Actualización de Patología Del Ligamento Cruzado 2018
Actualización de Patología Del Ligamento Cruzado 2018
Actualización de Patología Del Ligamento Cruzado 2018
Introducción
Se han escrito innumerables artículos en la literatura ortopédica veterinaria sobre la
rotura del ligamento cruzado craneal (LCCr) canino, pero una publicación sigue siendo la piedra
angular. En 1952 el veterinario finlandés Saki Paatsama presentó su tesis doctoral: “lesiones del
ligamento en la articulación de la rodilla canina: un estudio clínico y experimental”. En su tesis
describió el movimiento de cajón, la degeneración del cartílago articular y las lesiones de menisco
asociadas y además presentó una de las muchas técnicas quirúrgicas para la resolución del
problema.
La rotura, parcial o total, del ligamento cruzado craneal es una alteración de base
traumática o no traumática, que induce inestabilidad articular craneocaudal con subluxación
craneal de la tibia, compresión y daño del menisco y desarrollo precoz de artrosis.
Síntomas:
Los síntomas de la rotura del LCCr son cojera insidiosa de gravedad variable (en roturas
completas y recientes las cojeras son severas que pueden pasar con el tiempo a cojeras
moderadas) que empeoran con el ejercicio, rotación externa de la rodilla, efusión en los bordes
lateral y medial del ligamento rotuliano, atrofia muscular, engrosamiento medial firme (fibrosis
periarticular en casos crónicos), “sit test” (cuando el perro se sienta lo hará con la rodilla rotada
externamente y con reducción de la flexión.) A veces se pueden notar y escuchar chasquidos al
andar (por rotura en asa de cubo del menisco).
Etiopatogenia:
Desde principios del siglo XX se conoce esta patología y siempre se pensó en un origen
traumático (como en humana) de la rotura del ligamento cruzado craneal, pero desde finales de
los años 80 se ha reconocido ampliamente que hay una implicación degenerativa o patológica
www.myramaranimalhospital.com 1
Jesús Sánchez Nicolás
Actualización en patologías de rodilla
en la inmensa mayoría de pacientes. Tanto es así que hoy en día hablamos en términos de
Enfermedad del ligamento cruzado craneal.
La rotura traumática, como hemos dicho muy poco frecuente en el perro, está asociada
a un traumatismo directo que produzca violenta rotación interna con la rodilla flexionada, o una
hiperextensión forzada de la rodilla.
Las roturas no traumáticas, (la inmensa mayoría en perros), son el resultado final de
alteraciones crónicas de tipo degenerativo de los componentes del propio ligamento (fibras de
colágeno, etc…) que en estudios recientes se ha demostrado que está asociada a una artropatía
de rodilla preexistente. Parece un hecho que inicialmente una patología inflamatoria de rodilla
(sinovitis) produce una rotura parcial o desgarros (casi siempre las zonas centrales del ligamento)
que provocará una ligera debilidad o estiramiento del LCCr que puede no producir cojera, pero
va a producir una ligera inestabilidad articular que terminará por desencadenar más procesos
inflamatorios, más daños en el ligamento y al final del proceso rotura total del ligamento, así como
osteoartrosis de la articulación.
Predisposición racial:
Afecta a todas las razas y puede manifestarse a cualquier edad, aunque presenta mayor
prevalencia en animales jóvenes y de mediana edad de talla grande-gigante y en perros adultos-
ancianos de tamaño pequeño
Factores predisponentes:
La rotura del LCCr está también está asociada a la obesidad, pobre musculatura del
muslo y anomalías anatómicas como: genu varum con mala alineación del cuádriceps y luxación
de rótula, fosa intercondilar estrecha, ángulo de meseta tibial aumentados, perros grandes que
apoyan con hiperextensión de rodilla por excesivo peso, angulación craneal de la tibia proximal
y torsión femoral distal.
Diagnóstico:
El diagnóstico de la rotura pasa por el estudio clínico, exploración física (pruebas del
cajón y la prueba de compresión tibial, prueba del “sentado”) donde además podremos
comprobar dolor a la hiperextensión, hiperflexión, engrosamiento del ligamento rotuliano y
engrosamiento del área periarticular medial. Además, estos perros presentan inestabilidad
articular, presentando prueba del cajón positiva, empuje tibial craneal positivo (en roturas
completas del ligamento cruzado) y rotación interna excesiva. Estas últimas pruebas deben
realizarse bajo anestesia o sedación con el animal en decúbito lateral y flexión parcial de la
articulación. Hay que tener cuidado con perros inmaduros porque fisiológicamente tiene algo de
laxitud ligamentosa.
www.myramaranimalhospital.com 2
Jesús Sánchez Nicolás
Actualización en patologías de rodilla
signo de Hoffa translación craneal de tibia cojera de no apoyo de miembro pélvico izquierdo
Tratamiento quirúrgico:
Multitud de técnicas han sido aplicadas en los últimos 70 años (Paatsama 1952, de
Angelis et al 1970, Arnoczky et al 1979 (over the top) … y multitud de artículos han sido
publicados en estas décadas y todos aportaban la no evidencia de superioridad de ninguna de
las técnicas quirúrgicas en el perro para la estabilización de la rodilla canina con rotura de LCCr.
La técnica específica elegida dependía de la preferencia individual del cirujano.
Mención especial hay que hacer a los estudios de Slocum y Devine de 1984 (donde se
describen el desplazamiento tibial craneal durante el apoyo de peso y la osteotomía niveladora
CTWO como tratamiento de la rotura del LCCr), y de Slocum y Slocum 1994 (donde se describe
la osteotomía radial: TPLO).
Otra mención especial debe tener los estudios de Tepic de 2002 y el consiguiente
desarrollo de la TTA.
Durante muchos años hubo controversia por saber cual de las técnicas (extracapsulares,
TPLO, TTA…) era superior, pero en todos los estudios los resultados eran muy similares sin
diferencias significativas. Esto ha cambiado en 2016 cuando Úrsula Krotscheck y cols. describe
una superioridad de TPLO sobre TTA y extracapsulares a largo plazo.
www.myramaranimalhospital.com 3
Jesús Sánchez Nicolás
Actualización en patologías de rodilla
Por lo tanto, a día de hoy, podemos afirmar que la TPLO se impone como la técnica
más precisa y que mejores resultados aporta al paciente a largo plazo.
Postoperatorio:
Al menos durante las siguientes 10 semanas postcirugía, los animales intervenidos
deben guardar reposo para dar tiempo a que haya cicatrización ósea en el lugar de la osteotomía.
Durante ese tiempo, el paciente podrá andar, pero siempre con correa evitando juegos con otros
animales. En el momento en que radiológicamente se compruebe cicatrización ósea, el paciente
será dado de alta y podrá volver a tener una vida completamente normal sin ningún tipo de
restricciones (10-14 semanas postcirugía)
Bajo nuestro punto de vista, cuando realizamos una cirugía por rotura de ligamento
cruzado craneal, hemos siempre de revisar los meniscos, mediante artrotomía o artroscopia en
el mismo tiempo quirúrgico de la cirugía.
www.myramaranimalhospital.com 4
Jesús Sánchez Nicolás
Actualización en patologías de rodilla
LCCr. La incidencia varía entre el 20 y el 77%. El menisco lateral pocas veces sufre lesiones
debido a su movilidad a diferencia del menisco medial que tiene poca movilidad por un gran
anclaje a tibia y ligamento colateral medial. Las lesiones suelen afectar a la parte caudal del
cuerpo caudal de los meniscos mediales en rodillas con LCCr por desplazamiento caudal de los
cóndilos femorales cuando se flexiona la rodilla. Los desgarros más comúnmente descritos son:
en forma radial, en forma de asa de cubo y con la zona más caudal desprendida y plegada. Los
meniscos tienen una escasa capacidad de curación ya que tienen poco aporte sanguíneo, por
eso el tratamiento está encaminado a preservar la mayor parte del menisco normal y retirar la
porción de menisco dañado (menisquectomía medial parcial, menisquectomía del polo caudal…)
Se han descrito un elevado porcentaje de lesiones meniscales postnivelación de meseta tibial
(TPLO), por lo que Slocum ideó la técnica de liberación meniscal como prevención de esta
patología. Esta técnica puede realizarse de dos formas: una liberación del menisco abaxial o
central que consiste en una incisión radial sobre el cuerpo del menisco medial inmediatamente
caudal al ligamento colateral medial o una liberación del menisco axial o caudal que se realiza
haciendo una sección radial sobre el ligamento meniscotibial caudal y el polo caudal del menisco
medial. Esta liberación permite el movimiento del menisco con respecto al cóndilo femoral medial
durante el empuje tibial craneal y previene el aplastamiento y lesión del menisco. Hoy en día esta
técnica es controvertida y hay varios artículos que la desaconsejan (Luther et al. 2009, Pozzi et
al. 2008…), aunque bajo nuestra propia experiencia, los resultados de la liberación son
excelentes.
Las opciones son pues: retirar las zonas de menisco dañadas (meniscetomías) y/o
liberación del menisco
Bibliografía:
www.myramaranimalhospital.com 5
Jesús Sánchez Nicolás