Tema 1 Inteligencia Ejecutiva

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Facultad de Lenguas y Educación.

Mª de Hontanares López Águeda


Máster Universitario en Procesos Educativos de
Enseñanza y Aprendizaje
Inteligencia Ejecutiva en el Aula

Tema 1: Inteligencia Ejecutiva


Nombre y apellidos: Mª de Hontanares López
Cargo: Profesor

1.- INTELIGENCIA EJECUTIVA 3


1.1 ¿Qué es la inteligencia ejecutiva? 3
1.2 Teoría ejecutiva de la inteligencia 11
1.3 Disfunciones ejecutivas en el aula 17

2. BIBLIOGRAFÍA 25

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1.- INTELIGENCIA EJECUTIVA

Es muy importante que analicemos la cantidad de cambios y de novedades que se


están produciendo en el ámbito educativo. Podemos decir que la educación aún está
en una etapa precientífica. La incorporación de nuevas formas de hacer y de pensar,
relacionadas con los nuevos avances en el ámbito de la pedagogía, de la
neuropsicología, están haciendo que cambie por completo la forma de hacer, la forma
de entender a los alumnos, de tratar de hacerles lo más independiente posible en el
desarrollo de su aprendizaje, deben aprender a elegir, seleccionar, criticar en un
mundo de la información.

El acceso a la información, es muy amplio, pero debemos hacer que los alumnos sean
capaces de seleccionar qué información es buena, cuál deben descartar, etc.

En esta línea, también han surgido nuevas formas de pensar en cuanto a la


inteligencia de los alumnos. A lo largo de este tema vamos a tratar de explicar cuáles
son los avances que en esta materia se están consiguiendo.

Debemos destacar que en base a los descubrimientos que se están llevando a cabo,
como ya hemos dicho, en diferentes ámbitos, como la neurociencia, o aspectos
relacionados con la psicología evolutiva o experimental, o las ciencias de la
computación o del ámbito de la pedagogía, se está proyectando un nuevo modelo
relacionado con la inteligencia humana.

Podemos decir que se trata de un modelo con más fundamentación teórica y


empírica, más poderoso y a la vez más integrador. Bajo los postulados de este nuevo
modelo, podemos entender mejor aquellos comportamientos, que podemos analizar
como normales y diferenciarlos de los que podíamos considerara patológicos o
anómalos. De esta manera podemos llevar cabo una intervención más certera y
eficaz, ya sea en el ámbito de la clínica o en el propio aula.

1.1 ¿Qué es la inteligencia ejecutiva?

Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva forma de pensar, de concebir la


inteligencia, no sólo considerando que la función principal de la inteligencia es
conocer, y su culminación es la ciencia, sino, yendo más allá.

Ya en 1924, encontramos alusiones a lo que podemos definir como una persona


inteligente. En la obra de Thurstone, “The nature of intelligence”, lo definen como la
persona que tiene la capacidad de controlar sus impulsos para poder examinar y
decidir, de forma analítica, entre las posibles alternativas que se le presentan.

Para tratar de entender qué es la inteligencia ejecutiva, es importante que analicemos


cuál es el bagaje acerca de lo significativo y lo representativo, de cada época o
movimiento, en el ámbito de la inteligencia.

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Podemos comenzar hablando del próspero camino que empezó tomando la Ciencia
Cognitiva, mediante la cual comienza a tomar gran importancia el estudio de los
elementos cognitivos que participan en el resultado de las pruebas que tratan de
valorar la inteligencia.

Con el auge de la ciencia cognitiva, adquiere especialmente relevancia el estudio de


los componentes cognitivos que intervienen en la resolución de las pruebas que
valoran la inteligencia. Es decir, tratamos de analizar y estudiar cuáles son los
procesos cognitivos, de alto nivel, que controlan los programas computacionales que
realiza el cerebro.

Posteriormente se vuelve la vista a la conducta, el estudio de la misma. Es la


psicología conductista. Vuelca el interés en la propia conducta del ser humano, sin
prestar atención a los conocimientos. Pero, evidentemente, entraba en contradicción
con los postulados de la psicología cognitiva, de manera que a manos de Skinner
(1970) y sus estudios, los cuales eran muy concluyentes, se volvió a otorgar mayor
importancia a los aspectos cognitivos.

Posteriormente, hacía 1990, surge el concepto de inteligencia emocional. Se


comienza a crear un absoluto interés por la manera en la que nuestro mundo afectivo,
emocional, afecta a nuestro comportamiento, a nuestra forma de interiorizar la
información. Es en este momento donde cobran gran influencia los estudios
realizados por Goleman (1993).

Bajo la idea de dicho autor, no es importante lo brillante que sea nuestro cerebro, o lo
elevado de nuestro cociente intelectual, lo realmente importante y lo que muestra que
una persona es inteligente es el control que tiene sobre sus emociones, la
identificación de las mismas y las de los demás, la asertividad, la empatía, etc.

Es también, en la década de los noventa (1983), cuando surge la teoría de las


inteligencias múltiples de Howard Gardner. En función de esta nueva teoría, debemos
atender a ocho tipos de inteligencias. De esta manera, no entra en contradicción con
la idea de inteligencia como capacidad de solucionar problemas, sino que divide la
inteligencia en ocho subtipos: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical,
corporal y cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista.

Así mismo, y de manera sincrónica, comienza a tener una importancia muy destacable
la inteligencia práctica. Podemos destacar la Teoría del Procesamiento de la
Información de Stenberg (1986) en la que si un alumno obtiene resultados escolares
bajos, debemos localizar el origen de esa dificultad.

 Puede ser debido a que el alumno no tiene adquiridos ciertos componentes


necesarios para la resolución de un problema de razonamiento.

 puede suceder que el alumno tenga esos componentes pero no pueda acceder
a ellos.

 Puede que tenga el componente y el acceso, pero requiera de demasiado


tiempo para la resolución de la misma.

 Puede que el alumno encuentre demasiado difícil la realización de ciertos

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componentes.

La teoría de Stenberg buscaba en qué punto estaba la dificultad para enseñar la


estrategia que dificulte el proceso. De esta manera podemos afirmar que la Teoría del
Procesamiento de la Información aboga por la elaboración de modelos específicos
para cada alumno, y en función de los datos que obtenemos de cada uno.

Posteriormente, comienzan a tomar relevancia autores como Seligman. De esta


manera nace lo que denominamos Psicología positiva.

En sus investigaciones y estudios sobre la Psicología Positiva, Seligman y


Csikszentmihalyi (2000), buscan que el sujeto esté feliz. La manera en la que
podemos identificar y aumentar las diferentes fortalezas humanas, para, a través de
ellas, llegar a la felicidad.

En la actualidad, está adquiriendo una gran relevancia la importancia de los diferentes


sistemas de autocontrol de nuestra inteligencia.

Es cierto, que en el ámbito educativo, nos hemos guiado, a lo largo de muchos años,
de un tipo de inteligencia relacionado con la capacidad de aprender, la adquisición de
competencias. Evidentemente esta acepción no siempre está justificada, nos da una
visión fragmentada de lo que el niño aprende, de manera que no es eficaz a la hora de
obtener resultados, dado que nos muestra los resultados obtenidos por el alumno,
pero no nos dice en qué aspectos está teniendo problemas, que está dificultado la
adquisición de esas competencias.

No paran de surgir nuevas formas de hacer relacionadas con la motivación, la


resiliencia, la autorregulación, autocontrol, autoestima, en la educación del hemisferio
izquierdo, o del cuerpo calloso, que lo que están consiguiendo es la proliferación de
métodos sin resultados y que están sobrecargando a los docentes.

Es, en este momento, donde surge la necesidad de entender qué es la inteligencia


ejecutiva.

Una vez superada la época en la que lo más importante era la inteligencia cognitiva, y
la cantidad de saberes que podía asimilar un niño, pasamos a la época del boom de
la inteligencia emocional, en la que nos estancamos en la idea de cómo influía el
estado emocional de un niño en la adquisición de esos saberes.

En la actualidad podemos hablar de un momento nuevo, está naciendo un nuevo


concepto, que aglutina los dos anteriores y los refuerza y amplía, se trata del concepto
inteligencia ejecutiva.

Podríamos decir que la inteligencia ejecutiva se encarga de organizar todas las demás
y su objetivo principal es dirigir bien la acción (Marina, 2012).

Es decir, la inteligencia ejecutiva trata de dirigir la acción de aprender, a través de los


conocimientos que aporta la inteligencia cognitiva y focalizando y controlando las
emociones, es decir, la inteligencia emocional.

La inteligencia ejecutiva es la capacidad para dirigir bien el comportamiento, es

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decir, saber elegir las metas, aprender con fluidez, utilizar la información precisa,
gestionar las emociones y poder controlar los procesos necesarios para resolver
problemas y alcanzar los objetivos propuestos. (Marina, 2013).

Como podemos analizar, en esta definición de Marina, la inteligencia ejecutiva se


corresponde de manera directa con el propio funcionamiento del cerebro.

Encontramos que las funciones, principales, del cerebro son:

el conjunto de
reacciones
Mantener la coordinadas y
homeostasis automáticas que
(Damasio, 2010) mantienen los
Funciones del estados internos del
cerebro organismo
Dirigir el movimiento:
Mental y Físico.
Anticipar resultados
(Llinás, 2001)

Fuente elaboración propia y adaptado de Marina (2013)

En base a esta dicotomía funcional, podemos afirmar, gracias a los estudios


realizados por la neurociencia, que nuestra inteligencia está orquestada en dos
niveles diferenciados.

Por un lado, encontramos el nivel que podemos llamar operativo, generador o


computacional. Es el encargado de captar la información, de evaluarla, elaborar,
guardar y relacionar dicha información, sin que seamos conscientes de dónde lo hace.

Podemos decir que se trata de una operación inconsciente, a pesar de que gracias a
todos los estudios que se están realizado, sobre todo a nivel neuroimagen cerebral,
comenzamos a conocer su estructura y breves pinceladas de su funcionamiento. Es
cierto que aún no conocemos bien de qué manera guarda esa información, quién se
lo manda, por este motivo decimos que se trata de un inconsciente operativo.

Una pequeña parte de la información que es captada de manera inconsciente, pasa a


estado de consciencia, ya sea en forma de deseos del sujeto, de ideas, anticipaciones
o recuerdos. (Marina, 2013).

Aquí podemos enmarcar el segundo nivel, el de la inteligencia ejecutiva.

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Fuente Marina (2012, p. 26)

Pero debemos decidir cuán importante es la parte consciente. En base a diferentes


estudios, como los llevados a cabo por Ray Jackendoff (1992) o Marvin Minski (1975),
podemos analizar que defienden la no utilidad de la consciencia. Basándose en los
resultados obtenidos, afirman que la consciencia es posterior, es decir, va pospuesta
a los acontecimientos, que a nivel neuronal y de activación se dan previamente. Es
decir, se ha demostrado que previo a la toma consciente de la decisión de realizar
cualquier movimiento, se activan aquellos centros premotores que actúan en dicho
movimiento en el cerebro.

En base a esto, la consciencia quedaría relegada a un segundo plano, dado que se


producirían posteriormente a la activación cerebral, pero es importante que
destaquemos la idea actual, sobre cómo la consciencia favorece el que la dirección
del comportamiento sea la correcta.

Es decir, podríamos decir que la inteligencia generadora es el cajón a nivel no


consciente, donde encontramos guardados en la memoria, nuestros esquemas de
acción, nuestras ocurrencias. Pero es importante saber cómo evaluamos esas
ocurrencias que terminan llegando a la consciencia, cómo las sometemos a
evaluación en función de nuestros criterios personales, de igual manera, cómo somos
capaces de fijar nuestras metas y en función de estas dirigir nuestra acción hacia
ellas. Es aquí donde hablamos de inteligencia ejecutiva.

Si retomamos la antiguo lucha entre si el hombre es racional o emocional, y una vez


aceptada la idea de que el hombre es una mezcla, difícil de homogeneizar, entre
emoción y razón, y que cada sujeto debe tratar de equilibrar ambos aspectos, se nos
plantea la pregunta sobre, qué mueve al hombre?, los impulsos?, objetivos fijados de
forma biológica?, o nos movemos en base a la planificación de metas, que de manera
consciente nos planteamos?.

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Evidentemente, el hombre, no está movido sólo por estímulos, sino más bien por
anticipaciones de estímulos. (Marina, 2012)

De manera que podemos decir que encontramos una relación directa y bidireccional
entre:

Conocimiento
al servicio
de...

DIRIGIDO POR LA
INTELIGENCIA
EJECUTIVA
Acción

Emoción al
servicio
de.....

Fuente elaboración propia

Es decir, cada sujeto, de manera individual, deberá ser capaz de dirigir la forma en que
realiza la acción. La realizará a su manera, en función de su capacidad y de su forma
de hacer. La realizará en base a la inteligencia ejecutiva que posea.

Pero, los niños, no poseen al nacer, dicha inteligencia. Es de manera continua y


evolutiva cómo la van adquiriendo. En base a dicha inteligencia se dará forma a su
talento, a la forma de afrontar los acontecimientos de su vida, a buscar la felicidad,
etc. Es importante que le prestemos ayuda en la formación de dichos aspectos.

Si analizamos los problemas actuales de los niños (de menor a mayor edad), la gran
mayoría están vinculados con su comportamiento. Como acabamos de destacar, el
comportamiento está marcado por la inteligencia ejecutiva. Por este motivo es tan
importante que trabajemos con ellos la capacidad de dirigir bien su comportamiento,
en función de las metas u objetivos que tengan planteados en su vida.

Esta problemática quizá también venga marcada por la obsesión por educar la
inteligencia cognitiva, tratando de ofrecer cada vez más conocimientos a los niños, o
por la educación de la inteligencia emocional, tratando de potenciar los sentientes
positivos, en ved de trabajar la inteligencia ejecutiva, para hacerles capaces de
afrontar los sentimientos negativos y disfrutar de los positivos, saber cómo incorporar
conocimientos nuevos, trabajar la toma de decisiones o enseñarles la importancia de
conseguir mantener el esfuerzo, no sucumbir a las “caídas” y aprender a levantarse.

De esta manera vemos cómo la poca atención que hemos mostrado por la educación
de la inteligencia ejecutiva es uno de los gérmenes de muchos de los grandes

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problemas que en la actualidad afectan a nuestra sociedad: conductas impulsivas,
agresividad, consumo de drogas, déficits de atención, problemas de desorganización,
falta de constancia, la postergación de actividades, la mala gestión del tiempo,
déficits de memoria, pasividad, dependencia de personas ajenas, obsesiones,
pensamiento rígido (fanatismo) y fracasos educativos.

Estos problemas pueden surgir con mayor o menor fuerza, pero en cualquier forma,
amenazan el bienestar y el desarrollo integral de las personas.

En base a lo expuesto hasta ahora, no cabe la menor duda de que debemos


plantearnos el trabajo con la inteligencia ejecutiva. Pero para ello debemos entender
que es inteligencia ejecutiva.

En base a Marina (2012), inteligencia ejecutiva es:

“Es la capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas, aprovechando


la información y regulando las emociones”.

Según Lezak, (1985), Miller & Cohen, (2001):

“la habilidad que está implicada en los procesos dirigidos a una meta como la
iniciación y mantenimiento de estrategias efectivas, la capacidad de inhibir
pensamientos y respuestas inapropiadas, auto-monitorear las acciones y regular la
atención.”

En base a León-Carrión y Barroso (1997):

“En el cerebro humano coexiste un pensamiento ejecutivo que es el encargado de que


los distintos subsistemas que sirven al pensamiento actúen coordinadamente”.

Lezak (1995) por su parte afirma:

“En el sistema ejecutivo se integran aquellas capacidades cognitivas utilizadas en


situaciones en las que el sujeto debe efectuar una acción finalista, no rutinaria o poco
aprendida, que requiere impedir respuestas habituales. Dicho sistema pide
planificación y toma de decisiones, y precisa del ejercicio de la atención consciente.”

Podemos ver como hay un denominador común en cuanto a las diferentes


definiciones, la inteligencia ejecutiva es la “gran solucionadora”. Marina, (2012).

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Entendemos como tal, que es la encargada de solucionar los problemas con los que
el sujeto se puede encontrar. Pero entonces nos surge la siguiente cuestión. Los
problemas son de índole práctica o teórica?.

En caso de que estemos tratando con problemas teóricos, se zanjarán en cuanto


conozca la solución. Es decir, en los problemas matemáticos, cuando conozco la
solución se acabó el problema.

En cambio, en los problemas prácticos, no sucede lo mismo. En estos casos es


necesaria la práctica para conocer la solución. Si, por ejemplo, hay un alumno que
obtiene resultados académicos muy bajos, la solución que le daremos será que
estudie más y mejor. Pero lo difícil es ponerlo en práctica. Cómo hacer que lo haga.

Podemos ver que los problemas prácticos, normalmente, son más difíciles a la hora
de conseguir una solución. En la consecución de dicha solución están implicados
aspectos complicados de tratar como la ideología, emociones, intereses,
expectativas, esperanzas o dificultades personales.

A todos nos gustaría saber resolver nuestros problemas, sean de la índole que sean,
y poder seguir avanzando con resolución. Es aquí donde cobra especial sentido el
concepto de inteligencia ejecutiva.

La inteligencia ejecutiva es la herramienta esencial que nos permite entender de qué


manera podemos conseguir hacer, adquirir la voluntad. Los seres humanos debemos
tener la capacidad de autocontrol, de autoregulación. O de manera más genérica de
autogestionarse, es decir, cuándo tenemos un problema práctico, dado que
poseemos una inteligencia humana que nos diferencia de la inteligencia animal,
debemos ser capaces de organizar y de negociar con nuestra inteligencia generadora,
para tratar de hacer lo que sé que es mejor para mí.

Por ejemplo, cualquier persona sabe que no es bueno tomar mucho azúcar. Debido a
esta inteligencia que posee doble nivel, la inteligencia generadora (o inconsciente) te
impulsará a tomar chocolate, porque te gusta, etc… pero tu inteligencia ejecutiva, ha
adoptado una meta, en función de tu nivel de azúcar en sangre, tu peso, de tu salud,
que es no tomar chocolate. Y aquí es donde surge la pregunta, ¿cómo controlo esas
ganas de comer chocolate?. Y aquí retomamos el concepto de autogestionarse, de
manera genérica, gracias a la inteligencia ejecutiva.

La inteligencia ejecutiva funciona en base a un sistema democrático, como afirma


Stenberg (1997), en el que existen diferentes poderes. En base a estos poderes,
hemos conseguido gobernar a la inteligencia generadora.

Se trata de un gobierno coordinado, dado que la inteligencia generadora es partícipe


del proceso, es decir, contamos con ella, utilizamos sus energía y somos capaces de
aprovechar toda su capacidad e incluso aumentarla.

De esta manera el propio control, no se da al comienzo del proceso, sino más bien,
surge en la autogestión del mismo. Por ese motivo, destacamos la frase:

“De nada vale tener una gran inteligencia si no sabemos usarla”.

Sabiduría Popular

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Esta autogestión o gobierno la realiza la inteligencia ejecutiva gracias a las funciones
ejecutivas, que trataremos más formalmente en posteriores temas. A pesar de esto,
nombraremos algunas de ellas para tratar de dar sentido a esta capacidad de
autogestión, con funciones como: inhibición del impulso, saber gestionar la
motivación, la gestión de las emociones, saber de qué manera dirigir la atención, saber
elegir qué metas son las más importantes, conseguir mantener el esfuerzo, aspectos
relacionados con la metacognición.

1.2 Teoría ejecutiva de la inteligencia


En base a todos los estudios que se están realizando tanto a nivel neurociencia, como
neuropsicología aplicada a la educación, están dando como resultado una nueva
forma de entender la inteligencia.

En palabras de Marina (2013), podemos llamar a esta nueva visión de la inteligencia


Teoría ejecutiva de la inteligencia (TEI).

Como ya hemos citado, esta nueva teoría basa su metodología en que la principal
función de la inteligencia es dirigir adecuadamente las actividades mentales y
físicas. Implica elegir bien las metas, movilizar los conocimientos necesarios,
gestionar las emociones y aprender las operaciones precisas para alcanzarlas.

En tal caso, podemos ver que la Teoría ejecutiva de la inteligencia tiene como
compañero de viaje a muchas ciencias. De cada una de ellas toma la información
referente para tratar de conocer y por consiguiente ayudar a que la persona,
realmente, sea capaz de dirigir de manera correcta su actividad, tanto mental como
física.

Podemos decir que entre esas Ciencias se encuentra:

 Neurología

 Ciencia de la Computación

 Psicología computacional

 Psicología cognitiva

 Psicología Clínica

 Psicología del lenguaje

 Antropología

 Pedagogía

 Psiquiatría

De manera que podemos hacernos una idea de la importancia de esta teoría dado que
mana de los estudios realizados en muchos campos, de manera que la información

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recibida es muy amplia.

En la línea de lo que hemos visto al comienzo del tema, la estructura de este tipo de
inteligencia es dual.

Encontramos:

Una estructura Una estructura


generadora de de control que
operaciones selecciona,
mentales y aprueba, Umbral de
No físicas. bloquea, dirige consciencia
i i y modula las
actividades de
la estructura
anterior.

Fuente elaboración propia

En base a esto, la teoría ejecutiva de la inteligencia busca trabajar en ambos ámbitos.

 Mejorar la Inteligencia generadora

 Mejorar la Inteligencia ejecutiva

Cuando tratamos de explicar que somos diferentes de los animales, que ya no vivimos
en la selva, tratamos de defender que no nos movemos por instintos, como los
animales, no somos manejados por la supresión de los estímulos, sino que somos
capaces de plantearnos metas.

Es decir, la inteligencia ejecutiva nos permite elegir metas adecuadas. Dichas metas,
además, no son seleccionadas en base a unos reforzadores de los sentidos, sino que
son elegidas y seleccionadas en base a unos criterios personales.

La Teoría ejecutiva de la inteligencia nos brinda una nueva forma de pensar en la


educación. Se trata de entender que no hay límites. Cada uno tiene la capacidad o
potencial de despegar, de ser libre.

La Teoría ejecutiva de la inteligencia nos está mostrando que el ser humano tiene una

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capacidad muy importante que es la capacidad de controlar sus propias acciones,
intentar predecir el futuro, plantearse proyectos de vida.

Evidentemente, debemos centrarnos en el desarrollo de los lóbulos frontales para


tratar de dar sentido a esta nueva concepción. En los lóbulos frontales del cerebro,
encontramos la maquinaria necesaria para poner en marcha todas estas destrezas.

Tomado de https://www.mindomo.com/es/mindmap/funciones-jecutivas-
9595d58e0bbf40999ac59ccb0700486d

Apoyándonos en los estudios llevados a cabo en materia neurológica, podemos decir,


que aquellos pacientes que han sufrido algún tipo de lesión en el lóbulo frontal y
también en el córtex prefrontal, muestran dificultades que podemos afirmar están
asociadas a las funciones ejecutivas. Podemos citar problemas relacionados con la
atención, la memoria de trabajo. Aunque posteriormente, en este tema, trataremos
cuáles son las disfunciones ejecutivas más comunes en el aula.

En base a nuestra inteligencia ejecutiva, podemos anticipar y formular nuestras


propias metas, así como planificar la manera de ponerlas en marcha y realizar una
ejecución efectiva.

Podemos decir que este sería el esquema básico de nuestras funciones ejecutivas.

En función, de cada uno de nosotros, cada una de estas funciones básicas se


interpretará de muy diversas formas.

Pero, si nos planteamos esta teoría, debemos ser capaces de entender que cuando
decimos que somos capaces de dirigir nuestro comportamiento, debemos analizar
que surgen dos acciones básicas:

 Elegir la meta

 Realizar la meta

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No podemos pensar en la una sin la otra. Ninguna de las dos está por encima de la
otra. No sólo es inteligente el que es capaz de conseguir sus metas, sino aquel que,
previamente, ha seleccionado las mejores, o las que en cada momento le puede ser
más útiles.

Son muchas las ocasiones en las que nos encontramos en el aula alumnos muy
inteligentes, hablando en términos cognitivos relacionados con un CI alto, pero que
no son capaces de seleccionar bien sus metas. En este sentido, y bajo el paraguas de
esta teoría, ¿podemos considerarles inteligentes?.

De manera general podemos decir que sí, pero en base a esta teoría, deberíamos decir
que no supo utilizar inteligentemente su inteligencia (Marina, 2012).

En el esquema que vimos anteriormente (anticipar y formular nuestras propias metas,


así como planificar la manera de ponerlas en marcha y realizar una ejecución
efectiva), comenzó mal el proceso, se equivocó en la elección de las metas.

Debemos ser capaces de elegir bien las metas, y poner en marcha todos los
conocimientos necesarios, las emociones y la energía para intentar alcanzar dichas
metas. En ese momento nuestro sistema dual de inteligencia está siendo efectivo.

Si buscamos la definición de ejecutivo en la Real Academia de la Lengua,


encontramos:

1. adj. Que no da, espera, ni permite que se difiera la ejecución.

2. adj. Que ejecuta o hace algo.

Es decir, hace referencia a una acción. Una imposibilidad de no realización de dicha


acción.

Si tratamos de entender que es inteligencia ejecutiva, podemos decir, que es toda


operación mental que nos permita elegir objetivos, elaborara proyectos y organizar
nuestra acción para ponerlos en marcha.

Es decir, a través de la teoría ejecutiva de la inteligencia, se buscan las destrezas que


unen la idea con la acción (Marina, 2012).

En base a esto, estamos hablando de que se encuentran presentes a lo largo de toda


nuestra vida, de manera que es importante que desde edades tempranas nos
planteemos el trabajo con ellas.

Para poder trabajarlas de manera correcta debemos entender que el ser humano tiene
lo que estamos llamando sistema dual de inteligencia.

Por un lado tenemos la inteligencia generador o computacional, entendida así al


simbolizar nuestro cerebro con un gran ordenador, que realiza operaciones sin que lo
sepamos. Esta inteligencia es la que tiene la fuente de energía, la que puede movilizar
los instrumentos necesarios para captar información, memorizarla, combinarla, etc.

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Esta información, que nuestra inteligencia generadora ha creado, en forma de
sentimiento, deseo, idea, ocurrencia, la envía, de manera inconsciente, a la inteligencia
ejecutiva. Por ejemplo, el deseo de realizar una acción.

Pero nuestra inteligencia ejecutiva, que se encuentra en el umbral de la consciencia,


no lo realiza de manera inmediata, sino que analiza la orden y la compara con otras
anteriores, con el tiempo, con las fuerzas del sujeto, etc y en función de ello, rechaza,
acepta o pide una solución alternativa a la inteligencia generadora. Una vez aceptada
dicha orden pasa a su puesta en marcha.

La importancia de tener bien interiorizada el esquema de acción que seguimos


podemos incidir, de manera educativa, en los aspectos que sean más importantes.

Así podemos trabajar (Marina, 2012):

 En construir una inteligencia eficaz y con buenos criterios de evaluación.

 En construir una inteligencia computacional fértil, eficiente y dócil a las etapas


de la inteligencia ejecutiva.

Si, a nivel educativo, conseguimos ambas pautas, podemos hablar de talento.

Cuando hablamos de talento, encontramos muchas definiciones.

Podemos citar la dada por Beirute (2008), que define talento “como la presencia de
habilidades superiores en un niño o niña al compararla con sus pares en
cualquier área (académica, social, deportiva, artística, tecnológica, ecológica...)”
(Beirute, 2008. p. 44).

En palabras de Marina (2011): “Talento es la inteligencia triunfante”. (Marina, 2011.


P. 16).

Dado que hablamos de una inteligencia que resuelve problemas y avanza con
resolución, estamos incorporando el concepto de eficacia, logro. Pero analizando las
palabras de Beirute (2008) podemos ver como encontramos diferentes inteligencias,
de manera que nos podemos encontrar con muchos talentos.

Entendemos que es imposible tener talento en todo, pero sí que es importante


desarrollar una inteligencia superior, en todos.

En base a esto, podemos analizar la importancia de la inteligencia ejecutiva. Nuestro


cerebro, libera una sustancia llamada dopamina. Se trata de una sustancia que
podemos considerar una recompensa.

Si pensamos en los animales, podemos entender que viven el presente. No hacen


planes a largo plazo, y en caso de pensar en la hormiga, que guarda comida para el
invierno, no lo hace pensando en el futuro, sino lo realiza debido a una rutina fijada
genéticamente.

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Por el contrario, el ser humano, trata de prever las cosas. Y es importante que veamos
como la capacidad de anticipación crece asombrosamente a lo largo de nuestra vida.
Es condición humana el que podamos pensar lo que va a pasar o que expresemos lo
que queremos que pase. En base a esto, ajustamos nuestra acción o forma de hacer,
para tratar de conseguir dicho objetivo.

De manera que la importancia de la inteligencia ejecutiva es tal, que si un sujeto


presenta ciertas dificultades en ella, cualquier tarea o proyecto que requiera
planificación, organización, memorización, administración del tiempo y una
flexibilidad de pensamiento se convierte en un gran desafío. Incluso, en ocasiones,
como veremos más adelante, le incapacita para hacerlo.

Si un dentista le dice a un niño, que no coma muchas chuches, dado que le saldrán
caries. Este dudaría si tomarlo o no. Un animal, dada su incapacidad para pensar en
el futuro, y analizando que el caramelo está ahí y ahora y la caries muy lejana, no lo
pensaría. Se tomaría el caramelo.

El niño, al menos, tiene la capacidad de pensar si tomarlo o no. La inteligencia


ejecutiva le permite analizar su entorno, sabe controlar y aprovechar las emociones
para tomar decisiones adecuadas.

De manera que debemos aprender a dirigir la poderosa maquinaria (cerebro), al cual


no conocemos del todo, hacia metas que elegimos de manera voluntaria.

Cuando nos planteamos la elección de metas, debemos analizar la relación tan


estrecha que guarda con la personalidad del sujeto.

En palabras de Marina (2014) el modelo de personalidad está formado por los


siguientes factores:

Personalidad Personalidad
Personalidad Elegida
Heredada Aprendida

TEMPERAMENTO CARÁCTER METAS

Adaptado de Marina (2014)

Como podemos ver, estamos hablando constantemente de la elección de metas, de


cómo la inteligencia ejecutiva se debe centrar en una buena elección de metas, y

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evidentemente al final es un rasgo de personalidad, lo que denominan personalidad
elegida. Es sobre ella sobre la que podemos trabajar y reforzar.

Y es aquí donde surge el otro aspecto importante, la realidad que nos rodea, el
momento actual, el tiempo y la realidad. Debemos ser capaces de plantearnos las
posibilidades que hay en una realidad específica y con un proyecto inteligente.

No es lo mismo la visión de un juguete de un niño en el tercer mundo, que la de un


niño en el mundo “desarrollado”. La visión de cada uno de ellos difiere en función de
su realidad. Es por eso que debemos dar importancia a la posibilidad y el proyecto,
esenciales cuando pensamos en inteligencia ejecutiva (Marina, 2012).

Es importante que planteemos la educación en base a la “educación para la


posibilidad”, entendida como las numerosas posibilidades que se nos plantean en la
realidad, en nuestro propio cuerpo, y las ganas que tienen los niños de superarse. Por
otro lado debemos trabajar en la “educación por proyectos” (Marina, 2012). Enseñar
a los alumnos a plantearse proyectos de vida, en base al descubrimiento y la
realización. El niño debe saber qué es lo que es junto con sus posibilidades y la
manera de descubrirlas es plantearnos proyectos de vida.

Pero al igual que hacemos referencia al mundo de las posibilidades también debemos
tener muy en cuenta los problemas que nos pueden traer los sistemas ejecutivos.
Cuando las posibilidades no están presentes en las personas hablamos de “poca
voluntad” de debilidad. En la actualidad está tomando gran peso el concepto de déficit
de atención con hiperactividad (TDAH), la impulsividad, trastornos del lóbulo frontal,
etc

Si analizamos todos estos conceptos están muy relacionados con la imposibilidad de


dirigir la acción, de plantear dichas posibilidades.

La manera en que los seres humanos dirigimos esa acción viene marcada por la
planificación de proyectos propios, por metas, y tratar de enfocar toda la energía de
la inteligencia generadora hacia la acción encaminada a la consecución de dichos
objetivos o metas.

1.3 Disfunciones ejecutivas en el aula


Cuando hemos hablado de las diferencias entre inteligencia animal y humana, uno de
los requisitos que hemos enunciado ha sido el control de los impulsos. El ser humano
es capaz de autocontrolar dichos impulsos.

Pero, qué pasaría si el ser humano tuviera alguna patología en aquellos aspectos más
significativos de la inteligencia ejecutiva.

En este apartado vamos a identificar cuáles son las disfunciones ejecutivas más
comunes en el aula y su síntoma. A pesar de esto, es importante decir que en
ocasiones es difícil separar la patología de lo normal, así en ocasiones, nos cuesta
diferenciar entre un proceso de tristeza y una depresión. En este campo ocurre lo
mismo.

Inteligencia Ejecutiva [17] 26/09/2017


Como hemos explicado a lo largo de este tema, existen dos aspectos: la inteligencia
generadora y la inteligencia ejecutiva. Ya hemos dicho que la inteligencia ejecutiva es
la que pone control a la inteligencia generadora, de manera que si existe algún daño
en la inteligencia ejecutiva, la generadora tomará el mando en la mente del sujeto.

Este mal funcionamiento da como resultado patologías. Nos vamos a centrar en


aquellas que tienen que ver con un daño en el sistema ejecutivo.

Pero antes, sería bueno analizar qué puede producir estas dificultades. Como ya
hemos dicho el cerebro es una gran máquina de la cual conocemos muy poco, a pesar
de que están llevando a cabo muchos estudios.

Algunos de estos estudios han dado como resultado que, las deficiencias en la
inteligencia ejecutiva pueden venir marcadas por:

1. Genes y herencia

2. Diferencias cerebrales

3. Otras patologías o trastornos

Los genes y la herencia sabemos que tienen un papel importante en nuestra forma de
ser, de comportarnos y en nuestra anatomía. De este modo encontramos que los
sujetos también muestran diferencias a la hora de trabajar con su inteligencia
ejecutiva. Esta forma peculiar en la que cada uno de nosotros tratamos de “controlar”
a nuestra inteligencia generadora puede tener ciertas coincidencias con la forma en
la que lo realizan nuestros progenitores.

Los estudios en este campo vuelcan resultados que confirman que las diferencias
entre unos y otros en la forma de utilizar su inteligencia ejecutiva están influenciadas
por la genética.

En cuanto a las diferencias cerebrales, podemos decir que la inteligencia ejecutiva la


podemos dividir en una serie de subprocesos. Como veremos en el próximo tema, la
inteligencia ejecutiva, se nutre de las funciones ejecutivas, que podemos definir como
las herramientas que utilizamos para poder producir, regular, ejecutar o reajustar las
conductas dirigidas a metas.

Cada una de estas habilidades, ha sido estudiada de manera pormenorizada,


ofreciendo una serie de resultados, entre los que podemos destacar que cada una de
esas habilidades está asociada a una región específica de la corteza prefrontal
(Tirapu-Ustárroz, García-Molina, Luna-Lario, Roig-Rovira y Pelegrín-Valero, 2008b).

A pesar de que trataremos este tema de manera más específica en el tema dos,
vamos a dar una breve pincelada sobre los resultados obtenidos en este campo.

Los estudios de Caprile Elola-Olaso y Alda Díez (2015) arrojan información sobre la
existencia de una relación directa entre las diferentes zonas cerebrales y las
funciones ejecutivas:

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BASE CEREBRAL HABILIDADES
Corteza prefrontal Planificación, la flexibilidad y la resolución de problemas
dorsolateral

Corteza cingulada anterior Aprendizaje, procesos de memoria, y la formación de


emociones

Corteza prefrontal Sistema límbico, de manera que está conectada con los
orbiofrontal procesos emocionales.

Corteza prefrontal Procesos de toma de decisiones y regula el procesamiento de


ventromedial la información.
Tomado de Caprile Elola-Olaso & Alda Díez, (2015)

Como podemos analizar y ya hemos citado en este tema, la inteligencia ejecutiva está
controlado por la región frontal del cerebro.

Pasamos a ubicar en la imagen las zonas más significativas:

Tomado de https://es.slideshare.net/manueluz6/sistema-lmbico-31315021

Cuando alguna de las zonas que hemos visto anteriormente está dañada, se producen
dificultades en el funcionamiento ejecutivo.

En la actualidad se están realizando investigaciones para determinar si aquellos

Inteligencia Ejecutiva [19] 26/09/2017


alumnos que muestran dificultades en el funcionamiento ejecutivo de su inteligencia,
presentan un funcionamiento diferente de la corteza frontal, que los niños que no
muestran dichas dificultades

Los expertos están utilizando esas investigaciones para determinar si la corteza


prefrontal, en los niños con dificultades del funcionamiento ejecutivo, funciona de
manera diferente que la de los otros niños.

De igual modo, vemos como encontramos otras discapacidades y trastornos que


están asociadas a problemas con el funcionamiento ejecutivo. En este ámbito son
muchos os estudios que se están realizando en relación a las dificultades en la
inteligencia ejecutiva y el TDAH o la dislexia.

Como ya sabemos uno de los trastornos más significativos de nuestra época y que
más debates crea es el TDAH. Los sujetos que presentan TDAH cursan una
disminución de la atención y muestran comportamientos que podemos denominar
hiperactivos e impulsivos.

Los estudios que sobre TDAH se están realizando, nos dan evidencias sobre que
existen alteraciones, tanto en los procesos:

 Cognitivos

 Conductuales

 Emocionales

Estas alteraciones hacen que la adaptación al medio social sea muy complicada.

Además se ha comprobado que existe relación entre el TDAH y dificultades en las


habilidades que forman la inteligencia ejecutiva. En base a esto podemos decir que
se han encontrado alteraciones en:

 Control inhibitorio conductual: lo que puede darnos pistas sobre su


impulsividad

 Incapacidad para detener las conductas: repetición de ciertas conductas

 Dificultad para organizar las tareas: no son capaces de seguir el orden para la
realización de una acción

 No pueden centrar la atención en una acción o mantener las metas: cambian


de manera brusca.

Inteligencia Ejecutiva [20] 26/09/2017


Las disfunciones ejecutivas más llamativas son:

 El sujeto no puede inhibir la respuesta

 No puede iniciar la acción

 No puede tomar decisiones

 No puede mantener las metas

 No puede cambiar las metas


Tomado de Marina (2012. P. 36)

Respecto a que el sujeto no pueda inhibir la respuesta, o lo que es lo mismo, le impide


la acción.

Podemos decir que en este campo son malos compañeros la impulsividad, la


compulsión, las adicciones, etc.

Cuando hacemos referencia a conductas de tipo impulsivo directamente pensamos


en conductas involuntarias o violentas. El control que debería ejercer la inteligencia
ejecutiva no se está llevando a cabo. Esta falta de control puede desembocar en
conductas violentas (ya sea hacia las personas o hacia los objetos).

En este campo podríamos enumerar multitud de trastornos relacionados con la falta


de control del impulso, como la piromanía o la cleptomanía.

Pero, como ya hemos dicho antes, debemos ser muy cautelosos para no confundir la
normalidad con la patología.

Todos sabemos que los niños son impulsivos, y es con el paso del tiempo y con el
aprendizaje de la regulación de la conducta, como van sabiendo canalizar esa energía.
Pero cuando la impulsividad es un rasgo de tu forma de ser, que incluso podemos
relacionar con el TDAH, debemos analizar en base al DSM V:

Rasgos de impulsividad excesiva:

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses
en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las
actividades sociales y académicas/laborales:

a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en
el asiento.

b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca


sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo,
en situaciones que requieren mantenerse en su lugar.

Inteligencia Ejecutiva [21] 26/09/2017


c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta
apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.).

d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en


actividades recreativas.

e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor”


(por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante
un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden
pensar que está intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).

f. Con frecuencia habla excesivamente.

g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido


una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de
conversación).

h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera


una cola).

i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en


las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de
otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede
inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros).
Tomado de Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM V) (2014)

Cuando detectamos alguno de estos síntomas debemos pensar que puede existir un
mal funcionamiento de ciertas funciones ejecutivas. Por este motivo, deberemos
trabajar para intentar ayudar al alumno.

Por otro lado encontramos las compulsiones. Aunque a veces se consideren lo mismo
que la impulsividad no son lo mismo. Las compulsiones son actos reflexivos y en
estos casos si funciona la inteligencia ejecutiva, pero a pesar de que saben que se
tratan de acciones absurdas, tienen la necesidad de llevarlo a cabo. Así, por ejemplo,
encontramos personas que necesitan revisar el gas ochos veces seguidas para vigilar
que esté cerrado.

El sujeto es consciente de que lo ha mirado y que es una conducta patológica pero


tiene la necesidad de hacerlo, ya tras varios intentos fallidos de no hacerlo, acaba por
realizar la acción. En este caso, la acción se repite, a pesar de saber que es absurda,
por miedo a la ansiedad de no hacerlo.

Como podemos ver se trata de pensamientos negativos que no paran de repetirse una
y otra vez y que son categorizados por el sujeto como carentes de sentido pero tienen
la necesidad de hacerlo. También conocidos como Trastornos obsesivos
compulsivos (TOC), que pueden darse en personas con alta inteligencia, dado que se
deben a un descontrol en la inteligencia generadora o computacional.

También podemos englobar en esta disfunción de la inteligencia ejecutiva a aquellos


sujetos que son incapaces de inhibir los impulsos. También podemos denominarlo

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automatismo, como por ejemplo los tics o las adicciones.

Normalmente, lo sujetos que padecen esta patología muestran graves problemas en


su comportamiento. Está afectada parte de su inteligencia ejecutiva de manera que
no pueden controlar sus impulsos, no son capaces de planear el futuro.

Respecto a que el sujeto no pueda iniciar la acción.

Hacemos alusión a aquellas personas que muestran una gran dificultad para
comenzar una tarea. A pesar de mostrar gran interés por realizar la acción son
incapaces, debido a ese daño en la inteligencia ejecutiva, de realizarlo.

En este sentido podemos nombrar la procrastinación, se trata de sujetos que


continuamente “dejan todo para mañana”, lo postergan. Esto puede acarrear graves
problemas en la vida diaria, y suelen ser un rasgo de personalidad (Marina, 2012).

Respecto a que el sujeto no pueda tomar decisiones:

Se trata de sujetos que muestran una incapacidad para tomar decisiones. No existen
daños en el razonamiento, sino, simplemente no pueden tomar una decisión. Cada
una de las partes que se le mande realizar a un sujeto con esta patología la realizará
bien, siempre y cuando no tenga que cambiar de trabajo ni tomar ninguna decisión en
cuanto a ¿cómo hacer?.

Es cierto, que en muchas ocasiones de nuestra vida, nos cuesta decidir. Es aquí donde
nos damos cuenta de cuantas funciones ejecutivas utilizamos y cuanta deficiencia
tenemos en ellas, sin llegar a caer en la patología. Un sujeto puede tardar en tomar
una decisión pero al final la toma.

En la educación deberíamos trabajar mucho este campo. Los alumnos suelen tener
dificultades para tomar decisiones tan nimias como sobre qué leer o escribir para un
trabajo, y es por que no trabajamos esta función lo suficiente. Les damos a los
alumnos todo “mascado” de manera que ellos no tienen que pensar, ni tomar
decisiones sobre qué hacer, de manera que tampoco estamos trabajando el aprender
a aprender.

Respecto a que el sujeto no puede mantener sus proyectos:

Cuando toda la información recibida desde la inteligencia generadora “pasa” a la


inteligencia ejecutiva, requiere de un banco de memoria que me recuerde que iba a
hacer, cuál es mi meta, hacia dónde voy.

Por este motivo, si a un alumno se le pide que vaya a clase de música a pedir un
triángulo y a mitad de camino se cruza con otro compañero y comienza a seguirle, no
se ha activado la memoria necesaria para recordar dónde iba. En la actualidad se le
da el nombre de “working memory”, mediante el cual, debemos entender que la
memoria no podemos significarla con un “cajón desastre” donde van todos los

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recuerdos, sino que se trata de un proceso ACTIVO que está muy vinculado con el
procesamiento de la información.

Al alumno que hemos mandado a por el triángulo, no le hace falta estar pensando de
manera continua en el triángulo, sino que mantiene activada esa working memory,
pero puede seguir haciendo otras cosas hasta que vea el triángulo. En ese momento
recordará que iba a por él, lo cogerá y su interés por los triángulos quedará borrado.
La memoria sobre ese hecho quedará desactivada.

A esta activación o permanencia de la memoria mientras que los sujetos están en un


proyecto se la denomina efecto Zeigarnik.

Este efecto hace alusión a las tareas que no están terminadas y la motivación que
ocasionan. En este sentido es importante señalar la necesidad de plantear desafíos a
los alumnos. Un profesor hábil sabrá crear un ambiente de desafío para tratar de
despertar las ganas de saber de los alumnos.

Respecto a que el sujeto no puede cambiar sus metas:

Es por todos conocido, que existen muchas patologías que cursan con conductas
repetitivas o estereotipadas. Estas patologías son muy perjudiciales para el sujeto y
en ocasiones pueden llegar a causar daños físicos.

Entre estas patologías podemos destacar el Parkinson, la esquizofrenia, el autismo o


los trastornos obsesivos compulsivos (TOC).

Estos sujetos repiten de manera compulsiva comportamientos, a pesar de que les


demos instrucciones que sean contrarias. La problemática reside en que no pueden
detener dicha tarea.

Si analizamos que parte del sistema ejecutivo puede estar dañado, directamente nos
debemos plantear una ausencia de flexibilidad en la conceptualización de las
acciones. Estos sujetos muestran rigidez en situaciones normalizadas. Se relaciona
con la llamada “enfermedad de las categorías” (Marina, 2012). Dicha enfermedad hace
que el aprendizaje de nuevos conceptos sea más difícil.

Cuando hablamos de metas, también hacemos alusión a creencias, por este motivo
las personas que no son capaces de cambiar sus metas pueden llegar a estar
relacionados con el fanatismo, como repetición de creencias, a pesar de tener
pruebas que evidencian estar en contra.

En base a los estudios realizados por Luria (1962), el cual, analizaba la forma en que
los daños a las áreas específicas del cerebro afectan el comportamiento humano,
concluyó que aquellos pacientes que tenían dañada la parte frontal del cerebro
mostraban una incapacidad para verificar los resultados que se derivaban de sus
acciones. Es decir, en base a nuestra inteligencia ejecutiva somos capaces de evaluar
lo que estamos haciendo y compararlo con la acción que realmente queríamos hacer,
con la intención original.

Por este motivo somos capaces de corregir nuestra conducta. En el caso de esto
sujetos no son capaces de reconocer los errores y en consecuencia aprender de ellos,

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de manera que siguen realizando estos comportamientos repetitivos. Podemos decir,
que son personas que dada la dificultad que muestran, no pueden avanzar, progresar
en la vida.

En base a los estudios de Luria podemos decir que:

“La corteza prefrontal es una zona fundamental para la programación de la actividad


mental y para la planificación y/o regulación de las acciones, así como para el cambio
necesario para adaptarnos a los objetivos”

Tomado de Barroso y Martín y León Carrión, (2002)

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