Vitalis Mo
Vitalis Mo
Vitalis Mo
El vitalismo es una teoría proto científica según la cual los organismos vivos se
caracterizan por poseer una fuerza o impulso vital que los diferencia de forma
fundamental de las cosas inanimadas y no está sujeta a las leyes fisicoquímicas
generales.1 A pesar de una larga trayectoria histórica intentando demostrar que se
trataba de una teoría obsoleta, la obra de Georges Canguilhem y los trabajos de la
teórica Jane Bennett siguen planteando que el alcance explicativo del vitalismo sigue
más vivo que nunca.
Tradicionalmente se describe como una fuerza inmaterial específica, distinta de
la energía estudiada por la física y otro tipo de ciencias que, actuando sobre la materia
organizada, daría como resultado la vida y sin la que sería imposible su existencia. Este
fundamento físico en su sentido más puro se encuentra actualmente rechazado,32 no
obstante, también encuentra base en fundamentos antropocéntricas y racionalistas, entre
otros.
HISTORIA
Ante el fracaso del mecanicismo cartesiano en la explicación de la singularidad de lo
orgánico, el vitalismo empieza a expandirse por Europa a finales del siglo xviii. En
biología, este cuadro teórico tuvo un momento fecundo, porque apartaba lo vivo del
mecanismo y las explicaciones causales reductivas del pensamiento
cartesiano del siglo xvii sin caer en lo sobrenatural. En sentido estricto, el término
"vitalismo" designa la escuela de Montpellier y su principal exponente Paul Joseph
Barthez (1734-1806). Esta hipótesis fue descartada por la mayoría de los científicos en
el momento que Friedrich Wöhler sintetizó un compuesto orgánico, la urea, a partir de
compuestos inorgánicos en 1828.10 Posteriormente, este le escribió
a Berzelius diciéndole que había sido testigo de "una gran tragedia de la ciencia.
VITALISMO EN LA FILOSFIA
4. Se trata más bien de un principio vital que moviliza a los seres, el cual es
responsable de sus comportamientos, y que no se puede atribuir a
principios mecánicos o físicos. Este principio se denomina "fuerza vital"
según Claude Bernard, "entelequia" según Hans Driesh y "fuerza
dominante" según Johannes Reinke.