T de La A - El Proceso de Diseño

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TEORIA DE LA ARQUITECTURA

Contenido:

EL PROCESO DE DISEÑO

Año: 2021
Proceso

Definiciones

(Diccionario)

La palabra Proceso presenta origen latino, del vocablo processus, de procedere, que
viene de pro (para adelante) y cere (caer, caminar), lo cual significa progreso, avance,
marchar, ir adelante, ir hacia un fin determinado.

Según el diccionario de la real academia española esta palabra es definida como la


acción de ir hacia adelante, al transcurso del tiempo, al conjunto de las fases sucesivas
de un fenómeno natural o de una operación artificial. El término proceso está
relacionado a varios ámbitos con concepciones diferentes.

- Conjunto de fases sucesivas de un fenómeno o hecho complejo.


"proceso mental; el proceso de una enfermedad; los procesos erosivos que
acontecen en las zonas desérticas son de tipo climático".

- Procesamiento o conjunto de operaciones a que se somete una cosa para


elaborarla o transformarla.
"Reunir los datos en una base que permita un proceso fácil de la información".

- Por ende, proceso está definido como la sucesión de actos o acciones realizados
con cierto orden, que se dirigen a un punto o finalidad, así como también al conjunto de
fenómenos activos y organizados en el tiempo.

Metodología
(Definición
Diccionario)
Termino compuesto del vocablo método y el sustantivo griego logos, que significa juicio,
estudio, esta palabra se puede definir como la descripción, el análisis y la valoración
crítica de los métodos de una investigación o trabajo.
La metodología es el instrumento que enlaza el sujeto con el objeto de una
investigación o trabajo. Sin la metodología es casi imposible llegar a la lógica que
conduce al conocimiento científico.
- Ciencia que estudia los métodos de conocimiento.
- Aplicación coherente de un método.
- Es el camino ordenado que se sigue para la aplicación de un método.
- Conjunto de operaciones que se desarrollan de manera secuencial y ordenada.
Diseño
Definición
Actividad creativa que tiene por fin proyectar objetos que sean útiles y estéticos.
"Diseño de modas; Diseño de interiores; Diseño Arquitectónico".

Diseño Arquitectónico
Definición
Se define a la disciplina que tiene por objeto genera propuestas e ideas para la creación
y realización de espacios físicos enmarcados dentro de la arquitectura.
Mediante el diseño arquitectónico se planifica lo que será finalmente el edificio
construido con todos los detalles, imagen de estética, sus sistemas estructurales y
todos los demás sistemas que componen la obra de arquitectura. El diseño
arquitectónico debe ser apropiado, emplear la tecnología, buscar la eficiencia y la
productividad, como también permitir la accesibilidad a todos los segmentos sociales.

Proceso de Diseño:
Definición
Proceso de Diseño está definido como la sucesión de actos o acciones realizados
con cierto orden, que se dirigen a un punto o finalidad, así como también al conjunto de
fenómenos activos y organizados en el tiempo.
En el diseño arquitectónico no solo debe depender de las habilidades del individuo, ni
ser un proceso intuitivo, es necesario seguir una metodología para obtener los
resultados más adecuados.
Tomando como base el proceso de diseño general o base, en estudio, se puede
plantear diferentes métodos, un ejemplo de las instancias de producción-creativa
(primeras dos Etapas del Proceso de Diseño) sería:
EL PROCESO DE DISEÑO

Hombre Necesidades Diseño Materialización


Usuario Factores Edificio
Proceso
Fisiológicos de Obra
Individual
Psicológicos Diseño de
Colectivo
Arquitectura
Funciones Sociales Espacios
1) Equipo
Individuales Interdisciplinario
Habitar 2) Complejidad Envolventes
del tema a
Trabajar desarrollar Estructura
3) Metodología
Recrear 4) Programa Instalaciones
Trasladarse

Al Proceso de Diseño se lo puede enfocar desde el punto de vista del orden:


Cuantos
que ELEMENTOS diferencias

CUALIDADES CRITERIOS
Cuantas diferencias cuantos complejidades
Elementos: Los elementos que se ordenarán
Cualidades: de los objetos a ordenar
Criterios: es la decisión que se toma para ordenar

Para que exista orden, son imprescindibles los tres puntos anteriores.

EDIFICIO + CUALIDADES + CRITERIOS = EDIFICIO


INTRODUCION AL PROCESO ARQUITECTÓNICO

EL PROYECTO DE ARQUITECTURA

Concepto, proceso y representación


Alfonso Cosme Muñoz

La cultura moderna ha sido desde el comienzo y es todavía una cultura del proyecto.
Especialmente en la arquitectura, el proyecto es visto por todo el pensamiento contemporáneo
como un momento fundamental e intuitivo, lo que constituye la misma arquitectura, el principio
de su producción; lo que, tomándola en su origen, permite, también literalmente, volver a los
orígenes e indagar las razones primeras. Entre arquitectura y proyecto se ha establecido una
identidad tan fuerte que la misma existencia de la arquitectura no se cree posible fuera de su
realización en los proyectos: no hay arquitectura que no sea fruto y resultado de un pensamiento
proyectante.

Giancarlo Motta, “Lineamenti di una ricerca


sul progetto di architettura”, 1999.

Proyectar arquitectura es una aventura fascinante, mediante la que creamos nuevos seres,
materializando nuestras ideas y nuestros sueños, mientras descubrimos cosas insospechadas y
aprendemos constantemente. Es, pues, una labor creativa, intelectualmente enriquecedora y
personalmente muy satisfactoria.
Pero el proceso de su aprendizaje no es fácil. La complejidad de la actividad proyectual, los
múltiples factores que en ella intervienen, la diversidad de técnicas y conocimientos que debe
poseer el proyectista y la necesidad de desarrollar simultáneamente la libertad creadora y el
control crítico, hacen del aprendizaje del proyecto una de las labores más arduas a las que se tiene
que enfrentar el estudiante de arquitectura.

La enseñanza de proyectos se realiza fundamentalmente a través de trabajo en taller,


donde, con la orientación y el asesoramiento del profesor y en un diálogo constante con los
compañeros, el alumno va aprendiendo conceptos y desarrollando capacidades conforme los
necesita. Probando, equivocándose y rectificando, cada estudiante desarrolla su capacidad y
destreza en ese difícil proceso de análisis y síntesis que es el proyecto de arquitectura.

Pero proyectar es una tarea compleja, y el desconcierto de los alumnos que empiezan a
ejercitarla es grande. Los estudiantes se encuentran ante una asignatura en la que tienen que crear
nuevos seres y normalmente se sienten perdidos ante la complejidad de los problemas que tienen
que afrontar, la diversidad de factores que intervienen, los distintos instrumentos que tienen que
aprender a manejar y la gran cantidad de condicionantes funcionales, constructivos y
compositivos que tienen que aunar en una síntesis creativa.

Por esta razón puede ser útil para el alumno disponer de algunos instrumentos que le
ayuden y le hagan más asequibles sus primeros pasos en el camino del conocimiento. Actividades
como contemplar y experimentar la arquitectura, viajar o consultar libros y revistas, le ayudarán a
enfrentarse a la práctica de la realización de proyectos con más facilidad y con más
conocimiento. De esta manera podemos apreciar cómo un proyecto es la resolución de ciertas
necesidades humanas mediante un ejercicio intelectual de diseño arquitectónico, pero también
puede ser una propuesta innovadora de relaciones espaciales, organizativas o sociales.

Las voces ‘proyecto’ y ‘proyectar’ empezaron a usarse en España a finales del siglo xvii o
comienzos del xviii, coincidiendo con la fuerte influencia francesa que recibieron las artes en
España a partir de llegada de la dinastía borbónica. El término ‘proyectar’ se tomó del francés,
lengua en la que se desarrolló a partir de la palabra latina proiectare. En francés antiguo aparecen
purjeter (siglo xii), pourjeter (siglo xiv) y projetter (siglo xv). En el siglo xvi, François Rabelais
usaba projecter. Según el Oxford Dictionary, en Inglaterra la palabra project se emplea desde el
siglo xv, pero con sentido arquitectónico, sólo desde el xvii.

El término ‘proyecto’ es, por tanto, relativamente reciente en nuestra lengua, ya que
cuenta sólo con tres siglos de existencia. Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua
castellana o española, publicado en 1611, no recoge los términos ‘proyecto’
ni ‘proyectar’. En el Diccionario de autoridades, publicado en Madrid en 1737, se define
‘proyectar’ como «disponer o proponer el proyecto para el ajuste o disposición de alguna cosa»,
pero se advierte: «Es voz modernamente introducida.» Por otra parte, se define la voz ‘proyecto’
como «planta y disposición que se forma para algún tratado, o para la ejecución de alguna cosa
de importancia, anotando y extendiendo todas las circunstancias principales que deben concurrir
para el logro de ello».3

El actual Diccionario de la lengua española de la Real Academia define ‘proyectar’, entre


otras acepciones, como «idear, trazar o proponer el plan y los medios para la ejecución de algo» y
«hacer un proyecto de arquitectura o ingeniería»;4 mientras que
‘proyecto’ figura como «planta y disposición que se forma para la realización de un tratado, o
para la ejecución de una obra de importancia. Designio o pensamiento para ejecutar algo.
Conjunto de escritos, cálculos y dibujos que se hacen para dar idea de cómo ha de ser y lo que ha
de costar una obra de arquitectura o de ingeniería. Primer esquema o plan de cualquier trabajo
que se hace a veces como prueba antes de darle forma definitiva».

Contemplando la variedad de definiciones, confirmamos nuestra apreciación de que


cuando pronunciamos la palabra ‘proyecto’ podemos estar refiriéndonos a varias realidades
diversas.
Un proyecto es el deseo de creación de una nueva realidad en el plano social, económico, político
o físico, donde la arquitectura tiene un campo de acción concreto y limitado, a la vez que
conectado con otras materias. En un plano más específico, el proyecto es la serie de actividades
que realizamos para crear una obra arquitectónica, es decir, es la práctica del trabajo del
arquitecto que idea, define y representa un objeto arquitectónico que antes no existía; pero
también el proyecto es el conjunto de dibujos, de planos, de textos, de documentos que se
necesitan para ejecutar la obra y construirla.

En la arquitectura moderna se ha dado una indisoluble unión entre esos tres conceptos,
que enuncian realidades distintas aunque complementarias. La arquitectura deseada, ideada o
intuida sólo puede hoy hacerse realidad a través de un laborioso proceso de creación, mediante el
que se obtiene un complejo modelo documental previo. Y a esas tres realidades (idea, proceso y
documento) las denominamos con esta palabra mágica: el ‘proyecto’, un término moderno que en
el siglo xx unificó el significado de otras voces más antiguas: composición, arquetipo, idea,
modelo, trazas, etcétera.
El proyecto como creación

La arquitectura es una concepción amplia, porque abarca todo el ambiente de la vida


humana; no podemos sustraernos a la arquitectura, ya que formamos parte de la civilización,
pues representa el conjunto de las modificaciones y alteraciones introducidas en la superficie
terrestre con objeto de satisfacer las necesidades humanas, exceptuando sólo el puro desierto.
William Morris, “The Prospects of Architecture
in Civilization”, 1881.

El proyecto es en primer lugar un deseo de transformar la realidad que nos rodea para
resolver nuestras necesidades, permitir la realización de ciertas actividades y lograr un entorno
más adecuado. Esta forma de proceder es innata en la naturaleza del ser humano que, a diferencia
de otros animales, interviene siempre sobre su entorno para adaptarlo a las necesidades de su vida
individual y social.

El proyecto nace, pues, como un primer enfrentamiento del hombre con el problema de
resolver unas necesidades, mediante la creación de algo que antes no existía: «La primera tesis de
trabajo es definir una aproximación, ya que el proyecto es algo que no existe, algo que
imaginamos, aquello que está en el intelecto. A través de la inteligencia, de los conocimientos y
de la experiencia que poseemos de la arquitectura, pre imaginamos una realidad, siendo después a
través de su construcción cuando se realiza su verificación. En el plano –en los dibujos– hemos
prefigurado una situación que no es modelo acabado y que se halla en pleno fluir.»5

Esta iniciativa para la transformación de la realidad –que está en el origen del proyecto–
no nace normalmente del arquitecto, sino que es algo que le viene ya dado. Así, el proyecto
inicial es un deseo de modificación del entorno que sobrepasa la esfera de acción del arquitecto y
es previo a su intervención. Su naturaleza es más amplia y genérica que el campo técnico del
arquitecto, ya que en la definición inicial del proyecto intervienen factores sociales, políticos,
económicos y culturales externos a la disciplina arquitectónica.

Sin embargo, en cuanto el proyecto como deseo está formulado, la intervención del
técnico resulta fundamental para iniciar el proceso de creación y a la vez definir la forma de
actuar, evaluar costes, establecer plazos, valorar los impactos, etcétera. Este técnico podrá ser un
arquitecto siempre que el proyecto incluya una transformación material del entorno. En España,
según la Ley de Ordenación de la Edificación, el arquitecto tiene competencia exclusiva para los
proyectos de edificación residencial y de equipamientos docentes, sanitarios, culturales,
religiosos y administrativos; y compartida con otros técnicos para otros tipos de edificación,
como edificaciones industriales, agrícolas, etcétera.6

En esta primera acepción, el proyecto es ante todo un deseo, la manifestación de una


necesidad, una vaga enunciación de un ser futuro cuya forma y características desconocemos.
Será labor del arquitecto conseguir que ese deseo se materialice en formas y materiales, en
espacio y construcción; que se haga arquitectura, a través de un proceso lento y complejo, a
través de la acción de proyectar.
El proceso del proyecto

El proyecto sirve de apoyo al pensamiento a través de la observación crítica de la


realidad, generando espacios o perfilando lugares donde cobijar nuevas o viejas funciones,
siendo el soporte desde el cual pensar y construir la arquitectura. Da forma a nuevos sistemas
espaciales, valorando una particular relación con la naturaleza y materializando la idea según
un desarrollo técnico y una cultura. Todo ello tiene que ver con proyectar, con pensar
gráficamente, con dibujar-construyendo, […] ésas son las funciones propias del arquitecto.

Miguel del Rey Aynat, En torno al proyecto: un ensayo sobre


La disciplina del proyecto en arquitectura, 2002.

Imaginaos que ya sois arquitectos. Una mañana recibís en vuestro estudio la visita de una
persona que quiere construir una vivienda unifamiliar en una parcela que posee en una
urbanización. El cliente ya sabe lo que quiere: una vivienda con cuatro dormitorios, un amplio
salón, una luminosa cocina, un estudio o despacho, garaje, gimnasio, una piscina...Esa persona ya
posee un proyecto de vivienda, expresado inicialmente en un programa, y os lo transmite para
que iniciéis el proceso de proyecto que desembocará en el documento con el que poder realizar la
construcción. Ese proceso que habéis de recorrer es el que une su deseo inicial con el conjunto de
planos y escritos que le entregaréis para que pueda construir su casa soñada.
El proceso de realización del proyecto es complejo e incluye actividades de muy variado
género: análisis del programa, reconocimiento del lugar, revisión de casos similares, estudio de
materiales y técnicas a utilizar, ideación de soluciones, elaboración
de maquetas, representación de alternativas, diálogo con el cliente, elección de la solución
adecuada, dibujo de los planos, diseño y cálculo de estructuras, definición de soluciones
constructivas, diseño y cálculo de instalaciones, elaboración de presupuestos, definición de
condiciones técnicas, redacción de la memoria, etcétera.

El proceso de proyecto quedará al final plasmado en un documento que servirá para llevar
a cabo la construcción de la obra, dejando fuera mucho material que habrá sido utilizado como
instrumento de trabajo para ir definiendo el proyecto: croquis, maquetas de trabajo, fotomontajes,
planos modificados, cálculos, etcétera .Al proceso de elaboración del proyecto le vamos a dedicar
muchas páginas de este libro, así que no vamos a entrar ahora en excesivo detalle. Baste con dar
dos advertencias generales. En primer lugar, el proceso de proyecto no es lineal ni simple; está
lleno de encrucijadas, de callejones sin salida, de retrocesos, de atajos, de laberintos; es un
camino complejo e intrincado el que hay que recorrer y por ello conviene llevar con nosotros
siempre la brújula de objetivos concretos e ideas claras: «El proceso de proyecto está compuesto,
en realidad, por una serie de fases sucesivas en la que el paso de cada una a la siguiente se apoya
en un juicio estético subjetivo realizado sobre la primera, de modo que el itinerario depende de la
estrategia a que los sucesivos juicios dan lugar.
La estructura de la actividad que describe el programa establece un marco de
posibilidades formales que se sobrepone a las que el lugar sugiere y permite: el juicio del autor
actúa sobre estos dos ámbitos de formalidad posible, proponiendo una estructura.

Tal propuesta se somete a la verificación tanto del programa como de las condiciones del
lugar: de esa confrontación surgen modificaciones de la propuesta que pueden afectar tanto al
modo de estructurar la actividad como a la incidencia del edificio en el sitio. De estos cambios
puede desprenderse una modificación de la propuesta que sugiere un modo diferente de plantear
la actividad, lo que, a su vez, sugiere un cambio en el dominio de la síntesis formal. Y así
sucesivamente, hasta que se da con una propuesta que satisface las variables en juego.»7

En segundo lugar, el proceso del proyecto no puede ser establecido con carácter general.
Cada arquitecto desarrolla su propia forma de trabajar, planea sus propias estrategias, crea o
adapta sus instrumentos y concibe el proceso de manera distinta:
«El proceso proyectual es una serie de operaciones que darán por resultado un modelo ‘del cual
se copiará un edificio’. Pero no hay un solo proceso proyectual, una sola manera de llevar a cabo
ese proceso. La gradación desde representaciones de mayor generalidad hacia otras de mayor
definición, aunque sea válida para la mayoría de los procesos de proyecto, no indica un
procedimiento único. Aunque pudiéramos imaginar que el camino desde los ‘croquis
preliminares’ hasta el ‘proyecto’ sea siempre un aumento en la precisión con la que el diseñador
imagina –y, por tanto, representa– el objeto que está creando, subsistiría la incógnita de cómo
llegó a producir la primera configuración que luego ‘desarrolla’.»8

En la cultura moderna, la arquitectura se encuentra íntimamente unida al proyecto, hasta


el punto de que podemos decir que proyectar es crear arquitectura. Por ello el proceso de diseño
es el núcleo de nuestra actividad como arquitectos: «El diseño es el oficio que un arquitecto debe
dominar. Creamos nuestro arte a través de él, y constituye la fuente de nuestras satisfacciones y
nuestro fastidio cotidiano. Nuestra comprensión del proceso de diseño está enturbiada por
imágenes y mitos románticos. Con frecuencia, se entrometen en nuestro trabajo y en la
satisfacción que él nos brinda. Debemos observar objetivamente cómo hacemos lo que hacemos y
reservar nuestra pasión para nuestros diseños. Entonces podremos aceptar que la arquitectura
requiere colaboración, que un proceso bien estructurado es beneficioso para el edificio y para el
arte, y que nuestra práctica profesional también requiere ser diseñada.»9

Ese proyecto desde el que se genera la arquitectura tiene una estructura interna compleja,
ya que debe aunar muchos tipos distintos de análisis, de fuentes, de técnicas, de disciplinas
diversas para llegar a la síntesis creadora del proyecto. Esta complejidad inherente al hecho
arquitectónico, así como la personalidad y biografía de cada Proyectista, hacen que cada proyecto
sea fundamentalmente diferente de cualquier otro, constituyendo una experiencia única e
irrepetible.

El proyecto como documento

El boceto de un pintor es un documento puramente personal; su pincelada es tan


individual como su caligrafía; una imitación sería una falsificación. Esto no ocurre en la
arquitectura. El arquitecto permanece anónimamente en segundo plano. En esto vuelve
a parecerse al productor teatral. Sus dibujos no son un fin en sí mismos, una obra de arte, sino
un simple conjunto de instrucciones, una ayuda para los operarios que construyen sus edificios.
El arquitecto les entrega cierto número de planos dibujados y especificaciones mecanografiadas
totalmente impersonales. Deben ser lo suficientemente inequívocos como para que no quepa
ninguna duda respecto a la construcción. El arquitecto compone la música que otros tocarán.

Steen Eiler Rasmussen, La experiencia


de la arquitectura, 1959.
Al final del proceso del proyecto llegamos a un documento, que también denominamos
con el nombre de proyecto: una suma de determinaciones y representaciones gráficas y escritas
que permiten construir la obra proyectada. Hasta hace algunos años, este documento era un
conjunto, a veces muy extenso, de planos y papeles encuadernados en carpetas o cajas. Ahora
casi siempre es un conjunto de archivos digitales que se transmiten en cd, DVD, en dispositivos
de almacenamiento masivo o mediante el correo electrónico.
El documento del proyecto sirve fundamentalmente para ejecutar la obra proyectada, pero
al mismo tiempo es la base para la solicitud de permisos administrativos, la definición legal de
contenido para los contratos que en la obra se establecen, la forma de transmisión del proyecto al
cliente, al promotor o a los futuros usuarios, y un testimonio documental de cómo se ha gestado y
se ha realizado la obra, por lo que son muy importantes su exactitud, su rigor y su correcta
redacción.

Además de los documentos legalmente exigibles para su tramitación, el proyecto también


se expresa a través de otros instrumentos (como perspectivas, maquetas, fotomontajes,
animaciones, croquis, etcétera) que tienen la función de comunicar al cliente, a los futuros
usuarios o a otros profesionales las características y cualidades del proyecto.
Todos esos documentos integran el proyecto como prefiguración de la obra construida.
Después vendrá la puesta en obra, en la que también intervendrá puntualmente la actividad
proyectual, a través de la aplicación concreta de las determinaciones del proyecto, así como de las
necesarias adaptaciones y modificaciones que surgen en toda construcción, hasta que la obra esté
terminada.

A partir de ese momento, el edificio comenzará a vivir su propia vida, que será más larga
o más corta, más feliz o más desdichada, según hayamos sabido acertar en nuestro proyecto y
hayamos creado una arquitectura adecuada a las necesidades y al lugar, y preparada para los
retos, las transformaciones y los imprevistos a los que un edificio, como cualquier otro ser, tendrá
que enfrentarse en su existencia.
El Proceso de Diseño Tradicional o Histórico
Etapas del Proceso de Diseño
1) Programación
2) Prefiguración
3) Materialización
4) Verificación

Programación:
a) Nacimiento de necesidad, mediante los requerimientos de un comitente.
b) Sistematización de las necesidades: análisis y ponderación de las mismas;
sistematización de un Programa de Necesidades con cualificaciones y
cuantificaciones de los espacios a proyectar.
c) Evaluación y análisis del programa (cuerdo del programa con el usuario)
El programa implica:
- Condicionantes funcionales
- Circulaciones
- Condicionantes económicas
- Condicionantes Morfológicas, insertas en la realidad socio-
cultural
Además de consideraciones sobre:
- Presupuesto y tecnología posible y adecuada
- Sitio de emplazamiento: clima, orientaciones, entorno,
dimensiones, topografía, suelo, etc.
- Crecimiento y flexibilidad (cambio futuro de usos
programáticos y modificaciones de tamaño.
d) Pautas y diseño: que posibilitan la articulación entre la programación y la
prefiguración; enmarcarán el diseño propiamente dicho. Se verifican y/o reformulan
durante el proceso de la propuesta y se constituyen en el sostén metodológico y no
en una imposición limitante. En las pautas de diseño se conjugan las condicionantes
planteadas por el problema concreto; relaciones funcionales; materiales
constructivos; hitos físicos; etc.

Prefiguración:
Las conclusiones de la primera etapa, más los antecedentes de proyectos de obras
similares, dan pié para esta etapa.
El diseño propiamente dicho, o sea la creación la definimos como:
“La ideación de los espacios que resuelven el programa y las condiciones de acuerdo a
las pautas prefijadas”.
El Anteproyecto:
Se trata del ajuste y verificación de la idea del partido e incluye el dialogo con el
destinatario del trabajo.
Ese ajuste se refiere a los siguientes aspectos.
- Dimensionales (forma y tamaño de los espacios)
- Funcionales (relaciones espaciales y esquema circulatorio)
- Estructurales (determinación del sistema y su pre
dimensionamiento)
- Constructivos
- Imagen y Morfología (de la envolvente)
En esta etapa se pone a prueba la validez del partido; mediante el dialogo con el
destinatario, se debe provocar la comprensión de la propuesta y reelaboración de la
misma en un afinamiento de ida y vuelta hasta llegar a una solución satisfactoria.
Se incluyen en esta etapa consultas con asesores técnicos diversos.
El dibujo sirve para verificar la validez del partido y como canal de comunicación con el
exterior del proyectista. Tiene características más convencionales en escala adecuada
(1:100 o 1:50) para su correcta visualización, contenidos llenos y vacíos, estructura,
cualidades espaciales, equipamiento, estructuración del partido, etc. para ser
comprendido, modificado, aceptado o rechazado, pero siempre debe ser inteligente y
completo.

El Proyecto:
En esta etapa se define totalmente la Prefiguración de la obra, instrumentando por
medio de la documentación técnica, la posibilidad de construcción de la misma.
- Se precisan todos los aspectos técnicos y constructivos
necesarios para la materialización de la idea abstracta.
- Se realizan los cálculos definitivos de las estructuras e
instalaciones.
- Se lleva a cabo la documentación completa para
presupuestar, controlar y construir el proyecto: mediante
elementos gráficos y escritos para comprensión del
constructor y elementos legales como parte del contrato de
construcción entre el cliente y el constructor. Importa tanto
lo que se dibuja como lo que se escribe, especificaciones,
planillas, medidas, etc. no dando lugar a interpretaciones
ambiguas.
Materialización:
En esta etapa aparece un nuevo personaje, el constructor.
El rol del arquitecto en la etapa de la construcción es controlar que el constructor,
ejecute la obra según el proyecto y las reglas del arte, además de verificar la idea del
proyecto, que hasta este momento solo está expresado mediante dibujos y/o maquetas.
Toda verificación implica ajustes, el proyecto no se congela en los planos: sigue
madurando durante la obra, en la que interviene el usuario que suma su opinión con
sugerencias y propuestas que enriquecen el proceso.
Durante la ejecución de la obra, el arquitecto manifiesta sus ideas de croquis realizados
en el sitio y asentado en el libro de obra; o detalles dibujados en las paredes como
complemento de explicaciones verbales.

Verificación:
Cuando la obra se culmina, se puede realizar la verificación mediante la ocupación del
destinatario, que sería la verificación final del proceso. Comienza el tiempo en el cual
podrá verificar la validez de las ideas, propuestas y si se han cumplido con eficacia los
requisitos y satisfechas las necesidades planteadas por el usuario o emergentes del
programa.
Durante la vida útil de la obra, pueden cambiar las condicionantes que le dieron origen,
por cambio de formas de vida, costumbres, usuarios, usos, etc. en el tiempo. La obra
genera también su adecuación espacial a las nuevas circunstancias, mediante posibles
modificaciones leves o de fondo a su estructura primitiva. De la reflexión sobre esta
realidad, el arquitecto aumenta su bagaje instrumental para futuras experiencias.
Tomando como base el proceso de diseño general o base, en estudio, se puede plantear diferentes
métodos, un ejemplo de las instancias de producción-creatividad (primeras dos Etapas del
Proceso de Diseño) seria:

Método de Diseño Arquitectónico

(Estructura General, 5 fases)

Fase 1 – Planteamiento del Proyecto


Definición del proyecto
Justificación
Análisis de antecedentes de solución
Marco de referencia actual (local, nacional)

Fase 2 – Recopilación de Información

Información especifica
Datos del usuario
Características del medio
Información Normativa: Reglamentaria
Criterios funcionales
Criterios formales
Criterios Técnicos-Constructivos

Fase 3 – Análisis de Información

Programa de necesidades
Programa arquitectónico, general y particular
Diagramas de Relación, general y particular
Estudio de Áreas (análisis)
Análisis del Edificio respecto al sitio y al terreno

Fase 4 – Proceso Creativo – Síntesis del Proyecto

(Fase reflexiva)
Estudio conceptual
(Fase productiva)
Alternativa de solución: Desarrollo
Evaluación
Selección
Conclusión
Anteproyecto
Proyecto Ejecutivo

Fase 5 – Post – Diseño


Descripción Arquitectónica y constructiva del Proyecto: (memoria)
Descripción Arquitectónica
Descripción constructiva
EL CONCEPTO EN EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO

Cuando iniciamos un proceso creativo iniciamos una búsqueda, utilizamos todos los
recursos que estén a nuestro alcance. Muchas veces buscamos una fuente de inspiración, esta
fuente pueden ser básicamente la geometría, la historia, la naturaleza y la técnica.
Íntimamente relacionada esta la búsqueda de una idea generatriz para nuestro proyecto la
cual puede ser un concepto.
A diferencia de otros temas, el concepto arquitectónico es fácil de definir, aunque en
ocasiones es difícil de aplicar en la arquitectura. El concepto le da forma a la arquitectura; en
algunas ocasiones, un concepto arquitectónico ha llegado a definir una corriente artística.
Muchos arquitectos contemporáneos dan mayor importancia al concepto arquitectónico
que a cualquier otra fase del proyecto: Santiago Calatrava es un ejemplo de ello, así como
también los arquitectos Agustín Hernández y Frank Ghery. En los proyectos de estos tres
arquitectos encontramos repetidamente conceptos arquitectónicos fáciles de identificar y que,
además, rigen poderosamente todo el proyecto. El concepto puede ser tan protagónico o tan poco
relevante como el arquitecto decida, pero en todo caso nunca deja de estar presente en su labor.

Santiago Calatrava
Anatomía Humana

Agustín Hernández
Casa Álvarez
¿QUÉ ES UN CONCEPTO ARQUITECTÓNICO?

Como ya se dijo, el concepto es fácil de definir, o al menos su significado es sencillo de


dar, aun cuando sea difícil de entender.
El concepto es la idea que da forma al proyecto. Estas palabras, sencillas en apariencia, toman
una dimensión nueva cuando se intentan explicar. Y es que la gestación del concepto de un
proyecto arquitectónico es más difícil de lo que puede parecer a simple vista.
Cuando un arquitecto va a comenzar un proyecto, inmediatamente aparece en su mente
una idea: qué quiere que refleje este proyecto. No se trata tan sólo de qué necesidades se van a
satisfacer, si no qué imagen quiere el arquitecto que su proyecto brinde a la gente: una imagen
agresiva, una tranquilizante, o tal vez quiera que su obra refleje dinamismo o cualquier otra
impresión.
Entonces, el arquitecto proyectista buscará una imagen que, según su punto de vista,
ilustre este concepto y procurará que tal imagen rija el proyecto. Aquí cobra gran importancia la
cultura general del arquitecto, no tan sólo como profesional de su carrera si no como conocedor
de la historia, la ideología y la tradición relacionadas al proyecto que se le pide.
El concepto puede no tan sólo referirse a la forma que se dará al proyecto, sino a una idea
abstracta que se quiera ilustrar con el mismo: paz, ruptura social, dominio, serenidad. También
existe, siendo uno de los más recurrentes, el concepto arquitectónico histórico, es decir, el uso de
elementos que hagan referencia a una cultura o un movimiento artístico específicos dentro de la
historia universal.
El concepto arquitectónico puede ser cualquier de estas ideas u otras más, dependiendo su
variedad únicamente de la imaginación y la formación del diseñador. Es esta exigencia la que
obliga al arquitecto, cuando va a empezar un proyecto, a informarse no tan sólo acerca de los
requerimientos del mismo, sino también de la ideología que hay detrás de éste.
Como ya se dijo, el concepto arquitectónico es sencillo de definir con palabras, pero
difícil de obtener de manera práctica. Existen algunos despachos arquitectónicos que tienen
grandes grupos de especialistas trabajando en la creación de conceptos arquitectónicos.

¿Cómo influye el concepto en el proyecto arquitectónico?

Si bien muchos arquitectos niegan el uso de conceptos en su forma de proyección, es del


todo imposible que éste desaparezca realmente de la obra arquitectónica. Y es que, como ya se
vio, la arquitectura es portadora de un mensaje para el espectador, y este mensaje es el
constituyente del concepto arquitectónico.
Como ya se dijo, el concepto es la idea que le da forma al proyecto. Si, como en este caso,
utilizamos la función del edificio como punto de partida, entonces esta se convierte en el
concepto: será la función la que le de forma al edificio y la que rija en su construcción.
Es por ello que resulta imposible abstraerse de la influencia del concepto arquitectónico. La
imposibilidad de eliminar al concepto radica en que éste es absolutamente imprescindible para
llevar a cabo cualquier creación artística, y por lo tanto en el momento en el que el artista
comienza a trabajar el concepto se crea por sí mismo. Cualquier postura que el artista adopte al
comenzar su trabajo refleja el concepto que se tiene sobre el mismo. De hecho, aun cuando el
artista decide no utilizar ningún concepto está, paradójicamente, creando uno nuevo. El concepto
es el inicio de la comunicación entre el arquitecto y el usuario de la obra arquitectónica; resulta
imposible no comunicar algo cuando,

Abstracción del concepto arquitectónico

La abstracción es muy importante cuando hablamos del concepto arquitectónico. Salvo raros
ejemplos, ningún concepto podrá aplicarse directamente en el proyecto arquitectónico.
Abstracción significa que la idea del concepto se transforma, de tal modo que una idea formal o
ideológica pueda ser utilizada de manera eficiente en un proyecto arquitectónica.
Cuando se va a realizar la abstracción de un concepto, es importante saber dos cosas: qué se
quiere comunicar, y cómo interpretará el espectador lo que vea. Para ello, el arquitecto necesita
conocer bien la semiótica y la semántica de su oficio. También debe saber cómo afectan las
reglas de la percepción a su obra.
Al imaginar un concepto arquitectónico, deberán tenerse en cuenta las limitaciones constructivas
que éste tendrá. Por ejemplo, al imaginar un concepto esférico el arquitecto deberá ser consciente
de que éste se puede construir, pero que la estructura del mismo tendrá que diseñarse con
consideraciones distintas que si se tratara de un proyecto en forma de prisma.
En este punto es especialmente importante que el arquitecto sea eficiente para utilizar cualquier
elemento en su proyecto. Siguiendo el ejemplo de la estructura redonda, es casi seguro que ésta
requerirá de algún tipo de soporte externo. Aquí, un arquitecto poco desarrollado vería su trabajo
“contaminado” por esta estructura que él no había considerado, en tanto que un arquitecto
competente usará a su favor esta circunstancia, diseñando estos elementos de tal modo que, lejos
de devaluar su labor, le otorguen realce.
El arquitecto mexicano Félix Candela, por ejemplo, tuvo que recurrir a soportes auxiliares
en el Palacio de los Deportes, una estructura con forma semiesférica. En este proyecto, Candela
diseñó eficientemente estos soportes, de modo que éstos se convirtieron en parte del proyecto,
conviviendo de modo agradable con la estructura semiesférica original y sin afectar en modo
alguno la estética de ésta.
Félix Candela
Palacio de los Deporte. México

Ejemplos prácticos del concepto arquitectónico

Existen numerosos ejemplos de conceptos arquitectónicos famosos. Históricamente, el


concepto arquitectónico es tan antiguo como la arquitectura misma, y ya en las más antiguas
obras arquitectónicas de la humanidad encontramos ejemplos de concepto, como se podrá ver en
los siguientes ejemplos.
Hace casi cinco mil años, el faraón egipcio Zóser pidió al arquitecto Imhotep que le
construyera una tumba. No debía ser, sin embargo, una tumba ordinaria, como las que hasta
entonces se habían erigido en Egipto. El faraón quería que su mausoleo fuera una “escalera hacia
el cielo”, lo cual enfatizaría la concepción del faraón como un ser divino. Imhotep resolvió el
problema así: a una primera estructura de forma cuadrangular le agregó otra, más pequeña, en la
parte superior, y así sucesivamente, hasta crear la primera pirámide, una pirámide escalonada
que, en efecto, daba la impresión de ascender hacia los cielos. Éste es, quizá, el más antiguo
ejemplo de concepto dentro de un proyecto arquitectónico del que se tiene constancia, y en él se
puede ver claramente cómo es que el concepto crea una forma dentro de la arquitectura.

Tumba del Faraón Zoser Egipto.

Más tarde, en la edad media, la Iglesia promueve la construcción de las grandes


catedrales, con una visión particular: que la arquitectura se “eleve hacia el trono de dios” y que la
luz de éste inunde el interior de la iglesia. Nace así el gótico, con sus estructuras alargadas y
verticales, que dan una gran sensación de ligereza, con sus muros delgados apoyados en
contrafuertes esbeltos, y sus grandes vitrales de múltiples colores. Éste es un tipo de concepto
diferente: no afecta la forma del proyecto como lo hace el concepto de la pirámide, pero sí
provoca el nacimiento de elementos nuevos dentro de la arquitectura y, sobre todo, refleja uno
ideología particular.

Catedral de Chartres Sainte Chapelle


Francia Francia

Pasando por alto muchas corrientes ideológicas, se llega a la época actual. Aquí, se encuentra una
gran proliferación en el campo de la arquitectura, con un sinnúmero de estilos arquitectónicos y
arquitectos. Y, por supuesto, nuevos conceptos y formas de utilizar los mismos. A continuación
se analizarán tres maneras de ocupar el concepto arquitectónico: en lo formal, en lo ideológico y
en un contexto histórico.
El español Santiago Calatrava es uno de los más reconocidos arquitectos contemporáneos,
y también uno de los que más profusamente utilizan el concepto para dar forma a sus obras. Por
ejemplo, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencia, Calatrava quiso crear un ojo que
mirase al espectador. Este concepto, el ojo, fue el que le dio forma a todo el concepto: Calatrava
creó una estructura hemisférica, con una forma elíptica que parece, en efecto, un ojo humano en
un rostro. La entrada redonda a la sala de proyecciones completa el efecto visual, siendo parecida
al iris y a la pupila del globo ocular, y el efecto es completado cuando, por las noches,
el complejo se cierra al público. Entonces parece que el párpado cubre el “ojo”.47
Santiago Calatrava es tan sólo un ejemplo del uso del concepto en el proyecto arquitectónico en
la actualidad. Otros arquitectos también lo hacen, por motivos ideológicos distintos de los
meramente formales de Calatrava. Uno de éstos es el canadiense Frank Owen Ghery,
representante de la arquitectura deconstructivista. Este arquitecto utiliza superficies no lineales,
formas abstractas y ángulos agresivos para crear obras visualmente poco estables, desequilibradas
y que producen, a los ojos del espectador, una arquitectura fragmentada y al borde del colapso
geométrico.48 Esto lo hace como oposición a los enfoques historicistas de la arquitectura; sus
obras, en efecto, rompen con los referentes que se tienen de la historia de la arquitectura. Otro
importante rompimiento que hace el de constructivismo es su oposición a las ideas funcionalistas
de que “la forma sigue a la función”: las formas de esta corriente no tienen ninguna relación con
la funcionalidad del proyecto.49
Es un concepto arquitectónico diferente: no una forma, si una ideología, algo parecido a lo que
ya se vio al hablar de la arquitectura gótica. Una ideología de rompimiento, de caos y de
desequilibrio, que hacen nacer una nueva forma. Frank Ghery es un ejemplo de cómo un ideal se
plasma en un concepto arquitectónico.
Llegamos así a otra postura respecto al concepto arquitectónico: la historicista. Ésta utiliza el
concepto arquitectónico para hacer referencia a culturas, ideologías o tendencias históricas
pasadas. Para ilustrarla, se tomará como referencia la obra de un arquitecto mexicano: Agustín
Hernández Navarro, autor del Centro Corporativo Calakmul de la ciudad de México, y del
Heroico Colegio Militar en la misma localidad.

El Centro Calakmul es un edificio cúbico de concreto blanco, con un gran ventanal


circular que abarca casi toda la fachada del edificio. El arquitecto dice, a propósito de su obra,
que eligió el cuadrado y el círculo por la simbología que estas formas tenían entre los antiguos
mayas: el cuadrado representa la tierra, con sus cuatro rumbos, en tanto que el círculo representa
el cielo, que no tiene principio ni fin.
Los ejemplos señalados son sólo algunos de los muchísimos que podríamos señalar para
ilustrar este tema. Como se podrá ver, no son ejemplos los que falta, ni tampoco maneras en las
que un arquitecto pueda enriquecer su obra y su quehacer diario mediante el uso de buenos
conceptos. La única limitante, como ya se dijo, es la imaginación y el talento.

El concepto es la esencia del diseño arquitectónico, se entiende como la transición de una idea
subjetiva y materialización de la misma o bien, como una metáfora proyectada en un espacio que
da sentido al hacer arquitectónico. Un concepto claro guía la función y el valor estético de
cualquier diseño, evitando caer en caprichos formales.
Cada época ha marcado una referencia en la forma de plantear la arquitectura y sin
embargo, existen criterios clásicos que continúan vigentes en la arquitectura contemporánea, tal
como Vitrubio quien afirmaba que cualquier obra arquitectónica debería ser útil, firme y bella. El
concepto permite entender la evolución de las corrientes arquitectónicas a lo largo de la historia y
cómo la perspectiva del diseño se ha vuelto cada vez más compleja.

Es así que podemos distinguir:

Diseño Analógico: Desde siempre se ha tomado en cuenta el diseño con formas parecidas a
partes conocidas por nuestros organismos desarrollando así la metodología analógica en el
proceso de construcción tanto de monumentos como así también de las grandes ciudades actuales
y prehispánicas. La analogía arquitectónica busca la semejanza existente entre las cosas que se
comparan; la analogía no implica similitud, pues los conceptos que aproxima tienen puntos
semejantes y puntos diferentes. Son razonamientos por analogía las deducciones que se hacen
sobre la base de dicha semejanza tiene como fin inmediato establecer la semejanza de los
objetos,
Analogía con la naturaleza: Cuando se estudian formas orgánicas de animales, vegetales o
minerales.
Analogía con otros proyectos: Para entender el carácter arquitectónico dependiendo el género de
edificio a desarrollar.

Hotel Burj Al Arab en los EAU

Metáforas formales: Cuando se relaciona un diseño formalmente con objetos conocidos, sin
copiarlos de manera idéntica
Metáfora de alguna idea: El diseñador expresa en tres dimensiones alguna idea intangible como
la tranquilidad, el silencio, la pasión.

Explotación formal: Predomina el lenguaje formal, regular o irregular, pudiéndose emplear el


módulo. Entra en acción el juego perceptivo, luz y sombra. Paramétrico, Fractales. (Uso de la
tecnología)

Inspiraciones vernáculas: Tienen como bases la arquitectura hecha por sus habitantes.

Implicaciones históricas: Mediante el juego de elementos históricos bien identificados, el diseño


aporta una derivación de su base de inspiración o un lenguaje nuevo.

Relevancia y aportación en el sistema constructivo: La técnica constructiva cobra relevancia


en el uso, explotación, combinación y creación de sistemas constructivos, instalaciones, etc.
Inspiraciones religiosas, mitológicas: Expresa de forma material, conceptos espirituales basados
en creencias comunes con interpretación personal o en ideas individuales.
Adaptación contextual: Tiene como base de inspiración el entorno físico que lo rodea, natural y
artificial.

Expresión político-social-económico: Intenta representar o dar la imagen del momento histórico


que vive su sociedad. Para atribuirle a un diseño ciertas características, es necesario el manejo de
un lenguaje basado en conceptos, más que en definiciones. Una obra diseñada puede tener uno o
varios atributos interactuando entre ellos para alcanzar un objetivo. El diseño arquitectónico tiene
como cometido, satisfacer las demandas por espacios habitables, tanto en lo estético, como en lo
tecnológico. Presenta soluciones técnicas, constructivas, para los proyectos de arquitectura. Entre
los elementos a tener en cuenta para el diseño arquitectónico, están la creatividad, la
organización, el entorno físico, la construcción, etc.
Metodología para el proceso de Diseño

Un Proyecto arquitectónico es el conjunto de planos, dibujos, esquemas y textos explicativos


utilizados para plasmar (en papel, digitalmente, en maqueta o por otros medios de representación)
el diseño de una edificación, antes de ser construida.

El proyecto arquitectónico completo comprende el desarrollo del diseño de una edificación, la


distribución de usos y espacios, la manera de utilizar los materiales y tecnologías, y la
elaboración del conjunto de planos, con detalles y perspectivas.

Para elaborar un proyecto arquitectónico, se lleva a cabo un proceso previo de investigación que
guía al Arquitecto en su tarea a lo largo de todo el proyecto.

La interpretación que hace el Arquitecto de los resultados de esta etapa es lo que define en buena
medida la personalidad del proyecto.

Actividades básicas de la investigación para el diseño arquitectónico

Etapa 1
• Planteamiento del problema.
• Se refiere a la etapa inicial donde un Cliente busca un especialista (en este caso,
Arquitecto) para que diseñe un edificio que resuelva sus necesidades específicas de espacio y
usos.
• El cliente también le describe al diseñador los recursos de los cuales debe partir (terreno o
construcción existentes, presupuesto asignado, tiempo de ejecución, etcétera).

Etapa 2
• Interpretación del problema.
• El arquitecto estudia las necesidades del cliente y de acuerdo a su interpretación y su
Capacidad profesional, establece los objetivos a investigar antes de hacer una propuesta.
• Las interpretaciones que el Arquitecto hace de las necesidades del cliente le servirán de guía en
la siguiente etapa, pero están siempre sujetas a modificaciones posteriores según vaya avanzando
el proceso de diseño.

Etapa 3
• Investigación.
• Tomando los resultados de las dos etapas anteriores, se hace el análisis y también la síntesis de
la información.
• En primer lugar se requiere de investigación de campo y bibliográfica que permita
Conocer los detalles del edificio, según su tipología.

Programa de Diseño

• De los resultados de la síntesis de la investigación, el diseñador hace una lista identificando los
componentes del sistema y sus requerimientos particulares.
• A esta lista se le denomina Programa Arquitectónico.
• Por ejemplo, en el proyecto de una casa, o habitación multifamiliar (departamentos).
Elementos del programa arquitectónico

• Acceso
• Pórtico
• Cochera o garaje
• Vestíbulo o recibidor
• Sala o cuarto de estar
• Comedor
• Cocina
• Cuarto de servicio
• Baño para visitas
• Dormitorios
• Baños
• Terraza
• Jardín
• Patio

A partir del Programa Arquitectónico, el diseñador hace un esquema gráfico, similar a un


organigrama, en el cual representa todos y cada uno de los elementos del programa y los
relaciona mediante líneas o flechas de acuerdo a las relaciones entre los espacios.

Por ejemplo, la cocina debería estar relacionada con el comedor, pero no con los dormitorios.
Mediante la presencia (o ausencia) de flechas se señala este tipo de relación.
A este gráfico de las relaciones entre los espacios se le llama diagrama arquitectónico.

Diseño del esquema básico

Estudiado como etapa de la realización de un proyecto arquitectónico, el diseño es el proceso de


traducir en formas útiles los resultados de todas las etapas anteriores, que serán representadas
gráficamente en las etapas posteriores.

Hipótesis de Diseño

• Es un acercamiento conceptual del objeto a diseñar, que posteriormente será sujeto a


modificaciones.
• Se consideran al mismo tiempo, con importancia igual o variable (de acuerdo a la filosofía de
diseño de cada Arquitecto) los aspectos de:

• Contexto arquitectónico
• Criterios estructurales
• Forma
• Función
• Presupuesto
• Moda
Zonificación

Es el ordenamiento de los componentes del diseño establecidos en el programa arquitectónico


con base en relaciones lógicas y funcionales entre ellos.

Esquema

Es la estructuración tridimensional del Diagrama Arquitectónico, aplicada en un espacio


específico con énfasis en las cualidades del sistema, subsistema, componentes y subcomponentes.

Bocetos

Es la materialización de la solución al problema arquitectónico, dando forma a los espacios


diseñados para que cumplan con su función.
En ocasiones, el diseñador elabora dos o tres partidos (opciones preliminares de diseño) antes de
decidirse por uno que convertirá en un Anteproyecto.

Análisis de la función

Entrega final

Programa de necesidades-actividades- satisfactor


Organigrama de usuarios
Programa arquitectónico
Matriz de interacción local – usuario.
Matriz de interacción local-local
Matriz de estudio de áreas
Diagramas de funcionamiento (zonificación)
Croquis del anteproyecto
Cuadernillo de Diseño

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