Haene 2023 Cinacinaen Rev Folium 6
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Eduardo Haene
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Potencial global
La cina-cina es un árbol o arbusto espinoso de 3-6 m de alto,
con follaje caedizo y flores amarillas. Tiene las características
de las especies pioneras de gran plasticidad ecológica: capaci-
dad de colonizar terrenos, crecimiento rápido y poco longeva,
sobrevive tanto a períodos de sequía como de inundación, to-
lera suelos alcalinos y levemente salinos (Fabricante y Feito-
sa, 2010).
El cultivo de la cina-cina ha permitido su dispersión por to-
dos los continentes salvo la Antártida, aunque su procedencia
resulta controvertida. Es sorprendente la velocidad y mag-
nitud del avance de la cina-cina en el planeta. Hawkins et al.
(2007) confirmaron su origen americano, con dos poblaciones
disyuntas: una en América del Norte y otra en América del
Sur. Con las evidencias actuales, estos autores sospechan que
Parkinsonia aculeata habría tenido en el continente america-
no una distribución más acotada antes de ser cultivada, en
concordancia con lo planteado para el territorio argentino
por los botánicos locales.
¿CUÁL ES LA PATRIA ORIGINARIA DE LA CINA-CINA EN LA ARGENTINA? Página 15
Uso tradicional
Antes de la difusión del alambrado
en la Argentina, se confeccionaban
cercos vivos con plantas espinosas y
enmarañadas como ñapindá (Senegalia
bonariensis), aromito (Vachellia caven),
cina-cina, tuna (Opuntia spp.), entre
otros (Sbarra, 1955). Fernando Mau- Figura 1. Los registros del Servicio de Información
sobre Biodiversidad Mundial, cuya sigla en inglés
duit y Vicente Peluffo (1886) dan de- es GBIF, permiten comprender el aumento de
talles de cómo cultivar cina-cina para superficie habitado por la cina-cina en el mundo.
armar estos setos, lo cual indicaría que Llama la atención los datos hasta 1900, cuando
la especie ya estaba documentada en África,
tenían experiencia en ello. Mauduit fue Asia y Oceanía. Fuente: https://www.gbif.org/
un paisajista francés llegado al país en species/5357217
1870. Peluffo era un genovés que des-
de 1870 tenía la semillería más importante de Buenos Aires, en Alsina 201, un jar-
dín de ensayos y aclimatación en Capital Federal (en las calles México y Pichincha),
y un vivero de 140 hectáreas en Morón1. Como refleja su “El jardinero ilustrado”,
obra de referencia a fines del siglo XIX y comienzos del siguiente, su labor se
centraba en la importación de semillas. En un extracto del catálogo general de la
Casa Vicente Peluffo y compañía, incluido al final del libro aludido, apuntaban “re-
cibimos de Europa la mayor parte de las semillas de árboles, arbustos y plantas de
1
https://www.infocanuelas.com/cultura-y-eventos/vicente-a-peluffo-el-hombre-que-creo-el-barrio-parque-en-la-garza-mora,
consultado en febrero de 2022.
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Flor de cina-cina (Parkinsonia aculeata), Guaminí, Provincia de Buenos Aires. Foto: E. Haene
¿CUÁL ES LA PATRIA ORIGINARIA DE LA CINA-CINA EN LA ARGENTINA?
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dentro y en los alrededores de las ciudades de Mendoza y San Juan. Ruiz Leal
(1956) clasifica a Parkinsonia aculeata como indígena o autóctona, no regional, cul-
tivada, lo que significa que es nativo de otras zonas de la Argentina y allí está
plantado por el hombre. Gerónimo Sosa (1958) también lo documentó cultivado
en Mendoza y alrededores, catalogándolo como “árbol o arbusto autóctono, crece
espontáneamente en gran parte del país”. La especie es recomendada para su cul-
tivo en ciudades de Mendoza por Dalmasso (2009), quien apunta su buen compor-
tamiento en zonas áridas y le asigna una distribución amplia por el centro-este del
territorio provincial. En una siguiente publicación sobre especies apropiadas para
cercos vivos en Mendoza, Dalmasso et al. (2011) señalan a la cina-cina como “nativa
del país”, por lo cual se interpreta que no es originaria de la provincia tratada, pero
sí de otras regiones de la Argentina.
Guillermo Covas (1964) la considera asilvestrada en la Provincia de La Pampa.
El inglés Juan Williamson fue un estudioso de la flora cultivada de La Pampa, pero
al analizar en 1967 los árboles exóticos asilvestrados en la región no menciona
a la especie, lo cual puede interpretarse que la considera propia del lugar. Steibel
(2001) alude a la cina-cina en La Pampa como cultivada y espontánea, frecuente en
el norte y en el centro provincial donde se difunde por semillas y forma matorrales
por raíces gemíferas.
Aquí es oportuno aclarar: en ciencias biológicas los términos “indígena”, “autóc-
tono” y “nativo” se suelen emplear como sinónimos.
Árbol de fortines
En la década de 1870, Adolfo Alsina encargó al ingeniero francés Alfredo Ebelot
el diseño de una fosa entre una línea de fortines para evitar el pasaje de los pue-
blos originarios hacia las estancias. Iba desde el centro sur de Córdoba por el oeste
bonaerense hasta el norte de Bahía Blanca. Los militares la instrumentaron con
mucho esfuerzo, pero no tuvo éxito y en poco tiempo fue abandonada. Es recordada
como la “Zanja de Alsina”.
En el informe de abril de 1877 del Teniente Coronel Salvador Maldonado, a cargo
de la Comandancia de Puan, apuntaba: “en cada fortín sobre el borde de las zanjas
exteriores, se ha sembrado cina-cina con el objeto de tener más tarde un cerco”
(Oliva y Panizza, 2018).
Desde el campamento cerca del fortín Ivanowsky el 15 de junio de 1877, Ebelot
envía un informe a Alsina donde detalla: “queda todavía por adoptar una medida,
cuya conveniencia es reconocida en principio, y que creo llegado el momento de
realizar. Es guarnecer con plantaciones el terraplén de la zanja y la parte inferior
de los paredones de césped. Las plantas elegidas deben ofrecer la condición de
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Ejemplar maduro de cina-cina, sobre el En la llanura pampeana la cina-cina es una especie respe-
borde los reservorios, instrumentados para tada como arbolito para sombra del ganado. Loma Verde,
acumular los excesos de agua de lluvia en Campana, Provincia de Buenos Aires. Foto: E. Haene
la Ciudad de Santa Fe. El sitio ahora es par-
te de la Reserva Natural Urbana del Oeste.
Foto: E. Haene
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brotar fácilmente, encabrestando sus raíces, y formando con los retoños plantas
nuevas. La poda anual y sistemática de ese monte, que de paso suministraría leña en
abundancia, lo haría más tupido, y lo volvería en poco tiempo un obstáculo tan serio
como la misma zanja. La acacia blanca y la cina-cina, a más de no ser delicadas y de
exigir poco cuidado, realizan perfectamente ese objeto, y presentan esa ventaja de
serles favorables las tierras livianas y recién removidas. Es de práctica constante en
los trabajos públicos bien dirigidos asegurar de ese modo los terraplenes, y se em-
plea casi uniformemente para ese objeto en Europa la acacia blanca” (Alsina, 1877).
Interpretamos que con el nombre de acacia blanco alude a Robinia pseudoacacia.
Entre los materiales remitidos por el contador Alejandro Costa a la “Administra-
ción de la Comisión Auxiliar de Fronteras en Guaminí y General Deheza para las
necesidades de ese Campamento, y para ser repartidas en todos los demás, según
los pedidos hechos por los Señores jefes de Frontera” figura en junio de 1877 una
arroba (unos 11,5 kilogramos) de semillas de cina-cina y en julio del mismo año
un cajón semillas de cina-cina, acacia blanca y acacia albata” (Alsina, 1877). Esta
última sería la acacia australiana (Acacia dealbata).
Jacinto Del Viso (1933) indica que estos cercos vivos en la zanja de Alsina eran de
penca o de cina-cina. Las cactáceas se emplearon y emplean como cerco; por penca
aludiría a las tunas del género Opuntia, probablemente Opuntia ficus-indica.
Julio Roca comandó una expedición militar entre abril y junio de 1878 que par-
tió de Azul (provincia de Buenos Aires) y recorrió el norte de Patagonia y el sur
de Mendoza. Para sumar un reporte científico, participaron los botánicos Pablo
Lorentz y Gustavo Niederlein. Entre las localidades de colección mencionan cinco
fortines. No documentan a la cina-cina. Tal vez no encontraron la especie porque
el uso de cercos vivos en los fortines no fue generalizado, o no consideraron a la
cina-cina cultivada parte de la flora silvestre como material de estudio. Recordemos
que Lorentz tampoco la menciona en su pionero “Cuadro de la vegetación de la
República Argentina” de 1876.
Hipólito Pouysségur colecta la especie en 1909 en Azul, cuyo material está depo-
sitado en el Herbario del Instituto de Botánica Darwinion, una localidad próxima
a la Zanja de Alsina del siglo XIX.
La incorporación en 1877 de la cina-cina en la Zanja de Alsina estaría relacionada
con los buenos resultados que mostraba en aquellos tiempos la especie como cerco
vivo en la llanura pampeana. Es interesante que es seleccionada por su rusticidad
y capacidad de instalarse en el campo, lo cual indica su multiplicación natural. Los
fortines más australes de aquella época estaban en una zona donde la especie no
tendría condiciones ambientales adecuadas. Es en el siglo XXI cuando se documen-
ta su expansión para el sur bonaerense, donde el cambio climático en marcha podrá
resultar un factor desencadenante.
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Las imágenes del siglo XIX de fortines y la Zanja de Alsina no permiten visua-
lizar a la cina-cina. Se aprecian pocos o ningún ejemplar de planta cultivada en
muchos casos.
En el centro de Santa Fe la cina-cina coloniza las costas de arroyos, en particular sobre albardones antropi-
zados, donde se han depositado los sedimentos de los drenajes periódicos. Foto: E. Haene
Cina-cinas en el parque de un casco de estancia ganadera tradicional de San Antonio de Areco, Provincia
de Buenos Aires. Foto: E. Haene
En el norte árido de San Luis, la cina-cina suele hallarse en torno a las viejas casonas de campo y las repre-
sas. En la imagen, Estancia Siempreviva, una reserva natural privada. Foto: E. Haene
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más bien bajos del nordeste entrerriano, a veces algo invasora de pasturas; en la
barra del Mocoretá forma bosquecillos. El ganado parece no tocarla; sólo aprove-
cha su sombra”.
Aquí resulta oportuno comentar que en el extremo sudoeste de Brasil, frente a
Corrientes en Barra do Quaraí (Rio Grande do Sul), Marchiori et al. (1985) descri-
ben la comunidad dominante como un bosque de quebracho blanco (Aspidosperma
quebracho-blanco) y cina-cina, donde esta última es el árbol con mayor cantidad de
renovales. En Rincón de Franquía, Bella Unión, Uruguay, próxima a Barra do Qua-
raí, el bosque nativo también tiene una densidad alta de cina-cina (Ramos, 2008).
Indulto en el pastizal
La cina-cina es una presencia habitual en la región rural de la llanura pampeana.
Ya no se emplean como antes para confeccionar cercos vivos. Encontramos a este
arbolito en torno a las casas de campo, junto a alambrados, banquinas de caminos
rurales, terraplenes ferroviarios, bordes de cursos de agua. Si bien el pastizal pam-
peano carecía de árboles, hallamos hoy a la cina-cina creciendo en campos natura-
les, con ejemplares aislados, donde se valora su sombra para el ganado.
Arturo Burkart (1957) lo encuentra en talares degradados de las barrancas de
Baradero en diciembre de 1937; y también en el sudeste entrerriano, en las barran-
cas del Paraná de Victoria en diciembre de 1939. Ángel L. Cabrera lo herboriza
en la barranca de San Pedro en diciembre de 1939 (Torres Robles, 2009). Parodi
(1940) lo menciona para los talares de Baradero y Ramallo. En las últimas décadas
hallamos cina-cinas en sitios marginales de los bosques de tala de barranca. Allí
suele estar presente en la terraza baja vecina, un ambiente similar a bajos de la lla-
nura pampeana donde la especie es frecuente hoy. Lucien Hauman ya conocía los
talares de barranca de Campana, similares a las más norteñas (San Pedro, Baradero
y Ramallo), cuando señalaba a la cina-cina una especie foránea. En las barrancas del
Paraná del norte bonaerense la cina-cina ocupa sitios con ganadería, con extrac-
ción de árboles y deforestación, en lugares alterados donde sospechamos se podría
haber asilvestrado tempranamente.
En la región metropolitana de Buenos Aires varios árboles exóticos han avan-
zado sobre ambientes silvestres de una forma descontrolada, como ligustro (Li-
gustrum lucidum), fresno norteamericano (Fraxinus pennsylvanica) y morera (Morus
alba). Forman bosques tupidos y dominantes, desplazando a la biota local. La acacia
negra (Gleditsia triacanthos), originaria de América del Norte, manifiesta este com-
portamiento tanto sobre bordes de cursos fluviales como en pastizales. Las espinas
abundantes y enormes de esta acacia tornan intransitables sus montes.
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Ausencia
La falta de tratamiento de la cina-cina en algunos tratados de flora nativa de la
Argentina es uno de los puntos difíciles de interpretar en la actualidad.
Guillermo Enrique Hudson en su “Allá lejos y hace tiempo” publicado en 1918 en
repetidas veces alude a la ausencia de árboles en la pampa y lo notable del cultivo
allí de algunas especies exóticas. Residió en Quilmes y Chascomús entre 1841 y
1874. Describe la biodiversidad regional con un poder de observación maravilloso.
Resulta así al menos curioso que no cita a la cina-cina.
El caso más llamativo es el caso de Santos Biloni, quien luego de escribir muchos
artículos sobre flora silvestre y cultivada en revistas del campo argentino, publica
en 1990 un tratado de referencia: “Árboles autóctonos argentinos”. Nada nos dice
de la cina-cina allí, a pesar de hacer una recopilación exhaustiva de los árboles na-
tivos del país. Ni siquiera consideró necesario aclarar el tema. Tampoco lo incluye
al redactar los textos con la dirección de Milán Dimitri del tomo 1 del Libro del
Árbol, dedicado a especies forestales indígenas de la Argentina con aplicación or-
namental, cuya primera edición es de 1993. ¿Existirá algún artículo suyo donde
explique esta cuestión?
Algunas conclusiones
Podemos interpretar con la información analizada que la cina-cina es un arbolito
con cualidades ornamentales y carácter rústico, con capacidad de habitar en varia-
das condiciones ambientales dentro de zonas templado-cálidas. Fue ampliamente
utilizado como cerco vivo antes de la difusión del alambrado en la Argentina y se
mantiene su cultivo con ese fin y como especie de adorno y sombra, en particular en
casas de campo. Muestra capacidad de crecer silvestre en el centro-norte argentino,
donde es habitual en campos ganaderos y sitios modificados.
¿CUÁL ES LA PATRIA ORIGINARIA DE LA CINA-CINA EN LA ARGENTINA? Página 27
Mariposas de la cina-cina
La invasión de cina-cina fuera de América ha llevado al ensayo de controles biológicos para limitar
sus poblaciones. Eueupithecia cisplatensis es una mariposa de la familia Geometridae cuyas larvas
se alimentan de cina-cina. Al estudiar la especie con el fin de mejorar el conocimiento de estos her-
bívoros exclusivos de Parkinsonia aculeata Axel Hausmann et al. (2016) comprueban que en realidad
se trataba de dos especies, describiendo para la ciencia Eueupithecia vollonoides, que también se
alimenta de cina-cina. La distribución asignada a los Lepidópteros por estos autores muestra que
E. cisplatensis se encuentra
dentro de lo que estimamos
es la patria argentina de la
cina-cina. Pero buena parte
del territorio ocupado por E.
vollonoides abarca una zona
que estamos concluyendo no
es el origen de Parkinsonia
aculeata: centro-sur de En-
tre Ríos y Santa Fe, y norte de
Buenos Aires.
Figura 3. Mapa de
distribución conocida del
género Eueupithecia. Fuente:
Hausmann et al. (2016)
dió: “Es posible que Parkinsonia aculeata sea nativa de la Argentina. La planta ocupa
con mucha facilidad nuevos sitios. No estoy segura de cómo sería posible establecer
cuánto tiempo han estado las poblaciones en sitios/países específicos”.
Documentación de reparticiones oficiales y artículos en boletines del campo ar-
gentino seguramente aportarán más pistas para comprender el proceso de expan-
sión de la cina-cina en la Argentina. Por el momento, la única certeza es que esta-
mos ante un tema espinoso.
¿CUÁL ES LA PATRIA ORIGINARIA DE LA CINA-CINA EN LA ARGENTINA? Página 29
Una cina-cina de buen porte en un espacio verde urbano, la Plaza de los Periodistas, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. Foto: E. Haene
Agradecimientos
Dejo mi gratitud a todos aquellos que aportaron o facilitaron información valiosa,
en particular Justo Márquez, Mario Perea, Natalia De Luca, Carlos Zoratti, Julie
Hawkins, Marcela Sánchez, María Alejandra Cybulski (Biblioteca de la Facultad de
Agronomía, Universidad de Buenos Aires), Mariana Lagar (Biblioteca de la Aca-
demia Nacional de la Historia), Fernando McKay, entre otros. Y quienes nos han
recibido en el campo, facilitado o compartido salidas, como Sofía Heinonen, Rubén
Broda, Marisú Lopreiato, Victoria Perales, Fabián Tittarelli, Alejandra Carminati,
Daniela Pardo Méndez y Pedro Aboitiz.
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