02 Aplicacion de Tecnicas y Estrategias de Apoyo Cognitivo Emocional y Relacion Social
02 Aplicacion de Tecnicas y Estrategias de Apoyo Cognitivo Emocional y Relacion Social
02 Aplicacion de Tecnicas y Estrategias de Apoyo Cognitivo Emocional y Relacion Social
Codificar la información que nos llega del entorno a través de los sentidos
para su almacenamiento de forma temporal o permanente; es decir, fijar
información: procedimientos, episodios, etc.
Consolidar los recuerdos en nuestro cerebro; o sea, almacenar
acontecimientos y procedimientos.
Recuperar la información acumulada a lo largo de la vida; esto es, evocar o
recordar las vivencias y aprendizajes, y localizar y reconocer los recuerdos
en el espacio y en el tiempo.
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La memoria no es una función aislada e independiente, sino que se encuentra
estrechamente influenciada por otras funciones como la atención, la percepción, la
imaginación, el lenguaje, etc. Por eso cuando un paciente manifiesta alteraciones
en la memoria, de forma simultánea aparecen síntomas en otros procesos
cognitivos:
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encargan de planificar cómo se van a conseguir estas metas (“Tengo que
hacer esto para…”), controlan los impulsos que impiden la consecución de
nuestros propósitos (“Me apetece comerme este dulce, pero el azúcar…”), y
supervisan cómo se hacen las cosas corrigiendo los errores (“¡La próxima
vez no me pasa!”).
Según los expertos, existen distintos tipos de memoria, los cuales pueden
agruparse según diferentes criterios como, por ejemplo, la perdurabilidad (el
tiempo que ese tipo de memoria puede retener una información: memoria a corto
plazo, memoria a largo plazo, etc.) o la clase de información que almacena
(memoria sensorial, memoria episódica, memoria procedimental, etc.) A la
alteración de la memoria que consiste en la incapacidad de recordar información
aprendida previamente o en no poder aprender información nueva se denomina
amnesia.
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MEMORIA A CORTO PLAZO (MCP)
También se la llama Memoria Operativa.
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MEMORIA DECLARATIVA
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El déficit de memoria es el síntoma principal de la enfermedad de Alzheimer que,
a su vez, es el tipo de demencia más frecuente en la población de mayor edad. En
general, las técnicas empleadas para fortalecer el almacenamiento de la
información (la memoria) consisten en el uso de estrategias como:
Recuperación de la información.
Reconocimiento.
Recuerdo.
Reconstrucción.
En una segunda fase, de deterioro moderado, se utilizan estímulos más simples que
en el nivel anterior. El trabajo se orienta a conservar sobre todo la memoria remota
(MLP), sin abandonar los aspectos cognitivos más instrumentales como el lenguaje,
la percepción visual y las capacidades práxicas (destrezas motoras). La lectura en
esta fase sigue siendo una de las capacidades residuales del paciente, por lo que se
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aconseja su práctica a diario, ya que ayuda a conservar la información, aunque se
disponga de una memoria reciente reducida.
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Está relacionada con la aparición de un estímulo nuevo,
fuerte y significativo que provoca una reacción fisiológica;
por ejemplo, un sobresalto ante el ruido de un golpe
Atención inesperado o la respuesta de orientación que realiza de
involuntaria forma inmediata el cuerpo humano ante un estímulo
sorpresa. Estas respuestas desaparecen cuando tales
estímulos dejan de ser inesperados y se convierten en
previsibles a causa de su repetición o monotonía.
Cuando una persona tiene problemas para mantener la atención, de forma paralela,
manifiesta distracción, impulsividad y una actividad motora excesiva. En los
cuadros de demencia pueden aparecer cambios como altos y bajos en la atención o
el nivel de la conciencia.
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“Analiza esta habitación. Concentra la mirada en la pared; seguidamente, en
los cuadros colgados en la misma, en los dibujos y colores de cada uno;
mira el reloj, sigue la aguja del segundero,…”
“Cierra los ojos y, durante un minuto, escucha todos los ruidos que puedes
percibir de tu alrededor. ¿Cuántos sonidos distintos has identificado?”
“Viendo este programa de televisión, debes contar todas las veces que el
presentador dice la palabra „pero‟ durante los próximos 10 minutos”.
Por otra parte, en los escenarios de la vida cotidiana del centro también se puede
facilitar la concentración, tomando conciencia de las funciones vitales o dirigiendo
la atención a la toma de conciencia de los actos de la vida cotidiana. Por ejemplo,
durante el tiempo dedicado a dar un paseo por el jardín, podemos realizar ejercicios
como: focalizar la atención en los pies mientras se camina, apoyar todo el peso del
cuerpo sobre la planta, o contar cuántos tonos de verde distintos se aprecian en la
vegetación, etc.
Así, a través de un banco de recursos sensoriales (que pueden ser caseros) fáciles
de manipular, accesibles, reciclables y siempre adecuados a la edad del usuario,
pueden ser estimulados los distintos receptores sensoriales. El equipamiento para
este entrenamiento básico puede incluir, por ejemplo:
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Estimulación del gusto: se trata de degustar diferentes texturas, sabores
distintos y apreciar la consistencia de los distintos alimentos, la
temperatura, etc.
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el paciente se identifica a sí mismo) debemos considerar, como aspectos claves, los
siguientes.
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Existen programas informáticos que incluyen diferentes pruebas para trabajar la
atención, la percepción, la memoria, el cálculo y la orientación. En ellos, el usuario
interactúa con una pantalla táctil y sigue una serie de instrucciones visuales o
sonoras hasta completar cada una de las tareas propuestas.
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ACALCULIA
PENSAMIENTO ABSTRACTO
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1.5. Técnicas de resolución de conflictos y problemas
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personal, situando en confrontación a usuarios, profesionales, familiares y a
grupos. El conflicto es algo natural y puede ser vivido como un desafío interesante,
transformándolo en una experiencia constructiva y enriquecedora para los mismos
usuarios.
No se pueden resolver los conflictos de forma violenta, por lo que cuando se han de
resolver situaciones complejas los profesionales deben potenciar determinadas
actitudes básicas que permitan una resolución adecuada:
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Elementos implicados en el conflicto y sus características
Competidor.
Evitativo.
Estilo de
Sumiso.
afrontamiento
Negociador.
Otro
Atmósfera grupal.
Contexto
Grado de confianza entre los compañeros.
Otros factores del entorno personal y físico.
Al inicio del proceso las partes encontradas no llegan a puntos comunes y hay
desacuerdos. El mediador ha de adoptar una postura de cercanía de las dos partes,
velando por los intereses de ambas y por eso en este momento aparece en medio
de las dos partes. El mediador comienza a separarse de las dos partes para que
sean ellas mismas las que por sí solas acerquen sus posturas. Progresivamente se
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va concretando una cercanía de las dos posturas encontradas y la lejanía de la
persona mediadora. Es el momento de asumir compromisos por ambas partes y de
llegar a acuerdos para que la resolución beneficie a las dos posturas.
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comunicación (verbal, no verbal, etc.), pero han de llevarse a cabo mediante
técnicas que consigan dotar de calidad y expresividad a esos contenidos. La
relación e implicación social del usuario es algo que se ha de tener en cuenta, ya
que producen efectos beneficiosos en la autoestima y bienestar de cualquier
persona. Las diferentes técnicas grupales son estrategias muy utilizadas para
conseguir objetivos concretos dentro de los grupos
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sino que es necesario un proceso educativo que prepare también emocionalmente
para poder enfrentarse diariamente a las situaciones, para adquirir equilibrio
personal y profesional que se traduzca en:
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Basado en estas cinco competencias, el profesional de la atención a personas
dependientes debe poseer una serie de habilidades y competencias emocionales
que le ayuden a alcanzar un buen rendimiento social, personal y profesional.
Inteligencia Habilidades
Aspectos
emocional prácticas
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Autoconciencia: es la capacidad de saber qué está pasando en nuestro
cuerpo y qué estamos sintiendo y, por tanto, se trata de una capacidad
fundamental para el profesional y para cualquier otro.
Empatía: que consiste en entender qué están sintiendo otras personas, ver
cuestiones y situaciones desde el punto de vista del otro.
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Son internas a la persona y surgen ante situaciones que aparecen de
repente.
Suelen ser de gran intensidad, pero de corta duración.
Son universales y no están asociadas a la cultura.
No son ni buenas ni malas, solo son agradables o desagradables, pero tanto
unas como otras son necesarias porque inducen a reflexionar y a saber qué
hacer cuando se presenta una situación parecida.
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El profesional de la atención debe tener en cuenta que las emociones son
universales y que cuando una emoción desagradable aparece se puede convertir en
un sentimiento negativo, doloroso y que conlleva sufrimiento. Debe saber acometer
los procesos de alfabetización (conocer las emociones, sus causas y efectos),
conciencia (aplicar lo que se conoce sobre las emociones al propio comportamiento)
y socialización (aplicar la alfabetización y la conciencia para ser empático).
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embargo, para madrugar o trabajar si, ya que implica siempre un esfuerzo. Por
tanto, el grado de motivación dependerá de tras factores:
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empleando su verdad asertiva t con respeto, con franqueza y firmeza, pero
con consideración.
El ser humano se adapta a su medio a través del aprendizaje y desde que nace
hasta que muere no cesa de aprender, y para ello es necesario que exista
una motivación. En el colectivo de personas mayores o de personas con
discapacidades, es frecuente que la persona se sienta desmotivada debido a sus
dificultades.
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Los procesos cognitivos se deterioran con el paso de los años, haciendo el
aprendizaje más lento y difícil. Las personas con discapacidades se pueden
encontrar ante barreras difíciles de superar (ceguera, trastornos del habla, etc.).
Sin embargo, tanto las personas mayores como las que cuentan con algún tipo de
discapacidad pueden aprender con herramientas y estrategias específicas. Es
fundamental que el profesional de atención directa conozca los procesos generales
de aprendizaje y motivación y las técnicas específicas adecuadas a las necesidades
de los colectivos con los que debe trabaja
Por otro lado, podemos motivar a nuestros usuarios hacia las actividades de la
institución social si tenemos en cuenta la voluntad propia, los valores, los objetivos
y los principios personales de cada uno: ¿qué metas u objetivos se propone esta
persona?, ¿qué espera de un taller concreto?, ¿qué cosas le gustaría que ocurrieran
en la residencia?, ¿cómo no le gustaría ser tratado por los profesionales que le
atienden?, ¿qué prioridades tiene y cómo le gustaría que fuese su vida dentro de la
institución?, ¿antes practicaba algún hobby?, ¿qué se le da bien hacer y qué cosas
podría enseñar a los compañeros?, etc.
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De atracción o de rechazo, que mueven o no a hacer algo por un mismo o
por los demás
De intereses propios del sujeto (egocéntricos) o sin interés en el
beneficio propio (altruistas)
Emocionales y de relaciones con otras personas.
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lograr los mejores efectos sobre el aprendizaje, las concretamos en las
siguientes tablas.
A tener en cuenta:
A tener en cuenta:
En su comportamiento tienen dificultad de adaptación a situaciones
nuevas, tendencia a evitar ciertas relaciones sociales y a mostrar
aislamiento, apego por objetos y por conductas repetitivas como
balanceo, manejo de manos, frases reiterativas, etc.
El aprendizaje en estas personas es más lento y la capacidad de
aplicación práctica de lo aprendido es menor, por lo que hay que motivar
relacionando el modelo correcto con los conocimientos que ya poseen, de
forma gradual, desde las tareas más fáciles a las más complejas y
dividiéndolas en pasos pequeños y fáciles de lograr.
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CARACTERÍSTICAS DE LA MOTIVACIÓN Y EL APRENDIZAJE EN LAS PERSONAS
CON ENFERMEDADES MENTALES
A tener en cuenta:
A tener en cuenta:
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CARACTERÍSTICAS DE LA MOTIVACIÓN Y EL APRENDIZAJE EN LAS
PERSONAS MAYORES
A tener en cuenta:
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adecuada como andar, por ejemplo.
Su actividad social: evitar el aislamiento y la soledad, recobrar su
actividad lúdica-recreativa y sus relaciones familiares y sociales, ayuda
para superar crisis ante pérdidas, etc.
Su alimentación: importancia de una adecuada dieta, limitada en
carbohidratos y grasas, rica en fibra, calcio, vitaminas, antioxidantes,
proteínas y evitando hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol.
Su higiene personal diaria: aseo, hidratar la piel, cuidar pelo y uñas,
lavar manos antes y después de comer, lavar boca tras las comidas,
etc.
La vestimenta: uso de ropa adecuada a las diferentes estaciones, un
calzado adecuado que evite rozaduras y compresiones, cambios diarios
de ropa interior, etc.
El ambiente: evitar corrientes y cambios bruscos de temperatura;
precaución con estufas, braseros, chimeneas, etc.
Prevención de accidentes: peligros en la casa y riesgos de caídas,
evitar tropiezos ordenando adecuadamente el entorno, etc.
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Los principios generales de la modificación de la conducta se resumen en procurar
la mejora de las conductas para adaptarse, disfrutar de un ambiente óptimo y
acomodarse mejor al medio que rodea a la persona, y para se sirve de:
El castigo positivo suele presentar numerosos efectos colaterales nocivos, entre los
que pueden señalarse: una supresión conductual excesiva, la instauración de res-
puestas emocionales condicionadas, rigidez conductual, modelado negativo,
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evitación de las situaciones y agentes punitivos y efectos fisiológicos y psicológicos
indeseables.
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Motivación, relacionada con las creencias sobre el valor y la utilidad
de los comportamientos propuestos y la expectativa de lograr los
resultados presentados.
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El reforzamiento positivo persigue aumentar la probabilidad de que se
dé una conducta de baja frecuencia haciendo posible su
manifestación con la administración de una consecuencia
satisfactoria.
A través del reforzamiento negativo la producción de una
determinada conducta está unida a la desaparición de un estímulo de
alivio.
El principio de Premack establece que los comportamientos que tiene
una persona, voluntaria y regularmente, pueden emplearse como
reforzadores (de actividad) para conseguir el aumento de otras
conductas de baja frecuencia.
La idea final es que la mediación sea un valor social que se ponga en marcha desde
una actitud por parte de todos; sea desde la familia, la profesión o en el día a día
de cada uno. Si entre todos se fomenta la cultura de la mediación como forma de
actuar ante un conflicto cotidiano, poco a poco la sociedad va a notar un
incremento del pacifismo y la serenidad en las relaciones sociales. Estas conductas,
aunque no resulten socialmente adecuadas, tienen un valor funcional para las
personas que las manifiestan al permitir la obtención de recompensas (conseguir la
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atención de otra persona, etc.) o facilitar sus condiciones de vida (evitar
obligaciones, etc.).
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Refuerzo de conductas alternativas o incompatibles (RDI):
Requiere reforzar conductas alternativas, físicamente incompatibles
con las que se quieren eliminar. El tiempo fuera de reforzamiento se
lleva a cabo suprimiendo la oportunidad de recibir recompensas
durante un determinado periodo de tiempo.
Una forma eficaz y eficiente de hacer las cosas y de lograr lo que se desea
sin perjudicar a otras personas.
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Una característica de las conductas y no de las personas que las llevan a
cabo.
Las habilidades sociales más significativas están vinculadas a determinadas
capacidades tales como:
Algunas técnicas:
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Técnicas de reestructuración cognitiva. Las técnicas de reestructuración
cognitiva están dirigidas a revisar el impacto de los pensamientos y los
procesos de razonamiento inadecuados sobre la conducta y las emociones,
procurando su sustitución por otros más apropiados que favorezcan el
bienestar y sirvan de base para desarrollar comportamientos óptimos y
relaciones gratas.
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4. Prevención de posibles conductas problemáticas de tipo agresivo,
autolesivo o destructivo. Protocolos de actuación en situaciones
complejas o de emergencia. Protocolos de incidencias.
Las alteraciones de conducta, además de que pueden ser un peligro para la propia
persona o para su entorno, generan dificultades y barreras para que la persona
consiga una calidad de vida aceptable, por eso es necesario abordar con éxito estas
situaciones. Sin embargo, los profesionales pueden tener que afrontar conductas en
las que se sientan inseguros o confusos, y puede que no sepan cómo actuar. Ante
determinados problemas de conducta los profesionales tienen que tomar decisiones
en cuestión de segundos, y las cosas no siempre salen bien.
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vamos a enumerar los diferentes tipos de conductas que podemos etiquetar
como conductas desafiantes o problemáticas.
Heteroagresiones: conductas con las que la persona causa daño a otros
como, por ejemplo, dar patadas, morder o golpear con algún objeto.
Autolesiones: conductas en las que la persona se causa daño a sí misma
como, por ejemplo, morderse, darse cabezazos, golpearse contra la pared...
Conductas sociales ofensivas: conductas que ofenden a otras personas
como, por ejemplo, amenazar, escupir, blasfemar o desnudarse en lugares
públicos.
Destrucción de objetos: conductas a través de las que la persona, de
forma intencionada, rompe, o destruye objetos como, por ejemplo, romper
muebles o destrozar la ropa a mordiscos.
Conductas no colaboradoras: conductas en las que la persona no
colabora, tales como, no respetar las reglas, engañar o robar.
Retraimiento o falta de atención: problemas de falta de relación con
otros o de no prestar atención como, por ejemplo, mantenerse lejos de otras
personas.
Conductas disruptivas: conductas con las que la persona interfiere en las
actividades de otros, por ejemplo, interrumpir gritando, llorar sin motivo
apa-rente, buscar pelea...
Hábitos atípicos y repetitivos: conductas poco habituales, que se repiten
una y otra vez como, por ejemplo, balancearse, comer tierra u otros
objetos.
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4.2. Análisis de la conducta
Es frecuente que las personas con discapacidad intelectual presenten más de una
conducta desafiante o problemática, por lo que será necesario establecer un orden
de prioridad entre ellas. Por lo general tienden a considerarse conductas que
requieren la intervención inmediata aquellas que ponen en riesgo o causan daño a
la propia persona o a otros. A continuación, debemos realizar una recogida de
información sobre las conductas identificadas, lo que nos va a permitir determinar
la funcionalidad de las mismas (hipótesis), en base a lo cual se seleccionarán las
estrategias que debemos emplear para ayudar a la persona a cubrir sus
necesidades y desarrollarse de forma idónea en su entorno.
La intervención ante una conducta desafiante no consiste solo en qué hacer cuando
la conducta sucede o cómo actuar cuando está sucediendo, sino en eliminar e
introducir cambios en los entornos en los que la persona vive, trabaja o realiza
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actividades, de forma que la conducta sea menos probable (prevención). El
ambiente que nos rodea es mucho más que el espacio físico, lo primero que
debemos hacer es revisar el ambiente del usuario y fijarnos en varios aspectos
como el ambiente físico (luz, ruido), ambiente personal y de relación (número de
personas, conducta de estas, oportunidades de interacción, posibilidad de elección)
y ambiente contextual (actividades que se realizan, dificultad, novedad e interés de
las mismas). Debemos analizar qué cosas debemos mantener y qué cosas debemos
cambiar, en base a determinadas estrategias:
Cuando la persona tiene que hacer una tarea que le resulta difícil o
desagradable y que no es posible modificar, por ejemplo, la higiene,
intercalarla con otras tareas más fáciles o que le gusten.
Añadir nuevas situaciones en su rutina diaria que estimulen conductas
positivas, porque es menos probable que una persona presente conductas
problemáticas cuando está realizando las actividades con las que disfruta. En
este caso, realizar una introducción progresiva, manteniendo siempre a la
persona informada y explicándole las actividades que se van a realizar,
entregar tablas o calendarios visuales, etc.
Proporcionar espacios cálidos, agradables y estimulantes, evitando que sean
rutinarios y aburridos.
Facilitar espacios en los que se permita a las personas que lo deseen,
disponer de un tiempo de privacidad.
Anticipar futuras fases de transición y de cambio con tiempo suficiente,
hablar de los cambios que se van a producir y tranquilizarla las veces que
resulte necesario. Esta estrategia se llevará a cabo según las necesidades y
capacidades de la persona, porque en algunos casos la anticipación puede
provocar alteración e intranquilidad.
Generar oportunidades para que la persona asuma responsabilidades en su
vida diaria, tanto en el centro como fuera de él.
Proponerle una actividad que a la persona le resulte muy estimulante, entre
dos actividades de baja estimulación.
Proporcionar límites claros, para que cada persona sepa lo que puede hacer
y lo que se espera de ella en cada momento.
Algunas veces la persona con discapacidad intelectual o del desarrollo
deberá enfrentarse a situaciones que le resulten problemáticas, pero que no
puede evitar, por eso será necesario enseñarle cómo afrontarlas y tolerarlas,
es decir, enseñarle habilidades de autocontrol (relajación, resolución de
problemas, etc.).
Proporcionar actividades reales de interacción social.
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Realizar tareas de tiempos cortos
Hacer uso de recursos como pictogramas, fotografías, etc., para hacer las
actividades más predecibles y más comprensibles para la persona (anticipar
lo que pasará)
Emplear diferentes canales de comunicación, tipos de lenguaje (verbal y no
verbal) y uso de sistemas alternativos de comunicación que permitan a la
persona hacerse entender.
Enseñar a los compañeros y los profesionales a entender el sistema de
comunicación de la persona.
Ofrecerle diferentes cosas para escoger, entre las que estén presentes cosas
que le gustan. En el día a día, muchas veces por falta de tiempo, nos resulta
difícil ofrecer oportunidades de elección, pero debemos hacer todo lo
posible.
Identificar actividades, acontecimientos o interacciones que le gustan de
verdad a la persona, pero a las que no suele tener acceso, y buscar las
formas para incrementar el acceso a estas cosas e incorporarlas como
objetivos para la persona.
Identificar y definir las conductas que actúan como signos de alerta de que se va a
producir una conducta problemática, nos ayudará a detectarla y poder llevar a cabo
estrategias para evitar que la situación vaya a más.
Algunas estrategias para evitar que las conductas problemáticas empeoren serían
las siguientes:
Ignorar la conducta siempre que no produzca daños, ni a la propia
persona, ni a otras, sean profesionales o usuarios. Esta estrategia consiste
en ignorar la conducta, en ningún caso ignorar a la persona, porque si le
prestamos atención, aunque sea para reñirle, podemos estar reforzando sin
darnos cuenta.
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Escuchar a la persona el tiempo que necesite hasta que se calme,
permitiendo que la persona hable del problema que tiene, y hacerle ver que
comprendemos lo que siente (aunque la forma de expresarlo no sea
adecuada, su enfado, miedo, tristeza o frustración son lícitos.) No debemos
criticar a la persona, juzgarla, darle consejos, darle órdenes, intentar
distraerla o darle la razón para que se calle.
Recordarle cuál es la conducta apropiada que se espera de ella para
conseguir la atención u objeto que tanto le gusta, por ejemplo, "recuerda
que si no molestas a tus compañeros podrás escuchar la música que te
gusta"
Aproximarse a la persona cuando se muestra nerviosa puede ser
suficiente para evitar una conducta o disminuir la gravedad de la misma, por
ejemplo, colocando la mano sobre el hombro de la persona, sentarse al lado
en la mesa o acercarse a ella cuando está en un grupo, etc.
Si la persona tiende a obedecer las instrucciones, a pesar de presentar
conductas problemáticas, podemos utilizar instrucciones verbales, escritas o
con gestos, para orientar a la persona hacia actividades más apropiadas o
para que abandone la actividad que está realizando como por ejemplo,
pedirle a la persona que se está golpeando que pare.
Si la persona se muestra nerviosa, antes de que presente conductas
autolesivas o destructivas, puede resultar útil ayudarle a relajarse. Tratar de
redirigir a la persona a una zona más tranquila, donde le resulte más
sencillo relajarse, decirle que se tranquilice y ayudarle a calmarse pidiéndole
que respire profundamente y enseñándole a relajar las diferentes partes de
su cuerpo.
Muchas personas presentan dificultades para expresar sus deseos,
sentimientos, etc., por lo que ayudarles a expresarse puede evitar la
aparición de conductas desafiantes o puede evitar que la conducta se
agrave. Para ello podemos emplear diferentes recursos: fotografías,
pictogramas, etc.
Dirigir a la persona hacia otra actividad que tengamos a mano y que la
distraiga de la conducta problemática, por ejemplo, que nos ayude a tirar la
basura, poner la mesa, etc.
Mantenerse ligeramente de lado y nunca frente a la persona, porque
no se sentirá enfrentada y el profesional estará más protegido y seguro ante
una posible agresión.
A veces la persona puede mostrarse triste o irritable antes de
presentar una conducta, por lo que podemos tratar de animarla haciéndole
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bromas, cosquillas, etc. Hay que ser prudentes para evitar que la persona
piense que nos estamos burlando de ella.
Tratar de reducir las situaciones de estrés y las situaciones que le
resultan irritantes a la persona.
Enseñar a la persona conductas apropiadas, que le sirvan para la
misma función que la conducta problemática (habilidad de sustitución) como
por ejemplo, enseñar a la persona con discapacidad a pedir ayuda para
reemplazar la conducta de golpearse en la cabeza cuando tiene que realizar
una tarea difícil.
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pegarle, podemos colocarnos detrás de una mesa o una silla a modo de
protección, mientras le hablamos o escuchamos.
Impedir que la persona mueva libremente las extremidades o el
cuerpo, por un período de tiempo limitado, con el uso de dispositivos o
prendas homologadas. Por ejemplo, el uso de cascos protectores en caso de
que la conducta de la persona tienda a golpearse la cabeza con los puños o
contra la pared
Emplear la propia fuerza física para limitar o restringir el movimiento
de la persona momentáneamente, por ejemplo sujetarle las manos para
impedir que se golpee o arrinconarla para impedir que agreda a otra
persona.
El uso de contención física siempre presenta algún peligro para las personas, por
eso debe ser siempre el último recurso. En los casos en los que tengamos que
recurrir a este tipo de intervención es necesario:
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5. Las Habilidades Sociales: componentes y tipología. El aprendizaje
de las habilidades sociales.
HABILIDADES SOCIALES
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Los modales.
El respeto por los turnos de palabra.
Pedir permiso.
Compartir cosas, sensaciones y sentimientos.
Ayudar a los demás.
Aprender a negociar, a consensuar y a llegar a
Conductas acuerdos.
alternativas a la Recurrir al autocontrol en las situaciones difíciles.
agresividad Defender nuestros derechos cuando los veamos
amenazados.
Responder a las bromas cuando proceda.
Evitar las peleas dialécticas.
Saber pedir disculpas.
Escuchar al otro.
Amplificar la capacidad de comprender lo que está
queriendo decir.
Aprender a formular preguntas.
Respeto hacia la
Saber dar las gracias.
otra persona
Saber presentarnos a otros y presentar a los
demás.
Saber hacer un cumplido desde la honestidad y
con afecto.
3
El profesional de la atención directa debe tener en cuenta que los comentarios siempre
estarán centrados sobre la conducta y no sobre la persona, como por ejemplo decir “La
forma en que te diriges a ella no es adecuada”, en lugar de “Has sido muy agresivo con ella”.
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la persona dependiente lo ejecutaremos primero nosotros para que pueda observar
el modelo desde fuera. También se le facilitará el aprendizaje de este tipo de
comportamientos para que se adapten al contexto de las relaciones sociales y
pueden interaccionar con los demás y con los cuidadores. Como profesionales es
fundamental trabajar el desarrollo de habilidades sociales.
Una habilidad social es la capacidad que tiene una persona para desenvolverse de
forma exitosa en la interacción con otras personas y ajustarse en su medio social.
Por tanto, favorecen la adaptación del usuario a su entorno, son el resultado del
aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida y es producto de las experiencias y
modelos de relaciones humanas en los que el individuo ha participado.
Habilidades sociales
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Analizando el tipo de relaciones que mantiene un usuario con el resto de los
usuarios, el trato que mantiene con los profesionales, familiares y visitas, la
competencia social que presentan durante el desarrollo de las actividades del
centro, etc., es posible observar el nivel de autonomía y socialización de los
usuarios y, al mismo tiempo, detectar qué usuarios necesitan desarrollar su
habilidad social y definir qué áreas concretas de la interacción personal deben ser
mejoradas. Para ello se deben avaluar de forma individual los siguientes aspectos:
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o discapacitados, por lo que la imagen de sí mismo tienen puede empobrecerse,
haciendo visible el sentimiento de inseguridad personal que puede influir
negativamente al provocar evasión a través de recuerdos o fantasear y, en
consecuencia, llevar al aislamiento social y la soledad. El profesional debe trabajar
básicamente el desarrollo de habilidades sociales, sobre todo en aquellos usuarios
que vienen de una ruptura importante en su trayectoria vital como consecuencia de
la enfermedad mental. Al final lo que se pretende con la atención residencial es que
los usuarios lleguen a ser individuos activos y se impliquen tanto en el desarrollo de
las actividades de la vida diaria como en cualquier otra propuesta lúdica, educativa,
recreativa, social o cultural que se programe desde la institución. No se trata de
“rellenar” el tiempo de los usuarios sino de estimularlos a través de intervenciones
que les dé la posibilidad de sentirse como capaces de controlar su existencia y
capaces de seguir tomando decisiones en su vida.
La metodología que debe usar el profesional debe favorecer las relaciones sociales
de forma participativa, flexible, dinámica, ajustada a las demandas de los usuarios
y adaptada a sus necesidades. Las actividades pueden llevarse a cabo dentro de la
institución o en el exterior, según su contenido y finalidad, pero siempre teniendo
como finalidad la participación de los usuarios y haciéndolos protagonistas. Desde
esta óptica, para poder conseguir que los usuarios adquieran conductas más
competentes, se recurrirá a algunas de las siguientes estrategias:
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Repaso. Es decir, informando al usuario sobre las conductas que haya
realizado correctamente y llamar su atención sobre aquellas que aún puede
mejorar.
Reconocimiento. Es decir, reconocer el esfuerzo que haya realizado el
usuario en la modificación de conductas negativas, valorar las conductas
habilidosas y motivarle continuamente en su proceso de aprendizaje.
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acogerle con todo lo que es y tal como se expresa. Escuchar implica hacerse
cercana y vulnerable a la persona que nos habla y a los problemas que le
preocupan. Escuchar no es esperar a que el otro termine de hablar y tampoco es
sólo cuestión de buena voluntad. Escuchar es una destreza compleja y, para
dominarla, hay que dedicarle tiempo y entrenarse, exige una disposición o actitud
personal por parte de quién escucha, de sintonizar con lo más personal e íntimo de
la persona que se comunica. La escucha es una actividad que requiere toda la
atención de la persona que la ejerce.
Leer mientras nos hablan, mirar repetidamente el reloj, desviar con frecuencia la
vista hacia otra parte o mostrar un gesto ausente, etc., son indicios de falta de
atención y de interés que bloquean la comunicación y denotan pasividad en la
escucha. Una persona que se siente escuchada experimenta alivio y agradecimiento
y crece en autoestima, en seguridad y en autonomía, por lo que para expresar que
se escucha, se suele enviar señales que lo confirman, tales como:
Cuando escuchamos, solemos tener una actitud determinada hacia la otra persona
y hacia lo que esa persona nos dice, y es esa actitud la que determinará nuestra
res-puesta, y para ello hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
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Mejora las relaciones.
Invita a la confidencia.
Suscita confianza.
Libera la ansiedad y la angustia de la persona.
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Escucha de identificación: cuando nos identificamos con otra persona no
le ofrecemos soluciones, simplemente la acompañamos en el sentimiento,
aunque es una presencia cálida, cercana y de momento alivia la situación,
pe-ro no entra en la problemática de fondo.
6.2. La empatía
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La aceptación incondicional de la otra persona. Aceptarla como es, aquí y
ahora, no más adelante, cuando cambie, cuando sea más razonable, cuando
se le pase.
96
sobre el que tengamos también por las demás y así, nuestra asertividad es la
medida de nuestra autoestima. Con una autoestima adecuada nos valoraremos y
respetaremos positivamente, pero si nuestra autoestima es baja tendremos
dificultades para expresarnos asertivamente y nos comportaremos de manera
agresiva o pasiva, y seremos duras, demasiado exigentes y con poca capacidad
para la oportunidad de cambio, o por el contrario seremos personas laxas,
acomodaticias y poco comprometidas tanto consigo mismas como para las demás
personas. La autoestima nos capacita para ser personas asertivas y nos da la
fortaleza psicológica necesaria para arriesgarse y luchar, de manera legítima, por
alcanzar objetivos y enfrentar obstáculos que se oponen a ello.
Siendo asertivas y con buena autoestima estaremos capacitadas para reconocer los
logros, para expresar adecuadamente nuestros pensamientos y sentimientos, y
seremos por tanto personas humildes que saben que toda relación con las demás
personas es un intercambio. Por el contrario, la falta de autoestima nos hace
sentirnos inseguras, por tanto, podemos manifestarnos frente a las demás personas
de manera dependiente o competitiva, viendo a las personas como rivales ante las
que someter-se o a las que someter, y en esa situación nunca se puede dar una
comunicación medidora.
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circunstancias re-fuerza nuestra autoestima y nuestra asertividad.
Pensamientos positivos y visión optimista de nuestras posibilidades de
afrontamiento, estimulan nuestro sentimiento de eficacia.
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El counseling o la relación de ayuda, surge en los Estados Unidos de la mano de
Carl Rogers, en contraposición al psico-análisis, que sólo podía ser ejercido por los
médicos. Su objetivo es que, siguiendo un entrenamiento, los terapeutas puedan
ayudar a aquellas personas que se encuentren con momentos difíciles de su vida,
pero cuyos problemas no se pueden considerar “problemas mentales”. Son técnicas
de apoyo emocional, que con el manejo adecuado en manos de profesionales, son
capaces de ayudar a las personas a resolver sus propios conflictos si se les da la
oportunidad. Todos pasamos momentos difíciles en nuestra vida, algunos los
soportamos en silencio y otros intentan que familiares y/o amigos les ayuden. El
counseling surge para ayudar a los demás utilizando una serie de herramientas que
algunas personas conocen de forma natural, y otras tienen que aprender, y con la
intención de apoyar a los otros en momentos difíciles de su desarrollo. Todos
tenemos períodos en los que nos sentimos bloqueados, atascados, confusos y con
dificultades para tomar decisiones, y es un buen momento para pedir orientación
y/o ayuda, sin tener que hacer, necesaria-mente, una psicoterapia profunda.
En este contexto, la ayuda viene a ser toda relación en la que al menos una de las
partes intenta promover en el otro el crecimiento, el desarrollo, la maduración y la
capacidad de funcionar mejor y afrontar la vida de manera más adecuada. Ayudar
entonces, más que solucionar, es promover y facilitar, creando condiciones adecua-
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das para que la persona acceda a sus propios recursos, lo que le impulsará a salir
del bloqueo. La relación de ayuda tiene las siguientes características:
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Las técnicas y herramientas del counseling favorecen la comunicación, la
comprensión, las relaciones y los buenos sentimientos, y su finalidad es facilitar un
aprendizaje cognitivo-emocional, para la prevención, el cambio y el desarrollo
personal. Se enfoca principalmente en crear salud, descubriendo nuestros propios
recursos psicofísicos y facilitando el darle un sentido a la vida.
Ambos procesos tienen fases que ayudan a conseguir resolver estas preguntas: la
fase de exploración, la fase de comprensión y la fase de acción.
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8. Los productos de apoyo a la comunicación, las prótesis auditivas y
las tecnologías de la información y la comunicación como
elemento favorecedor de inclusión y relación social. Desarrollo de
sistemas de adaptación del lenguaje a las necesidades
comunicativas de la persona.
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Las herramientas tecnológicas pueden resultar un apoyo en diferentes ámbitos
relacionados con las personas dependientes:
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o gestual puede presentar complicaciones, y en este caso tenemos que maximizar
nuestra atención e interacción para que la comunicación sea efectiva.
Por lo tanto, es más importante que los profesionales sanitarios intenten evitar las
posibles barreras que hay en la comunicación con las persones dependientes.
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mensaje se ha comunicado se consume en el mismo momento, no perdura, y por lo
tanto re-quiere tener unas buenas condiciones cognitivas, especialmente en cuanto
a la atención y a la memoria a corto plazo.
Los sistemas alternativos sin ayuda, como cualquier otra forma de comunicación, se
tienen que ir adaptando a los sucesos que van pasando en el día a día.
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