Ar 123 2020 201027

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

En atención a lo dispuesto en el artículo 73, segundo párrafo, de la

Ley de Amparo, así como en la jurisprudencia de rubro:


“PROYECTOS DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DE LA NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO. SÓLO DEBEN PUBLICARSE
AQUELLOS EN LOS QUE SE ANALICE LA
CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD DE UNA
NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA
INTERPRETACIÓN DIRECTA DE UN PRECEPTO
CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN
MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.1, a continuación se hace
público el fragmento del proyecto de sentencia del Amparo en
Revisión 123/2020 en la cual se realiza el estudio de
constitucionalidad respectivo:

AMPARO EN REVISIÓN 123/2020


QUEJOSO Y RECURRENTE:
***********

PONENTE: MINISTRA NORMA LUCÍA PIÑA HERNÁNDEZ


SECRETARIO: SULEIMAN MERAZ ORTIZ

[…]

33. QUINTO. Estudio. En principio, cabe señalar que si bien en la demanda


de amparo el quejoso reclamó las fracciones I y V del artículo 141 de la
Ley Nacional de Ejecución Penal, la materia de estudio en la presente
ejecutoria únicamente comprenderá la fracción I, toda vez que el
recurrente no formuló agravio para controvertir la decisión del juez de
Distrito de negar el amparo respecto de la fracción V en comento, que
prevé el pago de la reparación del daño como uno de los requisitos para
conceder la libertad anticipada.

34. Máxime que el tribunal colegiado de origen en su resolución, reservó


competencia a esta Suprema Corte de Justicia de la Nación para el
examen constitucional del artículo 141, fracción I, de la Ley Nacional de
Ejecución Penal, en virtud de que el recurrente insistió en su

1
Jurisprudencia P./J 53/2014 (10ª.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I, P0.ágina 61.
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

inconstitucionalidad.

35. Ahora bien, la cuestión que plantea el recurrente implica verificar si fue
correcta la determinación del juez de Distrito al analizar la
constitucionalidad de la fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de
Ejecución Penal, en el sentido de que el beneficio de libertad anticipada
está condicionada a que no se haya dictado diversa sentencia
condenatoria firme al solicitante, lo que el recurrente estima violatorio
de los derechos de igualdad y reinserción social, previstos en los
artículos 1 y 18 de la Constitución Federal.

36. Deben declararse infundados los agravios que se proponen, ya que


esta Primera Sala al resolver el amparo en revisión 1138/20192,
determinó que tal porción normativa no era inconstitucional.

37. La Sala consideró que el artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución


Penal3, previsto en el Título Quinto, dentro del Capítulo II, denominado
“Libertad Anticipada”, establece diversos requisitos y condiciones que,
de ser cumplidos por el sentenciado, extinguen la pena de prisión que
le fue impuesta en juicio, de manera que podrá obtener su libertad antes
de que concluya el tiempo que habría de permanecer privado de su
libertad en el centro de reclusión, con la acotación de que sólo será la
pena de prisión la que se declare extinta, pues subsistirán las medidas
de seguridad y las sanciones no privativas impuestas en la sentencia.

38. De tal manera que dicho beneficio deberá ser tramitado ante el Juez de

2
Fallado en sesión virtual de veintidós de julio de dos mil veinte, por unanimidad de cinco
votos de los Señores Ministros: Norma Lucía Piña Hernández, Ana Margarita Ríos Farjat,
quien está con el sentido, pero se aparta de algunas consideraciones, Jorge Mario Pardo
Rebolledo (Ponente), Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Presidente Juan Luis González
Alcántara Carrancá.
3
“Artículo 141. Solicitud de la libertad anticipada
El otorgamiento de la libertad anticipada extingue la pena de prisión y otorga libertad al
sentenciado. Solamente persistirán, en su caso, las medidas de seguridad o sanciones no
privativas de la libertad que se hayan determinado en la sentencia correspondiente.
El beneficio de libertad anticipada se tramitará ante el Juez de Ejecución, a petición del
sentenciado, su defensor, el Ministerio Público o a propuesta de la Autoridad Penitenciaria,
notificando a la víctima u ofendido.
Para conceder la medida de libertad anticipada la persona sentenciada deberá además
contar con los siguientes requisitos:
I. Que no se le haya dictado diversa sentencia condenatoria firme; (…).”

2
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

Ejecución, a petición del sentenciado, su defensor, el Ministerio Público


o a propuesta de la Autoridad Penitenciaria; lo que debe ser notificado
la víctima o el ofendido.

39. Indicó que dentro de los requisitos previstos en el artículo 141, se


encuentra el relativo a que el sentenciado no tenga una diversa
sentencia de condena firme.

40. Es decir, el legislador previó como condición que debe cumplir el


sentenciado a la fecha de su solicitud de libertad anticipada, entre otras,
que no exista una diversa sentencia de condena firme en su contra,
pues ese beneficio sólo está disponible para primodelincuentes, ya que
la existencia de otro juicio penal por el que también se hubiera dictado
sentencia de condena que hubiera causado estado, no procedía el
otorgamiento del beneficio.

41. En el referido amparo en revisión 1138/2019, la Sala partió de que la


fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución Penal, no era
contraria al principio non bis in ídem, contenido en el artículo 23 de la
Constitución Federal, ya que en atención a lo resuelto en el diverso
amparo en revisión 747/20144, la prohibición de doble punición no se
actualiza cuando el legislador establece un beneficio de libertad
anticipada para quienes han sido sentenciados y están compurgando la
pena de prisión establecida en sentencia definitiva, pues ese acto no
implica de manera alguna juzgar dos veces a una persona por los
mismos hechos considerados delictivos, sino que se trata de un acto
jurídico que la ley establece como beneficio a favor de un sentenciado,
que se actualiza en la etapa de ejecución de la pena que le fue impuesta
como consecuencia del juzgamiento de una conducta delictiva; que
puede otorgársele siempre y cuando cumpla con los requisitos que para
ello establezca la ley de la materia.

4
Por unanimidad de cinco votos, de los señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea,
José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en sesión de ocho de abril de dos mil
quince.

3
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

42. Esto es -afirmó la Sala- el juez de ejecución sólo hace un ejercicio de


verificación a fin de establecer si el solicitante cumple o no con los
requisitos que la propia ley penal establece para conceder la libertad
anticipada, lo que de manera alguna implica un juzgamiento de hechos
delictivos; menos aún, un doble juzgamiento como el que prohíbe el
citado artículo 23 constitucional5.

43. Por otra parte, la Sala abordó el planteamiento de constitucionalidad


relativo a que la fracción I del numeral 141 de la Ley Nacional de
Ejecución Penal, es violatoria del derecho de reinserción social.

44. Para tal efecto, indicó que este Alto Tribunal ha tenido oportunidad de
pronunciarse en múltiples ocasiones respecto de la connotación que
tienen los beneficios de libertad anticipada a la luz del artículo 18 de la
Constitución Federal, como ocurrió al resolver las acciones de
inconstitucionalidad 16/20116, y 61/20167, así como los amparos en

5
Tal como se advierte de la tesis aislada 1a. CCXXVIII/2013 (10a.), de rubro y texto
siguientes:
“LIBERTAD PREPARATORIA. EL ARTÍCULO 85, FRACCIÓN I, INCISO B), DEL
CÓDIGO PENAL FEDERAL NO VIOLA EL PRINCIPIO NON BIS IN ÍDEM. El principio non
bis in ídem o de prohibición de doble punición, previsto en el artículo 23
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se actualiza cuando el Estado
juzga dos veces a una persona con motivo de los mismos hechos delictivos, pero no en
aquellos casos en que el legislador establece un beneficio de libertad anticipada
condicionado para quienes han sido sentenciados y están compurgando la pena de prisión
establecida en sentencia definitiva, pues ese acto no implica juzgar dos veces a una
persona por los mismos hechos considerados delictivos, sino que se trata de un acto jurídico
que la ley establece como beneficio a favor de un sentenciado, que se actualiza en la etapa
de ejecución de la pena que le fue impuesta como consecuencia del juzgamiento de una
conducta delictiva; beneficio que puede otorgársele siempre y cuando cumpla con los
requisitos que para ello establezca la ley de la materia. En este sentido, el artículo 85,
fracción I, inciso b), del Código Penal Federal, al prever que no se concederá la libertad
preparatoria a los sentenciados por el delito contra la salud previsto en el artículo 194 del
propio código, salvo que se trate de individuos en los que concurran evidente atraso cultural,
aislamiento social y extrema necesidad económica, no vulnera el referido principio
constitucional, pues en dicho supuesto el juez de ejecución que cuida el cumplimiento de la
pena, sólo hace un ejercicio de verificación de si el sentenciado solicitante cumple o no con
los requisitos establecidos por la propia ley penal para conceder el beneficio de una libertad
anticipada, lo cual no implica un juzgamiento de hechos delictivos y menos aún, un doble
juzgamiento como el prohibido por el artículo 23 constitucional.”
6
Resuelto en sesión de diecinueve de febrero de dos mil quince, por unanimidad de diez
votos, bajo la ponencia de la Ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.
7
Resuelto en sesión de cuatro de abril de dos mil diecisiete, por unanimidad de diez votos,
ausente el Ministro José Fernando Franco Salas, bajo la ponencia del Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea.

4
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

revisión 329/20118, 634/20129, 675/201210, 12/201311, 747/201412,


842/201613 y el amparo directo en revisión 1/201914.

45. Precisó que en dichos asuntos se consideró que los beneficios de


libertad anticipada tenían una finalidad eminentemente instrumental,
pero de ello no se seguía que su otorgamiento incondicional debía ser
considerado un derecho fundamental que asistiera a todo sentenciado,
pues correspondía al legislador determinar las condiciones de necesaria
concurrencia para su autorización a partir de la política criminal, porque
el propio precepto constitucional estableció que sería la ley secundaria
la que contemplaría esos beneficios.

46. En relación con el precepto constitucional aludido, se precisó que con


motivo de las reformas que había sufrido (dieciocho de junio de dos mil
ocho y diez de junio de dos mil once), se modificó la lógica general que
regía los objetivos y las funciones del sistema penitenciario. En
específico, advirtió los cambios siguientes:

a) La sustitución del término “readaptación” por “reinserción”.

b) El abandono del término “delincuente”.

c) La inclusión del fomento al respeto por los derechos humanos,


como medio para lograr la reinserción.

8
Resuelto en sesión de cinco de octubre de dos mil once, por unanimidad de cinco votos,
bajo la ponencia de la Ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.
9
Resuelto en sesión de veintiocho de noviembre de dos mil doce, por unanimidad de cinco
votos, bajo la ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.
10
Resuelto en sesión de diez de abril de dos mil trece, por unanimidad de cinco votos, bajo
la ponencia del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
11
Resuelto en sesión de diez de abril de dos mil trece, por unanimidad de cinco votos, bajo
la ponencia del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
12
Resuelto en sesión de ocho de abril de dos mil quince, por unanimidad de cinco votos,
bajo la ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.
13
Resuelto en sesión de veintiséis de abril de dos mil diecisiete, por mayoría de tres votos,
en contra del emitido por el Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ausente el Ministro José
Ramón Cossío Díaz, bajo la ponencia de la Ministra Norma Lucía Piña Hernández.
14
Resuelto en sesión de dieciocho de septiembre de dos mil diecinueve, por mayoría de
tres votos, en contra de los votos emitidos por los Ministros Luis María Aguilar Morales y
Juan Luis González Alcántara Carrancá (Presidente), bajo la ponencia de la Ministra Norma
Lucía Piña Hernández.

5
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

d) La inclusión de un objetivo adicional al de “lograr la


reinserción”, a saber: “procurar que la persona no vuelva a
delinquir”.

e) La adición del concepto “beneficios” como parte de la lógica


del sistema.

47. Se indicó que el abandono del término “readaptación” y, su sustitución


por el de “reinserción”, tenía un impacto crucial en la forma en que debía
entenderse el régimen penitenciario. A partir de las reformas aludidas,
el sentido de la pena adquirió finalidades distintas a las que se tenían
anteriormente. En otras palabras, con el cambio se pretendieron superar
ciertas prácticas incongruentes con el paradigma del “derecho penal del
acto”, el cual ponía énfasis en las conductas cometidas por el sujeto,
antes que en su personalidad. La superación del paradigma del derecho
penal del autor obedeció a la intención de abandonar cualquier
nomenclatura que pudiera resultar estigmatizante para la persona, tal
como el concepto de “desadaptado”.

48. Así, el hecho de que la Constitución Federal eliminara la posibilidad de


que el sistema penal operara bajo la premisa de que el infractor era un
sujeto al que podía atribuirse el adjetivo de “desadaptado”, ayudaba a
formar la convicción de que nuestro sistema actual se decantaba por un
derecho penal sancionador de actos o de delitos y no de
personalidades. Lo mismo demostraba el abandono del término
“delincuente”, pues también exhibía la intención del Constituyente
Permanente de eliminar cualquier vestigio de un “derecho penal de
autor”, permisivo de la estigmatización de quien había cometido un
delito. Así, el nuevo sistema penal operaba bajo el entendimiento de que
el infractor podía y debía hacerse responsable de sus propios actos, y
por tanto, bastaba con la comisión del delito (y su previa tipificación en
la ley) para que el Estado contara con legitimidad para sancionarlo.

49. Para fines ilustrativos se destacó la manifestación expresada en la


discusión de doce de diciembre de dos mil siete, en la Cámara de
6
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

Diputados (debate que integra el proceso de reforma constitucional en


materia penal de junio de dos mil ocho) que se transcribe:

“…Otra propuesta importante de la presente reforma es el


cambio del paradigma de la pena, en donde se transita de la
llamada readaptación social a la reinserción social, dejando
atrás la teoría que ubicaba al sentenciado como una persona
desadaptada socialmente o enferma, para considerar que el
individuo que cometió una conducta sancionada por el orden
jurídico, debe hacerse acreedor a la consecuencia jurídica que
corresponda, mediante la aplicación de la pena, antes de
volver a incorporarse a la sociedad.”

50. De ello se advertía -dijo la Sala- que el abandono de ciertos términos


tenía un impacto que trascendía a la mera nomenclatura. La reinserción,
como fin de la pena, no aceptaba la idea de que el culpable se
caracterizara por ser desadaptado, enfermo, o peligroso. Entonces,
para justificar la pena no era posible aludir a una especie de función
moralizadora por parte del Estado.

51. Se afirmó que había que distinguir que el nuevo texto del artículo 18
constitucional, tenía la función preponderante de ordenar la
consecución o la procuración de ciertos fines dentro del sistema
penitenciario. Es decir, establecía determinadas directrices que de
ahora en adelante debían regir la actuación de legisladores, jueces y
autoridades administrativas. De ese modo, nos encontramos con la
obligación a cargo de dichas autoridades de garantizar que los
establecimientos penitenciarios cuenten con ciertas cualidades; a
saber: la posibilidad de acceder al trabajo, a la capacitación para el
mismo, a la educación, a la salud y al deporte. Todo ello, en el marco
de un sistema respetuoso de la dignidad y los derechos del sentenciado.

52. En suma, la Sala consideró que dichas autoridades estaban obligadas


a procurar -como dice el texto constitucional- la generación de un
régimen penitenciario con características tales que su principal
propósito fuera desincentivar la comisión de nuevas conductas
delictivas por parte de quienes lograban obtener su libertad. Se precisó
que la procuración de tal fin no implica que fuera posible coaccionar al
7
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

sujeto, haciéndolo acreedor de castigos con motivo de su rechazo a


tales ofertas educativas, laborales o simplemente de formación
personal.

53. Por ello, la nueva lógica del sistema se traducía en el deseo por parte
del constituyente permanente, de aminorar los perjuicios que de facto
solían estar implicados con la pena privativa de la libertad; tales como
la falta de oportunidades para que la persona se desarrollara
adecuadamente en ese ambiente. Se buscaba evitar que cuando el
sentenciado recuperara su libertad, continuara teniendo los mismos
incentivos que antes para delinquir. La prisión debía ofrecerle medios
para su crecimiento como persona, en el ámbito educativo, laboral, etc.

54. Bajo ese nuevo modelo las instituciones penitenciarias debían funcionar
de tal forma que permitieran garantizar al sentenciado la posibilidad de
acceder a los medios de reinserción (salud, deporte, trabajo y
capacitación para el mismo). Y por otro lado, pretendía que fuera la
lógica de la protección de los derechos humanos la que inspirara y
determinara el funcionamiento de tales instituciones, de tal forma que
se garantizaran condiciones de vida dignas en prisión. Éste era el fin
constitucional al que principalmente aspiraba el artículo 18
constitucional reformado.

55. En ese plano explicativo, se refirió que a la luz de la lógica constitucional


apuntada, todos los beneficios de libertad anticipada que establecía el
legislador, también adquirieron una nueva connotación. Se podía decir
que tenían una finalidad eminentemente instrumental, porque eran
medios adecuados para generar los resultados y fines que el artículo 18
constitucional, segundo párrafo, adscribía al régimen penitenciario; a
saber: lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que
no volviera a delinquir.

56. Se aclaró que no debían confundirse los fines del sistema con la
justificación de la pena de prisión, pues si bien los beneficios eran los
medios adecuados para incentivar la reinserción, su otorgamiento
8
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

incondicional no debía ser considerado un derecho fundamental del


sentenciado.

57. Ello, porque si bien la nueva redacción del artículo 18 constitucional,


admitía la posibilidad de que se otorgaran beneficios a quien estuviera
en posibilidad de ser reinsertado, de ello no se seguía que existiera una
prohibición dirigida al legislador en el sentido de impedirle condicionar
tal otorgamiento. Por el contrario, el mandato constitucional disponía
que sería la ley secundaria, la que establecería los beneficios acordes
con el modelo de sistema penitenciario que diseñaba la Constitución
Federal.

58. En ese orden de ideas, para la Sala, la circunstancia de que se


establezcan condiciones de necesaria concurrencia para acceder al
beneficio de la libertad anticipada, así como el otorgamiento de
facultades de apreciación al Juez para que, a la luz de los requisitos
legales y del caso concreto, otorgue o no dicho beneficio, no resultaba
contrario al artículo constitucional en cuestión, pues sólo denotaba la
intención del legislador de proteger los derechos de la sociedad a la paz
y a la seguridad social.

59. Un aspecto importante que abordó la Sala, fue que tales condiciones o
requisitos estaban racionalmente conectadas con el fin que se pretendía
alcanzar, esto es, con la reinserción social del infractor, sobre la base
del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el
mismo y la educación, como dispone el precepto constitucional en
cuestión. De allí que haya estimado que los condicionamientos se
insertan en el válido marco de política criminal que el artículo 18
constitucional delega al legislador.

60. Lo anterior se ve reflejado en la jurisprudencia 1a./J. 16/2016 (10a.)15,


emitida por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, que se identifica con el rubro y texto siguientes:

15
Jurisprudencia 1a./J. 16/2016 (10a.).

9
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

“BENEFICIOS PENALES PARA LOS SENTENCIADOS. EL


HECHO DE QUE SE CONDICIONE SU OTORGAMIENTO,
NO ES CONTRARIO AL ARTÍCULO 18, PÁRRAFO
SEGUNDO, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. El
establecimiento de beneficios preliberacionales por el
legislador tiene una finalidad eminentemente instrumental, ya
que éstos constituyen los medios o mecanismos para generar
los resultados y fines que el artículo 18, párrafo segundo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, prevé
para el régimen penitenciario, como son lograr la reinserción
del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a
delinquir. Desde esta óptica, no deben confundirse los fines del
sistema penitenciario con la justificación para obtener el
beneficio de tratamiento preliberacional, pues el hecho de que
los beneficios sean medios adecuados para incentivar la
reinserción, no implica que su otorgamiento sea incondicional
ni que deban considerarse un derecho fundamental que asiste
a todo sentenciado, ya que si bien es cierto que el artículo 18,
párrafo segundo, constitucional admite la posibilidad de que se
otorguen beneficios a quien esté en posibilidad de ser
reinsertado, de su texto no se aprecia que exista prohibición
dirigida al legislador en el sentido de impedirle condicionar tal
otorgamiento; por el contrario, la norma constitucional
establece que será en la ley secundaria donde se preverán los
beneficios acordes al modelo de sistema penitenciario que
diseña la Constitución General de la República. Por tanto, el
hecho de que el legislador establezca condiciones de
concurrencia necesaria para el otorgamiento de los beneficios
de tratamiento preliberacional, así como el otorgamiento de
facultades de apreciación al juez para que, a la luz de los
requisitos legales y del caso concreto, conceda o no dichos
beneficios, no es contrario al artículo 18 de la Constitución
Federal, pues sólo denota la intención del legislador de que
ciertas conductas delictivas conlleven tratamiento más
riguroso, en aras de proteger los derechos de la sociedad a la
paz y a la seguridad sociales”.
61. En ese sentido, se afirmó que en congruencia con lo anterior, el Código
Penal Federal regulaba el beneficio de la libertad preparatoria para el
condenado, siempre y cuando cumpliera con los requisitos que el propio
código establecía. Y del mismo se advertía que la libertad preparatoria,
en los casos en que procedía, era un beneficio que tenía carácter
condicional y que puede dejar de ser efectivo cuando el solicitante no
cumpliera con los requisitos legales.

62. Por lo tanto, la Sala determinó que la negativa de otorgar esos


10
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

beneficios no implicaba que se incumpliera con las medidas previstas


en el referido artículo 18 constitucional para lograr la reinserción social
del sentenciado, pues no era una obligación constitucional, y sí por el
contrario, una facultad para el legislador ordinario, quien por razones de
política criminal consideró que no en todos los casos debían concederse
esos beneficios. Esto es, dicho precepto constitucional permitía que la
palabra del legislador en materia de beneficios de libertad anticipada,
tuviera un peso, y que esto no sólo dependía de la autoridad encargada
de determinar la duración de la pena. Los condicionamientos se
insertaban en el válido marco de política criminal que el artículo
constitucional citado delegaba al legislador.

63. Lo expuesto denota que para la Sala, es claro que los beneficios tienen
una finalidad eminentemente instrumental, en tanto que constituyen
medios adecuados para generar los resultados y fines que el artículo 18
constitucional, segundo párrafo, adscriben al régimen penitenciario, a
saber: lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que
no vuelva a delinquir. Y su función es incentivar que los sentenciados
opten por desempeñar acciones que los involucren con actividades
laborales, educativas, de salud y deportivas que, bajo ciertos
parámetros, se estimaban resocializadoras.

64. Sin embargo, la circunstancia de que exista una condición constitucional


que incentivara la reinserción, no significaba que el otorgamiento
incondicional o irrestricto de los beneficios de libertad anticipada
pudieran ser considerados un derecho fundamental; ya que la norma
constitucional establecía que sería en la ley secundaria donde se
preverían los beneficios acordes al modelo de sistema penitenciario que
diseña la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

65. También se indicó que la reforma acota la discrecionalidad de los


juzgadores de decidir sobre el otorgamiento de los beneficios, lo que
opera del siguiente modo: Siempre que una persona reúna los requisitos
señalados por el legislador para acceder a determinados beneficios y

11
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

se ubique en la hipótesis que los hacen procedentes, surte a su favor el


derecho de exigir su concesión y que le sea otorgada.

66. Bajo esa premisa, la discrecionalidad de los jueces en el otorgamiento


de beneficios de libertad anticipada, encuentra su límite en el hecho de
que no puede negarse la concesión de beneficios por motivos ajenos a
lo dispuesto en la ley, de manera que siempre que una persona reúna
los requisitos señalados por el legislador para acceder a determinados
beneficios y se ubique en la hipótesis que los hacen procedentes, surte
a su favor el derecho de exigir su concesión y que le sea otorgada.

67. Ahora bien, en una parte de sus agravios el recurrente argumenta que
el juzgador de amparo dejó de atender que frente al paradigma de
derecho penal del acto, previsto en el artículo 18 de la Constitución
Federal, en lo atinente a la ejecución de penas de prisión, debía
atenderse al comportamiento y actividades realizadas en prisión por los
sentenciados, que los ubicaran en condiciones de ser reinsertados a la
sociedad, sin que sea dable atender sus antecedentes penales.

68. Como se anticipó, deben declararse infundados dichos agravios, ya que


si bien la fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución
Penal, exige como requisito para la obtención de los beneficios de
libertad condicionada y libertad anticipada, que el solicitante no cuente
con otra sentencia condenatoria firme dictada en un diverso
procedimiento penal, ello atiende a que el legislador consideró que en
esta circunstancia el sujeto requiere del tratamiento que visualizó el
artículo 18 de la Constitución Federal, a través del cual, se busca que
el sentenciado sea reinsertado a la sociedad y que, cuando esto ocurra,
no vuelva a delinquir.

69. Por tal razón, contrariamente a lo que argumenta el recurrente, aun


cuando se considere que una de las maneras de hacer efectivo el
principio de reinserción social es mediante el diseño de un sistema de
beneficios preliberacionales, como sucede con la figura de la libertad
anticipada que se prevé en el Título Quinto de la Ley Nacional de
12
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

Ejecución Penal, se debe observar que tal beneficio no puede


concebirse como una prerrogativa incondicional que asiste a las
personas privadas de su libertad por una sentencia condenatoria, pues
esto no sería acorde con el sistema penitenciario diseñado en nuestra
Constitución.

70. Actuar en el sentido que propone el recurrente, esto es, permitir sin más
el acceso al beneficio de libertad anticipada, podría dar resultados
negativos en el proceso de reinserción social de algunos individuos. En
cambio, al establecer requisitos se diseña un sistema que incentive el
acceso a dicho beneficio, a fin de crear condiciones adecuadas para
potencializar sus efectos16, conforme lo pretende el principio de
reinserción social del numeral 18 de la Ley Fundamental.

71. En sustento a lo anterior, se retoma lo que en precedentes se ha


mencionado en el sentido de que si bien el principio de reinserción social
se ha entendido como un principio que debe permear toda la política
penitenciaria del Estado, también se debe atender que el legislador
tiene un amplio margen de configuración para determinar los requisitos
para acceder a los beneficios preliberacionales, razón por la que no
deben considerarse un derecho fundamental de las personas privadas
de la libertad sino una facultad de configuración legislativa.

72. Sobre esa base, carece de razón el recurrente al señalar que no deben
tomarse en cuenta los antecedentes penales del sentenciado para la
concesión de los beneficios preliberacionales, sino su comportamiento
y las actividades que realizó durante la compurgación de la pena de
prisión.

73. Conforme a lo que se ha expuesto, esta Primera Sala considera que


para conceder los beneficios preliberacionales al sentenciado, no debe
tomarse en cuenta el comportamiento del solicitante, como lo sugiere el
recurrente, ya que ello conduciría no sólo a tener que ponderar

16
Tal como lo consideró esta Primera Sala en la resolución de los Amparos en Revisión
634/2012, 673/2012, 675/2012, citados ut supra.

13
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

cualidades positivas, sino que también se tendrían que considerar los


aspectos negativos de su personalidad, lo que ha sido rechazado por
nuestro orden constitucional conforme al paradigma del “derecho penal
de autor”, ya que este Alto Tribunal se ha decantado por el paradigma
opuesto, esto es, el “derecho penal de acto”, mismo que obliga a no
tomar en cuenta las características personales del sentenciado a la hora
de imponer las sanciones penales.

74. Además, los antecedentes penales del sentenciado están relacionados


de manera genérica con la figura de la reincidencia, que es
precisamente uno de los aspectos que ponderó el legislador en términos
de la política criminal para hacer efectivo el principio de reinserción
social; y, al ser así, es que se llega a la estimativa de que las
características de la personalidad del sentenciado no deben ser un
factor a considerar para justificar la asignación de un beneficio
preliberacional.17

17
Es aplicable, por analogía, la Jurisprudencia 1a./J. 19/2014 (10a.), que a la letra dice:
“DERECHO PENAL DEL AUTOR Y DERECHO PENAL DEL ACTO. RASGOS
CARACTERIZADORES Y DIFERENCIAS. De la interpretación sistemática de los artículos
1o., 14, tercer párrafo, 18, segundo párrafo, y 22, primer párrafo, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, se concluye que nuestro orden jurídico se decanta por
el paradigma conocido como "derecho penal del acto" y rechaza a su opuesto, el "derecho
penal del autor". Entender las implicaciones de ello, requiere identificar sus rasgos
caracterizadores y compararlos entre sí. El modelo del autor asume que las características
personales del inculpado son un factor que se debe considerar para justificar la imposición
de la pena. Al sujeto activo del delito (que en esta teoría suele ser llamado delincuente)
puede adscribírsele la categoría de persona desviada, enferma, desadaptada, ignorante,
entre otros calificativos. Esta categorización no es gratuita: cumple la función de impactar
en la imposición, el aumento o el decremento de la pena; incluso permite castigar al sujeto
por sus cualidades morales, su personalidad o su comportamiento precedente frente a la
sociedad. Así, la pena suele concebirse como un tratamiento que pretende curar, rehabilitar,
reeducar, sanar, normalizar o modificar coactivamente la identidad del sujeto; también como
un medio que pretende corregir al individuo "peligroso" o "patológico", bajo el argumento de
que ello redunda en su beneficio. Por ello, el quántum está en función del grado de
disfuncionalidad que se percibe en el individuo. Ese modelo se basa en la falaz premisa de
que existe una asociación lógico-necesaria entre el "delincuente" y el delito, para asumir
que quien ha delinquido probablemente lo hará en el futuro, como si la personalidad
"peligrosa" o "conflictiva" fuera connatural a quien ha cometido un acto contrario a la ley.
Además, el derecho penal de autor asume que el Estado -actuando a través de sus
órganos- está legitimado para castigar la ausencia de determinadas cualidades o virtudes
en la persona (o, por lo menos, utilizarla en su perjuicio). En cambio, el derecho penal del
acto no justifica la imposición de la pena en una idea rehabilitadora, ni busca el
arrepentimiento del infractor; lo asume como un sujeto de derechos y, en esa medida,
presupone que puede y debe hacerse responsable por sus actos. Por ello, la forma en que
el individuo lidia en términos personales con su responsabilidad penal, queda fuera del
ámbito sancionador del Estado”.

14
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

75. Por lo anterior, resulta infundado que para la concesión de los beneficios
preliberacionales únicamente deba atenderse al cumplimiento de los
estándares para ser reinsertados a la sociedad, a saber, mediante la
capacitación, salud, deporte, trabajo y educación, sin importar que
adicionalmente a la pena de prisión que compurgan, exista alguna otra
sentencia condenatoria firme, pues ese requisito constituye el margen
de acotación en la aplicación de tales beneficios, conforme a lo que ha
dispuesto el legislador con base en razones de política criminal.

76. De allí que la fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución
Penal, al prever como requisito para el otorgamiento de la libertad
anticipada que el solicitante no cuente con uno o varios antecedentes
penales, permite cumplir los fines del sistema penitenciario, esto es,
lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no
vuelva a delinquir, en los casos que ha considerado el legislador.

77. Ello, porque como se estableció, el propio artículo 18, segundo párrafo,
de la Constitución Federal, se refiere a los beneficios que para el
sentenciado “prevé la ley”; de lo que resulta que el legislador tiene
potestad para generar ciertas limitaciones siempre y cuando éstas
resulten razonables y proporcionales; por lo cual, los condicionamientos
ligados al otorgamiento de beneficios de libertad anticipada,
precisamente, se ubican en ese marco de libre configuración legislativa,
tal como ocurre con la hipótesis normativa reclamada.

78. De tal manera que en el caso se está ante disposiciones legales


dictadas en cumplimiento al artículo 18 de la Constitución Federal, que
impone a las autoridades mexicanas organizar el sistema penal de
modo que esté orientado a la readaptación social y en cumplimiento del
cual tienen un margen de discreción normativa y aplicativa notable.
Donde el legislativo tiene un margen amplio para modelar la política
criminal en la República Mexicana y para decidir en ese contexto, qué
medidas se adoptarán para conseguir que el sistema de penas y su
ejecución se oriente al fin de la readaptación social del infractor.

15
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

79. De hecho, el establecimiento de los beneficios que extinguen o


suspenden provisionalmente la pena privativa de libertad, presuponen
la existencia de un proceso criminal debidamente concluido, que ha
llevado a la autoridad judicial a imponer una sentencia condenatoria en
contra de una persona que deberá compurgar una pena de prisión
determinada, de acuerdo con las leyes aplicables y las circunstancias
que singularizaron el caso concreto.

80. De allí que el precepto reclamado, al contemplar como una excepción


para la concesión de la libertad anticipada, a los solicitantes que hayan
sido condenados por una sentencia distinta de la que motivó la petición
del beneficio preliberacional, tampoco es violatorio del principio de
igualdad previsto en el artículo 1 de la Constitución Federal, al
configurar una medida que orienta la política criminal y penitenciaria del
Estado al objetivo de la readaptación social del infractor, pues se está
en un ámbito en el que no hay una afectación directa de derechos
fundamentales de los individuos, porque la Constitución no otorga el
derecho inviolable a que se otorgue un beneficio en lugar de cumplir con
la condena ordinaria determinada por un juez penal.

81. Además, no puede estimarse que la norma reclamada establezca una


distinción injustificada para el otorgamiento de la libertad anticipada, ya
que precisamente ese requisito se sustenta en incentivar la reinserción
social y que el sentenciado no vuelva a delinquir, lo que motiva
plenamente el referido trato diferenciado para acceder a la libertad
anticipada.

82. Efectivamente, esta Suprema Corte ha establecido que el principio de


igualdad ante la ley, contenido en el artículo 1 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, no implica que todos los individuos
deban encontrarse siempre y en cualquier circunstancia en condiciones
de absoluta igualdad, sino que dicho principio se refiere a la igualdad
jurídica, la cual se traduce en el derecho de todos los gobernados de
recibir el mismo trato que aquellos que se encuentran en similar

16
AMPARO EN REVISIÓN 123/2020

situación de hecho. Por ende, no toda desigualdad de trato es violatoria


de derechos, sino sólo cuando produce distinción entre situaciones
objetivas y de hecho iguales, sin que exista para ello una justificación
razonable e igualmente objetiva, de manera que a iguales supuestos de
hecho corresponden similares situaciones jurídicas.

83. En congruencia con lo anterior, si la ley sólo concede la libertad


anticipada a los solicitantes que no han sido condenados previamente,
esa diferencia de trato no es violatoria del principio de igualdad, pues la
medida está justificada en virtud de que un sentenciado que fue
condenado previamente, está bajo circunstancias jurídicas distintas,
entre ellas la reincidencia, como uno de los elementos que consideró el
legislador en términos de la política criminal para negar la libertad
anticipada, lo que impide que pueda recibir el mismo trato, al no
encontrarse en un plano de igualdad respecto de los solicitantes que no
han sido condenados previamente.

84. Es decir, el aludido requisito no vulnera el principio de igualdad, ya que


no constituye una discriminación por exclusión que atente contra los
derechos fundamentales, sino una distinción introducida por el
legislador que se justifica razonablemente en la mayor relevancia a la
sentencia de condena previa, para efecto de conceder o negar el
beneficio preliberacional.

85. En consecuencia, la fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de


Ejecución Penal, es acorde con los derechos fundamentales a la
igualdad y reinserción social reconocidos en los artículos 1 y 18 de la
Constitución Federal.

17

También podría gustarte