Lanata
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Fecha: 04/03/1999
Partes: Lanata, Jorge.
Publicado en: LA LEY1999-C, 458 - LA LEY 1999-E , 70, con nota de Marcelo Alfredo
Riquert ; DJ1999-2, 569 -
Sumarios:
1. - Corresponde equiparar --a los fines de la protección de los papeles privados y la
correspondencia prevista en los arts. 153 al 155 del Cód. Penal-- al correo electrónico --"e-
mail"-- con el correo tradicional, dado que aquél posee características de protección de la
privacidad más acentuadas que la inveterada vía postal, en tanto que para su funcionamiento
se requiere un prestador del servicio, el nombre de usuario y un código de acceso que impide
a terceros extraños la intromisión en los datos que a través del mismo puedan emitirse o
archivarse.
Texto Completo: 1ª Instancia. -- Buenos Aires, noviembre 2 de 1998.
Considerando: Se presenta Edgardo H. Martolio, por propio derecho, iniciando formal
querella criminal en orden al delito de violación de correspondencia y publicidad de
correspondencia, previsto y reprimido en los arts. 153 y 155 del Cód. Penal, en contra de
Jorge Lanata, Director de la revista semanal denominada "Veintiuno XXI". Fundamenta su
pretensión en las consideraciones de hecho y de derecho que desarrolla en su libelo de fs. 1/8,
al que me remito para la brevedad del acto, pero que sintéticamente se refiere a la publicación
por parte de "Comunicación Grupo Tres S.R.L.", del Nro. 4, Año I, de la revista "Veintiuno
XXI", del día 6 de agosto de cte. año, que dirige el nombrado Lanata. Que en una nota de la
revista refería "Al cierre de esta edición la correspondencia interna de Perfil antes del
naufragio. Quemá esos mails". Allí, con tres correspondencias privadas enviadas por e-mail -
-correo electrónico--, se procedió a su apertura indebida, su apoderamiento también indebido;
su comunicación a terceras personas y su publicación indebida.
Así las cosas entiendo que no obstante el esforzado y exhaustivo análisis realizado por el
accionante, respecto a la adecuación típica de las normas que se invocan violadas, considero
que de ninguna manera los hechos aquí denunciados encuentran tipificación en las mismas.
En primer término cabe señalar que la pretendida apertura, apoderamiento y publicación,
sustentada en la norma de los arts. 153 y 155 del Cód. de fondo, no se da en el caso que nos
ocupa. Si bien asiste razón a Edgardo H. Martolio, en cuanto afirma que la protección penal
del secreto alcanza la esfera de los derechos más íntimos que forman parte del bien jurídico
de la libertad, no es menos cierto que en los hechos descriptos no se dan ninguna de las
circunstancias que las figuras requieren, ya que surge de la misma presentación inicial que no
ha existido acción de apoderamiento, ni supresión ni desvío, no habiéndose privado del
conocimiento de la correspondencia en cuestión a sus destinatarios. También deviene
expresar al respecto que la preservación de la intimidad de los individuos, bien jurídico que
protegen los artículos de mención en forma alguna puede considerarse violada por el legal
ejercicio de la libertad de prensa, la que en el presente caso se da en la persona del
mencionado Lanata, en atención a la profesión de periodista que detenta. Así las cosas y
considerando que también esa libertad de prensa se encuentra amparada constitucionalmente
debe analizarse en forma cuidadosa la cuestión, porque de otro modo se estaría vedando el
derecho de informar haciendo primar el de la intimidad de las personas, máxime teniendo en
cuenta que todas las conductas que denuncia el presentante como ilícitos no se encuentran
receptadas por los recordados tipos de los arts. 153 y 155 del Cód. Penal y si bien es cierto
que los mismos fueron acuñados con anterioridad a la vigencia de la informática, para
constituir delito los hechos reprochados, debe encontrar adecuación cierta en tales tipos, lo
que no sucede a mi entender como ya expresara en las conductas descriptas como ilícitas.
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En mérito a todo lo expuesto y de conformidad con lo normado por el art. 180 del Cód.
Procesal Penal, resuelvo, I. Atento la presentación de fs. 27 y el poder especial acompañado,
téngase por presentado, por parte y por constituido el domicilio legal indicado al doctor G. R.
D., en representación de Edgardo H. Martolio, quién quedará sujeto a la jurisdicción del
tribunal y a las resultas de la causa. II. Desestimar la presente acción N° 1140, incoada contra
Jorge Lanata, por los delitos de los arts. 153 y 155 del Cód. Penal, por no constituir delitos
los hechos que le dieron origen, sin costas. -- Eduardo A. Etcharran.
2ª Instancia. -- Buenos Aires, marzo 4 de 1999.
Considerando: Previo a entrar al análisis de los hechos que dieran origen a estas
actuaciones, cabe dejar sentado un concepto para definir la naturaleza del correo electrónico.
El avance de la tecnología en este sentido pareciera haber dejado en la obsolescencia el bien
jurídico que tutela el Capítulo III, Título V del Código Penal, en especial a los artículos que
se ocupan de la protección de los papeles privados y la correspondencia. Pero queda claro
que el tan difundido "e-mail" de nuestros días es un medio idóneo, certero y veloz para enviar
y recibir todo tipo de mensajes, misivas, fotografías, archivos completos, etc.; es decir,
amplía la gama de posibilidades que brindaba el correo tradicional al usuario que tenga
acceso al nuevo sistema.
Es más, el correo electrónico posee características de protección de la privacidad más
acentuadas que la inveterada vía postal a la que estábamos acostumbrados, ya que para su
funcionamiento se requiere un prestador del servicio, el nombre del usuario y un código de
acceso que impide a terceros extraños la intromisión en los datos que a través del mismo
puedan emitirse o archivarse.
Sentadas estas bases preliminares, nada se opone para definir al medio de comunicación
electrónico como un verdadero correo en versión actualizada.
En tal sentido, la correspondencia y todo lo que por su conducto pueda ser transmitido o
receptado, goza de la misma protección que quiso darle el legislador al incluir los arts. 153 al
155 en la época de redacción del Código sustantivo, es decir, cuando aún no existían estos
avances tecnológicos.
En el caso de autos la querella reprocha al periodista Jorge Lanata el haberse apoderado
indebidamente de una correspondencia para publicarla posteriormente, cuando no estaba
destinada a tal fin. Esta habría sido enviada a través del correo electrónico definido
precedentemente y por tales maniobras la parte se considera agraviada.
La sala entiende que la decisión del juez correccional, si bien sólidamente fundamentada
de acuerdo a su criterio es, por lo menos, prematura. En este razonamiento e
independientemente de las consideraciones que se efectúan en el alegato acerca de la colisión
de bienes jurídicos en este caso específico, sobre la libertad de prensa el tribunal ya ha
tomado posición en la causa N° 27.472 "Kimel, Eduardo G., rta. el 19/11/96" (La Ley, 1997-
E, 403) por lo que no se detendrá en esta ocasión a efectuar consideraciones al respecto.
En cambio, la eventual violación de los preceptos contenidos en los arts. 153 y 155, en
que prima facie se ha encuadrado la presunta acción del imputado y que podrían haber
causado el perjuicio potencial que la conducta típica requiere, merece que se profundice la
pesquisa y de este modo, brindar la oportunidad al periodista querellado de ejercer su derecho
de defensa y ser oído en cualquiera de las formas que el Código adjetivo lo autoriza, amén de
llevar a cabo las medidas probatorias que el juez correccional estime pertinentes para
esclarecer los entretelones del caso, cuyos alcances aún no pueden vislumbrarse, pero que
tampoco puede ser materia de una desestimación "in limine". En tal sentido, el tribunal
resuelve: Revocar el punto II del auto de fs. 28/29. -- Carlos A. Elbert. -- Luis A. Escobar. --
Carlos A. González.
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