Historia de España
Historia de España
Historia de España
Entre los pueblos prerromanos, están los Íberos en la zona Mediterránea con un gran
desarrollo debido al contacto con oriente, y existiendo élites tanto dirigentes como guerreras,
tal y como se ve en sus ajuares. Se dedican a la ganadería y comercio. Los Celtíberos, serán
pueblos de origen europeo. Son tribales, con jefaturas guerreras en las mesetas y castros
elevados como Numancia, con una economía agrícola de subsistencia. Los Celtas, son las tribus
y clanes menos desarrollados, con verracos, campos de urnas, agricultura, ganadería, pillaje,
etc.
Los Tartesos desde el Norte de África, se instalan en la zona del Valle del Guadalquivir.
Formaron un protoestado con reyes (Argantonio), dedicándose a actividades agropecuarias, y
con una importante actividad minera y comercial.
Buscando el comercio, a España llegan los Fenicios desde el SVIII aC., fundando factorías como
Gadir o Malaka. Traen el torno alfarero, el uso del hierro o del salazón. Los Griegos, llegan de
Focea en el SVII aC, fundando colonias como Emporión o Rhodes. Traen la vid, el olivo, el asno,
gallina, cerámica de lujo y la moneda para comerciar con los íberos a los que influirán.
Finalmente, los Cartagineses, llegan en el VI aC, en el contexto de las guerras púnicas,
fundando colonias como Ebussus y Cartago Nova, y perdiendo definitivamente contra Roma.
Romanización es la asimilación de las formas de vida romanas en mayor o menor grado en los
diferentes territorios peninsulares. Como ejemplos tenemos la adopción de la lengua, el LATÍN,
el DERECHO, la religión politeísta y el CRISTIANISMO posteriormente, las OBRAS PÚBLICAS
como acueductos, arcos, calzadas, circos, administración, división provincial, social (libertos y
esclavos) y dando al imperio, personajes universales como Séneca, Marcial, Quintiliano,
Adriano, Trajano, etc.
Tras la crisis romana del SIII, Hispania, es invadida por pueblos barbaros y bizantinos.
En el 409, los Suevos ocupan Gallaecia, los Vándalos la Bética, y los Alanos la Lusitania y
Cartaginensis. El imperio manda a los visigodos para que los expulsaran, y crearan el reino de
Tolosa (Francia e Hispania) mediante un pacto de Foedus con Roma. Posteriormente tras ser
expulsados por los Francos, crearan el reino de Toledo (507) que tratará de consolidarse
unificando 3 aspectos.
Para el control del reino con poblaciones dispares, se apoyan en las siguientes instituciones:
- Asamblea de hombres libres, que escoge al rey, siendo una monarquía electiva e
inestable.
- Officium Palatinum, miembros de confianza de la nobleza que llevaran la
administración del tesoro, impuestos, etc. Dentro de ella destacan, el Aula Regia,
órgano consultivo con miembros de la nobleza y los concilios, reunión de carácter
religioso que justifica la autoridad real de origen divino, a cambio de privilegios, velar
por el cumplimiento de las leyes y control social.
- División provincial con Duces y Comes al mando de los territorios.
Aprovechando la guerra civil visigoda, entre Don Rodrigo y el bando de Witiza, los pueblos
musulmanes del Norte de África (árabes y bereberes), liderados por Tariq, vencen a los
visigodos en la batalla de Guadalete (711), destrozando al ejercito real. En un plazo de 3 años,
conquistan la península, exceptuando algunas zonas en el norte. Esta expansión se da por
pactos, capitulaciones y la pasividad de la población hispanorromana, frente a los visigodos.
- Emirato dependiente de Damasco, (711-756) siendo Al Andalus una provincia más del
Imperio Islámico.
- Emirato Independiente de Bagdad (756-929) se pasa la capital a Bagdad, tras el
asesinato de los Omeyas a manos de los Abassies. El último de los Omeyas,
Abderraman I, consigue escapar llegando a la península y proclamándose Emir. Habrá
luchas internas entre árabes y bereberes, y levantamientos populares de mozárabes y
muladíes contra el poder.
- Califato de Córdoba (929-1031), Abderraman III se desvincula religiosamente,
fundando el califato con capital en Córdoba, siendo un lugar de esplendor cultural con
Al-Hakam II y de expansión cuando Almanzor ostenta el poder, sustituyendo al califa.
Tras esto llegará un periodo de inestabilidad con las Taifas.
Con los conflictos internos de 1031, los gobernadores se independizan de la tutela del califato
y se proclaman reinos independientes (Taifas), cuyo enfrentamiento propiciará el avance
cristiano. Estas Taifas, tienen en común, su distribución por etnias y familias, su debilidad
política, la necesidad de pagar parias a reinos cristianos para su protección frente a otras Taifas
y un gran esplendor cultural.
En 1085, Alfonso VI conquista la Taifa de Toledo, lo que alarma al resto que piden ayuda a los
almorávides, imperio Bereber del Norte de África, fundamentalistas religiosos, que derrotaran
a los cristianos en Sagrajas (1086) y reunificaran Al Andalus. Tras su declive, llega un 2º periodo
de Taifas que serán reunificadas de nuevo por los Almohades (1146), imperio que instaurará
una ortodoxia religiosa en Al Andalus, tras vencer a Alfonso VIII en Alarcos. Llegarán a la
confrontación en las Navas de Tolosa (1212), donde las tropas cristianas se imponen,
cambiando el signo de la reconquista y sometiendo a los reinos musulmanes. Estas Taifas irán
siendo conquistadas, por Alfonso X, Fernando III o Jaime I como protagonistas, hasta la
conquista de las 3 coras del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
La Sociedad islámica será heterogénea y de vida mayoritariamente urbana, con una división
religiosa, entre musulmanes (árabes, musulmanes, y muladíes) y no musulmanes (Judíos y
Mozárabes). Hay jerarquización según la clase social, existiendo nobleza de sangre o de
servicio (funcionarios). Por debajo habrá comerciantes, burguesía urbana, artesanos, médicos,
juristas, etc. En el último rango los muladíes (que podían tener riquezas) y los esclavos.
La economía se basaba principalmente en la agricultura, impulsándola con el uso de acequias,
norias, cultivos (algodón, caña de azúcar, arroz, etc), por la etnia árabe. En cuanto a la
ganadería, el cerdo, perderá protagonismo frente a otras especies como la equina, siendo los
bereberes los que se dedicarán a ello. La minería crecerá, con importancia del uso de plata y
oro en monedas, con el dinar y el Dírhem. En la Artesanía los productos de lujo y textiles
tendrán el protagonismo junto con armas o brocados. Serán comercializados en rutas, por el
Mediterráneo, África y la ruta del oro de Sudán, hasta la India y Bizancio, pasando por Europa.
En el interior urbano, estará el zoco donde comerciaban con esos productos.
El reino de Asturias nace tras la batalla de Covadonga (722) y la proclamación de Don Pelayo
como Rey. Alfonso II trasladará la capital a Oviedo, y Alfonso III llevará el territorio hasta el
Duero, hasta que Ordoño II pasará la capitalidad a León. El conde Fernán González,
independizará los condados Castellanos, convirtiéndolos en un reino. Del SX hasta el SXII,
veremos el freno al impulso reconquistador en la zona del Tajo con la llegada de almorávides y
almohades, pese a llegar tímidamente al Guadiana y Jucar. En el SXIII con la victoria de las
Navas, se acabará sometiendo a las diferentes Taifas Musulmanas hasta Granada en 1492.
En los Pirineos nacerán una serie territorios que acabarán configurándose como reinos
independientes. En el Pirineo Occidental, se creará el reino de Pamplona (Navarra) con la
familia Arista, que alcanzará su esplendor con Sancho III. En el Pirineo Central, a la muerte de
Sancho III, alcanzará su independencia el reino de Aragón, uniéndose a los condados de
Sobrarbe y Ribagorza. Este reino aragonés, mediante políticas matrimoniales, pasará a
absorber a los condados catalanes del Pirineo Oriental con R Berenguer IV. Entre el SX y el SXII
llegarán hasta el valle del Ebro. Posteriormente a partir del SXIII se anexionarán Mallorca y
Valencia con Jaime I.
La sociedad en los reinos cristianos estaba jerarquizada, con nobleza y clero (alto y bajo), y el
pueblo llano en el grupo no privilegiado. Junto con ellos, habrá mudéjares (musulmanes en
tierras cristianas), y judíos, que suele vivir en el ámbito urbano. En el régimen señorial, se
instaurarán los vasallos en los señoríos jurisdiccionales, donde el señor tenía la potestad de
hacer leyes, cobrar impuestos, mantener el orden, etc.
Durante esta época, los diferentes reinos mediante políticas matrimoniales se fueron uniendo
(Castilla y León, Aragón y los condados Catalanes), siendo los monarcas la máxima autoridad
en los mismos, que a pesar de los intentos de la nobleza por limitar este poder, se acabará
consolidando, aprovechando levantamientos populares contra los nobles como los de los
payeses de Remensa, Irmandiños, forans, y la Busca contra la Biga, en el entorno de las
ciudades, fruto del hambre, peste, crisis, guerra, etc. Esta consolidación del poder real se hará
más efectiva en Castilla que en Aragón, tras las guerras civiles que llevaran a los Trastámara al
trono Castellano, a pesar de existir instituciones de control real como las cortes, fueros y el
Consejo Real.
En Castilla, tenemos una monarquía de origen divino, autoritaria, poder centralizado y con una
legislación basada en el derecho romano y las partidas de Alfonso X. Entre sus instituciones
estarán unas cortes consultivas, usadas para pedir fondos y recursos. Este reino contará
también con la Cancillería, el Consejo Real, donde el rey es asesorado, y la Audiencia o
Chancillería Real donde se aplicará la justicia real y la Hacienda.
En la corona de Aragón, veremos una confederación de varios reinos con un virrey al frente. La
monarquía será más débil, más descentralizada y pactista con la nobleza. Las instituciones
serán parecidas a las castellanas, con unas cortes, en este caso vinculantes, con poder de
decisión y en cada uno de los territorios que configuran la corona de Aragón. Habrá órganos de
vigilancia de las decisiones tomadas en ellas, con las Generalitat y la diputación. La Audiencia
Real contará con el justicia mayor de Aragón, y habrá consejo Real y Cancillería. El control de
estas instituciones provocará conflictos y revueltas populares.
En Navarra, la monarquía será de un carácter más débil, limitada y con injerencias por parte de
Aragón y Castilla, que tratarán de influir en sus políticas. Como el resto de reinos, contará con
instituciones como las cortes, la diputación o la cámara de Comptos.
Los RRCC, Isabel y Fernando, se casan en 1469, provocando la apertura del conflicto dinástico
que ocurrirá a la muerte de Enrique IV (1474), entre los partidarios de Isabel (Parte de Castilla
y Aragón), frente a los de Juana la Beltraneja, (Alfonso V de Portugal, Francia y una minoría
castellana). Este conflicto terminará con la firma del “Tratado de Alcaçovas”, en donde Isabel
es proclamada reina y firmará acuerdos territoriales con Portugal, acabando Juana en un
convento.
Mediante la firma de la “Concordia de Segovia” en 1475 por los RRCC, se proclamará la unión
dinástica y personal, pero no de los reinos, que tendrán sus instituciones funcionando de
forma independiente. En Castilla, el consejo Real que aconseja en política y justicia, la cual,
también contará con los corregidores y las Chancillerias de Valladolid y Granada. Las cortes
perderán fuerza al no ser casi convocadas. Se controlarán las Ordenes Militares y la seguridad
de los caminos con la Sta Hermandad. En Aragón los fueros se mantendrán y se potenciará a
los Virreyes. Podrán contar con el derecho de presentación y patronato. La inquisición como
órgano supranacional dará uniformidad religiosa y comenzará la construcción de un Eº
moderno, abandonando el feudalismo e incrementando el poder real, mediante el control del
ejército y la Hacienda.
- 3.2. EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GRANADA Y EL DESCUBRIMIENTO DE
AMÉRICA.
El 2 de enero de 1492 se culminará un proceso que comenzó en 1481, con la toma de Alhama y
Málaga y terminará con la rendición de Granada, aprovechándose los RRCC de la guerra civil
entre Muley Hacén, su hermano El Zagal y el hijo del emir y vasallo de los RRCC, Boabdil. Tras
someter la ciudad al asedio, se firman las capitulaciones, dando libertad religiosa a los
mudéjares, (que no será respetada). Con ello se consigue la unidad en la fe y parte de la
unidad territorial, (la cual finalizará con la unión de Navarra en 1512) siendo este, el proyecto
de ambos monarcas.
Tras la toma de Granada, se da luz verde al proyecto presentado por Colón de llegar por
occidente a la ruta de las especias de Asia. Los RRCC firman con el marino genovés, las
capitulaciones de Santa Fé, propiciando el primer viaje que saldrá de Palos (Huelva) el
03/08/1492, y que tocará continente americano (San Salvador) el 12/10/1492, pasando
previamente por Canarias. La confrontación llegará con Portugal, la otra potencia en las
colonizaciones atlánticas, con la firma por parte del Papa Alejandro VI de las “Bulas Inter
Caetera”, y que se zanjará con la firma del Tratado de Tordesillas en 1494, en donde se
trasladará la división del atlántico de 100 a 370 millas hacia el Oeste.
Carlos de Habsburgo recibirá una herencia formidable, siendo por parte materna, rey de
España y sus posesiones en 1517 y por parte paterna, emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico, junto con el resto de patrimonio Borgoñón en 1519. Este conjunto de territorios, le
acarreó, una activa política exterior, tratando de someter a los piratas berberiscos que
acosaban en el Mediterráneo, defendiendo la fe católica contra los Turcos y frente al incipiente
luteranismo en los territorios imperiales. Por la hegemonía en Italia se enfrentó a Francia,
hasta el final de su reinado. En el interior peninsular, luchó contra las Comunidades (1520-
1522), movimiento castellano, que surge como queja hacia los consejeros flamencos y la
regencia de Adriano de Utrech, en el contexto de su elección imperial. Pedían menor poder
real e impuestos, junto con una mayor presencia de las Cortes en la toma de decisiones. Tras la
batalla de Villalar, acabará esta rebelión, ajusticiándose a sus instigadores (Padilla, Bravo y
Maldonado). Venció también a las Germanías (1519-1523), movimiento social en la zona de
Valencia y Mallorca, donde los gremios y campesinos se levantaron frente a los señores y
mudéjares en un clima de epidemia de peste.
Las primeras colonizaciones serán de carácter privado tras firmar capitulaciones con la corona,
repartiéndose los botines. Desde la zona caribeña, se lanzarán las diferentes expediciones,
como el descubrimiento del Pacífico por Nuñez de Balboa 1513, la vuelta al mundo por Elcano
en 1522, Chile con Valdivia, o el llegar a Florida con Cabeza de Vaca. De vital importancia, será
la conquista del imperio Azteca ante Moctezuma por Hernán Cortés (1519-1522), fundando el
Virreinato de Nueva España, y el del imperio Inca por Pizarro y Almagro 1527-1533 frente a
Atahualpa, fundando el Virreinato del Perú, en los territorios del actual Ecuador, Perú y Bolivia.
La colonización se asentó sobre una serie de instituciones a ambos lados del Atlántico. A pesar
de ser jurídicamente súbditos de la corona española, a los indígenas a cambio de
evangelización y protección se les explotó mediante la encomienda y el repartimiento donde
reciben un pequeño salario. En el contexto de las explotaciones mineras, se aplicará la Mita, de
origen incaico. Habrá intentos infructuosos por parte de la corona y personajes como De las
Casas de invertir la situación, como con las leyes de Burgos y leyes Nuevas.
Las consecuencias para américa fue la implantación del cristianismo, el castellano, el adoptar
la cultura occidental y un gran descenso demográfico. Para España el situarse como primera
potencia mundial con nuevos productos como metales preciosos, cacao o tabaco en
monopolio.
- 3.6. LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: EL GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640.
En el SXVII, pasamos del trabajo meticuloso de Felipe II, a la dejadez y el delegar las funciones
de gobierno por parte de los Austrias menores, a figuras no institucionales y al margen de los
consejos, los válidos. Con Felipe III destacó el corrupto Duque de Lerma, que impulsó la nefasta
expulsión de los moriscos en 1609. Con Felipe IV, el reformista Conde Duque de Olivares, que
propuso la Unión de Armas, el Gran memorial y la red nacional de erarios en su proyecto
centralizador de España, que obtuvo reticencias plasmadas en revueltas en Andalucía, o
Vizcaya. Con Carlos II tendremos a Juan José de Austria, y a Nithard y Valenzuela en la regencia
anterior de su madre, enfrentándose a motines como los gatos de Madrid, los Barretines o las
segundas Germanías. En el contexto de la Guerra de los 30 años, las consecuencias de la
confrontación con Francia y la presencia de los tercios en Cataluña, trajo protestas de los
Segadors, que, en el corpus de sangre, depusieron al Virrey, buscando la tutela de Francia. Tras
los posteriores abusos franceses, en 1652 el condado barcelonés volverá a la soberanía de
Felipe IV. En Portugal, las políticas europeas poco interesantes para su oligarquía, generó un
clima de independencia que cristalizó en la proclamación de Juan IV como nuevo rey, que
apoyado por Francia e Inglaterra consiguió el reconocimiento de la independencia portuguesa
por parte de España.
Tras el gobierno pacificador de Felipe III tanto con Inglaterra o en la Tregua de los 12 años con
Países Bajos, se iniciará al final de su reinado, la Guerra de los 30 años (1618-1648), contienda
Europea que enfrentó a católicos (emperador Fernando II y España), frente a protestantes
(Príncipes alemanes, Suecia, Dinamarca, y Holanda tras acabar la tregua). Durante el reinado
de Felipe IV, el conflicto acarreará la decadencia Española, que tras décadas de guerra y
agotamiento tanto militar como financiero, acusará la entrada de Francia a favor del bando
protestante en 1635, que, sin haber sufrido el desgaste bélico del resto de países, aprovechará
la crisis de 1640 con los movimientos independentistas de Cataluña, Portugal o Andalucía, para
tomar la iniciativa tras su victoria Rocroi frente a los tercios, que precipitará la Paz de
Westfalia, entre los protestantes y los católicos, aceptándose la independencia de Holanda. El
conflicto seguirá entre España y Francia en el contexto de la rebelión catalana dando paso a la
firma del Tratado de los Pirineos, donde perderemos el Dominio de plazas en Flandes, el
Rosellón y la Cerdaña. Carlos II a pesar de perder el Franco Condado, conseguirá parar el
expansionismo de Luis XIV al formar la Liga de los Augsburgo junto a alemanes, ingleses y
holandeses.
La crisis que asoló Europa en el SXVII, tuvo una mayor repercusión en España, donde la
demografía descendió gravemente por las epidemias de peste, guerras, hambrunas y la
expulsión de 300.000 moriscos, que afectó principalmente al reino de Aragón. En la economía,
esta expulsión hará disminuir la producción agrícola (rentas de los nobles). Por otro lado, la
guerra fomentará el endeudamiento de la corona y la recesión de sectores como la industria,
el comercio, (tanto con américa, como en el interior) o en la artesanía, que quedará en manos
gremiales, ya que los recursos económicos se destinarán a los conflictos bélicos. La pérdida de
Países Bajos y sus telares tras Westfalia, propiciará el descenso de la Mesta, a favor de una
ganadería sedentaria al reducirse las exportaciones de lana. Esta crisis durará hasta 1680,
donde con Carlos II, habrá una bajada tanto de impuestos, como de presión fiscal, que
fomentará una recuperación económica y demográfica. En el ámbito social, crecerán los nobles
(que se endeudarán y hará una venta de títulos) y el clero (forma de subsistencia). La
burguesía tratará de ennoblecerse para no pagar impuestos y el campesinado sufrirá lo peor
de esta crisis creciendo el número de mendigos y pícaros, que emigrarán a Madrid, América o
a la periferia peninsular.
Durante la minoría de edad de Carlos II, su madre, Mariana de Austria, llevó una regencia
apoyada en su confesor, el jesuita Nithard, y en el intrigante Valenzuela, que creo una
camarilla afín mediante la venta de títulos. Ambos acabaron sucesivamente siendo desterrados
por Juan José de Austria, futuro valido de Carlos II, al ser hijo bastardo de Felipe IV y enemigo
enconado de la regente. El privado Medinaceli, consigue reflotar la economía mediante la
contención en el gasto público y la bajada de la presión fiscal, pero no evitó la aparición de
conflictos como los Barretines de Cataluña (por las malas cosechas e impuestos para la guerra),
Las 2ªs Germanías de Valencia (revuelta contra la nobleza por el pago a los señores tras la
expulsión morisca) o el Motín de los gatos de Madrid (por la subida del precio del pan, que
causo el cese de Medinaceli).
La incapacidad para tener descendencia de Carlos II, y la muerte del candidato escogido por la
regente, José Fernando de Baviera, hace que existan posteriormente 2 candidatos a sucederle
en el trono, Felipe de Anjou, candidato francés y Carlos de Austria, candidato imperial. A pesar
de los problemas jurídicos en la sucesión, la elección real recae sobre el candidato Borbón, lo
que no impedirá el conflicto sucesorio de la Guerra de Sucesión en 1701.
El conflictivo testamento de Carlos II, donde deja España a Felipe de Anjou, provoca un
conflicto europeo (Guerra de Sucesión 1701/1715) entre el candidato Borbón y Carlos de
Habsburgo. A Felipe de Borbón le apoyarán la Francia de Luis XIV y Castilla, mientras que a
Carlos le ayudará la Gran Alianza anti borbónica, y Aragón. En un principio, la contienda
favorece al aspirante austriaco, pero al heredar el Imperio, en 1711, se precipita el final de la
guerra tras el abandono de las tropas de la alianza, que desean un acuerdo que fomente un
equilibrio de fuerzas en Europa. Las victorias de Felipe en Almansa, Brihuega y Villaviciosa
favorecieron la firma de las paces de Utrecht 1713 y Rastatt 1714. Inglaterra obtendrá
Gibraltar y Menorca, junto a privilegios económicos, como el navío de permiso, el fin del
monopolio americano y el asiento de negros. Austria recibirá Flandes junto a Milán, Nápoles y
Cerdeña en Italia, mientras que Sicilia irá a Saboya. Felipe V, tras comprometerse en no unir
nunca las coronas francesa y española, obtendrá el trono español y las posesiones de América.
Felipe V realiza el 1er pacto de familia, en la Guerra de Sucesión polaca 1733, recuperando
Nápoles y Sicilia, y el 2º Pacto de familia, en la Guerra de Sucesión Austriaca 1743, obteniendo
Parma. Carlos III hará el 3er Pacto de familia en 1761, participando en las Guerras de los 7 años
y de Independencia de EEUU, obteniendo Florida y Menorca.
Con la llegada de los primeros borbones (Felipe V, Fernando VI y Carlos III) se implementarán
en España los modelos centralistas y absolutistas de Francia. Fruto de esta uniformidad, se
promulgan los Decretos de Nueva Planta (Aragón y Valencia, 1707; Mallorca, 1715; Cataluña,
1716), en donde se eliminarán los fueros, instituciones y privilegios propios de los reinos de la
corona aragonesa, como castigo por el apoyo dado al archiduque Carlos, durante la guerra de
independencia. Se cambió los Virreyes por capitanes generales, desaparecieron las fronteras y
aduanas y se creó la figura del intendente. Se castellaniza el reino, absorbiendo las cortes
castellanas a las aragonesas en las cortes generales de todo el estado, siendo las únicas
existentes, (junto con las de Navarra, que, debido a su ayuda durante el conflicto sucesorio,
mantendrán sus fueros e instituciones). El ejército se irá profesionalizando, sustituyendo los
regimientos a los tercios, y creando la Guardia Real.
El comercio mejorará por las ideas introducidas por las Sociedades Económicas de Amigos del
País, o la emisión de deuda pública por medio del recién creado Banco de San Carlos. Las leyes
de nueva planta y el catastro de Ensenada, fomentará las contribuciones únicas en los
diferentes reinos.
Cataluña crecerá con la consolidación de una burguesía agraria, que obtendrá excedentes
comerciales con el vino, que invertirán en la futura industrialización textil.
Carlos III (1759-1788) llegará a España tras gobernar Nápoles, y será el ejemplo del
Reformismo Ilustrado típico del final del Antiguo Régimen, donde se buscarán políticas
benefactoras, pero sin contar con el pueblo. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Llegará
con secretarios italianos que impulsarán reformas, pero tras el motín de Esquilache, motivado
por el cambio en la indumentaria madrileña y la liberalización del precio del trigo, expulsará a
este último, junto con los Jesuitas y se acabará rodeando de Secretarios españoles como el
Conde de Aranda, Floridablanca, Campomanes, etc. Tomarán medidas como la urbanización de
Madrid, colonización de Sierra Morena, inicio de la Reforma Agraria, y la entrada en el 3er
pacto de familia en el contexto de la Guerra de los 7 años y la Independencia de EEUU.
A la muerte de Carlos III, llega al poder su hijo Carlos IV (1789-1808), cuya nula capacidad para
el gobierno, junto con el desmoronamiento del Antiguo Régimen, el cual, tras la Revolución
Francesa 1789, empezará a desquebrajarse a lo largo del SXIX, traerán una auténtica
revolución política a España.
La subida de los precios, la bancarrota que propició la expropiación de bienes eclesiásticos, las
malas condiciones de vida, junto con el gobierno de Godoy, favorito de la reina Mª Luisa de
Parma, la cual, le aupó desde ser un guardia de Corps, hasta ser el válido del rey, en
detrimento de Floridablanca o el Conde de Aranda, (antiguos ministros de Carlos III), fomentó
la aparición de un grupo de oposición (partido Fernandino) encabezado por el futuro Fernando
VII.
La caída de la monarquía Borbónica en Francia, hará que se abandonen los Pactos de Familia, y
se inicie la desastrosa Guerra de la Convención, que acabará con la firma de la paz de Basilea
1795 y Tratado de San Ildefonso. Tras esto, se iniciará un nuevo periodo de amistad entre
Francia y España que hará que luchemos en la Guerra de las Naranjas y la batalla de Trafalgar
1805, con desigual resultado para España, y que derivará en la firma del Tratado de
Fontainebleau 1807 por Godoy, en el que se permitirá el paso del ejército francés por España,
que con la excusa de conquistar Portugal (aliado habitual de Inglaterra, que sería dividida y
repartida en 3 partes), terminará por ocupar la parte Norte del Ebro, proponiendo Napoleón,
fijar la frontera entre ambos países en dicho rio.
Este escándalo, junto con el intento de Godoy de trasladar a la familia real a Andalucía y
posteriormente a América si hiciera falta, hará que el partido Fernandino realice un motín en
Aranjuez 19/03/1808, que provocará la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV, en su hijo
Fernando VII. Ante esta situación de crisis política, Napoleón engañando a ambos monarcas,
les invitará a ir a Bayona, con la idea de mediar en el conflicto familiar. Una vez en territorio
francés, el emperador obligará a Fernando VII a abdicar de nuevo en su padre Carlos IV, el cual,
renunciará a sus derechos dinásticos y le dará la corona a Napoleón, que se la cederá a su
hermano José Bonaparte (José I).
La suma de la presencia de las tropas francesas en la península, junto con “el cautiverio” de la
familia real, provocaron un levantamiento popular en toda España, iniciado el 2 de mayo de
1808 en Madrid, en donde el pueblo, junto con oficiales del cuartel de Monteleón, se
sublevaron frente a los franceses, que respondieron con Murat al mando, fusilando en Príncipe
Pio a numerosos madrileños el 3 de mayo, dando paso a la Guerra de Independencia (1808-
1814).
Este vacío de poder hizo que en las zonas no ocupadas se erigieran nuevos poderes locales, y
provinciales, representados por Juntas, coordinadas todas por la Junta Central Suprema,
constituida en Aranjuez (septiembre-1808) y presidida por Floridablanca, que dirigirá el
ejército nacional y asumirá la soberanía nacional en nombre de Fernando VII.
Frente a estas Juntas, José I, con la idea de impulsar reformas que sedujeran a parte de la
población (afrancesados), impulsa el Estatuto de Bayona, Carta otorgada que pretendía
modernizar las estructuras políticas españolas tomando como modelo el sistema francés, con
medidas como: supresión de Secretarías y Consejos por ministros, abolición de la jurisdicción
señorial, eliminación de barreras aduaneras, disolución de la Inquisición y reducción de
conventos. A pesar de contar con unas cortes y ciertas libertades, seguiría un modelo
autoritario a la imagen del usado por Napoleón en Francia.
Durante la Guerra de Independencia (1808-1812), tendrán lugar las Cortes de Cádiz, que
traerán los inicios del liberalismo y los primeros intentos de acabar con el Antiguo Régimen.
Esta Junta Central Suprema se constituirá en Sevilla en 1808, donde, ante la ausencia del
monarca en la península, tras la pérdida de prestigio por las derrotas militares durante el
transcurso de la guerra y junto con el comienzo del proceso emancipador americano, dará
paso a un Consejo de Regencia en 1810, compuesto por tan solo 5 miembros en La Isla de
León, Cádiz, que asumiendo la Soberanía Nacional en nombre del rey, pondrá las bases de la
Asamblea Nacional Constituyente que creará la Constitución de Cádiz de 1812.
Los diputados venían de las clases medias, con una gran presencia de eclesiásticos (solo 3
obispos), profesiones liberales como abogados, militares, funcionarios, catedráticos, un
médico, escritores, o comerciantes y también con miembros de las colonias americanas que
estuvieron representadas. La nobleza se encontraba en inferioridad con 14 miembros de un
total de 303.
Entre estos 303 diputados había 3 tendencias. Los Liberales, partidarios de grandes reformas
revolucionarias, los Jovellanistas (ilustrados), partidarios del reformismo ilustrado, y los
Absolutistas que deseaban blindar dando más poder y atribuciones al rey manteniendo el AR.
Por ello contaremos con una constitución que propondrá una monarquía constitucional (las
cortes juraron fidelidad a Fernando VII), en donde los liberales (sufragio censitario, derechos
civiles y de propiedad privada) y la iglesia (catolicismo religión oficial) serán los grandes
vencedores.
Las cortes funcionan hasta 1814, pero este texto no llegó a aplicarse debido al conflicto bélico
de la Guerra de Independencia contra Francia y a la abolición de la misma a la llegada de
Fernando VII tras el manifiesto de los Persas. A pesar de ello es un símbolo del liberalismo.
Tras firmar el tratado de Valençay con Napoleón (diciembre 1813) y el juramento de fidelidad
a su figura por parte de las Cortes de Cádiz, Fernando VII vuelve a España dilatando su llegada
a Madrid, para calcular los apoyos que tiene para abolir la Constitución de 1812 que limita sus
poderes. Un grupo de 69 diputados serviles, le entregan el Manifiesto de los Persas, que dará
paso a la firma del Tratado de Valencia al ver el apoyo del General Elío y la poca
representación de la constitución entre la población española. Este Decreto eliminará toda
acción realizada por las Cortes de Cádiz.
Sexenio Absolutista (1814-1820). Tras abolir la constitución, disolverá las cortes y empezará la
caza de liberales que provocaran el primer exilio español y la eliminación de ciertos derechos
como el de libertad de prensa. Por otro lado, volverán antiguas instituciones del Antiguo
Régimen como la Inquisición, la Mesta, los Jesuitas o la Sociedad Estamental, todo ello
apoyado por la iglesia y los grandes terratenientes.
Los problemas derivados de un gobierno sin fuerza, una intensa crisis económica motivada por
los conflictos con las colonias americanas y la oposición liberal, cristalizaran en varios
pronunciamientos militares fallidos (Un jefe militar se revela haciendo una proclama) como los
de Espoz y Mina, Lazy o Porlier, hasta que en el 01/01/1820 triunfa el levantamiento de Riego
en Cabezas de San Juan (Sevilla) con las tropas que irían a frenar las continuas sublevaciones
de los caudillos iberoamericanos.
Trienio Liberal (1820-1823). El pronunciamiento de Riego, obliga al Rey FVII a seguir la senda
liberal, reponiendo la constitución de 1812 y sus leyes, como la eliminación de la Inquisición,
los Jesuitas y el Régimen Señorial, o la vuelta de los intentos desamortizadores y la Milicia
Nacional. Aprueban nuevas leyes como la supresión de Monasterios, Reglamento de
Instrucción Pública, el 1º Código Penal, la división de España en 52 provincias.
Dentro de este trienio, habrá 2 grupos. Los Moderados o doceañistas, antiguos diputados de
Cádiz, como Argüelles y Martínez de la Rosa, que querían un Sufragio Censitario y unas Cortes
Bicamerales, para limitar la Soberanía Nacional y compartirla con el monarca. Gobernaron de
1820-1822. El otro grupo son los Exaltados o veinteañistas, revolucionarios como Mendizabal o
Alcalá Galiano, que proponen Sufragio Universal, Cortes Unicamerales y Soberanía Nacional.
Gobiernan de 1822-1823.
La oposición a este gobierno liberal será el ejército, que protagoniza algún levantamiento
como el de la Guardia Real, el campesinado, y el Rey, que estará detrás de la creación de la
Junta Absolutista de Bayona o la Regencia de Urgell, gobierno paralelo en su nombre, ya que
para ellos, este se encuentra cautivo por el gobierno liberal. Las potencias europeas con
Francia a la cabeza, mandarán a los 100.000 hijos de San Luis, para socorrer al monarca y
eliminar el gobierno liberal, con el Duque de Angulema al frente, en el contexto de la Santa
Alianza absolutista, creada tras la derrota de Napoleón.
Década Absolutista u Ominosa (1823-1833), Tras los últimos cambios, la vuelta al absolutismo
es complicada por lo que se pasará a un cierto reformismo moderado. Entre las reformas
veremos la creación del consejo de Ministros, el Mº de Fomento, los 1º Presupuestos del
Estado, El Código de Comercio, el Tribunal de Cuentas, el Banco de San Fernando o la Bolsa de
Madrid en 1831, con López Ballesteros como ministro.
Emancipación de América. Durante este primer tercio de Siglo, se dará en las colonias
americanas un proceso emancipador motivado por varios factores, como son la Independencia
de EEUU, el influjo de las ideas de la Ilustración, la Revolución Francesa o las Cortes de Cádiz, el
apoyo a la insurrección por parte de Inglaterra, la gran presión fiscal a la que se somete a
dichos territorios fruto de las reformas borbónicas del SXVIII que dejaban a los criollos fuera de
la representación política, o la debilidad de España tras la Guerra de Independencia y sobre
todo tras el desastre de la Armada en Trafalgar.
Solo quedarán islas como Cuba, filipinas, Puerto Rico o las Marianas, pasando España a ser una
potencia de 2º orden, y recibiendo un duro golpe la Hacienda, el Comercio, y la industria
Catalana.
Estas colonias seguirán bajo un segundo colonialismo del resto de países Europeos.
Este conflicto enfrentará a 2 bandos, por un lado, los Tradicionalistas, del mundo rural,
deseosos de la vuelta del Antiguo Régimen, los Fueros, bajo el lema de (Dios-Patria-Rey). En el
otro bando, los Liberales, del mundo urbano, centralistas, pidiendo Soberanía Nacional, y
división de poderes.
El general Cabrera seguirá durante un año más el conflicto y posteriormente, habrá una 2ª G.
Carlista 1846 (boda de Isabel II) y una 3ª con la revolución Gloriosa en 1869.
Los liberales tendrán 2 partidos, los Moderados (doceañistas) que piden Soberanía Compartida
(Rey-Cortes) y limitar derechos individuales y los progresistas (veinteañistas) que desean
Soberanía Nacional y limitar los poderes del rey. Tratarán de acabar con el Antiguo Régimen.
En la Regencia de Mª Cristina (1833-1840), habrá una fase moderada (1833-1835) con Cea
Bermúdez o Martínez de la Rosa que buscarán consenso y propondrán el Estatuto Real de
1834, Carta otorgada con un legislativo con 2 cortes (Estamento de Próceres puestos por el rey
y Estamento de Procuradores escogidos por sufragio restringido) y el ejecutivo en manos del
rey. No habrá Soberanía Nacional, ni derechos individuales.
El mal curso de la guerra, hará que una revolución liberal tome el mando (1835-1840), donde
Mendizabal comenzará la desamortización de bienes del clero, suprimirá conventos, dará
libertad de imprenta, tratando de acabar con el AR. Estas medidas progresistas harán que Mª
Cristina, trate de volver al moderantismo haciendo dimitir a Mendizabal, lo que acarreará el
pronunciamiento de la Granja, que dará lugar a un gobierno progresista encabezado por
Calatrava, que establece la Constitución de 1812 y eliminará el Régimen Señorial, el diezmo, el
mayorazgo y la Ley Municipal. Publicarán una nueva Constitución progresista en 1837 con
Soberanía Nacional, Cortes Bicamerales (Senado escogido por el Rey y Congreso mediante
sufragio censitario), división de poderes, derechos individuales, libertad de prensa, Milicia
Nacional y autonomía municipal. El tratar de limitar esta autonomía municipal por parte de la
reina, hará que la destituyan y pongan a Espartero como regente en lugar de Mª Cristina.
La Regencia de Espartero (1840-1843), llega tras un breve periodo de ministerio, hasta que las
Cortes le ponen como Regente. Pasó a tener un gobierno autoritario, en el que bombardeo
Barcelona por oponerse al Tratado de Libre Comercio con Inglaterra, lo que generó una
oposición de progresistas y Moderados que tras un pronunciamiento de Narváez le hará
dimitir.
El reinado efectivo (1843-1868), llegará tras nombrar la mayoría de edad de la reina con 13
años.
Década Moderada (1844-1854). Con Narváez al frente habrá reformas como sustituir la Milicia
Nacional por la Guardia Civil, y crear la Constitución de 1845, más moderada que la de 1837
con Soberanía compartida entre Rey-Cortes, 2 Cortes (Senado vitalicio escogido por el Rey y
Congreso por Sufragio Censitario), Reforma fiscal, Concordato al ver el Vaticano que ha
perdido la batalla del Carlismo, nuevos códigos Penal y Civil, y el control de la administración a
nivel provincial y municipal. Frente a este conservadurismo nacerá el Partido Demócrata que
buscará Cortes unicamerales, libertad religiosa, instrucción primaria, intervencionismo estatal
y sufragio universal.
Bienio Progresista (1854-1856). Tras agotarse el sistema, se suspenderán las Cortes y habrá el
pronunciamiento de la Vicalvarada, por parte del General O´Donnell, al que se le unirá el
General Serrano, mientras Cánovas publicará el Manifiesto de Manzanares. Este gobierno será
dirigido por Espartero que repondrá la Milicia Nacional, la Ley de Imprenta, del ferrocarril y
Bancaria junto con la Ley electoral. Confeccionarán una constitución que no se publicará en
1856. Madoz impulsará una nueva Desamortización en 1855 que afectará a bienes tanto
eclesiásticos, como municipales y estatales.
La crisis generada por estas medidas dará paso a un nuevo periodo en donde se alternarán los
Moderados, dirigidos por Narváez y el Partido de la Unión Liberal, partido dirigido por O
´Donnell de ideología liberalista centrista.
Este bipartidismo generará una amplia oposición que protagonizará la sublevación de los
sargentos del cuartel de San Gil, y el Pacto de Ostende, donde todas estas fuerzas opuestas al
sistema (progresistas, demócratas y republicanos) pactarán el buscar la forma de hacer abdicar
a la reina y convocar unas nuevas cortes constituyentes. La muerte de O´Donnell y Narváez,
dejará huérfanos a ambos partidos y la reina no sabrá reconducir la situación, lo que dará paso
a la “Revolución Gloriosa”, donde en Septiembre de 1868 Prim y Topete junto a Serrano harán
que la reina abandone España y se exilie en París, tras vencer sin apenas lucha al ejercito real
en Alcolea.
Durante el reinado de Isabel II (1833-1868), se comenzará a realizar las medidas que buscarán
desmantelar el Antiguo Régimen para dar paso al Eº liberal.
Las desamortizaciones comienzan con Godoy, las Cortes de Cádiz y el trienio liberal, pero serán
en las de Mendizábal y Madoz en donde se realizará realmente este proceso de cambio en la
propiedad de la tierra, buscando una mayor productividad y generación de riqueza en ellas.
Las consecuencias sociales fueron la configuración del actual reparto de tierras en España, con
latifundios en la mitad Sur y minifundios al Norte. La venta de terrenos comunales, generó
emigración campesina a las ciudades para trabajar como obreros o a América, junto con la
aparición de un campesinado sin tierra (proletariado rural) que se convertirá en un foco de
conflictividad social. Por ello, campesinado, municipios e iglesia serán los grandes perdedores.
En la economía el Eº ingresó grandes capitales que le permitió modernizar estructuras del país,
la superficie cultivada aumentó, dando lugar a mayor cantidad de alimentos, pero los
municipios acusaron la perdida de terrenos comunales tanto en su número de habitantes
como en sus modos de vida. Políticamente, el intento de crear un grupo social burgués afín al
liberalismo, se quedó a medio camino, al ser las grandes fortunas las que compraron la
mayoría de las tierras.
En la sociedad, la ruptura con el AR traerá el paso de una sociedad estamental a una de clases,
en donde, las jerarquías sociales desaparecerán junto con los privilegios, buscando una
igualdad fiscal en el pago de impuestos, judicial y en cuanto a derechos políticos. Se instaura
jurídicamente la categoría de los ciudadanos, que se diferenciarán acorde a su clase social,
siendo una sociedad abierta y no cerrada como anteriormente.
La Nobleza perderá influencia, privilegios, pero no el poder, ya que siguió presente en los altos
cargos de la administración, del ejército y de la política. Económicamente su situación mejoró
al comprar muchos de los terrenos desamortizados, aliándose mediante matrimonios con la
burguesía financiera y controlando junto con ellos los consejos de administración
empresariales.
El clero será unos de los grandes perdedores de esta revolución, perderá sus fuentes de
ingresos, tierras, diezmo y el monopolio educacional. Su número de reducirá y se convertirá en
una de las grandes enemigas de los liberales que defendía la libertad religiosa y separarla del
Eº.
La burguesía pasará a ser la clase social dominante, ya que la igualdad jurídica le permitirá la
movilidad social y las desamortizaciones la adquisición de bienes donde invertir sus capitales.
Habrá una alta burguesía como empresarios, banqueros, comerciantes grandes propietarios
agrarios, alto funcionariado y administración y otra más modesta de pequeños propietarios.
La clase media será en torno al 10% de la población y adquirirá importancia social, formada
por abogados, médicos, catedráticos y otras profesiones liberales.
El resto englobará las capas más bajas de la sociedad, con proletariado urbano, campesinos,
jornaleros sin tierras, o artesanos arruinados por la revolución industrial, que formarán parte
en su mayoría del sector primario, el cual, generará un 50 del PIB y con un 70% de la
población.
La Crisis, el malestar social, el descredito de la reina y sus políticos, preparó el terreno para un
cambio político. El intento de golpe de Eº de la Sargentada del cuartel de San Gil, derivó en el
pacto de Ostende, donde todas las fuerzas de la oposición (progresistas, demócratas y
republicanos) propondrán el cambio y convocar elecciones constituyentes. En septiembre de
1868 se dará la revolución “Gloriosa” con Prim, Topete y Serrano al frente, que proclamando el
manifiesto “España con honra” expulsará a la reina, tras derrotar a su ejército en Alcolea, la
cual, se exiliará en París, formándose un gobierno provisional con Serrano al frente, que
buscará instaurar la paz y el orden, dentro de un clima insurrecto con Juntas revolucionarias
por todo el país.
Todo estará bajo una monarquía democrática, pero tras la expulsión de los borbones no hay
reyes en España, por lo que Serrano ejercerá una regencia, mientras Prim como presidente del
gobierno, se encargará en buscar un nuevo monarca para la nación. Entre los candidatos se
descarta la vuelta de los Borbones a pesar de los intentos de Cánovas de Castillo, que fundará
el partido Alfonsino para la defensa de los derechos de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Al final se
decidirán por Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, para no molestar al resto de potencias
europeas que pretenden imponer un candidato afín a ellas.
En este año de 1868, se darán varios problemas como la Guerra de Cuba, los Carlistas tratarán
de imponer a su candidato como Rey (Carlos VII) y levantamientos por todo el país.
Amadeo es nombrado rey en noviembre de 1870 por las cortes, pero tendrá un breve reinado
(1870-1873) debido al asesinato de su valedor (Prim), las fuerzas de la oposición con, la 3ª G.
Carlista, el partido Alfonsino, el conflicto cubano, la nobleza y burguesía, junto con el mundo
obrero y republicano que realizarán manifestaciones pidiendo la abolición de la monarquía.
Ante la falta de apoyos (solo el del partido constitucional de Sagasta y el radical de Ruiz
Zorrilla), Amadeo abdicará en febrero de 1873, y se proclamará la I República al reunirse las 2
cámaras en una sola Asamblea.
El primer presidente proclamado por la Asamblea será Estanislao Figueras, escogiéndose una
república unitaria como tipo de Eº, lo que enfadará a los republicanos federales de Pi i Margall.
Durante su breve gobierno su cometido fue convocar Cortes Constituyentes, pero se enfrentó
a problemas como la crisis de Hacienda, y los conflictos con los Carlistas y Cubanos. Pudo
promulgar una amplia amnistía, abolir la esclavitud en Puerto Rico y eliminar las Quintas.
En estas primeras elecciones la victoria será para los Republicanos Federales que proclamarán
una República Democrática Federal con Pi i Margall como presidente. Habrá 2 grupos, los
transigentes (primero orden social y construcción colectivista, desde arriba de la república) y
los intransigentes (creación individualista y desde abajo de la república, que traerá la paz
social). Al resto de conflictos armados se unirá la revolución cantonal de Cartagena que se
extiende entre las capas de trabajadores y clase media en la zona de Levante y Andalucía.
Finalmente, Emilio Castelar le sucederá, dando un giro político a la república desde la izquierda
hacia la derecha para obtener poderes especiales que le permitan conseguir un orden social y
apagar los conflictos que se sucedían por todo el país. Ante la poca estabilidad y unidad de los
republicanos, el general Pavía a principios del 1874 disolvió las cortes republicanas,
devolviendo el poder a Serrano, que ejercerá de nuevo una regencia dictatorial junto con
liberales como Topete y Sagasta, hasta que el pronunciamiento del general Martínez Campos
finiquite este sexenio revolucionario y proclame la vuelta de los Borbones bajo la figura de
Alfonso XII y la ayuda de Cánovas, líder del partido Alfonsino.
Tras la disolución de las cortes por el General Pavía, se abre un periodo de regencia por parte
del General Serrano, en donde Cánovas del Castillo tratará de crear un clima favorable al
retorno de los Borbones en la figura de Alfonso XII. Para ello consigue que Isabel II abdique en
su hijo y proclama el manifiesto de Sandhurst (escrito por Cánovas) donde pone a la
monarquía como única solución a los problemas del Sexenio. El pronunciamiento de Martínez
Campos en Sagunto precipitará la llegada del rey.
A pesar de no tener el tiempo suficiente para crear una mayoría social afín a las ideas de su
partido alfonsino, conseguirá que Serrano dimita y tras la llegada de Alfonso XII, le confirme
como jefe del gobierno tras un breve periodo de gabinete-regencia.
Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), Cánovas creará un sistema monárquico, liberal,
parlamentario, pero no democrático, que traerá estabilidad al Eª durante casi 40 años. Los
objetivos de Cánovas durante esta restauración serán:
- Pacificar el país consiguiendo la paz con Cuba (paz de Zanjón 1878) que mantenía un
conflicto armado por su independencia y venciendo en la 3ª G. Carlista (1876).
Mediante la imagen de rey-soldado en Alfonso XII devolverá al ejercito a los cuarteles
evitando los habituales pronunciamientos visto en el SXIX.
- Bipartidismo inspirado en el sistema parlamentario inglés de los Whigs y los Tories,
alternando en el poder a 2 partidos, Conservadores (Cánovas) y Liberales (Sagasta),
que consoliden la figura del Rey y las Cortes como instituciones fundamentales.
Alternándose con los liberales conseguirá que estos eviten el pronunciamiento como
forma de llegar al poder. El partido de Cánovas (Conservador) lo forman antiguos
moderados, unionistas y católicos de la unión católica. Socialmente lo apoyarán la
burguesía latifundista y financiera junto con el clero y aristocracia. Por otro lado, el
partido de Sagasta (Liberal) tendrá a progresistas, demócratas y republicanos
moderados, apoyados por funcionarios, profesiones liberales y la pequeña burguesía
comercial e industrial.
Para poder turnarse en el gobierno lo harán mediante el fraude electoral, en donde se
disolvían las cortes y se hacen elecciones, las cuales se amañaban desde el Ministerio
de la Gobernación que creaba el “encasillado”, que era la lista de diputados
provinciales que debían salir en cada provincia con la ayuda de los gobernadores
civiles. Una vez ganaba las elecciones esa lista electoral, el rey les pedía formar
gobierno. Los votos se imponían por presión o amenazas por parte de los caciques
locales, se compraban o se manipulaba el censo, creando un sistema de fraude que se
conoce como el Pucherazo.
- Constitución de 1876. Necesaria para darle estabilidad jurídica al régimen de la
restauración. Será una mezcla de la de 1845 y la de 1869, pero predominantemente
conservadora. Habrá sufragio universal masculino a pesar de no tener validez debido al
pucherazo. No hay división de poderes, ya que el legislativo será bicameral y
compartido entre rey y cortes, con un congreso escogido por sufragio y un senado
conformado en parte por designación real, y otra parte por corporaciones y grandes
contribuyentes, el ejecutivo lo tiene el rey que escoge al jefe del gobierno y posee
amplios poderes como un veto por legislatura, disolver y convocar cortes, aprobar
leyes, o ser el jefe del ejército. El judicial estará en los tribunales como en 1869. En
cuanto al credo, la religión oficial será la católica, permitiéndose otros cultos de forma
no pública.
Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885) gobernó el partido de Cánovas, excepto entre
1181-1884 que gobernó Sagasta. En estos gobiernos conservadores se restituirá el Concordato
con el Vaticano devolviendo algunas tierras expropiadas y financiándoles, se quitarán alcaldes
y gobernadores civiles no afines a la restauración, para así facilitar las prácticas fraudulentas
del pucherazo, volverán militares depuestos durante el sexenio, crearán la ley electoral, la ley
de imprenta (pero eliminando periódicos no afines), quitarán la libertad de cátedra y las
asociaciones obreras por el creciente movimiento proletario. Suspenderá los matrimonios
civiles del sexenio.
En 1895 se iniciará una nueva guerra en Cuba tras no aprobarse su Estatuto, que acabará con
la independencia de las últimas colonias españolas.
La llegada de las ideas marxistas desde diversos puntos de Europa tuvo un reflejo en la España
de la época. En un principio, nacerán dentro del seno de la fe católica como el Círculo católico
de Obreros de 1879. Desde el reinado de Alfonso XII 1875 y hasta el gobierno de Sagasta (en la
regencia de Mª Cristina), las organizaciones obreras estuvieron prohibidas e ilegalizadas, pero
en 1887 con la aprobación de la ley de Asociaciones, estos grupos serán permitidos y
legalizados.
El socialismo crecerá en el entorno de los obreros de las imprentas, que, junto con otros
trabajadores, fundarán en 1879 el PSOE, presidido por Pablo Iglesias, y posteriormente en
1888 el sindicato de la UGT. Sus reivindicaciones eran mejorar las condiciones de vida y
laborales de los obreros y usaban para ello instrumentos como la huelga, la negociación
colectiva, peticiones al poder político, etc. Tuvieron en un principio menos implantación que el
anarquismo en el territorio nacional, pero fue ganando importancia en los entornos urbanos.
Todas estas acciones sindicales fueron delitos y reprimidas hasta los inicios del SXX.
7-3 EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS. LA CRISIS DE
1898 Y SUS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS.
Tras la emancipación de la américa española en el primer tercio del SXIX, las posesiones
ultramarinas a finales del mismo, se reducían a las islas de Cuba y Puerto Rico en el Caribe, y
Filipinas junto con algunos islotes dispersos en el Pacífico.
En las islas caribeñas, la posición de España estaba sustentada por la presencia de tropas y una
administración que ayudaba a que su floreciente economía agrícola (azúcar y tabaco)
favoreciera a las élites sociales. Esta economía se basaba en el intervencionismo español en
materia fiscal, que impedía que las islas pudieran importar y exportar productos a otros países
europeos mediante fuertes aranceles, lo que generaba grandes beneficios económicos en la
metrópoli. Por otro lado, estaban obligados a comprar productos textiles (principalmente
catalanes) y harina a España. Unido a esto, está la creciente influencia de EEUU, que buscaba
nuevos mercados, la nula posibilidad de autogobierno y el mercado esclavista donde parte de
las élites locales y peninsulares hacían negocio, como factores determinantes en el conflicto.
José Martí, líder independentista cubano, creó el Partido Revolucionario Cubano, y por otro
lado, en el Pacífico, José Rizal funda la Liga Filipina, buscando ambos partidos la independencia
de dichos territorios.
Desde España, se trata de calmar la situación con la Ley Autonómica Cubana (1895), pero estos
intentos serán estériles, debido a que la idea de la insurrección ya había prendido en la
sociedad cubana gracias a ciertos líderes como Martí, Máximo Gómez o Antonio Maceo.
España manda a Martínez Campos que no logra dominar la situación y es sustituido por el
general Weyler, que, tras algunos éxitos iniciales, no consigue impedir el conflicto armado. Por
el lado filipino Rizal es ejecutado, pero los movimientos independentistas siguen vivos por
medio de Aguinaldo.
Tras el asesinato de Cánovas, Sagasta ve necesario ceder ante ciertas pretensiones cubanas,
pero la intervención de EEUU, interesada en liberar a la isla de la soberanía española,
financiando a los líderes independentista cubanos, hará que se metan de lleno en el conflicto
tras la voladura del acorazado Maine (febrero de 1898), dando lugar a la Guerra Hispano-
Americana.
Esta guerra tendrá sus escenarios en Cuba y Filipinas, buscando EEUU favorecer sus intereses
económicos abriendo nuevos mercados. España será derrotada en las batallas de Cavite y
Manila en Filipinas y en la de Santiago en Cuba. La flota española será barrida por la
estadounidense.
Esto será conocido como el desastre del 98 y traerá una serie de consecuencias a España:
- Económicas: Gran pérdida de ingresos por la pérdida del mercado colonial. Los precios
subieron y se amplió la política proteccionista, pero gracias a la repatriación de los
capitales a la península, que se invirtieron en el proceso de industrialización española,
hará que el golpe sea menor y se desarrolle la industria y banca.
- Políticas: Dejamos de tener peso en la política internacional, hasta la intervención en
África. En el interior se inicia “el regeneracionismo” que tratará de reformar y
modernizar el país, con Silvela desde el partido conservador y Canalejas desde el
Liberal.
- Ideológicas: Aparece “el regeneracionismo” que critica el sistema político canovista, y
buscará el progreso de España. Será una corriente nacida de esta crisis que exaltará la
conciencia nacional con representantes como Almirall o Joaquín Costa. Desde el
mundo de la cultura la generación del 98 con sus autores le darán voz.
- Entre otras consecuencias habrá un crecimiento del movimiento obrero que
protagonizará movilizaciones como las de la semana trágica y de los nacionalismos,
que tras la pérdida del mercado colonial aumentará su influencia. Por otro lado, el
descrédito del ejercito aumentará, lo que fomentará los intentos del mismo de resarcir
su honor durante el SXX con graves consecuencias para este país.