Adr 3797-2014

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 100

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

RECURRENTES: ********** POR PROPIO


DERECHO Y EN REPRESENTACIÓN DE SU
MENOR HIJA **********

MINISTRO PONENTE: ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA


SECRETARIO: ARTURO BÁRCENA ZUBIETA

México, Distrito Federal. Acuerdo de la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día 14 de
octubre de 2015.

Visto Bueno
Sr. Ministro:

V I S T O S los autos para resolver el amparo directo en revisión


número 3797/2014 interpuesto en contra de la sentencia dictada en el
juicio de amparo directo número 807/2013 relacionado con el 806/2013
por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito;

R E S U L T A N D O:

COTEJÓ:

PRIMERO. Antecedentes del juicio penal. El 11 de abril de


2010, ********** compareció ante la Unidad de Investigación No.
********** de la Fiscalía Central de Investigación para Delitos
Sexuales en el Distrito Federal a denunciar hechos constitutivos
del delito de abuso sexual cometido en contra de su menor hija
********** por su padre, el señor **********. En atención a esa
denuncia, el agente del Ministerio Público dio inicio a la
averiguación previa **********, misma que consignó sin detenido
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

ante el juez vigésimo cuarto de lo Penal en el Distrito Federal el


11 de octubre de 2010.

Por acuerdo de 11 de octubre 2010, el juez penal radicó y registró


la causa bajo el número de expediente 235/2010. El día 19 de ese
mismo mes, libró orden de aprehensión en contra de ********** por el
delito de abuso sexual agravado, misma que se cumplimentó día 6 de
diciembre de 2010. Posteriormente, el 12 de diciembre de 2010, el juez
del conocimiento dictó auto de plazo constitucional en el que decretó la
inmediata libertad del imputado por falta de elementos para procesar.

Inconforme con esa resolución, por escrito de 28 de enero de


2011, el agente del Ministerio Público interpuso recurso de apelación,
El 16 de marzo de 2011, la Primera Sala Penal de Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, resolvió el recurso en el sentido de
confirmar el auto recurrido.

SEGUNDO. Antecedentes del juicio civil. El 27 de abril de 2010,


ante la Oficialía de Partes Común en Materia Familiar Quince Plaza
Juárez del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, **********,
por su propio derecho y en representación de su hija menor de edad,
demandó en la vía ordinaria civil de ********** las siguientes
prestaciones: (i) la pérdida de la patria potestad que ejerce sobre su
menor hija **********, con fundamento en la fracción III del artículo 444
del Código Civil para el Distrito Federal; (ii) la guarda y custodia
provisional y en su momento la definitiva de su menor hija; (iii) una
indemnización por concepto de reparación de los daños y perjuicios
ocasionados a la menor así como a **********; y (iv) el pago de gastos y
costas.

2
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Por auto de 30 de abril de 2010, el Juez Trigésimo Quinto de lo


Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a quien
por razón de turno correspondió el conocimiento del asunto, formó el
expediente respectivo, el cual quedó registrado con el número
719/2010, admitió a trámite la demanda presentada y ordenó emplazar
al demandado.

Por escrito de 7 de julio de 2010, el demandado contestó la


demanda iniciada en su contra negando los hechos y oponiendo
distintas excepciones y defensas. En el mismo escrito, formuló
demanda reconvencional en la que solicitó las siguientes prestaciones:
(i) la perdida de la patria potestad que ejerce la demandada
reconvencionista sobre su menor hija con fundamento en la fracción III
del artículo 444 del Código Civil del Distrito Federal; (ii) la guarda y
custodia a favor del actor reconvencionista; (iii) el pago de **********
correspondiente del costo de pólizas del seguro de gastos médicos
mayores que se vio obligado a pagar ante el incumplimiento de la
demandada reconvencionista; (iv) la declaración judicial de que el
departamento ubicado en el número ********** del edificio marcado con
el No. ********** de la calle **********, Colonia **********, Delegación
**********, Código Postal **********, de la Ciudad de México, será el lugar
donde vivirán la menor el actor reconvencional; (v) la condena a
********** de la entrega del citado inmueble; (vi) el pago de la cantidad
que resulte por concepto de reparación de los daños y perjuicios
ocasionado por la demandada a la menor y al actor reconvencional, en
virtud de la violencia familiar ejercida en su contra; y (vii) el pago de
gastos y costas.

En esa línea, por escrito de 10 de agosto de 2010, la demandada


reconvencional contestó la reconvención oponiendo como excepciones

3
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

la falta de acción y derecho del actor reconvencionista, las derivadas del


escrito de demanda y la obscuridad e imprecisión del escrito inicial de
demanda reconvencional.

Seguido el juicio por sus trámites legales, el juez de la causa dictó


sentencia el 4 de julio de 2012 en la que determinó lo siguiente: (i)
absolver al demandado de la pérdida de la patria potestad ejercida
sobre la menor; (ii) absolverle al demandado del pago de daños y
perjuicios ocasionados a la menor y su madre; (iii) absolver a la
demandada reconvencional de la pérdida de la patria potestad ejercida
sobre la menor de edad, así como de las demás prestaciones solicitadas
por el padre en su escrito de reconvención; (iv) suspender el régimen
de visitas y convivencias definitivas de la menor con el padre hasta en
tanto se fortalezcan los lazos afectivos paterno filiales, dejándole a los
contendientes a salvo sus derecho en términos de los establecido en el
artículo 94 del Código de Procedimientos Civil.

Inconforme, ********** presentó recurso de apelación, mismo que


fue registrado con el toca de apelación ********** por la Sala Familiar
responsable. Por sentencia de 12 de diciembre de 2012, se resolvió
dicho recurso en el sentido se dejar insubsistente la sentencia apelada
y sin materia el recurso de apelación, a efecto de que se realizaran los
trámites necesarios para que se recabaran y desahogaran las pruebas
periciales en psicología y psiquiatría tal como fueron admitidas por el
juez de la causa.

TERCERO. Juicio de amparo indirecto. En contra de esa


determinación, el demandado promovió juicio de amparo. Seguidos los
trámites procesales, el 8 de abril de 2013 la Jueza Séptimo de Distrito
en Materia Civil en el Distrito Federal dictó sentencia en el sentido de

4
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

negar la protección constitucional solicitada. En contra de esa


resolución, el quejoso interpuso recurso de revisión, el cual
correspondió conocer al Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito.

El 29 de agosto de 2013, el Tribunal Colegiado resolvió el recurso


de revisión en el sentido de modificar la sentencia recurrida y conceder
el amparo para para el efecto de que la Sala responsable realizara lo
siguiente: (i) dejara sin efectos la sentencia que constituía el acto
reclamado; (ii) en su lugar dictara otra en la que procediera al examen
de los agravios que le fueron planteados con motivo de la apelación de
la sentencia de primera instancia; y (iii) valorara en su integridad y con
plenitud de jurisdicción las pruebas aportadas a la controversia.

CUARTO. Cumplimiento a la sentencia de amparo indirecto.


El 4 de octubre de 2013, la Sala responsable dictó sentencia en
acatamiento a la ejecutoria de amparo en la que determinó modificar la
sentencia de primera instancia en lo siguiente: (i) consideró que la
actora acreditó su acción principal y el demandado no justificó sus
excepciones y defensas, así como tampoco su reconvención; (ii)
condenó al demandado a la pérdida de la patria potestad que ejerce
sobre la menor; y (iii) condenó al demandado a reparar los daños y
perjuicios que se ocasionaron a la menor con su conducta, dejando
intocados los demás puntos resolutivos.

QUINTO. Demanda de amparo directo. Por escrito presentado


el 30 de octubre de 2013 ante la Segunda Sala Familiar del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, ********** solicitó el amparo y
protección de la justicia federal en contra de la sentencia definitiva de 4
de octubre de 2013, dictada por la Sala responsable en cumplimiento al

5
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

amparo en revisión 180/2013. Una vez agotados los trámites legales del
procedimiento, en sesión de 9 de julio de 2014, el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito dictó sentencia de amparo
en el sentido de conceder la protección constitucional al quejoso.

SEXTO. Recurso de revisión. En desacuerdo con la sentencia


de amparo directo, la tercera perjudicada interpuso recurso de revisión
mediante escrito recibido el 18 de agosto de 2014 en la Oficialía de
Partes del Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito. Mediante auto de 19 de agosto de 2014, el Tribunal Colegiado
del conocimiento remitió los autos a esta Suprema Corte de Justicia de
la Nación.

Por auto de 26 de agosto de 2014, el Presidente de este Alto


Tribunal tuvo por interpuesto el recurso de revisión y lo registró con el
número 3797/2014. Asimismo, ordenó que se remitieran a esta Primera
Sala los autos del amparo directo y las demás constancias que fueran
necesarias, en virtud de que la materia del asunto corresponde a su
especialidad. Por su parte, esta Primera Sala en fecha 11 de septiembre
de 2014 se avocó al conocimiento del asunto y ordenó que se turnara
el expediente al Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea para la
formulación del proyecto respectivo.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación es competente para conocer y resolver el presente recurso de
revisión, conforme a lo dispuesto en los artículos 107, fracción IX, de la
Constitución; 81, fracción II, de la Ley de Amparo; 21, fracción III, inciso
a) de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en relación

6
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

con los puntos Segundo, párrafo segundo y Cuarto del Acuerdo Plenario
5/2013, toda vez que el recurso fue interpuesto en contra de una
sentencia pronunciada por un Tribunal Colegiado en un juicio de amparo
directo.

SEGUNDO. Oportunidad. El recurso de revisión hecho valer por


la parte tercero interesada fue interpuesto en tiempo y forma, de
conformidad con el artículo 86 de la Ley de Amparo. De las constancias
de autos se advierte que la sentencia de amparo le fue notificada por
lista a la recurrente el 1 de agosto de 2014,1 surtiendo efectos el 4
siguiente, por lo que el plazo de diez días que señala el artículo referido
corrió del 5 al 18 de agosto de 2014, descontándose los días 9, 10, 16
y 17 por ser inhábiles de conformidad con lo establecido en los artículos
19 de la Ley de Amparo y 163 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Si
el recurso de revisión fue presentado ante la Oficialía de Partes del
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito el 18 de
agosto de 2014,2 es evidente que se interpuso oportunamente.

TERCERO. Cuestiones necesarias para resolver. Al tratarse el


presente asunto de un recurso de revisión interpuesto por la tercera
perjudicada, a continuación se sintetizan únicamente las
consideraciones expuestas por el Tribunal Colegiado en la sentencia de
amparo y los agravios esgrimidos por la recurrente.

I. Sentencia de amparo directo

Para responder los conceptos de violación planteados por el quejoso, el


Tribunal Colegiado expuso en primer lugar el marco normativo
relacionado con el interés superior del niño y los derechos tanto de

1 Cuaderno de amparo directo 807/2013, foja 354.


2 Cuaderno del amparo directo en revisión 3797/2014, foja 4.
7
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

fuente internacional como nacional que asisten a los menores, para


posteriormente ocuparse de resolver el caso concreto. Dada la
importancia del asunto, a continuación se reconstruye en detalle la
argumentación del Tribunal Colegiado a partir de los temas que esta
Primera Sala identifica se abordaron en la sentencia de amparo:

(1) Derechos humanos de los menores de fuente internacional.


La necesidad de proporcionar al niño una protección especial ha
sido reconocida en diversos instrumentos internacionales de
derechos humanos. Además de la Convención sobre los
Derechos del Niño, el artículo 19 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos establece que “todo niño tiene derecho
a las medidas de protección que su condición de menor requieren
por parte de su familia, de la sociedad y del Estado”, mientras que
el artículo 24.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos en términos similares dispone que “todo niño tiene
derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión, origen nacional o social, posición
económica o nacimiento, a las medidas de protección que su
condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como
de la sociedad y del Estado”.
Este deber de protección especializada se fundamenta en el
reconocimiento de las condiciones propias del niño, quien debido
a su desarrollo progresivo en todas sus facetas (a nivel físico,
cognitivo, emotivo, psicológico y social) depende de los adultos
para el efectivo acceso y disfrute de todos sus derechos, así como
para el ejercicio de las acciones jurídicas tendientes a exigir los
mismos. Esta dependencia de los adultos, y su intensidad, se ve
modificada de acuerdo con la evolución de las capacidades del
niño y grado de madurez. Así, para asegurar los derechos más
fundamentales los niños dependen directamente de los adultos
para recibir la atención y los cuidados necesarios, en particular en
las primeras etapas de su vida. Es debido a esta particular
situación en la cual se encuentran los niños en el ejercicio de sus
derechos, que el derecho internacional de los derechos humanos
coloca a los Estados en una posición de garante de carácter
reforzado, lo cual implica la adopción de una serie de medidas de
distinto tipo y contenido dirigidas a la niñez.
El derecho internacional de los derechos humanos configura
a la familia como el núcleo central de protección de la infancia y la
adolescencia, además de revalidar el derecho que los niños tienen
de vivir con su familia, de suerte que al respecto debe resaltarse
8
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

que el concepto de familia no debe reducirse únicamente al


vínculo matrimonial, ni a un concepto unívoco e inamovible de
familia, sino que debe abarcar otros lazos familiares de hecho
donde las partes tienen vida en común por fuera del matrimonio.
Al respecto, la Convención Americana en su artículo 17.1
establece que “la familia es el elemento natural y fundamental de
la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado”. Por
su parte, la Convención sobre los Derechos del Niño realiza un
reconocimiento similar, al indicar en su preámbulo a la familia
como el medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos
sus miembros, y en particular de los niños, al tiempo que declara
en diversas de sus disposiciones el derecho del niño a vivir con
sus padres y a ser cuidado por ellos, así como el deber de los
Estados de apoyar a la familia para que esta pueda cumplir
cabalmente con sus funciones.
En este sentido, existe en el derecho internacional de los
derechos humanos el encumbramiento del derecho del niño a vivir
en su familia y a ser cuidado y criado por sus progenitores en el
seno de la misma. La responsabilidad primaria por el bienestar del
niño y el goce de sus derechos recae en sus progenitores y en los
miembros de su familia de origen independientemente de la
composición y la forma de constitución de ésta. A su vez, los
progenitores tienen una serie de derechos y responsabilidades en
el marco de las relaciones familiares de carácter paterno-filial, que
deben ser respetados y garantizados por los Estados. Al respecto,
la Convención sobre los Derechos del Niño previene que
corresponde a los padres, o en su caso a los representantes
legales, la responsabilidad primordial para la crianza y el
desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social del niño,
debiendo ser su preocupación fundamental el interés superior del
niño y su bienestar. Este instrumento internacional además
precisa la obligación de los Estados consistente en prestar el
apoyo y la asistencia adecuada a los padres y a las familias en el
cumplimiento de sus responsabilidades parentales
Coherente con el rol que la familia desempeña en la vida del
niño, la Convención sobre los Derechos del niño asociado al
derecho a la familia con la realización del principio del interés
superior del niño consagrado en su artículo 3. En este artículo se
vincula de modo particular la realización de los derechos y los
intereses del niño con dos elementos: (i) con los derechos y
deberes de los padres, tutores u otras personas responsables
legalmente del niño; y (ii) con la responsabilidad de los Estados
de tutelar por la protección y el cuidado que sean necesarios para
el bienestar del niño. Esta vinculación da cuenta de la importancia
fundamental y primaria que la familia tiene en la vida del niño y en
9
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

la realización de sus derechos y su interés superior, muy


especialmente en la primera infancia, a la vez que establece la
obligación del Estado de tutelar para que existan las condiciones
para que esta protección efectiva pueda darse por parte de los
progenitores y la familia del niño, considerando la realización de
todos los derechos del niño y, en caso que ello no fuera posible o
se vulneraran sus derechos, adoptar las medidas adecuadas para
la protección del niño.
El artículo 8 de la Convención de las Naciones Unidas sobre
los Derechos del Niño es claro en establecer que uno de los
elementos que integran el derecho a la identidad es el derecho del
niño a “preservar sus relaciones familiares de conformidad con la
ley y sin injerencias ilegítimas”. La personalidad y la identidad del
niño se forjan a través de una multiplicidad de factores entre los
cuales se destaca la creación de los vínculos afectivos entre el
niño y las personas más cercanas a él, quienes le proveen de
cuidado y afecto y le imparten la orientación y dirección propias de
su crecimiento personal. La influencia de las personas más
próximas al niño en su proceso de crianza y en la construcción
progresiva de su personalidad en todas sus facetas hace que se
establezca un vínculo intrínseco entre el derecho a la familia y el
derecho a la identidad.
Ahora bien, frente a las circunstancias particulares en las
que se encuentre la familia, se originará el deber por parte del
Estado de adoptar una medida especial de protección tendente a
apoyar a la familia para superar tal situación. Sin embargo, en
caso de que el interés superior del niño lo justifique, las
autoridades deben tomar medidas especiales de protección que
impliquen la separación del niño de su familia. Al respecto, el
apartado 1 del artículo 9 de la Convención sobre los Derechos del
Niño establece que “los Estados Partes velarán por que el niño no
sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos, excepto
cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades
competentes determinen, de conformidad con la ley y los
procedimientos aplicables, que tal separación es necesaria en el
interés superior del niño. Tal determinación puede ser necesaria
en casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño
sea objeto de maltrato o descuido por parte de sus padres o
cuando éstos viven separados y debe adoptarse una decisión
acerca del lugar de residencia del niño”. Mientras que el inciso 3
de ese mismo artículo dispone que “los Estados Partes respetarán
el derecho del niño que esté separado de uno o de ambos padres
a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos
padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés
superior del niño”.
10
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

El artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del Niño,


se centra en las situaciones que ponen en riesgo la integridad
personal de los niños: en particular, este precepto se expresa en
lo relativo a cualquier forma de violencia hacia los niños que pueda
ocurrir en el núcleo familiar. En lo concerniente a este tipo de
situaciones que implican una vulneración al derecho a la
integridad personal del niño y su dignidad, el Estado tiene, según
la citada Convención, obligaciones especiales de prevención, por
tratarse de niños. En caso que alguno de estos fenómenos de
violencia haya tenido lugar, dicho artículo impone además el
constreñimiento a los Estados de disponer las medidas
pertinentes y adecuadas para la identificación, la notificación y la
investigación del hecho, además de las medidas de protección,
rehabilitación y restitución de derechos en relación al niño.
En este orden de ideas, la Comisión Interamericana
reconoce que los eventos de violencia, trato negligente o
explotación que tengan lugar en el seno de la propia familia son
situaciones graves que afectan a los derechos de los niños y
justifican la intervención del Estado a través de una medida
especial de protección, originada en el mandato del artículo 19 y
5 de la Convención y VII de la Declaración Americanas. En
atención a la gravedad que revistan dichas situaciones, su
ocurrencia puede motivar la separación del niño de su familia y
llegar a ser un hecho constitutivo de las causales contenidas en la
ley para la suspensión temporal, o incluso la remoción definitiva
de la patria potestad de los padres como medida de protección
hacia el niño. Adicionalmente, los Estados tienen obligaciones de
prevención de la violencia contra la niñez derivadas del deber
especial de protección contenido en el artículo 19 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como del
contenido del artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del
Niño.

(2) El interés superior del menor y los derechos del niño en la


Constitución. En el ámbito nacional, el interés superior de la
infancia es un principio de rango constitucional que permea a todo
el orden jurídico nacional en tanto que obliga a todas las
autoridades del Estado a que en cualquier medida legislativa,
administrativa, jurisdiccional o de cualquier otro orden que tomen
en relación a los menores, sea la que más convenga a su
desarrollo integral, respetando todos los derechos que les han
sido reconocidos a nivel nacional e internacional, en tanto que
debido a su falta de madurez requieren de una protección legal
reforzada, protección que no solo debe ser brindada por las
autoridades del Estado, sino que además trasciende a los
11
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

ascendientes, tutores y custodios en el cumplimiento de sus


obligaciones, e incluso a toda la sociedad en la medida en que
está obligada a vigilar, preservar y exigir que cualquier decisión
que se tome en torno a un menor, sea acorde a lo que más le
convenga, propiciando las mejores condiciones para el respeto a
su dignidad y el ejercicio pleno de sus derechos.
Desde la reforma al artículo 4° constitucional del 7 de abril
de 2000, el Estado asumió la obligación de propiciar el respeto a
la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos,
comprometiéndose a realizar lo que fuera necesario para tal
efecto. Esta reforma constitucional, a través de la cual se
reconoció el interés superior del menor, no sólo se sustentó en la
necesidad de darle una protección especial, a fin de asegurarle el
pleno ejercicio de sus derechos, ampliando, profundizando y
fortaleciendo las garantías constitucionales de los niños; sino que
además tuvo como propósito directo reconocer los ideales que en
materia de los derechos de los niños han sido reconocidos a nivel
internacional, para de esta forma cristalizar la obligación asumida
por el Estado Mexicano al suscribir los diversos tratados de
derechos humanos ya señalados, en los que se comprometió a
dar prioridad a los derechos del menor, a fin de asegurar que tales
derechos no fueran atropellados. Obligación que se corrobora e
incluso se intensifica en la reforma constitucional de 12 de octubre
de 2011, pues a raíz de ella, el artículo 4° de la Constitución, en
sus párrafos sexto, séptimo y octavo.
Atendiendo a lo anterior, es evidente que el interés superior
de la niñez es un principio de rango constitucional, en tanto que el
artículo 4° de la Constitución es terminante en señalar que el
Estado –a través de sus diversas autoridades incluidas las de
índole jurisdiccional–, está obligado a velar y cumplir con el interés
superior del menor, así como a garantizar el ejercicio de sus
derechos, incluidos los de rango internacional, entre ellos, los
contenidos en la Convención sobre los Derechos del Niño, pues
no se debe perder de vista que ésta, según lo dispuesto en su
artículo 3, parágrafo 1, también se sustenta en ese principio, y
que la reforma que lo elevó a rango constitucional tuvo como
propósito directo reconocer los ideales que en materia de los
derechos de los niños han sido reconocidos a nivel internacional,
para de esta forma cristalizar la obligación asumida por el Estado
mexicano al suscribir los diversos tratados internacionales
mencionados en párrafos que anteceden, en los que se
comprometió a dar prioridad a los derechos del menor, a fin de
asegurar que tales derechos no fueran atropellados; obligación
que se robustece si se tiene en consideración que el artículo 1°
constitucional, actualmente establece que en los Estados Unidos
12
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos


reconocidos en la propia Constitución y en los Tratados
Internacionales en los que el Estado mexicano sea parte.
Así, es dable concluir que el interés superior de la niñez,
además de ser un principio de rango constitucional, es un principio
rector del marco internacional de los derechos del niño; por esa
razón, y en concordancia con ello, en el ámbito interno este
principio también ha sido expresamente reconocido en diversas
legislaciones entre ellas, la Ley para la Protección de los Derechos
de Niñas, Niños y Adolescentes , la Ley de los Derechos de las
Niñas y Niños en el Distrito Federal y el Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal. En este orden de ideas, para
resolver la presente controversia, no sólo debe atenderse a las
disposiciones del Distrito Federal que se vinculan con la acción
intentada por los aquí quejosos; sino que además, es primordial
tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 4° constitucional a favor
de los menores, y en atención a lo establecido en los numerales
1° y 133 de la Carta Magna, también debe tenerse en
consideración cualquier convención de índole internacional que
pueda vincularse al caso, son las relacionadas al inicio de este
considerando; e incluso se deben atender las normas contenidas
en la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes, pues en su artículo 1º, establece que sus
disposiciones son de observancia general en toda la República
Mexicana.
De esta manera, el interés principal de la infancia radica en
que cualquier decisión que se tome en torno a ella, debe ser
acorde con lo que más convenga a sus intereses, ello implica que
para poder llevar a cabo satisfactoriamente esa obligación, en
primer lugar es necesario tener presente cuáles son los derechos
que la Constitución Federal, los Tratados Internacionales y las
legislaciones ordinarias reconocen a su favor, después es
menester que esos derechos se interpreten y apliquen en forma
adecuada, es decir, de la manera que más favorezca las
prioridades de los infantes, teniendo siempre en cuenta su
condición personal, a efecto de salvaguardar su sano desarrollo
en todos los ámbitos posibles, como son el físico, el mental,
espiritual, moral, psicológico y social, pues es evidente que por su
falta de madurez física y mental, los menores requieren de
cuidados especiales y una protección legal reforzada, aun cuando
son sujetos de los mismos derechos de que gozan todos los
gobernados.

(3) Análisis del caso concreto. Una vez que se ha precisado en qué
consiste el interés superior del niño, los derechos esenciales que
13
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

le asisten y el marco normativo que resulta aplicable, se procede


al estudio del caso concreto. De acuerdo con el Modelo
Especializado para la toma de Declaraciones Infantiles de la
Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, asociación
civil (ODI), contenido en el Tomo II de la colección El niño víctima
del delito frente al proceso penal, la declaración del menor es una
prueba fundamental para detectar el presunto abuso sexual, sobre
todo en los casos en los que no hubo secuelas corporales
perfectamente identificables. En este trabajo se apunta que la
mayoría de los casos de victimización a un menor ocurren en el
ámbito privado, esto es, cuando solamente están presentes la
víctima y el agresor, sin que exista posibilidad de incorporar
información por parte de los testigos, y a veces ni siquiera se
pueden recabar evidencias físicas debido a que la agresión
consiste en tocamientos que no dejan secuelas médicas o en
afectaciones que dejan rasgos físicos que desaparecen tan rápido
que no es posible detectarlos a tiempo; en atención a estas
circunstancias, dicha institución llega a la convicción de que es de
vital importancia el testimonio del menor, el cual debe ser
recabado por especialistas con los conocimientos y la técnica
adecuada para obtener datos suficientes y concluyentes sobre la
veracidad de los hechos.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas
publicó un Informe Mundial sobre la violencia contra niños y niñas,
que tiene por objeto hacer recomendaciones a los Estados para
emprender acciones apropiadas para atender cuestiones de
violencia en contra de los niños, el cual contiene un apartado
especial relativo a los procedimientos judiciales en los que se vean
involucrados. En lo que interesa, en dicho informe se indica lo
siguiente: (i) que en los procesos judiciales se evite someter al
niño a múltiples entrevistas y exámenes, así como a
procedimientos largos; (ii) el estrés de los procedimientos
judiciales puede reducirse mediante el empleo de tecnología,
como grabar la prueba en video; (iii) los Estados deben
asegurarse de que los niños que hayan sido víctimas de violencia
familiar no sean revictimizados durante el proceso judicial, ni
sometidos a interrogatorios prolongados; (iv) se deben de tener
en cuenta las necesidades de los niños en función de su edad,
sexo, capacidad y nivel de madurez, y no deben ser sometidos a
más entrevistas, declaraciones o audiencias de las estrictamente
necesarias; y (v) se debe de asegurar un juicio rápido, a menos
que las demoras vayan en beneficio del interés superior del niño.
Asimismo, la doctrina en general y diversos organismos
internacionales, como UNICEF y el Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas, en su resolución 2005/20 de veintidós de
14
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

junio de dos mil cinco, han emitido diversas Directrices sobre la


justicia en asuntos concernientes a niños, dirigidos especialmente
a casos en los que los niños han sido víctimas o testigos de
delitos, las cuales tienen por objeto reducir o evitar, en la medida
posible, la victimización secundaria. En lo que interesa, dichas
recomendaciones señalan lo siguiente: (i) la injerencia en la vida
privada del niño debe limitarse al mínimo necesario,
manteniéndose al mismo tiempo normas exigentes en la reunión
de pruebas para garantizar un resultado justo y equitativo; (ii) con
el fin de evitar mayores sufrimientos, las entrevistas, exámenes y
demás tipos de investigación deberán ser realizados por
profesionales capacitados que actúen con tacto, respeto y vigor;
(iii) se deben utilizar procedimientos idóneos para los niños,
incluidas salas de entrevistas concebidas para ellos, recesos
durante el testimonio, audiencias programadas a su edad y
madurez; (iv) se deben aplicar procedimientos especiales para
reducir el número de entrevistas, y todo contacto innecesario con
el proceso de justicia; (v) se debe facilitar el testimonio de los
niños, y reducir la posibilidad de que sean objeto de intimidación;
(vi) se debe evitar la repetición de los interrogatorios, las
exploraciones reiteradas y la demora del proceso; (vii) el niño no
da su testimonio en automático, sino que se requiere de un
período de tiempo apropiado, más allá de una o dos sesiones,
para crear un clima de confianza con el entrevistador; (viii) las
entrevistas con el menor deben hacerse en un ambiente protegido
y en un clima empático para posibilitarle la expresión adecuada de
las emociones y de los pensamientos, y deben responder a la
técnica del recuerdo libre, con base en preguntas abiertas,
evitando las preguntas cerradas de naturaleza sugestiva o
inductora, en el entendido de que durante las entrevistas no deben
hacerse juicios ni críticas, ni influir en la calidad del testimonio
mediante afirmaciones o actitudes, como gestos de incredulidad o
movimientos de aprobación o desaprobación; (ix) se debe evitar
la entrevista tipo interrogatorio, evitando la presencia de personas
que puedan tener un interés especial en el caso. Durante el
testimonio puede estar una persona que inspire confianza al
menor, quien no podrá intervenir en la entrevista; (x) las
entrevistas deben grabarse en video e integrarse en el expediente
judicial, lo cual protege al menor de reconocimientos posteriores,
no siempre justificados, y permite prestar atención al estado
emocional del menor, al desarrollo de la entrevista, así como, al
lenguaje no verbal -mirada, enrojecimiento facial, demora en las
contestaciones, dudas en las respuestas, gesticulación,
movimientos del cuerpo, etc.; y (xi) algunos estudios recomiendan
que se practique una sola declaración del menor, la cual debe ser
15
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

grabada, con la doble finalidad de minimizar el riesgo de


victimización secundaria y preservar la calidad del testimonio
De acuerdo con lo anterior, las primeras declaraciones de
los pequeños sean las más viables, porque como presuntas
víctimas tienen frescos en la memoria los hechos y las
condiciones particulares en que sucedieron, y además no están
influenciados por los dichos de otras personas, pues debido a su
corta edad son fácilmente sugestionables. Por otra parte, también
hay que tener presente que el niño sobre todo necesita un
interlocutor que evalué sus manifestaciones y conductas, de
acuerdo con sus condiciones particulares y comprenda el clima
afectivo del que emanan sus manifestaciones y sus actos, al igual
que aprecie la influencia a la que pudiera estar expuesto. Esto
debido a que lo que dice un niño no siempre debe ser considerado
en primer grado; hay que decodificar su exposición a partir de las
palabras e ir estableciendo una situación a partir de preguntas
abiertas que se vayan tornando más específicas de acuerdo con
la información obtenida. También es de suma importancia tener
presente la edad del menor que supuestamente fue abusado, para
comprender los alcances que pudieran tener sus percepciones y
declaraciones.
Al efecto, resulta útil apuntar que la psicología del desarrollo
(también llamada psicología evolutiva o psicología de las edades)
constituye una disciplina científica que tiene por objeto el estudio
de las regularidades del desarrollo psíquico y de la personalidad
que se producen dentro de las diferentes etapas de su ciclo vital,
partiendo de condiciones que explican de manera causal este
proceso y que permiten la caracterización de sus diferentes
estadios o períodos. Dentro del campo de la psicología del
desarrollo, se han establecido diferentes teorías (atendiendo a la
concepción asumida por autores pertenecientes a diferentes
escuelas y corrientes) acerca del desarrollo psíquico y de la
personalidad que caracterizan las diferentes edades del ser
humano. Sin embargo, para efectos prácticos en la presente
resolución se observará la teoría realizada por Jean Piaget, pues
dicho autor caracteriza diferentes etapas en el desarrollo
psicológico a partir de la presencia de tendencias específicas del
desarrollo, que permiten distinguirlas o diferenciarlas de las
restantes.

A. Valoración de las declaraciones de la menor. En primer


lugar, se procederá a hacer un análisis de las declaraciones que
la menor rindió tanto en la averiguación previa que se formó con
motivo de la denuncia penal que la madre presentó en contra del
padre, como en el juicio familiar del que emana el acto reclamado,
16
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

cuando tenía la edad de cuatro y cinco años, que es la edad que


se desprende de su acta de nacimiento que la actora presentó al
juicio (nació el veintiuno de diciembre de dos mil cinco), mismas
que se reproducen a continuación. Estas declaraciones son
insuficientes para tener por acreditado el abuso sexual que refirió
la actora porque de las mismas se advierte que la menor fue
dirigida o aleccionada; puesto que en la primera de las
declaraciones que rindió ante el Agente del Ministerio Público, con
motivo de la denuncia penal presentada contra el ahora quejoso,
se ve que a preguntas directas que le formuló el agente ministerial,
la menor contestó: “es un secreto entre mami y yo”; además,
cuando más tarde la menor se quedó callada durante el diálogo,
intervino la madre para pedirle “que dijera a qué había ido a este
lugar”, lo que denota un aleccionamiento hacia la menor, pues
todo el tiempo participó en toda la entrevista. En la conversación
que tuvo la niña con el juez de lo familiar, también se advierte ese
aleccionamiento, dado que al preguntarle ¿a qué había ido a ese
lugar?, ella contestó de manera espontánea “mi mamá me dijo que
tenía que contarle algunas cosas al juez”, y al pedirle que
especificara ¿qué cosas?, contestó: “lo relacionado con mi
papito”.
Por otro lado, cabe destacar que en un principio la menor
aseguró que “una varita le picó el potito”, pero al pedirle que
explicara qué es la varita, dijo que es una cosa que no identifica
(“una cosa”, “no sé, es algo, no sé”); lo que no ocurre al pedirle
que explique que es “el potito”, pues de inmediato señaló su
vagina y su ano; asimismo refirió que su padre le enseñó a
ponerse cremita (vaseline) con los dedos para que “cuando la
picara la varita no le doliera”; esta última afirmación pone de
manifiesto que no se refería a los dedos de su papá cuando en su
primera declaración hizo referencia a la “varita”, dado que tenía
plenamente identificada la parte del cuerpo de su padre
correspondiente a los dedos, además de que no es sino hasta
posteriores declaraciones cuando identifica a la varita con el dedo
de su padre, lo que también puede denotar aleccionamiento.
Es en la segunda declaración que hizo ante el agente del
Ministerio Público (realizada tres meses después), cuando
identifica a la varita con el dedo y con la lengua de su papá; sin
embargo, en esta platica nuevamente se aprecian
contradicciones, pues señala que le tocó su potito haciendo
ademanes de frotamiento en el área genital, conducta que no
justifica la aplicación de una “crema” para que no le duela cuando
“pica”, pues esta expresión es propia de una penetración o
instrucción de algún objeto. Además al responder la pregunta
referente a “¿cuantas veces te tocó el “potito” tu papá? Contesta
17
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

que fue una vez, en su casa, y después, dice que fueron muchas
veces, lo cual también resulta confuso y contradictorio.
Aunado a lo anterior, las aseveraciones que hace la niña en
el sentido de que su papá le bajaba el calzón y le chupaba su
“potito” (vagina) y que en Quito le tocó una varita por encima de la
ropa, lo único que denotan es confusión por parte de la menor y
una influencia marcada por parte de terceras personas, incluso del
entrevistador, pues nunca permitieron que hiciera una narración
abierta de lo sucedido, sino que respondió a preguntas directas
que ya traían implícita una situación específica. Sobre todo si
tenemos presente que en ocasiones las entrevistas repetidas y la
inducción a las respuestas van creando en el menor una
información falsa o bien alteran los recuerdos, es decir, pueden
implantar en la mente de un niño falsas situaciones, sobre todo
cuando se trata de un niño tan pequeño, como es el caso de
**********, quien solo contaba con cuatro años, cuando
sucedieron los supuestos hechos que narró la actora y cuando fue
presentada ante las autoridades ministeriales y judiciales para
rendir testimonio.
En esa edad los niños utilizan un mecanismo en el que las
percepciones y movimientos los interiorizan en forma de imágenes
representativas y de experiencias mentales, en las que son
altamente egocentristas y con cierta inflexibilidad, por lo que de
haber sido cierto, bien pudo relacionar el suceso que mencionaba
con circunstancia o accidentes específicos y sobre todo con
sensaciones o sentimientos que es lo que primero que desarrollan
a su corta edad, lo cual no logró. Por el contrario, posteriormente
al encontrarse libre de la influencia de los adultos, ante el juez
familiar cambió su versión, al aseverar que fue **********, el
chofer del camión escolar, quien le hizo “cosquillas” en la parte de
abajo, tanto atrás como adelante (levantándose el vestido para
indicar la zona de los genitales).
El hecho que en esa diligencia de 6 de septiembre de 2010,
la menor hubiera visto a su padre a través del cristal del cubículo
en el que le fue tomada su declaración, tal y como lo hizo constar
el fedatario, no es suficiente para dejar de considerar la
retractación de la niña respecto de lo que anteriormente había
declarado ante la autoridad ministerial en relación con su papá,
pues el especialista que asistió esa diligencia nunca asentó que la
menor se hubiera incomodado o atemorizado al ver a su padre
tras el cristal de la oficina en la que se desarrolló la diligencia;
antes bien, registró que percibió a la menor consciente, amigable,
risueña y cooperativa para dialogar; por lo que cabe la posibilidad
de que ante la presencia de su padre (aun cuando fuera a cierta
distancia), se viera libre de la influencia de su madre, pues cabe
18
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

apuntar que en esta entrevista su madre ya no estuvo a su lado,


como sucedió ante las autoridades penales, sino que estuvo
acompañada por un representante social. Además, en las últimas
declaraciones ante el juez ya únicamente manifestó que no quería
ver a su padre, porque él le había hecho daño y cuando se le
cuestionó el significado de “hacer daño”, sólo refirió que “es
cuando alguien te hace algo malo”. Lo que significa que ya no tuvo
conciencia sobre los hechos que inicialmente narró y que sólo se
quedó con la versión de los adultos, de que no debía ver a su
padre porque este le hizo daño.
Todas las situaciones destacadas crean incertidumbre sobre
la veracidad del abuso sexual que, supuestamente, sufrió la
menor, pues sus narraciones no guardan consistencia y
coherencia, además de que nunca incluyen detalles que pudieran
dar credibilidad al testimonio, los cuales son detonadores para
establecer si su calidad y contenidos específicos son indicadores
de una narración generada a partir de registros de memoria o bien
son producto de la invención, la fantasía o la influencia de otra
persona. En efecto, en ninguna de sus declaraciones se aprecia
que hubiera referido circunstancias o acontecimientos específicos
que se relacionaran con la acusación y que hicieran convincente
lo que afirmaba; las cuales si bien es cierto son sólo exigibles a
los adultos, sí resultan ser un indicativo para apreciar si el dicho
es verdadero o se trata de un recuerdo implantado en la mente de
un menor de edad por una tercera persona. Y en el caso a estudio
parece ser esto último, pues en sus últimas declaraciones se
aprecia que olvidó el suceso, pues solamente recuerda que su
padre le hizo daño, lo cual no constituye un hecho o situación
específica, que es lo que advierten y narran los menores que
realmente sufrieron algún tipo de abuso, sino que se trata de una
calificación a una situación, que sólo es propia de los adultos.
En esa corta edad la memoria se pierde o tergiversa con
mayor facilidad, por lo que difícilmente se puede evocar un
recuerdo preciso si no se vincula a un referente concreto y
verdadero; sobre todo porque el impacto que realmente sufre el
menor conlleva a que le queden grabados detalles sobre lo
acaecido, como el lugar en el que ocurrió, la forma en la que
sucedió, la ropa que llevaba, la plática entablada, etcétera. En el
Modelo especializado para la toma de decisiones infantiles de la
Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, asociación
civil, se estableció “como regla general, los niños recuerdan
sucesos que han vivido de manera directa (experiencias) y
difícilmente recuerdan sucesos externos independientes.
Recuerdan mejor lo que les fue significativo e impactante (que no
puede no ser lo más relevante desde el punto de vista objetivo), o
19
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

lo suele suceder, lo que les es conocido”. Dado que “la memoria


está sujeta a contextos y a la asociación entre experiencias
nuevas y habituales” es “posible recordar más cosas si se van
reconstruyendo las propias acciones, y asociándolas con
pensamientos y sensaciones”, de tal manera que “la ayuda
contextual optimiza la exactitud del recuerdo”. Así, “si un niño ha
sido víctima por única vez, seguramente recordará aquello que le
impactó, es decir, podrá dar detalles”, siendo “posible que den
detalles precisos de los eventos, pero que no los evoquen en el
orden correcto en el que incurrieron en realidad, porque está
siguiendo una lógica subjetiva (como lo vivió) y no una objetiva,
diferente de la propia experiencia”.
En el caso particular, la menor nunca refiere esas
circunstancias que puedan dar credibilidad a su dicho, antes bien
se aprecia una frase insertada en su memoria que ni siquiera ella
comprende a cabalidad y que ha ido transformando con el
transcurso del tiempo al igual que la percepción que tenía de la
figura paterna. Del análisis a los reportes y videos del Centro de
Convivencia Familiar Supervisada, se constata que, en los
encuentros entre padre e hija, en un inicio hubo aceptación por
parte de la menor para convivir con su padre, recibir los obsequios
que le llevaba, e incluso hubo muestras de afecto, como besos en
la mejilla al despedirse; sin embargo, en cada subsecuente
convivencia fue aumentando el rechazo de la niña hacia el padre,
notándose un cierto aleccionamiento por parte de la madre.

B. Valoración de las opiniones de las expertas. Las opiniones


que rindieron los especialistas en psicología, tampoco crean
convicción respecto de la veracidad de la imputación que hizo la
actora, puesto que nunca aseguraron que el análisis hecho a la
menor les hubiera producido la seguridad de que hubiera sufrido
un abuso sexual por parte del padre; únicamente concluyeron que
la pequeña presentaba alteraciones que son compatibles con
aquellas que los especialistas han detectado en menores de edad
que han sido abusados sexualmente; sintomatología que además
nunca constataron directamente, sino solamente por el dicho de
la madre.
Respecto de los indicadores de abuso sexual en menores
de edad cabe señalar que varios especialistas en abusos sexuales
a menores han elaborado una lista de indicadores
comportamentales. Entre ellos, la asociación española Aspacia ha
identificado indicadores en la conducta de los menores: (1)
cambios bruscos en el rendimiento escolar; (2) relatan que un
padre, un familiar, un cuidador o un desconocido, les ha enseñado
sus genitales, les ha mostrado material de contenido explícito
20
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

sexual, les ha tocado el cuerpo o los genitales o han abusado


sexualmente; (3) problemas con figuras de autoridad; 4) excesiva
sumisión frente al adulto; (5) muestran temor y ansiedad ante el
hecho de cambiarse de ropa delante de otras personas; (6)
indicadores sexuales: conductas sexuales impropias de la edad
(masturbación compulsiva, caricias bucogenitales, conductas
sexuales seductoras o eróticas, exhiben un comportamiento de
seducción o erótico con adultos –comportamiento pseudomaduro-
, agresiones sexuales a otros niños más pequeños o iguales,
conocimiento sexuales impropios de su edad, afirmaciones
sexuales claras e inapropiadas, exponen evidencias sexuales en
sus dibujos o fantasías; (7) indicadores psicosomáticos: trastornos
del sueño y alimentación diversos (dolores abdominales, cefaleas,
trastornos neurológicos, respiratorios, esfinterianos, etcétera, que
originan intenso consumo médico sin aclarar sus causas); (8)
problemas emocionales: depresión, ansiedad, aislamiento;
fantasías excesivas, conductas regresivas (enuresis), falta de
control emocional, fobias repetidas y variadas (a personas y sitios
concretos), problemas psicosomáticos o labilidad afectiva, culpa o
vergüenza extremas; (9) problemas de conducta: fugas, fracasos
escolares y profesionales, violencia; (10) problemas en el
desarrollo cognitivo: retrasos en el habla, problemas de atención,
fracaso escolar, retraimiento, disminución del rendimiento,
retrasos del crecimiento no orgánicos, accidentes frecuentes,
psicomotricidad lenta o hiperactiva.
Destaca que los más frecuentes en la edad preescolar son
las somatizaciones, regresiones y sexualización de la conducta.
Sin embargo, los profesionistas de la Universidad de Salamanca,
(********** y **********) señalan que no todos los niños que
fueron víctimas de abuso sexual presentan estos problemas; dado
que hay casos en que en verdad fueron abusados, pero no hay
presencia de ninguno de estos indicadores, y hay otros, en los que
se presentan estas conductas, pero no hubo abuso, dado que
cualquiera de ellas (sobre todo las que no tienen relación con
comportamientos sexuales) pueden deberse a muchas otras
causas, entre ellas, la simple separación de los progenitores,
estrés en general o conflicto parental; por lo que concluyen que
los indicadores conductuales resultan de poco o nulo valor
diagnóstico.
En el caso a estudio, la especialista adscrita a la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, **********,
rindió reporte de atención psicológica dentro de la averiguación
previa, claramente apuntó que no obtuvo ningún dato o narración
de los hechos por parte de la menor, y que exclusivamente con
base en las alteraciones referidas por la madre determinaba que
21
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

estas eran compatibles con aquellas que los especialistas en la


materia han detectado en menores de edad que han sido
abusados sexualmente, lo que la llevaba a concluir la “posibilidad”
de que efectivamente se hubiera dado el evento.
La psicóloga **********, también adscrita a la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal, al rendir su dictamen
dentro del procedimiento familiar solamente estableció que la
menor sí mostraba rasgos y síntomas propios de los menores que
han sido víctimas de abuso sexual; además de que hizo notar que
la misma infanta afirmó que no quería convivir con su papá porque
él le había metido el dedo en su “potito”; sin que se aprecie que
en su calidad de especialista hubiera realizado un interrogatorio
eficaz, para que la menor expresara detalles del evento, así como
sensaciones y sentimientos, rindiendo sus conclusiones, con base
en una sola declaración hecha por la menor. Aunado a lo anterior,
tampoco llegó a asegurar que tuviera plena seguridad de que
efectivamente la menor fue abusada sexualmente por su padre,
pues expresa que ese hecho solamente al juez le corresponde
determinar.
La perito **********, en el dictamen que presentó al juicio,
refirió que aunque la niña le confió que su padre le metió el dedo
y eso la lastimó mucho y la hizo sentir muy triste; no pudo obtener
más datos de la menor que confirmaran el abuso, a pesar de ser
especialista, y aunque hizo notar que la ausencia de indicadores
comportamentales de abuso en modo alguno implicaba que no
hubiera ocurrido, pues esto suele suceder con las personas que
reciben apoyo terapéutico; tampoco contó con elementos
suficientes para determinar que efectivamente se cometió el
abuso, tan es así que tampoco hizo esa afirmación. Por su parte,
en el dictamen de la psicóloga **********, adscrita al Hospital
Psiquiátrico Infantil, rendido con motivo de la evaluación a la
menor, concluyó que no presentaba signos de que hubiera sido
abusada sexualmente, y en cambio externaba el gusto y la
necesidad de estar con su padre.
En esta tesitura, si bien en los estudios psicológicos que las
tres primeras especialistas mencionadas (**********,**********
y **********) realizaron a la menor quedó constancia de que la
niña refirió que “su papá le había metido el dedo en el potito”;
también es verídico que ninguna de las expertas logró obtener
más detalles del suceso, lo cual era indispensable para tener la
seguridad de que efectivamente ocurrió. En ninguno de los
veredictos se hizo constar cuáles fueron las preguntas que se
articularon a la menor en relación a la agresión y las respuestas
que emitió, así como la actitud o estado emocional que tuvo al
emitirlas, como son la mirada, el enrojecimiento facial, la demora
22
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

en las contestaciones, dudas en las respuestas, gesticulaciones,


movimientos del cuerpo, nerviosismo, etcétera, lo cual era
indispensable a efecto que ante un tema tan delicado como lo es
el posible abuso sexual cometido por un padre, el juzgador
estuviera en posibilidad de constatar que las peritos efectivamente
se ajustaban a la realidad; sin embargo, en el caso, las
mencionadas expertas solamente expusieron de manera
dogmática las técnicas aplicadas, las condiciones de la evaluación
y la actitud de la menor, sin dar mayores explicaciones y sin
precisar el tipo de preguntas que se le efectuaron, así como la
respuesta y actitud que la niña fue asumiendo con cada una de
ellas.
Aunado a lo anterior, en relación con los indicadores del
comportamiento, rasgos o síntomas que pudieran ser
consecuencia del abuso, las especialistas tuvieron distintas
posturas. Una de ellas (**********) dice que no las presentó la
niña, en tanto que las otras dos (********** y **********) afirman
que sí, y que estos consistieron en: enuresis nocturna,
alteraciones del sueño (pesadillas), conducta agresiva hacia la
madre, episodios de ansiedad, vergüenza, sentimiento de culpa,
preocupación, temor, dependencia insana hacía la figura materna
y baja autoestima; sin embargo tampoco especifican cómo fue que
tuvieron conocimiento fehaciente de que la niña efectivamente
presentaba esos síntomas; mucho menos se aprecia que la hayan
cuestionado sobre ese comportamiento. La psicóloga **********
reconoció que fue la madre quien relató que la niña mostró esos
comportamientos, sin que lo constatara con ningún
cuestionamiento o técnica especializada. Aparte de que ninguno
de los síntomas que describieron, es exclusivo o indicativo
fehaciente de la presencia de un abuso, sino que cualquiera de
ellos puede presentarse debido a un simple estrés o precisamente
por la situación de conflicto y separación en que se encuentran los
padres.
Si las personas expertas y experimentadas en el manejo y
comportamiento del ser humano, como resultan ser las peritos en
psicología, no pudieron asegurar de manera contundente que
efectivamente la menor sufrió el abuso referido por la menor y este
tampoco se desprende de manera categórica de las declaraciones
de la menor, entonces debe puntualizarse que no existen
elementos de conocimiento seguro para poder determinar que
efectivamente fue cierta la conducta que la actora imputó al
demandado. Sobre todo si tenemos presente que la peritación
cumple con una doble función, que es, por una parte, verificar
hechos que requieren conocimientos técnicos, artísticos o
científicos que escapan a la cultura común del juzgador y de la
23
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

generalidad de las personas sobre sus causas y sus efectos y, por


otra, suministrar reglas técnicas o científicas de la experiencia
especializada de los peritos, para ayudar a formar la convicción
del Juez sobre tales hechos al ilustrarlo con el fin de que los
entienda mejor y pueda apreciarlos correctamente.
Por otra parte, diversos estudios científicos que han versado
sobre los interrogatorios y pruebas periciales en psicología
practicadas a menores en procesos judiciales, ya no en relación
con temas de violencia exclusivamente, sino en general, han
corroborado que mientras más veces se interrogue a un niño,
menos espontánea y menos apegada a la realidad es su
respuesta, sobre todo, si las entrevistas se hacen con base en
interrogatorios a base de preguntas cerradas e inducidas. En
dichos estudios se ha establecido que la forma de interrogar a un
niño debe ser con preguntas abiertas, de la forma más libre y
espontánea posible, sin que el entrevistador sugiera el contenido
de las respuestas. Los estudios han demostrado que, si se les
hacen preguntas inducidas o cerradas, que sólo requieran de un
sí o un no como respuesta, frecuentemente los niños cambian su
respuesta, lo cual se atribuye generalmente a que consideran que
la respuesta anterior que dieron es equivocada, o que advierten
que la respuesta no deja satisfecho al entrevistador, y buscan una
respuesta que lo pueda dejar más satisfecho. Asimismo, en dichos
estudios se ha obtenido evidencia de que las respuestas inducidas
pueden llegar a tener igual o mayor estabilidad en el niño que la
respuesta verdadera cuando el niño ha sido sujeto a múltiples
interrogatorios inducidos a lo largo de varias entrevistas, lo cual se
da en menor medida cuando la repetición se da en una sola
entrevista.
Cabe señalar que la circunstancia de que en ninguno de los
exámenes periciales practicados a la menor se hubieran
observado las directrices para interrogar y avaluar a un menor de
edad presuntamente victimizado, en modo alguno trae como
consecuencia la reposición del procedimiento para que se
desahogue dicha prueba en los términos señalados; pues en el
caso particular tal proceder lejos de ayudar a la obtención de mejor
información sobre los hechos, solamente perjudicaría a la menor.
Lo anterior es así porque, como se desprende del informe mundial
sobre la violencia contra niños y niñas emitido por la Organización
de las Naciones Unidas, una de las recomendaciones para
atender apropiadamente las cuestiones de violencia contra los
niños, consiste en evitar someter al niño a múltiples entrevistas,
con lo cual se pretende evitar en lo posible revictimizar a los
menores, lo que es entendible conforme al interés superior de la
infancia y obliga a tomar las medidas pertinentes a fin de no
24
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

perjudicar a los menores y decidir lo que resulte más favorable a


sus intereses.
En esas condiciones, atendiendo al interés superior de la
menor, el cual resulta primordial en cualquier decisión que se
relacione con ella, estima que en el caso, ya no es conveniente
volver a cuestionarla o valorarla sobre el posible abuso sexual que
sufrió, pues con independencia de las métodos y técnicas
utilizados por los profesionistas en psicología, la menor ya fue
evaluada y ahora corresponde al juzgador obtener la información
que considere más fidedigna de todos los trabajos aportados;
además con el transcurso del tiempo y debido a su crecimiento, la
menor está olvidando el suceso, tal y como se desprende del
análisis que se hizo a las declaraciones que rindió ante el juez
familiar y que fueron examinadas en párrafos que anteceden, por
lo que ningún fin práctico tendría otra evaluación después de
cinco años de que ocurrió el hecho; así pues, causa más
agravio volver a recordarle el abuso, si es que realmente sucedió,
o bien seguir implantando en su mente un hecho que nunca
aconteció. Además este órgano federal, considera que el material
probatorio aportado a la controversia es suficiente para que el
juzgador dilucide la verdad del hecho y dicte una sentencia
apegada a derecho.
En otro orden de ideas, los dictámenes que elaboraron los
psiquiatras ********** y **********con motivo del análisis a la
actora y al demandado respecto de su personalidad, así como los
emitidos por la psicóloga ********** y **********, tampoco
sirven para desentrañar los hechos fundatorios de la acción,
puesto que no reconocen un perfil determinado al enjuiciado que
lo califique como abusador o con tendencias a esa conducta,
antes bien perciben que los dos progenitores presentan signos y
síntomas propios del conflicto familiar por el que están pasando
(separación matrimonial).
Por otra parte, la opinión que la psicóloga clínica **********
rindió con el carácter de testimonio especializado en la materia
carece de valor probatorio pleno, pues independientemente de
que se trata de un testimonio rendido fuera de audiencia y sin las
formalidades legales que exige la ley procesal; la misma no
contiene una argumentación suficientemente sólida, lógica y
convincente, que lleve a convencer de la veracidad de sus
conclusiones. En efecto, esta es la única prueba que de manera
categórica concluye la existencia del abuso perpetrado en contra
de la menor por parte de su padre. Con todo, los hechos afirmados
en las conclusiones son improbables, por lo que resulta poco
convincente para que se adopte como fundamento exclusivo de la
decisión.
25
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Los razonamientos de la experta resultan contradictorios


con las propias declaraciones que se obtuvieron de la menor, pues
la especialista refiere que a la menor le fue introducido en su ano
y vagina un objeto largo y puntiagudo, además de que
implícitamente deja ver la posibilidad de que también fue el pene;
dado que afirma que la menor tiene necesidad de protegerse de
esa parte del cuerpo; cuando lo cierto es que nunca hizo esas
referencias al rendir las diversas declaraciones ante la autoridad
ministerial y ante juez familiar; tampoco cuando fue examinada por
las diversas psicólogas que rindieron su opinión al respecto. De
ser ciertas las versiones de dicha profesional, es decir de haber
existido realmente una penetración, ello también se hubiera
confirmado con el examen médico que se le practicó con motivo
de la averiguación previa, situación que no ocurrió.
La conclusión que emite la especialista en el sentido de que
********** sufre una ambivalencia entre amor y temor hacia el
padre, tampoco se encuentra sustentada en estudios serios y
convincentes en relación con esos sentimientos, pues en los
juegos y dibujos que anexó a su escrito de opinión, no se aprecia
que la niña hubiera relacionado la figura del “malo” o del
“monstruo” con su padre, menos aún que le hubiera dado una
connotación sexual; antes bien, por su edad cronológica resulta
normal que los personajes de sus juegos y cuentos sean de
“princesas que necesitan protección” y de “monstruos que
atacan”; puesto que recurren mucho a la fantasía, y a la evocación
de los cuentos infantiles estereotipados propios de su edad que
en nuestra sociedad se leen, sobre todo a las niñas pequeñas; por
lo que de estas cuestiones no se desprende la presencia de un
abuso.
Además de que fue la propia psicóloga, quien con sus
juegos, cuentos y muñecos con genitales, manejó todo el tiempo
el aspecto sexual. Tampoco es posible a su corta edad tenga
sentimientos de vergüenza y culpa, y mucho menos que entienda
qué es socialmente aceptable y qué no lo es. En otro aspecto, la
psicóloga mencionada señala que la niña tiene miedo y que por
ello no delata a su agresor, pero por otra parte asegura que le
confesó que quien le hizo daño fue su padre, afirmaciones que
resultan confusas y contradictorias, además de que no tienen
ningún sustentó, por lo que no son creíbles sus deducciones. En
estas condiciones, resulta que de los elementos que la experta
destacó en su informe, realmente no se desprende con certeza
que la menor ********** haya sufrido un daño sexual, mucho
menos que el agresor hubiera sido su padre.

26
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

C. Valoración de las declaraciones de la madre. Lo declarado


por la madre, tanto en el escrito de demanda que dio origen al
juicio ordinario civil del que emana el acto reclamado como en la
averiguación previa **********, a lo cual se le califica como un
testimonio, tampoco crea certeza sobre la veracidad del abuso,
dado que la misma actora reconoció que tanto ella como la menor
estaban pasando por una situación emocional difícil, debido a la
separación conyugal que tuvo con el demandado y el trámite de
divorcio que estaban realizando, por lo tanto es posible que sus
declaraciones hubieran caído en la subjetividad.
En su narración de hechos se aprecian juicios de valor
totalmente relativos y equivocados, pues señala que cuando fue a
recoger a la menor al hotel de la ciudad de Quito, Ecuador, que
era el lugar en donde estaba pasando unos días con su padre, la
encontró muy alterada e irritable; sin embargo, del contexto en que
la misma actora relató de ese evento y de las expresiones que
dice, refirió la menor, es posible deducir válidamente, que la
pequeña mostró ese comportamiento en contra de su madre,
porque la alejaba de su padre al que no había visto en días
anteriores y con quien se encontraba feliz en su compañía; por
ello pudo ser que al darse cuenta de que su madre la separaba de
él, le dijera “ya no quiero que me quieras tanto”, como una forma
de decirle que quería pasar más tiempo con su padre.
Tampoco hay datos suficientes que corroboren que la menor
se encontrara a disgusto o incomoda con personas del sexo
masculino, como lo aseguró la madre, pues nunca se refirieron
desencuentros con el chofer de camión, con los familiares
maternos a los que visitó en la ciudad de Quito; antes bien de su
propio relato se aprecia cordialidad con la figura del padre, al que
siguió visitando ya de regreso en la ciudad de México; lo cual
también se corrobora con los encuentros entre padre e hija que se
verificaron en el Centro de Convivencia Familiar Supervisada y
con las propias entrevistas con hombres que tuvo la niña, con
motivo de la averiguación previa seguida en contra de su padre y
del juicio civil que se analiza; aunado a lo anterior, no se aportó un
diverso elemento de convicción que corroborara esa hostilidad
hacia las personas del sexo opuesto, pues ni siquiera las
psicólogas lo advirtieron.
Por otra parte, tampoco se aprecia que la menor se
encuentre angustiada o con miedo, debido al supuesto abuso, que
dice la tercera perjudicada se cometió en su perjuicio; del análisis
a las entrevistas que las peritos realizaron a la menor, se constata
que apuntaron que la niña siempre se mostró cooperadora y
amigable, lo que pone en entredicho lo afirmado por la madre en
su escrito inicial de demanda y en la denuncia penal que presentó
27
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

contra el hoy quejoso; al igual que contradice lo manifestado por


la psicóloga (**********) contratada por la madre, quien aseguró
que encontró a una niña angustiada por el abuso referido por la
madre.
La madre también narró que la pequeña sufrió enuresis,
pesadillas y miedo; sin embargo estos síntomas nunca fueron
corroborados por ninguno de los psicólogos que atendieron a la
niña; pues si bien dos de las especialistas externaron que
presentó esos síntomas, lo cierto es que especificaron que fueron
los que la madre aseguró que padecía, lo que lleva a este cuerpo
colegiado a dudar de la presencia de los padecimientos referidos,
y a su vez de la existencia del abuso.

Tampoco pasa inadvertido para este tribunal que la madre nunca


llevó a la menor a que le fuera realizado un examen ginecológico,
a pesar de que según dice, ya tenía conocimiento de que el
demandado, ahora quejoso, había abusado sexualmente de ella.
El único examen médico que existe, es el que realizó la perito
**********, adscrita a la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal, con motivo de la denuncia penal presentada
contra el impetrante del amparo, el cual como ya se apuntó en
párrafos que anteceden, estableció que la menor no presentaba
huellas de lesiones, ni datos clínicos de enfermedad de
transmisión sexual; aparte de que se le practicó un examen de
orina, el cual resultó negativo, sin infección de alguna naturaleza.
Por último, de todas las narraciones que hace la accionante,
se advierte que a ella tampoco le consta la conducta que imputa
al demandado, pues nunca fue apreciada por medio de sus
sentidos, sino que la deduce de pláticas que tuvo con la menor y
que al no ser experta en materia de abuso sexual, sino una madre
angustiada por el daño que pudiera sufrir su hija, no utilizó una
técnica que asegurara el real conocimiento de los hechos sin la
influencia de apreciaciones subjetivas. Esta situación se aprecia
claramente en la grabación que presentó a la averiguación previa,
misma que fue sometida a la pericial en fonética a fin de constatar
que las voces que se escuchan corresponden a la de la madre y
la hija. De la grabación se constata que la niña tiene un leguaje
desarticulado y que sus declaraciones no son tan claras y
contundentes como las refiere la madre, además de que esa
plática que sostuvieron estuvo inducida, pues la madre cuestiona
a la niña sobre la conducta de un pato que pica, lo cual por la
naturaleza y morfología de dicho animal resulta lógico si se
aprecia de manera objetiva, además de que quien relaciona al
pato con el padre de la niña es la madre, pues es ella quien la
hace recordar que ese pato se lo regalo su papá, y es ella quien
28
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

todo el tiempo pregunta “¿qué te hizo ese pato?, por lo que no


deja otra opción a la niña que señalar que “le pegó”, que “la lamió”
y que “la pico”.
Además de lo anterior, la afirmación que hace la actora
relativa a que cuando la niña padecía de estreñimiento y para
aliviarla le puso un enema de glicerina, la menor le dijo que “la
crema buena que le ponía su papá para que no le doliera el potito
estaba en baño”, resulta increíble, pues no es lógico que una niña
de cuatro años sepa que el lugar donde se encuentra la “vaselina”
sea en el baño; además de que el supuesto abuso sexual nunca
ocurrió en la casa de la madre, sino en la del padre, por lo tanto,
no es explicable que la niña supiera que también en el hogar de
su mamá hubiera una “vaselina”, y que además, tuviera
conocimiento del lugar exacto en el que estaba, sobre todo si no
la conocía, ni se la aplicaban regularmente.

D. Decisiones en el juicio penal materia previo a la causa. El


auto de plazo constitucional, dictado por el Juez Vigésimo Cuarto
de lo Penal del Distrito Federa el 12 de diciembre de 2012 en la
causa penal 235/201, decretó la inmediata libertad por falta de
elementos para procesar a ********** por el delito de abuso
sexual agravado, así como la sentencia de 16 de marzo de dos
2011, dictada en el toca 67/2011, por la Primera Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, que confirmó en
apelación el auto de libertad dictado a favor de **********,
constituyen resoluciones que también sirven para desestimar la
comisión del abuso, pues a esa conclusión llegaron los jueces
penales después de examinar tanto las declaraciones de la
madre, de la menor y de la psicóloga, como las periciales que se
rindieron dentro del proceso penal. Y si bien en esas resoluciones
penales se juzgó tomando en cuenta distintas circunstancias (si la
conducta comprobada efectivamente encuadra en el tipo penal
señalado); y en cambio en la materia civil lo que se analiza de
manera general es si existe o no violencia familiar en su modalidad
de abuso sexual en contra de un menor, ello no es impedimento
para tomarlas en cuenta para formar una opinión, pues en ellas
también se consideró que no estaba probado ningún tipo de daño
en contra de la menor.

E. Valoración conjunta de las pruebas. Así pues, del análisis


conjunto a las pruebas aportadas a la controversia, así como de
lo narrado por la madre, y atendiendo a las reglas de la lógica y
de la experiencia y utilizando la sana critica, se deduce que los
medios de prueba aportados y admitidos no son aptos, ni
suficientes para establecer una prueba plena y con ello, la
29
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

convicción sobre la veracidad del supuesto abuso sexual


perpetrado contra la menor, mucho menos de que el responsable
hubiera sido su progenitor. En estas condiciones, la valoración y
relación de pruebas que hizo el tribunal revisor no se encuentra
apegada a derecho, pues la argumentación que expuso no es
suficientemente contundente para justificar su determinación,
habida cuenta que no se aprecia la utilización de la lógica y de la
experiencia, que en unión conforman la sana crítica y que sirven
al juzgador para que su decisión efectivamente sea una verdadera
expresión de justicia.

II. Recurso de revisión

En el escrito de agravios, la recurrente planteó en síntesis los siguientes


argumentos:

(1) Durante la secuela procesal la mayor preocupación planteada por


la recurrente se relaciona con la existencia de una serie de
elementos probatorios que acreditan el abuso sexual de una
menor y la obligación del Estado de asegurar la más amplia
protección a niños y niñas. En este sentido, el Tribunal Colegiado
omitió cumplir con su deber de protección a la menor, toda vez
que realizó una indebida interpretación implícita de la Constitución
que genera un impacto restrictivo en los derechos de una niña que
ha sido víctima de abuso sexual, el cual puede generar secuelas
irremediables en el desarrollo infantil presente y futuro. Al
respecto, resulta fundamental que se identifiquen todas aquellas
características y particularidades de la condición de los menores
con la finalidad de asegurar la adopción de todas aquellas
obligaciones específicas que resultan necesarias para garantizar
plenamente sus derechos. Así, la Corte Interamericana ha
insistido en que los niños y las niñas además de los derechos
reconocidos a las personas adultas, poseen derechos especiales
derivados de su condición.
De esta manera, es posible advertir en la sentencia de
amparo una serie de requisitos utilizados como parámetros para
determinar la validez del testimonio de la hija de la recurrente, aun
cuando dicho testimonio resulta perfectamente válido para su nivel
de desarrollo cognitivo. A partir de una interpretación
inconvencional del testimonio de la menor, así como de los
requisitos necesarios para su consideración en el marco de un
proceso judicial, la autoridad responsable colocó en duda la
30
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

participación efectiva de la hija de la recurrente, lo que a su vez


se tradujo en una afectación probablemente irremediable a su
esfera de derechos, especialmente en lo que corresponde a su
desarrollo e integridad física, emocional, psicológica y sexual.
Resulta particularmente contradictorio que el Tribunal
Colegiado desarrolle un análisis pormenorizado de los procesos
de desarrollo mental a partir de la teoría de Jean Piaget y
posteriormente descalifique el conjunto de las declaraciones
rendidas por la menor con una serie de exigencias que el propio
Tribunal Colegiado sabe que se encuentra imposibilitada de
cumplir por su condición de desarrollo. Esta circunstancia plantea
una carga desproporcionada en perjuicio de una niña víctima de
abuso sexual generando un efecto de revictimización secundario,
además de la imposibilidad material para que la justicia pueda
castigar a quienes perpetran este tipo de ilícitos.
De acuerdo con lo anterior, incorporar un sistema de
requisitos basado en reglas que aplicarían a las personas adultas,
que no toman en consideración el desarrollo cognitivo, psicológico
y social, así como el contexto de los niñas y niños que participan
en procedimientos judiciales, castiga o penaliza la falta de
desarrollo de una persona menor de edad, generando un
tratamiento diferenciado que ni es objetivo, razonable ni mucho
menos proporcional. De esta manera, una interpretación
constitucional que resulte compatible con los estándares más
altos de protección de los derechos de los niños y las niñas tendría
que asegurar que los requisitos exigidos para la valoración de un
testimonio infantil sean coherentes con la edad, desarrollo y
contexto en el que se llevan a cabo las declaraciones.
Exigir a las niñas y a los niños proporcionar detalles
específicos en sus declaraciones, evitar caer en contradicciones,
y precisar circunstancias de modo, tiempo y lugar como se exigiría
a las personas adultas plantea el establecimiento de requisitos
incompatibles con los artículos 1º y 4º constitucionales. El Tribunal
Colegiado sostiene que no se cumplieron los requisitos necesarios
en la práctica de los exámenes periciales practicados a la
menores relacionados con las directrices para interrogar y evaluar
a un menor de edad víctima de abuso sexual, sin embargo,
tratándose de niñas y niños tan pequeños las pruebas periciales
no pueden basarse en interrogatorios, sino que deben apoyarse
en juegos y técnicas, tal como en este caso lo hacen los
dictámenes periciales practicados por un conjunto de
profesionales que determinaron la existencia de efectos e
impactos derivados de actos de abuso sexual a la menor.
Así, la interpretación del Tribunal Colegiado de los requisitos
necesarios para asegurar la protección de la niña, ya sea en las
31
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

distintas tomas de declaración (en averiguación previa o en el


juicio civil) o bien de los requisitos que deben contemplarse al
practicar pruebas periciales a esta última, en realidad son
utilizados más que como elementos para que los tribunales
aseguren la protección de niñas y niños como justificación para
restar y reducir valor a las declaraciones de las personas menores
de edad.

(2) El Tribunal Colegiado llegó a la determinación de que las pruebas


ofrecidas no es posible advertir elementos convincentes ni
categóricos que permitan comprobar la existencia de un abuso
sexual en contra de la menor, aun cuando tanto ella como diversos
reportes periciales expresaron lo contrario. En este sentido, el
estándar de prueba establecido en la sentencia de amparo en
torno a la comprobación de posibles actos de violencia sexual en
contra de niños y niñas resulta desproporcionado e incompatible
con el principio del interés superior de niñas, niños y adolescentes
consagrado en los artículos 4º de la Constitución, 3º de la
Convención sobre los Derechos del Niño y 19 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
Una prueba pericial en psicología no puede ser considerada
como una prueba para la comprobación específica de actos de
violencia familiar o sexual denunciados por las partes que
intervienen en el juicio, sino que sólo constituye un mecanismo
propicio para la identificación y comprensión de los efectos y
consecuencias que un determinado acto de violencia pudo
generar en el desarrollo psicológico y emocional de las víctimas.
El hecho de que el Tribunal Colegiado haya desestimado lo
señalado en las pruebas periciales practicadas a la menor sobre
la base de que tales pruebas no lograron acreditar de manera
fehaciente la realización de los actos de violencia sexual
denunciados representa una interpretación desproporcionada del
nivel de credibilidad y valoración otorgada a las pruebas periciales
en materia de violencia sexual infantil, situación que es contraria
a la máxima efectividad que deben tener los derechos del niño y
al interés superior del menor.
Así, una interpretación adecuada del máximo
aseguramiento del principio del interés superior del niño en casos
de violencia sexual consistiría en que aun frente a la inexistencia
de pruebas directas de la comisión de un acto de violencia o abuso
sexual pero ante la posibilidad de contar con pruebas periciales
en psicología que permitan prever la existencia de afectaciones
psicológicas derivadas de su posible comisión, las autoridades
judiciales deben ordenar la adopción de medidas especiales de
aseguramiento sobre la base del principio de protección a la
32
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

infancia. De esta manera, la adopción de dichas medidas depende


de la existencia de una “duda razonable”, por lo que su
cumplimiento tiene el efecto de que éstas se dicten ante la más
mínima de las dudas sobre la posibilidad de que la salud o la
integridad de una niña o niño se encuentren en peligro. En
consecuencia, no resulta compatible con el interés superior del
niño exigir un estándar de prueba plena para justificar la adopción
de medidas basadas en el principio de protección, así como la
dimensión de las dudas sobre la posible existencia de afectación
de los derechos de los niños.

(3) El Tribunal Colegiado no cumplió con la obligación a cargo de las


autoridades judiciales de incorporar perspectiva de género en
todos aquellos casos en los que puedan verse comprometidos los
derechos humanos de las mujeres, como ocurre en este caso con
la recurrente y la menor. Al sostener que los dichos expresados
por la menor fueron producto del aleccionamiento de la recurrente
afecta los derechos de ambas al incurrir en la reproducción de
estereotipos de género que las afectan dada su calidad de
mujeres. En el caso de la menor, tanto el estándar
desproporcionado para la valoración de su testimonio como
víctima de violencia sexual y su justificación sobre la base de un
supuesto aleccionamiento, generan una situación de
revictimización en su contra al desconocer su dicho como niña
víctima de violencia sexual.
Al respecto, la Corte Interamericana ha sostenido que
tratándose de violencia sexual en contra de la mujer, los Estados
y sus autoridades tienen la obligación de incorporar la perspectiva
de género y de remover todos aquellos obstáculos de hecho y de
derecho que propicien impunidad y generen esquemas
discriminatorios en perjuicio de las víctimas. Dicho estándar se ve
necesariamente reforzado cuando las víctimas de dichos actos de
violencia sexual son niñas, niños y adolescentes, pues tal como lo
ha precisado el Comité de los Derechos del Niño de la
Organización de las Naciones Unidas, las violaciones a derechos
humanos cometidas durante la infancia pueden prolongarse
durante la vida y el desarrollo de los menores de edad.
Por otro lado, la Corte Interamericana también ha destacado
particularmente el valor probatorio que presentan las
declaraciones de las víctimas en casos de violencia sexual, aun
cuando existan imprecisiones en su relato sobre los hechos, toda
vez que no es inusual observar eventuales divergencias en los
relatos de las víctimas, en virtud de la especial experiencia
traumática que generan actos como la violación sexual y que
producen en ellas severos daños y consecuencias en su
33
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

desarrollo físico y psicológico, al grado de producirles


sentimientos de humillación. Con lo cual se desconoce las
afectaciones diferenciadas que un acto de violencia sexual puede
producir en el desarrollo de niñas, niños y adolescentes.
Finalmente, al hacer suyos los argumentos del padre de la
menor en torno a la presencia en ella del síndrome de alienación
parental, el Tribunal Colegiado introdujo en la sentencia un
elemento de género que ameritaba un análisis reforzado de
igualdad y debida diligencia a fin de asegurarse de que su
interpretación y aplicación no resultaran contrarias a los artículos
1º y 4º constitucionales y, por tanto, a la esfera de derechos de la
recurrente. En este caso, el argumento sobre el aleccionamiento
de la menor actúa como un mecanismo estereotipante que coloca
a la recurrente como mujer maliciosa que utiliza a su hija para
producir sentimientos de sanción y castigo en perjuicio del padre
de la menor y así obtener algún tipo de beneficio o consideración.

34
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

CUARTO. Procedencia. A continuación se analiza si en este caso


se cumple con los requisitos de procedencia establecidos en la fracción
IX del artículo 107 de la Constitución. Dicho precepto establece que
procede el recurso de revisión cuando las sentencias de amparo directo
resuelvan sobre la constitucionalidad de normas generales, establezcan
la interpretación directa de un precepto de esta Constitución u omitan
decidir sobre tales cuestiones cuando hubieren sido planteadas,
siempre que fijen un criterio de importancia y trascendencia en términos
de lo dispuesto por esta Suprema Corte a través de acuerdos generales.
De esta manera, la materia del recurso debe limitarse exclusivamente a
las cuestiones propiamente constitucionales, sin poder comprender
otros aspectos de la decisión del Tribunal Colegiado.

De acuerdo con lo expuesto, no sólo se requiere la existencia de


un planteamiento de constitucionalidad en el recurso de revisión, sino
también la actualización de alguno de los criterios de importancia y
trascendencia determinados por esta Suprema Corte. Así, deben
satisfacerse conjuntamente dos tipos de condiciones:

(a) En la sentencia recurrida debe subsistir alguno de los problemas


de constitucionalidad que a continuación se señalan: (i)
pronunciamiento sobre la constitucionalidad de una norma
general; (ii) interpretación directa de un precepto constitucional; u
(iii) omisión en el estudio de cualquiera de las dos opciones
anteriores cuando éstas fueron planteadas en la demanda de
amparo.

(b) El problema de constitucionalidad debe entrañar la fijación de un


criterio jurídico de importancia y trascendencia, de conformidad
con lo establecido en el Acuerdo General 9/2015. En este sentido,
la resolución de un recurso de revisión debe cumplir
alternativamente con alguno de los siguientes criterios: (i) dar
lugar a un pronunciamiento “novedoso” o de “relevancia para el
orden jurídico nacional”; o (ii) cuando lo decidido en la sentencia
recurrida pueda implicar el “desconocimiento de un criterio”
35
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

sostenido por esta Suprema Corte en relación con alguna cuestión


propiamente constitucional, al haberse dictado la sentencia de
amparo en contra de dicho criterio o cuando se hubiere omitido su
aplicación.

En el presente caso, el recurso cumple con el requisito identificado


en el inciso (a), toda vez que subiste en la sentencia recurrida un
problema de constitucionalidad. Como se aprecia de la síntesis
respectiva, el Tribunal Colegiado realizó un pronunciamiento sobre
distintas disposiciones de rango constitucional. En efecto, en la
sentencia de amparo se estableció el alcance de los derechos humanos
de los menores contemplados en los siguientes artículos: 8, 9 y 19 de
la Convención sobre los Derechos del Niño; 19 y 17.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; 24.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; 4º de la Constitución, entre otros.

Por otro lado, también se cumple con el requisito de importancia y


trascendencia identificado en el inciso (b). En este caso se plantea la
posibilidad de fijar criterios de relevancia para el orden jurídico nacional
relacionados con la incidencia del interés superior del niño en la forma
de realizar las entrevistas que tienen como objeto obtener las
declaraciones de menores que se cree que han sufrido alguna clase de
abuso sexual; los criterios para valorar la credibilidad esas
declaraciones; y el estándar de prueba para declarar probada la
existencia de conductas que involucran alguna clase de abusos
sexuales en juicios por pérdida de patria potestad.

Adicionalmente, la fijación de estos criterios está íntimamente


relacionada con los derechos fundamentales de todo menor a “ser
escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo” que lo
afecte y a que se adopten “las medidas legislativas, administrativas,
sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda
36
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente,


malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual”, previstos
respectivamente en los artículos 12.2 y 19.1 de la Convención sobre los
Derechos del Niño.

Al respecto, no pasa inadvertido que esta Primera Sala, al resolver


el amparo directo en revisión 2539/2010,3 estableció que la
apreciación de las pruebas en los casos donde se involucren derechos
de los menores constituye “un tema de legalidad, no susceptible de
impugnarse en amparo directo en revisión, puesto que no supone
necesariamente, y por el sólo hecho de que están involucrados
menores, una afectación al interés superior del niño”, toda vez que “una
cosa es determinar lo que es mejor para el menor, y otra establecer
cuáles son las premisas fácticas de los casos donde se vean
involucrados los derechos de los menores” (énfasis añadido); criterio
que posteriormente fue reiterado y recogido en la tesis jurisprudencial
de rubro “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. LA APRECIACIÓN DE
LAS PRUEBAS DONDE SE INVOLUCREN DERECHOS DE
MENORES CONSTITUYE UN TEMA DE LEGALIDAD Y, POR ENDE,
NO ES SUSCEPTIBLE DE IMPUGNARSE EN AMPARO DIRECTO EN
REVISIÓN”.4

No obstante, esta Primera Sala también reconoció en ese mismo


precedente la posibilidad de que excepcionalmente el tema de la
valoración de las pruebas en asuntos donde están involucrados
menores pueda analizarse como un problema de constitucionalidad. En
esta línea, se señaló que “sólo de manera extraordinaria en aquellos

3 Sentencia de 26 de enero de 2011, resuelta por unanimidad de cuatro votos de los señores
Ministros: José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente (Ponente) Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
4 Décima Época, Registro: 2004253, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia,

Fuente: Semanario, Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XXIII, Agosto de 2013, Tomo 1,
Materia(s): Común, Tesis: 1a./J., 72/2013 (10a.), Página: 296.
37
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

supuestos donde para la apreciación de los hechos sea relevante el


carácter de menor del sujeto sobre el que recae la prueba, estará
relacionado el interés superior del niño [y] será pertinente un análisis de
constitucionalidad para establecer los parámetros que deben regir dicha
valoración” (énfasis añadido), supuesto de excepción que también está
reconocido en la citada tesis jurisprudencial.

Como puede apreciarse, el tema de importancia y trascendencia


antes identificado actualiza la excepción prevista en el precedente de
esta Primera Sala, de acuerdo con la cual en algunos casos las
cuestiones probatorias relacionadas con asuntos donde intervienen
menores revisten un cariz constitucional y, en consecuencia, abordarse
en el marco del amparo directo en revisión.

QUINTO. Estudio de fondo. Para la mejor comprensión del


presente asunto, conviene recordar brevemente los antecedentes más
relevantes. El presente recurso tiene como origen una denuncia penal
presentada por la madre de la menor en contra del quejoso por el delito
de abuso sexual cometido en contra de su hija. Paralelamente, mientras
el Ministerio Público realizaba las investigaciones correspondientes, la
ahora recurrente presentó una demanda civil en la que solicitó, entre
otras cuestiones, la pérdida de la patria potestad que ejercía el padre
de la menor por los mismos hechos denunciados ante el Ministerio
Público.

Posteriormente, cuando aún no había concluido el juicio civil, el


juez penal giró orden de aprehensión en contra del padre de la menor
por el delito de abuso sexual. No obstante, al dictar el auto de plazo
constitucional, desestimó los cargos y decretó la inmediata libertad de
éste. Después de esa decisión del juez penal, el juicio civil continuó en

38
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

todas sus etapas y, finalmente, el juez familiar también absolvió al


quejoso de las pretensiones solicitadas por la madre de la menor,
decisión que fue modificada por la Sala responsable al resolver el
recurso de apelación interpuesto por esta última, en el sentido de
condenar al demandado a la pérdida de la patria potestad que ejercía
sobre la menor. Dicho juicio civil constituye la causa que da origen al
presente recurso de revisión.

En este orden de ideas, a continuación se expone la doctrina


constitucional de esta Suprema Corte sobre los derechos
fundamentales de lo menores que son relevantes en situaciones donde
se analizan denuncias de abuso sexual, para posteriormente establecer
la incidencia de esos derechos en varios temas probatorios.

I. Los derechos fundamentales de los niños en situaciones donde


se analizan denuncias sobre abuso sexual

Como se señaló en el considerando anterior, además del principio del


interés superior del niño, en el presente asunto cobran relevancia varios
derechos fundamentales de los menores. Uno de ellos es el derecho a
participar en los procesos jurisdiccionales que afecten su esfera jurídica.
Al respecto, el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño
establece que “[l]os Estados Partes garantizarán al niño que esté en
condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su
opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose
debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y
madurez del niño”, en el entendido de que “se dará en particular al niño
oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o
administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de

39
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las


normas de procedimiento de la ley nacional” (énfasis añadido).

Esta Primera Sala se ha pronunciado en varias ocasiones sobre


los alcances de este derecho fundamental de los niños. En esta línea,
en el amparo directo en revisión 2479/2012,5 se aclaró que este
derecho comprende dos elementos: “(i) que los niños sean escuchados;
y (ii) que sus opiniones sean tomadas en cuenta, en función de su edad
y madurez” (énfasis añadido). Así, se explicó que “[e]l derecho en
comento representa un caso especial dentro de los llamados derechos
‘instrumentales’ o ‘procedimentales’, es decir, derechos cuya
importancia es dual: por una parte, constituyen derechos autónomos;
por otra, se erigen como garantía de otros derechos fundamentales,
posibilitando con ello su máxima eficacia jurídica, lo que a su vez reduce
cualquier indeseable distancia que pudiere existir entre normatividad y
efectividad del ordenamiento jurídico”, criterios recogidos en la tesis
aislada de rubro “DERECHO DE LOS MENORES DE EDAD A
PARTICIPAR EN PROCEDIMIENTOS JURISDICCIONALES QUE
AFECTEN SU ESFERA JURÍDICA. REGULACIÓN, CONTENIDO Y
NATURALEZA JURÍDICA”.6

Partiendo de que los menores “en realidad ejercen sus derechos


de manera progresiva, a medida que van desarrollando un mayor nivel
de autonomía” (énfasis añadido), en dicho precedente se sostuvo que
el derecho a participar en procedimientos jurisdiccionales que puedan
afectar su esfera jurídica “se ejerce, también, en forma progresiva, sin
que ello dependa de una edad que pueda predeterminarse y aplicarse

5 Sentencia de 24 de octubre de 2012, resuelta por unanimidad de cinco votos de los señores
Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Presidente Jorge Mario Pardo Rebolledo.
6 Décima Época, Registro: 2003023, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente:

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 1, Materia(s):
Constitucional, Tesis: 1a. LXXVIII/2013 (10a.), Página: 886.
40
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

en forma generalizada a todos los menores de edad, sino que debe


analizarse en cada caso”, de tal manera que este derecho “reviste una
doble finalidad, puesto que logra el efectivo ejercicio de los derechos de
las niñas y niños al reconocerlos como sujetos de derecho, a la vez que
permite que el juzgador se allegue de todos los elementos que necesite
para forjar su convicción respecto a un determinado asunto, lo que a su
vez resulta fundamental para una debida tutela del interés superior de
la infancia”.

En este orden de ideas, en ese mismo precedente se


establecieron varios lineamientos para el ejercicio del derecho de los
niños a participar en los procesos jurisdiccionales que los afecten: “(1)
para la admisión de la prueba debe considerarse que: (a) la edad
biológica de los niños no es el criterio determinante para llegar a una
decisión respecto a su participación dentro de un procedimiento
jurisdiccional, sino su madurez, es decir, su capacidad de comprender
el asunto, sus consecuencias y de formarse un juicio o criterio propio;
(b) debe evitarse la práctica desconsiderada del ejercicio de este
derecho; y (c) debe evitarse entrevistar a los niños en más ocasiones
de las necesarias; (2) para preparar la entrevista en la que participarán,
se requiere que sean informados en un lenguaje accesible y amigable
sobre el procedimiento y su derecho a participar, y que se garantice que
su participación es voluntaria; (3) para el desahogo de la prueba, la
declaración o testimonio del niño debe llevarse a cabo en una diligencia
seguida en forma de entrevista o conversación, la cual debe cumplir con
los siguientes requisitos: (a) es conveniente que previamente a la
entrevista el juzgador se reúna con un especialista en temas de niñez,
ya sea psiquiatra o psicólogo, para aclarar los términos de lo que se
pretende conversar con el niño, para que a éste le resulte más sencillo
de comprender y continuar la conversación; (b) la entrevista debe

41
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

desarrollarse, en la medida de lo posible, en un lugar que no represente


un ambiente hostil para los intereses del niño, esto es, donde pueda
sentirse respetado y seguro para expresar libremente sus opiniones; (c)
además de estar presentes el juzgador o funcionario que tome la
decisión, durante la diligencia deben comparecer el especialista en
temas de niñez que se haya reunido con el juzgador y, siempre que el
niño lo solicite o se estime conveniente para proteger su superior
interés, una persona de su confianza, siempre que ello no genere un
conflicto de intereses; (d) en la medida de lo posible, debe registrarse
la declaración o testimonio de las niñas y niños íntegramente, ya sea
mediante la transcripción de toda la diligencia o con los medios
tecnológicos al alcance del juzgado o tribunal que permitan el registro
del audio; (4) los niños deben intervenir directamente en las entrevistas,
sin que ello implique que no puedan tener representación durante el
juicio, la cual recaerá en quienes legalmente estén llamados a ejercerla,
salvo que se genere un conflicto de intereses, en cuyo caso debe
analizarse la necesidad de nombrar un tutor interino; y (5) debe
consultarse a los niños sobre la confidencialidad de sus declaraciones,
aunque la decisión final sea del juzgador, para evitarles algún conflicto
que pueda afectar su salud mental o, en general, su bienestar”;
lineamientos fueron recogidos en la tesis de rubro “DERECHO DE LOS
MENORES DE EDAD A PARTICIPAR EN LOS PROCEDIMIENTOS
JURISDICCIONALES QUE AFECTEN SU ESFERA JURÍDICA.
LINEAMIENTOS PARA SU EJERCICIO”.7

Posteriormente, esta Primera Sala continuó desarrollando la línea


jurisprudencial sobre este derecho fundamental de los menores. En el

7 Décima Época, Registro: 2003022, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente:

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 1, Materia(s):
Constitucional, Tesis: 1a. LXXIX/2013 (10a.), Página: 884.
42
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

amparo directo en revisión 2548/2014,8 a partir de la interpretación


del artículo 12 de la Convención sobre Derechos del Niño, se expuso
que “en los procedimientos judiciales todo niño tiene derecho a expresar
su opinión libremente y a que ésta sea tomada en cuenta en los asuntos
que le afectan, para lo cual las autoridades judiciales tienen la obligación
de reconocer ese derecho y garantizar su observancia, a fin de que el
menor pueda disfrutarlo plenamente”, al tiempo también se destacó que
“no debe obviarse que en muchas ocasiones en las cuales se dirimen
aspectos que afectan los derechos de los menores, éstos expresan una
opinión que bien pudiera estar manipulada o alienada, por lo que el juez
tendrá que ser especialmente cuidadoso al valorar tanto la opinión del
menor como el resto del material probatorio, de manera que vele
adecuadamente porque sus derechos sean debidamente protegidos y,
al mismo tiempo, asumir que a medida que el niño o la niña madura sus
opiniones deberán tener cada vez más peso en la evaluación de su
interés superior” (énfasis añadido); criterio interpretativo que
posteriormente fue recogido en la tesis de rubro “INTERÉS SUPERIOR
DEL MENOR. LA OPINIÓN DE UN MENOR EXPRESADA EN UN
PROCESO JURISDICCIONAL DEBE SER CUIDADOSAMENTE
VALORADA A FIN DE EVITAR QUE SEA MANIPULADA”.9

En ese mismo precedente también se estableció que si bien “el


menor tiene el derecho de expresar su opinión y que ésta sea
debidamente tenida en cuenta en todos los asuntos que le afectan, esto
no significa que deba acatarse indefectiblemente lo expresado por el
menor en los procesos jurisdiccionales, o que deba necesariamente
cumplirse en estricto sentido su voluntad ni, muchos menos, tiene fuerza

8 Sentencia de 21 de enero de 2015, resuelta por unanimidad de cinco votos de los señores
Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas, y Presidente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena (Ponente).
9 Décima Época, Registro: 2008641, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente:

Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 16, Marzo de 2015, Tomo II, Materia(s):
Constitucional, Tesis: 1a. CVII/2015 (10a.), Página: 1100.
43
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

vinculante para el órgano jurisdiccional que conoce del asunto;


considerar lo contrario –como lo sostiene el recurrente– sería
contradictorio con la finalidad perseguida por la Convención y el interés
superior, pues justamente en aras de una protección integral del menor
el juzgador debe ponderar todas las circunstancias del caso –incluida la
opinión del menor– para emitir una resolución armónica y respetuosa
de sus derechos humanos” (énfasis añadido); criterio recogido en la
tesis aislada de rubro “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU
OPINIÓN EN UN PROCESO JURISDICCIONAL QUE LE AFECTE NO
TIENE FUERZA VINCULANTE PARA EL ÓRGANO QUE CONOCE
DEL ASUNTO”.10

En la sentencia del citado amparo directo en revisión 2548/2014


también se explicó que el derecho derivado del artículo 12 de la
Convención sobre los Derechos del Niño garantiza que el menor pueda
expresar su opinión libremente en todos los asuntos que puedan
afectarle y que aluden a determinaciones “incluso en aquellos temas en
los que no esté aún preparado para manifestarse, ya sea por su falta de
madurez o bien por su inocencia y desconocimiento pleno de la
información respecto de las ventajas o desventajas de la situación, debe
respetarse su derecho de expresión, a fin de satisfacer la protección a
su situación de vulnerabilidad”; criterio que posteriormente fue recogido
en la tesis aislada de rubro “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. EL
DERECHO A EXPRESAR SU OPINIÓN EN UN PROCESO
JURISDICCIONAL DEBE RESPETARSE, INCLUSIVE EN TEMAS EN
LOS QUE AÚN NO ESTÉ PREPARADO PARA MANIFESTARSE”.11

10 Décima Época, Registro: 2008642, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente:
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 16, Marzo de 2015, Tomo II, Materia(s):
Constitucional, Tesis: 1a. CVI/2015 (10a.), Página: 1100.
11 Décima Época, Registro: 2008640, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada,
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 16, Marzo de 2015, Tomo II,
Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a. CVIII/2015 (10a.), Página: 1099.
44
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Esta Suprema Corte continuó desarrollando la doctrina


constitucional sobre el derecho de los menores a participar en procesos
jurisdiccionales realizando algunas matizaciones y precisiones en
relación con el alcance de este derecho. De esta manera, al resolver la
contradicción de tesis 256/2014,12 esta Primera Sala recordó que “el
punto de partida de todo operador jurídico —y en particular del
juzgador—, debe ser posibilitar el ejercicio del derecho de los niños a
ser escuchados, ya sea que de oficio se decrete su participación o que
las partes ofrezcan su testimonio o declaración”, sin embargo, “su
participación no constituye una regla irrestricta en todo procedimiento
jurisdiccional, pues asumir tal rigidez implicaría dejar de lado las
condiciones específicas que rodean a los niños en casos particulares,
lo que podría ir en detrimento de su propio interés superior” (énfasis
añadido), de tal manera que “tanto al evaluar de oficio la participación
de los menores de edad como al analizar la conveniencia de la admisión
de su declaración o testimonio ofertada por las partes, el juez debe
evitar la práctica desmedida o desconsiderada del derecho, lo que
podría acontecer si sus derechos no forman parte de la litis del asunto,
si el menor ha manifestado su deseo de no intervenir o hacerlo a través
de sus representantes, si se pretende entrevistarlo más veces de las
necesarias, o si de cualquier manera pudiera ponerse en riesgo su
integridad física o psíquica” (énfasis añadido).

Así, en dicho precedente se concluyó que “la sujeción a valoración


judicial sobre la conveniencia de admitir la prueba mediante la que se
escuche a los menores de edad en los procedimientos jurisdiccionales
que les afecten no debe ser jamás leída como barrera de entrada a su

12 Sentencia de 25 de febrero de 2015, resuelta por mayoría de cuatro votos de los señores
ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de
García Villegas y Presidente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en contra del emitido por el Ministro José
Ramón Cossío Díaz (ponente), por cuanto a la competencia y por unanimidad de cinco votos
respecto del fondo.
45
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

derecho de participación, sino como el mecanismo que da cauce al


mismo” (énfasis añadido), lo que significa que el juzgador debe
“procurar el mayor acceso del niño al examen de su propio caso” y, por
ende, “la excepción debe estar debidamente fundada y motivada,
previendo que dicha decisión puede ser impugnada y remitida a un
nuevo examen jurídico por los tribunales de alzada y los jueces de
amparo”; criterio que fue recogido en la tesis jurisprudencial de rubro
“INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. EL EJERCICIO DEL DERECHO
DE LOS MENORES DE EDAD A PARTICIPAR EN LOS
PROCEDIMIENTOS QUE AFECTEN SU ESFERA JURÍDICA
INVOLUCRA UNA VALORACIÓN DE PARTE DEL JUEZ”.13

Como puede observarse, los precedentes reseñados dan cuenta


de la línea jurisprudencial que se ha venido construyendo en relación
con el derecho de los menores a participar en los procesos
jurisdiccionales donde se tomen decisiones que los afecten. Ahora bien,
el presente caso plantea la necesidad de seguir profundizando ese
desarrollo doctrinal para abordar el alcance de ese derecho en un
contexto más específico: el supuesto en el que un niño afirma haber
sufrido algún tipo de abuso sexual y comparece ante autoridades
administrativas y/o judiciales en calidad de víctima y testigo de lo
ocurrido.

Así, a diferencia de los precedentes, en este caso lo relevante no


es tanto la opinión del menor, que evidentemente también debe ser
tomada en cuenta, sino propiamente la declaración a través del cual
relata lo que le ocurrió. En este sentido, como se verá más adelante, el
derecho de los menores a ser escuchados exige que el testimonio de

13 Décima Época, Registro: 2009010, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia,

Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 18, Mayo de 2015, Tomo I, Materia(s):
Constitucional, Civil, Tesis: 1a./J. 12/2015 (10a.).
46
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

una agresión sexual se recabe de cierta manera y que esa declaración


sea valorada con parámetros distintos a los que se exigen para el
testimonio de las personas adultas. Por lo demás, es evidente que el
contenido de este derecho en una situación como la antes descrita
también está íntimamente relacionado con el interés superior del niño.

En la actualidad este principio se encuentra previsto en varias


disposiciones de rango constitucional. Por un lado, el artículo 3.1 de la
Convención sobre los Derechos del Niño establece expresamente que
“[e]n todas las medidas concernientes a los niños que tomen las
instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del
niño”; mientras que el noveno párrafo del artículo 4º de la Constitución
señala que “[e]n todas las decisiones y actuaciones del Estado se
velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez,
garantizando de manera plena sus derechos.”

Al respecto, es pertinente recordar que en los últimos años esta


Primera Sala ha sentado una copiosa doctrina en torno al interés
superior del menor, ocupándose centralmente de precisar el contenido
de este principio constitucional en distintas situaciones y ámbitos
donde cobra relevancia. 14

14Sólo de la décima época, véanse entre otras las siguientes tesis: “INTERÉS SUPERIOR
DEL MENOR. SUS ALCANCES EN UN JUICIO DE RECONOCIMIENTO DE PATERNIDAD”
[Décima Época; Registro: 2003610; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis: Aislada; Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1; Materia(s):
Constitucional; Tesis: 1a. LXXI/2013 (10a.); Página: 541]; “INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO.
FUNCIÓN EN EL ÁMBITO JURISDICCIONAL” [Décima Época; Registro: 2006011; Instancia:
Primera Sala; Tipo de Tesis: Jurisprudencia; Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación; Libro 4, Marzo de 2014, Tomo I; Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a./J. 18/2014 (10a.);
Página: 406]; “INTERÉS SUPERIOR DE LOS MENORES Y ATRIBUCIÓN DE LA GUARDA Y
CUSTODIA” [Décima Época; Registro: 2006227; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis:
Jurisprudencia; Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; Libro 5, Abril de 2014,
Tomo I; Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a./J. 31/2014 (10a.); Página: 451]; “INTERÉS SUPERIOR
DEL MENOR. SU CONFIGURACIÓN COMO CONCEPTO JURÍDICO INDETERMINADO Y
CRITERIOS PARA SU APLICACIÓN A CASOS CONCRETOS.” [Décima Época; Registro:
47
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Así, en relación con el papel que desempeña en la función


jurisdiccional, especialmente en la construcción de la premisa
normativa del razonamiento judicial, esta Primera Sala sostuvo en el
amparo directo en revisión 1187/201015 que “el interés superior es
un principio orientador de la actividad interpretativa relacionada con
cualquier norma jurídica que tenga que aplicarse a un niño en un caso
concreto o que pueda afectar los intereses de algún menor”, el cual
“ordena la realización de una interpretación sistemática que, para darle
sentido a la norma en cuestión, tome en cuenta los deberes de
protección de los menores y los derechos especiales de éstos
previstos en la Constitución, tratados internacionales y leyes de

2006593; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis: Jurisprudencia; Fuente: Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación; Libro 7, Junio de 2014, Tomo I; Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a./J.
44/2014 (10a.); Página: 270]; “INTERÉS SUPERIOR DE LA INFANCIA. EL ARTÍCULO 4o. DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS RECONOCE QUE ASISTE
UN INTERÉS A LOS ASCENDIENTES DIRECTOS EN SEGUNDO GRADO PARA VELAR POR
LOS DERECHOS DE SUS DESCENDIENTES MENORES DE EDAD” [Décima Época; Registro:
2008312; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis: Aislada; Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación; Libro 14, Enero de 2015, Tomo I; Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a. XXI/2015
(10a.); Página: 766]; “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. CONSTITUYE UN PRINCIPIO RECTOR
DE TODAS LAS ACTUACIONES DE LOS PODERES PÚBLICOS RELACIONADOS CON
MENORES” [Décima Época; Registro: 2008547; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis: Aislada;
Fuente; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; Libro 15, Febrero de 2015, Tomo II;
Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a. LXXXII/2015 (10a.); Página: 1398]; “INTERÉS SUPERIOR
DEL MENOR COMO ELEMENTO DE INTERPRETACIÓN EN EL ÁMBITO JURISDICCIONAL”
[Décima Época; Registro: 2008546; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis: Aislada; Fuente: Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación; Libro 15, Febrero de 2015, Tomo II; Materia(s):
Constitucional; Tesis: 1a. LXXXIII/2015 (10a.); Página: 1397]; “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR.
LA OPINIÓN DE UN MENOR EXPRESADA EN UN PROCESO JURISDICCIONAL DEBE SER
CUIDADOSAMENTE VALORADA A FIN DE EVITAR QUE SEA MANIPULADA” [Décima Época;
Registro: 2008641; Instancia: Primera Sala; Tipo de Tesis: Aislada; Fuente: Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación; Libro 16, Marzo de 2015, Tomo II; Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a.
CVII/2015 (10a.); Página: 1100]; “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU OPINIÓN EN UN
PROCESO JURISDICCIONAL QUE LE AFECTE NO TIENE FUERZA VINCULANTE PARA EL
ÓRGANO QUE CONOCE DEL ASUNTO” [Décima Época; Registro: 2008642; Instancia: Primera
Sala; Tipo de Tesis: Aislada; Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; Libro 16,
Marzo de 2015, Tomo II; Materia(s): Constitucional; Tesis: 1a. CVI/2015 (10a.); Página: 1100];
“INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. AL PONDERAR SUS DERECHOS DE CONVIVENCIA CON
LOS DEL PROGENITOR CUSTODIO A DECIDIR EL LUGAR DE RESIDENCIA, EL JUZGADOR
DEBE GESTIONAR LA POSIBILIDAD DE CONCILIAR LOS INTERESES EN CONFLICTO Y
PROCURAR EL MAYOR BENEFICIO DE AQUÉL” [Décima Época; Registro: 2009283; Instancia:
Primera Sala; Tipo de Tesis: Aislada; Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; Libro
19, Junio de 2015, Tomo I; Materia(s): Constitucional, Civil; Tesis: 1a. CXCIV/2015 (10a.); Página:
591].
15 Sentencia de 1º de septiembre de 2010, resuelta por unanimidad de cinco votos de los

señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo
Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de García Villegas, y Presidente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
(Ponente).
48
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

protección de la niñez” (énfasis añadido); criterio que posteriormente


fue reiterado y recogido en la tesis jurisprudencial de rubro “INTERÉS
SUPERIOR DEL NIÑO. FUNCIÓN EN EL ÁMBITO
JURISDICCIONAL”.16

También en el ámbito del razonamiento judicial, pero en


referencia específicamente a temas probatorios, esta Primera Sala ha
establecido varios criterios. En el citado amparo directo en revisión
2539/2010, por ejemplo, al abordar el tema de los poderes probatorios
del juez, se determinó que “en los juicios en los que directa o
indirectamente se ven involucrados los derechos de los menores, el
interés superior del niño le impone al juez resolver la controversia
atendiendo a lo que es mejor para el niño”, obligación que materia
probatoria supone, “entre otras cuestiones, que el juez deba allegarse
de todo el material probatorio que tenga a su alcance e incluso la
potestad de recabar pruebas de oficio”; criterio que posteriormente fue
reiterado y recogido en la tesis jurisprudencial de rubro “INTERÉS
SUPERIOR DEL MENOR. PARA PRESERVARLO, EL JUZGADOR
ESTÁ FACULTADO PARA RECABAR Y DESAHOGAR DE OFICIO
LAS PRUEBAS QUE CONSIDERE NECESARIAS”.17
.
Por otro lado, como se señaló en el considerando anterior, en el
citado precedente esta Primera Sala había adelantado la posibilidad de
que algunos aspectos relacionados con la valoración de las pruebas en
asuntos donde están involucrados menores pudieran analizarse desde
una perspectiva constitucional a la luz del principio del interés superior
del niño, específicamente “aquellos supuestos donde para la

16 Décima Época, Registro: 2006011, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia,
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 4, Marzo de 2014, Tomo I, Materia(s):
Constitucional, Tesis: 1a./J. 18/2014 (10a.), Página: 406.
17 Décima Época, Registro: 2003069, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Jurisprudencia,

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 1,
Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a./J. 30/2013 (10a.), Página: 401.
49
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

apreciación de los hechos sea relevante el carácter de menor del sujeto


sobre el que recae la prueba” (énfasis añadido).

En este punto es conveniente hacer un par de precisiones. En


primer lugar, no hay que perder de vista que el presente recurso de
revisión tiene como origen un juicio civil en el que la madre de la menor
demandó la pérdida de la patria potestad que el padre ejercía sobre la
niña con fundamento en una alegación de abuso sexual que
posteriormente también fue desestimada por un juez penal en un auto
de término constitucional. En este sentido, al resolver el amparo directo
en revisión 348/2012,18 esta Primera Sala explicó que “[c]on la
privación a los progenitores de la patria potestad sobre el hijo menor, no
se trata de sancionar su conducta en cuanto al incumplimiento de sus
deberes (aunque en el orden penal pueda resultar tipificada y
sancionada), sino que con ello lo que se trata es de defender los
intereses del menor, de tal manera que esa medida excepcional resulte
necesaria y conveniente para la protección adecuada de esos
intereses”.

De acuerdo con lo anterior, “la propia Convención de los Derechos


del Niño, en su artículo 9.1, después de establecer que los Estados
partes velarán por que el niño no sea separado de sus padres, contra la
voluntad de éstos, a continuación añade que esta norma tiene su
excepción cuando, a reserva de la decisión judicial, las autoridades
competentes determinen, de conformidad con la ley y los
procedimientos aplicables, que tal separación es necesaria para el
interés superior del niño”, lo que implica “el derecho de los padres

18 Sentencia de 5 de diciembre de 2012, resuelta por unanimidad de cuatro votos de los


señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), José Ramón Cossío Díaz, quien se
reservó el derecho a formular voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y
Presidente Jorge Mario Pardo Rebolledo.
50
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

biológicos no es reconocido como principio absoluto”; criterio que fue


recogido en la tesis de rubro “PRIVACIÓN DE LA PATRIA POTESTAD.
SU FUNCIÓN COMO MEDIDA PROTECTORA DEL INTERÉS
SUPERIOR DEL MENOR”.19

En segundo lugar, si la pérdida de la patria potestad es una


medida protectora de los menores en situaciones extremas, debe
destacarse que en este caso también cobra relevancia el derecho
derivado del artículo 19.1 de la Convención sobre los Derechos del
Niño, de acuerdo con el cual los Estados están obligados a adoptar
“todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas
apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso
físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación,
incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia
de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona
que lo tenga a su cargo” (énfasis añadido).

En el caso de los menores que son víctimas de abuso sexual, esos


deberes de protección no sólo están a cargo de las autoridades
legislativas y administrativas, como podría desprenderse de la
literalidad del precepto, sino que también se extienden a las autoridades
jurisdiccionales, las cuales tienen la obligación constitucional de adoptar
las medidas necesarias para proteger de la mejor manera posible a los
niños que afirman haber sido víctimas de abuso sexual, con
independencia de que el legislador o las autoridades administrativas
también hayan cumplido con esas obligaciones en sus respectivos
ámbitos de competencia.

19 Décima Época, Registro: 2002864, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente:

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XVII, Febrero de 2013, Tomo 1, Materia(s):
Constitucional, Tesis: 1a. XLIX/2013 (10a.), Página: 830.
51
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Dicho de otra manera, la ausencia de medidas administrativas y/o


legislativas que establezcan procedimientos y reglas específicas sobre
sobre el desahogo de las declaraciones de los niños que afirman haber
sido víctimas de abuso sexual, la manera de realizar la valoración de
esos testimonios y el estándar para tomar las decisiones probatorias en
esos casos, aplicables tanto a la jurisdicción penal como a la civil, no
debe ser un obstáculo para que los jueces protejan en la mayor medida
posible los derechos fundamentales de los menores con apoyo en los
poderes normativos y estrategias interpretativas que tengan a su
alcance.

En esas condiciones, a continuación se desarrolla la doctrina


constitucional sobre la incidencia del interés superior del niño y los
derechos fundamentales de los menores a ser escuchados en los
procesos judiciales y a ser protegidos contra toda forma de abuso,
previstos en los artículos 12.2 y 19.1 de la Convención sobre los
Derechos del Niño, en la manera en la que deben obtenerse y valorarse
las declaraciones de menores que afirman haber sufrido algún tipo de
abuso sexual, así como en el estándar de prueba aplicable a procesos
civiles por pérdida de patria potestad en este tipo de casos.

II. La incidencia de los derechos fundamentales de los niños en la


actividad probatoria en casos de abuso sexual infantil

Desde la teoría del derecho suelen distinguirse tres momentos


sucesivos en la actividad probatoria que se despliega en el proceso: la
conformación de los elementos de juicio; la valoración de éstos; y lo que
sería propiamente la decisión con la que se determina si están o no

52
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

probados los hechos materia de la litis.20 En esta línea, seguidamente


se estudiarán los agravios de la recurrente a partir de esta distinción.
Así, mientras el primero y el tercer ellos están vinculados con la práctica
y la valoración de los testimonios de niños que se cree fueron víctimas
de abuso sexual, el segundo agravio plantea un argumento relacionado
con la decisión probatoria en procesos civiles en los que se demanda la
pérdida de la patria potestad por este tipo de hechos y se centra
fundamentalmente en el concepto de estándar de prueba.

1. La declaración del menor

El primer momento de la actividad probatoria consiste en la


conformación de los elementos de juicio con los que se va a tomar la
decisión.21 En términos procesales, ese conjunto de elementos se
obtiene a partir del ofrecimiento, admisión y práctica de los medios de
prueba. En relación con el tema que nos ocupa, en el presente apartado
se abordan los problemas relacionados con la forma de recabar la
declaración de un menor que se cree que ha sido víctima de abuso
sexual, al tratarse de un aspecto que incide directamente en la
valoración de dicha declaración.

A. La “entrevista investigativa”

Una primera cuestión a destacar es que las situaciones de abuso


sexual infantil se “descubren” por razones muy diversas, entre las
cuales destaca la observación de algo anómalo en la conducta del niño
o la presencia de determinados síntomas,22 que normalmente dan lugar

20 Ferrer Beltrán, Jordi, La valoración racional de la prueba, Madrid, Marcial Pons, 2007, pp.
41-49.
21
Ibídem, p. 41-45.
22Berlinerblau, Virginia, “Competencia, credibilidad, particularidades y necesidades
especiales del niño testigo. Videograbación de las entrevistas de declaración testimonial”, en VV AA,
53
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

a que se realice una “evaluación clínica” del niño. Si bien existen ciertas
dificultades para hacer un diagnóstico del abuso sexual, en muchas
ocasiones esas evaluaciones desempeñan un papel importante tanto
en los procesos judiciales que se siguen con motivo de una denuncia o
una demanda por abuso sexual. Por un lado, una evaluación clínica
puede ser una fuente de prueba que sirva para investigar más y buscar
elementos adicionales que puedan utilizarse en juicio para acreditar el
abuso, como la declaración del menor. Por otro lado, instrumentos como
los tests psicológicos o los dibujos realizados por los niños también
pueden ser evidencia útil para acreditar que las conductas de abuso
sexual infantil efectivamente ocurrieron.23

Como señaló la Corte Suprema estadounidense en Pennsylvania


v. Ritchie,24 el abuso sexual infantil es una conducta que presenta
muchos problemas para su detección y persecución, en gran medida
porque frecuentemente “no hay más testigos que la víctima”. De ahí que
en la mayoría de casos la declaración del menor resulta una prueba
crucial para poder acreditar el abuso sexual en sede judicial. En este
sentido, en muchos casos es posible obtener información valiosa del
niño, pero para conseguirlo es necesario utilizar técnicas investigativas
adecuadas y ser conscientes de las capacidades y propensiones de los
menores como testigos.25

La relevancia de la declaración del menor en un contexto


probatorio en el que frecuentemente no se dispone de muchos
elementos adicionales para poder acreditar el abuso sexual, obliga a

Acceso a la justicia de niños/as víctimas. Protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes
víctimas o testigos de delitos o violencia, Buenos Aires, JuFeJus/ADC/UNICEF, 2010, p. 143.
23 Ídem.
24 480 U.S. 39 (1987).
25 Lamb, Michael E., Hershkowitz, Irit, Orbach, Yael, y Esplin, Phillip W., Tell Me What

Happened. Structured Investigative Interviews of Child Victims and Witnesses, West Sussex, Wiley-
Black Well, 2008, p. 3.
54
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

todas las autoridades involucradas en la obtención de ese prueba a


brindarle al menor el apoyo profesional necesario para que esté en
posibilidad de proporcionar un testimonio que cumpla con los
estándares que exige un proceso judicial, tanto en sede penal como
civil, para sustentar una condena por esos hechos.

Al respecto, existe un consenso bastante extendido en el derecho


internacional de los derechos humanos y en el derecho comparado en
el sentido de que la declaración de un niño víctima de abuso sexual
debe ser recabada a través de una “entrevista investigativa” o
“cognitiva” realizada por un especialista debidamente capacitado. Este
tipo de entrevista se basa en principios psicológicos que regulan el
recuerdo y la recuperación de la memoria.26

En el ámbito forense, la entrevista investigativa hace referencia a


un “intercambio” entre un entrevistador y un menor, en el cual el primero
emplea distintas técnicas con el objetivo de obtener del menor “datos
no contaminados” sobre el evento de abuso sexual, de tal manera que
el entrevistador investiga el recuerdo del niño en relación con las
circunstancias de tiempo, modo y lugar de los hechos denunciados. 27.
Así, se ha demostrado que la cantidad y la calidad de la información que
aporta un niño que ha sido víctima de este tipo de conductas están
directamente asociadas con la capacidad del especialista para
relacionarse con el menor durante la entrevista y conducir el
intercambio.28

26 Mazzoni, Giuliana, ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la


memoria, Madrid, Trotta, 2010, p. 170.
27 Berlinerblau, op. cit., p. 154.
28 Cfr. Guía de buenas prácticas para el abordaje judicial de niños, niñas y adolescentes

víctimas o testigos de violencia, abuso sexual y otros delitos. Protección de sus derechos y obtención
de pruebas válidas para el proceso, Buenos Aires, ADC/UNICEF, 2013, p.42.
55
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Desde el punto de vista jurídico, la entrevista investigativa


constituye un “modo distinto” de producir la declaración del niño que
tiene como finalidad garantizar el derecho del niño a ser escuchado en
los procedimientos administrativos y judiciales, así como protegerlo de
una eventual revictimización. 29 En este sentido, dicha entrevista debe
practicarse lo más pronto posible, puesto que entre más cercana sea la
declaración del niño al momento en que sucedieron los hechos,
disminuye el riesgo de olvidos y contaminaciones. 30 Así, de la misma
manera en que la cadena de custodia debe cumplirse para que la
evidencia recolectada en la escena del crimen sea creíble y pueda
utilizarse en un proceso penal como prueba de cargo, la entrevista
investigativa sirve para garantizar la obtención de una declaración lo
más completa y lo menos contaminada posible, en cuanto a los detalles
del suceso que le dan mayor credibilidad a la declaración y las
interferencias externas que puedan afectar la fiabilidad del testimonio.

Como señalan los expertos, además de la fragilidad de su


memoria, el problema es que los niños perciben e interpretan los
episodios que viven de acuerdo con una base de conocimientos que es
muy cambiante en edades tempranas, de tal manera que cuando tiempo
después de un evento se le pide a un niño que relate lo ocurrido, la tarea
de “recordar” un episodio que inicialmente fue interpretado de acuerdo
con otros conocimientos resulta muy complicada, al punto de que se
puede generar un recuerdo distorsionado o traducirse en un ejercicio
inútil, puesto que la red conceptual con la que el niño interpretó la
realidad en el momento en que presenció o vivió ese evento ha

29 Al respecto, véase ibídem, p. 21


30 Díaz Cantón, Fernando, “Las manifestaciones de la víctima menor de edad como prueba
en los delitos contra la integridad sexual y física. ¿Es posible conciliar el ejercicio del derecho
fundamental del imputado a interrogarla con la necesidad de evitar la revictimización?”, en VV AA,
Acceso a la justicia de niños/as víctimas. Protección de los derechos de niños... op. cit., p. 122.
56
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

cambiado sustancialmente, siendo en la actualidad más rica,


interrelacionada e independiente del contexto.31

Por otro lado, esta Primera Sala también destaca la importancia


de practicar lo más pronto posible la entrevista investigativa con la
finalidad de evitar la revictimización secundaria del menor. Si la
entrevista investigativa se realiza desde un primer momento de
conformidad con las mejores prácticas profesionales, es menos
probable que se requieran más comparecencias del menor que las
estrictamente indispensables para garantizar los derechos de defensa
del imputado en sede penal o el del demandado en un proceso civil. Así,
cumplir de manera satisfactoria con los estándares que se requieren en
la entrevista investigativa constituye una medida idónea y necesaria
para evitar la revictimización secundaria del niño.

En este orden de ideas, no hay que perder de vista que de acuerdo


con la literatura especializada la entrevista investigativa requiere de
competencias diferentes de las que demanda la realización de una
“entrevista clínica”.32 Ello es así porque se trata de de dos tipos de
entrevistas con finalidades distintas. Como su nombre lo indica, la
primera persigue un objetivo investigativo, mientras la segunda tiene
una finalidad terapéutica, de ahí que esté desaconsejado que el
terapeuta del menor conduzca la entrevista investigativa incluso si está
debidamente capacitado en esas técnicas, puesto que ello podría
generar confusión en el niño y afectar el desarrollo de la entrevista. 33

31 Diges, Margarita, “La utilidad de la psicología del testimonio en la valoración de la prueba


de testigos”, Jueces para la democracia, núm. 68, 2010, p. 59.
32 Sobre estas diferencias, véase Mazzoni, op. cit., pp. 162-170.
33 Guía de buenas prácticas para el abordaje judicial de niños, niñas y adolescentes víctimas

o testigos de violencia, abuso sexual y otros delitos…, op. cit., p. 40.


57
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Al respecto, los especialistas coinciden en que la entrevista clínica


no está diseñada para conocer las experiencias vividas por el paciente,
sino para entender sus problemas psicológicos. 34 En efecto, en la
entrevista clínica se crea una “alianza” entre terapeuta y paciente, en la
que el primero se hacer cargo de los problemas psicológicos del
segundo, de tal manera que prácticamente todo lo que dice el paciente
es aceptado por el terapeuta sin cuestionarlo.35

En cambio, en la entrevista investigativa no hay alianzas entre


entrevistador y entrevistado, toda vez que el primero debe asumir una
posición neutral respecto de lo que relata el segundo, lo que implica que
no debe conducir la entrevista teniendo en mente una sola hipótesis
sobre lo ocurrido.36 En la literatura especializada se dice que se
presenta el “sesgo confirmatorio del entrevistador” cuando sólo se
pregunta al niño por datos que puedan confirmar la hipótesis de abuso
sexual y se desdeña consistentemente la información que aporta el
menor si es contradictoria con dicha hipótesis.37 En este sentido, si el
entrevistador sólo tiene una hipótesis, las preguntas que plantee sólo
buscarán confirmarla.

Al realizar la entrevista investigativa con el menor, el entrevistador


debe tener en cuenta al menos las siguientes hipótesis sobre el episodio
de abuso sexual: (i) el testimonio del niño es verdadero en lo sustancial;
(ii) el testimonio es básicamente verdadero, pero el niño/a ha sustituido
al abusador por otra persona; (iii) el niño ha sido influenciado o
presionado para negar, retractarse o hacer una declaración
completamente falsa para servir a las necesidades de alguien; (iv) el

34 De acuerdo con Giuliana Mazzoni, “los estudiosos de la psicología jurídica sugieren que
no se utilice la entrevista clínica cuando se quiere saber si un hecho ha acaecido o no, sino lo que
viene llamándose entrevista investogativa”. Mazzoni, op. cit., p. 164.
35 Ibídem, p. 165.
36 Ibídem, p. 163.
37 Diges, op. cit., p. 59.

58
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

niño hizo una declaración falsa por “motivos personales”; (v) el niño ha
fantaseado en relación con los hechos alegados por problemas
psicológicos o por alguna otra razón.38 De esta manera, a través de las
preguntas que se formulen se debe procurar obtener información que
sirva para contrastar la hipótesis del abuso sexual con esas hipótesis
alternativas.

A pesar de que en la realización de dicha entrevista debe


participar un psicólogo, conviene aclarar que la entrevista investigativa
no es propiamente una prueba pericial. De acuerdo con lo expuesto
anteriormente, dicha entrevista no tiene como objetivo identificar
“signos” o “síntomas” de la existencia de algún trauma.39 En estos casos
el psicólogo que realiza la entrevista facilita el trabajo del Ministerio
Público y/o del juez aportando su formación y entrenamiento para que
el niño relate lo sucedido y exteriorice la información que se necesita.40
En el momento de la entrevista, los conocimientos del psicólogo son
utilizados para obtener la declaración, no para interpretarla o valorarla.

Por lo demás, es evidente que contar con un título en psicología


no garantiza ni los conocimientos ni las habilidades necesarias para
llevar a cabo una entrevista investigativa. 41 De acuerdo con la literatura
especializada, una entrevista técnicamente mal conducida por un
entrevistador no capacitado es la principal causa de “falsas denuncias”

38 Berlinerblau, Virginia, “Desafíos actuales en las prácticas judiciales de la niña, niño o

adolescente en denuncias por presunto abuso sexual en la Argentina. Una responsabilidad


colectiva”, en VV AA, Acceso a la justicia de niños/as víctimas en la Argentina. La experiencia de
elaboración de protocolos unificados de actuación en Formosa, Jujuy y Tucumán, Buenos Aires,
ADC/UNICEF, 2015, p. 45.
39 Ibídem, p. 39.
40 Nino, Mariano, “Acceso a la justicia y abordaje de niños y niñas víctimas en la Argentina.

Entre la letra y las prácticas”, en VV AA, Acceso a la justicia de niños/as víctimas en la Argentina. La
experiencia de elaboración de protocolos unificados de actuación en Formosa, Jujuy y Tucumán,
op. cit., p. 18.
41 Ibídem, p. 17.

59
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

de abuso sexual infantil. 42 A pesar de que en estos casos normalmente


se atribuye responsabilidad por esa situación a la persona que hace la
denuncia o al propio niño que declara en calidad de víctima, en muchos
casos las “falsas denuncias” se explican porque el menor no ha sido
entrevistado siguiendo estándares profesionales adecuados, ya sea
porque el entrevistador no brinde al niño las condiciones adecuadas
para que comunique los hechos que se investigan o incluso que sea el
propio entrevistador quien termine induciéndolo a decir determinada
información. 43

Así, esta Primera Sala entiende que en los casos donde están
involucrados menores que se cree que pudieron haber sido abusados
sexualmente, tanto en procesos penales como civiles, la participación
de un profesional en psicología debidamente capacitado en las técnicas
adecuadas para ayudar a obtener la declaración de la víctima no es una
cuestión de simple conveniencia, sino que se trata de una exigencia
impuesta a las autoridades administrativas y judiciales por el interés
superior del niño y los derechos fundamentales de los menores a ser
escuchados en los procesos judiciales y a ser protegidos contra toda
forma de abuso, previstos en los artículos 12.2 y 19.1 de la Convención
sobre los Derechos del Niño.

En este sentido, corresponde a los entrevistadores asegurarse de


establecer las condiciones óptimas para que los niños estén en
posibilidad de proporcionar una descripción precisa y detallada de un
evento tan estresante y traumático como lo es un episodio de abuso
sexual, de tal manera que a través de la participación de un profesional
capacitado en las técnicas investigativas apropiadas se maximiza la

42 Berlinerblau, “Desafíos actuales en las prácticas judiciales de la niña, niño o adolescente

en denuncias por presunto abuso sexual en la Argentina…”, op. cit., p. 44.


43 Ibídem, p. 44.

60
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

probabilidad de que la versión de los hechos proporcionada por el niño


sea escuchada y respetada en los procesos judiciales
correspondientes, que el menor pueda ser protegido de sus
abusadores, y que adultos inocentes no sean falsamente acusados por
esos hechos.44

Respecto de la obligación de contar con apoyo profesional para


obtener la declaración del menor en este tipo de casos, la Organización
de las Naciones Unidas, a través de su Consejo Económico y Social, ha
establecido varias recomendaciones que apuntan en ese sentido en las
Directrices Sobre la Justicia en Asuntos Concernientes a los Niños
Víctimas y Testigos de Delitos. Así, al abordar el derecho a la protección
contra la discriminación, en dicho documento se sostiene que “[e]n
algunos casos habrá que instituir servicios y protección especiales para
tener en cuenta el sexo y la especificidad de determinados delitos
cometidos contra los niños, como los casos de agresión sexual que
afecten a niños” (directriz 17, énfasis añadido).

Por otro lado, en relación con el derecho de los niños a una


asistencia eficaz, en dicho documento se establece que “[l]os niños
víctimas y testigos de delitos y, cuando proceda, sus familiares, deberán
tener acceso a la asistencia de profesionales a los que se habrá
impartido la capacitación” y esos “profesionales deberán adoptar y
aplicar medidas para que a los niños les resulte más fácil prestar
testimonio o declarar a fin de mejorar la comunicación y comprensión
en las etapas previas al juicio y durante éste” (directriz 22, énfasis
añadido).

44 Lamb, Hershkowitz, Orbach, y Esplin, op. cit., p. 63.


61
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Al abordar estas medidas en conexión con el derecho a ser


protegido de sufrimientos durante el proceso, las citadas directrices
señalan que “[l]os profesionales deberán tomar medidas para evitar
sufrimientos a los niños víctimas y testigos de delitos durante el proceso
de detección, instrucción y enjuiciamiento a fin de garantizar el respeto
de su interés superior y su dignidad” (directriz 29, énfasis añadido), al
tiempo que también estipulan que esos profesionales deberán
“[a]segurar que los niños víctimas y testigos de delitos sean
interrogados de forma adaptada a ellos así como permitir la supervisión
por parte de magistrados, facilitar el testimonio del niño y reducir la
posibilidad de que éste sea objeto de intimidación, por ejemplo,
utilizando medios de ayuda para prestar testimonio o nombrando a
expertos en psicología” (directriz 31 inciso c, énfasis añadido).

Al respecto, el Comité de los Derechos del Niño de la


Organización de las Naciones Unidas, al interpretar el derecho de los
menores a ser escuchados previsto en el artículo 12 de la Convención
sobre los Derechos del Niño, ha sostenido que “los Estados partes
deben ser conscientes de las posibles consecuencias negativas de una
práctica desconsiderada de este derecho, especialmente en casos en
que los niños sean muy pequeños o en que el niño haya sido víctima de
delitos penales, abusos sexuales, violencia u otras formas de maltrato”,
por lo que “deben adoptar todas las medidas necesarias para garantizar
que se ejerza el derecho a ser escuchado asegurando la plena
protección del niño” (énfasis añadido) 45

En sentido similar, las Guías de Santiago sobre Protección de


Víctimas y Testigos, elaboradas por la Asociación Iberoamericana de
Ministerios Públicos, en referencia a los niños y adolescentes como

45 Observación General Nº 12, El derecho del niño a ser escuchado, 2009, párrafo 21.
62
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

víctimas, establecen que “[t]oda la participación del menor debe


abordarse desde una premisa de máximas cautelas”, al tiempo que
también se señala que “[e]l ineludible testimonio del menor y su
necesaria contradicción para hacerlo servir como prueba debe
ejecutarse evitando cualquier riesgo de victimización secundaria”, lo
que implica, entre otras cosas, que la dirección del interrogatorio debe
realizarse por un “profesional especialmente entrenado en el
tratamiento con menores” (directriz 9.3).

Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


recientemente ha señalado, en relación con los casos de abuso sexual
a menores, que “[l]as diligencias vinculadas a las investigaciones
deberán estar a cargo de profesionales cualificados que hayan recibido
una formación amplia y específica para ello, y conducirse con especial
agilidad y diligencia para garantizar que se obtengan y no se desvirtúen
las pruebas relevantes para la investigación”, resaltando “que deben
adoptarse procedimientos y protocolos de investigación rigurosos, pero
adaptados a los niños, para identificar correctamente los casos de
violencia y aportar pruebas a los procesos administrativos y judiciales
correspondientes” (énfasis añadido).46

Finalmente, en Rosendo Cantú y otra vs. México,47 la Corte


Interamericana sostuvo que “de conformidad con el artículo 19 de la
Convención Americana, el Estado debe asumir una posición especial
de garante con mayor cuidado y responsabilidad, y debe tomar medidas
o cuidados especiales orientados en el principio del interés superior del
niño” de tal manera que “el Estado debe prestar especial atención a las

46 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Derecho del niño y la niña a la familia.


Cuidado alternativo. Poniendo fin a la institucionalización en las américas, 2013, párrafo 427.
47 Caso Rosendo Cantú y otra vs. México. Excepción. Preliminar, Fondo, Reparaciones y

Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010 Serie C No. 216.


63
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

necesidades y a los derechos de los niños, en consideración a su


condición particular de vulnerabilidad”. En relación con el caso concreto,
sostuvo que “el Estado debió haber adoptado medidas especiales a
favor de la señora Rosendo Cantú, no sólo durante la denuncia penal,
sino durante el tiempo en que, siendo una niña, estuvo vinculada a las
investigaciones ministeriales seguidas con motivo del delito que había
denunciado”.

En esta línea, en dicho precedente también se estableció que “[l]a


obligación de proteger el interés superior de los niños y niñas durante
cualquier procedimiento en el cual estén involucrados puede implicar,
inter alia, lo siguiente: i) suministrar la información e implementar los
procedimientos adecuados adaptándolos a sus necesidades
particulares, garantizando que cuenten con asistencia letrada y de otra
índole en todo momento, de acuerdo con sus necesidades; ii) asegurar
especialmente en casos en los cuales niños o niñas hayan sido víctimas
de delitos como abusos sexuales u otras formas de maltrato, su derecho
a ser escuchados se ejerza garantizando su plena protección, vigilando
que el personal esté capacitado para atenderlos y que las salas de
entrevistas representen un entorno seguro y no intimidatorio, hostil,
insensible o inadecuado, y iii) procurar que los niños y niñas no sean
interrogados en más ocasiones que las necesarias para evitar, en la
medida de lo posible, la revictimización o un impacto traumático en el
niño”.

B. La psicología del testimonio

La necesidad de la participación de profesionales debidamente


capacitados en la obtención de la declaración del menor en casos de
abuso sexual resulta más evidente cuando se repara en las

64
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

particularidades del testimonio infantil. Al respecto, conviene recordar


que hasta hace no mucho tiempo se consideraba que los niños no eran
testigos confiables, entre otras razones, por su nivel de desarrollo
cognitivo, su mayor sugestionabilidad y sus fallos de memoria.48 Con
todo, esta percepción ha sido modificada en los últimos años gracias a
las investigaciones sobre la percepción y la memoria de los niños
realizadas fundamentalmente desde la piscología del testimonio. Sin
embargo, lo anterior no quiere decir que los testimonios infantiles no
sean “problemáticos”.

Antes de abordar el tema de la fiabilidad del testimonio infantil, es


pertinente destacar que las relaciones entre la psicología del testimonio
y el derecho se han ido incrementando en los últimos años,
especialmente en el ámbito del derecho penal, donde el conocimiento
de esta disciplina ha sido utilizado para evaluar críticamente los distintos
procedimientos de identificación de los responsables de un delito a
través de declaraciones testimoniales.49 Sobre este tema, por ejemplo,
la doctrina especializada se ha encargado de enfatizar que carecen de
toda base científica las creencias, bastante extendidas en el ámbito
forense, en el sentido de que testigos adultos y sinceros siempre son
exactos en sus identificaciones o que la seguridad y la confianza
subjetiva que muestra un testigo cuando reconoce a una persona como
autor de un delito supone una fiabilidad total en la identificación del
responsable.50

48 Alonso Quecuty, Ma Luisa, “Menores víctimas de abusos: evaluación de la credibilidad de

sus declaraciones”, Apuntes de Psicología. Número especial: 30 años de Apuntes de Psicología, vol.
30, núm. 1-3, 2012, p. 140.
49 Al respecto, véase Manzanero, Antonio L, Memoria de testigos. Obtención y valoración de

la prueba testifical, Madrid, Pirámide, 2010, pp.107-200; y Diges, Margarita, y Pérez-Mata, Nieves,
“La prueba de identificación desde la psicología del testimonio”, en VV AA, Identificaciones
fotográficas y en rueda de reconocimiento. Un análisis desde el derecho procesal penal y la
psicología del testimonio, Madrid, Marcial Pons, 2014, pp. 33-85.
50 Miranda Estrampes, Manuel, “Licitud, regularidad y suficiencia probatoria de las

identificaciones visuales”, en ibídem, pp. 117-118.


65
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Como se explica más adelante, la fiabilidad de un testigo sincero


es una cuestión que depende en buena medida de la exactitud del
recuerdo, lo cual a su vez está condicionado por factores de muy diverso
tipo.51 En este orden de ideas, a partir de estudios empíricos la
psicología del testimonio ha hecho múltiples recomendaciones para
mejorar la fiabilidad de los procesos de identificación, 52 algunas de las
cuales han sido recogidas en guías o lineamientos elaborados por
agencias gubernamentales de distintos países.53

Así, como puede observarse, las aportaciones realizadas por la


psicología del testimonio son incorporadas cada vez más a la práctica
forense. En el plano internacional y en el derecho comparado esta
tendencia es aún más acusada cuando se trata del testimonio de
menores de edad. En esta línea, resulta necesario exponer algunas
ideas generales sobre la fiabilidad de los testimonios para
posteriormente dar cuenta de algunas particularidades del testimonio
infantil.

Al respecto, los psicólogos sostienen que, asumiendo que una


persona no miente, el contenido de un testimonio depende de las
distintas “interacciones” entre la memoria y el relato del testigo.54 Desde
este punto de vista, la fiabilidad de un testimonio está determinada por

51 Sobre estos factores, véase Mazzoni, op. cit., pp. 20-23.


52 Una breve exposición de algunas de esas recomendaciones para mejorar los
procedimientos de identificación en sede penal puede verse en Harris, David A., Failed Evidence.
Why Law Enforcement Resist Science, Nueva York, New York University Press, 2012, pp. 49-55.
53 En el derecho norteamericano, por ejemplo, véanse los lineamientos contenidos en la guía

Eyewitness Evidence: Guide for Law Enforcement (1999), elaborada por el National Institute of
Justice y el U.S. Department of Justice. En esta misma línea, también puede verse el detallado
documento Achieving Best Evidence in Criminal Proceedings. Guidance on Interviewing Victims and
Witnesses, and Guidance on Using Special Measures (2011), elaborado por el Ministry of Justice del
Reino Unido. En Estados Unidos la organización no gubernamental The Justice Project también ha
realizado una guía donde específicamente se hace referencia a las prácticas recomendadas por la
psicología del testimonio, dichos lineamientos están recogidos en el documento Eyewitness.
Identification. A Policy Review.
54 Sobre las relaciones entre memoria y testimonio, se sigue lo expuesto en Mazzoni, op. cit.,

pp. 15-27.
66
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

la correspondencia entre lo relatado por el testigo y lo que efectivamente


ocurrió en la realidad. Con todo, el testimonio no es fiable si la persona
no recuerda correctamente lo que ocurrió. Por su parte, la exactitud de
la memoria depende de que exista correspondencia entre el contenido
del evento relatado y el contenido de la memoria, es decir,
correspondencia entre el hecho presenciado por el testigo y lo
representado en la memoria.

Cabe aclarar que mientras la fiabilidad del testimonio depende en


última instancia de la exactitud del recuerdo, la cantidad de elementos
recordados es lógicamente independiente de la exactitud. De esta
manera, un recuerdo exacto pero pobre es de poca utilidad en sede
judicial, especialmente si lo que se recuerda no incluye detalles sobre
los hechos jurídicamente relevantes para el proceso.

C. Las particularidades del testimonio infantil

Dicho lo anterior, conviene hacer algunas observaciones


preliminares sobre el testimonio infantil. En primer lugar, al igual que
sucede con los adultos, existen problemas en las distintas etapas de
codificación, almacenamiento y recuperación de la memoria que tienen
implicaciones en la fiabilidad del testimonio de los niños.55 Por ejemplo,
si un niño no pone atención a todos los aspectos de un evento que
supone una nueva experiencia para él es posible que existan
dificultades en la codificación, de tal manera que es muy probable que
la información relevante ni siquiera haya entrado en su memoria. O si
un niño no tiene conocimiento previo sobre un determinado tipo de
evento seguramente experimentara dificultades en el almacenamiento

55 Una explicación accesible sobre la manera en la que funciona la memoria puede

encontrarse en Mazzoni, op. cit., pp. 15-27.


67
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

en su memoria de la información relacionada con ese evento. Por otro


lado, ciertos factores externos como responder preguntas a un adulto
que representa una figura de autoridad también pueden influenciar la
recuperación del recuerdo de la memoria del niño.56

Por estas razones, como se ha venido señalando, los encargados


de interrogar a los menores en el marco de procesos judiciales sobre
abuso sexual deben ser profesionales que tengan conocimientos sobre
el funcionamiento de la memoria y el desarrollo cognitivo de los niños,
puesto que sólo así serán conscientes de los problemas que afectan la
fiabilidad del testimonio de los niños y, en esa medida, podrán estar en
posibilidad de utilizar las técnicas adecuadas para ayudar al menor en
la recuperación de los recuerdos de ese episodio.

En cuanto a la exactitud del recuerdo infantil, los estudios


muestran que cuando se trata de hechos autobiográficos la memoria de
los niños varía en atención a distintos factores: la edad; el tipo de prueba
de recuerdo que se le administre; el nivel de estrés o carga emotiva
implicada tanto en la codificación como en la recuperación de la
memoria; lo implicado que haya estado el niño en el suceso vivido, etc.57
En este orden de ideas, estudios recientes señalan que el recuerdo libre
de niños muy pequeños (por ejemplo, de cuatro años) puede llegar a
ser tan exacto como el de los adultos, aunque sustancialmente más
pobre.58

Otro aspecto que afecta la exactitud de la memoria autobiográfica


tiene que ver con las dificultades que experimentan los niños para

56 Los ejemplos son de Davies, Graham, y Westcott, Helen, “Investigative Interviewing with
Children: Progress and Pitfalls”, en Anthony Heaton-Armstrong, Eric Shepherd, Gisli Gudjonsson, y
David Wolchover (eds.), Witness Testimony. Psychological, Investigative and Evidential
Perspectives, Oxford, Oxford University Press, 2006, p. 155.
57 Manzanero, op. cit., p. 202.
58 Mazzoni, op. cit., p. 87.

68
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

controlar el origen de sus recuerdos.59 Así, entre más pequeños sean,


encuentran más complicado discernir si realizaron una determinada
acción o se imaginaron a ellos mismos realizándola. También se ha
establecido que los niños en edad preescolar carecen de conocimientos
apropiados para reconstruir el pasado, por lo que dependen más de las
preguntas de los adultos que los guíen en la recuperación del
recuerdo.60

Por otro lado, también se ha establecido que en términos


generales los niños son más sugestionables que los adultos. Esta
situación ha sido comprobada por numerosos experimentos practicados
por psicólogos del testimonio.61 En este sentido, se ha corroborado que
entre más pequeños los niños son más sugestionables, al tiempo que
también son más propensos a “recordar” informaciones falsas que les
han ido sugeridas, más aún si quien los interroga es visto por ellos como
una figura de autoridad.62

Los estudios realizados sobre la sugestionabilidad de los menores


muestran que con una intervención externa es posible modificar la
memoria de los niños, pudiendo incluso crear distorsiones que
produzcan recuerdos falsos de episodios que nunca ocurrieron.63 Así,
entre los factores que contribuyen a hacer a los menores más
vulnerables a la sugestión están los siguientes: la edad del niño; el tipo
de preguntas que se les realiza; las características de la persona que
los interroga; el lugar en el que se les entrevista o la pobreza del
recuerdo; la cual está condicionada por el tiempo (cuando se declara

59 Davies y Westcott, op. cit., pp. 156-157.


60 Manzanero, op. cit., pp. 202-203.
61 Una descripción de algunos de estos experimentos puede encontrarse en Mazzoni, op.

cit., pp. 90-91; y Manzanero, op. cit., pp. 203-204.


62 Mazzoni, op. cit., p. 90.
63 Ibídem, p. 91.

69
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

después de que ocurrió el evento) o por el tipo de evento sobre el que


se declara (por ejemplo, un suceso fugaz).64

En esta línea, algunos estudios empíricos han identificado


contextos o situaciones,65 donde se combinan las variables antes
señaladas, en las que los niños en edad preescolar son más
susceptibles de ser sugestionados: cuando un entrevistador hace falsas
sugerencias a través de preguntas confusas que crean estereotipos
negativos acerca de una persona; cuando se les pregunta sobre
eventos autobiográficos que ocurrieron hace mucho tiempo y su
memoria no ha sido “actualizada” desde entonces; cuando son
entrevistados por una persona sesgada por un determinado punto de
vista que sigue obstinadamente una sola línea de interrogatorio; cuando
durante la entrevista se les pide repetidamente visualizar eventos
ficticios; o cuando se les formulan preguntas sugestivas para que
relaten un evento y se utilizan “muñecos anatómicamente correctos”.66

En otro orden de ideas, los estudios psicológicos sugieren que los


niños son capaces de engañar desde que tienen tres años, aunque a
esa edad el engaño suele reducirse a un comportamiento muy
elemental (por ejemplo, negar con la cabeza cuando se les pregunta si
han hecho algo malo o respondiendo sí o no ante una pregunta), toda
vez que los niños requieren un entendimiento cognitivo y habilidades de
lenguaje más avanzadas para poder realizar engaños más

64 Al respecto, cfr. Manzanero, op. cit., p. 203; y Davies y Westcott, op. cit., pp. 156-157.
65 Davies y Westcott, op. cit., p. 156.
66 Los muñecos “anatómicamente correctos” fueron desarrollados expresamente para la

investigación de agresiones sexuales con la finalidad de ayudar a los menores a representar


determinados comportamientos sexuales. Este tipo de muñecos poseen genitales, vello púbico y en
las axilas, y orificios corporales abiertos (boca, ano, vagina), además de que también suelen tener
los dedos de las manos separados para poder simular penetraciones digitales. Algunos lineamientos
sobre su utilización en los interrogatorios a menores pueden encontrarse en Manzanero, op. cit., pp.
206-207K; y Alonso-Quecuty, Ma Luisa, “Menores víctimas de abusos: evaluación de la credibilidad
de sus declaraciones”, Apuntes de Psicología. Número especial: 30 años de Apuntes de Psicología,
vol. 30, núm. 1-3, 2012, p. 142.
70
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

elaborados.67 De esta manera, lo más conveniente para evitar


respuestas deshonestas de los menores es utilizar preguntas abiertas y
no realizar preguntas que conlleven una respuesta de una sola palabra.

Así, los problemas antes reseñados en relación con la falta de


precisión, la sugestibilidad y la deshonestidad que eventualmente
afectan al testimonio infantil deben ser contrarrestados o controlados en
la medida de lo posible con el apoyo de las técnicas desarrolladas por
la psicología del testimonio con la finalidad de obtener la declaración de
los menores, las cuales sólo pueden ser aplicadas adecuadamente por
un profesional debidamente capacitado en estos temas.

Por lo demás, estas particularidades del testimonio infantil obligan


a los jueces a ser muy cautelosos cuando lleven a cabo la valoración de
este tipo de evidencia. Por un lado, no se puede asumir que los niños
siempre mientan cuando hacen una acusación de abuso sexual porque
su testimonio presente ciertas características (falta de exactitud,
contradicciones, etc.). Al mismo tiempo, tampoco se puede pensar que
los niños siempre digan la verdad cuando relatan este tipo de hechos,
pues habría razones ampliamente estudiadas que pueden afectar la
credibilidad de la declaración (mayor sugestibilidad de los niños,
posibilidad de que se trate de un engaño, etc.). En todo caso, más
adelante se profundizará sobre estas cuestiones cuando se analice el
tema de la valoración del testimonio infantil en casos de abuso sexual.

D. Lineamientos sobre la práctica de las entrevistas investigativas

67 Sobre las capacidades de los niños para engañar, se sigue lo expuesto en Davies y

Westcott, op. cit., p. 157.


71
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Una vez establecido lo anterior, esta Primera Sala estima


pertinente fijar algunos lineamientos mínimos que tienen que cumplir las
entrevistas investigativas que deben realizarse a los menores con
motivo una investigación penal o un proceso civil en los que se alegue
que un niño fue abusado sexualmente.68

En primer lugar, la entrevista investigativa debe planificarse.69 La


planificación implica que el entrevistador se allegue de información
sobre una serie de factores relacionados con el niño que pueden influir
en la entrevista: etnicidad, género, nivel de desarrollo cognitivo,
habilidades comunicacionales, saber si se sospecha o se sabe si fue
abusado sexualmente con anterioridad, etc. También debe
considerarse la conveniencia de realizar una “evaluación psicológica”
del niño antes de la entrevista. En dicha evaluación podrían
determinarse aspectos de mucha utilidad, como la habilidad o
disposición del niño para hablar en una entrevista formal, un
diagnóstico sobre el desarrollo cognitivo, emocional y social del niño,
etc.
En segundo lugar, el entrevistador debe comunicarle al niño las
reglas básicas de la entrevista investigativa, con la finalidad de conozca
la forma en la que se espera que se conduzca y se le clarifique en qué
se distinguen éstas de las reglas de una conversación normal. 70 Dado
que la finalidad de la entrevista es que se realice un relato preciso y
completo, debe dársele a conocer al niño las reglas que ayudan a
conseguir ese objetivo, tales como las siguientes: la importancia de que
diga la verdad; debe señalar si no entiende lo que se le pregunta; debe
responder “no sé” a cualquier pregunta si no conoce la respuesta;

68 Al respecto, se tienen en cuenta algunas de las recomendaciones contenidas en el NICHD


Investigative Interview Protocol, elaborado por el National Institute of Child Health and Human
Development de Estados Unidos en el año 2000, el cual es una de las técnicas más ampliamente
utilizadas y evaluadas, especialmente en los países anglosajones.
69 Davies y Westcott, op. cit., p. 158.
70 Ibídem, pp. 158-159.

72
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

hacérsele saber que puede usar cualquier tipo de lenguaje que desee
en la entrevista; debe tratar de recordar todos los detalles que sean
posibles del evento, etc.

En tercer lugar, el entrevistador debe formular las preguntas de


una forma adecuada.71 Al respecto, hay un consenso bastante amplio
en el sentido de que las preguntas no deben ser sugestivas y deben ser
lo más abiertas posibles. Las preguntas abiertas tienen la ventaja de
que obligan al niño a dar las respuestas a partir de sus propios
recuerdos y no de la información contenida en la propia pregunta. En
este sentido, debe procurarse que en una primera fase de la entrevista
el niño realice un relato libre de lo ocurrido y, sólo hasta que éste haya
concluido, introducir preguntas aclaratorias, focalizadas y específicas
para expandir y clarificar detalles de la información proporcionada por
el niño.

En cuarto lugar, el entrevistador debe tomar en cuenta la


perspectiva del menor.72 Por un lado, si el niño fue abusado,
normalmente será muy complicado para él hablar sobre ese episodio,
situación que debe tenerse en cuenta. Por otro lado, el entrevistador
debe estar dispuesto a utilizar las palabras que utiliza el propio menor
para describir sus partes del cuerpo y actividades sexuales, si bien debe
asegurarse de cuál es el significado preciso de esos términos. En este
sentido, el entrevistador también debe ser consciente de que los niños
usan muchas palabras de forma diferente a como lo hacen los adultos,
por ejemplo, en el contexto de entrevistas investigativas sobre abuso
sexual términos como “arriba”, “detrás”, “debajo”, “una vez”,

71 Ibídem, pp. 159-160.


72 Ibídem, p. 160.
73
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

“frecuentemente”, etc., suelen ser entendidas de forma distinta incluso


por niños de corta edad.

Finalmente, la entrevista debe grabarse en video.73 El hecho de


que se pueda conocer lo que dijo el niño en sus propias palabras y la
manera en la que realizó su relato, así como las preguntas que se le
realizaron durante la entrevista, resulta fundamental para la posterior
valoración de la credibilidad de la declaración del menor. Por otro lado,
como ya se señaló, la grabación en video de la entrevista también
resulta imprescindible para evitar la revictimización secundaria del niño.
Teniendo en cuenta estos dos factores y las facilidades tecnológicas
que existen en la actualidad, no hay ninguna justificación para que esa
primera declaración del menor no se registre en video.

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, esta Primera Sala


entiende que los derechos fundamentales de los menores a ser
escuchados en los procesos judiciales y a ser protegidos contra toda
forma de abuso, en conexión con el principio del interés superior del
niño, imponen a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, tanto a nivel
estatal como federal, la obligación de implementar políticas públicas que
garanticen la presencia en las instituciones de procuración e impartición
de justicia de profesionales capacitados en las técnicas y conocimientos
necesarios para poder realizar entrevistas investigativas, que ayuden a
obtener las declaraciones de los menores que deben utilizarse en los
procesos judiciales que se instauran con motivo de denuncias o
demandas por abuso sexual.

2. La valoración del testimonio infantil

73 Ídem.
74
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

En el agravio identificado con número (1), la recurrente sostiene


en síntesis que el Tribunal Colegiado omitió cumplir con su deber de
protección a niños y niñas que han sido víctimas de abuso sexual, toda
vez que en el caso concretó le restó valor probatorio a la declaración de
la menor utilizando parámetros apropiados para un adulto. Una vez
suplido en su deficiencia, con fundamento en la fracción II del artículo
79 de la Ley de Amparo, dicho argumento resulta parcialmente
fundado.

Si bien la sentencia de amparo recoge varios criterios de la


Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el alcance de los
derechos fundamentales de los niños,74 así como algunas
consideraciones provenientes de la psicología del testimonio infantil en
relación con la práctica y la valoración del testimonio infantil, 75 hay
varios pronunciamientos que son incompatibles con la manera en la que
esta Primera Sala entiende la incidencia del interés superior del niño y

74 Aunque el Tribunal Colegiado no lo cita, en la sentencia se hace una trascripción literal de


varios apartados del informe de la Comisión Interamericana de Derechos denominado El derecho
del niño y la niña a la familia. Cuidado alternativo. Poniendo fin a la institucionalización en las
Américas (2013), el cual se encuentra disponible en línea en la siguiente dirección electrónica:
https://www.oas.org/es/cidh/infancia/docs/pdf/Informe-derecho-nino-a-familia.pdf.
75 Un ejemplo de esta situación. En la sentencia se recogen sin citarlo partes textuales de un

artículo donde se analiza una técnica desarrollada por la psicología del testimonio para evaluar la
credibilidad de las declaraciones de menores en casos de abuso sexual para aplicarlas al caso
concreto. En este sentido, en el artículo en cuestión se sostiene que el Sistema de Análisis de Validez
de las Declaraciones “[e]s un sistema de evaluación altamente estructurado basado en la asunción
de que existen ciertas características del testimonio que pueden ser evaluadas de forma objetiva. Su
propósito es determinar si la calidad y los contenidos específicos narrados son indicativos de una
narración generada a partir de registros de memoria o si son producto de la invención, la fantasía o
la influencia de otra persona” [Cfr. Presentación, José Antonio, Medina, José Pedro, Soriano, Leticia,
y Negre, Carmen, “Sistema de Análisis de Validez de las Declaraciones (Protocolo SVA) en un caso
de abusos sexuales entre menores. Descripción de criterios y su aplicación”, Gaceta Internacional
de Ciencia Forense, núm. 12, 2014, pp. 72-73]. Por su parte, el Tribunal Colegiado “aplica” sin más
al caso concreto los conocimientos expuestos en este artículo y sostiene, entre otras cosas, que
“[t]odas las situaciones destacadas crean incertidumbre sobre la veracidad del abuso sexual que,
supuestamente, sufrió la menor, pues sus narraciones no guardan consistencia y coherencia,
además de que nunca incluyen detalles que pudieran dar credibilidad al testimonio, los cuales son
detonadores para establecer si su calidad y narración generada a partir de registros de memoria o
bien son producto de la invención, la fantasía o la influencia de otra persona” (fojas 253-254 de la
sentencia de amparo).
Por otro lado, en la sentencia también cita expresamente un documento elaborado por la
organización no gubernamental Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, denominado
Modelo especializado para la toma de declaraciones infantiles. ¿Cómo obtener información sin
revictimizar al niño?, México, SSP, 2005, el cual también contiene consideraciones derivadas de las
aportaciones de la psicología del testimonio en esta manteria.
75
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

los derechos fundamentales de los menores a ser escuchados y a ser


protegidos contra toda forma de abuso en la manera en la que debe
valorarse la declaración de un menor en casos de abuso sexual infantil.
En este orden de ideas, en este epígrafe se expone la doctrina
constitucional sobre estas cuestiones.

A. La valoración del material probatorio

Una vez que se han recabado los elementos de juicio durante el


proceso, el juez está en posición de realizar la valoración de los medios
de prueba. Esta actividad tiene por objeto establecer la conexión entre
los medios de prueba y la verdad o falsedad de los enunciados sobre
los hechos en litigio.76 Es en este momento cuando se determina el valor
probatorio de cada medio de prueba en relación con un hecho
jurídicamente relevante para el proceso. En este orden de ideas, el
primer paso de esta operación consiste en establecer la credibilidad de
cada una de las pruebas.77 Por elemental que parezca, no hay que
perder de vista que a pesar de que una prueba muestre que un
determinado hecho ocurrió, ello no significa necesariamente que
efectivamente ese hecho haya ocurrido. Para poder justificar la creencia
o la inferencia de que un hecho efectivamente ocurrió a partir del
contenido de una prueba debe determinarse la credibilidad que merece
esa prueba.78

El segundo paso en la valoración de los medios de prueba


consiste en precisar la fuerza o peso probatorio de cada uno de éstos
en relación con los hechos a probar en el proceso.79 En esta línea, debe

76 Taruffo, Michele, La prueba, Madrid, Marcial Pons, 2008, p. 132.


77 Ibídem, p. 132
78 Anderson, Terrence, Schum, David, y Twining, William, Analysis of Evidence, 2ª ed., Nueva

York, Cambridge University Press, pp. 63-64.


79 Taruffo, La prueba, op. cit., p. 140-141.

76
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

señalarse que la forma de establecer la fuerza probatoria es distinta


dependiendo de si se trata de pruebas “directas” o “indirectas”. Para
determinar si una prueba es directa o indirecta se debe atender a la
relación entre el objeto del medio probatorio y los hechos a probar en el
proceso. Así, la prueba será directa si el medio de prueba versa sobre
el hecho a probar; en cambio, será indirecta si el medio probatorio se
refiere a un hecho secundario a partir del cual es posible inferir la
existencia del hecho a probar en el proceso.80

Cuando se trata de medios de prueba indirectos, la determinación


de la fuerza probatoria puede llegar a ser una operación muy
sofisticada.81 En contraste, en el caso de pruebas directas esta
operación es una cuestión bastante simple una vez que se ha
determinado su credibilidad, toda vez que la fuerza probatoria coincide
con la credibilidad de una prueba directa, de tal manera que esta última
determina el grado de confirmación que se atribuye al enunciado sobre
el que versa la prueba.82 Dicho de otra manera, en los medios de prueba
directos la fuerza probatoria depende de la credibilidad que se les
atribuya a éstos.

En esta línea, establecer la credibilidad de una prueba también


pude implicar llevar a cabo operaciones complejas, las cuales en
algunos casos requieren que se aporte información a través de otros
medios de prueba que permitan determinar si la prueba en cuestión
merece ser creída, en lo que se ha denominado como “prueba sobre
prueba” o “pruebas de segundo orden”.83 Este tipo de pruebas que no

80 Taruffo, Michele, La prueba de los hechos, Madrid, Trotta, 2002, pp. 455-458.
81 Al respecto, véase ibídem, pp. 266-273.
82 Taruffo, La prueba, op. cit., p. 140.
83 Ferrer Beltrán, op. cit., p. 89.

77
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

versan sobre los hechos del caso sino sobre otra prueba, en muchas
ocasiones son cruciales para determinar la credibilidad de una prueba.84

De acuerdo con todo lo anterior, una declaración de un menor en


la que afirma haber sido víctima de abuso sexual e identifica a una
persona como responsable es claramente una prueba directa en
relación con el hecho relevante para el proceso: el abuso sexual y la
identificación de la persona que realizó esa conducta. Así, para poder
establecer la fuerza probatoria de la declaración del menor en un
proceso que tiene por objeto esclarecer si ocurrió un episodio de abuso
sexual debe determinarse necesariamente la credibilidad de ésta. Con
todo, el problema estriba en que los criterios para apreciar la credibilidad
de la declaración de un menor, especialmente si éste aduce haber sido
abusado sexualmente, no deben ser los mismos que se utilizan para
evaluar la credibilidad del testimonio de un adulto.

B. El análisis de la credibilidad de las declaraciones de menores en


casos de abuso sexual

Como se ha venido explicado, las declaraciones de los menores


son especialmente problemáticas como evidencia susceptible de ser
utilizada en un proceso judicial, entre otras razones, porque la
“capacidad” de los niños para trasmitir información sobre algún evento
está condicionada por su desarrollo cognitivo. En efecto, la capacidad
de recordar los detalles de un suceso, la habilidad para expresar
verbalmente esos recuerdos, así como la posibilidad de resistir las
influencias exteriores que contaminen su recuerdo, dependen del nivel

84 Ibídem, p. 89.
78
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

de desarrollo cognitivo del menor. 85 Como se explica más adelante, en


muchos casos es necesario que el juez cuente con el apoyo de un
profesional que posea conocimientos especializados que le ayuden a
formarse una opinión sobre la credibilidad de la declaración de un niño.

Un ejemplo de estas dificultades es la manera en la que suelen


ser interpretadas en sede judicial las “inconsistencias” del testimonio
infantil en casos de abuso sexual. Al respecto, la literatura especializada
ha mostrado que en este tipo de situaciones existen razones
psicológicas de mucho peso que pueden explicar esas inconsistencias,
las cuales no sólo tienen que ver con el desarrollo cognitivo de los
menores, sino también con el hecho de que en ocasiones los niños
revelan los detalles del abuso sexual de manera gradual, lo que
eventualmente puede conducir a contradicciones. 86 De esta manera,
cuando se evalúa la credibilidad de la declaración es necesario que se
haga un esfuerzo por entender las razones que pueden explicar la
inconsistencia del menor y no asumir simplemente que esas
inconsistencias son necesariamente un indicador de falta de credibilidad
del testimonio.87

Ahora bien, los especialistas han propuesto distintas maneras de


evaluar la credibilidad del testimonio infantil en casos de abuso sexual.
Por un lado, la psicología clínica ha ofrecido una respuesta a esta
cuestión. Desde este punto de vista, la credibilidad de las declaraciones
debe analizarse a partir de los “síntomas” que presentaría el niño en
caso de haber sido abusado sexualmente. Otro enfoque para evaluar la

85 Sobre la “capacidad” de los testigos en general, se sigue lo expuesto en Juárez López,


Josep Ramon, La credibilidad del testimonio infantil ante supuestos de abuso sexual. Indicadores
psicosociales, Tesis Doctoral, Universitat de Girona, 2004, p. 47.
86 Sobre las razones que explican la inconsistencia de los menores en casos de abuso

sexual, véase Myers, John, Saywitz, Karen, y Goodman, Gail, “Psychological Research on Children
as Witnesses: Practical Implications for Forensic Interviews and Courtroom Testimony”, Pacific Law
Journal, vol. 28, 1996, pp. 56-58.
87 Myers, Saywitz, y Goodman, op. cit., p. 58.

79
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

credibilidad del testimonio infantil en casos de abuso sexual ha sido


desarrollado por la psicología del testimonio. Desde esta perspectiva, la
evaluación debe realizarse a partir del contenido de la declaración
utilizando criterios que en teoría permiten diferenciar los relatos
verdaderos de los falsos.88

Este segundo tipo de análisis es utilizado en el derecho


comparado y se basa en la idea de que las declaraciones basadas en
hechos reales (autoexperienciados) son cualitativamente diferentes de
las declaraciones que no se basan en la realidad,89 bien sea porque son
producto de la fantasía, de una mentira o han sido sugeridas por un
tercero. Por lo demás, una gran ventaja de este tipo de evaluación de la
credibilidad es que utiliza técnicas respecto de las cuales existe
investigación empírica para respaldar su fiabilidad.90

Así, con una prueba pericial sobre la credibilidad de la declaración


del menor como la antes descrita no se pretende validar la denuncia de
abuso con indicadores “clínicos” o “psicológicos”, ni determinar el
impacto del supuesto hecho en el niño, ni mucho menos adentrarse en
las “faz terapéutica de la víctima”, sino determinar si existen indicadores
de credibilidad en el relato del menor.91 Estos indicadores se apoyan en
criterios aplicables tanto a declaraciones aisladas como a la evolución
de declaraciones a lo largo del tiempo, si el menor ha declarado varias
veces durante el proceso.92

88 Juárez López,op. cit., p. 47.


89 Alonso-Quecuty, “Evaluación de la credibilidad de las declaraciones de menores víctimas
de delitos contra la libertad sexual”, op. cit.
90 Al respecto, véase Manzanero, op. cit., pp. 243-245.
91 Castro, Julio César, “Cuando los niños tienen la palabra. A propósito de la validez de la

toma de sus dichos mediante un procedimiento diferenciado”, en VV AA, Acceso a la justicia de


niños/as víctimas. Protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes víctimas o testigos de
delitos o violencia, op. cit., p. 186.
92 Alonso-Quecuty, “Evaluación de la credibilidad de las declaraciones de menores víctimas

de delitos contra la libertad sexual”, op. cit.


80
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

A manera de ejemplo, entre los criterios de realidad sobre


declaraciones aisladas, cabe mencionar los siguientes: la ubicación de
la acción en un espacio y tiempo; la claridad y viveza del relato; la
riqueza de detalles en la narración; la originalidad de la versión del niño
frente a estereotipos o clichés; la consistencia interna del relato, es
decir, la coherencia lógica y psicológica; la mención de detalles
específicos de un tipo concreto de agresión sexual, etc.93 Por otro lado,
también debe analizarse si existen manifestaciones más específicas de
los indicadores anteriores, como el hecho de que en la declaración se
haya hecho referencia a aspectos como los siguientes: detalles que
excedan la capacidad del testigo porque que van más allá de su
imaginación o capacidad de comprensión; experiencias subjetivas como
sentimientos, emociones, pensamientos, miedos, etc.; menciones de
imprevistos o complicaciones inesperadas; correcciones espontáneas,
especificaciones y complementaciones durante la declaración, etc.94

Con todo, las conclusiones a favor o en contra de la credibilidad


de la declaración de un menor no deben extraerse únicamente a partir
de una simple constatación de la presencia o ausencia de estos
indicadores, como lo hizo el Tribunal Colegiado en la sentencia de
amparo, ya que el peso de éstos en cada caso concreto depende de
múltiples factores, como la edad del niño, la complejidad del episodio,
el paso del tiempo, el número de ocasiones en las que el menor se ha
visto obligado a repetir su relato, etc.95 Por esta razón, la aplicación de
estos criterios debe estar a cargo de profesionales capacitados en estas
técnicas y con un conocimiento actualizado de los resultados de la
investigación empírica sobre estos procedimientos de análisis.

93 Arce, Ramón, y Fariña, Francisca, “Psicología del testimonio y evaluación cognitiva de la


veracidad de testimonios y declaraciones”, en Juan Carlos Sierra, Eva María Jiménez y Gualberto
Buela-Casal (coords.), Psicología forense: Manual de técnicas y aplicaciones, Madrid, Biblioteca
Nueva, 2006, pp. 563-601.
94 Arce y Fariña, op. cit., pp. 563-601.
95 Juárez López, op. cit., p. 83.

81
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

82
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

C. La prueba pericial en psicología del testimonio

En este orden de ideas, es importante destacar que a diferencia


de la participación de un profesional en la realización de la entrevista
investigativa a través de la cual debe obtenerse la declaración del
menor, la intervención de un psicólogo para evaluar la credibilidad de
una declaración en casos de abuso sexual sí tiene el carácter de una
prueba pericial y, en consecuencia, debe aplicársele a ésta todas las
reglas que disciplinan su práctica y valoración. Ahora bien, aunque
deban distinguirse claramente las intervenciones de los psicólogos en
uno y otro caso —para obtener la declaración y para evaluarla—, ello
no quiere decir que no estén íntimamente relacionadas.

En efecto, la correcta realización de la entrevista investigativa, de


tal manera que su práctica permita obtener una declaración del menor
libre de contaminación y lo más completa posible, constituye un
presupuesto indispensable para poder posteriormente aplicar las
técnicas desarrolladas por la psicología del testimonio para evaluar la
credibilidad de dicha declaración. Como señalan los expertos, de nada
sirve disponer de criterios para analizar la credibilidad si no se tiene una
declaración que cumpla con los estándares que garanticen que dichos
criterios pueden ser aplicados con fiabilidad.96

Ahora bien, cuando los jueces de instancia conozcan de algún


caso de abuso sexual a menores, ya sea en la jurisdicción penal o civil,
están obligados a ordenar la práctica una prueba pericial a cargo de un
profesional debidamente capacitado para evaluar la credibilidad de esa
declaración, siempre existan razones para dudar del testimonio del niño.

96 Alonso Quecuty, “Evaluación de la credibilidad de las declaraciones de menores víctimas

de delitos contra la libertad sexual”, op. cit.


83
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Esas razones pueden apoyar la creencia de que la declaración del


menor es “falsa”, “ficticia”, “inducida”, “errónea” o simplemente que no
proporciona “suficiente información” sobre el episodio de abuso
sexual.97 Así, la protección reforzada que debe dispensarse a los niños
en estos casos obliga a los jueces a disipar las dudas que puedan tener
sobre la credibilidad de la declaración del niño por todos los medios que
estén a su alcance.

Por su parte, cuando los tribunales de apelación conozcan en


segunda instancia de este tipo de asuntos, y una vez que se ha valorado
la declaración del menor, ya sea individualmente o de manera conjunta
a la luz del resto del material probatorio, consideren que existen razones
para dudar de la veracidad del relato, no deben limitarse simplemente a
restarle valor probatorio, sino que deben ordenar la reposición del
procedimiento para el efecto de que se desahogue la citada prueba
pericial a cargo de un especialista en psicología del testimonio infantil,
con la finalidad de cerciorarse de que las razones por las cuales en el
caso concreto se duda de la declaración son consistentes con los
conocimientos científicos que existen sobre la credibilidad del
testimonio de niños que han sido víctimas de abuso sexual. En este
sentido, como ya se explicó, las contradicciones, la falta de detalles, los
cambios en la versión de los hechos, etc., no son elementos que puedan
valorarse de la misma manera cuando se trata de la declaración de un
menor que pudo ser abusado sexualmente que cuando se trata del
testimonio de un adulto.

97 En la literatura especializada, las denuncias de abuso sexual infantil pueden clasificarse


en tres grandes bloques: un primer grupo comprende las denuncias identificadas con una serie de
etiquetas análogas: sustanciadas, fundadas, verdaderas, confirmadas o probadas; en un segundo
bloque se agrupan las denuncias insustanciadas, infundadas, no probadas o con insuficiente
información; y finalmente, en un tercer grupo están las denuncias falsas, ficticias o erróneas. Al
respecto, cfr. Berlinerblau, “Desafíos actuales en las prácticas judiciales de la niña, niño o
adolescente en denuncias por presunto abuso sexual en la Argentina…”, op. cit, p. 45.
84
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Ahora bien, los jueces de amparo también están obligados a


proceder de la misma manera cuando al analizar la legalidad de la
valoración de las pruebas que obran en autos adviertan razones para
dudar de la declaración del menor. En el caso concreto, precisamente,
al llevar a cabo dicho análisis, el Tribunal Colegiado identificó una serie
de elementos por los cuales entendió que existían razones para dudar
de la versión de los hechos relatada por la menor en sus distintas
declaraciones. Con todo, se limitó a restarle credibilidad a esas
declaraciones a partir de su propia valoración, sin reparar en que se
requería un conocimiento especializado para poder desestimar las
declaraciones de la menor a partir de esos argumentos.

Por lo demás, la necesidad de ordenar una prueba pericial para


evaluar la credibilidad de la declaración del menor cuando existan dudas
sobre ésta se justifica aún más cuando la acusación de abuso sexual se
realiza en contra de uno de los padres o alguna otra persona de su
familia nuclear, puesto que no hay que perder de vista que la decisión
de no declarar probado el episodio de abuso sexual podría suponer que
la relación con el padre o con el familiar en cuestión deba reanudarse
en los mismos términos en los que se encontraba antes de la acusación.
De tal manera que si el menor va a continuar esa relación, es deber de
los jueces agotar todos los medios a su alcance para cerciorarse de que
no va a ser expuesto a un riesgo real de ser abusado sexualmente.

En todo caso, cuando para determinar la credibilidad de la


declaración del menor el juez se apoye en una prueba pericial de este
tipo, partiendo de la base de que existen una gran variedad de técnicas
que pueden practicarse para ese efecto,98 debe exigirse al perito que

98 Sobre las distintas técnicas desarrolladas por la psicología experimental para evaluar la

credibilidad de los testimonios infantiles en casos de abuso sexual, véase por todos Alonso-Quecuty,
op. cit.; Arce y Fariña, op. cit., pp. 563-601; y Manzanero, op. cit., pp. 227-245.
85
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

proporcione el “respaldo epistémico” de sus conclusiones, el cual no


sólo debe incluir las explicaciones pertinentes sobre la técnica
empleada y una justificación de las conclusiones alcanzadas, sino
también información empírica relacionada con los estudios realizados
para establecer la fiabilidad de la técnica seleccionada.99

De acuerdo con la literatura especializada, una determinada


técnica o procedimiento es fiable cuando cumple con dos condiciones:
(i) es posible prever que alcanzará resultados consistentes en X número
de veces, lo cual requiere identificar las “condiciones adecuadas” de
reproducción de ese procedimiento; y (ii) cuando se ha comprobado
sólidamente que la técnica tiene la capacidad de establecer lo que
pretende establecer.100 En este sentido, también resulta indispensable
que el perito proporcione información sobre cuáles son esas
“condiciones adecuadas”, puesto que puede ser muy útil para que el
juez identifique posibles fuentes de error.101

Como ya se ha explicado, en el asunto que nos ocupa esas


“condiciones adecuadas” para la utilización de las técnicas de
evaluación de la credibilidad del testimonio infantil en casos de abuso
sexual hacen referencia principalmente a los estándares que deben
cumplir las entrevistas investigativas que tienen que realizarse para
obtener la declaración del menor. En este sentido, un primer punto que
debe abordarse en el dictamen respectivo es si en el caso concreto es
posible aplicar de manera fiable las técnicas para evaluar la credibilidad
del testimonio, teniendo en cuenta la manera en la que se obtuvo la

99 Sobre la fiabilidad de la prueba pericial, véase Vázquez, Carmen, De la prueba científica


a la prueba pericial, Madrid, Marcial Pons, 2015, pp. 198-205.
100 Ibídem, pp. 200-201.
101 Ibídem, p. 256.

86
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

declaración (forma en la que se realizaron las preguntas, número de


veces en las que se entrevistó al menor, etc.).

Al respecto, es importante destacar que los jueces no están


obligados a aceptar las conclusiones que formule el especialista en el
peritaje sobre la credibilidad de la declaración del menor, toda vez que
de conformidad con un sistema de valoración racional de la prueba los
jueces están en libertad de decidir si asumen o no esas conclusiones
dada la confianza en la autoridad teórica del perito.102 Así, mientras éste
utiliza sus conocimientos especializados para informar sobre un
determinado aspecto de la realidad, al juez le corresponde decidir qué
debe hacer con esa información, lo que en este tipo de casos significa
decidir si le otorga o no credibilidad al testimonio del menor que sostiene
haber sido abusado sexualmente.

De acuerdo con todo lo anterior, esta Primera Sala entiende que


los derechos fundamentales de los menores a ser escuchados en los
procesos judiciales y a ser protegidos contra toda forma de abuso, en
conexión con el interés superior del niño, también imponen a los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial, tanto a nivel estatal como
federal, la obligación de implementar políticas públicas que garanticen
la presencia en las instituciones de procuración e impartición de justicia
de profesionales debidamente capacitados en las técnicas y
conocimientos necesarios para elaborar dictámenes u opiniones que
sirvan de apoyo a las autoridades competentes para evaluar la
credibilidad de las declaraciones de los menores que se cree pudieron
haber sido abusados sexualmente.

102 En este punto se sigue lo expuesto en ibídem, p. 266.


87
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Por otro lado, hay que señalar que el agravio identificado con el
número (3) es inoperante. En su escrito la recurrente sostiene en
síntesis que el Tribunal Colegiado no cumplió con la obligación a cargo
de las autoridades judiciales de incorporar perspectiva de género en
todos aquellos casos en los que puedan verse comprometidos los
derechos humanos de las mujeres, toda vez que al hacer suyos los
argumentos del padre de la menor en torno a la presencia en ella del
“síndrome de alienación parental”, introdujo al valorar la declaración de
la niña un elemento de género que afecta los derechos de ambas al
incurrir en la reproducción de estereotipos de género que las afectan
dada su condición de mujeres.

De un análisis de la sentencia de amparo, se puede apreciar que


el Tribunal Colegiado en ningún momento sostuvo que la menor
estuviera afectada por el “síndrome de alienación parental” y, en
consecuencia, no se apoyó en ese argumento para restarle credibilidad
a sus declaraciones, sino que se limitó sostener en varias ocasiones
que la menor había sido “dirigida” o “aleccionada” por la madre. En estas
condiciones, se trata de una cuestión de mera legalidad relacionada con
la valoración que el Tribunal Colegiado realizó de esas declaraciones,
que no comporta ningún tema de constitucionalidad dada la manera en
la que fue analizada en la sentencia de amparo.

Por lo demás, como se ha señalado anteriormente, uno de los


aspectos que hacen más problemáticos la valoración del testimonio
infantil tiene que ver con la mayor sugestibilidad que presentan los niños
como testigos, de tal manera que lo sostenido por el Tribunal Colegiado
para restarle credibilidad a la declaración de la menor únicamente se
apoya en esta línea de argumentación, sin que pueda apreciarse
ninguna consideración que vulnere los derechos de las mujeres.

88
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

3. El estándar de prueba en juicios de pérdida de patria potestad


por abuso sexual

En el agravio identificado con número (2), la recurrente sostiene


en síntesis que el estándar de prueba establecido en la sentencia de
amparo en torno a la comprobación de posibles actos de violencia
sexual en contra de niños y niñas resulta desproporcionado e
incompatible con el principio del interés superior del niño y el derecho
de los menores a ser protegidos en contra del abuso sexual. Una vez
suplido en su deficiencia, con fundamento en la fracción II del artículo
79 de la Ley de Amparo, dicho argumento resulta parcialmente
fundado.

Aunque en la sentencia de amparo no se articula de manera


explícita una concepción sobre el estándar de prueba aplicable en
juicios civiles en los que se demanda la pérdida de la patria potestad,
de las consideraciones expuestas por el Tribunal Colegiado parece
desprenderse la idea de que para declarar probada la causal en
cuestión se requiere satisfacer un estándar de prueba exigente. Como
se muestra a continuación, en casos de abuso sexual un estándar de
prueba con estas características resulta contrario al interés superior del
niño y a los derechos fundamentales de los menores a ser escuchados
en los procesos judiciales y a ser protegidos contra toda forma de
abuso.

Ahora bien, de acuerdo con lo que se ha expuesto hasta ahora,


una vez que se han valorado todos los elementos de juicio disponibles,
el juez debe decidir si está o no probada la hipótesis probatoria debatida

89
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

en el proceso.103 Así, a través de la valoración de las pruebas el juez


determina el grado de confirmación con el que cuenta la hipótesis
probatoria y, posteriormente, decide si el grado de confirmación
alcanzado en el caso concreto satisface el estándar de prueba que debe
utilizarse en el proceso respectivo. En este sentido, la valoración que se
haga del material probatorio no es propiamente lo que condiciona la
decisión a adoptar, sino el estándar de prueba.104

Así, antes de analizar el argumento que plantea la recurrente en


su escrito de agravios es necesario realizar algunas consideraciones
preliminares sobre la función de los estándares de prueba en un sistema
jurídico. En este orden de ideas, debe señalarse que los estándares de
prueba pueden verse como mecanismos procesales a través de los
cuales se distribuye el riesgo de error en las decisiones probatorias. 105
Desde esta perspectiva, existen básicamente dos tipos de errores:
declarar probada una hipótesis falsa, esto es, una descripción de los
hechos que no se corresponde con la realidad (falsos positivos); o
declarar no probada una hipótesis verdadera, es decir, una descripción
de los hechos jurídicamente relevantes que sí se corresponde con lo
ocurrido en la realidad (falsos negativos). Así, el estándar de prueba
puede incidir sobre la intensidad con la que se protegen los intereses o
los derechos potencialmente afectados por esos errores al elevar por
encima del mínimo exigido por la racionalidad epistemológica el nivel de
confirmación que se requiere para dar por probado un hecho en función
precisamente de los intereses o derechos en juego en cada tipo de
proceso.106

103 Ferrer Beltrán, op. cit., p. 47.


104 Ibídem, p. 48.
105 Vázquez, Carmen, “A modo de presentación”, en Carmen Vázquez (ed.), Estándares de

prueba y prueba científica. Ensayos de epistemología jurídica, Madrid, Marcial Pons, 2013, p. 14.
106 Gascón Abellán, Marina, “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba

objetivos”, Doxa. Cuadernos de filosofía del derecho, núm. 28, 2005, pp. 130-131.
90
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

El clásico ejemplo de un estándar de prueba exigente que


distribuye el riesgo de error y, en consecuencia, protege con mayor
intensidad los derechos de una de las partes del proceso, es
precisamente el vigente en materia penal. En este sentido, declarar
probada la comisión de un delito cuando el imputado no llevó a cabo la
conducta que se le atribuye (condenar a un inocente) es un error muy
grave que puede llegar a afectar la libertad de la persona, que es un
bien que se considera de gran importancia para la sociedad; por su
parte, declarar no probada la comisión de un delito cuando el imputado
sí realizó esa conducta (absolver a un culpable) es un error que afecta
los intereses defendidos por el Ministerio Público y los de las víctimas.

De esta manera, al determinarse que en un proceso penal la


existencia del delito y la responsabilidad del inculpado se tienen que
probar más allá de toda duda razonable, como lo ha hecho en múltiples
ocasiones esta Suprema Corte a partir de la interpretación del derecho
fundamental a la presunción de inocencia,107 se está exigiendo que la
hipótesis de la acusación se debe acreditar con un alto grado de
probabilidad.

Así, el alto nivel de confirmación exigido por el estándar de prueba


disminuye en términos globales el riesgo de que en los procesos
penales se cometa un error del primer tipo (condenar a inocentes), al
tiempo que correlativamente también aumenta la probabilidad de que
se incurra en un error del segundo tipo (absolver a culpables). Esto es
así, puesto que de conformidad con un estándar que exige probar la

107 Por todas, véanse entre otras las sentencias recaídas en los siguientes asuntos: amparo
directo en revisión 715/2010 (sentencia de 29 de junio de 2011); amparo directo 21/2012
(sentencia de 22 de enero de 2014); amparo directo en revisión 4380/2013 (sentencia de 19 de
marzo de 2014); amparo directo en revisión 3980/2013 (sentencia de 26 de marzo de 2014);
amparo directo en revisión 3457/2013 (sentencia de 26 de noviembre de 2014); amparo directo
en revisión 3046/2014 (sentencia de 18 de marzo de 2015); amparo directo en revisión 2347/2014
(sentencia de 20 de mayo de 2015); amparo directo en revisión 3007/2014 (sentencia de 27 de
mayo de 2015); y amparo directo en revisión 3623/2014 (sentencia de 26 de agosto de 2015).
91
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

culpabilidad más allá de toda duda razonable sólo se podría condenar


a una persona si la hipótesis de la acusación está sólidamente
confirmada, lo que evidentemente se traduce en una protección con
mayor intensidad de los intereses del imputado, teniendo en cuenta los
costos que para éste tendría una decisión errónea desde el punto de
vista probatorio serían muy altos.

Por lo demás, vale la pena señalar que elevar el estándar para


exigir un grado de confirmación por encima del mínimo también puede
verse como un mecanismo que hace más racional desde el punto de
vista epistemológico la decisión por la que se declarara probado el delito
y la responsabilidad del imputado, toda vez que al exigir un alto nivel de
corroboración en la hipótesis de la acusación en términos globales se
minimiza la posibilidad de que en los procesos penales se cometa el
error que se está protegiendo con el estándar (condenar a inocentes),
al tiempo que se maximiza la posibilidad de acierto (condenar a
culpables), ya que estaremos más seguros de que las personas
condenadas realmente han cometido el delito por el que se les acusó.108

Con todo, los sistemas jurídicos también asumen que en


ocasiones resulta innecesario distribuir el riesgo de cometer errores
probatorios porque los intereses o derechos afectados por éstos son de
una entidad o naturaleza similar y, por tanto, merecen la misma
protección. Esto es lo que ocurre en la mayoría de los casos en los
procesos civiles, donde opera el estándar de prueba de la probabilidad
prevaleciente, que en la cultura anglosajona se conoce como
“preponderance of evidence”.109

108 Gascón Abellán, op. cit., p. 130.


109 Sobre el estándar de la “probabilidad prevaleciente”, véase Taruffo, Michele,
“Conocimiento científico y estándares de la prueba judicial”, en Juan Antonio Cruz Parcero y Larry
Laudan (compiladores), Prueba y estándares de prueba en el derechos, México, UNAM/IIF, 2010,
pp. 63-71.
92
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Una vez realizadas las consideraciones precedentes, es posible


abordar el problema planteado en el agravio de la recurrente en relación
con el estándar de prueba aplicable a un proceso civil que tiene por
objeto determinar si el padre de un menor ha dado lugar a una causal
de pérdida de la patria potestad. En primer lugar, si se traslada el
esquema antes expuesto a este tipo de procesos, los errores
probatorios que podrían presentarse y los intereses afectados en uno y
otro caso serían los siguientes: (i) declarar probada una causal cuando
esa conducta no se realizó (condenar a padres inocentes), sería un error
que afectaría un derecho muy relevante de uno de los padres, como es
la patria potestad que se ejerce sobre un menor; y (ii) declarar no
probada la causal de la perdida de la patria potestad cuando en el padre
sí realizó la conducta (absolver a padres culpables), sería un error que
afectaría sustancialmente al niño o al menos lo podría en riesgo de sufrir
un daño.

Ahora bien, durante algún tiempo esta Suprema Corte entendió


que la pérdida de la patria potestad constituía una sanción hacia el
padre por el incumplimiento de los deberes derivados de esta
institución.110 Si esto fuera así, parecería razonable que el estándar de
prueba protegiera los intereses del padre que eventualmente puede ser
sancionado con la pérdida de un importante derecho estableciendo un
alto nivel de corroboración para ese tipo de procesos civiles, como
pudiera ser requerir una prueba clara y convincente de los hechos para
dar lugar a la pérdida de la patria potestad, lo cual supondría una
exigencia similar a la del estándar conocido en la cultura anglosajona

Al respecto, véase la tesis de rubro “PATRIA POTESTAD. EL SUPUESTO NORMATIVO


110

QUE IMPONE SU PÉRDIDA POR ABANDONO INJUSTIFICADO DEL HOGAR CONYUGAL POR
MÁS DE 6 MESES, ES UNA SANCIÓN CIVIL QUE TRANSGREDE EL ARTÍCULO 22 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS”
93
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

como “clear and convincent evidence”. De esta manera, sólo se


decretaría la pérdida de este derecho cuando estuviera sólidamente
confirmado que el padre demandado realizó la conducta prevista en la
causal.

Así, un estándar de prueba exigente como el antes descrito


disminuiría en términos globales el riesgo de declarar probada la causal
en los procesos civiles cuando en realidad el padre no haya realizado la
conducta prevista en la ley para desencadenar la pérdida de la patria
potestad (condenar a padres inocentes), pero al mismo tiempo también
aumentaría la probabilidad de cometer el error de no declarar probada
la causal a pesar de que el padre haya realizado los hechos que se le
atribuyen (absolver a padres culpables). Como puede observarse,
desde este punto de vista, el estándar de prueba en casos de pérdida
de la patria potestad tendría la función de distribuir el riesgo de cometer
esos errores probatorios a partir de la consideración de que los
intereses de los padres merecen mayor protección al estar en juego un
derecho muy importante para ellos, como la patria potestad que ejercen
sobre sus hijos.

No obstante, también es posible considerar que los derechos o


intereses afectados, tanto de los progenitores como de los hijos,
merezcan la misma protección y, por tanto, entender que ambos tipos
de errores son igualmente asumibles, en cuyo caso no se requeriría de
un estándar particularmente exigente sino que bastaría que se
establezca el nivel mínimo de confirmación racional para dar por
probado un hecho, que no es otro que el estándar de la probabilidad
prevaleciente que opera en la mayoría de los procesos civiles y que fue
explicado anteriormente.

94
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

Así, el problema que esta Primera Sala debe resolver consiste en


determinar si en procesos civiles donde se demanda la pérdida de la
patria potestad a cargo de alguno de los progenitores a partir de ciertos
hechos que comportan algún tipo de abuso hacia el menor, debe
establecerse un estándar de prueba exigente que proteja con mayor
intensidad los intereses de los padres afectados por la eventual pérdida
de la patria potestad que ejercen sobre sus hijos, minimizando en
términos globales la probabilidad de condenar en esos procesos civiles
a progenitores inocentes y maximizando la probabilidad de acertar en
los casos en los que se declaran probados los hechos; o por el contrario,
si debe establecerse el estándar de prueba mínimo porque los intereses
de ambas partes afectadas por los errores probatorios merecen la
misma protección, de tal manera que los hechos relevantes tengan que
probarse con el estándar de prueba aplicable normalmente a todos los
procesos civiles, que es el estándar de la probabilidad prevaleciente.

Para responder este cuestionamiento es necesario recordar que


a partir del reconocimiento del rango constitucional de los derechos
fundamentales de los niños establecidos en tratados internacionales,
particularmente los contemplados en la Convención sobre los Derechos
del Niño, esta Primera Sala ha dejado de entender la pérdida de la patria
potestad como una sanción que se impone al padre por incumplir con
sus deberes, para sostener en cambio que se trata de una medida
necesaria para la protección del interés superior del niño, como lo
establece la citada tesis de rubro “PRIVACIÓN DE LA PATRIA
POTESTAD. SU FUNCIÓN COMO MEDIDA PROTECTORA DEL
INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR”.111

111 Décima Época, Registro: 2002864, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada,

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XVII, Febrero de 2013, Tomo 1,
Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a. XLIX/2013 (10a.), Página: 830.
95
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

En este orden de ideas, tampoco debe perderse de vista que el


artículo 19.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece
el derecho de los niños a ser protegidos contra toda forma de abuso,
incluido el abuso sexual. Así, esta Primera Sala considera que los
intereses de los padres inocentes que eventualmente podrían verse
perjudicados con el error consistente en declarar probada la causal
merecen la misma protección que los intereses de los menores
realmente afectados por la conducta de los padres que también podrían
verse perjudicados con el error consistente en declarar no probada la
causal.

Esta consideración se ve reforzada en casos como el presente,


cuando la pérdida de la patria potestad se demanda en un juicio civil
con apoyo en una acusación de abuso sexual, puesto que establecer
un alto estándar de confirmación con la finalidad de proteger los
intereses de los padres que pudieran resultar afectados por el riesgo de
cometer el primer tipo de error (condenar a padres inocentes),
expondría a los menores a un riesgo igual de indeseable, pues dadas
las características de los casos de abuso sexual (conductas que
normalmente se llevan a cabo de manera oculta, situaciones en las que
el testimonio de la víctima es la única prueba directa, etc.), un estándar
de prueba exigente se traduciría también en un menor número de casos
en los que el abuso sexual se declara probado y, correlativamente, en
un mayor número de casos en los que los episodios de abuso sexual se
declaran no probados, con lo cual el riesgo de cometer el segundo tipo
de error (absolver a padres culpables) también tendría un altísimo costo
en términos globales para los menores.

De acuerdo con lo anterior, esta Primera Sala estima que los


derechos fundamentales de los menores a ser escuchados en los

96
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

procesos judiciales y a ser protegidos contra toda forma de abuso, en


conexión con el interés superior del niño, imponen la exigencia de que
en procesos civiles cuando se demanda la pérdida de la patria potestad
que ejerce uno de los padres a partir de ciertos hechos que comportan
algún tipo de abuso hacia el menor se adopte el estándar de prueba de
la probabilidad prevaleciente.

Por lo demás, es importante señalar que el hecho de que una vez


aplicado el estándar de prueba se declare que no ha quedado probada
la hipótesis alegada en el juicio sobre el episodio de abuso sexual, ello
no significa necesariamente que la denuncia o el testimonio del menor
sea “falso”, “ficticio” o “erróneo”. Dadas las dificultades que
normalmente existen para acreditar este tipo de hechos, es posible que
en muchos casos esa decisión se explique simplemente porque la
hipótesis probatoria no ha contado con el nivel de confirmación
requerido por el estándar, de tal manera que la decisión de declarar que
no se han probado los hechos no comporta sin más una descalificación
del testimonio del menor.

III. Efectos de la sentencia

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, en la materia de la revisión


se modifica la sentencia recurrida y, en consecuencia, también debe
modificarse la concesión del amparo en los términos en los que había
sido otorgado el Tribunal Colegiado. Así, esta Primera Sala concede el
amparo al quejoso para el efecto de que la Sala responsable cumpla
con los siguientes lineamientos:

(i) Ordene la práctica de una prueba pericial a cargo de un


especialista en las técnicas desarrolladas por la psicología del

97
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

testimonio para evaluar la credibilidad de la declaración de niños


que se cree han sido abusados sexualmente.
(ii) La prueba pericial en cuestión no deberá suponer que la menor
vuelva a comparecer ante las autoridades judiciales para declarar
sobre el episodio de abuso sexual que ha venido relatando
durante toda la secuela procesal, lo cual sería totalmente
desaconsejable por la revictiminzación que supondría para ella
obligarla a declarar sobre esos hechos una vez más.
(iii) Dicha prueba pericial deberá tener como objetivo que el perito
examine la evolución de las declaraciones de la menor que obran
en la causa para determinar si dada la manera en la fue
entrevistada en todas esas ocasiones es posible arribar a alguna
conclusión sobre la credibilidad de su testimonio y, de ser así,
exponga y justifique sus conclusiones en los términos señalados
en esta ejecutoria.
(iv) Una vez recabada esa prueba, vuelva a analizar los agravios de
la apelante a la luz de la doctrina constitucional establecida en la
presente ejecutoria sobre la incidencia de los derechos
fundamentales de los menores a ser escuchados en los procesos
judiciales y a ser protegidos contra toda forma de abuso, en
conexión con el interés superior del niño, en la valoración del
testimonio infantil en casos de abuso sexual y el estándar de
prueba aplicable a los procesos por pérdida de patria potestad por
este tipo de hechos.

Por lo expuesto y fundado,

S E R E S U E L V E:

PRIMERO. En la materia de la revisión, se modifica la sentencia


recurrida.

SEGUNDO. La justicia de la unión ampara y protege a **********


contra la sentencia definitiva de 4 de octubre de 2013 dictada en el toca
********** por la Segunda Sala Familiar del Tribunal Superior de Justicia

98
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

del Distrito Federal, en los términos expuestos el último considerando


de esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de la presente resolución, vuelvan los


autos al Tribunal de su origen y, en su oportunidad, archívese el toca
como asunto concluido.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación por mayoría de tres votos de los señores Ministros: Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en contra del emitido
por el Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien se reserva el
derecho de formular voto particular. Ausente el Señor Ministro José
Ramón Cossío Díaz.

Firman el Presidente de la Sala y el Ministro Ponente con el


Secretario de Acuerdos, que autoriza y da fe.

PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA:

MINISTRO ALFREDO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA.

P O N E N T E:

MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA

99
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3797/2014

SECRETARIO DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA:

LIC. JUAN JOSÉ RUIZ CARREÓN

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley Federal


de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión
pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial
que encuadra en esos supuestos normativos. CONSTE.

100

También podría gustarte