El Corpiño (Cristina Siscar)
El Corpiño (Cristina Siscar)
El Corpiño (Cristina Siscar)
(Cristina Siscar)
1991
Tiene a su cargo la sección "Los libros de la cabecera" de la revista Humor
(hasta 1994).
1992
Recibe el segundo premio de cuento "Gloria Kehoe Wilson", otorgado por la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
1993
Editorial Colihue, de Buenos Aires, edita en la colección La Movida su novela
"Las líneas de la mano".
"Cristina Siscar, a su modo, escribe un cuento de hadas. Y lo hace bien.
Distribuye criteriosamente a santos y profanos, trae las benéficas tinieblas de la
mano de la Gitana y dispone de ciertos personajes turbadores: un ciego, la
profesora de música que arrastra una herida de amor, unos vecinos que
parecen sacados del reino del terror. Atenta a la realidad, jaquea el deseo
viajero de Griselda a través del dinero: sus padres no lo poseen y ella no puede
evitar pensar en el trabajo. Ese dilema no desautoriza la aventura, al contrario,
la hace concreta, la pone en su lugar de riesgo y sueño. La pregunta maldita
sería qué sucede al día siguiente, cuando debe volver o no a la oficina, al orden
de las obligaciones. No es necesario responderla, alcanza y sobra con saber
que esa planificación es alterable, que en ’Las líneas de la mano’ se dibuja un
destino trasgresor y cordial al mismo tiempo". (Fernando Fagnani, El Cronista
Cultural, 18 de octubre de 1993).
Publica su cuento "Bastidor, hijos, cañamazo" (en "Mujer y Memoria", selección
y prólogo Tununa Mercado, Silvia Plager y Sofía Laski, Torres Agüero Editor,
Buenos Aires) luego incluido en el volumen de relatos "Los efectos personales".
1994
Ediciones De la Flor, de Buenos Aires, publica el libro de cuentos "Los efectos
personales".
"’Los efectos personales’ se estructura alrededor de un mundo de objetos,
cicerones que nos introducen en la sofocada y palpitante selva de una
adolescencia femenina. Adolescencia que está fechada en un impreciso borde
entre las décadas del ’50 y ’60: las referencias físicas abundan en un libro que
es, todo él, un catálogo, un moroso recuento de cosas: el saquito de banlon; la
costura en las medias; los discos de 33 revoluciones; Blue Velvet sonando en
una pista de baile; los breteles del sostén; los bordados en bastidor;
polvorientos trenes con asientos de cuero marrón. Cristina Siscar no ha
elegido, para contar esa adolescencia, ni la peripecia ni la psicología ni la
intriga, sino la descripción de las cosas. La propuesta queda clara a partir del
epígrafe de Milosz: ’¿Qué pensarán de ti los objetos que te fueron
fraternalmente acogedores? ¿Su oscuro destino no estaba estrechamente
unido al tuyo?", escribió Álvaro Abós, en la revista Humor Nº 429, de octubre de
1994.
1999
Editorial Simurg publica en Buenos Aires la novela "La sombra del jardín".
"’La sombra del jardín’ de Cristina Siscar dibuja la parábola de una aventura
femenina por el paisaje del exilio: un itinerario a la vez onírico y dolorosamente
real, donde lo poético confluye con lo político. El sexo y la nostalgia del amor y
de la permanencia, el cuerpo que duerme en hogares transitorios, la memoria
del fuego y el alimento crean un tejido –a la vez sensual y evanescente– de
evocaciones y deseos. Profundamente simbólica, plena de resonancias
exquisitas y antiguas, ’La sombra del jardín’ inscribe en los laberintos de la
extranjería y el anhelo de una perdurable comunidad, otra cara posible de la
épica, donde no hay héroe guerrero sino la peregrina de un camino interior en
busca de un jardín perdido", señala María Rosa Lojo, en la revista First, Nº 154,
julio de 1999.
Por su parte, Mónica Sifrim, en el suplemento Cultura y Nación, del diario
Clarín del 6 de junio de 1999, dirá del libro:
"En su novela, Cristina Siscar exhibe una escritura musical que bien podría
leerse con deleite en voz alta. Su prosa, sembrada de palabras extranjeras, se
mira a cada rato en su espejito de mano y se retoca. Corrige el foco, como si
los sucesos hubieran ocurrido en una lengua indecible y el primer esfuerzo de
la novela fuera traducirlos de un modo irreprochable de la huella visual,
impresa en la memoria emotiva, a la etapa verbal de la narración. ’La sombra
del jardín’ se ocupa de lugares perdidos en un punto intermedio entre el
recuerdo y la imaginación, de escenas huidizas que por alguna razón se
convierten en cajas de resonancia".
2001
Compila y prologa la antología "El lenguaje de las cosas en la literatura del
siglo XX", publicada en Buenos Aires por la editorial Desde la Gente.
2003
La editorial Alción, de Córdoba, publica su libro de ensayo "El viaje. Itinerarios
de la lectura".
"Desde las primeras páginas, la autora construye un itinerario poético: Marco
Polo, Darwin, Basho, el poeta errante de Marguerite Yourcenar, Lanzarote, los
peregrinos medievales, los juglares, los comediantes, la cultura nómade.
Petrarca, Dante, el peregrinaje a Compostela, los viajes en diferentes
transportes, los miedos, no al avión sino al hombre por lo que significa el volver.
Lo que más retengo de la lectura de El viaje es el despliegue de una lógica,
una forma de sistematizar, de crear series con la diversidad, el espesor, el ritmo
y la función de hacer proliferar el sentido. Sugerencias y sensaciones, razones
y formas, efectos y revelaciones a través de las cuales se plantea el lazo entre
viajar y escribir, entre el afuera y el adentro, entre el desplazar y el retener,
entre lo objetivo y lo subjetivo. El viaje es una colección de estampas,
anécdotas, imágenes y citas que apuntan al carozo de la imaginación, a la
audacia y al desapego de salir de una escena para entrar en otra", señaló la
escritora Liliana Heer, en el texto leído en la presentación del libro, en
septiembre del 2003.