Lectura 3 - Emociones y Estados de Ánimo

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Emociones y estados de ánimo

Situación problemática

Emociones

Emociones básicas

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Situación problemática

Juan trabaja en la empresa B en el área de Finanzas, insume la mayor parte de su día en sus
responsabilidades de reportes a la Casa Matriz en Estados Unidos. Carlos también trabaja en el
área de Finanzas de B, pero atiende los temas referidos a la Tesorería de la empresa. En el último
mail corporativo se ha publicado que existen conversaciones con la empresa A, integrante del
mismo grupo económico que B, para que fusionen sus operaciones en el corto plazo. Durante el
almuerzo Juan y Carlos sacan a luz la noticia “bomba” que llegó, Juan comienza diciendo: “tendré
que preparar el curriculum vitae, otra vez al ruedo con entrevistas, es lógico que como toda fusión
habrá despidos y mi puesto es uno de los más redundantes. Es una pena, estaba tan bien en mi
puesto, me encantaba trabajar en B es una empresa bárbara. Pero bueno, si no me pongo las pilas,
me van a echar sin tener un trabajo antes y en mis condiciones económicas no me puedo permitir
esto.

“A mí me parece interesante esta fusión, yo estoy un poco cansado de estar en Tesorería y no veo
que B me pueda dar algo distinto en el corto plazo. Por lo que se A es una empresa con
proyección regional en Latinoamérica y constantemente se generan puestos en diferentes países o
acá mismo, ya que es una empresa con alto potencial de crecimiento. Voy a hablar con el Director
Administrativo para ver qué puede resultar de esta fusión, estoy esperando el momento de
compartir con los de A las oficinas, seguro que algo más interesante de lo que tengo va a salir en
el día a día con ellos”, respondió Carlos.

Para el Director de Sistemas de B, que está en ese momento completando la implementación de


un sistema de gestión comercial que lo tiene sin dormir desde hace meses, apenas tiene tiempo
para leer los mails corporativos, que considera una pérdida de tiempo. La noticia de la fusión la
lee conjuntamente con los comunicados de incorporaciones y retiros del personal y otros temas
institucionales que llegan diariamente sin prestarle mucha atención. (Gil, 2002,
https://bit.ly/2SN7oQG)
LECCIÓN 2 de 4

Emociones

Hace no muchos años las palabras inteligencia emocional no se escuchaban a menudo. Hoy una gran mayoría
coincidimos en que debe incluirse la gestión emocional en nuestros paradigmas para generar un proceso de cambio
en la manera de mirarnos como seres humanos. Pues consideramos insuficiente el análisis de eficiencia realizado
desde el coeficiente intelectual.

Daniel Goleman decía que no todo es intelecto. No debemos solo tener una excelente gestión sobre nuestro
coeficiente intelectual, sino también prestar especial atención al coeficiente emocional de cada persona. A las
competencias lingüísticas, formadas en la educación formal, debe adicionárseles el condimento motivacional, que
lleva a una persona a conseguir logros por encima del resultado normal, a tener un rendimiento excepcional.

Las emociones nos predisponen de una u otra forma para accionar. Lo que
podamos o no realizar en el futuro dependerá de la emoción en la que
estamos. Los estados emocionales tiñen lo que escuchamos. Aprendamos a
observar nuestro estado emocional y el estado emocional de la persona con
quien conversamos.

Si queremos modificar nuestras acciones y que estas modifiquen el mundo en el que estamos inmersos debemos
cambiar desde la emoción: debemos cambiar nuestro emocionar y la gestión de cada emoción para modificar
nuestras conversaciones con otras personas y lograr mayor efectividad, impacto e influencia.
EMOCIONES: Nos predisponen para la acción y tiñen lo que escuchamos

ACCIÓN: Para transformar la realidad debemos hacerlo desde la emoción.


Gestionar nuestras emociones es indispensable para lograr mayor efectividad,
impacto e influencia en nuestras conversaciones

RELACIONES: Nuestras relaciones poseen un sustento emocional y nuestras


conversaciones con otras personas se rigen de acuerdo a la emoción en la que
estamos.

Las relaciones con otras personas tienen un sustento emocional activo y poderoso. Nuestras conversaciones se rigen
de acuerdo a la emoción en la que estamos y en la que se encuentran las personas con quienes conversamos. En toda
relación jefa-empleado, padre-hijo, de pareja, etcétera, las emociones determinan la manera de comunicarnos.

Emociones y estados emocionales

La emocionalidad es una parte de nuestra vida diaria y nos predispone a comportarnos de una manera y no de otra.
Resulta útil efectuar la distinción entre estados de ánimo y emociones. Aun cuando entendemos ambos como
predisposiciones a efectuar determinadas acciones, haremos la siguiente distinción:

EMOCIÓN: es una respuesta a un evento determinado – un ruido en la noche que provoca


miedo, una acción que causa enojo, etc.- Las EMOCIONES son la corriente superficial, y
están, conectadas a los eventos.

ESTADOS DE ÁNIMO: Son las emociones a largo plazo en que cada persona se encuentra
inmersa en forma recurrente – tal por ejemplo el optimismo, la ansiedad, la resignación, etc.
Los ESTADOS DE ANIMO son como la corriente profunda del río. Tienen carácter de mayor
permanencia en uno mismo. (Macaluso, s. f., https://goo.gl/zhA3PE).
Las emociones y estados de ánimo definen espacios de acciones posibles. Tanto las emociones
como los estados de ánimo son predisposiciones de las personas a actuar de una manera
determinada que tiene influencia en su desempeño en la organización; no solo en qué acciones
emprenden y cuáles no, sino en la calidad de estas, en sus errores y en sus aciertos, y condicionan
lo que es posible conseguir o lograr. (Echeverría, 2009, p. 102)

Nuestros estados de ánimo son como lentes a través de los cuales observamos el futuro. A
menudo no tenemos en cuenta diseñar los estados de ánimo y las emociones más adecuadas para
realizar las acciones necesarias para obtener el resultado que buscamos. Y más aún, el detectar
previamente cuál es el estado de ánimo en que se encuentran los integrantes de la organización,
puede indicar si éste es el adecuado para lograr el objetivo definido, o la necesidad de alterar el
diseño previo. (Echeverría, 2009, p. 154).

Inteligencia emocional

La inteligencia emocional hace referencia a nuestra capacidad de detectar emociones propias y reconocer las de
otras personas para utilizarlas a favor. Así podemos crear situaciones beneficiosas y conseguir resultados efectivos.
Las personas a quienes consideramos que poseen inteligencia emocional en las organizaciones son aquellas que
logran: autoconfianza, empatía, adaptabilidad ante los cambios, creación de relaciones, comunicación, colaboración,
liderazgo de equipo, autoconocimiento y colaboración en el desarrollo de otros.

Una persona empática, capaz de colaborar en el desarrollo personal de sus pares y de


adaptarse adecuadamente a los cambios y de relacionarse de manera adecuada posee…

Inteligencia emocional

Una personalidad extrovertida


Competencias comunicacionales

Flexibilidad

SUBMIT

Para comprender los diferentes estados de ánimo y emocionalidades básicas, primero debemos profundizar en el
concepto de juicios de facticidad y posibilidad:

A partir de nuestra capacidad de emitir juicios, podemos hacer una distinción fundamental entre dos áreas diferentes:
Por una parte, está todo aquello que juzgamos que no puede ser cambiado. Los “hechos de la vida”. Lo llamaremos el
dominio de la facticidad. Por otra parte, están todas aquellas situaciones que conforman lo que consideramos que
permite ser cambiado o dominio de la posibilidad.

Dominio de la facticidad

Todo aquello que juzgamos que no puede ser cambiado. Los “hechos de la vida”.

Dominio de la posibilidad

Todas aquellas situaciones que conforman lo que consideramos que permite ser cambiado
Dentro del dominio de la facticidad, existen dos tipos de facticidades: ontológicas e históricas.

Facticidades ontológicas: tenemos el juicio de que ellas son constitutivas de la forma de ser
humana. Sean cuales fueran las circunstancias no tenemos la capacidad de cambiarlas. Por
ejemplo, la finitud de nuestro cuerpo o los hechos ocurridos en el pasado. Nadie puede modificar
el suceder de los hechos que ya han tenido lugar.

Facticidades históricas: considera que determinadas situaciones no pueden ser modificadas, no


por que ello sea inherente a nuestra condición como personas, sino, en razón de los
acontecimientos históricos que nos tocó vivir. Esta facticidad histórica se diferencia de la
ontológica en que puede disolverse como facticidad con el cambio de las condiciones históricas.

“Siempre tenemos en cuenta que cuando hablamos de facticidad nos referimos a un juicio
efectuado por un observador sobre el acontecer” (Echeverría, 2009, p. 180).

La declaración de posibilidad es un juicio y, como tal, requiere ser


fundado.

La diferenciación entre facticidad y posibilidad será distinta


dependiendo el observador que efectúe la distinción. Cada observador
tendrá su propio juicio sobre lo que resulta posible o no y, por
consiguiente, tomará diferentes cursos de acción para afrontar esa
situación.

Veamos un cuadro resumen de estos dos juicios y la mirada del observador:


Tabla 1: Juicios de facticidad y posibilidad

Fuente: Adaptado de Echeverría, 1994, p. 182.

Veamos ahora cómo interactúa cada uno de los estados de ánimo del cuadro precedente:

Estado de ánimo: resentimiento

Cuando los seres humanos luchamos contra lo que no podemos cambiar, cuando demostramos
incapacidad para aceptar lo que hemos llamado facticidades de la vida, generamos un espacio
dentro del cual es fácil que se desarrolle el resentimiento.

¿Qué es el resentimiento? Si realizamos su reconstrucción lingüística, detectamos el juicio de que


alguien nos cerró determinadas posibilidades en nuestra vida, como también el juicio de que ello
es injusto. Descubrimos también una declaración que nos hacemos a nosotros mismos: Sea quien
sea la persona u entidad que hacemos responsable de la injusticia que se nos ha hecho, tarde o
temprano lo pagará. (Echeverría, 2009, p. 166).

El espíritu de venganza es un subproducto habitual del resentimiento. El resentimiento, que incluye emociones de
tristeza (por la pérdida o cierre de posibilidades), aunque tiene mucho de ira y enojo, no siempre se manifiesta tan
abiertamente, sino que suele permanecer escondido. El resentimiento se nutre de dos fuentes: de las promesas y de
las expectativas (promesas oídas, pero no dichas) consideradas legítimas y que, en ambos casos, no son cumplidas.

Un ejemplo general se produce cuando guardamos resentimiento contra alguien que nos humilla
abusando de su posición de poder, mientras hacemos el juicio de que si reclamáramos seríamos
objeto de abusos aún peores. Tendríamos que pagar las consecuencias. El resentimiento surge con
facilidad en situaciones de distribución desigual del poder. (Echeverría, 2009, p. 166)

Estado de ánimo: aceptación

Decimos estar en paz cuando aceptamos vivir en armonía con las posibilidades que nos fueron
cerradas. Estamos en paz cuando aceptamos una pérdida que no está en nuestras manos cambiar.
Podemos relacionarnos con el pasado desde el resentimiento o desde la aceptación. Lo que la
aceptación fundamentalmente “acepta” es el hecho de que no podemos cambiar lo ya ocurrido y,
en cuanto tal, lo declara “cerrado”. La aceptación nos coloca en la senda de la transformación del
futuro.

¿Cómo desplazarse del resentimiento a la aceptación? Una primera modalidad de desplazamiento


puede ser alcanzada al identificar los juicios que aparecen en la reconstrucción lingüística del
resentimiento y en el examen de sus fundamentos. (Echeverría, 2009, p. 167).

Estado de ánimo: resignación


Así como dijimos que el pasado no puede ser cambiado, el futuro se caracteriza por ofrecernos un
espacio de indeterminación, un espacio sujeto a nuestra capacidad de acción. El futuro puede ser
diferente del presente, tanto en razón de las acciones de otros, como también en razón de nuestras
propias acciones. Observamos que alguien está en el estado de ánimo de la resignación cuando se
comporta, en un determinado dominio, como si algo no pudiera cambiar, mientras que otros
consideran lo contrario. Esa persona no ve el futuro como un espacio de intervención que le
permita, a partir de las acciones que ella misma emprenda, transformar el presente. (Echeverría,
2009, p. 177).

Lo peor es que las personas no solo tienen esos estados de ánimo, sino que tienden a justificarlos. A un nivel muy
completo, no sabemos qué hacer y, por lo tanto, no hacemos nada. En este estado de ánimo que ya existía en el
resentimiento (tristeza más enojo) se agrega el miedo, que paraliza a la persona, que deja de tomar acciones posibles
para salir del resentimiento.

Estado de ánimo: aspiración

En contraposición con la resignación, la aspiración se destaca por identificar amplios espacios de


intervenciones que conllevan el germen del cambio. El futuro es visto desde la aspiración como
un vasto espacio de posibilidades de acción y donde las acciones poseen una gran capacidad
generativa y, por tanto, de construcción de nuevas realidades. Una persona con aspiración, con
sana ambición, motivada, entiende que el presente construye futuro y, al hacerlo, trasciende lo que
hoy existe.

¿Cómo pasar de la resignación a la aspiración?: una forma que hemos probado como efectiva para
lidiar con el estado de ánimo de la resignación es el examinar los fundamentos de los juicios que
suelen aparecer: “No se puede hacer nada aquí” o “Haga lo que haga, nada va a cambiar”.
(Echeverría, 2009, p. 192).

Al examinarlos, podríamos descubrir que muchos obstáculos que suponíamos que nos impedían actuar no existen o
que podrían ser superados. Cuando entablamos conversaciones para salir de la resignación, descubrimos que nuestro
supuesto inicial era infundado.
A modo de repaso, vincule las siguientes sentencias con el estado emocional
correspondiente:

Incluye sentimientos de
tristeza, ira y enojo que suelen Resentimiento
permanecer escondidos.

Se nutre de las promesas y


Resentimiento
expectativas no cumplidas

Vivimos en armonía con


aquello que no podemos Aceptación
cambiar

Nos colocamos en la senda de


Aceptación
la transformación del futuro

Difiere con los demás en como


concibe la realidad, suele creer Resignación
que es imposible de cambiar

Asociado a la tristeza y el
enojo, pero principalmente al Resignación
miedo que paraliza la acción
El futuro es sinónimo de
Aspiración
posibilidades

Está asociado a la ambición y


Aspiración
la motivación

SUBMIT
LECCIÓN 3 de 4

Emociones básicas

En el ámbito de la inteligencia emocional, existen distinciones entre emociones básicas, emociones genuinas y
aquellas emociones mixtas, compuestas por diferentes combinaciones de emociones básicas. Una emoción se
considera mixta cuando intervienen en su formación dos o más emociones. Ejemplo: la resignación es una sumatoria
de tristeza, enojo y miedo en distintas proporciones participativas en ese total.

A continuación, desarrollaremos cada una de las emociones básicas y sus derivaciones principales:

Alegría y emociones mixtas derivadas:

La alegría se asienta en la facticidad de la vida (hechos inevitables). Se siente que sucedió o


sucederá con seguridad algo bueno. La alegría invita a la celebración, la apreciación y el
regocijo por el logro. Quien se permite celebrar puede disfrutar las cosas buenas de la vida
con mayor intensidad.

El entusiasmo se funda en contingencias (hechos posibles, aunque no necesarios) de la vida.


Entusiasmado, podemos creer que existe la posibilidad de que algo bueno suceda, incluso sin
saberlo con certeza. El entusiasmo invita al esfuerzo, a la preparación y al empleo de energía
para alcanzar el objetivo deseado. Cuando se canaliza el entusiasmo mediante acciones
concretas, aumentan las posibilidades de alcanzar dicho objetivo. Al actuar en concordancia
con los propios valores y metas, en el proceso se experimenta la integridad personal. Se tiene
confianza en que se hizo lo mejor posible, más allá del éxito o el fracaso.

Experimentamos gratitud cuando sentimos que alguien hizo algo por nosotros que no tenía
por qué haber hecho. La gratitud confiere el agradecimiento a otro por su esfuerzo.

Sentimos orgullo comportamental cuando creemos que hicimos algo que no teníamos por qué
hacer y, en consecuencia, produjimos algo valioso para otros o para nosotros mismos. Invita al
autorreconocimiento por el esfuerzo realizado y por haber actuado en congruencia con los
propios valores. Reconociendo el esfuerzo, aprovechamos la energía positiva para mejorar el
bienestar personal y su efectividad en la tarea. Si no nos enorgullecemos y autorreconocemos
por nuestro comportamiento, perdemos una oportunidad de autogratificarnos por razones
sumamente válidas y tal vez todos los reconocimientos ajenos no alcancen.
Experimentamos placer cuando conseguimos y podemos disfrutar algo que deseábamos o
cuando dejamos de soportar algo que no deseábamos.

Nos asombramos cuando nos encontramos contra algo que consideramos valioso, misterioso y
magnífico. El asombro invita a la contemplación y la reverencia; a la investigación del
misterio para captar su belleza y sus posibilidades ocultas; a usar los sentidos y la imaginación
para compenetrarnos con lo trascendente y con su manifestación, siguiendo el ejemplo de
aquello que admiramos para motivarnos hacia la excelencia. Desarrolla una predisposición
para aprender y para tomar los problemas como desafíos, con un notable entusiasmo por
explorar y conocer. (Kofman, 2001, p.116).

Tristeza y emociones mixtas derivadas:

La tristeza se siente cuando sucedió, sucede o creemos que sucederá algo malo, como perder algo
que valoramos o no conseguir el resultado deseado. Propicia el duelo, el reconocimiento de la
pérdida y el luto. Es un espacio posible para aprender de los errores cometidos y prepararse para
no repetirlos.

Uno se aburre cuando no encuentra nada valioso en la situación o sus posibilidades, no cree
que sea factible disfrutar del presente o generar oportunidades para el futuro. El aburrimiento
invita a la búsqueda de oportunidades más interesantes. Tiene dos opciones: investigar la
situación en forma más profunda, sin sentirse víctima o cambiar su entorno. Cuando
buscamos modificar nuestro aburrimiento, recuperamos inmediatamente el interés. Pero si
quedamos atrapados en él, podemos desarrollar estados de ánimo negativos, como la apatía y
la abulia. (Kofman, 2001, p. 141).

Miedo y emociones mixtas derivadas: al miedo lo tenemos cuando creemos que existe la posibilidad de que suceda
o haya sucedido algo malo. El miedo invita a la acción, a la preparación y al uso de la energía para proteger a
aquellos que apreciamos y valoramos. También a investigar lo desconocido y a tomar las medidas precautorias que
resulten más convenientes. Cuando ante el miedo nos mantenemos inactivos sufrimos ansiedad y descontrol. Nos
convertimos en víctimas y olvidamos nuestra capacidad para responder frente a la situación. Nuestra confusión e
ignorancia lo han convertido en una emoción negativa que debe ser eliminada. Produce, con el transcurrir de esta
emoción, una sensación de angustia; posteriormente, se transforma en ansiedad y puede llegar al pánico. Los seres
humanos, ante la amenaza que se nos presenta, reaccionamos con miedo, el cual puede paralizarnos (actitud pasiva) o
prepararnos para la huida (actitud activa).

Enojo y emociones mixtas derivadas: el enojo es un remanente de energía que está destinado a aumentar nuestros
recursos para disolver el quiebre que nos produce ese enojo. El factor común que produce el enojo es la frustración,
dado que, cuando la energía que es encaminada hacia un objetivo se encuentra obstaculizada por algo o alguien, se
produce una sobrecarga en ese objetivo; eso es el enojo. Cuando esa sobrecarga energética no es manejada
adecuadamente para dar respuesta al obstáculo que se nos presentó, contribuye a aumentar la influencia del quiebre y
se convierte en un quiebre o problema más. Esa sobrecarga dependerá de las conclusiones que realicemos en relación
a la naturaleza del obstáculo. Si en ese momento enjuiciamos que el enojo está actuando en contra de nosotros, es
decir, “a propósito”, nuestro nivel de frustración aumentará de una manera destructiva.

Desde épocas primitivas, ante la presencia de un obstáculo


experimentado como amenaza, el organismo segrega adrenalina y
noradrenalina: neurotransmisores que posibilitan los comportamientos
de alerta y acción, de confrontación y lucha.

Ahora, cuando seguimos utilizando una respuesta biológica de enojo o ira generados en situaciones anteriores para
resolver lo que nos pasa en la actualidad, se produce un desajuste. Por ejemplo, el enojo sirve para aumentar la fuerza
física en un determinado momento o para establecer un límite a fin de que lo que sucede no atente contra nuestra
dignidad o para decir “Basta, hasta aquí llegué”.

El enojo se produce cuando juzgamos que alguien hizo algo que no debía y ha trasgredido ciertos límites
significativos para nosotros. El enfado propicia el reclamo, el esfuerzo por restablecer los límites vulnerados y
reparar o proteger aquello que valoramos. La canalización del enojo implica un pedido de reparación del daño o un
resarcimiento y el compromiso de respetar los límites vulnerados.
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Echeverría, R. (1994). Ontología del Lenguaje. Santiago, Chile: Dolmen.

Echeverría, R. (2000). Coaching Ontológico. Buenos Aires, Argentina: Aires.

Echeverría, R. (2008). El observador y su mundo. Santiago, Chile: Comunicaciones Noreste Ltda.

Echeverría, R. (2011). Ética y Coaching Ontológico. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Granica S.A.

Gil, M. (2002). Las emociones como oportunidad para la acción. Universidad del Cema: Maestría en Dirección de
Empresas. Recuperado de https://bit.ly/2SN7oQG

Kofman, F. (2001). Metamanagement. Filosofía Tomo 3. Buenos Aires, Argentina: Granica.

Macaluso, M. A. (s. f.). Gestión de las Emociones en las Organizaciones. Recuperado de


http://www.ionaconsulting.com/sin-categoria/gestion-de-las-emociones-en-las-organizaciones.hmtl

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