Inteligencia Emocional DG
Inteligencia Emocional DG
Inteligencia Emocional DG
Inteligencia emocional
Daniel Goleman
Introducción.
La inteligencia emocional, un concepto que ha sacudido los cimientos de la
psicología y la auto comprensión humana desde su introducción, se ha convertido
en un faro brillante en la búsqueda de una vida más equilibrada y exitosa. Este
libro a menudo es reconocido como un punto de inflexión en la forma en que
percibimos las relaciones humanas.
En última instancia, este ensayo busca arrojar luz sobre la trascendencia continua
de "Inteligencia Emocional" de Daniel Goleman en un mundo donde las emociones
desempeñan un papel cada vez más importante en la búsqueda del éxito y la
felicidad. A medida que nos adentramos en las páginas de este libro, nos
embarcaremos en un viaje de autorreflexión y descubrimiento, explorando cómo
nuestras emociones pueden convertirse en aliadas poderosas en la búsqueda de
una vida plena y significativa; todo de la mano de experiencias protagonizadas por
mí o algún integrante de mi familia que se puedan acoplar a cada parte del libro.
Primera parte: El cerebro emocional.
Esta primera parte nos habla mucho sobre las emociones, sobre como las
manejamos o en algunas ocasiones estas nos manejan a nosotros, pero por otro
lado nos deja explorar de manera científica que sería de nosotros si no
sintiéramos nada, esta parte me pareció realmente interesante, porque me puse a
pensar “¿sin emociones me encontraría donde estoy ahora mismo?, ¿hubiera
tomado las mismas decisiones?”; creo que gran parte de nuestra vida se basa en
las relaciones o conexiones emocionales que creamos con otras personas, tal que
“escucho a este artista porque a x persona le gusta” o “ me llevo muy bien con x
persona porque tenemos el mismo humor” o quizá un “me postulé a esta
universidad porque x persona lo hizo también” por eso es tan importante
desarrollar una inteligencia emocional que nos ayude a afrontar diversas
situaciones de la mejor manera.
Al empezar la lectura no hacía mas que preguntarme “¿Qué tipo de historia podré
contar yo?” y es que si algo me caracteriza es que a menudo no expreso mis
emociones como la gente que me rodea, sin embargo algo que sí me caracteriza
es que suelo ser muy impulsiva a la hora de discutir con otras personas. Esta
parte del “asalto emocional”, me recordó a cuando trabajaba en Recórcholis;
usualmente yo me ubicaba en el área de salón (dentro de la sucursal), pero en
esta ocasión me tocaba cubrir un turno en exteriores, más específicamente en el
área de carrusel, por supuesto desde que puse un pie dentro del área la ansiedad
y el miedo me consumían, al ser una atracción que se paga en efectivo me daba
miedo dar mal el cambio, o no poder con la cantidad de gente que quisiese
ingresar, (para este punto creo que es necesario destacar que sigo trabajando en
mi fobia social, pero aún me resulta muy difícil mantener la calma cuando hay
mucha gente a mi alrededor); para mi mala suerte era fin de semana, lo que
significaba que habría mucha gente, llegó un punto donde se me juntaron algunos
papás con sus niños y mientras batallaba colocando las pulseras, dando cambios
y anotando los registros llegó una señora con una niña pequeña, de inmediato le
saludé y pregunté si solo subiría una persona, ella no correspondió mi saludo y
solo se limitó a extender un billete de quinientos pesos de mala manera, entonces
de forma amable le pregunté si no tendría un billete un poco más chico ya que no
tenía mucho cambio a lo que me respondió que no, que si no tenía cambio debería
ir a buscarlo yo misma porque ese era mi trabajo y para eso me pagaban,
entonces fue cuando me enojé y sumado al estés de la situación que tenía encima
en ese momento le respondí “pues si quiere que su hija suba a la atracción vaya a
buscar el cambio usted porque ese no es mi trabajo”, responder eso me hizo
sentir bien, “se lo merecía” pensé, pero terminando mi jornada y pensándolo mejor
me di cuenta que debí haberme tranquilizado y revisar si realmente no tenía el
cambio suficiente, no debí haberme dejado llevar por su mala actitud y por el estés
que sentía en ese momento; ese fue para mí un asalto emocional.
Mi ejemplo más reciente pasó apenas el semestre pasado. No soy una persona de
números, por lo que la materia de estadística se me complica bastante, y recuerdo
que en uno de mis exámenes había sacado un cero, ese cero significaba que si no
sacaba cien en los próximos dos exámenes tendría que hacer un examen de
segunda oportunidad; aquella situación me quebró, recuerdo haber llorado hasta
que la cabeza me dolía y tenía ganas de vomitar de solo pensar en tener que
presentar un examen de recuperación, porque nunca he reprobado una materia en
mi vida, recuerdo estudiar hasta el cansancio, buscar tutorías, pagar asesorías,
todo con tal de pasar esos dos exámenes, un fin de semana antes de mi examen
fui a mi cita semanal con mi psicóloga y mientras le contaba lo mucho que lo había
intentado y sentía que no daba el ancho para la materia me preguntó “¿qué es lo
peor que puede pasar si repruebas?” y ni siquiera dudé en responder “ yo no
puedo reprobar, si repruebo me muero” pero no lo decía de broma, en ese
momento la ansiedad y el sobre pensamiento me llevaron a imaginar los peores
resultados. Al final de todo terminé sacando cien en mis dos pruebas y no pasó
ninguno de mis escenarios trágicos, pero después de eso realmente me puse a
reflexionar en lo fácil que era para mí tomar una decisión como lo es el suicidio
contra mejores opciones, comencé a trabajar mi obsesión y con ello a practicar
ejercicios para aliviar el estrés y la ansiedad, referenciando al capítulo de
“conócete a ti mismo”, más específicamente el subtema que habla sobre como
aliviar la ansiedad, todos aquellos escenarios que planteamos como “lo peor que
te podría pasar” o incluso los que planteamos como “lo mejor que te podría pasar”
no son los que se cumplen el 100% de las veces, es normal preocuparse por el
futuro y es mucho más entendible en un contexto académico o laboral, sin
embargo no podemos dejar que estos escenarios ficticios nos priven de alcanzar
nuestras metas, de intentar cosas nuevas o incluso volver a intentar las cosas
después de fracasar.
Para mí este fue uno de mis capítulos más personales, aun cuando actualmente
estoy trabajando en reducir mis obsesiones y manejar de una manera sana mi
estrés, a veces me pasa que no puedo con mi situación actual, que me preocupo
más por el futuro yo que por el presente, pero creo que esta experiencia me da la
oportunidad de saber identificar a personas que pueden encontrarse en mi misma
posición y en ese caso poder orientarles un poco con eso, porque (volviendo a lo
académico) un número no nos define como personas y al momento de ingresar en
una organización ellos no van a pedirte tus calificaciones, es de suma importancia
para un administrador desarrollar la inteligencia emocional, ya que están
predestinados a ser líderes y para poder influir en otras personas es necesario
trabajar en nosotros mismos.
Tercera parte: Inteligencia emocional aplicada.
Esta tercera parte nos habla mucho acerca de la importancia de una buena
comunicación en diferentes tipos de relaciones sin embargo en este caso me
concentro en lo laboral ya que me parece de los más importantes y relacionados
con la materia.
Por otro lado y cambiando un poco el tema hacia la salud, tal como dice el dicho
“el cuerpo grita lo que el corazón calla” llega un punto donde tus emociones
negativas se liberan de forma física, por ejemplo el estrés que lo podemos
adjudicar a problemas gastrointestinales, caída del cabello, migrañas, etc. o el
enojo con las piedritas en el riñón, sobre este último es del que quiero hablar ya
que a mi papá le pasó algo relacionado, por ahí del 2021 mi papá se encontraba
muy estresado por la situación de trabajo, no le estaba yendo muy bien y se
aproximaban las fechas navideñas y con ello los regalos, comenzó a tener
problemas con sus compañeros y jefes, su carga de trabajo aumentó y además
justo le habían negado las vacaciones esto le provocaba dolores de estómago
constantes y un día solo por protocolo fueron al doctor, con la idea de que
regresarían ese mismo día con un medicamento que le ayudara a aliviar sus
dolores de estómago, pero cuál fue su sorpresa cuándo le dijeron que ya no iba a
regresar a su casa porque tendrían que operarle la vesícula, los dolores no eran
comunes y corrientes, ahí fue cuando todo tuvo sentido, los dolores habían
comenzado con el inicio de las complicaciones en su trabajo y su preocupación
por mantener la tradición de esas fechas. Es importante manejar de manera
adecuada las emociones negativas para que estas no sobrepases al aspecto
físico, y creo que el cómo manejarlas es algo de lo que no suele hablarse, no es
algo que se enseña hasta que no es demasiado tarde o hasta que no te has visto
afectado.
Para este ejemplo me gustaría retomar la idea de la primera parte para explicar la
importancia de tener buenas habilidades sociales en el ámbito laboral. Como ya
había comentado, en el tiempo que trabajé en recórcholis me dediqué
completamente al servicio al cliente, empezar a trabajar en esta área significó todo
un reto para mí, pues desde secundaria estoy acostumbrada a evitar los grupos de
personas, mi personalidad es bastante introvertida; de hecho en el test que
hicimos en clase mi puntaje de extroversión fue solo del 2%, entonces
prácticamente tuve que aprender a relacionarme y dirigirme con otras personas,
cambiando mi tono de voz, quizá hablando un poco más alto o siendo yo quién
empezaba las conversaciones, tuve que adaptar mi personalidad a mi situación y
en algún punto me cuestione si estas tareas que me parecían tan complicadas
eran igual de complicadas para otras personas. Si hay algo que se repite
constantemente en la carrera es que “nos estamos preparando para ser líderes” y
en mi situación pude ver lo necesario que es tener el “don” de la extroversión, no
puedes ser un buen líder si no tienes una buena comunicación con tus
colaboradores, no puedes esperar resultados eficientes si tus instrucciones o
ideas no son claras y sobre todo no puedes llevar a cabo una buena motivación si
no conoces la manera correcta para incentivar a tus colaboradores, claro que todo
esto es un trabajo difícil, pero no son aptitudes imposibles de desarrollar.
En resumen, el libro nos brinda una perspectiva reveladora sobre cómo nuestras
emociones desempeñan un papel crítico en el liderazgo empresarial, nos muestra
que ser un líder efectivo no solo se trata de habilidades técnicas o conocimientos
específicos, sino también de comprender y manejar las emociones, tanto las
nuestras como las de los demás.
Referencia bibliográfica.
Goleman, Daniel. La inteligencia emocional. 37ª edición. Ed. Vergara. México.
2003