STSJ CL 290 2020 Desviacion Procesal

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JURISPRUDENCIA

Roj: STSJ CL 290/2020 - ECLI: ES:TSJCL:2020:290


Id Cendoj: 09059330022020100003
Órgano: Tribunal Superior de Justicia. Sala de lo Contencioso
Sede: Burgos
Sección: 2
Fecha: 02/03/2020
Nº de Recurso: 12/2020
Nº de Resolución: 34/2020
Procedimiento: Recurso de apelación
Ponente: MARIA CONCEPCION GARCIA VICARIO
Tipo de Resolución: Sentencia

T.S.J.CASTILLA Y LEON CON/AD SEC.2


BURGOS
SENTENCIA: 00034/2020
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE
CASTILLA Y LEÓN.- BURGOS
SECCION 2ª
Presidente/aIlma. Sra. Dª. Mª Concepción García Vicario
SENTENCIA DE APELACIÓN
Número: 34/2020
Rollo de APELACIÓN Nº : 12 /2020
Fecha : 02/03/2020
PO 7/2016 del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 2 de Burgos
Ponente Dª Mª Concepción García Vicario
Letrado de la Administración de Justicia: Sr. Ferrero Pastrana
Ilmos. Sres.:
Dª. Mª Concepción García Vicario
Dª. Mª Begoña González García
D. Alejandro Valentín Sastre
;
;
En la Ciudad de Burgos a dos de marzo de dos mil veinte.
;
La Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla
y León en Burgos, siendo Ponente la Sra. García Vicario, ha visto en grado de apelación, el Rollo de Apelación
Nº 12/2020 interpuesto contra la sentencia Nº 271/2019, de 6 de septiembre de 2019, dictada por el Juzgado
de lo Contencioso Administrativo Nº 2 de Burgos, en el recurso contencioso- administrativo seguido por el
Procedimiento Ordinario Nº 7/2016, habiendo sido partes en esta instancia, como apelantes, Don Abilio y
Don Luis Pedro , representados por el Procurador D. Enrique Sedano Ronda y asistidos por el Letrado D. José

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JURISPRUDENCIA

Pedro Martín Sagredo; compareciendo como parte apelada el Ayuntamiento de Miranda de Ebro, representado
por la Procuradora Dña. Ana María Jabato Dehesa y defendido por la Letrada Dª Soraya Vesga Quincoces,
compareciendo asimismo como apelada la mercantil Axa Seguros Generales Sociedad Anónima de Seguros
y Reaseguros, representada por la Procuradora Dña. Paula Gil Peralta y asistida por el Letrado D. Jorge Etreros
Arnanz.
;
;

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 2 de Burgos, en el proceso indicado, dictó sentencia
con fecha 6 de septiembre de 2019 cuya parte dispositiva acuerda:
;
"Que debo inadmitir e inadmito parcialmente el recurso contencioso-administrativo interpuesto por Don Abilio
y Don Luis Pedro contra el acto recurrido y, respecto del resto de las pretensiones, las mismas deben ser
desestimadas, y todo ello sin realizar especial pronunciamiento respecto de las costas."
;
SEGUNDO.- Contra dicha resolución por los recurrentes en la instancia se interpuso en tiempo y forma recurso
de apelación, que fue admitido en ambos efectos dándose traslado del mismo al Ayuntamiento y a la entidad
aseguradora demandados en la instancia, habiendo sido impugnado el mismo con el resultado que obra en
autos.
;
TERCERO.- Recibidas las actuaciones en esta Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de
Justicia de Castilla y León, una vez transcurrido el término de emplazamiento y plazo para personaciones, se
señaló para Votación y Fallo del presente Rollo de Apelación el día 27 de febrero de 2020, lo que se efectuó.
;
CUARTO.- En la tramitación del recurso en ambas instancias se han observado las prescripciones legales,
siendo Ponente la Ilma. Sra. Dª. Mª Concepción García Vicario, Presidenta de la Sala y Sección, quien expresa
el parecer del Tribunal.
;
;

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Sentencia recurrida y pronunciamientos del juzgador.
;
Se impugna en el presente recurso de apelación la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo
Nº 2 de Burgos que inadmitió parcialmente el recurso interpuesto y desestimó el resto de las pretensiones
ejercitadas por Don Abilio y Don Luis Pedro , contra la desestimación por silencio administrativo de la
solicitud formulada el 16 de abril de 2010 en reclamación de responsabilidad patrimonial por los daños y
perjuicios sufridos en el local comercial destinado a bar sito en el Nº 4 de la C/ San Juan, de Miranda de Ebro
( Burgos) como consecuencia de la actuación del Servicio de Bomberos del Ayuntamiento de esa localidad, en
cuanto actuó de forma negligente y no adoptó las medidas de vigilancia y control necesarias tras producirse el
incendio el día 19 de febrero de 2009, siendo esta la causa de que dicho incendio se reavivara en la madrugada
del día 20 de febrero de ese año, ocasionando daños estructurales al edificio de tal gravedad que el mismo fue
declarado en estado de ruina, siendo necesaria su demolición.
;
La sentencia apelada tras delimitar el objeto del procedimiento y posición jurídica de las partes, desgranando
las distintas partidas reclamadas con ocasión de la solicitud formulada el 16-4-2010, frente a lo solicitado en
la demanda, y haciéndose eco de los daños posteriormente reclamados como consecuencia de la anulación
judicial de la inadmisión en su día acordada, así como los demás gastos reclamados, entra a examinar en
primer término las causas de inadmisibilidad invocadas por las demandadas, estimando las mismas, por

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entender que concurre desviación procesal al incluirse en la demanda pretensiones no evacuadas en vía
administrativa y ajenas a la resolución impugnada.
;
Seguidamen te, refiere los principios generales de la responsabilidad patrimonial, en especial, por omisión de
un comportamiento debido que deriva en incorrecta prestación del servicio, así como la necesaria relación
de causalidad, examinando desde esa perspectiva las circunstancias concretas concurrentes en autos,
concluyendo que no concurre relación de causalidad entre la prestación del servicio de extinción de incendios
y la lesión antijurídica que se invoca, correspondiendo a los recurrentes la prueba de tal extremo a tenor de lo
dispuesto en el artículo 217 de la LEC, desestimando por tal circunstancia la reclamación formulada, sin que
se estime necesario por ello examinar lo alegado con relación a los daños causados.
;
;
SEGUNDO.- Recurso de apelación de los recurrentes y oposición del Ayuntamiento y de la aseguradora .
;
La disconformidad de los apelantes con dicha sentencia alcanza tanto a lo referente a las causas de
inadmisibilidad parcial del recurso, como al fondo del asunto, como a la valoración de la prueba y a la aplicación
de las normas procesales que regulan la misma, y también al fallo. En cuanto a los principios generales de
responsabilidad patrimonial que recoge en el fundamento de derecho tercero y jurisprudencia que cita, sostiene
que hay que añadir la alegada en la demanda sobre el título de imputación invocado; nexo causal; valoración
de los daños; carga de la prueba y principio de proximidad a su objeto; función plena y no solo revisora del
Tribunal habida cuenta la desestimación presunta por incumplimiento por la Administración de su obligación
de dictar resolución expresa; supuestos con similitud al enjuiciado; daños morales; intereses y principio de
plena indemnidad.
;
Y en apoyo de sus pretensiones anulatorias, invoca, los siguientes motivos de apelación:
;
1.- Incorrecta valoración de la prueba y de los antecedentes obrantes en el expediente administrativo sobre la
relación de causalidad, con particular relevancia y desconocimiento del resultado de la prueba de interrogatorio
del testigo-perito Don Cornelio , Jefe del Servicio Contraincendios del Excmo. Ayuntamiento de Miranda de
Ebro, y concretamente además en lo referente a las preguntas formuladas por el Juzgador a quo al testigo y
las consideraciones sobre su actuación e incluso sobre la responsabilidad del Ayuntamiento de Miranda de
Ebro, en términos que consideran divergentes a los expresados en la sentencia, como consta en la grabación
de la prueba.
;
A tales efectos, distinguen entre el contenido del expediente administrativo y todos los antecedentes de
la desestimación presunta (no hay resolución), y la prueba propiamente dicha practicada como tal en el
procedimiento judicial, acreditativa, por un lado, de que el Servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Miranda
de Ebro actuó de forma negligente y no adoptó las medidas de vigilancia y control necesarias tras producirse
el incendio el día 19 de febrero, siendo esta la causa de que dicho incendio se reavivara en la madrugada del
día 20 de febrero de 2009, y de otro, que la reactivación del incendio ocasionó daños estructurales al edificio
de tal gravedad que el mismo fue declarado en estado de ruina, siendo necesaria su demolición.
;
2.- Infracción, por no aplicación, de la Jurisprudencia estatal (no europea) que establece la función plena y no
meramente revisora del Tribunal en supuestos como el que constituye el objeto del procedimiento en caso
de desestimación presunta por el incumplimiento por la Administración de su obligación de dictar resolución
expresa.
;
Este motivo de impugnación, se opone frente a la totalidad del FJ Segundo de la sentencia apelada y frente
a la declaración de inadmisibilidad parcial del recurso respecto a conceptos indemnizatorios incluidos en la
reclamación que se concretó en la demanda, alegando que la sentencia no especifica con precisión cuáles
son las partidas indemnizatorias que se consideran inadmisibles, lo que tampoco se efectúa en el Fallo.

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JURISPRUDENCIA

;
Sostiene, con relación a la reclamación que se formula en la demanda derivada de la demora en la resolución
del procedimiento causada por la anulación del Acuerdo de la Junta de Gobierno Local de 10 de mayo de
2010, que si tales daños no se formularon en la reclamación inicial fue porque obviamente no se conocían,
habiéndose hecho en cualquier caso referencia a los mismos en el trámite de audiencia en la vía administrativa,
precisando que tal reclamación se concreta única y exclusivamente en la solicitud de condena al pago
de los intereses devengados, no desde la fecha de los hechos, sino desde se formuló la reclamación por
responsabilidad patrimonial el 16 de abril de 2010 y que resultó paralizada hasta finales del año 2014 por aquel
Acuerdo de la Junta de Gobierno Local de 10 de mayo de 2010 que fue anulado.
;
Añade que la sentencia recurrida infringe la doctrina del Tribunal Supremo que atribuye a la jurisdicción
contencioso-administrativa una función plena, no meramente revisora, en supuestos como el que nos ocupa
en los que la Administración ha incumplido su obligación de dictar resolución expresa en la vía administrativa,
por lo que los conceptos indemnizatorios que aquí se reclaman, pueden ser estimados o desestimados, pero
no cabe declarar la inadmisibilidad a trámite del recurso respecto a los mismos.
;
Asimismo, tampoco cabe apreciar la concurrencia de falta de legitimación activa respecto a los conceptos de
la reclamación referentes a la pérdida de la licencia de apertura del bar y de fondo de comercio, pues no se
refieren tal y como se plantea de adverso a la legitimación ad procesum, sino a la legitimación ad causam y
de igual forma debe entrarse a conocer del fondo.
;
Y añaden que en la medida que la sentencia no ha entrado a conocer de los daños más que para declarar la
inadmisibilidad del recurso respecto a algún concepto, constando en el expediente administrativo la relación
de causalidad, que ha quedado además acreditada en el juicio, procede que la Sala entre a conocer los
daños reclamados, remitiéndose al contenido de la demanda y del expediente administrativo respecto al
resultado de la prueba que se practicó a instancia de esa parte en vía administrativa, remitiéndose igualmente
al resultado de la prueba practicada en juicio, a los informes periciales emitidos por los peritos designados
judicialmente a instancia de los actores y a las grabaciones que recogen la práctica de todas las pruebas
testificales y de ratificación de peritos que intervinieron en la vía administrativa y los de designación judicial,
con específica remisión al contenido de su escrito de conclusiones en el que hizo referencia al resultado de
cada prueba, señalando la forma en que podía afectar a los conceptos reclamados en el suplico de la demanda,
corrigiendo las valoraciones conforme al resultado de los informes emitidos por los peritos judiciales, y fijando
definitivamente los importes reclamados en el suplico.
;
A tales pretensiones se opone de contrario por las partes apeladas la improcedencia de que prospere el recurso
bajo pretexto de una incorrecta valoración de la prueba practicada en la instancia, aduciendo que la sentencia
recurrida no contiene ningún error, ni de hecho (sobre su constatación o apreciación), ni tampoco ningún
error de derecho (por interpretación errónea, por aplicación indebida, o por inaplicación de normas, u otras).
La sentencia cumple con todos los requisitos, tanto formales como materiales, se encuentra debidamente
motivada, es congruente, señala claramente la normativa aplicable y la interpretación que hace tanto de los
hechos como de los fundamentos de derecho en los que se apoya, por lo que, procede la desestimación del
recurso y la confirmación de la resolución recurrida, por cuanto o el juez ha valorado correctamente la prueba
practicada, no habiendo acreditado los apelantes la carga de probar la certeza de los hechos que imputan,
quedando acreditada la actuación diligente del Servicio Contraincendios del Ayuntamiento de Miranda de Ebro,
no concurriendo en definitiva lo requisitos exigidos por el Tribunal Supremo para apreciar la responsabilidad
patrimonial imputada, no concurriendo infracción alguna por inaplicación de la Jurisprudencia estatal que
propugna, debiendo estarse al título de imputación esgrimido en vía administrativa, y comparar lo reclamado
con ocasión de aquella solicitud y posteriormente en la demanda rectora del presente recurso jurisdiccional,
tal y como se ha efectuado en la sentencia apelada.
;
;
TERCERO.- Naturaleza jurídica del recurso de apelación.
;

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Como es sabido mediante el recurso de apelación un órgano jurisdiccional diferente revisa, a instancia de parte,
la sentencia dictada por el juez a quo, extendiendo su función revisora tanto a los aspectos de hecho como
de derecho, no teniendo, a diferencia del de casación, tasados los motivos en que pueda fundarse. Mediante
el recurso de apelación se pretende que el tribunal ad quem examine de nuevo, en todas sus facetas, el litigio
que le es sometido.
;
Ello no significa, sin embargo, que el Tribunal de apelación se encuentre en idéntica situación que el de primera
instancia, tratándose de un recurso contra una sentencia, es exigible que contenga una crítica de ésta bien sea
en cuanto a la fijación y apreciación de los hechos, bien en cuanto a su fundamentación jurídica (el Tribunal
Supremo en doctrina constante, por todas sentencias de 30 de mayo de 1.988 y 11 de marzo de 1.991 ha
insistido en el deber de precisar los motivos concretos en que se apoye la apelación).
;
A estos efectos es importante destacar que, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 85.1 de la Ley
jurisdiccional de 1.998, el escrito de interposición del recurso de apelación habrá de expresar la argumentación
del apelante no sólo sobre el fondo del litigio sino, de manera especial, sobre los eventuales errores de la
sentencia (o, en su caso, sobre los defectos de procedimiento seguido en primera instancia que pudieron tener
relevancia para el fallo), errores que, como decíamos, pueden ser errores de hecho (sobre su constatación o
sobre su apreciación), como de derecho (interpretación errónea, aplicación indebida o inaplicación de normas)
sin que la mera repetición de los argumentos esgrimidos en la primera instancia, sin someter a la debida crítica
la sentencia apelada, resulte suficiente desde la perspectiva de la prosperabilidad del recurso.
;
Pues bien, del examen de la sentencia de instancia se llega a la conclusión que la representación procesal de
los apelantes no se limita a reproducir sustancialmente, lo argumentado en el proceso de instancia, sino que
en el recurso se hace una crítica a la sentencia tal y como se ha especificado en el FJ precedente, por lo que
resulta indudable que el recurso formalmente cumple las previsiones legales establecidas al efecto.
;
;
CUARTO.- Sobre la acotación del título de imputación y su correlación con la inadmisibilidad parcial
apreciada. Desviación de poder.
A nivel jurisprudencial, se halla muy consolidada la doctrina establecida por el Tribunal Supremo al determinar
los elementos necesarios para declarar la existencia de responsabilidad patrimonial de una Administración
Pública, que a modo de síntesis se pueden concretar del siguiente modo: a) el primero de los elementos es la
lesión patrimonial, equivalente a daño o perjuicio, en la doble modalidad de daño emergente o lucro cesante,
lesión que ha de ser real, concreta y susceptible de evaluación económica; b) la lesión ha de ser ilegítima o
antijurídica, es decir que el particular no tenga el deber de soportarla; c) debe existir un nexo causal adecuado,
inmediato, exclusivo y directo entre la acción u omisión administrativa y el resultado lesivo; y, d) ausencia de
fuerza mayor.
Pues bien, como viene declarando reiteradamente esta Sala, en las demandas de responsabilidad patrimonial
frente a las Administraciones Públicas es de suma importancia la acotación del título de imputación, esto es,
cual es el servicio público al que se imputa el daño y porqué se le imputa, precisando si ha funcionado de una
forma normal o anormal y, en este último caso, en qué ha consistido esa anomalía.
La razón de ello es que el objeto del proceso no es declarar la responsabilidad patrimonial por cualquier causa
que surja o pueda surgir en el devenir del recurso contencioso administrativo, sino en llegar al convencimiento
de que el título que se alega ha resultado probado.
En el presente caso, tal acotación resulta determinante a los efectos de resolver sobre la inadmisibilidad
parcial apreciada, debiendo pronunciarnos sobre tal cuestión en primer término, por razones de técnica jurídica
procesal, como se efectuó en la sentencia apelada, alterando así el orden de examen de los motivos de
impugnación esgrimidos en el presente recurso de apelación y sintetizados en el FJ Segundo de la presente
resolución.
;
Ciertament e, como alegan los apelantes, la sentencia apelada declara la inadmisión parcial del recurso
respecto de determinados conceptos indemnizatorios incluidos en la reclamación que se concretó en la

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demanda, no especificándose con precisión cuáles son las partidas indemnizatorias concretas que se
consideran inadmisibles, lo que tampoco se efectúa en el Fallo, más tal circunstancia no puede acarrear las
consecuencias que los apelantes pretenden, pues las sentencias han de interpretarse en conjunto, integrando
el Fallo con los razonamientos jurídicos que sirven de base para la adopción de tal decisión.
;
En este sentido, el jugador recoge en el último párrafo del FJ Primero los motivos de oposición a la demanda
esgrimidos por las partes demandadas, haciendo especial referencia a la invocada inadmisibilidad del recurso
en todo aquello que exceda de lo pedido en vía administrativa y al título alegado como fundamento de aquélla.
Y seguidamente en el FJ Segundo entra a examinar tales causas de inadmisibilidad, constatando que en la
reclamación formulada el 16 de abril de 2010, de la que trae causa el presente recurso jurisdiccional, el título
de imputación esgrimido fue el funcionamiento normal o anormal del servicio público, concretamente del
Servicio de Extinción de Incendios del Ayuntamiento de Miranda de Ebro, no invocándose entonces como título
de imputación la existencia de ninguna resolución administrativa posteriormente anulada por los Tribunales,
no habiendo procedido los recurrentes a complementar la reclamación en tal sentido durante la larga e
inconclusa vía administrativa, ni formulado ninguna reclamación independiente al respecto, apreciando por
tal circunstancia que concurre la desviación procesal aducida, al incluirse en la demanda pretensiones no
evacuadas en vía administrativa, y por tanto, ajenas a la resolución impugnada, añadiendo que en todo caso
no se habría agotado la preceptiva vía administrativa previa con relación a tales extremos.
;
Tales pronunciamientos son compartidos por esté Tribunal, pues es incuestionable que el título de imputación
esgrimido en la reclamación inicial fue el descrito por el juzgador, ya que la solicitud formulada el 16 de abril
de 2010 lo fue en reclamación de responsabilidad patrimonial por los daños y perjuicios sufridos en el local
comercial destinado a bar , como consecuencia de la actuación del Servicio de Bomberos del Ayuntamiento de
esa localidad, en cuanto actuó de forma negligente y no adoptó las medidas de vigilancia y control necesarias
tras producirse el incendio el día 19 de febrero de 2009, siendo esta la causa de que dicho incendio se
reavivara en la madrugada del día 20 de febrero de ese año, ocasionando daños estructurales al edificio de
tal gravedad que el mismo fue declarado en estado de ruina, siendo necesaria su demolición, reclamando una
indemnización por diversos conceptos que ascendía a 311. 000 €.
;
Sin embargo, en la demanda se amplía el título de imputación, extendiéndole a la responsabilidad por la demora
en la tramitación del expediente durante casi cinco años como consecuencia de una resolución ilegal que fue
impugnada por los interesados en vía jurisdiccional y anulada por el JCA Nº 1 de Burgos, lo que fue confirmado
por esta Sala en sentencia de 31 de enero de 2014, interesando por ello en el suplico de la demanda que se
declare la existencia de responsabilidad patrimonial por el anormal funcionamiento del Servicio de Extinción de
Incendios del Ayuntamiento de Miranda de Ebro, así como por el dictado del Acuerdo de la Junta de Gobierno
Local de 18 de Mayo de 2010, que fue anulado por el Juzgado.
;
Desde esta perspectiva, resulta claro que concurre la desviación procesal apreciada por el juzgador, siendo
irrelevante a tales efectos que la reclamación con relación a tal concepto, se concrete única y exclusivamente
en la solicitud de condena al pago de intereses devengados desde la fecha en que se formuló la reclamación
el 16 de abril de 2010 y que resultó paralizada hasta finales del año 2014 por aquel Acuerdo de la Junta
de Gobierno Local de 10 de mayo de 2010 que fue anulado. Y decimos que tal cuestión resulta irrelevante,
porque tal circunstancia no varía el hecho cierto de que se ha alterado el título de imputación con ocasión de
la interposición del recurso jurisdiccional ante el Juzgado.
;
Resulta obvio, y así lo reconoce el propio jugador, que los daños ocasionados por tal actuación administrativa
no podían conocerse al formular la reclamación inicial en abril de 2010. Sin embargo, una vez tuvo
conocimiento de la misma, no complementó la reclamación con relación a tal título de imputación, ni tampoco
formuló una reclamación independiente, sin que el hecho de que la Administración incumpliese su obligación
de resolver expresamente, pueda alterar lo hasta ahora dicho, debiendo significarse que sea bien es cierto que
al evacuar el trámite de audiencia en la vía administrativa, lo recurrentes hicieron una especial referencia a tal
circunstancia en la alegación decimocuarta ( folio 541 ) también lo es, que se trató de una simple alegación,
pues se limitó a apuntar que sin perjuicio de la responsabilidad reclamada en ese expediente desde el
16-4-2010 existía también responsabilidad por la demora en la tramitación del expediente, sin especificar nada
más al respecto, y tan es así, que con ocasión de dichas alegaciones se terminó solicitando al Ayuntamiento

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JURISPRUDENCIA

una declaración de responsabilidad patrimonial interesando nuevamente la cantidad total de 311. 000 €, no
solicitando allí cantidad alguna en concepto de " daños derivados de la anulación del Decreto de 18 de mayo de
2010 ...4.609,03 € " como se solicita en la demanda, incurriéndose así en la desviación procesal apreciada.
;
Tal pronunciamiento, no infringe la doctrina del Tribunal Supremo que atribuye a la jurisdicción contencioso-
administrativa una función plena, no meramente revisora, en supuestos en los que la Administración ha
incumplido su obligación de dictar resolución expresa en la vía administrativa, tal y como postulan los
apelantes, y decimos que no se aprecia infracción alguna, pues de acuerdo con el carácter revisor de esta
jurisdicción, el acto expreso o presunto de la Administración, a la vez que exigencia ineludible de este proceso,
constituye la base o soporte necesario sobre el que giran las pretensiones de las partes y en razón del principio
dispositivo, son las pretensiones de las partes en relación con el previo acto administrativo que se impugna
las que acotan y fijan los límites del contenido del proceso así como el ámbito en que ha de moverse.
;
Sin duda hay desviación procesal cuando la parte recurrente dirige su pretensión anulatoria contra cualquier
acto administrativo que no constituya el objeto del recurso de que se trate (por todas la STS. de 4 de
abril de 2000), también habrá desviación procesal cuando se introduzca en el procedimiento contencioso-
administrativo una pretensión nueva, ya sea en fase de demanda o de conclusiones, siempre que aquella
pretensión no se haya planteado en vía administrativa, privando a la Administración demandada de su
conocimiento y de la posibilidad de acogerla o denegarla.
;
Asimismo, se incurre también en desviación procesal cuando el objeto del recurso delimitado en el
escrito inicial de interposición es variado en el Suplico de la demanda, o mediante escrito posterior
(conclusiones etc....). Sin embargo nunca existirá tal desviación si la parte recurrente introduce argumentos
o fundamentaciones jurídicas, aun con carácter ex novo, en defensa de una pretensión procesal en su día
esgrimida.
;
Dicho de otro modo, el punto de atención para dilucidar si existe desviación procesal deberá ponerse en los
actos impugnados y en las pretensiones que se ejerciten (anulatoria o de reconocimiento de situación jurídica
individualizada, -en todas sus variedades-) pero nunca en los argumentos esgrimidos como apoyo o sustento
de esas pretensiones.
;
Y aplicando la precedente doctrina al presente caso, hemos de concluir con el juzgador de instancia que sí
concurre la desviación procesal apreciada, por cuanto los recurrentes han alterado y ampliado el título de
imputación esgrimido, esto es, cual es el servicio público al que se imputa el daño y porqué se imputa el
mismo, procediendo en consecuencia desestimar tal motivo impugnatorio y confirmar la sentencia apelada
con relación a tal extremo, sin que se estime preciso entrar a examinar como cuestión previa la falta de
legitimación activa invocada respecto a los conceptos de la reclamación referente a la pérdida de la licencia
de apertura del bar y de fondo de comercio, pues tal y como se plantean, en realidad no se refieren a la
falta de legitimación ad procesum, sino a la legitimación ad causam, y por tanto únicamente habrán de ser
examinadas en el supuesto de que la pretensión principal prospere, ya que a ella se anuda la de reconocimiento
de la situación jurídica individualizada en lo que se refiere a las cantidades reclamadas en concepto de
indemnización.
;
;
QUINTO.- Sobre la carga de la prueba y la no infracción de lo prevenido en el art. 217.7 de la LEC .
;
Invoca la parte apelante la aplicación errónea por el juzgador del art. 217.7 de la LEC y de las reglas de
distribución de la carga de la prueba, al desplazar sobre el recurrente la carga de una prueba que en realidad
incumbe a la Administración en los términos precedentemente expuestos, no habiéndose tenido en cuenta
al momento de valorar la prueba ni el principio de facilidad probatoria y de proximidad al objeto de la prueba
recogidos por el artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, ni la circunstancia de encontrarnos ante la

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acreditación de hechos negativos como son la omisión de los elementales deberes que imponía la normal
diligencia en la prestación del servicio público de extinción de incendios.
;
Para resolver la cuestión suscitada, hemos de partir de la remisión normativa establecida en el artículo 60.4
de la vigente Ley 29/1998, de 13 de julio, conforme a la cual rige en el proceso contencioso-administrativo el
principio general ( artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ) que atribuye la carga de la prueba a aquél que
sostiene el hecho, en cuya virtud, este Tribunal ha de partir del criterio de que cada parte soporta la carga de
probar los datos que, no siendo notorios ni negativos y teniéndose por controvertidos, constituyen el supuesto
de hecho de la norma cuyas consecuencias jurídicas invoca a su favor, y ello sin perjuicio de que la regla pueda
intensificarse o alterarse, según los casos, en aplicación del principio de la buena fe en su vertiente procesal,
mediante el criterio de la facilidad, cuando hay datos de hecho que resultan de clara facilidad probatoria para
una de las partes y de difícil acreditación para la otra.
;
En el presente caso, la sentencia apelada no infringe el contenido del apartado 7 del artículo 217 de la LEC, ya
que en realidad lo que el juzgador ha apreciado es la falta de cumplimiento del contenido del apartado 2 del
mismo precepto, por cuanto la actora no ha probado la certeza de los hechos en los que basa sus pretensiones
impugnatorias, no habiéndose acreditado que concurra la necesaria relación de causalidad entre la prestación
del Servicio de extinción de incendios y la lesión antijurídica por la que se reclama, lo que resulta relevante,
en la medida que se está imputando a la Administración la omisión de un deber exigible, cual es realizar las
actuaciones técnicamente correctas para evitar que el incendio se reprodujera, resultando claro que la causa
que motivó el incendio que se produjo el 19 de febrero de 2009 no guarda ninguna relación de causalidad con
el funcionamiento del servicio público, debiendo por ello centrarse la carga de la prueba en el incremento de
los daños habidos como consecuencia del incendio acaecido el día 20, y más concretamente, en si el Servicio
de Bomberos pudo y debió prever que el incendio podría reavivarse, entendiendo el juzgador que la carga
que acreditar tales extremos corresponde a la parte recurrente, no habiéndose aportado oportuna prueba al
respecto, no dándose en definitiva efectivo cumplimiento a lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 217 de la
LEC, no pudiendo por ello entenderse que se haya infringido el apartado 7 del citado precepto legal en lo que se
refiere a la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde a cada una de las partes del litigio, y decimos
esto porque al Ayuntamiento le corresponde acreditar la existencia y funcionamiento eficaz del Servicio de
extinción de incendios , y ante la acreditación de la existencia de tal servicio, es a la parte actora a quien le
corresponde acreditar que dicho servicio no habría funcionado correctamente, lo que a juicio del juzgador no
se ha efectuado, por lo que la cuestión controvertida se circunscribe no tanto a un problema de la carga de la
prueba, sino de la valoración de la prueba practicada en autos, lo que también es cuestionado por los apelantes
y que seguidamente será objeto de examen.
;
;
SEXTO.- Inexistencia de error en la valoración de la prueba y debida motivación de la actividad probatoria
desplegada.
;
Cuando en vía de apelación se cuestiona la valoración de la prueba hecha en instancia, como aquí acontece, es
de recordar que de conformidad con una reiterada y constante doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo,
en el proceso contencioso-administrativo la prueba se rige por los mismos principios que la regulan en el
proceso civil y no se puede olvidar que la base de la convicción del juzgador para dictar sentencia descansa
en la valoración conjunta y ponderada de toda la prueba practicada.
;
Y, conectando con esto último, hemos de resaltar que la materia de valoración de la prueba, dada la vigencia
del principio de inmediación en el ámbito de la práctica probatoria, es función básica del juzgador de instancia
que solo podrá ser revisada en supuestos graves y evidentes de desviación que la hagan totalmente ilógica,
opuesta a las máximas de la experiencia o a las reglas de la sana crítica, por lo que desde esta perspectiva
procede entrar a examinar si en el presente caso se ha incurrido en error en la valoración de la prueba.
;
La sentencia de instancia apreciando y valorando en su conjunto la prueba practicada, concluye que no nos
hallamos ante un supuesto generador de responsabilidad patrimonial de la Administración demandada, no

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JURISPRUDENCIA

concurriendo en el presente caso los presupuestos necesarios para declarar la responsabilidad patrimonial
del Ayuntamiento, en consonancia con los razonamientos antes expuestos.
Tal argumentación, y por ende tal valoración, es compartida por este Tribunal, pues coincidimos con el juzgador
en considerar que de un examen conjunto de la totalidad de la prueba practicada en autos, no cabe colegir la
responsabilidad patrimonial que se imputa, y ello en base a las siguientes consideraciones:
1.- Como hemos adelantado, la parte recurrente imputa los daños el Servicio de Bomberos del Ayuntamiento
de Miranda de Ebro, por cuanto actuó de forma negligente y no adoptó las medidas de vigilancia y control
necesarias tras producirse el incendio el día 19 de febrero, siendo esta la causa de que dicho incendio se
reavivara en la madrugada del día 20 de febrero de 2009 ocasionando daños estructurales al edificio de tal
gravedad que el mismo fue declarado en estado de ruina, siendo necesaria su demolición.
Afirman los apelantes que aunque la sentencia recurrida recoge de forma adecuada cuál es el "núcleo principal"
del recurso respecto a la relación de causalidad, y recoge los hechos y cuestiones esenciales que fundamentan
el título de imputación afirmando que "la cuestión se centra en ese incremento de los daños que se produjo
con el segundo incendio, y, concretamente, en si el servicio de bomberos pudo y debió prever que el incendio se
podría reavivar" sin embargo, en lo referente a la negligencia del Servicio de extinción de incendios, el juzgador
improcedentemente reduce los hechos de la demanda y los antecedentes del título de imputación a la cuestión
de la búsqueda uno de focos ocultos tras la primera parte del incendio, obviando u olvidando el hecho esencial
de la total ausencia de cualquier vigilancia o control de la total extinción del edificio y de posibles reigniciones
durante las 18 horas siguientes a las 12:00 del mediodía en que se dio por finalizada la intervención en la
primera parte del incendio, hecho éste último que constituía la base del título de imputación.
No obstante, tal argumentación no puede prosperar pues como se desprende de lo razonado en la sentencia
apelada, el juzgador no ha reducido su valoración a la búsqueda o no de focos ocultos, debiendo significarse
que como se argumenta en dicha resolución, fue la falta de prueba de los recurrentes - ex art. 217 de la LEC
- y lo "deducido" por éstos en relación con la búsqueda de focos ocultos en el primer y segundo incendio con
base en las consideraciones vertidas en el informe elaborado por el Jefe del Servicio Contraincendios de 25 de
febrero de 2009 ( folios 130 y 132 ) fue lo que llevó al juzgador a analizar detenidamente tal cuestión, partiendo
para ello de la declaración del Jefe del Servicio Contraincendios D. Cornelio , que no olvidemos fue el redactor
del Informe en el que se basaban los recurrentes, habiendo afirmado el mismo que en el incendio del día 19 se
procedió a la comprobación de focos ocultos durante dos horas, empleando al efecto a seis personas, quienes
apagaron los pequeños focos que fueron apareciendo.
Tal extremo resulta relevante, a los efectos de determinar si se actuó de forma negligente y se adoptaron las
medidas de control necesarias tras la extinción del incendio del día 19 de febrero y que hubiesen podido incidir
en el posterior incendio del día 20.
Recordemos, que el incendio del día 19 no guarda relación de causalidad alguna con el deficiente
funcionamiento del servicio público que aquí se postula, y que el mismo se inició a eso de las 8:00 horas en el
interior de la vivienda de la NUM000 planta del edificio sito en la CALLE000 Nº NUM001 de Miranda de Ebro,
habiéndose desprendido durante la actuación parte de la cubierta sobre la caja de escalera. Dicho incendio,
en el que hubo cinco víctimas mortales que se encontraban en la misma habitación, se dio por extinguido
alrededor de las 10:00 horas y posteriormente estuvieron 2 horas comprobando focos ocultos hasta las 12:00
horas.
2.- Cierto es que no basta con que el Servicio Contraincendios llevase a cabo una búsqueda de focos ocultos
tras el primer incendio, a efectos de evitar un segundo o una reavivación de aquél, sino que es necesario
determinar sí tal actuación se llevó a cabo diligentemente; cuestión está también valorada adecuadamente por
el juzgador, a la vista de las respuestas ofrecidas a presencia judicial a las preguntas realizadas por el juez y las
partes sobre tal cuestión, explicando el Sr. Cornelio cómo se llevan a cabo esas labores de búsqueda de focos,
que se pueden localizar visualmente o por localización de temperatura en algún caso, siendo determinante
tener en cuenta que como afirmó, después de un incendio importante y severo, todo el edificio está muy
caliente, por lo que en ese momento el calor o la búsqueda de zonas calientes - a las que se refería el juzgador en
sus preguntas - no es determinante, pues en tales momentos la referencia normalmente es el humo, mientras
que el calor puede ser una referencia cuando el incendio está ya muy frio.
Asimismo explicó cómo en tales condiciones la única referencia es, sí todavía es de noche, puntos luminosos, y
sí es de día, posibles salidas de humo por grietas, ya que un foco de incendio, cuando empieza a desarrollarse,
saca humo siempre, advirtiendo que no es factible desmontar totalmente el edificio para ver si hay focos,
habiendo revisado el edificio en su totalidad incluida la cubierta y la entrecubierta, no encontrando focos
de fuego visibles, por lo que se dio por finalizada esa fase de intervención: actuación que ha sido estimada
"suficiente" por el juzgador, lo que es compartido por este Tribunal, en la medida que los apelantes no han

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JURISPRUDENCIA

aportado prueba pericial alguna que nos permita cuestionar la actuación llevada a cabo por el Servicio
Contraincendios, pues se llevó a cabo una comprobación durante dos horas por 6 Bomberos inmediatamente
después de extinguirse el incendio a las 10:00 horas, a los efectos de detectar focos de fuego tanto visibles,
como es su caso, ocultos, debiéndose tener en cuenta que como afirmó el Sr. Cornelio ( que no olvidemos,
tiene la cualificación de Arquitecto Técnico ) a preguntas de la representación procesal de la aseguradora, en
un primer momento, tras la extinción de un incendio, hay mucho vapor, porque se echa mucha agua, por lo que
se confunde el vapor con el humo, siendo necesario esperar a que se enfríe un poco, para que desaparezca
el vapor, y sí hay humo, el mismo será indicativo de que hay un foco oculto, lo que en su caso, determina la
búsqueda del mismo, lo que aquí no aconteció, por cuanto no hay pruebas de que en aquel momento hubiese
indicio alguno de focos ocultos que pudiesen provocar la reactivación de dicho incendio, por lo que a falta de
oportuna prueba, precisó será concluir que en ese incendio del día 19 se utilizaron todos los medios materiales
y humanos que el incendio exigía según la práctica habitual, como afirmó el Sr. Cornelio , pues frente a tal
testimonio y demás documentación e informes obrante en autos, lo recurrentes no han aportado oportuna
prueba pericial que permitiese llegar a una conclusión contraria.
3.- No cabe entender que el juzgador ha actuado con desconocimiento del resultado de la prueba de
interrogatorio del testigo-perito Sr. Cornelio , Jefe del Servicio Contraincendios, en atención a las preguntas
formuladas por el propio juez y las consideraciones vertidas sobre su actuación, como postulan los apelantes.
Y decimos que no se aprecia la divergencia que se apunta en el recurso de apelación, por cuanto el juzgador,
en uso de las facultades él atribuidas, preguntó al compareciente, incluso de forma incisiva, sobre todas
aquellas cuestiones que estimó relevantes a los efectos de determinar si el Servicio Contraincendios actuó de
forma negligente y si se adoptaron las medidas de control necesarias tras la extinción del incendio del día 19,
concluyendo tras una valoración conjunta de toda la prueba practicada, que las actuaciones realizadas fueron
las habituales, sin que en principio concurriesen circunstancias que justificasen otro tipo de actuaciones.
Y tan es así, que en esa valoración conjunta se hace eco de la razón por la que no se emplearon cámaras de
calor, o porqué no se tocaron paredes, vigas, etc... al no existir indicios previos de que pudieran existir focos
de calor, por cuanto la diferencia de temperatura resultaba poco identificativa, estimando por ello suficiente
la comprobación visual, sin perjuicio que en el segundo incendio se buscase con más intensidad los focos
ocultos, porque este incendio fue más complejo, no en su control, porque como afirmó el Sr. Cornelio a
preguntas de la parte recurrente, se controló rápido, aunque se tardó en acabar de extinguirlo, ya que fue
necesario desescombrar la totalidad de la cubierta que había caído sobre el forjado superior de la planta
segunda.
Recordemos, que mientras que el primer incendio se detectó en el interior del inmueble sito en la NUM000
planta, sin embargo, el acaecido el día 20 se produjo en el exterior, concretamente en el alero de la vivienda
y cubierta por lo que tuvieron que concentrarse las labores en extinguir el fuego de los aleros posterior y
delantero accediendo posteriormente a la parte superior del edificio, lo que exigía disponer de medidas de
seguridad que permitiesen trabajar adecuadamente, ya que el riesgo de colapso de forjado y edificio resultaba
evidente.
Cierto es que no hay prueba concluyente de sí el incendio del día 20 fue un incendio distinto o una reavivación
del acaecido el día 19, y que en el Informe de 25-2-2009 se recoge la "sospecha" de que ese segundo
incendio pudo ser una reproducción del día anterior del que hubiese podido quedar algún foco oculto, más
tal circunstancia no puede acarrear las consecuencias que los apelantes pretenden, pues como se ha dicho,
corresponde a dicha parte acreditar debidamente que la actuación del Servicio Contraincendios no fue
diligente, lo que como decimos, no se ha efectuado, debiéndose advertir que como afirma el juzgador, a modo
de reflexión, " desde luego en un edificio antiguo con estructura de madera el servicio de bomberos es previsible
la aparición de focos ocultos en la misma, pero, una vez que esa posibilidad era conocida y se adoptaron
precauciones, es necesario que el actor pruebe que las mismas fueron negligentes, insuficientes o inadecuadas,
sin poder basarse en un "ex post facto" como el hecho de que, unas 18 horas después, hubiera otro incendio.
Añadir, y este es un hecho que no se puede obviar, que en el expediente administrativo existe constancia de que
en el primer incendio se buscaron focos ocultos; sólo debe examinarse el folio 516 apartado 2º " concluyend o
por ello desestimar el recurso interpuesto.
4.- En otro orden de cosas, por lo que se refiere a la invocada falta de diligencia en el Servicio Contraincendios
por no haberse llevado a cabo una labor de vigilancia o control del edificio durante las 18 horas siguientes a que
se diese por extinguido el primer incendio, el Sr. Cornelio manifestó que no es práctica común ni habitual que
por ese Servicio una vez extinguido el incendio, se lleven a cabo labores de vigilancia posteriores, afirmando
que no se hace nunca, salvo en casos muy excepcionales.
Es más, una vez extinguido el incendio y comprobado que no había focos ocultos, aunque no existía obligación,
ni tampoco era práctica habitual realizar labores de vigilancia, el Sr. Cornelio afirmó - y así se recoge en el

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JURISPRUDENCIA

informe obrante al folio 516 del expediente - que alrededor de las 15:00 horas del mismo día 19, el testigo-perito
efectuó una inspección visual desde un edificio colindante, sin detectar nada anormal, debiendo recordarse
que se revisó el edificio en su totalidad incluida la cubierta y la entrecubierta, no encontrando focos de fuego
visibles, dándose por terminada esa fase de la intervención, requiriéndose a los Servicios Técnicos Municipales
para que revisasen el edificio ante la sospecha de que hubiesen quedado afectados elementos estructurales
del mismo que pudiesen comprometer su seguridad, habiendo procedido la Policía Nacional a precintar el
acceso al edificio hasta que fuese revisado por el Equipo de Investigación de la Policía Científica, por lo que
no se desprende de tal actuación falta de diligencia alguna.
Por otro lado, del hecho de que con ocasión del segundo incendio se alargasen las labores para acabar
de extinguirlo y se llevasen a cabo revisiones del mismo, tampoco cabe colegir las consecuencias que los
apelantes propugnan, pues recordemos que fue un incendio más complejo, que comenzó por el exterior, al
comenzar a arder el alero de la vivienda y la cubierta del edificio, pudiendo afectar a inmuebles colindantes,
siendo necesario desescombrar la totalidad de la cubierta que había caído sobre el forjado superior de la planta
segunda, y aunque el incendio se controló pronto, hubo de realizarse labores de desescombro y búsqueda de
focos ocultos, siendo ésta la razón por la que se hicieron dos revisiones del edificio durante la noche, y a las
8:00 horas del sábado 21 tras realizar una inspección del edificio, sin encontrar ninguna novedad, se dio por
finalizada esa fase de la intervención, quedando el edificio precintado, sin perjuicio de efectuar dos nuevas
revisiones preventivas a las 22:00 horas del día 21, seguida de otras dos revisiones la mañana del domingo y
el lunes tras haber recibido un aviso de humo, no encontrando nada que lo pudiera provocar, resultando por
tanto evidente que las circunstancias de este segundo incendio difieren claramente del primero en lo que se
refiere a la labor de vigilancia o control del edificio antedicha, pues como afirmó que el Jefe de Bomberos,
tales labores de vigilancia no se realizan, salvo en casos muy excepcionales, que es lo que aconteció con el
segundo incendio.
5.- Asimismo, tampoco se ha acreditado por los recurrentes, el incremento de daños entre uno y otro incendio
con la intensidad y alcance que aquí se postula, siendo incuestionable que la causa del incendio producido el
19 de febrero de 2009 no guarda ninguna relación de causalidad con el funcionamiento del servicio público, y
tan es así que nada se reclama con relación a los daños producidos como consecuencia de dicho incendio.
Igualmente, no podemos obviar que ese primer incendio causó daños en el inmueble propiedad de los
recurrentes de carácter relevante, hasta el punto que impedían su habitabilidad (folio 338) afectando a la
cubierta y la escalera y, en general, el segundo piso. Y aunque parece que no suponían un riesgo para la
estabilidad estructural el edificio, lo cierto es que no se ha acreditado tal extremo debidamente en autos, por
cuanto o no se ha practicado prueba determinante a los efectos de acreditar que el incendio acaecido el día 20
fue el causante de los daños estructurales que provocaron la declaración de ruina del edificio, correspondiendo
a la parte actora la carga de probar la certeza de tales extremos, lo que como decimos, tampoco se ha
efectuado, pues las pruebas periciales instadas por la parte actora son insuficientes, por cuanto han consistido
exclusivamente en la ratificación de un informe emitido por un Agente de la Propiedad Inmobiliaria a los efectos
de acreditar la valoración de las fincas urbanas, así como periciales acreditativas del valor del inmueble, del
valor estimado medio del fondo de comercio, del valor estimado de la licencia de actividad y apertura de que
disponía el Bar, sin perjuicio del resto de las pruebas documentales y testificales practicadas.
Así las cosas, tampoco ha quedado debidamente acreditado el incremento de los daños que se dicen
producidos con ocasión del segundo incendio, no pudiendo determinarse tal circunstancia con base en
simples "deducciones" como apunta la sentencia apelada, debiéndose haber practicado oportuna prueba
pericial sobre todos estos extremos, lo que nos hubiese podido llevar a determinar si la actuación del Servicio
Contraincendios fue adecuada y cumplió los estándares mínimos exigibles, lo que como decimos no se ha
acreditado.
;
Desde esta perspectiva, coincidimos con la sentencia apelada en considerar que se ha aportado justificación
suficiente relativa a que por el Servicio Contraincendios se llevaron a cabo actuaciones de búsqueda de
focos ocultos, no encontrándose ninguno que pudiera advertir que el incendio no se había extinguido, siendo
las actuaciones practicadas las habituales de este tipo de siniestros, no concurriendo circunstancias que
justificasen actuaciones extraordinarias en orden a posteriores labores de vigilancia o control el edificio, por
lo que estamos ante una actuación que se desarrolló conforme a los protocolos habituales de extinción
de incendios, sin que pueda considerarse que la prestación de tal servicio fue insuficiente, ni negligente, al
no haberse acreditado disfunción alguna en la prestación de tal actividad en los términos precedentemente
expuestos, por lo que no puede imputarse el resultado lesivo padecido a un defectuoso funcionamiento de
los servicios públicos, pues no puede exigirse responsabilidad al Ayuntamiento en la medida que no cabe
imputar al Servicio Contraincendios actuación negligente alguna, como aquí se ha razonado, por lo que no

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JURISPRUDENCIA

concurre el título de imputación invocado por los apelantes, no habiendo incurrido el juzgador en error alguno
en la valoración de la prueba que la haga totalmente ilógica y opuesta a las máximas de la experiencia o a las
reglas de la sana crítica, procediendo por ello desestimar el motivo impugnatorio esgrimido por los apelantes
con relación también a tal extremo, lo que necesariamente conlleva la desestimación íntegra del recurso de
apelación interpuesto.
;
;
SEPTIMO.- Costas.
;
De conformidad con lo establecido el artículo 139.2 de la L.J.C.A. tratándose de una cuestión que plantea
serias dudas de hecho, habiendo sido necesario valorar nuevamente el resultado de las pruebas aportadas,
entendemos que concurren razones que justifican que en el presente caso no proceda una expresa condena
en costas
;
;
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación la, la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Burgos, dicta el siguiente:
;
;

FALLO
Desestimar el recurso de apelación Nº 12/2020 interpuesto por Don Abilio y Don Luis Pedro , representados
por el Procurador D. Enrique Sedano Ronda y asistidos por el Letrado D. José Pedro Martín Sagredo, contra la
sentencia Nº 271/2019, de 6 de septiembre de 2019, dictada por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo
Nº 2 de Burgos, en el recurso contencioso- administrativo seguido por el Procedimiento Ordinario Nº 7/2016;
resolución que se confirma en sus propios términos, de conformidad con lo razonado en la presente resolución.
;
No procede hacer especial imposición de costas.
;
La presente sentencia es susceptible de recurso de casación ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Supremo y/o ante la Sección de Casación de la Sala de lo Contencioso- Administrativo con sede en el
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, de conformidad con lo previsto en el art. 86.1 y 3 de la LJCA y
siempre y cuando el recurso, como señala el art. 88.2 y 3 de dicha Ley, presente interés casacional objetivo para
la formación de Jurisprudencia; mencionado recurso de casación se preparará ante esta Sala en el plazo de
los treinta días siguientes a la notificación de esta sentencia y en la forma señalada en el art. 89.2 de la LJCA.
Una vez firme esta sentencia, devuélvase el expediente administrativo al Órgano de procedencia con
certificación de esta resolución para su conocimiento y ejecución.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

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