientras Quin me miró.
—Vale.
No solo estaba diciendo que me creía; podía verlo en su cara. Había
ganado su confianza, no había forma de que la traicionara ahora. Pasara lo
los en la camioneta,que pasara, iba a proteger a Quin. Estaba dispuesto a morir en el intento si era
necesario.
dijo, mientras miraba Cuando finalmente nos detuvimos frente a un granero resplandeciente, las
buena idea? cosas no se sentían más seguras. Había varias camionetas estacionadas en
ambiar de dirección. frente y la luz del interior parpadeaba.
Quin—. Solo vamos —¿Estás seguro de que está bien que estemos aquí? —le pregunté a Titus,
el próximo fin demientras sentía la misma concentración agresiva que sentía antes de un gran
Nero trabaja los fines partido.
—Queríais verlo, ¿verdad? Estará aquí.
nté a Quin, dudando —Eso no responde mi pregunta —aclaré.
—Estoy seguro de que estaréis bien. Parece que puedes arreglártelas.
—¿Por qué Cage necesitaría arreglárselas? —preguntó Quin sacando a
relucir un buen punto.
ria de Quin con el —¿Queréis verlo o no? —preguntó Titus, mirándonos.
Miré a Quin. Sabía que pasara lo que pasara, podría luchar para salir. Pero,
e todas las películas ¿y Quin? ¿Valía la pena ponerla en peligro?
—Esta es nuestra oportunidad de hablar con él —señaló Quin—. Él podría
. Entonces, cuando tener todas las respuestas. Yo digo que nos arriesguemos.
Estoy seguro de que Sonreí. No la hubiera respetado menos si hubiera dicho que debíamos
mirando a Quin paravolver. Pero estaba pensando en mí, no en sí misma. Definitivamente me
estaba enamorando de ella, si aún no lo estaba.
—Está bien. Entremos —le dije a Quin—. Mejor que esto no se ponga feo
—dije, amenazando con destrozar a Titus si sucedía.
No sabía qué esperar, pero tan pronto como atravesamos las puertas del
granero, todo cobró sentido. Había unas 20 personas. Todos estaban mirando
hacia un círculo dibujado en el suelo donde dos tipos se golpeaban.
. Supongo que es un Era boxeo a mano limpia. Aunque llamarlo así hacía que pareciera más
respetable de lo que era. Era un club de la pelea, así de simple. La gente iba
ahí para golpearse.
En ese momento, una de las personas a las que todos estaban animando era
eva York. Podía ver Nero. Le sangraba la nariz, pero sus ojos furiosos decían que no había forma
ad podía asustarla. de que perdiera.
Sus ojos no mentían. Sus rápidos movimientos le permitieron dar un
zurdazo y un gancho a la barbilla. Mientras observábamos, tumbó a su
oponente.
o en su cara. Había No le había dado el crédito que se merecía cuando lo había desafiado en el
ara ahora. Pasara lo restaurante. No era grande, pero era rápido. Ya no estaba tan seguro de que
ir en el intento si era ganaría en caso de enfrentarme a él. Tenía un instinto asesino que yo nunca
había sentido. Eso hacía que Nero fuera peligroso.
resplandeciente, las Consideré sacar a Quin de ese lugar. Ya no estaba seguro de poder
etas estacionadas en protegerla ahí.
—¡Tú! —gritó Nero, al verme justo delante de las puertas.
—le pregunté a Titus, Era demasiado tarde para ir a cualquier parte. Íbamos a tener que dejarnos
ntía antes de un granllevar por lo que sucediera. No podría sacarnos de ahí aunque quisiera. Y no
quería hacerlo. Lo que quería era asegurarme de que Quin no saliera herida.
—¿Os conocéis? —preguntó Titus, apoyándose en mí.
—Nos hemos visto —dije, sintiendo que mi sangre comenzaba a hervir.
s arreglártelas. —¿Hay algo que no me habéis dicho? —preguntó Titus, preocupado.
ntó Quin sacando a —Sí. Bastante —dije, manteniendo mis ojos pegados al hombre que
marchaba hacia nosotros con el torso desnudo.
El cabello rubio de Nero estaba revuelto. Su rostro estaba sucio. Y su torso
char para salir. Pero, musculoso y delgado estaba magullado por los golpes. Eso me indicaba cómo
luchaba. Protegía su rostro a costa de su cuerpo. Lo recordaría si las cosas
ló Quin—. Él podríasalían mal.
—¿Qué coño haces aquí? —dijo, sin preámbulos.
dicho que debíamos —¡Ey, Nero! ¡Eso ha sido innecesario! —dijo Titus, interponiéndose entre
Definitivamente menosotros.
—¿Tú los has traído aquí? ¿Por qué coño lo has hecho?
esto no se ponga feo —Nero, sé que estás saliendo de una pelea y por eso estás lleno de
adrenalina o lo que sea. Pero ¡tienes que calmarte!
amos las puertas del —Sí, Nero, es mejor que escuches a tu amigo y te calmes —le dije,
dos estaban mirandodeseando derribarlo.
—¿Quieres decirme algo? Me has hecho perder el pago de dos días.
a que pareciera más —Tú mismo te has hecho eso, estúpido —le aclaré.
simple. La gente iba —De acuerdo. Creo que ambos necesitáis relajaros —declaró Titus.
—Tal vez lo que necesitamos es resolver esto en el ring —dijo Nero, con
staban animando eralos ojos desorbitados.
que no había forma —Sí, eso necesitamos. Señala el maldito camino —le dije, quitándome la
chaqueta y la camisa.
permitieron dar un Todo a mi alrededor se desvaneció y fue reemplazado por un fuerte
bamos, tumbó a suzumbido en mis oídos y la visión de túnel que tienes al comienzo de un
juego. Caminé hacia el círculo mal delineado y los tíos que lo rodeaban se
había desafiado en el separaron.
ba tan seguro de que Entré e inmediatamente recordé mi pierna. A esa altura, ya no sentiría
sesino que yo nuncadolor, pero no podría moverme con libertad. Luchar contra un tipo tan rápido
como Nero sería un problema. No me importaba.
ba seguro de poder —¿Estás listo para que te dé una paliza?
Nero se rio y me miró con una sonrisa demencial. Lo que fuera que iba a
hacer, iba a tener que hacerlo rápido, porque no había ninguna duda de que el
a tener que dejarnos tipo estaba loco.
unque quisiera. Y no —¡Basta! —escuché que alguien gritaba detrás de él.
n no saliera herida. Reconocí la voz. Era Quin, pero no podía dejar que me distrajera. Ya
estaba ahí. Tenía que demostrarle algo a Quin. Si no a ella, entonces a mí
menzaba a hervir. mismo… o, mejor dicho, a mi papá.
us, preocupado. Mi primer golpe aterrizó de lleno en su pecho y lo derribó. Probablemente
dos al hombre quenunca lo habían golpeado tan fuerte en toda su vida. Me di cuenta por la luz
que se apagaba en sus ojos.
aba sucio. Y su torso Fue entonces cuando entré al ataque. Esta vez se inclinó para proteger su
so me indicaba cómotorso, así que lo agarré por la muñeca y el costado de la cara. Tropezó.
cordaría si las cosas Sabía que, si le daba un segundo para respirar, me acabaría. No podía
moverme rápido. Tenía que depender de mi fuerza. Así que estaba listo para
romperme la mano cuando le pegara en la barbilla, tiré mi puño hacia atrás
nterponiéndose entrejusto a tiempo para oír:
—¡Tienes que parar! ¡Es tu hermano!
Me congelé.
eso estás lleno de —¿Qué?
En ese momento, Nero me tomó por sorpresa y me dio en la barbilla. Caí
e calmes —le dije,de rodillas. No es que me hubiera derribado. Ya no quería pelear.
Quin había gritado que Nero era mi hermano. ¿Era cierto? Tenía que
o de dos días. saberlo. De ninguna manera iba a pelear con mi familia.
—¡Basta! —dijo Quin mientras corría hacia el ring y se colocaba entre
declaró Titus. Nero y yo.
—dijo Nero, con Por un segundo, pensé que Nero iba a golpear a Quin. Si lo hacía,
hermano o no, lo iba a matar. Pero no lo hizo. Y le tomó un segundo procesar
e dije, quitándome lalas palabras de Quin, pero mientras lo hacía, dejó caer el puño y nos miró a
los dos.
zado por un fuerte —¿Mi hermano? —dijo, tranquilizándose rápidamente—. Titus, ¿quiénes
al comienzo de unson estas personas?
que lo rodeaban se Titus miró a Nero tan confundido como él.
—¿De qué estás hablando, Quin? —le pregunté, sacudiéndome y
ltura, ya no sentiríaponiéndome de pie.
ra un tipo tan rápido De pie, Quin me sacó del ring y me alejó de los espectadores.
—¿Recuerdas cómo supe que eras adoptado?
—Dijiste que mi papá no tenía hoyuelos y que las posibilidades de que
que fuera que iba auno de mis padres no los tuviera eran casi nulas.
nguna duda de que el —Míralo. Los hoyuelos en sus mejillas, los que están debajo de su labio,
los de su barbilla.
Miré a Nero. Tenía un hoyuelo en la barbilla y de ambos lados debajo del
e me distrajera. Ya labio inferior. Pero ¿y eso qué? ¿No había mucha gente que tenía hoyuelos?
ella, entonces a mí —Quin, eso no es suficiente para saberlo.
—Pero piénsalo. ¿Por qué un médico, que probablemente trabajaba en el
ribó. Probablementehospital en el que tú naciste, nos diría que hablemos con un tipo con la misma
di cuenta por la luz mezcla rara de hoyuelos que tienes tú?
Miré hacia atrás para ver a Nero. ¿Quin podía estar en lo cierto? ¿Nero
inó para proteger su podía ser mi hermano?
ara. Tropezó. —¿Qué demonios sucede? —dijo Nero, mirándonos.
acabaría. No podía ¿Cómo se suponía que tenía que manejarlo? ¿Cómo iba a decirle a ese
que estaba listo paraidiota que mi novia creía que podíamos ser hermanos porque era una experta
mi puño hacia atrásen hoyuelos? No estaba seguro, pero cuando él y Titus nos siguieron lejos de
la multitud, supe que iba a tener que ser honesto.
—En serio, ¿quién coño sois y qué coño está pasando? —dijo Nero,
mientras Titus se movía de un lado a otro.
Sabiendo que no había forma de evitarlo, eché mis hombros hacia atrás y
io en la barbilla. Caí me resigné a lo que fuera a suceder a continuación.
—Mi nombre es Cage. Ella es mi novia, Quin. Hace un par de días, me
a cierto? Tenía queenteré de que el hombre que me crio podría no ser mi padre biológico.
Creemos que podría haberme sacado del hospital en el que nací, el Hospital
y se colocaba entredel Condado de Falls. Hemos estado aquí los últimos días porque creemos
que mi madre biológica pudo haber vivido en esta ciudad. No sabemos si está
Quin. Si lo hacía, viva o muerta. No sabemos nada. Todo es solo una suposición. Pero Quin es
un segundo procesar inteligente, muy inteligente. Y dice que tú tienes un rasgo poco habitual, que
l puño y nos miró a yo también tengo. Y la única forma en que ambos podríamos tener ese rasgo
es si fuéramos hermanos.
e—. Titus, ¿quiénes Nero me miró más tranquilo de lo que hubiera imaginado. Lo que le estaba
diciendo era una locura. Sin embargo, lo único que hizo fue mirarme
inquisitivamente.
é, sacudiéndome y —¿Qué rasgo es ese? —preguntó Nero.
Respiré hondo antes de responder.
—Son tus hoyuelos.
—¿Mis hoyuelos?
posibilidades de que —Sí. Algunos hoyuelos son raros.
Nero me miró con curiosidad.
n debajo de su labio, —¿Hoyuelos? —se volteó para ver a Titus—. Titus tiene los hoyuelos más
grandes que haya visto. ¿Eso significa que también somos parientes? La
bos lados debajo delmitad de la gente en esta ciudad tiene hoyuelos.
ue tenía hoyuelos? —Es la combinación de ellos —dijo Quin, defendiéndose—. Los hoyuelos
no son raros. Pero algunos lo son, como los que están debajo de tu labio.
mente trabajaba en elSolos no son lo suficientemente raros como para que sean algo relevante.
un tipo con la mismaPero, ¿tenerlos todos al mismo tiempo…? Las probabilidades son muy bajas.
Los ojos de Nero rebotaron entre nosotros dos.
en lo cierto? ¿Nero —¿Por qué habéis venido aquí?
—Ya te lo he dicho. Hemos venido aquí porque pienso que mi madre
biológica podría ser de esta ciudad.
iba a decirle a ese —No. Me refiero a ¿por qué habéis venido aquí esta noche? ¿Intentáis
rque era una experta decirme que estáis aquí por accidente?
os siguieron lejos de —Hemos venido a buscarte —le dije.
—Lo imaginé. ¿Por qué?
ando? —dijo Nero, Miré a Quin.
—Porque después de que le pregunté por la madre de Cage, el Dr. Tom
ombros hacia atrás ynos dijo que deberíamos hablar contigo.
—¿El Dr. Tom? —dijo Nero. De repente estaba agitado.
e un par de días, me —Sí. Lo he visto ayer. Le hice la pregunta porque su esposo había dicho
mi padre biológico.que él trabajó en el hospital en la misma época en la que nació Cage. No
que nací, el Hospitalquiso decirme nada, pero sugirió que tú serías alguien en la ciudad con quien
días porque creemos podría estar interesada en hablar. Creo que dijo eso porque sabe que vosotros
. No sabemos si estádos sois familia.
sición. Pero Quin es Nero miró a Quin intensamente.
o poco habitual, que —No. No, esto es mentira. Estáis inventando todo.
amos tener ese rasgo —No es así —le dije—. Juro que no es así.
No sabía cómo formular lo que sabía que tenía que preguntarle a
ado. Lo que le estabacontinuación. Abrí la boca, esperando que salieran las palabras. Tomó un
hizo fue mirarme momento, pero lo hicieron.
—Dime, ¿tu madre está viva? —pregunté, mi corazón latía con fuerza en
mi pecho.
—Sí —dijo vacilante—. No le contaréis esta mierda, si en eso estáis
pensando.
Quin habló:
—¿Alguna vez ha hablado de algo como esto? ¿Ha mencionado que uno
de sus hijos murió después de nacer o que fue secuestrado o algo así?
ene los hoyuelos más Nero retrocedió.
omos parientes? La —No. No. ¿Quién os ha convencido de hacer esto? ¿Has sido tú, Titus?
¿Tú has organizado esta mierda?
ose—. Los hoyuelos —Los conocí haciendo un recorrido. No sabía nada sobre esto.
debajo de tu labio. Nero se volteó para mirarnos, enojado.
sean algo relevante. —¿Con quién habéis estado hablando? ¿Habéis pensado que sería
ades son muy bajas. divertido joder con la cabeza de una mujer enferma?
—¿Tu madre está enferma? —le pregunté. De repente, estaba asustado de
perderla.
enso que mi madre —No. No diré otra maldita palabra. Demostradme que esto es real.
Demostradme que sois quien decís ser.
ta noche? ¿Intentáis —¿Quieres ver nuestras identificaciones? —pregunté.
—No quiero ver vuestras malditas identificaciones. Quiero que me
demostréis que todo lo que habéis dicho es real.
—¿Cómo se supone que haremos eso? —le pregunté, esperando que fuera
razonable.
de Cage, el Dr. Tom —Sé cómo —dijo Quin, llamando nuestra atención.
—¿Sabes cómo? ¿Cómo? —pregunté.
—Podríamos analizar vuestro ADN. La prueba podría decirnos si vosotros
u esposo había dicho dos sois parientes, incluso si solo sois primos.
que nació Cage. No Nero miró a Quin con recelo.
la ciudad con quien —No. No voy a hacerlo. Vosotros estáis inventando todo. Es toda una
ue sabe que vosotrosmentira.
Titus habló:
—¿Qué pasa si no están mintiendo, Nero? He pasado los últimos dos días
con ellos y son tíos decentes. ¿Y si es tu hermano? Sé que, si yo tuviera un
hermano, querría saberlo. ¿Y si dicen la verdad, Nero? Imagínate eso.
que preguntarle a Nero se volvió hacia Titus.
palabras. Tomó un —Esto es demasiado. Es demasiado.
—Lo sé, pero ¿y qué si es cierto? ¿Cómo te sentirías si realmente tuvieras
n latía con fuerza enun hermano y lo hubieras alejado de ti? —dijo Titus, poniendo su mano sobre
el hombro de Nero.
da, si en eso estáis Nero se ablandó mientras sus pensamientos se arremolinaban. Parecía que
estaba sufriendo una tortura, hasta que se dio por vencido.
—Escucha, no quise ser un cabrón el otro día en el restaurante. Es solo
mencionado que uno que, cuando os vi a los dos sentados, tan felices, pensé: «¿Qué hay de mí?»,
¿sabes? ¿Por qué todos son felices menos yo? No quise decir nada en contra
de vosotros.
¿Has sido tú, Titus? Miré a Quin para ver su reacción. No estaba seguro de estar dispuesto a
perdonarlo.
—Está bien —dijo Quin, como la buena persona que era.
—Sí. Estás perdonado —confirmé—. Pero tienes que controlar ese enojo
pensado que sería—dije, queriendo que fuera una amenaza, aunque no estaba de humor para
hacer amenazas.
e, estaba asustado de —Lo haré. No soy así. Pregúntale a Titus.
Titus se encogió de hombros, sin tomar partido.
e que esto es real. —De todos modos, estoy trabajando en eso. Vosotros parecéis gente
decente. Pero no puedo dejar que le contéis nada de esto a mi mamá. No
hasta que haya pruebas. Ella no podría superarlo si estáis equivocados o
es. Quiero que memintiendo o algo así. Ella no es así, ¿sabes?
—Entonces, ¿te harás el análisis? —preguntó Quin.
esperando que fuera —Me haré el análisis.
Me quedé mirando al chico desaliñado y sin camisa frente a nosotros. Ya
no era el hombre salvaje y enojado del ring. Estaba vulnerable y asustado.
¿Así era siempre? ¿Este muchacho era mi hermano? No podía creer que
decirnos si vosotros después de sentirme solo durante tanto tiempo, quizá podría tener una familia
de verdad.
—¿Cómo lo hacemos, Quin? ¿Tenemos que escupir en un tubo o algo así?
o todo. Es toda una—le pregunté, pues de repente necesitaba respuestas.
—Podríamos hacer eso si quisieras hacer una de esas pruebas de
ascendencia.
los últimos dos días —¿Te refieres a las de los comerciales? —preguntó Nero.
que, si yo tuviera un —Sí. Pero tardan semanas. Si tomamos muestras de sangre, podríamos
magínate eso. tener la respuesta en un par de días.
—¿Cómo? —le pregunté.
—Mi padre tiene muchos contactos. Estoy segura de que conoce a alguien.
si realmente tuvierasPuede pedir un favor. Y, cuando él pide un favor, se lo hacen enseguida.
iendo su mano sobre —Hagamos eso, entonces —le dije.
—Sí. Unos días son mejores que unas semanas —confirmó Nero.
linaban. Parecía que —Bueno. La única pregunta es: ¿cómo conseguimos las muestras de
sangre en Snowy Falls?
restaurante. Es solo —Con el Dr. Tom —sugirió Nero.
«¿Qué hay de mí?», —¿Crees que lo hará? —preguntó Quin.
decir nada en contra —Me llevo bien con el Dr. Tom. Si yo se lo pregunto, quizá lo haga —
dijo Nero.
de estar dispuesto a —¿Cuándo? —preguntó Quin—. Porque esta noche volvemos a la
universidad.
—Quin, creo que podemos quedarnos una noche más si eso significa que
e controlar ese enojopueden tomar nuestras muestras de sangre.
staba de humor para —No, puede que lo haga esta noche —dijo Nero.
—¿De verdad? Entonces, llámalo —le dije.
—No. Si lo llamo, me dirá que vaya por la mañana. Tengo una mejor idea
—dijo Nero mientras recogía su ropa y se vestía.
otros parecéis gente Regresamos a nuestras camionetas y salimos en caravana desde la mitad
sto a mi mamá. Node la nada hacia la ciudad. Los alrededores tardaron un poco en verse
stáis equivocados o familiares. Cuando lo hicieron, estábamos llegando a la casa que habíamos
visitado el día anterior. En la parte de atrás estaba la oficina del Dr. Tom. En
el frente había una hermosa casa de dos pisos que brillaba.
—¿Todavía habrá alguien despierto? —le pregunté a Quin—. ¿Te parece
rente a nosotros. Yabuena idea?
rable y asustado. —¿Qué parte?
No podía creer que —Todas. Ninguna. No queremos cabrear a la única persona que podría
ría tener una familiatomar las muestras.
—No conocemos esta ciudad ni cómo funciona. Tal vez la gente haga esto
n un tubo o algo así?todo el tiempo aquí.
—¿Crees que la gente le toca la puerta al doctor en medio de la noche
e esas pruebas de solicitando pruebas genéticas todo el tiempo? —pregunté con una sonrisa.
—Ya sabes a qué me refiero.
—Sí, lo sé. Pero eso no era lo que preguntaba. ¿Crees que descubrir si
e sangre, podríamosNero es mi hermano es una buena idea? Es decir, el tío organiza clubes de
pelea y es evidente que tiene problemas de ira. ¿Podría terminar mal?
—Podría —admitió Quin—. Cualquier cosa podría terminar mal. Nosotros
ue conoce a alguien. podríamos terminar mal. Pero solo porque podría terminar mal no quiere
acen enseguida. decir que no sea una buena idea intentar que termine bien.
Me desconcertó que sugiriera que las cosas entre nosotros podrían
terminar mal. ¿De verdad pensaba eso? Estaba listo para estar con Quin a
mos las muestras detoda costa. No solo era la chica más sexy de la historia, sino que nadie había
hecho por mí en mi vida lo que ella había hecho en los pocos meses desde
que la había conocido. Quin era con quien quería pasar el resto de mi vida;
me aferraría a ella con todas mis fuerzas.
to, quizá lo haga — Estacionamos frente a la casa. Quin y yo seguimos a Nero y a Titus hacia
el porche. La puerta delantera se abrió antes de que llegáramos. Glen y el Dr.
che volvemos a laTom salieron en bata.
—Nero, Titus, ¿sois vosotros? —preguntó el Dr. Tom, mientras nos
si eso significa que acercábamos—. ¿Qué sucede?
No respondieron. Cuando el Dr. Tom nos vio, no tuvieron que hacerlo.
—Veo que habéis encontrado a Nero —le dijo a Quin sin inmutarse.
—Así es. Pero no antes de que ellos intentaran matarse —le dijo Quin.
engo una mejor idea —Ah. ¿Y qué estáis haciendo aquí?
—Necesitamos hacer un análisis de sangre —explicó Quin.
vana desde la mitad —Regresad por la mañana.
un poco en verse —¿Usted sabía que yo podría tener un hermano? —le preguntó Nero al
a casa que habíamosDr. Tom.
cina del Dr. Tom. En Él no respondió.
—Lo sabía —dijo Nero sorprendido—. Después de todas esas cosas que le
Quin—. ¿Te parece dije que estaban pasando, ¿no pudo decirme que mi mamá podría no estar
loca?
Por primera vez, el rostro de piedra del Dr. Tom se quebró. El
persona que podríaarrepentimiento se apoderó de él.
—Hay muchas cosas que un médico no puede revelar a nadie, sin
ez la gente haga estoimportar…
—Eso es una puta mentira —lo interrumpió Nero—. Era un chaval que
medio de la nochelloraba por toda la mierda que le sucedía y ni una vez insinuó que esa podía
con una sonrisa. ser una posibilidad.
—Eso no es cierto. Lo insinué. Te dije que a veces las cosas no son lo que
ees que descubrir siparecen.
o organiza clubes de —Y se supone que eso debía tener algún sentido para un niño de diez
años. Eso era solo un montón de basura de adultos para mí. ¿Cómo se
minar mal. Nosotrossuponía que iba a saber que me estaba diciendo que tenía un hermano y que
minar mal no quiere mi madre no estaba loca? No. Es un maldito gilipollas.
El Dr. Tom recuperó la compostura.
e nosotros podrían —Está bien. Soy un maldito gilipollas. Si eso es todo, espero que todos
ra estar con Quin atengáis una buena noche.
sino que nadie había —Espere —le dije, deteniéndolo—. No lo conozco. Pero tengo la
s pocos meses desdesensación de que usted a mí sí, al menos un poco. No sé por qué no le ha
el resto de mi vida;dicho a Nero que podría tener un hermano. No me importa. Lo que sí sé es
que durante 22 años se me ha negado tener una familia, al menos una que se
Nero y a Titus haciapreocupe por mí. Y, si se toma 20 minutos, usted podría curarme de eso. ¿No
ramos. Glen y el Dr.es eso lo que se supone que hacen los médicos, curar las enfermedades de la
gente? Bueno, esta es mi enfermedad. Ayúdeme. Solo le tomará dos minutos.
Tom, mientras nos Los ojos del Dr. Tom fueron pasando por cada uno de nuestros rostros,
pero aun así no cedió.
eron que hacerlo. —Solo hazlo, Tom —dijo Glen, conmovido.
sin inmutarse. —No entiendes lo que sucede, Glen.
e —le dijo Quin. Glen puso la mano sobre el hombro de su esposo y le habló amablemente:
—Solo hazlo.
El doctor se derritió mirando los ojos comprensivos de su amado.
—Bueno. Seguidme a mi oficina. Pero no sé dónde conseguir que hagan
le preguntó Nero al una prueba genética.
—Yo me encargaré de que hagan el análisis. Mi padre conoce a mucha
gente y…
das esas cosas que le —¡ Harlequin Toro! —El Dr. Tom se detuvo y se dio la vuelta para mirar
amá podría no estar a Quin—. Eres Harlequin Toro. No me lo puedo creer. Después de que te
fuiste, pensé que podrías haber sido tú, pero no pensé que fuera posible —
Tom se quebró. Eldijo. De repente, estaba asombrado.
Mucha gente me había reconocido por el fútbol americano, pero ninguno
evelar a nadie, sin me había mirado como el Dr. Tom la miró a Quin. Era como si el Dr. Tom
estuviera mirando a una diosa.
. Era un chaval que —¿La conoce, Doc? —preguntó Nero, confundido.
nsinuó que esa podía —Sí, sus padres están cambiando el mundo —proclamó Tom. Luego, se
giró hacia Quin—. He leído todo sobre tus padres desde antes de que
cosas no son lo que nacieras. El mundo puede ser un lugar horrible, pero ellos siempre han
tratado de mejorarlo… y lo han logrado.
ara un niño de diez »Y luego, cuando naciste, dijeron que eras incluso más inteligente que
para mí. ¿Cómo se ellos. Tu padre ha dicho que tú harías cambios en el mundo aún más
a un hermano y que profundos que los que han hecho ellos. Ha leído todo sobre ti desde entonces.
» Harlequin, tu familia le ha dado esperanzas a las personas como yo.
Gracias —dijo, casi llorando.
do, espero que todos Quin escuchó cortésmente y después se dio la vuelta para mirarme. Había
dolor en sus ojos. No lo entendía del todo. Pero comenzaba a comprender
zco. Pero tengo la algunas de las cosas que ella me había dicho sobre su vida.
sé por qué no le ha Me había dicho que sentía la presión de hacer grandes cosas. Pensé que
orta. Lo que sí sé eshablaba de la presión que todos sentimos de ser exitosos. Pero no.
al menos una que se ¿Cómo sería para Quin que la gente la mirara como lo estaba haciendo el
curarme de eso. ¿NoDr. Tom? ¿Cómo sería para ella saber que tenía que estar a la altura de eso?
enfermedades de la La presión que yo había sentido por llegar a la NFL no era nada en
tomará dos minutos. comparación. La vida de Quin no se parecía a nada que yo pudiera imaginar.
de nuestros rostros,¿Qué diablos estaba haciendo alguien como ella con un don nadie como yo?
—Lo siento —dijo el Dr. Tom, recomponiéndose—. Vamos, consigamos
lo que necesitas —le dijo a Quin.
El médico nos extrajo un tubo de sangre a Nero y a mí, los etiquetó y se
habló amablemente: los entregó a Quin.
—Esto debería ser más que suficiente —dijo, con serenidad.
—Gracias —respondió Quin.
conseguir que hagan —Sí, gracias —dije, antes de mirar a Nero. Nero miró hacia otro lado;
todavía estaba enojado con el doctor.
dre conoce a mucha De pie frente a nuestras camionetas, Quin se volvió hacia Nero.
—Te avisaremos tan pronto tengamos noticias.
la vuelta para mirar —Está bien.
. Después de que te —¿Podrías darme tu número? —le pregunté. Estaba tan nervioso como en
que fuera posible —una primera cita.
—Sí. ¿Cuál es tu número? Te lo enviaré en un mensaje.
icano, pero ninguno Le di mi número a Nero y unos segundos después sonó mi teléfono.
como si el Dr. Tom —Lo tengo —le dije.
—Genial.
—Bueno, supongo que vamos a regresar —les dije.
amó Tom. Luego, se —Está bien —dijo Nero, sin poder decidir si despedirse o no.
desde antes de que En vez de alejarse, Nero me rodeó con los brazos y me acercó a su cuerpo.
o ellos siempre hanPensé que me estaba abrazando. Pero en realidad estaba llevando mi oreja a
su boca.
más inteligente que Susurró:
el mundo aún más —De verdad lamento haberme portado tan mal. No soy así. ¿Está bien?
re ti desde entonces. —Está bien —le aseguré.
personas como yo. —No soy así —repitió.
—Todo está bien, Nero. Comencemos de cero.
para mirarme. Había Nero se separó de mí y sonrió.
nzaba a comprender —Sí. Comencemos de cero.
Lo vi. Tenía tantos hoyuelos como yo. Incluso si el Dr. Tom no lo hubiera
es cosas. Pensé que prácticamente confirmado, ahora no tendría ninguna duda. Estaba mirando a
mi hermano.
o estaba haciendo el —Quin, ha sido un gusto conocerte —dijo Nero, ofreciéndole la mano.
a la altura de eso? —Igualmente —contestó Quin cortésmente, antes de que ambos nos
FL no era nada en subiéramos a mi camioneta y nos alejáramos.
yo pudiera imaginar. Pasamos la mayor parte de las dos horas de viaje hasta la Universidad en
on nadie como yo? silencio. Los últimos tres días habían sido demasiado. No solo habían
Vamos, consigamos sucedido cosas entre Quin y yo, sino que podía haber encontrado a mi familia
y podía haberme dado cuenta de que Quin y yo no éramos el uno para el otro.
mí, los etiquetó y se Quin tenía cosas más importantes que lograr con su vida. Ahora podía
verlo. No estaba destinada a vivir la vida que yo imaginaba.
Eso no significaba que no quisiera estar con ella Me había enamorado de
ella. Pero ¿en qué momento pasaría a ser una distracción que impediría que
miró hacia otro lado; hiciera algo increíble que cambiara el mundo?
La llevé a su edificio y nos quedamos sentados en la camioneta, con el
motor en marcha.
—Este fin de semana ha sido… —comenzó Quin, pero no supo qué decir.
—Diferente —completé.
an nervioso como en Quin se rio.
—Sí.
—Ahora que he regresado, probablemente tenga que recuperar algunas
ó mi teléfono. horas en el trabajo. Pero quiero verte.
—Yo también quiero verte —respondió, con una sonrisa—. Eres mi
novio, después de todo.
—Sí, lo soy —dije. Ya lo había olvidado.
Me incliné, deslicé mi mano detrás de su cuello y acerqué sus labios a los
e acercó a su cuerpo.míos. El beso fue eléctrico. Aumentó el calor entre nosotros. Tenerla entre
llevando mi oreja amis manos de nuevo hizo que me hormigueara el cuerpo.
—¡Cage! —oí que alguien decía mi nombre.
Me aparté de donde más quería estar para ver que Tasha miraba hacia
y así. ¿Está bien? adentro de la camioneta. Estaba escandalizada. Detrás de ella estaba su mejor
amiga, Vi. Por supuesto, iban juntas a todos lados. Con la boca aún abierta,
corrió hasta la puerta de su edificio.
—¿Supongo que no lo sabía? —preguntó Quin.
—No tenía por qué saberlo. Ella rompió conmigo. Además, estoy
orgulloso de que seas mi novia. Eres demasiado buena para mí.
r. Tom no lo hubiera Quin sonrió.
da. Estaba mirando a —¿Quieres subir? —preguntó, con la sonrisa tímida más linda que hubiera
visto.
iéndole la mano. —Gracias por invitarme, pero debería volver a casa. Tengo clases por la
de que ambos nosmañana y ha sido un viaje largo.
Quin estaba decepcionada.
ta la Universidad en —Está bien. ¿Cuándo volveré a verte?
do. No solo habían Lo había pensado. Había una parte de mí que deseaba ir a su habitación y
ontrado a mi familiano volver a perderla de vista por el resto de mi vida.
s el uno para el otro. —¿Cuándo crees que tendrás los resultados de la prueba?
u vida. Ahora podía —Oh. Llamaré a mi papá mañana a primera hora. Las enviaré tan pronto
como pueda después de eso. Supongo que lo tendrá todo listo para el viernes.
había enamorado de —Vaya, eso es rápido. Es bueno tener contactos.
n que impediría que —A veces es útil. Entonces, ¿cuándo crees que te veré?
—¿Qué tal si te escribo? —le dije.
a camioneta, con el —¡Ah! Bueno. Sí, escríbeme.
Sonreí, la besé una vez más y luego la vi alejarse. Era la persona más sexy
o no supo qué decir. que jamás había visto. No podía creer que alguien como ella quisiera estar
conmigo.
Una vez que Quin estuvo fuera de mi vista, el dolor de mi pierna quebrada
se disparó por todo mi cuerpo. Me estremecí. ¿De dónde venía eso? No había
e recuperar algunassentido nada en todo el fin de semana. Pero, de pronto, el dolor era
abrumador.
sonrisa—. Eres mi Puse todo de mí para concentrarme en la carretera y no en la pierna. 40
minutos fueron suficientes para aniquilarme. Cuando llegué y encontré la
casa tan vacía como esperaba que estuviera, me arrastré hasta la cama y
rqué sus labios a loscolapsé.
sotros. Tenerla entre Le había dicho a Quin que necesitaba dormir en casa porque tenía una
clase temprano. Era cierto, pero a la mañana siguiente no pude ir. Sentía
demasiado dolor. Apenas pude llegar al baño para coger mis analgésicos.
Tasha miraba hacia Eran de los fuertes, así que hicieron efecto bastante rápido. Pero no antes de
ella estaba su mejorque faltara a mi otra clase del día y garantizara que llegaría tarde al trabajo.
la boca aún abierta, «Ya lo he enviado! No falta mucho!», me escribió Quin.
Leí el mensaje e inmediatamente después sentí una presión en el pecho.
¿Por qué estaba sintiendo eso? Sí, algo andaba mal, pero ¿qué? Quiero decir,
go. Además, estoy sabía qué andaba mal, pero ¿qué iba a hacer al respecto?
«Ya lo ha enviado», le escribí a Nero. «No falta mucho».
«Genial», me respondió unas horas más tarde. «Cuándo crees que tendrás
más linda que hubieralos resultados?».
«Quin cree que para el viernes».
Tengo clases por la No supe de él después de eso. No estaba seguro de por qué. Tampoco
sabía por qué no le respondí a Quin. Quería responderle. Quería tomarla en
mis brazos y abrazarla como lo había hecho en Snowy Falls. ¿Por qué no lo
estaba haciendo?
a ir a su habitación y Mientras lo pensaba, me pregunté si sería porque mi vida estaba en el
limbo. Quizás había cometido un error al renunciar al fútbol americano. No
me encantaba, pero ¿ser un mariscal de campo titular en la NFL no sería algo
as enviaré tan prontode lo que Quin pudiera estar orgullosa? ¿No tendría más sentido que
listo para el viernes. estuviéramos juntos de esa manera?
Nunca podría ser igual a Quin. Nadie podía serlo. Pero ¿mi fama no podría
contribuir en algo a una vida como la suya?
Por mucho sentido que tuviera, todavía estaba el problema de que no
quería hacerlo. Me había alejado del fútbol americano por una razón. Había
la persona más sexyrenunciado al dinero, al estilo de vida, incluso a mi relación con mi padre, o
mo ella quisiera estarquienquiera que él fuera, para deshacerme de todo eso. Pero ¿valía la pena
luchar para volver a eso por Quin?
e mi pierna quebrada Si fuera a hacerlo por alguien, sería por ella. Probablemente tendría que
venía eso? No había hacerlo si quería estar con ella. Definitivamente quería estar con ella. Tal vez
ronto, el dolor era no le estaba respondiendo porque no estaba listo para comprometerme a
hacerlo. Solo deseaba que hubiera otra forma de estar juntos para siempre sin
no en la pierna. 40tener que comprometerme a una vida que no quería tener.
legué y encontré la Pasó la semana sin que le escribiera, pero pensaba en ella todos los días.
tré hasta la cama yQuería verla, tenerla en mis brazos. Estar sin ella se sentía como si me
arrancaran la piel del cuerpo. Sin ella, me sentía paralizado y aun así no podía
sa porque tenía unaconvencerme a mí mismo de escribirle.
e no pude ir. Sentía Continué con mi vida con la certeza de que en algún momento tendría
ger mis analgésicos. noticias de ella. Quin y yo nos pondríamos en contacto de alguna forma para
do. Pero no antes desaber si Nero era mi hermano.
ía tarde al trabajo. El viernes me desperté, cogí mis muletas y conduje al campus. Después de
que terminaron mis clases, me dirigí al centro de actividades estudiantiles
presión en el pecho.para trabajar. Era uno de esos días en los que el dolor de la pierna se
¿qué? Quiero decir,propagaba hacia el muslo y las caderas. Ni siquiera estar sentado aliviaba el
dolor.
A pesar de que me dejaban catatónico, estaba pensando en tomarme una
do crees que tendráspastilla. Había intentado reducir la cantidad que estaba tomando. Sentía que
me estaba volviendo un poco dependiente. No solo me sacaban el dolor de la
pierna: por un rato, me dejaban olvidar cuánto necesitaba a Quin.
e por qué. Tampoco Decidí que ya no podía soportar el dolor; me acerqué a mi mochila y
e. Quería tomarla enbusqué las pastillas. Estaba jugueteando con la tapa cuando escuché el pitido
Falls. ¿Por qué no lode alguien que escaneaba su identificación para ingresar.
Mis ojos se movieron rápidamente hacia la computadora y vi una cara que
mi vida estaba en elno había visto en un tiempo. Era Lou, la compañera de cuarto de Quin. Mi
útbol americano. Nocorazón dio un vuelco, porque la última vez que se había registrado, había
la NFL no sería algosido con…
a más sentido que Miré más allá del monitor hacia la entrada. Quin estaba de pie detrás de
Lou, con la cabeza gacha. Verla hizo que mi corazón se acelerara. Me levanté
o ¿mi fama no podría de un salto sin sentir ni un poco del dolor que había sentido momentos antes.
—¡Quin!
problema de que no —Ah, ¿ahora recuerdas su nombre? —dijo Lou, enojada.
or una razón. Había —¿Qué?
ción con mi padre, o —Dices que es tu novia, le quitas la… —Lou bajó la voz—. Le quitas la
Pero ¿valía la pena virginidad ¿y luego no la contactas durante 5 días? ¿Qué coño te pasa? Si
solo querías mojarte la polla, no tenías que jugar con sus emociones para
blemente tendría queconseguirlo, ¿sabes? Los tíos como tú creen que pueden tratar a las personas
star con ella. Tal vez como quieran…
a comprometerme a —Lou, no fue así. He querido hablar con Quin todos los días.
ntos para siempre sin —Entonces, ¿por qué no lo has hecho, eh? ¿por qué no lo has hecho?
—Es complicado.
n ella todos los días. —¿Así que es complicado? A mí me parece bastante simple. O quieres
sentía como si me estar con una tía increíble, maravillosa y cariñosa como Quin, o no quieres.
do y aun así no podía —¡Sí, quiero!
Lou me miró tan confundida y frustrada como yo me sentía.
ún momento tendría —¡5 días!
de alguna forma para —¡Lo sé! Lou, ¿podrías darnos un minuto?
—Crees que voy a dejarla aquí para dejar que la lastimes de nuevo. ¡Ni
campus. Después de hablar! Todo lo que quieras decirle, lo puedes decir delante de mí.
vidades estudiantiles Quin miró hacia arriba. Tenía los ojos rojos, como si hubiera estado
lor de la pierna se llorando. ¿Yo lo había causado? Por supuesto que sí. Sentí una presión en el
r sentado aliviaba elpecho de solo pensarlo. ¿Qué diablos estaba haciendo? Tenía que resolverlo.
Quin tocó ligeramente el hombro de Lou.
ndo en tomarme una —Lou, ¿podrías darnos un minuto?
tomando. Sentía que Lou miró a Quin y se quedó paralizada.
acaban el dolor de la —¿Estás segura? Porque vas a necesitar a alguien que te defienda si no
vas a defenderte tú misma.
qué a mi mochila y —Estoy segura, Lou —dijo Quin, con dolor en los ojos.
ndo escuché el pitido Lou me miró, todavía hervía de ira. No podía culparla por eso.
Probablemente no hubiera sido tan amable si la persona que lastimaba a Quin
ora y vi una cara que no hubiera sido yo.
cuarto de Quin. Mi —Voy a estar dentro, ¿de acuerdo? Solo di mi nombre y estaré aquí.
bía registrado, había —Gracias —dijo Quin, con sinceridad.
Una vez que Lou desapareció de vista, Quin y yo nos volvimos a mirar.
aba de pie detrás deQuería abrazarla desesperadamente.
celerara. Me levanté —¿Cómo has estado? —preguntó Quin, con voz débil.
do momentos antes. —No he estado bien —le dije, con sinceridad—. La caminata del fin de
semana pasado me alcanzó tan pronto como bajaste de la camioneta. He
estado tragando estas cosas solo para evitar desmayarme —dije, mostrándole
el recipiente que aún tenía en la mano.
a voz—. Le quitas la —Lamento escucharlo. Sabía que estabas haciendo demasiado esfuerzo.
ué coño te pasa? Si —Intentaste que me detuviera. Varias veces. Pero es que cuando estoy
sus emociones paracontigo el dolor se va y creo que puedo hacer todo.
tratar a las personas —¿Por qué no me has escrito, Cage? ¿Es simplemente algo que no haces?
Recuerdo tu relación con Tasha y que vosotros no pasabais mucho tiempo
juntos. ¿Esto haces cuando estás en una relación? Porque no sé si yo puedo
o lo has hecho? hacerlo, si eso es lo que esperas. Quiero que seas mi novio. Y no sé mucho
sobre cómo funcionan estas cosas, pero no creo que pueda funcionar así.
e simple. O quieres ¡Guau! Me había olvidado de Tasha. Mientras lo pensaba, me di cuenta de
Quin, o no quieres. que esto era lo que había hecho con ella. La diferencia era que Tasha prefería
tener su espacio.
No había evitado escribirle a Quin porque no me importaba si estaba o no
con ella. No le había escrito porque estar con ella implicaba que hiciera un
compromiso que me estaba costando hacer. Mirándola en ese momento, la
times de nuevo. ¡Nidecisión era mucho más fácil.
Cuando estaba con ella, no sentía dolor. Estaba seguro que ella era la
o si hubiera estadopersona con la que debía estar. Solo tenía que aguantar y hacer mi parte para
ntí una presión en el que nuestra relación funcionara.
enía que resolverlo. —No es eso. Lo que sentía por Tasha no se compara con lo que siento por
ti.
—¿Entonces qué, Cage? Ayúdame a entender lo que está pasando —
imploró, con los ojos llenos de lágrimas.
ue te defienda si no —He tenido muchas cosas en la cabeza. Están pasando muchas cosas, ya
sabes. Podría tener un hermano que no sabía que existía. Podría tener una
madre. ¿Cómo puedo siquiera concebirlo? Y he estado pensando que… —
culparla por eso.bajé la cabeza para juntar fuerzas—. He estado pensando que debería volver a
que lastimaba a Quinjugar fútbol americano.
—¿Estás pensando en volver a jugar al fútbol americano? Pensé que
y estaré aquí. habías dicho que no lo disfrutabas.
—He estado pensando que podría ser lo mejor… para nosotros —dije, y
os volvimos a mirar.presté atención a su reacción.
—¿Para nosotros? —preguntó, sin revelar sus sentimientos al respecto.
—Sí. Sería difícil, pero aún podría llegar a la NFL. Esta herida no durará
caminata del fin depara siempre. Y es posible que no me recluten en un puesto tan alto como el
de la camioneta. He que hubiera sido antes de todo esto. Pero, con el tiempo, podría llegar a ser
—dije, mostrándole titular. Estoy seguro de que podría.
—Si eso es lo que quieres —dijo Quin.
masiado esfuerzo. —Creo que es mejor.
s que cuando estoy —¿Para nosotros?
—Sí.
e algo que no haces? —Bueno. Si eso es lo que quieres hacer, deberías hacerlo.
abais mucho tiempo —¿Qué piensas? ¿Te gustaría ser la novia de un mariscal de campo que
ue no sé si yo puedojuega en la NFL? —pregunté, esbozando una sonrisa.
vio. Y no sé mucho —Solo quiero ser tu novia. No me importa qué eres —dijo Quin, tan dulce
a funcionar así. y preocupada como siempre.
aba, me di cuenta de Aunque no lo dijo, sabía que el hecho de que yo jugara al fútbol
a que Tasha preferíaamericano hacía una diferencia. Quin necesitaba estar con alguien tan
especial como ella. Yo estaba dispuesto a ser eso.
ortaba si estaba o no —Y yo solo quiero ser tu novio. Lo quiero más que nada —le dije,
icaba que hiciera un inclinándome sobre el mostrador y tomando su mano.
en ese momento, la —Te amo, Cage —dijo, haciendo que mi corazón se disparara.
—Quin, yo también te amo —le dije, antes de mirar los labios de mi novia
guro que ella era lay perderme en su beso.
y hacer mi parte para Me separé y la miré fijamente; me sentía inundado de cariño. No podía
creer que me había mantenido alejado de ella durante tanto tiempo. Teníamos
con lo que siento por mucho de qué hablar.
—Tengo noticias del laboratorio —dijo Quin, poniendo fin a mi euforia de
ue está pasando —repente.
—¿Tienes los resultados de la prueba de ADN? —pregunté, soltándole la
do muchas cosas, yamano y alejándome.
ía. Podría tener una —Sí. ¿Quieres saber el veredicto?
pensando que… — ¿Quería saber los resultados? Por supuesto que sí…. o eso creía. ¿Qué
que debería volver acambiaría saberlo? Probablemente todo.
Ni siquiera sabía qué significaría tener una familia. El hombre que me
ericano? Pensé que había criado y luego había desaparecido no era lo que se suponía que era una
familia. Siempre lo había sabido. ¿Y si pudiera tener esa otra cosa con Nero
a nosotros —dije, yy… mi mamá?
—Quiero saber —dije, preparándome para cualquier cosa.
entos al respecto.
Esta herida no durará
esto tan alto como el
o, podría llegar a ser

riscal de campo que

—dijo Quin, tan dulce

yo jugara al fútbol
ar con alguien tan

que nada —le dije,

os labios de mi novia

de cariño. No podía
to tiempo. Teníamos

o fin a mi euforia de

egunté, soltándole la

…. o eso creía. ¿Qué

El hombre que me
había criado y luego había desaparecido no era lo que se suponía que era una
familia. Siempre lo había sabido. ¿Y si pudiera tener esa otra cosa con Nero
y… mi mamá?
—Quiero saber —dije, preparándome para cualquier cosa.
Capítulo 15

Quin

Los días en los que no había tenido noticias de Cage habían sido los
peores de mi vida. El único momento en que no pensaba en él era cuando
dormía e, incluso entonces, soñaba con él. Al principio, era porque no podía
esperar a tener noticias de él de nuevo. Después, era porque necesitaba
averiguar por qué no había oído de él.
Estaba hecha un desastre, y la pobre Lou había tenido que lidiar con eso.
Me había tenido que escuchar preguntándome por qué no había tenido
noticias de Cage una y otra vez. Era ella quien había sugerido que
averiguáramos cuándo era el próximo turno de Cage y que nos presentáramos
allí. El superpoder de Lou definitivamente era averiguar qué pasaba en las
relaciones con tíos. La amaba por eso.
Aunque hacerlo había sido idea de Lou, averiguarlo dependía de mí.
Cualquiera fuera la razón por la que Cage había desaparecido, sabía que tenía
que entregarle los resultados del análisis. Era demasiado importante para él.
No esperaba que él dijera todo lo que finalmente había dicho, pero me había
gustado.
Para ser sincera, incluso me había gustado que decidiera volver a jugar
fútbol americano. La vida de ensueño de la que habíamos hablado cuando
estábamos en Snowy Falls sonaba genial. Me hubiera encantado tener una
vida sencilla y una familia con él. Pero tenía otras responsabilidades. Diablos,
hasta era responsable de niños que ni siquiera habían nacido aún.
Ser la novia de un jugador de la NFL encajaba mejor con esa idea. Odiaba
pensar así, pero no podía evitarlo. La inteligencia de mis padres se basaba,
más que nada, en las relaciones públicas. La imagen era importante. No
debería serlo y, para la mayoría de las personas, no lo era. Pero, para alguien
como yo, que había nacido para cambiar el mundo, la imagen lo era todo.
Sin embargo, el problema era que ese no era el final de la historia. Había
algo que yo sabía que él no sabía. Una parte de mí deseaba que él no quisiera
saber los resultados de la prueba. En ese caso, podríamos congelar todo como
estaba y vivir así para siempre. Sin embargo, ese no era el caso. Y todo lo que
podía hacer era decirle que lo amaba.
—Quiero saber —dijo, después de separarse de mis labios.
Tragué saliva y me preparé.
—Tú y Nero sois hermanos —le dije.
—¿Somos hermanos?
Cage me miró, conmocionado.
—Sí.
age habían sido los —Eso significa que tengo una madre.
ba en él era cuando —Así es.
era porque no podía —¡Por Dios! —dijo, cayendo sobre su asiento—. ¡No puedo creerlo!
a porque necesitaba —Hay más.
—¿Qué?
o que lidiar con eso. —No solo sois hermanos. Sois hermanos completos. Compartís la misma
ué no había tenidomadre y el mismo padre.
había sugerido que Cage me miró atónito. Quedó con la boca abierta mientras intentaba
e nos presentáramos procesarlo todo.
ar qué pasaba en las —Tengo que decírselo —dijo, mientras buscaba su teléfono.
Sin poder controlar su emoción, Cage encontró el número de su hermano y
lo dependía de mí. lo llamó.
cido, sabía que tenía —Nero, tenemos los resultados… Sí. Somos… hermanos —dijo Cage con
o importante para él. lágrimas en los ojos.
dicho, pero me había Hubo una larga pausa antes de que Cage volviera a hablar. Las lágrimas le
caían por las mejillas mientras escuchaba. Cage se dio la vuelta hacia mí y
diera volver a jugar gesticuló: «Está llorando».
mos hablado cuando —Sí —dijo, volviendo su atención a la llamada—. Definitivamente me
encantado tener unagustaría conocer a nuestra madre… ¿Qué tal mañana? Podría conducir
sabilidades. Diablos,hasta… Está bien. Entonces supongo que te veré a ti y a mamá entonces… lo
sé, ¿verdad? —dijo Cage con una sonrisa.
con esa idea. Odiaba Cage terminó la llamada y miró su teléfono.
is padres se basaba, —Voy a ir mañana.
era importante. No —¿Puedo ir contigo? Es decir, si quieres que vaya. Podría conseguirnos
a. Pero, para alguienun cuarto para el fin de semana si quieres que nos quedemos —le dije.
agen lo era todo. Quería ser parte de lo que sería el momento más importante de la vida de
de la historia. HabíaCage.
ba que él no quisiera —¡Claro que puedes! Nada de esto estaría sucediendo si no fuera por ti.
congelar todo comoQuiero que vengas —dijo Cage, con sinceridad.
l caso. Y todo lo que Sentí un gran alivio al saber que él quería que fuera. Estaba segura de que
él oiría que tenía un hermano y las cosas terminarían entre nosotros. No podía
competir con eso.
—¿Quieres ir a comer algo esta noche? Yo invito. Tal vez podría
quedarme en tu casa y podríamos salir por la mañana —le sugerí, pues quería
estar con él todo el tiempo posible.
—Me gustaría hacer eso —dijo Cage, con una sonrisa.
Fue asombroso ver su sonrisa de nuevo. Era lo que más había echado de
menos de él. Bueno, tal vez no era lo que más había echado de menos. Lo que
más había echado de menos esperaba tenerlo esa noche en su casa.
puedo creerlo! Después de hacer planes con Cage, me encontré con Lou y la vi escalar el
muro durante un rato. Hice un esfuerzo poco entusiasta de unirme a ella, pero
estaba demasiado emocionada por encontrarme con Cage. Había una pizzería
Compartís la mismaa la que había querido llevarlo. Cuando habíamos ido con Lou, nos había
parecido romántica, por muy raro que hubiera sido estar ahí con ella. Pero era
mientras intentabael lugar perfecto para una cita.
Sentarme frente a Cage se sintió exactamente igual que en Snowy Falls.
Su rostro brillaba a la luz de la vela que iluminaba la mesa. Se acercó y puso
ero de su hermano y su mano sobre la mía. Mi corazón latía con fuerza cuando lo miraba a los
ojos. De verdad lo amaba. Apenas podía contener lo mucho que lo amaba.
nos —dijo Cage con —¿Todavía queda algo de helado en tu casa? —pregunté, insinuante.
—Sí —dijo con una sonrisa—. ¿Quieres ir y ver qué pasa?
blar. Las lágrimas le Cage sabía cómo hacer que me temblara el cuerpo. La sugerencia bastó
la vuelta hacia mí y para que sintiera la adrenalina.
El viaje a su casa no hizo nada para bajar el calor que corría entre
Definitivamente me nosotros. Así que, cuando llegamos a su cabaña, ni siquiera fingimos que
a? Podría conducirtomaríamos el helado. Fuimos directamente a su habitación y nos arrancamos
mamá entonces… lola ropa.
Aunque Cage había sido el que había tomado la iniciativa la vez anterior,
esta vez era yo quien estaba encima de él. Lo besé y mi lengua lo buscó. Mi
lengua daba vueltas alrededor de la suya y lo atraje más cerca de mí. Quería a
Podría conseguirnos Cage dentro de mi cuerpo, y no me importaba en qué parte.
mos —le dije. Hundí las puntas de mis dedos en su piel desnuda y me aferré a él. Cage
ortante de la vida de enloqueció. Moví una mano hacia la parte delantera de sus pantalones, estaba
duro. No había olvidado lo increíblemente grande que era, así que esta vez
do si no fuera por ti.estaba lista.
Caí de rodillas y le bajé los pantalones. Estaba cara a cara con su ropa
Estaba segura de que interior abultada. Froté la cara contra ella, quería oler su aroma masculino.
e nosotros. No podíaOlía a sexo. Me hizo anhelarlo aún más.
Le quité los calzoncillos, lo cogí con ambas manos y me lo metí en la
ito. Tal vez podríaboca. ¡Era tan grande! Tenía la boca llena. Pero babeé cada centímetro que
e sugerí, pues queríaentraba. Rodeé el contorno de su polla y moví mis manos hacia arriba y abajo
por su increíble mástil.
—¡Ahhh! —gimió, como yo lo había hecho.
más había echado de Solo pudo soportarlo durante un tiempo. Tomó la parte de atrás de mi
do de menos. Lo quecabeza con sus grandes manos, me puso de pie y me llevó a su cama. No le
tomó mucho tiempo terminar de desnudarme. Cuando los dos estábamos
Lou y la vi escalar el desnudos, Cage se subió encima de mí y puso la parte posterior de mis
e unirme a ella, pero muslos contra su pecho.
e. Había una pizzería Colocó la punta de su polla en la entrada de mi coño y se inclinó para
con Lou, nos había besarme. Mientras me besaba, se empujó hacia adentro. Entrar no le llevó
ahí con ella. Pero era tanto tiempo como la primera vez. Luego, se colocó encima de mí, se
equilibró y me folló hasta dejarme atontada.
que en Snowy Falls. Era insaciable. Cuando se cansó de esa posición, me movió para variar.
sa. Se acercó y puso Hice todo lo que él quería que hiciera y lo amé.
ndo lo miraba a los Follamos hasta que ya no tuve fuerzas para levantar los brazos. Yo era su
ho que lo amaba. muñeca de trapo. Y, cuando finalmente se vino, me tocó y me hizo venirme;
nté, insinuante. no había nada más que pudiéramos hacer salvo derrumbarnos en los brazos
del otro y quedarnos dormidos.
La sugerencia bastó Cuando me desperté a la mañana siguiente, no podía olvidar que mi
enorme novio había pasado la noche follándome. Apenas podía caminar
or que corría entrederecha. Se sentía extrañamente bien. Me gustaba recordar que había estado
quiera fingimos que con Cage y que me había manoseado. Quería una vida entera de eso, aunque
ón y nos arrancamos sabía que mi coño no iba a poder soportarlo de nuevo en el futuro cercano.
—¿Cómo te sientes esta mañana? —me preguntó Cage, con una sonrisa.
ativa la vez anterior, —Algo dolorida. Pero bien —dije, sonrojándome.
lengua lo buscó. Mi —Yo también estoy un poco cansado. Creo que mi polla ya no funciona.
cerca de mí. Quería aEstá desgastada.
—Sé lo que se siente.
me aferré a él. Cage Ambos nos reímos entre dientes.
us pantalones, estaba —Entonces, ¿estás lista para sentarte durante una hora y media en el
era, así que esta vez coche? —preguntó con tono burlón.
—¡No puedo esperar! —exclamé, preguntándome si podría aguantarlo.
a cara con su ropa Afortunadamente, no salimos de inmediato. Cage preparó el desayuno
su aroma masculino. mientras yo estaba de pie en la cocina. Y comí apoyada contra una pared.
Solo después de eso estuve lista para partir.
y me lo metí en la Mientras conducíamos hacia Snowy Falls, me di cuenta de que Cage
cada centímetro que estaba emocionado pero nervioso. Yo también estaba nerviosa. ¿Y si no le
hacia arriba y abajo agradaba a su madre? Yo era rara y torpe, y traía mucho a cuestas. No le caía
bien a todo el mundo.
Nero había sugerido que nos encontráramos en el restaurante, ya que
parte de atrás de miningún lugar de Snowy Falls aparecía en el mapa. Pasar el cartel de
vó a su cama. No lebienvenida de la ciudad me trajo muchos recuerdos. Era difícil creer que
los dos estábamoshacía una semana habíamos estado allí y que solo habíamos pasado tres días
rte posterior de mis en el lugar. Me daba la sensación de que habíamos construido recuerdos de
toda una vida en ese tiempo.
ño y se inclinó para Como venía de Nueva York, nunca había imaginado que disfrutaría pasar
o. Entrar no le llevótiempo en un lugar con un ritmo tan lento, pero así era. Casi parecía que esa
ó encima de mí, seera la velocidad a la que se suponía que debía vivir la vida.
Al acercarnos al restaurante, le pregunté si deberíamos registrarnos con la
e movió para variar.Dra. Sonya y dejar nuestras maletas antes de encontrarnos con Nero. A Cage
no le parecía que tuviera sentido. Estuve de acuerdo, así que fuimos
os brazos. Yo era su directamente.
y me hizo venirme; —¿Tenéis hambre? —preguntó Nero cuando entramos.
barnos en los brazos Parecía una persona diferente a cuando lo habíamos conocido. Para
empezar, tenía una sonrisa en su rostro. Todo en él parecía estar más
odía olvidar que mitranquilo.
enas podía caminar —¿Comerás con nosotros? —preguntó Cage, tan feliz de estar con Nero
dar que había estadocomo Nero lo estaba de estar con él.
ntera de eso, aunque —Sí, comeré con vosotros —dijo con entusiasmo.
el futuro cercano. —¡Aún no has terminado! —gritó el cocinero desde la cocina.
e, con una sonrisa. —¿Hay alguien más aquí? Volveré al trabajo cuando venga alguien —dijo
con valentía—. ¿Queréis hamburguesas? Le pediré que nos prepare un par de
olla ya no funciona.hamburguesas. Elijan una mesa —dijo antes de regresar a la cocina.
—Parece feliz de verte —le dije a Cage.
Cage parecía nervioso antes de que llegáramos. Ahora estaba radiante. Yo
era hija única, por lo que no sabía cómo se sentía. ¿Así era cuando tenías un
hora y media en el hermano? Debía ser agradable tener a alguien con quien pudieras contar y
que te apoyara. Siempre había pensado que para eso era un novio. Pero, al
odría aguantarlo. pensarlo, resolví que eso también es lo que hace la familia.
preparó el desayuno Una vez que Nero se reunió con nosotros, no pude hacer mucho más que
da contra una pared.sentarme y escucharlos hablar. De vez en cuando, Nero hacía una pregunta
para los dos. Incluso me hizo algunas preguntas a mí directamente. Sin
uenta de que Cage embargo, intenté que mis respuestas fueran breves. Sabía por qué habíamos
erviosa. ¿Y si no leido y quería que todo se tratara lo menos posible sobre mí.
a cuestas. No le caía Una vez que terminamos de almorzar, la expresión en el rostro de Nero
cambió. Se veía apesadumbrado.
restaurante, ya que —Bueno, ¿querías conocer a nuestra madre?
Pasar el cartel de —Sí —contestó Cage, con la inocencia de un niño de diez años.
Era difícil creer que Me levanté y busqué mi cartera para pagar.
mos pasado tres días —Yo pago —dijo Nero.
struido recuerdos de —Está bien. Yo pago —le dije, sin querer ponerlo en esa situación.
—No, yo pago —insistió Nero.
que disfrutaría pasar Estaba a punto de objetar cuando Cage me interrumpió.
Casi parecía que esa —¡Nero dice que él paga! —dijo abruptamente.
Me asustó. Claramente lo había afectado. Pero, al mismo tiempo, no podía
s registrarnos con la dejar que pagara por mí. Sería injusto. Quizá Nero no lo supiera. Y era
os con Nero. A Cage posible que Cage no se hubiera dado cuenta de lo injusto que habría sido.
do, así que fuimosPero yo lo sabía, así que no podía dejar que pasara.
—¿Puedo al menos dejar la propina?
—¿Propina? —preguntó Nero, confundido.
mos conocido. Para Cage gruñó. No estaba contento.
l parecía estar más —Para el cocinero —aclaré.
—Si quiere darle propina al cocinero, deja que le dé propina al cocinero
z de estar con Nero—gritó el cocinero desde la cocina.
No me había dado cuenta de que podía oírnos.
Nero se rio.
—Vale, puedes dejar la propina.
venga alguien —dijo Saqué lo suficiente para pagar la comida y lo dejé sobre la mesa. Traté de
os prepare un par dehacerlo de una forma en la que Nero no supiera cuánto estaba dejando, pero
se dio cuenta. Sus ojos me miraron, parecía divertirle lo que había hecho. Por
suerte, lo dejó ir.
a estaba radiante. Yo —¿Quieres dejar tu camioneta aquí y venir conmigo, o quieres seguirme?
era cuando tenías un—preguntó Nero.
en pudieras contar y Cage me miró.
a un novio. Pero, al —Lo que tú quieras hacer —le dije, sin querer enfadarlo más.
—Te seguiremos —dijo Cage, subiendo a su camioneta.
acer mucho más que El viaje hasta la casa de Nero resultó ser largo. Vivían a 25 minutos de la
hacía una pregunta ciudad. Estuvo bien porque me dio tiempo para hablar con Cage.
mí directamente. Sin —¿Cómo te sientes?
ía por qué habíamos —Nervioso. Asustado. ¿Y si no le agrado?
—Cage, te amará. Todo el mundo lo hace. Solo espero agradarle yo.
en el rostro de Nero Cage no respondió. ¿Eso no significaba que estaba preocupado por lo
mismo?
Probablemente no debería haber ido. Ahora podía verlo. Pero era
demasiado tarde para que me dejara en el hostal sin empeorar las cosas entre
nosotros. Así que, en cambio, opté por mantener la boca cerrada y ser tan
invisible como podía.
esa situación. Cage conocería a su madre por primera vez. Solo quería que se sintiera
cómodo. Parecía que ya lo estaba pasando bastante mal. No necesitaba todas
las complicaciones que venían conmigo con todo lo que ya le estaba pasando.
La camioneta de Nero se detuvo en un parque de casas rodantes
mo tiempo, no podíaescasamente poblado. No sabía qué había esperado, pero no era eso. Miré a
o lo supiera. Y era Cage, para juzgar su reacción. No tenía ninguna. Me daba cuenta de que
sto que habría sido. estaba nervioso, pero probablemente no tenía que ver con dónde estábamos.
Seguimos a Nero hasta una casa rodante envejecida que me recordó a la
oficina en un sitio en construcción. Estacionamos al lado de la camioneta de
Nero y nos reunimos con él frente a la casa. Nero miró a Cage con simpatía
en los ojos. Parecía que quería decirle algo a Cage antes de invitarlo a entrar.
No lo hizo.
propina al cocinero —Pasad —dijo con nerviosismo, antes de llevarnos por las escaleras
inestables hasta la puerta principal.
Mientras esperaba al pie de la escalera, puse la mano en el pasamano.
Pedacitos de pintura se pegaron a mi palma. Los sacudí disimuladamente y
esperé mi turno para subir y entrar.
bre la mesa. Traté de Por dentro, la casa parecía vieja, pero estaba ordenada. Los pisos de
estaba dejando, pero linóleo, el empapelado de flores y los gabinetes de madera de la cocina se
que había hecho. Porhabían tornado del mismo tono de beige. Todo era muy pequeño. A la
derecha de la puerta estaba la cocina. A la izquierda estaba el cuarto de la TV
o quieres seguirme? y más allá de eso había un vestíbulo pequeño con tres puertas.
Me volví hacia Cage. Sus ojos estaban pegados a la mujer sentada en el
sofá frente al televisor. Por el cabello oscuro y canoso, los rasgos angulosos y
el rostro lleno de hoyuelos, solo podía ser una persona. Claramente había sido
tan hermosa como lo era Cage. Pero el tiempo y una vida dura la habían
n a 25 minutos de la alcanzado.
No se había dado vuelta cuando entramos, así que Nero la llamó:
—¿Mamá? —dijo Nero haciendo que se diera la vuelta.
Al ver a Nero, la madre de Cage se volvió a examinarnos. Parecía
o agradarle yo. confundida.
preocupado por lo —Mamá, ¿recuerdas que dije que iba a traer a unos amigos?
No dijo nada, pero sus ojos se movieron entre los tres.
ía verlo. Pero era —Estos son Cage y su novia Quin —dijo Nero, hablando lento.
eorar las cosas entre —Encantado de conocerla —dijo Cage dando un paso hacia adelante.
ca cerrada y ser tan Levantó la mano para estrechar la de ella, pero, como ella no se movió, la
bajó.
uería que se sintiera —Encantada de conocerla —dije, preguntándome si debería estar allí.
No necesitaba todas —Mamá, he descubierto algo sobre Cage que debes saber.
ya le estaba pasando. Sus ojos se volvieron hacia Nero.
de casas rodantes —Cage es… mi hermano.
o no era eso. Miré a Su mirada cada vez más confusa decía que lo había entendido.
daba cuenta de que —¿Tu hermano? —preguntó despacio.
dónde estábamos. —Sí, mamá. Quin tomó nuestra sangre y todo. Es mi hermano.
que me recordó a la —¿Tu hermano?
o de la camioneta de —Sí. Nuestra sangre dice que compartimos padre… y madre.
a Cage con simpatía Se veía extremadamente confundida después de eso. Mientras luchaba por
de invitarlo a entrar. entender lo que Nero le decía, Cage dio un paso hacia adelante.
—Mamá, tú siempre dices que te quitaron a tu bebé y te dijeron que había
os por las escalerasmuerto. Este es tu hijo. Es tu bebé —dijo Nero emocionado—. Tenías razón.
Estaba vivo. Es él.
no en el pasamano. —Encantado de conocerla —volvió a decir Cage
í disimuladamente y Ella se quedó mirando su rostro desde el sofá.
—¿Augustus? —preguntó, entrecerrando los ojos para verlo.
nada. Los pisos de —Mi nombre es Cage —le dijo.
dera de la cocina se —Te llamé Augustus —dijo, derritiéndose en lágrimas lentamente—. Te
muy pequeño. A laarrebataron de mí y me dijeron que habías muerto. Sabía que no habías
ba el cuarto de la TVmuerto. Les dije que me mostraran tu cuerpo. Pero no pudieron. No pudieron
hacerlo —dijo, estirándose abrumada hacia Cage.
mujer sentada en el Se lanzó a los brazos de su madre y ambos se abrazaron llorando. No
s rasgos angulosos y podía imaginarme por lo que estaba pasando Cage. Pero me alegró saber que
laramente había sidohabía ayudado a lograrlo. Tenía que ser lo más gratificante que había hecho
vida dura la habíanen mi vida.
Pronto, Nero se unió a ellos en el sofá y los abrazó. Los tres lloraron y se
abrazaron sin decir una palabra. No pude escapar del momento. Las lágrimas
rodaban por mis mejillas tanto como por las suyas.
xaminarnos. Parecía Sin embargo, este era su momento privado. No debía estar ahí. Sin que
ninguno de ellos se diera cuenta, salí y me dirigí a la camioneta. Una vez
adentro, me abrigué y me puse a pensar.
Este era un mundo diferente a cualquier cosa que pudiera haber imaginado
tiempo atrás. Había crecido rodeada de multimillonarios y genios. Sabía que
paso hacia adelante.la gente tenía vidas como la de Nero y su madre, pero solo lo había visto en
ella no se movió, lapelículas y en la televisión. Era difícil verlo tan real, con esa única referencia.
Pero, mientras estaba sentada en la camioneta mirando a mi alrededor,
ebería estar allí. todo se veía muy real. No sabía qué pensar al respecto.
Pasé en la camioneta unos treinta minutos antes de que Cage saliera y se
uniera a mí.
—Te has ido —dijo.
—Quería daros un poco de privacidad.
Los ojos de Cage se hundieron, pero no respondió.
—Tú has hecho esto. Tú y tu gran cerebro han encontrado a mi madre. Lo
único que puedo decir es: gracias.
—Por supuesto —respondí, sin saber qué más decir.
Mientras luchaba por —No digas «por supuesto». Toda mi vida me he preguntado cómo se veía
y cómo sería escuchar su voz. Y tú me lo has dado. Y creo que nadie más en
te dijeron que había el mundo podría haberlo hecho.
ado—. Tenías razón. Sonreí con los labios apretados como respuesta. No sabía qué podría
responderle.
Los ojos de Cage se separaron de los míos mientras medía lo que diría a
continuación.
—Quiero pasar más tiempo con ella… con los dos. Pero no quiero que
sientas que tienes que quedarte aquí sentada. ¿Te importa si te dejo en el
as lentamente—. Tehostal? Probablemente sería más cómodo que quedarte sentada en esta fría
Sabía que no habíascamioneta. Tal vez podrías llamar a Titus. Estoy seguro de que le gustaría
udieron. No pudieronpasar el rato.
No sabía qué esperaba que dijera Cage, pero no era eso. Quizás había
azaron llorando. No pensado que me animaría a entrar. Quizás había pensado que él querría
me alegró saber queincluirme. Pero, pensándolo bien, probablemente eran solo fantasías.
nte que había hecho Cage acababa de conocer a su madre por primera vez. Tenía tantas
preguntas para ella. ¿Qué haría yo sino sentarme allí? Tenía razón, era mejor
Los tres lloraron y se que me fuera a otro lado en lugar de ser la tía incómoda sentada en el auto
mento. Las lágrimasdurante los momentos más importantes de su vida.
—No quiero que tengas que dejarme.
ía estar ahí. Sin que —Esto es Snowy Falls. No puedes pedir un Uber —dijo con una sonrisa
camioneta. Una vez—. Te dejaré y volveré.
—Vale —accedí, mientras sentía que Cage se alejaba lentamente.
era haber imaginado Cage se dirigió de nuevo a la puerta principal y Nero salió a hablar con él.
y genios. Sabía queNero me miró mientras Cage hablaba. Odiaba ser la imbécil que estaba
olo lo había visto enarruinando este increíble momento. Me sentí fatal.
esa única referencia. Tanto Cage como él regresaron a la camioneta. Cuando Cage entró, Nero
ndo a mi alrededor,se dirigió a mi puerta. Sacó la mano del bolsillo, golpeó mi puerta y dio un
paso atrás. Lo tomé como una señal de que quería que saliera. Cuando lo
ue Cage saliera y se hice, me rodeó con los brazos.
—Cage dijo que has sido tú quien nos reunió —susurró en mi oído—.
Gracias. ¡Gracias! —dijo, antes de darme una palmada en la espalda y
alejarse.
—De nada —fue lo único que pude responder.
rado a mi madre. Lo Realmente no podía entender lo que significaba este momento para ellos.
¿Cómo podría hacerlo? Había crecido con una familia y más amor del que
podía manejar. Pero el momento no se me había escapado por completo.
untado cómo se veía¿Haría algo más importante de lo que había hecho por ellos alguna vez en mi
eo que nadie más en vida? No lo sabía.
Cage y yo no hablamos mucho en el camino de regreso a la ciudad. Él
No sabía qué podría estaba sumido en sus pensamientos. La parte egoísta de mí deseaba que
algunos de esos pensamientos fueran sobre mí. Sin embargo, probablemente
medía lo que diría a era demasiado pedir.
Cuando llegamos al hostal de la Dra. Sonya, Cali salió rápidamente a
Pero no quiero quesaludarnos. De pie frente a la puerta del porche, nos miró con luz en los ojos.
orta si te dejo en elAntes de que bajara, la Dra. Sonya se unió a él.
sentada en esta fría —Parece que te dejo en buenas manos —dijo Cage, mirándolos.
o de que le gustaría —No te preocupes por mí. Ve. Pasa tiempo con tu familia. Te lo mereces.
Estaré bien —le dije.
a eso. Quizás había —Te amo —dijo Cage, se inclinó y me besó.
sado que él querría —Yo también te amo —le dije, tomé mi bolso y salí de la camioneta.
Caminé hacia el porche y Cage no esperó a que yo llegara para alejarse.
a vez. Tenía tantasMe volví para verlo irse. Tuve la sensación de que no miró hacia atrás. No
enía razón, era mejorpodía saberlo con certeza, pero ciertamente lo sentía.
a sentada en el auto —¡Bienvenida de nuevo! —dijo la Dra. Sonya con entusiasmo—. Es
bueno verte —dijo, poniendo su brazo alrededor de mí y guiándome hacia
adentro—. ¿Volverá Cage?
dijo con una sonrisa —No lo sé —contesté con sinceridad—. Encontramos a su madre.
Ella soltó un grito ahogado de alegría.
—¿De verdad? ¡Eso es maravilloso!
salió a hablar con él. —Lo es. Es bastante maravilloso.
imbécil que estaba —Bueno, tendremos que hacer algo para celebrar —concluyó,
haciéndome sentir como en casa.
do Cage entró, Nero Dejé caer mi bolso en mi habitación y me acosté en la cama pensando en
ó mi puerta y dio untodo. No pude evitar sentirme tensa. No estaba segura por qué.
e saliera. Cuando lo Tal vez tenía que ver con que no me había escrito por una semana. Eso
realmente me había lastimado. Y lo peor era que todavía no sabía por qué
surró en mi oído—. había sucedido. Si no sabía qué lo había causado, ¿cómo sabía que no lo
da en la espalda y estaba provocando de nuevo en ese momento?
Después de volverme loca pensando en eso, decidí bajar las escaleras.
—¿Tenías planes para cenar? ¿Te gustaría unirte a nosotros? —preguntó
momento para ellos.la Dra. Sonya desde la cocina.
y más amor del que —No creo que tenga planes. Pero no he hablado con Cage.
pado por completo. —Entonces, ¿qué tal si te unes a nosotros y, si tienes que irte después, lo
los alguna vez en mi haces? —sugirió con una sonrisa.
—Suena genial. Gracias —le dije, antes de unirme a Cali, que estaba en la
reso a la ciudad. Él sala de estar viendo la televisión.
de mí deseaba que Podía sentir la incomodidad de Cali cuando me senté con él. Yo siempre
argo, probablemente había sido tímida, así que sabía cómo se sentía.
—¿Cuánto tiempo llevas jugando fútbol americano? —le pregunté, y sus
salió rápidamente amejillas se pusieron de un rojo brillante.
ó con luz en los ojos. Podía ser que Cage tuviera razón. Parecía que le gustaba a Cali.
—Desde el primer año —chilló, después de unos segundos.
—Eso es genial. ¿Estás pensando en asistir a East Tennessee?
milia. Te lo mereces. —Lo estaba pensando.
—Es una buena universidad. Creo que te gustaría. Si alguna vez quieres
un recorrido, avísame.
e la camioneta. Cali no respondió, pero se puso rojo como un tomate ante mi sugerencia.
legara para alejarse.Tendría que tener cuidado con lo que le decía. Lo último que quería hacer era
miró hacia atrás. No herirlo o darle falsas esperanzas.
Pasé el resto de la noche con mis dos anfitriones y mencioné a Cage varias
n entusiasmo—. Es veces. Después de la cena, la Dra. Sonya sugirió que jugáramos Scrabble.
y guiándome hacia —Tengo que advertirte. Soy bastante buena —dijo la Dra. Sonya con
orgullo—. En la ciudad tenemos un grupo para jugar y no he perdido en dos
años.
Asentí cortésmente y luego los vencí por 50 puntos.
La Dra. Sonya se quedó mirando el tablero con sorpresa.
—Tenemos que jugar de nuevo —anunció.
lebrar —concluyó, Lo hicimos y los resultados fueron parecidos. Pero, lo que es más
importante, fue divertido. Sacó a Cage de mi mente. Así que, cuando me
a cama pensando enescribió para decir que iba a quedarse a dormir allí, me dolió menos.
Me dirigí a la cama sola, me desperté sola y traté de no dejar que mi
por una semana. Esoimaginación volara. La única razón por la que Cage no había regresado era
vía no sabía por quéporque quería pasar tiempo con su familia. Eso tenía mucho sentido. No tenía
mo sabía que no lo nada que ver conmigo o lo que él sentía por nosotros. Él necesitaba este
tiempo y yo iba a dárselo.
ar las escaleras. No supe de él hasta casi las 11 de la mañana, cuando me dijo que iría a
osotros? —preguntó buscarme alrededor de las 7 de la noche.
«Estás pasándola bien?», le respondí.
Le llevó 30 minutos contestar: «¡Definitivamente! Te contaré todo más
que irte después, lo tarde».
Lo estaba intentando, pero cada vez era más difícil no tomármelo como
Cali, que estaba en la algo personal. Sin importar lo que me dijera a mí misma, no podía
deshacerme de mis inseguridades.
con él. Yo siempre Para dejar de pensar en eso, le envié un mensaje de texto a Titus. Le tomó
menos de un minuto llamarme.
—le pregunté, y sus —¡Quin! ¿Cómo diablos estás? Justo estaba pensando en vosotros dos.
—Te he escrito porque estamos en la ciudad.
—¿De verdad? ¡Encontrémonos! ¿Cuándo estáis libres?
Le expliqué dónde estaba Cage y qué estaban haciendo, así que él sugirió
que fuéramos a pescar en el hielo.
—Ya has hecho el agujero —bromeó Titus.
i alguna vez quieres Aunque nunca había ido a pescar en el hielo antes, había ido muchas veces
a pescar en aguas poco profundas durante mis veranos en las Bahamas. La
ante mi sugerencia. mayoría de los días era lo único que se podía hacer.
que quería hacer era Después de un día en el hielo, no atrapamos nada. Titus dijo que era
porque no picaban. Yo creía que era porque no paraba de hablar.
ncioné a Cage varias Sin embargo, eso estuvo bien para mí. ¿Qué iba a hacer con un pez? Y fue
ramos Scrabble. interesante hablar con Titus… quiero decir, escucharlo. Tenía ideas sobre
la Dra. Sonya con muchas cosas, la mayoría de las cuales tenían que ver con Snowy Falls.
no he perdido en dos —¿Has pensado de nuevo sobre la posibilidad de ir a la Universidad de
East Tennessee? —le pregunté. Sabía que encajaría allí perfectamente.
—Sí, lo he hecho. Debo decir que vosotros me habéis inspirado. Voy a
completar una solicitud para el próximo semestre —dijo, con una sonrisa.
—¡Eso es asombroso!
ero, lo que es más —Sí. Y tal vez, cuando esté allí, encuentre a una buena chica, como lo ha
Así que, cuando mehecho Cage —dijo, con una sonrisa encantadora.
—No voy a poder ayudarte con eso. Pero, si vienes a East Tennessee,
de no dejar que mi tendré que presentarte a mi compañera de cuarto, Lou. Ella sabe de todos los
había regresado eralugares en los que puedes conocer gente. Esa es su especialidad.
cho sentido. No tenía —Suena como un gran recurso.
. Él necesitaba este —Es una gran persona —dije, sin poder hacerle justicia a Lou.
Pasamos el resto del día hablando acerca de cómo era la vida en la
o me dijo que iría aUniversidad de East Tennessee . Cuanto más le contaba, más ganas de ir le
daban. Ciertamente hubiera preferido pasar el día con Cage. Pero el día que
pasé con Titus fue bastante bueno.
Te contaré todo más En general, el fin de semana terminó siendo mejor de lo que habría sido si
me hubiera quedado en la escuela y hubiera dejado que Cage viniera solo.
no tomármelo comoTitus, la Dra. Sonya y Cali me caían bien. Cuando Cage vino a recogerme,
í misma, no podíales prometí que volvería a pasar el rato con ellos.
—Siempre eres bienvenida —me dijo la Dra. Sonya cuando me fui.
xto a Titus. Le tomó —¿Cómo estuvo todo con Nero y tu mamá? —le pregunté a Cage apenas
me subí a la camioneta.
o en vosotros dos. —Fue increíble —confirmó.
Cage se veía diferente. La tensión que lo había envuelto mientras
conducíamos hasta allí había desaparecido. Parecía más tranquilo y más
do, así que él sugirióasentado.
Durante la siguiente hora y media, Cage me contó lo que había aprendido
sobre el misterio que rodeaba su nacimiento.
bía ido muchas veces —No pude hacer todas las preguntas que quería hacer. Ella no está del
en las Bahamas. Latodo bien mentalmente —explicó Cage—. El Dr. Tom cree que tiene algún
tipo de demencia. Sin embargo, tiene una combinación de síntomas inusuales.
. Titus dijo que eraY, cuanto más tiempo estuve allí, mejor se puso. Nero dijo que no la había
visto con la mente tan clara en años. Por eso decidí quedarme a dormir y
er con un pez? Y fuepasar el día de hoy. Cuanto más tiempo estaba allí, más podía contarme. No
o. Tenía ideas sobrequería arriesgarme a irme y que perdiera el impulso.
n Snowy Falls. —Tiene sentido. Me alegra que hayas podido pasar tanto tiempo con ella.
a la Universidad de —Sí —dijo, y dejó que se apagara la conversación.
erfectamente. Aunque no lo estaba diciendo, estaba claro que había algo más en su
éis inspirado. Voy amente. Pensar en eso me llenaba de temor. Quería preguntarle qué había
con una sonrisa. aprendido sobre Nero y tal vez sobre su padre, pero no me atreví a
mencionarlo. A esa altura, solo quería llegar a casa sin que ocurriera un
na chica, como lo ha desastre. Pensé que lo había logrado, hasta que Cage estacionó la camioneta
frente a mi edificio y apagó el motor.
s a East Tennessee, —¿Quieres subir? —le pregunté, esperando que así fuera.
lla sabe de todos los —En realidad, tenemos que hablar.
La sangre abandonó mi cara cuando escuché esas palabras. Me sentí como
un ciervo frente a las luces de un auto.
—¿Sobre qué?
o era la vida en la —Te he dicho que, cuanto más tiempo pasaba con mi mamá, mejor estaba
, más ganas de ir le ¿verdad?
age. Pero el día que —Sí.
—Creo que me mudaré a Snowy Falls y me quedaré allí por un tiempo.
lo que habría sido si Sentí un hormigueo en los dedos y sentí un hueco en la garganta que me
e Cage viniera solo. dio ganas de vomitar.
e vino a recogerme, —¿Y qué pasa con las clases? ¿Vas a ir y venir? Es un viaje largo.
—Creo que voy a dejar la universidad por ahora.
uando me fui. —Pero te falta tan poco. ¿No es este tu último semestre?
gunté a Cage apenas —Mi madre me necesita ahora. Nero me necesita. La ha estado cuidando
solo todo este tiempo. Ha sido duro para él. Ha dicho que ella no siempre está
tan tranquila como lo ha estado este fin de semana. Él necesita ayuda y son
envuelto mientras mi familia.
más tranquilo y más Mi siguiente pregunta hizo que el calor cruzara mi rostro.
—¿Qué hay de nosotros? ¿Volverás a verme?
que había aprendido Cada segundo que Cage pasaba sin responder me sacaba más y más vida.
Pensé que eso era doloroso hasta que habló.
cer. Ella no está del —No estoy seguro de si deberíamos estar juntos.
cree que tiene algún —¿Qué? —dije empezando a sudar—. Dijiste que me amabas.
e síntomas inusuales. —Así es. No tienes que cuestionar eso. Te amo.
dijo que no la había —¿Entonces qué pasa?
uedarme a dormir y —Eres una chica increíble, la chica más increíble que he conocido. Pero
podía contarme. No no soy suficiente para ti.
—¿Qué quieres decir? ¿Que no eres suficiente? Eres todo lo que siempre
nto tiempo con ella. he querido.
—No lo soy. Pensé que podría serlo. Pero no puedo hacerlo. No quiero
bía algo más en su jugar más al fútbol americano. Sé lo mucho que te importa.
eguntarle qué había —Nunca he dicho que eso fuera importante para mí. Nunca lo he dicho.
ro no me atreví a —No hizo falta que lo hicieras. ¿Recuerdas cuando hablé de cuál era mi
in que ocurriera unsueño? ¿Que todo lo que quería era quedarme en algún lugar y formar una
tacionó la camionetafamilia? ¿Que quería una vida sencilla?
—Sí.
—Es cierto. Y no podría soportar vivir la vida de alguien más. Incluso si
esa otra vida es para ti.
bras. Me sentí como —Pero nunca te he pedido que lo hicieras.
—No, pero sé honesta. Cuando te dije que iba a volver a jugar al fútbol,
¿no sentiste alivio? ¡Sé honesta!
mamá, mejor estaba Lo pensé.
—No fue exactamente alivio —le expliqué.
—Vale. Pero, si yo me convertía en un famoso jugador de fútbol, ¿tenía
llí por un tiempo. más sentido que estuvieras conmigo?
la garganta que me Lo miré fijamente. Tenía razón. Me odiaba por sentirme así, pero no podía
hacer a un lado la forma en la que la gente me veía. Nadie cuestionaría mi
deseo de estar con el mariscal de campo de un equipo de la NFL. Y, si él
también fuera famoso, no tendría que pasarme el resto de mis días
protegiéndolo del circo que me había seguido desde que había nacido.
a ha estado cuidando —Eso pensé. No tiene sentido que estemos juntos si no juego al fútbol
ella no siempre estáamericano. Ojalá fuera diferente, pero esa es la verdad.
necesita ayuda y son —Cage, te amo —le dije, sin poder seguir conteniendo las lágrimas.
—Quin, yo también te amo. De verdad. Y si me dices que no tienes que
cambiar el mundo y que puedes imaginar una vida sencilla conmigo en
Snowy Falls, pondré todo de mí. Dime que no necesitas eso y te prometo que
aba más y más vida.pasaré el resto de mi vida contigo, sin dudarlo. Solo dime eso —suplicó.
Las lágrimas corrieron por mis mejillas al darme cuenta de lo que tenía
que decir.
—Cage, no puedes imaginar la responsabilidad que tengo. Hay gente que
depende de mí.
—Y con mi madre, no puedes imaginar la responsabilidad que tengo. Ella
e he conocido. Peroy Nero dependen de mí —dijo, con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Esto es todo? —le pregunté, esperando desesperadamente que me
todo lo que siempredijera que no.
—Supongo que sí —dijo, y me destrozó el corazón.
hacerlo. No quiero Sabía que debía decir algo después de eso. Lo que fuera. Pero no podía. El
dolor que sentía me desconectó de mi cuerpo. Flotaba por encima de nosotros
Nunca lo he dicho. dos en alguna parte, mirando hacia abajo. Estaba triste por la chica que
hablé de cuál era milloraba desconsoladamente en el asiento del acompañante de la camioneta de
lugar y formar unaCage. Pero no podía sentirlo. Habría sido demasiado.
Agradecí que ella abriera la puerta y saliera hacia el frío. Cualquier cosa
era mejor que verla sufrir. Ahora, solo necesitaba llegar a su apartamento
uien más. Incluso si antes de que le cedieran las piernas y colapsara.
Subió las escaleras mientras yo deseaba que avanzara, paso a paso. Fue
cuando sacó la llave e intento ponerla en la cerradura que no pude contenerlo
ver a jugar al fútbol,más. De pronto, me ahogaba en dolor y el mundo a mi alrededor dio un
vuelco. Por suerte, no tuve que abrir la puerta. Una cara conocida la abrió y
me estaba mirando.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Lou—. ¿Quin, estás bien?
dor de fútbol, ¿tenía Quería decirle que no lo estaba. Quería decirle que Cage y yo nos
habíamos separado y que no volveríamos a estar juntos. No pude hacerlo. Lo
me así, pero no podíaúnico que pude hacer fue dar un paso hacia ella y caer en sus brazos.
adie cuestionaría mi —Me ha lastimado —fue todo lo que pude decir—. No sé qué hacer —le
de la NFL. Y, si élexpliqué, antes de pasar el resto de la noche ahogándome en mis lágrimas.
resto de mis días
había nacido. A pesar de que me había sentido devastada cuando Cage no me había
i no juego al fútbolescrito, no se comparaba con lo que sentí las siguientes semanas. Tenía una
cosa en claro. No estaba hecha para eso.
o las lágrimas. Tal vez era más débil que todos los demás. Lou pasaba de tío en tío como
es que no tienes quesi fueran palomitas. Ninguno le había dejado siquiera mantequilla en los
sencilla conmigo endedos. Por el otro lado, yo había salido con un único tío y romper con él me
eso y te prometo quehabía dejado catatónica. Debería haber sabido que no estaba hecha para el
eso —suplicó. amor.
enta de lo que tenía En veinte años, no había encontrado a nadie que me amase. ¿Por qué?
Pensaba que era algo de lo que podría escapar en una escuela en medio de la
engo. Hay gente que nada. Pero el verdadero problema era que no importaba a dónde fuera, yo
estaba allí. Lo que nadie amaba de mí… era yo.
lidad que tengo. Ella Lou hizo todo lo posible por sacarme de la cama y hacer que, al menos,
asistiera a clases, pero tampoco pude hacer eso. Una parte de mí sabía que,
eradamente que mesin importar la clase, probablemente podría estudiar unos días antes del
examen y aprobar. La otra parte ya no veía el sentido en ir a la universidad.
Nada tenía sentido. ¿Por qué dejar la cama, salvo para comer e ir al baño?
ra. Pero no podía. ElA pesar de mi inteligencia, no podía resolver eso. Entonces, en cambio, me
r encima de nosotros quedé en la cama llorando y dejé que mis pensamientos giraran sin cesar en
te por la chica que torno a Cage.
e de la camioneta de Un momento lo amaba; al siguiente, lo odiaba. Pero en todo momento
maldecía mi defecto fatal que hacía que fuera imposible amarme.
frío. Cualquier cosa —¡Quin, tienes que levantarte de la cama! —dijo Lou, insistentemente—.
ar a su apartamentoSi no lo haces por ti, entonces hazlo por mí. Sale un olor de aquí que hace
que los tíos que traigo a casa crean que estoy utilizando el cuarto para
ra, paso a paso. Fue almacenar cadáveres.
e no pude contenerlo —Perdón —dije, pues no quería ser la carga que era.
mi alrededor dio un Lou suspiró y después se metió en la cama y envolvió sus brazos alrededor
conocida la abrió yde mí.
—Vamos, Bichito, tienes que salir de esto. Hay otros tíos en el mundo.
Créeme. Y una tía maravillosa como tú tendrá para elegir. Solo tienes que
ue Cage y yo nossalir. Bichito, ¿cómo puedo hacer para que salgas de esta habitación?
No pude hacerlo. Lo —No lo sé —le dije, con sinceridad.
—Vale, quizá eso ha sido demasiado. ¿Cómo hago para que salgas de esta
No sé qué hacer —le cama?
en mis lágrimas. No respondí.
Lou se levantó de un salto y empezó a revisar el cuarto.
Cage no me había —Suficiente. Estaba tratando de ser una buena amiga, pero no me has
semanas. Tenía unadado otra opción. ¿Dónde está?
—¿Qué cosa?
ba de tío en tío como —Tu teléfono.
mantequilla en los —No llames a Cage.
y romper con él me —¿Crees que quiero llamar a Cage, esa apestosa y sucia rata? Oh, no.
estaba hecha para elTiene que arder en el infierno por lo que te ha hecho.
—Lo estaba haciendo por su…
e amase. ¿Por qué? —Si me dices que tuvo que hacerlo por su madre enferma, juro por Dios
cuela en medio de la que perderé la paciencia. No puedes defenderlo hasta que seas capaz de estar
a a dónde fuera, yo parada el tiempo suficiente para darte una ducha. ¿Me oyes? Dije: «¿Me
oyes?».
hacer que, al menos, —Sí.
rte de mí sabía que, —Bien. Ahora, ¿dónde está tu teléfono?
unos días antes del —En el cajón.
r a la universidad. Lou miró la mesita de noche y vio que había un cable que impedía que se
a comer e ir al baño?cerrara. No tenía ganas de explicar cómo había sucedido y él no preguntó.
nces, en cambio, me En cambio, lo sacó, agarró mi dedo, lo desbloqueó y buscó en los
giraran sin cesar encontactos.
—¿A quién llamas? —le pregunté, tras darme cuenta de que había algunos
o en todo momento contactos a los que no quería que llamara.
—¿Hola, señor Toro? Hola, no me conoce, pero soy la compañera de
u, insistentemente—.cuarto de Quin… Es un placer conocerlo a usted también.
or de aquí que hace Levanté la cabeza de golpe.
ando el cuarto para —¿Has llamado a mi papá? ¡Eso es un golpe bajo! —Ni siquiera estaba en
mi radar de personas a las que no quería enfrentar. Me di la vuelta y hundí la
cabeza en la almohada.
sus brazos alrededor —Escuche. Lo llamo porque estoy teniendo un problemita con Quin…
—¿Has llamado a mi papá? —gruñí.
os tíos en el mundo. —Sí. No consigo que salga de la cama —le dijo Lou a mi padre—. ¿Por
egir. Solo tienes quequé? Porque un tío le rompió el corazón.
—¡¿Qué?! ¡Noooo! —grité, y me estiré para alcanzar el teléfono. Lou
saltó fuera de mi camino.
ra que salgas de esta —¡Lo sé! Son lo peor, ¿verdad? En fin, me preguntaba si tenía alguna
forma de hacer que se levante, por lo menos para que se dé una ducha o algo
así… Sí, huele bastante rancio aquí.
—¡Noooo! —grité, mortificada.
ga, pero no me has —Está bien. Claro que sí —dijo Lou, bajando el teléfono—. Quin, es tu
papá. Quiere hablar contigo.
—¡Te odio! —le dije, en serio.
—Pero yo te amo —dijo. Me entregó el teléfono con una sonrisa y salió
del cuarto.
sucia rata? Oh, no. Miré el teléfono y respiré profundo. No era que no quisiera hablar con
papá. Me llevaba mejor con él que con mi madre y siempre había sentido que
podía hablarle de cualquier cosa.
ferma, juro por Dios Simplemente era humillante. Yo era su niñita. Quería que estuviera
e seas capaz de estarorgulloso de mí. Pero ahora, más que en cualquier otro momento, estaba claro
e oyes? Dije: «¿Meque nadie debía estar orgulloso de mí, en especial un tipo tan increíble como
mi padre.
—¿Papi? —dije, haciendo un esfuerzo por sonar tranquila.
—Quin, lo siento. Lo siento mucho.
En ese momento, perdí los estribos. Un dolor insoportable salió de mí
e que impedía que semientras se me caían los mocos por la cara.
y él no preguntó. —Duele mucho. ¿Por qué tiene que doler tanto?
eó y buscó en los —Porque así es el amor. A veces duele.
—Pero, ¿por qué?
de que había algunos Mi padre se quedó callado al otro lado de la línea.
—Vale, es suficiente. Levántate de la cama, vístete. Estaré allí en cuatro
oy la compañera dehoras.
—¿Qué?
—Esta llamada me ha encontrado en el jet volviendo a Nueva York. Me
Ni siquiera estaba endesviaré para verte. Vamos a ir a cenar y vamos a hablar de esto.
i la vuelta y hundí la —¿De qué estás hablando?
—Lo digo en serio. Sal de la cama. Vístete. Estaré allí en cuatro horas.
mita con Quin… —¿Está mamá contigo?
—No. Está en Nueva York. Estoy solo yo. Tendremos una conversación
u a mi padre—. ¿Porde padre a hija sobre salir con tíos. Deberíamos haber tenido esta
conversación hace mucho.
zar el teléfono. Lou Por mucho que no quería, después de la llamada me arrastré fuera de la
cama y me metí en la ducha.
taba si tenía alguna —¡Aleluya! —gritó Lou desde la sala de estar.
dé una ducha o algo —Te odio —mascullé, mientras las gotas de la ducha me ahogaban.
No la odiaba. Lou era la mejor amiga que había tenido. Podría haberme
muerto de hambre si no fuera por ella, porque no había forma de que hubiera
éfono—. Quin, es tu caminado hasta la puerta principal para recibir la comida.
Además, se preocupaba por mí de la manera en la que esperaba que Cage
lo hiciera. Lou se merecía una mejor experiencia universitaria que tener que
n una sonrisa y salió cuidarme.
Al regresar limpia a mi habitación, olí lo que Lou había dicho. Mi
quisiera hablar con habitación olía como una tumba. Abrí una ventana. No quería que mi papá
pre había sentido que me viera así.
Mis padres, pero mi papá en particular, imaginaban que haría grandes
uería que estuvieracosas. Pero ahí estaba, incapaz de alimentarme después de que un tío me
omento, estaba clarohubiera roto el corazón. Yo no era tan especial como él creía.
o tan increíble como Me senté en el borde de la cama en toalla durante un buen rato. Ducharme
me había sacado mucha energía. Necesitaba descansar. Cuando recibí el
mensaje de mi papá que decía que ya había aterrizado, me obligué a vestirme.
—¡Emerge de las tinieblas! —dijo Lou, cuando entré a la sala de estar.
portable salió de mí La miré con resentimiento. Eso no le impidió correr y lanzar sus brazos
alrededor de mí.
—¡Y además hueles bien! Tenía serias dudas acerca de llamar a tu papá
por ti, pero ¡mira cómo está mi Bichito ahora!
No me resistí a su abrazo. En realidad, se sintió muy bien. Pero, cuando
sonó el timbre, me soltó para que pudiera responder.
Estaré allí en cuatro —¿Hola?
—Quin, es papá.
—Ahora bajo.
o a Nueva York. Me —¿No lo vas a hacer pasar? —me preguntó Lou.
—¿Por qué lo haría?
—Así puedo conocerlo —respondió, casi babeando.
en cuatro horas. Le demostré que me molestaba su comentario con una mirada y me dirigí
hacia la puerta. La verdad era que, además de todas las cosas que había
os una conversación logrado, tenía que escuchar los comentarios sobre lo guapo que era. No
haber tenido estanecesitaba que Lou tuviera fantasías sobre él y luego me las contara. ¡Qué
asco!
arrastré fuera de la Intenté dejar a Lou atrás, pero cuando salí del cuarto, ella también lo hizo.
—¿Qué estás haciendo?
—Solo me aseguro de que llegues bien abajo —dijo, con una sonrisa
me ahogaban. diabólica.
ido. Podría haberme —Como sea —dije, no tenía suficientes energías para pelear con ella.
orma de que hubiera Lou bajó las escaleras conmigo con una sonrisa en el rostro.
—Papá —le dije, viendo a mi padre justo detrás de la puerta.
e esperaba que Cage Lou se quedó sin aliento.
sitaria que tener que —¿Y quién es ella? —preguntó papá.
—Ella es mi compañera de cuarto, Lou.
ou había dicho. Mi —Encantado de conocerte, Lou —dijo papá, con una de sus encantadoras
quería que mi papá sonrisas. Lou soltó una risita nerviosa, se calmó y estiró la mano hacia él.
—También es un placer conocerlo, Sr. Toro.
n que haría grandes —Gracias por cuidar de mi hija. A veces necesita que la cuiden.
s de que un tío me —¡Papá!
—Por supuesto. Haría cualquier cosa por mi Bichito… es decir, Quin.
buen rato. Ducharme —Y gracias por llamarme. Parece que he llegado justo a tiempo.
r. Cuando recibí el Lo miré confundida y después miré hacia abajo. Había pensado que había
e obligué a vestirme. hecho un buen trabajo recomponiéndome.
a la sala de estar. —¿Vamos? Una vez más, ha sido un gusto conocerte, Lou. La próxima
y lanzar sus brazos vez que esté en la ciudad, saldremos a comer todos juntos.
—Lo espero con ansias, Sr. Toro —dijo Lou, sonrojándose.
de llamar a tu papá Sí, estaba segura de que lo haría.
Papá se alejó y me rodeó con el brazo. Se sentía bien sentirlo. Aunque
y bien. Pero, cuandoquizá solo lo hacía para arreglar mi cabello.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Te has mirado en el espejo antes de salir?
—La apariencia no es tan importante para todos como lo es para ti, papá.
La verdad era que me había olvidado. Y aunque había logrado vestirme,
me había olvidado completamente de peinarme. Una cosa a la vez.
Como siempre, papá me llevó al mejor restaurante que pudo encontrar.
Teniendo en cuenta que estábamos en el este de Tennessee, no era como los
a mirada y me dirigí de Nueva York o Los Ángeles, pero era agradable. Por alguna razón, apenas
las cosas que había podía saborear la comida, pero probablemente eso tenía más que ver con
guapo que era. No Cage que con el chef.
me las contara. ¡Qué —Entonces, cuéntame, ¿qué está pasando, Quin? ¿Quién es este tío que le
ha roto el corazón a mi niña?
ella también lo hizo. A pesar de los defectos que tuviera, mi papá siempre escuchaba
atentamente. Al hacerlo esta vez, pareció sentir mi dolor genuinamente.
jo, con una sonrisa —¿Sabes que tu madre una vez me dejó con el corazón roto?
—Ella no dice lo mismo. Me dijo que tú rompiste su corazón.
pelear con ella. —Supongo que es una cuestión de perspectivas. Fue un momento muy
extraño.
—¿Te refieres al huracán?
—Sí. Fue una locura. No podrías imaginarlo. Y yo era un chaval en ese
entonces. No me había dado cuenta de lo que era importante. Tu mamá era lo
importante. Lo que ella necesitaba y quería era lo importante.
de sus encantadoras —Lo importante para Cage es cuidar de su madre —le dije.
a mano hacia él. —Como debe ser.
—Pero duele. Yo lo amaba. Y él a mí. Me dijo que me amaba.
—Estoy seguro de que lo hizo y de que tú lo haces. Y eso es maravilloso
por el tiempo que dure. Pero amar a alguien a veces significa dejarlo ir.
… es decir, Quin. ¿Crees que tu madre y yo queríamos que te mudaras tan lejos? ¿No crees que
preferiríamos que vivieras con nosotros para siempre? Eres nuestra pequeña
a pensado que habíahijita… incluso si ya no eres tan pequeña —dijo papá, con una sonrisa.
—Probablemente no lo querían. Pero necesitaba alejarme para
te, Lou. La próximaencontrarme a mí misma —le contesté, aun sintiéndome culpable por irme.
—Y lo sabemos. Queremos que seas todo lo que puedes ser, no solo para
nosotros sino para todos. Entonces, puedes amar a este chico; pero, a veces,
amar a alguien significa dejarlo ir.
en sentirlo. Aunque —Duele, papi. Duele mucho.
Pude ver que había entristecido a mi papá.
—Sabes que no tienes que hacer nada de esto, ¿verdad?
—¿Qué quieres decir?
lo es para ti, papá. —Me refiero a la universidad. Probablemente ya seas más inteligente que
ía logrado vestirme,todos aquí.
—No lo soy.
que pudo encontrar. —¿Estás segura de eso? ¿Y aunque no tengas la información ahora, no
see, no era como los podrías aprenderla en una semana? Quin, has decidido venir a la universidad
alguna razón, apenas para descubrir quién eres, lo cual es admirable. Pero no es como si no
ía más que ver conpudieras resolverlo por tu cuenta. No existe una fórmula mágica que han
descubierto en las universidades para escupir personas completamente
ién es este tío que leformadas al final del camino. Quin, tienes un destino. Cambiarás el mundo.
No hay dudas de eso. Y asistir a una clase llamada «Introducción a la
siempre escuchaba Educación Infantil» no hará que lo logres. Quin, ven a casa.
genuinamente. —Papá…
—Todo el mundo sabe que vas a cambiar el mundo. ¿Quieres saber un
secreto? El secreto es que yo sé cómo lo harás. Voy a fundar una compañía
e un momento muyde capital de riego. En realidad, ya lo he hecho. Y tú, Quin, vas a trabajar
conmigo y vas a direccionar tu increíble inteligencia a un conjunto de carteras
de negocios y vas a encontrar la empresa que terminará curando el cáncer, o
era un chaval en esereciclando plásticos o lo que sea. Luego, les darás los recursos económicos
ante. Tu mamá era loque necesiten para cambiar la vida tal como la conocemos. Así es como vas a
cambiar el mundo. Estar aquí no te ayudará a hacerlo. De hecho, lo retrasa.
Vas a cambiar el mundo, Quin. Cage tiene sus responsabilidades y tú las
tuyas.
—¿Qué pasa si no quiero cambiar el mundo? Suena muy egoísta decirlo,
Y eso es maravillosopero ¿qué pasa si solo quiero casarme y tener hijos? ¿No puede eso estar bien
significa dejarlo ir. también?
lejos? ¿No crees que Mi papá me miró como si tuviera dos cabezas.
Eres nuestra pequeña —Quin, ¿es eso lo que quieres?
n una sonrisa. —No lo sé. Tal vez.
aba alejarme para Miré a papá y no pude esquivar la decepción en sus ojos. Le tomó un rato
culpable por irme. poder ocultarlo.
des ser, no solo para —Te amo. Lo que elijas hacer estará bien para mí. Pero déjame
chico; pero, a veces, preguntarte algo: si lo que te propongo no es lo que quieres, ¿por qué sigues
aquí? No puedes fingir. Y, me duele tener que decir esto, pero Cage ha
tomado su decisión. Él podría haberte elegido a ti. No lo ha hecho. Entonces,
no importa si tú lo eliges a él, porque él ha dejado en claro lo que quiere. Y,
créeme, no puedes hacer más que respetarlo.
No quería llorar delante de mi papá, pero quería hacerlo. Lo que más dolía
más inteligente que era saber que tenía razón. Cage podría haber descubierto una manera. No
tenía que dejar la universidad. No tenía que romper conmigo.
Debería habernos dado la oportunidad de arreglar las cosas. En cambio, se
formación ahora, no había alejado. Eso me decía todo lo que necesitaba saber sobre lo que él
enir a la universidadsentía por mí.
no es como si no —Tienes razón, papá. Tengo que dejarlo ir. Y cada día que paso aquí es
ula mágica que hanun día perdido, cuando podría estar haciendo lo que nací para hacer. No tiene
nas completamente sentido estar aquí. Empacaré mis cosas. Volveré a casa.
Cambiarás el mundo.
«Introducción a la

o. ¿Quieres saber un
undar una compañía
Quin, vas a trabajar
conjunto de carteras
curando el cáncer, o
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De hecho, lo retrasa.
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puede eso estar bien

jos. Le tomó un rato

a mí. Pero déjame


eres, ¿por qué sigues
esto, pero Cage ha
ha hecho. Entonces,
no importa si tú lo eliges a él, porque él ha dejado en claro lo que quiere. Y,
créeme, no puedes hacer más que respetarlo.
No quería llorar delante de mi papá, pero quería hacerlo. Lo que más dolía
era saber que tenía razón. Cage podría haber descubierto una manera. No
tenía que dejar la universidad. No tenía que romper conmigo.
Debería habernos dado la oportunidad de arreglar las cosas. En cambio, se
había alejado. Eso me decía todo lo que necesitaba saber sobre lo que él
sentía por mí.
—Tienes razón, papá. Tengo que dejarlo ir. Y cada día que paso aquí es
un día perdido, cuando podría estar haciendo lo que nací para hacer. No tiene
sentido estar aquí. Empacaré mis cosas. Volveré a casa.
Capítulo 16

Cage

Estaba sentado a la mesa almorzando con Nero y mi madre, y volví a


pensar en la suerte que tenía. El hombre que me había criado no era mi padre.
No me había tratado como si fuera familia. Así era como se suponía que debía
sentirse tener una familia.
Después de una tensa conversación con el Dr. Tom sobre lo sucedido,
había admitido que había personas en el hospital que sabían sobre mi
secuestro. Joe Rucker trabajaba como conserje allí. El día que había
desaparecido había sido el último día que se había presentado a trabajar.
Al parecer, mi desaparición había sido encubierta de inmediato. Al
hospital ya le costaba trabajo permanecer abierto y los directores sabían que
admitir que habían perdido un bebé haría que cerraran el lugar. Además,
como era el único hospital de la zona, creyeron que podrían ayudar más si
seguían abiertos. Entonces, en vez de denunciarlo, nos habían sacrificado a
mí y a mi madre por «el bien común» y le habían dicho que yo había muerto.
Mi madre dijo que nunca lo había creído. Dijo que había seguido
preguntando si podía ver mi cuerpo y le habían dicho que no podía. En un
momento, le habían dicho que había sido cremado accidentalmente, y habían
intentado darle dinero para que se fuera.
Ella no había tomado el dinero, pero, al final, no había tenido importancia.
Mi madre no era nadie y vivía en el medio de la nada. Nadie le iba a creer a
ella contra un montón de personas cuyo nombre era precedido por el título
«Dr.».
Tengo la sensación de que ese fue su límite. Nero me dijo que, durante la
mayor parte de su niñez, ella parecía loca. Se comportaba como una mujer
torturada.
Según Nero, en algún momento su comportamiento errático se había
detenido. Nero dijo que se había sentido aliviado cuando había sucedido, pero
que ese había sido el momento en el que había comenzado a decaer. Cada día
se desconectaba más de la realidad, hasta que dejó de ir a trabajar y
estuvieron a punto de echarlos de la casa.
Había sido entonces cuando Nero se había hecho cargo de los dos. A los
13 años, Nero había conseguido su primer trabajo. Era un trabajo de mierda
que no pagaba mucho, pero era suficiente para mantener un techo sobre sus
cabezas. Y, desde entonces, había hecho lo necesario para llegar a fin de mes.
Yo todavía no tenía trabajo en Snowy Falls, pero estaba buscando uno.
Nero necesitaba ayuda y yo se la iba a dar. Ahora mismo le ayudaba
cuidando de nuestra madre mientras él hacía sus cosas durante el día. Pero las
mi madre, y volví acosas iban a cambiar tan pronto como hubiera un puesto de trabajo en
ado no era mi padre. cualquier lugar de la ciudad.
se suponía que debía Levanté la mesa cuando todos terminaron de comer. Lavé los platos y los
dejé para que se secaran. Podía sentir que Nero me estaba mirando.
m sobre lo sucedido, —¿Qué pasa? —le pregunté, pues ya sabía que a menudo había que
ue sabían sobre mipedirle que dijera lo que pensaba.
El día que había —¿Crees que podríamos ir a caminar?
tado a trabajar. —Claro —le dije, algo incómodo.
a de inmediato. Al Solo había estado viviendo ahí unas semanas, así que todo era nuevo entre
directores sabían quenosotros. Pero era la primera vez que sugería que fuéramos a caminar. Me
n el lugar. Además, hizo pensar en la última vez que había hablado con Quin.
drían ayudar más si Tenía que poner todo de mí para no pensar en Quin. La mayoría de las
habían sacrificado a veces, fallaba. Lo único que me impedía llamarla era que había borrado su
ue yo había muerto. número de teléfono. Había debido hacerlo. No tenía tanta fuerza de voluntad
que había seguidocomo para no llamarla. Necesitaba poner una montaña de obstáculos entre
que no podía. En un nosotros para evitar volver corriendo hacia ella.
entalmente, y habían Terminé lo que estaba haciendo y pensé en llevar una chaqueta. Pero hacía
cada vez más calor, así que ninguno de los dos llevó una. Salí del remolque
a tenido importancia. hacia el aire fresco de los primeros días de primavera. Seguí a Nero y los dos
Nadie le iba a creer aentramos en el bosque.
ecedido por el título —Hay un lugar al que iba cuando era pequeño, cuando toda la situación
era demasiado para mí. ¿Quieres verlo?
dijo que, durante la —Sí —le dije, sintiendo una ola de culpa por no haber estado ahí para
aba como una mujer cuidar a mi hermano pequeño hasta el momento.
Caminamos en silencio durante casi 45 minutos y nos detuvimos cuando
o errático se habíanos acercamos al borde de un valle. El dolor en mi pierna había sido
había sucedido, perointermitente desde que me había mudado allí. Pero, durante la última semana,
o a decaer. Cada día no lo había sentido. Estaba seguro de que eso significaba que pronto podría
de ir a trabajar yquitarme el yeso.
—Es aquí —dijo Nero, mirando hacia la cascada de abajo. Después de un
go de los dos. A losinvierno largo, se estaba descongelando. Traté de imaginar lo hermoso que se
un trabajo de mierda debía ver cuando hacía calor y las flores cubrían el valle. Snowy Falls
r un techo sobre susrealmente era un lugar impresionante.
a llegar a fin de mes. —Es lindo. Es tranquilo —le dije, apreciando el lugar.
staba buscando uno. —Escucha, quería hablarte de que te quedes aquí…
mismo le ayudaba —¿Tienes algún problema con que yo me quede aquí?
rante el día. Pero las —¡No! Para nada. Que estés aquí ha sido lo mejor que me ha pasado.
uesto de trabajo en —¡Gracias! Para mí también —dije, sintiéndome recompensado por las
decisiones difíciles que había tomado.
Lavé los platos y los —Es solo que estás aquí todo el tiempo.
—Quieres que encuentre otro lugar para vivir.
menudo había que —¡No! Lo estoy diciendo todo mal. Lo que intento preguntar es, ¿no
tienes clases? Cuando llegaste aquí, pensé que te tomarías un par de días
libres. Pero han pasado semanas. ¿No tienes que volver pronto?
—¡Oh! No. Dejé la universidad.
todo era nuevo entre —¿Dejaste la universidad? —preguntó Nero, sorprendido—. ¿No dijiste
amos a caminar. Meque este era tu último semestre y que solo te quedaban tres clases para
graduarte?
. La mayoría de las —Sí. Pero necesito estar aquí con vosotros. Necesito ayudar con mamá.
ue había borrado su —Y aprecio eso. De verdad… —Nero me miró fijamente, midiendo lo
a fuerza de voluntad que diría a continuación—. Es solo que creía que la universidad era
de obstáculos entreimportante. Es decir, antes no lo pensaba. Pero, después de conoceros a ti y a
Quin, yo…
chaqueta. Pero hacía Dejó de hablar.
a. Salí del remolque No estaba seguro de lo que estaba pasando. Nada de lo que Nero me había
guí a Nero y los dos dicho sobre él me había hecho pensar que valorara la universidad. Entonces,
¿de dónde venía todo eso?
ndo toda la situación No quería presionarlo de ninguna manera, pero estaba claro que ir a la
universidad cambiaría su vida. Nero no era el matón tonto que había pensado
aber estado ahí paraque era cuando nos habíamos conocido. Era pensativo, vulnerable y bastante
ingenioso. Si hubiera estado expuesto al mundo exterior, habría sido
os detuvimos cuandoimposible predecir en qué se convertiría.
i pierna había sido —La universidad es importante —le dije, aprovechando la oportunidad.
nte la última semana, —Pero solo te quedaban tres clases y la has dejado. Si es tan importante y
ba que pronto podríaestabas tan cerca, ¿por qué te has ido?
—Lo he hecho por ti y por mamá.
bajo. Después de un —Ajá. Vale. Y aprecio que lo hayas hecho. Es solo que pensé que era
ar lo hermoso que se realmente importante.
valle. Snowy Falls —¡Es realmente importante! Es solo que vosotros sois más importantes.
Nero no respondió a eso. Obviamente, no seguí aclarando las cosas. Y,
honestamente, podía ver por qué. Era una cuestión de prioridades y
responsabilidades. Pero, al mismo tiempo, no me había dado cuenta de que
podría estar dándole un mal ejemplo a mi hermano menor. Era nuevo en esto.
me ha pasado. —¿Por qué no ha venido Quin a visitarnos?
compensado por las —¿Qué? —pregunté. Me había cogido con la guardia baja.
Mientras su pregunta resonaba en mi mente, sentí que una presión me
rodeaba el corazón y se dispararon oleadas de dolor por mi pierna rota.
—Pregunté por qué no ha venido Quin a visitarnos.
o preguntar es, ¿no —¡Ah! Eso es porque… —Cuando comencé a decirlo, me di cuenta de
arías un par de días que no lo había dicho antes en voz alta. Tuve que dar todo de mí para no caer
de rodillas al pensarlo—. Hemos terminado.
—¡¿Qué?! —preguntó Nero, sorprendido—. ¡Me caía bien!
ndido—. ¿No dijiste —A mí también —admití, lamentándolo por primera vez.
ban tres clases para —¿Qué ha pasado?
—Ahora tengo responsabilidades.
yudar con mamá. —¡Espera! ¿Has terminado con ella por nuestra culpa?
amente, midiendo lo —Es decir… —No quería decirlo.
la universidad era —¡No! —gritó volviéndose hacia mí enojado—. Simplemente no.
de conoceros a ti y a —¿Cómo que «no»?
—Me caía bien. Te hacía muy bien estar con ella, Cage. Vosotros erais
muy lindos juntos —dijo, angustiado.
o que Nero me había —Hay cosas más importantes en una pareja que cómo se ven juntos.
iversidad. Entonces, —Ya lo sé. No soy idiota. Pero ¿no dijiste que ella era quien había
descubierto todo y que ella era la razón por la que nos habías encontrado?
ba claro que ir a la —Lo es.
o que había pensado Nero negó con la cabeza y levantó las manos como si hubiera presentado
vulnerable y bastantesu argumento en una bandeja.
xterior, habría sido —¿Y has terminado con ella por eso?
—Ha sido más que por eso.
do la oportunidad. Nero miró hacia arriba y se sentó.
i es tan importante y —No puedes haber echado a perder todo lo que era bueno en tu vida por
nosotros. Por favor, dime que no lo has hecho —suplicó.
Me senté a su lado.
o que pensé que era —No eché todo a perder.
—Has dejado la universidad. Has roto con tu novia. ¿No te gustaba Quin?
importantes. Lo pensé.
arando las cosas. Y, —La amaba.
n de prioridades y —Y, ahora que nos has conocido, no tienes nada. Somos como una
dado cuenta de queenfermedad que ha arruinado tu vida.
r. Era nuevo en esto. —Tú y mamá no han arruinado mi vida.
—¿De verdad? Porque no parece que así fuera. Esto es culpa mía, ¿no?
Me senté junto a Nero.
que una presión me —No es culpa tuya.
mi pierna rota. —Es culpa mía. Cuando te expliqué cómo eran las cosas, te lo dije porque
necesitaba ayuda. Pero solo necesitaba ayuda. No necesitaba que renunciaras
lo, me di cuenta dea todo para estar aquí para nosotros. Solo necesitaba un poco de ayuda. No
o de mí para no caerpuedo dejar que dejes todo en tu vida por nosotros.
—Nero, es mi decisión.
—Pero no te afecta solamente a ti. Estás tomando decisiones por todos
nosotros.
No entendía lo que decía. ¿De qué manera estaba tomando decisiones por
él y mamá?
—Escucha, amabas a Quin, ¿verdad?
Un nudo apareció en mi garganta.
—Sí, la amaba.
—¿Todavía la amas?
Cage. Vosotros erais No pude decir las palabras, así que asentí con la cabeza.
—Entonces lucha por ella. Eso es lo que me gustaría que alguien hiciera
se ven juntos. por mí.
lla era quien había —No es tan sencillo.
bías encontrado? —Sí. Es así de sencillo… ¿o no? Luchas por las cosas que amas.
—Pero, su vida es mucho más grande que cualquier cosa que pueda
i hubiera presentado ofrecerle.
—¿Estás diciendo que espera que pagues por ella o algo así?
—¡No! Definitivamente no necesita eso.
—¿Entonces qué?
—Es que yo solo quiero una vida simple, aquí, con mi familia. Su vida es
bueno en tu vida pormucho más grande.
—Entonces, ¿no hay nada que podáis hacer para solucionarlo? ¿No hay
forma de que encontréis un punto medio?
—No lo sé.
No te gustaba Quin? —¿Lo habéis intentado antes de decidir terminar la relación?
—No —admití, avergonzado.
—¿Por qué no?
. Somos como una —Yo… yo… Demonios, ¡no lo sé! Pensé que tenía que dejarla ir para que
fuera feliz y yo pudiera estar aquí para cuidar de vosotros.
—No puedes hacer eso, Cage. No puedes hacer que mamá y yo seamos la
s culpa mía, ¿no? razón por la que has renunciado a la tía que amas. No nos hagas responsables
de eso. ¡Lucha por ella!
—Creí que yo debía ser el sabio hermano mayor —dije, intentando sonar
sas, te lo dije porquedivertido. A Nero no le gustó.
taba que renunciaras —Entonces actúa como tal, hermano. Lucha por Quin. ¡Ve a buscar a la
n poco de ayuda. Nomujer que amas!
Nero tenía razón. Tenía razón en todo. Había un punto medio entre lo que
Quin necesitaba y lo que yo necesitaba hacer. La tormenta de emociones que
decisiones por todos había llegado con mi nueva familia no me había dejado verlo, pero tal cosa
era posible.
mando decisiones por ¿En qué había estado pensando cuando había renunciado a Quin sin
luchar? Sí, ella necesitaba cambiar el mundo. Y eso podría alejarla de mí. O
tal vez no lo haría. Quizás había una manera de que ella cambiara la vida de
todos desde ese lugar. Quizá Nero podía cuidar de mamá cada vez que
necesitara visitarla.
De todas formas, quería a Quin en mi vida. Quería abrazarla y hacerle el
amor. Quería contarle todos mis secretos y que ella hiciera lo mismo
a que alguien hicieraconmigo.
No necesitaba jugar al fútbol americano para ser esa persona. No
necesitaba ser especial de ninguna forma. Lo único que tenía que hacer era
seguir eligiéndola a ella, sin importar qué pasara. Y me estaba dando cuenta
ier cosa que puedade que no tenía que elegir entre mi nueva familia y el amor de mi vida.
—¡Diablos! ¿Qué he hecho?
—¡Ve tras ella! —Nero me sacudió para que me levantara.
Mis pensamientos se arremolinaron. No tenía su número de teléfono. Lo
había borrado. Necesitaba encontrar a alguien que lo tuviera. Necesitaba
i familia. Su vida es volver a mi camioneta.
Troté por el camino de regreso y, de a poco, cojeé hasta que comencé a
lucionarlo? ¿No haycorrer. Me sentía pesado. Mi yeso me estaba reteniendo. ¿Aún lo necesitaba?
Estaba seguro de que no. Así que me arrodillé, tomé el yeso roto con las
manos y me lo arranqué.
Lo tiré a un lado y me sentí como si estuviera de nuevo en el campo de
fútbol americano. No me había sentido tan libre en meses. Mis zancadas eran
largas y fuertes. Salté sobre arroyos y barrancos y regresé en una fracción del
ue dejarla ir para que tiempo que había tardado a la ida.
Corrí hacia adentro y me dirigí hacia la montaña de cosas en el suelo.
mamá y yo seamos la —¿Por qué tienes tanta prisa? —me preguntó mi madre, mientras buscaba
s hagas responsablesmis llaves y mis zapatos.
—Mamá, te amo, pero he cometido un gran error que necesito corregir.
ije, intentando sonar —¿Finalmente has recuperado el sentido respecto a tu novia?
Me volví hacia ella, sorprendido.
n. ¡Ve a buscar a la —¿Cómo lo sabes?
—Soy tu madre. Una madre sabe estas cosas —dijo, con una sonrisa—.
o medio entre lo que Ahora ve a buscarla.
ta de emociones que Sonreí, sin ser capaz de amarla más.
verlo, pero tal cosa Me apresuré hacia la camioneta, puse el pie en el acelerador y me dirigí
hacia la ciudad. Primero pensé en ir a la casa de la Dra. Sonya. Sabía que ella
unciado a Quin sintenía su número. Pero cuanto más me acercaba, más me daba cuenta de que
ría alejarla de mí. O ese no podía ser el plan.
cambiara la vida de Había pasado demasiado tiempo. Una llamada telefónica no sería
mamá cada vez quesuficiente. Tenía que verla. Ya había pasado demasiado tiempo. Tenía que
demostrarle que iba en serio.
brazarla y hacerle el No se merecía lo que le había hecho. Y yo no la merecía a ella. Pero, la
a hiciera lo mismomereciera o no, le iba a hacer saber que no quería vivir sin ella. Tenía que
saber que haría todo lo que tuviera que hacer para que se quedara conmigo.
r esa persona. No El pie en el acelerador me llevó de regreso al campus en la mitad del
tenía que hacer eratiempo usual. Mientras me acercaba a su dormitorio, mi corazón latía de
estaba dando cuenta miedo. ¿Y si lo que tenía para decir no era suficiente? ¿Qué haría entonces?
or de mi vida. Lo que fuera que tuviera que hacer, lo haría. Quin era mi chica. Era el
amor de mi vida y, sin importar las consecuencias, dejaría hasta mi último
aliento luchando por estar con ella.
mero de teléfono. Lo No encontré lugar en el estacionamiento, así que dejé la camioneta en la
tuviera. Necesitabaacera y me hice mi propio lugar. No me importaba. Lo que tenía que decirle
no podía esperar ni un minuto más. Dejé el motor encendido y la puerta
hasta que comencé aabierta, y salí corriendo de la camioneta, llegué a la puerta principal de su
¿Aún lo necesitaba? edificio y di una zancada hasta el intercomunicador.
el yeso roto con las El momento no podría haber sido peor… o mejor. Porque, mientras estaba
esperando a que el intercomunicador se iluminara en respuesta, apareció un
uevo en el campo derostro al otro lado del vidrio de la puerta. Era Tasha. De todas las personas,
s. Mis zancadas eran ¿por qué tenía que ser ella?
é en una fracción del —Abre la puerta, por favor. Sé que las cosas no han terminado bien entre
nosotros, pero tengo que ir a ver a Quin. ¡Por favor!
sas en el suelo. Casi esperaba que Tasha se diera la vuelta y se marchara enojada. En
re, mientras buscabacambio, abrió la puerta. La miré y ella sonrió. No estaba seguro de por qué,
hasta que vi quién estaba detrás de ella. Era Vi, su mejor amiga. Vi también
necesito corregir. estaba sonriendo, y no hice la conexión hasta que miré hacia abajo y noté que
estaban tomadas de la mano.
—Ve a buscarla —dijo Tasha, sin necesidad de decir nada más.
—¡Gracias! —dije, pasé corriendo junto a ellas y subí las escaleras de tres
, con una sonrisa—. en tres.
Llegué exhausto y crepitando de emoción a la puerta de Quin. No sabía
cómo me las había arreglado para mantenerme alejado de ella durante tanto
elerador y me dirigítiempo. Llamé a la puerta y traté de calmarme. Tan pronto como lo hice, se
Sonya. Sabía que ellaabrió de golpe. Una cara muy enojada me miraba desde dentro.
daba cuenta de que —Lou, ¿dónde está?
—¡Se ha ido! ¡Se ha ido por tu culpa!
telefónica no sería —¿Qué? ¿A dónde? ¿Cuándo? —pregunté, empujándola a un lado y
o tiempo. Tenía queviendo que faltaban la mitad de los muebles de la sala.
—Le has hecho daño. Ha decidido dejar la universidad por tu culpa.
recía a ella. Pero, la —¿Qué? ¡No! ¿Cuándo se ha marchado?
r sin ella. Tenía que —Hace una hora.
quedara conmigo. —¿Hace una hora?
pus en la mitad del —Sus padres vinieron y empacaron todo. Probablemente estén en el avión
mi corazón latía deahora mismo. Supongo que has llegado demasiado tarde.
ué haría entonces? —¡No! Esto no puede estar pasando.
era mi chica. Era el —¿Por qué te importa? Solo la quieres para poder tener a alguien a quien
aría hasta mi últimoherir de nuevo.
Miré a Lou. Me devastó que pudiera pensar eso. Pero tenía razón. Solo
é la camioneta en lahabía lastimado a Quin. Probablemente Quin estuviera mejor sin mí. Pero
que tenía que decirle «probablemente» no siempre significaba que así sería.
cendido y la puerta —Lou, sé que me odias. Y estás en todo tu derecho. No he tratado a Quin
uerta principal de sucomo merecía ser tratada. Pero ella es la persona más especial del mundo
para mí. E incluso si tengo que pasar el resto de mi vida compensándola,
que, mientras estabaincluso si tengo que seguirla por todo el mundo para hacerlo, lo haré. Amo a
spuesta, apareció unesa mujer. La amo más de lo que creía posible. Así que, si hay algo que
e todas las personas, puedas decirme, cualquier cosa que me permita decirle lo tonto que he sido,
te lo deberé para siempre. Por favor, Lou. ¡Por favor!
terminado bien entre Lou me miraba con frialdad hasta que, en un momento, su tensión se
derritió y se le acumularon lágrimas en los ojos.
archara enojada. En —¿Por qué ningún tío dice esas cosas sobre mí? —dijo Lou, abrumada—.
a seguro de por qué,Vale, vamos.
r amiga. Vi también —¿A dónde vamos?
acia abajo y noté que —Al aeropuerto. Puede que no se hayan ido hace tanto tiempo como dije.
Pero se van en un jet privado, así que, si no llegamos pronto, se habrán ido.
Lou no tuvo que decir nada más. Corrimos de regreso a la camioneta,
las escaleras de tressubimos y nos apresuramos. No era el aeropuerto del que salía de mi equipo
cuando viajábamos para los partidos; era el de los aviones privados. Nunca
a de Quin. No sabía había estado allí y no sabía nada sobre él.
de ella durante tanto Entramos y encontré un lugar disponible junto a la entrada del edificio.
nto como lo hice, se Salí corriendo, entré a la terminal y miré a mi alrededor. El lugar era mucho
más pequeño de lo que había imaginado. Pude ver a todas las personas que se
encontraban en ese espacio abierto con una sola mirada. Miré por segunda
vez para asegurarme, pero Quin no estaba.
ándola a un lado y —¡Allí! —dijo Lou, señalando hacia la puerta bajo el cartel «Salida».
No tuvo que decir más. Corrí hacia allí y alguien gritó:
d por tu culpa. —¡Oye!
Salí de la terminal y caminé sobre el asfalto. Pero aún no veía a Quin. ¿Se
habían ido? ¿Había llegado demasiado tarde?
No. Había solamente un lugar en el que podría estar. Era un avión que
nte estén en el aviónestaba dando vueltas sobre el asfalto y se dirigía a la pista. Corrí hacia él.
—¡Quin! ¡Espera! ¡Para! ¡No te vayas! ¡Tengo que hablar contigo! —
grité.
ner a alguien a quien Fue inútil. Apenas podía escucharme a mí mismo por encima del ruido de
la turbina. Solo podía correr hacia la pista y esperar que me viera.
ro tenía razón. Solo Corrí como si fuera a anotar un touchdown, salté sobre todo lo que estaba
mejor sin mí. Peroen mi camino y rodeé las cosas que no podía saltar. Estaba a sesenta metros
de distancia cuando el avión pasó a toda velocidad. No pude detenerlo. Pero
No he tratado a Quincuando pasó frente a mí, vi un rostro familiar en una de las ventanas. Era
especial del mundoQuin. Nuestras miradas se encontraron.
vida compensándola, Sin embargo, no fue suficiente. Nada de lo que había hecho había sido
erlo, lo haré. Amo asuficiente. Con la fuerza de un cohete, el avión se acercó al final de la pista y
ue, si hay algo quedespegó. Se estaba alejando en avión. Quin se había ido. Había esperado
o tonto que he sido, demasiado. Se había acabado.
Al ver su avión desaparecer en el aire, reduje la velocidad y me rendí.
mento, su tensión seApenas lo hice, fui derribado por un guardia de seguridad. Tal vez no era tan
grande. Tal vez era solo que no había previsto el golpe.
jo Lou, abrumada—. Fuera lo que fuera, mi cara estaba contra el suelo. Un hombre estaba
arrodillado sobre mi pecho. Había perdido todas las esperanzas.
—¿Te das cuenta de cuán ilegal es correr hacia una pista de despegue? Es
to tiempo como dije.un crimen federal. Irás a la cárcel por mucho tiempo —me gritó al oído un
nto, se habrán ido. hombre grande, enojado y sin aliento.
eso a la camioneta, Si no iba a estar con Quin, ¿qué importaba si estaba en la cárcel? Me daba
e salía de mi equipocuenta de que, sin Quin, nada importaba. Se había ido y todo había sido culpa
nes privados. Nuncamía. No me importaba lo que me sucediera, porque había dejado escapar lo
mejor de mi vida. Me merecía todo lo que me tocara de ahí en adelante.
entrada del edificio. Cuando otro hombre se unió a nosotros, me tomaron de los brazos y me
. El lugar era mucho pusieron de pie. No opuse resistencia. Iba a dejar que hicieran su trabajo. Mi
s las personas que se pelea había terminado. Mi voluntad de continuar había desaparecido… hasta
a. Miré por segunda que escuché algo que no esperaba.
El avión que había despegado con Quin en él estaba dando vueltas y se
cartel «Salida». dirigía hacia la pista.
—Esperen, miren —les dije a los tipos, que volvieron su atención a la
pista de aterrizaje.
no veía a Quin. ¿Se Los tres lo vimos. Tan pronto como tocó tierra y se detuvo, la puerta se
abrió. Alguien salió corriendo. Era Harlequin Toro, el amor de mi vida, y
r. Era un avión que corría hacia mí.
a. Corrí hacia él. Ni dos trenes de carga hubieran podido apartarme de ella después de eso.
hablar contigo! —Me alejé de mis captores y corrí hacia Quin. No me detuve hasta que estuve
justo frente a ella. Saltó a mis brazos.
encima del ruido de —¡Estás aquí! No quería irme sin despedirme —declaró Quin.
—¿Por qué te vas? ¡Por favor, no te vayas!
e todo lo que estaba —¿Por qué no habría de irme? No tengo nada por lo que quedarme.
aba a sesenta metros —¿De qué estás hablando? Tienes a Lou y la universidad. Pero, más que
pude detenerlo. Peroeso, me tienes a mí. Te amo, Quin. Estaba loco por no hacer todo lo posible
de las ventanas. Erapara estar contigo.
—Pero tenías razón, Cage. Los dos tenemos responsabilidades. No
ía hecho había sidopodemos negarlo.
al final de la pista y —No, no podemos. Pero estoy dispuesto a hacer lo que tenga que hacer
ido. Había esperadopara tenerte en mi vida. Iré a donde me necesites y haré lo que necesites que
haga. Todo lo que te pido es que me ames.
locidad y me rendí. —Nunca quisiera separarte de tu familia, Cage. No puedo hacerte eso.
d. Tal vez no era tan —Pero quiero que tú seas mi familia. Eres tan importante para mí como lo
son Nero y mi mamá. Es por ti que los tengo. Te amo, Quin Toro. Quiero
Un hombre estaba amarte por el resto de mi vida. Por favor, quédate conmigo —le dije con una
sonrisa.
ista de despegue? Es —No lo sé, Cage. Quiero hacerlo. Lo quiero más que a nada en el mundo,
—me gritó al oído unpero…
—Quin, ¿qué estás haciendo? —dijo una voz detrás de ella.
n la cárcel? Me daba Nos dimos vuelta para ver al tipo más parecido a James Bond que jamás
odo había sido culpa había visto. Lo reconocí. Era el padre de Quin. Nos observaba de pie junto a
ía dejado escapar louna mujer, que debía ser la madre.
hí en adelante. —El hombre te dice que te ama y que está dispuesto a resolver las cosas.
de los brazos y me Quin, tienes que saber cuándo has ganado.
cieran su trabajo. Mi —Pero ¿qué pasa con mis responsabilidades? Has dicho que tengo que
desaparecido… hastacambiar el mundo.
—¿Le has dicho a nuestra hija que tiene que cambiar el mundo? —le dijo
a dando vueltas y se sorprendida la madre de Quin.
—Digo muchas cosas, Quin. Ya deberías saber eso sobre mí. Y puede que
ron su atención a lano siempre tenga razón. Pero, de lo que estoy seguro es que, cuando
encuentras a alguien a quien amas y que te ama lo suficiente como para
detuvo, la puerta searriesgarse a ser atropellado por un avión para estar contigo, encuentras la
amor de mi vida, y forma de que funcione. Quin, eres muy inteligente. Encuentra la forma de que
funcione.
ella después de eso. Me volví hacia Quin. Ella me miró.
uve hasta que estuve —¿Qué dices, Quin? ¿Quieres encontrar la forma?
Su sonrisa me iluminó el corazón.
—Sí, Cage. Encontraremos la forma. Te amo. Quiero estar contigo cueste
lo que cueste.
ue quedarme. En ese momento, me incliné y la besé. Sus labios nunca habían sabido tan
sidad. Pero, más quedulces. Estaba perdido en la maravillosa sensación de tenerla y supe que Quin
hacer todo lo posibley yo estábamos a punto de vivir el resto de nuestras vidas felices para
siempre.
sponsabilidades. No

que tenga que hacer


lo que necesites que
edo hacerte eso.
ante para mí como lo
, Quin Toro. Quiero
go —le dije con una

a nada en el mundo,

mes Bond que jamás


ervaba de pie junto a

a resolver las cosas.

dicho que tengo que

el mundo? —le dijo

bre mí. Y puede que


uro es que, cuando
uficiente como para
ontigo, encuentras la
entra la forma de que

estar contigo cueste

ca habían sabido tan


erla y supe que Quin
s vidas felices para
Epílogo

Quin

Desempacar el avión resultó ser mucho más fácil que empacarlo.


Probablemente porque Cage estaba allí haciéndolo conmigo. Le dio la
oportunidad de conocer a mis padres y a ellos de conocerlo a él. Les cayó
bien, como sabía que sería.
Después de volver a mudarme al apartamento con Lou, mis padres
estuvieron de acuerdo en que debía terminar el semestre y luego se
despidieron. Tenía muchas clases con las que ponerme al día, pero lo hice en
poco tiempo. Lo que tomó más tiempo fue ayudar a Cage a ponerse al día con
las suyas. Tuvimos que quedarnos muchos días hasta altas horas de la noche
juntos, pero no teníamos quejas al respecto.
Sin embargo, tuve que hacer un trato con papá por todas las idas y vueltas
que le había hecho pasar. El siguiente semestre, además de asistir a todas mis
clases, tenía que empezar a trabajar con él en la empresa de capital de riego.
En general, estaría evaluando prospectos e investigando empresas. Tenía más
que suficiente capacidad para eso.
También había decidido vincular las industrias de las empresas que estaba
evaluando con las clases que había elegido. Era beneficioso para todos.
Además de eso, dejaría libres mis fines de semana para pasar tiempo con
Cage y su familia en Snowy Falls. Mi tiempo con ellos se había convertido en
una aventura para mí. Todavía había muchas cosas que no sabíamos sobre su
pasado.
¿Quién era el padre de Cage y Nero? Incluso cuando su madre se volvió
más coherente, no había querido decirlo.
—¿No tienes ni idea? —le pregunté a Nero cuando nos sentamos juntos en
la graduación de Cage.
—No estoy seguro —respondió en voz baja.
—Espera. Eso no es lo que le has dicho a Cage. Le has dicho que tu madre
te había prohibido preguntar por él.
—Eso es verdad. Ella me lo prohibió. Pero eso no me ha impedido
investigar.
—¿Así que crees saber?
—Puede ser. Y, como tú has podido encontrarnos en una ciudad que ni
siquiera estaba en el mapa, estaba pensando en que tal vez podrías ayudar. No
sé cuánto tiempo tendré entre las clases del próximo semestre, pero…
—Espera, ¿vas a estudiar aquí el año que viene? —pregunté, sorprendida.
Nero me miró y se sonrojó.
—Estaba pensando que con la ayuda de Cage y, como mi mamá está
cil que empacarlo.mucho mejor, podría intentarlo. Incluso podría hacer una prueba para el
onmigo. Le dio laequipo de fútbol. Era bastante bueno en el instituto.
cerlo a él. Les cayó —¿Bastante bueno? —dijo Titus, acercándose desde el asiento junto a
Nero—. Este tipo estableció el récord de más yardas corridas en una
n Lou, mis padrestemporada. Es como un rayo en el campo.
mestre y luego se Nero se sonrojó.
l día, pero lo hice en —Puede que haya corrido algunas yardas —dijo Nero, con humildad.
a ponerse al día con —Créeme, Quin, la universidad estará a sus pies —dijo Titus, con su
as horas de la noche habilidad para vender de siempre.
—Oye Quin, ¿sabes quién es ella? —preguntó Nero, mirando a alguien
das las idas y vueltas parada bajo los robles, más allá de las sillas.
de asistir a todas mis Me di la vuelta para mirar. Era una tía con el pelo oscuro y desgreñado,
a de capital de riego. era delgada y llevaba lentes redondos. Era linda.
empresas. Tenía más —Nunca la había visto antes. ¿Por qué lo preguntas?
—Solo me pareció que me estaba mirando.
empresas que estaba —Oh.
eficioso para todos. Volví a mirar a la chica. Cuando lo hice, nos miró. No podía decir a quién
ra pasar tiempo con estaba mirando. Pero, mientras los tres la mirábamos, sonrió. Volví a mirar a
había convertido enNero. Nero no podía apartar los ojos de ella.
no sabíamos sobre su —Cage Augustus Rucker —dijo un hombre, por los parlantes.
Me volví para ver a Cage mientras subía al escenario para recoger su
o su madre se volviódiploma.
—Oh, lo está tomando —dije, apartando la atención de Nero de la chica.
s sentamos juntos en Una vez que el rollo de papel estuvo en la mano de Cage, todos en nuestro
pequeño grupo, que incluía a Lou y la madre de Cage, se levantaron y
vitorearon. El amor de mi vida se graduaba de la universidad. Lo amaba más
s dicho que tu madrede lo que jamás había amado a nadie y no podría estar más feliz por él.
El próximo capítulo de nuestras vidas estaba a punto de comenzar.
no me ha impedido ¿Incluiría a Nero y a la chica de la que todavía no podía apartar los ojos?
¿Incluiría descubrir quién era su padre y solucionar el misterio detrás del
nacimiento de Cage?
n una ciudad que ni No lo sabía. Pero sin importar qué pasara, yo estaría ahí para averiguarlo.
z podrías ayudar. NoCage también. Y, mientras nos tuviéramos el uno al otro, sabía que todo era
estre, pero… posible.
gunté, sorprendida.
Fin.
omo mi mamá está
una prueba para el

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—dijo Titus, con suhomme/femme (Enamorándome de mi tutora).

, mirando a alguien

scuro y desgreñado,

o podía decir a quién


nrió. Volví a mirar a

ario para recoger su

e Nero de la chica.
age, todos en nuestro
ge, se levantaron y
idad. Lo amaba más
ás feliz por él.
punto de comenzar.
día apartar los ojos?
misterio detrás del
No lo sabía. Pero sin importar qué pasara, yo estaría ahí para averiguarlo.
Cage también. Y, mientras nos tuviéramos el uno al otro, sabía que todo era
posible.

Fin.

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Huracán Laine
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Un noviazgo falso culmina en una relación secreta, encuentros candentes y


amor, cuando dos mejores amigos de toda la vida se rinden ante un
inolvidable romance bisexual.

JULES
Jules recibió una propuesta de trabajo que no podría haber llegado en un
mejor momento. A pocos días de terminar en la calle, se topa con Laine, un
viejo compañero de la universidad que le hace una propuesta extraña. Si
simula ser su novia por algunas semanas, su madre y ella podrán conservar su
hogar.

En todos estos años, Laine se hizo multimillonario. Entonces, ¿por qué


necesita que alguien finja ser su novia? ¿Por qué revolver el pasado y
pedírselo a ella?
LAINE
Laine rompe cosas. Rompe compañías, rompe mercados, rompe corazones;
nada está a salvo una vez que él le pone el ojo encima. Esa es la razón por la
que se hizo multimillonario y por la que todos lamen las suelas de sus
arrogantes zapatos. Todos con excepción de un hombre. Y, para Laine, ese
hombre es la única persona que importa.

REED
A diferencia de Laine, su mejor amigo de toda la vida, a Reed no podría
importarle menos el dinero. De hecho, luego de terminar la universidad,
mientras Laine se convertía en un saqueador empresarial, Reed se mudó a
una pequeña isla en las Bahamas para crear un programa educativo para
niños de bajos recursos.

La suya es una vida tranquila… excepto cuando Laine llega de visita. Cuando
lo invita a quedarse con él en su isla privada y le dice que habrá otro invitado,
Reed se imagina lo que le espera. Pero, aun preparado, nunca habría podido
adivinar lo que Laine está por hacer y cuánto cambiará los sentimientos que
tienen el uno por el otro.

“Huracán Laine” es un fogoso romance bisexual repleto de risas, giros,


sorpresas y mucha pasión, con escenas gay y bisexuales que te harán
uentros candentes y retorcer los dedos de los pies y un final feliz que te dará una satisfacción
incomparable.

*****

r llegado en un Huracán Laine


opa con Laine, un “Tengo miedo”, dijo, mirando las velas encendidas frente a nosotros.
esta extraña. Si
podrán conservar su Abrí mis brazos, invitándola a arroparse en ellos, y lo hizo. Acurrucada a mi
lado en el sofá, miró a Reed. Esa fue su invitación, y él la aceptó.
nces, ¿por qué Ambos envolvimos a Jules en nuestros brazos y pude sentir la piel de Reed
contra la mía. Era tan íntimo, ¡tan parecido a cuando éramos niños! El silbido
del viento hizo que Jules me abrazara más fuerte. Con su movimiento, acercó
también a Reed, cuyo rostro acabó a centímetros del mío.
rompe corazones; Podía sentir la caricia del aliento cálido de Reed, lo que me dificultaba
a es la razón por la respirar. Deseaba terriblemente inclinarme y sentir sus labios sobre los míos.
suelas de sus Podía sentir cómo nos acercábamos con cada inhalación. Era demasiado para
Y, para Laine, ese mí. Atiné a alejarme cuando, de repente, nuestros labios se rozaron por
primera vez.

Nuestro beso fue algo que nunca antes había sentido. Era como caramelo
Reed no podría caliente, chorreando dentro de mi mente. Mi piel ardía. Estaba dejando que
la universidad, yo lo besara. Si el hombre que por tanto tiempo había amado me dejaba hacer
Reed se mudó a eso, ¿qué más me permitiría hacer?
educativo para
Pasando mi mano por sobre Jules, agarré a Reed por la nuca para besarlo
como siempre había soñado hacerlo. Separando mis labios, él hizo lo mismo.
ga de visita. Cuando Busqué su lengua y la encontré. Juntas, nuestras lenguas bailaron. Fue todo lo
habrá otro invitado, que había soñado, tal vez más.
unca habría podido
s sentimientos que Los dos nos besamos sin parar hasta que yo estaba duro como una piedra.
Pero no sentía la incómoda sensación que normalmente acompañaba mi
excitación. Tampoco sentía ya los brazos de Jules sobre mí. Había una razón
o de risas, giros, para ambas cosas. Mientras estaba perdido en el abrazo de Reed, Jules había
que te harán desabrochado mis pantalones y lo había sacado. Apenas pudiendo rodearlo
una satisfacción con una de sus pequeñas manos, acariciaba la cabeza con su lengua.

Estaba sucediendo. No había forma de detenernos. Todos podríamos obtener


lo que deseábamos. Yo podría tener a Reed. Reed podría tener a Jules. Y
Jules podría tenernos a ambos.

Dejando atrás mis inhibiciones, tomé a Reed por la camisa, arrancándola de


su cuerpo. Su cuerpo me deseaba también. Luego, desabroché sus pantalones.
o. Acurrucada a mi Levantó sus caderas para ayudarme, y lo desnudé por completo.

Sabiendo lo que había deseado hacer por tanto tiempo, aparté a Jules, tumbé a
tir la piel de Reed Reed sobre su espalda y me abalancé sobre su cuerpo perfecto.
mos niños! El silbido Leer más ahora
movimiento, acercó
*****
Subscribe to my YouTube channel ‘Bisexual Real Talk’ where I create
me dificultaba bisexual empowerment videos:
bios sobre los míos.
Era demasiado para
e rozaron por

como caramelo
staba dejando que
ado me dejaba hacer
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uca para besarlo Los personajes y sucesos descritos en este libro son ficticios. Cualquier
s, él hizo lo mismo. parecido con personas reales, vivas o muertas, es coincidencia y sin intención
bailaron. Fue todo lo por parte del autor. La persona o personas retratadas en la cubierta son
modelos y de ninguna forma están asociadas con la creación, el contenido o
el tema principal de este libro.
omo una piedra.
compañaba mi Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro podrá
mí. Había una razón reproducirse de forma alguna y por ningún medio electrónico o mecánico,
e Reed, Jules había incluyendo sistemas de almacenamiento de información o de recuperación,
pudiendo rodearlo sin el permiso escrito de la editorial, excepto por un revisor que pueda citar
pasajes breves en una revisión. Para obtener información, póngase en
contacto con la editorial en: [email protected]
podríamos obtener
tener a Jules. Y

a, arrancándola de
oché sus pantalones.

arté a Jules, tumbé a


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parecido con personas reales, vivas o muertas, es coincidencia y sin intención
por parte del autor. La persona o personas retratadas en la cubierta son
modelos y de ninguna forma están asociadas con la creación, el contenido o
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