Resumen Final Adultos 2023

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RESUMEN FINAL ADULTOS (SOLO TEORICOS)

Unidad 1: DEL METODO DE LA INTERPRETACION AL METODO CLINICO.

Conceptos claves:

- Método Freudiano de la Interpretación: dar la palabra al paciente – características de la


interpretación – versiones de la regla fundamental – respuestas del analizante.
- El Método Clínico: distinción entre conocimiento y saber – inconsciente como huella y
guía del análisis.
- Cuestiones Éticas: responsabilidad del analista – atención parejamente flotante –
comprender o escuchar – terapéutica y clínica – efecto analítico y efecto cognitivo.

Texto 1: Freud (1900), “El método de la interpretación de los sueños”

¿Cuáles son las características diferenciales de la interpretación en psicoanálisis señaladas en


ese capítulo? Método: Desciframiento // Asociación Libre.

El método del desciframiento Freud lo toma de los profanos. Quienes, mediante ese método,
tratan al sueño como una suerte de escritura cifrada en que cada signo ha de traducirse,
merced a una clave fija, en otro de significado conocido. Tomó como esencial de ese
procedimiento que el trabajo de interpretación no se dirige a la totalidad del sueño, sino a cada
uno de sus fragmentos por si, como si el sueño fuera un conglomerado cada uno de cuyos
bloques constitutivos reclamase una destinación particular. Es con esto ultimo con lo que
termina diciendo que al sueño mismo se lo puede tratar como un síntoma y aplicarle el
método de la interpretación.

El método de la interpretación, donde se trata de abrir, por vía asociativa, todo cuanto quiera y
pueda decir, lo mas libremente posible, el “paciente”. Es para incentivar (y no para reemplazar)
esa libertad asociativa, que el analista puede permitirse ensayar, lo más libremente posible
también, intervenciones; y especialmente interpretaciones que no tengan el carácter de
construcciones teóricas, ni la finalidad de explicar, adoctrinar o alcanzar un objetivo
predeterminado. El método freudiano de la interpretación implica que la intervención ha de
jugar con el absurdo, con lo incompleto, con lo paradójico, con el sin sentido, buscando una
reacción asociativa mas amplia del paciente, que añada mas ocurrencias por la vía de sus
formaciones del inconsciente, o una reacción critica e incluso correctiva respecto de la
intervención del analista.

¿Quién sería el intérprete último, el que en definitiva tiene la ultima palabra en la tarea del
desciframiento del sueño? A diferencia de la técnica original tomada de los profanos, Freud
dice que esta técnica que propone él otorga al propio soñante el trabajo de interpretación. No
quiere tomar en cuenta lo que se le ocurre al interprete (analista), sino lo que se le ocurre al
soñante sobre el elemento correspondiente del sueño.

¿Cómo explica Freud el nexo entre la “solución” interpretativa del enigma del síntoma y la
“resolución” del sueño? La solución del síntoma y la resolución del sueño son lo mismo, pues
en tanto se reconducen las representaciones patológicas del síntoma al lugar de donde salieron
el síntoma se desintegra, cae. El sueño es parte del encadenamiento psíquico y nos puede
llevar retrocediendo en el recuerdo a la idea patológica.

Se lo trata al sueño de la misma manera que al síntoma, retrocediendo en el sentido por vía
de la asociación libre.
¿Por qué Freud insiste en la importancia de lo fragmentario y del detalle en la interpretación?:
Porque si se toma como objeto de atención todo el sueño hay menos asociación. Preguntando
por los fragmentos singulares del contenido el paciente puede ofrecer a cada trozo del sueño
una serie de ocurrencias o “segundos pensamientos” (Es una interpretación en detalle, no en
masa).

Dato: damos cuenta de que es un texto anterior a 1920, todavía los sueños para Freud son
cumplimientos de deseos. Falta aún la conceptualización del “más allá del principio de placer”.

Texto 2: Freud (1912), “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”

Reglas técnicas:
Analista:
-Atención parejamente flotante, prestar atención a todo cuanto uno escucha la misma
“atención parejamente flotante”. No querer fijarse en nada en particular, no hacer caso a sus
injerencias conscientes inmediatas, abandonarse a sus memorias inconscientes, escuchar y no
hacer caso sí, dominado por sus prejuicios, se fija en algo del material asociativo del paciente.
No seleccionar apresuradamente, porque seria como quedarse con lo que uno ya sabe,
comenta. Uno tiene que escuchar cosas cuyo significado solo con posterioridad discernirá.
-No obsesionarse con tomar notas de “todo”, no se puede.

-No intentar comprender ni cerrar el caso anticipadamente, dejar la investigación para un


momento posterior, propiamente clínico.

-No especular, ni cavilar mientras se analiza, pensar solo después de concluida la sesión, o el
análisis. El analista es al menos dos, comentara Lacan al respecto: el que mientras escucha no
piensa, y el clínico-investigador que luego intenta reconstruir lo que ocurrió en la sesión o en
un tramo del proceso analítico.

-Intervenir sin censura: El analista “(…) debe volver hacia el inconsciente emisor del enfermo su
propio inconsciente como órgano receptor”. El inconsciente del analista como instrumento de
análisis. La interpretación es entonces tentativa, a ser evaluada en función de los efectos que
produzca en el analizante (asociativos, transferenciales, actuación).

-No dictar deberes al analizado ni orientar demasiado su tarea analítica.

-No obstaculizar el análisis del analizado: haber tomado noticia de sus propios complejos.
Cualquier represión no solucionada en el analista corresponde a un “punto ciego” en su
percepción analítica.

Texto 3: Lacan (1958) “La dirección de la cura y los principios de su poder” (cap. 1, punto 1,2 y
3; cap. 4, punto 7)

El analista dirige la cura, pero no dirige al paciente. La dirección de la cura consiste en primer
lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica (asociación libre, regla fundamental).

El paciente no es el único con dificultades que pone toda la cuota, el analista también paga.
Lacan conceptualiza 3 pagos del analista:

- Paga con sus palabras si la transmutación que sufren por la operación analítica las
eleva al efecto de interpretación.
- Paga con su persona, la presta como soporte a los fenómenos singulares que el análisis
ha descubierto en la transferencia. La persona del analista no juega nada, el analista
en tanto sujeto no está.
- Paga con juicio más íntimo, para mezclarse en una acción que va al corazón del ser, se
abstiene.

La dirección de la cura comienza por hacer aplicar al sujeto la regla fundamental del psa. El
problema de la dirección se muestra, ya desde las directivas iniciales respecto de la regla
fundamental, como no pudiendo formularse en una línea de comunicación univoca.

La dificultad inherente al cumplimiento de la regla fundamental: no solamente porque la


palabra no siempre es tan libre (El sujeto invitado a hablar en el análisis no muestra en lo que
dice una gran libertad), ya que hay cierto encadenamiento inconsciente de las asociaciones
significantes, por lo cual cada uno vuelve sobre lo mismo. Pero también, porque una palabra
más libre puede ser penosa, y temible (“Nada mas temible que decir algo que podría ser
verdad”). El riesgo de la palabra libre es que “podría ser verdad”. En el proceso de acercarse a
esa palabra libre, se experimenta el tironeo del síntoma, tironeo que ya no se puede disimular,
y que se vuelve cada vez más difícil de soportar. Solo cuando el síntoma deviene insoportable,
empuja a una resolución. Es la ventaja que Freud señalo de la agravación del síntoma durante
la cura.

Palabra vacía VS. Palabra plena

-No dice nada -Penosa, plena de sentido, punto de Capitón.

significativo.

La “acción de escuchar” del analista, que no obliga a comprender, mas bien lo contrario, incita
a desplegar lo que no se entiende. Rompe con el sentido común, lo que permite que uno
pueda sorprenderse. Es más allá del discurso donde se acomoda nuestra acción de escuchar, el
camino de oír y no de auscultar.

En el tratamiento analítico el síntoma duele, divide, se revela como ese real del hablante
indeciso, que Lacan “enseña” literalmente al escribir con el “matema” $.

El analista oferta hablar al analizado. Este último, pide, demanda algo. Pero lo que pide no es
eso, ya que la demanda no tiene ningún objeto, ni es suya, sino la que se creó. “con oferta he
creado demanda”.

El sujeto en análisis es transitivo.

Texto 4: Lombardi (2018) “¿Qué es la clínica psicoanalítica?”

¿Qué es la clínica psicoanalítica para Lacan?: La desarrolla a partir de 4 perspectivas diversas.

1- La clínica psicoanalítica consiste en interrogar el análisis. El analista debe cuestionar


su propia clínica. Para esclarecer la experiencia del análisis, se la debe poner en
cuestión, desde el comienzo hasta el final del tratamiento. Formas de interrogar la
clínica analítica: supervisión y escritura. Asimismo, Lacan creo para estos fines, el
dispositivo de pase. No solo se interroga al análisis, sino también a los analistas.
Para Lacan, la clínica psicoanalítica consiste en interrogar a los analísticas, urgirlos a dar
sus razones, conminarlos a una enunciación que se apoye en esos puntos en que el
saber se vuelve precario. La clínica no es entonces la experiencia en bruto, pero
tampoco la acumulación de experiencia.
El sentido del síntoma no coincide con el de otro del mismo tipo, porque no recorren
las mismas vías significantes. De allí esa necesidad de respeto del cifrado, de atención
al sujeto supuesto saber, que en un segundo momento tal vez permita el descifrado
propiamente analítico. (Alusión a la atención parejamente flotante).
“Hay tipos de síntomas, hay una clínica, solo que es anterior al discurso analítico”. La
regla de abstinencia del analista para con el analizante ayuda a sorprenderse también
cuando el analizante comunica algo distinto asociando libremente. El síntoma desde lo
fenoménico podría tener el mismo comportamiento (es por esto que necesitamos de la
palabra). El síntoma tiene 2 caras, una estructural (neurosis, psicosis, perversión) y otra
que seria la particularidad del síntoma.
2- Cierto y transmisible por el discurso histérico. El psicoanálisis NO es un discurso
cerrado, su práctica implica una interacción con otros discursos, en primer lugar, con el
discurso histérico. Los analistas deben preguntar acerca de los detalles del síntoma, de
su textura significante. Los síntomas dependen de una estructura, que es la de los
efectos del lenguaje sobre el viviente. La pregunta misma es planteada por el síntoma o
con el síntoma. Es el mismo síntoma quien plantea la pregunta, cuando encuentra el
partenaire adecuado, dispuesto a escuchar la pregunta que encierra, a charlar con él
por interpretación, y a responder desde el lugar de la causa del deseo. El psicoanálisis
desplaza el saber desde la identificación de formas visibles desde una perspectiva
exterior y objetivante, hacia las preguntas con que se elabora el tipo clínico desde el
núcleo estructural del síntoma que es lo que en él hace falta: el Otro en la neurosis, el
falo en la perversión, el cuerpo en la psicosis.
3- Retorno a la letra Freudiana. Volver a interrogar lo que Freud ha dicho.
4- Dirigir la clínica hacia los impasses del saber. La clínica es lo real en tanto que
imposible de soportar. El inconsciente es la huella y a la vez el camino por el saber que
constituye: haciéndose un deber repudiar todo lo que implica la idea de conocimiento.
La clínica no es tomada solamente como interrogación exterior y posterior a la
experiencia, sino que es devuelta a la experiencia misma, y a la experiencia mas intima,
esa por la cual cada uno ha pasado en tanto sujeto, por haber experimentado lo que el
lenguaje implica de insoportable, esos puntos traumáticos discernidos por Freud en la
raíz del síntoma. Para estar a la altura, se necesita haber pasado por ella primero como
analizante. (Propia experiencia por el dispositivo analítico, psa didáctico)
El sujeto en análisis debe alcanzar ese real desgarrado que Lacan enseño a escribir $,
un real fragmentado y padecido como tal. El análisis exige que el síntoma de
manifestaciones más nítidas, más dolorosas, y que pierda toda apoyatura en la
fantasía, donde todo es posible, para alcanzar lo imposible de soportar. Es decir, no se
llega a lo insoportable del síntoma desde fuera, sino desde una posición que para el
analista depende del autoconocimiento. El síntoma es la forma dividida o desgarrada
del ser hablante, que el análisis tiene como tarea y deber mostrar en su faceta de
insoportable, para que el ser involucrado resulte interesado en resolverlo.
¿Cómo se accede a lo que el síntoma tiene de insoportable?: Mediante el inconsciente
funcionando como huella y camino, por el saber que constituye. A través de la
interrogación poder seguir un camino regrediente (nastraglich) hacia el ombligo real
del síntoma. El síntoma como brújula. El analizante padece de algo sin saber, y sin
saber que precisamente en el síntoma que lo afecta se trata de saber.
La experiencia decisiva para la clínica psicoanalítica es la del propio análisis.
Condición necesaria, pero no suficiente. Cambio en nuestra posición respecto del
saber. El saber del medico no es el mismo que el del enfermo, y no puede manifestar
los mismos efectos. Cuando el medico transfiere su saber al enfermo
comunicándoselo, no tiene el resultado de cancelar los síntomas, sino este otro, el de
poner en marcha el análisis (manifestaciones de desacuerdo de parte del paciente). El
enfermo sabe algo que no sabía, el sentido de su síntoma. Los síntomas cesan tan
pronto se sabe su sentido. Ese saber tiene que descansar en un cambio interior del
enfermo. El acceso al saber no se logra sin un cambio en la posición del sujeto, lo que
exige un trabajo psíquico, un trabajo de duelo.

Conocimiento y saber: La hipótesis de Lacan es que el inconsciente es mero saber, mera


articulación significante que involucra realmente al sujeto, mientras que la relación entre
sujeto y objeto del conocimiento es del reino de la fantasía.

Unidad 2: FORMAS CLÁSICAS Y ACTUALES DE PRESENTACIÓN DEL SÍNTOMA.

Conceptos claves:

- Inhibición, síntoma y angustia: el síntoma como cuerpo extraño para el Yo.


- El síntoma como cuerpo de lo analizable: La indicación de saber incluida en el síntoma
– la particularidad del síntoma – la revisión nosológica anhelada por Lacan.
- Modalidades actuales de la angustia: Ataque de pánico, angustia realista, angustia que
se transforma en el síntoma – El valor de “señal” de la angustia – Afectación del cuerpo
y lesión de un órgano – efecto psicosomático.
- Camuflajes del síntoma en el siglo XX y los síntomas llamados “actuales”: El síntoma
incorporado en el Yo, las formas neuróticas de la fantasía, las presentaciones clínicas en
forma de objeto a, la hazaña, el “entretenerse”, los consumos tóxicos – El estado
neurótico, psicótico o virtual – La dimensión social del síntoma.
- Las nociones de acting out y pasaje al acto: El desencadenamiento de la psicosis como
pasaje al acto.
- ¿Para qué sirve un diagnóstico en psicoanálisis y como se elabora?

Texto 1: Freud (1926), “Inhibición, síntoma y angustia” (cap I-V)

- Inhibición, síntoma y angustia: el síntoma como cuerpo extraño para el Yo.


 Inhibición: Tiene un nexo particular con la función y no necesariamente designa algo
patológico (puede ser un síntoma): se puede dar ese nombre a una limitación normal
de una función (Limitación funcional del Yo sea por precaución o a consecuencia de
un empobrecimiento de energía). Hay Inhibición donde este presente una simple
rebaja de la función. Muchas inhibiciones son renuncias a funciones, porque a raíz de
su ejercicio se desarrollaría angustia. El Yo renuncia a funciones u operaciones con el
fin de evitar entrar en conflictos (con el ello, el superyó y la realidad)
 Síntoma: Equivale a un indicio de un proceso patológico. Se trata siempre del “indicio”
de un proceso patológico. Es por eso que desde el punto de vista de la descripción de
los hechos una inhibición también podría ser un síntoma en la medida en que pase a
funcionar como “índice” (y sustituto) de una satisfacción pulsional “interceptada”,
resultado de un proceso represivo. Desde el punto de vista de los conceptos, el
síntoma no pertenece al ámbito del Yo, sino del Ello.
Mediante la represión el Yo consigue coartar el devenir consciente de la representación
que era la portadora de la moción desagradable. Esta se ha conservado como
formación inconsciente. Por obra del proceso represivo, el placer de satisfacción se
muda en displacer. ¿Cómo?: A consecuencia de la represión, el decurso excitatorio
intentado en el Ello no se produce; el Yo consigue inhibirlo o desviarlo. El Yo cuando se
revuelve contra un proceso pulsional del Ello, emite una señal de displacer para
alcanzar su propósito. Quita la investidura (preconsciente) de la agencia representante
de pulsión, reprime la representación y emplea la energía pulsional de la misma para
desprender displacer (angustia).

Dif. entre inhibición y síntoma: La inhibición atañe a la “función” y pertenece al Yo, el síntoma
es una “formación” (de compromiso) y pertenece a la frontera entre el Yo con el Ello. En la
formación del síntoma también puede participar el Superyó. No hay que olvidar que el Super-
Yo “hunde sus raíces en el Ello”, que su enunciación es el “imperativo” y que por lo tanto
empuja las cosas hacia el goce aun cuando su enunciación sea el de una prohibición.

Beneficio primario del síntoma: del lado del Ello donde existe una satisfacción sustitutiva de
las pulsiones, es una ganancia de otra índole, más allá del padecimiento.

Beneficio secundario (ganancia secundaria de la enfermedad): por el lado del Yo, mantiene al
síntoma dentro de su organización, intentando cancelar la ajenidad y el aislamiento del
síntoma, lo incorpora a su organización. El síntoma es extraterritorial, se lo considera como un
cuerpo extraño que se alojó en el Yo, por lo que, este último le saca la máxima ventaja posible
porque sabe que no lo puede eliminar. El síntoma es encargado poco a poco de subrogar
importantes intereses, se fusiona cada vez mas con el Yo, se vuelve cada vez mas indispensable
para este. Adapta el Yo al síntoma, lo fusiona, lo vuelve indispensable y conlleva un punto de
fijación, no lo puede soltar.

Los dos procedimientos que el Yo aplica conta el síntoma (represión, compulsión a la síntesis)
se encuentran efectivamente en contradicción reciproca. El síntoma insiste, se renueva y el Yo
tiene que volver a defenderse.

 Angustia: Se trata de un “afecto”. El Yo es quien registra ese afecto. La angustia no


pertenece a ninguna de las instancias psíquicas. No pertenece al Yo, ni al Superyó, ni
al Ello, ni a la realidad, aunque al mismo tiempo tiene vínculo con todas ellas. Quien
ocasionalmente puede almacenar en su memoria algo de su cualidad distintiva es el Yo,
“El Yo es el genuino almácigo de la angustia”. El Yo registra la angustia que se emite
como una señal de peligro desde alguna de las instancias. Es un desborde psíquico por
sobre el territorio del cuerpo.

Neurosis de angustia: la neurosis de angustia era siempre posible comprobar cierta


interferencia de la descarga de la tensión sexual. Esto hizo llegar a la conclusión de que la
excitación acumulada buscaba la vía de salida transformándose en angustia. Ej: Caso Juanito
(Hans) ante el peligro de la castración, se produce angustia señal, moviliza la represión y crea
una representación sustitutiva y crea el síntoma. Síntoma = Inhibición (incapacidad para andar
por la calle) + miedo (al caballo). No poder salir de la casa por miedo a que el caballo lo
muerda.

Cuando falla la angustia señal, hay angustia traumática, perturbación por el incremento de las
magnitudes del estímulo, provoca un desborde psíquico, irrupción de lo no ligado, lo que no
tiene representación (no tiene contenido psíquico).

La angustia frente a la castración funciona como el motor de la represión.


LACAN: La angustia como afectación apunta mucho mas al ser que al tener, a la existencia (real)
que se escapa que a la consistencia (imaginaria) que lo deposita en la realidad. Es por eso que
como afecto no engaña, porque no esta atado a la cadena significante de las representaciones
y demás elementos discursivos como lo están la culpa (índice negativo del deseo), la vergüenza
y el pudor (índice negativo de la satisfacción) o el amor (engañoso por excelencia). El afecto de
angustia es consecuencia del avance del registro de lo real por sobre lo imaginario (es decir, el
cuerpo). Y si “no es sin objeto”, ese “objeto” no especular, no aparece nunca en la realidad mas
que como falta o como punto de fuga. Dicho de otro modo, no es de acá ni de allá, no esta
adentro ni afuera, esta en los bordes. Y para eso Lacan invento su neologismo, éxtimo, que
quiere decir: a la vez “intimo”, “extraño” y “exterior”.

Texto 2: Lacan (1964-65), “Clase del 5 de Mayo de 1965”

- El síntoma como cuerpo de lo analizable: La indicación de saber incluida en el síntoma


– la particularidad del síntoma – la revisión nosológica anhelada por Lacan.

El síntoma puede ser una defensa ante la angustia, y la inhibición una defensa contra el
síntoma. Tenemos 2 polos: el de la angustia (que lindera con el acto y la certeza) y el de la
inhibición (que lindera con la inmovilidad y la dificultad). Y en el medio… el síntoma. El síntoma
esta en el medio, y es el medio a través del cual el análisis puede establecerse y
desarrollarse. Pero esto solo en la medida en que se lo haga intervenir. Si el síntoma no
empuja, no hay intervención del analista que valga.

El síntoma es a la vez “objeto” e “instrumentos” de la operación a realizar en un tratamiento


analítico. Se opera sobre el síntoma y con el síntoma. Se trata de un campo o terreno que
Freud designa como “fronterizo”. No se trata del Yo, ni del Ello, sino de sus operaciones lógicas
(en este caso discursivas) de conjunción y disyunción. El analista debe ubicarse
preliminarmente del lado del Ello, “en alianza con la parte enferma”, podríamos decir, al revés
de lo que propone la Psicología del Yo norteamericana. Apuntando al “Eso”, señalando lo que al
Yo le resulta “ajeno” y “extraño”. Ahí tienen una primera clave para pensar la ética del
psicoanálisis y la dirección de la cura imputada al analista.

El síntoma se podría definir como “algo que se señala”, como un sujeto que sabe que eso le
concierne, pero que no sabe lo que es.

La posición del analista se resumiría en lo que llamaríamos fetichismo. Que de no saber nada,
el analista seria como el hito donde ese nivel es el punto de impacto. El psicoanalista se
introduce en primer lugar como sujeto supuesto saber, es el mismo quien recibe y soporta el
estatuto del síntoma.

La categoría del saber: allí yace la función del síntoma. Hay siempre en el síntoma la indicación
que él es cuestión de saber.

Texto 3: Lombardi (2015), “Tres versiones de la angustia”

- Modalidades actuales de la angustia: Ataque de pánico, angustia realista, angustia que


se transforma en el síntoma – El valor de “señal” de la angustia – Afectación del cuerpo
y lesión de un órgano – efecto psicosomático.

La angustia es la sensación del ser hablante ante un llamado de lo real. Ese real le concierne
íntimamente en un punto en que no se reconoce (Extimo). La angustia le concierne con certeza
en su esencia de ser capaz de elegir, le abre opciones (huir, quedarse quieto, afrontar). La
angustia señal lo convoca al acto.

Angustia automática: Freud, la neurosis de angustia se produce cuando la angustia no


encuentra derivación psíquica. Al faltar preparación subjetiva, el paciente se ve afectado por un
padecimiento que parece mecánico, como si no participara en su génesis y en su tramitación,
es angustia automática, no tiene objeto de significación alguna, no lo sabe ni de forma
inconsciente. Tiene un afecto displacentero. La causa, según Freud, es el mal habito sexual,
coitus interruptus. La neurosis de angustia es neurosis actual, no se basa su etiopatogenia en
un trauma previo y desconoce sus antecedentes de un modo mas radical que la represión en la
histeria.

Lectura de la actualidad: hace del angustiado de nuestros días un consumidor de fármacos


que desconoce lo que la angustia puede representar como disposición que concierne al ser
hablante en su relación con el deseo, el acto, la satisfacción, que son coordenadas éticas. En
esa versión, el angustiado no participa en cuanto ser que puede elegir, entonces, no hay nada
que elaborar. Esa versión conviene al orden del capitalismo, en el que el hombre profundiza su
condición de consumidor de objetos y pasatiempos que cierran las preguntas sobre los
fundamentos del sistema en que se asienta hoy la existencia del ser.

Otras lecturas:

Angustia realista: Es señal y apronte, es disposición a la acción, es casi acto, es un pre-acto.


Reconoce al angustiado una posibilidad de respuesta distinta del pánico y la conducta de huida
de la manada, representa una apertura que singulariza al convocar a una elección. Es una
modalidad de transito de la pasividad a la actividad y destitución subjetiva. Por la angustia,
señal de una configuración real que le concierne en forma singular, el ser hablante es
convocado a un cambio de posición, un llamado a su intervención, elegir: perder algo para
ganar algo. En otra lectura el ser hablante tiene la responsabilidad como la posibilidad de
preferir y proferir una respuesta.

Angustia degradada en el síntoma: Degradación neurótica de la angustia en miedo en una


sustitución significante. El neurótico considera la contingencia de la angustia como una
“elección forzada”, la evita mientras puede. En la neurosis, la angustia es reemplazada por una
suerte de “equivalente”, el síntoma, que obstaculiza el pase electivo al acto. En el síntoma se
ahorra la posibilidad de la elección, se ahorra la elección y la castración irremediable de elegir
una cosa y perder otra. El síntoma señala una vacilación, una coexistencia de opciones
contradictorias que implican un desgarramiento sin perdida: división en lugar de opción. Es
fundamental para el análisis el pasaje a lo simbólico porque deviene brújula para ir al deseo. La
única ventaja del síntoma como brújula, es que su estructura puede desplegarse en lo
simbólico hasta proporcionar un pasaje de lo simbólico a lo real.

Lacan: La angustia no engaña, ofrece certeza en un mundo engañoso, señala la posibilidad de


un nuevo estado. La angustia no esta completamente desprovista de sentido, es una sensación
displacentera que señala un real. Podría tener adquirir un valor ético de orientación para la
acción.

La acción toma prestada la certeza de la angustia. Actuar es arrancar a la angustia su certeza.


No hay acto sin pasar por la angustia. Es por la angustia que el hombre puede tomar partido y
formar parte en el deseo a condición de aportar esa parte del cuerpo que ha entrado en la
maquinaria del lenguaje.
En el análisis se puede sustituir la angustia por un síntoma, el síntoma funciona como brújula
que se despliega en lo simbólico para hacer una elaboración analítica, hasta proporcionar un
pasaje de lo simbólico a lo real.

Texto 4 y 5: Lombardi (2003), “El empleo fundamental de la fantasia”; Freud (1919) “Pegan a un
niño”

- Camuflajes del síntoma en el siglo XX y los síntomas llamados “actuales”: El síntoma


incorporado en el Yo, las formas neuróticas de la fantasía, las presentaciones clínicas en
forma de objeto a, la hazaña, el “entretenerse”, los consumos tóxicos – El estado
neurótico, psicótico o virtual – La dimensión social del síntoma.

Interrogar es abrir paso a devolver la memoria y la dignidad del sujeto. Hay desinterés en
establecer la transferencia con el analista. El analista puede reemplazar al grano de arena al
que el analizante reacciona, el síntoma deja de ser solamente actual, su vínculo con la causa es
activado, deviene transferencia y otros canales pueden abrirse para dar paso a la energía
pulsional que almacena.

“Análisis”: significa desintegración, descomposición. El camino del psicoanálisis es el que lleva


de los síntomas y manifestaciones complejas de la neurosis a las pulsiones (elementos simples
y últimos que estarían en la base de los síntomas). El neurótico no satisface la pulsión
directamente. Algo en el sujeto se ha puesto en contra de las pulsiones que lo agitan, algo en el
se enfrenta a lo que le gusta. La pulsión divide al sujeto (quiere la satisfacción y al mismo
tiempo no la quiere). El neurótico es un sujeto inhibido que no realiza la acción especifica que
podría satisfacer la pulsión. La represión funciona evitando que el neurótico sepa sobre esas
pulsiones, pero estas ultimas retornan disfrazadas bajo formas de síntomas compuestos. El
trabajo analítico consiste en la descomposición asociativa de esos síntomas complejos y en
volver conscientes los impulsos reprimidos. Para actuar primero habría que saber eso que no
se sabe. El saber restablece la posibilidad de actuar, inhibida en la neurosis.

Problema: en ese trayecto del trabajo analítico se interponen las fantasías (articulada entre
síntoma y pulsión, soldada).

Relatar las fantasías en el análisis es ya abrirlas al corte. Corte que forma parte de las
consecuencias de la regla fundamental. “no es lo mismo jugar mentalmente con la fantasía
que hablar de ella”. Hablar de ella en las condiciones del análisis, es para el neurótico, ofrecerla
al corte. El atravesamiento de la fantasía es la asunción de la castrativa, el afrontamiento de
ciertas condiciones exigidas por la acción, que aun asi tiene efectos irreversibles, no asegura
para nada que el analizado no vuelva a su realidad enmarcada por la fantasía.

1° Freud: Lo actual es un cuerpo extraño. “Lo actual es ese grano en el que el yo no se


reconoce y que puede tener valor causal para la constitución del síntoma”. Se vive como
extrañeza en el cuerpo el síntoma, cuando el yo se amiga con el síntoma no lo puede soltar
(ganancia secundaria de la enfermedad).

2°: Lo actual aparece en la reacción y solución precaria a los diques, que contiene la energía
pulsional, bajo las formas del asco, la vergüenza y de la moral.

3°: Lo actual es extraño, pero no exterior, es pulsión y defensa, es angustia o pasaje al acto para
el sujeto que no encontró el deseo como guía.
Modos contemporáneos de la subjetividad: tendencia hacia la desaparición del sujeto del
deseo, del que se aloja en la cadena simbólica y desaparece el sujeto que se deja representar
por el significante. Aparece el acting y el pasaje al acto como un encuentro con lo un real que
no responde con un síntoma o desde el deseo, sino con algo asociado a la pulsión. Han
cambiado los modos de presentación de los síntomas, ya no desde la formación de
compromiso o la sustitución. El sujeto en vez de estar representado por las formaciones del icc
se presenta más del lado del acting out para llamar la atención del Otro y encontrar
alojamiento.
El desafío del analista es lograr pasar de una clínica del hacer a una clínica del decir, lograr
pasar de una satisfacción autoerótica, pulsional, a un discurso regido por la cadena
significante.
Formas neuróticas de la fantasía: en ese trayecto del trabajo analítico se interponen las
fantasías (articulada entre síntoma y pulsión, soldada). La fantasía viene a cubrir lo traumático
insoportable y lo cubre con una respuesta. Una vez que estas fantasías producen una solución,
atenúan el trauma, es estabilizador y se fijan. La fantasía se presenta en el comportamiento, en
la marca de las relaciones con los otros, en las modalidades de elección de objeto. Incide en el
carácter y esta en la base misma de la formación de síntoma. Es escenario del deseo y
modalidad de satisfacción. La fantasía permite al neurótico sostener su deseo como inhibido,
no realizado, por identificación con un objeto a inadecuado, que se define por no satisfacer
una demanda, una exigencia pulsional.

¿A que viene la fantasía?: a suplir una carencia fundamental, la pulsión sexual del ser hablante
no tiene objeto y esta le provee alguno.

La fantasía entra en acción porque el inconsciente permite ubicar un objeto que es una parte
de si mismo, una parte del cuerpo, alrededor de la cual toda la trama de equívocos del
inconsciente se organiza. Objeto a de la pulsión que son efectos del lenguaje que recorta el
cuerpo. El objeto de la fantasía es una parte del cuerpo. Lo esencial de la fantasía es que el
sujeto se identifica con él. No existe un objeto adecuado, este objeto no es especularizable,
debe estar excluido de la imagen, debe estar velado. Lo ilusorio de la fantasía esta dado por la
operación de identificación en si misma, que induce ese efecto de velo tendido sobre lo real de
los elementos con que se produce. El falo es el velo mismo, es el instrumento que permite no
ver el efecto a del lenguaje sino disfrazado, con brillo fálico.

¿Qué pasa si se pierde ese velo?: El efecto ilusorio de la fantasía se pierde, y aparece la
angustia. Esta señala una ruptura de la identificación con el objeto a. El sujeto pasa a
encontrarse con el a. La fantasía ($<>a) a veces se da vuelta como un guante, entonces
angustia (a→$)

¿De que es señal la angustia?: Es señal de la presencia estructural de ese objeto a, que
usualmente el sujeto no ve porque se identifica con él. Cuando se pierde el velo, al sujeto se le
presentifica el a como señal desde lo real, un real que pugna por despertarlo, impedir que siga
soñando su realidad cotidiana en el marco dado por sus fantasías. Angustia como posición
intermedia entre fantasía y acto.

 Fantasía: el sujeto se identifica inconscientemente con el a.


 Angustia: el sujeto se encuentra con el a, lo despierta en presencia de un deseo en el
Otro. Un deseo que siente como amenazador si no puede reducirlo a una demanda de
amor o de reconocimiento.
 Acto: el objeto a intervino como causa del deseo, causa que ya no angustia, sino que
impulsó al sujeto al encuentro con el Otro (acto) o al rechazo del Otro (pasaje al acto).
Solo el acto puede arrancar a la angustia su certeza. Es una certeza que orienta hacia
la acción.

El lugar del analista: El analista debe ubicarse el mismo en el lugar del a, para luego desde ese
lugar cortar la identificación del $ con el a y asi realizar la distinción entre el a y la demanda.

Freud: la terapia analítica tiene dos etapas, una primera donde la libido es esforzada a pasar de
los síntomas a la transferencia y concentrada en el analista como objeto (a) y una segunda
donde se apunta al desprendimiento, la separación del analizante de ese objeto.

Tal vez el paso por el psicoanálisis, transferencia mediante, permita su transformación y su


inscripción social. El analista se ve confrontado a maniobrar para lograr la instauración de la
transferencia. Hacer ingresar lo actual en la elaboración analítica otorga un horizonte ético a
todo tratamiento posible. Es necesario para que ese síntoma sea interpretable, hacer toda una
operación analítica para que ese goce que se basta a si mismo, precise del Otro para ello
contamos con el deseo del analista como nuestro mejor aliado. Uno de los desafíos del
analista es lograr que estos “síntomas” puedan decir algo sobre la modalidad de goce para
cada sujeto. Para eso se debe valer de la transferencia. El dispositivo analítico, a diferencia de
las terapias actuales, ofrece habilitar la palabra y el despliegue del conflicto y por ese medio es
posible lograr pone un coto al acting, al pasaje al acto.

Freud – Pegan a un niño: contribuye al esclarecimiento sobre la génesis de las perversiones en


general, en particular del masoquismo

La fantasía que emerge a temprana infancia, se la retiene para la satisfacción autoerótica, es el


primer rasgo de perversión, que luego puede caer bajo la represión, puede ser sustituida por
formación reactiva o transmudada por una sublimación.

Fantasía: Asociada al placer y satisfacción autoerótica. Vencida la resistencia aparecen las


primeras fantasías de esta clase que pertenecen a la infancia. Esas fantasías las mas de las
veces permanecen apartadas del restante contenido de la neurosis. Lo que es importante es lo
que queda suprimido en el texto de cada fase.

¿Cuándo aparecen las fantasías de paliza?: En el periodo de la infancia que abarca de los 2 a 4
años, cuando por primera vez los factores libidinosos congénitos son despertados por las
vivencias y ligados a ciertos complejos.

1° fase: “El padre pega al niño (que yo odio)”. El niño azotado es otro, no el fantaseador (un
hermanito). Es una fantasía sádica. La persona que pega es un adulto, en principio no se
distingue que es el padre, luego de manera clara y univoca es el padre. Satisface los celos y sus
intereses egoístas. Humillación y destitución de amor a ese otro niño.

2° fase: “Yo soy golpeado por mi padre”. La persona que pega sigue siendo el padre. El azotado
ahora es el niño fantaseador. Es una fantasía de carácter masoquista. La fantasía se tiñe de
placer. Se trata de una construcción en análisis, mas no por ello es menos necesaria. Es una
respuesta ante el sentimiento de culpa, ante la cual ahora sucumbe el amor por el padre. La
conciencia de culpa (ocasionada por la represión de la elección incestuosa de objeto de la
primera fase) es el factor que transmuda el sadismo en masoquismo. La conciencia de culpa
invierte la primera fase como castigo “no, no te ama a ti, pues te pega” (castigo por la
referencia genital prohibida). Este ser-golpeado es ahora una conjunción de conciencia de
culpa y erotismo. Restituye al padre en tanto partenaire de un amor incestuoso.

Esta segunda fase revela el núcleo estructural del Edipo, que es la perversión fundamental del
neurótico, el masoquismo. Pére-version, retorno al padre que forma parte de la estructura de
la fantasía.

3° fase: “Pegan a un niño”. La persona que pega es indeterminada o un sustituto del padre. El
fantaseador esta mirando. Son muchos los niños azotados. Es una fantasía de carácter sádica
(pero, solo la forma de la fantasía es sádica, la satisfacción que genera es masoquista, ya que
los muchos niños a los que se pega son solo sustitutos de la persona propia). Porta satisfacción
sexual intensa (procura satisfacción onanista). La fantasía enmarca la realidad psíquica, ya que
tiene variados efectos sobre la concepción del mundo que se hace el sujeto, sobre el carácter, y
sobre la conducta. Una posición en la vida que es característica de la inhibición neurótica:
quedarse mirando, no actuar. En esta fase, se observa como el sujeto queda identificado a la
mirada, sujeto borrado (formula del fantasma).

Las fantasías de paliza tienen una historia evolutiva, en cuyo transcurso cambia más de una
vez su vinculo con la persona fantaseadora, su objeto, contenido y significado.

La fuerza pulsional de la formación de síntoma es la sexualidad infantil (pieza esencial de su


contenido es el complejo de Edipo, complejo nuclear de la neurosis) que sucumbe a la
represión.

La fantasía ocupa un lugar nodal en la estructuración subjetiva y en la constitución de la


realidad del neurótico. La fantasía es ineliminable, y es la condición para anudar la estructura.
En el final de análisis, a lo que puede llegarse, es a producir un sujeto advertido de su
constitución, y capaz de destituirse en ciertos actos que son precisamente los que satisfacen al
mismo tiempo pulsión y deseo del Otro. Habrá que satisfacer pulsión y de deseo del Otro de
una forma diferente a la del síntoma, con actos, que siempre requieren un afrontamiento de la
castración, un más allá del principio de placer. Acción en lugar de padecimiento. Siempre
queda un resto sintomático, de pulsión no socializable.

Texto 6: Lacan (1962-63), “Seminario X: la angustia” (Clase 8, punto 3; clase 9 y 21, introducción
y punto 1)

- Las nociones de acting out y pasaje al acto: El desencadenamiento de la psicosis como


pasaje al acto.

El acting out es una acción dirigida al analista, le es relatada, mostrada, y como todo lo que es
dirigido al analista, pide interpretación, llama a la interpretación, se ofrece a la interpretación.
La característica particular del acting es que se trata, como afirma Lacan, de una transferencia
salvaje sin analista, una transferencia lateral, fuera de sesión, ya que la causa del deseo se ha
desplazado hacia otro escenario distinto del consultorio. (el síntoma solo queda constituido
cuando el sujeto se percata de él. El primer paso del análisis es que el síntoma se constituya en
su forma clásica, sin lo cual no hay modo de hablar de él. En el sujeto se debe perfilar algo tal
que le sugiera que hay una causa para eso. Esa ruptura es la complementación necesaria para
que el síntoma sea abordable por el analista. Lo que se trata de revelar en el análisis es la
causa del a.). Se afirma entonces que el acting out es una puesta en escena, dirigida al
analista. Se trata de un fenómeno que excede la transferencia operativa, se constituye en una
transferencia salvaje sin analista.
Diferencia con el síntoma: El síntoma neurótico, a diferencia del acting, no necesariamente
pide interpretación. El síntoma pone en juego lo real, por eso no se puede interpretar, porque
está más allá de la palabra. El síntoma en su naturaleza es goce, no tiene necesidad del Otro
como si el acting, el síntoma se basta a si mismo. Allí donde el síntoma incita al despliegue de
un trabajo por la vía del significante, el acting out no pregunta, muestra. el síntoma solo queda
constituido cuando el sujeto se percata de él. El primer paso del análisis es que el síntoma se
constituya en su forma clásica, sin lo cual no hay modo de hablar de él. En el sujeto se debe
perfilar algo tal que le sugiera que hay una causa para eso. Esa ruptura es la complementación
necesaria para que el síntoma sea abordable por el analista. La implicación de la causa forma
parte legitima del advenimiento sintomático, la causa implicada en la cuestión del síntoma es
una pregunta. El efecto de esa pregunta es el deseo (como falta) y el resultado el síntoma.

Pasaje al acto: es una respuesta del sujeto frente a la angustia, a lo real. Tiene como
característico el exceso, exceso que empuja a lo real. Se trata de un fenómeno dirigido al Otro
como imbarrable, Otro a quien no le falta nada. Por otro lado, el sujeto del pasaje al acto se
presenta tan radicalmente barrado que se “hace” objeto. Identificación absoluta del sujeto con
el objeto a, al que se reduce. Se trata de un “dejarse caer” del sujeto, haciéndose objeto y
dirigido al Otro. De este modo, la intervención frente al pasaje al acto no puede ser de tipo
interpretativo. Se trata, mas bien, de una intervención en acto que frene ese empuje hacia lo
real, esa caída.

Diferencia con el acto: Acting out y pasaje al acto son en relación a un acto verdadero. El acto
no esta desligado del DECIR, se trata de decir si o no, tiene consecuencias. Mientras que en el
acto hay creación, invención y modificación subjetiva, en el acting out no encontramos nada de
eso, sino que mas bien observamos que esta respuesta obedece a la repetición y siempre en la
línea como señalamos, del rechazo del saber. El analista opero desde un lugar de saber,
desfalleciendo su función, produciendo más división en el sujeto. El pasaje al acto es una
identificación masiva del sujeto con el objeto, se cae la escena fantasmática, se arroja al Otro.

El acto arranca a la angustia su certeza. En ese instante las referencias del saber cambian. En el
acto no interviene el analista, pues si lo hiciera seria un acto del analista y no del sujeto.

Texto 7: Lombardi (2008), “Singular, particular, singular: la función del tipo clínico en
psicoanálisis”

- ¿Para qué sirve un diagnóstico en psicoanálisis y como se elabora?

Síntoma/Sinthome: Lacan constató que no alcanzan estos tres elementos (real, simbólico,
imaginario /R.S.I/) para configurar un nudo borromeo capaz de alojar a un sujeto como ser
social. Es necesario una cuarta consistencia, de padre, de creencia que salva del
desencadenamiento, de la locura. Posteriormente se lo nombro como sinthome en algún caso
preciso, en otros simplemente síntoma (el síntoma del anudamiento resulta ser uno, no
muchos). El síntoma irresoluble, incurable. El padre como función mítica y lógica al mismo
tiempo, alivia al neurótico de lo que la singularidad tiene de excepcionalidad consificante para
el psicótico. El síntoma es algo extraño que lo habita desde hace algún tiempo, y el proceso
mismo del diagnóstico psicoanalítico tiene como función revelarlo en su extrañeza.

La particularización del síntoma es decisiva en el proceso diagnostico en psicoanálisis, ya que


es condición de la ubicación del padecimiento subjetivo para el paciente. Luego, se singulariza
realmente al analizante, por una vía que hace a la definición lacaniana de lo que es síntoma en
psicoanálisis: es lo que el sujeto conoce de si, sin reconocerse en ello.
Limites: no se puede tirar de la soga de lo simbólico tanto como uno quiera, a nivel asociativo
no somos tan libres. Se produce un tironeo del nudo que duele fuertemente en alguna parte.

Ser un ser singular coincide con lo universal, todo hombre es singular como todo el mundo, lo
cual no le exige salir del principio de placer. Si bien todos somos singulares, esto no basta para
desenmarañar la neurosis. Lo que incomoda al neurótico no es la singularidad, sino la
particularidad de su síntoma, que lo señala como perteneciendo a cierta clase. Particular es el
diagnostico. El síntoma es algo extraño que lo habita desde hace algún tiempo, y el proceso
mismo del diagnóstico psicoanalítico tiene como función revelarlo en su extrañeza. La
particularización del síntoma es decisiva en el proceso diagnostico en psicoanálisis, ya que es
condición de la ubicación del padecimiento subjetivo para el paciente, y también de la
posibilidad de abordarlo analíticamente.

Hay en el síntoma algo que resiste a la particularización, ya en el comienzo del psicoanálisis


como un cuerpo extraño que sin embargo concierne al sujeto íntimamente, por fuera del
reconocimiento yoico. El carácter opaco del síntoma, de alíen que habita al ser humano no se
reducirá con su clasificación, al contrario, se reforzara con ella. El síntoma es ese punto de
opacidad y de división que constituye y da presencia a un ser irrepresentable para sí y también
para el Otro. El síntoma es la división instalada en el ser hablante, división que de el hace
sujeto.

El proceso analítico: le otorga al ser hablante la posibilidad de arreglárselas con el síntoma. Ya


no atemperado por los beneficios secundarios de la egosintonia ni de la fantasía, se puede
entonces saber que el alivio de ese dolor no depende del Otro sino del propio actuar. El análisis
empuja, en la medida en que se apoya en el síntoma como motor de la cura: va de la inhibición
de actuar, a la singularidad del acto. No todo se sublima, un resto de padecer sintomático
resta.

No encontramos el síntoma al comienzo del análisis, sino en un proceso diagnostico que


requiere tiempo, trabajo, interpretación. El síntoma se singulariza por su no inscripción en el
Otro.

Unidad 3: LIMITACIONES DE LA LIBERTAD ASOCIATIVA: REPETICION Y TRANSFERENCIA

Conceptos claves:

- La repetición: Lo conservador del síntoma histérico frente a la variabilidad de las


fantasías histéricas. El tabú de contacto asociativo de la neurosis obsesiva.
- La transferencia, resistencia operativa: Al paciente no se le ocurre nada. La suposición
de un sujeto al saber inconsciente. El analista paga con su persona es “otro
significante”, o semblante de objeto a.
- El valor del agravamiento del síntoma: Manifestaciones más resueltas del síntoma. Que
interrogan la equivocación del sujeto supuesto saber. Reacción terapéutica negativa.
- La transferencia en la psicosis: El analizante psicótico. Distinción entre disociación y
división subjetiva. La distribución de la división subjetiva, el objeto y la certeza en la
entrevista con el psicótico.

Texto 1: Freud (1914), “Recordar, repetir y reelaborar”


- La repetición: Lo conservador del síntoma histérico frente a la variabilidad de las
fantasías histéricas. El tabú de contacto asociativo de la neurosis obsesiva.

“Recordar, repetir y reelaborar”, Freud comienza realizando un racconto de los cambios en la


técnica analítica – de la hipnosis a la sugestión y asociación libre, por último, la técnica actual –
para destacar que la meta sea mantenido incólume: “llenar las lagunas del recuerdo” y “vencer
las resistencias de represión”.

1° método: método catártico, consistía en hacer reproducir los procesos psíquicos de aquella
situación a fin de guiarlos para que tuvieran su decurso a través de una actividad consciente.
En síntesis: recordar y abreaccionar por medio de la hipnosis.

2° método: método de la asociación libre, consistía en sortear las resistencias mediante el


trabajo interpretativo y la comunicación de sus resultados al enfermo. La abreaccion se daba
en el trabajo del enfermo en asociar libremente y vencer las resistencias (criticas a sus
ocurrencias).

3° método: técnica actual, consiste en una nueva modalidad de división del trabajo: el medico
pone en descubierto las resistencias desconocidas para el enfermo; dominadas ellas, el
paciente narra con toda facilidad las situaciones y los nexos olvidados.

La cura es una lucha entre aquel que consulta, que puja por repetir y el analista que intenta
que dialectice, es decir, que se mantenga en la esfera de la palabra aquello que insiste
compulsivamente en repetirse. El analizado no recuerda nada de lo olvidado y reprimido, sino
que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber que lo
hace.

Uno espera que al aplicar la regla fundamental afluyan las comunicaciones, pero el paciente
calla y dice que no se le ocurre nada. (resistencia a todo recordar. Repetición como resistencia.
Repetición como modo de recordar)

Repetición: Un circuito corto, compulsivo y que trasciende la esfera de la palabra.

Recuerdo: una demora de la descarga y un consiguiente trabajo. La demora de esa descarga


coincide con lo que conocemos con el nombre de abstinencia.

La cura será bajo abstinencia: no solo de las demandas de satisfacción, sino también tendrá en
su horizonte la abstinencia de cualquier acción de la repetición. Lo que insiste en escenificarse:
todo aquello que desde las fuentes de lo reprimido se abre paso (síntomas, inhibiciones, rasgos
patológicos de carácter y actitudes inviables).

Relación entre transferencia y repetición: La cura comienza con repetición, ya que la


transferencia es repetición en el vínculo con el analista, porque lo hace entrar en la cadena de
clises amorosos. La transferencia es una pieza de la repetición, en ella se repiten vínculos del
pasado sobre la persona del analista. Tenemos que estar preparados para que el analizado se
entregue a la compulsión de repetir, que le sustituye al impulso de recordar. Mientras mayor
sea la resistencia más será sustituido el recordar por el actuar (repetir).

Es necesaria la repetición en transferencia porque de otra forma no se establecería, es una


maquinaria de re-escenificacion.
¿Qué se repite?: Todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta su
ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter; y
durante el tratamiento repite todos sus síntomas.

 Se debe tratar la enfermedad como un poder actual. El analista debe realizar el trabajo
terapéutico que consiste en reconducir al pasado. El hacer repetir en el curso del
tratamiento analítico equivale a convocar un fragmento de vida real, y por eso no en
todos los casos puede ser inofensivo y carente de peligro. Puede aparecer el inevitable
“Empeoramiento durante la cura”.

Recurso para domeñar la compulsión de repetición (y transformarla en un motivo para el


recordar): El manejo de la transferencia.

Por medio de la transferencia se le abre como una palestra, donde tiene permitido desplegarse
y se le ordena que escenifique para nosotros todo pulsionar patógeno que permanezca
escondido en la vida anímica del analizado. Es con esto que conseguimos dar a todos los
síntomas de la enfermedad un nuevo significado transferencial, sustituir su neurosis ordinaria
por una neurosis de transferencia. El nuevo estado a asumido todos los caracteres de la
enfermedad, pero constituye una enfermedad artificial asequible a la intervención del analista.

La transferencia crea asi un reino intermedio entre la enfermedad y la vida.

Se acota el/los síntoma/s a uno solo creado en análisis.

OJO: nombrar la resistencia no produce su cese inmediato. Hay que dar tiempo al enfermo de
enfrascarse en la resistencia, no consabida por él, para que logre reelaborarla. Esta
reelaboración se la puede equiparar a la abreaccion de los montos de afecto estrangulados por
la represión.

Modos particulares:

Histeria: La represión actúa sobre la vivencia. Se reprime la representación inconciliable para el


Yo, ahora divorciada del afecto se liga a una parte del cuerpo. Amnesia del trauma.

Neurosis obsesiva: La represión actúa aislando la representación y lo liga con nuevas


representaciones sustitutivas por falso enlace. El neurótico detiene la cadena asociativa cuando
no quiere dejar que los pensamientos entren en contacto asociativo.

Texto 2: Freud (1912), “La dinámica de la transferencia”

- La transferencia, resistencia operativa: Al paciente no se le ocurre nada.

Transferencia = Resistencia Operativa: Lo que es condición para la cura, es al mismo tiempo


obstáculo. Son caras necesarias e inevitables de la manifestación transferencial.

Operativa: porque inaugura y posibilita el trabajo. El analista es tomado por el clisé que
escenifica repetidamente los vínculos con los primeros objetos edípicos.

Resistencia: amenaza siempre con interrumpir el dispositivo de palabra y pasar a la acción. Su


cara resistencial, la transferencia será “la mas fuerte resistencia del tratamiento”. Cuando todas
las asociaciones se deniegan, señala Freud, es porque la ocurrencia del analizante se refiere al
analista, es decir, que la posición de objeto en la que se encuentra el analista lo enmudece
(“detención de las ocurrencias”, “al paciente no se le ocurre nada”). Sentimiento que subyace a
la transferencia: el amor. Es la reedición de las mociones infantiles; pero ese es el carácter
esencial de todo enamoramiento. El Amor transferencial es producto del dispositivo y no de las
virtudes del analista.

Abstinencia: El analista deberá denegar la satisfacción amorosa y “dejar subsistir en el enfermo


necesidad y añoranza, como unas fuerzas pulsionales del trabajo y la alteración, y guardarse de
apaciguarlas mediante subrogados”.

Es importante tener presente que el analista necesita de la permanencia del síntoma, e


inclusive su empeoramiento, para no perder la brújula del análisis. El síntoma es una formación
propia y ajena al sujeto que en transferencia es invitado a hablar y que constituye el verdadero
partenaire del analista.

 Las mociones inconscientes no quieren ser recordadas, como la cura lo desea, sino que
aspiran a reproducirse en consonancia con la atemporalidad y la capacidad de
alucinación de lo inconsciente. El enfermo atribuye condición presente y realidad
objetiva a los resultados del despertar de sus mociones inconscientes; quiere actuar
sus pasiones sin atender a la situación objetiva (real). El medico quiere constreñirlo a
insertar esas mociones de sentimiento en la trama del tratamiento y en la de su
biografía. Esta lucha se desenvuelve, casi exclusivamente, en torno de los fenómenos
transferenciales. Domeñar los fenómenos de la transferencia depara al psicoanalista las
mayores dificultades, pero ellos nos brindan el servicio de volver actuales y manifiestas
las mociones de amor escondidas y olvidades de los pacientes.

Texto 3: Lacan (1967), “Proposición del 9 de octubre de 1967”

- La suposición de un sujeto al saber inconsciente. El analista paga con su persona es


“otro significante”, o semblante de objeto a.

La transferencia no se concibe sino a partir del termino del sujeto supuesto saber. El
psicoanálisis depende de aquel (psicoanalizante). Freud demostró que se puede concentrar en
el psicoanalizante la totalidad de la experiencia, lo que no por ello constituye un autoanálisis.

Sujeto supuesto saber: Primero se le confiere al analista un saber en tanto el analizante se


dirige a él en un principio con una demanda. El analista está en posición de saber sobre el
padecimiento del analizante. Es una implicancia del vinculo con el analista-interprete, pero a
condición de que el significante de la transferencia (Sq= significante cualquiera) se constituya
en un síntoma que cobre el valor de pregunta, es decir, que se torne enigmático para el sujeto
que lo alberga inaugurándose asi la suposición de una causa inconsciente para él mismo.

El analista consciente soporta esa suposición de saber, pero no debe olvidar la indicación
freudiana de escuchar cada caso como el primero (“excluir todo lo que el analista sabe cada vez
que aborda un nuevo caso”). No se trata de lo que el analista sabe acerca de la teoría, sino del
saber cifrado y retenido en el inconsciente que deberá advenir en el encuentro.

-La iglesia y el ejercito tomados como modelos del sujeto supuesto saber (me ayuda a pensar) -

Texto 4: Freud (1923), “El Yo y el Ello” (Cap. 5)

- El valor del agravamiento del síntoma: Manifestaciones más resueltas del síntoma. Que
interrogan la equivocación del sujeto supuesto saber. Reacción terapéutica negativa.
El paciente se dirige hacia nosotros para “Librarse del síntoma que lo aqueja”, pero el síntoma
es nuestra brújula y, por lo tanto, necesitamos de él para guiarnos en nuestra tarea.

Obstáculo: reacción terapéutica negativa. Hay personas que reaccionan de una forma no
esperada frente a los progresos de la cura. “Toda solución parcial, cuya consecuencia debiera
ser una mejoría o una suspensión temporal de los síntomas, les provoca un refuerzo
momentáneo de su padecer; empeoran en el curso del tratamiento, en vez de mejorar”.
Prevalece la necesidad de estar enfermo, la fijación de la ganancia de la enfermedad. Freud
califica a este obstáculo como el más poderoso.

De este comportamiento, Freud infiere que algunos pacientes vivencian la cura como una
suerte de peligro y que la reacción terapéutica negativa es una resistencia a la curación. Se
trata de un sentimiento de culpa (incc) que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere
renunciar al castigo de padecer.

Modos particulares:

Neurosis Obsesiva: el sentimiento de culpa (cc) es hiperexpreso, no puede justificarse ante el


Yo. El Yo del enfermo se revuelve contra la imputación de culpabilidad (con formaciones
reactivas y medidas precautorias), y demanda al medico le ratifique su desautorización de esos
sentimientos de culpa (interrogan la equivocación del s.s.s?)

Histeria: el sentimiento de culpa permanece inconsciente. Mecanismo de permanecer


inconsciente. El Yo histérico se defiende de la percepción penosa con que lo amenaza la critica
de su Super-Yo de la misma manera como se defendería de una investidura de objeto
insoportable: Acto de represión.

Diferencia entre N.O e Histeria: En la Neurosis obsesiva prevalecen los fenómenos de la


formación reactiva. En la Histeria el Yo consigue por medio de la represión (mecanismo de
defensa) mantener lejos el material al que se refiere el sentimiento de culpa, por eso
inconsciente.

Texto 5: Lacan (1958), “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”
(Cap. 1)

- La transferencia en la psicosis: El analizante psicótico. Distinción entre disociación y


división subjetiva. La distribución de la división subjetiva, el objeto y la certeza en la
entrevista con el psicótico.

A diferencia del neurótico, el analizante psicótico no se dirige al analista en busca de un saber.


Su posición distintiva no es la duda, ni el pedido de garantías del Otro, mas bien lo caracteriza
su posición de certeza. Una certeza que no recae sobre la realidad, que puede prescindir de la
consistencia lógica y, sobre todo, de ser compartida en el lazo social. Se trata de una certeza
que recae sobre la autorreferencia.

Lacan no duda en afirmar que no debemos retroceder frente a esta estructura.

Secretario del alienado, lugar del testigo (recibe el testimonio y aloja la subjetividad del
delirio): permite que el sujeto, que era mártir del incc, torturado por los significantes que
retornan de lo real, puedan ser elaborados para que el exceso de goce se restablezca en la
construcción de un mundo posible para ser habitado. Restablecer el lazo social con sus
recursos simbólicos.
No se dirigen a otro que sabe, porque él ya sabe, tiene la certeza.

Maniobra: no interpretar, ser orientador del goce, ponerle un obstáculo al goce, limitarlo y por
otro lado decirle que si al proyecto de vida dado por los referentes simbólicos. Ayudarlo a
construir su delirio, depurarlo y conducirlo.

Freud en 1924: La distinción definitiva entre neurosis y psicosis, no es la perdida de realidad,


sino el resorte de lo que la sustituye. El almacén de los accesorios esta en el interior, y se los va
sacando según las necesidades. (el neurótico puede caer en inhibiciones, fantasías, síntomas,
etc. El psicótico queda perplejo por la no inscripción del np, y se defiende frente a eso con
delirios, etc)

Unidad 4: EL DECIR EN ANALISIS

Conceptos claves:

- De la pasión del significante al decir como acto: La angustia situada como previa del
acto. El síntoma $ reemplaza al acto por un decir que se contradice.
- Del trauma a la certeza de la angustia: La noción de apronte angustiado. El acto toma
de la angustia su certeza. ¿En que sentido el acto es un final de juego y es sin-Otro?

Texto 1: Lacan (1958), “La dirección de la cura y los principios de su poder” (Cap. 4)

- De la pasión del significante al decir como acto: La angustia situada como previa del
acto. El síntoma $ reemplaza al acto por un decir que se contradice.

Los analistas en su conjunto imaginan que comprender lleva su fin en sí, sin embargo, los más
grandiosos éxitos no implican que se sepa a donde se va. Vale más no comprender para pensar.
Renunciar a comprender. Permitir la sorpresa. El entendimiento no me obliga a comprender. Lo
que entiendo, no por eso deja de ser un discurso. (Inercia a tratar de comprender por la
angustia que nos provoca no comprender nada)

“El analista es el hombre a quien se habla y a quien se habla libremente”. Pero… El sujeto
invitado a hablar en análisis (regla fundamental = asociación libre) no muestra en lo que dice
una gran libertad. Esa “asociación libre”, no es tan “libre” como se piensa, sino que esas
asociaciones pueden desembocar en una palabra plena que le seria penosa. No hay nada más
temible que decir algo que podría ser verdad. “Cuando se dice algo que es verdad, no puede ya
volver a entrar en duda”.

¿Cuál es el procedimiento del análisis teniendo en cuenta lo antes mencionado?: Es más allá
del discurso donde se acomoda la acción de escuchar (no es una escucha pasiva). Se toma el
camino de oír y no de auscultar. Lo que se escucha es de entendimiento. Este ultimo no obliga
a comprender. A lo que se oye no hay nada que replicar. Silencio para alojar lo que pueda decir
el paciente, y dejar vacante el lugar del deseo.

El analista oferta escucha, creando demanda (el decir) en el paciente (la regla fundamental
como el motor de la transferencia). Su petición se despliega en el campo de una demanda
implícita (demanda de amor, de deseo, pulsional), aquella por la cual esta ahí: la de curarlo. Se
puede observar ahí la suposición de un saber al analista (el de responder a esa demanda de
curarlo, de saber que le pasa, etc). Por intermedio de la demanda, todo el pasado se entreabre
hasta el fondo de la primera infancia. Es por esta vía como puede realizarse la regresión
analítica. La regresión muestra el retorno al presente de significantes usuales en demandas
para las cuales hay prescripción.
El analista apoya la demanda, para que reaparezcan los significantes en que la frustración del
sujeto esta retenida. En un análisis, el analista tiene que vérselas con todas las articulaciones
de la demanda del sujeto. Pero NO debe responder ante ella, sino de la posición de la
transferencia. (regla de abstinencia). ¿Cómo responder esa demanda sin satisfacerla?: con la
acción de escuchar para que la palabra continue; el analista da su presencia. Para que haya
espacio para el deseo, la demanda no tiene que estar llena.

Texto 2 y 3: Freud (1926), “Inhibición, sintoma y angustia” (Addenda sobre la angustia). Lacan
(1962-63), “La angustia” (Sem. X, Clase VI)

- Del trauma a la certeza de la angustia: La noción de apronte angustiado. El acto toma


de la angustia su certeza. ¿En qué sentido el acto es un final de juego y es sin-Otro?

Freud antes consideraba a la angustia como una reacción general del Yo bajo las condiciones
del displacer. (una libido/excitación sexual desautorizada por el Yo o no aplicada hallaba una
descarga directa en la forma de angustia) Se consideraba que libido de una moción pulsional
reprimida era lo que causaba angustia. Represión – Angustia. “El Yo como el único almacigo de
la angustia”

La angustia era la reacción general frente a la situación de peligro. Esto refirmaba el papel del
Yo como almacigo de la angustia al adjudicarle la función de producir el afecto de angustia de
acuerdo con sus necesidades.

2 Modalidades de Angustia:

- automática: involuntaria, cuando se produce una situación de peligro análoga a la del


nacimiento.
- Angustia señal: producida por el Yo. El Yo se representa vívidamente la situación de
peligro, una situación que amenaza, a fin de movilizar su evitación.

Complemento sobre la angustia:

La angustia tiene un vínculo con la expectativa, es angustia ante algo. La angustia es ante todo
algo. Lleva un carácter de indeterminación y ausencia de objeto.

Diferencia entre Angustia neurótica y Angustia realista:

Angustia realista: es lo que se siente frente a un peligro realista, del que se puede tomar
noticia. Amenaza desde un objeto externo.

Angustia neurótica: es ante un peligro del que no tenemos noticia. Un peligro pulsional
(interno). El Yo se defiende del peligro pulsional con ayuda de la reacción de angustia.

¿Cuál es el núcleo, la significatividad, de la situación de peligro?: la apreciación de nuestras


fuerzas en comparación con su magnitud, el desvalimiento (material o psíquico) frente a él.

La angustia nace como reacción frente al peligro de la perdida del objeto. El dolor es la
reacción frente a la perdida del objeto, la angustia es la reacción frente al peligro que esa
perdida conlleva.

Progreso en nuestra autopreservación: no aguardar a que sobrevenga una de esas situaciones


traumáticas de desvalimiento, sino preverla.
La angustia como un afecto que NO ENGANAÑA, para Lacan: Hay una estructura de la angustia.
Lo primero a plantear es que la angustia esta ENMARCADA. Hay angustia cuando surge en este
marco lo que ya estaba ahí (pero estaba velado). Básicamente cuando se presentifica el objeto.
La angustia tiene otra clase de objeto distinto del objeto cuya aprehensión esta preparada. Con
Objeto Lacan se refiere al OBJETO a. “La angustia no es sin objeto (a)”.

La angustia tiene una relación esencial con el deseo del Otro, frente al cual no hay respuesta.
¿Qué es lo que el Otro quiere de mí? Una forma de responder del neurótico frente a esto es
mediante el fantasma (fantasía incc), con el cual se arma una escena, donde yo soy el objeto
que el Otro quiere. Escena con la cual se sostiene el deseo.

¿Qué esperamos cada vez que se levanta el telón (fantasía), sino ese breve momento de
angustia?

Los significantes hacen del mundo una red de huellas. El significante engendra un mundo, el
mundo del sujeto que habla, cuya característica esencial es que en él es posible ENGAÑAR.
Necesario para constitución de un mundo: el significante como posibilidad de engaño.

LA ANGUSTIA FUNCIONA COMO CORTE. Corte que se abre y deja aparecer lo inesperado. Es a
partir de la angustia que se puede tomar cualquier orientación. La angustia como LO QUE NO
ENGAÑA, lo fuera de duda. La angustia escapa al juego del engaño creado por el significante
(que es la huella del sujeto en el curso del mundo). La angustia es sin significantes, un agujero,
un indecible. (los significantes y el fantasma nos dan una red en que sostenernos)

La angustia no es la duda, sino la causa de la duda.

LA DUDA, los esfuerzos que invierte son para combatir la angustia, mediante engaños. La duda
como mecanismo, mediante engaños, para combatir la angustia, evitar la certeza que tiene. (la
duda ya es defensa, es en tratamiento)

ACTUAR es arrancarle a la angustia su certeza. La acción toma prestada de la angustia la


certeza. El acting out y el pasaje al acto como modos de hacer con la angustia.

Diferencias Lacan y Freud: Para Lacan la angustia tiene su sede en el cuerpo y para Freud en el
Yo.

Unidad 5: ETICA DEL PSICOANALISIS Y FORMACION CLINICA

Conceptos claves:

- Conocimiento y saber: La realidad como sumatoria de prejuicios. La fantasía como


marco de la realidad, donde el objeto no se encuentra. El gasto de energía, la fijación e
inhibición que conlleva.
- El sentimiento inconsciente de culpa como indicador clínico: Su relación con el deseo.
La clínica freudiana del juicio. El autorreproche en la base de la nosología
psicoanalítica. La conversión analítica de la moral a la ética: de la culpabilidad a la
responsabilidad, y de la angustia de castración al apronte para la acción.
- Los dispositivos freudianos para la formación clínica: Las coordenadas del final del
análisis y los finales fallidos. La importancia decisiva del propio análisis: efectos
didácticos y autorización del analista.
Texto 1: Freud (1925), “La negación”

- Conocimiento y saber: La realidad como sumatoria de prejuicios. La fantasía como


marco de la realidad, donde el objeto no se encuentra. El gasto de energía, la fijación e
inhibición que conlleva.

Un contenido de representación o de pensamiento reprimido puede irrumpir en la conciencia a


condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar noticia de lo reprimido, es
una cancelación de la represión, pero aun NO una aceptación de lo reprimido.

Texto 2: Freud (1925), “La responsabilidad moral por el contenido de los sueños” (Apartado B)

- El sentimiento inconsciente de culpa como indicador clínico: Su relación con el deseo.


La clínica freudiana del juicio. El autorreproche en la base de la nosología
psicoanalítica. La conversión analítica de la moral a la ética: de la culpabilidad a la
responsabilidad, y de la angustia de castración al apronte para la acción.

Conciencia moral: Nace junto con el sentimiento de culpa, una vez interiorizado el superyó. “Es
la percepción interior de lo que desestimamos que son mociones de deseos existentes en
nosotros”. Si es deseo es inconsciente. Porque hicimos algo o no lo hicimos genera culpa, haber
cedido o no ante el deseo. Se ve en la conducta si hacemos algo o no, pero eso es un
desplazamiento inconsciente ante haber cedido ante el deseo. La culpa también es un afecto
que indica coordenadas al deseo, pero lo que mide es la distancia que suponemos al deseo.

Neurosis obsesiva: El Yo se siente culpable de toda clase de mociones malas de las que nada
sabe, mociones que le son enrostradas en la conciencia, pero es imposible que él pueda
confesarse. Su conciencia moral es tanto mas puntillosa cuanto mas moral sea la persona. Ello
se debe a que la consciencia moral misma es una formación reactiva frente a lo malo sentido
en el Ello. Se desplaza la culpa como autorreproche a cuestiones nimias. La representación de
la que se siente culpable esta disociada de la representación original.

Histeria: La culpa se dirige a un tercero. Ej: Dora le reprocha al padre.

¿Quién es responsable por lo que sueña?

Texto 3 y 4: Freud (1937), “Análisis terminable e interminable” (Cap. 7); Freud (1926), “¿Puede
los legos ejercer el psicoanálisis” (Epilogo)

- Los dispositivos freudianos para la formación clínica: Las coordenadas del final del
análisis y los finales fallidos. La importancia decisiva del propio análisis: efectos
didácticos y autorización del analista.

Advertencia: No poner como meta del análisis su abreviación, sino su profundización.

Al analista se le exige, como parte de su prueba de aptitud, una medida mas alta de
normalidad y de corrección anímicas. ¿Dónde y cómo adquiriría aquella aptitud ideal que le
hace falta en su profesión?: En el análisis propio, con el que comienza su preparación para su
actividad futura. 3 pilares: Formación – Control – Propio análisis. (La formación no es suficiente
para ser psicoanalista)

Para Freud: La terminación de un análisis es un asunto practico. No se podría prever fácilmente


un termino natural. El análisis debe crear las condiciones psicológicas mas favorables para las
funciones del Yo; con ello quedaría tramitada su tarea.
Para Lacan: El análisis se termina. Habla del hueso duro, el carozo. Carozo que no es susceptible
de ser descompuesto por la significatoria significante. Allí se sitúa algo del orden de lo real.
Este punto último, para Lacan, no tiene que ver con la castración (como lo es para Freud), sino
que tiene que ver con la castración del Otro. El problema es que el Otro esta castrado. El
neurótico oferta su propia castración para velar la del Otro, todo por velar lo imposible.

Estructuras para velar la castración del Otro: el fantasma (fantasía incc), el síntoma,
identificaciones (?

¿Qué pasa cuando esto fracasa?: Cuando el fantasma fracasa como modo de respuesta
aparecen la inhibición, la angustia (como emergencia), el síntoma.

Saldos del análisis: En el fin de análisis, se debería poder soportar de otro modo. El síntoma del
inicio no va a ser igual al del final. La relación con el fantasma tampoco. EL ANALISIS COMO
TRAVESIA POR EL FANTASMA. Otro saldo, es que pueda advenir o no un analista.

Disyunción entre psicoanálisis y medicina: No dolo en la posición de saber, sino también en la


satisfacción que se juega en el síntoma (luego, goce). La medicina se olvida que hay goce y trata
todo como problema de la conducta, desconoce ese más allá del principio de placer.

Repudiar toda referencia al conocimiento: el del auto-conocimiento del paciente, de sus


fantasías o de la realidad construida que (solo en apariencia) comparte con sus semejantes. Se
trata de “dirigir la cura”, dice Lacan prolongando el consejo de Freud, no de dirigir al paciente.
Indicación: cediendo la palabra al paciente, prestándose al juego de la transferencia e
interviniendo las veces que sea necesario bajo el (“soberano”) principio de abstinencia.
Creer en el inconsciente como huella y camino: “huella” clínica de lo que se inscribe a la letra
en el cuerpo y “camino” significante hacia el real electivo del ser hablante. “convicción” que
tiene que haber adquirido el analista en su análisis personal para poder transferirlo luego a
cada uno de sus pacientes. Es la disposición adecuada para escuchar “libremente” y conseguir
así rectificar la posición típicamente neurótica de “no querer saber” acerca de las causas y las
determinaciones del deseo. Indicación: interpelando, escuchando el significante e
interpretando, también Hacer lugar a lo imposible de soportar.
Pase: Fin de análisis, corresponde a una elección del analista. Es el testimonio del pasaje de
analizado a analizante, el testimonio de la experiencia de su propio análisis.

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