TC 345
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MESA D E ENTRADAS
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co tumbres y leyestt (La democracia en America t,I, Madrid
Alianza Editorial 1980).
Esta corriente emergente del jusnaturalismo es importante
para perfilar el grado de autonomía que tendra el municipio.
Dicho de otro modo hasta donde el Estado puede tener legítima
ingerencia en los problemas locales de la comunidad o hasta
donde esta puede manejarse con mayor independencia.
En cambio, la corriente legalista niega la condición
natural del municipio, considerándola como una entidad de
creación normativa. El ordenamiento positivo ha creado las
instituciones asignándole una proporción de competencias
estatales. La legislación fija discrecionalmente una forma de
administración de los intereses locales y la esfera de
competencia de los municipios será lo que la ley le indica.
Adscribe a esta corriente el maestro Rafael BIELSA que
sostiene que "El régimen municipal según el art.5 de la
constituci6n es wlocaltten el sentido de que las legislaturas
lo determinan y limitan (pues el término local en el lenguaje
jurisprudencia1 es sinónimo de ttprovincialy no de municipaltt
(Estudios de Derecho Público, Ed. DePalma, T 111, pag. 53)It.
Esta también ha sido la interpretación originaria que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha dado sobre el tema en el
caso ttFerrocarrildel Sud (01.06. 1911) , cuando expresó que los
municipios "no son más que delegaciones de los mismw poderes
que la constitución ha previsto como entidad de régimen
proprovincial y sujetas a su propia legislación (CSJN 154 :25)l l .
Sin perjuicio de ello, cabe apresurarse a aclarar que en un
pronunciamiento de fecha 21.03.89 (Rivademar c/ Municipalidad
de Rosario) el alto tribunal ha variado su criterio, lo que ya
fue expresado en nuestro informe anterior y voverá a ser
tratado mas adelante.
Como puede verse, la corriente mas numerosa es consistente
en cuanto a conferirle al municipio el carácter de comunidad
natural. A su vez es la tesis aceptada en la actualidad por la
mayoría de las provincias que incluyen tal definición en sus
textos constitucionales.
Conclusibn:
Mas allá del sustento constitucional que evidentemente
contiene el carácter autonómico de los municipios, parece
adecuado retomar el análisis en orden a la rica discusión
doctrinaria acerca de la naturaleza del municipio que ya
desarrollaramos en el punto 1.
En ese sentido, considerar a los municipios como
autónomos, deviene de entender que los mismos son un? comunidad
originaria de la organización política de la sociedad fundada
primeramente en razones de vecindad. De tal concepto sostenido
por la escuela sociológica se desprende el argumento más,
consistente para sostener el criterio autonómico. No es una
creación de la ley -como sí lo son los entes autárquicos- sino
que son reconocidos por los cuerpos legales.
Uniendo ello a la interpretación mayoritaria que la
doctrina ha hecho del art. 5" de la Constitución, arribamos a
la conclusión de que los municipios conforman otra esfera de
gobierno con poderes propios, configurando entonces, en el
marco del federalismo, un segundo grado de descentralización
política.
Corresponde determinar ahora cual ha sido históricamente
la postura de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en lo
que hace a la caracterización del régimen municipal a la luz
de lo dispuesto en el art. 5" de nuestra Constitución.
Como ya se ha dicho en otro segmento de este trabajo
durante muchos años y con diferentes composiciones el alto
tribunal mantuvo el criterio de conceptualizar el carácter
administrativo de los municipios, asumiendo claramente la
postura seguida por los administrativistas.
Esta interpretación de la Corte tuvo su origen en el fallo
dictado en el año 1902 "Castro, María F.B. de c/Provincia de
Buenos Airesww,
siguiendo con el de 1911 wFerrocarriles del Sudww
en el que se sostenía que los municipios Iwno son mas que
delegaciones de los mismos poderes provinciales para fines y
límites administrativosw (CSJN 154:25).
Ahora bien, esta permanente postura de la Corte ha sido
modificada luego del pronunciamiento efectuado en la causa
IwRivademar, Angela c/Municipalidad de la Ciudad de Rosario, R.
593, L. XXIw dictado el 21 de marzo de 1989.
Dada su claridad de conceptos parece oportuno resaltar
algunas de las conclusiones a las que arriba dicho fallo sobre
todo al marcar claras diferencias entre lo que es un ente
autárquico y uno autónomo. Así, plantea el origen
constitucional de los municipios frente al meramente legal de
las entidades autclrquicas; el reconocimiento &e una base
sociológica conformada por la población, ausente en tales
entidades; la garantía de su existencia por parte de la
constitución lo que tampoco ocurre con los mismos; el caracter
de personas jurídicas de derecho publico y de caracter
necesario de los municipios frente al caracter posible o
contingente de los entes autarquicos; la posibilidad de
creación de entidades autarquicas en los municipios, ya que los
entes de tal característica no pueden crear otro dependiente
de ellos; la elección popular de sus autoridades inconcebible
en aquellas entidades.
Este fallo de la Corte parece entonces, poner una bisagra
en el trayecto interpretativo del Tribunal y comenzar con una
etapa en la cual al receptar los argumentos de las tendencias
doctrinarias proclives a la
autonomía municipal reelabora su pensamiento en ese sentido.
/
9.- Conclusion: