Historia de La Microbiología
Historia de La Microbiología
Historia de La Microbiología
El primer desmentido vino con Francesco Redi. Este científico vio que, si cogía
un trozo de carne, lo hervía y lo dejaba pudrir en contacto con el aire, aparecían
gusanos. Sin embargo, si lo tapaba, no. Si se dejaba al aire libre, las moscas
dejaban huevos y entonces aparecían gusanos, y tapándolo las moscas no tenían
acceso a la carne. Así, desmintió que los insectos se formaran por generación
espontánea.
¿Recuerdas lo del fluido vital? Esto es lo que tocaba desmentir. Franz Schulze
puso los caldos expuestos al aire previamente en contacto con ácido, que
eliminaba los microorganismos, y vio que no aparecían microorganismos en el
caldo. Mientras, Theodore Schwann consiguió el mismo resultado calentando el
aire que entraba en contacto con la muestra. ¿Respuesta de los defensores de la
generación espontánea? Que el fluido vital era sensible al ácido y el calor.
Durante el siglo XIX se acabaría de desmentir por completo esta hipótesis. Uno de
los experimentos clave fue el llevado a cabo por Georg Friedrich Schroeder y
Theodor von Dusch. En su experimento cogieron caldo, lo hirvieron y lo
colocaron en un matraz cerrado con algodón estéril, por el cual entraba el aire,
pero que retenía a los microorganismos, por lo que éstos no aparecían en el caldo.
Este experimento también demostró la efectividad del algodón como material para
esterilizar el aire por filtración, algo útil para la preservación de alimentos.
En 1861, Louis Pasteur llevó a cabo una serie de experimentos que acabarían
con la generación espontánea. Para empezar, realizó un experimento para
demostrar la función del algodón para retener microorganismos: filtró el aire a
través de un algodón y observó que habían quedado atrapadas partículas
semejantes a esporas de plantas, y que, si se colocaba un trozo de este algodón
en un medio estéril, se producía crecimiento microbiano. Más adelante, introdujo
soluciones de nutrientes en matraces y calentó los cuellos de éstos en una llama
para darles distintas formas curvadas, manteniendo el extremo de los cuellos
abiertos al aire (Fig 3.0). Luego hirvió las soluciones y las dejó enfriar. No se
produjo crecimiento, aunque el contenido de los matraces había estado expuesto
al aire. Pasteur señaló que no se había producido crecimiento microbiano porque
el polvo y los gérmenes habían quedado atrapados en las paredes de los cuellos
curvados. Si se rompían los cuellos, o si se inclinaba el matraz hacia los lados,
comenzaba el crecimiento inmediatamente. Por aquel entonces se consideraba
que la putrefacción era el origen de los microorganismos, cuando en realidad eran
ellos los que originaban la descomposición. Se confundían los efectos con las
causas.
Para mejorar los microscopios Koch colabora con la industria Schott, además de
recibir ayuda de expertos en óptica, como Carl Zeiss y Ernst K. Abbé. Ambos
produjeron el objetivo de inmersión en agua. Abbé también mejoró el diseño del
microscopio para conseguir una mejor visión, creando el condensador de Abbe,
aparato para conseguir iluminación inferior en microscopios, y el refractómetro de
Abbe (fig 4.0).