Los trastornos neurocognitivos implican alteraciones en capacidades cognitivas como la memoria, resolución de problemas y percepción del entorno. Pueden ser causados por lesiones cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, infecciones u otros trastornos médicos, y varían en gravedad desde leves hasta mayores que producen dependencia.
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Los trastornos neurocognitivos implican alteraciones en capacidades cognitivas como la memoria, resolución de problemas y percepción del entorno. Pueden ser causados por lesiones cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, infecciones u otros trastornos médicos, y varían en gravedad desde leves hasta mayores que producen dependencia.
Los trastornos neurocognitivos implican alteraciones en capacidades cognitivas como la memoria, resolución de problemas y percepción del entorno. Pueden ser causados por lesiones cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, infecciones u otros trastornos médicos, y varían en gravedad desde leves hasta mayores que producen dependencia.
Los trastornos neurocognitivos implican alteraciones en capacidades cognitivas como la memoria, resolución de problemas y percepción del entorno. Pueden ser causados por lesiones cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, infecciones u otros trastornos médicos, y varían en gravedad desde leves hasta mayores que producen dependencia.
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Un trastorno neurocognitivo es un término que describe de manera
general la disminución parcial de las funciones mentales debido a una
enfermedad, que es muy distinta de una enfermedad psiquiátrica y que se agrupan en tres subcategorías, siendo la primera el delirio que es la alteración cognitiva que produce pensamientos confusos y una severa falta de consciencia con respecto al entorno, le sigue el trastorno neurocognitivo leve que afecta poco a poco y produce una ligera disminución de la función mental superior pero donde el paciente es capaz de mantenerse independiente y hacer las tareas diarias y finalmente el trastorno neurocognitivo mayor que abarca la disminución de la función mental por completo y la pérdida de la capacidad para hacer las tareas diarias, este padecimiento también se le denomina demencia.
La diferencia primordial entre un trastorno cognitivo de tipo mayor y uno
de uno leve es que los pacientes con un trastorno de deterioro cognitivo mayor experimentan progresivamente durante el avance de la enfermedad, una disminución sustancial de la función cognitiva superior que incluye una pérdida de la independencia como resultado de un deterioro cognitivo profundo, mientras que las personas con un trastorno neurocognitivo leve experimentan solo un deterioro cognitiva modesto y leve, como resultado, funcionan de manera relativamente independiente sin necesidad de un apoyo a tiempo completo.
Los trastornos neurocognitivos implican en términos básicos,
alteraciones en las capacidades cognitivas, tales como la memoria, la resolución de problemas y la percepción del entorno en general. Los déficits cognitivos se adquieren pero no se desarrollan, aunque los trastornos cognitivos están presentes en muchos trastornos mentales como por ejemplo, la esquizofrenia y los trastornos bipolares, pero solo los trastornos cuyas características básicas son cognitivas son las que se incluyen en la categoría de los trastornos neurocognitivos. Los trastornos neurocognitivos representan un deterioro en la cognición que no ha estado presente desde el nacimiento o el período del desarrollo temprano. Los trastornos neurocognitivos ocurren con mayor frecuencia en adultos mayores, pero también pueden afectar a personas más jóvenes como los adolescentes. La capacidad cognitiva reducida puede incluir problemas con la atención compleja, el funcionamiento ejecutivo parcial, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje expresivo y receptivo, las habilidades perceptivas y motoras, además de los cambios en el comportamiento y problemas para realizar las tareas diarias.
Sus causas principalmente relacionadas con las afecciones derivativas
de trastornos que afectan el cerebro, engloban en primer lugar a las lesiones provocadas por traumatismos en la masa cerebral, también una hemorragia intracerebral, un sangrado en el espacio que recubre al cerebro o también conocida como hemorragia subaracnoidea, coágulos de sangre dentro del cráneo conocidos como hematomas subdurales o epidurales, las conmociones cerebrales y en casos particulares, otros padecimientos médicos como las afecciones respiratorias, el bajo oxígeno en el cuerpo o hipoxia, los altos niveles de dióxido de carbono en el cuerpo conocidos como hipercapnia y los trastornos cardiovasculares, por ejemplo la demencia derivada de múltiples accidentes o multinfartos simultáneos, otras infecciones cardíacas como la endocarditis y la miocarditis, los accidentes isquémicos transitorios o abreviados como AIT.
Algunos de los trastornos neurodegenerativos más comunes son el
Alzheimer también llamado demencia senil, la enfermedad de Creutzfeldt- Jacob, la enfermedad difusa por cuerpos de Lewy, el Huntington, la esclerosis múltiple, la hidrocefalia normotensiva, el Parkinson y la enfermedad de Pick.
Por otro lado, existe la demencia de origen metabólico, relacionada con
desórdenes en los procesos químicos normales del organismo, siendo algunos ejemplos de esta categoría, la enfermedad renal, la enfermedad hepática, la enfermedad de la tiroides en sus variantes de hipertiroidismo o hipotiroidismo, la deficiencia de vitaminas B1, B12 u otras que inhiben o excitan la sinapsis en el cerebro. Las infecciones, en terminologías generales como las de aparición súbita o aguda y las de duración prolongada conocidas como crónicas, abarcan la intoxicación de la sangre o septicemia, la inflamación del cerebro conocida clínicamente como encefalitis, también la meningitis o la inflamación del revestimiento del cerebro y de la médula espinal, las infecciones priónicas, como la enfermedad poco común diagnosticada en seres humanos de ‘’la vaca loca’’ y la sífilis en etapa tardía. De igual forma, complicaciones del cáncer y del tratamiento para este con quimioterapia también pueden llevar al síndrome neurocognitivo, por la muerte neuronal derivada de la radiación.
Los síndromes orgánicos cerebrales, pueden asociarse también con
padecimientos mentales que no tienen relación con todo lo antes mencionado, dichos padecimientos podrían ser la depresión, la neurosis y la psicosis, todas estas en etapas crónicas, mal tratadas o nunca abordadas psicológica ni psiquiatrícamente.
La sintomatología básica de estos deterioros cognitivos incluyen la
agitación, la confusión, la pérdida gradual de la función cerebral a largo plazoo demencia, las pérdidas graves de la función cerebral a corto plazo o delirio, que va siendo progresivo y consume poco a poco la funcionalidad orgánica del cerebro. Este deterioro, puede ser detectado dependiendo de su etiología por medio de exámenes de sangre, pruebas neuropsicológicas, electroencéfalogramas o EEG, tomografía computarizada de la cabeza, Resonancia magnética craneal, punción lumbar o punción raquídea. Para su tratamiento, depende del trastorno subyacente, pero en su mayoría estos trastornos se tratan principalmente con rehabilitación y terapia complementaria para abordar el estado afectado de la función cerebral.
El desarrollo del trastorno neurocognitivo leve varía de acuerdo a cada
caso, esto debido a los subtipos etiológicos, mismos de donde los síntomas asociados con una lesión cerebral de carácter traumática o los subtipos de apoplejía mejoran eventualmente después de que disminuye la inflamación inicial que provocó el primer indicio del trastorno. Un factor a considerar para el diagnóstico de un caso de deterioro cerebral, son los antecedentes familiares de primer grado que presentan un riesgo incrementado de padecer estos trastornos de un 10 – 30% en poblaciones generales, los factores genéticos donde existe un patrón hereditario de carácter autosómico dominante, siendo esta categoría la que compone el 5% de los casos y se originan a partir a mutaciones en las proteínas precursora de amiloides, presenilina de tipos 1 y 2. Este deterioro también es frecuente en personas adultas con síndrome de Down, no obstante, en la mayoría de los casos, los pacientes con EA tienen un patrón de herencia multifactorial más complejo, con detonantes genéticos y ambientales, que es la forma esporádica de inicio tardío.
Las condicionantes para evaluar con más atención y énfasis un caso de
deterioro cognitivo, son aspectos como la memoria, valorando si hay alteración en el paciente o si es repetitivo u olvida eventos recientes con facilidad. El lenguaje, si presenta dificultad en la nominación y en la comprensión de palabras y frases sencillas, si existen parafasias o neologismos. Se evalúa su orientación a niveles temporales y espaciales, además de la consciencia sobre sí mismo. La atención, la planificación de largo y corto alcance de metas proyectivas, la existencia de algún tipo de agnosia, como la incapacidad de reconocimiento, la anosognosiao el no reconocimiento de su problema o estado actual, la agnosia de tipo visual como la estereagnosia o la prosopognosia.
El diagnostico se basa en la anamnesis, la historia clínica, la exploración
y posterior valoración de la funcionalidad y los test neuro-psicológicos aplicados al paciente durante el proceso de estudio de la sintomatología y rasgos psicopatológicos. Para el diagnóstico de origen vascular son los factores de riesgo vascular o la existencia de lesiones cerebrovasculares en las pruebas las que determinan el impacto del daño y el tipo de intervención más adecuado. Padecimientos como la disfunción ejecutiva que representa la lentitud del procesamiento de la información en términos generales, el deterioro de la capacidad para cambiar de una tarea a otra, y el déficit en la capacidad para mantener y manipular la información obtenida del entorno, será diagnosticado como trastorno de deterioro cognitivo multifacético.
Otros criterios indicativos son los empeoramientos repentinos o incluso
mejoría. La demostración por medio de neuro imágenes de las lesiones en zonas estratégicas del cerebro como lo son las áreas como del tálamo, el lóbulo temporal, el hipocampo y los lóbulos fronto-orbitales. Algunos criterios a evaluar serían la ausencia de lesión cerebrovascular y otras patologías que pueden simular deterioro cognitivo vascular tales como la hidrocefalia crónica del adulto,los hematomas subdurales crónicos, las enfermedades toxico- metabolicas, nuevamente la depresión, las neoplasias, la infección del sistema nervioso central.
El protocolo diagnostico es similar a cualquier deterioro cognitivo y
requiere en principio de un examen neurológico, de la aplicación de test neuropsicológicos y pruebas complementarias a nivel genético como el análisis de sangre y pruebas de neuro-imagen. En estos casos se pueden usar los test neuro-psicológicos habituales en el deterioro cognitivo leve, prestando atención especial a la disfunción ejecutiva.
El rendimiento cognitivo también se evalúa a través de una evaluación
neuropsicológica objetiva y la medición del rendimiento se compara con las normas apropiadas para la edad del paciente, el nivel educativo y los antecedentes culturales de la persona, para determinar si el rendimiento dentro de los dominios cognitivos cae por debajo del nivel esperado y si esto es derivativo de un problema de deterioro mental. Las personas con trastornos neurocognitivos presentan en la mayoría de sus casos una gran variedad de trastornos relacionados con el estado de ánimo como lo son la depresión en cualquiera de sus niveles, la apatía, la ansiedad en cualquiera grado de afectación y la euforia. Los trastornos del sueño también son comunes y puede incluir síntomas de insomnio, de hipersomnia o un trastorno del ritmo circadiano. Por otro lado las ideas delirantes comúnmente ocurren con los trastornos neurocognitivos en la población de adultos mayores pero para las personas más jóvenes, los trastornos del desarrollo neurológico, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, son una comorbilidad frecuente y con un diagnóstico y tratamiento más significativo.
Concluyendo la estructura más básica del ensayo, el término Deterioro
Cognitivo es el más utilizado para definir una fase intermedia entre el envejecimiento normal debido a los factores de edad y la demencia, que será aquella en la que el sujeto presenta un déficit cognitivo apreciable, pero que no interfiere con su funcionalidad momentáneamente. Sin embargo, es debido a la heterogeneidad de las enfermedades previamente mencionadas, que se pueden dar lugar a una demencia, necesariamente debe corresponder también a un concepto heterogéneo, tanto clínica como etiológicamente.
En la actualidad, la relevancia del concepto del deterioro cognitivo deriva
fundamentalmente de su capacidad de identificar poblaciones de riesgo potenciales, sobre las que pueda efectuarse una prevención secundaria, previa al diagnóstico de demencia como subsidiario nosológico principal, aunque dado el carácter heterogéneo de esta entidad de afectación mental, dependerá del estudio y análisis clínico de cada caso. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Carrasco, M. (2004) Deterioro cognitivo leve¿Una entidad necesaria?
(s. f.). Psiquiatria.com/bibliopsiquis/deterioro-cognitivo-leve-una-entidad- necesaria. https://psiquiatria.com/bibliopsiquis/deterioro-cognitivo-leve-una- entidad-necesaria
Carretero, M. (2003). Tratamiento del deterioro cognitivo leve. Offarm.