El Temor de Dios
El Temor de Dios
El Temor de Dios
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Es de una importancia solemne que sintamos la gran diferencia entre la
familiaridad santa y la profana con Dios. ¿Nos ha adoptado en Su familia?
¿Podemos, por haber nacido de nuevo, decir «Padre nuestro»? Él está en el
cielo, nosotros en la tierra. Él es infinito en pureza; Santo, Santo, Santo es Su
nombre. Nosotros estamos contaminados, y solo podemos acercarnos a Su
presencia en la justicia del Salvador y Mediador. Entonces, oh alma mía, si
es tu felicidad acercarte al trono de la gracia con audacia santa, que sea con
reverencia y temor piadoso.
12 EL TEMOR DE DIOS
4
«Dar la espalda» ; abandonar, apartarse, tratar con desprecio. Ver Diccionario
Imperial, vol. i. p. 145.-Ed.
1. Esta palabra temor en referencia a Dios mismo 17
5
El discípulo genuino «que no piensa mal» dirá: ¿Puede ser esto así ahora? Sí,
lector, lo es. Algunos van a la casa de Dios para adorar su descanso e
inconsciencia en el sueño; otros, para propósitos mundanos; otros, para
admirar la belleza del cuerpo frágil; pero muchos, para adorar a Dios en
espíritu y en verdad. Lector, pregunta a cuál de estas clases perteneces.-Ed.
6
No adoraban a Dios según Sus designios, sino según sus propias invenciones: la
dirección de sus falsos profetas, de sus reyes idólatras o las costumbres de las
naciones que los rodeaban. La tradición de los ancianos tenía más valor y
validez para ellos que las leyes de Dios por medio de Moisés. Esto lo aplica
nuestro Salvador a los judíos de Su tiempo, que eran formales en sus
devociones y se aferraban a sus propias invenciones; y dijo de ellos que en
vano adoraban a Dios. Cuántos todavía en la adoración consideran las
18 EL TEMOR DE DIOS
7
La Palabra es el decreto del cual debemos depender o perecer. En vano, pobre
pecador, es confiar en las iglesias o en los hombres; ni los papistas ni los
protestantes tienen ningún poder «encomendado a ellos» para perdonar los
pecados. Si lo afirman, no les creas, sino siente lástima de su orgullo y engaño.
Cristo es la Roca, y no el pobre Pedro pecador, como algunos han imaginado
vanamente. Pedro está muerto, esperando la resurrección de su cuerpo y el
gran día del juicio; pero Cristo vive siempre, en todo tiempo y lugar, capaz
de salvar hasta lo sumo. No confíes en los hombres, sino busca en tu espíritu
quebrantado la bendición de Cristo, para que perdone tus pecados.-Ed.
2. Esta palabra temor en referencia a la Palabra de Dios 23
8
El temor de los malvados surge de una conciencia corrupta, pecaminosa y que se
condena a sí misma; temen a Dios como a un juez airado y, por tanto, lo
consideran su enemigo. Como aman sus pecados y no quieren separarse de
ellos, temen continuamente el castigo.
30 EL TEMOR DE DIOS
9
«Estar de brazos cruzados todos los días en la viña de su señor»;
sentarse o estar de pie ociosamente apoyado en los codos, en
lugar de trabajar en la viña. «A sovereign shame so elbows
him» -King Lear, Acto iv, Escena 3.-Ed.
3. Las diversas clases de temor de Dios en el corazón 31
ídolos» (2R 17). Fue también este temor el que llevó a los
fariseos a inventar tantas tradiciones, como el lavado de copas,
camas, mesas y jofainas, así como otros utensilios10
semejantes. Nadie sabe los muchos peligros en que un temor
impío de Dios llevará a un hombre (Mr 7).
¡Cómo ha atormentado y torturado a los papistas por
cientos de años juntos! Porque, ¿acaso no es este temor impío,
al menos en los más simples e inofensivos de ellos, la causa de
sus penitencias, como arrastrarse hasta la cruz, ir descalzos en
peregrinación, azotarse a sí mismos, vestirse de cilicio, decir
tantos padrenuestros, tantos avemarías, hacer tantas
confesiones al sacerdote, dar tanto dinero para indultos, y
muchas cosas como estas? Porque si pudieran ser llevados a
creer esta doctrina, que Cristo fue entregado por nuestras
ofensas, y resucitado para nuestra justificación, y la aplicaran
por fe con atrevimiento piadoso a sus propias almas, este
temor se desvanecería y, por consiguiente, todas aquellas cosas
con las que tan innecesaria e inútilmente se afligen, las cuales
ofenden a Dios y afligen a su pueblo. Por lo tanto, amable
lector, aunque mi texto ordena que en verdad debes temer a
Dios, no incluye ni acepta cualquier temor; no, no cualquier
temor de Dios. Porque hay, como ves, un temor de Dios que es
impío, y que debe ser rechazado como un pecado. Por lo tanto,
tu sabiduría y tu preocupación deben ser considerar y validar
que tu temor es piadoso, sobre lo cual hablaré a continuación.
TERCERO. La tercera cosa de la que voy a hablar es que
hay un temor de Dios en el corazón de algunos hombres que
es bueno y piadoso, pero que no permanece así para siempre.
O puedes entenderlo así: hay un temor de Dios que es piadoso,
pero solo por un tiempo. Al presentar y tratar este tema, lo
haré de la siguiente manera: Primero. Te mostraré qué es este
temor. Segundo. Te mostraré por quién o por qué se produce
este temor en el corazón. Tercero. Te mostraré lo que este
10
«Utensilios» ; ropa, muebles, utensilios. «Los apóstoles no estaban fijos en su
residencia, sino que estaban preparados en sus efectos personales para
trasladarse adonde fueran llamados» -Barrow.-Ed.
34 EL TEMOR DE DIOS
11
Dios no se limita en cuanto al modo de llamar a los pobres pecadores. A los tres
mil los convenció en una hora, e inmediatamente hicieron una profesión,
pero Bunyan estuvo durante años en un estado de incertidumbre alarmante;
algunos son impulsados por terrores intensos, otros por una voz apacible y
delicada. Lector, nuestra pregunta expectante debería ser: ¿Hemos entrado
por la puerta de Cristo? ¿Son nuestros frutos dignos de arrepentimiento? Que
nadie se jacte de su experiencia, porque va bien embarrado con la suciedad
del lodazal. Cada alma que entra por la puerta es igualmente un milagro de
la gracia.
3. Las diversas clases de temor de Dios en el corazón 37
13
Los que son adoptados en la familia del cielo son «justificados» de todo;
liberados del pecado, de la maldición y de la ira, «ya no hay condenación»
para ellos; y al confiar en la preciosa sangre de Jesús para el perdón, en Su
justicia para la aceptación y en Su gracia para la santificación, son, por la
morada del Espíritu que los adoptó, poseídos de ese amor que echa fuera el
temor, y se regocijan en la esperanza de la gloria de Dios. Y a los que, a causa
de sus múltiples debilidades y abandonos, se ven a menudo acosados por
temores incrédulos, el Señor les dice, para animarlos: « No temas, porque Yo
estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre
te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de Mi justicia» (Is 41:10).-
Mason.
3. Las diversas clases de temor de Dios en el corazón 43
cada una de tus diez respuestas? ¿No hay una gran maldad
evidente en cada uno de los efectos de este temor? Concluyo,
pues, como empecé, que el temor que obra el espíritu de Dios,
como espíritu de servidumbre, es bueno y piadoso, no solo por
el autor, sino también por el fundamento y los efectos. Sin
embargo, este no puede continuar como tal, produciendo lo
que antes concluimos, sino solo hasta que venga el Espíritu
como espíritu de adopción, porque entonces el alma es
claramente liberada del estado y condición en que se había
metido, tanto por su naturaleza como por su pecado, y es
establecida en Cristo, y así por Él en un estado de vida y
bienaventuranza por la gracia. Por lo tanto, si después de que
el espíritu de adopción ha estado contigo, vuelven a entrar
temores en tu alma, debes saber que no provienen del Espíritu
de Dios, sino aparentemente del espíritu del diablo, porque son
una mentira en sí mismos, y sus efectos son pecaminosos y
diabólicos.
Objeción. Pero yo también tenía maldades como esas en mi
corazón al principio de mi nuevo nacimiento y, por lo tanto,
según tu argumento, eso también debe ser del diablo.
Respuesta: En la medida en que tal maldad estaba en tu
corazón, en esa medida el diablo y tu propio corazón trataron
de llevarte a la desesperación y ahogarte allí. Pero, has olvidado
cuál es el punto, ya que la pregunta no es si entonces estabas
atribulado por tales iniquidades, sino si tus temores de
condenación en ese momento no eran justos y buenos, porque
estaban basados en tu condición en ese momento: estabas en
tus pecados y bajo la maldición de la ley porque no estabas en
Cristo. Si ahora, puesto que el espíritu de adopción ha venido
a ti, es tu dueño y ha hecho por ti lo que se ha mencionado, y
por cualquier razón debes ceder al mismo temor de
condenación, es evidente que no deberías, porque el
fundamento, la causa, ha sido removida.
Objeción. Pero yo también tenía maldades como esas en mi
corazón al principio de mi nuevo nacimiento y, por lo tanto,
según tu argumento, eso también debe ser del diablo.
3. Las diversas clases de temor de Dios en el corazón 47
14
La gracia eficaz en el alma va acompañada de dudas y temores, debido a los
restos de la corrupción que mora en ella; de ahí que surja una guerra
continua. Creyente, ¡cuán necesario es que mantengas siempre la confianza y
la seguridad en el amor que te tiene tu Señor! Confía en Su fidelidad,
persevera firmemente en el camino del deber, mirando a Jesús y viviendo de
Su plenitud. Cómo nos recuerda todo este razonamiento la propia
3. Las diversas clases de temor de Dios en el corazón 57
15
Cuán pocos alcanzan este bendito estado. Deleitarse tanto en la Palabra, hacer
de ella nuestro estudio diario y el objeto de nuestras meditaciones nocturnas,
como para tener «su misma forma grabada en la faz de nuestras almas».
Dichoso el hombre que se encuentra en tal caso. Oh alma mía, ¿por qué no es
tu caso?
68 EL TEMOR DE DIOS
16
El temor filial de Dios es más frecuente cuando el corazón está impresionado
con un vivo sentido del amor de Dios manifestado en Cristo. Así como un
niño obediente y diligente teme ofender a un padre afectuoso, o como una
persona de corazón agradecido tendría sumo cuidado de no afligir a un amigo
bondadoso y generoso, que continuamente lo colma de favores y promueve su
verdadera felicidad; así, y mucho más, el alma bondadosa temerá desagradar
al Señor, su generoso e incansable benefactor, que lo está coronando con
amorosa bondad y tiernas misericordias.
72 EL TEMOR DE DIOS
17
No es cosa nueva que los que ocupan posiciones en el gobierno busquen su
propio bien más que el bien común; es más, y que se beneficien de la pérdida
pública.-Henry.
4. La gracia del temor 73
18
¿Cómo nos recuerda esto al personaje de Interés-privado en "El Progreso del
Peregrino"?
78 EL TEMOR DE DIOS
está poseído por esta gracia feliz. Por lo tanto, como dice Juan:
«Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos
a los hermanos» (1 Jn 3:14). Así también aquí: «Se complace
Jehová en los que le temen, y en los que esperan en Su
misericordia». Si temo a Dios, y si mi temor de Él es algo en
lo que Él se complace, entonces puedo aventurarme
resueltamente a caminar para la vida eterna en el seno de Su
misericordia, que es Cristo. Este temor produce también
esperanza; por tanto, si tú, pobre pecador, sabes que posees
este temor de Dios, convéncete de esperar en la misericordia
de Dios para salvación, porque el Señor se complace en ti. Y le
agrada verte esperar en Su misericordia.
Duodécimo. De este temor piadoso de Dios fluye un uso
honesto y consciente de todos los medios que Dios ha
ordenado que utilicemos para alcanzar la salvación. La fe y la
esperanza en la misericordia de Dios es lo que asegura nuestra
justificación y esperanza y, como ya hemos visto, fluyen de este
temor. Pero ahora, además de la fe y la esperanza, hay un curso
de vida en aquellas cosas con las que Dios nos ha ordenado
estar asociados, sin las cuales no hay vida eterna. «Tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna»; y
además, sigan «la santidad, sin la cual nadie verá al Señor». No
es que la fe y la esperanza sean deficientes, si son correctas,
sino que ambas son falsas cuando no van acompañadas de un
uso reverente de todos los medios, a cuyo uso reverente se
somete el alma por esta gracia del temor. «Por tanto, amados
míos», dijo Pablo, «como siempre habéis obedecido, no como
en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor»
(Ro 6:22; Heb 12:14; Fil 2:12).
Hay una fe y una esperanza en la misericordia que pueden
engañar al hombre (aunque la fe de los elegidos de Dios y la
esperanza que purifica el corazón nunca lo harán), porque
están solas y no aparecen con aquellos compañeros que vienen
junto con la salvación (Heb 6:3-8). Pero ahora este temor
piadoso lleva en sus entrañas, no solo un movimiento del alma
a la fe y la esperanza en la misericordia de Dios, sino una
4. La gracia del temor 85
19
Así lo entiende Ainsworth, p. 134, vol. 10. Él lo traduce como «leones al acecho,
que son lujuriosos, de dientes fuertes, feroces, rugientes y voraces». «Y con
esto», dice, «puede referirse a los ricos y poderosos del mundo, a quienes Dios
a menudo lleva a la miseria». «No les faltará nada a los que, con obediencia
tranquila, trabajan y se ocupan de sus propios asuntos. Jacob, de corazón
sencillo, tiene suficiente potaje cuando Esaú, el astuto cazador, está a punto
de perecer». Henry.-Ed.
92 EL TEMOR DE DIOS
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«La dirección de los ángeles» no significa simplemente que guíen a los
peregrinos en el camino, sino también, en un sentido militar, una guardia o
lo que ahora se llama un convoy.-Ed.
94 EL TEMOR DE DIOS
21
Ver el margen, Génesis 41:43 y 40:8.-Ed.
5. Privilegios de los que temen así al Señor 97
cuando llegue, ¡qué árbol de vida será para ti! Deseas librarte
de la angustia presente, el Señor te librará de la angustia.
Deseas ser librado de la tentación, el Señor te librará de la
tentación. Deseas ser librado de tu cuerpo de muerte, y el
Señor cambiará este tu cuerpo vil, para que sea semejante a
Su cuerpo glorioso. Deseas estar en la presencia de Dios y
entre los ángeles del cielo. También se cumplirá tu deseo, y
serás igual a los ángeles (Ex 6:6; 2P 2:9; Fil 3:20-21; Lc 16:22,
20:35-36). ¡Oh, pero parece que falta mucho tiempo para eso!
Pues aprende primero a vivir de tu porción en la promesa, y
eso hará dulce tu espera. Dios cumplirá tus deseos, Dios lo
hará, aunque tarde. Espéralo, porque sin duda vendrá, no
tardará.
Undécimo privilegio. ¿Temes a Dios? «Se complace Jehová
en los que le temen» (Sal 147:11). Los que temen a Dios se
cuentan entre Sus principales deleites. Se deleita en Su Hijo,
se deleita en Sus obras y se complace en los que le temen.
Como un hombre se complace en su mujer, en sus hijos, en su
dinero, en sus joyas, así el hombre que teme al Señor es el
objeto de Su deleite. Se complace en su prosperidad, y por eso
les envía salud desde el santuario, y les hace beber del río de
Sus delicias (Sal 35:27). «Serán completamente saciados de la
grosura de Tu casa, y Tú los abrevarás del torrente de Tus
delicias» (Sal 36:8). Aquello o aquellos en que nos
complacemos y que amamos embellecer y adornar con
muchos ornamentos. Ningún gasto nos parece excesivo para
aquellos en quienes ponemos nuestro deleite y a quienes
hacemos objeto de nuestro placer. Y lo mismo sucede con
Dios. «Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo», ¿y
qué sigue? «Hermoseará a los humildes con la salvación» (Sal
149:4).
Nos complacemos en las acciones de aquellos en quienes
nos deleitamos; sí, les enseñamos, y les damos reglas y leyes
por las que andar, de modo que esos a quienes amamos puedan
ser más placenteros a nuestros ojos. Por tanto, a los que temen
a Dios, puesto que son objeto de Su complacencia, se les
enseña a saber agradarle en todo (1Ts 4:1). Y por eso se dice
98 EL TEMOR DE DIOS
22
Publicar a toque de trompeta, pregonar buenas nuevas. En tiempos de Bunyan
nunca se usaba irónicamente.
5. Privilegios de los que temen así al Señor 99
23
Esto si es de la Biblia, y no de la versión inferior en el Libro de Oración Común,
comúnmente llamada los Salmos de lectura.-Ed.
5. Privilegios de los que temen así al Señor 101
24
Edición de Sternhold y Hopkin, 1635. 1635: La conveniencia de cantar en el
culto público fue muy debatida por algunos de los no conformistas. Había
razones de mucho peso, en tiempos de persecución, para que las reuniones se
celebraran lo más silenciosamente posible. Hasta el día de hoy, los cuáqueros
no admiten el canto en sus asambleas. La introducción de este salmo prueba
que Bunyan conocía los salmos «cantados» y, con toda probabilidad,
practicaba el canto en el culto público. Cuando James I. mejoró esta versión
para uso eclesiástico, llamada los Salmos del Rey David, traducidos por el
Rey Jacobo, sus últimas cuatro líneas son: Tú de Jerusalén verás el bien
mientras vivas, verán los hijos de tus hijos, y paz en la descendencia de Israel.
102 EL TEMOR DE DIOS
Cuán bendecidos somos en nuestros días con la poesía de Watts, Wesley y muchos
otros, que han provisto a la iglesia de hermosas composiciones que inspiran
el alma, sin temor a restringirnos en su uso.
6. El uso de esta doctrina 103
25
Nadie puede acusar a Bunyan de tener una noción supersticiosa de los sueños,
ya sea durmiendo o como si estuvieran durmiendo. El modo de interpretación
que él recomienda es tanto racional como bíblico. Soñar despierto se explica
así: «Sueñan en un curso de lectura sin digerir» -Locke.
6. El uso de esta doctrina 111
26
Quienquiera que seas, ruega al Señor que te pese en la balanza del santuario. No
hay temor de Dios, no hay gracia en el alma. De esta clase es el orgulloso, el
codicioso, el glotón, el mentiroso, el apóstata, el que pervierte al pueblo de
Dios del camino recto; los reincidentes obstinados e incorregibles; los que ni
lloran ni suspiran por la maldad de la tierra; los que prefieren sus propias
fantasías, sueños, imaginaciones y sentimientos a la Palabra de Dios; los
maldicientes, adúlteros, perjuros y opresores de los pobres; los que insultan
a los piadosos y se alegran de sus sufrimientos; los que no tienen amor,
gratitud ni sentido del deber hacia Dios, como fuente de sus inmerecidas
misericordias. Oh lector, no des descanso a Dios hasta que, por Su Palabra y
Espíritu, te imparta este santo temor como garantía de la gloria futura; sin él
perecerás.
114 EL TEMOR DE DIOS
27
Snaffle» : una brida suelta con un freno. «To snaffle": ser conducido fácilmente.
«El tercio del mundo es tuyo, que con una rienda, puedes pasear fácil, pero
no tan sabio». Antonio y Cleopatra. -Ed.
6. El uso de esta doctrina 117
mal a pesar de ella. Hay un niño que está sano, tiene sus
extremidades y puede andar, pero es descuidado; ahora bien,
el mal del descuido lo perjudica mucho. El descuido es la causa
de tropiezos, de caídas, de golpes y de que caiga en la tierra, sí,
de que a veces se queme, o casi se ahogue. Y así es, incluso con
el pueblo de Dios que le teme, porque no añaden a su temor
una preocupación por crecer más en el temor de Dios y, por
tanto, cosechan daño; mientras que, si tuvieran más temor,
este los guardaría mejor, los libraría más y los preservaría de
estas trampas mortales.
Cuarto. Crecer en esta gracia del temor de Dios es la
manera de mantenerse siempre en un cumplimiento
meticuloso de los deberes cristianos. Un aumento en esta
gracia mantiene toda gracia ejercitada, y el mantener nuestras
gracias debidamente ejercitadas, produce un cumplimiento
meticuloso de los deberes. Tal vez tengas un reloj en el
bolsillo, pero la manecilla todavía no funciona bien, sino que
siempre indica mal la hora del día; bien, ¿cuál es la manera de
remediar esto, sino mirar bien el resorte y los engranajes
interiores? Porque si en verdad funcionan bien, también lo
hará la manecilla. Este es tu caso en las cosas espirituales; eres
un hombre con gracia y temor de Dios, pero a pesar de esto, al
observar tu vida, no podemos decir qué hora del día es.28 No
das ninguna señal verdadera y constante de que realmente eres
cristiano; bien, pues la razón es que no te fijas bien en esta
gracia del temor de Dios. No creces ni progresas en ella, sino
que permites que tu corazón se vuelva descuidado y duro, y
que tu vida sea negligente y mundana. El crecimiento de Job
en el temor de Dios le hizo evitar el mal (Job 1, 2:3).
Quinto. Esta es la manera de ser verdaderamente sabio. El
sabio teme y se aparta del mal. No dice que un hombre sabio
tiene la gracia del temor, sino que un hombre sabio teme, es
decir, pone en práctica esta gracia. No hay mayor señal de
sabiduría que crecer en esta bendita gracia. ¿No es una señal
28
Qué ilustración tan familiar pero tan llamativa. Lector, mira bien el resorte
principal, y mira también que las ruedas no estén atascadas. Debemos ser
epístolas vivas, conocidas y leídas por todos los hombres.–Ed.
120 EL TEMOR DE DIOS
29
Un tipo violento, alborotador, bravucón y turbulento, una especie de hombre
que ahora está en desuso, como lo están las cárceles y las horcas, la espada y
la hoguera. Cuán grande y verdadero era el valor que podía mirar y esperar
tales pruebas sin retroceder, cuando estas amenazaban como recompensa por
el amor a Cristo y la santa obediencia a Su evangelio.–Ed.
122 EL TEMOR DE DIOS
30
Esta es una expresión muy fuerte e impactante. «Empaparse» significa absorber
tanto como podamos contener; y en cuanto a la influencia del temor piadoso,
seremos felices en la medida en que seamos capaces de seguir el consejo de
Bunyan.
124 EL TEMOR DE DIOS
31
Las patentes reales, en la época de Bunyan, eran lucrativas pero muy opresivas,
ya que conferían a los favoritos o a sus nominados, el derecho exclusivo de
comerciar con cualquier artículo de manufactura. Pero la patente para los
temerosos de Dios, de confiar en Él cuando están envueltos en la oscuridad y
la angustia, es un privilegio bendito, perjudicial para nadie.
128 EL TEMOR DE DIOS
que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante Su
presencia» (Ec 8:12).
Primero. Si Dios te hubiera dado todo el mundo, aún así
habrías sido maldito si no te hubiera dado el temor del Señor;
porque la apariencia de este mundo es una cosa pasajera, pero
el que teme al Señor permanecerá para siempre. Por lo tanto,
esto es lo primero que propongo para alentarte, hombre que
temes al Señor. Esta gracia morará en tu corazón, pues es una
gracia del nuevo pacto, y permanecerá contigo para siempre.
Te es enviada por Dios, no solo para unir tu corazón a Él, sino
para guardarte de la apostasía final: «Pondré Mi temor en el
corazón de ellos, para que no se aparten de Mí» (Jr 32:40). Su
designio es que nunca abandones a Dios y, por lo tanto, para
guardarte de esa maldad, ha puesto Su temor en tu corazón.
Son muchas las tentaciones, dificultades, trampas, pruebas y
problemas que atraviesan los creyentes en el mundo, pero
¿cómo serán guardados, cómo serán liberados y escaparán? La
respuesta es: El temor de Dios los guardará: «Aquel que a Dios
teme, saldrá bien en todo».
¿No es, por lo tanto, una misericordia maravillosa ser
bendecido con esta gracia del temor, para que por ella seas
guardado del final, que es la condenable apostasía? Bendice,
por lo tanto, a Dios, hombre bendito, que tienes esta gracia del
temor en tu alma. Hay cinco cosas en esta gracia del temor
que tienen una tendencia directa a mantenerte alejado de la
apostasía final.
1. Está arraigado en el corazón, y el corazón es, como
puedo llamarlo, el fuerte principal en el mundo místico: el
hombre. No está colocado en la cabeza, como lo está el
conocimiento, ni en la boca, como lo está la expresión, sino en
el corazón, el asiento de todo. «Pondré Mi temor en el corazón
de ellos». Si un rey quiere mantener una ciudad segura para sí
mismo, debe asegurarse de guarnecer adecuadamente el
fuerte principal de la misma. Si tiene veinte mil hombres bien
armados, pero están dispersos aquí y allá, la ciudad aún podría
ser tomada. Pero si el fuerte principal está bien guarnecido,
entonces la ciudad es más segura. ¿Y si un hombre tuviera
142 EL TEMOR DE DIOS
todas las habilidades, sí, todas las artes de los hombres y los
ángeles? Eso no mantendrá el corazón en Dios. Pero cuando
el corazón, esta fortaleza principal, está poseído por el temor
de Dios, entonces está a salvo, de lo contrario no lo está.
2. Al igual que el corazón en general, también la voluntad
en particular. Esa facultad principal y grande del alma es el
principio que se mueve por este temor. Todo sigue hacia dónde
se dirige la voluntad, ya sea hacia el cielo o hacia el infierno.
Ahora bien, la voluntad, repito, es esa facultad principal que es
gobernada por este temor que posee el alma, por lo tanto, todo
tiende a ir bien con ella. Esto insinúa Samuel cuando dice: «Si
temiereis a Jehová». El temor a Dios es un acto voluntario de
la voluntad, y siendo así, el alma se mantiene alejada de la
rebelión contra el mandamiento, porque a través de la
voluntad son guiadas todas las demás facultades del alma,
cuando este temor a Dios está presente y gobierna (1S 12:14).
Por lo tanto, este temor de Dios se encuentra en esta voluntad,
para que esta gracia pueda gobernar mejor el alma y, por lo
tanto, el hombre en su totalidad. Porque, como mencioné
anteriormente, observa hacia dónde se dirige la voluntad, mira
lo que hace la voluntad, hacia allá va y eso hace el hombre en
su totalidad (Sal 110:3). El hombre, cuando su voluntad se
aleja de Dios, es considerado rebelde en todos los aspectos, y
no sin razón, porque la voluntad es la facultad principal del
alma en cuanto a la obediencia, y por lo tanto, las cosas hechas
sin la voluntad son como si no se hubieran hecho en absoluto.
El espíritu está dispuesto; si estás dispuesto; «esta ha hecho lo
que podía», y cosas como estas. Mediante estas y otras
expresiones, se juzga la bondad del corazón y la acción en lo
que respecta a la parte subjetiva de la misma. Ahora bien, este
temor del que hemos estado hablando se encuentra en el alma,
y por lo tanto, en la voluntad, para que el hombre pueda ser
mejor preservado de la apostasía final y condenatoria.
3. Este temor, como podría decir, por encima de todas las
demás gracias, es el bienqueriente de Dios, y por eso se llama,
como también te he mostrado, Su temor. Como también dice
en el texto mencionado anteriormente: «Pondré Mi temor en
6. El uso de esta doctrina 143
32
«Bienaventurado el hombre que teme a Jehová». La bienaventuranza le
acompañará todo el camino hasta el cielo, en la medida en que abunde ese
temor. Es un paraíso terrenal vivir en el temor constante de Dios, tener un
temor reverencial de Su majestad fijado e implantado inamoviblemente en el
alma. La gracia del temor tiene una influencia eminente en la santificación
del cristiano; es una poderosa restricción del pecado. Un santo temor de Dios
y un humilde temor de nosotros mismos, que son igualmente de operación
divina, nos preservarán del pecado y nos comprometerán a la obediencia.
Dios será nuestro protector e instructor, nuestro guía y nuestro eterno
libertador de todo mal. No nos conformemos con los mayores logros si estos
quedan cortos «perfeccionando la santidad en el temor de Dios» -Mason.
6. El uso de esta doctrina 149
a los de Dios. Tú, hipócrita, que quieres ser tenido por uno que
ama y teme a Dios, pero no es así, tengo esto que decirte: tu
condición es condenable. Porque eres un hipócrita, y tratas de
engañar tanto a Dios como a los hombres con disfraces,
máscaras, espectáculos, pretensiones y tu sujeción formal,
carnal y fingida a los estatutos, leyes y mandamientos
exteriores, pero por dentro estás lleno de podredumbre y de
todo exceso.
Hipócrita, puede que por tus astutas tretas estés velado y
oculto a los hombres, pero estás desnudo ante los ojos de Dios,
y Él sabe que Su temor no está en tu corazón (Lc 16:15).
Hipócrita, se te advierte que Dios no acepta la obediencia
de un corazón desprovisto de esta gracia del temor. Guardar
los mandamientos no es sino una parte del deber del hombre,
y Pablo lo hizo, aun siendo un hipócrita (Fil 3). «Teme a Dios,
y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del
hombre» (Ec 12:13). Esto, temer a Dios, el hipócrita, por ser
hipócrita, no puede hacerlo y, por lo tanto, como tal no puede
escapar de la condenación del infierno.
Hipócrita, primero debes temer a Dios, incluso antes de
lidiar con los mandamientos, es decir, en cuanto a guardarlos.
En efecto, debes leerlos para aprender a temer al Señor, pero
«teme a Dios» va antes de la orden de guardar Sus
mandamientos. Y si no temes a Dios primero, transgredes, en
lugar de guardar los mandamientos.
Hipócrita, esta palabra, TEME A DIOS, es la que el hipócrita
olvida por completo, aunque es la que santifica todo el deber
del hombre. Porque esta es la clave, y sin ella no hay nada que
pueda hacer que un hombre sea sincero en su obediencia. El
hipócrita busca aplausos en público y olvida que está
condenado en su interior, y hace ambas cosas porque carece
del temor de Dios.
Hipócrita, recibe la advertencia de que ninguno de los
privilegios de los que se habla en la primera parte del libro te
pertenece, porque eres un hipócrita; y si tienes esperanza, tu
esperanza será cortada, y si te apoyas en tu casa, tú y ella
150 EL TEMOR DE DIOS
33
Por cabras debemos entender los hipócritas y los finalmente impenitentes, que
partirán al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; ver Mt 25:32,
33-41.-Ed.
6. El uso de esta doctrina 151