Ar 123 2020 201027
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Jurisprudencia P./J 53/2014 (10ª.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I, P0.ágina 61.
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inconstitucionalidad.
35. Ahora bien, la cuestión que plantea el recurrente implica verificar si fue
correcta la determinación del juez de Distrito al analizar la
constitucionalidad de la fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de
Ejecución Penal, en el sentido de que el beneficio de libertad anticipada
está condicionada a que no se haya dictado diversa sentencia
condenatoria firme al solicitante, lo que el recurrente estima violatorio
de los derechos de igualdad y reinserción social, previstos en los
artículos 1 y 18 de la Constitución Federal.
38. De tal manera que dicho beneficio deberá ser tramitado ante el Juez de
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Fallado en sesión virtual de veintidós de julio de dos mil veinte, por unanimidad de cinco
votos de los Señores Ministros: Norma Lucía Piña Hernández, Ana Margarita Ríos Farjat,
quien está con el sentido, pero se aparta de algunas consideraciones, Jorge Mario Pardo
Rebolledo (Ponente), Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Presidente Juan Luis González
Alcántara Carrancá.
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“Artículo 141. Solicitud de la libertad anticipada
El otorgamiento de la libertad anticipada extingue la pena de prisión y otorga libertad al
sentenciado. Solamente persistirán, en su caso, las medidas de seguridad o sanciones no
privativas de la libertad que se hayan determinado en la sentencia correspondiente.
El beneficio de libertad anticipada se tramitará ante el Juez de Ejecución, a petición del
sentenciado, su defensor, el Ministerio Público o a propuesta de la Autoridad Penitenciaria,
notificando a la víctima u ofendido.
Para conceder la medida de libertad anticipada la persona sentenciada deberá además
contar con los siguientes requisitos:
I. Que no se le haya dictado diversa sentencia condenatoria firme; (…).”
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Por unanimidad de cinco votos, de los señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea,
José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en sesión de ocho de abril de dos mil
quince.
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44. Para tal efecto, indicó que este Alto Tribunal ha tenido oportunidad de
pronunciarse en múltiples ocasiones respecto de la connotación que
tienen los beneficios de libertad anticipada a la luz del artículo 18 de la
Constitución Federal, como ocurrió al resolver las acciones de
inconstitucionalidad 16/20116, y 61/20167, así como los amparos en
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Tal como se advierte de la tesis aislada 1a. CCXXVIII/2013 (10a.), de rubro y texto
siguientes:
“LIBERTAD PREPARATORIA. EL ARTÍCULO 85, FRACCIÓN I, INCISO B), DEL
CÓDIGO PENAL FEDERAL NO VIOLA EL PRINCIPIO NON BIS IN ÍDEM. El principio non
bis in ídem o de prohibición de doble punición, previsto en el artículo 23
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se actualiza cuando el Estado
juzga dos veces a una persona con motivo de los mismos hechos delictivos, pero no en
aquellos casos en que el legislador establece un beneficio de libertad anticipada
condicionado para quienes han sido sentenciados y están compurgando la pena de prisión
establecida en sentencia definitiva, pues ese acto no implica juzgar dos veces a una
persona por los mismos hechos considerados delictivos, sino que se trata de un acto jurídico
que la ley establece como beneficio a favor de un sentenciado, que se actualiza en la etapa
de ejecución de la pena que le fue impuesta como consecuencia del juzgamiento de una
conducta delictiva; beneficio que puede otorgársele siempre y cuando cumpla con los
requisitos que para ello establezca la ley de la materia. En este sentido, el artículo 85,
fracción I, inciso b), del Código Penal Federal, al prever que no se concederá la libertad
preparatoria a los sentenciados por el delito contra la salud previsto en el artículo 194 del
propio código, salvo que se trate de individuos en los que concurran evidente atraso cultural,
aislamiento social y extrema necesidad económica, no vulnera el referido principio
constitucional, pues en dicho supuesto el juez de ejecución que cuida el cumplimiento de la
pena, sólo hace un ejercicio de verificación de si el sentenciado solicitante cumple o no con
los requisitos establecidos por la propia ley penal para conceder el beneficio de una libertad
anticipada, lo cual no implica un juzgamiento de hechos delictivos y menos aún, un doble
juzgamiento como el prohibido por el artículo 23 constitucional.”
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Resuelto en sesión de diecinueve de febrero de dos mil quince, por unanimidad de diez
votos, bajo la ponencia de la Ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.
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Resuelto en sesión de cuatro de abril de dos mil diecisiete, por unanimidad de diez votos,
ausente el Ministro José Fernando Franco Salas, bajo la ponencia del Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea.
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Resuelto en sesión de cinco de octubre de dos mil once, por unanimidad de cinco votos,
bajo la ponencia de la Ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.
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Resuelto en sesión de veintiocho de noviembre de dos mil doce, por unanimidad de cinco
votos, bajo la ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.
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Resuelto en sesión de diez de abril de dos mil trece, por unanimidad de cinco votos, bajo
la ponencia del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
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Resuelto en sesión de diez de abril de dos mil trece, por unanimidad de cinco votos, bajo
la ponencia del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
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Resuelto en sesión de ocho de abril de dos mil quince, por unanimidad de cinco votos,
bajo la ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.
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Resuelto en sesión de veintiséis de abril de dos mil diecisiete, por mayoría de tres votos,
en contra del emitido por el Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ausente el Ministro José
Ramón Cossío Díaz, bajo la ponencia de la Ministra Norma Lucía Piña Hernández.
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Resuelto en sesión de dieciocho de septiembre de dos mil diecinueve, por mayoría de
tres votos, en contra de los votos emitidos por los Ministros Luis María Aguilar Morales y
Juan Luis González Alcántara Carrancá (Presidente), bajo la ponencia de la Ministra Norma
Lucía Piña Hernández.
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51. Se afirmó que había que distinguir que el nuevo texto del artículo 18
constitucional, tenía la función preponderante de ordenar la
consecución o la procuración de ciertos fines dentro del sistema
penitenciario. Es decir, establecía determinadas directrices que de
ahora en adelante debían regir la actuación de legisladores, jueces y
autoridades administrativas. De ese modo, nos encontramos con la
obligación a cargo de dichas autoridades de garantizar que los
establecimientos penitenciarios cuenten con ciertas cualidades; a
saber: la posibilidad de acceder al trabajo, a la capacitación para el
mismo, a la educación, a la salud y al deporte. Todo ello, en el marco
de un sistema respetuoso de la dignidad y los derechos del sentenciado.
53. Por ello, la nueva lógica del sistema se traducía en el deseo por parte
del constituyente permanente, de aminorar los perjuicios que de facto
solían estar implicados con la pena privativa de la libertad; tales como
la falta de oportunidades para que la persona se desarrollara
adecuadamente en ese ambiente. Se buscaba evitar que cuando el
sentenciado recuperara su libertad, continuara teniendo los mismos
incentivos que antes para delinquir. La prisión debía ofrecerle medios
para su crecimiento como persona, en el ámbito educativo, laboral, etc.
54. Bajo ese nuevo modelo las instituciones penitenciarias debían funcionar
de tal forma que permitieran garantizar al sentenciado la posibilidad de
acceder a los medios de reinserción (salud, deporte, trabajo y
capacitación para el mismo). Y por otro lado, pretendía que fuera la
lógica de la protección de los derechos humanos la que inspirara y
determinara el funcionamiento de tales instituciones, de tal forma que
se garantizaran condiciones de vida dignas en prisión. Éste era el fin
constitucional al que principalmente aspiraba el artículo 18
constitucional reformado.
56. Se aclaró que no debían confundirse los fines del sistema con la
justificación de la pena de prisión, pues si bien los beneficios eran los
medios adecuados para incentivar la reinserción, su otorgamiento
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59. Un aspecto importante que abordó la Sala, fue que tales condiciones o
requisitos estaban racionalmente conectadas con el fin que se pretendía
alcanzar, esto es, con la reinserción social del infractor, sobre la base
del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el
mismo y la educación, como dispone el precepto constitucional en
cuestión. De allí que haya estimado que los condicionamientos se
insertan en el válido marco de política criminal que el artículo 18
constitucional delega al legislador.
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Jurisprudencia 1a./J. 16/2016 (10a.).
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63. Lo expuesto denota que para la Sala, es claro que los beneficios tienen
una finalidad eminentemente instrumental, en tanto que constituyen
medios adecuados para generar los resultados y fines que el artículo 18
constitucional, segundo párrafo, adscriben al régimen penitenciario, a
saber: lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que
no vuelva a delinquir. Y su función es incentivar que los sentenciados
opten por desempeñar acciones que los involucren con actividades
laborales, educativas, de salud y deportivas que, bajo ciertos
parámetros, se estimaban resocializadoras.
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67. Ahora bien, en una parte de sus agravios el recurrente argumenta que
el juzgador de amparo dejó de atender que frente al paradigma de
derecho penal del acto, previsto en el artículo 18 de la Constitución
Federal, en lo atinente a la ejecución de penas de prisión, debía
atenderse al comportamiento y actividades realizadas en prisión por los
sentenciados, que los ubicaran en condiciones de ser reinsertados a la
sociedad, sin que sea dable atender sus antecedentes penales.
70. Actuar en el sentido que propone el recurrente, esto es, permitir sin más
el acceso al beneficio de libertad anticipada, podría dar resultados
negativos en el proceso de reinserción social de algunos individuos. En
cambio, al establecer requisitos se diseña un sistema que incentive el
acceso a dicho beneficio, a fin de crear condiciones adecuadas para
potencializar sus efectos16, conforme lo pretende el principio de
reinserción social del numeral 18 de la Ley Fundamental.
72. Sobre esa base, carece de razón el recurrente al señalar que no deben
tomarse en cuenta los antecedentes penales del sentenciado para la
concesión de los beneficios preliberacionales, sino su comportamiento
y las actividades que realizó durante la compurgación de la pena de
prisión.
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Tal como lo consideró esta Primera Sala en la resolución de los Amparos en Revisión
634/2012, 673/2012, 675/2012, citados ut supra.
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Es aplicable, por analogía, la Jurisprudencia 1a./J. 19/2014 (10a.), que a la letra dice:
“DERECHO PENAL DEL AUTOR Y DERECHO PENAL DEL ACTO. RASGOS
CARACTERIZADORES Y DIFERENCIAS. De la interpretación sistemática de los artículos
1o., 14, tercer párrafo, 18, segundo párrafo, y 22, primer párrafo, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, se concluye que nuestro orden jurídico se decanta por
el paradigma conocido como "derecho penal del acto" y rechaza a su opuesto, el "derecho
penal del autor". Entender las implicaciones de ello, requiere identificar sus rasgos
caracterizadores y compararlos entre sí. El modelo del autor asume que las características
personales del inculpado son un factor que se debe considerar para justificar la imposición
de la pena. Al sujeto activo del delito (que en esta teoría suele ser llamado delincuente)
puede adscribírsele la categoría de persona desviada, enferma, desadaptada, ignorante,
entre otros calificativos. Esta categorización no es gratuita: cumple la función de impactar
en la imposición, el aumento o el decremento de la pena; incluso permite castigar al sujeto
por sus cualidades morales, su personalidad o su comportamiento precedente frente a la
sociedad. Así, la pena suele concebirse como un tratamiento que pretende curar, rehabilitar,
reeducar, sanar, normalizar o modificar coactivamente la identidad del sujeto; también como
un medio que pretende corregir al individuo "peligroso" o "patológico", bajo el argumento de
que ello redunda en su beneficio. Por ello, el quántum está en función del grado de
disfuncionalidad que se percibe en el individuo. Ese modelo se basa en la falaz premisa de
que existe una asociación lógico-necesaria entre el "delincuente" y el delito, para asumir
que quien ha delinquido probablemente lo hará en el futuro, como si la personalidad
"peligrosa" o "conflictiva" fuera connatural a quien ha cometido un acto contrario a la ley.
Además, el derecho penal de autor asume que el Estado -actuando a través de sus
órganos- está legitimado para castigar la ausencia de determinadas cualidades o virtudes
en la persona (o, por lo menos, utilizarla en su perjuicio). En cambio, el derecho penal del
acto no justifica la imposición de la pena en una idea rehabilitadora, ni busca el
arrepentimiento del infractor; lo asume como un sujeto de derechos y, en esa medida,
presupone que puede y debe hacerse responsable por sus actos. Por ello, la forma en que
el individuo lidia en términos personales con su responsabilidad penal, queda fuera del
ámbito sancionador del Estado”.
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75. Por lo anterior, resulta infundado que para la concesión de los beneficios
preliberacionales únicamente deba atenderse al cumplimiento de los
estándares para ser reinsertados a la sociedad, a saber, mediante la
capacitación, salud, deporte, trabajo y educación, sin importar que
adicionalmente a la pena de prisión que compurgan, exista alguna otra
sentencia condenatoria firme, pues ese requisito constituye el margen
de acotación en la aplicación de tales beneficios, conforme a lo que ha
dispuesto el legislador con base en razones de política criminal.
76. De allí que la fracción I del artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución
Penal, al prever como requisito para el otorgamiento de la libertad
anticipada que el solicitante no cuente con uno o varios antecedentes
penales, permite cumplir los fines del sistema penitenciario, esto es,
lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no
vuelva a delinquir, en los casos que ha considerado el legislador.
77. Ello, porque como se estableció, el propio artículo 18, segundo párrafo,
de la Constitución Federal, se refiere a los beneficios que para el
sentenciado “prevé la ley”; de lo que resulta que el legislador tiene
potestad para generar ciertas limitaciones siempre y cuando éstas
resulten razonables y proporcionales; por lo cual, los condicionamientos
ligados al otorgamiento de beneficios de libertad anticipada,
precisamente, se ubican en ese marco de libre configuración legislativa,
tal como ocurre con la hipótesis normativa reclamada.
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