La Intercecion

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Estudios bíblicos

15. La intercesión
1. ¿Qué es la intercesión?
1.1. Definición laica: Suplicar para obtener el perdón de alguno.
1.2. Definición cristiana: Orar, pedir, rogar, suplicar por otro.

2. ¿Cuales es el propósito de Dios?


2.1. El inconverso está a disposición del enemigo, satanás. El cristiano tiene vallados
protectores levantados por Dios, sin embargo aportilla esos vallados cuando peca, dando
oportunidad a satanás a ejercer influencia en su vida.
Eclesiastés 10: 8
El que haga un hoyo caerá en él; y al que aportille el vallado, lo morderá la serpiente.
2.2. Dios usa las penurias, dolores y congojas provenientes del aportillamiento de vallados,
para sus propósitos. Edifica y levanta cristianos sólidos a partir de los ataques de satanás,
quien hace sus ataques y tentaciones más intensos conforme la gente se acerca al Señor.
No promete eximirnos del dolor, sino edificarnos aprovechándose de los malos
momentos, prometiéndonos la salvación.
Apocalipsis 3:17-19
Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que
eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Por tanto, yo te aconsejo
que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas
para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez.
2.3. Para soportar los malos momentos nos proporciona su paz, que no podemos comprender
porque no es humana, para resistir en los tiempos malos.
Filipenses 4:6-7
Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo en-
tendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
2.4. Dios nos entrena y disciplina como hijos.
Hebreos 12: 3-11
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar, pues aún no habéis resistido hasta la sangre,
combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se
os dirige, diciendo:«Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes
cuando eres reprendido por él, porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el
que recibe por hijo». Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué
hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual

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todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. Por otra parte, tuvimos a
nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obe-
deceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente
por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es
provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de
justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.

Definición de Disciplina
La palabra disciplina proviene de la raíz latina discere que significa aprender y de la
palabra latina disciplus, que significa alumno. Un disciplinador es, por lo tanto, alguien
que enseña. Una persona disciplinada es alguien que ha aprendido.

3. Los propósitos de Dios no son los mismos nuestros. No podemos entender con nuestra mente
finita el conocimiento y la sabiduría infinitos de Dios.
Isaias 55:8-9
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos»,
dice Jehová. «Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que
vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

4. ¿Responde Dios a nuestras oraciones?


4.1. El Señor cumple con su palabra.
Isaias 55:10-12
»Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que rie-
ga la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que co-
me, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que
yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié. »Porque con alegría
saldréis y con paz regresaréis. Los montes y los collados levantarán canción delante de
vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
4.2. Si tenemos paciencia y fe, Él nos resuelve TODOS los problemas, si las soluciones nos
vienen a bien.
Salmo 40:1-3
Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor, y me hizo sacar del
pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña y enderezó mis
pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto mu-
chos y temerán, y confiarán en Jehová
Salmo 40: 16-17 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los
que aman tu salvación: «¡Jehová sea enaltecido!». Aunque yo esté afligido y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Romanos 8:28. Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayu-
dan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

5. ¿Por qué intercedemos por otros? El Señor manda a hacer por los demás lo que nos gustaría
que hicieran por nosotros estando en la misma situación que ellos. Es un llamado a la acción.

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Mateo 7:12
Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced
vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas.

6. ¿Concede el Señor nuestras peticiones? Si sirven a sus propósitos y son conforme a su


voluntad.
Mateo 6:10
Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
1 Juan 5:14-15.
Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tene-
mos las peticiones que le hayamos hecho. El Señor promete dar, conceder.
Mateo 7:7-11
»Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que
si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vues-
tro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
7. ¿Cómo se le pide? Solamente de una manera.
7.1. En el nombre del Hijo.
Juan 14:13-14
Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en
el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré.
Juan 16:23
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pid-
áis al Padre en mi nombre, os lo dará.
7.2. Con convicción
Marcos 11:24
Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

8. ¿A quienes NO le concede las peticiones?


Santiago 4:1-10
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las
cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y
nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Adúlteros!, ¿no
sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera
ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en
vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»? Pero él da
mayor gracia. Por esto dice: «Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes». So-
meteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acer-
cará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad
vuestros corazones. Afligios, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y vuestro
gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor y él os exaltará.

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9. ¿A quienes le concede las peticiones?


9.1. A sus discípulos
Juan 15:7
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis
y os será hecho.
9.2. A los santificados
Romanos 8:26-27
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir
como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemi-
dos indecibles. Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíri-
tu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
9.3. A su pueblo
1 Juan 3: 22-24
y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamien-
tos y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha
mandado. El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto
sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

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