CEDULI 3 Literatura Express
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Literatura Express 📖
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El ser humano es un ser social, requiere relacionarse con sus semejantes para madurar física y
psicológicamente hasta alcanzar la autonomía, y necesita comunicarse para poder vivir en
sociedad.
A diferencia de los animales, los seres humanos se agrupan en familias y comunidades para
formar culturas. Una cultura hace referencia a los modos de vida, costumbres, conocimientos y
desarrollos (científicos, artísticos, industriales, entre otros) de un grupo social. Algunos ejemplos
de manifestaciones culturales son los bailes, la música o las leyendas de una región determinada.
¿Conoces algunos ejemplos?
El hombre por naturaleza manifiesta sus sentimientos, emociones o ideas a través de diversos
elementos: un poema, una pieza musical, una pintura o una danza, entre otros. A esto se le
denomina arte.
La literatura.
La palabra literatura proviene del vocablo latín litera o litterae que significa letras. El término hace
referencia, en principio, al empleo de la palabra escrita como forma de expresión. La literatura, de
manera general, es considerada como el arte que emplea como medio de expresión una lengua;
sin embargo, la literatura puede usar las palabras de manera artística para llamar la atención del
lector.
La literatura, en un sentido más amplio, es la representación o recreación de la realidad. Por lo
tanto, el escritor generalmente no inventa algo, sino que recrea la realidad que vive en el contexto
social en el que se desenvuelve.
A continuación estudiarás los subgéneros menores y mayores que conforman el género narrativo.
La diferencia entre ambos radica en que los primeros tienen un desarrollo limitado y un carácter
popular; por su parte, los mayores presentan un desarrollo más amplio y elaborado, debido a que
son los que más se cultivan hoy en día.
La fábula.
La fábula es una narración breve, concisa y ficticia en donde los personajes pueden ser personas,
animales o seres inanimados, que conlleva una intención moralizante. A través de sus acciones se
reprueba o enaltece la conducta de los hombres para ejemplo de los demás. Inicialmente, las
fabulas eran escritas en verso, en la actualidad se escriben en prosa. Parte importante dentro de la
fábula es la moraleja, cuyo propósito siempre es dejar una enseñanza (conclusión de la fábula).
Por esta razón se le considera un género didáctico.
Un poco de historia.
La fábula tiene su origen en Grecia, en donde vivió Esopo alrededor del siglo VII a. C. y quien es
considerado padre de la fábula occidental. Aunque se tiene duda sobre su existencia, hay quienes
afirman que nació siendo esclavo y que fue puesto en libertad precisamente por sus relatos. Por
otra parte, se menciona que en el siglo XIV un monje llamado Planudes compiló una antología de
sus fábulas.
Hacia el siglo I a.C., Fedro, un fabulista latino, versificó las fábulas de Esopo, entremezclando con
ellas anécdotas cotidianas, históricas y mitológicas.
Hacia el siglo XVII, el escritor francés Jean de La Fontaine (considerado el creador de la fábula
moderna) publico sus fábulas, en 12 libros, inspiradas en las fábulas clásicas de Esopo y Fedro, las
cuales contenían un gran sentido del humor.
En el siglo XVIII aparecieron dos grandes fabulistas españoles: el primero, Tomás de Iriarte, quien
en 1782 publica Fábulas literarias, donde reúne una serie de poemas satíricos y moralizantes.
Algunas de sus obras son El burro flautista, La mona, Los dos conejos y El caballo y la ardilla. El
segundo, Félix María Samaniego, famoso por sus fábulas morales, escritas con un estilo sencillo y
métrica variada, se inspiró en las obras de los fabulistas Esopo, Fedro y La Fontaine; algunas de sus
fábulas destacan por su espontaneidad y gracia como La lechera, Las ranas que pedían rey, El
parto de los montes, La cigarra y la hormiga.
3.2 LA ESTRUCTURA DE LA FÁBULA
La estructura de la fábula es muy sencilla, ya que consta de una situación inicial, seguida del
planteamiento de un problema que puede, o no, tener solución. En algunas de las fábulas más
antiguas, la moraleja se encuentra al final del texto; en las más recientes se deduce a partir del
mismo, es decir, ya no se escribe al final del texto como solía hacerse en las fábulas clásicas.
El mito es una narración sagrada, situada fuera del tiempo histórico, en donde intervienen fuerzas
naturales representadas por deidades. Sus protagonistas son dioses o seres sobrenaturales.
Los mitos son relatos que han sido creados en todos los pueblos desde tiempos inmemorables,
por eso es que tienen una simbología muy profunda para una cultura.
La leyenda es un relato colectivo, considerado como la expresión misma de la cultura y el espíritu
de un pueblo, en el que lo maravilloso y lo extraordinario predomina sobre lo histórico y
verdadero. Se transmite de forma oral de una generación a otra sufriendo modificaciones,
agregados, supresiones o adaptaciones locales que se acumulan con el tiempo.
¿Alguna vez te has preguntado cuál es el origen del mundo o cómo será el fin de éste? O bien,
¿qué hay después de la muerte?
Este tipo de preguntas se las han hecho los hombres de distintas culturas a lo largo de la historia, y
cada pueblo ha tratado de dar respuesta a ellas, creando de esta forma sus propias versiones y
constituyendo un conjunto de mitos y leyendas que han resistido el paso del tiempo porque se
transmitieron de generación en generación por medio de la tradición oral.
El mito y la leyenda, son subgéneros que suelen considerarse muy similares, sin embargo, es
posible establecer una diferencia entre ambos.
El mito es una narración que guarda una estrecha relación con aspectos sagrados o religiosos y
que se basa en hechos extraordinarios protagonizados por dioses o seres sobrenaturales.
Por otra parte, la leyenda es un relato en el que intervienen numerosos elementos fantásticos o
maravillosos, y que puede tener su origen o estar relacionada con algún elemento histórico o
verdadero. Es una creación de carácter colectivo, y habitualmente se transmite de generación en
generación, principalmente de forma oral; y con el tiempo se le integran añadidos o
modificaciones que hacen que existan diversas versiones sobre ella.
Imagina que eres uno de los primeros pobladores de la Tierra, y que junto con otros hombres y
mujeres habitan un mundo en el que experimentas diversas situaciones sin tener una explicación
de ellas: el cielo es claro y de repente se oscurece; hay días en que del cielo cae agua, nieve o
rayos; hay criaturas muy diferentes a ti: más grandes, más pequeñas o peludas; algunas personas
nacen y otras mueren sin saber de dónde vienen o a dónde irán.
Tanto tú como tus compañeros tienen la necesidad de saber por qué ocurren algunos sucesos,
quién o qué los causa y cómo sería posible controlar los acontecimientos desagradables y que los
agradables sucedan con más frecuencia. Con el fin de obtener algunas respuestas, hacen hipótesis
sobre los hechos, sin poder garantizar su veracidad, pero poco a poco el grupo las va aceptando
como verdaderas y empiezan a ser propagadas entre otros grupos cercanas.
Precisamente, el mito nace a partir de las interrogantes que los seres humanos han tenido a lo
largo de la historia y tratar de dar respuesta a las distintas situaciones a las que se enfrentan.
En cuanto a la leyenda, ésta tiene un origen muy cercano al mito, ya que surge de la necesidad de
los grupos humanos de dar a conocer lo que acontecía en la vida de los pueblos y las
comunidades, por lo que comienzan a surgir historias que narran tradiciones, valores, creencias,
hazañas de personajes de la época, entre otras.
Estas narraciones se repetían una y otra vez de manera oral, dando como resultado que al hecho
que había originado la historia, se le agregaran o suprimieran elementos, modificando o alterando
el relato con el transcurso del tiempo.
México se caracteriza por ser un país rico en historias y relatos, algunos de los cuales provienen,
incluso, desde la época prehispánica. ¿Quién no recuerda la leyenda de La llorona o de la
fundación de Tenochtitlan: el lugar en el que se encontraba un águila sobre un nopal devorando
una serpiente?
Al igual que en otras civilizaciones, los grupos prehispánicos de México tuvieron la necesidad de
explicarse el mundo que los rodeaba. A partir de esto, crearon dioses y seres sobrenaturales que
los ayudaban a dar respuesta a todo lo que ignoraban: la explicación de la existencia del mundo,
del origen de la vida, de los fenómenos naturales, entre otros. Debido a esto, la mayor parte de la
mitología prehispánica cuenta el origen y las hazañas de los dioses.
Con la llegada de los españoles, durante la época colonial se dieron grandes cambios: se propagó
la religión católica, se impuso un nuevo idioma, se implantaron nuevas normas morales, se
estableció una forma distinta de organización social.
Todas estas situaciones tuvieron influencia en las creencias e historias propagadas entre la
población. Algunos de los temas más recurrentes eran los aparecidos o fantasmas, las almas en
pena, las apariciones diabólicas, las personas castigadas por cometer actos indebidos o crímenes,
los amantes que mueren por defender su amor, entre otros.
Todos estos mitos y leyendas han llegado hasta nuestros días como resultado de la tradición oral, y
aunque actualmente sabemos que esas historias se basan en hechos fantásticos o maravillosos,
siguen creando interés y fascinación en la gente, e incluso “ponen la piel de gallina” en algunas
ocasiones.
La epopeya.
Ahora estudiaremos el último subgénero menor llamado epopeya. ¿Has escuchado hablar de La
Ilíada y La Odisea de Homero? ¿O La Eneida de Virgilio? ¿Has visto o escuchado sobre las películas
Troya, Gladiador o Alejandro Magno?
Podemos decir, que las obras mencionadas son epopeyas y muchas de las películas con tintes
épicos están basadas en ellas, pero ¿cómo podemos definir este subgénero?
La epopeya es un relato de gran extensión, generalmente escrito en verso largo o prosa, en el que
se conjugan acontecimientos históricos de importancia nacional o universal. Estas historias
describen batallas y otras modalidades de combate entre hombres, dioses y seres sobrenaturales.
Es histórica y legendaria, incluso algunos pasajes están basados en hechos reales. Sus
protagonistas son héroes superiores que representan las altas virtudes y, aunque existieron,
posteriormente se les atribuyeron características divinas.
A menudo describe acciones que poseen poderes sobrenaturales en las que intervienen dioses y
divinidades, por lo que presenta situaciones fantásticas justificadas.
Un poco de historia.
Hacia el 2000 a.C. se escribió el Poema de Gilgamesh, obra mesopotámica conformada por 12
tablillas de barro en escritura cuneiforme y considerada la epopeya más antigua de la historia. En
este poema se describe a Gilgamesh, rey de Uruk, como un héroe mítico con esencia divina y se
narran sus aventuras en búsqueda de la gloria y la inmortalidad junto a su amigo Enkidu.
Posteriormente, en India destacan las epopeyas del Mahabharata y el Ramayana.
Se considera que estas obras fueron escritas alrededor del 300 a.C. y tuvieron una gran influencia
sobre la vida religiosa y cultural tanto de India como de una gran parte de Asia.
La literatura griega ejerció gran influencia sobre las literaturas occidentales, y en el caso del
desarrollo de la poesía épica no fue la excepción. Homero, autor de La Ilíada y la Odisea, hacia el
siglo VIII a.C., es considerado el padre de la épica clásica, a pesar de que su existencia se ha puesto
en tela de juicio. En La Ilíada se narran diversos acontecimientos de la guerra de Troya, sobre
todos aquellos desprendidos de la cólera de Aquiles; por su parte, La Odisea cuenta las aventuras
de Odiseo en su viaje de regreso a su patria, Ítaca, después de haber participado en la guerra de
Troya.
Clasificación de la epopeya.
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Durante los siglos XV, XVI y XVII se dieron a conocer las obras de diferentes escritores, como Los
cuentos de Canterbury, de Chaucer; Contes, de La Fontaine; Cuentos de mi madre la gansa, de
Perrault, y Cándido, de Voltaire. A partir del siglo XVIII, el Romanticismo se inspiró en la creación
del relato corto, y escritores como Charles Nodier, en Francia; Hans Christian Andersen, en
Dinamarca; Hoffmann, en Alemania, Edgar Allan Poe, en Estados Unidos y Gustavo Adolfo
Bécquer, en España, todos ellos representativos de este periodo.
En la primera mitad del siglo XIX, durante la época realista, el relato costumbrista de aldea y el
relato de vida campesina adquirieron gran interés, siendo algunos de sus representantes Gottfried
Séller, Gogol, Bjornson, entre otros. Para la segunda mitad de este siglo, el cuento se populariza,
estando entre sus principales representantes Antón Chéjov, Gustavo Flaubert, Guy de Maupassant
y Juan Valera.
El cuento moderno apareció a finales del siglo XIX, adquiriendo un auge sorprendente en
Hispanoamérica con grandes representantes como son Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Julio
Cortázar, Gabriel García Márquez, entre otros.
Para el siglo XX, el cuento adquirió otra forma y contenido, considerando, entre otros aspectos, la
diversidad de tendencias, la ruptura del hilo narrativo, la dislocación en los planos temporales, un
personaje narrador (o narrador oculto y variable), la búsqueda de un nuevo significado del habla
popular, casi siempre de valor impactante y utilizado como lenguaje del narrador o de los
personajes.
Ese acercamiento lector-relato con los textos bíblicos fue el punto de quiebre de la
redefinición de la novela como subgénero. La Real Academia Española recoge
dicha condición: la novela es una “obra literaria en prosa en la que se narra una
acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores
con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de
pasiones y de costumbres.
Características de la novela
La trama, por su parte, puede derivar en otras de menor intensidad, pero que
permiten desarrollar de forma minuciosa y más descriptiva las historias de los
personajes, lo mismo que la representación de escenarios pequeños que
conforman la historia general.