Revista Peruana
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Franklin Susanibar
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Universidad Nacional Mayor de San Marcos – Perú
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La Revista Digital EOS Perú es una revista semestral financiada por el Instituto Psicopedagógico EOS Perú,
Lima, Perú. La cobertura temática de esta revista abarca diversas áreas relacionadas a la comunicación,
lenguaje, habla, aprendizaje, motricidad orofacial, neuropsicología, lingüísticas, entre otros.
ISSN versión electrónica 2312-5136
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NOTA: Los artículos publicados son de responsabilidad exclusiva de los autores. La revista no necesariamente
avala los contenidos aquí vertidos.
Se permite la reproducción total o parcial citando la fuente.
CONTENIDO
EDITORIAL I
ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN
TUTORIAL
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
EDITORIAL
Uno de los elementos fundamentales de la inclusión es la posibilidad de participación de las personas con
discapacidad en los entornos habituales, esto es, el escolar u ocupacional, el familiar y el comunitario. Por
otra parte, la participación se relaciona directamente con el concepto de adaptación, que incluye ajustarse
a las necesidades del contexto y ser capaz de modificar éste de acuerdo con las necesidades: sensoriales,
motoras, cognitivas, comunicativas o emocionales.
No cabe duda de que las capacidades de comunicación y la manipulación son los instrumentos más impor-
tantes para modificar el contexto en el que nos movemos y para ello, la comprensión de los aspectos cogni-
tivos y lingüísticos se revelan como los elementos fundamentales para entender lo que pasa alrededor. Desde
este punto de vista, cuando se produce un problema en la audición en el niño pequeño, sea permanente o
durante un periodo de tiempo o de forma intermitente, produce una restricción en la discriminación de los
sonidos del habla. Esta limitación, dependiendo de la duración y ventana de desarrollo, producen modifica-
ciones cerebrales que se pueden mantener durante largos periodos de tiempo o incluso permanentemente.
Este es el caso de la Otitis Media con Efusión que, cuando va asociada a pérdida auditiva conductiva produce
además alteraciones vestibulares (Rehagen et al., 2019), de las que el niño pequeño no puede informar y que
pueden tener consecuencias deletéreas en el aprendizaje posterior. Por este motivo, efectuar una identifica-
ción temprana, como proponen Patricia Oyarzún y otros en este número, permite realizar una prevención
primaria o secundaria para reducir el impacto de esta circunstancia personal.
Por otra parte, la capacidad de adaptación tiene un papel relevante en las actividades sociales y de juego
desde una edad temprana (p.ej. Killeen et al., 2018). A su vez, cuando se analiza cuál es la información más
relevante para la intervención en niños con discapacidad con el objeto de incrementar su participación, se
observa que es la calidad de la interacción social, más que el diagnóstico (Pinto et al., 2019). Sin embargo,
se ha observado que, aunque los niños participen en las actividades de juego con sus pares, no es suficien-
te para mejorar su competencia social (Phillips et al., 2015). En esta línea, pensamos que los artículos de
Ignacio E. Wettling y otros y Sofía J. Carrasco y otros, en este número de la revista, proporcionan aspectos
importantes para el análisis y la intervención en el ámbito de la interacción y el lenguaje que mejoren tanto
la competencia social como la participación de los niños en las primeras etapas.
Finalmente, la participación en los contextos habituales depende en gran medida de la eliminación de ba-
rreras físicas, cognitivas y comunicativas que faciliten el acceso universal, independientemente de las cir-
cunstancias personales que provocan una discapacidad. Desde este punto de vista, puede considerarse que
la discapacidad viene definida en gran parte por las oportunidades que proporcionan los propios contextos
(Organización Mundial de la Salud, 2001). Conocer por tanto los elementos que facilitan o dificultan la par-
ticipación e inclusión de los menores en el contexto educativo permite su adecuación o modificación si es
preciso, y el artículo de Estefani Apaza proporciona una metodología para el análisis cuantitativo y cualitati-
vo de las propuestas de evaluación, pero también curriculares que facilitan o limitan la inclusión.
Deseamos que disfruten de la lectura de este número y que les proporcionen ideas que mejoren la participa-
ción escolar y social de los niños con discapacidad para la mejora de su calidad de vida.
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ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
RESUMEN
Se describe la evaluación e intervención en un niño de 6 años con trastorno del espectro au-
tista (TEA) desde el análisis conductual aplicado (ABA, Applied Behavior Analysis). El estudio
se desarrolló con el diseño conductual A-B compuesto por la fase inicial y de intervención.
Se abordó los objetivos de seguimiento de instrucciones, habilidad pre-académica y lenguaje
en los componentes pragmático y fonético-fonológico. Para alcanzar los objetivos propuestos
se aplicó el método de entrenamiento en ensayos separados (DTT, Discrete Trial Training), de
la misma manera, se trabajó en conjunto con la familia, se brindó conocimientos sobre las
características del TEA así como la orientación para su manejo a través del ensayo conductual.
Por último se describe los resultados obtenidos; se logró alcanzar los objetivos planteados,
los cuales corroboran la eficacia del entrenamiento conductual en niños con TEA a temprana
edad.
PALABRAS CLAVE: Trastorno del espectro autista – análisis conductual aplicado – repertorios
básicos - lenguaje.
ABSTRACT
The evaluation and intervention is described in a 6-year-old child with autism spectrum dis-
order (ASD) from the applied behavioral analysis (ABA). The study was developed with the
________________________________________
1
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
2
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Carrasco, F & De la Vega, F. Programa basado en análisis conductual
behavioral design A-B composed of the initial and intervention phase. The objectives of fol-
low-up of instructions, prerequisite behavior and language in the pragmatic and phonetic-pho-
nological components are addressed. In order to achieve the proposed objectives, the training
method in separate tests (DTT) is applied, in the same way we worked together with the family,
we offered knowledge about the characteristics of the ASD as well as the orientation for its
management to through behavioral testing. Finally, the results obtained are described. The ob-
jectives were achieved, which corroborate the efficacy of behavioral training in children with
ASD at an early age
KEY WORDS: Autism spectrum disorder - applied behavioral analysis - basic repertoires – lan-
guage.
Los trastornos del espectro autista (TEA) constituyen alteraciones del neurodesarrollo caracterizadas
por dificultades heterogéneas en dos dominios 1) comunicación e interacción social; 2) intereses fijos y com-
portamientos repetitivos (Bonilla y Chaskel, 2016), que se inician en el periodo de gestación (Fortea, Escandel
y Castro, 2014), debido a diferentes causas, en gran parte todavía desconocidas; se evidencian en edades
precoces y persisten, en mayor o menor grado, a lo largo de la vida, (Hervás, 2016).
Actualmente, existe todavía un sector de profesionales que diferencian entre el autismo de alto fun-
cionamiento y el Trastorno de Asperger, precisando que este último se diferencia del primero, por la ausencia
de retraso de lenguaje clínicamente significativo y un mejor desempeño de sus habilidades cognitivas (Sam-
pedro, González, Vélez y Lemos, 2013). Sin embargo, según la American Psychiatric Association (2013) en
su quinta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) recomienda no
dividir el autismo en subtipos, ya que las características fundamentales de éste se evidencian en un desarrollo
de la interacción social y de la comunicación, claramente anormal o deficitario, y un repertorio muy restrin-
gido de actividades e intereses.
Acerca de la incidencia y evolución, datos recientes señalan que en los Estados Unidos de América
esta condición afecta a uno de cada 88 niños, mientras que en el 2003, afectaba a una de cada 1000 perso-
nas. A nivel mundial, el autismo tiene una tasa de crecimiento que fluctúa entre el 17% al 20% anual, siendo
más común que el síndrome de Down. (Autism Speaks, citado en 2018 en Plan Nacional para las Personas
con Trastorno del Espectro Autista - TEA, 2017-2021).
Bonilla y Chaskel (2010) señalan que aunque no se ha logrado establecer un modelo que explique
la etiología de los TEA, diversos estudios muestran la existencia de alteraciones neurobiológicas y genéticas
asociadas, así como factores epigenéticos y ambientales también involucrados. Asimismo la relación entre
genes y autismo se sustenta en los estudios con gemelos idénticos y gemelos fraternos, que parecen indicar
que la persona debe heredar más de un gen para expresar el fenotipo del autismo (López, Rivas y Taboada,
2009).
Entre las características que definen a una persona con TEA se encuentran las deficiencias en la inte-
racción social, que se puede evidenciar en incapacidad para establecer relaciones con sus pares de acuerdo
a su nivel de desarrollo (Toth, Dawson, Meltzoff, Greenson & Fein, 2007). Respecto a ello, López, Rivas y
Taboada (2009) indican que los niños de menor edad, pueden llegar a no presentar interés alguno por formar
lazos de amistad, mientras que los mayores, podrían interesarse en dichas relaciones aunque carecen de la
comprensión de las normas convencionales implicadas en las mismas.
Adicionalmente, se observa ausencia de búsqueda de disfrute compartido con otras personas y escasa
reciprocidad emocional (American Psychiatric Association, 2013). López, Rivas y Taboada (2009) describen
que estos niños tienden a no involucrarse en juegos imitativos propios de la infancia o en caso que lo reali-
cen, lo hacen fuera de contexto, ignorando las reglas establecidas. De otra parte, la alteración del lenguaje
se manifiesta, tanto en las habilidades verbales como no verbales, con frecuencia se observa un retraso
significativo del lenguaje, que puede incluir, desde una prosodia atípica en el proceso expresivo, hasta la
incapacidad para comprender instrucciones sencillas en el proceso comprensivo. En el ámbito pragmático,
muchas veces se puede apreciar incapacidad para integrar palabras y gestos, e incluso, presentar un uso
idiosincrásico del lenguaje. Mientras que en aquellos que hablan, se detectan alteraciones al momento de
iniciar y mantener una conversación.
En cuanto a los patrones de comportamiento repetitivo y estereotipado, los niños con TEA pueden
demostrar preocupación excesiva anormal en cuanto al cumplimiento de rutinas no funcionales o intereses
altamente restringidos (American Psychiatric Association, 2013), entre ellos, alinear juguetes de la misma
forma, repetir comportamientos o muletillas de personajes televisivos o insistir en que las rutinas no experi-
menten modificación alguna. También pueden realizar movimientos corporales estereotipados como mover
los brazos (aleteo) o balancearse o mecerse; y ser atraídos por ciertas partes de los objetos en lugar de visua-
lizarlo en su totalidad (López, Rivas y Taboada, 2009).
Bonilla y Chaskel (2016) concluyen en que las personas con autismo presentan perfiles cognitivos
atípicos lo cual repercute en la cognición, percepción social, función ejecutiva y el procesamiento de la in-
formación, siendo los patrones observables, el retraso en el seguimiento visual, la ausencia de respuesta del
niño al pronunciar su nombre y el fijar pobremente la mirada.
Por ello, es indudable que el perfil de comunicación, interacción social, y de conductas repetitivas del
niño con TEA, incrementará el riesgo de mayor desajuste académico, el mismo que se manifestará por una
actitud negativa hacia los deberes escolares, el profesor o las asignaturas donde es importante la flexibilidad
para la solución de problemas, de allí que el 82% de los casos de niños con TEA requieren adaptaciones
educacionales en la escuela (McDermott, Rikoon y Fantuzzo, 2016).
Además, los niños con TEA presentan también una actitud más negativa hacia el aprendizaje y más
problemas en la relación con los compañeros dentro del aula (Chien, Tu y Gau, 2017), por ello resulta fre-
cuente que el TEA esté asociado a problemas conductuales, como conductas agresivas, negativismo ante
órdenes o demandas, ruptura de normas sociales y situaciones de emocionalidad negativa, lo que incrementa
el riesgo de recibir un trato coercitivo, hostilidad verbal y física, como también un mayor aislamiento en casa
e internamiento en programas residentales especializados. También es frecuente que la familia conviva con
mayores episodios de agresividad, lo que incrementa el estrés emocional y físico de los miembros y, en oca-
siones, la percepción de abandono institucional por la falta de servicios y apoyo recibido (Turnbull y Ruef,
1996).
La mayoría de escuelas ordinarias que atienden a niños con TEA no cuenta con una infraestructura
adecuada ni con especialistas en problemas de conducta. Las escuelas presentan generalmente un alto nivel
de estimulación sensorial, cambios continuos de actividad, aprendizajes y material poco centrados en los
intereses del niño con TEA, esfuerzo mental sostenido y situaciones sociales poco gratificantes en la relación
con otros niños, debiéndose destacar que es frecuente que haya alteraciones de conducta en este ámbito
(Hervás, Balmaña y Salgado, 2017).
En lo concerniente a la evaluación Fortea, Escandel y Castro (2014) dividen este proceso en dos apar-
tados: Entrevistas a las familias y pruebas de observación directa mediante instrumentos estandarizados y no
estandarizados.
Siguiendo el modelo de estos autores, con la finalidad de realizar un apropiado diagnóstico, es necesario
explorar los datos de los primeros años de vida a través de la anamnesis (embarazo, parto, postparto,
desarrollo psicomotor, comunicativo y afectivo); de la misma manera, se sugiere buscar antecedentes fa-
miliares y personales de problemas médicos. Se recomienda además, utilizar las entrevistas “A structured
parent interview for identifying young children with autism (PIA)” “Diagnostic Interview for Social and
Communication Disorder (DISCO)” y “Entrevista para el Diagnóstico del Autismo Revisado (ADI-R)”.
Bonilla y Chaskel (2016) sugieren comenzar la evaluación con la aplicación del Cuestionario de autismo
en la infancia modificado (M-CHAT) e inmediatamente después con el “Autism Diagnostic Observation
Schedule-Generic-2 (ADOS-2)”. Mientras Fortea, Escandel y Castro (2014) sugieren que es conveniente
utilizar instrumentos de observación como el “Childhood Autism Rating Scale (CARS)”.
Segura et al (2017) exponen una serie de áreas de evaluación, considerando la importancia de explorar
detalladamente las características del niño para la intervención. Entre ellas, se encuentran las habilidades
cognitivas, los repertorios básicos, su desarrollo en comunicación y lenguaje, su regulación conductual y
adaptativa, así como las habilidades esperadas para desenvolverse en un espacio académico, las cuales
se describirán brevemente a continuación:
- Evaluación cognitiva: Para el diagnóstico de los niños con TEA, el DSM-5 señala que para detectar la
comorbilidad y el diagnóstico diferencial es importante explorar el desarrollo intelectual (APA, 2013).
De ser posible se sugiere explorar esta área de forma cualitativa y factorial principalmente (Dioses y
Salas, 2014). Por su parte Fortea, Escandel y Castro (2014) señalan que la evaluación del desarrollo
cognitivo estará en función de la edad cronológica y de la presencia o ausencia del lenguaje verbal fun-
cional. Se pueden utilizar las Escalas de inteligencia de Wechsler, las escalas de McCarthy de aptitudes
y psicomotricidad para niños (2 años y medio a 8 años), las matrices progresivas de Raven entre otros.
- Evaluación en repertorios básicos: Galindo et al. (1987) manifiestan que estos repertorios, son la base
para la adquisición de nuevas conductas, siendo los mismos: atención, imitación y seguimiento de
instrucciones. Según los autores, conocer los repertorios básicos de cada caso son el punto de partida
para cualquier programa de intervención.
- Evaluación en comunicación y lenguaje: Dioses y Salas (2014) refieren que para la evaluación de len-
guaje se debe tomar en cuenta los procesos (receptivo y expresivo), tanto como sus dimensiones: uso,
contenido y forma, y que a su vez es importante agruparlos de acuerdo a sus componentes: Fonéti-
co-fonológico, semántico, morfosintáctico y pragmático. Estos autores describen aspectos a considerar
dentro de la evaluación en cada componente:
Tabla 1: Evaluación de Lenguaje de acuerdo a sus componentes y procesos (Dioses y Salas, 2014)
- Reconocimiento de escenas
en base a una descripción.
- Identificación de semejanzas
y diferencias.
- Comprensión de estructuras
gramaticales de compleji-
dad creciente
- Evaluación de las habilidades pre-académicas: Estas habilidades son comprendidas como requisitos
indispensables para que un niño desarrolle su aprendizaje y adaptación escolar de manera exitosa
(Guevara, Delgado Hermosillo, García y López, 2007). Adicionalmente permitirán esbozar el futuro
académico del estudiante (Merino, 2014). las conductas pre-académicas podrían ser: permanecer sen-
tado y levantar la mano para participar en clase (Segura et al., 2017).
En la actualidad se dispone de una amplia evidencia empírica que respalda la efectividad de la inter-
vención precoz en niños con TEA o con indicadores de riesgo. (Baixauli, Isla, y Colomer, 2018)
Con respecto a la intervención, Mulas et al. (2010) señalan que un buen programa de intervención en
los niños con TEA se caracteriza en iniciar tempranamente sin esperar un diagnóstico definitivo, debiendo ser
intensivo, de tal manera que el niño reciba la mayor cantidad de horas de terapia que sean posibles. Indican
además que la intervención debe ser individualizada con altos grados de estructuración, control del ambien-
te y establecimiento de rutinas predecibles, con el fin de perpetuar y generalizar las actividades aprendidas.
Los contenidos a ser promovidos, deben corresponder a la comunicación funcional y espontánea, habili-
dades sociales (atención conjunta, imitación, interacción recíproca, iniciativa) habilidades adaptativas para
alcanzar autonomía, habilidades cognitivas como el juego simbólico y el tomar un punto de vista, además
del desarrollo de funciones ejecutivas (planificación, anticipación, autocorrección).
Estos autores señalan que las intervenciones conductuales, han sido las que han logrado mostrar
evidencia de resultados significativos en sus propuestas. Dentro de ellas, destaca el Análisis Aplicado de la
Conducta (ABA), que busca el cambio del comportamiento, a través de los principios reforzamiento positivo
y extinción. La estrategia debe ser administrada de manera sistemática, con el fin de incrementar, disminuir,
mantener o generalizar conductas objetivo, entre ellas, conductas académicas y sociales o reducir las con-
ductas desadaptativas.
Uno de los métodos de instrucción es el “Entrenamiento en ensayos separados DTT” donde se des-
compone habilidades específicas en pequeños pasos, que se aprenden de forma gradual, los cuales son
altamente estructurados. El ensayo consiste en cuatro etapas:
MÉTODO
Participante:
Niño de 05 años y 11 meses que residía en la ciudad de Lima, hablante de español y que asistía al
aula de 5 años del nivel inicial en un Centro de Educación Básica Especial (CEBE). Cursó inicial de 03 y 04
años en una escuela regular. Fue traslado al CEBE actual, debido a que “no lograban controlarlo, no prestaba
atención, no podía permanecer sentado y constantemente corría dentro del aula” según lo descrito por la
madre. La docente del menor señaló que presenta “dificultades para mantener contacto visual, esperar turnos
y solicitar objetos de manera adecuada”; refirió además que ocasionalmente, “se descontrola, grita, corre en
círculos (…) a veces llora y se autoagrede cuando no se le da lo que pide”.
En cuanto al lenguaje “posee un bagaje léxico por debajo de lo esperado, asimismo con frecuencia
no verbaliza adecuadamente las palabras, especialmente las que contienen los fonemas <r>, <t> y <s>, lo
que dificulta la comprensión de su mensaje”.
Instrumentos:
Para la identificación de los indicadores de autismo se utilizó Childhood autism rating scale (C.A.R.S.)
(Schopler, Reichler & Renner, 1988), esta, es una escala conductual basada en la interacción y la observa-
ción. El evaluador asigna una puntuación de 1 a 4 en cada una de las 15 áreas incluidas; 1 indica un com-
portamiento adecuado según la edad, mientras que 4 representa el extremo más alejado de la normalidad,
teniendo en cuenta lo esperable según la edad. De acuerdo con el CARS, puntuaciones iguales o superiores
a 30 son indicativas de autismo; concretamente entre 30-36,5 se estima autismo de leve a moderado, y pun-
tuaciones iguales o superiores a 37 indican autismo severo.
- Lenguaje funcional
- Conductas problemáticas
Adicionalmente se utilizaron las referencias de Papalia, Wendkos y Duskin (2010) y Susaníbar, Dioses
y Huamaní (2013) para la evaluación de cognición y lenguaje respectivamente.
Procedimiento:
Se solicitó el consentimiento informado por parte de la madre, con la misma se realizó entrevistas
para explorar el desarrollo del niño y la problemática actual. Luego se elaboró un plan de evaluación, proce-
diéndose a los exámenes del menor con las técnicas e instrumentos anteriormente señalados. Posteriormente
se diseñó una matriz de intervención, jerarquizando los objetivos que serían trabajados tanto con el niño
como con la madre. Al término del proceso de intervención se redactó el informe de evolución.
Intervención
El programa fue diseñado específicamente para atender las necesidades del niño en las áreas de
repertorios básicos, conductas pre-requisitos y lenguaje a lo largo de dos meses con una frecuencia de tres
veces por semana y una duración de 40 minutos cada sesión. Las áreas y objetivos planteados se detallan en
el anexo 1.
Se trabajó con un diseño conductual A-B (Miltenberger, 2012) compuesto por dos fases: A: Línea base
y B tratamiento, el cual permite determinar si existe un cambio en la conducta después de la intervención.
Asimismo, se utilizó el método de entrenamiento en ensayos separados (Mulas et al., 2010) en el que se
desagregó habilidades específicas en conductas más sencillas, que se aprendieron de forma gradual y de una
manera altamente estructurada.
Debido a las características individuales del niño, se decidió que cada objetivo se trabajaría en 10
ensayos por sesión. Acorde a Miltenberger (2012) se estableció que las técnicas y estímulos a utilizarse dentro
de la intervención fueran las siguientes:
- Ayuda gestual: Ante la presencia del estímulo discriminativo, el instructor realizaba un movimiento o ges-
to físico que facilitaba la conducta del menor.
- Ayuda física: Ante la presencia del estímulo discriminativo, el instructor guiaba físicamente a realizar toda
o parte de la conducta junto con el menor.
- Ayuda verbal: Ante la presencia del estímulo discriminativo, el instructor verbaliza palabras o sílabas para
lograr la conducta esperada en el menor.
De la misma manera, las estrategias y técnicas conductuales utilizadas para lograr los objetivos se detallan
en la matriz de intervención (Anexo 01).
RESULTADOS
Los resultados que se muestran a continuación, permiten visualizar los cambios logrados en reper-
torios básicos, conductas pre-requisito y lenguaje (pragmática y fonética-fonología). Las evaluaciones se
realizaron de modo cuantitativo, mediante la comparación de porcentajes de éxito finales respecto a la línea
base. Complementariamente, se realizó una evaluación cualitativa a través de la observación conductual del
participante, así como la descripción brindada por la informante y la docente del menor.
Los cambios post intervención permiten identificar mejoras significativas en lo referente al seguimien-
to de instrucciones implicadas en los repertorios básicos que se esperaba en el menor, especialmente en la
instrucción “siéntate” ejecutándolo la misma, con un 95% de éxito. Los resultados se presentan en la figura
1.
En cuanto a la habilidad pre-académica de permanecer sentado para realizar las actividades asigna-
das, se observó a lo largo de las sesiones, resultados favorables, el menor logró mantenerse sentado al menos
20 minutos de forma continua. Los resultados se presentan en la figura 2.
Con relación al área de lenguaje, se logró una mejoría considerable en los componentes trabajados:
pragmático y fonético-fonológico. Con respecto al primer componente, el menor logró señalar para solicitar
objetos y/o alimentos de su interés. Asimismo consiguió mantener contacto visual por lo menos 02 segun-
dos, estando aún en proceso el objetivo de 03 segundos (véase Figura 3). En cuanto fonética y fonología, el
menor logró verbalizar adecuadamente las palabras “manzana”, “pera” y “cebolla” en la mayoría de ensayos
mientras las frutas “sandía” y “piña” se encuentra en proceso (véase Figura 4).
DISCUSIÓN
El objetivo del presente estudio de caso, fue mejorar algunos repertorios básicos, habilidad pre-acadé-
mica y de lenguaje, mediante el uso de técnicas basadas en el análisis conductual aplicado en un niño con
trastorno del espectro autista.
Los resultados indican que una intervención con estas características permite implementar habilida-
des básicas mediante ensayos discretos, técnica que posee una base empírica con mucha evidencia en casos
de niños preescolares con trastorno del espectro autista tal como refieren Peydró y Company (2009).
Con respecto a los objetivos de lenguaje pragmático, es importante recalcar el proceso de moldea-
miento y las ayudas físicas para el logro éstos. Se obtuvieron avances significativos en cuanto al objetivo de
establecer contacto visual por dos segundos; sin embargo, para el periodo de tres segundos fue necesario
utilizar las ayudas físicas parciales, tal como se describe en el estudio de Apaza, Huamán, Ramírez, Segovia
y Suarez (2017). Con relación al área fonético-fonológica, se reforzó sistemáticamente las aproximaciones
sucesivas, utilizando principalmente ayudas verbales y gestuales, los cuales disminuyeron en cuanto adquiría
el sonido de la palabra esperada (Cabezas y Fonseca, 1992).
La mayoría de los estudios primarios han mostrado variaciones en programas de intervención con-
ductuales intensivos tempranos. La evidencia a partir de dos de tres estudios que compararon intervenciones
intensivas sugieren que EIBI [ABA] puede mejorar las habilidades del lenguaje, CI y conducta adaptativa,
aunque las respuestas individuales fueran altamente variables (New Zealand Guidelines Group, 2008). Cabe
señalar que existieron inasistencias a las sesiones, las cuales fueron reprogramadas después de las fechas
pactadas, desconociéndose si estos cambios tuvieron algún impacto en la consecución de los objetivos pro-
gramados para el niño. Sin embargo se observó en el trabajo con el menor, que luego de las fechas en las
que se ausentó a las sesiones, disminuyó en frecuencia, conductas que el menor ya había adquirido. Lo cual
podría reafirmar la importancia de ser constantes y regulares en la atención al menor.
Así mismo, los programas de intervención conductual intensiva temprana (ABA), han demostrado
resultados favorables para los grupos de edades 0‐2 años, 3‐5 y 6‐9 años cuando estos han sido intensivos.
Resultados semejantes se han informado con niños con diagnóstico de Trastorno Autista y Trastorno Gene-
ralizado del desarrollo no especificado. (National Autism Center, 2009). En este sentido, los resultados obte-
nidos concuerdan con las conclusiones de esta institución, ratificando la importancia del tiempo dedicado
semanalmente a la intervención.
En definitiva, y a la vista de los datos obtenidos, las habilidades básicas adaptativas y de lenguaje del
niño mejoraron durante y tras la implementación del programa de intervención. Sin embargo, quedan algu-
nas cuestiones por dilucidar en cuanto a las razones para este cambio, entre ellas, las características de los
padres, las habilidades de las terapeutas o el control en la aplicación de las estrategias instruidas durante el
programa son aspectos que merecen una especial consideración.
CONCLUSIONES
El presente estudio permite concluir en la importancia que tiene la adecuada estructuración de las
tareas, la conveniente separación de los antecedentes de la conducta con el comportamiento esperado, y
el uso de las ayudas parciales de tipo verbal y física, así como también, la utilización constante del reforza-
miento positivo luego de cada ensayo, con la finalidad de instaurar y mantener nuevas conductas. Además,
resaltar la importancia del trabajo intensivo y temprano, en la adquisición de los objetivos.
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Disorders, 37, 145-157.
15
Tabla 02
Matriz de intervención*
ÁREAS OBJETIVOS
GENERAL CRITERIO DE ÉXITO SERÁ TRABAJADO EN
Repertorios bá- Seguimiento de Ejecutar instrucciones simples sin ayuda, Siéntate 3 sesiones consecutivas con 80% 14 sesiones
sicos Instrucciones durante 3 sesiones consecutivas con un Dame de éxito
80% de éxito
Ven
Párate
Guarda
Lenguaje Fonético Fonoló- Verbalizar el nombre de frutas/verduras Piña 3 sesiones consecutivas con 80% 12 sesiones
gico ante la presentación de la misma, sin ayuda Manzana de éxito
durante 3 sesiones consecutivas con un
80% de éxito Pera
Cebolla
Sandia
Pragmático Establecer contacto visual de manera inmediata ante la orden “Franco, mí- 2 sesiones consecutivas con 80% 7 sesiones
rame” durante 4 segundos. de éxito
Señalar cuando solicite un objeto durante 3 sesiones consecutivas con un 3 sesiones consecutivas con 80% 10 sesiones
80% de éxito de éxito
Reforzamiento diferencial
Ensayo Conductual Se le entrenará a los padres en el uso
Carrasco, F & De la Vega, F. Programa basado en análisis conductual
FORMACIÓN A - Describir las características Taller sobre el Trastorno del Es- Taller a familia Se realizarán dos sesiones con la madre
PADRES del niño con Trastorno del pectro Autista y abuela del menor para compartir las
Espectro Autista características del Trastorno del Espectro
Autista promoviendo la identificación de
- Desmitificación sobre el las características del niño y desmitifica-
Trastorno del Espectro ciones sobre esta condición
Autista
*Fuente: Elaboración propia. Formato basado en Dioses (citado en Segura et al., 2017)
16
Carrasco, F & De la Vega, F. Programa basado en análisis conductual
Fichas de actividad
Actividad 1
Evidencia empírica - Ribes, E. (1998). Teoría de la Conducta: Logros, avances y tareas pendientes. Acta Comportamen-
talia, 6, pg.127-147.
Duración Se debe realizar al menos 10 ensayos por sesión de 45 minutos. Cada ensayo tendrá un tiempo de
latencia de 2 segundos para realizar la conducta.
Criterio de éxito 80% de éxito de los ensayos realizados
Actividad 2:
- Control de estímulos:
2. Ubicar una silla detrás del menor y a un paso de distancia del mismo
- Estímulo delta/discriminativo: “Franco, siéntate” con un volumen de voz moderado al contexto co-
municativo.
2. La facilitadora 2 guiará amablemente al niño cogiéndolo del antebrazo para que ejecute la conduc-
ta de forma inmediata.
- Situación A:
1. Se refuerza de manera inmediata con el elemento del agrado del menor durante 5 a 10 segundos.
3. Si el menor vuelva a fallar, impartir otra conducta que se encuentre dentro de su repertorio para
poder reforzar el comportamiento; e inmediatamente continuar con el objetivo.
Actividad 3:
- Control de estímulos:
1. Ubicar al menor sentado en una silla frente a la facilitadora #1, a dos pasos de distancia
2. Colocar los reforzadores en un contenedor fuera de la vista y del alcance del menor
3. Situar a la colaboradora #2 detrás del menor, de modo que será la “ayuda invisible” cuando se le
imparta la consigna.
- Estímulo delta/discriminativo: “Franco, párate” con un volumen de voz moderado al contexto co-
municativo.
- En la situación A:
1. Se refuerza de manera inmediata con el elemento del agrado del menor durante 5 a 10 segundos.
2. Se otorga la retroalimentación auditiva (con un volumen elevado de voz y haciendo énfasis en las
palabras objetivos), la cual consiste en repetir el estímulo discriminativo “Párate” dándole una proso-
dia funcional al contexto comunicativo
- En la situación B:
1. La facilitadora #1 retira por 3 segundos toda la atención del menor (retira la instigación, no lo mira,
etc.)
3. Si el menor vuelva a fallar, se impartirá otra conducta que se encuentre dentro de su repertorio para
poder reforzar el comportamiento; e inmediatamente continuar con el objetivo.
Actividad 4:
Piezas de juguete
Táper o bolsa
Descripción ESTRATEGIAS ANTECEDENTES (A)
- Control de estímulos:
Seleccionar 10 piezas o fichas de juguete y un táper.
Poner sobre la mesa una (inicio de la terapia) a diez piezas (final de proceso) y el táper.
2. Se otorga la retroalimentación auditiva (con un volumen elevado de voz y haciendo énfasis en las
palabras objetivos), la cual consiste en repetir el estímulo discriminativo “Guarda” dándole una pro-
sodia funcional al contexto comunicativo.
- En la situación B:
1. La responsable retira por 3 segundos toda la atención del menor (retira la instigación, no lo mira,
etc.).
2. Se repite el procedimiento desde A-B-C, brindado instigación física total (cogiendo el dorso de la
mano del menor para que deposite la pieza en el lugar asignado); después, en el siguiente ensayo se
va desvaneciendo la ayuda.
3. Si el menor vuelva a fallar, impartir otra conducta que se encuentre dentro de su repertorio para
poder reforzar el comportamiento; e inmediatamente continuar con el objetivo.
Duración Se debe realizar al menos 10 ensayos por sesión de 45 minutos. Cada ensayo tendrá un tiempo de
latencia de 2 segundos para realizar la conducta.
Criterio de éxito 80% de éxito de los ensayos realizados
Fuente: Formato tomado de: Brito, J. y Dioses, A. (2018). Elaboración propia
Actividad 5:
- Control de estímulos:
- Ubicar al menor parado frente a la facilitadora #1
- Colocar los reforzadores (tangible o comestible) en un contenedor fuera de la vista y del alcance
del menor.
- La facilitadora #2 de situará detrás del menor, de modo que será la “ayuda invisible” cuando se
imparta la consigna.
- Estímulo delta/discriminativo: “Franco, ven” con un volumen de voz moderado a alto al contexto
comunicativo.
- La facilitadora #2, ubicada detrás del menor, lo cogerá amablemente de los brazos, instigando a que
se desplace de forma inmediata.
- Posteriormente, se irán desvaneciendo las ayudas, tales como el volumen de voz y la instigación.
CONDUCTA OPERANTE DEL NIÑO (B)
-Situación A:
1. Se refuerza de manera inmediata con el elemento del agrado del menor durante 5 a 10 segundos.
2. Se otorga la retroalimentación auditiva (con un volumen elevado de voz y haciendo énfasis en las
palabras objetivos), la cual consiste en repetir el estímulo discriminativo “ven” dándole una prosodia
funcional al contexto comunicativo.
- Situación B:
1. La facilitadora #1 retira por 3 segundos toda la atención del menor (retira la instigación, no lo mira,
etc.).
2. Se repite el procedimiento desde A-B-C, brindado instigación física total (la facilitadora #2 guía al
menor hacia la responsable); después, en el siguiente ensayo se va desvaneciendo la ayuda.
3. Si el menor vuelve a fallar, impartir otra conducta que se encuentre dentro de su repertorio para
poder reforzar el comportamiento; e inmediatamente continuar con el objetivo.
Duración Se debe realizar al menos 10 ensayos por sesión de 45 minutos. Cada ensayo tendrá un tiempo de
latencia de 2 segundos para realizar la conducta.
Criterio de éxito 80% de éxito de los ensayos realizados
Actividad 6:
Indicador de logro El menor sujeta el objeto que previamente se le pidió y con una o ambas manos lo acerca hacia la
interlocutora
Insumos Reforzador potente para el niño
Piezas de juguete
Táper
Descripción ESTRATEGIAS ANTECEDENTES (A)
- Control de estímulos:
1. Ubicar al menor sentado en una silla frente a la mesa
3. Colocar los reforzadores (tangible o comestible) en un contenedor fuera de la vista y del alcance
del menor.
5. Poner sobre la mesa una (inicio de la terapia) a ocho piezas (final de proceso) y el tapar.
- Estímulo delta/discriminativo: “Franco, dame” con un volumen de voz moderado al contexto co-
municativo.
2. Se otorga la retroalimentación auditiva (con un volumen elevado de voz y haciendo énfasis en las
palabras objetivos), la cual consiste en repetir el estímulo discriminativo “dame” dándole una proso-
dia funcional al contexto comunicativo
- En la situación B:
1. La facilitadora #1 retira por 3 segundos toda la atención del menor (retira la instigación, no lo mira,
etc.).
2. Se vuelve a efectuar todo el procedimiento desde A-B-C, brindando instigación física total (la faci-
litadora #2 cogerá el dorso de la mano del menor, la dirigirá hacia la pieza de juguete y la entregará en
la mano de la facilitadora #1); después, en el siguiente ensayo se va desvaneciendo la ayuda.
3. Si el menor vuelva a fallar, impartir otra conducta que se encuentre dentro de su repertorio para
poder reforzar el comportamiento; e inmediatamente continuar con el objetivo.
Duración Se debe realizar al menos 10 ensayos por sesión de 45 minutos. Cada ensayo tendrá un tiempo de
latencia de 2 segundos para realizar la conducta.
Criterio de éxito 80% de éxito de los ensayos realizados
Actividad 7:
Objetivo Verbalizar el nombre de las frutas/verduras ante la presentación de la misma, sin ayuda
Área / componente Lenguaje – Fonético/Fonológico
Indicador de logro Reproducir el nombre de la fruta/verdura seleccionada o sonidos aproximados de la misma, luego de
la indicación “Franco, di (fruta/verdura)”.
Insumos Reforzador potente para el niño
Piezas de juguete
Descripción ESTRATEGIAS ANTECEDENTES (A)
- Control de estímulos:
1. Ubicar al menor sentado en una silla frente a la mesa
3. Colocar los reforzadores (tangible o comestible) en un contenedor fuera de la vista y del alcance
del menor.
- En la situación A:
1. Se refuerza de manera inmediata con el elemento del agrado del menor durante 5 a 10 segundos.
2. Se otorga la retroalimentación auditiva (con un volumen elevado de voz y haciendo énfasis en las
palabras objetivos), la cual consiste en repetir el estímulo discriminativo “fruta/verdura” dándole una
prosodia funcional al contexto comunicativo
b) Entrega del tangible/comestible, seguido de un refuerzo de tipo social (aplausos, chócala, cosqui-
llas, entre otros)
d) Refuerzo social.
- En la situación B:
1. La facilitadora #1 retira por 3 segundos toda la atención del menor (retira la instigación, no lo mira,
etc.).
2. Se vuelve a efectuar todo el procedimiento desde A-B-C, brindando la ayuda verbal (la facilitadora
#1 volverá a repetir el nombre de la fruta/verdura con una prosodia media)
3. Si el menor vuelva a fallar, impartir otra conducta que se encuentre dentro de su repertorio para
poder reforzar el comportamiento; e inmediatamente continuar con el objetivo.
Actividad 8:
Contenedor
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
PREVALENCE OF HEARING PATHOLOGY AND HEARING LOSS AND ITS RELATIONSHIP WITH
THE ASSOCIATED FACTORS IN PRESCHOOLERS OF MUNICIPAL ESTABLISHMENTS.
Oyarzún, Patricia1; Briones, César.1; Orellana, Ana.1; Salazar, Andrea1; Segura, Hugo1
RESUMEN
Resultados: Fueron evaluados 197 estudiantes. Se observó que 70 (35,5%) sujetos pre-
sentaron algún tipo de patología auditiva siendo las más frecuentes tapón de cerumen
y disfunción tubaria, seguida otitis media con efusión y otitis media crónica. Del total
de la muestra se observó que 12 (6,1%) de los estudiantes presentaron hipoacusia. No
se encontró asociación entre patología auditiva y los factores analizados en el estudio.
_____________________________________________________
1
Universidad Santo Tomás sede Talca
Oyarzún, et al. Prevalencia de patología auditiva e hipoacusia
ABSTRACT
Introduction: Hearing alterations are a major health problem in early childhood. That
is why it is necessary having data that favors a proper decision making in different
populations.
Aim: To determinate the prevalence of hearing pathology and hearing loss and analyze
this data relationship with sex, residence, grade and academic performance.
Results: A 197 students were evaluated. It was observed that 70 subjects (35,5%) shown
some kind of hearing pathology, being the most frequent the earwax plug and tubal
dysfunction, followed by otitis media with effusion and chronic otitis media. Out of the
total sample, it was observed that 12 subjects (61%) present hearing loss. It was nor
found relationship between hearing pathologies and the analyzed factors in this study.
Key words: hearing loss, hearing pathology, preschoolers, prevalence, academic per-
formance.
INTRODUCCIÓN
Se define la patología de oído como una alteración de alguna de las estructuras del sistema
auditivo: oído externo, oído medio y/o oído interno (Stanley, 2009), mientras que, la hipoacusia se
entiende como la pérdida total o parcial de la audición que está caracterizada por la dificultad para
escuchar sonidos y entender conversaciones (OMS, 2017). Es relevante señalar que no toda pato-
logía de oído se corresponde con una hipoacusia, así como tampoco toda hipoacusia se asocia a
patología de oído (Dougherty & Kesser, 2015).
La patología auditiva corresponde a una alteración de alguna de las estructuras del sistema
auditivo: oído externo, oído medio y/o oído interno (Stanley, 2009); habiéndose descrito diferentes
niveles de impacto en las distintas etapas del ciclo vital (Gil-Carcedo, 2011).
En el mundo existen 360 millones de personas con pérdida auditiva ocasionada por diver-
sas patologías (OMS, 2017). Específicamente en niños podemos encontrar frecuentemente otitis
media con efusión (Finkelstein y Beltrán, 2006), tapón de cerumen (Ukaegbe, Umedum, Chime y
Orji, 2016; Benito, Garrido, Velasco, Mata, Bachiller, y Ramírez, 2015), disfunción tubaria (Gierek,
Gwózdz-Jezierska, Markowski y Witkowska, 2009), entre otras (Olatoke, Ologe, Nwawolo y Saka,
2008). Es relevante destacar que en población pediátrica el impacto de la pérdida auditiva es mayor
debido a que dificulta la adquisición de habilidades críticas para el desarrollo lenguaje (Santana,
Castro y Cedano, 2010; Borg, Edquist, Reinholson, Risberg y McAllister, 2007).
auditiva no mayor al 2.4% tras evaluar a más de 5000 niños. En preescolares destaca el estudio de
Al-Rowaily, AlFayer, AlJomiey, AlBadr, y Abolfotouh (2012) en el que se reporta una prevalencia
total de 1.75%, destacándose la presencia de otitis media con efusión (OME), otitis media crónica
(OMC), perforación timpánica e hipoacusia sensorioneural.
En Chile está descrito que la prevalencia de hipoacusia en niños de edad promedio 9.5 años
es de un 10% y que la causa más frecuente de ella es la OME (Cardemil, Mena, Herrera, Fuentes,
Sanhueza y Rahal, 2016) que, por si sola, cuenta con una prevalencia de 14.8% en escolares entre
4 y 16 años de edad (Finkelstein, Beltrán y Caro, 2006), valor que puede aumentar durante periodos
de invierno (Richardson-López et al., 1998) por lo que se debe asegurar que haya una duración de
al menos tres meses para el diagnóstico (American Academy of Family Physicians, American Acad-
emy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery, American Academy of Pediatrics Subcommittee on
Otitis media with Effusion, 2004). En preescolares de cuatro a cinco años, Schonhaut, Farfán, Neu-
vonen y Vacarisas (2005), reportan un 15% de los niños presentan algún tipo de patología auditiva.
El sistema educativo escolar en Chile está compuesto por establecimientos privados y pú-
blicos. Entre los primeros, asiste la población de sectores medios-altos y altos, con una matrícula
el año 2016 correspondiente a un total de 1.201.588 estudiantes, mientras que en los segundos la
generalidad de la población atendida corresponde a estratos medio-bajo bajo, cuya matrícula total
el mismo año fue de 744.113 estudiantes (MINEDUC, 2017).
En relación con la dependencia administrativa, de acuerdo con las cifras oficiales, es posi-
ble señalar que la mayoría de establecimientos educacionales a nivel urbano son los que reciben
subvención estatal, que corresponden casi al doble de los de tipo municipal, mientras que entre
los establecimientos de áreas geográficas rurales, la distribución es inversa: los establecimientos de
dependencia municipal alcanzan los 149.000 a nivel nacional, en tanto que los particulares sub-
vencionados son poco más de 49.000.
En la región del Maule, las distribuciones son más extremas: establecimientos particulares
subvencionados urbanos llegan a 117.849; los particulares subvencionados rurales son 5.105. En
relación con los municipales, los urbanos son 81.988, y los rurales son 17.279 (MINEDUC, 2017).
Está descrito que la pérdida auditiva asociada a diferentes patologías genera dificultad en
múltiples áreas, sobre todo en preescolares quienes se encuentran en una etapa crítica del desarro-
llo (Blamey, Sarant, Paatsch, Barry, Bow, Wales et al. 2001). Es por esto que la detección temprana
es fundamental (Delgado, 2011) para implementar programas de intervención que minimicen el
impacto de las alteraciones auditivas, por lo cual es primordial contar con datos epidemiológicos
que permitan tomar decisiones oportunas.
OBJETIVO
Los objetivos de investigación fueron:
1. Determinar la prevalencia de patología auditiva e hipoacusia, y
2. Analizar la relación de estos datos con el sexo, residencia, curso y rendimiento académico.
MATERIAL Y MÉTODO
El presente estudio fue de corte transversal, descriptivo-correlacional.
El procedimiento de muestreo consistió en que inicialmente participaron todas las escuelas
municipales de la comuna de Molina que cuentan con niños de 4 años a 5 años 11 meses durante
el periodo de abril a octubre de 2016, constituyendo un universo de 404 estudiantes. La selección
de los participantes se llevó a cabo a partir de un muestreo aleatorio simple obteniéndose n = 197
con 5% de error.
Se recolectaron las variables curso, sexo, sector de residencia, presencia de patología auditiva
y rendimiento académico a través de análisis de Informe de Evaluación Formativa Primer Semestre
(ámbito comunicación) realizado por educadora de párvulos, Otoscopía (Otoscopio marca Riester
Modelo Scope), Timpanometría (Módulo Portátil Timpanometría marca Interacoustics Modelo Titán)
y Emisiones Otoacústicas (Módulo Portátil EOA marca interacoustics Modelo Titán). Para la audio-
metría se utilizó Audiómetro marca Interacoustics Modelo Affinity 2.0 calibrado según norma ANSI
S3.6, cabina sonoaislada y sonoamortiguada Silens 2.1. Los estudiantes que presentaron curva B y
C en impedanciometría o refirieron en emisiones otoacústicas fueron reevaluados luego de 3 meses
de la evaluación inicial. Posteriormente, fueron derivados a ORL para confirmación diagnóstica.
Todos los estudiantes fueron autorizados por su apoderado a través de consentimiento infor-
mado.
Para el tratamiento de los datos se realizó estadística descriptiva con SPSS 19. Los resultados
fueron informados a través de análisis de frecuencia y asociación de variables mediante la prueba
de chi cuadrado.
RESULTADOS
Los participantes fueron 197 con una edad promedio de 4.5 años. El 51.3% (101) los consti-
tuyen niñas y el 48.7% (96) niños.
Del total de la muestra se observó que 12 (6.1%) estudiantes presentaron hipoacusia de con-
ducción; lo que corresponde al 17% de los casos detectados con alguna patología auditiva. Todos
los casos presentaron pérdida auditiva de grado leve, seis (50%) de ellas son unilaterales y seis
(50%) bilaterales (Tabla 2). Estos casos correspondieron principalmente a OME y OMC. El porcenta-
je restante de estudiantes que demostraron patología auditiva sin pérdida auditiva según Promedio
Tonal Puro (PTP), presentaron umbrales aéreos en el rango límite de normalidad, descenso de algu-
nas frecuencias y disociación óseo-aérea en el caso de las disfunciones tubarias.
Respecto de la asociación entre las variables, en la Tabla 3 se informa que no existe asocia-
ción entre la presencia de patología auditiva y el sexo (p = .97). Lo mismo ocurre al relacionarla con
la residencia (p = .49), el curso (p = .21) y el rendimiento académico (p = .26). Tampoco se observa
asociación entre hipoacusia y rendimiento académico (p = .29) (Tabla 4).
DISCUSIÓN
En Chile existe una prevalencia de un 15% (Schonhaut et al., 2006) de patología auditiva
en preescolares, lo que es considerablemente menor a los valores encontrados en este estudio.
Esto podría ser deberse, por una parte, a las características diferentes de la muestra y/o, por otra, a
la cantidad de tapones de cerumen detectados en esta investigación que podrían explicar la dife-
rencia total. Finalmente, las características sociodemográficas pudieron influir en la diferencia de
los resultados, sin embargo, los datos respecto de la prevalencia de hipoacusia son similares a los
reportados por otras investigaciones que señalan fluctuación entre el 7% (Cardemil et al., 2016) y
el 12% (Mohd et al., 2010).
Por otra parte, se observa que ninguna de las variables de estudio se relaciona con la apari-
ción de patología auditiva. Respecto del sexo los resultados están dentro de lo esperado conside-
rando que no existen factores que generen diferencia entre hombres y mujeres a temprana edad
(Schonhaut et al., 2005). Lo mismo ocurre con el curso, en donde no se observa asociación debida,
principalmente, a que la variación de edad es mínima; ni siquiera de 12 meses entre ambos niveles.
En cuanto a la residencia, los datos no coinciden con la teoría, ya que está descrito que niños
de sector rural presentan mayor índice de patología auditiva en comparación con sus pares que vi-
ven en sectores urbanos (Mann et al., 1998). Esto podría deberse a que en la comuna de Molina, si
bien existe una división urbano rural, las características de las personas y de sus bienes no difieren
demasiado, lo que desfavorece el análisis.
El estudio que se presenta podría ser ampliado a otras regiones de Chile, considerando que
la extensión geográfica del país podría dar cuenta de variaciones que no han sido consideradas
en esta muestra local. Por otra parte, replicar este estudio en otros países latinoamericanos sería
valioso para ampliar el conocimiento que se tiene de la prevalencia de patología fonoaudiológica,
pero también para determinar las consecuencias que tanto la patología auditiva puede tener en la
población pediátrica.
CONCLUSIÓN
En primera instancia no se observa que factores como el sexo, curso, residencia y rendimien-
to académico estén relacionados con algunas de las patología auditivas descritas, aunque esto no
necesariamente implica que no exista un impacto de ellas en el desarrollo de un individuo. Por esto,
es tarea pendiente generar investigaciones que busquen relaciones más específicas entre la patolo-
gía auditiva y las distintas áreas del desarrollo infantil.
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TABLAS
OME 14 (7.1)
Unilateral 3 (1.5)
Bilateral 11 (5.6)
OMC 1 (0.5)
Unilateral 1 (0.5)
Bilateral 0 (0)
TUTORIAL
RESUMEN
El presente artículo revisa los principales aspectos relacionados con la intervención de las in-
tenciones comunicativas tempranas. Se discuten aspectos conceptuales básicos y se describen
los principales contenidos y estrategias de intervención tanto desde un modelo conductista
como más sociointeractivo, en sujetos con escasa y reducida intencionalidad comunicativa, y
en sujetos con reducidos medios comunicativos.
Palabras clave: intención comunicativa temprana, Atención conjunta, intervención, PECS,
PMT.
ABSTRACT
WThis article reviews the main aspects related to the intervention of early communicative in-
tentions. The basic conceptual aspects are discussed and the main intervention practices and
strategies, both the behavioral and socio-interactive model, are described in subjects with lim-
ited and reduced communicative intentions, and subjects with reduced communicative means
INTRODUCCIÓN
Dentro de las múltiples dificultades que pueden darse en el desarrollo de la comunicación humana,
una de las importantes es el compromiso de las intenciones comunicativas, siendo muchas veces el primer
1
Fonoaudiólogo. Magíster en Trastornos del Lenguaje. Académico Universidad Mayor. Chile
Wettlin Carpio, IE. Intenciones comunicativas tempranas
signo de alarma de una alteración en la comunicación (Paul, Norbury & Gosse, 2018). Si bien como fenóme-
no las intenciones comunicativas han sido estudiadas ampliamente por numerosas áreas del conocimiento
como la lingüística (Sperber & Wilson, 1995), la psicología (Haugh y Jaszczolt, 2012) la neurociencia (Bal-
coni, 2008), y en general las ciencias cognitivas (Bruner, 1975), existen pocas publicaciones en relación con
su evaluación e intervención en el área de la patología del lenguaje durante los últimos años. Tómese como
ejemplo que uno de los trabajos más citados es el de Wetherby y Prizant (1989), el cual además de tener
tres décadas, está en habla inglesa. Por lo anterior, a continuación, se revisarán aspectos generales en el
tratamiento de las intenciones comunicativas, pudiendo considerarse el presente trabajo, la continuación de
un artículo previo sobre aspectos teóricos de las intenciones comunicativas y su evaluación (Wettling, 2016)
La intención comunicativa como fenómeno puede definirse de manera simple como la formulación
y expresión de un acto para comunicar algo, el cual es interpretado por un otro (Balconi, 2008), debiendo
ser su expresión deliberada por parte del que la expresa (Bates, 1979). Por lo anterior, se considera una pieza
fundamental del acto comunicativo, cuando este es entendido como una actividad cooperativa entre agentes
sociales (Bara, 2016). Un aspecto importante para considerar en el estudio de la intencionalidad comunica-
tiva es que deben distinguirse dentro de sí, dos componentes, el propósito del acto comunicativo, el cual es
considerada la intención propiamente tal, y busca influenciar de manera explícita la conducta de otro, y el
medio comunicativo, que es la forma en la cual este acto comunicativo se manifiesta, pudiendo ser verbal,
gestual o incluso gráfico (Reichle, Ganz, Drager & Parker-McGowan, 2016).
Acá resulta interesante destacar que, pese a que existe un acuerdo general respecto a cuando surgen
las intenciones comunicativas, no existe una mirada única respecto a cómo es el mecanismo por el cual estas
lo hacen. Camaioni (2017) plantea la existencia de dos grandes fuentes teóricas: una de raíz más cognitiva,
que explica su aparición desde la evolución de esquemas sensoriomotores, y otra de raíz más sociointerac-
tiva, que explica el surgimiento de las intenciones desde la interacción temprana. Dado que ambas no son
excluyentes, y constituyen parte de la base conceptual de la intervención, serán revisadas brevemente a
continuación
Teoría cognitiva
Esta plantea que la intencionalidad comunicativa surge a partir de la habilidad de la evolución de
conductas medios-fin, en la cual el niño diferencia ambos aspectos y es capaz de utilizar medios apropiados
para lograr fines específicos (Camaioni, 2017). Esto se daría en la etapa 5 de Piaget (O’Kane & Goldbart,
1998), en la cual el menor adquiere la capacidad de utilizar herramientas, lo que a su vez le permite usar a
una persona para obtener un objeto deseado, lo que daría origen a los protoimperativos (peticiones), y un
poco después la capacidad de usar un objeto para obtener la atención de una persona, lo que daría origen a
los protodeclarativos (comentarios). Acá la intención comunicativa es el resultado del desarrollo cognitivo a
través de la elaboración y diferenciación de esquemas sensoriomotores, y corresponde más bien a concep-
ciones o representaciones individuales y mentales de objetos específicos (Galeote, 2002)
Teoría sociointeractiva
En este modelo, se hace hincapié en que la adquisición de las intenciones comunicativas es producto
de la capacidad de coordinar la orientación hacia un evento con otro agente (Camaioni, 2017) gracias a los
cual se logra un punto común de referencia, es decir, la intención comunicativa surgiría a partir de la Atención
conjunta. Esto implica que el fin del acto comunicativo no se reduce solo a la modificación de la conducta de
los demás, sino que además implica la capacidad de influenciar estados mentales (Gómez, 1990; Tomasello
cols., 2005), para lo cual el menor debe primero reconocer al otro como un agente intencional (Tomasello,
2008). De manera específica, la Atención conjunta se divide en las conductas de Seguimiento de Atención
conjunta, SAC, y de Iniciación de Atención conjunta, IAC, siendo este último grupo de conductas aquellas
a las cuales se les atribuye intención comunicativa, constituyéndose ambas conductas posteriormente como
la base de desarrollos posteriores como son la cognición social y el desarrollo linguistico (Mundy, 2016). Por
lo anterior, es importante destacar que el desarrollo de la Atención conjunta no termina con el desarrollo
intencional, siendo su finalización mucho más tarde a los 18 meses cuando los menores logran compartir
su atención en relación a objetos que están fuera de su campo visual (Escudero, Carranza & Huescar, 2013)
Alteraciones en las intenciones comunicativas
Las alteraciones de las intenciones comunicativas son un elemento común en sujetos con necesidades
comunicativas complejas (Sreekumar & Mathew, 2019). Estas dificultades pueden presentar distintas formas
de afectación, lo cual varía dependiendo de la edad de aparición y la presencia de condiciones médicas aso-
ciadas. En el caso del propósito, puede observarse una reducción en el tipo de intenciones utilizadas (Vicker,
2008) y en el caso de los medios, una expresión inusual por medios no verbales los cuales puede ser incluso
no convencionales (Maljaars et al, 2011).
Un ejemplo de dificultades en los medios comunicativos, más que en los propósitos, es lo observado
en menores con Trastornos del Desarrollo del Lenguaje (ex TEL) y menores portadores de pérdidas auditiva
importante, (Schwartz, 2009; Kretschmer y Kretschmer, 2010). Esto contrasta con lo observado en menores
con Mutismo electivo que, en ausencia de otras alteraciones de lenguaje, presentan dificultades solo del pro-
pósito (Oerbeck, Johansen, Lundahl & Kristensen, 2011). Condiciones donde pueden observarse dificultades
tanto el propósito como el medio son el caso de menores Síndrome de Down (Cebula, Moore y Wishart,
2010), Parálisis Cerebral (PC) (Pennington, 2012) y de manera especial, en el caso de menores con Trastornos
del Espectro Autista (TEA), los cuales tienen dificultades patognomónicas en el propósito, mostrando un mar-
cado déficit en intenciones referidas a comentario y otras conductas de tipo más social, así como dificultades
a nivel del medio ya que muchos presentan dificultades en la conducta verbal (Wetherby, 2006; Gernsbacher,
Stevenson, Khandakar & Goldsmith, 2008; Watson et al, 2013).
Cualquiera sea el caso, el modelo puede estar centrado en el clínico, donde las actividades son reali-
zadas por este último, son altamente estructuradas y apuntan a objetivos específicos; o puede estar centrado
en el niño, donde el adulto responde a la iniciativa del niño en actividades lúdicas ocurridas en ambientes
por lo general naturales, y se le puede agregar una posición intermedia, los modelos híbridos, donde se
toman elementos combinados de los dos modelos anteriores (Hoodin, 2011). Este continuo en la forma de
intervenir fue descrito por Fey (86) y mas allá de sus fortalezas y debilidades, existen prácticas basadas en
evidencia dentro de cada uno que pueden ser útiles dependiendo de cada caso, por lo cual, por motivos
prácticos se describirá la intervención en tres poblaciones distintas: menores con escasa/nula intención co-
municativa; menores con reducción en el tipo de intenciones utilizadas, y menores con dificultades en el tipo
de medios comunicativos a utilizar.
Objetivos y contenidos
En esta población, constituida en su mayoría por sujetos con necesidades comunicativas complejas y
severas dificultades, el objetivo prioritario de la intervención es lograr que el menor se comunique de mane-
ra intencional por cualquier medio disponible para lograr una comunicación funcional con su medio social
(Ogletree et al, 2010) siendo en general los primeros medios para abordar los no verbales desde un criterio
evolutivo,
Respecto a los contenidos a abordar, desde una mirada cognitiva, deberían ser los hitos esperados en
la etapa sensoriomotora, y que son requisito para la aparición de la intención comunicativa. Dentro de ellos
se puede encontrar la permanencia del objeto, conductas medios-fin, causalidad, espacio y uso funcional de
objetos, pudiendo agregarse además la imitación (Nelson, 1988b). Pese a ello, y sin desmedro del enfoque
anterior, hoy la intervención tiene un enfoque mucho más centrado en la mirada sociointeractiva, donde las
intenciones comunicativas son conceptualizadas más bien como iniciaciones de Atención conjunta (Haebig,
McDuffie, & Ellis Weismer, 2013).
Estas intervenciones, como es el caso del Joint Attention Mediated Learning (JAML), en general tienden
a abordar aspectos previos al desarrollo de esta, como que el menor preste atención a la cara de los padres y
logre establecer turnos en un juego repetitivo en base a sus intereses, con el fin de que posteriormente logre
iniciar episodios de atención conjunta. esto es, expresar intenciones comunicativas (Schertz, Odom, Baggett
& Sideris, 2013), Debe agregarse que actualmente se conceptualiza la atención conjunta dentro de un con-
tinuo que va desde la falta de atención a objetos y personas; pasa por la interacción con objetos y personas
por separado; llega al enganche conjunto con apoyo donde el niño interactúa con un objeto en compañía
de un adulto sin ser consciente de la presencia de este, y finalmente logra el enganche conjunto coordinado
que es la atención conjunta propiamente tal (Kasari, Kasambira, & Stickles, 2012) debiendo adaptarse la in-
tervención al nivel en el que se encuentre el menor.
Dentro de las intenciones comunicativas que deberían ser abordadas, por ser las más funcionales y
primero en aparecer en términos evolutivos, están la petición de objetos y acciones, la protesta y rechazo,
el comentar, pedir respuesta, saludar y llamar la atención sobre sí mismo (Rosetti, 2001; Owens, 2014). Se
debe comentar que en el caso de utilizar modelos de intervención conductistas las conductas de petición
pueden ser referidas como mandos, mientras que aquellas destinadas a comentar, como tactos (Hedge &
Davis, 2010)
Estrategias
Si bien se pueden utilizar tanto métodos de entrenamiento directos de base conductista, como inter-
venciones naturalistas de carácter más lúdico, en general estos últimos son más recomendables ya que el
objetivo principal en estos casos es promover la habilidad del niño para interactuar con otros, más allá de los
medios utilizados (Rosetti, 2001; Kasari, Kasambira, & Stickles, 2012)
Desde este enfoque, se realizan actividades más bien naturalistas basadas en el juego, donde priman
técnicas facilitadoras donde los interactuantes deben entre otras cosas, responder de manera predecible y
contingente a las señales del menor como si fueran comunicativas, pese a que estas no lo sean (Mc Duffy &
Yoder, 2010). Para más detalle de estas estrategias ver Tabla I
Tabla I Estrategias para facilitar la comunicación
Balance Actuar y comunicarse como el niño lo hace
Responder a las señales comunicativas del niño
Iniciar intercambios comunicativos
Mantener actividades conjuntas
Estas estrategias, englobadas muchas veces bajo el rótulo de estilo interactivo adulto, asumen que el
menor se comunica de forma intencional y en general tienen un buen efecto en el incremento de intenciones
comunicativas (Kossyvaki, 2018) debido a que la expresión de las primeras intenciones es el producto de un
desarrollo dinámico en cascada que involucra tanto los primeros comportamientos del menor como la res-
puesta de su medio social (Iverson & Wozniak, 2016) el cual es un elemento central de este tipo de abordaje.
Pese a ello, si bien esta intervención puede resultar exitosa en muchos casos, en otras ocasiones es necesario
la implementación de un sistema de entrenamiento directo, de tipo más conductual, para la aparición y de-
sarrollo de la intención comunicativa (Taylor & Hoch, 2008; Gomes et al, 2019).
En este último tipo se enmarca el Picture Exchange Communication System, PECS (Frost y Bondy, 2002), el
cual consiste en un sistema aumentativo/alternativo de comunicación basado en iconos, el cual utiliza meto-
dología conductista para su entrenamiento y que ha sido utilizado principalmente en menores con TEA. En la
Tabla II puede observarse un resumen de las seis etapas en las cuales se divide este sistema de intervención
Fase instruccional
Fase I Se enseña al menor a intercambiar imágenes simples por o iconos, por items o activi-
dades deseadas. El entrenamiento es hecho con dos terapeutas que trabajan en gran
cercanía con el niño
Fase II Se enseña al menor a intercambiar fotos o iconos para un número incrementado de
ítems y acciones. Los niños son entrenados para recorrer distancias cortas para recupe-
rar e intercambiar imágenes e iconos y para intercambiar imágenes e iconos con una
variedad de interactuantes que gradualmente
Fase III Se enseña al menor a discriminar entre varias imágenes e iconos a elegir entre ítems
deseados y no deseados, y para elegir entre una colección de ítems deseados
Fase IV Se enseña al niño a expandir sus peticiones para comunicarse con frases completas
Fase V Se enseña al niño a responder preguntas usando iconos, imágenes y palabras del PECS
Fase VI Se enseña al niño a expandir el uso de iconos, imágenes y palabras y a usar el sistema
PECS para comentar
Si bien aspectos como su bajo costo, baja complejidad y versatilidad en su implementación lo hace
un sistema de primera elección en el abordaje de las intenciones comunicativas (Flippin et al., 2010) es su
evidencia en el tratamiento de menores con TEA unos de sus mayores atractivos, pero también una desven-
taja ya que por su sistema estructurado no es tan claro como menores con otras patologías se beneficien de
la misma forma.
Objetivos y contenidos
La reducción del tipo de intenciones comunicativa utilizadas y su baja frecuencia de uso, es un rasgo
común en sujetos con necesidades comunicativas complejas no solo por su condición, sino que además por
las interacciones limitadas con sus compañeros de comunicación y las pocas oportunidades de comunica-
ción que se les presentan (Light, 1997), lo que vuelve una necesidad el diversificar el tipo de intenciones co-
municativas a utilizar, así como su frecuencia de uso. En relación con el tipo de intenciones a abordar, estas
son similares a las abordadas en aquellos con escasa intención. En el caso de que el menor transite desde el
uso de medios no verbales a verbales para expresar las intenciones, estas deben diversificarse, incluyendo
otras como el saludo y la nominación (Nelson, 1998)
Estrategias
Si bien acá el uso de estrategias facilitadoras propias del estilo interactivo adulto sigue siendo útil, un
entrenamiento más directo, donde el terapeuta utiliza un estilo de interacción directivo, en el cual manipula
los antecedentes y consecuencias de las conductas que desea enseñar puede ser recomendable (Owens,
2014). Otra buena alternativa, es el uso de un modelo híbrido, donde se manipula el contexto en el cual se va
a abordar la conducta (Paul, Norbury & Gosse, 2018), En este modelo, primero se deben seleccionar las for-
mas que puedan ser usadas frecuentemente en los contextos donde el niño participa con el fin de maximizar
la frecuencia de uso, luego se debe incluir tanto formas verbales y no verbales como medios válidos por los
cuales el menor pueda comunicarse, y por último, se debe ser responsivo a todos los intentos comunicativos
del menor (Nelson, 1998; Owens, 2014).
Un sistema de tratamiento que se ubica dentro de este último modelo, presenta buena evidencia y
promueve la aparición y complejización de las intenciones comunicativas es el Prelinguistic Milieu Teaching
(PMT) (Yoder y Warren, 1998) el cual estimula el uso coordinado de gestos, vocalizaciones y contacto ocular
para expresar intenciones comunicativas, en el marco de interacciones sociales que ocurren en el ambiente
natural del niño (Warren et al. 2017; Fey, Warren, Bredin-Oja & Yoder, 2017). Los objetivos de intervención
Fin Estrategias
1.- Establecer ruti- A. Imitar los actos motores del niño
nas que sirvan como
contexto para los ac- B. Imitar los actos vocales del niño
tos comunicativos
C. Interrumpir el patrón establecido de acciones del niño con un turno del adulto, y
esperar a que el niño tome su turno
D. Realizar una acción que el niño encuentre divertida o interesante; pausar, enton-
ces repetir para producir mas risas
modelar vocalizaciones con sonidos y modelar palabras conocidas que estén fuera
del repertorio conductual del niño
este dentro el repertorio del niño cuando las vocalizaciones no sean parte del acto
comunicativo
D. Imitar las vocalizaciones espontáneas del niño con sonidos y silabas conocidas
que estén dentro de
precisamente como sea posible cuando las vocalizaciones no sean parte del acto
comunicativo
3.- Incrementar la A. Entrega el objeto o realiza la acción deseada, en base a lo que el niño mira
frecuencia y espon-
taneidad de contacto B. Da apoyos verbales para que mire
ocular coordinado
C. Mueve el objeto deseado
E. Una vez que el niño lo logra, explícitamente da cuenta de la mirada del niño de
manera alegre y amistosa
4.- Incrementar la A. Entrega el objeto o realiza la acción deseada, de manera contingente al uso de
frecuencia y rango de gestos
los gestos convencio-
nales y no conven- B. Pretende no entender mirando y gestualizando con cara y duda y diciendo
cionales “Que?” o “que quieres?”
deseada
5.- Combina com- A. Si el niño produce uno o dos componentes del acto comunicativo, espera de
ponentes de actos manera expectante (tiempo de espera) para dar ayudar para el segundo (o tercer)
comunicativos in- componente
tencionales. Los tres
componentes son B. Si el niño produce uno o dos componentes del acto comunicativo, y no agrega
contacto ocular con otro componente después del tiempo de espera:
el otro, vocalizacio-
nes y gestos • Pide, “que quieres” o se da otra clave y se sigue esperando
• Intersecta la mirada del niño o dice el nombre del niño para promover el contacto
ocular
Respecto a los procedimientos, estos se basan en el uso de técnicas de enseñanza directa como el mo-
delado, mando modelo y tiempo de espera, todo en un contexto donde, modificando el ambiente, se crean
oportunidades de comunicación (Warren, Bredin-Oja & Yoder, 2017). Un ejemplo de esto es poner objetos
del interés del niño dentro de su campo visual pero fuera de su alcance y en esta situación, seguir todos los
intentos del niño modelando e instigando a que pida (Warren et al, 2001). Estas estrategias pese a controlar
el ambiente donde se realiza la intervención se insertan en el marco de rutinas sociales, donde se entregan
claves y refuerzos para elicitar y reforzar todos los intentos comunicativos del menor lo cual permite más
fácilmente su modificación (Paul, Norbury & Gosse, 2018). Es importante resaltar respecto a la modificación
del ambiente, muy presente en este modelo, que ambientes más estructurados y predecibles funcionan mejor
para elicitar peticiones mientras que situaciones no estructuradas funcionan mejor para elicitar comentarios
(Nelson, 1998)
45 Rev. Dig. EOS Perú. Vol. 13(1) 03-19. 2019 Abr-Set
Wettlin Carpio, IE. Intenciones comunicativas tempranas
El PMT tiene amplia evidencia de eficiencia en el abordaje de las intenciones comunicativas (Yoder
& Warren, 1998, 1999, 2001), en especial una variación denominada RE/PMT, donde se incorpora además
la Educación Responsiva que tiene entre sus principios a) sensibilizar a los padres sobre el desarrollo de la
comunicación intencional y no intencional, b) alentar a los padres a que esperen que sus hijos produzcan
comportamientos interpretables, (c) estimular a los padres a ser el foco de atención del niño siguiendo la ini-
ciativa de este y (d) proporcionar consecuencias verbales y no verbales apropiadas a los actos comunicativos
de los niños. (Warren et al, 2017)
Objetivos y contenidos
Cuando un menor con necesidades comunicativa complejas, es no verbal o mínimamente verbal, va
a presentar escasos medios para expresar sus intenciones, y estos raramente van a lograr satisfacer sus necesi-
dades comunicativas o las de su entorno social. En estos casos el fin principal de la intervención es lograr que
el menor desarrolle un medio de comunicación alternativo con el cual pueda comunicarse de manera efecti-
va con su entorno (Beukelman & Mirenda, 2013), para lo cual debe utilizarse un abordaje basado en Comu-
nicación aumentativa alternativa (CAA) (Sreekumar & Mathew, 2019). Dentro de los medios que pueden ser
entrenados, están los que no requieren ayuda de elementos externos, tales como gestos y lenguaje corporal,
o aquellos que utilizan apoyos físicos los que se dividen en medios de bajo nivel tecnológico, como fotos
tales como las utilizadas en el sistema PECS, objetos, o símbolos tangibles entre otros, y medios de alto nivel
tecnológico, como tablets o dispositivos electrónicos que generan habla (Pino, 2014). Respecto a la elección
del medio a trabajar, depende de muchos factores como por ejemplo la condición de base, observándose que
mientras que sujetos con TEA se benefician más de sistemas con apoyo como el uso de imágenes (Reichle,
Ganz, Drager & Parker-McGowan, 2016), otros cuadros como el Síndrome de Down, son más beneficiados
con sistemas como el gestual, donde tienen un mejor desempeño (Roberts, Price, & Malkin, 2007)
Respecto a las intenciones a abordar, en general deberían abordarse en la medida de lo posible, las
tres grandes categorías descritas por Wetherby y Prizant (1989) que son regulación conductual, interacción
social y atención conjunta. Si bien en patologías como TEA y la PC, lo más común es partir con las de
regulación conductual (Reichle, Ganz, Drager & Parker-McGowan, 2016; Pennington, 2012) este no es ne-
cesariamente el caso de otras necesidades comunicativas complejas por lo que dependerá de cada caso en
particular.
Estrategias
La gran mayoría de los menores usuarios de CAA dependen de más un sistema de comunicación,
siendo los típicos el vocal, gestual y pictográfico, por lo que se plantea en un principio el testear diferentes
sistemas con los elementos de interés del menor y así poder determinar cuál es el más, sin desechar los otros.
(Reichle, Ganz, Drager & Parker-McGowan, 2016). Dentro de las estrategias a utilizar, se sugiere el apro-
vechar las rutinas e interacciones diarias, donde mediante apoyos gráficos se van anticipando las diferentes
actividades, los cuales el menor puede utilizar posteriormente para solicitar lo que desea (Drager, Light &
McNaughton, 2011). En muchas ocasiones esta intervención por si sola no basta, y se requiere de instrucción
directa, con el uso de estrategias de modelado, apoyos, reforzamiento entre otras, además del uso de apoyos
como el uso de scripts y modificación del ambiente (Quill, 2000)
Conclusiones
La intervención de las intenciones comunicativas es un proceso dinámico, que debe basarse en una
evaluación exhaustiva con el fin de determinar aquellos objetivos y contenidos más funcionales. Respecto
a la metodología, existe un sinnúmero de estrategias que pueden utilizarse, que van desde una mirada más
conductista hasta una más sociointeractiva, siendo el principal criterio de elección las características propias
de cada caso y la evidencia existente de cada una de estas metodologías. Un ejemplo de lo anterior es el
estudio de Yoder y Stone (2006) quienes al comparar el PECS con el RE/PMT en un grupo de autistas no ver-
bales, encontraron que si bien el RE/PMT facilitó la frecuencia de la toma de turnos generalizada y generalizó
el inicio de la atención conjunta, el PECS fue mejor en aumentar la intención comunicativa de petición en
aquellos que presentaban escasa intencionalidad, lo que muestra que más que un método sea mejor al otro,
apuntan a poblaciones con necesidades distintas.
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ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Apaza, Estefani1
RESUMEN
La educación inclusiva involucra que las escuelas aseguren la presencia, participación
y logros de todos los estudiantes; en el caso de los estudiantes con necesidades educa-
tivas asociadas a discapacidad, la evaluación de los aprendizajes se torna en un desa-
fío, tanto para el docente como para las instancias nacionales responsables de medir
los aprendizajes de manera anual. Por ende, se planteó analizar la “Guía para asegurar
la inclusión en las evaluaciones estandarizadas”, elaborada por la Oficina de la Medi-
ción de la Calidad de los Aprendizajes (UMC). Para ello, se llevó a cabo un análisis de
la mencionada guía. Los resultados indicaron que existe una mayor descripción de los
recursos y apoyos para adaptar las evaluaciones de aprendizaje más no, la descripción
de las condiciones y el procedimiento de ejecutar las adaptaciones.
Palabras clave: Inclusión educativa, Necesidades educativas especiales, discapacidad,
evaluación de aprendizajes
ABSTRACT
Inclusion education involves schools ensuring the presence, participation and achieve-
ments of all students; in the case of students with educational needs associated with
disability, the assessment of learning becomes a challenge, both for the teacher and for
the national figures responsible for measuring learning annually. Therefore, this study
aimed to analyze the “Guide to ensure inclusion in standardized evaluations” prepared
by the Workplace of Measurement of the Quality of Learning. For this, an analysis of
the contents of the guide about the assessment of learning for special educational needs
associated with disability was carried out. The results indicated that there is a greater
__________________________________________________________________________________
1
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Aspaza, E. Aprendizaje en niños con necesidades educativas
description of the resources and supports to adapt the evaluations of learning but not,
the description of the conditions and the procedure of executing the adaptations.
Key words: Educational inclusion, Special educational needs, disability, assessment of
learning
Introducción
En tal sentido, Muntaner (2013) resalta la existencia de tres principios fundamentales para
una educación inclusiva: presencia, participación y progreso. Así también, la Organización de la
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, 2008) menciona que es “un
proceso orientado a responder a la diversidad de los estudiantes incrementando su participación y
reduciendo la exclusión en y desde la educación. Está relacionada con la presencia, la participación
y los logros de todos los alumnos, con especial énfasis en aquellos que, por diferentes razones, están
excluidos o en riesgo de ser marginados, constituyendo un impulso fundamental para avanzar en la
agenda de la Educación para todos y todas” (p.7).
Para ello, Booth y Ainscow (2000) mencionan que existen tres dimensiones de la educación
inclusiva: (a) Crear políticas inclusivas, a partir de brindar apoyos inclusivos, un liderazgo com-
partido, infraestructura accesible y flexibilización de la organización escolar; (b) Crear prácticas
inclusivas, a partir de un diseño universal de aprendizaje, el uso de aprendizaje con metodologías
activas, el trabajo en equipo y el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (Tics), y (c)
Crear culturas inclusivas, a partir de la construcción de valores inclusivos, altas expectativas, cultura
colaborativa y el compromiso y pertenencia.
Según la Encuesta Especializada sobre Discapacidad (ENEDIS, 2012) se cuenta con un 5,2%
de población en situación de discapacidad. Además, se indican algunos datos relevantes como el
acceso a las escuelas, nivel de instrucción, tasa de alfabetismo, etc. Existe un 54% de niños con
alguna discapacidad que no accede a la escolaridad, y el nivel de educación que reciben es inferior
al nivel secundario, de tal modo que solo el 40,4% se encuentra en primaria, 2,4% se encuentra
en secundaria y el 22,3% no cuenta con instrucción educativa. Además, las tasas de analfabetismo
son preocupantes, un 26.5% de personas con discapacidad mayores de 15 años no saben leer ni
escribir.
En el ámbito educativo, se categorizan a los estudiantes con discapacidad dentro del grupo
de estudiantes con Necesidades Educativas Especiales. Generalmente, esta etiqueta se asocia a una
característica inherente del estudiante, pese a que según la literatura, este concepto hace referencia
a la necesidad específica de apoyo que requiere el estudiante. Por lo tanto, las necesidades educa-
tivas especiales se definen como el conjunto de adecuaciones curriculares, estrategias y técnicas
didácticas de enseñanza, modificaciones del espacio físico y/o material, permanentes o transitorias,
que requieren las personas con alguna discapacidad, talento, alta capacidad o con situaciones fami-
liares y/o escolares y/o comunitarias desfavorables, para desarrollar aprendizajes que les permitan
responder eficientemente a las exigencias del contexto social (García, Romero, Aguilar, Lomeli y
Rodríguez, 2013;Valenzuela, Guillén, y De los Ángeles, 2014; Luque-Parra y Luque-Rojas, 2013;
Bermeosolo, 2010)
Una educación que incluya a todos los estudiantes requiere partir de un Diseño Universal
de Aprendizaje (DUA), el cual se refiere al diseño de productos, entornos, programas y servicios
que puedan utilizar todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación
ni diseño especializado. Sin embargo, en relación a cada contexto escolar y casos particulares, sur-
gen ajustes razonables, es decir, las modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas que no
impongan una carga desproporcionada o indebida, para garantizar a las personas con discapacidad
el goce o ejercicio, en igualdad de condiciones con las demás, de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2006).
Sin embargo, los programas educativos que se brindan en el Perú para los estudiantes con
necesidades educativas asociadas a discapacidad todavía están siendo encaminados a superar la
exclusión y a realizar los ajustes razonables como en el caso de las evaluaciones de logros de apren-
dizaje o evaluaciones estandarizadas.
La evaluación de aprendizajes resulta siendo un desafío, tanto a nivel nacional como inter-
nacional. Una de las evaluaciones internacionales estandarizadas denominada PISA procura incluir
a todos los estudiantes indicando que no debe superarse al 2,5% de ausencia de evaluaciones en
un centro escolar. No obstante, debido a las características de los análisis estadísticos que requieren
este tipo de evaluaciones en otros países de habla inglesa se suelen excluir a los estudiantes con
necesidades educativas derivadas de discapacidad (Rappoport & Sandoval, 2015).
A esto se suma la situación de los estudiantes con discapacidad como lo señalan Cueto, Mi-
randa y Vásquez (2016) en un estudio, en el cual analizaron la Reforma Magisterial 29944 del 2012,
encontrando que en esta normativa para docentes, solo en tres artículos de este reglamento se con-
sideran disposiciones sobre discapacidad. Así pues, sostienen que los estudiantes con discapacidad
no solo acceden a menores niveles educativos, sino que, durante su educación, se encuentran con
barreras como infraestructura inadecuada, materiales no especializados y docentes poco prepara-
dos para atenderlos (Defensoría del Pueblo, 2001), lo que resulta siendo un obstáculo para acceder
y recibir una educación de calidad y con equidad.
En otro estudio, Tovar (2013) encontró que los equipos de Servicio de Apoyo y Asesoramiento
para la Atención a las Necesidades Educativas Especiales (SAANEE) que apoyan la inclusión de los
estudiantes con discapacidad a escuelas regulares, aún son pequeños y no tienen correspondencia
ni respaldo consistente en las instancias descentralizadas del sistema educativo. Por su parte, Fer-
nández (2007) entrevistó a directores, docentes, estudiantes y padres de familia de escuelas regula-
res evidenciando que los profesores no son muy positivos cuando se les pregunta por las facilidades
para aprender con las que cuentan los niños o niñas con discapacidad a los que enseñan: el 56,3%
se muestra inseguro y el resto señala que existe poca capacidad de aprender en ellos.
De esta manera se muestra que el Estado, así como las instituciones o servicios educativos,
refuerzan las brechas educativas pese a que en teoría, todos estos grupos se encuentran protegidos
por las leyes y normas, tanto a nivel nacional como internacional (Cueto, et. al., 2016).
Por consiguiente, se busca analizar los ajustes razonables que asumen en la Evaluación Cen-
sal de Estudiantes (ECE) en relación a la guía elaborada por la UMC para asegurar la inclusión de
los estudiantes con necesidades educativas asociadas a discapacidad en las evaluaciones estandari-
zadas. Por ello, este estudio busca responder ¿Qué características y condiciones se brindan para los
estudiantes con discapacidad en las evaluaciones de logros de aprendizajes?
Método
Se llevó a cabo un análisis de los contenidos de un documento orientado a la evaluación de
los aprendizajes para las necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad. Este tipo de
estudio se define como un análisis cuantitativo de los mensajes de los documentos revisados basa-
do en el método científico; puesto que busca describir a partir de las inferencias que se realizan,
un mensaje o fenómeno, y se respalda en la intersubjetividad de los lectores como indicador de
confiabilidad entre codificadores (Neuendorf, 2010). Los contenidos analizados pertenecen a la
“Guía para asegurar la inclusión en las evaluaciones estandarizadas” elaborado por la Oficina de la
Medición de la Calidad de los Aprendizajes (UMC).
Resultados
A continuación se presenta un cuadro de la cantidad de ocasiones en las cuales se han presentado
las variables descritas.
Tabla 2. Número de variables presentes en la guía
Variables Frecuencia
Condiciones físicas del aula 0
Uso del tiempo 1
Instrumentos de evaluación 6
Metodología 1
Tipos de ajustes (adaptaciones) 18
Fuente: Elaboración propia.
En los resultados se evidencia que existe una mayor presencia de mensajes con relación a la
descripción de los instrumentos de evaluación y los tipos de ajustes para incluir a los estudiantes
con necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad.
En detalle, con relación a la primera variable analizada, se menciona que este grupo de estu-
diantes debe participar de las evaluaciones estandarizadas en igualdad de condiciones, tal como se
señala en las normativas nacionales.
Con respecto a la variable, uso del tiempo, se busca crear condiciones similares para los
estudiantes; para esto, se parte del registro de las necesidades educativas, y en función de ello, pro-
porcionar una propuesta con las acomodaciones y recursos de apoyo específicos para este grupo.
En cuanto a los instrumentos de evaluación, se menciona en primer lugar, las fichas de re-
gistro. Estas se presentan como instrumentos clave para proporcionar los apoyos y acomodaciones
para este grupo, previo a la evaluación de aprendizajes. Se desarrollan seis instrumentos o listas de
cotejo denominadas “Ficha de registro” que constan de preguntas que recogen información sobre
las características de los estudiantes con Discapacidad Motora, Discapacidad Visual, Discapacidad
Auditiva, Sordoceguera, Trastorno de Espectro Autista y Discapacidad Intelectual. Cada ficha de
registro puede ser completada por: a) El Servicio de Asesoramiento y Acompañamiento a las Nece-
sidades Educativas Especiales (SAANEE), b) el psicólogo de la Institución Educativa, o c) el comité
de tutoría. Cada ficha incluye preguntas acerca de la condición del estudiante, mecanismos de co-
municación del estudiante, acomodaciones que requiere el estudiante y los recursos o apoyos que
utiliza habitualmente en sus actividades del aula.
En lo concerniente a la ficha de registro para discapacidad física o motora, las preguntas con-
cernientes la condición del estudiante, se orientan a las características físicas relacionadas al movi-
miento de las partes de su cuerpo. El segundo grupo de preguntas focaliza en la comunicación del
estudiante, enfatizando en los aspectos instrumentales es de la manera en que expresa sus intereses
o necesidades. Con relación a las acomodaciones, las preguntas están orientadas a conocer acerca
de las capacidades para la escritura, disposición para el trabajo y la comprensión de consignas. Sn
embargo, no recoge información de los tipos de apoyos que utiliza en el aula para esas acciones se-
ñalas en el registro. Además, no se recoge información el tipo de apoyo: físico, verbal o gestual para
ejecutar actividades; pero se menciona, una propuesta de recursos y apoyos educativos utilizados.
Respecto a la ficha de registro para Discapacidad intelectual, dentro de esta condición se
consideran a los estudiantes con Síndrome de Down o diagnosticados con Retardo mental leve o
moderado. Las preguntas en esta ficha involucran las habilidades básicas de las áreas de lectura,
escritura y cálculo. Además, del tiempo que puede ejecutar una actividad.
En lo referido la ficha de registro para Discapacidad visual, se incluye las categorías de baja
visión y ceguera total. En este caso, el primer grupo de preguntas que involucra la condición del
estudiante, implica las características de la información a las que puede acceder considerando su
discapacidad. El segundo grupo de preguntas se relaciona con el sistema que utiliza para acceder a
la información visual; y el tercer grupo de preguntas, a los recursos y apoyos que puede y no puede
utilizar para comprender la información visual.
Con relación a la ficha de registro de discapacidad auditiva, la misma incluye dos categorías:
hipoacusia y sordera total. En el primer grupo de preguntas se involucra a las características del es-
tudiante acerca del repertorio verbal con el que cuenta y su capacidad para mantener la atención
a la clase. En el segundo grupo de preguntas, se consideran las características de los textos o infor-
mación escrita a la que puede o no puede acceder. Sin embargo, no se explora los tipos de apoyos
que utiliza para comunicarse.
Por su parte, la ficha de registro de Sordoceguera, indaga sobre las herramientas que utiliza
para comunicarse y acceder a la información visual y auditiva. Asimismo permite contar con infor-
mación acerca del nivel de uso de lenguaje de señas, los apoyos que requiere y los recursos con los
que cuenta el estudiante para comunicarse.
Por su parte, en la ficha de registro de Trastorno de Espectro Autista, las preguntas del primer
grupo recogen información sobre la condición del estudiante en relación a su conducta y lenguaje;
mientras que en el segundo grupo de preguntas, las acomodaciones que requiere el alumno para la
lectura.
Otra variable analizada es la metodología, la cual contempla los pasos que deben seguir las
instituciones para registrar y recoger información de las necesidades educativas de los estudiantes.
Así pues, el registro de estas necesidades responde al llenado de las ficha de registros por parte de
los especialistas sea del equipo SAANEE o docentes de la escuela.
En los análisis de la variable de tipos de ajustes se encuentra la presencia de dieciocho recur-
sos y apoyos para facilitar la evaluación de aprendizajes, entre estos, se destaca el uso de Sistemas
Aumentativos y Alternativos de Comunicación y sistemas de lectura y herramientas que apoyan la
escritura. No obstante, no se consigna una clasificación de estos recursos y los objetivos de apli-
cación de cada uno de los mismos. Lo cual puede conllevar a la generalización del uso de dichas
técnicas, sin considerar las características de cada estudiante y el entrenamiento en el uso de cada
recurso.
Análisis y Discusión
El objetivo del presente estudio fue identificar las características y condiciones que se brindan
a los estudiantes con discapacidad en las evaluaciones de logros de aprendizajes. Los resultados
encontrados indican que la guía analizada describe las características del proceso previo a la apli-
cación de la evaluación de los aprendizajes, más no, las condiciones que se requieren para ejecutar
la evaluación.
El primer análisis se centró en las condiciones físicas del aula para ejecutar la evaluación. Se
encontró que no se registra las características de los espacios previos requeridos y controlados para
favorecer la evaluación, pese a que se establece que debe haber igualdad de condiciones entre los
estudiantes; lo cual termina siendo un lineamiento que no ejemplifica con casos reales la evalua-
ción.
Respecto al uso del tiempo, se encontró que sí existe consideración para adaptar el tiempo de
la administración de la prueba para estudiantes con discapacidad en función de las características
registradas. Sin embargo, no se específica de qué forma se han registrado las adaptaciones del
tiempo.
La tercera variable de análisis fueron los instrumentos de evaluación. En este caso, se encon-
tró que se muestran fichas de registro que actúan como parte de los instrumentos de evaluación,
puesto que son herramientas que permiten recoger las necesidades y fortalezas del estudiante con
discapacidad. No obstante, no se registra el tipo de apoyo que requiere cada estudiante cuando no
realiza alguna conducta evaluada según los informantes, mientras que las preguntas, están orienta-
das únicamente a áreas de lectura y escritura.
En relación a la variable Metodología, se encontró que sí se registra la forma en que se com-
pletará la información y la secuencia de administración de las fichas de registro. Sin embargo, la
secuencia de registro de información hace referencia a un tipo de informante; ya que completa la
ficha de registro, el equipo SAANEE o el equipo de tutoría. De esta manera, posiblemente puede que
se sesgue la información del estudiante porque solo un tipo de informante completa la información;
no obstante, es importante lo que se señala en esta guía con relación al rol de la familia, como aquel
que contrasta y da conformidad a la información recogida.
Finalmente, se encontró en la variable, tipos de ajustes (adaptaciones) que esta guía muestra
una descripción de un número de recursos de apoyos para los estudiantes según sus necesidades.
No obstante, no se consigna el objetivo de cada recurso ni una secuencia del procedimiento de
uso. De esta manera, termina siendo un recurso descriptivo para el docente o el equipo que revisa o
prepara al estudiante para la evaluación, pero no un recurso para que el docente lo utilice en otras
evaluaciones que realiza en el aula.
A la luz de estos análisis, se debe resaltar que los estudios acerca de las escuelas inclusivas
eficaces indican que la inclusión puede tener beneficios positivos e importantes para todos los estu-
diantes (Hehir & Pascucci, 2016). Sin embargo, para lograr la inclusión en las escuelas no basta con
el acceso y la participación; ya que es importante la evaluación de los aprendizajes. Para ello, este
tipo de guías apoya el desarrollo de la medición de algunos aprendizajes y reafirma la importancia
de conocer las necesidades de los estudiantes como requisito previo para administrarles algún ins-
trumento. Sin embargo, se necesita conectar este recojo de información con las prácticas que rea-
lizan los docentes para la evaluación de aprendizaje, los recursos que utilizan y la información de
otros especialistas que conocen el desempeño del estudiante; así como, involucrar a los cuidadores;
puesto que como menciona Ávila (2014) la evaluación educativa es un proceso dinámico, abierto
y contextualizado.
De esta manera, tal como señala el Consejo Nacional de Educación (CNE, 2017) se requie-
re contar con mayor repertorio y cantidad de recursos pedagógicos para la inclusión; involucrar a
equipos, y no solo docentes de manera individual; mejorar la infraestructura; y mayor información
y desarrollo profesional docente para la inclusión.
Conclusiones
Como se pudo analizar, previo a la aplicación de un instrumento, es necesario contar con
información detallada sobre las necesidades educativas del estudiante frente a ciertas áreas, primor-
dialmente, sobre las áreas que se evaluaran. En este caso, esta guía recoge información básica sobre
habilidades previas a la lectura y escritura. Sin embargo, es importante contar con distintas fuentes
que nos brinden información del estudiante de tal modo que también se pueda incidir en la evalua-
ción de sus aprendizajes en el aula.
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