Las Letras y Los Números. La Producción Española de Libros en El Siglo XX A Través de Las Fuentes Estadísticas1

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Las letras y los números.

La producción española de libros en el siglo xx


a través de las fuentes estadísticas1

•G uillermo Gil-Mugarza
Universitat de Barcelona

Una industria con ventaja competitiva

La industria editorial española es un gigante a nivel mundial. Según los


datos de la Unesco, España se colocaba en el año 2002 como cuarto princi-
pal exportador mundial, solo por detrás de Estados Unidos, Reino Unido y
Alemania, con una cuota del 6,3%.2 En el ámbito interior, el sector editorial pu-
blica anualmente cerca de 80.000 títulos, con una tirada total de 302,6 millones
de ejemplares. Las 1.700 empresas del sector dan empleo a cerca de 14.000 per-
sonas y facturan en comercio interior en torno a 2.890 millones de euros
anuales, y unos 455 millones de euros en ventas al exterior, equivalentes a un

1. El autor fue beneficiario de una beca FPU del Ministerio de Educación durante la
cual se elaboró el presente trabajo. Este artículo se enmarca en los proyectos de investigación
HAR2009-07571, Orígenes y desarrollo de los distritos industriales exportadores, 1765-2008: un
análisis desde la historia económica, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, y
HAR 2012-33298, Ciclos y desarrollo industrial en la historia económica de la España contem-
poránea, 1790-2012, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Agradezco
a Jordi Catalan Vidal sus consejos, su sugerencia para la serie de comercio exterior y su apoyo
en todos los aspectos relacionados con la tesis doctoral. Un borrador de este trabajo fue pre-
sentado en sendos seminarios para estudiantes de Doctorado en la Universitat de Barcelona y
en la Eberhard Karls Universität Tübingen; agradezco los comentarios de ambas sesiones. Asi-
mismo ha recibido la inspiración de Miquel Gutiérrez i Poch para un epígrafe como se indica
en su lugar. También me gustaría mostrar mi gratitud a Philip Scranton y a Teresa da Silva por
su amabilidad para comentar aspectos generales de la tesis. Por el mismo motivo agradezco los
comentarios a la tesis de todas las personas que han evaluado su desarrollo en el marco del
programa de Doctorado de la Universitat de Barcelona. Por último, quiero dar las gracias a
los dos evaluadores anónimos por sus utilísimos comentarios.
2. Unesco (2005), p. 77.

Fecha de recepción: diciembre 2012


Versión definitiva: enero 2014

Revista de Historia Industrial


N.º 56. Año XXIII. 2014.3

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0,24% del total de exportaciones de España, tras haber reducido su porcen-


taje en los últimos años.3
Santos Redondo4 estima para el total de la industria editorial de libros en
español un Valor Añadido Bruto a precios de mercado (VABpm) de 4.271 mi-
llones de euros en 2009, equivalente a un 0,41% del PIB. En su metodología
se asigna al idioma español un peso del 85% en el conjunto de la producción
editorial española. En total, el VABpm de la industria editorial de libros en
nuestro país, en cualquier idioma, sería de 5.025 millones de euros para ese
mismo año, o un 0,48% del PIB, según una elaboración de Santos Redondo
a partir de la Cuenta Satélite de la Cultura en España.
Un sector potente como el editorial ha recibido relativamente poca aten-
ción cuantitativa de largo plazo dentro de la historia industrial. ¿Se puede
realizar una aproximación cuantitativa a la producción editorial española del
siglo xx? En caso afirmativo, ¿cuáles son los resultados? El presente artículo
comienza repasando cómo la bibliografía ha incorporado las cifras a los es-
tudios sobre el sector editorial español. A continuación se analiza cada una
de las fuentes utilizadas en los sucesivos epígrafes: la Estadística de Comercio
Exterior, la revista Bibliografía Española y sus herederas, el Depósito Legal, el
catálogo digital de la Biblioteca Nacional y el ISBN. En cada una se sigue
el mismo procedimiento: primero se describen sus características, posterior-
mente se señalan los principales problemas que entrañan, se razona por qué
sus carencias no invalidan la fuente para mostrar una evolución del sector a
largo plazo, y finalmente se comenta sucintamente la tendencia revelada. El
siguiente paso consiste en realizar una síntesis para vincular los resultados
obtenidos a la historia industrial de la edición durante el siglo xx. Por últi-
mo, se ofrecen unas conclusiones sobre la investigación realizada y se abren
sendas de mejora y de profundización.

Precedentes en la cuantificación de la producción de libros

Existe una bibliografía relativamente amplia sobre el sector editorial es-


pañol de libros de los dos últimos siglos, pero son menos abundantes las mo-
nografías que recurren a la información estadística disponible. Seguramente
por juzgarse, y con acierto, que las cifras no recogen el total de la producción
editorial.

3. Las cifras de este párrafo se refieren al año 2010. Todas se encuentran en Federa-
ción de Gremios de Editores de España (2011), excepto la de comercio exterior, consultada en
la base de datos de www.datacomex.comercio.es
4. Santos Redondo (2011), pp. 154-155.

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El trabajo del equipo de Jean-Marc Buigues merece ser destacado aun


cuando su periodo de estudio se remonte a dos siglos atrás respecto al pre-
sente trabajo. Para analizar con base estadística la producción editorial del
siglo xviii,5 se han basado en la Bibliografía de autores españoles del siglo xviii
elaborada por Francisco Aguilar Piñal,6 un documento que López considera
muy fiable y sin parangón en ningún otro país, si bien entraña sus problemas,
como toda fuente. La Bibliografía se ha informatizado en la Universidad de
Burdeos y se ha convertido en la base de datos llamada Aguil. François Ló-
pez, del mismo equipo, señala las discrepancias observadas al comparar la
base con el Catálogo colectivo de obras impresas en los siglos xvi a xviii exis-
tentes en las bibliotecas españolas, fuente esta última que considera promete-
dora para detectar tendencias en la producción de libros en siglos pasados.7
La base Aguil ha permitido al equipo no solo construir un gráfico con la evo-
lución de la producción editorial española entre 1700 y 1805,8 sino también
recopilar datos cuantitativos sobre una multitud de aspectos relacionados con
los libros, como la temática, el número de páginas o el formato. Los resulta-
dos de Aguil se han completado con otra base de datos llamada Latinpal, ela-
borada a partir de las obras enumeradas por Manuel Palau y Dulcet en su
Manual del librero hispanoamericano; concretamente, con un sondeo de los
cuatro primeros volúmenes, estimando después que dichos tomos equivalen
a un sexto de la obra completa, y multiplicando en virtud de ello los resulta-
dos por seis.9
Jean-François Botrel también ha ofrecido una aproximación cuantitati-
va a la evolución de la producción editorial española durante el siglo xix lar-
go, hasta 1914.10 Refiriéndose a las dificultades para conocer la producción
impresa, en su caso, entre 1808 y 1914, expone que «por ausencia de una bi-
bliografía nacional corriente, el incumplimiento pertinaz del depósito legal,
o la escasa representatividad del registro de la propiedad intelectual, cual-
quier intento de estadística bibliográfica retrospectiva es aún todo un com-
promiso, a pesar de los progresos habidos en el inventario del patrimonio
bibliográfico español del siglo xix».11 Botrel ha utilizado asimismo la Esta-
dística de Comercio Exterior Española para analizar el saldo del comercio
exterior de libros entre España y Francia desde finales del siglo xix hasta co-
mienzos del xx.12

5. Lopez (2003), pp. 265-274.


6. Francisco Aguilar Piñal (n. 1931) es historiador y entre sus obras se cuenta la citada
Bibliografía.
7. Lopez (2005).
8. Buigues (2003), pp. 303-316.
9. Buigues (2003), p. 292.
10. Botrel (2003), pp. 619-632.
11. Botrel (2003), p. 619.
12. Botrel (1993).

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

Limitado al siglo xx, el primer intento conocido por realizar una cuantifi-
cación de la producción española de libros a largo plazo corresponde a Fernan-
do Cendán Pazos13. El autor elabora una tabla con la producción de libros y
folletos para cada año entre 1901 y 1959. La serie no guarda homogeneidad.
El autor ha obtenido las cifras anteriores a 1908 del repertorio bibliográfico
de la revista Bibliografía Española; las correspondientes al periodo entre 1909
y 1918 proceden de un discurso de José Francos Rodríguez, quien se había
basado en el Registro de Propiedad Intelectual; finalmente, desde 1919, Cen-
dán recurre de nuevo a Bibliografía Española, esta vez, a través de una fuente
secundaria (un informe de Gustavo Gili). Para el periodo comprendido entre
1960 y 1970 utiliza como fuentes el INLE y el INE para exponer datos tanto
agregados como parciales, como producción por provincias, por meses y por
materia. Además, incluye una tabla con las exportaciones de publicaciones,
con cortes de diez años entre 1900 y 1940, y anualmente a partir de 1945.14
Más recientemente, Juan Miguel Sánchez Vigil15 intercala tablas en su re-
lato, con cifras referidas a periodos limitados de tiempo. En los anexos inclu-
ye una serie con cifras hasta 1975, que presenta el mismo problema de falta
de homogeneidad que la mencionada de Cendán. Los datos de 1976 en ade-
lante están extraídos del ISBN.
Otros ejemplos se ciñen a periodos concretos dentro del siglo xx. La obra
dirigida por Martínez Martín sobre la edición en España entre 1836 y 193616
recurre asimismo a datos numéricos, pero generalmente presentados median-
te cortes, y con frecuencia a través de fuentes secundarias. Pedro Pascual, en
su obra referida a la industria editorial en el periodo de la restauración cano-
vista hasta la dictadura de Primo, indica que «está por hacer el censo autén-
tico y definitivo de toda la producción editorial española de 1875 a 1922».17
El autor recurre a los números de Bibliografía Española, Depósito Legal y Re-
gistro de la Propiedad Intelectual, en la mayor parte de los casos solo para
subperiodos dentro de la restauración canovista. Por otra parte, detalla la in-
formación recopilada de la Contribución Industrial para dibujar el panora-
ma empresarial de la época.
Por último, cabe mencionar el uso de estadísticas para investigaciones cuyo
objeto material no es la producción del libro, sino otros aspectos relacionados.
Fernández-Moya ha estudiado la internacionalización de las empresas edito-
riales españolas y para ello se ha basado en evidencias cuantitativas.18 Por otra

13. Cendán Pazos (1972), pp. 112 ss.


14. Cendán Pazos (1972), pp. 149 ss.
15. Sánchez Vigil (2009).
16. Martínez Martín (2001).
17. Pascual (1994), p. 415.
18. Fernández-Moya (2009).

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parte, Martínez Rus19 ofrece una información exhaustiva sobre las bibliotecas
de la Segunda República y sobre los libros más solicitados por los lectores.
Los siguientes epígrafes se dedican a la elaboración de series para anali-
zar con una evidencia cuantitativa la evolución del sector editorial español.
Como bien indica François Lopez, «el estudioso que se proponga comparar
volúmenes de producción no tendrá más remedio que crearse sus propios ins-
trumentos de trabajo, utilizando documentos, catálogos y bibliografías cuyas
fallas y limitaciones, para lo que él quiere investigar, le incumbirá descubrir
y señalar».20 La afirmación goza de validez tanto para la producción edito-
rial del siglo xviii como la del xx, y resume lo que se pretende conseguir en
las próximas páginas.

Las exportaciones de libros según la Estadística de Comercio Exterior

No están todos los libros que son

Desde 1849 se publica anualmente la Estadística de Comercio Exterior.


Registra las exportaciones e importaciones realizadas por la economía espa-
ñola con el resto del mundo. Sus problemas como fuente han sido tratados
por Antonio Tena.21 En primer lugar, las series pierden homogeneidad a lo
largo del tiempo, tanto por la definición de la cobertura del comercio (gene-
ral-especial) como del territorio estadístico. En segundo lugar, se cometen
errores en el registro, medición o declaración de las cantidades y los valores
declarados, por causas tan variadas como el fraude, el contrabando o el sim-
ple error administrativo. Por último, se detectan cambios en la composición
de las partidas de productos y errores en el destino u origen de los países con
los que se comercia, de manera que el país de recepción de la mercancía ex-
portada consignado en la estadística bien pudiera servir en ocasiones como
mero país de tránsito y no como destino final. Por periodos, los datos poste-
riores a 1931 se consideran bastante fiables, si bien con ciertos reparos para
el valor de las exportaciones durante los años cincuenta.
La serie de exportaciones de libros dentro de la Estadística de Comercio
Exterior presenta sus problemas específicos. Jean François Botrel la empleó
para calcular el saldo comercial entre España y Francia en las ventas de li-
bros durante un periodo de setenta años, al tiempo que alertaba de sus defi-
ciencias metodológicas.22 Alude en primer lugar a la falta de homogeneidad

19. Martínez Rus (2003).


20. Lopez (2003), p. 267.
21. Nos basamos en Tena Junguito (1992, 2005).
22. Botrel (1993), pp. 579-580.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

de los datos, pues la partida de los libros cambia su nombre y su composición


con el transcurso de los años: «Libros y papel de música», «Libros y demás
impresos», «Libros en lenguas hispánicas» son sucesivas denominaciones del
rubro concerniente al libro. Por tanto, al elaborar una serie con los datos de
comercio exterior, deberá tenerse en cuenta que, a lo largo del tiempo, la par-
tida incluye bienes diferentes. En segundo lugar, la distinción entre destino
real e inmediato solo se realiza para un número reducido de años, lo cual com-
plica el estudio de los compradores reales de los libros españoles. Por último,
solo incluye las exportaciones tramitadas por aduanas, pero no las realizadas
por correo postal. Se trata de un problema de subregistro: no todas las ven-
tas al extranjero aparecen recogidas en la Estadística de Comercio Exterior.
Esta circunstancia se manifiesta con claridad en el año 1922, cuando la en-
trada en vigor del Convenio Postal Hispano-Americano abarató enormemen-
te el coste del correo para las exportaciones de libros, por lo que los editores
sustituyeron en buena medida las aduanas por el servicio postal. No sabemos
exactamente, sin embargo, en qué medida. Martínez Rus, que descubrió este
problema estadístico derivado del convenio, apunta que «el servicio postal
entre España y América [...] era el más utilizado en la exportación librera de-
bido a las características de la mercancía y a las ventajas que ofrecía frente al
transporte por aduana. La mayoría de los pedidos se enviaba en varios pa-
quetes postales, ya que las tarifas de franqueo eran más baratas que los fletes
y llegaban más ‘rápido’ por la regularidad del servicio».23 Fernández-Moya24
alude al problema de la representatividad de las estadísticas de comercio ex-
terior respecto al total de las exportaciones españolas de libros. Comenta que
los testimonios procedentes de Latinoamérica advierten de este problema, y
apunta que la Oficina Comercial de España en México estimó que la expor-
tación registrada en aduanas apenas sería de un 1% a un 3% de las exporta-
ciones reales al país.
Aun con todos los problemas, creemos que la serie de exportaciones de
libros puede resultar útil para mostrar tendencias, si bien en ningún caso
constituye un indicador de la cantidad total de libros exportada. Las críticas
generales a la valoración de las importaciones no alteran nuestra serie, que
se limita a exportaciones y a cantidades. Tampoco le afecta el comercio de
tránsito, puesto que la cantidad total comerciada seguirá siendo la misma,
ni el problema de la cobertura del comercio, que el propio Tena afirma que
carece de relevancia para la serie española general. Más han de ponderarse
las críticas realizadas específicamente a la serie de libros, sobre todo en lo
que respecta al correo postal como medio frecuente de envío de libros al ex-
tranjero. Por lo que se refiere a los años veinte, cabrá cotejar los resultados

23. Martínez Rus (2001), pp. 289-290.


24. Fernández-Moya (2009), pp. 28-29.

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con los de otras fuentes estadísticas. El efecto que tendría el convenio pos-
tal, en todo caso, consistiría más bien en un cambio en el modo de envío an-
tes que el de un incremento de las exportaciones, pues los factores citados
para explicar el escaso desarrollo del sector editorial español de la época es-
tán relacionados con el largo plazo (modernización precaria, técnicas de
marketing y publicidad ausentes o rudimentarias), de manera que un conve-
nio postal no habría sido capaz de estimular significativamente la produc-
ción ni las ventas al exterior. Por último, la falta de homogeneidad no repre-
senta un obstáculo insalvable, pues los bienes incluidos o excluidos de la
partida correspondiente a los libros no alcanzan una cuantía suficiente para
distorsionar la serie.

El incierto desarrollo de los primeros años veinte

Como se observa en el gráfico 1, en los años cercanos a la Primera Gue-


rra Mundial las exportaciones españolas de libros frenan su tendencia hasta
entonces creciente. A principios de los años veinte, la serie se desploma por
el efecto estadístico del convenio postal. En la segunda mitad de la década
comienza la recuperación, interrumpida por la Guerra Civil. En los años cua-
renta las exportaciones se incrementan notablemente, circunstancia que no
encaja con lo esperado en unos años caracterizados por la autarquía. El cre-
cimiento sigue en los cincuenta y a partir de 1961 la serie experimenta un sal-
to. Los años comprendidos entre 1979 y 1993 reflejan un estancamiento, de

GRÁFICO 1 ▪ Exportaciones españolas de libros (1901-2000)


1.000.000.000

100.000.000

10.000.000

1.000.000

100.000

10.000
1901

1907
1910
1913
1916
1919
1922
1925
1928
1931

1937
1940
1943
1946
1949
1952
1955
1958
1961

1967
1970
1973
1976
1979
1982
1985
1988
1991

1997
2000
1904

1934

1964

1994

Exportaciones de libros

Exportaciones medidas en kg.


Fuente: elaboración propia a partir de los datos de Estadística de Comercio Exterior.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

manera que la cantidad exportada en 1979, de 78.584 toneladas (muy similar


a la de los dos años siguientes), prácticamente coincide con la de 1993, de
78.489 toneladas. Desde 1994 se reanuda la senda del crecimiento.

Bibliografía Española y su larga vida


Características, defectos y valor como fuente estadística
La revista Bibliografía Española nació como órgano de comunicación de
la Asociación de la Librería Española. No era la primera publicación sobre
asuntos relacionados con la edición y venta de libros que se publicaba en Es-
paña, pero sí la única con la misión de convertirse en herramienta corporati-
va para defender los intereses del sector.25
La revista cambió de nombre con el tiempo, en buena medida coincidien-
do con cambios en la institución que la editaba. En 1923 pasó a denominar-
se Bibliografía General Española e Hispanoamericana, cuando las nuevas Cá-
maras Oficiales del Libro de Madrid y de Barcelona asumieron su edición.
Tras la Guerra Civil la revista se convirtió en Bibliografía Hispánica. Ahora
dependía del Instituto Nacional del Libro Español (INLE), organismo que
había asumido las funciones de las Cámaras Oficiales del Libro. A partir de
1958 la revista Bibliografía Hispánica se fusionó con otras dos publicaciones
del INLE para dar lugar a El Libro Español, que perduró hasta 1988, si bien
con largos periodos de ausencia en los últimos años.26
La revista Bibliografía Española se estructuraba en tres partes. Por un lado,
informaba en su sección de «Crónica» sobre las noticias más relevantes del
sector en cualquier ámbito: novedades legales, acontecimientos en el mundo
de la industria editorial, actividades de la asociación e incluso notas sobre la
industria editorial de otros países. En segundo lugar, enumeraba gratuitamen-
te las novedades de libros en su repertorio bibliográfico, con el objetivo de
que los editores dispusieran de un catálogo colectivo con fines comerciales y
los libreros conocieran las más recientes novedades editoriales. Finalmente,
incluía publicidad pagada.
El repertorio bibliográfico puede servir de aproximación al número de
títulos publicados en España cada año.27 Los mismos responsables de la re-

25. Sánchez (2004), p. 180.


26. En 1958 aparece una publicación bajo el mismo nombre de Bibliografía Española,
que compila un repertorio de obras basado en el Depósito Legal. Salvo que se indique lo con-
trario, con el nombre de Bibliografía Española nos referimos a la publicación que vio la luz en
1901, y utilizaremos la denominación única de Bibliografía Española para designar al conjun-
to de esta revista y sus sucesoras.
27. Esta y las siguientes fuentes se refieren al número de títulos. Conocer la tirada de
cada título entrañaría otra gran dificultad; no en vano, la fiabilidad de las cifras de ejemplares
impresos ha sido tradicional motivo de discordia entre autores y editores.

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vista se dieron cuenta de su interés como indicador de la producción edito-


rial española, aunque no surgiera con dicho finalidad. Su deficiencia más
grave como fuente estadística estriba en la falta de coerción. Todo depen-
día del esfuerzo o del interés del editor (y de otras personas relacionadas
con el libro, como el autor). Si no lo había, la información no llegaba a la
revista y el libro no entraba en el repertorio. Las continuas apelaciones a en-
viar los datos sugieren que con frecuencia no se atendían, del mismo modo
que la insistencia del legislador en prohibir una conducta revela el incum-
plimiento de una ley. En segundo lugar, los libros sin interés lucrativo no
aparecían, dado el interés comercial del repertorio. En tercer lugar, se inser-
taban libros publicados fuera de España, en Buenos Aires, México, Puerto
Rico o La Habana, como bien puede comprobarse hojeando las reseñas. En
cuarto lugar, aunque el repertorio se componía principalmente de libros,
también incluía folletos, como demuestran algunas referencias. Finalmente,
las cifras que aporta Bibliografía Española para un año cualquiera se refie-
ren a novedades publicadas por la revista en sus números de ese año, con
independencia del momento en que saliera a la luz el libro. De esta manera,
libros que salen al mercado en diciembre de un año aparecen en el reperto-
rio del año siguiente.
Pese a todo, las cifras de Bibliografía Española sirven para realizar un
análisis cuantitativo aproximado de la producción editorial española. Va-
rias de las deficiencias planteadas no representan graves impedimentos. La
cantidad de libros publicados fuera de España e incluidos en el repertorio
resulta ínfima, y la presencia de folletos no parece ser mayoritaria y se man-
tendría estable en el tiempo, a falta de un estudio más sistemático de los lis-
tados. La falta de correspondencia entre el año de inserción del nuevo títu-
lo y el año de publicación tampoco impide su uso, puesto que para cada año
de la revista los libros publicados en diciembre del año anterior y que se re-
gistran en el repertorio durante el año en curso vienen a compensarse con
los publicados en diciembre del mismo año que quedan excluidos. Solo para
una fecha podría producirse una distorsión más grave: para el año 1901. Se
trata del primer año de la revista, que comienza su andadura en mayo. En
su primer número apenas aparecen libros del año 1900, por lo que cabe sos-
pechar que existe una infravaloración de las novedades que aparecieron en
1901. Por tanto, la cifra de 1.318 títulos para ese año es probable que se acer-
cara más bien a los 1.700. Más complicado de soslayar resulta el hecho de
que los editores no cumplieran con el deseo de la revista y eludieran notifi-
car sus novedades a la revista. Sí podemos asumir que el grado de incum-
plimiento se mantuvo constante a lo largo de los años y, en consecuencia,
también el porcentaje de producción registrada. Lo mismo cabe decir de la
ausencia de libros sin carácter lucrativo.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

Pese a sus carencias, se trata de una fuente con una virtud indudable: abar-
ca un periodo de tiempo muy largo, entre 1901 y 1972,28 para el que carece-
mos de estadísticas sin sesgos. Más aún, sus cifras fueron las consideradas
«oficiales» para la producción editorial española a partir de los años cuaren-
ta. Los datos remitidos a la Unesco para sus anuarios de la época pertenecen
a la entonces llamada Bibliografía Hispánica. También el Instituto Nacional
de Estadística las incluyó como datos de producción de libros en sus anuarios
estadísticos desde la posguerra.

La producción de libros a través de Bibliografía Española

El gráfico 2 ilustra la evolución de la producción editorial española con-


forme a los datos de Bibliografía Española. Como se ha comentado, la cifra
de 1901 está infravalorada. Por otra parte, se excluyen las cantidades de la
Guerra Civil. La revista publicó el repertorio con los libros publicados du-
rante la contienda y la inmediata posguerra tras reanudar su actividad en
1941. El gráfico muestra varias fases en la evolución de los títulos. Hasta la
Primera Guerra Mundial se observa una senda creciente, frenada durante el

GRÁFICO 2 ▪ Evolución de la producción editorial española según las cifras


de bibliografía española (1901-1972)

100.000

10.000

1.000

100
1901

1907
1910
1913
1916
1919
1922
1925
1928
1931

1937
1940
1943
1946
1949
1952
1955
1958
1961

1967
1970
1904

1934

1964

Bibliografía Española

En escala semilogarítmica. En número de títulos.


Fuente: Elaboración propia a partir de los datos publicados en las revistas Bibliografía Española, Bibliografía
General Española e Hispanoamericana, Bibliografía Hispánica y El Libro Español.

28. A partir de 1973, la revista El Libro Español cesó de publicar sus propias cifras y
las sustituyó por los datos del ISBN, implantado en España desde ese año.

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conflicto para entrar una etapa de caída. Durante los años veinte se aprecia
un estancamiento en la serie hasta finales de la década, cuando se percibe un
leve crecimiento interrumpido por la Guerra Civil. Durante los años cuaren-
ta y principios de los cincuenta la producción crece levemente o se estanca,
hasta que experimenta un despegue desde finales de los años cincuenta que
se prolonga hasta el final de la serie.

El Depósito Legal y su cumplimiento

Historia del Depósito Legal en España: la reforma de 1958

El Depósito Legal es la figura legislativa en virtud de la cual el impresor


o el editor está obligado a depositar un ejemplar, por lo menos, de cada una
de las novedades que lanza para que el Estado forme una colección nacional.
Actualmente, su objeto no se limita a los libros, sino que también comprende
folletos, publicaciones periódicas, otros impresos como mapas y postales, dis-
cos, películas y otras publicaciones. Con el Depósito Legal los poderes públi-
cos consiguen dos objetivos: adquirir una idea del conocimiento alumbrado
dentro de sus fronteras, y disponer en una biblioteca de toda la producción
bibliográfica del país sin incurrir en coste de adquisición alguno.
Precisamente así nació esta figura: como una regalía del monarca en favor
de una biblioteca. El Depósito Legal, aunque por entonces no recibiera tal de-
nominación, se implantó en España en 1619, bajo el reinado de Felipe III. So-
lamente apareció antes en la Francia de Francisco I (1537).29 Aunque suele da-
tarse en julio de 1716 su origen en España, lo cierto es que Felipe V se limitó
entonces a extender el privilegio, ya existente a favor de la Real Biblioteca de
El Escorial, también a la Biblioteca Real de Madrid, actual Biblioteca Nacio-
nal de España.30
Durante nuestro periodo de estudio, el siglo xx, la normativa de Depósi-
to Legal ha sufrido pocas transformaciones, aunque una de ellas crucial. En
la primera mitad larga del siglo se mantuvo el Real Decreto de 4 de diciem-
bre de 1896, que establecía la obligatoriedad del impresor de entregar a la Bi-
blioteca Nacional (o a la institución competente en el caso de que el impresor
no ejerciera su actividad en Madrid) un ejemplar impreso de toda obra pu-
blicada. Aunque el Real Decreto estipulaba sanciones, no articulaba ningún
mecanismo para garantizar su fiel cumplimiento, ni se ocupó de hacerlo nin-

29. Existen discrepancias al datar el origen del Depósito Legal en distintos países. Algu-
nos autores consideran como tal la mera obligación de entregar los ejemplares, con indepen-
dencia de su finalidad. Consideramos que García Ejarque (1994) ofrece un planteamiento con-
vincente y por esa razón lo seguimos en este recorrido histórico.
30. Así lo aclara García Ejarque (1994), p. 9.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

guna norma posterior..., hasta la Orden de 25 de abril de 1938, emitida por


el gobierno de Burgos, que tampoco alcanzó el objetivo marcado.
La primera modificación reseñable tuvo lugar en 1938, con la publicación
del Decreto de 13 de octubre por parte del bando que terminaría ganando la
guerra. Básicamente reiteraba el contenido el Real Decreto de 1896, amplian-
do el ámbito de objeto del depósito legal a las películas y a los registros mu-
sicales (por entonces, discos de gramófono). Fijaba cuántos ejemplares debían
entregarse, el plazo, las responsabilidades de editores e impresores en el caso
de incumplimiento y las sanciones aparejadas. Introducía una novedad ter-
minológica interesante, puesto que por primera vez se utilizaba el término de
«depósito legal» para aludir al beneficio de la Biblioteca Nacional de recibir
un ejemplar de cada obra editada.31 Sin embargo, el nuevo decreto adolecía
del mismo defecto que todas las normas anteriores: «la falta de la necesaria
reglamentación que viniera a darle contenido práctico y eficacia jurídica».32
Muchos editores e impresores siguieron sin cumplir con la norma, aunque no
podamos precisar en qué cuantía.
Faltaba un reglamento que conminara a cumplir la ley. El vacío se cu-
brió veinte años más tarde, en 1958, con la modificación legislativa más im-
portante en la historia del Depósito Legal. A partir de la Orden de 23 de
diciembre de 1957, publicada en el Boletín Oficial del Estado el 20 de enero
de 1958, se disparó el grado de cumplimiento. Frente a los textos legales an-
teriores, en virtud de los cuales la presentación del ejemplar debía realizar-
se únicamente con posterioridad a su publicación, con la nueva ley cada
obra sujeta a depósito legal debía llevar impreso un número de control, con-
cedido por la oficina provincial correspondiente, antes del lanzamiento de
la obra. Esta medida explica el elevado grado de cumplimiento posterior.
Por otra parte, la responsabilidad de cumplir con el depósito legal recayó
únicamente sobre el impresor (o productor, en el caso de obras no impre-
sas), que debía entregar tres ejemplares de la obra (con excepciones), mien-
tras que la legislación anterior repartía la obligación entre el editor y el im-
presor. No obstante, podía ser considerado responsable, y ser multado en
consecuencia, todo librero que vendiera en su establecimiento un libro o impre-
so sin depósito legal. Se abría de esta manera un cauce secundario de imposi-
ción de la ley.
Las modificaciones legales de los años setenta no afectaron en lo sustan-
cial a la Orden de diciembre de 1957. Así, el Decreto 2984/1972, de 2 de no-
viembre, que implantó el ISBN en España, elevó a cinco el número de libros

31. En un texto legal de 1880 había aparecido la expresión «depósito legal» para aludir
de forma genérica a la obligación de entregar ejemplares en el marco de la Ley de Propiedad
Intelectual, y no como el nombre específico de la figura legal consistente en depositar las obras
en la Biblioteca Nacional.
32. Cendán Pazos (1974), p. 202.

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Guillermo Gil-Mugarza

y folletos que el impresor debía entregar para el Depósito Legal. Durante la


Transición la normativa se adaptó al Estado de las Autonomías.33

La duda sobre el verdadero impacto de la reforma de 1958

El defecto más citado en torno a las estadísticas del depósito legal se re-
fiere a su incumplimiento hasta 1958. Editores e impresores escamoteaban
con relativa facilidad la entrega de los ejemplares. Se ha aducido para expli-
carlo la desidia de los editores, pero también motivos fiscales: cumplir el de-
pósito legal significaba reconocer cuántos títulos lanzaba el editor, y de esta
manera Hacienda disponía de un modo indirecto de estimar la producción y
los impuestos que debían ser pagados, lo cual no interesaba al editor, según
este argumento. En consecuencia, las estadísticas no registrarían toda la pro-
ducción.
La reforma de 1958 endureció la coacción, y por ello se dice que desde en-
tonces las estadísticas del Depósito Legal son fiables. Un estudio realizado en
1994 situaba a España a la cabeza de Europa en el cumplimiento del Depósi-
to Legal para todo tipo de materiales. Específicamente en el caso de las mo-
nografías, alcanzaba un porcentaje del 97%.34 Todo se debe al decreto de 1958.
Para escudriñar la implantación de la ley y su impacto estadístico conta-
mos con un documento inigualable para el objetivo del presente trabajo. Nos
referimos al libro El depósito legal de obras impresas en España. Su historia,
su reorganización y resultados (1958-1961), escrito por Guillermo Guastavi-
no Gallent. No se trata de un autor cualquiera ni de una obra entre otras.
Guillermo Guastavino35 ocupaba a la sazón el cargo de jefe del Servicio de
Depósito Legal, y se encargó tanto de diseñar la reforma del Depósito Legal
como de supervisar su aplicación. En la obra citada describe el recorrido his-
tórico del Depósito Legal, transcribe la ley y elabora un apéndice estadístico
referido a la implantación de la reforma, con cifras y gráficos que van acom-
pañados de un comentario general. En suma, se trata una referencia inexcu-
sable para la presente investigación.
La citada obra representa un buen punto de partida para precisar el in-
cumplimiento del Depósito Legal antes de su reforma en 1958. Guastavino

33. La última reforma del Depósito Legal data del año 2011 (Ley 23/2011, de 29 de ju-
lio, de depósito legal). Como principales novedades, se reduce de cinco a dos el número de
ejemplares de libros que han de ser depositados en la Biblioteca Nacional; e incumbe al editor,
no al impresor, la responsabilidad de satisfacer esta obligación. En suma, se mantienen las ba-
ses sentadas por el decreto de 1958.
34. Cordón García (1997), p. 98. Se refiere a un estudio realizado por Giuseppe Vitiello,
y publicado bajo el título de Il deposito legale nell’Europa comunitaria, en 1994.
35. Guillermo Guastavino Gallent (Valencia, 1904 - Benidorm, 1977). Fue jefe del Ser-
vicio de Depósito Legal (1958-1967) y director de la Biblioteca Nacional (1967-1974). Una su-
cinta biografía se encuentra en Carrión (1974).

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

calcula que la cifra de producción de libros y folletos en el cuatrienio 1958-


1961 representaba un 386% de la anterior de 1954-195736 (tabla 1). En otras
palabras, el incremento es del 286%. La condición de funcionario de la Bi-
blioteca Nacional se vislumbra cuando Guastavino comenta que, desde el
punto de vista de la Biblioteca Nacional, el incremento en los ejemplares re-
cibidos bien puede haber sido superior al 800%, en la medida en que la Bi-
blioteca Nacional se quedaba con dos ejemplares de los libros depositados.37
El método de Guastavino disfruta de validez para un alto cargo de la Bi-
blioteca Nacional que perseguía el mero fin de explicar –y también de reivindi-
car– la reforma. Sin embargo, en el contexto del presente artículo, que obedece
a unas exigencias diferentes, conviene aclarar algunos aspectos. Aun estando
de acuerdo con la afirmación general de que la reforma sirvió para empezar
a disponer de estadísticas comprensivas de toda la producción editorial, in-
troducimos las siguientes matizaciones a la luz de los datos publicados y co-
mentados por el propio Guastavino.
En primer lugar, la comparación se realiza entre series diferentes de datos.
Los números que Guastavino toma para el cuatrienio 1958-1961, a los que se
refiere como «estadísticas oficiales», son los publicados por el INLE, es decir,
los de la revista Bibliografía Hispánica, y no los del Depósito Legal anteriores
a 1958. La causa estriba en que Guastavino no dispone de las cifras del depó-
sito.38 Por tanto, se pierde la homogeneidad en la comparación de las series.
Para Guastavino, cuya pretensión se limita a demostrar que desde 1958 se re-
gistra mejor el total de la producción editorial española, la comparación pue-
de bastar, pues demuestra que las estadísticas oficiales nuevas (Depósito Le-

TABLA 1 ▪ El impacto de la reforma del Depósito Legal

Producción de libros y folletos según Producción de libros y folletos recogida


las estadísticas anteriores a 1958 por el nuevo servicio de Depósito Legal
1954 4.680 1958 16.709
1955 4.812 1959 16.386
1956 4.416 1960 17.660
1957 4.112 1961 18.875
Suma 1954-1957 18.020 Suma 1958-1961 69.630

En número de títulos.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Guastavino Gallent (1962), p. 234.

36. Guastavino Gallent (1962), p. 96.


37. El tercer ejemplar se destinaba al Servicio Nacional de Lectura o a la red local de Bi-
bliotecas Populares.
38. Guastavino afirma que «no se poseen datos estadísticos de los depósitos constitui-
dos en época anterior a 1958». En Guastavino Gallent (1962), p. 97.

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Guillermo Gil-Mugarza

gal) son más fiables que las anteriores (las del INLE). Desde nuestra
perspectiva y con nuestros planteamientos debemos poner en cuarentena di-
cha comparación.
En segundo lugar, las dos series enfrentadas no incluyen exactamente los
mismos formatos. En las cifras del INLE la proporción de folletos39 es más
baja que en la serie de Depósito Legal. Si realizamos el mismo ejercicio que
Guastavino comparando las estadísticas oficiales anteriores a 1958 con la ci-
fra únicamente de libros tras la reforma, el incremento se reduce a un 105%,40
frente al 286% obtenido cuando se contabilizan también los folletos.
En tercer lugar, llama la atención la peculiar evolución de la serie del De-
pósito Legal entre 1958 y 1959. Se trata de la distorsión más grave. El núme-
ro de libros publicados en 1958 alcanza una cifra de 11.134 títulos, desciende
hasta los 7.805 en 1959, y toma una senda ascendente desde entonces. Pensa-
mos que la causa de este peculiar comportamiento no reside en una evolución
pareja de la producción editorial, sino que se trata de un efecto estadístico,
provocado por la Disposición Transitoria Primera de la ley, que reza así:

Las obras publicadas con anterioridad a esta disposición, y no agotadas en la ac-


tualidad, que no hubiesen sido objeto de Depósito Legal establecido por Decreto
de 13 de octubre de 1938, deberán ser depositadas en las Delegaciones correspon-
dientes en un plazo de tres meses a contar de la publicación del presente Decreto.
Los editores de dichas obras enviarán a las Delegaciones del Servicio respectivas
una lista de las publicaciones realizadas con posterioridad a primero de noviem-
bre de 1938. Transcurrido dicho plazo, los servicios de inspección del Depósito
Legal realizarán las actuaciones pertinentes para lograr el cumplimiento de las
disposiciones vigentes en la materia.41

En otras palabras, podríamos calificarlo como una «amnistía», tanto de li-


bros como de cualquier obra objeto de depósito legal. La cifra de libros de 1958,
por tanto, crece por incluir títulos publicados desde 1938 que se regularizan
en ese momento, y no porque aflore un porcentaje de la producción de ese
mismo año que, de otra manera, hubiera permanecido oculto. A falta de una
explotación sistemática de los registros del Boletín del Servicio de Depósito
Legal o del repertorio de la publicación llamada Bibliografía Española (no la
que comenzó su andadura en 1901, sino la que nace en 1958 con motivo de
la reforma del Depósito Legal), no podemos cuantificar con precisión el efec-

39. En general, y en términos del depósito legal, se considera hoja suelta al impreso en-
tre 1 y 4 páginas, folleto al impreso entre 5 y 50 páginas, y libro al que supera las 50 páginas.
En Guastavino Gallent (1962), pp. 122-123, n. 16.
40. Para el cuatrienio 1954-1957 se toman los datos de la tabla 1, mientras que para el
cuatrienio 1958-1961 las cifras se han tomado de la serie de «Libros» de la tabla 2.
41. Reglamento del Depósito Legal de Obras Impresas: Decreto de 23 de diciembre de
1957 (Boletín Oficial de 20 de enero de 1958). Disposición Transitoria 1.ª.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

to de la disposición transitoria. Sí es cierto que el repertorio bibliográfico que


sirve de base a la elaboración del Depósito Legal revela una relativa abundan-
cia de libros con número de Depósito Legal correspondiente a 1958 pero con
un año de publicación anterior. Para reforzar la hipótesis, se ofrecen en la ta-
bla 2 las cifras oficiales de Depósito Legal utilizadas por Guastavino y concer-
nientes tanto a libros como a otras obras. Observamos que formatos con una
vida comercial más efímera, como las hojas sueltas o los folletos, experimen-
tan un incremento continuo, mientras que otras como los libros, la música,
los discos o las publicaciones periódicas (se inscribía solo el nombre de la pu-
blicación), de interés crematístico más duradero, disminuyen entre 1958 y
1959 y vuelven a crecer a partir de este último año.
Como cuarta y última prevención a los cálculos de Guastavino, la indus-
tria editorial española estaba incubando precisamente por esos años un pe-
riodo de auge, frente al estancamiento o leve crecimiento de los años cuaren-
ta y cincuenta. La misma operación de comparar cuatrienios que Guastavino,
pero solo con los datos de la revista Bibliografía Hispánica, refleja un incre-
mento del 32%.42 Por tanto, un porcentaje del aumento registrado por Guas-
tavino se debe no a un mayor grado de cumplimiento, sino al crecimiento na-
tural de la serie.

TABLA 2 ▪ Depósitos definitivos por grupos y años

1958 1959 1960 1961


Libros 11.134 7.805 8.520 9.576
Folletos 5.575 8.581 9.140 9.299
Postales y fotografías 5.514 9.563 7.841 7.424
Grabados y láminas 4.158 4.256 5.151 7.837
Hojas sueltas 1.151 2.996 4.933 7.690
Discos 2.974 2.550 3.193 3.556
Música 2.667 1.876 1.988 1.944
Publicaciones Periódicas 3.164 1.672 1.429 767
Películas 190 96 71 84
Mapas 91 87 115 73

En número de títulos.
Fuente: Guastavino Gallent (1962), p. 253.

42. Los datos del cuatrienio 1954-1957 son los siguientes. En 1954, 4.577 títulos; en 1955,
4.812 títulos; en 1956, 4.422 títulos; en 1957, 4.248 títulos; suma del cuatrienio 1954-1957,
18.059 títulos. Para el cuatrienio 1958-1961 se han utilizado las siguientes cifras. En 1958, 5.177
títulos; en 1959, 5.761 títulos; en 1960, 6.085 títulos; en 1961, 6.819 títulos; suma del cuatrie-
nio 1958-1961, 23.842 títulos.

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Guillermo Gil-Mugarza

Como conclusión, depurando las cifras de Guastavino y comparándolas


con las series del catálogo digital de la Biblioteca Nacional de España (véase
el epígrafe correspondiente), el incremento real del registro de obras en el De-
pósito Legal a causa de su mayor efectividad, y no por otros motivos, se aproxi-
maría a un 100%. En otras palabras, el grado de cumplimiento antes de la re-
forma de 1958 se situaría ligeramente por encima del 50%.

La crisis de los veinte y el despegue de los sesenta en la serie


del Depósito Legal

No disponemos de las cifras del Depósito Legal correspondientes a los


años anteriores a la reforma.43 Solo contamos con las del periodo 1958-2000,
publicadas en el sitio web de la Biblioteca Nacional, y con las recopiladas en
el Anuario Estadístico de España durante el periodo 1909-1933. Se muestran
en dos gráficos separados. La evolución de la serie entre 1909 y 1933 traza
una tendencia muy similar a la de Bibliografía Española, aunque no coinci-
dente (gráfico 3). A pesar de los dientes de sierra, se percibe una caída en los
años finales de la contienda y en la posguerra, y un estancamiento en los años
veinte, que se convierte en crecimiento a finales del decenio. Por su parte, la
serie que comienza en 1958 (gráfico 4) permite observar un crecimiento prác-

GRÁFICO 3 ▪ TÍtulos entregados a la Biblioteca Nacional en cumplimiento del Depósito


Legal (1909-1933)

10.000

1.000
1909
1910
1911
1912
1913

1915
1916
1917
1918
1919
1920
1921
1922
1923

1925
1926
1927
1928
1929
1930
1931
1932
1933
1914

1924

Depósito Legal

En escala semilogarítmica. En número de títulos.


Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Anuario Estadístico de España, capítulo de «Obras remitidas
por los impresores a la Biblioteca Nacional».

43. El propio Guastavino, que ocupaba el cargo de jefe del Servicio de Depósito Legal,
no pudo acceder a ellos. Véase la nota 43.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

GRÁFICO 4 ▪ TÍtulos entregados a la Biblioteca Nacional en cumplimiento del Depósito


Legal (1958-2000)

100.000

10.000

1.000
58

60

62

64

66

68

70

72

74

76

78

80

82

84

86

88

90

92

94

96

98

00
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20
Depósito Legal

En escala semilogarítmica. En número de títulos.


Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Biblioteca Nacional de España.

ticamente continuado desde ese mismo año, con las principales excepciones
de los años 1958 a 1959, cuando se experimenta la distorsión estadística ya
comentada, y en los años 1992 y 1993, en que la producción de libros parece
vivir un momento de crisis del que se recupera muy rápidamente, desde 1994.

Exploración del catálogo digital de la Biblioteca Nacional44

Descripción, objetivos y deficiencias

Para completar la información de las demás fuentes, hemos decidido in-


troducir una prospección propia del catálogo digital de la Biblioteca Nacio-
nal de España, disponible en www.bne.es. Este método puede resultar útil en
el contexto de una comparación con otras fuentes, sobre todo para periodos
en que disponemos de menos referencias.
El primer problema que presenta la elaboración de esta serie estadística
consiste en la dificultad de establecer filtros para circunscribir las búsquedas
a la producción editorial española. Solo podemos seleccionar libros publica-

44. Agradezco a Miquel Gutiérrez i Poch la sugerencia de utilizar el catálogo digital de


las bibliotecas nacionales como una herramienta para aproximarse de forma tentativa a la pro-
ducción editorial de los países. El posible mal uso de la idea sería en exclusiva responsabilidad
del autor de este artículo.

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Guillermo Gil-Mugarza

dos en todos los idiomas o en uno solo, que en nuestro caso será el español
para la serie general, lo que implica dejar fuera no solo la producción en ca-
talán, vascuence y gallego, sino también en lenguas extranjeras, como inglés,
alemán o francés, y en lenguas muertas como el latín. Por otra parte, la cate-
goría «monografías» no separa los libros de los folletos, pero sí permite ex-
cluir partituras, publicaciones periódicas y otras obras diferentes a los libros.
Finalmente, en cuanto al lugar de edición, no podemos rastrear libros publi-
cados únicamente en España, pues la referencia bibliográfica indica la pro-
vincia, no el país. Además de la serie original, se ofrecen dos series en las que
se han seleccionado Madrid y Barcelona, respectivamente, como lugares de
publicación. Estas series sí incluyen todos los libros publicados en cualquier
idioma en ambas provincias. Por otra parte, se desconoce el efecto que los ex-
purgos, las destrucciones o las duplicaciones de ejemplares hayan tenido so-
bre el catálogo digital.

El despegue de los sesenta y las diferencias entre Madrid y Barcelona

La serie del catálogo digital desde 1901 hasta la actualidad (gráfico 5)


muestra una evolución similar a los gráficos precedentes. Refleja un creci-
miento hasta la Primera Guerra Mundial, un declive y estancamiento en los
años veinte, un leve crecimiento al final de la década, un estancamiento en
los años cuarenta y cincuenta, y un despegue a partir de finales de los años
sesenta. Los títulos procedentes de los dos principales distritos editoriales re-
velan una tendencia paralela hasta 1936 y marcan la evolución total de la se-
rie. Después de la Guerra Civil se pierde el recorrido paralelo y las series pro-
vinciales se entrecruzan.
Llama la atención la diferencia constante entre Madrid y Barcelona al co-
mienzo del periodo. Ignoramos a qué puede deberse. Martínez Rus45 señala
que Barcelona era a comienzos de siglo la capital del libro en España, con una
industria más capitalizada y profesionalizada que la de Madrid,46 por lo que,
si acaso, la serie debería reflejar una desventaja para la capital. Una posible
explicación podría hallarse en que, a comienzos de siglo, los editores madri-
leños se especializaron en libros de tirada fácil como las novelas populares,
mientras que los editores barceloneses apostaron por el buen gusto tipográ-
fico y por las ediciones cuidadas, que requerían una inversión inicial mayor,
y que encontraron en las enciclopedias y diccionarios los formatos ideales.47

45. Martínez Rus (2011).


46. Un ejemplo de la falta de sintonía entre los editores de ambas provincias lo encon-
tramos en Castellano (2002) a propósito de la participación española en la Exposición de Lei-
pzig en 1914. Llanas (2005, 2006 y 2007) ha estudiado detalladamente Cataluña como centro
editorial.
47. Trapiello (2006), p. 203; Martínez Rus (2011), p. 89.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

GRÁFICO 5 ▪ Obras en español contenidas en el catálogo digital de la Biblioteca


Nacional, y obras publicadas en cualquier idioma en Madrid y Barcelona (1901-2000)

100.000

10.000

1.000

100
1901

1907
1910
1913
1916
1919
1922
1925
1928
1931

1937
1940
1943
1946
1949
1952
1955
1958
1961

1967
1970
1973
1976
1979
1982
1985
1988
1991

1997
2000
1904

1934

1964

1994
Total en español Madrid Barcelona

En escala semilogarítmica. En número de títulos.


Fuente: Elaboración propia a partir de la búsqueda realizada en el catálogo digital de la BNE (www.bne.es).

Dada la mayor facilidad para editar una novela de edición barata, cabe pen-
sar que es más fácil engordar su número de títulos. Otra posible explicación
residiría en la infraestimación de obras editadas en provincias diferentes a
Madrid por el menor control en la recepción.
El gráfico revela picos en los años terminados en cero para las primeras
tres décadas. Seguramente se deba a que se asignaba a tales años aquellos li-
bros cuya fecha exacta de publicación no se conocía con certeza. Por otra par-
te, como puede comprobarse en el apéndice, el aumento de la serie en 1958 es
del 100% respecto al año anterior, lo que permite cuantificar con mayor pre-
cisión el impacto de la reforma del Depósito Legal.

El crecimiento desde la Transición conforme a los registros del ISBN

El ISBN («International Standard Book Number») es un número adjudi-


cado en exclusiva a la edición de una obra, que identifica su título y su edi-
ción concreta por parte de una editorial. Consta de diez dígitos,48 indicativos
del país de publicación (o área geográfica o lingüística), editor y título, más
un dígito de comprobación. La principal ventaja del ISBN consiste en que las
máquinas pueden leerlo por medio de un código de barras.

48. El número que aparece en el código de barras tiene 13 cifras, pues añade al princi-
pio el «Bookland», prefijo del libro (en oposición a publicaciones en otro formato) con los
dígitos 978.

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Guillermo Gil-Mugarza

El ISBN nació en el ámbito de la cooperación internacional. Desde fina-


les de los años sesenta, los editores y distribuidores europeos querían dotar a
los libros de algún mecanismo para gestionar sus inventarios con más eficien-
cia mediante el uso de ordenadores. Para ello resultaba indispensable que
cada libro se identificara con un número propio. En el seno de la ISO (Orga-
nización Internacional de Normalización) se aprobó en 1970 la adopción del
ISBN como norma ISO 2108, inspirándose en métodos de numeración de li-
bros aplicados por un par de editoriales británicas y estadounidenses. Con la
implantación del ISBN se lograba poner en marcha un sistema para la nume-
ración de libros, coordinado y normalizado a nivel internacional. Aunque la
normativa internacional del ISBN se ha modificado para dar cabida a los nue-
vos formatos de publicación, la esencia de la norma sigue intacta.
Actualmente están adheridos cerca de 150 países. España lo adoptó en
1972, en virtud del Decreto 2984/1972, de 2 de noviembre, que obliga a con-
signar el ISBN en toda clase de libros y folletos49 y a indicarlo en el momen-
to de solicitar el Depósito Legal. Hasta el final del periodo estudiado en el
presente trabajo no sufrió modificaciones legislativas relevantes.
Desconocemos críticas a la fiabilidad de las cifras de ISBN. Cabe pensar
que sus números se asemejarán a los del Depósito Legal, puesto que el ISBN
fue en el periodo indicado un requisito (con excepciones) para solicitar el De-

GRÁFICO 6 ▪ Número de ISBN concedidos (1975-2000)

100.000

10.000
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983

1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993

1995
1996
1997
1998
1999
2000
1984

1994

ISBN

En escala semilogarítmica. En número de títulos.


Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Panorámica de la Edición Española de Libros.

49. Ya no es obligatorio, en virtud de la Disposición derogatoria única a), del Real De-
creto 2063/2008 de 12 de diciembre, del Ministerio de Cultura (BOE del 12 de enero de 2009).

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

pósito Legal. No obstante, su gestión correspondía a organismos distintos: el


Depósito Legal, a la Biblioteca Nacional; el ISBN, al Instituto Nacional del
Libro Español, primero, y a la Agencia Española del ISBN, después.50 Por
desgracia, apenas cubre el último cuarto del siglo pasado.
El gráfico 6 muestra la evolución en el número de ISBN concedidos entre
1975 y 2000. A largo plazo la gráfica muestra crecimiento, si bien se registran
periodos de estancamiento, particularmente entre 1993 y 1995.

La senda del éxito: la industria editorial española en el siglo xx

Todas las series anteriores ofrecen el resultado conjunto del gráfico 7. Del
catálogo de la Biblioteca Nacional solo se han incorporado las obras en es-
pañol, con el fin de simplificar la representación y porque en el gráfico 5 se
apreciaba que la evolución de la cifra para las provincias de Madrid y Barce-
lona era muy parecida a la del total.

GRÁFICO 7 ▪ Evolución de la industria editorial española (1901-2000)


100.000 1.000.000.000

100.000.000

10.000
Títulos

10.000.000 kg.

1.000

1.000.000

100 100.000
1901

1907
1910
1913
1916
1919
1922
1925
1928
1931

1937
1940
1943
1946
1949
1952
1955
1958
1961

1967
1970
1973
1976
1979
1982
1985
1988
1991

1997
2000
1904

1934

1964

1994

Bibliografía Española (en n.º de títulos) Depósito Legal (en n.º de títulos) Catálogo BNE (en n.º de títulos)

ISBN (en n.º de títulos) Estadística de Comercio Exterior (en kg.)

En escala semilogarítmica. Los datos de la serie de comercio exterior están en kilogramos, referenciados en el
eje de ordenadas de la derecha; el resto, en títulos.
Leyenda: BE: Bibliografía Española; DL: Depósito Legal; CE: Comercio Exterior.
Fuente: Elaboración propia.

50. Actualmente, a la Federación del Gremio de Editores de España.

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Guillermo Gil-Mugarza

Las variaciones replican las de cada serie independiente y esbozan dife-


rentes fases de crecimiento de la industria editorial española. Su cuantifica-
ción en incrementos se realiza en la tabla 3. A continuación se vinculan las
fases a acontecimientos del sector, dejando al margen factores de largo plazo
como el aumento de la alfabetización, la mejora en la dotación de las biblio-
tecas o la modernización de los equipos, cuya incidencia impregna todo el pe-
riodo.

1) El auge previo a la Primera Guerra Mundial (1901-1913)

Todas las series disponibles reflejan un crecimiento para esta década y me-
dia, superior en todo caso a una tasa de crecimiento anual del 2,8% (tabla 3).
Durante este periodo se reafirma la figura del editor como empresario con
una función comercial y distinta de la del impresor o el librero. El panorama
empresarial está dominado por casas nacidas en el siglo anterior, como Her-
nando (1828), Bailly-Baillière (1848), Espasa (1860), Montaner y Simón (1868),
Calleja (1875), Sopena (1894), Salvat (1897). Entre las nuevas editoriales se
cuentan Gustavo Gili (1902) y Renacimiento (1911). El editor toma concien-
cia de su actividad y se forjan las primeras asociaciones del sector: Instituto
Catalán de las Artes del Libro (1897), y en 1900, ligado a él, el Centro de la
Propiedad Intelectual; siguiendo sus pasos, nace en Madrid la Asociación de
la Librería de España (1901).

TABLA 3 ▪ Fases de la industria editorial española durante el siglo xx

Catálogo
Bibliografía Depósito BNE (serie
Exportaciones Española Legal general) ISBN
1901-1913 +10,24% +4,50% - +2,86% -
1913-1923 -20,63% +0,38% -2,21% +0,99% -
1923-1929 +12,80% +0,84% -1,05% +4,41% -
1929-1935 -2,27% +7,47% - -0,79% -
1935-1949 -1,72% -0,32% - +0,73% -
1949-1959 +16,69% +4,81% - +11,28% -
1959-1973 +36,73% +7,34%* +7,21% +2,80% -
1973-1990 +2,36% - +5,14% +1,61% +5,95%**
1990-2000 +10,30% - +4,39% +6,36% +3,96%

* Periodo 1959-1972.
** Periodo 1975-1990.
En tasas anuales de crecimiento.
Fuente: Elaboración propia.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

La presencia del libro español en América a comienzos de la centuria ha


sido tratada exhaustivamente por Martínez Rus.51 Los editores trataron de
sacudirse el retraso en la presencia en Hispanoamérica, que se remontaba casi
a los tiempos de la independencia de las colonias. Protagonistas de la indus-
tria del libro, como Ramón Espasa y José Gallach y Torras, dejaron testimo-
nio de sus dificultades.52 Los viajantes del libro emprendieron viajes por el
continente para sondear las librerías del subcontinente (la oportunidad de ne-
gocio, pero también su solvencia), como José Ruiz Castillo (entre 1912 y
1914), los hermanos Salvat53 (en varios periplos a lo largo de la década de los
años diez) o Ramón Sopena (1916). En este proceso los editores de Barcelo-
na fueron más activos que los de Madrid; disponían de una industria más mo-
derna, se especializaron en obras que podían interesar más al público lector
de ultramar, como obras de consulta y manuales técnicos, y disponían de
puerto de mar, mientras que los editores madrileños se enfocaron sobre todo
al mercado interior.54

2) Crisis e inestabilidad (1913-1935)

Aunque las series no coinciden, sí apuntan a que no se recuperó la tenden-


cia tan favorable anterior a la Gran Guerra por lo menos hasta la Segunda
República. Hasta el comienzo de la Dictadura de Primo las cifras muestran
una caída de un 2,21% anual, en el peor de los casos, o un tenue crecimiento
del 0,99%, en el mejor de ellos. La Dictadura de Primo de Rivera se salda con
un saldo positivo en dos de las series y negativo en otra de ellas, por lo que
podemos afirmar que se trata de un periodo de mejoría respecto al anterior,
aunque sin llegar al auge de principios de siglo. Finalmente, los resultados de
la Segunda República no concuerdan. La senda del sector editorial español
difiere de otros como el textil catalán, pero se asemeja a la industria papele-
ra, donde la producción disminuyó entre los años 1913 y 1921, y se estancó
entre 1924 y 1929.55
Una de las causas para la interrupción del crecimiento radicó en las difi-
cultades económicas por las que atravesó Hispanoamérica, principal merca-
do externo para los libros, durante la Primera Guerra Mundial. Las editoria-
les españolas no pudieron aprovechar el estallido bélico para arañar cuota de
mercado en dicha zona a sus competidores franceses, alemanes, británicos y

51. Martínez Rus (2001, 2002, 2005).


52. Castellano (2010a).
53. Las impresiones de los hermanos Salvat quedan reflejadas en el epistolario recopi-
lado por Castellano (2010b).
54. Martínez Rus (2011), p. 82.
55. Gutiérrez i Poch (2005), p. 406.

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Guillermo Gil-Mugarza

estadounidenses. Fernández-Moya56 ha tratado de precisar la evolución de las


importaciones de libros españoles en Argentina y México entre 1910 y 1920,
basándose en los datos de sendas oficinas de información comercial y propa-
ganda: en ambos casos, el libro español ganó cuota de mercado, pero en Ar-
gentina se redujo la cantidad exportada en el cuatrienio 1915-1918 un 42%
respecto a la de 1911-1914, mientras que en México aumentó casi un 37%. Al
ser mayor el volumen importado por Argentina en cifras absolutas, cabe pen-
sar que su tendencia negativa fue la que predominó para América tomada en
su conjunto. Los editores intentaron revertir la situación abriendo delegacio-
nes (Espasa-Calpe en Buenos Aires, 1922), emprendiendo viajes de promo-
ción (Joaquín de Oteyza en 1926 y en 1928) y creando asociaciones como el
Consorcio Nacional de Editores Exportadores (Barcelona, 1929) y el Sindi-
cato Exportador del Libro Español (Madrid, 1930).
Junto al problema en los mercados exteriores, cabe señalar la precariedad
del suministro de materias primas derivada del conflicto bélico. El mercado
interior quedó desabastecido de papel y su precio aumentó en consecuencia.
Lo mismo sucedió con otros productos utilizados por las artes gráficas,
como tintas, ácidos, placas fotográficas y planchas de zinc.57 A ello se sumó
la conflictividad laboral: el sector de las artes gráficas se convirtió en uno de
sus escenarios principales y se vio particularmente afectado por las huelgas
de 1917 y de marzo de 1919. Estudios de carácter local sobre el sector del li-
bro señalan la incidencia de estos conflictos sobre la producción editorial de
la zona.58
En cuanto a la acción del Estado, la Dictadura de Primero de Rivera re-
guló el funcionamiento de las cámaras del libro y obligó a su afiliación. Tam-
bién instituyó el Día del Libro (1926). Por su parte, la Segunda República59
puso en marcha un programa de construcción y dotación de bibliotecas, y
fundó el Instituto del Libro Español (1935) con la función originaria de ac-
tuar como depósito de libros en América para apoyar a los editores.
En el ámbito empresarial, nació Calpe (1918) y se fusionó con Espasa
(1925), dando lugar a una empresa de corte moderno que integraba la pro-
ducción, venta y edición de libros, más el suministro de papel. En la década
de los veinte aparecieron Juventud (1923), Aguilar (1923) y la Compañía Ibe-
roamericana de Publicaciones (1924),60 financiada por la Banca Bauer. Por
otra parte, continuó el impulso corporativo canalizado por las Cámaras Ofi-
ciales del Libro: en 1918 aparece la de Barcelona y, en 1922, la de Madrid.

56. Fernández-Moya (2009), pp. 29-30.


57. Sánchez Vigil (2009), p. 54.
58. Benaul (2012), p. 63, menciona la huelga de 1919 en el sector de las artes gráficas
del área de Barcelona.
59. Martínez Rus (2003).
60. Los avatares de la CIAP aparecen detallados en López-Morell y Molina (2012).

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

Los editores patrocinaron la Feria del Libro, celebrada por primera vez en
Madrid en 1933.

3) La lenta vuelta a la normalidad (1935-1959)

Tras la Guerra Civil, la industria padeció lustros de penuria. La falta de


divisas y el aislamiento exterior provocaron que hasta 1952 no se recuperara
el nivel máximo de producto industrial per cápita previo a la guerra, y sola-
mente en los años sesenta se recortaron apreciablemente distancias respecto
al resto de Europa Occidental.61 El sector editorial no quedó al margen. Como
industria no líder, sufrió las limitaciones generales de las demás de su grupo,
como son «la falta de materias primas, las restricciones energéticas, el descen-
so de la demanda, a causa del retroceso de los salarios reales, y la pérdida de
productividad del trabajo, agravada por el exceso de intervención»,62 dificul-
tades que solo en los años cincuenta empezaron a ser superadas.
Las fuentes utilizadas revelan para la industria del libro dos etapas dife-
renciadas. En primer lugar se abre un periodo de estancamiento desde 1935
hasta finales de los años cuarenta, que se sitúa entre un leve crecimiento del
0,73% anual y una caída del 1,72% anual. Se trata del periodo de la Guerra
Civil y de los años de la autarquía. La segunda etapa abarca los años cincuen-
ta y supone una aceleración del crecimiento, con tasas entre el 4,81% y el
16,69% anuales (registrado por la serie de Comercio Exterior, cuyos incre-
mentos suelen resultar para los libros más acentuadas que las otras series).
En el ámbito empresarial,63 reanudaron sus actividades tras la guerra Es-
pasa-Calpe, Aguilar y Salvat, los grandes sellos antes de la contienda. Tam-
bién vuelve a ponerse en marcha El Gato Negro, rebautizada como editorial
Bruguera. Aun en condiciones precarias, nacieron por las mismas fechas pro-
yectos editoriales como Janés (que había editado antes de la guerra en pro-
porciones modestas y que destacó después de ella por sus esmeradas presen-
taciones), Caralt, Destino, Rialp, Gredos y Ariel. En 1949, José Manuel Lara
fundó Planeta, especializada entonces en las novelas traducidas. Una porción
de los editores españoles del periodo anterior se quedó en el exilio, sobre todo
en Argentina. Contribuyeron a configurar un sector editorial autóctono que
entró en fase de crecimiento aprovechando las dificultades de su antigua me-
trópoli.
Desde el punto de vista institucional, el nuevo régimen retomó el Institu-
to del Libro Español de la República y lo convirtió en el Instituto Nacional

61. Catalan y Monteagudo (2003).


62. Catalan y Monteagudo (2003), p. 332.
63. Para un estudio detallado de las editoriales nacidas entre 1939 y 1975, véase Moret
(2002).

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Guillermo Gil-Mugarza

del Libro Español (abril de 1941) como organismo público encargado de ve-
lar por los intereses del sector editorial en sustitución de las Cámaras. Por
otra parte, en diciembre de 1946 se aprobó la Ley de Protección del Libro Es-
pañol, que pretendía impulsar el sector mediante ventajas fiscales.

4)El crecimiento editorial en los años del desarrollismo (1959-1973)

La industria editorial siguió la misma pauta que el conjunto de la industria.


El Plan de Estabilización (1959) abrió una etapa próspera para la economía es-
pañola. Se liberalizó la economía y se relajaron los controles en el sector exte-
rior. Según las fuentes estadísticas utilizadas para este trabajo, el crecimiento
del sector del libro se situó entre el 2,8% y el 7,34% anuales (las exportacio-
nes aumentaron a un ritmo de casi el 37%). La tabla 3 apunta más hacia una
prolongación (y, en su caso, intensificación) del crecimiento de los años cin-
cuenta antes que de un cambio de tendencia.
Nacieron Santillana (1958), Anaya (1959), Alfaguara (1964), Martínez
Roca (1965), Alianza Editorial (1966), Tusquets (1969), Anagrama (1969),
Océano (1972). El boom de la industria editorial española marchó parejo al de
la literatura hispanoamericana. El sello que mejor lo aprovechó fue Seix Barral,
una empresa de larga trayectoria, rejuvenecida desde 1950 bajo la dirección de
Carlos Barral. Lumen se reorientó desde 1960 bajo el impulso de Esther Tus-
quets. En 1962 el grupo Bertelsmann creó el Círculo de Lectores para la venta
por catálogo mediante suscripción, en uno de los raros casos de inversión ex-
tranjera en el sector editorial español hasta ese momento del siglo xx.
En su estudio sobre la internacionalización del sector editorial español,
Fernández-Moya señala que «a partir de mediados de los años cincuenta, la
capacidad productiva del sector editorial se irá recuperando, y ya en los años
sesenta la industria del libro retomará su vocación internacional».64 No ex-
traña que la nueva apertura al exterior esté acompañada por un crecimiento
sin precedentes en el sector editorial español.

5)La etapa de madurez (1973-2000)

La industria española en su conjunto padeció la crisis de 1973, vivió la in-


tegración en la Comunidad Económica Europea, notó la pérdida de peso del
Estado en la actividad económica y acometió una innovación tecnológica ace-
lerada. El sector editorial registró, desde mediados de los setenta hasta fina-
les de los ochenta, tasas anuales de crecimiento positivas, entre el 1,61% y el
5,95% anual. En los años noventa incluso mejoraron, situándose entre un
3,96% y un 10,3% (para las exportaciones) anual.

64. Fernández-Moya (2009), p. 33.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

Desde el punto de vista empresarial, se abrió un proceso de concentra-


ción entre las editoriales que provocó una dualización entre grandes grupos
empresariales y pequeñas editoriales especializadas. Se consolidaron los gi-
gantes como Santillana y Planeta, al mismo tiempo que empresas extranje-
ras encontraron en el panorama español oportunidades para reforzar su
presencia. Planeta absorbió Destino, Espasa-Calpe y Seix Barral, mientras
que el grupo Prisa, creado alrededor de Santillana, acogió sellos como
Aguilar y Alfaguara. Bertelsmann compró Plaza y Janés, y Hachette adqui-
rió Anaya y Salvat. Los principales grupos se convirtieron además en mul-
timedia: Santillana compartió Prisa junto al diario El País, mientras Anaya
relanzaba el diario El Sol y realizaba una infructuosa incursión en el nego-
cio audiovisual. Planeta tardó más en entrar en el mundo de los medios de
comunicación, pues solo en el siglo xxi ha adquirido participaciones en
prensa, radio y televisión. El perfil del editor, al frente de los grandes con-
glomerados multimedia, apenas recuerda al del austero librero-editor de co-
mienzos de siglo.65
En los mercados latinoamericanos, los respectivos gobiernos adoptaron
medidas restrictivas a la importación. Fernández-Moya destaca las adopta-
das por el gobierno mexicano en 1974 para limitar la importación de libros y
estimular el crecimiento de una industria propia; el país representaba en aquel
momento el principal destino de las exportaciones españolas.66 Estas medidas
motivaron a las empresas españolas a dar un paso más en su internacionali-
zación, instalando filiales dedicadas a la edición de libros (y no meramente a
la distribución) en los diferentes países del subcontinente. Posteriormente, la
crisis latinoamericana de los ochenta afectó a las editoriales españolas, par-
ticularmente a las de menor tamaño.
Los años noventa simplemente prolongaron las tendencias de los años an-
teriores. Las editoriales españolas aumentan su presencia en el extranjero a
través de filiales, diversifican sus mercados exteriores (aumenta la importan-
cia de regiones del mundo diferentes a Hispanoamérica), y continúan con el
proceso de concentración en el sector.

Conclusiones

El presente trabajo se ha basado en las fuentes estadísticas disponibles


para exponer la evolución del sector editorial español durante el siglo xx y
cuantificarla. Tanto los gráficos como las tasas de variación anual del sector
suponen una aportación nueva en este sentido. Los resultados obtenidos en-

65. Escolar (1998), p. 336.


66. Fernández-Moya (2009), p. 37.

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cajan con el panorama descrito por la bibliografía y revisan alguno de los cál-
culos que se habían formulado, como el impacto del Depósito Legal.
Las series estadísticas utilizadas presentan carencias en su formación,
como se ha explicado en los epígrafes anteriores. A pesar de no recoger el vo-
lumen total de lo publicado, las cifras reflejan la evolución del sector. Dibu-
jan una tendencia similar, aun cuando la relación entre ellas apenas existe por
su metodología, con la excepción del catálogo de la Biblioteca Nacional y el
Depósito Legal. La correspondencia entre la serie de exportaciones y la serie
de publicación de títulos apunta a una relación estrecha entre la producción
vendida en el extranjero y la producida en el interior, propio de una produc-
ción con miras hacia Hispanoamérica. Las series confirman asimismo que en
los años veinte el sector editorial español vivió una fase de estancamiento,
aunque no tan pronunciada como sugiere la Estadística de Comercio Exte-
rior. Por otra parte, el boom de la producción editorial española a partir de
los sesenta se corrobora con evidencia cuantitativa.
Falta por incorporar las cifras disponibles del Registro de la Propiedad
Intelectual para comienzos de siglo, la estadística propia del Instituto Nacio-
nal de Estadística, y los registros de Contribución Industrial. Las primeras
muestran para el periodo del que disponemos de datos (1911-1933) un com-
portamiento similar al de las cifras ya consignadas de Bibliografía Española
y del Depósito Legal. La estadística del INE se basa en las cifras del Depósi-
to Legal, con leves cambios. Las de Contribución Industrial no se refieren a
producción editorial, sino al número de empresas, por lo que no cabe esperar
una sintonía total entre sus cifras y las demás. Asimismo cabe realizar una in-
vestigación más exhaustiva de la distribución geográfica de la edición desde
el punto de vista cuantitativo. En el presente artículo se ofrece un punto de
partida con las cifras del catálogo digital de la BNE.

FUENTES ESTADÍSTICAS

Anuario Estadístico de España.


Catálogo digital de la Biblioteca Nacional de España (www.bne.es).
Depósito Legal.
Estadística de Comercio Exterior de España.
Panorámica de la Edición Española de Libros.
Revistas Bibliografía Española, Bibliografía General Española e Hispanoamericana, Biblio-
grafía Hispánica y El Libro Español.

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

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Guillermo Gil-Mugarza

APÉNDICE

Catálogo
Bibliografía Catálogo BNE-
Exportaciones Española Depósito Catálogo BNE- Barcelona ISBN (en
de libros (en n.º Legal (en BNE (en n.º Madrid (en (en n.º n.º de
(en kg) títulos) n.º títulos) de títulos) n.º títulos) títulos) títulos)
1901 1.318 2.173 1.067 266
1902 1.573 2.287 1.186 270
1903 867.811 1.853 2.290 1.186 346
1904 1.017.915 1.630 2.269 1.264 291
1905 1.324.461 1.937 2.587 1.370 411
1906 1.264.715 2.029 2.322 1.289 366
1907 1.366.643 2.141 2.517 1.383 350
1908 1.315.419 2.273 2.872 1.614 435
1909 1.495.689 2.400 3.307 3.092 1.736 497
1910 1.982.729 2.507 3.438 3.751 2.055 821
1911 1.804.525 2.876 3.232 3.140 1.773 531
1912 2.078.670 2.618 4.810 3.121 1.770 480
1913 2.814.928 2.237 3.652 3.048 1.741 525
1914 1.814.409 1.591 3.995 3.024 1.729 500
1915 1.437.839 1.585 4.832 3.004 1.748 440
1916 1.498.184 1.385 4.176 3.096 1.794 464
1917 1.650.162 1.446 4.820 2.915 1.819 479
1918 1.467.299 1.177 3.620 2.966 1.787 463
1919 1.504.633 1.305 3.753 3.079 1.828 339
1920 1.501.095 1.478 2.591 3.947 2.136 704
1921 1.148.448 997 2.155 3.110 1.809 404
1922 455.400 1.096 2.570 3.176 1.873 394
1923 279.100 2.324 2.920 3.362 1.944 460
1924 287.900 1.341 2.710 3.686 1.985 558
1925 389.200 2.754 2.903 3.976 2.148 593
1926 275.300 2.124 2.941 3.721 1.911 582
1927 141.000 2.189 2.650 3.799 2.005 585
1928 153.200 2.307 2.830 4.047 2.209 739
1929 575.000 2.443 2.740 4.356 2.461 720
1930 285.700 2.470 3.000 4.895 2.568 1.096
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183

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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

Catálogo
Bibliografía Catálogo BNE-
Exportaciones Española Depósito Catálogo BNE- Barcelona ISBN (en
de libros (en n.º Legal (en BNE (en n.º Madrid (en (en n.º n.º de
(en kg) títulos) n.º títulos) de títulos) n.º títulos) títulos) títulos)
1931 237.200 2.462 3.360 3.937 2.238 750
1932 299.300 2.496 3.700 3.956 2.120 721
1933 334.500 3.844 3.960 3.941 2.125 776
1934 273.100 3.391 3.778 2.021 840
1935 501.100 3.765 4.154 2.109 901
1936 2.890 1.195 785
1937 2.545 481 584
1938 2.366 341 414
1939 2.415 537 353
1940 183.300 2.587 3.964 1.698 938
1941 105.200 4.047 4.431 1.858 1.225
1942 129.930 3.489 4.979 2.202 1.337
1943 203.020 5.277 5.884 2.319 1.642
1944 207.310 4.523 6.193 2.253 1.552
1945 221.730 4.263 5.935 1.939 1.399
1946 362.210 3.243 5.435 2.086 1.352
1947 234.010 3.683 4.975 1.855 1.232
1948 400.130 3.693 4.799 1.723 1.232
1949 393.240 3.601 4.600 1.686 1.242
1950 846.820 3.633 6.083 2.159 1.692
1951 943.600 4.206 5.266 2.063 1.426
1952 1.205.000 3.445 5.980 2.152 1.765
1953 1.669.000 5.664 6.002 2.230 1.981
1954 1.733.400 4.577 6.371 2.397 2.036
1955 1.542.282 4.812 6.382 2.315 2.152
1956 1.867.859 4.422 6.066 2.149 2.374
1957 1.974.100 4.248 6.307 2.251 2.510
1958 1.666.101 5.177 11.134 12.826 4.533 4.498
1959 1.840.428 5.761 7.805 13.392 5.418 3.967
1960 2.736.755 6.085 8.520 13.096 5.224 3.928
1961 7.750.944 6.819 9.576 12.543 4.898 4.125
1962 7.505.079 8.045 10.370 12.199 5.149 3.765
1963 9.223.569 8.694 11.382 13.428 5.494 4.710
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Guillermo Gil-Mugarza

Catálogo
Bibliografía Catálogo BNE-
Exportaciones Española Depósito Catálogo BNE- Barcelona ISBN (en
de libros (en n.º Legal (en BNE (en n.º Madrid (en (en n.º n.º de
(en kg) títulos) n.º títulos) de títulos) n.º títulos) títulos) títulos)
1964 9.166.767 10.129 12.019 13.762 5.763 4.390
1965 10.553.213 10.425 11.909 14.668 5.845 5.232
1966 14.214.818 10.818 13.605 14.853 5.874 5.244
1967 13.754.275 11.833 13.839 16.376 6.259 5.956
1968 17.753.685 12.085 14.685 16.011 5.873 5.772
1969 21.911.000 12.432 15.285 16.082 6.400 4.945
1970 27.386.000 13.639 15.669 16.916 6.920 4.571
1971 36.503.000 14.378 17.120 17.204 6.896 4.437
1972 34.163.000 15.232 19.614 18.181 6.761 5.333
1973 42.016.000 20.697 19.707 7.421 6.455
1974 44.306.000 22.122 19.059 7.346 6.094
1975 44.783.000 21.777 19.407 7.435 6.626 17.727
1976 44.701.000 22.057 19.634 7.934 6.221 21.875
1977 44.592.000 23.118 19.829 7.918 6.440 24.034
1978 54.914.000 22.575 19.537 7.762 6.683 24.447
1979 78.584.000 24.053 21.568 8.348 7.302 25.076
1980 81.072.000 26.781 22.327 9.094 7.989 27.629
1981 81.461.000 28.280 24.717 10.242 9.122 29.286
1982 69.123.000 30.428 21.738 8.837 7.521 30.127
1983 61.324.000 30.990 21.443 9.062 7.956 29.484
1984 72.646.000 30.163 22.672 9.484 9.055 30.754
1985 71.578.000 35.936 26.081 10.801 10.541 34.752
1986 64.287.000 36.687 28.166 11.499 11.137 36.912
1987 71.332.000 43.224 27.644 11.027 11.355 38.814
1988 66.782.400 42.267 24.560 9.841 10.004 40.365
1989 63.397.300 45.881 24.344 9.147 8.770 38.715
1990 62.465.000 48.539 25.863 9.390 9.282 42.207
1991 44.368.200 53.870 27.676 10.128 9.399 43.896
1992 44.401.000 41.783 30.703 11.592 10.375 50.644
1993 78.489.200 45.150 31.096 11.446 10.437 49.328
1994 101.518.200 54.787 32.628 12.196 10.882 51.048
1995 112.957.800 57.085 36.042 13.447 12.303 51.934
1996 135.016.800 56.579 39.335 15.647 12.556 50.159
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Las letras y los números.La producción española de libros en el siglo xx a través de las fuentes estadísticas

Catálogo
Bibliografía Catálogo BNE-
Exportaciones Española Depósito Catálogo BNE- Barcelona ISBN (en
de libros (en n.º Legal (en BNE (en n.º Madrid (en (en n.º n.º de
(en kg) títulos) n.º títulos) de títulos) n.º títulos) títulos) títulos)
1997 129.111.200 58.573 40.060 14.972 13.574 54.943
1998 145.077.600 67.151 44.316 17.040 14.154 60.426
1999 141.340.900 71.577 46.283 17.338 14.491 61.426
2000 166.510.900 74.614 47.926 17.796 15.412 62.224

Fuentes: Serie de exportaciones: Estadística de Comercio Exterior (1901-2000); serie de “Bibliografía Española”:
Bibliografía Española (1901-1922), Bibliografía General Española e Hispanoamericana (1923-1946), Bibliografía
Hispánica (1940-1957), El Libro Español (1958-1972); Depósito Legal: Anuario Estadístico de España (1909-1933)
y sitio web bne.es (1958-2000); series sobre el catálogo de BNE: sitio web bne.es; ISBN: Panorámica de la Edición
Española de Libros.

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Guillermo Gil-Mugarza

Letters and numbers. Spanish book production in the twentieth century


through the statistical sources

Abstract
Long-term studies about the Spanish book publishing industry based on time series are
scarce. It has been long considered that Spanish statistical sources about this industry are un-
reliable, so they pose problems when trying to quantify the evolution of the sector. Subsequent-
ly, available statistical sources have frequently been used only as a complement to the text. This
article examines five of those sources and uses them to build a narrative around them for the
Spanish book publishing sector in the twentieth century. Based on the results, this article es-
tablishes five stages in the Spanish book publishing sector for the last century and links those
trends to the main developments in every period.
Keywords: Statistical sources, Publishing industry, Books, Spain
JEL Codes: L68, L82, N63, N64, N73, N74

Las letras y los números. La producción española de libros en el siglo xx a


través de las fuentes estadísticas

Resumen
No abundan los estudios de largo plazo sobre la industria editorial española basados en
series estadísticas. Se ha considerado que las deficiencias de las fuentes desaconsejan su uso
para reconstruir la evolución del sector editorial, y su empleo se ha limitado por lo general a
periodos cortos y como complemento del texto, no como base del relato. Este trabajo utiliza
y analiza cinco de las fuentes, e intenta demostrar que sirven para cimentar un relato acerca
de la evolución del sector durante el siglo xx. Se ofrece una periodización basada en los resul-
tados conjuntos de todas ellas y se vinculan las tendencias detectadas a los principales acon-
tecimientos que vivió el sector en cada momento.
Palabras clave: estadísticas, industria editorial, libros, España
Códigos JEL: L68, L82, N63, N64, N73, N74

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