2012 Introducción. Palabras Al Aire. Vicens y Ramos

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PALABRAS AL AIRE

Introducción. Dicho y hecho. Vicens y Ramos

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Dicho y Hecho. Ignacio Vicens y Hualde. Editorial Nobuko. Buenos Aires, 2012

Alberto Campo Baeza


PALABRAS AL AIRE

Introducción. Dicho y hecho. Vicens y Ramos

Es un honor para mí hacer una introducción a esta colección de escritos de Ignacio


Vicens y Hualde.

El autor es uno de los más prestigiosos arquitectos y catedráticos de la Escuela de


Arquitectura de Madrid, y una de las personas más cultas que he conocido en mi vida.
Poseedor de una vasta y profunda cultura la difunde por doquier con una naturalidad
sorprendente. A él he acudido siempre que he tenido alguna duda en cualquier tema.
Lo sabe todo de todo. Y más si cabe de Arquitectura.

Y, además, tiene la capacidad de dar salida a toda esta sabiduría, con la mayor
naturalidad del mundo. Siempre se le entiende a la perfección. Sus escritos, clarísimos,
son además amenos y se leen con gusto. Busca y consigue el instruir deleitando
perseguido por los clásicos. Eso lo saben sus alumnos que acuden siempre a él en
busca de consejo.

Cuando en el último escrito de esta colección hace un provocativo “Elogio de la crisis”,


lo hace con tal gracia que acabamos convencidos de que somos unos privilegiados por
estar viviendo este tiempo. Que lo somos. Tan positivo es.

Sus citas van del Keats de la preciosa “Oda a una urna griega” sobre la Verdad y la
Belleza, hasta las palabras de una pintada en la Facultad de Farmacia “La sabiduría me
persigue, pero yo soy más rápido”. Y estas citas, cultas y abundantes, no son las del
que no tiene palabra propia sino muy al contrario, las del que hace suyas las palabras
más hermosas que los creadores generan. Son las palabras certeras del que sabe que
la palabra es la gran arma del ser humano.

El que además su arquitectura sea de primerísimo orden no es más que la lógica


consecuencia de su radical coherencia. Coherencia entre su pensamiento y su discurso
y sus obras y su vida. La que deberíamos exigir a cualquier creador y que pocos poseen.

He tenido la suerte de compartir con él largos años en tareas docentes y siempre quise
ser alumno suyo.

Estoy convencido de que sus palabras claras alcanzarán los cuatro puntos cardinales,
ahora en manos de Cervantes y luego en las de Shakespeare. Palabras que, lanzadas
al aire, alimentarán la cabeza y el corazón de los hombres.

Alberto Campo Baeza

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