Modulo 4 - Música Latinoamericana
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Si bien el candombe se toca todo el año por las barriadas montevideanas, en febrero se
realiza en los barrios Sur y Palermo de Montevideo (considerados los barrios donde
principalmente se desarrolló el tipo de candombe actual) el desfile de llamadas,
competencia que involucra a decenas de comparsas.
Las murgas están conformadas por un coro de unas 13 a 17 personas, que entona
canciones y realizan cuadros musicales mezclado con actuaciones generalmente
paródicas, de distintas situaciones. La temática principal ronda alrededor de los
acontecimientos salientes del año, con crítica política y social. La actuación de
la murga tiene cuatro momentos: en el primero, la presentación, donde
la murga comunica sinópticamente su historia y su propósito ante una nueva edición del
carnaval. Luego vienen los dos momentos histriónicos de la propuesta y que a su vez son
la parte de humor crítico: el cuplé y el popurrí. Cierran con la despedida.
La agrupación murguera, conformada generalmente por hombres (en los últimos años es
cada vez más frecuente encontrar mujeres entre las murgas, incluso existen murgas
exclusivamente femeninas) desarrollan arreglos vocales polifónicos casi como un coro
convencional, pero con la particularidad que le da su potencia sonora y el sonido del
“canto murgero”. Es acompañado por una "batería de murga", integrada
por bombo, platillos y redoblante, que toca predominantemente el ritmo conocido como
"marcha camión".
A diferencia de los que sucede en otras grandes ciudades del mundo donde existe
tradición del festejo del carnaval (Río de Janeiro, Cádiz, Venecia, Gualeguaychú, etc),
donde los desfiles son la mayor atracción, el carnaval de Montevideo (epicentro del
carnaval uruguayo) se desarrolla principalmente en Los Tablados (escenarios callejeros o
en clubes) montados en los distintos barrios; y en Teatro de Verano, sede oficial del
certamen.
Lago Titicaca, Bolivia y Perú: Sikuris
El siku (del aimara "tubo que da sonido") es un instrumento musical formado
generalmente por dos hileras de tubos de caña de diferentes longitudes: el arca,
normalmente de siete tubos, y el ira, normalmente de 6, aunque según el tipo de siku
estas cantidades pueden variar. A estos amarros de caña se los suele llamar también 1 y 2
o macho y hembra.
Por hallazgos arqueológicos se sabe que es uno de los instrumentos más antiguos de
América. Se trata de cerámicas con dibujos de músicos ejecutando sikus que datan de más
de 1600 años.
Si bien el sikus (y los sikuris) es transversal a toda la cultura andina desde Ecuador hasta el
norte de Argentina y Chile, mencionaremos los estilos de toque que se encuentran sobre
todo alrededor del lago Titica: sikuris de Italaque, Kantus sikuri, Suri sikuri, sikuri mayor,
entre otras. Cada una tiene características que la definen, por el tipo de armonización,
forma de soplido, tipo de acompañamiento, etc
En la actualidad y desde hace ya un tiempo los grupos musicales han incorporado el bajo
eléctrico a sus formaciones. Cabe mencionar también otros instrumentos percusivos como
las tumbadoras, el bongo, la quijada y la cajita rítmica.
El cajón peruano
El cajón o caja es un instrumento musical de percusión de origen afroperuano. El cajón fue
reconocido oficialmente en el Perú como «Patrimonio Cultural de la Nación» el año 2001.
Es uno de los pocos instrumentos musicales donde el artista se sienta sobre él y este
transmite el ritmo al cuerpo del cajonero.
Historia del cajon
El uso de los tambores fue prohibido por la Iglesia católica por considerarlos paganos y
con el fin de evitar la comunicación a distancia entre negros (tambores parlantes). Todo
tambor hallado, fue quemado. Ante dicha prohibición, que fue impuesta en el siglo XVII,
los esclavos usaron cualquier elemento para producir sonido: las cucharas de madera, las
cajitas de limosnas, las quijadas de hueso de animales grandes o el checo (una calabaza
hueca de unos 60 centímetros de diámetro, con un orificio en la parte posterior) Siendo la
percusión el factor principal y divino de toda música africana, los esclavos, vieron pronto,
en los cajones de madera, usados para transportar mercadería, un gran instrumento de
percusión. Fue así que comenzaron a emplearlos en sus ritos sagrados y en sus diferentes
manifestaciones artísticas. Se cuenta con descripciones sobre el cajón y su ejecución en el
Perú desde mediados del siglo XIX. A inicios del siglo XX se impuso la forma actual del
cajón ("cajón vertical") sobre el cajón horizontal y desapareció la costumbre de algunos
ejecutores de sentarse en una silla.