25 Cuentos

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

1.

LAS ABEJITAS JUGUETONAS


En un panal había tres abejitas, que por primera vez iban a buscar néctar de las flores del
campo. La reina de las abejas le dio un cántaro vacío a cada una y les ordenó traerlos bien
llenos al caer la tarde. Las abejitas partieron volando a cumplir su tarea. La abeja mayor
empezó inmediatamente. La del medio, se dedicó a escuchar las historias que le contaban
las flores y los insectos. La más pequeña juntó muestras de todos los colores que
encontraba en las florecillas. Sin que se dieran cuenta, de lo entretenidas que estaban,
llegó la hora de volver al panal. En la entrada las esperaba la reina y su corte.
La abejita mayor entregó su cántaro lleno y fue felicitada por todas las abejas. Luego le
tocó a la del medio. Cuando mostró su cántaro con solo la mitad con néctar, la reina le dijo
enojada: “¿Eso es todo lo que traes?” “No”, dijo la abejita. “Además tengo muchas noticias y chismes que me contaron
las flores y los insectos.” Y así entretuvo a la reina y al panal por mucho tiempo. Las abejas también la felicitaron.
Al final le tocó a la más pequeña. La reina le preguntó: “¿Y tú, cuánto néctar traes?”, la chiquita dijo: “Yo, traigo un tercio
del cántaro con néctar y muchos colores, para que todas nos pintemos y nos veamos muy lindas...” las abejas se
pintaron e hicieron una fiesta.

2.El pirata Malapata

El pirata Malapata, era uno de los bucaneros con más mala suerte que surcaba los mares. Todo
lo que intentaba hacer, terminaba saliéndole al revés.

Una vez, tuvo la genial idea de secuestrar a una princesa y pedir un gran rescate por ella, pero al
hacerse de nuevo a la mar, uno de los cañones del castillo, hizo blanco en su barco, permitiendo
que la princesa quedara libre de nuevo.

En otra de sus aventuras, encontró un enorme tesoro, que amenazaba con hundir su nueva
nave. Para evitar quedarse sin barco, decidió esconder su botín en una isla cercana. Ocultado el
tesoro de ojos indiscretos, se alejaron de la isla y cual no fue su sorpresa, cuando al mirar por
última vez el lugar, vieron como un gran volcán entraba en erupción y hacía desaparecer su
preciado botín.

Superado este trance, volvió a hacerse a la mar, en un día muy tormentoso. Mientras paseaba por la cubierta oteando el
horizonte, una ola gigante lo arrastró fuera del barco. Aferrado al ancla, vio como un tiburón se acercaba peligrosamente
hasta su posición, con muy malas intenciones. Aterrado ante la idea de acabar siendo su merienda, saltó con todas sus
fuerzas al barco y arrancó la bandera del mástil.

Cansado de tantas malas pasadas, se retiró de la vida pirata y creó en el puerto, un pequeño negocio, con el que todo le
fue de maravil
3.Feliz Cumpleaños

Nico, era uno de esos niños, que prefería pasar horas y horas jugando con su ordenador a disfrutar
del aire libre junto a sus compañeros de clase. Tantas horas pasaba encerrado, que su piel tenía un
color tan blanco como la leche.

Los días pasaban y la única preocupación del pequeño, era tener juegos nuevos para su más
preciada posesión. Tal era su obsesión, que al llegar su cumpleaños, lo único que les pidió a sus
padres, un videojuego de marcianos y un ratón que fuera más preciso que el que tenía.

Preocupados por el estado del pequeño, decidieron montar a sus espaldas una gran fiesta de
cumpleaños, para intentar a alejarle de tan peligrosa afición. Cuando llegó el gran día y Nico bajó a
desayunar, sus padres le obsequiaron con un bonito pez de colores como regalo. Muy enfadado por
no encontrar lo que deseaba, se dirige hasta el jardín.

Allí, junto a una gran cantidad de globos, luces y serpentinas, se encuentra con una enorme fiesta, en la que están
invitados todos sus compañeros de clase y en la que una gran tarta lleva escrito su nombre. Fue entonces, cuando se dio
cuenta de lo equivocado que había estado todo este tiempo y de lo mucho que le gustaba jugar con sus amigos.

Desde ese día, Nico sale a jugar con sus amigos y usa su ordenador durante muy poco tiempo.
4.La estrella diminuta

Había una vez en una galaxia muy lejana, una pequeña y simpática estrellita, a la que
encantaba descubrir el mundo que la rodeaba. Un buen día, a pesar de las
advertencias de sus padres, decidió salir a explorar por su cuenta, ese precioso
planeta de color azul que veía desde su morada. Tan emocionada estaba por su
visión, que no tomó ninguna referencia para volver a casa.

Resignada a su suerte, decidió inspeccionar detenidamente el planeta e intentar


disfrutar todo lo posible de su aventura. Allí, dado su gran brillo, todos la tomaron por
una extraña luciérnaga, a la que deseaban atrapar. Volando todo lo rápido que pudo,
se encontró con una gran sábana, tras la que se ocultó. Al ver que la sábana se
movía sola, la gente creyó que se trataba de un fantasma, huyendo del lugar. Tan
divertida escena, sirvió a la estrella para olvidarse que estaba perdida y divertirse de lo lindo.

Una diversión, que se terminó, cuando fue a visitar al dragón de la montaña e intento asustarle con su disfraz. Lo que no
sabía, es que el dragón no le tenía miedo a nada y que su osadía, la iba a llevar a las llamas que salían de la boca del
animal.

Pasado este mal trago, dio con la solución para conseguir encontrar el camino de vuelta: cuando llego la noche, se subió
en una gran piedra y comenzó a lanzar señales luminosas al cielo. Tras un rato intentándolo, sus padres descubrieron su
familiar brillo y la ayudaron a volver a casa.
5.La gata encantada

En un reino muy, muy lejano, vivía un inteligente y virtuoso príncipe, al que todos sus
súbditos miraban con admiración. Todas las muchachas del reino, suspiraban por ser
elegida por él, para convertirse en su esposa. Pero su príncipe, no parecía estar
interesado en ninguna de ellas. En lo único que mostraba verdadero interés, era en
juguetear con su gatita Zapaquilda.
Durante uno de estos juegos, exclamó:
-Oh pequeña y bella gatita, si en lugar de animal fueras persona, no dudaría en
casarme contigo.

El Hada de los Imposibles, siempre atenta a cualquier tipo de deseo, le dijo:


-Ya que tanto lo deseas, haré realidad tu sueño.
Al mirar hacia el lugar en el que estaba Zapaquilda, el príncipe encontró a una hermosísima muchacha, con la que quiso
casarse al instante.
Un día después, se celebraba la boda del príncipe y de la preciosa joven, a cuyo banquete estaban invitados todos y
cada uno de los habitantes del reino. Cuando todos parecían estar pasándolo en grande, un pequeño ratoncillo entró en
la sala, propiciando que la nueva princesa, se lanzara a comérselo. Arrepentido de su deseo, el príncipe llamó una y otra
vez al Hada de los Imposibles, para que deshiciera el encantamiento, pero no hizo caso a sus ruegos, dejando al
pobrecillo con un palmo de narices.

6.El TREN QUE QUERÍA VOLAR


Había un tren, muy grande y pesado, que pasaba todo el
tiempo pensando en volar. Los otros trenes le decían que era
imposible, que solo los pájaros y los aviones volaban.
Entonces el tren decía ¡Quiero ser un pájaro! ¡Quiero ser un
avión!, pero seguía siendo un pesado tren de carga que
quería volar.
Hasta que un día, hubo una gran tormenta, la cual destruyó
un puente que unía dos cerros, justo cuando se acercaba el
tren que quería volar. Frente a él se encontraba el vacío. El
maquinista aplicó el freno y saltó a tierra para salvar su vida. En ese momento, el tren que quería volar vió su
oportunidad. Desconectó los frenos con un fuerte sacudón y aceleró directo al vacío. Y entonces voló, voló, voló...
Y era tan fuerte su deseo de volar, que se mantuvo en el aire a pesar de su cuerpo de hierro. Y sintió que era un pájaro.
Y sintió que era un avión.
Se mantuvo en el aire mientras las nubes, que habían bajado a ver la hazaña, pasaban sonriendo a su lado. Llegó
volando al otro lado del barranco y las ruedas tomaron su camino de metal. Desde ese día, el tren que quería volar fue
completamente feliz y se olvidó de ser un pájaro o un avión.
Entendió que lo suyo era ser un tren de carga y sonreía cuando alguien decía que para un tren era imposible volar.
7.El viajero extraviado

Hace muchos, muchísimos años ,había en Suiza un campesino con un carácter tan
desagradable, que ninguno de sus vecinos se atrevían a hablar con él, ni dejaban a
sus animales, cerca de sus tierras, por temor a que los maltratase de igual manera
que a los perros callejeros que se acercaban por su casa.

Un buen día, con él en invierno en todo su esplendor, se vio obligado a dejar la


comodidad de su hogar y atravesar las montañas, para descubrir qué tipo de
herencia le había dejado uno de sus parientes. Como no estaba acostumbrado a
salir de su casa, al poco tiempo de ponerse en el camino, se perdió en el bosque.
Tras mucho tiempo caminando por un terreno desconocido, se cayó a un agujero.

Allí, solo y desamparado, comenzó a gritar en busca de socorro, pero nadie parecía escucharlo. Cuando ya lo daba todo
por perdido, sintió una presencia que respiraba muy cerca de su cara. Al girarse, descubrió a un enorme perro, con un
barril colgado de su cuello y una manta de cuadros en el lomo. Tras beber un poco del barril y recuperar el calor perdido
con la manta, se subió en su espalda y le dejo que le llevara hasta un lugar seguro.
Fue así, como el malvado campesino, descubrió lo equivocado que había estado toda su vida y como el San Bernardo,
gracias a su herencia, tuvieron su propio refugio en la montaña.
8.La princesa y el guisante

Había una vez un joven príncipe en edad casadera, que decidió iniciar un viaje para
encontrar una princesa con la que casarse y dar herederos a su reino. Así fue como
se embarcó en un largo periplo, que le llevó a recorrer todo el mundo conocido, en
busca de esa princesa verdadera con la que contraer matrimonio. En tan extenso
territorio, muchas fueron las candidatas que encontró en su camino, pero ninguna
tenía lo que el príncipe estaba buscando.

Una oscura noche, en la que el cielo parecía estar a punto de derrumbarse y la lluvia
golpeaba incesantemente los muros del palacio, alguien llamaba a la puerta de forma
desesperada en busca de refugio.
Cuando los sirvientes abrieron la puerta, descubrieron que se trataba de una empapada y sucia mujer, que afirmaba ser
una auténtica princesa, a pesar del lamentable aspecto que presentaba.
Para comprobar si era cierto lo que decía, la reina se dispuso a realizar una pequeña prueba, que consistía en meter un
insignificante guisante, sin que su huésped lo supiera, entre capas y capas de colchones y edredones.
Cuando llegó el nuevo día y todos se habían levantado, la reina se interesó por cómo había pasado la noche su invitada.
-He pasado una noche terrible señora. No sé qué tendría esa cama, pero era algo de tal dureza, que me ha dejado el
cuerpo en un estado tan maltrecho, como si hubiese dormido encima de unas piedras.
Al escuchar sus palabras, se dieron cuenta de que sus palabras eran ciertas y que esa delicadeza, tan solo la poseen las
princesas de verdad.
Y así fue como el príncipe encontró a la mujer para casarse y como un pequeño guisante, termino mostrándose junto a
las más altas joyas de la corona.

9.Toby y sus amigos

Hace muchos, muchos años, vivía un precioso perro llamado Toby que vivía una
vida tranquila y feliz con su familia. Un buen día, cuando el animal esperaba
impaciente su ración de comida habitual, se dio cuenta de que esta era mucho
más pequeña. Cada día que pasaba, su plato iba vaciando cada vez más y las
cosas parecían estar bastante lejos de mejorar.

Esta terrible situación, llevo a Toby a buscar comida fuera de casa. Una tarea que
no resultaba nada sencilla para un perro como él, acostumbrado a que sus amos
le alimentaran. Pasadas unas semanas, en las que su aspecto era cada vez más
triste, la señora Watterson, pensó que se trataba de un perro abandonado y
comenzó a dejarle una bolsa con comida, delante de su casa.
Cada mañana, al salir de casa, Emma Watterson, comprobaba si su peludo amigo se había comido lo que ella le dejaba
la noche anterior. Tras unos cuantos días, Emma se quedó bastante sorprendida, al ver que el animal, no solo no dejaba
ningún resto de comida, sino que además se llevaba las bolsas que ella le ponía. Intrigada por este comportamiento,
decidió esperar su llegada y seguirle, para descubrir lo que estaba pasando.
Pasados unos minutos de persecución, en los que Toby parecía saber muy bien a donde dirigirse, la señora Watterson
descubrió por fin su gran secreto: el perro no se estaba llevando las bolsas de comida para disfrutar de su banquete en
solitario, lo hacía porque quería compartir esa comida, con el resto de los animales de su familia.
10.Carlos y el caballo
La familia de Carlitos, era tan rica que podía pedir todo cuanto deseara, sin que
importara el valor que tuviera. Tantos juguetes tenía, que le daba exactamente igual
el estado en el que se encontraba, ya que si se deterioraban, tan solo debía
decírselo a sus padres para que compraran otro igual o mejor.
Hasta que un día, harto de jugar con todos los juguetes del mercado, pidió a sus
papas algo que nunca hubiera tenido en sus pequeñas manos. Afortunadamente
para ellos, su tío Juan, consiguió encontrar el regalo perfecto: un bonito caballo
blanco.
Encantado con este nuevo amigo, Carlitos jugaba con el todos los días e incluso,
aprendió a montar para pasar más tiempo con él. Desgraciadamente, pronto
comenzó a tratarle con el mismo desprecio y descuido que a sus juguetes, haciendo
del animal, una sombra del caballo que era. Preocupado por el lamentable aspecto de su amigo, comenzó a pensar en
alguna solución que le ayudara a recuperar su cara más saludable.
Una tarde, mientras paseaba por el bosque, descubrió a una niña de su misma edad, con un caballo tan bonito como el
que había sido el suyo. Decidido a conocer su secreto, la siguió hasta su casa y vio como la pequeña, cuidaba del animal
con tanto mimo, que le hizo avergonzarse de la actitud que tenía con el suyo. Acercándose a ella, le pregunto si podía
enseñarle a cuidar a su mascota de esa manera, algo a lo que ella contesto que sí
Pasado un tiempo, en el que Carlitos estuvo muchas veces a punto de rendirse, al no ver ningún tipo de resultado, pero
al final el caballo recupero su buen aspecto y su dueño fue tan feliz, que regalo muchos de sus juguetes a su nueva
amiga y se prometió a sí mismo, no volver a tratar mal a ninguno de sus juguetes.

11.La cigarra y la hormiga

Había una vez, una alegre y despreocupada cigarra, a la que le


encantaba pasar el verano cantando, sin pensar en nada más. En el
lado contrario, se encontraba su vecina, una trabajadora hormiga,
que tan solo vivía para trabajar y recolectar comida.
Cansada de ver a la hormiga trabajar, la cigarra le dijo:
-Querida hormiguita ¿Por qué trabajas sin descansar un momento?
Siéntate conmigo un rato y disfruta del verano.
-Cigarra imprudente, más te valdría dejar tu pereza a un lado y
empezar a acumular comida para el largo invierno que se avecina.

Una advertencia, que la cigarra se tomó a broma y a la que no hizo


el menor caso.
Cuando el invierno, hizo acto de presencia, la cigarra se encontró con que nada había previsto para calentarse, ni
alimentarse durante esta gélida estación. Muerta de hambre y de frío, recordó a aquella pequeña hormiguita, que
siempre pasaba por su casa, cargada de comida, a la que decidió pedir ayuda, para aliviar su penosa situación.
-Pequeña hormiguita, tu que tanta comida tienes guardada desde el verano ¿podrías darme algo para que mi estómago
deje de rugir?
-Me gustaría ayudarte cigarra, pero ¿no te reías de mí, mientras trabajaba en el verano? ¿Qué te impedía imitarme?
- Cantar y disfrutar del verano.
-Pues en lugar de hacer tanto el vago, mejor te hubiera valido dedicar un poco de tu tiempo a guardar para el invierno.
Tras decir estas palabras, cerró la puerta de un portazo, dejando a la cigarra, lamentándose por su mala conducta.

12.La nuez de oro

Un día, mientras la pequeña María daba un agradable paseo por el


bosque, descubrió una preciosa nuez de oro, a un lado del camino.

Justo cuando se disponía a guardarla en su bolsillo, alguien dijo a su


espalda:

-Siento comunicarte, que esa nuez que portas en tu mano es mía.

Al escuchar estas palabras, María se dio la vuelta para conocer, al que


decía ser el dueño de la nuez. Cuando lo hizo, se topó con un personaje
bastante extraño, de un tamaño bastante más pequeño que el suyo, que iba vestido con unos llamativos ropajes de color
rojo y un gorro con forma apuntada.

-Siento haberte asustado pequeña humana. Soy el Duendecillo de la Floresta y en cuanto me devuelvas lo que me
pertenece, dejaré de molestarte.

-Si es tuya, segura que sabrás cuantos son los pliegues de su corteza. Solo te la devolveré si aciertas el número exacto,
si fallas aunque sea por uno solo, me la quedaré para mí y la usaré para comprarles ropas a los niños pobres del pueblo.

-No hay problema, la nuez tiene mil ciento un pliegues.

Cuando la niña vio que estaba en lo cierto, le devolvió con mucha pena la nuez.

-Puedes quedártela-dijo el duendecillo-ya que tus propósitos con ella son nobles. De ahora en adelante, pídele a la nuez
lo que desees y ella te lo concederá.

Sin saber cómo, la pequeña nuez de oro, se encargaba de darles ropas y comida a todo el que lo necesitaba. Desde
entonces, la niña fue conocida en todos los contornos como María la Nuez de Oro.

13.El campesino y el diablo

Había una vez un simpático campesino, al que todo el mundo


conocía por su aguda inteligencia y su capacidad para sacar
ventaja de toda situación. Muchas son las historias que cuentan
de él, pero ninguna hay, como aquella en la que consiguió burlar
al mismo diablo.
Un tarde, mientras admiraba con orgullo el trabajo del día, se dio
cuenta de que en una de sus tierras, había un extraño
resplandor. Al acercarse al lugar, descubrió a un pequeño
diablillo, con el que comenzó a entablar esta conversación:
-¿Qué estás guardando bajo debajo de ti? ¿Se trata de algún tesoro?
-No debería decírtelo, pero estás en lo cierto, guardo el más grande tesoro que puedas imaginar.
-Siendo así, ese tesoro es mío, puesto que está dentro de mis tierras
-Será tuyo, siempre y cuando me des la mitad de los frutos de estas tierras durante 2 años.
-No hay problema, pero para evitarnos malentendidos, yo me quedaré con la parte de arriba y tú con la de abajo.
El incauto diablillo aceptó encantado el trato, sin saber que el campesino había plantado remolachas, cuyas hojas a la
hora de la cosecha están secas y amarillas. Al ver que su trozo de terreno no tenía nada que cosechar, se fue muy
enfadado, pidiéndole al campesino el cambio de la tierra.
En esta ocasión el campesino sembró un hermoso trigo, que segó antes de que llegara el diablo. Cuando este llegó y no
vio nada más que la tierra vacía, se marchó muy enfadado, para no volver jamás.
Así fue como el campesino se hizo con el tesoro, sin pagar nada a cambio.
14.La rana saltaventanas

Hace mucho tiempo, había una rana muy curiosa, a la que su estaque le parecía tan
aburrido, que decidió salir a explorar el palacio que junto a su hogar se levantaba. Así fue
como dando unos cuantos saltitos, se coló dentro del edificio por una ventana, que tenía por
cristales una gran pompa de jabón. Lo que no sabía la ranita, es que la pompa, no era de
jabón, sino de un componente mágico que la llevó muy lejos de su hogar.
En primer lugar, la pompa mágica la llevó hasta una casa llena de lujos, en la que a punto
estuvo de perecer en las mandíbulas de un perro. Afortunadamente, pudo escapar de allí
saltando una vez más hacia la mágica ventana. Su nuevo destino, fue una increíble charca
en la que todos sus habitantes eran tan hermosos, que no podían soportar la normalidad de
su nueva inquilina, echándola de allí mientras dormía.
Cuando la rana abrió los ojillos, se dio cuenta de que estaba en un sitio totalmente diferente, en el que la pobreza estaba
patente en cada lugar en el que posara su vista. Allí, se convirtió en la mejor amiga de un pobre niño, que se desvivía
porque nada le faltara. A pesar de sus esfuerzos, el desagradecido animal, al sentir el frío del invierno, volvió a
escaparse por la ventana en busca de un sitio más propicio.
Pero, no pudo encontrar un lugar mejor, ya que su mala actitud, la llevó a quedarse encerrada para siempre, entre un
ardiente desierto y los fríos hielos del Polo.
15 EL VIAJE
Los patos silvestres que vivían en aquel estanque, notaron que el invierno se acercaba. Tal vez porque los días eran más
cortos o porque el aire estaba un poco más frío. Había llegado el momento de buscar climas más cálidos. Y un buen día
echaron a volar iniciando un largo viaje siguiendo al sol.
Todos... menos uno.
Era un pato pequeño y débil que no había crecido tan rápido como los demás. Los
otros eran fuertes, con hermosas y poderosas alas para volar grandes distancias.El
patito miró con angustia, cómo la gran bandada se elevó rumbo al norte, dejándolo
solo en aquella tierra que empezaba a ser fría y que anunciaba el crudo invierno.
Agachó la cabeza y una lágrima rodó por su carita.
Pero en eso sintió un lejano graznido, luego otro y otro más. Levantó la cabeza y a
lo lejos distinguió un punto negro que crecía y crecía. ¡Era la bandada que
regresaba!
- “Hemos venido por tí, pequeño” le dijo el guía.
- “Te esperaremos el tiempo que sea necesario, para que crezcas, y puedas hacer
el viaje con nosotros. Eres uno de los nuestros y tus hermanos no te van a dejar
aquí solo”.
Y por la cara del patito ahora caían muchas lágrimas de felicidad. Pasaron dos semanas, justo las que el pequeño
necesitaba para poder volar, y emprendió junto a sus hermanos, el largo viaje en busca del sol y de su calor.
16. EL VIAJE DE PIPO:
Había una vez un pequeño pingüino llamado Pipo que soñaba con volar. Cada noche,
mientras miraba las estrellas desde su hogar en la Antártida, deseaba poder explorar
el cielo como los pájaros.

Un día, mientras paseaba por la playa, Pipo encontró un viejo globo aerostático
atrapado entre las rocas. Fascinado, decidió arreglarlo y hacerlo volar. Con la ayuda
de sus amigos, los otros pingüinos, Pipo arregló el globo y se preparó para el viaje.

Cuando el globo se elevó en el aire, Pipo se emocionó. Finalmente, estaba volando


alto en el cielo, mirando hacia abajo la vasta extensión del océano y los campos de
hielo. Sin embargo, una ráfaga de viento fuerte lo llevó lejos, y Pipo se encontró
perdido en medio del océano.

Asustado y solo, Pipo tuvo que enfrentar desafíos durante su viaje. Pero también hizo
nuevos amigos en el camino, como una familia de ballenas que lo guiaron de regreso a la Antártida.

Finalmente, el globo de Pipo aterrizó en la playa donde comenzó su viaje. Aunque su aventura terminó, Pipo siempre
recordaría su increíble viaje por el cielo y cómo, a veces, los sueños más grandes pueden hacerse realidad.

17. EL BOSQUE ENCANTADO:


En lo profundo del bosque, había un lugar mágico y secreto llamado el Bosque
Encantado. Allí vivían criaturas mágicas como hadas, duendes y unicornios. Pero
el acceso al bosque estaba protegido por un hechizo misterioso que solo permitía
la entrada a aquellos con corazones puros y buenas intenciones.

Un día, una niña llamada Isabella, con su curiosidad y bondad, encontró una
antigua llave de aspecto extraño en el ático de su casa. Sin saberlo, esa llave era
la llave del Bosque Encantado. Siguiendo una brillante luz, Isabella encontró el
lugar secreto y, para su sorpresa, la llave encajó en la cerradura, abriendo la
entrada al bosque.

Dentro, Isabella se maravilló con la belleza del Bosque Encantado. Conoció a las hadas, quienes le enseñaron a volar
con polvo de hadas, y a los duendes, que la llevaron en una emocionante búsqueda de tesoros escondidos.

Pero pronto, Isabella descubrió que un malvado mago había seguido sus huellas y estaba decidido a usar la magia del
bosque para sus propios fines oscuros. Con valentía, Isabella se enfrentó al mago y protegió el Bosque Encantado con
su coraje y determinación.

Agradecido por su valentía, el Bosque Encantado le otorgó a Isabella un amuleto especial que siempre la protegería y la
recordaría de la importancia de seguir su corazón.

Desde entonces, Isabella visitaría el Bosque Encantado en sus sueños, llevando consigo la magia y la amistad que había
encontrado allí para compartir con el mundo real.
18. El Pequeño Luciérnaga:
En un oscuro bosque, vivía una pequeña luciérnaga llamada Lucas. Todos los días, Lucas
veía a las estrellas brillar en el cielo y deseaba poder ser tan resplandeciente como ellas.

Un día, mientras buscaba su camino de regreso a casa, Lucas encontró un viejo tarro de
cristal. Decidió llevarlo consigo y llenarlo con pequeñas piedras brillantes que encontró por
el camino.

Por la noche, cuando llegó el momento de iluminar el bosque con su luz, Lucas abrió el
tarro y dejó salir todas las piedras. Para su sorpresa, el bosque se llenó de un hermoso
resplandor. Aunque no era tan brillante como las estrellas, Lucas se dio cuenta de que su
luz podía marcar la diferencia y traer felicidad a otros.

Desde entonces, todas las noches, Lucas compartía su luz con el bosque y se convirtió en
un símbolo de esperanza para todas las criaturas que vivían allí.

19. El Pez Arcoíris:


En el fondo del océano, vivía un pez muy especial llamado Arcoíris. A diferencia
de los demás peces, que eran grises y aburridos, Arcoíris tenía escamas
brillantes y multicolores que brillaban como un arcoíris.

Un día, Arcoíris se encontró con un pez tímido y triste llamado Azulito. Azulito se
sentía inseguro porque no se parecía a los otros peces y pensaba que nunca
encajaría.

Arcoíris se acercó a Azulito y le contó cómo solía sentirse igual antes de aceptar
su belleza única. Le dijo a Azulito que todos somos diferentes y eso es lo que nos
hace especiales.

Con el tiempo, Azulito comenzó a apreciar su singularidad y se volvió más


confiado. Juntos, Arcoíris y Azulito se convirtieron en los mejores amigos,
mostrando a todos los demás peces que la verdadera belleza radica en ser uno
mismo.

20. El Árbol de los Deseos:

En un pequeño pueblo, existía un mágico árbol de los deseos. Cada año, en la


noche de Luna llena, los habitantes del pueblo podían atar un lazo en una de las
ramas del árbol y formular un deseo con el corazón.

Un niño llamado Mateo deseaba que todos los niños tuvieran juguetes para jugar,
porque sabía lo feliz que le hacían sus propios juguetes. Cuando llegó la Luna
llena, ató un lazo rojo en una rama y susurró su deseo.

A la mañana siguiente, el árbol de los deseos había dejado caer hojas doradas que se
convirtieron en juguetes para todos los niños del pueblo. La alegría y la gratitud llenaron el
aire mientras Mateo sonreía, sabiendo que su deseo se había hecho realidad.

Desde entonces, todos los años, los niños del pueblo formularían sus deseos al Árbol de
los Deseos, recordando el poder de la generosidad y la magia de compartir.

21. El perro y su reflejo

Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo


para comer, hasta que un carnicero le tiró un hueso. Llevando el
hueso en el hocico, tuvo que cruzar un río. Al mirar su reflejo en el
agua creyó ver a otro perro con un hueso más grande que el suyo, así
que intentó arrebatárselo de un solo mordisco. Pero cuando abrió el
hocico, el hueso que llevaba cayó al río y se lo llevó la corriente. Muy
triste quedó aquel perro al darse cuenta de que había soltado algo que
era real por perseguir lo que solo era un reflejo.
Moraleja: Valora lo que tienes y no lo pierdas por envidiar a los demás.

22. El murciélago y las comadrejas

Un murciélago cayó al suelo y de inmediato fue atrapado por una


comadreja que detestaba las aves. Viéndose a punto de perecer, le
suplicó a la comadreja que lo dejara vivir. La comadreja se negó,
diciendo que era su naturaleza ser enemiga de todas las aves. Resuelto
a no darse por vencido, el murciélago le aseguró que no era un ave
sino un ratón. Dudosa, la comadreja se acercó al murciélago y al notar
que este no tenía plumas, lo dejó en libertad.

A los pocos días, el murciélago volvió a caer al suelo y fue atrapado por
otra comadreja. Sin embargo, esta comadreja sentía una gran hostilidad hacia los ratones. Nuevamente, el murciélago
rogó por su vida. La comadreja se negó, afirmando que desde el día de su nacimiento es enemiga de todos los ratones.
El murciélago le aseguró que no era un ratón sino un ave. La comadreja se acercó al murciélago y al observar sus alas,
lo dejó volar. Fue así como el murciélago escapó dos veces.

23. El lobo y la grulla

Un día como cualquier otro, un joven y fornido lobo sintió cómo su garganta
se atoraba con el pequeño hueso de una de sus presas. Viéndose en la
más precaria situación, comenzó a aullar con lo poco que le quedaba de
aliento:

—¡Socorro, auxilio! Ayúdame y serás recompensado.

Los animales del bosque ignoraron las palabras del lobo ya que todos
sabían que él no era de fiar. Sin embargo, una grulla incauta que caminaba
por ahí escuchó sus lamentos y decidió ayudarlo. Con su largo y delgado
pico, entró en la garganta del lobo y luego de haber extraído el hueso,
exigió el pago prometido. Sin embargo, el lobo sonriendo y rechinando sus dientes, exclamó:

—¿Qué es lo que me pides? Te aseguro que ya tienes la recompensa que te mereces al haber metido tu cabeza en la
boca de un lobo y haber seguido con vida.

24. La mosca y la polilla

Una noche cualquiera, una mosca se posó sobre un frasco rebosante de miel y
comenzó a comerla alrededor del borde. Poco a poco, se alejó del borde y
entró desprevenida en el frasco, hasta quedar atrapada en el fondo. Sus patas
y alas se habían pegado con la miel y no podía moverse.

Justo en ese momento, una polilla pasó volando y, al ver la mosca forcejear
para liberarse, dijo:

—¡Oh, mosca insensata! ¿Era tanto tu apetito que terminaste así? Si no fueras tan glotona estarías en mejores
condiciones.

La pobre mosca no tenía cómo defenderse de las certeras palabras de la polilla y siguió luchando. Al cabo de unas
horas, vio a la Polilla volando alrededor de una fogata, atraída por las llamas; la polilla volaba cada vez más cerca de
estas, hasta que se quemó las alas y no pudo volver a volar.

—¿Qué? —dijo la mosca—. ¿Eres insensata también? Me criticaste por comer miel; sin embargo, toda tu sabiduría no te
impidió jugar con fuego.

25. El león y el mosquito


Un león descansaba bajo la sombra de un frondoso árbol
cuando un mosquito pasó zumbando a su alrededor.
Enfurecido, el león le dijo al mosquito:

—¿Cómo te atreves a acercarte tanto? Vete, o te destruiré


con mis garras.

Sin embargo, el mosquito era muy jactancioso y conocía bien


sus propias habilidades y las ventajas de su diminuto tamaño.

—¡No te tengo miedo! —exclamó el mosquito—. Puedes ser


mucho más fuerte que yo, pero tus afilados dientes y garras
no me harán el menor daño. Para comprobarlo, te desafío a un combate.

En ese momento, el mosquito atacó al león picándolo en la nariz, las orejas y la cola. El león, aún más enfurecido a
causa del dolor, intentó atrapar al mosquito, pero terminó lastimándose gravemente con sus garras.

Lleno de orgullo, el mosquito comenzó a volar sin mirar hacia a donde iba. Fue de esta manera que tropezó con una
telaraña y quedó atrapado entre los hilos de seda. Entonces, se dijo entre lamentos:

– Qué triste es mi final; vencer al rey de todas las bestias y acabar devorado por una insignificante araña.

También podría gustarte