John Berger Fama y Soledad de Picasso
John Berger Fama y Soledad de Picasso
John Berger Fama y Soledad de Picasso
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Cuando vio la luz por vez primera, la crítica lo tildó de «insolente, insensible, doctrinario y
perverso». Esta edición revisada y ampliada demuestra el poder y la vigencia de la que se
considera «el libro más importante sobre Picasso escrito hasta hoy». Bajo el nuevo título
Fama y soledad de Picasso —que Berger juzga más acorde al espíritu de su obra, y que evita la
cacofonía del anterior (Éxito y fracaso de Picasso, Debate, 1990)—, se despliega una temática
tan amplia como exhaustiva en torno al mito, y también al hombre:
El artista y su obra: a partir de la figura casi mitológica de Picasso, Berger plantea los
términos del diálogo entre el artista y su obra. ¿Es la obra quien hace al autor, o al
contrario? ¿Sobrevive el artista en la obra? ¿Cuenta más lo que el genio es o lo que hace? Una
discusión que recorre el pensamiento estético moderno: en cierto modo, su respuesta
determina la forma de acercarse a la obra de arte.
La soledad del genio: al contrario que la inmensa mayoría de sus coetáneos, para Berger,
Picasso percibe el genio como un estado de existencia. Apenas unos pasos separan esta
creencia de la divinidad del semidiós. Así, se encumbra al hombre a las alturas de lo
inaccesible, y al hacerlo se le condena —se condena él mismo— a la soledad de la
autosuficiencia. «¿Cuál es la fuerza de la personalidad de Picasso? ¿Qué experiencias yacen
tras la expresión de sus ojos, que nadie puede resistir? ¿Qué relación hay, caso de haber
alguna, entre su temperamento y su éxito?»
La mercantilización del arte: este genio de tintes románticos atrae al lego en tanto que se
guía por categorías incomprensibles a sus ojos, y así su entorno mercantilizador potencia o
fomenta esas diferencias en un círculo infinito. Siempre pasa: cuando más alejado del
circuito mercantilista se presenta al genio, cuanto más se le acerca al ámbito de lo
legendario, de lo divino, tanto más alimenta ese mercado. «De un lado, el esplendor y el
misterio del genio; de otro, la obra de arte como una mercancía vendible.» Una trampa
grotesca para el artista: «valida» la creación conforme a parámetros materialistas y la
pervierte al reducir al beneplácito del capital sus cualidades intangibles.
Política: Berger dibuja un retrato tan lúcido como demoledor de la España de la primera
mitad del XIX: una España «caciquili», anclada en «una variante complicada y oscura» del
feudalismo clásico, separada del resto de Europa y siempre múltiple. Claves del panorama
sociopolítico español que perfila la biografía de Picasso: conforme pasan los años, ese tinte
político —subrayado por el peso de dos guerras mundiales— también asoma a sus cuadros,
y encuentra su máxima significación cuando Picasso se suma al Partido Comunista.
Picasso y el cubismo: a lo largo de su vida, Picasso trabó relación con un gran número de
artistas, lo mismo pintores que poetas o literatos: Braque, Apollinaire, Max Jacob, Juan
Gris… Así fue definiéndose el cubismo, que «como estilo fue creación de pintores; pero su
espíritu y aliento fue mantenido por poetas». Picasso es su máximo exponente. Así, Berger
perfila los precursores —del materialismo de Courbet a la dialéctica de Cézanne— y los
contornos ideológicos y sociales de «una revolución de las artes visuales tan grande como la
acontecida al principio del Renacimiento».
Los lienzos y sus símbolos: Las señoritas de Avignon —«lo más próximo que puede
lograrse en pintura a un atentado»—, el Guernica —«una pintura acerca de cómo él imagina
el sufrimiento»—, Las Meninas —«acaso un comprensivo reconocimiento de su fracaso»—,
la sexualidad que rebosan los retratos de su musa Marie-Thérèse Walter, los autorretratos…
Y en ellos el toro, el caballo, la mujer, las aberturas y formas redondeadas, el niño, el
Minotauro… La mirada del autor se detiene en cada uno de los más representativos lienzos
de Picasso, una suerte de espejo interior del genio.
Sinopsis
De la belleza cubista al vacío del lienzo en blanco, de la soledad del exilio a las violentas
formas de sus cuadros, del artista al hombre.
Si toda la pintura trata del diálogo entre la presencia y la ausencia, el arte de Picasso, en su
sentido más profundo, se sitúa en la frontera entre las dos, en el umbral de la existencia, de
lo recién comenzado, de lo inacabado.
Hay muchas anécdotas sobre la desilusión del público al ver al Chaplin auténtico;
esperaban encontrárselo con su bigote y bastón. En este caso, el artista, o más bien su arte,
pesó más que el hombre. En Picasso, por el contrario, el hombre, su personalidad, dejó en
la sombra al arte.
Las asociaciones en torno del nombre picassiano han creado la leyenda de su personalidad.
Picasso es un anciano que aún puede tener mujeres jóvenes. Es un genio. Está loco. Es el
más grande de los artistas vivos. Tiene un montón de millones. Es comunista. Todo lo que
hace son disparates: un niño lo haría mejor. Nos está tomando el pelo. ¡Si puede salir
adelante con todo esto, suerte que tiene!
También está implícito en la imagen popular del genio, fomentada por películas y libros
mentirosos. El genio no puede cuidarse de sus propios intereses materiales (por la locura, la
incompetencia mundana o la bebida), y esta incapacidad acaba por ser vista como una
prueba del genio mismo.
Los cuadros, que el lector puede ver en las reproducciones, se describen minuciosamente,
como para hacer un inventario, y se tratan como mercancía en almacén. En esas
descripciones se insertan las frases que confieren la condición de genio al productor de
dichas pinturas. Frases que equivalen a una evocación mágica. El crítico se ha convertido
en una especie de sacerdote subastador.
España era algo aparte. En su economía predominaba lo feudal; pero los recuerdos y
esperanzas de los campesinos eran prefeudales. La amplia e inusitada clase media, aun
cuando mantenía muchas conexiones aparentes con la Europa contemporánea, no se había
convertido aún en el equivalente de la burguesía revolucionaria. La tragedia de España
estaba y sigue estando en esa paradoja histórica: España es un país atado a un potro de
tormento histórico.
Esto es algo típicamente español: la creencia en que todo —la entera condición humana—
ha de ser cambiado en un momento, violenta, esplendorosamente. Y esa creencia ha
surgido por no haber cambiado nada desde hace tanto tiempo; porque, al fin, el español se
ve obligado a creer en una transformación mágica, en la cual el poder de la voluntad (…)
puede triunfar sobre las condiciones materiales… La terrible tensión del potro produce de
vez en cuando una impaciencia también terrible.
El hecho de haber sido niño prodigio influyó en la actitud de Picasso hacia el arte durante
toda su vida. Ésta es una de las razones para que esté tan fascinado por su propia
creatividad y para que conceda a ésta un valor mayor que a lo creado. Es la razón de que
vea el arte como si fuera una parte de la naturaleza.
¿Por qué durante la época azul eligió ese color? ¿Por qué en 1906 pintó en rosa? Las
respuestas pueden ser interesantes, pero existe el grave riesgo de no ver el bosque por mirar
los árboles.
Desde 1907 hasta 1914, el cubismo transformó a Picasso; es decir, Europa y París le
transformaron. Puede que transformar sea una palabra excesiva. El cubismo le dio la
posibilidad de salirse de sí mismo, de ofrecer a su nostalgia los medios de convertirse en
una demanda apasionada, no del pasado, sino del futuro.
Los cubistas crearon un sistema por el cual era posible revelar de un modo visual la
trabazón existente entre los fenómenos, creando así la posibilidad en el arte de revelar
procesos, en lugar de estados estáticos de existencia. El cubismo fue un arte preocupado
por entero por la interacción (…) Es el arte de la liberación dinámica de todas las categorías
estáticas.
Los necios acusan muchas veces a los marxistas de recibir con agrado la intromisión de la
política en el arte. Pero es todo lo contrario; nosotros protestamos contra la intromisión,
que es más acusada en tiempo de crisis y de gran sufrimiento. Pero no tiene sentido negar
que existan esos tiempos. Debemos comprender, así pues, que deben terminar y que
entonces el arte y los hombres serán más libres.
Picasso es personaje de complejidad enrevesada. En él hay algo tan astuto como Rasputín,
que explota la «magia» como una respuesta a su éxito de «mago». También hay algo en él
que utiliza esto para tomarse libertades de figura pública y defender su independencia. Pero
otra parte suya está regida por simpatías y necesidades que se hallan inusitadamente
próximas a ese punto donde el arte emerge en realidad de la magia.
No sé de ningunas otras obras, por cualquier medio o cualquier arte, que le fuercen a uno,
como lo hacen las mejores obras de Picasso de este período, a introducirse de modo tan
irresistible en la piel de otro hombre, mujer o criatura. Su efecto es mágico; se diría que,
mirando esas figuras, entramos en posesión de sus sensaciones. (…) Pero el requisito para
semejante identificación es rechazar todos los sistemas y convenciones intelectuales.
… pasado 1945, buena parte de la obra de Picasso se volvió amanerada. Y la causa de ese
amaneramiento radica en el mismo problema: la falta de tema, por lo cual el propio arte del
pintor se convierte en tema. (…) Éste es el amaneramiento extremo; el del genio sin nada
en que emplear sus dotes.
Pero las palabras son abstractas y pueden ocultar tanto como lo que afirman. La imagen
visual revela con mucha más naturalidad el dulce mecanismo del sexo. Basta con pensar en
el dibujo de un seno y luego compararlo con las más extraviadas asociaciones de la palabra,
para ver que es así. En lo fundamental, se carece de palabras para el sexo…, sólo son
ruidos; pero hay formas.
Fue a través de sus experiencias corporales como pintó los cuadros eróticos y fue a través
de su propia imaginación física, exaltada por las experiencias sexuales, como pintó los
cuadros de la guerra.
Era como si Picasso no pudiera equivocarse porque, hiciera lo que hiciese, nunca se le
sometería a examen. Quedaba exceptuado por ser el artista más famoso del mundo y además
comunista. Pero esa excepción se asemeja mucho al exilio.
La crítica ha dicho sobre…
El autor
«En la lucha entre la desesperación y la luz, sólo la existencia de alguien como Berger hace
que el combate tenga sentido.»
ISABEL COIXET
«John Berger se ha convertido en una de las voces esenciales para comprender el estado de
nuestra sociedad… Un hombre que combina a la perfección compromiso y
reflexión.»
MARÍA JOSÉ S. MAYO, El Confidencial
«Sus contemporáneos más cercanos en términos de audacia estética podrían ser Umberto
Eco o el tardío W. G. Sebald, pero resulta difícil compararlo a cualquier autor inglés
del último medio siglo. Berger, simplemente, rompió todos los moldes.»
SEAN O´HAGAN, The Guardian
«Hace tiempo que Berger encontró su propia voz y que la usa sin reserva, con una
sinceridad emocional que encontramos con cuentagotas en la ficción de nuestros
días.»
ADRIANA BLANCO, El Mundo
«Su obra parece labrada con una precisión de relojero, un valor de una intimidad muy
considerada que podría confundirse con ternura.»
The New York Times Book Review
«John Berger es el genio invisible. La obra de su vida es sinónimo de la creación de unos
retratos vivos inolvidables»
Mail on Sunday
«Los libros de Berger poseen la peculiar cualidad de parecer libros sólo por azar, por los
pelos. Construidos con palabras, las portan sin embargo con indulgencia, casi a
regañadientes, como si igual pudieran haber estado hechos de lienzo y pintura o, aún
mejor, de polvo y paja, barro y hueso.»
Herald Tribune
«Las obras de John Berger viven entre los géneros y en un grado de contemporaneidad
absoluto. Mezclando la poesía, el ensayo y hasta el periodismo más personal, sus
obras son un intento de reflexión trascendente sin perder la historia inmediata pero
tampoco la metafísica o cualquier atisbo de pensamiento lírico.»
LUIS ANTONIO DE VILLENA, El Cultural de El Mundo
«… después de leerle mucho, creo saber lo que le define, a él y a todos a quienes presta una
voz como la suya: una entereza inextinguible. Por eso yo ya tengo mi mapa. Se llama
John Berger y deberían leerle.»
ZENÓN DE CITIO, Culturamás
«Este es el libro más importante sobre Picasso escrito hasta hoy. No sólo ha envejecido
bien, sino que además se ha hecho más pertinente… Una biografía profunda, seria,
crítica, tan demoledora como llena de comprensión por el pintor.»
JOHN CANADAY, New Republic
«Leyendo el estupendo Fama y soledad de Picasso, de John Berger, uno se convence de esa
ambivalencia del éxito… un amoroso y admirativo repaso, aunque crítico y lleno de
discernimiento también, de la obra del malagueño. Un libro extraordinario…
recomendable tanto para los admiradores de Picasso como para cualquiera que quiera
adentrarse en los misterios y riesgos que conlleva el genio.»
ÁLVARO QUINTANA, Correspondencia (blog)
«John Berger analiza de manera brillante ese sesgo algo tramposo que la palabra “genio”
adquiere cuando se trata de entender o explicar a Picasso y su descomunal obra
artística.»
El País Cultural (Uruguay)
El cuaderno de Bento
«Una magnífica y original obra.»
Periodista Digital
«Su prosa, con ese lirismo fácil y fluido, ruega ser leída, que te zambullas en ella, que te
empapes de ella… Decididamente, esto es Berger: ojos siempre abiertos, con un
fuego político siempre refulgente. Sus palabras, tan fundamentadas en la historia y el
humanismo, ya parecen intemporales, como si su relevancia quedase grabada en
piedra».
SARA CHRISTOPH, Idiom Magazine
«El cuaderno de Bento es una delicia, y sin embargo alcanza una profundidad reflexiva en
cierto modo sorprendente para un libro de este tamaño, ilustrado, eso sí. Si eres
pintor, léelo. Si alguna vez te has preguntado cómo sería mirar a través de los ojos de
un pintor o pensar como un pintor, léelo. Si buscas un escape, si deseas aprender, si
te quieres entretener, léelo. Pero por encima de todo, si lo que buscas es inspiración,
¡léelo!»
Everyday eBook
«Con la claridad y sinuosidad de su prosa, Berger nos ofrece un relato acerca de cómo los
contornos de la realidad “acosan” el acto del dibujo… El libro forma un todo gracias
al carácter humano y excepcionalmente confidencial de la voz del autor, y esta voz
coexiste con su destreza como dibujante. Ambas cualidades actúan en concierto con
las enigmáticas propuestas filosóficas de Spinoza. Los tres juntos constituyen un
testimonio singular.»
TEJU COLE, The New York Times Book Review
«Una obra engañosamente breve que ofrece unas meditaciones profundas acerca del arte, el
proceso creativo y mucho más… Los lectores de Berger lo verán con renovados
ojos.»
Kirkus, crítica escogida
«Alguien familiarizado con John Berger como escritor podría haber adivinado la inclinación
spinoziana de su humanidad. Alguien familiarizado con el John Berger crítico de arte
sin duda sabe de su sensibilidad visual. Qué banquete supone, pues, descubrir estas
dos sendas de la increíble obra de Berger unidas en este tesoro de libro.»
ANTONIO DAMASIO, autor de El cerebro creó al hombre
«Berger evita las respuestas directas al misterio del impulso artístico o a cualquiera de las
muchas otras preguntas que plantea en este breve libro. No obstante, el valor de esta
obra impresionista no reside tanto en dichas respuestas como en exponernos a
nuevas formas de salir al encuentro del mundo.»
HARVEY FREEDENBERG, Shelf Awareness
«La sensación que da El cuaderno de Bento es más la de una charla con John Berger que la que
debería dar un libro sobre el arte de ver y dibujar… El cuaderno de Bento es una obra
literaria que epitomiza el maravilloso mundo de la imaginación y el juego, y un
recordatorio de cómo podemos llegar a ver realmente, si sólo fuésemos capaces de
bajar el ritmo… Altamente recomendable.»
HELEN GALLAGHER, New York Journal of Books
«Si hay una sola cualidad que caracterice a Berger en grado máximo, ésa es la presencia.
John Berger parece vivir, a cada momento, su eterno compromiso con el mundo
reflejado en su técnica de dibujo… El cuaderno de Bento no es un libro para ser
examinado mientras descargas un documento en el ordenador: ha de ser leído como
poesía. Déjalo en la mesilla de noche o mételo en la mochila que te llevas a la playa.»
HARRIET DOUTY DWINELL, The Washington Independent Review of Books
«John Berger sin duda respeta los hechos, pero se preocupa poco por los límites que
supuestamente separan la historia de la crítica, la política de la biografía o las
memorias de la ficción. Al igual que muchos de los libros anteriores, El cuaderno de
Bento contiene pasajes que bien se pueden enmarcar bajo cada uno —o más de uno—
de estos epígrafes.»
KENNETH BAKER, San Francisco Chronicle
«El seminal Modos de ver (1972) de John Berger buscaba un cambio en la manera en que
vemos el arte; casi treinta años después, Berger publica esta meditación esotérica,
sagaz e inquisitiva sobre el arte, el tiempo, la historia, y el ser…»
CARL WILKINSON, Financial Times
«Rico en ideas y testimonios, [en Con la esperanza entre los dientes] Berger es un modo de
repensar lo más candente dentro de un corazón lírico.»
LUIS ANTONIO DE VILLENA, El Cultural de El Mundo
«Para Berger… el acto de observar —esto es, dirigir al mundo una mirada fija e
inquisitiva— es una forma de empatía. Y es tal arte el que pone en práctica con
particular propósito en estas entregas, provocativas y de redacción elegante,
posteriores al 11-S… Compasivo y sensible en su visión de nuestro mundo en
peligro, Berger ha visto mucho y ha sentido más.»
DONNA SEAMAN, Booklist
«Un lúcido esfuerzo por iluminar algunos de los rincones más oscuros, y en cierto modo
más malolientes, de nuestra sociedad.»
JOSÉ VARELA, La Voz de Galicia
«Esta obra despliega una pasión intelectual y una exasperación con la justicia tales, que la
convierten en ejemplar.»
ALLAN WALL, Ready Steady Book
De A para X
«Una poderosa sensación de pérdida y añoranza.»
Library Journal
«De A para X es uno de los libros más tiernos y conmovedores que he leído en muchos
años. Su fuerza reside en la economía de los medios, la narración de un amor
duradero que sobrevive a la opresión. Pone de manifiesto que, por viles que sean los
ejércitos que nos oprimen, el amor y el espíritu humano son indestructibles.»
HAROLD PINTER, Nobel de Literatura 2005
«John Berger nos brinda algo exquisito. Éste es un libro de una ira controlada, esculpido
con el cincel de la ternura y una aguda visión política. Todo cuanto escribe es
profundo, preciso: la libertad y su ausencia, la esperanza y su ausencia, el poder y su
ausencia, y el amor y el terrible anhelo que ocupa su lugar cuando te han arrebatado a
la persona amada.»
ARUNDHATI ROY, Booker 1997, autora de El dios de las pequeñas cosas
«Notable… Como todos los grandes novelistas, las grandes personas, John Berger guía a
sus personajes y lectores con ternura y un humor intimista.»
MICHAEL ONDAATJE, Booker 1992, autor de El paciente inglés y Divisadero
«John Berger ha encontrado una voz perfecta para expresar una sinceridad emocional
bastante poco frecuente en las novelas de hoy día… La historia posee un cariz
mítico, pero también actual, puesta en escena una y otra vez en todo el mundo.»
URSULA K. LE GUIN, National Book Award, 1972
«El flujo de los mensajes entre Xavier y A’ida tiene en De A para X la magia que sólo un
autor de la talla de John Berger puede insuflarles.»
ISABEL COIXET
«El resistente John Berger ha colocado otra piedra, un gesto sencillo y definitivo para
nombrar el mundo.»
JUAN VILLORO, El Periódico de Catalunya
«De A para X revela mucho más acerca de la condición humana que acerca de la injusticia
política o los regímenes totalitarios.»
Time Out London
«Una bella historia de amor y resistencia ideada por uno de los novelistas más importantes
de nuestra era.»
Fantastic Fiction
«Mezcla de dos de las temáticas más universales, el amor y la resistencia, esta breve novela
lleva consigo el aroma del agua de rosas y la pegada del gas lacrimógeno… En esta
deslumbrante novela, Berger entreteje el amor y la convicción política de sus
protagonistas en una única pasión, articulando al tiempo una visión del mundo con
unas líneas divisorias muy claras entre el bien y el mal.»
San Francisco Chronicle
«Con tantas capas como tiene esta novela, dentro de sus abstracciones y su política,
termina por regresar a su corazón desbordado. ¿Qué son los mensajes entre los
amantes sino la invención de un mundo secreto, compartido?… Cartas de amor
escritas en clave, y el código para descifrarlas: la vida.»
Los Angeles Times
«La historia de A’ida y Xavier es, por supuesto, la historia de todos los desposeídos que en
la actualidad luchan contra la violencia del poder establecido. De A para X es una
obra enigmática, repleta de una prosa controlada, precisa, que, como cabría esperar
de las cartas que recibe un disidente en prisión, calla muchas cosas.»
Morning Star
«La mejor forma de entender De A para X, al igual que las grandes obras de Berger, es
entendiéndola como el testimonio de una conciencia incansable, comprometida y
brillante; el último escaparate para una mente de una sensibilidad con un alcance y
profundidad sorprendentes, que igual habría de leerse como un poema épico o un
ensayo lírico que como una novela.»
MELISSA BENN, The Independent
«De A para X perdura como un libro atractivo y conmovedor en gran medida gracias a la
evocadora calidad de su prosa… Berger parece sugerir que quizá sea la esperanza lo
único que evite que desperdiciemos nuestra vida de parte a parte.»
The Quaterly Conversation
«[Aun escrita en clave epistolar] sería un error asumir que De A para X es en modo alguno
anticuada. Resulta de una actualidad feroz… Consciente de su propia seriedad, la
novela de John Berger es no obstante una historia de amor muy poderosa.»
The Guardian
«Este pequeño libro es mágico… original y elegante, con un armazón de ira silenciosa.»
Irish Times
«De A para X es una obra ligera, fugitiva, que sin embargo encierra momentos de una
extraña emotividad.»
The Telegraph