Acd 1 y 2
Acd 1 y 2
COMUNICACIÓN VERBAL
El ser humano aprende rápidamente a hablar, mientras que solo algunos privilegiados, aprender a
escribir de manera correcta. La expresión oral, ha tenido mayor cobertura que la expresión
escrita, por su facilidad de asimilación fonética, fonológica, y por su antigüedad, en tanto que la
escritura, es un recurso que representa simbólicamente al habla, y requiere de conocimientos
gramaticales, para el uso correcto del idioma.
Para el cumplimiento de los propósitos planteados, es necesario que existan ciertas condiciones
contextuales.
ESTRUCTURA DEL MENSAJE. - El emisor debe utilizar un léxico acorde al nivel de los
participantes, para organizar las ideas con claridad, coherencia y secuencia, con un estilo sencillo
y ordenado, que, al ser decodificado, permita un intercambio dinámico, fluido y de fácil
comprensión, sin especulaciones, ni supuestos, para mantener el diálogo activo y progresivo con
el receptor.
LOGRAR QUE EL MENSAJE LLEGUE A SU DESTINO. - Varias son las circunstancias que
rodean un acto comunicacional, para lograr que el mensaje llegue a su destino, es necesario
considerar el nivel cultural, edad, sexo, situación anímica, preferencias, aficiones, etc. También
se debe considerar, la estructura, contenido y el tono adecuado, en el momento de enviar los
mensajes al receptor, y si hay respuestas al mensaje, se cumple con el objetivo comunicacional.
Muchas son las ventajas que tiene la expresión oral sobre la escrita, como son la espontaneidad,
estructuración, diversidad temática, la bidireccionalidad espontánea, para (Fuentes, J.L.1998),
Las ventajas de la expresión oral, sobre la escrita, se pueden resumir en las siguientes
características:
• Por la Facilidad: Porque los sonidos de las letras, sílabas y palabras se aprenden y repiten
sin ninguna dificultad de fonación.
• Por la Sencillez: Por que las ideas y conceptos simples y claros, son captados
directamente del entorno, por lo participantes.
• Por el Tono: Por el énfasis en la pronunciación de determinadas sílabas y palabras, para
resaltar las ideas relevantes del mensaje, y el tino, ayudan a darle un sentido afectivo al
Mensaje
• Por el Tino: cuando utilizamos el juicio razonable, para expresar con prudencia,
equilibrio y precisión, el mensaje en el momento oportuno, con resultados favorables.
• Por la Mímica: Porque los movimientos corporales, que utilizamos, para acompañar
nuestras expresiones, constituyen el soporte físico del mensaje.
Como hemos analizado, las personas sabemos hablar lo suficientemente bien, como para hacerse
comprender cuando emitimos un mensaje, pero es indudable, que algunas personas tienen
desarrolladas la inteligencia lingüística, lo que les permite, tener mayor dominio del lenguaje
oral sobre el escrito.
Existen algunas causas por las cuales, el receptor puede tener dificultades, para comprender un
mensaje oral, estas pueden ser las siguientes:
Entorno inapropiado.
La actitud del emisor, que provoca rechazo.
Mensaje confuso e incoherente.
Vocabulario demasiado técnico.
La falta de atención del receptor.
El desinterés por el mensaje.
Comunicación oral: En este caso se manifiesta este tipo de comunicación a través de las
palabras habladas.
Es espontánea, ya que puede surgir a través de una conversación entre dos interlocutores,
sin que exista nada preconcebido.
Existe una interacción entre los individuos que mantienen una conversación.
Se pueden utilizar movimientos y gestos que se asocian a las palabras que se están
poniendo de manifiesto.
La connotación. Es la asociación secundaria que tiene una palabra para uno o más miembros de
una comunidad lingüística. Es el significado emocional y de valor que la palabra sugiere.
Emisor/Receptor
Tradicionalmente, se considera al emisor y al receptor como dos sujetos indispensables para que
haya comunicación: mientras uno produce, otro comprende. Sin embargo, la sociolingüística, por
ejemplo, propone la importancia no solo de referirse a las nociones de emisor y receptor como
participantes del proceso comunicativo, sino de tener en cuenta que detrás del emisor siempre
hay una fuente locucionaria que marca buena parte del discurso. Esta, como su nombre indica, es
la fuente que proporciona parte de los conocimientos que quedan plasmados en el mensaje. En
cuanto al receptor, se explica que no todos los que funcionan como oyentes en un proceso
comunicativo son afectados por la comunicación. Por esta razón se habla de un blanco
locucionario, que es el participante que resulta efectivamente involucrado en el proceso.
Entre el emisor y el receptor se establecen dos tipos de relaciones: (i) la que se da por el
conocimiento previo, y (ii) la que se da por la posición que el emisor y el receptor ocupan en la
sociedad. Todorov (1981), a propósito del primer tipo, critica el carácter unidireccional que
tradicionalmente se le ha atribuido a la relación emisor mensaje-receptor; en cambio, considera
que la construcción del mensaje siempre está atada al conocimiento previo que se tiene del
receptor, de tal forma que el mensaje que se construye es producto de tal conocimiento, así como
de las necesidades y las expectativas que el receptor tiene frente al mensaje que el emisor le
proporciona. Por ende, para que la comunicación tenga éxito, es importante saber quién es
nuestro interlocutor y qué expectativas se tienen frente al discurso. También, juega un papel
importante el grado de empatía que exista entre los interlocutores: cuanta más confianza y
conocimiento, menos distancia comunicativa. Así la lengua reflejará menos tensión y más
emotividad.
El código
Ahora bien, para que la comunicación llegue al otro, para que lo involucre en el intercambio
comunicativo, para que se dé el proceso de interacción entre las partes, se debe cumplir una
condición: compartir un código lingüístico, el cual es necesario, pero no suficiente, pues en
ocasiones los individuos encuentran diferencias e incluso dificultades para comprender
cabalmente el mensaje que, en su misma lengua, emite alguien de una región diferente de la
suya.
El mensaje
El canal se ha definido, tradicionalmente, como el medio físico a través del cual se transmite el
mensaje, y su función esencial es hacer posible el contacto entre el hablante y el oyente. Sin
embargo, el canal debe tener presente, además, la actitud y la disposición de los interlocutores
entre sí y con respecto al acto mismo de comunicación. De nada vale enviar un mensaje si la
disposición del receptor es negativa; si este considera que su interlocutor no está a la altura de
sus expectativas; si lo que se está diciendo no goza de credibilidad; si no se tiene un
conocimiento mínimo del receptor, de tal manera que el mensaje esté construido para él, con
base en unas estructuras semánticas, sintácticas, fonológicas y pragmáticas acordes con su nivel
de conocimiento del código y que vehiculen un mensaje que sea de su interés y llene
efectivamente sus expectativas comunicativas. Lo más importante en el canal, entonces, no es el
medio físico del mensaje, sino la función que este debe cumplir en tanto elemento de contacto
entre el emisor y el receptor.
El contexto
Objetivo de la comunicación
Con frecuencia, la comunicación busca reproducir en el interlocutor una serie de
representaciones relacionadas con el objeto mismo de la comunicación y con los cambios de
conducta y de actitudes que el hablante desea que se produzcan o no en el interlocutor o en el
entorno en que este se mueve. Este fenómeno fue denominado por la pragmática como per
locución.
El hablante siempre busca que el mensaje que transmite al oyente modifique de algún modo la
representación interna y/o la representación social que su destinatario tiene con respecto a un
concepto determinado; el hablante, a través de su mensaje, también busca que el interlocutor
cambie su conducta o asuma otra posición frente a cierta situación. Ahora bien, por la influencia
que el emisor ejerce sobre el receptor, este puede adicionar nuevas representaciones, modificar
otras o, incluso, suprimir algunas que ya había interiorizado. Estas posibilidades están
relacionadas con los aspectos que se mencionaron antes a propósito del poder que el hablante
ejerce sobre el oyente, del grado de credibilidad que aquel tiene ante este y de la manera como
esas representaciones se afianzan en la mente del oyente.
COMUNICACIÓN NO VERBAL
El antropólogo Sapir en 1921 (1) decía que la comunicación no verbal "es, en gran parte,
suficiente y frecuentemente más que suficiente para los propósitos de la comunicación". Otros
teóricos se refieren a altos porcentajes de este tipo de comunicación, en relación con la
comunicación verbal u oral. Pertenecen a esta clase de comunicación, la forma como se habla, se
mueven las partes del cuerpo, se gesticula; como se maneja el tono, el volumen, la velocidad y la
calidad de la voz; como se hacen los movimientos faciales, de los ojos, la boca, nariz, pómulos y
frente.
Los estudiosos han llamado al grupo de señales con voz sin palabras, paralingüística; al grupo de
los gestos corporales o faciales, kinésica; y al grupo de estructuras espaciales, proxémica.
Estos "actos de habla", aunque no son verbales, denotan para los receptores, un significado, que
puede ser de tristeza, angustia, enfermedad, alegría, malicia, enojo, desinterés y distancia. Un
silencio prolongado en medio de un diálogo, puede interpretarse como sorpresa, dificultad para
entender el mensaje, ignorancia, desinterés, decisión de no involucrarse. Otras caracterizaciones
vocales como suspirar, carraspear, toser, chiflar, tararear, bostezar, hacer ruidos con sonidos, tipo
"mm", "uh", "brr" reflejan un estado emocional o conductual ante un estímulo, que puede tener
una respuesta negativa o positiva. Definitivamente, estas son formas de comunicación no
necesariamente verbales.
El receptor, según sean estos signos no vocalizados, interpretará y hará inferencias de las
características físicas del emisor, de su personalidad, su actitud hacia el receptor y su estado
emocional, es decir, el receptor se forma una imagen del emisor, que puede ser equivocada o no.
De allí que muchos hablantes se cuiden y controlen de expresar estos signos.
La comunicación no verbal corporal o kinésica (del griego "kinen" que significa "mover")
contempla los gestos y movimientos corporales, las expresiones faciales, la mirada y el tacto. Un
claro ejemplo del tacto es cuando alguien da unas palmaditas en la espalda a una persona, para
apoyarla en una necesidad, sufrimiento o apuro; también para indicar un saludo afable.
Ekman y Friesen (1969) han clasificado los gestos y movimientos corporales según sus
funciones, en emblemas, ilustraciones, demostraciones de afecto, reguladores y adaptadores.
Ejemplos de emblemas están los usados con la mano para pedir un "lift" o "raid", para referirse
al dinero haciendo un movimiento de dedos, para indicar una llamada por teléfono; en los juegos
de volibol, de baloncesto. Los emblemas también se pueden considerar símbolos. Los signos de
ilustración apoyan, refuerzan, ilustran y complementan el mensaje verbal. Un ejemplo de este
tipo de comunicación no verbal, es usar ambas manos y a cierta distancia para ilustrar el tamaño
grande de algo, del cual se ha hecho referencia verbalmente.
Actos no verbales.
Los signos o señales que forman la comunicación no verbal varían según el contexto en el que
nos movamos. Ekman y Friesen, estudiosos de la comunicación no verbal, establecieron tres
variables que influyen en los actos: el origen, los usos y la codificación.
1. Origen.
El origen de los actos no verbales puede ser fisiológico, esto es, que las impone nuestro sistema
nervioso o ser fruto de nuestro entorno: la cultura, las creencias o lo hábitos sociales.
2. Usos.
Los actos no verbales se pueden emplear para realizar, repetir o ilustrar un mensaje verbal. A
veces puede no tener relación con el mensaje oral o, incluso contradecirlo.
3. Codificación.
a. Arbitraria: cuando el acto no verbal no se parece en nada a lo que ese acto significa.
b. Icónica: cuando el acto no verbal se relaciona con su significado.
Características de la comunicación no verbal
Predominan las expresiones: Las expresiones faciales y los gestos denotan el estado en
el que se encuentra una persona, así como su apariencia. Por ejemplo, si alguien está
deprimido se podrá adivinar viendo su rostro probablemente y quizá no tenga ganas de
arreglarse, vaya descuidado y sin prestar atención a su apariencia.
La importancia de la comunicación no verbal: Es mucho más reveladora que la
comunicación verbal porque muchas veces no puede disimularse y controlarse. Por
ejemplo, en una discusión, aunque se controle el tono de las palabras que se emplean, los
gestos y los movimientos corporales pueden expresar lo contrario. De ahí radica el alto
porcentaje que se le designa en cuanto a su importancia.
Siempre está presente: Siempre se manifiesta, incluso a través del silencio. Este último
también puede ser una respuesta.
Kinésica
La Kinésica es el estudio sistemático que hace referencia a los movimientos corporales no orales,
de percepción visual y aquellas posiciones del cuerpo, ya sea de forma consciente o no, que
poseen un valor comunicativo clave en el proceso de la Comunicación no Verbal combinado con
la estructura lingüístico-paralingüística del hombre (Cestero Mancera. 2006).
Dentro de dicha doctrina analizaremos cuatro puntos que la forman: la postura corporal, la
gesticulación, la expresión facial y por último la mirada.
La posición corporal y sus partes se definen por la disposición que tome el cuerpo del sujeto
hacia otro individuo. En la interacción la relación entre ambos factores terminará por interpretar
las diversas señales que forman parte del proceso kinésico.
La gesticulación está formada por los gestos. Dichos elementos son el movimiento corporal que
se desarrolla a través de las articulaciones, las más habituales suelen realizarse mediante los
brazos, manos y por último, la cabeza. Paul Ekman y Wallace Friesen están considerados en la
actualidad como las máximas autoridades en el estudio de la expresión de emociones.
Proxémica
Tactésica
Paralenguaje
Bibliografía
Amparo, F. U. (2009). A PROPÓSITO DE LA COMUNICACIÓN VERBAL. Forma y Función, 23.
Obtenido de https://www.redalyc.org/pdf/219/21916691006.pdf
Son diversos los autores que definen la expresión oral y hacen mención de sus características.
Por su parte, Bloom (1980) y Tunmer (1993), afirman que: “La expresión oral es saber captar las
intenciones de los demás, sus deseos y pensamientos, los mensajes no verbales que se transmiten
a través de la cara y los gestos, el doble sentido de los mensajes y metáforas”. Es comprender el
mensaje del otro y comunicarnos de tal forma que el interlocutor interprete lo que se desea
expresar. Macdonough & Shaw (1993) resumen las razones por las cuales hablamos: para
expresar ideas y opiniones; para expresar una intención o deseo de hacer algo; para negociar y/o
resolver un problema particular; para establecer y mantener relaciones sociales y personales. Es
decir, estamos inmersos en el lenguaje y las situaciones cotidianas son las que fortalecen esta
competencia comunicativa, ya que al comunicarnos lo hacemos con un propósito definido.
Estas actividades se pueden sistematizar en talleres, entendiendo al taller como una estrategia
que involucra socialmente a los entes del proceso educativo para la construcción del
conocimiento, que permite el intercambio de experiencias, intereses e informaciones en grupo y
determina alternativas para la solución de problemas comunes.
En el desarrollo del taller se debe tener cuenta la actitud del docente Fernández. (1992) plantea
que el docente debe convertirse en un coordinador de las actividades que posibilitan los
conocimientos, creencias, afectos y acciones, también replantearse sus tareas constantemente
para que el estudiante proyecte sus ideas y formule proyectos, además de observar
constantemente la actuación del estudiante y ofrecer alternativas hacia la construcción del
conocimiento. Es así, como una forma de fortalecer la expresión oral en los estudiantes es con el
diseño de talleres que tengan que ver con sus intereses y cotidianidad, actividades que los
confronte y los hagan reflexionar acerca de su forma de hablar y expresarse ante los demás.
La expresión oral cobra gran importancia en el contexto escolar, porque es allí en donde el
estudiante tiene más posibilidades de contacto con otros individuos y también en donde se
pueden llevar, de forma apropiada, un proceso de interacción comunicativa. Para Ong. (1987)
“Donde quiera que haya seres humanos, tendrán un lenguaje, y en cada caso uno que existe
básicamente como hablado y oído en el mundo del sonido” (p. 16). Por lo tanto, para Ong, “la
expresión oral es capaz de existir, y casi siempre ha existido, sin ninguna escritura en absoluto;
empero, nunca ha habido una escritura sin oralidad” siendo la oralidad un factor importante para
fomentar la escritura se hace necesario implementar en las aulas, la participación en discursos
orales, para fortalecer la competencia comunicativa.
El desarrollo de la oralidad comienza a muy temprana edad, así, cuando los niños ingresan a la
escuela poseen un lenguaje desplegado tanto en los niveles estructurales de la lengua: fonético,
semántico y sintáctico como en los aspectos pragmáticos, pero además son capaces de utilizar el
lenguaje en variadas funciones y contextos. (Ravid & Tolchinsky, 2002). Plantean que la
oralidad sirve de base para el desarrollo de la lectura, aunque por sí misma no garantiza el éxito
en esta tarea. La comprensión oral, por su modalidad específica, se apoya en el contexto
inmediato y si es factible se solicita al interlocutor una aclaración frente a un fallo de la
comprensión. La comprensión de la lectura en cambio es un procesamiento descontextualizado y
más abstracto que requiere de otras habilidades cognitivas. Cain & Oakhill (2007)
En la base de toda acción educativa está la comunicación. Para Escotet (1992) por la
comunicación se hace posible la actualización y el enriquecimiento del hombre y tanto más
creadora será la vida, cuanto más y mejor pueda el hombre comunicarse, cuanto más y mejor
pueda dar y compartir con los demás. Las aulas necesitan crear espacios que fomenten el
compartir de estudiantes, para el enriquecimiento de la comunicación, el ambiente escolar para
un eficaz desempeño académico, comunicativo y social.
Dentro de la comunicación verbal, Reyzabal (1999) argumenta que la comunicación oral merece
una atención especial en las instituciones educativas, no solo porque su frecuencia de uso con
respecto a la escrita así lo aconseja, sino porque la tradicional falta de sistematización de los
procesos y formalizaciones de la enseñanza y el aprendizaje en este campo, exige un innovador
esfuerzo en cuanto al rigor metodológico para el diseño de materiales didácticos específicos y
para la concreción de instrumentos de evaluación.
Muchas veces, la comunicación oral es la única forma que tienen de romper el silencio, aquellos
a los que se pretende acallar. /Reyzabal,1999). Siempre expresamos lo que sentimos y esto hace
que manifestemos nuestra forma de ver el mundo, en ocasiones esto trae consecuencias ya que
nos podemos ver involucrados en dificultades, tenemos que cuidar nuestras expresiones para
darnos a entender sin dar lugar a tergiversaciones.
Todos los docentes y todo ser humano, de cualquier especialidad, empleamos la expresión oral
para organizar, informar, exponer, conversar, pues es el soporte básico de la enseñanza y del
aprendizaje (Reyzabal, 1999). Nuestra expresión dice todo de nosotros, por ella nos damos a
conocer en toda nuestra esencia, por eso como docentes debemos saber usar nuestra expresión
oral acompañándola de expresiones corporales para dar a conocer nuestros conocimientos de
forma eficaz y con ello alcanzar una comunicación ideal.
Por su parte, Forzán (2010) plantea que los educadores que desean mejorar la expresión oral en
sus educandos deben tener en cuenta que no solo se debe hacer una evaluación, sino que debe
realizarse una evaluación constante para analizar el proceso comunicativo de cada uno, con el
objetivo de guiar y realimentar al estudiante, para lograr mayor fluidez y un mejor aprendizaje.
Los discursos orales se parecen a la música, pues son una cadena de sonidos articulados, No solo
suelen escucharse en cuanto a su contenido, sino también como melodía (Reyzabal, 1999). Son
de gran importancia nuestras intervenciones no solo por su forma sino por su significado
dependiendo del contexto donde nos encontremos inmersos.
EXPOSICIONES ORALES
La exposición oral es una exposición que se hace en voz alta ante un auditorio formado por una o
varias personas. Tiene lugar en una situación en la que el público oye y ve al orador, es decir, a
la persona que habla. De ahí la importancia que adquieren aspectos como la pronunciación y la
entonación, por una parte, y los gestos, por otra. El orador debe procurar que su pronunciación
sea nítida y su entonación adecuada a los contenidos que expone; y ha de emplear los gestos con
mesura, de manera que sirvan para recalcar o apoyar lo que está diciendo.
Una exposición oral es una situación comunicativa formal, en la que uno o más expositores
informan al público asistente respecto a un tema o un asunto que han estudiado de antemano, con
el fin de darlo a conocer o difundirlo.
Una exposición oral puede darse en ámbitos académicos, profesionales o políticos. Como
habitualmente ocurre en vivo y directo, depende en buena medida de la organización y talento
expresivo de los expositores, ya que deberán capturar la atención de la audiencia durante el
período en que dure su intervención.
La exposición oral es apenas una de las formas existentes de exposición, que incluyen la
disertación por escrito, la videoconferencia, la clase magistral, etc. Pero por exposición oral suele
referirse a una charla en la que tanto los expositores como el público interesado se hallan
presentes, y se propicia una interacción directa entre ambos.
Introducción o apertura. Una aproximación al tema que sienta las bases para el
posterior desarrollo. Ofrece conocimientos previos o más sencillos que luego serán
necesitados, o un abordaje inicial a partir del cual empezará a construirse el contenido de
la exposición.
Desarrollo. La extensión del “cuerpo” de las ideas que se desean transmitir, con sus
complicaciones, sus particularidades y los detalles que completen la información. Es la
parte concreta de la exposición.
Expositor(es). Aquellos que tienen la palabra y que son escuchados por el público.
Público. Aquellos que presencian la exposición y que, por lo general, guardan silencio
hasta el final de la misma.
Material de apoyo. Los expositores pueden emplear diversos materiales para acompañar
su explicación, ya sea como recordatorios, ejemplos, ilustraciones, o simplemente como
un resumen constante de lo dicho, para facilitar el aprendizaje o la retención de lo
expuesto. En este sentido pueden usarse fotografías, láminas de presentación digital,
vídeos, etc.
La exposición oral puede tener diversos tipos, que varían entre sí de acuerdo a las
particularidades que presentan. Por ejemplo:
Mesa redonda. Todos los expositores se organizan para conversar en torno a un tema,
pudiendo intervenir a voluntad.
Panel de discusión. Los expositores hablan por turnos al público, y por último se
produce un debate con preguntas.
Conferencia o lectura. Uno o varios expositores (por turnos) leen y/o comentan un texto
al público y aportan explicaciones de ser necesario para que se entienda.
Simposio. Un panel de especialistas aborda una temática desde sus puntos de vista; luego
el público interviene mediante preguntas y dudas que son aclaradas.
Investigación del tema. Se reúnen todas las fuentes disponibles o pertinentes para la
exposición, y se ubica en ellas el contenido más relevante.
Toma de apuntes. Se extraen las ideas pertinentes y las citas necesarias para la
explicación del tema, y se plasman en fichas. A partir de ellas podrá repasarse el
contenido y hacer el material de apoyo.
Elaboración del material de apoyo. Una vez que se sepa el orden de los contenidos a
exponer, se puede decidir qué habrá como material de apoyo en cada etapa de la
exposición.
Práctica. Se realiza una exposición de prueba, cronometrando el tiempo empleado para
asegurarse de estar dentro de los límites permitidos.
Es un error que los integrantes ignoren del todo lo que corresponde a otro exponer, o peor aún,
que ignoren el orden de presentación de los eventos. Lo idóneo es que cada uno sepa, así sea
someramente, la totalidad del tema.
Tipos de audiencias
Dependiendo de la naturaleza del público, una exposición podrá recibir mayor o menor acogida y
estará más o menos cerca de cumplir su propósito informativo.
Para ello, el o los expositores deberían prever el tipo de público al que se dirigirán:
El material de apoyo
Documentada. Debe manejarse bien el tema expuesto y se debe contar con las necesarias
referencias para explicarlo.
Amena. Debe ser tolerable, ni muy aburrida ni muy abrumadora, con el tono justo para
abordar el tema de acuerdo al público.
Organizada. Debe abordar el tema de a poco, sin dejar por fuera elementos
indispensables, sin retroceder sobre sí misma ni adelantarse innecesariamente.
Acotada. Debe ocupar la cantidad de tiempo justo del que se dispone, sin abusar del
público y sin quedarse corta o acabar antes de tiempo.
Elaborar un guion
El guion es un esquema en el que se recogen los puntos esenciales que se van a desarrollar en
una exposición. En el caso de la exposición oral, el guion es un instrumento especialmente
valioso, pues nos permite seguir en la presentación de las ideas un orden fijado de antemano, a la
vez que reduce las posibilidades de que olvidemos algunas cuestiones importantes o nos
quedemos “atascados”, con la mente en blanco. Un buen guion ha de incluir las ideas principales
de la exposición, expresadas de forma concisa, y ha de ofrecer una estructura clara, en la que
esas ideas aparezcan organizadas y jerarquizadas.
Es necesario estar atentos a las reacciones del auditorio, para acomodar nuestra intervención a
ellas.
La forma de la exposición
No todas las exposiciones son iguales; las hay simples y complejas. Una exposición simple se
asemeja a un informe de lectura. Este tipo de exposición es adecuado si la meta es sólo informar
al público sobre el contenido de un texto o una fuente de datos. Pero para animar un debate hace
falta un tipo de exposición más complejo que, en vez de limitarse a presentar un texto o un tema,
plantee una pregunta o un problema a partir de él y proponga una posible solución.
Por otra parte, a diferencia de los trabajos escritos, la exposición es oral, y así como hablar en
público es un desafío comunicativo muy distinto de la escritura, para el público leer un texto es
muy distinto a escuchar una exposición. Cuando un texto es denso, el lector siempre puede
estudiarlo por partes, releerlo o comentarlo con los amigos. Pero una exposición densa aburre al
auditorio y pierde su efectividad. En consecuencia, usualmente no es buena idea leer una
exposición o basarla en un libreto aprendido de memoria: eso no es exponer sino recitar.
Esto es más cierto aún en los ambientes virtuales de aprendizaje: no es nada fácil seguir el hilo
de una exposición frente a una pantalla de computador o de celular cuando los temas expuestos
son leídos en voz alta o resultan muy densos. En estos casos la claridad del discurso, la
naturalidad de la expresión y el uso de buenas ayudas audiovisuales marcan la diferencia.
Veamos ahora algunas indicaciones útiles para todo tipo de exposiciones orales:
TIEMPO. - Una buena exposición deja tiempo suficiente para el debate o actividad de
profundización que la sigue. Por eso su duración recomendable es de 15 a 20 minutos. Es
preciso entonces asegurarse de distribuir bien las partes del discurso –introducción,
desarrollo, conclusión– en ese lapso.
TONO DE VOZ. - Las personas tenemos una capacidad limitada de atención: nos
distraemos si nos hablan siempre al mismo ritmo y con idéntico tono de voz. De ahí la
conveniencia de modular la voz, haciendo pausas y cambios de ritmo. Es clave también
cuidar la voz. Los tonos agudos y el volumen alto exigen mucho la garganta y pueden
motivar afonías, ronqueras y falsetes fastidiosos. Es mejor no carraspear para aclarar la
garganta ni tomar agua fría para aliviarse: eso a la larga tiene efectos nocivos.
EXPRESIÓN CORPORAL. - Un buen expositor es un “actor en escena” que sabe
aprovechar la capacidad de comunicación no verbal que hay en su expresión facial y
corporal, y permite que su cuerpo le colabore a su voz. Para ello es preciso dominar los
elementos mímicos de la exposición –movimientos de manos y cuerpo, ademanes,
gestualidad, etc.– y aprender a evitar las muecas y los tics nerviosos. En una presentación
oral, lo que se hace es tan importante como lo que se dice.
COHERENCIA EXPOSITIVA. - Para exponer bien, tenemos que preparar a fondo el
tema y desarrollar en forma ordenada y convincente los argumentos (ver a este respecto
las Claves para armar hilos argumentativos). Siempre es aconsejable preparar un plan de
trabajo que nos permita:
- Enunciar de entrada los objetivos de la exposición y del debate subsiguiente;
- Plantear el problema;
- Desarrollar los puntos clave de la argumentación;
- Explicar nuestra propia posición con respecto al problema planteado;
- Hacer una recapitulación que sirva como apertura para la discusión. También hay que
evitar las muletillas, los rellenos y las repeticiones innecesarias: este tipo de fallos no
sólo entorpecen la exposición, sino que enturbian la claridad de la argumentación.
USO DE AYUDAS AUDIOVISUALES. - Como su nombre lo indica, las ayudas son
un medio, no un fin en sí mismo. Unas ayudas vistosas no disimulan la falta de
argumentos. Por eso conviene identificar los puntos cruciales del mensaje y reforzarlos
mediante el uso de tablas, ejemplos, anécdotas, citas, etc. Es bueno verificar que las
ayudas audiovisuales utilizadas –tablero, video, diapositivas u otros– brinden una
adecuada visibilidad. Sin embargo, puesto que todos están viendo las ayudas, no hace
falta leerlas de nuevo. Recordemos además que incluso tecnologías muy sofisticadas
pueden fallar. Antes de exponer, revisemos que todo funcione, pero igual preparémonos
para continuar, aunque, por alguna razón, no podamos contar con la ayuda audiovisual.
Bibliografía
Díaz, L. O. (s.f.). Claves para hacer exposiciones orales. Escuela de las ciencias humanas. Obtenido de
https://www.urosario.edu.co/Documentos/Escuela-de-Ciencias-Humanas/Fichas-de-orientacion-
academica/Claves-para-hacer-exposiciones-orales.pdf