Historia de La Microbiología

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Historia de la microbiología

A lo largo de la historia, la humanidad ha aprovechado los microorganismos para


diversos usos, si bien en la antigüedad no sabían de la existencia de dichos
microbios. Se destaca su uso milenial en la formación de alimentos y bebidas
fermentados. Pero también se destaca cómo afectaban de forma negativa
mediante las enfermedades infecciosas. Hasta antes de 1675 no se sabía de la
existencia de los microbios, todo era especulación. Desde 1675 las cosas
empezaron a cambiar.

1675 - mediados del siglo XIX


Primeros microscopistas
Uno de los factores fundamentales para el desarrollo de la microbiología ha sido la
invención del microscopio. El microscopio fue inventado por Robert Hooke pudo
ver en una lámina de corcho que ésta estaba formada por pequeñas cavidades,
similares a las celdas de un panal de abejas. Por ello, a dicha cavidad la llamó
célula. Es la primera vez que se usó ese término. En su obra Micrographia (fig
1.0), publicada en 1665, describió diversas observaciones que hizo en el
microscopio mediante dibujos. Además, también descubrió a los hongos
filamentosos.

Figura 1.0 . Descripción de células vegetales en la obra Micrographia (1665).


Fuente: Wikipedia
El descubrimiento de los microorganismos es atribuido a Anton van
Leeuwenhoek, considerado Padre de la Microbiología; quién en el año 1675,
mediante un microscopio simple creado por sí mismo, observó que en una gota de
agua había muchas criaturas, invisibles al ojo humano, a las que él denominó
animáculos (fig 2.0). El microscopio construido por él mismo, estaba basado en el
modelo creado por Robert Hooke en su libro Micrographia. Más tarde iría
mejorando los diseños de sus microscopios, y, de hecho, hasta los años 50' nadie
pudo replicar su diseño de las lentes. En 1683 van Leeuwenhoek, observa por
primera vez bacterias en su propia placa bucal y gracias a él se conoció la
existencia de estos microrganismos.

Figura 2.0 Muestra de animáculos descritos a lo largo de la vida de Anton van


Leeuwenhoek. Fuente: BBC

Controversia sobre la generación espontánea.

Otro de los factores para el avance de la microbiología es la aclaración de la


hipótesis de la Generación Espontánea. Antiguamente se pensaba que los
microorganismos procedían de la materia orgánica en descomposición. Se llegó a
esta conclusión mediante evidencia visual, no por método científico. Esta
hipótesis estuvo arraigada durante mucho tiempo; grandes mentes como
aristoteles la apoyaban. Una de las creencias que tenían los que estaban a favor
era que el aire tenía un "fluido vital" que producía la aparición espontánea de los
organismos. Y sí, hasta ese entonces, la creencia popular por el gremio científico
era esa. Estos son varios de los experimentos que sostenían esta hipótesis:
- En el siglo XVII, Johann Van Helmontz hizo un experimento en el que dejó
ropa sucia y trigo en un lugar determinado. Tras un período de tiempo, vio
como la ropa y el trigo desaparecen y aparecen ratones. Esto lo atribuyó a
un proceso de organización de la materia para crear organismos nuevos.
Confundió los efectos con las causas.
- En el siglo XVIII, John Needham calentó caldo de carne, pensando que
todos los microorganismos morían con la ebullición, y colocó la muestra en
un sitio cerrado con un tapón de corcho. Vio que aparecían
microorganismos en el extracto y dedujo que procedían de la carne.

El primer desmentido vino con Francesco Redi. Este científico vio que, si cogía
un trozo de carne, lo hervía y lo dejaba pudrir en contacto con el aire, aparecían
gusanos. Sin embargo, si lo tapaba, no. Si se dejaba al aire libre, las moscas
dejaban huevos y entonces aparecían gusanos, y tapándolo las moscas no tenían
acceso a la carne. Así, desmintió que los insectos se formaran por generación
espontánea.

Lazzaro Spallanzani, contrario a la generación espontánea, hizo el mismo


experimento que Needham, pero aisló el extracto herméticamente. En su caso ya
no aparecían microorganismos. Dedujo que los microorganismos que había en el
experimento de Needham pasaban desde el exterior a través del corcho. Es la
primera persona que demostró que no existe la generación espontánea de la vida,
pero para el rechazo definitivo de esta hipótesis aun falta.

¿Recuerdas lo del fluido vital? Esto es lo que tocaba desmentir. Franz Schulze
puso los caldos expuestos al aire previamente en contacto con ácido, que
eliminaba los microorganismos, y vio que no aparecían microorganismos en el
caldo. Mientras, Theodore Schwann consiguió el mismo resultado calentando el
aire que entraba en contacto con la muestra. ¿Respuesta de los defensores de la
generación espontánea? Que el fluido vital era sensible al ácido y el calor.
Durante el siglo XIX se acabaría de desmentir por completo esta hipótesis. Uno de
los experimentos clave fue el llevado a cabo por Georg Friedrich Schroeder y
Theodor von Dusch. En su experimento cogieron caldo, lo hirvieron y lo
colocaron en un matraz cerrado con algodón estéril, por el cual entraba el aire,
pero que retenía a los microorganismos, por lo que éstos no aparecían en el caldo.
Este experimento también demostró la efectividad del algodón como material para
esterilizar el aire por filtración, algo útil para la preservación de alimentos.

En 1861, Louis Pasteur llevó a cabo una serie de experimentos que acabarían
con la generación espontánea. Para empezar, realizó un experimento para
demostrar la función del algodón para retener microorganismos: filtró el aire a
través de un algodón y observó que habían quedado atrapadas partículas
semejantes a esporas de plantas, y que, si se colocaba un trozo de este algodón
en un medio estéril, se producía crecimiento microbiano. Más adelante, introdujo
soluciones de nutrientes en matraces y calentó los cuellos de éstos en una llama
para darles distintas formas curvadas, manteniendo el extremo de los cuellos
abiertos al aire (Fig 3.0). Luego hirvió las soluciones y las dejó enfriar. No se
produjo crecimiento, aunque el contenido de los matraces había estado expuesto
al aire. Pasteur señaló que no se había producido crecimiento microbiano porque
el polvo y los gérmenes habían quedado atrapados en las paredes de los cuellos
curvados. Si se rompían los cuellos, o si se inclinaba el matraz hacia los lados,
comenzaba el crecimiento inmediatamente. Por aquel entonces se consideraba
que la putrefacción era el origen de los microorganismos, cuando en realidad eran
ellos los que originaban la descomposición. Se confundían los efectos con las
causas.

Figura 3.0.Experimento de Pasteur que refutó la hipótesis de la generación


espontánea. Si al caldo se le aplica calor no aparecen microorganismos; pero si se
rompe el cuello del matraz aparecen los microbios del aire. Si se inclina el matraz
hacia los lados, los microbios que se quedaban en el cuello aparecen y se
desarrollan. Fuente: Wikipedia
Ahora bien, hay que reconocer que tuvo algo de suerte. Y es que hay
microorganismos que no mueren durante la ebullición, ya que hay microbios
termorresistentes, y dio la casualidad de que, durante el experimento que realizó
Pasteur, no había este tipo de organismos; sino, su experimento no habría
funcionado. Muchas veces, la fortuna es la que acaba determinando evidencias.

Con sus investigaciones, Pasteur consiguió desmentir la generación espontánea


definitivamente y cambió el pensamiento científico. A partir de entonces, comienza
la creencia de que todo ser vivo procede de un ser vivo, postulado que se
acerca a una de las leyes de la teoría celular.

Fermentación y vida anaerobia


Todos los experimentos anteriores constataron la correlación entre el crecimiento
de los microorganismos en el medio y los cambios químicos que se producían en
éste. Los microorganismos eran la causa de dichos cambios, y no el efecto.
Científicos como Cagniard-Latour, Theodore Schwann y Friedrich Kützing
vieron que estos cambios, como el cambio de glucosa a alcohol, sólo se producían
si había en el medio un
determinado tipo de microorganismos, en ese caso las levaduras. De esta se
forma se empezó a entender el proceso de fermentación. Más adelante, Louis
Pasteur sería el que aclarara más el tema. Si bien era químico, apoyo en esto a
los biólogos; dedujo que sin microorganismos no había cambio, y que además
debía ser un determinado tipo de microbio. Además, hizo otra contribución,
descubriendo la existencia de microorganismos anaerobios. Su deducción era que,
fisiológicamente, los microorganismos sacan energía de procesos como el de la
transformación de glucosa a alcohol. Secundariamente, el hombre puede sacar
provecho de los productos finales.

Mediados del siglo XIX - Finales del siglo XIX


Avance de la investigación de las enfermedades infecciosas Aparte del papel
de estos microorganismos sobre la materia orgánica, también surgía la cuestión
sobre si éstos podían estar implicados en las enfermedades infecciosas y que
fuesen causa de transmisión.

Ya en el siglo XVI, Girolano Fracastoro de Verona decía que, entre otras


opciones, las infecciones podían aparecer por partículas a las que llamó "fomes".
No obstante, nadie le hizo mucho caso porque la mayoría de personas en ese
entonces pensaba que las causas se debían a otros factores, como fuerzas
sobrenaturales o desequilibrios de los fluidos corporales.

En el siglo XVIII, Eugenio Espejo, nacido en Quito, Ecuador (Imperio español en


aquel entonces) publicó importantes trabajos de medicina, en especial sobre la
viruela. En Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de las
viruelas (1785), habló acerca de la existencia de microorganismos y de la limpieza
y el uso de vacunas como claves para evitar infecciones, además de la posibilidad
de infección mediante el contacto con otras personas o con objetos.
Más adelante, los médicos de comenzarían a introducir técnicas sanitarias incluso
sin saber que los microorganismos eran la causa de las enfermedades infecciosas.
En el siglo XIX, Oliver Wendell Holmes e Ignaz Phillipp Semmelweis vieron por
separado que muchas de las mujeres que daban a luz morían posteriormente.
Comprobaron que tomando medidas de higiene durante el parto, descendía el
riesgo de mortandad tanto de madres como de recién nacidos. No obstante, sus
ideas no fueron aceptadas por la mayoría hasta la llegada de Robert Lister
y la confirmación de Pasteur de la teoría de los gérmenes como causantes de las
infecciones.
Joseph Lister cogió las ideas de Holmes y Semmelweis, y desarrolló un método
de cirugía aséptica: los instrumentos se esterilizaban con calor y se trataban los
vendajes con fenol, que destruía las bacterias y evitaba las infecciones de las
heridas. El resultado fue un éxito, aumentando de forma drástica el número de
pacientes sanos. Hoy en día el fenol está en desuso ya que la mayor parte de
bacterias es resistente a él.
Casimir Joseph Davaine demostró que Bacillus anthracis podía transmitirse de
un animal a otro, viendo además que en todas las lesiones de carbunco (o
anthrax) aparecía dicha bacteria. No obstante, no sabía cual era la causa y el
efecto; no estaba seguro de la etiología de esta enfermedad. Sería Koch quien lo
aclarara.
Robert Koch fue el primero en demostrar la relación entre Bacillus anthracis y el
carbunco. En 1876 enunció los conocidos como Postulados de Koch:
1. El microorganismo causal debe estar presente en cada caso de enfermedad,
pero ausente en los organismos sanos.
2. Hay que aislar y desarrollar en cultivo puro al mismo organismo sospechoso.
3. Al inocular el microorganismo aislado en un huésped sano, se debe
desarrollar la misma enfermedad.
4. El mismo microorganismo debe aislarse de nuevo a partir del huésped
enfermo.
No obstante, hay agentes infecciosos, como los virus, que no se pueden aislar y
no cumplen los postulados de Koch. De a ahí surgieron los Postulados de Rivers,
por Thomas Milton Rivers. En esencia, son los mismos que los de Koch, pero
modificados para los virus. Además, hay bacterias que no cumplen los postulados
de Koch. Por ejemplo, Treponema pallidum, causante de la sífilis, no puede
aislarse porque no crece en medios biológicos artificiales; o Mycobacterium leprae,
que provoca la lepra. Aunque no cumplen los postulados, se sabe que son los
causantes.
Estos postulados fueron comprobados por Pasteur. Pasteur expuso la llamada
Teoría germinal de las enfermedades infecciosas, según la cual toda
enfermedad infecciosa tiene como origen un microorganismo con capacidad de
propagación entre personas. Koch fundó la Escuela de Microbiología de Berlín, y
Pasteur fundó el Instituto Pasteur en París, y así la microbiología empezó a
funcionar como una ciencia más.
Tanto Koch como Pasteur son considerados los padres de la bacteriología.

La Escuela de Microbiología de Koch logra aislar diversos agentes patógenos:


tuberculosis en 1882, cólera en 1883, difteria en 1884, tétanos en 1885, neumonía
en 1886, meningitis en 1887, peste en 1894, y sífilis en 1905. También averiguan
los ciclos infectivos de diversos agentes de enfermedades tropicales no
bacterianas tales como la malaria o la enfermedad del sueño. De hecho, Robert
Koch recibió el Premio Nobel por sus investigaciones y descubrimientos sobre la
tuberculosis en 1905.

Mientras tanto, el Instituto Pasteur estudia los procesos infectivos, la inmunidad


del hospedador, y la obtención de vacunas. Todo esto acabaría contribuyendo al
nacimiento de la inmunología. Pero esto lo analizaremos más adelante. Debido a
sus estudios y hallazgos, tanto como Koch como Pasteur son considerados los
padres de la microbiología moderna.

Cultivo de microorganismos y avances técnicos Existía la idea equivocada de que


los microorganismos podían cambiar de forma, ya que cuando una muestra se
observaba durante varios días, aparecían distintas formas que los investigadores
relacionaban con cambios de forma del mismo microorganismo, naciendo así la
Teoría del Pleomorfismo. De hecho, Carl von Linneo, en su Systema Naturae,
clasificó a todos los microorganismos en un mismo grupo, llamado Chaos, ya que
pensaba que, a causa del pleomorfismo no se podían clasificar. Más tarde se
aclaró todo y se descubrió que no cambian de forma ya que presentan un genotipo
que determina su forma. De hecho, lo que en realidad sucedía en los
experimentos es que unos microorganismos morían y aparecían otros nuevos que
se aprovechaban de los productos de desecho de los anteriores, y así
sucesivamente, dando un proceso de sucesión microbiana.
Definimos cultivo puro como aquel que contiene una sola clase de
microorganismos, que teóricamente derivan sólo de uno, y por lo tanto son
totalmente idénticos. Se ingeniaron muchos métodos para conseguirlo y separar
unos microorganismos de otros, sobre todo en la Escuela de Berlín de Koch.
Esto permitió rebatir la teoría del pleomorfismo, y contribuyó a desarrollar técnicas
de cultivos puros. En 1878 Joseph Lister usaría las diluciones seriadas. También
aparecen las placas de Petri, diseñadas en 1887 por el bacteriólogo alemán Julius
Richard Petri cuando trabajaba como ayudante de Robert Koch.
Robert Koch introdujo el uso de medios sólidos, con rodajas de patata y gelatina.
Además, creó la técnica de siembra en estría, el cultivo en tubo inclinado y el
método de vertido en placa. En 1882, Walter Hesse empezó a usar agar-agar
como agente para gelificar el caldo de carne. El resultado fue exitoso; con unos
100ºC se fundía y podía mezclarse con el caldo líquido. A temperatura ambiente,
este medio se hacía sólido. Además, el hecho de que el agar-agar sea más bien
translúcido permitía la identificación de colonias bacterianas y sus propiedades
más fácilmente.
A finales del siglo XIX los investigadores se preguntaron si los microorganismos
eran capaces de transformar la materia inorgánica. Los principales
descubrimientos se atribuyen a Sergei Winogradsky y Martinus Beijerinck.
Winogradsky estudió los procesos de la nitrificación, identificando los géneros
Nitrosomonas y Nitrosococcus, que oxidan amonio a nitrito, y Nitrobacter, que
oxida nitrito a nitrato. También identificó a Clostridium pasteurianum, capaz de fijar
nitrógeno atmosférico. Mientras, Beijerinck descubrió la fijación de N₂ atmosférico
de las leguminosas, además de las bacterias reductoras de sulfato, una forma de
respiración anaerobia. Estas bacterias son capaces de usar sulfato como
aceptador de electrones en vez de oxígeno. También consiguió el aislamiento y
descripción de Spirillum desulfuricans, bacteria reductora de sulfito. A ambos
científicos se le atribuyen la creación de los medios selectivos y de
enriquecimiento. Más adelante, Charles Würtz impulsó el uso de los medios
diferenciales, en 1892 para conseguir estos avances hacían falta mejoras tanto en
la microscopía como en la visión de las muestras.

Para mejorar los microscopios Koch colabora con la industria Schott, además de
recibir ayuda de expertos en óptica, como Carl Zeiss y Ernst K. Abbé. Ambos
produjeron el objetivo de inmersión en agua. Abbé también mejoró el diseño del
microscopio para conseguir una mejor visión, creando el condensador de Abbe,
aparato para conseguir iluminación inferior en microscopios, y el refractómetro de
Abbe (fig 4.0).

Fig 4.0Microscopio de Carl Zeiss en colaboración con Ersnt Abbé.


Para una mejor visión de las muestras se desarrollaron tinciones. La tinción es
una técnica que ayuda mejorar el contraste en la imagen vista al microscopio. Para
su creación, Koch colabora con la industria química BASF. Así, comienza a usar
colorantes para observar a las bacterias.
En 1882, Franz Ziehl y Friedrich Neelsen describen por primera vez una tinción
diferencial para identificar bacterias ácido-alcohol resistentes, como
Mycobacterium tuberculosis, llamada tinción de Ziehl-Neelsen. En 1884, Christian
Gram crea la tinción de Gram, que permite distinguir bacterias Gram positivas
(pared celular gruesa) y Gram negativas(pared celular delgada), algo
especialmente útil a la hora de elegir un tratamiento antibiótico. También en ese
mismo año, Charles Chamberland desarrolla los filtros Chamberland, hechos
con porcelana y con capacidad de retener bacterias. En 1890, Friedrich Loeffler
logra visualizar flagelos bacterianos por medio de su técnica de impregnación
argentica.

Finales del siglo XIX - actualidad


Surgimiento o escisión de algunas especialidades
Virología
A finales de siglo había una serie de enfermedades todavía con causa
desconocida. Se sabía que el agente que lo causaba era capaz de atravesar todos
los filtros bacterianos conocidos entonces, por lo que su tamaño era mucho menor
que el de cualquier bacteria. A estos agentes se les llamó virus.
El descubrimiento de los virus se debe a Dimitri Ivanovski y Martinus
Beijerinck. La primera observación fue en una enfermedad de plantas, la del
mosaico del tabaco. En 1892, Iwanovski demostró que el mosaico del tabaco se
puede reproducir experimentalmente, ya que el filtrado Chamberland era
infeccioso al aplicarlo a plantas sanas. Él pensaba que se trataba de una toxina, y
no desarrolló su idea. En 1898, Beijerinck demostró que lo que llamó contagium
vivum fluidum se incorporaba al protoplasma del hospedador para lograr su
replicación. Más adelante, él introdujo la palabra "virus" para denominar a estos
agentes. No lograron ver los virus por microscopía óptica, pero intuían su
existencia. Así, a finales del siglo XIX ya estaba establecido el origen de las
enfermedades infecciosas y nació una nueva especialidad científica dentro de la
microbiología, la virología.

Durante los siguientes años seguirían descubriéndose más virus. En 1898,


Friedrich Loeffler y Paul Frosch descubren los virus animales, específicamente
un virus que causa la glosopeda o fiebre aftosa del ganado. Walter Reed
descubre en 1901 el primer virus humano conocido, el que provoca la fiebre
amarilla. Es más, también descubrió que el contagio entre individuos se debía a
los mosquitos, que hacían de vectores. Francis Peyton Rous descubrió el virus
del sarcoma aviar (virus del sarcoma de Rous) en 1911 con la técnica de
multiplicación de virus animales en embriones en pollo. Sus trabajos le darían el
premio Nobel en 1966. Más adelante, Frederick Twort descubre los bacteriófagos
en 1915, pero es Félix d'Herelle el que desarrolla el trabajo de Twort y acaba
acuñando el término bacteriófago. Frank Macfarlane Burnet es quien describe las
fases del ciclo de multiplicación de los fagos. J. E. Barnard consigue visualizar
virus en 1925 mediante un microscopio ultravioleta, si bien se veían solo diminutas
partículas y no aparecían estructuras. En 1939 conseguiría hacer fotografía a un
virus, observado por un microscopio electrónico.
En 1935, Wendell M. Stanley purifica y cristaliza el virus del mosaico del tabaco.
Observa que está compuesto principalmente por proteínas, y que los cristales
inanimados causan enfermedad en plantas sanas. Sus trabajos sobre los virus le
darían el premio Nobel en 1946. En 1949, John Enders, Thomas Weller y
Frederick Robbins descubren el virus de la polio, y lo consiguen multiplicar in
vitro usando cultivos de tejido humano. Este trabajo sobre la polio les da el premio
Nobel en 1954. Durante la segunda mitad del siglo XX se descubren otras
entidades subvíricas, agentes infecciosos más pequeños que los virus. En 1971,
Theodor Otto Diener describe los viroides: un agente patógeno que afecta a
plantas constituido únicamente por ácido nucleico, en vez de ácido nucleico y
proteínas como los virus. En 1981, Stanley B. Prusiner descubrió los priones
(proteinaceous infectious particle), partículas proteicas desprovistas de material
genético que afectan a los animales. Por ese descubrimiento recibiría el premio
Nobel en 1997.
.
Antibiosis
La antibiosis consiste en el uso de agentes conocidos como metabolitos
secundarios de microorganismos. Su uso comienza con el descubrimiento de la
penicilina. Si bien es Fleming quien hace oficial este hallazgo, diversos científicos
como André Gratia, Sarah Dath, Ernest Duchesne o Clodomiro Picado Wight
habían hablado anteriormente de penicilinas con capacidad antibacteriana. Pero
por diversas razones, ninguno de ellos logró formalizar sus estudios. En 1926,
Alexander Fleming estudiaba el Staphylococcus aureus cuando se dio cuenta de
que su placa se había contaminado al caer una espora de Penicillium notatum, un
hongo que secretaba alguna sustancia que impedía el crecimiento del estafilococo
en sus alrededores. No obstante, su producción a larga escala era difícil. Fue en
los años 40 cuando Ernst Chain y Howard Florey produjeron, por primera vez, la
penicilina. Estos tres científicos compartirían el premio Nobel de 1945. Selman
Waksman descubrió la actinomicina en 1940, pero no pudo usarla debido a su alta
toxicidad. Unos años más tarde, uno de sus alumnos, llamado Albert Schatz,
descubre la estreptomicina, pero es Waksman quien se atribuye el mérito.
Acabaría reconociendo más adelante el mérito como conjunto, pero el premio
Nobel de 1952 por ese descubrimiento lo recibiría en solitario.
Con el descubrimiento de estos dos antibióticos comienza la Era De Los
Antibióticos. No obstante, los microorganismos tienen métodos para adquirir
resistencia también, mediante mutaciones. La aparición de bacterias resistentes a
a antibióticos es uno de los grandes problemas presentes y futuros de la ciencia.

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